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I LIBRO DE EL CAPITAL:
MÉTODO DE EXPOSICIÓN TEORÍAS DEL TRABAJO ABSTRACTO Y DEL VALOR
Vladimir Lazo García
Introducción
En el presente artículo trataré de desarrollar algunos
aspectos de la estructura del Primer Libro de El Capital1 de
Karl Marx (Das Kapital) -publicado por primera vez en
1867-, haciendo énfasis, en una primera parte, en su modo
de exposición, cuyo conocimiento me parece preliminar
para la comprensión general del Libro I. En segundo lugar,
me referiré al tema relativo a los contextos en los Mar
Marx expone las teorías del trabajo abstracto y del valor.
Este tema, el de dónde leer tales teorías, lo expuse en un
trabajo universitario el año de 1992 en la Escuela de
Economía de la Universidad Central de Venezuela, bajo el
título de “Exposición de un criterio de lectura de El
Capital de Karl Marx”2.
Paso a tratar los asuntos enunciados:
1.- Algunos aspectos de la exposición, y su método
El método de exposición del Libro I contiene, según mi1 Karl Marx, El Capital, Crítica de la economía política, Editorial Siglo XXI, 1975.2 Trabajo de Ascenso a la categoría de Asistente, 1992, UCV, Biblioteca
opinión, una doble intencionalidad, a) producir el
conocimiento crítico sobre su objeto que es la economía
política, y b) introducir al potencial lector obrero
dentro del discurso, pues éste habla de él y lo define, y
por lo tanto, le habla a él y le define su lugar dentro de
la jerarquía social y política. Comenzaré por lo último:
Introducirlo tiene como uno de sus efectos hacerlo
consciente de su condición mercantil, que mientras produce
su valor de cambio, produce también el beneficio del
capitalista, en una operación estructural del capitalismo
en la que el trabajo produce una masa de valor mayor que
su valor de cambio. Aquel lector ideal, conoce entonces,
conociendo lo anterior, la situación objetiva que lo
obliga a ser siempre asalariado, impidiéndole pensar en
tener fines propios en su vida y cumplirlos según sus
fuerzas. Comprende también que su actividad económica como
asalariado realiza una función política, pues es política
en sí misma por ser productora de plusvalor y en
consecuencia, de poder social y político, ambos apropiados
por el dueño del capital que lo emplea, pero es
principalmente política, pues es la estructura del
sometimiento despótico al que somete una clase, la de los
dueños de capital, al resto de la población.
Tal conocimiento de su condición de mercancía por parte
del trabajador que lee El capital, sitúa el problema moral
dentro de una perspectiva inédita dentro del pensamiento
moral y ético de Occidente. Aquella afirmación de David
Hume, que embrujó a todos los pensadores de la filosofía
de la ciencia, de la moral y de la ética, según la cual,
un enunciado en modo indicativo no implica consecuencias
en modo imperativo, embrujó, decía, a todos los
interesados en el asunto, científicos y filósofos de la
ciencia en primer lugar, y en segundo término, a filósofos
morales, a los primeros por sentirse libres de cuidados
morales al investigar y enunciar sobre la naturaleza lo
que creían eran verdades sobre ella, y a los segundos
porque abrió la posibilidad de liberar la ética de
relaciones con los sistemas de conocimiento del mundo
real, natural, o social. Pero la afirmación de Hume tiene
sentido sólo si los enunciados se refieren al mundo de la
naturaleza, al mundo puramente objetivo, incluido dentro
de aquella a la psicología asumida en su base físico-
fisiológica, lo que significa, que El capital, está excluido
de las advertencias de Hume, como veremos enseguida.
El asunto con el descubrimiento por parte del trabajador
asalariado -y por obra de Marx-, de su condición
mercantil, y de las múltiples implicaciones que tiene
sobre su vida sico-física, económica, política, y de
relación con toda la sociedad, es decir ética, es, que ese
“descubrimiento”, es un conocimiento científico, que tiene
todas las características de ser tal, pero no se refiere a
un objeto exterior a él, sino que es el inicio sólido y
básico, del conocimiento de sí mismo, del conocimiento de
su situación de ser parte de un todo estructurado, en el
que él es la mercancía esencial para que el dueño del
capital lo reproduzca acumulándolo, y lo mantenga a él, al
trabajador, en situación de asalariado, y por lo tanto,
despotizado sin límite de tiempo, o sea, constructor en
primera persona de aquel todo estructurado; y es a partir
de tal conocimiento, que el trabajador asalariado tiene el
fundamento sólido y básico, para tomar una decisión que
es, política, ética y moral, e implica la negación de su
condición ontológica y de todo el mundo en el que vive,
cuya estructura general, el valor, es aquella en virtud de
la cual él vive despotizado como parte que es del capital,
como capital variable.
Es por esta razón por la que, la idea David Hume, de que,
un juicio científico, en modo indicativo, no tiene
consecuencias en el imperativo, tiene plena validez sólo
si los juicios son referidos a todo objeto de
conocimiento, menos, al conocimiento del que dispone, el
trabajador asalariado lector, para quién, la teoría y los
juicios que lo definen en El capital, le muestra ser objeto
de una ley constitutiva exterior a sí mismo, que le
determina su vida de sometido al despotismo de las fuerzas
del capital sin su participación, y que no puede dominar
solo sino en solidaridad con la clase trabajadora.
Es allí, en esa exposición de Marx, donde confluyen las
formas de las dos éticas fundamentales de Occidente: según
la primera, la vida ética está determinada por su
finalidad, y para esa vida moral la finalidad era seguir
lo que el cristiano suponía que era lo que dios deseaba;
en nuestro caso, en cambio, en la vida realizamos la
máxima universal de nuestra acción que es, para todo
marxista, la liberación del despotismo del capital, lo que
supone la liberación de la humanidad y abrir el camino a
otras formas de vida más libres y no sujetas a ningún
despotismo; y esa máxima implica la destrucción de la
sociedad en la que la estructura ontológica es el valor,
que aniquila todo fin auto propuesto por los seres
humanos, en aras de cumplir con una finalidad exterior,
impuesta despóticamente por los dueños de los capitales, y
esta finalidad se cumple, desde el imperativo de no usar a
ningún ser humano, que es finalidad en sí misma, como
medio para los fines privados de los dueños de los
capitales.
Una de las consecuencias de la exposición de El capital, es
la real posibilidad de confluencia reflexiva y teórica de
la ética finalista aristotélica y la ética kantiana del
deber. Para realizar la empresa de formular tal nueva
ética, tenemos una base teórico-práctica, inaugurada por
los mismos Marx y Engels, que no es otra que la ética con
la que todo revolucionario ha realizado siempre su
militancia.
Los revolucionarios hacen realidad en sí mismos de forma
ajustada la conjunción de ambas éticas. En ellos confluye
una finalidad que dirige la acción y la vida, que es el
comunismo como destino, lo que supone, contribuir
organizando la lucha de clases, y la lucha por el poder
proletario, para llevar a su final al capitalista y a su
civilización e instaurar la libertad y la ética en la vida
de todos los seres humanos; atar la vida a una finalidad,
es un mandato formal de la moral aristotélica;
adicionalmente, ese atar la vida a una finalidad, lo
encontramos ligado al primer imperativo categórico
kantiano de 1785-, que es la universalidad de la regla
moral, que en la exposición de Kant, es también un asunto
formal (un imperativo sin contenido, y expuesto como tal),
pues Kant despoja sus imperativos de cualquier contenido
salvo el de ser el deber moral y es referido a cada acto
de la vida. La universalidad de la regla moral, que es el
primar imperativo categórico expuesto el Los fundamentos de la
metafícia de las costumbres3, para nosotros los revolucionarios
consiste en la lucha contra el poder de la burguesía en la3 Kant Enmanuel; Los fundamentos de la metafícia de ls costumbres, Página 135, Editorial 1785,
Ariel Filosofía 1999.
sociedad; y su realización requiere de otro imperativo,
que coadyuva a llenar de sentido la vida revolucionaria,
la vida de todo comunista, que con fuerza de deber dice:
El imperativo práctico será así pues el siguiente: obra de tal
modo que usea la humanidad tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro siempre a la vez como fin, nunca como medio.4 Encontramos
entonces que la práctica revolucionaria supone una
finalidad que tiene la forma de un universal, que sólo
existe como acción social en el tiempo, y que supone a su
vez el segundo imperativo kantiano de 1785, el imperativo
práctico que opera como un contenido sin el cual, la
finalidad universal no tendría sentido.
Hay otro aspecto que debo resaltar: El modo de exposición
de los cuatro capítulos iniciales, realiza un proceso
regresivo: Parte del mundo de la práctica automática5 que
realizamos en el intercambio, éste es la apariencia
necesaria del modo de producción capitalista, Marx lo
desestructura analizando la práctica, y en el mismo
proceso confronta las teorías que lo explican con la
desestructuración que realiza, y al final del primer
objeto del libro, que es el intercambio, identifica Marx,
aquel fundamento que comenzó con las búsquedas de William
Petty, siguió entre otros, con Smith, Ricardo y finalizó
4 Ibid. Pag. 1895 Práctica económica que opera como un automatismo, al que he llamado en
Propuesta de un criterio de lectura de El capital de Karl Marx, “Sentido común mercantil”.
con Marx, fundamento que es, el trabajo asalariado. Esta
exposición regresa desde la práctica exterior al sujeto
que lee, y al final, identifica en su vida de trabajador
asalariado, el fundamento del objeto exterior que busca
conocer.
2) Teorías del trabajo abstracto y del valor.
Según mi criterio de lectura del Libro I6, las teorías del
valor y del trabajo abstracto no se leen en las dos
primeras secciones del Libro I, pues allí no aparecen.
Ellas se exponen en los capítulos dedicados al sistema de
la producción, que es el segundo objeto del Libro I,
expuesto desde el V hasta el XXIII. Siguiendo el método de
no asumir ninguna categoría como nos la presenta preparada
la tradición científica anterior -en este caso una teoría
del valor elaborada por los economistas clásicos, y
algunas ideas sobre el trabajo propio del capitalismo-,
sino que, por el contrario, cada una de ellas debe ser
derivada según una estrategia que evidencie las
condiciones de su posibilidad, que Marx realiza
cumplidamente en los cuatro capítulos iniciales, situados
en el sistema del intercambio, en los cuales muestra la
imposibilidad de una teoría económica cuyo único objeto
sea el mercado, de tal manera que podría ser llamada esa
6 Expuesto en el ya mencionado trabajo universitario Prropuesta de un criterio de lectura de El capital, de Karl Marx, UCV, 1992
parte de esta forma: “Prolegómenos a toda teoría futura
del mercado que haya de querer presentase como ciencia
económica”, tomando el nombre de un magnífico libro de
Enmanuel Kant y modificándolo.
Las relaciones sociales de producción capitalistas,
expuestas en los capítulos que van desde el V hasta el
XXIII, realizan en el mundo práctico, la abstractización
del trabajo y la producción del plusvalor; y la
transformación en teorías de tales relaciones sociales de
producción, son las teorías del trabajo abstracto y del
valor. Éstas se encuentran en esos capítulos en estado
práctico.
Para su cabal comprensión, es preciso realizar una
reconstrucción, y ésta se hace subsumiendo los signos y
señales que nos muestra la apariencia necesaria, el
intercambio o mercado, en los capítulos en los que se
expone la producción de mercancías y plusvalor, capítulos
que van desde el V hasta el XXIII.
Argumentos que considero decisivos para afirmar que las
teorías del valor y del trabajo abstracto, no están
expuestas en el Capítulo I:
1.- Las dos primeras secciones del Libro I exponen y
analizan sólo fenómenos de mercado. Desde el mismo inicio,
aquello de lo que se habla es de intercambio de valores,
sobre la base del análisis de la célula del modo de
producción capitalista que es la mercancía, o sea, de
objetos que son valores de uso, portadores de valor de
cambio, y define la mercancía (siguiendo la tradición
clásica), como valor de uso y valor de cambio; sin
embargo, desde el comienzo de la exposición, abandona Marx
el valor de uso, y lo supedita en la exposición, a la
lógica del intercambio de valores dentro de la cual, se
define la dinámica productiva de valores de uso, y el
valor de uso, reaparece como tal, al exponer desde el
capítulo V la mercancía fuerza de trabajo, como el valor
de uso esencial para el capital, siendo el único valor de
uso tratado como tal7. Queda en el intercambio, el valor
(que se actualiza como valor de cambio), como el único
objeto en todo el tratamiento del intercambio, volviéndose
entonces el valor, el sujeto de todos los predicados de
los cuatro capítulos iniciales, que supedita al valor de
uso, que es tratado en esa parte de la exposición y de
manera específica en el capítulo I. Creo importante
señalarlo, porque al abandonar en la tercera página del
capítulo I el valor de uso, y tomar como objeto el valor,
éste se nos presenta como el objeto del intercambio.
Se trata en los cuatro capítulos iniciales de relaciones7 A partir del capítulo V, encontramos las formas en medio de las cuales,
el valor de uso de la mercancía fuerza de trabajo, se ejerce bajo el dominio de la lógica del valor, que es su autoreproducción, o sea, la producción del plusvalor.
sociales de intercambio, pues, si es cierto que el valor
de uso se define desde la materialidad del objeto, y
siendo este aspecto abandonado como objeto de exposición,
en cambio, el valor, que es una relación, se instituye en
la que define todas las relaciones en el mercado, y a
través de los tres libros, aquella que define y es la
estructura ontológica, que define lo social, en el modo de
producción capitalista.
De esta primera presentación que hace Marx del problema8,
uno de cuyos asuntos es el de inteligibilidad de la
relación de intercambio, se enuncia el hilo de Ariadna que
nos conduce al desenlace de esta primera parte del Libro
I, en la Sección Segunda, que es la derivación y la
deducción, desde el inicio del tratamiento del proceso del
intercambio, de la categoría fundante del modo de
producción capitalista, que es la fuerza de trabajo, cuya
primera aparición, derivada de lo que el intercambio nos
permite como comprensión es como Trabajo abstractamente
humano.
Una de las consecuencias de lo anterior, y que llena de
significados su tratamiento del sistema del mercado, es la
siguiente: dado que los cuatro capítulos iniciales están
situados en esa esfera, la del intercambio9, desde ella
8 El capital, Pags. 43,44,45, misma edición 9 Se comprende que hablar del intercambio es lo mismo que hablar del
mercado.
Marx no expone ni describe lo que sucede en la otra esfera
constitutiva de lo estrictamente económico en el
capitalismo que es el sistema de la producción, del que es
su representación el mercado. Mi opinión es que Marx
observa de manera estricta, que el sistema en que se
producen mercancías y plusvalor, representa sus relaciones
de producción -que es el uso del trabajo asalariado-, en
el sistema del intercambio, y cuando expone éste no expone
las relaciones sociales de producción en cuya exposición
usa diecinueve capítulos.
En consecuencia, en la exposición del sistema del
intercambio de valores de uso, portadores de valor, en el
que el valor es el sujeto por ser realmente aquello que se
intercambia -y el texto trata precisamente de eso-, el
intercambio nos muestra como signos, las relaciones
sociales de producción, que es, precisamente, lo que hace
del intercambio, la apariencia necesaria del sistema de la
producción de mercancías y plusvalor. El Libro I contiene,
entre sus muchos otros contenidos, la resolución completa
del asunto planteado por William Petty relativo al
contenido de trabajo, de la forma valor. Y es de recordar
que ese problema es esencial en la exposición del Libro I.
Es oportuno mostrar un pasaje situado en El fetichismo de la
mercancía y su secreto que dice así: Ahora bien, es indudable que la
economía política ha analizado, aunque de manera incompleta, el valor y la
magnitud de valor y descubierto el contenido oculto en esas formas. Sólo que
nunca llegó siquiera a plantear la pregunta de por qué ese contenido adopta
dicha forma; de por qué el trabajo se representa en el valor, de a qué se
debe que la medida del trabajo conforme a su duración se represente en la
magnitud de valor alcanzada por el producto del valor10.
Personalmente creo, que el asunto planteado en la cita, es
de capital importancia para la comprensión del Libro I en
su totalidad, pues la pregunta por el valor se transforma
en la que produce el sistema de todas las respuestas. Es
el ámbito que vuelto enigma para toda la economía clásica,
funda el sentido y el significado de todas sus respuestas.
Marx resuelve, despejando las condiciones por las cuales,
en el sistema de la producción, el trabajador eroga el
trabajo vendido al capitalista, que es un productor
privado, autónomo e independiente, y calcula como
cantidades de valor los factores que combina formalmente -
y que el trabajo combina realmente-, arrojando sus
productos al mercado, y cuando llegan a éste, el trabajo
erogado en la producción se encuentra representado como
magnitudes de valor, pues la fuerza de trabajo, en el
sistema de producción capitalista, produce una masa de
valor que luego desagrega el dueño del capital en dos
magnitudes diferentes, y con objetividades sociales
diferentes, salario, y plusvalor.
10 El capital, páginas 97-98.
Es por ello que en el intercambio, sólo encontramos signos
y señales del sistema de la producción de mercancías y
capital. Y siguiendo las palabras de Marx, es preciso
decir que en las dos primeras secciones, al realizar una
exposición fenomenológica del mercado, lo que expone son
representaciones, por ser transfiguraciones en valor del
trabajo erogado en la producción.
La tarea es, en consecuencia, a partir de lo anterior,
identificar los signos que nos conducen desde el mercado a
la producción, lo que nos da dos conocimientos, el
primero, que las dos esferas, la del fundamento del modo y
la de su representación necesaria están trabadas de manera
orgánica, constituyendo ambas en su trabazón, la base de
la racionalidad del capitalismo, y la forma de su
socialidad y siendo también la base de la civilización
propia del capitalismo.
En segundo lugar, comprender que el mercado no agota el
conocimiento de lo económico, por el contrario, de la
exposición de Marx puede decirse, robándole a Kant el
título a uno de sus notables libros11 y modificándolo, como
he dicho más arriba, que los cuatro primeros capítulos son
los “Prolegómenos a toda futura teoría del mercado que
haya de querer presentarse como la ciencia económica”,
recordando que Kant considera su Critica de la razón pura, (a lo
11 Como he dicho más arriba
que se refieren los Prolegómenos...) como la demostración
de la imposibilidad de cualquier otra metafísica no
referida a la razón, por lo que en nuestro caso, sería la
imposibilidad de cualquier teoría futura del mercado que
quiera presentarse como ciencia económica.
En consecuencia, al no poder encontrar en el mercado ni la
teoría del valor ni la del trabajo abstracto, pues desde
él no se puede exponer la formación del valor y del
plusvalor, ni la abstractización del trabajo que son
procesos y no definiciones formales, y se forman en el
sistema de la producción, y dado que el mercado es la
apariencia necesaria de la producción, en él leeremos
signos que nos llevan a comprender la base de la
civilización del capital.
Para producir plusvalor se realiza un proceso de trabajo
que se ejecuta fuera del mercado, y el trabajo debe ser
trabajo asalariado. Por lo tanto, Marx no puede exponer
desde el mercado, y efectivamente, no lo hace, las
relaciones sociales de producción en toda la complejidad
de su estructuración para explicar la forma como se
produce en virtud de ellas el plusvalor. Es decir, no
puede explicar desde allí, la auto valoración del valor y,
esto es aún más evidente si sabemos que usa centenares de
páginas para explicar la producción del plusvalor, en su
sede, o sea, en la producción.
Pero además, dado que según El Capital, el valor es función
del trabajo abstracto, y éste es un proceso y no un
concepto lógico, su explicación o exposición en tanto
proceso, ocupa una parte importantísima del libro, pues su
completa comprensión, es la inteligibilidad de la idea más
importante del Libro, según su propia confesión12, es
decir, su concepto del trabajo típico del capitalismo, que
es, precisamente, el trabajo bifacético o abstracto, que
Marx considera su descubrimiento. Podría decirse que, los
diecinueve capítulos desde el cinco hasta el veintitrés,
son la explanación del concepto o la teoría del trabajo
capitalista en su función de producir plusvalor, y allí se
encuentra igualmente la exposición cualitativa del trabajo
abstracto, que es el trabajo capitalista, que en El capital,
es trabajo asalariado.
Argumento derivado del anterior: la mayor parte de la
extensión del Primer Libro está dedicada a la exposición
cualitativa del trabajo en su proceso de volverse
abstracto para producir plusvalor. Esto significa, que las
exposiciones que comienzan en el capítulo V, las del
proceso de trabajo y sobretodo, el proceso de
valorización, donde encontramos la definición de la
mercancía fuerza de trabajo, y su continuación inmediata
en el VI con la división que hace Marx del capital en
12 Marx, Karl, El capital, página 51, Edición citada
constante y variable; y la continuación hasta llegar a la
secuencia de los capítulos XI, XII y XIII, no son una mera
ilustración histórica o literaria de las formas de
organización del trabajo, sino que son partes orgánicas en
la explicación de la teoría del trabajo abstracto, pues
son aquellas en las que se muestra el desarrollo desde la
cooperación hasta la gran industria, pero también la forma
cómo dentro de la organización de la gran industria
capitalista, están presentes rasgos generales de la
cooperación y de la manufactura, subsumidos dentro de una
lógica de realización del trabajo, encaminada a la
extracción del plustiempo de trabajo, a la mercancía
fuerza de trabajo, a los fines de la producción del
plusvalor, que es la única finalidad del modo de
producción capitalista.
Después de lo que ha expuesto antes, puede hablar Marx de
plusvalor absoluto y relativo, y, justamente, su
posibilidad está en su exposición de la transformación del
trabajo en categoría económica trabajo abstracto
capitalista o asalariado.
2.- El único método materialista o científico . Según Marx
consiste en: partir de las formas sociales, encontradas en
la apariencia, por ejemplo, la forma valor, y, a través de
un proceso regresivo, encontrar las relaciones que les dan
origen; pero, llegados a estas relaciones, es necesario
recorrer el camino inverso, o constructivo, es decir,
partir de lo encontrado, y llegar nuevamente a las formas,
de manera demostrada. Esto es lo que Marx realiza en El
Capital. Parte del valor, o sea del mercado, llega, a través
de un proceso genealógico, de genealogía inversa, a las
relaciones sociales de producción que lo producen. En
primer lugar a la compra-venta de fuerza de trabajo, y a
la organización del trabajo en el capitalismo, pero no se
queda en ellas, pues es necesario luego, demostrar la
forma cómo, a partir de las relaciones sociales o mundo
material –o, según Marx la “práctica sensible”-, encontrar
nuevamente las formas de las que se había partido, y que
eran el objeto de nuestra práctica social en el mundo de
la apariencia, es decir, encontrar nuevamente las formas
del valor o del intercambio.
La teoría recorre un círculo: parte del valor, llega al
fundamento y regresa al valor, éste, deducido y
demostrado. Hablando de la comprensión de las formas
sociales, la religión o la teología, por ejemplo, dice
Marx: “Es, en realidad, mucho más fácil hallar por el
análisis el núcleo terrenal de las brumosas apariencias de
la religión que, a la inversa, partiendo de las
condiciones reales de vida imperantes en cada época,
desarrollar las formas divinizadas correspondientes a estas
condiciones. Este último es el único método materialista,
y por consiguiente científico”.13
El método de exposición
De forma breve diré, que el asunto consistente en
responderse la cuestión de: dónde leer las teorías del
valor y del trabajo abstracto, tendrá, a lo largo de las
siguientes páginas su explicación, pues creo que daré
algunas razones para explicar el significado tanto de la
parte regresiva como de la progresiva del método
expositivo que usa Marx.
La mayor parte del artículo se refiere al método de
exposición de Marx en El Capital, pues creo igualmente que el
método científico según su concepción está explicitado de
forma brillante e insuperada en su obra cumbre.
Sin embargo, dado que se presenta con cierta frecuencia el
interrogante acerca de la forma en que están escritos los
manuscritos publicados bajo el nombre de Elementos
fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse der Kritik der
Politischen Ökonomie), escritos durante los años 1857 y 1859,
publicados en Moscú en 1939, en los que Marx continuó
profundizando su comprensión de la economía política
clásica, conviene decir algo al respecto.
Sucintamente diré que el resultado de las investigaciones
realizadas entre 1857 y 1859, es la primera crítica global
13 ( Ver nota Nº 89 del Vol. II del Libro I, Pag. 452 y 453, Ed. citada.
y sistemática de la economía política clásica (aunque si
la comparamos con su obra maestra, es incompleta y sólo
preliminar). Diré también que los Grundrisse, fueron el
laboratorio intelectual de Marx en lo relativo a la
crítica de la economía; no fueron escritos para su
publicación, sino que fueron sus cuadernos de notas
mientras profundizaba en el conocimiento de la Economía
política clásica. En esos papeles encontramos los temas,
conceptos y categorías fundamentales que constituyen la
sustancia de la armazón teórica de El Capital, expuestos de
manera diferente, sin tener, aparentemente, la misma
intención expositiva con la que nos aparecen en su obra
madura, El Capital, Crítica de la economía política.
En aquellos papeles nos aparece reflejado, tal vez, parte
del método de investigación de Marx, pues vemos que cada
lectura analítica de los textos teóricos, es referida a sí
misma y confrontada consigo misma, es decir, con sus
propias implicaciones, pero es también confrontada para su
refutación con el objeto que pretenden explicar; pero
tenemos también en ellos, un importante proceso de
síntesis, por medio del cual, los resultados del análisis
de las teorías -a las que lleva a su fundamento y al
fundamento del modo de producción capitalista-, son luego
ordenados –tales resultados- en ideas y teorías
explicativas más amplias, que son algunos de los insumos
de la obra madura. Pero, pese a todo esto, no se encuentra
expuesto allí, un criterio expositivo por medio del cual
se involucre al lector como parte del objeto que está
estudiando, que sí lo encontramos en su obra maestra y es
una de sus partes más vitales.
El método de exposición de El Capital
Dicho lo anterior, tenemos ahora que referirnos al asunto
del método de la exposición, al cual consideramos muy
importante pues, a diferencia de lo que encontramos en
Grundrisse, en El Capital la estructura expositiva es esencial
para lo que se quiere exponer, pues en virtud de ella, el
libro tiene ciertas particularidades, que son de las más
relevantes desde el punto de vista de la realización de su
intencionalidad. En aquellos, no hay (como he dicho), una
estructura expositiva pensada para algún lector, pues el
lector de esos papeles era el propio Marx y seguramente
Friedrich Engels. De tal manera que en los papeles se
estaba gestando tanto el sentido de la crítica, y también
podemos conjeturar que se gestaba igualmente, el método
expositivo que la posibilitaba, pero ese método o forma
expositiva, no aparece en ellos.
Pues la crítica de la economía que aparece en la obra
mayor de Marx no es sólo la exposición de la inmanencia de
la crisis de las formas por medio de las cuales se
constituye la realidad capitalista, y en consecuencia, de
sus reflejos teóricos, sino también, y en la misma medida,
que la crítica (que para serlo debe llegar al fundamento),
es, además, un movimiento que debe darse en el lector, de
la misma forma en que se da en la realidad. Y este último
propósito, está cumplido cabalmente mediante la particular
exposición del primer libro de El capital y no lo encontramos
en Grundrisse.
Entonces, en virtud de esta especial exposición, el lector
logra comprender, que en la objetividad económica que se
expone, el que lee es una mercancía junto a las demás
mercancías que se transan en el mercado y que estudia como
objetos exteriores a él; y logra comprender de igual
forma, que esa mercancía que el lector es, en tanto
fuerza de trabajo, es la causa activa de la existencia de
las demás mercancías y de la acumulación de capital.
Que el lector comprenda esto, lo logra Marx, a través del
especial modo de exposición del primer Libro, que consiste
en someterlo a una doble estrategia expositiva:
a) en primer lugar, a una exposición regresiva en los
primeros cuatro capítulos, la cual realiza tomando como
objeto de análisis, algunas categorías y fenómenos del
mercado, o sea, del sistema del intercambio, y al final
del cuarto capítulo, y luego de haber analizado tanto
tales fenómenos como las teorías que los explican, en
atención a la comprensión por parte del lector de la
acumulación de capital, en el tema 3 del capítulo
denominado: “Compra venta de fuerza de trabajo” (el IV),
llega Marx a enunciar aquel que es el plano que funda, de
forma permanente, el modo de producción capitalista, que
es la operación de compra de la fuerza de trabajo por
parte del capitalista para producir objetos útiles, que
con su venta, el capitalista acumula capital.
Esta parte del método es regresiva, porque toma las
categorías mercantiles tal como le aparecen al sujeto
intercambiante –que es todo sujeto que vive dentro del
capitalismo-, las analiza, y las hace regresar desde su
aparición en el intercambio, las redefine, y las lleva al
sistema de las relaciones por medio de las cuales salen de
ese lugar y son situadas en otro. Citaré como ejemplo sólo
un aspecto del Capítulo I, que es aquel que consiste en la
derivación del dinero como equivalente universal del mundo
de las mercancías, a partir del análisis de una relación
cualquiera de trueque. Y citaré también, el significado
general de la estrategia regresiva de los primeros cuatro
capítulos, que constituyen la parte del texto instalada en
el mercado.
En esa derivación del dinero, se realiza,
1.- la exposición de la lógica histórica por medio de la
cual, las operaciones de trueque generalizado, le dieron
origen como categoría mercantil, que representa el valor
de las mercancías, transformándose de esta forma, el
dinero, en la mercancía universal por excelencia;
2.- dado que aquello que nos aparece en nuestra práctica
diaria es el dinero ya constituido como categoría en
funcionamiento, y no el proceso que le dio origen, es
siempre por ello el dinero una categoría mercantil
ininteligible, pues se presenta en forma de una cosa que
es almacén de valor, representación de valor y signo de
valor, pero el análisis de Marx la vuelve inteligible al
mostrarnos su génesis y muestra que esa cosa representa un
tipo de objetividad social que es el valor, que representa
relaciones sociales;
3.- también se derivan, o se deducen, en primer lugar, las
funciones del dinero, que representa el valor de las
mercancías. Dicho en palabras de Marx: “Las mercancías no
se vuelven conmensurables por obra del dinero. A la
inversa. Por ser todas las mercancías, en cuanto valores,
trabajo humano objetivado, y por tanto conmensurables entre si
y para sí, pueden medir colectivamente sus valores en la
misma mercancía específica y ésta convertirse en su medida
colectiva de valor, esto es, en dinero”14. Este proceso de
mostrar la relación del valor con el tiempo de trabajo y
con el dinero, lo había hecho en el capítulo I, y, el
pasaje citado, al inicio del capítulo III lo que hace es
14 Ibid., página 115.
tomar la idea como punto de partida para mostrar los
siguientes argumentos referidos a las funciones del
dinero.
Mostrar que el dinero representa la forma valor, se
realiza, derivando el dinero a partir del trueque, –pues
el punto de partida del análisis es la relación de valor
entre dos mercancía diferentes en una operación de
trueque, en la que se pone de manifiesto el valor de un
bien al compararlo con otro que le sirve de equivalente-,
siendo ambas categorías: valor y dinero, propias del
mercado, y analizables ambas sin salirse de ese ámbito,
que es lo que hace Marx. Pero al final, el análisis nos
lleva a lo siguiente: así el valor como el dinero, se nos
muestran ambos como signos o señales y no como cosas en sí
mismas, pues para su comprensión, el esfuerzo debe ser
dirigido en otra dirección diferente de sí mismas y del
intercambio, cuando buscando su inteligibilidad en lo que
verdaderamente son, sólo encontramos mercancía y dinero,
incomprensibles en ellos mismos.
Pues el procedimiento de derivar el dinero a partir del
análisis de la relación de valor, partiendo, como la hace
Marx en ese primer capítulo, del problema planteado por
William Petty sobre la condición de enigma de la
mercancía, al que le encontró su criterio de
inteligibilidad en el trabajo que la produce, solución con
la que comenzó la escuela clásica, vuelve evidente que la
objetividad del valor es sólo social, y aquello que
representa el valor es igualmente una categoría social que
es el dinero, existentes ambas sólo en el mercado; y
habiendo sido ya agotadas todas las posibilidades de
comprender el valor en la sede del intercambio, pues el
dinero remite al valor y viceversa, el camino que le queda
al que quiere comprender el fenómeno, es la producción,
entre otras razones porque todos los signos del
intercambio, apuntan en dirección a ese otro sistema de la
sociedad capitalista, que es la producción.
Si nos preguntamos el porqué de esto, podemos responder a
partir de la exposición de Marx, que en este punto realiza
aquella conocida derivación expresada en la siguiente
observación: “...si ponemos a un lado el valor de uso del
cuerpo de las mercancías, únicamente les restará una
propiedad: la de ser productos del trabajo”. Por lo cual,
si queremos entender el significado del valor no podemos
encontrarlo en la materialidad de los objetos diferentes
que se intercambian, que es lo que se encuentra presente
en el mercado, que los iguala como valores (recordemos que
el trueque generalizado produjo en el mundo antiguo,
aproximadamente en el Siglo VIII A.C. el dinero, como
representación del valor), sino que tenemos que dirigir la
mirada al proceso de trabajo. Este argumento ha sido
valorado de forma diferente tanto por los teóricos
antimarxistas como los sostenedores de la consistencia
lógica de El Capital.
Si nos remitimos a las obras de economía veremos que el
tipo de razonamientos usados por los mejores economistas
son de este tipo. Sin embargo, a diferencia de ellos, Marx
emplea este argumento sólo para indicar las aporías del
mercado, pues está hablando desde ese ámbito, y esas
aporías señalan a la producción; es entonces una
enunciación y no una explicación teórica, que está en
lugar de una explicación que no puede darse en el mercado
pues lo que muestra la aporía es la crisis interna del
mercado si lo consideramos como auto subsistente: Muestran
su límite desde el punto de vista del conocimiento, desde
el mismo, no se le puede conocer, hay que salirse y buscar
en el otro sistema del modo de producción capitalista.
Adicionalmente, el lugar en el que se encuentra enunciada
la conexión con el intercambio es en la página 46 de la
edición citada, de una obra cuyo primer libro tiene 967
páginas.
Pero sucede que si nos situamos dentro del intercambio,
sin incursionar en la otra esfera del capitalismo que es
la producción, donde se producen las mercancías, ésta
última nunca nos es visible, y entonces vemos, que la
estrategia expositiva nos ha llevado desde las relaciones
sociales del intercambio, hasta encontrar un tipo de
mercancía, que como tal es objeto de compra-venta, pero
cuyas características las diferencia de las demás, pues es
la que le sirve al dueño del capital para acumular, pues
la mercancía en cuestión es el trabajo, o la fuerza de
trabajo.
Por lo cual, el intercambio resulta insuficiente, y, las
señales que nos ha venido dando desde el comienzo de la
exposición, nos muestran el camino que nos llevan hacia la
producción, después de haber analizado todos los tipos de
intercambio que los proponentes del comercio internacional
daban como origen de la riqueza de las naciones.
En consecuencia, a partir de la derivación de la fuerza de
trabajo, en el tercer tema del capítulo IV: Compra venta
de fuerza de trabajo, se da inicio al proceso progresivo
de la exposición.
El método regresivo partió desde nuestra práctica de
intercambiantes, regida en nuestro comportamiento, por un
peculiar sentido, que es el que he denominado “sentido
común mercantil”, que nos hace asumir el mundo del
intercambio o de las mercancías, como si fuese parte del
orden natural. En aquella práctica, nos relacionamos con
nuestros semejantes como poseedores de mercancías, y, la
regresión nos condujo hasta encontrar la fuerza de trabajo
y nos mostró que todos somos fuerza de trabajo bajo el
capitalismo a menos que seamos dueños de medios de
producción; o sea, la regresión nos mostró que somos
mercancías junto con, y al mismo título que, las
mercancías que intercambiamos.
Esta operación de regresión redefine -como he dicho desde
el principio-, al lector en sí mismo, pues le modifica su
auto relación consciente, y además, lo redefine para sí
mismo, pues, luego de comprender su lugar en la
constitución del modo de producción capitalista, debe
tomar una decisión sobre su práctica social y política en
base a este nuevo saber, que lo ha situado como agente
objetivo en la constitución de la objetividad social en la
que desarrolla su vida, y lo domina, con el poder que
tiene los capitalistas de comprarle su fuerza de trabajo
para acumular capital; es decir, como he dicho antes, lo
ha redefinido como una mercancía más entre las otras, con
un agravante en su situación, que consiste en ser una
mercancía que produce mercancías que no les pertenecen y
que haciéndolo produce acumulación capitalista para quien
le paga el salario, mientras las leyes de la acumulación
capitalista no se cumplen para él.
Estas operaciones son algunas de las que el libro realiza
de forma magistral.
b) en segundo lugar, una exposición progresiva. Por medio
de ella Marx, luego de haber mostrado que la relación que
funda de forma permanente el modo de producción
capitalista es la compra venta de fuerza de trabajo, pasa,
desde el capítulo V hasta el XXIII, a desarrollar de
manera constructiva, y a derivar, las formas y las
relaciones por las cuales es posible comprender la
formación del plusvalor y, en consecuencia, la acumulación
capitalista.
Es en esta segunda parte, en la que Marx expone la forma
cómo produce mercancías el capital, y la forma cómo el
capital produce capital, que es la auto reproducción del
valor, y es donde está contenida la verdadera crítica de
la economía política clásica, pues es en la sede de la
producción en la que tenía que ser criticada, porque como
he dicho antes, en el mercado tenemos sólo señales o
signos pues es la apariencia necesaria, y el capitalismo
no es sólo intercambio, pues para intercambiar es
necesario producir, por lo cual, una crítica a las teorías
anteriores debía ser tanto de las aporías que encontramos
en sus explicaciones al abordar el mercado, como también,
llegar al fundamento y a partir de él, mostrar la
producción de mercancías y de capital. Pues, el
capitalista es un modo de producción y distribución.
Es la verdadera crítica, porque al mostrar y deducir la
producción de mercancías, y de plusvalor -o sea, de la
acumulación de capital-, después de haber llegado desde el
intercambio a la producción de forma demostrada por medio
de la regresión ya comentada, en esta segunda parte, queda
mostrado que las explicaciones dadas por la economía
clásica y por el mercantilismo, confrontadas con su
objeto, muestran que no llegan al fundamento por lo cual
no explican, lo que he sido posible, al haberse hecho la
operación de haber llegado a ese lugar fundante, a lo que
no llegaron aquellas teorías. Por lo cual, la tarea
siguiente es la de avanzar desde aquel fundamento y llegar
nuevamente al valor, a través de la explicación de la
forma en la que el trabajo se abstractiza y produce
plusvalor, que es la condición para llegar nuevamente al
mercado, pero esta vez, el mercado no se toma como un dato
desde el que se parte en la explicación sino como un
objeto demostrado y derivado por la teoría.
De esta forma, los hallazgos científicos de aquellas
formaciones teóricas quedan subsumidas dentro de la lógica
expositiva de El Capital, siendo ésta, aquella que se muestra
como la explicación verdadera por explicar lo que las
otras no pudieron, y por lo tanto, es la verdadera crítica
teórica.
Algunas formas de la exposición progresiva
Estas formas y relaciones son de dos tipos, en primer
lugar formas y relaciones cualitativas, es decir, las
formas del trabajo abstracto y las relaciones sociales en
las cuales se vuelve abstracto, derivadas de la relación
de compra de fuerza de trabajo por el dueño del capital.
Este proceso permanente de transformación de la
potencialidad humana (trasfondo natural), de realizar
trabajo como praxis intencional, se enuncia con la
categoría económica fuerza de trabajo: que es un resultado
histórico y social. En segundo lugar, mostrado tal proceso
de transformación permanente, y en la misma secuencia
expositiva de diecinueve capítulos, expone las relaciones
matemáticas que sirven para calcular los efectos de la
transformación del trabajo en categoría económica que son
las estructuras y las relaciones matemáticas, que
posibilitan los cálculos de la producción del plusvalor,
que produce la acumulación de capital, derivado éste, de
la particularidad del trabajo asalariado en el
capitalismo, consistente en que el trabajador asalariado,
que realiza su trabajo en medio de un sistema de
maquinarias, produce una masa de valor mayor que el valor
de su fuerza de trabajo, pagada con el salario, por lo
que, la exposición matemática se vuelve discurso racional-
matemático, sobre la base del cálculo de la relación
entre el volumen de valor nuevo permanentemente producido
por el trabajador, y la parte tomada por el dueño del
capital. Sobre esta base se desarrolla el sistema de
cálculo del plusvalor15.
El proceso regresivo nos había llevado desde el mundo
constituido o de la objetividad visible del modo de
producción capitalista, que es el mercado o mundo del
intercambio -como ya ha quedado explicitado-, y de las
explicaciones que de él dan los diferentes modelos de la
economía clásica, hasta el proceso de compra venta de
fuerza de trabajo.
Como ya dije, a través del procedimiento regresivo, el que
está leyendo el libro, se encuentra, a sí mismo,
redefinido como categoría económica fuerza de trabajo, o
sea, redefinido en la forma abstracta cuantitativa en la
que se definen las mercancías, que en su caso, es decir,
en el caso del trabajador, es el tipo de salario, que es
la categoría económica dentro de la cual su personalidad o
rol social entra, en tanto trabajador abstracto; y, por lo
tanto, como agente constitutivo del sistema productivo que
está estudiando, a igual título que los objetos que
estudia como cosas exteriores a él, o sea las mercancías,
como he dicho antes.
La parte progresiva del método, en cambio, parte de la
mercancía fuerza de trabajo en su relación productiva con
la parte constante del capital, es decir, comienza a
exponer la dinámica de la relación capitalista; en
15 Ver Secciones V y VII.
consecuencia, parte del proceso de trabajo. La fuerza de
trabajo es definida como una mercancía que varía en su
valor durante el proceso productivo, pues vale una
cantidad que es su valor de cambio, o salario, o su valor
de reposición, pero que valora en una magnitud diferente y
mayor (esta es su condición variable), cuando realiza el
proceso de transformación de la materia prima en producto
final; este diferencial es lo que explica que con su uso,
o realizando su valor de uso, el capitalista produzca una
cantidad de valor mayor que el insumido en la producción,
pues, todos los demás insumos de la producción se cobran
por el valor que contenían: si son materias primas; o, si
son maquinarias, dado que desprenden por su desgaste, de
manera permanente, cantidades de su valor, éstas
cantidades de valor, forman parte del valor de cada uno de
los objetos que contribuyen a producir, de la misma manera
que lo hacen todos los insumos de cualquier tipo que sean.
Desde otro punto de vista, según la primera parte del
método, su parte regresiva, quién lee comprende, a través
del proceso de análisis genealógico al que somete Marx las
categorías del mercado, las cuales se le presentan en su
práctica cotidiana y a las acepta de forma normal, sin
interrogarse sobre su sentido o su razón de ser, pues son
parte indiscutible de la dinámica de su espontánea
experiencia social, es decir: la mercancía, el
Intercambio, el dinero, la acumulación de capital, etc.,
comprende, decía, que esas categorías se entienden
solamente si son referidas a otras relaciones que no se le
hacen presente -sólo son enunciadas, más no explicadas por
Marx en los primeros cuatro capítulos-, que son las que
les dan su verdadero significado, y que no pertenecen al
mundo del intercambio, pues están fuera de él, en el
ámbito de la producción, por lo que aquellas categorías se
les mostrarán como la representación de éste ámbito.
Tales relaciones no visibles desde el ámbito del
intercambio, están conectadas sistemáticamente con él,
pero no se encuentran todavía expuestas, como he dicho
antes, pues habrán de serlo a partir del capítulo V.
Dado que los cuatro primeros capítulos se refieren a la
esfera del intercambio, y la exposición se mantiene
rigurosamente dentro de ella, y que allí lo que
encontramos son los signos y las señales que nos remiten y
nos dirigen al sistema de la producción, tenemos entonces,
que el intercambio es donde realizamos nuestra actividad
práctica, allí los objetos útiles producidos del trabajo
se transforman en mercancías mediante su venta, y, en
virtud de su estructuración sistemática con la producción,
encontramos los signos y las señales visibles y exteriores
del capitalismo, por ser su apariencia necesaria.
Allí nos aparecen, sólo signos y señales exteriores, y una
de las operaciones que realiza Marx, a partir de ellos y
mediante ellos, es conducir nuestro pensamiento, y
dirigirnos a la esfera de la producción, y lo realiza,
siguiendo la pista señalada por aquellos, y encontrar en
la producción, las prácticas que les dan origen.
Este es uno de los aspectos de lo que nuestro autor llama,
la apariencia necesaria. Esta idea nos dice como he dicho
antes, que los fenómenos del mercado no se autosustentan,
ni tienen su razón de ser en sí mismos, ni tienen
significado propio, que sólo tienen el significado
ilusorio o imaginario que nuestro reflexionar ingenuo
sobre nuestra práctica cotidiana puede conferirles. Tales
carencias del mercado, realmente no convierte en ilusorios
sus manifestaciones, como muchos críticos han pretendido
que era lo que Marx decía.
Es algo muy diferente, en él, las relaciones por medio de
las cuales la producción se organiza, sobre su relación
básica de la compra-venta de trabajo para producir
mercancías y acumulación, esa relación se muestra en el
mundo del mercado, y allí encontramos señales de las
relaciones dentro de la producción: el capitalista compra
en varios mercados: el mercado de capitales de donde
extrae dinero y paga un interés, el mercado de materias
primas, el mercado de bienes de capital; el mercado de
fuerza de trabajo, por último el capitalista también
compra en el mercado de bienes de consumo inmediato, pero
en este caso los bienes que compra serán también,
normalmente, diferentes de los que compra el trabajador,
etc..
El trabajador, en cambio, sólo compra en el mercado que
ofrece bienes de consumo familiar, por lo que optimiza
sólo el salario; el capitalista en cambio, optimiza en
todos los mercado en los que interviene, y además,
organiza la producción optimizando los insumos para,
mediante esa operación, obtener el óptimo rendimiento de
su capital, por lo que es el verdadero homo economicus.
Citando sólo uno de los casos más definidores: Al comienzo
del capítulo I, nos aparece deducida, analizando el
significado de la dualidad mercantil: valor de uso y valor
(un abstracto “sensible”), la categoría de trabajo
abstractamente humano. Esta es la primera categoría económica
que aparece en el libro, y aparece en el intercambio, pero
sólo se le enuncia un nombre que no subsistirá, pues, ese
trabajo humano abstracto, será conceptualmente luego trabajo
asalariado, pero en el intercambio sólo puede denominarlo bajo
una forma de la apariencia, y allí no se expone en su
concepto, que se realiza en 19 capítulos, como lo he dicho
repetidas veces.
Después de la somera diferenciación expuesta más arriba,
entre los mercados en los que transan sus mercancías el
capitalista y el trabajador, podemos ver que dependiendo
de la posición que se tenga en la producción, se va al
mercado: o bien a título de trabajador o a título de dueño
de capitales.
Podríamos decir igualmente, que las relaciones que se
instauran en la producción, cuya base es la compra-venta
de fuerza de trabajo, contienen la fuerza constitutiva
para todas las demás relaciones por medio de las cuales
los hombres se relacionen entre sí, incluidas, en primer
lugar, las formas jurídicas y políticas que normalizan y
codifican las mismas relaciones de compra-venta de fuerza
de trabajo antes nombradas, como la forma regular de la
relación entre las dos clases básicas del modo de
producción capitalista, la clase de los dueños del capital
y la clase de los trabajadores.
Y esto último igualmente se muestra en las relaciones de
mercado y en toda la vida institucional de la sociedad
capitalista. Pero también, y a partir de tal
regularización y normalización de las relaciones entre las
dos clases básicas del capitalismo, las relaciones de
distribución, están igualmente preformadas por las
relaciones que se establecen con ocasión de la producción.
Más arriba usé la expresión: “inmanencia de la crisis de
las formas por medio de las cuales se constituye la
realidad capitalista”, muy brevemente significa: el modo
de producción capitalista, por la misma dinámica de su
constitución, desata sus propias fuerzas contradictorias,
que se expresan en forma de luchas sociales o sea, lucha
de clases, y, cuando las luchas de clases se vuelven tales
de forma consciente, es la aparición de la crisis política
inmanente, pues es el resultado de su propia dinámica
constitutiva o interna, que se muestra tal y muestra sus
contradicciones. La obra de Marx está situada en la
inmanencia de la crisis del capitalismo del siglo XIX, que
ya desde esa época mostró de qué estaba hecho, y como se
ejecutaba el poder de la burguesía sobre toda la sociedad.
Por otra parte, “Crítica de la economía política”,
significa, entre otros significados que tiene la expresión
en el Libro, el proceso de llegar al fundamento y su
reconocimiento y por lo tanto su crisis, como he dicho
inmediatamente antes.