levinas, el nazismo y heidegger

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Levinas, el nazismo y Heidegger. Francisco Javier Loyola Berguño [email protected] Introducción. El tema de nuestra investigación es ver la relación entre Levinas, nazismo y Heidegger. Es por ello que vamos a ahondar en temas de la vida del propio Levinas, y su destino ligado de forma forzosa al nazismo, y también a Heidegger tras ir a estudiar con el maestro de este. Tres acontecimientos que se unen en una misma persona, que es Levinas. Es por ello que debemos partir por el hecho que más puede tener significación al pensador lituano, que es el horror vivido bajo el régimen nazi, ya que es desde ahí donde se puede interpretar todo el dolor que lo aqueja frente a los horrores sobre su ser y sobre la humanidad entera. Por lo mismo, Levinas nunca podrá perdonar a Heidegger su adherencia al partido de Hitler. Otro de los temas a tratar es que Emmanuel Levinas piensa sobre el hitlerismo incluso antes de que la fortuna de su pueblo se vea en manos del nazismo, ya que incluso pudo ver la manifestación que se da frente al pensar del hitlerismo, pensar que se materializo con su pueblo judío y con él mismo, el de ver al alma encadena en el cuerpo y su relación con la

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Levinas, el nazismo y Heidegger.

Francisco Javier Loyola Berguño

[email protected]

Introducción.

El tema de nuestra investigación es ver la relación entre Levinas, nazismo y Heidegger. Es

por ello que vamos a ahondar en temas de la vida del propio Levinas, y su destino ligado de

forma forzosa al nazismo, y también a Heidegger tras ir a estudiar con el maestro de este.

Tres acontecimientos que se unen en una misma persona, que es Levinas. Es por ello que

debemos partir por el hecho que más puede tener significación al pensador lituano, que es

el horror vivido bajo el régimen nazi, ya que es desde ahí donde se puede interpretar todo el

dolor que lo aqueja frente a los horrores sobre su ser y sobre la humanidad entera. Por lo

mismo, Levinas nunca podrá perdonar a Heidegger su adherencia al partido de Hitler. Otro

de los temas a tratar es que Emmanuel Levinas piensa sobre el hitlerismo incluso antes de

que la fortuna de su pueblo se vea en manos del nazismo, ya que incluso pudo ver la

manifestación que se da frente al pensar del hitlerismo, pensar que se materializo con su

pueblo judío y con él mismo, el de ver al alma encadena en el cuerpo y su relación con la

sangre, y la raza del pueblo alemán. Trataremos de ver cómo se va configurando todo este

aparataje en la vida de Levinas, su ida a Alemania, su formación con Husserl, su encuentro

con Heidegger y su Libro Ser y Tiempo. Como también todo su pensar de la figura de

Heidegger en la posteridad de su cautiverio y su tensión frente al pensador de la Selva

Negra. Sin duda queremos mostrar como se gesta esto, aquella tensión que se da en el

hecho biográfico de Levinas, fuente central, el nazismo, uno que vivió los horrores, otros

que era el beneficiado. Pero sin desligar de Levinas la veneración del pensamiento de

Martin Heidegger. Admiración por el pensar, aberración del militante del partido nazi.

Levinas, el nazismo y Heidegger.

De primera manera vamos ahondar sobre la más estrecha relación que tiene Levinas con el

nacionalsocialismo, ya que una cosa es ser observador de los horrores por parte del régimen

nazi y otra distinta es vivir en carne propia dichos acontecimientos. Acontecimientos que se

pueden ver dentro de la significación de que nos da vuelta al mundo, nos cambia una cara

completamente vivida en un tiempo anterior. Levinas vivió en carne propia el cautiverio.

Cómo no poder cambiar la mirada frente a este hecho de la vida, sin duda que en Levinas

hay una mirada distinta después de lo vivido, Salomon Malka dice algo al respecto. “la

prisión y la barbarie van a convertirse en partes no dichas, pero vividas como tales, de su

filosofía”1 palabras no dichas, ya que Levinas no se refirió mucho a lo vivido en cautiverio,

pero de cierta manera se refirió en su pensar. Levinas era un suboficial de reserva en

Francia, será capturado después de ir a la batalla de Somme y obligado a rendirse, él y su

tropa el 18 de junio de 1940. Fue confinado a un stalag, donde sólo había prisioneros de

guerra. Fue llevado junto a un montón de soldados en trenes a aquél lugar. En total había

más de un millón seiscientos mil prisioneros de guerra franceses en Alemania.

Levinas fue destinado al campo de Fallingsbotel, que estaba situado entre Bremen y

Hannover. Se les identificaba con un número y se les hacía perder de esta manera el

nombre. Se les veía e identificaba a cada uno por su “matricula”, ya no eran poseedores de

nombre, sino sólo dígitos. Se les despojaba de sus ropas, les rapaban el pelo, las axilas y los

1 Salomon Malka; Emmanuel Levinas. La vida y la huella; Pág. 64

duchaban. Estos fueron los primeros momentos en cautiverio y su relación con el horror

nazi. Toda la atmosfera era de una prisión, ya que se les hacía dormir en piezas de más de

treinta compañeros, un soldado alemán permanecía custodiándolos de forma permanente.

Esta era una prisión. El lugar estaba cercado de alambrado, con torres de observación y

centinelas armados que rodeaban el campo. Se les destinaba a trabajar en labores del

campo, donde eran repartidos a los lugareños. Si bien tuvo una suerte distinta a sus pares

judíos, no dejo de ser terrible para él, ya que había sin duda rastros de antisemitismo en el

stalag. Eran confinados y apartados en lugares distintos los judíos, eran unos setenta judíos

los apartados, entre ellos Levinas. Bajo este panorama se encontró el filósofo, bajo unas

circunstancias de rutina y precariedad, donde se tenía que manejar en el día a día, claro

está, no era bajo ninguna libertad, sino bajo la imposición, dominación de parte del otro, de

la alteridad. Pero dentro de su cautiverio Levinas nutría su pensamiento. Cuando en la

entrevista hecha por Francois Poiré, este le pregunta de cómo pasó durante su detención,

Levinas contesta. “Tenía una vida de lectura, para poder arrancar de la situación. Los

libros llegaban, no se sabía de dónde. Se leía a Anatole France, a Proust, Hegel, Diderot y

a Rousseau”2 aun dentro del estado de prisionero y todo lo que implicaba esto, Levinas

seguía una lectura, seguía en la senda del pensar. Pero algo que le causó sensación a

Levinas era como los miraban los lugareños, ya que como dijimos más arriba, todos los

presos eran destinados a las labores del pueblo donde estaba el stalag. Los habitantes no los

injuriaban ni tampoco les hacían daño, pero sus miradas decían mucho “Eramos

condenados o contaminados, portadores de gérmenes”3 bajo este contexto salen figuras

como la de un perro que le llamarón Bobby. Levinas dirá que en ese rincón donde los

lugareños les miraban como juden, el perro los miraba como hombres. También una figura

importante para todos los cautivos y para Levinas, fue el Abbé Pierre. Era un cristiano que

los reconfortaba, que siempre era grato su conversación. Él hacía de una especie de

interlocutor entre los alemanes y los prisioneros, nunca conocieron el nombre de pila

“hombre dotado de corazón, dotado de un sólido temperamento, sabía plantar cara a las

alemanes”4 poco después fue odiado por lo alemanes, y lo transfirieron a otro lugar. Lo

llamaban también en un comienzo “Deustch Fresser”, el devorador de alemanes. Pero no

2 Francois Poiré; Ensayos y conversaciones; Pág. 70. 3 Ibíd. Pág. 70. 4 Ibíd. Pág. 69.

es el único lazo que lo tuvo unido con el cristianismo, dentro de su estado de prisionero se

recibían cartas, que tenían noticias de su familia. Ellos le contaban que tenían la ayuda de

un monasterio de San Vicente de Paul, donde prestaron ayuda a su hija y a su esposa.

También tuvo ayuda del filósofo Maurice Blanchot, ya que Raissa, su mujer habían pasado

un tiempo en un apartamento de él.

Levinas era un judío que practicaba la religión, era un asiduo lector del Talmud, como

también de la Biblia. Según lo que cuentan, en los stalag se les dio ocasión de que los

prisioneros pudieran meditar y profundizar su vida espiritual y religiosa. Esto se hacía

manifiesto para los católicos y los protestantes, pero para los judíos su práctica religiosa

estaba totalmente prohibida por los nazis. Para los católicos se les aceptaba que se hicieran

misas, pero para los judíos estaba estrictamente prohibido como se dijo más arriba de sus

prácticas y oraciones. ¿Cómo habrá tocado esto a Lévinas? René Guttman, un rabino de

Estrasburgo, cuanta que su padre estuvo en cautiverio junto a Levinas, el conservaba aún

una carta de su padre, y un día se la envió a Levinas con nota al margen que decía la final

“¿era el rostro del mal?”. La respuesta del filósofo fue. “el mal no tiene rostro”.

Levinas, también tuvo momentos para dedicarse a su vida espiritual y religiosa, estudiaba

algunos pasajes del Talmud. Pero todo esto bajo un estricto secreto, ya que a los judíos no

se les era permitido estás prácticas dentro del stalag. En el plano de la convivencia con sus

otros compañeros de cautiverio, siempre lo encontraron reservado, callado, algunas veces

andaba con un cuadernillo que anotaba una que otra nota, otras veces les leía algunos

pasajes del cual no comprendían del todo. Es aquí donde se empieza a gestar su libro “De la

existencia al existente”

Pero lo que sin duda marcó a Levinas fue el horror que cometieron con sus familiares, ya

que estos fueron asesinados por los nazis. La familia de origen del filósofo, Sus padres, y

sus dos hermanos fueron ejecutados por las metralletas de Kaunas. Levinas nunca hablará

de ello, pero se puede leer en su libro “De otro modo que ser, o más allá de la esencia”:

“En memoria de los más próximos entre los seis millones de asesinados por los

nacionalsocialistas, al lado de los millones y millones de hombres de odas la confesiones y

de todas las naciones, víctimas del mismo odio hacia el otro hombre, del mismo

antisemitismo”. Con lo anterior podemos ver el desgarro que tuvo la guerra para la vida de

Levinas, ya que aparte de su privación de libertad, de la coartación de su judaísmo y los

malos tratos sobre su ser, tuvo que vivir la perdida de sus seres más próximos. La guerra no

sólo se había llevado una parte de su vida, sino que también a las otras vidas que él más

quería, aparte de la lejanía de su esposa y su hija, como también el horror que se estaba

cometiendo frente a su pueblo. Esto sin duda ha sido determinante para su vida, lo debe

haber marcado, una marca dolorosa, que por el mismo dolor que siempre está ahí, trató de

no sacarlo a la luz, debido a quizás el recuerdo doliente frente a la memoria.

Pero todo esto se inscribe dentro de los años 40, en plena segunda guerra mundial, pero

Levinas tuvo una especie de visión, ya que en el año 1934 se dejaba ver ya el advenimiento

de Hitler dentro de Europa y nos mostraba la cara del nazismo. Es por ello que en ese año

Levinas escribe “Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo”. Giorgio Agamben

escribe que ha sido uno de los pocos comentarios que ha intentado arreglar cuentas con el

acontecimiento político decisivo con referencia al nazismo. Para Levinas el arribo del

nazismo es fundamental para la comprensión política del siglo pasado.

Es una reflexión y una crítica al nazismo. En ella podemos encontrar frases como: “[...] el

hitlerismo es un despertar de sentimientos elementales [...] estos sentimientos entrañan una

filosofía”5 es por aquello que el hitlerismo se puede pensar como filosofía, pero es una

filosofía primaria “La filosofía de Hitler es Primaria”6 porque despierta sentimientos

elementales, y esto entrañan una filosofía. Es más que un contagio o una locura, es por esto

que muchos tienden a pensar que el hitlerismo debido a su barbarie es algo irracional, en el

sentido que algunos catalogan a la filosofía como algo racional. Por lo tanto, dentro de la

barbaridad que después tomara con el curso de la historia, es el mismo Lévinas que dice

que se vuelve el hitlerismo terriblemente peligroso, pero también interesante en términos

filosóficos. Pero los sentimiento elementales, expresarían como dice Levinas “la actitud

primera de un alma frente al conjunto de lo real y a su propio destino”7 pero también unas

líneas más arriba especifica que se despiertan la nostalgia secreta del alma alemana, el

hitlerismo implica una exacerbación del cuerpo, de la raza, del suelo. Esto se sitúa dentro

de la nostalgia de lo perdido, lo que han perdido los alemanes como nación, y todo esto con

5 Emmanuel Levinas; Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo; pág. 7 6 Ibíd. Pág. 7 7 Ibíd. Pág. 7

relación a la primera guerra mundial y a su larga tradición Germana de un pueblo excelso.

Con lo cual lleva al hombre a estar encadenado con su sangre y su raza. Es un temple de

ánimo colectivo que ha ido ligado a su destino como nación-una. Como se dijo más arriba

la filosofía del hitlerismo da una nueva comprensión del hombre, y rompe con algunas

concepciones que se tenía del hombre cuerpo-alma “La filosofía del hitlerismo que aquí es

descubierta, propone una nueva concepción del hombre que remueve los cimientos de toda

la civilización europea, esto es así porque se desarrolla en oposición a las articulaciones

entre cuerpo y espíritu heredadas de la tradición judeocristiana, del liberalismo y del

marxismo”8 Entonces dirá que lo más propio del hombre residiría en esta especie de

encadenamiento. Según el cual el alma coincide con el cuerpo, la esencia del alma humana

es estar encadenada con su cuerpo. También se muestra la idea de libertad, el espíritu de

libertad absoluta implica para la civilización europea una concepción del destino de la

humanidad. El tiempo también es importante, ya que el tiempo es condición de lo

irreparable, de lo que ya paso y no se puede volver atrás. Pero precisamente el hitlerismo

rompe con las tradiciones que hablan sobre la libertad y lo reparable del tiempo. Es por

ello, que tanto el cristianismo, el judaísmo y el liberalismo dan una salida a la condición del

tiempo, que se toma como lo irreparable. El cristianismo busca la libertad mediante la

elección libre que tiene el hombre, se trata de una renovación constante que se tiene con

referencia a su concepción del alma. Ya que el alma es siempre digna desde su creación, es

por ello que el hombre puede elegir su salvación, puede recuperarse y plantear la huida de

lo irreparable para un nuevo recomenzar. Es mediante la Eucaristía que el hombre cristiano

puede recomenzar, ya que está impera sobre el tiempo. También la figura de la cruz, ya que

la cruz símbolo del crucificado que es Cristo que nos libera, por lo tanto, la cruz libera, y

mediante el recibimiento del cuerpo y la sangre de Cristo, el hombre puede recomenzar la

vida y borrar el pasado que lo atormenta, se libera de lo que lo aqueja y esto lo puede hacer

todos los días que comulgue, es Cristo el que expía los pecados. El judaísmo anuncia el

arrepentimiento como la única forma de reparar lo irreparable. El perdón que busca el

hombre encuentra en su presente un haz de salvación o de recuperación para modificar su

pasado. Levinas dirá que es un magnifico mensaje el que entrega el judaísmo, ya que es el

remordimiento el que nos libera, y repara lo irreparable “anuncia (el judaísmo) el

8 Nadine Faure; cuerpo y afectividad en el primer Emmanuel Levinas, pág 7

arrepentimiento generador del perdón que repara”9 por lo tanto, el hombre cuando se

arrepiente, puede borrar la huella del pasado, se libera del tiempo que ha sido y de lo que lo

puede aquejar en sus decisiones y su futuro o destino “ Se postra nervioso a los pies del

hombre como un animal herido. Y lo libera”10. El liberalismo toma del cristianismo la

posibilidad del recomienzo pero este comienzo está supeditado a la liberación soberana de

la razón. Conserva de él un elemento esencial bajo la forma de la libertar soberana de la

razón. Los planteamientos filosófico y políticos de la modernidad, ponen al alma por

encima de todo lo real, pero se cava un abismo entre el hombre el cuerpo. Esto es propio de

los idealistas, ya que se bañado de la razón y sometido a la razón. Por lo tanto, es la razón

la que libera al hombre de lo irreparable, y de lo irracional “La luz de la razón basta para

ahuyentar las sombras de lo irracional”11.

Pero es el marxismo quien impugna por primera vez esta concepción del hombre. El

espíritu humano, ya no se presenta como libertad para el hombre, como el alma que se

eleva por encima de toda atadura, ya sea corporal y de lo irreparable. El hombre soberano y

racional se ve preso de sus necesidades materiales, en un mundo escindido, controlado por

las fuerzas capitalistas y ya no por la razón. Su existencia esta acorralada en una lucha

facciosa entre la burguesía y el proletariado, y su salvación radica en que la conciencia

determine al ser y no su ser a la conciencia. Es por eso que el marxismo va en contra del

cristianismo y de todo liberalismo idealista “De ahí que el marxismo marche a contrapelo

de la cultura europea o que, el menos, quiebre la curva armoniosa de su desarrollo”12.

Pero es el cuerpo el que está en juego, ya que según las tradiciones judeocristianas y el

liberalismo, el cuerpo es un obstáculo que se debe sobrellevar, un peso con el que hay que

cargar. El cuerpo si bien constituye lo más cercano a nosotros, es el elemento constitutivo

de nuestra identidad. Inclusive cuando se está enfermo es el cuerpo el que siente dolor. El

cuerpo es primario en el sentir antes que el yo, como cuando uno en sus primeros días no

tiene conciencia del yo, sino que de su corporalidad. El cuerpo para Levinas no es algo

accidental. Es por ello que el hitlerismo apela al cuerpo, ya que sirve como vector a los

9 Emmanuel Levinas; Algunas reflexiones sobre la filosofía del hitlerismo; Pág. 9. 10 Ibíd. Pág. 9. 11 Ibíd. Pág. 11 12 Ibíd. Pág. 13.

imperativos de la herencia, el pasado, la sangre. Es por ello que la esencia del hitlerismo no

sería la libertad, sino una especie de en-cadenación al cuerpo. Es en este momento donde

aparece el hitlerismo. Se fundamenta en la identidad absoluta de la unión entre el cuerpo y

el espíritu “El hitlerismo surge de esta experiencia del hombre trágica e infranqueable de

ser un ente único, indivisible y compacto”13es el espíritu el que esta encadena al cuerpo, el

espíritu no puede ser libre. Entonces, para el hitlerismo el espíritu del hombre es este

encadenamiento eterno del cuerpo. Se estructura un nuevo paradigma del cuerpo, y una

nueva estructura. Se constituye una nueva matriz en la conquista y la expansión, en la idea

de las diferencias jerárquicas, subordinaciones, propagación de fuerzas distintas

contrapuestas que conforman un mundo sobre la base de la tensión entre amos y esclavos.

La atadura a los lazos biológicos, el aprisionamiento que estructuró un nuevo modo de

pensar la universalidad fue el germen que propagó su mayor amenaza. En otras palabras,

“el nazismo no se opone a tal o cual punto particular de la cultura cristiana y liberal […]

lo que está en juego es la humanidad del hombre”.

Pero el tema de nuestro trabajo es la ligadura de Levinas, el nacionalsocialismo y

Heidegger. Ya hemos hablado del su primer lazo, un lazo del destino y no con un querer

propio del filósofo. Pero también es un lazo que une a los tres temas en cuestión, ya que

Martín Heidegger fue un militante del partido alemán, llego a ser rector de la universidad

de Friburgo en el advenimiento del régimen e inclusive su esposa fue una ferviente

admiradora de Hitler. Es ahí donde se nos une nuestro tema, ya que Levinas fue un gran

admirador de Heidegger, lo conoció cuando fue a estudiar la fenomenología al final de los

años 20. Pero la admiración sólo debe tomarse en el pensar Heideggeriano, en especial en

su obra Ser y Tiempo, pero no para el militante. Es por ello que ahora veremos en qué

momento se cruzan sus vidas, como adquiere esta gran admiración por el pensador de la

selva negra, pero también este acto imperdonable por parte de Lévinas de su adherencia al

Nazismo.

Levinas era un joven que parte desde Estrasburgo, ciudad donde estudiaba a Alemania, esto

sucedió en el año 1928. Se hospedará entre el verano de 1928 y el invierno de 1929. Fue a

estudiar con el creador de la fenomenología Edmund Husserl, pero a través de esta

13 Ibíd. Pág. 13.

búsqueda encontrará la figura de Heidegger. Con frecuencia él solía decir “fui al encuentro

de Husserl y encontré a Heidegger”, este encuentro no dista de ser menor, ya que se

convertirá para él en alguien controversial en su vida, vida que como ya hemos visto será

plasmada por los acontecimientos del nazismo y marcará su relación con el pensador de

Messkirch. Levinas se encuentra en un punto clave de la filosofía del siglo XX y porque no

decir, clave en nuestra era. En este momento de nuestra historia, son pocos los destinos que

cruzan en un mismo momento tres figuras que han marcada a la filosofía del siglo pasado.

Levinas llega para preparar su tesis doctoral a Friburgo, que dicta sobre la “Teoría de la

intuición en la fenomenología de Edmund Husserl”. En Francia ya había oído hablar del

fenomenólogo, por medio de una joven llamada Gabriel Peiffer, que era una conocida de la

facultad de filosofía de la Universidad de Estrasburgo. El primer texto que lee es “las

investigaciones lógicas”. También un profesor de Teología llamado Jean Hering pública en

1925 “Fenomenología y filosofía religiosa” por lo tanto, Levinas tenía pleno conocimiento

de Edmund Husserl y se pensar. Pero también al encontrarse con Edmund Husserl, se

encuentra con Heidegger, ya que el profesor de teología aludido entrega a Levinas un

ejemplar de Ser y Tiempo a lo cual Levinas dice: “¡Pero no hay Husserl ahí dentro!” y

Hering responde: “va más lejos que Husserl”. Es con esta primera impresión que se

encuentra Levinas con Heidegger, encuentro que se da en el pensar, pero después se hará en

concreto.

Heidegger va en carrera ascendente, Husserl esta por jubilarse, bajo ese contexto se

encuentra Levinas en Alemania. Levinas va recomendado por Hering a Husserl, incluso el

fenomenólogo le envía después una misiva donde expresa que le ha mandado un buen

alumno. Levinas es recibido con frecuencia en la casa de la familia Husserl, incluso le

enseña francés a la esposa. Es tal el acercamiento que tiene Levinas con Husserl, que el

mismo filósofo alemán le encarga la traducción de las “meditaciones cartesianas”, donde

incluso da a luz primero en Francia que en Alemania. Levinas es quien entra a Francia la

fenomenología. El filósofo lituano dirá: “Me ha dado ojos” con referencia a su maestro

Husserl.

En el periodo que llega a Friburgo Lévinas, hay una transición por parte de dos de los más

grandes pensadores del siglo XX. Por una parte llega Heidegger de Marburgo para sustituir

al maestro. Las clases del pensador de la selva negra se llenan, y no hay más cabida en lo

aularios en que se dictan. Siempre habrá que reservar con tiempo el puesto para escuchar

las lecciones de Heidegger. Es bajo este ambiente que Lévinas cae en una especia de shock,

frente al pensamiento de Heidegger “Ser y Tiempo es, para él, un monumento y hacer

filosofía pasa en adelante hacer una obra. Nunca negará de ese primer entusiasmo. Incluso

tras el descubrimiento del compromiso nazi posterior del filósofo de Todnauberg, incluso

en los momentos más intensos de la polémica sobre el compromiso.”14 Esto se nos deja ver

en todos los escritos en que Lévinas habla sobre la figura de Heidegger, ya que siempre dirá

que el pensamiento de Heidegger es admirador, lo único que no le puede perdonar es su

adherencia al nacionalsocialismo. La misma admiración se puede ver en Davos, coloquio

que se celebró entre el 17 de marzo hasta el 6 de abril de 1929. El tema era ¿qué es el

hombre? El punto más álgido fue la pugna que se dio entre Heidegger y Cassirer. Pero la

actitud de Levinas en el coloquio fue más bien austera, lo único que se puede decir es que

es ahí donde muestra la profunda admiración que tiene de Ser y Tiempo “el grupo de

franceses se reunió en torno a Emmanuel Lévinas, que les conto sobre su descubrimiento

de Ser y Tiempo. Gandillac ha descrito la escena en un libro de recuerdos: “¿Cómo

olvidar la hermosa tarde en que traduce y comenta para algunos franceses varias páginas

de Ser y Tiempo? El sol hace que poco a poco se funda el montón de nieve sobre el que se

ha sentado Emmanuel Lévinas, con traje de calle, calzado con escarpines y chanclos de

caucho. Cuando se pone de pie, constatamos que, al igual que el Job Bíblico, pero sin

tener motivos en aquella época para interpelar a su Dios, acababa de hablarnos del ‘Ser

ahí’ (Dasein) y de la cura (sorge) sobre un montón de estiércol”15 . Recordemos que hasta

ahí Levinas era un joven que todavía no había vivido los horrores del nazismo, aún

Heidegger no era adherente del partido de Hitler, se podría decir que no había una tensión

entre ellos, incluso nunca la hubo, ya que Levinas nunca se sintió un discípulo de

Heidegger. Si bien habla de él con admiración todavía no se depositaba la desconfianza

que se suscitará en la posteridad, nunca mezclo el pensamiento heideggeriano con sus actos

políticos, una cosa era la Heidegger filósofo y otro era el Heidegger militante. Pero después

con la adscripción de Heidegger al partido nazi, su puesto en el rectorado y el horror vivido

14Salomon Malka; Emmanuel Levinas. La vida y la huella; Pág. 47. 15 Ibíd. pág. 52.

por Levinas, al parecer su pensamiento sobre la figura del pensador de la selva negra

cambia.

Como hemos dicho, Levinas nunca fue discípulo de Heidegger. Tampoco asistió, ni nunca

fue invitado a los seminarios de Le Thor en 1968-1969. Pero se puede desprender dentro de

una declaración de cómo veía Levinas a Heidegger, después de la guerra, muchos después

de los años de Friburgo. Jaques Rolland recuerda haber oído a Levinas decir un día: “Si me

lo hubiese encontrado justo después de la guerra no le hubiese dado la mano”16 Ricoeur

habla de una relación de “polémica permanente”. Admiración y abominación juntas,

extrema proximidad y divorcio absoluto. Entonces se nos deja ver la puerta de este amor y

odio, amor por sus obras, pero odio por si figura y adhesión al nazismo. Cuando salió el

polémico libro del chileno Víctor Farías, Levinas dijo que no encontraba nada de novedoso.

Pero es entonces donde pensamos que Levinas ya antes de su cautiverio, tenía un juicio o

una opinión de Heidegger. Levinas siempre dijo que era alguien parco, rígido, de no mucha

empatía. En una pregunta que le hace Francois Poirié dice que “ me parecía muy

autoritario, al tener un discurso muy escuchado, saber que siempre será escuchado, no

muy dogmático, es cierto, pero enunciando su verdad muy fuerte; ¡ tanto volcaba!, pero

siempre volcaba algo. No muy alto de estatura y siempre caminando como esquiador”17

también manifestó que había conocido y adivinado el compromiso pro-nazi de Heidegger,

quizás incluso antes de 1933.

Incluso en un encuentro con Giorgio Agamben Levinas deja ver lo que pensaba de

Heidegger post segunda guerra mundial. Levinas pregunta al filósofo Italiano “Pero, a fin

de cuentas, señor Agamben, usted asistió al seminario de Le Thor, a finales de los años

sesenta, ¿cómo era?” Agamben contesto: “sólo puedo decir lo que vi; vi a un hombre

dulce”. Y Levinas: “Yo, sabe usted, le conocí en 1928-1929 y conocí a un hombre duro.

Debo creerle, porque usted me lo dice, pero no logro persuadirme de que ese hombre haya

podido ser dulce”18 es entonces que en Levinas habría un antes y un después, ya que al

finalizar la guerra y e inclusive después de su arribo al rectorado, como también por la

16 Ibíd. Pág. 136. 17 Francois Poiré; Ensayos y conversaciones; Pág. 64. 18 Salomon Malka; Emmanuel Levinas. La vida y la huella; Pág. 137.

vivencia y horrores que pasó él y el pueblo judío, no podía concebir que el pensador de la

selva negra estuviera adherido al nazismo, esto Levinas nunca se lo perdonará.

Otro de los relatos que podemos comentar es la del profesor Richardson. El profesor de la

Universidad de Boston cuenta que él debía defender su tesis para la habilitación del

doctorado. En dicha defensa postulaba a un cargo en la Universidad católica de Lovaina y

debía defender ante un jurado internacional. Dentro de los candidatos como jurado estaba

Levinas. Richardson va a Francia y habla con Levinas, le entrega su texto para que sea

previamente leído. Levinas fue muy cortes, y por lo tanto acepto formar parte del jurado,

sin antes decir que no siendo a fin con Heidegger, se reservaba el derecho de hablar

libremente. Una vez en la ocasión de la defensa del escrito, Levinas se notaba muy amable,

aun cuando todo el mundo esperaba un dura ataque. Pero sólo hubo críticas muy escolares,

de ámbito pedagógico, del texto en cuestión. Pero al final Levinas añadió de por qué razón

un cristiano creyente podía “¡pasarse tanto tiempo leyendo a Heidegger!

Al concluir la defensa, se hizo una celebración en la residencia del presidente de la

Universidad. Entonces, Richardson iba a cada uno de los invitados a estrecharles la mano,

pero de repente alguien por atrás de su espalda le dio una palmada. Richardson se dio

vuelta y era Levinas y este al igual que a los otros comensales le estrecho la mano, pero

Levinas ignorando la mano tendida, lo miro directamente a los ojos y le dijo: “precisamente

hablaba de su libro con unos viejos amigos, haciéndoles reír. He creído que usted estaría

interesado en saber el por qué nos reíamos. ¿Recuerda el momento de su libro en el que

dice: 1943 fue un año muy prolífico?”. “¡Sí lo recuerdo!”, respondió Richardson. Es aquí

donde vienen unas palabras muy duras por parte de Levinas, que nos dan cuenta del dolor

aun no extinguido. “Pues bien, en 1943 mis padres estaban en un campo de

concentración(al final serían asesinados)19y yo en otro. ¡Era un año realmente prolífico!”

Luego, tras decir eso, Lévinas giró los talones y desapareció. 20 Estas fueron unas duras

palabras y se nos deja ver el dolor del cautiverio para Lévinas, el horror nazi frente a los

suyos, pero también mientras el padecía esto, Heidegger vivía años buenos entorno a su

19 Lo entre paréntesis es mío. 20 Ibíd. Pág. 138

filosofía, y lo que es aún peor el régimen nazi estaba cumpliendo su cometido de buena

manera.

Frente a todo esto, no podemos negar que Levinas era un fiel lector de Ser y Tiempo es por

esto que Poirié hace la siguiente pregunta: ¿diría usted que era discípulo de Heidegger?

Levinas contesta que no lo cree, ni siquiera tiene el derecho de decir eso, pero lo que no

puede negar es del asombro que le produce leer algún texto de Heidegger, y por sobre todo

cuando relee el Libro Ser y Tiempo. En esto se nos vuelve a mostrar el asombro hacia el

pensador, pero el rechazo a la vez del militante.

Conclusión

Dentro de esta investigación, hemos querido mostrar cómo se fue configurando esta tensión

entre Levinas y Heidegger. Tensión que se ha manifestado dentro del ámbito del hombre,

pero no de la obra del hombre. Esto es muy problemático, ya que si bien Levinas no

condena en ningún momento el pensar de Heidegger, llegando incluso a alabar el tratado

Ser y Tiempo, no deja de pensar uno cuanto del nazismo hay allí, no sólo en Ser y Tiempo,

sino en todo su pensar. Al parecer esto a Levinas no le compete en demasía, como a otros

autores sí. Pero lo principal en nuestra investigación es como el destino va configurando el

ser de Levinas, es por ello que hemos partido por el acontecimiento del cautiverio, ya que

es un punto clave en que se abre el conflicto entre Heidegger y Levinas, pero en cierta

forma aunque no lo haya vivido Levinas esto en carne propia, creo que tendría la misma

impresión en este fatídico acto de Heidegger y su adherencia al partido nazi. Esto se puede

manifestar cuando Levinas dice que el mal no tiene rostro, por lo tanto, podemos interpretar

esto como que el que recibe el mal tampoco lo tiene. Sin duda que el asesinato de sus

familiares es algo importante en la vida de todo hombre, y lo tuvo que haber sido para

Levinas. Es por ello que en su filosofía se puede ver la importancia del otro, la

responsabilidad con el otro. Que al parecer es la condenatoria de Heidegger, que se le ha

tratado al Dasein con un encapsulamiento en sí mismo. Pero lo fundamental es ver la

mirada de Levinas frente al nazismo, ya que según su interpretación antes del cautiverio, la

filosofía del hitlerismo es una especia de filosofía que despierta sentimientos elementales,

que van ligados a la raza, la sangre y a la tierra. Es conocido que muchos de los libros de

Heidegger ligados a la técnica, tiene que ver mucho con esto, con la tierra, con su región de

Suaba, con el Rhin, con que sólo se puede hacer filosofía en la lengua alemana y griega,

que se tiene que devolver el espíritu germano de la gran nación. Dará esto para interpretar

que el pensamiento de Heidegger esta permeado del Nazismo, eso queda en duda. Para

Levinas no era tan así, el sólo criticaba al Heidegger militante, pero no al pensador. Es por

ello que es sus últimos años podía hacer una crítica de Heidegger frente al nazismo, crítica

que nace del horror vivido por él y por su pueblo, crítica que es fundada por la existencia,

por el vivir que tanto habla Heidegger en Ser y Tiempo, algo que por esencia tiene el

hombre, el Dasein. Sin duda que esto afectó a Levinas, y sigue afectando a muchos

hombres, el que Heidegger fuera partidario del régimen nazi. Esto es un tema que siempre

vuelve a estar en la palestra, que se sumerge y después renace. Es por ello que creemos que

el Nazismo de Heidegger es como el ser del que tanto ha hablado en su pensar. El ser es

tanto des-ocultar como también ocultamiento, es alétheia y es lethe. Al parecer es lo mismo

en el Heidegger nazi.

Bibliografía.

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Francois Poirié; Ensayos y conversaciones, Arena libros, Madrid, 2009.

Levinas, Emmanuel; Algunas reflexiones sobre el hitlerismo, Fondo de cultura económica,

Buenos Aires, 2002.

Agamben, Giorgio; La potencia del pensamiento, Adriana Hidalgo Editores, Buenos Aires,

2007

Faure, Nadine; Cuerpo y afectividad en el pensamiento del primer Emmanuel Lévinas,

Santiago, 2012.

Rodríguez, Romina; La fenomenología Levinasiana del encadenamiento como experiencia

antropológica. Se encuentra en el siguiente sitio web:

http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/levinas1112.htm