la filosofía y el management
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MONOGRAFÍA Del Pensamiento a la acción: La Filosofía en el
Management
Eduardo Soto Jiménez Julio 2013-‐06-‐30
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INDEX Introducción……………………………………………………………………………………3 Sócrates…………………………………………………………………………………………..5 Aristóteles……………………………………………………………………………………….6 Epicuro y los Estoicos………………………………………………………………………9 Carol Gillian………………………………………………………….…………….………….11 J.Habermas & J.Rawls……………………………………………………………………..15 Hans Jonas………………………………………………………………………….………….17 Conclusión…………………………………………………………………..…………………18
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1.0 INTRODUCCIÓN
En esta monografía vamos a hablar de la aplicación que tiene la filosofía, tanto a
nivel personal y espiritual, como a nivel práctico y profesional en el mundo del
trabajo. Basándome en los contenidos tratados en la asignatura “Del Pensamiento
a la Acción” iremos sobrevolando las distintas corrientes filosóficas tratadas
durante dicho curso y profundizaremos más en aquellas que tengan un aplicación
más directa en cuanto a la vida profesional, concretamente con la gestión,
entendida como la gestión de recursos, especialmente de personas.
En el orden en que las estudiaremos a lo largo de este ensayo, estas son las
distintas corrientes o pensamientos que trataremos:
-‐ Sócrates: partiendo de su método de razonamiento, el diálogo socrático,
haremos hincapié en la obra “El Hierón.
-‐ Aristóteles: profundizaremos en el concepto de “la virtud” tratando la felicidad
y la plenitud personal compaginada con la profesional.
-‐ Epicuro y los Estoicos. Aquí trataremos un concepto transversal en la vida en
todas su formas, y que, obviamente, en el management no se puede obviar: el
miedo
-‐ Carol Gillian: los múltiples estudios de esta filósofa estadounidense nos
ayudaran a tratar las relaciones interpersonales.
-‐ J.Habermas & J.Rawls. Con los que trataremos las éticas dialógicas y la teoría de
la justicia como imparcialidad de Rawls y la teoría del discurso de Habermas.
-‐ Hans Jonas: Este filósofo alemán nos servirá de base para tratar el tema de la
responsabilidad, en todos su matices, desde la individual hasta la global para
con el mundo y sociedad que nos rodea.
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De entrada, antes de incorporar las distintas corrientes filosóficas a la gestión, creo
conveniente hacer una distinción sobre lo que significa y conlleva ser manager. Un
manager, sin entrar en tecnicismos, es un gestor. Un gestor que dispone de ciertos
recursos y que, empleándolos de la mejor manera posible, debe lograr unos
objetivos determinados. Por tanto, entendemos que la labor del manager,
principalmente, es la gestión y organización de dichos recursos. Ahora bien, como
ya hemos adelantado, cuándo hablamos de recursos nos referimos, especialmente,
a la parte menos material de los mismos: las personas. Huelga que decir que la
sabia gestión de los recursos materiales es igualmente algo importantísimo, pero el
tema que nos ocupa será la relación del manager con las personas que debe
gestionar.
Para ello, y con tal de aplicar de una forma más pertinente las distintas corrientes
filosóficas estudiadas, he considerado definir tres ejes distintos sobre la vida de un
manager en los que nos vamos a apoyar para incorporar las ideas filosóficas. A lo
largo del ensayo iremos clasificando como dicho pensamiento filosófica encaja o se
aplica en cada uno de estos ejes. Son los siguientes:
-‐ La relación del manager con su equipo (sus subordinados o sus recursos
humanos).
-‐ La relación del manager como representante de una empresa con un
impacto en el conjunto de la sociedad.
-‐ La relación del manager consigo mismo.
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2.0 SÓCRATES
Empezando con la filosofía socrática, Sócrates establece el conocimiento como
meta. “La vida que merece ser vivida es aquella hacia al conocimiento”. Para esa
meta, Sócrates ofrece como herramienta la mayéutica: el diálogo para hacer nacer
de nosotros el conocimiento. Para ello, establece tres principios básicos en la vida:
la bondad, la verdad y la utilidad. Partiendo del autoconocimiento como base a la
felicidad y teniendo en cuenta esos tres principios, vemos como puede ayudar a la
relación del manager consigo mismo tanto como representante de un ente con
impacto en la sociedad.
Ello está ejemplificado también en la obra “El Hierón”, la cual se compone de un
diálogo entre Hierón, un tirano (tengamos en cuenta que la palabra tirano en la
Grecia antigua era simplemente un gobernante, no poseía las connotaciones
negativas de hoy en día) y el poeta Simónides en la cual nos ayuda a hacer
introspección y a distinguir la naturaleza humana del afán hacia el poder, la
riqueza y el placer.
A lo largo del diálogo mediante las preguntas de Simónides se va desmembrando
los matices de la vida de un gobernante (lo que para nosotros es un gestor o un
directivo) y vemos como el mero hecho de tener poder conlleva una gran serie de
responsabilidades y un peso que hay que asumir y la gestión, no sólo externa y
material, sino propia, es muy compleja.
Siguiendo en el punto uno, en la línea del pensamiento socrático, tomando la
filosofía de su sucesor, Platón, escribió una obra en la cual trató también mediante
el diálogo aquellas cualidades claves que debe tener un buen comerciante. Pese
que puedan parecernos simples, en la actualidad se tienden a olvidar, y es curioso
observar como el ideal del comerciante se mantiene hoy en día desde los antiguos
griegos y como toda ésta obra (Agoricus: A Platonic Exporation of Good)
perfectamente extrapolables a un hombre de negocios de la actualidad. Las ideas
principales son:
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-‐ La felicidad se consigue mediante la excelencia en nuestros actos, haciendo
bien el trabajo à Introducimos aquí el concepto de felicidad y virtuosidad
de Aristóteles que desarrollaremos más adelante.
-‐ La esencia de un buen comerciante, perfeccionar su actividad y negocio y
sobre todo, conocerlo bien. Ser justo con los clientes, según el texto,
mediante el precio justo.
-‐ Respeto hacia el cliente e impacto positivo en la sociedad o allí dónde
vivimos. (Concepto de animal político de Aristóteles, la felicidad se alcanza
inspirando a los demás o causando el bien en nuestro entorno, fin último
del ser humano.)
-‐ Se remarca también la honestidad como un valor fundamental.
Ejemplificado mediante proporcionar al cliente de toda la información.
-‐ Platón sostiene que, sin embargo, para llegar a la esencia de un buen
comerciante, la cual recoge todos los atributos anteriormente mencionados,
es imprescindible el aprendizaje. La educación como algo fundamental e
integral en la vida.
Vemos como está visión Socrática del comerciante la podemos clasificar
sobre todo en el tercer eje, el manager como representante de la empresa.
3.0 ARISTÓTELES
A Sócrates le sucedió Platón y a su vez, a Platón le sucedió Aristóteles. En el caso de
este último, estudiaremos principalmente su concepto de bien y de felicidad y
veremos como ello tiene su aplicación directa en la vida y crecimiento profesional.
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La idea de la felicidad de Aristóteles está ligada a la idea de bien, que a su vez está
ligado con la virtuosidad. Entendemos la felicidad como el premio a la virtud, y
entendemos que la virtud es la disposición voluntaria adquirida por la razón y que
consiste en el término medio entre dos extremos. Interesante en el caso que nos
ocupa definir los dos extremos que definen a un buen manager:
En un extremo podríamos tener el manager dictatorial e impositor y en el otro
extremo a un manager laxo y que “deja hacer” sin ningún tipo de control. El punto
medio de un buen gestor, para con sus subordinados, sería aquel manager que, al
mismo tiempo que tiene una recta organización y concepción del trabajo a realizar
así como constancia de los resultados que debe llegar es, también, capaz de dotar
de capacidades a sus empleados con tal de que tengan autonomía en función de su
capacidad y puedan desarrollarse tanto de manera individual como grupal en su
puesto de trabajo.
De hecho, según Aristóteles, invitar a la virtud es uno de los fines máximos y de lo
que nos aporta más felicidad. Vemos pues, que no sólo por motivos empíricos y de
resultados debemos tratar de que los demás mejoren, sino que a nivel personal es
también imprescindible para el desarrollo del manager como individuo.
En el caso de la empresa, dos maneras para invitar a la excelencia y a la virtuosidad
de tus empleados son:
1) mediante el ejemplo propio por parte del manager (obviamente un
comportamiento excelente inspira a otro)
2) mediante las dinámicas de trabajo; el manager deberá hacer una sabia
asignación de tareas en función de capacidades y un modus operandi que
permita el desarrollo de sus empleados.
Mencionar aquí el concepto de amistad griego –Philia-‐ el cual se basaba en hacer
mejor al otro. Hoy en día la amistad se ha desvirtuado en ese sentido y se tiene a
olvidar la base de ello, la Philia.
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La sociedad actual ha tendido hacia un concepto de amistad mucho más
materialista y egoísta, en la que ya no se prioriza el crecimiento personal del otro.
Cerramos paréntesis.
Vemos como hasta aquí, la teoría de Aristóteles se ajusta a el primer eje definido de
las relaciones interpersonales del manager con su equipo.
La filosofía de Aristóteles, no obstante, también se aplica al tercer eje, al de la
empresa en general, la cual, mediante su actividad, tiene un impacto en la sociedad
y por tanto, de nuevo, una gran responsabilidad. Para abordar esta visión, es
imprescindible citar su ética política, la cual es de las cualidades más altas en el ser
humano, pues nos ennoblece y todo hombre sabio debe tratar de llegar a ella.
Para Aristóteles, el bien más elevado o la felicidad más elevado es obrar
políticamente, esto quiere decir por el bien de los demás y, especialmente
inspirando a los demás y dotándoles de capacidades, de crecimiento personal y
profesional.
Ello conlleva que la actividad de la empresa aporte a la sociedad y contribuya a la
mejora de su propio entorno. No sólo en el resultado, sino también en el proceso.
Siguiendo su premisa base sobre la idea de “bien”, la empresa debe obrar bien
como prioridad, mucho antes que obtener beneficios. Vemos como claramente ello
podría ser una definición de la Responsabilidad Social Corporativa de muchas
empresas hoy en día.
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4.0 EPICURO Y LOS ESTOICOS
Entrando en las corrientes Helenísticas, tras Sócrates, Platón y Aristóteles, vemos
como esta filosofía presenta una desafección de lo político y se centra en el
individuo, dejamos atrás pues el concepto de animal político de Aristóteles. En las
corrientes Helenísticas debemos destacar dos:
-‐ Los Estoicos: Representados por Epicuro o Epicteto, los cuales se definen
por mostrar calma a lo que está fuera de nuestro poder de decisión, un
distanciamiento.
-‐ Los Cínicos: Los cuales se identifican con un desapego de lo material,
serenidad de espíritu y un nivel de autonomía lo mayor posible.
-‐ Los Escépticos. Son aquéllos que no dan nada por cierto y por asumible en
la vida y pretenden estudiarlo todo minuciosamente para entenderlo.
Vemos como tratando estas corrientes trataremos el tercer eje definido al
principio, la relación del manager consigo mismo y el crecimiento personal y
profesional individual en la vida.
De los estoicos podemos extraer la visión que tienen de la filosofía, la cual la
definen como una herramienta para ser feliz.. Para ellos el ideal es el estado de
“ataraxia” el cual supone la máxima liberación individual espiritualmente
hablando. En el mundo de la empresa, en especial la de los altos directivos, la
presión, la responsabilidad y el ritmo de trabajo es tan fuerte y puede llegar a
desgastar tanto que es imprescindible tener un espacio onírico personal dónde
haya calma y sosiego. Por ello, como futuro directivos, esto debemos tenerlo muy
presente, y es imprescindible para después realizar bien tu trabajo. Extrapolando
la filosofía del los estoicos, un gran directivo debe tener la capacidad de llegar al
estado de “ataraxia” de forma individual, en algunos momento del día. Para
Epicuro se llegaba mediante el placer “tranquilo y estático” al cual se llegaba
mediante al ausencia de dolor y la evocación de antiguos placeres. Los métodos en
este caso pueden ser personales, pero hay que enfatizar la importancia que tiene
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tener un espacio de reflexión personal y de encontrarse con uno mismo en puestos
donde la responsabilidad puede llegar a ser abrumadora.
De los cínicos también se pueden extraer ciertas ideas para el crecimiento
personal/profesional. Como hemos dicho, se basan en un desapego de lo material y
trataban de vivir de forma absolutamente sencilla y entrenaban la mente y el
cuerpo para superar todo tipo de adversidades (como el hambre). De esta
corriente representada por Diógenes, me gustaría remarcar el desapego de lo
material, pues es algo especialmente chocante en la sociedad de consumo en la que
vivimos. Siguiendo con la corriente de los cínicos de usar la filosofía como
herramienta de la felicidad, entender que los bienes materiales no nos acercan a la
plenitud espiritual y esta concepción de la felicidad, basada en el consumo, debe
ser desvirtuada. Aunque suene paradójico tratar este tema desde el bando de la
empresa, lo considero importante tanto a nivel personal de uno mismo para tratar
de conseguir ese estado de ataraxia o plenitud espiritual y emocional, como de cara
al mundo desde el punto de vista de la empresa, tratar de crear productos que
aporten valor a la sociedad y que no se limiten a engordar la sociedad de consumo,
aunque a veces se pueda renunciar a beneficio económico.
De los escépticos, podemos extraer, de entrada, el rigor y espíritu crítico. Parten de
que no podemos dar nada por cierto en la vida y ello actúa de punto de partida
hacia el conocimiento y análisis minucioso de todo cuanto nos rodea.
Esta pasión por el rigor no la podemos olvidar en el mundo empresarial y todavía
más en la época que vivimos, dónde tenemos avalanchas de información a nuestra
disposición y que, pese a que pueden constituir una ventaja, no se puede perder
nunca el análisis y el espíritu crítico en la toma de decisiones. Los escépticos
también compartían el concepto de “ataraxia” con los cínicos pero con alguna
variante: para ellos consistía en la serenidad del alma, no sentir dolor ni placer.
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5.0 CAROL GILLIAN
Tras el estudio de los filósofos griegos que hemos visto hasta ahora, en “Del
Pensamiento a la Acción”, nos adentramos directamente en el siglo XX chocando
directamente con las teorías sobre el desarrollo de la moral humana. Las cuales
tienen una clara aplicación en el mundo de la empresa y nos ayudan a entender, no
solo parte de la sociedad actual y de los roles de cada uno, sino también nos ayuda
a entendernos a nosotros mismos. Dentro de estas corrientes empezamos con la
norte americana Carol Gillian.
Carol Gillian, filósofa, feminista y psicóloga americana es conocida por los
resultados de sus estudios de psicología experimental en la cual se muestran las
diferencias entre el desarrollo moral entre las niñas y los niños. La principal teoría
que desarrolló fue la de la ética del cuidado. Esta teoría nos muestra como
asumimos roles en la sociedad en función de nuestro sexo desde que somos
pequeños. Esa educación o esos estímulos concretos que recibimos se van
proyectando en la persona que seremos de adulto y nos acaban por definir y, por
supuesto, como directivo y gestor también.
Para estudiar a Gillian, primero hay que conocer como funciona el modelo de
Kohlberg, pues el de Gillian pues se edifica sobre éste (fue su discípula en Harvard)
pese a los cambios en los cimientos.
La teoría del desarrolló de la moral de Kohlberg de la que se sirve posteriormente
Gillian se puede resumir mediante el siguiente cuadro:
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“Kohlberg comparte con Piaget la creencia en que la moral se desarrolla en cada
individuo pasando por una serie de fases o etapas. Estas etapas son las mismas
para todos los seres humanos y se dan en el mismo orden, creando estructuras que
permitirán el paso a etapas posteriores. Sin embargo, no todas las etapas del
desarrollo moral surgen de la maduración biológica como en Piaget, estando las
últimas ligadas a la interacción con el ambiente. El desarrollo biológico e
intelectual es, según esto, una condición necesaria para el desarrollo moral, pero
no suficiente. además, según Kohlberg, no todos los individuos llegan a alcanzar las
etapas superiores de este desarrollo.”
Fuente: http://ficus.pntic.mec.es/~cprf0002/nos_hace/desarrol3.html
Cambiar de fase solo se consigue mediante aprendizaje según Kohlberg. Sin
embargo Gillian observó una serie de deficiencias en esta teoría:
-‐ Kohlberg sólo utilizaba a personas de sexo masculino en sus estudios
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-‐ Los dilemas éticos que se proponían a los sujetos en las investigaciones
podrían tener sesgos culturales o de planteamiento, entre otros.
-‐ Para Kohlberg, era imposible que una mujer llegará a la etapa número 5 o
en cualquier caso las mujeres siempre alcanzaban resultados inferiores a
los hombres.
Gillian manifestó en sus estudios la desviación existente en las pasadas
investigaciones de Kohlberg debido a la distinta educación vital y moral que
reciben hombres y mujeres. Según la teoría del desarrollo de la moral e Kohlberg
ésta es llamada la “ética de la justicia” y la Gillian es llamada la “ética del cuidado”.
La principal distinción que hace Gillian entre la moral de los hombres y la de las
mujeres es que los hombres se mueven en lo formal y en lo abstracto, priorizan la
incorporación de normas y el derecho, el ámbito individual y las reglas.
Sin embargo, para las mujeres su moral se define movida por el cuidado y
bienestar de los demás. Según Gillian las mujeres se mueven en lo contextual, en la
responsabilidad por los demás, en las relaciones y en una concepción global y no
sólo normativa de la moral.
A partir de estas disparidades con la teoría de Kohlberg, Gillian formuló también su
cuadro del desarrollo moral en el que vemos que, pese a ser similar de estructura
al de su maestro, es muy distinto en su contenido.
Vemos como la teoría de Kohlberg enfatiza la ética de la justicia basada en la
imparcialidad y la universalidad, sin asumir ninguna diferencia. Mientras que la
ética del cuidado de Gillian se basa en el respeto a la diversidad y en el altruismo.
En el modelo de Gillian todos los individuos son diferentes y deben ser tratados de
modos diferentes, mientras que en según Kohlberg son iguales o, al menos, deben
ser tratados de modo igualitario.
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La aplicación de ambas teorías del desarrollo de la moral y de los dos distintos
roles en el mundo del management o de la empresa es totalmente directo. Por un
lado y desde un punto de vista más generalista vemos como hay empresas (o
directivos) que se basan en el modelo generalista de Kohlberg, especialmente en y
del siglo XX y arrastrando la concepción de la empresa o del trabajo de esa época.
Partiendo de un supuesto igualitarismo teórico que podía acabar convirtiéndose
fácilmente en totalitarismo (también nos vienen a la cabeza los viejos regimenes
comunistas partiendo de esta misma premisa).
También reconócenos en la ética del cuidado otros modelos de gestión de
personas, más modernos y más sensibles y coherentes con el mundo en el que
vivimos. Un mundo de diferencias y variedad, de individuos distintos. Diferencias
que no hay que pulir sino que aceptar e incluso aprovechar para crear valor en la
empresa. La teoría de Gillian es mucho más humanista. No obstante tampoco se
puede olvidar que el tablero de juego de las empresas y de nosotros mismos como
individuos también, no deja de ser un sistema. Un sistema que hay que respetar y,
por tanto, el énfasis que también hace la teoría de Kohlberg en el respeto de las
leyes y asunción de las mismas es imprescindible en el mundo empresarial.
Cerrando este tema, interesante plantear la cuestión de hasta qué punto la
educación o concesiones sociales que mamamos desde que nacemos, pueden
definirnos a aceptar ciertos roles sociales en función de si somos hombre o mujer.
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Y a su vez, si realmente en el mundo de la gestión empresarial, se puede extrapolar
estas dos corrientes de moral en función del sexo.
Siguiendo con la clasificación inicial según si podemos encajar cada corriente o
estudio filosófico sobre que dimensión de la vida de manager comprende, vemos
como desarrollo de la moral, en este caso, lo hemos enfocado a la relación del
manager con su equipo.
6.0 J. HABERNAS & J. RAWLS
Pasamos ahora a tratar uno de los conceptos universales que más han dado que
hablar a lo largo de la historia de la filosofía: La justicia. Lo haremos mediante las
éticas dialógicas de estos dos filósofos: el norte americano Rawls y el alemán
Habermas.
La ética dialógica se basa en que la única forma en la que se puede construir un
mondo moral es mediante el diálogo entre los individuos.; es una búsqueda
conjunta entre todos los miembros de la sociedad. Rompe con la teoría de los
filósofos griegos en que el conocimiento emanaba de la reflexión de uno mismo.
Según Rawls y entrando en el concepto de justicia, debemos partir de una situación
de imparcialidad que nos servirá para definir nuestro criterio de actuación. De un
modo más gráfico, esta posición originaria para el juicio, se consigue mediante un
“velo de ignorancia” sobre la situación real y actual que cada uno tiene respecto a
aquello que pretendemos juzgar. Rawls sostiene que este velo de ignorancia es un
ejercicio mental que debemos apliar como un compromiso moral con la sociedad.
Si todos nos situamos en este punto (lo que es en la práctica imposible, pues
conlleva renunciar a todo tipo de ambiciones personales o pensamientos egoístas
para sacar provecho de algo). En conclusión, si todos ejercitamos y aplicamos este
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velo de ignorancia para juzgar objetivamente una situación, llegaríamos a la
justicia pura.
El filósofo alemán Habermas, para llegar a una situación de comunicación moral
idílica en la que impera la justicia y unos valores compartidos por todos, propone
una serie de normas éticas con las que debemos comprometernos:
-‐ No se debe excluir del diálogo a ninguna persona que manifieste tener
intereses en el problema sobre el que se dialogue.
-‐ Una vez en el diálogo todos los interesados tienen igual derecho a la
palabra, sin ser coaccionados cuando hablen.
- Ha de comprobarse colectivamente que la conclusión o norma moral
concreta a la que se llegue después del diálogo sea asumida por todos
los afectados. Es decir, que todos los que tengan relación con la norma
concreta acepten las consecuencias de estar bajo la misma.
El trabajo de un manager si se caracteriza por algo es por la constante toma de
decisiones, decisiones que serán siempre observadas y cuestionadas por su equipo
o sus superiores. En ese sentido la ética procedimental de estos dos filósofos puede
sernos de gran utilidad. Para ello, asentar unas buenas bases a las que acogerse
para justificar de una manera justa las decisiones tomadas es imprescindible. Citar
aquí como ejemplo la siguiente frase: “Una sociedad será justa si las leyes se han
tomado bajo un procedimiento justo”.
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7.0 HANS JONAS
De origen alemán, Hans Jonas es conocido por su obra principal “Principios de
Responsabilidad”. Hans Jonas se centró en estudiar los problemas éticos y sociales
que conlleva el rápido cambio tecnológico del último siglo. Estamos en una era en
el que el ser humana has desarrollado tecnologías lo suficientemente potentes
para autodestruirnos. Eso es debido a que el cambio tecnológico es más rápido que
el cambio o adaptación moral, y eso genera un gap tremendamente delicado.
Jonas hace especial énfasis en la responsabilidad, especialmente con vistas de
futuro y teniendo en cuenta la época en la que estamos y la tecnología que
disponemos. En ningún caso podemos priorizar explotar nuestro presente sin
estar seguros que garantizamos el futuro. Esta premisa deberían tenerla clara
muchas de las multinacionales que causan hoy un fuerte impacto medioambiental,
pues las consecuencias de ello son colectivas y afectaran a largo plazo a todos los
habitantes del planeta.
Según Jonas, nos ha tocado vivir en una época controvertida en la que las
tecnologías han avanzado mucho más rápido que la moral y ese “gap” sigue
presente ocasionando situaciones extremadamente delicadas, como la existencia
de las bombas nucleares. Para paliar este desequilibrio y asegurar el futuro, Jonas
nos propone que todos aquellos aspectos que puedan tener un fuerte impacto en el
futuro, deben ser legislados duramente y con minuciosidad. En el mundo
empresarial, parece que esto pueda invitar a un mayor intervencionismo por parte
de los estados. Sin embargo, aunque esto no se de, las empresas deberían actuar
éticamente responsables sin la necesidad de una legislación concreta, tan sólo por
la toma de conciencia de sus dirigentes. Un manager debe tener siempre presente
que su empresa debe crear, ante todo, un impacto positivo en la sociedad. Ello
constituye también, según Platón, la principal característica de un buen hombre de
negocios.
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8.0 CONCLUSIÓN
En la vida de un manager, plagada de situaciones complejas y de constantes tomas
de decisiones que pueden tener consecuencias de magnitudes importantes y, a
veces, inesperadas, constituye también un importante proceso de
autoconocimiento. Como han coincidido grandes managers en la historia de la
gestión, “la cima es solitaria” y ahí es dónde la filosofía se convierte en una
herramienta indispensable, tanto para uno mismo como para los que dependen de
ti. En este proceso de autoconocimiento a la cima, sería interesante estudiar la
importancia del miedo a lo largo de las etapas de un manager. ¿Hasta que punto el
miedo puede llegar a ser un potente motor de decisiones? Nos hallamos ante una
cuestión que tan sólo el hecho de extrapolarla a nuestra vida entera nos causa
vértigo. En el caso del manager, cuanto más poder y más responsabilidad, más
miedo. Entre ellos, como se comenta en El Hierón, el miedo a perder el status quo o
su privilegiada posición, puede conllevar a decisiones movidas por el ego y
contradiciendo lo que hemos ido exponiendo hasta ahora; el animal político de
Aristóteles.
A modo de conclusión y de cierre tras recorrer los tres distintos prismas bajo los
cuales podemos analizar lo que consiste ser manager desde la filosofía, podemos,
ante todo, reforzar la idea de filosofía como una herramienta poderosa, no sólo con
el fin último de ser más feliz, sino, durante ese largo camino, llegar a un nivel
profundo de autoconocimiento y de entendimiento del universo, que nos
convierta, sobre todo, en mejores personas.
Lo que a su vez tendrá implicaciones en nuestro entorno, en mayor o menor
medida. Como futuros gestores o managers, si vamos a tener responsabilidad, si
podemos causar un impacto en nuestro entorno, no podemos olvidar jamás ciertos
aspectos filosóficos y ciertas responsabilidades morales o éticas tanto como
valores universales.
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La filosofía nos ayuda, entre otras cosas, a mantener es espacio onírico personal,
dónde cada uno se encuentra consigo mismo y define sus propios cimientos como
persona.
Vemos también como la vida de un manager es compleja y, tras diferencias las
distintas 3 dimensiones dónde la felicidad puede sernos de utilidad, hay que
alinear las tres y tratar de ser lo mejor posible en cada uno de esos tres ejes: Con
uno mismo a nivel personal-‐espiritual, con nuestro equipo, siguiendo principios
como los de la ética procedimental que hemos visto o el concepto de “philia” de los
griegos y, finalmente, de cara a la sociedad o al mundo. Basándonos en la
responsabilidad de salvaguardar un futuro y actuar en base a él y con respeto al
resto de individuos de este planeta.