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  • Universidad Iberoamericana

    El conquistador maldito. La construccin visual de Hernn Corts en el muralismo

    de Jos Clemente Orozco Karol Wolley Reyes

    Historia del Arte

    Sexto Semestre

    Seminario de investigacin II

    Prof. Luis Manuel Montes Serrano

    Asesora: Dr. Ana Mara Torres Arroyo

    Autora: Karol Wolley Reyes

  • 2

    Fig. 1. Hernn Corts y la Malinche

    Jos Clemente Orozco 1926

    Fresco sobre muro Antiguo Colegio de San Ildefonso, Ciudad de Mxico

  • 3

    Fig. 2. Hernn Corts

    Jos Clemente Orozco 1937-1939

    Fresco sobre muro Capilla del Hospicio Cabaas, Guadalajara

  • 4

    ndice

    Introduccin .................................................................................................................. p.5

    Paradoja del mestizaje. Hernn Corts y Malintzin, San Ildefonso .............................. p. 7

    El conquistador. Hernn Corts, Hospicio Cabaas ................................................... p. 15

    Hernn Corts en el discurso nacionalista posrevolucionario ...................................... p.19

    El mito del mestizaje y la Conquista en los murales de Orozco .................................. p. 27

    Bibliografa ................................................................................................................... p. 31

  • 5

    El mexicano no quiere ser ni indio, ni espaol. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega

    Octavio Paz

    En todos lados hay imgenes, en cualquier lugar al que volteemos habr una imagen. Ya

    sea impresas o pintadas en una pared. El muralismo mexicano tuvo como una de sus

    funciones comunicar una ideologa a la poblacin. En edificios importantes, cuando

    alguien entraba, se impregnaba de esa historia tan compleja como lo es la de Mxico. As,

    el Estado, al tener dificultad de asumir la centralizacin de la economa del pas, potenci

    una formacin discursiva nacionalista en sus imgenes visuales y en la produccin de

    sus intelectuales (Cimet, 1992, p.82); segn Roura Fuentes, algunas caractersticas del

    nacionalismo posrevolucionario eran el rescate del mestizaje, la recuperacin del pasado

    indgena y la exaltacin de los aspectos ms srdidos de la Conquista (Roura, 2012,

    p.357). El muralismo ayud a consolidar este nacionalismo.

    Este movimiento no empez, como se cree, como consecuencia de la Revolucin

    Mexicana, sino de la contradiccin y el conflicto con sus resultados, por el acierto de

    poner sus pinceles en la llaga, sobre ciertas heridas que an hoy no han sido sanadas

    (Cimet en Roura, 2012, p.11-12). Despus de este movimiento, se dio la coyuntura ideal

    para que los gobernantes de este pas quisieran consolidar a la nacin mexicana bajo una

    ideologa nica. El centro de este nacionalismo fue el pueblo; pero este concepto no

    abarc en realidad a toda la poblacin mexicana, sino ms bien, al pueblo rural, pobre,

    marginado y masivo (Prez, 1999, p.177). As, la mayora de los murales ilustran, y

    algunos exaltan, al pueblo mexicano; otros, representan la historia de Mxico y a sus

    hroes. La iconografa del muralismo es amplia y diversa; uno de los personajes que se

    ha representado en los murales es la figura de Hernn Corts. Este estudio comparar el

    mural Hernn Corts y Malintzin (1926) en San Ildefonso (Fig. 1) y Hernn Corts (1937-

    1939) en el Hospicio Cabaas (Fig. 2), ambos de Jos Clemente Orozco, para dar una

    idea general de la concepcin que el nacionalismo posrevolucionario, y especficamente,

    la visin que este pintor tena sobre este personaje; para esto, nos cuestionaremos,

    cmo representa Orozco a Corts en los murales comparados? Se demostrar como

    Orozco crea, con estos murales, smbolos para temas universales; adems, se propondr

    que el muralista representa al mestizaje y la conquista como mitos.

    Desde los tiempos de la Conquista, varios cronistas escribieron sobre el papel que

    Corts tuvo en el proceso; su cronista, Francisco Lpez de Gmara public en 1553 su

    Historia de las Indias y la conquista de Mxico, en dnde se da una versin favorable del

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    conquistador, pues centra toda la gloria en este personaje (Lpez de Gmara, 1978); otra

    crnica, menos favorable para Corts, fue la de Bernal Daz del Castillo, Historia

    verdadera de la Conquista de la Nueva Espaa (1568), en donde se hace hincapi en que

    los soldados de Corts fueron los verdaderos artfices de la Conquista (Daz del Castillo,

    1992). Sin embargo, el principal artfice de este herosmo, fue el propio Corts; al escribir

    sus Cartas de Relacin, construye su propia imagen como un hroe, en donde

    determinados rasgos de la escritura cortesiana favorecieron la creacin de esa imagen

    heroica (Aracil, 2009, p.63). Sin embargo, despus de la Independencia, la visin heroica

    del conquistador decay; por ejemplo, en el segundo tomo de Mxico a travs de los

    siglos, publicado en 1884, de Vicente Riva Palacio, se narra cmo Corts venci gracias a

    la ayuda de los indgenas enemigos de los mexicas y se hace hincapi en la ambicin de

    los conquistadores (Riva Palacio, 1887, p.16).

    Desde los aos 20, uno de los puntos de partida del arte nacional fue la exaltacin

    del mestizaje (Cimet en Roura, 2012, p.12). Se pusieron en debate los prejuicios tnicos y

    se revalor al indgena (Roura, 2012, p.21); se continu, pero a la vez se reforz, un

    largo proceso relacionado con la identidad que hasta el presente no ha concluido de

    aceptacin del complejo entramado tnico del pas, y as, el mestizaje fue una opcin

    aceptada frente a la hispanofilia. El libro Forjando la patria (1916) de Manuel Gamio fue

    una defensa del mestizaje muy difundida en su poca; aqu el autor explica porque la raza

    indgena se encontraba en una situacin que l consideraba deplorable y concluye que es

    debido al proceso histrico de subyugamiento, que haba impuesto modelos,

    legislaciones y preceptos religiosos ajenos. Adems, se vea al mestizo como el grupo

    que una a la sociedad, por lo cual Gamio pensaba que era el nico capaz de gobernar

    (Gamio en Roura, 2012, p.27). Los que estaban a favor del mestizaje reconocieron los

    derechos de igualdad del indgena, pero a la vez se les neg el derecho a la diferencia

    (Roura, 2012, p.95). A pesar de esta aceptacin del mestizaje el cual hay que

    reconocer que tiene ms de europeo que de indgena los indgenas permanecieron

    marginados a lo largo de los aos, a pesar del discurso de integracin.

    Jos Vasconcelos (1882-1959), el intelectual mexicano que propugnaba por una

    raza csmica es decir mestiza analiz la empresa espaola de Conquista pero afirm

    que Latinoamrica era as debido al europeo blanco (Vasconcelos, 1958, p.927). l

    siempre benefici, como sus diversos escritos lo comprueban, la postura hispanista; en su

    libro Hernn Cortes, creador de la nacionalidad escribe lo que podra considerarse una

  • 7

    apologa del conquistador, aunque hay que aceptar que tampoco idealiza el momento de

    la Conquista (Vasconcelos, 1941).

    Jos Clemente Orozco (1883-1949) no sigui la formacin discursiva

    nacionalista (Cimet, 1992, p.82) impulsada desde el gobierno, por lo menos no en todas

    sus representaciones. El muralista tuvo una mirada irnica y satrica debido a que desde

    temprana edad fue un caricaturista que criticaba a los poderosos y a la sociedad de su

    momento (Roura, 2012, p.297). Sin embargo, no por eso se mantuvo ajeno a la realidad

    de su pas. Antes de la rebelin delahuertista, su pasin teosfica fue plasmada en sus

    primeros murales de San Ildefonso. Despus de este movimiento, que sumi al pas en

    otra crisis y tragedia, sus murales se cargaron de crtica; no de esperanza, sino de

    desesperanza; no poniendo al indgena como la vctima de la historia, sino ms bien,

    dndole el lugar que l consideraba como el justo y apropiado: nunca lo he adulado ni lo

    he falseado [al indgena] (Orozco en Roura, 2012, p.352). De esta manera, critic las

    posturas raciales (hispanista, indigenista, mestiza), plasmando una visin crtica en sus

    murales; a diferencia de otros pintores, l se reus a retratar al Mxico folklrico: jams

    lo he vestido de mamarracho ni de charrito de zarzuela ni de china poblana ni de

    personaje de revista pornogrfica o poltica. Jams he hecho burla de su folklore ni de sus

    costumbres y siempre que ha habido oportunidad para ello he atacado a los que lo

    explotan, lo engaan o lo envilecen (Orozco en Roura, 2012, p.352).

    ste es, a muy grandes rasgos, el contexto intelectual y poltico posrevolucionario,

    sin embargo, cada muralista contaba con ideas y recursos plsticos diferentes, por lo que

    algunos no siguieron al pie de la letra la lnea pronunciada por el Estado, en donde se

    trat de agrupar a todo el pueblo mexicano en la raza mestiza. En efecto, el tema de la

    Conquista, la figura del conquistador y el mestizaje fueron temas que contribuyeron a este

    nacionalismo, es por eso que dichas temticas prosperaron en el muralismo.

    Paradoja del mestizaje. Hernn Corts y Malintzin, San Ildefonso

    Los murales de San Ildefonso son extremadamente importantes en el estudio del

    muralismo mexicano porque en ellos quedaron asentadas, en general, las lneas

    temticas que se fueron desarrollando posteriormente. Algunos estudios, entre ellos el

    publicado debido al Congreso Internacional de Muralismo, San Ildefonso, cuna del

    Muralismo Mexicano: reflexiones historiogrficas y artsticas, proponen los murales de

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    este recinto como la cuna del movimiento. En un artculo publicado en este mismo libro,

    escrito por Karen Cordero, se evidencia que el sustantivo cuna le da una connotacin

    maternal y protectora; as, la autora propone que tal vez sera mejor llamarlo caja de

    Pandora, ya que si los murales de este recinto se abren al estudio, muchas voces y

    visiones que difcilmente armonizan salen desbancadas (Cordero, 1999, p.240).

    Jos Clemente Orozco pint por primera vez en la Escuela Nacional Preparatoria

    (Antiguo Colegio de San Ildefonso) de 1923 a 1924. Esos primeros murales no

    concordaban con la realidad social del pas, pues el contenido de ellos era teosfico. En

    1924, Jos Vasconcelos expuls a algunos muralistas, entre ellos, a Orozco. Estos

    primeros murales tenan un mensaje teosfico (esotrico), y a diferencia de otros

    muralistas que trabajaban en el mismo lugar, Orozco estaba reacio a pintar lo indgena:

    en ninguna de mis obras serias hay un slo huarache ni un slo sombrero ancho

    (Orozco, 1993, p. 139).

    Un par de aos despus, en los primeros meses del gobierno de Plutarco Elas

    Calles (1924-1928), Jos Manuel Puig Cassauranc1 acept que Orozco volviera a San

    Ildefonso. La administracin de Calles vio a la educacin como una herramienta

    integradora de la nacin, pero a diferencia de la gestin de lvaro Obregn, sta se alej

    del enfoque humanista y el fin de educar al pas fue el desarrollo econmico (Roura, 2012,

    p.337). La condicin para que Orozco volviera era que antes deba pintar un mural en

    Orizaba (Roura, 2012, p.344); Orozco lo hizo, satisfaciendo a Cassauranc pues pint un

    tema relacionado con las esperanzas revolucionarias; esto es curioso, pues podramos

    pensar que Orozco condicion o vendi su obra a la ideologa oficial con tal de poder

    seguir pintando en San Ildefonso los temas que l quisiera.

    En esta segunda etapa de 1926 a 1927, el pintor tuvo un cambio en su propuesta,

    pues sus obras se ven ms comprometidas con la situacin social. El estudio de Renato

    Gonzlez Mello indica tres motivos: la rebelin delahuertista, la supeditacin de la obra

    pictrica a la arquitectura y la bsqueda de smbolos propios y originales para temas

    universales (Gonzlez, 1995, p.33). La rebelin delahuertista propici que Orozco se

    involucrara ms con su situacin sociohistrica, pues este acontecimiento revivi

    fantasmas que se crean y queran desaparecidos (Roura, 2012, p.303). Cuando la

    mayora de los focos delahuertistas haban sido apaciguados, Orozco se asumi como un

    pintor combativo, todo con el fin de crear una obra vinculada con la realidad del pas

    (Roura, 2012, p.305). Durante este tiempo es cuando pinta Hernn Corts y Malintzin en 1 Titular de la Secretara de Educacin Pblica designado por Plutarco Elas Calles.

  • 9

    las escaleras del patio, uno de los ltimos paos pintados por Orozco en la Escuela

    Nacional Preparatoria (Tibol, 1996, p.88). Al terminar su segunda etapa en San Ildefonso,

    Orozco logr crear lo que podra considerarse en su contexto como un arte mexicano,

    dejando en la escalera (lugar donde est el mural) su visin del tema doloroso y oscuro de

    la Conquista.

    Subiendo la escalera del Antiguo Colegio de San Ildefonso, inclinamos la cabeza

    hacia atrs y nuestra mirada se encuentra con el maravilloso mural. Dos personajes

    sentados y tomados de la mano se imponen ante nosotros: Hernn Corts y Malintzin.

    En una lectura teosfica (que por razones de enfoque no se abordar en este

    estudio), en este mural Orozco expresa la concepcin que tena sobre la relacin hombre-

    mujer (fuerza-sumisin); en una lectura social, hace una composicin que representa el

    primer mestizaje (Tibol, 1996, p.89). Como se ver en las siguientes pginas, Orozco

    plasma una visin crtica del mestizaje, en donde no apoya ni a la raza espaola ni a la

    indgena. Y as, se ver que este mural tiene como fin construir un smbolo2 del mestizaje,

    a la vez que es una representacin del mestizaje como un mito.

    En este mural vemos a un hombre y una mujer que expresan una dualidad por

    varios factores. Son dos cuerpos humanos opuestos: hombre-mujer, blanco-rojizo, mirada

    fra-mirada sumisa. Los colores se oponen: el cuerpo de l es fro (blanco), el de ella es

    clido (rojizo), adems, en el fondo tambin se pinta esta dualidad. Sin embargo, tambin

    tienen varios aspectos en comn. Ambos personajes tienen la misma importancia en la

    composicin debido a que sus cuerpos son del mismo tamao, estn sentados y

    desnudos. Sobre estos personajes, Orozco pint una especie de teln negro, dando la

    ilusin de que la divisin del techo es la continuacin de este cortinaje. Aqu hay una

    perfecta integracin con la arquitectura, pues Orozco supo aprovechar los lmites

    naturales de los muros para enmarcar su composicin. Al pintar el teln, se da la

    impresin de que estas figuras estn posando no slo en el pasado, sino tambin en el

    presente para que sus espectadores comprendan la gran paradoja del mestizaje (que

    se analizar ms adelante).

    Corts y Malintzin se tocan, pero no interactan. Se dan la mano en gesto de

    unin y l antepone su brazo izquierdo delante del cuerpo femenino (Fig. 3). La est

    protegiendo? La seleccin de los significantes no es al azar, sino es un camino que el

    pintor escoge, de manera consciente o no, para comunicar su mensaje, los significantes 2 Recordemos que para la teora semitica, un smbolo es un signo que mantiene con su referente una relacin de convencin histrica y cultural (Joly, 1993, p.40).

  • 10

    se eligen en relacin con los efectos de una significacin prevista y buscada, el discurso

    en imgenes que se quiere producir en una situacin dada (Cimet, 1999, p.50). Orozco

    escogi entre una infinidad de significantes para materializar los significados que l quera

    mostrar. Escogi representar, a travs del brazo, la autoridad; este brazo es el signo que

    determina el sentido del mural, ya que con ste, Corts se impone. As, este brazo tiene

    una doble funcin, cuida pero tambin aplaca el cuerpo y el espritu de Malintzin. Ella

    representa a la raza indgena que se juntar con la raza blanca para producir un primer

    mestizaje no slo racial, sino an ms importante, cultural.

    Fig. 3. Brazo de Corts. Detalle de Hernn Corts y Malintzin, Antiguo Colegio de San Ildefonso

    Este mural se diferencia de varios otros en donde Corts es representado. Por ejemplo,

    en el mural de Diego Rivera La llegada de Hernn Corts a Veracruz (1951) (Fig. 4) en el

    Palacio Nacional, en donde este personaje es pintado como un ser vil, de aspecto y alma

    lamentable; en San Ildefonso, Orozco le confiere una dignidad y autoridad que Rivera

    escoge no representar. Otro mural que aunque no represente a Corts, trata sobre la

    Conquista es Masacre en el Templo Mayor, concluido en 1923 por Jean Charlot. Aqu se

    representa el contraste entre los conquistadores violentos y los indgenas pacficos que

    estaban en una ceremonia antes de que fueran atacados. Orozco, al empezar su mural

    unos aos ms tarde, seguramente tuvo en consideracin apoyar o no esta visin

    representada por Charlot; en su lugar, escogi representar al mestizaje como unin de

    razas, y no como fuerzas en choque, sin embargo, tom en cuenta el triunfo de una raza

    sobre otra, pues con el gesto del brazo, reconoce que Corts y su raza lograron

    imponerse.

  • 11

    Fig. 4. La llegada de Hernn Corts a Veracruz Diego Rivera 1951 Fresco sobre muro Palacio Nacional, Ciudad de Mxico

    Sin embargo, como ya se mencion, s se pinta como un personaje que domina a su

    contraparte: su brazo izquierdo protege pero tambin apacigua; y con este pequeo

    gesto, Corts domina. La fuerza de la imagen se centra, como ya recalcamos, en este

    brazo blanco que como espada cruza el cuerpo rojizo de la indgena. Despus de esto,

    notamos que a Corts le faltan sus genitales. Por el otro lado, los senos de la Malinche,

    signo de fertilidad y maternidad, estn muy marcados. Esto podra significar que Orozco

    no consideraba a Corts como el padre biolgico de la raza mestiza, sino como al

    conquistador autoritario que jur proteger a los indgenas, cuando en realidad, l y su

    empresa derramaron mucha sangre. No he encontrado documentos para comprobar mi

    proposicin, an as, la virilidad en l no se representa a travs de sus genitales, sino en

    su postura y gestos. Sin embargo, se encuentra aqu una contradiccin: si Corts no tiene

    genitales, entonces no puede ser un hombre de carne y hueso, por lo tanto, realmente

    Orozco lo representa como un humano?

    Un signo (gesto) menos notorio pero que contribuye a reforzar esta significacin es

    la mano derecha que aprieta con fuerza la mano de Malintzin. Por el otro lado, la figura de

    Malinche es monumental y al mismo tiempo heroica, pero este herosmo es calmado por

    Corts. Aqu Orozco reconoce el herosmo de la lucha de la raza indgena que aguant y

    se someti a la conquista espaola. El gesto de Malintzin es de sumisin, mientras que

    Corts es completamente hiertico; su mirada ve al infinito, lo que podra connotar que

    esta viendo hacia el futuro, hacia el triunfo de su raza y cultura. La postura nacionalista

    hacia Malintzin la consideraba como una traidora a su raza y a la castidad de su sexo, por

    lo que se convirti en el paradigma de quien prefiere lo extranjero (Roura, 2012, p.356).

    Sin embargo, Orozco no la representa aqu como una traidora, sino que remando a

  • 12

    contracorriente, eligi representarla como una de las races de la mexicanidad (Roura,

    2012, p.356).

    Al ver el mural, notamos que ambos cuerpos estn desnudos, lo que nos recuerda

    a una pareja primigenia. Orozco pudo haber representado a Hernn Corts con su

    armadura o con un traje del siglo XVI, como lo hara posteriormente, sin embargo,

    eligi ponerlo desnudo. Orozco escogi representarlo as porque la significacin que se

    quera dar era la del mestizaje. Por lo tanto, aqu Corts es el creador de la raza mestiza,

    que en pocas de la Revolucin, se consideraba como la raza mexicana por excelencia

    (Gamio en Roura, 2012, p.27).

    Otro signo determinante en el sentido del mural es el hombre yaciente, sin rostro,

    que da la impresin de que se fuga en tiempo y espacio (Fig. 5). ste aparece tirado en el

    piso, sin rostro, sin caracterizacin. Por el color de su cuerpo podemos inferir que como

    Malintzin es un indgena. Si esto fuera as, Orozco estara representando aqu a un

    conquistador asesino, pues Corts pisa a esta figura. Por testimonios de Orozco, en una

    carta a Frances Toor (directora de la revista Mexican Folkways), l responde a un pie de

    imagen de este mural que deca The indian race under their feet3, en donde da su propia

    explicacin del mensaje:

    El personaje pintado a los pies de las figuras representa solamente el pasado, el

    fin de un estado de cosas, como lo fue indudablemente la Conquista; es un

    personaje al cual ni siquiera se le ve el rostro y que no tiene en absoluto ningn

    detalle que d derecho a bautizarlo con el nombre de The indian race, nombre

    que correspondera, en todo caso, a la figura de la derecha (Orozco en Tibol,

    1996, p.89-90).

    Fig. 5. Indgena muerto y maguey cercenado. Detalle de Hernn Corts y Malintzin, Antiguo Colegio de San Ildefonso

    3 El art editor de esta revista era Diego Rivera. l y Orozco tuvieron, desde los tiempos de la Escuela Nacional Preparatoria, una rivalidad que con el tiempo fue creciendo.

  • 13

    Aunque Orozco lo niegue, es muy difcil no imaginar a esta figura como un indgena

    muerto. En palabras de Orozco, l me llamara una imbcil, pues en verdad dudo que

    este muerto no quiera representar a un indgena. La mayora de los autores, entre ellos

    Raquel Tibol (1996, p.80-90), duda tambin sobre esta caracterizacin y a continuacin,

    citan esta carta para terminar con la duda. Sin embargo, no ven la imagen; no ven que

    esta figura, aunque no se le vea el rostro y por lo tanto no podamos identificar rasgos

    tnicos, el color de su piel es idntico al de Malintzin.

    Debajo de este personaje se encuentra un maguey plantado en la tierra (Fig. 5)

    que podra considerarse como un smbolo de fertilidad; si tomramos como ciertas las

    palabras de Orozco, entonces esta planta sera signo de una vida en crecimiento; as, es

    necesario que muera lo anterior (hombre muerto), para que lo nuevo florezca en una tierra

    fertilizada por los padres del mestizaje: Corts y Malintzin.

    Al observar con ms detenimiento este maguey, observamos que se encuentra

    cercenado, por lo que la significacin cambia por completo. En efecto, creo que el hombre

    muerto es un indgena que Corts pisa (aunque parece que l ni lo ha notado). As, el

    maguey podra ser smbolo de una cultura que desde su origen naci mutilada e

    incompleta. Siguiendo esto, podemos proponer que Orozco representa la paradoja del

    mestizaje, en la cual Corts aparenta proteger, pero al mismo tiempo, subyuga a la raza

    indgena.

    Como ya se mencion, este mural se encuentra en lo que en aquellos tiempos

    posrevolucionarios era la Escuela Nacional Preparatoria; por lo tanto, fue hecho para que

    los estudiantes lo contemplaran. La comunicacin a travs de la imagen va a estimular en

    el espectador un horizonte de expectativa que, al igual que el contexto, condicionan la

    interpretacin del mensaje visual (Joly, 1993, p.69). Sus primeros murales, al no tener

    ningn mensaje revolucionario ni esperanzador, fueron violentados. En cambio, esta

    segunda etapa de murales fue ms acorde con la situacin de violencia en la que el pas

    se encontraba sumido, y por lo tanto, fueron mucho mejor recibidos (probablemente los

    alumnos se identificaron ms con estas temticas).

    En cualquier edificio que tenga murales, el mural se integra al edificio como

    significado en cuanto institucin, el papel que dicha institucin pretenda asignar al mural

    puede ser o no cumplido por el pintor (Cimet, 1999, p.50). La Escuela Nacional

    Preparatoria fue creada en 1868 por Benito Jurez, y para 1910, pas a formar parte de la

    Universidad Nacional fundada por Justo Sierra. Este lugar form a varios intelectuales del

    pas, y en los tiempos posrevolucionarios era uno de los pocos sitios en la capital en

  • 14

    donde se poda obtener este nivel educativo de forma gratuita. Teniendo en cuenta la

    historia del recinto, los murales encargados por las autoridades estatales probablemente

    deban exaltar el herosmo del pueblo mexicano en las distintas etapas de su historia. Por

    eso, los primeros murales de Orozco no fueron bien aceptados, pues no exaltaba a los

    obreros, ni campesinos, ni a los triunfadores de la Revolucin, ni siquiera representaban

    nada de la historia de Mxico; al contrario, sus primeros murales como Cristo destruyendo

    su cruz y La juventud, fueron considerados ofensivos y sacrlegos por los estudiantes de

    dicho plantel (Villagmez, 1999, p.113). En cambio, en su segunda etapa, este pintor

    cambi su propuesta temtica y aqu es cuando se inserta, en el muralismo, el significado

    del mestizaje.

    Orozco, en uno de los textos que componen su Autobiografa, plasma su postura

    crtica ante el mestizaje:

    Nuestra personalidad no est todava bien definida en nuestra conciencia, aunque

    lo est perfectamente en el terreno de los hechos. No sabemos an quines

    somos, como los enfermos de amnesia. Nos clasificamos continuamente en indios,

    criollos y mestizos, atendiendo slo a la mezcla de sangres, como si se tratara de

    caballos de carrera, y de esa clasificacin han surgidos partidos saturados de odio

    que hacen una guerra a muerte, indigenistas e hispanistas (Orozco, 1984, p.73).

    Orozco estaba en contra de esta clasificacin racial que haba dividido a la sociedad de

    Mxico durante toda su historia. Para el pintor, la Conquista haba sido un episodio en la

    historia de Mxico que para l, dej una marca profunda e imborrable en la conformacin

    de la identidad: La Conquista de Mxico por Hernando Corts y sus huestes parece que

    fue ayer [...] Se habla de ello con el mismo encono con que pudo haberse hablado el

    mismo tema en tiempos de don Antonio de Mendoza (Orozco, 1984, p.75). En contra del

    antagonismo de razas, Orozco nota algo que, en mi opinin, fue muy importante en su

    poca, ya que segn l ninguna [raza] admite la derrota y la sumisin definitiva.

    Reconocen haber perdido una batalla, pero esperan la revancha (Orozco, 1984, p.75).

    Con este pasaje se piensa que a Orozco le gustara una sociedad que no estuviera

    dividida por estos prejuicios raciales. Sin embargo, ms que nada critica a los

    indigenistas:

    Segn ellos [los indigenistas], la Conquista no debi haber sido como fue. En lugar

    de mandar capitanes crueles y ambiciosos, Espaa debi haber enviado numerosa

    delegacin de etnlogos, antroplogos, arquelogos, ingenieros civiles, cirujanos,

  • 15

    dentistas [...] Al llegar a Veracruz, desembarcar de las carabelas carros alegricos

    enflorados y en uno de ellos Corts y sus capitanes llevando sendas canastillas de

    azucenas y gran cantidad de flores, confeti y serpentinas para el camino a Tlaxcala

    y la gran Tenochtitln [...] Poner a Alvarado [...] a cuidar las ruinas para que no se

    perdiera nada del tremendo arte precortesiano. Aprender ellos mismos los

    setecientos ochenta y dos idiomas diferentes que se hablaban aqu [...] todo con

    muy buen modo, suave y cariosamente. Impulsar los sacrificios humanos y fundar

    una gran empacadora de carne humana con departamento de engorda y

    maquinaria moderna para refrigerar y enlatar [...] De esta manera se habran

    ahorrado los tres siglos de la aborrecida conquista y estara en pie todava el gran

    Teocalli, bien desinfectado para que la sangre de los sacrificados no se pudriera y

    poder hacer morcilla fresca con la misma (Orozco, 1984, p.76-78).

    Despus de leer este fragmento de su Autobiografa, notamos inmediatamente el tono

    sarcstico con el que se burla de la postura indigenista4 (aunque esto tampoco habla de

    que Orozco fuera un hispanfilo). Orozco no fue ni hispanista ni indigenista, sino que tuvo

    ms bien, una postura crtica ante el mestizo. Este mestizaje tuvo, desde el principio, una

    gran paradoja: Corts y su empresa tuvieron como pretexto recuperar las almas de los

    indgenas para Dios y protegerlas, pero al mismo tiempo, se convirti a toda una cultura

    en una criatura sumisa bajo la proteccin espaola. Esta es, en mi opinin, la paradoja

    del mestizaje y pienso que Orozco la representa en este mural. En el mural de San

    Ildefonso, Orozco representa a los dos cuerpos con igual dignidad en cuanto a

    composicin, sin embargo, al hacer una lectura ms atenta, encontramos signos que

    determinan el mensaje visual de este mural. El brazo de Corts que se impone, el

    indgena muerto y el maguey cercenado, son signos que Orozco utiliza para plasmar su

    visin crtica sobre la paradoja del mestizaje. Adems, la especie de teln que enmarca la

    composicin, as como la monumentalidad de las figuras, dan la impresin de que Corts

    y Malintzin posan ante sus espectadores mostrando la gran paradoja, a la vez que, con

    cada mirada nueva, recrean el mito del mestizaje.

    4 Para la postura indigenista, el conquistador no era el benefactor ni el creador de Mxico, sino el usurpador de la soberana indgena, considerando a la Colonia (al contrario de los conservadores) como un oscuro parntesis durante el cual el verdadero pueblo mexicano estuvo sepultado (Frost, 2005, p.270).

  • 16

    El conquistador. Hernn Corts, Hospicio Cabaas

    Diez aos despus, entre 1937 y 1939, bajo la invitacin del gobierno de Jalisco

    Orozco pinta los fantsticos murales de la antigua capilla del Hospicio Cabaas. En estas

    fechas, el presidente era Lzaro Crdenas del Ro (1934-1940). Ante las presiones del

    imperialismo, encabez un movimiento liberador antiimperialista que se basaba en la

    reforma agraria radical, en un programa democrtico en la educacin, en un gran respeto

    al derecho de huelga y en una libertad de expresin muy amplia; el ncleo de su gobierno

    fue el nacionalismo econmico (Tibol, 1996, p.174). En el mbito internacional, era un

    periodo de ascenso y triunfo de las fuerzas nazi-fascistas de Europa; esto es importante

    porque influy a Orozco en los murales del Hospicio Cabaas.

    Este ciclo trata de la historia de Mxico, desde lo prehispnico hasta eventos

    contemporneos; sin embargo, no es una visin histrica, sino que el muralista plasma su

    interpretacin. Orozco materializa una perspectiva de la historia de Mxico, pero le da un

    matiz universal: en cualquier guerra, el que tenga el mejor armamento vencer (influido

    por la maquinaria, los tanques, de la Primera Guerra Mundial y por las dictaduras

    europeas, apenas en ascenso) (Echavarra, 1959, p.33). En general, el conjunto plasma el

    salvajismo y bestialidad de los indgenas prehispnicos y la fuerza maquinaria del

    conquistador espaol. Sorprende aqu que Orozco, a diferencia de otros muralistas como

    Diego Rivera, no idealiza el pasado prehispnico, sino que en varios murales expres el

    horror que los cultos precolombinos le causaron.

    En la nave norte, bveda derecha, levantamos la vista y nos encontramos con un

    hombre cyborg5. ste no es un personaje cualquiera: es Hernn Corts. En colores

    oscuros, Orozco representa al conquistador congelado; sin embargo, la separacin de sus

    piernas nos da la impresin de que l est caminando. En su mano derecha, toma una

    espada que tiene restos de sangre, por lo que nos da la impresin de que acaba de matar

    a los indgenas del suelo (sale sangre de ellos). Lo que ms llama la atencin es que

    Corts es un hombre-mquina: su armadura se ha convertido en un cuerpo de metal con

    tornillos, tuercas y pernos. Sobre l, hablndole al odo, se encuentra una mujer-mquina

    alada.

    5 Cyborg viene del acrnimo en ingls de cyber (ciberntico) y organism (organismo), es decir, organismo ciberntico. Esto designa a un ser formado por materia viva y dispositivos electrnicos.

  • 17

    Lo nico que le queda de humano es su rostro, sin el cual, no podramos

    caracterizarlo como Corts, sin embargo, su rostro es hiertico, est emocionalmente

    vaco. El signo principal de este mural es el cuerpo metlico del conquistador. Aqu, el

    acero es el medio por el cual los espaoles vencieron, es decir, a travs de la violencia.

    Comparado con el mural de San Ildefonso, en donde vemos a un hombre de carne y

    hueso, aqu Corts es el conquistador cruel y desalmado; con gesto y actitud severa,

    avanza hacia adelante, aniquilando lo que se le ponga enfrente.

    Arriba de este cyborg, hay una figura alada que le habla al odo. Podra ser un

    ngel, pero ms bien, yo pienso que es la Victoria la que lo incita a continuar; esta figura

    alada tambin es de metal, lo que refuerza la significacin de que la victoria es para el

    que posea el armamento ms avanzado. El brazo izquierdo de Corts recuerda a algunas

    poses de Palas Ateneas en donde la Nik se posa sobre su mano. La Victoria le anima a

    seguir, le recuerda su objetivo, y Corts, con gesto impvido, sigue, camina, mata y

    conquista.

    Los cuerpos muertos que estn en el piso chorrean sangre; del mismo modo, la

    espada de Corts est manchada por la sangre de la raza indgena. En este mural se

    muestran los protagonistas del drama de la Conquista, con una diferencia fundamental:

    uno est vivo y los otros, muertos. Los indgenas yacen, desmembrados, en el piso y algo

    an ms sutil es que estn desnudos, por lo que a diferencia del conquistador, pelearon

    sin una proteccin efectiva; se representa una dualidad entre cuerpo acorazado-cuerpo

    desnudo, fuerza-debilidad, maquinaria-lo natural. A diferencia del mural Corts y Malintzin

    de San Ildefonso, Orozco representa aqu a la raza indgena destruida, muerta, sin ms

    futuro. Un mural hecho con anterioridad en San Ildefonso, en 1923, La masacre en el

    Templo Mayor de Jean Charlot, propone visualmente la construccin del cuerpo del

    conquistador como un personaje formado por su armadura metlica, e igualmente se

    propone que los espaoles vencieron a los indgenas gracias a su tecnologa guerrera

    (Roura, 2012, p.241). Orozco pensaba, segn Echavarra, que el indio fue vencido por el

    incipiente maquinismo europeo, que en su etapa rudimentaria elaboraba ya la armadura

    (Echavarra, 1959, p.23). Esta oposicin de los hombres, en este caso los indgenas, que

    combata sin ms armas que su espada, sus msculos y su valor (Echavarra, 1959,

    p.23), y su oposicin con el conquistador protegido por una coraza, se muestra en varios

    murales del Hospicio Cabaas, por ejemplo, en Caballo bicfalo (Fig. 6). En todo el

    conjunto del Hospicio Cabaas, la coraza, la armadura y la mquina son el leitmotiv de

    toda la capilla (Echavarra, 1959, p.23).

  • 18

    Fig.6. Caballo bicfalo Jos Clemente Orozco 1937-1939 Fresco sobre muro Capilla del Hospicio Cabaas, Guadalajara

    Pero, por qu Orozco representa a Corts como una mquina? Todo l es una mquina,

    hasta parece que la espada es una extensin de su brazo, pues no se ve una mano como

    tal que la empue: no se distingue el lmite entre ambos. La espada y sus piernas son

    ms largas de lo comn, pero la desproporcin de stas slo nos hace darnos cuenta de

    que no son humanas, son las de una mquina que arrasa con todo lo natural, que pisa

    con todo el peso de la fuerza. Corts acaba de matar a unos indios y, juzgando por la

    posicin de sus piernas, parece que seguir caminando para matar lo que tenga que

    matar.

    El cuerpo humano es la base de la construccin de Orozco en los murales aqu

    estudiados, pues como ya se vio, a travs de los significantes la construccin del

    cuerpo de Corts, es como Orozco materializa los significados, crea signos y comunica

    su mensaje. La armadura exagera la nota de mecanizacin: es ya algo as como una

    anticipacin del tanque, de la monstruosa oruga de acero surgida en las ltimas guerras

    mundiales (Echavarra, 1959, p.35). Con este motivo del cuerpo acorazado, Orozco

    sugiere que el tanque moderno es una forma evolucionada del caballero medieval o

    renacentista (Echavarra, 1959, p.35). Segn Orozco Valladares, hijo del pintor, esta

    representacin es el paradigma universal de los conquistadores (Orozco, 2001, p.157). De

    esta manera, el cuerpo metlico de Corts, formado por tuercas y pernos, crea un

    smbolo ms universal del sinsentido de la guerra y de la supremaca de los europeos

    sobre los indios mexicanos (Roura, 2012, p.235). Este mural no es una representacin

    de un hecho histrico, sino un smbolo del choque violento entre razas y culturas, y ms

    universalmente, como un smbolo del conquistador (del siglo XVI al siglo XX).

    Este es un mural en donde la violencia es patente; las sucesivas guerras en

    Mxico acostumbraban a la poblacin a la violencia. La Revolucin Mexicana y sus

  • 19

    consecuencias trajeron, en palabras de Orozco, una tragedia que desgarraba todo a

    nuestro alrededor. Tropas iban por las vas frreas al matadero. Los trenes eran volados

    [...] Se acostumbraba la gente a la matanza, al egosmo ms despiadado, al hartazgo de

    los sentidos, a la animalidad pura y sin tapujos (Orozco, 1984, p.43). Sumado a esta

    visin violenta que el pintor tena de su tiempo, se encuentra la visin histrica tradicional

    de la Conquista, que la consideraba como un acontecimiento violento. Este mural es muy

    violento pues no slo el conquistador acaba de matar a los indgenas, sino que el cuerpo

    es transgredido hasta el punto que podra decirse que ya no es humano; como dice Jos

    Luis Barrios, el imaginario del siglo XX est plagado de diversas formas de

    fragmentacin del cuerpo (Barrios, 1998, p.173); para l, ciertos despliegues corporales

    se pueden cargar de significados, slo porque el cuerpo posee ciertas caractersticas que

    se puede significar culturalmente (Barrios, 1998, p.181). Adems, el estilo de Orozco fue

    caracterizado por crear una pintura dinmica y violenta (Roura, 2012, p.296) que produjo

    un gusto nuevo, agrio y fuerte (Siqueiros en Roura, 2012, p.296). As, en este mural se da

    la suma de la violencia del contexto, de Corts, de la Conquista y del estilo del pintor.

    En el mural Hernn Corts del Hospicio Cabaas, Orozco plasma, en efecto, a un

    conquistador que s aniquil toda una cultura. No se ve a un Corts protegiendo a nadie,

    como en el de San Ildefonso, sino ms bien, a uno que mata y hace sufrir. Este mural

    tiene como significado el de la conquista armada. Cul fue el discurso ms dominante?

    Sin duda alguna, ste prevaleci en la poca posrevolucionaria y contina todava en la

    mentalidad del siglo XXI. Adems, al construir el cuerpo de Corts con una armadura que

    anticipa a los tanques europeos, Orozco crea en este mural un smbolo universal de la

    conquista.

    Hernn Corts en el discurso nacionalista posrevolucionario

    Los conceptos de identidad, nacionalidad y cultura nacional han cambiado segn las

    pocas, lo que muestra que la mayor parte de lo que se considera como propio y

    autctono es una construccin imaginaria (Garca, 1997, p.63); el imaginario discursivo

    siempre ha contribuido a hacer existir a Mxico y a configurar su sentido. Los murales

    posrevolucionarios son slo una pequea parte que describe la realidad de esa poca, o

    ms bien, como propone Garca Canclini, las expresiones culturales muestran, sobre

    todo, cmo quisieran que Mxico fuera (1997, p.63). Este autor propone una unidad y

    coherencia imaginarias de la cultura porque informan tanto de algunos hechos

  • 20

    altamente significativos como del modelo ideal de nacin de quienes los elaboran

    (Garca, 1997, p.63). Segn Ricardo Prez Monfort, este nacionalismo posrevolucionario

    dirigido principalmente al pueblo masivo, en donde se rescataron elementos de la cultura

    mestiza (como las tehuanas y la china poblana) representa hasta la fecha ms una puesta

    en escena un simulacro que una muestra de autenticidad (Prez, 1999, p.205).

    Siguiendo las ideas de Benedict Anderson, este estudio entender al nacionalismo

    como un artefacto cultural, es decir, una ficcin constituida histricamente (Anderson en

    Garca, 1997, p.64). Por lo tanto, el discurso oficial posrevolucionario tuvo su particular

    construccin del nacionalismo; ste, segn Esther Cimet, tuvo varias caractersticas: el

    discurso es mtico, conservador, esttico; defiende lo nacional en trminos de valores

    eternos, de tradiciones y exaltacin del pasado como expresin esencial del verdadero

    ser nacional; oculta la contradiccin del presente, homogeneiza la historia eliminando la

    lucha de clases (Cimet, 1992, p.82). En la produccin muralista, algunas creaciones

    apoyan directamente este nacionalismo y otras, lo critican.

    Para entender mejor la concepcin que el discurso oficial posrevolucionario tena

    sobre Hernn Corts, considero importante hacer una rpida revisin histrica sobre la

    visin que la historia de Mxico ha tenido de este personaje, de la Conquista de

    Tenochtitlan y del mestizaje.

    En un principio, el color rojo de la bandera trigarante, simbolizaba la unin de los

    espaoles y los americanos. Cuando cay Iturbide, se mantuvo esta bandera pero ahora

    fue el smbolo representativo de la nacin independiente, es decir, olvidaba esta unin

    inicial entre razas; as, se realiz un proyecto histrico centrado en la nacin autnoma,

    soberana e independiente (Florescano, 2010, p.14).

    Para pactar la Independencia, Agustn de Iturbide y Juan ODonoj se dieron un

    abrazo simblico, lo que represent el punto de inicio de una nueva nacin (Betanzos,

    2010, p.45); esto recuerda al abrazo de Moctezuma y Corts que tambin podra ser visto

    como el comienzo de una cultura nueva y mestiza (Cuadriello, 1999, p.74); as,

    Moctezuma sala al encuentro no de su inminente y anunciada derrota sino de un destino

    luminoso para su pueblo (Cuadriello, 1999, p.75). La guerra de Independencia qued

    justificada como una lucha contra dspotas extraos que han arrebatado este suelo a

    sus legtimos poseedores (Frost, 2005, p.270). Se lleg a pensar que despus de la

    Independencia, Mxico sera un pas extremadamente rico, pues en el Virreinato, Espaa

    consuma todas las riquezas del territorio americano (Betanzos, 2010, p.48), sin embargo,

    sta fue una de las primeras desilusiones de la nacin independiente.

  • 21

    Despus, cuando en la Guerra de Reforma ganaron los liberales, ellos impusieron

    su ideologa, en donde debido a las invasiones extranjeras, se impuls un nacionalismo

    que exaltaba lo propio. Esta meditacin sobre los orgenes y la identidad condujo a una

    revalorizacin crtica de la memoria histrica (Florescano, 2010, p.17), en donde la obra

    cumbre es el libro de Vicente Riva Palacio: Mxico a travs de los siglos (1884). Este libro

    integr en una misma obra los distintos pasados del pas, considerando que en lugar de

    chocar entre s, el pasado prehispnico, el Virreinato y la poca moderna formaban

    diferentes y sucesivas etapas de un mismo desarrollo nacional (Florescano, 2010, p.17).

    Sin embargo, como ya se mencion anteriormente, en este libro se muestra la ambicin

    de los conquistadores.

    En los festejos del Centenario de la Independencia, especficamente el 15 de

    septiembre de 1910, hubo un desfile en donde se ofreci una representacin de los

    momentos fundadores de la historia mexicana: la Conquista, el Virreinato y la

    Independencia (Florescano, 2010, p.20). El Paseo de la Reforma era como un libro de la

    historia de Mxico en donde haba monumentos de los personajes constructores de la

    patria: Cristbal Coln, Cuauhtmoc, Carlos IV, la Columna de la Independencia y el

    mausoleo de Benito Jurez (Florescano, 2010, p.21). Corts no figur entre los

    monumentos de este lugar, pero por qu Cristbal Coln s tiene un monumento?, por

    qu si se consider a la Conquista como un momento fundador de la historia mexicana,

    Corts no tuvo un monumento pblico? Si se odiara la conquista y colonizacin espaola,

    no se pondra un monumento a Cristbal Coln, pues si originalmente l no hubiera

    descubierto Amrica, el choque de culturas no se hubiera dado en ese momento histrico.

    Si se quitan las imgenes, la gente olvida.

    Pienso que la figura de Hernn Corts es la ms olvidada en la historia y las

    representaciones de Mxico. Es un personaje con una maldicin. En el momento de la

    Conquista, Corts fue muy importante, al punto de que los reyes de Espaa lo llegaron a

    considerar peligroso, por lo que poco a poco le fueron restando poder en las tierras

    americanas (Cuadriello, 1999, p.66). En la poca del Virreinato, se le rendan homenajes;

    por ejemplo, los virreyes al llegar a Veracruz, seguan la ruta que Corts haba tomado

    para llegar a Tenochtitlan (Cuadriello, 1999, p. 80), sin embargo, no fue considerado un

    hroe debido a que la iconografa y la propaganda poltica giraban exclusivamente en

    torno de la imagen del soberano (Chust, 2003, p.11). A pesar de que el mismo Corts, en

    sus Cartas de Relacin, se construy como el hroe de la Conquista (Aracil, 2009, p.63),

    posteriormente, la nacin independiente, no le interes seguir considerando a este

  • 22

    personaje como un hroe, pues la permanencia o desaparicin de los hroes est

    directamente relacionada con las estructuras de poder que lo interpretan o reinterpretan

    en tanto resulte indispensable para sus necesidades ideolgicas (Zrate, 2003, p.134).

    Al pasar la Revolucin Mexicana, y cuando los gobernantes del pas trataron de unificar la

    nacin, se exalt el mestizaje pero no se lleg a reconocer por completo la parte espaola

    de la cultura, y muchos menos, se homenaje a Hernn Corts como el creador de la raza

    mestiza. En definitiva, Corts es un conquistador maldito; no en la acepcin de

    perversidad, sino en la de condenado por la historia de un territorio en donde l tuvo un

    papel esencial en su consolidacin y unin.

    Despus de la Revolucin Mexicana se trat de reducir a la poblacin a una

    mezcla de espaoles e indgenas, sin tomar en cuenta todas las minoras (Wobeser,

    2010, p.57). Como dijo Orozco en su Autobiografa: nos clasificamos continuamente en

    indios, criollos y mestizos, atendiendo slo a la mezcla de sangres, como si se tratara de

    caballos de carrera (Orozco, 1984, p.73). En la poca posrevolucionaria, se tom al

    mestizo como base del nacionalismo que buscaba unir a la sociedad bajo una ideologa

    nica. El nacionalismo mexicano no se inventa en la Revolucin ni en la posrevolucin,

    porque tiene profundas races histricas, lo que pasa en esos momentos es que se le

    desarrolla de una manera ms concisa, ms compacta, ms determinada (Wobeser,

    2010, p.60). En el gobierno de lvaro Obregn se dio esta exaltacin nacionalista que

    buscaba una reestructuracin del Estado sobre unas bases que lo diferenciaran del

    Antiguo Rgimen, la cancelacin del pasado inmediato recoga un itinerario que

    amalgamaba las culturas indgenas, el coloniaje impuesto y la construccin nacional del

    siglo XIX de la Independencia y las rupturas internas y externas (Roura, 2012, p.87); es

    decir, el Mxico imaginario trat de organizar a la sociedad mexicana segn normas,

    aspiraciones y propsitos de la civilizacin occidental que no eran compartidas por el

    resto de la poblacin (Bonfil, 2005, p.289).

    En la educacin, el arte y la cultura fueron los medios ideales para que el discurso

    adquiriera una relevancia importante, y el nacionalismo pretendi servir de factor

    fundamental en la rearticulacin de aquel pas que mostraba un cuerpo social y

    econmico tan variado (Prez, 1999, p.175). El centro de este nacionalismo fue el pueblo

    (Prez, 1999, p.177), sin embargo, aunque ninguno de los murales aqu estudiados ilustre

    el concepto de pueblo, son una expresin de nacionalismo pues contribuyen a afirmar el

    nacimiento de Mxico como una mezcla de razas y culturas. En efecto, el tema de la

    Conquista, la figura del conquistador y el mestizaje fueron temas que contribuyeron a este

  • 23

    nacionalismo. Sin embargo, estos temas tienen una carga negativa en la historiografa

    mexicana; segn Samuel Ramos (1897-1959), el mexicano hace una valoracin negativa

    de la nacionalidad debido a la serie de fracasos que el pueblo ha enfrentado en toda la

    historia de Mxico (Ramos, 2005, p.113); por lo tanto, el tema del mestizaje y la

    Conquista, as como la figura de Corts, tienen una carga negativa que con el tiempo ha

    ido aumentando (estos acontecimientos fueron considerados las primeras derrotas del

    pueblo mexicano).

    Al igual que Ramos, otros pensadores de la poca posrevolucionaria como Antonio

    Caso (1883-1946), pensaban que el mexicano no haba podido superar el problema

    primigenio de la sociedad mestiza: la Conquista. En palabras de Antonio Caso, desde el

    punto de vista de la civilizacin, es claro que la Conquista fue un bien inmenso. Europa,

    gracias a Espaa, realiz en Amrica la ms extraordinaria ampliacin de sus

    posibilidades de desarrollo cultural. Pero, desde el punto de vista de la felicidad humana

    (que es el ms alto y el mejor para juzgar de los actos de un grupo humano), la Conquista

    fue un mal, un inmenso mal para los aborgenes del Anhuac (Caso, 2005, p.56). As,

    este autor apoya la postura antihispanista, preguntndose el cmo realizar un alma

    colectiva con factores tan heterogneos, y afirma que con sacrificios humanos y

    organizacin brbara y feudal, nuestros antepasados fueron menos civilizados, pero ms

    felices que nosotros (Caso, 2005, p.56). Antonio Caso le atribuye al problema irresuelto

    de la Conquista la heterogeneidad de la cultura, que el esfuerzo democrtico

    resultara fallido y aunque no culpa abiertamente a los espaoles, sugiere que fue culpa de

    la fatalidad histrica que nos relacion con la cultura europea (Caso, 2005, p.57). En

    resumen, Caso postula que para que Mxico se supere, debe resolver primero el

    problema que nos leg Espaa con la Conquista (Caso, 2005, p.57), sin embargo, su

    postura se contradice con su teora, pues por lo menos en este escrito no propone una

    solucin prctica (slo terica).

    En el discurso oficial e intelectual de los aos 20, en la Secretara de Educacin,

    Moiss Senz (1888-1941) considera a la raza indgena as:

    el indio es manso y apacible [...] Pero en la intimidad de su conciencia resiente y

    se rebela en contra del esfuerzo civilizador del mestizo [...] Si son once millones

    los indios y mestizos de Mxico y slo un milln y medio los blancos, no hay otro

    remedio que el de llevar nuestra civilizacin blanca, que ya es por cierto un poco

    morena, al indio, y dejar que asimilndola la transforme en la que al fin y al cabo

    ser la civilizacin mexicana (Senz en Prez, 1999, p.180).

  • 24

    El Estado posrevolucionario necesitaba integrar a los indgenas a la civilizacin

    occidental, sin embargo, slo se recuperaron elementos que consideraron que estaban

    muy arraigados en la cultura mestiza y se utilizaron para fomentar el nacionalismo.

    Manuel Gamio (1883-1960), por ejemplo, fue un intelectual que defendi la raz hispana y

    vio en el mestizo el crisol de la mexicanidad (Roura, 2012, p.29). Pero como ya se

    mencion, aunque se quisiera llevar la cultura europea a los indgenas y, pese a que

    tambin con la poltica estatal de Vasconcelos en la SEP se apost por la va de salvacin

    hispanizante (Roura, 2012, p.95), tampoco se rescat la figura de Corts como el hombre

    que, mticamente, hizo el primer mestizaje.

    El clebre libro de Octavio Paz, El laberinto de la soledad, publicado en 1950,

    sintetiza todas las ideas que se haban ido tejiendo alrededor de la identidad nacional.

    Para Octavio Paz, as como para Antonio Caso, el pueblo mexicano tena profundos

    conflictos que no haba logrado resolver:

    Nuestro grito es una expresin de voluntad mexicana de vivir cerrados al exterior,

    s, pero sobre todo, cerrados frente al pasado. En ese grito condenamos nuestro

    origen y renegamos de nuestro hibridismo. La extraa permanencia de Corts y de

    la Malinche en la imaginacin y sensibilidad de los mexicanos actuales revela que

    son algo ms que figuras histricas: son smbolos de un conflicto secreto, que an

    no hemos resuelto. Al repudiar a la Malinche Eva mexicana, segn la representa

    Jos Clemente Orozco en su mural de la Escuela Nacional Preparatoria [y a

    Corts] el mexicano rompe sus ligas con el pasado, reniega de su origen y se

    adentra solo en la vida histrica (Paz, 2005, p.176).

    Insertado en este contexto intelectual, Jos Clemente Orozco tena su propia visin del

    nacionalismo: el verdadero nacionalismo [...] [consiste] en nuestra contribucin para la

    civilizacin humana (Orozco en Roura, 2012, p.299). Aunque Orozco a diferencia de

    otros muralistas como Diego Rivera se mantuvo alejado de la militancia partidista, no se

    aisl de la situacin social de su tiempo; as, sus murales siguen, aunque de una manera

    sutil, la lnea nacionalista. Orozco consideraba que la pintura tena tradiciones universales

    invariables de las que nadie puede separarse en ningn pas y ninguna poca (Orozco en

    Roura, 2012, p.299); la aspiracin de este muralista era crear un arte universal que

    produjera experiencias estticas en cualquier tiempo y lugar: cada raza podr, y deber,

    dar su contribucin intelectual y sentimental a esa tradicin universal, pero no podr

  • 25

    jams imponerle las modalidades locales y pasajeras de artes menores (Orozco en

    Roura, 2012, p.299).

    Los dos murales estudiados aqu fueron, en efecto, encargados a Jos Clemente

    Orozco por el Estado, sin embargo, no se pretende simplificar la explicacin diciendo que

    sus significaciones responden nicamente al discurso oficial; en efecto, una parte de ellos

    lo hace, pero la explicacin de dichos murales no puede reducirse a algo tan simple. La

    historia de Mxico, el discurso estatal, la identidad mexicana, la historia del personaje de

    Hernn Corts, as como la interpretacin de Orozco de todo lo anterior y su toque

    personal, confluyen para dar como resultados estos murales.

    En los murales Hernn Corts y Malintzin de San Ildefonso, y Hernn Corts del

    Hospicio Cabaas, Orozco no narra el acontecimiento histrico ni representa una visin

    histrica de Corts. En el mural de San Ildefonso, muestra que en los procesos de

    mestizaje, una raza o cultura, se impone sobre la otra. En el mural del Hospicio Cabaas,

    a travs del hombre-mquina, construye a Corts como el paradigma universal del

    conquistador: gana el que posea el mejor armamento. Al no representar el acontecimiento

    histrico, las representaciones de estos murales son mitos en la historia de Mxico. As, a

    travs de los smbolos universales, cumple su aspiracin de crear una pintura universal

    que tuviera significacin en cualquier espacio-tiempo.

    El muralismo recurri con mucho nfasis a la deconstruccin y manipulacin de

    estereotipos (Prez, 1999, p.184); ); debemos recordar que todas estas representaciones

    (literarias o visuales) son construcciones ideolgicas que respondieron a intereses

    particulares a travs del tiempo. En este caso, Corts se construye como un estereotipo:

    en un mural se ve como el padre de la raza mexicana, mientras que en otro, como el

    conquistador cruel. A la vez, se deconstruye al personaje en sus mltiples versiones, y

    stas se manipulan para fomentar en el espectador, de manera tal vez inconsciente, un

    nacionalismo que segua la lnea trazada por el Estado y la historiografa mexicana. En

    todos los murales que yo he visto, se representa a Corts llegando a tierras americanas,

    como conquistador armado o como padre del mestizaje. No hay representaciones (o tal

    vez algunas pocas) en donde se represente como diplomtico. A travs de las crnicas y

    de representaciones del encuentro o abrazo entre Moctezuma y Corts, se conoca el rol

    de mediador que este espaol haba tenido con los indgenas. En la crnica de Francisco

    Lpez de Gmara (1511-1566), en su Historia de las Indias y la conquista de Mxico

    (1553) se narra la funcin diplomtica de Corts; tambin en varias representaciones, por

    ejemplo, en un biombo del siglo XVII hecho por Juan Correa (Fig. 7), en donde se

  • 26

    representa el encuentro entre Corts y Moctezuma (Cuadriello, 1999, p. 74). Por esto, se

    dice que el muralismo recurri a la deconstruccin de personajes en sus mltiples

    versiones, sin embargo, escogi slo las versiones que le ayudaban a construir el

    estereotipo promocionado por el Estado. En este caso a juzgar por la falta de

    representaciones de Corts como diplomtico a la ideologa posrevolucionaria le

    interesaba recalcar el papel de este personaje en el mestizaje y el proceso armado. De la

    misma forma, toda cultura es [...] producto de una puesta en escena en la que se elige y

    se adapta lo que se va a presentar, de acuerdo con lo que los receptores pueden

    escuchar, ver y comprender (Garca, 1997, p.83); tal vez, tampoco se representaba esta

    faceta de Corts porque el pueblo no estaba preparado ideolgicamente para aceptar

    esta visin menos violenta del conquistador.

    Fig. 7. Juan Correa (atribucin) Biombo del encuentro de Corts y Moctezuma Siglo XVII leo sobre tela de camo 2.5 x 6 m Coleccin Fomento Cultural Banamex.

    El mito del mestizaje y la Conquista en los murales de Orozco

    Despus de este anlisis, creemos que una lnea de continuacin de este estudio podra

    centrarse en la investigacin directa con los contratos de dichos murales y comprobar si el

    pintor acat o no lo expresado en los documentos oficiales; de esta manera podra verse

    ms directamente la interpretacin que Orozco le dio a dicha temtica. Otra lnea de

    continuacin sera investigar qu tan difundidos fueron ambos murales por el Estado, ya

    que como propone Esther Cimet, los murales que ms corresponden al discurso oficial

    son los que mayor difusin tendrn, pues fueron los que ms le sirvieron al Estado para

  • 27

    legitimarse (1999, p.51). Por lo tanto, habra que buscar fotografas y referencias de estos

    murales en la publicidad de la poca, as como en los libros de texto gratuitos,

    documentales, panfletos, peridicos, entre muchas otras cosas.

    En la poca posrevolucionaria, con un Mxico dividido poltica, econmica y

    socialmente, se busc unificar al pueblo bajo el nacionalismo. El mexicano tena un

    problema inicial que vena arrastrando desde el siglo XVI y se consideraba que con

    sacrificios humanos y organizacin brbara y feudal, nuestros antepasados fueron menos

    civilizados, pero ms felices que nosotros (Caso, 2005, p.56). Este problema inicial,

    ocasionado por la imposicin de una cultura ajena, ocasion un mestizaje en el cual el

    mexicano no quiere ser ni indio, ni espaol. Tampoco quiere descender de ellos. Los

    niega (Paz, 2005, p.177). En la posrevolucin, este nacionalismo se exacerb para tratar

    de cicatrizar las heridas an abiertas; por eso, segn la ideologa oficial, la mayor parte

    del pueblo mexicano era mestizo.

    Para sanar esta herida social, la nacin crea, a travs de producciones culturales,

    a hroes y villanos (Chust, 2003, p.9). Aunque Orozco tuvo una visin crtica hacia este

    nacionalismo oficial, representa temas que tuvieran una significacin para su pblico; y

    adems, al ser contratado por el gobierno, tampoco poda criticar tan abiertamente la

    lnea oficial. Los murales aqu estudiados, crean a un Corts que como los hroes o

    villanos oficiales acaban siendo gigantes inventados sin apenas relacin con el

    personaje histrico (Chust, 2003, p.10). Por esto, al ser visto como un villano (pues en

    definitiva no es visto como un hroe en la nacin independiente), Corts y sus acciones

    el mestizaje y la Conquista se grabaron en el imaginario como un mito, que a la vez

    forma parte de la historia, hasta el punto de que en nuestros imaginarios resulta confuso

    distinguir entre ficcin y realidad. Despus de la Revolucin, se buscaron hroes con los

    que el pueblo pudiera identificarse (como las soldaderas); Corts no es un personaje que

    incite a la comparacin en este momento histrico. Por lo tanto, el conquistador es

    considerado un villano en la historia oficial; as el mito del mestizaje y de la conquista

    sirvi en los murales aqu estudiados como smbolos crticos del nacionalismo. La

    historia ha demostrado ampliamente que la necesidad de que existan los hroes est

    ntimamente relacionada con la condicin de afirmar la identidad nacional (Zrate, 2003,

    p.134). Por lo tanto, podra pensarse que la necesidad de que haya un villano en la

    historia (un personaje al cual el pueblo y la historia pueda culparlo de sus problemas y

    derrotas), es necesario.

  • 28

    Al analizar el mural Hernn Corts de San Ildefonso, pintado en 1926, nos

    encontramos con que Jos Clemente Orozco plasm una visin crtica del nacionalismo.

    En dicho mural, Orozco representa la paradoja del mestizaje: los espaoles protegieron

    a los indgenas, ambos se mezclaron, pero a la vez, la raza blanca se impuso. Aqu, se

    representa tanto a Corts como a Malintzin con igual dignidad compositiva, sin embargo,

    al hacer una lectura ms atenta encontramos signos que determinan el sentido del mural.

    El brazo de Corts que se impone, el indgena muerto y el maguey cercenado, son

    signos que Orozco utiliza para plasmar su visin crtica del mestizaje, que es a la vez, la

    paradoja antes mencionada.

    En el mural Hernn Corts del Hospicio Cabaas, pintado entre 1937 y 1939,

    Orozco representa a un conquistador que, alentado por la Victoria, avanza, mata y

    conquista. A travs de la construccin de Corts como un hombre-mquina y su rostro

    hiertico, se construye a un personaje que segn este mural, su nica intencin fue la de

    conquistar y aniquilar a toda una cultura.

    En esta pintura tambin se construye una versin mtica del conquistador; se

    representa como un personaje emocionalmente vaco y que debido a su empresa,

    derram mucha sangre, ganando slo porque posea el mejor armamento. En el

    imaginario colectivo, probablemente se tena esta imagen del conquistador; en efecto, la

    Conquista fue una guerra (y todas las guerras causan estragos), pero Corts tambin hizo

    un papel mediador con algunos indgenas. Esta faceta del conquistador escogi no ser

    difundida por el nacionalismo posrevolucionario; tampoco fue representada por Orozco en

    los murales aqu estudiados, ni en Corts y la cruz, un mural en el Dartmouth College, en

    donde tambin se pinta a este personaje (Fig. 8).

    Fig. 8. Corts y la cruz Jos Clemente Orozco 1932-1934 Fresco sobre muro Dartmouth College, New Hampshire

  • 29

    Como ya se mencion anteriormente, la aspiracin de Orozco era crear una pintura

    universal que pudiera generar una experiencia esttica en cualquier lugar y tiempo. Por

    eso, entre otras razones, Orozco no agrega elementos folklricos a la composicin, sino

    que el cuerpo humano es el centro de su obra. En estos murales, no se representa el

    hecho histrico especfico de la historia de Mxico: ni la entrega de Malintzin a Corts, ni

    la guerra entre espaoles y mexicas, sino ms bien, se representa el mito del mestizaje y

    de la Conquista. As, Orozco cumple su aspiracin y crea smbolos universales, a la vez

    que plasma imgenes que representan la identidad del pueblo mexicano.

    En nuestros das, estos murales siguen teniendo una gran relevancia no

    solamente artstica, sino en relacin a la problemtica que plantean. La sociedad y el

    gobierno se han negado a levantarle un monumento a Hernn Corts. Pienso que no se

    maldice el hecho de que el territorio americano haya sido anexado a Espaa, sino ms

    bien, lo que se condena es esta paradoja del mestizaje y el derramamiento de sangre de

    la Conquista; por lo tanto, la visin que Orozco plasma de Corts cada una en un mural

    diferente, muestra estas diferentes facetas, por lo que en la ideologa e imaginario este

    personaje es rechazado. No es casualidad que en 1981, el entonces presidente Jos

    Lpez Portillo trat de promover el reconocimiento pblico de Hernn Corts al poner un

    monumento a este personaje. Se mand a hacer una copia del busto de Corts de

    Manuel Tols junto con una ceremonia oficial, pero un grupo de nacionalistas protest y

    por eso fue retirada del paso pblico para ser puesta en el Hospital de Jess. Tiempo

    despus, se erigi el Monumento al Mestizaje, pero tambin tuvo que ser retirado de su

    lugar original (debido a protestas pblicas) para ser colocado en un lugar secundario

    (Cascante, 2011). Como dice Enrique Krauze: Mxico es un pas de monumentos:

    incluso personajes extranjeros, sin ninguna significacin trascendental para la identidad

    de Mxico tienen estatuas erigidas. Hernn Corts, uno de los personajes ms

    importantes de nuestra historia, no tiene ningn monumento significativo (Krauze, 1997);

    apenas algunas calles secundarias de la Ciudad de Mxico llevan su nombre, y los

    monumentos que se conservan, como el Monumento al Mestizaje en el Jardn Xicotncatl,

    han sido olvidados en el tiempo.

  • 30

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