dramaturgia mexicana fundación y herencia por guillermo schmidhuber de la mora

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En el año en que este Proemio es fechado, México celebra el centenario del natalicio de Rodolfo Usigli, 1905-2005. El aprecio de la obra tetra-genérica de este autor -drama, ensayo, narrativa y poesía- ha ido in crescendo después de su muerte en 1979. Usigli se ha convertido en el dramaturgo latinoamericano por antonomasia; únicamente dos dramaturgos argentinos pudieran competir con él sin detrimento de méritos: Roberto Arlt y Samuel Eichelbaum, los tres pertenecientes a la generación 1924, según el conteo propuesto por Arrom y que es utilizado en el presente estudio.

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Dramaturgia mexicana: Fundacin y herencia / Guillermo SchmidhuberFichaAnteriorIndiceSiguiente

Dramaturgia mexicana: Fundacin y herenciaGuillermo Schmidhuber de la Mora

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ArribaAbajoProemioEn el ao en que este Proemio es fechado, Mxico celebra el centenario del natalicio de Rodolfo Usigli, 1905-2005. El aprecio de la obra tetra-genrica de este autor -drama, ensayo, narrativa y poesa- ha ido in crescendo despus de su muerte en 1979. Usigli se ha convertido en el dramaturgo latinoamericano por antonomasia; nicamente dos dramaturgos argentinos pudieran competir con l sin detrimento de mritos: Roberto Arlt y Samuel Eichelbaum, los tres pertenecientes a la generacin 1924, segn el conteo propuesto por Arrom y que es utilizado en el presente estudio. Otro dato esclarecedor es que los programas doctorales de literatura espaola e hispanoamericana en los Estados Unidos incluyen los nombres de estos tres dramaturgos en su reading list oficial como estudio obligado. Indiscutiblemente son los tres mayores dramaturgos de la Amrica que se comunica en espaol, y los ttulos de sus obras ms conocidas son: El gesticulador, Saverio El Cruel y Un guapo del 900, de Usigli, Arlt y Eichelbaum, respectivamente, las tres piezas son muestra de la mejor dramaturgia del teatro hispanoamericano moderno en la segunda y tercera dcadas del siglo XX.Si comparamos el nmero de puestas y la atencin crtica que cada pas brinda a sus dramaturgos, fcil ser comprobar que Argentina reconoce la deuda que tiene con el teatro perteneciente a las dcadas tercera y cuarta; mientras que Mxico es un pas que brinda un exiguo reconocimiento a sus dramaturgos. La atencin que las polticas culturales de Mxico ofrecen al teatro es pobre para los teatristas y nulo para los dramaturgos. Como prueba est que nicamente cinco de los siete tomos del Teatro completo de Rodolfo Usigli han sido editados, y para completar la edicin de su obra completa, an faltara el volumen de poesa y el de narrativa. Todos los teatristas mexicanos reconocen El gesticulador, pero pocos se han adentrado intelectual y estticamente en la obra usigliana.El presente libro es una investigacin que tiene la finalidad de presentar los logros de la generacin de dramaturgos y teatristas de los aos veinte y treinta que es considerada fundadora del teatro mexicano. Diversos trabajos crticos anteriores han estudiado el desarrollo teatral de este periodo en Mxico; sin embargo, han destacado en demasa aquellos esfuerzos que proponan la escisin entre el nuevo teatro y el teatro tradicional. La mayora de los estudios crticos han analizado los frutos del trasplante cultural europeo, en un intento de valorar las aportaciones de la vanguardia, sobretodo la aportacin del Teatro de Ulises. En consecuencia, estas apreciaciones crticas han puesto sordina a la contribucin individual de dramaturgos y teatristas, que desde su plataforma personal, trataban de contribuir a la evolucin del teatro mexicano. Es ejemplificador estudiar algunos de los autores verdaderamente experimentalistas, como Vctor Manuel Dez Barroso, Juan Bustillo Oro, Mauricio Magdaleno y Francisco Navarro, quienes no estuvieron involucrados en los grupos promotores de un nuevo teatro. De igual manera, Rodolfo Usigli fue un creador en soledad, ajeno a todo gremio. Por otro lado, las valiosas contribuciones de teatristas como Mara Teresa Montoya y Alfredo Gmez de la Vega, por citar slo dos, han pasado a un olvido inmerecido, ya que los estudios dedicados al teatro mexicano de estos aos han destacado la importancia indudable de la dramaturgia y de los grupos teatrales, pero han sealado con parquedad la contribucin escnica de actores y directores.Varias son las aportaciones que este estudio pretende presentar. Recordar es revalorar. Crece la apreciacin crtica del Teatro de Ahora y de las aportaciones dramatrgicas de Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno, y se afirma que es injustificado que estas contribuciones hayan sido reducidas al olvido. Igual acontece con el dramaturgo jalisciense Francisco Navarro Carranza, quien no ha sido incluido en las historias del teatro mexicano, acaso porque pas buena parte de su vida trabajando como diplomtico en el extranjero; como un dato a su favor est que fue el nico dramaturgo de su generacin que tuvo en vida montajes en Alemania y en Cuba. Autores como Alfonso Reyes, Xavier Villaurrutia y Jos Gorostiza, han alcanzado gran aprecio crtico, pero han quedado relegados como dramaturgos a pesar que su teatro posee valor continental.Los dos captulos finales del presente estudio estn dirigidos a hacer una evaluacin de la generacin 1954, segn el conteo propuesto por Arrom, con dramaturgos de la talla de Elena Garro, Hctor Azar y Hugo Argelles. Posteriormente se presenta un comento sobre la generacin 1984, que ha sido calificada de Nueva Dramaturgia Mexicana. He tenido la suerte de conocer personalmente a varios de los miembros de la generacin fundadora -Usigli, Luis G. Basurto, Bustillo Oro-. A todos he conocido de la generacin 1954, pero con algunos he tenido una mayor amistad -Elena Garro y Hugo Argelles-. Me honro en pertenecer a la Nueva Dramaturgia Mexicana, la que en un conteo generacional es calificada de 1984, y por esa razn el ltimo captulo de este libro es un escrito testimonial, ms que una apreciacin crtica de esta ltima generacin. A pesar de haber vivido lejos de la capital mexicana, he podido conocer y convivir con todos los miembros de mi generacin, con el distanciamiento que da el mirar desde la provincia mexicana y, por nueve aos, desde el extranjero.Si en la desiderata de todo teatrista mexicano debiera quedar escrito la necesidad de un montaje anual de las mejores obras citadas en el presente libro -El gesticulador y las Coronas de Usigli, Invitacin a la muerte de Villaurrutia, Masas de Juan Bustillo Oro, por nombrar a tres autores-, resultara igualmente apremiante el reeditar estas obras en tirajes populares para que las nuevas generaciones puedan leerlas. Igual de perentorio es el publicar la obra dramtica de Elena Garro, aunque esta dramaturga de raigambre usigliana pertenezca a la siguiente promocin de la generacin 1924.Si montar es labor ardua, el publicar sufre an mayores restricciones. Por esta razn agradezco especialmente a la Universidad de Guadalajara el apoyo para que los profesores miembros del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt podamos presentar al ojo del pblico nuestras investigaciones.Dedico este volumen a la generacin calificada de Nueva Dramaturgia Mexicana, a la que pertenezco como autor de piezas teatrales, con la esperanza de que sepamos recibir la rica herencia que las dos generaciones anteriores a nosotros nos han legado, y de que podamos pasar la estafeta dramatrgica a las generaciones futuras. El teatro mexicano somos todos.Una vez ms dedico este libro a mi esposa Olga Martha Pea Doria y a mis tres hijos, Erika, Martha y Guillermo, porque han sido testigos de mi dedicacin a la investigacin y al estudio del teatro mexicano. Este libro es el septuagsimo quinto que publico, en un conteo de ediciones individuales y compartidas.Guillermo Schmidhuber de la Mora 27 de octubre de 2005

ArribaAbajo- I -La herencia del teatro en Mxico

Sor Juana Ins de la CruzSor Juana Ins de la Cruz(Fragmento del retrato de Cabrera)Para poder comprender los derroteros del teatro mexicano en el siglo XX, hay que volver la mirada al pasado y reconocer sus aos formadores mediante un escrutinio crtico que revalore los movimientos y las obras que sirvieron de punto de partida al teatro en Mxico. El lgido nacionalismo de los aos veinte y treinta fue consecuencia de la revolucin mexicana. Mientras Diego Rivera y Jos Clemente Orozco cubran paredes con el arte del muralismo, mientras Jos Roln y Carlos Chvez con un movimiento musical trataban de integrar la musicalidad de los antiguos mexicanos con la vanguardia musical europea, y el ballet clsico pasaba a compartir escenarios con la danza folklrica mexicana, la literatura dejaba testimonio del movimiento revolucionario en la narrativa y en los cuentos de la Revolucin. Pero qu suceda con el teatro?Los anales de la historia de Mxico del siglo XX han guardado testimonio de los logros artsticos de pintores, msicos, bailarines y narradores, pero han menguado la contribucin a la identidad nacional de dramaturgos y teatristas, a pesar de que la fundacin del teatro mexicano como movimiento hegemnico tuvo lugar en esos mismos aos. Todas las artes indagaron la identidad del mexicano, ya fuera con el pincel, el pentagrama, el paso dancstico, el cuento y la accin humana. La historia del arte conserva los logros nacionalistas de la plstica, la msica y la danza, la historia literaria ha valorado la novela y la cuentstica de la revolucin, pero ninguna historia oficial rememora el teatro como testimonio del ser y del pensar del mexicano posrevolucionario. Varios de los dramaturgos vivieron la aventura de la frustrada candidatura presidencial de Jos Vasconcelos y dejaron constancia del Mxico que queran modelar polticamente. Algunos de estos autores fueron dramaturgos, como Rodolfo Usigli, Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno. En forma paralela, la generacin fundadora del teatro mexicano moderno tambin incluye a escritoras que tanto crearon para la escena, como formaron parte del movimiento feminista en los aos en que se proclamaba la creacin de una nueva mujer mexicana posrevolucionaria y se reclamaba para ella el derecho al voto. Estas dramaturgas fueron Amalia de Castillo Ledn, Mara Luisa Ocampo y Catalina D'Erzell. Los triunfos autorales y colectivos tanto de hombres como de mujeres merecen ser recordados junto a los logros artsticos de la plstica, la msica y la danza.El teatro hispanoamericano ha sido estudiado principalmente con dos enfoques crticos: el continental, que ha permitido analizar la concordancia y disparidad de las generaciones de teatristas, y el unitario, que enfoca una obra bajo diferentes pticas crticas. El primero ha presentado una visin horizontal y sinttica del teatro existente en los diecinueve pases hispanohablantes de Amrica (veintiuno si son incorporados los teatros puertorriqueo y chicano); mientras que la segunda alcanza una visin vertical y analtica. Esta doble perspectiva puede ser enriquecida por un enfoque intermedio que permita un punto de vista simultneamente sinttico y analtico, horizontal y vertical, al reconstruir crticamente una etapa teatral en forma total. Este enfoque mixto result particularmente adecuado para los objetivos crticos de este estudio, ya que permite un escrutinio de la evolucin del teatro mexicano en los diecisis aos previos a la creacin de El gesticulador. Los resultados de las bsquedas para la creacin de un teatro nacional, tanto los certeros como los fallidos, permitieron el advenimiento de un teatro mexicano hegemnico, es decir, que alcanz la supremaca nacional.

ArribaAbajoEl teatro cuando Nueva Espaa era parte del Imperio EspaolPara comprender el devenir teatral de los aos formadores del teatro mexicano, hay que sealar las influencias literarias y teatrales que sirvieron de materia prima para crear este teatro, sobre todo de la influencia peninsular que permaneci a lo largo de la historia del teatro en Mxico. Existen discrepancias en la documentacin de la primera representacin teatral en Mxico. Garca Icazbalceta la fija el da de Corpus Christi de 1528, segn consta en las actas del cabildo de ese ao que registran la peticin de la cesin de un solar de donde saliesen sus oficios1. Sin embargo, Usigli afirma que a pesar de todo, nada aparece an claramente con relacin a las representaciones, y seala el 20 de junio de 1538 como la primera representacin en castellano citada por las crnicas, sin negar que hubiera otras anteriores de las que no tenemos noticia (Mxico en el teatro: 20). Knapp Jones difiere de los anteriores (Behind: 462), y sugiere la representacin en nhuatl de El ltimo juicio, referida por Motolina2, llevada a cabo en 1533, con la posible autora de fray Andrs de Olmos (1491-1571). Por nuestra parte aceptamos el ao de 1533 para la primera representacin teatral en Nueva Espaa, por lo que el teatro en la geografa mexicana cuenta con una tradicin de ms de 470 aos.Durante el periodo colonial, el teatro del Siglo de Oro fue representado en ambos lados del Atlntico; en el nuevo continente gustaban especialmente las obras de Lope de Vega, Rojas Zorrilla, Caldern y Moreto. Por ser novohispnico, la figura preclara de Juan Ruiz de Alarcn (1581-1639), pertenece tanto a la historia del teatro peninsular como a la del teatro mexicano. Sus comedias pertenecen al periodo lopista y poseen gran capacidad de observacin de la experiencia humana y una nada comn habilidad para trasmutar elementos morales en elementos estticos. Es notable su creacin de personajes con rigor sicolgico, cuya ejemplaridad de comportamiento muestra virtudes tales como la sinceridad, la discrecin y la cortesa. Su teatro es comparable al de Molire. La ms conocida de sus piezas, La verdad sospechosa, fue imitada por Corneille en Le Menteur, pieza que a su vez sirvi de inspiracin al italiano Carlo Goldoni para escribir su obra Il Bugiardo (1750) y, de igual manera, al ingls Samuel Foote, con el ttulo de The Liar (1764).En la generacin poscalderoniana, brilla la genialidad de sor Juana Ins de la Cruz (1648-1695), que es la autora que cierra con su obra el barroco espaol. Su teatro cuenta con tres autos sacramentales (El cetro de Jos, El mrtir del Sacramento, San Hermenegildo y El divino Narciso) y tres comedias (Los empeos de una casa, Amor es ms laberinto -con la coautora de Juan de Guevara-, y La segunda Celestina -en colaboracin con Agustn de Salazar y Torres3. Adems de sus dieciocho loas independientes y sus veintids villancicos dramticos. En una suma total, el corpus dramtico sorjuanino cuenta con cincuenta y dos ttulos. En el siglo XVIII vivi un dramaturgo y actor con obra meritoria, Eusebio Vela (1688-1737), autor de catorce piezas.

ArribaAbajoEl teatro mexicano en el siglo XIXAl cabo de las guerras de independencia de Mxico que pusieron fin al imperio colonial espaol, el teatro no se deslig de la tradicin peninsular, como lo comprueban, las obras dramticas de Jos Joaqun Fernndez de Lizardi (1776-1827) y el triunfo escnico en la madre patria de Manuel Eduardo de Gorostiza (1789-1851); las comedias de este ltimo parecen escritas para un auditorio espaol, sin que en parte alguna se trasluzca la oriundez americana del poeta, como lo afirma Menndez Pelayo (Historia: 108-109). Histricamente la obra de Manuel Eduardo de Gorostiza constituye un puente entre el teatro de Leandro Fernndez de Moratn y el de Manuel Bretn de los Herreros, ambos peninsulares.El romanticismo mexicano recibi la influencia espaola adems de la francesa. Las obras de Fernando Caldern (1809-1845), Ignacio Rodrguez Galvn (1816-1842), Pantalen Tovar (1828-1876) y, posteriormente, Jos Pen y Contreras (1843-1907), presentan influjos romnticos nacidos de Antonio Garca Gutirrez y de Jos Zorrilla. El autor de El Trovador vivi casi cinco aos en Cuba y en Mxico, vino a Amrica en enero de 1844, resentido por ciertas injusticias espaolas, pero Mxico pareci curarle, pues goz all de gran prestigio. Garca Gutirrez recogi distinciones y laureles, como dramaturgo y como hroe romntico, pues luch al lado del ejrcito mexicano contra la invasin norteamericana. En su estancia en Amrica, Garca Gutirrez public Los alcaldes de Valladolid y El secreto del ahorcado, ambas en Mrida, Yucatn (1844), adems de Los hijos del to Tronera, en la Habana (1846). La mujer valerosa, escrita en Mxico, fue publicada en Madrid (1844)4. Por su parte, Jos Zorrilla vivi en Mxico un total de diez aos. Fue nombrado director del Teatro Nacional por el emperador de Mxico Maximiliano de Habsburgo (1866), pero su cargo no tuvo permanencia por la cada del imperio al ao siguiente. En Amrica nicamente escribi poesa, ya que su pluma dramtica se haba secado5.El destino del teatro mexicano durante el Modernismo fue precario. Destacan varios autores que escribieron teatro desde una esttica alejada del Modernismo: Manuel Jos Othn (1858-1906), poeta que escribi varias obras bajo la influencia de Echegaray; Federico Gamboa (1864-1939), quien fue el que ms se acerc al naturalismo, aunque agregndole matices costumbristas superfluos; Amado Nervo (1870-1919), excelente poeta que jug a escribir teatro con un libreto de zarzuela (con msica de Antonio Cuys), un divertido dilogo en el que sor Juana es personaje y varios dilogos costumbristas que l mismo calific de teatro mnimo; y Marcelino Dvalos (1871-1923), indudablemente el ms completo dramaturgo de su generacin. Dvalos es autor de piezas desiguales con influencias que van desde el melodrama echegariano, como El ltimo cuadro (1900), hasta al costumbrismo mexicano, como El crimen de Marciano (1909), pieza que presagia la Revolucin Mexicana; entre sus obras destaca As pasan (1908), sobre la vida de una actriz. La trascendencia de estos dramaturgos mexicanos fue limitada; aunque los temas de estas obras ya barruntaban lo mexicano, la esttica y la estructura dramtica an pertenecan al siglo XIX.El nuevo siglo acusa la presencia en la escena de compaas espaolas que hacan giras americanas. La compaa de Mara Guerrero inaugura en Mxico el siglo con Casa con dos puertas mala es de guardar de Caldern de la Barca, el 1 de enero de 1900. Entre este ao y 1914, visitan a Mxico las compaas peninsulares de Antonio Vico, la de Mara Guerrero y Fernando Daz en dos ocasiones ms, la de Francisco Fuentes, la de Leopoldo Burn, la encabezada por Enrique Borrs, y la de Miguel Muoz. Apenas terminada la lucha revolucionaria, aparecen nuevamente en Mxico Mara Guerrero en 1921 y la compaa de Isabelita Faur en 1922 (Prez Gutirrez, Pervivencia: 49-50).El crtico norteamericano Frank Dauster resume el teatro hispanoamericano del final del siglo XIX y de los albores del siglo XX con estas palabras: Las tablas estn dominadas por una mezcla no muy feliz del gnero chico, realismo frecuentemente de carcter social, y el Romanticismo trasnochado estilo Echegaray (Historia: 25). La influencia benaventina y de los hermanos lvarez Quintero fueron definitorias para el teatro que se escribi en Hispanoamrica en los primeros lustros del siglo XX. Cuando Benavente hizo su primer viaje a Amrica en 1906, percibi la predileccin del pblico bonaerense por el teatro andaluz de los Quintero, acaso porque El patio, Las flores, y El genio alegre pudieran parecer obras de costumbres argentinas, como l mismo lo dej escrito (El teatro del pueblo: 126).Una prueba irrebatible de la presencia del teatro espaol en Mxico es la que aporta el anlisis de las obras llevadas a los escenarios mexicanos. La actriz mexicana Mara Teresa Montoya menciona 513 obras actuadas por ella durante el periodo comprendido entre la primera dcada y 1956, ao en que escribe sus memorias. De estas obras, 251 son espaolas y 262 del resto del mundo, incluyendo las mexicanas. De las obras espaolas, destacan 39 de Benavente, 29 de los hermanos lvarez Quintero, 26 de Linares Rivas, 12 de Echegaray, 10 de Martnez Sierra y 10 de Muoz Seca. Del teatro clsico slo se incluyen una de Caldern y otra de Tirso. Son mexicanas solamente 83 piezas, perteneciendo la mayora a los aos posteriores a 1938. La presencia ms notable despus de la espaola es la del teatro francs, con 103 obras. Conviene apuntar que nicamente 14 piezas pertenecen a autores del resto de Latinoamrica, a pesar de las dos giras de la compaa Montoya-Mondragn por la Amrica hispnica, y a su costumbre de montar una obra local en cada pas visitado. Con todo lo parcial que se quiera, esta informacin subraya el hecho de que los escenarios mexicanos reciban el influjo del teatro espaol hasta bien entrado el siglo XX.De la primera estancia de Valle-Incln en Mxico (1892) no qued huella, acaso porque era un mozo de veinte aos que pretenda bullir una revolucin y ser general, segn sus propias palabras6. Sus experiencias en este pas seran recordadas en la Sonata de esto y, sobre todo, en Tirano Banderas. En 1921 regres invitado por Jos Vasconcelos para celebrar el centenario de la independencia mexicana. Otros dramaturgos espaoles que visitaron Mxico fueron Jacinto Benavente, en 1923, y Gregorio Martnez Sierra, en 1927.La presencia influyente del teatro espaol en el periodo anterior a 1922 y, sobre todo, la permanencia de su influencia durante el periodo formador hasta 1938, han sido atemperadas por la crtica, especialmente por la mexicana. La razn de esta percepcin puede encontrarse en el deseo inconsciente de apartar al incipiente teatro del rbol de la tradicin hispnica, para as coadyuvarlo a recorrer los caminos promisorios de una vanguardia que se pensaba liberadora. Las relaciones del teatro mexicano con el teatro espaol han sido duraderas y fecundas, ya que la influencia del teatro peninsular fue el factor primario para el desenvolvimiento del teatro mexicano durante el siglo XIX y las dos dcadas primeras del siglo XX. Posteriormente, ambos teatros partieron por caminos bifurcados, aunque an conservando algunas interesantes correspondencias.En las tres primeras dcadas del siglo XX, pueden ser identificadas tres corrientes que prevalecan aisladas, con races propias, pblico cautivo y creadores independientes:El teatro tradicional bajo la influencia del teatro espaol.El teatro de bsqueda mexicanista.El teatro experimentalista o de vanguardia.Al final de los aos treinta, las tres corrientes se sumaron en un sublimado que dio origen a un teatro mexicano con una esttica distintiva y una escena perteneciente a un movimiento hegemnico.En el captulo V se presentar la confluencia de las tres corrientes que sirvi de fundamento para el advenimiento de un teatro que merece el epteto de mexicano no slo por razones geogrficas, sino principalmente por su esencialidad dramtica. Y en los dos ltimos captulos, se presentan los logros de la generacin 1954 y los alcances de la generacin 1984, cuyo predominio continuar siendo efectivo hasta el 2013, al siguiente ao devendr la aparicin de una nueva generacin de dramaturgos mexicanos.

ArribaAbajoEl teatro hispanoamericano al inicio del siglo XXEl inicio de la actividad teatral en el Ro de la Plata haba tenido su origen en la presentacin de Juan Moreira (1884); aunque su florecimiento mayor fue en la primera dcada de este siglo. En las dos dcadas siguientes, se llev a cabo en Buenos Aires y en la ciudad de Mxico la etapa teatral que Frank Dauster llama experimentalista (Historia: 25), por su inters en poner en la prctica escnica y dramtica los modelos europeos, como lo hicieron inicialmente el Teatro de Ulises (1928), en Mxico, y el Teatro del Pueblo (1930), en Argentina.Otros pases prosiguieron la bsqueda de un teatro hispanoamericano: Cuba, con el Teatro de Arte de la Habana La Cueva (1936), y, ms tarde, Puerto Rico, con el Grupo Areyto y las labores del Ateneo Puertorriqueo, ambos bajo la gua de Emilio Belaval. Los dramaturgos que propusieron con sus obras el advenimiento teatral hispanoamericano pertenecen a la generacin de 1924, segn el conteo generacional propuesto por Jos Juan Arrom7. Esta periodizacin se inicia en 1504, ao que fija el final del periodo isabelino y el regreso del cuarto viaje de Coln, y presupone la aparicin de generaciones literarias en periodos regulares de treinta aos, divididos en dos partes, calificadas de primera y segunda promocin. Los dramaturgos estudiados en el presente libro pertenecen a tres generaciones:La generacin 1924 (decimosexta), cuya obra va de 1924 a 1953, y son calificados de vanguardistas.La generacin 1954 (decimosptima), con predominio de 1954 a 1983, calificada de reformistas y realistas.La generacin 1984 (decimoctava), con obra predominante de 1984 a 2014, y autores calificados de Nueva Dramaturgia Mexicana.Para situar estas tres generaciones conviene mencionar la generacin anterior que fue la 1894 (decimoquinta en aparecer), con predominio literario entre 1894 y 1923 y cuyos autores conformaron la segunda generacin romntica.Durante el Modernismo, el teatro hispanoamericano conserv muchas de las caractersticas que tena antes de que este movimiento fuera el detonador creativo que permiti a las letras de la Amrica hispnica cruzar el umbral de las grandes literaturas de la historia mundial. Por eso, notar la ausencia del Modernismo en el teatro hispanoamericano es tan doloroso como esclarecedor. El corpus crtico dedicado al Modernismo es maysculo para la poesa y la narrativa, pero no para el teatro, que inclusive no alcanza el epteto de modernista, a pesar de que varios escritores pertenecientes a este movimiento escribieron dramas, como el cubano Jos Mart, autor de Abdala, Adltera, Amor con amor se paga, y algunas piezas inconclusas; el mismo Rubn Daro, con tres obras teatrales hoy perdidas: Cada oveja, su drama Manuel Acua, y La princesa est triste; y el argentino Enrique Larreta, con piezas modernistas de escritura posterior. Se podra reflexionar sobre la ausencia de dramaturgos de la talla de los poetas modernistas y sobre la falta de un despertar modernista tambin en el teatro. Por desgracia, la dramaturgia hispanoamericana, y por ende la mexicana, no lleg a experimentar un cambio que hace poca, una nueva instrumentacin, ni menos un renacimiento, una dinmica de porvenir, un tiempo en el que el escritor hispanoamericano se sinti por primera vez influyente en el mundo cultural de su lengua, con el confinamiento de las literaturas comarcanas8. El Modernismo fue una oportunidad y un riesgo; la poesa y la narrativa vislumbraron el promisorio sendero y arriesgaron para ganar, mientras que el teatro no lleg a vivir ese riesgo. Su esttica permaneci sujeta al postromanticismo y al realismo decimonnico, sin llegar a descubrir frmulas dramticas propias que le permitieran llevar a la escena los temas americanos. Por eso es conveniente para analizar el devenir del teatro hispanoamericano, comprender los dispares derroteros que han seguido los gneros literarios. Contrariamente a la novela y la poesa que se independizaron de la literatura espaola a partir del Modernismo, el teatro hispanoamericano -y ms marcadamente el teatro en Mxico- sigui perteneciendo al tronco de la tradicin teatral espaola. La separacin entre ambos sucedi en el periodo en que se centra este comentario crtico, teniendo como consecuencia el advenimiento de los teatros nacionales. Tanto en Argentina como en Mxico, el teatro busc derroteros propios que llevaran a la escena la realidad social imperante en esos pases, intentando dramatizar la bsqueda de lo nacional, a base del uso mimtico del lenguaje y de la recreacin escnica de la geografa regional. En el umbral del siglo XX, el teatro del cono sur alcanz un periodo de madurez. Gregorio de Laferrre (1867-1913), Roberto J. Payr (1867-1928), y Florencio Snchez (1875-1910) escribieron obras que sobrepasan en calidad a las obras de autores mexicanos de esos aos.

ArribaAbajo- II -La tradicin teatral en Mxico

Catalina D'ErzellCatalina D'ErzellEl teatro tuvo una gran efervescencia en los escenarios mexicanos en la dcada de 1920. Tras la guerra civil calificada como Revolucin Mexicana, la paz haba sido ganada con esfuerzo maysculo, y una nueva sociedad iniciaba su formacin con el ensanchamiento de la clase media y el advenimiento de la clase baja como factor histrico determinante. Los tiempos haban cambiado en todos los mbitos; sin embargo, haba islas sin cambio, como en la escena mexicana con un pblico que permaneca fiel a su costumbre de asistir al teatro. El grupo teatral La Comedia Mexicana constituye el mximo baluarte del teatro de esta dcada, no slo por el nmero de obras presentadas, sino porque ningn otro grupo de este periodo llev a la escena tantas piezas de autores mexicanos. En esos mismos aos tuvo gran influencia el Grupo de los Siete, integrado por los siguientes dramaturgos: Carlos Noriega Hope (1896-1934), Ricardo Parada Len (1902-1972), los hermanos Lzaro (1899-1973) y Carlos Lozano Garca (1902-1985?), junto a tres de los mejores dramaturgos de entonces: Jos Joaqun Gamboa (1878-1931), Vctor Manuel Dez Barroso (1890-1930) y Francisco Monterde (1894-1985)9.No es fcil establecer una diferencia entre las labores de la Comedia Mexicana y las de este grupo de autores, como se podr comprobar ms adelante, ya que todos los integrantes colaboraron ntimamente. Sin embargo, las apreciaciones crticas posteriores los han separado, otorgando a la Comedia Mexicana la caracterstica de continuadora del teatro espaol, y a los Pirandellos, apodo del Grupo de los Siete, los intentos de creacin de un teatro acorde con los tiempos postrevolucionarios. Estas percepciones crticas estn influidas por los escritos de Salvador Novo (1904-1974), Xavier Villaurrutia (1903-1950) y Celestino Gorostiza (1904-1967), quienes entronizaron el teatro europeo de vanguardia como el nico que podra hacer evolucionar al teatro mexicano; para lo cual propusieron una supuesta dicotoma entre los nuevos derroteros y la tradicin, con el rechazo del Grupo de los Siete y a la Comedia Mexicana. Posteriormente, la crtica continu con esta dicotoma, pero proponiendo el calificativo de tradicional a la Comedia Mexicana y el de vanguardista al Grupo de los Siete.La presentacin de Pirandello no fue llevada a cabo por el Grupo de los Siete. La primera noticia pblica de este autor italiano fue en 1923, en una lectura de atril organizada por la Unin de Autores Dramticos de Seis personajes en busca de autor, en traduccin de Gustavo Villatoro, quien acababa de llegar de Europa. En junio de 1925, por vez primera subi a los escenarios mexicanos con la obra La razn de los dems (traduccin de Cosi se vi pare), por la compaa espaola Ladrn de Guevara-Rivelles, misma compaa que represent Seis personajes en busca de autor, cada una en dos ocasiones. Mara Teresa Montoya escenific Vestir al desnudo en junio de 1926, la primera de las piezas de este autor que fue llevada a la escena por una compaa mexicana (Meyran, 62-63)10. Durante el segundo semestre de 1926 se produjeron Sea todo para bien, por Virginia Fbregas, La voluptuosidad del honor, por Fernando Soler, y Como antes, mejor que antes, por la Montoya. En 1927 Gmez de la Vega produce con compaa mexicana Seis personajes en busca de autor de nuevo, estreno que fue acompaado por una conferencia de Julio Jimnez Rueda, y Cada cual a su manera. En la dcada siguiente se presentan: Vestir al desnudo (Mara Teresa Montoya, 1931 reposicin), La vida que te di (Virginia Fbregas, 1932), La doble seora Morli (Gloria Iturbe, 1932), El injerto (Montoya, 1935), y la compaa espaola de Margarita Xirgu presenta Como t me quieres en 1936.Ni el Grupo de los Siete tuvo tan marcada influencia pirandelliana, ni la Comedia Mexicana llev a la escena alguna de las obras de este autor italiano. El apodo de los Pirandellos les fue impuesto a consecuencia de una representacin de este autor italiano por Gmez de la Vega, como lo recuerda un artculo publicado bajo el nombre de Marcial Rojas, conocido seudnimo utilizado por los Contemporneos para exponer sus ideas en forma annima, y que en este caso esconde posiblemente la pluma de Xavier Villaurrutia. La opinin es peyorativa, no existe ningn reconocimiento para las bsquedas del Grupo de los Siete, ni para su dramaturgia:Existe en Mxico un pequeo grupo de hombres dedicados en cuerpo y pluma, o en intencin al menos, a la produccin dramtica. Autores de obras que hace aos no lograban subir a la escena, su actividad, que coincidi con la representacin de los Seis personajes en busca de autor de Pirandello, los hizo merecedores de una denominacin graciosa, hecha por un autor annimo tal vez o por uno de ellos mismos: los pirandellos11.

La burla termina vitrilicamente al sugerir que los hermanos Lzaro y Carlos Lozano Garca eran una sola persona, por lo que el grupo estaba integrado por seis personajes en busca de autor porque ninguno lo pareca as de pronto. Era la lucha generacional entre dos promociones de dramaturgos, no desconocida en el devenir teatral mexicano y que tanto lo ha daado. Por su lado, el Grupo de los Siete haba publicado en la prensa local una desiderata con sus proposiciones para impulsar la dramaturgia mexicana y con sus sugerencias para tratar de resolver la situacin. El Manifiesto del Grupo de los Siete apareci en el Universal Ilustrado (Nmero 457, 1926: 41 y 61). En la columna A los nuestros y a los otros se integra despus de la siguiente nota:Debido a la desoladora falta de acontecimientos teatrales durante la semana, nos place insertar en esta seccin, antes que cualquier otro peridico, el manifiesto que en esta semana lanzarn profusamente varios autores dramticos mexicanos. No queremos hacer ningn comentario al manifiesto, porque, segn entendemos, es demasiado vigoroso y suficientemente difano para necesitar una interpretacin.

Es incluido entre dos fotografas de modelos americanas -una del teatro Schubert de Nueva York y otra de las Dolly Sisters- y un anuncio publicitario de ciruga facial, datos que registran la poca seriedad con que la prensa local recibi tan importante documento que a continuacin se transcribe:

Manifiesto del Grupo de los SieteQUEREMOS:QUE SE ARCHIVE PARA SIEMPRE el repertorio anticuado de dramas y comedias que ya no puede soportarse, por lo ridculo e insulso que resulta en nuestros das;QUE SE EXPULSE DE LOS TEATROS a los mercaderes que ven en ellos nicamente un medio de vida ajeno al arte; a los cmicos estultos que fomentan el gusto deplorable de cierto pblico; a los llamados directores artsticos, que no son artistas ni directores y s los responsables, en gran parte, de que el criterio del pblico se relaje ms y ms cada da; a los empresarios venales que en la exhibicin de las obras ms imbciles han encontrado un medio cmodo para salir adelante y que todava se disculpan diciendo que en Mxico no hay pblico cuya cultura teatral merezca tomarse en cuenta: ya es tiempo de sacarlos de su error, no asistiendo a esos espectculos, para evitar que se burlen del mismo pblico;QUE LOS QUE DESEEN RER, prefieran el circo a las comedias de astracn, que no tienen gracia y ni siquiera sentido comn, porque aqul es sin duda, con sus payasos, ms divertido y menos grotesco que stas. (No por ello se crea que somos enemigos del buen humor; pero tampoco pensamos que la comicidad en la escena deba ser forzosamente burda y ramplona);QUE EN CAMBIO SE PRESTE apoyo eficaz a las empresas y a los actores que hagan labor artstica o, por lo menos, bien intencionada;QUE EL PBLICO NO CONTINE observando una actitud pasiva, como hasta ahora, sino que aplauda o silbe, resueltamente, porque un clido aplauso, un silbido estruendoso, cuando son merecidos, hacen ms provecho a los autores y a los intrpretes y hablan ms alto en favor de la dignidad de los espectadores;QUE SE SEPA que existen en toda la Repblica, autores cuyas obras pueden presentarse al lado de las mejores de otros pases, pues no se trata slo del Grupo de los Siete ni del grupo UDAD [Unin de Autores Dramticos], sino de un gran nmero de autores mexicanos que han recogido algo del espritu nacional y que estn postergados por el desdn de las empresas y de muchos actores y actrices que insisten en imaginarse que los cerebros de los autores mexicanos no son de la misma calidad que los de los autores extranjeros;QUE EL PBLICO NO PRETENDA contar con buenos espectculos a precios irrisorios que no permiten lujos en el vestir de los actores ni la debida propiedad escnica; pero que, al mismo tiempo, cuando pague exija buenos intrpretes, correcta presentacin y obras modernas, debidamente ensayadas.INSISTIMOS: EL GRUPO DE LOS SIETE no persigue ningn fin interesado: slo desea que el pblico de Mxico tenga los espectculos que su cultura merece. No tomar ironas de los que son incapaces de producir y no tienen ms arma que su impotente burla, ante cualquier esfuerzo a base de sinceridad.Mxico, febrero de 1926Vctor Manuel Dez Barroso. Jos Joaqun Gamboa.Carlos Lozano Garca. LzaroLozano Garca. Francisco Monterde G. I.Carlos Noriega Hope. Ricardo Parada Len.

Es muy ejemplificador comparar este escrito con otros elaborados por diversas asociaciones de dramaturgos. La historia del teatro mexicano recuerda este impreso como el manifiesto del Grupo de los Siete, a pesar de que no contiene la proposicin de una esttica dramtica. Esta desiderata pugnaba por la evolucin del teatro mexicano con soluciones de ndole prctica, como el cambio de repertorio, la mayor participacin de la dramaturgia mexicana y la educacin del pblico, recomendaciones que indiscutiblemente fueron llevadas a la escena por la Comedia Mexicana, especialmente en las cinco primeras temporadas.El Grupo de los Siete Autores tiene un mrito indiscutible, varias de las mejores piezas de este periodo le pertenecen, pero su produccin dramtica no podra haber visto la escena si no hubiera existido su colaboracin con la Comedia Mexicana. Haciendo honor a su apodo, este grupo tom de Pirandello la dualidad de percepcin entre la realidad y la irrealidad, en piezas como Alucinaciones y Espritus de Jos Joaqun Gamboa, Presente involuntario de Monterde y Verdad o mentira de Dez Barroso; tambin de carcter pirandelliano es Vncete a ti mismo de este ltimo, por llevar a la escena la relacin entre la vida y la ficcin. De otros dramaturgos recibieron igualmente influencia: su estructuracin dramtica de las piezas de carcter social parte de Ibsen va Benavente; su inters por los estados sicolgicos alterados y el sueo nace del sicologismo freudiano de Lenormand; su concepcin potica de lo teatral sigue a Maurice Maeterlinck y a los simbolistas, como en El caballero, la muerte y el diablo de Gamboa. El primer periodo de Strindberg est presente principalmente en la piezas naturalistas de Dez Barroso; el romanticismo de Gabriele D'Annunzio dej influjos en varias piezas, por ejemplo en Alucinacin; y las labores de traduccin de Monterde de Lenormand, Maeterlinck y Chejov dejaron huellas en su propia creacin.El teatro en Mxico registra varias asociaciones de dramaturgos anteriores al Grupo de los Siete. En el siglo XIX existieron la Sociedad Dramtica Manuel Eduardo Gorostiza y la Sociedad Alarcn (1876), de sta fue primer presidente Jos Pen Contreras y primer prosecretario Jos Mart. En 1884 el dramaturgo Alberto G. Bianchi instituy la Sociedad Dramtica Mexicana, y en los albores del siglo XX se fund la Sociedad de Autores Lricos y Dramticos, Escritores y Artistas, de la cual se conserva un discurso en la Biblioteca Francisco Monterde.

Sociedad de Autores Lricos y DramticosDiscurso de Enrique de Olavarra y Ferrari 3 de febrero de 1902El proyecto de estatutos o reglamentos que se pone a discusin limita los ideales que debemos perseguir, y reproduce, en mucha parte a la letra, el reglamento de la Sociedad de autores espaoles ledo en la primera sesin, y, a mi juicio, justamente rechazado... Nos congrega aqu algo bueno, generoso y grande; y sera triste, muy triste, que por no pensarlo bien, fracassemos en mayor o menor espacio de tiempo. Desgraciadamente no se trata de organizar y reglamentar algo ya creado; nuestra produccin dramtica contina en periodo de formacin como en sus remotos principios; dos o tres docenas de piezas en un acto estrenadas en los ltimos aos, constituyen un acervo literario bien reducido para que sobre l establezcamos una asociacin de carcter exclusivo. Extendamos nuestra vista ms all y ms lejos; asocimonos con cuantos puedan ayudarnos y nosotros podamos ayudar, y de esa unin de intereses comunes quizs resulte el engrandecimiento de todas las bellas artes en Mxico, y entre ellas y con el auxilio de ellas tambin, el de la dramtica, forma la ms real de la poesa porque ejerce una accin ms notable, eficaz e inmediata en el pblico, sea cual fuere la jerarqua social a que pertenezca.

Otras organizaciones con fines similares se fundaron en la primera parte del siglo XX, como la Unin de Autores Dramticos, fundada en 1923, encabezada por Manuela Eugenia Torres, Julio Jimnez Rueda, Mario Montes, Rafael M. Saavedra, Ricardo Parada Len, Francisco Monterde, los dos ltimos futuros miembros del Grupo de los Siete. Un ao ms tarde se fund el Club de Poetas, Ensayistas y Novelistas (PEN Club). Indudablemente estas asociaciones son antecedentes del Grupo de los Siete en cuanto a la intencin de agrupar a los autores teatrales. Pocos aos ms tarde de la integracin del Grupo de los Siete se fund la Sociedad Amigos del Teatro Mexicano (1931), organismo fundado para estimular la produccin de autores mexicanos y que inicia un teatro de experimentacin. En sus lecturas de atril se dieron a conocer por primera vez obras de Mara Luisa Ocampo, Usigli (1905-1979), que constituy su debut, Juan Bustillo Oro (1904-1989), Mauricio Magdaleno (1906-1986), Jimnez Rueda, Dez Barroso y Monterde, del Grupo de los Siete. En la biblioteca de Francisco Monterde se conserva una copia de los estatutos de esta sociedad. Esta biblioteca fue adquirida por la Biblioteca Jess lvarez del Castillo, del peridico El Informador, de Guadalajara, Jalisco. A continuacin se presentan las bases constitutivas de la Sociedad Amigos del Teatro Mexicano:

Bases constitutivas de la Sociedad Amigos del Teatro MexicanoObjeto y fundamentos1/a.- La Sociedad Amigos del Teatro Mexicano se constituye con el objeto de emprender, en forma organizada, los trabajos necesarios para establecer de un modo permanente el funcionamiento del teatro de autores mexicanos, de drama, comedia, sainete, ballet, zarzuela.2/a.- Como los espectculos que hay en Mxico exceptuadas las compaas de revista, son extranjeros, el pblico, acostumbrado a ellos, no responde con el entusiasmo debido, cuando se le ofrecen obras de autores nacionales. En consecuencia, la Sociedad Amigos del Teatro Mexicano estima que es necesario emprender una campaa eficaz para atraer al pblico hacia espectculos teatrales mexicanos.3/a.- Por las circunstancias sealadas anteriormente y porque el teatro, en Mxico, se considera como espectculo costoso, dadas las condiciones econmicas actuales y debido, en gran parte, a los abusos de las empresas que presentan espectculos a un elevado precio que no corresponde a su calidad, la Sociedad Amigos del Teatro Mexicano perseguir, como principal fin, establecer un espectculo artstico a precios moderados.4/a.- Su actividad se consagrar, de preferencia, a estos dos propsitos: a) Estimular la buena produccin de autores mexicanos, y b) Emprender campaas de publicidad en favor de dicho teatro.5/a.- Para lograr lo primero, la Sociedad cree indispensable:a.- Que se imparta ayuda, en la forma que en cada caso se acuerde, a toda compaa que presente obras mexicanas.b.- Que se funde un teatro de experimentacin en que puedan trabajar personas aficionadas para la prctica de autores y actores.c.- Que, cuando las condiciones econmicas de la Sociedad lo permitan, se funde el Teatro de los Autores Mexicanos, con temporadas fijas.6/a.- Para realizar el segundo propsito, se emplearn todos los medios posibles de publicidad, los reglamentos de la Sociedad y los acuerdos de la Asamblea General respectiva, se procurar conseguir, adems, la publicacin de un rgano periodstico especial y la organizacin de plticas y conferencias dentro de los teatros abiertos al pblico o en los lugares que designe el ejecutivo de la Sociedad.7/a.- Por ltimo, la Sociedad Amigos del Teatro Mexicano tratar de unificar y dirigir todo esfuerzo encaminado al definitivo establecimiento del teatro de los autores mexicanos.Mxico, DF, 19 de junio de 1931

Todas estas organizaciones contribuyeron a la fundacin del teatro mexicano, aunque por desgracia su contribucin fue ms generosa que permanente, a excepcin de la Comedia Mexicana que labor por diecisis aos en nueve temporadas. Situar los aos de la Comedia Mexicana ha sido un problema para los historiadores del teatro mexicano. Nomland la sita en 1922; Agustn del Saz en 1926; Dauster afirma que dur la temporada de 1927 y dos ms en 1936 y 1937, mientras que Magaa Esquivel la ubica en 1929. El siguiente repertorio de la Comedia Mexicana est integrado con la informacin incluida en Cucuel (Les Recherches: 12-13 y 16-22); Gonzlez Pea, El alma (165-178); Magaa Esquivel (Medio siglo: 39-45 e Imagen: 57-69); Mara y Campos (Crnicas: 129-35); Montoya (El teatro: 136-140); y numerosos datos entresacados de Lamb, Bibliografa; Oursler, El drama, y datos sueltos reunidos de varias fuentes. La informacin genrica de la Comedia Mexicana est tomada de Nomland (Teatro: 234); del Saz (Teatro 2: 75); Dauster (Historia: 48); y Magaa Esquivel (Breve: 101). Con una labor de investigacin y de cotejo de informacin, la cual es en todos los casos fraccionaria, es posible reconstruir el repertorio completo de la Comedia Mexicana en sus nueve temporadas. Esta integracin de informacin permite tambin comprender la colaboracin del Grupo de los Siete Autores a las actividades de la Comedia Mexicana [vase Repertorio 1]. Las obras que se incluyen sin fecha fueron estrenos de la Comedia Mexicana; las piezas fechadas haban tenido su estreno con anterioridad por otros grupos, o es su fecha de creacin.

ArribaAbajoRepertorio 1: La Comedia MexicanaPrimera TemporadaJulio y agosto de 1922. Teatro Lrico. La sala teatral fue rebautizada como Teatro de la Comedia durante los meses que dur la temporada; de este hecho deriva el nombre del grupo. Se presentaron: Jardines trgicos (1909) y As pasan (1908, Marcelino Dvalos), Religin de amor (Teresa Faras de Isassi), Sangre de jaripeo (tambin titulada Jaque al rey, Rafael M. Saavedra) y La ltima rosa (Armando de Mara y Campos).Segunda TemporadaFebrero-mayo de 1923. Teatro Ideal. Obras: Lo que ella no pudo prever (Julio Jimnez Rueda), Cumbres de nieve (Catalina D'Erzell), La que volvi a la vida (Francisco Monterde), y dos piezas de Ricardo Parada Len, La agona y La esclava A partir de junio la temporada continu en el teatro Fbregas: La cada de las flores (Julio Jimnez Rueda), Cosas de la vida (Mara Luisa Ocampo), El novio nmero 13 (Alberto Michel) y Up-to-date (Federico Sodi). En esta temporada actu Mara Teresa Montoya y cont con un subsidio de $3,500.00 mensuales gracias a Julio Jimnez Rueda, secretario del ayuntamiento de la ciudad de Mxico.Tercera TemporadaJulio de 1925 a enero de 1926. Teatro Fbregas. A iniciativa del secretario general de la Unin de Autores Dramticos, Alberto C. Tinoco. Se bautiz de Pro Arte Nacional por llevar a la escena exclusivamente obras de mexicanos. El repertorio fue como sigue: Esos hombres! (1923, Catalina D'Erzell), Cosas de la vida (1923, reposicin de Mara Luisa Ocampo), Santa (adaptacin de la novela de Federico Gamboa, 1903), Cndido Cordero (Julio Jimnez Rueda); Alma mater (Alberto C. Tinoco), El novio nmero 13 (Alberto Michel, reposicin) y El primo de Rivera (Jos Luis Velasco). Adems se presentaron las siguientes obras de los integrantes del Grupo de los Siete: Al fin mujer y La incomprendida (hermanos Lozano Garca); Las pasiones mandan y Vncete a ti mismo (Manuel Dez Barroso); La seorita Voluntad y Una flapper (Carlos Noriega Hope); Vivir para ti (Francisco Monterde); Via crucis (Jos Joaqun Gamboa), y Los culpables y Sin alas (Ricardo Parada Len).Cuarta TemporadaSeptiembre de 1926. Teatro Virginia Fbregas. Se titul Temporada del Grupo de los Siete. Actuaron Mara Teresa Montoya y Fernando Soler, bajo la coordinacin de Mara Luisa Ocampo, quien financi parcialmente la temporada con un premio de la lotera. Obras: Una farsa (Dez Barroso), El honor del ridculo (Carlos Noriega Hope) y Estudiantina (hermanos Lozano Garca), las tres piezas escritas por miembros del Grupo de los Siete. Tambin se llevaron a escena dos obras extranjeras; entre ellas destaca R. U. Rde Karel apek (1920), traducida por Vctor Manuel Dez Barroso.Quinta TemporadaMayo-noviembre de 1929. En el teatro Regis y el teatro Ideal, con la iniciativa de Amalia Gonzlez Caballero de Castillo Ledn (1898-1986). En 1928 se haba oficializado ante notario el grupo, con la siguiente directiva: presidenta Amalia de Castillo Ledn, secretaria Mara Luisa Ocampo, gerente Lzaro Lozano Garca y vocales los dems integrantes del Grupo de los Siete Autores. Entre los estrenos destacan: El corrido de Juan Saavedra (Mara Luisa Ocampo), La razn de la culpa (premiada y editada por el concurso Villanueva en 1927, Catalina D'Erzell), Si la juventud supiera (1927) y El mismo caso (tambin titulada Trptico, Jos Joaqun Gamboa), Cuando las hojas caen (Amalia de Castillo Ledn), La venganza de la gleba (escrita en 1904 y estrenada en 1905, Federico Gamboa), Hombre o demonio (hermanos Lozano Garca), El dolor de los dems (Ricardo Parada Len), El cobarde (tambin titulada Naci asustado, Adolfo Fernndez Bustamante), Las razn de la culpa (Catalina D'Erzell), La fuerza de los dbiles (Antonio Mdiz Bolio), Ms all de los hombres (Mara Luisa Ocampo), y dos obras de Carlos Daz Dufoo, Padre Mercader y All lejos, detrs de las montaas. Padre Mercader fue la primera obra mexicana que alcanz cien representaciones consecutivas. Esta temporada fue llamada en la publicidad Primera temporada de la Comedia Mexicana, sin mencionar la segunda poca, omisin que ha causado confusiones.Sexta TemporadaJulio de 1931. Teatro Esperanza Iris. Permaneci en escena slo unos das, con la iniciativa de Lzaro Lozano Garca. Se mont nicamente Palabras (Carlos Daz Dufoo). Fue llamada Segunda temporada de la Comedia Mexicana, en el conteo que parte de 1928.Sptima TemporadaAgosto-octubre de 1936. Palacio de Bellas Artes. Se estrenaron: La casa en ruinas (Mara Luisa Ocampo), El tercer personaje (Concepcin Sada), El porvenir del Dr. Gallardo (Ricardo Parada Len), Lo que slo el hombre puede sufrir (Catalina D'Erzell), La plida amiga (Eugenio Villanueva), Una leccin para maridos (Juan Bustillo Oro), Hembra (hermanos Lozano Garca), La mancornadora (Jos Vasconcelos), y Sombras de mariposas (Carlos Daz Dufoo). Actu Mara Teresa Montoya. Llamada Tercera temporada de la Comedia Mexicana en la publicidad.Octava TemporadaFebrero de 1937. En el teatro Fbregas, con la colaboracin de Mara Teresa Montoya. Se anunci como Cuarta temporada de la Comedia Mexicana, aunque predomin el repertorio extranjero (Asia, 1931, de Henri Ren Lenormand, y otras). Se montaron algunas obras mexicanas, El vendedor de muecas (Nemesio Garca Naranjo) y Amar, eso es todo (Enrique Uhthoff).Novena TemporadaAgosto de 1938. En el teatro Ideal, con la participacin de la actriz Virginia Fbregas. Se escenific Una vida de mujer (Mara Luisa Ocampo, reposicin), Madre, slo una (Miguel Bravo Reyes y Lzaro Lozano Garca), Suburbio (Jos Attolini), Las tres carabelas (Carlos Barrera), Los Revillagigedos (1925, de Jos Joaqun Gamboa), y dos obras de Concepcin Sada: Como yo te soaba y Un mundo para m Anunciada como Quinta temporada de la Comedia Mexicana, fue su ltima actividad.Han transcurrido siete dcadas desde que la Comedia Mexicana termin sus labores, por lo que es conveniente hacer un nuevo balance de sus contribuciones al advenimiento del teatro mexicano. Hay que hacer hincapi en el hecho de que la Comedia Mexicana reuni tanto la corriente de la tradicin teatral de raigambre espaola, como los esfuerzos de renovacin que nacieron desde la plataforma teatral mexicana. Estas actividades pueden ser agrupadas en dos periodos segn su organizacin jurdica:Periodo nominal 1922-1926, cuando el grupo ostentaba la rbrica de Comedia Mexicana sin estar notariada su fundacin; const de cuatro temporadas.Periodo oficial 1929-1938, integrado por las cinco temporadas organizadas despus del registro oficial del grupo en 1928 hasta su desaparicin.El primer periodo destaca por su programacin casi anual (1922, 1923, 1925, 1926) y por la abundancia de piezas mexicanas. Sobresale la tercera temporada por escenificar 17 piezas mexicanas. nicamente escenificaron dos obras extranjeras, una de ellas ha pasado a la historia del teatro mundial como notable obra innovadora (R. U. R ). Despus de una ausencia de tres aos, la Comedia Mexicana inici su segundo periodo, y alcanz a organizar cinco temporadas despus del registro notariado de su fundacin (1929, 1931, 1936, 1937 y 1938). Las mejores temporadas fueron la quinta y la sptima con 22 obras mexicanas en total. Por desgracia, la continuidad del periodo oficial fue menor en comparacin con el periodo nominal, ya que la temporada sexta const nicamente de una obra y la temporada octava fue marcadamente de repertorio extranjero.El repertorio montado por la Comedia Mexicana nos presenta la corriente tradicional sobre la que se fundament el teatro mexicano posterior. Sus labores no han sido suficientemente reconocidas por la crtica mexicana y extranjera, por fundamentar su apreciaciones en las opiniones de algunos crticos mexicanos que, para ensalzar los movimientos vanguardistas del Teatro de Ulises y del Teatro de Orientacin, menospreciaron las obras que an permanecan unidas a la tradicin espaola a pesar de que en muchos casos stas posean elementos de bsquedas dramticas. La apreciacin de Xavier Villaurrutia de estos aos est conservada en un artculo titulado El teatro es as (1933). En l se queja de la vejez teatral, de los actores amarrados al duro banco de la galera espaola, de sus repertorios que son nada, menos que nada, hasta de su pblico que vive una costumbre que morir con l. Adems, el artculo es explcito en sealar peyorativamente los elementos provenientes del teatro espaol como su nica influencia:Todos los malos hbitos y las vencidas costumbres de la tradicin teatral espaola del siglo XIX, pesan sobre las compaas que habitualmente trabajan en nuestros teatros... Las carteleras anuncian obras de un repertorio formado sin orden, sin aseo, y sin criterio. El teatro espaol contemporneo es su casi nico alimento. Y ya sabemos qu poco rico en sustancias es el teatro espaol actual.

(Textos: 184 y 186)

Luego califica a los grupos vanguardistas del Teatro de Ulises y del Teatro de Orientacin como ya una imagen del teatro. Hace una referencia irnica a los jvenes historiadores de un antiguo fantasma: el teatro mexicano, alusin al libro Mxico en el teatro de Usigli, publicado un ao antes (1932).Salvador Novo escribe su apreciacin del teatro tradicional en un artculo Spellbound Stages, publicado en Theatre Arts Monthly (1938). Con humor vitrilico se mofa de la pervivencia de la influencia espaola. Llama al teatro Ideal el asiento oficial artstico de nuestra colonia espaola por la escenificacin del astracn con tcnica similar a la de las creaciones de los hermanos Marx, pero sin ellos. Cita a Muoz Seca como autor favorecido por numerosas puestas, y recuerda su reciente muerte baleado durante la guerra civil espaola por los izquierdistas, agregando irnicamente que no fue, como se esperara, a causa de sus piezas; se burla de la tradicin escnica mexicana de pronunciar con acento castellano, ya que los actores son absolutamente inhbiles para imitar a un mexicano, a pesar que la mayora de ellos nacieron en las calles que rodean el teatro (570-571). Termina hablando de la imposible nostalgia de sus primeros aos de espectador, al no haber ningn cambio, como en un bosque petrificado, donde los sonidos estn tambin petrificados y pueden ser odos de nuevo. Con humor sardnico imagina volver a los teatros de su infancia:Me libera de toda la nostalgia o el pesar de mi infancia. Yo puedo volver a ser un nio de nuevo simplemente con sentarme en el teatro Hidalgo un domingo en la tarde, llego a ser un joven poeta al contemplar a las hermanas Blanch, las grandes actrices del astracn, o hasta convertirme en beb, en ciertas ocasiones. Es tan bueno como la bsqueda de la Fuente de la Juventud, y mucho ms segura, ya que hay la certeza de encontrarla. De hecho, uno se siente muy viejo nicamente ante los teatros experimentales de las generaciones ms jvenes.

(574)

Desde la perspectiva de 1940, Antonio Magaa Esquivel hace un sumario de la Comedia Mexicana:Confundi una frmula con un arte. No hay en ella ni los ojos ni el espritu que justifique el rtulo que ostenta. Sin embargo, pareci por un momento que la tarea dara fruto y ello explica las subvenciones oficiales que goz. Pero en su larga [y] aterida existencia no se ha hecho visible ningn suceso revelador de un espritu de ascenso. Las circunstancias primeras que utiliz La Comedia Mexicana pudieron hacer pensar en objetivos de arte; despus se ha visto que el modelo elemental de su teatro se conserv esttico, sin ir ms all de su encuentro con Linares Rivas.

(Imagen: 56)

No hay mencin de las obras de este grupo que difieren de esta esttica, por lo que la evaluacin resulta injustificada.En 1951, Celestino Gorostiza hace patente su hispanofobia en una mencin derogatoria del teatro peninsular incluida en el pequeo opsculo crtico que titula Apuntes para una historia del teatro experimental:Si observamos el proceso de nuestro teatro, veremos que hasta hace muy poco tiempo estuvo bajo el dominio econmico espaol. El predominio artstico, en consecuencia, era tambin espaol... En ese ambiente resultaba natural que los pocos escritores mexicanos que se aventuraban a escribir una obra teatral, aun procurando plegarse a los gustos y los estilos reinantes, encontraran escassimas o ningunas oportunidades de ver sus obras estrenadas. En cuanto a los actores, deban adquirir la pronunciacin, el acento, el porte y hasta el tipo de un perfecto espaol, no slo en las tablas, sino en la vida privada, si queran tener acceso a las compaas que trabajaban en los teatros de Mxico, del mismo modo que los toreros.

(24)

El partidarismo a favor y en contra del teatro espaol fue la razn de una ruidosa manifestacin de protesta que sufri Celestino Gorostiza en un caf de teatristas, por un artculo periodstico en donde haba afirmado que Benavente no era de ningn modo el nico ni el mejor autor del mundo (Apuntes: 24).Por su parte, Nomland conceptualiza a la Comedia Mexicana como un teatro comercial, aunque con unidad esttica y con una perspectiva social enfocada hacia la clase media que asista a los espectculos:La Comedia Mexicana debe considerarse como una aventura del teatro comercial, que gozaba ocasionalmente de un subsidio oficial. Bajo su nombre rimbombante se presentaron un gran nmero de obras escritas en los veintes y principios de los treintas [sic]. No obstante, hay una unidad [sic] y un carcter fundamental en las obras patrocinadas por la Comedia Mexicana. El ambiente escogido para ser representado en la escena era el de la confortable seguridad de la sala de la clase media, en donde los diarios problemas morales podan considerarse sin la interferencia de los enojosos asuntos exteriores. A pesar del creciente inters por la tradicin dramtica francesa, Manuel Linares Rivas era el autor favorito, y sus enseanzas de crtica social dominaban los salones de cartn de los escenarios.

(Teatro: 234-35)

Las afirmaciones de Nomland resultan desubicadas porque la Comedia Mexicana nunca mont una obra de Linares Rivas, ni la influencia de este autor abarc todas sus obras, ni tampoco el teatro francs era su predilecto.Esta perspectiva hispanofbica es tambin patente en Magaa Esquivel y Ruth S. Lamb cuando estudian a los dramaturgos de las primeras dos dcadas del siglo XX: Aquellos autores mexicanos aparecen trabajando las mismas vetas que los dramaturgos espaoles de fines y principios de siglo persistan en remover hasta un punto que sealaba su agotamiento. Individualmente, cada uno dispone su obra con prudencia en torno al ideal benaventino y, algunos con no pocos aciertos, con solidez y vivacidad (Breve historia: 101). La opinin de Dauster es ms equilibrada a pesar de que niega a los autores relacionados con la Comedia Mexicana la posibilidad de renovacin:Ensayaban renovar trabajando dentro del teatro comercial establecido, escribiendo obras urbanas, muchas veces realistas, y no lograron arrumbar el convencionalismo del teatro profesional agotado. Dieron, eso s, una sacudida saneando, aunque fuese por reaccin, otras tentativas. La prueba de los Siete mostr que la renovacin forzosamente tendra que brotar fuera de los lmites del teatro comercial, dura prueba que tampoco pudieron llevar a cabo cabalmente grupos posteriores.

(Historia: 48)

Ninguno de los crticos arriba citados menciona la estrecha colaboracin de la Comedia Mexicana con el Grupo de los Siete Autores. Es importante notar que estos dos grupos son coincidentes a partir de la tercera temporada nominal (1925), hasta que su influencia desaparece a partir de la octava temporada (1937), en parte porque Dez Barroso, Jos Joaqun Gamboa y Carlos Noriega Hope haban muerto para entonces. No es posible analizar los beneficios que el Grupo de los Siete aport al teatro mexicano sin aceptar, paralelamente, los logros de la Comedia Mexicana. La crtica ha tratado de separarlos, otorgando a los siete autores las virtudes vanguardistas del periodo: la bsqueda de una frmula teatral que permitiera llevar a la escena a la clase media post revolucionaria, con su propia manera de sentir y de hablar, oponiendo lo urbano a lo costumbrista rural. Segn los crticos antes mencionados, pertenece a la Comedia Mexicana el lastre de la tradicin de las mismas vetas ya gastadas por los dramaturgos espaoles... los mismos actores, las decoraciones, los locales eran o se parecan demasiado a las empresas espaolas profesionales (Argudn: 77-78). La estrecha colaboracin de los siete autores con la Comedia Mexicana y los mltiples estrenos de sus obras que se llevaron a cabo dentro de las actividades de la Comedia, permiten concluir que en mucho fueron labores coincidentes, compartiendo tanto los merecimientos como las limitaciones. Conviene agregar que las labores de ambos grupos constituyen un movimiento en la historia del teatro mexicano, debido a la permanencia de la Comedia Mexicana por un lapso de diecisis aos, a la congruencia del criterio esttico ejercido en la seleccin de piezas y a la plena identificacin con su pblico metropolitano.

ArribaAbajoLa dramaturgia de mujeresUno de los mritos de la Comedia Mexicana fue el llevar a la escena obras de dramaturgas de la primera generacin en que apareci la dramaturgia femenina en Mxico: Teresa Faras de Isassi (1878-1930), Catalina D'Erzell (seudnimo de Catalina Dulch Escalante, 1897-1950), Amalia de Castillo Ledn12. Concepcin Sada Hermosilla (1899-1981) y Mara Luisa Ocampo (1908-1974) lograron un vehculo promocional para sus ideas y su teatro. Estas autoras alcanzaron gran renombre y xito; sus esfuerzos estuvieron tambin orientados a la organizacin de las actividades teatrales. Varias obras de estas dramaturgas son analizadas posteriormente en el presente captulo. En el captulo dedicado a los grupos experimentalistas se incluye una exposicin de las aportaciones de Antonieta Rivas Mercado (1900-1931), como dramaturga y como organizadora del Teatro de Ulises. Otras autoras teatrales de los mismos aos no alcanzaron tanta aceptacin: Manuela Eugenia Torres, que estren La hermana (1924) en el teatro Arbeu y quien tiene varias piezas de la primera dcada inditas y sin estreno; Elena lvarez, con Un dilogo doloroso (1923) y Muerte de hambre (1926), editados como Dos dramas revolucionarios; Mara Enriqueta Camarillo de Pereira, Rosa de Castao (1926) y El enterrador (1936); Julia Nava de Ruisnchez, con Dramatizaciones de leyendas mexicanas y cuentos (1933) y tres colecciones ms de obra breve y de teatro infantil; Concha Michel, quien public dos antologas de obras breves: Obras cortas de teatro revolucionario y popular (1931), y posteriormente Obras de teatro para la mujer, en el que se encuentran Cautiverio en libertad, De nuestra vida, Mitos en ocaso, y otras. Todas estas autoras constituyen la primera generacin de dramaturgas no slo en Mxico, sino en toda Hispanoamrica.Anteriormente la dramaturgia femenina haba estado slo espordicamente representada: Julia Delhumeau Vda. de Bolado, autora de dieciocho piezas, con nicamente dos estrenos y ninguna publicacin; Elvira Nosari, Cristbal Coln (1906), y Jacinta o El mrtir de la caverna, sobre la participacin de la mujer en la lucha de independencia; Mara Luisa Ross, Historia de una mujer y Rosas de amor (1918), Carlota Contreras, Mariana Peaflores de Silva, Victoria Gonzlez, y alguna ms. Usigli cita a Isabel ngela Prieto de Landzuri (1833-1876) como la primer mujer mexicana despus de sor Juana que escribi teatro (Mxico en el teatro: 82). Aunque era originaria de Espaa, fue educada en Guadalajara, Mxico; tambin cultiv la poesa. Su obra pertenece al periodo romntico, y estren varios de sus quince ttulos: Las dos flores, Oro y oropel, Los dos son peores y la escenificacin como homenaje pstumo de Un lirio entre zarzas.

ArribaAbajoLa evolucin del teatro tradicionalCon el fin de mejor comprender el valor de las aportaciones de la Comedia Mexicana, este estudio incluye un anlisis de las principales obras que montaron, para demostrar su grado de evolucin a travs de sus nueve temporadas. En un primer nivel se encontr que todas las piezas pertenecen a la esttica realista; sin embargo, hay matices importantes que sealar. Algunas obras son espejo de una sociedad recreada en la escena con marcados tintes melodramticos; con ellas se pretende llevar a cabo una defensa de los valores que se consideran fundamentales para la sociedad mediante la presentacin de un conflicto axiomtico. nicamente en este primer nivel se pueden identificar remanentes del teatro post benaventino y, ms an, del de Linares Rivas, por lo que pudiera aplicrsele el comentario de Francisco Ruiz Ramn sobre este dramaturgo espaol: El teatro de Linares Rivas representa, visto en perspectiva histrica, la versin bronca y extremista de la vertiente de crtica burguesa de la burguesa del teatro de Benavente, despojado de la irona, aticismo y ambigedad, as como de las cualidades del lenguaje y construccin teatrales propios de la frmula benaventina (Historia: 54). A esta esttica pertenecen varias obras de la Comedia Mexicana, como las tres de Catalina D'Erzell: Cumbres de nieve (segunda temporada), Esos hombres! (tercera) y La razn de la culpa (quinta). En las tres, la mujer es el centro de atencin dramtica, y el nico conflicto parece ser el de conservar al hombre que ama. La primera obra presenta las vicisitudes de Ana Mara por lograr el amor de Pepe, quien llega a casarse con otra sin conseguir la felicidad, para comprender demasiado tarde que a la que amaba era a Ana Mara. Posteriormente los revolucionarios atacan el pueblo y detienen a Pepe, quien es fusilado a pesar de los intentos de la desafortunada protagonista por salvarlo; ella es al final redimida al contraer matrimonio con un hombre mayor. En Esos hombres!, Azucena pierde a su amante cuando ste decide casarse con una joven, a pesar de que ella lo haba regenerado social y moralmente. Cuando la protagonista intenta destruir el reciente matrimonio, descubre que su rival va a ser madre, por lo que decide respetar el hogar, a pesar de que la soledad la llevar al suicidio. La razn de la culpa es una pieza similar, la trama presenta a una hija que se casa con el amante de su madre para impedir el deshonor de su padre. Lamb y Magaa Esquivel definen el teatro de D'Erzell con exactitud: En sus invenciones dramticas domina la nota melodramtica, sentimental, y lleg a manejar con destreza los resortes de las lgrimas; por ello su teatro resulta efectista, un teatro que deja un polvillo sutil en los ojos de las espectadoras y cierta combustin en su nimo (Breve historia: 112). Nomland llega a decir con un dejo de irona que son piezas del siglo pasado con anacronismos tales como telfono y automviles (Teatro: 236).La evaluacin derogatoria de la Comedia Mexicana nace de este tipo de obras que, vistas con la perspectiva del tiempo, parecen teatro muerto. Muchas otras piezas presentadas en este movimiento pertenecen a una esttica similar, inclusive aquellas del Grupo de los Siete, como las cuatro obras de los hermanos Lozano Garca, Al fin mujer! (tercera temporada), Estudiantina (cuarta), Hombre o demonio (quinta) y Hembra (sptima); as como las piezas de Ricardo Parada Len, La agona (segunda), Los culpables y Sin alas (tercera), El dolor de los dems (quinta) y El porvenir del Dr. Gallardo (sptima). La pieza ms conocida de los hermanos Lozano Garca es sin duda Al fin mujer!, comedia dramtica que relata la relacin de Mara con su esposo, un joven mdico, y sus esfuerzos para salvar su matrimonio amenazado por los amoros del marido con una prima suya. Al final, el amor matrimonial triunfa, y la protagonista logra conmover al casquivano esposo y preservar su matrimonio. La trama de La agona de Parada Len es similar, con la variacin de que es la protagonista, Sofa, la que recurre al adulterio. Cuando su esposo confiesa que est al tanto de la infidelidad, pero que ha decidido no hacer nada porque est enfermo de muerte, la protagonista renuncia a sus amoros para quedarse al lado de su marido enfermo.Todas estas obras y muchas ms configuran el grupo del teatro comercial de afiliacin al teatro espaol de similar calidad en el periodo cercano al cambio de siglo XIX. Son piezas de tres actos con una estructura lineal que eslabona las escenas mediante una sumatoria de acciones por lo general sencillas, con la ausencia de subtramas, y cuyo inters teatral es generado no por su desenlace nico y esperado -la guarda de la dignidad femenina dentro del matrimonio-, sino por la accin que le precede y que siempre es prolongada por complicaciones melodramticas. El xito de estas obras fue grande, especialmente las de Catalina D'Erzell que duraban en cartelera temporada tras temporada, a pesar de que hoy nos parezca que hablaban en necio a un pblico complaciente. Lo que slo el hombre puede sufrir (sptima) dur en cartelera ms de 150 representaciones (Oursler, El drama: 66-67). Otra de las piezas pertenecientes a este primer nivel de evolucin es El vendedor de muecas (octava) de Nemesio Garca Naranjo, obra que acierta por la irnica crtica social, aunque con obvia estructura benaventina. Hay que recordar que todas las historias del teatro mexicano separan la labor escnica de la Comedia Mexicana de la del Grupo de los Siete, menospreciando a aqulla y apuntando a este grupo de dramaturgos el papel de basamento del nuevo teatro mexicano; como se ha podido comprobar, esta es una apreciacin errnea debido a que en ambos grupos se escribieron melodramas provenientes de la alta comedia espaola.Un segundo grupo puede ser formado con obras que pertenecen a un teatro que ha evolucionado estticamente, alejndose de la repeticin de las frmulas post benaventinas de la alta comedia, presentando temas similares pero desde perspectivas inusitadas o con desenlaces inslitos para esos aos. Este segundo grupo guarda ciertas correspondencias con el teatro de los espaoles Mara y Gregorio Martnez Sierra, en cuanto a la mejor construccin de sus piezas y a la ternura lrica de las protagonistas. Algunas de estas obras son dignas de recordarse, como Cuando las hojas caen (quinta temporada) de Amalia de Castillo Ledn. Aunque esta obra posee todos los elementos para ser un melodrama, hay un cambio en la ptica con que se conceptualiza a la mujer, por lo que es una pieza, gnero que Usigli defini como obra seria que aborda la exposicin y el conflicto de temas contemporneos, graves, mentales, sentimentales, sociales o biolgicos (Itinerario: 35). Su trama presenta el consabido tringulo de deseos ante la posibilidad del divorcio: Clara, joven viuda con una hija, es pretendida discretamente por Jorge, de quien Alicia, la hija, est enamorada. Al decidirse Jorge a declarar su sigiloso amor a Clara, sta interpreta que va a pedir la mano de su hija. La boda tiene lugar y la pareja llega a ser desgraciada. La madre acepta en matrimonio a un norteamericano y parte a vivir al extranjero, mientras la hija decide divorciarse a instancias maternas. Aunque la trama podra recordar a la alta comedia, existen ciertas variaciones temticas que apuntan hacia otro objetivo dramtico nacido de concebir a la mujer como principio de accin teatral y no slo como receptora de la accin propuesta por los personajes masculinos; por ejemplo, el divorcio es sugerido por la madre y decidido maduramente por la hija:ALICIA.- No quiero reprocharte, pero, por qu no me hiciste ver la vida desde nia tal cual es, por qu no me sealaste siempre el lado triste de las cosas, por qu no me abriste los ojos y me hiciste ver las pequeeces y las crueldades que hay por todas partes?CLARA.- Hubiera entristecido tu niez y tu vida entera. Me vas a decir que es peor haber estado sumida siempre en un sueo, en una ilusin, y despertar de pronto en una realidad penosa. No, no, t tienes cuando menos el recuerdo de una poca feliz que yo quise prolongar indefinidamente. Tienes, adems, un gran acopio de optimismo que te servir en todo tiempo y que se convertir en energas en un momento dado...ALICIA.- Si t supieras la lucha, la batalla que he tenido que sostener... Quise que vinieras para hacerte saber mi determinacin: voy a divorciarme.

(93-95)

Al final, la decisin de Alicia perdura a pesar de que est embarazada. En la ltima escena Jorge ha ido con unos amigos a divertirse, mientras Alicia queda sola sentada en la banca, en medio del silencio de la tarde. Los rboles se deshojan lentamente. Sumida en hondas reflexiones, rompe a sollozar con amargura; pero se contiene al notar que el jardinero, que desde el principio de la escena anda bajo los rboles componiendo las plantas, empieza a barrer las hojas cadas:ALICIA.- Qu hace usted ah?JARDINERO.- (Dejando caer las palabras con lentitud.) Barro las hojas secas que caen sobre los prados y maltratan las rosas.ALICIA.- Maltratan las rosas... (Pensando con tristeza en su vida; despus.) S, brralas usted... brralas usted todas... (Se deja caer en la banca ahogando los sollozos, En tanto, las hojas siguen cayendo, y el jardinero las barre en medio de la quietud de aquella fra y lnguida tarde de otoo.) (Teln lento.)

(148-49)

En cuanto al gnero, el melodrama es asordinado por un plido cinismo y por un lirismo en el dilogo; adems hay un deseo esttico de presentar con mayor verosimilitud la realidad social femenina vivida por el pblico clasemediero.Al mismo estadio de evolucin pertenecen muchas otras obras: Padre mercader (quinta temporada) y Palabras (sexta) de Carlos Daz Dufoo; Las pasiones mandan (tercera) de Vctor Manuel Dez Barroso; Si la juventud supiera y Trptico (quinta) de Jos Joaqun Gamboa; Lo que ella no pudo prever y La cada de las flores (segunda), y Cndido Cordero, empleado pblico (tercera) de Julio Jimnez Rueda; Cosas de la vida (segunda) de Mara Luisa Ocampo; y Vivir para ti (tercera) de Francisco Monterde. Una de la obras de Monterde que no fue escenificada por la Comedia Mexicana pero que pertenece a este grado de evolucin es Oro negro (1927), estrenada en el teatro Ideal en 1930, cuyo tema sobre el petrleo es asordinado por una compleja trama romntica de dos parejas. Todas estas piezas presentan diferentes perspectivas frente a la institucin familiar; en lugar de la mujer como el nico centro de inters, ahora se presenta el microcosmos social que la rodea, sin que exista la lucha de la malevolencia contra la supuesta virtud femenina; son amplificaciones focales de los mismos problemas para alcanzar mayores aperturas temticas. Cndido Cordero de Julio Jimnez Rueda es una pieza representativa de este estadio de evolucin dramtica, ya que experimenta con un nuevo realismo para lograr escenificar la mediocridad sin esperanza en la vida del pequeo burcrata. El resultado es una agradable incursin por la vida mexicana sin tener que soportar los fastidiosos problemas matrimoniales (Nomland, Teatro: 208).Paulatinamente el gnero teatral se alejaba del melodrama. Un buen ejemplo es El mismo caso de Jos Joaqun Gamboa, que presenta tres parejas que solucionan su caso de adulterio femenino. Tiene tres actos que respectivamente pertenecen a la comedia, al drama y a la farsa. Esta pieza ensaya con la mezcla de gneros pero no logra las excelencias de Los cuernos de don Friolera (1921), de Ramn del Valle-Incln, en cuanto experimento de gneros en una misma pieza, pues la hibridez de gneros slo sirve para sealar diferentes perspectivas al consabido tema del adulterio. Gamboa dedic esta pieza a una de las mujeres ms importantes del teatro mexicano, la fundadora y promotora de la Comedia Mexicana: Para Amalia G. C. de Castillo Ledn / Homenaje a su belleza, a su virtud y a su talento (3: 317). El mismo caso se inicia con unas palabras del director de escena, tal y como viste en el escenario, intervencin que tiene la misma finalidad de preparar al auditorio para que no le sorprenda un teatro nuevo:Antes de que se vaya a levantar el teln, el autor me suplica dirigir a ustedes unas cuantas palabras. Busc para su nueva obra teatral un nuevo asunto, algo que se apartar, as fuera un poquito, de lo tratado en comedias, en dramas y en farsas, y as fue como la encontr... una pieza de teatro en la que hubiera estas tres formas, las tres en una misma obra, tres en uno, como el anunciado aceite para los automviles. Los protagonistas de cada uno de los actos son tan diversos unos de otros como lo son, en el teatro, la comedia, el drama y la farsa; pero quienes deciden de sus destinos son los mismos en los tres actos del trptico... Smbolo?... quizs vida.

(319)

Esta misma argucia dramtica la hace Jacinto Benavente en el Prlogo de Los intereses creados para orientar al auditorio utilizando la comunicacin directa. Esta obra es uno de los mejores ejemplos del esfuerzo del teatro mexicano por encontrar nuevos cauces, a pesar de que el pblico de la Comedia Mexicana estuviera ya entrenado a gustar de obras de corte tradicional; por eso el personaje toma la voz del autor para rogar a la butaquera que juzgue el experimento esperando que de verdad haya atinado. La pieza cierra con la antigua costumbre de la peticin de perdn: Ya festejamos esto dignamente y ahora nos marchamos por donde vinimos, pidindoles perdn por tanta impertinencia (514).El mismo caso presenta el tema del adulterio femenino en tres circunstancias. La obra presenta un grupo social concreto, con numerosas referencias a lugares y formas de vida de la burguesa mexicana de ese momento, con personajes que asisten a tres tertulias y que continuamente beben ccteles, mientras conversan con un dilogo de frases cortas e ingeniosas. En la comedia, el marido perdona y la pareja se va a una nueva luna de miel; en el drama, el marido no perdona y mata a la esposa; y en la farsa el marido perdona a la esposa al saber que l va a ser padre. Hay una carga de irona en la estructura dramtica, ya que la concatenacin de la trama est lograda por la permanencia en los tres actos de dos personajes libertinos, la amante del primer caso y un don Juan, quienes acaban unindose en cristiano matrimonio. La evolucin de la estructura y del tema no corresponde con la esttica utilizada, que sigue siendo la del sainete espaol de tono costumbrista.En la amplia produccin de Jos Joaqun Gamboa sobresalen dos obras que son, sin duda, las que mejor sealan hacia el teatro que haba de venir: Alucinacin o Ella y El caballero, la muerte y el diablo. La primera obra pertenece por su esttica a la corriente tradicional, a pesar de que fue estrenada por el grupo vanguardista de Gmez de la Vega (1930). La trama de Alucinacin presenta a un pintor llamado escuetamente l, quien viaja de Mxico a Cuernavaca para olvidar a la mujer que ama. Una tarde el artista desesperado sufre la alucinacin de verla a pesar de que ella no puede estar all. Con extraeza constata que Ella viste exactamente como en el cuadro que haba estado recientemente pintando. Ms tarde descubre que ella ha sido asesinada por su rival a la misma hora de la alucinacin, coincidencia que permite a esta obra analizar los estados de conciencia y de percepcin:L.- No me mover de aqu jams, hasta que Ella no vuelva...EL MAESTRO.- Para qu ha de volver?, si ah (Seala el retrato.) est siempre.L.- Si no vuelve, tampoco volver mi talento, ella se lo llev.EL MAESTRO.- Ella te lo aument. Porque la creste perdida la fijaste ah, ah... la inmortalizaste!L.- Quirala usted mucho, maestro. Siento que las sombras invaden mi cerebro... No pensar, maestro, no pensar!... Concibe usted dicha ms grande? El pensamiento es el mayor castigo que Dios le infligi al hombre... Tal vez me imagine que Ella vive. La ver en todas las mujeres, en todas!

(94-95)

La ms importante obra de Jos Joaqun Gamboa es El caballero, la muerte y el diablo. Fue escrita en 1931, el ao de la muerte de su autor, y estrenada en 1937 en el teatro Iris por la compaa Rambal, grupo comercial encabezado por un actor espaol residente en Mxico. La novedosa trama escenifica los intentos de un Caballero para burlar a la Muerte y al Diablo, durante una guerra en que el dramaturgo contrapone la expansin sovitica y el materialismo norteamericano. La obra tiene elementos de comedia filosfica al presentar la escasa fuerza que, segn el autor, Dios tiene en la tierra, pero adems contiene abundantes elementos frsicos. Es sin duda uno de los experimentos ms logrados de este periodo dentro de la corriente tradicional del teatro mexicano. Pocos dramaturgos mexicanos han logrado una produccin dramtica comparable a la de Jos Joaqun Gamboa; la publicacin de sus obras completas en 1938 fue la edicin ms importante de piezas de un dramaturgo del siglo XX, hasta la aparicin del Teatro completo de Usigli o las Obras de Villaurrutia.Algunas de las piezas producidas por la Comedia Mexicana poseen valiosos hallazgos temticos, estilsticos y estructurales. Sin embargo, las nueve temporadas logran una unidad esttica que sera de gran influencia en el gusto del pblico. Las piezas que alcanzan el ms adelantado estadio de evolucin son las de Vctor Manuel Dez Barroso: Vncete a ti mismo, estrenada en 1925, y Una farsa, escenificada un ao despus. Vncete a ti mismo acusa influencia pirandelliana, al contraponer la realidad de un grupo de amigos que lee una obra de teatro escrita por un mdico sobre una neurpata, y la vida ntima de un matrimonio que est entre los lectores. El personaje de la obra leda -igualmente titulada- es un hombre dominado por instintos asesinos contra su esposa, ya que siente deseos incontrolables de ahorcarla cuando la abraza, y para evitarlo se corta las manos. Al final, los lectores comentan la obra, mientras la esposa teme la repeticin de lo sucedido en la obra en su propia vida. Gonzlez Pea opina que las teoras freudianas le proporcionaron ocasin de tramar un original, curioso y a la vez pujante conflicto dramtico (Historia: 308). Frank Dauster ha afirmado que con Dez Barroso estamos plenamente dentro del teatro irrealista actual; en Vncete a ti mismo presenta distintas perspectivas sobre la misma escena para producir dos reacciones totalmente distintas en el pblico (Historia: 48). Una farsa es una pieza ldica lejana del melodrama, con el objetivo dramtico de presentar la vida humana desde una perspectiva irnica: una pareja prueba su amor utilizando a un amigo que se presta a fingir inters por Lidia, y mientras la pareja se ha reconciliado, el amigo se ha quedado enamorado de la protagonista.La mejor de las obras de Dez Barroso es l y su cuerpo, estrenada pstumamente por la compaa de Mara Guerrero-Fernando Daz de Mendoza en el teatro Virginia Fbregas (1934). Los elementos melodramticos de esta obra estn hbilmente distanciados por un tono realista y por una estructura frsica. Los cuatro actos son indicio de una experimentacin en la estructura: el primer acto presenta a un grupo de amigos que juegan cartas mientras esperan las noticias radiofnicas del heroico viaje de Rafael valos. Un compaero de infancia del aviador -Ernesto- nos presenta la dimensin humana del hroe y explica las razones de su miedo:ERNESTO.- Es un gran aviador, nada le suceder; ya demostr sus conocimientos en su ltima prueba. Estoy seguro de que llegar.MARGARITA.- Lo que se va a hablar de l.ERNESTO.- Y de Mxico.CHUCHO.- Para aviador se nace, valos, desde chico sinti inclinacin por esa carrera.ERNESTO.- Si vieras que no. Nunca se me ha podido olvidar un detalle curioso de su vida. Cuando hicimos la prctica de topografa tuvimos que dormir varias noches en un cerro que llaman la Tijera; una de ellas, muy obscura llovi de una manera tremenda y oamos a cada momento los rayos cerca de nosotros. Sin embargo, nos dormimos, porque a esa edad y con cansancio no lo despierta a uno nada. Y Rafael valos al da siguiente me dijo: Si vieras, Ernesto, no pude dormir, me invadi como una gran ansiedad, como el deseo de echar a correr para salir de esa oscuridad e ir a donde hubiera luz; no fue miedo lo que tuve, fue una angustia que me haca perder la nocin de donde estaba, algo raro que no me explico.

(22-3)

La llegada de la madre del aviador a la escena y la noticia radiofnica de que ste ha salido en su vuelo de regreso hacia la capital mexicana, sirven de clmax al primer acto. A pesar de ser un primer acto de factura tradicional, la posibilidad de predecir los sucesos futuros es nula.El segundo acto sucede en la casa de la madre de Rafael y muestra el impacto en la familia de la tensin de la prxima llegada del aviador, como lo afirman los mensajes radiofnicos. La informacin del accidente cambia el desenlace con gran conmocin escnica, pero la madre, ignorante an de la tragedia, lo interpreta como el anuncio de la llegada:LA MADRE.- Pues por la calle hay mucha gente. Desde el cuarto de la esquina me asom y vi grupos, y gente que iba muy de prisa. Miren. (Van los tres a la ventana.) Vean cuntos pasan. A lo mejor ya va a llegar Rafael: lo que es yo no me muevo de aqu. (Toma una silla y se sienta de espaldas al pblico, viendo por la ventana.) Con estos anteojos lo ver pasar. Y la gente aumenta, ya no debe tardar.

(71)

A pesar de que este acto pudiera acercarse al melodrama, la inusitada perspectiva estructural de la obra permite un distanciamiento frsico que transforma la trama con una nueva ptica dramtica, al no fundamentar el inters dramtico en los sentimientos de los personajes, sino en la orientacin de la atencin del pblico a la entrada de un personaje que nunca llega y que muere sin presentarse a escena. El tercer acto se desarrolla despus de varios das en la capital de uno de los Estados de la Repblica, en una casa de huspedes -hogar teatral muy socorrido por la escena en estos aos-. Una muchacha se siente enamorada del hroe a pesar de que nunca lo conoci. Aparece un personaje identificado como Viajero, a quien posteriormente un amigo, Ernesto, lo reconoce como el aviador muerto:VIAJERO.- Me creste un aparecido.ERNESTO.- Una alucinacin. Y es claro, desde hace unos quince das no se habla sino de ti, de tu catstrofe, de tu gloria.VIAJERO.- Y de mi muerte.ERNESTO.- S, hasta de tus funerales y, la verdad, no entiendo, me vuelvo loco.VIAJERO.- No sueas, no. Soy yo, Rafael, tu amigo, que vive a pesar suyo.

(92-93)

La carga de la cobarda es tan grande que Rafael se suicida despendose, como el trgico caro que no pudo continuar su vuelo. Su entierro es annimo y sin duelo, su propia madre reza por el muerto sin saber que es su hijo, por creer que ste est en otro lugar. Solamente el amigo y el pblico saben el final trgico del hombre pequeo que no supo vivir como hroe cuando tuvo la oportunidad de serlo, y que tampoco logr acostumbrarse posteriormente a la vida cotidiana por encontrarla mediocre.Es una obra de transicin hacia un estadio superior de la evolucin teatral al elaborar novedosamente la trama que narra un acontecimiento de la vida mexicana desde un ngulo inusitado: la muerte accidental de un aviador en los aos en que se abran heroicamente las rutas areas. La trama sorprende al presentar la verdadera realidad de los hechos, ya que el aviador no muri, sino que se ha ocultado para no descubrir un acto de cobarda que le llev a aterrizar por miedo en una playa solitaria; el aviador incluso asiste de incgnito a su honroso funeral, que alcanza la proporcin de un homenaje nacional. Tanto le ha emocionado el respeto del pueblo ante su supuesta heroicidad, que para impedir ser descubierto opta por el suicidio. Dez Barroso ide la obra mientras asista a los funerales del aviador mexicano Emilio Carranza, quien fue el primero que hizo el vuelo Mxico-Nueva York sin escalas en 1928, y muri a su regreso al caer su avin en New Jersey (Magaa Esquivel, Breve historia: 111). En una crnica periodstica, Carlos Gonzlez Pea comenta su estreno encomisticamente: Novsima es, por el asunto y por la tcnica. Inspirada en las grandes catstrofes areas introduce en el teatro como elemento dramtico, la aviacin. Pero todo esto proyectndolo original e ingeniosamente en las almas en forma de crear un conflicto interno de honda y destellante emocin (Crnica, en l y su cuerpo: 137). La heroicidad del hombre que descubre la trascendencia de un destino mayor que el que est capacitado para vivir, anticipa a El gesticulador, pieza que fue escrita por Usigli cuatro aos despus del estreno de l y su cuerpo. Esta obra logra una temtica nueva al llevar a la escena la situacin del mexicano ante su historia con un gran distanciamiento, y experimenta con una estructura de cuatro actos la recreacin escnica que sucede en una diversidad de espacios, desde el citadino hasta los espacios exteriores del volar areo. La realidad escnica es buscada con una esttica nueva que permite reconstruir un espacio teatral cercano al cinematogrfico, aunque una visin desencantada hace que la pieza trascienda su propia trama y presente el pensar del autor acerca de la mediocridad post revolucionaria.En cuanto a las obras breves de Dez Barroso hay que apuntar que son unas las ms logradas del teatro breve en este periodo; es ah en donde reside su genio, segn la apreciacin de Nomland (Teatro: 243-44). Una coleccin de obra