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  • LOS CACICAZGOS DEL FORMATIVO MEXICANO Y EL MITO DE LA CULTURA MADRE

    KENT V. FLANNERY Y JOYCE MARCUS Universidad de Michigan

    2000 Journal of Anthropological Archaeology 19, 137 (2000)

    La mayora de los especialistas concuerdan que los estados urbanos del Clsico de Mxico se desarrollaron a

    partir de cacicazgos del Formativo. No se ponen de acuerdo sobre el lugar donde sucedi: (1) algunos

    proponen que sucedi en toda el rea comprendida desde la Cuenca de Mxico hasta Chiapas; (2) otros, que

    los estados emanaron totalmente de una sola cultura en la Costa del Golfo. Hace poco Diehl y Coe (1996)

    propusieron 11 afirmaciones en defensa de este segundo escenario y asumieron que la cultura olmeca es la

    Cultura Madre. En este artculo sometemos a juicio dichas afirmaciones. Proponemos que se puede dar una

    mejor explicacin para el desarrollo explosivo de la sociedad del Formativo en Mxico utilizando un modelo

    de evolucin rpida, originalmente presentado por el bilogo Sewall Wright.

    INTRODUCCIN

    De vez en cuando, los arquelogos reviven ideas tan anacrnicas que ya deberan declararse

    muertas. El intento ms reciente proviene de Richard Diehl y Michael Coe (1996) con el cual

    pretenden rescatar el cadver de la Cultura Madre olmeca dndole respiracin de boca a boca

    (Nota 1).

    La nocin de que los olmecas de la Costa del Golfo fueron la madre de todas las civilizaciones

    mesoamericana nos regresa a la primera mitad del siglo XX (Covarrubias 1944), a un tiempo en

    el cual la arqueologa del Formativo estaba en paales. En ese tiempo los investigadores vieron

    similitudes estilsticas entre la Costa del Golfo y las tierras altas mexicanas. Dado que los centros

    olmecas tenan monumentos de piedra y las tierras altas por lo general no, se asumi que la

    Costa del Golfo era la vanguardia de la civilizacin y las tierras altas apenas los inicios. Cinco

    dcadas de subsecuente excavacin han mostrado que la situacin es ms compleja, pero las

    viejas ideas tardan mucho en morir.

    En Arqueologa Olmeca (en adelante abreviada AO), Diehl y Coe (1996: 11) proponen dos

    escuelas de pensamiento opuestas sobre las relaciones entre los olmecas y el resto de

    Mesoamrica. En la escuela Olmeco-centrista se ubican a s mismos, John Clark, Beatriz de la

    Fuente, Paul Tolstoy y los pioneros Alfonso Caso, Ignacio Bernal, Miguel Covarrubias, Matthew

  • Stirling y George Vaillant. Este grupo, alegan, est de acuerdo que los olmecas fueron diferentes

    de sus contemporneos ms en gnero que en grado, crearon un sistema simblico completo

    entre 1150-500 a.c. (2) y devinieron en la Cultura Madre de la civilizacin mesoamericana. En la

    escuela primus inter pares ubican a William R. Coe, Arthur Demarest, John Graham, David Grove,

    Norman Hammond, Flannery y Marcus, Robert Stuckenrath Jr. y al pionero Sir Eric Thompson.

    Describen a esta escuela como la que piensa que los olmecas no fueron ms avanzados que

    cualquier otra cultura del Formativo y que contribuyeron poco o nada a la civilizacin que vino

    despus.

    Nuestra escuela estara feliz de llamar al debate a los olmeca-centristas, ya que la mitad de los

    miembros de su equipo han fallecido. Sin embargo, se debe decir que la imagen que dan de

    nuestra posicin no est hecha con cuidado un problema comn cuando se caricaturizan los

    argumentos del adversario. Nosotros no describimos a los olmecas como menos avanzados o

    que contribuyeron poco. Consideramos que su contribucin ha sido simplemente exagerada

    por los olmeco-centristas, quienes piensan que en muchas cosas los olmecas fueron mejor o

    ms tempranos que sus vecinos.

    En AO se presentan 11 rasgos que supuestamente muestran el papel generador de los olmecas

    en la genealoga de Mesoamrica (Diehl y Coe 1996:23). Encontramos esos rasgos poco

    convincentes y sugerimos que hay mejores marcos que el modelo de la Cultura Madre, el cual no

    encontramos apropiado para ninguna regin del mundo. Una alternativa es un modelo, de la

    autora del distinguido bilogo Sewall Wright (1939), aplicable para las condiciones que llevan a

    una rpida evolucin. Sin embargo, an antes de refutar los 11 rasgos, debemos modificar la

    caricatura que los autores hacen de nuestra posicin.

    PRIMUS INTER PARES: UNA ACLARACIN

    Cualquier modelo para los olmecas y sus vecinos debe estar basado en el conocimiento

    disponible sobre las sociedades complejas, hoy da mucho mayor que en los tiempos de Vaillant

    y Cobarrubias (Anderson 1994; Carneiro 1981, 191; Drenann y Uribe 1987; Earle 1991a, b, 1997;

    Flannery 1995, 1991; Goldman 1970; Johnson 1987; Kirch 1984; Kirch y Green 1987; Marcus

    1989; 1992; Marcus y Flannery 1996; Spencer 1993, 1998; H. Wrigth 1984, 1986).

  • Los cacicazgos estn entre las sociedades ms interesantes en los registros etnogrficos y

    arqueolgicos -son sociedades basadas en diferencias hereditarias de rango, en las cuales la

    autoridad del jefe se extiende a comunidades satlites. Los cacicazgos no son una categora

    monoltica; provienen de muchos tipos diferentes: Algunos, como los de la Pennsula Axzuero de

    Panam, fueron sedentarios y florecientes (Lothrop 1937; Linares 1977; Helms 1979). Otros

    como los de las Montaas de los Zagros en Irn, fueron pastores y no florecientes (Barth 1964;

    Flannery Wen prensa). Dentro de la Polinesia misma, Goldman (1970) ha clasificado algunos

    cacicazgos como tradicionales (basados ms en autoridad sagrada), otros como abiertos

    (basados ms en poder secular), y aun otros como estratificados (grandes, con una

    combinacin de autoridad sagrada y poder secular). Hoy en da el trmino supremo sustituye

    con frecuencia al estratificado de Goldman. Mientras el rango en los cacicazgos tradicionales

    usualmente toma la forma de continuum desde el estatus ms alto al estatus ms bajo, unos

    pocos cacicazgos supremos como aquellos de Hawaii (Kirch 1984: Fig. 85) logran la

    estratificacin cortando de la genealoga a las familias de estatus inferior, reducindolas a una

    clase de campesinos.

    En algunas partes del viejo mundo, los cacicazgos persistieron por centurias. La investigacin en

    tales regiones ha definido un proceso de largo alcance llamado jefatura cclica (H. Wright 1984;

    Anderson 1994). En este proceso, surgieron los cacicazgos supremos o mximos, luego se

    colapsaron en medio de un paisaje regional de cacicazgo tradicionales ms pequeos o abiertos.

    Es cada vez ms claro que los cacicazgos supremos se formaron al hacerse cargo de sus vecinos

    ms dbiles (Carneiro 1981, 1991). Sus colapsos resultaron de factores tales como la

    competencia entre familias importantes o facciones de stas, ataques endmicos, falla agrcola o

    desbalance demogrfico y usualmente se fragmentaron en unidades ms pequeas desde las

    cuales estos haban sido creados. Nosotros vemos a los olmecas como conjuntos de cacicazgos

    supremos que surgieron, se elevaron y eventualmente se colapsaron en un paisaje tradicional de

    cacicazgos abiertos.

    No es raro que un cacicazgo supremo tenga xito en someter e incorporar otros

  • (pag. 3)

    cacicazgos grandes, creando una entidad poltica de tal tamao que ya no puede ser

    administrada como un cacicazgo (Spencer 1998). Es as como los estados indgenas se formaron

    en Madagascar (Dewar y Wright 1993) y entre los zulus, los Ashanti, los hanza y los hawaianos

    (Flannery 199). Cada vez es ms claro que los primeros estados en suroeste de Irn, en Egipto,

    Per, Oaxaca y en la regin maya tambin se formaron de esta manera (H. Wright 1986; Flannery

    1995; Marcus 1992, 1993, 198a; Marcus y Flannery 1996). El estudio de los cacicazgos se hace

    ms interesante al descubrir que, por lo menos en algunos casos, stos llegaron a ser los

    precursores de los estados (Carneiro 1981: H. Wrigth 1984).

    Tom ms de 1000 aos para que las sociedades en el Mxico del Formativo llegaran a ser

    complejas. Pero a la mitad del segundo milenio a.c. las aldeas agrcolas se extendieron desde la

    cuenca de Mxico hasta la costa del Pacfico en Chiapas. Al inicio de la era cristiana, algunas de

    estas sociedades ya estaban organizadas en estados.

    Sabemos menos acerca de este periodo transicional de lo que deberamos, ya que algunos

    arquelogos clasifican sus sitios como cacicazgos sin producir la evidencia necesaria acerca de

    sus instituciones sociopolticas. En otra publicacin hemos sugerido por lo menos diez lneas de

    evidencia necesarias para confirmar un cacicazgo (Marcus y Flannery 1996: 110). En ese trabajo,

    decimos que hay evidencia confiable de que existieron sociedades de jefatura hacia el 1150 a.c.

    en los valles de Mxico, Puebla, Morelos y Oaxaca y en varias parte de Guerrero, Chiapas y el sur

    de Veracruz-Tabasco. Hay menos evidencia confiable en el Valle de Tehuacn y la Hondanada de

    Cuicatln, aunque la que existe da pauta para sugerir la presencia de cacicazgos modestos entre

    el 600 y 450 a.C. (Spencers 1993)

    La mayora de los centros principales de 1150 a 450 a.c. estuvieron en contacto frecuente con

    otros para intercambiar bienes tales como la obsidiana, las conchas marinas, el hierro mineral y

    otros similares (Pires Ferreira 1975). Tlapacoya en la Cuenca de Mxico enviaba cermica Paloma

    Negativo y Cesto Blanco a San Jos Mogote en el Valle de Oaxaca; Oaxaca enviaba cermica

    Leandro Gris y Delfina Gris a Tlapacoya y San Lorenzo en Veracruz (Marcus 1989:192; Flannery y

    Marcus 1994:259-263, 286). San Jos Mogote reciba tambores de caparazn de tortuga y

  • mejillones perlados de agua dulce de la regin de San Lorenzo; tambin reciban cermica tipo

    Guamuchal Inciso de Chiapas (Flannery y Marcus 1994; 286). La magnetita de Oaxaca lleg hasta

    San Pablo en Morelos y San Lorenzo en Veracruz (Pires Ferreira 1975)

    Hay dos razones por la cuales el intercambio de bienes no debe sorprendernos. La primera es

    que las distancias inter-sitios no fueron muy grandes. Dadas estimaciones de viaje a pie de 4.5

    km por hora (Hammond 1978), an un viaje de la Cuenca de Mxico a la Costa de Chiapas pudo

    haber tomado menos de un mes. La segunda razn es que las elites principales estaban siempre

    ansiosas por regalos de otras lites principales.

    LOS OLMECAS EN UN CONTEXTO MS AMPLIO

    Permtasenos ahora mirar a los olmecas en el contexto de los cacicazgos a nivel mundial. El

    apogeo de esta floreciente sociedad tom lugar entre 1150 y 300 a.c. en las Costa del Golfo de

    Mxico (Grove 1997). Lo que sabemos de su historia demogrfica sugiere una jefatura cclica

    tpica. San Lorenzo, quiz el centro olmeca ms temprano, alcanz su punto mximo entre 1150

    y 900 a.c.; despus sufri una prdida de poblacin y muchos de sus monumentos de piedra

    fueron desfigurados, la mayora probablemente por un cacicazgo rival (Coe y Dihel 1980a, b:

    Cyphers 1997). La poblacin de San Lorenzo fue parcialmente restaurada entre el 600 y el 400

    a.c. luego de nuevo se colaps y qued abandonado por centurias sin llegar a ser parte de un

    estado.

    (pag. 4)

    La Venta, un segundo centro olmeca ubicado a unos 90 km al noreste, se vuelve prominente

    entre 900 y 600 a.c. (Drucker et al. 1959; Gonzlez Lauck 1996). Probablemente, no es accidental

    que la Venta surgiera coincidiendo con el hiatus de San Lorenzo 900-600 a.c. Si La Venta o un

    tercer centro principal fue el responsable por la desfiguracin de los monumentos de San

    Lorenzo, este ciclo de surgimientos y colapsos sincronizados es tpico de los cacicazgos

    compitiendo por trabajo y recursos (H. Wright 1984; Anderson 1994).

    Por otro lado, los olmecas se asemejan a muchos a otros cacicazgos a lo largo del mundo.

    Algunos de sus centros principales cubrieron cientos de hectreas, como las grandes Centros

  • misisipianos de Norteamrica. Los olmecas construyeron montculos de tierra igual que algunos

    cacicazgos polinesios. Erigieron enormes esculturas de piedra como los cacicazgos de la Isla de

    Pascua y estatuas de madera y bienes suntuarios de jade como los maores. No obstante no ser

    idnticos a cualquiera de esos cacicazgos, las diferencias son ms de grado que de gnero.

    Muchos centros principales se acomodaron sobre un rea ms grande que la ocupada por

    las ciudades tpicas de la Edad del Bronce. Esto fue el resultado de que los jefes no tenan

    control de la gente a distancia como lo hacan los estados; por ello, muchos jefes

    concentraron cientos de agricultores, guerreros y artesanos lo ms cerca de sus residencias.

    Por eso, cuando un cacicazgo cclico cae, su prdida de poblacin puede ser tan

    espectacular como la registrada por Symonds y Lagunagmez (1997: 135) para San Lorenzo

    hacia 900 a.c.

    Aun en su punto ms alto, San Lorenzo y La Venta fueron ms pequeos que Cahokia, un centro

    principal misisipiano en Illinois. En su apogeo en 1250 D. C, se calcula que Cahokia cubra 13 km2

    (Miner 1998: 109; Pauketat 194). Esto es seis veces la estimacin actual para la Venta (Gonzalez

    Lauck 1996: 75) y dos veces el estimado ms hiperblico para San Lorenzo (Lunagmez 1995)

    (Nota 3). El recorrido del American Bottom, el valle aluvial que rodea Cahokia, sugiere que el

    rea de sustentacin inmediata del sitio pudo haber cubierto 3,000 km2. Alrededor de 1400 D.C

    se colaps sin llegar a ser parte de un estado.

    Como los olmecas, los cahokia fueron una vez concebidos como una cultura madre. Hace

    cuarenta aos, cuando haba mucho menos informacin que la que tenemos ahora, el American

    Bottom fue considerado algo as como una fuente de la cual toda la [cultura] misisipiana surgi,

    y an, la fuente de ondas invasoras de poblacin para otras partes del este de los Estados

    Unidos (Anderson 1994: 144). En las ltimas cuatro dcadas, el modelo de la cultura madre

    cahokia ha sido reemplazado por una modelo multi-central. Lo misisipiano es ahora visto como el

    surgimiento (Snmith 1990) de manera simultnea de todas las culturas Woodland en el

    Sureste, y una explicacin que recurra a cualquier al movimiento de poblacin es vista con

    sospecha (Anderson 1994: 144).

  • Actualmente, en esos 3,000 km2 del American Bottom, Milner (1990:29) se podra ahora ver a los

    cahokia como primus inter pares, como la entidad poltica dominante entre un nmero de

    cacicazgos semi-autnomos organizacionalmente similares (o menos complejos) que ejercieron

    control considerable sobre sus propios territorios es decir, muy parecido a la confederacin de

    las 200 aldeas de Powhatan (Rountree 1989). Anderson (1994:141) apunta una diferencia

    significativa entre los Cahokia y la mayora de los estados tempranos: la completa ausencia

    [entre los Cahokia] de evidencia de estructuras administrativas diferenciadas.

    A pesar de que faltan las estructuras administrativas, los Cahokia construyeron montculos de

    tierra. Uno de estos, el Monks Mound, se eleva 30 m y cubre un rea de 300x212 m (Anderson

    1994: 138). Es la estructura de tierra ms grande

    (pag. 5)

    en el Nuevo Mundo, que hace ver enana a la pirmide ms grande en la Venta (Drucker et al.

    1959).

    Algunos cacicazgos polinesios tambin construyeron grupos de montculos rivalizando con La

    Venta. El Tu Tonga, o jefe hereditario, de Tonga gobern desde un centro ceremonial fortificado

    llamado Lapaha en la isla de Tongatapu (McKern 1929; Kirch 1984: 228). Distribuido por 1.5 km a

    la orilla de una laguna, Lapaha presenta una serie de plazas y 20 a 30 montculos de tierra, tanto

    circulares como rectangulares. Los jefes histricamente conocidos o sus hermanos o hermanas

    yacen enterrados bajo montculos especficos.

    Varios cacicazgos polinesios, los ms notables el de la Isla de Pascua, erigieron monumentales

    estatuas anlogas a las cabezas colosales de San Lorenzo en La Venta (Fig. 1). Con base en los

    registros etnohistricos, Bahn y Flannery (192) sugieren que las colosales estatus o moai de la

    Isla de Pascua representan importantes ancestros. Estos fueron ubicados en colinas arriba de las

    aldeas para hacer guardia durante las ceremonias a sus descendientes, pero en algunas

    ocasiones fueron derribadas por enemigos victoriosos. La Isla de Pascua fue un cacicazgo abierto

    en los trminos de Goldman (1970:21), no tan poderoso con los cacicazgos supremos de Tonga y

    Hawai. No obstante ello, Isla de Pascua labr 900 a 1000 moais (Van Tilburg 1994),

  • aproximadamente 100 veces ms que las cabezas colosales hasta ahora conocidas de San

    Lorenzo (Diehle y Coe 1996: 15).

    Muchos cacicazgos labraron jade, otra actividad por la cual los olmecas son conocidos. Entre las

    ms espectaculares estn los tikis de jadeta o nefrita labrados por los maores (Mead et al.

    1985), un cacicazgo tradicional polinesio. Algunos escultores fueron famosos en toda Nueva

    Zelanda y los mejores jades tuvieron nombres y llegaron a ser reliquias para la elite.

    Los jefes maores tambin apoyaron a escultores de postes de madera para casas y estatuas

    (ejem. Mead et al 1985: Pl. 37, 47, 58). Estas son otras artesanas por las cuales los olmecas son

    ahora acreditados, con base en el descubrimiento de bustos de madera en charcas de lodo en el

    arroyo de El Manat, Veracruz (Ortz y Rodrguez 1989, 1999). Sin embargo, como se ve

    claramente en la Fig. 2, los mejores labradores maor no tienen que envidiarle nada a nadie, ni

    siquiera los olmecas.

    Las casas de los jefes maores tuvieron dinteles labrados, umbrales, jambas, postes del techo y

    postes de soporte. Cada casa fue considerada un trabajo artstico y recibieron un nombre.

    Similares trabajos artesanales fueron prodigados an a las casas almacn, las cuales les pudieron

    haber dado nombres como Te OHa La Abundacia. Los jefes maores tambin encargaron Casas

    de reunin para sus seguidores. Los techos de esas casas de reunin estuvieron apoyadas por

    grandes postes rectos, algunas veces labrados para

    (pag. 6)

    rememorar a guerreros; los postes de las puertas estuvieron tambin labrados, frecuentemente

    representando ancestros legendarios.

    San Lorenzo produjo un elemento arquitectnico (aunque enigmtico) que indica que los

    olmecas pueden haber tenido construcciones pblicas comparables, pero con techos soportados

    por columnas de basalto en lugar de postes de madera. La evidencia consiste de una columna

    labrada de basalto (ahora rota a la mitad), que se levanta en un parche de piso de arcilla roja,

    asociada con escalones y una drenaje de piedra alineado (Cyphers 1997: 57: 7.15) (Nota 4).

  • En suma, los olmecas encajan cmodamente dentro de los parmetros de los cacicazgos a nivel

    mundial. Estos construyeron montculos de tierra y plazas igual que los cacicazgos de Tonga,

    labraron jades y estatuas de madera igual que los maores, erigieron cabezas colosales igual que

    los Isla de Pascua y concentraron cientos de campesinos, guerreros y artesanos en

    asentamientos que se expandan como lo hacan los jefes de Cahokia. Los olmecas se ven

    relativamente impresionantes con respecto a sus contemporneos, pero no en comparacin a las

    sociedades que vinieron despus como aquellas centradas en Teotihuacn y Monte Albn.

    LOS 11 RASGOS OLMECO-CENTRISTAS PROPUESTOS POR AO

    A pesar de que los olmecas se asemejan a otros cacicazgos, Coe siempre los ha imaginado como

    un imperio colonizador, la primera civilizacin de Mesoamrica. Permtasenos observar los 11

    rasgos que l y su co-autor piensan apoyan el punto de vista olmeca-centrista (Diehl y Coe

    19996: 11).

    Rasgo 1. San Lorenzo y La Venta tienen jerarqua multinivel en sistemas de asentamiento que

    integran pueblos, aldea pequeas, caseros diminutos, talleres de artesanos y lugares especiales

    de ritual (Convencidos de que los locales especiales de ritual fueron nicos para los olmecas,

    los autores de AO usan de nuevo este elemento como Rasgo 7). (Flannery y Marcus aqu sealan

    el despropsito de considerar a los talleres y los lugares de ritual como niveles de

    asentamiento)

    Evidentemente no han ledo la literatura sobre patrn de asentamiento. Cada centro mayor

    principal del periodo entre 1150 y 450 a.c., cuyo territorio ha sido sistemticamente recorrido,

    tiene jerrquicamente por debajo de stos aldeas y caseros. La cuenca de Mxico (Sanders,

    Parsons y Santley 1979; el Valle de Morelos (Hirth 1980, Grive 1987), el Valle de Oaxaca

    (Kowalewski et al 1989; Marcus y Flannery 1996), la Costa de Chiapas (Clark y Blake 1994) y el

    norte de Belice (Hammond 1991) todos tienen jerarquas de aldeas y caseros alrededor de

    centros mayores. Como ejemplos de talleres de artesanos incluyen las canteras de pizarra de

    Matadamas (Whalen 1986) y las salinas de Fbrica San Jos (Drennan 1976) en el Valle de

    Oaxaca. Los lugares especiales de ritual estn tambin extendidos; consideran los acantilados

    con pintura y las cuevas arriba del sitio de Tlapacoya en la Cuenca de Mxico la cual, orientada

  • hacia los volcanes Ixtacchuatl y Popocatpetl recibe la primera luz de la maana y puede haber

    constituido una componente significativo de espacio sagrado (Niederberger 1996: 87) La cueva

    pintada de Oxtotiltln en Guerrero (Grove 1970) podra ser un segundo ejemplo.

    Rasgo 2: Aunque no hemos podido an descifrar los significados San Lorenzo y La Venta

    fueron construidos como cosmogramas. Esta es pura especulacin, basada en la creencia de

    Coe que San Lorenzo fue construido para semejar un pjaro gigantesco volando al este (Coe y

    Diehl 1980: 387). Esta nocin es refutada por los estudios geolgicos que muestran que la forma

    total de la meseta de San Lorenzo, aunque modificada por terrazas arquitectnica, es

    mayormente el resultado erosin natural (Cyphers 1997: 102-105).

    No se han encontrado verdaderos cosmogramas, pero si muchas culturas tempranas

    mesoamericanas que usaron los principios solares o astrales en la orientacin de edificaciones

    importantes. Tan temprano como 1,350 a.c. los ocupantes del Valle de Oaxaca aparentemente

    alinearon sus Casas de Hombres a la senda del sol durante el equinoccio. Esto result en una

    orientacin de 8 grados N del este, o como se da frecuentemente 8o W del norte (Flannery y

    Marcus 1994: 31-33; Marcus y Flannery 1996:87). El Complejo A en La Venta tiene una

    orientacin similar (Druckker et al 1959), pero ya que las Casas de Hombres de Oaxaca

    anteceden al Complejo A por 500 aos, uno difcilmente puede creer que los olmecas utilizaron

    los primeros alineamientos solares o astrales.

    Rasgo 3. Aunque admitan que nos falta informacin precisa sobre el tamao de las entidades

    polticas olmecas, los autores de AO argumentan que los territorios controlados por los centros

    olmecas debieron haber sido significativamente ms grandes que los de sus contemporneos. El

    problema es que tambin nos falta informacin precisa sobre el tamao de las entidades

    polticas contemporneas, haciendo que todo sea un tpico especulativo.

    Rasgo 4. Los olmecas, se afirma en AO, tenan un sistema simblico de alta sofisticacin

    expresado en un estilo artstico coherente. Discutiremos este rasgo en la ltima seccin, donde

    mostramos que San Lorenzo tiene solo un subconjunto del repertorio de smbolos usados

    tempranamente a lo largo de Mxico.

  • Rasgo 5. Los olmecas inventaron el labrado de monumentos de piedra, lo cual fue una

    caracterstica definitoria de toda civilizacin mesoamericana. Estamos de acuerdo que la

    escultura monumental fue una caracterstica de lo olmeca; la cuestin es, qu indica sta en

    trminos de complejidad sociopoltico? Ya hemos mostrado que en la Isla de Pascua, un

    cacicazgo modesto para los estndares polinesios, produjo 100 veces ms que las muchas

    cabezas colosales que se conocen de San Lorenzo.

    Rasgo 6. Como era de esperarse, los autores de AO piensan que las cabezas colosales y los bustos

    de madera encontrados en el arroyo El Manat son retratos de los gobernantes. De nuevo,

    esto es pura especulacin. Como las estatuas de la Isla de Pascua, los cabezas colosales olmecas

    pueden representar ancestros importantes. Igualmente, los bustos de El Manat pueden ser: (1)

    ancestros, al igual que las esculturas de madera maores, o (2) substitutos de victimas

    sacrificiales arrojadas al arroyo.

    (pag. 8)

    Rasgo 7. El rasgo, lugares especiales rituales ha sido discutido bajo el Rasgo 1, (el cual los

    autores de AO lo proponen como un nivel de asentamiento).

    Rasgo 8. En AO se afirma que el juego de pelota es la evidencia ms antigua encontrada en los

    depsitos olmecas; el complejo de montculos La Palangana de San Lorenzo (600-400 a.C) es la

    primera cancha de juego de pelota intencionalmente construida para ello. Esta aseveracin es

    contradicha por Hill et al. (1998), quienes afirman haber encontrado una cancha de juego de la

    pelota de 1,400 a.C en Paso de la Amada, Chiapas. El juego mismo seguramente es ms viejo

    que los olmecas; nosotros mismos tenemos un campamento pre-cermico con un rea de

    piedras alineadas que pueden ser juegos de pelota (Marcus y Flannery 1996: 58-59).

    La mayor parte de la evidencia convincente para una cancha temprana de juego de la pelota

    proviene de las pelotas de caucho preservadas en pozo de lodo en el arroyo El Manat (Ortz y

    Rrodrguez 1989, 1999). A pesar del descubrimiento de estas pelotas, un accidente de buena

    conservacin, no podemos asumir que las canchas de juego de la pelota eran desconocidas en las

  • tierras altas; despus de todo, hay figurillas muy tempranas de jugadores de pelota en El Opeo,

    Michoacn (Oliveros 1974).

    Rasgo 9. Los autores de AO ya usaron a El Manat para el segundo rasgo: el primer uso ritual de

    caucho. Tiene sentido el que el primer uso ritual del hule puedo ocurrir en la Costa del Golfo,

    donde son nativos los rboles del hule del mismo modo que tiene sentido el que el primer uso

    ritual de la obsidiana y la magnetita pudo ocurrir en las tierras altas, donde son nativas estas

    materias primas. En ese sentido, cada regin tiene algo que hizo primero.

    Rasgo 10. El Manat, que ya fue usado para el tercer rasgo, provee a los olmecas con la ms

    antigua evidencia para el sacrificio de infantes en rituales relacionados con el agua.

    La verdad es que el sacrificio de infantes en Mxico ya exista cientos de aos antes de que El

    Manat estuviera ocupado. El Nivel XIV de la Cueva de Coxcatln en el Valle de Tehuacn muestra

    que algunos infantes fueron sacrificados (y quiz canibalizados) durante la ocupacin que fecha

    hacia el 5,000 a.c. (MacNeish et al 1972: 2666-270). El hecho de que los ocupantes del rido Valle

    de Tehuacn usaron una cueva seca para tales sacrificios, mientras los ocupantes de la hmeda

    Costa del Golfo usaron un arroyo, no es algo muy complicado.

    Rasgo 11. Los olmecas tuvieron redes extensas de comercio. Los autores de AO admiten que la

    mayora de las culturas del Formativo tenan redes extensas, pero luego insisten en que los

    olmecas movieron bienes en mayor cantidad y tipos que sus contemporneos (y, como paso

    seguido, hacen una lista con probables exportaciones, para las cuales no hay evidencia fsica).

    El hecho es que, para el caso de los bienes perecederos, actualmente no tenemos maneras de

    medir objetiva y cuantificablemente los bienes movidos por cualquier sociedad del Formativo.

    No podemos dejar de puntualizar lo irnico de la posicin de los autores de AO sobre el Rasgo

    11: Todas las culturas del Formativo tuvieron comercio, pero los olmecas tienen ms comercio.

    Eso hace que los olmecas no sean primus inter pares?

  • RASGOS SOBRESALIENTES POR SU AUSENCIA

    Tan interesante como los 11 rasgos dados en AO, son los otros primeros que los autores no

    mencionan para los olmecas. Estos incluyen el primer uso de estuco, adobes y la mampostera de

    piedra, tres materiales emblemticos de las civilizaciones mesoamericanas. AO no puede listar

    estas como innovaciones olmecas debido a que su primer uso ocurri en las tierras altas

    mexicanas. En el Valle de Oaxaca, por ejemplo, el aplanado de estuco se us en las Casas de

    Hombres tan temprano como 1,350 a.c.; los adobes fueron usados en las construcciones pblicas

    desde 1,000 a.c.; las plataformas de mampostera de piedra de ms 2.5 m de altura estuvieron

    en uso desde 1,000 a.c. (Marcus y Flannery 1996:87, 109-110). Con el tiempo tales tcnicas de

    construccin, usadas desde siglos antes en las tierras altas, alcanzaron al Complejo A de la Venta

    (Drucker et al. 1959).

    UNA MIRADA EN DETALLE DEL RASGO 4

    Veamos ahora el Rasgo 4, el altamente sofisticado sistema de smbolos/estilo de arte. En AO

    se afirma que este estilo se dispers por toda Mesoamrica entre 1150 y 850 a.c., y que sus

    principales componentes fueron la escultura de piedra monumental de tres dimensiones; las

    figurillas huecas de cermica blanca que representan bebs; y la cermica Calzadas Excavado

    (Diehl y Coe 1996: 23). Los autores de AO insisten en que estos elementos son locales en el

    periodo inicial de la cultura olmeca y aparecen como elementos intrusivos en San Jos Mogote

    en el Valle de Oaxaca, Tlatilco, Tlapacoya y Las Bocas en el Mxico Central; varios sitios en

    Guerrero; en Abaj Takalik, La Blanca y la regin de Mazatn en la regin costera del Pacfico en

    Chiapas y Guatemala (ibid.). Como veremos, las informacin disponible no apoya la nocin de

    que la cermica con excavados o que las esculturas huecas de barro que representan bebs sean

    intrusivos en la tierras altas de Mxico.

    Actualmente es claro que la dispersin regional de estilos existi en Mxico mucho antes de que

    los olmecas obtuvieran la prominencia. Entre 1400 y 1150 a.c. como lo seal Clark (1991: Fig. 8),

    Mxico se dividi en al menos dos provincia cermicas de estilo (Fig. 3).

    (pag 10)

  • Compartieron cajetes, botellas y ollas rojo sobre bayo La Cuenca de Mxico, Morelos, Puebla, el

    Valle de Tehuacn, los Valles de Oaxaca y Nochistln y la Hondanada de Cuicatln (Fig. 4). Este

    complejo rojo sobre bayo en el este de Tehuacn y Oaxaca, gradualmente dio paso a una liga al

    sur de Veracruz, Tabasco y Chiapas. Este complejo de tierras bajas est compuesto por

    tecomates u ollas sin cuello con engobes bi-cromos, acanalados o rayado transversal (Fig. 5).

    No obstante estas diferencias regionales, unas pocos tipos de cermica estuvieron presentes en

    ambos lados del estilo de frontera. Uno de estos fue blanco puro llamado vajilla de caoln, con

    base en anlisis petrogrfico que se han hecho en dos o tres regiones diferentes (Fig. 6) Tambin

    se encuentran en ambos lados de la frontera los tecomates con decoracin zonal de roker

    stamping (Fig. 7). Tales vasijas hicieron que la decoracin plstica fuera muy popular entre 1400-

    1150 a.c. en culturas que los olmeca-centristas podran considerar Culturas Abuelas.

    EL LLAMADO HORIZONTE TEMPRANO

    Segn Tolstoy (1989:275), en algn momento alrededor de 1200-1150 a.c., hubo condiciones en

    casi toda Mesoamrica que evidentemente favorecieron el crecimiento demogrfico, la

    especializacin artesanal, el incremento interregional, las grandes disparidades en el rango social

    y el ms elaborado ceremonialismo. Ciertas comunidades (generalmente las ms grandes en

    cada regin) parecen desplegar esas caractersticas ms que otros. El creciente intercambio

    interregional mencionado por Tolstoy incluy obsidiana, conchas marinas, hierro mineral,

    (pag. 12)

    pigmentos, jade, mica, espinas de mantaraya, tambores de caparazn de tortuga y cermica.

    Frecuentemente incluy cermica extravagante en blanco, negro, gris, rojo, rojo y blanco y

    negro y blanco. Su decoracin plstica, adems de incluir el roker stamping, ahora tena

    delicadas lneas de incisin, incisiones profundas o excavadas y una combinacin de las mismas.

    Muchos de los motivos excavados o incisos de 1150 a.c. fueron tan estereotipados y pan-

    mesoamericanos que algunos investigadores los han asignado a un Horizonte Temprano (ver

    Grove 1989 para su discusin).

  • Los olmeca-centristas nos quieren hacer creer que este estilo fue creado por los olmecas e

    impuesto en el resto de Mxico. Hay varias razones por las cuales eso no convence. Una de stas

    es que Mxico, de hecho, no lleg a ser una provincia de estilo uniforme entre 1150 y 850 a.c.

    Los conjuntos cermicos de la Cuenca de Mxico, Puebla, Morelos y Oaxaca los cuales

    componen la vieja provincia rojo sobre bayo- an se asemejaban ms a los conjuntos de las

    tierras bajas. Los conjuntos del sur de Veracruz, Tabasco y Chiapas integrantes de una vieja

    provincia de tierras bajastodava tenan lazos fuertes entre s. Otra razn por la cual no

    funciona el modelo olmeca-centrista es que muchas de los elementos cermicos que stos

    atribuyen a los olmecas aparecen ms temprano, son ms abundantes y mejor hechos en

    Tlapacoya, Taltilco, Las Bocas y San Jos Mogote que en San Lorenzo o La Venta (Grove 1989).

    Hace ya casi 30 aos, Joralemon (1971) realiz un inventario de 176 motivos pretendidamente

    olmecas. A pesar de que dicho inventario es citado ampliamente por los olmeca-centristas (por

    ejemplo Coe y Diehl 1980a, b), ese estudio tiene dos supuestos defectuosos: (1) La creencia de

    que todos los motivos son olmecas sin importar su procedencia, y (2) La nocin de que cada

    motivo fue una deidad. Joralemon cre un panten de presuntos dioses olmecas, pero lo

    hizo basndose principalmente en vajillas decoradas de Tlaltilco, Tlapacoya, las Bocas y otros

    sitios de

    (pag. 13)

    las tierras altas mexicanas, ms que sobre la cermica de la Costa del Golfo. Como resultado pas

    una cosa curiosa: en el camino a San Lorenzo la mayora de sus dioses desaparecieron. Los

    olmeco-centristas decepcionados no se dieron cuenta que esto se debi a que la mayora de los

    motivos usados por Joralemon no eran olmecas en absoluto, sino de las tierras altas de Mxico.

    Unos aos despus, Pyne (1976) estudio 595 ejemplos de cermica decorada, fechada entre

    1150-650 a.c. y procedente del Valle de Oaxaca. Pyne identific 18 motivos independientes, de

    los cuales puede encontrarse el inventario en las Figs. 12.5-12.6 de Flannery Y Marcus (1994). En

    vez de referirse a estos como dioses, Pyne simplemente los llama Motivos 1-18. Puntualiza

    que los Motivos 1-6 se asemejan a lo que Coe ha llamado fuego-serpiente o cielo-dragn,

    mientras que los Motivos 8-14 se asemejan a otro, el ser-jaguar (Pyne 1976:273). Debido a que

  • las cermicas estudiadas por Pyne se pueden asociar con pisos habitacionales, entierros o

    elementos (una ventaja que Joralemon no tuvo), Pyne pudo puntualizar que los Motivos 1-6 y los

    Motivos 8-14 fueron mutuamente excluyentes, esto es, asociados con diferentes unidades

    habitacionales o salas residenciales (Pyne 1976:278)

    En otro trabajo, Marcus (1989) combinando etnohistoria otomangue con una muestra ms

    grande de cermica, concluy que la mayora de los motivos no fueron en absoluto dioses, sino

    referencias a las grandes divisiones del mundo, Tierra y Cielo (Flannery y Marcus 1994: 136-149).

    Los Motivos 1-6 representan el Cielo en su forma enojada, Relmpago, una serpiente de

    fuego en el cielo (Fg. 8a-c). Los Motivos 8-14 representan a la Tierra completa algunas veces

    como mscara de la Tierra- (Fig. 9) pero frecuentemente en su forma enojada, Terremoto, con

    una cabeza hendida representando una fisura en la tierra (Fig. 8d).

    La razn por la cual tales motivos se extendieron en el Mxico temprano se debi a que Tierra y

    Cielo fueron partes de una antigua dicotoma cosmolgica, no debido a algo hecho por los

    olmecas. Grove (1989) sugiere que mucho de los contenidos simblicos existan antes de 1,150

    a.c. y son de manera ms probable el reflejo de la ascendencia comn de las culturas del

    Formativo, ms que el producto del ingenio de una cultura. Por el momento sabemos que los

    motivos aparecieron primero en la cermica, despus se estilizaron y tuvieron variantes

    regionales. Por ejemplo, mientras que Tierra frecuentemente se mostr como Terremoto en las

    tierras altas propensas a los temblores, otros artesanos refirieron a Tierra por la representacin

    del pie del Gran Cocodrilo en cuya espalda crean vivir. (Fig, ver Marcus 1989).

    En suma, a pesar de las referencias al periodo entre 1150-850 a.c. como un Horizonte Temprano,

    Mxico estaba an divido en aproximadamente en

    (pag. 14)

    las provincias estilsticas vistas para 1400-1150a.c. (Fig. 3). Los lazos entre la Cuenca de Mxico,

    Morelos, Puebla y Oaxaca permanecieron fuertes, con San Jos Mogote y Tlatilco/Tlapacoya

    usando artefactos distintivos similares (Fig. 11-12) y desplegando motivos similares en vasijas

    parecidas (Fig. 13). Los lazos entre Veracruz/Tabasco y Chiapas tambin permanecieron fuertes;

  • por ejemplo, una matriz de Brainerd-Robinson hecha por Agrinier (1989) muestra una fuerte

    similitud entre los conjunto cermicos de San Lorenzo (Veracruz) y el Mirador-Plumajillo

    (Chiapas). Adicionales similitudes de artefactos entres estos dos sitios incluye cientos de

    tuercas de hierro mineral o cubos multi-taladrados (Fig. 14). Estos artefactos inusuales

    presentes tambin en Las Limas, Veracruz (Agrinier 1989:21) estn virtualmente ausentes en

    el oeste de la frontera de estilo.

    EVALUANDO LA AFIRMACIN DE INTRUSIVO

    Una vez que se mostr que las provincias estilsticas mayores del Mxico temprano no

    cambiaron por el surgimiento de los olmecas, permtasenos mirar la afirmacin de AO que la

    escultura monumental de piedra tridimensional; las figurillas huecas de cermica blanca que

    representan bebs; las vajilla Calzada con excavados fueron elementos intrusivos en los

    centros de tierras altas (Diehl y Coe 1996: 23).

    (pag. 15)

    Cmo evaluar una afirmacin as? Pensamos que para argumentar que un rea especfica fue el

    centro del origen de algn tipo de artefactos, se debe ser capaz de mostrar que en esa rea los

    artefactos aparecieron primero; que son ms abundante en esa rea; que se despliega una

    mayor variedad en esa rea; y /o que estn hechos con mayor habilidad en esa rea.

    Permtasenos ver si estos criterios se cumplen.

    Escultura monumental de piedra de tres dimensiones

    De hecho la Costa del Golfo tiene la escultura monumental de piedra en mayor abundancia

    (pag. 16)

    y variedad. Solo San Lorenzo ha producido ms de 70 monumentos incluyendo 10 cabezas

    colosales (Cyphers 1997). Debido a que muchas cabezas fueron reusadas, re-dedicadas,

    desfiguradas, re-trabajadas o estn fuera de su contexto, no podemos estar seguros de cuntas

    realmente fechan para el Horizonte Temprano. Se piensa que muchos monumentos similares de

  • La Venta son del Formativo Medio (850-500 a.c.) (Drucker et al. 1959; Hammond 1988; Graham

    1989; Grove 1997).

    La pregunta concreta es: con cunta frecuencia aparecen tales esculturas en calidad de

    elementos intrusivos en las tierras altas de Mxico? Teopantecuanitln en Guerrero tienen

    monumentos tridimensionales (Martnez Donjun 1985, 1994), pero la mayora son influencia del

    sitio mucho ms cercano de Chalcatzingo (Grive 1987). Las esculturas del Horizonte Temprano de

    Oaxaca, tales como los Monumentos 1 y 2 de San Jos Mogote no son de estilo olmeca (Marcus

    1989: 165; Flannery y Marcus 1994; Fig. 18.9). En la Cuenca de Mxico ni Tlatilco, Coapexco o

    Tlapacoya produjeron monumentos de piedra imitando a los de los olmecas. As, concedindole

    a la Costa del Golfo el origen de las cabezas colosales, podemos encontrar poca evidencia de su

    intrusin en las tierras altas mexicanas.

    Las figurillas huecas de cermica blanca que representan bebs

    Los muecos de bebs huecos con engobe blanco parecen estar presentes en cada sitio mayor

    mexicano de 1150-500 a.c., han producido fragmentos o especmenes completos Tlatilco,

    Tlapacoya, Gualupita, las Bocas, Teopanicuanitln, San Jos Mogote, Etlatongo, San Lorenzo, La

    Venta y Paso de la Amada.

    Para esos muecos blancos huecos, hacen faltan estadsticas detalladas comparables con

    aquellas de la cermicas con excavados discutida antes. Sin embargo, ser ilustrativo examinar

    ejemplos de los cuales se conoce la procedencia o se presume de ella. Consideremos los

    catlogos de dos recientes exposiciones de supuesto arte olmeca (1) la de National Gallery of

    Art de Washington, D.C: (Benson y de la Fuente 1996) y (2) la del Art Museum of Princeton

    University (1996)

    El catlogo de la National Gallery ilustra siete muecos huecos blancos de individuos jvenes.

    Todas son obras maestras; ninguna proviene de la Costa del Golfo. Dos son de Tlatilco, dos de

    Tlapacoya, uno es de

    (pag. 17)

  • Las Bocas, uno de Atlihuayan (Morelos), y el ltimo se dice que es de Xochipala (Guerrero). Las

    pginas 130-139 del catlogo de Princenton ilustran nueve ms los cuales se ven relativamente

    autnticos (Nota 5). Las procedencias supuestas son: tres de Las Bocas; dos de Guerrero; una de

    Tlapacoya, Morelos y una de las tierras altas centrales de Mxico; aunque esta fue alguna

    vez atribuida una a Las Bocas (Coe 1965: Fig. 184).

    Los muecos que se ilustran en ambos catlogos exceden en maestra a cualquiera de las

    figurillas huecas encontradas por Coe y Diehl (1980a:261-279) en San Lorenzo o por Druker et al.

    (1959) en la Venta. Esto refuerza lo que transmite la publicacin The Jaguars Children de Coe

    (1965) : si usted busca piezas maestras en ese gnero de esculturas de barro, vaya a las tierras

    altas mexicana. No se puede demostrar que tales muecos de bebs sean ms tempranos, ms

    abundantes, ms variados o hechos con mayor maestra en la Costa del Golfo; por tanto, uno

    tiene evidencia fuerte para afirmar que el epicentro estuvo en las tierras altas de Mxico.

    Coe es consciente de esto y argumenta en contra diciendo que en San Lorenzo los fragmentos de

    esos muecos se pueden observar en la basura domstica, pero que en las tierras altas fueron

    tratados como preciados ajuares funerarios en sitios como Las Bocas o Gualupita (Coe

    1989:77). La informacin arqueolgica no apoya ese argumento. El mueco beb restaurado que

    se muestra aqu en la Fig. 15 fue recuperado en pedazos junto con fragmentos de basura

    ocupacional en Tlapacoya (Tolstoy y Paradis 1970: 347). Pedazos de muecos blancos huecos se

    observan regularmente en las casas y basureros de los sitios del Valle de Oaxaca, an en los

    caseros ms pequeos como Tierras Largas (Marcus 1998b; Fig. 10.25, 11.14, 11.44, 12.7, 12.15,

    12.22, 14.15, 1434, 15.2). En Etlatongo, en el Valle de Nochistln, un mueco hueco roto se

    desech

    (pag.18)

    dentro de un foso lleno de basura con los restos de un perro (Blomster 1998).

    Cermica con motivos Pan-mesoamericanos excavados

    Finalmente, permtasenos examinar la afirmacin de AO de que la cermica Calzadas Excavado

    fue un elemento intrusivo en sitios como Tlapacoya y San Jos Mogote. Desde que se

  • publicaron en detalle unidades claves estratigrficas de Tlapacoya, San Jos Mogote y San

    Lorenzo, podemos comparar completamente los tres sitios para ver si la evidencia apoya esa

    afirmacin. Veamos algunos aspectos de la cermica con los motivos pan-mesoamericanos su

    abundancia en trminos de tiestos por metro cbico; el porcentaje en los conjuntos cermicos

    que conforman; la diversidad en el color de superficie y la forma de la vasija; y la variedad de los

    motivos pan-mesoamericanos presentes en cada regin.

    La Cuenca de Mxico

    Iniciamos en Tlapacoya en la Cuenca de Mxico (Niederberger 1976, 1987): la unidad de

    Niederberger

    (pag. 19)

    Zohapilco-Tklapacoya IV fue una trinchera estratigrfica de un metro de ancho, excavada por

    estratigrafa natural. Las fases relevantes son Nevada (Niveles 13,12), 1350-1250 a.c.; Ayotla

    (Niveles 11, 10, 9), 1250-1000 a.c.; y Manantial (Niveles 8, 7, 6), 1000-800 a.c. El dibujo de los

    perfiles sugiere que 39 m de la trinchera fueron abiertos hasta la profundidad del Nivel 9,

    mientras que no ms de 30 m fueron abiertos hasta el Nivel 13 o a mayor profundidad

    (Niederberger 1976: Lm. 3, 4).

    La trinchera misma fue completamente excavada y pocos de los niveles corrieron a todo lo largo.

    Por ejemplo, el Nivel 9 corre por 20 m y tuvo 60cm de grosor, as removiendo aproximadamente

    12 metros cbicos (1x20x0.6). Aproximadamente 12m3 del Nivel 8 fueron excavados; el

    volumen removido del Nivel 7 fue solo de 44 m3 (1x11x0.4m). Elegimos destacar los Niveles 9-7

    en Tlapacoya debido a que en stos est la ms alta frecuencia de motivos pan-mesoamericanos.

    Los volmenes de tierra removida pueden ser comparados con los de San Jos Mogote y San

    Lorenzo (ver abajo).

    Ahora veamos la Fig. 16, la grfica de frecuencias de tiestos en la trinchera de Niderberger, y la

    Tabla 1, con los conteos de tiestos de todos los tipos cermicos de Tlapacoya que portan motivos

    pan-mesoamericanos. Tales motivos ocurren en las vajillas locales gris obscuro (Tortuga Pulido y

    Volcn Pulido); en la vajilla gris posiblemente importada de Oaxaca (Atoyac Gris Fino); en la

  • vajilla negra de borde blanco (Valle Negra borde-Blanco); y en la vajilla blanco resistente (Paloma

    Negativo).

    Como paso siguiente se determin qu tan comn fueron estos tipos. El Tortuga Pulido fue la

    segunda vajilla ms abundante de la fase Ayotla, superado solamente por tiestos de ollas

    utilitarias (Chalco Alisado). El Tortuga Pulido fue el 20% de los tiestos en los Niveles 13-6; hubo

    7728 tiestos de este solo en el Nivel 8. El Volcn Pulido, una vajilla relacionada constituye menos

    del 5% de la cermica, alcanzando un pico de 787 tiestos en el Nivel 9. Estas dos vajillas grises

    tienen muchos motivos diferentes, desde versiones excavadas de los Motivos 1, 2 y 7 de Pyne

    hasta lnea fina incisa o versiones achuradas de los Motivos 12 y 15 (Niederberber 1976: Lam 35,

    37).

    Se observ que el Tortuga Pulido y el Volcn Pulido fueron tipos locales; estos no aparecen de

    manera repentina en 1150 a.c. como si se hubieran introducido de otra parte. Ambos tipo

    estuvieron presentes a travs de la fase Nevada (1350-1250 a.c.), con el Tortuga Pulido

    representando ms del 20% de los tiestos clasificados hasta el momento. El Valle Negro borde-

    Blanco otro tipo ya presente en Tlapacoya en 1350 a.c.- fue tambin usado para los motivos

    pan-mesoamericanos (Niederberger 1976: Lm. 45).

    Lo que se aade a la variedad de cermica de Tlapacoya es el hecho de que las vajillas con

    engobe blanco

    (pag. 20) (Tabla 1)

    (pag. 21)

    tambin fueron usadas para los motivos pan-mesoamericanos. El Pilli Blanco aparece en

    numerosas formas de cajetes, algunos tallados con el Motivo 1 de Pyne, y otros mostrando

    Motivos 10 y 15 de esa autora, en achurado de lneas finas (Niederberger 1976: Lm. 42). El

    Paloma Negativo, una vajilla relacionada con la fase Ayotla, se us para una de las versiones ms

    elegantes de la Tierra nunca antes vista, una vasija que eclipsa a cualquiera de las encontradas

    por Coe y Diehl en San Lorenzo (Fig. 17).

  • Finalmente llegamos a la Atoyac Gris Fino, una vajilla importada decorada con los Motivos 1, 2 y

    7 de Pyne (Niederberger 1976: Lm. 46). Algunas vasijas de este tipo (bajo el antiguo nombre de

    Tlapacoya Gris) han sido estudiadas por el gelogo Howel Williams y Wayne Lambert, quien

    considera que fueron hechas en Oaxaca (Weaver 1967: 30; Lambert 1972; Niederberger 1987:

    564; Flannery y Marcus 1994: 259-262). Sospechamos que muchas de estas vasijas pertenecieron

    al tipo oaxaqueo llamado Delfina Gris Fino. Sin embargo, otras vasijas Atoyac Gris Fino

    ilustradas por Neiderberger (1976: Lm. 46) probablemente fueron hechas localmente.

    Para resumir: los motivos pan-mesoamericanos excavados e inciso no fueron raros ni intrusivos

    en Tlapacoya. La vajilla gris obscuro sobre las cuales ocurrieron est entre los tipos locales ms

    comunes en 1,350 a.c. y los motivos mismos fueron comunes para el 1,250 b.c. En el Nivel 8,

    cuyo volumen fue 12m3, hubo 7728 tiestos de Tortuga Pulido; en el Nivel 7, aumenta a solo 4.4

    m3, hubo 2569 tiestos de esta tipo. Adems,

    (pag. 22)

    los motivos mesoamericanos (algunas veces brillantemente ejecutados) tambin ocurren en las

    vajillas de Tlapacoya negras con borde blanco, con engobe blanco y con blanco resistente.

    San Jos Mogote

    El Valle de Oaxaca est a 330 km de Tlapacoya, pero solamente a 210 de San Lorenzo. Si los

    olmecas fueron verdaderamente la fuente de inspiracin que se pretende en AO, las cermicas

    del Formativo Temprano de Oaxaca deberan semejarse ms a las de San Lorenzo que a las de

    Tlapacoya. De hecho, es al revs (Flannery y Marcus 1994).

    Los periodos relevantes en Oaxaca son la fase Tierras Largas (1400-1150 a.c) y la fase San Jos

    (1150-850 a.c.). La Fig. 18 muestra los cambios en las frecuencias de tipos de cermica durante el

    curso de estos periodos, incluyendo la transicin crucial Tierras Largas/San Jos. Todas las

    procedencias usadas en el Fig. 18 son de San Jos Mogote y de Tierras Largas, dos sitios

    excavados por unidades estratigrficas naturales. Los conteos completos de tiestos se pueden

    encontrar en Flannery y Marcus (1994)

  • En la fase San Jos Mogote se usaron cuatro tipos como medio para plasmar los motivos-pan-

    mesoamericanos. Uno, el Leandro Gris, se asemeja al Tortuga Pulido y al Volcn Pulido de

    Tlapacoya. Otro, el San Jos Negro y Blanco, que se asemeja al Valle Negro borde blanco de

    Tlapacoya. Otro ms, el Atoyac Amarillo-blanco, se asemeja al Pilli Blanco de Tlapacoya.

    Finalmente llegamos al Delfina Gris Fino, una vajilla de exportacin que como se vio arriba- fue

    comerciada (e imitada) por Tlapacoya.

    El Leandro Gris fue uno de los tipos de cermica ms comunes en la fase San Jos usualmente

    solo es sobrepasado en las frecuencias por las ollas utilitarias de cocina (el Fidencio burdo). El

    Leandro Gris surgi del Tierras Largas Pulido Simple, la ms comn de las vajillas utilitarias de la

    fase Tierras Largas. Los cambios que produjeron al Leandro Gris, la cuales se dieron durante la

    fase de transicin Tierras larga/San Jos, simplemente fueron dos bruidos en vez de uno, y

    despus una coccin en una atmsfera reductora (Flannery y Marcus 1994:157-165). El Leandro

    Gris pas a constituir el 23% del total de tiestos en la mitad de la fase San Jos, un porcentaje

    comprable al del Tortuga Pulido en la fase Manantial de Tlapacoya.

    La Tabla 2 presenta los conteos actuales de tiestos de Leandro Gris, Delfina Gris Fino, San Jos

    Negro y Blanco y el Atoyac Amarillo-blanco procedentes de una excavacin en el rea A de San

    Jos Mogote (Flannery Marcus 1994: FIgs 14.1, 14.4). Escogimos presentar esta excavacin

    debido a que cubri 12 m2, virtualmente la misma rea que una importante excavacin en San

    Lorenzo la cual discutiremos ms adelante. Los niveles estratigrficos consisten de un basurero

    (Zona D) y los restos de cuatro unidades habitacionales superimpuestas (Unidades C4-C1). Los

    detalles pueden encontrarse en Flannery y Marcus (199: Tabla 14.1).

    La Zona D del basurero tuvo aproximadamente 40 cm de grosor. El volumen excavado fue de 4.8-

    5.0 m3, ligeramente ms grande que el Nivel 7 de Tlapacoya. El nmero de tiestos del Leandro

    Gris de la Zona D (2332) es similar al nmero de tiestos del Tortuga Pulido del Nivel 7 de

    Tlapacoya (2569). Por otro lado, el nmero de tiestos del Delfina Gris Fino de la zona D (106) es

    mucho mayor que el nmero de los tiestos del Atoyac Gris Fino del Nivel 7 de Tlapacoya (14).

    Esto es razonable, ya que la evidencia petrogrfica sugiere que tal vajilla gris es nativa de Oaxaca.

  • De las Unidades Habitacionales C4-C1 cada una produjo mucho menos tiestos que la Zona D, ya

    que el volumen de tierra removido de cada una fue del orden de 2.4 m3. Sin embargo, cada

    unidad habitacional produjo 674 a 1667 tiestos respectivamente del Leandro Gris, y 16 y 43

    tiestos del Delfina Gris Fino. Tales cantidades de tiestos son consistentes con lo que puede

    esperarse de la mitad de los volmenes de tierra que en el Nivel 7 de Tlapacoya. Al igual que el

    Tortuga Pulido,

    (pag. 23)

    (pag. 24) (Tabla 2)

    Leandro gris se produjo en una amplia variedad de formas de vasijas; cilindros, cajetes de

    paredes divergentes, tecomates, cajetes de borde reforzados, charolas con vertedera, ollas de

    cuello vertical y muchas otras. La variedad de motivos pan-mesoamericanos fue tambin grande,

    incluyendo tanto ejemplos con decoracin excavada (los Motivos 1-7 de Pyne) y ejemplos de

    lnea fina incisa (los Motivos 8-11 y 15-18 de Pyne).

    La vajilla Atoyac Amarillo-blanco, tan popular como la Leandro Gris, tambin fue usada como un

    medio para los motivos pan-mesoamericanos (Marcus 1989). Como la Leandro Gris, primero

    aparece durante la fase de transicin Tierras Largas/San Jos y deriva del Tierras Largas Bruido

    Simple (En este caso la nueva vajilla se cre simplemente al darle un bao de blanco al Tierras

    Largas Bruido Simple). Al contrario de la Leandro gris la cual se us con ms frecuencia para la

    representacin del motivo Cielo/Relmpago- el Atoyac Amarillo-blanco se utiliz con mayor

    frecuencia para la representacin de Tierra/Terremoto (los Motivos 8-10, 12 y 14 de Pyne).

    El Valle de Oaxaca fue una de las regiones que ms temprano represent el motivo inciso doble

    lnea quebrada, en el cual lneas paralelas suben o bajan en intervalos (Flannery y Marcus 1994:

    Figs. 12.19-12.22). Los tiestos Amarillo-blanco de la fase San Jos sugieren que la doble lnea

    quebrada se origin como una versin simplificada de la Tierra, con su cabeza hendida y asociado

    con soportes musicales (Fig. 19). Esto es significativo por

  • (pag. 25)

    tres razones. Primero, se refueza la asociacin de la vajilla blanca con los motivos

    Tierra/Terremoto. Segundo, se enfatizan los lazos entre Oaxaca y la Cuenca de Mxico, donde

    ocurren motivos similares en la Pilli Blanco (comprese Niderberger 1987: Figs 475-476 con

    Flannery y Marcus 1994: Fig. 19.1). Tercero, sugiere que la variante de doble lnea quebrada del

    motivo de la Tierra se origin en las tierras altas alrededor del 1159 a.c.. No es sino hasta

    trecientos aos despes, en la fase Nacaste, que en San San Lorenzo se presenta una vajilla

    blanca incisa comaparable (Coe y Diehl 1980a: 194).

    Finalmente llegamos a la San Jos Negro y Blanco, la versin oaxaquea de la Valle Blanca borde

    negro. Tal vajilla no estaba presente en Oaxaca hasta 1150 a.c.; sin embargo, una vez presente,

    se le excavaron los Motivo 7 y 11 de Pyne.

    San Lorenzo

    Regresamos ahora a San Lorenzo, la supuesta fuente de los motivos pan-mesoamericanos. En su

    reporte sobre el proyecto de Yale, Coe y Diehl (1980a; Tablas 4-1 a 4-4) publicaron los conteos de

    tiestos de cuatros excavaciones estratigrficas en San Lorenzo. Asumimos que estras fueron sus

    mejores unidades estratigrficas, ya que las escogieron para publicarlas en detalle.

    Una primera sorpresa es que Coe y Diehl solo definen un tipo de cermica el Calzadas Excavado-

    el cual presenta motivos pan-mesoamericanos. Su vajilla blanca con borde negro no presenta

    tales motivos, y an ms significativamente, la fase San Lorenzo no tiene una vajilla blanca incisa

    analoga al Atoyac Amarillo-blanco o la Pilli Blanco. Este hecho ha sido confirmado por Ann

    Cyphers (comunicacin personal, 1996) producto de sus recientes excavaciones en San Lorenzo.

    Debido a esta falta de vajillas blancas e incisas, la fase San Lorenzo tiene sorprendetemente

    pocos motivos pan-mesoamericanos que representen Tierra/Terremoto.

    El Calzadas Excavado aparece abruptamente en el inicio de la fase San Lorenzo (Coen y Diehl

    1980 a: Fig. 97), a diferecia del Tortuga Pulido de Tlapacoya el cual tiene una larga historia previa.

  • Sorprende de la misma manera el hecho de que el Calzadas Excavado parace ser relativamente

    raro, no excede del 4% de los tiestos clasificados. Despues de que se conocieron las nuevas

    colecciones de Cyphers de San Lorenzo, no tenemos duda de que ella eventualmente dividir al

    Calzadas Excavado en (1) una vajilla gris mas suave y gris ms obscuro como Leandro

    Gris/Tortuga Pulido, y (2) una vajilla gris ms claro y gris ms fuerte como el Delfina Gris

    fino/Atoyac Gris Fino. Sin embargo, en este escrito, estamos limitados a los tipos de Coe y Diehl.

    Permtasenos por tanto mirar sus cuatro unidades estratigrficas publicadas.

    SL-PNW-St.II, una unidad estratigrfica mayor, para la cual Coe y Diehl presentan una grfica de

    frecuencias y un conteo de tiestos, que inci como una excavacin de 12 m2 (Coe y Diehl 1980a:

    FIg. 51, Fig. 97, Tabla 4-1). En sus niveles inferiores el rea excavada se redujo dos veces, pero los

    niveveles superiores son comparables en volmen a los 12m2 de excavacin en el rea A en San

    Jos Mogote. Los Niveles O-K1 se atribuyen a las fases pre-olmecas Bajo y Chicharras (1300-

    1150 a.c.); K2 est mezclada; y los Niveles J-F estn asignados a la fase San Lorenzo (1150-850

    a.c. (Figs. 20, Tabla 3)

    El Calzadas Excavados, observado por Coe y Diehl (1980a: 159) como 100 por ciento olmeca,

    ocurri en los Niveles K2-F. Lo que se destaca son los pequeos nmeros de tiestos solamente

    29 en toda la unidad SL-PNW-St. II. El Nivel K2, cuyo volmen estuvo entre 3 y 6 m3 (3x2x0.5-1.0

    m), produjo 1617 tiestos clasificables, de los cuales solo 19 fueron Calzadas Excavado. El Nivel F,

    cuyo volmen fue de aproximadamente 6-9 m3 (4x3x0.5-0.75), produjo 133 tiestos clasificables,

    de los cuales slo 5 fueron Calzadas Excavado. Pero no acaban las sorpresas: el total de los

    tiestos Calzadas Excavado que produjeron los cuatro cortes estratigrficos mpublicados por el

    Proyecto de Yale fue solamente de 38 (Coe y Diehl 1980a: Tablas 4-1 a 4-4).

    (pag. 27)

    Sabemos, desde luego, como racionalizaran Coe y Diehl estos bajos conteos; argumentaran que

    la mala preservacin de los tiestos de superficie en San Lorenzo no permiti identificar aquellos

    tiestos del tipo Calzadas Excavado que se podran separar (Coe y Diehl 1980a: 131). Nosotros

    respondemos a esta apologa dando los cantidades de los tiestos separados como Leandro Gris

    del rea A de San Jos Mogote en la Tabla 2. Solo la Zona D del basurero, con un volumen de no

  • ms de 5 m3, produjo 282 tiestos separados como Leandro Gris y 9 ms del Delfina Gris Fino. La

    unidad habitacional C4, con un volumen de solo 2.4 m3, produjo 141 tiestos separados como

    Leandro Gris y 5 ms como Delfina Gris Fino. An si contamos solamente aquellos tiestos grises

    que soportan la actual separacin, el rea A produjo 678.

    Cyphers ya abri grandes reas de San Lorenzo y seguro su muestra de Calzadas Excavado es

    ahora ms grande que la de Coe y Diehl. Sin embargo, ninguna cantidad de tierra removida

    corregir la antes mencionada falta de una vajilla con engobe blanco comparable a la Pilli Blanco

    o la Atoyac Amarillo-blanco. En Tlapacoya y San Jos Mogote, tales vajillas blancas presentan en

    total la mitad de los motivos pan-mesoamericanos; se quitamos la vajilla blanca, perdemos la

    mayora de las representaciones de Tierra/Terremoto. El rea A de San Jos Mogote tiene ms

    de 300 tiestos de engobe blanco con variantes de motivos pan-mesoamericanos; ninguno los

    niveles de la fase San Lorenzo en SKL-PNW-St.II.

    La vajilla Blanca-borde negro inici en San Lorenzo en la fase Chicharras (1200 a.c.). Pero el tipo

    Perdida Negro y Blanco, una cermica relevante de San Lorenzo, no tiene excavados ni incisiones

    (Coe y Diehl 1980a: Fig. 156). Este se asemeja cercanamente al Coatepec Blanco borde negro de

    los Valles de Tehuacn y Oaxaca (MacNeish, Peterson y Flannery 1970:108; Flannery y Marcus

    1994:274), y puede de hecho ser las misma vajilla. La Coatepec Blanco con borde negro, est

    extremadamente bien hecha, tampoco tiene excavados. Estas falta de vajilla con excavados

    blanca con borde negro contribuye a volver ms pequeo el repertorio de motivos pan-

    mesoamericanos en San Lorenzo.

    Eso es correcto: San Lorenzo muestra menos motivos pan-mesoamericanos que Tlapacoya o San

    Jos Mogote. No debe sorprendernos, ya que Tlapacoya tiene 6 tipos de cermica que muestran

    tales motivos, San Jos Mogote tiene 4, mientras que San Lorenzo tiene solamente 1. Hemos ya

    sealado la falta en San Lorenzo de motivos de Tierra/Terremoto en la cermica con engobe

    blanco; No obstante, an el Calzadas excavado muestra un empobrecimiento de motivos. Por

    otra parte un motivo de resplandor (que Coe y Diehl 1980a:166 llama confiadamente Dios III, un

    guila), y la mayora de los motivos ilustrados en el Calzadas Excavado son versiones del Motivo

    1 de Pyne (ejemplo Coe y Diehl 1980a: Figs. 138, 143).

  • Cuando uno se centra en el detalle del uso del Motivo 1 de Pyne por los fabricantes del Calzadas

    Excavado, se observa otra diferencia entre la provincia de estilo de las tierras altas y la de las

    tierras bajas.

    (pag. 28)

    En Tlapacoya y San Jos Mogote, el Motivo 1 se realiz usualmente en cajetes en un ngulo de

    45 (Figs. 21a-b). En San Lorenzo y varios sitios de Chiapas, por otro lado, el mismo motivo se

    realiz horizontal usualmente (Figs. 21c-d).

    Las excepciones ocasionales de este patrn son interesantes. En 1972 Pyne, despus de estudiar

    cientos de tiestos con excavados de Oaxaca, examin la coleccin de Yale del Calzadas Excavado

    de san Lorenzo. Mientras la mayora de los motivos excavados fueron puestos horizontalmente

    en cajetes con borde reforzado, Pyne observ ocho en los cuales estaban en un ngulo de 45

    en cajetes cilndricos. A Pyne le fue permitido tomar pequeas partes de estos tiestos de tal

    manera que William O. Payne, el ceramista de proyecto Oaxaca, pudiera examinarlos bajo el

    microscopio. Cuatro de los ocho fragmentos parecen ser Leandro gris, y otros dos contienen

    gneis descompuesto o pegmatita alterada como la que est presente en las arcillas de Oaxaca

    del Formativo (Flabnnery y Marcus 1994: 262-263). Esto contrasta con la Calzadas Excavada

    localmente hecha, la cual tiene desgrasante de arena fina de cuarcita (Coe y Diehl 1980a:162).

    As al menos 7 ejemplos de esta vajilla supuestamente 100 por ciento olmeca pueden ser de

    Oaxaca.

    Es significativo que Pyne tuviera exito en escoger tiestos intrusivos de Oaxaca fuera de las

    colecciones de Yale, basada nicamente en la forma de las vasijas y la ubicacin en 45 de los

    motivos; confirma la relaciones entre la preferencia estilstica y la regin de origen (Entre

    parntesis, no hay noticia de ms tiestos parecidos a los de Oaxaca en la coleccin de Calzadas

    Excavado de Cypher, cuyos tiestos proceden de distintos lugares de San Lorenzo.)

    LA NECESIDAD DE UNA DEFINICIN MS RESTRINGIDA DE ESTILO OLMECA

    En suma, solamente la escultura colosal puede decirse que es indgena de la Costa del Golfo.

    Los olmeco-centristas an miran hacia las tierras altas centrales de Mxico cuando sus

  • exhibiciones de arte requieren lotes de los ejemplos bien hechos de los muecos beb huecos,

    blancos y completos. Debemos dejar de llamar olmecas a estos muecos, ya que resulta en la

    paradoja apuntada por Serra Puche et al. (1996.39): hay ms objetos de (supuesto) estilo

    olmeca en las tierras altas de Mesoamrica que en la costas de Tabasco y Veracruz.

    En el caso de la cermica con motivos excavados de Tierra y Cielo, no tiene sentido la nocin de

    que es intrusivo en las tierras altas de Mxico. En Tlapacoya, los motivos pan-mesoamericanos

    ocurren en seis diferentes tipos de cermica, variando de gris obscuro a gris fino, blanco, blanco

    con borde negro y blanco resistente. Estos tipos representan ms de un cuarto del conjunto de

    cermica, ocurriendo en densidades de ms de 769 tiestos por metro cbico. Las formas de

    vasijas son diversas, y al menos 6 de los motivos de Pyne (nos. 1, 2, 7, 10, 12, 15) fueron

    comunes. Los motivos de Tierra/Terremoto de Tlapacoya incluye algunas de las piezas maestras

    ms brillantemente ejecutadas en el arte del Horizonte Temprano, y muchas de ellas son de

    vajillas blancas (o de blanco resistente) desconocidas en la fase San Lorenzo.

    En San Jos Mogote, los motivos pan-mesoamericano ocurren en cuatro diferentes tipos de

    cermica, variando de gris obscuro a gris fino, blanco y blanco con borde negro. Debido a que la

    vajilla con engobe blanco es muy comn en Oaxaca, estos cuatro tipos representan ms de un

    tercio del conjunto de cermica, ocurriendo en densidades de ms de 1180 tiestos por metro

    cbico. Los motivos de Cielo/Relmpago (nmeros 1-6) fueron ms comunes en la vajilla gris,

    mientras los motivos Tierra/Terremoto (no. 6-10, 12, 14-15) fueron ms comunes en la vajilla

    blanca.

    En San Lorenzo, los motivos pan-mesoamericanos ocurrieron solamente en el Calzadas Excavado.

    Los tiestos con excavaciones representan menos del 4% del conjunto de cermica, ocurriendo en

    densidades de 3-6/m3 en las cuatro mejores procedencias estratigrficas de Coe y Diehl. El

    repertorio de diseos es esencialmente limitado a los Motivos 1, 7 y 11 de Pyne y un resplandor.

    En parte debido a que en la fase San Lorenzo falta una vajilla blanca equivalente al Pilli Blanco o

    al Atoyac Amarillo-blanco, tambin falta la mayora de los motivos de Tierra/Terremoto tan

    ampliamente distribuidos en las tierras altas. El Motivo 1, cuando est presente, se ubica

  • esencialmente de manera horizontal; unos pocos tiestos con los motivos ubicados en un ngulo

    de 45 resultaron estar hechos de arcillas semejantes a las usadas en Oaxaca.

    Qu podra concluir un observador imparcial de esto? Que en la Cuenca de Mxico se produjo la

    ms abundante variedad. Que en las tierras altas de Mesoamrica se produjeron conjuntos de

    vasijas con motivos pan-mesoamericanos con mayor habilidad. Que cuanto ms te alejes de las

    tierras altas, los conjuntos con motivos pan-mesoamericanos son ms empobrecidos en el color

    de la superficie, en la forma de las vasijas, en el rango de los motivos y en la calidad de la

    ejecucin. Muchas regiones contribuyeron a la riqueza y diversidad de las cermicas del

    Horizonte Temprano y San Lorenzo nunca tuvo ms que un subconjunto de las formas y los

    motivos. Debemos dejar de llamar olmeca a tal cermica y restringir el trmino a los objetos

    ms diagnsticos de los cacicazgos en la regin que abarca el sur de Veracruz/Tabasco.

    (pag. 30)

    ACHICANDO EL PANTEN OLMECA

    Nuestra informacin sobre la cermica con excavados hace algo ms que refutar la nocin de

    que sta fue intrusiva en la tierras altas. Describen el Gtterdmmerung (El caso de los dioses)

    para el panten de los dioses olmecas.

    Recordemos que para su estudio de la iconografa del Formativo, Joralemon (1971) realiz su

    inventario de motivos principalmente de la Cuenca de Mxico, Morelos, Puebla y Guerrero. En

    ese entonces asumi que cada motivo era un dios. Esperando encontrar esos dioses en San

    Lorenzo, Coe y Diehl (1980a: 166) expresaron su desilusin cuando solo encontraron dos, La

    razn para su desilusin ahora puede ser clara: fueron las tierras alta de Mxico las propietarias

    del gran repertorio de motivos pan-mesoamericanos. Lo olmeca, lejos de ser la fuente de toda la

    iconografa del Horizonte Temprano, estuvo fuera de bucle con relacin a la Cuenca de Mxico,

    Morelos, Puebla y Oaxaca. Si Joralemon se hubiera restringido a los motivos que actualmente se

    encuentran en la cermica de San Lorenzo, hubiera concluido que los olmecas eran casi

    monotestas.

  • EL MODELO DE SEWALL WRIGHT: UNA ALTERNATIVA AL PUNTO DE VISTA OLMECO-CENTRISTA

    Ahora debe ser claro por qu nuestra posicin no debe ser descrita como primus inter pares. Los

    olmecas pueden haber sido los primeros entre los iguales en escultura; algunos cacicazgos

    olmecas pueden an haber sido los primeros por su tamao de poblacin. Pero no fueron los

    primeros en usar adobe, mampostera de piedra, el aplanado de estuco, ni el acomodo de los

    edificios 8 grados N del este. No fueron los primeros entre iguales en la produccin de los

    muecos bebs con engobe blanco o la cermica con excavados y con motivos pan-

    mesoamericanos. Los principales centros olmecas fueron grandes, pero no tan grandes como los

    Cahokia; construyeron grupos de montculos, pero no ms impresionantes que los de Tonga; los

    olmecas realizaron cabezas colosales pero no tantas como en la Isla de Pascua; labraron jade y

    madera, pero no con ms habilidad que los maores. Los olmecas fueron impresionantes y no

    necesitan las afirmaciones hiperblicas de los olmeca-centristas. An como todos los cacicazgos,

    fueron producto de su tiempo, su lugar y de sus interacciones con sus vecinos.

    Pensamos que no es un accidente que de 1150 a 850 a.c. se diera un periodo de rpida evolucin

    social en la prehistoria de Mesoamrica. Fue un periodo durante el cual muchos centros

    importantes en competencia, estuvieron concentrando el poder humano, intensificando la

    agricultura, intercambiando bienes suntuarios y prestndose ideas unos a otros. Pensamos que

    fue la intensidad de esta interaccin competitiva, ms que la supremaca de cualquier cultura,

    que aceler la evolucin. El paisaje social de Mxico en esa poca fue tal que docenas de centros

    principales emergentes estuvieron (1) suficientemente aislados para encontrar las mejores

    adaptaciones en sus respectivas regiones, pero (2) suficientemente en contacto para prestarse

    innovaciones relevantes de una regin a otra conforme surgan. Esto es anlogo a la situacin

    que el bilogo Sewall Wright(1939) identific como favorecedora de una rpida evolucin.

    Wright desarroll el modelo hipottico de un paisaje adaptativo de carcter muy

    accidentado en el cual puede vivir una poblacin genticamente flexible (Fig. 22). Las

    elevaciones en este paisaje no fueron colinas, sino picos de valores selectivos positivos esto es,

    combinaciones de genes que pueden ser seleccionados. Estos picos estn a su vez separados por

    hondanadas de bajos valores selectivos.

  • Imaginemos, Wrigth (1939: 42) dice, unas especies indefinidamente grandes, cruzndose

    libremente y viviendo bajo condiciones que no han cambiado por largo tiempo. Como

    resultado de la seleccin natural, estas especies llegan a ocupar un cierto campo de variacin

    alrededor de uno de los picos adaptativos en el caso de la Fig. 22a, el

    (pag. 31)

    pico en la esquina superior izquierda del mapa. Sin embargo, hay un pico an mayor de valores

    selectivos disponibles en la esquina inferior derecha. El problema evolutivo entonces se

    convierte en: cmo pueden las especies encontrar continuamente el camino de los picos

    inferiores a los superiores en un sistema de este tipo (ibid.)?

    Wright considera seis posibles escenarios

    (pag. 32)

    para el cambio en este sistema. Si las tasas de mutacin se incrementan, o la presin de la

    seleccin se reduce (Fig. 22a), la poblacin puede extenderse cuesta bajo del pico y, dado que

    ese extensin puede cruzar la hondanada, alcanzar fortuitamente un pico ms alto. Sin

    embargo, el costo de una dispersin tal podra ser un descenso en el nivel adaptativo promedio

    de la poblacin. Wrigth entonces considero el escenario opuesto, uno en el cual decrece la tasa

    de mutacin o se incrementa la presin en la seleccin (Fig. 22b). En este caso, la poblacin

    puede encogerse para cubrir solamente la cima del pico, reforzando la adaptacin pero

    decreciendo la oportunidad de capturar un pinculo vecino.

    Un paisaje adaptativo sera un ambiente cambiante (Fig. 22c); las especies pueden encontrarse

    ellas mismas en una hondanada. Bajo condiciones de severa presin por seleccin, las especies

    pueden prcticamente mantenerse en movimiento continuo (S. Wright 19939: 44). Con el

    tiempo, pueden empujarse ms fcilmente de los picos bajos que de los altos, y por lo tanto

    deben trabajar gradualmente su camino hacia las regiones generales ms altas del campo como

    un todo (ibid.). Wright llama a esto un proceso evolutivo de importancia mayor, pero uno

    que requiere un largo periodo de tiempo y continuos cambios ambientales.

  • Los dos escenarios de Wright que se muestran en la Fig. 22d y 22e relacionados con la

    endogamia. Bajo condiciones de cierre de la endogamia (d) ciertos alelos gradualmente llegan a

    fijarse, independientemente de si son selectivamente ventajosos o no. El resultado es una

    poblacin baja en variabilidad, una que se mueve ponto errticamente hacia abajo desde su pico,

    y finalmente llega a ser tan homognea que su cambio es lento y en gran parte no adaptativo.

    Bajo condiciones solo de ligera endogamia (e), las especies tienden a vagar continuamente

    alrededor de su pico sin dejarlo por completo. Se puede encontrar un pico adaptativo durante su

    vagancia, pero su tasa de progreso es extremadamente lenta y depende en gran parte de

    prueba y error (S Wright 1939: 45).

    Finalmente llegamos al escenario de mayor relevancia para este artculo, la Fig. 22 f que

    presenta el caso de una gran especie subdividida en pequeas razas locales, cada una

    reproducindose en mayor parte al interior de s misma pero ocasionalmente por cruzamiento

    (S. Wright 1939; 46). Cuando muchas razas locales se distribuyen sobre el paisaje accidentado,

    hay una buena oportunidad de que al menos una quedar bajo la influencia de un pico,

    adquiriendo una pre-adaptacin til para la especie en su totalidad. Mejor an, varias de las

    razas locales pueden adquirir pre-adaptaciones. Estas razas se expandirn en nmero y, por

    reproduccin por cruzamiento con otras, haciendo tiles las pre-adaptaciones para todas las

    razas. Esto, a su vez, arrastra al total de la especie a una posicin ms alta. La divisin fina de las

    especies en poblaciones locales parcialmente aisladas dice Wrigth (1939:46), proporciona un

    mecanismo ms efectivo para la prueba y el error en el campo de las combinaciones de los gene

    y, por tanto, para el avance evolutivo por la seleccin intergrupal.

    Es seguro que las conclusiones de Wright emergieron de una investigacin sobre gentica, y son

    ms relevantes para la evolucin biolgica. Creemos, sin embargo, que Wright descubri un

    profundo principio subyaciente, tambin relevante a la evolucin sociocultural. El principio

    puede establecerse como sigue: Uno de los escenarios ms favorables para un cambio evolutivo

    rpido es la divisin de una gran poblacin en numerosas unidades ms pequeas, todas

    adaptativamente autnomas pero peridicamente en contacto. Su autonoma incremente la

    probabilidad de que cada una se adaptar exitosamente a su propio entorno social y ambiental;

    su contacto peridico incrementa la probabilidad de que cualquier innovacin benfica

  • eventualmente ser adquirida por la poblacin entera. Creemos que al principio de Wright le

    subyacen varias exitosas teoras de rango medio, incluyendo los de Renfrew y Cherry (1986)

    sobre la interaccin de entidades polticas.

    (pag. 33)

    CONCLUSIONES

    Un mejor nombre que el de primus inter pares para nuestra posicin es el de Interaccin

    competitiva. En un escenario anlogo al del Modelo f de Wright, los cacicazgos en la Cuenca de

    Mxico se adaptaron a las planicies hmedas de su sistema lacustre, exportaron obsidiana, y

    sobresalieron en la cermica con excavados y en los muecos huecos. El cacicazgo de

    Chalcatzingo construy represas y canales de irrigacin, export arcilla blanca de caoln y

    sobresali en el tallado en bajo relieve de roca viva. El cacicazgo en el Valle de Oaxaca desarrollo

    canales y buena irrigacin, export espejos de magnetita, y lleg a ser precoz en el uso del

    adobe, el estuco y la mampostera de piedra. Por su parte, los cacicazgos olmecas construyeron

    diques en los ros para sembrar, sobresalieron en la escultura de tres dimensiones y

    construyeron montculos de arcillas de colores. Es la autonoma adaptativa y la frecuencia de la

    interaccin competitiva de tales cacicazgos que aceleraron la evolucin y eventualmente

    hicieron tecnologas tiles y estrategias sociopolticas disponibles para todas las regiones.

    La anacrnica nocin del imperialismo olmeca dispersndose lejos desde la Costas del Golfo,

    colonizando las culturas de tierras altas y convirtindolas a los modos extranjeros, simplemente

    no est apoyado por el registro arqueolgico. Dejemos de lado que los olmecas no tenan

    experiencia en la agricultura de las tierras altas ridas. Dejemos de lado el hecho de que a los

    olmecas les falt la mayora de los smbolos de Tierra/Terremoto tan importantes en la

    cosmologa de las tierras altas. Consideremos solamente que el modelo olmeca-centrista -al igual

    que el Modelo d de Wright- llevan a la homogeneidad, lo que en realidad hace ms lenta la

    evolucin. Esto sucedera (1) por eliminacin de la autonoma, la cual permite a cada regin

  • produzca las innovaciones mejores a su ambiente natural y sociocultural, y (2) por la reduccin

    de la competencia entre regiones, uno de los motores que impulsaron la evolucin social.

    Recomendamos removerle el soporte vital a la Cultura Madre y dejarla descansar al lado de la

    Kulturkreise del difusionismo siglo XIX. La cada vez ms disminuida banda de defensores de la

    Cultura Madre creen que cambiaremos de forma de pensar con solo inflar sus estimaciones de

    tamao de los sitios olmecas, encontrar ms monumentos de basalto o intentar convencernos de

    que San Lorenzo fue diseado como un pjaro csmico. Pero todos vemos a Teotihuacn -ese

    ejemplo en quinta esencia de la civilizacin mesoamericana- y no es una coleccin de montculos

    de tierra, plataformas de arcilla coloreada y cabezas colosales. Est hecho de adobes,

    mampostera de piedra, aplanados de estuco y agricultura de irrigacin, todo los cual inici fuera

    del rea olmeca. Si la Costa del Golfo fue la madre de Mesoamrica seguramente las tierras altas

    fueron el padre.

    AGRADECIMIENTOS

    Damos las gracias a John OShea por sugerir este artculo. A David Grove, Ann Cypher, Christine

    Niederberger, Mari Carmen Serra Puche y Richar Lesure por apoyarnos con su informacin sin

    publicar

    Nota (1) A pesar de que Diehl aparece como coautor de la resucitacin de 1996, no siempre est

    en total acuerdo con Coe. Por ejemplo, Diehl piensa (al igual que nosotros) que los olmecas

    fueron un conjunto de cacicazgos; Coe no (Coe y Diehl 1980b: 147). Coe piensa que el sitio

    olmeca de San Lorenzo es una gigantesca efigie de un pjaro; Diehl, no (comunicacin personan,

    1990). Por lo tanto nos sentimos incmodos incluyendo a Diehl en nuestra refutacin de lo que

    desde hace mucho son los puntos de vista de Coe. Nuestro compromiso es simplemente referir

    el artculo del Diehl y Coe (1996) por su ttulo Arqueologa Olmeca.

    NOTAS

    Nota 1. A pesar de que Diehl es el co-autor de la resucitacin de 1996, l y Coe no siempre estn completamente de acuerdo. Por ejemplo, Diehl piensa ( al igual que nosotros) que los olmecas fueron un conjunto de cacicazgos; Coe no lo cree as (Coe and Diehl 1980b:147). Coe piensa que el sitio olmeca de San Lorenzo es la efigie gigante de un pjaro; Diehl (comunicacin personal) piensa que no. Por ello, es incmodo incluir a Diehl en la refutacin que

  • desde hace tiempo hacemos de los puntos de vista de Coe. Nos comprometemos a referirnos al trabajo de Diehl y Coe (1996) simplemente como Arqueologa Olmeca.

    Nota (2) En este artculo, las minsculas b.c se usan para los aos de radiocarbono no calibrados antes de la era cristiana.

    Nota (3) Las mayores estimaciones para San Lorenzo incluyen, dentro de los lmites del sitio, localidades que otros reportes consideran sitios separados en la jerarqua de asentamiento bajo San Lorenzo.

    Nota (4). La columna de basalto ahora es conocida como Monumento 57. Desafortunadamente, el parche del piso de arcilla roja con sus escalones ha sido apodado El Palacio Rojo algo fcilmente recordable pero una etiqueta mal aplicada ya que falta el plano de la construccin y no se ve nada semejante a una palacio mesoamericano (ver Flannery 1998, por ejemplo).

    (Nota 5) Es indignante ver como muchas de los objetos en la exhibicin de Princenton proceden de saqueo. Pgina tras pgina el catlogo atribuye las piezas a colecciones privadas. No se ven nombres de arquelogos mexicanos en la tabla de contenidos; ellos moriran antes que participar en la exhibicin de su patrimonio robado. Es quiz perdonable cuando un campesino al sembrar saca una pieza importante de su parcela y la vende para mantener a su familia. Es imperdonable que gente con mayor conocimiento como un arquelogo profesional o un historiador del arte, validen el saqueo al autenticar y darles glamur a tales piezas.

  • Figura 1: Muchos cacicazgos erigieron esculturas de piedra de sus antepasados ilustres. (a) Moai 27 de la Isla de Pascua (altura 5.45 m). (b) cabeza colosal de San Lorenzo (Altura 1.78 m.). Redibujados de Van Tilburg (1994) y de La Fuente (1975).

    Figura 2: Muchos cacicazgos fueron notables por sus elaboradas tallas en madera. (a) poste tallado maor (altura

    1.75 m). (b) busto tallado de El Manat (Altura 55 cm). Dibujados a partir de fotografas de Mead et. Al. (1985) y Ortz

    y Rodrguez (1989).

  • FIG. 3 Mapa de Mxico del Formativo, mostrando el estilo de las provincias y lugares mencionados en el texto. El rea achurad, la provincia de las tierras altas. El rea sombreada, la provincia de las tierras bajas. La frontera de estilo emergi en el 1400-1150 a.c. (Clark 1991: Fig. () y permaneci intacto a travs de 1150-850 a.c.. 1 Tlatilco; 2. Tlapacoya; 3. Coapexco; 4. Gualupita y Atlihuayan; 5 Nexpa y San Pablo; 6. Chalcatzingo; 7. Las Bocas; 8. Ajalpan y la cueva de Coxcatln; 9. Teopantecuanitln; 10. Cueva de Oxtotitln; 11 Nochixtln y Etlatongo; 12. Cuicatln; 13. San Jos Mogote y Tierras Largas; 14. La Venta; 15 San Lorenzo; 16. El Manat; 17 Las Limas; 18, Mirador-Plumajillo; 19, Chiapa de Corzo; 20, Paso de la Amada.

    Fig. 4. Un complejo de vasijas rojo sobre bayo caracterizaron la provincia de estilo de los valles de las tierras altas de

    1400-1150 a.c. (a) Olla del Entierro 1 de Nexpa, (b) Olla de Tierras Largas. (c) Olla de Tlapacoya (i, j) Olla y cntaro de

    Ajalpan. (d, e) Cajetes hemisfricos de Tierras Largas. (f,g) Cajetes hemisfricos de Tlapacoya. (h,k) Cajetes

    hemisfricos de Ajalpan (Redibujado de Grove 1974; Niederberger 1976; Flannery y Marcus 1994; McNeish et akl.

    1970).

  • Figura 5. Sur de Veracruz, Tabasco y Chiapas donde pate de un estilo de la provincia de tierras bajas en 1400-1150 a.c (a)

    tecomate Chilpate Rojo sobre crema, San Lorenzo. (b) tecomate Tepa Rojo sobre Blanco, costa de Chiapas. (c) tecomate Centavito

    Rojo acanalado, San Lorenzo. (d) Tecomate Coat Rojo acanalado, costa de Chiapas. (e) tecomate Tusta Rojo acanalado, costa de

    Chiapas. (f) tecomate Achiotal Gris con decoracin zonal cruzada, San Lorenzo. (g) tecomate Salta Naranja con decoracin zonal

    cruzada, costa de Chiapas. (redibujado de Coe y Diehl 1980a; Blake et al. 1995.).

    FIG. 6. A pesar de la divisin de Mxico en provincias de estilo en 1400-1150 a.c. algunos tipos de cermica de lujo se muestran en todos lados. Arriba, tecomates de collar de la vajilla de caoln de San Jos Mogote (a,b) y San Lorenzo. Abajo, cntaros de caoln San Jos ;Mogote (d) y San Lorenzo (e). (Redibujado de Flannery y Marcus 1994; Coe y Diehl 1980a.)

  • Figura. 7 Algunas tcnicas decorativas fueron compartidas por las provincias de estilo de tierras altas y de tierras bajas en 1400-1150 a.c. Aqu vemos tecomates con decoracin de roker stamping zonal, en el tipo Matadamas Orange de Tierras Largas (a) Tatagapa Rojo de san Lorenzo (b), y un tipo no especificado de Tlaltilco (c) (Redibujado de Flannery y Marcus 1994; Coe y Diehl 1980; Porter 1953).

    FIG. 8 Representaciones de Cielo/Relmpago (a-c) y Tierra/Terremoto (d-f) en la cermica de 1150-850 a.c. (a) Relmpago como una serpiente de fuego, Tlatilco. (b) Motivo 1 de Pyne (una versin estilizada de Relmpago en el cual las flamas de las cejas son curvas de seno y las encas de la serpiente son Us invertidas). San Jos Mogote. (c) Motivo 1 puesto en una ngulo de 45, como frecuentemente est en las tierras altas. (d) Versiones enojadas de la Tierra con la cabeza hendida por una fisura, Tlapacoya. (e) Mscara estilizada de la Tierra con la cabeza hendida enmarcadas por soportes de msica, Tierra Largas. (f) Motivo 13 de Pyne, la cabeza hendida de la Tierra, como frecuentemente aparece en la vajilla blanca en las tierras altas (ver Fig. 19).

  • FIG. 9. Versiones de la Tierra en lnea fina incisa en cermica, provincia de tierras altas (1150-850 a.c.). (a) Mascada de la Tierra sobre vasija Pilli Blanco, Tlapacoya; las bandas cruzadas en la boca son el Motivo7 de Pyne. (b) Mascara estilizada de la Tierra en una vasija Leandro Gris, Tierras Largas (redibujado de Niederberger 1976; Flannery y Marcus 1994).

    FIG. 10. Maneras alternativas de representar a la Tierra en la cermica, 1150-850 a.c. (a) Tierra Enojada (con la cabeza hendida y las direcciones del mundo antropomorfizadas) incisa en vasija Pilli Blanco de Tlapacoya. Ninguna vasija con un motivo as de complejo ha sido encontrada en San Lorenzo, y falta una vajilla blanca comparable a la Pilli Blanco. (b)La piel de una cocodr


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