prioridades y retos de la educación en una sociedad pluriétnica y multicultural

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1 PRIORIDADES Y RETOS DE LA EDUCACIÓN EN UNA SOCIEDAD PLURIÉTNICA Y MULTICULTURAL SANTIAGO M. INSUNZA, OSA 1 I. UN INTENTO DE APROXIMACIÓN A LA REALIDAD SOCIAL Y AL MUNDO DE LA EDUCACIÓN El título de esta artículo sugiere un largo y, de algún modo, inagotable paseo por el hoy de la educación y de la sociedad, y el reconocimiento de un paisaje humano plural y colorista que invita al diálogo sin fronteras y al intercambio de valores singulares propios. La policromía étnica y cultural confiere a nuestra época una misión y una responsabilidad históricas: Educar para la justicia y la solidaridad en una sociedad determinada por el pluralismo ideológico, religioso y cultural. El resultado será la convivencia respetuosa y colaboradora que aúne el necesario respeto a los valores e ideales específicos de la comunidad que recibe y, a la vez, la integración de los valores complementarios de quienes llegan. Una difícil convergencia, un encaje acrobático como si se tratara de un milagro diario. En lo posible, hay que avistar el mañana y poner los cimientos de una sociedad que no por ser distinta y alejarse de muchos de nuestros pronósticos, puede estar vacía de ideales, valores y esperanzas. Que hoy nos veamos más rodeados de preguntas que de respuestas, de problemas más que de soluciones, no nos dispensa de plantearlos. Hay que añadir otro elemento esencial: la necesidad de educar para el cambio. La historia es dinámica y la vida se ha identificado siempre como itinerario. De tal modo que el hombre es un ser en camino. “En generaciones anteriores todo cambiaba con un ritmo lento. Comenzando por el hecho mismo de que una generación duraba más o menos veinticinco años, mientras que hoy las generaciones duran entre cinco y diez. Antes muchos saberes eran los mismos durante siglos, mientras que ahora apenas 1 Sacerdote agustino, profesor del colegio agustiniano, Madrid

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    PRIORIDADES Y RETOS DE LA EDUCACIN EN UNA SOCIEDAD

    PLURITNICA Y MULTICULTURAL

    SANTIAGO M. INSUNZA, OSA1

    I. UN INTENTO DE APROXIMACIN A LA REALIDAD SOCIAL Y AL

    MUNDO DE LA EDUCACIN

    El ttulo de esta artculo sugiere un largo y, de algn modo, inagotable paseo por

    el hoy de la educacin y de la sociedad, y el reconocimiento de un paisaje humano

    plural y colorista que invita al dilogo sin fronteras y al intercambio de valores

    singulares propios.

    La policroma tnica y cultural confiere a nuestra poca una misin y una

    responsabilidad histricas: Educar para la justicia y la solidaridad en una sociedad

    determinada por el pluralismo ideolgico, religioso y cultural. El resultado ser la

    convivencia respetuosa y colaboradora que ane el necesario respeto a los valores e

    ideales especficos de la comunidad que recibe y, a la vez, la integracin de los valores

    complementarios de quienes llegan. Una difcil convergencia, un encaje acrobtico

    como si se tratara de un milagro diario.

    En lo posible, hay que avistar el maana y poner los cimientos de una sociedad

    que no por ser distinta y alejarse de muchos de nuestros pronsticos, puede estar vaca

    de ideales, valores y esperanzas. Que hoy nos veamos ms rodeados de preguntas que

    de respuestas, de problemas ms que de soluciones, no nos dispensa de plantearlos.

    Hay que aadir otro elemento esencial: la necesidad de educar para el cambio.

    La historia es dinmica y la vida se ha identificado siempre como itinerario. De tal

    modo que el hombre es un ser en camino. En generaciones anteriores todo cambiaba

    con un ritmo lento. Comenzando por el hecho mismo de que una generacin duraba

    ms o menos veinticinco aos, mientras que hoy las generaciones duran entre cinco y

    diez. Antes muchos saberes eran los mismos durante siglos, mientras que ahora apenas 1 Sacerdote agustino, profesor del colegio agustiniano, Madrid

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    perduran inmutados durante un decenio2. Los socilogos no dudan en afirmar que

    vivimos un perodo de mutacin histrica3.

    Los seres humanos vivimos de conquistas logradas y de conquistas pendientes.

    En este horizonte de aspiraciones se sitan los grandes ideales y las aspiraciones ms

    nobles. La justicia, la igualdad, la libertad, la convivencia pacfica y respetuosa, son las

    grandes estrellas que guan e iluminan la noche de la vida humana. No son resultados

    ya alcanzados sino tareas pendientes. Se presenta as un cuadro de posibilidades y de

    proyectos para el siglo XXI que nos obliga a utilizar vocablos tan finos y delicados

    como cultura o etnia, diversidad y pluralidad cultural, o macroconceptos como

    inmigrante o bilingismo. Aunque sean clsicos en las ciencias sociales, uno tiene la

    impresin de estar manejando conceptos provisionales y de una gran sutileza. Algunas

    definiciones que tienen como referencia la naturaleza carecen, desde luego, de rigor

    intelectual. Son muchos elementos de diverso orden los que contribuyen a configurar la

    identidad cultural. Algo parecido sucede cuando intentamos definir las clasificaciones

    tnicas. Nadie admite ya que la etnicidad sea una categora rgida y mucho menos

    biolgicamente determinada , como pretendieron las viejas teoras raciales. Por eso su

    estudio es competencia ms de los antroplogos y cientficos sociales que de los

    bilogos. Las identidades tnicas son fluidas y relativamente negociables4.

    VIVIMOS EN UN MUNDO NICO E INTERCONECTADO

    Una de las transformaciones que est alterando profundamente el universo

    educativo es, sin duda, la emergente mundializacin. Hemos descubierto y as lo

    perciben los nios desde su despertar a la vida consciente que el mundo es nico e

    interconectado, pero desigual y diferente. Desde esta perspectiva, la educacin en el

    siglo XXI tiene que activar una nueva conciencia y unos nuevos actores sociales que

    canalicen el sentido de pertenencia y los vnculos humanos en el nuevo escenario de la

    2 GONZLEZ DE CARDEDAL, O., Educacin y educadores. El primer problema moral de Europa, PPC, Madrid (2004), p. 197. 3 ELZO IMAZ, J., Los jvenes y la felicidad. Dnde la buscan? Dnde la encuentran?, PPC, Madrid (2006), p. 22. 4 PUELLES BENTEZ, M. (Coord.), La gestin poltica de la diversidad etnocultural. Qu modelo de integracin? de FRANCISCO COLOM, en Educacin, igualdad y diversidad cultural, Ed. Biblioteca Nueva, S. L. Madrid (2005), p. 172.

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    mundializacin5. Esta emergencia de un mundo nico es la gran oportunidad

    educativa para el descubrimiento de toda la humanidad. La conciencia de habitar un

    mismo espacio donde fluyen las noticias en todas las direcciones, convoca a abrir los

    ojos a la era planetaria y el corazn a los problemas de los seres humanos ms

    desfavorecidos. Es la va de salida para una educacin que est minada por el desnimo

    y se siente asfixiada por falta de horizontes. La mundializacin se hermana as con la

    justicia que es condicin de acceso a una autntica cultura que promueva humanidad, y

    la escuela se constituye en laboratorio de proyectos alternativos.

    Por su textura moral, la educacin intercultural se convierte en agente de

    transformacin de la escuela6. Aprender a vivir juntos es uno de los cuatro pilares

    que segn la UNESCO , debe sustentar la educacin del futuro7. El Informe a la

    UNESCO de la Comisin Internacional sobre la educacin para el siglo XXI, presidida

    por Jacques Delors, se pregunta: Sera posible concebir una educacin que

    permitiera evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacfica, fomentando el

    conocimiento de los dems, de sus culturas y espiritualidad?8. Este pilar de la

    educacin actual intenta compensar las tensiones, desigualdades y enfrentamientos de la

    sociedad contempornea. Estamos ante un problema que exige la intervencin urgente

    de todas las fuerzas sociales, particularmente de la educacin. Desde la educacin hay

    que favorecer la participacin ms abierta, rechazar cualquier exclusin, conocer y

    respetar las individualidades culturales, pero, al mismo tiempo, subrayar la existencia de

    un patrimonio comn de toda la humanidad. En una palabra, poner en prctica la

    educacin intercultural que prevenga y aminore los problemas de etnocentrismo,

    racismo, xenofobia e intolerancia. Ensear a dialogar y ensear a convivir son dos

    saberes fundamentales de la vida humana. Dialogar es tener una palabra propia, de ida y

    vuelta, que se ofrece como regalo y se abre a otras palabras. Convivir es aceptar a los

    dems como diferentes y ser capaces de establecer con ellos una relacin de confianza.

    5 GARCA ROCA, J., La educacin en el cambio de milenio. Retos y oportunidades desde la tradicin cristiana, Ed. Sal Terrae, Cantabria (1998), p. 29. 6 Cf. AGUADO ODINA, T. (y otros), Educacin multicultural: una propuesta para la transformacin de la escuela, Ed. Catarata, Madrid (2005). 7 La educacin encierra un tesoro, Informe a la UNESCO de la Comisin Internacional sobre la educacin para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors, Ed. Santillana, Madrid (1996), p. 103 y ss. 8 dem, p. 103.

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    De forma intencionada utilizo el trmino educacin intercultural para referirme

    a una propuesta pedaggica que implica relacin e intercambio entre marcos culturales

    diversos. Es una meta que se contempla como buena y deseable, hasta el punto de

    afirmar como sugiere Teodorov , que en el mundo actual lo intercultural es

    constitutivo de lo cultural9. La educacin multicultural o pluricultural, por el

    contrario, es un concepto descriptivo que simplemente certifica la existencia de

    formas culturales yuxtapuestas.

    Tambin conviene precisar, desde el principio, que la educacin pluritnica e

    intercultural no se puede entender como el esfuerzo de adaptacin de unas minoras a

    los cnones pedaggicos e institucionales ya establecidos por la sociedad de acogida.

    Se impone un enfoque integral de concebir la interculturalidad como un eje que

    vertebra y modifica la escuela contempornea. El logro que se persigue es construir

    una escuela acorde con una sociedad de diferencias culturales. Desde este dialctica

    escuelasociedad, la educacin es intercultural o no es educacin.

    Por qu se ha hecho explcita hoy la diversidad? Qu fuerzas la mantenan

    oculta y amordazada? La educacin, como construccin cultural, es permeable al

    pensamiento social y nadie ignora que en nuestros das corren vientos democrticos y se

    escuchan voces legtimas de igualdad y participacin. Por otra parte, los movimientos

    migratorios nos permiten conocer un marco cultural mucho ms amplio y diferente al

    que ha configurado nuestro entorno10

    . Es como si al paisaje en que nos movemos se

    hubieran incorporado ms elementos y ms colores. Las diferencias culturales estn

    ah definen a cada persona y cada grupo y, al mismo tiempo, modulan nuestras

    relaciones con los dems.

    CUANDO HABLAMOS DE DIFERENCIAS CULTURALES, QU QUEREMOS

    DECIR?

    La respuesta nunca podr ser muy concreta porque se puede orientar en distintas

    direcciones. Hay que hablar de tradiciones, creencias, costumbres, estilos de vida,

    9 Cit. por G. GONZLEZ R. ARNIZ, en La interculturalidad como categora moral, Pliego revista Vida Nueva, n 2321, 16 de marzo (2002), p. 24. 10 Cf. AGUADO, T., Pedagoga intercultural, Mc Graw Hill, Madrid (2003), XVII.

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    normas de comportamientoque configuran a un grupo. Todos somos diferentes y, a la

    vez, todos tenemos aspectos comunes. Para comunicarnos tenemos que descubrir eso

    que es comn y sobre esos puntos de apoyo, tender puentes de encuentro. Identificar las

    diferencias nos permitir organizar la convivencia y negociar expectativas razonables.

    En este juego entre lo comn y lo particular ser posible fijar objetivos admitidos y

    valorados por todos. El libro del Talmud sentencia que no vemos las cosas como son,

    sino como somos . La misma idea ha pasado a ser argumento de unos versos que dicen:

    Nada es verdad ni mentira / todo depende del color / del cristal con que se mira. La

    tonalidad cromtica del cristal nos lleva a hacer constantemente atribuciones respecto a

    los dems. La atribucin es, en psicologa social, un proceso mediante el cual buscamos

    informacin sobre las causas de la conducta de los dems. Como esta informacin se

    basa en percepciones, es grande el riesgo de desembocar en el estereotipo como primera

    estacin y en la generalizacin como estacin trmino. Primero identificamos a los

    espaoles con el flamenco y, a continuacin, decimos que todos los espaoles saben

    cantar flamenco.

    En nuestras afirmaciones, con frecuencia queda al descubierto la tendencia a

    homogenizar los grupos y etiquetarlos. Hacemos fotografas grises de grupos en los que

    hay muchos ms colores. La realidad se escapa a la observacin exterior y exige

    escuchar, comprender al otro desde su propia historia. Tambin puede suceder que la

    falta de flexibilidad enmascare nuestra inseguridad o nuestras carencias. Cuando eres

    un inmigrante ilegal, sin trabajo, sin dinero, te conviertes en un loro. Tienes que hablar

    la lengua de los fuertes. Es lo nico que garantiza el pan. Los espaoles no hablan ms

    que espaol. Pens que eran celosos de su lengua. Incluso llegu a pensar que era una

    cuestin de orgullo. Aunque ahora creo que se debe a que no saben hablar otras

    lenguas, escribe Rachid Nini11.

    Muchas de las definiciones que hacemos de otros grupos sociales son

    incompletas y sesgadas porque nuestra mirada est filtrada por factores como

    expectativas, el valor que concedemos a las otras personas, nuestra relacin afectiva,

    experiencias previas con personas del mismo grupoPor eso la interculturalidad exige

    como actitud inicial , desprenderse de prejuicios y una prctica educativa que site

    las diferencias como focos de reflexin, de curiosidad por aproximarse a un territorio 11 Diario de un ilegal, Ed. Del Medio Oriente y del Mediterrneo, Madrid (2002), p. 28.

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    desconocido e interesante. Se trata de sacar la diversidad cultural de su confinamiento y

    de atenderla desde una intervencin directa en la escuela. Esta intervencin tiene su

    propia metodologa variable segn situaciones especficas , unos materiales

    apropiados, una planificacin didctica abierta, flexible y diversificada y una accin

    pedaggica integral.

    Todo ello significa que la interculturalidad es meta de llegada, etapa final de un

    proceso de conocimiento, aceptacin, respeto y estimacin de los elementos que no son

    comunes. La interculturalidad ser la respuesta, desde la escuela, a una realidad social

    diferente culturalmente. Esta opcin va a suponer que, en la prctica, el diseo

    curricular se convertir en un proceso, de modo que las decisiones sobre qu, cmo y

    cundo ensear, se toman continuamente y a la medida del grupo real. Todo lo contrario

    a una planificacin rgida preestablecida que ata y esclaviza tanto a los profesores como

    a los alumnos.

    Lgicamente, los libros de texto no pueden ser herramientas nicas de trabajo y

    ser necesario elaborar un cuaderno de campo en el que se incluyan las observaciones

    complementarias que van surgiendo en el aula desde distintas visiones de un mismo

    hecho. Asignaturas como la historia, la tica, la educacin para la ciudadana, la

    formacin religiosase prestan a este ejercicio prctico de la pedagoga intercultural.

    Una premisa conceptual bsica es que las frmulas monolticas no pueden existir

    en educacin y, en consecuencia, es impensable la transmisin perpetua de una nica

    cultura. Las diferencias son la norma y no se asocian a deficiencias conforme a un

    supuesto patrn ideal. De ningn modo se puede utilizar el hecho diferencial como

    pretexto para etiquetar a las personas y los grupos. Todo lo contrario, las diferencias son

    positivas y tienen carcter dinmico. De este modo, la pedagoga intercultural

    contribuye a la cohesin social y a la eliminacin de cualquier forma de discriminacin.

    APORTACIONES IMPORTANTES QUE NOS LLEGAN DESDE LA

    ANTROPOLOGA

    Conceptos clave como son los de cultura, grupo tnico, minora, marginalidad y

    otros, son fruto del estudio antropolgico. Como apuntaba Ortega y Gasset, somos ms

  • 7

    biografa que biologa. La misma antropologa propone hablar de diferencias

    culturales ms que de culturas como forma de referirnos al hecho de que todos somos

    diferentes.

    En la base de la educacin intercultural se dibuja un tipo de sociedad inclusiva

    que tiende a encontrar el equilibrio entre el individuo y el grupo, la diversidad y la

    igualdad, la equidad y la libertad. La sociedad democrtica est cerca de estas

    caractersticas, pero no se puede hacer de la democracia un dolo porque reviste su

    complejidad y ms que un concepto , la democracia tambin es un proyecto.

    La escuela intercultural ser el resultado de una transformacin que afecta a los

    profesores, los alumnos, los padres, el personal no docente, las herramientas educativas

    y hasta el espacio fsico escolar. Nada queda fuera de esta intencin que apunta hacia un

    organismo vivo en situacin permanente de cambio. Sera ineficaz cualquier esfuerzo

    por llevar a la prctica un modelo de escuela intercultural sin la participacin de las

    familias.

    Algunos enfoques educativos afines a la pedagoga intercultural son la

    educacin antirracista, la educacin inclusiva o la educacin global12

    . En cualquiera de

    estos enfoques subyace la apuesta por una educacin que afirma la igualdad y exige el

    respeto entre todos los seres humanos, subraya el valor de la paz y el entendimiento

    entre los pueblos y estimula el cuidado medioambiental. Un mundo global es un mundo

    interdependiente e intercomunicado donde nadie es excluido. Una educacin inclusiva

    promueve la participacin social, recoge diferentes perspectivas y pretende ofrecer la

    igualdad de oportunidades, diseando formas alternativas de aprendizaje y de

    evaluacin.

    Los seres humanos nacemos en condiciones de desigualdad y para que

    lleguemos a ser iguales es necesaria una intervencin educativa. Es verdad que las

    desigualdades son un hecho natural, pero la pregunta es si tiene que ser siempre as o la

    educacin consiste en la posibilidad de transformar a las personas. Aunque los hechos

    impongan una realidad, el sueo de la educacin tiene que ir ms all y regenerar el

    proyecto de la igualdad universal en cuanto a derechos fundamentales. 12 AGUADO, T., o. c. p. 53.

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    Las clasificaciones tnicas no obedecen a rasgos fenotpicos dependientes tanto

    de la herencia gentica como del ambiente, del reconocimiento externo de la persona o

    del grupo. Tenemos, entonces, que admitir el carcter difuso de las demarcaciones

    tnicas y que las identidades raciales no son catalogaciones naturales ni inmutables.

    Esta dificultad para sealar de forma clara las adscripciones de las personas, puede

    provocar situaciones de conflicto. Algunos estudios han denunciado que la igualdad

    poltica moderna se ha construido, en algunas ocasiones, mediante la utilizacin de

    patrones de exclusin social.

    La solucin de la ciudadana etnocultural es un ideal que tropieza con no pocas

    dificultades. Por lo menos hoy ya podemos constatar una mayor permeabilidad a la

    multiculturalidad en la mayora de los pases, y en Latinoamrica muchos pases han

    introducido modificaciones en sus textos constitucionales para otorgar reconocimiento

    poltico a sus minoras tnicas. Estamos, no obstante, ms ante un deseo que una

    realidad. Este reconocimiento ha provocado la aparicin de los nacionalismos

    perifricos que desafan cualquier modelo de pas unitario y generan problemas de

    relacin e intolerancia con otros grupos. Otro problema es la desigualdad de lealtades

    hacia el propio pas y hacia las identidades regionales.

    Tambin en este tema de las diferencias tnicas hay que salir al paso de quienes

    afirman que es un fenmeno generador de conflictividad social. Y es necesario afirmar

    con claridad que los nacionalismos aunque nacen ordinariamente en el complejo

    universo de la etnicidad , no son consecuencia inevitable. La politizacin y el

    encrespamiento se producen, a veces, como respuesta inadecuada a una poltica que

    tambin lo es. El gran tema de fondo es la gestin poltica de la diversidad etnocultural.

    En el panorama mundial, los estados nacionales homogneos constituyen una

    excepcin y los flujos migratorios son una fuente de heterogeneidad etnocultural para

    las sociedades de acogida. Flujos que pueden ser regulados como de hecho lo estn ,

    pero nunca suprimidos. El objetivo de la inmigracin cero es imposible y tampoco

    econmicamente deseable. Ante este panorama, el fomento pedaggico de la

    interculturalidad como forma de integracin social est ganando terreno. Los

    inmigrantes no slo tienen un valor utilitario como mano de obra barata o como

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    aportacin demogrfica, sino que tambin son transmisores de valores y celadores de

    culturas que no por ser minoritarias carecen de inters.

    Soy consciente de que el trmino integracin es peligroso o por lo menos

    ambiguo , aunque se utilice en el campo de la poltica social de inmigracin13. En

    Europa es un vocablo que tiene sentido positivo que se corresponde, esencialmente, con

    la insercin en igualdad de derechos. En Latinoamrica, sin embargo, especialmente

    en los pases donde la poblacin indgena es mayoritaria es, segn creo, un trmino

    desprestigiado por el riesgo de entenderse como asimilacin y anulacin de elementos

    diferentes.

    Es evidente que todo proceso de intercambio cultural y de convivencia tnica

    requiere un intercambio recproco. Tampoco sobrara repasar la propia historia que, en

    muchos casos, tiene una gran tradicin migratoria. Es el caso de Espaa, por ejemplo.

    La memoria social, sin embargo, es lo primero que se pierde en tiempos de bonanza. El

    intercambio recproco supone la asuncin de normas comunes, el disfrute de derechos y

    el compromiso paralelo de aceptar obligaciones. Slo por este camino se podr llegar a

    la convivencia de grupos humanos que poseen culturas diversas.

    Un aspecto esencial es el tratamiento de la diversidad lingstica. Nuestra

    sociedad est llamada ser cada da ms plurilinge y es necesario instrumentar

    estrategias adecuadas para conseguir el plurilingismo. Evidentemente, slo se podr

    conseguir si la familia valora el aprendizaje de ms de una lengua. En algunos casos, los

    programas de inmersin lingstica para poder seguir la enseanza reglada, llevan al

    olvido de la lengua materna. Es una cuestin que exige la incorporacin de nuevos

    efectivos a la docencia y un nuevo diseo de los programas para evitar visiones

    parciales del mundo. Es decir, facilitar la entrada de contenidos culturales ajenos a los

    que han predominado en el currculo escolar. El resultado del plurilingismo y el

    reenfoque de los contenidos curriculares no es slo una ampliacin de conocimientos,

    sino que uno de los objetivos fundamentales es la erradicacin de actitudes racistas.

    El informe de la OCDE (Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo

    13 VEGA MORENO, M C., La interculturalidad y el mbito escolar, en Mirando a Europa, Publicaciones FAE, Madrid (2004), p. 47.

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    Econmicos) sobre el fracaso escolar seala que es el producto de la interaccin de tres

    tipos de variables: psicolgicas (factores cognitivos y psicoafectivos); socio-culturales

    (contexto social y caractersticas de la familia) e institucionales (escuela, mtodos de

    enseanza inapropiados, escasos recursos)14. La conclusin del informe es que el

    llamado fracaso escolar debe ser estudiado desde una visin amplia e integradora.

    II. HACIA DNDE VA LA EDUCACIN?

    Hubo un tiempo en que la educacin significaba adaptacin. El ser humano

    estaba llamado a integrarse en la familia, la sociedad, las instituciones. Esto lo haca

    adquiriendo progresivamente hbitos y normas de conducta. El ser humano educado era

    el ser humano adaptado, normalizado. Es decir aquel que se ajustaba a las normas

    establecidas. Este esquema se ha rechazado por lo que tiene de directivismo, de

    imitacin y de anulacin de la originalidad de cada persona.

    Ms tarde, se vincul la educacin con el mercado laboral y la produccin. Si

    no estudias ahora, qu vas a hacer el da de maana? Con argumentos como ste, se

    trataba de motivar a los hijos y a los alumnos. Para ocupar un lugar en el mundo laboral

    haba que desarrollar unas destrezas y aptitudes personales; todo esto se haca en el aula.

    El xito de la escuela se meda por el xito profesional. Tambin se desecha este

    concepto de educacin porque tericamente se centra nicamente en una dimensin

    profesional y, en la prctica, la identificacin preparacin=trabajo, es falsa. Lo

    desmiente el nmero de personas sin trabajo o aquellas que se prepararon para una

    actividad distinta a la que realizan por imposicin de distintas circunstancias.

    Estamos ante la caducidad de algunas concepciones de la educacin: la directiva

    o normalizadora, la funcional como prlogo al ingreso en el mbito laboral y la fra

    instruccin o transmisin asptica de conocimientos. Al mismo tiempo, la educacin

    recupera su ms noble carcter espiritual, su dimensin humanstica, y se fija a s

    misma el objetivo de contribuir a la configuracin y crecimiento de las personas, la

    14 PUELLES BENTEZ, M. (Coord.), Fracaso escolar y cambio educativo de LVARO MARCHESI en Educacin, igualdad y diversidad cultural, Ed. Biblioteca Nueva, S. L. Madrid (2005), p. 91.

  • 11

    orientacin comunitaria de la vida, el desarrollo de las aptitudes y como ahora se

    admite , de las distintas inteligencias.

    Este nuevo horizonte nos invita a concretar la funcin o funciones de la

    educacin y de la escuela. Necesitamos un tipo de educacin que ayude a despertar las

    conciencias, que recupere el gusto por la belleza, que descubra el valor de la

    gratuidad, que experimente la eficacia existencial de lo intil15. La educacin no se

    puede definir como preparacin para hacer cosas, sino como mediacin para saber

    vivir. Sin personas con capacidad para ver la profundidad de la realidad, sin

    sensibilidad para la relacin personal, para valorar la memoria del pasado en las

    arcadas de una plaza, en una tragedia griega, o en los versos de Garcilaso, no hay

    esperanza de humanizar nuestra vida ni de que la fsica o la ingeniera nos muestren su

    lado maravilloso y hasta potico, mucho menos todava que podamos entrar en relacin

    profunda con nuestros semejantes16.

    Sin que se haga ninguna referencia explcita al personalismo de Mounier,

    subyace aqu una filosofa personalista como respuesta a la situacin de nihilismo

    propia de la modernidad. Deca Papini que la tragedia del hombre moderno no es que

    venda su alma al demonio, sino que ya ni siquiera el demonio se interesa por comprarla.

    Es el hombre alienado que desde la tragedia de la falta de identidad persona , confiesa

    con Len Felipe:

    Yo no soy nadie.

    Un hombre con un grito de estopa

    en la garganta

    y una gota de asfalto en la retina.

    Yo no soy nadie

    El movimiento personalista sustituye el nihilismo desesperado por la esperanza

    trascendente y por la experiencia comunitaria. El hombre es persona en la medida que

    no se esconde en la masa, ni se deja negar por la tecnologa, ni cae en abstracciones

    conceptuales individualistas. El personalismo se constituye a la vez , como lo 15ARANGUREN GONZALO, L. A., Reinventar la solidaridad. Voluntariado y educacin, PPC, Madrid (1998), pp. 155-156. 16 dem, p. 64.

  • 12

    contrario al colectivismo, donde el sujeto se convierte en nmero, y como lo contrario al

    individualismo que nos vuelve incapaces de comunicarnos.

    Segn el creador del movimiento personalista, el personalismo no propugna una

    filosofa de la historia, ni una antropologa, ni una teora poltica sino que debe asumirse

    como una orientacin de la vida en sentido comunitario. Para comprender esta

    propuesta es necesario admitir que persona significa mucho ms que hombre, e incluso

    simboliza lo contrario de individuo17

    .

    Todos los personalistas comparten el diagnstico de Scheler en La idea del

    hombre y la historia, segn el cual: En ninguna poca han sido las opiniones sobre

    la esencia y el origen del hombre ms inciertas, imprecisas y mltiples que en nuestro

    tiempo. Muchos aos de profundo estudio consagrado al problema del hombre dan al

    autor el derecho de hacer esta afirmacin. Al cabo de unos diez mil aos de historia, es

    nuestra poca la primera en que el hombre se ha hecho plena, ntegramente

    problemtico; ya no sabe lo que es pero sabe que no lo sabe. Y para obtener de nuevo

    opiniones aceptables acerca del hombre, no hay ms que un medio: hacer, de una vez

    tabula rasa de todas las tradiciones referentes al problema y dirigir la mirada hacia

    el ser llamado hombre, olvidando metdicamente que pertenecemos a la humanidad.

    Es en la comunidad, en la relacin concreta de comunicacin con los dems,

    donde realmente se constituye la persona. Para el personalismo, los dos conceptos

    bsicos que dan unidad al pensamiento son Persona y Amor: Encontrarse dos en

    recproca presencia permite que cada cual se haga persona. En Yo y tu por su parte

    , Buber definir el amor como El milagro de una presencia exclusiva y como la

    responsabilidad de un Yo por un T.

    Persona y Amor deben ser considerados no desde el punto de vista simblico o

    como abstracciones conceptuales, sino como transcendentales y como expresin de la

    sacralidad de la vida; por eso mismo el personalismo tiene una profunda vocacin

    pedaggica: se trata no slo de amar, sino de educar para el amor y la trascendencia a

    una nueva humanidad: Educar no consiste en hacer y hacernos mejores personas,

    17 Mounier, Marcel, M. BuberTambin se consideran autores personalistas: J. Maritain, Graham Green, Charles Peguy, Saint-xupery

  • 13

    sino en despertar a la persona, pues como dice en El personalismo, Por definicin,

    una persona se suscita por una llamada, no se fabrica por domesticacin18.

    LA NECESIDAD DE REDEFINIR LAS FUNCIONES DE LA EDUCACIN

    Es urgente redefinir la funcin o funciones de la educacin y de la escuela,

    descartando la finalidad competitiva que proviene de una mentalidad claramente

    neoliberal y, aunque no lo haga abiertamente, defiende las desigualdades que existen en

    la sociedad por considerarlas una fuente de dinamismo econmico. Si slo se piensa en

    los mejores y ms capacitados, qu atencin van a recibir los dems? Desde una

    mentalidad elitista, qu se va a hacer con aquellos que estn penalizados socialmente

    por un cerco de circunstancias adversas? La escuela no puede plegarse a los dictados de

    la produccin y est llamada, precisamente, a colaborar en la creacin de una

    alternativa a la sociedad de produccin/consumo19. Cmo ayudar a integrar ya hoy

    en la sociedad actual a los jvenes y adultos sin empleo? Cmo evitar que caigan en

    la marginacin o la pasividad y se conviertan en agentes sociales? Cmo, en

    definitiva, ayudar a ser hoy persona, ciudadano, en una sociedad y civilizacin sin

    trabajo asalariado?20.

    Tampoco se puede olvidar la necesidad de recuperar la dimensin humanstica

    de la educacin. Muchas veces, la norma para determinar la importancia de algunos

    conocimientos es el criterio de utilidad. La pregunta sobre la utilidad de las cosas

    achica y empobrece la realidad. Para qu sirven las flores que estn en las crestas de

    los montes o los paisajes marinos que, quiz, nadie contemplar? Necesitamos un tipo

    de educacin que ayude a despertar las conciencias, que recupere el gusto por la

    belleza, que descubra el valor de la gratuidad, que experimente la eficacia existencial

    de lo intil21. La educacin no se puede definir como preparacin para hacer cosas,

    sino como mediacin para saber vivir.

    La educacin nunca puede distanciarse de la vida y por eso es necesario aceptar

    el verdadero rostro de la realidad. Bienvenida, entonces, una actitud de serena lucidez

    18 MOUNIER, E., Obras completas, vol. III, Ed. Sgueme, Salamanca (1990), p. 544. 19 Cf. MARDONES, J. M., Desafos para recrear la escuela, PPC, Madrid (1999), p. 26. 20 dem, p. 27 21ARANGUREN GONZALO, L. A., Reinventar la solidaridad. Voluntariado y educacin, PPC, Madrid (1998), pp. 155-156.

  • 14

    para poner en cuestin todo ese entramado que forma la realidad social. Aceptemos la

    duda de quien busca y la sospecha crtica que puede contribuir a una revitalizacin

    profunda de la educacin. Lo que no parece sensato es instalarnos en el miedo al

    presente y, mucho menos, contemplar el futuro como si estuviera plagado de

    fantasmas y no pudiramos hacer nada porque la educacin la manejan fuerzas

    invisibles.

    Jos Luis Cordeiro venezolano, ingeniero, economista escritor, investigador y

    profesor seala los cinco grandes retos del desafo latinoamericano para el siglo

    XXI: la educacin, la sociedad, la economa, la poltica y la ecologa. Se atreve a hacer

    un diagnstico y habla del cncer de la hiperignorancia. Mientras el veredicto,

    tanto a nivel mundial como latinoamericano, indica el valor y la eficacia de la

    educacin, los hechos demuestran cmo sta no ha recibido el apoyo necesario en

    Latinoamrica22. Juicio que se podra ampliar a pases de otros continentes. El

    cncer de la hiperignorancia se ha convertido en la fuente de las desigualdades y la

    pobreza generalizada de la mayor parte de los latinoamericanos. Para mejorar la

    situacin es necesario impedir que este cncer se propague y, de hecho, amputarlo de

    raz. Es necesario encontrar de nuevo una visin para la educacin, hallar el propsito

    y la misin de generar individuos educados y conscientes para lograr un verdadero

    desarrollo justo, equitativo y sostenido. Los gobiernos, al disponer de los recursos

    pblicos, tienen una gran responsabilidad pero son los individuos, y las comunidades

    que ellos forman, los que tienen que tomar el liderazgo para que las futuras

    generaciones obtengan la mejor educacin posible23.

    Esta prioridad tericamente indiscutible queda sin atencin porque los

    gobiernos piensan que los educadores deben ser los padres y los padres delegan su

    responsabilidad en los gobiernos. El resultado es una educacin sin medios y rodeada de

    carencias. Latinoamrica es una regin rica pero con gente pobre24.

    Fija Jos Luis Cordeiro cinco prioridades educativas de Latinoamrica: La

    educacin bsica, la educacin femenina, la educacin rural, la educacin integral y la

    22 CORDEIRO, J. L., El desafo Latinoamericano y sus cinco grandes retos, McGraw-Hill Interamericana, Caracas (1995), p. 113. 23 dem, p. 115. 24 Ibdem.

  • 15

    educacin continua25

    . Conviene subrayar las dos ltimas. La educacin integral tiene

    que ser comprendida como una tarea que comienza ya en el mismo hogar, antes de

    iniciarse la educacin formal. Si hablamos de educacin en el hogar previa a la

    escolarizacin , hay que pensar en la inviabilidad de una educacin integral si no se

    atiende la educacin familiar. La educacin integral juega un doble papel decisivo en

    el desarrollo. Por un lado la educacin tiene una funcin conservadora que sirve para

    preservar y estabilizar la cultura y, por otro lado, tiene una funcin progresiva como

    un instrumento para promover y dirigir cambios culturales26. Dicho de otro modo, la

    educacin mantiene la cultura ancestral y, a su vez, est llamada a ser generadora de

    cultura.

    Para que la educacin comience en la propia familia, es necesario que los hijos

    se muevan sobre un suelo nutricio y exista una trama de relaciones interpersonales en la

    que est presente la capacidad de entrega, de sacrificio y de amor. Este recordatorio es

    hoy ms necesario y urgente: Antes se quera a los hijos como carne de nuestra carne,

    se les quera intravenosamente; pero ahora los hijos, liberados de los padres, como las

    mujeres de los hombres, son fluidos independientes27, afirma el escritor y periodista

    Vicente Verd. Y contina diciendo: Elegimos libremente tener hijos, y, en

    consecuencia, su advenimiento se parece cada vez ms, instruidos como estamos en el

    mundo del consumo, a elementos que aadimos al hogar. Piezas delicadas, complejas,

    imprevisibles, vivas, pero bultos, al fin, que se suman a nuestra existenciaEl hijo ha

    dejado de ser un bien absoluto y se ha convertido en un bien a secasIncluso hay gente

    que no se arriesga a correr las molestas incertidumbres de la paternidad y prefiere

    preocuparse de una mascotaCastilla del Pino declaraba que le haba causado ms

    dolor, en un momento determinado de su vida, no haber obtenido la ctedra de

    psiquiatra que el suicidio de una hijaAcompaarse, ayudarse, quererse, pero ni un

    paso msGracias al derecho democrtico e individual hemos aprendido una suerte de

    egosmo identitario, un firme amor propio que nos defiende cada vez ms de los amores

    sin condicin28.

    Otra caracterstica de la educacin actual es la educacin continua o permanente

    25 Ibdem. 26 dem, p. 123. 27 VERD, V., El amor de los hijos en El Pas, 20 de octubre (2002). 28 Ibdem.

  • 16

    que abarca todas las etapas de la vida humana. Difcilmente comprendern los hijos que

    la vida es una escuela, que uno debe tener siempre abiertas las ventanas de la curiosidad

    por conocer y que la ciencia no cabe en los programas de unos aos acadmicos,

    cuando no existe un ambiente de un mnimo inters cultural. Es verdad que el cansancio

    producido por el trabajo, la falta de tiempo, el apresuramiento de la vida, en definitiva,

    atentan contra eso que llamamos tiempo libre, pero los padres deben saber que la

    educacin no se transmite a travs de discursos, sino de gestos. Estn en juego la propia

    formacin y esa leccin viva que supone ver a los padres leyendo, aprendiendo,

    intentando conocer. Si t lees, l lee, es el lema de una campaa a favor de la lectura

    que divulga un canal de televisin. Un nio vea cmo su abuelo manejaba libros,

    tomaba unas notasAl final, no dud en preguntar: Abuelito, t tambin te examinas?

    Ver juntos un informativo, comentar una noticia o un documental, algunos juegos que

    ponen a prueba conocimientos, pueden ser momentos propicios para el encuentro

    familiar y, al mismo tiempo, para despertar el inters por saber.

    UNA TAREA CON SELLO DE URGENCIA: LA MOVILIZACIN EDUCATIVA

    DE LA SOCIEDAD

    Jos Antonio Marina pedagogo y filsofo concluye su obra Aprender a

    vivir diciendo que slo podremos educar a un nio si nos comprometemos en una

    movilizacin educativa de la sociedad civil, cuyo lema, no lo olvide, es un proverbio

    africano: para educar a un nio hace falta la tribu entera29. En qu direccin debe

    orientarse esta movilizacin educativa? El Informe Delors insiste en que el xito de la

    escolarizacin depende en una enorme medida del valor que la colectividad conceda a

    la educacin. Si sta es muy apreciada y activamente buscada, la comunidad comparte

    y respalda la misin y los objetivos de la escuela30.

    Una educacin, por tanto, privilegiada por la sociedad y orientada hacia la

    creacin de una sociedad solidaria. Es insuficiente hablar de aldea global, de

    multiculturalidad y de diversidad tnica como si fueran tarjetas postales que permiten

    asomarnos a paisajes desconocidos. No es la fotografa del mundo sino de nuestro

    mundo. Ancho, plural, diferente, injustamente desigual donde hay hambre, guerra y

    29 MARINA, J. A., Aprender a vivir, Ed. Ariel, Madrid (2004), p. 192. 30 La educacin encierra un tesoro, o. c. p. 139.

  • 17

    muerte prematura por falta de recursos bsicos. No es el mundo deseable para cualquier

    persona que sienta la humanidad como su familia y mucho menos el mundo soado

    por Dios. Por eso la escuela debe ser lugar de formacin y de ejercicio de la solidaridad

    como valor primario. Solidaridad que exige su cuota de esfuerzo, de renuncia y de

    implicacin personal. Todo lo contrario a esa solidaridad pasajera y esa compasin

    blanda que encajan en lo que Lipovetsky califica como altruismo indoloro31

    , propio de

    una sociedad ajena a la moral.

    EL IMPERATIVO APREMIANTE DE UNA EDUCACIN EN VALORES

    Hablar de educacin en valores equivale a una educacin que transmita sentido.

    La palabra sentido tiene distintas acepciones pero interesan, sobre todo, dos. Sentido

    igual a significado y sentido igual a direccin. Preguntamos, qu sentido tiene este

    texto, cuando no acertamos a comprender su significado. Y decimos en qu sentido

    debo caminar?, si deseamos acertar con la direccin correcta para llegar a un lugar

    determinado32

    . La educacin no puede ignorar la pregunta por el sentido de la vida

    porque es la incgnita que todo ser humano desea resolver. Una pedagoga que no fuera

    transmisora de sentido, incumplira su funcin de ayuda para percibir, vivir y

    comprender la vida.

    Es necesario ms estudio, ms sobriedad y ms honestidad intelectual frente el

    discurso acerca de los valores para no frivolizar un tema bsico en educacin. Hay que

    partir de la definicin clara de qu entendemos por valor en el contexto de la educacin.

    De lo contrario, por la evanescencia de su especfica naturaleza, pueden resultar campo

    abierto para la elucubracin terica. Tambin existe el riesgo de quedarse en la

    enumeracin de los valores, sin especificar su contenido y sin instrumentar la

    pedagoga propia de cada valor. Y conviene estar prevenidos ante la tentacin de ser

    prdigos a la hora de elaborar la nmina de valores por un extrao afn de alargar los

    credos o de moralizar banalmente.

    31 LIPOVETSKY, G., El crepsculo del deber, Ed. Anagrama, Barcelona (1994), pp.129-133. 32 Cf. BENZO MESTRE, M., Sobre el sentido de la vida, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid (1972), 2 edicin, p. 3 y ss.

  • 18

    La educacin en valores exige un contexto, una accin colegiada que implica a

    toda la comunidad educativa. El trmino comunidad hace referencia a un ncleo comn

    de valores y creencias que guan la conducta y dan significado a la vida del grupo. Los

    valores son principios que rigen la vida, indicadores que marcan pautas de

    comportamientoEl trmino valor proviene del campo de la economa. No se refieren

    a personas o cosas, sino a cualidades que poseen las cosas o las personas. El catlogo

    de los valores es muy amplio y admite una jerarqua clasificatoria.

    Los valores se transmiten por smosis, por contagio. La verdad o la libertad no

    son abstracciones para alimentar discusiones filosficas. Como el resto de los valores,

    tienen que verse y se tienen que poder tocar. Los valores no se ensean, se testimonian

    a travs de gestos, de actitudes. Configuran un modo de ser y de relacionarse. Por eso

    uno es educador en la medida que encarna unos valores, uno es educador si es testigo.

    El progreso social depender en el futuro de la orientacin que se le den a los

    estudios universitarios. La educacin ha de orientarse, qu duda cabe, a la formacin

    de buenos profesionales, dotados de capacidad de innovacin tecnolgica o social,

    pero tambin a la educacin de ciudadanos, cuyos valores cvicos y espritu crtico

    permitirn que arraiguen los hbitos democrticos de convivencia33. En los acuerdos

    marco sobre la planificacin universidades europeas del futuro La Sorbona (1998),

    Bolonia (1999) y Praga (2001) se ha insistido en que la universidad europea no puede

    perder de vista su funcin interdisciplinar y que est llamada a ser forjadora de

    ciudadanos completos con una formacin plenamente integral.

    Esta escuela apunta hacia una sociedad diferente a la actual. Estn sonando todas

    las alarmas como para que se intente proteger una sociedad cada da ms vulnerable.

    Protegerla ante la exclusin social, ante un sistema inmunolgico debilitado hasta el

    extremo, ante el relativismo tanto cultural como moral. Las respuestas que ofrecen

    algunos analistas sociales son diferentes. J. Habermas, fijndose en el desarrollo

    material e incontrolado que puede poner en riesgo la biosfera, sugiere la

    autorrestriccin inteligente como apelacin a la autodisciplina moral autnoma y

    hacia el autocontrol civilizado. Dicho de otra manera, requiere criterios de

    responsabilidad. Esta tica de la responsabilidad no puede surgir por medio de ninguna

    33 MICHAVILA, F., Director de la ctedra UNESCO de la UPM, El Pas, 2 de noviembre (2002).

  • 19

    ingeniera social ni por coercin jurdica, ni menos por la sabidura de los expertos.

    Aqu se dan cita la teora moral y la sociolgica. C. Offe, sin embargo, habla de una

    tica de la responsabilidad generalizada34. Jos Antonio Marina apunta hacia el

    llamado paradigma tico de la inteligencia, que como l mismo explica, es el

    humanismo integrador del siglo XXI que reconoce el poder creador de la

    inteligencia, una inteligencia que incluye la razn, pero la desborda; que trata con

    verdades cientficas, pero tambin con valores; que disfruta con la belleza, pero que,

    adems, desea realizar el bien35.

    Tanto la autorrestriccin inteligente como la tica de la responsabilidad

    generalizada o el paradigma tico de la inteligencia, slo se pueden dar en los

    individuos y las encargadas de transmitir estas consignas sociales, estos

    convencimientos ticos, son las estructuras intermedias (la familia, la escuela, la

    Iglesia).

    Resulta evidente que la escuela reaparece hoy como mbito transmisor de

    valores y se reclama asuma la funcin de educar en valores. No se discute la particular

    importancia del mbito de la religin, pero hoy aparece envuelta en la ambigedad y la

    sospecha por la inflexibilidad del fanatismo religioso. Esta merma de credibilidad de

    las religiones institucionalizadas no significa que hayan dejado de ser consideradas

    vehculos portadores de sentido y de comportamientos ticos. La religin contina

    siendo uno de esos espacios de formacin de actitudes y valores, de vinculacin entre

    las personas y de orientacin en los comportamientos. La escuela y la religin

    proporcionan una concepcin del ser humano, una armadura frente a la distraccin

    colectiva, unos materiales para la construccin de la propia persona, unos anticuerpos

    defensivos ante todos los intentos de manipulacin externa.

    Plantearse el tema de los valores en educacin es tanto como preguntarnos por

    el equipaje para la vida que vamos a ofrecer a los alumnos. Una oferta que choca hoy

    con otras. Todos enseamos y casi nadie se atreve a educar. Los educadores

    personales han sido sustituidos por los educadores annimos. Hoy educa la sociedad

    annima. Sus poderes sin nombre y sin rostro crean una atmsfera de evidencias,

    34 OFFE, C., La gestin poltica, Madrid (1992), p. 342 y ss. 35 Cit. Por J. L. ROZALN MEDINA, en La apasionante aventura de la educacin, PPC, Madrid (2004), p. 114.

  • 20

    rechazos, convicciones y esperanzas que desplazan a los anteriores educadores

    personales (familia, escuela, grupos sociales, libro, iglesia)36.

    III. LA MULTICULTURALIDAD, UN VALOR CONTROVERTIDO?

    La diversidad cultural no es un tema nuevo pero, en poco tiempo, ha pasado a

    primera fila en la educacin. Era un dato lejano que hoy, sin embargo, est cerca de

    nosotros por la movilidad de la poblacin mundial, la apertura de fronteras y las

    situaciones de precariedad vividas en algunos lugares del mundo. El turismo lleva a

    conocer otros mundos, los medios de comunicacin particularmente la televisin

    nos traen esos mundos a casa. Surge as una sociedad afectada por dinmicas opuestas:

    la sociedad planetaria o la aldea global de que hablaba MacLujan y el surgir de los

    nacionalismos particularistas. Expresado de otro modo, la valoracin de la

    macrocultura y la exaltacin de las microculturas. Ese pluralismo convivente no es

    slo un dato social; es un dogma de nuestra cultura, uno de los pocos que le quedan.

    Todo podr ponerse en tela de juicio, pero nunca el derecho de cada cual a pensar

    como le parezca y a ser respaldado en lo que piensa. Una visin, una cultura no vale

    ms que otra; un modo de vivir ms que su contrario. Todo un variado muestrario del

    que cada cual puede extraer su propia eleccin. Es ms: tener convicciones fuertes en

    la vida pblica que se tenga en privado es indiferente o hacer apelaciones a una

    posible verdad de las cosas, personas, relacin, Dios, puede ser considerado como

    socialmente peligroso, como seal evidente de intolerancia o totalitarismo37.

    Aceptado el hecho de la multiculturalidad, surge todo un racimo de preguntas

    cuando lo situamos en la escuela. Se trata de eliminar a las minoras borrando toda

    diferencia? Integrar a las minoras a travs de la adaptacin de la minora a la posicin

    mayoritaria dominante? Adaptar la cultura propia a las culturas que llegan? Cmo

    evitar la erosin previsible de la identidad y los valores de unos y otros? Qu reglas

    habra que establecer para el dilogo, el intercambio y la convivencia respetuosa entre

    las diferentes culturas? Surgen as implicaciones educativas inexcusables y urgentes.

    Decir que el hecho multicultural y pluritnico est producido por los

    36 GONZLEZ DE CARDEDAL, O., Educacin y ciudadana en ABC, 16/XI/2006. 37 GARCA, J. A., Pluralismo cultural y apuesta evanglica. Por una fe humilde y confesante, en Rev. Sal Terrae, septiembre (1992), n 949, pp. 587-604.

  • 21

    fenmenos migratorios Sur-Norte, Este-Oeste sera olvidar el trasvase humano desde

    el medio rural a las macrociudades de frica, Asia o Amrica Latina. Detrs de estos

    desplazamientos est la inseguridad ocasionada por la guerra, la escasez de recursos

    humanos a veces casos de hambruna , las epidemias o la busca ansiosa de trabajo

    para mejorar la calidad de vida personal y familiar. Historias humanas con su cuota de

    desarraigo y de ruptura, que nada tienen que ver con hazaas aventureras. A estas

    personas se les pide como peaje para entrar en una tierra nueva, que olviden su pasado y

    su historia, renuncien a sus tradiciones y su lengua. Al inmigrante, adems, se le exige

    una conducta ejemplar porque, de lo contrario, queda confirmada la igualdad entre

    extranjero y delincuente.

    La respuesta a la llegada de inmigrantes tiene que provocar la reflexin y el

    arbitraje de medidas de acogida e insercin, nunca despertar una oleada de intolerancia

    y de prejuicios que se apoyan en estereotipos. En una muestra escandalosa de

    hipocresa, algunos grupos no han dudado en confesar que hasta la llegada de los

    emigrantes no existan las prcticas sociales ms degradadas como la delincuencia, el

    trfico de drogas o la prostitucin. Desde esta postura y en este contexto, se explica el

    resurgir de actitudes racistas y xenfobas. Paralelamente, la exclusin o el rechazo

    engendran violencia.

    El discurso sobre la presencia de inmigrantes entre nosotros es manifiestamente

    contradictorio. Los vemos como peligrosos y, al mismo tiempo, decimos que ellos

    son hoy una mano de obra necesaria, contribuyen a sufragar los gastos comunes, se

    pueden utilizar como soldados donde el ejrcito es una institucin poco popular,

    rejuvenecen la poblacinExiste otra reaccin no menos censurable y es intentar

    responder a esta seria convocatoria desde el paternalismo o con gestos aislados de

    buena voluntad, en vez de hacerlo desde la justicia, la colaboracin recproca y la

    solidaridad.

    Ninguna escuela puede situarse de espaldas ante la red de cuestiones que plantea

    la inmigracin y el cruce de culturas y de razas porque, adems de formar parte del

    tejido de la sociedad actual, estn presentes a diario en las aulas. Se trata de acertar con

    el tratamiento pedaggico ms adecuado y establecer las relaciones entre escuela y

    diversidad. Hubo un tiempo en que no era infrecuente resolver esta cuestin a travs

  • 22

    de la incorporacin de los grupos tnicos minoritarios mediante el abandono de la

    propia cultura que quedaba subordinada a la cultura dominante. Quedaban, nicamente,

    algunas manifestaciones residuales de carcter folclrico. Hoy, sin embargo, se pretende

    por lo menos en teora la coexistencia y convivencia entre las diversas culturas, la

    atencin a la diversidad tnica y el respeto a las diferencias. Es el paso de una

    pedagoga monocultural a otra de sello multicultural.

    Ambos modelos todava estn vigentes y, en algunos casos, tambin se

    producen brotes de exclusin y hasta de persecucin genocida. Pedro Sez Ortega,

    especialista en este tema, apunta cinco posibles actitudes a la hora de abordar la

    multiculturalidad desde el punto de vista educativo, en su obra Educar en la escuela

    multicultural38:

    1. El exterminio o aniquilacin de las culturas que no sean la vigente. La

    imposicin del monoculturalismo que ignora las diferencias hasta lograr su

    invisibilidad.

    2. Otra posibilidad es la separacin que equivale a la segregacin por

    considerar se trata de una cultura inferior. Un ejemplo clsico podra ser el

    apartheid surafricano o las reservas de indios en EE. UU.

    3. La asimilacin de otras culturas mediante la disolucin en la oficial. Es, de

    algn modo, una forma de latrocinio cultural que pasa a ser manejado por la

    cultura oficial.

    4. La presentacin acrtica de culturas y rasgos culturales para ofrecer un

    cuadro variopinto donde todo se explica y justifica. Se abre espacio para

    todas las culturas pero sin un cdigo de normas que garanticen las relaciones

    mutuas.

    Estas actitudes, slo esbozadas, no se dan en estado puro y admiten matices

    diversos. Las ms extremas se van suavizando y parece que la postura ideal ante la

    38 SEZ ORTEGA, P., Educar en la escuela multicultural, Cuadernos de educacin para la accin social, Ed. CCS-ICCE, Madrid (2002), pp. 23-25.

  • 23

    diferencia sea la tolerancia, que se ha convertido en un trmino mgico. Muchas veces,

    sin embargo, la tolerancia encubre la pasividad y la indiferencia. Permitir que vivan los

    dems es distinto a compartir su vida y sentirse afectados por ellos. La valoracin de la

    diferencia y la apuesta por una sociedad ms libre y ms justa, no tienen nada que ver

    con el fro reconocimiento de los hechos.

    EL AULA ESPACIO DE ENCUENTRO

    La presencia de alumnos provenientes de otras culturas convierte las aulas en un

    espacio potencial de dilogo o en un campo de conflicto. Es fcil que la mezcla de

    mentalidades y las desigualdades socioeconmicas tengan su repercusin en la

    convivencia y provoquen tensiones. Un termmetro para medir el grado de madurez de

    un grupo multicultural es si, a partir de hechos o comportamientos que pertenecen a la

    casustica particular, se pasa fcilmente a la generalizacin y a la categora universal.

    Cuando esta reaccin es frecuente, significa la existencia latente de suspicacias y

    estereotipos, la aceptacin forzada de la diferencia, la instalacin en el prejuicio.

    Otro error puede ser la idealizacin de la convivencia multicultural. Conviene

    recordar que, la mayora de las veces, se trata del encuentro de realidades asimtricas.

    Es difcil que podamos hablar de una representacin igual de culturas y lo ordinario es

    que sobresalga una cultura por razones estadsticas u otras razones. Por eso hay que

    admitir que la multiculturalidad equivale a convivir con problemas y que el

    reconocimiento recproco es mucho ms que la constatacin de la diferencia. Adela

    Cortina, catedrtica de Filosofa Jurdica, Moral y Poltica de la Universidad de

    Valencia (Espaa), sugiere que ms que hablar de una ciudadana multicultural

    deberamos hablar de una tica intercultural: Ninguna cultura tiene soluciones para

    todos los problemas vitales, pero podr aprenderlas de otras. En este sentido, una

    tica intercultural no se contenta con asimilar las culturas relegadas a la triunfante, ni

    siquiera con la mera coexistencia de las culturas, sino que invita a un dilogo entre las

    culturas de forma que respeten sus diferencias y vayan dilucidando conjuntamente qu

    consideran irrenunciable para construir una convivencia justa. () el sueo de los

    universalistas homogeneizadores la eliminacin de toda diferencia representa un

    supremo empobrecimiento para la sociedad que lo practica; pero tambin el

    entusiasmo ante lo diferente, por el mero hecho de serlo, raya en el papanatismo, ya

  • 24

    que no toda diferencia eleva el nivel de humanidad39.

    La advertencia de Adela Cortina es sabia y subraya la importancia de un dilogo

    entre culturas que vaya mucho ms all de un consenso fcil o de la reivindicacin de

    unos derechos que no nacen de una concesin graciosa por parte de la administracin

    pblica. Tambin hay que salir al paso de una concepcin asptica de la ciudadana

    multicultural que fuera unida a la ignorancia de las tradiciones y costumbres propias. En

    este caso, habra que hablar de una ciudadana filosficamente perezosa, no porque

    olvide las pretensiones de verdad de la propia cultura, sino porque no est dispuesta a

    ponerlas a prueba en el encuentro con otras40

    .

    Aunque el mundo moderno sea consciente de la multiculturalidad, la incurvacin

    sobre s mismo de los pueblos y de las personas se ha convertido en una caracterstica

    de la cultura contempornea. Cuando el presentismo absolutiza el instante, niega la

    historia; cuando absolutiza al individuo niega la proximidad y la solidaridad; y

    absolutizando la nacin o el continente, niega la unidad del gnero humano.

    La UNESCO ha ofrecido algunos datos de referencia que hablan por s solos de

    la multiculturalidad. Actualmente, se puede hablar de la existencia de unos 5.000

    grupos tnicos, ms de 6.500 lenguas y 8.000 dialectos, ms de 2.000 culturas

    diferenciadas y centenares de identidades religiosas monotestas y politestas. El cuadro

    no puede ser ms cromtico. As es la fotografa de nuestro mundo, por ms resistencias

    que ofrezcamos a lo plural y lo distinto. Esta diversidad no se puede localizar lejos de

    nuestras fronteras porque, segn estadsticas recientes, cerca de 150 millones de

    personas viven fuera de su pas de origen. Resulta poco menos que imposible hablar de

    cifras exactas porque habra que hablar de personas legalizadas, clandestinas, en

    proceso de legalizacinEs el fenmeno de la inmigracin que ha aumentado de forma

    progresiva en todo el mundo.

    A este panorama, apenas apuntado, no es ajena la escuela y esto supone el

    respeto a la diversidad como paso previo a la integracin educativa, al reconocimiento

    39 CORTINA, A., Ciudadanos del Mundo, Ed. Alianza, Madrid (1997), pp. 183-185. 40 DOMINGO MORATALLA, D., Educar para una ciudadana responsable, Ed. CCS-ICCE, Madrid (2002), p. 33.

  • 25

    de la igualdad y el rechazo de toda forma de discriminacin. De qu manera armonizar

    un sistema comn de educacin con la conservacin de elementos culturales propios?

    Cmo lograr el aprendizaje de una nueva lengua, por ejemplo, sin el olvido de las

    lenguas de origen? Es posible conciliar monoculturalidad y diversidad cultural?

    Detrs de la aldea global y del hombre/ mujer planetario se esconde, a veces,

    una sociedad y un ser humano estndar y sin rostro. De modo que la aparente solucin

    crea un problema mayor. No se puede renunciar a todo por nada. En este contexto, la

    escuela tiene que contribuir a reforzar el sentimiento de pertenencia a un pueblo y una

    cultura y al respeto profundo por los elementos constitutivos de las diferentes culturas.

    Podr hacerlo si acepta nuevos retos y emprende nuevas acciones. Dos , quiz, revisten

    mayor inters y urgencia: Una configuracin flexible del sistema educativo por lo

    menos inicialmente que se adapte a las situaciones particulares de preparacin,

    aptitudes, intereses, compense deficiencias asociadas a factores de origen, distinto nivel

    de exigencia, distinto contenido de los programas y la diversificacin de itinerarios,

    abiertos a la igualdad de oportunidades futuras. Si el sistema educativo de un pas

    carece de esta ductilidad y de este sentido de inclusividad, no se podr hablar de un

    sistema educativo adaptado a la realidad social. El desafo est en articular la mxima

    inclusividad y la adecuada flexibilidad del sistema educativo.

    La configuracin flexible del sistema educativo tiene como finalidad compensar

    las diferencias de origen social, mediante programas ajustados a las posibilidades de los

    alumnos. Actitudes de acogida y de comprensin y, al mismo tiempo, creacin de un

    ambiente de exigencia y estimulacin para cubrir carencias y transmitir el deseo de

    superacin. La variedad de itinerarios o trayectorias debe estar abierta a posibilidades

    reales, tanto en las etapas siguientes de formacin como en el mundo profesional futuro.

    Aceptar estos desafos ser la consecuencia de una valoracin previa de la

    riqueza de la diversidad y la creacin de un espacio abierto al respeto, el dilogo y la

    convivencia. Este convencimiento impone un modelo social intercultural que ya existe

    en la calle, pero se somete a reflexin y a las correcciones oportunas en la escuela. La

    calle muestra nicamente la diversidad, el pluralismo tnico y cultural; la escuela

    analiza e interpreta esa fotografa y hace la invitacin a entrar en dilogo con

    elementos culturales autctonos y a romper cualquier esquema de vida encerrado en la

  • 26

    exclusividad. El resultado puede ser una cosmovisin convergente que nunca debera

    significar el eclecticismo relativista. Como tampoco el pluralismo puede equivaler a la

    negacin o al eclipse de la verdad.

    El extranjero es portador de un patrimonio cultura digno de respeto pero es

    igualmente cierto que no llega a un desierto sin historia, sin tradiciones, sin fisonoma

    cultural y espiritual propia al que tambin hay que abrirse para que se produzca el

    abrazo de culturas. Si hablamos de abrazo de culturas es porque se encuentran culturas

    diferentes y se produce el trnsito de la multiculturalidad a la interculturalidad que

    busca la comunicacin y el dilogo. Sin este puente, siempre estarn presentes la

    tentacin del pensamiento nico y las actitudes xenfobas.

    La revista Mundo negro, editada en Madrid por los Misioneros Combonianos,

    denunciaba en su nmero de noviembre de 2006, que trescientas de las dos mil lenguas

    habladas en frica podran desaparecer en este siglo41. La desaparicin de una lengua

    acarrea la prdida de parte de la tradicin, el folclore y la memoria del pueblo que la

    ha usado. Segn la UNESCO, se encuentran en frica el treinta por ciento de las

    lenguas habladas en el mundo. Los lingistas consideran que cada ao mueren, por lo

    menos, diez lenguas en el mundo y en algunos lugares, los ndices de extincin

    podran ser ms elevados. De las aproximadamente mil cuatrocientas lenguas habladas

    en frica, entre quinientas y seiscientas estn amenazadas y doscientas cincuenta corren

    el peligro de desaparicin. La UNESCO preconiza el desarrollo del trilingismo que

    equivale a sumar a la lengua materna, otra lengua local y una lengua internacional.

    Todo lo contrario al monolingismo que supondra el abandono de la propia cultura a

    favor de la colonial. No s si se puede decir que la UNESCO sugiere una solucin o un

    problema.

    Los obispos de las dos dicesis de las Islas Canarias monseor Francisco

    Cases, obispo de Canarias y monseor Bernardo lvarez, obispo de Tenerife ,

    participaron en un coloquio que tuvo lugar en Las Palmas de Gran Ganaria, organizada

    por el ISTIC (Instituto Superior de Teologa de las Islas Canarias) y el aula Manuel

    Alemn de la Universidad de Las Palmas. En sus intervenciones declararon que las

    41 Rev. Mundo negro, noviembre (2006), n 512, Lenguas africanas, un patrimonio en peligro, de JOS A. KOUADIO.

  • 27

    situaciones de neocolonialismo europeo e internacional sobre frica son las

    verdaderas causas de la inmigracin desesperada. Para ambos prelados, las reglas de

    la economa mundial han condenado a frica a la pobreza y al olvido. Refirindose a las

    continuas llegadas de pateras y cayucos, se refirieron a los dos desembarcos: el del

    inmigrante en Canarias y el del empresario en frica, que no estn desvinculados. Los

    obispos canarios criticaron el enfoque predominante en el tratamiento de la inmigracin,

    no slo en lo que respecta a la xenofobia o el rechazo al extranjero, sino tambin el

    discurso

    aparentemente bienintencionado que defiende la necesaria mano de obra inmigrante

    para mantener la economa de las sociedades opulentas de consumo. Refirindose a

    su experiencia personal en BurkinaFasso, monseor Cases puso el acento sobre lo que

    significa literalmente morirse de hambre.

    Una de las transformaciones ms significativas de nuestro tiempo es el paso de

    una sociedad monocultural a otra multicultural como consecuencia de los movimientos

    migratorios. La incidencia de este factor de cambio en la educacin es muy grande y

    apunta en varias direcciones: el respeto de los elementos constitutivos de las diferentes

    culturas, el sentido de pertenencia, la conformacin de la propia identidad, las actitudes

    bsicas para moverse en un escenario pluraletc.

    La aceptacin de la diferencia y el ejercicio prctico de la interculturalidad

    exigen mucho ms que nuevas estrategias pedaggicas y plantean una verdadera

    alternativa tica, marcada por la aceptacin de la diferencia y una atencin especial a

    los ltimos. Hay algunos indicadores que hablan de la dificultad de esta opcin por el

    riesgo de imponer el pensamiento nico, el arraigo del espritu competitivo o el

    establecimiento de una jerarqua de valores entre las distintas culturas. Tambin hay que

    estar atentos a la prdida o debilitamiento de la identidad de la propia escuela y a la

    adecuacin de todos los miembros de la comunidad educativa a esta realidad.

    No se puede ver la multiculturalidad como provocadora de riesgos y desafos,

    sino como creadora de oportunidades educativas. Un Proyecto Educativo marcado por

    la interculturalidad siempre ser ms rico y ms universal y favorecer una visin de la

    escuela como constructora de una nueva ciudadana, integradora de valores y atenta a

    los grupos ms desfavorecidos.

  • 28

    Como consecuencia de la interculturalidad, el alumno va a captar imgenes

    sociales que van a ayudarle a conocer la realidad pasando del estereotipo (imgenes

    distorsionadas) a los sociotipos (imgenes objetivas).

    LAS MINORAS TNICAS EN EL MARCO ESCOLAR

    Reconocer la diversidad es situarse lcidamente frente a la realidad. Cada

    persona es diversa, cada familia y cada grupo. Sin este convencimiento es imposible

    dar paso alguno en el desarrollo de una pedagoga de la diversidad. Junto a este

    necesario punto de partida, la certeza de que la diversidad tnica y cultural en las aulas

    constituye un elemento positivo y enriquecedor siempre que se acierte a gestionar de

    forma adecuada. La tarea es delicada, no exenta de dificultades pero necesaria. En la

    prctica va a exigir un nico currculo, abierto y flexible, adaptado a las necesidades

    temporales o estables de los alumnos, que elimine toda sospecha de educacin

    paralela.

    Cualquier experiencia de integracin escolar exigir modificar la organizacin,

    la metodologa, la didctica y la dinmica entera de la escuela. Del mismo modo, este

    proyecto tiene que ser asumido por toda la comunidad educativa y no puede obedecer a

    un ensayo que se realiza nicamente en un aula y por un profesor. La viabilidad del

    proyecto ir unida a la utilizacin de estrategias internas como el refuerzo educativo o

    la adaptacin curricular.

    Hubo un tiempo en que el tratamiento de las minoras tnicas en funcin de la

    raza, la base cultural o la religin , se haca desde criterios de asimilacin de los

    alumnos. El grupo dominante marcaba o estableca el patrn ejemplar y el pequeo

    deba adaptarse al conjunto de normas, creencias y valores propuesto. Hoy, por el

    contrario, se habla de integracin no de asimilacin o adaptacin. Esta opcin tiene un

    precio alto y se observa con meticulosidad, porque la sociedad an no tiene asumido

    plenamente el valor de la diversidad y a los centros educativos les cuesta trabajo

    modificar la sensibilidad social de los profesores, los alumnos y las familias. Optar por

    la integracin equivale a nadar contra corriente y arbitrar formas diferentes de

    intervencin en relacin con los alumnos y con sus padres. Es mucho ms que un

    trabajo de aula.

  • 29

    Conciliar una propuesta formativa comn con la diversidad cultural, contribuir al

    descubrimiento del otro y desarrollar un espritu universalista crtico, son tres objetivos

    inexcusables de la educacin intercultural. Para conseguirlos ser necesario adaptar o

    transformar los contenidos curriculares, las actividades escolares y complementarias,

    trabajar la transversalidad, potenciar el inters por la propia cultura y por la de los

    dems, promover actividades que manifiesten la diversidad cultural y tnica

    (manifestaciones artsticas, folclricas).

    Jos Vicente Merino Fernndez, profesor de la Universidad Complutense de

    Madrid, realiz con su equipo de la Facultad de Educacin un trabajo de investigacin,

    en 1991, para identificar los principios que deberan inspirar la atencin a los nios

    inmigrantes42

    . Algunas de las conclusiones son reveladoras. Segn este estudio, en la

    primera generacin se produce el trasplante cultural y de civilizacin, el biculturalismo

    se da, al menos en la segunda, y, a veces, en la tercera generacin. Con respecto a la

    escolarizacin, se repiten dos situaciones: Se considera negativo el escolarizar a los

    inmigrantes en centros especiales para ellos, o el atenderles en aulas especiales. Por el

    contrario, es prcticamente unnime el convencimiento de escolarizar a los

    inmigrantes en centros ordinarios cercanos a su vivienda y en aulas ordinarias con

    apoyos especficos. Hay que evitar a toda costa los centros ghetto. Se ha de escolarizar

    en centros ordinarios, evitando cualquier tipo de escolarizacin especial o separada43.

    La segunda situacin era expresada as: Los alumnos inmigrantes extranjeros

    tienen serias dificultades para escolarizarse en los plazos que indica la Administracin.

    El goteo en la peticin de escolarizacin se extiende durante todo el curso44. La razn

    es clara porque los desplazamientos familiares a veces no se pueden prever y porque la

    organizacin y distribucin temporal del curso escolar es distinta en unos pases y

    otros.

    Los apoyos sociales iniciales no pueden derivar hacia estructuras estables, de

    manera que el alumno se instale en la excepcin y reivindique la discriminacin

    positiva. Las actividades de ayuda deben ser puntuales y transitorias. Ayudas no slo

    para los alumnos, sino tambin para las familias. En la relacin escuelafamilia, es

    42 AA. VV. Diversidad cultural e inclusin social. Un modelo de accin educativa con minoras tnicas, Ed. Tmpora, Salamanca (2004), p. 141 y ss. 43 dem, p. 141. 44 bdem.

  • 30

    importante disponer de mediadores y voluntarios para que, durante un tiempo, puedan

    proporcionar la informacin en la lengua del inmigrante y promover la participacin. El

    deseo de participacin e integracin est en funcin del proyecto familiar sobre la

    residencia definitiva o slo temporal en un pas que no es el suyo. Algunas familias han

    dejado su suelo buscando la subsistencia inmediata, se enfrentan con un mundo

    desconocido y hostil, mantienen unos vnculos muy fuertes con su tierra y no renuncian

    a la posibilidad de regresar algn da. Otros, por el contrario, han emprendido un viaje

    sin retorno y se esfuerzan por una instalacin definitiva.

    LA FAMILIA EN LA ESCUELA INTERCULTURAL

    A vivir en sociedad en comunidad , se aprende en la familia. Hoy la familia

    ya no es un concepto unvoco y la diversidad tambin afecta al ncleo familiar. El culto

    que hoy se profesa al nio quiz porque los nios son bienes escasos en nuestra

    sociedad puede estar preparando un futuro de adultos egostas. Hay una disparidad de

    comportamientos familiares que educan para la justicia y para la solidaridad: desde el

    modo de ver la televisin juntos y los comentarios sobre los acontecimientos de los

    noticiarios, hasta el cuidado por las cosas y los espacios comunes. Mari Patxi Ayerra,

    animadora socio-cultural de Madrid, confesaba: Desde que un hijo mo de 22 aos

    colabora en una residencia de ancianos, parece que a nuestra mesa se sientan ellos,

    con sus ancdotas, gozos y sombrasPuedo decir que les queremos y que todos nos

    vamos haciendo ms sensibles a un mundo que hasta hace muy poco nos era

    absolutamente desconocido45.

    Tan importante como una sensibilidad por la justicia es reconocerse uno

    privilegiado. Hay que vivir mirando a los que tienen menos que nosotros y trabajar para

    que todos podamos disfrutar de los bienes bsicos de la tierra. La asignatura de la

    austeridad est olvidada. Ser austeros para ahorrar puede instalarnos todava ms en el

    egosmo; se trata de ser austeros para compartir.

    Todo esto no es nada fcil porque existe un egosmo bendecido. Aplaudimos al

    padre o a la madre que se desvive por sus hijos e intenta darles lo mejor. Lo mejor, casi

    siempre, se identifica con vestidos o calzados de marca, lujos y privilegios. Lo mejor 45 MARI PATXI AYERRA y SCAR AYERRA, La familia, mbito privilegiado de la educacin para la justicia, en Rev. Sal Terrae, febrero (1998), pp. 136-137.

  • 31

    nunca puede significar el plegamiento a caprichos y deseos pasajeros.

    Ms que formular toda una teora sobre la necesidad de educar para la justicia y

    la solidaridad, hay que vivirlas en pequeos detalles cotidianos. El modo de resolver

    los pequeos conflictos cotidianos es una oportunidad de educacin. Por ejemplo, es

    frecuente que sin proponrnoslo , eduquemos para ser servidos ms que para servir.

    Queremos tanto a los hijos que se lo hacemos todo. Argumentamos que, adems de

    hacerlo mejor, lo hacemos ms pronto. Probablemente sea verdad pero hay que sentirse

    til en la familia para sentirse til en la vida. La familia es universidad y laboratorio

    prctico de saberes y habilidades.

    Un mundo globalizado y multicultural exige ampliar los lmites de la familia. El

    mundo es hoy una gran familia numerosa que tiene que compartir bienes y

    posibilidades. Al aula llegan nios que han nacido en otros pases, que tienen otras

    costumbres, otro color de la piel. Detrs de ellos hay una familia no siempre bien

    estructurada ni completa. Puede ser que todos a veces particularmente los adultos

    estn sufriendo episodios de ansiedad por hallar un trabajo o una vivienda, por legalizar

    una situacinComienza una nueva etapa de su vida que con frecuencia , es un

    viaje hacia lo desconocido. Se mezclan sentimientos de miedo, de confusin, de

    soledad, de impotencia y de tristeza, que ahogan la dbil esperanza de quien se siente

    en tierra extraa. A todo esto se suma la dificultad para la comunicacin, el

    desconocimiento de los trmites burocrticos, las largas colas para conseguir quitarse de

    encima el ttulo de sin papeles. La escuela tiene aqu una tarea importante de acogida

    y apoyo a la familia durante este perodo de tensin. La adaptacin positiva de los hijos

    puede ser una gran ayuda, mucho ms si entre los profesores o los padres de familia

    aparecen personas capaces de ejercer como mediadores que orientan, escuchan,

    facilitan informacin. Muchas familias inmigrantes tienen pocas oportunidades para

    interactuar socialmente con la cultura mayoritaria. La escuela puede ser espacio de

    encuentro para todos, de socializacin para los nios y los mayores. Una iniciativa de

    inters puede ser establecer redes de padres como mediadores de comunicacin y de

    apoyo.

    En algunos casos, los inmigrantes resuelven los problemas provocados por la

    adaptacin, recreando su identidad. Los psiclogos sociales sugieren que una

  • 32

    asimilacin completa puede representar un rechazo del pasado y una negacin de la

    propia identidad. No es ste, evidentemente, el objetivo de la educacin en una

    sociedad multicultural. Este tipo de respuesta tiene algo de suicidio tnico y cultural, de

    renuncia violenta a las propias races.

    La escuela est emitiendo constantemente mensajes. Afectan, algunos, a los

    aspectos externos como el modo de vestir, la forma de trato con el profesor, hbitos

    gastronmicosOtros afectan a las creencias y valores. Puede surgir la desarmona

    entre educacin escolar y educacin familiar. En algunos casos, adems, los padres y

    los hijos ya pueden traer una imagen de escuela o unos parmetros educativos que

    chocan con la realidad actual. La mediacin del profesor es aqu indispensable para

    intentar, en lo posible, articular principios pedaggicos y valorar en su medida las

    diferencias que pueden obedecer a cnones culturales distintos. Ensear en escuelas

    multiculturales requiere un alto grado de experiencia entre los profesores. Los

    escolares que pertenecen a culturas diversas pueden tener experiencias de aprendizaje

    previas que los predispongan a un tipo de aprendizaje que quizs no sea compatible

    con algunos de los mtodos de educacin usados comnmente en muchas aulas. Por lo

    tanto, los profesores tienen que adoptar un acercamiento global y flexible a la

    educacin, observando las respuestas de sus estudiantes y ajustar la educacin para

    que se adapte a las necesidades de los individuos y grupos que haya en el aula46.

    IV. LA EDUCACIN ANTE UNA SOCIEDAD PLURITNICA Y

    MULTICULTURAL: PRIORIDADES Y RETOS

    Lo primero es ser conscientes de que la escuela no est al servicio de una

    comunidad multilinge, multicultural y multirracial por razones artificiosas, sino

    porque as se configura la sociedad actual.

    As lo confirma el manifiesto, llamado La Educacin que Venezuela necesita,

    dado a conocer el 27 de marzo de 2007 por la Asociacin Venezolana de Educacin

    Catlica (AVEC), el Departamento de Educacin de la Conferencia Episcopal

    Venezolana, Fe y Alegra, la Comisin Nacional de Laicos de la Iglesia Catlica, la

    Confederacin Nacional de Padres y Representantes de la Educacin Catlica y los 46 COELHO, E., Ensear y aprender en escuelas multiculturales. Una aproximacin integrada, ICE-HORSORI, Barcelona (2006), p. 177.

  • 33

    institutos de educacin catlica, red que agrupa aproximadamente 765 centros

    educativos ubicados en todo el territorio nacional.

    El documento indica a travs de Antn Marquiegui, presidente de la

    Asociacin Venezolana de Educacin Catlica (AVEC) y portavoz del comunicado

    que la Iglesia cree que es conveniente la mayor variedad posible de establecimientos

    educativos, preservar la libertad de las personas jurdicas y crear iniciativas educativas

    para toda la poblacin. Estos son requisitos fundamentales para mantener la libertad de

    pensamiento, la defensa de las culturas autctonas y originarias del pas, la educacin

    intercultural bilinge y en mbitos de exclusin, a travs de centros de capacitacin.

    En consecuencia, podemos sealar un elenco de prioridades y retos que nos

    plantea la educacin ante una sociedad pluritnica y multicultural:

    Reeducar el pensamiento y las actitudes tribales. Ciertas identidades (patria,

    religin, etnia), legtimas en s estoy citando literalmente a Manuel G. Guerra ,

    pueden convertirse en asesinas cuando se idolatran o se conculcan en su nombre los

    derechos de los diferentes47.

    Redefinir la propia cultura y distinguir los componentes esenciales de los que

    pueden ser accesorios. En toda cultura hay elementos de mayor y menor valor. Por

    eso es distinta la agresin cuando afecta a aspectos secundarios o a los que pertenecen a

    la mdula de la propia idiosincrasia.

    Globalizar la mirada sobre la realidad, potenciar una movilizacin educativa de la

    sociedad civil (J. A. Marina), e intentar marcos universales a la hora de enfocar los

    problemas o de tratar los grandes temas sociales. Caminar hacia una cosmovisin

    convergente que nunca debe significar el eclecticismo o el relativismo cultural.

    Afirmar, de forma prctica, que la interculturalidad ms all de la confrontacin de

    razas, culturas y religiones y antes que un espacio poltico , representa un espacio

    moral de encuentro de hombres y mujeres, y escenifica una nueva cosmovisin y una

    nueva estructuracin social. Por eso debe contemplarse como la exigencia moral de un

    espacio humano de libertad, respeto y complementariedad.

    47 G. GUERRA, M., La educacin intercultural en revista xodo, n 83, abril (2006), p. 37.

  • 34

    Ajustar conceptualmente el trmino interculturalidad por su ambigedad y por el

    riesgo de convertirlo en una pista deslizante que lleva a la falta de identidad y al

    relativismo. El eje sobre el que gira la interculturalidad es la integracin o inclusin

    social. No significa la prdida o el olvido de los referentes socioculturales propios y

    tampoco que la sociedad receptora devore los valores, creencias y costumbres de quien

    se inserta en ella. Se trata de una relacin dialgica bidireccional, no excluyente ni

    asimilatoria. El dilogo y el intercambio constituyen la zona privilegiada para el

    desarrollo de la propia identificacin. Todo lo contrario a pensar en un modelo

    multiculturalista semejante a un mosaico de piezas sueltas. Este modelo puede

    favorecer tcita o explcitamente , la indiferencia y el relativismo. El peligro de

    cuestionar las verdades en las que uno ha basado su existencia es que puede acabar

    descubriendo que la vida se asienta sobre el vaco48. Fingir lo que no somos provoca

    el desvalimiento y un desgaste ntimo capaz de asfixiar nuestras mejores energas.

    Es necesario el trnsito de la multiculturalidad a la interculturalidad. La

    multiculturalidad es simplemente descriptiva y admite relaciones discriminatorias. La

    interculturalidad, sin embargo, supone que cada cual puede crecer desde su diferencia y

    no admite asimetras de ningn tipo. Cuando se organizan actividades puntuales como

    la semana de la diversidad o el mes intercultural, estamos relegando la verdadera

    atencin a la diversidad y, sin pretenderlo, reforzamos un multiculturalismo blando

    que elude el verdadero problema49

    .

    Promover el respeto y la valoracin positiva de todas las culturas y aceptar modos de

    pensar y formas de vida diferentes. La diversidad cultural es tan antigua como la propia

    humanidad. Aunque intervienen distintos componentes, el factor generador ms

    importante del encuentro entre culturas, es la dinmica de la economa mundial. Los

    movimientos migratorios afectan cada vez a sectores ms amplios y constituyen un

    fenmeno de carcter universal con evidentes repercusiones polticas, sociales y

    educativas.

    Entre la segregacin que implica separacin forzosa y limita la participacin de las

    minoras y la asimilacin que es un proceso de absorcin unidireccional , optar

    48 CUARTANGO G., P., Un plan peligroso, Diario El Mundo, Madrid jueves 4 de enero (2007). 49 AGUADO ODINA, T., Educacin intercultural: una propuesta para la transformacin de la escuela, o. c. p. 40.

  • 35

    decididamente por la integracin, donde todas las personas y todas las culturas

    interactan y participan, manteniendo, a su vez, sus identidades culturales. Es una

    opcin que afecta a todos los miembros de la comunidad educativa.

    Ser conscientes de que la figura del emigrante es el rostro de la interculturalidad. El

    emigrante, a diferencia del turista, no viene a conocer o a disfrutar, viene con voluntad

    de permanencia y eso suscita una inevitable tensin por la realidad que deja y el

    mundo que encuentra. O, formulado de otra manera, se halla presente en un mundo

    que no le pertenece pero que, para poder continuar su vida, depende de ese mismo

    mundo extrao.

    Interpretar la extranjera en clave de alteridad o como metfora antropolgica en la

    que el ser humano se ve inmerso, inevitablemente, en una realidad que le desborda y no

    puede controlar. La relacin del ser humano con esa realidad circundante no es, ni

    puede ser neutral. Parodiando a Ortega y Gasset, habra que decir: Yo soy yo y la

    realidad que me rodea; yo soy yo y la realidad con que me relaciono. Mi propia

    subjetividad est hecha de otros y por otros. Ninguna persona y ninguna cultura pueden

    hacerse por s mismas. Necesitamos de los dems para ser nosotros mismos, dir san

    Agustn (Comentarios a los Salmos 125, 13). Por eso yo tengo que ponerme en el lugar

    del otro, responder de l y por l, si quiero llegar a la plenitud de mi propia subjetividad.

    Todos necesitamos pasar por los dems para poder decirnos y hacernos. Si no fuera

    as, nada extraara, es ms, sera natural, la proposicin de un discurso de la

    violencia o la exclusin etnocentrismo cultural como discurso de la identificacin

    frente al otro50.

    Pensar la escuela como laboratorio de nuevas relaciones interpersonales para

    transferir ese modelo a otros contextos sociales. Valorar la escuela como cimiento

    social, de modo que los grandes valores de referencia puede servir como base la

    Declaracin de los Derechos humanos estn presentes de manera transversal en todas

    las reas curriculares y sirvan de fundamento a una sociedad integradora y cohesionada.

    La escuela, indudablemente, puede convertirse en agente de cambio de la sociedad,

    donde alumnos, profesores y padres puedan aprender un estilo de convivencia basado

    en el respeto y la complementariedad que proporcionan las diferencias.