el endecasílabo castellano, pedro henríquez ureña
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EL ENDECASÍLABO CASTELLANO
El verso endecasílabo castellano, según las definiciones
usuales de los tratados de métrica, se compone de once síla-
bas, con acentos interiores necesarios en la sexta
:
tipo A: Flérida para wz' dulce y sabrosa,
o bien en la cuarta y en la octava
:
tipo B^: Más que Ia//-?/ta del cercado ajeno.
Así lo definen Juan María Maury ^, Andrés Bello ^, Manuel
Milá y Fontanals ^, Eduardo Benot * y la multitud de trata-
distas que les siguen; así lo definían ya, en el siglo xvi, Ren-
gifo ^ y el maestro Alonso López Pinciano ^. Como la acen-
tuación cae siempre en las sílabas pares, suele llamársela
yámbica, adaptando, no muy bien, a nuestro moderno ritmo
acentual el término cuantitativo de la antigüedad clásica. El
' En la Espagne poétique (1826) y en la carta a Vicente Salva, inclui-
da por éste en una nota de su Gramática, sobre el endecasílabo (183 1);
a falta de las obras originales, pueden verse las citas que trae el conde
de la Vinaza en la Biblioteca histórica de la filología castellana, sección
de ortología, prosodia y métrica.
2 Ortología y métrica (1835), caps. VI y VII del Arte métrica.
5 Obras completas (Barcelona, 1888- 1896, I, págs. 337 y 393).
* Prosodia castellana y versificación. Véase especialmente el pá-
rrafo V del sumario e índice.
5 Arte poética rspañola (1592). Véase el capítulo XI en la edición
de 1644, que he consultado. Los ocho tipos de endecasílabo que men-ciona Rengifo se reducen a los dos arriba indicados.
s Filosofía antigua poética (1596). Véasela página 285 en la reim-
presión de Madrid, 1894.
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nombre de yámbico se aplica a veces también, así como el de
heroico, al tipo A; al tipo B- se le da el nombre de sáfico.
Los escritores españoles modernos, al hablar del endeca-
sílabo italiano tienden a considerarlo sujeto a idénticas leyes
que el nuestro. Pero basta consultar los buenos tratados de
métrica italiana para convencerse de que no es así *: el ende-
casílabo de Italia puede acentuarse interiormente, ya en la
sexta sílaba
:
tipo A: Nel mezzo del c?immin di nustra vita,
ya en la cuarta:
tipo B': Vidi Caiuw/lla e la Pentesilea.
En el tipo B^ hay cinco sílabas inacentuadas entre la cuarta
y la décima. Como en italiano—no menos que en español— es
cosa poco frecuente que en una sucesión de cinco sílabas no
haya acentuación ninguna, este tipo no se presenta puro muy
a menudo, y ha producido dos variantes: una con acento en
la octava sílaba, en que se conserva el úizno yámbico:
tipo B*: Mi ritrowa/ per una íí-A-a oscura,
y otra con acento en la séptima sílaba, con lo cual el ritmo
anapéstico sustituye al yámbico:
tipo B^: Che ricorí/arsi del iem\)o felice '.
Los tipos A y B- son los que predominan. Los tipos R'
y B^ no disfrutan igual suerte: desde el siglo xvi hay poetas
que los evitan, especialmente los de principios del siglo xix,
como Leopardi y Manzoni; pero vuelven a alcanzar plena boga
1 R. FoRNACiARi, Grammatica italunuí Jeii'uso modetrio i\,m/-, H,ita-
ta... (séptima edición, Florencia, 1913, parte 1. p.'í^s. itiisat. Agrego,
en confirmación: C. H. Gkandgknt, editión de la '<»,
Boston, 1909- 1913, pág. XXXV de la Introducción; i•»•
fo 56 de su Romanischc Verslehre, en el Grundtiss dtr romanudun I'hi-
lohgie de GrOber.2 Milá designa este endecasílabo con el nt.mbre de an*|»^tico;
Bello, con el de dactilico, atendiendo al acento - frecuente — en I*
primera sílaba:
Puro e dií/#/to a tmlitt alie «telle...
1^4 PEDRO HEKRÍQUEZ UREÑA
desde Carduce!, y todavía la tienen. Así, resulta inexacto afir-
mar, como lo hizo Menéndez Pelayo, que el tipo B^ aparece
sólo «por casualidad o descuido... en antiguos poetas italia-
nos», o que lo usan «alguna vez para producir determinados
efectos de armonía imitativa» ^.
El endecasílabo del tipo B^ es el primitivo de la poesía
francesa — y, por consiguiente, el más antiguo de todos
:
Halt sont 11 J>m e li val tenebros —
,
y de la poesía provenzal
:
Be m'an perdiif lai envers Ventadorn.
Los tipos B^ y B^ existían entonces, bien se comprende,
como formas no diferenciadas del B^.
Pero entre el verso épico francés y el verso lírico proven-
zal hay diferencias. La pausa fuerte del francés, después del
acento en cuarta sílaba, lo divide en dos porciones, la primera
de las cuales puede tener una sílaba más, átona, después de
la acentuada
:
Les roches ¿/ses, li destreit merveillos.
La pausa se va convirtiendo en mera cesura para el proven-
zal, que adquiere así mayor unidad y cohesión. De ahí suele
pasar el verso del mediodía de Francia a ocasionales disloca-
ciones del acento.
El tipo A existió también en francés y en provenzal; tenía
vida propia y no debía mezclarse con el tipo B, pero de hecho
llegó a mezclarse, a veces, en la versificación de los trovadores^.
* Antología de poetas líricos castellanos, XIII, págs. i86 y 214.
2 La causa no la he visto explicada. Probablemente se debe a la
tendencia, general en la historia de la versificación romance, a prestar
cada vez mayor atención al número de sílabas que al ritmo acentual.
Así se comprende no sólo la alternancia de los tipos A y B, sino la
aparición de dislocaciones curiosas del ritmo, especialmente la acen-
tuación de la tercera sílaba en vez de la cuarta:
Mais volc guerra filz del reí d'Etobia
(Raimbaut de Vaqueiras.)
Dislocaciones semejantes se hallan a menudo en la poesía galaico-
portuguesa y en la catalana; pero en castellano son muy raras.
EL ENDECASÍLABO CASTELLANO I 35
El endecasílabo trovadoresco, como es bien sabido, se
•usó desde temprano en dos de los idiomas de Mspaña: en
•catalán
:
Rocabertí: Plangen mon dan e sa desconaxcnga...
y en galaico-portugués
:
Rey Dionís: Desi é cousa mui descomunal...
En Galicia y Portugal, sin embargo, debió de existir en boca
del pueblo otro metro semejante, no silábico, sino irregular,
rítmico; del contacto de estos dos metros pudieron derivarse
el arte mayor castellano y las modernas muiñeiras.
La novedad que distingue al endecasílabo italiano es la
mezcla libre y constante de los tipos A y B, con todas sus
variantes, mezcla que acaba por dar la preeminencia al pri-
mero. Cuando Boscán y Garcilaso imitan en nuestro idioma
el verso italiano, el tipo A es el que predomina, y es el que
acaba por dar la norma, aunque al principio tolere muchas
desviaciones. El tipo B-— que, según los tratadistas castí-lla-
nos, es el único que debe unírsele, excluyéndose los tipos B*
y B^— es verdadero equivalente mecánico de A. «On peut se
représenter—decía Maury en su Espagne poctique, explicando
cómo en las series de endecasílabos castellanos se equiva-
len Ay B-— une image matérielle de cette disposition rythmi-
•que par des barres horizontales que soutiendraient en equili-
bre, soit un appui au point du milieu, soit deux appuis á des
distances égales des extrémités» *.
Pero si A y B2 son los tipos ortodoxos del endecasíla-
bo castellano, es importante observar que el tipo H^ vino de
Italia junto con ellos y perduró en nuestra poesía desde prin-
cipios del siglo xvi hasta principios del xix; es decir, mucho
-después que Rengifo y el Pinciano lo habían omitido en sus
•definiciones del endecasílabo. En trabajos anteriores (Rm-
> El motivo por que se equivalen los iip«.s .X y H- sr p-ulna . Kpli-
car por medio áe\ faraUlogramo Je ¡as fuerzas de los IraUdos dr rae-
136 PEDRO HENRÍQUEZ UREfjA
bén Darío, 1905; El verso endecasílabo, 1909) ^ he demostra-
do cómo persistió el tipo B^ mezclado con A y B-, en la
versificación castellana.
I
ANTES DE BOSCÁN
Hay más: antes de Boscán, el tipo B^ — directamente o a
través de su variante B^—es. el origen de la mayor parte de los
intentos de endecasílabo realizados en nuestro idioma, y hasta
el marqués de Santillana, el tipo A no aparece de modo de-
finido.
* Aparecen ambos en mi libro Horas de estudio (París, 1910). Hayen esos trabajos errores de omisión y comisión que subsano ahora:
I. Tanto Maury (desde 1831 por lo menos) como Juan Gualberto
González (v. el tomo III de sus Obras en prosa y verso, 1844) habían
advertido ya, antes que yo, el uso frecuente del tipo B' en castellano;
pero su valiosa observación quedó olvidada, y no tuve noticia de
ella hasta después de publicados mis trabajos. Es evidente que Me-
néndez Pelayo la había echado en olvido: no la menciona en su estu-
dio sobre Boscán (tomo XIII de la A?itología de poetas líricos castella-
nos), y luego, en carta particular que me dirige (año 1910), afirma que
el tipo Bi es «una especie de anapéstico vergonzante», opinión que
no creo pueda mantenerse.
II. No sabiendo que los tratadistas italianos, a no ser los autoriza-
dos, suelen incurrir en error al enunciar las reglas del endecasílabo,
me atuve al tratado que hallé más a mano, el cual daba como tipos
ortodoxos solamente el A, el B^ y el B^; así, empleé mucho esfuerzo
innecesario en probar que en italiano existía igualmente el tipo B '.
III. Menéndez Pelayo, con el hábito de considerar él endecasílabo
de Italia sujeto a idénticas reglas que el español, sugiere que en el
caso del marqués de Santillana «es muy probable la influencia del
endecasílabo catalán... en la acentuación de la cuarta sílaba». Yo fui
más lejos, y supuse la influencia unida de la versificación provenzal,
catalana y galaico-portuguesa como causa de la conservación del tipo
B^ en castellano; ahora me parece innecesario acudir a esta influencia
lateral, puesto que el tipo B' tiene antecesor italiano legítimo.
EL ENDECAbÍLABO CASTELLANO 137
1
.
En el Cantar de Mió Cid y en el fragmento de Ronces-
valles hay versos que acaso se deban a imitación — incons-
ciente, es lo más probable — del tipo francés de la C/ian-
son de Rolatid {Ji^)\ tienen pausa fuerte después de la cuarta
sílaba
:
En Casteion|todos se leuantauan... — Verso 458,
y, como en francés antiguo, cuando el primer hemistiquio
tiene cinco sílabas no disminuye la medida del segundo:
Abren las puertas|de fuera salto dauan... — Verso 459 '.
2. El endecasílabo de D. Juan Manuel proviene, mediata
o inmediatamente, del trovadoresco; ha perdido el ritmo yconserva la medida, el número de sílabas, i'mico elemento que
pareció preocupar al autor:
El danno, que non le pueda venir...
A las cosas ciertas vos comendat...
Non te quexes por lo que Dios fiziere...
El tipo B^ — con tendencia al B'^ — abunda, pero no se
sostiene:
En el comiendo deve omne partir...
Ten que es derecho si te arrepentieres...
Bive tal vida que mueras onrrado...
Una que otra vez obtiene el tipo A, al parecer inconscien-
temente:
Non castigues al mogo maltrayendo...
En ocasiones combina versos de once y de doce sílabas,
como después el arte mayor '-'.
3. No parece que tengamos derecho a afirmar cjue el ar-
cipreste de Hita escribió endecasílabos, a pesar de que así
• R. Mbnéndez Pídal, Cantar de Mió Cid, texto, gramática y vocabu-
lario, págs. 78, 79, 96, 97, loi, 102.
2 Véase F. Hanssen, Notas a la versificación de Juan Manuel, en
los Anales de la Universidad de Chile, 1901.
138 PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA
piensan Menéndez Pelayo, Puyol y otros escritores ^. Los ver-
sos suyos que suelen tenerse por tales, probablemente no son
sino sucesiones de versos de cinco y de siete sílabas, según
lo indica la rima:
Quiero seguir
a ty, flor de las flores,
siempre desir
cantar de tus loores,
non me partir
de te seruir,
mejor de las mejores.
De todos modos, si éstos fuesen endecasílabos, serían del
tipo B^ : tendrían pausa fuerte después del acento en la cuarta
sílaba, y a veces presentarían una sílaba átona después de la
tónica, como en la epopeya francesa:
Nunca fallege
la tu merged conplida... ^
4. El endecasílabo galaico-portugués de la Edad Media
tiene dos aspectos: en manos de los poetas cultos es igual al
trovadoresco de Provenza (B^, con variantes, y A; abundan
las desviaciones); donde puede discernirse la influencia popu-
lar, tiene ritmo cadente, anapéstico (B ^) o anfibráquico (C)
:
Ai ñores, ai flores do verde pino... (C)
E será vosc' ant' o prazo passado... (B^)
El verso popular— que en los cantares de danza hubo de
tener gran libertad, mezclándose con versos de otras medi-
1 M. Menéndez Pelayo, Antología de poetas líricos castellanos, III, pá-
gina c; J. Puyol y Alonso, El arcipreste de Hita, Madrid, 1906, pá-
gina 214. En contra: Hanssen, Los metros de los cantares de Jiia?i Ruiz,
en los Anales de la Universidad de Chile, 1902; sin embargo, sus razo-
nes (v. págs. 200 y 201) no habrían sido suficientes a convencerme,
pues él cree que los versos no son endecasílabos porque su ritmo es
yámbico y no dactilico — o, según diría Milá, anapéstico — ; en reali-
dad, la acentuación yámbica podía haberla encontrado el arcipreste
en la poesía galaico-portuguesa.
2 Cito los versos del arcipreste según la edición de Ducamin, To-
losa, 1 90 1.
KL ENDECASÍLABO CASTELLANO I 39
das, pero de ritmo afín, como en las muiiieiras de hoy— pe-
netró en Castilla durante el siglo xiv, como se ve en el cos-
sante del árbol de amor, del almirante Mendoza:
Ya se demuestra: salidlas a ver...
Vengan las damas las frutas cortar...
y en composiciones anónimas, populares, del Cancionero Her-
beray (siglo xv):
Soy garridilla e pierdo sazón...
Una mozuela de vil semejar...
Ha sobrevivido hasta nuestros días en boca del pueblo:
¿Dónde le dejas a tu buen amigo?...
Tanto bailé que me dio calentura... '
5. Nuestro arte mayor es, probablemente, de origen ga-
laico-portugués. El dodecasílabo, que es su norma, compues-
to de dos hemistiquios exactamente iguales («Amores medieron corona de amores...»), pudiera ser desarrollo, por ana-
crusis, del tipo anapéstico (B^j, que se conserva luego como
forma auxiliar del metro:
Tanto andouimos el cerco mirando
que nos fallamos con nuestro Macías
e vimos que estaua llorando los días... *
1 Sobre los endecasílabos galaico-portugueses y, en ocasinnr*, sus
derivaciones castellanas: Milá y Fontanals, De la poesía /
llega y Del decasílabo y endecasílabo anapésticos (tomcj \' de -
completas); Henry R. Lang, Das Liederbuch des Konigs Denis von Por-
tugal, Halle, 1894, págs, cxiv, cxvi y cxvir, Tbophilo Braga y Cabouwa
MicHAÉLis DE V'asconcellos, Gcscltichte der portugiesiscJun Utteratur.
en el Grundriss de Grober, párrafos 20. 26 y 42; Hanssbn. Zur <* •
sc/ien nndportugiesischen Metrik, Valparaíso, 1900, y Los versos .;
Cantigas de Santa María del rey Alfonso X, en los Anales d« la L/nr. .-•
sidad de Chile, 1 90 1
.
- Versos de Juan de Mena; cito se^ún el Cancionero castellano dr¡
siglo XV, de FoulclK'--Dclbosc (^Madrid. 191 j^.
Aunque en el arte mayor se encuentran de tarde en tarde versos
senoejantes a nuestros modernos .\ y B», debe recordarse que los
140 PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA
El tipo B^, a pesar de su poca fuerza rítmica, se encuen-
tra a veces en el arte mayor:
Cuando punava por descabollirme...
Es importante recordar que en los endecasílabos de arte
mayor hay pausa fuerte después del acento en la sílaba cuar-
ta, y el verso no es simple, sino compuesto de dos hemisti-
quios, como los dodecasílabos.
6. En el verso de arte mayor, el dodecasílabo predomina,
relegando al endecasílabo al papel de variante cataléctica. En
Micer Francisco Imperial, por excepción, hay un retorno al
verso de once, cuando el poeta de lengua castellana imita a
Dante. Es probable que en el oído de Imperial se produjera
una confusión entre los ritmos del arte mayor y los del ende-
casílabo dantesco; es posible también, aunque dudoso, que la
confusión no sea del autor, sino de los copistas, y que Impe-
rial sí supiera cuándo escribía arte mayor y cuándo escribía
endecasílabos a la italiana. En su estado actual, su metro
aparece desorganizado:
El tienpo poder pesa a quien más sabe,
e donde aqueste principio yo tomo
non es menester que por mí se alabe...
Cerca la ora que el planeta enclara
al oriente, que es llamada aurora,
fuéme a una fuente por lavar la cara
en un prado verde que un rrosal enflora... ^
poetas del siglo xv no los leían como tales; para ellos, el único acento
que contaba en tales casos era el de la cuarta sílaba.
Sobre el arte mayor véanse Bello, Ortología y tnétrica; R. Foulché-
Delbosc, Étude sur le Laberinto de Jua?i de Mena, en la Revue Hispa-
nique, 1902 (o traducción de Bonilla, Jíian de Mena y el arte mayor,
Madrid, 1903); Hanssen, El arte mayor de Juan de Mena, en los Ana-
les de la Universidad de Chile, 1906, especialmente pág. 186.
^ Cito por el Cancio7iero de Baena, INiadrid, 1851 (núm. 250). Exa-
mínense también las composiciones que llevan los números 226, 231,
238. 239, 521 y 548, y véase Menéndez Pelayo, Antología, vol. III, pá-
ginas Lxvu, Lxix y Lxxii, y vol. XIII, págs, 209 y 210.
EL BNDECASÍLABO CASTELLANO I4I
7. Según Menéndez Pelayo S el caso de I-'ernán lYírez de
Guzmán es parecido. Pero examinando con atención los me-tros del señor de Batres, se descubre que si unas veces escri-
be versos de arte mayor, donde a ratos muestra predilección
marcada por el endecasílabo auxiliar (B-^), otras veces escribe
endecasílabos a la francesa (B*), distintos de los anapésti-
cos -. En arte mayor están, por ejemplo, las coplas de la Con-
fesión y el Dezir en memoria del almirante de Castilla, don-
de abunda el endecasílabo B^:
Onbre que vienes aquí de presente,
tú que me viste ayer almirante...
Gloria e unrras, estado e plazer
me desanparan aquesta sazón...
Pero son endecasílabos a la francesa (^B'j, que a menudo
tienen una sílaba de exceso, átona, después de la cuarta acen-
tuada, los de las coplas Que más virtud da la buena crianga
que la generación («Yo digo assí que la buena crianga...») y
Aceptando se hombre a bien viuir y suplicando a Dios se ven-
gen los pecados naturales («Si la costumbre es tornada en na-
tura...»), que forman parte de los Vicios y virtudes, los del
himno A Nuestra Señora («¡O sacra esposa del Espíritu San-
to!») y los de la Oragión a Nuestra Señora en fin de toda la
obra («Virgen preciosa de muy dulge áspete...»):
¡O sacra esposa|del Espíritu Santo,
de quien nasgió|el sol de la justicia
o resplandor. |o grandiosa letigia
del parayso,|e del yntierno espanto!
La mejor prueba de que no están en arte mayor es que
nunca se encuentra entre ellos el verso fundamental de aquel
metro, el dodecasílabo dividido en dos hemistiquios estricta-
mente iguales (6+6), a pesar de que abundan los renglones
' Antologia,yÁ\\,\í(a%,. 2\\.
» Ya lo había observado Hansskn en Los versos d4 tas Cantigas d»
Santa Marta del rey Al/ntuo X, en los Anaies de la Universidad de Ckiie,
1901; V. pág. 538.