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or “patrimonio cultural subacuático” se entiende todos losrastros de existencia humana que tengan un carácter cultural,histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial ototalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante

100 años…” (Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático,UNESCO, 2001).

A lo largo de los años, embarcaciones de diversas formas surcaron los ríos ymares transportando hombres y mercancías, con sus sueños de conquista o deintercambio. Prácticamente en todas partes del mundo, ya sea en aguas dulces osaladas, reposan testimonios de un pasado saturado de recuerdos: sitios arqueológicossumergidos, como los de Port Royal en Jamaica, o ruinas del célebre Faro, séptimamaravilla del mundo, pero sobre todo tres millones de pecios, algunos de los cualespodrían contener objetos de valor. Por ello, excavaciones submarinas y caza detesoros han sido asociadas con mucha frecuencia. Pero los vestigios que descansan enla arena o en el limo representan una riqueza mucho mayor: la de la historia de lahumanidad, en toda su diversidad. Con las actuales técnicas de buceo, el espaciosubmarino, sus pecios y sus yacimientos arqueológicos son más accesibles y corren,por lo tanto, mayor peligro. Teniendo en cuenta que los Estados han centrado sobretodo sus esfuerzos en la preservación del patrimonio cultural en tierra, ya seamaterial o inmaterial, el patrimonio subacuático solo ha sido parcialmente cubiertopor las leyes de protección.

Convencida de que el reconocimiento del principio de la diversidad cultural pasapor la defensa de intereses comunes, la UNESCO ha trabajado en la elaboración de undispositivo de instrumentos normativos, vinculantes o no, en la esfera cultural. LaConvención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, aprobada en 2001,propone a la atención de sus Estados Partes “principios generales” semejantes a lo que seha hecho a favor del patrimonio en tierra. La Convención de 2001 entró en vigor el 2 deenero de 2009, ocho años después de su aprobación. Este plazo excepcionalmenteprolongado refleja la importancia y la variedad de los desafíos, en especial políticos yeconómicos, que se han tejido en torno a la Convención. Dichos desafíos fueron objeto dedebates en ocasiones candentes y tumultuosos.

ISSN 2075-5864

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Las fluctuaciones de la cooperación entre Estados, el valor comercial delpatrimonio subacuático y el papel de la preservación de los pecios y sitios sumergidos enel desarrollo social y económico constituyen algunas de las interrogantes planteadas porun patrimonio cultural que, por primera vez, es definido en función del lugar donde fuedescubierto.

El presente número de la revista MUSEUM International trata de responder aestas interrogantes. En primer lugar, con ayuda de una presentación de los sitios y unasíntesis de los desafíos que plantea la preservación de este patrimonio cultural de nuevotipo. Por ello comenzamos por cuestionar, junto con David Nutley, este nuevo enfoque dela historia con el que cuenta el buzo arqueólogo cuando abre “esta cápsula del tiempo”…¿Con qué propósito? A favor de la ciencia, por supuesto, para que todos podamos conocery comprender por lo tanto mejor nuestros puntos de anclaje en el espacio-tiempo. Esteobjetivo científico se aleja forzosamente de un enfoque romántico y mediatizado deldescubrimiento de los restos enterrados. Ya que, como destaca Tatiana Villegas Zamora,si bien la caza de tesoros sumergidos es sinónimo de ganancia para algunos, estarepresenta una pérdida irreversible para la mayoría.

Cuando comerciantes poco escrupulosos ponen en venta objetos arqueológicos, lamayor parte de las veces estos se pierden para la ciencia y el público. ¿Por qué no dejar entoncesque los pecios descansen en su medio natural? Como nos lo explica Martijn Manders, el agua estambién el mejor agente de preservación de los vestigios de pecios. Es cierto que lasinnovaciones tecnológicas cada vez más sofisticadas permiten conservar los cascos de lospecios bajo el agua, independientemente del material con que fueron construidos, precisa Jean-Bernard Memet. ¿Pero cómo podría entonces el público tener acceso a ellos? Se han comenzadoa programar proyectos de museología particularmente ambiciosos. La idea de “museos bajo elagua”, por ejemplo, que serían visitados con ayuda de una escafandra o de un cilindro de airecomprimido, incluso sin mojarse los pies, como ocurre en China bajo el lago artificial de larepresa de las Tres Gargantas o en la bahía de Alejandría, ya no es patrimonio de nuestrosimaginarios: se está convirtiendo en una realidad.

Comprendemos mejor –y la segunda parte de este número se hace eco de ello– que parapreservar un elemento cultural hay que reconocer primero una existencia legal.Lamentablemente, en el caso del patrimonio subacuático, la situación variaba de maneraconsiderable de un Estado a otro. Algunos Estados no contaban con ninguna legislaciónespecífica, en el caso de otros esta se reducía al mínimo. Y como hemos destacado,incluso las legislaciones nacionales más protectoras no llegaban a ser suficientes. Era porlo tanto indispensable contar con un acuerdo internacional.

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La Convención de la UNESCO de 2001 completa las medidas jurídicas existentes en elseno de los Estados al igual que la Convención sobre el Derecho del Mar de 1982 alofrecer un marco específico no solo de protección sino también de cooperación entre susEstados Partes. Los artículos de Ulrike Koschtial y de Thijs Maarleveld demuestranrespectivamente que la Convención llena un vacío jurídico peligroso que daba librecurso al tráfico ilícito, al saqueo y a las excavaciones clandestinas y que dichaConvención no pretende, a pesar de las normas que precisa, maniatar las iniciativasrazonadas o atentar contra las normas de propiedad de los pecios. Por el contrario, laConvención pretende favorecer un espacio para el entendimiento. No obstante, suaplicación sigue siendo un desafío para muchos Estados, en especial para Brasil, el cual,gracias a la acción en particular del ARCHEMAR, como nos lo da a conocer WilsonRambelli, figura en estos momentos entre los países más adelantados en lo que aprotección jurídica y sensibilización del público se refiere.

En la tercera parte podemos observar cómo el patrimonio cultural subacuáticopermite reconsiderar las fronteras establecidas de lo teórico y de lo pragmático enmateria de protección del patrimonio. Se abren nuevas perspectivas. En primer lugar, enla esfera profesional. Formaciones cruzadas permiten a los arqueólogos conservadoresiniciarse en el buceo y a los buzos aficionados contribuir a la investigación arqueológica.Después, en la esfera del desarrollo sostenible. Esta noción permite, como lo explica JasenMesic en el caso de Croacia, ir más allá de los límites costeros e involucrar regionesenteras en la preservación del patrimonio. Finalmente, en la de la experimentación.Francisco J. S. Alves nos presenta la creación en Portugal de itinerarios arqueológicos enel fondo de los mares y Luis Alberto Martos López nos habla de la importancia de laexploración en pleno corazón del país maya de cenotes subacuáticos cuya integridad seve amenazada.

La realización del presente número contó con el trabajo preparatorio de dosarqueólogos, Rodrigo Solinis Casparius y Tatiana Villegas Zamora, así como con el apoyode los colegas encargados de la aplicación de la Convención de 2001. A todosagradecemos su colaboración.

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Deje caer un objeto al océano y se perderá parasiempre… o tal vez no. Gracias a los incesantesprogresos de la tecnología, los océanos y las aguasinteriores del planeta nos entregan testimoniosextraordinarios del pasado de la humanidad. Lossecretos de nuestros ancestros, antiguos o recientes,están cada vez más a nuestro alcance. No obstante,quien dice accesibilidad no dice solo descubrimientoy recuperación. Comprender estos dones que nos hanhecho nuestros predecesores requiere que recurramosde manera práctica a lo mejor que existe en materiade prácticas, investigaciones y análisis arqueológicos,sin los cuales estas valiosas cápsulas del tiempocorren el riesgo de ser destruidas. Bajo el agua, lavisibilidad y otros factores ambientales puedenplantear múltiples problemas y a veces los sitios sonmuy frágiles. Estudiarlos, protegerlos ycomprenderlos presupone competencias muyespecializadas en la esfera de la observación. Este esel papel de la arqueología.

Por David Nutley

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El mar goza de la reputación legendaria deser destructor. La vida humana ha pagado de hechoun pesado tributo a los huracanes, arrecifes y otrasfuerzas de la naturaleza. Todos los tipos deembarcaciones son vulnerables a las tempestades o aun brusco choque contra una ribera rocosa. Balsas,piraguas, veleros, potentes navíos de acero, todosellos aparecen en la lista de barcos perdidos en elmar. A estas pérdidas se añaden aquellas provocadaspor las guerras y los errores humanos. En resumen,millones de navíos se han hundido en el fondo de losocéanos.1 Las aguas interiores, los ríos, los lagos, losestuarios también encierran peligros y sus fondosestán cubiertos de restos de embarcaciones que hannaufragado o han sido abandonadas.

El mar puede asimismo provocarnumerosas víctimas en tierra firme. En los últimosaños hemos sido testigos de espantosas catástrofesprovocadas por los tsunamis entre las poblacionescosteras del Sudeste Asiático y por el pasodel huracán Katrina por Nueva Orleáns. Además, yasomos plenamente conscientes de las potencialesconsecuencias de la subida inminente de las aguasprovocada por el calentamiento climático.No somos las primeras generaciones que handebido enfrentar tales eventos. Nuestras costasactuales se sitúan con frecuencia a varioskilómetros por detrás de aquellas que conocíannuestros ancestros hace 25 000 años y aún muchomás lejos de aquellas existentes hace 100 000 años.2

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De hecho, nuestras ciudades costeras han sidoconstruidas en terrenos que nuestros ancestroshabrían considerado como tierras elevadas –¡hasta100 m por encima del nivel del mar! Sus bosques,lagos, ríos, granjas y viviendas se encuentran hoyhundidos bajo el agua frente a nuestras costas.

El mar es en realidad capaz de destruir ysus efectos inmediatos son en ocasionesdevastadores. Sin embargo, una vez que los objetoshan sido sumergidos, el agua puede preservarperfectamente también dicho patrimonio cultural.El tsunami que golpeó a Asia en diciembre de 2004constituye prueba fehaciente de ello. Los daños entierra fueron terribles, sobre todo allí donde la tierrase une con el mar. No solo muchas personasperdieron la vida. Las viviendas, las instalacionesportuarias, las granjas y los árboles tampocopudieron resistir a la fuerza gigantesca de las olas.

En cambio, los sitios arqueológicos subacuáticos,incluso aquellos situados a proximidad de lasorillas, no sufrieron prácticamente daños. El peciodel Avondster, navío de la Compañía Holandesa delas Indias Orientales (VOC) que naufragara en 1659en esos parajes, fue de hecho recubiertoparcialmente por una nueva capa de arenaprotectora.3

Una vez bajo el agua, la cultura materialtiene en general muchas más posibilidades desobrevivir que en tierra. Ello se desprende con todaclaridad de la figura 1, que se apoya en datosrelativos a materiales obtenidos en excavacionesarqueológicas. Dicho gráfico compara el estadogeneral de conservación de los diferentes materialesen tierra y en un medio subacuático. Para lamayoría de ellos, las posibilidades de perdurar sonmayores bajo el agua. Solo las materias muy inertescomo el oro y algunas piedras tienen el mismocomportamiento tanto bajo el agua como en tierra.

Muchos sitios subacuáticos han sidopreservados por el mar durante cientos, inclusomiles de años. Representativos de un gran númerode culturas, están dispersos en zonas geográficas yambientales muy diversas: océanos, mares, víasnavegables, humedales y pantanos.

¿Qué tipos de sitios yacen bajo el agua?¿Qué tipos de sitios yacen bajo el agua?¿Qué tipos de sitios yacen bajo el agua?¿Qué tipos de sitios yacen bajo el agua?¿Qué tipos de sitios yacen bajo el agua?

Según la Convención de 2001 de laUNESCO sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático, por patrimonio se entiende“todos los rastros de existencia humana que tenganun carácter cultural, histórico o arqueológico, quehayan estado bajo el agua, parcial o totalmente,

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de forma periódica o continua, por lo menosdurante 100 años”.4

Como los seres humanos necesitan delagua para existir, nuestras sociedades siemprehan vivido de manera fundamental cerca decostas, ríos y lagos. Asimismo, desde tiemposinmemoriales, océanos, mares y vías navegablesson utilizados para el transporte y la industria.No es por lo tanto sorprendente que una buenaparte de los bienes producidos por la humanidadhayan terminado bajo las aguas –luego decatástrofes naturales, accidentes, actosdeliberados o guerras.

Ante la variedad de sitios arqueológicossumergidos, cuatro criterios fundamentalespermiten determinar la naturaleza de los sitos:funcionalidad, cronología, forma en que seencontró bajo el agua el material subacuático yentorno.

El factor funcional

Este factor se relaciona con la fabricación de losartefactos que constituyen el sitio. En el sitio de unpecio se tratará, por ejemplo, de elementos como laestructura del barco, su carga o las posesiones de lospasajeros y miembros de la tripulación. ¿A qué tipode comercio estaba destinado el navío? ¿Fue la carga–o la capacidad o rapidez de dicho navío– elprincipal aspecto tomado en consideración?

¿Fue construido el barco en primer lugarpara transportar mercancías o pasajeros? ¿Debíanavegar en ríos o lagos, se dedicaba al cabotaje o arealizar largas travesías oceánicas? ¿Fue construidopara uso recreativo, comercial o bélico? Todos estosfactores tendrán influencia en la configuración dela nave, el tipo de materiales utilizados en suconstrucción, la solidez del casco, la naturaleza y elvolumen de la carga, así como el tipo de posesionespersonales transportadas.

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Un navío como el Sydney Cove, quenaufragó en 1797 cerca de una pequeña isla delestrecho de Bass, al sur de Australia, ejemplificacómo podemos interpretar un sitio de pecio paradeterminar la función de un buque. El Sydney Covetransportaba diversas mercancías desde Calcuta, enla India, hasta Sydney, en la costa este de Australia.Podríamos esperar que un barco lanzado en unatravesía de este tipo haya sido concebido pararesistir las difíciles condiciones de navegación del

sur del Océano Índico y los “Cuarenta Rugientes”5

del sur de Australia, pero las excavacionesarqueológicas realizadas en el sitio sacaron a la luzuna embarcación ligera, mucho más hecha parabordear las costas relativamente protegidas delsubcontinente. A pesar de ello, el Sydney Cove(anteriormente Begum Shaw) había sido llevado arealizar un viaje que revelaría ser irreflexivo y fatal6

–¡y que su constructor no habría pensado nuncamandarlo a hacer!

El Mary Rose, navío insignia de los Tudor, porel contrario, había sido concebido para el combate enel mar. Fuertemente artillado y construido con solidez,como correspondía al navío almirante del rey deInglaterra, Enrique VIII, estaba hecho con los mejoresmateriales disponibles y contaba con los másmodernos medios de combate naval de la época.7 Lasbodegas del Mary Rose no estaban llenas demercancías sino de armas diversas –cañones, balas,pólvora, arcos, flechas e instrumentos de barbero-cirujano para curar a los heridos. A ello se añadía elmaterial estándar necesario para el mantenimientodiario del navío, en especial velas y aparejos, un pañolde provisiones con sus enseres de cocina y su vajilla,instrumentos de navegación y los efectos personalesde soldados y marineros.

La tradición de los navíos de guerra demadera se mantuvo hasta mediados del siglo XIX.Después, en marzo de 1862, dos acorazados, el USSMonitor y el CSS Virginia, libraron una batalla decuatro horas. No hubo ni vencedor ni vencido yambos buques se retiraron casi indemnes, pero ya sehabía demostrado la eficacia defensiva de los cascosacorazados. Este enfrentamiento precipitó el fin delos navíos de guerra con casco de madera y elrecurso tradicional a la andanada.8 El Monitor

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naufragaría más tarde, el 31 de diciembre de 1862,mientras era remolcado. La documentación sobre losvestigios de este barco de guerra permitió compararla supervivencia de los pecios de madera y los dehierro. Contrariamente al Mary Rose, el Monitor nose hundió en la arena sino que permaneció sobre ellecho del océano durante 121 años antes de serdescubierto en 1973.9 Gracias a la solidez intrínsecade su blindaje y de su cañón de torreta, el cascoexpuesto permaneció en gran parte intacto, en lugarde podrirse como el de madera del Mary Rose.

En la aviación, la necesidad que tienen lasnaves de ser rápidas y relativamente ligeras excluyóen la práctica el empleo de placas de blindaje. Losmetales ligeros, como el aluminio, se corroen conrapidez en el agua del mar y si se produce un enlaceelectrolítico con otro metal, como el hierro, se formaun depósito galvánico que puede acelerar aún más ladesagregación. Sin embargo, las funciones de un aviónsiempre han determinado su forma. Los aviones decarga son por lo general grandes y pesados, mientrasque los militares de caza son alargados y cuentan solocon la capacidad suficiente para transportar unatripulación, combustible y armas. Los aparatosconcebidos para aterrizar en el agua y despegar desdeella, como los hidroaviones Catalina de la SegundaGuerra Mundial, cuentan con trenes de aterrizajedotados de flotadores en lugar de ruedas y a veces confuselajes especialmente adaptados para servir de cascocuando se encuentran sobre el agua.

En lo que respecta a los puertos consideradoscomo tipo de sitio, debemos señalar que laConvención excluye de manera expresa de laprotección a los cables y tuberías colocadas en elfondo del mar, así como a las instalaciones todavía enuso o que fueron adaptadas para otros usos (por

ejemplo, muelles, espigones, diques, ayudas a lanavegación). Si dejamos a un lado esta consideración,los puertos representan un aspecto fundamental delpatrimonio cultural subacuático. No solo sirven deinterfaz para los barcos que navegan en los océanos,sino que sus infraestructuras deben asimismo ayudara los buques a cargar y descargar sus importantescargas. Además, existen grandes posibilidades de quelos hogares o lugares de residencia de lastripulaciones y de su familia se encuentren allí.

Cierto número de grandes instalacionesportuarias, sumergidas a lo largo de los siglos comoresultado de una elevación del nivel del mar o demovimientos tectónicos, han sido objeto deexcavaciones arqueológicas. Entre ellas se encuentransitios tales como Port Royal en Jamaica. Esta ciudadsumergida, cuyos orígenes remontan a 1655, fecha dela invasión de la isla por parte de los ingleses y de sutoma a los españoles10, se encuentra bajo las aguas delactual puerto de Kingston. Este sitio subacuático es elresultado de un terremoto acaecido en 1692 y en cuyotranscurso las dos terceras partes de la ciudad sehundieron en el mar en el espacio de algunos minutos.La catástrofe fue comparada con Pompeya, sepultadade manera instantánea bajo las cenizas volcánicas. Noes sorprendente que el sitio haya sido descrito como“quizás la ciudad inglesa mejor preservada delmundo”.11

Los puertos requieren la construcción deinstalaciones adaptadas a las cargas y a los buquesque las transportan, así como a la naturaleza delmedio marino en el cual se hallan. De ello sedesprende una infinita variedad de solucionestécnicas. Por ejemplo, situadas a lo largo de las orillasde un río sujeto a grandes variaciones del nivel delagua, estas instalaciones pueden ir desde una serie de

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escalones tallados en la orilla hasta una complejaestructura de muelle de carga o descarga de variospisos, como encontramos en la ciudad australianade Bourke, sobre el río Darling, en la parteoccidental de Nueva Gales del Sur.12 En los estuarios,los muelles y espigones pueden ir desde pequeñasestructuras de piedra, madera u hormigón hastaimponentes construcciones que pueden acoger avarios navíos de alta mar.

Otras infraestructuras descubiertas bajo elagua pudieron estar en función de las necesidadesde industrias que explotaban los recursos naturalescomo la pesca. Estas estructuras puedan estarhechas de materiales orgánicos, como cañas tejidas,o consistir en barreras compuestas de maderos obarreras o trampas hechas de combinaciones depiedra. Van desde vestigios de los tiemposprehistóricos hasta escalas para pecesrelativamente modernas. La elección de losmateriales obedece a la función particular que diolugar a su creación, a la naturaleza de los recursosextraídos y a los materiales naturales disponiblespara la construcción. Una vez abandonadas (comoresultado de la evolución tecnológica o cultural o deuna modificación del nivel del mar), cada una secomporta de manera diferente según los materialesde construcción utilizados, el medio en el que seencuentran y los cambios ambientales ocurridosdespués de que fueron abandonadas. Estos factoresdeterminan la manera en que sobreviven estossitios, incluso su propia supervivencia.

También han sido encontrados bajo el aguasitios de hábitat humano. En este caso se trata desitios que conservan la marca –es el caso de hogaresde chimenea, herramientas de piedra e inclusomateriales orgánicos–13 de aquellos lugares donde

vivían personas. Algunos han sido localizados enlos bordes de la ribera primitiva “a cielo abierto”14 yes posible que existan otros resguardados en grutasnaturales.15

La cronologíaLa cronologíaLa cronologíaLa cronologíaLa cronología

La naturaleza de los sitios dependeobligatoriamente de la época en que fueron creados.Los valores culturales, la disponibilidad dedeterminados materiales, el acceso a los mercados ya los progresos técnicos, todo ello desempeña unpapel en la cultura material producida en unperíodo determinado. Funciones similares hanexistido en todas las épocas, pero las elecciones quese ofrecían a las diferentes culturas y aquellas queestas hicieron han variado considerablemente a lolargo de los años. Estas variaciones cronológicas sereflejan tanto en la naturaleza como en ladistribución geográfica de los sitios del patrimoniocultural subacuático.

La pesca ha experimentado tal expansiónque la hizo pasar de actividad cotidiana practicadacerca de las costas o en las aguas interiores aprofesión cuyos buques surcan los océanos delmundo durante meses. Los navíos dedicados alcomercio han evolucionado para pasar de lapequeña balsa o piragua monoplaza al gigante deacero de varios puentes y 400 m o más de eslora. Lahuella arqueológica que puede dejar un hombre quepesca en aguas protegidas desde una piragua con unarpón o una caña provista de un anzuelo hecho deconcha es muy diferente de aquella dejada por ungran ballenero del siglo XIX con una quilla demadera amplia y sólida, enormes cuadernas ycurvas de madera, calderas de hierro, cabillas dehierro o de aleaciones de cobre y un casco de

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madera recubierto de cobre –sin hablar de algunoscañones para protegerse de los merodeadores.

Teniendo en cuenta la naturaleza del agua,con sus corrientes, mareas y crecidas, y del vientoque se conjugan para empujar el buque a donde nodesea forzosamente ir, saber lanzar el ancla era unahabilidad esencial del capitán de navío. La época deconstrucción de un bajel determina el tipo de anclaal que se le asocia. Puede tratarse de una gran piedraamarrada al barco por medio de una cuerda o, comoen China en el siglo XV, de una combinación demadera y piedra que mide 5 m. Un ejemplo de estetipo de anclaje fue descubierto en el sitio delnaufragio de la flota de 4 400 navíos del emperadorKublai Kan, la cual que se hundió en 1281 duranteuna tempestad frente a la isla de Taka-shima (enJapón).16 En el siglo XIX, el desarrollo de lasiderurgia permitió que la forma de las anclasevolucionara con rapidez. Si bien el peso de estas fueen un inicio el factor determinante para mantenerel barco atado, el interés mayor fue concedido altamaño y al peso de la cadena del ancla, quesustituyó rápidamente a los cabos antes empleadospara sujetar el ancla al barco. Como el peso del anclaperdió importancia, se redujo su dimensión enproporción con la longitud del barco. Además, secrearon nuevas formas para las partes (llamadas“brazos” y “orejas” [flukes]) que las amarraban alfondo del mar. Las anclas son por consiguiente unaherramienta valiosa para diagnosticar la edad y lasdimensiones de los restos de un navío.

La cronología tiene también otra utilidadfundamental para la arqueología. Como yahabíamos señalado, los principales dañosprovocados a los bienes culturales se producen en elmomento en que estos se sumergen. Una vez que los

bienes reposan en el fondo del mar o del lago, elproceso de deterioro comienza de inmediato areducir su velocidad. Desde luego, sigue siendoimportante durante los primeros meses e inclusodurante los primeros años, pero su evolución sehace cada vez más lenta. Como norma, se alcanzauna casi estabilidad al cabo de 100 años. Si el sitioha logrado sobrevivir hasta entonces, existenposibilidades de que perdure aún por mucho mástiempo, a menos que se produzca una catástrofenatural o una alteración provocada por el hombre.En 1960, el arqueólogo George Bass realizóexcavaciones arqueológicas en el sitio de peciosmediterráneos que databan aproximadamente de1200 a.C., demostrando de esta forma de maneraconcluyente que el patrimonio cultural subacuáticopodía sobrevivir miles de años.17 Que un sitio estéconstituido en su mayoría por materiales orgánicos(madera, por ejemplo) o inorgánicos (piedra, hierro),sus particularidades reflejan la época en que fueconstruido y en la que fue destruido. Estos criteriosde datación, así como muchos otros, resultanesenciales para comprender las historias de lascuales son portadores estos sitios para nosotros ypara las futuras generaciones.

Cómo se sumergió el material cultural

El tercer factor clave que permite determinar lanaturaleza de un sitio del patrimonio culturalsubacuático es la forma en que se encontró bajo elagua en los orígenes. Los objetos o instalaciones queen un inicio estaban destinados a ser sumergidos(por ejemplo, una trampa para peces hecha depiedra o una estructura portuaria de hormigóncomo la de Cesarea Marítima) son construidos engeneral para resistir a las presiones del medioambiente local. Pueden existir de forma casi

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indefinida y conservar, en lo fundamental, suintegridad.

En cambio, un objeto que no fue concebidopara ser sumergido debe enfrentar una perspectivamuy diferente. Los buques son concebidos paranavegar sobre el agua y, en general, para mantener asus pasajeros y su interior más o menos seco.Cuando se van a pique y se hunden hasta el fondodel océano se encuentran en una situación para lacual nunca fueron preparados.

La naturaleza arqueológica del sitio de unnaufragio se verá igualmente afectada si el navíosufrió daños antes de hundirse. Una embarcaciónque choca contra un arrecife podrá tener la quilla –es decir, su espina dorsal– rota. Su estructura deconjunto se verá debilitada y su casco podráromperse con mayor facilidad en el fondo del mar,de ahí una mayor dispersión de los artefactos. Si elbuque se incendió y quemó hasta la línea deflotación antes de hundirse es poco probable que sucasco conserve una gran parte de la carga, de lasestructuras y de los accesorios ya que estos o fuerondestruidos por las llamas o cayeron al agua porencima de la borda o fueron arrastrados por el aguamientras que el navío descendía hacia el fondo. Deigual forma, un buque que ha sido blanco de unamina, o de bombardeo aéreo o de un torpedo ensituación de guerra habrá sufrido grandes daños ysus principales estructuras se debilitarán inclusoantes de hundirse bajo el agua. Este factor deberátambién ser tenido en cuenta para interpretar losvestigios que yacen sobre el fondo marino.

Sin embargo, un buque que se hunde derepente, incluso cuando la causa haya sido un actode guerra o una tormenta, puede acabar en el fondo

casi intacto. Lo mismo ocurre con un avión que sehunde en el mar después de haber agotado todo elcombustible. Una vez sobre el lecho marino suaspecto será muy distinto del de una aeronave quese estrella en el mar a toda velocidad.

El entorno

El cuarto factor clave en la creación de un sitio delpatrimonio cultural subacuático es el entorno. EnEden, en la costa sudeste de Australia, dos antiguosbarcos de pesca muy parecidos fueron hundidos en1988 en la misma región y a profundidadessimilares. Se trataba del Henry Bolte y del TasmanHauler. En la actualidad, estos dos sitios muestranformas muy diferentes de formación y deterioro. ElHenry Bolte yace sobre un arrecife plano y duromientras que el Tasman Hauler encalló sobre unfondo arenoso que ofreció a la quilla un colchónprotector. De ello se desprendió cierta estabilidadque explica aparentemente el ritmo de deteriorobastante lento del pecio. Esta estabilidad parecehaber estimulado además la colonización de lasuperficie de la estructura por parte de una fauna yuna flora marinas abundantes y de vivos colores. Eldesarrollo del medio biológico marino en el HenryBolte, por el contrario, es bastante débil18 y el barcose deteriora con mayor rapidez.

En general, los barcos que encallan enarrecifes superficiales se degradan con mayorvelocidad, ya sean de madera, de hierro o de acero.En el extremo opuesto de la escala encontramos lasembarcaciones que se han hundido en aguasprofundas de temperatura glacial y casidesprovistas de corrientes, luz y oxígeno. El Titanicconstituye tal vez el sitio más conocido en estesentido y su capacidad para permanecer

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relativamente intacto desde 1912 es un ejemplo de lacalma de su entorno. Mucho más recientemente, laestabilidad de dicho entorno se vio seriamenteperturbada al descubrirse el pecio y comenzar lasvisitas de submarinos y cámaras teledirigidas. No espor lo tanto sorprendente enterarnos de que se haobservado un deterioro creciente del sitio luego delas primeras exploraciones.

Existen en otros lugares pruebasespectaculares de la capacidad de los barcos demadera para conservarse también en aguas frías yoscuras, donde existe poco oxígeno, atravesadas porcorrientes muy débiles. Tal es el caso del lagoOntario, en Canadá, donde los pecios del Hamilton ydel Scourge, hundidos en 1813, son administrados ydocumentados en el marco del Hamilton–ScourgeProject de la ciudad de Hamilton.19 Pero el ejemplomás significativo de conservación de un navío demadera es con toda probabilidad el del Vasa, enSuecia. Esta insignia de la flota del rey suecoGustavo Adolfo se hundió en 1628, justamentedespués de emprender su viaje inaugural, a menosde una milla náutica de la costa. Sus restos fuerondescubiertos en 1956. Cinco años más tarde, en 1961,el navío fue sacado a la superficie para ser objeto deun tratamiento de conservación y ser expuesto alpúblico. Dato asombroso, cerca del 95% del buque seencontraba intacto. Además del hecho de enterrarseparcialmente en el cieno y el lodo, la incapacidad delos organismos xilófagos de vivir en aguassemejantes contribuyó en gran medida a suconservación.20

Estos ejemplos de navíos preservadosíntegramente ejemplifican lo que puede ocurrir en elfondo del mar, incluso en aguas que ni son frías nicarecen de luz y oxígeno y donde las corrientes

pueden ser muy fuertes. Una capa de arena o de lodoneutraliza de manera instantánea los efectosabrasivos de la corriente, bloquea los rayosluminosos, reduce o elimina la presencia de oxígeno,impide la invasión de los organismos xilófagos,como el toredo navalis y mantiene la temperatura aniveles constantes. Si tenemos en cuenta que lasquillas de los barcos tienden a hundirse en la arena oel cieno, los buques de madera pueden permaneceren gran medida intactos en aguas templadas oincluso tropicales. El Swift, frente a las costasargentinas21, y el Pandora22, a la altura de la costanordeste de Australia, constituyen dos ejemplos deello.

Existe otro tipo particular de pecios:aquellos barcos que en lugar de hundirse porcompleto encallan en las riberas de un río o de unestuario o algunas de cuyas partes se conservansecas sobre una ribera costera. Estos sitiosconstituyen oportunidades únicas de observar cómoreaccionan los bajeles de madera, hierro o acerocuando están constantemente mojados o secos.Muchos de ellos no se han hundido a causa del azarsino que han sido abandonados después de habercumplido su período de vida útil. Las lecciones quedebemos extraer de dichos sitios han sidodemostradas gracias a proyectos como el SubmergedResource Center, del Servicio de Parques Nacionales,Departamento del Interior de los Estados Unidos deAmérica23, o al proyecto “Graveyard of chips”(Cementerio de Buques) en Australia Meridional.24

Contexto e integridad

Los sitios que han sido objeto de excavacionesarqueológicas programadas ofrecen de formacontinua informaciones relacionadas tanto con

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detalles estructurales como con la cultura material.Pero esta información presupone un esfuerzo previocon el propósito de establecer la relación que existeentre los objetos descubiertos en el sitio y el propiositio. Esta relación puede revelar la función originalde los artefactos presentes en el navío en la época enque este navegaba. Si ignoramos dónde un objeto fueencontrado, es con frecuencia imposible saber cuálera su relación con el sitio primitivo –ya sea unbuque, un avión, una infraestructura portuaria, unatrampa para peces o una vivienda humana. Reunirdocumentos sobre el contexto resulta esencial tantopara el trabajo del arqueólogo como para el de unespecialista de la policía científica. Por este motivo,perturbar sin autorización los sitios del patrimoniocultural subacuático es ilegal en muchos países yestá prohibido además por la Convención de 2001.Una intervención de este tipo realizada sin contarcon información adecuada sobre el contexto detodos los elementos del sitio da lugar a una pérdidairrecuperable de su integridad.

Por “integridad” no debe entenderse que unsitio ha permanecido intacto por haber conservadosu forma original. Un navío puede haber sidoreducido a pedazos al chocar contra un abruptoacantilado sin que esto impida que sus restospuedan ser interpretados. Elementos clave como lasanclas y las cadenas que las sujetan siempreseñalarán la posición de la proa. Concreciones durascomo piedra se forman rápidamente luego delnaufragio de un gran navío y resisten a las olas másfuertes durante muchos años.

Conclusiones

Cada una de estas categorías de factores incluye unacantidad considerable de variables. Además, entre

ellas se producen superposiciones y es estainteracción la que produce la diversidad casi infinitade los sitios del patrimonio cultural subacuático: noexisten dos sitios que sean semejantes en todos losaspectos. La información que encierra cada sitio esúnica, como puede serlo el comportamiento de losobjetos que allí se encuentran, como lo demostró elejemplo de Eden. Evitar partir del principio según elcual las informaciones del sitio A serán idénticas alas del sitio B constituye un desafío permanentepara el investigador. De la misma forma, no puededarse por hecho que los métodos de estabilizaciónque han demostrado ser eficaces en un sitio tambiénlo serán en otro, ni que los mismos métodos deconservación serán igualmente aplicables al objetoA y al objeto B.

Los sitios del patrimonio culturalsubacuático son verdaderas cápsulas del tiempo deinfinita variedad, ricas en historias para sercontadas. Es muy probable que sitios que datan devarios miles –incluso de varias decenas de miles– deaños yazcan ocultos en lechos de turba aproximidad de las costas o bajo el limo de nuestrosestuarios y de nuestras plataformas continentales.Para que sean preservados y, de forma eventual,actualizados y registrados, la cooperacióninternacional y las investigaciones arqueológicasque recurren a las mejores prácticas constituyenimperativos absolutos. En este contexto, laConvención de 2001 demuestra toda suimportancia. Elaborada con la participación demuchos países, se basa en la noción de mejorpráctica y sus principios fundamentales reconocenla variedad de los tipos de sitios que encontramosbajo el agua, su importancia y la necesidad de unagestión sana y sostenible de ese patrimonio único.Con la ayuda de las nuevas tecnologías que permiten

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un acceso cada vez más amplio a los pecios, laConvención de 2001 representa la mejor esperanzapara estos sitios de ser tratados como ventanas quese abren al pasado –como cápsulas del tiempoportadoras de sentido.

1. Ver Dossier de información sobre la Convención de la UNESCO

sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001:

http://portal.unesco.org/culture/en/ev.php-

URL_ID=34945&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html.

2. David Nutley (2006), The Last global warming? Archaeologicalsurvival in Australian waters, Adelaida (Australia): Flinders

University Maritime Archaeology (Monograph Series, no 10).

3. ‘‘Sri Lanka’s maritime museum hopes fade after tsunami

reclaims sea treasures’’ (AFP). Khaleej Times Online, Dubai, 21 de

marzo de 2005.

4. Ver Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural

Subacuático, París: UNESCO, 2001, Artículo 1 (a).

5. Los “Cuarenta Rugientes” corresponde al nombre dado por los

marineros a las latitudes situadas entre los paralelos 40 y 50 del

hemisferio sur. Recibieron este nombre a causa de los fuertes

vientos existentes, provenientes en su mayoría del oeste.

6. Ver Michael Nash (2001), Cargo for the colony: the 1797 wreck ofthe merchant ship Sydney Cove, Canberra: Navarine Publishing, pp.

97–120. Al examinar las estructuras del pecio del Sydney Cove(antiguo Begum Shaw), los arqueólogos pudieron determinar que el

buque había sido construido para navegar en aguas relativamente

protegidas y no para emprender un viaje de Calcuta a Sydney.

7. Peter Marsden (2003), Sealed by time: the loss and recovery ofthe Mary Rose, Portsmouth: The Mary Rose Trust, pp. 1-5 y 11-129.

8. John D. Broadwater (2006), “The USS Monitor: in situ

preservation and recovery”, in R. Grenier, D. Nutley e I. Cochran

(dir. publ.), Underwater cultural heritage at risk: managing naturaland human impacts, París: ICOMOS, pp. 79–81 (79).

9. Ibid.

10. Donny L. Hamilton (2006), “Port Royal, Jamaica: archaeological

past and development potential”, in R. Grenier, D. Nutley e I.

Cochran (dir. publ.), Underwater cultural heritage at risk: managingnatural and human impacts, París: ICOMOS, pp. 49 51 (49).

11. Ibid.

12. David Nutley y Smith, Tim (2003), Darling River, NSW: maritimearchaeological survey, Parramatta: NSW Heritage Office, p. 61.

13. James Muche (1978), “An inundated Aboriginal site, Corral

Beach, California”, in J. Barto Arnold III (dir. publ.), Beneath thewaters of time: the proceedings of the ninth conference onunderwater archaeology, Austin (Texas): Texas Antiquities

Committee Publication, No 6, p. 102.

14. Andrej Gaspari (2006) (dir. publ.), Zalog near Verd: Stone Agehunter’s camp at the western edge of the Ljubljansko Barje,Ljubljana: Instituto de arqueología del Centro de Investigación

Científica de la Academia Eslovena de Ciencias/Ediciones de la

Academia Eslovena de Ciencias.

15. D. Nutley The Last global warming?, pp. 38, 43 y 52.

16. Wataru Ishihara (2007), “Underwater archaeology in Japan”, inTakenori Nogami (dir. publ.), Underwater cultural heritage andarchaeology, Fukuoka (Japón): Asian Research Institute of

Underwater Archaeology, p. 2.

17. K. Muckelroydir (1980) (dir. publ.), Archaeology underwater: anatlas of the world’s submerged sites, New York: MacGraw-Hill Book

Company, pp. 32–5.

18. Maritime Heritage Online (2008), Heritage Branch, Department

of Planning, Nueva Gales del Sur: http://maritime. heritage.nsw.gov

. au/public/regionMap.cfm?region_Id=7.

19. Ver http://www.hamilton-scourge.hamilton.ca/.

20. Dottie Mayol (1996), The Swedish ship Vasa’s revival, Miami

(Florida): Universidad de Miami, Anthropology 340s – Marine

Archaeology.

21. Dolores Elkin (2006), “HMS Swift: scientific research and

management of underwater cultural heritage in Argentina”, in R.

Grenier, D. Nutley e I. Cochran (eds), Patrimoine culturelsubaquatique en péril : gérer les impacts naturels et humains,París: ICOMOS, pp. 76–8.

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22. Peter Gesner (1997), “HMS Pandora”, in James Delgado (dir.

publ.), British Museum encyclopaedia of underwater & maritimearchaeology, Londres: British Museum Press, pp. 305–7.

23. Mathew Russell (2005), Beached shipwreck archaeology: casestudies from Channel Islands National Park, Santa Fe (Estados

Unidos): Submerged Ressource Center, Servicio de Parques

Nacionales, Departamento Norteamericano del Interior.

24. Nathan Richards (2007), “Garden Island 1906–45: graveyard of

ships”, in Michael Nash (dir. publ.), Shipwreck archaeology inAustralia, Crowley (Australia): University of Western Australia

Press, pp. 183–93.

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Uno de los sueños más persistentes de la humanidada través de todos los tiempos –después del deseo devolar– ha sido explorar el fondo marino. Se dice queAlejandro Magno se sumergió en una jaula de cristaly existen pruebas que indican que, desde el año 1683,se han hecho intentos para llegar a los pecios de lacélebre Armada1 en Irlanda con la ayuda de unacampana de buceo.

En Inglaterra, en 1836, John Dean sacó a lasuperficie cañones de los restos del Mary Rose.2 Sinembargo, se trataba de hechos aislados que tenían unimpacto mínimo en la preservación del valorhistórico de los sitios descubiertos. Durante laSegunda Guerra Mundial este sueño se hizo realidadcon la invención de la escafandra autónoma. Losequipos tecnológicos modernos para detectar lapresencia de cuerpos extraños en el fondo marino,que antes estaban solo en manos de las industriasmilitar y petrolera, ahora son relativamenteaccesibles para quien disponga de los medios paracomprarlos. La variedad de equipos –sonar de

Por Tatiana Villegas

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barrido lateral, magnetómetros, perfiladores defondos marinos, sumergibles, ROV (robotsteledirigidos equipados con brazos mecánicos ypinzas para sujetar los objetos y colocarlos en la cesta,incluso a grandes profundidades)– muestraclaramente que los sitios culturales sumergidos ya noestán protegidos por la inaccesibilidad natural de sumedio.

Dos categorías diferentes tienen acceso a losequipos tecnológicos modernos de exploración desitios culturales subacuáticos. Por una parte, la

comunidad arqueológica, consciente del valorcultural e histórico de dicho patrimonio, desarrollatécnicas de estudio científico, análisis, registro,interpretación y conservación de los sitios. En todoel mundo los arqueólogos submarinos elaboranprogramas basados en las normas internacionales,la cooperación, el fortalecimiento de lascapacidades y la investigación para formar unamasa crítica de especialistas y encontrar los mediostécnicos para una mejor protección de estepatrimonio único. Los progresos son lentos peroduraderos. Por otra parte, los salvadoresprofesionales y los cazadores de tesoros buscansitios donde supuestamente hay bienes explotablesdesde el punto de vista comercial. En los últimosveinte años el número de ellos ha aumentado deforma considerable. De hecho, “la tecnología se hadesarrollado mucho más rápido que la evaluacióndel valor cultural de los restos” (Hutchinson, 1996).Por consiguiente, el público tiene más conciencia delos progresos tecnológicos que de la importancia delos propios sitios. Sin embargo, la tecnología es sóloun aspecto operativo de la investigación. Esteartículo pretende esclarecer los diferentes enfoques,motivaciones e intenciones de estos actores tandiferentes.

Arqueología contra exploración comercial

La noción romántica de la búsqueda de un tesoroperdido, tal y como aparece en las novelas deaventuras o en películas populares coma la serie deIndiana Jones o de Benjamin Gates, adquiere otroaspecto cuando pensamos que la explotacióncomercial del patrimonio cultural subacuático seha convertido en la amenaza más seria ydevastadora que pende sobre la protección de estosvestigios legados a la humanidad.

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Los que se dedican al salvamento desde elpunto de vista comercial y los cazadores de tesorosrecuperan objetos con un determinado valorcomercial como joyas, monedas, instrumentos denavegación, porcelanas frágiles y otras antigüedades,y se adueñan de ellos sin tener en cuenta el valorarqueológico, histórico y cultual del sitio, quedesconocen como entidad. Desde el punto de vistaarqueológico, el lugar donde se ha hundido un barcoes un “sitio” que comprende toda la zona donde hanido a parar elementos de la estructura o del aparejo, obien otros objetos, después del naufragio. Todos ellosencierran una información potencialmente valiosa.Por tal motivo, los arqueólogos se toman el tiemponecesario para tomar nota de la localización exactade cada elemento en un marco bien definidopreviamente y para evaluar las relaciones entre unaestructura y su contenido. En el laboratorio seanalizan muestras de sustancias descubiertas enrecipientes así como materias orgánicas como lamadera para determinar la fecha de las mismas, elorigen geográfico de la madera e incluso la época enque fue cortada. El análisis, estudio y censo de todaslas partes del casco y de sus elementos pueden llenar

lagunas en nuestro conocimiento de la construcciónnaval. Las armas y las piezas de artillería enocasiones brindan muchas informaciones sobre lasestrategias de defensa y ataque. Los tejidos y otroselementos orgánicos pueden brindar informaciónacerca del uniforme de marineros y oficiales. Elestudio de los huesos nos enseña mucho sobre lascondiciones higiénicas en un momento preciso de lahistoria. La posición e inclinación de los objetosconstituyen datos cruciales que ayudan acomprender las circunstancias exactas en que tuvolugar el naufragio. La estructura y el contenido de unbarco están vinculados, y su análisis sistemático einterdisciplinario nos brinda información sobre lavida y la sociedad de la época.

En arqueología, lo primero es comprender elsitio mediante interpretaciones e hipótesis a partirde los descubrimientos realizados. Una vezterminadas las excavaciones, el sitio se protegefísica y jurídicamente. Para un arqueólogo, eltiempo permite una inspección más completa ymeticulosa e incrementa la posibilidad de obtenerinformaciones detalladas.

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En cambio, para el personal de salvamento comercial,el tiempo es oro y los objetos valiosos se debenencontrar y vender lo más rápido posible para ofrecerun rendimiento de la inversión a los donantes.

Afortunadamente se ha producido un gran avanceen la comprensión general de la importancia delcontexto arqueológico en su conjunto y de lasrelaciones entre todos los elementos de un sitio. Laextracción indiscriminada de los objetos, sin unestudio serio ni un análisis arqueológico, destruyecualquier posibilidad de interpretación. Un nuevoanálisis es un proceso esencial en la investigacióncientífica, pero esto es posible solo si se ha indicadocon minuciosidad cada alteración del sitio.Cualquier objeto aislado, “fuera de su contexto”,pierde totalmente su posible capacidad de brindarinformaciones.

El modus operandi de los “salvadores”comerciales y de los cazadores de tesoros

Muchas veces, los salvadores comerciales y loscazadores de tesoros pretenden hacer creer que ellos

evitan que los restos sean destruidos por la naturalezao la actividad humana, y que son los únicos quedisponen de los medios tecnológicos para explorar agrandes profundidades. Con frecuencia, laconservación se garantiza mejor en los sitiosarqueológicos sumergidos que en los sitios terrestres.3

Luego del choque inicial con el fondo marino y ladegradación inmediata que causan las corrientes y losorganismos perforadores, la estructura se estabiliza yse recubre de sedimentos y arena con el transcurso deltiempo, hasta que finalmente reposa bajo capas desedimentos las que, al mantener una escasaluminosidad, un índice poco elevado de oxígeno y unabaja temperatura, aseguran a los materiales orgánicosuna mejor preservación que en tierra y crean unasituación estable capaz de perdurar durante muchotiempo. Por tanto, el medio natural protege los sitios.Los científicos han demostrado que los restos denaufragios, en especial los que se encuentran en altamar, están mucho más protegidos y en ningún modoestán amenazados por la naturaleza.

Además, es muy poco probable que lossaqueadores aficionados como los pescadores o los

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buzos ocasionales operen en alta mar. En realidad, elverdadero peligro para los sitios está en lasactividades programadas por los propiossalvadores. En cuanto a la destrucción “accidental”,debida por ejemplo a infraestructuras costeras,oleoductos o cables telefónicos, las empresasinvolucradas tratan de minimizar el impacto de sutrabajo y son cada vez más respetuosas de los sitiosculturales: sus programas de desarrollo dan laprioridad a las prospecciones arqueológicas antesde proceder a cualquier actividad. De este modocontribuyen al auge de la arqueología submarina enmuchos lugares.

Existe otra diferencia mucho másimportante en términos de enfoque: desde el puntode vista arqueológico, el descubrimiento de un sitiono conduce necesariamente a excavaciones. Enocasiones basta con un estudio previo no intrusivo yuna grabación en vídeo para determinar que el sitiono está en peligro y que las condiciones naturales enlas que se encuentra se mantendrán inalterablesdurante muchos años. En este caso, no existe unarazón válida para proceder de inmediato a lasexcavaciones. El sitio se puede proteger in situ convistas a futuras investigaciones, e incluso se puedevisitar en el marco de un turismo especializado y nointrusivo, como por ejemplo en los circuitos deinmersión. La caza del tesoro, por definición, ignorael principio que plantea que la protección in situ delpatrimonio cultural debe ser considerada comoopción prioritaria. Los salvadores comercialesafirman muchas veces que sus recursos les permitenfinanciar la exploración de sitios que de otro modopermanecerían ignorados. Pero el argumento queplantea que los arqueólogos y las institucionescientíficas no cuentan con los medios para hacer lomismo carece de fundamento ante los serios

programas arqueológicos llevados a cabo, porejemplo, en Argentina, Sri Lanka o Croacia.4 Por otraparte, la tecnología para la exploración de los fondosmarinos en alta mar, que anteriormente se utilizabacon fines de defensa militar y por parte de laindustria petrolera, ya puede ser utilizada por lamayoría de las marinas del mundo, las cuales puedenefectuar prospecciones de sitios arqueológicossumergidos, incluso a grandes profundidades.Cuando un país es consciente de la necesidad deproteger su patrimonio cultural subacuático, sepuede efectuar entonces un trabajo científico, deconsuno con los arqueólogos subacuáticos, con losmedios tecnológicos con los que cuentan el gobiernoy sus instituciones militares, todo ello a un costoinferior y en beneficio de todos.

La cobertura jurídica

La recuperación de los peciosExisten varios instrumentos jurídicosinternacionales para armonizar la ayuda que sebrinda en alta mar a los buques en peligro y a sucargamento. El Convenio Internacional sobreSalvamento Marítimo de Londres de 19895 se aplicaa las acciones emprendidas para dar asistencia a unnavío en peligro en el mar. La compañía encargadade la operación trata de salvar los bienes con unvalor comercial para obtener una recompensa apartir de dicho valor. Gran parte de los salvadoresplantea que sus actividades se inscriben en el marcodel Convenio de 1989. Desafortunadamente, esteestipula que el derecho en materia de salvamento seaplica a los “bienes marítimos de carácter cultural”,a menos que el Estado involucrado disponga locontrario.6 Dado que no especifica ni la antigüedadde los bienes ni las competencias requeridas porparte del personal de salvamento, las actividades de

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los cazadores de pecios en los sitios arqueológicospueden considerarse relacionadas con la“asistencia” o el “salvamento”. Esta ambigüedad seve fortalecida por la Convención de las NacionesUnidas sobre el Derecho del Mar de 1982(UNCLOS)7, que estimula la protección de los sitioshistóricos y arqueológicos8, pero que al mismotiempo dispone que “nada de lo dispuesto en esteartículo afectará a los derechos de los propietariosidentificables, a las normas sobre salvamento uotras normas del derecho marítimo”. Los batallonesde abogados que trabajan para los cazadores detesoros y las empresas de recuperación de restos denaufragios se aprovechan de estas nocionesjurídicas para presentar sus acciones comooperaciones de salvamento de buques en peligro,incluso cuando el patrimonio cultural subacuáticono corre ningún peligro desde hace tiempo.

El desplazamiento del saqueoTanto la inmersión submarina como las técnicas deexploración en grandes profundidades surgieron enlos países industrializados, por lo que fue en susaguas donde tuvieron lugar los primeros intentosde caza de tesoros y de explotación comercial delpatrimonio cultural subacuático. De ahí que losgobiernos afectados tomaran concienciarápidamente de la necesidad de luchar contra estanueva forma de vandalismo y de elaborar unalegislación de protección.9 Por tal motivo, loscazadores de pecios trasladaron sus actividadeshacia otros países donde la legislación erainsuficiente o inexistente, muchas veces porque elproblema no se había presentado con anterioridad.Existen muchos ejemplos en Asia, África y AméricaLatina. Los negocios se hacen con altos funcionariosque ignoran el potencial histórico de los sitios, y losorganismos gubernamentales hacen concesiones a

empresas interesadas en la recuperación. Laganancia, o “botín”, se reparte según porcentajesvariables: se comienza con un 50% para cada parte,pero lo más probable es que el 70% se destine a laempresa y el 30% al gobierno.10 Las autoridadesgubernamentales y del sector cultural se dejanconvencer de que ese tipo de exploraciónbeneficiará a su país, pero cuando las empresasempiezan a trabajar pocas veces los gobiernos estánen condiciones de verificar la cantidad de objetossacados a la superficie o la magnitud de los dañoscausados al sitio. Bienes de un elevado valor sonincluso trasladados a lugares marítimos alejados delsitio para recuperarlos posteriormente; esto ocurrefundamentalmente en países que carecen de unaestructura arqueológica y que no cuentan conexpertos para defender la preservación delpatrimonio.

Pronósticos financieros sin fundamento

El “valor” potencial de una carga, estimado por losque llevan a cabo la recuperación, alcanza enocasiones sumas sorprendentes –hasta 500 millonesde dólares estadounidenses.11 Por lo general, estascifras se basan en el valor comercial estimado dejoyas u otros bienes preciosos similares,multiplicado por la cantidad prevista de objetos.Estas cifras, en ocasiones especulativas y siemprehipotéticas, son objeto de una amplia publicidadque atrae a nuevos inversionistas. Sin embargo, losnúmeros carecen de base científica,fundamentalmente porque no es posible evaluarcon seriedad ni una carga ni su estado sin unestudio arqueológico completo. En definitiva, laspreocupaciones financieras de los inversionistasprevalecen sobre la importancia del propiodescubrimiento.

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La demanda de las salas de subastas y delmercado también ha contribuido al surgimiento deuna multitud de personas dedicadas al“salvamento” y de cazadores de tesoros en lugarescomo el mar de la China meridional. Los negociosse cierran sobre la base del importe previsto por laventa de los objetos. En la década de 1980 y a iniciosde los años 1990, el descubrimiento de los restos delAtocha y del Titanic despertó en el público uninterés sin precedentes por los objetos que seencontraban en el fondo del mar. Sin embargo, lassubastas han alcanzado un tope y las ventasempiezan a disminuir (ver posteriormente elejemplo del Tek Sing) debido a la saturación delmercado de porcelanas y monedas y también a latoma de conciencia ética cada vez mayor por partede los coleccionistas.

Por último, las empresas de recuperaciónpretenden muchas veces invertir en investigacionesprevias. Ahora bien, las sumas que gastaneventualmente para enviar investigadores ocontratar archivistas locales para que estudien losmanuscritos y los “conocimientos” de lasbibliotecas históricas de Sevilla, Londres, Manila oLisboa son similares a los gastos de un jovenarqueólogo que estudia una maestría o que estáhaciendo su tesis y que haría el mismo trabajo conayuda de una beca o en el marco de un proyecto deinterés público encaminado al fortalecimiento delas capacidades.

Barniz científico, transparencia aparente ydesinformación

El personal de salvamento comercial modernoplantea con frecuencia su intención de seguir losprocedimientos arqueológicos apropiados. En la

realidad, contratan casi siempre a arqueólogosinexpertos o sin escrúpulos atraídos por un buensalario y el acceso a los equipos tecnológicos másmodernos (Castro, 2005), quienes creeningenuamente poder probar que un enfoquearqueológico serio es compatible con unaexploración esencialmente comercial. Sin embargo,la experiencia ha demostrado que las normasarqueológicas se ven comprometidasinevitablemente por las exigencias de losinversionistas y del mercado del arte, queresponden al imperativo de la “ganancia rápida”.

Las empresas de recuperación, preocupadaspara que no se les asocie con el “medio de lossaqueadores”, han comenzado a publicardeclaraciones donde afirman que gozan del apoyodel gobierno y atacan a los cazadores de tesoros ysaqueadores con miras a legitimar sus propiasactividades. El saqueo por parte de los pescadores ybuzos no profesionales es un problema real, sinembargo la solución no radica en estimular laexplotación comercial profesional del patrimoniocultural. Algunas de estas empresas llegan incluso amencionar a la UNESCO en sus sitios web en textosque, sin aceptar los puntos de vista de laOrganización sobre la protección del patrimonio nioponerse abiertamente a ellos, empiezan por decir,por ejemplo: “La UNESCO considera que existenmás de tres millones de pecios en el mundo”, paraconcluir defendiendo el salvamento comercial. Suspalabras están tan permeadas de la jergaarqueológica que le confieren a su actividad unaapariencia científica válida. Para justificar estaactividad, una parte de los bienes recuperados seutiliza para organizar exposiciones en museos que,en la mayoría de los casos, no establecen un vínculoentre los objetos y la estructura en la que fueron

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hallados, y donde no hay vestigio de estudiosarqueológicos serios acerca de la construcción de laembarcación. En el caso del mar de la Chinameridional, estas empresas han estimulado elcomercio de la porcelana china y contratado aexpertos que se ocupan de elaborar estudioscientíficos de alto nivel sobre la producción de laporcelana en la antigüedad. Estos trabajos de losexpertos hacen subir los precios de los objetos en elmercado del arte, pero la falta de enfoquearqueológico se traduce en que las porcelanas sevendan como si hubieran sido producidas en serie,mientras que las piezas rotas y ordinarias se arrojanal océano. El hecho de que la exploración se realicebajo los auspicios de los gobiernos no legitimacientíficamente estas actividades que contribuyen ala destrucción del patrimonio cultural de estospaíses. Los descubrimientos efectuados de este modoenriquecen quizás el conocimiento acerca de lacerámica y de la porcelana china antigua, pero elenfoque adoptado es destructor, y en ningún modoarqueológico. Excavar “completamente” un pecio endos meses significa “practicar la cirugía con unasierra” (Crisman, 1997). En una palabra, lalegalización del salvamento comercial bajo el mantode la arqueología constituye un peligroso precedente.

La magnitud de la explotación comercial delpatrimonio cultural sumergido

El cazador de tesoros Robert Marx se vanagloria “dehaber sido la persona que ha descubierto máscantidad de pecios y tesoros” (Williams, 1997). Haalterado o explotado más de 2 500 sitios en más desesenta y dos países, y declara abiertamente quefinancia su obsesión por los pecios recurriendo ainversionistas privados a los que les promete unaganancia como pago. También explica que la

repartición habitual de las ganancias es del 75%para él y los inversionistas y del 25% para elgobierno que tiene autoridad en las aguas en las quetrabaja. Ha sido declarado persona non grata en másde treinta países.

En 1985, el cazador de tesoros Mel Fisherdescubrió los restos del pecio del Nuestra Señora deAtocha. Este célebre navío había naufragado en1622 durante una tempestad a la altura de los cayosde Florida, llevando una carga de metales preciososcon destino a España. De inmediato esto dio lugar auna controversia sobre los derechos de propiedad yaque el gobierno norteamericano, a través del estadode Florida, reivindicaba la posesión del pecio.Finalmente, luego de un proceso judicial de ochoaños, la Corte Suprema norteamericana sepronunció a favor de Fisher, quien vendió los objetosque recuperó del Atocha. Fisher murió en 1998, perosus hijos siguen buscando pecios en las aguas deFlorida. Ninguna universidad ni ningunainstitución arqueológica ha recibido publicacionescientíficas sobre sus actividades.

En 2003, Reuters y Associated Presspublicaron el descubrimiento de un pecio en PlayaDamas, cerca de la costa atlántica de Panamá. Enaquel momento se pensaba que se trataba de uno delos barcos que Cristóbal Colón había perdidodurante su cuarto viaje, lo que hacía de este uno delos pecios más antiguos jamás encontrados en elNuevo Mundo (que datan del siglo XVI). La empresaInvestigaciones Marítimas del Istmo SA (IMDI),radicada en Panamá, participó en la operación desalvamento utilizando un “mailbox” –un equipomuy destructor– para recuperar gran número deobjetos. El Programa de Arqueología Náutica de laUniversidad A&M de Texas propuso concertar un

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protocolo de cooperación de diez años con elgobierno panameño par estudiar lo que quedaba delsitio y establecer un programa para fortalecer lascapacidades en América Central y América del Sur.Sin embargo, este protocolo nunca se materializódebido a la presión y al cabildeo por parte de laempresa, la cual exigió que el gobierno respetara loscompromisos contraídos con anterioridad. Mástarde, Panamá ratificó la Convención de laUNESCO sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático de 2001.

Panamá no es un caso aislado. A finales de ladécada de 1990, Glenn Costello, un buzo comercialcanadiense, firmó un contrato con Cuba que legarantizaba el 30% de los descubrimientos quehiciera en los alrededores de la isla. Él mismoconfiesa abiertamente que se mofa de cualquierenfoque científico: “A nosotros solo nos interesa eloro. Los arqueólogos se pueden quedar con el resto”(Cernetig, 1997). Afortunadamente, Cuba tambiénratificó la Convención de la UNESCO de 2001 yasegura haber puesto fin a cualquier explotacióncomercial de su patrimonio cultural. Otro célebrecazador de tesoros, Burt Webber Jr, trabaja en lasaguas de la República Dominicana. El 24 de marzode 2008, un periódico local, Las Mundiales, y laagencia de prensa española EFE anunciaron que unacompañía norteamericana pretendía recuperar untesoro de 150 millones de dólares en el Banco de laPlata. Una vez más, el estimado de la carga era puraespeculación.12 Los arqueólogos y los intelectualesdel país se movilizan contra las acciones de WebberJr y apoyan la Convención de la UNESCO de 2001.

El océano Índico tampoco ha escapado aeste fenómeno. En 200513, en un artículo delperiódico Les Nouvelles aparecía la noticia de la

incautación por parte de aduaneros franceses deMayotte de un portacontenedores lleno de cañonesde bronce, colmillos de elefante y otros objetosrobados de un sitio subacuático desconocido de laregión. François Clavel, célebre cazador de tesorosfrancés, fue identificado como el expedidor delcargamento. En 1998 fue acusado de espionajecuando su barco, el Galathée, fue sorprendidohaciendo excavaciones en el sitio de un pecio frentea la costa oriental de la India. Pasó varios meses enuna prisión de Kerala, pero esta experiencia no lodesalentó. En el océano Índico fue arrestado cuandotrabajaba en un barco perteneciente a una agenciade turismo sudafricana especializada en buceo.14 Élmismo declaró que los objetos procedían de un sitioque él llamaba los arrecifes de “Vines” –que noaparecían en ningún mapa de la región– y quesegún él se encontraba en aguas internacionales. Subotín se quedó en Madagascar, pero tanto él comosu equipo fueron autorizados a abandonar la isla sinhaber señalado la localización exacta del pecio.

Según estimados de los ServiciosArqueológicos Chinos, 2 000 pecios antiguos yacenen el mar de la China meridional. Durante losúltimos doce años, una sola compañía explotó másde siete navíos antiguos con el único objetivo deencontrar cerámicas que se pudieran vender. Dichacompañía trabaja en un marco perfectamente legal.Se organizan exposiciones y se presenta como unsuministrador arqueológico.15 Sin embargo, ningunode los estudios arqueológicos que ha realizadoaparece en las colecciones de los departamentos dearqueología submarina que existen en el mundo,por la sencilla razón de que dichos estudios carecende todo valor científico. El gobierno tiene derecho al30% del valor de los descubrimientos, el resto pasa alas subastas o lo vende directamente la compañía.16

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En uno de los informes presentados luego de unaprimera “inspección” de un sitio se puede leer: “lacompañía ha desechado la idea de realizarexcavaciones y prefiere buscar sitios que no esténdañados”.17 Un arqueólogo no haría nuncasemejante declaración. Por su parte, las autoridadesgubernamentales declaran que “estedescubrimiento único nos ayudará a conocer mássobre el patrimonio y la historia de nuestra región”.No caben dudas de que este es el objetivo delarqueólogo submarino. Lo que lamentablemente noes el caso para estas compañías.

En 1984, el cazador de pecios británicoMichael Hatcher rescató el Risdam, un buquemercante de la Compañía Holandesa de las IndiasOrientales, hundido en 1727 cerca de la costaoriental de Malasia. En 1986, sacó a la superficietoneladas de porcelanas del Geldermalsen, otronavío holandés que había naufragado en el mar dela China meridional en 1752. En 1999, ante lascámaras de la cadena de televisión británicaChannel 4, exploró una zona de 155 km cerca de laisla de Gaspar, frente a las costas de Indonesia, ydescubrió los restos del Tek Sing, también conocidocon el nombre de “Titanic chino”, que habíanaufragado en 1822. En 2000, 350 000 porcelanaschinas del Tek Sing se vendieron en subastas enStuttgart, Alemania. Sin embargo, el monto de lasventas no estuvo en correspondencia con lasexpectativas. La mitad de los lotes no encontrócomprador y la sociedad privada de Adelaida, enAustralia, que había recuperado los restos18, tuvoque enfrentar la furia de sus accionistas. SuPresidente y Director General les informó que laoperación había costado unos 20 millones dedólares mientras que la sociedad esperaba cobrarentre 25 y 45 millones gracias a las subastas. Al

final, se vio con 189 000 porcelanas sin vender ytodo el equipamiento utilizado para realizar laoperación.

Michael Flecker, otro conocido cazador depecios que opera en el mar de la China meridional,recuperó varios de ellos, entre los que figuran elVaung Tau (hundido en 1690) y el Binh Thuan (unjunco chino que naufragó en 1608), al sur deVietnam. También fue él quien “salvó” el Intan, unpecio del siglo XX, el Belitong, cuyos restos datan delsiglo XIX y el Java Sea, un navío del siglo XIII –quenaufragaron todos en las aguas de Indonesia. Noexiste ninguna publicación científica o arqueológicasobre las estructuras de los navíos ni sobre lascaracterísticas de su construcción. Sin embargo,Flecker presenta sus descubrimientos en simposioscientíficos en cuyo marco expertos en cerámica delVictoria & Albert Museum y del CNRS, o reputadoscientíficos chinos, presentan sus trabajos sobre lascerámicas chinas.19 Por tanto, es comprensible que lasautoridades culturales de los países donde secelebran estos eventos consideren a los cazadores derestos de naufragios como científicos y siganapoyando inocentemente sus actividades.

En 2007, los aduaneros francesesconfiscaron más de 2 000 objetos y detuvieron avarios individuos acusados de haber saqueado sitiossubacuáticos. En diciembre de 2007, durante unaredada de dos días llevada a cabo en un almacén delLanguedoc-Roussillon, se descubrieron 900 objetos,desde un ánfora galo-romana hasta cañones delsiglo XVIII. Cinco cazadores de tesoros fueronacusados de saqueo del patrimonio culturalsubacuático. Los arqueólogos submarinos francesesestiman que hay más de 20 000 pecios en las aguasterritoriales metropolitanas20, de los cuales solo

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1 250 han sido estudiados científicamente porarqueólogos submarinos.

La historia más difundida en los últimosaños acerca de la recuperación de bienes delpatrimonio cultural subacuático en las aguaseuropeas es la del diferendo entre Odyssey yEspaña. Odyssey Marine Explorations21 anunció enmayo de 2007 el descubrimiento de un pecio quecontenía 17 toneladas de objetos de plata y oro, entreellos 500 000 monedas. Según un contrato suscritoen 2001 con el British Royal Naval Museum22, laempresa debía encontrar el HMS Sussex, un navíoalmirante británico de ochenta cañones que habíaparticipado en la guerra entre Francia e Inglaterra yque naufragara en 1694 en los mares adyacentes aGibraltar. Odyssey estaba autorizada, solo con estefin, a llevar a cabo operaciones de prospección enlas aguas territoriales españolas. Durante subúsqueda encontró otro navío (que llevaba elnombre en código de “Black Swan”) y transfiriódiscretamente los objetos encontrados en este pecioa Tampa, Florida, antes de dar a conocer sudescubrimiento. Argumentando la necesidad demantener alejados a los saqueadores, se negó acomunicar el lugar exacto donde se encontraba elbuque. Dijo simplemente que yacía en aguasinternacionales y que no existía ningúninstrumento jurídico que la obligara a dar estainformación.23 Sin embargo, los historiadores yarqueólogos españoles piensan que se trata delNuestra Señora de las Mercedes, un buque de guerraespañol con treinta y seis cañones a bordo,destruido en 1804 por los ingleses durante unabatalla. Las autoridades españolas demandaron alos Estados Unidos para obligar a Odyssey a revelarla localización de los restos, evitar cualquier otrosaqueo y reclamar la devolución de los objetos

recuperados. Actualmente España libra una batallajurídica internacional para recuperar esta parte desu patrimonio cultural sobre la base de lainmunidad soberana de sus buques de guerra. Lasautoridades iniciaron una investigación nacional yemitieron órdenes de registro y de arresto contrados de los barcos de Odyssey. Pero la empresacuenta con ser juzgada según el derecho federalnorteamericano, en el cual existen precedentes deatribución exclusiva del botín a quienes lo habíanrecuperado. Algunos arqueólogos piensan quedespués de haber consultado ciertos archivos,Odyssey había emprendido deliberadamente labúsqueda de estos restos específicos y de otros dos.24

Otro hecho que se suma a la complejidad de esteasunto fue el pleito entablado por Perú contraOdyssey, el 19 de agosto de 2008, ante el Tribunal deTampa, Florida, para hacer valer sus derechos sobreel tesoro en la medida en que las piezas descubiertas(si los restos son realmente los del Nuestra Señorade las Mercedes) datan del reinado de Carlos IV deEspaña y fueron acuñadas en Perú.25

Las operaciones de recuperación descritasanteriormente –que están lejos de evidenciar laamplitud del fenómeno– llevaron a la destrucción ydispersión de objetos arqueológicos y a la pérdida deeste patrimonio cultural para los científicos y sobretodo para los pueblos de los países de procedencia.Estos “tesoros” se exponen en estantes o duermen enlas cajas fuertes de los coleccionistas o bien yacen denuevo en el fondo de los océanos lejos de sucontexto arqueológico.

Conclusiones

La recuperación comercial de los restos denaufragios y la arqueología profesional tienen fines,

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métodos y consecuencias totalmente opuestos. PaulJohnston, arqueólogo marítimo del SmithsonianInstitute, declara: “En todo el mundo, prácticamentetodas las asociaciones arqueológicas y museísticasprofesionales que cuentan con un código de buenaconducta han condenado la caza de tesoros y hanadoptado normas éticas para el tratamiento de losrecursos culturales sumergidos”. El patrimoniocultural subacuático es un recurso no renovable quebien pronto desaparecerá si no se le protege. Loscazadores de pecios ven en ello un productocomercial inagotable, y no es exagerado considerarla mayoría de sus operaciones como actos depiratería moderna. El público comienza a tomarconciencia de estos aspectos desconocidos de sus“aventuras” gracias a la forma cada vez más ética yresponsable con la que los medios de difusión dan aconocer situaciones como la que opone al gobiernoespañol a Odyssey. Las agencias de prensainternacionales, los productores de cine y lascadenas de televisión también deben asumir ciertaresponsabilidad y revisar sus criterios éticos antesde aceptar glorificar las acciones de los cazadoresde pecios. Pueden también analizar la posibilidadde participar en operaciones arqueológicascientíficas llevadas a cabo por arqueólogosprofesionales y organismos gubernamentales. Elinterés que suscita en el público el descubrimientode esos momentos históricos dramáticos puede enocasiones vencer los obstáculos financieros queenfrentan los científicos.

El valor cultural del patrimonio culturalsubacuático supera ampliamente el valor comercialde las cargas hundidas. Los museos y lasautoridades del sector de la cultura tienen cada vezmás conciencia del potencial que representa, entérminos de desarrollo sostenible, el turismo

vinculado a los pecios y a las ciudades quedesaparecieron bajo las aguas. La colaboración entremuseos, arqueólogos, aduaneros, autoridades de lacultura, del sector portuario y periodistas, puedecontribuir a que se apliquen medidas encaminadasa poner fin al comercio ilícito del patrimoniocultural subacuático. George Bass, el padre de laarqueología subacuática, señala que nadie puedemencionar un país que haya ganado dinero al hacernegocio con los cazadores de tesoros. En cambio, laarqueología subacuática genera millones de dólarescada año en los países que han apostado por laconservación de su patrimonio culturalsubacuático, como Suecia o Turquía, donde el peciodel Vasa y el museo de Bodrum resultan atraccionesturísticas célebres en todo el mundo.

Las salas de subastas y los marchantes dearte deben aceptar la importancia que se le concedeal patrimonio cultural y a la identidad cultural, y ala contribución de estos al desarrollo de un país.Deben poner fin a su complicidad con los cazadoresde restos de naufragios y no aceptar más objetosprocedentes del comercio ilícito del patrimoniocultural subacuático. Los sitios culturalessubacuáticos no constituyen recursos económicos ydesaparecerán en poco tiempo si no se adoptanmedidas para poner fin a las actividades de lasempresas comerciales de recuperación de pecios delos cazadores de tesoros. En definitiva, las empresasprivadas no realizan excavaciones en los másimportantes sitios arqueológicos e históricossituados en tierra firme para vender la mayoría delos objetos en subastas y compartir las gananciascon organismos gubernamentales oficiales. Sinembargo, no todo está perdido. La mayoría de losgobiernos que antes cayeron en la trampa de loscazadores de pecios actuaron de buena fe. Hoy

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comienzan a darse cuenta de las exiguas gananciasque les reportaron los acuerdos concertadosanteriormente y tratan ahora de poner en prácticamedidas de protección nacionales e internacionales.Esperemos que se apliquen antes que desaparezcanpara siempre numerosos sitios del patrimoniosubacuático de la humanidad.

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Sources UNESCO 87, pp. 7–16. París: UNESCO.

1. Formada por 22 buques de guerra de la Marina Real Española y

108 barcos mercantes reconvertidos, la Armada Invencible zarpó

en 1588 con el objetivo de invadir Inglaterra. Rechazados por los

ingleses, los buques de guerra se agruparon y pusieron rumbo

hacia el Norte, perseguidos por la flota inglesa durante una parte

de su retirada a la altura de la costa este. Se previó entonces

regresar a España y la flota se dirigió hacia el Atlántico, dando la

vuelta por Irlanda. Sin embargo, fuertes tormentas interrumpieron

la travesía y más de 24 navíos naufragaron al norte y al oeste de

Irlanda. En total, unos 50 barcos nunca lograron regresar a

España.

2. El Mary Rose era un galeón de 500 toneladas, armado con 78

cañones, construido en Portsmouth, Inglaterra (1509–1510) para el

rey Enrique VIII, de la Casa Tudor. Capaz de disparar andanadas,

figuraba entre los primeros barcos diseñados específicamente para

prestar servicio en la Marina Real. Fue hundido en Solent durante

una batalla contra la flota francesa el 19 de julio de 1545. La parte

del barco conservada fue desencallada en 1982 y actualmente se

expone en los muelles históricos de Portsmouth conjuntamente

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con una rica colección de objetos en buen estado de conservación

(http://www.maryrose.org).

3. Para más información ver el artículo de David Nutley en este

mismo número.

4. Argentina: http://www.international.icomos.org/risk/2006/

26elkin2006an.pdf, http://www.welcomeargentina.com/paseos/

museo-mario-brozoski/index_i.html y http://www.sha.org/

underwater/news/08spring.html; Sri Lanka: http://

www.international.icomos.org/risk/2006/20manders2006an.pdf,

http://cf.hum.uva.nl/galle/ y http://www.uri.edu/artsci/his/mua/

project_journals/un/un_intro.shtml; Croacia: http://

portal.unesco.org/culture/en/ev.php-

URL_ID=38124&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html y

http://www.h-r-z.hr/index_en.asp?news=290.

5. Firmado en Londres en 1989 (cuarenta y seis Estados Partes en

la actualidad): http://www.jus.uio.no/lm/

imo.salvage.convention.1989/doc.html.

6. Artículo 30.1 d) del Convenio: “Cuando se trate de un bien

marítimo de carácter cultural que presente un interés prehistórico,

arqueológico o histórico y que se encuentre en el fondo del mar “.

7. Firmada en Montego Bay, Jamaica, en 1982, http://www.un.org/

Depts/los/convention_agreements/

Convention_overview_convention.htm.

8. Artículo 303, párrafo 1 de la Convención: “Los Estados tienen la

obligación de proteger los objetos de carácter arqueológico e

histórico hallados en el mar y cooperarán a tal efecto.”

9. Francia, Suecia, Grecia, Portugal, España y Turquía por ejemplo

disponen de una legislación estricta y clara que prohíbe la

explotación comercial del patrimonio cultural subacuático.

10. Ver el artículo de J. W. Anderson (2007).

11. La suma de 500 millones de dólares estadounidenses es el

valor estimado del Black Swan según Odyssey Marine Explorations.

12. Ver http://www.el-universal.com.mx/notas/492259.html.

13. Artículo de Théophraste Razokinibe (2005).

14. African Dive Safari – Reefcomber Tours.

15. Ver http://www.maritimeasia.ws/exhib01/pages/index.html.

16. Ver Sjostrand, Taha y Sahar (2006), p. 18.

17. Ver http://www.maritimeasia.ws/tsimpang/index.html, línea

52.

18. Se trata de Ocean Salvage Corporation, una compañía con la

cual Michael Hatcher tiene vínculos.

19. Chinese Export Trade Ceramics in Southeast Asia – National

Library Board – Singapur (12-14 marzo de 2007). Ver http://

www.ari.nus.edu.sg/showfile.asp?eventfileid=283.

20. Ver Aubert y Cambon (2007).

21. Esta empresa norteamericana de exploración de los fondos

marinos, radicada en Tampa, trabaja desde 1998 en los

alrededores de Gibraltar utilizando una tecnología especializada

para detectar los pecios que yacen a grandes profundidades.

22. Esta decisión gubernamental fue ampliamente impugnada por

las autoridades del patrimonio cultual y la comunidad

arqueológica.

23. Si hubiera entrado en vigor, se hubiera aplicado en el caso

actual la Convención de la UNESCO sobre la Protección del

Patrimonio Cultural Subacuático de 2001.

24. El Merchant Royal, un buque de treinta y seis cañones de la

Marina Británica, que se hundió en 1641 al suroeste de Inglaterra, y

el SS Ancona, un trasatlántico italiano torpedeado por un

submarino alemán en 1915 a la altura de Cerdeña.

25. Ver http://www.elpais.com/articulo/Revista/Verano/Peru/

reclama/tesoro/Odyssey/elpepucul/20080821elprdv_4/Tes.

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Por Martijn Manders

Martijn Manders, especialista en técnicas de excavación y protección de pecios, trabajaactualmente en el Departamento Holandés de Preservación del Patrimonio Arqueológico,los Paisajes Culturales y los Monumentos Históricos (RACM, por sus siglas en holandés).Es además jefe del proyecto Machu – Proyecto Cultura 2000 de la Comunidad Europea,luego de haber ejercicio la misma función en el marco del programa MoSS de estaComunidad. Autor de gran número de artículos sobre preservación in situ.

Con el transcurso de los años, la preservación in situ –es decir en el lugar donde han sido descubiertos– delos sitios arqueológicos ha adquirido una importanciacada vez mayor, y los sitios arqueológicos submarinosno escapan a esta regla. Sin embargo, la riqueza denuestros recursos culturales submarinos corre elriesgo de hacerse menos visible para el público engeneral. ¿Existe alguna forma de vencer esteescollo? ¿Es posible proteger los sitios in situ sin que serompa el vínculo con el público? ¿Cuál sería el papelde los museos? El presente artículo pretende explicarlar razones que justifican la preservación in situ y lasposibles consecuencias de esta opción para los museostradicionales. Ofrece además algunas sugerencias parafacilitar el acceso del público a estos sitios de granimportancia arqueológica.

El concepto de preservación in situ

La preservación de sitios in situ es actualmente unelemento importante de la gestión del patrimoniocultural subacuático. Sin embargo, hay que señalarque no es más que una solución y no, como muchospretenden pensar, la única forma correcta deproceder. Las excavaciones y la preservación ex situsiguen siendo opciones a tener en cuenta siempre

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que se basen en argumentos sólidos y que se hagaun informe detallado de la forma en que seprocederá. El Anexo de la Convención de laUNESCO sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático de 2001 menciona unconjunto de normas que constituyen otras tantasbuenas prácticas a seguir en arqueologíasubmarina.

Entonces, ¿por qué no excavar todos lossitios arqueológicos tan pronto como sondescubiertos? ¿Por qué recurrir a la preservación insitu? Existen razones pragmáticas y filosóficas.1

En primer lugar, debemos preservar unaparte representativa del patrimonio culturalsubacuático para el placer y para lasinvestigaciones de las generaciones futuras. Lospecios que resultan interesantes desde el punto devista arqueológico y los demás sitios subacuáticosconstituyen un recurso de gran valor cuyoselementos se encuentran dispersos. Por tal motivo esimportante saber dónde se encuentra cada uno deellos y tratar de determinar el posible significado entérminos de patrimonio cultural, lo que se puedehacer evaluando el lugar donde se encuentran. Lossitios escogidos quizás deberían preservarse tal ycomo fueron encontrados. Si no se adoptan medidasactivas de protección se perderán para siemprenumerosos elementos valiosos del patrimoniomarítimo.

Las primeras actividades destinadas agarantizar la protección física in situ de objetossumergidos datan de la década de 19802, y tienencomo objetivo garantizar su disfrute a lasgeneraciones futuras (y quizás, incluso para la

eternidad). Gracias a proyectos científicosfinanciados por la Unión Europea, como MoSS3 yBacpoles4, sabemos que la preservación in situpermite frenar la degradación. Sin embargo, no esposible detener completamente el deterioro de lossitios arqueológicos subacuáticos, como tampoco elde los objetos e incluso de los pecios completamentepreservados ex situ (en museos, por ejemplo), tal ycomo lo saben seguramente los conservadoresencargados de estas colecciones.

El objetivo es crear archivos subacuáticosaccesibles y velar porque los “ficheros” se preservenlo mejor posible hasta tanto sean abiertos. Por tanto,es necesario tener una idea del período deprotección (física) eficaz: cinco, veinte o cien años.Las medidas de protección se deben seleccionar demanera tal que reduzcan al mínimo el deterioro delsitio y permitan que este sea accesible en el futuropara los arqueólogos.

Como resulta importante saber aquello quese protegerá, se procederá a una evaluación nointrusiva del sitio que responda a las interrogantesfundamentales, como por ejemplo la extensión delsitio, las condiciones ambientales, la edad de losrestos o la presencia o no de un cargamento. Estasinformaciones serán de gran utilidad si nos vemosobligados un día a buscar una fuente que nospermita responder a inquietudes científicasespecíficas.5

En segundo lugar, la mayoría de los paísescuenta en la actualidad con un conjunto de leyes yreglamentos sobre la protección del patrimoniocultural subacuático. Se trata del principio deprecaución: estos países se responsabilizan con

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preservar no solo su pasado marítimo (y terrestre),sino también el pasado común. Protegerfísicamente los pecios sumergidos es una formalógica de proceder.

En tercer lugar, el número de peciosdescubiertos aumenta con rapidez y faltan recursospara efectuar las investigaciones. Tanto en el aguacomo en la tierra, los sitios arqueológicos son cadavez más accesibles. En estos momentos no esextraño practicar el buceo durante los ratos de ocio,y son muchos los buzos que indican el lugar dondese encuentran los pecios. Los equipos que permitenver incluso en aguas muy turbias6 se handesarrollado con rapidez, así como los que puedenpenetrar en los fondos marinos.7 Estos equiposmodernos permiten a muchas personas explorar elmundo subacuático a un precio razonable. Por ellosigue aumentando el número de pecios con interésarqueológico inscritos en los registros demonumentos en otros bancos de datosarqueológicos de todo el mundo. Estadisponibilidad repentina de nuestro pasadomarítimo plantea un enorme problema:8 parareducir el desnivel entre el número de peciosreportados cada año y los que se pueden explorar, lacomunidad arqueológica subacuática necesitaríamiles de arqueólogos adicionales.

Además, aunque el buceo ya no espatrimonio exclusivo de una minoría, toda acciónemprendida bajo el agua es costosa. Para ello esnecesario contar con equipos específicos y efectuarun trabajo preciso que presupone permanecermucho tiempo bajo el agua. En algunos países, losespecialistas en arqueología subacuática debenpasar un curso para obtener una licencia especial.De ahí que las excavaciones submarinas sean más

costosas que las realizadas tradicionalmente entierra.

Por otra parte, incluso cuando un peciopuede ser explorado, siempre media un gran lapsode tiempo entre el descubrimiento y lasexcavaciones propiamente dichas. La integridad delas informaciones que encierra debe ser preservadahasta que comiencen las operaciones.

Antes de proceder a las excavaciones esoportuno realizar un estudio previo no intrusivo,hacer una descripción destallada del proyecto,prever un plan de financiación, establecer uncalendario y determinar los objetivos de lasinvestigaciones. En la descripción del proyecto seprecisarán los detalles de la metodología y de lastécnicas que se utilizarán. Por supuesto que esconveniente asegurarse de que los miembros delequipo encargado de las excavaciones seancompetentes y posean las cualidades ycalificaciones requeridas9 y que los posiblesproblemas políticos o jurídicos (por ejemplo lapropiedad de un pecio) hayan sido solucionados.

Como las excavaciones son destructivas, losobjetivos del proyecto son esenciales. Y es paraasegurar la regulación de dichas excavaciones quese dictaron las siguientes normas. Sin embargo, seráimposible arrancarle a los restos de un naufragiotodas las informaciones que encierra. Cientos deinterrogantes pueden surgir cuando se estudia, porejemplo, la estructura o el cargamento de un buque.Al registrar este último, se elimina la fuente y serádifícil, por no decir imposible, responderposteriormente a todas las interrogantes. Resultapor lo tanto importante conocer el área donde serealizarán las investigaciones y orientarlas antes de

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iniciar las excavaciones. De este modo, cuandollegue el momento, quizás se puedan plantear laspreguntas esenciales (y responderlas).

Finalmente, otro motivo que justifica laprotección in situ de los sitios arqueológicos: nosabemos cómo tratar algunos procesos de deterioro.Ejemplos recientes lo prueban, como la amenazarelacionada con el azufre que se cierne sobre loscascos del Vasa y del Mary Rose.10

Hay que destacar las razones por las cualesla preservación in situ se debe considerar como laopción prioritaria. Conformarse con decir (sin másexplicaciones) que hay que ponerla en práctica no esla mejor forma de promover la protección delpatrimonio cultural subacuático ante el público.

¿Qué preservar?

No todos los pecios están protegidos desde el puntode vista físico. Algunos medios naturales, como elmar Báltico, son muy estables y no se requiere de unaprotección física a gran escala. Otros lugares –comopor ejemplo el mar de Wadden, poco profundo y concondiciones muy cambiantes, que bordea a los PaísesBajos, Alemania y Dinamarca, y los bancos de arenade Goodwin Sands en el Reino Unido– puedendesempeñar un papel protector o ser por el contrariomuy nefastos debido a su dinámica. En estas regionesse deben realizar grandes esfuerzos para estabilizarfísicamente el sitio.

Sin embargo, hay que establecer siempre unequilibrio satisfactorio entre los costos, el efectoproducido por las medidas de protección y laimportancia del sitio. Los sitios del patrimoniocultural se evalúan en función de su valor

arqueológico, histórico, artístico, o estético.Establecer prioridades requiere un enfoquepragmático. Todos los sitios no se pueden protegeractivamente ya que no disponemos de suficientedinero, tiempo y personas para ocuparse de ello.Cuando no vale la pena preservar un pecio, ni físicani jurídicamente, se puede optar por dejarloabandonado. Esto no significa que no tenga un graninterés para los buzos ni valor didáctico. Sinembargo, la prioridad que se concede a algunossitios es subjetiva, por lo que sería convenientecontar con mayor número de opiniones antes dedecidir cuál de ellos será protegido.

A falta de conocimientos suficientes, tantocientíficos como tecnológicos, en ocasiones esimposible proteger bien un sitio durante un largoperíodo. Los restos de grandes acorazados del sigloXX forman parte de estos sitios (aún)problemáticos. ¿Qué hacer con un casco blindado de150 m de largo, de los cuales 10 emergen del fondomarino en un mar muy inestable?

Los museos y la preservación in situOptar por conservar sitios arqueológicos en el fondodel mar en vez de extraer estos restos influye en lamanera en que los museos tradicionales debentratar los recursos arqueológicos subacuáticos.

Un museo es un lugar importante queinforma y sensibiliza al público. No solo dainformación sobre la riqueza y el estadoexcepcional de nuestro patrimonio culturalsubacuático, sino que sobre todo narra historias,tanto la del objeto como muchas otras. En estesentido, los arqueólogos dependen en gran medidade los museos y el intercambio es mutuamentebeneficioso: despertar las conciencias es la mejor

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forma de proteger el patrimonio culturalsubacuático ya que las personas así sensibilizadasconstituyen un grupo potencial de visitantesregulares del museo. Museos como el del Mary Roseen Portsmouth (Reino Unido) y el del Vasa enEstocolmo (Suecia) han tenido un enorme éxitoentre el público.11 Con unos 750 000 visitantescada año, el Vasamuseet es el museo másfrecuentado de Escandinavia.12 Sin embargo, estosdos museos se han creado a partir de objetos einformaciones recopilados durante lasexcavaciones. El barco y su contenido se preservanex situ.

Pero, ¿qué se deber hacer cuando todos losobjetos yacen en el fondo del mar y el acceso se hacedifícil? Existe la posibilidad de llevar a losvisitantes físicamente el sitio, o de acercar este(virtualmente) al público: en este caso el museoabandona entonces su recinto habitual.

Llevar a los visitantes al sitioCuando se piensa en llevar a los visitantes al sitio, laprimera idea que nos viene a la mente es lanecesidad de inmersión. Es cierto que una granparte del público podría proceder de la comunidadde buzos.

Los buzos no profesionales constituyen nosólo una gran comunidad sino que también sonimportantes actores de la gestión y de laprotección de nuestro patrimonio culturalsubacuático.13 En numerosos países constituyen lafuente principal de los nuevos descubrimientos,ellos son “los ojos y los oídos” de los arqueólogosprofesionales y de las autoridades encargadas delpatrimonio cultural subacuático. Sería oportuno

hacer de ellos aliados en la gestión conjunta deeste patrimonio y hacerlos pasar de la condiciónde socios a la de asociados. De hecho, los iniciosde la arqueología subacuática en numerosospaíses se deben a buzos no profesionalesinteresados en la historia marítima. La Sociedadde Arqueología Náutica (NAS, por sus siglas eninglés) agrupa a arqueólogos profesionales yaficionados.

Las restricciones en el acceso a los sitiossubacuáticos impuestas por la ley o por lasmedidas físicas de protección pueden tenercomo consecuencia una reducción significativade la participación de los buzos. Cuando se lesprohíbe un sitio sería necesario, comocompensación, facilitarles el acceso a otraszonas. Esta idea comienza a tener éxito y lasiniciativas encaminadas a permitir un mayoracceso a los sitios arqueológicos subacuáticos semultiplican. Desde hace algún tiempo seconocen los parques y reservas marinasdestinados a garantizar la preservación y lapromoción de su medio natural (por ejemploCesarea, en Israel, el santuario nacionalmarítimo de los Cayos, en Florida, el parquesubmarino de Emerald Bay, en California, la islade Wardang, en Australia Meridional).Afortunadamente surgió la idea de integrar lospecios a esta iniciativa, no sólo por razonesvinculadas a la biodiversidad, sino también, ysobre todo, por su valor como patrimoniocultural. También ha aumentado el número desitios individuales abiertos al público.

Dada la cantidad de buzos no profesionales queexiste en el mundo y el impacto de la protección

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de los recursos naturales y culturales en el turismode un país, el desarrollo de itinerarios patrimonialessubmarinos y la creación de accesos a sitiosindividuales es una verdadera mina de oro cuyopotencial aún no se ha explotado a plenitud.14

No basta con crear accesos, también esnecesario que los itinerarios y las visitas tengan unvalor didáctico. En el plano arqueológico, los sitiosindividuales abiertos a todos no son necesariamentelos más importantes, ya que estos últimos puedenestar protegidos o cerrados al público. Un sitioaccesible a los buzos debe ser el lugar donde secuenta la historia del barco en cuestión situándolaen un contexto más amplio.

La inmersión es en sí una experiencia, quese hace múltiple cuando se trata de sumergirsecerca de un pecio que permanece en el lugar dondenaufragó. Es interesante pensar en la posibilidad decrear recorridos didácticos. Las técnicas actualespermiten realizar estos proyectos con la ayuda de

equipos audiovisuales. Por otra parte, en estosmomentos se perfeccionan pantallas montadas encascos de inmersión para permitir la proyección deimágenes dentro de la visera.15 ¡Imagínense que estose aplique al patrimonio subacuático: el buzo veríaen su pantalla reconstrucciones del pasadoteniendo ante sus ojos el pecio, que yace en el fondodel mar!

Mientras esperamos que estas técnicasmultimedia estén al alcance del público engeneral, debemos seguir utilizando lasinformaciones disponibles en Internet, en loslibros, en los paneles de información en el fondodel mar, en las fichas plastificadas o en los folletosresistentes al agua que podemos llevar connosotros durante la inmersión.

Los sitios ubicados a poca profundidad, enaguas transparentes, también son accesibles eninmersión libre o gracias a circuitos turísticosefectuados, por ejemplo, en barcos con fondo

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de cristal. Aquellos que no practican elsubmarinismo pueden también descubrir elpatrimonio cultural subacuático de una regiónnavegando o bordeando las costas en un vehículo. Sipasan por una zona donde se encuentran pecios ositios arqueológicos submarinos, tienen laposibilidad de recibir la información gracias al GPSde los sistemas de navegación o de los teléfonoscelulares. Este procedimiento ya se usa en tierrafirme y se podrá extender fácilmente a los sitiossubacuáticos.16

Poner el sitio a la disposición del públicoTradicionalmente, el patrimonio marítimo sepresenta al público mediante la exposición en los

museos de los objetos recuperados del fondo delmar (algunos durante las excavacionescientíficas, otros salvados con fines comerciales).Los objetos por sí solos cuentan la historia delpecio, pero en ocasiones tanto el barco como sucontenido son expuestos conjuntamente como esel caso del Vasa.

Los chinos fueron más lejos al exponer enun museo un pecio aún inexplorado para que elpúblico pudiera sentir también la emoción quegeneran las excavaciones arqueológicassubmarinas. Un nuevo museo de la Ruta Marítimade la Seda está en fase de construcción en laprovincia de Guangdong, con una enorme cuenca

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de 64 m de largo, 40 de ancho y 23 de profundidadque acogerá los restos del Nanhai 1.

El descubrimiento del patrimoniosubacuático por los no inmersionistas se ha tornadotan importante que en Alejandría, Egipto, se haprevisto un futuro museo submarino especialmenteconcebido para ellos. La idea consiste en tomarobjetos antiguos que han sido descubiertos en elfondo del mar y llevados a la superficie con vistas asu estudio, y colocarlos nuevamente en el fondo delmar, en una zona con mejores condiciones devisibilidad y un acceso seguro para el público(incluyendo las personas que no practican elsubmarinismo).17 Se pudiera objetar que este enfoqueconduce a una “disneyficación” del patrimoniocultural subacuático, pero al menos muestra el podermágico que ejerce el medio submarino. Sin embargo,¿qué hacer cuando no hay objetos, o cuando el sitio es

inaccesible debido a sus condiciones específicas(profundidad, sedimentación o aguas turbias) ocuando no se ha hecho ninguna excavación y el sitiofue recubierto para ser protegido? ¿Cómo llegar alpúblico en este caso?

Desde el punto de vista de un museotradicional, esto podría parecer difícil. Por logeneral, los museos reúnen objetos para su (futura)exposición. Ahora bien, los pecios llevados a lasuperficie serán relativamente menos numerosos enel futuro; de hecho, la mayoría se preservarán insitu. Pero a causa de la enorme presión que se ejercesobre los fondos marinos debido a la extracción deáridos y las construcciones off-shore, algunos sitiosarqueológicos deben ser aún objeto deintervenciones18. Sabemos también que si estasintervenciones se realizan de conformidad con lasnormas establecidas por la Convención de

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la UNESCO, deberán respetar las buenas prácticasque aparecen detalladas en el Anexo, lo quegarantizará también que se disponga de una buenainformación y de objetos que fueron sometidos a untratamiento (programa de preservación) adecuadoy están por lo tanto listos para ser expuestos.19 Nopodemos tampoco olvidar que los museos hanacumulado gran número de objetos en un largoperíodo y muchos de ellos ya disponen de unaconsiderable colección de vestigios arqueológicosprovenientes de sitios subacuáticos, más quesuficiente, probablemente, para ilustrar una granparte de las historias que desean contar. En casocontrario, se puede pedir préstamos a otros museoso a depósitos arqueológicos centrales, cuya misiónes almacenar objetos, datos y documentos extraídosde sitios arqueológicos, que no son propiedad de losmuseos sino del Estado y que deberían serutilizados con mayor frecuencia en exposiciones.

Las informaciones esenciales obtenidasmediante inventarios y estudios no intrusivos –informaciones que recientemente estándisponibles en grandes cantidades– pueden sermuy útiles para presentar al público elpatrimonio cultural subacuático. Dichasinformaciones lo sitúan fundamentalmente en uncontexto más amplio al vincular los sitios entresí, así como a su medio y a las rutas y mercadoscomerciales.

También existen otras formas de informaral público fuera del marco de las exposicionestradicionales. Los soportes digitales permitencrear atmósferas mágicas y hacer que dentro delmuseo aparezcan objetos, sitios o ambientes.Hologramas y proyecciones tridimensionales nossumergen en un universo casi palpable que nos

hace sentir parte de él.20 Incluso es posible agregarolores.21

Existen muchos otros medios, fuera delrecinto del museo, para instruir al público. La Redse ha convertido en uno de los espacios másimportantes y utilizados con mayor frecuenciapara intercambiar informaciones. Esta es sufunción principal en el ámbito de la arqueologíasubacuática, tanto para los científicos como paralos amantes de esta disciplina. Estos últimos porlo general ya están bien informados y saben cómocompletar sus conocimientos. En cambio, es másdifícil llegar al grupo más importante, formadopor los ciudadanos no sensibilizados con el tema,debido a que las informaciones intercambiadas sepresentan con un tono doctoral y poco atractivopara una gran parte de las personas. Además,incluso los sitios cuyo contenido es de fácilcomprensión no llegan a este público nosensibilizado.22 Los motores de búsqueda comoGoogle muestran ante todo los vínculos de lossitios más visitados. Con un promedio devisitantes que oscila entre cientos y miles, serádifícil a la mayoría de los sitios de Internet y delos museos subacuáticos digitales potencialmenteinteresantes obtener una gran audiencia. Lasituación podría invertirse contratando agenciasespecializadas, pero por lo general faltan losrecursos financieros. Una forma posible deromper el círculo vicioso sería participar eniniciativas que consistan en centralizar lasinformaciones en páginas web dedicadas a laarqueología23, o bien –otra posibilidad interesantepara explorar– asociarse a grandes sitios(comerciales) que podrían desempeñar el papel depatrocinadores al integrar en sus páginasenlaces de reenvío.

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Conclusiones

Aunque la preservación in situ de los sitiosarqueológicos subacuáticos se considere como laprimera opción por muchas razonescomúnmente aceptadas, esta podría dificultar lasensibilización del público con relación a laexistencia y la riqueza del patrimonio culturalsubacuático. También plantea problemas realescuando se quiere proceder de manera tradicional,pero nos coloca al mismo tiempo ante el desafíode encontrar nuevos métodos. Los museos quecuentan con un recinto deben preguntarse: ¿lashistorias que quieren narrar pueden serpresentadas a través de las abundantescolecciones con las que aún cuentan? ¿Puedenintroducir nuevas técnicas para brindar unaexperiencia más enriquecedora a los visitantes?¿Será posible establecer un vínculo con los sitiosque yacen aún en el fondo del mar? Los museospueden también encontrarse fuera de un recinto.En algunos casos, los propios sitios se hantransformado en museos submarinos. Aunquemenos accesibles, logran muy bien llegar a unode los principales actores de la protección delpatrimonio cultural subacuático: la comunidadde buzos deportivos. En la actualidad, el retoconsiste en explotar las nuevas técnicas devisualización en el ámbito del patrimoniocultural subacuático, tanto para losinvestigadores como para el público. Cuestatrabajo suscitar el interés por el patrimoniocultural subacuático en nuevos y numerosospúblicos. La dificultad radica no tanto en el temacomo tal sino en la necesidad de concentrarrecursos para este objetivo y utilizar los canalesidóneos de información. Y esta debe ser nuestraprioridad, teniendo en cuenta la ratificación de la

Convención de la UNESCO sobre la Proteccióndel Patrimonio Cultural Subacuático, si queremosque la riqueza de nuestros recursos culturalessubacuáticos se conozca mejor.

1. Ver también Martijn Manders (2004), “Why do we safeguard

shipwrecks?”, MoSS newsletter 3, Estocolmo: The National Board of

Antiquities, pp. 4–6.

2. Ejemplo holandés: el pecio BZN 3 fue protegido físicamente en

1988 mediante la utilización de 6 000 sacos de arena y redes de

polipropileno. Al parecer se trata del Rob, un barco del siglo XVII de

la Compañía Holandesa de las Indias Orientales.

3. MoSS (Monitoring, Safeguarding and Visualizing North European

Shipwreck Sites) es un proyecto europeo financiado con arreglo al

programa Cultura 2000, que concluyó en 2004. Su objetivo era

garantizar el seguimiento del estado de los pecios y de su entorno.

Ver http://www.mossproject.com.

4. El proyecto Bacpoles, orientado a preservar el patrimonio

cultural evitando la degradación de la madera por las bacterias en

los pilotes de cimentación y en los sitios arqueológicos, es un

proyecto financiado por Europa a través del 5to programa-marco,

que finalizó en 2005. Ver http://www.bacpoles.nl.

5. El proyecto Machu (Managing Cultural Heritage Underwater),

financiado por la Unión Europea en el marco del programa Cultura

2000, tiene como objetivo unificar los procedimientos de evaluación

de los sitios a través de la elaboración de formatos generales. Los

sitios subacuáticos explorados más o menos según las mismas

normas son accesibles gracias a un sistema de información

geográfica que se puede consultar en Internet.

6. Por ejemplo equipos con ondas sonoras de alta frecuencia como

los sonares de barrido lateral o sonares multihaz.

7. Magnetómetros para la detección de metales y equipos de ondas

sonoras de frecuencia media como los perfiladores de fondos

marinos bi y tridimensionales.

8. Hago referencia específicamente a los sitios marítimos, pero

esto también es válido para los sitios arqueológicos subacuáticos

en ríos y lagos.

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9. Todos estos puntos se abordan en el Anexo “Normas relativas a

las actividades dirigidas al patrimonio cultural subacuático” de la

Convención de la UNESCO (2001) sobre el Patrimonio Cultural

Subacuático, París: UNESCO: http://www.unesco.org/culture/en/

underwater/.

10. Ver por ejemplo Magnus Sandström, Yvonne Fors e Ingmar

Persson (2003), “The Vasa’s new battle: sulphur, acid and iron”,

Vasa studies 19, Estocolmo: The Vasa Museum, pp. xx–xx.

11. El Mary Rose, barco de la era Tudor, se hundió en el Solent,

cerca de Portsmouth, en 1545, y fue rescatado en 1982. El

acontecimiento fue seguido por 60 millones de telespectadores de

todo el mundo. Desde su traslado a los astilleros navales de

Portsmouth, 4 millones de personas vieron el casco preservado del

barco y los objetos que contenía, expuestos en el museo adyacente.

Ver http://www.maryrose.org. El Vasa, navío almirante sueco, se

hundió en las cercanías de Estocolmo en 1628, durante su viaje

inaugural, y fue rescatado en 1961. En 1962, se construyó un museo

temporal para protegerlo conjuntamente con los objetos hallados.

El nuevo museo donde puede ser admirado hoy fue inaugurado en

1992. Ver http://www.vasamuseet.se.

12. UNESCO (sin fecha), Convención de la UNESCO sobre laProtección del Patrimonio Cultural Subacuático, París: UNESCO, p.

8 (folleto informativo).

13. En los Países Bajos, la mayor comunidad de buzos deportivos,

NOB (Nederlandse Onderwatersport Bond), cuenta con 20 000

miembros. Se estima en 1,2 millones aproximadamente (± 15%) la

cantidad de buzos activos en Estados Unidos. Ver http://

www.undercurrent.org.

14. Ejemplo de iniciativa adoptada en el sector del turismo de

inmersión vinculado al patrimonio cultural: el itinerario de

submarinismo en los Grandes Lagos norteamericanos. Ver http://

www.seawaytrail.com.

15. La marina holandesa recurre a la proyección de imágenes

tomadas por un sonar de barrido lateral (imágenes obtenidas

gracias a ondas sonoras de alta frecuencia enviadas al suelo

marino) en un casco de escafandrista para ayudar al buzo a

situarse en aguas donde la visibilidad es mala e incluso nula. En el

ámbito de los juegos de vídeo el procedimiento se ha hecho clásico,

sobre todo para los juegos tridimensionales.

16. Las posiciones GPS (General Position System) de sitios

arqueológicos están disponibles para ciudades como Split o Niza

(entre muchas otras). El Arqueoparque de Malagne, en Bélgica,

creó un recorrido GPS que une a sus diferentes sitios

arqueológicos: ver http://www.archeopass.be.

17. La idea de colocar objetos en un nuevo medio subacuático se

puso en práctica en la Reserva de Arrecifes Coralinos de

Guaraguao, en República Dominicana.

18. Muchos países europeos han ratificado el Convenio de la

Valletta (Convenio Europeo sobre la Protección del Patrimonio

Arqueológico, 1992). Este acuerdo vela porque el patrimonio

cultural se tome en consideración durante la construcción de

infraestructuras submarinas o terrestres. Ver http://

conventions.coe.int/Treaty/FR/Treaties/Html/143.htm.

19. La Norma 24 del Anexo trata sobre la conservación de los

restos arqueológicos.

20. En una exposición dedicada a la Compañía australiana y al

naufragio cerca de las costas argentinas del buque holandés

Hoorn, una imagen en tercera dimensión proyectada en

transparencia restituye en el espacio, como por arte de magia, el

paisaje marino en el que tuvo lugar el acontecimiento. Ver también

http://www.zoektochtnaardehoorn.nl.

21. En la exposición “Emmers vol verhalen” (“Des seaux pleins

d’histoires”), se utilizaron perfumes para recrear la atmósfera

marítima. Ver http://www.machuproject.eu.

22. El sitio Internet Machu (lanzado en marzo de 2007), que

presenta los sitios marítimos de siete países europeos, atrae cerca

de mil visitantes cada mes: http://ina.tamu.edu/vm.htm.

23. Dos ejemplos: http://archeologie.startpagina.nl (Países Bajos)

y http://archeologie.start.be (Bélgica).

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Por Jean-Bernard Memet

La conservación–restauración del patrimoniocultural subacuático requiere de un conocimientoprofundo del medio en que se encuentran los objetosy pecios, así como de los materiales y sus formas dedegradación en este entorno.

Cuando un pecio u objetos se hunden poraccidente (naufragio, pérdida, subida de las aguas),sufren la agresividad del agua de mar: infiltraciónen las porosidades, corrosión, colonización por lasalgas, erosión por la arena, hidrólisis… Se iniciaentonces un mecanismo de degradación quedepende del medio fisicoquímico (vinculado al aguade mar), biológico (vinculado a organismos vivos) ogeológico (vinculado al sustrato en el cual reposa elpecio y a su sedimentación). Existe una estrecharelación entre la profundidad, el tipo de sustrato y eltiempo de inmersión.

La extracción de un objeto o de un pecioprovoca un proceso de secado que acelera sudegradación: fisura de cerámicas y barro,

Especialista en materiales metálicos y electroquímica, buzo profesional, Jean-BernardMemet ha trabajado por más de diez años en el campo de la corrosión marina y de laconservación de objetos submarinos en el Instituto Francés de Investigación para laExplotación del Mar (IFREMER), en la Universidad de La Rochelle, y para el laboratorioArc’Antique, en representación del cual ha participado en misiones de arqueologíasubmarina (La Natière, Lapérouse, L’Hermione).En 2007 crea la sociedad A-CORROS yen 2008, conjuntamente con Philippe de Viviés, el Centro Mediterráneo deconservación-restauración del patrimonio marítimo.

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deslaminado del vidrio (pulverización), retraccióny deformación de materiales orgánicos (madera,cáñamo, cuero, telas), fisura y reactivación de lacorrosión de los materiales metálicos. A corto o amediano plazo esto da lugar a la degradaciónparcial de la superficie y de sus posibles adornos y, alargo plazo, a la pérdida total del objeto.

Tan pronto como el objeto es sacado delagua, se debe, ante todo, mantenerlo en un medioidéntico o parecido al medio del que fue extraído: aesto llamamos “conservación preventiva”. Luego,hay que “estabilizarlo”, es decir, extraer lo másrápido posible las especies químicas nocivas queoriginan la degradación, como es el caso de las sales(cloruros de calcio, sodio y magnesio).

Posteriormente se llevan a cabo en ellaboratorio los tratamientos de conservación-restauración inherentes a cada material, que vandesde el gesto artesanal a las tecnologías másavanzadas, para encontrar la superficie original.Vamos a “hacer hablar” al objeto gracias a susadornos, marcas de fabricación o huellas de su usopara que nos devele su origen, su empleo o lastécnicas de su fabricación. En el laboratorio, losobjetos van a seguir el siguiente protocolo: (1)Conservación preventiva, (2) Diagnóstico, (3)Limpieza de las concreciones, (4) Estabilización dela corrosión, (5) Acabado.

Medios agresivos: el agua y el aire

Agua de marEl agua de mar es un medio muy complejocompuesto por agua, sales minerales, gases disueltos,bacterias, micro y macroorganismos que participanen el conjunto de la cadena trófica, materia orgánica

en suspensión y sedimentos. Su agresividad reside enlas reacciones químicas y electroquímicas que seproducen entre los diferentes tipos de agua de mar yla superficie de los objetos, en las acciones mecánicasde las olas (corrientología) y de los sedimentos(geología) o en la colonización biológica (enparticular por parte de bacterias).

Desde el punto de vista de la alteración, losparámetros a tener en cuenta son la cantidad deoxígeno disuelto en el medio tanto durante elhundimiento como después de la excavación. En elcaso de los metales, por ejemplo, el oxigeno disueltose conoce por ser el “motor” de la corrosión.1 Lacantidad de oxígeno puede variar de un sitiogeográfico a otro. En un mismo sitio, la cantidad deoxígeno disuelto decrece con la profundidad, latemperatura (en dependencia de la época del año) yla naturaleza del sedimento (arena, fango, roca).

De manera global, a mayor profundidad delpecio bajo el agua, mejor será su conservación ymientras más hundido esté en una capa densa delimo, mejor serán conservados los objetos. Entérminos de tiempo de restauración, mientras máshayan sido los objetos “batidos” por el oxigenoambiente, más se degradarán (por los efectoscombinados del agua a través de las olas y de laerosión provocada por la arena igualmentepropulsada por las olas). El tiempo de tratamientoserá mas largo mientras más profunda haya sido lapenetración de las sales en el objeto.

Secado al aire: un drama para los objetosLos restauradores deben, antes de emprendercualquier acción, estabilizar los productos decorrosión de los objetos metálicos y desalinizar losmateriales minerales y orgánicos. A fin de evaluar

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mejor las técnicas utilizadas, su duración y sucosto, deben tener un conocimiento global de losprocesos de degradación de los objetos submarinosdurante y después de la excavación.2 Pero lasalteraciones más dramáticas son a vecesconsecuencia de su secado parcial o total al aireambiente. Desde la fase de excavación, primero eldescubrimiento, luego la extracción y finalmentela conservación preventiva producen micro ymacro cambios en el ambiente de los objetos quepueden inducir mecanismos físicos y químicosirreversibles y provocar su pérdida parcial o total,

así como la pérdida de las informaciones de queson portadores. Cualquiera que sea su naturaleza –piedra, cerámica, metal, madera, piel o cáñamo–todo objeto sufre los efectos de ese secadodramático cuyas consecuencias están vinculadastanto a la presencia combinada de sales como a laevaporación del agua.

Por ende, es importante, tan pronto comoel objeto es descubierto, limitar las reacciones desu superficie con el aire ambiente al mantenerlo enun medio idéntico o parecido a su medio deextracción (acción de conservación preventiva) yemprender lo antes posible procesos de extracciónde las sales en el caso de objetos submarinos(primera acción de conservación).3 Lo mejor esdejar los objetos y los pecios en su sarcófagosedimentario antes de tomar una decisión uobtener presupuestos para los trabajos derestauración.

Lo más avanzado en la esfera de la conservación-restauración de objetos arqueológicos submarinos

Comenzaré recordando las cinco grandes etapascronológicas de los protocolos de conservación-restauración post-excavación: la conservaciónpreventiva, el diagnóstico, la limpieza de lasconcreciones, la desalinización o la eliminación delcloruro, los tratamientos de acabado.

Conservación preventiva y diagnósticoEl objetivo de la conservación preventiva es prever,limitar o detener la aceleración del deterioro delobjeto después de su descubrimiento a partir de unagestión lógica y de la aplicación del principio deprecaución: evitar los cambios ambientales brutalesal objeto volviéndolo a sumergir en un medio

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12. Pistola hecha originalmente de hierro forjado, nogal y latónprocedente del pecio del Cygne hundido en 1808. El hierro, quehabía desaparecido, fue reconstituido con resina con ayuda de lahuella dejada en las concreciones.

idéntico o parecido al de su descubrimiento. Comolos tratamientos de conservación pueden ser muylargos, hay que priorizar por ende las solucionessencillas y fáciles de aplicar.

Limpieza de las concreciones, estabilización de laalteración y enjuagueLuego de muchos años bajo el agua, la gran mayoríade los objetos está recubierta de concrecionescalcáreas. Gracias a su limpieza y a la estabilizaciónde la degradación, el objeto se volverá más “legible”y el restaurador podrá trabajar con toda seguridad.

El espesor, la porosidad y la dureza de laconcreción son otros tantos parámetros quedependen del medio de hundimiento. Losmétodos de limpieza que se utilicen estarán enfunción de la dureza de la concreción y lanaturaleza del objeto: mecánicos (microsistemade limpieza con chorro de arena, microburil,escalpelo), químicos (por inmersión) oelectroquímicos, combinando las dos técnicasanteriores. Los tratamientos electroquímicos delimpieza están basados en la polarizacióncatódica en el caso de los objetos metálicos(conductores) y en la técnica de electroforesispara los objetos no conductores (como losmateriales orgánicos por ejemplo).

En el caso de los objetos arqueológicos degran tamaño (cañones, anclas, etc.) se utiliza laelectrólisis para limpiar las concreciones y eliminarel cloruro. Como consecuencia de la corrienteliberada por la alimentación se provocará o bien unmicro-burbujeo de hidrógeno sobre la superficieoriginal del objeto (que permite eliminar susconcreciones) o transformaciones químicas de losproductos de corrosión (reducción) que como

consecuencia acelerará la extracción de los ionescloruros. Para los materiales no conductores comolas materias orgánicas o algunas veces lascerámicas, la electrólisis también se utiliza paraeliminar el cloruro y para limpiar los productos decorrosión superficiales.

En lo que respecta al vidrio, el tratamientode desalinización es seguido por el secado al airecontrolado, o, en función del estado de conservacióndel objeto, se lleva a cabo un tratamiento deconsolidación que consiste, entre otros, en variasinmersiones en lactato de etilo seguido de un secadomuy progresivo y controlado.

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13. Balas de cañón de hierro fundido del Lomellina, una de lascuales fue tratada mientras que la otra fue dejada al aire libreen su ganga.

En el caso de materiales orgánicos, eltratamiento de estabilización consiste en prevenircualquier secado brutal al aire que pudiera conducira una contracción o deformación. Se conocen dostipos de tratamiento para consolidar los objetosorgánicos: el reemplazo progresivo del agua en losporos mediante polietileno glicol (PEG) a diferentesconcentraciones, seguido por el secado controlado ola liofilización, y la técnica Nucléart® en tres etapas(enjuague del objeto en una solución de acetona,impregnación de la madera con ayuda de unaresina de poliestireno y polimerización de la resinamediante radiaciones γ).

En lo que respecta a los materiales metálicos,la estabilización de la corrosión mediante laextracción de los iones cloruros es la acción másimportante del tratamiento. Para los objetos de grantamaño o que contengan más cloruro se utilizantratamientos electroquímicos por ser más eficaces.4

Cada semana se toman muestras de la solución y seaplica el procedimiento de medir la concentración decloruros, descrito anteriormente, en función delmetal al cual se le debe eliminar el cloruro. Esta etapapuede tomar entre seis meses para el hierro forjado ymás de tres años para el hierro fundido.

Acabado y conservación a largo plazoLuego de estabilizados, los objetos son sometidos aun secado controlado. Se inicia entonces la etapa delacabado cuyo fin es restaurar la superficie originaldel objeto, de manera que sea más legible ycomprensible a simple vista y para garantizar suconservación a largo plazo. El objeto debe limpiarsesuavemente con la ayuda de abrasivos vegetales ominerales en función de la dureza del sustrato,permitiendo así revelar sus adornos, motivos y/osus inscripciones.

A veces es necesario consolidar la superficieoriginal mediante un tratamiento de consolidaciónespecífico y/o de relleno. Esta operación, realizadaen colaboración con el museo depositario de lacolección, se lleva a cabo utilizando, en la medida delo posible, materiales reversibles (barniz, resinas,etc.). Por último se aplicará un revestimientoprotector que se adapte al futuro sitio de exposición,interior o exterior (cera, barniz o resina).

En los últimos años las técnicas deconservación-restauración han experimentado unaimportante evolución y han favorecido la reducciónde los períodos de tratamiento y por ende los costos,al tiempo que han optimizado los tratamientos másclásicos.

Nuevas tecnologías prometedoras

Como la preocupación de los profesionales esutilizar oportunamente el espacio tiempo existenteentre el descubrimiento de un objeto y suextracción, los conservadores-restauradores setornan cada vez más hacia la industria a fin deadquirir nuevas habilidades y/o extrapolarlas apartir de las técnicas existentes, o para poder

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utilizar las tecnologías más recientes, como porejemplo los fluidos subcríticos y supercríticos y laelectrólisis controlada por ordenador queconstituyen medios en extremo prometedores.

Al constatar que el periodo de tiempo quetranscurre entre la excavación y la exposición en unmuseo es prolongado, delicado y con frecuenciaoneroso, un número cada vez mayor de arqueólogosdesarrollan el enfoque de la conservación in situ alaplicar métodos de conservación preventiva o derestauración in situ con vistas a crear parques ymuseos arqueológicos.

Los fluidos subcríticos y supercríticosEsta técnica fue creada en Francia para aplicacionesvinculadas a la limpieza de chapas en la industriametalúrgica o en la fabricación de productosfarmacéuticos, pero fue en los Estados Unidos deAmérica y en particular en el ClemsonConservation Center (Charleston, Carolina del Sur),en el marco del proyecto de restauración delsubmarino Hunley5, donde se utilizó por primeravez esta técnica en aplicaciones de conservación-restauración. Dicha técnica consiste en sumergir elobjeto bajo presión en una solución cuyatemperatura puede entonces elevarse por encima desu punto de ebullición al tiempo que permanece enfase líquida. Esto le confiere a la solución químicapropiedades cercanas a las de los gases, con mejordifusión, viscosidad y densidad reducidas así comotensiones de superficie muy débiles. Los primerosensayos realizados con elementos de hierro forjadopermitieron observar que en los casos en los cualeslos baños de sosa o la electroquímica permiten,respectivamente, declorurar totalmente una piezaen noventa y sesenta días, los fluidos subcríticos

permiten eliminar el cloruro, con un resultado finalidéntico, en cuatro días.6 Todavía se están llevando acabo pruebas para optimizar los parámetros detratamiento y validar la técnica en otros metales.

Para la conservación-restauración deobjetos orgánicos saturados de agua se utilizan losfluidos CO2 supercríticos. Hasta la fecha, las últimaspruebas se han hecho en el Clemson ConservationCenter con objetos de corcho que hasta el presenteno habían podido ser tratados con éxito siguiendolos métodos tradicionales como el secadocontrolado o la liofilización. El principio detratamiento consiste en remplazar el agua presenteen las células del material por CO2 en fase liquida.Como el agua no se mezcla con el CO2 líquido, sesustituye antes, mediante baños sucesivos, pormetanol, solución intermedia miscible tanto con elagua como con el CO2. Una vez extraída toda el aguadel material, el objeto se ubica en una celdapresurizada a 120 bares, manteniendo sutemperatura en 50° C.

Un flujo continuo de CO2 líquido (en estascondiciones de presión y temperatura) es enviadoentonces a través de la célula de tratamiento.Mediante un fenómeno de difusión, el CO2 sustituiráentonces al metanol hasta extraerlo por completo.

Una vez terminada la extracción del etanol,se reajustan primero la temperatura y luego lapresión hasta llevarlas a condiciones normales, loque conduce a la despresurización instantánea delCO2 liquido en CO2 gaseoso, provocando así elsecado inmediato del objeto. Esta técnica, que hatenido resultados prometedores con el corcho, debeaún validarse para otros materiales tales como

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el marfil, material cuyo secado es delicado, o lamadera y la piel impregnados en agua.

La electrólisis controlada por computadoraPersonalmente realicé en 2004 las primeras pruebasde pilotaje de electrólisis de objetos arqueológicossubmarinos controlada por computadora en ellaboratorio Arc’Antique de Nantes.7 Esta técnicapermite controlar electrólisis a distancia, a través deInternet, en tiempo real. La idea es el resultado de lavoluntad de museos y colectividades territoriales deestablecer contacto con los profesionales de laconservación-restauración en lo que respecta a lostratamientos utilizados.

El principio del tratamiento se basa en lastécnicas ya existentes, es decir, el uso de laelectrólisis en función de las etapas de eliminaciónde la ganga (material residual) y del cloruro y delenjuague de la pieza, pero estas electrólisis soncontroladas por un potenciostato en sustitución delas alimentaciones estabilizadas “más clásicas”. Unacomputadora permite controlar, en tiempo real, elpotenciostato y velar porque se respetenestrictamente los parámetros de tratamiento.

La innovación de este sistema reposa almismo tiempo en la creación de un potenciostatoespecifico para esta aplicación y en el hecho de queel control “en tiempo real” se basa en un sistemapotenciostato/computadora de control/programa,que es autónomo y que gestiona automáticamentelas operaciones de medición, control y regulacióndurante las diferentes fases de restauración deobjetos procedentes del patrimonio submarino.

Los resultados obtenidos luego de dos añoscon el primer prototipo muestran que se ha

logrado disminuir en dos veces los períodos detratamiento, algo que representa un ahorroconsiderable de tiempo. (Recuerde: de uno a tresaños como promedio para estabilizar un objetoarqueológico).

El sistema está previsto para serinstalado en los mismos sitios donde el objeto hasido descubierto. Los conservadores-restauradores pueden consultar los parámetros oindicadores de la electrólisis a través de la redtelefónica o de Internet y tendrán la posibilidad,a través de la misma red, de consultar encualquier momento los parámetros de laregulación y de modificarlos a distancia. Dehecho, los parámetros que se miden durante lasfases de restauración se guardan en una base dedatos a fin de disponer de una trazabilidad delprocedimiento.

Este tipo de tratamiento de objetosarqueológicos se aplica actualmente a toda unacolección de cañones del siglo XVII y se prevégeneralizar esta técnica para la conservación depecios in situ. Se está estudiando además unproyecto de selección mundial de peciosemblemáticos.

¿Cuáles son los enfoques actuales para laconservación preventiva in situ?Con mucha frecuencia entre el descubrimiento deun sitio, los primeros sondeos, la excavaciónpropiamente dicha, la extracción de los objetos y laobtención de presupuestos para el tratamiento delas colecciones pueden pasar meses, incluso años.Por esta razón, la conservación preventiva in situ seha ampliado con el paso de los años partiendo devarios enfoques:

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• sondear, estudiar, excavar y volver aenterrar los sitios para las futurasgeneraciones;

• conservar preventivamente los sitios yconvertirlos en parques arqueológicossubmarinos;

• conservar preventivamente los objetos convistas a “preparar” la prospección y suexcavación o facilitar su conservación alargo plazo.

Los arqueólogos han identificado tres enfoquesque podrían clasificarse en función de losmateriales que deben ser protegidos: para losobjetos orgánicos se priorizará la reinmersión(rehundimiento) de los pecios luego de suestudio y el seguimiento a lo largo del tiempo;para el patrimonio edificado se optará por lacreación de parques arqueológicos submarinos;para los pecios metálicos se escogerápreferentemente el estudio y la proteccióncatódica de estos, así como de los objetos antesde su extracción, y la creación de parquessubmarinos.

Señalemos, paralelamente a estosproyectos de conservación preventiva in situ, elenfoque italiano de restauración bajo el agua delsitio de Baia en Italia, iniciado por R. Pettriaggiy B. Davidde.8 Este proyecto ha permitido elperfeccionamiento de nuevas metodologías deintervención y de nuevas herramientas quepermiten realizar bajo el agua actividades derestauración equivalentes a las que serealizarían en tierra en el caso de conjuntosarquitectónicos.

Conclusiones

La conservación-restauración del patrimoniosubmarino presupone conocimientos profundos nosolo del medio de hundimiento sino también de losmateriales y de sus modalidades de degradaciónrespectivas en los medios subacuáticos. Además,por su posicionamiento clave en la cadena “de laexcavación al museo”, la conservación-restauraciónimplica el uso de un protocolo riguroso, deprolongados períodos de tratamiento y de variadastécnicas.

Las nuevas técnicas como la electrólisiscontrolada a distancia se impondrán cada vez másen los próximos años y su aplicación en pecios insitu favorecerá la creación de parques arqueológicossubmarinos.

La estructuración de equipos y serviciosarqueológicos submarinos, el perfeccionamientoconstante de las técnicas de prospección y de lasmetodologías de excavación, asociados a lademocratización del buceo y al crecienteimpacto mediático de los pecios y objetossubmarinos, hacen que aumente con regularidadla cantidad de nuevos sitios arqueológicossubmarinos que se descubren cada año en elmundo.

Ante este aumento y teniendo en cuentael estancamiento, incluso la disminución de lasfinanzas públicas, la preservación-conservaciónin situ y la información al público se imponencomo alternativas prometedoras, sobre todocuando van asociadas a prácticas derestauración como es el caso de Baia en el golfode Génova.

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Durante los últimos veinte años,arqueólogos submarinos y conservadores-restauradores se han asociado en proyectos con unenfoque interdisciplinario que han permitidoaprehender mejor la problemática de laconservación preventiva de objetos y pecios.Actualmente, teniendo en cuenta la óptica de lapreservación in situ de los sitios para las futurasgeneraciones, nos parece fundamental que estaproximidad se conserve y sea reforzada.

5. M. Drews, P. de Viviés, N. Gonzales, D. Cook y P. Mardikian

(2004), A Study of the analysis and removal of chloride in ironsamples from the Hunley, Canberra: J. Ashton y D. Hallan, pp. 247–

60 (Proceedings of the Interim ICOM–CC Metal WG).

6. Ver P. de Viviés, D. Cook, M. Drews, N. Gonzales, P. Mardikian y

J.-B. Memet (2007). Transformation of akaganeite in archaeologicaliron artefacts using subcritical treatment, vol. 5, Amsterdam:

ICCROM, pp. 26–30 (Proceedings of the Interim ICOM–CC Metal WG)

así como N. Gonzales, D. Cook, P. de Viviés, M. Drews y P.

Mardikian (2004), The Effects of cathodic polarization, soaking inalkaline solutions and subcritical water on cast iron corrosionproducts, vol. 3, Amsterdam: ICCROM, pp. 32–37 (Proceedings of

the Interim ICOM–CC Metal WG).

7. J.-B. Memet (2006). “Conservation and restoration of

underwater archaeological artefacts: a rapid state of the art”, inProceedings of the International Symposium on Cultural Heritage

Disaster Management, Tainan (Taiwán): ICCROM, pp. 11–39.

8. B. Davidde (2002). “Underwater archaeological parks: a new

perspective and a challenge for conservation: the Italian

panorama”, International journal of nautical archaeology 31 / 1,

pp. 83–88.

1. J.-B. Memet (2000). « La corrosion marine des structures

métalliques portuaires : étude des mécanismes d’amorçage et de

croissance des produits de corrosion », tesis de doctorado,

Universidad de la Rochelle.

2. N. A. North e I. D. MacLeod (1987). “Corrosion of metal”, in C.

Pearson (dir. publ.), Conservation of marine archaeological objects,

Sevenoaks (R.-U.): Butterworths & Co. Ltd, pp. 68–98. Ver

asimismo Corrosion basics: an introduction (1984), Houston: NACE

Publications; S. Turgoose (1985), “The corrosion of lead and tin:

before and after excavation”, in C. E. Miles y S. C. Pollard (dir.

publ.), Lead and tin: studies in conservation and technology,

Londres: UKIC, Occasional papers No. 3, pp. 15–26.

3. J.-B. Memet, et al. (2004). Développement d’un protocole detraitement de conservation adapté aux objets archéologiquescomposites fer / bois gorgés d’eau, Programa Nacional de

Investigación (Informe Final); I. D. MacLeod y R. Wozniak (1997),

“Corrosion and conservation of tin and pewter from seawater”,

Metals 95, Londres: James & James, pp. 118–23 (Proceedings of

the International Conference on Metals Conservation); J.-B. Memet

y E. Bonnefille (en fase de impresión), Guide de la conservationpréventive du mobilier archéologique découvert en milieu sous-marin.

4. Ver C. Volfovski (2001). « Nettoyage et stabilisation de la

corrosion par électrolyse », in C. Volfovski (dir. publ.), LaConservation des métaux, París: CNRS Éditions, así como J.-B.

Memet (2003) (dir. publ.), La Déchloruration des objetsarchéologiques en fer, Roma: ICCROM (Informe de síntesis de los

programas colectivos de investigación 1998–2000).

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

Por Thijs J. Maarleveld

Profesor de arqueología marítima y encargado de la formación profesional de losarqueólogos, Thijs J. Maarleveld ha estado estrechamente vinculado a los trabajos depreparación de la Convención de 2001 en su doble condición de consejero del CIPCS(Comité Internacional del ICOMOS para la Protección del Patrimonio CulturalSubacuático) y de representante de Holanda. Como investigador, utiliza el análisisarqueológico de los pecios para comprender los fenómenos de la evolución y la entropíaculturales mediante transferencias tecnológicas. Sus trabajos tratan igualmente delsignificado del patrimonio subacuático para la sociedad actual y su expresión jurídica.

Un instrumento jurídico que no fuera útil para nadiecarecería de interés. En el caso de la Convención sobrela Protección del Patrimonio Cultural Subacuático,aprobada por la Conferencia General de la UNESCO el2 de noviembre de 2001, se trata de un texto de ampliautilidad, aunque los primeros beneficiarios son losrestos de navíos hundidos un poco por todo el mundo.Podríamos decir que esto es lo que le confiere a laConvención su significado “profundo”, pero, ¿qué debeentenderse por ello? ¿Cómo puede la aprobación deeste conjunto de normas y disposiciones beneficiar el“patrimonio cultural subacuático”? ¿En qué radica laimportancia de este texto? ¿Por qué la aprobación yamplia ratificación de este texto de gran coherenciapuede mejorar notablemente la situación actual yfutura? Son interrogantes simples relacionadas con uncampo apasionante a las que aspiramos a responderen este artículo, aclarando algunos aspectosespecíficos.

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Diferentes niveles

La Convención de 2001 propone diferentes respuestas,a diferentes niveles, para las numerosaspreocupaciones que suscita el patrimonio culturalsubacuático, pero su utilidad va mucho más allá. Elmundo de las profundidades tiene un aura de misterioque propicia no pocos manejos. Los principiosfundamentales de nuestra responsabilidad solidaria ydel acceso de todos a los vestigios del pasado sonconstantemente cuestionados por Estados,autoridades políticas o simples particulares que secomportan, inconsciente o deliberadamente, en totaldesacuerdo con los ideales de los que dicen inspirarse.Incluso si estos comportamientos aberrantes afectanel patrimonio de las profundidades, lo que está enjuego es la credibilidad del conjunto de las medidas deprotección del patrimonio cultural tanto a nivelnacional como internacional. La Convención de 2001brinda una base sólida a las instancias nacionales einternacionales para una actuación coherente. Suenfoque, al mismo tiempo razonado y exhaustivo,fortalece la credibilidad tanto de las políticasinternacionales de protección del patrimonio como delas iniciativas nacionales en este campo.

La Convención constituye unareconciliación entre el derecho marítimointernacional y los principios de respeto mutuo queson el centro del desarrollo de la UNESCO desde sucreación en 1945 y a los que están atados los 193Estados Miembros de la organización y sus seismiembros asociados. La misma permite canalizarde forma clara y transparente las reivindicaciones yreacciones, con frecuencia excesivas, disipando asíel velo enigmático que con tanta frecuencia recubrelos sitios conocidos o recién descubiertos. Lasincertidumbres en cuanto a la naturaleza o

importancia arqueológica de un sitio u otro nobastan para explicar estas dificultades. El hecho deque nunca se sepa muy bien con antelación lo quese va a encontrar es una característica común atodos los descubrimientos arqueológicos. LaConvención sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático estimula a todas las partesinvolucradas a adoptar una actitud mesurada y aabstenerse de toda iniciativa que pudiera tenerconsecuencias irreversibles. En efecto, el patrimonioes algo vulnerable y frágil que puede sufrir dañosirreparables, pero también son frágiles lasrelaciones internacionales y si en cierta medidasiempre es posible en este campo la reparación delos daños, es preferible evitar las desventuras. En lamedida en que la Convención permite evitar loslitigios injustificados, puede contribuir de forma nodesdeñable a distender las relacionesinternacionales, pues sabemos que el patrimoniocultural puede originar fuertes tensiones a nivelinternacional.1

Desde el punto de vista práctico, laConvención también propone importantesnormas de conducta para los profesionalesinvolucrados –lo que al principio podía parecer unpoco extraño por tratarse de un instrumentojurídico internacional. Es cierto que con excepciónde las aguas internacionales, una buena parte delos océanos está bajo la jurisdicción de los Estadosribereños. Sin embargo, cualquiera que sea susituación geográfica, lo que no deja lugar a dudases que el patrimonio cultural subacuático revisteun significado que va mucho más allá de losintereses puramente locales. Pensamos en especialen los vestigios de establecimientos humanosprimitivos localizados en la meseta continentalsituada entre Indonesia y Australia; a la altura

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de las islas Aleutianas entre Eurasia y América delNorte; en el Mar del Norte o sobre otros fondosmarinos fuera de las aguas territoriales,2 sin olvidarlos restos de naves naufragadas desde la prehistoria,a veces a cientos o miles de millas náuticas de sussupuestos puertos de origen. Nada permite afirmarque el patrimonio cultural subacuático pueda ser deinterés únicamente para la colectividad local máspróxima del sitio en que este haya sido descubierto.En este caso, la noción de colectividad local confrecuencia carece de sentido ya que nadie vive en elmar. A partir de ahí, la orientación de losprofesionales involucrados en un problemainternacional está totalmente justificada, comotambién es normal que este se aborde en el marco deun instrumento que jurídicamente tiene carácter deobligatoriedad. Esta orientación consiste en unaserie de 36 normas operativas enumeradas en elAnexo que forma parte de la Convención.3 Estasnormas merecen un examen atento debido a susnumerosas implicaciones no solo para losespecialistas que participan directamente en laexploración de los sitios y vestigios submarinos,sino también para todos los que trabajan de cerca ode lejos en este campo. Para los defensores delpatrimonio cultural subacuático, la aprobación deestas normas constituye sin dudas un avanceconsiderable. La UNESCO prepara actualmente lapublicación de un manual de directivas parafacilitar su aplicación.

Confusión entre los enfoques privado y público

Lo esencial de la confusión referente al patrimoniocultural subacuático es comprensible y se explicacon facilidad. En realidad no se refiere tanto alpatrimonio formado por establecimientos humanos

o paisajes sumergidos, sino que está relacionada conlos sitios resultantes de naufragios. Es lo que se hadado en llamar “la fortuna del mar” ya que siemprehabrá naufragios. Para resolver los problemasresultantes de los mismos, la sociedad ha creado unconjunto de normas muy elaboradas que formanparte del derecho consuetudinario internacional yque están relacionadas con la asistencia en caso depeligro, la indemnización y el seguro. Sin embargo,la consideración primordial en el presente contextoes el fair-play en relación con las partes afectadaspor parte de los buscadores de pecios o de los que seencargan de rescatar bienes o son enviados ahacerlo. El corpus jurídico que trata de estos asuntoses heredero de una larga tradición de la que elCódigo de Derecho Marítimo de Rodas es uno de losmás antiguos ejemplos.4 En cuanto a esto, unatradición muy arraigada en el espíritu marinerohace de las nociones de ganancia y pérdida –consideradas desde un punto de vista estrictamenteindividual– las consideraciones primordialescuando se trata de recuperar los bienes sustraídosdel mar. Por pertinentes y aplicables que sean estasnormas no pueden ni deben aplicarse al patrimonio.En realidad, se refieren fundamentalmente a larecuperación de objetos “contemporáneos”provenientes de naufragios, que hayan sidolanzados, se encuentren flotando o se hayanhundido. Por supuesto que este enfoque favorece elsecreto y el cada cual para sí, pues tiende a defenderlos intereses privados. El patrimonio cultural, por elcontrario, es de interés público y obedece a un dobleimperativo: la preocupación por la accesibilidad yla noción de propiedad pública. Para losarqueólogos que se interesan en el patrimonio, lasnociones de contexto y de sitio son básicas, mientrasque no significan nada

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para los salvadores de navíos. Ambos enfoquesresponden a mentalidades distintas. Suyuxtaposición en la Tabla 1 muestra claramente, apartir de algunas nociones esenciales, cuántodifieren las preocupaciones de conservación delpatrimonio de la perspectiva de la recuperación deobjetos lanzados, flotantes o hundidos. Se hantratado de aplicar a la arqueología submarina,aunque sin éxito, las nociones que figuran en lacolumna derecha.

Fue la Convención de las Naciones Unidasde 1982 sobre el Derecho del Mar la que introdujopor primera vez los conceptos referentes alpatrimonio en el derecho marítimo.5 Conforme aeste nuevo enfoque, el Convenio Internacional sobreSalvamento Marítimo (1989), negociado en el marcode la Organización Marítima Internacional (OMI),prevé explícitamente que sus disposiciones puedenno ser aplicadas a los bienes marítimos culturalesque tengan un interés prehistórico, arqueológico ohistórico.6 Finalmente, la Convención de 2001 de laUNESCO ha cubierto sistemáticamente el vacíojurídico entre ambas concepciones, inspirada en losprincipios que aparecen en la primera columna dela Tabla 1. Existe una gran tendencia a mezclarambos enfoques, incluso cuando las múltiplestentativas para conciliarlos en el marco de

contratos de exclusividad no han tenido nuncaresultados concluyentes.

Para aumentar la confusión, en la mayorparte de los países son servicios diferentes los que seocupan de los asuntos marítimos y del patrimonio.Incluso si ambas administraciones están habituadasa aunar esfuerzos en el sentido de una políticanacional coherente, cada una se concentra en supropio campo, guiándose por los principiosaplicables al mismo (ver Tabla 1). Dirigirsedeliberadamente a las instancias incorrectas es unatáctica bien conocida de los detractores para crearconfusión, y una confusión de tipo administrativoen el tratamiento de los expedientes puede conducira respuestas oficiales inadecuadas. Se trata de unproblema muy simple y concreto al cual laConvención de 2001 brinda una soluciónpertinente. Cada Estado Parte debe comunicar elnombre y dirección de los “servicios competentes”en materia de patrimonio cultural subacuático(Artículo 22). Estos tienen como tarea fundamentalconservar la traza de las informaciones pertinentesy mantener un inventario de los descubrimientos yobservaciones arqueológicas. Después de todo,nuestro conocimiento de los recursos patrimonialesse basa en la acumulación de datos. Este no es másque un ejemplo entre otros de la utilidadindiscutible de la Convención para la preservacióndel patrimonio cultural subacuático.

Intermediarios seductores

Sin embargo, la situación sigue siendo confusa. Sehan realizado transacciones espectaculares en lasque la noción de interés público ha sidoescamoteada en nombre de la confidencialidad.

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El plan es muy simple: un individuo que actúa anombre de un grupo de inversionistas –como elfamoso Belzoni7– contacta un serviciogubernamental competente en todo lo relacionadocon los bienes perdidos o los naufragios recientes,incluso la arqueología o el patrimonio público, ysolicita derechos exclusivos de búsqueda yrecuperación de restos submarinos. Lasautoridades políticas, informadas por unaadministración que trata un asunto que confrecuencia se sitúa en los confines de susatribuciones, no se percatan necesariamente de lasconsecuencias a largo plazo de lo que se lespresenta como una estimulante aventura cultural.Las actas de cesión se firman sin dificultad.Poniendo en práctica una política poco previsora,motivada por consideraciones económicasinmediatas, algunas autoridades olvidan confacilidad que la venta a precio de liquidación delpatrimonio no es nunca un buen negocio, ni desdeel punto de vista económico ni cultural. Enrealidad es más tarde cuando aparecen losproblemas, con reivindicaciones rivales, y cuandola opinión pública comienza a medir la magnitudde todo lo que está en juego.8

Un acta de cesión no es lo mismo que unpermiso de intervención arqueológica o que unaautorización para emprender excavaciones. Estospermisos o autorizaciones se entregan o denieganpor razones completamente diferentes, en especialpara tener en cuenta el interés público. En cambio,en el campo marítimo, un acta de cesión seconsidera un poco como un permiso desalvamento o asistencia que se supone da elderecho a disponer libremente de todo lorecuperado. Así, confiere una especie de

legitimidad, aunque es cierto que únicamente antelos ojos de las partes signatarias del acta de cesión.En el marco de la actual legislación de asistencia anavíos, el armador (o más bien la compañía deseguros) actúa en nombre de todas las partesinvolucradas. Tratándose de pecios con interéshistórico, este tipo de acción concertada esraramente posible. Por otra parte, a los operadoresno les interesa tener que ver de manera directa conlos herederos de la carga o de los objetospersonales que se encontraran a bordo, sin hablarde las mercancías de contrabando o los restoshumanos. Es por ello que por lo general este casosolo puede presentarse cuando un Estado oadministración puede hacer valer (o se dejaconvencer para hacer valer) algunos derechos depropiedad sobre el navío como tal, e incluso sobrelo que se encontraba a bordo. Y aún en este caso, laimpugnación por otras partes no es algo extraño.Como quiera que sea, queda claro que un acta decesión no es un permiso de excavación, peroconfiere cierta legitimidad al beneficiario –másaún por estar reconocido por un Estado.

Ahora bien, esta cuestión de la legitimidades crucial para todos los que pretenden iniciarexcavaciones para responder a la demanda delmercado. Comerciantes y clientes son ahoraconscientes del carácter profundamente injusto ynefasto del tráfico ilícito de antigüedades.9 Y encaso de que no lo estuvieran, una opinión públicacada vez más afectada por el problema estaría ahípara recordárselo. Se supone que losestablecimientos públicos, museos u otros, ya noadquieren objetos de procedencia dudosa y siviolan esta prohibición se exponen a recursos yprocedimientos complicados.10

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Por consiguiente, los operadores hacen cualquiercosa para probar que sus actividades sonperfectamente legales.11

Al priorizar el interés público (colectivo), laConvención de 2001 crea una base común para laevaluación de la importancia arqueológica y delvalor patrimonial. La calidad de las actividadesarqueológicas subacuáticas y las decisionesreferentes a las tareas arqueológicas a seremprendidas, incluidas las excavaciones, respondenahora a un objetivo común. Los nuevosdescubrimientos deberán ser evaluados sobre la basede su interés arqueológico real y no a partir de susupuesta identidad. Este punto es extremadamenteimportante. Mientras la identificación era la base decualquier decisión, nada podía hacerse hasta que nose estableciera la identidad del bien, lo que esimposible en muchos casos, al menos no antes deuna profunda investigación. De ser aplicados losprincipios enunciados en la Convención, los sitios oelementos del patrimonio cultural subacuático nodeberían ser dañados durante el proceso deidentificación. Es evidente que el patrimoniomundial tiene las de ganar.

Consulta y atenuación de los impactos

Las prospecciones dirigidas no son la únicaamenaza que pesa sobre el patrimonio culturalsubacuático. Otras actividades como la pesca, eldragado y la construcción tienen un impactotambién importante. En nuestras sociedadescontemporáneas se reconoce que el patrimonio y losvalores culturales en general constituyen uno de losparámetros a tomar en consideración en todoproceso de planificación. Ello puede revestir

diversas formas. La solución más evidente consisteen remitirse al patrimonio cultural ya conocidopara elaborar e implementar una estrategia deprotección y defensa, en función de las actividadesplanificadas y de la importancia del sitio. Esto nosiempre es fácil, pero es posible hacer que en elbalance general de las actividades planificadasaparezca la atenuación de las incidencias negativas.Puede tratarse de un ejercicio puramente abstractoconsistente en sopesar ventajas e inconvenientes,pero numerosos países aplican esta fórmula al piede la letra. Los gastos de operación, incluidos los deeventuales excavaciones arqueológicas, son asíautomáticamente integrados en el presupuesto detodo proyecto constructivo que pueda extendersesobre un sitio específico, con la consecuencia de quea veces resulta ventajoso transferir a otro lugar laoperación considerada.

Sin embargo, los sitios ya localizados sonsolo un dato del problema. Los desconocidospueden también resultar importantes yapasionantes, y esto es especialmente cierto en loreferente al mundo subacuático, aún tan malexplorado. Las pocas campañas de exploración porlo general tienden a localizar vestigios precisos apartir de testimonios escritos, de ahí una tendenciaa focalizar las búsquedas en los restos de navíosoccidentales hundidos desde la Edad Media.Suponiendo que estas búsquedas den comoresultado otros descubrimientos, estos no seránseñalados de forma automática en nombre de lapretendida “confidencialidad” antes evocada. Encambio, si el inventario se limita a enumerarprincipalmente los descubrimientos fortuitos, latendencia será priorizar las zonas en las queactividades recientes

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han llamado la atención revelando la presencia desitios fácilmente identificables. Por ejemplo, laszonas en las que se practica mucho el buceodeportivo son objeto de exploraciones sistemáticas.Asimismo, es más fácil localizar sitios de ánforashundidas en bajíos rocosos que cajas de maderaenterradas en el cieno, sin hablar de los frágilesvestigios de hábitats prehistóricos.

Los inventarios actuales son inadecuadospara la planificación en la medida en que nofueron concebidos para responder a ese tipo depreocupaciones. Cuando se planifica para elfuturo, no es nunca aconsejable tomar solo enconsideración aquello que se sabe de antemano.Por otra parte, es hoy una práctica comúnintegrar en los planes constructivos laposibilidad de tropezar con sitios arqueológicosinexplorados, con la ayuda de modelos yproyecciones y, de ser necesario, con estudioscomplementarios. Este es el escenario de unelevado porcentaje de actividades arqueológicasen ejecución. Recurrir a tiempo a la ayuda y alconsejo de los arqueólogos permitefrecuentemente evitar bastantes disgustosposteriores. Por un lado, esto permite la gestión delos descubrimientos imprevistos y, por otro, laidentificación de los riesgos potenciales. Dehecho, el levantamiento topográfico de los fondosmarinos no es siempre tan preciso como podríapensarse y hasta los pecios importantes puedenpermanecer ocultos. Agreguemos, incluso si estono tiene forzosamente interés para la arqueología,que este proceso, ya sea basado en prediccionesinformáticas o en estudios dirigidos, tambiénpermite detectar la presencia de productostóxicos o peligrosos, por ejemplo municiones.

La Convención de 2001 no abordaespecíficamente el problema de la planificación,pero reconoce toda su importancia. Estableceuna distinción muy clara entre las actividadesque puedan tener una “incidencia fortuita” sobreel patrimonio cultural subacuático y lasactividades dirigidas a este patrimonio.Tratándose de las primeras, es aconsejable, comoes normal en la fase de planificación, prevermedidas para atenuar las incidencias negativas.En el caso de las segundas, las normas operativaspara los profesionales garantizan el marconecesario. En ambos casos, el patrimoniocultural subacuático y la sociedad en suconjunto reciben los beneficios del enfoquerazonado que se desprende de las normasdefinidas en la Convención.

Preservación, disfrute e investigación

Es conveniente subrayar un aspecto particular de laConvención –y de la política de conservaciónarqueológica en general– que es objeto del quintopárrafo del Artículo 2 “Objetivos y PrincipiosGenerales”, y que reza: “La preservación in situ delpatrimonio cultural subacuático deberáconsiderarse la opción prioritaria antes de autorizaro emprender actividades dirigidas a esepatrimonio”. Para quienes tienen un conocimientosuperficial de la cuestión, dicha opción puedeparecer descabellada, como a los ojos de quienes seinteresan más en la recuperación de los vestigioslanzados, flotantes o hundidos que en laconservación del patrimonio. ¿Por qué no podríaretirarse del mar y ponerse en lugar seguro todo loque es recuperable? No es más que un punto devista, pero puede comprenderse. ¿Es decir que queda

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fuera de lugar el tocar o cambiar de lugar? Tampocoes la respuesta correcta. Entonces, ¿qué sucede en lapráctica?

Se trata en realidad de una cuestiónfundamental, sobre todo si la decisión es priorizarlas nociones de interés público, accesibilidad,propiedad pública y respeto del sitio y elcontexto. Los bienes culturales son vulnerables yfrágiles, lo que no es una excepción en el caso delpatrimonio cultural subacuático que por ellopuede sufrir daños irreversibles. Pero no es esta laúnica razón para hacer del enfoque in situ laprimera opción. En una perspectiva a largo plazo,existen muchas otras. El interés de algunos sitioses inseparable de su entorno. La memoria dellugar y la imbricación de los vestigios culturalesy naturales son razones para el estudio, el disfrutey la preservación del patrimonio in situ. En elcaso de otros sitios estos aspectos son menosevidentes. Por ejemplo, algunos piensan que ellugar de un pecio no es aquel donde tuvo lugar elnaufragio, algo que puede ser negado, sobre tododesde el punto de vista del capitán o de latripulación. ¿Y si el pecio acabó por ser absorbidopor su entorno? Son numerosos los navíoshundidos en condiciones dramáticas que handado su nombre al cabo de una generación, oincluso de uno o varios siglos, a promontorios,bahías, brazos de mar, bajíos, etc., en diferenteslugares del mundo. ¿Cómo podría pretenderse queno existe ningún vínculo entre los vestigios deestos naufragios y la región o el paisajecircundante? No, como cualquier otro sitioarqueológico, un sitio que debe su existencia a unnaufragio es entendido, apreciado y manejado demanera ideal en su medio. Es así como puede

contribuir mejor a enriquecer nuestra experienciay conocimientos sobre el pasado.

La preocupación por la calidad y lacontinuidad de la experiencia vivida es sin lugara dudas un argumento a favor de la preservaciónin situ de los sitios –asociados o no a unnaufragio– que se han convertido o puedenconvertirse en lugar de atracción para losvisitantes. ¿Pero dónde queda la investigaciónarqueológica? Aunque son abundantes los sitiosarqueológicos su número es limitado. Al mismotiempo, cada sitio es único. Si las excavacionespueden ayudarnos a comprender mejor el pasado,no es menos cierto que alteran el recurso yreducen las posibilidades futuras deinvestigación. No es posible “descifrar” dos veceslos mismos sitios arqueológicos. En cuanto a esto,la arqueología es una ciencia aparte: no puedeexplorarse un sitio arqueológico como se hojea unlibro o un expediente, pues dicha exploracióntiene un impacto muy diferente que puedecomprometer irrevocablemente la preservación.Si bien puede comprenderse el interés suscitadopor las excavaciones, una gestión a minima quepriorice la preservación in situ es con mucho laopción más razonable a largo plazo.

A pesar de todos estos argumentos, la“doctrina de la preservación in situ” no constituyeun dogma. La Convención se limita a considerarlacomo una “opción prioritaria”, ni más ni menos. Así,valora la toma de decisiones maduras yreflexionadas. En el campo marítimo, a veces hayque decidir rápidamente, pero eso no quiere decirprecipitación. Después de la reflexión, la opciónpriorizada puede, por muy buenas razones resultar

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irrealista o poco deseable. No obstante, el hecho deque la Convención le dé un lugar preponderanteobliga a las partes involucradas y a quienes tomanlas decisiones a dar a conocer sus argumentos. Porotra parte, pueden tener excelentes razones,vinculadas especialmente al tipo específico y alentorno del sitio o a la preservación de suintegridad. Por ejemplo, la importancia concedidaa un proyecto constructivo puede colocar ensegundo plano el interés del sitio, lo que no excluyeque sea lo suficientemente importante como parajustificar las excavaciones. Puede ser en vanopensar en una preservación in situ, pero ello no lequita valor al sitio. Puede suceder que los procesosde degradación natural o la erosión justifiquenmedidas urgentes y que resulte necesaria unaoperación de salvaguarda. En cambio, el interés deun sitio del patrimonio puede verseconsiderablemente fortalecido si se hace accesiblemediante un mínimo de trabajos de excavación.Los investigadores pueden encontrar grandesventajas en seguir de cerca este tipo de situacionesque pueden dar respuesta a un buen número deinterrogantes de gran interés para su trabajo.12 Sinembargo, en algunos casos puede parecerperfectamente justificado sacrificar un sitio eninterés de la investigación. Un vez más seránecesario poder invocar buenas y sólidas razonespara ello que se correspondan con la integridad yla importancia del sitio en cuestión. LaConvención no pretende frenar las iniciativasrazonadas. Por el contrario, hace de la arqueologíaun asunto serio, subrayando la importancia quetiene generalmente el patrimonio desde el triplepunto de vista de la preservación, la valoración yla investigación. En ello también radica lobeneficioso de la Convención para el patrimoniocultural subacuático.

Estados y partes involucradas

Como todas las convenciones, la Convención sobrela Protección del Patrimonio Cultural Subacuáticoes un acuerdo entre Estados. Ya vimos que no esextraño que algunos Estados se dejen convencer defirmar actas de cesión referentes a los bienesperdidos desde mucho tiempo atrás, sobre loscuales podrían continuar reivindicando un derechode propiedad. En el contexto arqueológico elloconstituye una fuente de desorden y confusión, peroen una perspectiva de correlación de fuerzaspolíticas esto tiene quizás un sentido. NingúnEstado quiere dar la impresión a nivel internacionalde querer renunciar a sus prerrogativas. Derechosde propiedad y derechos soberanos son cuestionesdelicadas. Un compromiso podría interpretarsecomo debilidad, mientras que un acta de cesión esuna forma simple de dar muestras de autoridad. Nohay forma de intervenir activamente, pero se evitatambién crear un precedente de debilidad. Porsupuesto que tales consideraciones no tienen nadaque ver con la arqueología, pero no dejan de tenerconsecuencias para el patrimonio culturalsubacuático.

La Convención ha logrado disociarcompletamente estos aspectos diferentes, o por lomenos tanto cuanto lo permitían las negociaciones.Las normas habituales referentes al abandono, a lacontinuación o a la expiración del derecho depropiedad son plenamente reconocidas yrespetadas, sin que por ello sean tenidas comobásicas en materia de patrimonio. El respeto delpatrimonio es considerado independiente de supropiedad, al igual que las decisiones referentes a laprotección y a la organización de los sitios. Estosignifica que ya no es necesario identificar el o

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los propietarios antes de poder intervenir, lo queconstituye un avance considerable para elpatrimonio cultural subacuático. Como se vioanteriormente, no siempre es fácil determinar laidentidad de un pecio. E incluso en el caso contrario,hay pocas oportunidades de que el conjunto de losfragmentos y vestigios haya pertenecido a un solo ymismo propietario. La solución consistente endeterminar el valor del patrimonioindependientemente de su propiedad está en totalarmonía con las reglamentaciones existentes. No esla propiedad lo que define la importancia delpatrimonio –que podrá tomarse en cuenta einvocarse para solucionar los problemas de gestión–,sino la significación del sitio la consideraciónfundamental. En los términos de la Convención, lasnociones de contexto e integridad tienen mayorrelevancia que la de propiedad.

La inmunidad soberana es otra cuestiónmuy particular. En derecho marítimo, el caso másfrecuente de inmunidad resulta del principio de queun navío de guerra que navega bajo el mando military con la bandera de un Estado solo se somete a laautoridad de ese Estado. Así, una nave militar queefectúa una visita de cortesía a un puerto extranjerono podrá ser objeto de inspecciones aduanales a lasque se someten normalmente los demás navíos. Porrazones vinculadas al secreto militar esta inmunidadha sido extendida a los restos de navíos de guerra.Esta aplicación específica de la inmunidad soberanafue introducida en el derecho internacional en elcontexto de la Primera Guerra Mundial. LaConvención respeta la inmunidad soberana y, porconsiguiente, sus disposiciones no se aplican a lospecios correspondientes a navíos de guerra queresponden a dicha definición.

Sin embargo, esto podría complicar lascosas, al igual que el derecho de propiedad. ¿Debeimpugnarse el principio de protección? ¿Hay queesperar a que los pecios se encuentren en ruinasantes de que se decida intervenir? La mayor partede los Estados considera que no sería razonableaplicar retroactivamente este principio a unperíodo en el que todavía este no se habíaintroducido en el derecho internacional. Por otraparte, los problemas de identificación se planteanmucho menos para los navíos de guerra del sigloXX que para los de épocas anteriores. La cuestiónde los navíos de guerra o de los navíos de Estado,para retomar los términos de la Convención, noimpide un posible desacuerdo. Debe esperarse quelos Estados tengan la sabiduría de adoptar unaposición que reafirme su apego al principio,aceptando aplicar las disposiciones de laConvención a los sitios con pecios de interésarqueológico cada vez que ello no constituya unaamenaza para su seguridad nacional, es decir, en lamayor parte de los casos.

Declaración razonada

¿Cómo asegura la Convención la preservación delpatrimonio cultural subacuático respetando losintereses de las partes involucradas inicialmente?¿Quién hace qué para lograr este resultado? Lasrespuestas a estas interrogantes dependen más omenos del lugar en que se hallen los vestigiosculturales. La información es la piedra angular de laprotección arqueológica del patrimonio. Quiendescubre un sitio está obligado a informarinmediatamente de su hallazgo. Así, es posiblecombinar las observaciones y establecerregularidades. Ello se aplica también a los sitios en

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aguas profundas. La formulación de lasdeclaraciones no es idéntica en todas partes y todoslos países no aplican el mismo sistema, pero deforma general se requiere una declaración tanpronto como el que descubre considera haber hechoun hallazgo con interés histórico o arqueológico. Yahemos visto que cada Estado Parte en laConvención está obligado a notificar el nombre dela administración con mandato de “serviciocompetente”. Numerosos Estados, aunque no hayaniniciado el proceso de ratificación, han dado aconocer el servicio competente designado para estefin, y es a este servicio que deben dirigirse lasdeclaraciones. Con frecuencia, se trata de la oficinadonde se declaran todos los descubrimientosrealizados en tierra, aguas interiores y en los maresterritoriales y donde se encuentran igualmente losarchivos arqueológicos. Para los Estados federales lasituación puede ser algo diferente.

Si la declaración se refiere a undescubrimiento realizado en ocasión de unaactividad que tenga una incidencia fortuita sobre elpatrimonio se procede a una evaluación paradeterminar si la continuación de la misma pudieratener un impacto negativo y si es urgente tomar

medidas de protección proporcionales a laimportancia atribuida al sitio. Si se trata de unadeclaración referente a una actividad dirigida alpatrimonio, todas las directivas de operación quefiguran en el Anexo deberán tomarse enconsideración, a menos que no hayan sido yaaplicadas. Después de todo, si se quiere transmitir almenos una parte del recurso a las generacionesfuturas, prudencia y moderación son de rigor y lasdecisiones deben ser cuidadosamente sopesadas. Tales la situación que prevalece en las aguas interioresy en el mar territorial, así como en la zona contigua.Si dicha zona ha sido declarada, puede extendersehasta 24 millas náuticas de la costa.

Sin embargo, muchos descubrimientos sesitúan más allá de este límite. Numerosasactividades tienen lugar en la plataformacontinental o en la “zona económica exclusiva”. Confrecuencia están reglamentadas por autorizacionesentregadas por el Estado ribereño para la actuaciónen la plataforma continental o en la zonaeconómica exclusiva. Estas autorizaciones puedenhacer referencia a los procedimientos dedeclaración. Es este el caso cada vez que la actividadha sido objeto de una evaluación de impacto en lafase de planificación. Teniendo en cuenta loanterior, numerosos Estados ribereños aplican suspropios reglamentos y procedimientos a lasactividades dirigidas al patrimonio culturalsubacuático que están sujetas a autorización, tal ycomo lo estarían para el patrimonio terrestre. LaConvención los estimula a ello al dictar normas yconfirmar la validez de un marco de procedimiento.Este enfoque coherente mejora de maneraconsiderable nuestra comprensión del patrimoniocultural subacuático.

14. Vista esquemática de las diferentes zonas marítimasreglamentadas por la UNCLOS.

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15. Reconocimiento e inventario del pecio a la altura de Gotland por parte de estudiantes del nuevo programa internacional dearqueología marítima en la Universidad del Sur de Dinamarca.

Suponiendo que las cláusulas de suautorización no lo obliguen a ello, el descubridortiene también la posibilidad de hacer unadeclaración a los servicios competentes nacionales,es decir a los del Estado cuya bandera ostenta sunavío. El mismo procedimiento se aplica a losdescubrimientos efectuados en la “Zona”, expresiónque designa los fondos marinos más allá de loslímites de toda forma de jurisdicción costera. Eneste último caso, las informaciones serán puestas adisposición de la UNESCO y de la AutoridadInternacional de los Fondos Marinos, organismoencargado por las Naciones Unidas de planificar yautorizar la exploración y explotación minera delsuelo en alta mar. El patrimonio cultural

subacuático de la “Zona” se beneficiará por el hechode que estas informaciones serán centralizadas, loque no es el caso en la actualidad. En los casos dedescubrimientos en zonas “extranjeras” declaradosen el país del descubridor, la información tomará uncamino desviado pero terminará necesariamentepor llegar al Estado ribereño, donde podrá sercorroborada.

Qué patrimonio y qué vínculos

El compromiso de notificar al Estado ribereño seinscribe en el marco de un procedimiento muyelaborado de intercambio de información. Ya hemosvisto que los descubrimientos y las diferencias de

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perspectivas referentes al patrimonio puedensuscitar graves tensiones internacionales. Paraponer remedio a esta situación, los Estados Partes secomprometen a intercambiar informaciones.Después de todo, no es para su exclusivo beneficioque realizan esfuerzos a favor del patrimonio. Estaes la lógica que subyace en la empresa conjuntallevada a cabo bajo la égida de la UNESCO, de la queuno de los principios es que “los daños ocasionadosa los bienes culturales pertenecientes a cualquierpueblo constituyen un menoscabo al patrimoniocultural de toda la humanidad”.13 El compartirresponsabilidades y el compromiso de cooperar nosignifican sin embargo que cada decisión deba darlugar a una concertación mundial. Como siempre,es importante saber delegar.

En la práctica cotidiana, el Estado ribereñoasume el papel de coordinador. Son los servicioscompetentes del Estado ribereño los que recopilanlas informaciones y responden a las interrogantesde las partes interesadas. A nivel de Estados, cadaEstado Parte involucrado puede proclamar suinterés y solicitar su participación en las consultasimportantes referentes a un sitio u otro. Los Estadosdeben ser informados en cuanto aparece un vínculocon ellos. En un primer momento, puede queúnicamente el Estado ribereño y el Estadodeclarante (si no es el mismo) puedan hacer valer el“vínculo verificable”, dado que la declaraciónrealizada a partir de imágenes suministradas porlos levantamientos puede no permitir unaidentificación muy precisa. No obstante, si los datosarqueológicos brindados por el sitio dan lugar a unexamen más profundo pueden aparecer todo tipo devínculos “verificables”. Los procedimientosmeticulosos aplicados a los Estados que tienen unvínculo verificable tienen como propósito respetar

los sentimientos de propiedad, procedan estos de lapertenencia inicial de los bienes o de unaidentificación cultural.

Teniendo en cuenta el carácter universal delcomercio y las comunicaciones marítimas, de loscuales los sitios submarinos constituyenfrecuentemente la traza, podría objetarse que elnúmero de Estados contemporáneos que puedevalerse de vínculos verificables podría aumentardesmesuradamente con la multiplicación de lasinvestigaciones. Cada Estado será libre de decidir sise siente implicado y en qué magnitud, pero esevidente que uno solo será el que actuará comocoordinador en nombre de los demás. En casosprecisos, este papel puede asignársele a otro Estadoque no sea el Estado ribereño, siempre sobre la basede vínculos verificables, manteniéndose como algode rigor el intercambio de información. La nociónde vínculo verificable y la sustitución del enfoquede cada cual para sí constituye un gran avance parala protección del patrimonio cultural subacuático.

16. Descubrimiento de un pecio durante una construcción en elmar (offshore).

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Esto permite que el diálogo sustituya la confusiónde las lenguas que hasta ahora prevalece en estecampo.

Conclusiones

La Convención de 2001 es de muchas manerasbeneficiosa para el patrimonio culturalsubacuático. Ante todo, permite tomar seriamenteen consideración los intereses de los sitiosculturales en sí mismos y los de las diferentes partesinvolucradas. La Convención muestra claramentecómo el patrimonio cultural subacuático, aunquefrágil, no es menos manejable a condición de que seapliquen procedimientos minuciosos. Laconservación, el acceso y la valoración de estepatrimonio, así como la investigación, se someten auna serie de normas de buena conducta profesionalampliamente admitidas, de ahí una mejorcomprensión, lo que es evidentemente algo positivo.

Por otra parte, la Convención se sitúa bajo elsigno de la apertura y su importancia puedeaquilatarse cuando se piensa en las prácticas delpasado, devastadoras y generadoras de confusión ytensiones. La creación de una base de informacionescompartidas refuerza la confianza mutua. Una vezque la protección del patrimonio culturalsubacuático pasa a ser, como es normal, un asuntode todos, es más fácil compartir lasresponsabilidades y distribuir las tareas. El carácterexclusivo de los enfoques anteriores creaba un climade desconfianza e incomprensión, fuente deenfrentamientos entre los exploradores de los maresy de tensiones internacionales. Quizás laConvención no resuelva todos nuestros problemas,pero constituye un buen terreno de entendimiento

para neutralizar los conflictos que pudieranentorpecer el proceso.

El patrimonio cultural subacuático hacomenzado a sacar provecho de la Convención.Desde que fuera adoptada en 2001, la filosofíageneral del texto comenzó a influir en lasdecisiones de los gobiernos.14 Precisemos que todoslos Estados representados en el momento de lavotación –incluidos aquellos que por razonesparticulares no apoyaban íntegramente laConvención– declararon que acatarían las normasoperativas del Anexo –de ser necesario de maneraunilateral– y que se inspirarían en ellas en el marcode otros acuerdos. Poco a poco comenzamos adescubrir cuán rico resulta este compromisopolítico en promesas para el patrimonio culturalsubacuático. Confiemos en que la rápidaratificación de la Convención por parte de un grannúmero de Estados nos libre en el futuro de loserrores y las turbulencias del pasado.

1. Se encontrarán numerosos ejemplos en la serie de informes

sobre el Patrimonio en Peligro, presentada a la UNESCO por el

Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS). Ver

también P. Gathercole y D. Lowenthal (1990) (dir. publ.), ThePolitics of the past, Londres: Unwin Hyman; P. L. Kohl y C. Fawcett

(1995) (dir. publ.), Nationalism, politics and the practice ofarchaeology, Cambridge: Cambridge University Press, o también L.

Meskell (1998) (dir. publ.), Archaeology under fire, Londres:

Routledge, y D. Lowenthal (1996), Possessed by the past: theheritage crusade and the spoils of history, Nueva York: Free Press.

2. Referencias a otras regiones del mundo pueden encontrarse en

un trabajo más reciente: N. C. Flemming (2005) (dir. publ.),

Submarine prehistoric archaeology of the North Sea, CBA ResearchReport 141, York: Council for British Archaeology.

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3. En realidad, el Anexo está fuertemente inspirado en las normas

profesionales elaboradas por el Consejo Internacional de

Monumentos y Sitios (ICOMOS) cuya Asamblea General aprobó en

Sofía, en 1996, la Carta Internacional sobre la Protección y la

Gestión del Patrimonio Cultural Subacuático.

4. Nomos Rodion nautikos / Lex Rhodia de iactu. Aunque evoca

elementos anteriores, es en el siglo VI que el derecho marítimo de

Rodas es codificado y difundido en el Mediterráneo. Ver W.

Ashburner (1909), The Rhodian sea-law, Oxford: Clarendon Press,

editado a partir de los manuscritos.

5. El artículo 303, entre otros, estipula que “Los Estados tienen la

obligación de proteger los objetos de carácter arqueológico e

histórico hallados en el mar y cooperarán a tal efecto”.

6. Convenio Internacional sobre Salvamento Marítimo, artículo

30.1 d).

7. Giovanni Battista Belzoni (1778-1823) fue un aventurero italiano

que hizo fortuna gracias al comercio de antigüedades por cuenta de

coleccionistas y museos. Ver Brian M. Fagan (1975), The Rape ofthe Nile: tomb robbers, tourists and archaeologists in Egypt, Nueva

York: Charles Scribners & Sons.

8. Tratos y procesos referentes a los supuestos restos del HMSSussex (hundido en 1694) y del Merchant Royal, llamado el “BlackSwan” (hundido en 1641) son ejemplos actuales que generan

tensiones internacionales. Ver http://en.wikipedia.org/wiki/

Black_Swan_Project.

9. Ver N. Brodie y K. Walker Tubb (2001), Illicit antiquities: thetheft of culture and the extinction of archaeology, Londres:

Routledge y N. Brodie, M. Kersel, C. Luke, C. y K. Walker Tubb

(2006) (dir. publ.), Archaeology, cultural heritage, and theantiquities trade, Gainesville, University Press of Florida.

10. Consejo Internacional de Museos, Código de Deontología para

los Museos del ICOM, Seúl, 2004.

11. Ver C. Renfrew (2007), Loot, legitimacy and ownership: theethical crisis in archaeology, Londres, Duckworth.

12. Ver T. Maarleveld (2003), “Mitigation as archeological

strategy”, Bulletin of the Australasian Institute for MaritimeArchaeology 27, pp. 135-9.

13. Esta frase, tomada del preámbulo de la Convención de La Haya

de 1954 (Convención sobre la Protección de los Bienes Culturales

en Caso de Conflicto Armado), es el centro de todos los

instrumentos posteriores, incluida la Convención de 1970 sobre las

medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir la

importación, la exportación y la transferencia de propiedad ilícitas

de bienes culturales; la Convención de 1972 para la Protección del

Patrimonio Mundial Cultural y Natural (llamada Convención del

Patrimonio Mundial) y la Convención de 2001 sobre la Protección

del Patrimonio Cultural Subacuático.

14. S. Dromgoole (2001) (dir. publ.), The Protection of theunderwater cultural heritage: national perspectives in light of theUNESCO Convention 2001, Leyde y Boston: Martinus Nijhoff.

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Por Ulrike Koschtial

Ulrike Koschtial es especialista adjunta del programa en la División de Museos y ObjetosCulturales de la UNESCO, encargada de la secretaría de la Convención de 2001. Jurista yautora de varias publicaciones sobre derecho de la propiedad intelectual, protección delpatrimonio cultural (en particular la Convención de 2001 de la UNESCO) y protección jurídicade diseños y modelos.

A inicios del año 2007, una empresa comercialextrajo, según sus propias declaraciones, 17toneladas de objetos de un pecio antiguo situadofrente a las costas europeas y las trasladó a laFlorida vanagloriándose de su hazaña.1 Los mediosde comunicación no tardaron en preguntarse:¿cómo se explica que una firma privada pueda, sinautorización, recuperar semejante cantidad deobjetos culturales –casi el equivalente de todo unmuseo– y proclamarlo abiertamente? ¿Acaso noestá prohibida la caza de tesoros en los sitiosarqueológicos?

Desafortunadamente, –y sin entrar en lacuestión de saber a quien pertenecen los objetosexportados– en lo que se refiere al patrimoniocultural subacuático, la respuesta casi siempre es“¡no!”.2 En realidad, todo depende de la ubicacióndel pecio: si se descubre en las aguas territorialesde un Estado, es la ley de este último la que seaplica, la cual protege –a menudo, pero nosiempre3– el sitio.

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

En cambio, si el pecio se encuentra en lasaguas internacionales, la situación es diferente. Enalta mar, los Estados solo pueden intervenir en suspropios navíos nacionales4, en ningún caso enbarcos que enarbolen banderas de otros Estados. Enesos casos, incluso cuando un sitio no se encuentrelejos de una costa, un cazador de tesoros solo estáobligado a acatar las leyes de su país.Lamentablemente, la mayoría de los Estados noprohíben la caza de tesoros en los sitiosarqueológicos sumergidos situados fuera de lasaguas territoriales. Si suponemos que el pecio antesmencionado fuera descubierto en las aguasinternacionales, como lo declaró la empresa

comercial, las perspectivas son entonces más biensombrías para la comunidad museística y elpúblico. El sitio al que se hace referencia no estabaprotegido. Por suerte, las cosas pueden cambiar.

La entrada en vigor de la Convención de laUNESCO sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático adoptada en 2001 permitiráque los Estados Partes puedan proteger esepatrimonio en cualquier lugar donde puedanhacerlo, y que puedan también cooperar. Más aún,este instrumento favorece el establecimiento denormas profesionales obligatorias y aplicables entodo el mundo.

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Un contexto específico

En un inicio, los trabajos sobre la Convención de20015 dieron lugar a agitados debates y a fuertescontroversias entre juristas, arqueólogos, expertosmilitares y cazadores de tesoros en su esfuerzopor influir en la redacción del texto. Al interésque presenta la explotación comercial de los sitiosarqueológicos subacuáticos se oponían laspreocupaciones de los investigadores y delpúblico. Además, el tema mismo de laConvención abordaba cuestiones jurídicas ypolíticas vinculadas principalmente al derechodel mar y a la defensa nacional, lo que alarmaba ala mayoría de los Estados que participaban en suelaboración.

Esas luchas y esos temores retrasaron laadopción y la ratificación del texto. En 2008, es decirsiete años más tarde, los problemas aún persistían,pero todo parece indicar que existe un mayor apoyo ala Convención. No es algo sorprendente: a pesar delas inquietudes que despierta, y teniendo en cuentalos deseos y las múltiples necesidades de los Estados,así como la complejidad del contexto jurídico, laConvención, tal y como fue adoptada por laConferencia General de la UNESCO en 2001, pareceser la mejor solución jurídica que se pueda prever porun largo período para garantizar la protección deesta forma de patrimonio cultural. La Convenciónfue concebida para armonizar la protección delpatrimonio subacuático con la del patrimonioterrestre, y para facilitar y reglamentar las

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modalidades de cooperación entre los Estados. Susdisposiciones no solo responden a esos dos objetivossino que abren la vía al desarrollo de la protección insitu y de museos especializados, así como a losavances de la arqueología subacuática.

La entrada en vigor de la Convención de2001 tuvo lugar el 2 de enero de 2009.6 Ha llegadopor lo tanto la hora de exponer sus grandes líneas yexplicar las razones por las cuales ocupa un lugarprivilegiado en el dispositivo de las convencionesinternacionales sobre la cultura.

Definición y objetivos

La Convención de 2001 de la UNESCO es un tratadointernacional concertado entre Estados, cuyo objetivoes proteger sitios arqueológicos subacuáticos.7 Por“patrimonio cultural subacuático” se entiende “todoslos rastros de existencia humana que tengan uncarácter cultural, histórico o arqueológico, que hayanestado bajo el agua, parcial o totalmente, de formaperiódica o continua, por lo menos durante 100 años”.8

No se considerará patrimonio cultural subacuático alos cables y tuberías tendidos en el fondo del mar ytodavía en uso. Tal definición constituye de por sí unaseñal importante para un gran número de Estados quese esfuerzan por mejorar la protección de supatrimonio subacuático, ya que se precisa muyclaramente que un objeto cultural o un sitioarqueológico sumergido debe ser considerado comoparte integrante de su medio, independientementesobre todo de su valor monetario. Eso pudiera parecerbanal para los arqueólogos terrestres, pero se trata enrealidad de un gran paso hacia adelante para elpatrimonio subacuático. Ello no quiere decir que hayaque explorar todos los pecios o prohibir cualquierinstalación portuaria en los alrededores de las zonas

en cuestión, sino que hay que considerar el sitiosumergido en su globalidad, ya sea para estudiarlo opara protegerlo.

El objetivo de la Convención es establecerune norma común para impedir el saqueo y ladestrucción de los sitios.9 Su acción estáencaminada a proteger el patrimonio culturalsubacuático, pero su objetivo no es ni reglamentarla propiedad de los pecios ni modificar los derechossoberanos de los Estados. En realidad, ¡hubiera sidomuy difícil tratar de imponer normas sobrecuestiones tan delicadas! En muchos casos yaresulta difícil identificar un pecio, sin hablar de supropietario ya que la forma en que se determinaquién posee algo y en qué condiciones varían pordemás considerablemente de un Estado a otro.Además, una convención de ese tipo no habría sidoel marco apropiado para abordar problemas tancomplejos como la modificación de los derechossoberanos en diferentes zonas marítimas. Hacerlosignificaría afectar los intereses de los Estados enmateria de economía y de defensa nacional. Porconsiguiente, la Convención de 2001 respeta elderecho del mar tal y como existe sin modificar lasdiferentes zonas marítimas o su definición.10

La Convención consta de un texto principaly de un Anexo. El primero enuncia principiosfundamentales de protección y propone un sistemadetallado de cooperación entre los Estados,mientras que el segundo enuncia normas prácticascomúnmente aceptadas, relativas al trabajo de losarqueólogos y a las actividades que se realizan enlos sitios arqueológicos subacuáticos.

En virtud de los principios fundamentalesen materia de protección enunciados en la

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Convención, los Estados Partes se comprometen apreservar el patrimonio cultural subacuático,consideran su preservación in situ como la opciónprioritaria y solo autorizan la recuperación cuandoexisten razones científicas que lo justifiquen o eninterés del público. Asimismo, se comprometen aprohibir la destrucción de dicho patrimonio porrazones comerciales al decidir que lasautorizaciones de actividades dirigidas a los sitiosdeban responder a normas arqueológicas. Por otraparte, la Convención alienta los Estados Partes aformar especialistas en arqueología subacuática yconservación, y a promover un acceso responsabledel público a ese patrimonio.

La Convención propone además unmecanismo detallado de cooperación entre Estados,a fin de suplir la ausencia de jurisdicción nacionalen algunas zonas marítimas, sin modificar por ellosus derechos soberanos.11 Los Estados Partesacuerdan prohibir a sus nacionales y a sus navíos elsaqueo del patrimonio cultural subacuático dondequiera que este se encuentre, y exigirles que lescomuniquen tanto sus actividades como loshallazgos que realicen. Dichos Estados deberánnotificar de ello a los demás Estados Partes. LosEstados interesados pueden entonces acordarcooperar para proteger un sitio: el Estado delpabellón12 establece las normas que deben respetarsus nacionales y sus navíos, y los otros Estadoscontribuyen, a través de un Estado coordinador13 ala aplicación de las medidas acordadas por ellos yconformes a la Convención. Ese sistema deberíahacer más eficaz cualquier acción que se emprendacontra la caza de tesoros en territorios situadosfuera de la jurisdicción nacional de un Estadoribereño, sin incrementar o disminuir por ello susderechos soberanos. Por supuesto, tal sistema de

declaración y de consulta requerirá ciertocompromiso por parte de las autoridadesnacionales, y la Convención dispone, muyacertadamente, que cada Estado Parte debefortalecer o crear los servicios competentes paraproteger el patrimonio subacuático y aplicar lareglamentación.14

El Anexo, por su parte, presenta “Normasrelativas a las actividades dirigidas al patrimoniocultural subacuático”, que hacen de la Convenciónde 2001 el principal instrumento internacional quefija normas profesionales referidas a la protección ya las excavaciones de los sitios.15 Estas treinta y seisnormas resumen los factores que se deben tomar enconsideración cuando se prepara una actividad asícomo los elementos que debe examinar unaautoridad nacional cuando deba autorizar talactividad. El texto incluye normas sobre la manerade concebir un proyecto de actividad, indicacionessobre la competencia y las calificaciones requeridasdel personal y, finalmente, normas de conservacióny de gestión de los sitios. Esas normasdesempeñarán efectivamente un papel primordialen el futuro en la medida en que definen unprocedimiento claro y práctico.16

La Convención y el desarrollo de los museos

Si bien la Convención reviste una importanciaevidente para la arqueología subacuática, en virtud delas normas aplicables a las actividades dirigidas a lossitios, también es fundamental para la presentacióndel patrimonio cultural subacuático al público.

En dos ocasiones17, señala la protección insitu –es decir la preservación del patrimoniocultural subacuático en su ubicación original–

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

como la solución prioritaria antes de autorizar o deemprender cualquier actividad con relación a este.

Esta preferencia otorgada a la preservaciónin situ se debe, esencialmente, a las leccionesextraídas de la recuperación de embarcaciones tangigantescas como el Vasa sueco o el Mary Roseinglés. Veinte años más tarde, la conservación deesos dos barcos sigue siendo fuente de inquietudes.El Mary Rose es incluso rociado de formapermanente con un fluido conservador destinado alavar la sal que corroe la madera de su casco. Elprecio que se debe pagar por esas operaciones deconservación es astronómico, en términos no solode dinero, sino también de horas de trabajo. En laactualidad, los pecios expuestos siguen costandocaro, incluso cuando se han convertido con eltiempo en vitrinas del patrimonio culturalsubacuático que atraen una ola de visitantes.

Teniendo en cuenta las limitacionesespaciales y financieras, será por lo tanto difícilrecuperar e instalar en los museos clásicos unnúmero importante de esos enormes cascos.18 De ahíel desarrollo, en muchos países, de visitas de sitiossubacuáticos destinadas a los buzos.19 Dado que lacomunidad de buzos es limitada, surgió la idea de“llevar el museo hasta los restos arqueológicos encaso de que estos no puedan ser llevados al museo”.Construir un museo bajo el agua permitiría preservarel contexto y la autenticidad histórica del sitio, quetienen mucho más valor que el propio objeto seco.Esta acción sería también una señal de respeto haciaese medio muy particular que es el fondo marino,fuente de fascinación y de admiración matizada detemor para el visitante. La mayoría de los sitiosarqueológicos subacuáticos son también escenariosde tragedia y poder visitarlos sería como rendir

tributo tanto al acontecimiento que allí tuvo lugarcomo a las personas que lo vivieron. La Convenciónde 2001 tomó por lo tanto partido al recomendar lapreservación de los sitios en su medio de origen. Seha visto a veces en ello erróneamente un rechazo alas recuperaciones y a los museos terrestres, pero esano es en absoluto la intención de la Convención: laprotección in situ no es sino una opción a consideraren prioridad. Sin embargo, como lo evidencian losdos proyectos de museos subacuáticos en fase depreparación –el museo Baiheliang20 de las TresGargantas, en China, y el museo subacuático de labahía de Alejandría21–, la preservación de un sitio ensu emplazamiento original será tal vez en el futurouna verdadera solución alternativa para aquellos queno practican el buceo.

1. El caso que nos ocupa se refiere al pecio conocido como BlackSwan, cuya identidad real (Nuestra Señora de las Mercedes) se

mantuvo en secreto durante mucho tiempo y que fue explotado por

la firma norteamericana Odyssey Marine Explorations en contra de

la voluntad del gobierno español.

2. La cuestión de saber si es conveniente devolver o no el cargamento

de un pecio a su legítimo propietario –por ejemplo el gobierno español–

no debe asociarse a la cuestión del control del sitio arqueológico. Hubo

devolución en dos casos similares, al ser reconocidos como propiedad

del gobierno español los pecios del Juno y del Galga.

3. Si bien la mayoría de los Estados exigen que se les solicite el

permiso de intervenir en sus aguas territoriales, algunos de ellos

autorizan operaciones comerciales de recuperación de antiguos

pecios a cambio de una comisión sobre las ganancias obtenidas.

4. Ver la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del

Mar, ratificada por 155 países. Si la jurisdicción de un Estado no se

aplica a un lugar determinado, ese Estado no puede impedir

ninguna actividad. La ”jurisdicción” (del latín juris, que significa “el

derecho”, y dicere, que significa “decir”) es el poder de tratar

cuestiones jurídicas y administrar la justicia en una esfera de

competencia precisa.

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5. La Convención fue adoptada el 2 de noviembre de 2001 en la

trigésima primera sesión de la Conferencia General de la UNESCO,

pero no por unanimidad; 87 Estados votaron a favor, 4 en contra, y

15 se abstuvieron.

6 Conforme a lo dispuesto en el artículo 27 de la Convención de

2001, esta entrará en vigor tres meses después de la fecha en que

haya sido depositado el vigésimo instrumento de ratificación

(respecto de los veinte Estados o territorios que la ratificaron).

Entrará en vigor para cualquier otro Estado o territorio tres meses

después de haberla ratificado. Para ver la lista de los Estados

Partes: http://www.unesco.org/culture/fr/underwater/convention.

7. Solo pueden ser partes en la Convención los Estados Miembros de

la UNESCO y algunos otros Estados y territorios independientes

(artículo 26). Aceptan algunas obligaciones y derechos unos con

respecto a los otros (inter partes). La Convención no se aplica a los

Estados que no la han ratificado. La ratificación es la declaración que

realiza un Estado a nivel internacional de su intención, a partir de ese

momento, de estar obligado mediante el instrumento jurídico en

cuestión.

8. Artículo 1 (a) de la Convención.

9. Las normas de la Convención son conformes y comparables a

las de otras convenciones de la UNESCO sobre el patrimonio

cultural terrestre, pero se aplican específicamente a los sitios

arqueológicos subacuáticos. La Convención solo formula un

mínimo de exigencias. Cada Estado Parte es libre de fijar normas

de protección aún más estrictas.

10. La Convención aborda en un solo momento tales aspectos y es

cuando reglamenta el derecho de los Estados ribereños de adoptar

medidas de protección cuando un sitio situado en su zona

económica exclusiva corre un peligro inmediato –es decir si se está

llevando a cabo un saqueo y no se dispone de tiempo para consultar

a otros Estados dispuestos a cooperar. No hacerlo habría privado

una parte de los océanos de todo tipo de protección. Los redactores

de la Convención de 2001 han tratado de que se respete al máximo

la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar

(UNCLOS), la que hace una breve alusión a la protección del

patrimonio cultural subacuático en sus artículos 149 y 303, sin

excluir sin embargo, en su artículo 303.4, que una convención

aborde con mayor especificad esta cuestión.

11. Cuando un Estado no posee jurisdicción sobre un sitio no puede

impedir las intrusiones y los saqueos. En el mar, un Estado dispone

solamente en general de una jurisdicción exclusiva para sus aguas

territoriales, de una jurisdicción limitada en la zona económica

exclusiva y la plataforma continental, y de una jurisdicción nacional

solo sobre sus propios barcos y nacionales en alta mar.

12. El Estado del pabellón es el Estado cuya bandera enarbola el

barco.

13. En el marco del sistema de cooperación entre Estados de la

Convención de 2001 (previsto para la zona económica exclusiva, la

plataforma continental y la Zona), un “Estado coordinador” autoriza

la actividad dirigida a los sitios, controla y reglamenta esas

autorizaciones en su calidad de representante de los otros Estados

Partes interesados.

14. Ver el artículo 22.1 de la Convención: “A fin de velar por la

correcta puesta en práctica de esta Convención, los Estados Partes

establecerán autoridades competentes o, en su caso, reforzarán

las ya existentes…”

15. La American Society for Historical Archeology (SHA) reunió en

2007 y 2008 declaraciones de apoyo de quince asociaciones que

agrupaban a profesionales especializados en la materia, entre ellas

el World Archeology Congress y el ICOMOS.

16. La UNESCO da en estos momentos los toques finales a un

manual donde se detalla la puesta en aplicación de esas normas.

17. Ver el artículo 2.5 de la Convención de 2001 y la Norma 1 de su

Anexo.

18. En China, el pecio del Nanhai 1 fue recuperado en diciembre de

2007. No será sacado del agua, como ocurrió con el Mary Rose y el

Vasa, sino expuesto en un acuario gigante.

19. Por ejemplo en Cesarea, en Israel, en Australia con el pecio del

Yongala, en los cayos de la Florida, en los Estados Unidos, o en

Croacia con los sitios protegidos por jaulas.

20. Baiheliang es un sitio arqueológico chino, hoy sepultado bajo

las aguas, de la presa de las Tres Gargantas. Allí se encuentran

algunas de las más antiguas inscripciones hidrológicas del mundo.

21. La UNESCO creó recientemente un Comité Científico Consultivo

Internacional encargado de formular criterios referentes al estudio de

factibilidad de un museo subacuático en la bahía de Alejandría, Egipto.

Restos arqueológicos de importancia yacen en el fondo de la bahía,

entre ellos el palacio de Cleopatra y el legendario faro de Alejandría.

El Comité fue creado a solicitud del Ministro egipcio de Cultura.

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

Por Gilson Rambelli

Gilson Rambelli dirige en la actualidad el Centro de Estudios de Arqueología Náutica ySubacuática (CEANS) de la Universidad de Campinas en Brasil. Es asimismo profesorinvitado del Departamento de Antropología de la Universidad Federal de Bahía einvestigador asociado para el Museo de Arqueología y Antropología de este centro dealtos estudios. De 2007 hasta la fecha (2009) ha ocupado la vicepresidencia de laSociedad Brasileña de Arqueología y es miembro del CIPCS (Comité Internacional delICOMOS para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático). Autor de variaspublicaciones en portugués sobre la protección del patrimonio cultural subacuático.

No resulta fácil para los especialistas en arqueologíasubacuática comprender porqué, en Brasil, elpatrimonio cultural subacuático depende de unmarco jurídico y conceptual diferente al delpatrimonio cultural terrestre. Para los arqueólogos,los sitios arqueológicos se definen en función de laexistencia de testimonios de actividades humanas,por la presencia, por consiguiente, de una culturamaterial, esté o no sumergida. Las diferenciasrelacionadas con el medio acuático no son talescomo para que la disciplina sea diferente;simplemente exigen que el arqueólogo domine lastécnicas de buceo autónomo y adapte sus métodos ytecnologías al trabajo en el terreno (Bass, 1966;Martin, 1980).

La consecuencia más grave de estetratamiento sui generis de las aguas brasileñas esque conduce a elecciones irreversibles con relación a

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los sitios arqueológicos sumergidos, en especial lossitios de naufragio, los más visitados y los másvulnerables, por consiguiente, a la depredación desubmarinistas amateurs, aventureros y cazadores derecuerdos y a los proyectos de empresas lanzadas ala caza de tesoros en busca de fortunas enterradas(Livro Amarelo, 2004).

En dicho contexto, el presente artículo sepropone abordar los complejos problemas queamenazan al patrimonio cultural subacuático enBrasil y dar a conocer aquello que han tratado dehacer desde hace años los arqueólogos brasileños,quienes aprendieron a bucear con el propósito deponer fin a esta dicotomía entre patrimoniotradicional y patrimonio subacuático. La punta delanza de esta acción es el reciente Centro deInvestigaciones y de Referencia en Arqueología yEtnografía Marina (ARCHEMAR, por sus siglas enportugués), creado en el seno del Museo deArqueología y Etnología de la Universidad Federalde Bahía (MAE/UFBA), cuya sede se halla enItaparica, en la isla del mismo nombre, en la Baía deTodos os Santos, estado de Bahía.El ARCHEMAR/MAE/UFBA ha asumido unimportante compromiso social. En asociación conla prefectura municipal de Itaparica, a través de laSecretaría de Turismo, ha lanzado un programa demusealización –real y virtual– de sitiosarqueológicos subacuáticos. Dicho programa seapoya en un proyecto de Mapa ArqueológicoSubacuático, inventario sistemático del patrimoniocultural subacuático de la Baía de Todos os Santos,que integra diversos campos del conocimiento, talescomo arqueología, historia, antropología,oceanografía, turismo, museología, cienciastecnológicas y buceo, y asocia políticas públicas,sostenibilidad y comunidades.

El patrimonio cultural subacuático en Brasil y susdiferentes percepciones

Del contexto histórico característico de Brasilsurgieron dos tradiciones antagónicas presentes yactivas en ese sector de la investigación: la de lacaza de tesoros, motivada por el afán de lucro

19. Ancla del siglo XVIII encontrada en el archipiélago de SãoPedro y São Paulo, al noreste de Brasil.

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

asociado a la comercialización del patrimoniocultural subacuático, que remonta a una tradiciónaventurera milenaria de rescates en el mar; y la de laarqueología subacuática científica, cuyo propósitoes ofrecer conocimientos sobre ese tipo depatrimonio cultural, cuyos principios son los de laarqueología y que hizo irrupción en los años 1960,cuando los arqueólogos comenzaron a bucear.

Brasil, lamentablemente, no siguió estemovimiento arqueológico internacional deiniciación a la arqueología subacuática; por elcontrario, fue víctima de este. La nueva concepciónde la arqueología orientada hacia la realización deinvestigaciones subacuáticas, que se impuso contoda celeridad en el mundo entero, excluía

cualquier iniciativa basada en la explotacióncomercial de este patrimonio, de forma tal quemuchos países cerraron sus puertas a los másfamosos cazadores de tesoros. Estos, al ver cómo seles prohibía practicar el buceo en su propio país,encontraron en Brasil, en los años 1960 y 1970, elterreno ideal para desarrollar sus actividades.

La presencia de cazadores de tesoros en ellitoral brasileño se explica a partir de diversosfactores. El primero está relacionado con laactividad de estos, la cual, aún en la actualidad, esrealizada, en la mayoría de los casos, porpersonalidades respetables que ejercen determinadainfluencia en las altas esferas del poder, como sonfinancieros y aristócratas, buenos

20. Representación parietal de una piragua en Ceridó, noreste de Brasil.

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oradores y excelentes cabilderos, quienes hansabido además rodearse de arqueólogos sinescrúpulos (Castro, 2005). El segundo factor quedebemos retener es el hecho de que Brasil seencontraba entonces en plena dictadura militar: envirtud de sus competencias en la esfera marítima,correspondía a la Marina Brasileña, instituciónmilitar sin ninguna tradición arqueológica,salvaguardar los sitios arqueológicos sumergidos yautorizar su explotación y no al Instituto delPatrimonio Histórico y Artístico Nacional (IPHAN)del Ministerio de Cultura, encargado de hecho de lasalvaguarda de los sitios arqueológicos brasileños(Rambelli, 2007).

En tercer lugar, los esfuerzos realizados enaquellos momentos por el IPHAN no bastaron parainvertir una tendencia que asimilaba la arqueologíasubacuática a la recuperación en el fondo del mar,por parte de buzos-exploradores, de objetosdestinados a nutrir las colecciones de los museos acambio de objetos para ser vendidos en subasta enel extranjero. Último punto, la arqueología brasileñase dedicaba entonces casi de manera exclusiva alestudio de sitios prehistóricos terrestres, cerrandode esta forma las puertas a la posibilidad,demostrada a escala internacional, de estudiarsistemáticamente sitios arqueológicos históricossumergidos, pasando por alto el proceso dedestrucción del patrimonio cultural subacuático ysin oponerle resistencia alguna (Rambelli, 2002;2006).

El discurso de la caza de tesoros, queevocaba aquellas cosas perdidas en el fondo del marque las empresas tendrían la misión de recuperarpara colocarlas en museos, funcionó como “canto desirenas”. Legitimó ante los ojos de la opinión públicael derecho de seudo arqueólogos a explorar,remuneración por medio, los sitios arqueológicos dediferentes naufragios en las aguas brasileñas.

Hubo un esfuerzo sin embargo que se opusoa esta depredación oficial y permanente delpatrimonio cultural subacuático, que autorizaba albuzo-explorador a conservar el 80% de las riquezasrecuperadas en los pecios: en 1976 y 1977, bajo ladirección del arqueólogo no buzo UlissesPernambucano de Mello Neto, se emprendieroninvestigaciones en el galeón portugués Sacramento,hundido en 1668 en Salvador de Bahía. Estainiciativa, que hubiera podido señalar la entrada deBrasil a este universo de investigación arqueológica

21. El arqueólogo en plena faena en Salvador de Bahía, Brasil.

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

y su ruptura con los modelos impuestos por la cazade tesoros, no recompensaría al arqueólogo por susesfuerzos. Por el contrario, el hecho de que nobuceara sería utilizado como argumento paraafirmar que las investigaciones arqueológicassubacuáticas podían prescindir de los arqueólogos(Rambelli, 2002).

Hubo que esperar hasta 1986, luego del finde la dictadura militar, para que se promulgara unaley federal (Ley No. 7.542 / 86) que, incluso sinprever aún la pertinencia de la investigaciónarqueológica subacuática sistemática realizada porlos arqueólogos, ni todos los tipos de sitiosarqueológicos subacuáticos, estipulara que todos lossitios de naufragio que dataran de más de un siglopertenecen a la Federación. De más está decir quedicho texto tuvo el efecto de una bomba para losaventureros que actuaban con toda libertad en ellitoral brasileño y fue combatido por un poderosogrupo de presión político hasta diciembre de 2000.

El 27 de diciembre de 2000 se adoptaba laLey Federal No. 10.166 / 00, que modificaba laanterior y que concedía valor mercantil a los bienesarqueológicos subacuáticos recuperados en pecios ysugería su comercialización a través de empresasnacionales e internacionales especializadas en lacaza de tesoros.

Curiosamente, esta nueva ley contradecía lalegislación en vigor sobre la protección delpatrimonio, así como la Constitución Federal de1988. Circunstancia agravante: ignoraba porcompleto los criterios científicos consagrados en elsiglo XX por la arqueología subacuática ypropuestos por la Convención de la UNESCO sobrela Protección del Patrimonio Cultural Subacuático

de 2001, colocando de esta forma a Brasil acontracorriente del resto del mundo.

De manera paralela, a partir de 1993, con elinicio de los trabajos de investigación emprendidosen la Universidad de São Paulo por el autor delpresente artículo, Brasil hacía irrupciónoficialmente en la escena internacional de laarqueología subacuática sistemática. Desdeentonces, la divergencia conceptual entre laarqueología brasileña y la arqueología subacuáticacomienza a disminuir.

En los últimos quince años, arqueólogos-buzos brasileños han realizado múltiples trabajostanto en Brasil como en el extranjero (la ayudainternacional resultó ser determinante para laformación de nuevos especialistas brasileños),relacionados con diferentes lugares, sitios, contextosy personas. Mucho se hizo y publicó. La creación deun primer organismo especializado, el Centro deEstudios de Arqueología Náutica y Subacuática(CEANS), en el Centro de Estudios Estratégicos de laUniversidad Estatal de Campinas (NEE/UNICAMP),que goza de prestigio a nivel internacional, es unejemplo de la influencia y del reconocimiento deeste trabajo en Brasil, al igual que la celebración decoloquios internacionales y la introducción de estaespecialidad en el programa de estudios de lasuniversidades brasileñas.

La creación del ARCHEMAR en el MAE /UFBA, en 2007, es un símbolo elocuente de eseprogreso a favor del patrimonio culturalsubacuático brasileño.1 Además de la formación deespecialistas en arqueología subacuática, náutica ymarítima, y la promoción de los intercambiosinternacionales entre estos especialistas, el centro

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garantiza programas de educación sobre elpatrimonio y de turismo cultural subacuático conel propósito de lograr la participación directa de lascomunidades en lo que respecta no solo a lainformación producida sino también a laformulación de políticas públicas de sostenibilidad,basadas en el empleo social del patrimonio culturalsubacuático. Este modelo puede ser aplicado a todoel país.

ARCHEMAR: en favor de una arqueologíasubacuática pública en Brasil

La arqueología subacuática es arqueología. La cazade tesoros no lo es. Estas dos verdades deben quedarmuy claras para el público, que debe saber que setrata de dos enfoques diferentes del patrimoniocultural subacuático para poder tomar posición yexpresarse sobre algo que le pertenece, ya que elpatrimonio cultural y los conocimientos a los quefacilita el acceso, como la arqueología, solo tienensentido si son públicos e interactúan con lascomunidades.

En el campo de la arqueología, esta nuevaposición, que hace del arqueólogo un actor social yque legitima la preocupación por la diversidadcultural, solo adquiere derecho de ciudadanía luegode 1986, fecha de creación del Congreso Mundial deArqueología que reúne a arqueólogos, especialistasde otra disciplinas y representantes de diferentessectores de la sociedad interesados en lasdimensiones sociales de la arqueología (Funari,2006a; 2006b). La creación del Congreso marca elsurgimiento de una nueva arista de la cienciaarqueológica: la arqueología pública, que sedesarrolla año tras año. De tal forma que hoy ya noes concebible que se lleven a cabo investigaciones

arqueológicas sin compromiso público, como si lossitios arqueológicos fueran propiedad intelectual delos investigadores (Funari, 1995; 2006a) o, en el casode los sitios subacuáticos, propiedad privada de lasempresas dedicadas a la caza de tesoros.

La Convención de la UNESCO de 2001reconoce y considera como algo fundamental estecompromiso público respecto de la investigación,así como la adopción de políticas públicas a favordel patrimonio cultural subacuático con el fin degarantizar su existencia para las generacionesfuturas. De esta forma, este instrumento estimula laintroducción en los proyectos de investigación,siempre que sea posible, de programas de educaciónsobre el patrimonio y de turismo subacuáticodestinados al público con la intención de valorizar,a través de la participación de este último, laimportancia de este patrimonio cultural para lahistoria de la humanidad.

El carácter internacional del patrimoniocultural subacuático reafirma esta dimensión: lossitios arqueológicos formados por los restos deembarcaciones que naufragaron, por ejemplo,pueden ser considerados patrimonio de lahumanidad. Todas las embarcaciones que surcabanlas superficies marítimas, al encuentro de otrastierras y de otros pueblos, se convertían en ciertaforma en “multiétnicas”, plurales y heterogéneas,esencialmente por sus tripulaciones y cargas; alhundirse, dejaron un testimonio de esta culturamaterial múltiple, de origen muy diverso,diseminada sobre los mares y océanos del planeta(Rambelli, 2007). La Baía de Todos os Santos, porejemplo, encierra huellas históricas de cientos denaufragios ocurridos en diferentes épocas y queimplican diversas nacionalidades, que interactúan

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

de manera directa con la diversidad culturalregional y nacional.

Para la arqueología, un pecio es un sistemacomplejo que presupone, a imagen de la propiasociedad, desigualdades, contradicciones yconflictos sociales. Cualquiera que sea la acepciónque demos de la palabra “embarcación”, términoque designa cualquier construcción destinada anavegar, o, en un sentido más amplio, expresiónhistórica de flujo de intercambios, estructura depoder, representación flotante de las relacionessociales, paisaje humano móvil o incluso símbolo deidentidades socio históricas regionales, nacionales ointernacionales (Rambelli, 2007, pp. 145–6),silenciar todo este potencial de producción deconocimientos por amor a los hermosos objetos queserán expuestos en un museo o vendidos resulta,como mínimo, superficial.

Por consiguiente, pensar el patrimoniocultural subacuático de Brasil en términos dearqueología subacuática, de arqueología pública,equivale a reflexionar sobre las correspondenciasentre los sitios arqueológicos sumergidos y losdiferentes componentes humanos de la sociedadbrasileña, al rehabilitar, por el uso social delpatrimonio y del discurso arqueológico, “las voces,los restos y los derechos de los autóctonos, de losnegros y de todos los excluidos de los enunciadosdominantes” (Funari, 2006a, p. 21). Esta es, sin dudaalguna, una de las formas de lograr que estepatrimonio sea importante para el público.

Este nuevo enfoque adoptado por elARCHEMAR supone, entre otros elementos, que enlos estudios realizados sobre el patrimonio culturalsubacuático, y en el caso específico de los pecios, la

vida cotidiana a bordo sea considerada desde laperspectiva de la cultura material y de su contextoarqueológico estudiado in situ, con el concurso de laetnografía marítima. Entonces podrán, sin dudaalguna, desvelar otras historias diferentes deaquellas recogidas en los cuadernos de bitácora porlos comandantes o los pasajeros letrados,representantes de la historia oficial, y acercar deesta forma al común de los mortales al patrimonioestudiado. El documento escrito debe serconsiderado como discurso (Funari, 2006a), nocomo verdad que ilustrarán objetos recuperados enel navío desaparecido para ser mostrados en losmuseos o adquiridos por los coleccionistas.

Según el arqueólogo brasileño Pedro PauloAbreu Funari, “el estudio de las clases subalternasse ha extendido considerablemente y las fuentesarqueológicas contribuyeron en gran medida a ellopor su carácter anónimo e involuntario” (Funari,2005, pp. 93–4). ¿Cuánto se ha perdido en lo que serefiere a la vida cotidiana de las tripulacionesiletradas de los navíos explotados por los cazadoresde tesoros? ¿O incluso en el caso de objetos de usocorriente que forzosamente fueron encontradospero desdeñados al carecer de atractivo estético?

Para esta arqueología subacuática pública,todo pecio es importante, ¡de la barca monóxila almoderno trasatlántico! Todos son consideradossistemas simbólicos complejos, cargados de sentidos yde significaciones (Rambelli, 2003), ya se trate de unacarabela, de un galeón o de un buque de guerra. Funariseñala que el arqueólogo “reintroduce en una sociedadviva artefactos de culturas pasadas” (Funari, 2003, p.34). Por consiguiente, las investigaciones debenpreocuparse por problemas más que por objetos, porpreguntas más que por tesoros.

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Los museos de sitios reales y virtuales comoherramientas de sensibilización

Estas preocupaciones sobre la protección y lagestión del patrimonio cultural subacuático, que seinspiran en la Convención de la UNESCO de 2001,al igual que la voluntad de la arqueología pública delograr que las personas se interesen más por elpatrimonio cultural subacuático y participen aúnmás en la producción de conocimientos conrelación a este, forman parte de los principios de lanueva arqueología subacuática brasileña.

El ARCHEMAR es consciente de laimportancia histórica que reviste para el estado deBahía el establecimiento de un inventario detalladodel patrimonio cultural subacuático presente en laBaía de Todos os Santos, segunda bahía del mundopor sus dimensiones, por medio de unlevantamiento arqueológico sistemático, de débilimpacto; así como de la importancia de desarrollary promover, a lo largo de esta documentaciónarqueológica, las actividades basadas en la toma deconciencia de las comunidades gracias a programasde educación patrimonial y de turismo culturalsubacuático, al autorizar la participación de buzosvoluntarios en los trabajos de terreno y la visitaguiada de sitios arqueológicos subacuáticos porparte de los turistas.

Estas iniciativas tienen como punto departida la necesidad de conocer el patrimoniocultural subacuático existente para poder adoptar, apartir de un enfoque integrado, medidas para suestudio arqueológico sistemático, su protección insitu y su divulgación, por medio de la producción yla difusión de informaciones que faciliten la

adopción de políticas públicas de gestión de todoese patrimonio.

Sabemos que más allá de la gananciaresultante de la venta clandestina de materialarqueológico, el menosprecio y la degradación delpatrimonio cultural subacuático, en particular de losrestos de los navíos que naufragaron en Brasil,obedecen en gran medida a la ignorancia, a ladesinformación y, ante todo, a la falta de identificaciónde los depredadores con los sitios arqueológicos quedestruyen. Por ello nos hemos involucrado en elproyecto de realización de un mapa arqueológicosubacuático, a semejanza de los proyectos de este tipoque asocian con éxito en diferentes países auniversidades, centros de investigación, buzosaficionados, pescadores y otros sectores de la sociedady que permiten conocer y dar a conocer esepatrimonio como legado común de todos, para todos.

La creación de museos de sitios sumergidosy su integración al turismo subacuático existenteabren el diálogo no solo con el turismo sino tambiéncon la museología contemporánea. Muchos paíseshan instaurado con éxito museos en sitiosarqueológicos subacuáticos. Según la museólogabrasileña Cristina Bruno, “la musealización de sitiosarqueológicos desempeña un papel mejor definido yamplía las zonas de articulación entre lainvestigación y la sociedad, en términos deinterfaces entre preservación y desarrollo local”(Bruno, 2005, p. 235).

Ahora bien, teniendo en cuenta que elbuceo se ha convertido en una distracciónrelativamente accesible y que buceamos todo el añopor placer en las aguas cálidas y transparentes de la

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¿PARA QUÉ SE NECESITA UNA CONVENCIÓN INTERNACIONAL?

Baía de Todos os Santos, ¿por qué no poner estepotencial, al igual que nuestro inventario, al serviciodel patrimonio cultural subacuático? De esta formase estimulan, a título de educación patrimonial yambiental, las visitas de sitios arqueológicossumergidos, acompañadas y supervisadas pormiembros de las comunidades, lo que constituyeuna forma de vincularlos a las investigaciones yhacerlos compartir la importancia de esepatrimonio cultural. La arqueología subacuáticapública posibilita la integración social y lasostenibilidad.

Es preciso señalar que Baía de Todos osSantos reúne y, de cierta manera, representamúltiples expresiones de la diversidad culturalmarítima brasileña. El ARCHEMAR se propone asítrabajar sobre este contexto etnográfico al tratarseen particular de métodos de pesca y técnicas deconstrucción naval tradicionales: todavía seconstruyen piraguas monóxilas y balsas de leños yalgunos astilleros siguen empleando técnicas delsiglo XVI para construir embarcaciones de madera.Junto a los museos “reales”, es decir la visita de sitiosarqueológicos sumergidos y comunidadesmarítimas, la otra innovación del ARCHEMAR hasido el museo “virtual”. Este proyecto pionero, quetrata de familiarizar a un público aún más amplio,en especial aquel formado por las personas que nopractican el buceo, con el patrimonio culturalsubacuático, pudo materializarse gracias a unaasociación con el Centro de Arquitectura deOrdenadores y Sistemas Operativos (ACSO) de laUniversidad Estatal de Bahía (UNEB), bajo lacoordinación del Dr. Josemar Rodrigues de Souza.

El edificio denominado solar do Rei, en laciudad de Itaparica, será sede del museo virtual del

ARCHEMAR. Sus salas acogerán las actividades devirtualización de los sitios arqueológicossumergidos estudiados en la Baía de Todos os Santosgracias a la técnica de la realidad aumentada.

Según Souza (2007), el empleo de estatécnica, que introduce objetos virtuales en un marcoreal, creando de esta forma un medio que sesuperpone a la realidad, facilita el análisis y lainteracción con este medio al mismo tiempoimaginario y real, permite explorar sus aspectoscognitivos y facilita la comprensión de lasinformaciones recopiladas y transmitidas por losarqueólogos. El público que visitará el museo deItaparica se sumergirá virtualmente en los sitiosarqueológicos bajo el agua, los visitará einteractuará con ellos.

De esta forma, los resultados de loslevantamientos arqueológicos, como sondelimitación de los sitios, realización deplanimetrías tridimensionales, captación deimágenes fotográficas y videográficas, contribuiránno solo a la producción de conocimientosarqueológicos sobre el patrimonio culturalsubacuático del estado de Bahía sino también a laconstrucción de este museo virtual. Dichasinformaciones sistematizadas permitirán a losvisitantes “bucear” en los sitios arqueológicos conayuda de espejuelos o cascos provistos de lentes quepueden al mismo tiempo recibir directamente laimagen real y proyectar imágenes virtualesadaptadas a ese marco real2 (Souza, 2007).

Consideraciones finales

La Convención de la UNESCO de 2001 esboza unanueva orientación, esencialmente ética, que refleja

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un consenso internacional a favor de un enfoqueresponsable del patrimonio cultural subacuático.Las investigaciones arqueológicas subacuáticasdeben en lo adelante ser llevadas a cabo de forma talque los arqueólogos extraigan de los sitiosestudiados una gran cantidad de conocimientos einformaciones y retiren el menor número posible demateriales con la perspectiva de otro compromisosocial hacia las generaciones futuras.

El ARCHEMAR/MAE/UFBA asume estecompromiso y pretende ser un modelo de gestión deeste tipo de patrimonio cultural aplicable a todoBrasil. Pues es urgente, como hemos señalado a lolargo del presente artículo, modificar nuestrocomportamiento respecto de este patrimonio.Estamos ante un problema público, que ya no puedeser más ignorado ni por la población ni por lasautoridades. Un proyecto de ley (PL 7.556 / 06) queespera ser aprobado por el Senado federal sepropone acabar con la caza de tesoros y acercar aBrasil a la Convención de la UNESCO. Una de lassoluciones es la que acabamos de presentar: alentarel uso social del patrimonio cultural subacuático ysu sostenibilidad en la medida en que ello impliquela participación y la implicación de la sociedad ensu diversidad, en que las poblaciones encuentrenafinidades con este patrimonio y con lasinvestigaciones arqueológicas realizadas y seidentifiquen con ellas y disfruten de los serviciosgarantizados a sitios turísticos, investigadores yturistas.

Cuando el patrimonio cultural se inscribeen la memoria de diferentes grupos, educa ysensibiliza sin que este vínculo de respeto deba serimpuesto por la ley, de arriba hacia abajo; lapreservación del patrimonio se hace entonces

necesaria e indispensable, y está por lo tantoasegurada. En ese sentido, es preciso reflexionarsobre la importancia de acercar la arqueología a lasociedad para exigir que las medidas adecuadasdeseadas sean adoptadas. Sin ello, el patrimoniocultural subacuático y la información que esteencierra desaparecerán para siempre, literalmenteante nuestros propios ojos.3

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1. El ARCHEMAR organizó en octubre de 2007 el “Simposio

internacional sobre arqueología marítima en las Américas:

implantaciones litorales, buques y navíos, puertos y zonas

portuarias” y la reunión del Comité Internacional del ICOMOS para

la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático (CIPCS).

2. Existen otros sistemas de realidad aumentada, clasificados

según el tipo de visualización, que recurren a la visión óptica o al

vídeo: visión óptica directa; visión directa por medio de vídeo; visión

por medio de vídeo con monitor; visión óptica por proyección

(Souza, 2007).

3. Agradezco por su cooperación a los responsables de la creación

del ARCHEMAR: Naomar Almeida (rector de la UFBA), Carlos

Caroso (director del MAE / UFBA), Cláudio Neves (prefecto de

Itaparica), Eliana Dumêt, Carlos Etchevarne, Fernando Massa;

Josemar Rodrigues de Souza; los compañeros de lucha por el

patrimonio cultural subacuático brasileño: Pedro Paulo Abreu

Funari, Paulo Bava de Camargo, Flávio Calippo, Leandro Duran,

Randal Fonseca, Glória Tega, Carlos Rios, Rodrigo Torres, Ricardo

Guimarães, Maria Cristina Mineiro Scatamacchia y Armando de

Senna Bittencourt, así como a la UNESCO, al ICOMOS-CIPCS, al

Departamento de Antropología de la UFBA y al NEE / UNICAMP.

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Por Francisco J. S. Alves

Francisco J. S. Alves es jefe de la División de Arqueología Marina y Subacuática delInstituto de Gestión del Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico (IGESPAR, Ministeriode Cultura) y profesor de arqueología de la Universidade Nova de Lisboa. Fue directordel Centro Nacional de Arqueología Marina y Subacuática (CNAS) del InstitutoPortugués de Arqueología y del Museo Nacional de Arqueología (Lisboa) y miembro delCIPCS (Comité Internacional del ICOMOS para la Protección del Patrimonio CulturalSubacuático). De 1998 a 2001 participó con la delegación portuguesa en las reunionesde expertos organizadas por la UNESCO sobre el proyecto de Convención de 2001 ycontribuyó en gran medida a que esta fuera ratificada por Portugal en 2006.

La creación de itinerarios arqueológicossubacuáticos en Portugal se inscribe en particularen los principios destacados por la Convención dela UNESCO aprobada en 2001 sobre la Proteccióndel Patrimonio Cultural Subacuático, como son laconservación in situ del patrimonio culturalsubacuático y su acceso permanente al público.1

Del disfrute público del patrimonio arqueológico

Hace algunos años, cuando visitaba el norte deEspaña, una feliz coincidencia me permitióparticipar en la inauguración del nuevo museo deAltamira.

El acontecimiento era muy esperado por dosmotivos. En primer lugar porque la célebre cueva,conocida en el mundo entero y que ofrecía algunosde los más admirables ejemplos del arte parietal delpaleolítico superior europeo, al igual que la deLascaux, debió ser cerrada muchos años antesdebido a la degradación irreversible,

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como resultado de la exposición intensiva alpúblico de motivos pictóricos que la habían hechofamosa. En segundo, porque esta nueva y espléndidainstalación cultural presentaba la réplica exacta dela cueva original, a escala natural. Respetabafielmente su topografía y sus volúmenes así comosus motivos pictóricos gracias a una tecnologíainnovadora de reproducción fotográficatridimensional suministrada por Kodak porconcepto de mecenazgo.

Este ejemplo ilustra el desafío que haconstituido siempre el disfrute público delpatrimonio arqueológico y plantea un caso límitecon relación al principio de durabilidad al cual debeforzosamente obedecer este disfrute. El respeto dedicho principio constituye un imperativodeontológico y social, el único que permitegarantizar un análisis adecuado del bien entérminos públicos y que presupone modalidadescomplementarias de “devolución interpretativa” enforma de discursos específicos, en especialhistóricos y científico-técnicos y, por consiguiente,una evaluación permanente de los peligros que seciernen sobre el patrimonio cultural en cuestión, asícomo de los medios para neutralizarlos con elpropósito de asegurar en la medida de lo posible sutransmisión a las generaciones futuras. Lo queexige, en definitiva, una gestión política y culturalcapaz de aprovechar todas las ventajas, así como detener en cuenta todos los inconvenientes, de lamasificación de un usufructo semejante.

Del disfrute público del patrimonio arqueológicosubacuático

El acceso del público al patrimonio culturalsubacuático se desarrolló de forma espontánea a

partir de mediados del siglo XX con la extensión dela escafandra autónoma. Esta innovacióntecnológica permitió a su vez el progreso de laarqueología subacuática y de su antítesis, la caza detesoros de antiguos navíos que habían naufragado.La primera es una variante de la arqueologíaejercida en otro medio físico y su objetivo, al igualque en tierra, es producir conocimientos. Lasegunda, por su parte, es una versión modernizadade una práctica marítima milenaria, la del antiguoderecho de salvamento encarnado en el mito de ElDorado y la búsqueda de tesoros hundidos, cuyopropósito final es la ganancia y, más recientemente,su mediatización por parte de la industria del cine yde las celebridades de los filmes de aventuras.

A pesar de esta nueva accesibilidad –reservada, es cierto, a un público aún muyrestringido– la idea comenzó a abrirse paso en lasesferas científicas y culturales autorizadas a extraerdel fondo de los mares los propios restos de losnavíos de antaño. El objetivo era estudiarlos,conservarlos y mostrarlos a un público mucho másamplio. La propia noción de valor del patrimonionáutico evolucionó con celeridad a partir deentonces.

De esta forma, mientras que en 1948Francia y el Reino Unido, de común acuerdo,hunden simbólicamente en medio del Canal de laMancha el Dugay-Trouin, navío de setenta y cuatrocañones tomado por los ingleses en Trafalgar, undecenio más tarde se lanza en Suecia el proyectopara recuperar bajo el agua al Vasa, desaparecido en1628. Esta experiencia conducirá a un proyectomonográfico de musealización que no soloplanteará retos inéditos en materia de conservaciónde materiales orgánicos extraídos de un medio

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acuático salino y desde un punto de vistamuseológico, sino que representará una apuestasorprendente y lograda en cuanto al acceso delpúblico a ese patrimonio (con 22 millones devisitantes en 2005).

Desde entonces, las experiencias no handejado de repetirse. A escala internacional tenemosla del “kogge” de Bremen, las embarcacionesvikingas de Skuldelev / Roskilde (Dinamarca), elKyrenia (Chipre) y el Mary Rose (Reino Unido), porsolo citar las más conocidas, así como pecios quedatan de la edad del bronce a la época medieval(Gelidonia, Yassi Ada y Serçe Limani, en particular),recuperados en aguas turcas y expuestos en laactualidad en el Museo del Castillo de losTemplarios en Bodrum.

De igual forma, a mediados del pasadosiglo, después de una fase inicial de saqueogeneralizado de los fondos marinos costeros, enparticular en las zonas de intenso tráfico marítimohistórico (con su correspondiente cuotaproporcional de naufragios), y de proliferación debuzos (en el noroeste del Mediterráneo y enFlorida en especial), somos testigos en los últimosdecenios del desarrollo mundial de la industria delbuceo aficionado, deportivo, de placer y de turismocultural. Dicha industria se concentra en loesencial en los sitios de naufragioscontemporáneos (wreck diving) y a su vez pone demanera automática en el orden del día elimperativo de la durabilidad como pivote de suética y pedagogía. Volveremos a analizar estefenómeno, y nos interesaremos en una primeraetapa en los vestigios “antiguos”, nociónpuramente utilitaria surgida de la definicióntemporal del patrimonio cultural subacuático

adoptada por la Convención de la UNESCO de2001.

Dicha Convención retoma dos principiosíntimamente relacionados ya consagrados por laarqueología “terrestre” contemporánea yenunciados por el Convenio Europeo sobre laProtección del Patrimonio Arqueológico (LaValletta, 1992), los de la conservación in situ y elacceso al público:

La conservación in situ será considerada la opciónprioritaria para proteger el patrimonio culturalsubacuático. En consecuencia, las actividades dirigidasal patrimonio cultural subacuático se autorizaránúnicamente si se realizan de una manera compatible consu protección y, a reserva de esa condición, podránautorizarse cuando constituyan una contribuciónsignificativa a la protección, el conocimiento o el realcede ese patrimonio. (Norma 1 del Anexo y Artículo 2,epígrafe 10).

Se fomentará el acceso del público al patrimoniocultural subacuático in situ, salvo en los casos en queéste sea incompatible con la protección y la gestión del

sitio. (Norma 7 del Anexo y Artículo 2, epígrafe 5).

En el último cuarto, y sobre todo a finalesdel siglo XX, se producen en prácticamentecualquier lugar del mundo experiencias prácticasde acceso in situ del público a restos delpatrimonio arqueológico subacuático segúndiferentes modalidades. Podríamos mencionar lasvisitas subacuáticas dirigidas de pecios situados enaguas interiores que dependen del Servicio deParques de los Estados Unidos de América y deCanadá, por ejemplo en la zona portuaria deLouisbourg, sitio de varios naufragios de navíosingleses y franceses en las aguas norteamericanasen el marco de diversos conflictos europeos de laépoca moderna.

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22. Jaula metálica en el sitio de Pag, Croacia.

En el contexto geográfico euro-mediterráneo, debemos mencionar la experienciapionera imaginada en los años 1980 por EdoardoRiccardi y Alessandro Fioravanti y puesta enpráctica en Punta Gavazzi, en plena reservanatural de la isla de Ustica, frente a las costas deSicilia. Se trataba de crear un itinerarioarqueológico subacuático que permitiera visitardiferentes vestigios de la antigüedad clásica, queincluía, entre otros, barras transversales de anclasde plomo y ánforas, unidos por un “hilo deAriadna” y acompañados de señales explicativasque ofrecían al buzo una visita impresionante,como si se tratara de un verdadero museosubmarino.

Iniciativas análogas se producen en elMediterráneo. De ellas citaremos –aunque existanmuchas otras– el parque arqueológico

subacuático de Sebastos, en el puerto de Cesarea,en Israel, creado en 1991, el de Baia, en Campania,en 1992, y recientemente el de Empuréis, enCataluña.2

La experiencia de Croacia3, más reciente yque abarca conjuntos coherentes e intactos (o casi)de pecios de la antigüedad, ofrece en este sentido unejemplo en extremo creativo e innovador. Tuve elgusto de apreciarla a título personal en 2006 alvisitar el sitio del “navío de las ánforas”, cerca decayo Supitar, en los alrededores de la ciudad deCavtat, al sur de Dubrovnik.

La visita de este sitio está sujeta a un dobley curioso dispositivo de control. El primero,riguroso pero poco burocrático y muy eficaz, estárelacionado con el personal de buceo: el monitordel club local, anexo al hotel Epidaurus, envía porfax a las autoridades marítimas los nombres ynúmeros de pasaporte de los visitantesinteresados. El otro dispositivo se encuentra bajo elagua. Se trata en este caso de una jaula cúbica sinbase, formada por paneles de 3 x 3 m, que cubretotalmente la zona de los vestigios y deja unespacio periférico suficiente (de alrededor de 2 ó 3m) para que los buzos puedan evolucionar conlibertad dentro de este. Los paneles de la jaulaestán hechos de barrotes de un grosor de ¾ depulgada y forman una malla de 20 cm. El acceso seproduce a través de dos paneles móviles situadosen el centro del panel superior, cerrados concandado a los lados y mantenidos en posiciónvertical mientras dura la visita por medio deglobos, al igual que la puerta de una trampa. Elsistema no es solo ingenioso, sino relativamentebarato. La visita, por su parte, es espectacular.

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Los itinerarios arqueológicos subacuáticosLos itinerarios arqueológicos subacuáticosLos itinerarios arqueológicos subacuáticosLos itinerarios arqueológicos subacuáticosLos itinerarios arqueológicos subacuáticosen Portugalen Portugalen Portugalen Portugalen Portugal

En Portugal se llevan a cabo tres iniciativas en loque respecta a acceso del público al patrimoniocultural subacuático en diferentes sitios denaufragio. El ritmo y las modalidades de gestiónvarían.

El “Itinerario Océan”De regreso de Ustica y consciente del potencialdidáctico y lúdico de un proyecto de estanaturaleza, decidí promover, en el marco de lasactividades del Museo Nacional de Arqueología,una experiencia semejante en el sitio del pecio delOcéan, navío almirante francés de ochenta cañones,perdido el 18 de agosto de 1759 al oeste de la ciudad

de Lagos, luego de un combate naval contra losingleses conocido como “Batalla de Lagos”, durantela Guerra de los Siete Años.

Los restos del Océan yacen a menos de 10 m deprofundidad, a 300 m de la playa de Salema enAlgarbe, provincia meridional de Portugal. El sitiofue descubierto en los años 1960 y la mayor parte dela artillería del navío, esencialmente de bronce, fuesaqueada de manera legal a comienzos del deceniosiguiente en virtud del derecho de salvamentomarítimo.

En 1981, cuando visité por primera vez el sitio, pudecomprobar que los restos cubrían una zona de másde 50 m, orientada de este a oeste paralelamente a laplaya. Incluían enormes anclas y diferentes cañones

23. Vista del itinerario arqueológico subacuático del Océan, navío almirante de 80 cañones perdido el 18 de agosto de 1759 en lacosta sur de Portugal, establecido por primera vez en 1993.

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de hierro de 18 libras, típicos del segundo puente deun navío de línea de esta categoría; el conjuntoformaba un cuadro potente y emocionante. ¡Quéexperiencia inolvidable bucear en este sitio, dondedirigí y organicé en 1984 la primera campaña dearqueología subacuática realizada en Portugal!

En 1993, el “Itinerario Océan” fue señalizadoen la superficie con ayuda de una boya de grantamaño, con una leyenda, fijada al anillo de lamayor de las tres anclas, convirtiéndose de estaforma en el “punto cero” de la visita. A partir de estepunto, el itinerario se materializa en el fondo concuerdas de color amarillo fluorescente que sirven de“hilo de Ariadna” para reunir todas las piezasimportantes, como si se tratara de una gigantescatela de araña. Nueve de ellas cuentan con leyendasinscritas en paneles de acrílico. De esta forma, losvestigios pueden ser comprendidos en su totalidaden una sola visita, incluso no dirigida.

En 2005, el sistema de señalización en lasuperficie fue sustituido por un mapa redactado enportugués e inglés, que era distribuido por losoperadores de buceo en Portugal y que indicaba lascoordenadas GPS del sitio. El sistema deseñalización subacuático también fue modificado alinstalarse cerca de cada una de las nueve piezas másrepresentativas un zócalo de hormigón quemuestra, atornillada sobre cada cara, una placa deacero inoxidable 316 con un texto en portugués y eninglés grabado con láser sobre un fondoiconográfico evocador.

Debemos señalar finalmente que gracias alas condiciones de preservación características delsitio, los buzos aficionados tienen libre acceso aeste itinerario, mientras que los buzos certificados

pueden vivir una experiencia en condiciones deseguridad ideales debido a la poca profundidad.

El “Itinerario Faro A”Un túmulo de forma oblonga fue descubierto demanera fortuita en 1996 cerca del cabo de Santa María,a una profundidad de aproximadamente 20 m. Eltúmulo, visible sobre el fondo arenoso, estaba formadopor vestigios de un navío rodeado de diferentescañones de hierro que remontan al siglo XVII.

Las misiones enviadas a continuación porel Centro Nacional de Arqueología Marina ySubacuática (CNANS) al sitio –bautizado Faro A–permitieron caracterizar la zona de los vestigios.Estos se reparten alrededor de un núcleo principaldando forma a un túmulo oblongo sobreelevadosobre un fondo plano de arena. Dicho túmulo, de 28m de largo y 6 de ancho aproximadamente,corresponde a un amontonamiento de concrecionesferruginosas sobre el cual y en cuyos alrededores sedistribuyen varias bocas de fuego que ofrecen unamplio espectro de dispersión alrededor del núcleoprincipal y sobre su eje.

24. Navío hundido y abandonado en la isla Fraser, Australia

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25. El Vasa, hundido en 1628 en el puerto de Estocolmo algunos instantes después de su lanzamiento inaugural. Fue recuperado en1961 luego de un decenio del proyecto pionero de musealización.

Las observaciones y estudios detalladosllevados a cabo o en curso han arrojado resultadosmuy curiosos, sobre todo con el descubrimiento y larecuperación de un conjunto de platos de estaño yde un horno de pipa de caolín. Los primeros, biendatados desde el punto de vista de la tipología,llevaban marcas de la célebre familia Edgecumbede Cornualles, muy bien datadas a su vez, y latipología del segundo también estaba muy biencaracterizada. Estos dos descubrimientosautorizaban legítimamente a datar los vestigios deFaro A como pertenecientes al último cuarto delsiglo XVII.

Las investigaciones históricas emprendidasen aquel momento llevaron a suponer que se tratabade uno de los navíos –tal vez ingleses– de la famosaescuadra anglo-holandesa de más de una centenade navíos conocida con el nombre de “convoy de

Esmirna”, algunos de cuyos elementos se hundieroncerca de la costa de Algarbe durante el ataque deuna escuadra francesa.

Teniendo en cuenta la estabilidad relativadel sitio y la falta de objetos visibles como no sean laartillería y las piezas recuperadas ya mencionadas,así como con el propósito de desalentar posiblesintrusiones que resultarían nefastas, se decidiódedicar el sitio a las visitas dirigidas con equipo debuceo. El sitio fue colocado por consiguiente bajoestrecha vigilancia por parte de las autoridadesmarítimas y aduanales y cada visita debe sersolicitada con antelación a dichas autoridades porparte de los operadores de buceo certificados en laesfera del patrimonio cultural subacuático, cuyosmonitores reciben una formación reconocida anivel mundial establecida por la NAS (NauticalArcheological Society) del Reino Unido.

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Dadas las características del sitio, en especial suprofundidad, la falta frecuente de visibilidad y lascorrientes, incluso moderadas, la forma de gestióndidáctica aplicada resulta ideal; sin embargo, no sedirige a buzos debutantes.

El “Itinerario del Pedro Nunes (antiguoThermopylae)”Bernard Waymouth y Walter Wood diseñaron yconstruyeron en 1868 para la compañía AberdeenLine un clíper de 948 toneladas de estructuracompuesta (con costado de madera y cuaderna dehierro) que recibió el nombre de Thermopylae.

El tipo de construcción y la forma del cascotrataban de asociar la capacidad de carga y lavelocidad, esencial para realizar el largo viaje de laRuta del Té entre China e Inglaterra. El velero eragemelo del célebre Cutty Sark, amarrado y expuestoen la actualidad en Greenwich.4

La llegada de los barcos de vapor y laapertura del canal de Suez, un año después de suconstrucción, relegaron al Thermopylae a las rutascomerciales del Pacífico, a Canadá y más tarde aAustralia. En 1896 es vendido a la Marina de GuerraPortuguesa, rebautizado como Pedro Nunes yconvertido en buque-escuela.

Luego de quitarle el mástil, fue utilizadocomo pontón. Posteriormente se ordena destruirlo.El buque fue torpedeado y hundido el 13 de octubrede 1907 con motivo de un ejercicio naval durante unfestival marítimo en la bahía de Cascais, más allá dela desembocadura del Tajo, en presencia de lafamilia real.

Durante los últimos decenios, la historia delPedro Nunes, antiguo Thermopylae, ha suscitado un

creciente interés mientras que se desarrollaba elbuceo en Portugal; como desde hacía mucho tiempolos restos del navío eran invisibles la historia seconvirtió en mito. En 2002, una misión del CNANS,con la colaboración de los Estados Unidos deAmérica y de Noruega, localizó el pecio con ayudade un sonar de barrido lateral y después por mediodel buceo. Sujetos a las frecuentes acciones de laarena, los restos visibles, situados a una treintena demetros de profundidad, ocupaban una zona dealrededor de 70 x 30 m, y se veían muy dañados. Lastablas de los costados de madera estaban separadasde la cuaderna de hierro.

La modalidad de gestión y de acceso al sitiodel Pedro Nunes es idéntica a la de Faro A, perodebido a su mayor profundidad y a la falta devisibilidad se recomienda su visita a los buzosexperimentados.

El buceo en pecios a grandes profundidades

Es preciso mencionar la experiencia de Australia enla esfera de la gestión del patrimonio culturalsubacuático, cuya excelencia es reconocida en elmundo entero tanto en materia de investigacióncomo de conservación (en laboratorio e in situ) yacceso al público. La promoción del acceso delpúblico a este patrimonio, y en especial al de laépoca industrial, fue favorecida en gran medida porel desarrollo precursor de lo que se convertiría aescala planetaria en una verdadera industria delturismo cultural, el buceo en pecios modernos(wreck diving).

Aquello que en Europa en particular eraconsiderado desechos industriales y chatarra dalugar en Australia al auge de un curioso turismocultural centrado en los navíos que naufragaron y

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fueron abandonados. Este ejemplo demuestra cómola naturaleza y el tiempo, la inteligencia y lasensibilidad, en función de estos vestigios, puedeconvertirlos en verdaderos monumentos a lanaturaleza y a la historia que merecen toda nuestraatención y curiosidad.

Por ello, todas las iniciativas mencionadasrevisten la mayor importancia para que se tomeconciencia de la importancia del patrimoniocultural subacuático y de la necesidad de no dejarnunca de defenderlo, estudiarlo y darlo a conocer alpúblico en general.

No hace mucho en Brasil leí un anunciomuy curioso en una revista de actividadessubacuáticas: un operador ofrecía un premio albuzo que realizara el mejor dibujo de unaembarcación hundida y visitada con frecuencia.Prueba de que en todos los continentes, la visita delos pecios recientes se semeja cada vez más, en loque a normas éticas y metodológicas se refiere, auna arqueología que se practica bajo el agua. Debíatender inexorablemente a encontrar la verdadera yúnica dimensión del patrimonio culturalsubacuático: la que incluya todo resto humano,independientemente de su datación (sin que porello deje de existir la ambigüedad del concepto de“desecho”…).

Recientemente, a propósito del Libro Verdeeuropeo Vers une politique maritime de l’Union(Hacia una política marítima de la Unión),recordaba que el turista buzo busca restospreservados de navío y no vestigios destruidos porcompleto por el saqueo y que tenderá, porconsiguiente, a buscar sitios en los cuales puedasatisfacer su curiosidad. No es por lo tanto

sorprendente que todas las empresas, escuelas yasociaciones de buceo, en particular las másimportantes de Europa y del mundo, como laConfederación Mundial de ActividadesSubacuáticas (CMAS) y la Professional Associationof Diving Instructors (PADI), figuren hoy entre losdefensores más fervientes de la Convención de laUNESCO. De esta forma, en un afiche de estaConvención en Hong Kong, un representante de laPADI-Orient (ocho millones de buzos afiliados)ofrecía una de las más extraordinariaspresentaciones que se hayan hecho sobre el buceoen pecios, transformándose con vehemencia enabogado de la Convención. La lección es clara: estaindustria en enorme expansión necesita que lacomunidad internacional tome conciencia de queen cualquier lugar del mundo salvaguardar elpatrimonio cultural subacuático constituye unatarea imperativa y urgente.

Robert Grenier, responsable delDepartamento de Arqueología Subacuática delServicio de Parques de Canadá, cita siempre en estesentido el ejemplo de Louisbourg, una ciudad cuyosalrededores fueron marco, tanto en las aguasinteriores como en alta mar, de algunos de los másimportantes y trágicos conflictos de la era moderna:

Fuera del puerto, allí donde había reinado la ley delsalvamento marítimo, ya nadie quiere bucear, porquetodo ha sido saqueado y un desierto no atrae a los buzos;en cambio, en la temporada alta, todos los díasdesembarcan en proveniencia del mundo entero turistasdispuestos a bucear para visitar los famosos restossumergidos pero intactos de los orígenes del nuevomundo europeo, situados dentro del puerto, donde elParque ha siempre recurrido a una gestión científica,patrimonial y turística sostenible.

E insiste: “Dentro del puerto, fuera de este yanadie quiere bucear”.

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Conclusiones

Digamos para concluir que la Convención de laUNESCO de 2001 sobre la Protección delPatrimonio Cultural Subacuático constituye, portodas estas iniciativas, una referencia internacional.Pero dicha Convención también es una autoridaden otros planos, sobre todo en el de la ética y enmuchos otros presupuestos, científicos, técnicos ymetodológicos de la (ya menos) “joven disciplina” dela arqueología subacuática. Sobre todo en lostiempos actuales en lo que respecta a dos aspectoscruciales del mundo contemporáneo: el desarrolloeconómico sostenible teniendo en cuenta suimpacto en la salvaguarda del propio objeto de lasactividades marítimas turísticas relacionadas con elbuceo en pecios; y la cooperación internacional, queimplica ir más allá de los prejuicios que nutren elfalaz conflicto de intereses entre “Estados ribereños”y “Estados del pabellón”. Pues, en realidad, el temacentral de la Convención es la salvaguarda delpatrimonio cultural subacuático y su usufructouniversal como patrimonio científico y cultural dela humanidad –su memoria– y como modelo derecurso no renovable, y no el de su posesión.

1. Este tema, con algunas modificaciones, fue el desarrollado por

el autor en el marco del curso internacional de arqueología

marítima mediterránea organizado en noviembre de 2007 en la

Universidad de Barcelona.

2. Ver el artículo de Barbara, Davidde (2005), “Methods and

strategies for the conservation and museum display in situ of

underwater cultural heritage”, Archaeologia MarítimaMediterrânea 1, pp. 137–50, Pisa / Roma: Istituti Editoriali e

Poligrafici Internazionali.

3. Ver en este mismo número el artículo de Jasen Mesic.

4. El 21 de mayo de 2007, el Cutty Sark, cerrado al público para ser

restaurado se incendió. Felizmente, la mayoría de los elementos

que debían ser restaurados habían sido desmantelados y

almacenados en un lugar protegido. Un informe sobre dicho

incendio fue publicado en el verano de 2008 y se examinaron varios

proyectos de reconstitución del navío.

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Secretario de Estado del Ministerio de Cultura de la República de Croacia, Jasen Mesicformó parte de la delegación de su país a las cuatro reuniones de expertos relativas alproyecto de Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Miembrodel CIPCS (Comité Internacional del ICOMOS para la Protección del Patrimonio CulturalSubacuático), ha estado comprometido, desde los años 1990, con la protección delpatrimonio cultural subacuático de la costa adriática que bordea a Croacia o con lalegislación correspondiente. Gracias a su apoyo se creó en Zadar en 2007 el CentroInternacional de Arqueología Submarina para beneficio de los países europeos y de lasregiones mediterráneas.

El Mediterráneo ha servido siempre de puente entrelas civilizaciones que se desarrollaban a lo largo desus costas. Los contactos y las influencias culturalesdieron lugar a la creación de lo que se ha dado enllamar el “círculo cultural mediterráneo”. Dandoejemplo de una dinámica milenaria de viajesmarítimos, de intercambios comerciales y deacontecimientos históricos y políticos, de formastradicionales de embarcaciones, así como delequipamiento de los barcos y de los equipos depesca, e incluso de la antigua lengua universal de lospescadores (la lingua franca), siempre viva en ellenguaje cotidiano de los marinos, el patrimoniosubacuático, considerado en su globalidad,representa una parte esencial del patrimoniomediterráneo. Un medio climático, natural y vegetalúnico y un modo de vida similar a orillas del marhacen que esta coherencia cultural sea aún másevidente. La uniformidad cultural fueparticularmente marcada durante los períodos enlos cuales vastas comarcas de la cuencamediterránea recibían una influencia política

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particular, como es el caso de la colonización griegao de la dominación romana.

La necesidad de un enfoque concertado

El patrimonio cultural del Mediterráneo es muyhomogéneo en lo que se refiere a sus épocas deorigen y a su distribución. Podemos por lo tantosuponer que su preservación, perpetuación ygestión pueden garantizarse de forma idéntica osimilar siempre que las políticas culturales esténbien definidas.

La preservación del patrimonio culturalsubacuático fomenta desde hace algunas décadas eldebate entre los arqueólogos. Desafortunadamente,se debe reconocer que la mayoría de los temas dediscusión tienen que ver con su destrucción y sudeterioro, su abandono o su explotación económica.¿A qué se debe que los especialistas estén siemprerezagados respecto de las demás fuerzas sociales?¿Por qué los encargados de adoptar decisionesignoran siempre determinados argumentos?Resulta fácil demostrar la importancia de un sitiodado a los colegas en el marco de una conferencia,pero hacerlo frente a los pescadores, los buzos o losrepresentantes de empresas y administraciones esalgo muy diferente. A menudo se enfatiza lanecesidad de sensibilizar al público en cuanto a lapreservación del patrimonio subacuático y eldesarrollo sostenible en el plano ambiental, pero sehace sentir la ausencia de un modelo claramentedefinido que pueda apoyar la noción de desarrollosostenible y hacer que la población tome una mayorconciencia sobre su patrimonio.

En diversos artículos engendrados por la olade euforia que desató la adopción por la UNESCO de

la Convención sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático de 2001 se hizo alusión a unabuena parte de los riesgos que se ciernen sobre lapreservación del patrimonio subacuático. Esosriesgos han sido subrayados en particular por elarqueólogo canadiense R. Grenier, presidente delCIPCS, el Comité internacional del ICOMOS para laProtección del Patrimonio Cultural Subacuático.Defensor de la Convención desde hace muchos años,Grenier ha planteado en muchas ocasiones lacuestión de la preservación de los sitios subacuáticosy de las amenazas que pesan sobre ellos.

Variedad e importancia de los sitios

El mar Adriático constituye la intrusión másseptentrional del Mediterráneo en el continenteeuropeo. Algunos de los sitios arqueológicospresentes a lo largo de sus costas puedenremontarse a 7 000 años a.C. En los siglos III y IVa.C. existían asentamientos y colonias de la granGrecia en cierto número de islas del Adriático, comoson Issa (Vis), Korkyra Melania (Korula) y Pharus(Hvar). La opulencia del reino romano es visible enmuchas grandes ciudades como Pola (Pula), Aenona(Nin), Jader (Zadar), Scardona (Skradin),Epidaurum (Cavtat), Salona (Solin), etc.

El desarrollo de las ciudades fue seguidopor un fuerte incremento del tráfico, del comercio yde las comunicaciones marítimas. Miles de islashacen casi ideal la costa oriental del Adriático queactualmente forma parte de la República deCroacia. Caletas, playas, bahías protegidas y puntosde abastecimiento separados por algunoskilómetros son fácilmente accesibles a todo lo largode la costa. Sin embargo, peligrosos vientos delnorte, como el bura, y acantilados abruptos han

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dejado a su paso numerosas víctimas. Un ejemplode ello es que más de 300 pecios de la antigüedadhan sido registrados en las aguas croatas. Gracias aun ánfora corintia de tipo B, el más antiguo hastanuestros días fue situado en el siglo IV/V a.C.

Mayor acceso y desarrollo de la protección

Al igual que en otros países mediterráneos, losinicios del buceo en Croacia están estrechamentevinculados con la recogida de esponjas y corales. Elbuceo individual y deportivo tuvo un gran auge afinales de los años 1960 y a inicios de los años 1970.En ese entonces Croacia aún formaba parte de laYugoslavia socialista, régimen que impedía lacreación de clubes privados de buceo. Los turistasextranjeros no estaban autorizados a bucear ennumerosas zonas del Adriático y necesitaban unpermiso especial para practicar este deporte enotras zonas.

Fue en esta época, en 1967, cuando seadoptaron las primeras medidas sistemáticas afavor de la preservación del patrimoniosubacuático. La ley sobre la protección y lapreservación del patrimonio cultural, puesta envigor ese mismo año, constituye el instrumentojurídico fundamental. Esas medidas eran laexpresión de la reacción de los museos locales alsaqueo del patrimonio cultural subacuático que nocesaba de expandirse. Grupos de trabajo fueroncreados por instituciones establecidas a lo largo dela costa. En la década de 1970, la Oficina de laRepública de Croacia para la Protección de losMonumentos comenzó a coordinar las actividadesde los grupos de trabajo. Los grupos desaparecieronprogresivamente durante la década siguiente y susexpedientes fueron retomados por la Oficina. Solo

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dichas instituciones tenían la posibilidad de llevara cabo importantes excavaciones arqueológicassubacuáticas. La reorganización de los servicioscompetentes en los años 1990 dio lugar a la creacióndel Departamento de Protección del PatrimonioArqueológico, adscrito a la administraciónencargada de la protección del patrimonio culturalen el Ministerio de Cultura. Al desarrollar susrecursos humanos, ese departamento se convirtióen la más importante institución especializada enarqueología subacuática de Croacia. En 2004, fuetransferido al Instituto Croata de Restauración, alcual está aún adscrito. Asimismo, se debe señalarque el Museo arqueológico de Zadar posee unDepartamento de Arqueología Subacuática, y que laarqueología subacuática se introdujo en el programade estudios de la Facultad de Filosofía como

especialidad del tercer ciclo universitario. Un grannúmero de jóvenes arqueólogos formados en elbuceo trabaja en los servicios locales deconservación del Ministerio de Cultura.

Desde que accedió a su independencia enlos años 1990, Croacia recibe un número cada vezmayor de buzos y turistas. Debido a que la mayoríade ellos no eran plenamente conscientes del valordel patrimonio cultural, ánforas y objetos similaresfueron extraídos como souvenirs. La difícilsituación económica en los años 90 obligó a losbuzos locales de las islas a vender objetos halladosbajo el agua para de esta forma disponer de ingresosadicionales ymejorar sus condiciones de vida. Sinembargo, esas actividades nunca fueron practicadasa gran escala debido al sistema de protección, en

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virtud del cual todos los hallazgos arqueológicosson propiedad del Estado. Dicho sistema fueretomado en la Ley sobre la Protección y laPreservación de Bienes Culturales adoptada en1999. Los levantamientos y las excavacionesarqueológicas subacuáticas también se rigen por laReglamentación sobre las actividades subacuáticas,la Reglamentación sobre los requisitos que exige laexploración arqueológica de los artefactos presentesen los fondos o en el subsuelo de las aguas interioresy del mar territorial de la República de Croacia, queson protegidos como bienes culturales, y laReglamentación sobre al Registro de bienesculturales de la República de Croacia. Lainvestigación arqueológica se rige por laReglamentación sobre la investigaciónarqueológica, promulgada en 2005. Croaciatambién ratificó el Convenio Europeo de 1992(revisado) sobre la Protección y la Preservación delPatrimonio Arqueológico. La etapa siguienteconsistía lógicamente en adoptar la Convención dela UNESCO sobre la Protección del PatrimonioCultural Subacuático: no es por lo tantosorprendente que Croacia haya sido el tercer país enratificarla. El hecho de que el Parlamento croata nohaya exigido cambios o ajustes más profundoscontribuyó quizás a acelerar las cosas. La noción deriesgo en materia de preservación del patrimoniocultural y la amenaza de las catástrofes naturales yde actividades humanas como la caza de tesoros yla recuperación de los pecios afectan a todo elMediterráneo. Sin embargo, cada país, cada regióntiene sus especificidades y Croacia y la costaoriental del Adriático no son la excepción. Losmodos de preservación y de desarrollo sostenible,así como los problemas actuales y los desafíos delfuturo, están estrechamente vinculados a lasituación actual de la parte croata del Adriático,

pero también podemos encontrar orientacionesposibles en el marco de una concepción general dela preservación del patrimonio culturalsubacuático.

Aplicación de la protección y medios de lapreservación in situ

Por muy hermoso o excepcional que sea, siempreque se descubre un sitio arqueológico subacuáticointacto los arqueólogos se ven enfrentados a variosdilemas. No intervenir en lo absoluto en el sitio, perosolo será cuestión de tiempo antes de que el lugarsea saqueado y destruido. Por otra parte, lasexcavaciones arqueológicas son seguidas en generalpor un tratamiento de conservación a gran escalade todos los objetos encontrados –en particular paraeliminar la sal–, de reconstrucción de algunos deellos y de almacenamiento. Ahora bien, los museoscroatas de la costa, dadas sus limitadas capacidades,no están en condiciones de responder a talesexigencias. Por otra parte, no les entusiasma muchola idea de exponer cantidades de objetosarqueológicos uniformes, en general ánforas,abundantes en la región. La investigaciónsimultánea de todos los sitios subacuáticos esimposible ya que los fondos solo permiteninvestigaciones en tres o cuatro sitios al año.Inventariar todos los sitios y definir zonasprotegidas donde el buceo esté limitado contribuyea controlar las visitas y a conservar un registro deestas, pero no garantiza la protección in situ. Apesar de los esfuerzos realizados por la policía paramantener en secreto la ubicación de los sitios yefectuar patrullajes discretos y frecuentes, lasdepredaciones son difíciles de evitar. Lapreservación in situ de los sitios se ha impuesto porlo tanto como una solución lógica.

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Fue así que se llegó a la conclusión de quelos sitios debían contar con una protección física. Secontemplaron varias opciones a partir de lahipótesis de trabajo de que era necesario impedirque los visitantes-buzos fortuitos provocaran daños.Debemos señalar la importancia que reviste elcambio de la condición jurídica del intrusopotencial como resultado de la instalación de undispositivo de protección material del sitio: ladestrucción de este dispositivo para apoderarse deun ánfora es considerada en todos los casos comoun robo, es decir como un delito.

La protección física debe satisfacer variosrequisitos: se supone que no sea intrusiva (es decirque no provoque ningún daño al sitio) y que puedaser retirada si fuera necesario, sin descartar nuncala posibilidad de futuras excavacionesarqueológicas. Además, su instalación también debeser lo más sencilla y económica posible. El enrejadoa partir de varillas de acero nervurado, de 6 mm dediámetro, y mallas de aproximadamente 30 x 30cm, ha dado los mejores resultados. Se fijan bloquesde 80 kg en los extremos de la construcción y secolocan alrededor cuñas de forma uniforme paraimpedir que se muevan. Se instalan varios calces defijación a la roca. El costo de una estructurasemejante para cubrir una superficie de 200 metroscuadrados es del orden de los 8 000 euros.

Ejemplo de una jaula de protección

La mayor jaula instalada en el Adriático hasta elmomento se encuentra en un sitio descubierto porbuzos locales a la altura de las costas de la ciudadde Cavtat. Un barco que transportaba una carga de650 ánforas, en su mayoría de África septentrional yvisibles en la capa superficial, se hundió allí a una

profundidad de 30 metros. Los sondeos efectuados amodo de ensayo revelaron que cerca de 1 200ánforas se encontraban repartidas en al menos dosniveles. El sitio, que cubre una superficie de 240metros cuadrados, fue inventariado el mismo año deforma detallada, y sus ánforas fueron llevadas aescala real sobre una película plástica utilizandopara ello planchas de plexiglás. Los sondeosrevelaron que un pecio del siglo IV yacía bajo lasánforas. Se emplearon varias planchas compuestasde varillas de acero nervurado soldadas entre sípara construir una jaula protectora. En los lateralesse utilizaron perfiles Z. La parte superior fuecolocada 2 metros por encima de las ánforas. Dadoque la estructura debía cubrir una gran superficie,se construyeron varios pilares y se colocaronbloques de hormigón en los extremos de las parteslaterales para lastrarlas e impedir que el conjunto semoviera. El ancho de las mallas de acero permiteadmirar las ánforas y el crecimiento de la floramarina no obstaculiza la visión. La jaula cuenta conuna trampa que se puede abrir en caso de que unbuzo necesitara penetrar en su interior.

Gracias a las informaciones suministradaspor los buzos en mayo de 2004 se pudo localizar unsitio subacuático intacto cerca de la costa de la islade Pag. Se tomaron medidas de emergencia paraprotegerlo y luego se llevó a cabo un examendetallado del lugar, sondeos de ensayo a pequeñaescala y se instaló un dispositivo de protecciónfísica. Un pecio muy visible, cargado de ánforas quedatan del siglo I a.C., yacía en el fondo marino, a unaprofundidad que oscilaba entre 24 y 30 metros, enun lugar donde el suelo rocoso da paso a la arena.Más de un centenar de ánforas, enteras oligeramente dañadas, formaban un amasijo de undiámetro de 8 metros y una altura de hasta 2

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metros. Al lado se encontraron restos de burdasvasijas de barro de uso cotidiano provenientes delpañol del barco, así como dos cañas de anclasantiguas de plomo. Eso confirmaba que se tratabade un naufragio y no simplemente de una parte delcargamento que habría podido ser arrojado por laborda. La representatividad del sitio y el desarrollode materia orgánica viva sobre las ánforas, cuyaeliminación habría provocado daños irreparables,bastaban para justificar la protección física delpecio mediante una jaula metálica. Se tomó unaparte de los hallazgos para exponerlos en el museode la ciudad de Novalja. El resto de las ánforas, unpedazo de muela y las dos cañas de anclas de plomofueron dejadas en el agua y recubiertas por unajaula de acero especial de 12 m de largo, 10 m deancho y de 2 a 4 m de alto, construida mediantesoldadura de barras de acero nervurado de 14 mm.Se colocó una trampa de 1 x 1 m en la parte superiorpara que los buzos pudieran controlar y estudiar elpecio. Antes de colocar la jaula en el fondo marino,se aplicó una primera capa de pintura y unaprotección catódica de zinc.

La protección física in situ del pecio hizo deeste sitio una de las atracciones culturales yturísticas de Novalja. Las autoridades localestomaron la iniciativa de concebir y divulgar unCD-ROM interactivo y una publicación tituladaTesoros ocultos de Novalja, que presentan elpatrimonio arqueológico y tradicional de la ciudady sus alrededores, haciendo énfasis en el peciorecientemente descubierto.

A finales del mes de agosto de 2004, unbuzo local detectó una serie de ánforas nosaqueadas en la costa norte de la isla de Rab. Lasinvestigaciones revelaron que se trataba de un pecio

de navío antiguo que transportaba un cargamentode ánforas del siglo II a.C. Según los primerosestimados, más de 60 piezas enteras o ligeramentedañadas de tipo greco-italiano que databan del sigloII a.C. eran visibles en la capa superficial. Seutilizaban sobre todo para transportar vino yprecedían a las ánforas de tipo Lamboglia 2, las másexpandidas en el Adriático. Debido a larepresentatividad del sitio y a la amenaza dedevastación que sobre él se cernía, se decidióprotegerlo con una jaula metálica. Dado el fuertedeclive del suelo y su naturaleza resbaladiza se optópor una jaula de hierro galvanizado muy resistente,de sección transversal trapezoide, que fueperfeccionada luego con ayuda de un enrejadocompuesto de varillas de acero nervurado de 14mm soldadas a la estructura. Se aplicó al conjuntouna primera capa de pintura anticorrosiva especialy una protección catódica de zinc. Se colocó unatrampa de acceso de 1 x 1 m en la parte superior quepermitía a los buzos controlar y estudiar el pecio,convertido en una de las atracciones de la isla.

Resultados alentadores

Durante el período anterior al año 2000 unoscincuenta sitios fueron preparados para serpresentados al público, entre ellos pecios de barcosantiguos, galeras medievales y navíos de guerra dela Primera y la Segunda Guerras Mundiales. La ideafue aceptada por todas las instancias del Estado,desde los servicios locales hasta los ministerioscompetentes. En 2003, el Ministerio de Culturaconcedió autorizaciones de buceo válidas durantecinco años para diez sitios subacuáticos. El objetivoera transformar estos sitios en destinos turísticospopulares al utilizar los centros de buceo comoagencias. Para los cerca de sesenta centros de buceo

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contemplados en el proyecto, la actividad resultórentable al cabo de cierto tiempo y el patrimonio,por su parte, ganó nuevos aliados. En realidad, lamayoría de los centros estaban motivados por losefectos financieros directos, pero la toma deconciencia por parte del público sobre la necesidadde preservar el patrimonio también se vioestimulada. Resulta alentador que 50 000 buzoshayan visitado anualmente los sitios subacuáticoscroatas. Ese sistema garantiza la protección física ylegal del sitio. Sin embargo, queda aún mucho porhacer en materia de protección del patrimoniosubacuático. Los sitios cercanos a la costa seencuentran bajo la amenaza de los trabajos deconstrucción a gran escala que se llevan a cabo en laregión. Algo similar ocurre en los sitios en alta mar,expuestos permanentemente al peligro por parte delos pescadores y los proyectos de infraestructura.Dado que un sitio solo puede ser protegido si ha sidoidentificado, resulta cada vez más imperiosa lanecesidad de trabajar en ese sentido de formapermanente sin dejar de recopilar datos. Sinembargo, el azar conduce también a veces adescubrimientos verdaderamente sorprendentes yla preservación de esos objetos debe considerarsecomo el resultado de un feliz cúmulo decircunstancias.

El descubrimiento de la estatua de un atletagriego es el ejemplo más significativo de un hallazgoarqueológico subacuático totalmente inesperado yse le puede considerar como uno de los másimportantes realizados en el Mediterráneo en losúltimos diez años. En la antigüedad, la costaoriental del mar Adriático era una vía marítimamuy frecuentada que unía el sur del Mediterráneocon la parte norte del Adriático, a Istria, a Italia del

Norte y al resto de Europa. La estatua de bronce, de1,92 m de alto, representa a un joven atleta, elApoxiomenos, en actitud de quitarse el aceite y elpolvo de su cuerpo luego de ganar una competencia.Fue descubierta por casualidad por un buzo belgafrente a las costas de la isla de Losinj.

Después de que la estatua fuera sacada delagua, un equipo de arqueólogos y especialistas enconservación y restauración evaluaron el estado enel que se encontraba. Las ulteriores operaciones deconservación y restauración fueron confiadas alInstituto Croata de Restauración, a un taller demetalurgia y a los expertos del Opificio delle pietredure, en Florencia. Salvo algunos detalles menores,la estatua estaba completa. Los trabajos deconservación y restauración estuvieronacompañados de investigaciones cualitativas ycuantitativas sobre las aleaciones y los productoscorrosivos, los materiales orgánicos y biológicos ylos sedimentos hallados en el interior de la estatua.En cada intervención y análisis se recopiló unadocumentación escrita detallada, incluido un“diario de bitácora” donde aparecían registradas lasactividades diarias y los comentarios de losespecialistas. Cada etapa del procedimiento derestauración era fotografiada y filmada en vídeo.Los datos obtenidos gracias a las investigaciones, alos análisis y a la historia del arte permitendeterminar que la estatua databa de fines delperíodo clásico e inicios del período helenístico, esdecir del siglo IV a.C.

Una vez concluidas las fases de conservacióny restauración, la estatua del Apoxiomenos fueexpuesta en Zagreb y en Florencia, acompañada deuna presentación de las acciones realizadas.

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Antiguas fuentes y nuevos métodos

Los pecios de barcos post-medievales y modernostambién se encuentran en peligro. Sin embargo,archivos y fuentes históricas nos permitendelimitar con aproximación una zona muchomayor en la que se encuentran sitios de pecios.Gracias a la utilización de nuevos métodos (sonarde barrido lateral, sonar multihaz, etc.), algunostipos de vestigios que yacen en el fondo marino sepueden identificar con mayor exactitud desde unbarco, lo que permite que las investigaciones seanmás fáciles y menos peligrosas. No obstante, lasfuentes históricas pueden ser engañosas.

En el caso del naufragio del Re D’Italia,los datos sobre la posición del pecio mostrabandiferencias de hasta 5 millas náuticas. El mar alnorte de la isla de Vis fue el escenario de una delas batallas navales más curiosas. En 1866, laflota austro-húngara, en un intento por socorrera Vis, derrotó a la flota italiana. Los italianosperdieron un gran navío de guerra, el Re D’Italia(419 víctimas) y otro más pequeño, el Palestro(217 víctimas). Las investigaciones realizadaspor un submarino de observación teleguiado, elRemora 2000, dotado de un sonar de barridolateral, ayudaron a detectar el puente, placas demetal, fragmentos del mástil y el rostro –unespolón que se encajaba en el navío enemigo–, loque demostraba con claridad que la embarcaciónque había naufragado allí era efectivamente elbuque de guerra Re D’Italia. Dos objetospertenecientes al barco fueron extraídos yrestaurados en el Instituto Croata deRestauración: un plato ovalado de porcelana yuna base de compás.

El desafío que representa para los sitiosel desarrollo costero

Los proyectos de infraestructura y la construcciónde instalaciones turísticas que bordean la costaponen en gran peligro los sitios arqueológicossubacuáticos situados cerca de esta o en zonas deintensa actividad humana. Pero pueden servir paraformar a jóvenes especialistas de esta rama de laarqueología, además de atraer turistas a la región.El sitio arqueológico subacuático situado en lasaguas poco profundas de Kastel Sucurac y elantiguo puerto de Vis son los mejores ejemplos deesto.

Las investigaciones efectuadas en el sitioarqueológico subacuático de Kastel Sucuraccomenzaron en 2002 con el descubrimiento de unagran dolia que presentaba una hilera de orificioscuadrados. Es el único ejemplo de dolia completahallada en el Mediterráneo. La capa superficialcontenía también varios fragmentos de otra grantinaja, así como un ánfora intacta y otras rotas. Elsitio correspondía probablemente a un lugar dondese producían y transformaban los productoscaracterísticos de una granja marítima. Es necesariorealizar excavaciones más profundas paracorroborar las hipótesis iniciales, pero laconstrucción deficiente de un muelle y la presenciade instalaciones turísticas exponen el sitio a ungran peligro.

El sitio del antiguo puerto de Vis se veamenazado por el desarrollo de las infraestructurasde la isla, que incluyen la construcción de unaestación de servicio cerca del moderno muelle detransbordadores y los trabajos de reparación de la

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carretera y del paseo. El sitio atesora numerososvestigios terrestres y subacuáticos de arquitecturaresidencial y portuaria, así como fragmentos derecipientes de cerámica y materiales deconstrucción que datan de los períodos griego yromano. Se realizaron levantamientos de lasestructuras subacuáticas, las que fueron recubiertascon tejido geotextil. Sin embargo, la preservación delos posibles descubrimientos que se realicen en elsitio dependerá de la realización de excavacionesadicionales y de la sensibilización del público.

Los ejemplos antes mencionados, y otrossimilares, estimularon la fundación del CentroInternacional Euro-mediterráneo de ArqueologíaSubacuática de Zadar. El Centro llevará a caboactividades que incitarán, sin lugar a dudas, a lapoblación a ser partícipe de sus descubrimientos yevitarán que los sitios sean devastados incluso antesde que sea posible realizar excavaciones. Contarácon un taller de conservación y restauración, unmuseo de arqueología subacuática y un centropedagógico que estudiará sitios subacuáticosrepresentativos de culturas tan numerosas comovariadas. Zadar era en realidad una de las últimasetapas en la Ruta de la Seda y los objetos halladosbajo el mar provienen de China y de civilizacionesasiáticas del Oriente Medio y de Europa. Lapresentación in situ de sitios arqueológicossubacuáticos del Adriático y la investigaciónarqueológica en ríos y lagos forman parte de lasmisiones del Museo de Arqueología Subacuática. Lacompra de un barco para la investigaciónsubacuática se inscribe también en el orden del día.El objetivo del proyecto es la creación de unapoderosa institución de arqueología subacuáticaque fungirá como centro pedagógico regional,empleará a especialistas provenientes de todo el

Mediterráneo y acogerá un centro de conservacióny restauración, así como un Museo de ArqueologíaSubacuática, encargado de que se comprenda mejorla necesidad de proteger el patrimonio subacuático.

Al inicio del presente artículo recordé lascaracterísticas generales de las culturas delMediterráneo y de su patrimonio subacuático. Sinembargo, el ejemplo croata evidencia que existencompetencias locales que deberían seraprovechadas en la preservación del patrimoniocultural y el desarrollo sostenible, dos tareas queexigen tiempo y dedicación. Es preciso que lapoblación local se interese y participe en laelaboración del plan de gestión de zonas protegidas,el cual debería tomar en consideración lascondiciones y las necesidades particulares de laregión en cuestión.

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Por Luis Alberto Marto López

Director de Estudios Arqueológicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia(INAH) de México, Luis Alberto Martos López también es profesor de técnicasarqueológicas en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y miembro del ConsejoArqueológico del INAH, de la Sociedad Mexicana de Antropología, de la AmericanSociety of Archeology y del Comité Científico de Arqueología del ICOMOS. Además, esresponsable del proyecto arqueológico del Plan de Ayutla en Chiapas, y en el pasadodirigió numerosas exploraciones de cavernas y cenotes. Por último, colabora endiversos proyectos internacionales en Belice, El Salvador y Argentina.

En los años 1980 surgió un enorme interés por laexploración subacuática de los cenotes mayas,conocidos hoy en el mundo entero. Desde entonces,cientos de ellos han sido visitados y un grannúmero de espeleólogos buzos entusiastas hanconfeccionado multitud de mapas. Recientemente,los científicos y especialistas en arqueología,geología, biología y otras disciplinas handescubierto que estas espléndidas formacionesnaturales también son, en cierta forma, cápsulasdel tiempo que contienen informaciones capitalespara comprender los procesos geológicos ypaleontológicos, así como diversos aspectos de lacultura y la simbología de los antiguos mayas de lapenínsula de Yucatán. Lamentablemente, eluniverso de los cenotes ha sido víctima al mismotiempo de buscadores de tesoros interesados soloen encontrar objetos arqueológicos ypaleontológicos para venderlos a precio de oro a loscoleccionistas.

¿Qué es exactamente un cenote? ¿Quétestimonios paleontológicos y culturales encierran

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sus aguas profundas? ¿Qué significación simbólicatenía para los mayas? ¿Qué técnicas especiales deprospección y registro exige su exploración? Estasinterrogantes, entre las más planteadas sobre laexploración arqueológica subacuática de loscenotes, son objeto de este breve estudio.

¿Qué es un cenote?

Desde el punto de vista geológico, Yucatán es unaplaca calcárea casi plana, sin ningún plegamiento,que emergió del mar en la época cenozoica. Se sabeque durante el pleistoceno, en el período terciario,hace 2,5 millones de años, la atmósfera terrestre seenfrió, provocando la congelación de los océanos y,por ende, una baja considerable del nivel de losmares.

La naturaleza cárstica de la península deYucatán, compuesta principalmente porcarbonato de calcio (CaCO3) y, por consiguiente,altamente permeable, favoreció a lo largo de lossiglos, bajo el efecto de los procesos naturales defiltración del agua, hundimiento, formación ydisolución de carbonatos, la creación progresivade una inmensa y compleja red de cavernas,cuevas, dolinas, cenotes y ríos subterráneos, queconstituye hoy día lo esencial de la fisiografía deesta península.

El término maya para designar el cenote eratz’onot, que significa “pozo de agua natural”, perolos cenotes son en realidad sistemas hidráulicoscomplejos y altamente dinámicos. Según su origen,se clasifican en “lagos de disolución” o “lagosengendrados por la acción del agua sobre la rocasoluble”. La forma más elemental es la del“hundimiento” o desplome del terreno que da acceso

a las aguas subterráneas. De hecho, la palabra“cenote” remite a todo espacio subterráneo quecontiene agua y posee una abertura al exterior,independientemente de sus dimensiones ocaracterísticas.

Otra clasificación de los cenotes se basa ensu morfología, en función de la abertura quecomunica el manto freático con el medio exterior.Según la forma, se habla de cenote cilíndricoabierto, llamado también “dolina abierta”,caracterizado por paredes verticales y una bocamuy ancha. El agua aflora entonces casi alexterior.

En el cenote en forma de “botella”, el accesoes más estrecho, casi siempre en forma de claraboya,aunque se haya formado en la roca una vastacavidad llena de agua.

Se habla de cenote en “caverna” cuando setrata de una serie de galerías subterráneas o de almenos una gruta que contenga la capa de agua; elacceso en ocasiones se reduce a una estrechaabertura en forma de “boca de sapo”.

Por último, los cenotes pueden clasificarseen función de sus características geológicas,hidrológicas, biológicas o químicas; así, se hablaráde cenote “joven” o “lótico” y de cenote“viejo” o “léntico” Los primeros se comunicanlibremente con el manto freático a través de susgalerías. En estos casos, la circulación del agua eshorizontal y permanece muy poco en ellos. Porconsiguiente, encontramos pocas materiasorgánicas sedimentadas o en suspensión y en ellosel agua es clara. Los cenotes viejos están obstruidospor los desplomes sucesivos de las bóvedas o de las

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paredes durante siglos, así como por procesosnaturales de sedimentación, lo que limita elintercambio con las aguas subterráneas y retrasa larenovación del agua. El agua es turbia debido a lasedimentación y a la disolución de partículas dematerias orgánicas y detritos que, además, tienenun impacto directo en los procesos biológicos,físicos y químicos de esta.

Por lo tanto, la producción de materiasorgánicas en un cenote depende del grado deabertura o de exposición del manto freático alexterior y de la incidencia de la luz. Por supuesto,esas características deben tenerse en cuenta durantelos trabajos de exploración subacuática.

Fuentes históricas

El interés por los cenotes no es nuevo. Ya en elsiglo XVI, su singularidad había atraído laatención de los españoles, quienes hablaron deello en sus crónicas y relaciones. El célebre cenotesagrado de Chichén Itzá es, sin duda alguna, elque causó más fuerte impresión a los europeos; sele asoció a un culto legendario que comprendía elsacrificio de jóvenes y bellas vírgenes cuyoscuerpos, decían, se arrojaban a las aguas sombríasy misteriosas.

Fray Diego de Landa, arzobispo de Yucatán,hace en su Historia de las cosas de Yucatán una delas primeras descripciones conocidas de los cenotes,evocando los abismos abiertos en la tierra, dondecirculan poderosas corrientes capaces de arrastraral mar al ganado que cae en él.1

En su Historia de Yucatán, el franciscanoDiego López de Cogolludo también se refiere

ampliamente a esas formaciones naturales, quedescribe como ríos subterráneos de agua potabledonde se encuentran algunos peces, que emergenpor aberturas más o menos grandes.2

Les Relaciones Geográficas de Yucatán,redactadas en el siglo XVI por los encomenderosespañoles (colonos a quienes se les asignó elcontrol de tierras e indios para trabajarlas) asolicitud del rey a fin de dar a conocer la historia ylas características de las nuevas tierrasconquistadas, contienen numerosas referencias alos cenotes. Sobre todo, la Relación de Tabi yChunhuhub de Pedro García, describe oquedadesde gran profundidad de agua clara y sana donde secrían bagres y pequeños peces, y por lo tanto, sedice que se trata de ríos subterráneos que van almar.3

Los cronistas del siglo XVI no fueron losúnicos en expresar su admiración por losenigmáticos cenotes. No existe viajero ni exploradorque haya venido a Yucatán en tiempos de laColonia y durante el siglo XIX que no les hayadedicado una parte de su itinerario y de sus escritos:ese fue el caso, entre otros, de John Lloyd Stephens,Désiré Charnay, Alice Dixon y Augustus LePlongeon.

A finales del siglo XIX se intentó porprimera vez recuperar objetos en el cenote sagradode Chichén Itzá. En 1882, el excéntrico exploradorfrancés Désiré Charnay trató de dragar dichocenote con ayuda de una máquina Toselli de sondeoautomático, pero el fondo irregular del pozo,añadido a las piedras y raíces existentes, impidió ala cuchara extraer algo, y el explorador renunciórápidamente a su empresa.

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A inicios del siglo XX, entre 1904 y 1907,Edward Thompson, cónsul de los Estados Unidosde América en Mérida, compró la hacienda deChichén Itzá y se dedicó a dragar sistemáticamenteel cenote en sí. Este nuevo dragado dio excelentesresultados ya que permitió extraer una grancantidad de objetos de cerámica, obsidiana, jade,cristal de roca, sílex, madera, tumbaga, oro y copal,así como tejidos y huesos humanos, vestigios deofrendas al legendario pozo sagrado de los antiguosmayas. Thompson, con gran entusiasmocomunicativo, decidió interrumpir el dragado yrecurrir a los servicios de buzos, los cuales

reportaron en 1909 otros objetos que vinieron aengrosar su colección, enviada, finalmente, almuseo Peabody de Cambridge, en los EstadosUnidos.

En 1961, el Instituto Nacional deAntropología e Historia (INAH) se interesó enrealizar una nueva exploración en el marco de unproyecto dirigido por William Folan. Esta vez, seutilizó un equipo de extracción con aire propulsado.Los resultados no fueron los esperados: el aparatoresultó ineficaz y además tendía a estropear losobjetos. No obstante, se extrajeron algunos

28. Cenote en “caverna”, El Templo, Quintana Roo (México).

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objetos parecidos a los recuperados porThompson.

Entre 1967 y 1968, el INAH elaboró unnuevo proyecto de exploración sistemática delcenote, bajo la dirección del arqueólogo Román PiñaChan y con el concurso de un equipo de buzos delClub de Exploraciones y Deportes Acuáticos deMéxico (CEDAM). El equipamiento de airepropulsado se había modificado para obtener unmejor control, y se añadieron equipos de buceo. Elcenote se dividió en cuadrículas con ayuda de boyas

a fin de inventariar mejor los objetos, y se utilizaronsustancias químicas para mejorar la visibilidad delagua. De esa forma se pudo recuperar una buenacantidad de objetos arqueológicos que figuran en lascolecciones del Museo Nacional de Antropología deMéxico y del museo del Palacio Cantón de Mérida,en Yucatán.

Los trabajos realizados en Chichén Itzátuvieron como principal mérito el demostrar que elsacrificio de las vírgenes sólo era una leyendaromántica. La gran mayoría de los huesosencontrados pertenecen a hombres jóvenes y niños.

Nuevos hechos, nuevas fuentes

Gracias al perfeccionamiento, desde hace unosdecenios, de equipos de buceo más desarrollados yde mayor rendimiento, así como a técnicas deexploración y registro más apropiadas, los cenotesse consideran en la actualidad como sitios de graninterés paleontológico, arqueológico e histórico.Incluso, en el presente se puede hablar de laarqueología subacuática de los cenotes como de unadisciplina independiente, con su propiaproblemática de investigación y sus propiastécnicas de exploración y registro.

Por ello, el INAH, por medio de susubdirección de arqueología subacuática, creó elproyecto interdisciplinario titulado “Atlasarqueológico subacuático para el registro, estudio yprotección de los cenotes de la Península deYucatán”, cuyo primer objetivo es proceder a suinventario sistemático gracias a un sistema deinformación geográfica y registrar sus testimoniospaleontológicos, arqueológicos e históricos. Elproyecto administra una base de datos con un

29. Cerámica prehispánica en el fondo del cenote Homún enYucatán (México).

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banco de imágenes, en el que se especifica el tipo dematerial presente en cada cenote, su estado y losriesgos o peligros que amenazan su conservación.Este banco ya ha obtenido importantes resultados,tanto en el plano paleontológico como arqueológicoe histórico.

A finales del pleistoceno, haceaproximadamente 10 000 años, el nivel del mardescendió mucho, y las grutas inundadas y loscenotes que se habían formado en gran número enla península de Yucatán se fueron desecando poco apoco. Se reiniciaron entonces los procesos naturalesde filtración del agua y de transporte ysedimentación de carbonatos y las cavernasadquirieron en gran medida su decorado natural deestalactitas, estalagmitas, columnas y otrasformaciones presentes en paredes, bóveda y suelo.

Los trabajos de arqueología subacuáticarealizados durante el último decenio nos hanenseñado que en esa época de la prehistoria en lascavernas secas se desarrollaba una gran actividadhumana y animal. Yucatán era en aquel entoncesuna vasta pradera que favorecía el crecimiento deuna fauna variada de camellos, llamas, caballos,gonfoterios, perezosos gigantes y tigres dientes desable, entre otras especies. La costa oriental deQuintana Roo estaba formada por acantiladosabruptos, mientras que al oeste y al norte Yucatánestaba bordeada por grandes playas de arena.También sabemos que existían grupos de cazadoresrecolectores que explotaban el medio marítimo y elterrestre.

Después de la era glacial, el recalentamientoconstante de la tierra, y las continuas lluvias que loacompañaban, modificaron en gran medida la

región; las vastas redes de cavernas, que seinundaron gradualmente, se transformaron en loscenotes y grutas subacuáticas que conocemos hoydía. Los vestigios de la fauna y de la actividadhumana también permanecieron sumergidos hastanuestros días, de ahí la importancia de los trabajosactuales de arqueología subacuática.

En Quintana Roo, por ejemplo, se encontróen el cenote Nai Tuchá los restos de un proboscidio yde un tapir prehistórico, en Taj Majá los de uncamélido y en Cancún, Yucatán, los de una llama yun caballo. Sin embargo, el descubrimiento mássorprendente es probablemente el de restos humanosen los cenotes Naharón, Las Palmas y El Templo; elprimero, de una antigüedad de 11 760 años ± 60, elsegundo de 8 050 ± 130 y el último de 8 000 años almenos. De igual manera, en los cenotes Las Palmas yAktun Há también se han encontrado vestigios deantiguos hogares, cuyas muestras de carbón datan de8 941 ± 39 y 9 524 ± 84.4

La presencia de esos hogares y de restoshumanos depositados en el fondo de las galerías dafe de algunas actividades rituales realizadas porlos grupos de cazadores recolectores en esascavernas.5

Cenotes, sitios sagrados

Para los antiguos mayas de Yucatán, los cenotesconstituían una fuente primordial de agua y vida. Y,por consiguiente, eran la razón y el corazón de susasentamientos. Pero también eran elementosesenciales de su geografía sagrada, marcossimbólicos y espacios consagrados al cumplimientode rituales y ceremonias que celebraban la lluvia, lavida, la muerte, el renacimiento y la fertilidad.

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Lugares sagrados, los cenotes, más allá de suimportancia incuestionable como reservorios deagua, constituían la puerta de comunicación conotros planos sagrados: el inframundo, el cielo y latierra, así como con la región habitada por losdioses de la lluvia y la fertilidad. Por ello, estánestrechamente vinculados a los conceptos de vida,fertilidad, muerte y renacimiento.

Para los “divinos señores”, como sellamaban los gobernantes mayas, el controlsimbólico de los cenotes equivalía al poder políticoy social, es decir, al poder de vida y muerte; por lotanto, les profesaban una profunda veneración, cuyotestimonio lo constituyen los altares y centros deadoración erigidos cerca de ellos, y la abundancia yvariedad de ofrendas que se encontraron en elfondo. Si antes se creía que el cenote sagrado deChichén Itzá era el único que contenía numerososobjetos, hoy día se sabe que la mayoría de los cenotesesconden ofrendas.

Los cenotes en caverna, húmedos y oscuros,fueron asociados por los mayas al entorno primitivoque reinaba durante la creación del mundo. Comomuchas otras culturas, pensaban que antes soloexistía una oscuridad profunda donde se movíangrandes masas de agua: las aguas primitivas. El actodivino de la creación consistió en separar elelemento seco del húmedo y la luz de la oscuridad,surgiendo entonces la tierra de las aguas yformándose el cielo.

Las aguas del cenote representabansimbólicamente las aguas primitivas; esa es la razónpor la cual fueron objeto de un culto específico y deceremonias particulares de curación y muerte. Lasegunda exigía que se arrojasen allí huesos

humanos; no se trataba de utilizar el cenote comocementerio, sino de entregar los restos de losancestros a las propias aguas de la creación, a fin degarantizar el renacimiento y la vida en otro plano.

Las aguas del cenote eran sagradas, y losmayas también las utilizaban para sus ceremonias:la palabra zuhuyha, o “agua virgen”, designaba esaagua no manchada por la presencia humana.

Los actuales mayas de Yucatán siguencreyendo que los chacs o chaces, dioses de lalluvia, viven en el fondo de los cenotes. Enalgunas regiones también se piensa que las grutasy cenotes son guardados celosamente por losaluxes, pequeños espíritus de las montañas defirme carácter; por ello aún se les siguedepositando ofrendas. Otra creencia muyexpandida es que las aguas profundas de loscenotes son la guarida del sukan, serpientegigantesca que guarda las fuentes de la sustanciavital. Si bien esa creencia parece apoyarse en laexistencia real de una especie local de anguila,aparece como una recreación del antiguoconcepto de las serpientes celeste y terrestre, yaasociado en la época de los olmecas6 a la lluvia y alos ríos superficiales.

Los trabajos de arqueología subacuáticahan permitido descubrir muchos objetos arrojadospor los mayas en diversos cenotes duranteceremonias y rituales. Sin embargo, mientras quelos objetos y materiales presentes en el pozosagrado de Chichén Itzá son muy diversos, lamayoría de los demás cenotes contienen sobre todorecipientes de cerámica, esencialmente potes,marmitas y platos, así como huesos de animales yseres humanos.

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En la región de Homún, en Yucatán, selocalizaron, por ejemplo, hasta treinta vasijas degran tamaño en el fondo de un cenote. En el deMariposa, en Tres Reyes (Quintana Roo), reposa unnumeroso conjunto de vasijas de barro que datandel período llamado preclásico superior y queindica que el culto dedicado a esos pozos naturaleses extremadamente antiguo ya que se remonta almenos al primer siglo antes de la era cristiana.

El depósito de huesos en medio subacuáticoes un rasgo interesante en grado sumo de algunoscenotes. Entre los restos humanos más célebresmencionaremos los recuperados durante lasexploraciones del cenote sagrado de Chichén Itzá,de Mayapán y del cenote Calaveras de PuntaLaguna. Este último es de pequeña dimensión, detipo botella, pero se encontraron en el fondo unos118 esqueletos humanos arrojados allí por losmayas.

Una vez culminada la conquista deYucatán, a mediados del siglo XVI, la orden de losfranciscanos emprendió la tarea de evangelizar alos mayas. Con miras a facilitar su instrucción, fuenecesario en muchos casos desplazar los antiguosasentamientos, para acercarlos a un convento ouna iglesia. Los españoles comprendieronrápidamente que del control del agua dependía lavida y edificaron los principales conventos en loslugares más poblados, donde los cenotesgarantizaban el suministro de agua de lacolectividad. A menudo los pozos y las noriasfueron construidos directamente encima de ellos;ese es el caso en los conventos de Maní y SanBernardino de Siena en Valladolid, así como de lasiglesias de Tihosuco y Chikindzonot.

Descubrimientos subacuáticos

Las exploraciones subacuáticas tambiénpermitieron recuperar piezas de la época colonial ydel siglo XIX, principalmente restos de poleas yruedas de madera de las norias, cubos de aguatambién de madera, vasijas para aceitunas, vajillade mayólica, porcelana y cristal, etc. Undescubrimiento notable es el de cerámicasprehispánicas del posclásico tardío (1521–1250 añosa.C.) junto con tarros de aceituna españoles y huesosde vaca y caimán en el cenote llamado de “sistemacocodrilo” de Cozumel.

Sin embargo, uno de los descubrimientosmás sorprendentes de la época histórica en elcenote Ziiz Há, situado debajo del convento de SanBernardino de Siena en Valladolid, fue el arsenalformado por no menos de 153 carabinas inglesas delos siglos XVIII y XIX, así como un pequeño cañónde campaña con cureña de madera. Al parecer, lascarabinas fueron arrojadas en el cenote en marzo de1848, durante el trágico episodio de la destrucción ysaqueo de Valladolid por los rebeldes mayas durantela guerra de castas de Yucatán. Las crónicas refierenque el capitán de la plaza había ordenado evacuar laciudad y quemar todo con pólvora, y es hartoposible que se hayan arrojado las armas al agua paraevitar que cayeran en manos de los insurgentes.

Preparación técnica

La exploración de los cenotes no fue fácil. Fuenecesario un formidable espíritu aventurero, unenorme deseo de saber y sobre todo el desarrollo detecnologías adaptadas de buceo autónomo. Todoello abrió el acceso a esas redes laberínticas de

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cavernas inundadas en condiciones de relativaseguridad; relativa ya que la seguridad depende enúltima instancia del propio explorador y de lasprecauciones que toma cuando está trabajando. Paraexplorar un cenote, el buzo debe poseer lacertificación de “buzo espeleólogo confirmado”.Aunque puede variar algo, su equipo se compone engeneral de un bloque doble con soporte especial y“alas” en lugar del chaleco con purga tradicional. Eltubo del regulador mide al menos 2 m de largo. Serequiere una iluminación primaria y unasecundaria así como un ordenador de buceo, unaconsola de instrumentos, por lo menos dos carretesde hilo de Ariadna, marcadores de línea y unpequeño cuchillo.

Una variante llamada “site mount” consisteen llevar los cilindros de aire comprimido a loslados en lugar de hacerlo en doble bloque a laespalda. Esta técnica tiene la ventaja de facilitar elacceso en los pasos estrechos de las cavernas, peroexige una formación especial y mucha práctica.

También se emplearon con éxito losrecicladores en la exploración de cenotes. La mezclade gases como el Nitrox y el Trimix ayudaronademás a prolongar el tiempo de permanencia enlos cenotes, y los ordenadores de buceo modernospermiten reprogramar el período de inmersión ycalcular el número, la profundidad y la duración delas paradas de descompresión.

Los hilos de Ariadna colocados para laexploración de un cenote se utilizan también confrecuencia en los trabajos de cartografía ytopografía. Para ello, se emplean brújulas especialesy el profundímetro del ordenador de buceo. Los

registros se realizan por medio del establecimientode triangulaciones a partir de un eje principal, opartiendo de puntos marcados en la línea principal.

El registro de los restos paleontológicos yculturales se efectúa de la misma forma; confrecuencia se cuadricula la zona para lograr mayoreficacia. También se pueden realizar excavacionessubacuáticas cuando existe sedimentación. En estecaso se utilizan fundamentalmente las manos comopalas para levantar el sedimento y colocarlo en otraparte.

Excavación y preservación de los cenotes

De forma general, las condiciones que reinan en loscenotes son propicias a la buena conservación demateriales paleontológicos y culturales. Latemperatura del agua, que oscila en torno a los 25 ºC,es un factor importante. Por supuesto, un cenotejoven, poco expuesto a la luz, es aún más favorable ala conservación, ya que no se desarrollan en élmicroorganismos. En cambio, en los cenotes másantiguos, donde el agua no circula constantementeni se renueva de forma regular, se acumulan lasmaterias orgánicas sometidas a la acción de losmicroorganismos, lo que puede además modificar elpH del agua. Habitualmente, esos cenotes presentanun tipo de estratificación vertical de las aguas, queson anóxicas (es decir, desprovistas de oxígeno)próximas a la superficie y ácidas en el fondo. Esevidente que esta acidez del agua es capaz dedegradar los materiales arqueológicos ypaleontológicos que se encuentran en ella.Como quiera que sea, la recuperación de objetos enel fondo de un cenote debe efectuarse encoordinación con especialistas en restauración de

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NUEVAS FRONTERAS, NUEVOS CONCEPTOS

materiales subacuáticos. Los objetos se encuentranen un estado más o menos estable en su mediohídrico y un cambio brutal del medio ambientepuede provocar su destrucción. Por consiguiente,para extraerlos es necesario utilizar embalajesespeciales en los cuales se mantienen lascondiciones, lo más cercanas posibles, a su medio.En el laboratorio se aplicarán procedimientoscomplejos de intercambio, aclimatación yestabilización.

No obstante, el hombre representa lamayor amenaza para esos materialesarqueológicos y paleontológicos. La veneraciónque, hace apenas algunos años, experimentabanlos campesinos mayas por los cenotes se pierde,y con ella la voluntad de preservarlos. Además,el crecimiento urbano y el desarrollo delturismo han tenido importantes repercusionestanto sobre el medio ambiente que como sobrelos estilos de vida tradicionales.

En la actualidad, los cenotes hanadquirido valor económico como productos deatracción turística, estaciones balnearias ocentros de buceo libre y de espeleobuceo. Lasagencias de viajes y las empresas de buceobuscan los más bellos y más atractivos paraproponerlos a los turistas; el fenómeno haadquirido especial magnitud en Quintana Roo,cuyo litoral ha sido bautizado pomposamente“Riviera Maya”. Lamentablemente, esos cenotessuelen contener importantes materialesarqueológicos y paleontológicos que en sumayoría son saqueados por “exploradores”entusiastas.

La protección del patrimonioarqueológico y paleontológico de los cenotestambién se ve comprometida por la extraccióndesmesurada del agua del subsuelo para satisfacerlas necesidades de las nuevas aglomeraciones,implantaciones y complejos turísticos, con unimpacto directo en el manto freático, lacomposición de los cenotes y sus materialesarqueológicos. Constatación alarmante, nada sehace en cambio para garantizar el reciclado yrenovación de los acuíferos.

Actualmente, sobre todo en QuintanaRoo, el desarrollo turístico y urbano ejerce sobrelos cenotes y los ecosistemas naturales una fuertepresión sin que se tengan en cuenta la extremasensibilidad y la gran vulnerabilidad de las aguasdel subsuelo a la contaminación y a lastransformaciones del medio. El tratamiento de lasaguas residuales, tanto domésticas comoindustriales, es raro o inexistente, y no se controlasu eliminación. Por todas esas razones, losexpertos consideran los cenotes como sistemasamenazados, al igual que su rico potencialpaleontológico, arqueológico e histórico.

Frente a esta constatación, y habidacuenta de la importancia de los cenotes y suscontextos, se recomienda que los proyectos encuestión sean realizados por equiposinterdisciplinarios en los que participen buzosespeleólogos, arqueólogos, biólogos, geólogos yotros especialistas. Solo un estudio integral de loscenotes permitirá conocer su dinámica yprocesos, comprender su impacto en el desarrollohumano y garantizar su protección.

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1. Fray Diego de Landa (1986), p. 44.

2. Diego López de Cogolludo (1934), p. 317.

3. M. De la Garza y A. L. Izquierdo (1982), I, p. 162.

4. Arturo G. González y Carmen S. Rojas (2006).

5. Ídem.

6. Los olmecas vivieron a lo largo de las regiones costeras del

Golfo de México Sur. La primera manifestación de su talento

artístico aparece desde el año 1200 a.C. aproximadamente, con

numerosos monumentos de piedra, entre ellos colosales cabezas

planas esculpidas y cubiertas con un casco. Los olmecas crearon

una vasta red comercial que permitió a su cultura, entre 1 100 y

800 años a.C., influir en las regiones del noroeste del país, hasta el

valle de México, y del sudoeste, hasta algunas zonas de la América

Central. Es evidente que la cultura olmeca es fuente igualmente de

inspiración de las religiones autóctonas mesoamericanas y de su

iconografía, que aparecieron posteriormente en la región.

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