prácticas de lectura, escritura y oralidad para aprender

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Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 25 Prácticas de lectura, escritura y oralidad en la alfabetización académica Material para ingresantes Profesora Mónica Ricca

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Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 25

Prácticas de lectura, escritura yoralidad en la alfabetización académica

Material para ingresantes

Profesora Mónica Ricca

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Ricca, Mónica

Prácticas de lectura, escritura y oralidad en la alfabetización académica, 1ª edición. Buenos Aires: I.S.F.D. y T. Nº 25, 2015.

©Todos los derechos reservados. Se autoriza laproducción y difusión de este material para propósitoseducativos u otros fines no comerciales previaautorización escrita de los titulares de los derechos deautor, siempre que se especifique claramente la fuente.

Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº 25

Directora: Profesora María Angélica Balda

Vicedirectora: Profesora Luisa Urban

Regente: Profesora Gladys Noemí Melgarejo

Ubicación: Alsina 28, Carmen de Patagones, Provincia de Buenos Aires.

Teléfono: 02920- 462335

Sitio Web: http://isfdyt25.bue.infd.edu.ar

Correo electrónico: [email protected] / [email protected]

Facebook: https://www.facebook.com/institutosuperior25

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ContenidoAlfabetización académica...............................................................................................................6

Prácticas de lectura, escritura y oralidad para aprender..................................................................7

Textos académicos........................................................................................................................10

1. El resumen........................................................................................................................10

2. El informe.........................................................................................................................12

3. La monografía..................................................................................................................15

4. La exposición oral............................................................................................................17

5. La evaluación parcial........................................................................................................18

6. El portafolio.....................................................................................................................22

7. La narrativa......................................................................................................................24

Normas convencionales de citación.............................................................................................27

Glosario........................................................................................................................................32

Ejemplos de textos disciplinares y de actividades........................................................................35

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Estimados ingresantes:

Les damos la bienvenida a nuestra institución y deseamos que puedan ver muypronto los resultados de esta nueva etapa que inician. Desde el Equipo Directivo, elConsejo Académico Institucional, el conjunto de docentes y no docentes nos vemos en lanecesidad de acompañarlos en este ingreso. Esto ha motivado la producción de estecuadernillo que hoy tienen en sus manos. Nuestro objetivo es brindar reflexiones yherramientas para desarrollar su capacidad en prácticas de lectura, escritura y oralidad queles permitan construir conocimientos disciplinares.

En tal sentido, encontrarán explicaciones sobre qué se entiende por alfabetizaciónacadémica, cuáles son las estrategias para el trabajo con los textos académicos –centrandoel análisis en los procesos de lectura, escritura y oralidad-, y qué características tienenalgunos textos académicos básicos como el resumen, el informe, la monografía y laexposición oral.

Nuestra institución debe su nombre al hecho de que ofrece tres carreras docentes ytres tecnicaturas. La formación docente se conforma con: a) Profesorado de EducaciónInicial, b) Profesorado de Educación Primaria, c) Profesorado de Educación Especial;mientras que las carreras técnicas son: d) Tecnicatura Superior en Analista de Sistemas, e)Tecnicatura Superior en Trabajo Social, y f) Tecnicatura Superior en Sistemas de Riego –que se desarrolla en el Anexo de la localidad de Hilario Ascasubi-.

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Alfabetización académica

La denominación alfabetización académica se refiere, de acuerdo con Carlino, al

“conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva de las

disciplinas” (2005: 13). Este concepto también incluye las actividades de comprensión y

análisis de textos de las disciplinas y las actividades de producción de textos orales y

escritos, que son necesarias para aprender en el Nivel Superior. En otras palabras, hace

referencia a las prácticas del lenguaje oral y escrito que se ponen en juego en la

construcción del conocimiento y que son específicas del ámbito académico de estudios

superiores.

Hablar, escuchar, leer y escribir constituyen acciones que nos permiten a los seres

humanos acceder a diferentes construcciones de saberes, a poder pensar y reflexionar sobre

ellos, compararlos y relacionarlos. En cada una de las materias que se ofrecen en las

carreras, los alumnos tienen que leer bibliografía que elige el profesor y relacionarla con la

explicación que el docente ofrezca del tema. Una de las dificultades suelen presentarse

cuando los alumnos solamente se quedan con lo que el profesor explicó y no consideran la

bibliografía. Es muy importante pensar sobre el tema y eso puede hacerse en la medida en

que se leen los materiales, se investiga, se pongan en diálogo las explicaciones del docente

con libros y con explicaciones que encuentren en la investigación. Los problemas para

expresarse oralmente o por escrito, frecuentemente, se deben a que el estudiante no tiene

qué explicar. Por eso, es necesario que pueda desarrollar su pensamiento y comenzar a

construir su forma de pensar sobre el objeto de conocimiento que le proporciona la materia

y su propia voz para referirse a las temáticas disciplinares. La ciencia evoluciona porque

hay alguien que investiga, piensa y analiza las cosas de otra manera.

Compartimos con Carlino las preguntas que formula al abordar la alfabetización

académica:

¿Por qué los estudiantes no participan en clase? ¿Por qué leen tan poco la bibliografía? ¿Por qué al escribir muestran haber comprendido mal las consignas? ¿En dónde o en qué estaban cuando fueron explicados los temas sobre los que hoy

evaluamos? (2005: 9).

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Nuestra propuesta para abordar estas preguntas es que resulta imprescindible que

se promueva la escritura en las clases. Uno puede escuchar una clase de dos horas y

comprender pero, salir del aula y olvidar casi todo al abordar la actividad cotidiana. Lo

mismo sucede con la lectura, ya que se puede leer y comprender pero que se esfume la

información en cuanto nos dedicamos a otra cosa. Para ello es necesario que los docentes

reformulemos nuestras prácticas áulicas y que organicemos nuestro trabajo a partir de la

escritura de los alumnos. Se pueden promover discusiones a partir de la toma de notas que

los alumnos hayan construido de los materiales bibliográficos o de la producción de síntesis

informativas que reúnan la reformulación de tomas de notas junto con las explicaciones del

profesor. Estas situaciones interactivas, que se realizan en el aula entre alumnos y el

docente a lo largo del desarrollo de actividades de producción escrita, facilitan que el

profesor intervenga en el proceso de construcción del conocimiento y que pueda ofrecer las

ayudas necesarias.

La exposición del docente es importante y cobra relevancia cuando puede proveer

información, sintetizar, reformular, contrastar, señalar contradicciones y problemas

implícitos que se detectan en las escrituras que los alumnos han producido sobre la

temática. El estudiante debe aprender que la lectura y la escritura no son prácticas que se

aprendan teóricamente porque el profesor les explique cuáles son las tareas y las estrategias

que siguen los expertos en sus procesos, sino que es necesario para poder aprender que lean

y escriban. Además, es relevante que pueda hablar sobre lo que leyó y escribió con sus

compañeros y también escuchar lo que le puedan decir, tanto los compañeros como el

docente. Desde las perspectivas de escribir para aprender, escribir a través del currículum

y escribir en las disciplinas, se destaca el importante papel que tiene el profesor de la

disciplina como especialista en la temática y como conocedor experto de los textos que

conforman el área disciplinar (Bazerman, 2005).

Prácticas de lectura, escritura y oralidad para aprender

El Diseño Curricular de la Provincia de Buenos Aires sostiene que las prácticas del

lenguaje forman parte de la vida social y se ejercen con variados propósitos: se lee para

entretenerse, para identificarse con los sentimientos de otros u oponerse a ellos, para

entender, para conocer, para analizar el discurso de otros y comprender diferentes puntos de

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vista; se escribe para agendar actividades, para comunicarse con otros, para aprender, para

comprender diversos puntos de vista, etc. Se definen como “formas de relación social que

se realizan a través del lenguaje” (2008: 93).

Es importante resaltar que la lengua oral se aprende en los primeros años de vida,

gracias a la participación en los intercambios comunicativos familiares y del entorno del

sujeto. Para aprender la lengua escrita es necesario participar de actividades donde se lea y,

principalmente, se escriba, dado que el lenguaje escrito involucra otra forma de

comunicación. La actividad de escribir tiene un valor epistémico y un impacto sobre el

desarrollo del pensamiento y del conocimiento que no lo tienen otras formas de

comunicación. Olson (1999) destaca que, para poder comprender las consecuencias

cognitivas que tiene la escritura, se debe partir de que la escritura no es una transcripción de

la oralidad, sino que constituye un sistema de representación con sus rasgos específicos.

Afirma el autor que la escritura tiene una importante función epistémica, en función de que

La magia de la escritura proviene no tanto del hecho de que sirva como nuevodispositivo mnemónico, como ayuda para la memoria, sino más bien de su importantefunción epistemológica. La escritura no sólo nos ayuda a recordar lo pensado y lodicho: también nos invita a ver lo pensado y lo dicho de una manera diferente. Es unclisé decir que escribir es más que el avecé, y que el alfabetismo es más que lacapacidad para descodificar palabras y oraciones. El problema consiste en aprehenderese “más” (1999: 16).

En tal sentido, este autor afirma que lejos de ser una transcripción del habla, la

escritura provee un modelo conceptual para el estudio del habla y los modelos de lengua

que brinda la escritura no solo son los que se adquieren en la lectura y en la escritura sino,

principalmente, el hecho de pensar acerca de la lengua. En otras palabras, la escritura tiene

una importante función metalingüística, que se involucra con el desarrollo de la capacidad

de conocimiento y de aprendizaje de la lengua escrita (véase 1999: 114).

Esto significa que se debe leer y escribir para aprender y, además, hablar sobre el

tema con otros y escucharlos para poder construir conocimientos en las diferentes

disciplinas. Wells explica que

Simplemente indicar a los estudiantes que lean de modo crítico o busquen expresarsede manera más efectiva en sus escritos no les servirá para hacerlo, si ellos no handesarrollado una comprensión de las actividades mentales involucradas. Y para queello ocurra, los alumnos necesitan participar conjuntamente con sus docentes o paresmás capaces en eventos de lectura y escritura en los que estas actividades internas se

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exterioricen –volviéndose disponibles para su apropiación–, dialogando sobre lostextos (1990: 16).

Entonces, ¿en qué consisten las prácticas de lectura, escritura y oralidad para

aprender el conocimiento de las disciplinas? Significa que cuando estamos frente a un texto

debemos empezar por señalar las palabras desconocidas y construir un glosario –un

diccionario básico-. Una cuestión fundamental es que las palabras en las disciplinas se

convierten en términos específicos –por ejemplo, “argumento” para hacer referencia al

contenido de una novela o “argumento” para indicar una razón o fundamento en la

argumentación-. Esto significa que no siempre encontraremos en el diccionario general el

significado preciso de la palabra. Por ello, se necesitan diccionarios específicos y también

la consulta al docente de la disciplina. La producción del glosario permite ir construyendo

una red de significaciones en la memoria.

Otra alternativa es tomar notas en un cuaderno de las ideas fundamentales de las

oraciones y párrafos que constituyen el texto de lectura. Esas notas deben ser compartidas

en clase para que entre los compañeros y con el docente se puedan aclarar ideas,

contrastarlas, verificarlas, reformularlas, etc. La toma de notas y de apuntes constituye una

base en la construcción de conocimientos, que después se vuelve más sólida cuando se

revisan y amplían con apuntes de clases y con la discusión con el grupo y el profesor.

Existen investigaciones que muestran que discutir en clase la toma de notas y reescribirlas,

ampliándolas con otros materiales y con los apuntes de clases del profesor, logra mayores

aprendizajes y mejores calificaciones.

En tal sentido, los estudiantes del Nivel Superior deben escribir permanentemente

diferentes clases de textos como resúmenes, informes, reseñas, parciales, monografías,

narrativas, etc. De acuerdo con Navarro y Brown, “en algunos casos se trata de dar cuenta

de lo leído y, en otros, de reelaborar la información obtenida de las lecturas, combinándola

con ideas propias y conocimientos previos” (2014: 66). Además, compartimos con estos

autores que leer y escribir para aprender son actividades cognitivas necesarias para procesar

y conectar información. El poder de la escritura se basa en que el alumno, mientras escribe,

organiza, redimensiona y construye el conocimiento. Es lo que se conoce como el valor

epistémico de la escritura y para que se concrete es necesario que el estudiante tome notas,

haga resúmenes y reescriba permanentemente.

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Bazerman (2014) explica que escribir en el Nivel Superior es un trabajo duro porque

el estudiante debe tener en cuenta los materiales leídos, abordar conceptos desconocidos e

intentar expresar algo que sea novedoso y que refleje su pensamiento y la evidencia propia

de la disciplina que está estudiando. Además, el alumno debe estar consciente de las

diversas teorías y perspectivas que hay en libros y en otros textos leídos, de manera de

poder evaluar y elegir entre esas ideas para desarrollar las propias. Por otro lado, hay

diferencias entre las prácticas escolares tradicionales sobre la escritura y las exigencias que

se imponen desde el Nivel Superior. Mientras que en las primeras la escritura es para

transmitir lo que el estudiante aprendió de las clases del profesor y de los materiales leídos;

los estudios superiores requieren análisis, desarrollo del pensamiento crítico, exposición de

modos de pensar personales que enriquezcan el conocimiento (2014: 11).

Textos académicosSe llaman textos académicos a los que se producen y circulan en el ámbito

académico-científico. Están integrados por los textos que se leen en las diferentes

disciplinas de los niveles educativos y también por los textos que producen los estudiantes

para aprender y dar cuenta de lo que aprendieron. De esta manera, podemos encontrar

libros, manuales, enciclopedias, trabajos prácticos, resúmenes, toma de notas, evaluaciones,

informes, monografías, reseñas, exposiciones orales, tesinas, tesis, artículos de

investigación científica, ponencias, poster, ensayos, etc. En particular, para este cuadernillo

introductorio, abordaremos los siguientes textos académicos: el resumen, el informe, la

monografía, la exposición oral y la evaluación parcial.

1. El resumenSi nos planteáramos qué es el resumen y buscáramos definiciones, podríamos

encontrar que se entiende por resumen a una exposición breve, oral o escrita, de las ideas

principales o partes de un asunto o materia o que es una técnica de estudio que consiste en

reducir un texto, expresando con las mismas palabras del autor las ideas principales,

vinculándolas unas con otras, sin perder la claridad expositiva. Álvarez Angulo (2007) lo

presenta como “una estrategia de comprensión y producción de textos muy usual en los

ámbitos sociales, económicos y profesionales, y también en los contextos académicos”. De

acuerdo con este autor, “resumir es una habilidad compleja que se aprende explicitando el

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proceso de condensación de información. De este modo, se favorece la reflexión y la

apropiación de esta destreza” (2007: 13).

La práctica del resumen suele ser abordada como una técnica de estudio y, sin

embargo, no se obtienen buenos resultados: tanto alumnos como docentes se quejan de los

resultados. Suele suceder que se cree naturalmente que, al saber leer y escribir, ya se puede

hacer un resumen. Una propuesta de solución, de acuerdo con Álvarez Angulo, es asumir

que la producción de resumen es una habilidad textual compleja. Esta complejidad se basa

en que la actividad de resumir requiere poner en juego una serie de operaciones cognitivas

y lingüísticas como: discriminar, elegir y jerarquizar las informaciones que presenta un

texto, después de haber comprendido la jerarquía entre las ideas que conforman el

contenido. Esto implica que haya comprensión de la información y, también, organización,

reformulación y reescritura de las ideas principales en un nuevo texto, que debe ser más

breve, y que debe adecuarse a los principios básicos de textualidad: coherencia, cohesión,

corrección y adecuación.

Generalmente, cuando se asume que resumir es una técnica de estudio, los alumnos

suelen subrayar en los textos lo que les parece que es información relevante. Sin embargo,

no pueden construir un nuevo texto a partir de lo subrayado porque no emplean habilidades

para construirlo. Para aprender a resumir, Álvarez Angulo propone que la actividad se

realice en una serie de fases que requieren un trabajo oral, colectivo con el grupo de clase y

el docente, para pasar a una tarea escrita e individual. En tal sentido, la primera parte se

realiza de manera colectiva para lograr la comprensión del contenido informativo, con los

compañeros y con el docente, en las siguientes fases:

Primera fase: lectura atenta del texto (puede alternarse la lectura en voz alta con

la lectura silenciosa) y búsqueda del significado de las palabras y expresiones

desconocidas. Puede emplearse la estrategia de construir un glosario. Segunda fase: localización de las ideas principales, que pueden escribirse en el

pizarrón para pasarlas, después, al cuaderno. Tercera fase: ordenación de las ideas. Se pueden numerar de acuerdo con un

criterio común: orden cronológico, de lo general a lo particular, en una relación

de causa-efecto, por su jerarquización en la importancia de la información, etc.

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Una vez que se pusieron en común las ideas y se discutieron colectivamente, con el

docente y con los compañeros, se inicia la segunda etapa que es individual y se compone de

las siguientes fases:

Cuarta fase: se seleccionan las ideas más importantes, se suprimen todas las

palabras que no sean necesarias y se aplican mecanismos de transformación

como, por ejemplo, generalizar acciones en un hecho o reducir elementos a

partir de emplear una categoría que los integre (frutas, en lugar de la

enumeración de manzana, pera, banana, sandía, etc.), etc. Quinta fase: se inicia la escritura del resumen, teniendo en cuenta el uso

adecuado de conectores, la coherencia textual, la corrección, etc. Además, es

importante que el alumno sepa para qué va a escribir el resumen, a quién lo

destinará, en qué contexto lo presentará, para que el texto sea adecuado a la

situación comunicativa.En definitiva, la actividad de producción de un resumen involucra tareas de

composición textual que son complejas, dado que el alumno primero debe comprender y

jerarquizar la información (proceso cognitivo mental) y, después, escribir un texto que sea

breve y se base en la información del texto leído previamente (proceso cognitivo y también

mecánico para realizar la escritura en papel o en pantalla). Para terminar, compartimos con

Álvarez Angulo que Es preciso asimismo insistir en que el resumen es personal; si bien se da un alto índice

de coincidencia en la selección de información relevante, la reformulación escrita del

resumen, al ser individual, hace que el producto sea distinto en cada caso, desde el

punto de vista lingüístico, y, en tal sentido, depende de cada persona porque su

experiencia, inteligencia, criterio e imaginación condicionan la realización del mismo.

Asimismo, el destinatario y la intención condicionan el resultado del resumen (2007:

27).

2. El informe

El informe es una clase de texto que puede ser solicitada en diferentes ámbitos y

tener diversos destinatarios. Se denomina así porque su propósito comunicativo es

“informar” sobre un hecho, sobre un tema particular, etc. En nuestro caso seleccionamos

dos tipos de informes relacionados con el ámbito académico: el informe de lectura y el

informe de trabajo de campo.

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El informe de lectura

El informe de lectura se caracteriza por informar sobre una determinada temática

después de haber leído distintos materiales bibliográficos. El alumno debe, a partir de la

lectura y confrontación de los materiales, organizar los ejes temáticos que se abordan en esa

bibliografía y explicar cuáles son los puntos de contacto y las diferencias. Las partes que

constituyen el informe de lectura son las siguientes:

a) Introducción: se debe presentar el tema y hacer una breve síntesis de cuáles son

los ejes temáticos principales que se aborda en los materiales bibliográficos.

b) Desarrollo: se explican las ideas centrales que se presentan en la bibliografía

leída y se destacan las semejanzas y diferencias que haya entre los autores.

c) Conclusión: se presenta un resumen de las ideas más importantes y se puede

incluir una apreciación o postura personal sobre la temática.

d) Referencias bibliográficas: se deben citar los materiales leídos a partir de indicar

en una lista el apellido y el nombre del autor, el año de edición, el título del material, el

lugar de edición y la editorial. (Por ejemplo: López Casanova, Martina (coord.). Los textos

y el mundo. Una propuesta integral para talleres de lectura y escritura. Los Polvorines,

UNGS, 2009.).

El informe de trabajo

El informe de trabajo es el resultado de una pequeña investigación cualitativa o de

un trabajo de campo. De acuerdo con INFD –Instituto Nacional de Formación Docente-, el

trabajo de campo se basa en que son

1. Espacios sistemáticos de síntesis e integración de conocimientos a través de larealización de trabajos de indagación en terreno e intervenciones en campos acotadospara los cuales se cuenta con el acompañamiento de un profesor/tutor. Permiten lacontrastación de marcos conceptuales y conocimientos en ámbitos reales y el estudiode situaciones, así como el desarrollo de capacidades para la producción deconocimientos en contextos específicos. Como tales, estas unidades curricularesoperan como confluencia de los aprendizajes asimilados en las materias y sureconceptualización, a la luz de las dimensiones de la práctica social y educativaconcreta, como ámbitos desde los cuales se recogen problemas para trabajar en losseminarios y como espacios en los que las producciones de los talleres se someten aprueba y análisis.

2. Los trabajos de campo desarrollan la capacidad para observar, entrevistar, escuchar,documentar, relatar, recoger y sistematizar información, reconocer y comprender las

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diferencias, ejercitar el análisis, trabajar en equipos y elaborar informes, produciendoinvestigaciones operativas en casos delimitados. Es importante que, durante eldesarrollo curricular, los sucesivos trabajos de campo recuperen las reflexiones yconocimientos producidos en los períodos anteriores, pudiendo ser secuenciados enperíodos cuatrimestrales (INFD, 2007).

El informe de trabajo debe dar cuenta de todos los datos que se hayan registrado y

del proceso de análisis de esos datos. Para recoger la información se pueden emplear

diferentes instrumentos como: la observación participante, las grabaciones en audio y/o

video, el relato oral biográfico, la entrevista, la encuesta, el análisis de documentos, etc.).

Faiad explica que “a la hora de construir el informe de la experiencia en territorio es

necesario aclarar a partir de qué fuente recolectamos los datos: ¿de la entrevista a algún

informante clave? ¿De un documento curricular? ¿De la página web del establecimiento?

Todas estas fuentes en crudo deben estar presentes en el anexo del informe” (2014: 327).

En el informe de trabajo deben analizarse los instrumentos seleccionados para

recabar información y presentar el análisis que el alumno realiza de la situación o temática,

junto con una cita o ejemplo que ilustre su exposición. Si se trata de citas textuales, deben

presentarse entrecomilladas, con un tamaño menor de letra que el del texto propio y con la

indicación de la fuente. Las partes que componen la estructura de un informe de trabajo

pueden ser:

- Introducción: se explicita el campo disciplinar en el que se ubica la

investigación, se mencionan los antecedentes de otros estudios o abordajes

de la temática y se plantea el objetivo del trabajo.- Desarrollo: se indica el tipo de investigación o trabajo que se ha realizado a

partir de explicar con quiénes se trabajó, dónde y cuándo se realizó la

experiencia, qué metodología se aplicó a los datos, qué datos se

seleccionaron y se realiza el análisis.- Conclusión: se resumen las ideas principales del trabajo, se pueden presentar

discusiones con otros trabajos y anticipar otras investigaciones.- Referencias bibliográficas y fuentes de consulta: se deben detallar de manera

discriminada los materiales bibliográficos y las fuentes que se hayan

consultado.

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3. La monografía

La monografía es una clase de texto que suele ser concebida de manera diferente.

En general, los diccionarios señalan que la ‘monografía’ debe versar sobre un tema único,

delimitado o preciso. Moris y Pérez (2014) relacionan la producción de una monografía con

la escritura de investigación, que es la actividad de escribir caracterizada por elaborar y

fundamentar una hipótesis original para producir nuevo conocimiento. De acuerdo con

estos autores, en la producción de una monografía se debe considerar el carácter colectivo

que supone una investigación. En otras palabras, el sujeto académico realiza esta tarea para

formar parte de una comunidad de investigación o de una determinada cultura disciplinar.

Para poder participar en esa comunidad discursiva se requiere “participar de un conjunto de

prácticas discursivas consensuadas para la producción y evaluación de hipótesis, y

relacionarse con un cuerpo de trabajo previo” (2014: 212).

A partir de considerar que la monografía forma parte de la familia de los géneros

académicos que se emplean para comunicar resultados de investigación en una disciplina,

se pueden emplear para escribir la monografía como base las partes que corresponden a la

estructura de los artículos de investigación científica. Así, el alumno puede considerar que

la estructura de la monografía puede estar formada por las siguientes partes:

Introducción

En esta parte, teniendo en cuenta al lector de la monografía, se debe explicar:

a) cuál es el campo disciplinar en el que se enmarca la investigación,

b) qué investigaciones se han realizado sobre la temática que abordará,

c) cuál es el tema sobre el que investigó,

d) cuál es la hipótesis o las preguntas de investigación que dan origen a la

investigación.

Marco teórico

Una vez que el alumno ya construyó sus preguntas de investigación o su hipótesis,

es necesario que seleccione los materiales teóricos que le permiten comprender la temática

seleccionada, realizar comparaciones con otros abordajes e integrar la información para

explicitar desde qué teoría(s) se abordará el problema planteado. Se trata de una primera

investigación, cuyo propósito es recuperar el conocimiento publicado sobre un determinado

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objeto de estudio. La investigación en los materiales bibliográficos permite comprender y

construir conocimiento sobre un determinado objeto y adoptar una perspectiva para revisar,

analizar críticamente el conocimiento elaborado hasta el momento.

En la explicación de este marco teórico, el alumno que escriba su monografía puede

parafrasear la información que haya seleccionado, teniendo en cuenta de respetar el empleo

de términos específicos, o también puede citar fragmentos que haya seleccionado del

material. Una de las funciones de las citas es destacar conceptos o ideas que se han

propuesto sobre la temática de investigación. Como señalan Moris y Pérez, a través de la

cita el alumno “también configura una imagen de sí mismo que lo incluye dentro de la

comunidad académica, al mismo tiempo que lo legitima como una voz que se construye

sobre el reconocimiento de un conjunto de saberes consensuados” (2014: 232-233).

Desarrollo El desarrollo de la monografía será variable, según el tipo de investigación que se

haya realizado. Si se trata de un análisis crítico de bibliografía, esta parte se estructura en

base a subtítulos que presentarán y jerarquizarán el contenido informativo. En cambio, si se

ha realizado una investigación, se deberán presentar los materiales y la metodología de

análisis que se ha implementado. De esta manera, el subtítulo sería Materiales y

metodología. Posteriormente, se incluirán los Resultados y el análisis de estos resultados en

la Discusión. Es muy importante que se tengan en cuenta la explicación para desplegar el

contenido de la información y la argumentación para presentar los fundamentos que

sustenten la hipótesis inicial. Además, se pueden emplear recursos como:a) presentación de ejemplos,b) comparaciones,c) clasificaciones, d) citas de autoridad (materiales bibliográficos o estudios anteriores), e) preguntas retóricas, f) contraste entre ideas, etc.

Conclusión

En esta última parte se confirmará o refutará la hipótesis inicial. Se puede destacar

la importancia del tema investigado, determinar si los resultados han sido los esperados,

resumir los resultados principales, proponer nuevas temáticas de análisis que hayan surgido

de esta investigación.

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Referencias bibliográficas

Se realizan teniendo en cuenta las normas convencionales (véase el apartado sobre

citación).

4. La exposición oralLos seres humanos aprendemos a hablar en nuestros primeros años de vida, a partir

del contacto con nuestros familiares y con otras personas de nuestra comunidad. De

acuerdo con los estudiosos sobre el lenguaje, se trata de un lenguaje primario que nos

permite entablar contacto con otros, comunicarnos, realizar transacciones, etc. Para lograr

participar eficazmente en situaciones comunicativas orales, que tengan cierto grado de

formalidad, es necesario que la escuela y las demás instituciones educativas en las que

estudiemos nos enseñen a desarrollar la educación en el habla. Aprender a comunicarse

oralmente implica que se desarrollen técnicas específicas para hablar en público,

comunicarse con otros, etc. Briz (2008) explica que el discurso oral espontáneo presenta

características, que lo diferencian de lo oral formal, como la escasa planificación de lo que

se dice y un mínimo control sobre cómo se organiza la intervención.

Además, la construcción de las frases se altera frecuentemente en el discurso oral

por las interrupciones, el vocabulario suele ser el general y ordinario y también influyen las

emociones en la conversación. En cambio, en una situación formal de diálogo o habla se

respetan las normas gramaticales para la construcción de frases, se adecua el lenguaje al

contexto en el que se produce la comunicación. La exposición oral forma parte de los

discursos orales formales, por lo tanto deben considerarse las pautas y criterios de estos

discursos.

Desinano y Avendaño definen la exposición y caracterizan su estructura de la

siguiente manera:

Es un tipo de intervención oral cuya finalidad es informar o dar a conocer una idea, hipótesis,opinión o concepto, mediante un lenguaje preciso y una estructura ordenada.

Una exposición efectiva consta de las siguientes instancias: • Introducción: propicia un ambiente adecuado para la exposición del tema: permite captar la

atención del auditorio, despierta su interés por el contenido del tema, los motiva a "estar"realmente (atendiendo y participando). Para ello se puede apelar a la revisión deconocimientos previos, aludir a acontecimientos de actualidad vinculados con el tema,presentar anécdotas o referencias humorísticas, brindar ejemplos, plantear interrogantesdisparadores, etcétera.

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• Desarrollo del tema: consiste en la exposición gradual del contenido, lógicamente ordenado,como forma de asegurar la continuidad y la progresión temática. Así pues, es importanteque las ideas estén conectadas entre sí y no simplemente yuxtapuestas, que se perciba unhilo conductor o argumental. Una exposición se comprende mejor cuando parte de las ideasmás generales para ir adentrándose en los detalles.

• Cierre: el cierre es algo más que un rápido resumen de los contenidos manejados en laexposición. Aparte de unir los puntos más importantes y de actuar como eslabón entre elconocimiento presente y el pasado, el cierre debe asegurar que se haya alcanzado elobjetivo previsto (2006: 7).

En las exposiciones orales se debe planificar un guión inicial, aunque después pueda

ser modificado. El fin es que el interlocutor piense en el tema, en cómo lo desarrollará, en

quiénes integran su auditorio y configure un plan de intervención que esté adecuado al

contexto. En la preparación de una exposición oral deben tenerse en cuenta:

a) el tema y la progresión temática,

b) el auditorio,

c) la claridad en la expresión al articular y producir el habla,

d) un buen manejo de lo extraverbal como un adecuado dominio de los gestos, del

espacio, de la distancia entre los interlocutores, de la orientación personal, de la apariencia

y los elementos del aspecto personal,

e) un léxico pertinente y una organización discursiva acorde a la situación

comunicativa.

5. La evaluación parcial

Los estudiantes pueden dar cuenta de lo que aprendieron en una materia a través de

la evaluación parcial. En general, se plantean dos tipos de parciales, como comúnmente se

llaman: el presencial y el domiciliario. De acuerdo con Natale y Stagnaro, la aprobación de

un parcial no solo depende del tiempo que el alumno le ha dedicado al estudio, sino

también del análisis y la reflexión sobre factores que intervienen en la situación (2014:

103). Las autoras citan a Grigüelo (2005), quien ha definido el parcial como un género

discursivo que responde a una de las prácticas del Nivel Superior para evaluar los

conocimientos que han adquirido los alumnos en el transcurso del cursado de una materia

(2014: 107).

Según la modalidad de comunicación que se implemente, el parcial presencial

puede ser escrito u oral. En el caso del parcial escrito se realiza en la institución académica,

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con la presencia del docente y los alumnos. El docente es el encargado de plantear una serie

de consignas para evaluar los conocimientos que los alumnos han construido a partir de la

toma de apuntes en clase y la lectura de los materiales bibliográficos propuestos en la

materia. Otra manera de evaluación parcial puede ser a libro abierto o carpeta abierta,

donde los estudiantes están en contacto con los materiales de trabajo y deben resaltar

determinada información o confrontar diferentes posturas de los textos. En cualquiera de

los casos, debe consultarse al profesor cuáles son los requisitos de aprobación y

acreditación del parcial, como también si se contempla una instancia para recuperar los

saberes que faltaron, a la que se denomina “recuperatorio”.

Por otro lado, existe otra forma de evaluación parcial conocida como “parcial

domiciliario” porque cada alumno o grupo de alumnos pueden hacerlo en sus hogares y

enviarlo por mail al docente o presentarlo en copia en papel en una fecha acordada con el

docente de la materia. Este tipo de parcial comparte con la evaluación presencial que el

profesor brinda una serie de consignas que deberán ser resueltas por el o los estudiantes

para explicitar el conocimiento que ha construido de la materia. Así como en la modalidad

de parcial presencial, también es importante consultar con el docente cuáles son los

requisitos y criterios para aprobar y acreditar la materia.

Como se puede observar, las consignas tienen un lugar relevante en la producción

de los parciales. No solo es importante el análisis de los apuntes, trabajos de clase y de los

materiales bibliográficos, sino que el alumno debe comprender cuáles son las actividades

cognitivas y las estrategias que debe poner en práctica para resolver las consignas dadas.

Stagnaro y Chosco Díaz explican algunas de las acciones que se indican en los parciales:

Relacionar

Una de las tareas recurrentes en las prácticas de la asignatura es la de relacionar. Tantoen las clases como en los parciales se suele solicitar esta tarea. Para los docentes latarea de relacionar implica dos o más elementos (teorías, conceptos, perspectivas,autores, fenómenos) a los que los estudiantes deben conectar. La conexión se lograríamediante la determinación de diversos “aspectos”, “características” o “puntos decontacto” que servirían de ejes para establecer el vínculo. La relación implicaría“comprender”, “encontrar” tanto los “puntos de convergencia” como de divergencia.Ellos señalan que la pretensión es que el estudiante pueda proponer vinculaciones,“que elija aspectos teóricos estratégicamente y amplíe conexiones”. En consecuencia,se trata de una tarea que no apunta a la mera reproducción del conocimiento, sino queintenta desafiar al estudiante a que descubra nuevas asociaciones entre losconocimientos ya archivados en su memoria. En este sentido, los docentes esperan queal terminar la tarea de escritura el estudiante sepa más que lo que sabía antes de

19

comenzar la tarea. Podríamos asociar estos rasgos con lo que Scardamalia y Bereiter(1992) denominan transformación del conocimiento, en tanto implica la apropiacióndel contenido, de la información.

Para los estudiantes, “relacionar” implica fundamentalmente una tarea de comparacióno conexión en la mayoría de los casos. A su vez, lo que se relaciona son,principalmente, autores, opiniones, conceptos, términos, ideas, textos, temas. Lamayoría de los estudiantes considera que relacionar involucra el reconocimiento de lassimilitudes, coincidencias, puntos en común entre dos elementos: “tomar dosconceptos y marcar sus similitudes”, “establecer nexos entre conceptos, es decir, cosasen común”. Sin embargo, para la generalidad la comparación recae únicamente sobrelas similitudes, o bien solamente sobre las diferencias, pero en ningún caso se señala labúsqueda de ambas a la vez.

De lo visto hasta aquí, se desprende que si en la asignatura se toma una tarea derelación, lo más probable es que la mayoría de los estudiantes tenga la resolución comoincompleta (y no por la falta de estudio). (Stagnaro y Chosco Díaz, 2012: 94).

Por otra parte, Stagnaro y Navarro (2013) explican que las tareas de escritura que se

solicitan a los estudiantes están vinculadas, generalmente, con cuatro maneras de

interactuar con el conocimiento:

1) para producir nuevo conocimiento a partir del dado y propuesto en los materiales

bibliográficos,

2) para evaluar datos empíricos o resultados de cálculos,

3) para aplicar el conocimiento dado (especialmente en fórmulas y gráficos),

4) para repetir el conocimiento dado.

En otras palabras, de acuerdo con Stagnaro y Navarro, los procesos y

procedimientos involucrados en las operaciones discursivas aplicadas al conocimiento se

basan en la construcción de cuatro formas de conocimiento: repetitivo, aplicativo,

evaluativo, productivo. Las primeras dos formas suelen aplicarse en los parciales

presenciales y las otras dos formas en los trabajos prácticos y parciales domiciliarios. En tal

sentido, afirman los autores que

Como explicamos antes, estas formas podrían ordenarse en una escala que va de menora mayor complejidad y que requiere un dominio gradual de las herramientas que brindala formación del grado. El conocimiento repetitivo consiste en la reproducción de laslecturas y apuntes de clase en una consigna de constatación de estudio. No parecegenerar nuevo conocimiento sino que apunta a la reproducción de lo dado, de loconsensuado. Es decir, se trata simplemente de conocer los saberes disciplinares comopara lograr reproducirlos casi literalmente. El conocimiento aplicativo, más complejoque la mera repetición, es la puesta en contacto del conocimiento dado con unasituación nueva. En este sentido, la producción de conocimiento surgiría de esta puestaen relación entre lo abstracto —la fórmula, mayormente— y el caso concreto. Elconocimiento evaluativo, por su parte, implica un primer nivel de aporte original delestudiante al analizar desde una perspectiva propia los conocimientos estudiados y su

20

aplicación a casos concretos. Por último, el conocimiento productivo consiste en laelaboración de propuestas o proyectos propios y originales del estudiante a partir de laarticulación de los conocimientos mencionados antes (Stagnaro y Navarro, 2013: 87-89).

Pipkin y Reynoso proponen cuatro niveles en el ejercicio de la actividad de escribir:

1. Nivel ejecutivo— Leer y producir textos escritos tiene la función de hacer conocer al sujeto el código alfabético.— El sujeto pone énfasis en el uso del texto escrito para “tomar conciencia” (en términospiagetianos) sobre la característica de la escritura y por lo tanto poder leer y producir un mensaje entérminos convencionales.— Permite que un mensaje hablado sea codificado en forma escrita de acuerdo con lasconvenciones sobre la formación de letras, la ortografía y la puntuación.— Es suficiente para escribir, no resulta suficiente para redactar textos aceptables.— Desde una mirada actual, el conocimiento del código se construye a partir de una “reflexión”originada en la confrontación que hace el sujeto entre sus hipótesis y el objeto de conocimiento quele ofrece la convención (el sistema de escritura) y no por la asociación de sonidos o modelosvisuales con grafías.

2. Nivel funcional— Se enfatiza la comunicación interpersonal. La escritura se usa para la comunicacióninterpersonal.— Se lee y se escribe para establecer relaciones interpersonales con otro que no está presente.— Alude a la capacidad de responder a las exigencias cotidianas que todo individuo debe enfrentarcomo miembro de una sociedad. Por ejemplo: redactar una solicitud de trabajo, completar unformulario oficial.

3. Nivel instrumental— Implica un sujeto que emplea el texto escrito para acceder al conocimiento y al saberhistóricamente acumulado. — Se lee para buscar información y se escribe para recordar y demostrar a otros el conocimientoadquirido.— La producción de textos tiende a ser considerada menos importante y su papel radica, de manerabásica, en la posibilidad de recuperar información posteriormente.— La escritura se considera como un medio para acceder, registrar, recordar y organizarinformación.

4. Nivel epistémico— El último nivel que incluye a los tres anteriores.— El sujeto reconoce el papel del texto escrito en los cambios cognitivos y afectivos que se puedenproducir en él.— La escritura produce cambios cualitativos en los pensamientos, acciones y sentimientos delsujeto.— Reconoce el papel de la escritura para transformar el conocimiento y la experiencia del escritor.— El leer y el producir textos tienen como función cuestionar la manera como concebimos elmundo y otorgar a nuestros pensamientos, sentimientos y acciones cursos diferentes.— En este nivel se leen y producen textos escritos para provocar cambios cualitativos en lospensamientos, las acciones y los sentimientos, por lo tanto se fomenta una “relación textual” basadaen la crítica, la creatividad y el desarrollo de la autonomía.Conclusión:— La escritura implica una construcción de significados y por ello participa de los cuatro niveles.

21

— La producción de un texto escrito requiere del control del lenguaje escrito, de la correspondenciaentre las formas lingüísticas y estructuras conceptuales y de la exploración creativa e intencional delas alternativas dentro de un texto.— Existe una relación de inclusión entre un nivel y el siguiente (Pipkin y Reynoso, 2010: 37-39).

Para finalizar este apartado, es necesario considerar que la escritura es una

tecnología de la palabra (Ong, 1993), que no se aprende naturalmente, sino que se

desarrolla a través de un arduo proceso de enseñanza-aprendizaje. Escribiendo es como se

aprende a escribir. La escritura de un parcial requiere objetivar el conocimiento, analizar las

relaciones que vinculan las lecturas y la explicitación de las ideas propias sobre lo leído. La

lectura de los apuntes de clase, de los materiales que el profesor de la materia indicó son la

primera base del estudio. Pero se debe tener en cuenta que los docentes explican en clase

para construir un andamiaje que le permita comprender al alumno el material bibliográfico

y que brindan una reducción de las ideas que se presentan en esa bibliografía. En función

de construir conocimiento, el alumno debe leer de primera mano los textos que ha sugerido

el docente, contrastar la toma de notas que realice de esos materiales con los apuntes de

clase y solicitar al profesor explicaciones si las necesitara. Por ello, es muy importante la

lectura a tiempo de los materiales y la discusión en clase con los compañeros y el docente.

6. El portafolio

El portafolio constituye un instrumento de evaluación formativa, orientado al

desarrollo del análisis reflexivo del proceso de enseñanza-aprendizaje por parte del alumno.

Desde una perspectiva constructivista, se trata de que cada estudiante analice cómo ha ido

construyendo su conocimiento y que, al construirlo, pueda realizar un proceso de

autoevaluación de su formación y práctica. Danielson y Abrutyn (2002) explican que el

portafolio es una herramienta de evaluación que compromete a los alumnos a reflexionar

sobre su propio aprendizaje porque permite documentar el proceso que han realizado y

fomenta la autoevaluación.

De acuerdo con Bozu, el portafolio es una herramienta o estrategia que potencia la

participación activa y autónoma del alumno en su propio proceso de aprendizaje e impulsa

la construcción del conocimiento pedagógico (2012: 14). Explica la autora que

es una herramienta de aprendizaje, dado que su valor reside en las posibilidades queofrece para contribuir al desarrollo de la capacidad de análisis-síntesis, la creatividad yel pensamiento reflexivo y crítico y a la implicación del propio autor en el proceso de

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aprender a aprender y de evaluación: “Los mejores portafolios son los que incluyen nosolamente la documentación de la enseñanza, sino también la documentación sobre elaprendizaje” (Lyons, 1999: 61; en Bozu, 2012: 14).

Las características más importantes del portafolio son las siguientes:

Es un documento personal, ya que el autor del portafolios es quien

decide cuáles son las evidencias de su aprendizaje o qué trabajos más significativos

de su trayectoria mostrará con ese documento; Acumula documentación en relación con el ejercicio de su

experiencia como alumno; Se basa en datos y opiniones sistemáticas, debidamente contrastadas,

acreditando todo aquello que se dice con evidencias; Potencia la organización del conocimiento pedagógico de forma

integral; Documenta el proceso, aportando mayor autenticidad y perspectiva

temporal al proceso de aprendizaje; Fomenta la reflexión y el pensamiento crítico; Permite demostrar los propios méritos y el desarrollo personal como

estudiante durante un período de tiempo concreto.

Por otra parte, Bozu detalla los beneficios de la construcción del portafolio en

función de que es un instrumento de autoevaluación que conlleva un proceso de aprendizaje

al revisar reflexivamente el camino recorrido. De acuerdo con esta autora:

Es un recurso para que el alumno conozca y tome conciencia de su progreso individual en

el proceso de enseñanza y aprendizaje; posibilita que el estudiante pueda responsabilizarse de sus actividades, desarrollar la

capacidad de autonomía personal y de autogestión; es una herramienta que ayuda a profundizar en un mayor autoconocimiento y comprensión

de la propia actuación; es una estrategia que permite conocer de mejor manera, a partir del análisis realizado sobre

la propia práctica, cuáles son los puntos fuertes y débiles que deben mejorar en el proceso

de aprendizaje; es una actividad de aprendizaje que permite reflexionar individualmente sobre el proceso

de enseñanza-aprendizaje (2012: 15).

El portafolio se conforma por una colección de tareas que han sido producidas por

el alumno y que se acompañan de un comentario que el alumno hace de su trabajo a través

de autoevaluar lo que ha realizado. Si bien el portafolio es una construcción personal, los

23

autores coinciden en que el contenido y la estructura o la organización y presentación de los

trabajos debe ser una cuestión personal que, además, atienda las recomendaciones del

docente. En general, se considera que un portafolio debe contener:

a) una carátula con las referencias institucionales y personales (nombre de la

institución, de la carrera y de la materia; título que se le da al portafolio; nombre y apellido

del alumno),

b) una presentación que explique la estructura y organización del portafolio y

también del alumno,

c) los trabajos que se hayan realizado y la evaluación de lo que se ha aprendido,

d) el análisis de las dificultades y de las fortalezas detectadas en el propio proceso

de aprendizaje.

7. La narrativa

La narrativa se emplea para que los alumnos que han realizado sus prácticas

profesionales en instituciones asociadas puedan recuperar lo vivido y contarlo. En general,

se trata de textos narrativos escritos que, posteriormente, se intercambian y se comunican al

resto de la comunidad educativa o con el docente y los compañeros de clase. El objetivo es

poder relatar las experiencias vividas y las reflexiones que surgen de esas vivencias. Es una

manera que tienen los que han sido protagonistas para explicar sus perspectivas, sus

expectativas y sus impresiones acerca de lo que ha sido la experiencia en la institución

donde realizaron sus prácticas profesionales. De acuerdo con el Manual de Capacitación

sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas,

la relevancia que adquiere la documentación narrativa de la propias experienciasescolares por parte de los/as docentes radica en el enorme potencial que contienen susproductos, los relatos pedagógicos, en la medida en que nos enseñan a interpretar elmundo escolar desde el punto de vista de sus protagonistas que no sólo describen, sinoque explican e incorporan sus propias miradas y reflexiones otorgando sentido a lo queellos/as hacen diariamente en las escuelas. De esta manera, al tejer sus narraciones,los/as docentes nos comunican su sabiduría práctica y, al mismo tiempo, permiten aotros/as destejerlas para volver explícito lo implícito y comprender qué hay detrás deesa sabiduría. Es decir, la narrativa estructura la experiencia, y los relatos son unaforma de conocerla, trasmitirla, compartirla (2003: 13).

En tal sentido, según el Manual de Capacitación, quien narra debe tomar decisiones

sobre lo que contarán de sus vivencias con el resto de sus compañeros. Es necesario que

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piense en un destinatario al que le permitirá compartir su subjetividad. La construcción del

relato exige un conocimiento profundo de lo que se desea comunicar y un trabajo para

encontrar la manera más adecuada para compartirlo. Se emplea la primera persona para dar

cuenta del protagonismo de las acciones y experiencias vividas. Para ubicarse en el

constructor de su propio texto, el protagonista debe organizar la información y explicar qué

ha conocido y aprendido de la experiencia.

La producción de la narrativa implica escribir sobre lo que aprendieron, sobre lo que

saben y, así, se informa sobre el protagonismo que tuvieron en su práctica profesional. El

propósito es sistematizar en un texto escrito lo vivido, de documentar narrativamente lo

realizado para que después sea leído con otros. A partir de la lectura, se debe promover la

conversación sobre la propia vivencia y sobre la de los otros. Se trata de generar el

encuentro y la comunicación profesional, en hacer que lo íntimo salga de adentro, se

objetive y se comparta. Según el Manual de Capacitación sobre registro y sistematización

de experiencias pedagógicas,

esta propuesta invita, entonces, a ensayar un desafío: desnudar una experienciapedagógica relatándola en toda su intimidad, contando aquello que parece formar partede los “secretos profesionales” que se comparten exclusivamente con los cercanos.Convoca a tomarse el permiso de despedazar, destejer, entretejer y volver a tejer lamadeja de una experiencia en sus aspectos más formales; pero también en susanécdotas, misterios e intrigas; en las ocurrencias más disparatadas, absurdas u obvias.Interpela a ponerse en compañía para relatar alguna de las “obras” que, en su historiaprofesional, recorrieron o están recorriendo como docentes protagonistas (2003: 11).

Para ello, este manual propone que se haga transparente la experiencia, que tome la

forma de un relato que presente las complicaciones, las confusiones, las contradicciones

propias de la práctica. El relato debe construirse en torno a la experiencia vivida en un

proceso de indagación que reconstruya el camino recorrido, los momentos de éxito y de

felicidad y también las desventuras. Por eso se plantea que no sea la producción de un texto

“para entregar”, en el que se deseche lo que crean no se quiere escuchar; sino que sea la

reconstrucción de la experiencia vivida con todos sus matices y plasmada en un texto.

En la escritura de esta reconstrucción de lo vivido se deben recuperar otros formatos

documentales como son las planificaciones, los informes, los legajos, las carpetas, los

trabajos, etc. Las acciones que recomienda el Manual son las siguientes:

Recuerden, activen su memoria reciente o lejana y elijan las experiencias que

por algún motivo les hayan resultado significativas.

25

Anoten algunas palabras que les permitan identificarlas y diferenciarlas. Piensen y escriban un título que represente cada una de ellas. Soliciten a otros/as docentes, participantes o no de la experiencia, que planteen

preguntas a los títulos que eligieron. Busquen, recurran, acopien y revisen “los rastros” que dejó la experiencia. En

muchos casos, ustedes tendrán material acumulado (planificación de proyectos

que le dieron origen a la propuesta, producciones escritas de los alumnos,

registros del docente, fotos, dibujos, grabaciones, videos, objetos). Es esperable

que este/os soporte/ s colabore/n en dispararles nuevas ideas desde otras

percepciones que también producen significados y otorgan sentido a lo que

hacemos. Deben tener presente que este proceso de seleccionar sobre qué se va a escribir

puede ser infinito y que podrán sentir que el relato no podrá ser resuelto. No se

impacienten, esto también les pasa a los escritores más expertos. Sepan que las

decisiones acerca de qué escribir pueden ser modificadas. Una vez que avancen,

si lo creen conveniente, podrán cambiar la experiencia o alguno de sus aspectos

en los que centraron el relato; pero comiencen a escribir aunque no estén

plenamente seguros de qué escribir. No mantengan una actitud deliberativa por

mucho tiempo. Se trata de escribir para soltar el pensamiento y la reflexión. La habilidad del autor de relatos pedagógicos consiste en saber seleccionar y

evocar información acerca de la experiencia en cuestión guiado por el principio

de pertinencia. La competencia del narrador de experiencias escolares consiste,

entonces, en seleccionar los argumentos, los datos, las sensaciones, y en

disponer las formas de lenguaje que provoquen las imágenes de esa experiencia

en el lector de manera inteligente. Tomar palabras e imágenes de eso que pasó y

nos pasó para que un/a otro/a docente lector se encuentre en ese relato, y que

nuestra experiencia lo conmueva a él. Y lo conmueva transformando, agregando,

movilizando su pensamiento y su acción; promoviendo, apoyando o

cuestionando su práctica diaria. La idea es escribir sobre lo que saben, un saber legítimo que se funda en el

pensamiento de una experiencia de la que fueron parte. Son autores de esa

experiencia también porque han estado allí.

Aspectos generales a tener en cuenta en relación al qué escribir:

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Van a desnudar la experiencia, a hacerla transparente, en un relato escrito. Van a hablar de “sí mismos/as” y de “otro/s” (que puede ser otra/s persona/s,

lugar/es, tiempo/s, acontecimiento/s). Van a contar historias de la escuela que tienen un sentido pedagógico. Aunque la escritura sea individual, las historias son una producción conjunta.

Aspectos generales en relación al cómo escribir:

Los buenos relatos son claros, entretenidos, fáciles de leer, memorables y no

demasiado extensos. Un título interesante “arrastra” a la historia. Los relatos reúnen un principio, un medio y un fin entrelazados de manera

coherente (2003: 20-25).

Normas convencionales de citación

A continuación, presentamos las Normas convencionales APA para realizar las citas

presentadas en el texto. Es trascendental tener consideración hacia el tratamiento de textos

y autores a partir de los cuales cada uno se informa y construye su propio conocimiento de

la realidad y sus distintas disciplinas y oficios. Se trata de un acercamiento al mundo en

comunidad, de la construcción del conocimiento entre todos y del respeto de las ideas de

cada cual en el aporte a este conocimiento. En este orden, se deben dejar claras las

referencias y conceptos utilizados en la escritura de un texto. Para ello existen diversas

normas convencionales que remiten a formas de elaborar el soporte bibliográfico de un

trabajo académico o de investigación, así como también las citas que de este soporte se

utilizan en el desarrollo del trabajo en cuestión. Una de estas normas convencionales es la

propuesta por la Asociación Americana de Psicología (APA).

En primer lugar, se presentarán ejemplos correspondientes a la correcta presentación

de las listas de referencia de textos consultados para la elaboración de una investigación. El

orden de los textos utilizados debe ser mostrado alfabéticamente en cuanto a los autores de

los textos consultados, y considerando toda la información posible sobre dicha referencia,

para facilitar así la ubicación de dichos textos por parte del lector del trabajo.

Listas de referencias bibliográficas

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El primer gran ejemplo a tratar es cómo se referencia un libro consultado. Debe

hacerse de acuerdo al ejemplo citado a continuación:

Buñuel, L. (2000). Escritos de Luis Buñuel. (1ra Ed). Madrid, España: Páginas de

Espuma.

Debe tenerse en cuenta que esta es la forma estándar de presentar un libro en la

bibliografía de un texto investigativo. Sin embargo, en ocasiones no debe hacerse la

referencia de todo un texto sino de algún capítulo específico que fue el consultado para la

elaboración del trabajo. Así quedaría la referencia del capítulo de un libro:

Buñuel, L. (2000). Textos cinematográficos. En Manuel López Villegas (Ed).

Escritos de Luis Buñuel. Madrid, España: Páginas de Espuma, pp. 159-210.

La tercera clase de referencia bibliográfica que debe tomarse en consideración es la

de un libro clásico que ha sido traducido a la lengua en la que fue consultado y utilizado.

Así:

Shakespeare, W. (1995). El rey Lear. (Conejero, M. A. Trad.) Madrid, España:

Editorial Cátedra. (1608).

Sobre el ejemplo anterior debe hacerse la precisión de que el año citado es el de la

traducción y solamente debe nombrarse, al final de la referencia, el año de publicación del

texto original, en caso de conocerse.

Una cuarta fuente a citar puede ser la de publicaciones seriadas, tales como revistas

o periódicos. A continuación se muestra un ejemplo de cómo establecer la referencia

adecuada, en cuanto a un artículo en particular, de una publicación de dicho tipo:

Simic, C. (2013, junio). ¿Por qué sigo escribiendo poesía? El Malpensante, 142, 44-

46.

Es importante considerar que en este tipo de referencias debe darse la mayor

información posible para que el lector pueda acceder al texto utilizado: año, mes y día de la

publicación, como también su volumen y las páginas consideradas particularmente.

También debe tenerse en cuenta que, en algunas ocasiones, los textos utilizados en

cualquier soporte tienen más de un autor. En este caso deben escribirse todos los autores del

texto y seguir la normatividad de cada soporte o medio específico. Así, para un libro escrito

por varios autores:

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Suckale, R., Wundram, M., Prater, A., Bauer, H. & Baur, E. (2005). Los maestros de

la pintura occidental. (1ra Ed). China: Taschen.

Además, puede darse el caso de que el texto no tenga autor conocido o su autor haga

referencia a una organización de cualquier tipo. En el primer caso se omitirá, por obvias

razones, la información del autor. En el segundo caso, el nombre de la organización se

refiere como autora del texto utilizado. Esto se pone de manifiesto en el siguiente ejemplo:

Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD). (2003). El conflicto,

callejón con salida. Bogotá, Colombia: PNUD.

Las nuevas tecnologías se han convertido, cada vez más, en una fuente casi

inagotable de consultas y, como tales, también deben tener una normatividad (en este caso

la norma APA) en su presentación académica. Es de suma importancia otorgarle al lector

una información completa, que permita remitirse a aquella encontrada en una fuente de

Internet. Así, la referencia debe tener el título o la descripción del documento consultado, la

fecha de la publicación, la fecha de consulta, los autores (si es el caso) y la dirección URL

(Uniform Resource Locator). Esta última es trascendental en la referencia, con lo cual la

mejor forma de guiar al lector es copiarla directamente del link en cuestión y pegarla en la

lista de referencia bibliográfica. Un ejemplo claro de este tipo de referencia es:

Franco, J. (13 de agosto de 2013). Casa Okusawa / Iroyuki Ito + O. F. D. A.

Recuperado el día 15 de agosto de 2013, en

http://plataformaarquitectura.cl/tag/tokio/page/2.

También pueden ser utilizadas tesis de grado publicadas o no publicadas, en cuyo

caso debe procederse de forma similar a la utilización de la referencia de un libro,

cambiando, claro está, la información de la editorial por la de la universidad en la cual se

presentó dicha tesis. En caso de no estar publicada aún, antes del nombre de la universidad

debe especificarse “Tesis de grado no publicada”. Si la información consultada se encuentra

en un libro de referencia, como diccionarios o enciclopedias, la manera adecuada es la

utilización del modelo de citación del capítulo específico de un libro referenciado.

Finalmente, cuando se tiene la presencia de una cinta o texto cinematográfico, la forma

correcta de hacer la referencia:

Carlberg, L. (Prod.) y Bergman, I (Dir.) (1974). Scenes from a marriage. [Cinta

cinematográfica]. Suecia: Svensk Filmindustri (Est).

29

Como pone de manifiesto el ejemplo anterior, en esta clase de referencia se debe

informar tanto el productor de la película como también el director y el estudio que estuvo a

cargo de su filmación.

Citas de referencia en el texto

Una vez aclarada la forma correcta de elaborar la bibliografía de un trabajo, es

preciso dedicarse ahora a la buena elaboración de las citas al interior de un texto. Como

bien se sabe, una cita es el contenido, dentro del escrito en cuestión, de una idea presentada

por otro autor en un texto diferente. En cuanto a las clases de citas, se tiene que pueden ser

de orden textual o copia exacta de una parte del texto consultado, y también un parafraseo o

resumen hecho con las propias palabras de lo que dicho texto y autor han especificado con

relación a un tema particular. En cualquiera de los casos, la norma de citación APA utilizará

la forma (autor, fecha, página). Un ejemplo sería:

En el estudio del diseño con valores ecológicos, en su elaboración conceptual y

material, se tiene que la Evolución Tipológica se refiere a: “Así como la naturaleza

progresa sobre la base de la evolución biológica de las especies animales y vegetales que

pueblan el planeta, el universo cultural humano tendría que evolucionar sobre la base de las

distintas tipologías de artefactos” (Viñolas, 2005, p. 251).

La cita textual anterior es corta, y por eso se pone entre comillas y precedida por dos

puntos. Si es más larga, lo que debe hacerse es escribir el texto de manera independiente, en

cursiva, sin comillas y con una breve presentación del mismo orden (autor, fecha, página):

Una parte fundamental del psicoanálisis de los cuentos de hadas es el temor a la

fantasía, muchas veces sentido por padres y maestros, que lo transmiten a los jóvenes:

Algunas personas propugnan que los cuentos no proporcionan imágenes de la vida

como tal y es que, por lo tanto, son perjudiciales. Pero los que dicen esto no piensan

que la de la vida de los niños puede ser distinta a la de los adultos. No son conscientes

de que los cuentos no intentan describir el mundo externo, ni reconocen que ningún

niño normal cree que estos relatos describen el mundo de manera realista (Bettelheim,

2001, p. 125).

Si no es una cita textual sino un parafraseo, la cita no va en cursiva ni entre

comillas. Debe usarse el modelo de autor y fecha, y la página no se incluye en este modo de

30

citación. Veamos ejemplos sobre cómo podría la cita anterior referenciarse correctamente a

modo de parafraseo:

Según Bettelheim (2001), es un error de algunas personas evitar que los niños se

acerquen a la literatura de fantasía simplemente por el hecho de que esta no describe la

realidad en términos de verdad. Es un error de algunas personas evitar que los niños se

acerquen a la literatura de fantasía simplemente por el hecho de que esta no describe la

realidad en términos de verdad.

Si el texto citado tiene más de un autor, la referencia de la cita debe nombrar a todos

los autores, como en la siguiente muestra:

En lo referente a los retratos de los tejedores de Van Gogh, el “Tejedor delante de la

ventana abierta es el más optimista. El tejedor se dedica a su trabajo con una callada

entrega. Se siente apoyado por una fuerza superior inmutable que aparece como una señal

en el punto de fuga de la perspectiva” (Walther & Metzger, 2004, p. 139).

Además, se debe considerar la citación de textos sin autor conocido o cuyo autor es

un grupo de ellos que firman como una institución. Por ejemplo, las leyes o textos de la

ONU, la UNICEF y otros. En estos casos debe aclararse la mayor información posible,

como el título, la paginación, el número de documento, el número de ley o de inciso a esa

ley. Puede verse claramente de la siguiente manera: Por ello, “mejorar la cobertura,

oportunidad, calidad y valor analítico de la información sobre el Sistema de Seguridad y

Justicia Penal (SSPJ) y sus resultados es la primera recomendación del Informe en esta

materia” en Colombia (PNUD, 2003, p. 155).

Para terminar, cuando una cita corresponde a una fuente de Internet, debe

referenciarse, al menos, el autor de la cita y el año específico. En caso de no figurar el

autor, se referencian en su lugar las primeras palabras del título. Esta información será

complementada en la Lista de referencias bibliográficas, donde se dirá la URL de la página

web consultada. Sumado a esto, si se cita un blog debe añadirse el seudónimo del bloguero,

el título del blog y el título de la entrada de donde proviene la cita. Así, por ejemplo: En su

arquitectura “Salmona tiene no sólo un conjunto sorprendente de proyectos, sino algo más

importante: una obra” (Fundación Rogelio Salmona, 2013).

31

GlosarioA continuación, de acuerdo con Navarro (2014: 120-121) se definen brevemente

algunas de las operaciones que se suelen solicitar en las evaluaciones parciales:

Identificar, reconocer, distinguir, señalar: son operaciones mentales. En un examen

escrito, pueden solicitar la realización de una marca gráfica (como un subrayado o

un círculo) y la enumeración de determinados elementos, como una lista. Definir: consiste en la descripción del significado de un vocablo o de la realidad

designada por este. Describir: consiste en el señalamiento y explicación de los rasgos o propiedades de

un elemento o tópico (ambiente, época, seres animados e inanimados, etcétera), con

el objetivo de caracterizarlo. Ejemplificar o ilustrar: es la particularización de conceptos, definiciones o

explicaciones mediante la presentación de casos. Entre el ejemplo y el concepto o

definición se reconoce una relación de inclusión. Explicar: puede tener distintas acepciones, desde aquellas que requieren la

presentación de informaciones referidas a un fenómeno o concepto —lo que

incluiría una definición, una descripción y una clasificación, por ejemplo—, hasta

otro tipo de texto dedicado a señalar, por ejemplo, el encadenamiento de causas y

efectos que dan lugar a un determinado suceso. Comparar, diferenciar: indica las semejanzas y diferencias entre dos o más objetos,

fenómenos, personas, conceptos o teorías. Para su organización se seleccionan

determinados criterios. Justificar, fundamentar, argumentar: estas operaciones requieren del desarrollo de

argumentos o razones que permitan convencer a otra persona acerca de una

determinada afirmación. En ocasiones, las consignas de parcial no requieren más

que la exposición de los argumentos esgrimidos por las autores de los textos leídos

como bibliografía, pero también, sobre todo en momentos avanzados de las carreras,

se puede solicitar dar argumentos propios.

Referencias bibliográficas

Bazerman, Charles (2014). “El descubrimiento de la escritura académica”. En Navarro,Federico (coordinador). Manual de escritura para carreras de humanidades. Ciudad Autónoma deBuenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, pp.11-16.

32

Bozu, Z. (2012). Cómo elaborar un portafolio para mejorar la docencia universitaria. Unaexperiencia del profesorado novel. Barcelona: Editorial Octaedro e Institut de Ciències de l’Educació, Universitat de Barcelona.

Briz, A. (coord.) (2008). Saber hablar. Madrid: Instituto Cervantes, Aguilar.

Carlino, Paula. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a laalfabetización académica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Danielson, C. y Abrutyn, L. (2002). Una introducción al uso del portafolios en el aula.México: Fondo de Cultura Económica. Traducción de Horacio Pons.

Desinano, N. y Avendaño, F. (2006). Didáctica de las Ciencias del Lenguaje. EnseñarCiencias del Lenguaje. Rosario: Homo Sapiens Ediciones.

Faiad, M.E. (2014). “El informe de trabajo de campo en instituciones educativas”. EnNavarro, Federico (coordinador). Manual de escritura para carreras de humanidades. CiudadAutónoma de Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad deBuenos Aires, pp. 319-334.

Grigüelo, L. (2005). “El parcial universitario”. En Nogueira, S. (coord.). Manual de lectura yescritura universitarias. Prácticas de taller. Buenos Aires: Biblos, pp.111-121.

Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Argentina y Organización de losEstados Americanos – Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo (2003). Manualde Capacitación sobre registro y sistematización de experiencias pedagógicas. La documentaciónnarrativa de experiencias escolares (dos módulos).

Moris, J.P. y Pérez, I. (2014). “La monografía”. En Navarro, Federico (coordinador). Manualde escritura para carreras de humanidades. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Editorial de laFacultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, pp. 191-238.

Natale, L. y Valente, E. (2006). “El informe de lectura y la monografía”. En Pereira, C.(coordinadora) y otros. La comunicación escrita en el inicio de los estudios superiores. BuenosAires: Universidad Nacional de General Sarmiento, pp. 253-278.

Natale, L. y Stagnaro, D. (2009). “La construcción de respuestas de parcial en estudiantesuniversitarios. Análisis de las principales dificultades”. En V Congreso Internacional de laAsociación Latinoamericana de Lingüística Sistémico-Funcional. Mar del Plata.

Natale, L. y Stagnaro, D. (2014). “El parcial presencial”. En Navarro, Federico(coordinador). Manual de escritura para carreras de humanidades. Ciudad Autónoma de BuenosAires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, pp. 103-134.

Navarro, F. y Brown, A. (2014). “Lectura y escritura de géneros académicos. Conceptosbásicos”. En Navarro, Federico (coordinador). Manual de escritura para carreras de humanidades.Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidadde Buenos Aires, pp. 55-100.

33

Ong, W. (1993 [1987]). Oralidad y escritura. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Pipkin Embón, M. y Reynoso, M. (2010). Prácticas de lectura y escritura académicas.Córdoba: Comunicarte.

Stagnaro, D. y Navarro, F. (2013). “Consignas de evaluación en la carrera de IngenieríaIndustrial: articulaciones entre la formación universitaria y la inserción profesional”. En Natale, L.(coord.). El semillero de la escritura. Las tareas escritas a lo largo de tres carreras de la UNGS .Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento, pp. 71-91.

34

ANEXO

Ejemplos de textos disciplinares y de actividades

Textos para las materias Taller de Lectura, Escritura y Oralidad – Didáctica de

Prácticas del Lenguaje y la Literatura I

Profesora Nélida Bustos

Profesora Iris Muller

Profesora Mónica Ricca

En relación con el lenguaje, Navarro (2014) ofrece la siguiente propuesta de

análisis:

“A continuación se ofrecen dos reflexiones sobre las funciones que cumple el

lenguaje en uso, escritas por autores muy influyentes. Discutir en grupos las preguntas que

siguen y, posteriormente, poner en común las respuestas:

Autor:

Michael Halliday (Londres, 1925) es un lingüista británico que desarrolló un

modelo gramatical de enorme influencia en la lingüística aplicada, el análisis del discurso y

la comunicación multimodal: la gramática sistémico-funcional (GSF). Este modelo propone

una gramática funcional que se organiza a partir de los usos del lenguaje en contexto y las

opciones disponibles para el hablante. La GSF está influenciada por el estructuralismo de la

Escuela de Praga, la enseñanza de segundas lenguas, la antropología y la sociología de la

educación.

Texto

¿Por qué el lenguaje es cómo es? La naturaleza del lenguaje está íntimamente

relacionada con las exigencias que le hacemos, con las funciones que debe cumplir. En

términos más concretos, estas funciones son específicas de una cultura: el uso del lenguaje

para organizar expediciones de pesca en las islas Trobriand, descrito hace medio siglo por

Malinowski, no tiene paralelo en nuestra propia sociedad. Pero subyaciendo a tales

instancias específicas de uso del lenguaje, hay funciones más generales comunes a todas las

culturas: no todos salimos en expediciones de pesca; sin embargo, todos usamos el lenguaje

como medio para organizar a otras personas y de dirigir su comportamiento.

35

(...) Aquí, por lo tanto, consideraremos el lenguaje en función de su uso. Las

preocupaciones estructurales han dominado en lingüística por algún tiempo; pero la utilidad

de una síntesis de los enfoques estructural y funcional se ha hecho manifiesta desde hace

tiempo, a partir de los trabajos de los lingüistas de [la Escuela de] Praga (Vachek, 1966) que

desarrollaron las ideas de Bühler, especialmente en el estudio de la gramática. La forma

particular que toma el sistema gramatical del lenguaje está íntimamente relacionada con las

necesidades personales y sociales que el lenguaje tiene que satisfacer; pero para poner esto

en evidencia, es necesario considerar simultáneamente el sistema del lenguaje y sus

funciones; de lo contrario, careceremos de toda base teorética para hacer generalizaciones

acerca de cómo se usa el lenguaje.

Quizás lo más útil sea empezar por la noción de acto de habla, considerándolo como

una selección simultánea de entre un gran número de opciones interrelacionadas, las cuales

representan el “potencial de significado” del lenguaje. Al hablar, elegimos: ya sea que

formulemos un enunciado o una pregunta, ya sea que generalicemos o que

particularicemos, ya sea que repitamos algo o que agreguemos algo nuevo, ya sea que

impongamos o no el juicio propio, etcétera. En realidad, sería mejor decir que “optamos”,

ya que no nos conciernen actos deliberados de elección sino de conducta simbólica, en la

que las opciones pueden expresar nuestros significados solo muy indirectamente: en el

mismo sentido se podría decir que “optamos” entre una vocal larga o una corta, o entre

extender el brazo o doblarlo (caso este en que el significado está mediatizado por la

importancia simbólica de la diferenciación entre un apretón de manos y un saludo). El

sistema de opciones disponibles es la “gramática” de la lengua, y el hablante o el escritor

hace sus elecciones dentro de este sistema: no in vacuo, sino en el contexto de las

situaciones de habla. De este modo, los actos de habla comportan el ejercicio creativo y

repetitivo de opciones en situaciones y medios sociales y personales (Firth, 1968; Pike,

1967; Ellis, 1966).

Halliday, 1975 [1970]: 146-147

Guía de lectura

a) ¿Cuál es la diferencia entre funciones culturalmente específicas y funciones

generales en el uso del lenguaje, según Halliday?

b) ¿Cuál es la relación entre acto de habla y potencial de significado?

36

c) ¿Qué implica asumir una perspectiva funcionalista sobre la naturaleza del

lenguaje?

d) ¿Cuál es la amplitud de opciones y de potenciales de significado que tiene un

hablante? ¿Qué elementos limitan esa amplitud?

Discusión

a) ¿Cuál es la relación entre creatividad (creación de opciones nuevas) y repetición

(de opciones comunes y reconocibles) en el uso del lenguaje?

b) ¿Qué libertades y limitaciones tiene un estudiante de grado para ajustar la

relación entre creatividad y repetición al escribir textos en su carrera?

Autor:

Mijaíl Bajtín (1895-1975) fue un filólogo y filósofo soviético que se interesó por

temáticas sociales, lingüísticas y literarias. El texto que sigue fue publicado póstumamente,

pero ha tenido desde entonces una enorme repercusión dentro de las teorías funcionalistas

del lenguaje.

Texto

Las diversas esferas de la actividad humana están todas relacionadas con el uso de

la lengua. Por eso está claro que el carácter y las formas de su uso son tan multiformes

como las esferas de la actividad humana, lo cual, desde luego, en nada contradice a la

unidad nacional de la lengua.

El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos)

concretos y singulares que pertenecen a los participantes de una u otra esfera de la praxis

humana. Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de

las esferas no solo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, o sea por la selección

de los recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino, ante todo, por su

composición o estructuración. Los tres momentos mencionados —el contenido temático, el

estilo y la composición— están vinculados indisolublemente en la totalidad del enunciado

y se determinan, de un modo semejante, por la especificidad de una esfera dada de

comunicación. Cada enunciado separado es, por supuesto, individual, pero cada esfera del

37

uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados, a los que

denominamos géneros discursivos.

La riqueza y diversidad de los géneros discursivos es inmensa, porque las

posibilidades de la actividad humana son inagotables y porque en cada esfera de la praxis

existe todo un repertorio de géneros discursivos que se diferencia y crece a medida que se

desarrolla y se complica la esfera misma. Aparte hay que poner de relieve una extrema

heterogeneidad de los géneros discursivos (orales y escritos). Efectivamente, debemos

incluir en los géneros discursivos tanto las breves réplicas de un diálogo cotidiano

(tomando en cuenta el hecho de que es muy grande la diversidad de los tipos del diálogo

cotidiano según el tema, situación, número de participantes, etcétera) como un relato

(relación) cotidiano, tanto una carta (en todas sus diferentes formas) como una orden

militar, breve y estandarizada; asimismo, allí entrarían un decreto extenso y detallado, el

repertorio bastante variado de los oficios burocráticos (formulados generalmente de

acuerdo a un estándar), todo un universo de declaraciones públicas (en un sentido amplio:

las sociales, las políticas); pero además tendremos que incluir las múltiples manifestaciones

científicas, así como todos los géneros literarios (desde un dicho hasta una novela en varios

tomos).

Bajtín, 2005 [1982, 1979]: 248-250

Guía de lectura

a) ¿Qué rasgos contextuales son fundamentales, según Bajtín, para dar cuenta de un

género discursivo?

b) ¿Qué aspectos textuales caracterizan a un género discursivo?

c) ¿Qué distinciones establece Bajtín para clasificar la heterogeneidad de los

géneros discursivos?

Discusión

a) ¿Qué esferas de uso del lenguaje son relevantes en el proceso de formación de un

graduado de sus carreras (clases teóricas, clases prácticas, proyectos de investigación,

congresos de la disciplina, experiencias de docencia, tutorías, etcétera)?

b) ¿Qué rasgos textuales son más o menos comunes a los géneros discursivos de sus

carreras? ¿Cómo se relacionan esos rasgos con aquellas esferas?”

38

Ejercitación: los géneros académicos

El concepto de alfabetización académica se viene desarrollando en el entorno anglosajón

desde hace algo más de una década. Señala el conjunto de nociones y estrategias necesarias

para participar en la cultura discursiva de las disciplinas así como en las actividades de

producción y análisis de textos requeridas para aprender en el nivel superior. Apunta, de

esta manera, a las prácticas de lenguaje y procesamiento propias del ámbito académico

superior. Designa también el proceso por el cual se llega a pertenecer a una comunidad

científica y/o profesional precisamente en virtud de haberse apropiado de sus formas de

razonamiento instituidas a través de ciertas convenciones del discurso.

Como puede notarse, la noción tiene dos significados: uno sincrónico, que se refiere

a las prácticas y representaciones características de una determinada comunidad, y otro

diacrónico, que atañe al modo a través del que se logra ingresar como miembro de ella.

Ambos significados están contenidos en el término literacy. Ahora bien, la fuerza del

concepto alfabetización académica radica en que pone de manifiesto que los modos de leer

y escribir —de buscar, adquirir, elaborar y comunicar conocimiento— no son iguales en

todos los ámbitos. Advierte contra la tendencia a considerar que la alfabetización es una

habilidad básica que se logra de una vez y para siempre. Cuestiona la idea de que aprender

a producir e interpretar el lenguaje escrito es un asunto concluido al ingresar en la

educación superior. Objeta que la adquisición de la lectura y escritura se completen en

algún momento. Por el contrario: la diversidad de temas, clases de textos, propósitos,

destinatarios, reflexiones implicadas y contextos en los que se lee y escribe plantean

siempre a quien se inicia nuevos desafíos y exigen continuar aprendiendo a leer y escribir.

De hecho, se ha comenzado a hablar en plural: de las alfabetizaciones. Existen distintas

culturas en torno de lo escrito y la académica es una de ellas. Se trata de una cultura

compleja, que suele permanecer implícita en las aulas de estudios superiores. Como

muestra de su especificidad es posible comprobar diferencias significativas entra las tareas

de lectura y escritura demandadas en el nivel universitario respecto del secundario (Vardi,

2000). Estas diferencias en la naturaleza atribuida al saber y en los usos que se exigen de

este configuran culturas particulares que se traslucen en ciertas maneras de leer y escribir.

39

El problema con la cultura académica es que tampoco es homogénea. La especialización de

cada campo de estudio ha llevado a que los esquemas de pensamiento, que adquieren forma

a través de lo escrito, sean distintos de un dominio a otro.

Carlino, 2005: 14-15

Guía de lectura

a) ¿En qué sentido se habla de participar de la cultura discursiva de las disciplinas?

¿Qué implica esto?

b) ¿Por qué se distingue una dimensión diacrónica y otra sincrónica? ¿Cómo se

relaciona con la idea de que la lectura y la escritura no son procesos que se completen?

c) ¿Por qué se afirma que la cultura académica no es homogénea?

Discusión

a) ¿Qué espacios de alfabetización académica existen en sus carreras?

b) ¿Qué competencias y habilidades deberían ser enseñadas en el grado

universitario? ¿Cómo podrían curricularizarse (cursos regulares, clases especiales,

instructivos en las materias, espacios de consulta, tutores de escritura, etcétera)?

c) ¿Qué competencias y habilidades académicas son propias de los estudios

superiores y no existen en otros ámbitos?

d) ¿Qué competencias y habilidades académicas caracterizan sus carreras pero no se

hallan en otras áreas académicas?

Ejemplo de informe de lectura:

La narración Los tipos de narraciones que existen en el mundo son incontables. En primer

lugar, la palabra “narración” engloba una amplia variedad de géneros que se dividen, a su vez, en un

amplio abanico de materias, como si cualquier material fuera susceptible de formar parte de una

narración: la narración puede incorporar el lenguaje articulado, hablado o escrito; dibujos, fijos o en

movimiento; gestos y todo un amplio conjunto de ingredientes; está presente en la mitología, en las

leyendas, en las fábulas, en las historias cortas, en las historias épicas, en la Historia, en la tragedia,

en la comedia, en la pantomima, en la pintura, (...) en el cine, en los cómics, en los periódicos, en la

conversación. Además, y bajo este infinito número de formas, la narración está presente en todo

momento, en todos los lugares, en todas las sociedades; la historia de la narración comienza con la

historia de la humanidad; no existen, ni existirán nunca, personas sin narraciones.

Barthes, 1966; p.11.

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Hemos elegido esta cita del teórico del lenguaje Roland Barthes para abrir el capítulo

referido a los logros y las dificultades de los estudiantes en la lectura de narraciones por tres

motivos. En primer lugar, la cita, incluso fragmentada, da cuenta del riquísimo abanico de los

géneros narrativos y ofrece un punto de partida para reflexionar acerca de si la escuela enseña la

narración en toda su variedad. En segundo lugar, Barthes expresa una idea con la que coinciden

numerosos autores desde diferentes campos disciplinares: la narración es propia y constitutiva de la

experiencia humana individual y social. Narración y ser humano. Por ejemplo, desde el campo de la

Filosofía, Ricoeur (1983-1985) ha planteado que la narración constituye un trabajo colectivo de

construcción de un mundo inteligible. El relato es una imitación o representación de acciones y un

entrelazamiento de hechos; por eso, está implicado en nuestra manera de concebir el mundo y

contiene nuestro conocimiento práctico. Asimismo, desde la Teoría Literaria, Schaeffer (1999)

afirma que ninguna sociedad puede reproducirse sin una transmisión de sus saberes y que esta se

produce mediante un modelo ficcional y narrativo que es siempre una modelización del universo

real. La narración de ficción, al construir un modelo análogo al real, permite conocer la estructura y

los procesos internos de la realidad, y manipularlos mentalmente. Por su parte, desde la Psicología,

Egan (1997) asevera que las narraciones orientan las respuestas afectivas de las personas frente a

los acontecimientos vitales, y Bruner (1990) sostiene que producen el efecto de enmarcar lo

idiosincrásico en un molde que favorece la negociación y evita la confrontación. Para Bruner (1986)

la narración es, inclusive, junto con el pensamiento lógico, uno de los dos modos en los que puede

clasificarse el pensamiento: Existen dos (…) maneras de pensar, y cada una proporciona maneras

distintas de organizar la experiencia, de construir la realidad. Ambas (a la vez que complementarias)

son irreductibles. Los esfuerzos por reducir una a la otra (…) conducen inevitablemente al fracaso

en el intento de capturar nuestra rica diversidad de pensamiento (...). Cada una de estas maneras de

conocer tiene sus propios principios operativos y sus propios criterios de gramaticalidad. Bruner,

1986; p. 11. De acuerdo con este psicólogo cognitivo, el modo narrativo de pensamiento es el que

lleva a las personas a estructurar historias; buscar conexiones particulares entre los hechos; expresar

motivos, acciones y problemas de la vida diaria o de ficción; regular el tiempo y reconocer causas y

consecuencias particulares. El modo lógico, en cambio, tiende a la búsqueda de lo universal, lo

general, lo verdadero, trata de cumplir el ideal de “un sistema formal, matemático, de descripción y

explicación” (Bruner, 1986; p. 16). Estas ideas pueden llevar a preguntarnos si es realmente

necesario enseñar la narración o si, de modo natural, por el hecho de ser humanos y vivir en la

cultura, los estudiantes ya saben lo que deben saber sobre aquella. Así definida, como antigua y

cotidiana actividad colectiva e individual, la estructura narrativa sería la de comprensión más simple

de todas las estructuras textuales.

41

Narración como texto

Sin embargo, debe tenerse en cuenta la función de diferentes factores que facilitan o

dificultan la comprensión de la narración. El relato es sumamente flexible. A veces, los hechos

seleccionados para componerlo se presentan unos después de otros y tienen, por eso, un orden

temporal. Y a ese orden se superpone otro que es lógico: unos hechos ocurren porque antes

ocurrieron otros. Así, la narración no excluye la explicación, como veremos luego: se sirve de un

tipo de causalidad diferente. Una narración tiene unos agentes más o menos concretos o abstractos,

que persiguen determinados objetivos y, a la vez, se encuentran en interrelación con otros agentes

que persiguen objetivos diversos o contrarios. Las acciones de los agentes, por otra parte, pueden

estar condicionadas por muy disímiles fuerzas causales de diferente orden, explícitas y concretas o

abstractas e implícitas. Un relato puede tener, asimismo, uno o más puntos de vista desde los cuales

se narran las acciones, y la elección de ese punto de vista no es arbitraria, pues permite presentar los

hechos con mayor o menor amplitud, en tal o cual orden (como ocurrieron, yendo hacia atrás,

adelantando hechos posteriores), desde adentro o desde afuera de la mente de los personajes,

etcétera. La narración admite la inclusión de secuencias en las que se describe (lugares, costumbres,

maneras de pensar, relaciones sociales), se explica (por qué se produjo tal o cual hecho o proceso),

se argumenta (a favor o en contra de una idea o de una interpretación) y en las que se citan las voces

de los personajes (en diálogos y cartas, por ejemplo). Finalmente la narración admite una inmensa

variedad estilística, pues puede dar la voz a personajes con muy distintos lectos y registros, entre

otros rasgos. Podemos, entonces, retomar la cita inicial de Barthes, revisar la enumeración de tal

cantidad de géneros narrativos y plantearnos la tercera razón de la elección de la cita: ¿qué tienen en

común todos ellos, al punto de caber dentro de la misma categoría: “narración”? Dejando de lado la

serie de diferencias señaladas, podría decirse que toda narración:

● responde a la pregunta “¿qué ocurrió?” a partir de representar una sucesión de hechos,

● mantiene al menos a un actor o personaje que experimenta alguna transformación y

● presenta un conflicto.

De acuerdo con todo lo dicho, la enseñanza de la narración es claramente necesaria: enseñar

cómo y de cuántos modos diferentes se construye un relato es enseñar cómo y con qué diversidad

obramos los seres humanos cuando narramos.

Scherezada o la construcción de la libertad – Graciela Montes

Hace 20 años creía que eran muchas las cosas que debía decir, hoy pienso que lo que quiero decirno es tanto. Hace 20 años creía saber más -mucho más que ahora- y mis opiniones eran más

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contundentes. También tenía mucha más confianza en poder comunicar un pensamiento. Como severá, era algo ingenua. Hoy no tengo esa confianza. He terminado por darme cuenta de que todo loque me rodea es complejo, cambiante, equívoco e inasible, que está construido en capas y máscapas y que siempre queda alguna ora capa por debajo, algo sorprendente que me obligará areplantearme todo a cada paso, y que la vida no me alcanzará para explorar sino unos pocos trozos.Tampoco doy ya por descontada la comunicación como hacía antes. Más aún: hoy, en un mundosaturado como éste en el que vivimos, con tan poco silencio, atosigado de mensajes, lacomunicación entre dos humanos me parece u milagro. A veces, sólo a veces, se abre una fisura,una grieta, y algo de lo que uno dice puede pasar a formar parte genuina de las preocupaciones deotro.

En ese sentido, los que, por razones diversas, nos hemos quedado cerca de la infancia y no la hemosclausurado corremos con alguna ventaja. La comunicación se vuelve algo más fácil puesto que lasgrandes cuestiones son las que nos planteábamos a los cuatro, a los cinco años, a los seis años, y lospaisajes de infancia de las distintas personas, aunque variados, se parecen siempre un poco. Losasuntos con que nos topamos los humanos al entrar a la vida no son tantos: el amor y el desamor, eltiempo, el cambio, la soledad, la compañía, el absurdo, la injusticia, la extraordinaria variedad yriqueza del mundo y la búsqueda de señales para encontrar en él algún sitio. Cuando uno habladesde la propia infancia a la infancia de oros tiene algunas posibilidades más de que se produzca lagrieta. Por eso decía que corro con ventaja.

Una de esas cuestiones viejas, nunca jamás saldadas, siempre abiertas y calientes, es la que tieneque ver con los cuentos. Y con la ficción en general. Con cómo se va construyendo el territorio delimaginario. Con la extraña manera en que de pronto, en medio de la vida cotidiana ysus contundencias se levantan las ilusiones de un cuento Y con el modo en que nos entregamos a ély resolvemos habitarlo, a pesar de ser una construcción tan precaria, suspendida en la nada, hechade nada y, además, para nada. También con las razones que me han llevado a creer que se gana enlibertad con la mudanza.

Me pareció prudente poner estas reflexiones bajo la protección de Scherezada. Como todossabemos, Scherezada logró, a fuerza de cuentos, demorar su muerte durante mil y una noches yluego, como consecuencia de esa demora, demorarla aún más, sine die, es decir, sin día de plazofijo, con plazo azaroso, que es la mejor moratoria que, hasta ahora hemos conseguido los humanosen el banco del destino. El personaje de Scherezada, la contadora, la que fabrica, con sabiduría ypaciencia, una red de resistencia contra la veracidad y la tremenda falta de humor, además- del reySchariar, la que, a pura palabra, impide que el alfanje caiga en su nuca y la degüelle como antes acada una de las pobres esposas por un día de ese revanchista implacable, me agrada mucho. Y creotambién que me ilumina.

Una vez bajo la protección de Scherezada podría haber empezado a reflexionar a partir deAristóteles. Eso le daría algún prestigio a mis dichos. En realidad estuve dudando un buen rato entreAristóteles y mi abuela, y me quedé con mi abuela. Tal vez hace 20 años me habría quedado conAristóteles. Hoy por esa decantación de las aguas de que hablaba antes, todo lo que luego, con elcorrer del tiempo, fui leyendo en torno a la ficción, y en general en torno al espacio poético, másmi propia práctica como artesana de lo poético, aparece formando parte de un cauce muy antiguo,que se fue cavando en el paisaje más viejo de todos mis paisajes y por acción en buena medida, ya

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se verá, de mi abuela: María Chan. Inédita. Una muy personal, privada e íntima bibliografía.La pregunta era: ¿cómo se empezó a construir ese territorio donde están, se mezclan, se aparean, seprestan juntos, las historias que me contaron, las que yo, a mi vez cuento, las que he leído, y hastalas que me tengo prometido leer cuanto antes; construcciones todas levantadas en el vacío, puras yperfectas ilusiones? ¿De qué está hecho ese país en el que tengo mis amigos, mis aliados, misenamorados, muchos de ellos muertos hace siglos o nacidos y criados en geografías remotas, y alque busco ingresar cuando, a mi vez, escribo mis ficciones? ¿Cómo empezó todo este asunto?No se trató de una única escena, por cierto, sino de muchas escenas que, superpuestas, terminarondibujando un recuerdo. Sentada en el patio a veces, otras veces en mi cuarto, o en la cocina, de micasa en Florida, un barrio suburbano de Buenos Aires a los cuatro, a los cinco, a los seis años,escuchaba a mi abuela contar la historia del burro que en lugar de heces, como cualquier burrocontante y sonante, fabricaba oro.

La historia -al menos en la versión popular que recordaba mi abuela y que procedía, es de suponer,de Galicia, como su familia, aunque podía ser también que de algún otro lado porque la ciudad eraen los años de la infancia de mi abuela un hervidero de inmigrantes- empezaba con un hombre muypobre, pero muy pobre (a veces yo quería saber hasta qué punto era pobre el hombre ese, si teníacasa o no, si la casa tenía o no ventanas, si comía o no comía, si tenía zapatos), que de pronto, poresas vueltas que tiene la vida, daba con este burro milagroso. Había, además, algunas palabrasmágicas (mi abuela no había leído a Propp, como cualquiera se puede imaginar, pero podía ejercercon todo desparpajo cualquiera de las funciones). No recuerdo bien cómo descubría las palabrasmágica el hombre este, pero sí recuerdo muy bien cuáles eran y que yo, aunque me las sabía dememoria desde hacía tiempo, esperaba con mucha ansiedad que aparecieran. "Asnín, caga azuquín"esas eran. Y el burro, entonces, arrojaba por el trasero montones de monedas de oro, con las que elpobre dejaba de ser pobre instantáneamente, y hasta podía comenzar a ser generosoPero la segunda parte del cuento era la verdaderamente emocionante porque ahí todo cobrabasentido. Había un otro- el antagonista, el villano-, y ese otro no era pobre sino rico, tan rico comopobre era el pobre (a veces yo preguntaba cómo de rico, si con ropas de terciopelo, relojes ycadenas de plata). El otro, claro está, codiciaba el burro. Y entonces lo robó, porque no estabaacostumbrado a privarse de nada de lo que deseaba en este mundo. Y robó también la fórmulamágica, con lo que llegaba a ese punto del cuento muy bien provisto, teniéndolo todo para ser aúnmás rico de lo que había sido hasta entonces. Pero quedaba aún un recodo, una última vuelta en esahistoria: al solemne y esperanzado "Asnín, caga azuquín" del nuevo dueño, el burro respondía conun brusco regreso a la naturaleza, y de su trasero no salían monedas de oro sino lo que sale deltrasero de cualquier burro que no es de cuento. El pico de la felicidad estaba para mí un momentoantes del desenlace, un momento antes del instante en que el inocente y justiciero burro enchastrabala alfombra de seda y brocado que había tendido el codicioso a sus pies, con grandes cantidades dedesprejuiciadas heces malolientes.

No era el único cuento, por supuesto, pero era uno de mis favoritos. Lo debo de haber pedido yescuchado cientos de veces entre los cinco y los siete años. Estaba para mí cargado de audacia. Enprimer lugar de audacia en el imaginario, porque, con palabras nada más, con aire que salía de laboca de mi abuela, se construía algo inesperado, algo que no formaba parte del mundo de las cosasnaturales (y hasta un burro que violaba las reglas fisiológicas). En segundo lugar tenía grandescantidades de audacia social, hasta de rebeldía, porque mi abuela, que no me permitía a mí decir

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palabras inconvenientes, incluía en el cuento una fórmula mágica llena de picardía: "Asnín, cagaazuquín". Eso me llevaba a pensar que, en el territorio ese que habitábamos por un rato las dos,nuestros vínculos eran otros y eran otras las reglas. Me parecía, además, que había en el cuento unavalentía ética, porque, con arrojo y sin mezquindades, se llevaba la justicia hasta sus últimasconsecuencias (que es lo que uno espera que suceda cuando tiene cinco, seis, siete años).Por otra parte, el hecho de que mi abuela y yo compartiésemos esa excursión aventurera del cuentocreaba un lazo nuevo entre nosotras. Yo valoraba-valoro- mucho ese lazo, que considero inaugural atodos los que he formado a lo largo de mi vida con escritores que he leído, con lectores con quienescompartí lecturas y con lectores que han leído mis escrituras. Formábamos parte de una cofradía,éramos habitantes de un mismo territorio al que podíamos entrar y del que podíamos salir tantasveces como quisiésemos. Podíamos aludir a él en determinadas circunstancias, hacer bromassecretas al respecto, y con una mirada nomas ya sabíamos lo que sentía cada una de nosotras encada recodo del cuento.

Por la deformación de los recuerdos, supongo, se me hace que esos momentos fueron muy largos.Como si la duración del cuento estuviese hecha de otra materia. Por lo general sucedía en el final dela tarde, después de tomar la leche y antes de empezar a preparar la cena. De esos momentos, queno tengo por qué pensar que estuviesen hechos de otra sustancia que de los minutos y las horas quemiden habitualmente nuestros relojes, tengo un recuerdo más lento, como si cavasen un espaciodiferente. No es el recuerdo de la actividad diaria, de ir y venir de la escuela, comer, pasear, hacerlos deberes. Es más tiempo o un tiempo más denso o más hondo. Un tiempo de otro orden.¿De qué estaba hecha esa felicidad impalpable? A veces me digo que si pudiese entender de quéestaba hecha lo entendería todo, hasta el sentido de la vida. Pero por el momento no he podido sinoolfatearla, y adivinarle dos o tres ingredientes. Estaba hecha de gratuidad, sin duda. Eso primero.Mi abuela me tenía acostumbrada al regalo del tiempo, a la gratuidad. Incluso mucho antes delcuento del asno solía jugar conmigo una especie de historia muda que hacía con un piolín anudado.Lo extendía así, circular, como había quedado entre las dos manos, como marcando el espacio endonde iba a suceder todo, y con los dedos tejía una cuna. Yo iba aprendiendo a quitarle el hilo y acambiar el dibujo: de la cuna al catre, a las vías del ferrocarril, a la estrella. No había una historiapropiamente dicha detrás, sólo las fantasías que despertaban en mí las palabras "cuna", "catre","vías", "estrella". Bien hecho, por otra parte, el juego no terminaba sino que volvía a la cuna,el arte y así siempre, recomenzando como la vida. Ese juego del hilo, como luego la grandísimadonación de cuentos y de lectura (porque, cuando aparecieron los libros en mi vida mi abuelaempezó a alternar cuentos orales con cuentos leídos), era completamente gratis. No se me pedíanada a cambio. Una excursión, nada más, al imaginario. Un ir y volver hacia y desde un otro orden.Sin embargo, había algo más, yo percibía. Había, además de la gratuidad, una especie de poderío.Algo me decía que, si el cuento era gratis, no era solo porque mi abuela era buena y me quería yentonces me donaba el tiempo sino, además, porque ella misma obtenía alguna felicidad de lasexcursiones imaginarias que hacíamos. Era algo que yo derivaba de comparar su situación denarradora con su situación de vida regular. Mi abuela no me parecía un ser especialmente feliz enotros momentos. Es más: yo sabía (de ese modo misterioso en que los niños saben las cosas) que noera feliz, que muchas veces sufría. En el cuerpo y en el alma. Mientras ella me contaba, yo, desde elbanquito bajo en el que me sentaba, podía verle las piernas vendadas por las úlceras siempreabiertas que tenía, y el cuerpo inmenso, difícil de arrastrar, porque mi abuela era muy gorda y de unandar muy torpe. La había visto apoyada en el pilar de la puerta de entrada, aterrada porque alguien

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no llegaba. La había visto haciendo solitarios con los naipes para forzar un cambio de la suerte. Lahabía visto llorar en la cocina mientras dos de sus hijos se peleaban a gritos en el patio. Pero,mientras contaba, cuando me tenía ahí, pendiente de sus palabras, era otra persona. Mucho máslibre y más vigorosa, de eso no cabía duda. Se estaba conquistando otro espacio, un espacio en elque podía ser ágil feliz y también justiciera, como el burro.

Y el poderío derivaba, me parece, del hecho de que ella misma, ella personalmente, estaba haciendoacontecer ese cuento. Ella misma inauguraba ese otro espacio y se otorgaba y me otorgaba laposibilidad de habitarlo. Era la constructora o reconstructora de un viejo cuento. Lo que me ofrecíahabitar era ficción, es decir, construcción en el vacío. Aquí es cuando puede venir Aristóteles aayudar un poco a mi abuela con su venerable y nunca suficientemente absorbido concepto de poesía(o arte en general como artificio, es decir como construcción, en la que se obliga o se convence aciertos elementos naturales -el mármol de las canteras, el aire que sale de la boca- a comportarse deacuerdo con un plan diferente). El plan del artista, que no es un plan natural sino poético, es decir deotro orden. Eso que sucedía entre las dos era una construcción imaginaria en la que ella, mi abuela,ponía el artificio, la sabiduría del artesano de cuentos, y yo ponía lo que Coleridge le pedía al lectoro al escuchador de cuentos, "that willing suspension of disbelief", la deliberada -consentida,gustosa- suspensión de la incredulidad. La aceptación, la entrega. Era una especie de pacto. Entrelas dos permitíamos que la ficción existiese y ganábamos en horizontes. Sin embargo, había algomás. No creo que hubiera yo gozado tanto de los cuentos, no creo que hubiese insistido tanto en quemi abuela me repitiera una y otra vez los mismos si no fuera porque sentía que, además, había algoque yo atrapaba mientras estaba dentro de ellos y que luego, al salir, me ensanchaba, me volvía mássabia. Del mismo modo en que Scherezada se había vuelto sabia en la biblioteca de su padre el visiry, con algún esfuerzo, había logrado volver un poco más sabio a su esposo, el rey Schariar. Yo teníala íntima convicción de que los cuentos tenían que ver con la vida, aunque en ellos hubiese burrosque defecaran oro. Pero ¿por qué?, o mejor, ¿de qué manera?, ¿en qué radicaba esa sabiduría?

Y ahí, otra vez, Aristóteles al lado de mi abuela, aunque, se verá, con reparos. Para Aristóteles, elarte era a la vez Poiesis (o construcción: ficción) y mímesis (emulación de la vida). La palabramímesis es tan difícil de traducir que en general se prefiere tomarla así, en crudo y en griego. Lamimesis -o emulación de lo universal de la vida- es lo que, según Aristóteles, convierte lo artificialen artístico, el artificio en arte. No es poco. Es natural que Aristóteles definiera así el arte de sutiempo porque así se veía entonces la tragedia -tenida por la más valiosa de las artes: como unaimitación-más pura más intensa, más perfilada-de las pasiones y las acciones de los hombres. Sudefinición era en realidad muy aguda, porque buscaba dar cuenta de esa doble dimensión-indisoluble- de ficción y profunda verdad que hay en el arte. Sólo que luego se abusó del concepto,la dualidad se convirtió en fisura, y todo terminó derivando en una partición -de gravesconsecuencias para el arte- entre forma y contenido. Según esta simplificación de lo complejo, laconstrucción pasaba a ser lo que tenía que ver con "el estilo" y con "la belleza", en tanto la verdaddebía buscarse en el contenido, que a veces se llamaba "mensaje". Como el mensaje no era a vecestan fácil de hallar ni venía formateado en moraleja, había que recurrir a la interpretación. Pletóricosde espíritu detectivesco los intérpretes se ocuparían de "traducir" la ficción y de encontrar lasverdades ocultas. Fue un resbalón de lo aristotélico, del que no hay por qué responsabilizar aAristóteles.

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Mover la historia: lectura, sentido y sociedadPor Graciela MontesSimposio de Lectura. Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, noviembre de 2001.

La cuestión de la lectura está ya saturada de discursos. De modo que trataré deser breve, de no redundar demasiado y de proponer un cambio de escena, una movida dela historia hacia adelante.

Algo se quebró, sin duda. Pero no fue la lectura sino un cierto orden de lectura, alque trataré de referirme luego más puntualmente. No parece cierto que las generacionesmás jóvenes, en general, lean menos que las viejas, en general. Tal vez mis hijos yahayan leído a esta altura más de lo que llevo leído yo. Pero son otras las lecturas, y otroslos modos de leer seguramente. La lectura muta, cambia, deberá ser refundada una y otravez, pero sería un error darla por muerta. No es tan fácil deshacerse de la insatisfacciónhumana, de la mirada consciente, y Prometeo no llora sobre su hígado desgarrado, sinoque se pone de inmediato a generar uno nuevo.

Para mover la historia -y dar por concluida la escena del lamento- convienedespejar algunos malentendidos. Para empezar propongo que nos pongamos de acuerdoen determinados puntos -por ejemplo, de qué hablamos cuando hablamos de lectura, cuáles la diferencia entre lectura y un orden particular de lectura y en qué, exactamente,consistió la famosa crisis- y que revisemos luego, con ojo crítico, nuestra praxis diaria(que también es un discurso, y de graves consecuencias en el curso de esta historia).

1. De qué hablamos cuando hablamos de lectura.Leer es básicamente -en su "grado cero", digamos- adoptar la posición de lector.

Es decir, retirarse un poco frente a lo que nos intriga, nos provoca y desconcierta, y desdeallí, desde ese retiro, recoger indicios y construir sentido, hacerse una conjetura, unsentido más o menos habitable, que vuelva "lo que está ahí", siempre enigmático y mudo,más entendible, o más acogedor, o más tolerable, o más propio. No podemos tratar con lootro ni con nosotros mismos sin construir significaciones.

No pienso en grandes sentidos, en sentidos absolutos, inmutables, eternos. Losgrandes discursos han caducado, como todos sabemos. Estamos muy lejos hoy de la feen las teorías que pretendían explicarlo todo. Incluso nos decimos que tal vez, en una deesas, las cosas no signifiquen nada, y que lo que tomamos por indicios sean indicios denada, del sinsentido, de la indiferencia universal, el vacío. El nuestro es un mundodesencantado, todos lo sabemos. Sin embargo, aún así, seguiremos codiciando elsentido, necesariamente, siempre. Con menos confianza en los dioses que el Popul Vuh,menos fe en nosotros mismos que Descartes, pero con hambre parecida.

Caben miles, millones de pequeñas lecturas privadas, a veces efímeras, casisiempre secretas, en la vida de una persona. La posición de lector -el "grado cero" delectura-, hecha, repito, de perplejidad y distancia, selección de indicios y conjetura, esmuy precoz, y, por supuesto, muy anterior a la irrupción de la letra.

La posición de lector supone una cierta forma de rebeldía, un cruzar la raya, ésees el otro punto que me gustaría marcar. Creo que la insistencia en equiparar lectura y"hábito", lectura y "entretenimiento" y lectura y "placer" ha terminado por distraernos deeste asunto primero de la lectura como insubordinación y deseo. La lectura es codicia desentido y por lo tanto "apartamiento" del orden, distancia y rebeldía. Lucifer codiciaba loque Dios tenía, el Logos, la clave, el sentido, hay que pensar entonces que Lucifer leía.Leyeron en consecuencia Adán y Eva. Leyó Prometeo. Leyeron los héroes fundadoresque se rebelaron contra el orden y desviaron ríos, entregaron los poderes y el fuego a loshumanos. Formas todas de inaugurar la historia.

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Retirarse, tomar distancia, desconcertarse ante lo enigmático y enfrentarlo(ponérsele de frente) son actos que requieren una cierta insubordinación, o libre albedrío,una forma de rebeldía. Práctica de riesgo en nuestros tiempos, cuando el orden que noscontiene y determina es tan complejo, tan vasto y tan ajeno, cuando la experiencia nosviene "ya hecha", como dice Agambene, cuando el logos o al menos los conocimientosdecantados se han vuelto inabarcables y la tecnología -tan útil, tan aprovechable y tanpráctica- nos aleja la posibilidad de atraparlos.

2. Lectura vs. órdenes de lecturaLas lecturas -lecturas individuales, tribales, sociales- cuajan en órdenes de lectura,

se consolidan en teorías, opiniones, cultura, weltanschungs, modelos, que forman unaespecie de "lectura de base" que cada lector recién nacido recibe como legado junto conel lenguaje. Los órdenes de lectura, o las culturas, son más o menos perdurables, hastaahora no hubo ninguna que fuera, probadamente, inmutable y eterna. Si los órdenes delectura perduran en el tiempo, se multiplican los símbolos, los cánones, cierta pompa. Enlos casos más graves lo que comenzó siendo una conjetura, un sentido construido frenteal enigma, un riesgo, se convierte en poder, en dogma o en prejuicio. Un orden de lecturamuy consolidado no supone necesariamente la existencia de buenos lectores, lectores enposición de lector, dispuestos a la perplejidad y la conjetura.

Aunque aquí me voy a centrar en los órdenes de lectura del lenguaje, por ser losmás ricos y también los más dispuestos a la mutación, no hay que olvidar que asuntostales como la organización familiar o tribal o nacional, la forma de construir vivienda yciudades, las tradiciones universitarias, la rotación de los cultivos, la decoración de lasvasijas, los utensilios, la tecnología o la moda también son a su manera un orden delectura.

Me quedo en el lenguaje porque es a la vez un sentido construido y el espaciodonde podremos construir, con mayor o menor sutileza, otros sentidos. Y trataré demarcar algunos momentos en los que se puso en evidencia este motor de la lectura, larebeldía, y se movió la historia.

La primera gran construcción del lenguaje fue el mito, mitos como el de Prometeo.Una constelación de sentido hecha de palabras, de lenguaje, que sirvió para "tratar con lodivino" (o con lo enigmático). El mito vino antes que la filosofía, y antes que la ciencia enconsecuencia. Sólo después aparecieron la razón y el cuento.

El paso del mito (divino) al cuento (secular, humano) también fue un granacontecimiento. En el cuento, el que cuenta (y el que escucha) ya no se limita a tratar conlo divino sino que se vuelve dios él mismo, poseedor por fin de la máquina de crearuniversos. Universos pequeños, pequeños cosmos de sentido.

El otro hito que me interesa marcar pertenece ya al orden de la letra (una instanciaa la que algunas culturas, no todas, llegaron y que tuvo una incidencia muy grande en losmodos de leer y sobre todo en la posibilidad de atesorar y cotejar sentidos y de constituiry preservar órdenes de lectura elaborados y completos). La letra también empezó siendodivina. Los chinos inscribían caligramas en el fondo de las vasijas cuando estaban todavíaa medio hacer. Una vez hechas, ya ningún humano podría leer el mensaje. Eso noimportaba, en realidad, ya que las "divinas marcas" estaban dedicadas a los dioses. Laletra es venerada, besada, tocada o transportada en andas aún por los que no saben leer.La letra es un arcano, un misterio. En los comienzos sólo unos pocos, los sacerdotes, losnotarios, poseían la clave de esas marcas mudas que sin embargo "hablaban". En esosmomentos, la escritura se usaba para lo ritual-litúrgico y legal (o lo contable, otra forma de la ley). Sólo después, con la aparición delocio (el vacío, la disponibilidad, el humano a solas o en compañía haciéndose cargo de suhumanidad), aparecen la ciencia escrita y la literatura.

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La literatura, para quedarnos sentados en una rama que tal vez, a los que estamosaquí adentro, nos resulte más cómoda que otras, también tuvo sus hitos, sus órdenes ysus rebeldías. Había quedado partida, casi de inmediato, en dos: prestigiosa y "menor", odesprestigiada. La primera estaba integrada por los relatos consagrados por los doctos. Yfue la primera en pasar de lo oral a lo escrito. En el Occidente medieval, quedaba limitadaal circuito de los monasterios, luego las universidades, por último las cortes. Nadafacilitaba la extensión de esa lectura a los no iniciados (los textos estaban doblementecifrados, no sólo en código de letra -que pocos dominaban- sino además escritos en latín,cuando ya era el vernáculo lo que se usaba, plagados de abreviaturas y alusiones quesólo los iniciados conocían). Además, los insumos, los materiales (la tinta, el papel y eloficio del escriba) eran caros, lo suficiente como para que sólo los señores, o losempecinados, la poseyeran. La literatura menor, la del pueblo, menos cohesionada,fluctuante, local, resistente también, seguía transmitiéndose de boca en boca.

Cuando aparece la imprenta, el universo de lo escrito se modifica radicalmente. Yla mayor transformación es la que se produce en el terreno de lo popular, justamente, queahora también dispondría, mal que bien y ya veremos por qué y para qué, de la letra. Elmolde "abarata" la letra. Y sólo entonces, con la "letra barata", y muy de a poco, podráempezarse a hablar de una literatura popular hecha objeto, corporizada en papel y tinta.Aunque —y ése es un punto de interés— la "letra barata" no sería usada tanto para el de"registro de lo popular" (que de manera sistemática es algo que emprenden más bien losrománticos y mucho después) sino el de "comunicación masiva con el pueblo". También laliteratura "culta" se transforma con la revolución: como se escribía y se leía mucho más,empiezan a definirse con más claridad los papeles: el autor, el editor, el divulgador y porsupuesto, el "público lector".

Fue un gran cambio. La imprenta viene asociada, ya sabemos, con las luchasreligiosas, y luego con la revolución burguesa, el racionalismo y el iluminismo. El libropopular no era ajeno a la "lectura oficial" de la época y se integraba a ella. Proliferansobre todo los catecismos y las cartillas, muchos en imágenes, también la literatura decordel, los primeros periódicos sensacionalistas, las historias de santos, folletinesescabrosos, aventuras extraordinarias, curiosidades de viajeros y filosofías burlonas "depueblo", todo por lo general "ilustrado", facilitado de algún modo, y muy barato (algo de loque Ana Pelegrín, que sí sabe de qué se trata, podría tal vez hablarnos). Es decir: prédicay adoctrinamiento, sensacionalismo, imaginería. Y poco a poco también, algo muyimportante para el iluminismo, divulgación del "legado" de la civilización, lo culto.

"Lo culto" y "lo popular" seguían siendo órdenes separados. Los doctos"estudiaban" a los antiguos o "cultivaban" las vanguardias, el pueblo "se entretenía" conlos pliegos de imágenes y las historias de monstruos y milagros. La división entre lo cultoy lo popular era clara (aunque hubo interesantes trasvasamientos, especialmente fértiles,de los que el trabajo de "culturización" de los cuentos de maravillas que emprendióCharles Perrault es uno de los más interesantes).Sin embargo, la historia siempre se mueve. Y también en este caso se siguió moviendo.

Para el siglo XVIII, el de las luces, el de las revoluciones y la Enciclopedia, ya sehabía consolidado un saber, una cultura, que todo europeo reconocía como específica, un"legado". Había estado al principio sólo en manos de unos pocos y ahora la imprenta, ytambién el iluminismo igualitarista, permitían que se difundiese. Era algo así como "lalectura consolidada y fijada" de toda una sociedad. Así es el mundo, éstos son losdiscursos que valen para hacerse cargo de él, éste es el canon, éstos son lossignificados, y éstos somos nosotros. Hacia "afuera" de la civilización occidental, en lostratos con los muchos otros pueblos del mundo que en esos años tenían vínculos decolonia o protectorado con Occidente (en particular en América y en África; Asiapresentaba a veces una resistencia cultural menos permeable), el "legado" era la

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civilización, la marca dominante. A los ojos de la población, de cada individuo, el legadoera muy codiciable, ya que se lo veía asociado al "poder", al "saber" y sobre todo al "éxitosocial". Se trataba de elegir entre "civilización" y "barbarie". Si se elegía "bien", se podíaatrapar el gran legado, el gran cuajarón de sentido, la lectura general heredada. Puestoque todos los humanos poseen la razón, todos pueden llegar a alcanzar el "saber" (no hayque olvidar que el racionalismo iluminista venía acompañado también del igualitarismo, unigualitarismo "de cátedra" tal vez, más que "de hecho", pero igualitarismo al fin).

La escuela, como institución, se origina en esos tiempos de dicotomía entre loculto y lo popular. Un poco como "educación del príncipe" (transmisión de saberes de losque no podían carecer los destinados a gobernar) y otro poco como "educación delpueblo", que apareció con la idea política de la república igualitaria (el "educar alsoberano" de Sarmiento). En ambos casos, en uno más instrumental y sofisticado y en elotro más masivo y perceptivo, estaba la idea de que había un logos que comunicar. Si eleducando pasaba por esa prueba (la de la educación) se convertía en un miembro pleno y"culto" de su sociedad. (Ahora, cuando tenemos necesidad de preguntarnos dóndeestamos parados a cada paso, parece curioso que haya habido épocas en que no habíadudas con respecto a qué enseñar. Podía haber dudas acerca de a quién enseñar esoque había que enseñar o incluso cómo enseñarlo, pero no con respecto a qué era lo quehabía que saber.)

La escuela tenía sus saberes que transmitir y debía hacerlo para cumplir con supapel socializador, cohesionador e "incluyente". Bourdieu dice, con toda razón, que esosirvió para reproducir las jerarquías y arbitrariedades, el statu quo, pero también sirvió,conviene recordar, para extender la ciudadanía lectora a una capa inmensa de lapoblación que, una vez en posesión de la "lectura oficial" (básicamente reproductora) bienpodía -y, de hecho, bien pudo cuestionarla, es decir, "seguir leyendo". La lectura, una vezhabilitada, no es tan fácil de mantener bajo el control del poder.

Lo cierto es que, tanto en materia de literatura como en materia de lectura engeneral, la escuela transmitía un canon, eso le proporcionaba al niño, al joven, una"cultura" o un barniz cultural que le serviría de aval para su promoción, que le daría unaidentidad civilizada, que lo incluiría en su sociedad de manera definitiva.

¿Qué significados circulaban por la escuela? En general los que todos conocemos,los que quedaron estampados en los programas de estudio, y que con el correr del tiempodecantaron en algunas síntesis extremas y simplificadas, lugares comunes que seconvierten en muletilla.

¿Qué textos de ficción debían circular en la escuela? Por un lado los "clásicos"-que no eran sino los canónicos, recortados y adaptados al uso del aula, con variantessegún las comunidades y los países-, y, por otro lado, los textos ad hoc, pensados paramejor transmitir ese "legado", que proliferaron a medida que se especializaba el aparatoeditorial escolar.

La escuela estaba para incluir en la sociedad. No se trataba de hacer grandespreguntas punzantes ni arrebatarle el secreto a los dioses. Tampoco se trataba de "serfeliz" leyendo lo que se leía. Se trataba de adiestrarse en el uso del lenguaje, aprender latécnica de la lectoescritura, el código, y adquirir los conocimientos que todo miembro"culto" de la sociedad debía tener. Y como había, en la base, un cierto sueño igualitarista,se desarrolló una minuciosa didascalia, destinada a facilitar esa transmisión necesaria,que nadie ponía en duda. El de la escuela era el orden de lectura más visible, másriguroso, más vigilado (junto con –dice Petrucci- el de la Iglesia).

Pero, y siempre como consecuencia del abaratamiento de la letra, apareció una"institución" nueva, la del lector amateur, autónomo, menos reglado y por lo general voraz.Había nacido tiempo atrás (al menos conocemos uno de esos lectores ebrios de lectura,

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el que salió a revolucionar el orden manchego en el siglo XVI) pero se terminó de perfilaren el siglo XIX.

Para los primeros años del XX seguía vigente. Constituye la imagen ideal, la "idea"de lector que todavía se tiene: el joven ensimismado en un libro mientras a su ladoacontecen cosas a las que no presta atención, la lectura de biblioteca pública, los queandan con el libro en la mano o discuten algún párrafo con otros, o lo marcan para noolvidarlo, el atesoramiento de libros, las bibliotecas privadas, la escena lectora domésticade los niños, la pasión por un autor, etc.

La lectura del lector "amateur" tenía un cierto orden y posiblemente un canon (quepor desgracia fue poco estudiado) pero se trataba de un orden mucho menos vigilado,más fluido, más "desordenado" por decir así (y por lo tanto más imprevisible) y máspropio. El motor estaba más en el propio lector, su voracidad y su deseo de incluirse en -oa veces, marginarse de- la gran lectura oficial, que en el impulso de la sociedad porpreservarse a sí misma, preservar su lectura del olvido o la deformación, canonizándolaen la instrucción escolar. En consonancia con ese amateurismo, había ciertas marcas. Erafrecuente que la posición del cuerpo no fuera la del estudio, que el lector estuvieseacostado en el suelo o arrebujado en un sillón, o caminando o viajando en tren. Y que suvínculo con el libro tuviese una fuerte carga emocional (llorase sobre él, lo abrazase, loesgrimiese). Se trata de una imagen reconocible por todos, muy capturada por dibujantesy fotógrafos, y también por novelistas, muchos de los cuales la tematizaron enprofundidad. Este lector "loco", el lector "fuera de control", fue un agente social muyimportante.

A la lectura escolar y la lectura amateur habría que sumar la lectura del erudito odel intelectual -mucho más acotada, heredera del claustro- que, teóricamente al menos,tenía un poco de las dos primeras: la rigurosidad de la de la escuela y la voracidadapasionada de la del amateur. Y, supuestamente al menos, una posición más crítica, esdecir una audacia más declarada con respecto al canon establecido. Y mencionartambién, en la otra punta, la "lectura elemental" o instrumental (la única a la que accedíanlos más pobres, sobre todo los pobres rurales), que consistía en reconocer las letras delalfabeto y aprender a escribir el propio nombre.

Todas estas lecturas, la del escolar, la del lector amateur y la del erudito -y tambiénla del "alfabetizado" a secas-, suponían la presencia de libros, o al menos de cartillas.Esos libros se leían y estudiaban. Sin embargo no se podría decir que todos esos librosestimularan por igual la lectura en el sentido que pretendo darle yo aquí, delibrepensamiento, distanciamiento y rebeldía. De hecho había muchos libros destinados,diría, a someter, libros que servían para ejercer el control (algo que no siempre serecuerda cuando se defiende de manera global, indistriminada -cuando no fetichista- allibro).

Bueno, ése fue el "orden de lectura" que entró en crisis, junto con otros muchosórdenes. Y eso incluyó el quebrantamiento de muchas cosas de las que podemosconsiderar deseables y también de otras más o menos indeseables. No todas laspersonas ni todos los grupos sociales ni todos los sectores empresariales, intelectuales yeducacionales que hablan de lectura y de libros añoran exactamente las mismas cosas deese viejo punto de equilibrio. En cambio, sí se puede decir que tanto en la escuela, comoen el territorio del lector amateur como en la "intelectualidad" se hicieron sentir los efectosde esta especie de resquebrajadura general y posterior desmoronamiento de un ordenque se consideraba poco menos que eterno. Fue esta crisis del orden de lectura,aparentemente, lo que nos llevó a concluir que la lectura perece.

Y sí, es verdad, de algún modo hay algo que perece, o se adelgaza en el airehasta volverse casi inasible: las teorías hiperconsolidadas, por ejemplo, en especial lasunicistas o fundacionalistas. Muchos significados tallados en bronce, muchos mitos

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sociales que se tenían por eternos cayeron en pedazos, demolidos, pero no la lectura, elhambre de sentido, el impulso a seguir leyendo, que de ninguna manera perece, creo yo,sino que está mutando, regenerándose como el hígado de Prometeo. De nuestracomprensión de esa mutación, de nuestra capacidad de plantarnos frente a ella de nuevo,como recién llegados, dispuestos a la perplejidad, depende que podamos levantar elasedio y mover la historia.

Registremos así, a bulto, algunas de las transformaciones culturales de los últimosochenta años:aparición de la galaxia Marconi, como la bautizó MacLuhan: los medios de comunicaciónmasiva, y sus consecuencias en cuanto a extensión de la información, masificación,unidireccionalidad, y también control social;extinción del "optimismo" iluminista y su idea de progreso ilimitado tanto en elcrecimiento económico como en el dominio de la naturaleza como en la posibilidad deextender ese progreso al resto del planeta;escepticismo frente a las grandes teorías y filosofías que buscaban proporcionar unaexplicación de la realidad sobre fundamentos incuestionables;fragmentación y pluralismo en todos los órdenes;mercantilización generalizada y protagonismo del consumidor que deriva entre otrascosas en la profusión de la oferta, la segmentación y el descarte;industria cultural concentrada;avance de la espectacularización y clonación (redundancia): el mundo: todo, incluso lasteorías sobre el mundo o los crímenes o la guerra, nos hacen el efecto de simulacrosprovisorios y efímeros (pensemos en el efecto de la reiteración de tantas y tan excelentes"tomas" de la caída de las Twin Towers);puesta en jaque de la identidad (que depende menos de las viejas culturas, que estánfisuradas, y mucho más del marketing y de los medios), con la consiguiente sensación deandar sueltos, a la deriva y solos;aparición y desarrollo vertiginoso de los mundos y lazos virtuales, la computadorapersonal, la memoria inconmensurable, el cut and paste, el cuerpo evanescente, laanulación del espacio y el tiempo.

Son grandes transformaciones. Muchas cosas se dieron vuelta y también muchosórdenes perdurables, que habíamos llegado a considerar eternos. La sensación dedesequilibrio aún perdura. Algunos se aferran a los viejos significados. Otros adhieren a lademolición con voluptuosidad, embarcándose en la deconstrucción perpetua. Y muchossencillamente descartan el sentido, amparándose en la nueva filosofía del simulacro, de lahiperrealidad, que parece tan práctica a la hora de negar al prójimo, los cuerpos concretosy las miserias del mundo.

Hoy la "posición frívola" ya es difícil de sostener. Se hace evidente que, tras lademolición de un orden siempre se instala otro, que una vez instalado se asocia con elpoder, siempre. Es bastante presuntuoso dar por terminada la historia.

El discurso hegemónico (nueva lectura oficial) dice que sí ha terminado. Que sóloqueda aceptar "la fuerza de los hechos", someterse a las reglas. Uno de los apartadosprincipales del nuevo dogma dice: "entretenerse, no pensar". Pero los lectores piensansiempre, construyen pequeños cosmos, conjeturas, los necesitan para hacerse un sitio.Tal vez les resultaría más práctico -a la hora de resolver las cuestiones cotidianas, lapraxis diaria- aceptar la ley de la kermesse, o la ley de la obediencia, pero en general nose aguantan: vuelven a tomar distancia, a desconocer y preguntarse, a recoger señales yconstruir conjeturas.

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Con la diferencia de que estos nuevos lectores se las tienen que ver con un mundoestallado, de memoria e información sin medida, inmanejable, rígido pero sin un ordenreconocible, ajeno, con solicitaciones variadísimas, soportes nuevos y mediaciones cadavez más complejas que lo alejan de la experiencia directa de "lo que está ahí"sencillamente. No imagino que esos lectores piensen en alcanzar o adherir a grandessentidos, un universo ptolomaico, por ejemplo, una filosofía hegeliana, seguramente sonmás humildes. Los cosmos tienden a ser más fluidos, o más livianos (como diría Calvino),de lo que eran antes, menos enfáticos, más cercanos a la conjetura que a la certeza ymás predispuestos al cambio. Lo que a algunos les cuesta a entender es que esto deninguna manera contradice la lectura en sí, la posición de lector, ya que la mutación, lacrisis y el cambio son muy propios de la lectura, casi su naturaleza misma. Sólo cuandolos sentidos construidos se congelan en estatutos y se asocian al poder se vuelvenperdurables. Toda lectura es provisoria, como una ciudad que estuviese siempre en obra.

A diferencia de la lectura, el poder no se pregunta, tiende a consolidarse, y buscaperdurar, siempre. Y lo curioso de nuestro tiempo es que, mientras se predica"filosóficamente" que todo es simulacro, juego, posición en el tablero, y que debesuspenderse la construcción de sentido, que todo lo sólido se desvanece en el aire, losórdenes de poder, muy sólidos ellos, muy concretos, nunca dudan y adhieren férreamentea sus dogmas, el dinero no cambia de manos sino para quedar concentrado siempre enlas 350 personas que -dice el informe del Banco Mundial-, dispone de bienes equivalentesa los de 2.500.000.000 de los más pobres. Estas cifras -que también deberíamos"deconstruir", y que sin embargo rara vez se deconstruyen- podrían verse simplementecomo "una posición en el tablero", sólo que tienen consecuencias contundentes en milesde millones de cuerpos concretos, que se resisten a que se los tenga por simulacro. Hayque ponerse a leer cuanto antes. Tal vez hagan hoy más falta los librepensadores quenunca.

3. La praxisLo que tocaría luego, a la luz de lo expuesto, sería discutir nuestras prácticas,

incluso (aunque parezca increíble) hacer planes. Tenemos que pensar en lo quehacemos. No me parece que debamos sentir vergüenza por las contradicciones, ya queson muy naturales en un tiempo bastante desnortado. Debemos sincerarnos y proceder adotar de mayor significación -de un nuevo sentido- a nuestros modestos quehaceres.¿Era verdad que estábamos a favor de la lectura, de la postura del lector? ¿O nosocupamos de la lectura simbólicamente, en forma de simulacro, para defender nuestraposición en el tablero?

Por si algunos de los que están aquí se sienten dispuestos a embarcarse en esapatriada de cuestionar lo ya establecido, dejo algunas ideas que pueden servir a la horade separar el trigo de la paja:la sacralización de libro en general no sirve para nada (ya vimos que hay libros quehabilitan la lectura y libros que la clausuran); los libros deben elegirse uno a uno;no es tanto cuestión de "dar de leer" como quien da de comer en boca, sino más bien dehabilitar la lectura, habilitar la perplejidad, el deseo, el desequilibrio, la búsqueda deindicios y la construcción de sentido;a la hora de habilitar la lectura no es útil la pretensión de tener todo bajo control, ya queel control consolida significaciones, pero no auspicia la lectura ni la crítica; la politicalcorrectness, el sometimiento a la moda, la obediencia al mercado, la homogeneización"segura" son algunos de esos controles necrosantes;

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la perplejidad es buena, hay que hacerle lugar; habilitar el pensamiento, la observacióndel mundo, la pregunta acerca de "lo que está ahí" es una buena forma de habilitar lalectura, antes y después de la letra;la agudeza y la destreza también hacen falta, la clave está en elegir, y como haysobreabundancia de oferta, la agudeza es imprescindible;el lector busca al lector, y los vínculos entre lectores generan lectura; hay que habilitar laconstrucción de redes y ciudades lectoras, ricas, variadas y flexibles, siempre en obra; la alfabetización es imprescindible (ya que vivimos en un mundo escrito y quien nodisponga de la letra quedaría definitivamente al margen) pero, a la hora de "enseñar aleer", conviene recordar que el motor de la lectura no está en el dominio de una destrezasino en la extensión de la postura de lector hacia el universo de lo escrito;la lectura se enfrenta a menudo con el espectáculo, hay que saber que eso puedeacarrearle alguna impopularidad; no parece muy inteligente disfrazar la lectura defarándula (aunque mejoren las ventas);la lectura supone siempre un retiro, lo contrario del empastamiento, de la empatíaadhesiva y el fanatismo (eso también la convierte, a veces, en "aguafiestas");la lectura supone siempre elección; un consumidor y un lector no son lo mismo; la letra es insustituible a la hora de construir sentidos complejos, sutiles y pasibles decomunicación, pero hay que habilitar también la lectura de otros textos (la imagen, el cine,la televisión), buena parte de la ficción contemporánea tiene su domicilio en ellos; para unjoven lector contemporáneo se trata de una división forzada;la lectura y escritura en pantalla y la exploración de memorias virtuales parecen capacesde darle una vuelta de tuerca a la lectura y a la escritura; propongo que les demos lafranca bienvenida; también aquí, para el joven lector, la división es forzada;la lectura ha sido asociada una y otra vez al "entretenimiento" en los últimos años, talvez sea hora de asociarla más a la perplejidad, la búsqueda y el pensamiento;es natural que sintamos inquietud por "lo que puede perderse"; no creo que se pierda entanto logre ingresar a la lectura y no permanezca en el terreno del acatamiento; de todasmaneras debemos estar preparados para soportar que algunas cosas que fueronsignificativas dejen de serlo;a cambio, no deberíamos negarnos a las significaciones nuevas;no creo que haya que temer que los lectores desaparezcan; los lectores mutan, peroresisten, hacen acordar a Prometeo, a veces.

Leer toda la vida

Por Jorge Accame

—¡Atiza!— dijo Superman.—¡Cáspita!— exclamó Jaime Olsen.

A los seis años yo aprendía a leer con historietas de superhéroes y vaqueros connombres raros que hablaban un castellano distinto al que escuchaba todos los días, llenode expresiones incomprensibles, cuyo significado tenía que estar preguntandoconstantemente a mis maestros o mis padres. Ahora que lo pienso, en los textos que másme gustaron siempre hubo algo extraño, algo que me alejaba o que me mantenía

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distante. Los personajes de estas historias eran magníficos. Quiero decir, esta gentevolaba, tenía visión de rayos X, superfuerza, o se batía a duelo y sacaba el revólver másrápido que nadie. Ninguna de las personas que yo conocía tenía habilidades siquieraparecidas.

Creo que entre las primeras cosas que me atrajeron de la literatura, una fue sucapacidad de fundar un lugar donde todo era posible. Otra fue sin duda la promesa deque algo más iba a pasar. No importaba en qué instancia de la lectura uno estuviera:siempre era lícita la esperanza de que la historia seguía. Y aún después del final, laimaginación continuaba trabajando.

Cuando cumplí diez años alguien me regaló dos libros publicados por Molino, unaeditorial española, que hoy presumo extinguida. El autor era Richmal Crompton y ambosnarraban las aventuras de un niño inglés y terrible llamado Guillermo. Acaso demoré unosmeses en decidirme a empezarlos. Sólo sé que cuando lo hice, no pude dejarlos nunca.No deseaba hacer otra cosa sino leer. Me peleaba con mis padres porque no quería ir acomer cuando me llamaban, no quería ir a la escuela, no quería dormir. En pocos días meconvertí en un sujeto famélico e insomne que había trazado un plan: leer toda la vida,prolongar al infinito ese placer que me arreciaba como una tormenta.

En las historias de Guillermo encontré algo que jamás había percibido antes. Algoque (después supe) se llamaba estilo. Significaba que aquello que me atraía no era tantola historia, sino cómo estaba contada. Y que esa manera de narrar tenía que ver con lavoluntad y el pulso particulares, únicos, de un autor.

Los años trajeron otros libros. Sin embargo, mi primer amor fue la colección deGuillermo, escrita por el misterioso —o la misteriosa, algunos afirmaban que era elseudónimo de una mujer— Richmal Crompton. Hoy ya no la tengo, la he buscadodesesperadamente, pero no he podido recuperarla. Como sucede con todo primer amor,la perdí sin saber cómo. Acaso sea mejor así, aunque el tiempo que pasa la hace tanmaravillosa que a veces dudo de que realmente haya existido.

Después de Guillermo, vino la colección Robin Hood. Me deslicé cada noche porlos marjales codo a codo con el príncipe valiente, de Harold Foster, y, apretando entre losdientes la hoja de un cuchillo, integré las bandas de piratas malayos de Emilio Salgari(con mayor admiración todavía cuando, algo más tarde, me enteré de que el escritor nohabía estado en la Malasia y que no había salido nunca de Italia).

En mi decisión de dedicarme a las palabras, seguramente tuvieron que ver tresprofesores en la escuela secundaria. Quiero hablar de ellos ahora, porque es mucho loque les debo e ignoro si habrá una mejor oportunidad para hacerlo. Yo concurría alColegio del Salvador, en Buenos Aires, que está sobre la avenida Callao. Confieso quetoda la primaria había odiado Lengua y cuando ingresé a primer año no planeaba cambiarde sentimiento al respecto. Mi profesor era Alfredo Maxit, un entrerriano despacioso.Sospechando que el tiempo pasaría sin pena ni gloria, un día lluvioso, acomodaba lacabeza entre mis brazos cuando tuve un primer llamado de atención que me advirtió quelas cosas podían ser distintas: el profesor leyó “Recuerdo Infantil”, de Antonio Machado:

“Una tarde parda y fríade invierno. Los colegialesestudian. Monotoníade lluvia tras los cristales…”

Era tan justo todo. Se llevaban tan bien todas las cosas en ese momento —lalluvia en el patio mi colegio, la melancolía que no sé por qué razón siempre meacompañaba, los colores y los sonidos del poema— que mi corazón empezó a seguir unritmo impensable.

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Pero otro día fue, creo yo, el definitivo. Maxit nos leyó “El hombre muerto”,de Horacio Quiroga. No puedo explicar de qué modo se dispusieron las palabras en elaire, sólo recuerdo que tanto estragaron mi alma, que cuando concluyó la lectura, con larespiración agitada, me dije: esto quiero hacer; quiero provocar en otros lo que hasucedido hoy en mí.

Del segundo profesor conservo unos pocos rasgos: piel oscura, bigotes finos; unapellido, Meyer; la inquietante lectura que hizo en clase de “La lluvia de fuego”, deLeopoldo Lugones, y el legendario trabajo, seductoramente inútil, de haber traducido elMartín Fierro al griego clásico.

Carlos Carlevaro fue mi profesor de quinto año. Una mañana avisó de una pruebaescrita que tomaría a la semana siguiente sobre un libro del programa. En el recreo meacerqué a él y le comenté que estaba leyendo Cien años de soledad, y que realmente mecostaba mucho sustraerme de la atmósfera hipnótica de Macondo. Él me dijo entoncesque olvidara el libro que había pedido e hiciera la prueba sobre el texto de GarcíaMárquez. En aquel momento, la propuesta me pareció de gran bondad ycondescendencia, hoy me emociona por lo sabia. Trabajando yo mismo como profesor desecundaria, su actitud me ha iluminado siempre para mostrarles a mis alumnos que laliteratura sabe mejor cuando se sirve con la libertad y el deseo.

Ingresé a la Facultad de Letras con un solo propósito: hacerme de algunosrecursos indispensables para leer y escribir aceptablemente. Sé que fueron añosimportantes; hoy conservo poco de ellos: un puñado de emociones atadas a algunostextos y la voz de dos o tres profesores queridos. Me recuerdo soberbio e ingenuo, porquetodo soberbio lo es, convencido de mis infalibles interpretaciones, escribiendo poemas enlas horas de clase. Consideraba a la poesía como la reserva moral de la literatura y mejuraba que nunca escribiría otra cosa.

En esa época descubrí poemas que me acompañarían toda la vida.Uno refrescante de Arquíloco, el griego que por fin se reía de los ideales heroicos dela Ilíada y mostraba una sana marginalidad:

“Uno de los Sai alardea con el hermoso escudoque a mi pesar abandoné entre los arbustos.Pero salvé mi vida. ¿Qué me importa del escudo?Que se vaya al diablo; me compraré otro mejor.”

Uno de Safo, como un melancólico guiño, en donde el ser amado siempre brillaba lejosdel alcance de uno:“Como la manzana más dulce en lo alto enrojece la rama,alta en la rama más alta: escapó de los recolectores.No, no escapó; en realidad, no han podido alcanzarla.”La muerte y la vida, en los leves pero graves versos de Asclepíades:“Mezquinas tu virginidad. ¿Y para qué?Yendo al Hades, no encontrarás un solo amante.”

Pese a que una profesora en primer año me había advertido que “la Facultad deLetras no era para quien quería ser escritor”, en 1979 yo terminaba mis estudios y mesentía bastante conforme. En esos últimos tramos leí un autor que, creo, fue determinantepara mi vida: el peruano José María Arguedas. En Los ríos profundos, en el primercapítulo, hay un párrafo que describe el Muro del Inca:

“Toqué las piedras con mis manos; seguí la línea ondulante, imprevisible, como la de losríos, en que se juntan los bloques de roca. En la oscura calle, en el silencio, el muro

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parecía vivo, sobre la palma de mis manos llameaba la juntura de las piedras que habíatocado.(…)—Papá —le dije—. Cada piedra habla. Esperemos un instante.—No oiremos nada. No es que hablan. Estás confundido. Se trasladan a tu mente ydesde allí te inquietan.—Cada piedra es diferente. No están cortadas. Se están moviendo.Me tomó del brazo.—Dan la impresión de moverse porque son desiguales, más que las piedras de loscampos. Es que los incas convertían en barro la piedra. Te lo dije muchas veces.—Papá, parece que caminan, que se revuelven, y están quietas.Abracé a mi padre. Apoyándome en su pecho contemplé nuevamente el muro.”

Por primera vez, sentía a todo un pueblo en una sola voz, original y estéticamentesólida. Por primera vez en un texto no me molestaban los diminutivos y los signos deadmiración, a los que había mirado siempre con desconfianza. Pero había algo más:en Los ríos profundos, el castellano se fusionaba con el quechua y producía una músicadesgarradora y honda, tierna y dolorosa. El castellano traducía las emociones delquechua y el quechua traducía al castellano y paradójicamente ambos eran auténticos. En1980 viajé a Jujuy, la provincia argentina donde mejor percibía los ecos del Cuzco.Buscaba esa luz milagrosa con que me habían bañado las palabras de Arguedas.Encontré un pequeño resplandor, como un rescoldo. Lo encontré o imaginé que loencontraba y me afinqué en San Salvador, aparentemente para quedarme. Buscabaademás un tiempo para leer y escribir que no podía siquiera concebir viviendo en BuenosAires. Lo encontré también, aunque no podría definir en qué consistía ese tiempo: enJujuy llegué a tener más de diez horas de clase por día.

Saldé algunas deudas de lectura y contraje otras que, espero, algún día pagaré. Ypreferí por muchos años, acaso sensible a un parco destino nacional, los cuentos a lasnovelas. Creo que siempre recuerdo en algún momento del día, en algún nivel de miconciencia, “Los venenos” y “La noche boca arriba”, de Julio Cortázar; “La intrusa” y “ElSur”, de Jorge Luis Borges; “La sierva ajena”, de Adolfo Bioy Casares; “El desierto”, deHoracio Quiroga; o “Un horizonte de cemento” y “Kid Ñandubay”, de Bernardo Kordon.Ciertos textos ya forman parte de uno. Es difícil pensarse a sí mismo sin ellos. Están ennuestras miradas, en nuestros gestos, en nuestra manera de amar y de odiar, porqueestamos hechos de palabras, y muchas de las palabras más intensas que hemosaprendido provienen de la literatura.

La lluvia no es lo que era para mí, después de leer el soneto de Borges que dice:“Bruscamente la tarde se ha aclaradoporque ya cae la lluvia minuciosa.Cae o cayó. La lluvia es una cosaque sin duda sucede en el pasado.”

O quizá yo sospechaba en mi angustia que la lluvia era cosa del pasado, pero notenía la certeza. Desde que escuché escritas las palabras maravillosas, es una verdadabsoluta; lo sé porque cada vez que leo ese soneto me cuesta cerrar el libro y despedirmede él. Una verdad parecida a la que alude Eugenio Montale en el susurro de supoema “Los limones”:

“Ves, en estos silencios en que las cosasse abandonan y parecen cercanasa traicionar su último secreto,

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entonces acaso se esperadescubrir una equivocación de la Naturaleza,el punto muerto del mundo, el eslabón perdido,el hilo a desenredar que finalmente nos pongaen el centro de una verdad.”

Tampoco nada es lo que era, desde que leí “Los mares del Sud”, de CesarePavese. La historia de todos los hombres parece llegar mansamente a nuestros cuerposcomo las olas de todos los mares:

“Pero cuando le digoque él es de los afortunados que han visto la aurorasobre las islas más bellas de la tierra,sonríe al recordar y responde que el solse alzaba cuando el día ya era viejo para ellos.”

Pienso que acaso no he sido un lector de muchos libros; pero he leído unoscuantos, intensamente. Sin embargo, a medida que transcurro en este oficio, me preguntocada vez con mayores dudas si existe una diferencia real entre la lectura y la escritura. Ysi el lector no está escribiendo su propia historia al correr sobre las palabras que hadejado el escritor, como quien corre sobre las viejas piedras que se asoman en lasuperficie de un lago. Porque posiblemente el escritor haya armado ese camino depiedras, al pasar sobre las que dejó algún otro.

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CAMPO DE LA SUBJETIVIDAD Y LA CULTURA

EJE: DIMENSIÓN CURRICULAR

Responsables:

Prof. María Inés BARILÁProf. María Helena GOLDARACENAProf. Verónica CUEVASProf. Teresa IURIProf. Laura SÁNCHEZ

Sub-proyecto:

“COMPRENSIÓN E INTERPRETACIÓN DE TEXTOS: LA VIOLENCIA EN LAESCUELA, INDICIOS Y HUELLAS PARA INDAGAR UN TEMA COMPLEJO”

Carreras: Profesorado de Educación Inicial (R.M. Nº 4154/07)

Profesorado de Educación Primaria (R.M. Nº 4154/07)

Profesorado de Educación Especial, Modalidad: Discapacidad Intelectual (R.M. Nº 1009/09)

Fundamentación:

A partir del Documento Base (DES 2010), el presente proyecto se fundamenta en la ideade que “El ingreso inicial a principio del ciclo lectivo, para los aspirantes a primer año, tiene elsentido de colaborar con la inserción del estudiante en el Nivel Superior desde distintos aspectos:la organización institucional, los ámbitos de participación y el perfil profesional de la carreraelegida”.

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En el proceso educativo se pone de manifiesto la relación docente, conocimiento, alumno,institución, en un momento socio-histórico que involucra una compleja trama de relaciones yactividades específicas que deben conocerse para que el futuro docente logre:

- Insertarse como un actor participante

- Construir el rol desde sólidas bases teóricas

- Fundamentar científicamente su tarea

- Reformular constantemente la teoría a partir de una retroalimentación permanente con lapráctica.

- Concretar un proceso de alfabetización académica en el Nivel de Educación Superior.

- Desarrollar habilidades cognitivas propias de un pensamiento formal.

Por ello, se seleccionaron textos sobre la temática de la violencia, considerando queconstituyen un eje importante para comenzar a contextualizar la tarea y el ámbito de insercióninmediata, a través de las prácticas docentes.

Propósitos:

- Desarrollar actividades que permitan el inicio de un proceso de Alfabetizaciónacadémica para facilitar la trayectoria de los estudiantes en la educación superior

- Ofrecer situaciones didácticas que permitan que el estudiante reconozca cuáles son lasestrategias de aprendizaje que se ponen en juego para apropiarse del conocimiento.

- Ejercitar herramientas de estudio propias del nivel superior, tales como el resumen, paraque el estudiante las enriquezca e incorpore a su repertorio de estrategias de aprendizaje.

Objetivos:

- Comparar las distintas posturas que surgen al momento de considerar la problemáticasobre la violencia escolar.

- Incorporar una metodología de trabajo cooperativo que facilite el proceso de discusión yanálisis.

- Comprender las características del ámbito particular en el que se configurará laprofesionalidad docente.

Contenidos:

El escenario social actual y el contexto escolar.

La naturalización de la violencia en la escuela.

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Las diferentes modalidades que adopta. La violencia simbólica.

La intervención de los diferentes actores educativos.

Actividades:

1. Lectura comprensiva de los textos, previa al encuentro.

2. Consignas para el análisis de los textos: Debate en pequeños grupos sobre laproblemática planteada, alrededor de algunos interrogantes:

- ¿La violencia es generada por los dispositivos institucionales vigentes? Fundamentar.

- El adulto está involucrado en la construcción de un clima violento, ¿por qué?

- ¿Se naturalizó el fenómeno? Ejemplificar.

- ¿Qué factores pueden incidir para posibilitar o neutralizar la violencia escolar?

- ¿Qué posiciones plantean los autores para abordar este fenómeno?

- ¿Es posible generar dispositivos que posibiliten aprender en el contexto actual?, ¿Cuál esla posición que debería adoptar el docente?

3.- Consigna para el trabajo de reflexión a partir de las viñetas: Reflexionar sobre losdistintos modos de respuesta de las escuelas a las que concurrían los niños con problemas en esteámbito. Centrarse en la repercusión que estas respuestas habrán tenido en cada niño, en el grupoescolar y en la familia.

4.- Plenario a partir de las conclusiones de los grupos.

5.- Posteriormente se invitará a leer el resumen facilitado por los docentes sobre elprimero de los textos, tratando de identificar si se encuentran las ideas centrales de laproblemática de la violencia. Asimismo el docente propondrá analizar qué aspectos se hantenido en cuenta para la elaboración del mismo. Por ej. En el Nivel Superior que solemostrabajar con varios textos sobre la misma problemática: La importancia de identificar eltexto y el/ la autor /a del mismo. Subrayar las ideas centrales. Seguir un hilo conductor enel desarrollo Por ej : que hablar de violencia en los y las jóvenes es solo un recorte de losdiversos aspectos en los que se manifiestan sus vidas; que la violencia surge de laexperiencia subjetiva producida en contextos de relación; la importancia de los adultos enlas relaciones; que pareciera que la violencia se presenta como un modo de relación queaparece en condiciones de impotencia instituyente del Estado, la escuela y/o la familia; Lasconclusiones a las que arriba la autora: desnaturalizar la mirada sobre las prácticasdocentes; interrogarnos acerca de nuestro papel en el mundo adulto y en nuestrasposibilidades de generar otras condiciones para esta realidad; admitiendo que las nuevas

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generaciones forman parte de una comunidad “en riesgo”, de la que somos definitivamente,responsables.

RESUMEN.

El verbo resumere, palabra que forma parte del latín, podemos establecer que es el origenetimológico del concepto que a continuación vamos a analizar en profundidad. Un término latinoque viene a traducirse como el decir o explicar todo lo que ha manifestado el contrario.

Resumen es un concepto que describe a la acción y a la consecuencia de resumir o deresumirse. Se trata también de la manifestación sintetizada de un determinado asunto omateria.

Un resumen, por lo tanto, puede definirse como una exposición breve y específica delcontenido de un material que puede ser escrito o de carácter audiovisual . Esta síntesisse limita a citar las ideas más importantes, es decir, excluye datos irrelevantes y no brindaespacio a interpretaciones subjetivas, críticas ni incluye la identidad de quien ha realizadoel análisis.

De esta manera, podemos establecer que uno de los ámbitos donde más se lleva a cabola realización de resúmenes es en el educativo. Y es que los alumnos, bien porque así lodeciden de manera libre o bien porque se lo solicitan sus profesores, es habitual quehagan resúmenes de los distintos temas que conforman las asignaturas pues es unaforma de que puedan estudiar de manera más eficaz y práctica.

El resumen, si está elaborado de modo correcto, refleja un marcado perfil objetivo yplantea un concepto general, donde se exponen las nociones básicas y algunas secundarias(sólo cuando son necesarias para la comprensión de las principales). El responsable delresumen debe encontrar un hilo conductor que una las frases esenciales del texto base.

Según la forma más usual de realizar un resumen, se subrayan las partes más importantesdel texto para resaltar las ideas más significativas e identificar palabras clave. En el pasosiguiente, se esquematiza lo subrayado.

Además podemos subrayar que a la hora de realizar un resumen tenemos que tener encuenta que este se compone de una serie de elementos que son indispensables ya que sonlos encargados de darle no sólo una estructura sino también un sentido. En concreto,podemos decir que este se compone de un encabezamiento donde es habitual que aparezcandatos como título o autor, el cuerpo que en realidad es lo que puede llamarse resumen comotal, y finalmente la firma de quien realiza aquel.

Lee todo en: Definición de resumen - Qué es, Significado y Conceptohttp://definicion.de/resumen/#ixzz3rrmMNbjk

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RESUMEN:

Texto: LA VIOLENCIA EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS:Una mirada a los jóvenes y a la escuela

Autora: Ana Manzo

En este texto, la autora Ana MANZO, expone que cuando la convocaron a escribir artículos acercade la violencia en las sociedades contemporáneas, tuvo un pensamiento pueril y tan ingenuo quese sintió obligada a repensar la cuestión. Inicialmente pensó que no podía escribir sobre algo quele resultaba a veces tan lejano y distante de sus preocupaciones inmediatas.

Sin embargo, dice, la imagen de la cotidianeidad en “mi escuela” me acercó rostros y palabras yentonces las distintas formas de violencia encubierta, solapada, de la que era espectadora en el díaa día, se me volvieron representación y tema.

Pensó en las formas de violencia simbólica, en una cultura única prescribiendo acciones y normas,estableciendo los límites entre lo permitido y lo prohibido, entre lo normal y lo anormal,instaurando una forma de poder unilateral que marca pautas y frente a ella, las otras; las culturasde nuestros jóvenes, colocados en la trasgresión, en el desafío a la autoridad, intentando casi sindescanso el desplazamiento de los límites, desafiando la palabra del docente y obligando día a díaa construir el lugar del respeto mutuo.

Así, sintió que era imposible pensar la violencia de los jóvenes sin una referencia a lasinstituciones y a los dispositivos que éstas ponen en juego para resolver o elaborar susconflictos; y así se hicieron presente algunas convicciones: en primer lugar que hablar deviolencia en los y las jóvenes es solo un recorte de los diversos aspectos en los que semanifiestan sus vidas; y por otra parte, que la violencia surge de la experiencia subjetivaproducida en contextos de relación.

Entonces el lugar de los otros significantes, en este caso los adultos, se tornan parteindispensable en las relaciones, ya que en definitiva la violencia se presenta como elsustrato cotidiano sobre el que construyen la subjetividad las y los niños y jóvenes.

Pareciera que la violencia se presenta como un modo de relación que aparece encondiciones de impotencia instituyente del Estado, la escuela y/o la familia, es decir, sehace patente en una época en que parecen haber perdido realidad y potencia enunciativa lascondiciones materiales y los discursos de bienestar, autoridad y saber de los adultos, quetuvieron capacidad de proteger, interpelar y educar en otros tiempos.

Está claro, sostiene la autora, que las condiciones subjetivas de las personas no nos vienendadas, no son ni originarias, ni constitutivas de los sujetos, sino que se deviene hombre omujer, niño, adolescente, ciudadano, etc. en ese interjuego permanente de subjetividadesque se establece con el mundo adulto. El “otro”, el adulto significante, el padre, el maestro,en la trama de construir subjetividades se torna indispensable y necesario.

Entonces... en estos contextos en donde “7 de cada 10 niños y niñas eran pobres en Mayode 2003” donde se permanece una “situación irregular para la protección integral de niñas,niños y jóvenes” donde éstos son cada vez más, expulsados a los márgenes; donde la

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cultura de la sociedad parece haberse desarrollado cerrada al diálogo con ellos y ellas y queno ha podido, sinceramente, tomarlos en serio; donde tal vez los ha “estigmatizado” comoel “otro”, el “diferente”; donde parecen haber desaparecido los ambientes propicios paradesarrollar las virtudes y capacidades que luego se les exige para su inclusión social; endonde los espacios públicos y privados se han vuelto inseguros, donde parece que losadultos instituyentes han desaparecido....

En este contexto, la autora se pregunta... ¿cómo hacen las y los niños y jóvenes paradepender y construir subjetividades cuando el otro (adulto) se ausenta?, y básicamente¿cómo hacer para que se aprenda que vale la pena construir lazos sociales? ¿Cuáles son losmodos en que las escuelas habilitamos las diversas formas de construir lazos que permitanla construcción de subjetividades no violentas?

En este sentido, concluye que tal vez podríamos pensar que los dispositivos existentes enlas instituciones donde los y las niños y jóvenes constituyen sus subjetividades no estánpudiendo dar respuestas a las nuevas formas de malestar que de alguna forma el mundoadulto genera y que la violencia escolar es solo uno de los posibles efectos negativos de lasegregación, del abandono, de la violencia simbólica, que tienen sus efectos sobre lasubjetividad de la época.

Tal vez sería momento de “desnaturalizar” nuestras miradas de las prácticas docentes,pensar y repensar acerca de qué y cómo transmitimos, cómo pensamos a nuestros niños,niñas y jóvenes, qué mundos posibles presentamos, cuáles son las condiciones dehospitalidad que ofrecemos...

En fin, pensar la violencia en las sociedades contemporáneas y en las formas en que esta semanifiesta particularmente en la vida de los y las jóvenes no hace nada más queinterrogarnos acerca de nuestro papel en el mundo adulto y en nuestras posibilidades degenerar otras condiciones para esta realidad; de interpelarnos acerca de la medida en quesomos capaces de asumir la dimensión política de la tarea admitiendo que las nuevasgeneraciones forman parte de una comunidad “en riesgo”, de la que somos definitivamente,responsables.

6.-Teniendo la lectura del segundo texto y lo trabajado sobre la elaboración de un Resumen, realicen en pequeños grupos, el resumen del segundo de los textos.

Textos a trabajar:

Manzo, Ana. (2007). La violencia en las sociedades contemporáneas: Una miradaa los jóvenes y a la escuela. Mimeo.

Pederzolli, Sandra. (2006). Cuestiones de la escuela hoy: reflexiones en torno a laviolencia. Mimeo.

Resumen: Lee todo en: Definición de resumen - Qué es, Significado y Conceptohttp://definicion.de/resumen/#ixzz3rrmMNbjk

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LA VIOLENCIA EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS:Una mirada a los jóvenes y a la escuela

Autora: Ana Manzo

“ Un texto que no he querido responder a nada ni a nadie, sinosimplemente para volver a mirar bien. Y mirar bien nuevamente,para que la mismidad se conmueva y atormente de una vez. Paraque cuando el otro vuelva, nos invite a su misterio, nos hagadiferencia, nos difiera.”

Carlos Skliar1

Cuando leí una convocatoria a escribir artículos acerca de la violencia en las sociedadescontemporáneas, lo primero que tuve fue un pensamiento pueril, tan ingenuo en principio que mesentí obligada, después, a repensar sobre la cuestión.

Inicialmente pensé que no podía escribir sobre algo que me resultaba a veces tan lejano y distantede mis preocupaciones inmediatas; enseguida me sentí casi culpable diría por esta extranjeridad2

con una cuestión en la que se iba la vida de muchos. Pensé que los medios de comunicación desdehacía algún tiempo no encontraban otras cosas de las que hablar y que mi micro mundo estabaregido por otras problemáticas, acaso más urgentes para mí y tal vez por eso, más cercanas.

No sé por que sentí que la mirada excesivamente endógena estaba dejando afuera otras formasde violencia que no conseguía asimilar a aquella que activaba mis representaciones3 al leer laconvocatoria.

La imagen de la cotidianeidad en “mi escuela” me acercó rostros y palabras y entonces las distintasformas de violencia encubierta, solapada, de la que era espectadora en el día a día, se mevolvieron representación y tema.

Pensé en las formas de violencia simbólica4, en una cultura única prescribiendo acciones y normas,estableciendo los límites entre lo permitido y lo prohibido, entre lo normal y lo anormal,instaurando una forma de poder5 unilateral que marca pautas y frente a ella, las otras; las culturasde nuestros jóvenes, colocados en la trasgresión, en el desafío a la autoridad, intentando casi sin

1 Skliar C.(2002): 22

2 Utilizo aquí el término “extranjeridad” en el sentido en que Frigerio y Poggi describen al “extrajero”, en este sentido señalan: “...el extranjero puede ser considerado el extraño, el diferente, el otro”, “es aquel que en numerosas ocasiones requiere una negación para sudefinición, el que no forma parte de un grupo...”; “el extranjero ejerce en ocasiones una suerte de fascinación ; en otras algún tipo de rechazo; puede ser tanto el desconocido por- conocer como el adversario sobre el cual se quiere conocer poco...” Frigerio G. y Poggi M. (1996):35.

3 Hay que recordar que aún en Durkheim la noción de representación tenía este rol de ligazón del sujeto a su mundo de vida; cuando dice que la representación es la manera de la cual los grupos relatan los objetos que les importan. Quiere decir que hay en nuestro mundo exterior, que existe, no se puede negar, no se puede poner en cuestión, para mí en todos los casos, la existencia de un mundo que será exterior a la conciencia. Pero este mundo está construido a través de la vía de la interpretación y de la construcción de los sujetos sociales. Jodelet Dense: 3.

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descanso el desplazamiento de los límites, desafiando la palabra del docente y obligando día a díaa construir el lugar del respeto mutuo.

Tal vez en los últimos tiempos había naturalizado6 tanto este escenario “contemporáneo” que mehabía quedado sin respuestas, o lo que es más preocupante aún, sin preguntas. Sentí que eraimposible pensar la violencia de los jóvenes sin una referencia a las instituciones y a losdispositivos que éstas ponen en juego para resolver o elaborar sus conflictos; y así se hicieronpresente algunas convicciones: en primer lugar creo que hablar de violencia en los y las jóvenes essolo un recorte de los diversos aspectos en los que se manifiestan sus vidas; y por otra parte, que laviolencia surge de la experiencia subjetiva producida en contextos de relación. Entonces el lugar delos otros significantes, en este caso los adultos, se tornan parte indispensable en las relaciones, yaque en definitiva la violencia se presenta como el sustrato cotidiano sobre el que construyen lasubjetividad las y los niños y jóvenes.

Pareciera que la violencia se presenta como un modo de relación que aparece en condiciones deimpotencia instituyente del Estado, la escuela y/o la familia, es decir, se hace patente en una épocaen que parecen haber perdido realidad y potencia enunciativa las condiciones materiales y losdiscursos de bienestar, autoridad y saber de los adultos, que tuvieron capacidad de proteger,interpelar y educar en otros tiempos.

La impotencia instituyente habla de la caída no sólo de los referentes o patrones de identidad sinode la propia autoridad simbólica, es decir, de discursos7 que interpelen, nombren, convoquen a lossujetos, les asignen “un lugar” en la trama social y los habiliten para la constitución de sus propiosdiscursos. Y necesariamente surge la pregunta: ¿Cómo se construyen las subjetividades a partir delos dispositivos que la sociedad y en ella la escuela ponen en juego? ¿Qué lugar se asigna a las y losjóvenes? ¿En qué medida se los reconoce como sujetos de derechos y responsabilidades?

Está claro que las condiciones subjetivas de las personas no nos vienen dadas, no son ni originarias,ni constitutivas de los sujetos, sino que se deviene hombre o mujer, niño, adolescente, ciudadano,

4 Utilizo el concepto en el sentido dado por los iniciadores de las teorías críticas de la ideología, la reproducción y la resistencia (Althusser, Baurdieu y Passeron, Boudelot y Establet y Bowles y Gintis citados en la bibliografía) que hacen referencia al dominio simbólico que es el dominio por excelencia de la cultura, de la significación; que adquiere su fuerza al definir la cultura dominante como “la cultura” y su eficacia reside en aparecer como tal, es una definición arbitraria sin ninguna base objetiva, una definición basada en la fuerza, que oculta la fuerza de su imposición.

5 “Esta forma de poder emerge en nuestra vida cotidiana, categoriza al individuo, lo marca por su propia individualidad, lo une a su propia identidad, le impone una ley de verdad que él tiene que reconocer y al mismo tiempo otros deben reconocer en él. Es una forma de poder que construye sujetos individuales. Hay dos significados de la palabra sujeto; sujeto a otro por control y dependencia y sujeto como constreñido a su propia identidad, a la conciencia y a su propio autoconocimiento. Ambos significados sugieren una forma de poder que sojuzga y constituye al sujeto”. Foucault, Michel. El sujeto y el poder. En Revista de Ciencias Sociales. N° 12, noviembre de 2001.

6 Un aspecto central para comenzar a explicar la realidad en la que uno vive, consiste en “.... desnaturalizar las categorías con las que se piensa cada problemática; un aporte específico de la Antropología es este ejercicio de considerar las propias categorías como obvias que deben ser sometidas a análisis.” Neufrld M.R.y Thisted (comps.) (1999):19.

7 Al decir de Popkewitz (1998) “... los discursos producen mapas... estos mapas discursivos no son únicamente descriptivos sino tambiénnormativos”, es decir establecen “normas”, “principios” de las maneras en que se debe actuar o se espera que se actúe, los discursos cristalizan, “ideas que son prácticas”. Así las normas discursivas se usan para definir el comportamiento de escuelas y alumnos y alumnas para establecer lo que es normal y lo que no lo es.

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etc. en ese interjuego permanente de subjetividades que se establece con el mundo adulto. De estaforma la posibilidad de construir sentido a la propia vida se imbrica fuertemente con la “cultura” y“el campo social”. “No se trata de postular la “influencia” o el modo en que lo social se manifiestaen el sujeto en particular, sino que esta inscripción de lo social forma parte indisoluble yestructurante de la subjetividad de cada sujeto”8. El “otro”, el adulto significante, el padre, elmaestro, el adulto advertido9 en la trama de construir subjetividades se torna indispensable ynecesario. Entonces... en estos contextos en donde “7 de cada 10 niños y niñas eran pobres enMayo de 2003”10; donde se permanece una “situación irregular para la protección integral de niñas,niños y jóvenes”11; donde éstos son cada vez más, expulsados a los márgenes; donde la cultura dela sociedad parece haberse desarrollado cerrada al diálogo con ellos y ellas y que no ha podido,sinceramente, tomarlos en serio; donde tal vez los ha “estigmatizado” como el “otro”, el“diferente”; donde parecen haber desaparecido los ambientes propicios para desarrollar las virtudesy capacidades que luego se les exige para su inclusión social; en donde los espacios públicos yprivados se han vuelto inseguros, donde parece que los adultos instituyentes han desaparecido....

En este contexto.... ¿cómo hacen las y los niños y jóvenes para depender y construir subjetividadescuando el otro (adulto) se ausenta?, y básicamente ¿cómo hacer para que se aprenda que vale lapena construir lazos sociales? ¿Cuáles son los modos en que las escuelas habilitamos las diversasformas de construir lazos que permitan la construcción de subjetividades no violenta.

En este sentido, tal vez podríamos pensar que los dispositivos existentes en las instituciones dondelos y las niños y jóvenes constituyen sus subjetividades no están pudiendo dar respuestas a lasnuevas formas de malestar que de alguna forma el mundo adulto genera y que la violencia escolares solo uno de los posibles efectos negativos de la segregación, del abandono, de la violenciasimbólica, que tienen sus efectos sobre la subjetividad de la época.

8 Para profundizar en esta línea argumental se recomienda la lectura de Carli S. y otros (1999)

9 Estanislao Antelo dice refiriéndose a las características del acto educativo y centrándose en la “heteronomía”: “la heteronomía es la ley, solo el “otro” es el que me puede salvar; de alguna manera estoy sometido al otro- un adulto advertido de su tarea- y los educadoreshacemos de esta advertencia, un oficio”. Conferencia en el marco del Programa Integral Para la Igualdad Educativa (Julio 2004).

10 Fuente: Encuesta Permanente de Hogares- EPH- INDEC. 2003

11 UNICEF (2004) presenta esta situación caracterizándola en los siguientes aspectos “división ente niños- adolescentes y menores, las leyes son para los menores, aquellos que no tienen amparo de sus familias”, “el problema de la infancia en riesgo son los resultados de “enfermedades sociales”; “criminalización de la pobreza; “negación de los principios básicos del derecho, incluso de los universales contemplados en la Constitución”, “la situación irregular” es una condición del niño o de la niña o adolescente, es una condición individual...”

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Sin duda las preguntas planteadas convocan a nuevas responsabilidades, nos coloca en la ineludibletarea primero de re pensar la escuela y nuestra tarea en ella. Tal vez sería momento de“desnaturalizar” nuestras miradas de las prácticas docentes, pensar y repensar acerca de qué ycómo transmitimos, cómo pensamos a nuestros niños, niñas y jóvenes, qué mundos posiblespresentamos, cuáles son las condiciones de hospitalidad que ofrecemos...

En fin, pensar la violencia en las sociedades contemporáneas y en las formas en que esta semanifiesta particularmente en la vida de los y las jóvenes no hace nada más que interrogarnosacerca de nuestro papel en el mundo adulto y en nuestras posibilidades de generar otras condicionespara esta realidad; de interpelarnos acerca de la medida en que somos capaces de asumir ladimensión política de la tarea admitiendo que las nuevas generaciones forman parte de unacomunidad “en riesgo”, de la que somos definitivamente, responsables.

BIBLIOGRAFÍA

Althusser L. (1988) Ideología y aparatos ideológicos del Estado Nueva Visión. Bs. As.

Baurdieu P. y Passeron J.C. (1977) La Reproducción. Laia. Barcelona

Bowles S. y Gintis H. (1981) La instrucción escolar en América Capitalista. Siglo XXI. México

Carli S. (comp.) (1999) De la familia a la Escuela. Infancia, socialización y subjetividad. Santillana.Bs. As.

Foucault M. El sujeto y el poder. En Revista de Ciencias Sociales. N° 12, noviembre de 2001,Universidad de la República, Montevideo, Uruguay.

Frigerio G. y Poggi M. (1996) El análisis de la Institución educativa. Hilos para tejer proyectosSantillana. Bs. As.

Jodelet Denise. Entrevista realizada por María Raquel Popovich Vigencia de las representacionessociales y su incidencia en las prácticas profesionales. Primeras Jornadas en RepresentacionesSociales. Investigación y Prácticas”. Octubre de 2003.Universidad de Buenos Aires Buenos Aires,

Neufrld M.R. y Thisted (comps.) (1999) De eso no se habla…”los usos de la diversidadsociocultural en la escuela. Eudeba. Bs. As.

Popkewitz T. (1998) La conquista del alma infantil. Política de escolarización y construcción delnuevo docente. Pomares- Corredor. Barcelona.

Skliar C.(2002) Y si el otro no estuviera ahí? Notas para una pedagogía (improbable) de ladiferencia. Miño y Dávila. Bs. As.

UNICEF (2004) Informe anual de Actividades 2003.

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CUESTIONES DE LA ESCUELA HOY: REFLEXIONES EN TORNO A LA VIOLENCIA

Autora: Sandra Pederzolli

Mucho es lo que desde la docencia se piensa y se expresa en contundentes discursos con respecto ala violencia, fenómeno que irrumpe a diario en nuestras escuelas; pero sobre el que no siempre sesabe muy bien que hacer cuando adquiere entidad de realidad. Se reconoce que sus orígenes estánen el campo de lo social, que tiene como sostén la dura realidad económica, que está relacionado,muchas veces, con las experiencias vinculares del entorno familiar. Pero estos discursos pocasveces rozan los modos de intervenir para revertir y transformar. La desesperanza sobre losresultados suele aparecer, entonces, como una regularidad.

Como habitantes de Latinoamérica pero con los ojos puestos vaya a saber dónde, sabemos de laaguda crisis social y que ésta genera un aumento pavoroso de la pobreza y de la desigualdad social.La brecha entre los más ricos y los que menos tienen es cada vez más importante, situación queabona con un clima social altamente conflictivo en el que se hacen evidentes las pocas posibilidadesde modificación en tanto las estructuras sociales, el mercado y las políticas de intervención notransforman y muy por el contrario son grandes productores de violencia. Su repercusión no estáausente en el campo cultural y educativo de la población, si no que se pone en evidencia en los altosíndices de deserción, repitencia y distintas formas de fracaso escolar. Tampoco ha de minimizarseel impacto creado en gran medida por los medios de comunicación, muchos con perfiles“amarillistas”, quienes hacen de esta situación un espacio altamente rentable, aprovechando ladebilidad de los dispositivos escolares para promover la permanencia deseada y los aprendizajesadecuados a las necesidades reales.

Desde este lugar, y a modo de síntesis, detenerse a pensar en las causas de la violencia, nos acercainexorablemente a:

La conciencia del excluido social acerca del desamparo del que es protagonista La desocupación juvenil y la falta de indicios de que dicha situación pueda revertirse Situaciones familiares conflictivas y desarticuladas con niveles importantes de violencia en

dicho entorno Escenarios escolares que registran altos índices de deserción y abandono escolar

Aquél que se reconozca como educador, podrá llevar adelante su tarea si decide “hacerse cargo” delo que esto implica, en los contextos que reinan, con los emergentes que de éstos derivan, condestinatarios reales y en instituciones donde hay mucho por atender, comenzando por el desarrollode proyectos que tiendan a estructurar escuelas para los tiempos que corren. No se intenta sostenerun posicionamiento omnipotente desde el cual pretender resolver estas cuestiones solo desde elcampo escolar, pero sí de pensar la educación y la realidad social desde marcos que permitantrabajar desde aquí y ahora para un futuro con posibilidades y oportunidades mejor distribuidas.

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Fácil es asumir una posición funcionalista, que habilita a descartar de las instituciones a aquellosque no responden al perfil social deseado, y de esta forma “depositarlo” allí, en ese contexto socialal cual es imposible negar la pertenencia, con el consiguiente impacto en la vida de todos losintegrantes de la comunidad.

No menos cómodo es aceptar la posición de las teorías de la reproducción, desde las cuales losdocentes se han de instalar en la posición de “ejecutores” de ideologías al servicio de otra clasesocial que se hegemoniza en el poder y desoye los reclamos de los menos favorecidos.

Tal vez sea el momento de comenzar a pensar la realidad desde marcos que permitan tomar lareproducción social como punto de partida, aceptar la naturaleza ideológica, política y no menosética de la institución “escuela” y enfocar desde allí la labor profesional asumiendo las decisionesdel día a día, la incertidumbre y el grado de frustración que ello implica, entendiendo que sonestos los espacios donde se pueden interpelar ideologías y generar tensiones, donde sean puestosen tela de juicio los aparatos de dominación, dando un lugar de relevancia a las motivaciones, losintereses y las acciones de los sujetos. Asumir los márgenes de autonomía que la escuela poseeimplica que los actores institucionales gesten experiencias curriculares, institucionales y culturalesdiferentes y, por qué no antagónicas, al sistema dominante.

El sistema educativo y la institución escolar serán, entonces, arenas de lucha en la cual los sujetospuedan disputar por la construcción de significados en relación con el mundo y por la definicióndel sentido de la práctica pedagógica.

Desde este marco, abordar la violencia como fenómeno social que llega a la escuela comoconsecuencia de la crisis implica, siguiendo a Pablo Pineau (2007)12:

Aceptar como institución escolar que existen espacios donde “reorientar”, ”guiar” o“conducir” el abordaje de determinadas problemáticas, “espacios habitados por otros quepueden ayudar y poseen los saberes para hacerlo”. Esto significara convertirse en la “puertade entrada de la búsqueda de soluciones”.

Aceptar el lugar de quien aprende, dado que debe afrontar situaciones y realidades inéditascon respecto a su mandato fundacional. “A la escuela le conviene acercarse a otrasinstituciones en una relación de equivalencia, pero no de superioridad, para hallarrespuestas para convivir con la crisis”13

12 Pineau P. (2007) “O Escuela o crisis. Crónicas marcianas del imaginario docente actual” en Escuelas en la crisis. Reflexiones y propuestas. Bs. As., Fondo de Cultura Económica (En prensa)

13

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Fortalecer el perfil de transmisora y transformadora de la cultura, convertirse en un espaciodonde “se desarrollan actividades más o menos estables y placenteras vinculadas con lacultura y la tibia imaginación de un mundo mejor”

Lejos de pretender prescripciones o recetas, los antes mencionados pretenden ser solo criterios deintervención que permitan a los actores institucionales asumir y trabajar con y desde la realidad queno puede ser nunca ajena y a la que se ha de ayudar a transformar para hacer entre todos unahistoria diferente.

TRABAJO DE REFLEXIÓN A PARTIR DE VIÑETAS

Luis, de 6 años, hijo único, de padres separados, muy exitosos y narcisistas, con seriasdificultades para registrar las necesidades de su hijo. Presentaba problemas de descontroleimpulsividad que malograban su aprendizaje y la relación con maestros y compañeros. Los padresno entendían por qué ocurría esto. Ellos creían que si le daban todos os gustos y su atenciónexclusiva, el chico mejoraría. La escuela encaró de entrada la situación del niño y citó a unareunión en el primer mes de clases con los padres, docentes, directora y la psicóloga que atendía alniño. Se conversaron las dificultades y perspectivas en la tarea con este alumno. La escuela leofrecía la entrada al terapeuta del alumno, un lugar de intercambio en equipo, respetuoso yenriquecedor. Se combinaron estrategias y se labró un acta institucional que cada uno de lospresentes firmó.

Algunos meses después, ante una situación puntual en que el niño puso en riesgo suintegridad física, la dirección convocó a ambos padres a presentarse en forma inmediata yobligatoria. Se realizó una reunión conjunta con el niño presente en la que se encaró lo su sucedidoy se recalcó la responsabilidad que les cabía cada uno para que situaciones de esa índole novolvieran a repetirse.

Después de la lectura y discusión en pequeños grupos de la situación, saquen una conclusiónen relación a qué harán los tres participantes :

A partir de ese momento, el niño …………………………, el grupo escolar …………………………., lafamilia …………………………………………….

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Claudio, de 6 años, que cursaba primer grado, era muy dispar en su rendimiento escolar, lecostaba tenerse a las consignas y respetar los límites. Gritaba, insultaba, rompía. No podíaintegrarse al grupo de pares. Los padres, en medio de un divorcio muy conflictivo podíanofrecerle un entorno continente y organizador. Las peleas de Claudio terminaban en caos yagresión física y verbal. La escuela, sabiendo que estaba en tratamiento, invitó a la terapeuta aconversar.Frente a un episodio en el que Claudio destruyó materiales del aula, la escuela dio aviso de losucedido y de su preocupación a los padres y a la psicóloga del niño, sin tomar ningunamedida. Interpretó el episodio, que ocurrió un lunes, como consecuencia del desbande del finde semana. De este modo diluyó el problema con explicaciones que ubicaban la causa afuera.Intentó en esta oportunidad resolver el conflicto con cada uno por separado: un poco con lospadres, un poco con el profesional, un poco con el niño. A pesar de la buena disposición, semostró impotente para instrumentar recursos propios de la institución escolar. No teníanconciencia del protagonismo que podían ocupar en esta situación, ya que el hecho habíaocurrido dentro del ámbito escolar. Perdieron así una oportunidad de actuar y de sentarprecedente acerca de normas y límites en la escuela.

Después de la lectura y discusión en pequeños grupos de la situación, saquen una conclusiónen relación a qué harán los tres participantes:

A partir de ese momento, el niño …………………………, el grupo escolar …………………………., lafamilia …………………………………………….

Darío, de 15 años, adolescente con necesidades especiales por lesiones motoras, concurría auna escuela secundaria de renombre. Tenía muy mala relación con su grupo. Lo excluían yrechazaban abiertamente. Había descuidado mucho su rendimiento escolar a pesar de que eramuy inteligente.Su terapeuta decidió solicitar una entrevista con el rector para informarse de lo que ocurría.Recibió como respuesta que este no entendía el por qué de la necesidad de una entrevista yaque la escuela se centraba en el aprendizaje y no en las relaciones interpersonales y queademás ese grupo tenía las notas más bajas de todo el colegio.

Al excluir de su tarea lo emocional, potenciaban en el grupo el desamparo, la frustración yagresión que les provoca convivir diariamente con lo distinto. Generabas así, sin darse cuenta,situaciones de franca violencia y crueldad.

Después de la lectura y discusión en pequeños grupos de la situación, saquen una conclusiónen relación a qué harán los tres participantes :

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Ante esta situación, Darío ………………………………….., el grupo de compañeros………………………………., la familia ………………………………

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Carrera Tecnicatura Superior en Trabajo Social

Área: DHH y Ciudadanía

Profesoras: María Elena Gavigna y Stella Maris González

A) Textos de trabajo B) Propuesta a los alumnos

A) Racismo y Discriminación. En: Curso “Derechos Humanos, Igualdad y lucha contrala discriminación”, Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, Bs. As,2010. Módulo 3. (*)

Pensar la igualdad requiere siempre pensarla en el marco de la comunidad y delconjunto de derechos y responsabilidades que derivan del vivir-en-común, ya que es lacomunidad la que nos permite dar sentido, contenido y alcance a aquello queentendemos por igualdad. Es importante tener presente que este tipo de definiciones–desde la libertad y la igualdad hasta las nociones de discriminación y racismo– tienensiempre un carácter social; esto es que toda atribución de sentidos se funda y asientasobre creencias y valores socialmente compartidos. Desde la perspectiva delparadigma de los derechos humanos, la experiencia diaria del menosprecio y eldesinterés por el principio de igualdad nos lleva a centrar la atención en las prácticasy situaciones que se presentan como la contracara de este principio: hablamos en estepunto de aquello que llamamos discriminación.

Nuestra tarea es, entonces, adentrarnos en la especificidad que adoptan lasmodalidades del desinterés por el principio de igualdad. Con este objetivo, podríamoscomenzar con una pequeña exploración que permite poner en relieve ciertos aspectosde esta problemática. En 1925 la Real Academia Española incorpora en su Diccionariode la Lengua la palabra “discriminación”. Esta incorporación resulta bastante recientey tiende a contradecir nuestro sentido común, según el cual esta palabra estaríapresente en nuestro léxico desde tiempos más remotos. Desde 1925, y hasta la ediciónde 2001, la palabra discriminación significaba “separar, distinguir, diferenciar unacosa de otra”.

Sin embargo, en 1970 se incorpora una segunda acepción de la palabra, en la queencontramos puntos de contacto con el sentido actual que le atribuimos. En esemomento se incorpora la idea de que discriminación alude también a “dar trato de

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inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos,etc.”.

Como señalábamos será sólo muy recientemente, en 2001, que ambas acepciones secombinarán en la significación principal atribuida a la palabra: discriminación significa“seleccionar excluyendo”.

Aun así, pensar el menosprecio por el principio de igualdad requiere de mayoresprecisiones para poder dar cuenta de las prácticas vigentes a nivel social. Esto haceque resulte necesario reflexionar sobre las diversas formas que adoptan cierto tipode modos de interacción, aquellas que conocemos como prácticas socialesdiscriminatorias.

Entendemos como práctica social discriminatoria a cualesquiera de las siguientesacciones:

a) crear y/o colaborar en la difusión de estereotipos de cualquier grupo humano porcaracterísticas reales o imaginarias, sean éstas del tipo que fueren, sean éstas

positivas o negativas y se vinculen a características innatas o adquiridas; b) hostigar,maltratar, aislar, agredir, segregar, excluir y/o marginar a cualquier miembro de ungrupo humano del tipo que fuere por su carácter de miembro de dicho grupo; c)establecer cualquier distinción legal, económica, laboral, de libertad de movimiento oacceso a determinados ámbitos o en la prestación de servicios sanitarios y/oeducativos a un miembro de un grupo humano del tipo que fuere, con el efecto opropósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechoshumanos o libertades fundamentales. (1)

Un primer aspecto a destacar es que en nuestro análisis hacemos referencia aprácticas sociales discriminatorias –en lugar de hablar de 'actos discriminatorios'– enla medida en que dar cuenta de las prácticas sociales nos permite adentrarnos en losmarcos comunitarios que organizan, dan sentido y hacen inteligibles los actos queponen en escena las matrices discriminatorias vigentes en cada sociedad y para cadamomento histórico. En tanto no centramos la mirada en hechos o eventos que suelenpresentarse de manera aislada, preferimos pensar en términos de prácticas socialesque dan cuenta de las regularidades socio-históricamente determinadas dearticulación entre personas, grupos de personas y bienes sociales (simbólicos,materiales, etc.).

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Cuando hablamos de prácticas sociales discriminatorias estamos tematizando aquellasformas de obrar, pensar y sentir que, sobre la base de la asignación de atributosestereotipados, tienen como resultado menoscabar, restringir o anular la capacidad delas personas para poner en práctica y gozar plenamente de sus derechos.

Por su parte, cuando hablamos de racismo nos referimos a una construcción ideológicaque articula dos creencias: la primera, sostiene que existiría la posibilidad desegmentar al género humano en grupos sobre la base de un conjunto decaracterísticas biológicas comunes (la “raza”, concepto que ha sido abandonado tantopor su inconsistencia científica como por sus implicancias políticas) y, la segunda, quede dicha pretendida segmentación se derivaría una jerarquización necesaria entredichos grupos humanos y las características que se les atribuyen. En suma, de manerageneral, podemos decir que el racismo sostiene una pretendida superioridad decierto/s grupo/s poblacional/es, portador/es de determinadas características, porsobre otros.

En este sentido, es importante retomar la perspectiva presentada por Rita Segato ensentido de que “la raza no es una realidad biológica ni una categoría sociológica, sinouna lectura históricamente informada de una multiplicidad de signos, en partebiológicos, en parte derivados del arraigo de los sujetos en paisajes atravesados poruna historia”. (2)

A los fines de nuestro análisis resulta relevante destacar que existen distintasdimensiones desde las que resulta posible abordar las prácticas socialesdiscriminatorias: a nivel simbólico-discursivo, a nivel físico-corporal y a nivelinstitucional-normativo. Estos grandes patrones nos permiten clasificar las diversassituaciones y manifestaciones concretas que adoptan estas prácticas. En primer lugar,destacamos aquellas acciones que apuntan a la creación y reproducción derepresentaciones simbólicas y estereotipos respecto de determinados grupos depersonas. Como vimos, los estereotipos son imágenes, ideas o referencias decontenido reduccionista que resultan comúnmente aceptadas en el seno de lassociedades sobre la base de la naturalización de los contenidos transmitidos. Estasreferencias proponen pautas de identificación y caracterización para distintos gruposde personas (generalmente sobre la base de caracteres atribuidos y asociados avaloraciones negativas), reduciendo la complejidad social a un aspecto salientevinculado a prejuicios y “lugares comunes”. Los estereotipos son el resultado de unaselección de predicados posibles que, por fuerza de la costumbre y de las

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representaciones dominantes de la cultura, termina instalándose como la formanatural de pensar.

En segundo lugar, podemos dar cuenta de prácticas sociales que se relacionan conformas de violencia directa y de hostigamiento físico sobre personas o grupos depersonas. De manera general, podemos señalar que estas prácticas suelen sustentarseen construcciones simbólicas que fundamentan y hacen posible (y pensable) elejercicio de la violencia física directa sobre determinadas personas y grupos depersonas. Incluimos en este grupo a las prácticas de maltrato, agresión, segregación,exclusión y marginación, entre muchas otras formas de violencia directa que seejercen sobre la corporalidad de las personas. En tercer lugar, mencionamos aquellasprácticas de tipo institucional-normativo que tienen como resultado el establecimientode distinciones formalmente inscriptas en el marco de instituciones sociales, lo queimplica diversos grados de codificación de los parámetros de inclusión-exclusión de laspropias instituciones.

El tipo de análisis que proponemos tiene la importancia de no centrar la reflexiónsobre quienes históricamente resultan (y han resultado) victimas de diversas formasde discriminación. Por el contrario, el objetivo es iluminar los mecanismos que hacenposible el despliegue del racismo, la discriminación, la xenofobia y otras formas deintolerancia. Es importante tener presente que estas prácticas son las que ponen enmarcha la valencia diferencial de las personas y que son las que sostienen y refuerzanlas construcciones simbólicas que inferiorizan a determinados grupos de personas. Essobre estos procedimientos (negativización, marcaje, inferiorización y tratodiferenciado) que se funda la negación en el reconocimiento, acceso, goce y ejerciciode derechos a determinados grupos de personas.

HISTORIA Y NEGACIÓN DE DERECHOS

Si bien resulta sumamente complejo intentar rastrear el origen concreto de estasprácticas, debemos destacar que en determinado momento histórico estas formas desimbolización y de categorización de las diversidades presentes al interior de cadacomunidad fueron especialmente difundidas. Hacemos referencia aquí al momento quede manera más directa incidió en las prácticas discriminatorias actualmente vigentes:el período de conformación y consolidación de los Estados nacionales modernos. Condiversas temporalidades en cada caso, la conformación de estructuras políticascaracterizadas por el monopolio de la violencia, el control territorial y el

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establecimiento de burocracias estables comenzaron a delinearse desde mediados delsiglo XVIII. (3)

En Argentina este proceso se inicia con los movimientos independentistas y seconsolida entre 1880 y 1930. En consonancia con las ideas vigentes a nivelinternacional, el Estado Argentino orientó su accionar en sentido de redefinir lasreglas social y políticamente vigentes. A partir de la década de 1870 comienzan adesarrollarse políticas tendientes a regular distintos espacios de intercambio social,desde las reformas urbanas (inspiradas en las teorías vigentes respecto de lasalubridad social) hasta el desarrollo del encierro penitenciario y los saberescriminológicos. En este marco podemos situar, hacia el cambio de siglo, el desarrollode políticas “modernizadoras” fuertemente atravesadas por construcciones simbólicasrespecto de “lo nacional” y de sus atributos. De la mano de teorías científicas de granaceptación (positivismo, higienismo, normalismo, etc.), la sociedad argentina redefiniólos términos demarcatorios de su identidad y las pautas de delimitación de incluidos -excluidos. Las decisiones políticas y las reglas sociales de interacción resultaronreformuladas: las poblaciones originarias, las poblaciones migrantes, los niños y niñas,los portadores de determinadas filiaciones políticas, entre muchos otros, pasaron aser objetos de permanente vigilancia y corrección por parte del Estado nacional.

Lo que subyace en este conjunto de políticas es la presencia de elementos narrativosvinculados a la idea de “homogeneidad”. Nos referimos aquí a las distintaspresentaciones de esta idea: homogeneidad étnica, cultural, religiosa, lingüística, etc.

Un elemento a destacar es que, dada la vigencia de estructuras simbólicas quevisualizan cierto ordenamiento jerárquico de la sociedad, la valoración positiva dedeterminados rasgos trajo aparejada la descalificación de todo aspecto que nocoincidiera con dicha valoración. En este sentido, se asoció la noción de “normal” con loestimado como positivo para la sociedad y, en consecuencia, toda “desviación”, todo“problema” emergente en el seno de la sociedad se vinculó a personas o grupos que nose adecuaron a la norma y la imagen de “sociedad bien ordenada”. Esta construcciónnegadora de las diversidades tildó como “anormal” a un amplio espectro social.

En este marco podemos comprender en profundidad y resignificar las implicancias delas políticas desarrolladas con el objetivo de “integración nacional” desde los ámbitoseducativos, sanitarios, legislativos, judiciales, comunicacionales, policiales, militares,etc. Aún cuando un análisis detallado de este conjunto de políticas resultaríademasiado extenso en este contexto, vale la pena destacar que esta matriz general de

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valoración de las determinaciones comunitarias perdura en la actualidad y su vigenciapodemos constatarla sobre la base del análisis de las prácticas socialesdiscriminatorias.

Si atendemos a las prácticas discriminatorias vigentes notamos la extensión de losgrupos de personas que resultan víctimas de estas diversas formas de negación delprincipio de igualdad. En primer lugar, y sin que esta presentación responda a lamagnitud ni a la extensión de las prácticas analizadas, destacamos la situación dequienes han sido históricamente posicionados/as en situación de dependencia: lasmujeres, los niños y niñas, y los/as adultos/as mayores. En lo que se refiere a lasituación de las mujeres, constatamos que su desigualdad social (es decir, la posicióninferiorizada en el esquema jerárquico que venimos analizando) tiene como sustento lainterpretación cultural que se hace de la diferencia biológica. Por otra parte, respectode niñas y niños, su inscripción social en términos de “minoridad” y dependencia de suspadres y madres ha llevado a que sean considerados objetos de protección social yjudicial, desconociendo su carácter de sujetos de derechos. Finalmente, en el caso deadultos/as mayores, debemos notar que su descalificación y subordinación se asociaprincipalmente a la valoración negativa asignada a las transformaciones psico-socialesy corporales vinculadas al envejecimiento, que lleva a los/as adultos/as mayores a serconsiderados/as “objetos de cuidados”. En este sentido, “en nuestra sociedad, dondese valora a los seres humanos por su vinculación con la capacidad de producir o deacumular riqueza material, el paradigma a emular resulta ser el de la juventud, sana,fuerte y productiva”. (4)

Por otra parte, vale la pena analizar el impacto de las prácticas discriminatorias sobrelas personas y grupos de personas cuyas determinaciones existenciales se hallanfuertemente vinculadas a su origen étnico y/o nacional. (5) En este punto hacemosreferencia a las comunidades y colectividades de pueblos originarios,afrodescendientes, judías, árabes e islámicas, gitanas y migrantes (incluyendo a los/asrefugiados/as), entre otras. De manera general, podemos establecer que el ideal de la“integración nacional” implicó para estos grupos diversas formas de anulación de lasparticularidades culturales e identitarias propias. El ideario nacionalista potenció elvalor de la homogeneidad cultural de la nación y, por tanto, tendió a considerar que losrasgos salientes de otras identidades nacionales y/o étnicas atentaban contra laconsolidación de las estructuras políticas y sociales proyectadas. En este sentido,señala Grimson que la “desetnicización se vinculó a la promesa de cierta igualdad

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siempre sobre la base de aceptar parámetros culturales definidos como ‘argentinos”(6)

Desde entonces toda valoración de la diferencia cultural y/o étnica ha estadofuertemente marcada por lo que se señala como su “diferencia constitutiva” (“loexótico”, “lo extraño, lo diferente”), en relación a los valores, creencias y costumbresvigentes en nuestra sociedad.

En lo que hace a otros grupos de personas cuyas determinaciones existenciales nocoincidían (ni coinciden) con valoraciones positivas encontramos a quienes, pordiversos motivos, no se corresponden con el paradigma de “normalidad “orgánico-anatómico- funcional”. Este es el caso de las personas con discapacidad (sean físicas,mentales, intelectuales o sensoriales) y de personas portadoras de determinadasenfermedades (hiv y Sida, cáncer, etc.). La impronta higienista dentro del sistemasocial y político, especialmente dentro del campo de la salud, continúa estableciendopautas sumamente discriminatorias que cualifican a estas personas, sus vidas,expectativas, posibilidades y derechos.

De manera similar, ciertas religiones han tenido un fuerte impacto respecto de laposibilidad de desarrollo de una vida plena y libre de discriminaciones para laspersonas con diversas identidades sexuales y de género. Desde este prisma de lasexualidad “única, normal, sana y legal” se articularon las diversas formas de negaciónde derechos, estigmatizaciones y discriminaciones que han tenido como víctimas aquienes asumían estas identidades codificadas como “anormales”, “desviadas” e,incluso, “enfermas”.

Finalmente, como hemos visto, debemos enfatizar que tanto el género como la pobrezaresultan ejes transversales que se acoplan a las manifestaciones usuales dediscriminación. La estructura simbólica de valoración de lo masculino y lo femenino hatendido siempre a inferiorizar a las mujeres, posicionándolas en roles subalternos yminorizados. A su vez, la situación socio-económica de pobreza y/o exclusión social haredundado en la marginación y exclusión social de quienes se ubican en las escalas másbajas o nulas de participación de la renta social.

De manera general hemos presentado las matrices discriminatorias vigentes ennuestra sociedad. Vale la pena recalcar que todos estos grupos resultan víctimas deformas de discriminación específicas dentro de cada una de las dimensiones generalesanteriormente descriptas: simbólico-discursivo, físico-corporal e institucional-normativo.

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Asimismo, volvemos sobre la idea de que las prácticas sociales discriminatorias tienela característica de instituirse en marcos de sentido socio-culturalmentedeterminados.

Esto implica que a lo largo de la historia los roles atribuidos, el tipo de interaccionesposibles al interior de cada sociedad y las expectativas para el desarrollo de una vidaplena han variado de acuerdo a un conjunto amplio de variables. En este sentido, unode los aspectos fundamentales que inciden y han incidido de manera determinante enla adopción de estas pautas de interacción han sido las formas históricas en que cadasociedad se ha ido autorepresentando; esto es, la medida en que cada sociedad hapodido tematizar la pluralidad, la diferencia y desigualdad que le es constitutiva.

DISCRIMINACIÓN Y VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS

En este contexto, debemos destacar que la incorporación de la perspectiva y la agendade los derechos humanos en el escenario político y social han permitido, y permitiránen el futuro, articular de forma novedosa los reclamos de igualdad y dereconocimiento, acceso y disfrute de derechos de una parte muy importante de lasociedad. Si bien a lo largo del siglo XX pudieron constatarse ciertos avances en estesentido (derechos civiles de las mujeres, sufragio femenino, derechos de los/astrabajadores/as, etc.), el retorno a la democracia en 1983 marcó un punto deinflexión, en tanto estas aspiraciones y voluntades pudieron articularse y comenzar aser tematizadas a nivel político.

En Argentina, hasta hace algunos años, hablar de discriminación resultaba un pococomplejo ya que no se comprendía plenamente qué quería decir que un hecho era“discriminatorio”. Asimismo, tendía a pensarse que al hablar de discriminación se hacíareferencia a situaciones particulares de algunas personas: se asociaba esta noción alantisemitismo, a personas con ciertas enfermedades, a personas con diversa identidadde género. En todos estos ejemplos, presentados intencionalmente de formaesquemática, la discriminación era entendida como un problema ajeno al conjunto de lasociedad, limitado y relativo a algunas personas o, en el mejor de los casos, a ciertosgrupos.

Es por ello que creemos de importancia destacar distintas perspectivas posibles parahacer frente a situaciones de discriminación. Desde la mirada estatal se handesarrollado diversas estrategias, entre ellas las políticas de acción afirmativa y

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políticas de prevención y/o sensibilización. Sobre la base del reconocimiento de laherencia de las distintas formas de discriminación a lo largo del tiempo, las políticasde acción afirmativa se orientan a revertir las consecuencias más notorias de estasdesigualdades, con el objetivo final de eliminar los motivos que les dieron origen. Estesería el caso de las becas educativas destinadas a alumnos/as de determinadosorígenes, los cupos legislativos y sindicales, etc.

Por otra parte, en la medida en que cuando hablamos de discriminación hacemosalusión a prácticas simbólicas, las estrategias de prevención y sensibilización sevinculan de forma directa a la difusión y promoción de derechos. A fin de promover ladesnaturalización de prácticas discriminatorias, uno de los objetivos centrales seorienta a alcanzar a los sectores de la población más vulnerados en sus derechos yque, por lo general, quedan fuera de los circuitos de información, difusión y acceso a lajusticia. Una mención aparte merece la labor legislativa, en sentido de promover lasanción de leyes centrales en esta materia. En los últimos años hemos avanzado demanera significativa en el reemplazo y creación de normas tendientes alreconocimiento de las diversidades y a la protección de derechos. Entre muchas otrasdebemos destacar la aprobación y/o ratificación de instrumentos internacionales deprotección de los derechos humanos (Protocolo Facultativo de la Convención sobre laEliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer, Nº 26.171;Convención Internacional sobre la Protección de los derechos de todos losTrabajadores Migratorios y de sus Familiares, Nº 26.202; competencia del Comitépara la Eliminación de la Discriminación Racial para recibir y examinar comunicacionesde personas o grupos víctimas de discriminación, Nº 26.162; Convención Internacionalde los Derechos de las Personas con Discapacidad, N° 26.378).

Asimismo, se han puesto en marcha numerosas leyes de protección específica:

Ley declarando la Emergencia de la Posesión y Propiedad de Tierras de ComunidadesIndígenas (Nº 26.160); Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños yAdolescentes (Nº 26.061); Ley de Educación Nacional (Nº 26.206); Ley dePresupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos (Nº 26.331);Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra lasMujeres (N° 26.485); Ley de Reconocimiento y Protección al Refugiado (Nº 26.165);Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (N° 26.522); y Ley de MatrimonioIgualitario (N° 26.618), entre muchas otras.

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En este sentido, podemos decir que los avances en la incorporación de la perspectivade los derechos humanos han sido sostenidos. En la actualidad, se han creadonumerosas instituciones con responsabilidad específica en materia de protección ygarantía en el acceso a derechos, y se han ampliado las facultades de otras. Asimismo,como vimos, la amplia mayoría de los instrumentos internacionales de protección dederechos humanos han sido ratificados por nuestro país.

Desde nuestra perspectiva, resulta central comenzar a pensar el paradigma dederechos sobre la base del abandono de la premisa liberal de ciudadanía, según la cualla incorporación a la comunidad dependía del relegamiento de las identidades y alámbito construido como privado, lo que en términos prácticos equivalía al reemplazo deuna identidad propia por una nueva “identidad común”. De esta forma, es importanteavanzar hacia una nueva conformación de lo estatal donde el Estado ya no seapensando en términos de neutralidad. La idea de neutralidad estatal respecto de lasdiferencias sociales ha probado sus límites y ha tenido como consecuencia laprofundización de las desigualdades y el despliegue de prácticas socialesdiscriminatorias.

En la actualidad, las prácticas sociales discriminatorias atentan de manera directacontra la posibilidad de ejercicio y, más aún, de reconocimiento de la centralidad delprincipio de igualdad. A nivel social, la vigencia de este tipo de prácticas puede serestablecida sobre la base del conjunto de actos, actitudes e ideas (incluyendo gestos,gustos, lenguajes, etc.) que se despliegan respecto de las personas colocadas encondición de inferioridad y/o discriminación. En este sentido, retomamos aquí laperspectiva según la cual, el principio de igualdad y el “derecho a tener derechos”,devienen tanto requisitos de configuración de lo social como máximas para orientar laintersubjetividad (esto es, que toda instancia de interacción plena requiere delreconocimiento de nuestro/a interlocutor/a como par).

Es en este sentido que hablamos de la importancia de delinear una idea de comunidadno homogénea, haciendo referencia a la necesidad de tener presente las tendenciasdiscriminatorias que otras perspectivas pueden acarrear. Es en este sentido que, comoseñalamos anteriormente, tematizar la diversidad (explorarla, categorizarla,administrarla) parte de (y sostiene) un presupuesto de negación de una pluralidadsiempre presente. La posibilidad de circulación de narrativas fundadas en laconstrucción simbólica de nuestros pares en términos de “otros” (la construcción dela otredad en el seno de la comunidad), sólo resignifica en sentido negativo al lazosocial comunitario. Es por ello que entre las tareas pendientes de una agenda social y

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política activa en materia de derechos humanos debemos otorgar un lugarpreponderante al reconocimiento como pares de quienes compartimos el ser-en-común. De esta forma, el principio de igualdad nos sirve de punto de apoyo para que lascuestiones relativas a la conformación comunitaria abandonen el binomio inclusión-exclusión.

Citas bibliográficas:

(1) VVAA (2005). Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación, Buenos Aires,INADI-PNUD, pág. 41.

(2). Segato, Rita (2010) “Los cauces profundos de la raza latinoamericana. Unareelectura del mestizaje”, mimeo

(3) Para mayor amplitud de este proceso veáse, entre otros: Weber, Max (2002),Economía y sociedad, México, FCE; Foucault, Michael (2001), Defender la sociedad,Bs.As, FCE y Oszlak, Oscar (1997) La formación del Estado Argentino, Bs.As, Planeta.

(4) Op. cit., p. 92.

(5) Seguimos aquí la perspectiva adoptada por el Plan Nacional contra laDiscriminación, según el cual puede entenderse como grupo étnico-nacional a “todacolectividad de individuos con tradiciones y/o lengua y/o religión y/u origen territorialcomún y que asuma su pertenencia a dicho colectivo, siendo esta ‘auto-inclusión’ lacaracterística central de su pertenencia”. Op. cit., p. 102.

6 Grimson, Alejandro (2006): “Nuevas xenofobias, nuevas políticas étnicas enArgentina”, en Alejandro Grimson y Elizabeth Jelin (comp.): Migraciones regionaleshacia la Argentina: Diferencia, desigualdad y derechos, Buenos Aires, Prometeo, p. 3.

Resumen ideas centrales del texto

Derechos Humanos y Prácticas Sociales Discriminatorias

Las dificultades para la construcción de una comunidad, entendida como el espacio

compartido entre pares no homogéneos, en relación al conjunto de derechos y

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responsabilidades que derivan de ese vivir en común, remite a la posibilidad de que

podamos reconocer la matriz que alimenta las prácticas sociales discriminadoras que

dan sentido a los modos de actuar, pensar o calificar con valores diferenciales

negativos a personas, comunidades o grupos con los cuales interactuamos en nuestra

sociedad.

Esa matriz constitutiva se cimentó en un imaginario ideal de “integración nacional”,

según los parámetros del modelo liberal que definió normativas de regulación social,

determinaciones sobre la identidad y pautas de inclusión (“la normalidad” de los

ciudadanos integrados al “buen orden”) y de exclusión (“la anormalidad” de los

portadores de culturas, etnias diferentes, asociadas a procesos de desetnización o

calificaciones de “extranjerizantes” ”peligrosos”, “de ideas disolventes”, etc.).

Disvalores, marginaciones, que se reprodujeron para abarcar un amplio espectro

(niños, adultos mayores, etnias, colectividades, migrantes, personas con capacidades

diferentes o distintas opciones sexuales), atravesados por dos parámetros básicos de

discriminación: la pobreza y el género. Prácticas sociales que se manifiestan en

estereotipos naturalizados desde lo simbólico-discursivo o en las diferentes acciones

de violencia y maltrato, visibles también en las instituciones sociales que reproducen

diferencias jerárquicas y formas de articulación rígidas en su funcionamiento.

Necesitamos revisar estas prácticas, los grados de pluralidad que incorporamos, la

idea de igualdad social posible en una comunidad donde las relaciones se constituyan

entre pares como sujetos de derechos. Los tratados internacionales reconocidos en

la legislación interna y los procesos de democratización (producto de las demandas y

luchas de los invisibilizados o despojados de los derechos fundamentales),

motorizados por un Estado activo que en sus prácticas y estrategias motorice la

inclusión de los sectores más vulnerables, permitirán ir desmontando las matrices de

discriminación subyacentes y reducir las dificultades para la plena concreción de los

derechos reconocidos en estas nuevas normativas incorporadas. El camino y el desafío

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están abiertos para que la otredad (“el otro como negativo, amenazante o peligroso”),

deje de ser el signo de estigmatización desde el cual construimos ciudadanías

discriminadoras.

A y B) Actividades y recorridos posibles para el trabajo áulico

Fuente: Los problema sociales y la escuela. Módulo 2. Discriminación. ProgramaNacional de gestión Curricular y Capacitación. Ministerio de Educación Ciencia yTecnología. Bs. As (2010)

Acápite 3. Criterios pedagógicos y contenidos de Enseñanza (conceptos básicos)

Los cambios en las mentalidades y en las actitudes son quizás las más difíciles dealcanzar, sobre todo si avanzamos a contrapelo de los mensajes que se reciben a diariode otras agencias socializadoras (particularmente los medios de comunicación). Lossiguientes criterios pedagógico-didácticos se enuncian entre otros, para permitir latoma de decisiones acordes con una formación general en DDHH que aborde el temade la discriminación:

a) Atender tanto los discursos como las prácticas Se necesita reconocer el grado de implicancia recíproca entre prácticas ydiscursos. Se puede partir de frases y textos que den cuenta de juiciosdiscriminatorios, o bien de situaciones concretas en las que se puedan observar laexclusión o el trato diferenciado, para avanzar en el primer caso, hacia lasprácticas sociales naturalizadas que determina tales juicios y, en el segundo, hacialas concepciones que sustentan esas prácticas.

b) Vincular hechos y derechosSupone articular las prescripciones normativas (legales) con las prácticasculturales a las cuales se enfrentan. Se trata de hallar la distancia óptima entrelas miradas ingenuas y las escépticas o pesimistas sobre la realidad social, paraconstruir una actitud de participación crítica transformadora. Es ingenua la miradaaséptica sobre derechos prolijamente formulados en los papeles que se ventrasgredidos a poco de atravesar el umbral del aula. Es escéptica la enseñanza quenaturaliza la injusticia, afirmando que el mundo “fue y será injusto”. Por el

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contrario, la posibilidad de un pensamiento transformador requiere considerar quela enunciación de los DDHH ha sido el fruto de una lucha contra situaciones realesde atropello. No surgen aislados ni carecen de historia y su sola enunciaciónjurídica no implica resolver esas situaciones, sino fijar un horizonte hacia el cual elEstado debe orientar sus políticas y fijar el trato digno que todos los sujetostienen derecho a exigir. Incluir en la enseñanza situaciones concretas que hayandado lugar a demandas, controversias, deliberaciones sobre lo justo, amplía elhorizonte de comprensión.

c) Resignificar la memoria colectivaLa historia permite observar los cambios de mentalidades y de legislación, lastensiones en períodos próximos o alejados en que la igualad fue entendida demodos muy diferentes de los que hoy postulamos. Se puede rastrear en el pasadoel origen de la discriminación hacia las mujeres, comunidades de pueblosoriginarios, judíos, gitanos, etc. El rastreo histórico de la discriminación permitiráentenderla como una construcción cultural que puede y deben ser cambiadas ennuestros discursos y nuestras prácticas actuales.

En síntesis un punto de partida de un trabajo de enseñanza sobre la discriminaciónes:

Una revisión cotidiana y sistemática de la realidad social en que se inscribela tarea institucional

La mirada abierta a la comprensión de los modos de vida y hábitosculturales de los estudiantes

Un compromiso crítico y creativo de cada equipo docente con laresponsabilidad de construir una sociedad pluralista y justa.

La propuesta es trabajar a partir de anécdotas

Las anécdotas son fragmentos significativos de experiencia de vida que movilizanaprendizajes o modificaciones en los puntos de vista de las personas. Ciertasexperiencias como víctimas o testigos de prácticas discriminatorias permitenreflexionar acerca de los alcances de la igualdad y de las posibles respuestas antela injusticia o el maltrato.

La discriminación puede sustentarse en diferentes motivos o tomar distintasmaterias como justificativo. Un agrupamiento posible sería:

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o Discriminaciones basadas en características físicas o psíquicas (congénitas oadquiridas) o derivadas de ellas (obesidad, discapacidades motoras, miopes,baja estatura, etc.)

o Discriminaciones basadas en el origen étnico (extranjeros, pueblos originarios)o Discriminaciones basadas en el sexo u orientación sexualo Discriminaciones basadas en hábitos o elecciones de vida (vestimenta,

ornamentos corporales, etc.)o Discriminaciones basadas en la condiciones socioeconómicas (pobres, “villeros”)o Discriminaciones basadas en la edad o rasgos temporarios (a los jóvenes, a los

ancianos, a los que padecen una enfermedad, etc.)o Discriminaciones basadas en las creencias o adhesión a grupos de afinidad

(grupos religiosos, posiciones políticas o ideológicas, orientaciones artísticas,etc.)

Tanto los que discriminan como los que padecen discriminación puede ser sujetosindividuales, grupos o instituciones de menor o mayor complejidad. Generalmentequién es discriminado lo es por varios motivos combinados que lo vuelven másvulnerables en ciertos contextos sociales. Por eso hay un uso del términodiscriminación que necesitamos aclarar y de allí la importancia del ámbito escolarpara trabajar con esas tramas que obstruyen el camino a una sociedad cada vezmás democrática.

Solo a modo de ejemplo se propone la reflexión en torno a una anécdota real: setrata de una inmigrante boliviana en Bs.As. que modifica su actitud frente alprejuicio de la comunidad receptora.

TEXTO:

(Testimonio de Ana, inmigrante aymará de 30 años, proveniente de Bolivia, sobresu vida en Bs. As)

(…) “Cuando te subes a un colectivo te tienes que agarrar de algo para no caerte.Cuando me agarraba de algo para no caerme veía que las mujeres se agarraban lacartera, como si les fuera a robar. Y yo al principio me corría, me alejaba, para queno piensen eso. Pero después no. Me acercaba más y se agarraban más la cartera. Yyo me divertía. Pero ahora no hago eso. Si se agarran la cartera, yo me la agarromás fuerte, como si ellas me fuera a robar” (…) (citado por Alejandro Grimson:1999, pág. 38)

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Consignas de trabajo:

Discutir el contenido en pequeños grupos y responder:

-¿En qué sentido se puede hablar de discriminación en este caso?; ¿cuál es elestereotipo que opera en las mujeres que viajan junto a la mujer boliviana?

-¿Cuáles fueron las repuestas de la mujer y qué buscaba lograr en cada caso?

-¿Cuál de esas actitudes tiene más posibilidades de lograr impedir o modificar lapráctica discriminatoria? ¿Por qué?

Luego de comentar las respuestas en plenario, el docente plantea el concepto dediscriminación y pregunta si han visto u oído situaciones semejantes y quierentrasmitirlas al resto del grupo. Se realiza el intercambio en forma oral y se analizanen conjunto cuáles han sido las actitudes de las víctimas en cada caso.

Por último se presenta el documento Módulo3 Racismo y Discriminación del Curso“Derechos Humanos, Igualdad y Lucha contra la Discriminación” del Ministerio deJusticia, Seguridad y Derechos Humanos (*)

Se solicita:

1) presentación escrita grupal de una síntesis de las ideas centrales expuestas en eldocumento, que posibilite articular marcos conceptuales-legales y resignificar lasmiradas- prácticas culturales de la vida cotidiana.

2) articulación de la síntesis producida con la actividad previamente realizada, paratematizar el tema de la discriminación con mayor amplitud teórico- práctica.

Glosario (se omiten mencionar conceptos claves ya explicitados en los mismos textos,por ejemplo: racismo, ver (*))

Paradigma: conjunto de prácticas o modelos desde los cuáles se visualiza e interpretala realidad social

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Estereotipos: imagen, idea o modelo al que se le atribuyen conductas, valores,modalidades positivas o negativas que son aceptadas pasivamente sin realizar unarevisión crítica de su construcción.

Nivel simbólico- discursivo: signos, formas de valoraciones o mensajes trasmitidos através de las distintas formas discursivas (orales, escritas, etc), que son importantesde descifrar en los análisis críticos, para interpretar el contenido y sentido de losdiscursos emitidos.

Positivismo: Corriente filosófica- científica surgida en la segunda mitad del siglo XIX,que postula como única forma de conocimiento la observación detallada, sistemática yexhaustiva de los hechos de la realidad, descartando todo juicio de valor por parte delinvestigador. Considera a los hechos en una relación de causa-efecto y a las cienciascomo neutrales, libres de toda influencia valorativa. Sufrió fuertes críticas desdeotras teorías opuestas y superadoras, a lo largo del siglo XX.

Higienismo: corriente surgida en el siglo XIX como consecuencia del rápido desarrollode la vida urbana y sus efectos no deseables de hacinamiento, falta de agua potable,cloacas, desnutrición, epidemias, etc. Plantea la necesidad de tomar medidas quemejoren la salubridad en la sociedad, al considerar la enfermedad como un fenómenosocial.

Xenofobia: rechazo, miedo, hostilidad a los extranjeros.

Normalismo: corriente del siglo XIX que dio impulso a la creación de EscuelasNormales para la formación de maestros que debía trasmitir los valores y pautas delEstado Nación. Se las llamó “Normales”, porque esas instituciones se ajustaban a lasnormas y reglas preestablecidas por el Estado, en relación a la política educativa quedebía ser homogénea en la trasmisión de contenidos y modalidades de enseñanza

Homogeneidad social: idea de una sociedad en la que todos sus miembros comparteniguales valores, pertenencia étnica y cultural, tradiciones, costumbres, y que consideralo diferente como un disvalor.

Desetnicización: proceso de construcción de una entidad política mayor o una Naciónen antagonismo con sus minorías étnicas (ej: represión, marginación de pueblosoriginarios)