el ataque contra charlie hebdo y la guerra mundial contra el terrorismo

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El ataque contra Charlie Hebdo y la guerra mundial contra el terrorismo (Mario Unda) La mentalidad general ha incorporado el ataque a Charlie Hebdo dentro de los parámetros narrativos de la “guerra contra el terrorismo”. Esto ha sido así en Francia y en todo el mundo, insuflado el universo de un ánimo que combina o superpone santa indignación y horror, cobijado el mundo civilizado por la identidad pasajera de “Je suis Charlie”, que puede unir por igual desde Netanyahu, Merkel (y Alvarado) hasta el ciudadano de a pie que en cualquier país occidental haya leído los periódicos, visto los telediarios o escuchado los noticieros radiales. Imágenes tomadas de: (i)http://www.stuff.co.nz/content/dam/images/1/2/m/3/v/1/image.related.StuffLa ndscapeSixteenByNine.620x349.12m3ys.png/1421027155493.jpg ; (d) http://estadodepropaganda.com/2015/01/10/un-dibujo-para-fernando-alvarado- homenaje-a-charlie-hebdo/ El de la guerra contra el terrorismo es un discurso particular. Tiene su origen allá en los albores del siglo XXI, tras el ataque a las Torres Gemelas, en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. Las líneas generales las estableció el entonces presidente de los Estados Unidos, George Bush (hijo), en su discurso al Capitolio, 10 días más tarde 1 . Allí, luego de hablar de los pasajeros que se enfrentaron a los terroristas en los aviones, de los bomberos y socorristas que atendieron a las víctimas, y de “personas caritativas y afectuosas que hicieron suyo el duelo de los extraños”, Bush dijo: “Esta noche estamos en un país consciente del peligro y llamado a defender la libertad. Nuestro duelo se ha convertido en ira y la ira en resolución. Ya sea que llevemos nuestros enemigos a la justicia 1 George Bush: Discurso en el Capitolio, Washington, 21 de septiembre de 2001; en: http://www.filosofia.org/his/20010921.htm

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Sobre el ataque contra Charlie Hebdo

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El ataque contra Charlie Hebdo y la guerra mundial contra el terrorismo

(Mario Unda)

La mentalidad general ha incorporado el ataque a Charlie Hebdo dentro de los parmetros narrativos de la guerra contra el terrorismo. Esto ha sido as en Francia y en todo el mundo, insuflado el universo de un nimo que combina o superpone santa indignacin y horror, cobijado el mundo civilizado por la identidad pasajera de Je suis Charlie, que puede unir por igual desde Netanyahu, Merkel (y Alvarado) hasta el ciudadano de a pie que en cualquier pas occidental haya ledo los peridicos, visto los telediarios o escuchado los noticieros radiales.

Imgenes tomadas de: (i)http://www.stuff.co.nz/content/dam/images/1/2/m/3/v/1/image.related.StuffLandscapeSixteenByNine.620x349.12m3ys.png/1421027155493.jpg;(d) http://estadodepropaganda.com/2015/01/10/un-dibujo-para-fernando-alvarado-homenaje-a-charlie-hebdo/

El de la guerra contra el terrorismo es un discurso particular. Tiene su origen all en los albores del siglo XXI, tras el ataque a las Torres Gemelas, en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. Las lneas generales las estableci el entonces presidente de los Estados Unidos, George Bush (hijo), en su discurso al Capitolio, 10 das ms tarde[footnoteRef:1]. All, luego de hablar de los pasajeros que se enfrentaron a los terroristas en los aviones, de los bomberos y socorristas que atendieron a las vctimas, y de personas caritativas y afectuosas que hicieron suyo el duelo de los extraos, Bush dijo: Esta noche estamos en un pas consciente del peligro y llamado a defender la libertad. Nuestro duelo se ha convertido en ira y la ira en resolucin. Ya sea que llevemos nuestros enemigos a la justicia o la justicia a nuestros enemigos, as lo cumpliremos. Un pas consciente del peligro, un peligro horrendo y atroz, desalmado, primero identificado con Al Qaeda. Un pas contra el que enemigos de la libertad cometieron un acto de guerra y que, en respuesta, est llamado a defender la libertad; no slo la suya, sino la del mundo entero. Un pas que parece recibir ese encargo mundial cuando, como respuesta global al atentado, su himno resuena ms all de sus fronteras, en Londres y en Pars; cuando su dolor y su afliccin reciben el blsamo de las oraciones provenientes de Sel, de Jerusalem y de El Cairo. Un pas que representa a todo el mundo y cuyo campo de batalla, por lo tanto, est en el mundo entero: ya sea que llevemos a nuestros enemigos a la justicia (es decir, al interior de nuestras fronteras), o que llevemos la justicia a nuestros enemigos, es decir en cualquier lado en que se encuentren, sin importar fronteras ni soberanas (las teoras de la soberana limitada se alimentan finalmente de estas declaraciones). [1: George Bush: Discurso en el Capitolio, Washington, 21 de septiembre de 2001; en: http://www.filosofia.org/his/20010921.htm]

El mundo se convierte en una nica entidad jurdica territorial, superando las limitaciones de organismos internacionales basados todava en las caducas soberanas nacionales, y Estados Unidos asume el sacrificio de convertirse en el polica del mundo; y en tal virtud renueva su vocacin al monopolio de la violencia legtima, como exiga Max Weber como prerrogativa del Estado. Es decir, por intermediacin del monopolio de la funcin policial, acaba convertido en la expresin estatal universal, autorizado a imponer sus normas y sus polticas por doquier[footnoteRef:2]. Por eso Bush exige a Afganistn no solo que entreguen a las autoridades de Estados Unidos a los dirigentes de Al Qaeda que se esconden en su pas, sino, y finalmente, que den a Estados Unidos acceso total a los campamentos de los terroristas, para que podamos estar seguros de que no siguen operando. El estado de guerra est ya instalado, no slo, pues, contra Al Qaeda, sino contra cualquiera que no cumpla con las normas policacas del Pentgono: Entregarn a los terroristas o compartirn su destino. Y del grupo terrorista inicialmente ubicado, la cruzada se extiende siempre ms: Hasta el infinito y ms all, podramos decir, retomando la frase caracterstica de Buzz Lightyear, personaje de la pelcula infantil Toy Story. Nuestra guerra contra el terror comienza con Al Qaeda, dijo Bush, pero no termina all. No terminar hasta que cada grupo terrorista de alcance mundial haya sido encontrado, detenido y vencido. As, la seguridad de la patria se funde con la seguridad mundial, ambas protegidas por la guerra contra el terrorismo. Un terrorismo que comienza identificado con la cara reconocible de Osama bin Laden, pero cuyo rostro termina por difuminarse y tomar cuerpo en cualquier grupo social o poltico que se oponga al destino manifiesto de los Estados Unidos. Derrotada y sepultada la amenaza comunista bajo los ladrillos del muro de Berln, el terrorismo da cuerpo al nuevo enemigo universal, un cuerpo sin rostro reconocible, difuso con varios nombres o con ninguno. Pero un enemigo a la vez universal y singularizado. Habindose identificado primero con un pueblo y con una religin (los musulmanes), ser atacado en nombre del fundamentalismo poltico religioso de los fundamentalismos occidentales: No flaquear, no descansar, no me ablandar en la tarea de librar esta lucha por la libertad y seguridad del pueblo estadounidense. El curso de este conflicto no se conoce, pero su resultado es cierto. Libertad y temor, justicia y crueldad, siempre han estado en guerra y sabemos que Dios no es neutral. Dios y la democracia liberal, Dios y el mercado no son ms que sinnimos. [2: Este papel de polica del mundo, derivado del carcter de guerra civil global que asume lo que antao eran considerados como conflictos nacionales, es resaltado, entre otros por Michael Hardt y Antonio Negri: Imperio, Paids, Barcelona, 2005.]

Hay un segundo paso: del discurso de Bush a las teoras de la guerra: guerra de cuarta generacin, guerra asimtrica, guerra total, guerra absoluta, incluso cuarta guerra mundial tanto como guerra de baja intensidad[footnoteRef:3], una guerra contra un enemigo difuso, que no es una nacin, pero que puede refugiarse en varias de ellas. Y de las teoras de la guerra a la guerra sin ms. La cada de las torres gemelas trajo la amenaza de guerra contra Afganistn y los talibanes, pero termin materializndose en una invasin a Iraq, de la amenaza de una respuesta a una guerra anticipatoria, es decir, sin motivo blico, sin ms motivo que la referencia a la seguridad de la nacin, la democracia y la civilizacin. La guerra y la seguridad se funden y se confunden, convertidas en una sola y misma cosa. Pero una guerra universal no puede detenerse en las puertas de la casa: debe volverse hacia adentro en algn momento. Por eso es parte de la guerra contra el terrorismo el Acta Patriota y las restricciones de derechos al interior de los propios Estados Unidos. [3: Jos Mara Tortosa: Estados Unidos y su guerra contra el terrorismo: continuidad y cambio; en: Varios Autores: Escenarios de crisis: fracturas y pugnas en el sistema internacional, Barcelona, Icaria, 2008, pp. 255-269 (en: http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/6603/1/USA%26Terrorismo.pdf).]

Del discurso de Bush a las teoras de la guerra. De las teoras de la guerra a la guerra. De la guerra exterior al control y a las restricciones de las libertades internas. Una nueva forma de convivencia social que se ha instaurado a nivel planetario. 1984, que Orwell haba imaginado como una crtica de los socialismos burocrticos[footnoteRef:4] acaba convirtindose en realidad en el mundo libre, cuando ya la cortina de hierro se haba deshecho con ms pena que gloria. Y esa nueva forma de convivencia, la convivencia del control, de la seguridad y de la guerra difusa llega tambin a las teoras sociales, que sacan nuevamente a circulacin una la teora del choque de civilizaciones, que Samuel Huntington haba publicado en 1993 y ampliado en 1997[footnoteRef:5]: los principales conflictos de la poltica global, escribi, ocurrirn entre naciones y grupos de naciones pertenecientes a diferentes civilizaciones. El choque de civilizaciones dominar la poltica global. Y las civilizaciones parecen definirse por caractersticas religiosas: el mundo ortodoxo, el mundo judo, el mundo hind, el mundo musulmn. [4: George Orwell: 1984, Salvat Editores, 1980.] [5: Samuel P. Huntington: El choque de civilizaciones y la reconfiguracin del orden mundial, Paids, Buenos Aires, 2001.]

Las pginas finales del libro parecen escritas como una anticipacin de lo que luego vendra a cobijarse bajo el lema de la guerra contra el terrorismo:Una guerra a escala planetaria en la que participasen los Estados centrales de las principales civilizaciones del mundo es muy improbable, pero no imposible. Una guerra as, lo hemos indicado, podra producirse a partir de la intensificacin de una guerra de lnea divisoria entre grupos de diferentes civilizaciones, entre los que muy posiblemente se encontraran musulmanes por un lado y no musulmanes por el otro[footnoteRef:6]. [6: Ibdem., p. 307.]

Cabra extraarse, con todo eso, del ambiente antimusulmn que se desata y se esparce en el mundo civilizado? En Francia, en la Francia que ahora se vio sorprendida, herida y escandalizada por el ataque contra Charlie Hebdo, ya hace aos que se han venido aprobando leyes insidiosas que forzaban la libertad de expresin hasta el control puntilloso de las vestimentas[footnoteRef:7]. En qu se diferencia el fundamentalismo musulmn, del que haca escarnio Bush en su discurso de 2001 por perseguir el largo inadecuado de una barba, respecto del fundamentalismo occidental que convierte en delito el uso de vestimentas musulmanas tpicas, especialmente para las mujeres? [7: Alain Badiou: La bandera roja y la tricolor; en: http://www.eldiario.es/opinion/AlainBadiouLabanderarojaylatricolor_EDIFIL20150204_0002.pdf]

Finalmente ambos terminan alimentndose mutuamente: el atentado fascista aislado (tal la caracterizacin de Badiou) pretende justificarse en la persistencia de normas, leyes y mentalidades que juntan los viejos prejuicios coloniales con los nuevos prejuicios imperiales, unos y otros nacionales y globales a un tiempo; y stos, a su vez, quieren encontrar nueva justificacin en estos ataques fascistas.