recursos naturales

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COLOMBIA: ACTIVIDAD MINERA FRENTE CRISIS AMBIENTAL La producción minera en Colombia ha tenido mucha importancia como sector que ha encabezado el crecimiento económico, sin embargo ha planteado la discusión frente al balance actual que se ha dado frente a la protección del medio ambiente y los grandes retos que presenta para un desarrollo sostenible. El desarrollo de la minería ha convertido al país en un lugar atractivo para la inversión extranjera generando entradas adicionales de recursos al sector minero. Esta situación retoma la importancia de la regulación que se está aplicando y que se debería aplicar para fomentar el desarrollo económico y la protección de los recursos naturales. Además, en el desarrollo de este tema confluyen diversos actores tanto las grandes empresas, productores artesanales, inversionistas, gobierno, grupos ilegales, consumidores los cuales se interconectan en diversos ámbitos y redes geográficas. Sin embargo, se ha evidenciado que Colombia no tiene un balance positivo frente a la explotación minera y protección ambiental. A continuación, se va a presentar una breve contextualización acerca de la estructura funcional de la explotación minero-energética; seguido se va a realizar un análisis de los impactos ambientales que tiene el desarrollo de la minería, después, el balance actual en Colombia entre la explotación minera y la protección ambiental. Posteriormente se van a presentar algunos efectos ambientales y medidas que se han tomado en el ámbito internacional frente a la regulación del tema. Para finalizar con las propuestas de lo que Colombia debería o podría hacer para lograr un buen balance y hacer frente a los retos que se presentan. La explotación minera entendida como el conjunto de prácticas sociales y económicas para la obtención de recursos naturales a partir de la extracción, inicia como actividad alrededor del periodo paleolítico (hace algunos 43.000 años). Desde su comienzo, la extracción de recursos ha sido una de las fuentes primordiales para el progreso, debido a la importancia que brinda la minería como insumo material y energético para la sociedad, calidad de vida y desarrollo económico. No obstante, a lo largo del tiempo la humanidad ha adoptado diferentes técnicas que han logrado aterrizar la evolución del conocimiento en casos particulares, y por ende mejorar tanto la productividad de sus actividades como la optimización del entorno específico en donde ocurre dicha práctica.

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COLOMBIA: ACTIVIDAD MINERA FRENTE CRISIS

AMBIENTAL

La producción minera en Colombia ha tenido mucha importancia como sector que ha

encabezado el crecimiento económico, sin embargo ha planteado la discusión frente al balance

actual que se ha dado frente a la protección del medio ambiente y los grandes retos que presenta

para un desarrollo sostenible. El desarrollo de la minería ha convertido al país en un lugar

atractivo para la inversión extranjera generando entradas adicionales de recursos al sector

minero. Esta situación retoma la importancia de la regulación que se está aplicando y que se

debería aplicar para fomentar el desarrollo económico y la protección de los recursos naturales.

Además, en el desarrollo de este tema confluyen diversos actores tanto las grandes empresas,

productores artesanales, inversionistas, gobierno, grupos ilegales, consumidores los cuales se

interconectan en diversos ámbitos y redes geográficas. Sin embargo, se ha evidenciado que

Colombia no tiene un balance positivo frente a la explotación minera y protección ambiental.

A continuación, se va a presentar una breve contextualización acerca de la estructura funcional

de la explotación minero-energética; seguido se va a realizar un análisis de los impactos

ambientales que tiene el desarrollo de la minería, después, el balance actual en Colombia entre la

explotación minera y la protección ambiental. Posteriormente se van a presentar algunos efectos

ambientales y medidas que se han tomado en el ámbito internacional frente a la regulación del

tema. Para finalizar con las propuestas de lo que Colombia debería o podría hacer para lograr un

buen balance y hacer frente a los retos que se presentan.

La explotación minera entendida como el conjunto de prácticas sociales y económicas para la

obtención de recursos naturales a partir de la extracción, inicia como actividad alrededor del

periodo paleolítico (hace algunos 43.000 años). Desde su comienzo, la extracción de recursos ha

sido una de las fuentes primordiales para el progreso, debido a la importancia que brinda la

minería como insumo material y energético para la sociedad, calidad de vida y desarrollo

económico. No obstante, a lo largo del tiempo la humanidad ha adoptado diferentes técnicas que

han logrado aterrizar la evolución del conocimiento en casos particulares, y por ende mejorar

tanto la productividad de sus actividades como la optimización del entorno específico en donde

ocurre dicha práctica.

En relación a la explotación minera, han sucedido distintas transformaciones ligadas a la

evolución del conocimiento, que han generado un mayor grado de concientización con respecto a

los efectos que las prácticas mineras tienen sobre el medio ambiente y la sociedad. Algunas de

las consecuencias que deterioran el medio ambiente se concentran en la atmósfera, los suelos y

las aguas tanto superficiales como subterráneas, obteniendo desechos sólidos industriales y

domésticos, cambios en el paisaje, consumo de energía y recursos naturales limitados y la

alteración de las especies incluidas en la fauna y la flora. Por otro lado, a nivel social la minería

deteriora la infraestructura pública, la posibilidad de migración de comunidades debido a las

consecuencias ambientales que afectan la calidad de vida de los residentes. Además de la

accidentalidad debido a la mala regulación de estas prácticas.

Estructura y balance en ColombiaEn primer lugar, en Colombia ha existido un gran auge de la minería tanto que hoy es uno de los

productores más importantes en Latinoamérica de carbón, oro, ferroníquel; esta importancia de la

participación de la minería en la producción nacional ha sido también favorecida por políticas

estatales de fomento a esta actividad. Pues de hecho, la política de desarrollo económica del

presidente Juan Manuel Santos ha estado en buena parte fundamentada por el desarrollo del

sector minero- energético como factor preponderante y como mecanismo de desarrollo

económico, generando incluso que la economía colombiana genere dependencia frente a la

explotación en este sector. De hecho, según datos de fedesarrollo obtenidos del Banco de la

República, demuestran que el nivel de exportaciones de recursos minero energéticos ha venido

en aumento, mientras que la participación en las exportaciones de otros sectores como las

manufacturas ha venido en retroceso:

Así mismo, como porcentaje del Presupuesto general de la nación, el sector de minas ha tenido

un considerable aumento en inversión, sin embargo el sector ambiental cada vez ha contado con

una menor inversión como porcentaje del PIB. (Salamanca, 2013)

Por otra parte, en la dinámica de explotación minero-energética se presenta en un ecosistema

social muy diverso en el cual se interrelacionan diversos actores tales como grupos armados

ilegales, empresas legales, productores artesanales, inversionistas, gobierno en el contexto de

altos índices de violencia, baja capacidad institucional. Cada uno de los actores involucrados se

relaciona de forma especial e importante que genera impactos en la manera en la que se puede

regular la explotación minera y la eficacia y aplicación en la práctica de los diversos

mecanismos de protección ambiental.

En esta explotación, se torna de gran importancia el papel de la minería artesanal que en muchos

casos es considerada como ilegal por no tener los derechos de explotación que confiere el

gobierno. En esta medida, este tipo de prácticas al no estar en el ámbito de la regulación estatal,

hacen uso de mecanismos de explotación que no tienen en cuenta los impactos ambientales que

tiene el uso de elementos perjudiciales como es el mercurio, que no solo afecta el medio

ambiente sino la propia salud de las personas que manipulan estas materias. De hecho, según

datos del censo minero departamental colombiano del ministerio de minas y energía del año

2010 en Colombia el 86% de la producción de metálicos no cuentan título minero, y de los 1997

títulos reportados solo 194 tienen licencia ambiental. Además, se precisa que la contaminación

con mercurio es usado en su totalidad por la minería informal o ilegal.

Por otra parte, existe una importante presencia de actores armados ilegales en la explotación

tanto directa como indirecta de los mismos ya que se torna atractivo por las ganancias que

pueden obtener del mismo y los menores costos que pueden tener en comparación con la

producción de sustancias psicoactivas como la coca, entonces esta explotación se configura

como una forma rentable y complementaria de obtener recursos. Adicionalmente, estos grupos

influyen en el sector mediante la práctica de actividades de extorsión a los productores de las

minas legales e incluso de los productores artesanales. Así mismo, mediante el desplazamiento

de los habitantes de las regiones donde se encuentran estos recursos, la posibilidad de captar

ilegalmente recursos provenientes de las regalías. Así, las explotaciones que estos grupos

realizan al no estar limitados por las directivas estatales de protección ambiental, realizan las

explotaciones no mirando más allá de los beneficios económicos que se puedan generar.

Además, la importancia de la presencia de estos grupos genera problemas de gobernanza ya que

a pesar de la existencia de regulación estatal mediante decretos, normas y expedición de

licencias, se dificulta la aplicación de estas por la presencia de estos grupos que incluso imponen

sus propias normas en los lugares donde ejercen influencia. Así, las empresas legales incluso

terminan negociando, pagando las extorsiones y contratando los servicios de seguridad de los

grupos armados ilegales.

A Pesar que la minería ilegal genera bastante contaminación, la minería ilegal no se queda atrás,

pues según datos del estudio “Minería en Colombia Fundamentos para superar el modelo

extractivista”, los residuos generados de los proyectos a cielo abierto de extracción de oro suman

4300 millones de toneladas de escombros en un periodo de menos de 30 años ; siendo una

producción anual de 25 a 70 veces más de las toneladas de basura generadas por grandes

ciudades como Bogotá ya que en esta ciudad se produce anualmente apenas 2 millones de

toneladas de basura.

En cuanto a la legislación de regulación de la actividad minera, si bien en el año 2010 se creó un

nuevo código minero que entre otras cosas, prohibió la explotación de actividad minera en zonas

como los páramos y los humedales; esta fue declarada inexequible por la Corte Constitucional

mediante la sentencia C-366 del 2011 ya que no se realizó el requisito constitucional de consulta

previa a las comunidades indígenas; por tanto quedó rigiendo la ley 685 de 2001. Sin embargo,

esta ley ha contado con bastantes críticas por ser laxa en la protección ambiental, ya que permite

la prórroga automática de los contratos mineros, flexibiliza los requisitos para solicitar un título

minero, elimina la demostración de capacidad económica y limita las licencias temporales

únicamente para vías públicas (Pardo, 2013). Por ejemplo, el art 13 de la citada ley, prohíbe a las

autoridades regionales y locales establecer restricciones a la minería en sus territorios; siendo

esto problemático porque en dado caso que las autoridades verifiquen que la explotación minera

en sus regiones no está siguiendo los lineamientos de protección ambiental, en todo caso no

podrán limitar la actividad que se está haciendo, aún en menoscabo de la protección ambiental.

En razón a esta situación, el gobierno ha expedido algunos decretos que regulan este sector, sin

embargo estos decretos no configuran disposiciones sustancialmente significativas para la

protección y manejo adecuado ambiental. Uno de estos es el Decreto 943 del 2013 el cual en vez

de disponer de una mayor protección ambiental, determina que ninguna autoridad regional,

seccional o local puede establecer zonas del territorio que queden excluidas de minería de

manera permanente o transitoria. Por tanto, ya no será competencia de las autoridades mineras y

ambientales las que establecen estas zonas basados en análisis técnicos, sociales, ambientales y

económicos, sino quedará a disposición de los los entes territoriales los cuales no estarán

directamente obligados a realizar análisis de costos y beneficios ambientales. De hecho, estas

autoridades tendrán incentivos para permitir mayor actividad minera en las regiones sin tener en

cuenta las consecuencias ambientales, ya que buena parte de las rentas de los entes territoriales

los obtienen mediante regalías e impuestos a esta actividad.

Por otra parte en relación al ámbito legal otra debilidad que se encuentra en el balance de la

explotación minera está en la facilidad práctica de obtener licencias ambientales ya que no se

realizan estudios de la viabilidad ambiental de las explotaciones que se realizará mediante las los

permisos. Además, no existe un control adecuado del funcionamiento y cumplimiento de las

directrices ambientales una vez se ha dado las licencias de explotación. De hecho, según lo

menciona Juan Camilo Cárdenas, en Colombia solo hay 16 inspectores del gobierno para revisar

casi 6000 minas. Además, se ha mencionado de la presencia de una continua tolerancia de las

autoridades estatales frente al incumplimiento de la normatividad, la baja capacidad técnica y

debilidades de las autoridades mineras. De hecho, según Toro et al. (2010), entre 1994 y 2005

sólo se negaron el 3% de todas las solicitudes de licencias ambientales, evidenciando que los

mecanismos de análisis para otorgar las licencias son débiles. En este puntos es preciso

mencionar, que es deseable que el hecho que existan mecanismos que hacen más expedito el

proceso de licenciamiento es deseable, sin embargo es indeseable cuando estos procesos se

tornar rápidos por no realizar un adecuado análisis de la viabilidad ambiental de estos proyectos.

Evidencia del balance negativo que se ha generado en la implementación y aplicación de las

regulaciones ambientales y de seguimiento y monitoreo de que las empresas sigan con los

protocolos de protección ambiental está el caso del derrame de toneladas de carbón por parte de

la Drummond en la bahía de Santa Marta , compañía que a pesar que ha sido anteriormente

sancionada por la violación de normas ambientales continuo con las actividades extractivas.

Por otra parte, se ha evidenciado que incluso las autoridades ambientales no han cumplido los

propósitos de protección del medio ambiente, como es el caso de la polémica generada por

Ingeominas ya que otorgó títulos mineros equivalente al 0,3 por ciento del total de las áreas de

Parques Nacionales a grandes empresas. De hecho según lo mencionado en el artículo “La

escandalosa adjudicación de títulos mineros en parques naturales”:

En reservas forestales protectoras, que son las que garantizan el agua que consumen los

colombianos, Ingeominas concedió 71 títulos mineros sobre 14.708 hectáreas. En los páramos

otorgó 416 títulos en 106.118 hectáreas, equivalentes al 5,5 por ciento de los páramos. Y en áreas

Ramsar reconocidas internacionalmente para proteger a los humedales otorgó 44 títulos sobre

9013 hectáreas, equivalentes al 1,2 por ciento del total de áreas Ramsar. En todas estas áreas, lo

solicitado multiplica casi por diez lo otorgado. (Pulido, 2011)

En suma, esta situación evidencia que la regulación legal en tema ambiental no ha sido la

adecuada, y que institucionalmente se presentan bastantes fallas administrativas a la hora de

aplicar y hacer cumplir la ley.

Adicionalmente, según el estudio de la Contraloría General “Fundamentos para Superar el

Modelo Extractivista”, en este caso se presenta el tema de las externalidades negativas en virtud

del cual, no hay una internalización de los costos sociales e impactos ambientales por los

individuos que realizan las explotaciones sin las reglamentaciones ambientales ya que estos

costos los asume la sociedad como un todo y no únicamente los sujetos que contaminan. De

hecho, sin regulación estatal, prácticamente las compañías extractoras no tendrán incentivos para

proteger el medio ambiente porque ellos obtienen todos los beneficios de la explotación, casi a

ningún costo por las acciones que realizan. Así, Vallejo et al. (2008) concluye que en Colombia

hay un intercambio ecológico desigual, que conlleva a la generación de conflictos por la

extracción de los recursos y reprimarización de la economía.

En relación al balance ambiental y económico queda por preguntarse cuáles son los efectos

negativos de la minería que no se realice con medidas de protección ambiental. En primer lugar

genera grandes debilita la salud pública ya que mediante la contaminación, especialmente

mediante el uso de mercurio se generan enfermedades. Por ejemplo, hay problemas por infección

respiratoria aguda en la zona del departamento del cesar y en los habitantes de la zona de

influencia del proyecto cerrejón (Fierro, 2012). Por otra parte, se genera riesgo sobre la

estabilidad alimentaria de las comunidades que tienen como medio de subsistencia la producción

o explotación de algunos productos que se afectan por la contaminación que genera la actividad

minera. Así mismo, se genera daño en los ecosistemas afectando la calidad y provisión de agua

potable.

En relación al resultado económico de la explotación minera, surge la pregunta sobre los

beneficios o efectos negativos que la abundancia de recursos naturales pueda generar para el

país. En relación a esto, si bien en un principio se puede pensar que estos recursos son factores

de producción casi gratuitos para los países y que tiene la virtud de desarrollar actividades

conexas, ventaja competitiva y la generación de ingresos fiscales para proveer de bienes

públicos; también se presentan aspectos negativos al presentarse la enfermedad holandesa como

el aumento de la volatilidad, disminución del crecimiento económico por la falta de

diversificación (Frankel, 2010). En la medida en que la economía dependa de los recursos

naturales también dependerá de los precios de los commodities lo que genera volatilidad; por

otra parte la falta de diversificación puede generar aumento de los productos no transables y

desincentivar el desarrollo de otras actividades económicas que generan mayor valor agregado a

los productos. Entonces, se plantea que realmente son las políticas anticíclicas tanto fiscales como

monetarias y las instituciones que se adopten los determinantes para aprovechar la abundancia de

recursos naturales (Perry, 2013).

Así, en el caso colombiano se presenta una debilidad institucional y concentración de la

economía en el sector de explotación minero-energético sin que se genere un desarrollo

importante de los otros sectores de la economía. De hecho, el oro y el carbón se exportan crudos

de Colombia casi en su totalidad (99 % del oro y entre 92 y 95 % del carbón), no genera

encadenamientos productivos al no requerir de mayor innovación e incorporación de tecnologías

industriales por lo que puede frenar el nivel de innovación en la industria y el desarrollo de otros

sectores de la economía que generan mayor valor agregado en la producción. Por tanto, queda un

balance negativo entre el costo social y ambiental como un todo que genera la extracción minera

sin la regulación y aplicación adecuada, y los beneficios económicos que genera como un todo

en la economía colombiana.

Efectos ambientales y medidas adoptadas por otros países1. Efectos de la minería en la atmósfera: La atmósfera es fundamental para la subsistencia del ser

humano, ya que sin esta los seres vivos no podrían respirar y una baja en la calidad de esta

podría causar enfermedades o incluso la muerte. Varios procesos involucrados en la actividad

minera son completamente perjudiciales para la atmósfera ya que liberan gases, sales y

partículas que forman partículas sólidas o líquidas que oscurecen la atmósfera, incrementando

el efecto invernadero y permitiendo la entrada de radiación solar pero no la salida de la misma.

2. Efectos de la minería en el suelo: Las actividades mineras, que implican procesos de metalurgia

extractiva (como por ejemplo la extracción de oro, cobre, plata, etc.) son altamente

contaminantes ya que liberan metales pesados y otros tipos de contaminantes que afectan las

zonas donde se producen estas actividades.

La contaminación de los suelos puede representar un riesgo para la salud pública y un riesgo

para el ambiente. Los suelos contaminados ya no son igual de productivos a los suelos no

contaminados lo que lleva a que al bajar la productividad también baje el desarrollo económico

y social. Además la contaminación afecta la flora, fauna y las aguas superficiales y

subterráneas, afectando directamente la salud pública, ya que estos elementos son básicamente

las dieta del ser humano. Se debe reconocer que los suelos contaminados son un peligro para la

productividad agrícola, la contaminación de cultivos y el envenenamiento de ganados,

afectando a la economía y a la salud humana. (Higueras & Oyarzun)

3. Medidas adoptadas: A partir de las problemáticas anteriormente mencionadas, cabe resaltar que

dichos conflictos medio ambientales persisten durante largos periodos; por lo tanto, las antigua

labores mineras que no llevaron a cabo procesos de restauración y remediación en su momento,

conllevan a un deterioro significativo del medio ambiente, el cual en el corto plazo se

caracteriza por enmarcarse en daños destructivos e irrecuperables. Al no realizar las actividades

correspondientes luego de la explotación minera, no solamente ocurren consecuencias

negativas para el medio ambiente, sino que por ende, muchas especies de fauna y flora se ven

afectadas. Además se refleja un empeoramiento de la calidad de vida de aquellas personas tanto

que residen de manera aledaña a las extracciones, como aquellas que a partir de la gran

proliferación de los daños ambientales adoptan de manera indirecta los deterioros

fundamentados en las consecuencias del aire, agua y suelo, principalmente afectados por la

minería.

Debido a esto, en la actualidad se hace lo posible por minimizar aquellos deterioros

(especialmente naturales) a partir de la restauración y remediación ambiental. En general, el

propósito de aterrizar el conocimiento en un proceso de transformación positiva de todo tipo de

actividad socioeconómica que afecte de manera indirecta o directa a la población, genera una

conciencia social; la cual permite involucrar las nuevas tecnologías con el objetivo de disminuir

aquellas consecuencias. Particularizando en la actividad minera, se lleva a cabo un proceso

inicial de prevención que se realiza antes y durante de la explotación, una restauración, la cual

implica devolverle en su mayoría el aspecto original al terreno donde se efectuó la actividad, y

por último se establece la remediación, enmarcada como la solución a los procesos de mayor

impacto, que no se solucionan a través de la restauración.

En primera instancia, mediante el desarrollo de las actividades mineras distintos países han

desarrollado técnicas que permiten una restauración y remediación de manera más eficiente y

rápida. En cuanto al terreno de explotación, entendido como la cavidad minera dejada por la

explotación y su respectivo entorno, han existido diversos tipos de restauración. Una cavidad

minera puede ser producida bajo dos tipos de explotación, la primera denominada subterránea,

afectando comunidades aledañas a la zona, la fauna correspondiente a este terreno y

especialmente la contaminación de acuíferos. Por otro lado se da la explotación a cielo abierto,

caracterizada por dejar consecuencias a nivel del paisaje, afectando directamente todas las

actividades agrícolas de la zona y la posible formación de aguas ácidas en el fondo del terreno,

un ejemplo de este tipo de explotación, es la mina de cobre de Bigham Canyon, en los Estados

Unidos, con un diámetro de cuatro kilómetros, logrando ser vista desde el espacio.

La restauración objetivo para las actividades de explotación subterránea y a cielo abierto,

pueden enmarcarse principalmente en: rellenar la cavidad desmantelando las escombreras y

utilizarlas para la labor de relleno, esto implica que a medida en que se va desarrollando la

explotación, se está haciendo un proceso de restauración simultáneo. No obstante, en algunas

ocasiones no se puede llevar a cabo dicho proceso debido a los altos costos que representa;

como ocurrió en las grandes minas de cobre en Chile. Por lo tanto, al no existir la suficiente

solvencia económica en algunos casos se procede a rellenar con agua formando un “lago” de

tipo artificial el cual obtiene un mayor grado de acidificación. Una de las principales minas que

ha desarrollado de manera adecuada el relleno de la cavidad ha sido la Mina de carbón Emma,

en Puertollano (España). En algunas escombreras como Punitaqui (Chile) y San Quintín

(España), se hizo obligatorio la integración con el paisaje y el transporte de sus productos y

lixiviados, el cual concierne un aislamiento con el terreno y la atmósfera, lo cual implica la

entrada y salida de aguas lluvias y por ende la posibilidad de implantar agrícolas o ganaderas,

logrando una integración paisajística relevante.

En cuanto a la remediación se debe en primera instancia tener un conocimiento integral desde

un enfoque multidisciplinar acerca de la explotación minera, basándose en el origen, los

afectados directos, indirectos, los costos, entre otros factores. Durante la preparación del

terreno en su remediación lo que se busca principalmente es la regeneración del terreno para su

posterior uso, principalmente desarrollando actividades de carácter agrícola. Algunas

remediaciones exitosas, consideradas como las mejores en la historia han sido: el bosque de

eucaliptos tras una explotación minera de bauxita en el oeste de Australia, restaurando no solo

con eucaliptos, sino a su vez las especies particulares que acompañan este entorno. El desierto

de Tengger en China, luego de la construcción de una línea ferroviaria se colocó un entramado

superficial de bambú desarrollando una costra biológica superficial, aumentando la humedad

del suelo, y de esta forma secuestrar gran cantidad de dióxido de carbono.

La remediación existente en la actualidad ante la contaminación del agua debido a las

explotaciones mineras, no hace parte de una remediación de carácter complejo que involucre un

proceso demasiado tecnificado o incluso un gran presupuesto. El proceso de remediación se

basa en: control de aguas utilizadas durante el método de explotación (ya sean procedentes de

la mina o utilizadas en el proceso) y ante un vertido accidental su adecuada depuración.

Otras técnicas se realizan con la ayuda de especies propias en las lagunas o ciénagas, tales

como plantas llamadas “rabos de gato” en las lagunas y ciénagas aerobias, champiñones en las

anaeróbicas y la caliza en canales de desagüe. Algunas de las minas con mayor reconocimiento

debido a la remediación de aguas afectadas por su explotación minera son la Mina Brillador en

La Serena, Chile y el río Tinto afectado por actividades mineras aledañas en Nerva, España.

Para llevar a cabo una descontaminación adecuada de los suelos y de las aguas contenidas en

los mismos (de carácter subterráneas), es necesario conocer la situación y la naturaleza de la

contaminación, la cual directamente afecta las aguas subterráneas. Las principales soluciones

que se han adoptado, hacen referencia a las técnicas de confinamiento: cuyo objetivo principal

es evitar que la contaminación no fluya a lugares estables, a partir de un aislamiento o

confinamiento, tales como las barreras de lodo, barreras químicas, membranas sintéticas o las

lechadas de cemento. Además se encuentran las técnicas de tratamiento in situ, estas técnicas

no necesitan el traslado del material contaminado (sea el agua o el suelo), se caracteriza por

tener un menor costo económico y existen dos el químico y el físico-químico, los cuales de

manera conjunta logran una reparación de carácter biológico enmarcada en dos opciones, la

biorremediación y fitorremediación.

La biorremediación implica el uso de bacterias para controlar o mitigar las consecuencias de los

contaminantes orgánicos, tales como el petróleo. Para que las bacterias puedan llevar a cabo su

tarea de manera exitosa con la descontaminación de los suelos deben mantener factores

apropiados con relación al oxígeno, nutrientes y temperatura. Por otro lado la fitorremediación

es una técnica biológica que utiliza distintas especies de plantas para la remediación de la

contaminación, el proceso que se lleva a cabo se comprende por cuatro pasos: la extracción, la

estabilización, la volatilización y por último la filtración. Estas técnicas han sido recomendadas

en la actualidad para el tratamiento de los ríos más contaminados del mundo (Salween en el

sureste Asiático, Danubio, río de la Plata entre Argentina y Uruguay, el Ganges en la India, y el

río Yangzte el más largo de Asia).

Medidas que Colombia debería adoptar

Teniendo en cuenta la importancia de la actividad minera para Colombia, pero también las

debilidades que se presentan en la regulación y la aplicación normativa ya sea por fallas

institucionales o por vacíos y yerros narrativos, se torna de gran importancia que se adopten

medidas idóneas para hacer de la actividad minera una explotación sostenible con el medio

ambiente. Además, como en esta actividad minera confluyen diversos actores con intereses muy

diferentes asociados no sólo a actividades legales sino también a actividades ilegales que generan

criminalidad y conflicto, es deseable que exista una sostenibilidad económica para que no mine

el desarrollo económico pero también una sostenibilidad ambiental y social. Para lograr esta

sostenibilidad se torna de gran importancia el fortalecimiento de las instituciones tanto formales

como informales (Fukuyama, 2007) para que efectivamente se cumplan las normas adoptados.

En primer lugar, en cuanto a la elaboración de políticas públicas o, es necesario que exista una

participación de los diversos grupos de interés para que exista una concertación y las decisiones

adoptadas cuenten con mayor legitimidad lo que conlleva a que sean aplicadas y cumplidas más

eficientemente. Además, esta participación debe realizarse no solo en la etapa de aprobación,

sino también en la de planeamiento, diseño, aprobación, fiscalización y monitoreo de la

actividad; ya que si bien el Estado no siempre puede llegar a todos los lugares donde se necesita,

las comunidades mismas al estar involucradas en este proceso institucional, tendrán incentivos

para cooperar y hacer que las reglas concertadas se cumplan a pesar que no esté el Estado

presente.

En segundo lugar, para llegar a una minería responsable Colombia debería fortalecer la calidad

de las instituciones departamentales y municipales mediante una regulación que obligue a que las

autoridades que otorgan las licencias ambientales efectivamente realicen un análisis de la

viabilidad ambiental de los proyectos mineros. Así por ejemplo, haciendo obligatorio que las

autoridades presenten informes de los costos y beneficios de las licencias que otorgan. En este

sentido, las instituciones son muy importantes porque no solo regulan y hacen aplicables la

normatividad ambiental, sino que afectan el desempeño económico que pueda llegar a tener este

sector (Cárdenas & Reina 2008; Perry & Olivera 2012).

En tercer lugar, establecer la prohibición de actividades mineras en zonas de reservas indígenas,

zonas de conflicto, zonas de alta biodiversidad, zonas de interés histórico cultural, así como en

páramos y humedales; ya que estas zonas son muy susceptibles ambientalmente y una

explotación minera con llevaría a grandes costos para la sociedad. Así mismo, hacer obligatorio

la titularidad de licencia para la etapa de exploración, ya que a pesar que como tal no se esté

extrayendo minerales, esta actividad de exploración también tiene grandes impactos ambientales.

En cuarto lugar, formar profesionales especializados en el sector minero para que Colombia

cuente con el capital humano necesario para implementar las tecnologías que mejoran los

procesos de extracción minera, y también para que estos profesionales innoven y generen nuevas

tecnologías que respondan a las necesidades particulares de cada región. Por último, según

“Implementación de política minera en Colombia: una mirada regional”, en la elaboración de las

políticas públicas se debe hacer teniendo en cuenta los diferentes contextos de cada región aun

así buscando una estrategia de alcance general.

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