una extraordinaria vasija de piedra en el museo etnográfico de berlin
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U n a e x t r a o r d i n a r i a v a s i j a d e p i e d r a
e n e l M u s e o E t n o e r a f i c o d e B e r l i n
Javier Urcid
A pesar de que la vasija petrea del
Museo Etnograficode Berlin mues-
tra untema de transformacion cor
poral en un asombroso trabajo en
piedra, no puede ser un producto
en estilo olmeca porvarias razo-
nes, que se analizan aqui.
En un ntimero reciente de Arqueologia Mexicana (vol. XXII, num. 132),
Henri Noel Bernard y Eric Taladoire pro-porcionan information muy interesan-te sobre la biograffa reciente de una extraordinaria vasija petrea que hoy dia se exhibe en el Museo Etnografico de Berlin. El guion museografico para la section de Mesoamerica en el museo, he-cho en la decada de 1960, parece atribuirse a Dieter Eisleb, quien ocupo el cargo de director de la section Ame-rindia hasta 1991. En la gufa de la exposition que Eisleb publico en 1971, titu-lada "Alt-Amerika", aparece la vasija de piedra como uno de los ejemplares de la vitrina 6, la cual esta dedicada a la culture olmeca de La Venta. Eisleb senala que la vasija representa el cuerpo de un pato y la selecciono para ejemplificar como las aves acuaticas eran un simbo-lo de la lluvia y la fertilidad para los ol-mecas, proponiendo que la forma de la cabeza del ave semeja una mazorca aiin medio envuelta en su hoja. Eisleb no hizo explfcitos los criterios que le lleva-ron a considerar la vasija como pertene-ciente a un periodo temprano en la se-cuencia prehispanica o como una obra en el estilo olmeca. Por el contrario, Bernard y Taladoire hacen explicita esa
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1. Dibujos de la vasija de piedra hechos por Fuzier entre 1862 y 1866. DIGITAUZAClON: HENRI NOEL BERNARD Y ERIC TALADOIRE
ultima atribucion al comentar que uno de los elementos grabados en la super-ficie externa de la vasija se asemeja al motivo "garra-ala" del repertorio grafico olmeca. Ese motivo, al que por cierto no debe llamarse asi, aparece en diversos tipos de cultura material (efigies cera-micas, vasijas de barro y monumentos de piedra), tiene una amplia distribution geografica desde el oriente de Guerrero hasta Tabasco, y tuvo una conti-nuidad de mas de medio milenio, desde aproximadamente 1400 hasta 600 a.C.
Historia de la pieza Gracias a Bernard y Taladoire sabemos ahora que la vasija de piedra fue obte-nida por Jose Maria Melgar y Serrano en alguna parte de los Tuxtlas. Melgar, oriundo del puerto de Veracruz, visito el sur de su estado natal en 1862 en bus-ca de antigiiedades, aunque su motiva-cionprincipalfuecomprobarlosrumo-res sobre la existencia de una cabeza colosal de piedra en las inmediaciones de Hueyapan. Su viaje ocurrio precisa-mente al inicio de la intervention fran-
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cesa (1861-1867). Para entonces los es-paiioles habian tornado el fuerte de San Juan de Uliia y un contingente militar de franceses, ingleses y espanoles ha-bia llegado hasta Tehuacan. A su regre-so de los Tuxtlas, Melgar conocio al entonces director del hospital militar frances en Veracruz, el medico Jean-Baptiste Fuzier. Fue asi como Fuzier tuvo la oportunidad de documentar, entre 1862 y 1866, algunas de las piezas de su coleccion arqueologica. Bernard y Taladoire publicaron en su breve en-sayo dos dibujos que Fuzier hizo de la vasija petrea (fig. 1). En el que se ve arriba a la izquierda se muestra la vista superior y el otro ilustra uno de los lados del recipiente. Parece evidente que en ese entonces el objeto estaba completo.
En 1887,25 anos despues de que Jose Maria Melgar obtuvo la vasija, el Museo Etnografico de Berlin la adquirio de un tal Bernardo Melgar. Jose Maria tenia entonces 86 anos de edad y se habia ca-sado dos veces, primero a la edad de 34 anos con Ana Maria Lascurain Miranda, y luego, ya de 80 anos, con Dominga Perera Aguirre. Los hijos de su primer matrimonio se llamaron -del mayor al menor- Eduardo, Arturo, Elisa y Enri
que. Asi, es probable que el mismo Jose Maria haya vendido la vasija al museo de Berlin usando el nombre de su padre, quien se llamo Bernardo, o bien, que la venta la hubiera hecho alguno de sus tres hijos varones, cuyas edades varia-ban en ese entonces entre 51 y 38 anos de edad. Tal vez el hijo responsable de vender la vasija tuvo por segundo nombre el de Bernardo.
Description de la pieza Pero remontandonos en el tiempo y re-conociendo que los lapidarios que pro-dujeron objetos de piedra en el sur de Veracruz entre 1400 y 400 a.C. fueron artifices consumados en sus obras, vale preguntarse si la vasija petrea -induda-blemente de esplendida manufactura-es realmente un producto elaborado en el estilo olmeca. Para responder a esa pregunta es necesario considerar al objeto en su totalidad, en vez de seleccio-nar solamente uno de sus atributos. Como la describen Bernard y Taladoire, la vasija esta hecha de un basalto gris vesicular, si bien las porosidades no son grandes. Es un recipiente de fondo piano, paredes divergentes y gruesas, y con el borde evertido, piano y amplio (fig. 2). Tiene ademas tres soportes hemis-
fericos relativamente pequenos en relation al tamano de la vasija. El diame-tro de la boca es aproximadamente de 24 cm, mientras que el de la base es de unos 22 cm. La altura maxima del recipiente es de 17.4 cm. En uno de sus lados tiene la representation del cuerpo de un pato visto de frente, en la que se combinan la escultura y el altorrelieve. Por un lado, el cuello largo del ave so-bresale de la pared exterior de la vasija, se yergue hacia arriba y se dobla hacia atras de tal forma que la cabeza escul-pida queda integrada a la superficie gruesay plana del borde de la vasija. Por el otro lado, las alas abiertas del anade -en altorrelieve y con lineas incisas-flanquean el cuello. Todo el borde piano que no esta ocupado por la cabeza del pato Simula, mediante incisiones, un recubrimiento de plumas en hilada. El naturalismo en la representation del ave es asombroso, pues se detallo con claridad la una en la punta del pico, lo mismo que las ranuras que simulan la orilla inferior de las fosas nasales en la mandfbula superior.
Pero lo que hace aiin mas sorpresiva la composition es lo que estuvo graba-do en la otra mitad externa del recipiente, la que desafortunadamente falta
2. Diversas vistas de la vasija de piedra. El color gris indica las partes faltantes. Museo Etnografico de Berlin ( FOTOS: CORTESlA DEL MUSEO ETNOGRAFICO DE BERLIN. DIBUJOS: JAVIER URCID, ELBIS DOMINGUEZ
luseum furVdlkerkunde, Berlin. EMB-7407).
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3. Aves de pico ancho como ego alterno de personas. a) Fragmento de tecomate de Cuauhtemoc, Chiapas (tornado de Rosenwig, 2003). b) Pendiente de procedencia desconocida (tornado de las notas en el ar-chivo de Miguel Covarrubias, UDLA). C) Estatuilla de los Tuxtlas. d) Monumento 7 de la Venta (tornado de Drucker, 1952). DIGITALIZAClON: RAICES. DIBUJOS: JAVIER URCID, ELBIS COVARRUBIAS
4. a) Vasija de barro deTlatilco, Cuenca de Mexico, MNA. b) Monumento 9 de San Lorenzo Tenochtitlan, re-construccion a partir del dibujo de Coey Diehl, 1980. c) Pato y gotas de agua grabadas en la superficie del Monumento 9 de San Lorenzo Tenochtitlan. FOTOS: TOMADO DE OCHOA, 2004, AGUSTlN U2ARRAGA / RAlCES. DIGITALIZAClON: RAICES. DIBUJOS: JAVIER URCID, ELBIS DOMINGUEZ
ahora en gran parte. En algiin momenta entre la documentation de Fuzier y la adquisicion de la pieza por el Museo Etnografico de Berlin, la vasija se rom-pio en ocho pedazos, seis de los cuales estan ahora pegados y dos faltan. A pe-sar de que uno de los faltantes es gran-de, se puede deducir que la otra cara externa de la vasij a tuvo la representation, en altorrelieve, de la parte inferior de un cuerpo humano, como si estuviera en position descendente. En lo que aiin queda se ven las dos extremidades infe-riores abiertas y flexionadas, y entre las piernas, el nudo de un faldellin o un pano de caderas (en el dibujo de Fuzier se ve la pierna derecha flexionada). Tambien se aprecia una de varias plu-mas caudales que estuvieron represen-tadas sobre el nudo y entre las piernas flexionadas.
Transfiguration del cuerpo humano Tomando en cuenta la decoration de la pieza resulta evidente que se trata de una escena de transformation en la que un ser humano adquiere un ego alterno en forma de pato. En un lado de la vasija el personaje humano desciende, y en el otro, su ego alterno se yergue para ini-ciar el vuelo. El tema de la transfiguration del cuerpo humano en otro ente no-humano es, por supuesto, una ca-racteristica esencial en la constitution de la persona en la antigua cosmovision mesoamericana, y tiene una temporali-dad que coincide con y precede al desa-rrollo del estilo olmeca. Ejemplos fide-dignos los encontramos en estratos muy antiguos, como es el caso de un fragmento ceramico de tecomate pro-cedente del sitio arqueologico de Cuauhtemoc, en Chiapas, con la efigie de un personaje que tiene el pico ancho de un ave, ya sea un pato o una espatula ro-sada (fig. 3). Este ejemplar se remonta a la fase ceramica Locona (1400-1250 a.C). Otro ejemplo -tal vez de entre 600 y 400 anos a.C- podria ser el Monumento 7 de La Venta, Tabasco. Ahi, dentro de un nicho aparece el rostro de un per-
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5. a) El signo "pata-garras" comparado con la representacion de alas de pato en el estilo olmeca y en la vasija de piedra del Museo Etnografico de Berlin, b) La efi-gie ceramica de Atlihuayan, Morelos, que viste una piel de lagarto, demuestra el origen iconico del signo "pata-garras". FOTO: MARCO ANTONIO PACHECO / RAfCES. DIBUJOS: ELBIS DOMINGUEZ. EL DIBUJO DE LA CAPA DE LAGARTO ESTA BASADO EN CLARK, 2008
sonaje cuyo menton parece estar cu-bierto por el pico ancho de un ave (aun-que otros estudiosos ven una barba). Varios pendientes de piedra verde, po-siblemente tempranos, aluden tambien a la metamorfosis entre humano y pato. Y por supuesto, el ejemplar mas famo-so es la estatuilla de los Tuxtlas, con un personaje alado que porta una mascara bucal ancha de una ajaja o un anade. Esta otra efigie es de piedra y tiene una inscription en escritura zoqueana con una fecha en la cuenta larga correspon-diente al ano 162 d.C, es decir, cuando
las imitaciones tardias del estilo olmeca cayeron en desuso.
La representacion de patos tampoco es ajena al repertorio grafico del estilo olmeca (fig. 4). Hay representaciones que forman el cuerpo mismo de reci-pientes ceramicos, asi como grandes es-culturas de piedra e incluso como gra-ffas. Igualmente hay evidencia de la manufactura de vasijas de piedra en si-tios olmecas como San Lorenzo Tenochtitlan, que incluyen generalmente ca-jetes pequenos y burdos con fondo muy grueso, muchos de los cuales quiza se
usaron como molcajetes. Es claro que la fabrication de recipientes petreos en la costa sur del Golfo y en muchas otras partes de Mesoamerica continuo durante toda la epoca prehispanica, para lo cual se utilizaron toda clase de pie-dras: basalto, alabastro, marmol y piedra calcarea.
No obstante, y a pesar de que la vasi-ja del Museo Etnografico de Berlin muestra un tema de transformation corporal en un asombroso trabajo en piedra, no puede ser un producto en estilo olmeca por varias razones.
6. Representaciones de personajes descendentes en estilo olmeca y en estilo del Epiclasico de Veracruz, a) Monumento 107, San Lorenzo Tenochtitlan, Veracruz, b) Vasija de piedra del Museo Etnografico de Berlin, c) Personaje descendente (mitad esqueleto, mitad encarnado)en eltablero norestedel JuegodePelotaSur deTajin, Veracruz (basado en Kampen, 1972). d) Personaje flotante con pico de ave en eltablero sur central del Juego de Pelota Sur del Tajin, Veracruz. FOTOS: MARCO ANTONIO PACHECO / RAICES. DIBUJOS: ELBIS DOMINGUEZ
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7. El pato representado en la vasija de piedra del Museo Etnografico de Berlin (a) comparado con la representacion deun aveacuatica en un pendientede La Venta (b) (tornado de Drucker, HeizerySquier, 1959) ycon un pato en una pequena esculturadecorada con entrelacesen la coleccion del Museo Nacionaldel Indio Americano (c) (num. de catalogo 17/7375). DIBUJO: JAVIER URCID, ELBIS DOMINGUEZ. FOTOS: TOMADAS DE DRUCKER ETAL, 1959, Y MUSEO NACIONAL DEL INDIO AMERICANO
Una comparacion mas detallada de las alas del pato en la vasija petrea y el signo "garra-ala" hace evidente que las semejanzas son superficiales, amen del hecho de que el signo olmeca aparece raras veces en pares simetricos, y nun-
que se empleo por varias centurias, es de esperarse que exhiba un amplio ran-go de variation, como se muestra en la figura 5c. Para facilitar la comparacion, los ejemplos incluidos estan orientados uniformemente con las garras a la dere-
El tema de la transfiguracion del cuerpo humano en otro ente
no-humano es una caracteristica esencial en la constitucion de
la persona en la antigua cosmovision mesoamericana,y tiene
una temporalidad que coincide con y precede al desarrolto del
estilo olmeca.
ca -al menos hasta ahora- para simular un ave a punto de iniciar el vuelo (fig. 5). Varios de los contextos sugieren mas bien que el signo representa la pata y las garras de un lagarto, por lo que deberia llamarsele "pata-garras". Al ser un glifo
cha. Las variaciones mas obvias se rela-cionan con el niimero de apendices (entre 3 y 5). En los casos mas realistas el primero, siempre recto, Simula mas bien un dedo humano con las hendiduras co-rrespondientes a las articulaciones de
las falanges, aunque hay variantes don-de los apendices, la mayoria con una curvatura distal, solo incluyen garras puntiagudas. Otra variation notable es la position del signo, pues en algunos casos el primer dedo o garra queda arriba y en otros abajo. Hay versiones muy
. esquematicas en las que se omite la pata que en otros ejemplos acompana a los apendices. Aunque se cuenta con pocos ejemplares que muestran las alas de pa-tos en la cultural material olmeca (fig. 5d), es evidente que incluso la representation de este elemento anatomico cambio a traves del tiempo. En la vasija de piedra resulta claro que la intention fue enfatizar el alula y detallar tres plu-mas secundarias, diferenciando las ras-pas, los estandartes y las hipoplumas o barbas sedosas.
Otra razon por la que la vasija petrea no puede ser un producto del estilo olmeca tiene que ver con la forma de la vasija. En ninguno de los grupos cera-micos de Mesoamerica anteriores a nuestra era hay ejemplos de vasijas tri-podes con paredes divergentes, bordes evertidos y pequenos soportes globula-res. Estas formas corresponden a vaji-llas de fechas mas tardias, entre 600 y 900 anos d.C. Tambien diferente es la forma de representar el cuerpo humano. Comparese, por ejemplo, el personaje descendente del Monumento 107 de San Lorenzo, de innegable estilo olmeca, con la representacion que acusan los cuerpos descendentes o flotantes, como los que aparecen en los paneles del Juego de Pelota Sur de Tajin (fig. 6). Ademas, debe senalarse que en estos lil-timos ejemplos -uno de los cuales, por cierto, alude a la transfiguracion huma-no-ave- los grabados se caracterizan por tener una doble linea en el contor-no del cuerpo. Este detalle es propio de estilos artisticos de alrededor de la se-gunda mitad del primer milenio des-pues de Crista.
No hay duda de que en el sur de Veracruz hubo continuidad en la representation de aves acuaticas con la cabeza volteada y apoyada sobre el cuerpo. Tal
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vez el ejemplar mas temprano conocido hasta ahora sea el de un pendiente de ja-deita procedente de la ofrenda 3 de La Venta, Tabasco, de 800 a.C, aproxima-damente. En el Museo del Indigena Americano, en Washington D.C., hay un objeto que representa parte del cuerpo y la cabeza de un pato en una position identica al del ave en la vasija petrea, y en este caso, el ejemplar esta decorado con entrelaces tipicos del estilo Epicla-sico del Altiplano Centraly Veracruz, in-cluyendo el Tajin (fig. 7).
Conclusion Vale lapenaretomarlapropuestade Eisleb respecto a la similitud de la cabeza del pato en la vasija de piedra -vista desde arriba- y una mazorca parcialmente envuelta en su hoja, una opinion posi-blemente influida por otra pieza de piedra en el Museo Etnografico de Berlin, atribuida a la costa sur del Golfo, que muestra la representacion conjunta de un pato, como si estuviera dormido, y una mazorca de maiz (fig. 8a). De he-cho, algunos autores tambien atribuyen esta pieza al estilo olmeca, aunque los criterios para semejante aseveracion tampoco se han hecho explicitos. Da la impresion de que persiste la idea de que si un objeto de piedra procedente del sur del Veracruz tiene una gran calidad es-tetica, entonces debe ser forzosamente olmeca. Hasta ahora, y a pesar de la dimension realista en obras del arte olmeca, no conocemos representaciones tan fidedignas de la mazorca de maiz que provengan de contextos arqueologica-mente controlados. Para centurias mas tardias, ya entrada nuestra era, si hay ejemplos conocidos de representaciones tridimensionales y en barro de la mazorca de maiz tanto en los Valles Centrales de Oaxaca como en el Altiplano Central (figs. 8b y 8c).
Para concluir, la magnifica vasija de piedra en el Museo Etnografico de Berlin fue un producto de la tierra de Ul-man, como llamaron los nahuas a la region de la costa sur del Golfo, pero la pieza debe ser al menos un milenio mas
8. a) Esculturaen piedra deun patoy una mazorca (llcmdealtura) (EMB-1013).b) Representacion en ceramica de una mazorca en su hoja, Cacaxtla.Tlaxcala.c) Representacion de tres mazorcas como tocado de una vasija efigie en la ofrenda exterior de la Tumba 3 de Lambityeco, Oaxaca. FOTOS: MUSEO ETNOGRAFICO DE BERLIN; MARCO ANTONIO PACHECO / RAiCES, DIGITALIZAClON: RAICES
tardia de lo que se ha pensado. La mo-raleja de este breve ensayo es que al abor-dar el estudio de los objetos con un en-foque biografico, es necesario atender tanto a sus caracteristicas intrinsecas como a los datos extrinsecos que permi-ten entender los multiples contextos por los que transitan las cosas creadas por los seres humanos. jQj
Javier Urcid. Doctor en antropologia por la Uni-versidad de Yale. Profesor asociado en el Depar-tamento de Antropologia de la Universidad de Brandeis, Boston Massachussetts.
Para leer mas... CovARRUBiAS,Miguel,"Elarteolmecaode La Venta",
Cuadernos Americanos, ano 5, num. 4,1946. BERBARD, Noel, y Eric Taladoire, "Historia de dos
piezas de estilo olmeca en Europa", Arqueologia Mexicana, vol. XXII, num. 132, marzo-abril de 2015, pp. 74-75.
POHORILENKO, Anatole, "La estructura del sistema representacional olmeca", Arqueologia Mexicana, num. 3,1990, pp. 85-90.
TALADOIRE, Eric, "Melgar, Fuzier y la cabeza olmeca de Hueyapan, Veracruz", Arqueologia Mexicana, vol. XVIII, num. 104, julio-agosto de 2010, pp. 21-25.
Referencias bibliograficas sobre las fotografias pue-den consultarse en nuestra pagina web: www.arqueologiamexicana.mx/bibliollrcidl40.html
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