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7/25/2019 Fridman - Los Principios de Bioetica en Salud Mental y Psicoanalisis
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JUAN C RLOS FANTIN
P BLO
FRIDMAN
Comp.)
Biotica,
Salud
Mental
Psicoanlisis
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7/25/2019 Fridman - Los Principios de Bioetica en Salud Mental y Psicoanalisis
2/8
32 BIOfT CA, SALUD MENTAL Y PSICOANLISIS
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1
2
CAPITULO
os principios
de la
iotica en
Salud Mental y
Psicoanlisis
Pablo
Fridman
Resulta bastante inexploraclo l cruce discursivo entre Biotica y
Salud Mental, quiz
por
la juventud de
ambas
disciplinas, o
por
las
mltiple; derivaciones que surgen hacta el campo de la tica, la
moral, o
la
deontologa. Tambin
por
lo infructfero que resulta de
agotar esta compleja problemtica en normativa s morales (acuer
dos o leyes}, consejos acerca de cmo vivir bien . Sabemos que,
muchas veces, el
peor
autoritarismo
es el
de las
buenas
intencio
nes .
En
principio,
y
como
punto
de partida,
no
queda claro por
qu
habra una moral
especfica en el terr eno de la Salud Mental. Y
si esto es materia de la Biotica, dado el campo que se le reconoce
ligado a los dilemas clnicos que se presentan como obstculos in
salvables
para la prctica cientfica.
Si
bien los principios que se consideran clsicos de la Biotica
(Autonoma, Beneficencia -
No
Maleficencia, Justicia, Calidad
de
Vida), son muchas veces criticados como una visn anglo-sajona
excesivamente esquemtica, pueden servir
aqu
de
punto
de apoyo,
para
algunas reflexiones relativas a la Salud
Mental
y
el
Psicoanli
sis. Sin lugar a dudas , los problema s ticos de la clnica
y
la investi
gacin exceden, con mucho, estos puntos de partida,
y
requieren
tambin, de parmetros pormenorizados y exhaustivos, acordes a
la
importante
complejidad que se encuentra en juego.
La Biotica es el campo (una
de
las aplicaciones de la tica teri
ca), que se crea respecto de lo dilemtico de wia decisin o conclu
sin
en determinada situacin clnica, o del catnpo de la investiga-
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34 810fT CA, SALUD MENTAL Y PSICOANUS S
cin
en salud.
Cuando
lo dilemtico se presenta, se presentan varias
respuestas posibles,
y ninguna adquiere
una
determinada
prioridad
sobre las otras.
El
dilema es
una proposicin
disyuntiva
en
la
que
se afirman
igualmente sus
dos m i e m b r o s ( l ) ~ cuando hay
tres posi-
bilidades se hable de trilema,
en
cuatro c u a t r i l e ~ a etc.
El
principio
es el mismo:
no
hay
una
sntesis.
El
dilema es un
problema,
donde
cualquier
solucin posible
constituye un nuevo
problerna.
La medicalizacin de la vida olvida que la vida
que
importa es
la
que
merece ser
vivida'',
y
esto
no
se limita a la n1era subsistencia
de
los
rganos
somticos. La
Medicina transforma
la
condicin
ca-
rente,
no firme
infir1nitas)
de
1a
existencia hun1ana, en
enfermedad.
Como
lo dice
Giovanni
Berlinguer (2),
cada
vez
ms
se
obser
va,
a nivel epidemiolgico, un
desplazamiento
de las
enfermedades
que se producen por
contacto
con la
naturaleza,
a las
enfermeda
des que
se
producen
por el
contacto
entre
los
propios
seres
huma
nos:
Las enfer1nedades que
derivan
del
malestar
que ocasiona la re-
lacin con
el
otro
y
con
el
Otro), que
no es
lo supuestamente
conocido del s mismo. La globalizacin del mun do es un efecto de-
rivado de
la
expansin de la tcnica (aplicada a
la
expansin de los
mercados). Crea la ilusin de una mayor proximidad entre los se-
res humanos, una mayor porosidad entre las fronteras, la intrusin
en
el otro,
muchas
veces la
imposicin
de
culturas, vivimos ms
cerca que nunca el uno del
otro
(3). Los equvocos de la palabra
son
los gestores del malentendido universal, y esta cercana genera
nuevos
problen1as.
La concepcin del cuerpo como una mquina
que
se
descompo
ne termina revelndose como una falsedad.
Es el
intento de produ-
cir una determinacin artificial
y forzada,
para obtener un resulta-
do
mensurable. Por supuesto
el
resultado suele no ser
el
esperado, y
la
creencia
en
la
mquina
revela
su
inconsistencia. La
multideter
minacin biolgica, social, familiar, religiosa, filosfica, etc., del
cuerpo no admite sntesis alguna. La medicalizacin de la vida hace
de
la
cura
del
cuerpo una
obligacin,
y transforma
a los
q u ~
se
ocu
pan de atender la salud en aliviadores del dolor fsico; descono-
ciendo la enorme complejidad de la existencia humana. Se omite
que la dimensin del dolor sin duda, mucho ms amplia que la
manifestacin neurolgica del dao del cuerpo (sin desconocer las
consecuencias,
que
pueden
ser
masivas,
de dicho dolor
fsico).
El
cuerpo aparentemente
sano (o lo que se reconoce como
sano)
es
mudo, no produce
molestias, no
provoca sntomas, crea
una
, _ ~
Las
;;nnciplos
de la
Biotka en
Salud Mental
y
Psicoanlisis 35
cierra ilusin de inmortalidad.
Es
lo
que
Hans Gadamer ha llama-
do el estado oculto de la salud (4); un estado opuesto al cuerpo
declarado
como
enferrno,
que
genera malestar, incomodidad, rup
tura de la sensacin ilusoria de libertad y de posibilidad. La
de-
manda explcita que se
le
efecta
al mdico, como
concepcin
cul-
tural imperante,
es la
de
restablecer
un orden natural
sano )
desconociendo
de ese rr1odo
que
la
intervencin mdica
es
siempre
forzosamente
artificial. El dolor del cuerpo es un
signo inexacto
del
malestar
deJ cuerpo)
y
siempre
est atravesado
por
la
dimen
sin inalienable de la valoracin de lo propio. No se puede pedir
objetividad all.
El
valor positivo de la enfermedad
es
lo que, even
tualmente,
el.la puede ensearle
al
sujeto
de s misn10.
Lo que caracteriza a lo humano como tal es
lo
irrepetible de
cada uno,
lo
nico de la
forma
de
vida
propia, creencias, modos de
soportar
y sostener la existencia. Es a
esto
a lo
que
se refiere Em-
manuel Levinas cuando seala la humanida d misma (5) de lo hu-
mano.
Es la
condicin-misma
de
lo irrepetible,
la condicin propia
de la subjetividad, y es desde esta diferencia absoluta en que se es-
tablece el
modo
de lazo discursivo
con
los otros. Cabe agregar que
eso irrepetib le , ocurre ms all de
la
voluntad de las personas, y
tiene que ver
con
lo irrepetible del encadenamiento de ideas que
se
p r o d u ~ e
en
la asociacin libre, y del
modo
de goce de cada quien.
Lo irrepenole e cada sujeto es un resultado
a
producirse , no es
natural, no es obvio,
requiere
un
esfuerzo
de produccin, un
dispo
sitivo,
y
condiciones que
lo permitan. Por
ejemplo: frente a una
amenaza inminente los
mrgenes
de eleccin son escasos, general-
mente
se trata de
evitar un dao
inevitable; las
opciones
aparecen
cuando
los
mrgenes y
las
consecuencias no
son
tan
claras.
tica es eleccin
Si nos atenemos
al
rasgo singular de cada
ser
humano como
tal, considerando que ello
se
produce en determinadas condicio-
nes, que no
se trata
de una determinacin natural, o
cultural;
en-
tonces
no
puede haber
tica
general, sino
solamente
una
tica de
verdades singulares,
luego entonces, una tica
relativa
a una
situa
cin. (6) La
tica
definida as es la tica de la coyunmra del dilema
tico, que contempla a cada
situacin
en su irrepetibilidad, que por
lo
tamo, no
puede proferir normas morales
para
todos
por
igual,
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36
8JOTJCA, SAtUD
MENTAL
Y PSJCOANLIS S
que siempre en algn momento (por ms buenas intenciones que se
detenten), terminan siendo autoritarias.
En esta dimensin de la tica como acto nico se puede
captar
mejor la famosa frase de John Keats: La belleza es verdad; la ver
dad, belleza. Esto
es
todo lo que sabes sobre la tierra, todo lo que
necesitas saber."(7).En la verdad, en la belleza, en
el
acto tico, se
trata de lo singular, de lo irrepetible. De lo que tiene valor en un
momento,
en
una
situacin)
y
solo
para
esa situacin.
Por estas razones, puede afirmarse
que hay
tica
donde
hay
eleccin"(8), la eleccin siempre reconoce un marco, un lmite de
posibilidades, pero en ese
marco
(por mas amplio o limitado que
sea), es obligad o ocupar una poscn, definir un lugar, del que
se
es
responsable. Tambin se debe destacar que dicha eleccin,
para
ser
autntica, no debe ser completamente
determinada
por ningn cre
do religioso, o dogma ideolgico establecido, la eleccin particular
puede tener sus referencias,
pero
se ubica siempre 1ns all de las
convicciones compartidas. Cmo podra, entonces, considerarse
la eleccin de perder la vida por no amputar
una
pierna gangrena
da por la diabetes, cuando las consecuencias de dicha amputacin
significan la prd ida del inters de seguir viviendo?
Confundir la Biotica
con
la tica en general, o
con
la moral
profesional,
es
diluir la riqueza y la complejidad de los problemas
que se presentan en este terreno, que derivan directamente del ejer
cicio de la prctica clnica en el amplio campo de la salud, y de las
consecuencias no deseables de la investigacin cientfica.
Como
lo dice Jacques Alain Miller, se trata de
demostrar
que
no hay clnica psicoanaltica sin tica"(9), y tambin puede decirse
que
toda
prctica clnica (se puede incluir
aqu
la clnica mdica,
psicolgica, psicopedaggica, etc.), en tanto la clnica supone un
lazo subjetivo, explcito o no, supone una tica. La demostracin no
es especulativa, no nicamente terica: es en acto, un acto propio e
irrepetible.
Se trata
de hacerse cargo del acto, y de sus consecuen
cias. Dichas consecuencias no estn predeterminadas, derivan del
acto que las produjo, pero no pueden conocerse en su totalidad, ni
siquiera anticiparse. El acto supone hacerse cargo de la incertidum
bre de las consecuencia,
soportar
lo impredecible. Esto no implica
que, a posteriori, no se deba intervenir sobre estas consecuencias
(de todas m aneras eso es, sn dudas, un
modo
de hacerse cargo).
Y
se
debe explicitar aqu que se trata en verdad de un doble jui
cio tico: un primer juicio que se produce sobre una accin determi-
2. Los principios de a B)otica en SaluC
.\4ef:::;,;
. f ?si;:;:;;;;r.;Hsis 37
nada,
y un segundo juicio, ineludible, sobre l posicin de quin la
ha perpetrado. "La tica consiste esencialn1ente ( ..
)en
un juicio so
bre nuestra accin, haci endo la salvedad de que slo ti.ene alcance en
la medida en que la accin implicada en ella tambin entrae o su
puestamente entrae un juicio, ncluso nplcito. La presencia del
juicio de los dos lados es esencial a la estructu ra." ( 10) La accin ms
evidente, incluso 1necnica o aparen tement e simple, supone una po
sicin del que la ha ejecutado. No se puede escapar a ste doble jui
cio: sobre la accin)
y
tambin sobre
el
que la ha producido,
por
lo
que puede decirse aqu que no hay acciones obvias, u objetivas.
Hay que establecer
aqu
una diferencia sustanci al entre el clni
co propiamente dicho: aquel que compromete en su acto una escu
cha y una
decisin, de la que
se
hace responsable luego; del tcnico
burcrata que se basa en tildar tems
para administrar una
tcnica,
tcnica de la que
es
mero ejecutor, y de la que por lo tanto, no se
hace responsable.
La prctica clnica de la salud se presenta sie1npre en algn m o
rnento inconsistente,
y
no necesariamente por faltas en el saber.
Esto se debe a que es
una
praxis en la que enconrramos inevitable
mente situaciones que rondan
el
terreno del equvoco, de la para-
doja de las buenas intenciones, de las ambigedades relativas a
querer el bi en" ... donde las frn1ulas y recetas fracasan, o
se
muestran
ineficaces de dar cuenta de la
totalidad k
las variables.
El origen de los Comits de Biotica se produce a partir de un
punto
de detencin (de impasse del discurso mdico-cientfico.
Discurso que,
hasta
ese momento, era suficiente para responder, o
no responder, a los problemas que derivan de su prctica. Las res
puestas que se sostenan desde esta posicin a los dilemas bioticos
eran de tono paternalista . Por algn sortilegio acadmico, el
agente de salud estaba ms capacitado para resolver la vida del pa
ciente
que
el paciente misn10 Esta funcin ha remitido histrica
mente a
una
derivacin de la responsabilidad subjetiva
que
le con
cierne a
cada
uno, a
una
figura de autoridad, que por fuerza deba
ser infalible, en cuyas manos se deposita el destino propio, y la re
lacin con la enfermedad y la muerte.
El establecimiento de un dispositivo interdisciplinario, plura
lista, multidiscursivo, ha querido someter a debate aquellos impas
ses de
la
clnica, la do cencia y la investigacin_
Se
trata, indudable
mente, de un dispositivo original, creativo, que pone en suspenso
los saberes de
cada
uno, con los
que cada quin
se inviste social-
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8 B OTICA, SALUD MENTAL Y PSICOANUSIS
n1ente, de los cuales se obtiene habitualmente un
cierto
prestigio,
para establecer un debate que ocurre en
un
mismo
plano
horizon-
tal, que posibilita un cierto dilogo entre discursos. Es desde alfr
que
se
puede
n c o ~ t r r en
un
Co1nit
de
Biotica
a
religiosos, cien
tficos, filsofos, psicoanalistas y
tambin
vecinos de las Institucio
nes Asistenciales, pacientes
o
no.
E J
espritu de un
debate
diverso
h e t ~ r o g n e o de donde pueden
extraerse
soluciones
siempre
p r o v i ~
sonas,
de donde pueden formalizarse cuestiones
y
conclusiones
que
escapan
a las
normativas establecidas. Estas
decisiones {no
obligatorias) pueden contemplar la dimensin subjetiva en juego,
es lo
que
per1nite a los Comits de Biotica que puedan evitar ''res-
taurar el
sentido moral del
Otro
(11
.
O sea
emparchar
los atolla
deros de
la
moral en
crisis.
Los Comits de Biptica, y la Biotica en general, no tienen
por
objetivo
construir normas
morales,
ni
procedimientos estndares
en
inateria de moral, sino ampliar las posibilidades en casos particu-
lares, que presentan cruces discursivos conflictivos. Los Comits de
Biotica no son Tribunales de tica. En la Biotica
no
hay objetivi
dad, lo que
no
significa arbitrariedad del pensamiento.
El
Comit de
Biotica no es
el
lugar de la asociacin libre, es
el
lugar del fundamen
to
de lo q ue se sostiene como posicin tica del evento dilemtico.
El empuje a lo jurdico
Como
efecto de la proliferacin de los juicios de
mala
praxis,
que se
constituyen
en
parte como respuesta
a la omnipotencia de la
medicina tradicional, y en parte a una industria del juicio , que
vislumbra la posibilidad de
un
mercado del juicio profesional (don
de
no se
calculan las
consecuencias que
dicha prctica
podra tener
en el ejercicio profesional mismo), surge como efecto una descon
fianza
mutua
que genera
la
susceptibilidad de
encontrar en
el
otro
de la dada profesional-paciente, un enemigo potencial.
En algunos casos, se desva, en la implementacin de Comits
de Biotica
legalistas, una
tendencia
no confesa hacia
comits
ju
rdicos larvados, o a veces semi-explcitos, que cierran el debate
biotico
por
una salida acorde a
lo
legal", a la
norma
establecida.
O sea, se clausura
la
posibilidad de
un
debate fecundo en casos con
troversia les por una solucin jurdica, que no necesariamente
plantea el inters subjetivo que ha
generado
la
situacin
dilem-
1
l
1
l
2 Los
principios de a Biotica en
Salud
Men-:21 _ P s k . , ~ n ~ 1 s - : s
39
tica.
Por
qu
los jueces
seran portadores de un saber
para resol
ver casos, cuyo conflicto se centra en la
irrupcin
de la condicin
subjetiva del paciente, o el profesional?
Si bien este es un riesgo extendjdo, no por ello debe pasar desaper
cibido en el funcionamiento de los Comits de Biotica, donde mu
chas veces el recurso a la forma obtura la posibilidad de
un
verdadero
debate, o sea una discusin que
no
desmienta la transferencia que se
instala inevita ble1nente en la relacin entre el que busca un alivio a su
malestar,
y
aquel que
propone
un
tratamiento para
ese malestar.
Cuando en la prctica del Derecho se dice dar a cada uno lo
suyo , qun decide
esto
en los
conflictos
que implican la
posicin
subjetiva de
cada
uno? Quin
puede leer
las transferencias cruza-
das que ocurren
habitualmente en la clnica?
La responsabilidad
Cuando nos referimos a la responsabilidad, debemos discernir
con precisin si se trata de la
responsabilidad Jurdica,
Social, o
Subjetiva.
En
los tres casos se
trata
de dar respuestas, la
palabra
responsabilidad remite a esto:
dar
respuesta.
Se
reconoce
como
res
ponsable a aquel que puede
dar una
respuesta_
En el campo
jurdi
co
la respuesta es obligatoria,
nadie puede
aducir desconocer la ley
que
rige
para
todos, justamente
por
eso
son
mucha s veces difciles
de detectar los lmites y los alcances de
la
ley, concluyente
en
tanto
predicacin
general, en ocasiones
equvoca
en su aplicacin, razn
por la cual la ley debe ser
interpretada
por aquellos que la aplican.
En
el
caso de la responsabilidad social, la obligacin compulsi
va
se diluye, y
compete
aqu a la interpretacin de cada uno,
que
se
rige
por
los valores y condiciones de
cada
quin. Valores que nece
sitan inscripcin y
reconocimiento
social,
pero
que tambin recon-
fortan
ntimamente
al
ser realizados.
La responsabilidad subjetiva, en cambio,
esta
sostenida por el
sentimiento inconsciente de culpa (12), y es lo que permite que la
responsabilidad jurdica y la responsabilidad social
tengan
efica
cia. El
sentimiento
inconsciente de culpa es lo que permite
que
el
castigo tenga alguna
razn
de ser. Sabemos que
inoperante
es cual
quier
forma
de castigo (penal, religioso, moral, etc.,)
cuando
el
sentimiento de culpa
no
participa de
la
dimensin punitiva. Pero
resulta paradjico que la satisfaccin pulsional
suponga
una
insa-
-
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6/8
40 B I O ~ T I C A SALUD MENTAL Y f>S COANUS S
tisfaccin simultnea:
el
concepto de goce,
como
superposicin del
placer l displacer, resulta indispensable para considerar desde
una
perspectiva
no normatizante
los dilemas bioticos.
Segn Sigmund Freud, los sentimientos son concientes, excepto
l
sentimiento inconsciente de culpa, alrededor del cual
se
organiza
toda su segunda teora en psicoanlisis. A
partir
de 1923 (El Yo y el
Ello (13)), los conceptos de Supery, masoquismo ergeno, resisten
cia teraputica negativa, malestar
en
la
cultura ..
giran alrededor
del sentimiento inconsciente
de culpa
la
necesidad
de castigo.
La
paradoja es
que el sentimiento de culpa
es
lo que
produce
tambin
su
propio
padecimiento, desde la Neurosis hasta la
M_e-
lancola. Es el responsable de la patologa de la responsabilidad ti
ca (14).
El
sentimiento inconsciente de culpa es el fundamento mis
mo del lazo social. De ah que el sujeto
es
siempre responsable. El
sujeto es en s mismo
una
respuesta al vaco de
la
culpa; es
una
res
puesta en tanto est atravesado
por el
lmite de su posibilidad, que
en definitiva es el lmite de su existencia.
El
concepto psicoanaltico de inconsciente plantea una
situa
cin paradjica respecto de la responsabilidad: quin es responsa
ble de la asociacin libre? La respuesta de esa responsabilidad es
el
deseo que
l
sujeto despeja en su anlisis, y de qu modo dicho de
seo se
entrama
con
los
otros. No hay deseo en soledad, y
no hay
deseo sin consecuencias para los otros. La responsabilidad subjeti
va es
soportar
las consecuencias que devenen de
la
propia posicin
deseante,
soportar
los efectos del deseo. No se
trata, por
cierto, que
exista una habilitacin para hacer cualquier
cosa
(al modo de una
lbertad ingenua), sino de las consecuencias
que
implica
la
relacin
deseante con los otros. El sujeto, a travs de un psicoanlisis, se
har
responsable de su goce, implicado en
su
posicin de deseo. Y
se trata,
tambin, de desplegar un deseo sin el lastre de la culpa.
De ah lo que seala Lacan: "De nuestra posicin de sujetos, so
mos siempre responsables . Entonces,
como
lo dice Eric Laurent:
Al
psicoanalista no le preocupa
el
'justo medio' como.ideal (15),
no
se
ubica a la justa distancia de los excesos,
la
solucin por
el
de
seo no tiende a una
armona
del Todo.
Las soluciones de la Biotica son soluciones parciales, coyuntu
rales, que
apuntan
a
tomar
en cuenta la singularidad del deseo de
un sujeto, que eventualmente atraviesa su posicin de paciente de un
compromiso
en su salud. Todo su recorrido en
tanto
paciente est
atravesado por
su
posicin subjetiva.
::i Los principios de a Blotica en
Salud
Menta
y
Pslcoanllsis
41
Autonoma versus beneficencia
Uno de los puntos controversiales en
nuestro
can1po
es
la ten
sin
que
se genera entre Autonon1a
y
Beneficencia. Cn10 com
patibilizar, si esto es posible, la decisin de los pacientes con la
in
tencin de "hacer el bien del Equipo de Salud?
El concepto
de
Autonoma
es extrado de la tica anglo-sajona,
donde e
criterio prevalente
es
el de la independencia de cada uno,
la justeza de respetar esta sitt1acin. Desde el psicoanlisis inspi
rado
en Jacques Lacan,
se cuestiona
la
"autonoina
del
yo", como
lo plantea la llamada Psicologa del yo . Desde
una
lectura freu
diana, la constitucin del yo se establece a
partir
de una compleja
red de intervenciones familiares, culturales, sociales .. Resulta dif
cil diferenciar que es
propio del
yo, que se deriva de
una trama
mltiple de identificaciones, alienaciones al discurso del Otro en
todas sus formas, evidentes o
no.
La idea de
Autonoma
en la prctica mdica
ha permitido una
restriccin del npaternalismo benefactor, pero agrega otras difi
cultades: las que derivan de urilizar la
Autonoma como
excusa
para evitar la responsabilidad profesional inherente a la accin
te
raputica.
En
este sentido la Autonoma,
cuando
se
la
plantea
como
un
absoluto
en
la
decisin de los pacientes,
puede
ser funcional al
ideal cnico que caracteriza nuestra poca: "Que cada uno se las
arregle
como pueda".
Este
ideal es
funcional a
tomar
el cuerpo
como
objeto
del mercado,
es decir
como mercanca. El
cuerpo
deja
de ser
un lugar
de lo
sagrado
(como lo
queran
las religiones), y
pasa a ser parte de la privatizacin total de
la salud,
de la venta le
gal o ilegal de rganos, de la distincin fctica de una salud para ri
cos y
otra para
pobres .. , etc
..
La relacin entre los principios de
Autonoma
y Ben eficencia se
complca
an
ms,
cuando el
paciente
no
quiere curarse. Parece
obvio,
p ~ r o
no lo
es
tanto, que o s obligatorio curarse pese a los
mandatos sociales, culturales, religiosos... La cura, o
el
alivio, es
una decisin que
emana
de la posicin subjetiva de
cada
uno,
debe estar al abrigo de los ideales culturales, de presiones de
toda
ndole, incluso en la supuesta
"irresponsabilidad"
de la psicosis.
En efecto, el sujeto psictico posee sus modos de expresin respec
to de su necesidad de tratamiento, estono tiene nada que ver con
lo que se
pueda
observar en
el plano
de los fenmenos. Existe una
clnica sutil, minuciosa, que puede despejar, con la prudencia del
I
1
.
-
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42
8 0ETICA, SAlUD MENTAL Y PSICOANLISIS
caso, la verdadera posicin del
sujeto
psictico respecto de sus tra
tamientos, y su
actitud deseante
hacia la vida.
Atender
a la posi
cin del psictico desde una escucha sostenida y atenta, permite
ubicar niveles de responsabilidad,
que
no son los de la
atribucin
jurdica, y que son pertinentes a la clnica en transferencia. Es un
deber tico de la clnica
en
e n e r a l ~
y
de la psicosis
en
particular, des
tacar la responsabilidad que se extrae de la experiencia del trata
miento, por sobre la determinacin legal.
En la experiencia cHnica, la verdadera Autonoma no es some
terse ciegamente a lo
que
el
paciente
exige,
sino
respetar,
en
la
me
dida de lo posible, el goce de cada uno. No hay Una forma de en
fermar, ni ta1npoco
Una
forma de
tratamiento
de la enfermedad, .en
la medida que eso conmueve los mrgenes de la posibilidad.
Calidad de vida?
El concepto de calidad de vida conlleva una serie de controver
sias. En principio, lo que se trata de rescatar es
que
no se trata de
conservar la
vida de cualquier modo.
La sobrevida
no
s siempre
si
nnimo de bienestar, ni de satisfaccin.
Si
bien parece ser obvio que
1a posicin dominante
en
terreno de la
salud
es
preservar
la vida, no
es
tan obvio en qu
condiciones se establece
dicha
preservacin.
El derecho a una' "segunda opinin'i debe ser preservado por
los profesionales y por los pacientes. Es un modo de impedir (en al
guna medida), el cierre de la dimensin subjetiva
por
el recurso a la
autoridad.
Los
ideales del que interviene
en
la salud
no
deberan ser
los
que determinen qu modo_ de vida es conveniente; No es tan senci
lla la respuesta cuando colisionan
las
decisiones de los pacientes,
y los que los rodean. La calidad de vida de unos
se
ve afectada por
las decisiones de otros, en una trama donde no puede haber neutra
lidad.
Otra
vez aqu no
se trata
del ideal de la "justa medida", ni
del "justo equilibrio": lo que est en juego es la preservacin de la
condicin subjetiva de cada uno, de lo irrepetible que hace a la con
dicin
humana como
tal.
Estos son
los elementos a
evaluar
al evi
tar culpabilizar a las familias de los pacientes, y al
tomar
decisiones
relativas
a
externaciones, internaciones,
decisiones que
siempre
implican cambios relevantes en la vida de las personas. El Ideal te
raputico
puede
adoptar muchas veces posiciones moralizantes y
43
2
. Los principios de la Biotica en SaltJ,d
Mental
y Pslcoanlis s
arbitrarias)
por la va de la p i e d a d ~ o la l ~ s t n a . Ningn paciente
necesita de
la
conmiseracin de un se1ne1antei que
en e.se
acto. se
ubica en un lugar de superioridad. Con cierta f r e c u e ~ c i a ~ la v1da
enfrenta situaciones lmites, en las
que
se
c r ~ z a n
los ideales de la
moral,
con
lo precario
de
la
existencia. Conviene
no
ponderar de-
masiado
las
morales
prodigiosas.
.
Sabetnos, tambin,
el efecto
d e v a s t a d ~ r exter:runa?or, qt.1e
tenido (en el rgimen nazi, y en otros .. ) la 1deologta de 1mpedff la
d
d.
na de ser vivida"(16) cuando
es
aplicada al otro. Los ar-.
Vl
a
l l
1g '
l
gumentos de
conmiseracin,
de
producir
un.
:hvro
de s u ~ u ~ s t o
malestar del prjimo, de una aparente conn:ioc1on .por el sufr1m1en-
to del otro, no disimulan el odio por la diferencia, en su
aspecto
ms radical. .
A
l d
de
"cura" como restablecimiento
del
organismo
nte a
ea
. , .
d
"cura,,
"sano'' es
importante
recuperar
la
acepc1on a n t g ~ a e
como
s ~ r g e (ocupacin,
preocupacin), que
en ale.man ? r ~ d u c e la
palabra besorge
(prestar
atencin, ocuparse con d e t e r : . 1 m 1 ~ n t o en
determinada
cosa). Se trata
de
curar en tanto
acompanar, 1 n c l u s ~
cuando
no
hay un tratamiento que revierta el proceso morboso (que
devastadora es la frase: No hay nada que hacer , que suele ecirse
cuando
los recursos teraputicos se
han agotado).
Acampan.ar sig
nifica tambin incluir
la
muerte como un acontecimiento (17) de la
vida. y
que cada
uno pueda acceder
a su
propia
muer:e, la que es
un reflejo una resonancia, de aquello
que
hubo en su vida.
El fcil
y
adecuado acceso a los tratami:ntos p ~ r a preservar la
salud no es una
obligacin, ni tampoco un
1mperat1vo
c u l ~ : r ~ a l En
todo
caso es
un derecho
que no puede desconocer la cond1c1on hu-
mana donde se establece.
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17) Acontecimiento como lo formaliza Alain Badiou, en El Ser y el Aconteci-
miento E.el .Manantial); es decir como hecho relevante que produce un
corte en el
Otro, pero
que se genera en el
Otro.