pedagogía y didáctica de la religión en la escuela
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Pedagogía y Didáctica de la Religión en la Escuela
1. Originalidad de la pedagogía religiosa
La didáctica evolutiva se refiere a tres campos: la didáctica en sí, la psicología evolutiva
y el mensaje cristiano. Por tanto, esto supone valorar la originalidad de este soporte
epistemológico del campo de estudio que abordamos.
La pedagogía religiosa pretende educar la dimensión religiosa del sujeto. No dudamos
de que exista esta dimensión. Los pedagogos coinciden en que hay un paso de la
heteronimia a la autonomía. En el ámbito religioso ocurre lo mismo: pasamos de una idea
de Dios heterónoma, que nos la han dado los demás, a una idea autónoma, por eso
tenemos que valorar el proceso evolutivo y considerar la acción de Dios y los rasgos de su
pedagogía en el hombre. Esto es clave en el encuentro personal Dios-hombre. Por eso es
importante conocer la revelación.
Pedagogía divina: Dios educa, pero ¿cómo lo hace? Para ver cómo educa hay que
descubrirlo a través de la revelación: Dios se manifiesta en la creación, en la historia de un
pueblo, en la persona de Jesús, en la Iglesia. Su pedagogía consiste en una historia creadora
llena de amor, escrita en la Biblia y que culmina en la persona de Jesús. Tal como dice Dei
Verbum se trata de un diálogo entre amigos; es decir, una pedagogía del don y del diálogo,
una pedagogía que muchas veces trasciende los objetivos de la didáctica y que no puede
ser planificada. La revelación se caracteriza por ser: Gratuita (es fruto del amor libre de
Dios, lo que invita al educador a una cierta disposición en la que todo no es comercial);
Histórica (es lo que podríamos llamar la pedagogía de la encarnación; es decir, Dios educó
en el espacio-tiempo, por tanto en una cultura donde es importante la materia y el
espíritu.); Verbal (utiliza un lenguaje, si bien nos faltarán palabras para hablar del misterio
de Dios, es lo que podríamos llamar pedagogía de los signos de Dios. El educador se
servirá de la palabra para iluminar la realidad con la Palabra.); Social (la educación en el
espacio público de la bondad de Dios también entre los no creyentes); Escatológica
(haremos esfuerzos para que el alumno llegue a captar el mensaje de esperanza que es
Dios).
Pedagogía integral: Es evidente que en la enseñanza religiosa se trata de profundizar
el ser y el hacer de la persona en el aula. Será muy importante caer en la cuenta de su
dignidad. Como persona, el alumno es protagonista y vamos a pretender su madurez
humana y psicológica de modo armónico; es decir, el sujeto humano crece desde el punto
de vista intelectual, pero también espiritual y moral. La educación integral exige este
convencimiento moral. La convención sobre los derechos de los niños reconoce el derecho
religioso de los niños.
Pedagogía realista: Es un elemento didáctico. Dios actúa y trabaja en cada sujeto
concreto y se fija en él y en sus circunstancias. El niño es un sujeto amado por Dios
independientemente de sus circunstancias y que el educador tendrá que tener en cuenta
estos rasgos para poder educar con sentido y en una perspectiva antropológica cristiana.
2. Pensamiento religioso y contenidos en primaria.
El progresivo desarrollo intelectual que sufre el alumno en el período de primaria, lleva
consigo un cambio sustancial del pensamiento religioso. El niño va evolucionando.
El pensamiento religioso es evolutivo, y cambia a la vez que lo hace el sujeto. Su
proceso psicológico provoca un cambio en la relación familiar que condiciona la imagen
de Dios. El niño descubre actitudes nuevas frente a lo sagrado, se sorprende, se fascina,
pero también ahora se asusta frente a lo desconocido. Entre los elementos que influyen en
la religiosidad del niño de 6 a 12 años encontramos:
Influencia de los padres en la actitud religiosa del niño: La influencia de los padres
es impresionante. Conocemos que existe una relación directa entre la religiosidad de los
padres y la actitud religiosa del niño, pero se trasmite de forma natural
Concepto de Dios: A medida que el niño experimenta las limitaciones de sus
padres separa la imagen de Dios de la imagen de los padres. El niño pasa de un concepto
de padre particular a un concepto general en el que descubre el sentido amplio de la
paternidad. La familia constituye un factor decisivo en el cambio de la relación padre-hijo.
Cuando el niño universaliza el concepto “padre” la imagen de Dios como padre queda
identificada y separada de la de su padre biológico.
Antropomorfismos: Para el niño Dios tiene características humanas, sus
acciones humanas se manifiestan de una forma visible y aparente. A medida que se
evoluciona en la etapa, el concepto de Dios se espiritualiza, atribuyéndosele condiciones
sobrehumanas.
Actitud ante lo sagrado: A medida que se progresa en la etapa de educación primaria,
empieza a tener sentimientos de temor y asombro ante la incertidumbre que presenta su
trascendencia. El niño experimenta un dualismo ante la confianza y el temor, de manera
que su seguridad se va relativizando
Socialización de la religión: Posteriormente a la socialización del niño, se produce
una socialización de la religión. El niño, que pone una creencia mágica en los signos y en
los ritos, socializa estos elementos que se encuentran en la sociedad en que vive.
Podemos afirmar que en la enseñanza religiosa el eje central aparece condicionado por
la relación personal que se establece entre Dios y el hombre. En Primaria se perfilará la
forma específica de esa relación. El estudio de las manifestaciones religiosas mediante los
ritos, los símbolos, la expresión oral, va a servirnos de cauce para ver la forma que utiliza
el niño en su relación con Dios.
El alumno de Primaria construye sus pensamientos en relación con la realidad a través
del pensamiento concreto. Su objetivo, al enfrentarse a la realidad religiosa, es externo, a
través de las mediaciones que van a llevarle al descubrimiento del esquema conceptual
básico, común en todas las expresiones religiosas. Su conocimiento sobre el cristianismo
culminará en el conocimiento y en la aceptación de Jesús como la principal de las
mediaciones.
3. El tiempo del niño roza con Dios. Su dignidad como niño.
Algunos piensan o tienen la impresión de no ser más que un andamiaje provisional para
la edificación de la madurez, que ha de ser desmontado definitivamente lo más pronto
posible para desaparecer en la nada. La niñez permanece. Concebida como tiempo dado y
vivido, no es tiempo pasado, sino tiempo permanente, que se nos presenta como un
elemento interno de la única plena realización permanente del único tiempo de la
existencia, al que llamamos eternidad del hombre salvado y redimido. Solamente nos
transformamos en los niños que fuimos, porque recogemos el tiempo en nuestra
eternidad. La niñez puede quedar abierta a lo largo de toda nuestra vida y por razón de la
decisión impuesta y exigida a lo largo de toda nuestra vida (todo tiempo humano roza con
Dios).
La niñez, adquiere un peso y una dignidad impensados. La niñez misma tiene su
inmediatez respecto a Dios, limita con lo absoluto de Dios no sólo mediante el límite de la
edad, de la madurez, de lo que vendrá después, sino por sí misma.
Esas primeras horas no vienen sólo de la plenitud del mediodía; ese bello juego no sólo
tiene importancia como preludio de la seriedad de la vida. La niñez sólo se da una vez,
tiene consistencia en sí, no sólo tiene valor porque tiende a la riqueza de la existencia
madura; su admirable flor es ya en sí misma fruto y no tiene su única justificación en el
fruto que va a venir. Lleva en sí misma y en su indeformable peculiaridad, la nobleza de lo
imperecedero y de la eternidad.
La teología de la niñez, es lo que la Escritura y la tradición nos dicen sobre el niño: El niño
en primer lugar es ser humano, que tiene ya en sí toda la dignidad y todos los abismos que
se dan en el hombre. El niño es un hombre que está en sus comienzos. Es ya el espíritu y
cuerpo en una unidad, es ya naturaleza y gracia, naturaleza y persona, posesión de sí
mismo. El niño ante todo es niño. La Sagrada Escritura utiliza la palabra “niño”, para
decirnos que tenemos que volvernos como niños, que por la gracia somos “hijos” de Dios,
que aun los niños pueden acercarse al Mesías y que son capaces de alcanzar el Reino de los
cielos y están necesitados de poder creer en Jesús. La niñez es en último término, un
misterio. La vida es abierta, espera lo inesperable, tiene confianza en lo imprevisible,
capacita al hombre para que siga jugando, para que deje que las fuerzas que dominan la
existencia sean más fuertes que sus planes.
4. Razones del saber religioso.
Argumento antropológico: El ser humano es “homo religiosus” toda la realidad
humana se caracteriza en efecto por su autotrascendencia. El saber religioso es el que
permite ahondar en la complejidad del ser humano… por lo tanto todo lo que sea conocer
la identidad de la persona debe tener cabida en una escuela que colabora en esa
comprensión.
Argumento histórico: Existe una lógica de los acontecimientos, un conjunto de factores
que determinan el curso de los eventos. Entre estos factores esta la religión. Así pues
resulta imposible comprender la historia de los pueblos sin conocer en profundidad la
religión que más presencia ha tenido. De ahí que se vea la necesidad del estudio de la
religión, de ese país continente y mundo.
Argumento cultural: Existe una amplia gama de definiciones de cultura. Pero lo que
resulta evidente es que para ahondar en el concepto de cultura son necesarios unos
referentes religiosos. Por eso, el saber religioso, más que otro puede abrir camino a la
antropología filosófica ya que lo sagrado constituye una dimensión universal, y los
comienzos de la cultura están enraizados en experiencias y creencias religiosas.
Argumento intercultural: Mirar, conocer y aprender a nombrar la diferencia, lo
distinto y original es un reto del hombre actual y una exigencia de las minorías acalladas a
lo largo de la historia. Pero además, para aprender a vivir en la diversidad no basta con
educar en la tolerancia permisiva. Educar en la pluralidad en la interculturalidad significa
profundizar en el conocimiento para el saber religioso.
Argumento sociológico: Hay una íntima relación entre el universo de lo sagrado y el
cuerpo social. Así pues el saber religioso constituye un referente clave para comprender el
entorno social, tanto próximo como lejano.
Argumento lingüístico: El ser humano es polifacético en sus actividades y poliglota. La
acción educativa entre otras tareas, tiene la de hacer que se desarrollen todas las
posibilidades lingüísticas. En este sentido el saber religioso ayuda al educando a
comprender y desarrollar el sentido y la riqueza del lenguaje.
Argumento pedagógico: La educación que va más allá de la instrucción se relaciona
con la experiencia estética, ética y religiosa con lo que se entra en relación con el
educando. Y es el saber religioso favorece esa relación.
Argumento metafísico: El saber religioso no debe confundirse con el saber metafísico,
sin embargo si existe una íntima relación entre ambos, en cuanto ambos buscan el sentido
último de la realidad, del mundo y del hombre.
El conocimiento del universo religioso y de sus múltiples dimensiones constituye una
tarea fundamental en el proceso educativo de todo ser humano.
5. Objetivos de la ERE (Enseñanza Religiosa Escolar).
Situarse lucidamente ante la Tradición Cultural Española que tan impregnada esta del
cristianismo, es decir, la personalidad de cada uno madura dentro de una determinada
tradición cultural. Ya que nuestra cultura está sustentada y conformada por creencias,
costumbres, fiestas, valores y modos de vida impregnados en el cristianismo. Por ello,
la escuela debe transmitir este patrimonio cultural cristiano mediante una
presentación creyente de sus diversos elementos.
Insertarse críticamente en la sociedad para cambiar lo que sea necesario, es decir, que
no se trata de que la escuela reproduzca sin más el modelo de sociedad existente, ya
que la religión y sobretodo la fe cristina es una verdadera instancia crítica de la
sociedad.
Dar respuesta al sentido último de la vida con todas sus implicaciones éticas, así decir
que, es una finalidad escolar hacer que el niño y el adolescente logren su identidad
personal. Por ello, la enseñanza religiosa debe proporcionar una escala de valores,
unos principios, unas actividades que se traducen en modos concretos de conducta y
de convivencia ética.
Profundizar en los contenidos de la ERE, las verdades de la fe.
6. Características de la ERE (Enseñanza Religiosa Escolar)
Entendemos la enseñanza de la religión como una materia escolar ordinaria por ser
exigencia de la escuela que pretende una formación integral del alumno y por tanto con el
rigor intelectual y con el estatuto académico de toda disciplina.
También se entiende como confesional. Esto es porque, entre otras razones, tanto
padres como hijos tienen derecho a educarse según sus propias convicciones. Y, por tanto,
impartida desde una actitud creyente de fe y garantizada por la Iglesia, la cual elige a los
profesores.
Se entiende además como una síntesis de fe y cultura por ser exigencia de la fe
enraizarse en una cultura determinada. Hay que esforzarse por alcanzar esa síntesis. La
enseñanza religiosa, por tanto, es inseparable de su formación humana en dialogo
constante con las demás disciplinas, los humanismos actuales y las ciencias de la Religión.
Por ello, no puede reducirse para el alumno cristiano información sobre el fenómeno
religioso en general. Asimismo, no puede proponerse todas las dimensiones de la
catequesis cristiana. La primera iniciación en la experiencia cristiana se realiza más
propiamente en las instituciones de la Iglesia. Lo peculiar de la enseñanza religiosa
católica consiste en una presentación del mensaje y el acontecimiento cristiano, es decir,
una síntesis entre las verdades de fe y la experiencia.
7. La ERE y otras formas de educar la fe.
La catequesis de la comunidad cristiana y la enseñanza religiosa escolar no se
identifican sino que se complementan mutuamente.
La catequesis: Con niños, jóvenes o adultos, apunta a iniciar y madurar la fe del
cristiano echando raíces en la fe de la comunidad, explicitándose en un conocimiento
progresivo cada vez más profundo del mensaje cristiano, iniciándose en los signos de la fe
cristiana y alimentándose en las celebraciones litúrgicas. Robusteciéndose en los
compromisos cristianos de vida. Su origen está en el ministerio eclesial de la palabra, en el
dialogo en el interior de la comunidad creyente. Hace referencia directa a la profesión de
fe, su aspecto vivencial. Se expresa dentro del marco de la liturgia. Busca la integración de
la fe en el interior. Aparece el testimonio y se vive en el ámbito de la comunidad cristiana.
Sus ámbitos son la Iglesia y la propia comunidad de creyentes con libertad autentica de
funcionamiento. Está destinada a cristianos de cualquier edad que se inician o maduran su
fe en el seno de la comunidad. Su principal objetivo es la maduración de la fe en el ámbito
personal y comunitario.
La enseñanza religiosa escolar: Estimula a establecer un dialogo desde la fe cristiana
entre el evangelio y la cultura humana en cuya asimilación crítica madura al alumno,
integrando el conocimiento de la fe en la formación de la personalidad, incorporando el
saber de la fe y asimilando la actitud cristiana en el interior de la actividad general del
alumno ante la vida. Es una oferta del Mensaje Cristiano a todos tanto creyentes como no
creyentes. Su origen está en el ministerio eclesial de la palabra, relación entre la Iglesia y la
institución escolar. Ilustra la fe, pretende la maduración personal, fundamenta la religión
en conceptos racionales, pretende la síntesis entre la fe y la cultura de la persona. Sus
ámbitos serán la escuela con sus peculiaridades, adaptando los objetivos y métodos
escolares. Está destinada a alumnos en edad escolar que incorporan lo religioso a la
formación humana. Su principal objetivo es conseguir el dialogo interdisciplinar entre el
evangelio y la cultura con la maduración critica del alumno.
8. Perfil eclesial del profesor de religión católica.
El profesor de religión católica no es solo un profesor preparado para una actividad
docente, es tambien miembro de una comunidad, la Iglesia, que lo envia a la escuela, con
una mision especifica. El profesor de religion realiza una serie de actividades eclesiales:
Servicios y ministerios en la Iglesia: El profesor de religión no actúa en nombre
propio, sino en nombre de la Iglesia a la que los padres a través de la escuela han pedido el
servicio de la formación religiosa de sus hijos. Además en nuestra Iglesia existe la
colaboración y responsabilidad cada vez mayor de los laicos en la misión de la Iglesia. Esta
acción no es una acción de suplencia de los sacerdotes o religiosos sino que surge de un
dinamismo de la vida cristiana y de la comunión de los creyentes con sus pastores.
Participación en la acción de la Iglesia: Todos los miembros de la Iglesia participan
por el bautismo en la misión salvífica de la Iglesia. Para algunos de ellos existe una
vocación especial, por esta vocación y bajo la dirección del magisterio, reciben el Espíritu
de la Verdad que suscita y sostiene el sentido de la fe y la gracia de la Palabra tan
necesarios para el desempeño de su función.
El servicio de la enseñanza de la religión en la escuela: Lo realizan los profesores,
no solo como creyente sino como colaboradores del obispo. Es un servicio eclesial, no es
una ocupación ocasional. Supone una madurez espiritual en quien lo desempeñe. Para este
servicio el profesor de religión recibe del obispo la misión de enseñar y educar en la fe.
9. DECA, DEI y Misión Canónica.
Son las tres acreditaciones que un profesor de religión necesita para poder realizar su
función en la escuela, que le acreditan y avalan su profesionalidad y su eclesialidad.
De acuerdo con la normativa concordataria y canónica, la ley orgánica 2/2006 del 3 de
Mayo de Educación para ser designado profesor de religión católica por la Administración
Educativa correspondiente, se deberán reunir los siguientes requisitos y condiciones:
Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA): Es expendida por la
Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis y para obtenerla además de la posesión del
título académico correspondiente es necesario la partida de Bautismo y para Educación
Infantil y Educación Primaria 300 horas lectivas mínimas.
Declaración Eclesiástica de Idoneidad (DEI): Es expendida por el Ordinario
diocesano de la localidad. Para poder obtenerla es necesario disponer de la DECA. La
expedición de la DEI supone recta doctrina y testimonio de vida cristiana. Está basada en
consideraciones de índole moral y religiosa, criterios cuya definición corresponde al
Obispo diocesano. La DEI puede ser revocada por el Ordinario diocesano cuando deje de
cumplirse alguna de las consideraciones.
Propuesta del Ordinario diocesano (Missio Canonica): Propuesta a la
administración educativa, del profesor que considere competente e idóneo para un centro
escolar concreto. Supone que está en posesión de la DECA y de la DEI. La propuesta será
para cada año escolar. La propuesta del Ordinario diocesano a la Administración educativa
equivale a la DEI y a la missio canonica.
10. El profesor cristiano en el contexto actual.
El actual profesor cristiano se enfrenta a cuatro retos. En primer lugar, vivir la fe en una
situación de increencia puesto que en la actualidad ha aumentado el número de personas
que muestran una actitud de indiferencia hacia el catolicismo. De aquí, surge una de las
cuestiones que necesita ser contestada: ¿Cómo se puede vivir la fe en una situación de
increencia? Pues bien, para empezar, puesto que la sociedad actual carece de apoyos
externos para la fe, es necesario tener una experiencia personal con Dios para fortalecerla.
También puede ayudar el hecho de vivir la fe en pequeñas comunidades en las cuales se
vivan los valores evangélicos. Así como también ayuda tener una suficiente formación
teológica para ser capaces de defender nuestra propia fe.
Un segundo reto al que debe enfrentarse un profesor cristiano es intentar que nos
creamos hijos de Dios en una civilización que está divinizada por los éxitos, puesto que el
hombre actual piensa que el poder humano no tiene fronteras y lo que hoy no es posible,
mañana si lo será. Por lo tanto, la postura que se debe adoptar es la de moralizar la
actividad científica, dando a entender que en este mundo no todo vale.
En tercer lugar, sería vivir con seriedad y solidaridad en medio de una sociedad lujosa y
adinerada y, por último, un profesor cristiano, también debe evitar la secularización
interna de la Iglesia, es decir, antiguamente la religión servía para dar una explicación a la
realidad, pero en la actualidad, un gran porcentaje de la población intenta no hablar de
temas religiosos, lo cual supone el desarrollo de una crisis de identidad. De hecho, hay
muchas personas que están más preocupadas por su bienestar en la tierra antes que por
su salvación eterna.
11. La competencia espiritual.
Se define como competencia básica, el conjunto de capacidades que incluye
conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas que una persona logra mediante
procesos de aprendizaje y que se manifiestan en su desempeño en situaciones y contextos
diversos, haciendo eficientes a las personas en una determinada situación para resolver
problemas.
La LOE establece ocho competencias básicas junto con la competencia emocional que
introduce el decreto de Castilla la Mancha son 9 las competencias cuya finalidad es la de
propiciar que la escuela sea un espacio favorecedor del desarrollo integral de cada niño,
pero queda incompleto sin una última competencia y no por ello menos importante; la
competencia espiritual.
La competencia espiritual se define como la capacidad para estar atento a los valores
espirituales, desarrollarlos, comunicarlos, vivirlos e integrarlos en la vida de la persona.
Promoviendo la formación integral del sujeto como persona y también como hijo de Dios.
Es necesario utilizar los métodos modernos para hacer accesible y comprensible la voz del
Señor.
La inteligencia espiritual proporciona al sujeto la necesidad de buscar la felicidad de
una manera comprometida con el mundo y con los otros. Se trata de arraigar la
experiencia religiosa en la existencia del ser humano, que solo puede vivir, actuar y
entender desde la experiencia. Pero por ser la única que no está asociada a una actividad
concreta, es la más desatendida en el sistema educativo, porque la mera transmisión de
contenidos religiosos tampoco la educa.
Se proponen cuatro tipologías que pretenden ayudar a estudiar cómo desarrollar la
competencia espiritual, son la competencia espiritual básica, la transcendente, la religiosa
y la cristiana.
Esta competencia no debería plantearse como algo añadido, sino como la experiencia
que da forma y fundamenta a las demás, como un conjunto de procesos y acciones
educativas orientadas a dinamizar a la persona. No es la transmisión de un saber, son un
conjunto de actividades que despierten el sentir espiritual, una perspectiva que pone en
marcha las ganas por saber. Se pretende del educador una personalidad espiritual madura
que exprese una profunda vida cristiana.
El desafío consiste en realizar una renovación en clave experiencial, formarnos para ser
unos auténticos buscadores y transmisores de experiencias, lo espiritual tiene un carácter
dinámico, de búsqueda, tan importante es el camino como la pregunta que nos
planteamos.
12. Las fuentes del currículo.
La elaboración del currículo de la opción confesional católica de Sociedad, Cultura y
Religión se ha realizado teniendo en cuenta y utilizando las fuentes en las que todo
currículo se provee:
La Epistemológica: Proporciona los contenidos teológicos. De ella se han extraído el
qué enseñar, la lógica interna de la disciplina y la metodología adecuada para impartirla.
Dicha fuente ha permitido focalizar los conocimientos esenciales, seguir la estructura
interna de la materia y establecer una secuenciación adecuada de los contenidos. Los
núcleos temáticos del mensaje cristiano están presentados de manera orgánica y
sistemática, con un desarrollo progresivo que tiene en cuenta la lógica interna de la
materia. La síntesis teológica recorre todo el currículo, que se ha elaborado con el objetivo
de alcanzar una síntesis mínima en cada ciclo de Primaria y en cada curso de Secundaria,
partiendo de un centro integrador que es en los primeros años el Amor de Dios. Esta esta
clave se va contextualizando progresivamente en la cultura y en las preguntas de los
alumnos. De este centro los contenidos se van ampliando como desarrollo de los núcleos
temáticos centrales del mensaje cristiano.
La Fuente Sociológica: Aporta elementos del entorno social que de alguna forma
ayudan a su contextualización. Aporta el qué y el cómo enseñar. Se han tenido en cuenta
aquellos elementos que hacen posible que la ERE contribuya a la integración de los
alumnos con su entorno social de forma crítica y libre. Se contempla la presencia de la
religión como dato sociológico, desde currículo se tiene en cuenta la pluralidad religiosa y
se presentan contenidos doctrinales y culturales de diversas religiones. Una concepción
antropológica en la que está presente la religión determina cierta visión sobre la persona
humana y las relaciones sociales de toda índole. De aquí la necesidad de presentar las
claves de la antropología cristiana, de la moral y de la doctrina social de la Iglesia católica.
El entorno social está marcado por la multiculturalidad y el paganismo.
La Fuente Psicológica: Pone atención al momento de desarrollo evolutivo del alumno.
Es fundamental para saber el qué, el cómo y el cuándo enseñar, en cuanto variables que
intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se ha tenido en cuenta características
psicológicas propias del momento de desarrollo evolutivo de los alumnos, sus capacidades
e intereses, las relaciones que se establecen a lo largo del proceso educativo, y los
elementos fundamentales del proceso del aprendizaje.
La Fuente Pedagógica: Contribuye a que la formación religiosa se atenga a la
pedagogía y didáctica que se utiliza en la escuela. Proporciona el cómo enseñar, relativo a
la práctica docente, su base teórica, la filosofía de la educación, la didáctica, la metodología,
la organización escolar… Esta fuente tiene en cuenta, además de la fundamentación teórica
existente, la experiencia educativa adquirida en la práctica docente. Como no existe ni una
escuela neutra ni un sistema pedagógico puro se acoge y valora el aprendizaje
significativo, superando las connotaciones de matiz conductista, dado que la propuesta
pedagógica propia del cristianismo tiene en cuenta elementos que van más allá de la
relación datos-procedimientos-producto.
13. Habilidades implicadas en el área de la formación religiosa.
Habilidades emocionales: No son la base de la fe. En definitiva, las habilidades
emocionales ayudan a vivir una vida intensa, pero sosegada que, huyendo de las prisas y
de la eficacia, permita disfrutar de las cosas para culminar en el descubrimiento del
mundo trascendente y la relación con Dios. Una persona cuya fe está formada tiene más
posibilidades de emociones racionales.
Habilidades intrapersonales: No siempre se corresponde con la fe. Se refiere a la
relación que cada persona establece consigo misma. Son un conjunto de conocimientos,
capacidades, habilidades y actitudes que permiten comprender, expresar y regular de
forma apropiada los estados emocionales. Las emociones es una actividad imprescindible
para poder tener una vida satisfactoria. Las emociones son el punto de intersección entre
mente y cuerpo, se experimentan físicamente, pero son el resultado de una actividad
mental. Conviene aprender a identificar y distinguir unas emociones de otras. Entre estas
encontramos:
El autoconcepto: Es el proceso por el cual la persona adquiere noción de su yo y de
sus propias cualidades y características. Se centra en el conocimiento de uno mismo. Se
puede ejercer la libertad de decidir lo que se quiere y puede hacer, se posibilita identificar
y etiquetar la conducta propia y reconocer como se manifiestan las conductas realizadas.
En educación infantil se proponen actividades como: Aprender nombre y apellidos, hacer
el contorno de su cuerpo en papel continuo, escribir la historia de mi vida, etc.
El autocontrol: Es la capacidad que permite controlar las emociones y no que estas
controlen al sujeto, posibilitando la capacidad de elección en cada momento de la vida. En
el área de formación religiosa se debe preocupar en localizar todas aquellas actitudes que
se tienen en determinados momentos y que no favorecen la relación con los demás,
sabiendo que a Jesús no le gusta que nos portemos así y buscando, con estrategias
positivas, la manera de corregir dichas conductas. Siempre evitando toda connotación
despectiva, que pudiera llevar a un profundo sentimiento de culpa. Es el inicio de
reconocerse pecador, perdón por ello y enmendarse.
Habilidades interpersonales:
Empatía: Significa saber ponerse en lugar del otro. Su importancia en la formación
religiosa radica en que hasta que el sujeto no es capaz de saber escuchar al otro y ponerse
en su lugar no puede desarrollar actitudes de comprensión y respeto hacia el otro.
Asertividad: Es una conducta verbal que consiste en transmitir hábilmente
opiniones, intenciones, posturas, creencias y sentimientos.
Resolución de conflictos y negociación: El conflicto es una parte de la convivencia
y sobre todo entre los más pequeños, surge por un enfrentamiento motivado por una
confrontación de intereses, deseos, creencias, etc. reales o aparentes.
Valores y conducta pro-social: Son las habilidades socio-emocionales. Un buen
ajuste social.
Habilidades espirituales: Se ocupa del desarrollo de la capacidad que tiene cada
persona para utilizar los recursos espirituales de cara a solucionar problemas cotidianos,
incorporados a sus respuestas aspectos relacionados con la vida espiritual. La inteligencia
espiritual se manifiesta mediante:
Sensibilidad espiritual: Es útil para poder percibir la vida desde una perspectiva
trascendente. La sensibilidad ante la belleza permite descubrir y admirar todo lo bueno y
verdadero que hay en el mundo, incitando al nacimiento de un sentimiento de amor y
gratuidad que, de forma progresiva, lo llevará poco a poco a descubrir a Dios.
Introspección: Permite al sujeto adentrarse en sí mismo, interiorizar. En muchas
ocasiones los niños necesitan vivir momentos de silencio para pensar en sus cosas y
recordar situaciones pasadas. Esos momentos de soledad son básicos de cara a una
educación en el silencio interior y a la interiorización de una vivencia religiosa y la
reflexión. El papel del educador consiste en crear situaciones de interiorización y educar la
necesidad de soledad y silencio. Hay que hacer vivir al niño que, cuando está a solas
consigo mismo, Dios le acompaña y puede comunicarse con él.
Trascendencia: Es la capacidad de ir más allá de lo material y permite tener una
percepción más elevada de sí mismo y del mundo. El alma, la inmortalidad, Dios, etc.
pertenecen a ese mundo trascendente, difícil de explicar y creíble solo por medio de la fe.
La trascendencia es una apertura hacia lo infinito, hacia lo invisible.
Capacidad de amar: Amar la vida, implicarse en ella y con los otros para ayudarles;
respetarlos o comprenderles es esencial en la vida de un cristiano. Educar en el amor es
descubrir como recibe un amor infinito de los padres, de los que le rodean y de Dios.
Desarrollar la capacidad de amar lleva al niño a valorar la importancia de los sentimientos
y a experimentar emociones de felicidad, alegría y gratuidad relacionadas con el amor. La
fe cristiana se fundamenta en el amor.
Búsqueda de la verdad: El interés por descifrar los misterios, por encontrar
respuestas a los interrogantes más complejos está motivado por una preocupación por
saber y encontrar la verdad. Hay que estimular a los alumnos para que se interesen por
saber y no sean meros espectadores y receptores de aquello que se les cuenta. Se trata de
desarrollar el espíritu crítico e investigador, incluso en el terreno de lo espiritual y
aprender a utilizar la razón como método de aprendizaje.
14. ¿Educar para la trascendencia ayuda a una mejor educación moral?
La respuesta a la pregunta es un rotundo sí. Educar es desarrollar todas las potencias,
facultades y capacidades de la persona. Educar para la transcendencia supone explorar los
diferentes significados y explorar los mecanismo y las practicas pedagógicas que pueden
despertar en el educando el sentido de trascendencia que supone sobrepasar los límites de
la realidad concreta. Transcender supone ir más allá de lo que uno es, por tanto, educar en
la transcendencia supone educar más allá de lo que somos, para tratar de ser mejores.
Tramos de mejorar en todos los aspectos por tanto educar en la trascendencia ayuda a
una mejor educación moral.
Para educar moralmente es necesario que sucedan dos actitudes; cultivar el juicio moral
e intelectual para someter a crítica y revisar las pautas del código reinante y los principios
en los que se inspiran y crear nuevas pautas de comportamiento, nuevos patrones de vida
que ayuden a crear una existencia mejor, es decir, no conformarse con lo que nos dan, ir
más allá de lo que nos es dado con intención de mejorarlo, transcender, superar lo
establecido para mejorarlo.
La moral es una tarea, la forja del carácter que permite enfrentar la vida con altura
humana. Al ser una tarea, siempre se pude mejorar, se puede educar. El sentido más
inmediato de la transcendencia se refiere a pasar de un lado a otro, atravesando los
límites, incluyendo la idea de superación o de superioridad, por tanto, al enseñar a
nuestros alumnos a superarse, los estamos enseñando a mejorar esa tarea, a mejorar su
carácter para mejorar su forma de enfrentarse a la vida.
Al educar en la transcendencia queremos provocar un cambio en todos los ámbitos de la
persona, transcenderse en sí mismo, lo que se es, transcender en lo que seremos, creemos,
sentimos, tener la capacidad de ir más allá de nuestros deseos, es decir, provocar un
cambio en nuestro talante que está íntimamente relacionado con la moral, el talante no
depende de nosotros, nos es dado, la vida moral de una persona se realiza en torno a ese
talante, que educando la transcendencia tratamos de cambiar y con él que cuenta la moral
para crear su figura ética. Si educamos en la transcendencia y conseguimos ir más allá de
esa personalidad que nos es dada, podemos mejorar la figura ética sobre la que se apoya
nuestra moralidad, por tanto educando para la transcendencia estamos educando para la
moralidad.