informe de las posibles capacochas del asentamiento arqueológico de choquepujio, cusco, perú

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INFORME DE LAS POSIBLES CAPACOCHAS DEL ASENTAMIENTO ARQUEOLÓGICO DE CHOQUEPUJIO,CUSCO,PERÚ Arminda M. Gibaja Oviedo, Gordon F. McEwan, Melissa Chateld, Valerie Andrushko El sitio arqueológico de Choquepujio, en el sector oriental del valle del Cusco, presenta ocupación humana continua desde el periodo Intermedio Temprano. Las ruinas de la arquitectura monumental del periodo Intermedio Tardío son predomi- nantes en el sitio. Estas estructuras se encuentran en dos grupos (A y B), y parecen haber sido importantes templos durante el periodo Intermedio Tardío. El descubrimiento de un grupo de entierros de niños Inca en uno de los templos del área A indica que los Inca continuaron considerando esta estructura como un lugar sagrado luego de haber controlado la cuenca del Lucre. La naturaleza de estos entierros de niños y las vastas ofrendas asociadas con ellos se corresponden bastante bien con los sacricios denominados Capacocha descritos en las crónicas españolas. Hay además sorprendentes similitudes entre estos contextos y los sacricios humanos Inca encontrados en picos nevados en los Andes sureños. Concluimos en este caso que la ofrenda en Choquepujio es muy probablemente un sacricio capacocha Inca. The Choquepujio archaeological site in the eastern end of the Valley of Cuzco has been continuously occupied from the Early Intermediate Period. It is dominated by the ruins of monumental architecture of the Late Intermediate Period. These large buildings are found in two clusters referred to as areas A and B and appear to have been important pre-Inca temples. The discovery of a group of Inca child burials placed in one of the temples in area A indicates that the Inca continued to regard this structure as a sacred place after the Lucre Basin came under their control. The nature of the child burials and the extensive offerings associated with them correspond well to the capacocha sacrice described in the Spanish chronicles. There are also striking similarities to the nds of Inca human sacrices on a number of snow-covered peaks in the southern Andes. We conclude that the offering at Choquepujio is likely to be an Inca capacocha sacrice. D esde 1994, el proyecto The Selz Foundation Excavations at Choquepujio,dirigido por Gordon McEwan y Arminda Gibaja, viene realizando investigaciones arqueológicas en el asentamiento Ñawpa Pacha, Journal of Andean Archaeology, Volume 34, Number 2, pp. 147175. Copyright # 2014 Institute of Andean Studies. All rights reserved. Arminda M. Gibaja Oviedo, Ministerio de Cultura, Cuzco, Perú ([email protected]) Gordon F. McEwan, Department of Anthropology, Wagner College, Staten Island, NY 10301 ([email protected]) Melissa Chateld, Santa Barbara Trust for Historic Preservation, 123 E. Canon Perdido St, Santa Barbara, CA 93101 ([email protected]) Valerie Andrushko, Department of Anthropology, Southern Connecticut University, New Haven, CT 06515 (andrush [email protected]) 147

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INFORME DE LAS POSIBLES CAPACOCHAS DEL ASENTAMIENTO

ARQUEOLÓGICO DE CHOQUEPUJIO, CUSCO, PERÚ

Arminda M. Gibaja Oviedo, Gordon F. McEwan, Melissa Chatfield, Valerie Andrushko

El sitio arqueológico de Choquepujio, en el sector oriental del valle del Cusco, presenta ocupación humana continua desde elperiodo Intermedio Temprano. Las ruinas de la arquitectura monumental del periodo Intermedio Tardío son predomi-nantes en el sitio. Estas estructuras se encuentran en dos grupos (A y B), y parecen haber sido importantes templos durante elperiodo Intermedio Tardío. El descubrimiento de un grupo de entierros de niños Inca en uno de los templos del área Aindica que los Inca continuaron considerando esta estructura como un lugar sagrado luego de haber controlado la cuenca delLucre. La naturaleza de estos entierros de niños y las vastas ofrendas asociadas con ellos se corresponden bastante bien con lossacrificios denominados Capacocha descritos en las crónicas españolas. Hay además sorprendentes similitudes entre estoscontextos y los sacrificios humanos Inca encontrados en picos nevados en los Andes sureños. Concluimos en este caso quela ofrenda en Choquepujio es muy probablemente un sacrificio capacocha Inca.

The Choquepujio archaeological site in the eastern end of the Valley of Cuzco has been continuously occupied from theEarly Intermediate Period. It is dominated by the ruins of monumental architecture of the Late Intermediate Period.These large buildings are found in two clusters referred to as areas A and B and appear to have been important pre-Incatemples. The discovery of a group of Inca child burials placed in one of the temples in area A indicates that the Incacontinued to regard this structure as a sacred place after the Lucre Basin came under their control. The nature of thechild burials and the extensive offerings associated with them correspond well to the capacocha sacrifice described in theSpanish chronicles. There are also striking similarities to the finds of Inca human sacrifices on a number of snow-coveredpeaks in the southern Andes. We conclude that the offering at Choquepujio is likely to be an Inca capacocha sacrifice.

Desde 1994, el proyecto “The Selz FoundationExcavations at Choquepujio,” dirigido por

Gordon McEwan y Arminda Gibaja, viene realizandoinvestigaciones arqueológicas en el asentamiento

Ñawpa Pacha, Journal of Andean Archaeology, Volume 34, Number 2, pp. 147–175. Copyright # 2014 Institute of Andean Studies. All rights reserved.

Arminda M. Gibaja Oviedo, Ministerio de Cultura, Cuzco, Perú ([email protected])Gordon F. McEwan, Department of Anthropology, Wagner College, Staten Island, NY 10301 ([email protected])Melissa Chatfield, Santa Barbara Trust for Historic Preservation, 123 E. Canon Perdido St, Santa Barbara, CA 93101([email protected])Valerie Andrushko, Department of Anthropology, Southern Connecticut University, New Haven, CT 06515 ([email protected])

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prehispánico de Choquepujio. El sitio ocupa unacolina baja en la cuenca del Lucre, a una altitud de3,138 m sobre el nivel del mar (Figuras 1 y 2). Laparte principal del asentamiento tiene aproximada-mente medio kilómetro de extensión, y se ubicapróximo al centro poblado de Huacarpay, a unos30 km al este de la ciudad de Cusco.La vasta secuencia cultural del área se extiende

desde el Periodo Intermedio Temprano hasta lasépocas Colonial y Republicana. Parte de las plata-formas y estructuras construidas en el sitiodurante el Horizonte Medio y, sobre todo, en elPeriodo Intermedio Tardío fueron reutilizadas ymodificadas por los Inca, quienes formaron unaaldea con más de 80 habitaciones dispuestas amanera de cancha (i.e., ambientes ubicados alrede-dor de un espacio abierto o patio, con pasajes ycalles que las articulaban). La arquitectura más

impresionante reutilizada por los Incas está confor-mada por una serie de enormes galpones nichadosque probablemente funcionaron como templosdurante el Periodo Intermedio Tardío. En elcentro de uno de estos templos se registró un edi-ficio estilo Inca que contenía una serie de entierrosde niños (Figuras 3 y 4). La edad de los individuosenterrados y las características de los objetos asocia-dos indican que se trataría de una posible ofrendacapacocha Inca.

Los Hallazgos en el Recinto A4

El recinto A4, uno de los grandes galpones nichadosdel sitio, se ubica en la sección media del espacioabierto de la cancha del Periodo Intermedio Tardío.Esta estructura está compuesta por un ambiente de

Figura 1. Ubicación de Choquepujio.

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planta rectangular de 19.10 m de largo y 5 m deancho, con tres vanos de acceso de 1.60 m ubicadosen el lado este. En la zona de acceso se observanademás líneas longitudinales paralelas a nivel delpiso formadas con piedras bastante pequeñas, lascuales delimitan espacios rectangulares.El ancho de los muros en la mayor parte del sitio es

80 cm, con excepción del lado oeste, en el cual sereutilizó parte de la estructura precedente delPeriodo Intermedio Tardío (Figura 5). Las evidenciasindican que este recinto tuvo un solo nivel con untecho a cuatro aguas, con cubierta de paja sobre unaestructura de madera. En el interior, debió haber

tenido una especie de altillo o marka (i.e., lugar dedepósito de productos de panllevar y objetosdomésticos). Todo el recinto, incluyendo el cieloraso, tenía revoque de arcilla. Por sus característicasarquitectónicas, incluyendo los criterios de simetría,tecnología constructiva, acabados y accesos, ademásde las líneas horizontales paralelas en la zona externafrontal, sabemos que ésta era una de las estructurasmejor elaboradas en el sitio, y que este cuidado enla construcción correspondía al valor de las ofrendasallí albergadas. Para servir como emplazamiento deeste lugar de ofrendas, los incas escogieron reocuparla zona alta y central de un espacio abierto grande,

Figura 2. Plan del sitio de Choquepujio.

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el cual estaba circundado por muros y rodeado porambientes.Al inicio de la construcción, el lugar fue preparado

rebajando la capa de ocupación del PeriodoIntermedio Tardío hasta llegar a tierra natural y rocalocal. Por sectores colocaron peñascos que se encon-traban en superficie y que presentaban ciertas conca-vidades, adecuando de esta manera el espacio paradepositar a los individuos. En el lado oeste y ligera-mente hacia el sur existe una roca que aflora hasta la

misma superficie y que presentaba manchas rojas ensentido vertical, lo que podría indicar que fueron ver-tidos líquidos como ofrenda. La zona central y oestedel cuarto fue la seleccionada para colocar a los indi-viduos, y considerando la cercanía de los contextosfunerarios y sus características similares, éstoscorresponderían a un solo momento. Habiendoubicado en sus lugares a los individuos y las ofrendasrespectivas, el lugar procedió a ser sellado colocando elpiso del ambiente.

Figura 4. Ubicación del templocon ofrendas.

Figura 3. Sobrevista deChoquepujio.

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La Secuencia Estratigráfica

Las excavaciones realizadas durante la temporada 2004en el recinto A4 permitieron registrar tres capas y unpiso de ocupación. La primera capa, compuesta portierra suelta con raíces de plantas y fragmentos decerámica de diferentes épocas, estaba asociada con elabandono del sitio. Los muros y sus elementos líticosmejor trabajados, que debieron formar parte dejambas, esquinas y dinteles, debieron ser reutilizadosen las casas coloniales que se ubican en las inmedia-ciones del sitio. A consecuencia del abandono dellugar, lo que quedó de la estructura del techo fue incen-diada casualmente o de manera intencional posible-mente en la misma época o en siglos posteriores.Por otra parte, en la segunda capa se registró granos

de maíz quemado, marlos, carbón y fragmentos decerámica incaica, especialmente de chombas (i.e.,vasijas anchas y grandes generalmente usadas paradepositar líquidos y granos) y de aríbalos. A 1.2 m deprofundidad en el cuadrante S60W152 se ubicó unalaja grande de piedra de 90 cm de largo por 78 cmde ancho y 7 cm de grosor (Figuras 6 y 7). A amboslados presentaba piedras pequeñas igualmente planas,que se encontraban junto al muro posterior oeste del

Figura 6. Lajas grandes de piedra en el piso del templo mirandoal norte.

Figura 5. El piso del temploInca antes de excavación.

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ambiente y que estaban colocadas sobre una capadelgada de tierra suave. 15 cm debajo de este nivel sehallaron lajas de piedra que cubrían un círculo, unrelleno de piedras rústicas de 55 cm y más losas, corre-spondientes a tres niveles de lajas de piedra colocadas oasentadas con arcilla. En el ángulo suroeste del cua-drante se encontraron dos recipientes grandes decerámica (Figura 8), correspondientes a dos contextosfunerarios. Las vasijas tenían un diámetro promedio de73 cm y una altura de 80 cm, y presentaban bocaancha, dos asas laterales grandes y una aplicación decabeza de puma encima de la banda decorada conmotivos geométricos. Además, éstas presentaban losbordes rotos, y tomando en cuenta la presencia deun taller de elaboración de cerámica en la zona,podemos inferir que estas vasijas consideradas defec-tuosas fueron reutilizadas para contextos funerarios.Para la colocación de estos dos contextos funerarios

el espacio delimitado por las lajas fue preparado colo-cando las vasijas con base cónica una al lado de la

otra hacia el muro oeste del recinto, con una distanciaentre ambas de 10 a 20 cm. Alrededor de las vasijas secolocaron piedras rústicas unidas con mortero de barropara darles estabilidad. Al interior se encontraban losindividuos, los cuales fueron cubiertos con tresniveles de lajas de piedra unidas con arcilla preparadapor encima del borde de la boca de los recipientes.No se han observado canteras cercanas al sitio, por locual se infiere que las lajas debieron haber sidotraídas desde otro lugar. A una profundidad de1.30 m ya no se registran muros y los contextos funer-arios están colocados en tierra natural y roca por debajodel piso del ambiente y de la cimentación. Los ocu-pantes del sitio también previeron que la humedadno afectase las vasijas, y sobre todo los contextos funer-arios. Con este objetivo, colocaron una capa de tierrablanca denominada qontay y arena fina de río querodeaba especialmente las vasijas. A esta profundidadestaban las rocas a las cuales se adosaron los contextosfunerarios (Figuras 9–11).

Figura 7. Lajas grandes de piedra en el piso del templo mirandoal sur.

Figura 8. Dos vasijas grandes de cerámica con restos humanos,contextos funerarios uno y dos.

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Esta segunda capa mostraba un lente de ceniza deentre 5 a 8 cm de espesor. A una profundidad de70 cm se observó una capa de tierra compacta

mezclada con arcilla que constituye el piso delrecinto y que estaba asociado directamente con elrevoque de los muros, por lo cual se apreció

Figura 9. Plan del piso del templo Inca con ubicación de las tumbas.

Figura 10. Perfil estratigrafico este—oeste del templo Inca.

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claramente que al poner el piso también se colocó elacabado de los muros. En este nivel del piso, quepor sectores estaba deteriorado y que mostró ungrosor aproximado de 10 cm, se ubican elementoslíticos delgados hendidos verticalmente, similares alos encontrados en el exterior del ambiente. Ademásse encontraron maderos de 28 cm de diámetro carbo-nizados, que correspondían a los “pies derechos” (i.e.,maderos verticales) usados para sostener la estructuradel techo que debió ser a dos aguas, y otros demenor diámetro que igualmente debieron correspon-der a la cobertura. Todas estas evidencias estabancubiertas por un lente de ceniza.Por debajo del piso del recinto se encontraba la tercera

capa, compuesta por tierra removida. Esta capa era liger-amente compacta por sectores, tenía coloración rojizamezclada con arcilla y piedras pequeñas, y en ella serecuperó cerámica de los estilos Lucre e Inca. Se pudoregistrar que el muro del Horizonte Tardío fue asentadosobre roca y observamos claramente el proceso deliberación de parte de la estructura del IntermedioTardío realizada por los Incas, con el objetivo deadosar el muro oeste de su recinto. De igual modo,detrás del muro del Intermedio Tardío (lado oeste) seobservó una capa de grava gruesa de aproximadamente70 cm de ancho y una profundidad mayor a 1 metro.Se trata de una pantalla filtrante, que se extiende atodo lo largo del recinto Inca, con un grosor de 1.50 m.

La tercera capa fue la más importante debido a queen ella se ubicó la mayoría de los contextos funerarios.Estaba constituida por tierra ligeramente compactapor sectores, con piedras grandes y pequeñas coloca-das artificialmente para formar las estructuras funerar-ias. En el nivel superior de esta tercera capa seubicaron los primeros artefactos que correspondían alas ofrendas de cada entierro, y debajo estaban loscontextos asociados con otras ofrendas que fueroncolocados delante o a los lados de cada individuo.

Los Contextos Funerarios

Contexto Funerario #1. Ubicado en el cuadranteS60W152. Según el número de elementos óseosencontrados debió corresponder al entierro de múltiplesindividuos. Debido al mal estado de conservación,no se encontró mayor evidencia de vestido, pero síde la soguilla de fibra vegetal con la que losindividuos fueron envueltos. El cráneo de uno deellos presentaba trepanación. Como parte de losobjetos asociados se recuperó cuatro cuentaspequeñas de turquesa que debieron formar parte deun collar. Además, debajo de una de las vasijas sehalló un brazalete de metal (posiblemente cobre) de13 cm de largo por 6 cm de diámetro con aberturalateral. En la tierra que rodeaba las vasijas,

Figura 11. Perfil estratigrafico norte—sur del templo Inca.

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especialmente la vasija 1, se encontraron 54 cuentaspequeñas de turquesa, posiblemente restos de uncollar, y fragmentos de tejido (Figuras 12 y 13).

Contexto Funerario #2. Ubicado en el cuadranteS60W152. Junto al individuo se encontró dos valvasde Spondylus completas (Figura 14). El cráneopresentaba una especie de gorro o tocado cefálico desoguilla vegetal en muy mal estado de conservación.Esta segunda capa mostraba un lente de ceniza entre 5y 8 cm de potencia, en el interior del recinto un pocodelgado mientras que en el exterior más grueso.Justamente debajo de esta capa se evidenció unaescultura pequeña de Spondylus (Figura 15) querepresenta una llama de 4 cm de altura por igualdimensión en su ancho, entera y bellamente trabajada.A una profundidad de 70 cm se apreció una capa detierra compacta mezclada con arcilla que venía aconstituir el piso del ambiente y estaba asociado

directamente con el revoque de los muros por cuantose apreció claramente que al poner el piso también lohicieron con el acabado de los muros. En este niveldel piso se ubican elementos líticos delgados colocadoso hendidos verticalmente, similar a los encontrados enel exterior del ambiente. Por encima de éstoselementos y del piso se ubicó el lente de cenizaproducto del incendio de la cubierta del ambiente. Elpiso por sectores se vio deteriorado. Su grosoraproximado de 10 cm de igual modo también se

Figura 13. Cuentas pequeñas de collar de turquesa de contextofunerario uno.

Figura 12. Un brazalete de metal de contexto funerario uno.

Figura 14. Dos medias valvas de Spondylus de contextofunerario dos.

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ubicómaderos grandes de 28 cmde diámetro hendidos,pero de los que solamente quedaba el carbón en el hoyo.Deben corresponder a los pies derechos (maderosverticales) para sostener la estructura del techo quedebió ser a dos aguas. Otros maderos quemados sonde menor diámetro y que deben corresponder a lacobertura.La tercera capa, de tierra removida y debajo del piso del

ambiente, se presentó ligeramente compacta por sec-tores, era de coloración rojiza mezclada con arcilla ypiedras pequeñas. Se colectó cerámica de estilo Lucre eInca. A este nivel se observó claramente que el murodel Horizonte Tardío fue asentado sobre roca, que seliberó parte de la estructura del Intermedio Tardío,con el objeto de adosar el muro oeste del recinto inca.Asimismo detrás del muro del Intermedio Tardío(lado oeste) se observó una capa de grava gruesa deaproximadamente 70 m de ancho y una profundidadmayor de 1 m. Se trata de una pantalla filtrante degrava fina que se extiende a todo lo largo del ambienteinca, con un grosor de 1.50 m Esta tercera capa fue lamás importante por cuanto en ella se ubicó la mayoríade los contextos funerarios. Seguidamente procedemos

a describir en detalle los diferentes entierros y sus asocia-dos. A una profundidad de 1.35 m en la tercera capa enel cuadrante donde se ubicaron las vasijas, asociado a loscontextos funerarios 1 y 2 y sobre roca natural, seencontró un objeto metálico circular laminado de11 cm de diámetro con dos agujeros pasadores en susextremos. También fueron encontrados un probablependiente de concha sin agujero pasador y dos laminillaspequeñas de metal dorado (Figura 16). Estos últimosobjetos se ubicaban en un hoyo que contenía bastanteceniza y restos de carbón producto de la quema de lasofrendas.Considerando su ubicación en la segunda capa y

por encima de los entierros de los niños, los contextos1 y 2 deben ser secundarios y ligeramente posterioresa los entierros de los niños. Sin embargo, deben tenercierta relación con ellos, al compartir el uso de unespacio sagrado.

Contexto Funerario #3. Ubicado en el cuadranteS58W152, cerca al ángulo noreste y a 1.30 m deprofundidad. Los primeros indicadores del contexto

Figura 15. Escultura pequeña de Spondylus que representa unallama de contexto funerario dos.

Figura 16. Un objeto metálico circular laminado de 11 cm dediámetro con dos agujeros pasadores en sus extremos, mas doslamanitas de oro y un pequeña pedazo de Spondylus de contextofunerario dos.

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fueron una valva de Spondylus y una pequeña esculturarepresentando una llama macho hecha del mismomaterial, en perfecto estado de conservación ycolocada sobre la valva (Figura 17). Ligeramentedebajo se encontró una figurina de metal macizo de7 cm de alto representando una mujer (Figura 18). A1.64 m de profundidad y orientados hacia el norte seencontraron objetos de cerámica, conformados porplatos pequeños decorados de 13 cm de diámetrocolocados en pares (cuatro), dos de ellos con asascintadas; además, se halló otro plato pequeño solo,un aríbalo pequeño y dos ollas pequeñas tipo cáliz,una de ellas con tapa. Todos los objetos eran deestilo Inca y fueron colocados formando una especiede semicírculo. Adicionalmente se encontró un vasopequeño inciso de madera de 5 cm de altura en muymal estado de conservación (Figuras 19–25). Al ladode los platos se encontraba el cráneo de un felino conla cara orientada hacia el sureste. Entre susmandíbulas tenía dos láminas pequeñas de oroacomodadas en forma cóncava, con agujerospasadores en sus extremos medios, posiblemente paraasemejar el paladar del felino (Figura 26).Los objetos fueron depositados sobre tierra natural

y en las inmediaciones del contexto funerario habíaceniza y fragmentos de carbón, producto de la

quema de las ofrendas. Luego de retirar la capa detierra, se comenzó a poner en evidencia el cráneodel individuo. Si bien es imposible determinar conexactitud el sexo en los niños por análisisesquelético, en los contextos funerarios presentados

Figura 18. Figurina de mujer de metal macizo de contextofunerario tres.

Figura 17. Escultura pequeña de Spondylus que representa unallama encima de una valva de Spondylus, de contexto funerario tres.

Figura 19. Platos de la ofrenda en contexto funerario tres.

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(#3–#9) los artefactos asociados a los individuossugieren su sexo. El individuo en el contexto funerario#3 debió ser una niña cuya edad fluctuaba entre 11 y12 años, y se encontraba en posición flexionadasentada, con la cabeza orientada hacia el Norte, ycubierta con tela. Se observó dos tipos de mantas:una fina que se encontró sobre la estructuraesquelética, y la otra gruesa y en muy mal estado deconservación de la que quedaban solo fragmentos.

Figura 20. Platos de la ofrenda en contexto funerario tres.

Figura 21. Platos de la ofrenda en contexto funerario tres.

Figura 22. Aribalito de la ofrenda en contexto funerario tres.

Figura 23. Una ollita cáliz de la ofrenda en contexto funerariotres.

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Junto a la tela se evidenció restos de dos tipos desoguilla de lana, gruesa y delgada. Casi pegadas altorso del individuo se encontraban dos agujasgrandes de metal en regular estado de conservacióncon hilos en sus respectivos ojales (Figura 27).Delante y a los costados del individuo se ubicabantres valvas de Spondylus formando una especie detriángulo. Debajo de las valvas se encontraroncuatro alfileres pequeños de metal (Figura 28) quedebieron sujetar las mantas de la figurina que

representaba una mujer. Además, sobre el individuose hallaron cuatro alfileres grandes de bronce, doscabezas de alfileres pequeños fragmentados, cuentasde material malacológico y de turquesa, objetospequeños de metal, cerámica y concha que debieronformar parte de un collar desarmado, otro alfiler de26 cm de longitud, una pequeña copa de metal de3.5 cm de altura (Figura 29), una vasija miniaturade cerámica de 2.5 cm con decoración bícroma(Figura 30) y un idolillo de metal macizo represen-tando una mujer que se encontraba en la base de latumba (Figura 31).

Figura 26. Dos láminas pequeñas de oro unidan en formacóncava. Fueron encontrada entre las mandíbulas del craneo delfelino en contexto funerario tres.

Figura 27. Dos alfileres de metal del contexto funerario tres.

Figura 24. El contexto funerario tres con sus ofrendas.

Figura 25. Un vasito de madera, inciso de la ofrenda encontexto funerario tres.

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Figura 30. Una vasijita de cerámica con decoración bícroma delcontexto funerario tres.

Figura 28. Cuatro alfileres pequeños de metal y una valva deSpondylus del contexto funerario tres.

Figura 29. Una pequeña copita de metal del contexto funerariotres.

Figura 31. Un idolillo de mujer de metal macizo del contextofunerario tres.

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Contexto Funerario #4. Encontrado en la terceracapa del cuadrante S56W152, en el eje sur y cercaal ángulo sureste. Se observó claramente que losindividuos fueron depositados en un solo momento.Los fragmentos de cerámica corresponden a losestilos Inca y Lucre. La separación entre loscontextos funerarios #3 y #4 estuvo marcada porsolo una piedra de regular tamaño. A unaprofundidad de 1.20 m se observaron objetos decerámica, incluyendo un aríbalo pequeño de 30 cmde altura, una olla cáliz con asa cintada de 21 cm dealtura y un plato pequeño que debió haber sidocolocado como tapa de uno de los objetos(Figuras 32–34). Al igual que el caso anterior, estatumba fue colocada adosada a piedras acomodadasde regular tamaño que estuvieron en la superficie.La estructura esquelética se encontraba en muy malestado de conservación. El individuo eraposiblemente un niño de aproximadamente ochoaños con la cabeza orientada hacia el sur. Losobjetos cerámicos fueron colocados parados yapoyados sobre piedras pequeñas, y posiblementecontenían líquidos y alimentos. Pequeños

Figura 32. Contexto funerario cuatro con ceramicas Inca yalfileres de metal.

Figura 33. Aribalo del contexto funerario cuatro.

Figura 34. Una ollita cáliz del contexto funerario cuatro.

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fragmentos de tela cubrían al individuo. Otroselementos asociados eran tres alfileres de bronce de18 cm de longitud ubicados a la altura del pecho(Figura 35), un hacha de bronce maciza de 23 cmde longitud llamada yauri (insignia de mando; véaseLechtman 2007: 339–340) por los Incas(Figura 36), fragmentos de soga de lana con la queenvolvieron al individuo, y dos valvas de Spondyluscolocadas en forma diagonal e invertidas (Figura 37).

Contexto Funerario #5. Se ubicó en el cuadranteS58W150 y hacia el lado noroeste. A unaprofundidad de 1.30 m desde la superficie se

encontraron cuatro objetos cerámicos: una olla tipocáliz con tapa, un aríbalo pequeño, una olladecorada y una jarra decorada con asa cintada(Figura 38). Todos estos objetos fueron colocadosuno al lado del otro a manera de un semicírculo yapoyados sobre piedras pequeñas. Debajo de unacapa de aproximadamente 10 cm se encontrófragmentos de una manta fina doblada (Figura 39),que tenía cosida a ella sesenta y seis (66) objetosmetálicos circulares laminados de 5.5 cm dediámetro con agujero pasador. A la altura del torsose encontraron cuatro alfileres grandes de metal cuyacabeza muestra una especie de flor (Figura 40),otros dos alfileres grandes de bronce (Figura 41) ydos medias valvas de Spondylus invertidas colocadasen diagonal. La estructura esquelética era pequeña,

Figura 38. Objetos de cerámica Inca del contexto funerariocinco.

Figura 35. Alfileres grandes del contexto funerario cuatro.

Figura 36. Un yauri de bronce maciza del contexto funerariocuatro.

Figura 37. Dos medias valvas de Spondylus del contextofunerario cuatro.

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estaba orientada hacia el suroeste y se encontraba enmuy mal estado de conservación. Por el análisis dela dentadura y los artefactos, se trataba de una niñay debió tener aproximadamente cinco años.

Contexto Funerario #6. Depositado en el cuadranteS58W150, en la zona central del lado sur. Adiferencia de los contextos anteriores, en éste no seencontró objetos cerámicos en la parte superior delindividuo y a 1.60 m de profundidad. El espacio

donde se colocó al individuo era de 70 cm dediámetro. Allí se encontró una figurina elaborada enconcha representando una mujer. Además, seencontró fragmentos de tela en mal estado deconservación que debieron estar envolviendo alinfante, media valva de concha sin trabajar colocadaen forma invertida, tres agujas de metal de 27 cmde largo colocadas a la altura del pecho con hilosadheridos en el ojal, otra aguja pequeña de 6 cm delargo, y dos pendientes alargados de Spondylus de6 cm de largo con agujeros pasadores (Figuras 42 y43). En este caso se habría tratado de una niña, ypor el análisis de la dentadura se infiere que debióhaber tenido entre 4 a 5 años de edad.

Figura 42. Objetos de Spondylus del contexto funerario seis.

Figura 39. Una manta fina que tenía cosida a ella objetosmetálicos circulares del contexto funerario cinco.

Figura 40. Cuatro alfileres cuya cabeza muestra una especie deflor del contexto funerario cinco.

Figura 41. Dos Afileres grandes del contexto funerario cinco.

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Contexto Funerario #7. Tal como en el caso de loscontextos funerarios #3 y #4, los contextos #6 y #7,correspondientes a una mujer y un hombrerespectivamente, fueron encontrados juntos. Estoindica que su colocación se realizó en un mismomomento, al lado de una gran roca, en el cuadranteS58W150.A una profundidad de 1.80 m se encontró un

objeto metálico de bronce de 6 cm, que se tratabaprobablemente de un ornamento para la cabeza yque estaba colocado a la altura del cráneo, el cual seencontraba en muy mal estado de conservación.Además, se halló un pendiente de concha deSpondylus de 5 cm de largo con agujero pasador. Adiferencia de los demás contextos funerarios, la carade este individuo estaba orientada hacia el Este. A laaltura del pecho tenía dos alfileres de bronce de20 cm de largo con fragmentos de tejido adherido,una aguja de bronce de 7 cm de largo, tres agujasde metal de 3.5 cm de largo y un objeto laminadode metal (Figura 44). Los restos humanos se encontra-ban muy deteriorados y en mal estado deconservación. Sin embargo, se pudo determinar queel individuo es posiblemente masculino y tenía unaedad aproximada entre cinco y seis años.

Contexto Funerario #8. Ubicado en el cuadranteS56W152, en la zona central y cerca al ángulo de laroca que aflora en el lado oeste del recinto, en cuya

base se aprecia una concavidad. A 1.8 m deprofundidad no se ubicaron objetos de cerámicapero sí dos agujas de metal de 22 cm de largo. Aesta profundidad había evidencias de humedad, sinrestos visibles de tejido y los huesos se encontrabanen muy mal estado de conservación, preservándoseapenas unos cuantos dientes. Asociados a los restosse encontró un pendiente de Spondylus con dosagujeros pasadores, un alfiler de metal de 7.5 cm delargo, dos alfileres de metal de 5 cm de largo, y unafigurina de metal laminada representando una mujer(Figura 45). En este caso, el contexto correspondeprobablemente a una niña de aproximadamentecuatro años de edad. Los fragmentos de cerámicaencontrados en la tierra removida corresponden a losestilos Wari, Lucre, K’illke e Inca.

Contexto Funerario #9. Encontrado en el cuadranteS62W150, hacia el centro del lado oeste de la unidadde excavación. Fue el único contexto funerario que se

Figura 43. Tres alfileres del contexto funerario seis.

Figura 44. Objetos de metal del contexto funerario siete.

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encontró un poco alejado de los demás, hacia el ladosur del ambiente.A una profundidad de 60 cm se ubicaron dos

hiladas de piedras, y por debajo de este nivel seregistró un relleno de piedras de 20 cm. Bajo estaspiedras se observó un semicírculo que delimitaba unespacio vacío, en cuyo interior se encontraba un per-sonaje realizado en metal laminado y con un tocadohecho con concha Spondylus de 24 cm de largo.Este objeto debió haber estado cubierto por tejido,ya que se recuperó pequeños hilos muy delgados alparecer de fibra de vicuña. Esta escultura representaa un “orejón,” o personaje de la nobleza Inca, segúnlo indican las orejas alargadas. El personaje alparecer estaría masticando coca, con las manos sobreel pecho, los dedos juntos y el miembro viril erecto.El tocado circular está elaborado en metal delgado amanera de hilo. Completa este atuendo un objetolaminado de forma trapezoidal de metal que seubica en la frente, en cuya parte central colocaronuna cuenta pequeña de concha (Figuras 46–48).Asociados a esta escultura se encontraron unoscuantos fragmentos de cerámica Inca. Retirando latierra se recuperó una pequeña figurina de Spondylusrepresentando una llama, una lámina pequeña deoro con agujero pasador, una llama macho de metal

macizo de 3 cm de altura, una figurina de Spondylusde 4 cm de altura representando un hombre, y unafigurina de 5 cm de altura representando una alpaca.Debajo de todas estas ofrendas se encontraba el indi-viduo, cuyos huesos se hallaron en muy mal estado deconservación y cuyo cráneo estaba orientado hacia elsuroeste.Asociado al contexto se encontró otra figurina de

metal macizo representando una llama. A uncostado del individuo se ubicó un idolillo de oro lami-nado que representa a un hombre con tocado y mas-ticando coca, el cual mostraba coloración rojizadebido a las características del metal. Una láminapequeña de oro que representa un objeto de formatrapezoidal debió corresponder a su tocado, lo quepermite suponer que todas las figurinas estaban vesti-das (Figuras 49 y 50). Asimismo, se encontró unapiedra pequeña con hoyos en los cuales estaban colo-cadas dos esculturas de Spondylus representandollamas hembras y un idolillo de concha representandoun personaje masculino. Esta roca parecía representaruna paccha o fuente.Además de los objetos descritos anteriormente, en

las inmediaciones del contexto funerario #9 se regis-traron otras ofrendas. En la tercera capa del cuadranteS64W148 y a una profundidad de 1.70 m se encon-traron pequeñas láminas de oro, una figurina de metalmacizo de 6 cm de altura representando una llamamacho, una figurina de Spondylus de 4.5 cm de altorepresentando un personaje masculino con tocado y

Figura 45. Objetos de metal y de Spondylus del contextofunerario siete.

Figura 46. Figura grande de metal del contexto funerario nueve.

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orejas grandes, y una figurina de Spondylus en buenestado de conservación representando una llamahembra.En el cuadrante S62W150, asociado espacialmente

con el contexto #6 y a 1.40 m de profundidad, seubicó una valva de Spondylus con dos agujeros pasa-dores y una pequeña lámina de metal de 3 cm delargo, una figurina de concha de 5 cm de largo ymuy buen estado de conservación representandouna mujer, y otra figurina de oro laminado represen-tando una mujer. Esta última figurina tiene 6 cm delargo, presenta tonalidad roja y muestra el cabellopartido en la parte central, mientras que en lasección posterior está sujeto con una especie de

prendedor. Asociados a estos objetos se encontrótres pendientes de concha de 1.5 cm de longitudcon agujero pasador, dos alfileres de oro laminadode 4 cm de largo y otros tres alfileres de bronce de5 cm de largo, además de granos de maíz quemado,marlos y huesos de roedor (Figuras 51–54). Las figur-inas debieron haber estado cubiertas con tejido, locual se infiere por la presencia de alfileres pequeñosque sujetaban las mantas.En la tercera capa del cuadrante S62W150, aso-

ciada con el contexto funerario #9 y a una profundi-dad de 1.50 m, se encontró una ofrenda. En lasección superior se ubicaba una laja trapezoidal debasalto de 14 cm de largo por 9 cm de ancho.

Figura 48. Vista de la espalda de la figura Inca de contextofunerario nueve.

Figura 47. Vista de la figura Inca de contexto funerario nueve alfrente.

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Asociada a esta laja se encontró una figurina deSpondylus de 4 cm de longitud representando un per-sonaje masculino, una lámina de metal de 1.5 cm delargo de forma trapezoidal con agujero pasador, unafigurina de metal macizo de 5.5 cm de largo represen-tando una llama macho que presentó las orejitas rotas,y otra escultura de concha de 5 cm de longitud repre-sentando un camélido macho. Debajo de estos

objetos se ubicó una tela doblada, una especie demanta de colores rojo y amarillo, y debajo de éstauna figurina de Spondylus representando un personajemasculino sin tocado y con el miembro viril erecto. Allado oeste se ubicó una valva de concha colocada enforma invertida. Formando parte del mismo conjunto

Figura 49. Objetos de metal ySpondylus metal y de Spondylus delcontexto funerario nueve.

Figura 50. Figuras de llamas en metal macizo y una figura de unInca de oro del contexto funerario nueve.

Figura 51. Un valva de Spondylus pulido con tres afileres demetal de la ofrenda de cuadrante S62W150.

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se encontró una figurina de metal macizo de 4 cm dealtura representando un personaje masculino contocado, una llama pequeña de oro laminado de5 cm de altura y en perfecto estado de conservación,un brazalete de metal laminado, una figurina deconcha de 5 cm de altura representando una llamamacho y una valva colocada en diagonal.

Finalmente, se encontró otra figurina de Spondylusde 4 cm de altura representando un personaje mascu-lino y un objeto de oro laminado de forma trapezoidalde 4 cm de largo. Por las características de los objetosdescritos, podemos inferir que se trata de ofrendasasociadas al contexto funerario #9, el cual correspondeprobablemente a un niño de 6 ó 7 años(Figuras 55–58).En líneas generales, podemos observar que las aso-

ciaciones de estos entierros están constituidas por fig-urinas antropomorfas de material malacológicorepresentando hombres y mujeres, así comocamélidos machos y hembras. Además, encontramoscolgantes que correspondían a collares desarmados,y valvas naturales y trabajadas. Con relación a los

Figura 52. Objetos de Spondyus de la ofrenda del cuadranteS62W150.

Figura 53. Idolillo de mujer de metal oro laminado de laofrenda del cuadrante S62W150.

Figura 54. Tres vistas del idolillo de mujer de oro de la ofrendadel cuadrante S62W150.

Figura 55. Una especie de manta de colores rojo y amarilloencontrada encima de la ofrenda en el cuadrante S66W150.

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artefactos de metal tenemos figurinas de oro, plata ycobre, tanto laminadas como macizas, representandopersonajes masculinos y femeninos, y camélidosmachos y hembras. Adicionalmente observamosláminas pequeñas de oro, fragmentos de collares

desarmados, objetos trapezoidales laminados de oroy plata, brazaletes, alfileres grandes y pequeños quesujetaban las mantas de los individuos y de las figur-inas respectivamente, colgantes circulares de metallaminado que formaban parte del adorno de un

Figura 56. La ofrenda en situ enel cuadrante S66W150.

Figura 57. Objetos de la ofrendacuadrante S66W150.

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textil, copas y keros pequeños de madera y, final-mente, objetos de cerámica como ollas y aríbalos,finamente elaborados y decorados, y en algunoscasos encontrados en pares.Tomando en cuenta este listado, es posible estable-

cer una relación entre este conjunto de materiales y losobjetos que acompañaban a los sacrificios de niños enlas altas montañas. Ceruti (2005) realiza unadescripción de cada contexto, mencionando que enel caso de los primeros hallazgos en la tumba delnevado de Chañi hay ausencia de estatuillas de oroy plata, mientras que en el nevado de Chuscha laniña muestra una túnica, un tocado de plumas, unachuspa, una faja y tres peines de madera. Por suparte, el niño del Nevado del Plomo tiene un uncu,mantas, mocasines, una chuspa con hojas de coca,un brazalete de plata y una estatuilla del mismomaterial. Los contextos funerarios correspondientesa excavaciones de rescate muestran para el caso deljoven del Cerro El Toro escasas ofrendas y un ajuarsimple, por lo que Reinhard y Ceruti (2010: 127) sos-tienen que no se trataría de un entierro de capacocha.Respecto al niño sacrificado en el monte Aconcagua,Reinhard y Ceruti (2010: 12) indican que se recuperóseis estatuillas, de las cuales tres representaban perso-najes masculinos y eran de oro, plata y Spondylus,mientras que otras tres, dos de oro y una deSpondylus, representaban camélidos. A esto se añadela vestimenta y los objetos personales del individuo,sumando un total de 36 elementos. Las excavacionessistemáticas en entierros de alta montaña han propor-cionado también valiosos datos. En el caso de los

entierros del niño y la niña del volcán Pichu Pichuse recuperó una estatuilla masculina de 30 cm delargo y un textil con colgantes de plata. Los dos enti-erros del nevado Ampato permitieron recuperar figur-inas antropomorfas y zoomorfas de oro y plata, platosy aríbalos de cerámica, objetos de madera, textiles yhuesos de camélidos y roedores, además de otros ele-mentos que formaban parte de sus contextos origi-nales. En el caso del entierro de una mujer en elnevado Sara Sara, además de los textiles se ubicóuna figurina de plata representando un personajefemenino y otra representando un personaje mascu-lino, una figurina de oro representando una vicuñay una figurina de concha representando una llama.Por su parte, los contextos funerarios del volcánMisti permitieron recuperar textiles, valvas deSpondylus, figurinas antropomorfas y zoomorfas,platos, jarras y ollas de cerámica, vasos de madera ylaminillas de metal, todas de estilo Inca.Finalmente, con relación a los tres entierros de la pla-taforma del Santuario de la Cumbre del VolcánLlullaillaco, éstos contenían estatuillas antropomorfasy zoomorfas en oro y plata, figurinas zoomorfas deSpondylus, colgantes de concha, tocados, objetos decerámica de estilo Inca (incluyendo aríbalos, ollascon pedestal, jarras y platos), vasos de madera en min-iatura, peines y textiles, que cubrían tanto a los indi-viduos como a las figurinas.

El Sacrificio Humano en la CulturaInca

El calendario religioso ceremonial Inca incluía larealización de ofrendas a sus dioses y guacas, para locual se utilizaban objetos diversos de cerámica,metal, madera y concha, así como animales yplantas. Al mismo tiempo se ofrecían sacrificioshumanos, los cuales eran conocidos comoCapacocha o Capac Hucha (“pecados reales”) ycuyo objetivo era “pagar” los pecados de losgobernantes.Estas ofrendas también eran realizadas como parte

de ceremonias importantes en honor a sus dioses odivinidades como Wiraqocha o dios creador, Inti o

Figura 58. Tres vistas de la llama dorado de la ofrenda delcuadrante S66W150.

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dios sol, Illapa o rayo, la luna o Killa, Pachamama omadre tierra, Mamacocha o madre agua, o a lasmontañas como Huanacauri (Cusco), así como paraahuyentar sequías, pestes o cualquier tipo de desastre.Cobo (1964), al indicar la relación de ceques y

guacas que salían del Templo del Sol—en elCusco—hacia los cuatro suyos, menciona los sacrifi-cios de niños, aunque no indica si éstos eran consid-erados como capacocha. Al realizar una revisión ysíntesis de dichos cultos encontramos que en elChinchaysuyo se realizaban estas ceremonias en 4 de9 ceques, siendo 6 las guacas mencionadas. Por suparte, en el Antisuyo también se realizaban ceremo-nias en 4 de 9 ceques, y se señala a 5 guacas dondese ofrendaban niños. En el Collasuyo, en 6 de 9ceques se efectuaban sacrificios humanos y aparecenmencionadas 10 guacas. Finalmente, en elCuntisuyo se realizaban sacrificios de niños en 5ceques de 14, y se menciona a 7 guacas.De las 28 guacas indicadas como lugares de sacrifi-

cio, 10 eran cerros altos, pequeños, redondos, de granveneración como adoratorios principales y dondehabía entre 3 a 5 piedras. Sin embargo, otros lugarespropicios para el sacrificio podían ser el Templo delSol, la Casa del Sol, el ídolo de Inti Illapa, manantiales,casas, playas, chacras, quebradas, llanos y plazuelas. Deesto se desprende que los lugares para realizar ceremo-nias u ofrecimiento de niños eran diversos.Respecto a las ofrendas, Valcárcel (1984) señala que

las más importantes estaban conformadas por objetosde oro y concha, seguidas por las ofrendas de coca,grasa de camélidos, conchas marinas, fragmentos demadera y de metal laminado, objetos de cerámica,harina de maíz, piedras, plumas y figurinas de metaly concha representando hombres, mujeres ycamélidos. Fue el Inca Pachacuti quien instituyó elsacrificio de niños, los cuales eran llevados al Cuscojunto con ropa y figurinas de oro, plata y concharepresentando llamas, tal como lo manifiestaCristóbal de Molina el Cusqueño (1943).En estas ofrendas había cierta jerarquía; Cobo

(1964: 200) indica que el más importante de los sacri-ficios era de sangre humana, y éste era brindado a losprincipales dioses y guacas en diversas ocasiones,como cuando conquistaban una región. Escogían de

los más hermosos, varones y mujeres, siendo éstasúltimas en mayor número. La edad de los varonesiba hasta 10 años como máximo, mientras que enlas niñas era de los diez años hasta los quince odieciséis. No debían tener mancha ni lunar en todosu cuerpo. A los niños se les daba de comer y beberantes de sacrificarlos, y eran enterrados con oro,plata y otros tipos de objetos. Tal como indicatambién Cobo, en segundo lugar en la jerarquía deofrendas estaba el sacrificio de animales mansos,como las llamas, guanacos y cuyes.Acosta (1954: 291) hace referencia a que los niños

eran enterrados en parejas y eran ofrecidos en grandesocasiones, como cuando el Inca asumía el poder,cuando iba a una guerra, cuando estaba enfermo ydurante la fiesta del Sol. En el transcurso de estoseventos se sacrificaba 200 niños, pero a la muerte deHuayna Cápac se ofrendaron 1000 niños. Cobo(1964: 201) señala que cuando el Inca tomaba lacorona se sacrificaba a 200 niños, y éstos tambiéneran ofrendados cuando iba a la guerra, cuando seenfermaba o para pedir por su salud. Dicha cantidadcontrasta con lo que señala Guaman Poma de Ayala(1980), quien indica que Capacocha era el sacrificiode quinientos niños y niñas inocentes que se realizabados veces al año, coincidiendo con los solsticios deverano (Capac Raymi) e invierno (Inti Raymi).Finalmente, Cieza de León (1986) menciona que lacapacocha involucraba la inmolación de dos niñosvarones y dos niñas ante el ídolo Huanacauri.El procedimiento para el sacrificio parece haber

implicado ahogar a los niños después de haberlesdado de comer y beber, llenándoles la boca concoca molida y deteniéndoles la respiración. En otroscasos eran degollados y los oficiantes se teñían elrostro con su sangre. Los niños eran enterrados conmucha ceremonia y con ellos los vasos con que leshabían dado de beber, y es por ello que en algunassepulturas antiguas se suelen hallar algunos vasos demadera o queros y recipientes de plata o aquillas.Otro procedimiento consistía en que los sacerdotesponían a la víctima sobre una losa grande con elrostro mirando al sol, le estiraban el cuello, colocabansobre él una teja o piedra lisa algo ancha y con otra ledaban encima rudos golpes que le quitaban

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rápidamente la vida, luego de lo cual dejaban a losindividuos dentro de la misma guaca, tal como loindica Ramos Gavilán (1976). Por otra parte, Cobo(1964: 112) manifiesta que los niños morían porestrangulamiento, para lo cual se utilizaba unacuerda, y luego eran enterrados. En algunos casos,los individuos eran embriagados antes de sersacrificados.Sobre el ritual asociado con el sacrificio, Betanzos

(1968: 32, 53) menciona que durante el gobiernode Inca Yupanqui éste dispuso a los señores delCuzco que:

tuviesen aparejado mucho proveimiento demaíz, ovejas y corderos, que y ansimismomucha ropa fina y cierta suma de niños yniñas, que ellos llaman Capacocha, todo locual era para hacer sacrificio al Sol …

mandó hacer un gran fuego, en el cualfuego mandó después de haber hecho degol-lar las ovejas y corderos, que fuesen echadosen él y las demás ropas y maíz, ofreciéndolotodo al Sol y los niños y niñas que ansíhabían juntado estando bien vestidos y ader-ezados, mandólos enterrar vivos en aquellacasa, que en especial era hecha para dondeestuviese el bulto del sol …

Cuando Inca Yupanqui tomaba una esposa se realiza-ban fiestas y sacrificios de diferentes cosas, indicandoque:

Asimismo fueron sacrificados muchos niñosy niñas, a los cuales enterraban vivos muybien vestidos e aderezados, los cuales enterra-ban de dos en dos, macho y hembra; e concada dos destos enterraban mucho serviciode oro y plata, como eran platos y escudillasy cántaros, ollas y vasos para beber, contodo los demás menesteres que un indiocasado suele tener, todo lo cual era de oro yplata, e ansi enterraban estos niños contodos estos ajuares, los cuales eran hijos decaciques y principales.

Por su parte, Juan de Santa Cruz Pachacuti YamquiSalcamayhua, en la primera parte del siglo XVII,

manifiesta que en tiempo de Mayta Cápac inventaronel sacrificio de capac hucha cocuy, enterrando a losmuchachos sin mácula y con oro y plata (Santa CruzPachacuti Yamqui Salcamayhua 1968: 292).Finalmente, Cristóbal de Molina el Cusqueño(1943: 120–128) indica que este rito fue instituidopor Pachacuti Inga Yupanqui y consistía en que las pro-vincias de Collasuyo, Chinchaysuyo, Antisuyo yContisuyo llevaban al Cusco de cada pueblo ygeneración uno o dos niños y niñas pequeños, dediez años de edad, y traían ropa y ganado, y ovejas deoro, plata y mullu. Después de reunir todo, los niñosy demás ofrendas a ser sacrificadas se ubicaban en laplaza del Aucaypata, que es la plaza mayor del Cusco,se colocaban alrededor de las estatuas del hacedor,sol, trueno y luna, que para el efecto estaban allí, ydaban dos vueltas a la plaza. Luego, el Inca llamaba alos sacerdotes de las provincias y hacía partir los sacri-ficios en cuatro partes, cada cual destinada para unode los cuatro suyos, que son las cuatro partes en queestá dividida esta tierra, y les decía: “Tomad cadauno su parte de esas ofrendas y sacrificios y llevadla ala principal guaca vuestra y allí los sacrificad, ytomándolos llevaban hasta la guaca y allí ahogaban alos niños y los enterraban juntamente con las figurasde plata de ovejas y de personas de oro y plata.”(Ceruti 2005:29) Por otra parte, Valcárcel (1984)indica que el sacrificio se realizaba escogiendo niñosde cuatro a diez años y enterrándolos por parejas, depreferencia en lugares donde hubiese una sede o asen-tamiento del Inca. Adicionalmente, Zuidema (1989:147) menciona la relación de Hernández Prínciperespecto a los sacrificios humanos en Recuay, e indicaque el primer ayllu había sacrificado dos niños paraestablecer amistad entre las dos clases; el segundoenvió cuatro niños al Cusco para que los sacrificaranal Inca; el tercer ayllu envió cinco a Quito, y elcuarto ayllu de olleros había ofrecido dos niños conel objeto de obtener buenas arcillas y buenas ollas.Sobre el registro de entierros realizados en altas

montañas durante la época Inca, Ceruti (2005)señala que los primeros antecedentes corresponden ahallazgos fortuitos hechos por buscadores de tesoros,y que recién hacia los años “30 del siglo XX se realizanlas primeras excavaciones arqueológicas, como la

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efectuada por Casanova en Cerro Morado(Argentina).” (Valcárcel 1984: 225) Posteriormente,se da inicio a las excavaciones científicas en altamontaña. A partir de 1960, Schobinger recupera lamomia del Cerro El Toro, y luego Schobinger yCeruti en 1985 excavan la momia del Aconcagua.Seguidamente, a partir de 1986, Johan Reinhard(1992, 1996, 2005) comienza con las excavacionesplanificadas en alta montaña, ejecutando trabajos enlos volcanes de Copiapó (Chile), Ampato, Pichu-Pichu, Sara Sara y Misti (Perú). Finalmente, en1999 continúa en Argentina con el NevadoQuehuar y la cumbre del Llullaillaco.De este modo, tanto por hallazgos fortuitos como a

través de métodos de exploración o investigaciónarqueológica, se ha logrado registrar varios contextosfunerarios de niños en la cumbre de montañas consid-eradas sagradas. Sin embargo, esto no indica necesar-iamente que todos los sacrificios de niños y susofrendas se depositaban en dichas zonas. Desde laorganización estatal inca, tal como hemos mencio-nado, pudo haberse designado otros lugares pararecibir las capacochas, tales como templos, guacasprincipales y locales, asentamientos importantes,zonas de producción de diferentes artesanías, espaciosdestinados preponderantemente para contextos funer-arios, zonas de recursos, lagunas y cabeceras de canalesde agua, entre otros. Así también lo sostiene Odaira(2009: 182), cuando señala que “… queda claroque los sacrificios de niños no solo se realizaban enlos nevados sino también en cerros o montañas notan altas y destacadas. Con estos antecedentes, sesugiere que los incas realizaban sacrificios de niñosen todas las regiones de su territorio y en cualquiercerro o montaña utilizado para la adoración.”Cristóbal de Albornoz (1967: 20–21;Duviols 1984:

197–199) indica que los objetos sagrados asociadoscon los lugares de origen (pacariscas) de los pueblosconquistados fueron colocados por los Incas enciertas montañas que eran consideradas huacas.Además, el Inca asignó funcionarios, tales comoacllas y mitimaes, para servir a estas huacas. Reinhardy Ceruti (2010: 98) sugieren que éste constituía unmétodo para incorporar a las huacas locales al sistemaInca. El entierro por parte de los Incas de un sacrificio

humano en una pacarisca, incluso en una ubicada amenor altitud, habría vinculado este lugar de origencon el paisaje sagrado de los Incas. En este contexto,lo que observamos en Choquepujio es posiblementeun ejemplo de un ritual Inca diseñado para incorporarla huaca pacarisca de un importante grupo local alsistema estatal. Al respecto, Espinosa (1975) indicaque este grupo fue probablemente el reino dePinagua, quien tenían su sitio principal y pacarisca,conocido como Pinagua Chuquimatero, en el sitioconocido hoy como Choquepujio. Basa suconclusión en manuscritos a partir de 1539 hasta1573 que detallan una causa judicial en cuanto a lastierras del grupo étnico de Pinagua.

Conclusiones

A partir del análisis morfológico, estructural y funcio-nal de la arquitectura del recinto donde se registraronlos contextos funerarios, su ubicación, características yparafernalia, sostenemos que estos contextos posible-mente constituyen ofrendas de capacochas.El espacio delimitado por el galpón nichado, que al

momento de su construcción cumplió función cere-monial, fue seleccionado por los Incas y reutilizadoparcialmente durante el Horizonte Tardío para desti-narlo a una función religiosa. El ambiente fue entoncesdesignado para cumplir una función religiosa impor-tante del Estado Inca: ser depositario de los contextosfunerarios especiales de sacrificio humano.Respecto a las estructuras de los entierros, mencio-

namos que se han ubicado dos tipos: vasijas funerariasconteniendo uno o más individuos mayores, ubicadosen una capa superior a la de los niños, y estructurascirculares en el suelo o sobre roca, levantadas en subase con piedras pequeñas y correspondientes a losentierros de niños.Con relación a los individuos indicamos que éstos

correspondían a niños, con edades que fluctuabanentre los cuatro y los doce años. Del total de individuosrecuperados, cuatro posiblemente corresponden amujeres y tres a varones. Los individuos en su totalidadse encontraban colocados en posición flexionada

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sentada, se encontraban envueltos en mantas y estabansujetados con soguillas de lana de diferentes grosores.Los objetos asociados incluían figurinas de diversos

materiales representando personajes masculinos yfemeninos. Estas figurinas, especialmente aquellas demetal, debieron haber estado cubiertas con tejido,según se infiere a partir de la presencia de alfilerespequeños. En el caso de los idolillos representandopersonajes masculinos, éstos tenían incluso unaespecie de tocado, ya que se ha ubicado un objeto tra-pezoidal laminado de metal (oro o plata) que pudohaber cumplido esta función. Además, en la mayoríade los contextos funerarios se han encontrado comoobjetos asociados valvas de Spondylus, las cuales enalgunos casos fueron utilizadas en su forma naturaly en otros fueron trabajadas o pulidas. Los individuosy sus asociaciones se hallaban depositados en lamayoría de los casos sobre roca natural o tierra, o allado de grandes piedras.Como se ha mostrado en el presente trabajo, en

Choquepujio se desarrollaron actividades económicasy religiosas de gran importancia. Aunque gran partede la arquitectura de la época que nos ocupa muestrecaracterísticas de temporalidad, otros rasgos nosindican que el sitio pudo haberse constituido comoun templo o guaca de gran importancia. La presenciade diferentes tipos de arquitectura sepulcral visible cor-respondiente al Horizonte Tardío, incluso aquella per-teneciente a los primeros años de la época virreinal, ysobre todo el hallazgo de varios contextos de sacrificiode niños, nos indican que Choquepujio debió habertenido una connotación especial para el estado y lareligión Inca.

Agradecimientos

El hallazgo y la excavación de las posibles ofrendas decapacocha en Choquepujio fueron posibles gracias algeneroso apoyo de la Fundación Bernard Selz.Queremos también expresar nuestro agradecimientopor su participación a Alfredo Valencia, FroilánIturriaga, Sheldon Baker, y los hombres y mujeresdel pueblo de Huacarpay.

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