pedagogía y didáctica de la religión en la escuela

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Pedagogía y Didáctica de la Religión en la Escuela 1. Originalidad de la pedagogía religiosa La didáctica evolutiva se refiere a tres campos: la didáctica en sí, la psicología evolutiva y el mensaje cristiano. Por tanto, esto supone valorar la originalidad de este soporte epistemológico del campo de estudio que abordamos. La pedagogía religiosa pretende educar la dimensión religiosa del sujeto. No dudamos de que exista esta dimensión. Los pedagogos coinciden en que hay un paso de la heteronimia a la autonomía. En el ámbito religioso ocurre lo mismo: pasamos de una idea de Dios heterónoma, que nos la han dado los demás, a una idea autónoma, por eso tenemos que valorar el proceso evolutivo y considerar la acción de Dios y los rasgos de su pedagogía en el hombre. Esto es clave en el encuentro personal Dios-hombre. Por eso es importante conocer la revelación. Pedagogía divina: Dios educa, pero ¿cómo lo hace? Para ver cómo educa hay que descubrirlo a través de la revelación: Dios se manifiesta en la creación, en la historia de un pueblo, en la persona de Jesús, en la Iglesia. Su pedagogía consiste en una historia creadora llena de amor, escrita en la Biblia y que culmina en la persona de Jesús. Tal como dice Dei Verbum se trata de un diálogo entre amigos; es decir, una pedagogía del don y del diálogo, una pedagogía que muchas veces trasciende los objetivos de la didáctica y que no puede ser planificada. La revelación se caracteriza por ser: Gratuita (es fruto del amor libre de Dios, lo que invita al educador a una cierta disposición en la que todo no es comercial); Histórica (es lo que podríamos llamar la pedagogía de la encarnación; es decir, Dios educó en el espacio-tiempo, por tanto en una cultura donde es importante la materia y el espíritu.); Verbal (utiliza un lenguaje, si bien nos faltarán palabras para hablar del misterio de Dios, es lo que podríamos llamar pedagogía de los signos de Dios. El educador se servirá de la palabra para iluminar la realidad con la Palabra.); Social (la educación en el espacio público de la bondad de Dios también entre los no creyentes); Escatológica (haremos esfuerzos para que el alumno llegue a captar el mensaje de esperanza que es Dios). Pedagogía integral: Es evidente que en la enseñanza religiosa se trata de profundizar el ser y el hacer de la persona en el aula. Será muy importante caer en la cuenta de su dignidad. Como persona, el alumno es protagonista y vamos a pretender su madurez humana y psicológica de modo armónico; es decir, el sujeto humano crece desde el punto

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Pedagogía y Didáctica de la Religión en la Escuela

1. Originalidad de la pedagogía religiosa

La didáctica evolutiva se refiere a tres campos: la didáctica en sí, la psicología evolutiva

y el mensaje cristiano. Por tanto, esto supone valorar la originalidad de este soporte

epistemológico del campo de estudio que abordamos.

La pedagogía religiosa pretende educar la dimensión religiosa del sujeto. No dudamos

de que exista esta dimensión. Los pedagogos coinciden en que hay un paso de la

heteronimia a la autonomía. En el ámbito religioso ocurre lo mismo: pasamos de una idea

de Dios heterónoma, que nos la han dado los demás, a una idea autónoma, por eso

tenemos que valorar el proceso evolutivo y considerar la acción de Dios y los rasgos de su

pedagogía en el hombre. Esto es clave en el encuentro personal Dios-hombre. Por eso es

importante conocer la revelación.

Pedagogía divina: Dios educa, pero ¿cómo lo hace? Para ver cómo educa hay que

descubrirlo a través de la revelación: Dios se manifiesta en la creación, en la historia de un

pueblo, en la persona de Jesús, en la Iglesia. Su pedagogía consiste en una historia creadora

llena de amor, escrita en la Biblia y que culmina en la persona de Jesús. Tal como dice Dei

Verbum se trata de un diálogo entre amigos; es decir, una pedagogía del don y del diálogo,

una pedagogía que muchas veces trasciende los objetivos de la didáctica y que no puede

ser planificada. La revelación se caracteriza por ser: Gratuita (es fruto del amor libre de

Dios, lo que invita al educador a una cierta disposición en la que todo no es comercial);

Histórica (es lo que podríamos llamar la pedagogía de la encarnación; es decir, Dios educó

en el espacio-tiempo, por tanto en una cultura donde es importante la materia y el

espíritu.); Verbal (utiliza un lenguaje, si bien nos faltarán palabras para hablar del misterio

de Dios, es lo que podríamos llamar pedagogía de los signos de Dios. El educador se

servirá de la palabra para iluminar la realidad con la Palabra.); Social (la educación en el

espacio público de la bondad de Dios también entre los no creyentes); Escatológica

(haremos esfuerzos para que el alumno llegue a captar el mensaje de esperanza que es

Dios).

Pedagogía integral: Es evidente que en la enseñanza religiosa se trata de profundizar

el ser y el hacer de la persona en el aula. Será muy importante caer en la cuenta de su

dignidad. Como persona, el alumno es protagonista y vamos a pretender su madurez

humana y psicológica de modo armónico; es decir, el sujeto humano crece desde el punto

de vista intelectual, pero también espiritual y moral. La educación integral exige este

convencimiento moral. La convención sobre los derechos de los niños reconoce el derecho

religioso de los niños.

Pedagogía realista: Es un elemento didáctico. Dios actúa y trabaja en cada sujeto

concreto y se fija en él y en sus circunstancias. El niño es un sujeto amado por Dios

independientemente de sus circunstancias y que el educador tendrá que tener en cuenta

estos rasgos para poder educar con sentido y en una perspectiva antropológica cristiana.

2. Pensamiento religioso y contenidos en primaria.

El progresivo desarrollo intelectual que sufre el alumno en el período de primaria, lleva

consigo un cambio sustancial del pensamiento religioso. El niño va evolucionando.

El pensamiento religioso es evolutivo, y cambia a la vez que lo hace el sujeto. Su

proceso psicológico provoca un cambio en la relación familiar que condiciona la imagen

de Dios. El niño descubre actitudes nuevas frente a lo sagrado, se sorprende, se fascina,

pero también ahora se asusta frente a lo desconocido. Entre los elementos que influyen en

la religiosidad del niño de 6 a 12 años encontramos:

Influencia de los padres en la actitud religiosa del niño: La influencia de los padres

es impresionante. Conocemos que existe una relación directa entre la religiosidad de los

padres y la actitud religiosa del niño, pero se trasmite de forma natural

Concepto de Dios: A medida que el niño experimenta las limitaciones de sus

padres separa la imagen de Dios de la imagen de los padres. El niño pasa de un concepto

de padre particular a un concepto general en el que descubre el sentido amplio de la

paternidad. La familia constituye un factor decisivo en el cambio de la relación padre-hijo.

Cuando el niño universaliza el concepto “padre” la imagen de Dios como padre queda

identificada y separada de la de su padre biológico.

Antropomorfismos: Para el niño Dios tiene características humanas, sus

acciones humanas se manifiestan de una forma visible y aparente. A medida que se

evoluciona en la etapa, el concepto de Dios se espiritualiza, atribuyéndosele condiciones

sobrehumanas.

Actitud ante lo sagrado: A medida que se progresa en la etapa de educación primaria,

empieza a tener sentimientos de temor y asombro ante la incertidumbre que presenta su

trascendencia. El niño experimenta un dualismo ante la confianza y el temor, de manera

que su seguridad se va relativizando

Socialización de la religión: Posteriormente a la socialización del niño, se produce

una socialización de la religión. El niño, que pone una creencia mágica en los signos y en

los ritos, socializa estos elementos que se encuentran en la sociedad en que vive.

Podemos afirmar que en la enseñanza religiosa el eje central aparece condicionado por

la relación personal que se establece entre Dios y el hombre. En Primaria se perfilará la

forma específica de esa relación. El estudio de las manifestaciones religiosas mediante los

ritos, los símbolos, la expresión oral, va a servirnos de cauce para ver la forma que utiliza

el niño en su relación con Dios.

El alumno de Primaria construye sus pensamientos en relación con la realidad a través

del pensamiento concreto. Su objetivo, al enfrentarse a la realidad religiosa, es externo, a

través de las mediaciones que van a llevarle al descubrimiento del esquema conceptual

básico, común en todas las expresiones religiosas. Su conocimiento sobre el cristianismo

culminará en el conocimiento y en la aceptación de Jesús como la principal de las

mediaciones.

3. El tiempo del niño roza con Dios. Su dignidad como niño.

Algunos piensan o tienen la impresión de no ser más que un andamiaje provisional para

la edificación de la madurez, que ha de ser desmontado definitivamente lo más pronto

posible para desaparecer en la nada. La niñez permanece. Concebida como tiempo dado y

vivido, no es tiempo pasado, sino tiempo permanente, que se nos presenta como un

elemento interno de la única plena realización permanente del único tiempo de la

existencia, al que llamamos eternidad del hombre salvado y redimido. Solamente nos

transformamos en los niños que fuimos, porque recogemos el tiempo en nuestra

eternidad. La niñez puede quedar abierta a lo largo de toda nuestra vida y por razón de la

decisión impuesta y exigida a lo largo de toda nuestra vida (todo tiempo humano roza con

Dios).

La niñez, adquiere un peso y una dignidad impensados. La niñez misma tiene su

inmediatez respecto a Dios, limita con lo absoluto de Dios no sólo mediante el límite de la

edad, de la madurez, de lo que vendrá después, sino por sí misma.

Esas primeras horas no vienen sólo de la plenitud del mediodía; ese bello juego no sólo

tiene importancia como preludio de la seriedad de la vida. La niñez sólo se da una vez,

tiene consistencia en sí, no sólo tiene valor porque tiende a la riqueza de la existencia

madura; su admirable flor es ya en sí misma fruto y no tiene su única justificación en el

fruto que va a venir. Lleva en sí misma y en su indeformable peculiaridad, la nobleza de lo

imperecedero y de la eternidad.

La teología de la niñez, es lo que la Escritura y la tradición nos dicen sobre el niño: El niño

en primer lugar es ser humano, que tiene ya en sí toda la dignidad y todos los abismos que

se dan en el hombre. El niño es un hombre que está en sus comienzos. Es ya el espíritu y

cuerpo en una unidad, es ya naturaleza y gracia, naturaleza y persona, posesión de sí

mismo. El niño ante todo es niño. La Sagrada Escritura utiliza la palabra “niño”, para

decirnos que tenemos que volvernos como niños, que por la gracia somos “hijos” de Dios,

que aun los niños pueden acercarse al Mesías y que son capaces de alcanzar el Reino de los

cielos y están necesitados de poder creer en Jesús. La niñez es en último término, un

misterio. La vida es abierta, espera lo inesperable, tiene confianza en lo imprevisible,

capacita al hombre para que siga jugando, para que deje que las fuerzas que dominan la

existencia sean más fuertes que sus planes.

4. Razones del saber religioso.

Argumento antropológico: El ser humano es “homo religiosus” toda la realidad

humana se caracteriza en efecto por su autotrascendencia. El saber religioso es el que

permite ahondar en la complejidad del ser humano… por lo tanto todo lo que sea conocer

la identidad de la persona debe tener cabida en una escuela que colabora en esa

comprensión.

Argumento histórico: Existe una lógica de los acontecimientos, un conjunto de factores

que determinan el curso de los eventos. Entre estos factores esta la religión. Así pues

resulta imposible comprender la historia de los pueblos sin conocer en profundidad la

religión que más presencia ha tenido. De ahí que se vea la necesidad del estudio de la

religión, de ese país continente y mundo.

Argumento cultural: Existe una amplia gama de definiciones de cultura. Pero lo que

resulta evidente es que para ahondar en el concepto de cultura son necesarios unos

referentes religiosos. Por eso, el saber religioso, más que otro puede abrir camino a la

antropología filosófica ya que lo sagrado constituye una dimensión universal, y los

comienzos de la cultura están enraizados en experiencias y creencias religiosas.

Argumento intercultural: Mirar, conocer y aprender a nombrar la diferencia, lo

distinto y original es un reto del hombre actual y una exigencia de las minorías acalladas a

lo largo de la historia. Pero además, para aprender a vivir en la diversidad no basta con

educar en la tolerancia permisiva. Educar en la pluralidad en la interculturalidad significa

profundizar en el conocimiento para el saber religioso.

Argumento sociológico: Hay una íntima relación entre el universo de lo sagrado y el

cuerpo social. Así pues el saber religioso constituye un referente clave para comprender el

entorno social, tanto próximo como lejano.

Argumento lingüístico: El ser humano es polifacético en sus actividades y poliglota. La

acción educativa entre otras tareas, tiene la de hacer que se desarrollen todas las

posibilidades lingüísticas. En este sentido el saber religioso ayuda al educando a

comprender y desarrollar el sentido y la riqueza del lenguaje.

Argumento pedagógico: La educación que va más allá de la instrucción se relaciona

con la experiencia estética, ética y religiosa con lo que se entra en relación con el

educando. Y es el saber religioso favorece esa relación.

Argumento metafísico: El saber religioso no debe confundirse con el saber metafísico,

sin embargo si existe una íntima relación entre ambos, en cuanto ambos buscan el sentido

último de la realidad, del mundo y del hombre.

El conocimiento del universo religioso y de sus múltiples dimensiones constituye una

tarea fundamental en el proceso educativo de todo ser humano.

5. Objetivos de la ERE (Enseñanza Religiosa Escolar).

Situarse lucidamente ante la Tradición Cultural Española que tan impregnada esta del

cristianismo, es decir, la personalidad de cada uno madura dentro de una determinada

tradición cultural. Ya que nuestra cultura está sustentada y conformada por creencias,

costumbres, fiestas, valores y modos de vida impregnados en el cristianismo. Por ello,

la escuela debe transmitir este patrimonio cultural cristiano mediante una

presentación creyente de sus diversos elementos.

Insertarse críticamente en la sociedad para cambiar lo que sea necesario, es decir, que

no se trata de que la escuela reproduzca sin más el modelo de sociedad existente, ya

que la religión y sobretodo la fe cristina es una verdadera instancia crítica de la

sociedad.

Dar respuesta al sentido último de la vida con todas sus implicaciones éticas, así decir

que, es una finalidad escolar hacer que el niño y el adolescente logren su identidad

personal. Por ello, la enseñanza religiosa debe proporcionar una escala de valores,

unos principios, unas actividades que se traducen en modos concretos de conducta y

de convivencia ética.

Profundizar en los contenidos de la ERE, las verdades de la fe.

6. Características de la ERE (Enseñanza Religiosa Escolar)

Entendemos la enseñanza de la religión como una materia escolar ordinaria por ser

exigencia de la escuela que pretende una formación integral del alumno y por tanto con el

rigor intelectual y con el estatuto académico de toda disciplina.

También se entiende como confesional. Esto es porque, entre otras razones, tanto

padres como hijos tienen derecho a educarse según sus propias convicciones. Y, por tanto,

impartida desde una actitud creyente de fe y garantizada por la Iglesia, la cual elige a los

profesores.

Se entiende además como una síntesis de fe y cultura por ser exigencia de la fe

enraizarse en una cultura determinada. Hay que esforzarse por alcanzar esa síntesis. La

enseñanza religiosa, por tanto, es inseparable de su formación humana en dialogo

constante con las demás disciplinas, los humanismos actuales y las ciencias de la Religión.

Por ello, no puede reducirse para el alumno cristiano información sobre el fenómeno

religioso en general. Asimismo, no puede proponerse todas las dimensiones de la

catequesis cristiana. La primera iniciación en la experiencia cristiana se realiza más

propiamente en las instituciones de la Iglesia. Lo peculiar de la enseñanza religiosa

católica consiste en una presentación del mensaje y el acontecimiento cristiano, es decir,

una síntesis entre las verdades de fe y la experiencia.

7. La ERE y otras formas de educar la fe.

La catequesis de la comunidad cristiana y la enseñanza religiosa escolar no se

identifican sino que se complementan mutuamente.

La catequesis: Con niños, jóvenes o adultos, apunta a iniciar y madurar la fe del

cristiano echando raíces en la fe de la comunidad, explicitándose en un conocimiento

progresivo cada vez más profundo del mensaje cristiano, iniciándose en los signos de la fe

cristiana y alimentándose en las celebraciones litúrgicas. Robusteciéndose en los

compromisos cristianos de vida. Su origen está en el ministerio eclesial de la palabra, en el

dialogo en el interior de la comunidad creyente. Hace referencia directa a la profesión de

fe, su aspecto vivencial. Se expresa dentro del marco de la liturgia. Busca la integración de

la fe en el interior. Aparece el testimonio y se vive en el ámbito de la comunidad cristiana.

Sus ámbitos son la Iglesia y la propia comunidad de creyentes con libertad autentica de

funcionamiento. Está destinada a cristianos de cualquier edad que se inician o maduran su

fe en el seno de la comunidad. Su principal objetivo es la maduración de la fe en el ámbito

personal y comunitario.

La enseñanza religiosa escolar: Estimula a establecer un dialogo desde la fe cristiana

entre el evangelio y la cultura humana en cuya asimilación crítica madura al alumno,

integrando el conocimiento de la fe en la formación de la personalidad, incorporando el

saber de la fe y asimilando la actitud cristiana en el interior de la actividad general del

alumno ante la vida. Es una oferta del Mensaje Cristiano a todos tanto creyentes como no

creyentes. Su origen está en el ministerio eclesial de la palabra, relación entre la Iglesia y la

institución escolar. Ilustra la fe, pretende la maduración personal, fundamenta la religión

en conceptos racionales, pretende la síntesis entre la fe y la cultura de la persona. Sus

ámbitos serán la escuela con sus peculiaridades, adaptando los objetivos y métodos

escolares. Está destinada a alumnos en edad escolar que incorporan lo religioso a la

formación humana. Su principal objetivo es conseguir el dialogo interdisciplinar entre el

evangelio y la cultura con la maduración critica del alumno.

8. Perfil eclesial del profesor de religión católica.

El profesor de religión católica no es solo un profesor preparado para una actividad

docente, es tambien miembro de una comunidad, la Iglesia, que lo envia a la escuela, con

una mision especifica. El profesor de religion realiza una serie de actividades eclesiales:

Servicios y ministerios en la Iglesia: El profesor de religión no actúa en nombre

propio, sino en nombre de la Iglesia a la que los padres a través de la escuela han pedido el

servicio de la formación religiosa de sus hijos. Además en nuestra Iglesia existe la

colaboración y responsabilidad cada vez mayor de los laicos en la misión de la Iglesia. Esta

acción no es una acción de suplencia de los sacerdotes o religiosos sino que surge de un

dinamismo de la vida cristiana y de la comunión de los creyentes con sus pastores.

Participación en la acción de la Iglesia: Todos los miembros de la Iglesia participan

por el bautismo en la misión salvífica de la Iglesia. Para algunos de ellos existe una

vocación especial, por esta vocación y bajo la dirección del magisterio, reciben el Espíritu

de la Verdad que suscita y sostiene el sentido de la fe y la gracia de la Palabra tan

necesarios para el desempeño de su función.

El servicio de la enseñanza de la religión en la escuela: Lo realizan los profesores,

no solo como creyente sino como colaboradores del obispo. Es un servicio eclesial, no es

una ocupación ocasional. Supone una madurez espiritual en quien lo desempeñe. Para este

servicio el profesor de religión recibe del obispo la misión de enseñar y educar en la fe.

9. DECA, DEI y Misión Canónica.

Son las tres acreditaciones que un profesor de religión necesita para poder realizar su

función en la escuela, que le acreditan y avalan su profesionalidad y su eclesialidad.

De acuerdo con la normativa concordataria y canónica, la ley orgánica 2/2006 del 3 de

Mayo de Educación para ser designado profesor de religión católica por la Administración

Educativa correspondiente, se deberán reunir los siguientes requisitos y condiciones:

Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA): Es expendida por la

Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis y para obtenerla además de la posesión del

título académico correspondiente es necesario la partida de Bautismo y para Educación

Infantil y Educación Primaria 300 horas lectivas mínimas.

Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI): Es expendida por el Ordinario

diocesano de la localidad. Para poder obtenerla es necesario disponer de la DECA. La

expedición de la DEI supone recta doctrina y testimonio de vida cristiana. Está basada en

consideraciones de índole moral y religiosa, criterios cuya definición corresponde al

Obispo diocesano. La DEI puede ser revocada por el Ordinario diocesano cuando deje de

cumplirse alguna de las consideraciones.

Propuesta del Ordinario diocesano (Missio Canonica): Propuesta a la

administración educativa, del profesor que considere competente e idóneo para un centro

escolar concreto. Supone que está en posesión de la DECA y de la DEI. La propuesta será

para cada año escolar. La propuesta del Ordinario diocesano a la Administración educativa

equivale a la DEI y a la missio canonica.

10. El profesor cristiano en el contexto actual.

El actual profesor cristiano se enfrenta a cuatro retos. En primer lugar, vivir la fe en una

situación de increencia puesto que en la actualidad ha aumentado el número de personas

que muestran una actitud de indiferencia hacia el catolicismo. De aquí, surge una de las

cuestiones que necesita ser contestada: ¿Cómo se puede vivir la fe en una situación de

increencia? Pues bien, para empezar, puesto que la sociedad actual carece de apoyos

externos para la fe, es necesario tener una experiencia personal con Dios para fortalecerla.

También puede ayudar el hecho de vivir la fe en pequeñas comunidades en las cuales se

vivan los valores evangélicos. Así como también ayuda tener una suficiente formación

teológica para ser capaces de defender nuestra propia fe.

Un segundo reto al que debe enfrentarse un profesor cristiano es intentar que nos

creamos hijos de Dios en una civilización que está divinizada por los éxitos, puesto que el

hombre actual piensa que el poder humano no tiene fronteras y lo que hoy no es posible,

mañana si lo será. Por lo tanto, la postura que se debe adoptar es la de moralizar la

actividad científica, dando a entender que en este mundo no todo vale.

En tercer lugar, sería vivir con seriedad y solidaridad en medio de una sociedad lujosa y

adinerada y, por último, un profesor cristiano, también debe evitar la secularización

interna de la Iglesia, es decir, antiguamente la religión servía para dar una explicación a la

realidad, pero en la actualidad, un gran porcentaje de la población intenta no hablar de

temas religiosos, lo cual supone el desarrollo de una crisis de identidad. De hecho, hay

muchas personas que están más preocupadas por su bienestar en la tierra antes que por

su salvación eterna.

11. La competencia espiritual.

Se define como competencia básica, el conjunto de capacidades que incluye

conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas que una persona logra mediante

procesos de aprendizaje y que se manifiestan en su desempeño en situaciones y contextos

diversos, haciendo eficientes a las personas en una determinada situación para resolver

problemas.

La LOE establece ocho competencias básicas junto con la competencia emocional que

introduce el decreto de Castilla la Mancha son 9 las competencias cuya finalidad es la de

propiciar que la escuela sea un espacio favorecedor del desarrollo integral de cada niño,

pero queda incompleto sin una última competencia y no por ello menos importante; la

competencia espiritual.

La competencia espiritual se define como la capacidad para estar atento a los valores

espirituales, desarrollarlos, comunicarlos, vivirlos e integrarlos en la vida de la persona.

Promoviendo la formación integral del sujeto como persona y también como hijo de Dios.

Es necesario utilizar los métodos modernos para hacer accesible y comprensible la voz del

Señor.

La inteligencia espiritual proporciona al sujeto la necesidad de buscar la felicidad de

una manera comprometida con el mundo y con los otros. Se trata de arraigar la

experiencia religiosa en la existencia del ser humano, que solo puede vivir, actuar y

entender desde la experiencia. Pero por ser la única que no está asociada a una actividad

concreta, es la más desatendida en el sistema educativo, porque la mera transmisión de

contenidos religiosos tampoco la educa.

Se proponen cuatro tipologías que pretenden ayudar a estudiar cómo desarrollar la

competencia espiritual, son la competencia espiritual básica, la transcendente, la religiosa

y la cristiana.

Esta competencia no debería plantearse como algo añadido, sino como la experiencia

que da forma y fundamenta a las demás, como un conjunto de procesos y acciones

educativas orientadas a dinamizar a la persona. No es la transmisión de un saber, son un

conjunto de actividades que despierten el sentir espiritual, una perspectiva que pone en

marcha las ganas por saber. Se pretende del educador una personalidad espiritual madura

que exprese una profunda vida cristiana.

El desafío consiste en realizar una renovación en clave experiencial, formarnos para ser

unos auténticos buscadores y transmisores de experiencias, lo espiritual tiene un carácter

dinámico, de búsqueda, tan importante es el camino como la pregunta que nos

planteamos.

12. Las fuentes del currículo.

La elaboración del currículo de la opción confesional católica de Sociedad, Cultura y

Religión se ha realizado teniendo en cuenta y utilizando las fuentes en las que todo

currículo se provee:

La Epistemológica: Proporciona los contenidos teológicos. De ella se han extraído el

qué enseñar, la lógica interna de la disciplina y la metodología adecuada para impartirla.

Dicha fuente ha permitido focalizar los conocimientos esenciales, seguir la estructura

interna de la materia y establecer una secuenciación adecuada de los contenidos. Los

núcleos temáticos del mensaje cristiano están presentados de manera orgánica y

sistemática, con un desarrollo progresivo que tiene en cuenta la lógica interna de la

materia. La síntesis teológica recorre todo el currículo, que se ha elaborado con el objetivo

de alcanzar una síntesis mínima en cada ciclo de Primaria y en cada curso de Secundaria,

partiendo de un centro integrador que es en los primeros años el Amor de Dios. Esta esta

clave se va contextualizando progresivamente en la cultura y en las preguntas de los

alumnos. De este centro los contenidos se van ampliando como desarrollo de los núcleos

temáticos centrales del mensaje cristiano.

La Fuente Sociológica: Aporta elementos del entorno social que de alguna forma

ayudan a su contextualización. Aporta el qué y el cómo enseñar. Se han tenido en cuenta

aquellos elementos que hacen posible que la ERE contribuya a la integración de los

alumnos con su entorno social de forma crítica y libre. Se contempla la presencia de la

religión como dato sociológico, desde currículo se tiene en cuenta la pluralidad religiosa y

se presentan contenidos doctrinales y culturales de diversas religiones. Una concepción

antropológica en la que está presente la religión determina cierta visión sobre la persona

humana y las relaciones sociales de toda índole. De aquí la necesidad de presentar las

claves de la antropología cristiana, de la moral y de la doctrina social de la Iglesia católica.

El entorno social está marcado por la multiculturalidad y el paganismo.

La Fuente Psicológica: Pone atención al momento de desarrollo evolutivo del alumno.

Es fundamental para saber el qué, el cómo y el cuándo enseñar, en cuanto variables que

intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se ha tenido en cuenta características

psicológicas propias del momento de desarrollo evolutivo de los alumnos, sus capacidades

e intereses, las relaciones que se establecen a lo largo del proceso educativo, y los

elementos fundamentales del proceso del aprendizaje.

La Fuente Pedagógica: Contribuye a que la formación religiosa se atenga a la

pedagogía y didáctica que se utiliza en la escuela. Proporciona el cómo enseñar, relativo a

la práctica docente, su base teórica, la filosofía de la educación, la didáctica, la metodología,

la organización escolar… Esta fuente tiene en cuenta, además de la fundamentación teórica

existente, la experiencia educativa adquirida en la práctica docente. Como no existe ni una

escuela neutra ni un sistema pedagógico puro se acoge y valora el aprendizaje

significativo, superando las connotaciones de matiz conductista, dado que la propuesta

pedagógica propia del cristianismo tiene en cuenta elementos que van más allá de la

relación datos-procedimientos-producto.

13. Habilidades implicadas en el área de la formación religiosa.

Habilidades emocionales: No son la base de la fe. En definitiva, las habilidades

emocionales ayudan a vivir una vida intensa, pero sosegada que, huyendo de las prisas y

de la eficacia, permita disfrutar de las cosas para culminar en el descubrimiento del

mundo trascendente y la relación con Dios. Una persona cuya fe está formada tiene más

posibilidades de emociones racionales.

Habilidades intrapersonales: No siempre se corresponde con la fe. Se refiere a la

relación que cada persona establece consigo misma. Son un conjunto de conocimientos,

capacidades, habilidades y actitudes que permiten comprender, expresar y regular de

forma apropiada los estados emocionales. Las emociones es una actividad imprescindible

para poder tener una vida satisfactoria. Las emociones son el punto de intersección entre

mente y cuerpo, se experimentan físicamente, pero son el resultado de una actividad

mental. Conviene aprender a identificar y distinguir unas emociones de otras. Entre estas

encontramos:

El autoconcepto: Es el proceso por el cual la persona adquiere noción de su yo y de

sus propias cualidades y características. Se centra en el conocimiento de uno mismo. Se

puede ejercer la libertad de decidir lo que se quiere y puede hacer, se posibilita identificar

y etiquetar la conducta propia y reconocer como se manifiestan las conductas realizadas.

En educación infantil se proponen actividades como: Aprender nombre y apellidos, hacer

el contorno de su cuerpo en papel continuo, escribir la historia de mi vida, etc.

El autocontrol: Es la capacidad que permite controlar las emociones y no que estas

controlen al sujeto, posibilitando la capacidad de elección en cada momento de la vida. En

el área de formación religiosa se debe preocupar en localizar todas aquellas actitudes que

se tienen en determinados momentos y que no favorecen la relación con los demás,

sabiendo que a Jesús no le gusta que nos portemos así y buscando, con estrategias

positivas, la manera de corregir dichas conductas. Siempre evitando toda connotación

despectiva, que pudiera llevar a un profundo sentimiento de culpa. Es el inicio de

reconocerse pecador, perdón por ello y enmendarse.

Habilidades interpersonales:

Empatía: Significa saber ponerse en lugar del otro. Su importancia en la formación

religiosa radica en que hasta que el sujeto no es capaz de saber escuchar al otro y ponerse

en su lugar no puede desarrollar actitudes de comprensión y respeto hacia el otro.

Asertividad: Es una conducta verbal que consiste en transmitir hábilmente

opiniones, intenciones, posturas, creencias y sentimientos.

Resolución de conflictos y negociación: El conflicto es una parte de la convivencia

y sobre todo entre los más pequeños, surge por un enfrentamiento motivado por una

confrontación de intereses, deseos, creencias, etc. reales o aparentes.

Valores y conducta pro-social: Son las habilidades socio-emocionales. Un buen

ajuste social.

Habilidades espirituales: Se ocupa del desarrollo de la capacidad que tiene cada

persona para utilizar los recursos espirituales de cara a solucionar problemas cotidianos,

incorporados a sus respuestas aspectos relacionados con la vida espiritual. La inteligencia

espiritual se manifiesta mediante:

Sensibilidad espiritual: Es útil para poder percibir la vida desde una perspectiva

trascendente. La sensibilidad ante la belleza permite descubrir y admirar todo lo bueno y

verdadero que hay en el mundo, incitando al nacimiento de un sentimiento de amor y

gratuidad que, de forma progresiva, lo llevará poco a poco a descubrir a Dios.

Introspección: Permite al sujeto adentrarse en sí mismo, interiorizar. En muchas

ocasiones los niños necesitan vivir momentos de silencio para pensar en sus cosas y

recordar situaciones pasadas. Esos momentos de soledad son básicos de cara a una

educación en el silencio interior y a la interiorización de una vivencia religiosa y la

reflexión. El papel del educador consiste en crear situaciones de interiorización y educar la

necesidad de soledad y silencio. Hay que hacer vivir al niño que, cuando está a solas

consigo mismo, Dios le acompaña y puede comunicarse con él.

Trascendencia: Es la capacidad de ir más allá de lo material y permite tener una

percepción más elevada de sí mismo y del mundo. El alma, la inmortalidad, Dios, etc.

pertenecen a ese mundo trascendente, difícil de explicar y creíble solo por medio de la fe.

La trascendencia es una apertura hacia lo infinito, hacia lo invisible.

Capacidad de amar: Amar la vida, implicarse en ella y con los otros para ayudarles;

respetarlos o comprenderles es esencial en la vida de un cristiano. Educar en el amor es

descubrir como recibe un amor infinito de los padres, de los que le rodean y de Dios.

Desarrollar la capacidad de amar lleva al niño a valorar la importancia de los sentimientos

y a experimentar emociones de felicidad, alegría y gratuidad relacionadas con el amor. La

fe cristiana se fundamenta en el amor.

Búsqueda de la verdad: El interés por descifrar los misterios, por encontrar

respuestas a los interrogantes más complejos está motivado por una preocupación por

saber y encontrar la verdad. Hay que estimular a los alumnos para que se interesen por

saber y no sean meros espectadores y receptores de aquello que se les cuenta. Se trata de

desarrollar el espíritu crítico e investigador, incluso en el terreno de lo espiritual y

aprender a utilizar la razón como método de aprendizaje.

14. ¿Educar para la trascendencia ayuda a una mejor educación moral?

La respuesta a la pregunta es un rotundo sí. Educar es desarrollar todas las potencias,

facultades y capacidades de la persona. Educar para la transcendencia supone explorar los

diferentes significados y explorar los mecanismo y las practicas pedagógicas que pueden

despertar en el educando el sentido de trascendencia que supone sobrepasar los límites de

la realidad concreta. Transcender supone ir más allá de lo que uno es, por tanto, educar en

la transcendencia supone educar más allá de lo que somos, para tratar de ser mejores.

Tramos de mejorar en todos los aspectos por tanto educar en la trascendencia ayuda a

una mejor educación moral.

Para educar moralmente es necesario que sucedan dos actitudes; cultivar el juicio moral

e intelectual para someter a crítica y revisar las pautas del código reinante y los principios

en los que se inspiran y crear nuevas pautas de comportamiento, nuevos patrones de vida

que ayuden a crear una existencia mejor, es decir, no conformarse con lo que nos dan, ir

más allá de lo que nos es dado con intención de mejorarlo, transcender, superar lo

establecido para mejorarlo.

La moral es una tarea, la forja del carácter que permite enfrentar la vida con altura

humana. Al ser una tarea, siempre se pude mejorar, se puede educar. El sentido más

inmediato de la transcendencia se refiere a pasar de un lado a otro, atravesando los

límites, incluyendo la idea de superación o de superioridad, por tanto, al enseñar a

nuestros alumnos a superarse, los estamos enseñando a mejorar esa tarea, a mejorar su

carácter para mejorar su forma de enfrentarse a la vida.

Al educar en la transcendencia queremos provocar un cambio en todos los ámbitos de la

persona, transcenderse en sí mismo, lo que se es, transcender en lo que seremos, creemos,

sentimos, tener la capacidad de ir más allá de nuestros deseos, es decir, provocar un

cambio en nuestro talante que está íntimamente relacionado con la moral, el talante no

depende de nosotros, nos es dado, la vida moral de una persona se realiza en torno a ese

talante, que educando la transcendencia tratamos de cambiar y con él que cuenta la moral

para crear su figura ética. Si educamos en la transcendencia y conseguimos ir más allá de

esa personalidad que nos es dada, podemos mejorar la figura ética sobre la que se apoya

nuestra moralidad, por tanto educando para la transcendencia estamos educando para la

moralidad.