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EL DARDO Y LA PALABRAPoesía indígena de nuestra América

Selección y prólogo

Alberto Rodríguez Carucci

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© Fundación Editorial el perro y la rana, 2007telefs: (58-0212) 5642469 - 8084492 / 4986 / 4165 telefax: 5641411

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OperarioHermes Vargas

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c o l e c c i ó n ANTOLOGÍAS

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Poesía indígena de nuestra América: resistencia y persistencia de la palabra originaria

Durante mucho tiempo las formas de manifestación de la sensibilidad y de las creencias de los aborígenes americanos fueron descartadas en los balances de nuestra historia cultural, pues se les consideraba como expresiones de primitivismo y de barbarie, siempre desde las perspectivas diseñadas por los poderes de la conquista que veían en las comunidades indígenas unos colectivos amorfos, sin raíces ni huellas que merecieran su conservación. Apoyadas en argumentos religiosos, políticos y morales, aquellas concepciones se impusieron desde los inicios del período colonial, propiciando el menosprecio, la censura y la destrucción de las culturas ancestrales, entre las cuales se encontraban las distintas modalidades de sus escrituras originarias. Todo al mismo tiempo que se imponía el alfabeto latino, se eliminaba el rol y las funciones de los maestros indígenas y se reinterpretaba el sentido de las tradiciones y creencias de aquellos desde los enfoques y conveniencias del sector conquistador.

En el siglo XVIII, con ayuda de la labor humanitaria, religiosa e intelectual de los jesuitas entre las sociedades indígenas, aquellas condiciones adversas comenzaron a cambiar, pero la expulsión de la congregación por las autoridades españolas demoró la continuidad de los cambios, acentuando la permanencia de la mentalidad colonizada. Después de la independencia, durante la conformación del período republicano, la apreciación colonial sobrevivió y la apertura

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al reconocimiento de las culturas indígenas llegó a ser considerada peligrosa para el proyecto de consolidación de la unidad nacional en los países hispanoamericanos, entre cuyos dirigentes muchos levantaron como principio de cohesión el ideal de la hispanidad.

Fue a finales del siglo XIX, y a comienzos del XX, –con el surgimiento de la antropología moderna– cuando se produjo un renovado interés por conocer las realidades sociales, históricas y culturales de la América indígena. Los estudios realizados arrojaron entonces importantes resultados que echaron las bases para una visión menos prejuiciada sobre las culturas y sociedades originarias, permitiendo observar –a finales del siglo XX– la emergencia de una intelectualidad indígena creadora y crítica, que recién ha comenzado a proyectar sus obras. Tal acontecimiento coincidió, al menos parcialmente, con los avances del proceso de descolonización en el mundo y con la aparición de los movimientos indígenas organizados, que vienen reclamando nuevos escenarios de participación y los derechos necesarios para preservar el legado de sus tradiciones milenarias. De ese modo han venido revelando los sustratos de sus respectivos imaginarios, produciendo efectos inusitados en distintas sociedades hispanoamericanas.

Entre sus contribuciones recientes se halla la diversidad de expresiones poéticas publicadas, reconocidas en algunas regiones desde la década de 19�0. En México, por ejemplo, se llevan a cabo Encuentros Nacionales de Escritores en Lenguas Indígenas, existe una Asociación de Escritores

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Indígenas, desde 1993, y una Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas, desde 1996. Asimismo se creó, en 1994, el Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas y, a partir de 199�, se ha establecido el Premio Continental “Canto de América” de Literatura en Lenguas Indígenas. Experiencias en cierto modo parecidas se registran también en Guatemala, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Paraguay y Venezuela. Estos sucesos han estimulado la creación de centros de estudio y programas de investigación sobre culturas y literaturas indígenas en distintas universidades del continente, interesadas en las realidades que ofrece la problemática de la diversidad étnica, lingüística y cultural de América Latina.

Ofrecer una antología de textos de la América indígena siempre impondrá –como en cualquier selección– riesgos de la más diversa índole, pues en última instancia la muestra siempre quedará sujeta, en alguna medida, a las limitaciones y alcances del antólogo, especialmente en lo que se refiere a preferencias, gustos e intereses definidores de su labor.

Todos estos riesgos se acentúan aún más cuando se trata de poemas, pues éstos se encuentran entre los materiales más polémicos, tanto en lo concerniente a su valoración literaria como en lo que se refiere a las traducciones, conservación y formas de sus registros culturales, pues no han escaseado quienes descalifican esos textos situándolos fuera de toda consideración artística, omitiendo –voluntariamente o no– los numerosos testimonios de recepción afirmativa que debemos al padre Sahagún, Fray Diego de Landa,

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Fray Francisco de Ximénez, Alva Ixtlilxóchitl, Alvarado Tezozómoc, Cristóbal de Molina, Garcilaso Inca de la Vega y Guamán Poma de Ayala, entre otros, hasta llegar a los contemporáneos (Garibay, León Portilla, Barrera Vásquez, Demetrio Sodi, José María Arguedas, Jesús Lara, Bendezú Aybar, etc), testimonios éstos en los cuales se hace reconocimiento de excepción a la producción verbal de los indígenas americanos tanto prehispánicos como actuales.

No carece pues de sentido la pregunta que sagazmente planteaba el poeta José Martí, en 1��4, en su artículo “Autores americanos indígenas”:

¿Cómo pudiera ser, dado que la literatura no es otra cosa más que expresión y forma, y reflejo en palabras de la naturaleza que nutre y del espíritu que anima al pueblo que lo crea; cómo pudiera ser que, contra la ley universal, no tuviere la literatura indígena las condiciones de esbeltez, armonía y color de la naturaleza americana?

Aunque los relatos míticos, cantares, representaciones coreográfico-teatrales de aquellos aborígenes hayan atra-vesado complejos procesos de evolución, tienen en muchos casos proyecciones en el presente indígena, que recrea, transforma y fecunda aquellas manifestaciones, a pesar de las tensiones y cambios que sufrieron como consecuencia de los contactos culturales, a menudo fuertemente desiguales para desventajas del sector aborigen. Hoy, como en el pasado, las expresiones literarias de los indígenas americanos siguen siendo diversas y abundantes,

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a la vez que son representativas de formas de vida y pensamiento, de maneras de sentir y valorar el mundo que, quiérase o no, transmiten modalidades del conocimiento humano recogido en la palabra y en la memoria, ya sea ésta oral, escrita o conservada mediante otros recursos de fijación. Al fin y al cabo, como apuntaba hace unos años el historiador español Céspedes del Castillo, “no sería justo –y menos en esta era audiovisual y casi ‘postalfabética’ en que empezamos a vivir– que olvidásemos las fuentes no escritas”.

Superado el medio milenio de la llegada de los europeos a nuestro continente, con la cual se dio inicio al proceso de conquista y colonización, tanto en América como en el Viejo Mundo se ha incrementado notablemente el interés por los más diversos aportes culturales de los aborígenes americanos a la humanidad. Sin entrar a considerar las motivaciones de fondo de ese hecho, en Europa hay cierta disposición abierta para reconocer las perspectivas asumidas por los indígenas frente a la dominación, mientras que en América parece crecer también el interés por los valores intrínsecos de las culturas y civilizaciones autóctonas, dentro de las cuales la palabra poética –de ayer y de hoy–, resulta insoslayable, especialmente si se desea tener una percepción más equilibrada del contacto intercultural euro-americano. Es en este orden de preocupaciones e inquietudes donde cobra sentido una muestra de poemas indígenas como la que ofrecemos a continuación.

Alberto Rodríguez Carucci

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POEMAS NAHUAS

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LA AMISTAD

Cual pluma de quetzal, fragante flor, la amistad se estremece:como plumas de garza, en galas se entreteje.Un ave que rumora cual cascabel es nuestro canto:¡qué hermoso lo entonais!Aquí, entre flores que nos forman valla,entre ramas floridaslos estais cantando.

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EL CANTO DEL POETA

Oí un canto por allí: y ando en plena primaveraviendo las luces del año.Ya con la aurora conversanel ave de azul plumaje, y el pájaro de las mieses,y el ave roja del sol:¡Es el príncipe Monencauhtzin!

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ENIGMA DE VIVIR

No es verdad que vivimos,no es verdad que duramosen la tierra.¡Yo tengo que dejar las bellas flores,tengo que ir en busca del sitio del misterio!Pero por breve tiempo,hagamos nuestroslos hermosos cantos.

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LA VIDA ES SUEÑO

Sólo venimos a dormirsólo venimos a soñar.¡No es verdad, no es verdadque venimos a vivir en la tierra!Como hierba en cada primaveranos vamos convirtiendo:está reverdecido, echa sus brotes,nuestro corazón.Algunas flores produce nuestro cuerpoy por allá quedamarchito.

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VIDA DE ILUSIÓN

¿Es verdad, es verdad que se vive en la tierra?¡No para siempre aquí, sólo un momento en la tierra!Si es de jade se rompe,si es oro se destruye,si es un plumaje de quetzal, se rasga.¡No para siempre aquí, sólo un momento en la tierra!

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SED DE INMORTALIDAD

Me siento fuera de sentido,lloro, me aflijo y pienso,digo y recuerdo:Oh, si nunca muriera,si nunca desapareciera…¡Vaya yo donde no hay muerte,donde se alcanza victoria!Oh, si nunca yo muriera,si nunca desapareciera…

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BELLEZA DEL CANTO

Llovieron esmeraldas,ya nacieron las flores:Es tu canto.Cuando tú los elevas en México,el sol está alumbrando.

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DIÁLOGO GUERRERO MÍSTICO

—¿Dónde vais? ¿Dónde vais?

—¡A la guerra, al agua divina:allí tiñe a los hombresNuestra Madre Itzpapálotl,en el campo de batalla!El polvo se alzadentro del agua de la hoguera:sufre el corazón del dios Camaxtle:Oh Matlacueye, Oh Macuil Malinalli:¡como una flor es la batalla:vais a tenerla en vuestras manos!

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ETERNO SACRIFICIO

Cual nenúfar al viento gira el escudo,cual humo el polvo sube,el silbo de las manos repercute,aquí en México Tenochtitlan.Es la casa de los escudos,es la casa de las batallas:se extiende el estrado del Águila,es el sitio del solio del Tigre:ellos llevan el peso de la guerra.Se toca la flauta para el combate:son las flores del Escudo que resplandece,¡Nunca, nunca por cierto ha de acabar!

(Todos los poemas anteriores pertenecen a la colección de Los

cantares mexicanos, Traducciones del náhuatl: Angel María Garibay).

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POEMA DE LA CONQUISTA

Con suerte lamentosa nos vimos angustiados.En los caminos yacen dardos rotos;los cabellos están esparcidos.Destechadas están las casas,enrojecidos tienen sus muros.Gusanos pululan por calles y plazasy están las paredes manchadas de sesos.Rojas están las aguas, cual si las hubieran teñido,y si las bebíamos, eran agua de salitre.

Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedady nos quedaba por herenciauna red de agujeros.En los escudos estuvo nuestro resguardo,pero los escudos no detienenla desolación.

Hemos comido panes de colorín,hemos masticado grama salitrosa,pedazos de adobe, lagartijas, ratonesy tierra hecha polvoy aun gusanos…

(Tomado de un manuscrito de 1528, este poema quedó incompleto,

pero es representativo de la visión de la conquista española en la

poesía náhuatl. Traducción: Ángel María Garibay).

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Yo no sé si túhas estado ausente.Yo me acuesto contigo, y me levanto contigo.En mis sueños tú estás junto a mí.Si tiemblan los pendientes de mis orejasyo sé que eres tú,moviéndote en mi corazón.

(Tomado de Ernesto Cardenal (comp.) “Nahuas actuales (México)”.

Antología de poesía primitiva. Madrid, Alianza, 1979. p. 104).

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OJOS DE CAPULIN

Me dicen que tus ojosparecen dos capulinesa mí me parecen moras,de noche y a todas horas.

¡No arrugues chiquitita, te llevo en la madrugada!

¡Y qué vas a hacerqué vas a creerpues dando una voltereta,me encuentro a otra mujer!

Mañana cuando amanezcate espero entre los nopalesy allí te diré mi “adiós”que me voy para Nogalesdonde se tuestan las habasa cuatro por cinco riales.

(Tomado de Miguel León Portilla. “Yancuic tlahtolli: la nueva palabra.

Una antología de la literatura náhuatl contemporánea (Tercera Parte)”.

Estudios de cultura Náhuatl (México) (20): 311-363, 1990).

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En tiempos pasados el saber de los aztecasbrilló en toda la tierra de Anáhuac,encandiló al hombre de Castilla;ahora resplandece en nuestras manos.

(Tomado de Ernesto Cardenal (comp.). “Nahuas actuales (México)”.

Antología de poesía primitiva. Madrid, Alianza, 1979. p. 104).

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NECESITAMOS CAMINAR SOLOS

Algunas veces siento que los indiosesperamos la llegada de un hombreque todo lo puedeque todo lo sabe,que nos puede ayudar a resolvertodos nuestros problemas.

Sin embargo ese hombre, que todo lo puede y que todo lo sabenunca llegará;porque vive en nosotrosse encuentra en nosotroscamina con nosotros;empieza a querer despertar,pero aúnduerme.

(Tomado de Miguel León Portilla. “Yancuic tlahtolli: la nueva palabra.

Una antología de la literatura náhuatl contemporánea (Tercera Parte)”.

Estudios de cultura Náhuatl (México) (20): 311-363, 1990).

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POEMAS MAYENSES

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KAY NICTÉ, CANTO DE LA FLOR

La bellísima lunase ha alzado sobre el bosque;va encendiéndoseen medio de loscielos donde queda en suspensopara alumbrar sobre la tierra,todo el bosque.Dulcemente viene el airey su perfume.

Ha llegado en mediodel cielo; resplandece su luzsobre todas lascosas. En todo buen hombrehay alegría.

Hemos llegado adentroal interior del bosquedonde nadie miraráqué venimos a hacer.

Hemos traído la flor de la Plumeríala flor de chucum, la flordel jazmín canino, la flor de…Trajimos el copal, la rastrera cañita ziit,y la conchade la tortuga terrestre.También el nuevo polvo de calcita

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dura y el nuevohilo de algodón para hilar;la nueva jícaray el grande y fino pedernal;la nueva pesa;la nueva tarea del hilado;el presente del pavo;nuevo calzado,todo nuevo,inclusive las bandas que atannuestras cabelleraspara tocarnos con el nenúfar;igualmente el caracol zumbadory la anciana (maestra). Ya, yaestamos en el corazón del bosque,a orillas de la poza en la roca,a esperar que surja la bella estrellaque humea sobre el bosque. Quitaosvuestras ropas, desatadvuestras cabelleras;quedaos como vinisteis aquísobre el mundo,vírgenes,mujeres mozas…

(Cantar 7, El libro de los cantares de Dzitbalché. Tradución del maya:

Alfredo Barrera Vázquez).

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CANCIÓN DE LA DANZADEL ARQUERO FLECHADOR

Espía, acechador que andas cazando por los montes,una vez, dos veces,vamos a cazar a orillas del bosqueen rápida danza, hasta tres veces.Alza bien tu frente,alista bien la mirada,no hagas errorespara que alcances tu premio.¿Tienes bien afilada la punta de tu dardo?¿Tienes bien enastada la cuerdade tu arco, has puesto buena resinade catzim en las plumasen la punta de vara de tu dardo? ¿Has untado biengrasa de ciervo machoen la fuerza de tu brazo, en la fuerza de tu pie,en tus rodillas, en tus gemelos,en tus costillas, en tu tórax, en tu pecho?

Da tres vueltas rápidasalrededor de la columna de piedra pintada,ahí donde está atado el virilhombre joven, virgen,inmaculado.Da la primera, a la segundatoma tu arco, ponle la flecha,apúntale al pecho, no es necesaria

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toda tu fuerzapara asaetarlo, para noherirlo profundamente en sus carnes,para que sufra un poquito,así lo quiso el diosBello Señor.

Cuando des la segunda vueltaa la columna pintada de azul,cuando la des,fléchalo de nuevo.Tendrás que hacer estosin dejar de danzar, porqueasí lo hacen los buenos guerreros,los hombres escogidospara darle bondada los ojos del Señor Dios.Todo lo dan los escuderos peleadores.Así como asoma el solsobre el bosque del oriente,comienza,del arquero flechadorel canto.

(Cantar 13. El libro de los cantares de Dzitbalché. Esta versión:

Demetrio Sodi M.)

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POEMAS QUECHUAS

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BELLA PRINCESA

Bella princesa,tu propio hermanoes quien destrozatu cantarillo.

Y de este modoretumban truenosy caen rayos.

Y tú, princesa,mandas tus aguasen fresca lluvia.

Y algunas vecesgranizo envíasy a veces nieve.

El que nos creay nos gobierna,dios soberano,este destinote ha concedidoy así te ordena.

(Historia de los Incas, de Blas Valera. Traducción del quechua: Jesús Lara).

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CANCIÓN DOLIENTE

¿La verdad, reina,nos separa?¿La adversidad, princesa,nos aleja?

Si fueras flor de chinchercoma,hermosa mía, en mi sien y en el vaso de mi corazónte llevaría.

Pero eres un engaño,Igual que el espejo del agua.Igual que el espejo del agua,me ilusionas en vano.

¿Dónde estás,con mi amadapasé siquiera una velada?

La desunión que nos imponetu madre deslealdurará hasta la muerte.El rechazo de tu padrenos sumirá en la tristeza.

Tal vez, mi reina, prontonos veamossi el dios, gran amo, lo permite.

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Acaso él mismotendrá despuésque unirnos.

Cómo el recuerdode tus ojos reidoresme sume en la tristezacómo el recuerdode tus ojos traviesosme enferma de nostalgia.

—Basta ya, mi rey, basta ya.¿Dejarás que mis lágrimaslleguen a colmartu corazón?

—Derramando la lluviade mis lágrimassobre las kantutasy en cada quebrada

te espero, hermosa mía.

(De Nueva corónica y buen gobierno, de Guaman Poma de Ayala.

Traducción: Jesús Lara).

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APU INCA ATWALLPAMAN (Al señor Inca Atahualpa)

¿Qué arco iris este negro arco irisque se alza?Para el enemigo del Cuzco horrible flechaque amanece.Por todas partes granizada siniestragolpea.

Mi corazón presentíaa cada instante,aún en mis sueños, asaltándomeen el letargo,a la mosca azul anunciadora de la muerte;dolor inacabable.

El sol vuélvese amarillo, anochecemisteriosamente;amortaja a Atahualpa, su cadávery su nombre;la muerte del Inca se reduceal tiempo que dura un parpadeo. Su amada cabeza ya la envuelveel horrendo enemigo;y un río de sangre camina, se extiende,en dos corrientes.

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Sus dientes crujidores ya están mordiendola bárbara tristeza;se han vuelto plomo sus ojos que eran como el sol,ojos de Inca.

Se ha helado ya el gran corazónde Atahualpa.

El llanto de los hombres de las Cuatro Regionesahogándole.Las nubes del cielo han dejado,ennegreciéndose;la madre luna, transida, con el rostro enfermo,empequeñece.Y todo y todos se esconden, desaparecen,padeciendo.

La tierra se niega a sepultara su Señor,como si se avergonzara del cadáverde quien la amó,como si temiera devorara su adalid.

Y los precipicios de roca tiemblan por su amoentonando fúnebres canciones.El río brama con el poder de su dolorlevantando su caudal.

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Las lágrimas en torrentes, juntas,se recogen.¿Qué hombre no caerá en el llantopor quien le amó?¿Qué hijo no ha de existir para su padre?

Gimiente, doliente, corazón heridosin fortuna,¿Qué paloma amante no da su sera su amado?¿Qué delirante e inquieto venado salvajea su instinto no obedece?

Lágrimas de sangre arrancadasde su alegría,espejo vertiente de sus lágrimas,¡retratad su cadáver!bañad con vuestra ternurael regazo de aquelque nos regalaba con su poder.

Con sus múltiples, poderosas manos,los acariciados;con las alas de su corazónlos protegidos;con la delicada tela de su pecholos abrigados:clamen ahora,con la doliente voz de las viudas tristes.

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El Villaj Umu viste ya el manto sagradopara el sacrificiotodos los hombres han desfilado yahasta la tumba.

Mortalmente sufre su tristeza delirante,la Madre Reina;los ríos de sus lágrimas saltanal cadáver amarillo,yerto su rostro,yerta su boca.

¿Dónde te fuiste perdiéndotede mis ojos,abandonando este mundoen mi duelo;eternamente desgarrándote,de mi corazón?

Enriquecido por el oro del rescateel españolsu horrible corazón por el poder devoradoempujándose unos a otroscon ansias cada vez, cada vez más oscuras,fiera enfurecida.

Les diste cuanto pidieron, los colmaste;te asesinaron, sin embargo.Sus deseos hasta donde pidieron los colmastetú solo;

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y muriendo en Cajamarcate extinguiste.

Se ha acabado ya en tus venasla sangre;se ha apagado en tus ojosla luz;en el fondo de la más intensa estrellaha caído tu mirar.

Gime, sufre, camina, vuela enloquecidatu alma, paloma amada;delirante llora, padecetu corazón amado.Con el martirio de la separación infinitael corazón se rompe

El límpido, resplandeciente trono de oroy tu lecho;los vasos de oro, todotodo se repartieron.

Bajo extraño imperio,aglomerados los martiriosy destruidos,perplejos, extraviados, negada la memoria, solos;muerta la sombra que protejelloramossin tener a quién o a dónde volver;estamos delirando.

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¿Soportará tu corazónInca, nuestra errabunda vidadispersada,por el peligro sin cuenta cercada, en manos ajenas,pisoteada?

Tus ojos que como de ventura heríanábrelos;tus magnánimas manosextiéndelas;y con esa visión fortalecidodespídenos.

(Recogido en J.M. Farfán. Poesía folklórica quechua).

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Las gotas de aguaque amanecen en las floresson lágrimas de la lunaque de noche llora.

(Tomado de Ernesto Cardenal (comp.) Antología de poesía primitiva.

Madrid, Alianza, 1979. p. 129).

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AQUELLA NUBE

¿Ves aquella nubeque camina o se sienta?así mismo está mi corazónque se alegra y se apena.

¿Ves aquel ríoque se aclara o se enturbia?así mismo está mi corazón que dice sí y dice no.

(Tomado de Edmundo Bendezú Aibar (comp.) Literatura quechua.

Lima, Editorial Universitaria – Universidad Ricardo Palma, 2003. p. 259).

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¿QUIÉN SOY?

Yo no le he preguntado a nadiequién soy,si estoy hecho de rocao de nieve,sin sombray sin lágrimas.

(Tomado de Edmundo Bendezú Aibar (comp.) Literatura quechua.

Lima, Editorial Universitaria, Universidad Ricardo Palma, 2003. p. 224).

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WALQA

Era su nombre Walqa cuando yo, solo, la quería.Como la noche eran sus ojos;sus cabellos, más que la noche.

Era su nombre Walqa cuando yo, solo, la mimaba.Sus dientes eran como níveas flores,sus labios como las kantutas.

Era su nombre Walqacuando ella solo a mí me quería.Cuando lloraba,de rocío cubríanse los árboles.Cuando reía,reían también las fuentes.

Era su nombre Walqacuando solo yo la quería.Cuando ella solo a mí me quería.Cuál será el nombre ahorade esa mujer que para míera Walqa.

Sólo queda su nombre entre mis labios,sólo quedan sus ojos en mis ojos,Paloma, Walqa, era tu nombre, perocómo te llamarás ahora.

(Tomado de Jesús Lara. La literatura de los quechuas. La Paz, Librería

Editorial Juventud, 1969. pp. 259-260).

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POEMAS GUARANÍES(Orígenes de los apapokuva-guaraní)

Fragmentos

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YÑEPYRU (La creación)

Ñanderuvusú ouguahé oúvo *Ñanderuvusú… Le precedía un trueno silencioso.La oscuridad tapaba los caminos,pero su diestra relampagueantesobresalía en las tinieblasaproximándose…

Desde mucho antes de apareceren medio de los eternos murciélagos de sombra,Ñanderuvusú envió signosde su presencia solitaria.

Ñanderuvusú, el Gran Padre,dueño de la luz que aún no era luz,del viento que aún no era viento,del agua que aún no recogía rostros y montañascon la punta de su lengua húmeda.

No había caminosen la gran noche del principio.Sólo Nanderuvusú conocía el camino,como el relámpago conoce el suyoy lo hace y lo deshace al instante.

*Nuestro Gran Padre está llegando.

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IÑIPYRÚ OÑEPYRÚ**ÑANDERUVUSÚ OÚ.

Todo esperaba el nacimiento del principioen una concentración de fuerzas atropellándosedesde atrás hacia delante,en un remolino obscurobajo las alas membranosasde los murciélagos eternos.

Todo esperaba la aparición de Ñanderuvusúcon oídos todavía de piedra,con ojos todavía sin miradas,conteniendo el aliento inmortal.

Hasta que de improvisoel sueño infinito se interrumpió.El viento comenzó a respirar débilmente,un fuego azulcomenzó a chisporrotear sobre el aladel murciélago más distante;el trueno estallóy se dividió en dos grandes bloques de itá hú (piedra negra)y Ñanderuvusú apareció solo y profundotrayendo el sol sobre el pecho.

Ñanderuvusú, el Gran Padre Brillante,que está antes y después de todo,y en medio de todocomo un acantilado ardiendoque nadie puede rodear con los brazos.

** El principio comienza / Nuestro Gran Padre viene…

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EL PRINCIPIO

En medio de la luz cegadora que le brotabadel pecho,Ñanderuvusú atraía o separaba las cosas de sícon sus latidos resplandecientesen que el sol parecía pestañear por primera vez.

Los murciélagos eternos,celosos de su guarida inmemorial,se abalanzaron sobre Ñanderuvusúqueriéndole azotar el rostro con sus alas.

Pero Ñanderuvusúlos ahuyentó con una palmadade la que brotaron las estrellas.

Luego Ñanderuvusútrajo el eterno palo cruzadola insignia misteriosa de su poderparecida a una estrellade cuatro grandes brazos relucientesque muestran a los vientos su direccióny al tiempo la medidade sus cuatro estaciones, sus edadesde verano y de escarcha, de hoja seca y de flor.

Ñanderuvusú se inclinócon el rostro hacia el Nacientepuso el mundo en el eje de la estrella,

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y entonces la morada del Hombre quedó hecha,y estará firme como el primer díahasta que Ñanderuvusúarranque el sostén celestepara que el mundo vuelva a precipitarse en la nada…

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ÑANDERÚARANDÚ (El primer hombre)

La primera mañana,como una garza hiriendo con sus alas la piedra,amaneció volando sobre el mundodesde la noche antigua hasta los hombrosdel Gran Padre.

Ñanderuvusú pasó la manosobre el plumaje blanco de la claridad,y cubriéndose el rostrocon la espuma naciente de la primera mañana,llamó a su lado al Hombre,al primer Hombre, al Abuelo.

Ñanderú Mba` é Kua´ á,Manderú-ArandúDima Ñanderuvusú-ndie

(Nuestro Padre que todo lo sabe,Nuestro Padre que siente el tiempo,ya está con el Gran Padre).

—Tú eres el primer hombre;en ti comienza el tiempo,y así como eres el principiotambién eres el fin.

—El último hombretendrá tu mismo rostro,tu misma edad,tu misma boca llena de preguntas…

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La voz de Ñanderuvusú

llenó el mundo de grandes suspiros.

Ñanderú-Arandú–el hombre que siente el tiempo, el primer Hombre–sintió bajo sus dedos deslizarselas vértebras suaves de su edad,como una tenue fieraque le lamía los piescomiéndoselos casi sin sentirlo,como la cerrazón come las piedras.Subido en la rama más alta del árbol más altobuscaba la faz de Ñanderuvusúcon sus ojos opacos,pero sólo podía ver el gran sol de su pechode donde el día manaba a borbotonesresplandecientes.

Porque así como Ñanderuvusúsólo en la obscuridad aparece,Ñanderú-Arandú, hijo de la claridad,sólo en el día muestra su presencia.

Ñanderuvusú, con un silbido,llamó a los animales y a los pájaros,que pasaron trotando y volando,buscando su color, su propio grito, sus manchas,sus guaridas, sus árboles, sus distintas violencias.

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Y en la orilla del mundo,arropado en vapores azules,el Gran Tigre primitivode piel de cielo y fuego,dormitando los miraba pasar… Ñanderú-Arandú, sin poderlo evitar,volcó su primera pregunta en las manosdel Gran Padre Brillante.

—¿Cómo eres, Ñanderuvusú,cómo es tu rostro?

Ñanderuvusú hizo entonces el agua,no dijo nada,pero los árboles y las montañas y las nubesempezaron a mirar su tamañodesde lo alto a lo bajo en el agua.Cuando Ñanderú-Arandúse encontró con su imagense puso a temblar, y temblandomiró nacer con la noche,en el lugar de su rostro en el aguala luna de ojos verdes y mansos.

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NACIMIENTO DE KUÑÁ (La mujer)

Vestida de agua, con su anillo de agua,con su pecho de arena pero adornada de aguala tierra en su soportede cuatro grandes vientos estelarescomenzando a girar se fue embutiendoen su pellejo trémulode animal verderecién amanecido.

Todo ya estaba hecho pero aúnel Gran Padre Brillante deformaba y formabaestambres y plumajes, direcciones, semillas,con manos impregnadas de cigarrasen el zumbido musical de sus gestos profundos.

Alzando más la voz:

Yayahú vaerá kuñá(Ahora debemos encontrar a la mujer…la dueña de la fecundidad)

Ñanderú-Arandúbajando los ojos hasta el barro,ignorante de su sabiduría pregunta:—¿Dónde? La mujer no está aquí.¿Tal vez detrás de ti,

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o bajo algún inmenso pájaro que la empollacomo un huevo de nácar tostado por la noche?Y el Gran Padre le dice:—No: la mujer está aquí,sumergida en el agua,transparente como el agua,como el agua llorando alegremente,sin que la sientas tú…

—Esperarás a que caiga la obscuridad,destaparás este cacharrocuya arcilla mojadapuse a secar bajo la luna,y en el fondo hallarás a la mujer.

—Mirándola en los ojos,que aún ven correr sus venas de aguaen lo más hondo de su sueño,la abrazarás, la enredarás ardiendoen tus caricias, hasta hacer que despiertepor la hendidura de su vientre roto y florido…

Ñanderú-Arandú, por la noche,destapó la vasija de arcilla.Color de tierra y agua, medialuna morena,se le apoyó en el pecho la durmiente temblando,y él yaciendo con ellala fecundó como un gran río

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que entra en una selva gorjeante,hasta que poco a poco,ella quedó despierta y solitaria,y él inmóvil, al lado, con su inútil carbónde hombrequemado en su llama olorosa.

(Versión de Augusto Roa Bastos).

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POETAS INDÍGENAS DE NUESTRA AMÉRICA

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Humberto Ak´abalMaya, Guatemala

EL SOL

El solse meteentre las tejas

con esa terquedadde mirarqué haydentro de nuestras casitas,

y se pone pálidoal verque con su luzes más claranuestra pobreza.

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HABLO

Hablo para taparlela boca al silencio.

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EL SILENCIO

Guardaré silenciopara escucharte… Perono habléspara callarme.

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SI NO FUERA

Si no fuera por el sollos pobres hace tiempoque hubieran muerto de frío.

De hambrese muere poco a poco.

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PARAÍSO

Aquí era el paraíso:maíz, trigo, frijol…No había fruto prohibido,las culebras eran mudas.

Je´likch´umil y Kowilajchéhacían el amor sobre la hierbay se cubrían con el cielo.

Hasta que hablaronlas serpientes,

prohibieron los frutosy se repartieron entre síel Paraíso.

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O TAL VEZ

Y no sé si con estos poemashe ganado un poco de vidao sólohe atrasado mi muerte.

O tal vez escribires una forma de agonía.

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ESPERANZA

El único día en la vidadonde no se oculta el solse llama esperanza.

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ESFUERZO

El esfuerzo de olvidar también es poesía

(Tomados del libro Ri upalaj ri kaq´ik´ / El rostro del viento. Caracas,

Monte Ávila, 2006).

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Elicura ChihuailafMapuche, Chile

Lejos anduve: Perdido, llorandoUn alma en todo casoalumbrado de tiRiscos y barrancosme persiguieronpero he vuelto y me alegrantus floresMadre ¿adónde irán misnuevos Sueños?

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EN EL SUEÑO DE MIS ABUELOS

Si pasas por la viday no cultivas el jardínde la amistad:Pasas en vano.

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NADA DE MÍ QUEDARÁ EN ESTA TIERRA

Nada de mí quedará en estaTierra, me digoEn su aire, sólo misconversaciones con la LunaEn sus aguas una flor:La levedad de la memoria.

(Tomados del libro De sueños azules y contrasueños. Santiago de

Chile. Edit. Universitaria – Edit. Cuarto Propio, 2000).

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Miguel Ángel López HernándezWayúu, Colombia

Hablo desde el reconocimiento del rostro amerindio, desde el mundo indígena de América (Abya Yala) en donde vivo y proyecto mi expresión hacia otras latitudes.

He aquí en mi canto y en mis manos el sueño diverso, la voz intensa de las antigüedades; he aquí en mis pasos el sudor de la reafirmación, el latido de la raíz definida, la mirada de horizonte despejado… la invitación a multiplicar los encuentros y aumentar el respeto mutuo por donde respira la vida humana.

Reciban nuestra palabra.

Riohacha (Süchimma).

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ENCUENTRO DOSMI UNIVERSO WAYÚU

La vida es un todo palpitante: desde la fruta pichibuel, de la tuna bebedora de luz, hasta los moluscos, viscosos de la mar adentro… y la vida tiene pequeños mundos:Ahí el mundo de la superficie,Ahí el mundo de lo abisal,Ahí el mundo de los sueños… cada uno de estos mundos se comunican e integran a través de los espíritus respectivos, es un contacto esencialmente espiritual; de allí que la Palabra sea elemento fundador de vida, la Palabra como vehículo de conexión y entendimiento.Y la palabra Viaje, para los wayuu, es comunicación entre las dimensiones de su cosmos propio. Viajar hacia el cementerio familiar es viajar hacia uno mismo, hacia lo más íntimo, hacia el enlace de la sangre…Santuaria Pushaina así lo hizo en un año lejano… su voz, su palabra me ha llegado en el sueño y, aún, me persigue en la vigilia.De ese viaje, de esa revelación tratan las siguientes líneas que ya concedo con la anuencia de Yuya.

—Aquel que Llueve.

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MARUAYAN

Camino a Maruayan nos alcanzó el miedo…lo recibimos: era todo silencio… invisibley con olor a totumo ahumado.Nos abrazó sin darnos cuenta y nos pusoa orinar bajo un árbol mapúa.Luego vino el sueño y las voces de los muertosnos hablaron de encontrar las huellas de los caminantesde los primeros días de la Tierra en los pasos sudorosos de hoy;de escuchar la leve música contenidaen las quejas que soltamos en el sendero.

Desde entonces vemos al miedo, en cada curva,Despidiéndonos… abandonándonos a nuestra suerte.

(Tomados del libro Encuentros en los senderos de Abya Yala. La

Habana, Casa de las Américas (Col. Premio Poesía), 2000).

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POESÍA INDÍGENA DE VENEZUELA

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POEMAS ANÓNIMOS

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CANTO GUERRERO DE LOS TIMOTES

Corre veloz el viento; corre veloz el agua;corre veloz la piedra que cae de la montaña.Corred guerreros, volad contra el enemigo;Corred velocescomo el vientocomo el aguacomo la piedra que cae de la montaña.

Fuerte es el árbol que resiste al vientofuerte es la roca que resiste al río;fuerte es la nieve de nuestros páramos que resiste al sol.Pelead, guerreros; pelead, valientes; mostraos fuertescomo los árboles,como las rocas,como las nieves de las montañas.

(Recogido por Tulio Febres Cordero, 1915).

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TE ESTUVE ESPERANDO POEMA WARAO

Hace mucho tiempo te estaba esperandoEternamente te estaré esperando.

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PARA EL HOMBRE QUE ESPERA POEMA PIAROA

Para el hombre que esperaes la luna;el sol para la canoaque remonta el río;y para los hombres todos de la selvaes el agua.Pero la mariposa rojaes para Merica.Merica es la niña que amo.Merica, que recoge la yuca,y tuesta las tortas de casabe.Merica es luna, sol, agua, mariposa.

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DANZO CONTIGO, MERICA

Tu mano es como el fruto tiernode la palmaTu pie,como el copo de algodónliviano y silencioso.Tu aliento tiene el gustode la piña,pero en tu boca no hay espinas.

Ven conmigo a la selva,ven con Managüeven conmigo a la piedracaliente del río.En tus ojos habita la luna,y en tus senos la miel.Mi vida será dulce.

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AQUÍ EN LA SABANAPOEMA PEMÓN

vivimos los indioscon el pie en el sueloy la cara al sol.

Tenemos por armasel arco y la flechacon la cerbatanay el curare feroz.

Pueblan nuestros montesel jaguar y el dantoque nunca falló.

Gran Sabanala de malocas redondasdel kumache y kachirí.

Patria amadano hay lecho como el chinchorroni sabor como el de ají (…)

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AUTORES

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José Ángel FernándezWayúu

ÁRBOLES FLORIDOS

Hacia allá vivodonde se oculta el sol.Por eso suelo escucharcada atardecerla voz de una mujer:“Llegaré a tu aposentoy te contaré cómo salí ilesaleyendo el lenguaje secretode los árboles floridos”Todo ha sido un sueño.

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GUARDAMOR

Busco antigua urdimbrepara tejer un guardamorcon la imagen de tu cabellera.

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REDENCIÓN TERRENAL

Por el último gritode redención terrenallos pájaros reservanalgunos cantosen el cielo.

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OJO DE DIOS

El sol es ojo de Diosy juguete de los niños.

(Poemas tomados del libro Lenguaje del sol. Caracas, Monte Ávila, 2006).

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LA TIERRA DE LOS SUEÑOS *

Los pájaros cantores conquistaron la tierra de los sueñoscon cánticos fúnebres.Los pájaros cantores anidan entre ramajesdonde impera la calmadonde las hojas afinan un ritmo agudo.El cuenco de las manos no es para recoger gotas de lluvias ni lágrimas del solcon el cuenco de las manos queda cubierto el rostro infantilasustando más a los habitantes del miedo.

*Poema inédito, cedido por el autor.

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CONSERVATORIO *

Tomamos con las manosel agua cristalino de la Laguna de Guatavitaentonces, quedamos sorprendidos al saberque el corazón de la tierra atesora oro verdadero.Ahora sabemos que pertenecemosa la estirpe de los muiscas y taironas rebeldes.Somos estirpes de mil linajes.Calmada la sed colectivaobservamos con la runa y el yajéel manifiesto espiral de una serpiente danzarina.entonces, nosotros congregados todosen un solo conservatorio circulardecimos a todos los habitantes del mundo:Somos estirpes de mil linajes somos estirpes de una sola madrela madre tierra.

*Poema inédito, cedido por el autor.

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Atala UrianaWayúu

MAQUILLAJE WAYÚU

Miles de rostros se entrecruzanentre ocres y carmelitasentre pieles persas y marchitascarita de tierraque huyes del soly te ofreces cual sedienta floral hermoso hombre lunaquien te deja escurrir su fresca palabraentre el rumor de tiernos cujíeshijos del amanecer.

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OTRA PIEL

Hoy he salido envueltaen la piel de una mujerque hace muchos solescaminaba airosa por caminosorillados de verdorella contaba ovejascomo estrellas en primaveradormía en chinchorro tejido de sueñosy bebía las mieles traídas desde las alturaspor los hombres de palabra viva.

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KAARAI

Con gritos de rebeldíapide a Juya su savia seminalKaarai, Kaarai, KaaraiMientras hombres sin rostrosdesembarcan con locas banderasde destinos inciertoshombres con palabras de grafíos van atrapando la verdad del tiempoconvirtiéndola en falsedades eternas.

Kaara: Alcarabán

(Tomados de la revista Poesía (Valencia) (138):50-52, oct.- nov. 2004).

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Vicente ArreazaKaikutsé - Pemón

EN MIS OJOS

Te quiero en mis recuerdosTe quiero en este lugarcuando estoy viendo horizontes azules.Te adoro al caer la tarde.Aquí y ahora, al ver un cometa esta nocheEn este lecho de areniscaagua dulceen mis sueños.

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VOCES

Está conmigo el silencioSólo escucho la selva:pájaros de picos plateados

Espíritus de mis abuelosconvertidos en aves para siempre

Habitantes de las alturas tepuyanas.

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CERTEZA EN EL VERBO

Creo en el poder de la palabra.Creo en la luz del sol.En la belleza de las formas creo.Creo en el agua, en su transparencia.Cuando doy mi manoal estrechar la tuya.Creo en el verdor de la selva,en los árboles, dadores del aliento vital.Creo en la existencia toda.Creo en toda vidaque han visto mis ojos.

(Tomados del libro Uye: Nü. Mis ojos. Caracas, Editorial Ananda, 1999).

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ÍNDICE

Poesía indígena de nuestra América:

resistencia y persistencia de la palabra originaria 7

POEMAS NAHUAS 13

POEMAS MAYENSES 29

POEMAS QUECHUAS 35

POEMAS GUARANÍES

(Orígenes de los apapokuva-guaraní) 51

POETAS INDÍGENAS DE NUESTRA AMÉRICA 63

POESÍA INDÍGENA DE VENEZUELA 81

POEMAS ANÓNIMOS 83

AUTORES 93

Page 107: El dardo y la palabra - Poesía indígena de nuestra América

Se terminó de imprimir en agosto de 200�en el Sistema Nacional de Imprentas Regionales

Mérida, VenezuelaLa edición consta de 500 ejemplares

Papel bond �5g/m2

Portadas: papel glassé 300Imprenta de Mérida C.A. (IMMECA)

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