el agua y la noche - juan l. ortiz

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  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    J U A N L. O R T I Z

    EL AGUA Y LA NOCHE

    E d i t o r i a l B i b l i o t e c a

    Libera los Libros

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    1970 by Editorial Biblioteca

    Departamento de Publicaciones de la Biblioteca Popular C. C. Vigil Alem 3078,

    Rosario, Repblica Argentina

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    Indice

    INTRODUCCION............................................................................................................................................................ 4

    El agua y la noche ............................................................................................................................................. 10

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    INTRODUCCION

    En su ensayo "Tienen razn los literatos" Cesare Pavese dice: "Todo autntico escritor esesplndidamente montono en cuanto en sus pginas rige un molde al que acude, una ley

    formal de fantasa que transforma el ms diverso material en figuras y situaciones que soncasi siempre las mismas". Si esta afirmacin es verdadera, como realmente lo creemos,

    Juan L. Ortiz es, sin dudas, un autntico escritor. Su tarea consisti siempre en transformarel diverso material a su alcance, vasto y renovado, en figuras y situaciones que son casisiempre las mismas, dando pruebas de una esplndida monotona. Demostr adems quedesde el principio, desde su ya lejano libro "El agua y la noche", (1933) le fue dado un tonoque derram sobre una materia que tambin le era propia; vale decir que todo el caudal desu obra constituye una suma de astillas arrancadas de un mismo tronco y testimonian uninevitable destino de poeta.

    Quizs no encontremos otro caso semejante en toda la literatura argentina. Ms decincuenta aos de trabajo para construir pacientemente un orden homogneo y real,viviente y articulado; un mundo complejo, tejido con la precaria circunstancia de todos losdas, con la alta vibracin de la historia, con la angustia secreta de la pobreza y eldesamparo, y la repetida plenitud de la gracia. Presiento que una obra de esta dimensinslo se puede realizar con una entrega sin reservas y confiada, persistiendo heroicamenteen el registro cotidiano de estados e iluminaciones, descensos y buceos, titubeos y certezas,pero con la humildad de una hierba que florece para cumplir sus ciclos y no por el orgullode la flor.

    Considero que esta bsica actitud de Ortiz hacia la poesa no pedirle nada, darle todo,le hizo alcanzar la sabidura que su obra trasluce, la modestia que preside su vida retirada.Estas, tal vez, hayan sido las leyes generales que instauraron su libertad, las que lovolcaron hacia el auscultamiento de su corazn y le ayudaron a descubrir el ritmo delmundo, conocimientos esenciales para elaborar un universo potico como el suyo. En suprovincia natal, sin moverse casi de ella, sin deambular por ciudades fabulosas, ni pasesextraos, volcado pacientemente sobre si mismo, reconoci como aliados naturales eltrabajo diario, el tiempo disponible y vaco y una equilibrada combinacin de lucidez yabandono, para aferrar todos los hilos y reunir todas las voces.

    Pudo entonces salir al mundo, guarnecido por su tierra y su paisaje, sostenido por unaparticipacin de ojos abiertos, con la piedad encendida de los que realmente viven laesperanza. Por supuesto que una eleccin inicial semejante deba condicionar toda suexistencia. Nada de lo expresado en los poemas poda ser ajeno a la experiencia cotidianadel poeta. Nada de lo experimentado con la palabra poda distanciarse de su existencia.Vida y poesa deban entonces ser construidas juntas, apoyndose una en la otra, ali-mentndose una de la otra, constituyendo ambas los polos de una dialctica que serepetira para siempre.

    Qu extrao es este ejemplo en toda la literatura argentina. Qu difcil resulta en elladeducir una vida a travs de una obra. Tal vez por esta causa, la obra de Ortiz se nos

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    aparezca tan absolutamente original y solitaria. No creemos que tenga antecedentesreconocibles en nuestra literatura, ni que entronque en ninguna de las lneas de nuestratradicin potica. Tampoco sabemos qu suceder cuando realmente esta obra vasta einagotable empiece a nutrir las corrientes actuales de la poesa del pas. Pues su solapresencia funda una tradicin, ineludible en adelante, ya que la sustancia es el pas y su

    desdicha, el hombre argentino que, encarnado en el poeta, recorre libremente losterritorios del sueo y la alegra, sin alardes ni gestos abruptos, porque la poesa "no buscanunca, no, ella... espera, espera, toda desnuda, con la lmpara en la mano, en el centromismo de la noche..."

    Nos llama sin embargo la atencin que una obra de esta magnitud haya sido construida enel silencio aislado de una ciudad de provincia, en tcito enfren-tamiento con toda lacultura oficial, a la que Ortiz sabiamente ignor, y a la que expresamente neg en supoesa. Habr que evitar sistemticamente los vnculos con una cultura falseada, aunquedifundida, para salvar la pureza e integridad de una obra literaria en nuestro pas? Creoque la escasa vigencia de un pasado con momentos brillantes y la desorientacin actualaconsejan esta va. En este sentido, el camino de Ortiz, nos parece ejemplar.

    Se recogi para aclarar los propios mitos y los de su regin, escuch las lamentaciones,perdidas casi, de las antiguas culturas indgenas exterminadas, observ desde su casa,abierta siempre, la maravilla del ro y la piel del cielo, vaco o atravesado por pjarossilvestres, o herido por las quejas de tantos, que tambin nos lastiman

    Dulce es estar tendido

    fundido en el espritu del cielo

    a travs de la ventana

    abierta

    sobre los soplos oscuros...

    ........................................

    Pero has olvidado, alma, has olvidado?

    ..........................................

    En qu urnas etreas, alma, olvidaste tu tiempo y tu piedad?

    La vida quiere unirse, alma, de nuevo, por encima de los suplicios...

    En esta bsqueda de la armona y la unidad lleva Ortiz empeada toda su vida, y casitodos sus poemas son un dilogo entre voces que se responden e interrogan sin trmino,intentando siempre levantar todos los velos, y aprehender en su desnudez primera la

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    vibracin de cada cosa y su misterio

    El viento es un alma, hijo, desesperada...

    Desesperada, de qu?

    Desesperada de... aire sin fin... y de...

    De qu ms?

    De fuga...

    Sorprende que en un pas tan desvalido de grandes poetas su obra haya permanecido casiignorada por antlogos y "entendidos" y marginada del cauce prestigioso de la "altacultura". Debemos sin embargo agregar, para ser justos, parafraseando la expresin deValery sobre Mallarm, que "en cada ciudad del pas un joven secreto est dispuesto ahacerse despedazar por sus versos y por l mismo". Pero qu sucede entre nosotros paraque las obras ms intensas y verdaderas tengan que vivir solitarias y silenciadas y sus au-tores apoyarse slo en la propia fe esencial, en la heroicidad de una existencia que desdeael olvido y que se ve obligada a crear a pesar del aislamiento y la orfandad? Algo debeandar muy mal para que la obra de escritores como Macedonio Fernndez y Juan L. Ortiz,no sean utilizadas, sino tardamente y con desgano, por el caudal vivo de la culturaargentina. Grave debe ser nuestra enfermedad para que una desidia culpable nos lleve aempobrecernos con estas omisiones y a mutilarnos con estas negligencias. Lo notable esque, a pesar de esta situacin, la obra no haya sido afectada. Debemos atribuir estavictoria a las virtudes de la poesa, a sus interminables beneficios?

    Atrincherado en su fortaleza provinciana Ortiz no fue alterado por este olvido. Comulgcon las obras de la mejor literatura. Li Tai Po y Proust, Cummings y Maeterlinck, Rilke yPasternak, Keats y Shelley, le ofrecieron su fraternidad iluminada, el arco visionario que losostuvo sin desgaste, permitindole crear y crecer, construir sin mella la alta catedral de supoesa. Su aislamiento entonces se transform en impulso y renunci a todo lo que nofuera el humilde y paciente trabajo con las palabras y la msica, que lo unieron, al amparodel silencio, con las hojas, las hierbas y el ro, que siempre fluye espejando los cambios deltiempo.

    La mnima huella campesina y el ancho viento del mundo fueron sus piedras. La memoria,incitada por los sentidos, fue desplegndole, ante su vigilia, desde "La dicha dorada de losespinillos" hasta la danza de las colinas, nias atravesadas por todas las rfagas, campoagreste, lugar de todas las batallas.

    La alternada o tal vez simultnea? aparicin en el dilogo de afirmaciones y preguntas,de confianza ltima e impaciencia presente, revela una existencia __y una poesa serenay crispada, desvelada pero fervorosa.

    Y a vosotros, atardeceres de octubre, tan sensibles,

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    "suite" silenciosa de qu extraos espritus?

    cuyo ms mnimo movimiento

    me penetraba todo,

    perdn!

    os he sido casi indiferente.

    Tambin para Ortiz, como para Ungaretti, el suplicio comienza cuando no se encuentra enarmona.. En esta bsqueda su poesa se fue ampliando, hasta abarcar un mbito cada vezmayor. Se hizo circular y envolvente para que en ella se unieran los contrarios y l pudiesecompartir las virtudes de la totalidad. En los primeros libros sus poemas constituan unhilo de flauta, tenue y ondulante, una lnea que hua, inaprensible, recorriendo lahondonada del pueblo y la desolacin del alma alterada y vacilante ante el espectro de lamuerte

    Rfaga del vaco

    que hace temblar como hmedos cirios a las plantas con luna

    y vuelve los caminos arroyos helados hacia la nada.

    Rfaga del vaco, del abismo.

    Visos, todo, visos sobre la gran sombra!

    pero en los ltimos ya no es la flauta, sino toda una orquesta, tejiendo y destejiendo,hilando siempre con msica y silencio, atenta slo a las seales sutiles del poeta, queorganiza una sabia polifona, con todas las voces del universo.

    De all la extensin de los ltimos poemas y su creciente complejidad. Un movimientocada vez ms amplio necesit para registrar tantos matices de la memoria, tantasreclamaciones de lo viviente. Tenemos la impresin de hallarnos ante una red de palabras,delicada y precisa, aunque area, semejante a esas inmensas construcciones que las araaspacientemente entrelazan, pero destinadas esta vez a registrar la msica del mundo y ellastimado grito del hombre.

    Estas sucesivas ampliaciones le exigieron tambin a Ortiz una modificacin en su trabajo.Le obligaron a escribir poemas cada vez ms extensos y complejos, vecinos a la narracin,aunque distantes de toda narrativa ms o menos convencional. Nos parece que en poemascomo "Las colinas", "Del otro lado", o "El Gualeguay" despliega en coincidencia conPavese, la idea de que narrar es como nadar o bailar, es como realizar un movimiento enun lquido homogneo y maleable, danza inacabable que origina figuras e imgenes sobre

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    el espesor precario del tiempo.

    La materia en donde Ortiz imprime sus gestos es el lenguaje, el campo donde desliza supalabra, la memoria. La estructura de sus poemas nace de un silencio anterior a la palabra,crece apoyada sobre l y su desarrollo origina lo que en definitiva ser su forma. Cada

    verso es un avance hacia lo desconocido y en esta marcha surgen palabras y recuerdos,situaciones e ideas imprevisibles en el comienzo. Quiero decir que es nadando en ellquido maleable e indefinido del lenguaje donde Ortiz descubre la modalidad de susestructuras poticas. En aquel silencio anterior tienen su origen y luego, cuando laspalabras ya son el poema, ste nos vuelve a alojar en el silencio, en el encantamiento queslo la poesa es capaz de engendrar. No es por consiguiente la extensin de los textos, nila disposicin de stos en la pgina, ni la referencia a sucesos objetivos lo que puedediferenciar el verso de la prosa, sino ms bien la actitud del escritor frente al lenguaje, elsentido profundo de su utilizacin. O bien la palabra constituye una llave para entrar alreino de la libertad o es el testimonio de un vasallaje a las cosas, a su peso sordo,consistiendo en defintiva en una reiteracin de lo obvio.

    Ortiz, con su obra, nos demuestra que slo libera el tratamiento potico de la palabra; lodems sigue siendo esclavitud. Se coloca as, sin proponrselo, a la vanguardia de unaliteratura que afanosamente busca ampliar los lmites del verso, derribando todas lasfronteras, y haciendo que el lenguaje sea nicamente materia para la poesa. Si nada puedequedar fuera del poema, se justifica acaso otro uso del lenguaje que no sea el potico?Para Ortiz la palabra potica es creacin. No existe para l discurso lineal, precipitacinansiosa sobre el filo del tiempo, sino desplazamiento sutil y mltiple, captacin simultneadel espacio-tiempo, vigencia permanente de todas las reas de los sentidos, ejercicioreiterado de aquellas correspondencias que tempranamente descubri Baudelaire. Quizpor ello puedan confluir en los poemas de Ortiz lo puramente lrico y la entonacin pica,alternndose y hasta enriquecindose en este movimiento de tensiones y distensiones quesigue los ocultos pliegues del alma y el ritmo de la esperanza. El equilibrio en fin, loestablece Ortiz como sucede en la msica actual mediante una variacin de laintensidad tmbrica en una pura relacin de sonidos, y una compleja vinculacin desentidos. Sus palabras ascienden y descienden, giran y se queman alcanzadas siempre porlos ardores de un viento total. Por eso la reiteracin temtica no constituye nuncarepeticin sino ms bien cumplimiento de una "ley formal de fantasa" que preside toda laobra de Ortiz. Su insistencia demuestra un intento siempre renovado por aferrar imgenesque lo llaman y que le obligan a repetir incansablemente su gesto para derrotar lainevitable desesperanza, el spero sabor de la ceniza.

    Sin embargo, aunque el poeta se vea obligado a concentrar su esfuerzo en el lenguaje, sabeque ste traiciona siempre y que inevitablemente malversa la oscura materia viviente. Msan Ortiz sospecha de los idiomas occidentales, tan rgidos y lineales, creados "como paradar rdenes", dice. Para l slo el ideograma chino, tan prximo a la msica, constituye uninstrumento apto para captar los estados variables, indefinidos, contradictorios,imprecisos del sentimiento potico. Imposibilitado de usarlo Ortiz se esmer por restarlegravedad a su lengua, por aliviarla de todo peso. Para ello elimin las estridencias, apaglos sonidos metlicos, multiplic las terminaciones femeninas, disminuyendo la distancia

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    entre los tonos, aproximndose al murmullo, tal como lo queran sus viejos maestros, lossimbolistas belgas. Sin embargo todo este empeo formal no constituye un mero ejerciciotcnico, un alarde, ms o menos equidistante del peligro, sino un riesgo absoluto de ndolemoral. Porque es precisamente aqu donde el poeta revela su verdadero compromiso.

    De esta incierta eleccin depende todo. Ms an cuando se sostiene, como lo hace Ortiz,que el fin del poeta no consiste en envolverse en la seda de la poesa como en un capullo.En realidad toda la obra de Ortiz nos convoca fervorosamente al ejercicio de unacontemplacin activa para instaurar en el mundo el reino de la poesa y la soberana delamor.

    No olvidis que la poesa

    si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva

    es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,

    cruzada, o crucificada, si queris, por los llamados sin fin

    y tendida, humildemente, para el invento del amor.

    Hugo Gola

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    El agua y la noche

    1924-1932

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    MIRADO ANOCHECER

    Tras de la lejana de las quintas ya obscuras

    el sol es ahora slo un recuerdo rosado.

    Dos vacas melanclicas parece que viniesen

    del ocaso con toda su morosa nostalgia.

    Y por oriente otras, blancas, con recentales,

    en la luz ideal que casi las azula.

    Balidos. Las chicharras cantan. Aunque t eres,

    me hubiera yo quedado un rato ms aqu.

    (1924)

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    QUE BIEN ESTOY AQUI...!

    Qu bien estoy aqu,a lo largo tendidodel "perezoso", al lado de tu sueo:

    tu blancura, otro quieto resplandor bajo la luna!

    Las estrellas estndulcemente solemnesen un encantamiento de ojos lentos,y el cielo dice un gris apenas azulado.

    La noche murmura como una arboleda

    invisible.Msica de grillos,sutilmente agria,tan numerosa que es urdimbre tenue.

    Un pjaro canta:oh, agua del escondido roque gorgotea en la noche,soledad cristalina corrida de frescores!

    Cmo estar el ro!Sombra obscura de sauces sobre el agua argentada,quieta como otro cielo engastado y ms ntimo,un rumor que es apenas en follajes azules,y el canto del cachilo que al paisaje confaun delgado secreto de brisa y de agua insomnes.

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    DOMINGO

    El sol y el viento, solos, sobre el pueblo.

    Alegra de cal, de callejones ltimos

    entre un pudor de ramas,

    por donde mis paseados, lentos das

    salan a suaves campos.

    Vecino era del agua y de la luz.

    Campanas. Oh, la infancia que era como estas hojas,

    gracia viva del aire y los reflejos

    bajo la penetrante, mansa mirada de la tarde.

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    OH, VIVIR AQUI!

    Oh. vivir aqu,

    en esta casita,

    tan a orilla del agua,

    entre esos sauces como colgaduras fantsticas

    y esos ceibos enormes todos rojos de flores!

    Una penumbra verde la funde en la arboleda.

    As fuera una vida dulcemente perdida

    en tanta gracia de agua, de rbol, flor y pjaro,

    de modo que ya nunca tuviese voz humana

    y se expresase ella por slo melodas

    ntimas de corrientes, de follajes, de aromas,

    de color, de gorjeos transparentes y libres...

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    SEOR ...

    He sido, tal vez, una rama de rbol,una sombra de pjaro,

    el reflejo de un ro...

    Seor,

    esta maana tengo

    los prpados frescos como hojas,

    las pupilas tan limpias como de agua,

    un cristal en la voz como de pjaro,

    la piel toda mojada de roco,

    y en las venas,

    en vez de sangre,

    una dulce corriente vegetal.

    Seor,

    esta maana tengo

    los prpados iguales que hojas nuevas,

    y temblorosa de oros,

    abierta y pura como el cielo el alma.

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    QUE BIEN EXTRAO EL OTOO!...

    Qu bien extrao

    el otoo!

    Una tristeza que es como un suspiro

    de nostalgia infinita.

    Una absorta congoja de recuerdos sin nombre.

    Una desolacin

    flotante.

    Qu bien extrao

    el otoo!

    Vaga el alma perdida en su melancola

    como en el sueo

    ntimo y lejano

    de una meloda

    que llora.

    Qu bien extrao

    el Otoo!

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    IBA LA FELICIDAD

    Iba la felicidad

    encuatro remos volandoen el cielo del rohacia el fondo de la tarde.

    La felicidad buscabael secreto de la tarde,y no poda encontrarlo,pues su misterio huacada vez ms, de tan difano.

    . . .Y no poda encontrarlo.Pero cant, y el sensiblecristal ntimo se hiri:el canto haba encontradoel secreto de la tarde.

    A cuatro remos vena

    la felicidad aleteandodesde el fondo de la tarde.

    Un largo rosa espectralera el cielo del ro.La felicidad venade doble sombra callada.

    Un hasto de agua-fuerteera el paisaje del ro.

    Pero arriba se abran guiosde innumerable dulzura.

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    ENTRE RIOS

    Es tan clara tu luz como una inocencia

    toda temblorosa y azul.

    Tu cielo est limpio de humo de chimeneas

    curvado en una alta

    paz de agua suspensa.

    Y tus ciudades blancas, modestas, casi tmidas,

    ren su aseo rutilante entre las arboledas.

    No hay en tu tierra gracias sorprendentes de lneas.

    apenas si una suave meloda de curvas

    pero tiene ella un

    encanto de mujer, de sencilla, de agreste

    belleza,

    vestida de un silencio verde y feliz de campo,

    toda hmeda de una alegra de arroyos,

    con una cabellera densa de rboles libres.

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    OTOO, ESPLENDOR GRAVE...

    Entraste en este da de verano

    con tu oro casi fnebre

    infinito y frgil,

    que por el campo tiembla como apagndose,

    con tus sombras plidas

    y transparentes

    que agita un hondo viento pesado de recuerdos,

    queriendo ahogar el da

    con un rumor obscuro de crecida.

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    SIESTA

    Tendido a la sombra de

    un rbol, yo soy un nio

    dormido en medio del campo.

    La tierra parece que

    tiene suavidad de falda.

    El cielo puro de agua

    da con su vaga corriente

    unas espumas de nubes

    y sobre el cielo, el follaje

    un traslcido bordado hace y deshace,

    indeciso, reduciendo el lujo etreo

    a un temblor de monedas

    que me enriquecen la sombra.

    El viento entra en el sueo

    como una msica que

    trae el anhelo del campo,ya exttico o vagabundo,

    soando con sus secretos,

    o tendido al horizonte.

    El viento dice el ensueo

    de esta paz verde y fluida

    bajo su respiracin.

    Tendido a la sombra de un rbol,

    yo soy un nio dormido en medio del campo.

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    PESADA LUZ

    Mi hijo se duerme aqu,a mi lado, sobre el pasto.Y entr en el sueo entre un

    lujo agreste de juguetes:la danza de los reflejosencendiendo y apagandoun temblor de pececillosen el agua azul del cielode donde surte un ruidofino y roto de alegradestrozada no s dnde. . .quiz en su misma pureza.

    Entr en el sueo mi hijoentre una magia de floresque los suspiros de losngeles hacen temblary llevan de un lado a otrocomo en un deshojamientode la gran rosa del dadormida sobre los campos. . .

    Entr en el sueo mi hijojugando con unos frescosanimalillos que le buscaban las manecitas,y unos dedos vagos quele acariciaban la caracon una suavidad tantaque parecan morirseal tocarle las mejillas:

    Entr en el sueo mi hijomirando el denso follaje,oyendo cantar los pjaros,rodeado de mariposas,acariciado por lostallos altos y sutiles,con una brisa ya mediodormida sobre los prpados.

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    DIA GRIS

    Qu nos pregunta el vago

    horizonte que se viene

    a nuestra melancola

    lleno de gestos mojados

    tendido fantasma que

    absorbe las arboledas

    y nos invierte el lirio

    hmedo y solo del alma?

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    DIOS SE DESNUDA EN LA LLUVIA...

    Dios se desnuda en la lluvia

    como una cariciainnumerable.

    Cantan los pjaros entre la lluvia.

    Las plantas bailan de alegra mojada.

    La tierra

    como una hembra

    se disuelve en los dedos penetrantes

    con una palidez de mil ojos desmayados.

    Camino bajo la lluvia, todo mojado, cantando,

    hacia mirajes que huyen en un rumoroso sueo.

    Lluvia, lluvia!

    Desnudez del dios

    primaveral,

    que baja danzando, danzando,

    a fecundar la amada

    toda abierta de espera, quebrada ya de ardor

    amarillo y largo.

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    LOS ANGELES BAILAN ENTRE LA HIERBA...

    Los ngeles bailan entre la hierba.

    Ondula un fro que relampaguea

    y que cortara la tarde.

    La tarde dura como un diamante

    que desvalora de pronto una nube efmera.

    Los ngeles de Cocteau sentados en las cornisas

    miraban caer la tarde con ojos violetas.

    Es dura la vida. La vida es triste.

    Como un mar la muerte viene del sur y anda en el sol.

    Los ngeles bailan entre la hierba

    y sonren con una sonrisa filosa,

    un poco lgubre cierto ?

    S, lgubre, y breve.

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    SE EXTASA SOBRE LAS ARENAS...

    Se extasa sobre las arenas

    limpias y lisas,

    sobre los pastos, una luz de antes.

    Una luz de antes

    con un aroma

    de triste corazn adolescente.

    Iba mi ternura con los ojos grandes

    por los caminos de la tarde.

    Cantaban estos grillos,

    temblaba esta brisa,

    se despedan estos pjaros.

    Mi corazn era transparente

    como esta luz llovida.

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    DELICIAS ULTIMAS

    El otoo,

    con manos

    difanas

    y

    brillantes,

    est abriendo

    un azul pursimo

    que moja el paisaje

    de una delicia

    trmula,

    primaveral.

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    COMO UNA NIA LA CALLE ...

    Como una nia la calle

    a las escondidas juega

    con el cielo. Un rbol

    por un momento parece

    que se prestase a esconderla.

    Pero el cielo la busca

    con una ternura ya

    delicada de crepsculo,

    y en una larga extensin

    la penetra, la satura,

    de un sentimiento violeta...

    Extasiado se ha quedado

    el cielo mirando las

    lomas de la callecita.

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    TARDE

    El mundo es un pensamiento

    realizado de la luz.

    Un pensamiento dichoso.

    De la beatitud, el mundo

    ha brotado. Ha salido

    del xtasis, de la dicha,

    llenos de s, esta tarde,

    infinita, infinita,

    con rboles y con pjaros

    de infancia de qu infancia?

    de qu sueo de infancia?

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    PRIMAVERA LEJANA

    Primavera lejana.

    Tarde que viene

    a travs de esta luz llena de cantos

    como una sombra herida

    de tanto darse contra los cristales

    del infinito agudo, aunque encantado.

    Como una sombra, tambin,

    de corazn todo hmedo

    y vagamente florido.

    Tarde llena

    de una sombra de lirio

    que naca del poniente

    como de la ilusin angustiosa de mis pasos.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    AQUI ESTOY A TU LADO

    Aqu estoy a tu lado mujer ma que duermes,

    solo.

    La noche es una curiosidad timida

    a travs

    de la madreselva.

    (Ser en los campos una solemnidad

    de giro armonioso,

    mgico,

    acompasado de grillos y suspirado de aguas).

    Estoy solo a tu lado, mujer ma.

    Qu sueo

    agitar tu pecho?

    Aqu estoy a tu lado, solo, mujer ma.

    Qu ser de nosotros

    de aqu a doscientos aos?

    Qu seremos Dios mo! qu seremos?Dentro de cien,

    dnde estar yo?

    Tendr la noche estival,

    entonces, la forma que ahora tiene?

    Y habr una soledad

    que gemir

    en esta misma pieza,

    al lado

    de la mujer dormida?

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    ESTE MEDIODA DE ...

    Este medioda de

    primavera es una brisa.Una brisa slo es.

    Como una nia la luz

    con el aire est jugando.

    Y es un cario tambin.

    Mejor: parece un amor

    mstico que a las cosas

    en transparencia disuelve

    de un ardor dulce y exttico.

    Este medioda de

    primavera es una brisa.

    El rio se lleva un

    sueo puro por los campos.

    Sueo de pjaro y de

    nio, que los prados abre,

    hacia dnde, hacia dnde?

    Un poco de muerte busca

    porque este momento es

    la angustia eterna, perfecta.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    DULZURA DE LA TARDE ...

    Dulzura de la tarde goteada de esquilas

    y aquejada de un ntimo susurro de torcaz.

    De frgil y perfecta la tarde se dijera

    un recuerdo amarillo, breve, pero infinito.

    Un recuerdo con una dicha de agua quieta

    que un cielo suea y unas orillas florecidas.

    Recuerdo que se quiebra en un cristal de pjaros

    y se deshoja en un suspiro del otoo...

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    PRIMAVERA EN EL AIRE ...

    Primavera en el aire,

    y esta nia, mujer

    recin ayer nacida,

    vestida de amarillo

    en la tarde infantil.

    Sus formas ya se curvan

    con cierto peso dulce,

    pero su cara tiene a ratos una tristeza absorta

    medio velada de una palidez de flor

    en la penumbra de las pestaas bajas.

    Gracia de novia de la mujer,

    lejana celeste de la virgen.

    Un corazn adolescente arde bajo tu imagen.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    LUNA VAGA, DISUELTA ...

    Luna vaga, disuelta.

    Oh, dulzura del ro:

    palidez profunda

    velada de un presentimiento de alba

    en la noche an tierna!

    Dulzura que arde

    de un rumor numeroso

    que la brisa delgada, llena de sueo ya,

    quiere apagar en vano,

    pues de pronto se exalta, aguda, en ese canto

    de pjaro:

    gorgoteo

    de agua pura y sola

    en el fondo agreste de la noche.

    Orilla que se va

    o se queda. Se quedamirndonos con gesto simple, pero

    lleno de musicales sortilegios.

    Orilla medio desnuda,

    sin casi rboles,

    y que pirdese en un antiguo cielo de maravilla.

    Dulzura agreste, eterna, de las noches

    frente al escalofro sucesivo de las almas!

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    ESPLENDOR LEJANO Y MORTAL

    Sol ltimo y lejano.

    Maravilla luciente

    como una orilla encendida junto a un mar apagado.

    Aire absorto, encantado

    de un sentimiento malva.

    Sol ltimo y lejano.

    Isla frgil de color en la bruma infinita.

    Hacia qu estrella volar en el amor de la noche?

    Ya es de Dios su luz. Detrs de ella est Dios

    como el silencio de las despedidas.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    LA PALOMA SE QUEJA.

    La paloma se queja. Angustia del anhelo

    primaveral. La luz de la mano con las

    hojas nuevas se va hacia un pas ms pleno.

    Pero este canto da al cielo un pensamiento

    grave: melancola de la tierna ilusin.

    El paisaje ligero, infantil, casi alado

    se vuelve hacia su sueo musical, infinito.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    LUNA SOLA DE LOS CAMPOS. . .

    Luna sola de los campos.

    Pienso en las bellezasperdidas.

    Pero es prdida sta?

    Veo una luna abandonada

    tan hermosa como sta

    sin nadie que la contemple

    Nadie siente

    cmo los campos anochecidos

    se van alumbrando, flotantes,

    y descubren horizontes

    marinos

    con el humo de alguna

    arboleda perdida?

    Nadie ?

    Las ramas

    estn plidas de encanto

    y un sutil calofri

    recorre las hojas.

    Acaso este pjaro

    que aletea?

    Luna de oro entre los ceibos.

    Luna sola de los campos.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    POEMAS DEL ANOCHECER

    Asfixia lenta del anochecer

    campesino.De dnde nos asimos en el dulce naufragio?

    De la estrella primera,

    del fosforecer de las lucirnagas?

    De aquel silbido,

    o de este canto tmido de pjaro?

    Y los grillos?

    Si los grillos son cmplices.

    Oh, la alegra de la lmpara sobre la mesa puesta,

    rota en una armona de chispas sobre la vajilla,

    y nevando en el lino su verdad simple como el pan ya cortado!

    Canto de los grillos en el anochecer

    desmayado de aroma de azahar. Oh, los grillos,

    traducen el anhelo de la hierba

    despierta, mojada, al parpadeo femenino del cielo.

    Lirios de la anochecida.

    Fantasmas puros del jardn, ya casi perdido.

    Angeles del jardn, quietos entre las flores,

    vueltos sobre s mismos, sobre la ntima luz

    tan pura, que ilumina como lmparas dulces,

    el olvido, todava azulado, de las flores.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    LOS COLORES DE DIOS

    Cielo y agua de otoo, vuestra dicha es sensible

    a la sombra ms tenue de vuestro pensamiento;

    por eso aparecis, as, con tal dulzura

    ltima, al uniros en celestes momentos.

    Vuestros colores Oh suave otoo latente

    son colores, o plidos fuegos encantados

    de una melancola todava secreta,

    a pesar de esos soplos ntimos cual memorias?

    Ro que es la ms pura contemplacin. Mirada

    ms profunda, ms amorosa que sta?

    Son fbulas del xtasis las nubes indecisas

    y los follajes, y los vuelos coloreados.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    CALLE DORMIDA EN EL SOL...

    Calle dormida en el sol.

    Qu paz la tuya,

    despus de la ruidosa vanidad de la urbe!

    Ciudad dormida en el sol.

    Un hasto eterno, dorado, transparente, de invierno.

    De qu muerte vino

    este pjaro solo que ahora canta,

    solo, solo, en la tarde?

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    DANZAD, MUCHACHOS

    Danzad, muchachos.

    La primavera verde y lila de los parasos.

    Un escalofro de suaves matices

    os acompaa.

    Qu morado el perfume de los rboles nuestros!

    Danzad.

    La primavera ondula para vosotros,

    para la mirada de las novias,

    para la cancin vuestra.

    Danzad!

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

    42/48

    CLARIDAD, CLARIDAD

    Claridad, claridad.

    Forma ligera y profunda

    de la dicha.

    En un sueo de dicha

    juegan aquellos nios.

    Claridad.

    Sueo de la plenitud

    lleno a la vez de los sueos

    transparentes del agua,

    abiertos a otro abismo

    an ms puro.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    NOCHE

    Noche, noche.Abismo de la dichacortada

    de escalofros,de inquietudes.El da es un correr por la ribera ardiente.Pero el agua de la sombra,ferica,nos calma la sed?

    El hlito de Dios los follajes elevaen un anhelo lleno de susurros.

    Noche de luna otoal.Estamos en el mundo?Este ro es el roo es una cinta de sueo que se va hacia la muerte,a la vida profunda del sueo de la esencia?

    Misterios antiguos vagan en las orillas.Memorias fantsticas se azulan en los claros.

    La noche suena cristalinamente.La pureza de la noche se afina hasta quebrarseen delgadas rupturasde agua, ranas y grillos,y luego se hace melodaque al fin se destilaen gotas perdidasde esquila.

    Oh tenderse a la sombrade este eucaliptus!Que el sueo entre en nosotros trado por los grillos.Despertarse en el lmite de la noche y el alba,en el minuto en que la luna est tan solaque llama a los ngeles.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    LLUVIA

    Todo el da mi alma hoy estar suspensa

    de la voz del agua,

    como en un sueo

    mojado.

    La voz del agua

    dulcemente cierra el mundo!

    La voz del agua!

    Todo el da ser un nio

    que se est durmiendo.

    La vida ser slo

    una voz querida.

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    OTOO

    Otros, Otoo, alaben la dulzura

    de tu adis con rosas con rosas o con nubes ?

    tu melodiosa ruina, la pureza imposible

    del roco que hace tus maanas tan frgiles;

    la tristeza que se desteje en la llovizna,

    o la desolacin de un atardecer

    quieto y cerrado. Yo, Otoo, slo quiero

    decir la misteriosa msica en que flotamos.

    Msica que no es el rumor desprendido

    de las hojas, ni es la voz grave del viento:

    es la de tu silencio

    que nos lleva y nos trae como hojas perdidas,

    hasta dejamos suspendidos en quin sabe

    qu abismos del recuerdo o qu penumbras ntimas.

    Ocurrir algo as cuando nos liberemos

    nosotros, demorosos de salidas,

    sabedores de un mundo ciego y entorpecido ?

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    "DIANA"

    Tenas una pureza talde lneas,

    que emocionabas.Desde dnde venantu fuerte pecho,tus remos finos,tus nervios vibrantes,y esos ojos sesgados,hmedos de una inteligenciacasi humana?

    Desde dnde tus gentiles actitudes,

    esa manera tuya, aguzada, de echarte,y ese silencio,y esa suavidad felinos,acaso llenos de visiones,que ennoblecan las alfombras,y daban la inquietud de un alma,un alma gtica encarnada en t?

    Oh, ya hubieran querido muchos hombrestu autntica aristocracia.Fuerza contenidaque raras veces temblabaen tu latido profundo.

    Y eras a la vez humilde y tmida,y sensitiva,lo que no impeda que te disparases con impulso heroicocuando tu instinto se abra como una fiesta sobre el campo.

    Recuerdo, recuerdo...Qu compaa ms discreta que la tuya?En el atardecerbamosa la orilla del ro.La cabeza baja,apenas si pisabas.Yo casi no respiraba.Oh, vuelos ltimos en la palidez hechizada!Yo me sentaba en la barranca.Tu te tendas a mi lado,el hocico hacia el ro,

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    esculpida en un gesto de caza hacia las estrellas del abismo.

    Era hacia las llamas tmidas del abismo?Temblaba tu hocico,me mirabas,

    y caas de nuevo en el xtasis.Acaso, al fin, eran tu presalas imgenescon que yo volva luego:tmidas, asustadizas,de piel suave,pero de mirada pura,como la de tus liebres, oh Diana,ida ya para siempre,con mucho de mi auna y de mi casa

    (1932)

  • 7/29/2019 El Agua y La Noche - Juan L. Ortiz

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    "Espinlllos" fue escrito en el periodocorrespondiente al libro El agua y lanoche, permaneciendo indito hastael presente.

    ESPINILLOS...

    Espinillos de mi tierraque al horizonte del campohumo verde entre los troncosle vis flotando el anheloen unos grumos de islas...Espinillos, espinillos. . .Como mi tierra vosotros

    sis de la melancola...Sis el alma misma demi tierra humilde y sumidaen un silencio de esperaslo subrayado porlos pjaros y las aguas,y en donde las tardes comopensamientos de otro mundoson tan frgiles y purasque un canto puede quebrarlasy un solo vuelo mancharlas...Espinillos, espinillos...:Qu conversacin con elminuto maduro liis?Lo anunciarn los cachilosy lo llevarn de aqupara all esos pajarillosmensajeros de las cosasque bisbisean las ramas?Oh, no! Se vuelve a vosotros,y as parecis cargadosde los secretos del campo,del misterio de la pazagreste, bajo la tarde!