educación de la fe y sus prioridades

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EDUCACIÓN DE LA FE Y SUS PRIORIDADES INDICE Introducción I. La educación de la Fe y sus prioridades A. Algunos aspectos preocupantes del rostro colectivo contemporáneo B. Algunas herencias de los últimos decenios Bajo el ángulo religioso Bajo el ángulo sociocultural El aliento comuniutario y la esperanza de grupos asociativos La mundialización de las responsabiliades C. Una perspectiva privilegiada en la educación de la fe Tres polos indisociablesde la vida cristiana El medio natural de la educación de la fe Cuando se dice "comunItario", no se trata de... Algunas ventajas de la mediación comunitaria D. La urgencia de una inserción comunitaria de los jóvenes Una población que

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Estudio de pedagogía religiosa

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EDUCACIN Y FE

EDUCACINDELAFEYSUSPRIORIDADESINDICE

IntroduccinI. La educacin de la Fe y sus prioridadesA.Algunosaspectospreocupantesdelrostro colectivo contemporneo

B. Algunas herencias de los ltimos deceniosBajo

el

ngulo

religioso Bajoelngulosociocultural El aliento comuniutario y la esperanza de grupos asociativos

La mundializacin de las responsabiliadesC.Unaperspectivaprivilegiadaenla educacin de la feTrespolos

indisociablesdelavida

cristiana Elmedionaturaldela

educacin

delafe Cuandose dice"comunItario", no

setrata

de... Algunas ventajas de la mediacin comunitaria

D. La urgencia de una insercin comunitaria de los jvenesUnapoblacinque

sufre Suscitar

lacreatividadcomunitaria Una evidencia pedaggica

II. ALGUNAS IMPLICACIONES PRCTICAS DELA MEDIACIN COMUNITARIAA. La comunidad como lugar de fraternidad y solidaridad con los ms pobresLa

urgencia

de

lderes Eldesarrollode

la

conciencia

social Agrupamientos

profticos La

decodificacin

de

las

prioridades La

circulacin

de

las

experiencias La conversin

en

el

sentido

comunitario Llamar

al valor

que

se

duerme Adquirir y transmitir competencias

B. La comunidadcomo lugar de bsqueda y de la experiencia de DiosUnaexperiencia

espiritual Un

lenguajecoherente Inventar y estar al da

C. La comunidad como lugar de anuncio de laPalabra y apoyo para su integracinLaPalabradeDios

Qu llega a ser el anuncio del kerygma?

D. Algunos obstculos previsiblesElcoeficiente poltico Perder

eldominio La dimensin financiera

E. Algunas reconendacionesN.D.L.R.

Laspalabrasmasculinasdeestetexto, cuandosetratadepersonas,designantambin tanto a las mujeres como a los hombres. El comit

haelegidonoemplearsistemticamenteel masculino y el femenino, con el fin de facilitar la lectura y la relacin.

INTRODUCCINUn cambio de paradigmaLa ptica de la educacin de la fe que vemos aqu, formaforma

delatradicinmsantiguajudeo- cristiana: tiende a hacer sentir en el corazn de la ciudad y de cada uno las llamadas del Espritu que, contra todas las oscuridades histricas, dirige a los patriarcas, a los profetas y despus a los discpulos deJesselmandatodeJess(Gn12,1),(Ex

3,10),(Am 7,15),(Mc 16, 15).

Puesto que desde los Hechos de los Apstoles, es a lacomunidadesvivasalasquecorrespondeser sacramentos del encuentro con Dios, todo ser el eje comunitario que, a lo largo de este documento, inspirar nuestras proposiciones.

Dicho de otro modo, nuestra visin de la educacin de la fe no se detiene en la sola transmisin de los saberes de la fe o en la sola bsqueda del sentido cristiano de la existencia personal, sino que se une a la experiencia colectiva de la busca de Dios, en la experienciacolectivadelaactualizacindelas Escrituras y en la experiencia colectiva de una tica

in-finita.Enesteparadigmaelordendelas funciones se subordina al de la misin de la que

todo cristiano est esencialmente revestido.

Aunque

salidos

de

universos

aceptablemente diferentes y de terrenos de experiencias variados, compartimosunamismavisin de lasurgencias queserefierena laeducacindelafeyalas tensiones

que nos afectan. Es en esta unanimidad en donde reside la fuerza de esta advertencia.

En cuanto a sus lmites, son fciles de trazar: no hemos dispuesto de mucho tiempo; tan slo hemos consultado a una decena de personas. El resultado hasidounareflexinenconsonanciaconla bsqueda llevada a cabo.

Nuestro propsitoEn un primer momento (I) ms reflexivo, titulado LA EDUCACIN DE LA FE Y SUS PRIORIDADES, esbozaremos

algunos

trazos preocupantesdel rostro de la mujer y del hombre contemporneos (A); luego subrayaremos algunas herencias con repercusin

en

los

ltimos decenios

(B);

a continuacin,

en

uninconlosdosprimeros contenidos, una perspectiva que, en educacin de la fe, nos parece ms urgente tanto en los adultos como en los adolescentes (C); finalmente, en un segundomomento

(II)

ms

prctico,

titulado ALGUNAS

IMPLICACIONES

DE

LAMEDIACIN COMUNITARIA, EXAMINAREMOS

las consecuencias concretas

de

la

puesta

en

prctica

de tal perspectiva.

I.LAEDUCACINDELAFEYSUS PRIORIDADESA.ALGUNOSASPECTOSPREOCUPANTESDELROSTRO COLECTIVO CONTEMPORNEOTodosnosotros

conocemos

a

obreros,artesanos, profesionales orgullososde

lo queconstruyen; parejascuyo

amor

llega

a

franquearpasos difciles; mujeresyhombres

que,no solamente logran superar las crisis de la existencia personal y colectiva, sino que son verdadera sabidura. Todos nosotros conocemos a nios felices y adolescentes fracasados. Todos conocemos a creyentes cuya fe penetra, sinmiedoyentodasu amplitud,las realidades de la vida.

Sinembargo, el sufrimiento y la desesperanza no faltan en nuestro mundo. De la miseria econmica almalanmico

pasando

porla pobrezacultural, mucha gente asume condificultad

los valores nuevos.

Lasdiferentes

formasque

toman

la violencia

(en

particular

juvenil),

el nmero inquietante

de

suicidios,

el

recurso

masivo

a

las drogas y al alcohol, las tasas de fracaso escolar, las enfermedades del corazn que acechan a la edad madura, el aislamiento de las personas mayores, la separacin

creciente

entre

las

clases

socio- econmica,

la

multiplicacin

de

las familias fracasadas son

sntomas de una civilizacin que asume penosamentelos

cambios.

No queremos aqu esbozar lugares comunes, sino establecer que estosaspectos

crispados denuestra

colectividad ocupan el primer plano de nuestras consideraciones acerca de la educacin de la fe con el mismo honor queelpobre,

el ciego,el

mudo o

eltristeque aparecen en la trama de las santas Escrituras.

B. ALGUNAS"HERENCIAS DE LOS LTIMOSDECENIOSBajo el ngulo religiosoVigorosamenteanimado

porla

intencinde reconciliar elmisteriocristiano ylasrealidades terrestres", el Concilio Vaticano II una a la vez las aspiraciones sociales y espirituales de una poca en plena expansin econmica, cientfica, tecnolgica y cultural;afirmabaaltoyfuerte

lavocacin sacerdotal del pueblo de los creyentes a los que las ciencias humanas llevan, por otra parte, a un vasto movimiento de liberacin.

Entrenosotros,

estaprimavera

religiosaseha manifestadoentre otrascosasporla palabrade laicos (Comisin Dumont), por

unaobstruccin respecto a grupos o comunidades de base, por el nacimiento de diversos movimientos espirituales y, sobre todo, por el vasto proyecto de renovacin de la catequesisconjugadacon

una

educacin permanente de la fe. El primado de las Escrituras alcanza, por fin, al pueblo de Dios, la liturgia se pone al da, la educacin de la fe tena la amplitud deunaaventuraylugares

de

intensa

reflexin tenan lugar en las dicesis, universidades, en las casas privadas.

Despus, por razones complejas y antes de que la GaudiumetSpeshayasuficientemente impregnado la educacin de la fe, cambi el viento. El magisterio romano se pronunci sobre cuestiones de moral conyugal que rompan a lasparejas, se opuso a un fin de no-aceptar ciertas aspiraciones compartidas por un nmero creciente de cristianos

(matrimoniodesacerdotes,

ordenacinde mujeres), separ a pensadores cuyas perspectivas teolgicas

tenan

finalmente en

cuenta

la existenciareal,malestaresdetodoslosrdenes vinieron a confundir la relacin entre la base y la cima de la pirmide; un proceso de desencanto se apoder de muchos.

Paralelamente,

lapuesta

en

prctica

dela catequesisconresonanciasy

ecosde

saberes dogmticos tradicionales erosionados, se abandon la ventaja de un acercamiento ms nocional y,como consecuencia,mejor

adapatadaalasexigencias del ministerio de educacin. Un buen nmero de comunidades de base se disolvieron una vez vivida la etapa de la calidez afectiva,y la mayora de las quesobreviveron,

iban

mientras

tanto desembocando en la accin sociolgica[1].

Elviento

dioungiroafavordelsentidodeun levantamiento doctrinal que afect sobre todo a los dominios

de

la

enseanza religiosa,liturgia, prescripciones morales, la predicacin. El foso entre la fe y la vida iba a continuar rompindose, como lo tema la Comisin Dumont y como lo atestigua un recientedocumentopublicado por

laOficina de catequesis de Qubec (O.C.Q.).[2]

No servira de nada hacer un proceso de intencin referente al viraje del que, probablemente, nadie controla todaslasaportaciones,ynolasha asimilado con la misma intensidad que los pastores. Lo que importa subrayar desde ahora, es que una vuelta a las certezas doctrinales y a las maneras tradicionales desalienta las iniciativas inditas y los nuevosdescubrimientos(bsqueda

de

lazos

existenciales entre fe y realidad, diversificacin de las pedagogas de la fe y la realidad, movimientos salidosdelabase,papeldeloslaicosenlas comunidadeset.)[3],cuando

noalienta

la desercin de la institucin.

Aunque no todo est marcado en la iglesia por la rigidez, las parroquias no son siempre un signo de vitalidad;

muchas

homiasresuenan

como

una lenguaseca,

fra como

la

madera;

los

ms recientes

programas

deenseanzareligiosa se juzgan en desuso por los que tienen que aplicarlas. Poreso

hay

tantosecos

de

uncristianismo

sin gancho,

por

una iglesia

metida

en

susviejos muebles. Tambin muchos creyentes entre los ms comprometidos trasplantan sus races evanglicas en el terreno de lo social",y dejan

detrs de ellos toda

una formade

pertenencia

eclesial.

Otros reducen las cosas de la fe a la esfera de lo privado, desesperados por encontrar

algo comunitario en donde plantar sus races. Muchos, finalmente, slo retienen

delasEscrituras

la

inspiracin tica de sabidura.

Bajo el ngulo socioculturalNo est tan lejos el tiempo en el que el Estado lleg a ser el objeto de todas las esperanzas. Mientras que los artistas nos insuflaban el sentido del pas, las ciencias hacan recular las fronteras del cosmos o las de la muerte y la relacin de ayuda pretenda

el milagro, el Estado- providencia se apropiaba de estructuras cada vez ms sofisticadas y se encarg de las necesidades fundamentales de una poblacin obsesionada por el culto del YO.

Peroel mitodel

Estado-providenciaterminpor deshacerse. Las deudas pblicas aumentaron ms rpidamente que la misma econma; las naciones inclusolasmsafianzadasnoocultaronya

la miseria de sus centros urbanos, ni las iniquidades que se endurecieron en el plano internacional, ni los estragos que caus el medio ambiente.

Entre nosotros y en este intervalo, el foso entre las capas sociales se agrand. Regiones enteras, ayer fascinadas

por

industrias

florecientes, degeneraron. Personas psiquiatrizadas se envaron a comunidades locales que, en muchos casos, ni siquiera existan ya. La escuela democratizada se encontratiborradapor

unnmero

crecientede alumnos. La familia estall por todas partes y el fenmeno

dela

monoparentalidad

tom proporciones

alarmantes.El

paro,contoda su carga de influencia psicosocial, devino endmico. La juventud emita gritos inquietantes que no tardaron en descodificarse.

Los y las que triunfaron sufrieron, durante 40 aos, un doloroso sentimiento de vaco interior[4].

En breve, en el alba de una nueva etapa histrica quedominarloeconmico[5], seentrecruzaron los deseos de trascendencia[6], las reclamaciones de una interioridad dolorida y la bsqueda de una tica

noya

exclusivamenteenraizadaenel cumplimiento personal, sino en nada menos que la

salvacindetodala

humanidadcuyomismo planetase

encontrabaenpeligro[7].Pues,entre tanto, Tchernobyl extendi venenos apocalpticos.

Elsoplocomunitarioylaesperanzadelos grupos asociativosEnlosescombrosdelEstado-providencia,se elabor elmovimiento comunitario.Algunos economistas estudiosos haban previsto un callejn sin salida y presentido

la salida.

ElEstado-providencia,comoagentecentral de redistribucin y organizacin de la solidaridad, [...] se substituye de frente por los individuos y grupos. [...] Cortada de las relaciones sociales reales que la estructuran, la organizacin de la sociedad que este Estado-providencia pone en lugar, se convierte en abstracto[...](y)procedemecnicamenteaun verdadero embrollo de relaciones sociales.[8]

Dichode otromodo,lamegaestructuradelos servicios a la poblacin contribuy a la erosin del sentido de responsabilidad en los individuos y en la creacin de un clima social despersonalizanteen el queslosacabanprovecholaspersonas mejor equipadas.

Es en este contexto de los aos 70 y sobre todo 80 donde eclosion la iniciativa comunitaria en la que militan marxistas y cristianos. En unin o no con la redpblica, pequeos

organismos

no gubernamentales

(ONG

instauraron progresivamentemecanismos

a escalalocal. Centrosdeeducacin

populartransformaron literalmente la atmsfera de algunos barrios; volvi a tener catras de naturaleza elestatuto ciudadano,

y parafraeando a san Lucass consigui que las mujeres urbadas se se encaminaran (13, 11b). En lamismamultitud, poblacionesregionales,hasta entonces inertes,tomaronconcienciadelas estructuras en las que se inscriban sus condiciones socio-econmicas y organizaron la resistencia a los poderes del lugar.

[Para registrarlasolidaridaden

lasociedad,] se tratademultiplicarloslugaresintermediariosde composicin social, de reinsertar a los individuos en las redes de solidaridad directos[9].

Por otra parte, ligados en torno a problemticas singulares,

nacieron

umerosos

grupos asociativos,cuyods

miembros

aprendieron

a defender

sus

derechos,

a

enumerarsus necesidades,

a descubrir

la

fuerza

poltica

del reagrupamiento, a poner en prctica mecanismos de ayuda mutua, etc. Casas de jvenes, centros de da, lugares de ocio organizados... captaron a gente delacalle.

Gradualmente

yno

sinconflictos,

se tejieronlazos

entre

estos organismosyalgunos servicios

de redpblica

(hospitales,

escuelas, C.L.S.C., gobiernos municipales, polica, prrocos, etc.), convirtiendo aqu all el aislamiento urbano y la frialdad burocrtica en mesas de concertacin. En

odres nuevos,

vino

nuevo:

ciudadanos

sin diplomay comunidadeslocalesdesfavorizadas

se convirtieron

enartesanos

de su propio

ser, y sucedi que

la

reaprobacin delsentido de

la dignidad

personal

repercuti

en

el

de

su responsabilidad.

Loscristianosnoestuvieronausentesdeeste movimiento de fondo que presentaba complicidades

naturales con el proyecto evanglico. Volveremos a ello.Retengamos

porahora

que

elmovimiento comunitario ylosgrupos

asociativosatacaron ciertasrecadas

cada vez

msdesastrosasdel capitalismoneoliberal ydel

burocratismodel Estado-providencia y merecieron todo el apoyo de su Iglesia.

Cristo recorra todos los pueblos curando todas las enfermedades como signo de la llegada del reino de Dios;igualmente,laIglesiaest

con

sus hijos en unin con toos los hombres de cualquier condicin que sean; lo es sobre todo con los pobres y los que sufren... Los cristianos deben pues ... colaborar con todos los los dems organizando de manera recta losasuntoseconmicosy

sociales; [...]Deben ademstomarparteen losesfuerzosde

estos pueblos

que...se

entregan

amejorar

las condiciones de la vida y afianzar la paz en el mundo (Ad Gentes, art. 12).

La mundializacin de las responsabilidadesPorquela vida, la humanidadyelplanetaestn amenazadospor elcmo va

este mundo,no podemos

apenas

pensar enadelante

sobre

la educacin de la fe sin referirla a la mundializacin de

las

problemticas.El campo

infinitamente ampliado

decuestiones

ticas,

la

amplitud inimaginable de las tcnicas de la comunicacin, los desafos gigantescos del encuentro de la bsqueda deunequlibriomundialinvitaron alsacerdote, levita y Samaritano a que se dejaran conmover por

la deriva econmica de Africa, por las dificultades prcticamente insuperables de Amrica latina, por lasuperpoblacindelcontinenteindio,porel hambre,lasreivindicacionesde

poblaciones autctonas, por el racismo cuyas vctimas estn un poco en todos sitios...

La mundializacin de las problemticas hizo de todo el universo este prjimo al que nos abri la Alianza inaudita entre Israel y el Dios nico (Lv 19,18). La responsabilidad no tiene lmites.[10]

C.UNAPERSPECTIVAPRIVILEGIADAEN EDUCACIN DE LA FETres polos indisociables de la vida cristianaA la puesta del sol, todos los que tenan enfermos de diversos males se los llevaron y los cur. [...]Llegado el da, sali y se fue a un lugar solitario.Las multitudes iban en su bsqueda y, habindolo encontrado, queran retenerlo [...]. Pero l les dijo: "Debo ir tambin a las otras ciudades para anunciar ls buena nueva del Reino de Dios, [...].Y predicaba en las Sinagogas de Judea (Lc 4, 40-44).

Heaqulostrespolosindisociablesdelavida cristiana:

.iralencuentrodeloshermanos,privilegiando siemprea

los

ms

pobres;

.comulgar con el misterio de Dios en la soledad y enlacomunidadcelebrante;

.integraryanunciarlaPalabraporlagraciadel

Espritu Santo.

Laeducacin dela

fe

alojaenel

corazn

la tensin dinmica entre tres polos. Circula de alguna manerade

uno

alotro.A

nuestramirada, privilegiar

la

experiencia[11]

en

contextode education de la fe vuelve a favorecer la interaccin viva

(en

lo

real)

de

estos tres componentes fundamentales

del

ser

cristiano

queson

la comunin en el misterio de Dios (en el silencio, la oracin personal y colectiva, la vida sacramental), la integracin-anuncio de su Palabra y la traduccin de

sta a

travs

del seguimiento

personal

y colectiva del Reino de Dios.

En este contexto, la funcin de la educacin en la fe,llamaprioritariamenteala comunidad

que, comprometidaenunaperpetuaintegracindela Palabra de Dios y en el esfuerzo por la solidaridad, se convierte en el artesano visible del Reino de Dios y en el testigo esencial de la Buena Nueva.

Una tal perspectiva no excluye la visin tradicional delaeducacindelafeencuantoobrade transmisin doctrinal, pero no situaado como forma primera, exclusiva y suficiente. Al modo de Jess, en su actitud con Juan Bautista, pensamos que la Iglesia

enseacorrectamenteallendonde,en nombre de Jess, los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos se curan, los sordos oyen, los muertos resucitan (Lc 7, 22).

El medio natural de la educacin de la feLas tres vigas o columnas de la vida cristiana, tal y

como se evocan arriba, son fcilmente seales en la Iglesia que comporta entre otras, comunidades contemplativas, misioneros y predicadores.Lo que nos falta a menudo, son lugares inscritos en pleno mundo por el que circulen al mismo tiempo estas tres dimensiones, de suerte que se viven no por separado por parte de algn grupo especializado, sinotodasporcadacristianocuyavitalidadse alimenta en el espritu de los evangelios.

Entre estos lugares, el modelo ms adaptado a las coyunturassocialesactualesyelms

pertinente respecto a la Tradicin reside en comunidades de tallahumanaenlasquese denlas

condiciones requeridas para

cumplir las tresdimensiones siguientes de la comunidad-discpulo.

1. Trabajar por la instauracin de las solidaridades directas (participacin comunitaria o en otras redes desolidaridades) eindirectas

(participacin

en organismos internacionales) de manera a como se realizanlascuraciones

recprocas

en

elsentido evanglico del trmino: dar pan a los hambrientos, vista a los ciegos, voz a los mudos, consuelo a los afligidos, un padre o una madre a los hijos que no lo

tienen,

un

mentor

a

los

adolescentes desorientados,una

ayuda

a

los

padres desbordados, una asistencia a los extranjeros...; un apoyoa los

pueblos envasde desarrollo,una ayuda a

las

naciones

asoladasporlaguerra, socorro a las vctimas de la injusticia, etc.

2. Proseguir la bsqueda y la experiencia de Dios

enla

oracin compartida,elestudio

de

las Escrituras,elsilencio,elcumplimientoderitos sacramentales significativos, la celebracin de la fe de

fiestas,

acontecimientos orealizaciones comunitarias, intercomunitarias o diocesanas, etc.

3.Mantener un

constante dilogo

entre

la experiencia comunitaria

y las Escrituras de las que cada generacin est llamada a hacer una relectura actual; experimentar

yevaluar

acercamientos comunitarios en materia de enseanza religiosa y educacin permanente de

lafe;

inspirar

a los creadores de instrumentos; confiar en los que viven las problemticas concernientesa

la tarea de estallarhasta llegara

reflexiones

pastorales: a propsitodelafamilia, de la

pareja,de

la enseanza

social; colaborar en la

renovacindel lenguaje de la fe.

Cuando se dice comunitario, no se trata de...Eltejido

comunitariodel

quesetrataaqu no remite a las comunidades de base que emergieron en lamultitud delsoplo conciliar.Sitales

grupos parecieron preciosos en ciertos aspectos, no es de este gnero de comunidades por las que llegamos aqu a la cima de prioridades educativas. Tampoco se trata

deimplantaralgn

servicio

pastoral paraleloalosorganismoscomunitarios

delos medios. No se trata ni mucho menos de repatriar bajo bandera cristiana las iniciativas ya en prctica.

Se trata, por ejemplo, de levantar o de enviar, en elsentidopastoraldeltrmino,enlosbarrios, zonas o regiones (el corte parroquial cincunscrito

todava al espacio ms natural) de los equipos de cristianos

capacesdecrearredesdesolidaridad humanadirecta

y

contribuir

a

los

que

existen, ayudando alos cristianosy alos

quequisieran serlo,de que se den las condiciones de llevar esta experiencia a la fe en Jesucristo y ante la Palabra de Dios.

Algunas ventajas de la mediacin comunitariaObservamosrpidamentealgunasventajasde acercamiento

comunitario

enunincon

la educacin de la fe.

1) En la dinmica de la experiencia compartida y constantemente sometida a la luz de la Escrituras, todo el mundo se encuentra comprometido en un proceso permanente de evangelizacin y cada uno llega a ser un da u otro el educador de la fe de alguien.

2) En el plano estrictamente psicosocial, cuando el clima de un medio se convierte en comunitario, se produce un choc en la vida de mucha gente, como si viniera lo inesperado. Los asistidos llegan a ser participantes, losdeprimidos

serecogensus mangas;

unaautonomapersonal ycolectiva

se ceba ah en donde reinaban la espera y la crtica estril.Cuntos trastornospropiciospara

la eclosin de la esperanza, para la apertura espiritual y para la conversin del corazn (Hch 2,47).

3)Elprincipio delaresponsabilidad compartida forma

parteintegranate delaexperiencia comunitaria. Tiene el mundoalgo que hacer por el conjunto del grupo y la comunidad llega a ser el mantillo en el que surgen y se despliegan carismas

yserviciosnecesarios

parasudesartrollo.Eso suponeevidentementequela

comunidadpueda tomar verdaderas decisiones en cuanto a la gestin de los tres polos mencionados.

4)Lacomunidad

trabajadaporla solidaridad efectiva con los que ms sufren, realiza una lectura ms bien radical de los evangelios. No solamente las acciones del grupo son sin cesar interrogadas, sino igualmente sus actitudes que, a la luz de las Bienaventuranzas,tiendearenunciaralpoder,a desposarse con un cierto espritu de pobreza, un sentido agudo de la justicia y de la misericordia. Muchos aprendizajes que llegan al herosmo allen donde falla el apoyo de una comunidad.

5) Quien dice comunitario evoca la insercin de adultos, adolescentes y nios en intercambios de reciprocidadsinloscualeslavitalidaddetoda institucin se halla comprometida.

D.LAURGENCIADEUNAINSERCIN COMUNITARIA DE LOS JVENESNosesabrahablardeeducacindelafesin conceder a la juventud una atencin particular. Los prrafos siguientes intentan mostrar la pertenencia de

la

mediacin

comunitariarespecto

alas necesidadesmsfundamentales

y

las

riquezas singulares de esta poblacin.

Una poblacin sufrienteEscomn la afirmacin de que los adolescentes

atraviesan un perodo crucial de su vida durante la cual toda la organizacin psquica est sometida a mutaciones profundas tanto en el plano estructural como energtica, tanto en el plano cognitivo como espiritual.Noesdemasiadoatribuiraesta revolucin los rasgos de un nuevo nacimiento.

La apuesta capital de la adolescencia consiste en el calor de una visin del mundo o en

la integracin de un conjunto de valores que interpela, inspira el actuar, le interroga y da sentido a la vida. Erikson hablabadeuna

vistaptica,

deunadimensin csmica.[12] Privados de una talvisin significante delmundo ydela vida,los jvenesestn entregados a cadas provisionales, a lo ldico y a todos los materialismos profanos.

Su imaginario se estrecha y su interioridad corre el riesgodeserdevoradaporlassolicitacionesdel instante.

LA OBSERVACIN se ha hecho a menudo: nuestas sociedades

occidentales post-industriales

han abandonado una juventud que pide, sin embargo, participaren

los desafos de

su

cultura

y

de

la historia. En revancha, en el modelo dominante del capitalismo liberal,lajuventudconsumista suea conuna

funcin econmica

no

despreciable:

en defecto

de

integrarla

en

los

procesos

de

su renovacin, lacultura lesha

hechoconsumir

las vedettes

del

showbiz

o de

grandesempresas deportivas

y

la

borrachera

con la cerveza

del viernesporla

noche

al lunes

por la

maana, mientras que la moda en el vestir, que slo tiene de liberadora nada ms que la apariendia, le impone

sus represiones estacionales.

Desbordada por una

escuela

que

decepcionalas esperas ms profundas al habilitar sus esquemas cognitivos,

lajuventudsufre

unsentimiento creciente de vaco interior; vegeta, o, en busca de sentimientos fulgurantes, se excita con la violencia, osepresta a

los riesgos

multiformes delas prcticas

sexualesprecoces.

Este cuadro ya sombrose

oscureceen

los

grandescentros urbanos en donde la miseria aumenta y en donde el tejido familiar se desagrega rpidamente.

Suscitar la creatividad comunitariaEn el paradigma paradigmtico, las generaciones se entrecruzan. Los adultos van al lado de los jvenes enbusca

de

modelosde

accin, sedientos de coherencia y llenos del deseo de palpar algn valor que

trascienda

la

inmediatez. Enrevancha,los adolescentes,conlanovedadcon quemiran

el mundo, el ardor de sus energas explosivas y su sentidodel

absoluto,

detentan

unpoder revolucionario cuya institucin no ocurrira por poco que quiera permanecer viva.

La adolescencia es tambin un regenerador vital en el proceso de la evolucin social, pues la juventud puedeofrecersu fidelidadysuenergaalavez para la conservacin de lo que contina probando su autenticidad y para la correccin revolucionaria deloque

haperdido

susignificadoregenerador[13].

Lajuventud buscarazones paraesperaren un universo marcado por la traicin de los adultos, el deterioroplanetario y el

terror

csmico.Est en busca

de

valoresque

colmenalgo ms quelas tendencias

narcisistas individuales y

labsqueda del

xito

personal.

Aspira

a

lugares de experimentacinqueles permitan

desarrollar

la responsabilidad, ocupar

papeles

eficaces

y contribuir a la humanizacin del mundo.

A veces a los jvenes slo les falta una animacin competente en la comunidad natural de su barrio quenoofrece con

frecuencianada msque animacin competente y oportunidades en el orden deportivo. Por este camino, en nuestra opinin, es por donde debera pasar la educacin de la fe en el sentido ms autntico del trmino:el aprendizaje en vivo de los valores que Dios prefiere. Una vez que esta

red ticasepone enprctica,existen oportunidadesde

las

queemergeeldeseo

de conocer al Dios que est tras este espritu.

Una evidencia pedaggicaEn el contexto psicosocial en el que evoluciona la adolescencia de Qubec, no es la integracin de los conocimientos doctrinales la que debera constituir la inquietud prioritaria de la Iglesia, sino ms bien el desierto tico y espiritual en el que confluyen los adolescentes que tan difcilmente se explican ellos mismos. De qu sirve en efecto a los alumnos de laSecundariasaberquesegnelNuevo Testamento, la caridad es el signo privilegiado por el que se expresa la fe en Jess[14], si nunca se

han encontrado con un solo cristiano cuyo impulso vital

sealimenta en

elEvangelioycuya

vida concreta presentacohrencias

con

la

fe?

No hay educacincristiana

posible

enlos jvenes

si no tienen de algn modo la posibilidad experiencial de descubrir

razones

para

esperar.

Ah,

los instrumentosnotienen

mucho

que

ver

con Gtenberg; se confunden con la obra colectiva de loscristianos que,

a

fuerza

detrabajar

por

la transformacin del mundo a menudo en las cosas pequeas -, dejan que emerja un cierto espritu. En breve, la comunidad pensante, activa y celebrativa debera ser el documento vivo en el que los jvenes puedan leer la Buena Nueva.

As se abren a los educadores de la fe dos caminos:

1. Primeramente, una presencia junto a los jvenes ms desvalidos; (a este respecto, las roulottes en las que se sirve caf, comida rpida a los jvenes sinabrigo

oalgunossacerdotesintegradosen gruposmarginales

constituyeniniciativas profticas).

2. Despus, esfuerzos concertados de animacin de los jvenes en su comunidad natural alrededor de proyectoscomunitariosconcretos.(Eneste apartado, algunos proyectos encaminados a partir de una escuela o de un barrio muestran de qu ardor son capaces los jvenes cuando se les invita a trabajar por una causa).

II. ALGUNAS IMPLICACIONES PRCTICAS DELA MEDIACIN COMUNITARIAEnelcurso delprimer paso,hemos intentado expresarel

carcter vital

dela relacinentre

la educacinde

la

fe yla

circulacin

de

la

vida evanglica

en

la comunidad

cristiana

local. Examinaremos

ahora

algunas

implicaciones prcticas

de

esta

mediacin

comunitaria, retomando los tres polos de la vida cristiana antes enunciados,

deloscualescada uno

reflejaun aspecto fundamental de la misin eclesial.

(A) Iralencuentrodeloshermanos, privilegiando siempre a los ms sufrientes o la comunidad como lugar de fraternidad y de solidaridad con los ms pobres.

(B) Comulgar con el misterio de Dios en la soledad y en la comunidad celebrante o la comunidad como lugar de busca y de experiencia de Dios.

(C)

Integrar

yanunciarla

Palabra

mediante

la gracia del Espritu Santo o la comunidad como lugar deanunciodelaPalabraydeapoyoensu integracin.

Retomandocada una de

esta

dimensiones, intentaremos

sacar algunascondicionesligadasa surealizacin(A,B,C).Diremos

a continuacin algunos obstculos previsibles a la puesta en obra de

laopcincomunitaria(D),

despus reagruparemos todo eso bajo la forma clsica de algunas recomendaciones (E).

A.LACOMUNIDADCOMOLUGARDE FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD CON LOS MS POBRESHevisto,hevistolamiseriademipuebloque reside en Egipto. He prestado odo al clamor al que lesometenlosvigilantes.Cierto,conozco sus angustias. Me he resuelto a librarlos. (Ex 3, 7-8).

Todos los creyentes juntos ponan todo en comn; vendansuspropiedadesylascompartanentre todossegn lasnecesidadesdecadauno. (Hch

2,44).

La urgencia de lderesParaque,

enla

multitudde losHechosde

los Apstoles,

nazcan

verdaderas

comunidades fraternas y solidarias, son necesarios en cada lugar lderes(sacerdotesolaicos

comprometidos). Los creyentesnecesitan vera unao a personasque encarnen en su medio la unin entre la fe y las llamadas

del

Evangelio.

Los

bautizados necesitan

serllamados

yorientados en el cumplimiento colectivo de la Palabra de Dios que, desde el xofo, suscita la creacin de un mundo fraterno.Considerando las maneras actualmente diversas de pertenecer a la fe cristiana, la predicacin o cartas pastorales estan lejos de ser suficientes para reunir aloscreyentesalrededordeproyectos

comunitarios

ordenados

paraelcumplimiento de una autnticafraternidady la

consecucin de verdaderas solidaridades. Los lderes debern haber comprendido que no se trata ya de atraer a gente a laiglesia,sinoms

biende reunirlasenergas disponibles all en donde se encuentren, de modo que

creen

nudosdecristianos

portadoresdel Espritu de los Evangelios.

Hacemosnuestrasaqulostrminosenlos que XavierAlegrecircunscribealgrupoeclesialola comunidad que Jess, segn el Nuevo Testamento, ha querido promover:-Discpulosincondicionalesdesuestiloydesu enseanza;-quevivenencomunidad;-enmediodeunmundoinjusto;-los valoresnuevosdelReinodeDios:

la gratuidad; el bien del ser humano por encima de todo;elespritudeoracin;

larenunciaauna estructura de dominio[15].

Si, en el texto actual,no vamos a precisar quin har qu en la comunidad, ni que decir tiene que la opcin educativa propuesta interroga las maneras habituales de distribuir las funciones ministeriales y reclama una amplia y dinmica participacin de los laicos por todas partes en las que su competencia puedaejercerse.Pues

eldiscpuloaqu,noes solamente el especialista o el mandatario, sino todo cristiano que ha decidido dirigir su vida en funcin de la fe al Dios de Jesucristo.

El desarrollo de la concienciasocialLa profundidad de los sufrimientos de la humanidad

ylaamplitud

de

la misin evanglica

nodejan apenas descanso a las comunidades cristianas sean cuales sean. De una manera

ms inmediata, los cristianosson

llamadosa

colaborar

en

los movimientos, organismos o redes que, en su propio medio,obranen

elsentido deunajusticiams grande,

para

el

aliviodel

dolor.Laconciencia cristiana est tambin afectada por la miseria de los medios menos inmediatos, por todas partes en donde falta el pan, en donde la dignidad humana se encuentra asolada y la libertad reprimida.

Esta

lavista detodos

tomarconciencia de mecanismos

sociopolticos

que

favorecen

o mantienenlas

trabas

en la

elaboracinde un mundo

ms

justo.

En

cuanto

llamadas eminentemente al

sentido

de

la

alteridad,

las comunidades

cristianas deberan

constituir

un medio

particularmente

favorable

para

los aprendizajes de la crtica social y de la conciencia poltica. Sera til que, en los lugares de bsqueda yde

reflexin,

se

desarrollaran

instrumentos susceptibles

en

ayudara

los

animadorestodo terreno para aprovechar tales aprendizajes.

Grupos profticosLaacccin

comunitariavuelvenaturalmente

ala pedagoga de la Accin catlica que, adaptndose a los diferentes mediosdevida, habilitabaaVER, JUZGAR, ACTUAR bajo la luz del Evangelio. El soplo queanimabaestetipo

demovimientose

dibuja actualmente en la emergencia de otras redes: por ejemplo,"Nueva Imagen

delaParroquia"; proyectos parroquiales cuyos ejes son los pobres o los sufrientes; algunos grupos de artistas jvenes

tienen sentido de la dimensin social; los comits y la Mesa de la Justicia y Fe que se diseminan un pocoportodaspartes, etc.

Estosproyectoso grupos merecen toda la atencin de los obispos y alientotanto

moralcomofinancierodeprimer orden ya que se inscriben en la viveza del proyecto evanglico,

actualizanla

Buedna

Nuevay representan a los ojos de la joven generacin el rostro ms inspirador de la Iglesia.

La decodificacin de las prioridadesDesde el alojamiento al respeto del inmigrante, el abanico

de

lasproblemticas

susceptibles

de interpelar a los creyentes no tiene prcticamente lmites. Vuelve a los cristianos de cada medio leer susprioridades

a laluz

delos

valoresque

Dios prefiere

e

inventar,

habida

cuenta

de

las estructuras,

las soluciones

humanas

a

los problemas humanos. En un contexto comunitario, saberleero

ver equivaleentreotras

cosas evaluarlas

urgencias,reconocer los

carismasy poner la confianza en lo que levanta el corazn de los creyentes.

En los mediosms

marginales,el

sentidode

la fraternidad de los cristianos es muy solicitado por la miseria

quegritaunpoco ms

lejos(en

la parroquia vecina, en otro barrio, en centros de la ciudad),

opor

una

u otrareddesolidaridad (consagrado a alguna problemtica social: soledad de losnios, padresdesbordados,

problemasde alcoholismo, enfermedades infantiles, presencia con los enfermos, moribundos, apoyo a los extranjeros, prevencin del suicidio, atencin al ambiente, etc), opor

movimientos

asociativos (nacionales

o

internacionales).

La circulacin de las experienciasPara que las necesidades se conozcan, se difundan las experiencias y llenan su funcin de testimonio y de estmulo o interpelacin, importa utilizar todos losmedios

corrientes(afiches,boletines, peridicos, grandes medios de comunicacin...) y llevar

alarealidadredesdecomunicacin interactiva.

Las prcticas comunitarias ejercidas en nombre de la fe deberan tener sus archivos y los cristianos voluntariosnodeberantenerque

buscarpor mucho tiempo lugares de compromisos o, peor, ver cerrar las puertas del equipo pastoral bajo pretexto dequese

desbordeen

funcioneslitrgicaso catequticas.

La conversin al sentido comunitarioLatoma a

cargo porel

mediode

suspropias accionesy desus proyectos no conviene apenas para

el

acercamiento

autocrtico

de

alguna tradicin

eclesial.

Si

la

organizacin

de

la comunidad

reclama

el

trabajo

de

lideres

o animadores permanentes, importa estimular a largo trmino el compromiso de los mismos cristianos en los engranajes de la accin comn, en la reflexin cristianay

enla expresin litrgicasubsiguiente. Hayun trastorno

demedidaque

se refiera

a

la manera habitual dellevar los asuntos de la Iglesia, operar

la

transmisin de

loscontenidos

y

de garantizar la ortodoxia. En revancha, se encuentran ecos no despreciables de las comunidades creadas por

san

Pabloen

las

cuales

las

estructuras

emergan del dinamismo del grupo en respuesta a sus propios desafos y a las nuevas situaciones que surgan[16].

En

breve, no

se

sabra

privilegiar

la

opcin comunitaria

sin

animar con

el mismo soplo

el compartir

podereso la

toma acargo

de lavida comunitaria por los mismos creyentes. Eso habla de la des-centralizacin del pensamiento, de smbolos engestacin,de

tomas

de decisin

locales

y liderazgo pastoral.

Para

decir

lascosas

de

otro modo,se reconocer que el viraje comunitario se habr tomado el da en que la expresin de la fe cristiana evocar en el imaginario a la gente, no en primer lugar las celebraciones sacramentales o el discursode autoridades instituidas,sino mayor circulacin

de

algunos

valores

a

ras

de

tierra gracias al

compromiso

de hombres,

mujeres

y jvenes creyentes.

Nosesabra

llegar

a unatal transformacin sin

que los

cristianos

tomen en mano la direccin de su experiencia evanglica.

Todoel trabajo educativo comunitario concurre con la toma de conciencia con el fracaso del Estado- providencia

enprovecho de

la

responsabilidad persona

ycolectiva,laopcin comunitaria

en

el campodel

cristianismodebera

mover

a

los creyentes a una actitud de espera respecto de los permanentes

de

lacomunidad enprovecho

de

la toma a cargo de lo que forma la sustancia de su experiencia cristiana bajo elngulodelostres polos.

Llamada al valor adormecidoEnunaperspectivacompletamentesecular,tres

especialistas de la accin comunitaria escriban lo que sigue a propsito de las actitides previsibles a este gnero de compromiso:

Comprometerse en la accin comunitaria supone un mnimo deconciencia en cuanto a la realidad de la explotacin

y delaopresin[...].La

accin comunitaria

implica,

por

regla

general, modificaciones profundas desu

gnerodevida [...]. La disponibilidad de un interviniente debe ser diferente de la de un profesor de universidad o de un funcionario [...]. Regla general, es la rebelin contra la miseria, la desigualdad, la opresin bajo todas sus formas que nos incitan a hacer algo para que eso cambie[17].

Destinadas a estudiantes de Ciencias sociales, estas lneas dejan entender que en alguna parte de la poblacin, se encuentran humanistas deseosos de colaborarconelhlitoprofticodelmovimiento comunitario. En suma, el espritu comunitario existe en el pas. Se le ve en la regin, en los barrios populares

de las

ciudades,en

las

redesde solidaridad ligada

a

algunaproblemticasocial

o psicolgica y en diversos movimientos asociativos.

Es a este espritu de generosidad libre y de sana rebelda donde la Iglesia podra unirse para que la feadquiera

vidayfuegoenla

realidad

delas ciudadadeshumanas.Que

nosedigaque

la poblacin no est lista para el giro comunitario. Ya

existe por aqu o all con el nombre de humanismo. Y es tarde para muchos que se viva abiertamente conotroselmismoamordelosmspobresen nombre del Evangelio de Jesucristo.

Adquirir y transmitir competenciasPrecisar lo que podra ser la formacin comunitaria delossacerdotesydelosdiversos agentesde pastoralquesobrepasa

los

lmitesdenuestro mandato. He aqu algunas pistas.

Laocasin

comunitaria

presupone queestos ltimos conozcanlosprocesos comunitariosde aprendizaje, tengan acercamientos que respetan el espritu democrtico y revistan cualidades precisas (el amor de la gente, una sana rebelda, la voluntad de afectar a las estructuras sociopolticas...) a las que se debe en realidad la paciencia, una fe a toda pruebaylameditacinasduadelaPalabrade Dios.

Este gnero de animacin est en las antpodas del liderazgoautocrticoeinclusodelaenseanza escolar. Su material de base no es otra nada ms que las Escrituras y lo que levanta o eleva el medio. Si este acercamiento reclama rigor, su prctica se articula a medida que se desarrolle la participacin colectiva.

El sacerdote o el agente de pastoral que trabajan con espritu comunitario aprende a superar la forma habitualquetoma

elnarcisismoennuestra civilizacin de la imagen: no es l el autor de la obra que se elaboray sobresaldr tanto ms en su trabajo que se dejar conducir por su liderazgo y por su experiencia para transmitrlo a los cristianos

delmedio.Siestestigo,noloesporsupropia competencia o santidad, sino por el Evangelio que hace al maestro que se incline ante los que sirve. Hace falta que l crezca y yo disminuya (Jn 3, 30). Esta es la figura de un excelente leitmotiv.

Lo que importa subrayar ante todo en el captulo de la formacin, es que la experiencia de los lderes pide que se transmita a medida que que encuentre el relevo. Y esto no vale solamente para actuar, sino

tambinymucho msenloscamposdel pensamiento espiritual, en la expresin litrgica y eneljuzgar

cristianocuya

cuestinveremos ahora.

B.LACOMUNIDADCOMOLUGARDE BSQUEDA Y DE LA EXPERIENCIA DE DIOSSemostrabanasiduosenlaeenseanzadelos Apstoles,fielesenla comuninfraterna,

en

la fraccin del pan y en la oracin (Hch 2,42).

Noosdejohurfanos...elEsprituSantoos ensear todo y os recordar todo lo que os he dicho (Jn 14, 18; 15, 26)

Una experiencia espiritualLa comunidad cristiana local, ya lo hemos dicho, constituye el lugar s natural en donde se unen y seprosigue

el

conocimiento

de Dios,

la contemplacin de

los

misterios

delafe, la profundizacindelasEscrituras,laoracin

y la celebracindel misteriopascual

(y

otros sacramentos) cuya misin contina la Iglesia.

Comunidad cristiana, aqu, desborda ampliamente la asamblea dominical en la iglesia parroquial. Se tratade

un

grupo

de creyentes

deun

mismo territorio que, plenamente entregado a construir la fraternidaden la

realidaddiaria, seentrega tambin a momentos para someter su accin a la luz de los evangelios, para llevar sus frutos y sus fracasos

en laoracin compartida, para

or

el mensaje de las voluntades del OTRO sembradas en las Escrituras y para celebrar los misterios de la AlianzarealizadaenJesucristoa

favor

de

la humanidad. Elactuar

comunitario franqueasu lmite sociohistrico cuando se tiene en cuenta el ver, el juzgar y el orar judeo-cristiano.Toma entonces los aspectos de la experiencia espiritual sin la cual no habra ni comunicacin ni escucha de la Palabra de Dios.[18]

Enqucondiciones la

comunidadlocal

puede llegara serel lugarde

laexperienciaespiritual, habida cuentadetodoloqueprecede yquese refiere

al

seguimiento

colectivode

losvalores mencionados?

Un lenguaje coherenteExiste hoy una usura o prdida de significado del discurso cristiano habitual. Este parece a menudo inoperante, inadaptado, como si perteneciese a un entretenimiento distinto del que retiene la atencin de nuestros contemporneos, como si hablase slo all donde,efectivamente,laspersonas se interrogan, como si se apoyase en una filosofa o unconjunto

dereferencias

que

nosonyainmediatamentelos suyos[19].

Paraquelosaprendizajesdelafeylos actos cultuales estnorgnicamente ligadosala experiencia comunitaria, los gestos y las palabras que los expresan remiten directa o simblicamente a esta experiencia.

Unatal

bsqueda

decoherenciaafecta eventualmente al lenguaje de la misma oracin, la disposicin

delos

lugares

litrgicos,

el acercamiento homiltico, los tipos de celebraciones que hay

que

privilegiar

siguiendo

los acontecimientos que suceden en el territorio; afecta tambin a la manera de llevar los sacramentos de iniciacincristiana

yafecta

finalmentealos contenidos de la enseanza religiosa en el amplio sentido del trmino.

En efecto, existe una manera de decir las cosas de la fe que invita a refugiarse en actitudes de espera respecto a la providencia divina. Hay una manera dedecir

lascosas

de

la feque,msall

de conceptos filosfico-teolgicoss, slo alimenta una visin abstracta de la Alianza o salvacin, es decir, sin relaciones con la vida real de los individuos o con la historia de los pueblos ni, por consiguiente, con

elespritudelasEscrituras[20].Existeuna manera

deadministrar

lavidasacramentalque presupone que el Espritu Santo siempre est unido a nuestros trabajos... Finalmente, es una manera de evocar, representar, celebrar o incluso vivir la fe que evacua ms o menos totalmente la dimensin comunitaria:

.ladisposicindeloslugaresdelacelebracin,

.el estatuto unvoco de los detentores de la palabra,

.laexclusindelasmujeresygente casadade ciertos

ministerios,

.laaunsenciadelos

jvenesenlasesferasde decisin,reflexinuorganizacin pastorales,

.lapobrezade ladimensincolectiva yde

la responsabilidad

socialenlosprogramasde enseanza

religiosa,

.la teologa individalizada de los sacramentos de la iniciacin,

.elcarcterindividualdelosenunciadosms insistentes de la moral catlica.

Para ser ms

precisos,diramos

que,

en

loque respecta a los lenguajes de la fe y de la enseanza religiosa,

es

urgente

ampliaruna

cierta espiritualidad

que

privilegi

demasiado exclusivamente la relacin con Dios bajo el ngulo delamor

interpersonal,paraponerla

enrelacin dialctica con la carne de la historia colectiva en la cual

senoshan

entregado laRevelacin yla Alianza. Dicho de otro modo, slo nos queda que se manifieste ms el carcter proftico de la misin eclesial que se enraiza slo en la tradicin proftica del pueblo de Israel:

Es dellado delarebelda,delosderechos inalienables del pobre a la riqueza, del hambriento alpan,

delrefugiado alalojamiento

yala seguridad, del paria a la igualdad y a la autonoma, en donde se sita el profetismo;no del lado de la formulacin terica de estos derechos, sino del lado del esfuerzo creador para hacerlos penetrar en la realidad

social, las

sociedades

establecidas,deberan tambalearse?[21].

Inventar y sostener la bsqueda al daPorque la catequesis en vivo est por inventarse, aparececada

vezms necesariomultiplicarlas iniciativas

de

experimentacin,

animarlos esfuerzosdebsquedaquepermitiranrecopilar experiencias innovadoras y evaluar sus resultados, decodificar los procesos de aprendizaje en la vida comunitaria e identificar las vas ms eficaces para unir a los hombres, mujeres y jvenes en torno al proyecto de Jesucristo.

Sin duda tambin har falta multiplicar los lugares derealimentacinyanimar laemergencia de mediosquepermitanalossacerdotesyalos dioversos inrevinientes cristianos extraer el sentido espiritual de su experiencia comunitaria.

C. LA COMUNIDAD COMO LUGAR DE ANUNCIO DELAPALABRAYAPOYOPARASU INTEGRACIN[...] Tenan el favor de todo el pueblo. Y cada da, el Seor aada a la comunidad a los que seran salvados (Hch 2, 47).

Seris mis testigos en Jerusaln, en toda Judea y

Samara y hasta en los confines de la tierra (Hch

1,8).

La Palabra de DiosNi que decir tiene que el alimento sustancial de las comunidadescomprometidas en los procesos del crecimiento de la fe reside en la Palabra de Dios. Tales comunidades no saldran ni duraran si ellas noseentregaranamomentosyalalectura,la meditacin, la interpretacin (actualizacin) de la Palabra de Dios.

Sinduda

los

sacerdotes

disponende

unlargo adelanto,

en raznde

su

formacin

bblica

y teolgica.

Sicontalesconocimientossepueden esclarecer o guiar a la comunidad, remite a cada creyenteya cadaentidad

comunitariaa quese ponga a la escucha de lo que le revela la Escritura. Es sobre todo a eso en donde los lderes deberan sobresalir: articular en la vida de la comunidad o de los individuos momentos y maneras apropiadas de descubrir la impactante presencia de Dios a travs de su Palabra.

Eso exige sin duda un alto grado de contemplacin y de meditacin de las Escrituras, una capacidad mxima de escucha y mucha ms creatividad.

Qullega a ser el anuncio del kerygma?En la experiencia comunitaria que se describe aqu, el kerigma no se proclama tanto verbalmente como presenteycon

unapresencia

real:simejoris vuestros caminos y obras, si tenis una verdadera inquietud

porelderecho

entrevosotros [...] entonces yo

permanecerconvosotros

eneste lugar (Jr 7, 3-7).

.Lacomunidadfraternaysolidariahaceclaroel misterio de la salvacin a la vista de todos.

.La

comunidad

que

rezao

queinterroga constantemente a propsito del Reino de Dios, o quevela

silenciosamente comocentinela enla ciudad.O

quecelebralas partes devidaque el Espritu

Santo

mandanacer...despliegauna esperanza kerigmtica.

.Lacomunidadque

somete

sintreguasu experiencia infinitamente mltiple y profunda a la Palabra de Dios y que, en todo momento, se deja interrogaryconvertirporlasBienaventuranzas encuentra la salvacin (Hch 11,14).

Una concepcin tal no impide que se empleen otros mediosmstradicionales paraanunciar

el kerygma, pero a decir verdad,no creemos en la eficacia de una enseanza puramente nocional, es decir, no enraizada en el testimonio comunitario. Y esovale nosolamentepartala

proclamacindel kerygma, sino para todo el contenido destinado a los aprendizajes de la fe.

D. ALGUNOS OBSTCULOS PREVISIBLES El coeficiente polticoEl compromiso de la comunidad cristiana a favor particularmente de los desprovistos de la sociedad slo puede llevar consigo tomas de conciencia de tipopoltico

y, enconsecuencia,

gestosdetenor poltico.Silajerarquade laIglesiadebe

usar prudencia en esta materia, los grupos de cristianos, en cuanto tales. No pueden evitar meter los dedos enlasestructuras dela

ciudadcon

todolo que suponen de

complejidad

yexigentesagacidad.A

este respecto, queremos llevar a la atencin de los obispos las dos observaciones siguientes.

1.unanueva

generacindecristianostiende

a comprometerse en nombre de su fe al vivo en las problemticas

sociales.Es deesperarquenose reprima- por reaccin a actitudes de sospecha o la lentitud

delasestructuras-

construyendouna iglesia paralela.

2.afuerzadeaplicar estrategiaseducativaso pastorales quevan

siempreen elsentidode

los creyentesmstradicionales, laautoridad eclesial corre el riesgo de acentuar la desesperanza de los que, desde hace decenios, leen de otro modo las llamadas lancinantesdel

Evangelioy,por consiguiente,

multiplicar

las

deserciones institucionales.

Perder el dominioLo hemos evocado a menudo en este texto, el tipo de educacin de la fe en vivo que proponemos aqu haga una llamada a la confianza libre y ciega en los poderes del Espritu Santo. Reclama de la autoridad episcopal que enve entre los lobos y sostenga a quienes, en el seguimiento de Jess, querran vivir la aventura de la comunidad cristiana con todo lo queentraa

deimprevistos,transformaciones, novedades

y

amenazasrespecto

a

estructuras seculares.Esevidente,la

educacin poryen

el acercamiento

comunitario

supone

tambinun desplazamientode

los lugares del

saber-hacer- pensar e incluso del saber-orar, puesto que se trata deremitir progresivamentealascomunidades

la responsabilidad de su bsqueda espiritual y de su

compromiso evanglico.

Un desplazamiento tal no es en absoluto descanso; somete a la prueba dura la virtud de la prudencia, pero deseamos que los obispos puedan orientar a las comunidades nuestras hasta ah.

La dimensin financiera"Enviar" quiere decir no solamente indicar la ruta, sino tambin "apoyar valientemente". Es evidente quelos

miembros del personalencargadosde suscitar, consolidar, desplegar la vida comunitaria necesitarn un

salario.

Somos igualmente conscientesdeque

lamayor partedelos que vuelvenala iglesia,vienedelos creyentesms tradicionales que, alguna vez, resisten con fuerza a los cambios. Esta situacin paradjica hace llamada tanto a la voluntad episcopal como a la edificacin, cueste lo que cueste, de verdaderas comunidades cristianas.

Apoyar

financieramentela

permanenciaenel campodelaaccin

comunitaria cristiana, puede quererdecir orientarunaparte de

los

efectivos (sacerdotes

diocesanos,

religiosos,

religiosas, misioneros, laicos, diconos,etc), tomando cuidado enelegirlas

ylos que

muestren

aptospara desposarse

con

el

esprituylas

prcticas comunitarias.

Seacomosea,inclusoennuestrasociedades democrticas, los organismos comunitarios fuera de redes (ONG) se enfrentan con continuos problemas de financiacin. A imagen de los que defienden y visto los valores que los polarizan, ni el lujo ni la carrera forman parte de sus objetivos de trabajo.

Esono impideelmovimientocomunitario de aparecer hoy como la solucin prometedora para la erosindelos

podereseconmicosdelos gobiernos[22].

E. ALGUNAS RECOMENDACIONESConsiderando que la comunidad cristiana- en tanto que signo y artesano del Reino de Dios- constituye lamatrizylamediacinporexcelenciadela educacin de la fe;

Considerando que una comunidad tal es a la vez lugarde

fraternidadysolidaridad,lugarde bsquedaydelaexperienciadeDios,

lugarde anuncio y de integracin de su Palabra,

Recomendamos en trminos de estrategias1.de orientar a los creyentes de aqu hacia el cumplimiento colectivo de la Palabra de Dios, de modo que la persecucin de la justicia en laciudad

humana se

conviertaen indisociabledesufeenelmisteriode Jesucristo;

2. de enviar a los barrios, zonas o regiones de los sacerdotes,

agentesde pastoral

y

otros intervinientes

capaces

de

crearredes

de solidaridades

humanas

directase

indirectas, ayudandoala comunidadesa que se

ledenlas condiciones para que lleven esta experiencia en la de en Jesucristo y ante la Palabra de Dios;

3. de enviar para que eso se haga a personas que dominen los procesos comunitarios de aprendizaje, querespeten elespritudemocrticoinherentey revistanlascualidades humanasy

espirituales adecuadas para este tipo de trabajo;

4.depromoverelcompromisodeloscristianos laicos enlosrolesdelaaccin

comunitaria, reflexin cristiana y expresin litrgica;

5. de animar moral y financieramente los proyectos y los grupos que persiguen en su medio objetivos dejusticiasocialyrestauracindeladignidad humana;

6. de estimular a las comunidades ms favorecidas aayudaralascomunidadesmspobresya trabajar en diveras redes de solidaridad;

7. de integrar en la vida comunitaria la animacin de los jvenes del modo como ellos experimentan en vivo los valores privilegiados por el Evangelio;

8. de asegurar una presencia reconfortante al lado delosjvenesmenosfavorecidosenlosplanes fsico y psicosocial;

9. de trabajar en la bsqueda de coherencia entre, porunaparte,el

lenguaje religioso,losritos sacramentalesy,porotraparte,el

carcter esencial del compromiso en la transformacin del mundo en nombre del Evangelio;

10. de buscar los medios de articular en la vida de las comunidades momentos y maneras apropiadas de leer la Palabra de Dios, orar colectivamente y cumplir los sacramentos de la fe cristiana;

y recomendamos en trminos de los medios ms inmediatos11.depromoverlamsampliaymsdinmica participacin posible de los laicos en la elaboracin de las comunidades;

12.desuscitarinstrumentos

pedaggicosque apoyen elaprendizajedelassolidaridades

13. de animar comunicaciones interactivas a travs de medios de comunicacin social, comunitarias y de la Iglesia, tanto a nivel de la informacin como de la ficcin para que circulen de un medio a otro las experiencias y las utopas comunitarias;

14. de invitar a las Facultades de teologa y otras personasy

gruposcompetentes

enrecopilarlas experiencias

innovadoras,evaluarlas,decodificar los procesos de aprendizaje de la fe inmersa en la vida colectivae identificar las vas ms eficaces para uniraloscreyentesalrededordel proyecto de Jesucristo;

15.dealigerarmediosdeintercambioyde concertacin comunitarias para que los medios se aclaren y se estimulen recprocamente en todo lo que es de su vocacin misinera y educativa;

16.deorganizarmecanismosdeconsulta permanente entre el episcopado y las comunidades locales con el fin de que las prioridades pastorales se mantengan al da.

[1]1.GuyPAIEMENT,Alocucinpublicadaen

l'UQUAM,abril,1991. [2] 2. O.C.Q., Los nuevos desafos de la educacin de la fe de los adultos en Quebec, Fides, 1988, p.

75.

[3]

3. a

este

respecto,el

dossier

titulado

Los sacerdotes dela Expoen la

revista Comunidad cristiana, vol. 3, no 17, p. 11 a 19, es elocuente. [4] 4. Christopher LASCH, El complejo de Narciso, Laffont,

1981. [5]

5. Ricardo PETRELLA,

"Maana,

ms Estado, una empresa mundial", en el Otro Diario, no 14, julio-agosto,

1991. [6]

6.

Georges

STEINER,

Presencias

reales, Gallimard,

1989. [7]

7.HansJONAS, La principalresponsabilidad, Cerf,

1990. [8] 8. Pierre ROSANVALLON, La crisis del Estado- Providencia,

Seuil,

1984,

p.41. [9]

9.

ROSANVALLON Pierre,

op.

cit.,

p.119. [10] 10. ... soy responsable de una responsabilidad total, que responde de todos los dems, incluso de suresponsabilidad,

citadopor Lvinas,

tica e infinito,

Fayard,

1982,

p.95) [11] 11. Documento de trabajo remitido al consejo por

el

Comit

ejecutivo,

el

19

abril, 1991. [12]

12.

E.

ERIKSON,

Luther ante

Luther, Flammarion,

p.

44. [13]

13.

E.

ERIKSON,

Adolescencia

y crisis, Flammarion,

1972,

p.

130. [14] 14. Objectivo terminal 3.4 del Programa de la enseanza

religiosa

catlica. [15]

15.

Xavier ALEGRE, Diakonia,no 51, p.9. [16]

16. Xavier

ALEGRE, op. cit.,

p.

3

7. [17] 17.

H.

LAMOUREUX, P. MAYER,

J. PANET- RAYMOND, La intervencin comunitaria, d. Saint-

Martin,

Montral,

1984,

p.

27-30. [18]18.Emilio

ALBERICH,

La catequesis

en

la Iglesia,

Cerf,

Paris,

1986,

p.

91. [19] 19. Andr

FOSSION, Lacatequesis

en

el campo de la comunicacin. Sus apuestas para la inculturacinde

lafe,Paris, Cerf, 1990,

p.373. [20] 20.

Investigacionesrecientes ponen

en evidencia estaobservacin:

la mayorade

los practicantes,

comprometidos

o

noen

alguna participacin social, no establecen ninguna relacin entre un compromiso de este tipo y la fe cristiana. [21] 21. Andr NEHER, La existencia juda, Seuil, Paris,

1962,

p.

265 [22] 22. Ver a este respecto las obras de Pierre ROSANVALLON et de Ricardo PETRELLA.

comunitariasylacrticasocialdesvelandosupertenencia ala fe;