el cientifico ante los medios de comunicacion

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  • 8/14/2019 El Cientifico Ante Los Medios de Comunicacion

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    NCUADERNOS DE LA FUNDACIN DR. ANTONIO ESTEVE 28

    El cientficoante los mediosde comunicacinRetos y herramientas para una cooperacin fructfera

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    El cientfico

    ante los mediosde comunicacin

    Retos y herramientas para una cooperacin fructfera

    CUADERNOSDE LA FUNDACIN DR. ANTONIO ESTEVE N 28

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    La presente edicin recoge la opinin de sus autores,por lo que la Fundacin Dr. Antonio Esteve y el Instituto RTVEno se hacen necesariamente partcipes de su contenido.

    2013, Fundacin Dr. Antonio EsteveLlobet i Vall-Llosera 2. E-08032 Barcelona

    Telfono: 93 433 53 [email protected]://www.esteve.org

    Impreso en Espaa por Lenoir EdicionesDepsito Legal: 978-84-940656-8-2ISBN: GI. 1293-2013

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    -III-

    La Fundacin Dr. Antonio Esteve, establecida en 1983, contempla como objetivo prioritario el estmulo delprogreso de la farmacoteraputica por medio de la comunicacin y la discusin cientfica.

    La Fundacin quiere promover la cooperacin internacional en la investigacin farmacoteraputica y, a

    tal fin, organiza reuniones internacionales multidisciplinarias donde grupos reducidos de investigadoresdiscuten los resultados de sus trabajos. Estas discusiones se recogen diferentes formatos de publicacincomo los Esteve Foundation Symposiay los Esteve Foundation Discussion Groups.

    Otras actividades de la Fundacin Dr. Antonio Esteve incluyen la organizacin de reuniones dedicadas ala discusin de problemas de alcance ms local y publicadas en formato de monografas o cuadernos.La Fundacin participa tambin en conferencias, seminarios, cursos y otras formas de apoyo a las cienciasmdicas, farmacuticas y biolgicas, entre las que cabe citar el Premio de Investigacin que se concede,con carcter bienal, al mejor artculo publicado por un autor espaol dentro del rea de la farmacoterapia.

    Entre la variedad de publicaciones que promueve la Fundacin Dr. Antonio Esteve, cabe destacar la serie

    Pharmacotherapy Revisited en la cual a travs de diferentes volmenes se recopilan, en edicin facsmil,los principales artculos que sentaron las bases de una determinada disciplina.

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    -V-

    El Instituto RTVE colabora de forma permanente con universidades, organismos pblicos y privados, yagentes sociales, en la difusin y el estudio de los medios de comunicacin y su incidencia en la sociedad.

    Una de nuestras actividades es precisamente la organizacin de foros de debate y anlisis (cursos, semi-

    narios, jornadas y congresos) y la difusin de las principales ideas o consensos surgidos en ellos.

    En este propsito se inscribe la colaboracin con la Fundacin Dr. Antonio Esteve y el apoyo del InstitutoRTVE en las jornadas sobre informacin cientfica y su tratamiento en los medios de comunicacin. Deeste modo damos tambin cumplimiento a uno de los deberes que la Ley 17/2006, por la que se crea laCorporacin RTVE, encomienda a nuestra empresa: promover el conocimiento de la ciencia, las artes,la historia y la cultura.

    Queremos agradecer a todos los ponentes, firmantes de artculos y participantes su aportacin en arasdel conocimiento, y a la Fundacin Dr. Antonio Esteve la confianza depositada en la Corporacin RadioTelevisin Espaola al considerarnos el foro idneo para la celebracin y la difusin de estas jornadas.

    Direccin Instituto RTVECorporacin Radio Televisin Espaola

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    ndice

    Presentacin

    Pol Morales................................................................................................................................. IX

    Participantes................................................................................................................................... XI

    Protagonistas y pblicos de la comunicacin cientfica

    Vladimir de Semir......................................................................................................................... 1

    Periodismo cientfico: el desafo de compartir informacin asombrosa

    Pablo Juregui............................................................................................................................. 9

    Ciencia y periodismo en la red

    Patricia Fernndez de Lis............................................................................................................. 15

    Revistas de divulgacin. El nuevo papel de la ciencia

    Jorge Alcalde............................................................................................................................... 21

    La redaccin de noticias en televisin

    Graziella Almendral...................................................................................................................... 27

    El cientfico como comunicador televisivo

    Graziella Almendral y Luis Sola Vela............................................................................................. 37

    El reportaje cientfico en televisin

    Ana Montserrat Rosell................................................................................................................. 47

    Comunicacin digital e investigacin cientfica

    Francisco Asensi......................................................................................................................... 53

    Radio y ciencia en la actualidad

    Manuel Seara.............................................................................................................................. 63

    La ciencia es noticia. La experiencia de la Agencia SINC

    Esperanza Garca Molina............................................................................................................. 73

    La comunicacin cientfica corporativa.Integrando conceptos comunicativos en el ADN de los investigadores

    Marc de Semir............................................................................................................................. 79

    Cultura cientfica, cultura democrtica

    Laura Ferrando Gonzlez y Pilar Tigeras....................................................................................... 85

    Conflictos y complicidades entre cientficos y periodistas.Una visin crtica con propuestas de mejora

    Gonzalo Casino........................................................................................................................... 97

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    profesin a menudo denostada y para que los

    segundos empaticen con el colectivo que mspuede contribuir a explicar sus hallazgos a la so-ciedad. La colaboracin entre los dos mbitos esla principal reivindicacin del seminario El cient-fico ante los medios de comunicacin, y ahorade este Cuaderno que ampla el foco ms all delos soportes audiovisuales.

    A lo largo de sus 30 aos de historia, la Fun-dacin Dr. Antonio Esteve siempre ha queridoextender su campo de visin trascendiendo elmbito estricto de la investigacin farmacolgi-

    ca, y ha manifestado un especial inters por lacomunicacin cientfica, de capital importanciano slo para la carrera de todo cientfico sinotambin para la sociedad. De esa inquietud na-cieron los debates sobre periodismo cientfico,una iniciativa indita que durante una jornadaenfrenta a cuatro periodistas y cuatro investiga-dores para discutir sobre el tratamiento informa-tivo de un acontecimiento cientfico relevante enla prensa internacional.

    Las sesiones de dilogo han servido no slopara extraer interesantes reflexiones sobre lasvirtudes y los fallos en la comunicacin de asun-tos como el SARS (Severe Acute RespiratorySyndrome)o la clonacin teraputica, sino tam-bin para intercambiar demandas entre amboscolectivos. Los cientficos siempre suelen recla-mar a los periodistas ms rigor, mientras que losinformadores solicitan a sus fuentes ms cola-boracin.

    Para atender la primera reclamacin, la Fun-dacin Dr. Antonio Esteve organiz en 2013 unajornada, junto con la Asociacin Espaola de Co-municacin Cientfica, sobre bioestadstica para

    Presentacin

    Los primeros valientes que se apuntaron al curso

    piloto de El cientfico ante los medios de comu-nicacin pudieron ponerse en la piel del perio-dista durante dos das. La presin del tiempo,la competencia entre compaeros de distintassecciones por hacerse un hueco en la escaletade un telediario, la necesidad de obtener un buentitular para llamar la atencin del redactor jefe y, acontinuacin, de la audiencia. Slo un minuto detelevisin para contar lo que debera desarrollar-se en horas. stas son las batallas donde debelidiar cada da un informador para conseguir que

    la ciencia tenga su espacio en televisin; las lla-madas rutinas de la profesin, que explican porqu a veces los periodistas no actan de la ma-nera que ms gustara a los cientficos.

    Graziella Almendral, directora de IndagandoTV y coordinadora del curso que se desarrollaen las instalaciones del Instituto RTVE, fue la en-cargada de introducir a los investigadores en lasentraas de una redaccin televisiva. La sesinculminaba con un ejercicio prctico en el que sedispona de 2 horas para elaborar una pieza deinformativo sobre un estudio que avisaba de losriesgos para la salud de la acrilamida, presenteen alimentos cocinados a altas temperaturas(como las patatas fritas). Tras finalizar la prctica,algunos de los titulares que elaboraron los cien-tficos en el papel de periodistas hubieran provo-cado escalofros en el sector ms sensacionalistade la prensa.

    La leccin es bien sencilla. El desconocimien-to conduce a los juicios de valor y al estereotipo.De ah que el curso naciera como puente de di-logo entre periodistas y cientficos, para que losprimeros puedan explicar de primera mano una

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    Laura Ferrando GonzlezVicepresidencia Adjunta de Cultura CientficaConsejo Superiorde Investigaciones Cientficas (CSIC)

    Madrid

    Esperanza Garca MolinaCoordinadora y Redactora Jefade la agencia SINCMadrid

    Pablo JureguiRedactor Jefe de Ciencia de El MundoMadrid

    Ana Montserrat RosellDirectora de Tres14(La 2)BarcelonaManuel SearaDirector deA hombros de gigantes(RNE)Madrid

    Luis Sola VelaRealizador de televisinMadrid

    Pilar Tigeras SnchezVicepresidencia Adjunta de Cultura CientficaConsejo Superiorde Investigaciones Cientficas (CSIC)Madrid

    Jorge AlcaldeDirector de la revista QuoMadrid

    Graziella AlmendralDirectora de Indagando TVMadrid

    Fracisco AsensiDirector de Desarrollode Negocios Interactivos de RTVEMadrid

    Gonzalo CasinoDirector de Tcnica Industrial

    Colaborador de El Pas, IntraMed yThe LancetBarcelona

    Marc de SemirDirector de Comunicacin Corporativay Mecenazgo de la Universitat de Vic,Vic (Barcelona)

    Vladimir de SemirDirector del Observatoriode la Comunicacin Cientfica

    Universitat Pompeu FabraBarcelona

    Patricia Fernndez de LisDirectora de MateriaMadrid

    Participantes

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    propaganda. John N. Wilford, uno de los perio-

    distas fundadores de la pionera seccin ScienceTimes de The New York Times,que se publicpor primera vez el 14 de noviembre de 1978, loexpresa con claridad cuando afirma: Yo soy pe-riodista cientfico gracias al Sputnik (3). El hechoes que tras la repercusin de las bombas atmi-cas (1945) y el inicio de la conquista espacial conel lanzamiento del primer satlite artificial (1957),hasta la llegada a la Luna (1969), la rivalidad eco-nmica y tecnolgica de Estados Unidos y laUnin Sovitica se dirimi en buena parte en el

    mundo de la comunicacin pblica de las cien-cias y las tecnologas, convirtindose el periodis-mo cientfico en una de las herramientas estrat-gicas para explicar al mundo lo que estaba pa-sando con la carrera cientfico-tcnica entre lasdos grandes superpotencias en pos de imponeral mundo un exitoso modelo social y econmico:el liberal-capitalista o el comunista-marxista.

    En este contexto se impulsa en Estados Uni-dos, en 1957, la primera encuesta sobre com-prensin pblica de las ciencias por la NationalAssociation of Science Writers: los america-nos tienen, en general, una actitud positiva ha-cia la ciencia, aunque sus conocimientos sobreesta materia son bajos. Es producto de la granpreocupacin que suscita en la sociedad nor-teamericana el bip-bip del Sputnik soviticoque sobrevuela varias veces al da territorio nor-teamericano. Estados Unidos se moviliza antela capacidad de la potencia enemiga para que lapoblacin tenga suficiente educacin cientficacon el objetivo de que adquiera el nivel cientficoy tecnolgico necesario para asegurar un pascompetente y lder en el concierto mundial. Pre-

    Protagonistas y pblicos

    de la comunicacin cientfica

    Vladimir de Semir

    El periodismo cientfico, mdico y ambiental,

    como en general la divulgacin de las ciencias,logr su mayora de edad en el ltimo tercio delsigloXX. Hoy el periodismo especializado en la di-fusin del conocimiento cientfico y la promocinde la cultura cientfica constituye la herencia deuna slida tradicin histrica de divulgacin so-cial de las ciencias que se fragua en toda Europadurante el siglo XIX, y que se desarrolla y consoli-da intensamente en paralelo a los grandes avan-ces cientficos y tecnolgicos que se sucedendurante el siglo XX(1),con una intensidad nunca

    antes alcanzada en la historia de la humanidad.En gran parte son consecuencia de las dos gue-rras mundiales, sobre todo de la segunda, quemarc un hito en la capacidad tecnolgica delser humano, plasmada en la consecucin de labomba atmica, un reto cientfico sin preceden-tes cuya brutal aplicacin tambin careca de an-tecedentes.

    El socilogo Daniel Bell, de la Universidad deHarvard, desaparecido hace pocos aos, consi-deraba que el nacimiento a gran escala del pe-riodismo cientfico en los aos 1970 se debe a lanecesidad de una interpretacin adecuada dela naturaleza cientfica y tecnolgica del progre-so (2).Efectivamente, la consolidacin definitivadel periodismo cientfico moderno se produce enplena guerra fra entre los dos grandes bloquesideolgicos (Estados Unidos y Unin Sovitica)en que qued configurado el mundo tras la granguerra, y con el desarrollo cientfico-tecnolgicode la carrera espacial entre norteamericanos ysoviticos como uno de los relevantes ejes devertebracin econmica en un campo de bata-lla centrado en los medios de comunicacin y la

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    Protagonistas y pblicos de la comunicacin cientfica

    cisamente el mismo ao 1969 de la llegada delhombre a la luna (espectacular logro que consi-

    gui Estados Unidos para contrarrestar los indis-cutibles xitos iniciales de la Unin Sovitica en lacarrera espacial con el primer satlite artificial, elprimer animal en rbita y el primer ser humano enel espacio) se cre el primer centro interactivo delmundo para la divulgacin de las ciencias: el Ex-ploratoriumde San Francisco (California), siendosu inspirador y fundador Frank Oppenheimer (4),fsico atmico que trabaj tambin en el Proyec-to Manhattan para la concepcin de la bombaatmica que dirigi su hermano Robert en Los

    Alamos. No es casualidad (5).Esta estrategia nacida en 1957, basada en el

    fomento de la divulgacin, el periodismo y en ge-neral la alfabetizacin pblica de las ciencias,para consolidar un modelo de sociedad, culmi-na en cierta forma en 1985 en Estados Unidoscuando la American Association for the Advance-ment of Sciences funda el Proyecto 2061* paraayudar a todos los norteamericanos a alcanzaruna adecuada instruccin en ciencias, matemti-cas y tecnologa. Naturalmente, esta convergen-

    cia educativa y cultural de Estados Unidos parala integracin y la promocin del conocimientocientfico tiene su traslacin a Europa.

    Una educacin cientfica continua

    Como se desprende de esta sntesis histricade la divulgacin y el periodismo cientficos, enla educacin, la informacin y la formacin de laopinin pblica en torno a las ciencias, la medici-na y el medio ambiente son mltiples los agentesculturales y sociales que intervienen en su dise-minacin. Cientficos y periodistas son los mayo-res protagonistas, claro est, pero hay que teneren cuenta que cuando analizamos este proceso,desde la educacin formal a la informal de la so-ciedad, intervienen de una forma u otra prctica-mente todos los sectores: maestros, profesores,comunicadores institucionales, gestores cultu-

    rales, polticos y el propio pblico en general,que se organiza de manera individual y colectiva

    segn su curiosidad e intereses culturales, porun lado, y la utilidad que le pueda aportar el co-nocimiento cientfico, mdico, ambiental y tecno-lgico, por otro.

    Hemos de pensar que, contrariamente a loque es una suposicin comn, la mayor parte dela educacin cientfica de una persona se hacefuera de un ambiente formal: menos del 5% de lavida de una persona se invierte en la educacinreglada. Por tanto, es innegable que la mejor ma-nera de aumentar la comprensin del pblico en

    relacin a las ciencias est en el 95% restantede su vida (6), con el aprendizaje continuo quese realiza, para bien y para mal, por mediacinde la hoy todava mayoritaria televisin y por elresto de los medios de comunicacin (revistas,museos, centros de ciencia y de naturaleza, bi-bliotecas pblicas). Esta intermediacin tra-dicional, con las tecnologas de la informaciny de la comunicacin se potencia hasta lmitesinsospechados y posibilita un intercambio de co-nocimiento prcticamente ilimitado si se poseen

    las capacidades tecnolgicas e intelectuales quenos permitan elegir en un marco de suficiente es-pritu crtico.

    Comunicacin y dilogo eficaces

    Difundir la ciencia de manera til y valiosa tan-to para la propia ciencia como para la sociedadsigue siendo un reto. La solucin no consisteen ofrecer ms informacin sobre ciencia, sino enuna comunicacin y un dilogo ms eficaces (7).

    A pesar de las numerosas declaraciones quedicen lo contrario, la prctica de la comunica-cin cientfica an se mantiene unida al modode transmisin. La comunicacin pblica de lasciencias domina amplios mbitos de la comuni-cacin cientfica, ms con la intencin de infor-mar al pblico que para captarlo y motivarlo. Elobjetivo relativamente oculto es sobre todo ge-

    * El Proyecto 2061se llama as porque en el ao 2061 volver a pasar el cometa Halley (la ltima vez que lo hizo fue precisamente en1985) y se considera que el periodo de tiempo entre las dos fechas es el necesario para que la sociedad norteamericana alcance lacalidad educativa necesaria para liderar los avances cientficos y tecnolgicos. (Vase http://www.project2061.org/about/default.htm.)

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    nerar aceptacin y fascinacin por las ciencias,por lo que la comunicacin pblica constituye

    un tipo demarketingdominado por los intereseseconmicos y la promocin de la innovacin. Elobjetivo (ideologa?) que hay detrs puede ex-presarse de un modo muy sencillo: la sociedaddebe aceptar la ciencia, la tecnologa y la inno-vacin, y necesita ms ingenieros y cientficos.Y queda claro que la comunidad cientfica, loscentros cientficos, las universidades y la indus-tria, han desarrollado unas aptitudes y unos equi-pos de comunicacin eficaces, que hoy formanparte importante de un proceso comunicativo

    que ya no se circunscribe al binomio clsico decientficos y periodistas.

    sta es la opinin de una voz relevante en re-ferencia al contexto comunicativo de la ciencia,Larry Page, el primer director general de Goo-gle, que ha revolucionado el modo de accederal conocimiento: Los cientficos y los ingenierospueden cambiar el mundo, pero antes deben so-lucionar su grave problema demarketing.* Pagedestaca que deben implicarse ms en la poltica,en los negocios y en los medios de comunica-

    cin: Aprovechar todo el potencial de la cienciay de la tecnologa exigir vender mejor las po-sibilidades e implicaciones de las ciencias a losdirigentes polticos, a los lderes empresariales y,en general, al pblico.

    Retos para una interaccin exitosade la ciencia y la sociedad

    Identificamos, en este contexto, cinco retos paraalcanzar una interaccin exitosa de la ciencia yla sociedad:

    En primer lugar, es necesario desechar el mitode un pblico singular. Hay distintas audien-cias (desde escolares a los propios investi-gadores), fuentes (cientficos, organizacionesfinancieras, polticos, periodistas y organiza-ciones no gubernamentales) y razones paraimplicarse (educacin, entretenimiento, deli-beracin/dilogo, decisiones polticas), y en

    consecuencia voces mltiples (profana y ex-perta, experimental y codificada) y varios tipos

    de intermediarios (periodistas, profesores, or-ganizaciones de la sociedad civil, etc.). El retoconsiste en demandar diferentes mecanismosen diferentes momentos, y con una formacindiferente, tanto para los proveedores comopara los usuarios de la informacin, permitin-doles escoger los medios de comunicacinms apropiados. Cada uno implica a muchosactores, por lo que una visin unidireccionalde la ciencia hacia la sociedad y unidimensio-nal del pblico no dar resultado.

    En segundo lugar, los cientficos a menudoconsideran a la sociedad como un enormeente irracional, desconocido y con aversina correr riesgos, que en ocasiones se com-porta de manera impredecible y negativa parasus intereses. Los cientficos pueden ser muynegativos en lo tocante a la funcin de losmedios de comunicacin, de la educacinprimaria y secundaria, y de la accin poltica.La investigacin, la evaluacin tecnolgica y

    las actividades con implicaciones ticas, le-gales y sociales, a veces son consideradaspor los cientficos como un obstculo para elprogreso cientfico. Sin embargo, los ltimosavances en el debate social, por ejemplo losms recientes sobre nanotecnologa, sugierenque puede haber cambios positivos. Durantealgunos aos, los nanocientficos, los respon-sables polticos y las agencias de financiacinse han preocupado por la percepcin queel pblico tiene de la nanotecnologa, dado el

    debate precedente de los organismos modi-ficados genticamente (hoy todava vigente).En los primeros aos del siglo XXIse generalizel diagnstico de que la nanotecnologa (trasla energa nuclear y la manipulacin gentica)se convertira en el siguiente malentendidode comunicacin en la relacin entre tecno-loga y sociedad. Y se ha promovido desdediferentes estamentos una poltica activa deinformacin e interaccin con la sociedad (8).

    * Discurso en la Conferencia anual de laAmerican Association for the Advancement of Sciences(San Francisco, febrero de 2007).

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    Protagonistas y pblicos de la comunicacin cientfica

    Un tercer obstculo es la fuerte dependenciade las revistas cientficas y de los comunica-

    dos de prensa que generan. Las noticias ylos reportajes cientficos en medios de co-municacin a menudo consisten en pocoms que en extraer y trasladar informacin(en este caso s podemos hablar de simpletraduccin) de publicaciones profesionales,como Nature, Science, The Lancet, The NewEngland Journal of Medicine, Cell, BritishMedical Journal, PLOS One, etc. El rigurososistema de evaluacin utilizado por estas re-vistas da a los reporteros ms generalistas la

    confianza en que son fuentes de informacinfiables y prestigiosas (9), y a los especializa-dos les facilita tambin enormemente la laborde seleccin de lo que se publica y la propiaelaboracin de la informacin. Sin embargo,los periodistas deben entender cmo se pro-duce el conocimiento cientfico y cules sonsus lmites, y transmitir estos aspectos sus-tanciales a sus audiencias, diversificandoadems sus fuentes. Los cientficos, por suparte, han de incrementar sus destrezas res-

    pecto a las posibilidades y los lmites de losdiferentes medios de comunicacin para co-municar a pblicos distintos. Y las audienciastienen que estar versadas tanto en lo relativoa medios de comunicacin como a los proce-sos de la ciencia.

    Un cuarto reto afecta a los derechos y a lasresponsabilidades tanto de la ciencia comode la sociedad. La comunicacin cientfi-ca se ha convertido en un deber para los

    cientficos y en un derecho para el pblico(el derecho a saber y el derecho a participar).Pero el deber no siempre es bienvenido, y losderechos no siempre son ejercidos con entu-siasmo. Al proliferar la implicacin del pblicocon la Ciencia (en mayscula) y la comunica-cin en dos direcciones, han salido a la luzlos derechos y las obligaciones. Se han gene-rado varias interacciones de las audiencias ylos actores implicados en las nuevas ciencias

    y tecnologas. Cada vez hay ms dudas enrelacin con el valor que realmente aportan

    tales interacciones. En parte, ste es un asun-to que implica a la comunicacin y, en parte,un asunto que involucra a la gobernanza. Elgrupo de expertos de supervisin de las ac-tividades cientficas en la sociedad de la Co-misin Europea* sugiere hacer hincapi en laimplicacin del pblico con la ciencia desde elpunto de vista de la comunicacin, con unasresponsabilidades claramente definidas paralos actores. Para que esto sea eficaz, debeproducirse una mayor comprensin de todas

    las partes acerca de la naturaleza de la cien-cia como actividad evolutiva. Existen muchosforos que permiten aplaudir a los grandescientficos y celebrar los siempre sorprenden-tes descubrimientos, pero para que haya unaimplicacin pblica efectiva debe prestarsems atencin a las decisiones que es precisoadoptar, a los recursos que hay que asignar,y al trabajo y al mtodo realizados por cien-tficos individuales, as como por las organi-

    zaciones de investigacin. En suma, situar alconocimiento cientfico en el contexto social yeconmico; en caso contrario, la ingente in-formacin sobre avances cientficos se con-vierte en mera ancdota.

    En quinto lugar, al mismo tiempo que el co-nocimiento cientfico ha mostrado una capa-cidad notable para trascender las fronteras dela poltica y del lenguaje, persiste un alto gradode especificidad cultural en relacin con la co-municacin cientfica. En Europa hay tradicio-

    nes y regulaciones muy diferentes relativas algrado de autonoma periodstica y cientfica,que tienen consecuencias sobre cmo se di-funde la ciencia en cada pas y tambin de for-ma transnacional, que no deberan ignorarseni subestimarse.

    Finalmente, los cientficos deberan desem-pear una funcin ms activa a la hora de alen-tar una comunicacin til de la ciencia en los

    * Proyecto MASIS(Monitoring Policy and Research Activities on Science in Society in Europe). (Vase http://www.masis.eu/.)

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    medios de comunicacin populares, adems demejorar el crculo de la comunicacin y debate

    de su propia investigacin (10). Esto es an mscrucial porque en la actualidad existe una ma-yor demanda de transparencia en la informacincientfica a medida que las secciones de cienciasufren recortes debido a la crisis en los medios,al tiempo que los investigadores deben tratarcon reporteros de ciencia menos experimenta-dos. Los cientficos pueden y deben ayudar agarantizar que la informacin sobre la cienciasiga siendo documentada y rigurosa (11), lo queno implica que est reida con el inters y la

    amenidad.

    Una mayor sofisticacinde la opinin pblica

    Est claro, por otro lado, que la opinin pblicadepende muy directamente de la informacinque recibe la poblacin, y que pueden produ-cirse reacciones en un sentido u otro (positivaso negativas) segn sea el conocimiento que laciudadana tenga sobre la implantacin de nue-

    vas tecnologas o aplicaciones cientficas. Deah la relevancia de que pueda haber acceso ybuena transmisin del conocimiento cientfico ala sociedad. As lo demuestra el Eurobarmetrode Ciencias de la Vida y Biotecnologa 2010: laopinin de los europeos respecto a las biotec-nologas entra en una nueva era de mayor sofis-ticacin. Mientras que el entusiasmo por las tec-nologas ha aumentado, y tambin lo ha hechola confianza en la administracin y la industria,los europeos piden adems una regulacin quecontemple el inters pblico y poder tener vozen sta si se ponen en juego los valores sociales(12). Por tanto, conclusin relevante: el Euroba-rmetro indica que si una tecnologa emergentequiere desarrollarse, debera escuchar la opi-nin de los ciudadanos europeos. Y sta ac-tualmente se basa en cinco criterios generales:sostenibilidad, beneficios, regulacin apropiada,seguridad y una justa distribucin de riesgos ybeneficios. Una adecuada comunicacin de lasciencias tiene una enorme responsabilidad enesta indiscutible interrelacin de la ciencia y laopinin pblica.

    Nuevas reglas del juego

    El pblico interesado puede hoy acceder a lafuente directa de una determinada informacin.Sin embargo, tambin debe estar preparadopara conocer las nuevas reglas del juego. Unainiciativa comunicativa puede perseguir realmen-te un aumento del conocimiento cientfico de lasociedad, o puede perseguir otras metas ms di-rigidas al beneficio propio. Por ejemplo, un obje-tivo bastante comn, y aunque lcito no siempreexplicitado, es que detrs de una accin de difu-sin se busca tambin promocionar a las univer-

    sidades y centros de investigacin que participanaprovechando las nuevas y potentes vas de co-municacin institucional on line. En ocasiones, laorganizacin cientfica o mdica que est detrsdel portal no slo busca promocionarse, sino quepretende captar clientes, difundir informacionesen su propio inters, buscar financiacin parasus proyectos, etc. El usuario se enfrenta direc-tamente a determinada informacin y no siempreestn claras, insistimos, las reglas del juego. Laobjetividad absoluta no existe, sin duda, en el pe-

    riodismo, pero tampoco, ni mucho menos, en elmundo de la comunicacin institucional.

    La desintermediacin de la informacin cien-tfica, mdica y ambiental que nos brinda Inter-net puede, por tanto, ser muy positiva, puestoque permite un acercamiento entre las fuentesde informacin y la sociedad. Pero tambin tieneuna cara negativa: la prdida del papel regula-dor que debera tener el periodismo analtico decalidad en su bsqueda de la verdad y la ob-jetividad. Cabra preguntarse, claro est, si los

    medios de comunicacin han ejercido realmentetal papel en el pasado. En este sentido, no hayduda de que en los ltimos aos el propio pe-riodismo de intermediacin se ha convertido encada vez ms tributario de las estrategias de co-municacin de sus fuentes, que tienen un mayorpeso especfico, potenciado por la tecnologaque permite la difusin inmediata y urbi et orbino slo de los contenidos de una nota de prensasino del ms amplio apoyo audiovisual, desdefotos a entrevistas en vdeo de los protagonistasde la comunicacin que aspira a convertirse ennoticia en los medios de masas. Esta prctica se

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    Protagonistas y pblicos de la comunicacin cientfica

    ha generalizado en los departamentos de comu-nicacin de las instituciones cientficas, e incluso

    en las revistas cientficas ms relevantes, quese convierten as en agencias de prensa de suspropios contenidos. Lamentablemente, en mu-chos casos se instala el periodismo perezosoo pasivo y slo hay que seleccionar, entre la in-gente comunicacin que llega al ordenador, cules la que mejor puede servir al medio en que setrabaja y no slo en funcin de los tradicionalesvalores-noticia. El resultado es que el pblicopuede llegar a pensar que no son necesarios losperiodistas, ya que puede accederse a la mis-

    ma informacin o similar yendo directamente alas fuentes. La entonces defensora del lector deEl Pas, Milagros Prez Oliva, argumentaba assobre este problema en uno de sus habitualesartculos: El llamado periodismo de fuentes,aquel que se ejerce desde los gabinetes de co-municacin de organismos pblicos y privados,cuenta cada vez con ms profesionales y tienecada vez ms influencia en la determinacin dela agenda informativa. () La necesidad de darrespuesta a las demandas informativas y hacer

    frente a la presin, siempre apremiante, de unnmero cada vez mayor de medios, llev a losresponsables polticos de las instituciones p-blicas y a los gestores de las grandes corpo-raciones privadas a canalizar la informacin atravs de gabinetes de prensa. Poco a poco, sinembargo, se ha ido imponiendo la tendencia atransformar esos gabinetes de comunicacin eninstrumentos de control poltico de la informa-cin (13). Y el problema no es slo la veracidado no de la informacin as canalizada (la mayorade los gabinetes cumplen deontolgicamentecon su cometido) sino las tcnicas que deter-minadas fuentes pueden desarrollar para estarms presentes que otras en el espacio mediti-co e influir en la seleccin de noticias.

    El futuro del dilogoentre ciencia y sociedad

    La comunicacin entre la ciencia y la sociedades de suma importancia: informa al gran pblicosobre cuestiones relacionadas con la ciencia yla tecnologa; informa a la ciencia acerca de las

    percepciones y expectativas sociales; pone laexperiencia cientfica a disposicin del pblico;

    tiene un impacto en el diseo de polticas y enla creacin de programas; afecta a la legitimidadde la investigacin y desempea una funcindestacada en el gobierno de la ciencia, la tecno-loga y el riesgo. Pero la comunicacin tambines vulnerable a los malentendidos y los abusos:modelos y conceptos excesivamente simplifica-dos sobre cmo la ciencia y la sociedad se co-munican; expectativas poco realistas acerca deambas partes en relacin con los beneficiosde la comunicacin, y formas de comunicacin

    que aumentan la distancia entre la ciencia y susaudiencias extracientficas en lugar de captarlas.La comunicacin cientfica puede ser til paraestablecer una forma de comunicacin transpa-rente y abierta en ambas direcciones que con-tribuya a definir la funcin de la ciencia en la so-ciedad, y para posibilitar que sta haga el mejoruso posible del conocimiento cientfico (14).

    En los ltimos aos se han producido variosintentos de organizar el dilogo entre los diversosactores implicados en la comunicacin cientfica.

    En este contexto, por ejemplo, la comunicacincientfica a menudo pretende atraer a los nios yjvenes, los potenciales cientficos del futuro. Lapreocupacin entre los cientficos, los educado-res cientficos y los responsables polticos es quela ciencia haya perdido su atractivo, ya que losjvenes escogen otras asignaturas y vocaciones.En parte, el problema recae en que muchas ve-ces la comunicacin cientfica la inician y llevan acabo cientficos que no pueden concebir que laciencia como tal no resulte interesante y atracti-va, y que por tanto la presentan en trminos quesuelen ser incomprensibles para aquellos que noson cientficos.

    No obstante, como podemos ver en diferen-tes estudios sobre de qu manera el pblico engeneral tiene acceso al conocimiento cientfico,los medios de comunicacin son el principalmodo de difundir la ciencia, por supuesto conla televisin en una posicin destacada hasta lafecha (15). Al mismo tiempo, son muy pocos losestudios (cuantitativos o cualitativos) disponiblesrespecto a cmo los medios de comunicacintransmiten las cuestiones cientficas a la socie-

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    dad. Sin embargo, existe la impresin de que losmedios de comunicacin trivializan las noticias

    cientficas. El pensamiento rpido impuesto alos medios audiovisuales, con independencia delgrado de dificultad que implica presentar un co-nocimiento cientfico complejo, frecuentementereduce los contenidos periodsticos cientficos aancdotas y espectculo que pueden ir acom-paados ms bien por un determinado gradode desinformacin que de autntica informacin(16). Por supuesto, la comunicacin cientficadebe divulgar, y por tanto simplificar en buenamedida, pero ello no debe suponer en absoluto

    un problema si se hace de manera sensata. Sinembargo, el impacto continuo de los titulares delas noticias sobre descubrimientos asombrosos,insistimos, puede conducir a una percepcinanecdtica de lo que es realmente el progresode la investigacin y de la ciencia si toda esainformacin no se contextualiza correctamente;por encima de todo, si pensamos en la compleji-dad y la incertidumbre que es consustancial a lainvestigacin cientfica.

    El desarrollo del anlisis discursivo ha impli-

    cado enfoques sobre el uso del lenguaje y delos conceptos precisamente en el modo en queel conocimiento cientfico alcanza al pblico engeneral en la era de la informacin y la comuni-cacin, y de sus potentes tecnologas de disemi-nacin. El uso cientfico-acadmico del lengua-je y de los conceptos se ha reconocido comoun registro especfico con sus propias normas,modelos y estilo, que afectan no slo a la ter-minologa sino tambin a los modos de presen-tacin y de razonamiento en los gneros y pro-cedimientos de discurso particulares. No es deextraar, pues, que seleccionar y transformar laspiezas del conocimiento cientfico para ser pre-sentadas y explicadas a los no expertos puedaser una tarea muy complicada, ya que exige unarecontextualizacin rigurosa transmitida a travsde procedimientos discursivos y de habilidadescomunicativas. Por tanto, la discriminacin entrela contextualizacin y la simplificacin, por unaparte, y la trivializacin por otra, en la populari-zacin y la socializacin de la ciencia, no es unafrontera sencilla. Siempre ha sido as (o deberahaber sido as), y mucho ms hoy que la circula-

    cin de la informacin y la opinin es continua yomnipresente.

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    ciplinas (astrofsica, geologa, biologa, antropo-loga) para obtener la informacin necesaria, yen segundo lugar convertir todos esos datos enun relato comprensible y divertido para el granpblico. Porque, como reconoce este gran divul-gador de la ciencia, no basta con que algo seaimportante para que la gente lo lea Tienes laobligacin de fascinarles y de entretenerles, ade-ms de instruirles.

    Las elocuentes palabras de Bryson resumena la perfeccin el apasionante desafo del perio-

    dismo cientfico: convertir los asombrosos (perocomplejos) hallazgos de la ciencia en crnicascomprensibles y atractivas para toda la sociedad.Los que nos dedicamos profesionalmente a estatarea sabemos que nos enfrentamos a un retomuy difcil, porque siempre es complicado com-binar la obligacin del rigor y la precisin cientfi-ca con el objetivo de vender noticias accesiblescon el mayor impacto popular posible. Sin em-bargo, a pesar de todos los inevitables obstcu-los, el esfuerzo merece la pena porque, tal como

    reflejan las palabras de Bryson, la ciencia tienegrandes historias que contar y hay muchsimaspersonas curiosas deseando escucharlas. Losperiodistas cientficos pueden y deben ser puen-tes slidos que conecten los laboratorios con lacalle, de manera rigurosa pero a la vez amena. Elobjetivo fundamental de este artculo es precisa-mente lanzar este mensaje optimista dentro delcontexto del periodismo cientfico espaol, ba-sndome en mi experiencia como redactor jefede Ciencia del diario El Mundo.

    Periodismo cientfico:

    el desafo de compartir informacin asombrosa

    Pablo Juregui

    La ciencia es sencillamente asombrosa. No hayun solo dato que no sea sorprendente. Conside-remos los hechos ms elementales. Existimos!Somos seres que podemos pensar, que pode-mos hablar, que podemos sentir! Una pared nopuede hacer eso, hay mucha materia que no pue-de comunicarse, que no puede tomar concienciade su existencia, pero nosotros s podemos. Esalgo asombroso, y creo que en el fondo eso eslo que me llev a escribir sobre ciencia: el instin-to de querer compartir informacin asombrosa

    con otras personas. En un magnfico vdeo pu-blicado en la edicin digital deThe Guardian,1BillBryson explica con estas palabras por qu deci-di lanzarse a la aventura de escribir Una brevehistoria de casi todo,uno de los mejores y msexitosos libros de divulgacin cientfica de losltimos aos. Bryson reconoce que siempre fueun psimo estudiante de ciencias en el colegio,pero le maravillaba el hecho de que el universoexistiera, y de que dentro de ese universo exis-tiramos nosotros, inslitas criaturas pensantes

    capaces de hacernos preguntas como de dn-de venimos. El escritor estadounidense estabaconvencido de que, aunque slo fuera de unamanera relativamente superficial, mereca la penaintentar comprender algo de lo que la ciencia ha-ba descubierto hasta ahora sobre los orgenesde casi todo, y transmitrselo a personas comol (curiosas y hambrientas de conocimiento, peroignorantes en cuestiones cientficas). La clavefue, en primer lugar, entrevistar a algunos de losmejores expertos del mundo en numerosas dis-

    1http://www.guardian.co.uk/science/video/2013/mar/25/bill-bryson-science-amazing-video

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    Periodismo cientfico: el desafo de compartir informacin asombrosa

    El despegue de las secciones de cienciaen los peridicos

    El 24 de septiembre de 2002 naci una nue-va apuesta por la ciencia en el panorama dela prensa espaola, cuando El Mundo decidicrear una seccin diaria dedicada en exclusivaa la informacin cientfica. Hasta entonces, lostemas de ciencia se encontraban muy diluidosen todos los peridicos, tpicamente dentro de lallamada seccin de sociedad (un cajn de sas-tre en el cual las noticias cientficas compartanun mismo espacio con una mezcla variopinta de

    sucesos y temas educativos, sanitarios o reli-giosos). Esto implicaba que no haba un editory un equipo de redactores especializados en lacobertura diaria de la informacin cientfica. Ade-ms, al tener que compartir un mismo espaciolimitado con noticias de muchos otros campos,los temas cientficos con frecuencia se queda-ban relegados o excluidos. Pero aquel da ElMundo dio un paso fundamental para fortalecerla calidad de su oferta informativa en el mbitocientfico, al establecer una seccin fija con la

    cabecera Cienciaen la que trabajaran periodis-tas dedicados nicamente a cubrir las noticiasen ese terreno. Como responsable de la nuevaseccin, el da de nuestro lanzamiento publiquun artculo titulado Una apuesta por la ciencia,enel que resum con estas palabras la filosofa delproyecto: Mediante una seccin diaria de cien-cia (la nica que existe en estos momentos en laprensa espaola), nuestro objetivo fundamentales convertirnos en un slido puente informativoentre los centros de investigacin y la calle. Los

    cientficos ya no pueden ni deben encerrarse enuna aislada torre de marfil, ya que la sociedadcada vez muestra ms inters por la cienciaCon esta nueva y ambiciosa seccin, esperamostambin contribuir a que la ciencia por fin ad-quiera la importancia que se merece en cualquierpas moderno, desechando la arcaica filosofa delque inventen ellos al cubo de la basura de lahistoria espaola En definitiva, queremos queesta seccin sea un espacio de aprendizaje en elque nuestros lectores puedan satisfacer su cu-

    riosidad cientfica, sorprenderse ante los grandesdescubrimientos que an estn por llegar en las

    diferentes ramas de la investigacin, y reflexionarsobre los grandes interrogantes del ser humano,el nico animal que se hace preguntas sobre smismo y el mundo que le rodea.2

    De cara al lector, el mero hecho de crear estaseccin lanzaba el mensaje de que las noticiascientficas merecan un espacio propio, con unacabecera diferenciada, al igual que las seccionestradicionales de poltica nacional e internacional,economa, cultura y deportes. De hecho, las sec-ciones de un peridico subdividen y clasifican las

    noticias en diversos focos de inters, creandouna especie de mapa mental de la actualidad yfomentando en los lectores el hbito de buscarinformacin en los diferentes terrenos que cubrecada seccin. Por eso, al crear un apartado es-pecfico con la cabecera Cienciase genera entrelos lectores la costumbre cotidiana de preguntar-se no slo qu est pasando en el Congreso delos Diputados, en la Bolsa, en los crculos artsti-cos y literarios, o en los estadios de ftbol, sinotambin qu se est cociendo en los laborato-rios. En este sentido, estoy convencido de que lacreacin de secciones especficas de ciencia, enEl Mundoy posteriormente en otros peridicos,ha sido un paso muy importante para la visibi-lidad y la relevancia social de los cientficos enEspaa.

    Al mismo tiempo, de cara a la relacin entreperiodistas y cientficos, es obvio que la creacinde equipos dedicados exclusivamente a la co-bertura de temas de ciencia en los diarios resulta

    fundamental para mejorar la confianza y la fluidezen la comunicacin entre ambos mundos. Des-de este punto de vista, la situacin ha mejoradomucho en Espaa durante la ltima dcada, yhoy todos los principales peridicos nacionalescuentan con profesionales especializados que sededican a cubrir noticias de ciencia. Por ello, loscientficos de este pas que todava sienten rece-los y desconfianza hacia los periodistas deberanperder ese miedo, porque es un hecho objetivoque la calidad del periodismo cientfico ha mejo-

    2El Mundo, 24 de septiembre de 2002, p. 33.

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    rado de manera muy notable en la prensa espa-ola. Es cierto que en las ediciones impresas de

    los peridicos el espacio dedicado a la cienciase ha reducido en los ltimos aos debido a ladoble crisis que estamos padeciendo: la crisisgeneral de la economa y la crisis especfica dela prensa provocada por los cambios de hbitosen el consumo de informacin desencadenadospor Internet. Sin embargo, esta imparable revolu-cin digital no debe verse en absoluto como unaamenaza, sino como una extraordinaria oportuni-dad para el futuro del periodismo cientfico.

    El xito de las secciones de cienciaen Internet

    A partir de 2007, en El Mundo(al igual que anteso despus en todos los principales peridicos) seinici un proceso de integracin entre los equi-pos de periodistas que producamos la edicinimpresa y la digital. Desde entonces, los mis-mos profesionales que nos ocupbamos de laspginas de Ciencia en la edicin de papel deEl Mundoasumimos tambin la responsabilidad

    de los contenidos onlinede la seccin de Cien-cia de elmundo.es. La transicin no ha sido fcil,porque trabajar simultneamente con el ritmo dela inmediatez que requiere una web de noticiasy con los plazos del cierre de un peridico diarioes una labor muy exigente. Sin embargo, paranuestra seccin de ciencia la experiencia ha sidoy sigue siendo muy positiva, en primer lugar porla enorme popularidad que tienen las noticiascientficas en Internet.

    Una de las grandes ventajas de la web esque puede comprobarse objetivamente lo quelos lectores pinchan y leen, es decir, lo que enrealidad ms les interesa. Gracias a ese sondeocotidiano que son las listas de noticias ms le-das de los peridicos digitales, lo que ha queda-do fuera de toda duda es que la ciencia fascinaa un amplsimo sector de la sociedad espaola.Raro es el da que no se encuentra alguna noticiacientfica (ya sea del mbito de la salud, el medioambiente, la tecnologa, la astronoma, la fsica ocualquier otra disciplina) entre el Top 10 de lasnoticias ms ledas. De hecho, la popularidad dela ciencia en elmundo.escon frecuencia supone

    un refuerzo para nuestro peso en la edicin im-presa, ya que, cuando una noticia triunfa entre

    los lectores de la web, ello puede servir comoargumento para que tambin se le otorgue unamplio espacio en el papel.

    Un ejemplo muy claro de este fenmeno lovivimos recientemente con el famoso bosn deHiggs detectado en el CERN de Ginebra. A priori,podra parecer que la fsica de partculas ma-neja conceptos abstractos muy alejados de laspreocupaciones del comn de los mortales. Sinembargo, el enorme impacto de este hallazgo enelmundo.esy en todas las webs (multiplicado por

    su expansin a travs de las redes sociales) de-mostr claramente su importancia, de tal maneraque no fue difcil convencer al director de nuestroperidico de que la edicin impresa deba abriren portada al da siguiente con esta noticia.

    Adems, no cabe duda de que las herramien-tas multimedia del periodismo digital (el vdeo, elaudio, los grficos interactivos, losblogs,el inter-cambio de opiniones con los lectores a travs deforos y chats,etc.) tienen un extraordinario po-tencial en el terreno de la informacin cientfica.

    Para la seccin de ciencia de El Mundo, nuestracapacidad para llegar a un pblico cada vez msamplio se ha multiplicado con la edicin digital,donde los lmites de espacio del papel no exis-ten, y donde la presencia de nuestras noticias enel escaparate principal del peridico (la portada ohome pagede la web) es constante. De hecho,mientras en la edicin impresa slo contamos porlo general con una pgina diaria bajo la cabece-ra de Ciencia,en la web la oferta informativa delcampo cientfico se despliega en varios portalesdiferenciados (Ciencia, Salud, Medio Ambiente yTecnologa), todos ellos con mucho xito de p-blico. Al mismo tiempo, aunque otros peridicosnacionales, como El Pasy ABC,no tienen p-ginas diarias de ciencia en su edicin impresa,s tienen apartados dedicados a la informacincientfica en sus webs, producidos por equiposde periodistas especializados en este campo. Endefinitiva, a pesar de las dificultades actuales porlas que atraviesa el sector de la prensa, estoyconvencido de que si el futuro, de una manera uotra, va a ser en exclusiva o fundamentalmentedigital, el periodismo cientfico tiene un enorme

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    Periodismo cientfico: el desafo de compartir informacin asombrosa

    potencial en el universo multimedia de Internet,como demuestra el gran xito de las secciones

    de ciencia en las ediciones digitales de los princi-pales peridicos.

    El reto de conseguirque lo entienda tu abuela

    Es innegable que la ciencia interesa fuera de loslaboratorios, y que ha irrumpido con fuerza en lacultura popular de losmass media. Sin embargo,trasladarla al gran pblico, de manera rigurosapero a la vez comprensible y amena, nunca es

    una tarea fcil. El mayor reto con que nos enfren-tamos los periodistas cientficos todos los dases precisamente lograr una traduccin eficaz dellenguaje enrevesado de un artculo publicado enScience,Natureo cualquiera de las revistas cien-tficas de las que habitualmente nutrimos nuestrasinformaciones, al lenguaje de la calle. Hay quetener en cuenta que hoy da la ciencia est tanhiperespecializada que ni siquiera el dilogo en-tre disciplinas resulta sencillo, de tal manera quelos fsicos no son capaces de entender todos losconceptos que manejan los bilogos, y viceversa.Por tanto, si entre los propios cientficos la co-municacin es difcil, todava lo es ms cuandose pretende llevar los resultados de la ciencia alpblico general.

    Sin embargo, frente a los cientficos ms rea-cios a la divulgacin, que consideran absurdo oimposible intentar explicar los conceptos mscomplejos de sus investigaciones al resto de lasociedad, deberamos recordar siempre lo que

    dijo Albert Einstein al respecto: No entiendesrealmente algo a menos que seas capaz de expli-crselo a tu abuela. Es decir, la tarea de simplifi-car y popularizar las teoras ms complejas dela ciencia debera considerarse una obligacinpara el cientfico, porque de hecho le permite a lmismo comprender sus ideas de la manera mssencilla y directa. Si no lo consigue, vena a de-cir Einstein, quizs se deba a que no ha descu-bierto nada realmente valioso o coherente. Al fin

    y al cabo, como dijo tambin el sabio padre dela relatividad en otra ocasin, un cientfico que

    no pueda explicar la teora ms complicada a unnio de 8 aos es un charlatn.3

    En definitiva, Einstein tena claro que, pormuy difcil que pueda parecer, si un cientfico noes capaz de simplificar su discurso para que loentiendan su abuela o un nio (aunque sea deuna manera relativamente superficial), quizs nil mismo tenga las ideas muy claras y oculte supropia confusin con una jerga incomprensible ydel todo impenetrable.

    Los cientficos, sobre todo los que trabajan

    gracias al dinero pblico aportado por sus con-ciudadanos, tienen una deuda con la sociedadque apoya sus investigaciones. En este sentido,deberan percibir como una obligacin moral quetodos los ciudadanos puedan tener acceso a eseconocimiento generado con sus impuestos. Paralograr este objetivo, es fundamental la comuni-cacin con los periodistas especializados en latransmisin de informacin cientfica al gran p-blico, ya sea directamente con los profesionalesque trabajan en los medios de comunicacin, o

    con los que actan como mediadores en gabine-tes de prensa de centros de investigacin y uni-versidades, o con agencias especializadas comoSINC, establecida por la Fundacin Espaola deCiencia y Tecnologa (FECYT).

    Esta tarea de popularizar la ciencia requiereun necesario proceso de simplificacin del len-guaje cientfico, en el cual resulta muy til el usode smiles o metforas que lleven un conceptocomplejo al terreno de las experiencias cotidia-nas. A modo de ejemplo, resulta muy interesantever los esfuerzos que hicieron algunos divulga-dores y periodistas cientficos para explicar lanoticia cientfica de mayor impacto en los ltimosaos, el hallazgo del bosn de Higgs:4

    El campo de Higgs da masa a algunas part-culas, pero deja a otras, en un proceso quepodra compararse a hacer algodn de az-car. A medida que la varilla pasa a travs de lanube de azcar hilado, atrapa cada vez ms

    3Citado por Carlos Elas en La ciencia a travs del periodismo, Nivola, 2003.4Citas recopiladas por Arcadi Espada en La errata de Dios, El Mundo, 11 de agosto de 2012.

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    hebras rosas. () Tcnicamente, la partcu-la de Higgs no da masa por s misma, sino

    que la partcula es un pequeo nudo de ma-teria formada a partir de un campo de fuerza,como los grumos que se forman en la lecheagria. (Andrew Stern, Reuters.)

    Higgs propuso que el vaco contiene un cam-po omnipresente que puede disminuir la ve-locidad de algunas partculas elementales,como un tanque de melaza que reduce la ve-locidad de una bala. (Simmetry, 2006.)

    Pensemos en el campo de Higgs como un si-

    rope muy espeso, a travs del cual pasa la ma-teria. Cuando atraviesan el campo de Higgs,las partculas se cargan con el sirope, y sevuelven ms pesadas. (Keerthi Chandrashe-kar, Latinospost.)

    Las partculas elementales de la fsica la uni-dad mnima con la que trabaja este campocientfico se dividen en fermiones y bosones,por Enrico Fermi y Satyendra Nath Bose. Losprimeros son los ladrillos de los que est he-

    cha la materia. Y los segundos, los mediado-res entre las fuerzas en el universo, es decir,el cemento con el que se unen los ladrillos.(Miguel G. Corral, El Mundo.)

    Esta ltima metfora utilizada por un perio-dista cientfico de El Mundo fue, de hecho, laque dio pie al titular que abri nuestro peridi-co a cinco columnas el da despus del histricoanuncio sobre el hallazgo del bosn de Higgs enel CERN de Ginebra: Descubierto el cemento dela materia. Quizs algunos cientficos puristas serasguen las vestiduras ante este tipo de analo-gas, que inevitablemente obligan a simplificar lacomplejidad de una teora como la que propusoPeter Higgs en 1964. Sin embargo, para llegaral pblico general sin duda se necesitan recur-sos literarios de este tipo para ayudar a entenderconceptos complejos. Este lenguaje metafricoabre la puerta a que la sociedad en su conjuntopueda adquirir una comprensin bsica de losgrandes hallazgos cientficos.

    Por lo tanto, si un cientfico quiere que sus in-vestigaciones trasciendan fuera del laboratorio atravs de los medios de comunicacin, tiene que

    estar dispuesto a simplificar su lenguaje para quelo entienda su abuela, y al mismo tiempo para

    que las ideas centrales de su trabajo puedanexpresarse en el titular de un peridico. El me-jor consejo que puedo dar a los cientficos quequieren comunicar sus investigaciones al granpblico a travs de los medios es que se haganlas mismas preguntas sobre su trabajo que sehacen los periodistas ante cualquier informacin,antes de decidir si merece la pena publicarla:qu hay de nuevo, es decir, cul es la esenciade la noticia y cmo la resumiramos en un titu-lar?, tiene credibilidad la fuente de donde pro-

    viene?, qu importancia tiene para la sociedad?y cmo puede ilustrarse mediante fotografas,vdeos o grficos?

    Los periodistas queremos contar hechos no-vedosos con el mayor impacto social posible,siempre que la fuente de donde provenga la in-formacin sea solvente. Si un hallazgo cientficoconstituye un avance novedoso en su campo,tiene inters general porque puede influir sobre lavida de muchas personas y su validez ha sido ve-rificada por expertos independientes (fundamen-

    talmente si ha sido publicado en una revista consistema de revisin por pares), rene todos losrequisitos para publicarse en un peridico. Y siadems puede ilustrarse con imgenes atracti-vas (y en la era de Internet si tienen una dimen-sin multimedia), su potencial impacto todavaser mayor.

    Los periodistas somos vendedores de noti-cias, y empaquetamos nuestras informacionescon dos envoltorios concebidos para llamar laatencin de los lectores: los titulares y las fo-tografas e infografas (o audios y vdeos, en elcaso de las ediciones digitales). En este sentido,la ciencia tiene grandes ventajas frente a otrasreas informativas, ya que la espectacularidadvisual de muchos de sus descubrimientos esenorme.

    Conclusin: ciencia y periodismo,una alianza necesaria

    Tras ms de una dcada al frente de la seccindiaria de ciencia de El Mundo,tanto en su forma-to clsico de papel como en su edicin multime-

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    Periodismo cientfico: el desafo de compartir informacin asombrosa

    dia en Internet, cada da estoy ms convencidodel imparable inters que despiertan las noticias

    cientficas en nuestra sociedad. No slo porquecon frecuencia son informaciones que puedentener un impacto muy directo en la vida de laspersonas, cuando tratamos cuestiones relacio-nadas con la salud, el medio ambiente o la tec-nologa, sino porque los humanos somos criatu-ras con una insaciable curiosidad por las gran-des preguntas de todos los tiempos: quinessomos?, de dnde venimos? y cmo surgie-ron el universo, la vida y nuestra propia especie?Evidentemente, no hace falta ser un cientfico

    profesional para hacerse todas estas preguntasni para comprender al menos el ncleo esencialde lo que la ciencia va descubriendo para en-

    contrar respuestas. En ltima instancia, a pesarde las tensiones o la desconfianza que haya po-

    dido existir entre cientficos y periodistas, todoscompartimos el objetivo comn de que la cienciatenga un peso cada vez mayor en nuestra socie-dad frente a la ignorancia y la irracionalidad. Poreso, la unin de la ciencia y el periodismo de ca-lidad (ejercido por profesionales especializadosen este apasionante campo de la informacin)es una alianza tan necesaria en cualquier pascivilizado. Ojal la crisis actual no nos haga re-troceder en este sentido, y que los asombrososdescubrimientos de la ciencia cada vez generen

    ms titulares de portada en los peridicos, conindependencia de si se leen en papel, en un or-denador, en una tableta o en un telfono mvil.

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    CUADERNOSDELAFUNDAC

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    tanto, que Internet sea ya la mayor fuente de in-formacin cientfica de los espaoles, segn los

    resultados de la Encuesta de Percepcin Socialde la Ciencia y la Tecnologa (1): el 40,9% de losciudadanos se informa sobre ciencia por este ca-nal, seguido de la televisin (31%) y, muy lejos,de la prensa diaria de pago (7,6%) (Fig. 1).

    Adems, segn datos de la misma encues-ta (1), se observa que entre aquellos que se in-forman en Internet se ha reducido el nmero dequienes lo hacen a travs de los medios genera-listas, y aumenta de forma espectacular los quebuscan informacin enblogsy foros, y a travs

    de redes sociales (Fig. 2). De nuevo, la puertapara la interaccin directa entre cientficos y lec-tores se abre cada vez ms.

    Ciencia y periodismo en la red

    Patricia Fernndez de Lis

    La divulgacin cientfica naci para Internet. Laciencia lleva siglos tratando de aproximarse, con

    mayor o menor xito, a los ciudadanos, pero porfin tiene a su alcance una herramienta lo suficien-temente poderosa para poder comunicarse demanera directa e inmediata con ellos. Internetsignifica, adems, la posibilidad de ampliar la in-formacin hasta el infinito, mediante los hiperen-laces, y de modificarla y actualizarla en el casode que haya errores o cambios en una investi-gacin. Significa tambin una audiencia activaque, mediante comentarios y en las redes socia-les, interacta con el emisor de la informacin,

    y quiz sepa ms que l. Y significa, por ltimo,la posibilidad de usar vdeo, audio o infografasque facilitan esa informacin. No es extrao, por

    Internet

    Prensa diaria de pago

    Prensa gratuita

    Radio

    Libros

    Revistas de divulgacin cientfica o tcnica

    Revistas semanales de informacin general(como Tiempo, poca,...)

    Otros

    Ninguno

    No sabe

    Televisin

    40,9%

    7,6%

    6,9%

    4,5%

    3,5%

    2,0%

    0,3%

    0,1%

    1,3%

    0,9%

    31,0%

    0%

    P. 8. 1 cita de los 3 medios principales informacin cientfica

    100%

    Figura 1.

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    Ciencia y periodismo en la red

    La informacin cientfica en la red:ventajas y desventajas

    Internet ha incrementado las posibilidades deobtener informacin cientfica, as como el nme-ro de personas que mejoran su opinin respec-to a la ciencia, segn el estudio WwoS Projectde The Economic and Social Research Council(ESRC) (2). Adems, la red tambin ha mejoradoel acceso a la informacin cientfica para millo-nes de personas que antes no accedan a ella,gracias sobre todo a los nuevos medios espe-cializados y a las redes sociales, en las cuales elimpacto de la informacin se multiplica gracias aun espectacular efecto viral: cientos de millonesde personas comentan, tuitean y retuitean, ycomparten informacin que antes slo estaba enmanos de unos pocos.

    Sin embargo, un reciente artculo publicadoen Science(3) es mucho ms crtico y pesimista:Internet no es una fuente neutral de informacin,alertan sus autores. Desde el algoritmo de Googlehasta los agregadores de noticias, el ruido sueleobtener ms oyentes que el discurso pausado deun investigador o un organismo cientfico.

    Hay tambin una discriminacin de entradaen gran parte de la informacin cientfica que cir-cula por Internet: es ms fcil encontrar estudiossobre algunos temas en detrimento de otros. Lasms perjudicadas en ese ruido son las cienciassociales, advierte el mismo artculo (3). Y es que,en mi experiencia de ms de 7 aos como edito-ra de noticias cientficas en Internet, tengo claroque la antropologa, la astrofsica y (curiosamen-te) temas muy complejos como la fsica de par-tculas o las matemticas, suelen barrer al resto

    de las disciplinas en la atencin de los lectores.Adems, hay problemas con el modo de con-

    sumir la informacin en Internet: los blogs, loscomentarios, los tuits y me gusta alteran lainformacin hasta el punto de distorsionar o des-virtuar su mensaje. Muchas veces, la lectura ve-loz y en diagonal que propicia Internet hace quepensemos que la conclusin de una noticia o es-tudio es lo que dicen los primeros comentarios otuits de influyentes comentaristas al respecto.

    Y por ltimo, hay un riesgo real de que esaspginas slo lleguen a los ya convertidos, esdecir, que se genere una comunidad de intere-

    Blogs/Foros

    Wikipedia

    Redes sociales

    Medios cienciay tecnologa

    Videos (Youtubeo pginas...)

    Podcast/Radiopor Internet

    Google

    Buscadores

    Otros

    No sabe

    No contesta

    Mediosgeneralistas

    20,5%24,0%

    19,3%21,7%

    18,4%26,4%

    13,8%

    12,9%14,0%

    15,0%

    2,8%1,9%

    1,7%1,2%

    0,4%0,6%

    0,6%

    0,7%0,7%

    0,7%

    8,1%6,3%

    30,9%26,1%

    0%

    P. 9. Me ha dicho que se informa sobre ciencia y tecnologa a travs de internet,dgame por favor a travs de qu medio en concreto?

    100%

    2012

    2010

    Porcentaje de entrevistadosque se informan sobre ciencia

    y tecnologa a travsde Internet

    2010 2012

    52,7% 60,9%

    Figura 2.

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    EL CIENTFICO ANTE LOS MEDIOS DE COMUNICACIN. Retos y herramientas para una cooperacin fructfera

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    sados que se retroalimenta y que no es capazde franquear la barrera que los separa del res-

    to de la ciudadana.Todos esos riesgos existen, pero quizs el

    riesgo ltimo de la informacin cientfica en In-ternet sea la banalizacin. Los mecanismos au-tomticos de bsqueda privilegian determinadasfuentes no en funcin de su calidad, sino desu accesibilidad, ya que se priman las fuentesms visitadas, que no siempre coinciden con lasms rigurosas. Y los medios, en una busca des-esperada de visitantes que engorden sus nme-ros de cara a los escasos anunciantes, producen

    informacin basura que difcilmente puede ca-lificarse como ciencia, ms bien como mundosingular. El yeti podra ser real, cruce de un ho-mnido y unhomo sapiens, se lee en un recienteteletipo de Europa Press, donde casi lo menosllamativo es la aparicin del yeti; es cuando me-nos singular que se cruce una especie que formaparte de la segunda especie con la que supues-tamente se ha cruzado.

    Por otro lado, y no menos importante, labsqueda de ingresos por parte de compaas

    cuyo modelo de negocio va desapareciendo estdisfrazando de innovaciones cientficas lo querealmente son simples lanzamientos comercia-les, especialmente en el mbito de la salud y latecnologa. Los lectores se ven bombardeadoscada da con nuevos y seductores modelos demviles, o por charlatanes que dicen haber des-cubierto la cura de una enfermedad, sin que esainformacin haya pasado por el filtro imprescindi-ble de un periodista experto que sepa diferenciarla informacin de la publicidad. Ocurri as conun supuesto experto que aseguraba haber en-contrado la cura para la migraa y que, con tansolo decirlo, consigui la atencin de grandesdiarios como20 minutos, e incluso el informativode RTVE.es. En Materiadescribimos el caso conla triste certeza de que, muy posiblemente, vol-ver a producirse (4).

    El da a da de un periodista cientficoen Internet

    Por qu ocurre todo esto? Fundamentalmentepor un problema: la sobresaturacin de los pe-

    riodistas en nuestro da a da. Recibimos tonela-das de informacin de numerosas fuentes, como

    centros de investigacin, empresas o universida-des, y tambin comprobamos a diario los embar-gos de las publicaciones cientficas en servicioscomo EurekAlert! o AlphaGalileo. La informacintambin nos llega ahora a travs de blogsy re-des sociales, lo que significa que cada da haydecenas de historias que evaluar, comprender,escribir y editar. Sin embargo, tenemos un tiem-po limitado para comprender la informacin, y untiempo y un espacio limitados para hablar de ello.Adems, necesitamos contrastar la informacin,

    es decir, hablar con otros investigadores apartedel que firma el artculo o la nota. Y todo ello tra-tando de respetar el trabajo del cientfico en unascondiciones muy complejas, ya que las redac-ciones periodsticas no dejan de menguar: unos4000 periodistas se han quedado sin trabajo enel ltimo ao en Espaa, segn datos de la Fe-deracin de Asociaciones de Periodistas de Es-paa (FAPE).

    Hay un segundo problema, adems, relacio-nado con el anterior: la infraespecializacin de

    los periodistas. En la mayor parte de las grandesredacciones ya no hay informadores especializa-dos en ciencia, salud o medio ambiente, ya queson demasiado caros de formar y mantener. Poreso, es muy comn encontrarse con que quiensuele cubrir las informaciones cientficas es el be-cario que acaba de llegar a la redaccin, al quesus jefes encomiendan esta noticia de cienciaque acaba de salir, pero l no tiene la formacinni las fuentes para comprender esas informacio-nes en toda su complejidad. El problema de fon-do es que la ciencia no forma parte de la agendapoltica ni econmica de este pas, y menos anen tiempos de crisis, y los grandes medios tienenque ceirse a esa agenda.

    El modelo de Materia

    Materia, la web que dirijo desde el 3 de julio de2012, naci de esa triste constatacin: acucia-dos por una crisis que parece no acabar nunca,

    los medios han decidido centrarse en la informa-cin con la cual compiten (poltica, economa,deportes), y dedican cada vez menos tiempo,

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    Ciencia y periodismo en la red

    espacio y recursos a aquella que les diferenciara(ciencia, medio ambiente, salud). Sin embargo,

    slo las sociedades cientficamente avanzadasy medioambientalmente responsables puedenconsiderarse de verdad democrticas, y paraconseguir ese objetivo hace falta una poblacinalfabetizada en la importancia de la ciencia y lainnovacin. Por eso, Materianaci con un mo-delo muy especial: producir informacin de altacalidad, rigurosa y contrastada, pero no esperara que los lectores entren a Materia para leerla,sino llevarla all donde estn: en los medios de co-municacin tradicionales. Materiacuenta con una

    licencia que permite la libre publicacin de susnoticias en cualquier medio de comunicacin quelo desee. Consideramos que la difusin sin nimode lucro de la informacin que se genera en elmundo cientfico y tecnolgico es la nica ma-nera de aportar el conocimiento de calidad quediferencia a las sociedades prsperas, algo es-pecialmente importante en un momento de crisisfinanciera y econmica. Tambin queremos darvisibilidad internacional a la investigacin y la tec-nologa producida dentro de nuestras fronteras.

    En contraste con esa infraespecializacinde la que antes hablaba, los siete redactores deMateriasuman casi un centenar de aos de ex-periencia combinada como periodistas de cien-cia, tecnologa, medio ambiente y salud, lo queconvierte a la redaccin de Materiaen, probable-mente, la ms especializada de cuantas hay enlos medios en espaol.

    Cul es el resultado de esta apuesta? Materia,en apenas 6 meses, ha conseguido posicionarsecomo una de las mayores fuentes de informacincientfica y medioambiental en espaol. stos sonalgunos de los logros de nuestra apuesta por laciencia, la naturaleza y la tecnologa:

    Materia es la web de noticias de ciencia en es-paol con mayor audiencia del mundo: entrenuestra web y las de nuestros republicadores,nuestra informacin llega a unos 25 millonesde usuarios nicos al mes en Espaa, Amri-ca Latina, Estados Unidos, Rusia y China.

    Materiacerr el ao 2012 con casi 200.000usuarios nicos al mes y ms de 1,1 millonesde pginas vistas.

    El 30% de nuestras visitas provienen de Am-rica Latina.

    Materia tiene adems otra peculiaridad: unainmensa comunidad. Con cientos de miles deseguidores en Twitter, Facebook, YouTube y Sto-rify, supera en presencia en las redes socialesa las secciones de medio ambiente de diarioscomo El Pas, El MundooAbc, y a cuentas comoEFE Verde.

    Sin embargo, el dato ms importante de Ma-teriano es la comunidad que hemos generadoa nuestro alrededor, sino la que hemos conse-

    guido crear para otros: casi dos centenares demedios republican las noticias de nuestra web.En Espaa lo han hechoABC, La Razn, El Co-rreo, El Heraldo de Aragn, 20 minutos yAnte-na3tv, donde Materiatiene su propia seccin, yel portal Yahoo!. Tambin hemos hecho muchosesfuerzos por escaparnos no slo de las fron-teras de nuestra propia web sino de la web engeneral, y hemos aparecido en pequeos me-dios locales en papel, como El Pirineo Aragons,donde publicamos un reportaje sobre Sabini-

    go, uno de los lugares ms contaminados delmundo. En Amrica Latina hemos publicado no-ticias en El Observador de Uruguay, Soy Chile,El Comercio de Per, 20 minutos Mxico y LaNacin de Argentina, y en Estados Unidos en laweb en espaol de la cadena de radio pblicaNPR. Ms sorprendente para nosotros ha sidoencontrar nuestras noticias en el diario PeopleChina Dailyo traducidas al ruso por la agenciaRia Novosti.

    Nuestra comunidad no se detiene slo en los

    medios, tambin llegamos a las escuelas. Nues-tros contenidos estn siendo utilizados por la redde profesores de la Organizacin de EstadosIberoamericanos, la Junta de Andaluca y la Aso-ciacin Colombiana para el Avance de la Ciencia,entre otros.

    Materiacuenta, adems, con algo que es fun-damental en estos tiempos de sobreinformacin:el apoyo de la comunidad cientfica. Tenemosun consejo editorial formado por algunos de losnombres ms reconocidos de Espaa y AmricaLatina, entre ellos tres premios Prncipe de As-turias (Jos Mara Bermdez de Castro, Pedro

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    Alonso y Mario Bunge). Los expertos nos ayudancada da, con sus comentarios en la web y en

    las redes sociales, a actualizar y mejorar nuestrainformacin, ya que a menudo son protagonistasde las propias informaciones. En estos meses detrabajo hemos modificado al menos una decenade informaciones con la ayuda de los lectores(siempre advertimos de ellas y reconocemos aquienes las han motivado en el pie de los artcu-los). Queremos, en fin, que los cientficos cuen-ten con Materiapara la divulgacin de sus estu-dios, y que Materiasea parte de la comunidadcientfica espaola y latinoamericana.

    El papel de los cientficos

    Y es que, despus de muchos aos dedicados alperiodismo cientfico y participando en charlas ydebates con investigadores que quieren dedicar-se a la divulgacin, he llegado a una triste con-clusin: los periodistas dedicamos buena partede nuestro trabajo a entender el da a da de loscientficos, pero son pocos los cientficos queentienden el da a da de los periodistas, y po-cos tambin los que estn dispuestos a divulgarlos resultados de sus investigaciones, en buenaparte por un entendible miedo a que stasseanmaltratadas o malinterpretadas por periodistassobreinformados o infraformados.

    Sin embargo, hay infinitas razones para divul-gar: el cientfico debe trasladar el entusiasmo porsu trabajo, servir a los intereses de la comuni-dad cientfica, incrementar el inters ciudadanopor la ciencia y, en definitiva, mejorar el conoci-miento de la ciudadana y los procesos demo-crticos, ya que una sociedad bien informadaes una sociedad ms libre. Adems, en el casode que su trabajo sea financiado con fondos p-blicos, creo que los investigadores tienen ciertodeber moral de comunicar los resultados de esainversin a los contribuyentes.

    La desintermediacin que supone Internetes tambin algo positivo para los cientficos: lespermite comunicarse de manera directa con losciudadanos. Cmo pueden los investigadores

    mejorar esa comunicacin? El primer camino es,claro, utilizar los nuevos medios especializadosen ciencia que han nacido en Internet, como Ma-

    teria, la agencia de noticias SINC o el blog deblogs Naukas, cuyas comunidades de lectores

    han demostrado estar vidos de informacincientfica de calidad: desde 2008, el inters es-pontneo de la poblacin espaola por la cien-cia ha crecido un 36%, pasando del 9% al 13%,segn datos de Fecyt (1). La mejor manera deaprovechar ese inters es lanzarse a divulgar.

    Tambin muchos cientficos estn creandocontenidos de forma autnoma, ya sea a travsde la creacin de unblogo de cuentas en redessociales como Twitter, Facebook o Linkedin, don-de comunican los resultados de sus trabajos, ha-

    blan con otros cientficos de su especialidad y re-suelven las dudas y preguntas de los ciudadanos,especialmente cuando se produce alguna crisisinformativa, como ocurri durante la gripe A, lospepinos en Alemania o el colapso de la centralnuclear de Fukushima en Japn, cuando muchoscientficos se lanzaron a ofrecer datos y anlisis atravs de sus cuentas en redes sociales ante lafalta de informacin contrastada en los medios.

    No hay receta mgica que garantice la co-rrecta difusin de informacin cientfica, en unmundo donde incluso los editores de grandesrevistas como Science y Nature exageran lasnotas de prensa de sus investigaciones publica-das, en busca de ese escaso espacio de aten-cin de unos periodistas cada vez peor formadosy de unos ciudadanos cada vez ms sobreinfor-mados. No obstante, s est claro que slo la co-laboracin cada vez ms estrecha de periodistase investigadores puede garantizar que la infor-macin cientfica cumpla su ltimo objetivo: me-jorar la cultura democrtica de nuestra sociedad.

    Bibliografa

    1. VI Encuesta de Percepcin Social de la Ciencia y laTecnologa. Madrid: Fundacin Espaola para la Cien-cia y Tecnologa (Fecyt); 2012.

    2. Schroeder R, Caldas A, Virkar S, Dutton WH. TheWorld Wide Web of Science: emerging global sourcesof expertise. RES-160-25-0031. Oxford Internet Insti-tute, University of Oxford.

    3. Science, new media, and the public. DOI: 10.1126/science.1232329.

    4. Un espaol anuncia la cura de la migraa sin pruebas.Disponible en: http://esmateria.com/2013/03/07/un-espanol-anuncia-una-cura-de-la-migrana-sin-pruebas/

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    Revistas de divulgacin.

    El nuevo papel de la ciencia

    Jorge Alcalde

    No es fcil saber cuntas fotografas se reali-

    zaron sobre el terreno durante los 20 aos decontienda blica en Vietnam, pero es probableque el material fotogrfico y de vdeo acumulado,publicado o no, se pese por toneladas. Durantedos dcadas la poblacin mundial estuvo some-tida a una catarata de imgenes procedentes deuno de los frentes de guerra ms duros en la his-toria reciente del planeta. Pero despus de tantotiempo, dos de esas fotografas siguen estandoimpresas en nuestras retinas como si hubieransido marcadas a fuego. En una, obra del fot-

    grafo de guerra Eddie Adams en 1968, el jefe depolica de Vietnam del Sur, Nguyen Ngoc Loan,dispara a bocajarro sobre la sien de un pistolerodel Vietcong. La foto congela el momento exactoen que la vctima recibe el impacto. La otra fuecaptada por Nick Ut, un reportero de la agen-cia AP, en Trang Bang: una nia de 9 aos corredesnuda entre varios de sus hermanos huyendode los estragos del napalm que dibuja a sus es-paldas una nube infernal en blanco y negro.

    Resulta curioso que de la infinidad de im-genes estticas y en movimiento, reales y cine-matogrficas, que hemos visto del conflicto alo largo de nuestras vidas, estas dos sean, casiindefectiblemente para todos, los iconos defini-tivos del suceso. Y ambas fueron publicadas enuna revista.

    Tras los atentados contra las Torres Geme-las en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001,las televisiones de todo el planeta se hartaron deemitir imgenes en tiempo real desde prctica-

    mente el momento cero del impacto. Millones deespectadores permanecimos horas ante la pan-talla tratando de explicarnos lo ocurrido y, por

    qu no decirlo tambin, incapaces de domear

    los efectos de la adrenalina sobre nuestro exci-tado nimo. Pero no fue hasta el da siguiente,cuando la edicin especial de la revista TIMEsali a los quioscos con su impresionante fotoen contrapicado de las dos torres lanzando a lacmara los detritos de su estertor, cuando repa-ramos en la magnitud de lo vivido en el coraznde Manhattan.

    Dnde comunicamos?

    As son las revistasAs son las revistas. Pantallas de papel con lneadirecta a la emocin. Estructuras impresas conimgenes fijas y textos cuidados capaces decalar en nuestros cerebros con mayor honduraque el frenes fugaz de las imgenes de televisino el directo voraz de los sonidos de la radio. Unarevista es el nico medio de comunicacin quepermite al usuario sentarse frente a una imagensobrecogedora, un prrafo inteligente, un ttulobrillante, y reflexionar antes de pasar pgina. Y lohace con el mayor cuidado al soporte (el papel) yel mayor reposo en el contenido.

    A qu vendr todo esto? En el mundo de laciencia, las cosas slo ocurren cuando son pu-blicadas en una revista. El bosn de Higgs no esbosn de Higgs, y el mtodo para la reaccinen cadena de la polimerasa no es tal hasta queno puede leerse en negro sobre blanco en unarevista de referencia, ser analizado, manipulado,manoseado, criticado, alabado o tirado a la pa-

    pelera. Pero previamente ha de ser impreso. Ysi eso ocurre en el territorio de las revistas deimpacto profesional, no mucho menos pasa en

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    Revistas de divulgacin. El nuevo papel de la ciencia

    el ms frtil an de las revistas de divulgacinpopular. El ciudadano de a pie sigue eligiendo el

    formato revista para informarse de ciencia.Segn datos de la Primera Ola del Estudio

    General de Medios (EGM) de 2013, en Espaa4.829.000 personas leen revistas catalogadascomo de divulgacin. En este segmento se inclu-yen ttulos como QUO, Muy interesante, NationalGeographicy Geo,cabeceras que incluyen a laciencia entre los pilares de su contenido (cuandono en exclusiva). Evidentemente, algunos de loslectores leern ms de un ttulo, pero salvandolas duplicidades, no cabe duda de que el seg-

    mento de divulgacin todava es uno de los msledos en Espaa, compitiendo cara a cara conconceptos supuestamente ms populares comola prensa del corazn.

    Muchos de esos ttulos llevan ms de 15 aosen el quiosco, han visto crecer sus audienciasy multiplicar las extensiones de sus marcas enforma de libros, revistas especiales, contenidosdigitales y revistas para tablet. La ciencia, en for-mato revista, es ms duradera que en cualquierotro formato.

    Para quin comunicamos?As son los lectores de revistas

    Cada medio de comunicacin tiene sus propiasvas de impacto. Cada uno sirve para algo. Sinembargo, los estudios ms recientes indicanque los lectores de revistas muestran una acti-tud proactiva, una complicidad, una confianzay una fidelidad hacia su medio mayores que losusuarios de otras propuestas informativas. Aslo ha confirmado el ltimo estudio realizado porel Instituto de Marketing y Opinin Pblica so-bre el medio revistas. Algunos datos son muysignificativos:

    El 80% de los lectores de revistas no haceotra cosa mientras lee.

    Las revistas se guardan, estn a la vista enel hogar, se pasan a los amigos y tienen unalarga vida.

    Se leen en pblico con orgullo, porque identi-fican la personalidad del lector.

    El 83% de los espaoles consultados consi-deran la inversin en la compra de una revista

    como una buena inversin.

    Las grandes marcas tambin son fieles al me-dio. El 91% de los primeros anunciantes enEspaa usan las revistas en su estrategia decomunicacin de manera habitual.

    Las revistas ofrecen la mejo