s juntas han derribado - hemeroteca digital

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Redacción y administración: Caü? de Larra, 8. Diario independiente de la noche Noticias de todas partes flRo lll.~Núm. 481 12 de enero de 1922 Precio: 10 céntimos. UNA CRISIS QUE ES MAS QUE UNA CRISIS •lií S JUNTAS HAN DERRIBADO i V LOS JÓVENES MAURISTAS SILBAN A SÁNCHEZ GUERRA FEI Gobiérao que acaba de,Mr íerribado por las juntas compren- tía ministros de tres ramas con- servadoras, del regionalismo y de Sos grupos liberales. Figuraban m él, además de Cambó, Maura y Cierva, un idóneo, Matos; un de- mócrata, Francos; un romanonis- ta, Cortina; un ciervista, Maestre, f un indefinido, Coello, De todos los partidos gubernamentales, so- to no estaban representados los re- íomiistas y los aibistas. ¿Quién puodc, por lo tanto, íooniplazar a la situación derriba- ia anoche? ¿Los consei-vadorcá'.' So. ¿Los liberales templados? tampoco. ¿Los liberales avánza- los? Menos, por razones que to- los nuestros lectores comprende- rán. Lógicamente pensando, deben fobcrnar los que, según la célebre 'rase de Maura, no dejan que se obicrne. ¿Por qué no? Desde ju- lio del 17 no &3 hace en España íjio lo que las juntas quieren. Recordomofi... En 1917, los militares desliicie- on dos gQbiernos, que presidían I marqués de Alhucemas y don Jdaardo Dato. En 1Ü18 volvieron , derribar al marqués de Alhu- «mas. En iyi9 expulsan de Bar- •r>lona al g'obc-rnador civil y al le de Policía y echan por la bor- •1 al Ministerio de liomanona'i. •yer... ¿Quiénes son culpables del con- icto actual? Es lo más peregrino iie el país no ha tenido, acercít 'e su génesis verdadera ninguna ^ase de informaciones. Nadie sí- uidó de explicarle qué era ío que o debatía. Llegaban hasta él ru- lores, insinuacioaes y amenazas. ' se encogía do hombros. Aunque ca triste decirlo, es lo cierto que io le ha interesado la contienda. Los amigos del i3r. Cierva dicen lie las juntas son las responsa- |les de todo. Y las juntas asegu- lan que el autor de la crisis ex- iraconstitucional en que nos halla- wxs es d hoy ex ministro de la uerra. ¿(^uiéji tiene razón? Veamos: Dicen las juntas que el .señor Jci"va ha prescindido del Ejcrci- , que ha sido cacique caprichoso turante su última actuación minls- lírial, que ha desoído pareceres y tloptado inju.?tos acuerdos, per- adiciales, e ido más allá del 11- lite de sus atribuciones. Dicen los üervistas que no es verdad y que '. odio de las juntas a su jefe es t bido a que éste les quiso dar la talla.., I Dar la batalla a las juntas!... precisamente, el Sr. Cierva es el taico político español que no esta ioralniente capacitado para em- xesa tan difícil. Se apoyó en ellas. •as halagó. I^as llamó providen- tales. Cuando en marzo do 1918 \i movimiento de opinión lo arro- obligado a dimitir, en unión de sus compañeros. * *. -^ La otra tarde hablábamos con uno de los delegados militares que han venido de provincias trayen- do un mandato imperativo. Y nos decía: —A las juntas sólo se las pue- de ahogar en agua de justicia. ¡En agua de justicia!... ¿Cómo hay que entender esa justicia? A la hora de definirla, ¿no habrá in- terpretaciones antagónicas? ¿¡No sabe todo el mundo que una par- te de la oficialidad quiere lo que otra parte de la oficialidad consi- dera nefasto? Además, un Gobierno, legal y lógicamente, es la encarnación ds todos los componentes de la pa- tria. Cuando la? juntas nacieron, elaboraron, a lo que se. dijo, un programa nacional. Ahora la lu- cha se ha empeñado en torno a cuestiones de orden íntimo, que só- lo afectan—salvo en algunas de sus derivaciones—a la estructura interna de las colectividades arma- das. Y' esto, que parece a prime- ra vista, que simplifica el proble- ma, en realidad lo agrava y com- plica muchísimo.' ¿So han podido evitar los lamen- tables acontecimientos que anocJie culminaron en la declaración de la crisis? Creemos qi^e sí. Y creemos también que ciertas.,actitudes agre- sivas con .exceso y determinados desplantes innecoíarios han enve- nenado un diálogo que al princi- pio se' mantenía dentro de térmi- nos regulares y corteses. Por otra parte, es indudable que el Gobierno no ha actuado como tal en la medida que debiera. Se inhibió demasiado en el pleito el presidente del Consejo de Minis- tros, cuando debía haber interve- nido antes de que las cosas llega- ran a extremos que hicieran im- posible toda armónica solución de concordia. Y, por su lado, el señor Cierva personalizó y aisló la que- rella, en vez de buscar, desde el primer día una aprobación y una solidaridad que tuvieran como ba- se amplias noticiafí de su desen- vplvimisnto. * * * Y mientras conthiúa la eriv de los pronunciamientos pacíficos, en Marruecos se sigue peleando y to- da la economía de la nación está •.i.:;dionte de que se resuelvan i.;; problemas del arancel y de los transportes, y ea Cannos. las gran- des potencias discuten acerca do Tánger, sin pedir nuesti-a opi- nión siquiera... '€1 objeto del Gobierno es !a felicidad de la nación/puesto que el fin de toda so- ciedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen." (Artículo 13 de ia Constitución de la Monarquía.) Noticias de anoche del Palacio de Bucnavista, úni- imonte conservó amistades firmes partidarios decididos—fuera de is incondicionales de siempre— itre los clementps que aHOchc, •as larca pugna fatig-osn/ le han Ei próiogo de la crisis Cerramos nuestro número de anoche con ia afirmación de que el pleito políticamilitaiT estaba pen- diente de que el Key diera su aquiescencia a una disposición que por la mañana le entregó el mi- nistro de la Guerra, en virtud de la cual so modificaba el reglamen- to por que se rigen las juntas in- íomiativas militares. Las palabras del ministro de Marina al llegar al Miniíjtcrio de Hacienda daban a entender que el asunto estaba resucito favorable- mente para cJ Gobierno. Todos los indicios hacen suponer que cuando el ministro do la Gue- rra llevó al despacho con el Hey la reforma del reglamento de las junta.s, y aunque el Monarca ex- presara el deseo de reflexionar ^so- bre el asunto, el Sr. Cierva sa- lió de Palacio sin sospechar que pudiera imponci-se a la disposición un voto que produjera la crisis ful- minante. Durante la reunión de los minis- tro.-i en Hacienda fué en aumento la expectación política, avivada por los rumores gravísimos que circulaban. El general Orozco, en Pa- lacio Cerca de las siete de la tarde llegó a Palacio el capitán general de' la región, Sr. Orozco. Esta visita fué, naturalmente, iwuv comentada, pues fundada«ien- te se suponía que el general Oroz- co iba a conocer alguna decisión interesante o a comunicar al Rey algún hecho importante. Planteamiento de la crisis Durante el Consejo de miiiistros, el presidente fué requerido para una conversación telefónica, que, indudablemente, fué la clave de la crisis que pocoá minutos después había de ser planteada. A las nueve menos cinco los i-e- porteros, que en gran número se ñauaban en el Ministerio, vieron que llegaba un guardia ciclista, ei cual entregó un pliego al portero mayor del Ministerio, con el en- cargo de recoger firmado el so- bre. Apenas habían transcurrido cin- co minutos, cuando se vio salir del íalón a los tres técnicos en cues- tiones arancelarias que as.istían a la reunión. Los ministros continuaron solos un espacio de tiempo que no ex- cedió de veinte minutos. . l>'ue el primero en salir el do Estado, que se limitó a decir que marchaba rápidamente a su domi- cilio a vestirse, pues a las nueve debía estar en la Embajada de los Estados Unidos, donde se celebra- ba una comida. Breves instantes después apare- ció en el umbral el jel'e del Gobier- no. Revelaba su semblante honda preocupación, y al pasar juato a los reporteros so limitó a. contes- tar al saludo de éstos. Al emprender su descensp por la escalera pudo oírsele, como si man- tuviera un monólogo, estas frases: —¡Qué se le va a hacer, qué se le va a hacer! . Pero en aquel momento los In- formadores no pudieron apreciar el alcance de la frase. Pronto su- pieron que el jefe del Gobierno- ha- bía dado orden al "chauffeur" pa- ra flue le condujese a Palacio. Casi .simultáneamente salían del salón los Sres. Francos Rodríguez, La nota dimisión del Go- bierno La entrevista del Sr. Maura con el Rey fué breve. El presidente del discrepancia para plantear la cri- sis, pues consideraba el jel'e citado que no se podía prolongar la si- tuación de estos últimos días. La crisis, sin embargo, no se planteó por discrepancia alguna, marques conde de Coollo Cortina. El primero, dirigiéndose a bs reporteros, les dijo: —Ya lo saben ustedes todo. El píosidente ha marchado a Palacio a plantear la crisis total. Un periodista preguntó al mar- qué.--i do Cortina hasta qué parti- da había alcanzado la deliberación. —Hasta la partida 423—replicó el ministro de Marina, y añadió con tono algo socarrón:—Pero ya, ¿para qué ... Confirmaron los demás ministros lo manifestado por sus compañe- ros, y el Sr. Cierva se expresó en estos téi>rainos: —^Amigos: Salimos con el pleno convencimiento de haber cumplido con nuestfo deber, j Deseamos a los que nos .sucedan que tengan el acierto que demandan las ciixiuns- tanciasl... El Sr. Maura, en Palacio El Sr. Maura llegó a Palacio •minutos antes de las nueve y me- dia de la noche. Cuando penetraba el Sr. Maura en el ascensor, se oyeron los pri- meros acordes de la Marcha Real fusilera. El Rey, que tenía invi- tadas a su mesa a varias personali- dades, se di-sponía en acjuel mo- mento a entrar en el comedor. El Rey, al ver al Sr. Maura, se detuvo, y acompañado por ésto penetró en su despacho. . Consejo entregó al Rey la sig-uien- te nota-dimisión del Gobierno: "Señor: Por razones Q,ue afectan a intereses primarios de la nación, el Consejo de Ministros acordó unánime- mente someter a la aproba- ción de Vuestra Majestad el Real decreto que acerca de las juntas informativas mili- tares ha presentado en el día de hoy el ministro compe- tente. Acatan los ministroó la es- timación del asunto, en sus varios y coüiplicados aspec- tos, hecha por Vuestra Majes- tad, y juzgan que la convic- ción}, con que resolvieron les impide aun el aplazamiento de aquella disposición. Por tal motivo, no pueden permanecer en los cargos con que Vuestra Majestad les honró, y rendidamente supli- can a Vuestra Majestad qiic se digne aceptar la,' dimisión de tocios nosotros.- A los reales pies de Vues- tra Majestad, ANTONIO MAURA." Sale el Sr. Mcura ÍQ Pa- bcio Al «alir de Palacio, ol Sr. Mau- ra fué rodeado por numeroso.? pe- riodistas que allí estaban. —Ya les he dicho que he pre- sentado la dimisión del Ministe- rio. —¿Volverá usted esta noche a Palacio?—le preguntaron los pe- riodistas. —¿Yo?—contestó el Sr. Maura, muy sorprendido. —¿Y vendrán otros hambres políticos? —Creo que esta noche no. Ven- drán mañana, y creo que habrá al- gunas conjsultas. Los ministros liberales vi- sitan a sus jefes Los ministros dimisionarios se negaron a hablar con los periodis- tas. La mayoría de ellos no fue- ron a sus despatíhos, ' El Sr. Francos Rodríguez, des- de Hacienda, marchó al domicilio del marqués de Alhucemas; el marqués do Cortina, al' palacio del conde de Romanones, y el Sr. Ma- tos, a casa del Sr. Sánchez Gua- ira, para informarks de lo ocurri- do y enterarles de la nota que el| Sr. Maura entregaría al Rey con la dimisión de los ministros. Se supone que los visitados apro- baron la conducta de sus represen- tantes en el Gobierno del señor Maura. Se asegura que antes de la re- unión celebrada en Hacienda, uno do los ministros liberales conversa con su Jefe, y que éste le indicó la necesidad de aprovechar cualquier (Fotos Alíoiis.o.), sino por lo.í motivos, ya expues- tos. ,- Comunicación c!e la crisis Anoche 'mismo se telegrafió des- de el Ministerio de la Gobernación a todos los gobei-nadores la noti- cia de haber dimitido el GobicKio. igualmente, por el Ministerio do Estado, se comunicó la crisis a nuestros representantes en el Ex- tranjero. Se reúnen ios represen- tantes üe las juntas Anoche, después de conocido el planteamiento de la crisis, se re- unieron loa representantes de las juntas iniofmativas niihtaics pa- ra cambiar iiupreSíoncs. Claro está que los reunidos se congratularon de que la (jimisiün del (.Jabineto ácaba.se con la trami- tación del pleito que- ventilaban con aquél, poique el tran.ícurso do unas horas, a su juicio, lo habría agravado exlraorainariamonte. Inmediatamente se dirigieron a provincias telegramas dando cuen- ta de Ja dimisión del Gobierno y anulando instrucciones circuladas en los días anteriores. ¿Era decreto o Real . orücn? Durante todo el día de ayer hu bo gran contusión respecto a SJ la disposición a la que el Rey ha bia puesto el veto, dando lugar CÍ)¡, ello al planteamiento de Ju crisi,,, era un lical decreto o una Re... orden. La explicación niás verosímil d. la verdad de todo ello es la s. guíente: Si el Sr. Cierva hubiera podido reaÜKvr su deseo de resolver el pleito pendiente de acuerdo con las propias juntas informativas, esto ,e.s, con la modificación del regla- mento por que se rigen esas jun- tas, habría bastado una Real or- den, de firma del ministro; pero lo que ol Sr. Ciei-va llevó a la fir- ma del Rey, cuando se convenció de que era imposible la armonía deseada, fué un decreto disolvien- do las juntas informativas milita- ros. pudieron recatar su sorpresa y le preguntaron^ -T-¿Cómo usted por aqui? No le esperábamos. —Ni yo pensaba venir—dijo el Sr. Maura—. Pero me han llama- do para despachar a las once. A su vez interrogó: —¿No ha venido nadie aún? —No, .señor. —E.S0 ya ihe extraña más. ¿No han empezado las consultas?— preguntó el Sr. Jlaura. . Y a esta pregunta contestaron los periodistas con otra: —¡A ver si hay una continua- ción! —Ya les dijo a ustedes que la vida es una continuación. Pero en cíjto caso una continuación sin on- dulaciones;. Y sin decir más penetró en el agcansor. A \a.ñ doce menos diea salió de Palacio el íir. Maura. Le rodearon los iieriodistas y dijo: —Nada, señores. Las co.'r.as si- guen igual. Yo he venido para con- tinuar la conver.'sación de anoche con el Rey, para ampliar conceptos, porque anoche cuando vine el Rey estaba .sentado a la mesa, y la en- trevista, por eaa razón, fué bre- ve. Ahora empezarán las consul- tas. —.¿ Inmediatamente ? — lé pre- guntaron los periodistas. —No lo sé. Pero de.sds luego vendrán loa presidentes de las Cá- maras, los e.^ presidentes de las Cámaras y los jefes de los gru- pos politicoi?. Como entre los pñviodi.stas ha- bía sido objeto de discusión si el Sr. Maura, al entrar, había di- cho "una continuación con o sin ondulaciones", aquéllos le pregun- taron: —Antes ¿dijo u.st'd con o sin ondulacionc .' LI Sr. Maura dijo; El ^oblorno dimisionarlo se reúne A las nueve y media do la ma- ñana-concurrieron a casa del señor Maura todos los. ministros, con ex- cepción del Sr. Cierva, que llegó a la.s diez y cuarto. A esta hora se retiraron aqué- llos, con excepción do los dos- libe- rales, el Sr, Matofi y el conde de Coello. La reunión terminó al salir el Sr. Maura para Palacio. > El Sr. Maura, en Palacio A las once menos cinco de la mañana ]legó hoy a Palacio el presidente del Consejo dimisio- nai-io. AI verle los periodistas uo —Sin ondulaciones: una cosa .«suave. Un grupo aplaude al se- ñor í^aura En la plaza de Oriente, frente a Palacio, había un grapo forma- do por unos cientos de personas, en el que predominaban los jóve- nes mauristas, que, al salir el se- ñor Maura, le aplaudieron y lan- zaron varios vivas al presidente dol Consejo. Claramente se oyó también que algunos gritaban: "¡Abajo las juntas!" Los presidentes de Ixs Cámsrss. Los jóvdnes mauristas dan gritos con- tra el Sr. Sánchez Guerra A las doce y veinte llegó a Pa- lacio el presidente del Senado, se- ñor Sánchez de Toca, que no hizo al entrar manifestación ninguna.' Poco después llegó el Sr. Sán- chez Guerra. Cuando el automóvil <l!:l presidente del Congreso crazó la plaza de Oriente, loa mismos jóvenes que habían vitoreado al Sr. Maura dieron gritos de: "¡Fuera! ¡Fuera!" Al descender del coche el ."íeñor Sánchez Guerra a la puerta de líccomendamns a nucítros nniin- ciantes la mayor prontitud en la entrega de los originales, para no vernos obligados a demorar la Dublicdción de éstos. ^ Palacio, dijo- dirigiéndose a los periodistas: —¡Como si yo tuviera la culpal —¿Ha oído usted los gritos? —se atrevió a preguntarle un re- portero, ya que el presidente se daba por enterado. —Sí; ül pasar en el automóvil. Todas esa.s cosas son las que eni- peoran estos asuntos. ¿Ha venido ya alguien? —Ha estado el Sr. Maura, y es- tá arriba el Sr. Sánchez de Toca. El Sr. Sánchez Guerra entró en el Alcázar, La opinión del Sr. Sán- chez de Toca A la una menos cuarto salió 9I presidente dol Senado. Dijo; —Tengo un criterio sobre el asunto desde el año 17. Yo pro- ponía el decreto. Tengo la segu- ridad de que no habrá nadie que acepte el Gobierno si no hay por delante un decreto modificando la situación de las juntas en téi-nii- noB de toda satisfacción para unos y para otros, dentro de la disci- plina y de los prestigies del Po- der público, y croo que sobro esta base, este anismo Gobierno del s-e- ñor Maura puedo continuar. Opinión det Sr. Sánchez íiíiuerra El presidente del Congrreso sa- .lió de, Palacio a la una y inedia de la tarde. ' —He ccrttestado—dijo a los pe- riodista.-i—a las preguntas que me ha hecho Su Majestad, y, conoci- dos todos inis aixtocedcntca,, que ustedes mejor que los demás no pueden ignorar, porque tienen es- tado parlamentario, he' dicho al Rey que cualquier Gobierno que so intente fonnar, (juc cualcjuier Gobierno que pueda formarse ne- cesita la seguridad de poder go- bernar constitucionalraente, y pa- ra eso necesita contar además con aquella medida que dé la sensa- ción al país de que afirma desde el primer momento la idea de la dignidad del Poder público. l.;0 mejor sería la continuación del ae- ñor Maura. Tengo algún motivo para creer que ha habido algún error, un in- dudable error, en la tramitación de la crisi.s, pues yo no he enten- dido que el Rey se haya negado a firmar el decreto de que tanto se habla. Como les digo, en esa tramitación debe de haber habido algun'a cosa extraña, rara. —¿Habrá más consultan?. — le preguntó un periodista. —Sí; do.sdc luego. Se ajnplia- rán. —Entonces — insistió un, infor- mador, volviendo al punto intere- sjuite—, la noticia de que el Rey se ha negado u firmar i es una fal- sa interpretación de la not» del se- ñor Maura? —No sé—contestó el Sr. Sán- chez Guerra—•; no juzgo porque no conoaco la nota; pero digo que hay indiscutiblemente un error de apreciación, nacido de no sé qué. —¿ Estaremos aquí muchos días?—se le preguntó. —Hombre, muchos, no; pero hoy y mañana, KÍ. Todavía hubo quien Insistió: —¿ üe modo que el íley no se ha negado a firmar? —Eso croo yo. Ya ven ustedes cómo les digo todo lo que se pu»- de decir. Y .se despidió do los porio(li.s- tus. Se simulan cargas y se practican detenciones Ante las ruidosas nmniíestacio- liOS contra el Sr. Sánchez Guerra, fuerzas de Orden Público de a ca- ballo simularon cargas y despeja- ron el lugar donde los alborotado- res estaban reunidos. Hicieron también algunas de- tenciones. Deialles complemeri- tarí'os El programa para ho)f antes de plantearse ía ¿risis A juzgar por lo que refieren al- gunas personas ciuo tienen moti- vos para estar enteradas de la foiTna on que se desarrollaba el pleito políticomilitar, los elemen- tos directivos do la protesta con- tra el ministro de la Guerra te- nían formado el plnn de acentua- ción de esa nrot^jsta- Ayer, a las cinco do la tartle, según esos informes, se acordó un pequeño aplazamiento en la eje- cución de ios acuerdos, por faltar el tiempo preciso para circulai- las instruc c l o n e s correspondientes; pero ellos hubieran sido cumpli- dos, de no sui-gir la crisis, hoy, a las once de la mañana, a cuya ho- ra todos los elementos a que nos referimos debían hallarse en lo» pue.stos prefijados. La finalidad a conseguir por los elementos protestantes era que el Sr. Ciei-va dejase de ser ministro de la Guex'ra. El plan, propuesto por los ene-, migos de violencias extremas y' aceptado por lo.s demás, era con-, grcgarse on el antedespacho del ministro de la Guerra y que un repre.sentante, probablemente «I presidente de la Junta de Infiui-i tería, entrara al despacho del mi-, nistro y le hiciera determinada in; vitaoión. Para la ejecución del plan, los organiza^lores suponían que te« nUin todas las garantías precisas, lomi.smo de loy elementos de Ma- drid que do los de provincias, d« que no habrían de producir.sa ma- yores perturbaciones. Episodio pintoresco. Ef optimismo de un ministro de secano -Uíi jefe liberal ¿upo a, prinio- ra hora do la mañana cómo na había desenvuelto la entrevista^ del Sr. Cierva con el Rey. j Este había expuesto al minisc tro du la Guerra las queja.<5 qua de él tenían los representantes del Arma de Infantería, l'or esto pormenor y por otra frase habitual en trances de muer- te ministerial adquirió la sscguri-j dad el mencionado jefe de que lai vida dol Ministerio estaba giave e inminentemente comprometida. A primera hora de la tarde 1« visitó un ministro. El jefe oyó asombrado al opti- mismo del consejero. —¿Pero crees sinceramente <|ua no va a pasar nada?—le preguntów —Absolutamente nada. —¿No crees en la crisis? —¿Qué he de creer? —Pues yo te aseguro que «sta noc;he duermes como ministro dt secano.' Pues ni aun a.-.í .se convenció el rocjilcitrante optimista. Poco, tiempo después recomen- daba a los periodistas que conv praran la "Gaceta". Y, en efecto..., en el periódico oficial se encontrarán los decro-' tos aceptando Ja dimisión al Go- bierno j^ nombrando al que ha d^ sucederíe. En Zaragoza HA PRODUCIDO EMOCIÓN tíAi' CRISIS, Y EL GOBERNADOR DIMITE ZARAGOZA 12 {4 t.).-~La no- ticia de la dimisión total del Go» bienio ha causado en Zaragoza profunda .sensación. No se habla de otra cosa, y hay cxpectacióa grande por ver si se arregla tan grave conflicto. So puede afirmar que la oplniá» ge(n''i';il do Zaragoza ostá abso- lutamente Jll huln do! Gr.'!,¡(-.|-r!it. El gol..- .. .V telégraJo. (Contim'.a rata mformacUit en ocíai'íí nieva 1^

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Redacción y administración: Caü? de Larra, 8.

Diario independiente de la noche Noticias de todas partes flRo lll.~Núm. 481

12 de enero de 1922 Precio: 10 céntimos.

UNA CRISIS QUE ES MAS QUE UNA CRISIS •lií

S JUNTAS HAN DERRIBADO i V LOS JÓVENES MAURISTAS SILBAN A SÁNCHEZ GUERRA

F E I Gobiérao que acaba de,Mr íerribado por las juntas compren-tía ministros de tres ramas con­servadoras, del regionalismo y de Sos grupos liberales. Figuraban m él, además de Cambó, Maura y Cierva, un idóneo, Matos; un de­mócrata, Francos; un romanonis-ta, Cortina; un ciervista, Maestre, f un indefinido, Coello, De todos los partidos gubernamentales, so­to no estaban representados los re-íomiistas y los aibistas.

¿Quién puodc, por lo tanto, íooniplazar a la situación derriba-ia anoche? ¿Los consei-vadorcá'.' So. ¿Los liberales templados? tampoco. ¿Los liberales avánza­los? Menos, por razones que to­los nuestros lectores comprende­rán.

Lógicamente pensando, deben fobcrnar los que, según la célebre 'rase de Maura, no dejan que se obicrne. ¿Por qué no? Desde ju­lio del 17 no &3 hace en España íjio lo que las juntas quieren.

Recordomofi... En 1917, los militares desliicie-

on dos gQbiernos, que presidían I marqués de Alhucemas y don Jdaardo Dato. En 1Ü18 volvieron , derribar al marqués de Alhu-«mas. En iyi9 expulsan de Bar-•r>lona al g'obc-rnador civil y al le de Policía y echan por la bor-

•1 al Ministerio de liomanona'i. •yer. . .

¿Quiénes son culpables del con-icto actual? Es lo más peregrino iie el país no ha tenido, acercít

' e su génesis verdadera ninguna ^ase de informaciones. Nadie sí-uidó de explicarle qué era ío que o debatía. Llegaban hasta él ru-lores, insinuacioaes y amenazas. ' se encogía do hombros. Aunque ca triste decirlo, es lo cierto que io le ha interesado la contienda.

Los amigos del i3r. Cierva dicen lie las juntas son las responsa-|les de todo. Y las juntas asegu-lan que el autor de la crisis ex-iraconstitucional en que nos halla-wxs es d hoy ex ministro de la uerra. ¿(^uiéji tiene razón? Veamos: Dicen las juntas que el .señor

Jci"va ha prescindido del Ejcrci-, que ha sido cacique caprichoso

turante su última actuación minls-lírial, que ha desoído pareceres y tloptado inju.?tos acuerdos, per-adiciales, e ido más allá del 11-lite de sus atribuciones. Dicen los üervistas que no es verdad y que '. odio de las juntas a su jefe es

tbido a que éste les quiso dar la talla.., I Dar la batalla a las juntas!...

precisamente, el Sr. Cierva es el taico político español que no esta ioralniente capacitado para em-xesa tan difícil. Se apoyó en ellas. •as halagó. I^as llamó providen-tales. Cuando en marzo do 1918 \i movimiento de opinión lo arro-

obligado a dimitir, en unión de sus compañeros.

* *. -^

La otra tarde hablábamos con uno de los delegados militares que han venido de provincias trayen­do un mandato imperativo. Y nos decía:

—A las juntas sólo se las pue­de ahogar en agua de justicia.

¡En agua de justicia!... ¿Cómo hay que entender esa justicia? A la hora de definirla, ¿no habrá in­terpretaciones antagónicas? ¿¡No sabe todo el mundo que una par­te de la oficialidad quiere lo que otra parte de la oficialidad consi­dera nefasto?

Además, un Gobierno, legal y lógicamente, es la encarnación ds todos los componentes de la pa­tria. Cuando la? juntas nacieron, elaboraron, a lo que se. dijo, un programa nacional. Ahora la lu­cha se ha empeñado en torno a cuestiones de orden íntimo, que só­lo afectan—salvo en algunas de sus derivaciones—a la estructura interna de las colectividades arma­das. Y' esto, que parece a prime­ra vista, que simplifica el proble­ma, en realidad lo agrava y com­plica muchísimo.'

¿So han podido evitar los lamen­tables acontecimientos que anocJie culminaron en la declaración de la crisis? Creemos qi e sí. Y creemos también que ciertas.,actitudes agre­sivas con .exceso y determinados desplantes innecoíarios han enve­nenado un diálogo que al princi­pio se' mantenía dentro de térmi­nos regulares y corteses.

Por otra parte, es indudable que el Gobierno no ha actuado como tal en la medida que debiera. Se inhibió demasiado en el pleito el presidente del Consejo de Minis­tros, cuando debía haber interve­nido antes de que las cosas llega­ran a extremos que hicieran im­posible toda armónica solución de concordia. Y, por su lado, el señor Cierva personalizó y aisló la que­rella, en vez de buscar, desde el primer día una aprobación y una solidaridad que tuvieran como ba­se amplias noticiafí de su desen-vplvimisnto.

* * * •

Y mientras conthiúa la eriv de los pronunciamientos pacíficos, en Marruecos se sigue peleando y to­da la economía de la nación está •.i.:;dionte de que se resuelvan i.;; problemas del arancel y de los transportes, y ea Cannos. las gran­des potencias discuten acerca do Tánger, sin pedir nuesti-a opi­nión siquiera...

'€1 objeto del Gobierno es !a felicidad de la nación/puesto que el fin de toda so­ciedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen."

(Artículo 13 de ia Constitución de la Monarquía.)

Noticias de anoche

del Palacio de Bucnavista, úni-imonte conservó amistades firmes partidarios decididos—fuera de

is incondicionales de siempre— itre los clementps que aHOchc, •as larca pugna fatig-osn/ le han

Ei próiogo de la crisis Cerramos nuestro número de

anoche con ia afirmación de que el pleito políticamilitaiT estaba pen­diente de que el Key diera su aquiescencia a una disposición que por la mañana le entregó el mi­nistro de la Guerra, en virtud de la cual so modificaba el reglamen­to por que se rigen las juntas in-íomiativas militares.

Las palabras del ministro de Marina al llegar al Miniíjtcrio de Hacienda daban a entender que el asunto estaba resucito favorable­mente para cJ Gobierno.

Todos los indicios hacen suponer que cuando el ministro do la Gue­rra llevó al despacho con el Hey la reforma del reglamento de las junta.s, y aunque el Monarca ex­presara el deseo de reflexionar so­bre el asunto, el Sr. Cierva sa­lió de Palacio sin sospechar que pudiera imponci-se a la disposición un voto que produjera la crisis ful­minante.

Durante la reunión de los minis-tro.-i en Hacienda fué en aumento la expectación política, avivada por los rumores gravísimos que circulaban.

El general Orozco, en Pa­lacio

Cerca de las siete de la tarde llegó a Palacio el capitán general de' la región, Sr. Orozco.

Esta visita fué, naturalmente, iwuv comentada, pues fundada«ien-

te se suponía que el general Oroz­co iba a conocer alguna decisión interesante o a comunicar al Rey algún hecho importante.

Planteamiento de la crisis Durante el Consejo de miiiistros,

el presidente fué requerido para una conversación telefónica, que, indudablemente, fué la clave de la crisis que pocoá minutos después había de ser planteada.

A las nueve menos cinco los i-e-porteros, que en gran número se ñauaban en el Ministerio, vieron que llegaba un guardia ciclista, ei cual entregó un pliego al portero mayor del Ministerio, con el en­cargo de recoger firmado el so­bre.

Apenas habían transcurrido cin­co minutos, cuando se vio salir del íalón a los tres técnicos en cues­tiones arancelarias que as.istían a la reunión.

Los ministros continuaron solos un espacio de tiempo que no ex­cedió de veinte minutos. .

l>'ue el primero en salir el do Estado, que se limitó a decir que marchaba rápidamente a su domi­cilio a vestirse, pues a las nueve debía estar en la Embajada de los Estados Unidos, donde se celebra­ba una comida.

Breves instantes después apare­ció en el umbral el jel'e del Gobier­no. Revelaba su semblante honda preocupación, y al pasar juato a los reporteros so limitó a. contes­tar al saludo de éstos.

Al emprender su descensp por la escalera pudo oírsele, como si man­tuviera un monólogo, estas frases:

—¡Qué se le va a hacer, qué se le va a hacer! .

Pero en aquel momento los In­formadores no pudieron apreciar el alcance de la frase. Pronto su­pieron que el jefe del Gobierno- ha­bía dado orden al "chauffeur" pa­ra flue le condujese a Palacio.

Casi .simultáneamente salían del salón los Sres. Francos Rodríguez,

La nota dimisión del Go­bierno

La entrevista del Sr. Maura con el Rey fué breve. El presidente del

discrepancia para plantear la cri­sis, pues consideraba el jel'e citado que no se podía prolongar la si­tuación de estos últimos días.

La crisis, sin embargo, no se planteó por discrepancia alguna,

marques conde de Coollo Cortina.

El primero, dirigiéndose a b s reporteros, les dijo:

—Ya lo saben ustedes todo. El píosidente ha marchado a Palacio a plantear la crisis total.

Un periodista preguntó al mar-qué.--i do Cortina hasta qué parti­da había alcanzado la deliberación.

—Hasta la partida 423—replicó el ministro de Marina, y añadió con tono algo socarrón:—Pero ya, ¿para qué ...

Confirmaron los demás ministros lo manifestado por sus compañe­ros, y el Sr. Cierva se expresó en estos téi>rainos:

—^Amigos: Salimos con el pleno convencimiento de haber cumplido con nuestfo deber, j Deseamos a los que nos .sucedan que tengan el acierto que demandan las ciixiuns-tanciasl...

El Sr. Maura, en Palacio El Sr. Maura llegó a Palacio

•minutos antes de las nueve y me­dia de la noche.

Cuando penetraba el Sr. Maura en el ascensor, se oyeron los pri­meros acordes de la Marcha Real fusilera. El Rey, que tenía invi­tadas a su mesa a varias personali­dades, se di-sponía en acjuel mo­mento a entrar en el comedor.

El Rey, al ver al Sr. Maura, se detuvo, y acompañado por ésto penetró en su despacho. .

Consejo entregó al Rey la sig-uien-te nota-dimisión del Gobierno:

"Señor: Por razones Q,ue afectan a intereses primarios de la nación, el Consejo de Ministros acordó unánime­mente someter a la aproba­ción de Vuestra Majestad el Real decreto que acerca de las juntas informativas mili­tares ha presentado en el día de hoy el ministro compe­tente.

Acatan los ministroó la es-timación del asunto, en sus varios y coüiplicados aspec­tos, hecha por Vuestra Majes­tad, y juzgan que la convic­ción}, con que resolvieron les impide aun el aplazamiento de aquella disposición.

Por tal motivo, no pueden permanecer en los cargos con que Vuestra Majestad les honró, y rendidamente supli­can a Vuestra Majestad qiic se digne aceptar la,' dimisión de tocios nosotros.-

A los reales pies de Vues­tra Majestad, ANTONIO MAURA." •

Sale el Sr. Mcura ÍQ Pa-bcio

Al «alir de Palacio, ol Sr. Mau­ra fué rodeado por numeroso.? pe­riodistas que allí estaban.

—Ya les he dicho que he pre­sentado la dimisión del Ministe­rio.

—¿Volverá usted esta noche a Palacio?—le preguntaron los pe­riodistas.

—¿Yo?—contestó el Sr. Maura, muy sorprendido.

—¿Y vendrán otros hambres políticos?

—Creo que esta noche no. Ven­drán mañana, y creo que habrá al­gunas conjsultas.

Los ministros liberales vi­sitan a sus jefes

Los ministros dimisionarios se negaron a hablar con los periodis­tas. La mayoría de ellos no fue­ron a sus despatíhos, '

El Sr. Francos Rodríguez, des­de Hacienda, marchó al domicilio del marqués de Alhucemas; el marqués do Cortina, al' palacio del conde de Romanones, y el Sr. Ma­tos, a casa del Sr. Sánchez Gua­ira, para informarks de lo ocurri­do y enterarles de la nota que el| Sr. Maura entregaría al Rey con la dimisión de los ministros.

Se supone que los visitados apro­baron la conducta de sus represen­tantes en el Gobierno del señor Maura.

Se asegura que antes de la re­unión celebrada en Hacienda, uno do los ministros liberales conversa con su Jefe, y que éste le indicó la necesidad de aprovechar cualquier

(Fotos Alíoiis.o.),

sino por lo.í motivos, ya expues­tos. ,- • •

Comunicación c!e la crisis Anoche 'mismo se telegrafió des­

de el Ministerio de la Gobernación a todos los gobei-nadores la noti­cia de haber dimitido el GobicKio.

igualmente, por el Ministerio do Estado, se comunicó la crisis a nuestros representantes en el Ex­tranjero.

Se reúnen ios represen­tantes üe las juntas

Anoche, después de conocido el planteamiento de la crisis, se re­unieron loa representantes de las juntas iniofmativas niihtaics pa­ra cambiar iiupreSíoncs.

Claro está que los reunidos se congratularon de que la (jimisiün del (.Jabineto ácaba.se con la trami­tación del pleito que- ventilaban con aquél, poique el tran.ícurso do unas horas, a su juicio, lo habría agravado exlraorainariamonte.

Inmediatamente se dirigieron a provincias telegramas dando cuen­ta de Ja dimisión del Gobierno y anulando instrucciones circuladas en los días anteriores.

¿Era decreto o Real . orücn?

Durante todo el día de ayer hu bo gran contusión respecto a SJ la disposición a la que el Rey ha bia puesto el veto, dando lugar CÍ)¡, ello al planteamiento de Ju crisi,,, era un lical decreto o una Re... orden.

La explicación niás verosímil d. la verdad de todo ello es la s. guíente:

Si el Sr. Cierva hubiera podido reaÜKvr su deseo de resolver el pleito pendiente de acuerdo con las propias juntas informativas, esto

,e.s, con la modificación del regla­mento por que se rigen esas jun­tas, habría bastado una Real or­den, de firma del ministro; pero lo que ol Sr. Ciei-va llevó a la fir­ma del Rey, cuando se convenció de que era imposible la armonía deseada, fué un decreto disolvien­do las juntas informativas milita­ros.

pudieron recatar su sorpresa y le preguntaron^

-T-¿Cómo usted por aqui? No le esperábamos.

—Ni yo pensaba venir—dijo el Sr. Maura—. Pero me han llama­do para despachar a las once.

A su vez interrogó: —¿No ha venido nadie aún? —No, .señor. —E.S0 ya ihe extraña más. ¿No

han empezado las consultas?— preguntó el Sr. Jlaura. . Y a esta pregunta contestaron los periodistas con otra:

—¡A ver si hay una continua­ción!

—Ya les dijo a ustedes que la vida es una continuación. Pero en cíjto caso una continuación sin on­dulaciones;.

Y sin decir más penetró en el agcansor.

A \a.ñ doce menos diea salió de Palacio el íir. Maura. Le rodearon los iieriodistas y dijo:

—Nada, señores. Las co.'r.as si­guen igual. Yo he venido para con­tinuar la conver.'sación de anoche con el Rey, para ampliar conceptos, porque anoche cuando vine el Rey estaba .sentado a la mesa, y la en­trevista, por eaa razón, fué bre­ve. Ahora empezarán las consul­tas.

—.¿ Inmediatamente ? — lé pre­guntaron los periodistas.

—No lo sé. Pero de.sds luego vendrán loa presidentes de las Cá­maras, los e. presidentes de las Cámaras y los jefes de los gru­pos politicoi?.

Como entre los pñviodi.stas ha­bía sido objeto de discusión si el Sr. Maura, al entrar, había di­cho "una continuación con o sin ondulaciones", aquéllos le pregun­taron:

—Antes ¿dijo u.st'd con o sin ondulacionc .'

LI Sr. Maura dijo;

El ^oblorno dimisionarlo se reúne

A las nueve y media do la ma­ñana-concurrieron a casa del señor Maura todos los. ministros, con ex­cepción del Sr. Cierva, que llegó a la.s diez y cuarto.

A esta hora se retiraron aqué­llos, con excepción do los dos- libe­rales, el Sr, Matofi y el conde de Coello.

La reunión terminó al salir el Sr. Maura para Palacio. >

El Sr. Maura, en Palacio A las once menos cinco de la

mañana ]legó hoy a Palacio el presidente del Consejo dimisio-nai-io. AI verle los periodistas uo

—Sin ondulaciones: una cosa .«suave.

Un grupo aplaude al se­ñor í^aura

En la plaza de Oriente, frente a Palacio, había un grapo forma­do por unos cientos de personas, en el que predominaban los jóve­nes mauristas, que, al salir el se­ñor Maura, le aplaudieron y lan­zaron varios vivas al presidente dol Consejo. Claramente se oyó también que algunos gritaban: "¡Abajo las juntas!"

Los presidentes de Ixs Cámsrss. Los jóvdnes mauristas dan gritos con­tra el Sr. Sánchez Guerra

A las doce y veinte llegó a Pa­lacio el presidente del Senado, se­ñor Sánchez de Toca, que no hizo al entrar manifestación ninguna.'

Poco después llegó el Sr. Sán­chez Guerra. Cuando el automóvil <l!:l presidente del Congreso crazó la plaza de Oriente, loa mismos jóvenes que habían vitoreado al Sr. Maura dieron gritos de: "¡Fuera! ¡Fuera!"

Al descender del coche el ."íeñor Sánchez Guerra a la puerta de

líccomendamns a nucítros nniin-ciantes la mayor prontitud en la entrega de los originales, para no vernos obligados a demorar la

Dublicdción de éstos. ^

Palacio, dijo- dirigiéndose a los periodistas:

—¡Como si yo tuviera la culpal —¿Ha oído usted los gritos?

—se atrevió a preguntarle un re­portero, ya que el presidente se daba por enterado.

—Sí; ül pasar en el automóvil. Todas esa.s cosas son las que eni-peoran estos asuntos. ¿Ha venido ya alguien?

—Ha estado el Sr. Maura, y es­tá arriba el Sr. Sánchez de Toca.

El Sr. Sánchez Guerra entró en el Alcázar,

La opinión del Sr. Sán­chez de Toca

A la una menos cuarto salió 9I presidente dol Senado. Dijo;

—Tengo un criterio sobre el asunto desde el año 17. Yo pro­ponía el decreto. Tengo la segu­ridad de que no habrá nadie que acepte el Gobierno si no hay por delante un decreto modificando la situación de las juntas en téi-nii-noB de toda satisfacción para unos y para otros, dentro de la disci­plina y de los prestigies del Po­der público, y croo que sobro esta base, este anismo Gobierno del s-e-ñor Maura puedo continuar.

Opinión det Sr. Sánchez íiíiuerra

El presidente del Congrreso sa-.lió de, Palacio a la una y inedia de la tarde. '

—He ccrttestado—dijo a los pe-riodista.-i—a las preguntas que me ha hecho Su Majestad, y, conoci­dos todos inis aixtocedcntca,, que ustedes mejor que los demás no pueden ignorar, porque tienen es­tado parlamentario, he' dicho al Rey que cualquier Gobierno que so intente fonnar, (juc cualcjuier Gobierno que pueda formarse ne­cesita la seguridad de poder go­bernar constitucionalraente, y pa­ra eso necesita contar además con aquella medida que dé la sensa­ción al país de que afirma desde el primer momento la idea de la dignidad del Poder público. l.;0 mejor sería la continuación del ae-ñor Maura.

Tengo algún motivo para creer que ha habido algún error, un in­dudable error, en la tramitación de la crisi.s, pues yo no he enten­dido que el Rey se haya negado a firmar el decreto de que tanto se habla. Como les digo, en esa tramitación debe de haber habido algun'a cosa extraña, rara.

—¿Habrá más consultan?. — le preguntó un periodista.

—Sí; do.sdc luego. Se ajnplia-rán.

—Entonces — insistió un, infor­mador, volviendo al punto intere-sjuite—, la noticia de que el Rey se ha negado u firmar i es una fal­sa interpretación de la not» del se­ñor Maura?

—No sé—contestó el Sr. Sán­chez Guerra—•; no juzgo porque no conoaco la nota; pero digo que hay indiscutiblemente un error de apreciación, nacido de no sé qué.

—¿ Estaremos a q u í muchos días?—se le preguntó.

—Hombre, muchos, no; pero hoy y mañana, KÍ.

Todavía hubo quien Insistió: —¿ üe modo que el íley no se

ha negado a firmar? —Eso croo yo. Ya ven ustedes

cómo les digo todo lo que se pu»-de decir.

Y .se despidió do los porio(li.s-tus.

Se simulan cargas y se practican detenciones Ante las ruidosas nmniíestacio-

liOS contra el Sr. Sánchez Guerra, fuerzas de Orden Público de a ca­ballo simularon cargas y despeja­ron el lugar donde los alborotado­res estaban reunidos.

Hicieron también algunas de­tenciones.

Deialles complemeri-tarí'os

El programa para ho)f antes de plantearse ía

¿risis A juzgar por lo que refieren al­

gunas personas ciuo tienen moti­vos para estar enteradas de la foiTna on que se desarrollaba el pleito políticomilitar, los elemen­tos directivos do la protesta con­tra el ministro de la Guerra te­nían formado el plnn de acentua­ción de esa nrot^jsta-

Ayer, a las cinco do la tartle, según esos informes, se acordó un pequeño aplazamiento en la eje­cución de ios acuerdos, por faltar el tiempo preciso para circulai- las instruc c l o n e s correspondientes; pero ellos hubieran sido cumpli­dos, de no sui-gir la crisis, hoy, a las once de la mañana, a cuya ho­ra todos los elementos a que nos referimos debían hallarse en lo» pue.stos prefijados.

La finalidad a conseguir por los elementos protestantes era que el Sr. Ciei-va dejase de ser ministro de la Guex'ra.

El plan, propuesto por los ene-, migos de violencias extremas y' aceptado por lo.s demás, era con-, grcgarse on el antedespacho del ministro de la Guerra y que un repre.sentante, probablemente «I presidente de la Junta de Infiui-i tería, entrara al despacho del mi-, nistro y le hiciera determinada in; vitaoión.

Para la ejecución del plan, los organiza^lores suponían que te« nUin todas las garantías precisas, lomi.smo de loy elementos de Ma­drid que do los de provincias, d« que no habrían de producir.sa ma­yores perturbaciones.

Episodio pintoresco. Ef optimismo de un ministro

de secano -Uíi jefe liberal ¿upo a, prinio-

ra hora do la mañana cómo na había desenvuelto la entrevista^ del Sr. Cierva con el Rey. j

Este había expuesto al minisc tro du la Guerra las queja.<5 qua de él tenían los representantes del Arma de Infantería,

l'or esto pormenor y por otra frase habitual en trances de muer­te ministerial adquirió la sscguri-j dad el mencionado jefe de que lai vida dol Ministerio estaba giave e inminentemente comprometida.

A primera hora de la tarde 1« visitó un ministro.

El jefe oyó asombrado al opti­mismo del consejero.

—¿Pero crees sinceramente <|ua no va a pasar nada?—le preguntów

—Absolutamente nada. —¿No crees en la crisis? —¿Qué he de creer? —Pues yo te aseguro que «sta

noc;he duermes como ministro dt secano.'

Pues ni aun a.-.í .se convenció el rocjilcitrante optimista.

Poco, tiempo después recomen­daba a los periodistas que conv praran la "Gaceta".

Y, en efecto..., en el periódico oficial se encontrarán los decro-' tos aceptando Ja dimisión al Go­bierno j ^ nombrando al que ha d^ sucederíe.

En Zaragoza HA PRODUCIDO EMOCIÓN tíAi' CRISIS, Y EL GOBERNADOR

DIMITE ZARAGOZA 12 {4 t.).-~La no-

ticia de la dimisión total del Go» bienio ha causado en Zaragoza profunda .sensación. No se habla de otra cosa, y hay cxpectacióa • grande por ver si se arregla tan grave conflicto.

So puede afirmar que la oplniá» ge(n''i';il do Zaragoza ostá abso­

lutamente Jll huln do! Gr.'!,¡(-.|-r!it. El gol..- .. .V

telégraJo.

(Contim'.a rata mformacUit en ocíai'íí nieva 1^

Pág\M fl LA VOZ •,!•,., •x-.r- '\%..i<'r<^frf^f^.^.%iiff >4<rV."«,'^f,».i•.•,;.?;

12 de enero de 1922 •M" II

¿9i a dimitir M. Brland?

La Conferencia de Cannes .IjJxkÁ' JMUhá'

C A N N K S 11 (8 kw pát-riifOíi n ás

II la pitblici'UKJ la

n.).—II : acjuí csef.c¡ai'-i cl*'l

ára la cíe diir ütjlt'ifación in-

fiaau fcoerca <;•; i'icvo íraiicobn-

"Kl, Gobiexio ÍUÍ;16S expresa la opinión' de que el é:áto de \u Con­ferencia w: C'aniKS licpí lule, de una tíitrecha iutclisOiifia ani Francia. Iface notar que los ímun lutiiianicn-tales de la paz no se luui lotn:n\<> y fyi^ esta siiuución i n itu a ID.Í puf^los y da ocasión a riialas in-terpruUicione.-i. i'A 'liaCa.<o de la Coiklei«ncia lio Ctinnei waía, por tAitto, eon.sldcr&do muy lu'ncnla-\A» por la opinión <ie los UDS pai-Mt, ouyaa íü\^^^^^et\:k\.< u'..¡iiu!l.i ríau.

El Gob¡emt> británico quiere fle-Riostrar muy clarament-e q i; e Fmhcia e Inglaterra calÁn tu la ptuí tan estrechainont« unidas co­mo lo estuvieron en la guerra. ü;ii-na que no podrá loRrarbe csn; jtv Multado 8i en la (.kjnfeíoin la se tmtan los asuntos unos iru.-< otro.?, Cne, por el contrario, indi.spenta-bie que los problemas .su e.stjúien tn EU conjunto. Las dificultades Ifue Éb oponen a una acción co-mün de Francia y de la Gran Drc-tafia dctbeu ser resueltas en wu con­junto y con entera franqueza pol­los hambres de Estado de anibós países. La Grnn Bretaña quiere calmar los motivos de in<ju¡»»tud de Fmncia, que reputa legítimos; pe­ro no puede aplaxar la reconstitu-lá6n de Eur«i)a, aunque (juieie sa-, tÑK&oar lot* deseos de Jb'raucia en lo que 88 refiere a las reparacio­nes a que tiene derecho y su .so-fuxidad. Con el fia do atender a tai nflce!údades de Francia, el Go-bdemo Inglés quiere poder decir u M país que los dos países cami-oaa juntos para la restauración •oon6mica de Europa y la prospe-ládad general doJ mundo.

E B lo que m refiere a las re-paiacioues, Inglaterra está d*a-pOBSta a atener.«e al Convenio d« Londres, del que sacaría Francia eon«iderabi«B ventajas, mientras

Sie la Gran Bretaña haría sactifi-08 no menos considerables. E n cuanto a la ¡seguridad da

Francia, el Gobierno británico con-lideca este asunto como si afecta­ra a sus propios intereses. Es tá dispuesto a comijrometerse a que Ht ei caso de una agresión ale­mana no provocada, el pueblo brir

JÉaico pondría sus fuerzas al la­do d« Francia. No ©s verosímil gUe Alemania hubiera atacado en 1814 «i se hubie»c dado cuenta de la importancia de las fuerzas que la Gran Bretaña podía hacer in­tervenir en la guerra.

La que ol Imperio británico ha fincho nn» v(»z podrá realizarlo

• Otra, si fuera necesario. Por tan­to, «i Aleniuma está scRura de iiu? el Imperio británico .se coio­ta al lado de i''ranc(a en una gue-rry .ful.ur:j, no acaiicinr.-'i sueños lie desistí ite.

ÍSe puwio conoíuir eiiíi"e J'"i.:uv

lucio francí.'í. Es probable que es­ta concepción obtenga el apoyo dü la opinión del Iniptrio britáiii-t.;, incluyendo a los Dominios, y t;:l es la solución que el Gobierno de Su M:ijestad prefiere adoptar.

Fero para que el Tratado tea-Ka pleno efecto, es necesario que vaya aconiparado de una inteli-í'.cncia completa eatr« los dos ju l -Bes.

Una verdadera intelisrenda evi­tará una 1 i validad comercial en­tre ello;i.

La opinión británica, basada en la tí-tperivM .u de lo.s cuatro años lie ^',\3cr^ . I s que los hubmarinoa lio ; 011 i :; .ees más que contra ](jh i):.). •. mercantes, y qut! son ii;útii>: para todo otro emp:uo, ya sen .oino arn.a defensiva u ofen-

í^u opiíjiüíi británica inúste en (;uc t o adopte un gran i;rograma de con.strucción do nii ios contra-.su'iniarinos, en el <';i.'iO de qua fuera cjocutudo oí jn-igraoia fran­cés lie subma;iiM.,.

I Di- este uiiiio los dos países i enipf'í'-arían L.U.I carrera de "ar-

urmiiMiliis''. y semejante eventua-iiilud oca.> i Miaría malos efectos en los soMimientoa británicos ha­cia Francia, y de ésta a Inglate­rra.

Kl Gobierno británico propoive, p u e s como condición d«I Tratado que Io8 dos paisea sa pongan de acuerdo acerca de stis programas navales, con el fin de evitar toda rivalidad en la consti-Ucción de niU vSoB. Considera también que os ne-ct'üario un acuerdo entre ambos pui.sos respecto a la cuestión de Oi'icnte, y que este asunto, con otros muy importantes, se ponga a discusión.

U a pasado el tiempo en que k s hombres de Estado pocUan com­prometer a sus paísea sin tener plenamente en cuenta los senti­mientos populares. Para que el Tratado tenga todo sa v i ^ r , es necesario que las democraciaa in­glesa y francesa estén plenamente convencidas de que son gniadaa por ideales armónicoa hacia fines similares. Es , pues, necesario re­solver todos los asuntos que pue­den dividir a los dos países. Nin­guna cuestión debe quedar pen­diente, y el Gobierno inglés deraa que la "enteíite" entre ellos sea la base de una cooperación más amplia para asegurar la paz del mundo en su conjui.to."

La última de las ocndiclones ex­puestas en el memorándum oon>o ba.se esencijil de la Conferencia t!Conómic8 dice así:

"Todos los países adquirirán el compromiso de ab."rtenerse de toda agresión contra sus vecinos. IA Gran Bretaña espera que este compromiso podrá ser cumplido por toíios los Estadía europeos, sin excepción.

Es preciso tiue no se pei-pctúo ];\ división de Ejropa cn dos báñ­elos, a consecuencia de temores de las naciones victoriosas de pro-

CJu. « Li^iaterra una al ianza' yectos de desquite de las naciones . j . 4. . ' • • « • •• w«%»^^ i «ii-^ u A ^f^f\^^r\tt*\ ^niif^ I C I O ^ I _ •ífenwiva y defensiva. Si tal alian-

l a parece aptítecibie a Francia, rl pnciiln brivánico no aceptaría do Vueit graiUi ^ erso comprometido en (il>!iii:<;ciunt;.>i niilitares, si la pa;; fu< ra rota por un Uecho que tto fue tí la invasión, no provoca­da. Jf-l territorio fVañcé». Tal «Uanta, no sólo no obtendría el apoyo cordial del pueliio inglés, sino que tropezaría con la oposi­ción de importantes grupos de la comunidad británica. No tendría, puaK, para Francia el mismo valor <]pie un compromitiO de otra ín­dole.

Se puede, por el contrario, con­cebir la garantía preei.sa de que Francia y el Irrtperio británico luigsa frente a una agresión aie-«aaiia, no provocada, contra el

vencidas. Es esencial que las ri­validades cedan su puesto a la colaboración y a la buena volun-ta<l. Es igualmente esencial que los conflictos sociales, intensifica­dos por la revolución rusa, no lle­guen a su punto culminante por tina guerra internacional.

Los alia<ios deben resistir uni­dos a esta amenaza." (Radio.)

LA CONFERENCIA D E GENOVA

C A N N E S 11 (12 n,).—De U re­unión celebrada hoy por el Cmise-jo Supremo se ha facilitado la si­guiente nota oftciasa:

"El Consejo Supremo ae ha puesto de acuerdo acerca d d pro­grama üe las cuestiones que habrá do examinar la Conferencia econó­mica europea de Genova.

Objeto y condiciones generales. La resolución tomada en 5 de ene­ro de 1Ü22 expone las la tones que, a juicio de to<las la.s naciones re­presentadas en i!i Consejo Supre­mo, hacen uaco.-iario un esfuerzo común de todo- los pueblos de Eu-lopa para restablecer la paz eco­nómica y apartar cuantos ob.-'áru-los se oponen actualnien'o a esa paz. Indica lus con-d;cloiios lu.".-daiiientales de ese <• -fuerzo, que las constituyen di.sposicianea de ín­dole financiera y monetaria qup ofrezcan al cumercio garantfíis convenientes.

Entre los objetivos esenciales de la Conferencia de Genova figu­ran el estudio de medidas práctl-ca.s y necesarias para aplicar esos principios, y, sobre todo, para ar­monizar con los Tratados actual­mente vigentes las condiciones in­dispensables pafa restablecer la confianza, pues sin ésta no podría re.staurarsa el comercio Interna­cional.

Mantenimiento de la /paz .—La primera condición para la recons­titución de Europa estriba en res­tablecer lai relaciones entre to­das las naciones de Europa sobre la base de una paz estable y du­radera. .

Cuestión financiera.—La Con­ferencia de G&iova estudiará también, y al mismo tiempo que las condiciones financieras que se oponen a la restauración econó­mica, las medidas de Igual índo­le que pudieran facilitar esas re­laciones. Examinará, sobre todo, la situación fiíumciera en los dis­tintos paiaea en todos aus aspec­tos y consecuencias en lo presen­te y para el porvenir.

La Conferencia examinará las oondidooee en que el crédito privado y el público podrán es­tar disponibles en lae mejores con-didones para la obra reconstitu­tiva.

Cuestión económica.—CWJstácu-los que entorpecen la reconstitu-. ción de Europa, tanto desde ol punto de vista económico como financiero. La Conferencia exami­nará, por lo tanto, el medio de evitar las dificultades que actual­mente se oponen al libre inter­cambio de productos entre los dis­tintos países, especialmente me­diante la supresión, lo más rápi­da y completa posible, de las nu­merosas trabas debidais a las con­diciones do la postguerra.

Entre otras cuestiones que po­drán ser examinadas con provecho figuran las garantías que el co­mercio internacional debe hallar en U s leyes de los diferentes paí­ses, y ademáa las siguientes:

Posibilidad para lod paiees, en condiciones de hacerlo, de ayudar de vm modo efectivo a ios demás. Estatuto de loa agentes consula­res. Pi-otección al derecho de la propiedad industrial. Reglamenta­ción de la entrada y establecimien­tos en las distintas naciones de los extranjeros deseosos de dedi­carse a operacione.'s corrverciales." (Fabra.)

INFORME D E RATHE-Ñ A U

C A N N E S 11 (Í2 n.).—La Comi-sión de Reparaciones ha escucha­do a la delegación alemana. El se­ñor Rathenau ha informado sobi-e la-s í!r;uantías que ofrece su na­ción.

Rathenau sólo ha hecho res<(r-vas respecto a las oficinas de com­probación que van a estableoers<e cerca de los industriales, y sus lialabras han dado la impresión de que Alemania aceptarla sin dificul­tad la cifra de entregas de 720 millones fijada para 1922 por el Consejo Supremo.

El Sr. Delacroix hizo notar al Sr. Rathenau que hacía mal on no aceptar con entusiaamo lo que en proporción tan mínima se exige de Alemania.

Mañana seguirán informando los delegados alemaneis. (Radio.)

LAS A D H E S I O N E S AL PACTO

LONDRES 12 (10 m.).—Un te­legrama, de Caimas anuncia c{ue IJoyd George ha iniliitído en que,

estando la seguridad d-j Inglate­rra íntimamente ligada a la de Francia, el pacto que se firme no lo fwrá sólo enti* los dos países, sino que se rec^uerirá el concur.-o de Bélgica e Italia.

Se sabe que Lloyd George ha recibido una carta del Sr. Bononii, cn la que ú4o manifiesta qu<¡ si c-, pucto do garantía no se basa m;'H que en el liin, es demasiado ostre-clio puia que Italia, a pissar de sus buenos deseos, pueda entrar cn él.

En los clrculois polilicos so cr<íc que Lloyd George »o vendrá a Ijondrci untos del lunes. (Iladio.)

EL REGRESO l>b BRIAND

PARÍS 11 (9 n.).—El señor Briand ha salido de Cannes para conferenciar cn París con sus com­pañeros de Gobicrrw.

En los pasillos de la Cámara de Diputados ha reinado durante to­da la tarde la más viva agitación.

líticos nada se ha podido sacar en jicsar claro respecto a lo (jue haya <\"- ' vcncerio ocurrir mañana por la tarde du­rante la sesión de la Cámara.

¿Acudirá a c.m sesión e! tenor Briand V Y, de acudir, ¿hará algu­na <leclaraci6n previa? ¿Acordará la Cáinara la inmediata di.scusión (V las mociones c interi)e.lacionPs?

Son esas otras tanta,s profrun tas las que (iiu'dan aún sin con­testación.

En cambio esl.ún acordes todo., los diputados en opinar que el Con­sejo do mini-troa que ha d" celr-brar.se mañana por la mañana .en-drá excepcional importancia, lic­uando algunos hasta a decir (¡ae la vida del Gobierno estará—tn policio.

VÁ Sr. Briand, antes d.; firmar el acta angloír:uic('sa, (\uiso so­meter pí^rsonal mente ese docu­mento a la aprobación del Cojí-" -jo de ministros y facilitar a sus

si bien de todos los anunciados co- t cokgíis d<i Gobierno cuant-i-s ex)>LÍ-mentarios y de las manifcstacio- raciones fueran pre;'su.s -obn; el nes de unos y de otros grupos po- documento citado. (Fabra.)

LfiS LUCHAS SOCIALES

En hreve semii eiecutados dos

Cn Barcelona EL ATENTADO DE SABADELL

BAiíCELONA 11 (7 t.).—Pare-co que está próxima la ejecución de la sentencia que fué dictada y firmada por la Audiencia contra los autores del crimen cometido en Sabadell la noche del 10 de fe­brero de 1920, en que fué muerto el anciano fabricante D. Teodoro Genny; además resultaron grave­mente heridos sus hijos Teodoro y Eugenio.

Dicha sentencia es de muerte para Victoriano Sabaté y Martín Martí, y de catorce años, ocho me­ses y un día para José Peris. LA CAUSA CONTRA PROGRE­SO RODENAtS Y S A M U E L PÉ­

REZ

BARCELONA H (7 t ) . — A u n ­que no se ha diotado sentencia en la causa que se sigue contra Pro­greso llódcjias y Sa.iiuel Pérez, se decía esta tarde en los pasillos do la Audiencia que el fallo será con­denatorio.

SE DA D E ALTA A LA VICTI­MA DE U N ATENTADO

BARCELONA 11 (7 t.).—Los forenses han dado cuenta al Juz­gado de haber sido dado de alta, curado ya de sus heridas, Juan Ba-n-abelto, de treinta y seis años, perteneciente al Sindicato únieo del ramo del agua, que, durante la tarde del 4 de marzo del año pa­sado, fué agredido por un desco­nocido que le esperaba en el por­tal de 8t(. casa y le hizo tres dis­paros, produciéndola dos heridas graves, «pie le han retenido en la clínica do salud La Alianza tres­cientos once días. * El autor no ha sido encontrado.

Cn Oviedo CONFERENCIAS Y REUNIO­

N E S OVIEDO 11 (6,16 t .) .—Ei go­

bernador civil ha conferenciado con el secretario del Sindicato mi­nero y con el de ia Patronalpara informar.se del conflicto.

Mañana se reunirán en el Go­bierno Civil los representantes de los obreros y patronos pora estu­diar la fói-mula de arreglo. .

En Salamanca PARO E N T A L L E R E S Y F A -

BllICAS. MANIFESTACIÓN SALAMANCA 11 (5,50 t .) . —

Cumpliendo el acuerdo de la Unión Mertíántil de Medlina del Campo, la Federación Patronal de S^a-

manca ha corr-ado los coniiM-oios esta tarde, a las dos, y han para­do talleres y fábricas.

A las tres y media so celebró Ir. asamblea, a lu que asistÁú nume­roso público.

Todos los oradores protestaron contra el desbarajuste actual de los ferrocarriles e.spnfioles, (;ue origiíva grandes retrasos cn ol re­cibo de meivancías. ,

Fué acordado prcscnlur la pro­testa ante el gobernador civil.

La manifestación pública se ce­lebró a las cinco de la tarde, y-fué reoibida por el gobernador, el cual prometió elevar al Gobierno la protesta de la Federación Pa­tronal.

Cn Zaragoza LOS HARINERO.S

ZARAGO^ÜA 11 (11,30 n.).—Ko el despacho del gobernador civil se han reunido las representacio-

do cuantos intentos para hayan vei',li:cado ¡as com-

I pañías inteíosadas, apoyadas de I una manera firme y decidida por j las autoridades y el Gobierno. : ríos referimos al sufrido jK-rso-I nal de las compaílías de Salaman-' ea a la Frontera Portuf-uesa y Me­

nina u Salamanca, afectas ambas a la zona <le Salamanca.

Sefvúii comunicación del Comité' del .Sindicato Nacional, ((ue allí tie­ne desdo un prindido .su represcn-

¡ tant<- ni la pies: ¡aia de los ele-! inentos niiiit''rc-. (|ue desde el

principio de la Jaiolga actúan; ni las r.nienaxas de las compañías, han címseguido chtibiar lo más mínimo ol ánimo de nuestros com­pañeros en lucha; pero es innega­ble—dice—que cuando esto ocurre, cuando el enemigo, lejos de pro­curar una solución al conflicto, so-lamento se i>rcocupa do acumular eíemeulos para resistir, y la lucha ésta forzosumonte ha do .«er dura, la ov!janÍ7,ac¡ón, por su parte, ha do utili/*ir todos cuantos medios disponpa para resistir, vencer y triunfal-, y, /convencidos de ell<'>, nuestros camaradas de Salamanca a la Frontera l'ortugue.<a y -Me­dina a Salamanca mantienen con gran firn¡C7/3 y buen espíritu se-cietario la huelga planteada.

A la visru de los hechos, aun cuando no se no. -^ pedido la so­lidaridad materia. •: qu.c segui­mos atentamen'i , • lesarroillo de aquella Iiuelíra, noble y tranquila. estamos en el deber de salir a S<J encuentro, sin esperar (lue esc mo­mento llopfue; debemos estar espi­ritual y materialmente al lado de nuestros (|ueridüs camaradas, pre­parados para cumplir un deber es­tatuido en nue.-;tros reglamentos, (iae a la par es un deber de con­ciencia humana.

Por esto lanzamos la voz de aler­ta, no sólo para demostrar nues­tra más amplia solidaridad en todo momerto y tn la medida ne-casaria, sino también para defen­der la causa justa de atiuellos com-lañeros, que es al mi.smo tiempo base de la dignidad de clase, y de la organiznción entera, cncíirnada en el Sindicato Nacional de la In­dustria Ferroviaria.

Así, compañeros, es necesario prepararse para cu.nplir di&iia-ment« con el deber en el momento que se os reíjuiera, y si ese mo­mento llega, responded todos co­mo un solo hombre, con la vista lija cn lo.i altos intereses de la or­ganización cn que militáis; pensad

nes de patronos y obreros harinc ros para tratar del conflicto sus­citado a consecuencia de la reba­ja de jornales acordada por los patronos.

Después de un largo debate se llegó a un arreglo, que consi.9te <m fijar la reducción de los jor­nales en una peseta, en lu^ar de dos, como se había acordado.

Ün maniflesio de ioa . ferroviarios

La sección de Madrid <:lel Sinüd-cato Nacional de la Industria Fe­rroviaria ha dirigido al personal de esta zona el eiguiente mani-i iiesto:

! "¡ ¡ALERTA, FEKROVÍArjOS!» Queridos compañeros: U n ORSO

de vcrdadei-a digiddad colectiva nos impulsa, en estos momentos de relativa gravedad en que parto de la organización ferroviaria se halla, a recordaros aquellos debe­res que tenemos que cumplir de solidaridad, tanto moral como ma­terial, que siempre se deben pres­tar, y en los momentos presentes avn más, toda vea que se preten­de, por parfe ded enemigo, arre­batar, o, mejor dicho, negar dere­chos indi-scutibles, cual sucede en el caso presente.

En los actuales momentos, un puñado de buenos camaradas núes-, tros .%e encuentran en lucha noble, lanzados a ella con razones pode­rosísimas, la que, con una valentía y serenidad tin límites, vienen sos­teniendo, ocupando siempre su puesto de honor, desde el día 31

C|ue el triunfo de nuestro» compa-iieros será el glorioso baluarte de nuestra vida futura; será precia­do jalón más que unamos a la roja bandera que a todos nos cobija; será una de tantas y t w nobles batallas que avalora nuestra vida societaria desde su constitución; y convencida de que en los momen­tos actuales vuestro pensamiento estará identificado y al lado de

¡aquellos ca'naradas, la Comisión I ejecutiva de esta zona confía en el entusiasmo y ftn,iic7.a de convic­ción de los -hombres que la inte­gran.

No hay que ol-vidar que siccnpre hemos de luchar con un enemigo formidable; pero si nuestra volun­tad e.s grande y ntteStra aetltttd í-erena, no cabe duda que al final (le la jornala el triunfo ••{> nues­tro.

Ferroviarios todos: td necesario fuera luchar, luch|iVremos; pero no olvidad que, iremos .i la lucha, no dónde y cuándo el enemigo nos llame, sino al terreno y en las con diciones que a la organización le convenga, y entibe tanto, fijad -vues­tra atención en el de.sarrollo de este movimiento, cuyo fin dtbe sor el triunfo do at-iuellos ccmpañcros, dignos de elogio.

Tel.» de LA VOZ: 22-27-J.

Un concurso Interesante

La demanda de divorcio EL COLEGIO DE ABOGADOS ABRE UN CONCURSO SOBRE

ESE TEMA

El Conúté de Cultura del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, atento a las necesidades sentidas y manifestadas consTtantemcnte en nuestra biblioteca, donde a moñu­do se solicitan comentarios del nuevo Código canónico on su sec­ción matrimonial, y en os.pecial lo referente a la anulación del vincu­lo y a la .sepai-ación de los cónyu­ges, tanto por las modificaciones que ha introducido en el Derecho canónico cuanto por ser asignatura imposible de dominar en ei corto es­pacio de tiempo que a tal discipli­na so dedica en nuestras universi­dades, cree muy conveniente y de gran oportunidad convocar un concurfK) pura premiar una mo uografía de eminente caráctei práctico sobre la llamada "deman­da de divorcio", que se atendrá u las siguientes condiciones:

Primera. El trabajo, escrito en castellano e inédito, no contendrá parte histórica ni filosofía, debien do ser una guía para el abogado, ca que se contenga los cánones referentes a la materia, los comen­tarios que dichas di.sposiciones su­gieran al autor, así como juris­prudencia y los correspondientes formularios para interponer la de­manda y seguir el asunto en todos ¡blico el resultado dol cor'

Cazado por cuarenta Los ganaderos y el

sus trámite-, insertándose los cá­nones vertidos al castellano y coa el, mismo número dol Código.

Segunda. Los trabajos se pre­sentarán por duplicado bajo un le­ma, en cuartillas escritas a máqui-na y a dos e.spac¡os, con una ex­tensión de trescientas a cuatrocien­tas cuartillas y bajo sobre cerra­do, dentro del cual se conte:idrá otro con el lema d(d trabajo, en el que se guardarán el nombre, ape-,l|idos y señas del doiniciiio del au­tor.

Tercera. Kl trabajo j)roniiado será ¡mj^.^<o por el Colegio, de cu­ya propií'dad quedará iiasta que no agote la edición de 500 ejem« piares, de los que se entregai-án 50 al autor, además del premio en metálico, consistente en. 1.500 pe­setas.

Cuarta. Los trabajos se presen* taran on la Biblioteca del Colegio (paseo de Recoletos, número 10, bajo), de cuatro a cinco de la tar­de, antes del día 1 de mayo do 1922, en cuyo mes el Comité pro­pondrá a la Junta de Gobierno la ' í-ncenión del premio al concursaiv. •• (¡ue, a su juicio, lo merezca.

Quinta. El Comité podrá de« clarar desiei-to el concprso si loa ; .-abajos presentados no los consi­derase dignos del premio, pudién­dose recoger cn todo caso los no premiados metiini.te la presenta­ción del recibo, una vez hecho pú-

rso.

del pasado mes do diciembre, a

mil policías

FILADELFXA 11 (9 n.),—-Hace ocho díaa dos deteotivea de Nueva York intentaron detener a un jo­ven negro, que ilm por una de las principales calles de la ciudad ves­tido de mujer. El negro se rcsastió á entregarse a los agentes, y sa­cando un revólver mató a ambos. En el lugar del sxiccso se congre­gó numeroso público; pero el ne­gro montó en un airtomóvil de al­quiler y obligó al "chauffeur", apuntándole con ed i-evólver, a que saliese a toda velocidad paro Nue­va Jersey. Pocos momentos des-puési el "diauffeur" manifestó <iu« no podía continuar la niai;cha por­que Pé le h.ibfa agotado ol petró­leo, y , descendiendo dol vehículo, echó a correr para tomar otro "auto" que pasaba a la snión. El nogro, que se dio cuenta de la estratagema, disparó su revólver sobre el fugitivo, sin conseguir he­rirle. Luego se apoderó del vo­lante y prosiguió su camino hacia Nueva Jersey.

Iva Jefatura de Policía movilir.ó acto seguido a 40.000 agentes pa­ra que saliesen en persecución dol rtegro y le cortaran la retirad". Este ejército de policías se distri­buyó por toda la región oricntiil ear «Mto»n6-<rt!ei«,'t*iOtoHcl*ta« T m pie. Por fin, esta mañana so loj-r^ detener si negro, que se llaina Uody, sin que éste opusiera la menor resistencia, a pesar de ir provisto de dos revólveres carj;:!-dos.

arancel

P A L A C G Mañana,

TE DE l í O T E li viernes.

MODA Dos orquestas.

Una demente muerta de hambre y frío

VALENCIA 12 (2 t .) .—En un bosqao del término de Lesa fué hallado el cadáver de Leonor Es­teban Herrero. Esta señora, de setenta y cinco años, tenía per­turbadas .sus facultades mentales. Según dictamen facultativo, mu­rió de hambre y frío.

GRAN TALLER de autopíanos de The American N. I. San Mateo, 20, bajo, interior.

F O L L e T I N DE < i LA V O Z (30)

MftVNE REÍD

EL JINETE SIN CABEZA i ( E S T A OBRA E S P R O P I E D A D DE LA CASA CALPE)

por otra de muy distinto aifmificado: "morir". Era utia crueldad que el joven irlandés no le

di|Me que estaba expresando aus propios pen-* camwntcMi..., que estaba repitiéndolos como

un eeo.-A esto debía la pradera su presencia. Si no

kubiéra sido poi- una inclinación que casi raya­ba en \í( pasión, no se hubiera conocido nunca a Itlftarício el niustanguero.

ün sentimiento romántico no se satisface con un fihgliniento. Se consumiría pronto si no lo •Mtiene la condencia de la realidad. El mustan-guero se hubiera sentido humillado al pensar que diizaba caballos por mero pasatiempo, por un pretérito para permanecer en las praderas. Al principio quizá hubiera condescendido a re-

. 4opoc»rk>, pero Ültiraamente ^entía el orgullo dei catador profesional.

Su respuesta quizá hubiera parecido fríamen­te laroaaíca.

—Mucho me temo que se cansase usted pron­to de esta vida, sin un techo para guarecerse, «« iMxáedad, sin...

~ ¿ Y usted? ¿Cómo no se ha cansado de ella? Si Bflr he iido mal informada, y en esto su «migo Stump es mi autoridad, usted hace años que lle­va esta vida, ¿no es cierto?

—Sí, es cierto; no tengo otra profesión. —;¿No? Pues yo quisiera decir lo mismo que

usted. BiiviÜfo su suerte. Estoy segura de que

gozará usted eternamente de la existencia entre tas bellas escenas.

—-¿Sola? i Sin compañeras? ¿Sin una choza donde cobijan*?

—Yo no digo eso, ni usted tampoco me lo ha diobo. ¿Cómo vive usted? ¿No tiene casa?

-—No merece tan alto y sonoro apelativo— repuso riéndose el mustanguero—. Llámelo co­bertizo y hará una descripción correcta de mi "jacal", el cual puede clasificarse enti-e los más modestos de la tierra.

—¿Dónde está? ¿Se halla cerca de donde he­mos estado hoy?

—No está lejos del lugar donde nos hallamos ahora. Una milla próximamente. ¿Ve usted aquellas copas de árboles al Oeste? Pues son las qu». dan sombra a mi vivienda, las que la pro­tegen contra el sol y contra las tempestades.

—¿Sí? ¡Cuánto me gustaría verla! ¿Una ver­dadera choza tosca, dice usted ?

—En eso no he dicho sino la verdad. —¿Está solitaria? —No conozco ninguna otra vivienda en diez

millas a ia redonda. —¿Está entre árboles? ¿Es pintoresca? —Eso depende de los ojos con que se la mire. —Me gustaría verla y juzgar. ¿Nada más que

uaa milla dice usted ? — Una de ¡da y otra de regreso, o sean dos

millasr

—Eso no es nada. Esa distancia la recorre­mos en veinte minutos.

— ¿No sería abusar de. la paciencia de sus amigos y de sus parientes?

—Más abusamos de su hospitalidad. ¡Perdó­neme, señor Gerald!—continuó la joven, ensom­breciéndosele el semblante—. Yo no lo creo así. ¿Es que no vive usted "solo"? ¿Participa algu­na otra persona de su... "jacal", como usted lo llama?

—lAh, sí! Tengo una compañía... Está conmi­go desde que...

La sombra del semblante de Luisa se inten­sificó.

Antes de que el mustanguero pudiera termi­nar la frase, su interlocutora se había trazado ya en la mente una imagen que podía responder a la descripción de su compañía: una joven de la misma edad que ella, quizá un iwco más grue­sa, con el cutis moreno, ojos rasgados y pica­rescamente oblicuos sobre la línea de la nariz, dientes de pureza mayor que la de la perla, un ligero carmín en las mejillas, pelo negro como el de la cola de "Castro", collares de cuentas, pulseras, ajorcas en el cuello, en los brazos y en los tobillos; capa corta, primorosa y profusa­mente bordada; los pies pequeños, calzados con mocasines, y polainas ribeteadas cubriendo unas piernas de bastante desarrollo. Tal eran el es­tilo y los vestidos de la supuesta compañera que de repente se había dibujado en la imaginación de Luisa Poindexter.

— Tal vez esa persona que le acompaña en el "jacal" no s^a aficionada a las visitas, y mucho menos de gente desconocida, ¿verdad?

—¡ Al contrario! ¡ Se aleara muchísimo de re­cibir visitas, lo mismo de personas extrañas que de conocidas! Mi hermano de leche es el hom­bre menos aficionado al aislamiento. Pero, des­graciadamente, ve muy pocas caras en el Álamo.

—¿Su hermano de leche? —Sí. Felim O'Neale por nombre, y, como yo,

hijo de la verde Erin, condado de dalway. Es algo más cerrado de acento que yo.

—I Oh! jEl acento irlandés I Me gustaría oír hablar el irlandés a uno de Galway. Creo que es uno de los idiomas más ricos. ¿ Es así, señor Gerald?

—Como yo también soy de aquella tierra, ^ i juicio no tiene valor; pero si usted quiere acep­tar la hospitalidad de Felim durante media hora, seguramente le proporcionará a uated ocasión de juzgar ese extremo.

—¡Encantada! Eso es algo nuevo. Dejemos que aguarden papá y los demás. Bastantes mu­jeres hay sin mí. Además, los caballeros pueden pasar el rato siguiéndonos el rastro. Les resul­tará tan distraído como la caza de caballos que venían a ver. Estoy dispuesta a aceptar la hos-pi<,alidad de usted.

—-Me temo que no voy a pióder obsequiarla de­masiado. Felim lleva yarios días solo, y, como es muy poco amigo de la caza, probablemente ten­drá medio vacía \a despensa. Menos mal que ha­bía usted almorzado antes de la escapatoria.

No era la despensa de Felim lo que desviaba a Luisa de su camino, ni siquiera el deseo de oír el acento de Conneinara. No era curiosidad por ver el "jacal" del mustanguero, sino un sen­timiento de más irresistible especie, ante el cual iba cediendo como si creyese que era tino.

E L FERROL H (5,50 t.).—Ej» el Ayuntamiento de Ortigueira so celebró una asamblea, a la que concurrieron todos los Consejos do Fomento de Galicia y Astu­rias y otros elementos, para tra­tar del problema arancelario.

Se acordó pedir al Gobierno qua el centeno y todos los piensos con­centrados, indispensables para al desan-ollo de la ganadería, no sean castigados por lo.s aranceles, y que el tipo arancelario para la importación de carr.es frescas sea» por lo menos, de 70 pesetas los cien Ifüos, y de 60 para carnes congelada.s.

Las próximas elec­ciones municipales^

EN VALDEPEÑAS HABRÁ LUCHA

• V A I , D E P E Ñ A S 11 (6 t ) .—La» próximas elecciones a concejaleg van a ser muy reñidas aquí. Los partidos políticos empiezan a mo­verle, y c^si todos presentarán candidatura.

Lo» radicale? prometen que han de d:ir la i::it-\!l;i a los partidos lU'inái-iH'ii-os, o ii'án al copo.

i'or primera vez. so aprestan a la lucha las entidades agrícolas Asociación de Ijubradores y Sin­dicato Agrario.

No -SÍ; sabe si la Unión Comer­cial luchará, porque está cn com­pleta desorganización.

SOBRE FINCA en Madrid, necesito 30.000 pesetas. Condtcloiio.'j, por escrito: OduHo.

1.a Prensa, Carmen, 18.,

TuxyUAREl'HTcÍEW ArADKXriA ^ÍAUIAXA. Silva, 4S.

Casa compraríasc uriu^entomente, hasta un tnUjlAn d i pesetas. Sin Intermediarlos. Bacrl* 1)1(1: Starquís de UrqTulJo, 25,

K Fernández.

poco hecho un papel suRceptiblo do sospp?l-.;i íemenino ?

Ni lo uno ni lo otro. La nube que había ob»< curecido su frente en medio de aquel escenarioi florido y brillante eracausada por una reflexión diferente y mucho más angustiosa. Duranta todo el día, en el camino desde pl Fuerte, al al­canzarla en la carrera, al protegerla y salvarla^ al estar a su lado a ovillas del lago, al regresar, a la pradera, bajo el humilde techo de su caba­na..., en todas partes y en todas las ocasiones..., su compañero se había mostrado cortés sola­mente... "¡Sólo se había portado como un caba­llero!..."

XVIII

* « «

Hizo una visita a la solitaria cabana del Ala­ndo; entró bajo su techo; examinó con evidente interés sus singulares penates y notó con agra­dable sorpresa los libros, el material de escrito­rio y otros detalles que revelaban el refinamien­to de su propietario; escuchó con aparente de-icite la charla de Felim; aceptó sus obsequios, condescendiendo a probar todo lo que le ofrecía, excepto lo que le ofrecía con más interés: "Un trago de whi.sky, que está fresco en la damajua-im", y, finalmente, • se retiró muy contenta en apariencia.

Pero, 1 ay!, su alegría fué de breve duración; sólo duró el tiempo que subsistió la agitación de la nueva aventura. Al volver a cruzar la florida pradei-a tuvo tiempo para hacer una vai'iedad de reflexiones, y una de ellas la heló hasta lo más recóndito del corazón.

¿Sería la idea de haber obrado mal teniendo a m padre, a su hennano y a sus amigos en in­quietud? ¿Se habría dado cuenta de que había

CEL.OS EN EL RASTRO

Del medio centenar de salvadores que salieron su de" '•" per.secución de la, fugitiva, mtiy pocos Uega-

""' ron lejos. Habiendo perdido de vista R las ye­guas cerriles, al mesteño y al mustwiguero, co­menzaron a perderse de vista unos y otros, y; al poco rato quedaron dispersos en la pradera: unos, completamente solos, y otros, en grupos de tres o cuatro jinetes. La mayoria.de ellos, no acostumbrados a seguir un rastrA, se apartaron del seguido por la manada, tornando otros más antiguos.

liH escolta de dragones, a las ordénes de un oficial joven recién salido ^e la Academia, co-iTía e.xtravÍHda poj- una de aquellas ramificacio­nes, llevando tras de sí a los más retrasados.

Líi persecución se realizaba en ntm pradera ondulada y cortada por cinturones de chapa­rral, los cuales, con las desigualdades de la su­perficie, ocultaban fácilmente unos joropos de la vista de otios, y así, a los veinte piinutos.de ha: ber emprendido la carrera, un ave que httbi&ra contemplado la pradera desde las alturas, hubie­ra visto medio centenar de jinetes distribuidos en una decena de grupos, que aparentemente habían partido de un centro común y que espo­leaban a sus monturas en dirección de todos los puntos de la ixxsa de lo» vientos..

«F iContinuará.),

12 de enero de 1922 LA VOZ PiglMi % m

Un pleito que dura siglos MOIRANS i:'.--En la Andioii-

dn <¡3 Nancy ha tc-.-niinado un phito qu<5 C.3 soguiiirncnto ci q\}i\ iv.is' duración hay^ ttiiidu on el li-.un-'io.

Se trata de un litigio entro dos Buoblos del Jura, Moufsia y Char-«hillat, I)3:M detoiTuinar lu iJi'opi'e-uad de una seiva que; ya no oxistc, y cuyoi limites no h:\ jjcúi'io fijar lii;i, ún in£;cnii-ro ni !ii.-:.to;-i,idcr.

Ln el ;-ÍÍ;'.O XIV cxirtia liicha sel­va". LUÍ di-¡jut'..f. cni.e ;'.:(jjo.:ia y C-iarchülat comentaron c) vrrano de l-'U?. Se tratf.ba de >íh.-^r a cjU'J pueblo pertonorian b., madcraK para quemarlas el invierno ?¡-guiont\ En aqu?l tiempo, aqu.?l rincón del Jura pertenecía al KfJ' de Francia, por dote que había re­cibido do fu Cíposa, Juana de Bor-goüs, hija dr- Otón IV. Pero el bosque era propiedad (\o !o; mcn-jes de í'an Claudio. Los ciudada­nos de Charchilla estaban arma­dos a las ófdi-nos de moni-ciior Juan do Mo-^ut. Scfior y siervos fe morían do frío, faltes de un derecho de, uso que les permiticM disponer de leñas do la ?;lva.

El 10 de agosto de lül3, dia •de Sun Lorenzo, pu.sieron sus quejas en manos del abad do San Orfifán <Iii Joux, quien dio una s3ntoncia lu-bitral, vigente aún hoy, puesto que la Audiencia de Nancy la ha uí.ilisndo como "resultando" de su sentencia. E n esta ri^ntjncia. Charchillat y su señor podían di.'-poner del bosque para consti-uir casas y para calentarse junto al hogar; pero los de Moui-sia no es­tuvieron conformes con li f;?nten-cia, y allí fué Troya do pelos, gol­pes de horca, puñetazos y lanzazos eon l»s charchillatenses cuando se jncontraban con . los mcursianoa M el bosque de marras.

» Durante cuatro siglos, fc dieron

De Madrid, al cielo, y...

tales IxitaUas, con grandes baja.s por una y otra parto, con la re­tahila de cojos, mancos y averias mi-nos considciables que es do su­poner. Peio en 1724, caniado,-; yá do ir a mordiscos y mojicones, con­vinieron en desenterrar el pleito con sus papelotes, y Charchillat obtuvo un auto en 1770 mante­niendo a f us vecinos en cl u.-¡j del íamofo bosque.

Vino la Revolución, y con olla la abolición do lo;; derechos feuda­les. La £clva fue dada a Mauisia, que era mi:- izquierdista que su rival.

Tomó el pleito grande;-, vuelos, y en 1822 quifieron arreglarlo Io.= tribunal* dividiendo cl uno de los bosque."?. A! efecto enviaron peri­to?, que no pudieron cumplir el encargo por la lluvia de palos quo recibieron. Sin peritos, acordó cl Tribunal dar una quinta parte a Charchillat y cl resto a Meussia.

Pero, a pesar de esto, los bíli-cos habitantes de Meupsia y Char­chillat siguieron pcgándos* hastb cl dia en que comeníó la guerra europea. La "unión sagrada" pu­so una tregua a las luchas intes­tinas. Pero ü la mañana siguiente de firmarse el armisticio, d 12 d ' noviembre de 191S, considerando que la "unión sagrada" había que­dado reducida a un pingajo, vol­vieron a los palos y a las bofeta­da?, y los abogados a los papeles. En 7 de diciembre corriente, por f\n, se di6 sentencia, entregando a Charchillat un tercio del bosque y el resto o Moussia, pagando las cosías mitad y mitad.

T.)ecimo.<i que cl proce-so ha ter­minado. Pero una parte de les charchillatenses, • en minoría, con fortuna, dice que no estén con­forme?. ¿Durará el pleito un siglo mar? '

Se hace cr.da día más cUfi'cil la • >Í!la en la villa del oso y del ma- \ lií>ño, a cau:.a de las desdicha' )\x^ sobre ella pesan. La primer.i ¡ ¿e esas desdichas, y puede decirse | brigen de cari todas las restantes, | ts tener un Ayuntamiento consti-.i tuído en s\j inmensa mayoría por i Individuos que no son madrileños; ] pero son industriales que, en vir-; tud de la fiscalización que cl Mu-! nicipío ha de ejercer sobre sus ¡ industrias, son también jueces y | parte en los litigios que pueden : tenar con éste. |

.Aun"siendo grande la desdicha¡ de-tener que padecer un .\;,TJnta-j ni'.onto s-emejante, no son mono-res ¡as que se derivan de la abso­luta fa'ta de higiene que aquí se D')?,?r.3, dol poco respeto que Ion I ci'iaidanos ÍO guardan unos a \ f>t"0!; y do !a escasa atención que; í?.-. autoridades prestan a las re-1 <i..¡naciones que la.s pcr. oaa.s d2J o:i;-n les h.-íctn. ¡

íjntre los numerosos atentados contra la higione que aquí se co-| tn-rien, merecen especial atención| lo." siguientes:

-El barrido de las vías públicas, de !ás tiendas, de los portales y do las escaleras do las casas S3 realiza sin regar previamente el pavimento, y de este mo<lo se pro­ducen esas nubes de polvo que in­fectan el aire y ahogan al tran­seúnte; la gente c.'ícupe donde le da la gana, y da asco cómo están de gargajos las aceras de las ca­lles y de cualquier lugar público; en lo? bares, en las tabernas, en los cafés, en los colmados y demás establecimientos de 'bebidas se lle­va a cabo de modo txin elemental •¡•fregado de las vasijas, por la rapidez con que se hace y la can­tidad de agua que se emplea, que » eso puede atribuiree justificada­mente la difusión' de terribles en­fermedades, como la tuberculosis y la sífilis, y la permanente exis­tencia de los epidemias que en Madrid se padecen; a cuailquier hora del día, en las mismos nari­ces de !as autoridades, se sacuden ropas y esteras por balcones y ventanas, echando endma del transeúnte toda clase de detritus; los carros de la basura, pertene-ci-pntes al Municipio y a los tra­

peros, síielon ir descubiertos y de­jando UA reguero -le aquélla por el centro da las vías públicas; los i obreros del ramo de limpiezas no cumplen con su deber, salvo conta­das excepciones, pues yo los he visto esparcir el excremento de las caballerías, para n.' tener que mo­lestarse en echarlo en los carritos do mano; muchas gentes conside­ran aquí el bañarse cómo una cosa de rcflnjido lujo, que sólo está per­mitida a las clases pudiente.'!, y el Municipio nada hace para obligar a los caseros a que instalen baños en las fincas, sea cualquiera' el precio del alquiler de las %nvien-das; en los lavaderos públicos y en los establecidos en las orillas de los rios, les autoridades no vigUan el lavado do la. ropas, que cuan­do proceden de enfermos atacados do malos infecciosos no son pre­viamente desinfectad IE; tampoco se. realiza la desinfección de tra­perías, übrérias de viejo y otros comercios en donde se venden co- j sas cargadas da gérmenes niorbo-.sos; de los urinarios públicos más I vale no hablar, pues sólo recor­darlos causa náu.scas.

Tocante a las faltas d» mutuo respeto, figura a la OQbo.ta de ellas la forma, no ya fncon>eots, sino cruel con que los fuerte.» defienden el derecho a ocupar un tranvía y a entrar en un local en <J*nd» hay aglomeración de persona*. Los oe-re.<: débiles, como Icis mu,lereH, los niños y los ancianos, son atrope­llados brutalmente. A las «nujeres, sea cualquiera su condición social 'y su edad, no se les guarda respeto alguno. Loe niños, sobre todo los de la clase media, suelen ser víc­timas de insultos y vejaciones por parto de mozalbetes ineducados. En las calles, sin que nadie se oponga a ello, juegan los chicos a juegos peligrosos y molestos pa-

Automovilistas: Llevad vuestro cocho al Garaje Ar-rüellea. Meléndes VaMis, 40, donde tendréis comodidades y ventajas.

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ra los transeúntes. La blasfemia y el vocabulario más giosero se escucha por doquier.

La circulación da peatones y ca­rruajes no puedo ser más desorde­nada. Ya se acabó la buena cos­tumbre do ceder la acera a los an­ciano?, a los impedidos, a las mu­jeres y a los niño?. Cada cual va por donde quiere, empujándose y atroiiollándose unos a otros. La.s disputas por la posesión do lu ace­ra no dejan de s?r fx-ecucntes. Do la velocidad de los automóviles se ha hablado tanto, que hasta en cl teatro se ha ridiculizado esa prisa que llevan siempre los ocupantes íit aquéllos, los cuales suelen ser personas dosocupadiis. Continúan circulando los carros de do.s i'ue* das, tirados por una intci-minablc reata de muías. Ix)s cochero.i tra­tan con toda dc^consideracióu al put>lico, quo ks paga y acostum-Oj-a a darles buenas propinas por malos sei"\-icios. Los cicliEtas cam­pan por .sus re.'-p. to.'í, y cuando los parece van por la.' ac<?ra.!i si el andón de la.s cjllcs Ir. e- mole.-to.

El servicio de tranvías y cl dol Metropolitano son deficiente a más no poder, porque las respec­tivas empresas están atentas sola­mente a quo ingresen en sus arcas

muchas pjsetas, aunque pura- ello sea preciso tran.=.portar al público como el que transpoita fardo?. So admite en los coches el doble.nu­mero de viajeros que el quo admi­te la capacidad a<¡ aquéllos. L o empleados de estas empresas, pa-m evitarse cuestiones con cl pú­blico, dejan a loa desahogados quo hagan lo que bien ks parezca, y, por tanto, se escupe y se fuma en el interior de los carruajes, se ad­mite en éstos a viajeros embriaga­dos y 8 los que llevan botes de pintura u otros objetos mcl olien­tes o que pueden manchar a los viajeros.

Sería interminable la raumera-ción de las penalidades qut ha de soportar el ciudadano amante de la corrección y de la cultura al cual le haya tocado irremediable­mente vivir en Madrid. Lo expues­to basta para que ej lector se dé cuenta de la necesidad que existe de que todos pongamos d; nuestra parte algo para que pueda volver a decirse:. "De Madrid, al cielo, y allí, un agujerlto para verlo."

J. G A R C Í A BERMEJO

Nuevo franqueo de las postales

•Hoy publica 1: "Gaceta" la í-i-guiente Real orden del Mini.sterio lie Hacienda:

"Por Real decreto del Ministerio de la Gobernación de 7 del actual, se ponen en vigor, a partir del día 16, «I convenio principal, el acuerdo para el cambio de cartas y cajas con valores declarados, el acuerdo para el cambio de giro» póstalas y cl convenio para cl cauí-bio de paquetes po.~talc3 de la Unión Univeisal do Correo^, fir­mados en 80 de noviembre de 1920.

En BU consecuencia, a partir do dicha fecha regirán las tarifas fijadas, que son: de 0,25 pesetas las postales sencillas y 0,50 las do­bles, en tiubstituoión de las actua­les, de 0,05 pesetas y 0,10 las sen­cillas, y 0,10 y 0,20 las dobles.

Considerando que el lapso de tiempo hasta esa fecha imposibili­ta on absoluto llevar a cabo una fabricación adecuada do efectos, y, por <itra parte, la existencia de éstos con las anteriores tarifas es considerable, resultando por ello perjudicial para los intereses del Estado su inutilización e imposi­ble su canje por nuevos efectos aun no fabricados.

Su Majestad el Rey (q. Ü. g.), de conformidad con lo propuesto por la Dirección General del Tim­bre, se ha servido disponer que continúen en vigor las actuales postales de la Unión Universal, pudicndo ser utilizadas en lo su­cesivo completando el franquea ¿on los sellos de Correos necesarios, ínterin se proceda por la Fábrica Nacional del Timbre a la necesa­ria elaboración de loe indicados efectos."

C0MENTftR10"i

EL HIJO ALCALDE ¿Tiene Madrid, por fin, un

buen alcalde? Las señales no pueden ser más halagüeñas. IJOS madrileños han empeza­do a creer que su alcalde re­sultará excelente..., a pesar de ser hijo del conde de Roma-non e-s.

Expliquemos este "a po­sar", que no envuelve ningún concepto despectivo. En Es­paña :3e ha abusado mucho do los apellidos. Los hijos tontos de los padres poderosos o ilus­tres encontraron siempre en su apellido una varita mági­ca. En el reparto de acta.s, en la provisión de altos cargos, en la rebatiña de sinecuras y negocios ping.ües hubo siem­pre algo de la gracia de Dios. Centenares de afortunados muchachos nacían ya minis­tros, gobernadores o contra-tista.s del Estado. El abuso de los apellidos ha traído, natu­ralmente, su descrédito. Las gente.s se resisten hoy a creer que el descendiente de un hombre famoso o influyente pueda tener pizca de meollo. Ahí está, para ejemplo, el ca­so de D. Gabriel Maura, his­toriador, político y escritor de mérito indiscutible: hasta ha­ce poco, sólo una minoría de personas cultas le tomaba tan en serio como él merece.

La candidatura del mar­qués de Villabrágima para la Alcaldía de Madrid fué mira­da con recelo desde el primer instante porque el candidato era muy joven, porque era millonario y, sobre todo, por­que era hijo de un político prepotente. Contra todas es­tas ventajas, convertidas en inconvenientes, tiene que lu­char el nuevo alcalde si ha de confirmar la buena impresión de sus actos primero.?.

Actos que han producido buena impresión por ser eso: actos, y ño promesas, y por ser sobrios, rectos, rápidos,

Y porque Madrid piensa si habrá llegado la hora—que ya no se atrevía a esperar—de que alguien atienda a su vida más que a sus perifollos. Ver en marcha firme y definitiva obras como el Matadero y !a

Necrópolis, el saneamiento y la limpieza, le compensan de muchos desencantos anterio­res. Madrid se contentará con verse limpio, aunque el pa.soo de Rosales permanezca eter­namente sin balauí-trada.

Aca.so ha sido un bien ciuo cl marqués do Villabrágima haya llegado a la Alcaldía emplazado para sólo tres me­ses. La voluntad se "elajá y so disuelve ante las perspec­tivas de largo rnando. En tres •meses puede hac?rso mucho cuando .se f;abo que pasados bs tres meses ya no se podrá hacer nada.

Y el nuevo alcalde, .si ha llegado con apuros de tiempo, también ha encontrado el ca-miiio libre para una acción desembarazada. El Ayunta­miento, sintiéndo.se esta vez más madrileño que político, le ayuda, deseoso tal vez de com­partir el triunfo, si lo hay, y de redimirse de sus muchas y grandes culpas y de sus in­terminables años de abando­no; la Prensa, unánime, le se­cunda y le alienta; el vecin­dario aguarda an.sioso e ilu­sionado.

Madrid no es sucio por des­dén de la limpieza; ladrid se avergüenza de su inmundicia y se espanta de su mortalidad; no le gusta alimentarse de co­mestibles adulterados ni be­ber aguas impuras. Sabe muy bien que otros pueblos menos ricos viven con más decoro que él, bien alimentados, bien vestidos, limpios y alegres, y como a ellos querría que se le administrara.

Y es agradecido. Cuando vea sus gra'ndes obras con­cluidas, su higiene asegurada y disminuida su mortalidad, pondrá sobre su corazón al marqués de Villabrágima y le perdonará su juventud, sus millones y su apellido. No le culpará de tener el padre al­calde. Al contrario: hará ex­tensiva su gratitud al conde de Rwnanones por haber te­nido la buena fortuna de en-f^endrar un hijo alcalde.

FÉLIX LORENZO

Los misterios óe\ Himalaya

La Royal Qeographical Sodety, de Lon­dres Y el Alplne Club acaban de recibir

a (os miembros de la expedición al monte Everest

Tel." de LA VOZ: 22-27-J.

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UN I N C R É D U L O

CL BOMBERO.—Lt aseguro> usted que ha ardido mucho tabaco en el Incendio de a Fábrica.

E l CONSUMIDOR.- iNo serla el tabace como el que yo tengo en la bocal

La región del antiguo Go-rtganka/r «ra hasta el pre-aent0 oompletam*nt4 deieo-noeida. .La expedición del coronel Howard Bury ha

• eonaeguido levantar el plano geográfico del famoso mon­te y de eui viaa de acee»o.

Una segunda expedición, pero únicajnente compuesta de alpinis­tas, va a intentar ascender hasta la cúspide del Everest, cuya carto­grafía geológica, fauna y flora »• conocen ya.

En el Queen's Hall, de Londres, la Real Sociedad Geográfica y el' alpina Club acaban de recibir con un entusiasmo í&cil d« co«npre.-i-der « los héroes de la epopeya dd Everest.

Deade hace casi un año, en todo «1 mundo britAaioo, desde las mon-tafias de Eísoocla haeta las fronte­ras de Is India, ae ocupan de esa hasaña. Cinco eran los viajeros a quienes han recibido: sir Young-hueband, en nombre de la Socie­dad Gec^áfiea, y Norman CoUie, en representación del Alpine Club; el teniente coronel C R. Howard Bury, j e f e de la expedición; G. Leigh MaUory; Raeburn, que dirigió las operaciones montañe­sas; Wollaston, médico y natura­lista, y G. Bullock.

El mayor A. T. Morshe'ad, que el 29 de septiembre de 1916 t<Hnó parte con su división en la con­quista de Bellengli-ie, de la línea de Hindenburg, y el capitán S. lí. Weoler, ambos pertenecientes al ejército de las Indias, no estaban presentes p a r a participar del triunfo.

Otro faltaba además, que subió a muchas cima« del Himalaya y quo durante su vida experimentó sobre sí mi^mo y sobro sus servi­dores indios los efectos de la di­minución de la presión atmosféri­ca en el cuerpo htimano.

En efecto: el 5 de junio, cl doc­tor Kellas murió en Hampa-Dzong, | derribado por sus repetidas ascen­siones en d Himalaya.

Su pie ya no hollará el pico más ^ alto del mundo; pero, al menos, ha i encontrado la tumba adecuada, le­jos del cementerio de Abcrdeen, su ciudad natal, en pleno caos hima-layo, en el flanco de un monte ro­deado de picos que sólo él se atre­vió a escalar: Chomionno, Chamal-hari, Kttngchinjinga, y con la fas vuelta — piadosa atención de sus servidores—^hacia el monte Eve­rest

Curiova, Mli> la bis^ptia d« I«i»

exploraciones del Himalaya, por­que esa enorme barrera, qua tiene más de 3.200 kilómetros de largo, desde el Karifistan al Oeste, hasta las fronteras de China, al E.ste, y de la cual emergen picos gigantes, de lo.s que 80 exceden de 7.300 metros, 17 se apro.\lman a los 8.000, seis pasan de esa cifra, y, por último, el Everest, con sus 8.887 metros, los sobrepasa a to­dos; esa enorme barrera, i-epeti­mos, no ha .sido atacada hoy por vez primera.

Hace ya más de cien afiois <iue tuvo lugar el primev asalto. En 1918, el capitán Gerard escaló ci I>eo Porgyul (6.600 metros). Ho­jeando en la ceremonia a que alu­dimos al principio, en el libro de oro de los exploradores del Hi­malaya se recordaban los nombres de José Aooker, hermanos Schel laipntweit, Workmann, Kellas, Longstaff, Meade y del real alpi­nista duque de los Abruzzos, (^e les ha excedido a todos en altitud (7.600 metros en 1909).

LA REGIÓN DEL EVEREST

Pero, no obstante los repetidos asaltos, la región del Everest, la cumbre "del tedio del mundo", per­manecía completamente descono­cida.

Ningún pie humano re había aproximado a ella, ningún ojo la había contemplado; era la verda­dera "tierra incógnita", más mis­teriosa que las regiones polares.

Su situación geográfica en los límites de;l Nepal, herméticamente cerrado al europeo, v los linderos del Thibet, innaccesible al extran­jero por la rivalidad anglo-chino-ruía, había exclusivamente prote­gido a Jomo-Kang-Kar (Nuestra Señora de los Nieves) contra la sacrilega indiscreción ^e lo.s tre­padores y sabios de Occidente.-

En 1902, 1906 y 1907, eaas razo­nes políticas habían hecho fraca­sar audaces proyectos contra el Everest, Algo del misterio que lo envolvía han logrado descorrer los miembros de la expedición al Eve­rest 'en esta primera campaña de 1921.

El 11 de enero de 1921, el "Ex-celsior" anunciaba que iba a inten­tar.se la ascensión al Everest, pues el dalai-lama había levantado la pwhibición. En cuanto quedó eu-primido el obstáculo moral, empe-aÓ el asalto contra la barrera íi-•ica.

El Club Alpino y la Real Sode-d«Hi ÍSmtX^^ awnluwon aM

Junta, allegaron fondos y planea- ) ron dos campañas.

La de 1921 debía reconocer los accesos al monte, levantar na m ^ pa de esa dfseono^da rmAdn y ha­llar, .si posible Alera, un camine para llegar a la cima del Everest Era la canipr.i"i:i de los geógrtifos.

La do 1922 debía tratar de es ca!ar el Evcrct por el camino que íc hallase; .•íerá la campaña de loa .alpinistas.

Festejábase, puc.-í, esto.s día.s en Londres la terminación do la pri­mera parto, coronada por rl de.;-cubrimlonto del buscado camino. Kl intento se acordó por el Nortí-, o ;-o,a por el Thibet.

No contaremos las peripecias do la lucha: foi-man irn libro, que KC publicará on Londres dentro do unos mc^as. Rc<ordfnio.s tan sólo, las pv!T)cipalcr, etapn.s del itinera­rio.

LAS ETAPAS DEL ITIXEIIA-RIO

IJarjceiing (?alida, 18 de maye), .Te!ep-la, valle del Chumbi, Kam-pa-Dwng, pueblo situado frente .•» la vertiente norte del Evero.=t.

Las vertientes norte, oeste y sur fucroíi reconocida? y declaradft.s inxpracticables. Quedaba todavía una probabilidad: la vertiente oriental, Kharta, pueblo situado en la altiplanicie de /.run; pero ol 17 de agosto también esta vertien­te parece infranqueable.

Por último, del 17 al 26 de sep. tiembre, las cxploracioines alcan­zan el disputado «?xito, cnx»ntran-do los señores Mallory, Bullock y Wheeler el camino íieguro^ dete­niéndose a 2.000 mcti-os de la ci­ma del Everest.

Esa di.ítancia es la incógnita de mañana, ol objeto de la segunda expedición, la tarca de Ion alpinis­tas, pues la de los geógrafos ha tei-minado.

La victoria quo se ha celebrado en Qucpn's HP.U es debida ante todo a los componentes de la ex­pedición, al coronel Howard Bury, a la ciencia y a la energía fínica que han demostrado; pero se de­bo también al Gobierno de la In­dia, al dalai-lama y a los gober­nadores tibetaiios, que han presta­do a la expedición su benévolo apoyo.

Asimi.smo c.s de estimar la hos­pitalidad de los indígenas, que, sin embargo, no habían vieto a nin­gún europeo. Sobre todo, han con­tribuido al éxito los bravas "coo-lics", robustos montañeses, y pas­toras del Himalaya, los «houpa bothia.5.

Han sido }mra el coi-onel Ho­ward Bury y sus compañeros lo quo los esquimales han sido para Poary y lo quo son hoy para Ras-mu ssen.

No olvidemos tampoco el papel desempeñado por la muía y el "yak"; MU ellos no se triunfaría en el Thibet; ni más ni menos que se dominaría el Sahara sin el ca-raeUoi ni la Groenlandia sin el reno.

Esos son los. agente.s del éxito. Cada uno tiene su parte, y todas han sido festejados.

LOS RESULTADOS CIENTÍ­FICOS

Enumeremos los resultados cien­tíficos de esta expedición.

Los unos, Morshead y Wheeler, han levantado el mapa de una tie- I rra desconocida (13.000 millas) y han fotografiado todo el grupo del Everest.

El doctor Heron ha hecho el mapa geológico de la región com­prendida entre el Everest y el Bramafutra.

Wollaston ha coleccionado las plantas, los pájaros y los inscct;ps. Ciento sesenta paquetes de semi­lla y granos han llegado a Lon­dres en perfecto estado, recolec­tados de distintas planta.s a 19.000 pies de altitud.

Un gavilán muerto a 18-600 pies, pájaros, mariposas, abejas, pulgas, pescados, ranas, algunos mamíferos, el oso, el famoso "te­rrible hombre de las nieves", que ha movido la sagacidad de los crí-ticos, excitado la imaginación y hecho escribir infinidad de cosas y no pocas tonterías.

He ahí, pues, en cuanto a car-tografia, geología, fauna y flora, en cuatro palabras, lo que se ha hecho.

Pero hay más: toda una vida humana, una civilización descono­cida, se han revelado. Ciudades, pueblos, templos, campesinos, frai­les, lamas, ermitas, han sido des­cubiertos. Sus costumbres, su reli­gión, sus trabajos, sus enfermeda­des, han sido observados. Sobre todo eso, que apenas se sospecha­ba, la expedición ha arrojado al­guna luz.

¿ y cuánto dispendio creéis que representa esa expedición, con qué sacriflcios pecuniarios se han pa­gado tantos resultadosT Se reco­gieron en 1921 6.600 libras ester­linas, y cuando todo esté pagado, aun quedarán en caja algunos centenares de libras.

La segunda campaña se prepa­ra. El coronel Howard Bury cedo su puesto al brigadier general C. G. Bruce. Se necesitará un equipo de trepadores elegidos en­tre los reyes de la ascensión. ¿Triunfarán del viento, de la nie­ve, del frío, del insomnio, del can­sancio, del mal de las montañas? En ca.so afirmativo, y ello pende do la organización, cl verano pró­ximo será testigo de cómo ponen esos hombres su planta victorio­sa sobre la cima del Everest, el gigante de la tierra.

S. REIZLER

La cena de las burlas Proyectes son

provectos Nuealfo nuriiih colega "El ¡Sol''

habla de Ion proyectos del a'caldc de Madrid. Si loa tales proyecto'^ xe llevan a cabo, el porvenir ce i'o.'í volverá de color de rosa. Y <"> de rxprrar, ahora (¡ue, el eeñor yiirrqii.és de Vilhlrirginia está go-xnn'do de la luna de miel eon ic. ritru, iin rito ciiifHí'io e.i r/i'.i'i'ar como es debido.

Madrid *« frrfiinfDi-n'tini, /Hun­do /o.i proyecloi del viarqués sean realidiuies, en ?<» parai.to terrenal, y hanla en un verdn^lero nannto-rio. Pero, ¡earvinba!, enunciados, uno Iras otro, e^oH plaiir.t tienen no ^aber.w.t qué de wiacaft/o.

Véase ni no. Prí mera mente -ir terminará el Matadero, Hechas ¡a:> obra*f.o n ln vez, ni en posible, se eonfinuaván las de lu .\ecrópoli.i, Y eon ^todo ello entre manos, ¿qidén no pensará tm poco en el sHbmietaf Hasta aqui el snbsuf'o es rl matadero, (¡rite nos lleva, derc-chitos a la Kecrópolis. Urge, pncs, lanejirlo.

DioH di siierte al wurqués ii ponga en «u» manos los medion eonduecntcs a ln realización de lo que proyecta, .iñoa parece que han de pninir antei de que lo veamos eoíivertido en hechos. ¡Si pudieran quedarse en meses! Si todo llega­ra a terminarle en 1922, aimqv*

, fuera preciso taperar hasta SKS I postriiKeríoi. ¡Qué ideal Kl S dé i novicinbre, ,c/i'o de difunto»; sería I c' más indicado p-:ra. dar por cou-eli'.id'::. Id.'! oí)/-,7n. Ai'imo, teñof inarqiu'x <!c Villabrágxma,

Un robo audax ••¡iv.y.nir- j(/t acto acadómieo en

un Instituto de esta corte le qui' I (tro II a un catedrático del migm«

'c! rmbi'in y los guantes." j He (;(/)!/ 1/!"/. noticie escueta qvs i .í>, pfcsla it larnae. connderocionc», 1,7 lio deja d'; hacerlas, Mn detet' i •itíinudoa fines pedagógicos, el dia» rio en que la hemos leído. Kl /(#• cho, en realidad, e» mu;/ grave. Ya no rcíiietan loa ladrones ni la .«ro»

I l'Vmidad de Ins netos aeadhnico». Ahora hirn: si mientras se cele-

braba el ae'o tuvo el propietario del gabán ln poca prccavción de dejar el abrigo en h'gar tío vigi* lajlo, cl delito iw es tan grave, por­que snj^one la falta de respeto a la propiedad njmuí, pero yu) a Ut sagrada majestad de la cátedra, Y si los ¡jiiontes esiabait en el bol­sillo del gabán, ea.ti es di.<!adpabl» que se his llevaran también ios íO-coa; dejarlos, después de cargar con la otra, prenda, hubiera mío unir el sarcasmo a la fecharía.

A no ser que la victima twvi«ra piiestfls el gabán y los gtiantes y el ladrón se lojs quitara de eneim* sin que él se diera por aludido.

^^^^^^^^^S^^^/WS^^^A^%^^»^^^^^S^^^^^^»^^^^/^^^m

Audiencia pública... EL FRACASO DE UN LADRÓN

NOVEL El joven Ramón Luquo, allá por

el mes de mayo de 1920, .-adoptó la atrevidísima determinación de lanzars^e a tomar lo que no era vs.u-yo... En dos palabras: que el jo-vén Laque se "echó" a ladrón.

Pero, quizá por carecer de las condiciones indispen.sables para tan difícil oficie, o acaso por fal­ta de in.«»trucci6n slflciente, el ca­so es que el muchacho fracasó bo­chornosamente en su primer inten­to de robo, y que a consecuencia de ello lle\-a en la cárcel cerca de dos años.

Ramón había vivido mucho tiempo en una casa do la plaza de las Cortes, y a la perfección co­nocía todas las entradas y salidas de dicho lugar... Deeidij, por tan­to, que ©1 primer intento en su flamante "profesión" se realizase en aquella cosa, determinación plausible y que denota cierta pru­dencia.

El novel ladrón supo aprovechar un descuido del poi-tero, subió la escalera, saltó con admirablí; agilidad por un montante y pene­tró en el piso donde hnbita el mar­qués de Zahara, apoderándose do unas cuantas ropu.s.

Aquí debió haber dado por concluido su primev experimento; pero el chico, entusiasnj&do por lo bien que le hubo/salido, decidió

pro.-ioguir la aventura, y, saltando por otm ventana, fué a dar en las oficinas del Consejo de Obras Pú­blicas, donde robó también varioa objetos, uJgunos de propiedad par-. ticular dtl conserje.

Poro cuando más satisfecho se hallaba de sus condiciones desva­lijadoras y so \aa prometía muy felices pues el imparto de lo roba­do asecndia a 500 pesetas, fué sor­prendido, como una inocente palo­ma, en la buhardilla do la casa y cntrcg:ido n lo.-? agentes de la au­toridad.

Hoy ha comparecido Ramón en la Sección cuarta p«ra que le jus-guen loí! nuevos jurados del dis­trito del Congreso, que hoy actua­ban poír vez primera.

El muchacho confosó de planoU 8U delito ante el fiscal, Sr. Valle,' quien solicitaba im veredicto de culpabilidad y la imposición al procesado de cuatro años, dos me­ses y un día de prisión, como pena.

La defensa, a cargo dol Sr. Ne­vado, hizo todo lo humanamente posible en bien dol muchacho.

El Jurado dictó veredicto de culpabilidad, y Ramón Luque ivA condenado a cuatro años, dos me­ses y un dia, conformo solicitabs e! minibterio público, representa­do por el Sr, Valle.

KL ESPECTADOR

Novios que desapa-;Riña entre huel* recen guístas

NUEVA YORK 12 (8 m.).— Cuando todos los invitados a la boda de Mr. John P. Cudahy, hijo del difunto millonario de Chicago del mi.snio apellido, .se encontraban anteayer esperando a los novio.'s en una capilla de Los Angolés, donde delciía celebrarse la ceremo­nia, uno de los hermanos de la tio-via, Luisa Chenier Francis, se pre-«entó ante ellos dfciendo que ésta y su futuro habían desaparecido y se ignoraba su paradero.

Inmediatamente, los amigos y los hermano."» de los novios se pu­sieron en campana con el fin de buscarlois, y dieron conocimiento de lo ocurrido a la Policía.

Esta logró averiguar que los dos jóvenes habían sido secuestrados, al encaminar.se a la iglesia, por una banda de hombres cubiertos con antifaces.

Las autoridades sospechan que el seaie.ítro delie de tener por origen una liistoria de amor en que flgrure como personaje principal algún caballero aspirante a la mano de la muchacha.

Hasta «hora no han sido descu­biertos ni los novios ni los secue«-traderes.*

Una riña y muerto

un

ün hijo que asusta a su padre con un

revólver

ZARAGOZA 12 (4 t.).—Dicen de Morata de Jalón que Manuel Pradas, de veinticuatro años, agre­dió a su padre con un revólver, amenazándole de muerte. Ha sido detenido por la Guardia Civil. El pueblo, indignadísimo, pretendió lincharle.

CADI?! 12 (6 t.).—Unos huel­guistas dijputai'on en el barrio di la Viña con un carretero, y resultó gravemente herido el huelguista .To.sé Freiré.

iVaya una guasal CÁDIZ 12 (5 t.).—En la calle'

de Columpia fué detenido un indi­viduo que llevaba un «ombrero, al que había ajustado un cartel en el que se leía: "¡Muera Cierva!" Al­rededor dol guasón se habían for­mado numerosos grupos.

Los paraguas perdi­dos en París

PARÍS 12 (9 m.).—La Prefec­tura de Policía ha maciíestado que, a pesar del alto pi-ecio qu« on la actualidad tienen les para-gua.s, e.«pcdulmente los de señora, muchos de ellos provistos de pur ño do oro o primorosamente t*> liados, no cesan de perderlos i w dueños en las calles, el Metro, iM ómnibus y los tranvías.

En el transcurso del año m ] den 6.000 parabas. En la fectui-a se hallan aún 11.14f, los 16.145 recogidos, pues 5.000 fueron reclamados.

Los paraguas con puño.taUftd» en madera cuestan ahora émét 150 a 600 francos, y los d« pat» de marfil o laca china, desde IMt francos.

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León, 29, principal Recomendamoe a auestroe •««•• eiaatea la mayor preatitad m !• entrega de les oritlaalee, p a n m Teños obUgadoa a doMonr M

pob1icad4n de érte»

Sastre americano Corte INOLX» GRAN MODA, he-

I obnra y forros, desde SO pesetas itrkie. AYlStfi; Xelitooo IT-iS. M.

MALAGA 12 (4 t . ) .~En á pue­blo de Cañete la Real riferon los convecinos Francisco Zapater Osu­na y Esteban Rivas Campos, de cuarenta y tres y Tcinticinco año», respectivamente.

£1 segundo hizo dos disparos de pistola contra su enemigo, sin he­rirle; en vista de ello, con una es­taca le golpeó bárbaramente; pe­ro como tampoco consiguiera ven­cerle, con una faca le dio una te­rrible j'uñalada en el vientre, que le produjo la muerte en el acto.

Inmediatamente de cometido el crimen, d agresor se presentó al juez, f w y v ~ rM* < vv nr ^ lnlnr%>*l ^nll rl*'lr vv rll v >rM•vvvvyVMWW

TODOS LOS DÍAS se proyecta en

lEUL CIHEmn Y PRiUCiPE HLFeHSI la grandiosa cinta

US TIES NlSOgETEIIIS según la obra de Ale)andro Dumas

MAÑANA, CSTRCNO DC

LU nOVELB DE Hll JBQEÜ r iB IE por Pina Iilenljct eiti

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Pftfjínj LA vo: 12 fie cr.ero de 1922 '^vy^Ti-

DE PALACIO VALDES

Fragmento de "La novela de un novelista"

W próximo sallado iipii'ocfrá un nuevo libro dpi ¡,-IOIÍOHO novo'ista español D. Armando Palacio VHI-dÓK. üe titula "i.a novela de un novelista: Escor.as de hi inta:icia y a la adolescüncia,". Kn au tiempo publicar«inos un juicio sobre dicha obra. Hoy puWicamoK muy honra­dos uno'de los capí tul oj( do ella. Se titula •'Kunionín", y e» como kigue:

"He atjuí cl otoño con su ropaje limarillo y sus nube:^ do color vio­leta. Las manzanaK enc«rnad:i3 empiezan a desprenderse de los i ornares y caer sobro la yerba, y tiiite «ucoiüo, tan conforme con las leyea Inmutables de la Naturale­za, en \(>z df elevar mi espíritu a la c» oiíieración de lu ijiavitación iitjivej'ial como en otro tiempo a Newton, atacó directa y pernicio-Raniente a mi est6ma.(?o. Kenuncio tt CíUculur líis (¡uc comí. La l'abri-cación de la «idia debió de haber «ufiidó una merma contüdei-able aquel año a causa do esta circuns­tancia; pero >o he guardado el i«-creto hasta ahora.

De aquel verano salí convertido no s61o en u.t;"ricultor inícügonte y práctico, i;ino también en diestro caüudor. Supe cómo EC armaban traími>ai! para atrapar frorrione;;: esparciendo .aUjiiiKis granos de tri­go por el i:\ut\i) y colocando sobre ellos un cedazo, que se mantenía de jwo |>or medio de una larga cuerda; cuando ios «orriones ve­nían a comer los ¡¡rranotí, .se solta­ba la cuerda, y (juedaban prisiione-vos debajo. Supe hacer hoyos en la tierra y poner sobre ellos una pizarra .so.sienidu por nn palito, de tal ingcriio'-M) modo colocatlo. que cuaiHlo el pájaro se po.saba allí i>a-ra comer ¡o:* K'ano», caía la piza­rra sobré él y quedaba preso den­tro del hoyo. Estu artefacto iba tiilisido particulariíicnte contra ¡a* codoiniccií. También .•iprondi a un­tar con liga las ramitas .superio-XtA de ]o;i arbu..U)s para (|ue loh jilgueros, ai po.nar.-'x-, quedasen allí pcgado.s. No recuc-iíio haber atra­pado j)ájaro aUjuno con todos es-toa delieadas avtlficiow; pero e.«io no importa para que los conociese perfectamente.

Donde mis éxitos se mo.straron claros y evidenlí.'j fué con los ifri-lioK. Conocía cinco o .seis manera.*; entiles y «'^"'«tósw de fier.suadirles II que salieyen de la cueva. Casi ninguno .se rwsiíítía a mis pírftdas insiiiuacioncH, y se apresuraban a Fuiíi a respirar el aire freisco y se 'dejaban atrajmr en cuanto ponían el pie fuera <lo su casa. Pero si al;íuno ,Me obstinaba en permane­cer en .«;us habitaciones, bien por-(juo .o^pcc¡1a•!e de mi buena fe o porque estuviese ocupado en aijucl moRiento, entonce:, me veía obli í,j<lo a apeiur.a un terrible argu­mento, que no deNcribirfi por no ofender la .Hu.-íCüpíibilidad de las daina» que lean estas n\i-morias.

Cayetano tiunbién era un infce-n.oso cazador; pei-o enlplcab.i sus íaculiMios en oíros aninuiifs de jn4s 1"ii.-te. Aparte de IÜ.-- truchas, que eran ftu osí^fialidad, cazaba ion escobeta y en compaiiía de al-KMwo*» .s«*iíores de la Pota codonii-«?es, perdice.s y arceas. Dos o tres vaccb íiierun también a Peña Ma-y*»' y a los montes de Raitíoso y na ta l oa algún corzo.

Pero mucho máe ingenioso caao-dor que él era un zorro que de vez

, en cuaiido vi.sit.aba por la.s noches T\ucr,troi> gallinero. Esto nos tenía a toílo.'j sobresaltados, y a Cayeta­no, íuriowo. El mastín eslalia en el monte con el ganado, y cl "Muley", l)or pu etlad avanzada y por eu lar­ga experiencia de la vida, miraba ya to<ja9 estas cosa^ con marcada JtitAiiaA. Cayetano veló con la es-eap«ta preparada unan cuantas no-crfacs; pero el BüUito animal olió la pólvora y no pareció. Entóneos .se decidió aquél a ir a Sama y corn-Jsrar un umuMÜjo de hici'ro que en Acluella región «e conoce con el nombro de "garduña". Colocóse la trampa a la boca del gallinero, y pocas noche» después el zorro vi-ao 7 fué cogido en ella por una 9«ta; pero con gran estupefacción de todos, el desgraciado animal la tortó con BUS propios dientes y 8« mardió sin ella. | Terrible caso de woor a la libertad que me impre-tkeaA profundamente!

8« fabricó la sidra, y en log días ifOfi duró la operación no salí del lagvr, ayudando con todas mis fuerzas al mejor éxito de tan im­portante torea y cerciorándome a tmát instante de k dulzura y bon­dad del caldo deatllado. Tantas ve-«e« me cercioré, que hube tie pur­garme sin pretenderlo. Vino des­pués la reeoiección del maíz y ayu-éé a los vecipos a traer las mazor-

.caí, íentándome sobre ellas en el carro. Después tambiJh le» «socorrí «n la tarea de dcshojarla.s y tren-Murlaa en ristratj. Efectuáb&se la operación, llaÉmaíla allí "esfoyaza", pot laa noohes y los vecinas so anudaban unos á otros. Impo-^ihle imaeipat nada más ameno y de-l»íto«o qw estas "esíoyazas". La i^]Mtra duró algunas noches, y si liwittra durado eternamente, creo »ao no hubiera perdido nada. Kn nn, cesuaiienda mis impresiones «Cn^ícolas, manifestaré que yo pen-aaba entonces haber nacido para iai^rñúfr, como más tarde pensé que había nacido pala marinero y laWi pAira filósofo. Siempre supe ai^taácTW ál medio en que me ha­lle, y e«ta flexibilidad de mi natu­raleza me ha procurado dos venta-j«|t-ea la vida: la, primera y prin-ei^ikl, nbaburrinne nunca; y hi t e . flñnda, hiOmr podido escribir nove-1tt¡ da itesionm apartadas y medioa •odaieB muy diferentes.

ComenaáM ya a llover del modo «uave y constante (|ue allí lo ha­ce. IJOS, eamp(js'ibttn quedando jio-cn a poco aiMUidonudos. La gente M roj;nUaa} interior de laa caeaa; pero aqui posábamos también de sefiahkdoB páarere.% En la mía te amasaba el pan dos veces por se­

mana, f'ra una diversión yer a 1 criada.-; heñir la ma.ja y ayudarlas a brr;;arlo colgándome al manu­brio de la máquina. I,a consti-uc-ción do lo.s belfos, el atestar el horno do argoma y darle fuego parii arrojarlo era interesantísimo, lluego se metían poco a i>oco los bollos dentro, se tapaba el horno, y entonces las mujerea se santi­guaban, los hombrea iios descu­bríamos y «e rezaba solemnemente un padrenuestro. ¡Cuan lejanos estamos ahora de estas escenas sencillas e inocentes! Vivimos apartados de la Naturaleza; mar­chamos huMos de Dios. ¿Hemos ganado con ello alogi-ía? Que cada cual ponga la mano sobre el cora­zón y me responda.

I^as noches e/an ya larga.í. An­tes de iíubir a nuestra casa a jugar al tresillo con mi padre, el cura y un indiano que allí estaba de tem­porada, Cayetano solía quedar.se un rato en la gran cocina de aba­jo, formando tertuli.i con nosotroii. Sentado en el escaño, yo a su la­do, la "Micona" encima del hom­bro, se placía en contarnos algún caso chiato.Sü y en dar vaya a los presentes. Porque era hombre ma­ligno y provocativo sobre toda ponderación. Los que le servían generalmente de "cabe/.a de tur­co" oran un vecino llamado José de Anica y un criado que tenía por nombre Pacho. Sobre este último, singularmente se ensañaba tanto, que el pobre hombre, ¡wosado, lle-gal)a a faltarle alguna vez al res­peto.

Por aquello.; días vino el ganado del monte. Había estado allí una larga temporada, quedando sólo en el establo una vaca de leche. Y con el ganado vino el gran mastín, lla­mado "Manchogo", por ser oriun­do de la provincia de Toledo. Traía al cuello un gran collar de cuero guarnecido de aftladaa pun­tas de hierro, o sea una carlanca. Esta carlanca, y lo mismo el i>elo del nuistín, estaban manchadas de .sangre. El vaquero nos infoi'mó de que la noche anterior se había ba­tido con los lobos. Nadie puede figurarse la impresión que esto me causó. Los lobos eran para mi aili-males legendarios, algo que no existía más que en la fantasía de ios cuentista.-!. El perro, batiéndo--se con ello.s, adquiría a mis ojos un aspecto ."obrenahiral. No me linr-Vaba de coiitemplarle y lie ponei'e la mano encima del lomo, admi­rándome al mismo tiempo de que un animal tan bravo y poderoso no tuviese a menos el menear el rabo en presencia de un ser tan ínfimo como yo. Todo cl pan y el quc.'iü que había en la ca.síi me pa­recían poco para agasajar a aiiuel héroe. Y una vez «lue en tentimo-niü de reconocimiento me lamió la cara, m.e sentí tan honrado co­mo si 'Napoleón me hubiera dado un beso.

A fuella noche se habló de li>bos en la cocina, y Cayetano me con­tó «! .siguiente suce.so, que ya co­nocían todos los que. allí estaban, nieno.s yo:

"Hará co.sa de cuatro años, y por este mismo tiempo, e&taba yo sen­tado una tanic ahí en e! poyo, de­lante de ca£a, cuando pasó lia-monín, el del tío Ángel ds Cania-na, que bajaba del monta con el ganado.

Tú ya c o n o c e s a Ramonia, porque le ves todos los domingos cuando vamos a mi-''a. Ahora es ua real mozo, (|ue ha entrado en quinta este año; pero entonces no ora más que un zagalillo, y no muV medrado.

Pues, como digo, venia del mon­te, con su zurrón a la espalda, y traía en !a mano un cestito tapa­do. Yo, que soy un poco curioso, le retuve por el brazo y levantó la tapa del cesto. Habla denti-o un perrillo de cria.

—¿Ha parido la pen-a en el monte, Itamonín?

—No es un perro, Sr. Cayetano; es un lobo—^me respondió riendo.

—¿Un lobo? 1 El Diablo me Heve si no es verdad 1

Saqué el animalito del cesto, lo puse en el suelo y comenzó a aullar como un perrito recién oa-ciílo.

Kamonín mo contó qu« el día anterior, Luisón de la Granja, que tenía la cabaíla cerca de la suya, habia encontrado en una cueva tres lobezno!, hsibfa matado dos y había traído éste. Por la tarde, hallándose sacando el es-tiéixod del establo, fué atacado re­pentinamente por la loba. Gracias a que tenia en la mano la pala de diente no pereció en aquel momen­to. Lucho con la fiera y logró ensartarla por el vientre. En aquellas horas debía de estar ya en la Pol^ para recibir del Ayun­tamiento el premio que dan por !a matanza de cualquier alimaña.

—¿Y tú para qué mil diablos quieres este a,nimalito?

—No era más que para ense­ñárselo a mi hermano. Luego lo mataremos.

Entonces me vino la idea de criarlo, y se lo pedí. Lo crié, en efecto, dándi^e leche hasta que pudo comer. Comenzamos a lla­marle "Ranjonín", como el clilco que lo había traído, y "Baraonln" le quedó, y por esto nombre co­menzó ti responder, pero no del modo vivo y alerta que lo hacen los perros, portjue los lobos son más torpes, o como si dijéramos más cerrados de cascos. E.sto no tiene nada de particular, porque e&tm los mismos hombras unos ara m&a cerrados que MX<m, y si no, que I« diga Pacho...

—(Milagro aerfa que no saliese yo a relucir!—gruño Pacho enco­lerizado.

El animalito fué creciendo, y al caljo de seis meses era un cacho­rro revoltoso, que me «egiUa a to­das pi^rtes. Le llevaba a la Pola, le llevaba a Sama y excitaba la curiosidad por dondequiera que

pasaba. Llegué a cobrarle cariño.

Jna vez que ful a Oviedo le traje un lindo collar, con chapa de bron­ce, donde hice grabar su nombfc y la fecha en que lo adquirí. En fin, él se portaba lo mismo que un perro fiel. Lo único en que se le conocía la raza fué cuando mató en pocos días tres corderos, que tuve que pagar, que<lándome con ellos. Yo estaba tan contento con cl animalito, que le perdone estas y otras fechorías somejanteá. Ja­más mordió a las persona.s; los niños jugaban con él lo mismo que con un perro.

Un viernes del mes de noviem­bre, cuando ya tenía el lobo más de un año, ful al morcado do Ca-bafiaquinta, llevándolo conmigo. Monté a caballo temprano, pasé la Collada y. en tres horas, poco más o menos, di en el mercado. Ya sa­brás que Cabañiquinta está de­trás do la Peña-Mea y que hay que atravesar para llegar a allá todos e.-.os mondes (]uc ves delan­te de ca.sa.

PW" el día arreglando mis asun­tos y por la tarde me metí en la taberna do Andrea, donde encon­tré a Xuanón, el célebre matador de osos, que habrás oído nombrar, y a D. Salustiano el escribano. Me enredé en una ; urtida de "brisca" con ellos de tal modo, que cuiuido acordé conmigo eran las ocho y ya hacía más de una hora que había cerrado la noche.

Monto a caballo y pico espuelas para casa. La noche estaba frta ya de verdad; en los altos había caí­do bastante nieve. Antes de do­blar la Collada se me ocurrió mi­rar hacia atrá.s-, y no veo a "Kamo­nín". Silbo, le Hamo. Nada. "Ese picaro se me escapó al monte—di­je para mí—. Hice mal en traerle por estos sitios."

líeploré el percance, porque re­pito que estaba contento y ufano con el animal. Además, me dolía la pérdida del coUai', que me había co.stado nueve pesetas. Doblo a! fin la Collada y marcho bien tran­quilo, aunque al paí o más vivo que en aquello.'» endiablados caminos podía seg^nr cl caballo, cuando de pronto éste .se para en firme, le­vanta las orejas y se estremece. IJO hinco las espuelas y, en vez de aiTancar do nuevo, retrocede. Com­prendí on seguida que había'olido el lobo. Y, en efecto, al instante percibo el bulto do uno a la clari­dad do la.s estrella^!, porque no ha­bia luna. Echo mano ni revólver, y veo repentinamente otro del la­do opuesto del camino. Y en menos tiempo que se cuenta sé me ponen dolante tres, cuatro, cinco...., yo no puedo decir cuántos. Acaso el miedo espantoso que se apoderó do mí los haya multiplicado. ¿Pe­ro qué es lo que veo ademá.s? Pues veo entre ellos ul mismo "Kamo­nín", con su collarito reluciente, dispuesto, al parecer, a arrojar.sc sobre mí como twlos los demás.

El caso era apurado, como com­prenderéis. Hasta entonces no ha­bía visto nunca la muerte tan cer­ca de mis ojos. Me tiré del caballo y comencé a disparar tiros a cie-íras, pup.s el miedo me impedía pa-rawne siquiera a apuntar. Los lo­bos huyeron; pero no se pasaron muchos segundos sin que volvie­sen de nuevo. Me vi muerto; ya había disparado los seis tiros y no traía más cápsulas. Pero Dios no quiso que lo fuese en aquella oca­sión. Detrás de mí oí gritos de ;;ente que llegaba, l-h-an los tende-nw ambulantes, que regresaban a la Pola. Habían encontrado mi ca­ballo, que huía despavorido, y lo habían detenido. Creyendo por los tiros que me hablan asaltado la­drones, venían corriendo y grita­ban para infundirme valor. L¿8 lo­bos, al escuchar a(]uel ruido, des­aparecieron otra vez de mi vista.

Mucho se sorprendió aquella caravana, que no bajaría de veinte personas, entre hombres y muje­res, de lo que me había .sucedido. Sobre todo, la traición do "Ramo-nín" excitó tanto su curiosidad, que no se iiartaban de hacer co­mentarios. Me dieron un vaso de vino, y después que rae hube se­renado un poco, monté de nuevo a caballo y con ellos llegué hasta aquí.

Aunque ya era cerca de las on­ce, todos estaban levantados espe­rándome.

—lQui$ cara traía, válgame DLoa!—exclamó Paéhón riendo.

—Peor la traías tú cuando te dieron aquella manta de palos los mozos de Rivota el ó¡ia. del Obc-llayo—repuso Cayetano encoleri­zado.

Nos acostamos, y al dfa siguien­te, por la mañana, apenas me ha­bla l«^'antado de la cama, vino Jo­sé Mateo a decirme:

—Señor, está ahí "Ramonín". —¿Cómo? ¡"Ramonln"! No quería creerlo. Salgo co­

rriendo a la calle y veo, en efecto, a mi lobo, que a.sl que me divisa empieza a bajarse y arrastrarse por el suelo, sin atreverse a acer­carse a mí y como si pidiese per­dón de su villanía.

—¡Ah, maldito traidor! Ahora me las pagarás.

Entro en ca^a, cojo la escopeta y salgo otra vez. Ya no «staba "Ramonín".

—"Ramonín" se ha me*klo en el establo—me dijo un chico que paaaba.

Voy al establo, y lo hnllé acu­rrucado debajo del pesebre. Me eché la escopeta a la cara y allí lo dejé muerto de un tiro."

ASMANDO PALACIO VALDES

De la vida de un artista

Ejemplos Que deheii praGilcar los oaemos para ser leiices

Las dulzuras del régimen revolucionario y bolcíievique

r Salgo de casa; atravieso cl Mar-

sopoole—Campo de Marte—; un caballo acaba de caer para no vol­verse a levantar. ¿De qué ha muerto? ¿De hambre? ¿De en-ferme<lad? jNo importa; es lo mismo! Al regresar a mi casa, unas horas más tarde, sólo que; da del animal el esqueleto. . El hambriento e infeliz pueblo do Pe-trogrado, privado de toda clase de alimentos, ha descuartizado el in­mundo cadáver para comérselo.

11

Alejandro Kcrensky e.s el autó­crata de todas las Rusias. A las pocas semanas de su elevación al Poder, .sin má.n méiltos que ser un abogaí^cte parlanchín, audaz e inepto, por .sus abusos ile autori­dad es llamado entre el pueblo ru­sa Alejandro IV. Ciertamente, vi­ve como un zar, mientras Rusia, destrozada, sufre la más espanto­sa agonía.

Son las doB do la tarde; subo a un tranvía abarrotado de solda­dotes que se niegan a pagar. Así interpretan la sagrada palabra "Libertad".

Liegamo.í al Trol.skimost, • que bulle como un hormiguero huma­no, cruzado en todos los sentidos por tranvías, coches y peatones. A Ja entrada del puente bajan tres hombres de un lujoso auto­móvil y, revólver en mano, hacen parar a otro automóvil que avan-uaba en sentido contrario; obli­gan a apearse a la señora y al ca-Jjallero que lo ocupan, y en pre­sencia de cientos de personas, a la luz del día^ les despojan de -to­do cuanto llevan, incluso las bo­tas y los sombreros. Terminado el despojo, los tres facinerosos vuel­ven a subir al "auto" y con la mayor calma se alejan tranquila-1 • mente. ÍJOS cientos do personas que presenciábamos la escena, no sólo no nos atrevimos a interve­nir en favor do los despojados, si­no que ni siquiera se atrevió na­die a indignarse. [Viva la liber­tad :

pavoridos a miles de ciudadanos. Tal es el terror que inspiran estos hombres, que, según dicen, han ve­nido a .salvar y a redimir al pue­blo.

ALFOMBRAS MNOIiEUM. nealiíaclón rApida.

Grandísimas rebajas. CAYETANO IHJIiO Y HEILMANOS

X* 7 *i> KneiMwrral, i» y jtl.

Ul ¡,<4'^c liace ese niarinerotc, con

cara de aldeano analíabeto, que ante la puerta de un teatro baja de un suntuoso automóvil, que ha robado, y en compañía de una mu­jer, con aspecto de atropellapla-to3 y engalanada ridiculamente con fastuosas joyas, se iaistala en una platea para aburrirse, mien­t ras hace "ruidosamente" la dige.?-tión de un b.-'nquoto celebrado con algunos coiv,pañeros de soviet?

¿Qué hace ese comisario del pueblo, que tiene una querida lu­josa y vivo con olla en festín con­tinuo, servido en preciosas vajillas de plata y oro, mientras el pueblo se muere de hambre?

¿Qué hace Lenin instalado en un .suntuoso palacio, donde atrepella todos los derechos de la propiedad, se divierte en romper a botellazos los espejo» y iJermite qae su sé­quito do esclavos viles vacíe en una semana una bodega famosa por sus vinos?

¿Qué hace Krilenko, sargento ayer, hoy..general en jefe de uno de los mayores ejércitos que ha conocido la Historia, e.se hombre iluo no sab<! ni las cuatro reglas, que no ha visto en su vida un ma­pa ni ha mandado más que un pe­lotón?

¿Qué hace ese hombre, ayer le­guleyo vulgar y miserable, que no conoce de leyes ni las del sen­tido común, y que hoy es presi­dente de un Tribunal Popular?

¿Que qué hacen estos hombres? Engañar al pobre pueblo, al hon­rado obrero, al ingenuo labrador, poniendo en ridiculo y prostitu­yendo uno de los principios más sagrados del credo comuni.sta, que dice:

"El hombre que no trabaja no tiene derecho a comer."

IV Sigo mi peregrinación por el

Kiewsky-Prospeckt en busca de algo que comer. Las tiendas están cerradas, faltas de vituallas. Hoy tampoco cenaré. Al llegar cerca de l a Nicolaiewskaya-Ploschad, una plaza tres o cuatro veces ma­yor que nuestra Puerta del Sol, la encuentro abarrotada de gente. Es el pobre pueblo hambriento. Llevan algunas banderas donde está escrita la palabra "PAN". Me dicen que están esperando la llegada do unos trenes que traen harina. A pesar de la inmensa multitud de gente y del motivo de la reunión, no se oye ningún gri­to; el hambre mata todas las enei^ gfas, incluso la indignación. Es­tán callados, al>atidos, macilentos.

De pronto, a toda velocidad, lle­ga por cl Niewsky-Proispeckt un camión automóvil, y se para en tina esquina. Se apean una docena d e "guardias rojos", mientras otros instalan una ametralladoris en el camión. En menos tiempo del que tardo en trazar estas lí­neas, al darse cuenta de la llegada de los bolcheviques, aquellos milla­res de almas huyen en todas direc-

'ciones, con ensordecedores' alari­dos de «.spanto, y la inmensa plaza e* queda desierta. Unos huyen en tropel por las calles que desembo­can en la plaza, btros se esconden «n la estación de Nicolás, otros saltan la verja de hierro de la iglesia Snameskaia. No queda na­die. La presencia de una docena

Llego a casa de mi buen amigo el abogado R., aquella casa antaño tan llena de paz y bienestar, ejem­plo de virtudes cívicas y familia-re.s, hogaño tan triste y desconso­lada, tan pobre y mi.^erablc, fiel y doloroso reflejo de la vida de la infeliz burguesía trabajadora y honrada.

Me hacen pasar al salón. Mi po­bre amigo, como de costumbre co­rrecto y amabilísimo, con su vie­ja levita raída y cepillada ha.sta la trama, me recibe afectuosamen­te. Presento mis respetos a la se­ñora, pobre madre envejecida pre­maturamente por la pérdida de un hijo que murió en defensa de su patria. Viene a saludarme la hljn, una encantadora niña de do­ce a catorce años, paliducha y. de­macrada, y me ofrecen una taza de te.

Hablamos de nuestra triste si­tuación; comentamos sobre todo los indescriptibles sufrimientos de Pctrogrado, presa del hambre. In­genuamente nos coniuela pensar lo que en otros tiempos se podía comex". La niña, Tania, palmetea al recuerdo de unos pasteles de crema que vendía ol confitero Iva-noff.

Al inusitado jolgorio acude "Mizzi", cl gato de la casa, mag­nífico ejemplar antea del gobier­no de Lenin, ya pobre animalito famélico y triste.

Atraviesa el salón para poner­se de un salto, ágilmente, sobre las rodillas de su amita.

Enmud'jcemos. Un silencio de ni'.v .;.' nos rodea. R., su mujer

•-n'.^Tmos unas miradas trá-N'os hemos comprendido

.i:i i i'jUinios; pero también nos ¡i.i íM.nprendido Tania, que se in-cornora convulsa,, estrechando a "Mizzi" entre sus brazos, y nos grita acongojada y delirante:

—I No; ho quiero que os comáis a "Mizzi"!

JoSE LASALLE

Desp

l iOT IC lAS D t ÁFRICA fc» • • — - —

ués de la ocupación de Dar-Dríus

VARIAS NOTI­CIAS DE ME-

LILLA

(Se conUnu'irú.)

Protección a la in dustria nacional

IIab¡éndo.?e publicado en la "Ga­ceta" del día B Ja relación de los artículos o productos para cuya adquisición .- e admite la concu­rrencia extranjera en los .servi­cios del Hstado durante el año 1922, la Cámara Oficial de Indus­tria de la provincia de Madrid lo pon» en conocimiento de sus a.so-ciados por si piensan ejercitar el derecho que les asiste por la ley de Protección a la industria na­cional.

Los interesailo.s, en sus reclama­ciones tendrán que demostrar su condición de productor español, con arreglo a lo establecido en los artículos 1.° del reglamento para la ejecución de la ley de 14 de fe­brero do 1907 y 4ü al 46 del Real decreto de 20 de diciembre de 1917 para aplicación de la ley de 2 de marzo del último año citado.

Las reclamaciones pueden cur­sarse por conducto de esta Cáma­ra Oficial de Industiia (San Ber­nardo, 2).

Un marido de primera

Y UNA MUJER DE TERCERA NUEVA YORK 11 (8 n.).r-En

el vagior dinamarqués "Estonia" llegó ayer a esta ea^pital un ciuda­dano de Danzig llamado Moses Melomod, que viajaba en primera clase y traía un pasaporte, donde se hacía constar que venía acom­pañado de su esposa.

Los íundonaríos de emigración le preguntaron dónde se hallaba la señora.

—jOhl—replicó—. Viene en la más inñmsi clase..., tal vez donde el ganado.

Los emipIeadoB mostráronle su sorpresa ante «sta extraña oon-oepeión de las relaciones conyuera-les; pero Melomod replicó:

— Yo soy un inteleetuaJ, un hom­bre instruido y de grandes capaci­dades, y, por tanto, tengo que d¡-ferenciai-me siempre dé mi mujer, a quien ed Cledo no ha dotado de grandes dones, pues la pobre es una solemne bestia.

En vista de esa contestación, los funcionarios de la oficina de emi­gración consideraron que los pun­tos de vista de Melomod no se ha­llaban en armonía con las ideas amerioanas, y, por tanto, conduje­ron al matrimonio a EUis Island, para soimeterle a un interrogato­rio y ver «1 sua explicaciones eran convincentes o reembarcarlo si ta­les personas eran "indeseables".

DOS QUE SE ESCAPAN MELILLA 11 (9 n.). (Urgente.)

Han llegado dos nuevos prisione­ros de Annual. Cuentan i-ómo se fugaron.

En Annual esperaron ocultos cl avance de las columnas, y oyeron perfectamente el cañoneo del lu­nes, que produjo la natural ale­gría entre los cautivos.

MOTORES INTACTOS En cl recuento practicado en

Dar-Dríus se ha visto que dos ca­miones tienen los motores intac­tos.

Los horno.í de Intendencia se­rán reparados fácilmente y fun­cionarán dentro de dos o tre^ días.

El número total do camiones re­cuperados se eleva a catorce.

DIVERSAS NOTICIAS MÉLILLA 11 (10 n.).—El señor

Pérez de üuzmán murió por pre­sentársele la peritonitis a conse­cuencia de las heridas que sufría.

Jjos soldados del regimiento de Alcántara muertos en la carga de ayer acababan de incorporarse a sus compañeros después do evadir­se de Annual, donde habían esta­do prisioneros.

Ha regresado al campamento de Batel la columna del general Ca-banellas.

En Tifasor se han presentado va;-iai familias rebeldes con ob­jeto de someterse.

Al soldado del regimiento de San Marcial Amador Gómez se le dis­paró el fusil, resultando grave-mente herido.

Se han presentado IOH soldado» (le Ceriñola Enrique Vilar Fer­nández y Albino Alvarez Fernán­dez, que se hallaban prisioneros en Annual.

En la próxima semana quedará terminada la carretera dS Melilla a las cuhibrcs del Gurugú.

La noche anterior transcurrió con tranquilidad, así como el día de hoy.

Por la,tarde regresó a Melilla el comandante general.

Confidencias recibidas afirman que han huido los bcniurriagucles que se. hallaban en Dar-Dríus.

EL CADÁVER DEL TENIENTE SK. PÉREZ DE GUZMAN

MELILLA 11 (11 n.).—Ha ¡sido embalsamado el cadáver del bravo teniente de Alcántara D. Naréiso Pérez de Guzmán, hijo de los con­des de Torre Aria.s, quien, como es sabido, formaba parte ds los es­cuadrones (|ue, bajo el mando de los capitanes de Alcántara Liniers y Ba'.mori, dieron la carga glorio­sa que ya hemos referido en ante­riores (h'-¡pacJios.

El o;ulá\er del Sr. PéÍBz de Guz­mán íerá trasladado a Madrid, y lo velan esta noche la familia de la marqu;.sa del Mérito y su« com­pañeros de armas.

F E L I C J T A C I O N A S A N J U R J G

El general Sí'njurjo pa.só la no­che anterior en cl campamento de Dar-Dríus con su Cuartel general.

El comandante general ha reci­bido^ un expresivo telegrama del alto comisario, en el que éste le felicita por el brillante resultado de las últimas operaciones.

HERIDOS TRAÍDOS A LA , PLAZA

Haii sido traídos a la plaza los capitanes de Alcántara Sres. Li­niers y Balmori, el capitán de Be-grulares Sr. Calderón y los alfére­ces Sres. Los Santos y Mfurqués, heridos en la operación sobre el

I. camino de Dar-Dríus.

MATO AL QUE LE MATABA.

MELILLA 11 (6 t.).—Se confir­ma que el moro que hiri» al te­niente Pérez de Guzmán íué muer­to por este oficial, que al sentirse herido le dio uií terrible sablazo en la cabeza.

El fu.<ill del moro lo conserva el coronel del regimiento de Alcán­tara, Sr. FerinS dez, para enviár­selo a la familia del teniente Pé­rez de Guzmán.'

EL CASTIGO DEL DÍA ANTE­RIOR

MELILLA 11 (6 t.).—Según re­ferencias, del campo moro, la es-

ron recaudadas por sub.<cripción entre los ferroviarios de la citada sección.

ENTIERRO DE UN SOLDADO MUERTO A CONSECUENCIA DE HERIDAS RECIBIDAS EN

LA CAMPAÑA

GRANADA 11 (11 n.).—En ol Hospital de Sangre del Refugio ha fallecido, a consecuencia de las he­rida* recibidas en campaña, el sol­dado del regimiento de Caballería de Lusitania Antonio l'ertifioz Aragón.

El entierro . e ha verificadi^ esta mañana, y constituyó una impo­nente manifestación de duelo.

Asistió la Guardia Municipal, de gala; la banda municipal, una re­presentación del repimiento de l.u-sitania, gran número de miüiares o inmen.?o gentío.

El féretro iba de.'^cubierto y adornado con una corona con cin­tas de los colores naciona!e.=.

PARA VISITAR A UN HIJO DEL CONDE DE TORf:E-ARL\,S

MALAGA 11 (11 n.).—En el ex­preso do hoy llegaron el conde de Velayos, hijo del conde de üoma-nones, y el conde de Torre-Arias, cuyo hijo, el teniente Pérez <!c Guzmán, resultó gravísimamcnte herido en una operación do ante­ayer.

SOLDADOS QUE RECIBEN LL ALTA

HUELVA 11 (11 n.).—Ayer fue­ron dados de alta cinco soldados, que inihediatamente recibieron pa­saporte para África. Fueion des­pedidos en la estación pír las da-m.is de la Cruz Roja.

MAS AÜUINAUDOS PAkA Lü.S SOLDADOS JIENNENSES

JAÉN H (11 n . ) .—El gober­nador civil y el alcalde han ofre­cido hacer ana nueva remesa de aguinaldos a los soldados que se encuentran en c.impaña hijos do Jaén. LA ENTREGA DE AEROPLA­

NOS PARA EL EJERCITÓ SEVILLA 11 (11 n.).—A la pe­

tición formulada por el presidente de la Asociación de la Prensa de Sevilla a la infanta doña Luisa, en nombre del presidente de la Pren­da de Logroño, para que se sirvie­ra apadrinar el aeroplano que re­gala aquella provincia, ha coi:to,s-'.ido doña Luisa que no puede ar-cüdcr a tal deseo, porque ha pro metido j a apadrinar uno de loii aparatos que regali Cádiz, cuya bendición y entrega se verificará al nútmp .tieriiipo <M^ el de Logruüo y Otras provincias cl pro:íwínio do­mingo, en Tauhu'a.

IMPERMEABLES PARA l.OS SOLDADOS

SEVILLA 12 (9 m.).—Según no­ticias recibidas en Capitanía Ge­neral, la Diputación Provincial de Cádiz ha heclio donativos de tra­jes impermeables para los solda­dos de Melilla pertenecientes a las fuerzas de Artillería do dicha ca­pital.

LOS AEROPLANOS QUE RE­GALA CÁDIZ

JEREZ 12 (9 m.).—Una comi­sión de este Ayuntamiento y nu­merosas personas organizan una excursión automovilista, que mar­chará a Sevilla d próximo domin­go, para asistir al acto de bendi­ción y entrega de los aparatos que Cádiz regala" al Ejército. Uno de los aviones llevará et nombro del héroe de Monte Arruit, coronel del regimiento de Alcántara don Femando Primo de Rivera, dil que será madrina la esposa del conde da los Andes.

COMUNICADO OFIcíAL DE

ANOCHE NOTICIAS DE AMBAS ZONAS

Parte di> Guerra del 11 de ene­ro cK- l!i::2, a 1-js 22,10, desde Te-luán:

•'Kl día de lioy ha tran.scurrido sin novedad ' en lots territorios y poí^iciünet;.

l' u "raz/.ia" hixha en zona de Xtiuon te cricontr;.ron des muertos pnrniígos ion armamento y tras sin ¿!, j!abiéndo.>e visto más de 30. Se cogieron numerosas cabezas de gunaiio, íusüc.-í, espijigaixias, gu­mía.-: y gr.iii cantidad do lana, ao iti-, tr'.f^o y ccbaila.

I.a columna de Lavache t-e esta-blixió V-n loma Alhoika, que domi­na complotanienúí coniluencia dn ríos Mcnzoras y Lucus, estando en relación con posició.T frontera francesa ile Rc'uina.

El comandante general de MP-lilla dice que bajas causadas al enemigo en oi^oraciones sobre Dar-Iii-íu.s fueron muy numerosas, ni-moreándcso alcanzan a. 300 mutr-to3 y numerosos, heridos, debido a que la artillería y aviones tupie­ron amplios -blancos sobro índigo-, lias muy agrupado.-, situados des­de Dar-Azugaj a lehtiuen y por mns:ita Arl:nh."

Asociación de la Prensa

EN HONOR DEL SR. MOYA El próximo sábado, a las siete

de la larde, .se reunirán on el do-'.¡Kcilio de dicha Asociación (Ca­rretas, 10, tei-cero) los socios de honor y de número para descubrir cl retrato de D. Miguel Moya en el salón de juntas generales y pa­ra recibir la bandera nacional que ondeó hace poco en el Gurugú, y de la cual han sido portadores los coniccios que estuvieron como co-rrc.-.poiííalc.-i en Marruecos.

A! :'xio, al que están irvitados todos lo.s periodistas que están en Madrid, a^i-stirá el pi-. -PÍdente de la Asociación de la Prensa, señor Francos Rodríguez.

En dicha x-eunión se repartirá una biografía dol Sr. Moya, edita­da ñor In A.'ioci ación.

A I-is otho, roncluída la reunión, se reunirá la Asociación de la Prensa para dar por tei-minada la junta general extraordinaria suspendida hace pocos días..

Avalanchas mortales

NOTICIAS DE TfTUAN

al sur de Xauen y a una disUin cia de 14 kilómetros.

Las escuadrillas de los capita­nes Cáceres y Riaño arrojaron 628

casa resistencia que el enemigo bombas y sacaron interesantes ío

BOMBARDEOS AÉREOS TETUAN 11 (6 t).—Hoy han

realbado nuestros aeroplanos in­teresantes vuelos de reconocimien­to y bombardeo desdo Xayen a Afernum, pasando por detrás del Yebol Alam y entre éste y cl Bu-Haxen, por la parte de Laia«clie, Teífer, Muires y las zonasdol Ye- | SEVILLA 12 (4 t.). —Anoche, bel Jezana y Bab-Taza, situadas [, pn conferencia celebrada por va-

ONCE MUEI LONDRES 12 (9 m.).

nican desde Inn.sbruck que de va rías partes de las montañas sui* zas se desprenden estos días enor­mes avalanclias de nieve, que rue­dan con horrible estrépito desdi las cumbres y saltan en los pica­chos, para caer a los valles o i los abismos arrastrando a hom­bres y ganado.'-..

Nueve turistas (jue realizabais una ascen.sión fueron-sofprendídoi ayer por una de estas avalanchai y lanzados a un abismo. Uno d« los turista-s, que logró salvarse, s4 apre.suró a pedir auxilio en una al­dea pró.xima, y poco después sa» lieron con él varios hombres pro-vistos de medios de salvamento.

Cuando se lialUban realizando lo? trabajos encaminados a ex­traer loK cuerpos- de las víctimas otra avalancha arrastró a dos d< lo.s auxiliares y al turista que s* había salvado del primer acci­dente.

No se ha loRiado extraer nfai' guno de los cuerpos.

Las aguas de Sevilla

opuso a la ocuparon de Dar-Dríus fué debida al tbirísfano cas­tigo que experimentó el día ante­rior, en que las cargas de los es­cuadrones de Alcántara y de los Regulares de Melilla le.causaron grandes bajas.

OTRAS MOTAS DE ÍNTERES

OCASIÓN VéndeHe automóvil. Rosales. (,

Madrid. Horas: de 10 a 1>.

Carrera no corre, pega

tograíías, que fueron enviadas al alto mando.

Hoy han regresado los pciiodis-tas del cuartel genctal, y maña­na se dice que volverá el alto co­misario, a quien se prepan^ una gran manifestación dei simpatía-

Vendo noria, con «O metros canillones; vale motor y brazo. Doctor Four-

qust, la.

nos concejales de la Comisión es­pecial de Aguas, quedaron definiti­vamente ultimadas las negociacio­nes para la elevación de aguas del Guadalquivir. El r^resentante á* la Empresa enviará al Consejo ds Administración nota de los acuer. dos, de qus también ge dará cuen­ta en la écpión' del .\yuntamienta

"Í-" ércJída pul era. rubí y brillantes, cadeni oro, domingo .tarde. Qratlflcaráij

Almagro, 60, primero..

Teí. deLA VOZ:22.27.J.

ro Delgado cuestionó con Francis­co Carrera, y resultó herido de va­rios golpes quB le dio Carrera con

de "guardias rojos" hace huir des- un garrote.

EL REGALO QUE HACEN A LOS SOLDADOS LOS FERRO­VIARIOS DE LA RED ANDA­

LUZA

MALAGA 11 (U n.).—El vier-nes do esta semana saldrá para Melilla una nutrida comisión de ferroviarios de U red andaluza, con objeto de entregar • los sol­dados más necesitados del HPT miento de Borbóo TOO psxpistes,

JEREZ 12 (4 t.).—José Barre!- cada uno de los cWes cont4eoe

ror cam&io iie dueño liquída­nos iodos los exisionclas a oré­elos mas hams que en laurteo. Visítenos hoy iRi«M.iiuii iatira

aleo que le eonvenea Principe, 18 y 20

GOniPIID una mud« ds ropa de invi*m<(, chalecos, dulces, írut«íi, tabaco y otros efectos. El regalo ha costa­do en total 8.000 pesetas, que fue-

ALHAJAS í *0TA8 OON BBnXANTES. DIAMANTES T PUDRAS n."(AS..--<>IMIirr08 ÜE 0KÜ.1'I¿\TA Y W.ATW PAprjS. ABANICOS Y OBJETOS ANTIGUOS.—PIANOS. AUTOPÍANOS X I^NOIÍAS.—GRAMÓFONOS. M A Q W f ^ S U E APARATOlB £<(yr06RAS100S, ES00PETA8. W O I O I J E T A S , PAPISI JETAB DEL MONTE X M0BIMAIU08 üOMPLenX)S.--flWIWW m^m^m»*^ -, TOT^O OaifTTO BOTWO.—PAGO MBN

CASA afifíNA. - Hortalfiifl. 9. - ARTICULAS PE QCAaiaN / .

12 e enero de 1922

Ladrones audaces ^ .,

(Jn banquero asesi­nado Y tin sacerdote

agredido

' CHICAGO 11 (9 n.)'.—El cóno-Bidísimo íuianciero emericano se­tter James SiocfToJ ha fino ob.ioto *en pleno día de un (.•; iininr.I .-itcn-tatlo.

Acababa rucho .-cnor tic retirar (lí! un naneo ct.-nt,ral i.'. canti'i.':d (lo 12.Ü0O dólares cu.indo uno 2 ciesconocidos, que !c ocechaban, le agredieron a tiroí, le iiiataron y lo robaron cuanto llevaba, en pre­sencia de la mucncdumbre, que .•vio atónita el asesinato.

Los malhechores ocuparon un automóvil, que les esperaba, y se dieron a la fuga, sm poder ser perseguidos, por la rapidez con cjufi se desarrol!(3 oí HUCC^O. (Fa-bra.)

UN CUHA VAI.IKXTE M E A U X 11 (9 n.). — L a Cen-

üannería está dando una batida para encontrar a una partida de malhechores que merodea por es­tos contomos.

Ayer, el cura párroco do Bailly-Romainvillers regresaba a su pue­blo montado en una bicicleta cuando un alambre atravesado en d camino lo hizo caer con vio­lencia hacia atrá^.

Inmediatamente salieron del bos­que unce forajidos, y la intimaron

i a <ine entregase el dinero que lle­vaba.

El sacerdote se defendió a pu­ñetazos y logró huir; pero fué al­canzado por una bala, que b hirió tai la cabeza, cayó al fuelo sin sentido y entonces fué despojado

^ r los ladrones. Recogido por algunos aldeanos,

A sacerdote ingresó en el hospi­tal «n- grave ostudo. (Fabra.)

Landrúen la prisión

Casi todo el día lo pasa en la cama

VERSALLES 11 (8 n.).—Como reñían circulando rumores de que el famoso Landrú se encontraba peor de salud, el ministro de Jus­ticia ordenó que fuera Wsitado nuevamente por dos médicos espe­cialistas, los cuales han declarado que el teo está muy deprimido.

Landrú, desde que fué condena­do & muerte, permanece acostado la mayor parte del día, y se niega

. en absoluto a hablar con nadie. (Fabra.)

LA VOZ Págiua 5

Explosión en el arse­nal de GaIaU

BUCAREST 11 (8 n.).—Comu-• iiican de Galatz que en el arsenal

marítimo de guerra se produjo Una explüílón que causó cinco muertoá y veints hciidos. (Fabra.)

El terror de Tulle re­siste el h pnotismo

TULLE 10.—Todo el asunto de los anónimos de Tulle es misterio­so, excepcional y paradójico. • El autor de los anónimos ha lle­

vado 8U~osadía hasta el punto do ofrecer 500 francos a quien le des­cubra.

La tragicomedia de "Tulle nos •«servaba otra sorpresa. Monsieur Richard, el juez instructor, loco ya porque no pue<le dar con el cri­minal, ha introducido en el suma­rio un nuevo método que basta por sí solo para transformar pro-ÍUfidamente los uses judiciales.

% Monsieur Richard,. (]ue es un íervicnte aficionado do las ciencias ocultaü, ha tenido la original idea de servirse del hipnotismo para dur con el desaprensivo autor* do las cartas anónimas.

Al efecto fué llamado uii famo­so hipnotizador de París, y se ha presentado ya al Juz,!?ado. El juez había dispuesto su despacho con Una atmósfera favorable a la ex­periencia. Todas las corünasi echa­das y las puertas cerradas, el hip­notizador comenzó su tarca.

Una joven fué introducida en el idespacho, so sentó en un sillón y, con las manos eu las rodillas, ce­rrados los ojos, esperó dulcemen­te el sueño magnético. Las esca­

sas personas presentes presienten que de un momento a otr« H sa­brá quién e s el teiTible "Ojo de tigre". Por fin se duermo la mu­chacha y el mago le pregunta:

—;. Quién escribe las cartas .inónimas? ¿Quién le cuenta lo que ocurre en la Prefectura y en el seno de las familias? ¿En qué condicione."! escribe? ¿Qué pre­cauciones toma para que desapa­rezcan los documentos? ¿Por qué escribe las cartas?

Kl intcrro.iatorio deja a la hip-noti/.ada indiferente por comple­to. ];i ensayo empieza mal; pero e! hipnot!.:ador no se da por ven­cido.

Entra la fcñora de un amplea-do de la Prefectura, sobre Is que recayeron las» primeras sospechas. Ella misma, protestando de que es inocente, ha pedido a la justi­cia que la dejara colaborar a su obra. Pero la seiVsra no es propi­cia al sueño magnético y no hay nü'nora de dormirla. Segundo fra-ca. u.

Entra otra mujer, una jovcnci-ta que al primer movimiento del hipnotizador se queda doiTnida. El instante es solemne, y todos es­peran que de una vez se sepa la verdad.

Pero la dormida sólo dice con voz de ultratumba:

—Despiértenme, que sufro. El hipnotizador insiste: —¿Quién escribe los anónimos? •—Despiértenme, que sufro mu­

cho—contesta a grandes Voces, que ."se oyen en los corredores, po­niendo en conmoción a todos los presentes.

Tres tentativas, tres fracasos. "Ojo de tigre" puede estar tran-

qtiilo. •

Los empleados de establecimientos

bancarlos La "Gaceta" publica hoy una

Real orden ilcl Ministerio del Tra­baja disponiendo que no es apli­cable a los estable' imientos banca-ríos la ley de SO de enero de 1900, relativa a los Accidentes del tra­bajo, ni la de 4 de julio de 1918, referente a la Jomada mercantil.

Un drama con­yuga

PARÍS 10.—Madame Luise Mar-chaud ha lierido c^ravomente do un balazo en la cabeza a su marido, M. Marcel Marchaud, Ingeniero.

La protagonista del . drama ha declarado al juez que lleva dos años y medio de matrimonio; sien­do constantemente engañadía por su marido, que al casarse no rom­pió con nnti,inir:s y r.f>cami!in?ai; relaciones.

Causada ya do rco;:i!r: iav. j con él, pues volvía .vionipro a las an­dadas, la joven esposa fué expul­sada dfe su domicilio conyugal el l l . d e diciembre último, y . e retiró al domicilio de su madre, encar­gando a un agente de Policía pri­vada que vigilara a sumar ido .

Madame Marchaud vigilaba tam­bién a su marido, y encontró a éste con una de sus amantes saliendo del propio domicilio conyugal, dán­dole la gran escena en plena callo y obligando a la amante a que le devolviera unas copas que, con to­da frescura, se llevaba. Interpuso dos demandas de -divorcio, que no dieron resultado, y presentó una Tercera demanda el LO de diciem­bre.

Conocedor el marido do la terce­ra tentativa, se presentó en el do­micilio, da su mujer para h.iblar con ella, y, en efecto, habló y .te convenció de que su mujer no le perdonaba. Intentó una segunda entrevista, que tampoco dio resul­tado.

Furioso el marido, tuvo la deli­cadeza de participar a su mujer que había regalado a su amante todo lo (lUé a aquélla pertenecía, incluso el anillo nupcial.

La mujer quiso echarle do la ca­sa a empujones; pero recibió un par de bofetada.'^. Madame Mar-cliaud, alocada por el nuevo insul­to, echó mano de un revólver y di.sparó.

Al terminar .su relato, la pobre I wujer ha dicho al juez:

—Aunque no tengo intención al­guna de reconciliarme con mi ma­rido, siento la herida qnc le he

' producido.

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No hay paz en irlanda

En Beifast no pasa díasinquehayaun

atentado _ BELFAST 11 (8 n.).—Esta ma­ñana, un grupo de dc.conocidos ai-rojó una bon.ba al pa.so de un triinvía que iba raplrto do. viaje­ro.--.

E! conductor, quf> vio arrojar el artefacto, ' inzó el cnclie a tnd-i velocidad, losnin'lo evitar una vei-dadera catástrofe, pues la bomba estalló en tcguida, pin que ninguno de sus trozná alcanfara a nadie.

L o .s transeúnte?, • indig?iados por el salvaje atentado, atacaron a t iAs a los malhechores, y se en­tabló un verdadero combate.

Del tiroteo resaltaron mucrto:-dos transeúntes, > vario.s heridos.

Inmediatamente :<i pre.'^e'.tó la Policía, que logró restablecer el orden; pero no puno detener a lo.'i malhecho]c^. ( t chra . )

PROYECTO DE GO-lüKivXÓ PROVISIO­

NAL DUBLIN II O n.).—El .señor

Griffith so propone presentar al Dail Eirp:.nn un proyecto de Go­bierno provi.-ioiKil el día 14 de este mes.

También convocará el sábado próximo en el Ayuntamiento do Dublm al Parlaimonto del Sur de Irlanda, creado ion ji-rreglo'a la ley de 1020, para ratificar formal­mente el acuerdo de Do\\Tiing Street. (Radio >

T T ' A K i ^ Y LA LIGA DK^^ACIONES

L K . \ F I Í L L D U (!) n.).—Según el co.respmsal del "Mánchester Guaroián", se está examinando la admisión del Estado libre de Irlan­da en \x Liga d« Xacionca. (Tele­grafía sin Hilos.)

LA EVACUACIÓN DEL TERRITORIO I R L A N ­

DÉS LONDRES 12 ( lu ni.).—Presi­

dido por Winston Churchül, se ha reunido el Comité irlandé.s del Ga­binete británico.

Parece que lia acordado el co­mienzo inmedf-.'.o de la evacuación de las tropas inglesas que se en­cuentran en Irlanda.

Las noticias recibidas en lo.s cen-j tro:; oficiales do Londres indican,; on efecto, i,ue la situación de Ir­landa es nia.< í;¡vorable en el mo­mento actual ijuo lo que los re­ciente* acontecimientos hacían es­perar. So creo que el orden se mantendrá durante el período de transición, (Rtidio.)

La aracia de los demás

LAS FEM I N l S T A S —.. . ¡Lnit hombres no» han considerado siempre como objetos de

lujo y de placer, y CA preciso que eso termine! (T)r. "I/a .Tournal Amusant", de Paríí.)

En Florencia se des­cubre un complot

¿".p.arquista

l'.O.ViA ií (j n.l.—"1^1 Tribu­na" publica (1 .i.'iVirnt'^ d;siiaciro de Florencia;

"Enterado el ;;oU!'rnadjr por conlidencias sacre tas de que se es­taba fraguando un complot anar­quista en cr-ia capital, ordenó se practicaran registros en el cén­timo de varias asociaciones sospe-cho.sas. Esos registros dieron re­sultado negativo. Por el contrario, al practicar la Policía registros en el domicilio de varios jefes comu­nistas recogió documentos que es­tima do bastante importancia." (Fabra.)

—¡Bn^ta ;/n: No dixeufn con imbéciles. —¡Naturiüni-r.tr! Siempre está usted de acyrrdo con eUos.

(De "Le Journal Aniir-int", de Paríe.)

Dos torpederos per­didos

LISBOA 11 (12 n.).—Según da­tos recibidos en el Miniatorio de Marina, .se consideran absoluta­mente perdidas loa dos torpederos austríacos que remolcaba el cru­cero- portugués "Patrón López". • ^ V ^ ^ ^ ^ ' W V / V / ^ W ^ ^ A ^ ' S ^ ^

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EL NIÑO.—A papá, cuando se afeita; al tío, cwamdo pispa al "golf", V al loro d« la fia.

(De «The Paasing Show", de Londres.)

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Bodas de principe»

Los esponsales de la princesa María de

Rumania

BUCAREST 11 (S n.).—Hoy %e itan verificado los esponsales do ia princesa María de Kumaiüa y ti rey Alejandro de Servia.

£1 acto, que i o <f]e')i-ó en e', ca.stil]o real de Sinaia, ¡wistif gran .solemnidad.

El diavio oficial (icl Cobiorno publicará mañan.a el dc^crtto anun­ciando los regioK i'sponsale.s.

La boda t i; ofcctuiívá muy en breva.

La princf(.sa María tiene vein­tidós años, y es tercer vá.stago del matrimonio del rey Ferníiniio de Rumania—¡>ucesor de su tío el Rey-Carlos—y <ie la princesa JLaiia de la Gran Bretaña, duriuesa do S.v jonia Coburgo, hermana de la in­fanta doñ.a Bc.Ttiiz, rrj .u'.-i ron el infante I>. Alfon.io de (n-lü;ins.

Durante la p:i.'.adfi guerra, la princesa j)re.»t6 en lo.s iiosni';a'!c.s sen'icios de enlcrmora. al lado de su madre y su hermana.

BODA DE LA Í-HINCESA A L E J A N D R A VICTORi;\

PARLS 11 (8 n . ) . - -Un tele^i"-ma de Cüblc-r.:;a dice que iioy )ui contraído matrimonio con et ca­pitán de navio alemán Si: Eyai;in la princesa Alejandra- Victoria, que en marao de 1920 .se divorcio del príncipe Augusto Guillexmo de Pruüia, cuarto hijo del ex kaiser. (Fabra.)

tado que el eetabkclralemto de es­ta sala de fumar obedecía a I M in sistentes rcciuerimiento* «¡M ! • Ka bían hcflio las señora» d« tffs abo nadsfl.

Al nne.-o ¿.alón :•« iiuode pasar ilQidí las pulco^v las b'ataeas f el vestuario, y está decorado con te-l:i gri.í. r.n el hay cómodo» aiUs-nes, un (rramóíono, revistas d t lo-c\a.s clases y cajas con cigarrillo.' de Uis marcas mSia variadas.

El níiarisca! Lyautey, en París

i'.^KIS 10 (S n.).—Kl inari.ical Ly.iutey, rciidfntfi frcneral d f Francia <n Marruoccr., ha Ikfrudo .1 e.'ita caprta!.

El g^'iieral Gonra-.*! 1-ui marcha-liü a Bru.sclaí; parft ponorsc a ¡as v'rdiínes de los Soberano.s biilgas.

El Palacio Imperial de Viena, convertido

en hotel P A R Í S I I (S n.).—Comunican

le Ginebra qnc un consorcio de cn-pitalista.s .«lui ío.? ha comprado cJ ¿'alacio imi>erial de Viena para coivvcnirlo en g-ran hotel do via-jeroK. (1' abra.)

Unamuno, vicerrec­tor de ia Universidad

dt Salamanca

.SALAMANCA U (8,35 n . ) . ~ El Claustro universitario en su reunión do esta noche, eligió vice­rrector al Sr. Unamuno. . No hubo ningún voto a ra%or de otros candidatos.

Como el cargo do rector eetá \"u-cante, por no haber llegado el Claiutro a un acuerdo en el nom­bramiento, el Sr. Unamuno »crá rector hasta que el ministro deci­da; pero se cree que nombrará en propiedad al Sr. Unamuno.

Ci próximo eclipse

Los sabios estudia­rán ia teoría de

£insíe¡n

EILVESE 11 (8 n.).—Con obje­to de observar el eclipse total de sol qué habrá el 30 de .septiembre próximo, una expedición g-crmano-holandewa saldrá de la isla de Ba-tavia para dlrig:rí;e a la <U: Chri:'-m:<-, con objeto de h -i:c>r inv^.^li-gacjoncs Fobre las deduiícoms qui se obtienen de la célebre toorfn de relatividad de Einstcin.

Los pastes de dicha expedición irán a cargo de Alemrj-.ia y Piu-sia. (T. sin H.)

El príncipe de 6a!es, camino de Macirís

L E A F I E L D 11 (2 t . ) . ~ K l prin­cipe de Gales ha terminado su vi­sita a Birmanin, y oyer por la mañana se e m b a i ó pai'ü Jíadrás. Su regreso a Bangoon <1 domingo l>or la tarde debía ser do incógni­to; pero fué tal el entusiasmo del pueblo, quo hubo que cnmbiar el prograRta, y fué tm rpgre.«50 con todaa las ceremonias públicas acos­tumbradas. (T. sm H.)

Fumadero para señoras

INNOVACIÓN E N U N TEATRO

N U E V A YORK 12 (O m.).— Anodie s« inauguró en el teatro del Globo un -salón destinado ex clur-ivanvenite a las sefloraa aficio­nadas al tabaco.'

Míster Charles DDIingham, el propietario del teatro, ha manifc::-

lios mejores

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Invasión de hormigas rojas

P-A.R1S 12 (» m.).---La esUción invernal de Taniaris está sufriendo los efectos de una invasión de hor­migas rojas, quo no solamente producen (látioíj importantes en ios jardines y villas, sino que han pe­netrado «n las caiias d« la. pobla­ción on cantidades enormes.

Esto.-; in.sectos son encontrados en las uania-s, entre los muebles, en las cocinas, impidiendo a los vecino.s de Tannri.s dormir y co­mer con sdjjcgo.

El Consc;)o municiiJiil se ha re­unid» para adoptar los medios de comb.Ttir e.sta plaga.

El retiro obrero y la ja de auxilios Caj<

H U E L V A 11 (4 t.).—Hoy se ce­lebra en «1 Gobierno Civil una re­unión para tratar del retiro obre­ro y de la cre;;í-i .n 'h 1 C:ija de auxilioíi.

También se iv,ui.iiu i:i el Go­bierno Civil el Conijt;' t-jtícutivo ((Ue entiende en la entrega del ae­roplano que regala Huelva, que se efectuará el domingo en Sevilla

Terrorismo en Bélgica

Explosión Je uní granada en m Club

Ni«Í€0

MOERS 11 (10 n.).—El lunas por la noche estalló una granada oa un^ sala d&t C¿u^ Náutic», don­de ««toban reunidos varios indivl-diios drj mismo. Nusv-^ de ellos re-•ult.aron gravemente heridos.

La Policía militar belga sigu» la pista a los autores del atenta­do. (Fabra.)

Suicidio impre­sionante

,1'.\RIS i 2 Í9 m.).—Anoche sa desarrolló en la calle de San Am­brosio, núni. 18, de .Melun, un dra­ma terrible.

En esa c:;.ia habitaba la señor» Paulina Trouvé, do cuai-enta y sie­te afios, con su e.-sposo, aquejado desde hace tres í'.ños de una pa» rálisis.

La situación del matrimonio er» ba.^tante difícil a causa de 1» do­lencia que aquejaba al Sr. Trou­vé. Esta.í contrariedades induje­ron a la esposa a ponerles t írmi-no bu.scando el descanso cu la muerte. Y ayer, en presencia del marido paralítico, que, inmoviii* zado en su sillón, no podía impe­dirlo, la desesperarla mujer absor­bió un veneno que le privó de la vida dos horas después, en medio de horribles convulsiones sobre el pavimento del cuarto y bajo las miradas del esposo, que no po<Ka gritar ni prestarla auxilio.

El Jefe de Sos rebel­des indios se ha

rendido

LONDRES 10 (4 t) .—Telegra-fían de AUahabad al "Daily Ex-pre.ss" que el generalísimo de los mbeldes "moplahs", Kuchi Alunad AJy, ha capitulado.

Con esto ha quedado •\'irtualmen-tc terminada la rebelión de dicha tribu, (t'abra.)

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H E R N I A D O S . - V E N T R U D A S [ya iinport^tnte t'aaa Urlopódicti Hijos da l'rini, rrwciado», 23, fundada haca medio siglo, es la. creadora de! Cojín hcrnlario Prlni, oí que le (liíviirlvfi ;i usted la, vida t^n condiciones de poder disfrutar do ella. Igualmcnlo la» Cinturas anatómicas Prlm rcidueen el \1entio en corto t!i»mpo, dovoi.vlíndolo P\ bienestar y la asllldnd perdida. Cinturas .•jport, mcrll.LS pira >aritos, et",, etc., son ospcrl.alldadei^ finr> ;>í'redltan

esta Case'.

P n N < Í í l i YA l>urtt('iiliir. lUira rnr<>riMt'(la<lci. <tc la \'M y HccrvlHii, iJel b U i í a l l L I H l>r. '>IiA\l>l': D I M , R1IX;4>, ni«(lio«> >ullilar. U-altud, «, ísíjo <ii jrclio. De tr«-'» a tinco. Horas espcHiilf». pídanle «1 10-70 S,

« -

!V->Í

Pá^iita O LA VOZ 12 de enero de 1922

EL SUCESO DEL DIfl f l I U C H O C U I D A D O C O N IX)S xitelo. ;Ha itvio la ¡;ratt iM/qum

DEPENDIENTES: (Mucho cuidada con ¡os titpen-

dUnten, feñorre t'v.lnrof! Son «» -Uíde» cxceaivqmfiifc confiado», ge fian del j^^hiuro '¡"c Uran, cseu-aman <n(s 'íHi'nhraií halau'idoras f étSMMMnfí*, /(>>• tratan ron vhno •.TCP«n-o, y, cl-fo, n, hj primera «eat'táu Irs clfJit a u^^tcd'g rl gran diítffií^tM.

Hoy lo ha sufrido un m'ffrc t}ue titnc eu rlotnicüw rvi la calle de la M»n*tru, núiin. 3<>, ;/ que *e llama D. Jote Sánchez Lryva.

A t!« gcrvtcto habla centrado no ha miioh^ aempo cierto joven lia-] riermiro, te dijo:

cien!

Era tal la confianza de D. José en su dei>cn<lifn*r, que ni siquiera se halila molestado el sastre rn •preguntarle, cómo se llmnaha de apellido. iVara g^ié? Eran ¡javas de sraífor aalivíi en tonto.

Don José había concluido ai/er vn (jfdián, im magnifico gabán, del que se hallaba oaiísfcehvitmo. jQuó contento iba a quedar el cliente, que le esperaba eotí enor-f me impaciencia! El sastre eontcm-\ pió eon mirada admirativa tu « r - j tiMtca labor, y dirigiéndose a Ft-

tnado Federico, el cual, da^de los prkneros moni,ento.i, contiguió cap­tarle en alisoliilo lux sin^patiaa j,' l a eionftanta de r.v. pri;\cipal. ;

-^iQuf chico más Hstot—solio.] decirse el Sr.* Sánchez Leyva—.j íDü gwt«! Se le ninnda a cual-\ (ítttVr recado v lo d'~epucha en un

— A h o r a misino ra usted a He-tar ol cliente este gabán. Supou-'^ go que le dará ur.a buena propina eva-ndo vea lo bien cortada que ha salido la prenda. \ o tárd'} usted, Federvo. Haya el rteadito en un vuelo. j

— ¡ D e s c u i d e , que rolaré!

Y, en efecto: apena» Federico puso el pía en la calle, tintió que le brotaban alas. Se había realiza­do una metamorfosis, y el hom­bre se convirtió en un pájaro; pe­ro en un pájaro de mucha menta.

Este pájaro pensó que el gabán ge iba a estropear con el lUfo, y que una prenda mrjdeh en s u clase es-tarln, mejor cuidada en una casa de empeño, donde se trata MWJ/ bien a la ropa y no hay cuidado de que se apolillc.

Don José 58 sorprendió mucho al ver la tardanza de Federico, y de la sorpresa pasó al •di.^gusio Co­rrespondiente cuando se convenció de que Federico habla volado en un vuelo definitivo,

¡Ojo, pues, eoH la depfndemeia, scTiores comereinntes! En estos tiempos, toda desconfianza es poca.

»^»/>^/ 'M>/ \»S»^^S^/^^^^^»i^ .<»-

Tcl." de LA VOZ: 22-27-J.

Otros sucesos A C C I D E N T E D E L T R A B A J O .

A l d e s c a r g a r un s a c o d e c a r b ó n s e ' c a u s ó le í loncs . (J« p r o n o s t i c o re -w r v a i d o Xvigel M o n t e s i n o s C a m ­p o s , de fliez y ocho a ñ o s , que ha­b i t o e n l a c a ü e tic S a n i a Luc ín , n ú -n w r o ' 11 .

D E P E N D I E N T E I N F I E L . — ' D o n Elía.= G u t ¡ ó r i « z E s o o s u r a ,

d e c u a r e n t a a ñ o s , h a b i t a n t e e n la t r a v e s í a de Truj i l l o s , n ú m e r o I , h a (teijunclaclo a. fu rtepenriiente J o s é BilJén, d e c i n c u e n t a at los , q u e l u ^ i t A e n la c a l l e d e la C a b e z a , n ú m e r o 1 1 , por h a b e r c o b r a d o f a c -t u r t s por v a i o r de l.OOO p e s e t a s U i a n d o u p a e s t a m p i l l a q u e le sube-t w o , y «uponer. a d e m á s q u e p o ­s e e o tra» f a c t u r a s por v a l o r d e 2 0 0 p e s e t a s .

A T R O P E L L O S . — E n la ca l l e d* A l c a l á h a s ido a t r o p e l l a d o por el " a u t o " m i l i t a r 126, que g u i a b a J a ­

c in to D i e z , J o a q u í n C a r r e t a , de v e i n t i s i e t e a ñ o s , v e c i n o d e A r g a n -da, q u e m a r c h a b a en u n a " m o t o " .

— . \ n p c l I zqu ierdo f u é a s i s ü í i o en la C a s a de Socorro del d i s t r i t o de l a U n i v e r i á d a d de v a r i a s l e s i o ­n e s e n u n a p i c r t a , q u e l e produjo a t r o p c l l á n d o l e , en la ca l l e de F e r ­nando e l Cató l i co , el "auto" 5 .639.

D E N U N C I A S — E l d o c t o r del I n s t i t u t o R u b i o D . L u i s S o l e r S o t o h a d e n u n c i a d o q u e d e u n c a j ó n d e la m e s a que t i e n e e n s u d e s p a c h o , en la c a l l e de S a n M a t e o , 7, le han s ido s u b s t r a í d a s S.OOO p e s e t a s e n b i l l e t e s .

E f i t a — s e g ú n h a m a n i f e s t a d o el d e n u n c i a n t e — e s l a s e g u n d a v e z que l e d e s a p a r e c e d i n e r o e n p o c o s d í a s .

H a indicado que s o s p e c h a de un cr iado que t e n í a , j - q u e h a s ido d e s p e ü d n .

— A l f o n s o A m a n Y o v e t , de tre in ta y n u e v e a ñ o s , h a p r e s e n t a ­do u n a d e n u n c i a contra Luc ía H e -redia y u n hi jo de é s t a , por .•subs­tracc ión de v a r i o s Qbjeto?, v a l o r a ­dos en 1.000 p e s e t a s

D O S L E G I O N A R I O S R I Ñ E N C O N U N A M U J E R . — V i c e n t e M u e l a I ñ i g u e z , d e v e i n t i d ó s a ñ o s , y G r e g o r i o V a l e r o , s o l d a d o s del T e r c i o , r iñeron en la ca l l e d e B r a ­v o M u i i l l o con M a r í a del Á l a m o R o y o , d e d iez y o c h o años . ,

E s t a y V i c e n t e r e s u l t a r o n con l e s i o n e s l e v e s . E n e l a s u n t o in t er ­v i e n e la autor idad m i l i t a r .

U N A C A Í D A G R A V E . — A n t o ­

n i a R o d r í g u e z G u e r r e r o , de s e t e n t a y s i e t e a ñ o s , d o m i c i l i a d a e n e l A s i ­l o d e C i g a r r e r a s de l a c a l l e del C a s i n o , s u f r e h e r i d a s g r a v e s , que s e produjo al cáersí".

f M ^ ^ ^ V ^ S ^ ^ M V W ^ V ^ V M M ^ ^ V ^ ^ M W ^ M M ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ V ^^*^<^^l^^^^^<0>^i^^^>^^^*^^

OE V I A J E

Béjar, pintoresca Hace pocos días, tm («asión de quera para los bejaranes, es muy

la vetada para el homenaje del poeta c*stellaao Gabriel y Galán, volvi a Bajar, y quiero contar las

los do la estambrera y otros; e' bejarano participa del carácter hospitalario y franco de Castilla y áei impetuoso y afable del extre­meño; pero lleva el xino aloque en sus venas, y ganando unas peseta! está pronto para la juerga y el "corderino".

Sus Vnujere% tienen la blancura de la nieve de su sierra y empaque do señoril elegancia; es el tipo más fino de la pro\incia. La leyen­da antigua de pendenciero:; pajó

Mercado de valores BOLSA DE MADRID

F o n d o * p ú b I k M

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4 r.Ti- MÍO .\m'^rli.rjl ! t: Serie A, f¡i. ; o por ICO Anin iü ínbfe a n t i c u o : I

fer io E. 91,85; 0 , Sl.OO; C, Üi,".'.; ; B, ni.fi.í: A, 94; cliforrntea, 91,85.

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Villa Madrid 1918. ó por 100, SI.

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BOLSA DE PARÍS Corona.!" norur.~,Tr. 1S9; l ijem

Bii^vis, S02; í d e m dlnomaríjueíras, 240 ,50; l ibras , 51 ,25: l iras , 62 ,25; f l a n c o s suizo?, 334 ,25; í d e m bel­gas . nñ,.S75; d61a.rc!, 12 ,06; pese tas , l?0,r"0; m a r c o s , «.«¡S; f lorines , 4 Í 4 , 5 0 .

BOLSA DE LONDRES (Apertura . )

F r a n c o s , 51 ,075 ; í d e m suidos, ! 1 , 9 2 : dó lares . 4 ,23; m a r c o » , 765 ,50; l iras , 97 ,S7; p e s e t a s , 28,23.

BOLSA DB GINEBRA ._ , . P e s f t a ? , 77 ,15; f rancos , 42 ,725 ; 2S2; Acucarerae preferentes; Conta- | Ídem bolgras, 41 ,05; l ibras cs ter l l -

r a s , 21 ,S175; dó lares , 5 ,1526; ltra*\ ', 2 2 , Í 1 Í 5 ; TOBi-cos. 2,SS; coronan

a-ustriacas, 0 ,1175.

NOTAS SOBRE VALORES Ixis fondos públicos, excepción h e ­

cha dol Exterior, que c c n l l n ú a fir­me, acunan pesadez y nojcd.id, y lo m i s m o los ftrrooarrllcí .

H a causado, a u n q u e no sorprora, si contrariedad la calda del Gobier­no bajo la presión de laa Juntas mi ­

do, 55; Idoni oi'dlnarlae: Contado, 26,50; Duro F e l s u c r » : F i a corrien­te, 41,50; M. Z. \.: F in c o r r i e n t e 276; N o r U de B;paf ia: Contado, 288; On corriente, 289,50; fln próxini", S90; Andaluco.'', 47,25: Metropolita­no. 225; Modiodl.»., 21; Tranví.i.'-, 79,50.

O b l i g a e í o n n

Al icante , prin^era, 252 ,75; ídem, scriei F , 31 ,60; N o r t e s , p r i m e r a ,

impi*esiones recibidas a los lecto­res de LA VOZ.

Béjar, aunque situada en la par-t« central de España, ya cerca de BKlrmnadura, da la impresión, por KU movimiento fabrií, de una po-blaeióo catalana. Su industria de palios "tinas", para el Ejército casi en su totalidad, mantiene unos cuatro mil obreros de ambos sexos, eieado el jornal mínimo de las mu-jereí de tres pesetas.

ÍA situación topográflca, a la falda de una sierra cubierta de caetafios, la hacen una población agradable para e! verano, pues Itaeta l« ctimbre, coronada por el «letuario de la Virgen del Cas-tafiar y una plaza de toros, va una carretera. Hasta esta meseta, don-

vario por sus largos estiaje?. 1^ culpa la tienen estos simpáticos . ^ . . , , __ industrialer-, algunos de ellos do j hace tiempo, y so puede asegura fortunas sólidas, que no se deci-1 que, aun en los tiempos de hambre, den a embalsarlo y, con la ayuda | no hat/ cometido un robo en una del Estado,- a construir el pantano | huelga de nueve niesos. de Navamuño, que les haría no Repito que aunque hay comer-estar a merced de la sequía y po d?r cumplir con regularidad sus contratos, ya que lo necesitan has­ta para producir energía eléctrica en sus tres fábricas, y cuesta tan­to el substitutivo de vapor. Otras iniciativas no les faltan; saben buscar mercados en América., com­prar maquinaria en Alsacia y Lo-rena, fabricar "novedades". Ño les falta más que unión y el espíritu moderno de algunos, porque a ve­ces en la industria los gastos son con creces retribuidos.

También deben celebrar una Ex­posición en Salamanca, y a su di-

de hay una rica fuente, llegan sus i putado, D. Filiberto Villalobos, zigzags, que están salpicadoe de | que en cada elector tiene un ami-n^odemos hote!e.s, entre ol follaje <¡e &i-bol«s frondosos. Por tanto, •9 puada subir en automóvil. La vista dpsde allí es de suprema be­lleza, pues la ciudad, que sigue el curso de su rio, presenta a !o lar­go de la carretera de la estación f.üs casas de givnito, con grandes galerías, cuyos vidrios reflejan un íol limpio de celajes. La mayor parte d« las fábricas están al otro lad6t y alias represan el agaa del rio, que, por tenor estrecho curso • ir «ntre acantilados tajados a oleo, ce Uama "Cuerpo de hom-bi«"; es un obrero más, pues en •ata paite sus aguas cristalinas,

SrtKedeDtas da los veneros ricos 6 ED próximjB sierra, salea de dis-

ti^itoe colores, según el trabajo, y B, E l

cíos de tela^ en abundancia, de em butidoa y coloniales y alguna fár brica de curtidos, la principal in­dustria es el,trabajo de lanas.

Análoga a esta industria y de un mo\imiento comercial impor­tantísimo, pues tanto en Portugal como Bélgica y los Estados Unidos compran sus bobinas de lana pei­nada, es la que con.-5Íste en lavar,

67,86; í d e m , aegunda . 56 ,60; A s t u - [ l itares, y los comentar ios Que se formulan alrededor do esto son m u y severos para determinados e l e m e a -tos. Re ina expectac ión ante el des­arrollo do la erial», y se hücen ril-vorsas conjeturas acerca ao su re­solución.

IJanco.», Armes en su mayoría, »o-b r í todo el de E s p a ñ a ; Tabaco» y Azucarera?, en alza, y Feisruer.-is, encalmada» y resistentes .

Las Cédulas hipotecari.-i» 5 por ICO se h a c í n a 99.45-30; las del 6, :i 105,36-40; el XJanco d" Espaft.i. a 580-31; s u s bonos, a . ÍO-IO 18-1;»; el Alicante, a Un de mr?. a. 2V7-7.Í-76-76,50-2o-7ti; el Metroiwilit.-ino, a 224-25, y loa cert i l l tados de Marrue­cos, a 67,25-60.

Se 'cotiiart las obl ipanoi ies del Mortr, segun-la, a 56,50-60, y las de Asturias , primera, a 61,85-90 ^ 6.>,16.

£;» el corro libre quedan lo.>s Ali-c a a t e s a. 2TC,25, y lo.r Nortes , a 289,50 a fin do mc.i, in'Jjctsoj.

ri.is. pr imera , 64 ,16; Idea;, tísrcera, 53 ,60; Illotint-o, 9S; Pcf iarroya , 9Q.; Con8trucci<5n N a v a l . 96 ,50; b o n o s B a n c o de JE^pafta, 319 ; M e t r o p o l i ­tano, 39.

Moneda e c l r a n j e m

F r a n c o s , 66 ,50; l ibras e s t er l inas , 28 ,25: f r a n c o s suizos , 130 .75: l iras, • 2 9 , 1 0 ; dólarer , 6,fiS; b o l e a s , "55,25; m,Trco:-, 3,SO; e s c u d o s po;--t u g u e s e s , •0,6(i; p e s o s »r(>:en1lnos, •2 ,26 ; florl.n:!», *2 ,47: coronn» aus -l i lnr .1 ,* , • 0 , 2 « .

Vi-,,u.! 1 '••••" "» w o n c d » e.\ti:in;f<

250.000 (;-auco8 a 55,60-40-50; 10.000 librar, fiiteriinas a 28,20-21-2S-35; 25.000 dólar-'S, cheque, a 6,63-GS; 250.000 marcos a 3,85-30; 30.000 francos .••ui.io» a 130.76.

Marcoít, costenláos. F n n c o p , i imy firmes al principie. .Erterlinai y dó­lares, on alz.T.

' ^ ^ ^ ^ ^ ^ M ^ ^ M M M ^ ^ M ^ ^ % ^ > - l««MMAA«WS

La Medicina y ia religión El moro, dígase lo que se quie- . to interceda para evitar la pérdi-

ra, es eminentemente religioso.- Es \ da del pelo. La curación de la lepra y ac la

rabia es una especialidad milagro­sa d3 la casa do Uazzán.

Una familia ds morabitos, la de Ulad Sidi-oI-Kadmiri, posee el ar­te de aplicar los botones de fuego.

La «mraeión d« las enfermeda­des nerviesaa «s patrimonio ds los "gnaúas", tres corporaciones de negros oriundos del Sur y orga-

go, :e brindo la idea. Otras, de arte retrospectivo, se piensa ce­lebrar con motivo del centenario de Santa Teresa.

¿Por qué Castilla no ha de vol­ver a tener, como antes, telares mejor de estas tierras.

Un parque público en la Correde ra, coa árboles gigantescos, cons-

thites verdes de distintos tonos, refirmen do este rio, mina d« ri-

para su consumo T La" abundancia de castaños ha­

ce que con la primera materia, próxima, se fabriquen muebles, y allf hay algunos talleres cuyos tomos y aserríos son movidos por energía eléctrica; también hay fá­bricas de harinas en Picazos, de sopa, de botones para el Ejército, de cintas para ligas del tíaje típi­co de los charros y una fundi­ción.

El gremio de tejcvlores es uno de los más antiguos de España y cuenta con gran número de obre­ros, estando taimbién agremiados

rara la manifestación de su vida en que no influyen las creencias. La Medicina, sobre todo, ti«ne re­lación intima con la religión.

La ciencia de curar, para el mo­ro, cb una virtud que Dios conce­de. £1 médico, un ¿egido por Alá. Les curaciones que practica, el ejercicio de dones que ha i-ecibido de lo alto. Y, naturalmente, e«os

cardar y peinar este producto eíi I P"'' onaje8 * qu'enM un acier- 1 nizados en cofradías con sus "mo gran escala. ' 1 ha consagrado tolbas" (médl- I kaddens". Los "gnaúas" practica:;

También tiene Béjar una Escue- <»' ) famosos, o qUe por ÍU abo- 1 ^ug miraciones rodeándolas de fan-la Industrial, donde puede estu-¡ l«i»<> /"jn ««'«demdos deposUa- ¡ tas ticas r.olomnidades y misterio-diarse el peritaje de mecánica, for- " M de la divina ciencia , saben , invocaciones para mantener al ,ia. tintoreria e industrias textiles. «''P otar bien i« credulidad un \^,^ ^n la viva creencia de que Depende del Rectorado de la Uni-1 tanto auperstíeiosa del moro. , ^¡^^^^^ ^ ^^^ sobrenatural, versidad. Para ser mWico se necesita, o ; para asistir a los enfermos se re

Ademas del bosque de castaños | bien que '.e hayan practicado cu- i unen en solemnes procesiones con de su sierra, hay un perqué par-1 ras con éxito, o simplemente que ' banderas de vistosos colores, qu' tícular, hoy de D. Nicolás Oliva,] se pertenesca a familias o razas ondean al viento eninil fonnasb» 'j"^'*^ fuentes estanques y varis- que por extraños privilegios do la ; Has, tocando "guimbrcs", tambori-dad de 110106 coTistituye el Jardin , sangi-e otorgados por AJá poseen • los y otros instrumentos, y ento-

«1 don de sanar enfermos. El arte \ nantlo cánticos religiosos vibran­do los primeros es heredado (así tes y armoniosos v al tiempo rfe lo cree el incauto moro) por sus í sentimental lengTai'dea, como es ¡a descendientes, que se cngen, "por ; música mora, parecida a' un su:-voluntad de Dios", en raza d5 "tol- ; pjro; van vestidos ion oropeles y bas"; y respecto a los ;,egundos, ; adornados con collares do ponchas,

i . . . . -, , , ui -1 I *"" cuando sus remedios sean in- I En presencia del enfermo danzan tohdad propia de este pueblo, le | eficacw porque no curen ni palmen j y . cantan sin descanso, con que hacen una cmdad deliciosa de ve- ^ dolores, su ciencia no es ni siquie- ! exorclían a los demonios, y cuan-""*"'• xr»BT»vo nir QiMTTArn ! « Isc'jWda, pues procede de Alá. | do, extenuados, no pueden s-guir,

rívTnAiJírQ ^° "" *» *1"®' *** ""** " **" su .cesan y dicen al paciente que es-oivu'AJNfca origen, al medico se le. venera eo- ipfre, que ahuyentado el espíritu

»>wsAA^s»sA^<.A<»<%»»í»»^^w»^ mo a un santón. .»'-.'-"• ' - »'

Político peruano i¡i'L^. T'^^,^''^¡TiLTitl llecido en el tren ! -^ tr'Zr^ "ÍZ^ HiTo!

tituye el orgullo de los bejaranos, y esto, unido a las exquisitas fru­tas de la sierra de Francia, que;9o y carnes riquísimos, con la hospi-

ESTRENiniENTa HABITUAL k l w i l O M T Q

ZE:McrNM.s

ROMA 12 (9 n.).—Telegrafían: ^«ncia, tabrica un talismán y lo, de Trente a los diarios nuc el es ! aplica a la parte enferma; el pa- j presidente del Senado del Perú se-: cíente sana "o muere", pero el ñor Aspilla-ga ha fallecido rapen-1 "tolba" no pierde su prestigio, l La

SECCIÓN DE CARTELERAS TCATrtOJES PAÑOL

F C N C I O X E S IS DK E . \ E R O

A LAS SEía '

[¥111(0 ¡I m m A I.AS OIBE T U B D I A

P o p u l a r , a precio» popu lares .

LA GEIIIGIIiílT ( U l t i m a rcpreEontación. )

k

Teatro de la Princc»«

V i E R N e S

No hay

función TEATRO DE LA COMEDIA

COMIMfilA COMrCOnr.AUATICA

F L - y C I O N IS D E E X E R O

A L A S DTEZ T CUARTO

T£ñT..O ü£L CENTRO

Compaf l ia A J i B . A - n O N A F E

• r x C I O X 13 D E E X E R O

A L A S D I E B V C U A R T O

. .* UCrURACION DE LA TEM PORADA

m% BE m .TEATRO ñíDfh'JPQíi'^^Q

COMPASIA ÉC.VII.IO Triljn.LIER

F C N - C I O S E S 1» D B E N E R O

A LAS .'^niS

i ATA D£ HOTE ' t

A LAS D I » r CIIAMTO

I

r.:

<;nAN Exrro KJI ilS.ns, la ri>ni(

l i c u l a

maléfico, pronto descenderá Dios a su locho a curarle. . I

k\ m DE Mi También las mujeres estériles,

solicitan con frecuencia su "fa-' tiha".

El resumen d« cuanto queda re-: latado es que para el moro el mé-' dico es un elegido de Dio», un ex-1

(Kaur.s d'liotel.)

tinament* en el tren dur.-xnt*í su'mucTtc la qui.-.o Dios; el mm<íe, '^J^^tt''l^^i^.r''^^t'!^^^ viaje de Berlín a Roma, ' nada pudo contra su voluntad!

Su cadáver ha fido traíladedo La religión y al Medicina, puec, al Hospital de Ala. (Fabra.) : caminan juntas. Citaré otros da­

tos que prueban más el aserto. , La "kntttw" (tumba) de un san­

tón, Sidi Alí-bii-Ghalet, es consi-i derada como refugio salvador en i caso de, grave enfermedad. Lié

360 PLAZAS DE 2.500 PESETAS |5n la "Gaceta" del día 6 de diciembre se convocan estas oposiciones al Ministerio de fi«d«nda, para mayoree de diez y seis años, de ambos sexos, no necesitando título. Pre-

- puao en la Acadñnia, y por correspondencia, los Jefes por oposición Sres. Pérez Caba-Uero, Revuelta, Carrasco y Ck>rtezo, que en las últimas oposiciones de 60 alumnos obtu­vieron 29 plazas, proporción no igualada. Matrícula: de 4 a 7; tumo especial, de 7 a 9 «Kwlia. Calle de las Torree, 4 (hoy Marqués de Valdeiglésias), Colegio de San Miguel.

C O R R E S P O N D E N C I A A D. M A N U E L C O R T E Z O I Destino fatal e inexorable que de. ^ ^ .-^ — A . . — . — , * . - _ — ^ ' - . ^ -^—_ • r?a í cretó el término de aquella vida, V ^ O n t ^ S C f l l C I O n i t S a i r ^ r O 8 r a m a l Las ramas de un "arafaiío" que

•. 8e firven por entregas los sábados. Toda la obra quedará entregada antes de fin de mes. <T* '"*í* **' i* "Hí' í*" *•**" ,, Precio: 85 pesetas, Madrid; 38, provincias. Admite subscripciones Librería San TA^xtín. ^^i^l^^^i^.'^^il^'^;^.

Puerta de l Sol, 6. / ^icie prematura, <lue piden al san-

dcr de bendición) se manifiesta cal­mando dolores, curando enfermo?,' que es llevar placer donde hubo dolor: la más alta virtud que pue-

I ds tener ú hombre. \ ¿iendo asi el moro, es induda-

I ble que el médico español puede I adquirir sobre él enorme asecn-

ganse a ella, se instalan, y sin | ^^' ?"»»>* ^ tfMtlgio extra-asi.stencia médica eeperan que , ordinario y ser qui«i más favo-Dios acuda a curarles. Si sansn, « « » \ atracción del indígena, alaban a Dipa por haberles favo- <»"• f mirará, primero, con extra-rccido con sus done*; si mueren, ' "* admiración; después..., con ca­sas deudos ven en la muerte el ' '^^^ <*« agradecimiento, y por «i-

de, quien más coopere a la misión protoctora y de acercamiento que la nación española se ha impuesto.

JosB D. JOFRE DE VILLEGAS I

a i ^ < > A ^ ^ « l > ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ * » A ^ ^ ^ ^ ^ < M ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ W V M M V S

XÚñlKO t*J»LfS^(\

r i ' . V C l O X 1» P E E.VERO

A LAS mr.Z X MEDIA

^ ANTA ISABEL DRCERES

C A P I T A L E S &UI pesetas rentan tros diarias, bien rarantlsadas. Informes: Ca-rorra San Jerónimo, 14. principal. Horas: diei & una y cinco a seis.

gestiono rá.ptdamento, . . , , , , I primeras y segundas. Mehlla. 1 5 * 7 . Fuencarral, l í» . Aoílrlfuez.

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A LAS SEIS

LA P R I S A ( É x i t o c l a m o r o s o )

A LAS DIEZ T CVAtíTO

( P r e c i o s c o r r i e n t e s . )

LOS DC CUOTA ( é x i t o «lo risa)

COLISEO iní*EKIflL

FtTNCIOKES IS D E E X E R O

A L A 3 S E I S Y M E D I A

TIRIOS Y TROYANOS

A LA S KIK7, Y MXDXA

TII1I8S 'i mmñ TEATRO rU£íKMK'\ftL

COUPAflIA URAV.ATICA DI '

MIGini . .MCStU Primera « t i I r : MARTA CHAO

r r x r i o x E S i3 PE EX:; : : ' •

« LAS si:ia

31A L V A L i> C A o LAS D i e z

LA MALQUERIDA l U ;'AC.*S. UN.* l ' E S K T A

R O Y A L. T Y rr.onKAMA i. P K E X E P . O

<,K.\\ SEXTKTO !'; •/••¡••.•pc" <•';• :''.T:r:'t:rr>.

Tarilo, u 1,-s .1; IKKMH-, a H s 10.

I i . \ MI r H A C I A Q{Ji: X O T I K X K . \ L M . i

l'.\ÍSO cío \'ÍOl.T. D . T I 1 ; Í .

r i c U P S K D K L L \ A I ) ! : :.UT,-|V (gT.:n r i fnl

r> .V X' D V , po:- .T;ii-'..; l ' ickfürd. E s t r e n o : I,A S E M » A 1»EL u n O K C I O

por la bellí.-íiui.i M. i iy M a c - L a r e n .

;ok®al Ro]»al«s

A-

A T R A C C U > X r ; S 1- '•..\

Gírandioso delr.i;:

L O S " A R E S " D E I J .

>ÍEX(<^

I^a M a c a r r o n a , La . \ i i tct juo-rana , E m i l i a Vm:, M o n t o y a , F a f c o , E l Moct iuc ln , E s t a n i p i o .

El cu."idro f l amenco m á s c o m p l e t o d e Espaf io .

F i n d e f i e s t a , T H E O S O T O S B R O T H E R . S

c o n s u o r i g i n a l corr l i la d o t o r o s .

T U R O P A R K Fcrraz , 4 3 . Tc l . 17-05 J ,

A T E A C C I O N E S 13 E N E R O

G R A N C A S I N O

R c s t a u í a u t e d e p r i m e r o r d e n . É x i t o i n s u p e r a b l e d e l a

< > R Q | ; E B T A B O D A I y O

V (lü O A K . M E I J N A - O R T E G A y L E S M E X I C A I N S

LA CRUZ DE M O En SEVILLA ü a l l c s t íp i cos . T r e i n t a seOorltaS

lu . lozamcnte a t a v i a d a s .

C M P H B S A SAOAIUEA

P J Í O O B A M A 18 D E E N E R O

.A laa 6 d e la t a r d e j ' tO n o c h e .

E s t r e n o : X l í E R E V U E

ÍI.XRIH.'ECOS. s u p l e m e n t o n." 18. l - O R E l i H I L O S E S A C A E L

O V U i L O E x l í o e n o r m e : IX)S TKEÍS S I O S Q U E T E R O S

( p r i m e r a Jornada) E s t r e n o ;

LA NOVELA DE CN JOVEN POBRE

p o r P i n a Men lche l l l .

sinaina tsgana y s a i o n Dore •L^fI•F!USA f .At iAKüA

P R O G R A M A , 13 D E E N E R O D e s d o l a s cuat i 'o .

nxtraoi'áinario prüor:!i)>a de vier­nes kilométriso.

¿ V i v o o M U E R T O ? ( e p i s o d i o s 11 Y 1 3 )

M A R R U E C O S ( s u B l o n i e n t o n ú m e r o . 1 7 )

I J . \ R Á F A G A , por F a n n i e W a i d . ' E s t r e n o s :

L A C U L P A D E O D E T T E ( p r i m e r a J o r n a d a )

C H O I Q I E T X E y S i ; " A S " p o r S a l u s t i a n o .

nES7.^t,"ii-»:»"'iK •' s o s P L t S l O / r i t A ", por E l .

Villa Rosa E S E L J t E J O R R E S T A U R A N T E

do t o d o s los do su g é n e r o .

-Selecta c o c i n a . E s m e r a d o s e r v i c i o a la c a i t a . P l a t o s del d ía , e s p e ­c ia l idad d e la Casa . V i n o s finos d e ^;anzanl l la y J e r c í y e x t r a n j e r o s

d e l a s m e j o r e s m a r c a s .

X o r l o j c u s t e d d e v l s i l . - » ' "

I L L A R O S A v b,> c o n v e n c e r á da l o e s m e r a "o

do s u s e r v i c i o . í";.T-.i de l P r i n c i p o A l f o n s o , 17.

T e l é f o n o 2 J . 0 1 »L •

C I N £ I D E A L. P R O G R A M A 13 D E E N E R O

A l a s c u a t r o y m e d i a d e la t a r d e j d i e z d e l a n o c b e .

VIERXES DE MODA

E s t r e n o : S E N D A D E L D I V O R C I O

por l a b e n a a c t r i z y a n q u i M a r y M a c - L a r e n .

£ N N O H B R E D E L A U S T por e l b r a v o C a y e n a .

A M O R D E S A S T R E ( m u y c ó m i c a , d o s p a r t e s ) , y o t r o s

e s t r e n o s .

R E S T A i r i A . X T E D E RIODA : . c l c r i d o por e l (júblico <ie t¡r.< -i

p i s t o .

E s p a c i o s o s c o m e d o r e s Inde­p e n d i e n t e s . — S a l o n e s pa ta b o d a s y b a n q u e t e s , c a p a z para l.liÜO cub ier to s . — El mejor I n s t a l a d o d e Madrid .

t ' i iutro C a m i n o s . T r l ^ f o n o J . S74« ( a e s p a l d a s de l M e t r o p o l i t a n o )

P R E C I O S C O R R I E N T E S »

F L I í C I O N E S P A R . \ M A 5 f A N A j 'I A p o l o . — A l a s S ( p o p u l a r ) : L a

g u i l l o t i n a ; a l a s 10,30 ( p o p u l a r ) $ . Seraf ín el P i n t u r e r o .

M a r t i n . — A l a s 6: S a n a t o r i o d e l a m o r ; a laa 7,16: L a Judía capri« c b o s a : a laa 10,30 ( d o b l e ) : C j # por o j o y L a h o j a d e parra . ,

L a t i n a . — A . la» «: E l ntflo J u d I o | a l a s 10 ,30: 8ci;afln el P i n t u r e r o ,

Pr i co .—A' la» 6: C o n c i e r t o p o f l a F i l a r m ó n i c a ; a laa 10: Cinoa m a t ó g r a f o e spec ia l p a r a f a m i l i o A A n t ó n »!l Terr ib le , F a t t y gralant» y l o . s e n d a d e l v a g a b u n d o ; t o d a * da g r a n éx i to . B u t a c a , 0,80.

A . B . L P a r i s i é n ( a n t e s Barbie» r l ) . — A l a s 1 0 : " V a r i e t é s " . G r a a " S o u p e r - t o n c o " h a s t a l a s 4 de . l a m a d r u a a d a .

5 E COGEN p u n t o s e n i p e d i a s d e h i lo .v 8c<la< G r a n s u r t i d o en g£nero.s d e p u n ­t o e n . c l a s e » s u p e r i o r e s . LA 1 > ) L A D E N I E V E . SO. A t o c h a , SO. F á ­

brica .

COMPRE ''EL SOL"

TODftS UñS]

* 1

N X % T " I ^ I n C •linaria a les seeios de ntlmoro i» I I 1 I I f I M ^ lia mlama para'maffana. vtcrnes 18,i ^ ^ I I ^ ^ I I I ^ ^ a Ia« nuaie v media de la noche, en

I primara oenvoeatorla, y.en el casa' de no haber número sliflclente da' asociados se celebrarila sesión el Se pone en Oonooiniiento de loa

señores c o d o s q u ^ «1 domingo IS del corriente, a l a s dl«« de l a n o c h e , s e cs lebrará e n el Centro Ins truct ivo de Obrero* RapubUcanos d d distri­to de la Inclusa, Abades , 20, Junta sen^ral e n searunda convocator la .— E l BtcTvUHó, Ánt«r« Pascual.

S O C I B D A D DE3 S U B A L T E R N O S D E I N S T R U C C I Ó N P U B L I C A . — S é c o n v o c a a soc ios y no socios e i u -tet^saOoB «Q los ple i tos contenc iosos a l Inat l tuto Je San Isidro, cal le de Toledo, *l próx imo día 15. a las c u a -tro de s u tarde, para celebrar Jun­t a freneral ordinaria.

8o ruega a todos puntual as i s t en­c ia al acto.

A S O C I A a O N O B N B R A X . D E D E P E N D I E N T E S D B COMERCIO. L o s delegados del g r e m i o d s tej idos (a lmacenes al por m a y o r y deta lUi-ta») , camiser ía , ropa b lanca y con­fecc iones deben pasar por la Secre­tar ía n ú m e r o 6 de l a Ctu» del P a o -Wo maflana, v iernes* 18, c o n objeto de comunicar les u n a s u n t o urgente de Frran interés . > 1.» c a s a q u e no t e n g a delegado dabe unviar a u n compal lero de l a m i s m a ,

m i s m o dí.a, a l a s d l e a ' d e la nOch% e n segunda convocatarta .

S O C I E D A D D E D E R M A T O L O -G l A . ~ I y i Sociedad EapaCola de Deiw mato log ia y SiaUoSiaf la ce lebrar* ses ión 'niaCana, V i e n e s 13, a laa seis y media de l a tarde, «n (A Co> leglo d e Médkwa.

Preaantaráa comunicac iones los doctores l^ans d s Orado, Portillo, Ca­sal y Sá ins ° die A j t .

- C A S A D f t L P U E B L O R A D I C A L . fia wov9c« A asin^sa sencral os-

ATENF.O D E M . U 5 R I D . — M a f l l -ná, 13 del corriente, dará e n el ^ 'e-* n e o e l «íoctor PuUdo, a l o s c c b • media <lc la tarde, la pr imera c n -feroncln d>> la serle sobre Cnaf' . i . - .

PuneralefpOrelaima del marqués de tati­

to Domingo CÁDIZ 12 (5 t.),^-.En 1á Iglwia

da San Antonio se ha verificado oí funeral por el alma del maxq^i de Santo Domin«:o de Guzmán. Se capera la llegada d«l cad&var, cu­yo entierro tendrá lu^ar niafteiui, «n tren especisl, desdé BoUylloe del Coodadsb

J 12 de enero úe 1922 LA VOZ Páglnf 7, í"

Cuentos extranjero

ñmor de dactilógrafa Aquella niuñana, Aiidn's Uonut

tyitió en su despacho diez minu­tes ait'ea de las iinc^-e ¡/ iueo que ubrir la pueiid por ni mi:<vio. Era *»I>IÜ:-(IIIU y viuuún mitin! ro de 9it ; ;";-Ó.//M/ l.ab':<i ¡Ur/udíi aún.

Coli/ú vi fomiirero de la ¡x.xlia y se sentó melaíicóticamente. No naítia podido donnii: Preso por tas inquielnites del (unoi-, vio a¡)(ire-cer el dio y decidió Icva-.iUxrae.

Dieron los nueve. El despacho olio aún iil tabaco de la víspera, perfume desagradable, fastidioso y tenaz, como tas mujeres que 710 lian podido casarse: perfume da recuerdos fríos, emanado de ceni­zas indiferentes...

'André.-i lional bostezó, aunque t/o tenia por que a¡iresururse a hacerlo, pues sabía bien que du­rante el día tnulria otras mil oca-tiones para bostezar.

Jamás el comercio de frutas y legumbres, que realizaba la fami­lia con fortuna y persistentes mi­llones, le había parecido tan eno­joso; jamás las cii-uelas le habían parecido tan secas y las nueoe* de coco tan vacías.

La señorita Gabriela entró li­gera, saludó y tomó asiento. Ojos azules, labios rojos; lápiz azul y rojo. Con esta desonpción se eom-Ifrenderá que se trataba de la dac­tilógrafa.

Andrés, eov vaguedad, probó de acordarse de sus negocios.

—¡Tanto peor!—se dijo bnis-:amente—. Aclaremo-í jrrimero lo fue me preocupa. Señorita, voy a 'jictkrie una carta privada...

La señorita Gabriela acogió es­ta novedad como si le hubieran telegrafiado que el emir Faycal ••.9taba enfermo de la gripe. No nestañeó siquiera, y ge dispuso al 'raim jo-

Andrés dictó: "Señorita: Tengo el honor de

•lecirle que la seria proporción que vnted eonstituye ha atraído toda ni atención.

Su aparienciu e.cterioi-, que re-'•<ia un hijo y un cuidado capaces :<• satisfacer al "amateur" más •rigente, me ha dispuesto a dcoi-iirme en. su favor.

Por otra parrte, la eegwidad en !i(a funciones, vuestra resistencia, ^ pesar de estar sometida a un ¡uro trabajo..."

—¿l'tira quién es esta caita! —;>rc;r.nitó Gabriela.

— l a usicd a escribir la dirrc-rió,i en scpuida. Continúe...

"JJes¡)u.és del inventario d(l 15 del ciirrieiitc, nii amor por uslcd Ji'i attiiii ntado un eunlo por cien­to, ;/ toílo hace previ r una 7iueva alza..."

—¿Ama nsUd a alguien?—prc-(/iintó^ temblando Galnielu.

— ¡ S i ! — dijo Andrés remiclta-mente.

Ella enrojeeió con todos los co­lores de una cinta de máquina, pa­sando del rojo al violeta.

—¡Oh! ¡Oh! ¡Oh.'—dijo sofo­cada.

Después se abatió robre ln me­sa, deshee'ic en hiyrimus.

Al fin se levantó, medio des­peinada. ,

— ¡ y yo. que eacribín todo es­to!—dijo-—. ¡Yo, qtie iba a ser instrumento de tales horrores y a transcribir sus juramentos a una mujerzuela! ¿No tiene usted ver­güenza? ¡Pedir a una joven como yo...! ¡Oh! ¡Oh!

Y ai mismo tiempo que echaba a volar el papel calcado, dio a Andrés dos bofetones-

Este fué el primero en recobrar su sangre fría

—¡Oh!—elijo—. ¿Por qué 'ha obrado usted así?

—Porque... porque ¡tengo mu­cha pena!

—¡Pero—exclamó él—ai la car­ta era para usted!

Ella se levantó, pálida, pró.ñ-ina a caer. El la sostuvo tierna­mente, y un inefable be.so les unió, como se acostumbra escribir en las novelas.

IHez minutos después murmu­raba ella, tapándose los ojos:

—I Es que no he de escribir el sobre? Será el último. No puedo seguir aquí de secretaria después que he abofeteado al jefe...

H a llegado a ser algo mejor. Es In única y verdadera /señora de Bonat... Andrés ha contratado una vieja dactilógrafa, de aspecto oc­togenario; y cuando la vieja se­ñora le lia anunciado que no acep­taría la correspondencia privada, él ha sonreído con aire tranquili­zador.

"^ohita limpíela. (Ovación y peti­ción (le <ireja, ((ue no s» confe-dio.)

Kn el se\'tQ toro tuvo lugar la nueva revelación de Belmente ea la plaza mejicann. Coincnzó l in-mitaiidp y concluyendo siete ve­rónica-! francamente belniontinas, i-ciiiatadas con media veróni. a t>recio»a, y estas puertea provoca­ron en los tendidos f^randc;.; c.\cla-niacioncb de entusiasTíio, y a la hora lie matar Belmonte destapó el frasco de su esencia torera .y abrió el fvrifo de la emoción y en-!')(iueció material)ne\itc al público por la labor ((ue realizó con el trapo rojo, en la que los pitones rezaron coii$tantemente el cuerpo del trianero, que a cada pase acre­centaba su gusto y su temeridad para torear y levantaba mayor tempestad de aplausos. Tras un pinchazo en lo alto y otra ración de tela tan emocionanti'' y torera como la anterior, Juan sufrió un.i especie de síncope (lue lo obl¡KÓ a ictii'arse a la barrera con el sem­blante lívido y sin podei' respirar.

Repuesto de. la indisposición y despreciando Ins voces del públi­co, contrarias a que siguiera, dio cinco grandes muletazos más y e:i-tró a matar en línea recta, sepul­tando el estoque en las agujas. RojJó el toro sin puntilla y esta­lló la última ovación belmo'ntista, frenética y larga, acompañada de la oreja y el rabo del comúpeto.

En el séptimo toro, Silveti, es-tirnulado por el valor de Belmon­te, dio un ceñido cambio de rodi­llas y cinco verónicas muy apre­tadas, si bien defectuosas en la ejecución.

La faena final de este mejica­no se compuso de varios pase.s ba­jos y otros varios de rodillas (*jpóngase de pies, Silveti!) , y cuando el bicho igualó, el mejica­no, casi entregándose, dio un es-toconazü, que resultó caído; pero la valentía en el viaje se pi'envó con las dos orejas del coniúpeto, a petición de los paisanos dei in-tríjiido diestro.

Buena contera puso Sánchez Mejias a la gran ñesta taurina mejicana del 11 de diciembre, AI último toro, de Campos, le salu­dó el ex estudiante de Medicina con ocho verónicas que "Excel-sior" califica de magi-otrales por la quietud y el temple. El remate fué un recorte apretadí.'^imo, y el premio, varias dianas v una ova--ción clamorosa.

Vuelve el sevillano a coger los

Karapullos y comenzó el tercio con un espeluznante par al quiclro pegado a las t;il)la.s; a este par si­guió otio, enoruK.', <le podor a po­der, y cono el tercio con otro—el sexto que puso esta tarde—(lo dentro aíu(M-a, lleprando a los mi-i­rnos cutnios. Ti.es láridas ovacii>-ncs riH'(>}.':ii) l(;iKicio cu este ter­cio.

Comenzó la última faena do la tarde con un \)Ü.ÍM alto teniendo ai.i'ias rodillas en tierra, y sin quitarlas dio uno de pedio, en el (juo los i)ilonc'; casi !e rozaren la cara. "('oiiUnuó con dos pases m.i-. Kin levantarse, y la cnioción eii l'.s tendidos fué infinita. De (¡io, lue­go, muleteó de pitón a rabo, y la faena fué, en genera), de verda­dero der.afío a la muerte." (Así luce el crítico de K.xcelsior".) Di' cfírca entió' Ignacio a matar, y co­bró un volajiié alto y hasta la m',-no, qiie tiró al de Campos pataí Ki'rili.i.. l.;i ,,v:-."'!''n fui cnsordoce-ilo¡;i ha; 1;'. \ioY sus propios cno-m¡í;i).i, sf lo concedió la oreja y, au'.ii,ue inltntó escuií.-irse a toda prisa, rl público lo saiTÓ en hom­bros (1OT''"'S (le pasearle por ni uiiillo.)

Así terminó la gran corrida de la revancha, en*la que la Empre­sa, Belmonte y Mejias reconquis­taron uu laurel muy necesario pa­ra seguir presuriliendo de organi­zadores y toreros grandes, respec-tivamcüte.

COTUNTO Y ORO

Gacetillas HEAli -

El silbado por la noche, "Slgíre-do", interpretado por los urtistas alemanes señoras Woldt y Jong-haus y Sros. Kircliotf, Utschtoln, líck y l.atteiman. Director de or­questa, Knrl Muck. Kl éxito do "Sijrl'rodo" ¡ior loa intérprctej ale­manes ha sido uno de los rails con­siderables de lu temporada.

KSl'AÑOli

Maña.ia, viernes, a Ijs sela de la tarde, se representará "Cyrano do Bergerac", y a las diez y media de la noclie, y a precios popularos, última y dennltlva rcpreaentación do la comedia de gran espectáculo "LA Cen.iclont.a".

Kl sábado por la tarde, "Cyrano le 15f iK-erac", y a la» diez y cuarto do lu noche, primera, representa­ción del drama romüntlco do IIartzenl)Uscli '•l.,<)s amantes da Te­ruel", hace tiempo no representado. tado.

Kl domin^-o por la tarde, 'Tyra-no de Bergerac", y por la cíoctie, "IJ03 amantes do Teruel".

CI- ;NTÍIÜ Mafta.ua, viernes, a las diez y

cuarto de la noche, lomenzarS MI temporada la couipaflfa Alba-Bo n.ilí, con la comedia en tros acto.', dp lo.s Sres. Quintero, "Ramo de loeiira".

i;i sdbado, A las cinco y media de la tarde, primera represenl.i-ción en e«te teatro del Jugutto eónileo de loí Sros. Mufioz Hoca y In^pez Nudez "El ra>-o". l'or la no-clie, "iíamo do locura".

r-AR.V

Ki estreno del jiitju'lo ic',mico en dos aotu» "i;i oliclal <lo «•nurdla" se h.i trasladado al doniinjío, 15, jjor la noidie, sle.ido Intérpretes do es­ta obra toda la plana mayor de la compañía. Mañana, vierne.s hení-lico aristocrtttioo, por la noch-.', "i:i .sereno de mi calle", ••l'iisionc-ra" y Ínclita Míndiz. líl .sábado por l:i t.inle, moda y despedida de t-o-lita .Méndez, y el liomliisío por la InvcU. hiH (Id: roin'-diaH eu dos fte lo.s 'i'UHidiií 1 1" y "l.a divi::a Dtira".

Kl. .SrClO. O 'UCATüAl, La pre.Honíiieión de Kaijuel JIell( r.

K.ste es el sucoso IcatraJ de hoy. En todos los casinos, paseo.s. recroos y tejitros se h;iblaba de Kjiquel Me-11er.

L'na vez más se ponderan sus fa­cultades y »u genio creador, y el punto de cita para todos e.s el tea­tro do Maravillas. ABONO A LOS MlKllCOLES Y SÁ­

BADOS DK MODA En la actuac¡(5n do Kaquel Mellcr,

los miércoles y sábados serán d*! /noda, y para estos señalados días se admiten encargos en la conta<iu-rla del teatro, siendo ya onomie la lista del abono. DOS "ASES" DED A RTF.' FLA­

MENCO, EN KOHALES En el lindo "cabaret" del concu­

rridísimo Ideal Rosales debutó anoche el cuadro flojnenco más completo de cua.-itos lia.sta ahora se hablan visto en Madrid.

El éxito colmó las esperanzas de la dirceclón artística. Bravos y aplausos comenzaron al hacer el primer número la gran bailarina Rubia de Jerez, y no terminaron hasta que ol telón anunció que se habla terminado el espectáculo. y.Tí el cuadro flamenco figuran ar­tistas ta.i renombradas como la Antequerana, Emilia Vez, U sala­dísima Oabriellta, Rubia de Jerez y la reina de las reinas del ba.lle tlamonco, la formidable Juana la Macarrona, que obtuvo un éxito Indl.-icuttble y formidable en su bailo "por alegrías'.

Uel sexo feo, Falco, el Moelme-lo, el graclosíeinro Estíunplo, e! gran tocador de guitarra Joaquín I^drtffuez y el "as" do lo.s tocado-

I res, Ramón Montoya.

S'ffurnmrnte, y a Juzp.ir por el entusiasmo con que anoche (ué acogido el cuadro nameuco, ha <1« pasar todo Madrid por t i Ideal l ío-salea para aplaudir el arte y la grácil de la Mncarro.-ia, la Gabrl(í-lita, Kstoniplo y Montoya. El cua­dro flamenco se representará to­das las noches, a la una en punto.

.\nte8, a la.s onee, sesrulrán cehi-bri'indoHC, como íie costumbre, la^ representaciones .e variedades, en las que hacen 1..., delicias del pú-Idlco los aplaudniisimos The Ono-tos BrothCH, con \ w original corri­da (le toros.

Not.a Importante.— E.T breve so rcforr„irá el cuadro flamenco, con el debut.de .otras ímportantís figu­ras del género. Que jerá el lolrao mejorar lo lnme.|orable.

EL KXITt) MA.S ENORME

Rcil Cinema y l'rlnclpe AlConso .10 ven lleno» tarde y noche poi- un público que-.slKue eon extraordina­rio interés la magnlntva novela "Los tres mo.'quetrros", íidiipt.iclón tidcll-slma de lii e.'lclnr olini de Al('.|!Ui(lr(i Duuias.

"Lo.i tres iiMsiiui ICIOS," C.M la me-.|nr Cinta prodiu'idn li;ista la l'eelii". Lujo, fa.sluo.siiiad, interi''K, eniodón, inlerprelaeiún espk'ndida, direcei('ai escénica Irreprochable, todo e.stá re­unido en "Los tros mosfiuetcro.V, cuya primera Jornada ha constitui­do un solemne ac^ntecimiiínto ei\ Real Cinema y l'rlncipó Alfonso.

Todos los días se proyecta est.a magnltlca cinta en ambos stUone.s de la Empresa Sngarra.

PINA MENICHELLI La bellísima estrella, tanto tiem­

po alejada-del público de Madrid, so presenta de nuevo más bella y m.6^ artl.<<ta que nimen.

Pina ftlcnlchelU podi-á ser admi­rada mañana, viernes, en Real Ci­nema y Príncipe Alfonso, con mo­tivo del estreno de la preciosa cinta "La novela de un Joven pobre",

LOS VIERNES KILOMÉTRICOS

Mañana, vterne.i, se proyectará en Cinema Espafia y SaJiín Doré un extraordinario programa de viernes kilométricos, en el que figuran, «n-tre otros, los sijíuicntes ertrenos: "IJSÍ culpa de Odette ' (primera jor­nada), magnifica cinta interpretada por la célebi-o artista Emmy Lyn; "Chouquptto y su .''s" (por el cele­bre Salustláno) y "Restaurante non plus ultra" (por el gnicloslslmo El).

IX>S VIERNES DEI.. PRINCIPE

Mafiana se celebra el primer vier­nes aristocrático del Príncipe, estre­nándose con esto motivo la hermo­sísima cinta "La novela de un Jo­ven pobre", por la bellísima Pina Mcnichelll.

Tel." de LA VOZ: 22-27-J.

Información deocrüva

Fuerza v clestreza Fútbol

A l'.V CURIOSO LECTOR Un i.icógnito lector nos escribe

preguii iirip«os si es cierta la no­ticia, (; . por un dlano -sevilla-' no, de i. ; • la Federación Nacional ha tomado el acuerdo de .«eleccio-nnr para el próximo partido con­tra i'rancia a los jugadores del .Sevilla Herminio, Spencer, Armet y Brau.

Dudamos de atender el ruego de nuestro lector, porque no po-(loínos cstalilocer la costumbre de sat;sla'.!iu- la curiosidad personal (!c los innumerables aficionados iiuc 110 • liacen el honor de leer­nos, yv. que ello motivaría una péniiiJa de tiempo y de espacio que nos son precisos para otras cuestione.^ do interés general.

Pero nos decidimos a contestar­le, porque en este caso concreto el interés particular de nuestro curioso lector es parte de la cu­riosidad de muchos.

Efc«tivam.ente, se ha hecho co­rrer la aspeo ie de q|ue la Fedcrf.-ción Nacional, en substitución del Comité técnico (al que se le supo­ne disuelto por dimisiones), fór­mala el "once" hispano incluyen­do ffii él a lois mencionados juga­dores cfel Sovilla, y én la propih' Sevilla pasó... el bulo, y ¡x des­bordó ei entusia.snio.

Ignorainos si el Comité ha dimi­tido en pleno y si la Federación Nacional, en vez de designar los substitutos de los dimisionarios, fe apropia atribuciones técnicas, pre-cisankente cuamlo el terceto fixle-rativo es lo nvenos t('-cnico que pue­de reunirse.

Desdo luego, lo que sí ,opinanK>.s

la disolución de la .s«eción atlétíol de la Union, Ciudadana.

Alguao> "ctoroó no han intai» pretudo" ^. la noticia, y ha^ auiea ere<','!^.. ''« desaparecido t ^ da lu .Sercíon l>eporl¡va de dich^ instituciiin, y ha.sta ulüunos hxKt d.'ulo per di.^uelta a la pro]>l4 Unión Ciudadana.

Lo ocurrido es lo siguiente: ! • Sección Deportiva de lo.< "cimUvda» HOR" se divide .in variar partes, f¡ una de é.«tas, la "atlótica", s« M deshecho por acuerdo de sus conK ponentes.

La Unión Ciudjuiana subsiste, X su .Sección fieporliva, lo mismo.

UN "CliOSS" Di'] SELECCIÓN I-;N L A Aiü.\TA>ÍA

Con éxito regular, se celebró «i domingo un "cross", .en el que lof deportistas de Cueto no fueroil afortunados, ya que por v a i i t i motivos no se pudo dar a la prueba la publicidad necesaria.

Quince corrisdores tomaran / b | salida de loa veintiuno iuscritoÉ

1.1a clasifícaciÓB fué como tXgoat J, Manuel JVIacho Landeras, qo^

invirtió en el recorrido, de aproxk madamente nueve kilómetros 50Q^ metros, S5 m. 68 a.; 2, Ángel Gt» cía, en 36 m. 43 s.; 8, l(>anci*«fl Díaz, 36 m. 50 e.; 4, Mateo Gancfa, 87 m. 47 s., y a continuación, Airo» zamena, M. tíómei, José GonzilW| Herrera, Preciados, Puente y Qu«« vedo, que taixió 12 minutos n a e v | segundos.

La clíisifieaoión por sociedadM fué: 1, Reinosa F. C , nueve puw tos; 2, Gimifástica de Torrelaveg», 28; 3, Albericia Sport, 29.

VA, ( Í B A N ÍUExMlO LEMONi

sean, los scleccionadore.s no trata­rán a esta región tan benévola­mente como se supone.' Otros y muy notables jiigador&i existen on España más capaces de arrollar al equipo írancó-s. Lo que hace fal­ta es que se tenga acierto en ajus­ta rio."».

Atletismo U N A ACLAlíACION A UNA

NOTICIA Hace unos días hicimos pública

es que, por muy andalucistas que | .S'IEK E S ( iANADO .POR DtR

,os fiesta taurina en Méiico

La corrida de la revancha .ITS FRKG, BELMONTE, SILr .'KTl Y MfejlAS. OCHO TOKOS: JÜATKO DE CAMPOS Y CUA-

TKO, DE LA LAGUNA L;i úllinuí itíceila que transcii-

limos y (ifiecimos a nuestros lec-<i! .-. (le la coi'iida anterior a esta le (¡uchoy nos ocupamos, reseña ti-uadu "¡Caracoles! ¡También a;il o lidian caracoles!", hacia reícren-;ia el escándalo que produjeron m la plaza mejicana varios miles le espectadores que, dispuesto.s a io tolerar la lidia de indecentes íovillejos, se echaron al ruedo, iun a riesgo de ser corneados o rncarceladüs.

La í'une.sta corrida verificó.se el iomingo 4 (¡e diciembre, y en la •eseña que copiamos decíamos al inal que la Empresa, no obligada i devolver el importe de las lo-ralidades, anunció que para la co­l-ida siguiente, la del 11, regala­ría dos toros, eomponiéndose, ?ues, la fiesta de ocho y cuatro natadores, I03 dos españoles que vctuaron en la catastrófica (per­lón por la palabreja) tarde del 4 —Belmonte y Mejias—y dos me-licanoa, muy dignos representan-;e8 del valor sin trampa: Freg y iUveti. Los ocho toros se anun-siaron de la vacada española de íregorio Campos y de la mejtca-la de la hacienda 1..» Laguna: mi-:ad y mitad.

Dos diarios mejicanos con la i-e-icña de e.stu corrida teuemos a la ríáta, y los dos coinciden absolu-uunente en la totalidad de los jui-lios de sus revisteros. Lot perió-Jicos son "Excelsior" y "El De-iióctattt", y los cronistas taurinos, 'Don .Verdades" y "Latiguillo", srestigiosas firmas de aquella re 7úbliCh.

Así como la corrida del 4 dejó tmborr&ble recuerdo por lo in-^^antable , ésta lo deJ6 por lo natrniflea. D« aqui el titulo de 'La corrida de la revancha" que omprinie "£1 Demócrata", porque («vancha, y muy honrosa por cier-10, fué la fiesta para la Empresa ncjicana y para los toreros espa­ñoles. En otro título dice él refe-.-Ido diario: "Belmonte dio, por in, el "do" de pecho, y Sanche» Uajías conquistó la admiracite a luerza de coraje." Por su parte, 'Exeeltlor* da este titulo a toda plana': "Juan Belmonte, el de 1918, resurgió ayei' en El Toreo."

« < •

A firrandes males, grandes r«-nedios. Dados la abundancia de imces y pcfcancen admirables de Mta corrida de la revancha y el ispecial modo de reseñar y co-nentar corridas de nuestros cole­ras los mejicanos, cuyas crónicas ion idlométrieaa, hiperbólicas y » s i •plléptic&í (Dios les conieb-re la laboriosidad, el papel, la tin-.« y el optimismo); puesto que ya ¡onoeen ustedes lo esencial de la »>n'ida, esto es,' la bondad de la ttinnit ««n Ilneaá generales, nos intretendreinos muy poco en • «1 letalle, lo predso p&ra que conos-:an concretamente lo material de

. ;an agradable fiesta. "¡Aleluya!... lAleluya!.. . ¡1,»

«rftporada ha reaudtadot... La co-.vida dé ayer ha sido el reverso le la d»l domingo pasado, y, por )n, B«Imont« ha dado el "do' de

: «ifcko. ^iKAsurréxitL." "¡Atiuel a quien creían mjeUo

lA TMUcitadd! • "t'oñft lo que an ?a fljrura de luán «1 dft Tilana. había da pe-Hvnbr* X 4«'tOBoa ssaffidoa «n

las dos tardod que ha pisado la arena do El Toreo", hubo ayer de luminoso y alegre. Renació la emoción, sacudida por el sevillano con la misma íuorza y exacta pu­janza (|ue en los días venturosos ('II (;'!' f;!' : a r"';ciaci •:i."

Luis Freg, imc veroniqueó al primor toro en dos tiempos, con valentía, hizo al final una faena contraria a las condiciones del to­ro, (|ue derrotaba mucho, y al que no dominó, soportando, en cam­bio, frecuentes tarascadas con mucho valor. Tras un pinchazo aceptable y media tendida, agarró una estocada en lo alto, saliendo empitonado y librándole el capo­te de Mejias de un grave percan­ce, pues el mejicano cayó ante la cara del bicho, que intentó coger­le de nuevo. (Ovación y petición ,de oreja.)

Al segundo toro le saludó Bel­mente con seis verónicas formida­bles, rematadas con media veróni­ca de su exclusivo estilo. (Gran ovación.) Los aplausos siguieron en "crescendo" al rematar el tria­nero dos quites preciosos. La fae­na final se compuso de pases ayu­dados, naturales—tres—, de pecho y do molinete, todos derrochando valor y arte, y puia remate me­tió un volapié superior, que pro­vocó una ovación enorme.

Al tercer toro le dio Silveti cin­co lances a la verónica, mejores por la intención que por el esti­lo. £ s t e bicho, de Campos, por su insignificancia y mansedumbre, fué substituido por otro, de La Laguna, y en este otro volvió- Sil­veti a veroniíjuear decentemente (sie) .

En la faena final de este toro empleó el espada de Guanajato varios pases altos, para levantar la cabeza al bicho, que humillaba, variando luego el disco y mule­teando por bajo, /con valentía y algunos arrodillamientos de mal gusto. Tras un pinchazo sin sol­tar, cobró una estocada completa en lo alto, saliendo empitonado y con la taleguilla destrocada. Me­jias, valiente y oportuno, acudió al quite, evltahdo que el toro en­ganchara nuevamente al dleatro mejicano, que se ganó una ovaeión grande.

El tercer bicho, negro, hermo­so ejemplar, fué veroniqueado por Mejias jugando muy bion los Iwa-zos y parando mucho, sin perjal-d o de que el toro se revolvía én un palmo de terreno. Al rematar el veroniqueo con una larga, él se­villano íuú aclamado aun por un grupo de enemigos que en ocasio­nes anterioi'es le habían molesta­do al meter su capote, A petición del .gentío, Mejias cogió las ban­derillas y colocó dos soberbios pa­res de poder a poder y uno ai cuarteo qu,e recrudecieron las ova­ciones. Y' al final rcali íó una fae­na, que comenzó en el estribo con gran valentía, pero sin absoluto lucimiento, porque el toro llegó al final como un marmolillo. Con la efepada tuvo aún menos suertie que con la muleta, pues necesitó en­trar a matar cuatro veces e in­tentó el descabello otras varias. En el arrastre, gran parte del sol stlbó duramente a Mejij^s, míen-traá el públieo de sombra le eoi-t-soló eon aplausos.

En el quinto toro, Luis Freg hizo iñuv poco como torero, si no es la valentía que puso al mule­tear; pero en Cftmbio díó un rola-Sié, r &ftUs&ndo la tn>ert« eon »b>

QCESNK Sol)re el recorrido clásico .d^

Versalles al Prado Catclan (bo« que de Bolonia) se ha <:orrido 4 domingo por decimosexta vez (ta4 .sólo fué interrumpido durante I | gran guerra) el llamado "Premk Andró Lemonnier", fundado po] monsieur J. I-emonnier hace y i cerca de cuatro lu.strp.s, en recueT» do de su hijo, que fué uno de lo» primeros pi'opagandistas del at" letismo francés, al fTipio licriipfl que un gran atleta.

El "Lemonnier de 11)22", que »3-te año constituía- la mejor prucos pedestre sobre carretera del oalem -dario atlético francés, tenia el Jm teres enorme, además, de «jue Jl# más tuvo una inscripción tan n w trida y vaüo.'ía como para el do­mingo último, en el •<jue se dispo* taron la victoria todos loa mejoras corredores galos actualmente en preparación: G. SchnoUniann, Cor-let, Vignaud, Manhcs, Duquesne, Ch. Denis, Bcrtlielot y Puillet.

Todos los corredores qu« al pe-destri.smo francés han dado dlat do gloria figuran en lu lista d« vencedores de e.stn prueba iratlicio» nalmente popular: Joan Bouin, Vermeulen, Versel, Ilaqueoeau, triunfante cuatro veces; Keyser, que la ganó en sois oca-iiones.

En 1921 la lurhu fué eotM Guillemont y De Nys , plena di emoción. Esto año. De Nys , poi haber pa.sado a lu categoría 4t(. proícsionsü, y Guillemont, que ea* tá cuidando su entrenamiento muy meticulo;,;-ur.,-!it'', no l'.iv.aj-(Mi la salida. >

A i/<" -.:ir il.l iiiLiJí.simo tiempo (frío, lluvia y vient(j, todo re«nli« do), pasiiron de KOO los coredorm que participaron en la carrera.

Düque.sne, el vencedor, desde «I primer instante tomó la cabezal en lo alto de la cuesta de Picaw tlía, ya estaba complt^tumente dew tacíido del lote. .Sólo en ViU»! d'Avray, Corlet se adelantó uri poi co; pero a lu salida de este puntoi Du({uesne se separó impetuoaM, mente de au adversario.

£:i giuiador terminó el recorrida (de 12'küómetros 800 nietro«) 4M un tiempo excelente, cpe se apTó>l xima al.«"record" de. Keyser. .!

La clarificación fué: 1, Duqu^it ne, en 42 m¡nulo;>, . 0 seguodo* I record" de Keyaer, 41 m., 44 V¥ Kundos en 191o j ; 2, Corlet, 4S mfa iiutos, 20 B.; 3, Denis, 43 m., 21 :iogundos; 4, Scluiellmann, 43 m a II utos, 35 s.; 5, Doraunt, 43 ok, 41 aegundos.

Por equipos, M clasificó la pt l l mera la Genérale, con 41 puaétM 2, Racing, 47; 3, Stade F M M 4 4

I 84 puntos.

Ru(}by EL "MATCH" OXPORD-CAMÍ

I BRIDGE

! Cn T.s i kcnhan se h« oéfebndR ! el "matea ' anual de "rugby" m¡M

ias dos univorskiadiei inglesas « p i htm hecho famosas M U competiólo» i'.es deportiva.s. .

Los univerútai ios de Oxfootp haxi vencido por 11-5 a sos oon^t*** ñeros dé Catíü>ridg«.

E N FRANCIA, E L « « U G B Y * E S MUY PROSPERO

Según los datos facilitoidot ofi­cialmente por la Federacióa frua^ e&üa dé Foot-ball-Rugby, «n la aií-:uaiidad existen en la n p á U i o i gala m&s de mil soded&dwi t/nmé-

oras de dos a diez equlpoa p n e * icantej de este deporte, leoniflll»

do en total unos sesenta mU iadi« viduos devotos Jugadores.

]x)s efectivos de las distintas !»> deraciones Inglesaa »ai¡Kt Gran Bretaña, .S47 d u h s ; País ds 6tt* les, 85; -Escocia, 75; Irlanda, 48f en total, 350 clubs.

Los>ftanceses se congratulan da poseer casi éi doble de aocMbdat de "rugby" que toilo el I M n » Unido.

A. G. y M.

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Carreras de galgoá «Sí *,

JEREZ 12 (4 t.).—En rt cu«r<. to díu de pruebas para a i caM' pconato de galgos quedó «¡nJÁHÍa la perra "Ultra", de D. F i o p i s e o Navarro, y ganaron premi^yf A u ' ra", del barón de Grada Rea l i 'Imnerio", del marqués de Corpa, y "Perico"', del hijo da la«uur<)«»« ( a del MeñtOb

Página 8 LA <^w,^^

timm VOZ 12 dé enerp de 1922

s y comentarios de todas partes HA DIMITIDO M. BRIñND

También en Francia cae el Gobierno

Pero allí ha sido por un proDiema mundia l

BRIANl) LU3GA A PA-KIS

TARIS 12 (4 t.),—Esta raaña-ua, a lajj nueve, JÍe^ó a l 'arís el Sr. Briand, procedíate do Cannes.

[iimediatanicnte ne dirigió al Miniáterio <lc Negocios Extranje­ros, desde donde marchó ai Pala­cio del Elíseo para conferenciar «on el presidente de la República.

A las once de la mañanji, bajo h, presidencia del Sr. Millerand, »e reunieron Jos ministréis en Con-•tjo.

La reuniúii miniislerííd duró has­ta la una do la tarde, y a la sa­

lida del Co.idojo el Sr. Briand hi­to a los periodistas las sijfuientes tnanif estacioníw:

—He expaosto a los miembros dí'l Gobierno lo c ue se había he­dió en Cannes, y no lo que s:e ha dicho a este propósito. Después de JM <!el¡i>eración, los ministros han llegíido iodos a un acuerdo so­bre los extremos que he expuesto. Iré esta tarde a la Cámarn y haré dociaraciones. (Radio.)

ni:UNION D E PARLA­MENTARIOS

i 'Aras 12 (4 t.).—E.sta tarde se kan reuTiido m la Cámara vario» jrupos i)arlament4irios.

i:.t:i mañana se reunió el gru­po de la izquierda republicana, y eoordó defender en la Cám:ira e! «iííuicntí^ crit'--vio;,

Primero. Sostcr.er la solidari­dad belga en las reparaciones, so­bro la base de la prioridad pro­yectada.

Segunilo. Que no se discutan las f-anciones miiitures y las gn-lantias que resultan del Tratado (de Versiilles, y sobre todo la que #e ejerce en el Kin.

Tercero. Que no Í<C participe tn una Gonferwicia internacional para la reconstitución de Euro­pa si no es con estas tres» condi­ciones:

n) Reparación de las regiones devastadas por la guerra, que de­be continuar en primer término «sntre los asuntos urgentes y te­ner prioridad soljrc la reconstitu-eión económica do Europa.

b) Las sanciones previstas por el Tratado de Versalles, en caso lie incurnplinuento por parte de Alemania de sus compromisos, que deben quedar intactos.

>•) Los delegados rusos no de­berán ser admitidos sin la garan­tía previa de que representan a la nación rusa y se comprometen en su nombre. (Radio.)

Elecciones EN CADV¿ .SON TAN BUENOS WS COXCKJALES, QUE 'LES

\ \ \ A KEELEGIR (.'ADIZ ¡'¿ (5 t.).—Los roniano-

íistas reelegirán concejales en las ;jróximas elecciones a D, Manuel .Jarcia Noguerol, al Sr. Mouriol, a D. MnnueJ ,'Vlvarez y a D. Joaquín Komero, y pre.seiitarán candidatos I D. Maiiucl Teodoro Limón, a don Ríümón Ibíiñez, a D. Joaiuíu Fer­nández, al Sr. Gómez OJeda, a don ¡Emilio Vcr.-i, a ü. Emilio Portas, k 1.). Rafael AUn'iel, a D. Venan-lio González y a D. Antonio Ra.sco.

!,(-.,; conservadores reelegirán a '). .'. :itío! Pp.ga, a D, Antonio Sic-h íi, al Sr. García Misal y al señor lover Radío. Los nuiurisia», a don f.iaquín Mercado, a I). Ignacio [taur y a D. Luis Beltrani, y Jos fcformistas, a ios Sres, Halcón, £\ Enrique-ItiarH, a D. Juan An-(.>:,;,. rv.rt,;.-, y ii -o. Enrique Ta-

U huelga de furias

Í1KA • IVATTÍONAL La

t',,.,. v .jij jMUi' I ,i ¡M ijuií'n í-vio una iota en lu <ÍUO dice (|iie la huelga {c-ncral litvretada )>or el Sindicato tóliE'a a lo.í patronos a justificar lu ;(ciitud r.nie la opinión pública.

I . prom<;dios de sala-rio—aña-i ; :i \--i- ri'p'H'as mineras ingle-K ! . , ! por 100 .superior

Tí'n¡:Mv() en cuenta <ine durante fl .(ño r'-"\'.vi fi^ \sí cuenca minera ». íuri... .iju.i'oii los salarios n u',1 ^1. ;n;eutr;;s en las h • ,1'. :• • • . .• en un 62 p,)r !<•'), ••;>i, i'iiii'O'.'j., i.ütcs do .--«guir ¡/ cami:io traza<io por Inglatei'ru, üTopusieron al Sindicato la reor-!'^;ii/ Li-ión de los trabajos, pres-1.1 ;• 'i 'o del personal forastero

' ¡ante la guerra y re-destajo*'.

'.''!', I- ;(s u-eriidas resultaría «r li,: - <;,:• Uli 71) por 100 da los

mantendrían sUs jórrales." . nina iiidiendo a los ohrepos

jue recapaciten y p'resteu lu coope-íación que se le-.s pide en esta la-w, que tenía como fin salvar a H indu.stria Inillern.

! .-1 i>:i-'> , ;-in e l m c -

.Se esper,-; n inter6.#el r:-!3ltado <i' -'11 '1;': !íf.;;.

V , ¡ 1 f'.i, f \ • , '.-i- . - i ' t • ) • -J.

ANIMACIÓN EN LA CÁ­MARA

PARÍS 12 (4 t.).—En los pasi­llos de la Cámara, reinaba e.sta tarde, antes de comenzar la sesión, inusitada animación.

Casi todos los grupos estaban animados de la inquietud de estos días, aumentada con la.s impresio­nes últimas, que aseguraban los propósitos do Briand de presentar la dimisión.

La noticja <i? que en el Consejo de la mañana so hfibía acordado que el Sr. Briand so presentara en el Parlamento con sus compañeros de Gabinete para hacer declara­ciones aumentó la efen'esccncia.

Al comenzar la sesión, la expeí:-tación en la Cámara es extraordi­naria. Tribunas y es cíanos están de bote en bote.

Cuando se presenta el Gobierno en el salón de sesiones la expecta­ción es cnornio. Pocas veces se ha presenciado una emoción semejan­te a la de hoy cuando el señor Briand se levanta a hacer su an­siada declaración. El silencio M sepulcral, y la Cámara escucha al orador con creciente interés. (Ra­dio.)

BiHAND ABANDONA LA CÁMARA

PARÍS 12 (5 t . ) .— Urgon'.e.— Al terminar Brian'd su discurso, rn el que el jefe del Gobierno ha expuesto los trabajos realizados en Cannes por los representan tes _de las naciones allí reunida-s, ha aña­dido:

—Yo he expuesto los hechos. Otros lo harán seguramente me­jor (lue yo.

Inmediatamente Bri.and ha sali­do de la tribuna, ha recogido sus papóles y ha abandonado el salón, seguido de todos los miembros del Gobiei-no y acompañado de un gran silencio, producido por la enorme emoción que ha desperta­do la actitud del Sr. Briand.

Son las cuatro do la tarde. (Ra­dio.)

Dimisfón de E riand AL ELÍSEO

P A R Í S 12 (5 t.). —Urgente. ~ El Sr. Briand salió de Ja Cámara y se dirigió al Elíseo, donde pre­sentó al presidente do la Repúbli­ca la dimisión colectiva del Gabi­nete.

No pe sabe si el presidente la ha íjceptado. (Radio.)

De la guerra REGALOS PARA LOS SOLDA­

DOS MALAGA 12 (4 t.).—Mañana

saldrá en el correo de Melilla la comiidón de ferroviarios de los An­daluces y las damas de la Cruz Roja que llevan regalos para los Foldado.s de la guarnición de Má­laga.

SEIS AEROPLANOS PARA EL EJERCITO

SEVILLA 12 #5 t.).—Se espera para esta tarde la llegada al aeró­dromo de Tablada de una.escua­drilla de seis aeroplanos, manda­dos {wr ol capitán Sr. Sandino, y se cree que en uno da ellos vendr? el jefe del ^servicio do aviación, general Echafíiie, para lusistir a la ceremonia de la bendición y entro gn al Ejercito do los aparatos, ac­to que so verificará ol domingo en Savilla.

UNA COMPAÑÍA- DE INTEN­DENCIA A MELILLA

MALAGA 12 (4 t . ) .~Esta mu-ñaña llegó la compañía de Inten­dencia dcíitinada a Melilla, de pa­so para ¡uiuolla plaza. Dicha com p:;ñía viene mandada por ol capi­tán p . Ramiro García Guadiaua. Dc?,de prianera hora comenzó el embarque! de material en el vá];or "Capitán Sagarra".

EL BAUTIZO DE LOS AVIO­NES

CÁDIZ 12 (5 t.).-Porencontrar-.s««nfRlTr a la condesa de los Andes, y a conwjcuencia del reciente hito que guarda la esposa del senador I). Luis Gómez por la muerte del marqués de Santo Domingo, no se .sabe quiénes substituirán a e.stas dura.as, designados madrinas de \o'> aviones que. regala Cádiz.

Facturaciones

Protestas contra e! desbarajuste ferro­

viario

V A L L A D O J J D 1.1 (11 n.),—¿le lu» convocado una reunión de co­merciantes e industriales, en "la que se tomarán acuerdos acerca del proWema de loíi transportes.

Parece seguro que se aconlará el cierre del comercio, como jitotc&ta a la .supresión da las facturaciones, y ;c de;.i;purr.'í ura coniisión psira qno vaya a Madrid a gestionar el rcfítablecimionto de la normalidad ítn'CiviuvJí'

DESARROLLO DE LA CRISIS

Comienzan las consultas y sigue la confusión

Los jóvenes mauristas están indignadísimos

NUESTRO HONRADO MUNICIPIO

El Sr. García Prieto sale d« Palacio

A las tres de la tarde llegó a Palacio el Sr. García Prieto, qiiien salió a las cuatro menos veinte. Dijo a los periodistas:

—Pai-ece cosa cierta, como yo me figuraba, que en todo esto ha habido una mala inteligencia. Creo que el Rey no se ha negado a fir­mar el decreto; se ha limitado a hacer algunas observaciones so­bre su oportunidad. Lo que yo he diclio al Rey en la consulta, aquí lo tienen ustedes.

Y entregó unas cuartillas que dicen así: <

"Es muy de lamentar. Señor, que en las circunstancias difíciles que el país atraviesa se haya sus­citado una crisis ministerial mo­tivada por un delicadísimo asunto, que ofrece, en efecto, varios y complicados aspectos. Sería inútil disimular (y es además necesario, cada día más, que los hombres pú­blicos hablen con franqueza) que la política española se halla ira.s-tornada, y crea innecesarias difi­cultades para su normal déscnvol-«mionto la cuestión de las. juntas informativas militar.es. Y no ha­brá gobernante sincero que no re­conozca y propague que sin una supremacía verdad del Poiler civil y sin un lespeto perfecto al progre­so, dentro de las ordenanzas cons­titucionales de todos loa organis­mos del Estado, no es posible JS vida pacífica ni el progresivo des­arrollo de Ja nación.

Por eso es nmy sonsib!» que el Gobierno que acaba do dimitir, for­mado por elementos políticos he­terogéneos y asistido en su cons­titución de un gran ambiente de opinión pública, no aprovechara momentos favorablefi del espíritu militar para la disolución o reor­ganización, dentro del estrecho círculo do dichas juntas, y que, por c.l contrario, haya esperado a intentai^o cuando las pasiones .se hallaban más excitadas, no sólo por medidas que .':e estimaban incquiíativai-; y procedimientos re­putados de extralegales, sino, ade­más, por incontijiencias de frase en circunstancias que parecían exi­gir míis bien recuerdo para los hé roes muertos que mortificación pa-ra los que viven. Pero lo cierto es, Señor, que la cuestión e.xiste y que en la solución de la crisis plantea­da hay que tenerla presente como factor de la maj'or importancia.

Y no sería leal para el Rey ni para el país si no expusiera con toda claridad mi opinión, ya que Su Majestad se digna ."volicitarla.

EL Gobierno que .se forme, sí no continúa el actual con los medios necesarios, debe tener el propósi­to decidido y resuelto de disolver las juntas informativas inilitares tal y como se hallan constituidas y funcioi\an en la actualidad, y procurando al raLsnio tiempo por el más estricto cumplimiento de cuantas disposiciones legales se refieren al Ejército, cuidajido de evitar hasta la sombra ds faltas de equidad y sometiendo cuanto antes al Parlamento aquellas re­formas y medidas que sean nece-sarias pai-a que el esfuerzo econó­mico y las innegables cualidades de nuestros militares rind;in el de bido fnito.

Pero Qpn sor trascentlcntal lo que apuntado que4a, la vida nacio­nal no puede supeditarse a este único problema.

No.s híiHamos en un momento culminante de la política interna europea, en la que juegan probl.o-mas que nos son vitales. La« re­laciones comerciales con otros paí­ses se hallan en trámite; la .sitoa-ción de Ja Hacienda pide ser me-joraida con urgencia; el ti'astorno do Jos t)-ansportes produce perjui­cios incalculables que hay que ata­jar inmediatamente, y los hombres

j liberales, que sobre estos usunt(xs hemos eximesto nuestra opinión, (.(momos más fe cada día en cjue las soluciones que para ello hemos indicado, son las f{ue mejor pueden conducir a la tranquilidad del país y a su desonvoh-imiento moral y n»at«rial."

Los que debían hablar caüan y ios demás hablan

por pa¿ar el rato No hay para qué entrar en des­

cripciones del aspecto que presen­taban esta tarde los consabidos círculos políticos.

Con recottlar el cuadro de todas las grandes crisis, queda hecha la I>intura exacta.

Cada opinante daba por indiscu­tible al partido o al gi-upo a que él está afecto, o al que tiene afec­to f.a interés; cada comentarista ofrecía una solución para restable­cer la paz pública, perturbada du­rante ocho o diez días; cada con­currente hacía resaltar el acierto do .SUR profecías, aunque la mayor parte de ellos vinieran dando por descontado el triunfo del mini.stro hoy caían.'

En esos lugai ^ se forja la mentira como en ningún otro, se .'íoguía con vivo intcrcts el desarro­llo de bus consulta i y se sometían a sutiles interpretíiciqnes las lo-

ferencias que los consultados da­ban al salir de Palacio.

Todo el mundo opinaba; todo el mundo, "menos los lU nados a opi­nar, que siguen encerrados en el mutismo más absoluto. Ayer ale­gaban la necesidad del silencio pa­ra que el Sr. Cierva no sacase partido de las opiniones ajenas; hoy no alegan nada; callan y nada más, y es tan decidido su propó­sito, que alguno, por no estar in­dicado hasta ahora para ser oído en Palacio, como el Sr. Alba, re­querido para que hablase, ha sacri­ficado, al silencio hasta la habitual cortesía.

Alguno, un poco más transpa­rente que los demás, pero encaru-ci'Gndo la necesidad de que lio se sacase su nombre a plaza eii es­tos momentos, cons-idsra que las circunstancias de la crisis, que la declaración de ella hecha pública en el importantísima documento que el Sr. Maura ha entregado al Rey y a la Prensa, cxi.gen una in­mediata aclaración en el Parla-mtaito, único que tiene capacidad y autoridad para obligar al some­timiento a los desmandados. Croe que, sin una sola discrepancia, el Poder legislativo daría al ejecu-vo el mandat;) impai'ativo y la fórmula para acabar con la indis­ciplina, y que si alguien puede desarmar al cleaiiento militar son las Cortes, ant(! las cuales no hay poder que pueda» rebelar.se.

La impresión dominante, a juz­gar por lo que so deduce de las con.sultañ, es: pritiicro, la conve­niencia de que continúe' el señor Maura, prescindiendo, naturalmen­te, del Sr. Cierva; segundo, la ne­cesidad imperiosa de transformar la actuación de las juntas o de di­solverlas.

í^añana continuarán las consuitas

Ivíliñana, si, com-o todo hace su­poner, esta noche no se ha hecho lu designación de presidente, con-tiauarán las consultas.

De Inglaterra copian las apuestas nuestros po-

uticos Siguen conociéndose episodios

pintorescos de la crLsis, y comien­zan a cobrarse, las apuestas craza-das en días anteriores sobre la ba­se de que triunfaran las juntas o que triunfase el Sr. Cierva. '

Una de ellas la ha ganado el se­ñor Llari a un ciervista.

El producto se gastará el domin­go en la cantina del Congreso.

El Sr. Llarí dará un te a sus amigos.

—Los ciervista."! que quieran concurrir—dice el ganador obse­quiante—¡podían tomar tila en vez de te.

una manifestación

Los jóvenes mauristas Esta tarde un numeroso ginipo

do jóvenes mauristas (pasaba de cuatrocientos) recorrió en manifes­tación varias calles, entre ellas la del Arenal, Puerta del Sol y ca­rrera de San Jerónimo.

La manifestación, sin que nadie dificultase .su paso, hacía su reco­rrido gritando: "¡Viva Maiu-a!" "¡Viva el Gobierno y abajo las juntas militares!"

Ante el Casino Militar. Cargas y héríc!os

La manifestación se situó ante el edificio del Casino Militar, en la Gran Vía. Arreció en sus gritos contra las junta.^ y un escuadrón do Seguridad dio una carga bas­tante violenta, a consecuencia de la cual se dice que hay tres hgri-dos, lo (jue no podenios confirmar, por lo tarde que se recibe la no­ticia.

Otra carga «n la Puerta del ¿o¡

Los gnipos, disueltos por la carga de la Gi'an Vía, ss rehicie­ron pronto, y por la calle de Al­calá marcharon a la Puerta del Sol.

En olla se dieron otra voz vo­ces contra las juntas con gran \'ehemencia.

De Gobernación snlit.'u.n fuerzas, y dieron otra carga.

El pánico fué enorme, dada la concurrencia que a esa hora hay en la Puerta del Sol.

El 5r. Allendesalazar A las seis y media llegó el señor

Allendesalazar. —¿Trac usted notas?—le pre­

guntamos—. ¿Saldrá u.sted de pre-sidenteV ' >

—¡No, no!--contestó él.

El conde de Romanones A las seis en punto llegó ol con­

de do Romanones a Palacio. Diri­gióse a Jos periodistas, diciéndoles:

—Poca gente hay en la plaza. —Es que esta nuvñana hubo gri­

tos y han tenido que dosppi.".r, im­pidiendo la (''•••;:':;!'iin (te grupo.?.-

- ¡ A h , si! —¿Trac 'xutcd nota?—ló pro-

gwitivrofl.

—Sí; a la sMida habrá docu­mento.

—¿No dijo usted al regresar ds su viaje que no jasaría nada?

—Eso lo dije en Córdoba, natu­ralmente, antes de llegar a Ma­drid.

— Y aquí, ¿qué nos dice usted? —^Aquí, lo mejor es no decir na­

da ahora. Luego lo diré en la nota.

Sale el conde ^e Roma-nones

A las siete y veinte salió el con­de de Romanones, y dijo a los pe­riodistas que en el "Diario Uni-\ersal" podían recoger copia do la nota en que condensaba su con­testación al Key.

—¿Pero nos quiere usted de­cir algo de la entrevista?

—He híblado de mudias cosas y evidenciado mi pensamiento, ya conocido, de que se forme Gobier­no definitivo que acabe con estas interinidades. Esta*crisis es con­secuencia de otras, incluso de la mía del año 15. Es necesario re­organizar el Estado Mayor Cen­tral de forma que recoja todas las aspiraciones del Ejército. Es necesario disolver las Junt.is; po­ro después de hecho esto, con ob­jeto de que, reinado la interior sa­tisfacción, la disolución de las Jxmtas no sea una cosa ficticia, que sólo exista en el papel.

Es preciso llegar do una vez a la. normalidad de la vida .constitu­cional, acabando con esta situación anormal en que nos desenvolve­mos.

En política internacional, he con-liensado a Su Majestad mi pcusa-miento y mis orientaciones .con lo siguiente, que son las de .sicmpío.

^—¿Nos quiero usted aclarar al­go del error a que han he?lio ro-íereucia los Sres. Sánchez Guerra y García Prieto

—¿Qué error? —El de qué el Rey se- había ne­

gado a firmar el decreto. —Pero, hombre, ¿quién ha dicho

eso? Lo más que puede haber ocu­rrido es que el Rey se tomase un iJazo para estudiarlo.

—El Sr. Ciei-va híü negado c supuesto. ,

—Pues si lo ha negado el señor Cierva, él es el te.ítigo de m.ayor excepción.

—rDe todaa maneras, en e.sta cri­sis hay algo raro.

—No, hombre—replicó el conclo de Romanones—; es _ una crisis muy clara y muy diáfana. Aquí gobernaremos mal, pero goberna­mos claro.

—¿Vendrá 'algi-iicn más esta no­che?

—No; por esta noche, pueden astedes estar tranquilos. Mañana seguirán las consultas, y no ven­drán todos. A mañan.a so sucederá pasado; ya saben ustedes, como di­ce el Sr. Maura, que las cosas, en la vida, se suceden etemamente. Después llegará el domingo, y co­mo ustedes ese día no quieren tra­bajar, podrá ocurrir ciuo el lunes estén nombrados hasta los gober­nadores civiles.

Mota facilitada por «I con* de de Romanones

"Señor: Obedeciendo la crisis a las causas exiiresadas en la carta en que el Sr. Maura comunica al Rey la dimisión del Gabinete, no cabe dudar que la crisis planteada entraña una gravedad gtande y ha de ofrecer .seguramente para su resolución dificultades serias. •

Las delicadas circunstancias de r.hora son el fruto inexorable de un pasado do errores, quo se pre­cipitan muy singularmente a par­tir de la crisis do abril dd 1919-Inútil sería, iws faltaría el tiem­po para ello, volver la vista hacia e,sc pa.wdo, ni aun para lamentar­lo, y mucho menos para que nos gil-viera de motivo para dirigir­nos mutuos i-eproches los hombres públicos; pero sí para recoger sus enseñanzas y hacerlo guía tities-tra en \ó futuro. A ia luz do esa amarga experiencia formulo nii opinión sobre el caso pi'^sente, opi­nión que expongo con la respetuo­sa claridad que siempre es debida al Rey.

Por diversas razones que seria inoportuno consignar, la solución dada en cada caso a las últimas crisis tuvieron eíiencialmcnte ca­rácter de interinidad, por masque el buen propósito hacía que siem­pre se adjudicase a los gobiernos constituidos condiciones de pei-ma-nencia y estabilidad. Los hechos, niaestros irrefutables, comproba­ban al propio tiempo, con la fuga­cidad de la existencia 'le esos go­biernos, su irremediable y congéni-ta interinidad. Resultaban por ello ii:ipolentes para dominar y resol­ver los problemas planteados, que, con el tiempo, fatalmente han ido agravándose. Por eso hora es ya de que se forme un Gobierno que. por .su propia contextura, y por coincidir con el anhelo colectivo, ofrezca garantías de relativa esta­bilidad y sea capaz de afrontar los problemas que por días angustian c! alma nacional, entre los que se destacan como preferentes, a mi juicio, los ,<lUí sisucüi

Núes tros ediles están extenuadísimos ue \?i{labráglma les hace tra­

bajar mucho

1." Reoi-ganizar la dirección técnica del- Ejército, delimitando con claridad las funciones resj .'c tivas del ministro de Ja Guerra y de un.Estado Mayor Central, cons­tituido de tal suerte que en él en­cuentren la nación y el Ejército miíano las supi'enios garantías de eficacia en cuanto a la prepara­ción y funciones propiamente mi­litares se refiere.

Este organismo técnicodirector habrá de tener todas aquellas fa­cultades y capacidades necesarias para eate.nder en cuantos asuntos afecten a la vida de la gran fami-;ia militar, sin merma, natural­mente, de las facultades propias de IOS poderes constitucionales. Acre-CiOntará en el Ejéix'ito aquella sa­tisfacción interna que fe deriva de verse regido ca aquellos asuntos por sus mayores capacidades y je­rarquías, que otorgará el país; al mismo tiempo, garantías de que el Ejército responderá con plena eficacia a lo que de él necesita la patria, y permitirá la adopción de Ulteriores medidas que impidan circunstancias como las presentes, que hagan del Ejército el primer servidor de la nación.

Provocada la crisis iior una ac­tuación de las juntas do defensa militares, parece lógico y llano acudir al remedio de la situación disolviendo dichas juntas; p e r o acaso esta propuesta pecase de candidez por ineficaz. Bien conoci-ila es mi opinión sobj-e las juntas militares de defensa, por haberla expresado claramente en el docu­mento quo tuve el honor de poner en manos-de Vu(.'stra, Majestad el 28 de octubre de 1917, con ocasión de la crisis entonces en trám'ite, y por mis reiteradas manifestacio­nes en el Congreso.

De esa opinión no me aparto; pero la eficacia no esta en llevar una medida a la "Gaceta". Nacie­ron las juntas sin disposición legal alguna que las crease, como fruto de un estado espiritual del Ejérci­to, que las á\(/ vida. Ése estado fué una realidad más fuerte que los preceptos escritos. Para que éstos vivan plenamente, en el caso de' dictarse otros nuevos, hay que destruir previamente aquella reali­dad, disipando las causas que la originan. A ese juicio conduce, en mi sentir, la reorganización que propongo.

Segundo. Apresurar el tér'mino de la campaña de Jlai-ruocos toda vez que Jos tiiunfos logrados han restaurado ya nuestro prestigio militar e inflingido en gran parte el necesario castigo a los indíge­nas.

Repatriadas las fuerzas que no stam indispensables, habrá de pro-cederse sin pérdida de tiempo a Ja adaptación a nua-.-.tro mecanismo a.tricano de aquella concepción de uu pró¿ectora'.io ejercido sin gran­de aparato militar que responda también a las fuerzas econ(ji.-nicaü de Esfiaña. Con él conseguiremos, sin excesivos .sacrificios, el hn ca­pital da nuesti-a acción africana, que no es el de sojuzgar a nadie, ni coniiüistar territoriis, sino li.va y llanamente el de imjjedir con DLcstra presencia que ningiuia otra nación europea .so instalase en el litoral africano, frontero a nues­tras cosuis meridionales.

Tercero. Afinnar nuestíra polí­tica intcniacional pi-acticando con sincera convicción aquella que constantcmonto h e pj-econizado, única, a mi juicio, que forüficarlu las amistades más convcnientCv para nuestro país, lo mi.srao 4n el orden económico que en el poli-tico.

Cuarto. Restablecer la noi'ma-lidad de la vida constitucional, su­puesto que las circunstancias si­gan siendo las presentes, y practi­car una política de aproximación de las clases sociales, hoy en gue­rra.

Quinto. Abordar prontamente el problema financiero, cuya gra­vedad se acrecienta por días, ha­ciendo de la dilación coso de in­mensa responsabilidad. '

Tal es, sintéticamente, mi juicio sobre los fines que es forzoso al-c^mzar en la resolución de esta cri­sis. IJO más errado, en mi sentir, sería cualquiera solución equiva­lente a un aplazamiento. La reali­dad marcha muy presurosa. Los peligros crecen y cada hora nos grita que España no puede aguar­dar más.

Opinión del Sr. Allende­salazar

A las siete y media salió el se-ílor Alíendesalazar. Su referencia fué muy- breve. Se limitó a decir que bahía expuesto su criterio, que coincidía en lo más esencial con los de los presidentes de las Cámaras; esto es: que sería preciso al Go­bierno que se foj-mase que dispu­siera de aquellas medidas que_ ne­cesitara para salvar la dignidad del Poder civil. En esc caso, na<lie más indicado para continuar go­bernando que el Sr. Maura, que cuenta, como se ha visto, con la asistencia de las Cortes.

Los concejales, al parecer, des-cansíOi. El marqués de Villabrá-gima les ha hecho batir un "ré­cord" de velocidad y trabajo. En pocos días so ha formado un pro­yecto de presupuesto extraordina­rio, so ha discutido y ha sido aprobado. l-ios ediles han quedado sin aliento.

Pero el que más y el que menos ha aprovediado la discusión y la fuerza do su voto para hacer tra­bajos olecto'rale's. Las elecciones se aproximan. Los profesionales de la Casa de la Villa, sonoros feu­dales do los intereses,municipales, no desaprovechan ocasión ni opor­tunidad i)ara procurar vincular sus intereses en personas que los sean gratas y sumisas.

La mitad de los concejales que hoy constituyen el Aytuitamiento van a ceSar. Vayam benditos de Dios y que él los perdone. Pero el vecindario no debe mostrarse con ellos tan benévolo y debe tener en cuenta quo muchos de los futuros candidatos no son nada más quo una continuación de los que aban-dona.n por mandato de la ley el cargo que tan bien hítn ejercido en propio pi'ovecho.

En el presupuesto cxtrtiordina rio, el otrO' díaí discutido, figura­ba un tributo, del que ya nos he­mos ocupado (ol de escaparates), de escasísima importancia para el comercio, poro que determinados ediles agitaron como símbolo de tu amor a los gremios, que tantos vo-•tos dan en las elecciones. Y dio la casualidad do que los .principales impugnadores dol impuesto sobro escaparates eran ediles de mostra dor y escaparate. Fíjese en esto el vecindai'io, y vea que cuan<lo se trata do perjudicarle autorizando elevaciones de precios en subsíj-iencias o servicios de interés gene­ral, lo5 nombres de estos conceja

les de mostrador y escaparate fi­guran siempre al lado del gremio 0 de la empresa, contra el público consumidor.

Y ellos son precisamente Ion caciques que Madrid padece por una inexplicable indiferencia de la opinión pública ante las cosas mu­nicipales, que a todos afectan y que constantemente todos nos en­contramos en el camino del diario vivir.

Y ellos preparan las próximas elecciones, prometiendo a los gre­mios toda clase de favores a cam­bio de los votos, sin perjuicio, cla­ro está, de que después de otor­gados éstos, cuando llega el mo­mento de corresponder con el fa­vor, .se lo ponga un nuevo precio, I)or considerar que el del voto está ya caducado.

Estos concejales amparadoroi do sus familiares o de sus íntimos para candidatos en la próxima contienda son los que constante-monte anteponen los particulare'» intereses de sus protegidos, y al mismo tiempo amparadores, a I03 .sagrados intereses de los más. Mientras ellos seam los directores de la política municipal, ésta no será otra coia qus escandaloso en­jambre do intereses privados, por favorecer a los cuales esta class de' caciques pone minutas que os­cilan desde la cantidad ridicula da un almuerzo ha-sta otras que pa­recen, por la forma, el honrado pago de un íioi-vicio.

Hemos de analizar en días suce-1 sivos la calidad de los futuros can-j didatos y las relaciones que ellos tengan con los acttiales concejales,! Con imparcialidad hemos de ha-' cerlo, porque queremos que el Ve­cindario, sin distinción de ideas políticas, tenga un índico que pue­da sci-virlg do orientación en el acierto para el cumplimiento do su primer deber ciudadano.

Ultimas noticias (Concurso de gana-

Jel.' de JLA Mil tk%l'h

de Barcelona PROGRESO RODENAS Y SA­MUEL PÉREZ, CONDENADOS

BARCELONA l í (7 t.).—La Sala de la Sección tercera de la Audiencia ha dictado sentencia contra Progreso Rodenas y Sa­muel Pérez en sentido condenato­rio. Consiste la pena en seis años de prisión mayor y 250 pesetas de nnilta para cada uno de los procesados. CONTINUA LA VISTA DE Us. CAUSA POR DISPARO Y LE­

SIONES BARCELONA 12 (7 t.).—Com­

parece seguidamente el inspector de Polipía D. Ramón Hostench, y declara que se encontraba hacien­do cacheos en la calle del Hospital, y al solicitar que le dejase prestar Martínez este servicio er\ E;U perso­na, el requerido se resistió e hizo varios disparos, uno de los cuales hirió al agente Sr. Hernández y a dos transeúntes. Afirma que los otros dos procesados iban en com­pañía de Martínez.

Don Julio Fernández, agente de Vigilancia que resultó herido, ha relatado los hechos en Ja íoiima conocida.

El guardia civil do Barcelona apellidado Guillen, que ayudaba a la Policía en el servicio de cacheos, y el de Seguridad Francisco Ma­rín, ratifican las manifestaciones de los anteriores.

Encarnación Alonso, que resul­tó herida, dice que no reconoce a los ag'resores.

Manuel Toscano, guardia de Ss-gixridad, relata los hechos como su compañero.

Juan Navarro dice que oyó loi disparos y vio correr a Martínez, a quien detuvo.

José M. Vera y Esteban Mi-rambel contribuyeron a la deten­ción de Martínez, pero no le vie­ron disparar.

Por la defensa declaran Emilio Brull, dueño de una escuela de conducción de automóviles, dónde practicó López, y da de éste bue­nas refercficias.

Samuel Villa, mecánico de dicha Escuda, ha diclio que no conocía a Lópe'z como sindicoliota. ^ '

Amalia Luz, vecina do Martínez, dice que no tiene nada de particu­lar que la pistola apareciera des­cargada, poixiue el dm antes ha­bía ido Mai-tínea a probar ol arma a Las Planas.

Luis Puigmiquel, novio de la an­terior, confirma las manifestacio­nes de ella.

José Jullié y Mai-iano Ferrer hacen declaraciones favorables a Martínez.

Terminadas las declaraciones, informa el fiscal, Sr, Santiso, que ha hecho responsables da los dis­paros a los del banquillo, para quienes ha pedido fallo condena­torio.

Los letrados de oficio D. Euge­nio Cai-ballo y D. Salvador Paláu ha defendido, el primero, a López, y el segundo, a Llabrés y a Martí­nez. Sus oraciones han sido muy hábile.s para demostrar l:v inocen­cia de sus defendidos y han pedi­do Ja absolución.

A Jos doce y media sa ha sus­pendido lavista, que ha quedado conclusa iuara sen ton cía-

¿OS en Vitoria

VITORIA 12 (1 t.).—Se ha ce­lebrado en la plaza del Mercado un concurso de ganado y se han otorgado premios en metálico a loa ejemplares presentados. Concu­rrió mucho ganadero y se han he­cho numerosas transacciones.

La Junta del Hospicio ha ad­quirido los cerdos premiados en el concurso para la tradicional rifl que celebra todos los años a bcw ficio de dicho establecimiento be­néfico el día de San Antón.

el

una estafa v un atró­pelo

SEVILLA 12 (4 t.).—El Juzga-do ha dictado auto de procesamien­to y prisión contra Luis Gai-cía y Domingo Gandía, director y geren­te de una Empresa de exportación, contra la cual presentó denuncia un vecino de Coria, acusándole de estafa de de 5.000 pesetas.

También • ha sido procesado el mecánico Luis Lavado, que ayer atropello con un automóvil a •un niño, produciéndole la muerte.

El 5r. Rodríguez de la Borbolla, grave

SEVILLA 12 (4 t.). — Se ha agravado en la enfermedad qua sufre el ex ministro y jefe del par­tido liberal albista Ue Sevilla, don Pedro Rodríguez do la Borbolla, al extromo do que se teme un fu­nesto desenlace, E.sta mañana fué confesaddf por el arzobispo.

Al domicilio del Sr., Borbolla acude.T per.sonas de todas las. cla­ses sociales para interesarse por su citado.

Un guardia se com­padece de un marido

SENJLLA 12 (.5 t.).—Emilio Domínguez denunció a un guardia municipal que su mujer, Josefa Guerrero Rodríguez, se había fu­gado del domicilio conyugal, en unión de su amante, Casimiro To­boso.

El guardia, compadecido del de­nunciante, se dedicó a la busca de Josefa Guerrero, y la encontró va­gando por las calles de Sevilla, sin marido y sin novio.

Dos amigos de. dgn Carlos desafían al

conde de Bethlem LONDRES 12 <4 t.).—Según el

"Daily Express", dos miembro^ del Pai-lamento húngaro, comiilicados en la rccieaite intentona de restau-raci(3n monárquica a favor del ex Rey Carlos de Habsburgo, han provocado en duelo al primer mi­nistro, conde de Bethlem, por las acusaciones dirigidas contra ellos en el Libro Blanco publicado acer­ca del fracasado comiplot. (Fabra.)