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I LIBRO DE EL CAPITAL: MÉTODO DE EXPOSICIÓN TEORÍAS DEL TRABAJO ABSTRACTO Y DEL VALOR Vladimir Lazo García Introducción En el presente artículo trataré de desarrollar algunos aspectos de la estructura del Primer Libro de El Capital 1 de Karl Marx (Das Kapital) -publicado por primera vez en 1867-, haciendo énfasis, en una primera parte, en su modo de exposición, cuyo conocimiento me parece preliminar para la comprensión general del Libro I. En segundo lugar, me referiré al tema relativo a los contextos en los Mar Marx expone las teorías del trabajo abstracto y del valor. Este tema, el de dónde leer tales teorías, lo expuse en un trabajo universitario el año de 1992 en la Escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela, bajo el título de “Exposición de un criterio de lectura de El Capital de Karl Marx” 2 . Paso a tratar los asuntos enunciados: 1.- Algunos aspectos de la exposición, y su método El método de exposición del Libro I contiene, según mi 1 Karl Marx, El Capital, Crítica de la economía política, Editorial Siglo XXI, 1975. 2 Trabajo de Ascenso a la categoría de Asistente, 1992, UCV, Biblioteca

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I LIBRO DE EL CAPITAL:

MÉTODO DE EXPOSICIÓN TEORÍAS DEL TRABAJO ABSTRACTO Y DEL VALOR

Vladimir Lazo García

Introducción

En el presente artículo trataré de desarrollar algunos

aspectos de la estructura del Primer Libro de El Capital1 de

Karl Marx (Das Kapital) -publicado por primera vez en

1867-, haciendo énfasis, en una primera parte, en su modo

de exposición, cuyo conocimiento me parece preliminar

para la comprensión general del Libro I. En segundo lugar,

me referiré al tema relativo a los contextos en los Mar

Marx expone las teorías del trabajo abstracto y del valor.

Este tema, el de dónde leer tales teorías, lo expuse en un

trabajo universitario el año de 1992 en la Escuela de

Economía de la Universidad Central de Venezuela, bajo el

título de “Exposición de un criterio de lectura de El

Capital de Karl Marx”2.

Paso a tratar los asuntos enunciados:

1.- Algunos aspectos de la exposición, y su método

El método de exposición del Libro I contiene, según mi1 Karl Marx, El Capital, Crítica de la economía política, Editorial Siglo XXI, 1975.2 Trabajo de Ascenso a la categoría de Asistente, 1992, UCV, Biblioteca

opinión, una doble intencionalidad, a) producir el

conocimiento crítico sobre su objeto que es la economía

política, y b) introducir al potencial lector obrero

dentro del discurso, pues éste habla de él y lo define, y

por lo tanto, le habla a él y le define su lugar dentro de

la jerarquía social y política. Comenzaré por lo último:

Introducirlo tiene como uno de sus efectos hacerlo

consciente de su condición mercantil, que mientras produce

su valor de cambio, produce también el beneficio del

capitalista, en una operación estructural del capitalismo

en la que el trabajo produce una masa de valor mayor que

su valor de cambio. Aquel lector ideal, conoce entonces,

conociendo lo anterior, la situación objetiva que lo

obliga a ser siempre asalariado, impidiéndole pensar en

tener fines propios en su vida y cumplirlos según sus

fuerzas. Comprende también que su actividad económica como

asalariado realiza una función política, pues es política

en sí misma por ser productora de plusvalor y en

consecuencia, de poder social y político, ambos apropiados

por el dueño del capital que lo emplea, pero es

principalmente política, pues es la estructura del

sometimiento despótico al que somete una clase, la de los

dueños de capital, al resto de la población.

Tal conocimiento de su condición de mercancía por parte

del trabajador que lee El capital, sitúa el problema moral

dentro de una perspectiva inédita dentro del pensamiento

moral y ético de Occidente. Aquella afirmación de David

Hume, que embrujó a todos los pensadores de la filosofía

de la ciencia, de la moral y de la ética, según la cual,

un enunciado en modo indicativo no implica consecuencias

en modo imperativo, embrujó, decía, a todos los

interesados en el asunto, científicos y filósofos de la

ciencia en primer lugar, y en segundo término, a filósofos

morales, a los primeros por sentirse libres de cuidados

morales al investigar y enunciar sobre la naturaleza lo

que creían eran verdades sobre ella, y a los segundos

porque abrió la posibilidad de liberar la ética de

relaciones con los sistemas de conocimiento del mundo

real, natural, o social. Pero la afirmación de Hume tiene

sentido sólo si los enunciados se refieren al mundo de la

naturaleza, al mundo puramente objetivo, incluido dentro

de aquella a la psicología asumida en su base físico-

fisiológica, lo que significa, que El capital, está excluido

de las advertencias de Hume, como veremos enseguida.

El asunto con el descubrimiento por parte del trabajador

asalariado -y por obra de Marx-, de su condición

mercantil, y de las múltiples implicaciones que tiene

sobre su vida sico-física, económica, política, y de

relación con toda la sociedad, es decir ética, es, que ese

“descubrimiento”, es un conocimiento científico, que tiene

todas las características de ser tal, pero no se refiere a

un objeto exterior a él, sino que es el inicio sólido y

básico, del conocimiento de sí mismo, del conocimiento de

su situación de ser parte de un todo estructurado, en el

que él es la mercancía esencial para que el dueño del

capital lo reproduzca acumulándolo, y lo mantenga a él, al

trabajador, en situación de asalariado, y por lo tanto,

despotizado sin límite de tiempo, o sea, constructor en

primera persona de aquel todo estructurado; y es a partir

de tal conocimiento, que el trabajador asalariado tiene el

fundamento sólido y básico, para tomar una decisión que

es, política, ética y moral, e implica la negación de su

condición ontológica y de todo el mundo en el que vive,

cuya estructura general, el valor, es aquella en virtud de

la cual él vive despotizado como parte que es del capital,

como capital variable.

Es por esta razón por la que, la idea David Hume, de que,

un juicio científico, en modo indicativo, no tiene

consecuencias en el imperativo, tiene plena validez sólo

si los juicios son referidos a todo objeto de

conocimiento, menos, al conocimiento del que dispone, el

trabajador asalariado lector, para quién, la teoría y los

juicios que lo definen en El capital, le muestra ser objeto

de una ley constitutiva exterior a sí mismo, que le

determina su vida de sometido al despotismo de las fuerzas

del capital sin su participación, y que no puede dominar

solo sino en solidaridad con la clase trabajadora.

Es allí, en esa exposición de Marx, donde confluyen las

formas de las dos éticas fundamentales de Occidente: según

la primera, la vida ética está determinada por su

finalidad, y para esa vida moral la finalidad era seguir

lo que el cristiano suponía que era lo que dios deseaba;

en nuestro caso, en cambio, en la vida realizamos la

máxima universal de nuestra acción que es, para todo

marxista, la liberación del despotismo del capital, lo que

supone la liberación de la humanidad y abrir el camino a

otras formas de vida más libres y no sujetas a ningún

despotismo; y esa máxima implica la destrucción de la

sociedad en la que la estructura ontológica es el valor,

que aniquila todo fin auto propuesto por los seres

humanos, en aras de cumplir con una finalidad exterior,

impuesta despóticamente por los dueños de los capitales, y

esta finalidad se cumple, desde el imperativo de no usar a

ningún ser humano, que es finalidad en sí misma, como

medio para los fines privados de los dueños de los

capitales.

Una de las consecuencias de la exposición de El capital, es

la real posibilidad de confluencia reflexiva y teórica de

la ética finalista aristotélica y la ética kantiana del

deber. Para realizar la empresa de formular tal nueva

ética, tenemos una base teórico-práctica, inaugurada por

los mismos Marx y Engels, que no es otra que la ética con

la que todo revolucionario ha realizado siempre su

militancia.

Los revolucionarios hacen realidad en sí mismos de forma

ajustada la conjunción de ambas éticas. En ellos confluye

una finalidad que dirige la acción y la vida, que es el

comunismo como destino, lo que supone, contribuir

organizando la lucha de clases, y la lucha por el poder

proletario, para llevar a su final al capitalista y a su

civilización e instaurar la libertad y la ética en la vida

de todos los seres humanos; atar la vida a una finalidad,

es un mandato formal de la moral aristotélica;

adicionalmente, ese atar la vida a una finalidad, lo

encontramos ligado al primer imperativo categórico

kantiano de 1785-, que es la universalidad de la regla

moral, que en la exposición de Kant, es también un asunto

formal (un imperativo sin contenido, y expuesto como tal),

pues Kant despoja sus imperativos de cualquier contenido

salvo el de ser el deber moral y es referido a cada acto

de la vida. La universalidad de la regla moral, que es el

primar imperativo categórico expuesto el Los fundamentos de la

metafícia de las costumbres3, para nosotros los revolucionarios

consiste en la lucha contra el poder de la burguesía en la3 Kant Enmanuel; Los fundamentos de la metafícia de ls costumbres, Página 135, Editorial 1785,

Ariel Filosofía 1999.

sociedad; y su realización requiere de otro imperativo,

que coadyuva a llenar de sentido la vida revolucionaria,

la vida de todo comunista, que con fuerza de deber dice:

El imperativo práctico será así pues el siguiente: obra de tal

modo que usea la humanidad tanto en tu persona como en la persona de

cualquier otro siempre a la vez como fin, nunca como medio.4 Encontramos

entonces que la práctica revolucionaria supone una

finalidad que tiene la forma de un universal, que sólo

existe como acción social en el tiempo, y que supone a su

vez el segundo imperativo kantiano de 1785, el imperativo

práctico que opera como un contenido sin el cual, la

finalidad universal no tendría sentido.

Hay otro aspecto que debo resaltar: El modo de exposición

de los cuatro capítulos iniciales, realiza un proceso

regresivo: Parte del mundo de la práctica automática5 que

realizamos en el intercambio, éste es la apariencia

necesaria del modo de producción capitalista, Marx lo

desestructura analizando la práctica, y en el mismo

proceso confronta las teorías que lo explican con la

desestructuración que realiza, y al final del primer

objeto del libro, que es el intercambio, identifica Marx,

aquel fundamento que comenzó con las búsquedas de William

Petty, siguió entre otros, con Smith, Ricardo y finalizó

4 Ibid. Pag. 1895 Práctica económica que opera como un automatismo, al que he llamado en

Propuesta de un criterio de lectura de El capital de Karl Marx, “Sentido común mercantil”.

con Marx, fundamento que es, el trabajo asalariado. Esta

exposición regresa desde la práctica exterior al sujeto

que lee, y al final, identifica en su vida de trabajador

asalariado, el fundamento del objeto exterior que busca

conocer.

2) Teorías del trabajo abstracto y del valor.

Según mi criterio de lectura del Libro I6, las teorías del

valor y del trabajo abstracto no se leen en las dos

primeras secciones del Libro I, pues allí no aparecen.

Ellas se exponen en los capítulos dedicados al sistema de

la producción, que es el segundo objeto del Libro I,

expuesto desde el V hasta el XXIII. Siguiendo el método de

no asumir ninguna categoría como nos la presenta preparada

la tradición científica anterior -en este caso una teoría

del valor elaborada por los economistas clásicos, y

algunas ideas sobre el trabajo propio del capitalismo-,

sino que, por el contrario, cada una de ellas debe ser

derivada según una estrategia que evidencie las

condiciones de su posibilidad, que Marx realiza

cumplidamente en los cuatro capítulos iniciales, situados

en el sistema del intercambio, en los cuales muestra la

imposibilidad de una teoría económica cuyo único objeto

sea el mercado, de tal manera que podría ser llamada esa

6 Expuesto en el ya mencionado trabajo universitario Prropuesta de un criterio de lectura de El capital, de Karl Marx, UCV, 1992

parte de esta forma: “Prolegómenos a toda teoría futura

del mercado que haya de querer presentase como ciencia

económica”, tomando el nombre de un magnífico libro de

Enmanuel Kant y modificándolo.

Las relaciones sociales de producción capitalistas,

expuestas en los capítulos que van desde el V hasta el

XXIII, realizan en el mundo práctico, la abstractización

del trabajo y la producción del plusvalor; y la

transformación en teorías de tales relaciones sociales de

producción, son las teorías del trabajo abstracto y del

valor. Éstas se encuentran en esos capítulos en estado

práctico.

Para su cabal comprensión, es preciso realizar una

reconstrucción, y ésta se hace subsumiendo los signos y

señales que nos muestra la apariencia necesaria, el

intercambio o mercado, en los capítulos en los que se

expone la producción de mercancías y plusvalor, capítulos

que van desde el V hasta el XXIII.

Argumentos que considero decisivos para afirmar que las

teorías del valor y del trabajo abstracto, no están

expuestas en el Capítulo I:

1.- Las dos primeras secciones del Libro I exponen y

analizan sólo fenómenos de mercado. Desde el mismo inicio,

aquello de lo que se habla es de intercambio de valores,

sobre la base del análisis de la célula del modo de

producción capitalista que es la mercancía, o sea, de

objetos que son valores de uso, portadores de valor de

cambio, y define la mercancía (siguiendo la tradición

clásica), como valor de uso y valor de cambio; sin

embargo, desde el comienzo de la exposición, abandona Marx

el valor de uso, y lo supedita en la exposición, a la

lógica del intercambio de valores dentro de la cual, se

define la dinámica productiva de valores de uso, y el

valor de uso, reaparece como tal, al exponer desde el

capítulo V la mercancía fuerza de trabajo, como el valor

de uso esencial para el capital, siendo el único valor de

uso tratado como tal7. Queda en el intercambio, el valor

(que se actualiza como valor de cambio), como el único

objeto en todo el tratamiento del intercambio, volviéndose

entonces el valor, el sujeto de todos los predicados de

los cuatro capítulos iniciales, que supedita al valor de

uso, que es tratado en esa parte de la exposición y de

manera específica en el capítulo I. Creo importante

señalarlo, porque al abandonar en la tercera página del

capítulo I el valor de uso, y tomar como objeto el valor,

éste se nos presenta como el objeto del intercambio.

Se trata en los cuatro capítulos iniciales de relaciones7 A partir del capítulo V, encontramos las formas en medio de las cuales,

el valor de uso de la mercancía fuerza de trabajo, se ejerce bajo el dominio de la lógica del valor, que es su autoreproducción, o sea, la producción del plusvalor.

sociales de intercambio, pues, si es cierto que el valor

de uso se define desde la materialidad del objeto, y

siendo este aspecto abandonado como objeto de exposición,

en cambio, el valor, que es una relación, se instituye en

la que define todas las relaciones en el mercado, y a

través de los tres libros, aquella que define y es la

estructura ontológica, que define lo social, en el modo de

producción capitalista.

De esta primera presentación que hace Marx del problema8,

uno de cuyos asuntos es el de inteligibilidad de la

relación de intercambio, se enuncia el hilo de Ariadna que

nos conduce al desenlace de esta primera parte del Libro

I, en la Sección Segunda, que es la derivación y la

deducción, desde el inicio del tratamiento del proceso del

intercambio, de la categoría fundante del modo de

producción capitalista, que es la fuerza de trabajo, cuya

primera aparición, derivada de lo que el intercambio nos

permite como comprensión es como Trabajo abstractamente

humano.

Una de las consecuencias de lo anterior, y que llena de

significados su tratamiento del sistema del mercado, es la

siguiente: dado que los cuatro capítulos iniciales están

situados en esa esfera, la del intercambio9, desde ella

8 El capital, Pags. 43,44,45, misma edición 9 Se comprende que hablar del intercambio es lo mismo que hablar del

mercado.

Marx no expone ni describe lo que sucede en la otra esfera

constitutiva de lo estrictamente económico en el

capitalismo que es el sistema de la producción, del que es

su representación el mercado. Mi opinión es que Marx

observa de manera estricta, que el sistema en que se

producen mercancías y plusvalor, representa sus relaciones

de producción -que es el uso del trabajo asalariado-, en

el sistema del intercambio, y cuando expone éste no expone

las relaciones sociales de producción en cuya exposición

usa diecinueve capítulos.

En consecuencia, en la exposición del sistema del

intercambio de valores de uso, portadores de valor, en el

que el valor es el sujeto por ser realmente aquello que se

intercambia -y el texto trata precisamente de eso-, el

intercambio nos muestra como signos, las relaciones

sociales de producción, que es, precisamente, lo que hace

del intercambio, la apariencia necesaria del sistema de la

producción de mercancías y plusvalor. El Libro I contiene,

entre sus muchos otros contenidos, la resolución completa

del asunto planteado por William Petty relativo al

contenido de trabajo, de la forma valor. Y es de recordar

que ese problema es esencial en la exposición del Libro I.

Es oportuno mostrar un pasaje situado en El fetichismo de la

mercancía y su secreto que dice así: Ahora bien, es indudable que la

economía política ha analizado, aunque de manera incompleta, el valor y la

magnitud de valor y descubierto el contenido oculto en esas formas. Sólo que

nunca llegó siquiera a plantear la pregunta de por qué ese contenido adopta

dicha forma; de por qué el trabajo se representa en el valor, de a qué se

debe que la medida del trabajo conforme a su duración se represente en la

magnitud de valor alcanzada por el producto del valor10.

Personalmente creo, que el asunto planteado en la cita, es

de capital importancia para la comprensión del Libro I en

su totalidad, pues la pregunta por el valor se transforma

en la que produce el sistema de todas las respuestas. Es

el ámbito que vuelto enigma para toda la economía clásica,

funda el sentido y el significado de todas sus respuestas.

Marx resuelve, despejando las condiciones por las cuales,

en el sistema de la producción, el trabajador eroga el

trabajo vendido al capitalista, que es un productor

privado, autónomo e independiente, y calcula como

cantidades de valor los factores que combina formalmente -

y que el trabajo combina realmente-, arrojando sus

productos al mercado, y cuando llegan a éste, el trabajo

erogado en la producción se encuentra representado como

magnitudes de valor, pues la fuerza de trabajo, en el

sistema de producción capitalista, produce una masa de

valor que luego desagrega el dueño del capital en dos

magnitudes diferentes, y con objetividades sociales

diferentes, salario, y plusvalor.

10 El capital, páginas 97-98.

Es por ello que en el intercambio, sólo encontramos signos

y señales del sistema de la producción de mercancías y

capital. Y siguiendo las palabras de Marx, es preciso

decir que en las dos primeras secciones, al realizar una

exposición fenomenológica del mercado, lo que expone son

representaciones, por ser transfiguraciones en valor del

trabajo erogado en la producción.

La tarea es, en consecuencia, a partir de lo anterior,

identificar los signos que nos conducen desde el mercado a

la producción, lo que nos da dos conocimientos, el

primero, que las dos esferas, la del fundamento del modo y

la de su representación necesaria están trabadas de manera

orgánica, constituyendo ambas en su trabazón, la base de

la racionalidad del capitalismo, y la forma de su

socialidad y siendo también la base de la civilización

propia del capitalismo.

En segundo lugar, comprender que el mercado no agota el

conocimiento de lo económico, por el contrario, de la

exposición de Marx puede decirse, robándole a Kant el

título a uno de sus notables libros11 y modificándolo, como

he dicho más arriba, que los cuatro primeros capítulos son

los “Prolegómenos a toda futura teoría del mercado que

haya de querer presentarse como la ciencia económica”,

recordando que Kant considera su Critica de la razón pura, (a lo

11 Como he dicho más arriba

que se refieren los Prolegómenos...) como la demostración

de la imposibilidad de cualquier otra metafísica no

referida a la razón, por lo que en nuestro caso, sería la

imposibilidad de cualquier teoría futura del mercado que

quiera presentarse como ciencia económica.

En consecuencia, al no poder encontrar en el mercado ni la

teoría del valor ni la del trabajo abstracto, pues desde

él no se puede exponer la formación del valor y del

plusvalor, ni la abstractización del trabajo que son

procesos y no definiciones formales, y se forman en el

sistema de la producción, y dado que el mercado es la

apariencia necesaria de la producción, en él leeremos

signos que nos llevan a comprender la base de la

civilización del capital.

Para producir plusvalor se realiza un proceso de trabajo

que se ejecuta fuera del mercado, y el trabajo debe ser

trabajo asalariado. Por lo tanto, Marx no puede exponer

desde el mercado, y efectivamente, no lo hace, las

relaciones sociales de producción en toda la complejidad

de su estructuración para explicar la forma como se

produce en virtud de ellas el plusvalor. Es decir, no

puede explicar desde allí, la auto valoración del valor y,

esto es aún más evidente si sabemos que usa centenares de

páginas para explicar la producción del plusvalor, en su

sede, o sea, en la producción.

Pero además, dado que según El Capital, el valor es función

del trabajo abstracto, y éste es un proceso y no un

concepto lógico, su explicación o exposición en tanto

proceso, ocupa una parte importantísima del libro, pues su

completa comprensión, es la inteligibilidad de la idea más

importante del Libro, según su propia confesión12, es

decir, su concepto del trabajo típico del capitalismo, que

es, precisamente, el trabajo bifacético o abstracto, que

Marx considera su descubrimiento. Podría decirse que, los

diecinueve capítulos desde el cinco hasta el veintitrés,

son la explanación del concepto o la teoría del trabajo

capitalista en su función de producir plusvalor, y allí se

encuentra igualmente la exposición cualitativa del trabajo

abstracto, que es el trabajo capitalista, que en El capital,

es trabajo asalariado.

Argumento derivado del anterior: la mayor parte de la

extensión del Primer Libro está dedicada a la exposición

cualitativa del trabajo en su proceso de volverse

abstracto para producir plusvalor. Esto significa, que las

exposiciones que comienzan en el capítulo V, las del

proceso de trabajo y sobretodo, el proceso de

valorización, donde encontramos la definición de la

mercancía fuerza de trabajo, y su continuación inmediata

en el VI con la división que hace Marx del capital en

12 Marx, Karl, El capital, página 51, Edición citada

constante y variable; y la continuación hasta llegar a la

secuencia de los capítulos XI, XII y XIII, no son una mera

ilustración histórica o literaria de las formas de

organización del trabajo, sino que son partes orgánicas en

la explicación de la teoría del trabajo abstracto, pues

son aquellas en las que se muestra el desarrollo desde la

cooperación hasta la gran industria, pero también la forma

cómo dentro de la organización de la gran industria

capitalista, están presentes rasgos generales de la

cooperación y de la manufactura, subsumidos dentro de una

lógica de realización del trabajo, encaminada a la

extracción del plustiempo de trabajo, a la mercancía

fuerza de trabajo, a los fines de la producción del

plusvalor, que es la única finalidad del modo de

producción capitalista.

Después de lo que ha expuesto antes, puede hablar Marx de

plusvalor absoluto y relativo, y, justamente, su

posibilidad está en su exposición de la transformación del

trabajo en categoría económica trabajo abstracto

capitalista o asalariado.

2.- El único método materialista o científico . Según Marx

consiste en: partir de las formas sociales, encontradas en

la apariencia, por ejemplo, la forma valor, y, a través de

un proceso regresivo, encontrar las relaciones que les dan

origen; pero, llegados a estas relaciones, es necesario

recorrer el camino inverso, o constructivo, es decir,

partir de lo encontrado, y llegar nuevamente a las formas,

de manera demostrada. Esto es lo que Marx realiza en El

Capital. Parte del valor, o sea del mercado, llega, a través

de un proceso genealógico, de genealogía inversa, a las

relaciones sociales de producción que lo producen. En

primer lugar a la compra-venta de fuerza de trabajo, y a

la organización del trabajo en el capitalismo, pero no se

queda en ellas, pues es necesario luego, demostrar la

forma cómo, a partir de las relaciones sociales o mundo

material –o, según Marx la “práctica sensible”-, encontrar

nuevamente las formas de las que se había partido, y que

eran el objeto de nuestra práctica social en el mundo de

la apariencia, es decir, encontrar nuevamente las formas

del valor o del intercambio.

La teoría recorre un círculo: parte del valor, llega al

fundamento y regresa al valor, éste, deducido y

demostrado. Hablando de la comprensión de las formas

sociales, la religión o la teología, por ejemplo, dice

Marx: “Es, en realidad, mucho más fácil hallar por el

análisis el núcleo terrenal de las brumosas apariencias de

la religión que, a la inversa, partiendo de las

condiciones reales de vida imperantes en cada época,

desarrollar las formas divinizadas correspondientes a estas

condiciones. Este último es el único método materialista,

y por consiguiente científico”.13

El método de exposición

De forma breve diré, que el asunto consistente en

responderse la cuestión de: dónde leer las teorías del

valor y del trabajo abstracto, tendrá, a lo largo de las

siguientes páginas su explicación, pues creo que daré

algunas razones para explicar el significado tanto de la

parte regresiva como de la progresiva del método

expositivo que usa Marx.

La mayor parte del artículo se refiere al método de

exposición de Marx en El Capital, pues creo igualmente que el

método científico según su concepción está explicitado de

forma brillante e insuperada en su obra cumbre.

Sin embargo, dado que se presenta con cierta frecuencia el

interrogante acerca de la forma en que están escritos los

manuscritos publicados bajo el nombre de Elementos

fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse der Kritik der

Politischen Ökonomie), escritos durante los años 1857 y 1859,

publicados en Moscú en 1939, en los que Marx continuó

profundizando su comprensión de la economía política

clásica, conviene decir algo al respecto.

Sucintamente diré que el resultado de las investigaciones

realizadas entre 1857 y 1859, es la primera crítica global

13 ( Ver nota Nº 89 del Vol. II del Libro I, Pag. 452 y 453, Ed. citada.

y sistemática de la economía política clásica (aunque si

la comparamos con su obra maestra, es incompleta y sólo

preliminar). Diré también que los Grundrisse, fueron el

laboratorio intelectual de Marx en lo relativo a la

crítica de la economía; no fueron escritos para su

publicación, sino que fueron sus cuadernos de notas

mientras profundizaba en el conocimiento de la Economía

política clásica. En esos papeles encontramos los temas,

conceptos y categorías fundamentales que constituyen la

sustancia de la armazón teórica de El Capital, expuestos de

manera diferente, sin tener, aparentemente, la misma

intención expositiva con la que nos aparecen en su obra

madura, El Capital, Crítica de la economía política.

En aquellos papeles nos aparece reflejado, tal vez, parte

del método de investigación de Marx, pues vemos que cada

lectura analítica de los textos teóricos, es referida a sí

misma y confrontada consigo misma, es decir, con sus

propias implicaciones, pero es también confrontada para su

refutación con el objeto que pretenden explicar; pero

tenemos también en ellos, un importante proceso de

síntesis, por medio del cual, los resultados del análisis

de las teorías -a las que lleva a su fundamento y al

fundamento del modo de producción capitalista-, son luego

ordenados –tales resultados- en ideas y teorías

explicativas más amplias, que son algunos de los insumos

de la obra madura. Pero, pese a todo esto, no se encuentra

expuesto allí, un criterio expositivo por medio del cual

se involucre al lector como parte del objeto que está

estudiando, que sí lo encontramos en su obra maestra y es

una de sus partes más vitales.

El método de exposición de El Capital

Dicho lo anterior, tenemos ahora que referirnos al asunto

del método de la exposición, al cual consideramos muy

importante pues, a diferencia de lo que encontramos en

Grundrisse, en El Capital la estructura expositiva es esencial

para lo que se quiere exponer, pues en virtud de ella, el

libro tiene ciertas particularidades, que son de las más

relevantes desde el punto de vista de la realización de su

intencionalidad. En aquellos, no hay (como he dicho), una

estructura expositiva pensada para algún lector, pues el

lector de esos papeles era el propio Marx y seguramente

Friedrich Engels. De tal manera que en los papeles se

estaba gestando tanto el sentido de la crítica, y también

podemos conjeturar que se gestaba igualmente, el método

expositivo que la posibilitaba, pero ese método o forma

expositiva, no aparece en ellos.

Pues la crítica de la economía que aparece en la obra

mayor de Marx no es sólo la exposición de la inmanencia de

la crisis de las formas por medio de las cuales se

constituye la realidad capitalista, y en consecuencia, de

sus reflejos teóricos, sino también, y en la misma medida,

que la crítica (que para serlo debe llegar al fundamento),

es, además, un movimiento que debe darse en el lector, de

la misma forma en que se da en la realidad. Y este último

propósito, está cumplido cabalmente mediante la particular

exposición del primer libro de El capital y no lo encontramos

en Grundrisse.

Entonces, en virtud de esta especial exposición, el lector

logra comprender, que en la objetividad económica que se

expone, el que lee es una mercancía junto a las demás

mercancías que se transan en el mercado y que estudia como

objetos exteriores a él; y logra comprender de igual

forma, que esa mercancía que el lector es, en tanto

fuerza de trabajo, es la causa activa de la existencia de

las demás mercancías y de la acumulación de capital.

Que el lector comprenda esto, lo logra Marx, a través del

especial modo de exposición del primer Libro, que consiste

en someterlo a una doble estrategia expositiva:

a) en primer lugar, a una exposición regresiva en los

primeros cuatro capítulos, la cual realiza tomando como

objeto de análisis, algunas categorías y fenómenos del

mercado, o sea, del sistema del intercambio, y al final

del cuarto capítulo, y luego de haber analizado tanto

tales fenómenos como las teorías que los explican, en

atención a la comprensión por parte del lector de la

acumulación de capital, en el tema 3 del capítulo

denominado: “Compra venta de fuerza de trabajo” (el IV),

llega Marx a enunciar aquel que es el plano que funda, de

forma permanente, el modo de producción capitalista, que

es la operación de compra de la fuerza de trabajo por

parte del capitalista para producir objetos útiles, que

con su venta, el capitalista acumula capital.

Esta parte del método es regresiva, porque toma las

categorías mercantiles tal como le aparecen al sujeto

intercambiante –que es todo sujeto que vive dentro del

capitalismo-, las analiza, y las hace regresar desde su

aparición en el intercambio, las redefine, y las lleva al

sistema de las relaciones por medio de las cuales salen de

ese lugar y son situadas en otro. Citaré como ejemplo sólo

un aspecto del Capítulo I, que es aquel que consiste en la

derivación del dinero como equivalente universal del mundo

de las mercancías, a partir del análisis de una relación

cualquiera de trueque. Y citaré también, el significado

general de la estrategia regresiva de los primeros cuatro

capítulos, que constituyen la parte del texto instalada en

el mercado.

En esa derivación del dinero, se realiza,

1.- la exposición de la lógica histórica por medio de la

cual, las operaciones de trueque generalizado, le dieron

origen como categoría mercantil, que representa el valor

de las mercancías, transformándose de esta forma, el

dinero, en la mercancía universal por excelencia;

2.- dado que aquello que nos aparece en nuestra práctica

diaria es el dinero ya constituido como categoría en

funcionamiento, y no el proceso que le dio origen, es

siempre por ello el dinero una categoría mercantil

ininteligible, pues se presenta en forma de una cosa que

es almacén de valor, representación de valor y signo de

valor, pero el análisis de Marx la vuelve inteligible al

mostrarnos su génesis y muestra que esa cosa representa un

tipo de objetividad social que es el valor, que representa

relaciones sociales;

3.- también se derivan, o se deducen, en primer lugar, las

funciones del dinero, que representa el valor de las

mercancías. Dicho en palabras de Marx: “Las mercancías no

se vuelven conmensurables por obra del dinero. A la

inversa. Por ser todas las mercancías, en cuanto valores,

trabajo humano objetivado, y por tanto conmensurables entre si

y para sí, pueden medir colectivamente sus valores en la

misma mercancía específica y ésta convertirse en su medida

colectiva de valor, esto es, en dinero”14. Este proceso de

mostrar la relación del valor con el tiempo de trabajo y

con el dinero, lo había hecho en el capítulo I, y, el

pasaje citado, al inicio del capítulo III lo que hace es

14 Ibid., página 115.

tomar la idea como punto de partida para mostrar los

siguientes argumentos referidos a las funciones del

dinero.

Mostrar que el dinero representa la forma valor, se

realiza, derivando el dinero a partir del trueque, –pues

el punto de partida del análisis es la relación de valor

entre dos mercancía diferentes en una operación de

trueque, en la que se pone de manifiesto el valor de un

bien al compararlo con otro que le sirve de equivalente-,

siendo ambas categorías: valor y dinero, propias del

mercado, y analizables ambas sin salirse de ese ámbito,

que es lo que hace Marx. Pero al final, el análisis nos

lleva a lo siguiente: así el valor como el dinero, se nos

muestran ambos como signos o señales y no como cosas en sí

mismas, pues para su comprensión, el esfuerzo debe ser

dirigido en otra dirección diferente de sí mismas y del

intercambio, cuando buscando su inteligibilidad en lo que

verdaderamente son, sólo encontramos mercancía y dinero,

incomprensibles en ellos mismos.

Pues el procedimiento de derivar el dinero a partir del

análisis de la relación de valor, partiendo, como la hace

Marx en ese primer capítulo, del problema planteado por

William Petty sobre la condición de enigma de la

mercancía, al que le encontró su criterio de

inteligibilidad en el trabajo que la produce, solución con

la que comenzó la escuela clásica, vuelve evidente que la

objetividad del valor es sólo social, y aquello que

representa el valor es igualmente una categoría social que

es el dinero, existentes ambas sólo en el mercado; y

habiendo sido ya agotadas todas las posibilidades de

comprender el valor en la sede del intercambio, pues el

dinero remite al valor y viceversa, el camino que le queda

al que quiere comprender el fenómeno, es la producción,

entre otras razones porque todos los signos del

intercambio, apuntan en dirección a ese otro sistema de la

sociedad capitalista, que es la producción.

Si nos preguntamos el porqué de esto, podemos responder a

partir de la exposición de Marx, que en este punto realiza

aquella conocida derivación expresada en la siguiente

observación: “...si ponemos a un lado el valor de uso del

cuerpo de las mercancías, únicamente les restará una

propiedad: la de ser productos del trabajo”. Por lo cual,

si queremos entender el significado del valor no podemos

encontrarlo en la materialidad de los objetos diferentes

que se intercambian, que es lo que se encuentra presente

en el mercado, que los iguala como valores (recordemos que

el trueque generalizado produjo en el mundo antiguo,

aproximadamente en el Siglo VIII A.C. el dinero, como

representación del valor), sino que tenemos que dirigir la

mirada al proceso de trabajo. Este argumento ha sido

valorado de forma diferente tanto por los teóricos

antimarxistas como los sostenedores de la consistencia

lógica de El Capital.

Si nos remitimos a las obras de economía veremos que el

tipo de razonamientos usados por los mejores economistas

son de este tipo. Sin embargo, a diferencia de ellos, Marx

emplea este argumento sólo para indicar las aporías del

mercado, pues está hablando desde ese ámbito, y esas

aporías señalan a la producción; es entonces una

enunciación y no una explicación teórica, que está en

lugar de una explicación que no puede darse en el mercado

pues lo que muestra la aporía es la crisis interna del

mercado si lo consideramos como auto subsistente: Muestran

su límite desde el punto de vista del conocimiento, desde

el mismo, no se le puede conocer, hay que salirse y buscar

en el otro sistema del modo de producción capitalista.

Adicionalmente, el lugar en el que se encuentra enunciada

la conexión con el intercambio es en la página 46 de la

edición citada, de una obra cuyo primer libro tiene 967

páginas.

Pero sucede que si nos situamos dentro del intercambio,

sin incursionar en la otra esfera del capitalismo que es

la producción, donde se producen las mercancías, ésta

última nunca nos es visible, y entonces vemos, que la

estrategia expositiva nos ha llevado desde las relaciones

sociales del intercambio, hasta encontrar un tipo de

mercancía, que como tal es objeto de compra-venta, pero

cuyas características las diferencia de las demás, pues es

la que le sirve al dueño del capital para acumular, pues

la mercancía en cuestión es el trabajo, o la fuerza de

trabajo.

Por lo cual, el intercambio resulta insuficiente, y, las

señales que nos ha venido dando desde el comienzo de la

exposición, nos muestran el camino que nos llevan hacia la

producción, después de haber analizado todos los tipos de

intercambio que los proponentes del comercio internacional

daban como origen de la riqueza de las naciones.

En consecuencia, a partir de la derivación de la fuerza de

trabajo, en el tercer tema del capítulo IV: Compra venta

de fuerza de trabajo, se da inicio al proceso progresivo

de la exposición.

El método regresivo partió desde nuestra práctica de

intercambiantes, regida en nuestro comportamiento, por un

peculiar sentido, que es el que he denominado “sentido

común mercantil”, que nos hace asumir el mundo del

intercambio o de las mercancías, como si fuese parte del

orden natural. En aquella práctica, nos relacionamos con

nuestros semejantes como poseedores de mercancías, y, la

regresión nos condujo hasta encontrar la fuerza de trabajo

y nos mostró que todos somos fuerza de trabajo bajo el

capitalismo a menos que seamos dueños de medios de

producción; o sea, la regresión nos mostró que somos

mercancías junto con, y al mismo título que, las

mercancías que intercambiamos.

Esta operación de regresión redefine -como he dicho desde

el principio-, al lector en sí mismo, pues le modifica su

auto relación consciente, y además, lo redefine para sí

mismo, pues, luego de comprender su lugar en la

constitución del modo de producción capitalista, debe

tomar una decisión sobre su práctica social y política en

base a este nuevo saber, que lo ha situado como agente

objetivo en la constitución de la objetividad social en la

que desarrolla su vida, y lo domina, con el poder que

tiene los capitalistas de comprarle su fuerza de trabajo

para acumular capital; es decir, como he dicho antes, lo

ha redefinido como una mercancía más entre las otras, con

un agravante en su situación, que consiste en ser una

mercancía que produce mercancías que no les pertenecen y

que haciéndolo produce acumulación capitalista para quien

le paga el salario, mientras las leyes de la acumulación

capitalista no se cumplen para él.

Estas operaciones son algunas de las que el libro realiza

de forma magistral.

b) en segundo lugar, una exposición progresiva. Por medio

de ella Marx, luego de haber mostrado que la relación que

funda de forma permanente el modo de producción

capitalista es la compra venta de fuerza de trabajo, pasa,

desde el capítulo V hasta el XXIII, a desarrollar de

manera constructiva, y a derivar, las formas y las

relaciones por las cuales es posible comprender la

formación del plusvalor y, en consecuencia, la acumulación

capitalista.

Es en esta segunda parte, en la que Marx expone la forma

cómo produce mercancías el capital, y la forma cómo el

capital produce capital, que es la auto reproducción del

valor, y es donde está contenida la verdadera crítica de

la economía política clásica, pues es en la sede de la

producción en la que tenía que ser criticada, porque como

he dicho antes, en el mercado tenemos sólo señales o

signos pues es la apariencia necesaria, y el capitalismo

no es sólo intercambio, pues para intercambiar es

necesario producir, por lo cual, una crítica a las teorías

anteriores debía ser tanto de las aporías que encontramos

en sus explicaciones al abordar el mercado, como también,

llegar al fundamento y a partir de él, mostrar la

producción de mercancías y de capital. Pues, el

capitalista es un modo de producción y distribución.

Es la verdadera crítica, porque al mostrar y deducir la

producción de mercancías, y de plusvalor -o sea, de la

acumulación de capital-, después de haber llegado desde el

intercambio a la producción de forma demostrada por medio

de la regresión ya comentada, en esta segunda parte, queda

mostrado que las explicaciones dadas por la economía

clásica y por el mercantilismo, confrontadas con su

objeto, muestran que no llegan al fundamento por lo cual

no explican, lo que he sido posible, al haberse hecho la

operación de haber llegado a ese lugar fundante, a lo que

no llegaron aquellas teorías. Por lo cual, la tarea

siguiente es la de avanzar desde aquel fundamento y llegar

nuevamente al valor, a través de la explicación de la

forma en la que el trabajo se abstractiza y produce

plusvalor, que es la condición para llegar nuevamente al

mercado, pero esta vez, el mercado no se toma como un dato

desde el que se parte en la explicación sino como un

objeto demostrado y derivado por la teoría.

De esta forma, los hallazgos científicos de aquellas

formaciones teóricas quedan subsumidas dentro de la lógica

expositiva de El Capital, siendo ésta, aquella que se muestra

como la explicación verdadera por explicar lo que las

otras no pudieron, y por lo tanto, es la verdadera crítica

teórica.

Algunas formas de la exposición progresiva

Estas formas y relaciones son de dos tipos, en primer

lugar formas y relaciones cualitativas, es decir, las

formas del trabajo abstracto y las relaciones sociales en

las cuales se vuelve abstracto, derivadas de la relación

de compra de fuerza de trabajo por el dueño del capital.

Este proceso permanente de transformación de la

potencialidad humana (trasfondo natural), de realizar

trabajo como praxis intencional, se enuncia con la

categoría económica fuerza de trabajo: que es un resultado

histórico y social. En segundo lugar, mostrado tal proceso

de transformación permanente, y en la misma secuencia

expositiva de diecinueve capítulos, expone las relaciones

matemáticas que sirven para calcular los efectos de la

transformación del trabajo en categoría económica que son

las estructuras y las relaciones matemáticas, que

posibilitan los cálculos de la producción del plusvalor,

que produce la acumulación de capital, derivado éste, de

la particularidad del trabajo asalariado en el

capitalismo, consistente en que el trabajador asalariado,

que realiza su trabajo en medio de un sistema de

maquinarias, produce una masa de valor mayor que el valor

de su fuerza de trabajo, pagada con el salario, por lo

que, la exposición matemática se vuelve discurso racional-

matemático, sobre la base del cálculo de la relación

entre el volumen de valor nuevo permanentemente producido

por el trabajador, y la parte tomada por el dueño del

capital. Sobre esta base se desarrolla el sistema de

cálculo del plusvalor15.

El proceso regresivo nos había llevado desde el mundo

constituido o de la objetividad visible del modo de

producción capitalista, que es el mercado o mundo del

intercambio -como ya ha quedado explicitado-, y de las

explicaciones que de él dan los diferentes modelos de la

economía clásica, hasta el proceso de compra venta de

fuerza de trabajo.

Como ya dije, a través del procedimiento regresivo, el que

está leyendo el libro, se encuentra, a sí mismo,

redefinido como categoría económica fuerza de trabajo, o

sea, redefinido en la forma abstracta cuantitativa en la

que se definen las mercancías, que en su caso, es decir,

en el caso del trabajador, es el tipo de salario, que es

la categoría económica dentro de la cual su personalidad o

rol social entra, en tanto trabajador abstracto; y, por lo

tanto, como agente constitutivo del sistema productivo que

está estudiando, a igual título que los objetos que

estudia como cosas exteriores a él, o sea las mercancías,

como he dicho antes.

La parte progresiva del método, en cambio, parte de la

mercancía fuerza de trabajo en su relación productiva con

la parte constante del capital, es decir, comienza a

exponer la dinámica de la relación capitalista; en

15 Ver Secciones V y VII.

consecuencia, parte del proceso de trabajo. La fuerza de

trabajo es definida como una mercancía que varía en su

valor durante el proceso productivo, pues vale una

cantidad que es su valor de cambio, o salario, o su valor

de reposición, pero que valora en una magnitud diferente y

mayor (esta es su condición variable), cuando realiza el

proceso de transformación de la materia prima en producto

final; este diferencial es lo que explica que con su uso,

o realizando su valor de uso, el capitalista produzca una

cantidad de valor mayor que el insumido en la producción,

pues, todos los demás insumos de la producción se cobran

por el valor que contenían: si son materias primas; o, si

son maquinarias, dado que desprenden por su desgaste, de

manera permanente, cantidades de su valor, éstas

cantidades de valor, forman parte del valor de cada uno de

los objetos que contribuyen a producir, de la misma manera

que lo hacen todos los insumos de cualquier tipo que sean.

Desde otro punto de vista, según la primera parte del

método, su parte regresiva, quién lee comprende, a través

del proceso de análisis genealógico al que somete Marx las

categorías del mercado, las cuales se le presentan en su

práctica cotidiana y a las acepta de forma normal, sin

interrogarse sobre su sentido o su razón de ser, pues son

parte indiscutible de la dinámica de su espontánea

experiencia social, es decir: la mercancía, el

Intercambio, el dinero, la acumulación de capital, etc.,

comprende, decía, que esas categorías se entienden

solamente si son referidas a otras relaciones que no se le

hacen presente -sólo son enunciadas, más no explicadas por

Marx en los primeros cuatro capítulos-, que son las que

les dan su verdadero significado, y que no pertenecen al

mundo del intercambio, pues están fuera de él, en el

ámbito de la producción, por lo que aquellas categorías se

les mostrarán como la representación de éste ámbito.

Tales relaciones no visibles desde el ámbito del

intercambio, están conectadas sistemáticamente con él,

pero no se encuentran todavía expuestas, como he dicho

antes, pues habrán de serlo a partir del capítulo V.

Dado que los cuatro primeros capítulos se refieren a la

esfera del intercambio, y la exposición se mantiene

rigurosamente dentro de ella, y que allí lo que

encontramos son los signos y las señales que nos remiten y

nos dirigen al sistema de la producción, tenemos entonces,

que el intercambio es donde realizamos nuestra actividad

práctica, allí los objetos útiles producidos del trabajo

se transforman en mercancías mediante su venta, y, en

virtud de su estructuración sistemática con la producción,

encontramos los signos y las señales visibles y exteriores

del capitalismo, por ser su apariencia necesaria.

Allí nos aparecen, sólo signos y señales exteriores, y una

de las operaciones que realiza Marx, a partir de ellos y

mediante ellos, es conducir nuestro pensamiento, y

dirigirnos a la esfera de la producción, y lo realiza,

siguiendo la pista señalada por aquellos, y encontrar en

la producción, las prácticas que les dan origen.

Este es uno de los aspectos de lo que nuestro autor llama,

la apariencia necesaria. Esta idea nos dice como he dicho

antes, que los fenómenos del mercado no se autosustentan,

ni tienen su razón de ser en sí mismos, ni tienen

significado propio, que sólo tienen el significado

ilusorio o imaginario que nuestro reflexionar ingenuo

sobre nuestra práctica cotidiana puede conferirles. Tales

carencias del mercado, realmente no convierte en ilusorios

sus manifestaciones, como muchos críticos han pretendido

que era lo que Marx decía.

Es algo muy diferente, en él, las relaciones por medio de

las cuales la producción se organiza, sobre su relación

básica de la compra-venta de trabajo para producir

mercancías y acumulación, esa relación se muestra en el

mundo del mercado, y allí encontramos señales de las

relaciones dentro de la producción: el capitalista compra

en varios mercados: el mercado de capitales de donde

extrae dinero y paga un interés, el mercado de materias

primas, el mercado de bienes de capital; el mercado de

fuerza de trabajo, por último el capitalista también

compra en el mercado de bienes de consumo inmediato, pero

en este caso los bienes que compra serán también,

normalmente, diferentes de los que compra el trabajador,

etc..

El trabajador, en cambio, sólo compra en el mercado que

ofrece bienes de consumo familiar, por lo que optimiza

sólo el salario; el capitalista en cambio, optimiza en

todos los mercado en los que interviene, y además,

organiza la producción optimizando los insumos para,

mediante esa operación, obtener el óptimo rendimiento de

su capital, por lo que es el verdadero homo economicus.

Citando sólo uno de los casos más definidores: Al comienzo

del capítulo I, nos aparece deducida, analizando el

significado de la dualidad mercantil: valor de uso y valor

(un abstracto “sensible”), la categoría de trabajo

abstractamente humano. Esta es la primera categoría económica

que aparece en el libro, y aparece en el intercambio, pero

sólo se le enuncia un nombre que no subsistirá, pues, ese

trabajo humano abstracto, será conceptualmente luego trabajo

asalariado, pero en el intercambio sólo puede denominarlo bajo

una forma de la apariencia, y allí no se expone en su

concepto, que se realiza en 19 capítulos, como lo he dicho

repetidas veces.

Después de la somera diferenciación expuesta más arriba,

entre los mercados en los que transan sus mercancías el

capitalista y el trabajador, podemos ver que dependiendo

de la posición que se tenga en la producción, se va al

mercado: o bien a título de trabajador o a título de dueño

de capitales.

Podríamos decir igualmente, que las relaciones que se

instauran en la producción, cuya base es la compra-venta

de fuerza de trabajo, contienen la fuerza constitutiva

para todas las demás relaciones por medio de las cuales

los hombres se relacionen entre sí, incluidas, en primer

lugar, las formas jurídicas y políticas que normalizan y

codifican las mismas relaciones de compra-venta de fuerza

de trabajo antes nombradas, como la forma regular de la

relación entre las dos clases básicas del modo de

producción capitalista, la clase de los dueños del capital

y la clase de los trabajadores.

Y esto último igualmente se muestra en las relaciones de

mercado y en toda la vida institucional de la sociedad

capitalista. Pero también, y a partir de tal

regularización y normalización de las relaciones entre las

dos clases básicas del capitalismo, las relaciones de

distribución, están igualmente preformadas por las

relaciones que se establecen con ocasión de la producción.

Más arriba usé la expresión: “inmanencia de la crisis de

las formas por medio de las cuales se constituye la

realidad capitalista”, muy brevemente significa: el modo

de producción capitalista, por la misma dinámica de su

constitución, desata sus propias fuerzas contradictorias,

que se expresan en forma de luchas sociales o sea, lucha

de clases, y, cuando las luchas de clases se vuelven tales

de forma consciente, es la aparición de la crisis política

inmanente, pues es el resultado de su propia dinámica

constitutiva o interna, que se muestra tal y muestra sus

contradicciones. La obra de Marx está situada en la

inmanencia de la crisis del capitalismo del siglo XIX, que

ya desde esa época mostró de qué estaba hecho, y como se

ejecutaba el poder de la burguesía sobre toda la sociedad.

Por otra parte, “Crítica de la economía política”,

significa, entre otros significados que tiene la expresión

en el Libro, el proceso de llegar al fundamento y su

reconocimiento y por lo tanto su crisis, como he dicho

inmediatamente antes.