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    El falso dilema entre desarrollo econmicoy estabilidad monetaria*

    PrebischRal Prebisch

    I. Introduccin y sntesis

    La inflacin y la ortodoxia m onetaria

    Se nos atribuye frecuentemente a los economistas de la Cepal cierta proclividadhacia la inflacin, impulsados por la creencia de ser inevitable este fenmeno enel desarrollo econmico latinoamericano. Nada ms ajeno a nuestra forma depensar. Acaso haya contribuido a esta errnea interpretacin que este problema

    no se haya examinado hasta hoy en forma sistemtica en nuestros estudios. Esteesfuerzo se est realizando ahora y, mientras se aproxima a su terminacin, hejuzgado conveniente aprovechar la oportunidad que me brinda la Sexta Reuninde Bancos Centrales para exponer algunas ideas inspiradas en mis propias obser-vaciones y en lo mucho que hemos discutido acerca de este asunto en nuestrainstitucin. Trtase de puntos de vista personales de quien esto escribe y noreflejan necesariamente el modo de pensar de mis colaboradores: por fortuna, enla Cepal no hay pensamiento monoltico, ni en ste, ni otros aspectos de nuestrasactividades intelectuales.

    Dos hechos explican, en gran medida, que se juzgue equivocadamente nuestropensamiento. La tesis tan corriente de que la inflacin slo se debe al desordenfinanciero y a la incontinencia monetaria de los pases latinoamericanos es in-aceptable para nosotros. No porque neguemos esas notorias desviaciones, sinoporque en la realidad latinoamericana existen factores estructurales muy podero-sos que llevan a la inflacin y contra los cuales resulta impotente la polticamonetaria. ste es el primer hecho.

    * Fue publicado originalmente en 1961. Con posterioridad se incluy como apndice dellibroHacia una dinmica del desarrollo latinoamericano, Mxico, FCE, 1963.

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    El segundo es la posicin crtica que hemos asumido frente a ciertas medidas deestabilizacin monetaria. Todos concordamos en que hay que hacer un esfuerzosupremo para frenar la inflacin y conseguir la estabilidad sobre bases firmes, pero

    nos inspira honda preocupacin conseguirlo a expensas del descenso del ingresoglobal, de su estancamiento o del debilitamiento de su ritmo de desarrollo.

    En los adeptos a este tipo de poltica antinflacionaria, tanto en quienes la sugierendesde afuera como en los que la siguen dentro de esta dura y azarosa realidadlatinoamericana, se descubre a veces la nocin recndita de la redencin delpecado por el sacrificio. Hay que expiar por la contraccin econmica el mal dela inflacin, slo que a menudo el castigo ortodoxo no recae sobre quienes ladesencadenaron o medraron con ella, sino sobre las masas populares latinoame-ricanas que venan sufriendo sus consecuencias.

    En todo esto encuntrase el error de considerar la inflacin como un fenmenopuramente monetario y que ha de ser combatido como tal. La inflacin no sabraexplicarse con prescindencia de los desajustes y tensiones econmicas y socialesque surgen en el desarrollo econmico de nuestros pases. Ni se concibe tampocouna poltica antinflacionaria autnoma como si la realidad fuera solamente mo-netaria, sino como parte integrante de la poltica de desarrollo.

    El desarrollo econmico exige continuas transformaciones en la forma de produ-cir, en la estructura econmica y social y en los mdulos distributivos del ingreso.

    No realizar a tiempo esas transformaciones o haberlo hecho de un modo parciale incompleto lleva a esos desajustes o tensiones que promueven la irrupcin defuerzas inflacionarias siempre latentes y muy poderosas en el seno de la econo-ma latinoamericana.

    No podra concluirse de todo esto que la inflacin sea inevitable en nuestrospases. Muy lejos de ello. Para evitarla se necesita, sin embargo, una polticaracional y previsora de desarrollo econmico y mejoramiento social, esto es, uncambio fundamental de actitudes que lleve a buscar otra respuesta que no sea lainflacionaria a esos desajustes y tensiones que surgen del desarrollo.

    No es ste un problema tcnico solamente, sino fundamentalmente poltico, en elque a los economistas nos corresponde una tarea principalsima de esclarecimien-to y persuasin. Hemos visto a menudo hombres polticos que, movidos por elgenuino impulso de elevar el bienestar mensurable de las masas populares, caenfrecuentemente en la corrosiva ilusin inflacionaria. Les hemos brindado acasootra alternativa? Nos hemos aproximado a ellos con un conjunto coherente yaccesible de principios para hacerles escapar al dilema entre la inflacin y unaortodoxia monetaria simplista y perturbadora? Los economistas latinoamericanosestamos en deuda con los hombres polticos de nuestros pases. Quiero respon-

    der a ellos con este trabajo en la parte que me corresponde.

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    Estas pginas se proponen demostrar que para el problema de la estabilidadmonetaria hay una solucin diferente de la que con tanta frecuencia nos reco-mienda la ortodoxia. Pero antes de discurrir acerca de ella conviene examinar los

    factores estructurales que suelen llevar a la inflacin. Acaso conviniera presentaraqu una visin de conjunto que nos permita abarcar desde el comienzo y aun ariesgo de incurrir luego en posibles repeticiones la ndole y orientacin de nues-tro razonamiento.

    El porqu del dilema

    Como se sabe, el desarrollo econmico de un pas perifrico est ligado muyestrechamente al curso de sus exportaciones. Por una parte, el ritmo de creci-

    miento de stas impone un lmite al desarrollo espontneo en la economa. Porotra, su continua fluctuacin es factor de gran inestabilidad interna. Cuando lasexportaciones aumentan en forma cclica, el ingreso global se dilata con relativafacilidad, exigiendo un volumen de importaciones que se costean fcilmente conaqullas. Pero cuando sobreviene el descenso, no es posible mantener esas im-portaciones ni, en consecuencia, el nivel de ingreso anteriormente logrado. En unrgimen ortodoxo de estabilidad monetaria, el desequilibrio exterior e internoque se da entonces lleva necesariamente a la contraccin de la actividad econ-mica y el equilibrio tiende a restablecerse a un ms bajo nivel de ingreso.

    La contraccin suele despertar las fuerzas inflacionarias que siempre estn laten-tes en el seno de la economa latinoamericana, si es que no estn operando ya.Acdese, pues, a la expansin crediticia y sta, al contrarrestar la tendencia des-cendente del ingreso, se opone tambin al reajuste de las importaciones y, por lotanto, al restablecimiento del equilibrio interno.

    El desequilibrio es uno de los hechos que contribuye a hacer muy difcil ennuestros pases la aplicacin de una poltica anticclica que no comprometa laestabilidad monetaria. Por lo tanto, la solucin no est en contrarrestar los efectosde la contraccin, sino en prevenirlos mediante adecuadas transformaciones es-

    tructurales. Estas transformaciones persiguen un doble propsito: permitir que elritmo de desarrollo sobrepase el lmite impuesto por las exportaciones, y al mis-mo tiempo, lograr que la actividad interna funcione al mximo de ocupacin sinverse afectada por la fluctuacin de esas exportaciones.

    La correccin de la vulnerabilidad de origen exterior de nuestras economas esesencialmente de carcter estructural antes que cclico, si bien caben algunasmedidas anticclicas que complementen las soluciones estructurales.

    Otro de los hechos y acaso el ms significativo que dificulta la poltica anticclica

    es la insuficiencia de ahorro, que se hace ms aguda cuando declinan las exporta-ciones. Empearse en mantener, entonces, el nivel de inversiones anteriormente

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    alcanzado suele ser uno de los motivos ms importantes de la expansininflacionaria del crdito.

    El coeficiente de ahorro es relativamente bajo en nuestros pases, no slo por

    serlo tambin el ingreso medio por habitante, sino por la forma en que se distri-buye y los mdulos prevalecientes de consumo. El aumento del coeficiente re-quiere obrar sobre la distribucin y el consumo esto es, sobre la estructurasocial y, al mismo tiempo, modificar la estructura de la produccin y las impor-taciones para que el mayor ahorro pueda convertirse en bienes de capital. Paraesto ltimo, y para facilitar la transicin del bajo coeficiente de ahorro a otro quepermita acelerar el ritmo de desarrollo econmico, se necesita generalmente laaportacin complementaria de recursos internacionales.

    La resistencia a esas transformaciones estructurales exigidas por la elevacin delcoeficiente de ahorro conduce con frecuencia a la inflacin en nuestros pases. Lainflacin no slo permite aumentar los gastos e inversiones pblicos y privados,sino que, al acrecentar las ganancias de los empresarios y, a travs de ellos, de otrosgrupos de altos ingresos, les lleva tambin a aumentar su consumo con mucha msamplitud, generalmente, que el aumento de las inversiones. Es, pues, un procedi-miento socialmente costoso y regresivo de elevar el coeficiente de ahorro.

    Puesto que la insuficiencia de ahorro se agudiza en la fase de contraccin, sevuelve muy difcil, si no imposible, a los dirigentes monetarios oponerse a la

    expansin crediticia para cubrir gastos e inversiones que tienden a encogerse. Nose concluya de esto, sin embargo, que este tipo de inflacin de gastos e inversio-nes diferente de la inflacin de costos tiene solamente su origen en la vulnera-bilidad estructural de la economa. En las fases de bonanza, cuando la mayoractividad econmica estimula el gasto y crea nuevas oportunidades de inversin,suelen manifestarse tambin las fuerzas inflacionarias.

    En realidad, esas fuerzas tienden a irrumpir cada vez que se opera un cambiopronunciado. Pero cuando el cambio es favorable, ya no podra atribuirse laexpansin inflacionaria a la vulnerabilidad de la economa, como en aquel otro

    caso de cambio desfavorable, sino a la debilidad de los bancos centrales paracontrarrestar esas fuerzas inflacionarias, si es que no actan en su mismo seno.

    Trtase, pues, de una expresin de aquella incontinencia financiera y monetariaque, si bien no explica en su intrincada complejidad nuestros fenmenosinflacionarios, constituye un elemento importantsimo en ellos.

    Sin embargo, la simple frmula ortodoxa de continencia crediticia muy correctacuando el ascenso de las exportaciones estimula la actividad interna se desen-tiende por completo de los fenmenos de vulnerabilidad estructural y, cuando

    sobreviene el descenso, expone irremisiblemente la economa a las fuerzasinflacionarias.

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    Todo esto atae a la inflacin de gastos e inversiones, en donde la presin infla-cionaria de la demanda hace subir los precios primero, y provoca despus elaumento de las remuneraciones para restablecer con toda razn el ingreso real de

    los trabajadores. Es el tipo de inflacin tradicional en nuestros pases, aunque lavulnerabilidad estructural se presenta con nuevas caractersticas.

    Pero a medida que avanza el proceso de desarrollo surgen fenmenos inflacionariosde otro tipo. Sea por la forma en que se cumplen las transformaciones estructura-les exigidas por el desarrollo, o por cumplirse de un modo parcial o insuficiente,sobrevienen movimientos regresivos en la distribucin del ingreso, y el propsitode resarcirse de sus consecuencias trae consigo el aumento de remuneraciones ysu inevitable repercusin sobre los precios.

    Tres son los principales elementos de estos movimientos regresivos que surgendel mismo desarrollo econmico: el costo de sustitucin de importaciones, elencarecimiento de los productos agrcolas y el aumento de gravmenes fiscalesque inciden en una forma u otra sobre los consumos populares.

    La poltica de sustitucin de importaciones, si bien responde a una transforma-cin estructural ineludible, se ha cumplido con muy graves fallas. No se hanseguido, con frecuencia, consideraciones de economicidad, ni se ha buscadohasta tiempos recientes romper la limitacin de los mercados nacionales con laprogresiva integracin econmica de nuestros pases, y por sobre todo ello, se ha

    aplicado esta poltica en forma discriminatoria, sin alentar las exportaciones corre-lativamente, con lo cual ha debido avanzarse en la poltica sustitutiva ms all delo que en otras circunstancias hubiera correspondido.

    El costo de sustitucin ha resultado as exagerado en desmedro de los consumospopulares, sobre todo cuando el incremento de la productividad ha sido dbil enel resto de la economa.

    Esto concierne muy especialmente a la productividad de la tierra, en donde seencuentra uno de los ms fuertes obstculos al desarrollo econmico. Las formas

    anacrnicas de tenencia del suelo han contribuido al encarecimiento relativo delos alimentos en algunos pases latinoamericanos, a medida que la demandacreca con el incremento de la poblacin.

    Si a ello se agregan el encarecimiento de ciertos elementos o insumos de la produc-cin agrcola por la poltica sustitutiva y los aumentos de salarios que ha provocadoen el campo la mejora de la productividad en otras ramas de la economa, se tendruna explicacin de porqu en algunos pases subieron los costos y precios relativosa la produccin agrcola con sensible incidencia sobre los consumos populares.

    El aumento de remuneraciones es una reaccin muy comprensible. Pero no re-suelve el problema en este caso ni en el anterior: se traduce simplemente en laconsabida espiral inflacionaria. Tampoco lo resuelve la poltica de continencia

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    crediticia, pues si los bancos centrales no acompaan ese aumento con la expan-sin del circulante, desatan la contraccin de la actividad econmica, por dondese ve que la contraccin puede deberse no slo a la vulnerabilidad exterior de la

    economa, sino el empeo de tratar las consecuencias de sus fallas estructuralescon instrumentos monetarios.

    Cuando se trata de una inflacin de gastos e inversiones, y no de costos, el alzainflacionaria de los precios trae consigo asimismo el reajuste correlativo de lasremuneraciones. Pero contrariamente al anterior, este aumento no es inflacionariosino el correctivo de un fenmeno inflacionario. Sucede frecuentemente, sin em-bargo, que los empresarios, en vez de absorberlo a expensas de sus gananciasdilatadas por la inflacin, acuden a la expansin crediticia y lo trasladan a losprecios, originando as la espiral inflacionaria.

    La inflacin es asimtrica en cuanto a sus efectos distributivos; sirve a los empre-sarios para modificar la distribucin en su favor y en detrimento principalmentede los trabajadores; pero no sirve a stos para hacer lo contrario, sino, en el mejorde los casos, para restablecer la participacin que tenan antes, si el sistema credi-ticio se maneja con equitativa firmeza.

    As pues, la inflacin no constituye un instrumento redistributivo eficaz desde elpunto de vista de las masas populares. Y en aquellos casos en que se logran efectospositivos a expensas de otros grupos sociales distintos de los empresarios, no cabe

    duda, de que el impuesto resulta un instrumento ms apto y menos perturbador sise emplea juiciosamente. En efecto, el impuesto es el instrumento redistributivo porexcelencia, y las masas latinoamericanas tienen que aprender a emplear su crecien-te poder poltico para utilizarlo con fines econmicos y sociales. Como tienen queaprender a emplear su poder sindical muy fuerte ya en algunos pases paraconseguir aumentos importantes de productividad y mejorar as sus ingresos reales,antes de malograr sus energas en obtener aumentos de remuneraciones que laespiral inflacionaria vuelve prontamente ilusorios. Se necesita, pues, una poltica desalarios que consiga ese objetivo y, al mismo tiempo, permita dar cada vez mayor

    participacin a las masas populares en el proceso de capitalizacin nacional.Todas estas consideraciones nos permiten abarcar en su vasta complejidad el pro-blema de la inflacin en nuestros pases. Se confunde en realidad con el problemadel desarrollo. Hay inflacin porque la economa es estructuralmente vulnerable,porque hay factores regresivos de distribucin del ingreso, porque hay insuficienciade ahorro para acelerar las inversiones, dada una determinada estructura econmi-ca y social. Los desajustes y tensiones que todo ello apareja favorecen la irrupcinde fuerzas inflacionarias latentes. Con el desarrollo regular e intenso de la economase podr oponer el mximo de resistencia contra esas fuerzas inflacionarias y sus-

    tentar sobre bases slidas que hoy no se tienen la poltica de estabilidad moneta-ria como parte integrante de la poltica de desarrollo econmico.

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    II. La vulnerabilidad estructural de la economa y las fuerzas inflacionarias

    Crecimiento y vulnerab ilida d

    a) Carcter estructural de la solucin.Trataremos de explicar en esta seccin cmoel crecimiento del ingreso a un ritmo superior al que permiten las exportacionesy la continua fluctuacin de estas provocan la irrupcin de fuerzas inflacionariasque perturban la estabilidad monetaria de nuestros pases.

    La solucin de este problema es de fondo, pues exige transformaciones estructura-les que permiten crecer a la economa ms all del lmite impuesto por las exporta-ciones, y al mismo tiempo le otorguen la resistencia indispensable para prevenir,antes que para corregir, las consecuencias internas de aquellas fluctuaciones.

    Sin estas transformaciones se plantear siempre el dilema entre una poltica deestabilidad monetaria que someta el desarrollo econmico al ritmo y la fluctua-cin de las exportaciones, o el empeo de contrarrestar los efectos de estosfenmenos mediante la inflacin. En nuestros pases es de aplicacin difcil unapoltica correctiva de carcter compensatorio por las consideraciones que se ha-rn a su tiempo.

    Comencemos ahora por la explicacin de la ndole del fenmeno estructural,recordando brevemente lo que venimos exponiendo tiempo atrs en la Cepal.

    b) Las exportaciones como factor limitativo del crecimiento. El crecimiento de lasexportaciones establece un lmite mximo al ritmo de desarrollo de un pas peri-frico. Este lmite est dado por la intensidad con que aumenta la demanda deimportaciones a medida que crece el ingreso por habitante. Un sencillo ejemplosirve para ilustrarlo. Supngase que las exportaciones primarias crecen a razn de2% anualmente y por habitante. El ingreso por habitante slo podr crecer con lamisma intensidad si la demanda de importaciones aumenta tambin en 2%, o sea,si su elasticidad ingreso es de 1. Pero si el aumento de las importaciones es msintenso, no ser posible que el ingreso por habitante crezca espontneamente

    con la misma fuerza que las exportaciones. En efecto, si las importaciones tendie-ran a crecer 1,50 por cada 1% de incremento del ingreso por habitante, ste nopodr crecer hasta 2%, pues la demanda de importaciones aumentara en tal casoa 3%, superando as la tasa de 2% con que se desarrollan las exportaciones.Evidentemente, no podra continuar por mucho tiempo un desequilibrio exteriorde esta naturaleza1. Para que el desarrollo se cumpliera con equilibrio exterior el

    1

    Por razones de simplicidad expositiva se considera una balanza de pagos formada sola-mente por exportaciones e importaciones. No tendra objeto introducir aqu sus otros ele-mentos constitutivos.

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    crecimiento del ingreso por habitante no podra exceder del lmite de 1,33 porao, pues esta tasa, dada la elasticidad ingreso de la demanda de importaciones,hara crecer en 2% a estas ltimas, o sea, la misma tasa de las exportaciones.

    Ahora bien, para que el ingreso por habitante pudiera crecer a ritmo superior,sera indispensable sustituir importaciones. En el ejemplo anterior, habra quesustituir el 1% de las importaciones, por ao y por habitante, para que el ingresopudiera elevarse en 2%. Una tasa de 3% en ste, exigira un aumento de 4,5% enla demanda de importaciones y habra, por lo tanto, que satisfacer el 2,5% de ellascon produccin interna, a fin de que este ritmo de crecimiento pudiera cumplirseen equilibrio dinmico.

    En realidad, la tasa de crecimiento de las exportaciones en los pases latinoameri-canos ha sido generalmente muy inferior a la del ejemplo y en algunos de ellos hadecrecido en vez de crecer. De ah la amplitud que ha debido alcanzar el procesosustitutivo.

    Esta disparidad en las tendencias del comercio exterior resulta de un hecho bienconocido: al subir el ingreso por habitante tiende a elevarse con mayor fuerza lademanda de artculos industriales que la de artculos primarios. Los pases perif-ricos importan los primeros y exportan los segundos. La situacin de los grandescentros industriales es completamente opuesta. En estos centros no se justifica enforma alguna la sustitucin de importaciones por razones de crecimiento. Si se

    efecta por otras razones, tiende a debilitarse ms an la elasticidad ingreso de lademanda de productos primarios y, como consecuencia de ello, los pases peri-fricos que los exportan tienen que acentuar su poltica sustitutiva para lograr lamisma tasa de crecimiento del ingreso.

    Desprndese de todo esto que, a igualdad de tasa de incremento de la poblacin,un pas perifrico no puede crecer espontneamente al mismo ritmo de los cen-tros con los cuales comercia, debido a la disparidad de elasticidades, agravadageneralmente por la poltica proteccionista de aqullos. Es, pues, ineludible lasustitucin de importaciones (y el desarrollo de exportaciones industriales a los

    centros) para corregir esas disparidades. Y como los pases de la periferia latinoa-mericana aumentan su poblacin con una intensidad mucho mayor que la deaquellos centros, ms fuerte an tiene que ser este proceso.

    El proceso sustitutivo tendr que continuar persistentemente mientras el ingresocontine creciendo ms que las exportaciones, aunque el coeficiente de elastici-dad de la demanda de importaciones no es constante, como se supuso en elejemplo para simplificarlo. Depende del ritmo de crecimiento del ingreso porhabitante, de las transformaciones que ocurren en la misma demanda por lasmudanzas en la tcnica y las preferencias de los consumidores, de los cambios enla composicin de las importaciones por la poltica sustitutiva, y del costo de lassustituciones.

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    c) Improvisacin de la poltica sustitutiva.Si la realidad se desenvolviera en estaforma con el crecimiento regular y constante de las exportaciones sera relativa-mente fcil determinar la intensidad del esfuerzo sustitutivo que habr de cum-

    plirse anualmente. Pero no sucede as. Las exportaciones estn sujetas a un con-tinuo movimiento ondulatorio que dificulta la aplicacin sistemtica de esta poltica.

    Cuando en la fase favorable de este movimiento las exportaciones crecen conrelativa celeridad, la economa interna cuenta con todas las importaciones necesa-rias para desarrollarse, sin que se perciba aparentemente la necesidad de sustitu-cin. Todo va bien mientras las exportaciones siguen creciendo o se mantienenen nivel elevado y si la poltica monetaria ha sido prudente, aspecto este ltimoque consideraremos ms adelante. Pero tan pronto como las exportaciones decli-nan, el pas se encuentra con que su ingreso global se ha dilatado en tal forma

    que requiere un volumen de importaciones superior al que permiten pagar esasexportaciones en descenso. La poltica sustitutiva de importaciones tiene as queimprovisarse. No se aplica generalmente en forma previsora, con anticipacin alas exigencias del desarrollo, sino como imposicin de circunstancias crticas ycuando ya ha ocurrido el desequilibrio exterior.

    Esto ha llevado a dejar de lado frecuentemente consideraciones de economicidady tambin de flexibilidad anticclica. Por otra parte, la necesidad ineludible deproteccin a las actividades sustitutivas, y la forma exagerada con que de diferen-tes modos suele otorgarse esta proteccin, han creado condiciones desfavorablesal desarrollo de las exportaciones, acentuando as la tendencia hacia la dispari-dad. Todo ello indica la necesidad de revisar la poltica sustitutiva.

    Es indispensable ante todo anticipar las medidas sustitutivas sin esperar a que eldesequilibrio exterior las imponga en forma perentoria. Precisamente en la faseascendente, cuando se acrecienta el ahorro y hay mayores recursos para importarbienes de capital, sera el momento de imponer el acento en la poltica sustitutiva.

    Cmo prever las sustituciones? Cmo anticiparse a la exigencia de futuros acon-tecimientos? Es ste un problema al que la secretara de la Cepal viene dedicando

    atencin mucho tiempo atrs y con ese propsito se hicieron los primeros ensa-yos de anlisis y proyecciones del desarrollo econmico. Creo que se ha avanza-do lo suficiente como para determinar las exigencias de la poltica sustitutiva deimportaciones, y por ello, a pesar del inters que tiene, no me detendr en estepunto, el cual rebasara el campo de esta exposicin.

    d) La economicidad de la sustitucin de importaciones.Se ha avanzado muchomenos en cuanto a la dilucidacin de problema de la economicidad de las activi-dades sustitutivas. Al afrontarlo no ha habido, en general, un criterio selectivosino que se han seguido consideraciones circunstanciales. Ocurrido el desequili-brio exterior se ha acudido con frecuencia a la restriccin de las importaciones debienes terminados de consumo con medidas que, aunque no se lo propusieran,

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    han trado consigo el aliento de la produccin sustitutiva, cualquiera que fuere landole de estos bienes.

    El propsito laudable de facilitar as importaciones esenciales al funcionamiento de

    la actividad econmica, a expensas de aquellas importaciones de bienes terminadosde consumo, ha vuelto cada vez ms rgida la composicin de las importaciones,con graves consecuencias para algunos pases. Esas consecuencias podran darsetambin en otros si no se sigue una poltica sustitutiva racional y previsora.

    En efecto, es tal la deformacin de las importaciones que han quedado limitadasa las materias primas, bienes intermedios indispensables para mantener la activi-dad econmica y algunos bienes de capital, junto con artculos imprescindiblesde consumo directo. Sucede entonces que cualquier disminucin sensible de lacapacidad para importar tiene consecuencias depresivas sobre la economa, porlas dificultades para abastecerse en el exterior de aquellos bienes indispensablese impostergables. No deja de ser paradjico que la industrializacin, en vez decontribuir notablemente a la atenuacin del efecto interno de las fluctuacionesexteriores, est llevndonos hacia un nuevo tipo de vulnerabilidad exterior queno conocamos antes.

    Todo ello tiene gran importancia no slo para el buen funcionamiento de lapoltica monetaria, sino para la misma poltica de desarrollo econmico y, portanto, es imprescindible formular una poltica sustitutiva que permita combatir las

    exigencias de economicidad con el propsito de dar a la economa su mximo deresistencia estructural a las fluctuaciones exteriores.

    Razones de economicidad debieran llevarnos nuevamente a considerar una situa-cin en que sera posible importar una vasta gama de productos terminados deconsumo cuya produccin sustitutiva resulta menos econmica que la de otrosbienes, con lo cual se podr mejorar o recuperar el margen comprimible deimportaciones, condicin esencial de la flexibilidad anticclica.

    e) La discriminacin contra las exportaciones. Es claro que el desarrollo de nuevas

    exportaciones adems de las tradicionales ayudar considerablemente al cum-plimiento de ese propsito. Esto nos lleva a examinar la otra falla fundamental:la asimetra de la poltica de desarrollo. La necesidad de sustituir importaciones, yde proteger para ello las actividades sustitutivas, ha sido ineludible. Pero no se hadado el mismo estmulo a las exportaciones. Se ha discriminado en favor de lasustitucin industrial y en contra de las exportaciones, principalmente de las ex-portaciones industriales. La poltica ideal habra sido dar a las exportaciones unestmulo que restableciera la paridad de condiciones con las actividades sustitutivas,y ello no significa necesariamente equivalencia de estmulos.

    Conviene examinar este aspecto por la importancia que reviste. Consiste esencial-mente en lo siguiente: la limitacin de la demanda exterior de exportaciones

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    primarias obliga a destinar parte del incremento de factores productivos a activi-dades sustitutivas. Como su productividad es inferior a la de los grandes centros,es necesario darles un subsidio de cierta cuanta en forma de proteccin aduane-

    ra. Sin embargo, existiran posibilidades de desarrollar con un subsidio de cuantainferior nuevas actividades de exportacin industrial, con las cuales se podraobtener por el intercambio mayor cantidad de artculos industriales que los que seconseguira con la produccin sustitutiva.

    Al subsidiarse esta ltima produccin, y no la destinada a nuevasexportaciones(industriales o primarias), se han malogrado posibilidades de exportar que, dehaberse aprovechado eficazmente, habran disminuido la amplitud de la polticasustitutiva o habran permitido un mayor ritmo de crecimiento de la economa.

    Es cierto que no se trata de un problema de fcil solucin prctica, pero esindudable que la falta de una poltica de subsidios, especialmente para las nue-vas exportaciones y, ms an, el subsidio negativo que ha significado a veces lasobrevaluacin monetaria, han llevado a los pases latinoamericanos a desperdi-ciar posibilidades de exportacin en detrimento de su desarrollo econmico.

    Debe recordarse, sin embargo, que algunos pases, conscientes de esta necesidadde alentar las exportaciones, han recurrido a tipos mltiples de cambio. Es discu-tible si sta sea la mejor frmula. Como quiera que fuere, los tipos mltiples hansido barridos por la ortodoxia monetaria, sin que se haya aplicado en su lugar una

    poltica racional de subsidios que, por lo dems, podra encontrar tambin otrasformas de resistencia doctrinaria. Todo esto tiene que ser objeto de seria discu-sin, y es de esperar que en la revisin de la poltica de cooperacin econmicacon los pases latinoamericanos se atribuya toda la importancia que merece a esteproblema.

    Conviene explicar ahora por qu nos hemos referido a nuevas exportaciones y noa las que ya venan desarrollndose. Hay algo a este respecto que no necesitamayor demostracin. Si la demanda exterior permitiera emplear todo el incrementode poblacin activa y otros factores productivos en las exportaciones habituales,

    sera absurdo emprender actividades sustitutivas que rindan un producto neto infe-rior. ste es en el fondo el razonamiento clsico de ndole esencialmente esttica.

    Sucede, sin embargo, que al aumentar las exportaciones ms all de cierto punto,bajan sus precios tanto para el incremento como para las exportaciones que ya serealizaban, y el producto neto que as se obtiene es frecuentemente inferior al quepodra lograrse en las actividades sustitutivas o, incluso, resulta negativo. ste esel argumento fundamental en favor de la proteccin en los pases en desarrollo,cuyas exportaciones tienen en el resto del mundo una elasticidad ingreso dedemanda muy inferior a la de las importaciones industriales en nuestros pases.

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    El efecto interno de las fluctuaciones exteriores

    a) El ascenso cclico interno. En la seccin anterior se ha explicado cmo, al

    descender cclicamente las exportaciones, el ingreso global de la economa envirtud de su crecimiento anterior requiere un volumen de importaciones supe-rior al que permiten cubrir aqullas. El ingreso tendr as que contraerse hasta quela consiguiente reduccin de las importaciones restablezca el equilibrio con aqu-llas. Tal es la exigencia de una poltica ortodoxa de estabilidad monetaria.

    As, a travs de sucesivas expansiones y contracciones, el crecimiento espontneode la economa interna sigue el ritmo impuesto por las exportaciones, si no hahabido poltica sustitutiva. Presntase entonces aquel dilema, antes mencionado,entre la estabilidad monetaria, que exige contraer la actividad interna hasta que el

    ingreso global se reduzca a un nivel compatible con las exportaciones, y la dilata-cin inflacionaria del crdito para contrarrestar la contraccin de la economa, endesmedro de aquella estabilidad. Pero antes de analizar este aspecto, convieneexaminar el curso de la economa interna en ese movimiento ondulatorio de lasexportaciones.

    Este movimiento va acompaado, generalmente, de una variacin en la relacinde precios del intercambio: sta mejora en la fase ascendente y empeora cuandoocurre el movimiento contrario de las exportaciones, con la consiguiente varia-cin en las ganancias y otros ingresos de esta rama productiva. Se acrecienta asla demanda de bienes y servicios en la actividad interna y crece la produccin,tanto por el mejor aprovechamiento de la capacidad productiva como por suampliacin mediante nuevas inversiones.

    Los empresarios en la actividad interna cuentan asimismo con mayores gananciaspara estas nuevas inversiones, gracias al descenso de costos que apareja el mejoraprovechamiento de la capacidad y a la elevacin de los precios internos. Elgrado en que esto sucede depende principalmente de la forma y medida en quese limitan las importaciones para proteger la produccin interna. Si la proteccin

    se efecta mediante derechos aduaneros que compensan simplemente las dife-rencias de productividad con el exterior, sin dejar margen exagerado a los em-presarios, el alza interna de los precios tiende a ser moderada, pues la competenciaexterior acta inmediatamente. Pero si es amplio el margen de proteccin, o si lasimportaciones estn limitadas por prohibiciones o medidas restrictivas directas, laelevacin de los precios internos puede ser considerable, aun sin expansininflacionaria del crdito que la provoque.

    Como quiera que fuere, el incremento general de ganancias permite acrecentarcon facilidad las nuevas inversiones, con el consiguiente aumento de la ocupa-

    cin, aunque no generalmente a expensas de las actividades de consumo. Laocupacin aumenta en unas y otras, aunque ms intensamente en las actividades

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    de inversin, gracias al crecimiento de la poblacin activa. Tambin tienden a au-mentar las inversiones y gastos del Estado, a favor de las mayores recaudacionesfiscales, especialmente cuando estn estrechamente ligadas al comercio exterior.

    Al dilatarse de este modo el ingreso global de la economa, las importacionestienden a crecer generalmente con mayor intensidad esto es, a aumentar c-clicamente su coeficiente, debido a los cambios que ocurren en la distribucindel ingreso en favor de los empresarios y otros grupos sociales favorecidos en laescala distributiva.

    En esta fase ascendente, la holgura de los bancos y las nuevas oportunidades degastos e inversiones estimulan la expansin crediticia ms all de lo que se re-quiere para acompaar el incremento de las transacciones. Esta expansin tiendea acelerar el aprovechamiento de la capacidad ociosa de la economa y, adems,a ensancharla, con lo cual las importaciones se desarrollan con ms rapidez.Puede afirmarse en trminos generales que la expansin inflacionaria del crditotiende a aumentar las importaciones en cantidad equivalente.

    b) El descenso cclico.Como es natural, el descenso de las exportaciones y elempeoramiento de la relacin de precios traen consigo fenmenos de signo con-trario. Disminuye primero la demanda general por la contraccin de la demanda delsector exportador; esto y la disminucin de las ganancias desalientan las inversio-nes aparejando el descenso de la ocupacin en estas actividades, con nuevos efec-

    tos depresivos sobre la ocupacin general, el ingreso y las importaciones.El Estado sufre, desde luego, estos mismos efectos depresivos al disminuir susrecaudaciones, y el empeo de mantener sus gastos e inversiones lleva general-mente al dficit con sus inevitables efectos inflacionarios. Estos efectos tienden aaliviar la contraccin de la economa y alentar nuevamente las inversiones priva-das, para lo cual suele acudirse a la expansin crediticia, con nuevos efectoscompensadores en la actividad econmica general.

    Sin embargo, al contrarrestarse as la consecuencia de la contraccin de las expor-

    taciones sobre el ingreso global, se impide o atena la disminucin de las impor-taciones, agravando el desequilibrio exterior. De continuarse esta poltica, se vuel-ve inevitable la depreciacin monetaria.

    c) El retardo de las importaciones.Para comprender mejor la ndole y magnitud deeste desequilibrio exterior hay que tener presente cmo el crecimiento de lasexportaciones trae consigo el de las importaciones en el movimiento ondulatorio.El fenmeno podra explicarse (vase el grfico) en la siguiente forma. La curvaErepresenta las exportaciones y la I las importaciones. Cuando no hay presininflacionaria la curvaIse mueve siempre a la zaga de laE, pero mientras en la fase

    ascendente este retardo significa un exceso de exportaciones sobre importacionesy, por tanto, una acumulacin de divisas, en la fase descendente sucede todo lo

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    contrario, pues se liquidan las divisas previamente acumuladas. Esa liquidacinno es total si las exportaciones dejan de descender a un nivel superior al departida, como suele suceder en su proceso de crecimiento.

    Caso A

    Ahora bien, si hay presin inflacionaria esto es, si parte de las inversiones pbli-cas o privadas se cubre con crditos bancarios en vez de con ahorro genuino lasimportaciones tienden a crecer con ms celeridad (I) y acercarse o aun sobrepa-sar a las exportaciones en la fase ascendente (I). Como quiera que fuere, lasinversiones inflacionarias o los gastos inflacionarios, cubiertos con crdito banca-rio, al acentuar el crecimiento de las importaciones, tienden a provocar un des-equilibrio exterior proporcionado a la magnitud de aqullas. Por lo tanto, las reser-

    vas monetarias tienden a sufrir una disminucin superior a la que de otro modocorrespondera, y si la presin inflacionaria es intensa, aquellas no slo podranperder todo el incremento que haban tenido, sino una parte ms o menos grandede la cantidad que representaban anteriormente. Este fenmeno suele manifestarseen forma aguda en la fase descendente, cuando la presin inflacionaria originadaen la fase previa, ms la que se sigue desarrollando entonces, agrandan el desequi-librio exterior caracterstico en esta fase del ciclo.

    d) Los efectos compensadores de la inflacin. El descenso de las exportacionesse manifiesta, a la vez, en insuficiencia de la demanda interna y en exceso de la

    demanda de importaciones, hasta que la contraccin del ingreso restablezca elequilibrio exterior. As, si las exportaciones disminuyen en 1.000 y el coeficiente

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    de importaciones es de 0,20 lo supondremos constante para simplificar, el pri-mer efecto de esta disminucin ser un descenso de 800 en la demanda interna yslo de 200 en las importaciones, comparada con aquella cada de 1.000 en las

    exportaciones.

    Caso B

    El descenso en la demanda interna arrastra consigo al ingreso global hasta que lacontraccin de ste adquiere la dimensin necesaria para disminuir las importa-ciones en la misma medida que las exportaciones. Segn el ejemplo anterior, estohabr ocurrido cuando el ingreso global se reduzca a 5.000.

    La expansin crediticia que suele sobrevenir entonces no siempre es una conse-

    cuencia espontnea de la contraccin, pues constituye a veces la expresin deuna poltica anticclica. Como quiera que fuere, la expansin tiende a corregir lainsuficiencia de la demanda. Pero al mismo tiempo evita el descenso de las im-portaciones y se opone en esta forma al restablecimiento del equilibrio exterior.En nuestro ejemplo, una expansin de 1.000 compensar la cada de las exporta-ciones y la insuficiencia de 800 en la demanda interna. Pero las importaciones nodeclinarn y el desequilibrio exterior ser igual al descenso de aqullas. Por su-puesto que el desequilibrio conduce a la devaluacin monetaria, y la devaluacintiende a conseguir el equilibrio exterior al restringir las importaciones y alentar las

    exportaciones.

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    Sin embargo, esta poltica de carcter inflacionario tiene muy graves fallas, puessus repercusiones positivas dependen esencialmente de la redistribucin regresi-va del ingreso. En efecto, la devaluacin trae el alza de los precios si no ha

    ocurrido antes con la consiguiente redistribucin del ingreso en favor de losempresarios y grupos de altos ingresos en general.

    Esta redistribucin del ingreso provoca ciertos cambios en la composicin de lademanda: disminuye la demanda de las masas populares y aumenta la de losgrupos de altos ingresos. Aparte de sus efectos sociales, esto no tendra consecuen-cia adversa sobre el volumen total de la demanda interna si fuera igual el coeficientede inversiones en la demanda de las masas y de los grupos de altos ingresos. Peroresulta que no sucede as: el coeficiente de estos ltimos suele ser ms elevado.

    Surge as un nuevo problema. Para corregir el desequilibrio exterior es indispen-sable la comprensin del coeficiente de importaciones. Pero como la demanda deimportaciones de los grupos de altos ingresos tiende a mantenerse o a acrecentarse,segn fuere la intensidad de la presin inflacionaria, aqulla tiene que recaersobre el resto de las importaciones. La misma disminucin del consumo de lasmasas tiene efectos deprimentes sobre la actividad interna y facilita as este reajus-te regresivo de las importaciones.

    En consecuencia, la redistribucin inflacionaria del ingreso tiene dos efectos opues-tos. Al dilatar las inversiones tiende a mantener la actividad econmica interna por

    sobre lo que permiten las exportaciones. Pero, al mismo tiempo, el estmulo delas importaciones correspondientes a las fuerzas favorecidas por esta redistribucincontribuye a limitar la amplitud de este proceso.

    No es extrao, pues, que una intensa inflacin de crdito pueda ir acompaadadel aprovechamiento insuficiente de la capacidad productiva o traducirse en lentoritmo de crecimiento del ingreso, si no intervienen medidas directas para modifi-car la composicin de las importaciones.

    e) Posibilidades de una poltica anticclica. La expansin inflacionaria dista mucho

    de ser un instrumento satisfactorio de accin anticclica. Sera posible seguir unapoltica expansiva sin consecuencias inflacionarias? Se concibe en nuestros pa-ses una poltica de dficit fiscal para combatir la contraccin exterior sin traerconsigo esas consecuencias?

    Recurdese que la expansin inflacionaria del crdito, si bien compensa la insufi-ciencia de la demanda interna, se opone al restablecimiento del equilibrio exterioral impedir el reajuste de las importaciones. Se plantea, pues, un problema aparen-temente simple: desviar la demanda excesiva de importaciones hacia la demandainterna para compensar en forma no inflacionaria la insuficiencia provocada por la

    cada de las exportaciones. Pero en la prctica esta operacin presenta dificultadesque complican gravemente. Examinemos las principales.

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    Para que pueda desviarse el exceso de demanda de importaciones es indispensa-ble que exista un margen fcilmente comprimible. El caso ms favorable se pre-senta cuando este margen est compuesto de artculos cuya importacin puede

    reducirse o eliminarse sin disminuir el nivel de ocupacin, ni perjudicar el consu-mo de las masas populares.

    Supngase que se trata de artculos para los grupos de altos ingresos. Una partedel exceso de demanda puede absorberse por impuestos de importacin. Estosmismos impuestos tienen que ser de cuanta suficiente para desviar el resto de lademanda excesiva hacia el mercado interno. Ahora bien, esta desviacin va atransformarse en presin inflacionaria de la demanda en la medida en que nohaya capacidad ociosa en la economa. Y la nica forma de evitarla es su absor-cin por nuevos impuestos de carcter interno.

    De este modo todo el exceso de demanda excepto la que ha podido satisfacersecon esa capacidad ociosa y el correspondiente incremento de ocupacin ha sidorecogido por el Estado en forma de impuestos. La acumulacin de estos recursospermite al Estado cubrir las inversiones que antes se hacan en forma inflacionaria,y mantener en ellas la fuerza de trabajo que no hubiese sido absorbida por lamejor utilizacin de aquella capacidad disponible.

    En sntesis, la operacin consiste esencialmente en transferir la demanda excesivade importaciones a la demanda interna de los factores ocupados en las activida-

    des de inversin. Trtase de un caso simple. Veamos ahora las complicaciones y,ante todo, las que se derivan de la composicin del margen comprimible y, enseguida, de la insuficiencia de ese margen.

    Supngase que para restablecer el equilibrio exterior no basten aquellas importa-ciones realizadas por los grupos de altos ingresos y que sea indispensable acudira importaciones que forman parte directa del consumo popular. Efectuar con ellasuna operacin similar a la anterior significara gravar directamente esos consu-mos, y si no se gravan surge una presin inflacionaria que de todos modos hacesubir los precios, como lo hubiera hecho el gravamen. En los dos casos se corre

    el riesgo de desatar la consabida espiral. No hay otra posibilidad que la aporta-cin de recursos internacionales para cubrir las inversiones en una cuanta equi-valente a la presin inflacionaria. Y con mayor razn an si el margen comprimiblees insuficiente y no hay recursos para cubrir todas las importaciones esenciales almantenimiento del nivel de la actividad econmica. La nica forma de hacerlosera la aportacin de estos recursos.

    Si bien se mira, la poltica que estamos considerando consiste en mantener elvolumen de las inversiones que antes se realizaban inflacionariamente, pero cu-brindolas con ahorro proveniente de impuestos y la aportacin de recursos inter-nacionales. Esta ltima es indispensable cuando no se puede comprimir importa-ciones esenciales para los consumos populares o para la actividad econmica. Se

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    concibe que pudiera hacerse un mayor esfuerzo de ahorro interno y cubrir astodas las inversiones. Pero ello no resolvera el problema, pues la carencia derecursos para esas importaciones obligara a restringir tales consumos o a dismi-

    nuir el nivel de la actividad econmica, con efectos tambin desfavorables paralas masas populares.

    Mas no es slo eso. El cubrir importaciones esenciales en esta forma significa unexpediente transitorio hasta que se introduzca las transformaciones estructuralesque permitan restablecer sobre bases firmes, y no precarias, el equilibrio dinmi-co exterior. Es, pues, indispensable realizar inversiones de capital en las activida-des sustitutivas y exportadoras. Y en la medida en que la falta de ahorro internoo la cuanta o composicin del margen comprimible no permitan realizar lascorrespondientes importaciones de bienes de capital, se necesitar tambin la

    aportacin de recursos internacionales.Todo lo que acabo de decir obedece a un razonamiento lgico. Pero su realizacinprctica encontrara dos dificultades de consideracin. Primero, se exige un mayoresfuerzo de ahorro interno, mediante el impuesto o, si se quiere, el emprstito,cuando el descenso de las exportaciones ha debilitado la capacidad para hacerlo. Ysegundo, se acude a la aportacin de recursos internacionales como elementonormal de una poltica anticclica. Detengmonos un momento en este aspecto.

    f) La aportacin de recursos internacionales. La dificultad no estriba solamente en la

    resistencia inveterada de las entidades de crdito internacional a cubrir inversionesinternas que, como trataremos de demostrar ms adelante, parecera carecer defundamento muy serio, sino de una consideracin mucho ms atendible. El com-plemento de recursos internacionales que un pas requiere debe responder a la tasade crecimiento que desea mantener o alcanzar y al esfuerzo de ahorro que podrarealizar. Pero si a ello se agregan consideraciones de poltica anticclica, podraexagerarse fcilmente la cantidad de recursos internacionales que se requiere.

    Ms an, la poltica compensatoria podra exigir un tipo de inversiones internasobras pblicas y construcciones, por ejemplo que sobrepasara a lo que corres-

    pondera en una distribucin racional de los recursos disponibles entre las dife-rentes necesidades de inversin. En otros trminos, este tipo de poltica anticclicapodra llevar a dedicar recursos excesivos a esas inversiones en desmedro, porcitar un caso, de la produccin o importacin de maquinaria o equipo.

    La aportacin de recursos internacionales se justifica como complemento del aho-rro escaso de nuestros pases, pero no como elemento normal de poltica anticclicapara cubrir las importaciones exigidas por el mantenimiento de la actividad econ-mica. La solucin no est en ello, sino en una poltica previsora de sustitucin deimportaciones que se anticipa al descenso cclico de las exportaciones para preveniro al menos mitigar sus consecuencias sobre la economa interna.

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    Estas consideraciones ataen a la poltica anticclica, pero no a las medidas parafrenar la inflacin. La aportacin de recursos nacionales para cubrir el desequili-brio exterior mientras se toman estas medidas para corregirlo a fondo, suele ser

    una exigencia inevitable. Sobre ello volveremos ms adelante.2

    El equilibrio estructural

    a) La devaluacin monetaria como agente de equilibrio estructural. Sern necesariasmedidas directas para atacar el desequilibrio estructural o bastar para ello la deva-luacin? La ortodoxia monetaria suele preconizarla en todos los casos, ya se trate deun fenmeno de estructura o de una simple desviacin del equilibrio estructural. Noson iguales ni la ndole ni los efectos de la devaluacin en uno y otro caso.

    La desviacin del equilibrio estructural ocurre generalmente en nuestros pases enel caso de sobrevaluacin monetaria. El alza de los precios internos, no acompa-ada por un movimiento similar en los precios de las exportaciones e importacio-nes, trae el desequilibrio por el estmulo de stas y el desaliento de aqullas. Estadisparidad puede tener su origen en una presin inflacionaria sobre los precios oen un alza de salarios ms all de lo que permite la productividad.

    Mientras no haya obstculos para el crecimiento de las importaciones, el alza deprecios interna se limita a aquellos bienes y servicios que no estn vinculados alcomercio exterior, de tal modo que el desequilibrio exterior es la simple conse-cuencia directa de la presin inflacionaria. Y si se acude a medidas limitativasdirectas para atenuar o corregir ese desequilibrio, el alza de precios se extiende atoda la economa y acarrea el reajuste de las remuneraciones.

    Ese reajuste hace subir el costo de las exportaciones, sin que suban sus preciosdebido a la sobrevaluacin monetaria, y afecta asimismo a aquellas ramas de laproduccin que compiten con las importaciones de artculos que, por una raznu otra, se excluyen de las limitaciones. El perjuicio que experimentan as lasexportaciones y esas otras ramas de la produccin hace indispensable la devalua-

    cin para restablecer sus condiciones competitivas y recuperar las corrientes delcomercio exterior en condiciones de equilibrio. Lo mismo sucede cuando el alzade precios se debe a una elevacin de salarios no justificada por la productividad.

    Es muy distinto el caso cuando el desequilibrio obedece al crecimiento del ingre-so ms all de lo que permiten las exportaciones. Tal es el desequilibrio estructu-ral que sobreviene cuando stas se reducen, segn vimos anteriormente. Si paramantener o elevar el nivel de actividad interna se recurre a la expansin crediticiay se llega a la devaluacin, sta tender a restablecer el equilibrio, si bien con losya mencionados efectos regresivos.

    2 Vase la seccin V.

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    Ahora bien, en este caso, la devaluacin obra de un modo diferente al anterior. Enefecto, suben los precios de las exportaciones e importaciones y, como los costosno se reajustan simultneamente, dejan una ganancia extraordinaria que estimula

    las exportaciones habituales y el desarrollo de otras nuevas, a la vez que hace surgiractividades sustitutivas antes no existentes y fomenta las que ya prevalecan.

    Sin embargo, a medida que suben las remuneraciones, se van perdiendo esosefectos, y para mantener la actividad productiva mayor que se haba alcanzado esnecesario recurrir a nuevas devaluaciones o a medidas que restringen directamen-te las importaciones o subsidian ciertas exportaciones.

    Podra argirse que el alza de las remuneraciones no necesita realizarse en elmismo grado que la devaluacin, por cuanto la competencia impedir que subanlos precios, salvo en las nuevas actividades que se hubieran desarrollado a costosms altos. Se concibe que as pueda ocurrir, si bien con frecuencia las prcticasrestrictivas de la competencia llevan a elevar los precios en la medida en quepermite el mayor margen de proteccin que la devaluacin trae consigo.

    Cuando este hecho impone tarde o temprano el ajuste de las remuneracionescorrelativamente a la devaluacin, sta pierde sus efectos. En otros trminos, ladevaluacin slo acta en este caso como agente de equilibrio en tanto tieneefectos regresivos sobre la distribucin del ingreso.

    Es cierto que podra evitarse el alza de precios de las importaciones excepto las

    que van a sustituirse si simultneamente con la devaluacin se rebajaran enforma proporcional los derechos de aduana para todas las industrias existentes, afin de evitar una doble proteccin. Se sustituira de esta forma en todo o en par-te la proteccin ejercida mediante aranceles por la proteccin resultante de ladevaluacin. De ser ello as, la elevacin de precios se reducira a los artculos delas nuevas actividades sustitutivas, cuyo costo es mayor que el de las importacio-nes que antes se hacan.

    El ajuste de las remuneraciones, justificado cuando hay ganancias extraordinarias,

    no sera en este caso ya que no las habra solucin adecuada, y traera consigola espiral inflacionaria. Habra, pues, que acudir a otras medidas para evitar laincidencia de aquel hecho sobre los consumos populares.

    Desde el punto de vista de las exportaciones, el estmulo que la devaluacin ofrecea las que son tradicionales podra llevar al deterioro de la relacin de precios delintercambio, cuando los productos de un pas forman proporcin apreciable de laoferta internacional. Habra, pues, que establecer medidas limitativas a las exporta-ciones, ya sea en forma de gravmenes que absorban toda o en parte la gananciaextraordinaria, o bien en forma de restricciones directas. El estmulo de la devalua-

    cin se circunscribira, por lo tanto, a las nuevas exportaciones.

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    Sin embargo, medidas de esta naturaleza significan intervencin deliberada en laeconoma y debilitan el prestigio que suele atribuirse a la devaluacin comomedio espontneo de restablecer el equilibrio dejando que la moneda encuentre

    su propio nivel. Por lo dems, es muy poco frecuente que se proceda en estaforma, pues la cuanta de la devaluacin se establece generalmente teniendo encuenta el efecto que con ella quiera conseguirse.

    Trtase, pues, de una medida de poltica econmica y sus ventajas o desventajastienen que cotejarse en la prctica con las de otras medidas, como son el subsidiodirecto a las exportaciones, la sustitucin de importaciones y el arancel protector.

    b) El patrn oro y el equilibrio estructural. Los tericos de la ortodoxa monetariano suelen discernir claramente ese problema del equilibrio estructural latinoame-ricano a pesar de la constante incitacin de una realidad a la que vuelven general-mente sus espaldas. Han heredado los principios fundamentales del patrn oro ylos aplican a la poltica de estabilidad monetaria. La teora clsica no vio el proble-ma estructural ni tena por qu verlo en su tiempo, en aquella edad de oro delpatrn oro bajo la hegemona britnica.

    Su funcionamiento se cumpla sin obstculos que comprometieran el equilibrioestructural de la economa mundial, porque el centro britnico, con su estructurapeculiar, habra encontrado una adaptacin estructural en los pases perifricos yen los otros centros dinmicos que facilitaba los movimientos del oro en uno y

    otro sentido. No nos extrae, pues, la creencia de que el equilibrio era inherenteal funcionamiento del patrn oro. Pero el centro dinmico principal comenzaba aexperimentar a fines del siglo pasado y a comienzos del presente las consecuen-cias de ciertas transformaciones estructurales en el resto del mundo que apareja-ban persistentes manifestaciones de desequilibrio. Me refiero, principalmente, alas consecuencias del progreso rpido de los otros centros dinmicos (por ejem-plo, Alemania) y del proteccionismo, as como a ciertas modalidades monetariasque tendan a retener el oro en pases importantes.

    De ello surgi algo de gran importancia: el centro britnico fue perdiendo su

    aptitud para volver a atraer el oro que expela. Claras pruebas de la perplejidad yla zozobra que ello trajo a las autoridades monetarias aparecen en el libro de JohnClapham sobre el Banco de Inglaterra, primero que se ha escrito con acceso a losarchivos confidenciales de la institucin. Era, ciertamente, muy temprano todavapara interpretar aquellos fenmenos estructurales. Pero empezaron a surgir ideaspara paliar las consecuencias de esa tendencia centrfuga del oro. Concbese as,mucho antes de Keynes, y antes de la Primera Guerra Mundial, la conveniencia depromover en el centro britnico la concentracin de las reservas de los bancoscentrales del mundo.

    No cabe, por lo tanto, extraarse de que acontecimientos de alguna similitud queahora estn ocurriendo en el centro dinmico principal que sucedi al britnico

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    despus de la Primera Guerra Mundial, se manifiesten en iniciativas que respon-den en el fondo a parecidos objetivos. Es indudable que este nuevo centro din-mico principal ha operado en condiciones estructurales muy diferentes de las de

    aquellos tiempos, y que dificultaron considerablemente el funcionamiento delpatrn oro. Estas condiciones se hicieron mucho ms adversas cuando en la grandepresin mundial el centro dinmico redujo su coeficiente de importacionesmientras incesantes aumentos de productividad e innovaciones tcnicas estimula-ban el poder expansivo de sus exportaciones. Fue imposible que el patrn orola estabilidad monetaria pudiera mantenerse, y el resto del mundo otros cen-tros dinmicos y pases perifricos tuvo que ajustar su estructura a los cambiosestructurales de aquel centro dinmico principal.

    Casi un cuarto de siglo ha durado este proceso de adaptacin y, tan pronto como

    se haba terminado de cumplirlo, en aquellos otros centros dinmicos surgenfenmenos en sentido contrario que afectan al centro dinmico principal y plan-tean un serio dilema. O aquellos otros centros, sin perjuicio de otras medidas dereajuste, aplican una poltica ms liberal para sus importaciones del resto delmundo, incluido el principal centro dinmico o, por la fuerza de las circunstan-cias, llevan a ste a buscar el equilibrio en detrimento del comercio internacional.

    No podran ser indiferentes nuestros pases al desenlace de este problema, puesun desarrollo ms activo del comercio mundial, al ampliar sus posibilidades deexportacin e importacin, es de primordial importancia en la aceleracin de sucrecimiento econmico.

    III. La resistencia estructural de la economa y la poltica anticclica

    La solucin estructural del problema

    a) Ocupacin mxima e importaciones.Las conclusiones ms importantes de laseccin anterior son las siguientes: dada la vulnerabilidad estructural de la econo-ma, la estabilidad monetaria suele ser incompatible con el mantenimiento de la

    actividad econmica cuando descienden las exportaciones; la estabilidad lleva ala contraccin de la economa, y oponerse a esta contraccin conduce general-mente a la inflacin o, si ya vena desenvolvindose, imprime mayor impulso a suproceso.

    Es cierto que se concibe una poltica anticclica que no sea inflacionaria, peroexige acrecentar el esfuerzo de ahorro, precisamente cuando la capacidad parahacerlo disminuye con la declinacin de las exportaciones y requiere asimismoun claro concepto anticclico en las instituciones de crdito internacional. No esextrao entonces que las circunstancias lleven a la inflacin.

    Si sta tiene ciertos efectos positivos, se debe a su influencia regresiva sobre ladistribucin del ingreso. Dista mucho, pues, de ser una poltica recomendable. La

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    solucin del problema es de naturaleza estructural, aparte las medidas de coope-racin internacional que puedan tomarse para mitigar la amplitud de las fluctua-ciones exteriores.

    La solucin ideal sera sta: dar a la estructura interna de la economa la resisten-cia suficiente para desviar hacia el exterior los efectos de tales fluctuaciones, demanera que la actividad econmica interna pueda crecer sin interrupciones peri-dicas. Qu sera necesario hacer para aproximarse a esa solucin? Recordemosante todo un hecho simple. Si el ingreso global de economa interna tiende acomprimirse cuando descienden las exportaciones, es porque stas ya no sonsuficientes para satisfacer la demanda de importaciones correspondientes a esenivel de ingresos. Dicho de otro modo, el coeficiente de importaciones es dema-siado alto para permitir que el ingreso siga creciendo con un grado mximo de

    ocupacin, no obstante el descenso de las exportaciones.Es as indispensable comprimir el coeficiente mediante cambio de composicinde las importaciones y la transformacin de la estructura de la produccin, en lamedida necesaria para lograr el mximo de ocupacin de los factores productivosen la actividad econmica interna cuando las exportaciones y, por lo tanto, lacapacidad para importar se encuentran en su posicin cclica ms baja. Logradoeste objetivo, al reanudarse posteriormente el crecimiento de las exportaciones elincremento correspondiente del ingreso acrecentar la demanda global. Pero comola economa est funcionando con el grado mximo de ocupacin, el exceso dedemanda en relacin con el producto interno tender a satisfacerse con mayoresimportaciones.

    b) La presin de la demanda y las importaciones. Qu importaciones tendern acrecer en esta forma? Para contestar esta pregunta conviene distinguir las siguien-tes categoras, segn su grado de posible fluctuacin cclica: a) las importacionesde materias primas y bienes intermedios esenciales para mantener la actividadeconmica con el mximo de ocupacin, ya se trate de la produccin de bieneso servicios de consumo o de bienes de capital; b) los bienes de consumo termina-

    dos necesarios para satisfacer la demanda regular de la poblacin activa ocupaday sujeta al pago de sueldos y salarios, as como el resto de la poblacin conentradas fijas, y c) los bienes de consumo o de capital para satisfacer la demandade los grupos de ingresos variables, principalmente los empresarios.

    Si en el punto mnimo de las exportaciones se ha logrado conseguir el mximo deocupacin, no hay razn alguna para que crezcan las importaciones de la primeracategora cuando aumentan nuevamente las exportaciones; continuar simple-mente su crecimiento regular conforme siga desarrollndose la actividad interna.Por la misma circunstancia, no tendr por qu moverse cclicamente la demanda

    de importaciones de bienes de consumo terminados, a que se refiere la segundacategora, pues al seguir creciendo regularmente la actividad econmica tampoco

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    experimentara fluctuaciones el pago de sueldos y salarios y otras entradas fijas,salvo en el caso de las actividades exportadoras. Por el contrario, los efectos de lasfluctuaciones exteriores tendern a concentrarse en la demanda de importaciones

    de bienes de consumo y de capital correspondiente a la tercera categora.Esto no significa que al aumentar cclicamente las ganancias de los empresarios,stos tiendan a emplear en forma ntegra el incremento en importaciones de estanaturaleza. Simplemente, aumentar la demanda de ciertos bienes, ya se trate delos de produccin interna o de los que se importan. Pero como la actividadinterna no puede expandirse cclicamente, sino que contina el ritmo de su creci-miento regular, la mayor demanda tender a satisfacerse con el incremento cclicode estas importaciones. Por lo tanto, las nicas importaciones que quedaranexpuestas al movimiento ondulatorio seran las que satisfacen la demanda de

    aquellos grupos de ingresos cclicamente fluctuantes. Aumentaran durante elascenso cclico y disminuiran en el descenso. En esta forma, la fluctuacin de lasexportaciones se reflejara prontamente en las importaciones, sin afectar el creci-miento regular de la actividad interna.

    ste es, pues, el propsito de las transformaciones estructurales a que antes nosreferamos. Desde este punto de vista, el coeficiente de importaciones podradividirse en dos: por un lado, el correspondiente a aquellas importaciones de laprimera y segunda categora antes mencionadas que no estn sujetas a fluctuacio-nes cclicas y, por otro, el coeficiente de importaciones de la tercera categora, enel que se reflejara con toda intensidad la fluctuacin de las exportaciones.

    La composicin de uno y otro coeficiente no slo dependera de la ndole de lademanda, sino tambin de las decisiones de la poltica econmica acerca de losartculos que habra que seguir importando y de los que convendra sustituir. Peroambos coeficientes tendran que descender persistentemente mientras que el cre-cimiento del ingreso sobrepasa el ritmo impuesto por las exportaciones: el prime-ro en forma regular y el segundo siguiendo las fluctuaciones del ciclo.

    c) Anticipacin de la poltica sustitutiva.Las transformaciones estructurales necesa-rias para reducir estos coeficientes no tienen que esperar a que se produzca unexceso de importaciones, sino que tendrn que anticiparse previsoramente a lasexigencias del crecimiento. En otros trminos, durante el ascenso de las exporta-ciones es indispensable prever el prximo descenso e iniciar las sustituciones, demanera que cuando ese descenso sobrevenga la economa est preparada pararesistirlo y seguir avanzando sin retrocesos.

    Es claro que en estas previsiones hay elementos conjeturales muy importantes.Por la experiencia pasada sabemos que a todo ascenso sigue un descenso. Peroignoramos cuando ocurrir ste y en qu medida se presentar. As pues, lastransformaciones estructurales podran resultar excesivas en unos casos e insufi-cientes en otros. Por ellos tienen que ir unidas a mecanismos de flexibilidad. Si

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    resultan excesivas habr que moderar el ritmo de las nuevas sustituciones y,mientras tanto, acrecentar las reservas monetarias con el exceso consiguiente delas exportaciones. Si las transformaciones son insuficientes habr que emplear el

    margen comprimible de importaciones para restablecer el equilibrio dinmico,tanto en la balanza de pagos como en la economa interior, y acudir a recursosinternacionales si ello no fuera bastante.

    Se justifica plenamente aqu hacer esto ltimo, no como elemento normal de unapoltica compensatoria, como se ha explicado antes, sino como medida de urgen-cia, cuando por insuficiencia de la poltica sustitutiva o por una cada extraordina-riamente intensa de las exportaciones se impone el uso de tales recursos paracontribuir al equilibrio.

    Las medida s anticclicas complementarias

    a) La variacin cclica de ciertas importaciones. Acaba de verse que la solucin defondo del problema de la vulnerabilidad exterior es de carcter estructural. Esto nosignifica que haya que eliminar la posibilidad de ciertas medidas anticclicas decarcter complementario. Ante todo, cabra preguntarse si ascenso y descenso delas importaciones en que se refleja la fluctuacin de las exportaciones, sera espon-tnea o necesitara de medidas coadyuvantes. Si se logra desarrollar la economacon la ocupacin mxima de factores productivos, no parecera requerirse ninguna

    medida de esta naturaleza, pues la presin de la demanda adicional sera suficientepara que, rebasada la capacidad productiva, crezcan las importaciones. Es claro quesiempre habr un cierto grado de capacidad ociosa en la economa, pero no porinsuficiencia de la demanda interna, sino en anticipacin a su incremento futuro,como siempre sucede en una economa en crecimiento. En tal caso, la mayordemanda llevar a utilizarla, y esta mayor demanda se ir transformando gradual-mente en importaciones en el curso del movimiento circulatorio del ingreso. Pero amedida que se va colmando el lmite de la capacidad, el crecimiento de aqullasser cada vez ms rpido y una proporcin creciente hasta llegar al total de la

    presin adicional a la demanda se traducir en incremento de importaciones.De todos modos, el aumento cclico de la demanda tender a hacer subir losprecios. La intensidad de este efecto, aparte de la elasticidad permitida por lacapacidad disponible, depende del margen de proteccin a la produccin sustitutiva.Si ste es moderado y slo compensa diferencias de costos, la elevacin de pre-cios se ver prontamente contenida por el aumento de las importaciones.

    Este margen influye tambin en la forma en que descienden las importacionescuando se reduce la demanda interna por la cada de las exportaciones. Unaligera disminucin de los precios internos, en tanto que se mantienen los de lasimportaciones, har que el descenso de la demanda incida sobre estas ltimas yno sobre la actividad interna.

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    De no haber esta flexibilidad sera indispensable establecer un gravamen variable,que se reduzca o elimine en el ascenso cclico, para estimular las importaciones,y se mueva en sentido contrario en el descenso para comprimirlas ms rpida-

    mente en resguardo de la produccin interna.b)El estmulo a las importaciones cclicas de bienes de capital. Hay otro caso enque tambin podra establecerse un gravamen variable, tanto sobre las importa-ciones como sobre la produccin sustitutiva, pero por razones de otra naturaleza.Trtase del siguiente problema. La fluctuacin de las ganancias en el sectorexportador es uno de los factores principales del movimiento de las importacio-nes. El aumento de estas ganancias tiende espontneamente a acrecentar lasinversiones con la correlativa importacin de bienes de capital, pero tambintiende a aumentar el consumo de esos grupos, principalmente de aquellos bienes

    de alta elasticidad ingreso de la demanda y, como no puede satisfacerse interna-mente, la presin se desviar hacia las importaciones.

    Aqu es donde un gravamen flexible podra contribuir al mejor aprovechamientodel incremento de recursos exteriores para aumentar las inversiones. Concbese,en efecto, que el incremento de la demanda de esos bienes pueda absorberse conun gravamen aplicado, tanto a los importados como a los de produccin interna.Desde luego, el alza de los precios de estos bienes no tendr por qu afectar elnivel de vida de las grandes masas de la poblacin.

    A fin de cumplir el objetivo que antes se seala, los recursos as obtenidos por elEstado tendran que emplearse en la importacin de bienes de capital, ya sea parala actividad del propio Estado o para la actividad privada, si tales recursos sededicaran a fortalecer la capacidad de prstamo de las entidades de desarrolloeconmico.

    Al sobrevenir el descenso de las exportaciones, la rebaja correlativa del gravamen,con la consiguiente reduccin del precio de esos bienes, permitira mantenerestablemente su demanda efectiva, sin que se compriman las importaciones o laproduccin interna. Aplicado en esta forma a los bienes de alta elasticidad ingre-

    so, el gravamen flexible permitir aumentar las inversiones de capital a expensasdel incremento del consumo de los grupos de ingresos altos. Nos referimos alincremento cclico del consumo y no a su crecimiento regular, a medida que seopera el desarrollo econmico. Es indudable que caben diferentes soluciones encuanto al monto de este gravamen, segn el grado en que se desee influir sobreel consumo para acrecentar las inversiones. Pero cualesquiera que sean, todas lassoluciones deben tener un elemento comn: que el Estado no utilice los recursosextraordinarios provenientes del gravamen flexible en aumentar el personal de laadministracin corriente o el de sus inversiones, pues la falta posterior de estos

    recursos traera el consiguiente desempleo.

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    Adems de sus efectos sobre el coeficiente de inversiones, el uso de estos recur-sos en importaciones de bienes de capital permitira atenuar la inestabilidad inter-na. Tambin se lograra este propsito si el Estado empleara tales recursos en la

    importacin de bienes de consumo que requiere para su funcionamiento o enacrecentar la demanda interna de estos bienes, provocando indirectamente elaumento de las importaciones. Pero de este modo se malograra la oportunidadfavorable de elevar la capitalizacin.

    Estas mismas consideraciones son aplicables al caso en que el Estado grava direc-tamente las exportaciones y participa as en el incremento cclico del ingresoglobal de la economa. Dedicar los recursos a la importacin de bienes de capital,ya sea para sus propias inversiones o las inversiones privadas, le permitir evitarel dficit inflacionario cuando descienden las exportaciones, y elevar a la vez el

    coeficiente de capitalizacin. La conducta anticclica del Estado es indispensablepara lograr el crecimiento regular de la economa con el mximo de ocupacin desus fuerzas productivas.

    Todo esto significa que, para hacer menos vulnerable la economa a las fluctuacio-nes exteriores, el Estado tiene tambin que introducir reformas estructurales en susgastos. Habr que hacer una clara distincin entre gastos corrientes de la adminis-tracin y las inversiones internas que tienen que crecer regularmente al ritmo im-puesto por consideraciones de poltica econmica y social de un lado, y las impor-taciones de bienes de capital de otro. Las primeras tendrn que cubrirse con recursosprovenientes del crecimiento tambin regular de la economa interna, en tanto queestas ltimas debern reflejar el curso variable de las exportaciones.

    c) Inversiones para absorber la desocupacin cclica en las actividades exportadoras.Consideremos ahora otro aspecto de este problema. Hasta aqu hemos habladode la fluctuacin de la ganancia de los empresarios. En la fase ascendente, subenprimero las ganancias en las actividades exportadoras; al aumentar as su deman-da interna, tienden tambin a subir los precios y las ganancias de los empresariosen el resto de la economa. Si sta funciona al mximo de ocupacin en un

    proceso de crecimiento regular, el alza de precios estar limitada por la afluenciade importaciones, salvo en los servicios destinados a los grupos de altos ingresosy que no admiten competencia de importaciones.

    Es claro que si el margen de proteccin es elevado, o se acude a restriccionesdirectas o prohibitivas para influir sobre las importaciones, el alza de precios notendr este lmite tan cercano, y ello agrega un motivo adicional para introducirtambin en estos aspectos ciertas reformas tendentes a lograr el ms eficaz funcio-namiento del sistema econmico.

    Como quiera que fuere, y a igualdad de otras condiciones, la fluctuacin de lasganancias de los empresarios en el resto de la economa ser menos intensa en unrgimen de ocupacin mxima que cuando la economa est sujeta, como ahora,

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    al efecto de las oscilaciones exteriores, pues en este ltimo caso la actividadinterna se dilata y contrae sucesivamente y las ganancias aumentan y disminuyenno slo por el movimiento de los precios, sino tambin por las variaciones que

    ocurren en la utilizacin de la capacidad productiva.Si las fluctuaciones exteriores slo se reflejaran sobre las ganancias de los empre-sarios, las medidas para combatir la vulnerabilidad exterior se limitara a lo quehemos venido explicando, pero tambin se refleja en variaciones de ocupacinen las actividades exportadoras, variaciones que, sin embargo, suelen ser de am-plitud menor que el movimiento de los precios y ganancias. Esto complica lasmedidas anticclicas y obliga a tomar nuevas medidas de previsin.

    En qu podran consistir esas medidas? El problema es ste. La desocupacin enlas actividades exportadoras no es estructural sino cclica, esto es, de carctertransitorio. En consecuencia, no se trata de transferir permanente los desocupa-dos a otras actividades, sino de absorberlos en forma temporal. Habra, pues, queemplearlos en inversiones internas, y para que ello no tenga consecuenciasinflacionarias se requiere acudir al ahorro. Pero este ahorro no podra realizarse aexpensas del consumo interno, pues si as fuera estaramos provocando un fen-meno de insuficiencia de la demanda a fin de corregir otro. Evitaramos la insufi-ciencia de la demanda originada en las actividades exportadoras, y crearamosotra insuficiencia en el resto de la economa. Por lo tanto, no es ahorrando sobreel consumo de bienes internos como habra que cubrir estas inversiones, sino aexpensas de las importaciones.

    En realidad, lo que se requiere es una masa de ahorro que vaya creciendo regu-larmente a medida que se desarrolla la economa. En la fase ascendente de lasexportaciones este ahorro se empleara en importaciones de bienes de capital, yen la fase descendente, en inversiones internas. Al ocurrir esto ltimo, el ahorrorealizado a expensas de las manifestaciones se transformara en consumo de losnuevos ocupados en las inversiones, llenando as el claro que haban dejado en lademanda al declinar el empleo en las actividades exportadoras.

    d) Flexibilidad de las inversiones. Esta flexibilidad en las inversiones constituye unelemento indispensable en la poltica anticclica, no slo en lo que concierne a lasinversiones recin consideradas, sino a las inversiones en general.

    Trataremos de explicar esquemticamente este asunto. Si bien se mira, desde elpunto de vista anticclico, las inversiones estn compuestas de dos partes: unaparte fluctuante y otra que crece regularmente con el desarrollo econmico. Laparte fluctuante est dada por aquellas importaciones de bienes de capital en quese refleja el movimiento de las exportaciones. La parte de crecimiento regular estformada por el resto de las importaciones de bienes de capital, que no varacclicamente, y por toda la gama de inversiones internas.

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    Si la actividad econmica interna creciera regularmente con el mximo de ocupa-cin, no habra razn para suponer que no pueda mantenerse tambin una cuan-ta de ahorro que crezca regularmente. A este ahorro estable de origen interno y

    destinado a las inversiones de crecimiento regular se agregara el ahorro fluctuan-te de origen externo en las actividades exportadoras y dedicado a la parte asimis-mo fluctuante de las importaciones de bienes de capital. Pero con esto no queda-ra completamente resuelto nuestro problema. En efecto, las inversiones internasestn ntimamente ligadas a las importaciones de bienes de capital. As, parainstalar maquinarias y equipos importados se requieren inversiones considerablesen plantas industriales. Este estrecho nexo significa un factor de inestabilidadinterna, pues las actividades de la construccin quedaran expuestas a la variacinde aquellas importaciones. Por esta razn, tambin en este caso se requiere dar

    contenido flexible a las inversiones internas. En nuestros pases el Estado tiene,generalmente en sus manos, los instrumentos para hacerlo; slo es necesarioemplearlos en forma que las actividades de la construccin no sufran sensiblesoscilaciones. Ello requiere un movimiento de tipo compensatorio; cuando crececclicamente la construccin industrial en su sentido ms lato debern decrecerlas construcciones de otro tipo. El Estado, a travs de sus propias obras pblicasy de la construccin de viviendas populares, por un lado, y del sistema de crditohipotecario, por otro, est en condiciones de introducir este elemento anticclico,sin perjuicio del empleo del sistema impositivo si fuera necesario. En otros trmi-

    nos, las consideraciones de carcter anticclico debern tener un papel importanteen la planificacin de largo plazo de todas estas inversiones, que es indispensableal crecimiento de la economa.

    e) ndole de las medidas anticclicas. Resumamos ahora las conclusiones ms im-portantes de nuestra discusin anterior, antes de pasar a otros aspectos del vastoproblema que estamos considerando. Ante todo, hemos procurado demostrarque la solucin fundamental de la vulnerabilidad exterior es de carcter estructu-ral. Hay que transformar la estructura de la economa para que la actividad econ-mica interna no obstante las alternativas de la economa internacional pueda

    crecer regularmente y en un grado mximo de ocupacin. La economa internadeja as de ser vulnerable y adquiere la resistencia necesaria para que las fluctua-ciones de las exportaciones de traduzca prontamente en importaciones cuyomovimiento no afecte la actividad interna.

    Hemos demostrado, tambin, que una simple poltica anticclica sin estas transfor-maciones estructurales es de difcil aplicacin. Pero si se realizan tales transforma-ciones, se requieren medidas complementarias de carcter anticclico destinadas acumplir los siguientes objetivos:

    i) Ayudar al movimiento de las importaciones de fluctuacin cclica medianteun gravamen flexible;

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    ii) Aumentar la importacin cclica de bienes de capital a expensas de las impor-taciones de bienes de consumo, con otro gravamen que se combine con elanterior;

    iii) Destinar tambin la parte fluctuante de las recaudaciones del Estado vincula-das estrechamente al comercio exterior a la importacin de bienes de capital;

    iv) Absorber la desocupacin cclica en las actividades exportadoras con recur-sos que se dedicaban en el ascenso cclico a importaciones de bienes decapital adicionales a las anteriores, y

    v) Cambiar la composicin de las actividades de construccin para compensarlos movimientos cclicos derivados de las importaciones de bienes de capital.

    Se ha puesto el acento en la importancia de la solucin estructural, pues el proble-ma de la poltica anticclica para corregir la inestabilidad de origen exterior se haconsiderado, con frecuencia, independientemente del problema de crecimientoeconmico, como si la fluctuacin no hubiera sido un rasgo caracterstico denuestra forma de crecer. Yo mismo he preconizado en otros tiempos una polticaanticclica ajena a consideraciones estructurales, y he tenido cierta responsabili-dad en su aplicacin en algn pas latinoamericano. En sntesis, se trata de actuarsobre la demanda en la fase ascendente mediante la venta de papeles de absor-cin de ahorro en el pblico. Al comprimirse as la demanda yno emplearelahorro en importaciones de bienes de capital, o inversiones internas, el ahorro

    queda en forma de reservas monetarias. Cuando sobreviene la fase descendente,las autoridades monetarias compran nuevamente en el mercado esos papeles deabsorcin, devolviendo el poder de compra que antes se haba retirado. Ello tieneel efecto de atenuar la contraccin de la demanda, como antes se haba mitigadosu expansin, sin que hubiera consecuencias inflacionarias por el empleo de lasreservas monetarias acumuladas previamente.

    Aunque la idea es correcta desde el punto de vista anticclico, deja de lado elproblema de fondo que es de carcter estructural. Pero en aras de la poltica anticclica

    se acumula ahorro en forma de reservas monetarias en pases que no tienen ahorrosuficiente para acelerar su crecimiento. Es cierto que la acumulacin es temporal,pero no slo se trata de eso, sino de la necesidad de aprovechar esa holgura relativade recursos para introducir aquellas transformaciones estructurales que, aparte deevitar la contraccin de la economa cuando bajan las exportaciones, permitencontinuar su mismo crecimiento con el mximo posible de ocupacin.

    Es cierto que en aquellos tiempos en que tales ideas surgie