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Cambios (materiales, técnicas y estructuras) en las fortificaciones nazarÍes tras la conquista castellana Hemos centrado nuestro estudio en la que fue la frontera oriental entre Castilla y e] Reino Nazarí, zona que en la actualidad se reparten las provincias de Almería y Murcia, concretamente el norte de Al- mería y suroeste de Murcia. Nos ha parecido intere- sante debido a la destacada presencia de estructuras castrales de época medieval. Las fortalezas que estu- diaremos son el Castillo de Xiquena, el de Vé]ez-Ru- bio y el de Vélez-Blaneo, aunque según las fuentes existirían otras como Tirieza, ligada siempre a Xi- quena, y Cella, que aparece citada como fortificación y población o monasterio mozárabe de la sierra de Topares, despoblada en la Baja Edad Media. Las no- ticias que tenemos de Tirieza hacen referencia a] pleito que sostuvo la ciudad de Larca con el Marqués de los Vélez, siendo ésta la causa de su despob]a- miento. I La forma de organizar la frontera en época nazarí nos recuerda al limes romano-bizantino, que repartía sus fortifieaciones por caminos y puntos estratégicos, multiplicándose de tal forma que cada propiedad agrícola se encontró transformada en un fuerte o es- taba próxima a un lugar fortificado, formando así su- cesivas barreras que garantizaban la seguridad de] te- rritorio, frenaban la presión enemiga y ofreCÍan un refugio a ]a población en caso de invasión. También llevaba a cabo la necesaria labor de vigilancia de la población contenida dentro del territorio tutelado. Creemos que esta asimilación de la fortificación ro- mano-bizantina se produce por un lado en Oriente, en los primeros tiempos de la expansión del Islam, M.a lnmaculada López Ramón reutilizandose este tipo de fortificaciones y cuando no era posible copiando sus modelos en nuevas cons- trucciones. En e] norte de África los beréberes entran en contacto con el limes romano-bizantino, y el co- nocimiento adquirido lo aplicarán en el siglo XII, cuando establecen su limes al norte de] Guadalquivir, para frenar la presión de los cristianos. De esta forma los beréberes producen una síntesis que abarca ele- mentos fortificado res romanos, bizantinos y persas, agrupando la experiencia de toda la historia de la for- tificación en Europa y Oriente Próximo.2 XIQUENA El recinto exterioL presenta dos cuerpos, el primero de mampostería de grandes sillarejos reforzada en las esquinas con sillares, sirve de base a] segundo que es de un tapia] muy pobre en cal. Todo este conjunto creemos que debe ser la construcción que eJ marqués de Villena encargó después de 1470. Encontramos repartidas por el recinto exterior varias mirillas y tro- neras, no muy comunes en obras nazaríes. La entrada se produce por una rampa que lleva a un arco de medio punto, con grandes dovelas de si- llares, que se abre en una bestorre (figura 1).' La torre tiene forma tronco piramidal, más estre- cha en la parte superior, tiene un parche de adobes en un vértice, lugar que debían ocupar los sillares; pre- senta unos huecos en la cara principal sobre el arco de acceso, que posibJemente se correspondan a un Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

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Cambios (materiales, técnicas y estructuras)en las fortificaciones nazarÍes tras

la conquista castellana

Hemos centrado nuestro estudio en la que fue lafrontera oriental entre Castilla y e] Reino Nazarí,zona que en la actualidad se reparten las provincias

de Almería y Murcia, concretamente el norte de Al-mería y suroeste de Murcia. Nos ha parecido intere-sante debido a la destacada presencia de estructurascastrales de época medieval. Las fortalezas que estu-diaremos son el Castillo de Xiquena, el de Vé]ez-Ru-bio y el de Vélez-Blaneo, aunque según las fuentesexistirían otras como Tirieza, ligada siempre a Xi-quena, y Cella, que aparece citada como fortificacióny población o monasterio mozárabe de la sierra de

Topares, despoblada en la Baja Edad Media. Las no-

ticias que tenemos de Tirieza hacen referencia a]pleito que sostuvo la ciudad de Larca con el Marqués

de los Vélez, siendo ésta la causa de su despob]a-miento. I

La forma de organizar la frontera en época nazarínos recuerda al limes romano-bizantino, que repartíasus fortifieaciones por caminos y puntos estratégicos,multiplicándose de tal forma que cada propiedadagrícola se encontró transformada en un fuerte o es-

taba próxima a un lugar fortificado, formando así su-cesivas barreras que garantizaban la seguridad de] te-rritorio, frenaban la presión enemiga y ofreCÍan unrefugio a ]a población en caso de invasión. También

llevaba a cabo la necesaria labor de vigilancia de lapoblación contenida dentro del territorio tutelado.Creemos que esta asimilación de la fortificación ro-mano-bizantina se produce por un lado en Oriente,en los primeros tiempos de la expansión del Islam,

M.a lnmaculada López Ramón

reutilizandose este tipo de fortificaciones y cuandono era posible copiando sus modelos en nuevas cons-trucciones. En e] norte de África los beréberes entranen contacto con el limes romano-bizantino, y el co-nocimiento adquirido lo aplicarán en el siglo XII,cuando establecen su limes al norte de] Guadalquivir,para frenar la presión de los cristianos. De esta forma

los beréberes producen una síntesis que abarca ele-mentos fortificado res romanos, bizantinos y persas,agrupando la experiencia de toda la historia de la for-

tificación en Europa y Oriente Próximo.2

XIQUENA

El recinto exterioL presenta dos cuerpos, el primerode mampostería de grandes sillarejos reforzada en lasesquinas con sillares, sirve de base a] segundo que es

de un tapia] muy pobre en cal. Todo este conjuntocreemos que debe ser la construcción que eJ marquésde Villena encargó después de 1470. Encontramosrepartidas por el recinto exterior varias mirillas y tro-neras, no muy comunes en obras nazaríes.

La entrada se produce por una rampa que lleva aun arco de medio punto, con grandes dovelas de si-llares, que se abre en una bestorre (figura 1).'

La torre tiene forma tronco piramidal, más estre-cha en la parte superior, tiene un parche de adobes enun vértice, lugar que debían ocupar los sillares; pre-senta unos huecos en la cara principal sobre el arcode acceso, que posibJemente se correspondan a un

Actas del Primer Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Madrid, 19-21 septiembre 1996, eds. A. de las Casas, S. Huerta, E. Rabasa, Madrid: I. Juan de Herrera, CEHOPU, 1996.

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Figura 1Bestorre de Xiquena donde se localiza el acceso principaldel recinto

hueco picado en el muro y a una tronera, en la partesuperior aparece una ventana. Esta construcción pa-

rece seguir el típico aparejo nazarí, al tratarse demampostería con sillares en las esquinas en el cuerpoinferior, y tapial en el superior, pero no es obra na-zarí, pudiera ser obra de albañiles musulmanes de la

zona. En el lado este se sitúa un postigo de sillaresformando un arco de medio punto, al que se accedepor una rampa.

En el recinto superior (figura 2) encontramos es-tructuras correspondientes a dos momentos construc-tivos claramente diferenciados. Las más visibles, dostorres, parecen ser obra del infante don Juan Manuel(\330). La torre de planta rectangular, de mamposte-

ría de pequeños sillarejos de aspecto muy apretado y

Figura 2Recinto superior de Xiquena

M." 1. López

consistente, en su base se engrosa, redondeándose

sus vértices, con aspecto de talud; presenta una ven-tana en el vértice Oeste. Del mismo aparejo es la to-rre cilíndrica del extremo Oeste del recinto superior,que sigue el modelo de las torres atalayas musulma-

nas, lo que ha llevado a pensar que sería obra nazarí.

Se observan tres cuerpos, el inferior alojaría una ha-bitación que estaría vista hacia el interior, es decir, suplanta sería más bien un semicírculo, pues la otra mi-

tad no tendría muro. El segundo cuerpo aparece re-llenado de tierra y el tercero corresponde a la terraza,coronada por almenas.

Figura 3Zarpa de tapie] en el recinto superior de Xiquena

De la alcazaba nazarí son los muros y cimientosque forman el recinto más o menos trapezoidal por lo

irregular del terreno, percibiéndose en los muros unamampostería concertada. Encontramos una zarpa de

tres escalones hecha de tapial, sobre una cimentaciónde piedras y argamasa abundante, desde ella se puederastrear un muro de tapial que aparece embutido por

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el muro de la torre del homenaje. La torre circularcubre a su vez una torre cuadrada, de mamposteríaenripiada, prolongándose e] recinto nazarí más allá

de la torre circular. El empleo de la zarpa es un claroejemplo de asimilación de elementos arquitectónicos

antiguos en las construcciones medievales. Es la ma-

nera más lógica de dotar al edificio de una mayorplataforma para su base. Fue una práctica muy co-

mún en la arquitectura militar en las zonas fronteri-zas del Magreb y al-Andalus.

Obra musulmana es el aljibe superior, de mampos-

tería con bóveda de cañón, que colinda con un pozo-sima y con un precipicio, lo que explica su reducidotamaño. En el recinto inferior encontramos otro al-jibe, mucho mayor que el anterior, de tapial muy

consistente que presenta hueJlas de pintura roja sobreel enfoscado, junto al hueco-ventana.

EL CASTELLÓN DE VÉLEZ-RUBIO

Esta fortaleza está formada por dos recintos. El supe-rior es de forma rectangular, con torres en tres de susesquinas y sus ángulos orientados a los cuatro puntos

cardinales. Encontramos obras de tapial (sobre hila-das de mampostería emparejando el terreno) y demampostería con abundante argamasa. Este recintoestá bastante deteriorado pero creemos que podríatratarse de un recinto antiguo que se ha modificado yadaptado a las nuevas necesidades. Presenta una grantorre de mampostería que domina el conjunto, frente

a eJla a poca distancia se encuentra una alberca cas-tral. Tras esta torre hallamos una habitación rectan-gular con bóveda de cañón un poco peraltada, hecha

de piedra, enfoscada y con un zócalo rojo, creemosque se trataría de un aljibe.4 El muro Suroeste da a uncortado, percibiéndose en el otro lado restos de ci-mentaciones de mampostería, extendiéndose el re-cinto por ese lado hasta llegar a cerrar ]a muralla delrecinto exterior.

En el segundo recinto encontramos otro aljibe, deplanta rectangular y de tamaño muy reducido, cu-bierto con una bóveda de arista, con unos muros muygruesos y un interior enfoscado. La muraJla de este

recinto es de mampostería. Junto al acceso actual(camino forestal, la zona se encuentra repoblada depinos, por lo que se ha destruido bastante) nos en-

contramos formando el ángulo Este, una torre demampostería en hiladas con piedras de mayor ta-

Figura 4Torre vértice Este del Castellón de Vélez-Rubio

maño en los vértices, no se trata de siJlares, en reali-dad es una mampostería bastante basta. Esta torre seestrecha verticalmcnte y en su unión con la muralla,presenta además en su lado frontal un ensanchedesde su base hasta la mitad, formando parte de lamuralla. La siguiente torre presenta elementos clara-mente diferentes, imita el engrosamiento de la baseen el lado frontal, pero su planta es rectangular, sufábrica de mampostería enripiada muy cuidada, conun enfoscado final que se conserva muy bien y un se-gundo cuerpo de tapial (figura 5).

Esta segunda torre no tiene nada que ver con laobra de mampostería de la muraJla donde se apoya.Seguidamente encontramos un elemento muy impor-tante, se trata de un talud de mampostería que cubre

un muro de tapial (figura 6).Tras el talud se acumulan las estructuras, muros y

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Figura 5Torre de la Muralla Este

derrumbe, haciéndose difícil su examen, pero parece

ser que el acceso se produciría por este lado,5 a tra-vés de una rampa que conduciría a una torre-puerta.Encontramos unos engrosamientos en la muralla quepodemos catalogar como nazaríes pues presentan unelemento muy típico, las lágrimas incisas en el enfos-cado que recubre a la mampostería, dejando vistaslas piedras. Creemos que es significativo el que estazona de la entrada concentre el mayor número deobras nazaríes. En otro sector de la muralla encontra-mos contrafuertes.

Por la existencia del talud y por el hecho de que

las dos torres estudiadas corresponden a dos fasesdistintas, la última nazarí, concluimos que esta mura-

lla será de una época anterior, Torres Balbás propo-nía una fecha anterior al siglo Xl para los primeros

Figura 6Talud en la muralla E. del Castellón (Vélez-Rubio)

M." 1. López

ejemplos de talud, que procederían del Levante.6 A

lo largo de todo el recinto las torres escasean, lo queconfirma nuestra hipótesis.7 Existe otro elementopoco común, un paño de esta muralla tiene sus hila-

das de mampostería formando un dibujo de espiga.En esta fortaleza tenemos un ejemplo de zarpa de

cuatro escalones, empleada en el aljibe exterior al re-cinto murado en la ladera Oeste.

VáEZ-BLANCO

La fortaleza musulmana se encuentra casi desapare-cida, por la construcción del castillo-palacio de losFajardo y por el incontrolado desarrollo urbanístico

en el barrio de la Morería.

Figura 7Castillo de Vélez-Blanco. Zarpa próxima a la puerta de Ca-ravaca

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Cambios en las fortificaciones nazaríes 327

Aún así se conservan varios paños pertenecientes ala muralla de la alcazaba, siendo su aparejo de mam-postería enripiada. En la zona en que se localizaba lapuerta de los Caños de Caravaca, aparecen restos de

muros y torres, de tapial con piedras de tamaño me-dio y abundante cal, sobre todo en las bases, confun-diéndose con sus cimentaciones. Encontramos zarpasde mampostería asociadas a torres de tapial.

El tapial que encontramos es de dos tipos, uno enel que la mezcla se hace con piedras y otro con arenay grava, en ambos abunda la cal, siendo el último

más consistente, dedicándose a distintos lugares en eledificio, el primero en las cimentaciones y el se-gundo en los muros, donde la cal se concentra en las

caras externas de los c<uones del encofrado.El aljibe es obra de tapial, con mezcla de abun-

dante piedra y cal, al parecer estaba sobre el nivel delsuelo formando quizás una torre. La bóveda es demedio cañón y las hiladas de] tramo inferior y arran-que son de caliza y el superior son de roca arenisca,

más ligera, por lo que el peso a sostener se vería másaliviado. En el muro Oeste aparece una galería ce-gada por escombros y que en la superficie daría lugar

a un pozo por el que se extraería el agua. Parece serque fue reutilizado de algún modo pues se perciben

en la paredes de éste, endiduras donde apoyarían vi-gas o maderos que servirían de apoyo a alguna es-

tructura.La antepuerta artiUada de] recinto cristiano pre-

senta tres muros de tapial y uno de mampostería. Eltapia] es muy parecido al que encontramos en Xi-

quena, muy pobre en cal, de aspecto rojizo y emplea]adrillos para nivelar una pequeña zona rocosa (fi-gura 8).

Presenta cañoneras con abocinamiento exteriortronconcónico de siUería, y una arco de mediopunto que conduce a una grieta natural de la roca,

en al muro de mampostería. Los muros de tapial sedefienden con cañoneras de deriva externa de sille-ría y de ladrillo. E] vértice Noroeste está formadopor una torre que tiene un arco de medio punto, con

dovelas de grandes sillares que nos recuerdan al deXiquena.

El castiUo de los Fajardo gira en torno a la tOlTedel homenaje, que creemos recubre y prolonga verti-ca]mente la anterior torre del homenaje musulmana.

Constata esta hipótesis el hecho de que el aljibe ex-cavado en la roca de origen musulmán y restauradopor los cristianos, se comunica con la torre por una

Figura 8Antepuerta artillada det Casti110de Vélez-Blanco

galería, siguiendo el mismo sistema que el comen-

tado al tratar el aljibe de la mezquita, de esta manerala torre siempre tendría reservas de agua en caso desitio. Este pasadizo también se encuentra rellenadode escombro, pero se percibe su prolongación por latorre y por el aljibe.

Cerca del acceso al castiUo encontramos estructu-ras anteriores, absorbidas por los muros cristianos desillería, son obra de mampostería reforzada con silJa-

res en las esquinas. el enfoscado final deja vista lapiedra y tiene incustraciones de piedrecitas, ademáspresenta restos dc la cimentación que cubriría toda lasuperficie rocosa con una mampostería de piedras

menudas. Creemos que se trata de un muro de la al-cazaba nazarí. k

Figura 9

Dos momentos constructi vos diferentes en muro Este de

Vélez-Blanco

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Desde el punto de vista poliorcético nos encontra-mos con abundantes elementos defensivos, siendocaracterística la compartimentación de la defensa. Sereparten por todo el recinto numerosas troneras, de

distintos modelos, siendo en realidad variedades delas «palo y orbe», diferenciándose en la forma delorbe; ventanas aspilleradas y ladroneras también son

frecuentes.En la puerta principal se acumulan las defensas, no

para su defensa sino como símbolo de poder por loque es aquí donde se coloca el escudo principal de

los Fajardo. La ventana aspillerada que conserva losgoznes de la contraventana, que cubre la tronera, por

lo que su finalidad defensiva es nula. Otro lugardonde se concentran las defensas es por la entradasecundaria, con un acceso elevado, defendiéndose

este sector con una torre albarrana de t1anqueo, queune la ronda del patio con la poterna de la torre a tra-

Figura 10Rampa compartimentación en el Castillo de los Fajardo enVélez-Blanco

M.' 1. López

vés de una rampa de compartimentación9 (figura 10).El nexo de unión de la torre con el edificio principalse lleva a cabo por un arco que presenta en su intra-dós una buhedera, que en las obras de rehabilitaciónse ha tapado.

CONCLUSIONES

l. La organización de la frontera y del territorio inte-rior del reino nazarí de Granada imita al limes ro-mano-bizantino. La existencia de distintas líneasfronterizas y la fortificación de todo el territorio nosólo se debe a las necesidades defensivas, a través deesta fortificación el Estado organiza el territorio ycontrola a su población.

2. Estas fortalezas levantadas sobre altos riscospresentan huellas poblamiento confirmadas por las

cerámicas encontradas en la superficie, que se re-montan a la Prehistoria. Se localizan en la proximi-

dad de la vía de comunicación entre Levante y Anda-lucía, y están asociadas a áreas productivas de vega,

condicionada ésta por la existencia del cauce del ríoGuadalentín, en el caso de Vélez-Rubio y Xiquena, ydel Barranco de las Fuentes, en Vélez-Blanco.

3. El Estado es el que se encarga de la fortificación

de las fronteras. Estas fortalezas serán símbolo delpoder, con el que la población se identifica. El cam-

bio de Estado no modifica el carácter simbólico deestos edificios, propaganda de su poder, lo que cam-bia son los símbolos, por ejemplo los de orden reli-gioso. La relación Estado-Fortaleza será decisiva, si

una fortaleza-población se sabe abandonada por suEstado terminará entregándose al enemigo.

4. La fortaleza de Vélez-Rubio tendrá un antece-dente romano, en el recinto superior, tratándose deun fuerte caminero debido a la cercanía de la vía ro-mana. Esta estructura se modificaría y reutilizaría ya

en los primeros momentos de al-Andalus. Aprecián-dose obras de distintas épocas, siendo las ultimas lasde época nazarí. A pesar que este emplazamiento nose abandona hasta 1520 no se perciben grandes obrascristianas, simplemente se cambiaría la función dealgunas estructuras.

5. En Xiquena se pueden seguir perfectamente losdistintos momentos constructivos cristianos, distin-guiéndose de éstos el recinto superior, obra de época

musulmana y de reducidas dimensiones, que se en-cuentra modificado por la torre homenaje y torre cir-

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Cambios en las fortificaciones nazaríes 329

cular levantadas en 1330. Todo el recinto exterior sedebe a las obras del marqués de Villena.

6. El castillo-paJacio de los Fajardo reutiliza algu-nas estructuras de la alcazaba musulmana, como sonalgunos muros, la torre del homenaje y el aljibe. Laantepuerta artillada es sin duda construcción cris-tiana, diferenciada claramente de los muros musul-

manes que aparecen en sus esquinas.7. La modificación que sufre la técnica del tapial

se debe al uso de distintos componentes en la elabo-ración del hormigón, diferenciándose principalmenteen el contenido de cal, siendo muy abundante en elmusulmán y escaso en el cristiano. Las obras de ta-pial en Xiquena y en Vélez-Blanco son muy simila-res, apreciando poco esmero en su acabado final.

8. La mampostería es una técnica que empleán-dose el mismo material no siempre se conseguirá elmismo acabado. El tamaño de las piedras y la canti-dad y el tipo de argamasa van a condicionar su as-pecto, así podemos encontrar hiladas perfectas de

mampuestos con hiladas de ripios, hiladas irregulares

... En Vélez-Rubio encontramos mampostería enri-piada, concertada y formando espiga, siendo obras

musulmanas. En Xiquena la diferencia entre lasmamposterías musuJmana y cristiana, es principal-

mente el tamaño de los mampuestos. Las obras cris-tianas de Xiquena presentan también diferencias, lasdeJ marqués de Villena son muy descuidadas demampuestos de gran tamaño, mientras que las torressuperiores, obra de 1330, tienen un acabado muy cui-dado, con los silJarejos de menor tamaño y bien tra-bajados, obteniendo una superficie muy lisa y consis-tente.

9. Las fortalezas musulmanas tienen dos recintos.Uno en el que habita y se protege a la población,por lo que tienen unas infraestructuras característi-

cas, como son la mezquita, los baños, aljibes, ... Elotro es el castillo o alcazaba, donde se aloja al re-presentante del poder, generalmente presidida poruna gran torre del homenaje. Teniendo también unoo varios aljibes. El castillo cristiano está concebidoprincipalmente como símbolo de poder. Su estruc-

tura combina elementos defensivos y de coacción,símbolos de su fuerza, con elementos palaciegos,emblemas de riqueza y refinamiento. La altura desus muros, sus accesos elevados y la consistenciade la sillería se bastan para evitar revueltas y prote-ger al poder, no se hacen necesarios más elementos

defensivos.

NOTAS

l. Obras básicas para el conocimiento de esta zona, su bis-

toria y las noticias sobre sus fortificaciones son:Tapia, P.: Historia general de Almería y su provincia.

Tomos III y IV. Almería, 1978.

Idem: Vélez-Blanco. Madrid, 1981.Palanques, F.: Historia de Vélez-Rubio.Vélez-Rubio, 1909.

Vélez-Blanco /1ozarita y castella/1o. Coordina Cándida

Martínez López. Almería, lEA, 1988.

Sánchez Sedano. M' P.: Arquitectura musulmana en la

provincia de Alll1ería. IEZ, 1988.

Motos Guirao. E.: «Fortificaciones del reino nazarí en el

sector oriental de su frontera: la zona de los Vélez». //1C.A.M.E., Oviedo, 1989, pp.306-312.

Torres Fontes, J.: Xiquena, ca,Hillo de la frontera. Mur-cia, 1979.

2. Eslava Galán, 1.: «Fortines beréberes en aI-Andalus». Cua-

dernos de Estudios Medievales, 1985-1987, pp. 97-] 13.

3. Mora-Figueroa, L.: Glosario de arquitectura defensivamedieval. Cádiz, 1994, pp. 50-52. En Italia aparece vin-

culada a ciudades defendidas por tropas mercenarias ex-tranjeras, en ocasiones más proclives a chantajear a la

comunidad que a correr riesgos en su defensa, controla-

ría a estas tropas desde sus intramuros. Es posible que

su construcción se deba a que esta fortaleza fue utilizada

como presidio, a cambio de un año de servicio se obte-

nía el perdón. Esta tropa podría ser difícil de controlar

en momentos críticos.

4. Sánchez Sedano, M' P.; Arquitectura musulmana... ,

pp.236-240. No señala que esta habitación pueda ser un

aljibe. Motos Guirao, E.: «Fortificaciones''',

pp. 306-

312, nota 8. El aljibe que se utilizase como Real Hospi-

tal debe ser éste.

5. Tanto M' P. Sánchez Sedano como E. Motos Guirao seña-

lan la entrada del recinto junto a la torre del vértice SE.

6. Martínez Lillo, S.: «Estudio sobre ciertos elementos y

estructuras de la arquitectura militar andalusí. La conti-

nuidad entre Roma y el Islam». Bo/. Arqueo/. Medieval,1991, n° 5, 11-37.

Torres Balbás, L.: Ciudades hispano-musulmanas. Ma-

drid, 1985,600.

7. Malpica Cuello, A.: «Entre la arqueología y la histo-ria.Castillos y poblamiento en Granada. Estudio de una

política edilicia». XX/I Semana de Estudios Medievales.

Estella 1995, pp. 289-326.

8. Encontramos paralelos en otras fortificaciones granadi-nas, como es el caso de Zagra y Jerez del Marquesado.

Curiosamente en la fortaleza de Montalbán en Toledo,

podemos observar este aparejo de mampostería con si-

llares en las esquinas, con el enfoscado dejando vistas

las piedras y con piedrecitas incrustadas. Esta obra se

fecha hacia la mitad del siglo XIV.

9. Mora-Figueroa, L.: Glosario .,., pp. 175-176.