1er concurso
Gràcia: mira-la i conta-la Festa Major de Grácia
16, 17, 18 de agosto de 2010
Trabajos realizados por los participantes del 1er
concurso Gràcia: mira-la i conta-la, realizado
durante la Fiesta Mayor de Gràcia, del 16 al 18 de
agosto de 2010.
http://www.festamajordegracia.cat
http://laboratoriodeescritura.com/blog/es/201
0/08/1er-concurso-gracia-mira-la-i-conta-la-
festa-major-de-gracia
Ganador: Nicolás Manzano Wendel
1er finalista: Joan Busquets Amorós
2do finalista: Anacristina Pol
3er finalista: Carmela Serantes
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Es innegable que con el pasar de los años, cualquier cambio que amenace
nuestro espacio nos resulta hostil y aterrador. Pero arrastra consigo una
frecuencia sonora casi inaudible, que nos despierta del siempre silencioso
letargo de la cotidianidad.
Aquel domingo no había podido asistir Jordi Arnau, mi habitual
compañero de juego y vecino de toda la vida del Carrer Montmany. En su
lugar habíamos decidido invitar a un desconocido del barrio; un solitario
anciano que solía frecuentar La Plaza del Diamante. Boris Lancaster era su
nombre.
La mirada perdida y cuatro rondas dispersas carentes de lógica, me
llevaron a pensar que el Sr. Lancaster no tenía la mas mínima noción de lo
que significa jugar dominó en equipo. Quizás sea la senilidad, pensé.
Tradicionalmente, durante el desarrollo del juego no se permite
intercambiar ninguna palabra, a fin de evitar que los equipos se comuniquen
entre sí. Motivado por el poco nivel de juego que había en la mesa, decidí
pasar por alto aquel principio ¿A qué se dedica usted Sr. Lancaster?, le
pregunté. Todos se miraron por un instante que pareció eterno, pero él no
emitió palabra alguna. Encendí un cigarrillo, volví a detallarlo, y me convencí
de que podía ganar la partida sin él.
Al terminar aquella ronda, me pidió que apagara el cigarrillo y me
contestó: solía ser profesor, pero ahora soy jubilado. Era la primera vez que la
mirada de aquel sujeto parecía estar enfocada, y como Pep seguía removiendo
las fichas, me dio tiempo para soltarle un par de consejos sobre el juego.
Esa ronda la ganamos, corroborando lo evidente; si a partir de ese
momento me concentraba y dejaba de pensar colectivamente, yo ganaría la
partida, e incluso la idea de repartir créditos con aquel anciano, no me
molestaba demasiado.
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El azar me había traído una mano excelente; e inmediatamente, había
tomado el control de los dos extremos de la mesa. Me sentía seguro y
excitado, como quién oculta una gran verdad. Aproveché que frente a
nosotros pasó una pequeña niña como excusa para liberar mi sonrisa, volví la
mirada hacía la mesa; todavía sonriente, la mano del Sr. Boris Lancaster aún
tapaba la ficha que acababa de dejar en la mesa ¿Qué has hecho?, le pregunté,
¡Has trancado el juego! Pep y Gonzalo sonreían mientras iniciaban el conteo
de las fichas, el anciano se levantó de la mesa, cogió su maletín, y sin ver ni
una sola ficha dijo: no hace falta que cuenten las nuestras; las de ustedes,
caballeros, suman 53.
Luego de eso me cogió por el hombro, se despidió de todos con una
sonrisa, y se fue caminando lentamente en dirección a La Plaza. Pep y
Gonzalo comprobaron que la sumatoria era cierta, y nunca más volvimos a
verlo.
Nicolás Manzano Wendel
Ganador
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Agencia: soloeconomía 17.08.10
* Desde Barcelona, nuestro enviado especial.
En la exVilla de Gracia, de la Ciudad Condal, se está celebrando, la Fiesta
Mayor, con sus calles y plazas engalanadas. Una tradición que se remonta ya,
a varias décadas, en la que cada agrupación de vecinos, dedica horas, ingenio
y trabajo, para que su calle o plaza, quede adornada según sus preferencias y
disponibilidades.
Ahora, con la economía flaqueando, hemos intentado pulsar cómo es el
ambiente que se vive y, para ello, hemos entrevistado a una persona que, por
su aspecto y reposo, nos ha parecido que, quizás, era la más idónea, y que ha
accedido amablemente a contestar nuestras preguntas:
Perdone señor, pero su forma de vestir y su elegancia, se desmarca del
ambiente que se vive en la Plaza Rovira.
No es exactamente así, lo que ocurre es que la Fiesta Mayor, ya no es lo
que era, y yo intento conservar la tradición.
¿Quiere decir que la crisis afecta especialmente a la moda?
No, no creo que sea así, lo que pasa es que impera el mal gusto y la
chabacanería.
Entonces, lo que ocurre es, digamos, ¿una ruptura entre generaciones?
Así es, una ruptura total, especialmente de tímpanos, con unos sonidos
monótonos y discordantes.
¿Considera que es una música selvática?
Perdone, Usted habla de música, pero ¿qué música…?
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A pesar de todo, le veo a Usted cómodamente sentado en un banco y
bastante impasible.
A todo se acostumbra uno. Si yo le contara lo que he visto pasar por esta
Plaza Rovira.
¿Quiere decir que cualquier tiempo pasado fue mejor?
Lo que quiero decir es que, antes hubo aquí un tranvía y un cine, y ahora,
ya lo ve, gente aburrida, sentada en mesas, con unos platitos de tapas, que
vaya Usted a saber qué son, y en las que es imposible cualquier tipo de
conversación.
¿Qué opina de la actual situación política del país?
Opinar, lo que se dice opinar, no opino.
Me ha parecido muy interesante y puesta al día su opinión.
Exactamente, todo es cuestión de matices.
Que también conjuga, y perdone Usted, con narices.
Ah, en mis tiempos, y sin querer ofender a nadie, sí que había narices.
Deduzco, por sus acertadas frases, que no está muy conforme, con todo
lo que ocurre.
Claro, están ocurriendo eventos, que le dejan a uno como una estatua.
¿Cree que existe alguna solución a la actual crisis?
Creer, lo que se dice creer, más bien no creo, pero, podría ser que creyera.
Perfecto, utiliza usted un lenguaje político, que ya quisieran tener
algunos.
Es que, un buen político, amigo mío, y perdone que le tutee, tiene que
hablar en un lenguaje, que sea inteligible para todos.
A usted se le entiende todo.
Uno que es de la vieja escuela, aquella que tantos próceres y lustre ha
dado al País.
Ahora, de lustre mas bien poco.
Y usted que lo diga, antes incluso existían los limpiabotas, i el Netol, que
daban brillo y lustre, pero ahora…
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Desanimado, ¿quizás es que lleva demasiado rato sin probar bocado?
La verdad, es que estoy desganado, no me entra nada por la boca.
¿Quiere una cervecita?
¿Por qué no? Si me hace el favor, cuando se marche. La cerveza es un
excelente abrillantador.
¿Le veo a Usted muy bronceado?
Claro, es que con la crisis, aprovecho todo lo que puedo el sol. De
momento, es gratuito.
En fin, muy amable por concederme esta entrevista, que siga usted bien,
no se levante por favor. Muchas gracias. Voy a dar recado al camarero, para
que le traiga la cerveza.
Gracias, pero no pensaba levantarme, estoy un poco anquilosado. Diga al
camarero que con la cerveza, me traiga un paño de hilo fino.
Me he marchado, con la sensación de haber hablado, con una persona de una
sensatez extrema.
Joan Busquets Amorós
1er finalista
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Desaparecido
Lleva tres días y medio sin aparecer. Todo sucedió jugando a las
escondidas, no he parado de buscarlo desde aquel día. No está en la tina, ni
en el comedor, tampoco detrás del árbol o del sillón. Revisé cualquier rincón y
no apareció. Podría estar dando vueltas sin parar por el mismo lugar y,
aunque es grande, no todos lo verán pasar. Mamá piensa que él es raro. Dice
que ninguno de sus parientes olvidaría cómo regresar. Ahora, terminaré mi
dibujo, por si lo ven y lo puedan reconocer. A lo mejor algún día recuerde que
no es tan difícil volver.
Ana Cristina Pol
2da finalista
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El Espejo
Una señora se para frente a mí para acicalarse el cabello o para jugar a
inventarse probando diferentes posturas. Dos artistas se divierten atrapando
en instantáneas la distorsión de sus caras. Algunos niños se entretienen
jugando conmigo y unos pocos adolescentes me utilizan para descargar su
agresividad con pedradas inútiles: soy irrompible.
Antes me agitaba al sentir sus miradas clavadas en mí, pero, con el
tiempo, he aprendido que los únicos verdaderamente conscientes de mi
presencia son aquellos que me evitan.
He visto más de lo que haya podido imaginarse el más grande de los
soñadores. He conocido la cuarta dimensión y he experimentado ecuaciones y
paralelas fuera del alcance de los hombres más sabios.
Vivo en el medio, en una especie de limbo entre dos realidades, atrapado
en la cotidianeidad, en la no actuación, en la mera observación. Cuando me
miran, sólo se ven a sí mismos.
Los colores ya sólo existen en mis recuerdos, pronto empezaré a ver
borroso y, cuando ya no pueda distinguir ni una sombra, cuando se haya
desvanecido cada uno de mis sentidos, habré desaparecido para siempre.
Carmela Serantes Abalo
3era finalista
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El Swing
Fingía todo el tiempo, mi risa era fría y falsa, mis movimientos, marcados
y automáticos, mis emociones apagadas, mis ganas de empezar este día
inexistentes.
Te vi, sonriente, feliz, alegre, tus caderas con ritmo y cadencia sin igual.
Me emocionaste y con solo poner mis manos sobre tu cuerpo mi corazón
cogió el compás del tuyo haciendo mis pies moverse al ritmo justo.
Desearía que esta sensación no terminase jamás, no veo la hora de un
nuevo día poder comenzar, y que tú estés ahí, junto a mí, sonriente, feliz.
Carlos Omar Valdivia Juárez
Participante
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En blanco
Eufórico con el corazón dando tumbos quería explicarte que imaginaba de
nuevo mi futuro, ideas corrían por mi cabeza y existían un sin fin de
direcciones a escoger. Era ese magnifico momento frente a la hoja en blanco
en el que todo es posible y al mismo tiempo inalcanzable, ese momento en el
que el borde del precipicio está justo bajo tus pies.
Mucha gente se interesaba en mí, menos tú, como si un centenar de abejas
ruidosas molestaran entre el sonido de mi voz y el laberinto de tus oídos,
entre las frecuencia desesperada de mis movimientos y las pupilas de tus ojos,
pupilas que no prestaban atención.
La rabia iba subiendo desde las rodillas hasta la cabeza y me percaté, casi
por casualidad, que con todos los demás de tu mundo sucedía lo mismo,
nadie sabe de mi existencia. No valían sonidos agudos ni graves, no eran
efectivas las vueltas ni las muecas; era casi como si la transparencia se hubiera
apoderado de mí.
Así que volteo, decidido y brusco a otro que parecía sentirme. Sí!, me
mira, me sonríe, me siente.
Me acerco con rapidez a comunicarme y grito, grito con todas mis
fuerzas, como si se unieran la rabia y la euforia, como si pudiera en ese primer
contacto expresarlo todo. Finalmente obtengo respuesta: me mira con ojos de
miedo emite un suspiro corto al mismo tiempo que junta las cejas en el centro
y se va corriendo. Veo con tristeza, incredulidad y desilusión cómo se pierde
en el horizonte mi único contacto con ese mundo tuyo que no entiendo.
Y de nuevo solo, con los pies en el borde del precipicio y eufórico.
Giovanna D’Angelo de la Calva
Participante
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Escapando de alcatraz
¿Quería buscar amor? Seguí la única liturgia posible después de venir
arrastrando dos semanas llenas de noches intensas. Comí algo ligero, me
zampé dos tequilas y pasé la lengua por el papelito para acabar con el mdma.
Puse los zapatos en la calle con la intención de caminar por una fiesta de
barrio para tomar una foto y utilizarla como detonante para narrar. Las chicas
con la ropa ligerita de verano, el bullicio y las ganas de celebrarlo con alguna
a cuatro patas, desplegaban las alas. A menudo me pasa que cuando salgo
con la obligación de echarme alguna a los lomos y empiezo a salivar, la baba
se me desborda y la baba no hay que dejarla notar. Así que me paré y dije,
Carlitos ying yang, diviértete, y, en caso de violación, relájate y disfruta. Al
final, siempre puedes beber hasta que te meen los perros.
Estaba empezando a aburrirme. Los grupúsculos inactivos me sacan de
quicio: los círculos de supuestos amigos tirados en la plaza. No soy una
lumbrera. Por cierto, estoy un poco loco. Eso produce desconfianza de los que
se dicen cuerdos. Enfermedad es el segundo nombre del cerebro. Digo
segundo y no sinónimo porque no soy nadie para matar la esperanza. Es lo
que mueve. Siempre llevo condones conmigo. Últimamente me pasa algo
extraño. En algún momento del día, siento fusionarme con todas las personas
que conozco. Se parecen mucho a mí… o yo a ellos (no vayan a pensar que
tengo demasiado ego o que soy totalitario). He notado que deformo el
verdadero rostro, cambio de máscaras para no aburrirme y en general soy
demasiado complaciente. El caso es que intenté trabar conversación con un
par de hembrotas que me resultaron esquivas. Al carajo, siempre hay que
apuntar alto. Nunca hay que darse por perdedor demasiado pronto, aunque
en el momento de nacer, ya todo esté perdido. Sin rumbo, viviendo de bien,
sin queja alguna.
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Estuve un buen rato de escenario en escenario, de barra en barra,
remando la fiesta con la marea humana. En ningún instante fijé la mirada en
las fachadas adornadas, el asfalto relucía con su capa de restos de comida,
latas de cerveza, cualquier cantidad de vainas ¿Quién habrá gritado sinestesia
en esa soledad sonora en la que andaba? Sentí, como un disparo, una
reprobación insoportable. La flema griposa se concentró en mi garganta.
Escupí al aire. Pensé (siempre tan inoportuna) en la caridad. Como dijo
Fellini: somos un misterio dentro de los misterios. Es agosto. Voy a pasar aquí
todo el verano. Hay que preparar el terreno para el otoño y el invierno. Esta
ciudad está llena de despedidas y renuncias. NECESITO UNA MUJER QUE
ME QUIERA. Beatrice, la musa del paleta. Me tragué un payaso, retórico y
barato. Entonces cerré los ojos. Hasta los callejones más oscuros del barrio, se
llenaron de luz. Me observé desde fuera y ese que observaba era observado
por un tercero que observaba a los dos, y así sucesivamente, no sé si hasta el
infinito o mas allá. Cada poro de los cuerpos era un ojo mirando hacia afuera
y adentro. Una transparencia se apoderó de Carlitos. Pensé en Tabata. Abrí
los ojos y como si de un Rayuelaso se tratara, conecté con la mirada de ella, al
otro lado del charco. El espacio estaba abarrotado, pero algo se empezó abrir,
como una puerta, como las aguas del Nilo.
Santiago Bastidas
Participante
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La mirada discreta
Desde que recuerdo me ha fascinado remover en lo oscuro las cosas viejas
del sótano, donde percibía el olor a rancio, a humedad, a silencio, y al
misterio de una puerta cerrada que despertó la firme necesidad de mirar por
el cerrojo, con ingenuidad y candidez al principio, transformada ahora en
ardor insaciable al ver por el ojillo de otra ventana.
Arelis Guaramato Díaz
Participante
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Laboratorio de Escritura. No se permite utilizar esta obra para fines comerciales. Agosto, 2010.