guatemala: violencias desbordadas

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DINOSAURIO RELOADED VIOLENCIAS ACTUALES EN GUATEMALA

DINOSAURIO RELOADED VIOLENCIAS ACTUALES EN GUATEMALA

Manuela CaMus - santiago Bastos - Julián lópez

(Coordinadores)

Editores:Julián López GarcíaSantiago BastosManuela Camus

© De los autores

© De la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales 3a calle 4-44 zona 10, ciudad de GuatemalaPBX (502) 2414 7444htpp://www.flacso.edu.gt

© De la Fundación ConstelaciónConstelación 2716, Guadalajara, Jalisco, Mé[email protected]

Diseño de portada: Rosina CazaliCorrección de estilo: Guisela Asensio

ISBN:

Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción parcial o total por cualquier procedimiento sin el permiso expreso de los editores.

Impreso y hecho en GuatemalaPrinted and made in Guatemala

303.6D562015

Camus, Manuela, Bastos, Santiago y López, Julián. Coord. Dinosaurio reloaded. Violencias actuales en Guatemala. Guatemala, FLACSO, Fundación Constelación, 2015.

436 p. 28 cm. Fotog., mapas, cuadros, gráficos.

I.S.B.N.:

1. Violencia – Guatemala.-- 2. Problemas sociales.-- 3. Maltrato moral.-- 4. Violencia doméstica.-- 5. Agresividad.-- 6. Violencia estructural. -- 7. Ambiente sociocultural.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN Estudiando las violencias actuales en Guatemala / 9 Manuela Camus, Santiago Bastos y Julián López ENTRADA Violencias de ayer, violencias de hoy: Lógicas y sentidos culturales

del desbordamiento en la Guatemala contemporánea / 19 Lorenzo Mariano

VIOLENCIAS ENRAIZADAS La casa como espacio de “civilización”: Servidumbre doméstica y expropiación colonial del cuerpo / 41 Aura Cumes La violencia médica o la violencia por tu propio bien / 63 José Luis Albizu Incremento de los asesinatos de mujeres en Guatemala: Entre el desafío a la dominación masculina y la exclusión social urbana / 85

Glenda García ECOS Y PROYECCIONES DE LA GUERRA Violación sexual de las mujeres mayas: Un caso de violencias desbordadas / 113 Marta Casaús Arzú La violencia que generamos / 141 Rodrigo Rey Rosa

Tul ch’ao’ un pajte: Etnografía de la política local y regional en los tiemposdelpostconflictoguatemalteco/177

Mariola Vicente

LA CONFLICTIVA RELACIÓN ENTRE COMUNIDADES Y ESTADO NEOLIBERAL Soberanías en disputa: Justicia indígena, violencia y efectos deEstadoenlaGuatemaladeposguerra/197 Rachel Sieder Los indígenas ante dos modos de justicia: Reconociendo y desconociendo la autoridad comunal en Guatemala / 221 Stener Ekern Llamas de inseguridad en el oriente de Guatemala: MegaproyectosylaquemadelamunicipalidaddeJocotán/247 Brent Metz y Alfredo Francesch Despojo,movilizaciónyrepresiónenSantaCruzBarillas/271 Santiago Bastos, Quimy de León, Dania Rodríguez, Nelton Rivera, Francisco Lucas

NUEVAS CICATRICES Las viudas de pilotos y la zona gris / 305 Manuela Camus

El mazo y la hiedra: PresenciasdelnarcoenGuatemaladelsigloXXI/327 Julián López

Riesgosos y en riesgo: Imágenes y discursos sobre juventud y violencia en Guatemala / 363 Leslie Lemus

CIERRE Ciao, metáfora: Performance y violencia en Guatemala / 389 Rosina Cazali

9

ESTUDIANDO LAS VIOLENCIAS ACTUALES EN GUATEMALAManuela CaMus, santiago Bastos y Julián lópez

Dinosaurio reloaded. Tan posmoderno título tiene intencionalidad. Con-lleva un homenaje al lúcido y breve cuento del maestro Augusto Monterroso. Aun cuando el dinosaurio es un mito extenso y atemporal, es la metáfora exacta delospoderesfácticosincombustiblesdeunpaísquepodemosidentificarconGuatemala, donde sigue tristemente vigente. Al complementarlo con el término anglosajón tan de moda aludimos la combinación de violencias o fuerzas “vie-jas”,“nuevas”y,almismotiempo,metamórficas.Ydaideadecontinuación…

Si bien el dinosaurio nunca estuvo dormido, hoy nos encontramos con des-pertares terribles y monstruos reactivados que, como amebas, se extienden en diferentes campos de recursos, acción y poder. Mientras escribimos esta intro-ducción, el juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt altera los frágiles equilibrios políticos, al tiempo que la represión contra líderes y comunidades recuerda los años ochenta; en Petén los narcos obligan a despoblar una coope-rativa, mientras que en la capital los pilotos del transporte urbano mueren cada día. Detrás de todo ello aparecen los clanes criollos –Gutiérrez, Novella, Casti-llo– que impiden los cambios básicos de este país, aliados cuando es necesario con los capitales emergentes dedicados a actividades diversas –los Lorenzana y los Mendoza, Roberto López Villatoro, el Rey del Tenis– y siempre la sombra defigurasamenazantescomoFranciscoOrtegaMenaldoytodoloquesuponeel poder militar reconstituido.

1Con la entrega de este libro nos mueve, como con el volumen anterior

Guatemala: violencias desbordadas (López, Bastos y Camus, 2009), un interés académico como profesionales de las ciencias sociales que queremos desbro-zar las lógicas de la violencia, pero también un interés que va más allá: no queremos ser espectadores de gabinete en esta vorágine colectiva en la que

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están y estamos involucrados tantos guatemaltecos. En aquella ocasión toma-moscomobasereflexivaelconcepto“violenciasdesbordadas”,enfatizandoelsobrepasamiento en el aguante de la ciudadanía, la omnipresencia de los men-sajeseimágenesviolentasenlosmedios,laamplificacióndefuentesysujetosdeviolencia,elrebalsedetradicionalesmarcosdecontención…yeldesbordepara los académicos que nos quedamos sin “teoría” para dar cuenta de lo que estamos queriendo analizar y explicar. Nos referíamos entonces a un repertorio de violencias de manera que el lector pudiera imaginar ese exceso: secuestros, sicariato,femicidio,narcotráfico,maras,robosdeniños,limpiezassociales,lin-chamientos…Tratamosdeponerleunmarcohistóricoyestructural,entendien-do que la violencia es constitutiva de Guatemala, como lo es la desigualdad, in-corporando la impresión de que se supera a sí misma no sólo en la acumulación de las diferentes expresiones sino incluso en su calidad: como mutaciones de crueldades perversamente creativas que se suceden a través del tiempo.

En esa oportunidad señalábamos que este país es producto de una historia retorcida de conquistas y colonizaciones, de encarnizado aferramiento al poder deunas élites incapacesdeconcebir la redistribución, conunagran influen-cia ideológica de las Iglesias en su versión más conservadora y barroca, y de fuerzasarmadasdiversascuyafunciónderepresiónhasidoafinada-educada-preparada maquiavélicamente. Insistíamos en el persistente uso de las violen-cias visibles e invisibles, explícitas e ideológicas-simbólicas, como recursos de dominación y reproducción de privilegios y desigualdades que se imbrican en las relaciones sociales naturalizando una convivencia viciada: ¿socializar implica en Guatemala violentar y ser violentado? Nos referíamos también a un continuo en la contemporaneidad entre la barbarie de la década de 1980 de objetivosdefinidosporlaGuerraFríayelracismo,yunatransiciónalaprome-tida paz que no ha sido tal. Con la doctrina de seguridad nacional, el enemigo acérrimo-interno fueron los comunistas revolucionarios, los campesinos conta-minados, los indígenas modernizados, las mujeres alebrestadas, los disidentes del régimenautoritariomilitarista…Tantossujetosmarginalessobrequienessiglos de racismo colonial y de misoginia machista facilitan el ejercicio de agre-siones descarnadas y hasta actos de genocidio. Posteriormente, con la “civilidad democrática” se han rediseñado los enemigos y hoy son los jóvenes quienes cargan el estigma de la delincuencia y la incivilidad, ahora reciclados en mare-ros. La lucha ideológica se subsume con el supuesto de sujetos anticiudadanos quesedesmarcandelaleydelademocraciayeldesarrollo.Y,comosiempre,la población organizada sigue siendo objeto de represión selectiva, aunque la violencia política se pretenda difuminar como delincuencia común.

Enfrentábamos entonces la necesidad de identificar herramientas efica-ces para abrir nuestras mentes “colonizadas”. Un punto fundamental, que en-globaba buena parte de los aportes, se dirigía a la necesidad de historizar, que

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permitiera ver procesos y factores diseccionando lo interno y lo externo de las violencias, articular, explicar y cuestionar lo que damos por hecho, desmontar los mecanismos de operación del horror, nombrar las responsabilidades y los responsables.Alhistorizarpodemosidentificarenelcontrastelasinnovaciones,las redimensiones, las mutaciones. Al entender que el “desborde” se provoca sobrecaucespreviosafinamossobrelosfactoresimplicadosenlosrebalsesdeviolencias. Insistíamos también en enfrentar los miedos y equivocarnos para enmendarnos, y para seguir preguntándonos. Otro punto fundamental era el de transmitir los sentimientos que acompañan a la violencia: miedo, parálisis, fatalismo,rendición…yadvertirlosefectossocialesdesunormalización.Per-cibíamos que acercándonos por empatía a los que han sufrido y sufren violencia era más factible el entendimiento de este fenómeno y la génesis de los diques de contención y disolución. Con este libro queríamos colaborar a retar las con-secuencias desmovilizadoras de las violencias.

En la primera parte de Guatemala: violencias desbordadas, Vela, Mentz y Girón abordaban la historia de la guerra introduciendo nuevos actores (como los victimarios), regiones (como el oriente) y otras explicaciones donde se recogía el papel de los medios de comunicación. En la segunda temática, Nelson y Bas-tosanalizabanlasdificultadesdelosprocesosderecuperacióndelamemoriayla reparación por la corporeización del miedo en los involucrados (víctimas y victimarios), porque la memoria no implica una operación racional ni simple. Después se introducían las violencias de la globalización. López y Mariano es-tudiaban los linchamientos que ponen en jaque al Estado presuntamente demo-crático, quiebran los marcos de convivencia y provocan perplejidad al tratarse de formasque identificamoscomopremodernas enuncontextoposcolonial.En la cuarta parte, el escenario globalizador incorporaba otras gramáticas, mar-cos, violencias y actores. Savenije abordaba las “maras” como organizaciones transnacionales que han alcanzado altos grados de articulación y poder, donde las políticas de “mano dura” tienen mucho que decir. Camus describía cómo los habitantes de una colonia de clase media desclasada participan en este recicla-mientodeviolencias.YSamayoamostrabalacriminalizacióndejóvenesurba-nos y líderes campesinos asociada a las políticas de reconversión económica.

Las propuestas de Philippe Bourgois y Luis Pedro Taracena, que abrían y cerrabanelvolumen,ofrecíansostenibilidadteórica,metodológicayreflexiva;no se quedaban en elucubraciones académicas etéreas y abstractas, sino que resultaban profundamente movilizadoras y políticas. Proponían elementos, ver-siones, sentimientos que nos acercaran a las extremas y dolorosas experiencias de los guatemaltecos, especialmente los más castigados por el desborde de las violencias. La introducción de Bourgois ha tenido un impacto importante en la comprensión de las violencias analizadas desde sus articulaciones y traslapes horizontales y verticales, y en la denuncia de la lumpenización de la violencia

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en la globalización neoliberal. El epílogo de Taracena imaginaba alternativas pormediode reflexiones sobre temascruciales: responsabilidadesen lavio-lencia, sus repercusiones, sus dimensiones, hasta dónde su reproducción o su innovación, hasta dónde las incómodas zonas grises.

2Cinco años después de aquel volumen, Guatemala sigue siendo uno de los

países con más violencia en el mundo. Gracias a aquella iniciativa ahora pode-mos apostar por ese compartir de conceptos y herramientas, abordar temas pen-dientes, ponerles un cierto orden e incorporar enfoques y miradas diferentes.

¿Qué aportamos a la discusión que ahora nos ocupa? Nuestra preocupación principal es cómo impactan las violencias en los sujetos más vulnerables y cuá-les son sus respuestas. Los innumerables informes institucionales, las opiniones de expertos, los listados de cifras y estadísticas encaran esta problemática de otra manera. Aquí no realizamos evaluaciones que diagnostiquen violencias ni nos centramos en cómo funciona el crimen; tampoco nos limitamos a la vio-lencia letal-homicida, sino abordamos otros repertorios no menos lesivos. En estesentido,actualmenteparaCentroaméricala“seguridadynarcotráfico”sehan instituido como “el problema”, otorgando el protagonismo a los cárteles y los grupos criminales. Aquí vamos a dejar sustentada su capacidad de enve-nenamiento social (Mariano Juárez y López), pero entendemos que es preciso desmarcarse de la idea simplista de que la violencia que vivimos es responsabi-lidaddelnarcotráfico(comoseinsisteentantosmedios)yquelaregularizacióno legalización de la droga será la resolución de las acumulaciones de violencias.

En esta nueva contribución ofrecemos, como en la anterior, miradas desde casos concretos sobre distintas formas en que se ejercen violencias. Hacemos etnografías analíticas y sistémicas que captan la diversidad de actores, proce-sos, subjetividades en juego. Es una exposición compleja por sus matices, pero también caracterizada por la contundencia y el rigor. En general, los trabajos enfatizan de nuevo la apuesta por el contacto directo con los involucrados, pero nodescuidanporellounsustentoteóricoquetambiénessignificativo,yquehemosrecogidoenunabibliografíacomúnalfinaldellibro.

ElsaBlair(2009),antropóloga,nosconfirmaquenohayviolenciasinovio-lencias y que son multicausales; es más fácil describir la violencia que explicar-la o teorizar sobre ella. Como nosotros por otras vías, encuentra que desentrañar las violencias en el manejo de nuestras propias experiencias es más fecundo que intentar una conceptualización (2009: 32). Construir, deconstruir y reconstruir los conceptos y/o las interpretaciones con las cuales investigamos nos permite ofrecer nuevas vías de análisis y preguntas y trascender la descripción antropo-lógica, política y/o sociológica de los fenómenos que estudiamos (Blair, 2009:

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32-33).Dehecho,elejercicioreflexivodeLorenzoMarianoJuárezrastrealaslógicas culturales de las violencias e introduce la importancia de las represen-taciones y las nuevas gramáticas. Por su parte, Leslie Lemus, Julián López y Rosina Cazali buscan las huellas de la violencia en productos de consumo y creación cultural.

FranciscoFerrándiz(2011)planteaquelaviolenciasiemprehaestadopre-sente en la antropología, pero que se descuidaron demasiadas dimensiones que apenas estamos incorporando. Por tratarse de “etnografías al límite” con esce-narios, involucrados, procesos e instituciones en constante mutación, es nece-sariaunamayorreflexividadyunabordajedelosdilemaséticosymetodoló-gicos.MaríaEugeniadelaO(2012)serefierealasviolenciascomouncampoemergente porque a los antropólogos ahora les toca de lleno y con fuerza ya que se presentan con total descaro en todo tipo de trabajo de investigación. Como señaló Bourgois en su presentación del libro previo, ninguno de los autores bus-camos voluntariamente el tema de la violencia, “se impuso debido a su papel central en la organización de la vida cotidiana y en las políticas de desarrollo en las Américas, especialmente en Guatemala” (2009: 29).

LosautoresdeestevolumencoincidimosconFerrándizenquealosantro-pólogos se nos ha formado para abordar los choques culturales, pero involu-crarnos en el contexto de “desborde” y de reactivaciones de violencias nos lleva aun“choqueexistencial”(Ferrándiz2011:222,tomadodeRobbenyNords-trom). Un choque que nos obliga a detenernos en los indicios, en las marcas de las tramas corpóreas y en la necesidad de preparar nuestras sensibilidades para dar cuenta de cómo pueden los sujetos lidiar con los niveles de violencia que experimentan y experimentamos.

Ycoincidiendoconesteseñalamiento,resultasignificativoqueenestaoca-sión el acento de los trabajos se haya puesto mayoritariamente en la acción de los involucrados, en su capacidad de respuesta, de creatividad, de adaptación y acomodo. Como que nos convocaran los impulsos de tantos esfuerzos que no se dejan ganar por el apanicamiento. En los artículos que se presentan, nos detenemos en las resistencias y las esperanzas y en el poder de la comunicación y de las redes sociales. A esto se suma la creciente aparición desde las comu-nidades de alianzas transétnicas y transclasistas; cómo se vinculan a ONG que en un mundo crecientemente enredado en litigios y procesos judiciales deben contar con equipos de abogados, más que con operadores de proyectos (Bastos, de León y demás). El reiterado recurso de órdenes de aprensión de líderes de las comunidades por su accionar político o el juicio a Ríos Montt son síntomas de esta nueva situación de judicialización de los procesos políticos.

En este volumen regresamos al embate contra la pornografía de la violencia en el sentido sensacionalista y contra el poder de los discursos que fomentan la parálisis por medio del pánico. Uno de nuestros objetivos continúa siendo des-

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articular las estrategias de desinformación de los medios y del Estado. Rodrigo Rey Rosa y Leslie Lemus enfatizan la inducción ideológica y la creación de situacionesdeficcióncolectivaquefacilitanelestadoanestésicodenoconcien-cia y no cuestionamiento.

Muchosde losautoresse identificanconla tensiónquesediscutedesdehace ya tiempo, producto de las preguntas planteadas desde los estudios de la subalternidad: ¿cómo conocer el dolor ajeno?, ¿cómo comprendemos y com-batimos la naturaleza de la violencia y el sufrimiento social? Elaborar el duelo socialmente, reconocerlo, permite desactivar nuevas violencias y aceptar la pér-dida, e inscribir relatos que den sentido (Blair, 2009). Lo que quisiéramos con estos escritos reposados, pero también sentidos y críticos, es acompañar el do-lordelasociedad.Y,conellos,seguiraMaríaVictoriaUribecuandodice:“Lareparación colectiva pasa por reincorporar al tejido social a los muertos anóni-mos que han sido condenados al olvido” (2008: 184). O a Judith Butler cuando expone que, como profesionales acompañantes, debemos encontrar un camino que nos ligue, “dándome cuenta que mi propio lenguaje tiene que quebrarse y cedersivoyasaberquiéneres”(2006:78).Paraestaautora,elpoderdelafectoy la indignación pueden romper las trabas diferenciales y contienen un enorme potencial político. Quienes han desarrollado este camino desde la salud mental y la psicología social en Guatemala –como José García Noval, María Luisa Cabrera, Rodolfo Kepfer o el equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psico-social, entre otros– se han caracterizado por altos niveles de calidad académica, práctica y humana; otro pendiente es escucharlos con mayor atención.

En nuestro caso, entendemos la violencia no sólo ligada a hechos traumáti-cos producidos por coyunturas políticas u otros desastres sino incorporada a la vidacotidiana.Ynosdetenemosenlafuerzadeenfrentarladíaadía.FranciscoOrtega,interpretandoaVeenaDas,afirmaelvalordelaresistenciacomo“ladignidad de señalar la pérdida y el coraje de reclamar el lugar de la devasta-ción” gracias al poder de la voz y el testimonio (2008: 18). Para los sectores subalternosnosonsuficienteslaspolíticasdereconocimiento,yaquenecesitanexperimentarlas y anclarlas en la cotidianidad en términos morales, sociales y materiales.

Lasmujeressuelenserlasartíficesdelosritualesmásprosaicosymágicosdel transcurrir de la vida. Una deuda, de tantas que quedaron pendientes en el primer libro y que se ha tratado de corregir en éste, es su presencia como sujetas involucradas en las violencias y en su superación. Son varios los aportes que se acercan a su experiencia y a la disputa sobre sus cuerpos, que se produce de una manera especialmente extrema (Casaús, Cumes, Camus, García).

Resulta interesante cómo los autores coincidimos en el uso de conceptos –que tiene que ver con compartir preocupaciones– que se fortalecen al colec-tivizarse. Un primer caso es referirse al desborde de violencias que en este

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volumen supone el paso de su uso descriptivo-perceptivo a uno de pretensiones analíticas, de mayor calidad teórica, que fortalece esta metáfora que Lorenzo MarianoJuárezyMartaElenaCasaússeapropianydefinen.

Los aportes de Nancy Scheper-Hugues y Philippe Bourgois (2004) en su consideración de las violencias como un concepto barroco y articulado son re-tomados por Mariola Vicente con la idea de continuum; es la plasticidad de esta propuesta la que permite esta adecuación teórico-práctica para visibilizar el juego de las violencias.

Otro término exitoso que se ha extendido en los escritos sobre violencia a niveles más amplios es el de la zona gris, prestado de Primo Levi (2005). Bourgois lo introducía en el volumen anterior, y aquí aparece dando sentido al escenario del día a día de las colonias metropolitanas (Camus), donde el len-guaje de la interacción social es agresivo. Como nos lo advirtieran Bourgois y Nelson en el primer libro, los subalternos no sólo reciben violencia, también la producen y mucha.

RachelSiederdesarrollalaideadelasfiltracionesentrefronteras,delospo-ros que crecientemente impiden entender las categorías de análisis tradicionales que nos señalaban marcas de referencia. Esta difuminación de las fronteras es algo que define elmomento que vivimos y la propuesta colectiva del libro.MariolaVicente,BrentMetzyAlfredoFrancesh,RachelSieder,StenerEkernmuestran unas cabeceras municipales urbanizadas en el desorden y unas comu-nidadesquevivenviolentadasportensionesyconflictos.

De algún modo, las metáforas que usa Julián López García de “violencia mazo”/“violencia hiedra” hablan del daño de la violencia supuestamente menos destructiva por ser silenciosa y aparentemente blanda. Con ser dura la violencia inmediata e impactante, quizá a la larga pueda ser más deletérea socialmente aquélla que se acaba instalando como forma de vida y no como golpe coyun-tural.

Otrocampodeconfluenciaentrelosautoreseselusodelamplioperoalmismo tiempo explícito concepto de sufrimiento social que se popularizó en el ámbito académico por Veena Das y Arthur Kleinman (2001). Mariano Juárez lo liga a estos autores referido al análisis de la memoria histórica. Manuela Camus loentiendedeunaformamásgenéricayvivida.Yengeneralseconvierteenunhorizonte de sentido donde nos reconocemos como parte de una sensibilidad, por la que ojalá nos permitamos, los “profesionales”, “los expertos”, descender de nuestra omnisciencia y, frente a la tendencia posmoderna del simulacro, cor-poreizar lo que vemos.

El Estado y sus transformaciones no se escapan al foco de estas etnografías, participando en esta disolución de fronteras y certezas y produciendo otras rela-ciones con la sociedad. Las dislocadoras y desventajosas políticas neoliberales en Guatemala han supuesto no sólo un paquete de reformas económicas sino

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toda una ideología y herramientas, instituciones, lógicas y racionalidades cultu-rales (Thomas et al., 2011), con efectos violentos.

Algunos autores de Dinosaurio reloadedserefierena lassoberanías tras-lapadasyenconflictoparapenetrarelcaleidoscopiodeórdenesenjuegoqueponen en cuestionamiento la forma del Estado moderno como la estructura de generar hegemonía político-administrativa (Sieder, Mariano, Bastos et al.).

Las políticas de seguridad tienden a concentrarse en la ciudad capital, don-de la inseguridad y la informalización son una realidad vivida (García). Las empresas privadas de seguridad y las redes de crimen se han expandido porque el Estado ha transferido sus funciones a los ciudadanos y la iniciativa privada. Pero la privatización de la seguridad no se produce sólo en la metrópolis. Los pobladores de las comunidades tienen que ver y aceptar cómo se produce la proliferación de ejércitos privados de guardias de seguridad contra ellos, sin poder ejercer su propio orden (Bastos et al).

Por otro lado, el Estado reglamenta el desorden mediante la judicialización de la política donde la participación no es pareja (Rey Rosa, Sieder, Camus), por los costos que tiene y sus tiempos largos, por la corrupción del sistema ju-dicial y la manipulación de las evidencias, y porque los mayores criminales se permiten distorsionar su sentido. Se impone el engaño, la vacuidad, deslegiti-mándose la justicia, obstaculizándose los reclamos, criminalizándose la acción política.

Pero así como queda expuesta la intervención del Estado en la generación de violencias, pensamos que se ha ido dejando en el olvido la enorme presión que Estados Unidos ha ejercido y ejerce sobre la soberanía y la vida política de los países centroamericanos, y deGuatemala en particular. Su influenciaa lo largo de la historia ha sido venenosa, como han revelado antropólogos estadounidenses que han desvelado la sistematicidad de tal intromisión (Greg Grandin, Jennifer Schirmer, Kate Doyle, Diane Nelson y tantos otros).

EstadosUnidos,y tambiénIsrael,hancolaboradoen laextensióny refi-namiento de múltiples técnicas de ejercer violencia desde la asesoría de sus escuelas militares y su generosidad en el traspaso de armas y mercenarios. Tam-bién han establecido los marcos de la corrección política y se han posesionado del argumento de autoridad poniendo etiquetas –“países corruptos”, “estados frágiles”, “narcoestados”–, cuando ellos mismos fomentan la criminalidad. El balance de los costos del sufrimiento es una bofetada de injusticia y desigual-dad. Sus responsabilidades son muchas, pero parece que sólo ellos –población e instituciones estadounidenses– pueden reconocer su falta de ética en libros, películas y demás autorrepresentaciones.

Un buen ejemplo de la actitud colonialista es el hecho relatado por José LuisAlbizudequeEstadosUnidosinfectóintencionadamenteconsífilisygo-norrea a cientos de personas de Guatemala entre 1946 y 1948, ¿cuántos secretos

17introduCCión

deesarelacióndesigualsaldránalaluzenlospróximosaños?Ysobretodo,¿cuánto permanece de esa relación desigual? El tratamiento de los migrantes es otro ejemplo del convencimiento de la superioridad social y moral de Estados Unidos, tema que no ha sido tratado en este libro pero que genera situaciones violentasqueafectanalasociedadguatemaltecaengeneral(Foxen,2007;Bu-rrell, 2009; Stoll, 2013; Camus, 2012).

En el pasado volumen, la metáfora del desbordamiento nos colocó en una sendareflexivacentradaencómoexplicar lo insoportable. Las formas antiguas de violencia persistían, las que estaban aletargadas se reanimaban contunden-te y brutalmente, y se generaban nuevas modalidades incluso más rotundas. Exagerada, multisituada y briosa, así podríamos decir que es la violencia hoy en Guatemala; por ello, en este libro a esa metáfora se suma la de su perenne reactivación. La pregunta que nos motiva entonces es ¿cómo vivir con lo inso-portable?

3Como hemos visto a lo largo de esta introducción, los autores nos cruzamos

en temas, actores, propuestas teóricas. Es evidente que la violencia es transver-sal y de línea gruesa, de manera que diferentes motivos convergen en sujetos similares y, por el contrario, motivos similares afectan a sujetos distintos: no por ser mujer alguien se libra de la violencia política o no por ser indígena lo hace de la violencia de género. Casi cualquier guatemalteco está a expensas de las garras del dinosaurio. Reconociendo esa evidencia pero, por dar orden al texto, hemos propuesto la siguiente estructura:

El texto de apertura de Lorenzo Mariano se basa en lo imposible de desligar las nuevas formas de las violencias del ayer, como que el dinosaurio tuviese tentáculos que activa o inactiva según capricho inescrutable.

Los textos que integran la primera sección, titulada “Violencias enraiza-das”, ahondan en las expresiones de violencias estructurales, normalizadas e increíblemente inalteradas: la racial, la institucional y la de género. Aura Cumes devela el racismo implícito en el servicio doméstico. José Luis Albizu capta diferentes facetas de violencias “por tu propio bien” que se ejercen por medio de los servicios de salud. Glenda García aborda el aumento de los asesinatos de mujeres alimentados por el arraigo de la ideología patriarcal en las prácticas de dominación masculina.

Lasección“Ecosyproyeccionesdelaguerra”serefierealapresenciaac-tual de ese momento crítico del pasado que fue el inicio de la década de 1980, deasuntosnoresueltostraslafirmadelapaz,delosfantasmasquereaparecenreal y metafóricamente. Mariola Vicente analiza la sensación omnipresente en el área ixil de que “la guerra viene otra vez”. Rodrigo Rey Rosa retoma de

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formaoriginalelhechodeque losperiódicosdehoynarranelconflictoconuna insoportable y aséptica frialdad que pretende, explícita o implícitamente, anestesiarnos. Marta Elena Casaús propone que la situación actual de desborde tiene su origen en lo sembrado en los años ochenta, como aprecia en el genoci-dio sobre la población achí de Rabinal.

“Laconflictiva relaciónentrecomunidadesyEstadoneoliberal”muestralas consecuencias de las contradicciones de un Estado que reconoce los dere-chos indígenas, pero después actúa como si no lo hubiera hecho –pues sus lógi-cas se mueven en otro sentido–, y unas comunidades que por diferentes vías van reclamando una inserción igualitaria en este Estado y con ello cuestionan su ac-tuar actual. Rachel Sieder analiza el papel e implicaciones de la impartición de “justicia indígena” ante la violencia que se vive en Santa Cruz del Quiché. De formacomplementaria,StenerEkernmuestracómolacapacidadautónomadelos cantones de Totonicapán es múltiple y variable y cómo de ella se deriva la cantidadytipologíadelaviolencia.ElconflictoocurridoenJocotánenoctubredel2010lespermiteaBrentMetzyaAlfredoFranceshmostrarcómoproyectos“globales” del tipo del Corredor Tecnológico no hacen sino reproducir la lógica de subordinación. Los dramáticos hechos ocurridos en Barillas tras la llegada de la empresa Hidro Santa Cruz son narrados por Santiago Bastos, Quimy de León,NeltonRivera,DaniaRodríguez y FranciscoLucas como un caso enque el Estado tergiversa su papel y actúa contra sus propias disposiciones para mantener un tipo de desarrollo.

Lostextosincluidosen“Nuevascicatrices”reflexionansobrelasimplica-ciones de violencias asociadas a la globalización sobre el ya castigado cuerpo social de Guatemala. Manuela Camus analiza un fenómeno tan actual como el “piloticidio” por medio de los esfuerzos de sus viudas organizadas para lograr reconocimiento del Estado y la sociedad. Leslie Lemus deconstruye la asocia-ción entre maras y violencia “juvenil” y analiza la representación del “buen joven” mediante las letras de dos canciones. El artículo de Julián López desgra-na cómo la narcoviolencia se instala en la cotidianeidad en su versión micro y sacude las normas de convivencia comunitaria.

El libro se cierra con un texto de Rosina Cazali, inquietante y esperanzador a la vez, “Ciao, metáfora. Performance y violencia en Guatemala”.

19

ENTRADA.VIOLENCIASDEAYER,VIOLENCIASDEHOY:LÓGICASYSENTIDOSCULTURALESDELDESBORDAMIENTO EN LA GUATEMALA CONTEMPORÁNEA

lorenzo Mariano JuárezYanosedeclaralaguerra,

se prosigue. Lo inconcebible se ha hecho cotidiano.

ingeBorg BaChMann

“Inseguridad hay en todos los países, la verdad es que no podemos poner a Guatemala como un país que es violento, yo creo que esto pasa en todos los países del mundo pero tampoco lo estamos escondiendo. Sí tenemos problemas con la seguridad, pero afortunadamente hemos avanzado este primer año.” Las palabrassalendelabocadelpresidenteOttoPérezMolinaafinalesdenoviem-bre de 2012. Los acontecimientos violentos parecen desbordados en los días anteriores a estas declaraciones mientras los diarios recogen los detalles de es-tos necrotopos, marcadores de la cotidianidad envueltos en cifras de asesinatos, tiroteos,desapariciones,violaciones.Lainterpretaciónoficialista,sinembargo,apela en este tiempo a los éxitos y a la tendencia a la mejoría. Las declaraciones realizadas esos días por el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, daban cuenta de esa disposición: se han reducido las muertes violentas este año en un 11%, si se comparan las cifras de 2011. Esto se traduce en quinientos homicidios menos y una cifra de muertos diarios por delincuencia común que desciende de dieciséis a trece.

Por otro lado, esa optimista versión de la situación actual parece ser com-partidaporpocos.Científicossociales,periodistasyunagranpartedelaopi-nión pública concuerdan en que la nota predominante del presente es el des-controldelaviolencia,queemergecomoasuntocentraldesdefinalesdelsiglopasado bajo la denominación del “problema de la violencia”. De un tiempo a esta parte, hablar del país de la eterna primavera es hablar de un paisaje de vol-canes, ONG y de un Estado “desbordado” por la violencia. Guatemala ocupa las primeras posiciones en la escena global en casi todo tipo de formas y categorías

20 lorenzo Mariano Juárez

de violencias.1Lasderivadasdelnarcotráfico2 (International Crisis Group, 2011 Restrepo y Tobón, 2011), la segunda en el índice de feminicidios3 (Sanford, 2008; Muralles, 2005), y las asociadas a las prácticas delictivas de las maras o las muertes violentas, robos o asaltos de la llamada delincuencia común. A par-tirdelafirmadelosAcuerdosdePaz,lacurvadelimpactodelaviolencianohadejado de ascender y, por ejemplo, de los siete asesinatos por día en 1996 se ha llegado a algo más de diecisiete en 2008 (Samayoa, 2009) y en 2009 se alcanzó la cifra de cuarenta y ocho homicidios por cada 100 mil habitantes (Restrepo y Tobón, 2011). Este dramático escenario ha convertido a la ciudad de Guatemala en uno de los símbolos de la violencia urbana (Moser y Wint, 2004), en el que habría que incluir las cifras de desaparecidos, secuestros y violencia sexual. Yfrentealvertiginosoascensodeesosnúmeros,lascifrasdelaimpunidadserevelan perezosas, ancladas en márgenes que escandalizan: apenas hay delitos que se investigan, se juzgan y se condenan.

No querría, sin embargo, que este texto girara hacia el relato de los núme-ros. La sentencia del estadístico Pere Grima, aunque muy manoseada ya, no deja de resultar aquí crucial: la estadística es la práctica de torturar a los núme-rosparaqueconfiesen.Yentreesasconfesionesseescapansentidos,lógicasyexperiencias de aquéllos que viven y sufren la violencia. No parece descabella-doafirmar–másalládelascifrasysusinterrogatorios–queelrasgodefinitoriodelasformasviolentasdelaGuatemaladefinalesdelsiglopasadoylaprimeradécada del presente es su carácter desbordante.4 Empleando una expresión muy usual en Centroamérica, el asunto de la violencia “se salió del huacal”. Tal y como recogía el diario nacional elPeriódico, el 16 de marzo de 2006:

1Elsentidoteóricode“violencias”enestetextopartedeunadefiniciónabarcadoradelasdiversasformasycategorizacionesteóricasdeviolencia(Scheper-HughesyBourgois,2004;FerrándizyFeixa,2004; López y Pitarch, 2006) que incluyen tanto las formas visibles como las invisibles presentes en la violencia política, la estructural (Galtung, 1969), la simbólica (Bourdieu, 1999) o la violencia cotidiana onormalizadapropuestaporNancyScheper-Hughes(1997).Debemosestarconscientesdequetalescategorías se traspasan entre ellas, derivadas de procesos discursivos y estructurales del poder y la dominación, ligándose entonces con relaciones políticas y culturas particulares donde tienen lugar tales asimetrías. De ahí que hayamos optado por emplear el plural “violencias” para referirnos al histórico, estructural y discursivo continuo en el que se desarrollan.

2ImágenescomolamasacredelafincaLosCocos,enPetén,el15demayode2011–perpetradapresuntamente por un grupo de Zetas– recrean el imaginario y el horror de esta realidad de violencia desbordada derivada de la presencia del narco. En esa noche fueron asesinados una a una veintisiete personas, incluyendo dos mujeres y tres adolescentes. Según el Ministerio Público, el acta del procesa-miento de la escena del crimen cerró así: “Un cuerpo completo, 26 cuerpos sin cabeza y 23 cabezas.”

3 Según la Organización de Naciones Unidas, la tasa de feminicidios en Guatemala es de 92.94 por cada millón de habitantes, sólo por detrás de la de El Salvador. Las cifras de este año revelan un exiguo 3.18% de condenas en el total de denuncias.

4 Sin ningún tipo de pretensión representativa, un par de comentarios vertidos en la red social Twitter con respecto a las declaraciones del Presidente sobre la violencia en el país: Larri Cañonga!  ‏@nemoLinaa: Guatemala tiene el 5o lugar de violencia a nivel mundial! #VamosGuate por el primero! Con todo!!! Doctorcito eguizabal   -extremmemito199: Escuchar al presidente que no hay!! Violen@‏cia en guatemala es comoo que digan que no hay arboles en peten!! :0 q muladaa!!

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“La saña con que se está matando en Guatemala ya ha excedido los límites de nuestra imaginación... Se habla de iniciaciones macabras de pandillas arma-das, de enfrentamientos entre capos y maras, de acciones desestabilizadoras del Estado paralelo, de respuestas violentas de cuerpos ilegales o aparatos clandes-tinosdeseguridadydepsicópatasquematanporplacer…”

Para un país en donde la presencia del terror situó hace no mucho tiempo las fronteras de lo “imaginable” en prácticas ominosas y vergonzantes, la sen-tencia se antoja dramática. Las violencias que exceden “los límites de nuestra imaginación” se adjetivan bajo la idea de “desborde” (López, Bastos y Camus, 2009; Metz, Mariano y López, 2010; López García y Mariano, 2013), abigarra-das, desconcertantes que se incrustan en los recovecos de la cotidianidad, de-limitando formas culturales de sociabilidad: la violencia como pilar de la vida cotidiana. Los ejemplos contemporáneos de esta situación exceden con mucho el escenario de los números, como en el caso de la joven María Isabel que fue propuesto para ser juzgado en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Su madre decía sobre su hija, pero también sobre esa idea de desborde:

“Me costó reconocerla porque mi hija era muy linda. Tenía los ojos in-flamadosdetantogolpe,parecíachinita:lacarayelcuellollenodehoyitos...después me enteré que los hoyitos eran porque la habían tenido amarrada con alambre de púas, de manos a pies... La investigadora que llevaba el caso tuvo el descaro de decirme que a mi hija la habían matado porque era una cualquiera. Me dijo que viera las evidencias de semen en su pantalón. Otro día, un agente me dijo que eso nos pasaba porque éramos mujeres...”.5

La visión tradicional de la violencia propuesta por Caroline Nordstrom y Antonious Robben (1995) al enfatizar su naturaleza “escurridiza” es innegable para aquéllos que afrontan su análisis y representación. Sin embargo, en la rea-lidad cotidiana y discursiva de algunas regiones latinoamericanas, y especial-mente Guatemala, el carácter más notable sería cierta capacidad “adherente”, deunaformapringosaquesefijaatodoslosrecovecosdelavidasocialsinquepesen sobre ella las distinciones y categorías tradicionales para los tiempos de guerra.Hastatalpuntoqueladistinciónentrelaficciónylarealidadsetornahoyunasuntocomplejo.Lasnarrativasdeviolenciaduranteelconflictoarmadoparecían negar la “realidad”, tal y como le comentó a Sheldon Annis un amigo novelistaacercadesurelatoetnográficosobrelaviolenciaenunpueblokaq-chikel:“nopodíaserficción,haydemasiadasmuertes.Latramaesdemasiadotenue para sobrellevar tantas personas muriendo” (Cit. en Stoll, 1998).

La violencia, dramática y lacerante, servía para distinguir el orden moral y social ubicado en la paz. En los tiempos contemporáneos del desborde, todo puede, por inverosímil que parezca, suceder: “Buenas tardes. Mi nombre es

5 http://www.jornada.unam.mx/2005/03/09/index.php?section=opinion&article=020a1pol Con-sultado por última vez 12 marzo 2013

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Rodrigo Rosenberg y lamentablemente, si ustedes están viendo y oyendo este mensaje, es porque fui asesinado por el señor presidente, Álvaro Colom, con la ayuda de don Gustavo Alejos”. La voz del abogado resuena serena, lúcida y confiadaenelvídeoquegrababapocotiempoantesdeseracribilladoabalazosmientras paseaba en bicicleta por uno de los barrios de la capital. A media-dos de mayo de 2009, Guatemala acaparaba una vez más portadas y titulares de los medios de comunicación de todo el mundo con un nuevo episodio que añadir en la lista de agravios6 a la estabilidad democrática, un nuevo escándalo de corrupción y las denuncias de asesinato que salpicaban al presidente de la nación, Álvaro Colom, a su esposa, Sandra Torres de Colom, y al secretario pri-vado del presidente, Gustavo Alejos. A continuación, el revuelo de entrevistas, movimientos de la oposición, declaraciones altisonantes, la voz gangosa del presidente mezclada con cierto aire temeroso en sus declaraciones a la CNN, las concentraciones de oposición gestadas por medio de las redes sociales de In-ternet…hastalapublicacióndelinformedelaCICIG:7 el abogado había plani-ficadosupropiamuertemedianteunrocambolescosuicidiotramadodemaneraque todo resultara un acto más de la violencia política o delictiva tan usual en el país. Traigo a colación este caso no tanto por hacer valer a los defensores de la teoría de la conspiración, sino más bien todo lo contrario. La irrupción de la violenciaenlacotidianidadsocialyculturaldelpaíssereflejaenelcasoRosen-berg, sea cual fuera la versión “auténtica”. En asuntos de violencia, cualquier trama resulta hoy posible.

Algunas aproximaciones han elaborado modelos explicativos para las for-mas de violencia contemporáneas erigidas mediante conceptos como “memoria colectiva” o “trauma social”, buscando las conexiones entre la herencia vio-lentadelconflictoarmadoylanociónde“Estadofallido”delpresente.Desdeluego, son argumentos sólidos y en muchas ocasiones incontestables, pero no son suficientes para explicar la irrupción desmedida y fagocitaria de la vio-lencia en Guatemala. ¿Cómo son estas violencias desbordadas? ¿Es un mero asunto de “intensidad” o, por el contrario, este desborde de la violencia incluye nuevas formas y expresiones? ¿Cuáles son las lógicas culturales de las conti-nuidades y de las nuevas formas violentas? ¿Cuál es el impacto en la vida de los guatemaltecos y en las culturas políticas y los órdenes sociales recreados a partir de las mismas? La distinción entre las formas tradicionales y las nuevas y desbordantes violencias no es un mero asunto de cifras y vigores, sino más

6 En el capítulo de la corrupción, la lista sería interminable, desde los escándalos de la adminis-tración de Alfonso Portillo, que acabaron con el vicepresidente en la cárcel y el presidente exiliado en México, hasta el asunto de los 82.3 millones de quetzales retirados de los fondos del Congreso. La lista incluyeasuntosespinososcomolosrenombradosysombríosasesinatosdelaantropólogaMyrnaMackpocosañosantesdelafirmadelapazydelobispoJuanGerardienabrilde1998,yotrosmásrecientescomoeloscuroasuntodelosdiputadossalvadoreñosenfebrerode2007.

7 La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) surgió como resultado de unacuerdoentreelEstadoylaONU,firmadoel12dediciembrede2006.

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bien de cualidades, contextos e impactos en el orden social. Tal y como escribió Arthur Koestler, “las estadísticas no sangran”, pero sí lo hacen aquéllos que deambulan tras ellas. Adentrarse en las respuestas a esas preguntas requiere de explicaciones que van más allá de los números.

1. VIOLENCIAS DE AYER: LAS TESIS CONTINUISTASUna gran parte de los trabajos que han abordado el escenario contempo-

ráneo de las violencias en Guatemala han creído encontrar en sus formas y significadoselposoheredadodelterrordurantelosañosdelconflictoarmadoy las cicatrices de la memoria de la violencia política, simbólica y estructural, de décadas anteriores, documentos del horror, sus intensidades y sus formas (Carmack,1988;Stoll,1993;Burgos-Debray,1983;LeBot,1995;CEH,1999;ODHAG, 1998). De alguna manera, en estas aproximaciones, si se acepta la sentencia del inventor del documental subjetivo ChrisMarker de que nadadistingue a los recuerdos de los otros momentos sino que sólo más tarde los reconocemos por sus cicatrices, la violencia contemporánea sería el recuerdo reconocido de las heridas de ese tiempo. Para algunos, incluso, estas formas contemporáneas de violencias desbordadas nada tendrían de novedoso.

Las geografías latinoamericanas han convivido con el impacto de la violen-cia de manera cotidiana. Desde la formación de los Estados-nación, las culturas políticashanatravesadoescenariosdeviolenciayconflictosmediadosenlasdisputas por la tierra entre el campesinado y las oligarquías herederas de las posiciones dominantes, los sísmicos golpes de Estado en el contexto global de laGuerraFría,losconflictosarmadosdenaturalezainsurgenteocontrainsur-gente, o las reivindicaciones por la participación efectiva y la ampliación de la noción de ciudadanía, a los pueblos indígenas en un primer momento y a la mujer más recientemente. En Guatemala, este recorrido histórico a través de la violencia y su impacto dejó un legado de cadáveres, desaparecidos y cicatrices aún sin curar. En cualquier caso, la violencia –política o estructural– se anclaba enlógicaseideologíasconcretas.TalycomoloplanteaAleksandrSolzhenitsyn(2005: 210):

“Conlosmalvadosshakespearianosbastabaunadecenadecadáveresparaagotar la imaginación y la fuerza de espíritu. Eso les pasaba por carecer de ideología¡Laideología!Heaquíloqueproporcionaalmalvadolajustificaciónanheladaylafirmezaprolongadaquenecesita.Laideologíaesunateoríasocialque le permite blanquear sus actos ante sí mismo y ante los demás y oír, en lugar de reproches y maldiciones, loas y honores. Así, los inquisidores se apoyaron en el cristianismo; los conquistadores, en la mayor gloria de la patria; los coloniza-dores, en la civilización; los nazis, en la raza; los jacobinos y los bolcheviques, en la igualdad, la fraternidad y la felicidad de las generaciones futuras.”

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Elsiglopasadoestuvoentoncesmarcadopor losconflictosderivadosdelos procesos del mantenimiento del statu quo –la oligarquía frente a las clases populares, los procesos de hegemonía y subalternidad recreados en torno a “la raza” o la pigmentocracia (Casaús Arzú, 2002; Adams y Bastos, 2003; Nelson, 2006;Bastos, 2004;Bastos yCumes, 2007) o las recientes reivindicacionessobre la posición de la mujer– o los devastadores efectos de la traslación de laGuerraFríaenestasgeografías.Laviolenciaserecreabadesde/medianteelimperio legítimo de la fuerza –en la clásica tesis weberiana del monopolio de la violencia (Gewaltmonopol des Staates)– o del “ilegítimo” derecho al cambio de los sistemas sociales y culturales por parte de otros actores sociales. Nada apor-to al destacar aquí ese rasgo central de la violencia tradicional, como tampoco las implicaciones para la población y las culturas políticas del Estado, algunas de las cuales se han esgrimido en los intentos teóricos de vincular el legado de terror con el desborde contemporáneo de violencia. La Guatemala previa a la firmadelosAcuerdosdePazconstituíaunejemplodesociedadviolentada,“aquemarropa”podríamosdecir, sangrantepor los estragosdeun conflicto ar-mado de tanta duración. La presencia de la violencia –real y discursiva– había circunscrito una sociedad marcada por la delación y una cultura política anclada en el terror y el militarismo, donde se hacía válida la máxima con que el escri-tor nicaragüense y exiliado político Enrique Guzmán describió la Guatemala definalesdelsigloXIX,unlugardonde“hastalosborrachoserandiscretos”.La irrupción devastadora de la violencia y la erosión de las instituciones fue advertida de forma profética por el embajadordeEstadosUnidos,VironVaky,en un informe de 1968 donde expresaba su idea de que el apoyo de su gobierno a la contrainsurgencia había “profundizado y perpetuado la propensión de los guatemaltecos a operar por fuera de la ley”. La eliminación indiscriminada de opositoresporpartedelEjército,continúaVaky,“diceenefectoquelaley,laconstitución,lasinstitucionesnosignificannada,elarmamásvelozesloquecuenta” (Departamento de Estado, 1968, Cit. en ICG, 2011: 9). El legado de figurascomoladelcomisionadomilitarcreadaporJorgeUbicoseunealosestragos de la instauración de las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC)8 en los primeros compases de la década de 1980 (Remijnse, 2002; CEH, 1999). La es-trategiadelEjércitodeinvolucraralasociedadcivilenelconflictoarmadonosólo contribuyó al adelgazamiento del Estado sino a reforzar esa sociedad mili-tarizada(CEH,1999;Schirmer,1998;Mack/AVANCSO,1988)yancladaenelvigilantismo. Tal y como ha sido convenientemente descrito, los “mecanismos

8 Las PAC fueron reconocidas legalmente con el Acuerdo Gubernativo 222-83 del 14 de abril de 1983. Sin embargo, desde 1981 se habían empezado a organizar en varias regiones del país grupos de autodefensa civil, y desde 1982 actuaron en forma coordinada con los planes de campaña del Ejérci-to Victoria 82 y Firmeza 83, bajo el nombre de Patrullas de Autodefensa Civil (Informe Guatemala, memoria del silencio). Según el Informe Guatemala, nunca más, las PAC estuvieron involucradas en asesinatos (3.4%), tortura y otros tratos crueles (2%), desaparición forzada (1.8%), detención irregular (1.8%) y amenazas (1.2%).

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del horror” y la represión desembocaron en la reducción de las tramas de iden-tidad, la acción colectiva y la desmovilización (AVANCSO, 2002; Manz, 2004; Remijnse, 2003; CEH, 1999; Sanford, 2003). De igual forma, son muchas las voces que han explicitado la relación de la impunidad y la militarización no sólo con el debilitamiento de las estructuras del Estado sino también con la ruptura del tejido social guatemalteco. Por medio de la Doctrina de Seguridad Nacional del Estado y la noción de “enemigo interno”, organizaciones sociales y políticas de diversa condición fueron incluidas en los procesos de deslegiti-mización,perfilandoun“otro”–indígenas,opositorespolíticos,perotambiénsacerdotes, sindicatos, asociaciones políticas…– con nefastas consecuenciaspara el Estado que vendrían años después.

Las relaciones entre la impunidad y la corrupción en el país se muestran evidentes y directas. Los defensores de las tesis continuistas encuentran aquí un nuevo y poderoso argumento. Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, especialmente a partir de 1963 quedó asentado un sistema represivo, ilegal y subterráneo al servicio de la inteligencia militar, donde la impunidad fue tolerada e incluso fomentada. Las estructuras políticas ejercieron el poder sin ningún tipo de control, incluyendo la amplia esfera de la corrupción, que se convertiría en la nota usual. Bajo esta premisa, la cultura de violencia herede-ra de este contexto encontraría una salida tras los Acuerdos de Paz en formas tradicionales y novedosas de corrupción política. La tesis es aquí recurrente, apuntada en análisis que señalan que la ola moderna de violencia es insepara-bledelosprocesosdedemocratizacióndefinalesdelsiglopasado,ynosólopara la realidad guatemalteca: la ruptura de los sistemas políticos anteriores, cercenados en la corrupción y ahogados en el control autoritario del milita-rismo supuso una “apertura de la tapa”. Así, por ejemplo, una de las formas emergentes ligadas al desborde de la violencia se asocia con las prácticas delic-tivasdelnarcotráfico.Paralarealidadmexicana,IoanGrillo(2012:63)sigueestalíneaaldescribirunaetapaanteriordondeelnarcotráficooperabadentrode los cauces de la corrupción, la herencia de la red de caciques con la que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), desde Plutarco Elías, había creado la “dictadura perfecta”, y donde los historiadores han señalado esta paradoja de la realidad mexicana: “la corrupción no era la podredumbre, sino el aceite y el pegamento de la maquinaria”. Este análisis bien podría servir para la moderna construcción democrática en Guatemala, donde ha ocurrido la misma inversión de fuerzas que señala este autor entre narcos y Estados, pero se ha mantenido, también, el impacto de la corrupción, un fértil espacio para el desborde de estas violencias.9 A este respecto, se ha señalado que, durante la transición democrá-

9 Las relaciones entre ese pasado de violencia y el presente en ocasiones son más evidentes. El propio Grillo (2012: 154-164) señala, como otros, cómo la génesis de la guerra contra el narco se inicia en Nuevo Laredo con la creación de las patrullas paramilitares que darían paso al grupo conocido como los Zetas. Quiénes mejor que antiguos kaibiles, expertos en sembrar el terror. El paso de las estructuras delEjércitoalasredesdelnarcotráficoesotradelasconstantescontemporáneas.

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tica, las élites militares y otras estructuras políticas y económicas ocuparon los espacios institucionales y económicos desde los que poner en marcha viejas prácticas basadas en la corrupción o “fuerzas reaccionarias y antidemocráticas que desprecian y se rehúsan al cambio” (Torres-Rivas, 2006: 14). La presencia de las élites ligadas a los poderes empresariales o incluso el crimen organizado no es una realidad desconocida para el presente del país (Mendoza, 2001; Vi-llamizar, s.f.). Estos elementos han contribuido a elevar el discurso de “Estado fallido” o, más concretamente, el concepto de “Estado débil”, tras los datos em-píricos de un Estado que cede la soberanía en el uso de la violencia. La máxima deDostoyevskyseharíaasírecurrente:siDiosnoexiste–elEstado–,todoestápermitido, y si todo está permitido, la vida es imposible.

Hay otros ejemplos. La particular –atractiva y movilizadora– violencia de loslinchamientosnodejódeaumentardeformaexponencialapartirdelafir-ma de los Acuerdos de Paz (Mendoza, 2001, 2003, 2008; MINUGUA, 2001, 2002; López García, 2006; López García y Mariano, 2009), para desconcierto decientíficossocialesypolíticospreocupadosporeseflageloquenocesaba.Los esfuerzos analíticos sobre el problema de los linchamientos se han apropia-do de forma impulsiva, con mejor o peor fortuna –construcción teórica sobre resiliencia y memoria, tesis sobre la introducción de los mecanismos del Ejér-cito en la vida civil, la participación en la guerra, la traducción en comunidades ofensivas, conexiones entre memorias individuales y colectivas...– del abrigo epistemológico de la memoria. La tesis de la continuidad del terror se introdu-cía entonces hacia el moderno proceso de construcción democrática en textos clásicos como el de Daniel Rothemberg (1998), donde este autor explicaba es-tas formas de violencia que representaban la dolencia y la cura bajo la metáfora de la desaparición de la tapa –el Estado represivo–, interrogándose por los sig-nificadosdeperderlascadenasenesenuevotiempo.Algosimilarocurreconlos análisis de la violencia urbana de las maras, tan desbordante desde los años noventa y los primeros años del siglo XXI. Algunos trabajos se han preocupado por documentar la presencia de estos grupos de pandilleros al menos desde los primeros compases de la década de 1980. Por ejemplo, en la ciudad de Gua-temala se podían contar más de sesenta en 1998 (Levenson, 1988; Savenije, 2007)10connombrescomoÁngeles Infernales,MaraFive,Mara33,oMaraLosGarañones.Diversostrabajos(Savanije,2007;SavenijeyVanderBorgh,2004;SavenijeyLodewijkx,1998)encuentranenlagénesisdeestosgrupos,además de las condiciones de exclusión como variable de primer orden, estas reminiscencias de un proceso histórico que no emerge de la nada. Cicatrices ahora reconocibles.

10Igualmente,enElSalvadorexistíanpandillasmuchoantesdelafirmadelosAcuerdosdePazen1992.AgrupadasbajonombrescomolaChancleta,laMáquina,laGalloolaMorazán(Savanije,2007),eranconocidas antes de que irrumpieran las hoy dominantes en toda la región, la mara Salvatrucha y la Mara 18.

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Por supuesto, en el amplio abanico de violencias, el asunto de la etnia y las posiciones de hegemonía y subalternidad de él derivadas, de largo recorrido desde la época colonial, sigue lejos de resolverse. Las promesas de mediados de los años noventa de alcanzar un proyecto pluriétnico y una nación que sobrepa-saraladefiniciónpropuestaporDianeNelson(2006:51)–“unanaciónquenoes una”– están lejos de materializarse. Varias décadas después del genocidio11 perpetrado contra la población indígena, sin ningún género de dudas, la posi-ción de los actores sociales en relación con los campos y espacios del poder y, por ende, su ubicación en el campo de las violencias está sobredeterminada por todo el peso de un Estado y una sociedad aún hoy racistas. En palabras de John Watanabe, “aunque las sutilezas y ambigüedades de las actuales relaciones entre mayas y ladinos desmienten rivalidades tan absolutas, estos estereotipos racistas impregnan –y moldean– la vida guatemalteca” (1995: 30). La relación de indígenas con ladinos y el Estado no está muy lejos de la forma en que Richard Adams la expresó de forma tan acertada: “un abrazo impregnado de miedo” (1990: 159). Este proceso centenario de relaciones asimétricas se vio agudizado, en la tesis de Adams (1988: 283), por las políticas genocidas del Estado guatemalteco, otra de las expresiones larvarias de la continuidad de los mecanismos del terror.

Queda clara la importancia de las tesis continuistas a la hora de abordar el escenario complejo del “desborde” de las violencias en los primeros años del nuevo siglo en Guatemala. No obstante, ¿son éstas un tipo de explicaciones necesariasysuficientes?¿Sonlasviolenciasactualesunmerocambiodeinten-sidad de las clásicas o, por el contrario, tienen un estatus epistemológico par-ticular? ¿Son entonces meros “coyotes de la misma loma”, los mismos perros con collares distintos? Antes de abordar algunas de las características que en miopinióndefinenlasviolenciascontemporáneasyelprocesodedesborde,esnecesario anotar algunos comentarios del impacto de lo que se llamó la antro-pología de la memoria en la segunda mitad de la década de los noventa.

2. VIOLENCIAS, ANTROPOLOGÍA Y MEMORIASDesde la década de 1980, las ciencias sociales abrazaron con fervor el “giro

narrativo” y la explosión de las subjetividades como fértiles campos de cultura, dando por concluida la negación del sujeto propuesta por el estructuralismo. EnestecontextoemergeríatambiénesoqueAnnetteWieviorka(1998)llamóla era de la memoria, la era del testimonio, donde las aproximaciones sobre la violencia –desde luego en Latinoamérica– encontraron rápido acomodo a la par

11 La bibliografía al respecto es densa, pero he querido rescatar las declaraciones del portavoz del gobiernodeEfraínRíosMontt,FranciscoBianchi,quedancuentadelcontextodetalesprácticas:“Laguerrillasehatraídomuchoscolaboradoresindios,porlotantolosindiossonsubversivos.¿Ycómocombatir la subversión? Evidentemente matando a los indios” (CEH, 1999: 182).

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que se producían las nuevas olas de democratización y se ponían en marcha los programas de restablecimiento de la memoria. Mirar al pasado a través de histo-rias individuales resultaba la forma más adecuada de rastrear los males sociales. El abrigo teórico de lo que podría denominarse antropología de la memoria o el recuerdosirviódesdefinalesdelsiglopasadocomounaútilherramientaparael análisis de los dramáticos procesos violentos.12 Sin embargo, creo que este acertado planteamiento en aquel momento en ocasiones amenaza con opacar en la actualidad los procesos explicativos más que ofrecer vías de análisis enrique-cedoras. Las tesis continuistas que abrazaron este bagaje teórico profundizaron en los contextos históricos y la memoria colectiva hasta un punto casi exclusivo en la búsqueda de explicaciones para las violencias contemporáneas. De esta manera, los análisis pueden llegar a adolecer de un examen sincrónico de los contextos presentes. Curiosamente, esta antropología de la memoria ha tendido a ver el pasado en términos de “quitas” y no tanto de capitales, recreando el presente bajo un repertorio de trabas y obstáculos, un campo plagado de minas donde cada paso queda lastrado por el recuerdo, por la incertidumbre del que se sabe en terreno incierto. Por medio de conceptos como trauma histórico (Wes-leyEsquimaux,2007),osufrimientosocial(Kleinman,DasyLock,1997;Daset al., 2000) parecen sentarse las bases de un iluminador13 andamiaje teórico que amenaza también con opacar las actuales relaciones asimétricas del poder. Por supuesto, no es la intención de este texto poner en duda los alcances ex-plicativos de tales presupuestos, más bien llamar la atención sobre los peligros de una mirada obnubilada o meramente ofuscada en esa orientación al pasado.

Como hemos visto, es posible identificar algunos rastros de ese caminominado en formas y expresiones de la violencia que sacude las vidas de muchos guatemaltecos bien entrado el siglo XXI. En este texto he querido señalar la necesidad de revisar o valorar el alcance de los modelos explicativos orientados a las estructuras políticas, económicas y sociales y las dinámicas, prácticas, representaciones y modelos de acción enraizados con los nuevos contextos y las realidades emergentes, incluyendo, por ejemplo, elementos contemporáneos como las modernas economías neoliberales y los sistemas sociales marcados por los procesos de globalización. El análisis del “nuevo tiempo” de las violen-cias, el del desborde, requiere de esta mirada renovada.

12Porejemplo,paraelcasocolombiano,puedeverseelnúmeromonográficodelaRevistaAntrho-pos(2011)No.230(“Colombia:memoriaysignificaciónpolíticadelaviolencia”)enelabordajedelaviolencia desde marcos analíticos de la memoria.

13 El sufrimiento social es el resultado de lo que el poder político, económico e institucional hace a lagentey,recíprocamente,decómoesasmismasformasdepoderinfluencianlasrespuestasalosproble-mas sociales. Bajo la categoría de sufrimiento social se incluyen situaciones que a menudo se dividen en ámbitos separados, situaciones que implican simultáneamente salud, bienestar y cuestiones legales, mo-ralesyreligiosas(Kleinman,DasyLock,1997).Comodiscutoacontinuación,estosenfoquesresultantremendamente enriquecedores en la medida en que sirven como herramientas de un discurso falsario que intenta relatar el asunto de la violencia en términos individualistas, pero corre el riesgo de focalizar al investigador sólo en aproximaciones históricas, asunto que aquí se pone en cuestión.

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Pero, además, es necesario remarcar que los análisis sobre este desborde de las violencias –al menos para Guatemala– no pueden gravitar sólo bajo los auspicios de una antropología de la inacción porque ello implica una mirada parcial y cegadora de los contextos particulares de las violencias. Los indivi-duos, los actores sociales, las personas o los informantes –elegir un término es elegir también un punto de partida partidista en el análisis de las realidades de violencia– siguen viviendo a pesar de, junto a y a través de escenarios de vio-lenciaparticularesrepletosdesignificados,intersticiosatestadosdeexpectati-vas,márgenesimbuidosdesignificación.Aunquelamayorpartedelosanálisisen torno a la violencia han visto en ella su carácter desmovilizador, lo cierto es que, al menos para el presente del país, la violencia no es sólo un profundo obstáculo para la construcción social en formas de memorias colectivas que se abren como modernas cicatrices, sino que es fuente y recurso de identidad. La violencianoessóloelresultadodeltraumaolamemoriacolectivadelconflic-to, sino que se adentra en las rendijas actuales de la construcción cultural, or-ganizando realidades, llenando de matices los esquemas culturales, el orden so-cial. La insistencia obsesiva con la memoria –con esa forma de entenderla– va a contribuir a la no distinción de esas nuevas y desbordadas formas de violencia.

Es momento quizás de replantear el alcance explicativo contemporáneo de laatracciónyeficaciapersuasivadelamemoriatrasunaépocadeexplosióny abuso del concepto por parte de las disciplinas sociales, especialmente en la antropología, donde la lista de contribuciones, como apunta David Berliner en este reciente campo de investigación, es demasiado grande para dar cuenta deella,ocuando,tomandoprestadaunacitadeGillis,afirmaque“parecequelamemoriaperdierasusignificadoprecisoenproporciónalcrecimientodesupoder retórico” (2005: 206). Sin la pretensión absurda de homogeneizar todas las contribuciones, parece evidente que la memoria como campo de estudio o, mejor, como variable explicativa se ha convertido en un lugar común que ha servido para negar nuevas aproximaciones y, en el asunto de las violencias contemporáneas,recrearundiscurso“mistificador”14 de las viejas y modernas distribuciones del poder. Esto es, el discurso de la memoria, sólidamente justi-ficado,recalcounavezmás,puedellegaraoscureceranálisisqueabordenlasdesigualdades contemporáneas, algunas de ellas persistentes desde siglos, otras derivadas de los nuevos contextos económicos y políticos. En la arena contem-poránea, apelar a la memoria como marco explicativo para el desborde de las violenciasentérminoscasiexclusivistasnodifiereenexcesodelaotrorahege-

14 No olvidemos que la memoria y el olvido pueden entenderse como construcciones sociales, y “la organizaciónsocialaportaunmarcopersistenteenelquedebeencajartodaevocación,einfluyemuypoderosamente tanto en la forma como en el fondo del recuerdo” (Shotter, 1992: 144). La persistencia enlosmodelosteóricosdelrecuerdopuedenserempleadascomorecursosretóricosparajustificacióndela violencia y las desigualdades por parte de las clases dominantes.

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mónica tesis de la “naturalidad cultural” de la violencia con que en ocasiones se ha dibujado a estas geografías o a diversos grupos indígenas.

Hay un indicio que parece señalar la ruptura de las viejas y las nuevas formasdeviolencia,esdecir,suslógicasysignificados.Hastafinalesdelsiglopasado, la violencia se constituía como “la herramienta y la cura” que mediaba en la construcción de un cuerpo político incapaz de hacer frente a la diversidad y el recurso de las clases dominantes en su empeño por mantener el statu quo. Ybajoesafuerzaideológica,lapaz,porasídecirlo,eraaúnelordennaturaldelas cosas, un Estado destruido por la presencia de la violencia. En el presente, sonlapropiadefiniciónyelprocesodeconstrucciónidentitaria15 los que es-tán erigidos en torno a la presencia de esas violencias desbordadas, un cuerpo político donde lo contemporáneo no es ya la gestación de las tensiones por la liberación de las cadenas de un Estado represivo, sino las reorganizaciones del significado de la violencia, las incapacidades del Estado para lidiar con esapresencia desbordante e invasora de los espacios sociales y políticos y no tanto lasimposicionesderivadasdelamemoriadelconflicto.EscribíahacenomuchoAndréGlucksman16 sobre la historia europea y resaltaba: “la cuestión del siglo XX fue: totalitarismo o democracia. La cuestión de hoy es: democracia o co-rrupción”. La versión guatemalteca sería: “la cuestión del siglo XX fue: totalita-rismo y corrupción. La cuestión de hoy es: democracia, corrupción y violencia”.

3. VIOLENCIAS DESBORDADAS: LÓGICAS CULTURALES EN LA GUATEMALA DEL NUEVO SIGLOQuizás hablar de viejas y nuevas formas de violencias y pensar que éstas se

ligan con tiempos pretéritos y del presente resulte un exceso. Más aún cuando algunas de las formas “tradicionales” siguen presentes, como la violencia sim-bólica y estructural bajo la que viven los pueblos indígenas, sumidos en contex-tos de pobreza e indefensión todavía por resolver. O qué decir de la represión política, aún presente con casos recientes como el de Barillas. No, por supuesto, la distinción que estoy proponiendo aquí tiene más un carácter analítico que un intento de separar en viejas y nuevas formas de violencia como si fuera posi-ble borrar los rastros y continuidades de unas formas sobre otras. En cualquier caso, el periodo contemporáneo de “desborde” se distancia del tiempo anterior en algunos de los rasgos que comportan estas violencias, las nuevas realidades socioeconómicas en las que tienen lugar y el impacto para la vida social, los

15Enlatesistradicionalenlosestudioshistoriográficosqueabordanlanociónde“culturapolítica”,la violencia va a ser recreada como el principal escollo para el orden social y el éxito de los estados la-tinoamericanos. Las reminiscencias funcionalistas se posan en estos enfoques, cegados por las ideas de un orden social alejado de la violencia e ignorando su capacidad performativa en esas actuales culturas políticas, un rasgo particular de las violencias desbordadas en Guatemala.

16 El País, 14 de diciembre de 2011.

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procesos de construcción identitarios y las culturas políticas del país. No parece descabelladoafirmarque lascoordenadaspolíticasysocioeconómicasen lasque transcurren estos procesos culturales son diferentes a las de décadas atrás. Pareciera como si, parafraseando al escritor y pensador Elías Canetti, en la Gua-temaladelpresente,“nosepuederespirar,todoestállenode…violencia”.Sinembargo, la gente respira. Veamos, entonces, algunas de esas lógicas culturales de las violencias desbordadas.

En primer lugar, pareciera que gran parte de esas formas violentas carecen de ideología, al menos en el sentido tradicional de perseguir mantener o reem-plazar un sistema político y social determinado. Sin lugar a dudas, su impacto pone en cuestión la viabilidad del Estado, pero más como un efecto colateral quecomounobjetivoensímismo.Yentrelasimplicacionesmásseñaladasdela inviabilidad de ese proyecto estatal se encuentra la puesta en cuestión de las bases tradicionales del control de la violencia como responsabilidad máxima del Estado. Si la violencia, entendida otrora como el medio para el manteni-miento del orden o la herramienta de la revolución, hoy sirve para constatar la irrupción del desorden como cotidianidad. Lejos quedan entonces las violen-cias ejercidas por o contra el Estado. Tal y como ha señalado Arjun Appadurai (2007:50)enrelaciónconlasformasemergentesdelterrordeprincipiosdelsiglo XXI, igualmente válido en Guatemala, las nuevas formas de violencia se caracterizan por ser “celulares” y comportar una agresión epistemológica al atacar los dos principios fundamentales más preciados: uno, que la paz es el indicador natural del orden social, y dos, que el Estado-nación es el garante y el receptáculonaturaldeeseorden.Lasversionestradicionaleshanescenificadounaabrumadorapresenciadeformasdeviolenciaestructuralypolítica,conflic-tos raciales derivados en ocasiones en genocidios o la lucha de clases, pero el escenario en la era de la globalización recrea esas nuevas fronteras de la violen-ciadesbordada,sincontrol.Ycomodecía,aparentemente,sinideología:sienotro tiempo fue una particular idea de Dios, la gloria de la patria, el comunismo y el terror al comunismo o la idea de “pureza” en los procesos de etnocidio, las violencias actuales parecen moverse bajo una aparente falta de ideología.

Las repercusiones para la vida social y la cultura política resultan, no obs-tante, cuantiosas. Tal y como vengo defendiendo aquí, el rasgo predominante de estas violencias es su carácter “adherente”, pringoso, ocupando y emponzoñan-do los espacios de sociabilidad, la experiencia cotidiana y la cultura política del Estado.Quizáséstassiemprefueronnotasdelapresenciaasfixiantedelavio-lenciapero,adiferenciadeotrosinstantes,definidoscomotiemposdeguerra,hoy son los tiempos de la cotidianidad. La metáfora del glaciar (López García, Mariano Juárez, 2009) es aquí pertinente: la violencia se incrusta de manera inexorable en los espacios tradicionales, ocupando campos sociales, económi-cosypolíticos.LanociónpropuestaporRossanaReguillo(2007)de“paralega-

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lidad”, una forma de espacio “vacío” que dejan las instituciones tradicionales, se ve colmada con la presencia de la violencia, sus prácticas y representaciones. De acuerdo con ella, allí se genera un orden paralelo con sus propias normas, códigos y rituales. O qué decir de las nuevas geografías urbanas, delineadas cada vez más por la tinta plomiza de ese desborde. Los mapas tradicionales se trasforman hoy –de manera cognitiva pero no sólo en nuevas geografías de la violencia, con barrios marcados en rojo o representaciones de ciudades en los medios de comunicación que apuntan a los actos violentos que allí ocurrieron. De esta forma, la estética de las ciudades se recrea ahora por esa presencia real y atemorizante de las violencias. Cualquiera que pasee por una ciudad guate-malteca habrá visto lo que Teresa Caldeira anotó para São Paulo en Brasil: “es unaciudadvallada,sehanconstruidobarrerasfísicasen todaspartes[…]lanueva estética de la seguridad da forma a todo tipo de construcciones e impone una nueva lógica de vigilancia y distancia” (1999: 85). Los alambres de espino, las garitas en los barrios residenciales, los guardias con fusiles de asalto en los camionesquerepartenrefrescosoenlaspuertasdelasheladerías…Laasfixiade la violencia como cotidianidad recorre las arterias de la vida social en un tiempo en el que lo que podríamos llamar infartos sociales no sean excepciona-les (López García, Mariano Juárez, 2013). La presencia del verde olivo de otro tiempo ha dado paso a estas renovadas expresiones de la exuberante estampa actual.

En otros casos, la irrupción de unos no es más que el anverso del maras-mo de otros, como ocurre en los espacios en donde diversos actores como el narco suplanta al Estado –por ejemplo en la gestión del orden o las ayudas ante desastres de diversa condición–, lo que en ocasiones desemboca en ciertas “valoraciones positivas” que recrean la imagen del “narco bueno” (ICG, 2011). Pero esto no acontece sólo en los espacios macro, sino también en los microes-pacios de las conversaciones cotidianas, de las elecciones a la hora de tomar este o aquel autobús. La gente camina al trabajo por rutas seguras, aunque ello implique gastar más tiempo; evita ciertos lugares, más aún si es de noche; inicia conversaciones tras columbrar de manera furtiva los peligros potenciales de alrededor; cambia los lugares de recreación que se convierten en efímeras islas de paz hasta que esa isla es colonizada por algún tentáculo de la violencia. La ampliación de la frontera de las geografías de la violencia está implicando un progresivoconfinamientoenlascasas,unalenguadeglaciarquenosóloavasa-lla los espacios institucionales sino lo íntimo de la experiencia cotidiana. Quizá ésa sea una de las consecuencias mayormente deletéreas de las nuevas violen-cias:lapresiónqueejercenparaelconfinamientodelagenteensuscasas,lademostración palpable de que se cede el espacio público y la sociabilidad.

La violencia parece envolver la cotidianidad, recubriendo los intersticios de la vida social. Conducir por alguna de las calles de la ciudad de Guatemala es

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enfrentarseaesanuevacotidianidadencartelesqueexplicaneltráficopesadode la tarde:“7ªavenidacortadaporbalacera.Desvíoen lasiguientesalida”.La “mugre epistémica”, en palabras de Taussig, de la violencia se incrusta en las dinámicas y lógicas sociales. En ciertas geografías latinoamericanas, y por supuesto Guatemala, la violencia sería –empleando aquí la retórica de la física– el particular Campo de Higgs de las culturas políticas de la región, recreando espacios, como ha señalado Mbembe (2003), donde el orden (regularidad, pre-dictibilidad, rutina) está organizado en torno al hecho o la probabilidad de la violencia. Algo semejante a lo que relataba Brent Metz (2009) para una región del oriente de Guatemala, donde los ancianos ch’orti’s creen que la violencia política es el estado natural de las cosas.

Elreflejodelacotidianidadyelexcesoseexpresantambiénenlacotidia-nidad y espectacularización del daño a través de los medios de comunicación, en un proceso particular de este nuevo tiempo donde la violencia salta de la experiencia al discurso, y de la retórica de vuelta a la “realidad”. Diferentes programas de televisión acercan la lente de la cámara hasta lo íntimo y lacerante deldañoenelrescatedeunaccidentedetráfico,algunosmediosdecomunica-ción17 parecen esforzarse en lo explícito de las heridas de los cuerpos sangrantes caídos en balaceras en discusiones triviales o enfrentamientos entre maras, los blogs y sitios de Internet18asaltanconimágenescasipornográficasdelosresul-tados de la violencia o el daño accidental, sean los cuerpos indefensos e inertes de bebés atrapados por deslaves de tierra, sean las heridas en la cara del mache-teado, el daño19 en los cuerpos como producto de la eclosión de la violencia, un

17 Sirva de ejemplo paradigmático el periódico negro-amarillento Nuestro Diario, conocido en muchos lugares de Guatemala como “Muertodiario”. La mayor parte de sus portadas albergan una es-cenografía donde las heridas y los cuerpos de heridos o asesinados parecen exhibirse para consumo de los lectores. Muchas de las páginas interiores siguen esa línea recolectora y exhibicionista de cuerpos heridos, verdadera “pornografía de la violencia”. Sin lugar a dudas, es un poderoso altavoz de la cons-trucción discursiva de la violencia contemporánea.

18 Los ejemplos aquí son numerosos, todos marcados por el desborde de la imagen. Pueden verse al azar entradas de blogs como “michiquimulaonline.com” para ver el alcance desbordante de estas retóricas visuales. Un ejemplo sobre de deriva fue el vídeo subido a Internet por soyelcoyotecojo de lo que se consideró un enfrentamiento entre narcos en una narcomatanza ocurrida en Huehuetenango y con un contenido explícito en el tratamiento de las imágenes de los cuerpos asesinados. En pocas horas recibió miles de visitas, en un consumo que excede el mercado local. Puede consultarse en <http://www.prensalibre.com/pl/2008/diciembre/11/282768.html>.

19 Ciertamente, el daño nunca abandonó el cuerpo y especialmente en Latinoamérica donde pode-mos seguir una estela de potente crueldad sobre el cuerpo en las torturas aplicadas a disidentes políticos desde la Patagonia hasta Centroamérica. Sin embargo, ahora se amplía más allá de la disidencia política y nos invita a retrotraernos a doscientos cincuenta años atrás, cuando la legislación revolucionaria de Maltbyen1789invitóaqueelcastigorecayesemássobreelalmaquesobreelcuerpo,demaneraque,segúnMichelFoucault(1990:24)“Laantiguaparejadelfastopunitivo,elcuerpoylasangre,cedensitio.Entraenescena,cubiertoelrostro,unnuevopersonaje.Seponefinaciertatragedia;daprincipiouna comedia con siluetas de sombra, voces sin rostro, entidades impalpables. El aparato de la justicia punitiva debe morder ahora en esa realidad sin cuerpo”. La visibilización del cuerpo dañado, incrustada ahoraenelcircuitodeproducciónyconsumo,vaaserunrasgodefinitoriodeestetiempo.

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consumo mediático en el exceso de los cuerpos heridos, una corporización del daño en lo individual, social y político. Elsa Blair ha propuesto el análisis de unprocesosimilarenlaColombiadelexceso,loqueelladefinecomounhi-perbolismo de la violencia, la teatralización del exceso que termina en provocar unanegacióndelmismoexceso(2007:215).TraducidoalcasodeGuatemala,implica la participación de este discurso de la violencia en esa ruptura episte-mológica a la que antes me refería. En este sentido, esta “violencia 2.0” es tanto las expresiones como las representaciones recreadas en estas nuevas formas de vehicular la experiencia que, en mi opinión, para el caso guatemalteco, no aboca a la negación del exceso, sino a su consumo inevitable. Las lógicas de la violencia contemporánea incluyen entonces el círculo de producción-consumo desde la óptica o la asunción de un renovado “capital” cultural. La violencia contemporánea es, también, la siempre presente en las conversaciones, ese par-ticular “hablar de violencia” que se posa en lo íntimo de la experiencia hasta entonces ubicada en los espacios del orden y la normalidad. Ciertamente, no resulta sencillo respirar sin encontrarse con alguna bocanada de esas formas y representaciones de las violencias.

La visión tradicional del carácter desmovilizador de la violencia también debe ser puesto en cuestión. En realidad, el tipo de “adherencia” de la violencia contemporánea lo liga de forma inevitable a los procesos de construcción de identidadyelcarácterperformativodelaviolenciaresultainnegable.Yparaparte de las geografías latinoamericanas del presente, valdría la cáustica y dra-máticaafirmacióndePhilipGourevitchsobreRuanda:“elgenocidio,despuésdetodo, es un ejercicio que construye sentimiento de comunidad” (1998: 95, Cit. enApaddurai,2007).Eneseprocesodecreacióndeidentidad,algunosasuntoscentralesadviertencambios,comolosrelativosalosprocesosdefinitoriosdelorden moral, ahora tamizado por las prácticas y representaciones alrededor de las violencias. El cambio en términos políticos no es poca cosa: en unas déca-das, hemos asistido a una trasformación en los “pistones de exclusión”, donde el color de la piel, esto es, la etnicidad, o el género ceden terreno en torno a las distinciones que operan entre víctimas y victimarios, y la oposición que se ocu-paenelcampodelpoderylaviolencia.Victimario,narco,malandro,marero…categorías que pueblan el imaginario con cierta estética, recreando las nuevas formas de exclusión. La creciente sensación de inseguridad y las expresiones y representaciones de una violencia desbordada parecen ligarse con la clásica definicióndela“des-pacificacióndelavidacotidiana”(Wacquant,2001)oelargumento de Michael Taussig sobre la “cultura del terror” y la aparición de un “espacio de muerte” que normaliza la muerte y la tortura y silencia la oposi-ción (1995). Pero este proceso contemporáneo de violencia desbordada va más allá: se produce un proceso de in/violentación de la vida cotidiana, la presen-cia pegajosa de la violencia en espacios sociales que hasta hace poco no eran

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sospechosos, situados al margen. Tal y como lo vemos, esto supone un proceso de incardinación de la violencia que niega cada vez más los espacios al margen de ésta. Las categorías analíticas tradicionales se resienten entonces al separar tipos y espacios de violencia en una particular paradoja: cuando todo está lleno de violencia, ésta se vuelve más presente e inabarcable que nunca.

Este desborde violento iniciado en los últimos años del siglo XX ofrece otra distinción que lo separa de las formas violentas de décadas anteriores. La explosión de estas formas violentas, su representación y el consumo mediático ofrecen,comorasgoparticular,unaorganizaciónyescenificacióntrasnacional,conflujosquehacendifícillocalizarla“dentro”.Sinembargo,sípareceacerta-dodefinirquesetratadeuntipodeviolenciaquenoesejercidaniporelEstadoni, en principio, contra el Estado, en un intento de usurpar el poder o cambiar una forma de hegemonía por otra. Se trataría de una violencia “invertebrada”, “celular”onodular.Sinembargo,apesardetipificarsecomountipodevio-lenciaderivadadeactividadesilegales,comoeltráficodedrogasopersonas,las apropiaciones de las estructuras políticas y de las acciones del Estado son alarmantes, con un cada vez mayor número de trabajos que advierten de la in-capacidad de los Estados en cumplir sus funciones de perseguir y juzgar a los responsables de estos actos violentos. Estas formas invertebradas de violencia, paradójicamente, se adhieren a las estructuras estatales, en modos relacionales que van de la simbiosis normal al comensalismo, con lo que quizás podríamos hablar de un tipo de “violencia metastásica”. La inundación de estas nuevas maneras de ejercer el poder deriva en formas de Estados paralelos, alejados de la representatividad y el poder constituyente, ahogado ahora en el derivado de la fuerza y la violencia. Las tradiciones autoritarias, las relaciones basadas en la corrupción y las modalidades políticas opresoras de otro tiempo ceden espacios a estas nuevas formas de relación con la violencia

De igual manera que la “teatralización” del daño y la espectacularización de las violencias tienen un referente inmediato en las posibilidades que brinda la era de Internet y del intercambio de imágenes y vídeos en los diferentes sitios virtuales, otros elementos contemporáneos deben ser incluidos en el análisis de este desborde. Sin lugar a dudas, el impacto del proceso de globalización es uno de ellos. Así, por ejemplo, muchas de estas formas violentas contemporáneas se caracterizan no sólo por ese aspecto “celular” sino por el carácter global de sus prácticas y las relaciones en que operan. La violencia deja de entenderse en tér-minos nacionalistas para entrar en la escena de las transacciones de los sistemas mundo, tal y como ocurre con los grupos de maras y, sobre todo, con la violen-ciaderivadadelnarcotráfico,dependientedeesosnuevosflujoseconómicosypolíticos.Así,porejemplo,elintentodePeterBenson,EdwardFischeryKe-dronThomas(2008)dealejarlasformasdeviolenciatraselconflictoarmadode las visiones individualistas centra el análisis, como otros, en las condiciones

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políticas y estructurales heredadas, pero a las que se suma la política de ajustes de corte neoliberal de este tiempo. En otras palabras, una lógica económica –la liberal derechista– con un impacto en las condiciones estructurales de pobreza e inequidad en la que se estrechan los márgenes y se construyen las nuevas normas de espacio o seguridad (Lewis y Thomas, 2011) y los nuevos pistones de exclusión, donde, por ejemplo, los jóvenes de las ciudades como la capital dejan de ser la esperanza de la comunidad para convertirse en su amenaza (Ca-mus, 2011). Las tesis neoliberales sitúan los análisis de la violencia en términos de “daños” corporales individuales a la vez que recrean un escenario –y un mer-cado– privado de la seguridad. Las topografías urbanas del desborde a las que anteshacíareferenciasontambiénelreflejodeesapulsiónindividualistadelaspolíticas del presente. Ante ello, algunas aproximaciones “socializadoras” han empleado conceptos heredados de la antropología médica –sufrimiento social, violenciaestructural,violenciacotidiana–paraevitarelprocesoquePaulFar-mer llama “la erosión de la conciencia social” o “desocialización” (2004: 308) en el intento de situar el escenario de la violencia en los complejos engranajes globales donde circulan los capitales sociales, políticos y económicos en los que opera, incluyendo políticas y mercados transnacionales. La respuesta de una población cada vez más alejada de un concepto incluyente de ciudadanía ha sido, en ocasiones, la búsqueda de identidad en bandas organizadas o maras. Existe un elevado consenso en asumir la violencia de las maras con algunos de los rasgos que aquí se discuten: no son enemigos ideológicos, ni tienen el objetivo de derrocar al Estado, ni tampoco son intrusos que se puede expulsar delterritorionacional(Savanije,2007)y,aunqueseasumelapresenciadeestosgrupos desde décadas pasadas, el contexto de emergencia de la primera década del siglo XXI está ineludiblemente relacionado con fuertes condiciones socia-les excluyentes (Savenije, 2006; Kruijt, 2004; Koonings y Kruijt, 2004; Moser y McIlwaine, 2004).

Endefinitiva,eldesbordeesunasuntodeheridasmalcuradasyotrassan-grantes, con un impacto avasallador en las culturas políticas, en las experiencias cotidianasyenlaspropiasdefinicionesidentitariasdelEstado.Eneldesbordede violencias de la Guatemala contemporánea, se hace válida la máxima que nosrecordabaFranciscoFerrándiz(2007:246):“loscuerposnosonsolamenteun escenario privilegiado de las violencias, sino que son directamente produ-cidosensuentrelazamientoconellas”.Yenestecontextocontemporáneo,eldesborde de la violencia es también la producción de cuerpos imposibles sin ellas. El rebosamiento y sus dimensiones –sociales, económicas, políticas, cul-turales, fenomenológicas y discursivas– muestran el alcance de este fenómeno contemporáneo: la violencia recrea la cotidianidad, que se vuelve imposible sin ella.Categoríastradicionalescomoordenopazpierdensualcancesignificativoen la medida en que las culturas políticas contemporáneas están fagocitadas por

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esas nuevas ocupaciones de la violencia. La violencia contemporánea es una mezcla de cicatrices mal cerradas e infecciones de largo recorrido, pero también de nuevas y lacerantes heridas donde se ahogan los espacios –políticos y socia-les– alejados de una violencia convertida en norma.

Al igual que ocurre en los versos de Bachmann, la guerra simplemente prosiguecomotiemposdepaz,y lo inconcebible, lejosdeficción,sevuelvecotidiano.

ViolenCias enraizadas

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LA CASA COMO ESPACIO DE “CIVILIZACIÓN”: SERVIDUMBREDOMÉSTICAYEXPROPIACIÓNCOLONIAL DEL CUERPO1

aura CuMes

1. INTRODUCCIÓNEnesteescritoargumentoquelacasa,elhogarylafamilianosóloreflejan

sino soportan las estructuras de cualquier sociedad. En otras palabras, no es un espacio privado ajeno, sino un ente conformado y conformador de la sociedad pues reproduce las formas organizativas, los imaginarios, los mandatos y las formas de autoridad normalizadas (Ray y Qayum, 2009). Así, en países cuya organización social es afectada por el colonialismo, como en el caso de Latino-américa y particularmente en Guatemala, la casa de origen hispano se convierte enunainstanciareproductoradeservidumbre.Estaideasefincaenlanocióndeseñores y siervos en que los criterios de raza/etnia, sexo/género y clase social operaninterconectadoscomoprincipiosdeclasificación, jerarquizaciónyor-ganización de la división social del trabajo. Según Elizabeth Kuznesof (1993), en Latinoamérica la casa poblada fue vista como la base para la civilización española. La Corona delegó gran autoridad al propietario hombre para tener re-cursos y personas bajo tutela. Se construyó así una imagen de autoridad sobre el cuerpo de los hombres blancos. El hogar patriarcal llegó a ser la unidad central de control económico y político, un lugar de reproducción de la dominación a partir de una nueva cultura.

Entenderé aquí el colonialismo como un sistema de dominio en el que los colonizadores se arrogan el derecho a civilizar,justificandoeldespojo,control

1 Este artículo forma parte de la tesis de doctorado en antropología social que la autora cursó en el CentrodeInvestigacionesyEstudiosSuperioresenAntropologíaSocial(CIESAS),México,DF.Unaprimera versión será publicada próximamente en Severine Durin, María Eugenia de la O y Santiago Bas-tos (coords.) Trabajadoras en la sombra: dimensiones del servicio doméstico latinoamericano. CIESAS / EGAP Tecnológico de Monterrey.

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y gobierno sobre la población indígena. Es un sistema en que la violencia mis-ma se transforma en un modo de producción y acumulación mediante métodos de expropiación de territorios y cuerpos. En Latinoamérica, el lugar de los in-dios como mano de obra forma parte de su inserción subordinada al sistema colonial español (Esquit, 2010). A pesar de la universalidad pregonada por los estados independientes en el siglo XIX, a los indios se les negó la calidad de ciudadanos. Con esta diferenciación fundamentada se acepta fatídicamente la continuidad de la herencia colonial que sólo reconoce a los indígenas como mano de obra explotable para la generación de riqueza (Taracena, 2002). Bajo la idea de progreso, los indígenas fueron tratados como bienes disponibles para elbeneficiopúblicoyprivadoconelargumentodehacerlosútilesmediantelatutela.

Desde la lógica republicana, la idea de civilización para los indígenas no fue su humanización ni el acceso a la ciudadanía en condiciones de igualdad, como sí lo fue para criollos y ladinos; al contrario, mientras para éstos la civili-zación representó ciudadanía, para campesinos, especialmente indígenas, la ci-vilizaciónsignificóhacerlosbuenostrabajadores(Taracena,2002).Esdecir,sercivilizadoparalosindígenassignificóaprenderaserunbuenmozoosirviente,acatando las jerarquías coloniales que lo destinaban a la servidumbre como lugar social. Esta característica, a pesar de las formas de protesta y resistencia de la población indígena a lo largo de la historia, fue imponiéndose mediante mecanismos de violencia y códigos legales hasta llegar a institucionalizarse.

En este esquema, a las mujeres indígenas se les asigna un destino como sirvientas, convertidas en seres despojables y disponibles para el trabajo de la reproducción privada de quienes son considerados aptos para dirigir los pro-cesos de civilización y progreso. Son precisamente las estructuras coloniales imbricadas con las patriarcales las que permiten que las mujeres indígenas sean construidas, simbolizadas y tratadas socialmente como sirvientas, consignán-dolasalámbitodeladominaciónprivadacomolacasaolafinca.Estoreflejaque, si bien el trabajo doméstico es inherente al patriarcado, lo es también al co-lonialismo y, juntos, dan forma a la economía política racializada y sexualizada que expropia para acumular. El imaginario de las mujeres indígenas como sir-vientas pervive en la actualidad, aunque en los hechos no todas las mujeres in-dígenas son sirvientas ni todas las trabajadoras de casa particular son indígenas.

Por lo anterior, propongo que, en sociedades como la guatemalteca, el tra-bajo doméstico, más que sólo una ocupación, ha sido históricamente una insti-tución de servidumbre que, si bien ha tenido transformaciones en el tiempo, su base ideológica sigue teniendo un fuerte sustento colonial porque es el marco socialenelquelasmujeresindígenasfueronconvertidasensirvientas.Frentea esto me pregunto, si la idea de civilizar representó hacer de los indígenas buenostrabajadores,¿quésignificasersirvienta o trabajadora indígena de casa

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particular en este momento?, ¿hay una ruptura, continuidad o trasmutación de esa idea de civilización como disciplina del servicio?, ¿cómo se reproducen, semodificanodesafíanenlaesferadeloprivadoaquellasrelacionesdepodercondicionadas por un contexto mayor? Indagar en ello me permite entender cómoseconfiguraelsersirvienta en las relaciones modernas entre trabajadoras y empleadoras a la luz de las estructuras de desigualdad en Guatemala, que no sólo están inmersas en formas de dependencia capitalistas sino en un modelo de economía política organizado sobre la base de la dominación colonial en que, además de la condición de clase, la raza/etnia y el sexo/género funcionan conectados como principios de división social del trabajo. Desde este punto de partida me pregunto entonces: ¿qué función tiene el ideal civilizatorio de los procesos coloniales en el mantenimiento de las desigualdades y cómo esto po-dría reproducirse en los espacios micro-sociales como el hogar patronal?

2. EMPLEO DOMÉSTICO: UN ASUNTO DE ORDEN PRÁCTICOSusana, una joven casada y sin hijos, habla de cómo tener una empleada

doméstica es un asunto práctico. Las mujeres profesionales que deciden tener casa propia o formar un hogar con pareja e hijos no pueden ocuparse de su casa y a la vez de su trabajo remunerado. Deben contratar a otra mujer que realice los oficios domésticosmientras ellas se dedican a su profesión y a destinarmayor tiempo a la convivencia familiar. Susana emplea a Marta, una mujer de cincuenta y cinco años que limpia su casa dos veces por semana; pero Susana está pensando en tener hijos y desea contratar a una trabajadora de tiempo com-pleto que viva en su casa, que le tenga preparada la lonchera cuando ella salga a trabajar a las cinco de la mañana, que le tenga lista la cena cuando regrese en la noche y, lo más importante, que cuide de su hijo porque ella no dejaría de trabajar fuera. Susana está muy agradecida con Marta porque reconoce que el trabajo de casa consume tiempo y sin Marta ella no podría trabajar. Aunque casi no tiene tiempo de hablar con Marta, la llama por teléfono o se toma el tiempo decharlardevezencuandoparaalimentarunarelacióndeconfianza;otratadequedar bien o de agradarla con algún regalo o mostrándole aprecio. El esposo de Susana, en cambio, está ausente de todas estas preocupaciones: “Usted sabe que la casa es responsabilidad de la señora, los esposos no se meten, que ayu-den es muy raro”, dice Susana con mucha tranquilidad.2

La narración de Susana es parecida a la de las otras mujeres cuyas voces se recogen en este artículo. Todas son profesionales capitalinas, no indígenas, menoresdecincuentaañosquepodríamosclasificarcomoclasemediayme-dia alta. Respecto a su posición laboral, es muy ilustrativo lo que Luz plantea:

2 La participación de los hombres en el trabajo dentro del hogar (o doméstico) forma parte de mi tesis, pero no de este artículo.

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“Nuestras abuelas fueron cien por ciento amas de casa, nuestras mamás ya fueron más de buscar trabajo, que de magisterio, que secretariado; a nosotros nos toca más de trabajo, que de casa… al tener esto, lógicamente… no alcanza el tiempo, entonces sí necesita alguien que le eche la mano... Yo no pienso en empleo doméstico… sólo es echar la mano.” Estas mujeres profesionales admi-nistran su casa con la ayuda indispensable de una empleada. Como dice Elba: “¡Sufrimos! preferimos estar sin marido que sin ellas...” Estas tres generacio-nes de mujeres de las que habla Luz tienen algo en común, a pesar de trabajar encasalasabuelasofueradeellalasnietas,siemprehantenidoelbeneficiodetrabajadoras dentro de sus hogares, cuyos servicios abonaron las condiciones para que las mujeres profesionales disfruten de otra posición dentro de la divi-sión social del trabajo. Como un ejemplo de esto, Dina dice:

En realidad yo crecí de forma muy cómoda, lo tenía todo. Sólo me bañaba, vestía, iba al colegio, comía, salía a parrandear, ésa era mi rutina. Con decirte que yo ni siquiera hacía mi cama, mucho menos hacía comida. Todo lo hacían las emplea-das... Ahora, lo que sí es claro es que todo el tiempo mis papás, especialmente mi mamá, me recordaban que tenía que aprender a dirigir una casa porque era mujer y algún día me iba a casar… Yo no lo tomaba en serio, hasta que me casé… no sabía hacer ni una sopa instantánea.

Podemos analizar lo anterior de distintas maneras, pero me interesa desta-car cómo las empleadoras comprenden que el tener una trabajadora en su casa es un asunto de orden práctico, en el sentido de que alguien debe ayudar a hacer lo que ellas, por falta de tiempo, no pueden asumir. En este caso, pareciera que su posición es distinta a aquellas amas de casa que piensan que, aunque tengan tiempo, su estatus social no les permite mancharse las manos con un trabajo que corresponde a las choleras,3 como lo escuché en una conversación de unas mujeres a la salida de un supermercado capitalino. Mientras hablan de cómo cuidaban sus uñas y manos una dijo: “El secreto es no hacer las cosas que debe hacer la cholera. Never”; y su conversación giró en torno a quejas sobre sus trabajadoras. En cambio, este grupo de mujeres profesionales se ven inmersas en relaciones laborales modernas. Desde su opinión, por su nivel educativo no es bien visto que utilicen un lenguaje discriminatorio o burdo porque todas las personas merecen respeto. Así, en las entrevistas, ellas cuidan el lenguaje que utilizan. No usan la expresión sirvienta, sino el de colaboradora o ayudante, porque conocen el contenido denigratorio en el lenguaje hacia las trabajadoras de casa. Pero cuando la conversación se relaja usan muy comúnmente el térmi-no empleada o empleada doméstica que para algunas es discriminatorio y para otras no.

3 “Cholera”: una forma de referirse despectivamente a las trabajadoras de casa particular en Gua-temala.

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Al hablar con estas mujeres se tiene la impresión de que establecen con las trabajadoras una relación laboral intencionalmente despojada de argumentos de servidumbre cuando aprecian el trabajo, dan oportunidades de superación, las animan a que estudien ellas, sus hijas o hijos, les hacen regalos, les pagan lo justoconformealossalariospromediosparaestetrabajoylestienenconfian-za. El hecho de tener acceso a estudiar estaría permitiendo que su situación de trabajadora de casa sea temporal o que sus hijas e hijos puedan acceder a otras opciones laborales. Pero lo más común es que el apoyo es moral, en términos económicos es eventual y en los tiempos permitidos es marginal, pues depende de la voluntad de la empleadora; es decir que en esta relación las oportunidades de superación son entendidas como favores que la trabajadora agradece al serle útil, sin embargo, estructuralmente reproduce la dominación al normalizar las desigualdades bajo el signo de la diferencia jerarquizada.4 Así, la empleadora ve en la trabajadora la representación social de los indígenas como subdesarro-llados, como atrasados y se coloca como el referente moral de la superación. A la vez, la empleada puede legitimar este lugar. Aquí las desigualdades históricas no son problematizadas, pero están en la base de la relación patrona y sirvienta. Dina habla de la preocupación de sus padres para que ella como mujer apren-diera a dirigir una casa, pero no es lo mismo aprender a dirigir que aprender a servir y obedecer. Esta jerarquía se desvanece en el sentido práctico de entender la relación entre empleadora y empleada, no obstante se retrata en las historias familiares y personales, como lo describiré brevemente abajo.

3. PATRONAS Y SIRVIENTAS: GENEALOGÍAS DESIGUALESJova Cardona, una anciana mam de ochenta y siete años, relata su historia.

Su madre muere antes de que ella cumpliera un año, su padre no se responsabi-liza de ella y su tío la golpea. Su abuela la recoge y con ella transcurren cuatro años cuando es pedida para ser criada por Elvira, una mujer ladina del pueblo, quien además es su madrina. Como esclavitud describe Jova su vida con Elvira. La crueldad con que la trataba incluía hacerla llevar cargas grandes con comida para los trabajadores del campo y regresar con cargas de leña que superaban su fuerza, “tal vez por eso quedé muy pequeña de estatura”, dice Jova. Elvira nunca le pagó porque decía estar haciéndole el favor de criarla. Como pago, le compró un huipil y un corte, que le quitó cuando Jova decidió marcharse de esa casa. Jova quería ser maestra y fue a la escuela un tiempo, pero Elvira aconsejó asuabuelaquelaretirara.FuelamismaElviraquienhablóconlasautoridadesde la escuela para que le permitieran a Jova estudiar sólo medio día y no el día entero, como era usual en aquel tiempo, esto con el propósito de servir a Elvira el tiempo en que no estuviera en la escuela. Así, sin la ayuda de su abuela y con

4 Comunicación personal con Edgar Esquit.

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la presión de Elvira, Jova no pudo continuar la escuela y siguió su vida como sirvienta en otros pueblos y en la capital hasta casarse y dedicarse a su familia.

La clasificación humana que se originó en la colonia con base en criterios socio-racialesactualizadoshadefinidolavidademujeresyhombresindígenasa lo largo del tiempo. De esta manera, mientras que los hombres indígenas fueron constituyéndose como campesinos, peones o mozos (Esquit, 2010), las mujeres fueron inducidas a ser sirvientasenfincasycasas.AnayCarmenSi-món,dosmujereskaqchikelesahoradesesentayochoysesentayseisañosdeedad, narran cómo teniendo solamente seis y ocho años debían levantarse a las tres de la mañana para quebrantar maíz en piedra, hacer tortillas y comida para cuadrillasdehombresenunafincadelacostasuradondesetrasladabatodalafamilia en épocas de corte de algodón. Carmen nunca fue a la escuela, mientras que Ana hizo tres años. Ambas se casaron, el esposo de Carmen fue asesinado, ella quedó con cinco niños y el único camino que encontró fue trabajar en casa particular en la capital, un trabajo que la esclavizó y la alejó de sus hijos. Hasta ahora continúa enesteoficio.Sushijosquedaronbajoelcuidadodesumadre,pero aprendieron a sobrevivir en las calles. A excepción de una hija, los demás tienen precarias condiciones de vida y emocionalmente siguen afectados por el abandono que sufrieron en su niñez, pues Carmen sólo tuvo posibilidades de ver-los un domingo de cada mes por algunas horas. Lo que Carmen se reprocha –y sus hijos e hijas también lo hacen– es cómo ella dedicó su vida a cuidar de forma esmerada a otros niños, mientras los suyos sobrevivieron, como pudieron, en las calles o con Lencha, una cantinera5 que vivía en la esquina de su calle, porque no permanecieron con la abuela, a quien habían sido encomendados. Una de sus hijas dice: “Yo imagino a mi mamá protegiendo a los niños que cuidaba… mien-tras nosotros… limosneando comida y... durmiendo donde nos cayera la noche.”

A Carolina, una médica de clase media alta muy sensible ante temas de injusticia y violencia, principalmente hacia las mujeres, con quien a menudo intercambio opiniones sobre ciertos temas, le hablo sobre este trabajo de inves-tigación compartiéndole algunas historias; sin embargo, noto cómo su sensibi-lidad cambia en este tema, la veo indiferente. Por sus gestos interpreto que le atribuye una inmutable normalidad a las situaciones que le narro. Como otras mujeres, Carolina creció viendo a la gente del interior (lo usa como sinónimo de gente indígena) llevar provisiones a su casa. Es la gente que pasaba ofreciendo leña, huevos, frutas o a veces “ofrecían a las patojas”6 para trabajar en las casas. Pero al hablarle de sus historias pareciera preguntarme ¿qué con eso?, ¿cuál es elproblema?,siemprehasidoasí,lagentehadecididovivirasí.Finalmente,medice Carolina con una voz amable: “¿Sabes cuál es el problema? que la gente

5 Aquí “cantinera” se entiende como vendedora de licor.6 “Patoja” es un término popular usado para nombrar a jóvenes mujeres. Se usa mucho para refe-

rirseajóvenesindígenas,aunquesusignificadosehaextendido.

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tiene muchos hijos, entonces no pueden darles lo necesario y por eso terminan teniendo este tipo de trabajo, que no es que sea malo, pero es poco calificado.”

El mundo de las empleadoras y el de las empleadas son distantes y cercanos a la vez. Son distantes en términos de condiciones y cercanos en términos de dependencia de unas respecto a otras. Ambos mundos se juntan en la casa, pero rara vez se interrogan. Estos principios de división histórica que vimos al inicio no forman parte del sentido común; al contrario, traídos a la actualidad del ser-vicio doméstico, hacen que todo parezca dado antes que producido socialmente. Hay una estructura mental para que las desigualdades y su vínculo con las di-ferencias étnicas, sociales y de género no sorprendan.7 Desde esta normalidad hablan las empleadoras. Una frase que escuché en cada entrevista es: “Desde que tengo uso de razón siempre en mi casa ha habido servicio doméstico.” De niñas crecieron con la presencia de una doméstica, de una nana, de una mucha-cha o de un muchacho mil usos que generalmente eran indígenas que aprendían la lógica del funcionamiento de las casas y se les valoraba por eso. En las casas solía haber más de una empleada, por las características de casa grande, que ahora suelen ser cambiadas por apartamentos más reducidos en donde ya no es necesario tener muchas empleadas a tiempo completo. Este tipo de depen-dencias intencionadas socialmente entre sirvientes (indígenas y ladinos pobres) y patrones (no indígenas) ha ido olvidándose para comprenderlo desde otras lógicas, como la idea de “familias de tradición de servicio”.

Marisol trabaja con Alicia y su esposo. Alicia dice con orgullo que Marisol es de tradición familiar pues su abuelo, un anciano de nombre Pio que ahora tiene cerca de noventa años, fue chino8 de su padre y de su tío, y luego capataz delafinca.Pio,desdeniñoyjuntoasufamilia,haservidoalafamiliadeAlicia.Carmelina es hija de Pio y ha trabajado por muchos años con la madre de Alicia. El trabajo de servicio a la familia de los patrones se ha venido heredando por generaciones. Dice Alicia:

Las señoras que nos ayudan son de tradición familiar. Su abuelito con mi papá, su tía con mi mamá, ahora ella conmigo. Ella ahora trae a su hija que venga a cuidar al nene porque anda con un muchacho y no quiere que meta la pata… la

7 Durante mi trabajo de campo, cuando hablaba con amigas mayas sobre esta investigación, casi todas me decían que su abuela, su madre, sus tías o ellas mismas en algún momento hicieron este trabajo. Por otro lado, cuando conversaba con amigas ladinas o mestizas, me hablaban, en la mayoría de casos, de su experiencia con su nana, con las trabajadoras de su casa, de la casa de su abuela o la de su madre. Estonosignificaquelasamigasmayasquetrabajanfuerandesucasa,especialmentesitienenhijasohijos, no tengan trabajadoras en su casa; varias sí tienen. Pero el asunto notorio es cómo socialmente las diferencias raciales/étnicas y de sexo/género de las mujeres indígenas fueron usadas para construirle una especie de “destino” como sirvienta. Esto está presente en el imaginario social al momento que es-tas mismas amigas mayas me hablaron recurrentemente de sus experiencias cuando les ofrecen empleo doméstico en la calle, cuando las llaman “maría” (sinónimo de sirvienta en la capital) o, en caso de las mayas capitalinas, cuando abren la puerta de su propia casa y les preguntan: “¿Está la señora?”

8Vocablopopularqueserefiereaunaespeciede“niñero”.Eltérmino“china”seusa,enalgunoslugares, para referirse a las mujeres que cuidan niños en otras familias que no son las suyas.

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hija de ella… se llama igual que yo… Alicia. Le pusieron Alicia por mí. Primero me pidieron permiso… Otra generación más que podría decir que estuvo al ser-vicio…

Por otro lado, Susana explica con entusiasmo cómo Marta ha sido parte de la familia, pues trabajó en casa de su suegra por mucho tiempo. Dice: “Marta lo conoció a él[José,suesposo]cuando usaba pañales… lo conoce muy bien y lo ve como un niño.” Marta llegó a casa de los suegros de Susana cuando te-níadiecisieteañosycontinúahaciendoelmismooficioconlamismafamilia.Mientras tanto, José es un profesional que se ha convertido en el jefe de Marta, aunque no se involucra para nada en la cuestión doméstica, que deja en su to-talidad en manos de las mujeres. Cuando Susana dice que Marta sigue viendo a José como alguien menor que ella, contrasta con el trato verbal, pues Marta serefiereaélcomo“donJosé”,mientrasqueéllasiguellamandosimplementeMarta, a pesar de ser ella una señora mayor que él. Asimismo, el afecto que hay entre ellos está atravesado por jerarquías, pues si bien Marta lo trata con consideración, él pareciera tener una frontera clara respecto al “deber ser de Marta”. Susana dice: “Él sabe que tenemos empleada… lo deja todo tirado… fue educado de diferente forma porque incluso si yo lavo los platos me dice: ‘déjalo porque ella ya va a venir’”.

Crecer con la comodidad de una nana o una empleada dispuesta a pasar toda la vida en la casa de los patrones es algo que hace suspirar a algunas em-pleadoras. Pero, al escuchar las historias de las empleadas, es evidente que este lujo se construye sobre la tragedia de las desigualdades. Algunas empleadoras dicen que antes la gente venía huyendo de sus pueblos porque no tenía ni para comer; ellas se quedaban con lo que fuera, no estaban en posición de regatear porque querían techo y comida. Pero esto está cambiando, como lo dice Elba, “hay mucha demanda pero escasez de mano; ya no se consiguen como antes, y es más, ellas tienen conocimientos certeros de cuáles son sus derechos”. El tono y contenido con que Elba dice que “ya no se consiguen como antes” y “tienen conocimientos certeros de sus derechos” da lugar a interpretar que ha existido un imaginario naturalizado de que ciertos cuerpos, o ciertas personas, son bie-nes que circulan en el mercado de servicio. Dada la estructuración de la división del trabajo en Guatemala, las mujeres indígenas en especial, pero también las ladinas pobres, han sido constituidas como mano de obra disponible a quienes tienen los medios para apropiárselas. Si resulta extraño verlas como personas con derechos es debido a su constitución como seres despojables. Seguramente esta estructuración de relaciones de servidumbre ha tenido movimiento, por ello,cuandolasempleadorashablandequelostiemposhancambiado,significaque las mujeres que antes tenían la casa casi como única opción laboral, ahora tienen otros espacios como maquilas, supermercados, personal de servicio en

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oficinas–incluso en tortillerías–, comercio informal, tiendas o “ya vienen por encargo”.

La distancia entre las historias de vida y la trayectoria de las empleadoras y las empleadas permite ver que forman parte de una estructura que ha conseguido producir y reproducir desigualdades sociales a partir del uso de las diferencias biológicas (raza y sexo) y culturales (etnia y género). Éstas, a la vez, han sido estructuradas conforme a fuerzas económicas, culturales, políticas y sociales de cada momento, dando lugar a una reproducción de las desigualdades sobre las que están basadas (Colen, 1995). Desde esta lógica, el trabajo de producción tiene un gran valor frente a la devaluación del trabajo reproductivo destinado a los sujetos dominados, racializados y sexualizados como inferiores; es decir, desde la servidumbre doméstica se hace un trabajo socialmente imprescindible pero desvalorizado. Sin embargo, “en el marco histórico de sus fuerzas pro-ductivas, una sociedad no sólo descansa en la producción sino también en la reproducción de las condiciones de la producción” (Meillassoux, 1990: 351).

4. SEÑORAS Y EMPLEADAS: TRATO Y DISTINCIÓN Las empleadoras entrevistadas ven a las trabajadoras como personas que

han tenido oportunidades diferentes. “Ellas necesitan tanto de nosotras como nosotras de ellas. Lo que hacen es un trabajo como cualquier otro.” Parecieran ser palabras progresistas, pero justamente son estas expresiones las que recogen la normalización de las dependencias asociadas a la servidumbre. No obstante, hay una posición contraria a quienes piensan que éste es un trabajo inferior e in-digno. Esto lleva a las empleadoras a pensar que rompen con el trato propio de la vieja lógica de servidumbre. Sin embargo, hay constantes que se mantienen y se comparten con el “viejo trato”, entre ellas la consciencia del lugar que las empleadas ocupan en la sociedad. Por ejemplo, es común que relaten episodios de discriminación hacia las trabajadoras en otras casas y terminen diciendo: “Pero aparte de eso, la respetan como ser humano que es.” En este contexto, si darle una categoría de ser humano a la trabajadora es una idea progresista o de genteeducada,significaqueapenasseestárompiendoconunasuertededeshu-manización normalizada. Pero la humanización que aquí se enarbola no llega a causar asombro respecto a las desigualdades que trazan la vida de empleadoras y empleadas. O quizá esa noción de humanización reproduce deshumanización, como las ideas progresistas siguen reproduciendo jerarquía entre humanos.

Por un lado se escucha un discurso convencido de que hay injusticias en el trato hacia las empleadas, en tanto es así, sus ejemplos ilustran un trato más jus-to. Pero este mejor trato, en demasiados casos, arrastra constantes que también pueden verse en los tratos injustos. En otras palabras, hay cosas que cambian y hay cosas que no cambian, hay una especie de inercia en ellas. Es claro que en

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las palabras de estas mujeres cambia la forma en que se estructura el discurso sobre el otro, pero en esta estructuración la dominación permanece como his-toriadelargaduración.Identificodosejemplosenestalógica:elprimeroeselmantenimiento de la jerarquía patrona y sirvienta; el segundo es la posición de la patrona y su familia como autoridad moral sobre la empleada y su familia. Esto, sin embargo, no puede esencializarse en la conducta de las empleadoras porque es una cuestión de relaciones. Así, las trabajadoras de casa pueden legi-timar o consentir este trato agradeciéndolo como un regalo que nace de la bon-dad de sus empleadores. De esta forma establecen relaciones de larga duración, defidelidad,dedependencia,devínculoodeagradecimiento.

4.1 Mantenimiento de la jerarquía patrona-sirvientaLas palabras con que se nombra algo o a alguien son importantes para en-

tender el estado de una situación, pero en sí mismas no explican todo. Esto no significademeritarlosesfuerzosdealgunasempleadorasqueintentanquesuspalabras tengan asidero en la práctica al buscar tratos más justos. Lo que quiero decir es que no todas las que descartan el uso de la palabra sirvienta o cholera por su carga denigrante son conscientes de que ésta no es la única forma de mostrar y reproducir asimetrías. Las distancias que existen entre empleadora y empleada se observan en el hecho muy frecuente de que las últimas gene-ralmente comen en la cocina, no siempre pueden usar el mismo baño que la empleadora, no deben involucrarse en las conversaciones familiares si no se les pide y siempre deben saber su lugar dentro de la casa; es decir, no abusar delaconfianzaqueselesotorga.Apesardequevariasempleadorasexplicantenerunarelacióncercana,deconfianzaydeamistadconlasempleadas,estaamistad no suele ser horizontal. Más aún, esta cercanía debe ocultarse en el espacio público o cuando hay gente externa a la casa, pues hay una presión social que sanciona la transgresión a lo establecido: cada quien en su lugar. Por lo mismo, empleadas y empleadoras pueden tomarse un café mientras no haya visita, cuando llega gente cada quien toma su lugar para cuidar la apariencia de la distancia como estatus. Susana, quien es una de las empleadoras que insiste en criticar las diferencias de trato, explica que ella sigue las formas de su madre al tratar con las empleadas; su madre come o se toma un café con ellas mientras conversa, lo mismo hace ella con Marta, pero esto no se ve en todas las casas:

En casa de mis suegros la empleada vive allí, tiene uniforme, se dedica a servirles en la cama, en la mesa, en la sala, donde ellos estén… se debe a que ellos fueron educados de manera diferente. Sí la respetan porque hay respeto, pero hay un trato diferente, ellos son los que mandan y ella es la empleada.

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Luego de que Susana da estos ejemplos recibe una llamada telefónica y ante lo que escuchaba dejó exclamar: “¡Ve qué indio!” Se percató luego de que lo que había dicho no era correcto frente a quien la entrevistaba, pero no hizo ningún comentario. Este episodio retrata las ambigüedades y las contradiccio-nes entre relatos, prácticas y lenguaje corporal observado durante las entre-vistas.Porun lado, lasempleadoras identificany repruebanel tratoviolentoy brutal, pero no advierten las formas suaves de dominación que entonces son tenidasporlegítimas(Bourdieu,2007).Tambiénsepuedehablardeunaactua-ción basada en intereses, en donde sí existe consciencia de ciertas distinciones y desigualdades que en términos verbales se condenan pero en la práctica se mantienen porque generan ventajas. Esto lleva a pensar que, cuando es común un trato de dominación brutal, las formas suaves tendrándificultades de serconsideradascomo tales (Bourdieu,2007).Enotraspalabras, sidesaparecenlas formas duras y explícitas de violencia, el problema aparentemente deja de existir. Cuando Susana dice que la trabajadora de sus suegros usa uniforme, les sirve a toda hora y en cualquier espacio, pero la respetan, deja ver que el irres-peto podría estar ligado a un trato violento a nivel verbal, incluso físico. Por lo mismo, el respeto se asocia a un trato cortés que acepta las jerarquías, no las desafía. No es un respeto entre iguales sino en el marco de las jerarquías o quizá el respeto a las mismas jerarquías. Alicia coincide con Susana cuando dice:

Crecimos con la imagen de que ellas necesitaban del trabajo que les dábamos y nosotros del que ellas hacían… siempre fue un trato como muy cordial con ellos y es gente que trabajaba por años con nosotros. Del lado de mi familia paterna sí era muy distinto el trato, platos aparte, lo que sobraba de la comida… Pero mi abuelita venía de familia muy humilde, me imagino que sus orígenes hicieron que fuera muy correcta con sus empleados. Tiene que ver con la familia, por cómo uno ha sido educado. [Unsegundoejemplo]yo lo veo con mi familia política [fa-miliadesuesposo]: una vez fuimos un fin de semana y estaba la señora que llega a planchar, y lo más natural para mí fue agarrar un plato y servirle… y ¡casi me echan de la casa!, primero, porque usé los mismos platos de la familia, tuve que haber usado platos desechables y, segundo, porque le di comida de la olla y tenía que haberle servido de las sobras del día anterior.

La distinción en los casos que relatan Susana y Alicia están asociados a la desigualdad, de hecho la distinción es una forma de reproducir las desigualda-des(Bourdieu,2007).Enestecaso,ladistinciónnoessóloestética,comolaimposición del uniforme, sino es también material y psicológica. El uniforme es un aspecto muy resaltado por todas las empleadoras. Todas criticaron la exi-gencia del uniforme como lo han visto con sus amistades y familiares. Ellas dicen respetar el traje que usan las mujeres ya sean indígenas o no, siempre y cuando vistan de forma limpia y recatada. Sin embargo, hay trabajadoras que han pedido usar uniforme probablemente para no gastar su ropa o sentirse más cómodas. Hay otras en cambio que no quieren usarlo.

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Otra forma muy clara de distinción entre empleada y empleadora es el trato verbal jerárquico. Es muy frecuente, casi una tradición asociada a la servidum-bre, el que las empleadas domésticas sean llamadas mija y, junto a esto sean vo-ceadas (vos) o tuteadas (tú), mientras que ellas usan el usted para hablarle a los empleadores no importando si tienen menos años que ellas. Elba lo ilustra así:

…sobre todo cuando vienen del interior que ha sido la mayor parte de mi expe-riencia… entonces, “mira mija”, y “¿por qué mija?” Porque la patoja que viene del pueblo esa primera noche va a llorar un montón, entonces que sepan que uno les tiene cariño. Yo les digo “mija” así verdad, trato de darles esa calidez. Los primeros días son superchinchineadas, ya después “mija, servite vos”, “no querés eso, allí hay en la refri, agarrá”… el primer día vengo… se lo pongo en el plato, ya después de una semana no, “mija ¿querés comer?, allí hay”, pero se acabó… yo les digo: “Dispongan de lo que hay en el refrigerador”, porque hay unas que no comen lo que uno come, pero ése ya no es problema mío... “allí está la comida en la sartén, ¿no te gusta?, ok, agarrá cualquier cosa, lo que encontrés”.

Generalmente las empleadoras, o las personas que vocean o tutean a las personas indígenas, argumentan que lo hacen por cariño, aprecio o calidez, como dice Elba. Pero, el tono y contenido de sus palabras denota que, más que aprecio,expresauntratodeminoríadeedad,aunqueentérminosespecíficosesun trato explícito de sirvienta. Esto indica que en el espacio de la casa patronal la servidumbre tiene códigos propios pero muy en sintonía con los que se esta-blece en el espacio público.9 Hay matices en esto. Son tratadas de usted aquellas trabajadoras que son mayores y principalmente no indígenas, o aquéllas que no visten traje indígena. Hay quienes han dejado de usar el traje indígena y guar-dado silencio respecto a su origen, lo cual les favorece pues evita que las hagan menos, que las humillen o que les paguen menos por ser de corte. Éste es el caso de Blanca, de sesenta y ocho años de edad, quien desde muy pequeña dejó su pueblo para trabajar en las ciudades. Llegué a Blanca pensado que era ladi-na y ella me habló de su historia y de su origen indígena. Dejó de usar el traje tradicional cuando empezó a trabajar en casas particulares desde muy pequeña.

La empleada, además de tratar a la empleadora de usted, siempre agrega un título, para los hombres es igual. Es un aspecto que no criticó ninguna de las entrevistadas que aquí cito. Todas se mostraron extrañadas de la costumbre o la educación que traen las trabajadoras al llamarlas con educación y respeto. Alicia dice: “Ella[Marisol]me dice nena… Ella es menor queyo…perocomome conocieron desde bebé, entonces sigo siendo una nena.” Mientras, Alicia se refiere al abuelodeMarisol simplemente comoPio, siendoésteun señor

9 En Guatemala el “vos” junto a la expresión “mijo” o “mija” se ha usado comúnmente para tratar a personas indígenas. Pero, actualmente, además se ha vuelto una expresión popular entre personas con condiciones análogas. Se está volviendo también un referente del chapinismo nacionalista bastante centrado en lo capitalino. En un uso menos jerárquico, esta expresión se ha usado en muchas familias guatemaltecas,comounaformadecomunicaciónfincadaenlaconfianza.

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mayor de noventa años y ella de cuarenta. Susana dice respecto de Marta, de cincuenta y cinco años: “Me dice doña, yo le digo que no me diga doña, pero ésa fue la forma en que a ella la educaron.” El esposo de Susana también llama a Marta por su nombre, mientras que Marta lo llama don José. Según Susana, “es porque lo conoció en pañales”. María José complementa diciendo que el trato de las trabajadoras hacia los dueños de la casa “es siempre don, señorita tal, seño o nena, aunque uno ya sea viejote. También hay algunas que son más confianzudas,perohaygentequetraeesaeducacióndellamarloaunoporsunombre”.Estaúltimafraseexpresafielmenteladistanciaquelosempleadoresdefiendenaldecirquehayalgunosconfianzudosyotroseducados.Elconfian-zudo desafía las jerarquías, es decir que no es sólo opción de las trabajadoras educadas el hacer esta distinción, como piensan las empleadoras, sino forma parte del aprendizaje de la buena sirvienta; es una conducta que se aprende en la casa patronal. Todo esto muestra cómo, en términos modernos, en el espacio de la casa y en Guatemala en general, a la reproducción de la jerarquía se le está llamando educación. Ser bien educado o ser mal educado está relacionado con el respeto o no de las jerarquías y con la construcción de una moral vinculada a la reproducción de la jerarquía como valor. Estos comportamientos cotidianos alimentan la estructura jerárquica entre “superiores” e “inferiores”.

4.2 Tutela y afecto: la patrona como autoridad moral Empleadora y empleada tienen un encuentro asimétrico que no sólo es la-

boral sino social y étnico en el caso de las mujeres indígenas, pues no son exac-tamente trabajadoras en condiciones de igualdad, sino suelen ser representadas como parte de una masa indiferenciada destinada a la servidumbre objeto de protección,debeneficenciayde“civilización”.En talescasos,estosignificaun encuentro entre la opulencia y la precariedad, entre la seguridad y la inse-guridad, entre la “civilización” y el “atraso”, pero no siempre como realidades sino también como imaginarios que construyen una relación. Este encuentro desigual hace posible la reproducción de una suerte de tutela cuyo origen se disimula mediante los discursos del progreso y de la superación individual. Este tipoderelaciones,adecirdePierreBourdieu(2007),tienenelpoderdefundarode perpetuar dependencia tanto como solidaridad, según las estrategias a las que sirven. Así, las empleadoras establecen una relación caritativa con las empleadas al colocarse como benefactoras o tutoras. Algunas hablan de las trabajadoras cual si fueran de su propiedad, junto al infaltable mija, se agrega el mi mucha-cha, mi señora o, como dice Alicia, mi Marisol. Además es muy común darles consejos o apadrinarlas. El dar para algunas es de buena fe, pero otras lo hacen por un interés egoísta, como lo dice Elba con toda franqueza: “Mire, sincera-mente uno es egoísta y no lo hace por ellas, lo hace por uno. ¿Por qué? Porque

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estos plus van a hacer que estas personas permanezcan conmigo más tiempo… Está comprobado que si uno trata bien a la gente ellas van a responder.”

Esta actitud de ayudar y aconsejar es frecuente entre las empleadoras. So-fía se empeña en apoyar a Candelaria, la joven que trabaja en su casa:

Estudia domingos y sábados… recibe clases de inglés y tiene un grupo católico; se le compró Internet para la nena, pero también para ella… Anda feliz porque uno de sus sueños era comprar una laptop… saqué una por cuotas de ciento vein-te [quetzales] durante dos años… obviamente ella la está pagando…

Alicia también ha tenido detalles parecidos con Marta; le pidió a su esposo que con las piezas sobrantes de computadoras armara una máquina para Marta,

…entonces le digo “mire, Marta, ¿qué quiere? computadora o aguinaldo”, no le puedo dar las dos cosas; ella muy inteligente no me dijo prefiero aguinaldo… Nosotros tenemos el compromiso moral de ayudarles… los motivamos a que sus hijos estudien. No es que sea malo que sean del servicio doméstico, pero que bus-quen algo que les pueda dar mejores oportunidades…

Otra forma de relación la plantea María José: Por la misma relación de mi mamá, que las toma con cariño, hemos tenido rela-ción con ellas posteriormente. Por ejemplo, una llegó, le dieron catecismo e hizo la primera comunión en mi casa junto con un guardián que teníamos allí, ya eran grandes pues. Y luego se enamoró de un muchacho que era maestro de obra… entonces salió de mi casa, allí la casamos. Se casó en el garaje de mi casa, allí hicimos su fiestecita, vino su gente que era de Patzún, o no sé de dónde. Cuando tienen hijos y son católicos, el bautizo, generalmente los patrones… mi mamá es madrina de no sé cuántos niños de empleadas que tuvimos hace mil años, que tampoco volvimos a ver… Yo siento que ellas, cuando llegan muy jóvenes y se les trata bien, se sienten una más de la casa… porque uno no sabe tampoco su familia cómo las ha tratado, verdad.

Alicia opina que el agradecimiento es algo muy presente en las trabaja-doras, principalmente indígenas, porque quizá lo habitual es que no sean bien tratadas.

El indígena es como más agradecido. Por lo mismo que hay más recelo y espe-ran un poco más de mal trato de parte de uno. Al ver la diferencia, como que lo sienten más bonito y lo agradecen más, y a veces a uno hasta le da pena algunos detalles que tienen. Cuando cumplió años el nene… venía la gallina y uno sabe el sacrificio que para ellos implica venir cargando una gallina, o para la navidad, allí vienen algunos tamales. Se siente bonito y agrada, pero da pena también. Es parte de su respuesta al compromiso que tienen y a la forma en que uno los trata.

DeacuerdoconBourdieu(2007),enunarelacióndeintercambioasimétri-co no puede haber reciprocidad sino obligaciones que pueden crear dependen-ciamediantesentimientosdegratitudinfinita.Eldonquenoserestituyepuedeconvertirse en una deuda, una obligación duradera. Así, el reconocimiento, la

55ViolenCias enraizadas. la Casa CoMo espaCio de “CiVilizaCión”: serViduMBre doMéstiCa...

fidelidadpersonaloelprestigiosonelúnicopoderreconocidoqueseaseguraal dar. En semejante universo no hay más que dos maneras de retener a alguien de manera perdurable: el don o la deuda, las obligaciones abiertamente econó-micas o las obligaciones morales y los apegos afectivos que crea y mantiene el don generoso.

5. LA FORMACIÓN DE UNA BUENA SIRVIENTA: DISCIPLINA CORPORAL Y MENTAL

Que sea obediente, limpia, honrada y trabajadora

El encuentro entre empleadas y empleadores también es entendido como el encuentro entre el desarrollo y el atraso, la limpieza y la suciedad, la superación y la indolencia.Por lomismo, la casa, como lafinca, sehaconvertidoparalas trabajadoras indígenas y pobres en un lugar de “civilización” cotidiana que implica disponer de su deseo de aprender a ser obedientes, limpias, honradas y laboriosas, pues su valor radica en las virtudes que poseen. Jova, ahora anciana, ilustra esta condición:

Me levantaba yo a las tres o dos de la mañana; nos bañábamos y dejábamos lava-da nuestra ropa. La señora nos dio un pedazo, atrás de la cocina: “Aquí pueden tender ustedes su ropa, yo no quiero que dejen la ropa allí amontonada, de una vez hay que lavarla, terminando de bañar a lavar su ropa”. Y lo hacía la señora, usted, lo iba a revisar, “¿se bañaron hoy?”, decía. “Sí nos bañamos, doña Julia”. “Ah, sí, así me gusta, me gusta que son obedientes”, decía. “Sí, sí señora…”.

Ser obedientes, limpias, honradas y trabajadoras es una característica mu-cho más asumida por las trabajadoras mayores de cincuenta años que he entre-vistado. Por eso mismo, las empleadoras les tienen bastante aprecio, pero se ven en contradicciones porque ellas no tienen las mismas agilidades que una mujer joven. De igual manera, algunas empleadoras piensan que su formación no es apta para educar a sus hijos. Elba y Sofía dicen que para eso son mejores las jóvenes, pues las mujeres mayores son pasivas y así podrían educar a los niños, es decir que la misma disciplina recibida en las casas se vuelve en su contra. Carmen y Blanca tienen características muy parecidas: son mujeres tímidas, reservadas y cumplidoras de las jerarquías. Carmen no toma nunca ningún ali-mento de la casa sin que le sea ofrecido y no habla sino es cuando se le dirige la palabra; siempre se la ve en silencio, como queriendo pasar desapercibida. Am-bas se han cambiado a casas donde existen condiciones distintas a las que les marcaron su forma de ser, pero continúan reproduciendo una conducta apren-dida en el pasado. Carmen dice que ella aprendió a no tocar nada porque en las casas se le decía que si se perdía algo mientras ella estuviera se le descontaría. Aprendió a no hablar con nadie pues las patronas le decían que una “sirvienta

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decente es obediente, callada y trabajadora. Si no es así, se le mira como mala mujer y puede correr peligro con los hombres”.

Ser limpias y verse higiénicas es también una práctica muy ligada a la dis-ciplina de las empleadoras. Generalmente se piensa a las empleadas como gente con hábitos poco higiénicos, con problemas de sanidad y, ahora, potenciales delincuentes.10 Sobre la importancia de la limpieza, para Sofía, como para va-rias de las empleadoras, es su contacto con los niños. Sofía cuenta que ha tenido experiencia con otras trabajadoras que no llenan las expectativas de limpieza. En cambio Cande es una joven limpia que ha sabido asimilar hábitos sugeridos por Sofía.

Ella usaba el pelo muy largo y creo que es como una tradición… Si tú te fijas casi todas las personas indígenas tienen el pelo muy largo, las mujeres. Entonces un día me la llevé y “le corto el pelo”. Eso sí me desagrada en ella porque no lo tenía bien cuidado. Y se lo corto y ahora lo tiene chiquito, pero ha sido si ella quiere, nunca me he impuesto.

Luz, médica pediatra, también enfatizó que el principal requisito de la ni-ñera era que tuviera paciencia y energía para cuidar a un niño. Pero, como en el ejemplo anterior, la limpieza es indispensable: “Yo que miro niños, ya no es tan frecuente como antes, pero póngale los piojos, niños que vienen a consulta y, ¿quién es el foco de infección?, la empleada. Entonces hay que mandar a toda la familia, incluyendo a la empleada.”

Según Elba, ella ha tenido la experiencia de tener en su casa a “pat ojas muy buenas, obedientes, responsables, todavía vienen buenas, sin ninguna malicia, pero el problema es aquí, cuando ya comienzan a conocer patojos, allí se me desvían del camino”. A Elba le interesa que la trabajadora sea “honrada, que sea aseada y que trate bien a mis hijos”.Prefieremujeresjóvenes:

Son más moldeables y asimilan más la forma de vida de uno… Sinceramente, como yo le dije, uno es egoísta, no hace las cosas generalmente por ellas sino por uno, y entre las cosas que yo hago es dar champú, pashte, jabón, cepillo de dientes, pasta dental mensualmente, para que no les falte y no haya un pretexto. Pero sí exijo la limpieza del baño diario, eso es de ley, tiene calentador, no hay excusa para que no se bañe…

Dice Elba:Muchas tienen [la] costumbre de no bañarse. Por ejemplo, si son de corte11 lo lavan ¿qué?… uy, no sé, y yo no les quito el corte, no se los quito, a mí me es indiferente realmente cómo estén ellas vestidas, pero sí que estén aseadas, eso es

10Losnivelesdeviolenciaacrecientanladesconfianzaenlacontratacióndeempleadas.Algunasempleadoras opinan fácilmente que hay empleadas ligadas a bandas delincuenciales.

11 “Corte” es una prenda de vestir usada por las mujeres mayas. Lo que en español se denomina falda.

57ViolenCias enraizadas. la Casa CoMo espaCio de “CiVilizaCión”: serViduMBre doMéstiCa...

lo que exijo, el baño diario… A mí en lo personal media vez no huela mal12 no me importa, o sea, lo puede cargar13 como ella quiera.

Para Susana, la higiene es muy importante, al punto que despidió a una tra-bajadora cuando notó que había usado su bañera. María José opina que, debido a que la contratación de una trabajadora es informal, la apariencia cuenta mu-cho. Ella observa “su aspecto físico, que sean limpias, arregladitas, que estén bien peinadas, que sus ropas se miren limpias. Las empleadas que vienen de corte del interior, ellas no se quitan su corte, que sean pulcras”. Así se construye a la sirvienta como higienizada, si alguien no lo es, será una “mala sirvienta”.

6. CONOCIMIENTOS: ENSEÑANZA-APRENDIZAJELos aprendizajes en casa de las empleadoras son bien valorados por algunas

empleadas. La señora Jovita agradece mucho lo aprendido en las casas de la ca-pital. Por su lado, Carmen, ahora que trabaja con una familia indígena, siempre está comparando la vida de las familias ladinas con las indígenas. Dice: “Los ladinos sí comen bien porque siempre le echan consomé a las comidas, siempre le echan condimentos, en cambio los naturales comen muy simple.” Carmen se opone muchas veces a recibir sugerencias sobre cómo hacer la comida jus-tificándoseporhaberaprendidoacocinarconladinos.Ofelia,detreintayseisaños, tiene hábitos distintos a hace quince años cuando la conocí. Usa el traje maya muy eventualmente, dice que le resulta incómodo; usar pantalones la hace sentir mejor en todo sentido. Su dieta cambió, no consume grasas ni comida chatarra. Habla de ropa y zapatos de buena marca. Estos hábitos, según ella, los aprendió en la casa de buenas familias. Ofelia sueña con tener su propia casa porque ahora vive con familiares que “tienen problemas con la higiene. El bañosiempreestásucioyesoamímemolesta;yolesdigo[que]poresotodoeltiempovivenenfermosdelestómago.Yolavoelbañoylimpioloquepuedomientras estoy allá, pero a ellos parece que eso no les importa”. Jovita, Carmela y Blanca, todas mujeres mayores, tienen una alta valoración sobre lo que apren-dieron en las casas capitalinas y tienen en común recalcar que una casa limpia y ordenada es responsabilidad de las mujeres.

Las casas de los patrones es otro asunto que algunas trabajadoras admiran y vivir allí les permite tener algunas cosas que en sus propias casas no han podido tener. Mis pláticas con Ofelia se desarrollaron en varios momentos, en ocasiones yo fui a buscarla al departamento donde trabaja, en el occidente del país, pero una vez ella visitó mi casa y, en la medida en que la iba mirando, me hablaba de la casa de la gente con quienes había trabajado.

12 En otras palabras, “siempre y cuando no hieda”.13 Lo utiliza como sinónimo de “llevar”.

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– Este es su cuarto?, me pregunta.

– Sí, ese este es mi cuarto, le respondo

– Está grande, —dice— pero eso no es nada, yo estuve en una casa en que el baño de la señora es del tamaño del cuarto suyo y todas las decoraciones eran de lujo… importadas.

– Sin duda —le respondí—; y ¿usted trabajó en esa casa?, ¿cómo era el cuarto destinado a quien trabajaba en la casa?

Después de hacer una pausa, Ofelia me cuenta: – La dueña quería que yo trabajara en su casa, por eso me enseñó toda la casa,

era preciosa… los ambientes eran amplios… y tenía tres patios. Por último me enseñó el cuarto de servicio, já, un espacio chiquitito y muy mal hecho. El cuarto era pequeño y tenía una cama matrimonial… para usar el baño había que pasar sobre la cama. Y el baño daba risa, era un espacio triangular pe-queño y rústico. Yo le dije a la doctora: “pero allí no se puede parar uno para bañarse”, y me dijo, “bien, si cabe bien una persona”, ya le iba yo a decir “¿por qué no me da su baño y usted se baña aquí” (se ríe). Cuando vi todo eso, dije yo “ni loca trabajaría allí”. Aparte de todo eso, pagaba una miseria, sólo pagaba Q500.00… Ella es odontóloga, me trabajaba los dientes, a veces por cada sesión cobraba Q450.00 imagínese, ella casi gana en una hora, lo que una trabajadora en un mes. Y para llegar a su casa había que pagar bus, porque ella vivía fuera de Xela (Quetzaltenango).

– Pero es muy poco el sueldo porque hay que gastar en pasajes, le dije yo

– Pero se puede venir a pie, no es muy lejos, mientras ella en sus grandes ca-rros. Ahí yo me preguntaba “¿pero qué piensa ella que somos nosotras?

Hay otro tipo de desencuentros como el que ocurre con Esperanza14 en re-lación con Sandra, una joven indígena de veinte años que trabaja en su casa. Constantemente la regaña porque no se expresa bien, porque es muy sucia, porque no sabe de buenos modales, porque no hace bien las cosas o porque no sabe pensar. Pero cuando Sandra piensa por sí misma Esperanza la reprueba. Mientras hablamos con Esperanza, Sandra llega y le pregunta: “¿Qué vamos a hacer de cena?” Esperanza responde: “Mirá vos allí que hacés, hay frijolitos, preparalos.” Al poco tiempo, Sandra llega y le dice: “Ya está.” “¿Ya está, tan rápido? –dice Esperanza–, espéreme un ratito porque me da curiosidad por ver qué hizo esta patoja.” Se acerca a la cocina, ve en la olla y dice: “Ah, patoja más bruta ésta. No entiende por más que le digo.” Levanta la voz y le dice: “Te he dicho que yo no estoy acostumbrada a comer frijoles parados[engrano].O los licuás o si es tanta la hueva[pereza]para hacerlo, entonces ponés a freír

14 Esperanza es la única empleadora no capitalina que incluyo en este artículo. Además, sus condi-ciones económicas son precarias, pero tiene una trabajadora en su casa.

59ViolenCias enraizadas. la Casa CoMo espaCio de “CiVilizaCión”: serViduMBre doMéstiCa...

cebolla con bastante aceite y luego echás los frijoles.” Luego, dirigiéndose a mí, me dice: “Yo no sé por qué hay gente, como ella, que comen tan insípido.” A pesar de estar consciente de mi papel de investigadora, no pude contenerme y le dije: “Exactamente como Sandra comemos en mi casa.” Ella me responde: “Esa costumbre es de los naturales[indígenas];a mí no me gusta comer así.” Mientras tanto, Sandra, ya aparte, me dice: “Yo me desespero porque no sé qué es lo que quiere la doñita. Me dice ‘hacelo vos’ y luego me dice ‘no me gusta así, no sabés hacer nada’; creo que está un poco loca.”

María José plantea que es muy frecuente el desencuentro entre lo que las empleadoras quieren y lo que las empleadas saben. Por lo mismo se aprecia queconozcaneloficioparaquenotenganqueempezar de cero porque algu-nas no saben ni las cosas más elementales. Elba, para evitar estos problemas, prefierecontratarajóvenescondeseosdeaprender.Desdeestalógicasevealatrabajadora como alguien que no tiene nada que enseñar. Pero, al detenerse un poco en los intercambios, hay empleadoras que reconocen los aprendizajes en temas como las comidas, el uso de plantas medicinales y algunos valores. Elba se pregunta:

¿Qué he aprendido de ellas? Básicamente la tolerancia y respeto, porque de que yo agarre formas de cocinar de ellas, no, al contrario, ellas agarraron de las mías. Yo creo que mucho radica en la tolerancia y el respeto. Si ellas decidían meterle apazote a los frijoles, yo los probaba, o sea, estaba dispuesta probarlo y si no me gustaba decirle “mirá, mejor no lo echés, o separá los frijoles tuyos de los míos y los tuyos los hacés con apazote”. Porque mi forma de trabajar con ellas ha sido darles independencia para no tener problemas y roces.

Luego de pensar un poco más, Elba recuerda:Hay una cosa muy preciosa que yo recuerdo con mucho cariño y es que mi hija aprendió a caminar solita, con la ayuda de ellas y sin araña,15 porque ellas me dijeron “en mi pueblo no se usa”. Aprendió a caminar sin margen de error… y en los libros de ahora dice que las arañas no son recomendables.

Alicia habla de otro tipo de conocimiento relacionado con su aprendizaje como mamá:

Ella me ayudaba, “no que para darle de mamar mejor póngalo así, que para sa-car el aire mejor asá, que le voy hacer agüita de ciruela porque está estreñido”… Ella me enseñó a hacer el agua de alucema, el ixbut… A mí me habían hablado del ixbut para mejorar la calidad de la leche materna y me lo presentaron en cajita de supermercado y me dijo: “¿Por qué va a gastar tan caro?, yo se lo traigo.” Y ella me enseñó a hacer también el alucema, que era para que no le dieran cólicos al nene… Yo no creía en el famoso ojo, pero hubo un día que el nene lloraba y lloraba y lloraba y me dijo: “No, ese niño está ojeado”, y le pasó

15 “Araña” se denomina coloquialmente al andador en que aprenden a caminar algunas niñas o niños.

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limón, ajo, algunas hojas y el huevo. Y me enseñó el huevo; cambió la apariencia. Y a los tres días el niño estaba como que nada… Me enseñó a hacer tortillas y a veces ella se mete en la cocina a ver qué es lo que yo estoy haciendo y ella ir a hacerlo a su casa.

La idea de que entre empleadoras y trabajadoras puede haber un intercam-bio equivalente de conocimientos no está muy presente a pesar de que de hecho sí existen intercambios de doble vía. Pero los conocimientos llevados por las trabajadoras se asocian a lo rural, a lo campesino, a lo indígena y al subdesa-rrollo, mientras que los conocimientos urbanos y el de las casas de las patronas se asocian al desarrollo. Siendo así, las formas culturales de las trabajadoras de casa (formas de pensar el mundo y la vida, tratos, comidas, costumbres, hábitos, traje) tienen un lugar inferior frente a las formas culturales de los empleadores. Yestomismojustificaunaactitudde“civilización”cotidianatantasvecesauto-ritaria dentro de la casa, pero también argumenta a favor de no merecer condi-ciones de vida y salariales dignas. Los conocimientos de las empleadas que son apreciados, como el caso del uso de la araña, tienen que pasar por la aprobación del “mundo desarrollado”, o por la validación experimental.

7. CIERRELa casa es uno de los lugares donde se fabrica a las personas. En ella se

crean formas de pensar, de actuar, de disciplinar, de dominar. Por ello, es tam-bién uno de los lugares donde se reproducen las estructuras sociales. Las diná-micas de las casas son importantes para comprender a las sociedades; allí se forman los sujetos que dirigen la economía, la política, la sociedad y la cultura. Las trabajadoras de casa crían a sus futuros patrones. Esta crianza ocurre en espaciosdeclaraestructuraciónjerárquicaydondesedefiendenlasrepresen-taciones que organizan las relaciones desiguales: hombres no indígenas son autoridades, mujeres no indígenas son patronas, mujeres indígenas y ladinas pobres son sirvientas, tortilleras, vendedoras de mercado, y hombres indíge-nas y ladinos pobres son jardineros, albañiles, guardias de seguridad o quien lleva los alimentos hasta el garaje de las casas. En otras palabras, las lógicas de servidumbre que se reproducen en la vida privada también se reproducen y organizan la vida pública.

Así, la casa es un espacio de la dominación privada pues es un lugar de reproducción de las estructuras sociales y de la violencia que la legitima. Pero es un espacio alejado de la ley. En este núcleo se reúnen empleadoras y em-pleadas (o patrones y sirvientes) como sujetos constituidos por una historia, interactuando en condiciones de diferencia étnica y desigualdad social. En este contexto, para la patrona la sirvienta puede ser sólo una colaboradora y para la sirvienta la patrona puede ser solamente alguien que le da trabajo, pero hay

61ViolenCias de ayer, ViolenCias de hoy: lógiCas y sentidos Culturales del desBordaMiento...

códigos sociales y estructuras que reproducen sin nombrarlas. La patrona es quien decide cómo debe ser la sirvienta y, como tal, la va fabricando: higiénica, obediente, honesta, ágil, incondicional, respetuosa de las jerarquías (educada) y que conozca su lugar dentro de la casa. Mientras tanto, la buena patrona es quien además de pagar es caritativa. Estos códigos a menudo buscan aminorar relacionesconflictivasodeaprovechamiento, pues es común que las emplea-doras tengan temor del comportamiento de las empleadas. La casa entonces se convierte en un espacio de “civilización” cotidiana, esto implica aprender a ser una buena sirvienta. No obstante, la casa es un espacio de dominación privada pero también es un lugar donde esta dominación podría desestabilizarse. Es por esto que lo que la disciplina civilizatoria busca es justamente mantener la esta-bilidad de la dominación frente a los mecanismos que la desafían.

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LA VIOLENCIA MÉDICA O LA VIOLENCIA POR TU PROPIO BIENJosé luis alBizu

Hablar de violencia médica en los servicios de salud pareciera una contra-dicciónporlarazónbenéficayaltruistaqueselesatribuye,peroesunaexpre-sión más de las exclusiones institucionales hacia la sociedad. Tras esa razón benéficahayunaampliagamadeviolenciasimplícitas,silenciosas,queanidanen la dinámica propia de las instituciones médicas (Restrepo y Espinel, 1996: 217-229)yqueAliceMiller(2006)seatrevióallamarlala“violenciaportupropio bien”.

El proceso salud/enfermedad/atención es decisivo para la producción y reproducción social, cultural y biológica de los grupos y, siendo un proceso estructural, toda sociedad establece su medicina hegemónica, sea la biomédica-hegemónica-oficialola“tradicional-popular”.Lamedicinaseusaparaminimi-zar, eliminar o normalizar desviaciones de las conductas sociales y asegurar la adhesión a las normas sociales. Este control es evidente en la relación médico-paciente, en los procesos de socialización médica, en la cultura organizacional sanitaria, en las políticas sanitarias. Estos campos no pueden ser aislados del marco de las relaciones sociales fuera del ámbito sanitario porque se encuentran en relación con los valores y las estructuras sociales. En las últimas décadas, además, estos controles se han ampliado mediante la medicalización, al asociar-se y conceptualizarse las desviaciones sociales en términos médicos (Singer y Baer, 1995; Press, 1990).

Eneste texto recojo reflexionesdiversassurgidasdemiexperienciaa lolargo de varias décadas como médico y educador en salud. Voy a abordar cuatro grandes puntos de violencias médicas en Guatemala sin pretender un análisis exhaustivo. El primero es la violencia que contiene el modelo biomédico hege-mónico.Elsegundoserefiereacuandoelmédico-institucionalseasociaconla exclusión social por medio de la participación médica en experimentos no informados, esterilizaciones sin consentimiento, participación en torturas.

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El tercer ejemplo de violencia en salud, no menos explícita y continua, son las políticas sanitarias estatales con sus programas selectivos y sus escasos pre-supuestos –esto continúa describiendo diferentes facetas de normalización de la violencia, una permanente morbi-mortalidad evitable1 junto a unas relaciones en los servicios públicos entre trabajadores de salud y la población que con frecuenciasondemaltrato,denuevopropiasdeunosserviciosdebeneficenciaparaunaciudadaníadebajaintensidad.Y,porúltimo,revisounaviolenciacon-tra el propio personal sanitario por medio de la represión por parte del Estado o de la “marcación” de jerarquías en su aprendizaje hospitalario con los obstácu-los a los médicos guatemaltecos formados en Cuba.2

En resumen, el proceso salud/enfermedad/atención se comporta como un “espíadelascontradiccionesdeunsistemasocial,nosóloporlacuantificacióndiferencial de las muertes evitables, sino también por las relaciones de domina-ción y resistencia que se articulan a través de ella” (Menéndez, 1990: 30).

1. LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL DEL MODELO BIOMÉDICO Y EL ENCUENTRO DE DOS AUSENCIASEl Modelo Médico Hegemónico3 es ese conjunto de prácticas, saberes y

teorías generadas por el desarrollo de lo que se conoce como medicina cientí-ficaquedesdefinesdelsigloXVIIIhaidoestableciendocomosubalternasalconjunto de prácticas, saberes e ideologías teóricas hasta entonces dominantes entre los diferentes grupos sociales. Al posicionarse hegemónicamente4 queda como la única forma de atender la enfermedad legitimada tanto por criterios científicos como por el Estado. Su análisis debe hacerse referido a las con-diciones históricas en las cuales opera (Menéndez, 1988: 451-464). Entre las características estructurales de este modelo destacan el biologicismo, el indivi-dualismo,unarelaciónasimétricaentremédicoypacienteyladescalificacióndel paciente como portador de saberes equivocados. A la vez, sus caracteres “novanaserfijossinodinámicos,respondiendoaloscambiosgeneradostantoen lo económico-político como en los niveles relativamente autónomos de la prácticamédica”(Menéndez,1978:17).

Las limitaciones del Modelo Médico Hegemónico no se derivan de su ca-rácter científico, sino “de la insuficiencia de su actual paradigmabiologista,

1Serefiereaaquellasmuertes“innecesarias,injustasyevitables”,puessecuentaconlosrecursospara superarlas (Benach y Muntaner, 2005: 18).

2 Los casos y entrevistas citados provienen de Albizu, (1999) ;Albizu, José Luis. Goyo Todosantos. Mario Efraín Méndez (2005) y Albizu, José Luis (2012) .

3 Este modelo es un instrumento teórico-conceptual aproximativo a una realidad que es mucho más rica y compleja que lo que intenta representar (Menéndez, 1988: 451-464).

4 Hegemonía como “conjunto de creencias, valores, ideologías, gustos, preferencias, costumbres, normas, principios y valores que van permeando la sociedad civil hasta instalarse en las clases subalter-nas como ‘sentido común’” (Martínez Hernáez, 2008: 164).

65la ViolenCia MédiCa o la ViolenCia por tu propio Bien

de su cerrazón hacia la dimensión subjetiva y en general a lo social” (Spinelli, 1996: 20). Al hacer de esa unidimensionalidad el corazón de su conocimiento y praxis,“ignoraelsignificadodelasexperienciaspersonales,deshumanizandoy reduciendo la historia y experiencia humana a una teoría abstracta” (Lazarus, 1988: 54), e invisibiliza la interdimensionalidad del proceso salud/enfermedad/atención. Esta limitación del Modelo Médico Hegemónico tiene sus particula-ridades en cada país y con cada clase social.

El biologismo es uno de los principales elementos de exclusión de los fac-tores históricos, sociales y culturales del proceso salud/enfermedad/atención. La biología es el nivel de análisis y determinante autónomo de la enfermedad que, tratada mediante determinados indicadores biológicos o biologizantes, ser-virácomodemostraciónobjetivadelaeficaciay,aunquereconocelaexistenciade agentes sociales y culturales, éstos serán considerados como no decisivos. La práctica médica encontrará en las funciones curativas dominantes la fuerza ideológica y la potencialidad de normar las conductas frente a la salud y la enfermedad, pasando de lo biológico a lo conductual. Al escindir lo político, social e ideológico de la problemática salud/enfermedad, el enfermo y la enfer-medad son separados de sus relaciones sociales y abordados como abstractos, asignando de manera “no consciente” una función pasiva a la población y los enfermos(Menéndez,1978,1984:80-82,2001:7,2005:25;MartínezHernáez,2007:2).

En esa coherencia biologicista se individualiza a la persona, se le desociali-zaydesculturaliza,selecosificafrenteaunamiradamédicaquepersonificalaenfermedad. En Guatemala existe la particularidad de que en nuestros servicios públicostambiénsepersonificalaculturaestigmatizadadelotroindígena,don-deelpacientesesignificacomounmalenfermoalnocumplirlasindicacionesy por su resistencia a la sumisión exigida por el personal y el Modelo. Al sujeto indígena, junto al pobre, les corresponden como ciudadanos de segunda unos serviciospúblicosdebeneficencia.EnGuatemalayLatinoaméricapredominael entendido de “lo intercultural” como relaciones interétnicas y, en el ámbito sanitario, esto lleva a invisibilizar que todos y todas somos culturales, incluido el propio Modelo como parte de una historia social donde la ciencia es para-digma de esa cultura, con sus intereses políticos, económicos e ideológicos. El servicio de salud, supuestamente altruista, es paradójicamente un espacio de reproducción de desigualdades y de violencia racista, una expresión más de la violencia social enfermante.

Al abordar la atención desde la unidimensionalidad biológica no se toma conciencia de que todos y todas vivimos y experimentamos la enfermedad de una manera más compleja que la meramente biológica. La “ignorancia” de la población sobre unas ciencias de la salud biologizadas que excluyen la subje-tividady laexperiencia justifica las relacionesdesigualesapartirdesaberes

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diferentes.Así,unossaberesserándefinidoscomocientíficos,académicos,mo-dernos, y otros como culturales/creencias, populares, tradicionales; términos que nos indican jerarquías en los valores de la sociedad hegemónica (Menén-dez, 1985: 18-20). Los saberes populares, siendo diferentes, no tendrían por qué ser desiguales, pues expresan conocimientos y experiencias de las personas que participan en el acto médico; son relaciones que podrían ser de complementa-riedadydeequidad.Ylasdesigualdadesvanasermásmanifiestasamedidaque lo sean socialmente sus portadores.

La atención centrada en la enfermedad lleva a olvidar al enfermo, a la ex-clusióndelsentidoysignificadodelaenfermedad,aidentificarladimensiónsociocultural como la antítesis de la ciencia y a una visión negativa de la me-dicina popular y tradicional. Así, se desconoce su función cultural y “el senti-doysignificadodelaenfermedadylaatención”(Menéndez,2005:30).“Laenfermedad tradicional se considera en función de la cotidianidad de los que se enferman y de la sociedad en la cual se enferman” (Menéndez, 1981: 440). Otros saberes incidirían negativamente en la búsqueda de “un diagnóstico obje-tivo perteneciente al mundo natural”, y la subjetividad del enfermo transmitida por medio de la palabra, narración, síntomas, es un elemento de confusión para el diagnóstico y presupone un posible incumplimiento del tratamiento; a su vez, que el médico aceptara su propia subjetividad lo alejaría de la objetividad, poniendo en riesgo el diagnóstico y tratamiento. La eliminación de las subje-tividades como elementos distorsionadores lleva a convertir el acto médico-paciente en el encuentro de dos ausencias, el enfermo sin palabra y el médico quecongelasusubjetividadparaserobjetivo,científico(Clavreul,1993:259).De ello resulta que el médico excluya los saberes y sentimientos del paciente, expresando desinterés cuando no la negación de la palabra del paciente. Por otro lado, puesto que va ser el medicamento el que cura, la búsqueda de signos será prioritaria. La experiencia sanitaria reconoce que “sí, al paciente se le da un tiempo para que hable” pero pronto llega el “le voy a cortar, pues no hay tiempo” del sanitario, convirtiendo el acto en una entrevista aparentemente in-cruenta.Lapriorizacióndelos“signos”y“lapapelería”ylasfichaseinformesnecesariosparaelseguimientodelpacienteylagestióninstitucionalreflejanlaeficaciapolítica,perosedesarrollanendesmedrodelaparticipaciónactivadelpaciente, del valor de la palabra y su efecto terapéutico, de la curación, afectan-do la comprensión del proceso.

LaeficaciacurativadelModeloloconvierteenformalmentehegemónico.En las comunidades también es especialmente valorado el medicamento de far-macia,medicamento/objetoglobalizado,“unobjetoculturalnoidentificado”,que es glolocalizado pues las culturas locales “se insertan en los márgenes de lo global de diversas maneras, pero no como simple ‘mcdonalización’” (García Canclini, 2005: 45 y 51). Frantz Fanon consideraba que “para el ‘indígena’

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[argelino], laenfermedadnoevolucionaprogresivamentesinoqueatacaconbrutalidad al individuo, de manera que la acción de un remedio resulta menos de su repetición continua, rítmica y progresiva que de su carácter masivo, de su acción simultánea y total, de allí la preferencia que tienen los ‘indígenas’ por lasinyecciones”(1974:102).Estalógicaaplicaalapoblaciónguatemaltecaodecualquierotropaís,pueselsignificadodelmedicamentodefarmaciacomoicono-imagen-fuerza del Modelo Médico echa raíces en otros dominios expli-cativos, religiosos, mayas, populares u otros. Del medicamento se espera mejo-ríainmediata,dosdíassincambiosnotablessignificaquenosirve,quenoeseladecuado;ysimejoró,puedequeseasuficienteyseguardeparaotraocasión.El medicamento tiene una carga mágica/sobrenatural de efectividad inmediata que lo acerca a la oración, al milagro, a algunas ceremonias mayas más que a la medicina natural que cura más despacio.

La especialización y superespecialización médica, con sus indudables apor-tes, ha llevado a una reducción de la mirada y una estructural pérdida de inte-gralidad. En sus clases, el doctor Juan José Hurtado, pediatra, antropólogo y médicodefamiliaguatemalteco,ejemplificaba la teoríaantropológicacon laexperiencia propia. Cómo olvidar las risas entre los futuros especialistas de la UniversidadFranciscoMarroquíncuandorelatabalaconsultadelaabuelitadeun niño prematuro: “Mire don Juan José, al recién nacido primero lo vio el of-talmólogo y nos dijo que a pesar del oxígeno, el niño tenía bien los ojos, luego llegó el cardiólogo y también lo vio bien, y finalmente llegó el neumólogo que lo vio mal. No sé qué pensar del niño, si está bien o mal. Lo echamos de me-nos doctor.” La integralidad no es sólo abordar biomédicamente los procesos curativo, preventivo, rehabilitador o un órgano aislado, sino tomar en cuenta lo social, cultural y experiencial.

La consideración de los protocolos de atención como instrumentos técnicos neutrales es una falacia, pues en la medida que apuestan por una mirada bio-lógica con invisibilización de lo social, los convierte en guías políticas. Todo lleva al Modelo Médico Hegemónico a la tentación de homogeneización, ne-gando la singularidad humana; al dogmatismo, negando la existencia de otras formas de entender el proceso salud/enfermedad que se insertan en un universo cultural, lingüístico y valorativo; y a pensar la práctica médica como un sistema de cuidados obligatorios, negando la necesidad que tienen individuos y comu-nidades de ser autónomos en la manera como abordan el nacimiento, el dolor, la salud,laenfermedadylamuerte(RestrepoyEspinel,1996:217-229).

En un curso de auxiliares de enfermería comunitaria, uno de ellos tuvo la idea de expresar con este relato los riesgos de normar conductas frente a la au-tonomía de los pacientes, y la necesidad de la escucha y el diálogo:

Había un mono subido a un árbol que observaba cómo los peces en el río nada-ban bajo el agua. Preocupado y queriendo ayudarlos, ¡se estaban ahogando!,

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comenzó a sacarlos de uno en uno y a colgarlos en el árbol. Al rato, los peces estuvieron muertos y el mono no entendió cómo habiéndolos ayudado resultó que murieron.

Yesquefrenteallemailustradodel“Idyenseñadatodos”delaUniversi-dad de San Carlos, la contra-respuesta resistente es:

Todo el mundo quiere enseñarnos, los maestros, los padres y madres religiosos, los doctores, los abogados, los agrónomos, el gobierno. Todo el mundo quiere que aprendamos de ellos. Para ellos, no sabemos nada de nada. (Lenkersdof,1999)

En la educación en salud, las enseñanzas del pedagogo y educador brasi-leñoPabloFreirehanquedadoengavetadasy laviolencia simbólicay jerár-quicasemanifiestaaflordepiel.Elpuntodepartidaeselsaberacadémicodel“educador” que se convierte en el maestro de la salud y normador de conductas frente a la “ignorancia y creencias” de la población.Los numerosos afichesque empapelan el interior de nuestros puestos y centros de salud informan a la población de las bonanzas del control prenatal, de la detección de signos de gravedad en un embarazo, del esquema de inmunizaciones infantiles, de los algoritmos de diagnóstico y del tratamiento de enfermedades. Tan numerosos suelen ser los carteles que dispersan la atención y tienen poco impacto o, si lo tienen, puede que el efecto sea el contrario y, al no ser entendidos, refuerzan la idea de “ignorancia” de la población, preparándola para una actitud pasiva y sumisa a los mandatos del auxiliar, enfermero o médico que sí los entiende, pues es “quien sabe”.

En el abordaje de los programas de espaciamiento familiar, a pesar de las proclamas de neutralidad de la ciencia médica, los valores e ideología de la so-ciedad hegemónica, de las instituciones y de cada trabajador se hacen presentes:

El educador sanitario es portador de una subcultura profesional, el saber técnico-científico,que loseparade losprofanosy,almismo tiempo,esportadorde lasubculturaprofanadelgruposocialalquepertenece.Estosignificaquesuopera-tividad, por mucho que esté fundada sólidamente en el saber profesional, está en mayor o menor medida afectada por opiniones, prejuicios, actitudes y opciones ideológicas que le pertenecen no como profesional sino como educador de a pie. Elplaceryeldolor,lasexualidadylosmétodosanticonceptivos[…]respectoaellos, el personal sanitario se nutre inevitablemente, y a menudo expresa de forma más o menos explícita, sentimientos, creencias y juicios que tienen poco que ver consusconocimientoscientíficos(Bartoli1989:17-24).

Las formas de abordar el programa por parte de los trabajadores de salud con frecuencia muestran los prejuicios hacia los indígenas y las familias nume-

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rosas. Así, en una reunión educativa, el doctor planteó que “si tienen muchos hijos, la familia será más pobre, los hijos estarán desnutridos y tendrán retraso mental. A menor número de hijos, mejorará la calidad de vida pues se facilita la educación, la vivienda, la alimentación, la recreación y el vestuario”. Mien-tras que las y los auxiliares de enfermería, indígenas, consideraron que “lo ideal son tres hijos”. Nadie tomó en cuenta los valores y criterios de la población, ésta no era el punto de partida, y quienes tomaron la palabra lo hicieron para establecer mensajes asumibles para la población, cuyo objetivo no oculto era que tuvieran menos hijos para cumplir con las metas ministeriales. De esta ma-nera los métodos anticonceptivos no se abordan, sino que se dirigen a “explicar cómo ser buenos adultos” sin llegar a discutir el nudo de dimensiones sociales, económicas, culturales, religiosas (Albizu, 2012: 488).

El abordaje institucional del programa de espaciamiento familiar puso en evidenciaelnulooinsuficientereconocimientodelaracionalidadycontextocomunitario, donde “el tamaño de la familia y el control de la fertilidad deben considerarse dentro del sistema productivo” (Ainsworth, 1998) y los valores so-ciales y culturales. El derecho a la información en el Ministerio de Salud Públi-ca y Asistencia Social se mide por el número y porcentaje de hombres y mujeres planificando;elobjetivoesaumentaresosporcentajes.En“estainformación”,el mensaje se acompaña de la violencia simbólica sobre las mujeres al criticar a aquéllas que optan por tener más hijos de los deseados institucionalmente, que serían malas madres al no poder cuidarlos como la institución recomienda (aunque luego esto tampoco sea posible por la situación de exclusión social).

2. POR EL DESARROLLO DE LA CIENCIA Y DE LA SOCIEDADEn nombre de la ciencia también se han hecho barbaridades y en esa vio-

lencia explícita y delictiva encontramos para Guatemala la denunciada en el in-formedeSusanM.Reverby:“Sífilispor‘exposiciónnormal’einoculación:unmédico de PHS.5‘Tuskegee’enGuatemala,1946-48”.6ElestudioTuskegeefuereconocido por el Gobierno de Estados Unidos y llevó a su secretaria de Estado, Hillary Clinton, y a la secretaria de Salud y Servicios Sociales, Kathleen Sebe-lius, a ofrecer disculpas por los abusos cometidos a todas las personas afectadas y al pueblo guatemalteco. Clinton declaró que: “El estudio de la inoculación de esta enfermedad de transmisión sexual llevado a cabo desde 1946 hasta 1948 en Guatemala era claramente poco ético.” Entre las violaciones éticas recono-cidas incluyeron: 1) el uso de sujetos de estudio que pertenecían a poblaciones

5 PHS es el Public Health Service de los Estados Unidos de Norteamérica.6 En <www.hhs.gov/1946inoculationstudy>,2011.EnelPeriódico apareció con el título “Cutler

creía que sus estudios eran una mina de oro” (10 de octubre de 2010).

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altamente vulnerables, 2) la realización de una investigación sin el consenti-miento informado de los participantes y 3) el engaño en la conducción de los experimentos. Las funcionarias también reconocieron que tanto los investiga-dores como sus superiores sabían la naturaleza antiética de la investigación.7

El informedeReverbyconstataqueel“estudioTuskegeesobre lasífilissintratamiento”seinicióen1932comounestudiode“lasífilisnotratadaenelvarónnegro”enEstadosUnidosyque,antelasdificultadespresentadas,con-sideraron que Guatemala podía ser otro lugar idóneo. A diferencia de Alabama, estado del país norteño donde esperaban encontrar un gran número de sujetos que ya manifestaban la enfermedad en su fase latente tardía, Guatemala ofrecía sujetosquenohabíancontraídolasífilisyvariosexpertostropicalesyautorida-desguatemaltecascompartíanlaopinióndeque“lasífilisesmáscomúnentrelosladinosqueentrelosindígenas,ycuandolaenfermedadsemanifiestaenelindígena, ocurre de manera leve”. Los supuestos raciales sobre la enfermedad respectoalapoblaciónafroamericanaenelproyectodeAlabamasetransfirie-ron a Guatemala.

El estudio se realizó con cerca de 1,500 sujetos, entre soldados, presos y enfermos mentales. El gobierno revolucionario del presidente Juan José Aré-valo había legalizado la prostitución y admitía a las sexoservidoras visitar re-gularmente a los reos de los centros penitenciarios. Con la cooperación de los funcionarios del Ministerio de Justicia y el director del Penitenciario Central de la ciudad de Guatemala, se permitió que prostitutas que habían dado resultados positivosparalasífilisolagonorreaofrecieransusserviciosalosreosconelfi-nanciamiento del Public Health Service (PHS) de Estados Unidos. Los reos fue-ron sometidos a exámenes serológicos, antes y después de permitir la entrada de las prostitutas al penal, para comprobar si habían sido infectados. Posteriormen-te se pasó a la inoculación directa de la bacteria a soldados y presos, pero por la resistenciaalainfecciónydificultadquesuponíasumanejo,serecurrióalosenfermos mentales a quienes también se les inoculó; por otro lado, 438 niños del Orfanato Nacional fueron sometidos a exámenes serológicos.

EnTuskegeeyengeneralenesosaños,sebuscabalacooperaciónconlainstitución, no con los sujetos o sus familiares, y la mejor manera de asegurar esa cooperación era ofrecerles donaciones. Así, el PHS le proporcionó al hos-pital mental: drogas anticonvulsionantes, una refrigeradora para los materiales biológicos, una pantalla para proyectar películas que era la única fuente de en-tretenimiento para los pacientes, tazas de peltre, platos y cubiertos para suplir las enormes carencias del lugar. A los sujetos de la investigación se les ofrecían cigarros, un paquete completo a cambio de una inoculación, extracción de san-gre o de materia espinal, y un cigarro a cambio de una observación clínica.

7 U.S. Department of State, “Joint Statement by Secretaries Clinton and Sebelius on a 1946-1948 Study”,OfficeoftheSpokesman.Washington,DC.October1,2010.MediaNote.En<http://www.state.gov/secretary/20092013clinton/rm/2010/10/148464.htm>.

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A los pocos meses de la anterior denuncia, el equipo de investigación de el-Periódico publicó otro artículo bajo el título “Guatemaltecas fueron esteriliza-das sin su consentimiento debido a políticas de EE.UU.” basado en el informe de Alfredo Embid (2008). Esta vez, el Gobierno de Estados Unidos no recono-ció haber tenido “políticas para promover o apoyar esterilizaciones masivas”,8 y calificóelinformecomofalso,yaquelasdenuncias“estánbasadasenalegatosnoverificadosnisustentados,deunindividuoespañolqueseidentificacomodoctor de medicina alternativa” 9

Elinformeabarcaelperiodode1974-78,bajolapresidenciadelgeneralKjell Eugenio Laugerud García, no descartándose que el lapso haya sido mayor. LaagenciacatólicaNoticiasAliadasyotrasdenunciaronen1975laesteriliza-ción masiva e involuntaria, sin conocimiento, de mujeres indígenas guatemal-tecas que habían ido a hospitales estatales a consulta médica. Las autoridades sanitarias de la época eran el doctor José Trinidad Uclés, ministro de Salud de 1970a1974,sustituidoenelcargoen1975poreldoctorJulioRenéCastillo.Desde 1965 se intentó llevar a cabo estos “experimentos”, pero las autoridades delMinisteriodeSaludsenegaron,porlocualtuvieronqueesperarhasta1974.En1984,monseñorGerardoFlorestambiéndenuncióprácticasdeesterilizacio-nes masivas de mujeres, especialmente indígenas, al ser atendidas en sus partos. El doctor Carlos Gehlert Mata, ministro de Salud durante el gobierno de Vinicio Cerezo (1986-1989), aseguró, tras las denuncias periodísticas, que antes de lle-gar al Ministerio tuvo conocimiento sobre estos experimentos realizados antes de la década de los ochenta, y que: “Este problema es una irresponsabilidad y una supuesta política de Estado, que puede considerarse como criminal. Viola no solo principios éticos y morales, sino también los derechos humanos de las personas”.10

TambiénsegúnelinformedeEmbid,en1974,enelHospitalGeneralSanJuandeDiosyfinanciadosporlaorganizacióninternacionalPopulationCoun-cil –que no lo reconoce– se dieron experimentos de esterilización en mujeres guatemaltecas. El ofrecimiento era de atención médica gratuita, sin informar que, durante las exploraciones ginecológicas, se les inyectaba paraformalde-hído,produciéndolesunaesterilizaciónquímicatraslainflamaciónbloqueantedel endometrio. Posteriormente, al menos a cuarenta y ocho mujeres se les ex-trajo el útero para comprobar el éxito de la esterilización.

En estas violencias delictivas e impunes interviene otra modalidad: la par-ticipación de médicos en las torturas a presos políticos, como se documenta en el Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico:

8 “Cutler creía que sus estudios eran una mina de oro”. elPeriódico, 4 de enero de 2011.9 elPeriódico, 3 de enero de 2011.10 “Guatemaltecas fueron esterilizadas sin su consentimiento debido a políticas de EE.UU.” Artícu-

lo basado en el informe de Embid (2008), elPeriódico, 3 de enero de 2011.

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Informacionesverídicasseñalanque[Efraín]Bámaca[guerrilleroconocidocomo“ComandanteEverardo”]fuetrasladadoalazonamilitar8deSanMarcos,dondefue torturado por militares y médicos asignados a la enfermería de esa zona, que le aplicaban drogas durante los interrogatorios. La información coincide con la de otro testigo, que asegura que el comandante Bámaca se encontraba en estado desemiinconsciencia[…]dondeunoficialordenóeltrasladodelequipomédicohasta la habitación donde estaba Bámaca. Entre los métodos de tortura que se le aplicó incluyó el enyesado completo del cuerpo, que según los documentos des-clasificadosdelGobiernodeEE.UU.serealizóparaevitarsufuga(CEH,1999,Tomo VII: 232-233).

Los torturadores pretendían anular la voluntad y transformar la persona-lidad del detenido, y sólo cuando la víctima podía ser descrita como “muerto vivo”, los torturadores consideraban alcanzado su objetivo. “El Ejército conce-bíalareeducacióndelapersonalidadcomounaespeciederecuperación[…].Tal fue el caso del jesuita Pedro Pellicer y el dirigente del Comité de Unidad Campesina, Emeterio Toj Medrano, donde ambos fueron sometidos a intensos interrogatorios bajo tortura, a procesos de desorientación sensorial y a métodos que llevaban hacia la reducción de la personalidad en un proceso lento y peno-so” (CEH, 1999, Tomo II: 465-466). La participación médica también se puso en evidencia en la declaración de Emeterio Toj: “Llegados los altos militares de Huehuetenango que eran coronel médico y cirujano, este señor les inyectaba no sé qué ácidos en el hospital y los mataba. Luego decían ‘no aguantó la ope-ración’” (Ibid.: 484) o el de otra víctima: “Me acuerdo cuando me bajaron con capucha y me ingresaron como XX en el hospitalito en el Segundo Cuerpo, lo cualmeaterrorizó[…].Ahíestuveenmanosdevariosmédicos”(Ibid.:507).La tortura física no requirió siempre de personal médico pues “las mutilaciones de miembros, de los dedos de los pies o las manos, la mano entera, o partes de la cara, era algo común a muchos torturados. Arrancar la lengua y los ojos, era una práctica común y los cadáveres eran botados posteriormente en las calles o plazas para infundir terror. La mutilación de órganos sexuales de los hombres fue aplicado sistemáticamente” (Ibid.: 484).

Y,comotodadominaciónyviolenciatambiéngeneraresistencias,másade-lante se reconocerá que el sector de los trabajadores de salud, de auxiliares a médicos, de promotores de salud a comadronas, también se ha destacado por su compromiso social y sus aportes, habiendo sido asesinados y torturados por la causa de una Guatemala más saludable.

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3. LOS SERVICIOS PÚBLICOS DE SALUD, REFLEJO DE UNA CIUDADANÍA DE BAJA INTENSIDAD

Laviolenciasocioestructuralsemanifiesta,másalládelosenuncia-dos constitucionales del derecho a la atención y a la salud, por unos per-filesdemorbi-mortalidad,deesperanzadevida,deestadonutricional,deenfermedad ocupacional, de sufrimiento y muerte evitables que eviden-cian las desigualdades entre clases sociales, grupos étnicos u ocupacio-nales(BenachyMuntaner,2005:18;Menéndez,1987:21).Juntoalasdiferencias de salud y condiciones de vida, nos encontramos con una una política pública que responde con programas selectivos mínimos, una baja calidad de atención y obstáculos de acceso a los servicios públicos porlejaníageográficaydondeelmaltratoylostemoresdelapoblaciónson expresados con frecuencia. Ello me permite caracterizar los servicios públicosactualescomodebeneficencianeoliberal11 para una ciudadanía desegundaodebajaintensidaddondeelracismosemanifiestaconfre-cuencia dentro de los servicios.

3.1 El hospital como espacio temidoEl hospital es el espacio privilegiado para los estudios sobre el temor de los

pacientes al personal sanitario (Acevedo, 1986; Schambach, 2003; Villaseñor, 2003; PNUD, 2005). En ellos se recogen expresiones habituales como el “sólo a morirse va uno al hospital” en boca de una parte de la población indígena y marginada, o “prefieren morirse en sus casas que llegar al hospital” desde al-gunos trabajadores de salud. La condición de subalternidad en la que el paciente entra al hospital, y la sumisión que se le exige, se suma al miedo a un ámbito predominantemente ladino en donde hasta los propios trabajadores indígenas ocultan su identidad y conocimientos idiomáticos ya que la cultura indígena es reconocida como obstáculo. El hospital genera temores al asociarlo con la peor representación del ladino: el de ladrón y asesino. Temores que hoy en día si-guen vivos en expresiones como “se comen nuestras partes”, “quieren abrirnos y dejarnos incompletos”, “quieren asesinarnos, quieren acabar con la población maya” (Acevedo, 1986; Schambach, 2003).

11Labeneficenciavadirigidaalapoblaciónpobre,estandoelbeneficiarioconsideradocomounciudadano de segunda. Opera como una instancia de control social y contribuye a mitigar los efectos de losconflictossocialesenlamedidaqueresuelvealgunosdelosproblemasdelospobres.Labeneficen-ciasefinanciaconpresupuestodelEstado,quesueleserescasoydebajacalidad,condiscrecionalidaden las prestaciones, no cubriendo aquello que asegura el mercado, lo que resulta políticamente cómodo puespermiteobtenerinfluenciapolítica(Comelles,2006-2007).

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Las cirugías son entendidas por los usuarios como invalidantes, temporal o permanentemente, “ya nunca quedan igual”. Ésta es una prevención constante de parte de las embarazadas frente a las cesáreas. Cirugías que llevan, bajo el criterio popular, “a cuidarse un año sin realizar trabajos pesados como cargar el agua, la leña…”,quelimitanalasmujeresensudeber ser de cuidadora del hogar y que llevan a evitar el parto hospitalario por temor a la cesárea, incluso cuando ésta es indicada por médicos, sanitarios, comadronas o promotores de saluddesuconfianza.

3.2 La estigmatización a la población subalternaLaestigmatizaciónalapoblaciónindígenaylajustificaciónparaunsector

de la población ladina de que la marginación se debe “a su cultura, y a que no quieren cambiar”, convierten a ésta, para los servicios públicos de salud, en la causa de sus hábitos insanos y enfermedades, en la tardanza de llegar al hos-pital y en un obstáculo para la aceptación de la ciencia médica. La condición de subalternidad y sumisión exigida, no siempre consciente para el trabajador desalud,conllevaactitudes“defugaeirresponsabilidad”(Fanon,1986:104)dificultadparalaexploraciónporlarigidezcorporal,problemasenlacomuni-cación lingüística e interpretativa de los síntomas. También es frecuente que “los otros culturales” acaben siendo vistos como “infantiles”, cuando no “son como animalitos”, deshumanizados por su supuesta insensibilidad: “Cuando se les mueren sus hijos, las indias ni lloran, tienen tantos, les quedan los otros y siempre pueden hacer más. Lo más, unas lagrimitas y ya está”.

Ante respuestas como: “Mijita, ¿por qué no viniste antes? ¿Por qué espe-raste tanto? Ya no se puede hacer nada” de algunos trabajadores de salud, la del indígena es el silencio, la contención, el hermetismo, no queriendo mostrar sus sentimientos ante quienes se han manifestado como dominadores que los acusan de ser culpables de sus padecimientos. La frecuente culpabilización del personal sanitario a los familiares de los pacientes por llegar cuando “ya nada se puede hacer”, desconociendo los obstáculos y vivencias que sufren, llevan a la población indígena a evitar el hospital. Por el otro lado, los médicos pueden vivir la muerte del paciente como fracaso médico y, en su intento de alivio, derivan las responsabilidades a los deudos.

Sielfinadoesunniño,supermanenciaenelhospitaltenderáaserbreve,y en el mejor de los casos se le facilitará la salida: “Cárgatelo en tu rebozo y llévatelo para casa, como que estuviera vivo”. La madre, como ausente, guarda silencio y se lo lleva. La actitud de las familias y en particular de las madres ante el cadáver de su hijo será especialmente contrastante entre el silencio en el hospital con las emotivas expresiones de dolor en el hogar y en la comunidad.

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El hospital también se acompaña del miedo a morir lejos de la casa, a la pérdida del espíritu, al incumplimiento de los rituales de entierro, a los gastos del traslado a la comunidad y cuando no, como a Juani en el Hospital San Juan de Dios, poniendo en duda que ella fuera la madre del adolescente fallecido. Esta mujer, antigua promotora de salud, había acompañado a su hijo de catorce años por dos semanas en el servicio de pediatría, pero el hecho de que el joven hubiera nacido como refugiado en México y posteriormente trasladado supuso problemas con su documentación de residencia en Guatemala. Con esa excusa, el responsable del depósito de cadáveres planteó la duda y la posibilidad de que ellanofuerasumadre,sinounatraficantedeórganos.Apesardepresentarladocumentación exigida, solicitar la presencia de los médicos y enfermeras que lo habían atendido en el hospital, amenazarlo con una denuncia en la Procu-raduría de Derechos Humanos, no fue posible recuperar el cuerpo de Manuel hasta pagar una extorsión de Q100. Para Juani era una suma más al dolor de que la anemia perniciosa que había llevado a la muerte a su hijo era fruto del anti-biótico, cloranfenicol, con el que había sido tratado por sus continuas anginas (Albizu, 2012: 123).

3.3 Otros ejemplos de violencias en el sistema hospitalarioOtra forma de violencia para algunos y de gran consuelo para otros es la

presencia masiva y militante de pentecostales quienes, Biblia en mano, buscan a los pacientes hospitalizados en sus camas, pasillos, para comunicarles “el poder de Dios”, el “ponerse en las manos de Dios”, el “sólo Dios cura”, el “arrepentirse de sus pecados” y la necesidad de “convertirse a la verdad, para curarse”. Una población de hondo sentimiento cristiano y en una condición de fuerte dependencia por la enfermedad y el hospital se rinde a Cristo salvador o se enoja ante la insistencia de un discurso cristiano distinto al suyo.

También son parte de esa violencia la insensibilidad hospitalaria al cuida-do del equilibro frío-caliente, tanto en la alimentación como en el baño; la falta de intimidad en las exploraciones ginecológicas y la percepción de desnudez por el tipo de batas que se proporciona a las mujeres; las demandas de donación de sangre a los familiares ante una cirugía y el temor a que su extracción y pérdidairremplazableparaeldonantepuedaponerenriesgosuvida(UNICEF,SIMAC,UNESCO,1993).Ysieslaoeljefedefamilia,sesumanproblemascomolasobrevivenciafamiliar;ladificultadoprohibiciónhastahaceunosañosdel acompañamiento familiar nocturno, incluso cuando los pacientes eran ni-ños, con la consiguiente tensión que no ayudaba a la recuperación del niño y provocaba un sentimiento de culpabilidad familiar por dejarlo solo; los malos tratos hacia el familiar acompañante, quien “estorba”; y el gasto de dinero que supone el ingreso en el hospital, tanto por los costos de la medicación como por la estancia de los familiares fuera de la casa.

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En la consulta, los momentos dolorosos y violentos se presentan tanto con los niños como con los adultos. Desde la más tierna edad, los primeros ya iden-tificanelpuestoycentro de salud como espacio de dolor más que de salud, sea tanto ligado a las inyecciones como a la separación que se realiza del niño y la mamá para la exploración física, revisión que lo lleva a la camilla dura y fría provocándole los inevitables lloros y gritos. ¿No es posible mejorar la exploración haciéndolo en el regazo de la mamá? Es un momento difícil para ella, especialmente si es mujer indígena que en su deber ser está que el niño o niña no llore. Sobre la separación madre-hijo, ya son muchas décadas desde que un estudio sobre prácticas médicas en el altiplano guatemalteco interpretó esa relación como el equilibrio entre la condición débil del niño y la condición fuerte de la madre, llevando la separación de ambos a un riesgo de desequilibrio (Adams, 1952).

También en los adultos se presenta con frecuencia el sufrimiento y descon-fianzaantelasexploraciones.Elpaciente,temiéndoselaprovocacióndeundo-lor sin previo aviso, se mantiene rígido con el “vientre en tabla”, que en el caso de los exámenes ginecológicos se extrema por el pudor. La rigidez puede ser tal, que los sufrientes son tanto la paciente examinada como el personal sanitario. FuemicasoconMaría,esposadedonBartolo,hombreq’eqchi’degransabidu-ría que me pidió examinara a su esposa. Los malestares indicaban un problema ginecológico y, tras hablar entre ellos, ella estuvo dispuesta al examen, como siempre en presencia de su esposo. La rigidez de María limitaba el examen y nilaspalabrasdesuesposoeransuficientesparaquesetranquilizara,siendofinalmentesuvivenciaylamía,lomásparecidoaunaviolación.

En una visita realizada a varios centros de salud de Totonicapán, acompa-ñando a una ONG internacional en 1999, recuerdo el contraste entre el blanco resplandeciente del recién pintado centro de salud de San Cristóbal Totonicapán con unas calles de tierra convertidas en lodazal por las fuertes lluvias. En se-guida llegaron varias mujeres de las aldeas circundantes, con niños a consulta, descalzas y con barro hasta las rodillas, lo que provocó el enojo de una de las trabajadoras que comenzó a gritarles y a exigirles que se lavaran los pies antes de entrar en el centro. Sí, pero ¿alguien sabía dónde había un chorro de agua? Acabando la visita al departamento y al despedirnos del jefe de área, le comentamos el suceso; no le extrañó, “tengo reportes de trabajadores que han pateado a los pacientes, pero no puedo hacer nada”.

Una situación similar se denunció en un municipio de Quetzaltenango, don-de los campesinos manifestaban fuerte rechazo a la auxiliar del puesto de salud pues, aparte de ausentarse con frecuencia, los regañaba por su forma de vestir y de hablar y su supuesta falta de higiene, lo que llevaba a que incluso estando graves demoraran su salida hasta que juntaban el dinero para pagarse una aten-ción privada (Mazariegos et al.,2005:37).También,enunColoquiosobrera-

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cismo,MaríaLuisaCurruchicheGómez,académicakaqchikel,recuerdacómoen una visita al Centro de El Estor, el doctor les aseguraba dar “una atención de acuerdo al contexto idiomático y cultural y para ello tenía un traductor pues la señora que iba a atender no sabía expresarse y era una urgencia. Lo grotesco fue cuando llegó la enfermera y dice: ‘por favor, todos los familiares de la señora háganme el favor de esperar allí fuera ¿No vieron que el piso estaba limpio cuando ustedes entraron a ensuciar?’” (Programa Educativo Pop No’j, 2005: 41-42).

La posibilidad de sancionar a un trabajador que maltrate a los pacientes tienesusdificultadesenunainstitucióndondeprimaelcorporativismo,lasu-perioridadporsussaberescientíficosysusentidodebeneficencia.Elmaltratono es únicamente hacia el paciente indígena, sino que se extiende a la pobla-ción pobre de las áreas populares de la capital, donde los enfermos y familiares insisten en “el mal trato por el personal que va desde una ‘mala mirada’ de rechazo hasta dilación y regaño, tanto en el hospital como en el centro y puesto de salud. Nos hacen sentir como si fuéramos de regalado, bien diferente a la buena atención en los servicios privados”. Esto lleva a los pacientes, haciendo un gran esfuerzo económico, a acudir a los servicios privados, evitando los partos en los servicios públicos por la “mala experiencia de la gente, al mal trato recibido por las mujeres por parte de los médicos y enfermeras”, y de lo contrario “a acudir muchas veces con resignación a los servicios públicos”. Esta experiencia de la población subalterna socialmente por su pobreza entraba en contradicción con “la percepción de los prestadores, de negar el mal trato: ‘eso no es cierto’” (Miranda et al., 2006: 40-48).

Los malos tratos son una queja permanente, donde “los médicos aclaran que esto deviene de las cargas estresantes a las que se ven sujetos en hospita-lesnoequipados,ysinsuficientepersonal,perotalexplicaciónnoexplicaelporqué del uso del lenguaje racista, clasista o de marginación hacia la mujer, constructos prejuiciosos que se encuentran en el diario vivir del guatemalteco promedio” (Aziz Valdez, 2008) y que se reproduce también en países del entor-no hacia la población indígena y pobre como lo atestiguan en México, donde también el regaño está a la orden del día (Meneses, 2005).

La combinación público-privada generalizada en los países latinoamerica-nos lleva a evidenciar un trato diferencial por parte del mismo personal sani-tario y pacientes en dos ámbitos. Esta diferenciación lleva a Susana Ramírez en Bolivia a preguntarse “¿por qué el personal sanitario, capaz de ser amable y delicado cuando atiende en el servicio privado, cambia su manera de compor-tarse cuando atiende en el servicio público?” (2009: 122). Es frecuente oír que la población indígena encuentra obstáculos culturales para acudir a los servicios públicos de salud, pero se invisibiliza cuando tiene dinero para pagarse la con-sulta en la clínica privada o con la medicación del promotor de salud en la co-

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munidad. Todo indica que el obstáculo es político, pues en el servicio público el paciente es tratado como ciudadano de segunda, cargado de estigmas culturales ysociales,serviciosdebeneficencia,mientrasqueenelprivadoyconelmismodoctor de la mañana es tratado como cliente y los estigmas quedan aparcados.

3.4 La normalización de la pobreza de capacidadesOtro aspecto de la violencia estructural es la pobreza, en donde a la carencia

de ingresos, recursos materiales o necesidades básicas insatisfechas se suma la carencia de capacidades, entendiendo éstas “como la imposibilidad estructural deldesarrollodenuestrascapacidadesparaactuarconeficaciasobreelentornonatural y social, y por lo tanto construir nuestro destino histórico como pueblo” (Sen, 2001) Así, el fracaso no es sólo escolar, universitario, sanitario u otro, es el fracaso del Estado en su incapacidad de formar ciudadanos, es el fracaso de una sociedad, un fracaso histórico-social.

En esta perspectiva, hay que situar la concordancia de la pobreza, el ra-cismo, la violencia política como generadoras de una limitación social en el accesoalosserviciosdesaludligadaalconocimientosocialyalpoder(Farmery Castro, 2005: 126). En uno de los estudios de pobreza en Guatemala realiza-do desde el Instituto de Estudios Interétnicos de la Universidad de San Carlos (USAC) se plantean las siguientes interrogantes: “¿De qué manera y en qué gra-dosepuededecirqueunavidaenextremapobrezainfluyeenlamaneradeviviry la personalidad de la gente? ¿De qué manera se puede enfocar la personalidad y el carácter de los pobres sin provocar una mayor estigmatización, responsa-bilizando a los mismos pobres por la pobreza?” (Midré, 2005: 116). Entre las conclusiones destaca que “mientras unos hablan de las limitaciones dentro de las personas, en su mente y en su constitución moral, la mayoría pensamos que las limitaciones se encuentran en la estructura social” (Ibid.:97).

La carencia de capacidades sociales puede generar una limitación estruc-turalenelaccesoalosserviciosdesaludy,auncuandoesténgeográficamentecercanos, sin coste económico directo y con los “programas adecuados y per-tinentes”, hay sectores de la población que se encuentran lejanos porque han naturalizado su situación de pobreza, subalternidad, enfermedad y se sienten incapacesdeacudiraéstos.Éstafuelatristerealidadenel2007deAntonia,unaniñak’iche’dedoceañosqueaparentabaochocuandoacudióalserviciodelaClínicaMaxeñaenSantoTomásLaUnión.Latrajeronsuspapásk’iche’s,monolingües, tras seis meses de episodios intermitentes de diarrea, con un íleo paralítico e inconsciente. La niña falleció al día siguiente y la directora de la Clínica acompañó a sus padres con el cadáver hasta su vivienda. Al regreso estaba sorprendida de que “vivían tan cerca, pero tan cerca del centro de salud y nunca habían llegado a él”.

79la ViolenCia MédiCa o la ViolenCia por tu propio Bien

La naturalización o normalización de la violencia como parte de la vida co-tidiana hace que determinadas situaciones como la permanencia de una morbi-mortalidad evitable o la desnutrición crónica pasen desapercibidas (Scheper-Hughes,1997)Así,hasidofrecuentequealdarlealamamávariasbolsasdeIncaparina para las niñas y niños desnutridos, tras la correspondiente plática y la respuesta del “sí, muchas gracias”, no llegaba a prepararlas pues “las niñas así nacieron, el varón es igual, así son”. En otros casos, es el propio estamen-to sanitario el que da por natural los padecimientos. Cuando trabajaba en una comunidad cercana a Santo Tomás La Unión, llegó al puesto de salud un joven que le solicitó al doctor se acercara a ver a su abuela enferma. El doctor le res-pondió que la trajeran al puesto de salud y me comentó: “Si no se acomodan y luego quieren que vayamos siempre a verlos”. Al rato vi a una persona de talla corta, me pareció un niño, que traía un enfermo sentado en una silla y cargado a su espalda. Al llegar al puesto, pude comprobar que era un adulto, era Nicolás cargando a su madre. La señora tenía neumonía, le aplicaron un antibiótico intramuscular y cargada regresó a la casa. Comenté la talla del cargador con el doctor y la respuesta fue contundente “así somos, aquí todos somos chaparros”. Al anochecer, me acerqué a revisar a la señora enferma, pero también con la curiosidad de revisar las tallas familiares. Cuando entré en la vivienda, debí do-blar las rodillas pues mi metro setenta centímetros topaba con el techo, caminé doblado para llegar con la enferma que yacía en el suelo, enchamarrada y junto al fuego. El golpe de mi cabeza con el tejado me dio la campanada de que su talla era la expresión de algo más que “aquí todos somos chaparros”. La mamá murió al día siguiente. Días después pude medir la altura de Catarina, 1,35 cms, no así la de su esposo Nicolás que se mantenía en el campo pero que tenía una talla similar.

Un supuesto es que el individuo puede ajustar sus requerimientos ener-géticos mediante cambios en su peso corporal, talla y en su nivel de actividad física “sin efectos dañinos” en la salud o en las funciones. En el “paradigma de adaptación y ajuste del cuerpo individual pero también colectivo tiende a man-tener un equilibro entre los ingresos energéticos y gasto, manteniendo la salud y la capacidad funcional” (Svedberg, 2000) Dicho ajuste existe, coinciden la mayor parte de académicos, pero la controversia radica en si el ajuste al estrés nutricional se acompaña o no de daño funcional a la salud.

Para Peter Dasgupta, “la baja estatura de los pigmeos es una disposición genética, mientras la baja estatura para la edad, en infantes y hogares de niños pobresesunaexpresióndeadaptaciónfisiológica”(1993);elprimercasoesta-ría ligado al paradigma del potencial genético y el segundo al de adaptación y ajuste. Peter Svedberg considera que para estudiar la diferencia entre las causas genéticasy la adaptaciónfisiológicahayque identificar“lasestaturasde lasclases privilegiadas dentro de un país o un grupo étnico; las diferentes estaturas

80 José luis alBizu

en el mismo grupo étnico en condiciones diversas y medir las diferencias en estaturas entre grupos étnicos diversos que comparten el mismo ambiente y las mismascondicioneseconómicas”(2000).Lareflexiónllevaareconocerquelabaja estatura de buena parte de la población guatemalteca tiene todas las boletas para ser una expresión más de las desigualdades sociales.

4. LA VIOLENCIA CONTRA LOS TRABAJADORES DE SALUD, DESDE FUERA Y DESDE DENTROLos trabajadores de salud han sido objeto de represión a sangre y fuego

por parte del Estado, de quien con frecuencia eran y son servidores. Pero tam-biéndentrodelestamentosanitario,laviolenciaesmanifiesta,noyaasangrey fuego, pero sí con el establecimiento riguroso de la jerarquía aparentemente normalizada. Estas dos caras son las que recojo a continuación.

4.1 La represión desde fueraEnlaépocadelgeneralJorgeUbico,elsistemaoficialdesanidadpública

sirvió como una forma de control de los médicos, quienes junto a maestros y abogados pertenecían al grupo de profesionales sospechosos (Sánchez-Viesca et al., 2002: 269). Así, los inspectores y médicos de la Dirección General como agentes que eran también de la Policía de Investigación cumplían funciones de espionaje político sobre sus colegas independientes.

En tiemposmás recientes, finales de la década de 1970 y principios dela de 1980, el Estado, por medio de sus estamentos represivos, torturó y dio muerte a decenas de estudiantes, médicos, personal de enfermería, técnicos de salud rural, sin olvidar a las y los promotores de salud, ajq’ijab’, y comadronas, quienes fueron asesinados al pretender construir una Guatemala más saludable. Ylarepresióncontinúa,puesalosincontablescompañerosasesinadosen“eltiempo del Gran Susto” –denominación que han dado algunos sobrevivientes al periodo de “tierra arrasada” y que remeda al de “la Gran Enfermedad” de la conquista española– se suman los sindicalistas sanitarios asesinados en los últimos años.

Históricamente,losestudiantesdelaFacultaddeMedicinahantenidounpapel protagónico en el interior de la USAC y en su proyección social: “En épocas de atropellos y abusos por los gobiernos de turno, sus estudiantes han desempeñado un papel de liderazgo opositor, siendo durante los 36 años de guerra civil, una de las Unidades Académicas que más puso la cara por el pue-blo, y sufriendo por ello, la pérdida de muchos de sus miembros” (Ronaldo de la Roca, 2006)

81la ViolenCia MédiCa o la ViolenCia por tu propio Bien

El mayor esfuerzo por aproximar el quehacer de la USAC a la realidad nacionaldeGuatemala fueen lasdécadasde1960y1970pormediode lasFacultadesdeMedicinayOdontología (Albizuet al., 2005: 199). Los cam-bios fueron difíciles, tanto por la oposición de una buena parte del estudiantado como de los profesores. “La profesión médica se sintió amenazada por tantos jóvenes estudiantes que no podían contestar la tradicional pregunta de ¿cuántas ramas tiene la arteria maxilar interna?, pero que entendían los fundamentos sociales de la enfermedad” (Luna, 1982)

VariosdelosprofesoresdelaFacultaderanasuvezjefesdedepartamen-tos en los hospitales, como el doctor Jorge Rosal, llevando los cambios de los perfilesdecompetenciaalosdesempeños,detener“conferenciasconlosotrosdepartamentos del hospital, y más que estudiar casos raros, hacíamos auditorías de cómo se trataba a la gente. Entre otras, promovimos la mejora de relaciones entre médicos y estudiantes, abriendo la posibilidad de hacer preguntas a los jefes y que desaparecieran los regaños” (Albizu et al.,2005:199).Yesquelarelación no sólo con los estudiantes sino también entre los diferentes estamen-tos de los trabajadores de salud como entre los médicos residentes ha sido y es una relación de alta violencia.

EldoctorFuentesmerelatabaenel2009cómo,mientrashacíalaresiden-cia:

La relación jerárquica llevaba un alto grado de violencia y buscaba la humillación de los de abajo. Así el residente de cuarto año, en varias cirugías, manifestó a los de tercer año por mí: “déjale operar a éste, previo machaque”. El resultado era una fuerte tensión entre los residentes, no era común que te trataran de “cerote”, pero si cometías un error, ahí sí, “cómo sos de mula”, “la gran puta, te has caga-doentodo”[…].Larelaciónentrelosresidentesdeprimeroysegundoaño(R1y R2) era cercana. Los de tercer año eran serviles con los de cuarto grado (R4) ofreciéndose a comprarles la refacción y los R4, a veces, exigían a los R1 y R2 que les compraran y regalaran las refacciones. Las relaciones eran verticales con las características de mando, miedo y odio, pues los de arriba castigaban a los de abajo (Albizu, 2012: 140-141).

YcuandoeldoctorFuentessetrasladócomomédicogeneralaunhospitaldepartamental del Ministerio:

El director del hospital gozaba de prestigio por haber sido jefe de residentes, pero quiso que los trabajadores funcionaran como sus residentes, por lo que chocaba con el personal de todos los estamentos. Su gestión era prototipo de la ética chapi-na, que hubiera un buen trabajo técnico y no robara, pero pasando del trato huma-no. Una parte de los médicos se rebeló, pues no permitía sus trapicheos y el lema de éstos era: “Si quieres hacerte rico, hazte médico.” También esporádicamente, especialistas de la capital venían a trabajar por un tiempo al hospital. El trato querecibíamosdeelloseradeachichincles,pendejos,putos…ylesparecíaunainsolencia que un médico general les marcara el terreno (Albizu, 2012: 141-142).

82 José luis alBizu

Por otro lado, el doctor Rosal destacaba que en las transformaciones de las décadas anteriores estaba la promoción de la mejora de las relaciones entre mé-dicos y estudiantes, el problema no era baladí. La violencia en la formación de internos y residentes es, aún, una construcción de jerarquías internas con fuerte dosis de maltrato y humillaciones. En Guatemala como en Bolivia, a condi-ciones similares de historia y discriminación, Ramírez recogía de una paciente boliviana: “no solamente sufrimos el maltrato nosotras como pacientes, sino también sus internos, que también reciben malos tratos de sus licenciados o de los jefes, eso yo he visto” (2009: 122).

4.2 La represión desde dentroLa violencia también se ha expresado con el regreso de los médicos guate-

maltecos formados en Cuba, poniéndoles obstáculos a su ejercicio profesional sin tomar en cuenta las necesidades de la población y siendo visualizados por algunos como “competencia desleal”. Uno de los egresados de Cuba relataba que:

El gobierno de Guatemala no desarrolló condiciones para nuestro regreso, ni la-borales, de inserción o de aceptación. No existía nada escrito para facilitar nuestra incorporación a Guatemala, ni a las comunidades postergadas donde íbamos a trabajar,quefinalmentesefueronresolviendoconlaayudadelabrigadamédicacubana.ConrespectoalcontratoqueGuatemalanoshizofirmar,existíanciertasanomalías en el contenido del mismo y a nuestro regreso no tenían nada prepara-do. Nosotros como grupo estudiantil estructurado y representativo, insistimos en muchas ocasiones al Ministerio de Salud, en cómo sería nuestra incorporación, y siempre nos decían que estaban trabajando en eso.

La USAC es la reguladora de las incorporaciones de cualquier extranjero o conna-cional que quiera regularizar su título, nosotros no fuimos la excepción en iniciar dicho proceso. Existían dos formas de homologar nuestros títulos, como médicos cubano-guatemaltecos sometiéndonos a un examen, al que siempre se nos negó el derecho a realizar, o por medio del Ejercicio Profesional Supervisado (EPS). La opción fue de hacer el EPS, pero nos pusieron de condición el pago personal de seis mil quetzales a la USAC por realizar dicha incorporación. Ello era incon-gruente, pues por un lado habíamos recibido la ayuda del gobierno cubano para el estudio, y la USAC que no nos había dado nada, nos exigía una cantidad que superaba en mucho el costo de matriculación y anualidades por los seis años de la carrera. Pero más vergonzoso y decepcionante fue cuando nos reunimos con el presidente de la Asociación de Estudiantes Universitarios y nos respondió que al no estar inscritos en la Universidad no nos podía ayudar.

El Ministerio no sabía cómo incorporar a los 250 médicos guatemaltecos recién graduados en Cuba, la USAC ponía obstáculos y el Colegio de médicos, a pe-

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sar de tener un representante en el Consejo Superior Universitario, tampoco hizo nada para facilitarnos el título, estuvieron al margen de todo.

En el EPS hospitalario sólo tuvimos una supervisión y en el semestre rural, hubo más supervisión y estuvo un poco mejor. Demoraron un montón en darnos el títu-loimpreso,perolodieron.YaconeltítulodelaUSACpudimosirnosacolegiaryejercer como médicos libremente. Lo de libremente, es un decir, porque el hecho de venir de Cuba era lo que podría ser un estigma social y profesional (Albizu, 2012: 142-144).

En el 2010, la cantidad de médicos guatemaltecos graduados en Cuba as-cendía a 482, y en enero del 2011 eran 591 estudiantes en la Escuela Latinoa-mericana de Medicina.12 Tal número de médicos no ha dejado de ser visto con inquietud por un sector del Colegio de Médicos y Cirujanos, el cual aun cuando laasistenciamédicaenelámbitoruralespocaeineficiente,exigiópagosadi-cionales por la colegiatura y, en voz no tan baja, llegaron a mencionar “compe-tencia desleal”, dibujando la posibilidad de que algunos laboraran en el sistema de salud cobrando menos de los estándares locales. A pesar de reconocer la calidaddelsistemadesaludcubano,paraellosnosignificabaquelosmédicosguatemaltecos formados allá tuvieran las calidades que se solicitan a un nacio-nal (Aziz Valdez, 2008).

5. PARA CONCLUIRLa historia de la política pública sanitaria de Guatemala ha llevado a que

exista un fuerte imaginario popular de la institución pública de salud como “ineficiente,sinrecursos,descoordinada,corrupta,afuncional,centralista,dis-persa, incoherente, incongruente, usurera, discriminadora, excluyente y contra-dictoria,pormencionarsóloalgunasdelasvaloracionesmásrelevantes”,fielreflejodelEstado,loquereducelaposibilidaddecomprenderlasaludcomoun derecho social y refuerza el imaginario neoliberal que reduce a una mínima expresión la cosa pública. El Modelo Médico Hegemónico y la triada represen-tada por el médico, la tecnología (diagnóstica/terapéutica) y el medicamento es-tánfirmementeancladosenelimaginariodelasinstitucionesydelaspersonas,dondetenerunabuenaterapéuticasignificateneraccesoaesatriada.Saludsig-nificaescapardelaenfermedadylaatencióndelasaludseconcibeenfuncióndel acto médico y el uso de medicamentos (Estrada Galindo, 2008: 96-104).

Al sector de autoridades y trabajadores de salud del Ministerio comprome-tidos con el derecho a la salud y la calidad de la atención les ha tocado “volar con las alas rotas” y enfrentar, por un lado, una situación de dualidad entre las demandas y necesidades de la población, las exigencias de los políticos y las agencias internacionales y, por otro lado, un presupuesto reducido, la situación

12 “La ELAM y Guatemala”. Granma, enero de 2011. La Habana, Cuba.

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precaria del personal, el desprestigio ante la opinión pública y el sabotaje desde dentro y fuera del aparato estatal. Los orígenes de esta limitada capacidad de maniobra están en las características del mismo Estado, que si bien el derecho a la salud está reconocido, simultáneamente no permite garantizarla (Estrada Galindo, 2008: 121-129).

En el funcionamiento efectivo de la ciudadanía, dos parámetros básicos, “la desigualdad y la exclusión”, son organizadores de sistemas de pertenencia jerarquizada y nos aproximan a la calidad de esa ciudadanía. “En relación a la desigualdad, la pertenencia se da por integración subordinada, mientras que en la exclusión, la pertenencia se da por inclusión marginal, se pertenece por la forma en que se es excluido. En la primera, priman las razones de clase, en la segunda, las étnicas. En las sociedades multiétnicas como Guatemala, ambos ejes se solapan dando lugar a una ciudadanía de baja intensidad para la mayo-ría de la población indígena” (PNUD, 2005: 298).

La Constitución guatemalteca de 1985 reconoció la igualdad jurídico-for-mal de la ciudadanía, pero tras la igualdad discursiva permanecen las brutales diferencias (PNUD, 2005: 300). Las políticas de salud y el estado de salud de la población, los programas y actividades que desarrollan los servicios, las re-laciones que se establecen con la población indígena y pobre –quienes acuden con temor a unos servicios de beneficencia neoliberal– reflejan el déficit deciudadanía y de los derechos sociales.

El camino para una ciudadanía social y política se teje con el derecho a la salud y la atención de hecho. La atención como la ciudadanía debe pasar por el reconocimiento íntegro de la persona (y los pueblos que forman Guatema-la) como ser social y cultural, y no sólo de la enfermedad. Será necesario que los programas de salud, además de ser mejor presupuestados y más amplios, incluyan a las personas, que como seres sociales se expresan con palabras, na-rraciones socioculturales y con quienes las relaciones pasan por el diálogo, la escucha y el aprendizaje mutuo, la complementariedad en equidad para la ac-ción –complementariedad entre las experiencias y conocimientos situados de pacientes, familiares, comunidades, trabajadores de salud y otros, diferentes pero no desiguales, conformando un equipo donde todos son necesarios. Un equipo de salud que reconoce nuestra historia y nuestro presente, el de una Guatemalaenfermantequenosdebeconduciraponerfinalasopresionesquenos enferman y a las enfermedades que nos oprimen.

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INCREMENTO DE LOS ASESINATOS DE MUJERES ENGUATEMALA:ENTREELDESAFÍOALADOMINACIÓNMASCULINAYLAEXCLUSIÓNSOCIAL URBANA1

glenda garCía garCía

INTRODUCCIÓNAunque es ampliamente conocido que la violencia contra las mujeres es

resultado de un continuum de violencia masculina, una preocupación actual esque en los últimos años seobservan formasde esteflageloque llegan alextremo de los asesinatos de mujeres. En Guatemala, esta problemática se hace más compleja al relacionar dichos crímenes con los cambios políticos y so-cioeconómicos que el país ha vivido, los cuales se han desarrollado en casi tres décadas desde que en 1985 se inauguró el proceso de democratización. En este período, como se ha mencionado, el país inició el camino hacia la transición democrática,elcualincluyólafinalizacióndelconflictoarmadointerno.Enelaspecto económico, Guatemala transitó hacia la inserción en la globalización económica, lo que ha provocado cambios en la economía nacional, muchos deellosnegativos,comoeldesempleo,ladesigualdadsocialylapobreza.Yen el ámbito social, algunas de las transformaciones de mayor impacto son el crecimiento del porcentaje de población urbana, los cambios en las relaciones interétnicas y la inclusión de las mujeres en el mundo educativo, público y po-lítico. Contradictoriamente, en una época de paz y democracia, estos cambios han estado marcados por altos índices de violencia que afectan a importantes grupos de la población, entre ellos, el de las mujeres.

1Lasreflexionesyanálisisacáexpuestosestánfundamentadosenelestudiodenominado“Violen-cia, dominación masculina y exclusión social: un estudio sobre los asesinatos de mujeres en Guatemala (2000-2010)”, el cual fue realizado por la autora como Tesis Doctoral en Ciencias Antropológicas ante laUniversidadAutónomaMetropolitana,UnidadIztapalapa,delDistritoFederaldeMéxico,año2012.

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Es de reconocer que en el tema de la violencia contra las mujeres, Guate-mala ha logrado importantes avances, muchos de ellos derivados de las luchas de las mujeres por defender su derecho a una vida libre de este problema. De maneraparticularinteresaresaltarellogrodelaLeycontraelFemicidioyotrasFormasdeViolenciacontralaMujer.2 Sin embargo, a pesar de tan importante progreso, las discusiones sobre el fenómeno de asesinatos y violencia contra las mujeres siguen siendo necesarias para ampliar las acciones de prevención de dicha problemática. El presente artículo busca hacer un aporte en esa dirección.

El artículo está organizado en tres partes. La primera aborda un análisis crítico sobre discusiones generadas en Guatemala acerca del femicidio y los asesinatos de mujeres; la segunda describe el contexto de violencia contra las mujeres, asesinatos y femicidio en Guatemala; y la tercera plantea una explica-ción sobre la correlación entre dominación masculina y exclusión social como elementos clave que subyacen a la problemática de la violencia contra las mu-jeres y el incremento en los asesinatos y femicidios en Guatemala. Por último sepresentan–amaneradeconclusión–reflexionesqueseconsideranrelevantesa los temas acá abordados.

1. GUATEMALA, DISCUSIONES SOBRE FEMICIDIO Y ASESINATOS DE MUJERESDesde los primeros años de la década del 2000, organizaciones de derechos

humanos en Guatemala reaccionaron ante el fenómeno de los asesinatos de mujeres, tanto en la línea de la denuncia y de la demanda de justicia por parte del Estado, como del impulso de estudios que ofrecieran una explicación al problema y sus causas. Algunas hipótesis empezaron a surgir desde entonces.

Las explicaciones que hasta ahora se han planteado en Guatemala van del femicidiocomoreproduccióndelaviolenciadelconflictoarmadointerno,alfemicidio como resultado de políticas de terror contra las mujeres; de los asesi-natos como resultado del crimen organizado y la delincuencia, a los asesinatos como resultado de la violencia entre maras; de los crímenes como resultado del incremento general de violencia, a los crímenes de odio contra las mujeres por ser mujeres.

Por motivos de espacio, incluyo en el presente artículo el análisis referido al último punto señalado: femicidio o asesinatos como crímenes de odio contra las mujeres.Luego,alfinaldelapartadoincluyounareflexióndenominada:“Másallá del odio, el lugar del poder y la dominación masculina en los asesinatos de mujeres”.

2 Decreto 22-2008 del Congreso de la República de Guatemala.

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1.1 Una postura generalizada: a las mujeres las matan por ser mujeres, los asesinatos son crímenes de odio contra las mujeres Enestasecciónseretomanafirmacionesyreflexionesquealgunasteóricas

y especialistas han propuesto para el abordaje de los asesinatos de mujeres. Estasexpertashantenidounasorprendenteinfluenciaenorganizacionesdemu-jeres en Latinoamérica, particularmente en México y Guatemala, donde han logrado desarrollar e implantar una corriente de explicación sobre el fenómeno de los asesinatos de mujeres que deriva y descansa en la frase “a las mujeres las matan por ser mujeres”. El objeto aquí es discutir sobre la generalización de esta frase con una contribución teórica sobre misoginia y sobre violencia de género,3 con la que se espera aportar otros elementos para el abordaje de las muertes violentas de mujeres en Guatemala y otras partes del mundo.

Ha transcurrido más de una década desde que Marcela Lagarde propuso el término feminicidio: de acuerdo con Julia Monárrez (2002) fue en el año 1997delpasadosiglo.Apartirdeentonces,elconceptosehaconvertidoenun referente para plantear la problemática de las muertes violentas de mujeres como crímenes de odio contra las mujeres por ser mujeres. Como lo explican Diana Russell y Marcela Lagarde (2006), esta frase se utilizó con la intención de develar la naturaleza política de los asesinatos de mujeres y también porque es con ese enunciado que –para ellas– se explica el término feminicidio. Por esta razón, incluso, utilizar el concepto feminicidio con la acepción asesinatos de mujeres a manos de hombres por ser mujeres fue el requisito básico para la seleccióndelosartículospublicadosenellibro“Feminicidio:unaperspectivaglobal” de Diana Russell y Roberta Harmes (2006). Otros artículos que no cum-plían con este requisito quedaron fuera de la mencionada compilación, ya que para las autoras otra acepción no explica la naturaleza política del fenómeno.

En el presente análisis planteo que la razón política detrás de la naturaleza del femicidio estaba contenida en su explicación teórica desde un inicio, en tanto los asesinatos se señalan como crímenes derivados de un contexto social y político que permite la violencia contra las mujeres, que implican la jerarquía entre los géneros, las relaciones de poder y la dominación masculina que hacen que muchas mujeres vivan en opresión y sean víctimas de violencia durante sus vidas y hasta en su propia muerte. Otro elemento importante de mencionar es que las razones políticas que explican los fenómenos de violencia contra las mujeres también han estado contenidas desde los distintos instrumentos inter-nacionales en favor de los derechos de las mujeres. Alusión especial merece la

3 “Violencia de género es cualquier forma de violencia interpersonal, organizacional o política perpetrada contra las personas debido a su identidad de género, orientación sexual, o ubicación en la jerarquía de los sistemas sociales dominados por los hombres, como las familias, las organizaciones mi-litares, el trabajo forzado”, incluyendo la violencia masculina hombre a hombre, entre otras expresiones de violencia perpetrada por razones de género (O’Toole et al.,2007:xii)

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Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres –Convención de Belém do Pará– adoptada por las Naciones Unidas en 1994, desde la cual queda claro que el problema es social y político y que los Estados deben jugar un rol determinado para asegurar que las mujeres vivan una vida libre de violencia. Cuando los Estados faltan a este compromiso, se convierten en parte responsable de la violencia de género.

¿Por qué, entonces, se asegura que solamente explicando las muertes vio-lentas de mujeres como asesinatos de mujeres por ser mujeres se logra dejar explícito el contenido político detrás del fenómeno y su relación con el Esta-do?ÉsteesotrocuestionamientoquesurgealanalizarlainfluenciadeLagardey Russell y la manera en que han abordado el problema, tanto en Guatemala comoenMéxico.Luegodelarevisiónbibliográficaeneltema,consideroquela forma en que se ha buscado resaltar la explicación y naturaleza política de los asesinatos de mujeres no ha sido la más adecuada ni por parte de las académicas ni por parte de las organizaciones de mujeres, pues la frase no logra explicar la base de la violencia de género que da lugar al fenómeno. Por lo tanto, al utili-zarla en esa forma, queda invisibilizada toda la riqueza teórica de las corrientes feministas y de los estudios de género, dejando ocultos también los aportes que las mismas académicas han hecho al abordaje del femicidio.

Explicar el asesinato o muertes violentas de mujeres como crímenes de odio contra las mujeres por ser mujeres no abona a la comprensión del proble-ma en el ámbito sociopolítico, en el marco académico minimiza los avances del análisis, y en el contexto jurídico limita las posibilidades de investigación. Además, al utilizar la frase como explicación general se corre el riesgo de que su utilización indiscriminada haga que se pierda su contenido crítico y que se utilice la terminología solamente para estar dentro de un discurso político,4 ol-vidando con ello la posibilidad de explicar y aportar a la comprensión del pro-blema como primer paso para plantear medidas de solución. En Guatemala, a pesardelosavancesdelaLeycontraelFemicidio,aúnseutilizalafraselasmatan por ser mujeres y en la mayoría de las ocasiones, cuando se hace men-ción del problema, las referencias van dirigidas a declarar que la totalidad de muertes de mujeres son femicidios; esto a pesar de que ya es bastante conocido que no todos los asesinatos de mujeres son femicidios. Estas generalizaciones

4 Un ejemplo concreto para Guatemala es que, cuando se empezó a discutir la creación de la ley de femicidio, un grupo de mujeres pertenecientes a un partido político presentó una iniciativa de leyenagostode2006quedenominaron“Leycontraelfemenicidio”.Estenuevotérminoreflejabalaincomprensión del problema que se abordaba, dejando la impresión de que sólo se le estaba dando un uso político en una aparente inclusión de la perspectiva de género en las políticas. Este equívoco fue corregidoenlaúltimaversióndedichainiciativadeleypresentadaenjuniode2007(Iniciativadeleyregistro 3503 del Congreso de la República de Guatemala, 2006).

89inCreMento de los asesinatos de MuJeres en guateMala...

se aplican en el plano nacional5 e internacional6 y generalmente son emitidas por especialistas en la temática. Las publicaciones han llegado a extremos como elcasode“Femicidio:lapenacapitalporsermujer”,artículodelaacadémicaguatemalteca Ana Leticia Aguilar (2005) en el cual, además, señala que el he-cho de nacer mujeres es un riesgo anunciado.

Conafirmacionescomoéstas,másqueresaltarlanaturalezapolíticadelaviolencia de género contenida en los asesinatos de mujeres, se envía un mensaje equivocado que se presta a caer en el esencialismo, en el sentido de interpretar la muerte de las mujeres a causa de su sexo biológico: las matan por ser mu-jeres, y no por su condición social dentro de las relaciones de poder entre los géneros, la cual las subordina y violenta. La reducción del mensaje invierte ad-vertencias teóricas –como la señalada por Jill Radford y Diana Russell (1992) respecto de interpretaciones sobre los asesinatos de mujeres– con las cuales se corre el riesgo de argumentar que son resultado de la violencia generada por unos perpetradores psicópatas, bestias o animales y no maridos, esposos, no-vios, amantes y hombres “normales” que tienen el aval social de violentar a las mujeres porque actúan bajo las estructuras de dominación masculina que rigen en la mayoría de sociedades del mundo.

En el caso de Guatemala, estas explicaciones no están lejos de este equí-voco. Un ejemplo relativamente reciente (2011) es el denominado “síndrome de Roberto Barreda”,7 en el cual algunasmujeresdicen identificaro encasi-llar a sus propios esposos “etiquetándolos” con un supuesto “síndrome”. Lejos de aportar a la comprensión del fenómeno de los asesinatos de mujeres, estas enunciaciones patologizan a los victimarios ubicándolos en el marco de cam-pos psicoanalíticos/psiquiátricos, y no en el marco del campo de lo psicosocial, desde donde la mayoría de hombres ejercen violencia y dominación masculina como resultado de aprendizajes sociales que se consideran normales. Los casos psiquiátricos son solamente raras excepciones dentro del universo de casos de femicidio y violencia contra las mujeres.

5 El artículo “Guatemala continúa con índices más altos de femicidios en el mundo” presenta los datos globales de muertes violentas de mujeres, englobando todas éstas dentro del fenómeno del fe-micidio. En <http://cerigua.org/1520/index.php?option=com_content&view=article&id=4493:guatemala-continua-con-indices-mas-altos-de-femicidios-en-el-mundo-&catid=46:mujeres&Itemid=10>.

6 El artículo titulado “Guatemala es el país con mayor cantidad de femicidios, según una orga-nización mexicana” presenta datos globales de asesinatos de mujeres, catalogándolos todos dentro de la categoría “femicidio”. En <http://noticias.com.gt/nacionales/20100427-guatemala-mayor-cantidad-femicidios.html>.

7 Sylvia Gereda Valenzuela, “El síndrome de Roberto Barreda”, elPeriódico, 22 de septiembre de 2011.RobertoBarredaespresunto responsablede ladesaparicióndesuesposaCristinaSiekavizza,ocurrida en julio de 2011. Actualmente (junio 2014) se encuentra en prisión acusado por los delitos de femicidio, obstrucción de justicia y maltrato contra personas menores de edad.

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1.2 Más allá del odio, el lugar del poder y la dominación masculina en los asesinatos de mujeres; reflexiones para el debateLas discusiones antes expuestas son una base importante para plantear una

propuesta con la cual dar un giro al enfoque y explicación social sobre las muer-tes violentas de mujeres, y que busque –desde su enunciado general– expre-sar el contenido de violencia de género presente en los femicidios. Para esta propuesta he tomado en cuenta las discusiones teóricas sobre el concepto de misoginia en un sentido más amplio que solamente “odio a las mujeres”, como se tradujo del griego (Holland, 2010; Cazés y Huerta, 2005), ya que haber utili-zado el sentido literal del término para explicar los asesinatos de mujeres como “crímenes de odio” es una reducción del problema que subyace a la violencia de género.

Según JackHolland (2010) lamisoginia tiene una historia larga que seha ido transformando a lo largo de los siglos pero persistiendo de diferentes maneras según las distintas épocas históricas. Su núcleo es el desprecio y la hostilidad por parte de los hombres hacia las mujeres, lo cual tiene su base en lasprimerasexplicacionesfilosóficasqueconsiderabanalasmujerescomoin-feriores a los hombres. Aristóteles fue uno de los principales exponentes de esta corriente.Sinembargo,esimportantetenerencuentaquelafilosofíafueposte-rior a la organización social de los primeros grupos humanos y al desarrollo de lasestructurasjerarquizadasentrelosgéneros.Noobstante,aunquelafilosofíase desarrolló más tarde, vino a reforzar la desigualdad llegando a convertirse enunaespeciedeaparatointelectualqueserviríaparajustificarlamisoginiaalo largo de los siglos, concretizándose en distintas maneras de menosprecio y denigración de las mujeres.

los griegos crearon una visión de la mujer como ‘la otra’, la antítesis de la tesis masculina,querequeríalímitesparamantenerlacontenida.Y,cosamásesencial,sentaronlasbasesfilosófico-científicasdeunavisóndualistadelarealidad,enlacuallasmujeresestabancondenadasporsiempreapersonificarestemundomuta-ble y esencialmente despreciable (Holland, 2010: 29).

La misoginia, tratada no como un sentimiento (odio), sino como un meca-nismo para respaldar la desigualdad y dominación masculina, se ha presentado en una diversidad de formas en la mayoría de las sociedades estudiadas por la sociología y la antropología. Los ejemplos pueden empezar desde los propios mitos como el de Eva condenada al exilio, al sufrimiento y al dolor a causa de su “desobediencia”, pasando por la exclusión de las mujeres a la educación –las letras, la razón y la ciencia–, la cacería de brujas, el infanticidio femenino, la mutilación genital, la prostitución, la obligación del uso del velo en el islamis-mo, la violencia física y psicológica cotidiana, hasta el contenido sexista en mucha de la música como el reggaeton, la trata y esclavitud sexual del siglo

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XXI, que actualmente corre por redes sociales reales y virtuales. Por supuesto, no puede dejar de mencionarse la violencia moral8 o simbólica9 y las diferentes manerasdeopresiónquesederivandeella.SiguiendolasreflexionesdeHo-lland:

Toda la historia del esfuerzo por deshumanizar a la mitad de la especie humana se enfrenta a esta paradoja: que algunos de los valores que más apreciamos se forjaron en una sociedad que devaluaba, denigraba y despreciaba a las mujeres. Papelessexuales[…]quedaronfirmementeestablecidos[…]juntoconPlatónycon el Partenón, Grecia nos dio una de las dicotomías sexuales más corrientes que existen, incluida la de la ‘chica buena versus la chica mala’ (Holland, 2010: 29).

Ambas representaciones de mujeres, sin embargo, responden a la necesi-dad de mantener vigente la dominación masculina. Desde Atenas se legalizaron burdeles como servicio público para las satisfacciones sexuales masculinas y concubinas para sus placeres cotidianos; mientras que a las esposas se las en-cerraba en sus casas a dedicarse a los hijos y las tareas de reproducción: “‘tene-mos hetairas para nuestro placer, concubinas para nuestras necesidades diarias y esposas para que nos den hijos legítimos y se ocupen del cuidado del hogar’, dijo Demóstenes, el más grande de los oradores atenienses” (Idem: 35). Con la separación de los diferentes roles impuestos a las mujeres se establecieron permisos sexuales a unas y se les negaron a otras y –lo más grave– “esta deli-mitación que vincula la virtud femenina con la falta de sexo se ha utilizado para deshumanizar a las mujeres” (Idem: 35), obligándolas a asumir roles dentro de estos marcos preestablecidos como buena chica, mala chica, prostituta o virgen.

8Laviolenciamoralrefiereunmecanismosutily–aparentemente–pacíficoquemantienelasub-ordinación y opresión de las mujeres por lo cual no necesita del “escándalo” que produce la violencia física.Ensusformassutileslograladominacióndeunsexosobreelotro.RitaSegatoladefineasí:“Laviolenciamoraleselmáseficientedelosmecanismosdecontrolsocialydereproduccióndelasdesigualdades. La coacción de orden psicológico se constituye en el horizonte constante de las escenas cotidianas de sociabilidad y es la principal forma de control y de opresión social en todos los casos de dominación.Porsusutileza,sucarácterdifusoysuomnipresencia,sueficaciaesmáximaenelcontroldelascategoríassocialessubordinadas…Laeficiencia…resultadetresaspectosquelacaracterizan:1) su diseminación masiva en la sociedad, que garantiza su ‘naturalización’ como parte de comporta-mientos considerados ‘normales’ y banales; 2) su arraigo en valores morales religiosos y familiares, lo quepermitesujustificacióny3)lafaltadenombresuotrasformasdedesignacióneidentificacióndela conducta, que resulta en la casi imposibilidad de señalarla y denunciarla e impide así a sus víctimas defenderse y buscar ayuda” (2003,115). Ejemplos que Segato expone sobre la violencia moral son: el control económico, el control de la sociabilidad y movilidad de las mujeres, el menosprecio moral, estéticoysexual,yladescalificaciónintelectualyprofesional.Porsuparte,FrançoiseHéritier(2007)expone otros ejemplos relacionados, como las diferentes formas de discriminación política, educativa yprofesional,asícomoladomésticaquerefierelainjustadistribucióndelastareasdomésticasentrehombres y mujeres.

9 La violencia simbólica está basada en el orden de ideas de la dominación masculina, particular-mente de la superioridad e inferioridad. Es “como una fuerza y forma de poder que se ejerce directamen-te sobre los cuerpos y como por arte de magia, al margen de cualquier coacción física” (Bourdieu, 2003). Esta forma de poder está muy ligada a la violencia moral expresada por Segato (2003).

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De esta forma, todas las mujeres quedan sujetas a ser objetos de la misogi-nia, valorizadas y a la vez despreciadas, ya sea por sus caudales sexuales o por la ausencia de ellos. Ésta es la paradoja siempre presente: la demonización o la beatificacióndelamujer,resultadodehaberlesnegadounahumanidadnormal(Idem: 95-100). Existe una represión, censura e inhibición de la libre expresión sensualysexualdelamujer(Wolfensberger,2002:247).

AsícomoFrançoiseHéritier(2007)colocaeltemadelaexpropiacióndelafecundidad como núcleo de la jerarquía entre los géneros,10 Holland coloca la misoginia y la explica amparándose en una interpretación que lleva al mismo punto planteado por Héritier, describiendo el trasfondo de la misoginia como:

El temor que los hombres sienten por las mujeres y que se deriva de su reconoci-miento de que son diferentes de ellos de maneras potencialmente amenazadoras. Desdeluego,lahistoriadelamisoginiaconfirmalasobsesionesmasculinasporlaformaenquelasmujeresdifierendeellos,demanerarealosimplementeper-cibidacomoreal.Paraloshombreslasmujeressonel‘otro’originario[…]perolamujerrepresentóunproblemamáscomplejo[…]esel“otro”quenopuedeserexcluido[…]lacópulaconlasmujeres,alfinal,resultainevitable,inclusoparalosmisóginos[…]elverdaderohorroreracomprenderqueelhombrenoeraau-tónomo, antes bien, que era dependiente (Holland, 2010:219-224).

Esta realidad explica, según el autor citado, los fuertes sentimientos –con-tradictoriosono–dealgunoshombresconlamadre,ladificultadderelacionar-se con las mujeres, así como los sentimientos ambivalentes que tienen sobre la belleza femenina y por lo cual la condenan, la desean o la violentan. Retomando a los dos autores mencionados (Héritier y Holland), existe una relación estre-cha entre la jerarquía derivada de la expropiación de la fecundidad femenina y la misoginia de la que va acompañada. Con la primera la dominación se logra a través del ordenamiento social, y con la segunda mediante el ordenamiento simbólico que tiene resultados concretos por medio de las diferentes formas de violencia ejercida contra las mujeres.

Otra discusión que interesa incluir en este apartado es la realizada por el lingüista Daniel Cazés, quien señala que la misoginia no es patrimonio exclusi-vo de los hombres en lo individual, sino parte estructural del dominio patriarcal. Las mujeres han interiorizado la misoginia como resultado de la hegemonía opresiva. “La misoginia es, en este sentido, deber ser individual y colectivo, público e íntimo, deber conformar seres en apego a creencias que ni se analizan ni se cuestionan y que de esa manera integran la moral (doble o múltiple) y la

10 El planteamiento de Héritier expresa que la jerarquía entre los géneros, el poder de un sexo sobre el otro, que ella denomina “valencia diferencial de los sexos”, está basada en el despojo o apropiación de la fecundidad de las mujeres por parte de los hombres, pues ellos no tienen la capacidad de reproducirse por sí mismos, por ello se aseguran de controlar no sólo esa fecundidad femenina sino a ellas mismas. Ésta es la base del intercambio de las mujeres estudiado por Claude Lévi-Strauss (1991) en el cual, según Gayle Rubin (1986), está presente un importante elemento de dominación.

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moralidad vigente en las relaciones de género” (Cazés y Huerta, 2005:15). Esta afirmacióndeCazésayudaacomprenderporquémuchasmujeres,particular-mente en sus etapas de madres, al educar y formar, son portadoras de la ideolo-gía de dominación masculina y la misoginia contenida en ella, la cual se amplía y reproduce a todo nivel cuando la mayoría de las mujeres se ocupan de “velar” por que sus congéneres cumplan con el “deber ser” y con la moral establecida entre las relaciones de género. A pesar de los avances derivados del feminismo, esta reproducción de la dominación masculina por parte de las mujeres es otro de los éxitos de las estructuras patriarcales ya que, además de la opresión que se ejerce contra las mujeres, de manera contradictoria, ellas también son repro-ductoras de esa dominación.

Presentar una mirada más amplia sobre la misoginia busca superar el re-duccionismo de su explicación como “odio contra las mujeres”. Más que este supuesto odio, y de acuerdo con Cazés en cuanto a que la misoginia –como gé-nero– es una categoría en construcción, se concibe como el mecanismo median-te el cual se ampara la dominación masculina. La misoginia es una herramienta de poder (Wolfensberger, 2002: 118) y, en este sentido, más que un sentimiento, es una práctica constante que fortalece el control y dominación de un género sobre otro. Nelson Minello, apoyado en Connell aporta en esta dirección al sos-tenerque:“lamisoginianoesunsentimientopersonal[…]sinounelementointegrantedeladominaciónmasculina[…]queéstasemanifiestaatravésdeun orden de género, sin importar si los hombres individualmente amen u odien a la mujer en singular” (en Cazés y Huerta, 2005:80)

Elobjetivode lasreflexionesacáexpuestasestá ligadoa la intencióndeproponer otro enfoque a la explicación social sobre las muertes violentas de mujeres, que efectivamente exprese el contenido de violencia de género presen-te en los femicidios. Luego de la revisión teórica expuesta, la propuesta deriva-da del análisis planteado es que los femicidios sean explicados como “asesina-tos de mujeres derivados del poder y dominación masculina” o “asesinatos de mujeres causados por la violencia masculina”11 y ya no como crímenes de odio contra las mujeres o asesinatos de mujeres a manos de hombres por ser mujeres. Estenuevoenfoquepermitiríareflejary,porlotanto,cuestionarlaviolenciadegénero y dominación masculina que desde el continuum sigue permitiendo la violenciacontra lasmujeres.Además, reflejaría laviolenciadegénerocomo

11 La violencia masculina es “toda forma de coacción, control o imposición ilegítima por la que se intentamantenerlajerarquíaimpuestaporlaculturasexista,forzándolas[alasmujeres]aquehaganloque no quieren, no hagan lo que quieren, o se convenzan que lo que decide el hombre es lo que se debe. Esta violencia ejercida por hombres de todas las edades, sectores y etnias, tiene una causalidad compleja y multidimensional, pero sus causas primarias son las pautas culturales sexistas que mantienen y favore-cen la superioridad masculina y la subordinación femenina, así como su naturalización y banalización” (Bonino, 2005:1-2). Se incluyen aquí las diferentes formas de violencia física, económica o psicológica cometida por los hombres contra las mujeres.

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núcleo del problema de la dominación masculina y evitaría dejar victimizadas a las mujeres ya que se eludiría explicar que la violencia que sufren es por ser mujeres.

2. CONTEXTO DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES, ASESINATOS Y FEMICIDIO EN GUATEMALALallamadaoladeviolenciaqueseviveenGuatemaladesdefinalesdelsiglo

pasado ha tenido enormes costos humano-materiales y ha impactado de manera diferenciada a todos los grupos sociales. En el caso de la violencia contra las mujeres,12 como se señaló en el apartado anterior, se observa un agravamiento del continuum de violencia que, a diferencia del período de guerra, en la actua-lidad está ligado a un contexto político y socioeconómico que presenta comple-jidades particulares: altos niveles de violencia intrafamiliar, trata de mujeres y niñas, violación sexual de mujeres –incluso de niñas y ancianas–, asesinatos y femicidios. Éstos son algunos de los ejemplos más representativos de la violen-cia masculina contra las mujeres, violencia que –en diferentes grados– se expre-sa cotidianamente en la sociedad guatemalteca. Estas violencias en su mayoría han afectado a mujeres jóvenes entre trece y treinta y cinco años. En muchos de los casos, los perpetradores eran hombres cercanos y/o conocidos de las víctimas que actuaron con base en sus concepciones de poder y dominio masculino.

Interesa presentar algunos datos estadísticos sobre la violencia masculina contra las mujeres, sin embargo, antes de ello es necesario advertir sobre algu-nascarenciastécnicasenlaramaderegistroyestadísticasfidedignassobreestetipo de violencias. Al respecto, se resalta que la principal fuente de información corresponde a los reportes de la Policía Nacional Civil (PNC), instancia que, aunque ha tenido avances en los últimos años, aún carece de capacidades téc-nicas en cuanto al registro de datos precisos sobre la violencia contra las mu-jeres y, más aún, sobre los procesos de investigación criminal en el caso de los asesinatos. Otros avances, como la creación del Instituto Nacional de Ciencias Forenses(INACIF)ylosJuzgadosEspecializadosdeFemicidio,sehanconver-tido en un soporte para la mejora del registro y manejo de datos, aunque aún se tienendificultadestécnicasyprofesionales.Conestaadvertencia,enseguidasepresentandatossobreviolenciacontralasmujeres,conlafinalidaddeofrecerun panorama general de la problemática.

Como resultado de los avances sobre el registro de violencia contra las mu-jeres en el 2008, el Instituto Nacional de Estadística (INE) presentó uno de los primerosdatossobreeltema,reflejandoenestecasountotalde23,700denun-cias de violencia intrafamiliar en las que en el 90% de los casos los victimarios

12LaConvenciónBelémdoParádefinelaviolenciacontralasmujerescomo“cualquieracciónoconducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado” (Artículo 1).

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fueron hombres y las víctimas fueron mujeres, que en su mayoría eran jóvenes entre veinte y treinta y nueve años de edad (INE, 2009: 12). Hacia el año 2013 las denuncias de violencia intrafamiliar se habían incrementado y el registro reportó36,170(Cerigua,2014).Losdatosreflejanquelasdiferentesformasdeviolencia contra las mujeres incrementan sus cifras año con año y que el proble-ma se agrava y complejiza con las condiciones de la realidad actual; pobreza, trata de mujeres y niñas, esclavitud sexual, etcétera.

Otros graves hechos de violencia masculina, como los analizados por el ObservatoriodeSaludSexualyReproductiva–OSAR–reflejanqueentrelosaños 2011 y 2013 7,627 niñas y adolescentes habían quedado embarazadas,la mayoría en edades de diez a catorce años de edad. En algunas regiones del país, varios de esos casos representaban embarazos provenientes de violaciones sexualesdehombrespertenecientesaredescriminalesvinculadasalnarcotráfi-co, casos que no han sido investigados.13

En el marco de las violencias que traspasan fronteras, otro problema en el país es el llamado mercado del sexo o industria del sexo, el cual se efectúa desdeyparaloshombres.UnestudiodelaFundaciónSobrevivientes(2009)reflejadatossobrelaexplotaciónsexualytrata,quesobrepasalas15milniñas,sin contar a las mujeres mayores de dieciocho años. En el 2005, el informe anual de trata de personas del Departamento de Estado del gobierno de Estados Unidosreflejóqueentre600mily800milpersonascruzanlasfronterasinter-nacionales como víctimas de trata, entre las cuales el 80% son mujeres y niñas (Ezeta, 2006:11).

Respecto de los asesinatos de mujeres en Guatemala –tema central del pre-sente artículo–, las cifras están estrechamente relacionadas con dos factores: la violencia masculina contra las mujeres y el uso de las armas de fuego. Esta correlación es clave en el análisis ya que existe la tendencia a confundir o mez-clar las cifras de asesinatos de mujeres con las de femicidio. Las cifras que pre-sentan ambos delitos son diferentes, como en adelante se explica partiendo de los datos sobre el acceso a las armas de fuego. Según un informe policial, en el 2011 había 1.5 millones de armas, muchas de ellas sin registro en la Dirección General de Control de Armas y Municiones (DIGECAM) (CDHG, 2011:9). Según los datos presentados en el informe sobre armas y municiones de la Co-misión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) (2009:16), este país es el sexto que compra más armas en Latinoamérica y el Caribe, im-portando el 5% del total de armas y municiones de la región, que representa el 42% del total importado por los países centroamericanos. Los datos del mismo informe expresan que los homicidios por arma de fuego representan el 83% en la República, de los cuales 89.1% corresponde a muertes de hombres y 10.9% a

13ConversaciónpersonalconlacomisionadadelaReformaPolicialenGuatemala,HelenMack.Guatemala, 2010.

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muertes de mujeres. La situación de uso y acceso a las armas de fuego expresa, además,quedeltotaldearmasregistradas91.75%estáenmanosdepersonasparticulares y solamente 8.25% en entidades del Estado. Los datos son contun-dentes en relación con la violencia masculina y los medios que utilizan para ejercerla: 98% de las armas son propiedad de hombres, de un total de 393,996 armas de fuego registradas en 2009. El registro de armas a nombre de mujeres representa2%y,segúndatoshemerográficos,muchasdeellasdecidencomprarun arma de fuego para sentirse protegidas y no para delinquir.

Lasiguientegráficaexpresalosdatosdeasesinatosdemujeresqueocurrie-ron en la década 2000-2010. Más del 80% de las mujeres murieron por armas defuego.Elincrementoqueseobservaenlagráficasobrepasóel100%dease-sinatos en la década, los cuales pasaron de 213 en el año 2000 a 695 en el 2010, elevando la tasa de homicidios de mujeres de cuatro a nueve por cada cien mil habitantes en el período señalado.

Gráfico 1

Aunquelagráficaanteriorestábasadaenelperíododeestudioabarcadopor este artículo –por lo cual no incluye datos de los últimos años, es importante señalar que la tasa de asesinatos de mujeres se ha reducido en dos puntos, uno porcadaaño,presentando631casosenel2011y572enel2012(MendozayMéndez,2013:7).

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Es común que, cuando se aborda el tema de homicidios, los análisis tiendan a centralizar la discusión en los datos estadísticos; sin embargo, el problema no debería analizarse solamente por medio de los números, aunque sea éste el mecanismo más común para medir los índices de violencia. Al profundizar en las formas de muerte, en el caso de los asesinatos de mujeres, como se ha men-cionado, más del 80% fueron cometidos por arma de fuego como sucede en los asesinatos de hombres. Sin embargo, en varios de los asesinatos de mujeres se observa que la violencia a que éstas fueron sometidas antes de ser asesinadas es muy diferente a la cometida contra los hombres –especialmente en los casos perpetrados dentro del otro 20%; las mujeres sufrieron golpes, mutilaciones de partes vulnerables y simbólicas de sus cuerpos, violación sexual, mordeduras, estrangulamiento y otras formas de tortura. Estas formas de violencia mascu-linayviolenciadegéneronose reflejanen lasestadísticasdehomicidiosy,si no existe investigación judicial y social, dichas formas de muerte quedan invisibilizadas. Ésta es –justamente– la razón detrás de la lucha académica y políticaporestableceranálisis,conceptosyleyesespecíficasmediantelascua-lesdemostrarlaespecificidaddeviolenciaquesufrenlasmujeresantesyalmo-mento de su muerte. Las leyes de prevención y atención de la violencia contra las mujeres, así como las leyes contra el femicidio, con las que ya varios países cuentan, como Guatemala y México, son un ejemplo. En el caso de Guatemala, el concepto de femicidio en la legislación es el siguiente:

Muerte violenta de una mujer, ocasionada en el contexto de las relaciones des-iguales de poder entre hombres y mujeres, en ejercicio del poder de género en contra de las mujeres.

Con este concepto como base, la investigación judicial tiene herramientas analíticas y jurídicas para llegar a determinar las causas presentes en el móvil del asesinato de una mujer; clave para hacer la distinción entre los asesinatos y los femicidios –en estos últimos están presentes aquellos elementos de la violencia masculina y violencia de género, como dominación, relaciones des-iguales de poder, control, celos y superioridad masculina, entre otros. Como resultado de dichas investigaciones, a diciembre del 2009, en Guatemala se habían dictado cuarenta y una sentencias por el delito de femicidio14 y cuarenta en el siguiente año. Aunque no se pudieron obtener datos exactos, un informe del Centro Nacional de Análisis y Documentación Judicial (CENADOJ) del

14 Las investigaciones judiciales están a cargo de Juzgados Especializados de Primera Instancia PenalyTribunalesdeSentenciadeDelitosdeFemicidioyotrasFormasdeViolenciacontralaMujer,los cuales están ubicados en tres departamentos del país: Guatemala –ciudad–, Chiquimula –en el orien-te– y Quetzaltenango –en el occidente (Reina, 2010). Hacia el año 2012, los juzgados se ampliaron a los departamentos de Huehuetenango y Alta Verapaz, en el occidente y norte del país respectivamente. En el mismo año, la Corte Suprema de Justicia emitió el Acuerdo 12-2012 en el que decide la creación de laSaladelaCortedeApelacionesPenaldeDelitosdeFemicidioyotrasFormasdeViolenciacontralaMujer, en el departamento de Guatemala.

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Organismo Judicial (OJ) indica que el número de sentencias ha ido en aumento en los últimos dos años (CENADOJ, 2012:45).

Además de los elementos ya indicados en relación con las causas diferen-ciadas entre los asesinatos y los femicidios, las cifras ofrecen elementos de información territorial importantespara identificar los lugaresdeocurrencia.A partir de ellos se observa que –en el país– la mayor parte de los asesinatos demujeresyfemicidiosocurrenespecíficamenteeneldepartamentodeGua-temala. Los otros departamentos afectados son: en el oriente de la República, Chiquimula y Jalapa; en el sur, Escuintla; en el occidente, Quetzaltenango; y en el norte, Izabal y Petén.

Al focalizar los datos del departamento deGuatemala –según la gráficasiguiente, actualizada a 2012–, se observa que la mayoría de casos ocurren en el municipio de Guatemala, seguido de los municipios de Mixco y Villa Nueva –de los más densos en población–, los cuales mantienen la constante de ser los que, después de la ciudad, presentan mayores índices de asesinatos de mujeres en relación con el resto de municipios del departamento.

Gráfico 2

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Enlagráficaprevia,primeralíneaarriba,representaelmunicipiodeGua-temala y es el territorio donde, en toda la República, ocurre la mayoría de ase-sinatos de mujeres y femicidios.

Datos del municipio de Guatemala

El municipio de Guatemala está compuesto por 25 zonas y generalmente es de-nominado como capital. El total de población en la ciudad es de 980,160 habitan-tes (que representan aproximadamente la mitad de la población del departamento ensuconjunto,lacualasciendea2,541,581habitantes).El47.30%sonhombresy el 52.69% son mujeres y la población joven y adulta representa el 63.3% en la ciudad.15

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el porcentaje de pobla-ciónurbanaenGuatemalapasóde32.7a46.1entre1980y2002ylapoblacióndel departamento de Guatemala pasó de 1,311,192 a 2,541,581 habitantes entre 1980 y 2002, esto quiere decir que en sólo veinte años su población se duplicó casi en un 100%.

Estos datos explican la densidad poblacional en el departamento de Guatemala, donde actualmente vive aproximadamente 20% del total de la población del país yenlaciudadel7.16%(sobreproyeccionesdelINEde2,994,047habitantes).La población que vive en la ciudad representa el 32% de la población del depar-tamento en su conjunto (INE).

En la ciudad existen 221,969 hogares distribuidos entre las diferentes zonas, delascualeslasmáspobladassonseis:18,7,6,21,1y5,querepresentaensuconjunto el 63.46% del total de la población urbana. Las menos pobladas son las zonas 4, 8, 9 y 10.

Según un informe de la Municipalidad de Guatemala (2008:21) la densidad po-blacionaldelaciudadesdelasmásaltasdelpaís,con5,264personasporkiló-metro cuadrado.

La condición de pobreza para la ciudad de Guatemala alcanza el 30% y a nivel desagregadoporzonasaumentasignificativamente:enlaszonas24y25(colin-dantesconlazona18),elíndicedepobrezaseelevaa77.7%y62.3%.Lamar-ginalidad y desigualdad derivadas de la forma de exclusión social son fácilmente perceptibles. Las zonas 18, 24 y 25 son las que presentaron mayores porcentajes de población analfabeta, sin primaria completa, con hogares sin agua entubada, con piso de tierra, sin luz eléctrica, sin servicio sanitario y con mayor grado de hacinamiento. Al establecer el índice de insatisfacción de necesidades básicas, las mujeres son más pobres que los hombres. Los niveles de acceso a salud son significativosalindicarquelapoblaciónquemásseenfermaymuereestáubica-

15En<www.ine.gob.gt>.

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da en las zonas de mayor pobreza, lo cual refuerza la desigualdad y la inequidad frente a las otras zonas de la ciudad.

Estos factores explican los procesos de marginalidad, segregación y exclusión en que viven ciertos sectores de la población en la ciudad de Guatemala. Es en la ciudad donde los índices de criminalidad y violencia son mayores, siendo las zonas segregadas por la exclusión social las que presentan los más altos índices de violencia en general y de violencia masculina contra las mujeres en particular. Según datos de la Policía Nacional Civil, las zonas de mayor incidencia criminal sondiezdeuntotalde25.Entreellas:1,3y5,6,7,10,11,12,13y18.

Unamuestradelaño2007,utilizadaparaelestudiobasedeesteartículo,reflejalaincidenciadecasosdehomicidiosenconcordanciaconlosmunicipiosseñaladosenelGráfico3.Lamuestraindicadadocumentódoscientoscasosenla ciudad, que representan el 58% del total en el departamento de Guatemala.

Gráfico 3

101inCreMento de los asesinatos de MuJeres en guateMala...

La incidencia y lugar de los casos de asesinatos plantea preguntas de interés sobre las que es necesario seguir investigando. Una de las preguntas es: ¿cuáles sonlascaracterísticasdelaciudadqueinfluyenparaquelamayoríadecasosocurra ahí y no en otro lugar? Este cuestionamiento fue una base importante para analizar el fenómeno, razón por la cual en el estudio base de este artículo planteé cruzar dos perspectivas de análisis: la dominación masculina y la exclu-sión social urbana, y la interacción entre ambas. Tema del siguiente apartado.

3. ENTRE EL DESAFÍO A LA DOMINACIÓN MASCULINA Y LA EXCLUSIÓN SOCIAL URBANAEste apartado profundiza en la explicación –hipótesis sugerida– de los pro-

blemas que subyacen a la problemática de violencia contra las mujeres y el incremento en los asesinatos de mujeres y femicidio en Guatemala.

Como se ha expuesto, las causas que explican los asesinatos de mujeres están relacionadas con la violencia masculina o de género; sin embargo, no es ésta su única razón. Es por ello que para el presente análisis –además de la dominación masculina– se han tomado en cuenta otras dimensiones sobre la violencia, contextualizándolas al espacio territorial en el que se presenta la ma-yoríadecasosdeasesinatos:laciudaddeGuatemala.Enestecaso,merefieroa las dimensiones de la violencia que se relacionan con la exclusión social16 de las ciudades, caracterizadas por la segregación y marginalización que, incluso dentro de las ciudades mismas, afectan más a ciertos sectores que a otros. En seguida se presentan dos subapartados: a) el desafío a la dominación masculina yb)laexclusiónsocialurbana.Alfinaldelapartadoplanteocómoambasva-riables interactúan entre sí agudizando la violencia contra las mujeres, llegando al extremo del crimen de femicidio en varios casos. Cabe precisar –como se ha indicado en el apartado anterior– que no todos los casos de asesinatos de muje-res son femicidios. Con esa aclaración, las siguientes variables se plantean tanto para profundizar en las condiciones en que ocurre la mayor parte de asesinatos comoenlasformasespecíficasdeviolenciacontenidaenalgunosdeloscasosanalizados para el estudio que fue base del presente artículo.

16DeacuerdoconCarlosSojo(2003)laexclusiónsocialrefiere“unamalavinculación,odeunavinculaciónparcial–deficitaria–alacomunidaddevaloresqueidentificanaunasociedad…o–faltade– disposición de medios que aseguren una adecuada calidad de vida, en el sentido más acotado de comprensión de lo social. En cuyo caso puede hablarse también de exclusión económica, política, de género,étnicayambiental”.Parafinesdelpresenteartículo,esimportanteresaltarquelarelaciónentreexclusión social y violencia es compleja. Los especialistas del tema plantean que la pobreza, la exclusión y la violencia no operan de una forma mecánica y que es en los procesos de empobrecimiento, pero sobre todo de agudización de desigualdades sociales, en los que se da el aumento de crímenes, especial-mente de crímenes violentos.

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3.1 De por qué plantear que existe un desafío a la dominación masculina En Guatemala, el desarrollo de la ciudadanía de las mujeres tiene como

uno de sus puntos clave la lucha por el derecho al voto, el cual, hasta antes de 1945, era un privilegio masculino. Aunque la historia de las mujeres es de larga data, la lucha por el derecho al voto fue el inicio de muchos cambios que habrían de experimentar las mujeres en la segunda mitad del siglo XX. Este período se caracteriza por decenas de historias que marcaron cada década: la participación de mujeres en una serie de organizaciones y movimientos populares, la organi-zación para la promoción de los derechos humanos, la mayor participación en el sistema educativo a todo nivel, la creación de organizaciones feministas, el establecimiento de organizaciones de mujeres mayas, entre muchas otras expe-riencias de organización y emancipación de las mujeres guatemaltecas.

Éstos son solamente algunos de los ejemplos de cómo se fueron dando los cambiosenlosrolestradicionalesdelasmujeres,loscualesseintensificaronaún más durante los últimos veinte años (1990-Actualidad). Hoy, las mujeres están insertas en espacios políticos, en el mercado laboral, en altos puestos de educación y de empresas, y continúan liberándose –en alguna medida– del rol doméstico tradicional. Todos estos cambios por la emancipación y equidad de género son resultado de la lucha histórica y política de los movimientos de mujeres y representan una transformación socioeconómica, cultural y política que en Guatemala se convierte en un abierto desafío a la dominación masculina.

Esta afirmación está fundamentada tanto en un análisis global sobre loscambios de las mujeres en las últimas décadas como en el análisis profundo de los casos de asesinatos que fueron base del estudio en que se fundamenta el presente artículo. En estos últimos se observó que la violencia masculina –al extremo del asesinato– fue una respuesta al desafío de las mujeres. Esto como resultado de una fuerte y constante necesidad de los hombres de reiterar su dominación, sobre todo en una sociedad donde las mujeres han transformado sus roles tradicionales femeninos y los hombres aún viven bajo conceptos de la masculinidad tradicional que respalda, entre otros elementos, la violencia masculina como un ejercicio central que ofrece poder e identidad masculina.

3.2 El lugar de la exclusión social urbanaAunque la variable de la exclusión social tiene antecedentes previos, se

fue agudizando a partir de la década de 1990 con los cambios económicos por medio de los cuales se implantaron las políticas de privatización. Estas medidas comenzaron con la privatización de la energía eléctrica y las telecomunicacio-nes; posteriormente, siguieron la educación y la salud. Por parte del Estado hubo una desatención y prácticamente un desmantelamiento de las estructuras

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públicas encargadas de brindar estos servicios. Hoy, en la ciudad de Guatemala se observan los grandes colegios privados que conservan prestigio académico frente a otros que no cubren los requisitos adecuados, así como grandes centros asistenciales privados de salud frente a hospitales nacionales que carecen de medicinas mínimas para atender a los enfermos.17

El resultado de las políticas de privatización y la ausencia del Estado en tareas sociales trajo como consecuencia una precariedad de la vida que afec-tó principalmente a los sectores marginados. Esto dio lugar a una mayor des-igualdad social, caracterizada en la ciudad por la segregación espacial que ha afectado a muchos sectores, en particular los jóvenes, quienes se han visto en-frentados a una realidad hostil que los ha condenado a integrarse a las pandillas juveniles como casi único medio de sobrevivencia y movilización social. Es así como han logrado ocupar territorios en la ciudad de Guatemala y se han ido especializando en construir toda una estructura social marcada por la cri-minalidad, en la línea de extorsiones y sicariatos, principalmente, pero también enrelacióncon las redesdenarcotráfico,especialmenteenelnarcomenudeoen las colonias y barrios de la ciudad de Guatemala. A las pandillas se suman otros grupos criminales como los que operan alrededor de las redes de trata, de narcotráficoydearmas.

En la ciudad de Guatemala, las zonas más segregadas y marginadas, a las cuales la violencia impacta con mayor fuerza, son las zonas 18, 6 y 1; zonas donde también se presenta la mayoría de casos de asesinatos de mujeres en la ciudad.

3.3 Reflexiones derivadas de los casos analizadosA continuación se ofrece una síntesis de los elementos que se han consi-

derado transversales a los casos analizados. Aunque por razones de espacio no fueposibleincluirlosenelpresenteartículo,éstossereflejanenelanálisisqueresalta las coincidencias entre los casos y las constantes relacionadas con la interacción –algunas veces desdibujada pero presente– entre dominación mas-culina y exclusión social.

El poder y las huellas del delito,enelsentidotantodeFoucaultcomodelas teorías feministas, por medio del cual las relaciones están en posiciones que se derivan del estatus, muchas de las veces del estatus masculino; de privilegios en cuanto a recursos con los que se cuenta para movilizarse y dominar; y de destrezas y competencias propiamente masculinas como fuerza y violencia. Las jerarquías de edad, de recursos, de uso de armas de distinto tipo, de dominación

17 Un estudio reciente sobre las políticas de salud en Guatemala señala que ningún otro país de América tiene una participación privada –según el gasto nacional total de salud– tan alta como Guate-mala, y evidencia cómo a partir de las reformas y ajuste estructural en los años noventa empieza a decaer la atención pública en salud (Hernández, 2010).

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y de control, marcan diferencias importantes entre víctima y victimario. El ase-sinato ocurre en zonas pobres y segregadas de la ciudad, donde comunmente y como resultado de la impunidad lo que queda son huellas del delito, más no de la justicia. Esta realidad está constantemente confrontada con la intrínseca ne-cesidad humana de justicia como lo plantea Héritier (1998) y, ante la ausencia de ésta, el riesgo de abrir rendijas de violencia es constante.

La impunidad persistentesereflejaespecialmenteenelcasodeIsabel,queno era como muchos otros de los casos que nunca se conocen porque quedan es-cudados entre las paredes de los hogares. Isabel denunció, anunció, evidenció, gritó, buscó ayuda y solamente encontró una respuesta: su lugar estaba en casa con su marido y sus hijos. La impunidad de las autoridades de justicia y de las instituciones sociales deja en total indefensión a las mujeres cuando éstas sufren violencia doméstica. Ése fue el caso de Isabel, para quien su “verdugo” repitió una y otra vez los actos de violencia, una y otra vez también constató la impuni-dad y continuó repitiendo el ciclo de violencia. El agresor tenía muy claro que, aunquesevieradesafiadoporlasdenunciasdesuesposa,siemprequedaríaenlibertad y siempre existiría para él un horizonte seguro para seguir ejerciendo poder, como lo plantea Ramírez (2009), dominación y violencia porque fue un derecho concedido. Las autoridades judiciales y de salud se conformaron con registrar los hechos, pero no intervinieron para evitar mayores daños; ése al parecer no era objetivo de su quehacer, de su acción cotidiana. Las autoridades en muchas de las ocasiones no expresan voluntad para prever el riesgo y los posibles desenlaces, a pesar de contar con luces anunciadas en repetidas ocasio-nes. El poder masculino se ejerce y fortalece cuando la autoridad no hace más que ser testigo “pasivo” de la violencia de género. A partir del caso de Isabel se observa cómo se otorga un consentimiento absoluto y a todo nivel: familia, autoridadesdejusticiaydesalud;unconsentimientosocial,comolorefierenRussell y Harmes (2006). La impunidad vuelve a repetirse cuando, en el caso de Yolanda,despuésdequeelladenunciaasuacosador,laautoridadesloapresany al día siguiente lo dejan libre. Las autoridades –nuevamente– consolidan la dominación y desprotegen a las víctimas a pesar de que éstas interpelaron en defensa de sus vidas.

El consentimiento político que, más allá del cuestionamiento a un cum-plimiento pasivo del quehacer de las autoridades, también se observa en la disposición de las instituciones públicas a sostener y fortalecer –con su com-plicidad– lasestructuraspatriarcalesdedominación.Frentea laviolenciadegéneroendiversoscontextos,elaparato jurídicomanifiestasu identificaciónde género y sus prejuicios, culpando a la víctima por negligencia, provocación, consentimiento e indiferencia. La prevención del delito no parece ser un eje de su actividad, la norma de su quehacer. Existe una “complicidad” institucional e individual a la hora de ejercer el poder y la autoridad detrás del puesto y queda

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a discrecionalidad del funcionario hacer o no hacer cumplir la normatividad establecida en las instituciones.

El consentimiento social que se da cuando los testigos, a pesar de que son muchos y diversos, optan por el silencio: autoridades, vecinos, amistades, fa-miliares, los próximos y los lejanos. El mundo de lo privado es en esta sociedad un límite casi infranqueable en el que los vecinos y vigilantes de los espacios habitacionales de las clases medias escuchan las discusiones, las autoridades reciben las denuncias de las víctimas, registran los hechos y no hacen nada. La maquinaria pareciera andar perfectamente para mantener el orden patriarcal. Para las mujeres no parece haber otra opción que someterse al poder y a la vio-lencia masculina que termina en una indefensión total frente al victimario, pero tambiénfrentealEstadoylasociedad.ElcasodeCristinaSiekavizza,quenofue motivo de análisis del estudio base, es tan emblemático de la maquinaria del orden patriarcal como el de Isabel.

El desafío a la dominación se ha observado en varios de los casos analiza-dos. En el caso de Isabel, el marido, a pesar de la inseguridad provocada por el desempleo –y quizás en respuesta a ello porque se ve afrentada su dominación y su rol–, obliga a la esposa a abandonar su empleo secuestrando así su libertad y perpetuando la dominación. El desempleo le trajo mayor inestabilidad a la economía familiar y al “verdugo” que no podía cumplir con su rol de proveedor. Estas condiciones exacerbaron las conductas agresivas y violentas que llevaron alagresoralextremodeasesinaralaesposa,quiensehabíaatrevidoadesafiar-lo en varias de las ocasiones en que presentó las denuncias o en las ocasiones en quedemandótrabajar.Yolandadiofinalarelaciónconsunovio.Elsareclamópor el atropello de su perro. Marisabel no estaba dispuesta a dejar a su marido para irse con el acosador. Adela demandó por un mejor pago. En dos de los casos las mujeres fueron más sumisas y de todas formas fueron blanco de la dominación y la violencia.

Exhibición de la masculinidad. No tener el control del entorno o verlo ame-nazado crea en los hombres la necesidad de reiteración de su propio ser mas-culino y por lo tanto de la dominación, la cual cobra mayor sentido si es en el marco del culto a la masculinidad que se logra en la exaltación y exhibición con los congéneres. Esta exhibición es más factible en territorios donde no existe control sobre el uso y transportación de armas ni sobre las redes delincuenciales y donde los delitos no son sancionados; es decir, en territorios donde la caracte-rística es la ausencia de Estado y la impunidad.

Cuando se conjugan las desigualdades sociales con las de género. Este campo es el más dramático porque combina la pobreza, la desigualdad, la se-gregación, el narcomenudeo, el abandono de la juventud, la desesperanza, la violencia y la dominación masculina. Es el caso de la niña de seis años vio-lada y asesinada por dos jóvenes en condiciones de marginalidad y pobreza.

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Siguiendo las explicaciones de Héritier en su obra Disolver la Jerarquía, si los elementos de la jerarquía por anterioridad (generacional) y de la jerarquía de género (hombre sobre mujer) no hubiesen estado presentes en el entorno de Ofelia, el asesinato no hubiese ocurrido en esa forma. Las realidades se agravan y exacerban cuando se da una conjugación de las desigualdades sociales y de la segregación espacial-territorial.

4. A MANERA DE CONCLUSIÓNEn los casos muestra tomados para el estudio base se observan a detalle no

sólo la interacción entre dominación masculina y exclusión social, sino tam-bién articulaciones más complejas que cruzan las variables y las problemáticas derivadas de ellas. Por ejemplo: la proximidad entre víctimas y victimarios, lascomplicidadesinstitucionalesy“vecinales”, lascircunstanciasespecíficasen las que subyacen motivaciones diversas de los victimarios y las víctimas, el problema de la drogadicción de jóvenes, la acción del sujeto de violencia (denuncia reiterada), la convalidación o consentimiento –por omisión– del sec-tor justicia, la sumisión o el desafío, la segregación y la pobreza, entre otros elementos de análisis.

Las culturas y subculturas criminales derivadas de la exclusión social inte-ractúan con la dominación masculina, en la que el recurso de control sobre las mujeres es uno más dentro del poder general de estos grupos. Naturalmente, este recurso refuerza la dominación y se da a diferentes niveles: a) objetiva-ción del cuerpo de las mujeres como edecanes y modelos; b) redes de trata de jóvenes y adolescentes, así como mujeres prostituidas alrededor de los grupos denarcotraficantes;c)controlydominacióndelasmujeresmareras–apesarde que ellas son transgresoras por ocupar lugares tradicionalmente masculinos como las pandillas, en el interior de los grupos pandilleros ocupan un lugar de subordinación en el que también son víctimas de violencia simbólica y sexual al ser utilizadas para ritos de iniciación o como botín de las disputas entre grupos de pandillas–; y d) la violencia sexual implicada en asesinatos de mareras, sica-rias y extorsionistas. Éstos son los ejemplos más emblemáticos de la domina-ción masculina sobre las mujeres en los ámbitos generados por la desigualdad y exclusión social. En seguida se sintetizan los principales puntos observados de ambas variables: dominación masculina y exclusión social.

Impactos en la dominación masculina. La dominación masculina es estruc-tural e histórica, en ese sentido su presencia en las sociedades patriarcales no es una novedad. Sin embargo, lo importante que interesa resaltar es que ésta –cada vez más– va enfrentando cambios, entre otros, a partir de dos factores fundamentales:

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A. El desafío a la dominación masculina, el cual abarca un amplio proceso de cambios en los roles tradicionales asignados a las mujeres e incluye temas como: mayor igualdad en la educación –lo que implica una profesionalización que está íntimamente ligada a los cambios en los procesos laborales–; cambios en la familia –como uniones libres o mayores niveles de liberación de las mu-jeres,locualsevereflejadoenelaumentodeíndicesdedivorcios–;mayorpar-ticipación política-ciudadana de las mujeres; más acceso a salud reproductiva –que repercute en un control de las mujeres sobre su fecundidad y sexualidad, factorfundamentalsisesiguelahipótesisdeHéritier(2007)encuantoaque,sila valencia diferencial de los sexos se basa en el control de la fecundidad de las mujeres, la disolución de la jerarquía se dará cuando las mujeres se apropien del derecho a la anticoncepción y lo que de ello deriva: su sexualidad, su cuerpo, su libertad. En su conjunto, estos ejemplos del cambio del rol de las mujeres representan un abierto desafío a la estructura de dominación masculina que caracteriza a las sociedades patriarcales.

B. De manera negativa, el surgimiento de culturas y subculturas criminales refuerza la violencia pues en ellas el control o la dominación de las mujeres es un recurso más de fuerza o de control. Algunos ejemplos son la objetivación del cuerpo de las mujeres como edecanes, modelos y mujeres prostituidas alrede-dor de la subcultura de la narcoactividad. Otro ejemplo es el rol de las mujeres en las pandillas, quienes también son utilizadas en el campo de lo simbólico como instrumentos de los rituales masculinos.

Exclusión social urbana. Esta segunda variable se centra en tres procesos fundamentales para explicar la desigualdad social en la ciudad de Guatemala:

1. La ausencia del Estado en tres áreas: a) en seguridad, pues el desmante-lamiento de las estructuras de seguridad contrainsurgente no las transformaron eficazmenteparalaetapadeposguerra;b)enjusticia,yaqueelenraizamientode la impunidad es un factor clave para el mantenimiento de la criminalidad a todo nivel; y c) en educación, tanto por el abandono del sistema de educa-ción pública –que limita el acceso para los sectores marginados– como por los cambios en torno al paradigma de la educación –porque ésta ya no garantiza movilización social ascendente mientras que las organizaciones criminales sí.

2. La desaparición de espacios públicos comunes y seguros. Este fenómeno está íntimamente ligado a la segregación espacial, pues mientras existen barrios cerrados con todas las condiciones de convivencia y recreación para quienes pueden pagarlo, existen barrios que se convierten en tierra de nadie, donde han florecidopandillasjuvenilesyotrasestructurascriminalesdearraigoterritoriallocal como sicarios y extorsionistas.

3. Las desigualdades sociales. Además de la desigualdad relacionada con el ingreso, la ciudad es un mosaico en el que casi todo está marcado por las diferencias sociales, por ejemplo: educación de colegios privados de prestigio

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versus escuelas abandonadas o colegios privados precarios; condominios de casas de lujo frente a asentamientos urbanos pobres; grandes centros comer-ciales con lugares de entretenimiento y de consumo donde todo se paga frente a calles descuidadas, parques abandonados y puestos de venta de ropa usada; transporte privado de lujo frente a transporte público inseguro y en mal estado, por mencionar las condiciones de vida fácilmente observables. Asociado a esta realidad, en los últimos años se ha generado una suerte de cultura de la ostenta-ción que siguen –principalmente, aunque no sólo– los integrantes de las redes criminales, por ejemplo el gusto por exhibir carros, seguridad privada, armas, oro, casas de lujo y mujeres.

Tomando en cuenta tanto los datos estadísticos como el análisis teórico realizado en la investigación que fue base de este artículo, se plantea que el incremento de los asesinatos –en contextos adversos– está relacionado con el desafío a la dominación masculina por parte de las mujeres y los cambios que ellas han protagonizado en las últimas décadas. El desafío agudiza la violencia contra ellas porque confronta el modelo tradicional de la masculinidad que los hombres aún no están dispuestos a abandonar y, al verse cuestionados, respon-den con actos violentos –a distintos grados micro/macro. La heterosexualidad como norma de la construcción de las identidades masculinas implica control, poder, imposición y decisión sobre territorios particulares y sobre la vida de las mujeres. Ésta es la base de la masculinidad –del ser hombre– y cuando esa base se fragmenta o es amenazada, los hombres reaccionan violentamente para proteger su pilar de identidad más importante: la dominación.

En cuanto a la variable de exclusión social, el tema es amplio, complejo y contiene una multiplicidad de fenómenos en los cuales el Estado juega un papel muy importante en materia de inclusión o exclusión. En esta dirección se plantea que es la ausencia del Estado, sobre todo en el cumplimiento de sus res-ponsabilidades sociales, la que ha provocado una agudización de las desigual-dades socioeconómicas. En particular se señala la desigualdad social urbana, el desmantelamiento de las estructuras de seguridad del Estado, y la reducción de éste a sus obligaciones sociales a partir de su asociación subordinada con las políticas neoliberales, las que generan un clima y contexto adverso que provoca el incremento de la violencia y de los asesinatos (los de las mujeres con sus es-pecificidadeseimpunidadpersistentesporqueocurrendentrodelasideologíasde la dominación masculina).

Lagráficasiguientereflejalosdatos–enporcentaje–delosasesinatosdemujeres y hombres en relación con el año base (2001) y muestra que el incre-mento de los asesinatos de mujeres fue mayor que el incremento de los asesi-natos de hombres.

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Gráfico 4

Como conclusión general se plantea que el incremento de los asesinatos de mujeres en Guatemala muestra una constante interacción entre la violencia ge-nerada por el desafío a la dominación masculina y los procesos de desigualdad social urbana. Ambos factores son el resultado del modelo neoliberal que exa-cerba tanto la dominación masculina como la desigualdad social en el interior de la ciudad de Guatemala. Todo ello transita en el marco de un nuevo paradig-ma para las mujeres, el cual implica más liberación para ellas y, como respuesta al desafío que ellas representan para la sociedad patriarcal, más violencia por parte de los hombres.

El estudio cuestiona el modelo neoliberal y plantea la importancia de re-forzar la constante demanda de las mujeres, que implica asumir paradigmas relacionados con las teorías feministas, los estudios de género y de las nuevas masculinidades.Actualmenteresulta inminente lanecesidaddemodificar lospatrones negativos que derivan de la dominación masculina tradicional y con-tinuar promoviendo la igualdad y equidad entre hombres y mujeres. Asumir y llevar a la práctica estas medidas son una base importante para garantizar que las mujeres –efectivamente– puedan gozar de su derecho a vivir una vida libre de violencia –masculina.

eCos y proyeCCiones de la guerra

113

ECOSYPROYECCIONESDELAGUERRA

VIOLACIÓNSEXUALDELASMUJERESMAYAS: UN CASO DE VIOLENCIAS DESBORDADASMarta Casaús arzú

INTRODUCCIÓN: PREMISAS Y PUNTO DE PARTIDALa guerra que sufrió Guatemala durante treinta y seis años causó –según el

Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico– más de 200,000 víc-timas,delasqueel83%eranmayahablantesyel17%ladinos.Porprimeravezenlahistoriadelpaís,unacomisiónoficialconfirmabaqueelracismoconstituíaun elemento fundamental para explicar la saña y discriminación con la que se llevaron a cabo masacres contra las comunidades indígenas del occidente; de-claraba que, según las normas del derecho internacional, se cometieron actos de genocidioporpartedelEjércitoalidentificarcomoenemigointernoagruposdel pueblo maya.

Lo primero que nos preguntamos es, ¿cómo pudo suceder?, ¿qué lo provocó?, ¿por qué tanta crueldad y tanto horror?, ¿qué relación existe entre racismo, ge-nocidioyfeminicidio?Y¿cómosearticulanesasprácticassocialescomotec-nologíasdepoderydeterror?Luegoquerríamosreflexionar,alhilodeltítulodeeste libro, acerca de la posible relación existente entre la expresión violencias desbordadasyelgenocidio,conelfindepoderinterpretarmejorlaviolenciasistemática y generalizada de Guatemala en la actualidad.

Para iniciar el tema, es conveniente retomar a los teóricos del holocausto, quienes nos recuerdan que los genocidios del siglo XX están estrechamente vinculados con la modernidad. El holocausto judío y los genocidios de los úl-timos años no son aberraciones, sino “posibilidades ocultas de la sociedad mo-

114 Marta Casaús arzú

derna, forman parte del proceso civilizador” ( Kuper,1981). Zygmunt Bauman, Peter Uvin, Leo Kuper, Daniel Goldenhagen y Bernard Bruneteau destacan que el crecimiento de la violencia militar y el uso ilimitado de la coacción son las características comunes de las grandes civilizaciones y si bien la civiliza-ciónmodernanohasidolacondiciónsuficiente,sífuelanecesariaparaqueseprodujerangenocidios(Cohn,1967;Kuper,1981;Bauman,1989;Bruneteau,2006).1

Ajuiciode todosellos,paraqueungenocidioseadefinidoycatalogadocomo tal debe reunir una serie de elementos cuyo objetivo sea el exterminio de un grupo étnico, religioso o cultural. Un factor esencial es que este grupo sea declarado enemigo absoluto y “por lo tanto, previamente naturalizado o anima-lizado y separado de su humanidad” (Bruneteau, 2006: 28). El segundo elemen-to fundamental es el grado de intencionalidad, el cual se determina al analizar sifueplanificadoconlaintenciónfirmedeexterminaraesegrupoétnicoysiademás fue diseñado y ejecutado por la cúpula militar o por quienes lo idearon. El tercer componente es el análisis de las normas y los modos concretos de poner en práctica los actos de genocidio, las deportaciones, las hambrunas, las torturas, el terror y las masacres colectivas. El cuarto elemento consiste en lo queDanielFeiersteindenominalasprácticassocialesgenocidas,lascualescon-llevan modos de entrenamiento, perfeccionamiento, legitimación y consenso quedifierendelhechoespontáneoysuponenunprocesodeplanificaciónprevia(Feierstein,2007).

Quiero partir de un supuesto debatido y polémico en Guatemala y en el res-to de Latinoamérica: la relación entre racismo, genocidio y feminicidio. Consi-dero que, en aquellos estados pluriétnicos y pluriculturales, con minorías étni-cas o mayorías minorizadas, como es el caso de Guatemala, y donde el racismo ocupa un lugar primordial en la estructura social, en la ciencia y en la estructura de poder, estas actitudes y manifestaciones contribuyen a la ejecución de actos y prácticas sociales de genocidio y de feminicidio.2

A mi juicio, el racismo se inserta como nuevo mecanismo de control del Estado, como una tecnología de poder con la prerrogativa y el derecho a de-cidir, en nombre de la soberanía, quién ha de vivir y quién no, ejerciendo de este modo el derecho a matar o eliminar al otro. A partir de este desplazamiento del concepto de soberanía, y de la incorporación del racismo como elemento intrínseco de la estructura de poder delEstado,Michel Foucault afirmaquelos Estados más homicidas son a la vez los más racistas. Esto porque el racis-

1 Este mismo fenómeno ocurrió en la Alemania nazi. La población civil tuvo una buena parte de la responsabilidad del holocausto con su silencio, cuando no con su complicidad. Para Bauman, en cual-quier momento se puede producir un nuevo genocidio porque su singularidad y normalidad asegura su repetición(Bauman,1989:112;Goldenhagen,1997).

2 Sobre este tema hay mucha producción escrita (Uvin, 1998;Goldenhagen, 1997;Bruneteau, 2006).

115ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

mo es el instrumento moderno que emplean estos Estados, ya sean capitalistas o socialistas, para decidir sobre la vida y muerte apoyándose en un discurso biológico-racialquetipificaalosciudadanosentérminosdeunadegeneraciónracialque loautorizaadefinirloscomoenemigosdelEstadoyaadoptar lasmedidas correspondientes para preservar la salud y el bienestar del resto de la población(Foucault,1974).

Al hilo de esta interpretación puede entenderse la experiencia de los últi-mosgenocidiosdeRuanda,Bosnia,Irak,ArmeniaoGuatemala,yseexplicaen parte por qué no ha desaparecido la polémica sobre las razas presente en los siglos XX y XXI y por qué, más bien, se ha agudizado. El racismo no ha muerto, sino simplemente ha cambiado de registro para pasar al de guerra de razasoracismodeEstado.ParaFoucault,eselfundamentofilosóficoypolíticode la constitución del Estado moderno lo que incluye un sólido componente biorracial: el bio-poder.3

Estos supuestos de partida nos permiten situar el racismo en el Estado y analizarlo, no solo como una ideología de la diferencia y de la desigualdad, ni sólo como una forma de discriminación y opresión entre las clases o los grupos étnicos, sino como una lógica de exterminio y de exclusión, como una tecnolo-gía del poder. Las bases histórico-políticas del genocidio radican en este punto: la forma como se construyeron los Estados homogéneos en Latinoamérica.4

LeoKuper,enlalíneadeFoucault,señalaquelaresponsabilidaddelEs-tado y la posibilidad de valerse del genocidio se debe a que las sociedades contemporáneas civilizadas son proclives a recurrir a los holocaustos porque: “El Estado territorial soberano reclama, como parte integrante de su soberanía, el derecho a cometer genocidios o participar en matanzas genocidas que estén bajosudominio.”(Kuper,1981:137).SiestefenómenosucedeenEuropa–como lo hemos visto en el caso de Bosnia y Chechenia–, ¿cómo no va a pasar en países como Ruanda o Guatemala, poseedores de un componente del racismo histórico-estructural latente que no hay más que activar y se pone en marcha? .

Los estudios sobre genocidio realizados en otros países demuestran la enor-me responsabilidad, no sólo del Estado fascista sino de la población civil, en los holocaustos y advierten de los enormes peligros que se corren si no se desacti-van las prácticas racistas que conducen a esta práctica aberrante.5 Los enfoques

3 Sobre el tema de la bio-tecnología del poder aplicada a los genocidios, véase Casaús Arzú, 2008.4 En este contexto, el social-darwinismo, con todas las teorías acerca de la jerarquización de las

razas y de su exterminio, cobra un valor histórico inusitado y, como corriente hegemónica, coadyuva al genocidio. Es lo que Todorov ha denominado el imaginario asesino del social-darwinismo.

5 Bauman considera que el holocausto no se puede tratar de explicar como una monstruosidad del pasado o como algo incomprensible ajeno a nuestra civilización, porque el sistema y la ideología que dieronorigenaAuschwitzpermanecenintactos.EllosignificaqueelpropioEstado-naciónestáfueradecontrol y que en cualquier momento pueden producirse de nuevo hechos de esa naturaleza. La singu-laridad y normalidad del genocidio es lo que asegura su repetición (Bauman, 1989: 112; Goldenhagen, 1997).

116 Marta Casaús arzú

deotrasrealidades–comolaalemana,laruandesa,laarmeniaolakosovar–,además de que perviven y naturalizan el racismo y los actos de genocidio, tie-nen otra limitante: se han pensado y escrito para estudiar realidades diferentes a la nuestra. No obstante, resulta necesario investigar, en el caso de Guatemala, cuáles fueron entonces y son ahora las variables sociológicas, políticas y psico-lógicas, así como el trasfondo histórico que han originado.

UnodelosautoresclaveenestetipodeinvestigacionesesDanielFeiers-tein,yacitado,quiendefineelgenocidiocomounaprácticasocialvinculadaalracismo y a la tecnología del poder, la cual se basa en la construcción del otro como un ser degenerado, no normalizado y enemigo del Estado. Tal vez lo más importante para el tema que nos ocupa es cómo el genocidio va evolucionando por etapas, analizándolo como un proceso gradual, lento, de pérdida paulatina de la identidad y la humanidad del otro. Para este autor, las fases de ese proceso dedeshumanizaciónempiezancuandosetipificaalasvíctimascomoseresno-civos, degenerados y enemigos de la humanidad –lo llama “una otredad nega-tiva”–; en segundo lugar, se pasa al hostigamiento permanente y a la exclusión económica, política y social de ese otro. Una vez alcanzada esa etapa, hay que aislarlo espacialmente en guetos, polos o aldeas, para poder seguir hostigándolo y quebrantando su voluntad. En la cuarta fase –la más importante– se procede a su debilitamiento sistemático y resquebrajamiento físico y psíquico hasta que pierde su condición de sujeto. Esto conduce a la fase última: el exterminio fí-sico, psíquico y cultural, cuando “la pérdida del control de su cuerpo y de sus vidas es total”. En esa etapa, la capacidad de respuesta de la víctima es nula; es más,preferiríamorirantesqueseguirviviendoenesascondiciones(Feierstein,2008: 25).

Considero que esta periodización resulta muy válida para el caso del geno-cidio guatemalteco y sugiere nuevas vetas de investigación para analizarlo tanto en general como en su componente especial de feminicidio, porque permite comprender las diferentes etapas, las lógicas y las estrategias del racismo, así comosuvinculaciónconestoshechosdelesahumanidadduranteelconflictoarmado.6

Para comprender cómo se se llegó a este nivel de barbarie y exterminio de un pueblo –especialmente de la población civil– por medio de la vejación de susmujeres,resultanecesarioconceptualizarlanaturalezadelEstadoydefinirqué rasgos histórico-estructurales han conformado sus aparatos ideológicos y represivos. Tradicionalmente, el Estado guatemalteco ha sido de naturaleza ra-cista, excluyente y autoritario, y ha utilizado todos los medios coercitivos a su

6Varioslibrosrecientesapuntanenestadirecciónyhansupuestounmagníficoaporteparacom-prender y probar esta estrecha relación. Especialmente valioso es el trabajo colectivo de ECAP y UNA-MG (2009), y ECAP (2012). En estos trabajos se establece la violación sexual como un arma de guerra y como una política contrainsurgente destinada a crear terror en la población mediante la utilización del cuerpo de las mujeres, vinculándose de este modo con el genocidio, el feminicidio y el racismo.

117ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

alcance para ejercer el poder y consolidar un sistema de explotación y de do-minación. De este modo, y a partir del siglo XIX, la raza se convirtió en el ele-mento articulador de las diferencias y de las desigualdades. Es un Estado cuya estrategia ha sido asimilar o integrar al otro en el modelo homogéneo de nación y ha recurrido históricamente a la eugenesia como estrategia para la mejora de la raza, y al genocidio para mantener el Estado de dominación.

El Estado guatemalteco emplea su racismo como tecnología de poder cuan-do pierde el control de la población indígena y ante el temor de que ésta puede sublevarse y ejercer la venganza. En este sentido, el racismo cotidiano y su naturalización juegan un papel determinante en el imaginario del ladino y de la élite militar y política, quienes reavivan el temor a un racismo a la inversa como efecto revulsivo contra su dominación histórico-social. Es un Estado que, ante una crisis de dominación o una pugna interoligárquica, recurre al genocidio como última solución para mantener el control, y que se apoya sustancialmente en la represión como principal vía para sustentarlo.

Los rasgos señalados han sido consustanciales con el Estado guatemalteco yporellolotipificócomounEstadoracistaqueutilizaundiscursobiológico-racial para favorecer el racismo de Estado; además utiliza de modo masivo e indiscriminadolafuerzacomoelmecanismomáscomúndejustificacióndelcontrol, mediante el ejercicio de la violencia, para asegurar un sistema global de dominación. El Estado racista guatemalteco perpetró un genocidio contra la población indígena porque histórica, estructural e intrínsecamente poseía los aparatos represivos, ideológicos y jurídicos para ejecutarlo.

Estas premisas permiten situar el racismo en el Estado y analizarlo no sólo como una ideología de la diferencia y de la desigualdad, ni sólo como una for-ma de discriminación y opresión entre clases o grupos étnicos, sino como una lógica del exterminio y de la exclusión, como una tecnología del poder. Es en este hecho –en la forma como se construyeron los Estados homogéneos en los países coloniales– que radican las bases histórico-políticas del genocidio.

No obstante, este modelo de racismo de Estado no es exclusivo de Guate-mala, sino que ha sido una construcción nacional común a otros muchos paí-ses coloniales con características similares –como Ruanda, Bosnia, Armenia y Chechenia– donde se han producido genocidios en los últimos años. Este pa-radigma es parte de la explicación de que se haya agudizado la polémica sobre las razas, demostrando que el racismo lejos de morir ha cambiado de registro, adoptando ahora el de la guerra de las razas o racismo de Estado (Bruneteau 2006; Goldenhagen 2010).

118 Marta Casaús arzú

1. EL GENOCIDIO COMO MÁXIMA EXPRESIÓN DEL RACISMO EN GUATEMALAEl racismo, a mi juicio, ha sido uno de los ejes histórico-estructurales de la

historia social y política de Guatemala. Como he demostrado en otras publica-ciones, a lo largo de la historia opera con estrategias y en espacios diferentes, hasta llegar a nuestros días. El punto álgido del racismo de Estado coincidió con la crisis de dominación militar y oligárquica y con la irrupción del movimiento popularyrevolucionario.De1978a1984seprodujounacrisisorgánica,unvacío de poder y una pugna interoligárquica por la hegemonía, acompañada por la incorporación masiva de los pueblos mayas a distintas formas de lucha polí-tica y de reivindicación social; a todo esto se sumó una fuerte crisis económica por agotamiento del modelo agroexportador. Ambos fenómenos dieron lugar a reaccionesagresivasyvirulentasdelaélite,reflejadasenlasrespuestasdelaencuestaquepaséen1979.

Considero que fue entonces cuando el racismo operó como ideología de Estadoyproporcionóunaestrategiapolíticapara laacción.Fueduranteesteperíodo cuando la élite de poder proyectó una estrategia de represión selectiva e indiscriminada, empleó la tortura, la guerra psicológica y todo tipo de mé-todos represivos contra la población civil y especialmente contra la población indígena, provocando un etnocidio cuyo máximo apogeo tuvo lugar durante el mandato de Efraín Ríos Montt. En esta fase, los niveles de racismo se ma-nifestaron en casi todas las instituciones del Estado –las fuerzas armadas, la administración pública y el sistema educativo–, así como en las instituciones de la sociedad civil, las iglesias neopentecostales, los medios de comunicación, los partidos políticos y las asociaciones gremiales; mientras que en la estructura social, se reforzaron las divisiones étnicas y se polarizaron los antagonismos entre los grupos socio-raciales, especialmente en el campo, y se difundió que eran los indios la causa de la guerra y la represión (Le Bot, 1995). En el ámbito ideológico, el prejuicio contra el indioseincrementóymitificó.Alosrasgosabsolutosydefinitivosdelacoloniaydelperíodopostcolonialseunieronlosnuevosestereotiposdeloscomunistas,infieleseinconvertibles.Deestemodo,los partidarios de la teoría del exterminio encontraron entre las élites nuevas justificacionesideológicas,políticasoreligiosasparallevaracaboelgenocidio.

A partir de entonces, se entró en una espiral de la violencia que con mucho aciertoJuliánLópezGarcía,SantiagoBastosyManuelaCamushandefinidocomo violencias desbordadas, en la medida en que se entrecruzaron diferentes tipos de violencias –estructurales, simbólicas, institucionales y cotidianas. Este problema rebasó los límites del Estado y de la sociedad civil y creó una cultura política de la violencia, erigida sobre un estado permanente de miedo, terror y desvertebración del tejido social que contribuyó a profundizar en las diferen-

119ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

cias culturales y las desigualdades sociales. No cabe duda de que el genocidio constituyó el punto partida de estas violencias cruzadas y desbordadas (López, Bastos y Camus, 2009). Durante este período, las violencias se descontrolan y el genocidio operó como la máxima expresión del racismo, porque se constitu-yó como un elemento intrínseco y formó parte de uno de los ejes vertebradores, utilizados y manipulados por las élites de poder que se consideran blancas y por el Ejército para exterminar física y culturalmente al grupo étnico maya ixil, tal y como dictó la sentencia por genocidio contra el pueblo maya ixil.7

Uno de los debates más enconados en los últimos años relacionado con la violencia institucionalizada es si el genocidio guatemalteco tuvo un funda-mentoracistaysiseplanificóydirigiócontralapoblaciónindígena;osifuemás bien la consecuencia lógica y simple de una guerra contrainsurgente en la que hubo muertos en ambos bandos, sin que se le pueda atribuir una vertiente racista ni genocida8 –a pesar de que las evidencias de la Comisión para el Escla-recimientoHistórico(CEH)confirmaronquedelasmásde200,000víctimas,más del 83% eran mayas, y que se produjeron actos de genocidio contra la po-blación indígena. Esta violencia tuvo un trasfondo racista en la medida en que se trató de exterminar al pueblo maya, al que se declaró enemigo interno –así lo dictamina la sentencia por genocidio y delitos contra los deberes de humanidad contra el pueblo maya ixil.

Noobstante,lamayoríadelosestudiososdeesteperíodoconfirmanlarela-ciónentregenocidioyracismo.VictoriaSanfordafirmaqueelEjércitodeGua-temala cambió su estrategia represiva de asesinatos selectivos y masacres por una táctica genocida de larga duración contra la población maya. Considera que “estas atrocidades deben ser consideradas como delito de genocidio” (Sanford, 2004:32 ). A su juicio, hubo tres campañas de genocidio planeadas y ejecutadas contra la población maya: la estrategia de tierra arrasada en las zonas mayas, liderada por los hermanos y generales Benedicto y Romeo Lucas García y el general Efraín Ríos Montt; la persecución implacable y matanza de supervi-vientes; y el establecimiento de campos de reeducación y aldeas modelo. Todos estoshechosestántipificadoscomodelitosdegenocidioyfueroncondenadosen la citada sentencia del 10 de mayo de 2013.9

7 Véase Sentencia por genocidio y delitos contra los deberes de humanidad contra el pueblo maya ixil, 10 de mayo de 2013 (en adelante: Sentencia... 2013).

8 Edelberto Torres-Rivas, refutó la existencia del genocidio durante la fase de la CEH. Sin embar-go, durante el juicio por genocidio cambió de posición y planteó abiertamente en sus artículos que sí se había cometido. En cambio, un buen número de intelectuales ladinos se opusieron a que se dictara una condena por genocidio y negaron su existencia.

9ElexcelentelibrodeVictoriaSanfordpruebacómoelEjércitodeGuatemalaplanificóeinformódeestaestrategiaalDepartamentodeEstadoestadounidenseendocumentosdesclasificadosenenerode1998.Afirmaqueenéstos laCIAyelDepartamentodeEstadoseñalanevidenciasdegenocidio(Sanford,2004:32-33).LasentenciaporgenocidiocontraelgeneralEfraínRíosMontthaconfirmadobuena parte de estos hechos.

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De modo aún más contundente, en su libro El genocidio de Guatemala: a la luz de la sociología militar, Prudencio García considera que el caso de Guatemala ha sido el de mayor impunidad militar y de mayor degeneración de los códigos militares de todo el continente americano, y posiblemente de todo el mundo, porque hubo violación de todos los principios básicos y ensa-ñamiento contra la población civil, especialmente contra los pueblos indígenas. Lasmutilaciones,torturasyejecuciones,losempalamientosycrucifixiones,lasmasacres colectivas y exterminio de comunidades, así como la violencia sexual contra las mujeres y la violencia extremada contra los niños, prueban la magni-tud del racismo guatemalteco (García, 2005).

A juicio de Roddy Brett, el racismo fue un elemento fundamental para per-petrar y facilitar el genocidio en Guatemala, ya que el Ejército formuló una ofensiva contrainsurgente basada en un discurso que profundizaba sus raíces en el autoritarismo, el racismo y el miedo social a un “indio” construido histórica-mente por la élite ladina. Para Brett, en el contexto de la guerra contrainsurgen-te, el racismo institucional del Estado jugó un papel fundamental, en la medida en que “el discurso de la institución militar estigmatizó sistemáticamente a la población indígena como el otro, el enemigo interno [...] el revolucionario por naturaleza” (Brett,2007:228-229).

Por su parte, Emma Chirix vincula el racismo al genocidio en la medida en que considera que: “El genocidio y el etnocidio en Guatemala han sido históri-cos, así como el odio, la agresividad, la crueldad y la negación de la existencia de la cultura de los indígenas. Ese discurso y práctica de exterminio se han ve-nido manteniendo y reproduciendo de generación en generación y ha sido una práctica utilizada con mayor intensidad por la oligarquía y el estado” (Chirix, 2004: 19-31).

Algunas de las masacres cometidas durante este período en Guatemala per-miten comprobar que en las formas de violencia, tortura y aniquilación de las mujeres,niñoseindígenashubounaplanificaciónyestrategiapreviasllevadasa cabo por el alto mando, así como una intencionalidad diseñada por la cúpula militar destinada a exterminar físicamente a un pueblo y a su descendencia, lo que generó un genocidio contra la población civil de origen maya. No es casual que del total de violaciones a los derechos humanos que afectaron la vida y la integridad física de las personas, el 89% se cometiera contra poblaciones ma-yas,mientrasquesóloel17%fueracontralosladinos.Porotraparte,delasvíc-timasregistradasporlaCEH,el89%eranmayahablantes–k’iche’s,q’eqchi’sykaqchikeles–procedentesdemunicipiosmayoritariamenteindígenas.

UnodelosprincipalesaportesdelPlanSofíafueconfirmarlacadenademando del Ejército, desde el comandante mayor del Ejército del momento y Ministro de la Defensa de hecho, Efraín Ríos Montt, pasando por el vicemi-nistro de Defensa, Oscar Humberto Mejía Víctores, hasta el ejecutor directo de

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dicho plan, quien daba las órdenes a los batallones de paracaidistas “General FelipeCruz”yalafuerzadetareade“Gumarcaj”,elmayorHéctorMarioLó-pezFuentes,coordinadordelplanVictoria82yjefedelEstadoMayor.

En el Plan Sofía se cuenta a los muertos o asesinados de la misma manera que se haría con las viviendas, los animales, las trampas u otros objetos; como muchoselesconsidera“ENO”(enemigosinternos)o“FIL”(fuerzasirregula-res locales) o lo que es peor aún: se denomina a los niños “chocolates”, aludien-do de este modo a su color cobrizo. En los partes de guerra aparece frecuente-mentelasexpresiones:“seeliminarondoschocolates”,“muertoscincoFIL”,“elementosindocumentadosde17años”,“seeliminóaunelementovestidodecivil”,“seeliminarona25caballos,70ovejas,35vacasy15FIL”.Únicamentecuando son evacuados, secuestrados o hechos prisioneros vuelven a ser sujetos: “Se evacuaron a tres niños huérfanos”, “se evacuaron a niños mujeres, varones y ancianos”, “capturados, niños mujeres y ancianos”, etc. Solo entonces recu-peran su humanidad y vuelven a ser personas, seres humanos con identidades de género o edad. En ningún momento se habla de población indígena o maya, el término está ausente en el Plan; son enemigos, fuerzas irregulares o subversi-vos;tampocofiguralapalabraindígena en el plan, salvo para referirse a un área geográficaoaungrupoétnicodeláreaixil.10

Uno de los elementos que llama más la atención en todos estos testimo-nios, y que tiene mucha relación con otros genocidios cometidos en Bosnia, RuandaoKosovo,eslacosificacióndelotroosuanimalización.Seconsideraa los otros cosas u objetos, y ésta fue una de las tácticas mejor empleadas por los verdugos nazis y por los ejecutores de otros genocidios cuando pretendían llevar a cabo su misión “salvadora” de la humanidad, mediante el blanquea-miento de la población en muchos casos, o cuando la mejora de la raza jugaba un papel determinante. El hecho de que en todos los documentos del Plan Sofía no se considere personas a los perjudicados ni tampoco indígenas y ni siquiera sujetos de su historia –pero sobre todo en ningún caso como víctimas–, fue el mododecosificarlos,deobjetivarlosyquitarles suhumanidad (Uvin,1998;Goldenhagen, 2010).

El Plan Sofía, que duró únicamente un mes y tres días (del 16 de julio al 19 de agosto de 1982) produjo una devastación de la zona con un nivel de violencia indescriptible, destrucción de aldeas y masacres colectivas. De las 122 masacres perpetradas, casi todas las víctimas fueron civiles que murieron en bombardeos indiscriminados, sus animales y enseres también fueron des-truidos. La violencia fue tan extrema que obligó al desplazamiento interno a más de 100,000 indígenas, muchos de los cuales murieron de hambre y frío en las montañas o al tratar de atravesar la frontera, y condujo al exilio a más de

10EllibrodeRoddyBrett(2007)pruebadeformapalpablelaimplicacióndelEjércitoylaestrechavinculación entre racismo y genocidio.

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500,000 refugiados, sin contar las huellas y los traumas que dejó en la pobla-ción de la región.

Los nuevos datos del Plan Sofía sobre la intencionalidad y la responsabi-lidad de la cadena de mando en el genocidio coinciden con los planteamientos expuestosporSanford,laFundaciónRigobertaMenchú,elCentroparalaAc-ción Legal en Derechos Humanos (CALDH), Chirix, Montejo, la asociación Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP), Brett, Caste-llanos, etc., y los refrenda la Sentencia por genocidio contra el pueblo maya ixil en los puntos A1 y B, donde se implica directamente al general Ríos Montt y al Ejército como los responsables del genocidio cometido contra el grupo étnico maya ixil, al haber diseñado y ejecutado una estrategia genocida de larga duración contra la población no combatiente ixil, y al considerarla el enemigo interno.

2. EL FEMINICIDIO COMO UN ARMA DE GUERRA Y UNA ESTRATEGIA DEL TERRORNo debemos olvidar articular el genocidio con el feminicidio, en la medida

en que el Estado guatemalteco implementó una política destinada a exterminar a la etnia maya. Las principales armas empleadas para su aniquilación fueron el asesinato, la tortura y la violación de las mujeres y niñas mayas, de modo que se generaron simultáneamente dos crímenes de lesa humanidad: la limpieza étnica y el feminicidio.

Jill Radford y Diana Russell fueron las primeras autoras que utilizaron el término“femicidio”paratipificarlamuerteviolentademujeresporelhechode serlo, o los asesinatos por razones de género. La Convención de Naciones Unidas lo considera un crimen de lesa humanidad. Pareciera que este concepto esmásamplioynoserefiereexclusivamentealaresponsabilidaddelEstadopor acción u omisión (Radford y Russell, 1992).

El aporte de Marcela Lagarde (2006), al traducir el libro de Radford y Russell (1992), fue cambiar el término femicidio por feminicidio ylodefiniócomo, “el conjunto de hechos y conductas violentas contra las mujeres, por ser mujeres, que conduce, en algunos casos, al homicidio de algunas de ellas”. El aspecto teórico del aporte de Lagarde fue ampliar el concepto y vincularlo a la desigualdad, a la opresión y a la exclusión de las mujeres, añadiendo a la definiciónelhechodequesetratadeaquellas“mujeresencondicionesdedes-igualdad, de subordinación, de explotación o de opresión, con la particularidad delaexclusión”(Lagarde,2006:3).Elhechodehaberelevadoestadefinicióna nivel jurídico y de ampliarlo a la responsabilidad del Estado para el caso de México fue otro de los grandes aportes de esta socióloga.

123ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

Victoria Sanford considera que en Guatemala el genocidio y el feminicidio son las dos caras de la misma moneda, en la medida en que este último se come-tió estrechamente vinculado al género, como una política destinada a eliminar a las mujeres de un grupo étnico, mediante la destrucción de las bases materiales de su cultura y de su capacidad de reproducirse. En este sentido, las mujeres fueron el blanco principal del genocidio (Sanford, 2008:20).

La asociación ECAP y el grupo de mujeres sobrevivientes de la violencia sexualduranteelconflictoarmadoconsideranqueseutilizólaviolaciónsexualcomo un arma de guerra, porque culturalmente el Ejército conocía el impacto humillante y desmoralizador de este hecho en las mujeres, en los hombres y en la comunidad, y el modo como este hecho rompía el tejido social comunitario (AAVV,2003).Ajuiciodeestasmujeressobrevivientesdelconflictoarmado,elEstado utilizó la violación sexual para eliminar la continuidad biológica, social y cultural del pueblo maya al destruir los cuerpos de las mujeres. Además, el uso sistemático y masivo de la violación sexual demuestra la intencionalidad política de someter y masacrar a las mujeres, por el único hecho de ser tales, lo que se concatena con su condición de mayas y pobres en su gran mayoría, por-que se les consideraba además un “enemigo interno”. De modo que –a su juicio y a la luz de innumerables testimonios– no hubo sólo genocidio, sino también feminicidio (Ibid.: 142).11

En su declaración durante el juicio contra Ríos Montt, la especialista en asuntos de género y violencia sexual, Paloma Soria Montañez, a la luz de los testimoniodelasveintiunamujeresixilesvioladasduranteelconflictoarmado,afirmaquenofueunhechoaisladosinounataquesistemáticoalasmujeresporun amplio número de soldados. Además, fueron violaciones múltiples, masivas y generalmente públicas, lo que acredita la protocolización de las violaciones comoprácticas sistemáticasy comouna estrategiaplanificadadel genocidio(Sentencia…, 2013: 204).

Antes de continuar con el estudio de casos, voy a profundizar un poco más enlaconceptualizacióndeFeiersteinsobrelarelaciónentreracismoygenoci-dio que me llevaría sin duda a articularlo con el feminicidio. Para este autor, uno de los objetivos básicos del nazismo fue quebrar a los sujetos como seres humanos para destruir su solidaridad, su dignidad y todo aquello de lo que pudieran sentirse orgullosos, transformándolos en una versión degradada y de-generada de la especie humana. Para uno de los sobrevivientes de Auschwitz, Primo Levi, el holocausto intentó despojar a toda las víctimas de su lengua, sus vestidos, sus costumbres y hasta de su nombre, para “destruir a los sujetos en tanto sujetos para sí,conelfindequitarlesesacondiciónyescindirlosensujetos en sí, sin capacidad de apropiarse de su misma experiencia y práctica”

11 Lo más espeluznante es que esta violencia contra las mujeres se sigue repitiendo de forma alar-mante en el país y pone en evidencia el continuum en una violencia cotidiana e institucional amparada por el Estado.

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(Feierstein,2008:28-29).Vinculandoesteargumentoconeldiscursofoucaul-tiano, la lucha se desarrolló dentro de cada uno de los cuerpos de las víctimas, para tratar de despojarlas de la capacidad de control de su propio cuerpo y de la noción de ser parte del género humano. De ahí su permanente comparación con los animales, para degradarlas y despojarlas de su humanidad.

Resulta bastante evidente que este proceso de despojo de los cuerpos de las mujeres mayas víctimas se consumó de manera clara y sistemática en el caso de las violaciones sexuales públicas y metódicas; no como casos aislados o pro-ducto de una banda de enloquecidos, sino como una práctica social normalizada y normativizada en la que el resquebrajamiento físico, cultural y psicológico –“borrarles lo ixil, lo q’eqchi’ o lo achi”– jugó un papel determinante.

Por último, antes de entrar al estudio de las mujeres mayas achies, ixiles y q’eqchi’es, quisiera hacer una serie de consideraciones sobre cómo articular el genocidioconlaexpresión“violenciasdesbordadas”enGuatemala,conelfinde poder comprender de qué modo y en qué momento se rebasó esta violencia y se convirtió en la cultura política hegemónica del país. Sin tratar de dar una interpretación global ni cerrada del tema, apunto algunas consideraciones que pueden dar pistas para futuras investigaciones.

Afirmo, en primer lugar, que el genocidio fue el elemento que articuló,alentó y desbordó todas estas violencias históricas, estructurales, institucionales y simbólicas; posibilitó encontrar nuevos argumentos para cometer actos de violencia y crímenes de lesa humanidad y exacerbó el racismo y la tecnología del biopoder del Estado. Todas estas violencias desbordadas, no fueron casti-gadas y han permanecido silenciadas e impunes hasta el juicio por genocidio, donde fueron debidamente evidenciadas y condenadas en la Sentencia del 10 de mayo del 2013.

Pero ¿de qué manera se produjo este desbordamiento de la violencia polí-tica del Estado sobre la sociedad civil? Considero que este proceso tiene múl-tiples variables y aristas, cuya explicación ha de remontarse al pasado y a la situación de pobreza, marginación y desigualdad, pero que emerge: 1) Cuando las violaciones sistemáticas rebasan los límites del Estado y se desparraman por el conjunto de la sociedad, implicándola e involucrándola en las masacres. 2) Cuando los mecanismos y estrategias de la violencia se convierten en tecnolo-gías de poder que no se restringen sólo al Estado racista y genocida, sino que calan profundamente en el imaginario de la sociedad normativizada y cotidiana que se siente “empoderada” por y para la utilización de esa violencia, porque además con ésta se alcanza cierto estatus. 3) Cuando esa violencia desbordada sirvedejustificaciónaunosfrenteaotrosparaestablecercondicionesdeexplo-tación o de desigualdad. 4) Cuando se utilizan los cuerpos de las mujeres para profundizar en esa desigualdad y opresión social y sexual y se alimenta el ma-chismo y la misoginia. 5) Cuando los espacios del racismo y de la discrimina-

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ción social, de etnia y género se expanden al conjunto de la sociedad e impreg-nan no sólo los aparatos ideológicos y represivos del Estado sino que también llega al conjunto de la sociedad civil. 6) Cuando el racismo y la violencia se convierten en el principal lenguaje discursivo e intimidatorio para mantener una sociedad machista y autoritaria, y se legitima un Estado represivo. Sobre todo, cuando este lenguaje y estas prácticas sociales de violencia utilizan el cuerpo de las mujeres y la violación sexual como algunas de las mejores armas para generar terror, miedo e intimidación; y su práctica cotidiana se convierte en una normativizacióndelaconductamachistaquejustifica,deesamanera,sudomi-nio.7)Porúltimo,cuandoestelenguajeyestasprácticassociales,conuntras-fondo histórico-estructural, encuentran en el genocidio la forma más completa dedeshumanizaralotroydeinfligirledañosirreparablescontotalimpunidad.

Es en esta fase que esas violencias desbordadas alcanzan su apogeo en el genocidio y se convierten en una cultura política hegemónica normativizada, consentida e institucionalizada, como principal lenguaje de interacción comu-nicativa.

3. EL EXTERMINIO DE LA POBLACIÓN MAYA DURANTE EL CONFLICTO ARMADO. LAS MASACRES DE LA REGIÓN IXIL Y DEL MUNICIPIO DE RABINAL (1982-1985). UN ESTUDIO DE CASOS COMPARADOEl consenso general en todas las investigaciones hechas hasta el momento

es que las etnias mayas achi, e ixil del departamento de Baja Verapaz, de la región ixil y del municipio de Rabinal fueron las más castigadas. En estas zo-nas también se cometió un mayor número de masacres colectivas entre 1982 y 1985, a pesar de que allí los combates entre el Ejército y la guerrilla no fueron muy duros, tal y como indicaron los testimonios de las víctimas y los peritajes en la sentencia por genocidio contra el general Efraín Ríos Montt.

SegúnlainformacióndedelValle(2004:69y72),sóloeneldepartamentode Baja Verapaz ocurrieron 28 masacres, de las 6,669 registradas a nivel nacio-nal,ydeéstas20sucedieronenRabinal.Entre1981y1983,deltotalde22,773habitantes, la represión provocó más de 4,000 víctimas entre la población civil no combatiente, el 98% de las cuales eran maya achies y el 89% mujeres.12

Según dicta la sentencia por genocidio, se lesionó gravemente la integri-dad física y mental de los miembros del grupo maya ixil como grupo étnico, especialmente a las mujeres, quienes al sufrir violaciones sexuales públicas y

12VéansesobreestetemaEquipodeAntropologíaForense,1995;ySuazo,2012.

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masivas “provocaron en ellas, la estigmatización en el interior de sus familias y de su entorno social y grupal” (Sentencia..., 2013:27-28).13

Las masacres perpetradas con mayor saña y brutalidad, como lo señala la CEH, se dieron en esta región con el Plan Sánchez (268 muertos); Río Negro (177muertos);Rabinalplaza(200muertos)(EquipodeAntropologíaForense,1995).ElEjércitopreparabayplanificabalasmasacres,comoresultadelPlanSofía en el que estaban implicados los altos mandos y los intermedios, y deli-mitaba perfectamente su implicación; además, en estas masacres la institución armada iba acompañada de comisionados militares, patrullas de autodefensa civil (PAC), judiciales y miembros del servicio de inteligencia. Las masacres, como narran varios testigos, incluían orgías de violaciones masivas de las mu-jeres y de sangre. A juicio de un sobreviviente: “En las orgías de las masacres abundaba la sangre y el sexo compulsivo y después de las torturas, asesinatos yejecuciones,sepreparabalacomidaylafiesta”(Suazo,2012:89).Loquequieroresaltarconestoesquehubounaclaraintencionalidadplanificadadesdeel alto mando de exterminar al pueblo maya, en este caso a las etnias maya achi, ixil y q’eqchi’.

3.1 La violación sistemática en contra de las mujeres mayas de las etnias achi e ixilSe puede deducir de la mayor parte de los informes internacionales y de la

CEH y REMHI, así como de los testimonios presentados por las mujeres mayas achies e ixiles al Ministerio Público, que las peores consecuencias de la guerra contrainsurgente las padecieron las mujeres, los ancianos y los niños y niñas. Sin duda, la violencia ejercida en contra de aquellas mujeres achies e ixiles tuvo características peculiares por los mecanismos utilizados contra ellas y por los efectos físicos y psicosociales que tuvieron estas políticas de terrorismo de Estado. Opina la CEH: “la violación sexual fue una práctica generalizada y sis-temática realizada por agentes del Estado en el marco de la estrategia contrain-surgente, llegando a constituirse en una verdadera arma de terror y en una grave vulneración de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, en donde las víctimas directas fueron mujeres y niñas” (CEH, 1999: 13).

En el caso de la violencia y violación de las mujeres ixiles, la sentencia consideró que:

El ejército, patrulleros de autodefensa civil y comisionados militares realizaron operativos selectivos, masivos y persecuciones en contra de las mujeres, ancia-nas, adultas y niñas por su condición de género, obligándolas entre otros actos a

13 La sentencia añade que la violencia sexual contra las mujeres tuvo una connotación diferente a la violación de los derechos humanos porque no sólo afectó a las víctimas directas sino a la comunidad que considera a la mujer como símbolo de recreación y de transmisión de su cultura. De tal manera que mancillarsudignidadsignificódañardemaneragravealgrupoétnicomayaixil.

127ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

tener relacionessexuales […]Talesactos seejecutarondemanerasistemática.La mayoría de mujeres que sufrieron actos de violencia sexual fueron ejecutadas posteriormente y las sobrevivientes, por los valores culturales que poseen, no ne-cesariamente pusieron en conocimiento los abusos sexuales de que fueron objeto (Sentencia…,2013:71).

En el caso de la violación sistemática y generalizada de las mujeres ma-yas achies del municipio de Rabinal y en especial de las aldeas más alejadas, como Pacux, Xesiguán, Paoj, El Tablón, Pacoc y otras muchas, las violaciones masivas, indiscriminadas y públicas se practicaron de manera continua y siste-mática,antefamiliaresomiembrosdesuscomunidades.Sufinalidaderacausarterror en la población y generar un estado permanente de impotencia, vulnerabi-lidad y pérdida de control sobre la vida de las mujeres y la de sus descendientes.

Coincido con los informes de la asociación ECAP en que el proceso de des-humanización y despojo de la condición humana de la política contrainsurgente en Guatemala, especialmente en el período entre 1982 y 1985, estaba relacio-nado directamente con las mujeres por medio de la tortura, violación sexual y pérdida de la dignidad (Paredes, 2006: 35). La deshumanización de las mujeres por la violación sistemática hasta el agotamiento o la muerte no fue un simple accidente de guerra o un hecho aislado, sino una práctica cotidiana y metódica de la política contrainsurgente, cuyo objetivo era deshumanizar al otro y con-vertirlo en un objeto o para embrutecerlo, generando así un sentimiento de anu-lación y de vulnerabilidad, además de infundirle miedo y fragilidad. Es por ello que en sus testimonios muchas de las mujeres utilizan imágenes de animales cuando evocan su estado de ánimo, su fragilidad frente a su depredador: “Era como si fuéramos un grupo de pollitos que se llevaron a su madre. Todos nos quedamos amontonados llorando, eso fue lo que nos sucedió” (Ibid.: 35). Otro testimonio expresa esa misma sensación de vulnerabilidad y deshumanización: “Hacían todo lo que querían con nosotros, parecíamos unos animales, unos pe-rros, ya no teníamos respeto, no les importábamos en nada, es como si mataran a un animal sin importancia, si querían lo enterraban o lo tiraban al monte, eso es lo que les hicieron a las personas” (Ibid.: 38). Es interesante la sensación de desvalorización expresada en estos testimonios, en la medida en que consideran que ni a los perros se les trata así porque, además, ni siquiera se les daba sepul-tura para guardar sus cadáveres y, a juicio de la cultura maya, eso no se hacía ni siquiera con los perros.

De los casos referidos, en las denuncias presentadas ante el Ministerio Pu-blico por las mujeres ixiles y achies víctimas de violación y de esclavitud sexual y por algunos testigos presenciales de otras violaciones sexuales, en diferentes aldeas del municipio de Rabinal y de la región ixil encontramos rasgos comu-nes que permiten pensar que se trató de una práctica sistemática y generalizada destinada a hacer desaparecer a las etnias achi e ixil y a producir vejaciones

128 Marta Casaús arzú

y humillaciones a las mujeres indígenas de dichas comunidades étnicas. En estesentido,coincidoconlaposicióndeHelenFein(1982)yErnestoVerdeja(2002)14 en cuanto a que no cabe duda de que hubo una protocolización de la violencia mediante las violaciones sexuales, con la intención de producir una desmembración de las comunidades indígenas y de generar terror en las muje-res.15

¿Cuáles son esos rasgos comunes que nos permiten pensar que existió un patrón de pautas establecidas e intencionalidades concretas como parte de una política contrainsurgente destinada a exterminar y a vejar a los miembros de una etnia maya determinada?

1) Todas las mujeres víctimas vivían en aldeas o caseríos alejados de la cabe-cera departamental y en lugares en donde se habían producido masacres colectivas:EnRabinalenaldeascomoRíoNegro(177víctimas);PlanSánchez (268 víctimas); Pichec (32 víctimas); Panacal (21 víctimas); y Chicupac (32 víctimas); y en la región ixil, 11 masacres en los municipios de Santa María Nebaj, San Juan Cotzal y San Gaspar Chajul, además de otras aldeas o caseríos cercanos a destacamentos o asentamientos milita-res, cuyos soldados, patrulleros, comisionados y mandos medios necesi-taban utilizarlas para su satisfacción sexual y servicio doméstico, como monedas de uso, de cambio y de deshecho.16

2) Como paso previo, las interrogaban sobre su vinculación con la guerri-llaosuconocimientodemiembrosdelaguerrilla.Frenteasunegativa,se iniciaban todas las vejaciones, malos tratos y violaciones públicas y masivas, como lo expresan múltiples testimonios de las mujeres ixiles durante el juicio.17

3) Producida la masacre y el asesinato colectivo, incendio o tortura de toda la población civil, aquellas personas que lograban huir al monte o se en-

14ParaHelenFein,sonsietelascondicionesparaquesepuedajuzgarunaviolenciacolectivacomogenocidio, sin embargo Ernesto Verdeja apunta cinco condiciones en su artículo, On Preventing Geno-cide, para declarar que se produjo un genocidio. Combinando las condiciones y las presunciones de in-tencionalidad de ambos autores hemos seleccionado nueve que son las que se produjeron en Guatemala duranteelconflictoarmadoyquenospermitenafirmarqueseprodujoGenocidio.

15 Marta Casaús Arzú, “El juicio por genocidio contra Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Salazar:¿Unfinaldesainete,unatragediaparalajusticia,paralasvíctimasyparalademocracia?”,enRevista Pacarina del Sur,septiembrede2013,en<www.pacarinadelsur.com>.“Porquésíhubogenoci-dio” I y II, en Plaza Pública, 18 y 26 de abril de 2013. “Sobre la intencionalidad del genocidio”, en La Hora, 19 de abril de 2013. “Sí hubo genocidio”, en La Jornada de México, 5 de mayo de 2013. “Peritaje sobre racismo y genocidio en Guatemala”, presentado en el juicio contra Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Salazar, 3 de abril de 2013.

16 Rabinal y el área ixil –denominada por el Ejército como “el triángulo Ixil”– no fueron las únicas regiones en donde se produjeron estos atropellos. Véanse los juicios y testimonios de otras mujeres en otras regiones como Quiché, Huehuetenango y Alta Verapaz (AAVV, 2003).

17 Sobre este tema, véanse las declaraciones de Juan Sánchez Toma, Cecilia Baca Gallego, Elena de Paz Santiago y Magdalena Matom Rodríguez, testimonios 30, 39, 68 y 94 (Sentencia…,2013:419,448, 515 y 559).

129ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

contraban alejadas del caserío o aldea iban siendo localizadas por medio de patrulleros y comisionados, quienes las denunciaban en los mercados y caminos o al retornar a sus aldeas se las llevaban a los destacamentos para ser interrogadas, torturadas y violadas una y otra vez, durante pe-ríodos regulares entre uno y tres meses. Tras estas vejaciones y humilla-ciones y la pérdida de su dignidad, las devolvían a sus lugares de origen o las recluían en “aldeas modelo” eufemísticamente llamadas “colonias modelo” o “polos de desarrollo”,18conelfindequecontaranalossuper-vivientes su experiencia para producir terror en la población.

4) Cuando las soltaban y sacaban del destacamento o del asentamiento en donde estaban hacinadas, violadas muchas de ellas por más de veinte hombres “de día y noche”,19 y algunas mujeres “por tres pelotones”,20 las obligaban a pasar por la Municipalidad para darles una tarjeta que certificaraquehabíansido“castigadasyrecluidas”porserguerrillerasohaberencubiertoalaguerrilla.Conesecertificadoseacogíanalaamnis-tía para que no las volvieran a apresar. Todos estos hechos suponían un plan premeditado con una secuencia que se repetía en casi todos los casos estudiados.

5) Casi todas las mujeres capturadas rondaban los quince y veinte años de edad, eran a las mujeres jóvenes y niñas a las que violaban, en la actua-lidad tienen entre cincuenta y sesenta años. Les habían asesinado a sus padres, hermanos o hijos en las masacres ocurridas entre 1982 y 1983 y casi todas ellas fueron conducidas al destacamento militar de ESEBE o al asentamiento de Pacux, donde las encerraban en pequeños cuartos o en agujeros y las violaban repetidamente hasta el desmayo, produciéndoles laceraciones en las piernas y las caderas.

6) La violación casi siempre se producía ante sus seres queridos, hijos pe-queños, madres, familiares y también delante de los otros soldados que hacían cola esperando su turno. Casi siempre esa violación sexual iba acompañada de violencia sadomasoquista y trato inhumano, como po-nerles la pistola en la sien, atarlas con lazos, ahorcarlas con sus collares, tirarlas al suelo y abriles las piernas, pegarles y darles patadas mientras

18 El modelo de concentración o reubicación de las mujeres y de sus cuerpos, nos recuerda mu-cho a los campos de concentración nazis o a los pueblos de indios del período colonial y así han sido encontradas las mujeres en varios de los enterramientos en los destacamentos militares, especialmente el cementerio clandestino del destacamento de Cobán, en donde Peccerelli y su equipo de antropología forense han encontrado más de 500 cadáveres de mujeres ancianos y niños maniatados en posiciones de total indefensión.

19 “Un mes estuvimos así, los soldados nos violaban de día y de noche y nos agarraban a patadas y a manadas, además, aguantamos hambre.” Testimonio de J. O. S. ante el Ministerio Público.

20 “Nos metieron en un cuarto pequeño que estaba cerca de un sanitario, donde tres pelotones nos violaron sexualmente”. Testimonio de J. O. S. ante el Ministerio Público.

130 Marta Casaús arzú

las violaban, así como de insultos racistas y comparación con animales como chuchos, coches o vacas, “como un pollo cuando llega un gavilán”.

En el trayecto, los soldados y patrulleros las iban golpeando, insultando y mofándose de ellas. Las mujeres embarazadas “fueron pateadas mientras se les acusaba de estar gestando a hijos guerrilleros”. Generalmente las desnudaban y “las hacían bailar burlándose de ellas como si fueran va-cas”, “acompañadas de insultos como raza de coches”, “indias de mier-da” “vacas”, “nos insultaban y nos pateaban solo porque éramos indios, y nos trataban como animales”.21

7) Lapresenciadeotrossoldadosodeotrasmujeresdelaaldeaocaseríosvecinos y familiares era una de las prácticas más violentas de vejación, humillación y pérdida de dignidad, frente a ellas mismas y ante sus hijos o madres, quienes contemplaban aterrados el abuso, tortura y violación, sin poder hacer nada.22 Como opina la asociación ECAP, los militares mantuvieron el control total de las mujeres que estaban siendo violadas, pues además las obligaban, después de haber sido utilizadas como pros-titutas y monedas de canje, a preparar la comida para la tropa (ECAP-UNAMG:154). Los perpetradores de las violaciones siempre guardaban una cierta jerarquía: primero los soldados, después algunos patrulleros y comisionados –quienes se vestían de soldados para cometer la violación– y, por último, una vez que eran obligadas a bañarse en agua fría, por la noche eran conducidas ante el teniente o miembro del servicio de inteli-gencia de turno para que las violara, esta vez en privado, sin público.

8) Una vez cubierta la función de vejación y humillación sexual, pasado el tiempo de la tortura y deshumanización –entre quince días y un mes, en algunos casos hasta tres meses– se les asignaba un nuevo rol en el destacamento: prepararles la comida y lavarles la ropa a los soldados. Sólo algunas corrieron mejor suerte y fueron empleadas por la mujer del teniente o comisionado como “su sirvienta”. Algunas veces continuaban siendo violadas en las casas por los militares y sus amigos.

9) En algunos casos, las mujeres “amnistiadas” encontraron a los delatores y patrulleros que las habían violado años atrás, quienes volvieron a vio-larlas sin que ellas pudieran hacer nada para evitarlo o denunciarlo.

10) Cuando las mujeres reportan que había con ellas otras mujeres, sólo hay uncasoenelqueserefierenaqueeraunamujersincorte,esdecir,una

21 Según la perita Paloma Soria, durante el juicio por genocidio, las mujeres ixiles eran introducidas en hoyos, en donde estaban desnudas y sin alimentos, se les regaba desde arriba y se les trataba como auténticos animales y sólo salían del hoyo para ser violadas y después volvían a ser introducidas en los hoyos (Sentencia..., 2013: 201).

22 Una de las acusaciones recurrentes de las mujeres víctimas de violación no es tanto el daño que lesinfligióaellasyasuscuerpos,sinolavergüenzaydeshonraquepasaronalverasuspadresomaridospresenciar esos hechos tan dolorosos. Algunas incluso se alegran de que hubieran matado a su marido para que no presenciara esa violación.

131ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

ladina.Estoconfirmaquelaviolacióntorturaydeshumanizaciónibadi-rectamente dirigida contra la población maya y las comunidades indíge-nas.

11) Casitodassedefinenasímismascomomayasachies,q’eqchi’esoixi-les, de algún caserío de su región, muchas de ellas solteras, casi todas analfabetas (firmancon suhuelladigital)ymonolingüesen su idiomamaya (al presentar su declaración, necesitaron un traductor bilingüe y se expresaron en su idioma, mientras se cubrían el rostro con un rebozo para no ser reconocidas).

12)Fueespecialmentecruelyvejatorioelcomportamientohacialasmujeresembarazadas y sus hijos, que incluía empalarlas o abrirles el vientre y golpearles a sus hijos contra los árboles; en otras ocasiones, a las mujeres ixiles después de violarlas se las mutilaba o después de parir se las viola-bamasivamente.Todoellodemuestraunamanifiestaideadeprovocarunfeminicidio, lo que constata el deseo de lesionar, aniquilar o exterminar a un grupo étnico ya sea ixil o achi’.23

Estos patrones obedecen a una clara protocolización de la violencia con la intención de exterminar a un grupo étnico maya. Resulta evidente cómo este protocolo de violaciones se repite de forma casi idéntica en todos los testimo-nios, unos con mayor dramatismo y otros con mayor sufrimiento y silencio, pero todos nos indican claramente la intencionalidad del Ejército de eliminar a una etnia y cómo las violaciones fueron una forma de generar humillación, degradación del ser humano y estigmatización por ser indígenas y mujeres. El trato cruel y brutal hacia los recién nacidos o las mujeres embarazadas que ter-minaban abortando o morían desangradas también prueba el deseo no sólo de quebrantarle la moral sino de exterminar físicamente a una etnia.24

A continuación se recopilan algunos testimonios relacionados con hechos de enorme saña y brutalidad y que prueban la relación ente racismo, genocidio y feminicidio.

Nostratabancomoanimales….Noatodosnostratabancomoanimales,peronoshacíansentircomoanimales….Lossoldadosnosgritaronquenosotros,losindí-genas, no éramos nada, éramos animales, no nos merecíamos el respeto de un ser humano (CEH, 1999, Vol III: 190).

23 Lo que más llama la atención, en el caso del genocidio de Guatemala, es la inmensa cantidad de violaciones y asesinatos perpetrados contra niños (18%). El 43% correspondieron a ejecuciones arbitra-rias, y del total de éstas representaron el 20%. Sólo en tres días, 25, 26 y 28 de julio de 1982, en el Plan SofíaelmilitarMarioRobertoGrajedaToledoreportaqueelEjércitocapturóa91niños,73niñas,3reciénnacidos,69mujeresy52hombres,catalogadoscomoFIL(AAVV,2003:189).Véaseelperitajede Paloma Soria, Nieves Gómez Dupuis y Ramón Cadena, en Sentencia…, 2013: 200 y sigs.).

24 En sus testimonios durante el juicio por genocidio, las mujeres ixiles narraron hechos realmente atroces, como cuando fueron violadas delante de sus hijos. “Cuando me violaron mi hija estaba presente […]teníadoceaños,aellalaviolarontambién”(Sentencia…, 2013: 559).

132 Marta Casaús arzú

[V]inieronlossoldadosymatarona15personasynosotrosnosescondimosen la montaña. Quebraron las cabezas de los niños y yo vi cuando violaban a las mujeres. Sacaron los fetos de las mujeres embarazadas y les quebraron sus cabe-zas[...]Nostrataronpeorporserindígenas,nosolamenteconarmasybalas,peropor quemar los hogares y cultivos (CEH,1999,VolIII:197).

[H]abíamuchadiscriminaciónconelindígena.Alosindígenasnosgolpeabany nos insultaban casi por gusto, porque no podían decir casi ni palabra (CEH, 1999:197).

Después de las masacres de San Pedro Sacatepéquez y de San Marcos, el Ejército estuvo matando a la población civil durante cuatro o cinco días en ene-ro de 1982. En su testimonio, una de las víctimas que observó la masacre dijo:

Habían10verdugos[...]erandeOriente.Hacíanturnoparamataralasgentes.Mien-tras cinco mataban, los otros cinco se venían a descansar. Como parte de su descanso teníanturnosparamataradosseñoritasde15y17años.Aldarlesmuertelesdejaronsembradas estacas en los genitales (CEH, 1999, Vol III: 32).

Lo mismo ocurrió en la masacre de Paqix, Sacapulas, en febrero de 1982, donde fueron violadas y ejecutadas cinco mujeres indígenas a quienes violaron delante de sus hijos.

Casi todas las violaciones y posteriores asesinatos de mujeres indígenas se produjeron como hechos testimoniales de siembra del terror entre la población indígena. Los cadáveres de las madres y los fetos eran colgados con estacas clavadas en sus vientres para causar pánico.25

Elsoldado[...]contabaquecuandoestabanmuertaslasseñoraslessubíalafaldaylesmetíaunpaloporlavagina[...]aunaancianalaahorcaronylamostrarondesnudaconunbananoenlavagina[...].Abrieronlapanzadeunamujerembara-zada y sacaron el nene y al nene le pusieron un palo atrás hasta que le salió por la boca (CEH, 1999, Vol III: 31).

Guatemala ha sido uno de los casos más evidentes de limpieza étnica, sólo comparable con Bosnia, Kosovo y Ruanda. El siguiente testimonio de la CEH prueba esta animalización del ser humano como un ritual macabro antes de su exterminio.

Reunieronalasmujeres,lespusieronmarimbaylasobligaronabailar[...]lasacu-saron de bailar por las noches con guerrilleros. A las mujeres jóvenes las llevaron aparteylasviolaron.Luegolasobligaronacaminar[...]alasmujereslespegabanmucho, les decían que eran vacas, las trataban como si fueran vacas de cambiar

25 A juicio de la CEH, estas modalidades, crueles en extremo, de violencia sexual y de tortura tenían unafinalidaddirectacontralapoblaciónmaya,susfamilias,hijosycosechaseibaencaminadaainfligirun castigo ejemplar, sembrar el terror contra la población indígena (CEH, 1999: 35).

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potrero[...]lamayoríadelasmujeresestabandesnudas,violadas,habíamujeresque les faltaba pocos días para dar a luz y esos niños nacieron a puros golpes (CEH, 1999, Vol III: 31).

El siguiente testimonio da buena cuenta de ello. Tuvo lugar en la masacre deRíoNegro,el13demarzode1982,endondeasesinarona70mujeresya107niñosenPakoxom,conelfindeexterminaralapoblaciónindígenasegúnlos planes del Ejército.26

El 15 de septiembre de 1982, regresamos con mi padre del mercado de Rabinal. Nos detuvieron los soldados cerca del destacamento y nos encerraron por separa-do[…]mequitaronlaropaatirones[…]todossesubieron,elcapitánprimero,ocho soldados más, los demás me tocaban, me trataban muy mal y entre ellos de-cían al que estaba encima que se apurara, a mí me decía que no me moviera y me pegaban para que me moviera. De pronto vi que entraban con mi papa, estaba muy golpeado,lesosteníanentredos.Yoestabadesnudasobreunamesa,yelcapitánle dijo a mi padre que si él no hablaba lo iba a pasar muy mal. Entones hizo que los hombres que tenía ahí comenzaran a violarme otra vez. Mi padre miraba y lloraba, los hombres le decían cosas, él no hablaba, yo estaba cansada y ya no gritaba, creoquetambiénmedesmayé,penséquemeibaamorir,noentendíanada.Yono creo que mi papa fue guerrillero, no sé qué querían. De pronto el capitán pidió un machete y le cortó el miembro a mi papá y me lo metió a mí entre las piernas. Mipadresedesangraba,sufriómucho,despuésselollevaron[…]Unosmesesdespués mataron a mi marido, pero yo en lo más profundo sentí alivio. Después de todo lo que me pasó ya no quería un hombre a mi lado, pero él no tenía que morir así (AAVV, 2003: 150-151).

De las mujeres ixiles que declararon por múltiples y masivas violaciones sexuales durante el juicio por genocidio contra el pueblo maya ixil resaltamos los siguientes testimonios:

Cuando el ejército y los patrulleros las encontraban las violaban y después las mataban. A los niños los agarraban de los pies y los mataban en una piedra o en unpalo(Sentencia…,2013:417,Testigo29).

Los soldados del ejército abusaron durante diez días de ella y por eso tenía he-morragia, así como lo hicieron con ella se lo hicieron a las demás mujeres porque ellaescuchócuandolasmujeresgritaban(Sentencia…,2013:420,Testigo30).

A Cecilia Baca Gallego la violaron durante tres noches en el destacamento, “no podía ni moverse ni caminar porque la tiraban como si fuera pelota. Le taparon la boca a su hijo y se lo echaron en la espalda y a su hijo le salió sangre por la nariz

26 Véanse Plan Victoria y Plan Sofía, cómo dichas campañas consistieron en aterrorizar a la po-blaciónyespecialmentealasmujeresyalosniñosycómofuerondirectamenteplanificadasdesdeelEstado Mayor con la connivencia de la élite política y de la CIA.

134 Marta Casaús arzú

y la boca, su hijo murió”. A ella después de violarla la acuchillaron, aún tiene las cicatrices(Sentencia…,2013:448,Testigo39).

A muchas de ellas se las llevaron a destacamentos militares en donde las violaron sistemáticamente y las utilizaron como arma de guerra y como una estrategia para aterrorizar a otras mujeres de las comunidades.

A Elena de Paz Santiago la apresaron con doce años y se la llevaron al destaca-mento de Tzalbal y empezaron a violarla masivamente. No sabe cuántos soldados ni por cuánto tiempo. “Ella no sentía cuantos eran, solo sentía que la sangre co-rría” (Sentencia…, 2013: 515, Testigo 68).

A Magdalena Matom Raymundo, los soldados la violaron, pero tenía seis meses de embarazo y a los quince días nació su hijo muerto, “Cuando la violaron su hija estabapresente[…]asutíalaibanaviolarperoellalesdijoquepreferíaquelamataran y por eso la mataron junto a sus dos o tres hijas y unos niños” (Senten-cia…, 2013: 559, Testigo 94).

Lasprácticasespecíficasrealizadascontralasmujeresfuerontambiéndeincreíble violencia: la extracción del feto en mujeres embarazadas aún con vida y el corte de sus pechos; la violación sexual, incluso colectiva, a mujeres in-dígenas (89%), de las cuales un 35% fueron menores de dieciocho años; y la recurrencia de dejar marcas de la violación en los cadáveres, como objetos en las vaginas o estacas en los vientres (CEH, 1999: 32). Según la investigación del Consorcio Actoras de Cambio:

Las cifras evidencian que la violencia sexual se inscribió dentro de la ideología ra-cistadominante,queseexpresóenladestruccióndelpueblomaya[...]Lasformasmasivas, públicas, sistemáticas y generalizadas de ejecutar la violencia sexual, planificadayordenadaporlosaltosmandosmilitares,fueronlospatronesdevio-lenciasexualcontramujeresdeorigenmaya[...]obedeceaqueeranconsideradasseres inferiores por ser mujeres e indígenas[...].Lasatrocidadescometidascontralas mujeres expresaban misoginia, odio racial u odio de clase (Consorcio Actoras deCambio,2006:16-17).

Todas estas brutalidades se dieron en áreas con población maya y la mayor parte de ellas iban acompañadas de insultos como “raza de coches”, “indias de mierda”,“vacas”.Otrotestimonioenelquesereflejaladiscriminacióneseldeuna mujer maya achi:

“Nos discriminaban, nos tratan mal, pero las mujeres que usan faldas, aquí en el pueblo nos decían que éramos hijas de la guerrilla y que éramos indios shucos. Por eso busqué la forma de como salir adelante y de seguir estudiando” (CEH, 1999: 31).

135ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

Para Carlos Paredes, “El papel que jugó el Estado a través del ejército nacional fue más allá del ataque sistemático a la práctica cultural. Promovió la reorganización de la estructura de poder en la comunidad, dejándola en manos de los comisionados y patrulleros ci-vilesquieneseranpersonajesdelamismascomunidades[...]lainstituciónarmadaestudió profundamente la simbología de la cultura maya y hurtó todas aquellas propiedadesatribuidasalasdeidades[...]paralograrsuspropiosobjetivos”(Pa-redes, 2006: 142)

Qué duda cabe de que esta violencia sexista y etnicista puede catalogarse como etnocidio y feminicidio contra la población maya por el hecho de perte-neceraunaetniadiferente,consideradacomoinferiorycosificadaparafacilitarsu exterminio.27

Estos datos nos hacen coincidir –como decía anteriormente– con los plan-teamientosdeSanford, laFundaciónRigobertaMenchú,elCALDH,García,Rostica,Falla,Brett,ysobretodolaSentencia por genocidio contra el pueblo maya Ixil, sobre la responsabilidad del Estado guatemalteco, del Ejército y de las élites de poder, político y militar, quienes diseñaron y ejecutaron una estrate-gia genocida y feminicida de larga duración contra la población maya a lo largo de la década de 1980. Pero también nos hace pensar que la sociedad civil fue cómplice de esta brutalidad, porque muchos aldeanos y vecinos se incorporaron a este tipo de prácticas de feminicidio y en la actualidad siguen cometiéndose deformamasiva(Falla,1984;Sanford,2004;García,2005;Rostica,2009;Fi-gueroa, 2011; Sentencia por genocidio, 2013).

3.2 Efectos psicosociales de las mujeres violadas durante el conflicto armadoYahansidosuficientementeestudiados losefectosde laviolenciaen las

mujeres trasunconflictobélicoysus traumasdespuésdeuna limpiezaétni-ca en países como Ruanda, Armenia o Kosovo, pero son escasos los trabajos, desde el punto de vista de la psicología y de las ciencias de la salud, sobre los perniciosos efectos psicosociales que produjeron estos hechos en las mujeres guatemaltecas. Tal vez los estudios más relevantes son los de Carlos Paredes, la asociación ECAP, la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), Linda Green, Beatriz Manz y el Consorcio Actoras de Cambio. Sin embargo, queda mucho por hacer en este terreno y muchas heridas y cicatrices que cu-

27 Esta violencia sádica se sigue expresando actualmente en el feminicidio de estos dos últimos años en Guatemala, donde mueren más de dos mujeres al día y ya han sido asesinadas impunemente más de quinientas mujeres, esta vez bajo la sospecha de que son prostitutas y mujeres de los miembros de las “maras”,sinquehayapruebasdeello.“FeminicidioenGuatemala”,enABC dominical, Madrid, del 11 al17dediciembrede2005;ySanford,2004.

136 Marta Casaús arzú

rar.28 Tal como consta en casi todos los trabajos mencionados y los testimonios recogidos, a todas las mujeres sobrevivientes afectadas por la violencia y la violación sexual les resulta evidente que su sexualidad ha quedado truncada o congelada; casi ninguna de ellas quiso volver a tener relaciones sexuales poste-riores y muchas de ellas se han quedado solteras. La agresión física se ha visto reflejadaensusalmasyensuscuerpos:casitodasellasmanifiestanundoloragudo en diferentes partes de su cuerpo, jaquecas, dolores de corazón, náuseas, gastritis, lo que ellas llaman “susto”, nervios y una profunda tristeza y desgana.

En los testimonios de mujeres que han permanecido solteras o son viudas, muchas expresan su alivio porque no van a estar nunca más con ningún hombre y otras agradecen que sus maridos no vivan para no sentirse “avergonzadas” por todo lo que pasaron; algunas de ellas fueron estigmatizadas y marginadas por su comunidad por lo que les había pasado, otras quedaron embarazadas y agrade-cieron el haber abortado, aunque después nunca más pudieron concebir porque “por lo que me pasó quedé mal, no pude tener hijos y me quedé soltera”.29

Relatamos uno de los testimonios-denuncia que pone de manifiesto losefectos psicosociales y las huellas del dolor en su cuerpo y en su alma:

Yo quedé con el cuerpo muy dolorido, sobre todo en las piernas, la espalda y el es-tómago por los abusos que recibí. Como al mes de haber salido del destacamento me di cuenta de que estaba embarazada, pero al poco tiempo sufrí el aborto. Cuando encontré pareja, tuve problemas, porque mi cuerpo no quedó bien, cada vez que lograba embarazarme venía el aborto, por eso mi pareja se enojó conmi-go y me abandonó. Ahora estoy muy sola porque no pude tener hijos.30

Parafraseando a Paredes, estas mujeres poseen huellas del dolor en todo el cuerpo, están enfermos de dolor. Este tipo de dolor es producto del recuerdo de lo vivido, de la marca que se lleva en el cuerpo y en el alma y transita entre la depresión y la desgana por vivir y el recuerdo permanente del familiar muerto y de la violación (Paredes, 2006: 95). A juicio de Paredes, en las mujeres se pro-duce una sensación permanente de vulnerabilidad, soledad y vacío. Uno de los testimoniosloexpresadelasiguientemanera:“Yopersonalmentesientomuchotodo lo que me sucedió sobre esta tierra. Pero a veces siento en mi corazón y en mi alma que ya no puedo más, y que hay momentos en que voy a desvanecer” (Paredes, 2006: 95).

28 Otros trabajos colectivos realizados por hombres y mujeres mayas sobre este tema son los de oj Káslik, Estamos Vivos (AAVV, 2003), los de las Las mujeres Mayas de Kaqlá o los últimos trabajos de la asociación ECAP (2012).

29 Testimonio y denuncia de J. X. A. ante el Ministerio Público. Peritaje de Marta Casaús solicitado por el Ministerio Público por el caso de las violaciones de mujeres mayas achíes.

30 Testimonio y denuncia de P. I. R. ante el Ministerio Público. Peritaje de Marta Casaús solicitado por el Ministerio Público por el caso de las violaciones de mujeres mayas achíes.

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Esa sensación de querer desvanecerse, de querer desaparecer para dejar de sufrir y de recordar, esa sensación de no tener fuerzas para seguir viviendo, es otra de las manifestaciones más comunes en todas estas mujeres que denuncian al Ministerio Público y dan su testimonio, después de cuarenta y cinco años de silencio y agonía. Ahora se atreven a contar su historia como una forma de ex-presar su rabia y dolor, pero también como un medio de sanación y de petición de justicia. Es por eso que resulta tan importante, para todas ellas, manifestar en público y sin miedo todo lo que pasaron para que se haga justicia. Los comités de víctimas –la Asociación para la Justicia y Reconciliación (AJR), el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), el colectivo de mujeres violadas mayas achies e ixiles, la Asociación del Bufete Jurídico Popular (ABJP), la UNAMG y la asociación ECAP– reivindican el derecho a dar sus testimonios y denunciar la violencia sexual para que se haga justicia y puedan vivir en paz consigo mismas, con su comunidad y con sus familiares muertos o desaparecidos. Cumplir con este derecho puede ser el inicio de su sanación.

4. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES Del análisis histórico y estructural de la génesis, la etiología, la reproduc-

ción y la vigencia del racismo, el genocidio y el feminicidio en Guatemala, y de sus diferentes lógicas, prácticas y manifestaciones, así como de los principales actores (élites de poder, Ejército, patrulleros, comisionados, mayas, ladinos, etc.), podemos deducir varios aspectos sobre la violencia y violación sexual perpetrada contra las mujeres en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz, la re-gión ixil y otras regiones del país.

Las bases y los espacios sobre los que se construyó y reprodujo el racismo en Guatemala, desde la colonia hasta nuestros días, permanecen incólumes y no parece que haya habido ningún indicio de que los estereotipos y prejuicios que los sustentan se hayan desactivado. Por el contrario, la guerra contrainsurgente agudizó el racismo hasta llevarlo a su máxima expresión: el genocidio y el feminicidio.Unavezfinalizadoelconflictoarmado,estaviolenciadesbordadanohadesaparecidosinoquesehamodificado,adquiriendonuevas formasyestrategias más perversas y sutiles como el feminicidio actual.

1. Las bases sobre las que se erigió el genocidio, tanto en su aspecto ins-titucional del Estado racista como en sus aparatos represivos e ideo-lógicos, permanecen intactas y ha habido escasos cambios en las es-tructuras de poder que permitan pensar que otros actores sociales y políticos sean quienes detenten el poder. Lo que parece evidente es que los juicios de los perpetradores del genocidio y del feminicidio han iniciado un camino sin retorno, persiguiendo la impunidad, y ha habido sentencias ejemplarizantes para que estos hechos no vuelvan a suceder.

138 Marta Casaús arzú

2. Contra los responsables del etnocidio y feminicidio apenas han empe-zadoadictarsesentenciasycastigos.LaFiscalíaGeneralyelMinis-terio Público, así como muchas ONG y organizaciones internacionales de apoyo, han abierto un nuevo camino con las últimas sentencias de la masacre de Dos Erres, Plan Sánchez, Río Negro y especialmente la Sentencia por genocidio y delitos contra los deberes de la humanidad contra el pueblo maya ixil. Esta última supone un avance sustancial en materia de justicia y de asunción de responsabilidades a ochenta años de cárcel por genocidio y a cincuenta por crímenes de deberes de la humanidad contra el general Efraín Ríos Montt e indirectamente contra el alto mando del Ejército, que supone una condena ejemplarizante a pesar de la suspensión de la sentencia.

3. En cuanto a las masacres perpetradas en el municipio de Rabinal, Alta Verapazylaregiónixil,podemos,sinduda,afirmarquesetratadeungenocidio,acordeconladefinicióndelaConvenciónparalaPreven-ción y la Sanción de Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea Generalen1948yratificadaporGuatemalaen1949.Enellaseexpre-sa: “Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación perpetrados con la intención de destruir, total o parcial-mente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”. Para el caso de Rabinal y la región ixil, y puede ser extensivo a otras zonas en dondeseprodujounfuerteenfrentamientoduranteelconflictoarmado,podemos deducir que:

El Estado de Guatemala incluyó en la categoría de enemigo interno a la población indígena, especialmente a las etnias mayas q’eqchi’, ixil y achi, sin averiguar el grado de participación o no participación de sus miembros en el movimiento insurgente. Los casos de las masacres de mujeres y niños son una prueba de ello. La condición de enemigo interno fue trasladada a las etnias maya achi e ixil, especialmente a sus mujeres,parajustificarlasviolacionesmasivasycolectivasylalimpie-za étnica.

El Estado guatemalteco es un Estado racista que favorece esta prácti-ca o el empleo masivo e indiscriminado de la fuerza desde su cúpula, como el mecanismo de control y ejercicio de la violencia, para asegurar un sistema global de dominación. Este Estado racista perpetró un geno-cidiocontralapoblaciónindígenaylohizojustificandoquehistóricayestructuralmente poseía los aparatos represivos, ideológicos y jurídicos para ejecutarlo. Ante el temor a perder el poder, en una coyuntura polí-tica determinada, no dudó en usar el terrorismo de Estado para destruir

139ViolaCión sexual de las MuJeres Mayas: un Caso de ViolenCias desBordadas

total o parcialmente las comunidades mayas. Para ello llevaron a cabo masacres colectivas que le costaron la vida a 4,411 personas, en su mayoría mujeres y niños, de las cuales el 99.8% era población maya achi,yamásde1,000víctimasconfirmadasdelaregiónixil,comoseconstata en la Sentencia.

ElPlanSofía,diseñadoyplanificadopor el altomandodelEjércitoparaexterminaralaspoblacionesixilyachi,tuvounaclarafinalidadaniquiladora y deshumanizó a las mujeres y niños al nombrarlos como objetos o bestias –cucarachas, chocolates, vacas, perros–conelfindefacilitar su exterminio.

El Estado racista de Guatemala, la cúpula militar y las élites de poder demostraronsuintencióndeinfligirlesionesgravescontralaintegridadfísica o mental de los miembros del grupo étnico, con el objetivo de destruir total o parcialmente las comunidades mayas de Rabinal y de la región ixil. Como una de las principales armas de la contrainsurgencia, utilizó el asesinato de mujeres y niños, la violación masiva y pública y la esclavitud sexual de las mujeres mayas achies e ixiles. Las víctimas fueron perseguidas, reunidas en plazas públicas y vejadas en público; o bien secuestradas y llevadas a los destacamentos militares, obligándo-las a mantener relaciones sexuales forzosas, continuas y sistemáticas, cuyas consecuencias traumáticas las acompañan hasta el momento pre-sente. De estas premisas se puede deducir que:

a) El Ejército guatemalteco y su cúpula militar conocían estas prácticas sexuales aberrantes y orgiásticas: no sólo las consintieron sino que las planificaronylasfomentaronparamantenerinvolucradaalatropa,ypara que sirviera de ejemplo a otras mujeres y comunidades mayas, así como para someter a las mujeres a un permanente estado de vejación, humillación y deshumanización, provocando con ello un auténtico fe-minicidio o femicidio.

b) El Estado guatemalteco, los altos y medios mandos, la tropa y los patrulleros de las PAC cometieron delitos de lesa humanidad como el genocidio, con el feminicidio como agravante, al aplicar medidas des-tinadas a impedir los nacimientos de niños de los grupos maya achi e ixil, así como la violación sistemática, el sometimiento a la esclavitud sexualyeltráficodeniñoscomosirvientesoprostitutas,oparadarlosadopciónuotrosfinesilícitos.

c) El Estado racista buscó causar lesiones graves a la integridad física o mental de los miembros de los grupos maya achi e ixil, en especial

140 Marta Casaús arzú

a sus mujeres, al aplicar prácticas de extrema crueldad para provocar terror en la población; utilizó en las mujeres las principales armas de tortura, violación y humillación públicas como medidas ejemplari-zantes; y exacerbó las reacciones más primarias entre los soldados, patrulleros, comisionados y mandos medios, tales como el racismo, el sexismo, el sadismo e incluso el canibalismo, para degradar y humi-llar a las poblaciones maya achi e ixil y especialmente a las mujeres. De este modo, el Estado buscaba la desintegración de la comunidad, literalmente “borrarle lo ixil” o “lo achi”, aniquilar su identidad y su sentido de pertenencia.

d) El Estado guatemalteco es responsable de los efectos psicosociales y de los traumas con los que estas mujeres conviven desde hace más de treinta años. Como consecuencia de éstos, han padecido graves enfer-medades físicas y psicológicas y en algunos casos la infertilidad. Por ello, pero sobre todo por las humillaciones y vejaciones a las que fue-ron sometidas, el Estado debería comprometerse a un resarcimiento moral y material de las víctimas.

e) Los actos de crueldad, brutalidad y exterminio aplicados por el Estado y la cúpula militar a las comunidades indígenas de Rabinal y de la región ixil no fueron actos de violencia aislados ni excesos cometidos por la tropa, sino que obedecían a un patrón de conducta normativiza-do, a una protocolización de la violencia y de las violaciones, que se repitió en casi todos los casos de violencia sexual y esclavitud sexual de las mujeres y que respondió a una política contrainsurgente dise-ñada,planificadayejecutadaporelaltomandomilitar,yen laqueestaban involucrados todos los cuerpos intermedios y patrulleros, con elfindedestruiralascomunidadesétnicasmayasixil,achiyq’eqchi’.

f) Porúltimo,dejarpatenteque,duranteelconflictoarmado,laviolaciónsexual fue utilizada como una estrategia de terror, como mecanismo fundamentaldelgenocidioyespecíficamentecomounadelasformasmás agudas de feminicidio, como consta en la sentencia por genocidio dictada el 10 de mayo de 2013.

Porelcúmulodedatoseinformacionesaportadasyalhilodemireflexiónal principio del artículo, considero que fue a partir de estos hechos cruentos y durante el período de 1980 a 1983, cuando se sentaron las bases de una nueva cultura de la violencia en el país, de la violencia desbordada, que rebasó los límites del Estado y de las instituciones, que se desparramó al conjunto de la sociedad civil y se convirtió en una práctica social cotidiana y en uno de los principales lenguajes de interacción comunicativa en todo el país.

141

LA VIOLENCIA QUE GENERAMOSrodrigo rey rosa

“Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social”.

Marcos “el Marcola” Camacho, jefe del PCC, banda carcelaria, São Paulo.

ILaviolencia es inevitable, aseguran –quizá con razón– losfilósofos.La

naturaleza humana no cambia; y la violencia no dejará de ser parte de la vida en comunidad.

Hay un tipo de violencia que nos parece tan espontánea, tan natural como el aire que respiramos. Es la fuerza que mantiene la distancia entre los incluidos, quienes forman (o formamos) parte del sistema, y los excluidos –entre los que habría que contar a los “intelectuales honestos”.

En su libro Violencia,publicadoenel2008,SlavojZizekcuenta,entremu-chos otros, este viejo chiste: Un día un hombre vuelve a su casa más temprano de lo usual (¿lo han despedido del trabajo?) y encuentra a su mujer en la cama con otro hombre.

–¿Por qué volviste tan temprano? –pregunta la mujer sorprendida.Furioso,elesposocontesta:–¿Qué estás haciendo en la cama con ese tipo?Sin inmutarse, ella replica:–Yotehiceunapreguntaprimero.¡Notratesdezafartecambiándomeel

tema!Algoparecidodebemoshacer–escribeZizek–alabordarel tópicode la

violencia: tratar siempre de “cambiar el tema”. Del urgente clamor humanitario contra la violencia que se hace oír en los medios masivos de comunicación, habría que pasar al análisis de la interacción entre los diferentes tipos de vio-

142 rodrigo rey rosa

lencia: la violencia subjetiva (ejercida por “individuos malvados”, los aparatos represivos, las turbas linchadoras y otros agentes sociales); la violencia objetiva (el racismo, el machismo, la exclusión); y la violencia simbólica o sistémica (la clase de violencia necesaria para perpetuar ciertos modos de vida –como el que existía en Rusia en tiempo de los zares, como el que gozan las oligarquías latinoamericanas– y que, combinada con formas más sutiles de coerción –in-cluida la amenaza de violencia– sirve para sustentar situaciones de explotación y dominio).

Mientras que la violencia del primer tipo suele ser rechazada de manera unánime, la del segundo tipo tiene partidarios y apologistas entre gente que no es natural o físicamente violenta; en cuanto al tercer tipo, aunque de manera casi siempre imperceptible, todos somos cómplices –quiénes más, quiénes me-nos conscientes.

Parainiciarunanálisiscomoelquerecomiendaelfilósofoesloveno,nues-tros medios de comunicación son campo abonado. Podríamos ensayar una es-pecie de “examen espectral” de algunos medios escritos del país, y señalar la insensibilidad que demuestran a la hora de presentar algunas noticias –una falta de sensibilidad generadora y transmisora del tercer tipo de violencia, la que, para adoptar la nomenclatura en boga, podríamos llamar también ultra objetiva. En general, somos cómplices de la violencia simbólica los miembros de un grupo humano que vivimos en “relativo confort”. Digamos: de la clase media para arriba –y esto incluye a la mayoría de los lectores de estas páginas, pienso.

Desde luego, el grado de complicidad en cualquier sociedad es variable. Comparemos la complicidad pasiva de una empleada de banco, la de un buró-crata, la de un maestro, la de un policía o la de un reportero, con la complicidad activa de un empresario de la vieja guardia, la de un militar de alto rango, la de unfuncionariomediodelsistemafinancierooladeunprofesordeeconomíade universidad privada; la de un columnista de opinión de ultra derecha (capaz de cometer frases como éstas: “Hablar de pueblos mayas es como hablar de romanos. Si bien hubo mayas hace siglos también toda Europa fue parte del imperio romano. Nadie habla hoy de ‘territorio romano’. Esa necedad es una de las principales razones por las que no avanzamos. ‘Pueblo maya’ es el ‘mate’ queasignancriminaleslíderesyasívivir[sic]cómodamentedeingenuosgua-temaltecosysus‘conflictos’–todosprefabricados–”o“Larealidadesquehuboexcesos,nogenocidio.Los excesos sonpartedeunconflicto armado,noesdeporte. Quienes se involucran o inician un ‘movimiento armado’ saben perfec-tamente bien a qué se meten y a quiénes meten. También las consecuencias...”) con la de uno que razona así: “A propósito de las sentencias jurídicas españo-las sobre genocidio en Guatemala se ha desatado, otra vez, el debate sobre si

143la ViolenCia que generaMos

hubo o no genocidio en nuestro país durante los años más crudos de la guerra civil. La discusión no solo es acá, también entre las propias Cortes de España, a juzgar por las sentencias a veces contradictorias de diciembre 2000, febrero 2003 y septiembre del 2005. Las discusiones jurídicas en Guatemala se sistema-tizaron durante la elaboración del informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) en 1998, y del proyecto Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI)en1996-97.LaCEHconcluyóquesíocurrieron‘actosdegenocidio’;el REMHI no estuvo en capacidad de llegar a una determinación parecida...”

II“Si debo deshacerme de la mitad de Guatemala

para que la otra mitad pueda vivir en paz, lo haré”.Mario Sandoval Alarcón, político fundador del

Movimiento de Liberación Nacional (MLN) y vicepresidente de la República durante el gobierno

deKjellLaugerudGarcía,de1974a1978.(Expuestoenunamuestrafotográficade

Alberto Rodríguez Collía).

“Huboexcesos,nogenocidio”,decíaelcolumnista.Yenlaprensanacionalabundan los ejemplos de columnistas como éste –tan vocingleros como caren-tes de ideas– que no merecerían atención si sus “opiniones” no fueran sinto-máticas de la inhumanidad del cerebro neoliberal guatemalteco y de la escasa credibilidad de sus argumentos. Quienes “cambian el tema” diciendo que “tam-bién la guerrilla mató” (como todo el mundo sabe, el informe de la CEH indica que de las más de doscientas mil quinientas víctimas mortales, el 95% fueron ejecutadas por el Ejército de Guatemala, y, según el REHMI, el 90%; mientras que a la guerrilla se le atribuyen entre el 5 y el 10% de estos crímenes) hacen recordar, en espejo, el modo de razonamiento de un famoso infanticida en serie quehapasadoaformarpartedelimaginarionacional.Yacolocadodeespaldascontra el paredón de fusilamiento, el infanticida –si creemos a Jorge Godínez en su novela homónima Miculax (basada en buena parte en datos archivísticos)– JoséMaríaMiculaxBux“Levantalasmanosylacabeza,mirafijamentehaciael público. Entonces grita: ¡Mariano [su cómplice en varias violaciones y es-trangulamientosdemenores]matóamásniñosqueyo!¡Yosolomatéacuatroy dejé ir a diez! ¡Mariano mató a once niños y a ese desgraciado no lo matan!”.

La negación del genocidio guatemalteco –o quizá habría que decir “los ge-nocidios guatemaltecos”– con los argumentos legalistas que suelen acompañar-la (no se intentó eliminar a ningún grupo por su raza, muchas de las matanzas

144 rodrigo rey rosa

ocurrieronantesdel1987,cuandoGuatemalareconocióalaCorteInternacio-nal de los Derechos Humanos y la ley no tiene efecto retroactivo, etcétera) es una forma extrema de violencia simbólica transmitida por los medios escritos, y su relación con otra forma de violencia, la violencia objetiva del racismo, es evidente.

Afinalesdefebrerodeesteañosehizopúblicoelnombramientooficialcomo jefe de la Secretaría de la Paz de Guatemala (SEPAZ) a un personaje a quien podríamos atribuir una línea dura análoga a la de Sandoval Alarcón –de extrema derecha, anticomunista, ostensiblemente racista– y que, recién nom-brado director de la SEPAZ, declaraba (elPeriódico, 26/02/2012): “Me indigna queseafirmequeenGuatemalahubogenocidio”.“LoquehuboenGuatemalafue una guerra entre indios”, había dicho a la prensa en el pasado, cuando era embajador del país ante la ONU en su sede en Bruselas. Por otra parte, conviene recordar que él mismo fue, en 1996, uno de los negociadores de los acuerdos de“Pazfirmeyduradera”quepusieronfinallargoconflictoarmadointerno,y uno de los signatarios de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH), que será la fuente de datos principal en cuanto a los casos de violaciones a los derechos humanos mencionados en este artículo.

Que un gobierno de “mano dura” (y encabezado por un general retirado que estuvo en activo durante los años más sangrientos de la guerra interna) empren-diera esta línea de acción preventiva ante el peligro de una posible persecución judicialporcrímenescontralahumanidad–comolosqueseimputanaoficialesque fueron sus superiores en la época en que se cometieron estos crímenes– es del todo natural. Lo que no parece aceptable es que los medios escritos no hayan comentado en absoluto un nombramiento así, tan simbólico como estratégico.

El 31 de mayo del 2012 se dio a conocer públicamente el cierre de los Ar-chivos de la Paz, ordenado por el nuevo Secretario.

Prensa Libre31/05/12Cierran Archivo de la Paz.La dirección encargada de investigar los archivos militares de la época de

la guerra interna y que aportó peritos para casos de genocidio, como el que se lleva contraEfraínRíosMontt, fue clausurada porAntonioArenalesForno,Secretario de la Paz.

“Los Archivos de la Paz se crearon en 2008, con la función de digitalizar y analizar expedientes militares para establecer violaciones a los derechos huma-nos, pero esto le corresponde a la comunidad de derechos humanos, y la inves-tigacióndedelitoslecorrespondealafiscalía”,explicóayerelfuncionario,enentrevista con Prensa Libre.

145la ViolenCia que generaMos

Almenos17técnicosdeesadirecciónrecibieronellunesúltimoelavisode despido, efectivo a partir del 29 de junio. El Archivo está emplazado por el sindicato de trabajadores, el cual prevé presentar más recursos legales para frenar las acciones.

Los investigadores de los Archivos de la Paz han editado nueve libros que abordan temas desde adopciones ilegales en la época de la guerra; niñez des-aparecida, el Diario Militar, archivos de la Policía Nacional y un acercamiento al desarticulado Estado Mayor Presidencial.

La continuación de este último era el proyecto que ocupaba a la Dirección –enfasedeplanificación–,indicóelinvestigadorAzaríasPerencén.

Los expertos también han fungido como peritos en procesos judiciales en casos de genocidio y deberes contra la humanidad que prosigue el Ministerio Público (MP) en los tribunales, incluido el que se sigue contra el exjefe de Es-tadoEfraínRíosMontt–1982-1983[...]

Pero el 2 de junio leemos: “El Presidente niega el cierre de los archivos de la paz” (Siglo XXI,página2).Ysinembargo:

Prensa Libre30/06/12Protestan por cierre de Archivo de la PazMarco Tulio Álvarez, ex director de la DAP [Dirección de Archivos de la

Paz]indicóqueconapoyodeorganizacionessocialesgestionanlavisitadeunrelator de derechos humanos de la Organización de la Naciones Unidas para queverifiqueelcierredelArchivo...

El elocuente silencio editorial en torno a esta noticia y la negación tecni-cista de los “supuestos casos de genocidio” –algunos de ellos ya en proceso de juicio– hace recordar el silencio que guardó la prensa escrita guatemalteca acerca de las masacres a principios de los años ochenta, cuando para el público local era prácticamente imposible enterarse de la política de guerra arrasada implementada en Guatemala, si no era leyendo la prensa extranjera, incluso medios de derecha moderada como el New York Times.

Sigue un repaso de titulares y artículos publicados en los principales me-dios escritos del país durante los primeros meses del 2012 en relación con los temas de genocidio, justicia y los archivos de la paz.

2 de febreroPrensa LibreResurge matanza del Aguacate (Editorial) [...]Asícomolosfamiliaresdelasvíctimasdelasmasacresatribuidasalas

fuerzas armadas recurrieron a organizaciones de derechos humanos, hicieron

146 rodrigo rey rosa

lo mismo los parientes de las víctimas de acciones similares de las que son acusadosintegrantesdelascuatroorganizacionesguerrilleras[...]Enestecasoespecíficose tratadel frenteJavierTambriz,pertenecientea laOrganizaciónRevolucionariadelPuebloenArmas (ORPA), fundadaen1971porRodrigoAsturiasAmado,alias“GasparIlom”,disidentedelasFuerzasArmadasRebel-des(FAR),yqueoperóeneloccidenteysuroccidentedelpaís[...]

El hecho de que la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) sea ahora un partido político hace que a sus integrantes les sea imposible dar el silencio como respuesta, pues según el documento La memoria del silencio (CEH), las víctimas fueron ahorcadas. Los informes internos de la URNG de-benentoncessaliraluzparaquesepuedandeducirresponsabilidades[...]

Como se evidencia fácilmente, los juicios a quienes participaron en el con-flictoarmadointernoguatemaltecotraeráncomoesperadaeinevitableconse-cuencia que quede clara la imposibilidad de separarlos entre violadores y no violadores de los derechos humanos, porque en las dos facciones en disputa hay ejemplosclaroseigualmenterepudiablesdeaccionesqueprovocanjustificableindignación generalizada, pero sobre todo vergüenza y horror. La búsqueda de los culpables para su castigo no puede estar dedicada a uno solo de los bandos.

elPeriódicoLa responsabilidad de la ORPA en El Aguacate (portada)RíosMonttquierequeledevuelvanlafianza(página6)

[MASACRE DE EL AGUACATE, CASO ILUSTRATIVO No. 86 DE LA CEH (ver Apéndice, Pág. 163)]

22 de febrero Siglo XXISalaconfirmaalgeneralRíosMonttarrestodomiciliario(portada)

Prensa LibreRíos Montt continúa en arresto por caso de genocidio (página 10)23 de febreroPrensa LibreEl genocidio exige parámetros [Entrevista con Eugenio Pérez, “experto es-

pañol”]¿Cómo analiza los casos que se presentan en Guatemala por genocidio?No conozco muy bien el caso concreto, pero puedo hablar respecto de los

tipos jurídicos. Cometer un genocidio es muchos más difícil de lo que parece. Se sabe de algún soldado que sin mala fe se le escapa un tiro y va a matar a un

147la ViolenCia que generaMos

civil o de alguien en busca de placer sexual y va a haber una violación; ese no es un crimen de guerra.

¿Por qué no es un crimen de guerra?Los crímenes de guerra surgen cuando se trata de la violación sistemática

demujeres,comoocurrióenYugoslavia;nose tratabadeviolarseñorasporel mero hecho de violarlas. La diferencia entre un asesinato y una suma de asesinatos para que se llegue a un genocidio tiene que ir acompañada por los parámetros que da la Convención de Ginebra, a razón de lengua, raza, es decir, lo que hizo Hitler en 1940.

¿Considera que en Guatemala no hubo genocidio?No digo eso, lo que digo es que cometer un genocidio exige una serie de

parámetros muy duros que establece el convenio. Si eso se dio o no se dio aquí, no lo sé; pero no es tan fácil, como parece, cometer un genocidio. Es diferente al asesinato.

¿Serían asesinatos, entonces?A lo mejor, u homicidios, porque depende en qué condiciones se dio todo

esto.YonoconozcotodoelcasodeGuatemala,perocometercrímenesdegue-rra y de lesa humanidad es más difícil de lo que parece, aparte de que no todo el mundo puede hacerlo.

¿Cómo puede considerar lo que hubo en Guatemala?Si supuestamente hubo levantamiento, yo lo siento; pero conforme a la Ley,

son terroristas, porque para poder ser considerados combatientes tienen que cumplir muchos requisitos, que tal vez los cumplieron.

¿Cómo analiza usted el sistema jurídico de Guatemala?No lo conozco para opinar, pero desde luego podría dar un consejo: cerrar

la historia, dejen de mirar hacia atrás y aprender de errores...

Un experto, ¡pero no en la materia en cuestión, al parecer!24 de febreroSIGLO XXIPresentan querella contra 20 ex guerrilleros del EGP (página 6)Una querella penal fue planteada ayer en la Unidad de Gestión Penal de la

Torre de Tribunales por Telma Teresa Marcos Bernal contra 20 ex miembros de la guerrilla por su supuesta responsabilidad en la violación de los derechos humanos y plagios cometidos en la aldea Los Alisos, cantón Xecuá, Nebaj, Qui-ché,durantelaguerrainterna[...]MarcosBernal,quienfuevíctimadeplagioa los 11 años en dicha localidad, dijo que los subversivos se la llevaron para reclutarla en el Ejército Guerrillero de los Pobres. Relató que en 1982 su padre, Pedro Marcos, y su hermano, Jorge, fueron secuestrados y días después fueron

148 rodrigo rey rosa

encontrados muertos por no colaborar con la guerrilla y como un mensaje a los pobladores[...]

Prensa LibreAbrenjuiciopormasacre[deLasDosErres](página12)En el Tribunal Primero B de Mayor Riesgo empezó el juicio contra Pedro

PimentelRíos,exsubinstructordekaibiles,quienesacusadodeasesinatoyde-beres contra la humanidad por la masacre en el parcelamiento Dos Erres, Petén, perpetrada en 1982.

Pimentel es señalado de haber participado en la muerte de 201 pobladores, juntoaotrosexkaibilesyexsoldados.

[MASACRE DE LAS DOS ERRES, CASO ILUSTRATIVO No. 31 DE LA CEH (ver Apéndice, Pág. 165)]

2 de marzoJuez deniega amnistía: Ríos Montt continúa ligado a proceso penal. Pide

traslado a juzgado militar (portada)

21 de marzoTribunal emite sentencia histórica. Condenan a siete mil años a ex patrulle-

ros[pormasacredeLasDosErres](página10)

8 de abrilPrensa LibreTragedia desenterrada (portada)Más de 1.300 exhumaciones. Víctimas de la barbarie (páginas 2 y 3)

12 de abrilSIGLO XXI Planteanantejuicioalafiscal(página6)El abogado Danilo Rodríguez, defensor del ex jefe de Estado, José Efraín

RíosMontt,planteóunantejuiciocontraClaudiaPazyPaz,FiscalGeneraldelMinisterio Público (MP), por considerar que no ha realizado ni una investiga-ción de los delitos que se le imputan a Ríos Montt, y también por intervenir directamente para acelerar la persecución penal en su contra.

20 de abrilEncuentran osamentas en área militar en Cobán, Alta Verapaz (página 12)LaFundacióndeAntropologíaForensedeGuatemala(FAFG)halocaliza-

do 99 osamentas y nueve partes óseas en las 15 fosas ubicadas en el Comando

149la ViolenCia que generaMos

Regional de Entrenamiento de Operaciones de Paz, donde antes estuvo la Zona Militar 21, en Cobán, Alta Verapaz.

25 de abril Ríos Montt detiene proceso (página 10)El general José Efraín Ríos Montt logró detener su proceso penal con una

serie de recursos interpuestos en el Juzgado Primero B de Mayor Riesgo.

26 de abrilPrensa LibreEx embajador Máximo Cajal declara desde España: “Gobierno NO evitó

tragedia” (página 12)MáximoCajalyLópez,de77años,exembajadordeEspañaennuestro

país, relató ayer que el Gobierno de entonces –Romeo Lucas García– no evitó que37personasmurierancarbonizadasdurantelaquemadeesasedediplomá-tica el 31 de enero de 1980.

[LA MASACRE EN LA EMBAJADA DE ESPAÑA, CASO ILUSTRA-TIVO No. 79 DE LA CEH (ver Apéndice, Pág. 169)]

1 de mayoPrensa LibreGarcíaArredondo[exjefedelaPolicíaNacional]enfrentarájuicioporque-

madelaEmbajadadeEspañaquedejó37muertos(portada)

9 de mayoelPeriódicoMemoria, Verdad y Justicia. Cine para no olvidar y para discutir el pasado

(página 22)La comparación entre Alemania y Guatemala como naciones culpables de

genocidio y otras graves violaciones de los derechos humanos que hacía el actual embajador alemán en Guatemala durante la inauguración de esta serie de películas titulada “Memoria, verdad y justicia” viene al caso. Ponía como ejemplo el proceso que los alemanes siguieron para superar su pasado, su culpa nazi, y recomendaba reconocer los enormes crímenes cometidos en Guatemala y tratar de enmendarlos como principio de curación. Hoy en día en Alemania –noshizorecordar–negarojustificaresoscrímenesesasuvezundelito,unacto perseguido penalmente.

150 rodrigo rey rosa

18 de mayoelPeriódicoLafosanúmero5revelavejacionescontra37menoresdeedad(página5)Las investigaciones en la antigua Zona Militar 21 en Cobán, Alta Verapaz,

siguendandopistassobreunode losepisodiosdelconflictoarmadointerno.Unadelas19fosasquehaexcavadoelequipodelaFundacióndeAntropologíaForensedeGuatemala(FAFG)revelalosabusosencontrademenoresdeedad.

Enlafosa15sehallaronlasosamentasde37menoresde18añosydeva-riasmujeres,revelóelsubdirectordelaFAFG,JoséSuasnávar.Entotal,losfo-renses han encontrado 45 restos óseos de niños y adolescentes. Las evidencias están siendo trasladadas hacia la capital, con acompañamiento de la Policía Na-cionalCivil,paraqueseananalizadasporlosexpertosdelaFundación.

22 de mayoPrensa LibreLe imputan masacre de Dos Erres a Ríos Montt. Enfrenta segundo caso por

genocidio (portada)Jueza deja a Ríos Montt en arresto domiciliario. Lo señalan en masacre en

el Petén en 1982 (página 10)

elPeriódicoGenocidio. El cargo para Ríos Montt (portada)Ríos Montt ligado a proceso por masacre en Las Dos Erres (página 6)

SIGLO XXI[RíosMontt]ligadoaprocesoporcasoDosErres(portada)Ligan a proceso a Efraín Ríos Montt por genocidio (página 3)24 de mayoSIGLO XXIReactivan casos de genocidio (portada)Sala reactiva casos por triángulo ixil (página 8)LaSalaPrimeradeApelacionesconfirmóaljuezMiguelGálvezenelcaso

contra el ex jefe de Estado José Efraín Ríos Montt y los ex generales Héctor MarioLópezFuentes,MauricioRodrigoSánchez,ydejósinlugardosaccionesinterpuestas por la defensa de los acusados.

[LA MASACRE DE LA COMUNIDAD DE CHEL, CHAJUL, CASO ILUSTRATIVO No. 60 DE LA CEH (ver Apéndice, Pág. 174)]

151la ViolenCia que generaMos

Prensa LibreSala primera rechaza recusaciones. Juez sigue con caso de masacre (página 12)

1 de junioPrensa LibreRechazo a cierre. Trabajadores de los archivos de la paz pidieron que no se

cierre esa unidad (página 4)

5 de junio elPeriódicoEl MP insiste en que en Guatemala hubo genocidio (página 12) Reclaman por cierre de archivos (página 5)

8 de junioPrensa LibrePérez solicita intervención deDall’Anese.CICIG verificará cuidado del

archivo (página 2) Existen cuatro copias de los archivos de la Paz digitalizados (página 6)La Secretaría de la Paz publicó este viernes un comunicado en el que in-

forma de la existencia de cuatro copias digitales de las versiones electrónicas de documentos físicos o digitales proporcionados por distintas instancias, con informacióndelconflictoarmadointerno.

Después de asegurar que lo existente en la Dirección de Archivos de la Paz –derogadaafinalesdemayo–,sonsóloversioneselectrónicas,laSepazexplicaque una copia fue remitida mediante actas de entrega con fechas 6, 12 y 13 de enero de este año al Archivo General de Centroamérica y al Ministerio Público.

Otras copias se entregaron a la Secretaría de Bienestar Social de la Presi-dencia, la cual proporcionó información relacionada a las adopciones durante el conflictoarmadointerno,yaunaOrganizaciónNoGubernamentalquetambiénentregó información, pero no dice cuál es.

SIGLO XXI y elPeriódicoLa secretaría de la paz de la presidencia de la República de Guatemala –SE-

PAZ– hace saber (campo pagado):[...]Anteladesinformaciónquesehaoriginadoentornoalasupuesta“des-

aparición de los Archivos” existentes en la derogada Dirección de Archivos de laPazdelasecretaríadelaPaz[...]

Es cierto que los archivos no fueron destruidos, y existen copias, como ase-gura el campo pagado, en el Archivo General de Centroamérica. Sin embargo, estas copias no fueron enviadas por el actual Secretario, como da a entender elcomunicadooficial,sinoporMarcoTulioÁlvarez,elexdirectordelaDi-

152 rodrigo rey rosa

rección de Archivos de la Paz (DAP), unos días antes de dejar el cargo, como medida para asegurar la supervivencia de los archivos. Al contrario de lo que afirmaelcomunicadodelaSEPAZ,elcierredelaDAPdificulta,prácticamenteimposibilita, el acceso público a estos documentos, como puede comprobarse con una visita al Archivo General de Centroamérica.

13 de junioSIGLO XXIDenuncian en la PDH cierre de archivos (página 6)

19 de junioSIGLO XXICIDH verá casos por matanzaSan José, Costa Rica. La Corte Interamericana de Derechos Humanos

(CIDH) inició ayer, en su sede en Costa Rica, su periodo de sesiones núme-ro 95, en el que efectuará audiencias por dos casos de aparentes masacres en Guatemala[...]Los juecescomenzaránhoyunaaudienciadedosdíasporelcaso conocido como Masacres de Río Negro contra Guatemala y escucharán los testimonios de los supervivientes Jesús Tecú Osorio y Carlos Chen Osorio, así comodealgunosperitos[...]SegúnlademandadelaCIDH,presentadaantelaCorte en noviembre de 2010, las masacres se ejecutaron dentro de una política de “tierra arrasada”, dirigida por el Estado contra el pueblo maya, y constituyen genocidio.

[DE LA CEH: MASACRE Y ELIMINACION DE LA COMUNIDAD DE RÍO NEGRO. CASO ILUSTRATIVO No. 10 (ver Apéndice, Pág. 178)]

27dejunioelPeriódicoOtorgan amparo a favor de Ríos Montt (página 8)

Prensa LibreSala ampara a Ríos Montt (página 12)

Sólo en una ocasión y en un solo diario (Prensa Libre, 31 de mayo, 2012) la noticia del cierre de los Archivos de la Paz alcanzó la primera plana; en encuadrado menor, inferior izquierda se lee: “Secretario de la Paz desmantela base de datos sobre actividades militares durante la guerra”. En elPeriódico, en la página 2, la noticia se convertía en “Protestan por cierre del Archivo Militar. Trabajadorestemenperdersusempleos”.YelSiglo XXI publica el 1 de junio una nota contradictoria: “Pérez Molina niega cierre de los Archivos de la Paz”.

153la ViolenCia que generaMos

Por otra parte, sólo en una ocasión un editorial fue dedicado a las masacres del conflictoarmadoqueestabansiendojuzgadasoquesalíanalaluzpúblicaentrefebrero y junio (Prensa Libre, 2 de febrero): “Resurge matanza del Aguacate”. (Es notable que por estamatanza se responsabilizara a la guerrilla.Yno sepublicó en ningún medio ningún editorial acerca de las matanzas atribuidas al ejército nacional).

A juzgar por estos documentos periodísticos, el guatemalteco medio no tie-ne claro –y no puede tener claro– si hubo o no genocidio. Pero sí se sabe “sin lu-gar a una duda razonable” que ocurrieron matanzas como las de Las Dos Erres, la del Plan Sánchez, la de Río Negro, las de Rabinal. (Los casos reportados por la CEH pueden verse en Internet –Memoria del silencio,eldocumentooficialque“FirmanporelGobiernodelaRepúblicadeGuatemala:HéctorROSADAGRANADOS,AntonioARENALESFORNO[actualsecretariodelaPaz],Ma-rio PERMUTH, etcétera”). Aunque éstos no fueran técnicamente, jurídicamen-te, legalistamente, casos de genocidio, ¿cómo relativizarlos?, ¿cómo pretender pasarlos por alto?

¿Es lícito hacer una apología de la brutalidad, problematizar el derecho a investigar, incluso querer negar el derecho a la palabra, a las víctimas de estos actos de barbarie o a sus deudos y representantes? Cuando el Ministerio Pú-blico ha entablado juicios por casos de genocidio y estos casos se encuentran en proceso, ¿es lícito que funcionarios del Estado pongan en duda, no solo la potestad del MP, sino la existencia de los graves crímenes en cuestión, que han sido ampliamente documentados? ¿Es aceptable que los medios se muestren “neutrales” al respecto?

III“En efecto, los padres y los hijos de quienes

han sido ejecutados, los parientes y los amigos, ocupan el lugar de cada uno de ellos”.

Séneca, Sobre la clemencia.

Quizá sea de manera inconsciente (o quizá sólo semiconsciente) como un director de periódico toma decisiones cruciales que a nosotros nos parecen in-dignas –acceder a publicar un campo pagado sabiendo que contiene informa-ción tendenciosa o falsa; vender anuncios, páginas enteras, semana tras semana, a compañías cuyos intereses son (según los reportajes de las secciones inves-tigativas de los mismos diarios, como en los recientes y múltiples casos por posibles violaciones a leyes ambientales y crímenes de los que se señala como responsables a empresas extranjeras) contrarios a los de la nación.

154 rodrigo rey rosa

Los periódicos no parecen diferenciarse en cuanto a la manera en que pre-sentan y comentan –o, tan elocuentemente, dejan de comentar– noticias como la del cierre de los Archivos de la Paz. Se dejan pasar, se publican “sin co-mentarios” –y lo mismo ocurre con varios “hechos incontrovertibles”, como la destrucción del medio ambiente por parte de poderosas empresas extractivas en medio de protestas multitudinarias, lo que también es una forma de violencia sistémica.

Concedamos, por ahora, que recibir dinero de anunciantes de integridad dudosa sea una práctica necesaria, si queremos tener prensa, y que sea lícito o al menos comprensible que los dueños de la prensa no quieran dar mucho espacio a las noticias que, aunque transcendentales, en cierta manera podrían afectar sus intereses personales o familiares, o los de sus amigos. Digamos que esto es comprensible –aunque no necesariamente lo sea.

¿Peroeslícitopublicarsemanalmenteysinningunacalificación(odesca-lificación,quesería loquecorrespondeenmuchoscasos)acolumnistasquetoman posturas que están en clara contradicción con los ideales que la prensa suele manifestar como suyos propios, como la supuesta ideología hegemónica de respeto a los derechos humanos?

Lalistadecolumnistasquebanalizan,nieganyaunjustificanelgenocidio(los genocidios, diremos) de pueblos indígenas es larga.

Estos ejemplos son recientes:

Prensa Libre “El negocio de la Paz: Los mercaderes del dolor ven en el resarcimiento

unaminadeoro[...]ElactualjefedelaSecretaríadelaPaz...haelevadosó-lidos argumentos demostrando la inexistencia del genocidio como razón para condenar al país y obligarle a pagar cuantiosos resarcimientos. La maquinaria de los mercaderes del dolor desea que Arenales retroceda y acepte la existencia de un genocidio en Guatemala porque solo así se lograrían las sentencias de decenas de incidentes[elénfasisesmío]contempladosporlaamnistíaprevistaen losacuerdosdepaz[...]Guatemalareconocióa laCorte InternacionaldeDerechosHumanos(CIDH)yotrosmecanismoslegalesen1987;porlotanto,muchos de los hechos que se han llevado ante esa instancia y que buscan pro-vocar el pago de jugosas indemnizaciones son ilegales [el énfasis, de nuevo, es mío].Puedesonarásperooinhumanoabordareltemadesdeestaperspectiva,peroeslaúnicalegalmenteválida,aúnycuandonoseaagradableatodos[...]”.

elPeriódico“Firmadelapazy‘genocidio’.Pretenderhacer tribunalesestiloNurem-

berg es algo imbécil y una forma más de seguir sangrando a Guatemala. El con-flictointernofueuncoletazodelaguerrafríaypunto.Darlediferentesmatesesmentir.Hablarde‘genocidio’tambiénesmentir.Genocidio(pordefinición)no

155la ViolenCia que generaMos

hubo, excesos sí, así de sencillo y por ambas partes esa es la naturaleza de los conflictosarmadosdelaguerra[...]Aquellodeque“lajusticianodescansaráhastaquelosgenocidas…bla,bla”noescorrecto,puesquienesnodescansare-mos somos los guatemaltecos que queremos avanzar y dejar esto atrás.”

SIGLO XXI“Muerte al genocidio. Es trascendental el debate sobre la reciente guerra

civil en Guatemala, antes de que la historia auténtica quede sepultada bajo un montón de mentiras y “verdades a medias” amparadas en informes sesgados como el de la Comisión de Esclarecimiento Histórico. Quienes ocuparon a la fuerza la embajada de España en 1980 fueron Vicente Menchú y sus compañe-ros. ¿Acaso esa acción no los hace, junto con Máximo Cajal, los responsables de la muerte de los rehenes: engañados y secuestrados en la mencionada sede diplomática? Es irónico que Rigoberta Menchú, la hija del jefe de la facción terrorista,seaquienimpulsaprocesosjurídicosenestecaso[...]Aquí,pelearonixilescontraixiles,k’ichescontrak’iches,kaqchikelescontrakaqchikeles[...]YasíhastalistartodaslascomunidadeslingüísticasquereconocelaAcademiade Lenguas Mayas.

Preocupa ver cómo en nuestro país, algunos oportunistas desvirtúan el sen-tidodegenocidio[...]

Enfin,todossomosmestizos:mezclasdeunapléyadedeculturasances-trales.Portemos[sic]apellidoscompuestos,comoelmío[DíazDurán][...]”.

“Líderes criminales” y “mercaderes del dolor” llaman nuestros columnistas aquieneshanexpresadoempatíaporlasvíctimasdel“conflictoprefabricado”–con“fineslucrativos”.Estaesotramanerade“cambiareltema”.

Ahora, habría que volver al tema (cambiando las tornas, si es necesario) y proponer algo como una ley que prohíba la negación y castigue –como en la Alemaniaactual–lajustificacióndeloscrímenesdelesahumanidadcometidosen territorio guatemalteco, cuando quienes se atreven a pedir que se investigue y se juzgue a los responsables de estos crímenes imprescriptibles son tachados decriminalesydescalificados reiteradamenteporcolumnistasde losmediosescritosmásinfluyentesdelpaís.(Yéstaeslamáximaexpresióndeviolenciasimbólica que he podido encontrar.)

Es como si estos opinadores profesionales (intolerantes frente a la postura solidaria con las víctimas, pero tolerantes con los “excesos” de los agentes del Estado que causaron todas esas matanzas) creyeran que los muertos son pura negatividad y no perduraran en la memoria de comunidades vivas, pueblos for-mados por sobrevivientes, y que no comprendieran que para los pueblos indíge-nas guatemaltecos los antepasados no son una mera abstracción.

Un sentimiento de identidad como “especie”, la especie humana, puede nacer de la conciencia de que no es sólo el individuo aislado lo que cuenta, sino

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también la colectividad de individuos. ¿Lo que cuenta? En cualquier caso: lo que constituye, lo que da sentido a la humanidad.

IV“Me interesa la objetividad, aunque no sea la mía propia”.

ParáfrasisdeRobertMarkFitterman,poetayprofesor.

Casi todos los guatemaltecos hemos tenido, tendremos tal vez experiencias deviolenciadelprimertipo,“laviolenciasubjetiva”.Yunodelosproblemasque implica pensar acerca de la violencia guatemalteca –para los guatemaltecos sobre todo– es que hace mucho que es una constante (“¡Aquí no nos hemos qui-tado las ganas de pelear!”, declaraba el general Alejandro Gramajo poco antes delafirmadelapaz);estafamiliaridadconlaviolenciadesbordada(unaclasede violencia que no es necesaria ni inevitable) nos ha hecho insensibles a ella aun cuando no nos toca directamente. Estamos situados dentro de la violencia; la generamos con solo existir.

La prensa, a medio camino entre el poder económico y el poder político, di-funde, transmite esta violencia de manera automática y –a veces– cómplice. Es preciso revisar estos actos automáticos, inconscientes, o estas faltas o errores. ¿Regularlos? ¿Controlarlos? Al menos, reconocerlos.

Nos es difícil imaginar –de manera realista, o basados en las circunstancias materiales y supuestos psicológicos de los que solemos partir los escritores de ficción–unmundosinviolencia.Ysinduda,losescritores,yenespeciallosprovenientes de países como éste –militarizados, criminalizados, americaniza-dos,enfin–,hacemosusodeunabuenacuotadeviolencia.

Es algo así como saber que tienes una enfermedad que te matará. Si hablas deeso,talvezalguienteescucheypuedaayudarte,comoafirmaunpersonajeafricano del documental italiano The last farmer.

Pero, como en la Alemania nazi, aquí sería necesario, antes que nada, reco-nocer que como sistema padecemos una grave tara: el racismo (antimaya sobre todo, en nuestro caso particular) con su secuela de estupidez, de mentira y de crueldad que ha hecho posible tomar posturas como las que permitieron que la violencianacionalhayallegadoalosgradosquesereflejannosoloenlosme-dios de comunicación sino en los libros, el cine, el arte, las conversaciones de losguatemaltecos.Yensuscalles...

Ciudad de Guatemala, 2012

157la ViolenCia que generaMos

APÉNDICE

Notas sobre la violencia

de la CeH: MasaCre de el aguaCate CoMetida por la orga nizaCión del pueBlo en arMas (orpa), Caso ilus-tratiVo no. 86

i anteCedentes

Amediadosde1987integrantesdelfrenteguerrilleroJavierTambriz,delaOrganización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA), se movilizaban en lazonamontañosaaledañaalaaldeaElAguacate[...]

La misión concreta de la patrulla rebelde era “hacer las exploraciones y lo-grarelabastecimientonobélico,comida,equipo[...],bateríasparafocos,botas,muchascosasqueseconseguíanenlabasedeapoyo[...]enSanAndrésItzapa[...]paraquedespuésnuestrasfuerzasprincipalesllegaranaconcentrarseconellos a desarrollar la operación y luego desalojar la montaña”, lo que exigía que se obrara con total precisión y absoluto secreto.

El enlace concreto de esta patrulla con el puesto de mando era “un miembro de la resistencia de confianza absoluta, un compañeromuyquerido [...] querespondía al seudónimo de Mijangos”.

iilos HeCHos

El 22 de noviembre de 1988, alrededor de las cinco de la mañana, Carlos Humberto Guerra Callejas, quien padecía ataques epilépticos, salió de su casa en la comunidad El Aguacate en dirección al paraje conocido como Astillero de San Isidro, donde a menudo pastaban sus reses. Iba en busca de unas vacas que se habían perdido y llevaba consigo tres perros. No regresó y, en vista de su afección, es buscado hasta llegada la noche por parientes y amigos, sin re-sultado positivo.

Al día siguiente, 23 de noviembre, salen de nuevo en su busca 26 pobla-dores, que se dividen en grupos. En un lugar llamado El Chirral encuentran las vacas extraviadas y huellas del desaparecido que se unían a otras, correspon-

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dientes a zapatos de suela blanda, lo que hace suponer a los campesinos que Guerra Callejas está retenido por personas desconocidas. Deciden continuar la búsqueda al día siguiente y, en caso de no encontrarlo, avisar al Ejército.

El 24 de noviembre emprenden nuevamente la búsqueda, esta vez divididos en tres grupos de diez personas cada uno, dirigiéndose a los parajes conocidos comoFilóndelaMinasyFilóndelSojo,siempreenlamismaáreamontañosa.

Los campesinos de los dos primeros grupos se encuentran con hombres vestidos de verde olivo y que portan armas de fuego. Se trata de la patrulla gue-rrillera. Entonces, “se da la captura de dos comisionados militares...”

Mientras tanto, uno de los hijos del primer desaparecido, Guerra Callejas, junto con los hermanos Callejas Tobar, ha ido a presentar una denuncia ante la PolicíaNacionalenChimaltenango[...]

Seguros ya de que los captores son guerrilleros, los vecinos deciden denun-ciarloshechosalazonamilitar[...]

La patrulla guerrillera que capturó a los aldeanos estaba integrada por su jefe, David, y otros diez hombres. Algunos de ellos eran integrantes de la resis-tenciadeSanAndrésItzapa,yfueronreconocidosporlosprisioneros[...]

Coincidiendo con la llegada de los aldeanos a la posición insurgente, se hace presente Mijangos, quien era contacto entre el mando guerrillero y la pa-trulla comandada por David, la única persona del grupo guerrillero que conocía la función e identidad de Mijangos. Sin embargo, David guardó para sí esta in-formación, por lo que los demás miembros de la patrulla procedieron a capturar a Mijangos como si fuera un aldeano más.

David reúne a su gente y les hace conocer su balance de la situación: la ope-ración que les ha sido encomendada es prioritaria a la vida de los capturados. Decide y ordena ejecutarlos. En la orden es incluido Mijangos, pues sospecha que puede haberse convertido en informante del Ejército y, en todo caso, sería testigo de la ejecución que acaba de ordenar.

Los prisioneros son llamados uno a uno y van siendo estrangulados. El ruido de armas de fuego, dicen, habría delatado su presencia en el área. Consu-mada la ejecución, los cuerpos de los campesinos son enterrados en el mismo lugar, utilizándose para ello las trincheras que habían excavado.

En El Aguacate fueron ejecutadas 22 personas.

iii después de los HeCHos

La justicia abrió proceso penal enseguida que fueron descubiertos los ca-dáveres, en noviembre de 1988. Unos meses después, fue detenido y procesado Eleodoro Sal Siquinajay. El 14 de septiembre de 1989, sin embargo, el juez a cargo del caso dictó sentencia absolutoria con respecto a su responsabilidad en

159la ViolenCia que generaMos

lamasacre,pornoexistirpruebasensucontra.Lasentenciafueconfirmadapor la Sala Novena de la Corte de Apelaciones de Antigua Guatemala, el 30 de marzo de 1990.

[...]Finalmente,endeclaracionesdeexmiembrosdelaDirecciónNacionalde ORPA ante la CEH, esta organización asumió la responsabilidad por las eje-cuciones llevadas a cabo el 24 de noviembre de 1988: “Es el peor y más grave error que hemos cometido como ORPA en el desarrollo de toda la guerra y nos llena de vergüenza”.

iV ConClusiones

Ni las circunstancias que rodearon los hechos, ni valoración alguna de tipo éticoojurídico,constituyenjustificaciónparaestegraveatentadocontraelde-recho a la vida, que viola los principios comunes del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

[...]Finalmente,seconsiderapositivo,desdelaperspectivadelareconcilia-ción nacional, que la ORPA haya aceptado ante la CEH la autoría de la masacre.

Caso ilustratiVo no. 31 de la CeH: MasaCre de las dos erres

ianteCedentes

El parcelamiento Las Dos Erres, en La Libertad, Petén, fue fundado en 1978enelmarcodeunafuertemigraciónmotivadaporlabúsquedadetierrapor campesinos y por efecto de la colonización promovida por la agencia gu-bernamentalFomentoyDesarrollodePetén(FYDEP).

En diciembre de 1982 la población oscilaba entre 300 y 350 habitantes. Se construyeron dos iglesias (una evangélica y otra católica) y una escuela. Asimismo, había tres comercios pequeños, aunque los pobladores tenían que acudir cada semana a la aldea vecina de Las Cruces para proveerse de víveres que no podían obtener en su comunidad.

Enseptiembrede1982comandosdelasFuerzasArmadasRebeldes(FAR)atacaron con morteros los cuarteles de la Policía Militar Ambulante y la Guar-dia de Hacienda de Las Cruces. Como consecuencia, el comisionado militar del lugar organizó la Patrulla de Autodefensa Civil (PAC) en su comunidad y en Las Dos Erres. El objetivo era que esta última no patrullara en su parcelamiento sino que se integrara en la PAC de Las Cruces, alternativa que fue rechazada

160 rodrigo rey rosa

por la población de Las Dos Erres, que sólo accedió a formar la patrulla para protegersucomunidad[...]

Transcurrió un mes y un convoy del Ejército de Guatemala sufrió una em-boscadaquelasFARtendieroncercadelpobladodePalestina,apocoskiló-metros de Las Cruces. Según un declarante, en el enfrentamiento murieron 21 soldados,entantoquelaguerrillasellevó19fusiles[...]

Ante la situación creada, la zona militar 23, con sede en Poptún, solicitó elenvíodelpelotónespecialdekaibiles,formadopor18instructoresdelaEs-cuela Kaibil, ubicada en La Pólvora, Petén. El pelotón llegó a la base aérea de Santa Elena, Petén, el 4 de diciembre de 1982, procedente de Retalhuleu, y fue informado de que iba a estar bajo las órdenes de la zona militar 23. Otros 40 kaibilesdestacadosenlamismazonaseunieronalosinstructores.

El 5 de diciembre recibieron la orden de ir a Las Dos Erres, comunidad a la que la Inteligencia militar ya consideraba simpatizante de la guerrilla. La ins-trucción era registrar la aldea, matar a los pobladores y recuperar los 19 fusiles perdidos en la emboscada de Palestina.

ii los HeCHos

Tanprontocomollegaronloskaibilescomenzaronasacarconviolenciaalagentedesushogares[...]Concentranalasmujeresyniñosenlasdosiglesiasy a los hombres los encierran en la escuela. A estos últimos les fueron interro-gando uno por uno y se llevó a cabo un registro de todas las viviendas, sin que se hallara ningún arma ni propaganda y tampoco se detectara presencia de la guerrilla[...]

Después de reunir a toda la población, sobre las seis de la mañana los jefes de la patrulla consultaron por radio con el mando superior y, una vez recibidas las órdenes, informaron al resto de la tropa que se iba a proceder a “vacunar” a lospobladoresdespuésdeldesayuno.Comoamediodía,loskaibilescomienzana “vacunar” a los niños. Los juntaron, aunque no a todos. A las dos de la tarde arrojan vivo a un pozo seco a un recién nacido de tres o cuatro meses de edad. Eseliniciodelamasacre[...]

Todos los menores fueron ejecutados con golpes de almádana en la cabeza, mientras a los más pequeños los estrellaban contra los muros o los árboles, su-jetándolesdelospies;luegoeranarrojadosalpozo[...]

Loskaibilesseencargaronentoncesdeloshombres,lasmujeresylosan-cianos. Estos fueron sacados uno por uno de la escuela y de las iglesias, ven-dados y conducidos a la orilla del pozo, donde los hincaban de rodillas, y les preguntaban si pertenecían a la insurgencia y quién era el jefe guerrillero del poblado.Sinocontestaban,oalegabanquenosabían,uninstructorkaibillos

161la ViolenCia que generaMos

golpeaban con una almádana y, al igual que habían hecho con los niños, les pegaban en el cráneo para lanzar después los cadáveres al pozo. Así se siguió haciendotodoeldía6dediciembre[...]

Deacuerdoconlodeclaradoporunexkaibilqueparticipóenlamasacre,enlanochedel6al7dediciembrelossoldadosvolvieronaviolaralasniñasque aún estaban con vida y también a varias mujeres, que se habían repartido entreellos:“Yopudevercuandoellosluchaban[con]lasmenoresdeedadparaviolarlas”. A las mujeres embarazadas les provocaron abortos como consecuen-cia de los golpes recibidos: “Se podía ver cómo las golpeaban en el vientre con las armas, o las acostaban y los soldados les brincaban encima una y otra vez hasta que el niño salía malogrado”.

Alasúltimasvíctimasdel7dediciembrenolasmataronenseguida.Se-gúndeclaracionesdeunexkaibilqueparticipóenlamasacrerecogidasporelMinisterio Público: “Cuando el pozo estaba casi lleno, algunas personas aún seguían vivas y se levantaban tratando de salir pero no podían. Pedían auxilio y mentaban a Dios. Después, cuando lo estaban tapando, todavía se escuchaban quejasyllantosdelasvíctimas[...]”

A los hombres que vivían aún les llevaron a la montaña, donde los degolla-ron y remataron con arma de fuego. De esa forma “terminó la gente de Las Dos Erres,yanohabíanada”.Enesemomentolapatrulladekaibileshabíatermi-nado de asesinar a todos los pobladores de Las Dos Erres, excepto un niño que seescondióentrelavegetaciónylogrósalvarse.Esanoche,latropadekaibilesfestejólamasacre[...]

El8dediciembre,porlamañana,cuandoloskaibiles“estabanapuntodeirse, llegaron a Las Dos Erres un grupo de personas. Eran aproximadamente 15 con todo y niños, inclusive un niño con sólo algunos días de nacido. Al verlos llegar los soldados pensaron asesinarlos y echarlos también al pozo, pues eran pocos, pero cuando fueron a ver si todavía le cabía gente al pozo encontraron unamanoafuerayporlotantoquizástodavíaalgúnvivo[que]quisosalirse.Entonces los soldados procedieron a rellenar con más tierra el pozo”.

Al ver que no cabía más gente en el pozo, los condujeron a un lugar que está a media hora de camino y allí les fusilaron, dejando los cuerpos tirados. Tan prontoconcluyeronlatropakaibilabandonóLasDosErresyporlamontañatomó la dirección que llevaba a San Diego, La Técnica, cerca de la frontera con México. Del último grupo de víctimas los soldados se habían reservado a dos niñas de 16 y 14 años, a las que vistieron igual que ellos, para reforzar las apa-riencias que apuntaban a los rebeldes como los autores de la masacre y no las fuerzas del Ejército, pues “la guerrilla siempre carga mujeres”. Las retuvieron durante tres días, las violaron repetidamente, y “cuando se aburrieron de ellas” las estrangularon.

162 rodrigo rey rosa

iii después de los HeCHos

Afinalesdediciembrelaembajadaestadounidenserecibelanoticiadeloacontecido y envía una misión compuesta de tres delegados para averiguar lo que pasó en Las Dos Erres. “Dos Erres consiste en casas y grupos de casas; todashandesaparecidoymuchashansidoquemadas.LosoficialesdelEjércitodicen: ‘Ha sido la guerrilla que se llevó a la gente’, pero otra fuente informó a la misión que el Ejército fue responsable de la desaparición de la gente en el área”. La misión norteamericana concluye: “Basándonos en la información reportada porlafuente[...]ylasobservacionesenelcampoel30diciembre,laembajadadebe concluir que la parte que aparece más responsable para este incidente es el Ejército guatemalteco”. A pesar de que la embajada de Estados Unidos estuvo informada sobre los hechos ocurridos en las Dos Erres, no hay noticias sobre reaccionesdelGobiernodeEstadosUnidosalrespecto[...]

La masacre de Las Dos Erres fue un detonante crucial que precipitó el despla zamiento de numerosas personas que vivían en los alrededores, hacia otras áreas de Petén, mientras que otra parte de la población buscó refugio en México[...]

El19dediciembrede1997laCEHsolicitóalministrodelaDefensaNa-cional información sobre la masacre en Las Dos Erres, entre otros casos. El ministro respondió el 5 de enero de 1998 inhibiéndose de realizar comentarios, aduciendo que este caso estaba sujeto a proceso judicial ante los tribunales.

iV ConClusiones

La CEH ha llegado a la convicción de que la población inerme del parce-lamiento Las Dos Erres, incluidas las mujeres, los niños y los ancianos, fueron ejecutadosporefectivosde las tropaskaibilesdelEjércitodeGuatemala,deacuerdo a un plan previamente elaborado y con el conocimiento y aprobación del alto mando, constituyendo su muerte gravísima violación del derecho a la vida[...]

El arrasamiento del parcelamiento Las Dos Erres no constituyó una opera-ción aislada, sino fue la culminación de otras operaciones combinadas de inte-ligencia, desplazamiento y control de la población, que son inconcebibles sin el conocimientoyaprobacióndelaltomandodelEjército[...]

La CEH rescata, como un elemento positivo para el esclarecimiento de la verdadhistórica,quealgunoskaibilesqueparticiparonenesosactos,presiona-dos por su propia conciencia moral, hayan decidido prestar testimonio sobre los hechos ocurridos.

163la ViolenCia que generaMos

CeH: la MasaCre en la eMBaJada de espaÑa, Caso ilustratiVo no. 79

i anteCedentes

Apartirde1977muchospobladoresmayaixilyk’iche’delosmunicipiosde Chajul, Nebaj, San Juan Cotzal y San Miguel Uspantán, ubicados en el norte del departamento de Quiché, se organizaron en el Comité de Unidad Campesina (CUC).

Enestosmunicipiosseregistraronen1979varioshechosdeviolenciaquefueronresponsabilidaddelejército[...]

Comorespuestaalarepresión,campesinosmayaixilyk’iche’,hombres,mujeres y niños, algunos de ellos miembros o líderes del CUC, viajaron a la ciudad capital para denunciar ante medios nacionales e internacionales las gra-ves violaciones de los derechos humanos que estaba sufriendo la población. “Fueron en camionetas con compañeros deNebaj,Chajul yCotzal.CuandollegaronaGuatehabíagentedeotrolugares,allíestabaVicenteMenchú[...]”

La represión que el ejército llevaba a cabo en el departamento de Quiché alcanzó también a los sacerdotes que trabajaban en el área, muchos de ellos de nacionalidad española, al igual que a los catequistas guatemaltecos. Por esta razón, el 30 de enero de 1980 Máximo Cajal, embajador de España en Gua-temala, viajó al Quiché para hablar con los sacerdotes y, además de ofrecerles protección,“[...]decirlesquesialgunosesentíaamenazado,élpodríaayudarasacarlo del país”. En la visita que el embajador de España hizo al departamento de El Quiché no se entrevistó con campesinos, limitándose a conversar con los sacerdotesylasreligiosasespañolesquetrabajabanenelárea[...]

En la ciudad capital los campesinos recorrieron muchos lugares para que sus denuncias encontraran eco y fueran atendidas. Todo fue en vano. Se les impidióelaccesoalCongresoNacionaldelaRepública[...]

Los medios de comunicación se negaron también a difundir la denuncia: “Todos los periodistas estábamos informados, sabíamos que un grupo de perso-nas provenientes de Uspantán, Chimel, de Quiché, se encontraba en Guatemala, realizando una serie de acciones porque estaba solicitando que se integrara una comisión investigadora de la masacre de Chajul. Según ellos, esa masacre había sido cometida por el Ejército el 6 de diciembre. La Prensa en ese momento no destacóparanadalaspeticionesdeloscampesinos[...]”

Segúnuntestigo,“[...]EstoscampesinosintentaronseroídostambiénporlaOEAyallílescerraronlaspuertas[...]Esimportantehacernotarqueseto-caron las puertas del Estado de Derecho. Se trató hacer funcionar el Estado de DerechoantesdelatomadelaEmbajada[...]loestoydiciendocomoperiodis-ta,testigodeesaépoca[...]”

164 rodrigo rey rosa

En vista de que todas la vías formales para conseguir una respuesta de las autoridadessehabíanagotado[...],conelapoyodeestudiantes,miembrosdelFrenteEstudiantilRevolucionarioRobinGarcía (FERG)ydelEjércitoGue-rrillero de los Pobres (EGP), se analizaron las posibilidades que existían para ocupar una iglesia o una representación diplomática.

ii la oCupaCión de la eMBaJada de espaÑa

Alasoncedelamañanadeljueves31deenerode1980,27personas,lamayoría de ellos indígenas y representantes de organizaciones populares de Quiché,yalgunosestudiantes,ingresarondeformapacíficaenlaEmbajadadeEspaña.

En el momento de producirse la ocupación el embajador, Máximo Cajal, se encontraba en su despacho. Mantenía una reunión con tres juristas guatemalte-cos, Adolfo Molina Orantes, ex ministro de Relaciones Exteriores de Guatema-la, Eduardo Cáceres Lenhoff, exvicepresidente de la República de Guatemala, y Mario Aguirre Godoy, profesor de la facultad de Derecho de la Universidad San Carlos. Estos prestigiosos abogados, con anterioridad y por escrito, habían solicitado este encuentro para pedir apoyo económico del Gobierno español, con el propósito de preparar un acto académico.

Mario Aguirre Godoy, quien salió ileso y logró escapar antes de que se produjera el incendio de la Embajada, relató con posterioridad la entrada de los ocupantesenlasedediplomática:“[...]EldoctorMolinaOrantesexpusoelob-jeto de nuestra visita, entonces entró por primera vez la persona que nos había atendido al ingresar nosotros a la sede diplomática y dijo: “Señor Embajador, quiereustedsalir,porquelonecesitanabajo”[...]

El grupo de campesinos y estudiantes, que llevaban sombreros y los rostros cubiertos, se encontraba en el primer nivel de la sede. Comunicaron al emba-jador lascausas,propósitosypeticionesdelaocupaciónpacíficaa travésdeuna declaración pública, donde se exponía en detalle la represión que estaban sufriendolascomunidades[...]

En el interior de la sede diplomática se encontraban también, además del español Jaime Ruiz del Árbol, la española María Teresa de Villa, visitante que había acudido a realizar gestiones, y otros funcionarios de nacionalidad gua-temalteca:FelipeSáenzMartínez,cancillerdelaEmbajadadeEspaña;MaríaLucrecia Rivas de Anleu, secretaria; Nora Adela Mena Aceituno, secretaria; MiriamRodríguezUrrutia, secretaria;MaryWilkendeBarillas,oficialde lacancillería, y María Cristina Melgar, cocinera.

Desde los primeros momentos de la ocupación el embajador español inten-tóponerfinalasituaciónirregularqueafectabaalasedediplomática.Expresó

165la ViolenCia que generaMos

a los ocupantes que garantizaba que sus demandas llegarían al Gobierno espa-ñol y a otros gobiernos amigos, y les conminó a que se retiraran porque, si la noticia de su presencia trascendía, podía acudir la Policía y producir violencias innecesarias.

Los ocupantes no depusieron su actitud. Al contrario, venían dispuestos a continuar varios días en la embajada, ya que traían consigo una considerable cantidad de alimentos (tortillas, maíz, fruta, etc.).

Alrededor de las once y media de la mañana desplegaron banderas y pan-cartas por el exterior de la Embajada en las que se leía: “Condenamos la masa-cre de Chajul”. El embajador solicitó a los ocupantes que se autorizara la salida del personal de la Embajada y se ofreció personalmente para permanecer en ella junto con el secretario de Embajada. Los ocupantes dijeron que contemplaban la salida de algunas personas, en especial de las mujeres, pero que, como prime-ra medida, tenían que comunicarse con la Cruz Roja. Autorizaron al embajador para que conversara por teléfono con las autoridades guatemaltecas y evitara la entrada de la Policía.

La Embajada fue rodeada por decenas de agentes de seguridad.

iiila inVasión de la sede diploMátiCa por Fuerzas de seguridad del estado

Dentro de la Embajada el nerviosismo crecía. Los agentes de la Policía en-traron en la sede y los ocupantes decidieron, corriendo la orden, refugiarse en el despachodelembajador.“[...]Cuandolafuerzapúblicatomóladeterminaciónde entrar al interior del segundo piso, el joven que a mí me pareció más decidi-do y que transmitía las decisiones en voz alta gritó ‘están entrando’. Todos los ocupantes que se encontraban en el pasillo del segundo piso se concentraron en el despacho del señor embajador empujando hacia adentro a todos los que estaban afuera”. Mario Aguirre Godoy aprovechó un descuido de los ocupantes para deslizarse hasta la sala de visitas, donde ya se encontraba la Policía, y se salvó. Los ocupantes cerraron la puerta del despacho del embajador, utilizando como trancas un sofá y una consola. Seguidamente la Policía empezó a derribar la puerta a golpes.

En un momento determinado el diplomático gritó: “Esta gente está llegan-doallímitedeladesesperación[...]hansacadocóctelesmolotovyaquívamosa morir todos”. Los policías contestaron: “Pues si morimos, morimos todos”.

FueradelaEmbajada,alhabersedivulgadocongranrapidezlanoticiadeque la sede diplomática española había sido ocupada, comenzaron a presentarse losperiodistas[...]

Numerosos testigos que presenciaron los hechos desde fuera de la Emba-jada, entre los que se encontraban familiares directos de los rehenes, intentaron

166 rodrigo rey rosa

persuadiralasFuerzasdeSeguridadparaqueseabstuvierandeasaltareledi-ficio[...]

Un ciudadano español y un empleado de la Embajada que se encontraban en el exterior del recinto, en la puerta de entrada, vieron cómo un policía subía las escaleras en dirección al despacho del embajador cargando un artefacto que le colgaba en bandolera. Advirtieron que no se trataba de un arma para disparar gases lacrimógenos sino que, según técnicos españoles, debió ser un lanzalla-mas o un expulsor de gas inerte.

iVla MasaCre

Pese a las peticiones del embajador, que se encontraba más cerca de la puer-ta del despacho acompañado del secretario de la Embajada, los agentes de la Policía,entretreintaycuarenta,continuabantratandodeabriragolpesunorifi-cio en la puerta: “Cuando la puerta se derribó, el sofá y la consola cayeron; to-dos retrocedimos unos pasos y, súbitamente, se produjo una enorme llamarada en la puerta, después de una leve explosión, como una detonación amortiguada [cuentaelembajadorMáximoCajal].Vimismanosardiendo.Nolopensédosveces.Saltéhaciaadelanteporentreelfuego[...]”

Sobre el origen del incendio no se realizaron peritajes por parte del Órgano Judicial y falta la información forense sobre el hecho. En el informe realizado por el Estado Mayor del Ejército Español, basado en investigaciones periciales, se “considera muy probable que se utilizara gas inerte o algo similar, lo que produce laparálisis inmediatadelatacado[...]Por lascondicionesdel lugar,laposturapetrificadadeloscadáveresysuposiciónfrontal,nopareceposibleconcluir que la gasolina de un cóctel molotov haya terminado con todas las vidas”.

Un testigo que más tarde pudo ver los cadáveres en la morgue relata: “[en lasfotos]todosloscadáveresestánapiladosenunaesquinaunosobreotros,loque da la impresión es de alguien que se va para atrás, tuvo que haber sido algo muy fuerte, como un lanzallamas, para que se hayan ido para atrás y empiezan acaerunosencimadeotros[...]además,lamayoríaestábocarribayconlosbrazosabiertos[...]GregorioYujásobreviveporqueestáabajo[...]laropadelosdeencimaestátotalmentequemada,ladelosdeabajono[...]loquedalaimpresión es de un fuego muy violento y muy corto, y una explosión, me imagi-no por los gases que debió haber algún tipo de explosión porque había cuerpos abiertosycalcinados.Habíaojossaltados[...]entoncesfueunacosamuyvio-lenta. Un médico que estaba trabajando en una dependencia del Estado dijo que él había participado en la autopsia y explicó que su experiencia había sido que

167la ViolenCia que generaMos

ese tipo de muerte, por la forma en que habían sido quemados y por la forma en quehabíanquedadoloscuerpos,sóloloproduceelfósforoblanco[...]”

Seviosalirhumomuyespesoporlasventanasdelasedey37personasquese encontraban en el interior de esa sección de la Embajada murieron quemadas vivas.SóloGregorioYujáXonásesalvóalencontrarsecaídoenelsuelo,alfondo del despacho, cubierto bajo otros cadáveres. Con muy severas quema-duras en todo el cuerpo, fue trasladado por los bomberos al Hospital Herrera Llerandi[adondetambiénfuetrasladadoelembajador],dondeseleinternóenestadograve[...]

V seCuestro, torturas y eJeCuCión arBitraria de gregorio yuJá

El 1 de febrero, a las ocho y veinte de la mañana, un día despues de que Yujáingresaraenelhospital,losagentesdelaPolicíaquecustodiabanaloshe-ridos abandonaron su puesto de guardia, quedando así desprotegidos los únicos sobrevivientes y testigos de los hechos.

A eso de las ocho y treinta un grupo de 20 hombres armados entraba en el hospital. Iban vestidos de civil, con guayaberas y sombrero de petate. Presumi-blementeeranmiembrosdelaPolicíaJudicial[...]

El comando ingresó al hospital, inmovilizó al personal médico, a los auxi-liares y a las enfermeras y entró seguidamente al cuarto donde se encontraba Yujá.Losacaronalafuerzadesucama,cargándoloentrevariosyllevándoselocon rumbo desconocido. La acción duró 20 o 25 minutos. Alrededor de las nue-ve y veinte, los agentes de la Policía Nacional volvieron a montar guardia ante la habitación de Cajal.

Para garantizar la seguridad del embajador Cajal, sobre las ocho y cuaren-ta y cinco de la noche, familiares y diplomáticos le condujeron en calidad de huésped a la Embajada de los Estados Unidos. Durante el traslado fue seguido por carros sin placas.

El2defebrerofueencontradoelcuerposinvidadeGregorioYujá,conevi-dentes signos de haber sido torturado, a pesar de encontrarse grave y con gran parte de su cuerpo quemado. Su cadáver había sido arrojado en la madrugada frente a la Rectoría de la Universidad San Carlos.

VieJeCuCiones arBitrarias de aluMnos de la usaC durante el CorteJo FúneBre de las VíCtiMas de la MasaCre en la eMBaJada de espaÑa

El 2 de febrero, sábado, una multitud de personas acompañaba el cortejo fúnebre de las víctimas del 31 de enero. Cuando el cortejo se disponía a salir,

168 rodrigo rey rosa

dosestudiantesdelaUSAC,militantesdelFrenteEstudiantilRevolucionarioRobinGarcía(FERG),GustavoAdolfoHernández,presidentedelaAsociacióndeEstudiantesdeMedicina(AEM),yJesúsEspañafueronejecutadosenla2ªavenida,entre11y10ªcalledelazona1.

También Liliana Negreros, alumna de la USAC, fue desa-parecida por la Policía Nacional durante la procesión fúnebre por las víctimas de la Embajada española. El 20 de marzo de 1980 fue encontrado su cuerpo en un cementerio clandestino, cerca de la cabecera municipal de Comalapa.

Vii ConClusiones

Analizados todos los antecedentes de este caso, la CEH considera que care-ce de toda base la hipótesis de que las víctimas se autoinmolaron.

La CEH, coincidiendo con la opinión del Congreso de la República de Gua-temala, considera que los ocupantes tenían como única intención la denuncia públicaypacíficadelasgravesviolacionesalosderechoshumanosquesufríala población maya en zonas rurales. No haber sido escuchados por autoridad al-gunaniporlaPrensalesllevóalextremodeocuparlaEmbajadadeEspaña[...]

CeH: la MasaCre de la CoMunidad de CHel, CHaJul, Caso ilustratiVo no. 60

i anteCedentes

La aldea de Chel está ubicada al norte del municipio de Chajul, departa-mento de Quiché. Antes del enfrentamiento armado la habitaban unas 500 fami-lias. En su población predominaban los maya ixil con la excepción de algunas familiask’iche’q’anjob’alyladinasqueseestablecieronenlazona,trasemi-grardesuslugaresdeorigenporrazoneseconómicasafinalesdelsigloXIX.

La presencia del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) en Chel se notó en1977[...]Alcabodeciertotiempo,seformaronentre20y25célulasdelEGP, dirigidas por el Comité Clandestino Local (CCL).

En 1979 el Ejército apareció esporádicamente en la zona, estableciendoundestacamentomilitarenlafincaLaPerla,dondepermaneciódurantevariosmeses.

Diversos hechos violentos cometidos por el EGP durante los meses de junio yjuliode1980provocaronlosprimerosdesplazamientosdecampesinos[...]

169la ViolenCia que generaMos

Apartirde1981elEjércitofijóundestacamentomilitarpermanenteenlafincaLaPerla.

En febrero de 1982 el EGP intentó secuestrar a un habitante de Chel: todos sabían que abusaba sexualmente de sus hijas. Según algunos pobladores, lo hicieron con la intención de proteger a las niñas. El hombre logró escapar y se presentóeneldestacamentodelafincaLaPerla,dondedenuncióelintentodesecuestro y delató la estructura del EGP en Chel. Poco después, seis personas de la comunidad fueron señaladas como colaboradoras de la guerrilla y detenidas por el Ejército. Dos de ellas fueron ejecutadas arbitrariamente en el puente que cruza sobre el río Chel y las demás desaparecieron.

Tras estas ejecuciones varios pobladores de Chel huyeron y se ocultaron en lasmontañas[...]

ii el plan de CaMpaÑa “ViCtoria 82”

Días antes de lo sucedido en Chel, el 23 de marzo de 1982, el Ejército masacróa96campesinosenlafincaEstrellaPolar.Enelmismomesfueronejecutadas trece personas en Juá y 45 en Xesaí. En abril, 34 pobladores fueron asesinadosen lafincaCovadongayalrededorde100habitantes fueronfusi-lados en Ilom. En mayo, una decena de personas murió a manos del Ejército en Jaqchixlá. Todas estas comunidades vecinas de Chel se asemejaban entre sí porque poseían una población de mayoría maya ixil, pobre y que se hallaba indefensa ante la eventualidad de un ataque armado.

Estas acciones fueron parte de la aplicación del plan de campaña Victoria 82, que golpeó con especial fuerza a las comunidades del norte del municipio deChajuldurantelosmesesdemarzo,abrilymayode1982[...]

iiilos HeCHos

El 3 de abril de 1982, unos ocho días después del regreso de los poblado-res de Chel que se habían escondido en las montañas circundantes, elementos delEjércitoprovenientesdeldestacamentomilitarubicadoenlafincaLaPerlairrumpieronenlacomunidad[...]

Un declarante ilustra así un incidente acaecido aquella mañana: “[...]Jacintohabíavistoqueporallíandabanlossoldados,élsesentíaner-

vioso, pensaba que de un rato para otro podían llegar los soldados a su casa. Desanimado le dijo a su esposa: ‘¿Entonces no quieres ir, Juana?’; ‘Sí voy a ir, sólo que por allí te alcanzo en el camino, voy a lavar los trastos y voy a salir’, le dijo. Jacinto, con tantos nervios que tenía, él intentó jalar las manos de su

170 rodrigo rey rosa

esposaparallevarla,peroellanoquiso[...]CuandoJacintosalióenelcaminoyseencontróconlossoldados[...]dijoaunossoldadossóloparacontentarlosun poquito: ‘Buenos días, mis soldados’. Uno de ellos comentó a otro soldado: ‘Daleunapatadaenelculoaesteceroteguerrillero’[...]yleinvitóalareunión.‘Allí te apurás y venís en la reunión que vamos a hacer porque se va a ver bo-nito, va a haber carne”.

Los soldados entraron en las casas, sacando a los hombres y mujeres, niños y ancianos, exigiéndoles que se reunieran frente a la alcaldía auxiliar.

Cuando los soldados habían congregado a cerca de cien personas, ordena-ron que el resto de la población señalara a los que eran guerrilleros. Los mili-tares se dirigieron a la población en español, pese a que ésta era en su mayoría de habla ixil. Sólo algunos hombres y niños lograron entender lo que les decían [...]

Acto seguido, los soldados separaron a la población por sexo: encerraron a los hombres en la alcaldía auxiliar y a las mujeres en la escuela. Mientras se procedía a la distribución, un par de soldados permitió –a escondidas de los oficiales–queseispersonas,niñosyjóvenes,escaparanyseescondieranenlosmatorrales de Chel.

Mientras tanto, en la escuela los soldados seleccionaron a catorce adoles-centes entre las mujeres, las trasladaron a la iglesia y las violaron durante más de una hora.

Los soldados recibieron una comunicación por radio, a cuyo término des-alojaron a las personas de la escuela y del juzgado auxiliar en grupos de cinco. Lasllevaronhastaelúnicopuentedelacomunidad,situadoamediokilómetrodel centro de la misma. El puente cruza sobre el río Chel en un lugar donde empieza un torrente rocoso y turbulento, que continúa 100 metros río abajo por laderas empinadas.

Una vez en el puente, los soldados obligaron a las personas a desnudarse. Tiraron las ropas sobre una fogata encendida en un extremo del puente. Los cor-tes, huipiles, camisas, fajas, pantalones y caites se consumieron en las llamas. Una vez despojados de su indumentaria, los pobladores fueron ejecutados uno a uno.

El modo de ejecución varió en cada caso. Algunas personas fueron deca-pitadas, o desmembradas con machete y luego degolladas; otras murieron por disparos en el pecho o por el tiro de gracia en la cabeza; otras perecieron en la misma fogata donde se quemaba su ropa. Los niños pequeños fueron ejecutados a golpes contra piedras o lanzados vivos al río. Las adolescentes que habían sido violadas fueron también ejecutadas, con el resto de la población. A medida que asesinaban a la gente los soldados arrojaban los cadáveres desde el puente, sobre el torrente. Al terminar la matanza, volvían a la alcaldía auxiliar y a la escuela para buscar otro grupo de cinco personas.

171la ViolenCia que generaMos

Mientras un grupo de soldados ejecutaba a la gente, otro procedía a arrasar la comunidad entera, incendiando las viviendas, destruyendo la milpa, los cul-tivos,lastrojas,yrobandolosanimalesdelospobladores[...]

iV después de los HeCHos

Pocos días después de los hechos, elementos de la guerrilla reunieron a la población refugiada en los matorrales alrededor de Chel. Según los guerrilleros, los sobrevivientes tenían dos opciones: o vivir en la montaña bajo la protección delEGPoentregarsealEjército.PartedelacomunidadsiguióalEGP:“[...]Entonces tuvimos que analizar que no podemos ir con el Ejército porque el Ejército mataba”.

Otro grupo resolvió no seguir ninguna de estas altenativas y refugiarse en las montañas cercanas a la comunidad vecina de Xesaí, a unos 35 minutos de camino desde Chel, sin contar con la asistencia y el apoyo del EGP. Su inde-pendencia, sin embargo, privaba al grupo de una estrategia clara para evitar que el Ejército los sorprendiera. Por los fuegos que encendían y los ladridos de los perros que los acompañaban el Ejército los detectó. El 22 de abril, luego de realizar rastreos por Xeputul, en Cotzal, y Cabá, en Chajul, tropas del des-tacamento de Chajul, acompañadas por patrulleros de esta comunidad, llegaron al refugio cercano a Xesaí. Hacia las cinco de la tarde cercaron el lugar donde estaban escondidas 50 personas originarias de Chel, incluyendo niños, mujeres, hombres y ancianos. Los soldados abrieron fuego sobre la población, matando a cuarenta y cinco personas, población civil e indefensa; dos personas sobrevi-vieronalataqueytresdesaparecieron[...]

En1997laorganizaciónDefensoríaMayaylaAuxiliaturadelaProcura-duría de los Derechos Humanos (PDH) denunciaron la masacre y se inició un procesojudicialenlaFiscalíaDistritaldeNebaj[...]

El19dediciembrede1997laCEHsolicitóalministrodelaDefensaNa-cional una consideración sobre esta masacre, entre otros casos. En su respuesta, de 5 de enero de 1998, éste se inhibió de realizar comentarios sobre el hecho.

V ConClusiones

La CEH llegó a la conclusión de que, en la masacre indiscriminada de hom-bres, ancianos, mujeres y niños de Chel, los efectivos del Ejército tuvieron la intencióndeeliminartotalmenteaesacomunidad.Estaafirmaciónsesustentaen los hechos mismos que constituyeron la masacre del día 3 de abril, en el aná-lisis de la masacre de 45 pobladores de Chel que se habían refugiado en Xesaí

172 rodrigo rey rosa

el 22 de abril de 1982 y, también, de los operativos militares de búsqueda de desplazados. Todos estos antecedentes, sumados a la creación de condiciones de vida que pudieron acarrear la muerte de los sobrevivientes, evidencian la intención del mando responsable del Ejército de destruir total o parcialmente a dicha comunidad, lo que otorga al conjunto de estos actos un carácter genocida.

[CeH: MasaCre y eliMinaCión de la CoMunidad de río negro. Caso ilustratiVo no. 10]

iAntecedentes: el proyecto hidroeléctrico Pueblo Viejo-Quixal y la resis-

tencia de los miembros de la comunidad de Río Negro a ser desalojados de sus tierras

La comunidad de Río Negro, asentada a las orillas del río Chixoy, en el municipio de Rabinal, departamento de Baja Verapaz, vivía de la agricultura, la pesca y el intercambio de productos con la comunidad vecina de Xococ. En los años setenta, Río Negro tenía una población de aproximadamente 800 personas, indígenasachís[...]

En1975elInstitutoNacionaldeElectrificación(INDE)presentóelproyec-to de construcción de la hidroeléctrica en la cuenca del río Chixoy, “la obra más grande del hombre en Centroamérica”, para solucionar el problema de ener-gía eléctrica del país, bajo el auspicio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del Banco Internacional deReconstrucción y Fomento (BIRF) y delBancoMundial.“Elplancontemplólainundacióndemásde50kilómetrosalolargodelríoyalgunosafluentes,locualafectaríaacercade3.445personasde las comunidades asentadas en los márgenes”. Las comunidades afectadas debíandesplazarseyreasentarseenotrolugar[...]

Las autoridades pretendieron asentar a los pobladores de Río Negro en Pa-cux, un lugar árido, y en casas que rompían su esquema cultural de vida. Los campesinosseresistieronadejarsustierras[...]UndeclarantemanifiestaqueRío Negro “era la comunidad modelo del área, con la mejor organización, era la más próspera de la región; esa fue una de las razones por las cuales esa comu-nidadnofuetanfácildeengañarcomotodaslasdemás[...]”

Ante esta situación el INDE reconoció que “los problemas que sucedieron en el reasentamiento fueron: a) la incomprensión de la población afectada acer-ca de la necesidad de la construcción del proyecto, b) el apego a su región y a la tierraqueteníanlospobladoresafectadosyc)ladificultadenobtenertierrasenla región necesarias para los reasentamientos que se efectuaron”.

173la ViolenCia que generaMos

El“apegoasuregión”alqueserefiereelINDE,sedebeaqueeláreadelrío Chixoy estuvo habitado desde el período maya clásico (330 años AC a 900 años DC) por poblaciones indígenas y, además, existían en el lugar varios cen-trosreligiososceremoniales[que]ensumayoríaresultaroninundados.

En1979elEjércitoGuerrillerode losPobres (EGP) llegóaRíoNegro,mantuvo encuentros con los líderes de la comunidad vinculados con el CUC (ComitédeUnidadCampesina)yleshablódelarevolución[...]Losmiembrosdel EGP vivían en las montañas y visitaban cada cierto tiempo la comunidad.

En 1980 el proyecto hidroeléctrico seguía vigente y los pobladores de Río Negro continuaban resistiéndose a abandonar sus tierras.

iilos HeCHos: las MasaCres y la eliMinaCión de la CoMunidad

El 5 de marzo de 1980 dos habitantes de Río Negro que se encontraban en Pueblo Viejo fueron acusados de robar frijoles del comedor de los trabajadores delarepresa.FueronperseguidospordossoldadosyunagentedelaPolicíaMi-litar Ambulante (PMA). Al llegar a Río Negro, los dos habitantes comenzaron a gritar que les perseguían los militares. La comunidad se reunió, rodearon a los soldados y los llevaron hasta la capilla. Un miembro de la comunidad, que esta-ba ebrio, golpeó al agente de la PMA, quien, en su afán por defenderse, disparó y mató a siete personas. Inmediatamente, los campesinos reaccionaron y con piedras y machetes mataron al agente. Uno de los soldados, al ver la reacción de la turba y a su compañero muerto, abandonó el arma y huyó. El otro soldado fue retenido por un tiempo, pero más tarde quedó en libertad.

AldíasiguienteelEjércitosepronunciósobreelhechoafirmandoquelacomunidadteníainfluenciadelaguerrillayqueesodeterminabasurechazoasalirdesustierras[...]

Desde aquel incidente, miembros del Ejército comenzaron a visitar la co-munidad de Río Negro. Con frecuencia registraban las casas, preguntaban por el arma que el soldado había abandonado el 5 de mayo, maltrataban a la gente ydeteníancampesinosdeformailegal[...]

En el mes de febrero de 1982 un grupo de hombres armados, presumible-mente guerrilleros, quemaron el mercado de Xococ y mataron a cinco personas. AconsecuenciadequeelEjércitoidentificóestehechoconlaguerrillayconloscampesinos de Río Negro, los pobladores de Xococ rompieron las relaciones comerciales que mantenían con Río Negro y se declararon sus enemigos. Así afirmaunhabitantedeXococ:“Cuandocomenzólaguerra,seperdiólaamis-tad”. La comunidad de Xococ solicitó al Ejército que organizara las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC). “El padre Melchor [párroco de Rabinal y conocedor

174 rodrigo rey rosa

delasituacióndelasaldeas]decíaqueenXococsedispusieronacolaborarentodoacondiciónquenolessiguieranmatando”[...]

LaprimeraacciónrealizadaporlospatrullerosdeXococfuecitar,el7defebrero de 1982, en nombre del destacamento militar de Rabinal, a 150 per-sonas de la comunidad de Río Negro. El jefe de los patrulleros de Xococ les recibió, les regañó por participar con la guerrilla además de atribuirles la quema del mercado. Los habitantes de Río Negro replicaron que el mercado era un beneficioparaellosyquenoteníanmotivoparaquemarlo.Sinembargo,paraevitar que se agravara la situación, prometieron construir un nuevo mercado. Finalmentelospatrullerosretuvieronlascédulasdeidentidadaloscitadosylesordenaron que volvieran a Xococ la semana próxima para recuperarlas.

El13defebrerode1982acudieronaXococ74personasdeRíoNegro(55hombres y 19 mujeres). Una vez allí, fueron ejecutados por los patrulleros del lugar.

Un mes más tarde, el 13 de marzo de 1982, a las seis de la mañana, 12 miembros del Ejército acompañados por 15 patrulleros de la aldea Xococ, en-traron en la comunidad de Río Negro. Casa por casa fueron preguntando por los hombres, pero éstos no estaban en sus hogares pues pernoctaban en el monte invocandorazonesdeseguridad.Lossoldadosafirmabanqueeraseguroqueestaban con la guerrilla. Luego, exigieron a las personas que salieran de sus casas para participar en una reunión.

Mientras tanto, los soldados y los patrulleros desayunaron, comiendo los alimentos que encontraban en las casas. Cuando terminaron de comer, saquea-ronlaaldea[...]

Luego reunieron a las mujeres. Pusieron música de marimba y las obligaron a bailar, al decir de los soldados, como bailaban con los guerrilleros. A varias mujeres jóvenes las llevaron aparte y las violaron.

Después,obligaronalaspersonasreunidasacaminarunostreskilómetrosmontañaarriba[...]AlllegaralacumbredelcerroPacoxom,unmiembrodelEjércitodijo,segúnmanifiestaundeclarante,que“ahoritanomecuestamatarunos cuantos guerrilleros”. Así, procedieron a torturar y matar a las víctimas inermes. A unas las colgaron de los árboles, a otras las mataron a machetazos y a otras les dispararon. “A los niños como el que cargo ahora [comenta un sobreviviente que cargaba almomentode la entrevista unniño lactante] losagarrabandelospiesylesdabancontralaspiedras”[...]Sobrelascincodelatarde concluyó la masacre y se dirigieron hacia Xococ. Dieciocho niños sobre-vivientes fueron llevados por los agresores hacia dicha comunidad.

Lostestimonioscoincidenenque177personas–70mujeresy107niños–,población civil e indefensa de la comunidad de Río Negro, fueron muertos en esta acción. La diligencia de exhumación de cadáveres, practicada 12 años más tarde, estableció la existencia, en tres fosas, de 143 osamentas, de las cuales 85 pertenecían a niñas y niños, y el resto a mujeres.

175la ViolenCia que generaMos

iii los HeCHos posteriores: Más MasaCres, desplazaMiento y reasentaMiento

[...]UngrupodesobrevivientesserefugióenlacomunidadLosEncuentros(ubicada donde se unen los ríos Salamá y Chixoy). Esta comunidad fue atacada congranadasporelEjércitoel14demayode1982,causandolamuertede79campesinos y la desaparición de 15 mujeres. Todas las casas fueron incendia-das.

Otros sobrevivientes de Río Negro se dirigieron hacia la comunidad de AguaFría,alotroladodelríoChixoy,eneldepartamentodeQuiché.El14deseptiembre de 1982 llegaron a esta comunidad soldados y patrulleros de Xococ, procediendo a concentrar a todas las personas en una de las viviendas. Bajo la acusación de alimentar a la guerrilla, dispararon desde afuera de la casa y a continuaciónleprendieronfuego[...]

Meses después de la masacre del 13 de marzo de 1982, el INDE empezó a llenar el embalse. Como dice un declarante: “Después de la masacre, la gente saleylaempiezanallenar,asídesencillo”[...]

iVConClusiones

La CEH concluye que la acción dirigida a dar muerte a todas las mujeres y niños que se encontraban en la comunidad de Río Negro el 13 de marzo de 1982, las ejecuciones arbitrarias de otros miembros de la comunidad que siguieron a la masacre y la generación de condiciones de vida que pudieron acarrear la muerte de los demás sobrevivientes, como efectivamente ocurrió en el desplazamiento forzoso, evidencian, en este caso, la intención del mando responsable del Ejército de destruir total o parcialmente a dicha comunidad, in-dependientementedelasmotivacionesdelosautores,loqueconfiguraunactode carácter genocida.

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TUL CH’AO’ UN PAJTE:1ETNOGRAFÍADELAPOLÍTICALOCALYREGIONALENLOSTIEMPOS DELPOSTCONFLICTOGUATEMALTECOMariola ViCente XiloJ2

Antes de la violencia no era así, la gente se apoyaba y aunque éramos pobremente nos llevábamos bien,

ahora sólo problemas, sólo divisiones, la gente va detrás de un político o de quien le ofrece algo…

(Pap Lu’, Naab’a’)3

1. INTRODUCCIÓNEl domingo por la tarde, cayendo la noche en Naab’a’4 como es costumbre,

en la plaza central se reúnen las personas para distraerse, platicar o caminar un rato. Hoy particularmente hay más gente reunida porque se ha rumoreado por el pueblo, desde días atrás, que algo grave está por suceder. Grandes bocinas hansidoinstaladaseneledificiomunicipal,ylaspersonasveninsistentementeen esa dirección, como si esperaran que en cualquier momento alguien saliera a dar la noticia tan esperada. La gente que va a misa se confunde en medio de la multitud. Un hombre pregunta: “¿usted no es de aquí?, ¿quién es usted, de dónde viene, a qué se dedica, qué viene a hacer aquí, dónde vive, hace cuánto tiempo vino, cuánto tiempo estará por aquí, viene sola o acompañada?”, un bombardeo de preguntas en cuestión de minutos. El mismo hombre, con rostro asustado expresa, sin dejar de ver hacia la Municipalidad: “la situación está

1EnidiomaIxhilsignifica“vieneotravezlaguerra”.2 Este artículo surge a partir de la investigación titulada “La vida era la guerra. Análisis de los con-

tínuums de violencia en la región Ixhil Guatemala” realizada con el apoyo del Programa Internacional deBecasdelaFundaciónFord(IFP),enelmarcodelprogramademaestríaenAntropologíaSocialdelaUniversidadIberoamericanadelDistritoFederal,Méxicoentre2010y2012.

3 Señor Pedro, de Nebaj. Los nombres de los informantes y actores sociales se han cambiado por solicitud y por seguridad.

4 En idioma castellano es Nebaj, de aquí en adelante se utilizará su nombre en Ixhil.

178 Mariola ViCente xiloJ

difícil aquí, seño, se están peleando dos partidos políticos”. Ambos estamos atónitos viendo hacia donde ven todos, sólo se rompe el silencio en el que que-damos cuando un grupo de jóvenes se nos acerca murmurando sobre lo que estásucediendo.Sehahechodenocheyelfríoseintensifica,perolaspersonascontinúan allí, pese a que se escucha que viene una manifestación de los simpa-tizantes de uno de los partidos políticos en disputa. Éstos han quemado llantas a la entrada del pueblo y se dirigen hacia la Municipalidad. Ahora se percibe a flordepiel,atravésdeladesconfianzaylasospecha,loquedíasatrásserumo-raba, la cosa se iba a poner difícil en Naab’a’.

Conversando con pap Xhun5, líder comunitario, sobre la situación que se vivía en Naab’a’, él expresa:

Precisamente se vive un ambiente de ch’ao’ en la región. Esto inició durante la campaña política reciente cuando se vivía una especie de guerra, aunque no con armas, sí psicológica igual que durante los ochenta. Esta campaña psicológica se hizo con volantes, medios de comunicación local que decían que pap Xhul’6 tenía que ganar… Esto siempre da algo de miedo porque volvemos a sentir la violencia de los ochenta, estos días de campaña electoral el miedo fue igualito al que se vivió en los ochenta. A mí siempre me da susto cuando escucho esta situación, porque es parecido a lo que se sintió en aquellos días. Hoy por ejemplo anda una noticia en la calle, un volante se está repartiendo donde según la Corte Suprema de Justicia, va a apoyar a pap Xhu’l, y dice que la ley está a su favor. Si eso fuera así, ¡no sé qué va a pasar estos días en Naab’a’!, porque pap Me’k 7 va a tomar posesión, él ganó legalmente con mayoría de votos.

Los hechos se dan en el contexto de las elecciones generales en toda la República de Guatemala, el 11 de septiembre de 2011. El ganador presidencial fue el general retirado Otto Pérez Molina, del partido de derecha Patriota. En Naab’a’ había incertidumbre sobre el ganador a la alcaldía municipal, porque se anunciaba un fraude de parte del Tribunal Supremo Electoral, encargado del proceso electoral a nivel nacional. Los líderes que se disputaban la alcaldía eran pap Xhu’l, candidato del partido de la mano dura,8ypapMe’k,elcandidatodela paloma de la paz.9

5PapenidiomaIxhilsignifica“señor”,eslaformarespetuosadetrataralaspersonasmayores.Seutiliza para referirse a “señora”. En el texto se lee como Señor Juan.

6 Señor José. 7 Señor Miguel.8ElPartidoPatriota(PP)esidentificadoporunamanoempuñada.Durantelacampañaelectoral,

este lema hacía alusión a la mano dura que el Gobierno tendría frente al clima de inseguridad y violencia en el país.

9 El Partido Unión de la Esperanza (UNE) tuvo como candidata presidencial a Sandra Torres, espo-sa del entonces presidente Álvaro Colón Caballeros (2008-2011), ambos simpatizantes de una izquierda moderada o socialdemócrata. En la región Ixhil, al candidato a la alcaldía municipal Pedro Raymundo se le vincula con la insurgencia en tiempos de guerra.

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Lacoyunturaelectoralpermitióponerenevidenciaunconflictoquedu-rante ocho años se había estado gestando y desarrollando en la mayoría de comunidades de Naab’a’.Esteconflictoserelacionaconlaformaenqueelexalcalde dirigía la administración municipal. Este funcionario se caracterizó por laprepotenciayautoritarismo,queexacerbaronlaconflictividadcomunitaria.Los Consejos de Desarrollo Comunitarios (COCODES),10 bajo el control de este líder, ejercían el divisionismo en el interior de varias aldeas del municipio.

En este contexto de toma de posesión de la nueva Corporación Municipal se detona la inconformidad social. Durante cuarenta días la población naabense se mantuvo a la expectativa de la resolución de la Corte Suprema de Justicia, la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral, lapso en el que hubo una serie de reuniones de liderazgos y de organizaciones sociales y civiles, así como movilizaciones ante instituciones estatales,11 etc. Con ello se buscaba incidir en la respuesta de las instituciones encargadas, principalmente para que se respetara la decisión de la población.

Elpresenteartículopretende ilustrar la sociedaddelpostconflictoguate-malteco,caracterizadaporlaconflictividadsocialviolenta,yalavezresaltarquedichaconflictividadestárelacionadaconlosabusosdepoderdeautorida-des estatales locales o centrales. La protagonista central del estudio es una de las regiones más golpeadas por la violencia estatal y las políticas contrainsur-gentes de los años ochenta: la región Ixhil, ubicada al noroccidente del depar-tamento de Quiché.12

2. SOCIEDAD DE POSTGUERRALa sociedad guatemalteca de postguerra evidencia cómo la violencia se ha

convertido en una forma normalizada de hacer gobierno y gobernar la vida en lasociedadengeneral,yenelcasoespecíficodelapoblaciónIxhil.Enestecontexto, la violencia se ha convertido en una fuerza cultural entre la población

10 En el marco del inicio de la transición política democrática en 1985, la Constitución Política de la República incorpora por primera vez en la historia constitucional del país el proceso de descentrali-zación de Estado. En dicho proceso se instituyó el gobierno municipal, y más adelante se estableció el nuevo Código Municipal.

11 Véase Prensa Libre, “Liberan a 13 trabajadores del OJ y MP que estaban retenidos en Nebaj”, 8 de febrero de 2012, en <http://www.prensalibre.com/noticias/justicia/protesta-CSJ-Nebaj-elecciones-alcalde_0_642535882.html>.

12 Las operaciones militares se desarrollaron en el marco de un plan propuesto en mayo de 1981. Éste dio inicio en junio de 1982, y se llamó Operación Ixil o Plan Sofía. El plan recomendaba una po-lítica ideológica de asuntos civiles, basada en las operaciones psicológicas, vinculando una estrategia militar con otra de desarrollo (en esta lógica se implementan las aldeas modelo o polos de desarrollo). También se implementó el plan Victoria 82 que aplicó métodos de destrucción sistemática de la pobla-ción, o de tácticas de tierra arrasada –que incluía la quema de casas, pertenencias, alimentos, muerte de niños,mujeres,hombres,ancianos,violacióndemujeres,aplicacióndetorturas(Brett,2007:125-127).

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(Castro Neira, 2012), impregnando todos los espacios y rendijas de la sociedad guatemalteca, y constituyéndose en un continuum de violencia.13

Es primordial resaltar que, en medio de este panorama, la acción colectiva de los Ixhiles permitió develar la violencia simbólica y normalizada que se vi-vía de parte del gobierno local, lo que se convierte en la ruptura de la violencia política ejercida desde la autoridad local. Dicha violencia se aplicó con distintas estrategias de intimidación, aunque la forma más evidente y exitosa fue inducir al divisionismo de las comunidades. Dicho divisionismo se agudizó sobre la base de la ruptura del tejido social causado por la violencia política de los años ochenta.

La sociedad de post guerra guatemalteca se caracteriza por este continuum de violencia en sus diferentes dimensiones.14 Lo que interesa a la antropología es investigar cómo viven las personas esta postguerra y si ésta está caracteriza-ésta está caracteriza- está caracteriza-da por el desborde de violencia y no por su ausencia.

En este sentido, la perversidad del Estado guatemalteco expresada en el uso de la máquina de guerra (Deleuze y Guattari, 2002) traspasó a la sociedad por medio de múltiples máquinas de pensar, de gobernar y de administrar la vida. Desde aquí se puede comprender que el desborde de la violencia social actual, luego de treinta y seis años de violencia política, no es mera casualidad o error ni está fuera de control del Estado, sino más bien que el uso de la estrategia contrainsurgentedefiniólaintencionalidadacortoyalargoplazodelEstadoguatemalteco.

En estas páginas no se busca profundizar en las razones de la inteligencia militar y del Estado guatemalteco para hacerse de la máquina de guerra a largo plazo.Loquesísebuscaeshacerunanálisispormediodeloscasosetnográfi-cos que se presentan, porque las personas que vivieron la violencia de los años ochentarefierenquelaguerravieneotravez,yqueinclusiveactualmentesevive una nueva guerra.15 En este sentido, otro punto a resaltar es cómo la des-ómo la des-mo la des-confianzaylasospechasonreflejodelainternalizaciónsubjetivadelaguerray sirven como defensas o sensores para protegerse de aquello que puede hacer daño. En virtud de lo anterior, es importante estudiar no sólo los hechos vio-lentos per se sino la forma en que las poblaciones afectadas viven la violencia en relación con su experiencia previa de la guerra, aun las nuevas generaciones que no la experimentaron de primera mano.

13 Concepto acuñado por Nancy Scheper-Hughes y Philippe Bourgois que plantea a a la violencia como una noción resbalosa no lineal, productiva, destructiva y reproductiva, que se reproduce a sí mis-ma. Por lo tanto, para comprenderlo en su complejidad y dimensiones, habrá que plantearlo en cadenas, espirales, espejos y continuums de violencia (Scheper-Hughes y Bourgois, 2004).

14 Bourgois plantea el análisis de la violencia en sus múltiples dimensiones: estructural, simbólica, política y cotidiana (Bourgois, 2001).

15 Los Ixhil relacionan esta nueva guerra con la entrada sutil o agresiva de los proyectos mineros e hídricos en la región.

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3. TUL CH’AO’ UN PAJTE EN EL CONTEXTO ACTUALComo se viene planteando líneas atrás, uno de los puntos claves que per-

miten comprender la complejidad de esta realidad es la relación de este evento político y social con la extrema vulnerabilidad comunitaria vivida durante la violencia política en Guatemala. U ch’ao’ expresa la alarma por la llegada de una nueva guerra. La guerra puede llegar de cualquier lugar, ésta se relacio-ésta se relacio- se relacio-nacondiversoseventoscotidianospolíticosysociales,comolaconflictividadgenerada durante las elecciones locales, los diferentes hechos violentos o la entrada de mega proyectos a la región.

En este contexto, no se puede negar la relación de estas nuevas formas de violencia con la violencia política de los años ochenta, tanto para las antiguas como para las nuevas generaciones. Según la opinión de Xhiv16 que aunque no vivió la guerra, la experiencia le fue transmitida por tradición oral de sus padres,estanuevaguerratieneunsignificadodiferenteparajóvenesyadultos.

El ch’ao’ tiene un significado diferente. Para los jóvenes que no vivimos la gue-rra, significa un conflicto o problema, pero para mis padres que vivieron la gue-rra, éste significa algo más fuerte como la desestabilidad económica y emocional, la pérdida de bienes o familia, una situación sin salida, de estar rodeado por lo que traerá daño, un momento en que no se reconoce ni al enemigo ni al aliado, por eso no se puede confiar en nadie.

El relato expresa que la violencia en la actualidad no se vive igual entre las generaciones, aunque para los que sí vivieron la guerra ésta continúa hoy en día. Hay que señalar que, si bien la experiencia de las dos generaciones es dife-rente, los sentimientos y emociones relacionados con la guerra no sólo se van trasmitiendo por medio de los relatos de padres a hijos, sino que además estos relatos van generando una intensa producción simbólica sobre la experiencia de violencia y su relación con la violencia social del presente. Un elemento de este ch’ao’, por lo tanto, es que involucra a nuevas y antiguas generaciones. Las distintas dimensiones de la violencia que se viven –de género, delincuencial, comunitaria, etc.– alcanzan a toda la población indistintamente de la edad y el género. Sin embargo, en la vida cotidiana estas dimensiones se disipan al mis-mo tiempo que se entrelazan, llevando a la naturalización y normalización17 de dicha violencia. En este punto se observa que la normalización de la violencia incluye su aceptación tanto inconsciente como consciente, en tanto que actúa como mecanismo de protección frente aquello que produce daño.

16 Señorita Juana. 17 La violencia normalizada, concepto acuñado por Scheper-Hughes, dimensiona aquella violencia

cotidiana que se naturaliza. La violencia simbólica de Bourdieu resalta la naturalización de la violencia, cuando ésta se ha instalado en la psique y la realidad se da por sentada y se acepta el mundo como es. (Bourdieu, 2005).

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Esto explicaría porqué el mismo ch’ao’ que para unos anuncia un peligro inminente, hace que otros otros –por ejemplo, los jóvenes–, aunque estén cons-cientesdelosdañosquecausólaguerra,prefieranevitareltemaonegarqueéstasucedió.AsílomanifiestanlaspalabrasdeLu’:18

Recuerdo mucho a mi abuelita porque ella me contaba lo mucho que sufrieron durante la guerra, las penas que pasaron, el dolor…Yo creo que es bueno que nos cuenten esas historias, aunque mis padres no hablan mucho, porque rapidito se ponen bien tristes, a veces estamos platicando y terminan llorando. Mejor no hablar, dice mi papá.

Mientrastanto,algunosadultosrefierenquelasgeneracionesmásjóvenespiensan que lo vivido en la guerra es una invención o exageración. Esto más quefaltadememoriacolectivaoamnesiahistóricaesunreflejodeldolorsocialpor la guerra, la cual se ha recreado en la transmisión de una generación a otra.

4. EL DIVISIONISMO COMUNITARIOEl divisionismo que se vive en Naab’a’ es una preocupación común entre

lospobladoresyserelacionaespecíficamenteconelgobiernomunicipaldepapXhu’l, entre 2004 y 2012. En 2012, pap Xhu’l fue postulado por el partido de la mano dura, pero la población rechazó su reelección –que sería la tercera– pues-to que había un descontento bastante generalizado hacia su candidatura. Pap Kaxh19 expresa su preocupación sobre la situación de divisionismo así:

La guerra de ahora es con política, no con armas como en los ochenta, no trae muertos pero como tiene dos autoridades en cada pueblo, el costo es la división: un grupo de gente allá, otro por acá. La gente así no se puede organizar pues está divida.

Según los relatos de las personas, el divisionismo comenzó en 2004, cuan-do las comunidades fueron organizadas en una nueva alcaldía, pese a que ya existía una en cada comunidad con el nombre de Alcaldías Comunitarias. Es-tas alcaldías fueron llamadas “Alcaldias Auxiliares” y conformadas por sim-patizantes de pap Xhu’l, quien para ese entonces pertenecía al partido político FrenteRepublicanoGuatemalteco(FRG)20 Las nuevas alcaldías fueron legali-zadas en la Municipalidad. El problema se fue agravando con la división entre los mismos pobladores: un grupo se adhirió a la decisión de pap Xhu’l y el otro grupo se quedó con la autoridad comunitaria que ya existía, pero que el enton-ces alcalde no reconocía como válida. La división se hizo más evidente cuando

18 Joven Pedro.19 Señor Gaspar.20ElFRGerapresididoporelmilitarretiradoEfraínRíosMontt,quienfueacusadodegenocidio

por utilizar estrategias contrainsurgentes sanguinarias en contra de la población civil indígena maya durante su gobierno entre 1982 y 1983.

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las reuniones de cada grupo se hacían en fechas coincidentes y terminaban en actos violentos, como cuando la gente reunida en Tza’alb’al21 comenzó a insul-tarse, y a través de los altoparlantes un grupo arremetía contra el otro. En esa ocasión,elconflictollegóalpuntodequelaspersonasterminarongolpeándose,las mujeres tomándose del pelo o echándose cal. Inclusive uno de los grupos iba a tomar a un rehén, pero se evitó y no llegó más allá de amenazas.

En la organización comunitaria tradicional, los principales22 habían sido los encargados de elegir a los nuevos alcaldes locales, junto con la asamblea comunitaria. Los principales comunitarios eran respetados por su trayectoria y experiencia, eran personajes mayores que, aunque no sabían leer ni escribir, ni hablar en español, tenían el respaldo de los pobladores. Para el 2004, la au-toridad de los principales fue puesta en duda por pap Xhu’l cuando expresó públicamente: “¡Los principales no sirven para nada, son una basura, ya están viejos, queremos principales jóvenes!”

Así, pap Xhu’l determinó que se eligiera como nuevos principales a jóve-nes de treinta años. Posteriormente, la situación explotó frente a la comunidad en una pelea violenta entre principales ancianos y principales jóvenes. La situa-ción se agudizó cuando los representantes de la Corporación Municipal recono-cieron a las nuevas autoridades y desplazaron a las antiguas. Previamente, los simpatizantesdepapXhu’lhabíanentradoenlaoficinadelaalcaldíacomuni-taria a destruir las varas que son señal de autoridad y así evitar que éstas fueran tomadas por las nuevas autoridades reelectas en esta alcaldía. La tradición es ir a dejar las varas a la Municipalidad de Naab’a’, y luego son entregadas por el alcalde municipal a las nuevas autoridades locales en un acto público que se lleva a cabo a principios de cada año en el centro del pueblo. En esta ocasión, como se disputaban el poder local dos grupos en Tza’alb’al, uno perteneciente a la Alcaldía Auxiliar y otro a la Alcaldía Comunitaria, los tzalbalences no se presentaron en el centro de Tza’alb’al para este acto público. En varias aldeas de Naab’a’ estaba dándose la misma situación.

Yaparaelaño2005eldivisionismoqueseveníagestandopermitióque,mientras las autoridades comunitarias se polarizaban, las “empresas” –como se les conoce en la región– entraran sin mayores obstáculos. La presencia de éstas nopasóinadvertida,puesunacampañapublicitariainsistíaenlosbeneficiosdedesarrollo comunitario que traerían a la región –como luz eléctrica, fuentes de trabajo, nuevas carreteras. Todo esto implicaba que la modernidad llegaría a los lugares más alejados de la región, por lo que los proyectos hidroeléctricos eran vistos como inofensivos, y más bien como la posibilidad de generar ganancias

21 Aldea Tzalbal, perteneciente al municipio de Nebaj. 22Figuradelliderazgocomunitarioquehastalosañossetentasecaracterizabaporlagerontocracia;

en la actualidad se integra por hombres jóvenes y mujeres casadas. Este espacio de liderazgo comu-nitario también es respaldado por otros líderes comunitarios, como comadronas, curanderos y guías espirituales.

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individualesyfamiliares.Fueconelpasodelosañosquelapoblacióncomenzóaidentificarqueelrecursotanvaliosodelaguaescaseaba–locualparecíamuyextraño porque la región es hídricamente muy rica. Se escuchaban rumores de que algunas familias habían sido expulsadas de sus propias tierras porque eran un obstáculo para la construcción de una de las hidroeléctricas más grandes del país, la HidroXacbal.23 Inclusive se sabía de líderes comunitarios que habían sido cooptados por dichas empresas o bien por el ente gubernativo encargado de dar licitaciones a las empresas transnacionales.24

En este sentido, las consultas comunitarias que se realizaron en munici-pios aledaños a la región Ixhil25 fueron negadas por la autoridad municipal de aquel entonces, pap Xhu’l. Dichas consultas comunitarias fueron limitadas por la estrategia de divisionismo en las comunidades deNaab’a’. Fue así comoentre2005y2007lasempresasirrumpieronyafuerasutiloviolentamenteenterritorio Ixhil. Pero en 2008, por medio de varias iniciativas de organizaciones de la sociedad civil, éstas fueron puestas en evidencia, iniciándose una fuerte tensiónentreaquellascomunidadesqueaparentementeestabanbeneficiándosedel apoyo de las empresas y aquéllas que estaban convencidas de que solamente traerían destrucción al medio ambiente y a la vida de los habitantes ixiles.

Ésta fue la experiencia de CPR-Sierra,26 según pap Xhe’l:27

Solamente Santa Clara no ha negociado, pero la hidroeléctrica sigue enviando a su gente para convencer de vender sus pedazos, pero nosotros seguimos en reu-niones identificando a los traidores. Los que sí nos siguen apoyando son los de Cabá, Xeputul, Chel, Illom, Estrella Polar, Amajchel. Lamentablemente, no he-mos podido hacer la consulta comunitaria, porque los alcaldes están de acuerdo con los empresarios. En 2002 recuerdo que se insistió en una consulta, pero nos lo botaron los alcaldes que están aliados con los empresarios.

Según pap Xhe’l, las organizaciones sociales28 están uniendo esfuerzos en el tema de la defensa del territorio, aunque considera que es difícil en ocasiones coincidir en propuestas y acciones. Estas organizaciones promueven la defensa del territorio por medio de diferentes estrategias, como la investigación, la sen-sibilización y el fortalecimiento de la organización comunitaria.

23 En Tx’aul o Chajul -en castellano-se encuentra el río Xacbal, donde funciona la HidroXacbal en lafincaElTesoro, la cual entró en funcionamiento en el año2010.Alrededordel ríoXacbal seencuentran varios proyectos hidroeléctricos, como la HidroXacbal Delta, sobre dicho río y entre las comunidadesdeVisichyVitziquichumyLasBrisasenNaab’a’.EnlafincaSanFranciscodeSanJuanK’usal o Cotzal –en castellano- se encuentran ubicados los complejos hidroeléctricos Palo Viejo I y II.

24 El Ministerio de Energía y Minas. 25 Sacapulas y Cunén. 26 Comunidades de Población en Resistencia de la Sierra.27 Señor Virgilio. 28Estasorganizacionessocialesrecibenapoyofinancieroytécnicointernacional.Entreéstasseen-

cuentranlaFundaciónGuillermoToriello,laFundaciónMaya,laAsociacióndeAsentamientosUnidosdel Área Ixil y Resistencia de los Pueblos.

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Como se ha mencionado, el ch’ao’ expresa la guerra, pero también un con-flictofamiliarocomunitario.Enestemarcodeldivisionismo,elch’ao’ toma un significadomás.Ladiferenciadeestech’ao’comunitarioesqueseidentificaalenemigo, porque es el vecino, la autoridad local o municipal. En el ch’ao’ re-lacionado con la guerra, el enemigo es el Estado, los empresarios o el Ejército. En el caso de la Municipalidad, el ch’ao’adquierelosdossignificados:porunladoesunconflictoqueconfrontaalíderespartidistas,simpatizantesyalcaldíamunicipal; por otro, se relaciona con el ch’ao’ de la guerra porque no se logra identificarconprecisiónalenemigoconnombresyapellidos,obien,aunqueéstosseidentifiquen,comoenelcasodelashidroeléctricas,suvinculaciónconlos poderes económicos nacionales y transnacionales los hace invulnerables.

La población Ixhil en general reconoce que la violencia sobrepasa todos losaspectosdelavidacotidiana,aunqueseadifícilidentificarsunaturaleza.Eneste contexto, un elemento clave que hace rememorar la guerra es el uso de es-trategias propiamente contrainsurgentes, como la cooptación de líderes, los ru-mores y desinformación, las operaciones paramilitares o invasiones del Ejército para intimidar a la población. Aquí, el ch’ao’ implica violencia, desprestigio y confrontación. Inclusive, el ch’ao’ puede darse dentro de una familia, colocar a hermano contra hermano por el hecho de pertenecer a un determinado partido político.

Deallíquelaguerraquerefierenlaspersonassepuedeestablecercomounaguerra de baja intensidad, la cual se caracteriza por el uso de estrategias psico-lógicas principalmente, como la desinformación, los rumores, la paz militariza-da, los estados de sitio, la criminalización de las luchas sociales, por ejemplo. Por otro lado, la violencia social en la época de postguerra ha tenido un repunte cada vez mayor y se contabilizan más pérdidas humanas en tiempos de paz que en tiempos de guerra. Hay que señalar que aunque hubo una transición política democráticayenestecontextolafirmadelosAcuerdosdePazen1996,estoscambios se dieron sobre la misma plataforma de desigualdad y exclusión so-cial, y desde la visión empresarial insertada en la nueva lógica neoliberal que apuntaba al desarrollo de la nación por medio de la vinculación con el mercado transnacional mediante la comercialización de los recursos naturales. Aquí nue-vamente se hace evidente la violencia estructural en contra de las poblaciones indígenasypobresdelpaís;ahoraentiemposdepazpormediosmássofistica-dos como la guerra psicológica, pero igualmente violentos.

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5. LA CONFLICTIVIDAD EN TZA’ALB’AL29

En Tza’alb’al, las autoridades locales –comunitaria y auxiliar– son electas en una reunión anual llevada a cabo en el centro de la aldea, donde se convoca a la comunidad. El alcalde local resuelve problemas relacionados con pleitos familiares, asuntos de terrenos o solicitudes para obras públicas. Solamente en problemáticas mayores, por ejemplo asesinatos, se acude a otras instancias es-tatales.Enlaactualidad,Tza’alb’alcuentacondosalcaldeslocales.Laconflic-tividad entre autoridades es evidente, pues insisten en que ambas son las más antiguas, aunque sólo una goza de la legitimidad comunitaria. Según el alcalde comunitario, servir a la comunidad causa preocupación por la fuerte división, lacualcausaconflictosdiariosquesemanifiestanenlaformadedesprestigios,chismes, rumores y envidias.

En la memoria colectiva tzalbalence pervive la vez en que los principales se golpearon frente a toda la comunidad en 2004. Según expresa el ex alcalde comunitario: “Los Principales Comunitarios que fueron atacados por el otro grupo de principales auxiliares no acusaron a pap Xhu’l porque no tuvieron ánimos, además porque ya son ancianos.”

El grupo de Principales Auxiliares, que es gente joven de entre treinta y cuarenta años, y que era respaldado por la alcaldía municipal de pap Xhu’l, cometió a partir de esta ocasión, amenazas y hechos violentos en contra de sus propios vecinos, según la opinión de varios aldeanos.

Es interesante cómoen los distintos espacios en los que logréfiltrarme,laspersonasmayoresrefierenqueesteconflictotienerelaciónestrechaconlaguerra de los años ochenta. Agregan que aunque para 1982 hubo masacres, se-cuestros, violaciones y torturas, la violencia venía del Ejército; sin embargo, el actualconflictovienedelospropiosaldeanos.Otrohechoviolentoquerecuer-dan los aldeanos sucedió en 2008, en la aldea Nimla Salch’il,30 a treinta minutos de Tza’alb’al. Este hecho tenía relación con la defensa de los recursos naturales. En esta ocasión dos grupos se enfrentaron, un grupo de la comunidad apoyaba a pap Xhu’l, el grupo contrario en la efervescencia intentó quemar las casas. El incidente despertó en la población el temor de que la guerra podía regresar. Pap Xhas 31 expresa:

Aquí quiere empezar la guerra entre los mismos aldeanos. Es bien triste vernos así, la guerra de antes fue bien triste, pero ahora quiere volver a empezar. Es la misma raíz de la guerra, pasa que ellos vieron cómo era la guerra antes y ahora

29SegúnloscomunitarioseltérminodeTza’alb’altienedistintossignificados.Seleconoceanti-guamentecomoVi’k’oxo’oarribadelpino(ViesarribayQ’olespino).Paraotrossunombrevienedelcantón Vitzal en Nebaj, que gente que vivía en este cantón vino a poblar el lugar antes de la violencia. SecuentaquecomohabíancaminadomuchoderramaronsuTza’osudorenestelugar.OtrosrefierenqueTza’significaárboldecuxindondedescansaronlosantiguoshabitantesluegodesulargocamino.

30 Aldea Salquil Grande perteneciente al municipio de Nebaj.31 Señor Jacinto.

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quieren repetir… Hace cuatro años dijeron… ‘¡vayamos a quemar las casas!’...Fue como si quisieran masacrar a la gente, quemar sus casas como en los tiem-pos de la guerra.

En esta línea, los comunitarios expresan que el miedo que sintieron en los años ochenta se repite. Según comentarios, éste es aún peor, puesto que antes se podíahuirporqueveníaelEjército,seteníaidentificadoalenemigoquehacíadaño; ahora, el enemigo se encuentra en la misma comunidad. Anteriormente, el miedo fue impuesto por la política contrainsurgente y anticomunista; ahora, el miedo es provocado por los partidos políticos. Antes existía un estado de emergencia explícito que prohibía la reunión de personas; ahora, a la gente no le interesa reunirse para organizarse.

Sobre las dificultadespara la organización comunitaria, hayque resaltarque no sólo se pueden explicar como efecto de la guerra, sino que tienen una explicación histórica cuando se dieron cambios políticos profundos como el procesodedemocratización,desarrolloyconstruccióndelapaz,entrefinalesde los años de 1980 y a mediados de los años de 1990. En este contexto, los principales cambios a nivel nacional con impacto local fueron las innovaciones introducidas por la Ley de Descentralización, la nueva Ley de Consejos de De-sarrollo Urbano y Rural, y el nuevo Código Municipal que entraron en vigencia a mediados del 2002. Dichas leyes buscaban la regionalización del país, con el discurso de llevar el desarrollo social por medio de la inversión del capital privado, nacional y transnacional.

Los cambios producidos en las formas de gobierno moderno chocaron con las antiguas formas de gobierno tradicional. Por un lado, las nuevas leyes cen-tralizaban el poder local en un grupo elegido por la población aparentemente por la vía democrática. No obstante, estas innovaciones fragmentaron formas tradicionales de elegir a las autoridades, basadas principalmente en el gobierno por prestigio –los ancianos eran los responsables de elegir a las nuevas autori-dades por sus méritos personales y liderazgo. Por otro lado, estas nuevas for-éritos personales y liderazgo. Por otro lado, estas nuevas for-ritos personales y liderazgo. Por otro lado, estas nuevas for-mas de gobierno, mediante partidos políticos, propiciaban el enriquecimiento ilícito y el autoritarismo, que los antiguos habitantes ladinos habían practicado desdefinalesdelsigloXIX hastaprincipiosdeladécadade1970.Asíescomolas nuevas formas de gobierno, autoridad y liderazgo se asentaron sobre viejas estructuras verticalistas en el ejercicio del poder, además de que se anularon formas tradicionales de gobierno local basadas en el respeto y la colectividad.

En esta aldea –como en otras de Naab’a’–, el divisionismo se ha ubicado enelcentrodelasrelacionesindividuales,familiaresycomunitarias.Yenestesentido,elconflictohasidolaprincipalherramientadelasautoridadesmunici-pales, gobiernos de turno y empresas transnacionales para distraer a las comu-nidades, mientras se ha irrumpido en el territorio sutilmente, con el objetivo de explotar los recursos naturales de la región, sin mayores obstáculos.

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6. LA NUEVA GUERRA NO ES CON SOLDADOS Y BOMBAS…La violencia durante la década de 1980 es el referente para hablar de guerra

psicológica en la actualidad. La guerra como evento traumático para la pobla-ciónllegódemanerainesperadaaromperlavidacotidianadelaspersonas.Yaunque las tensiones políticas se manifestaban por medio de asesinatos, lle-gadas inesperadas de la guerrilla o del Ejército, inconformidad social por la situación de exclusión y pobreza, entre otros, la vivencia de tierra arrasada aún era desconocida.

Lagentenosabíaloquesignificabaunenfrentamientoarmado,ynoseentendían las razones de la persecución, destrucción y matanza colectiva. Sólo había que salvar la vida, huyendo o entregándose al Ejército durante el período de amnistía que el Estado brindó. Para el tiempo de amnistía, se decía que la paz regresaba, que la matanza había terminado, pero éste solamente era parte de la guerra psicológica. El Ejército sobrevolaba las montañas en helicópteros, anunciando que la guerra había terminado; así, mucha gente asustada y com-pletamente vulnerable se entregó, pero no por voluntad sino por necesidad y temor, ya que, de otra manera, el Ejército los rodeaba y llevaba presos a las bases militares.

Pero el regreso de la población al ámbito urbano tuvo un trasfondo. La gen-ámbito urbano tuvo un trasfondo. La gen- urbano tuvo un trasfondo. La gen-te fue colocada en aldeas modelo o polos de desarrollo, llamados así porque los pobladores supuestamente realizaban diversos trabajos de desarrollo (Cantón, 2005). Sin embargo, éstos eran espacios de coerción y control militar, donde también los pobladores eran armados y organizados en patrullas de autodefensa civil(PAC).LoanteriorseamplíaconloquerefierepapLa’p32 al respecto:

En 1983 el gobierno dio una amnistía. Decían que hay paz, que ya se terminó la matanza, pero es parte de un engaño, de una psicología, como cuando de-cían por helicópteros que nos entregáramos porque el ejército no mataba. Así la gente ya no piensa por sí misma, se quedó tranquila porque hay que salvarse de entregarse a la muerte. Entonces le pusieron una ideología, les decían ¡aqué-llos son guerrilleros, son comunistas, no importa si es tu familia! Eso se dio con los patrulleros, así les decían: ‘¡no importa vos si es tu papá a quien tenés que agarrar a la fuerza, lo tenés que hacer!’ ... Luego los hacían pasar a la fuerza al centro de rehabilitación en Xe’mamatze’, la gente estaba aquí un mes. Si es un comité capturado tenían que estar dos meses y medio encerrados, porque tenían que cambiar la ideología, porque no podían tener la ideología que tenían allá en la montaña. Hay lugar para mujeres, hombres y niños huérfanos. Los soldados y otras organizaciones internacionales hacían este trabajo. La institución recibía a los repatriados y aparte son los retornados. Por eso no es casualidad que la gente que estuvo en la resistencia ya no se siente su lucha, no se siente si fueron afecta-dos, si pierden sus seres queridos, ya no piensan su historia porque allí se les ex-plicó que no hay que recordar el pasado, porque el pasado ya pasó, sólo hay que

32 Señor Gabriel.

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pensar en el presente, lo que podés comer ahora, pero no lo que comiste antes. Así cambió la mentalidad de la gente, en estos centros renunciaron a su historia.

El reporte de Cultural Survival (1988) agrega que este lugar era administra-do por la Sección de Asuntos Civiles del Ejército (S-5):

Acá se lleva a cabo el adiestramiento ideológico y psicológico para los despla-zados antes que se les reasigne a los polos de desarrollo. En este espacio los capturados aprenden el himno nacional, el himno al soldado y la práctica de izar la bandera nacional al amanecer, y de bajarla al atardecer, aquí mismo reciben un continuo bombardeo de propaganda anti guerrillera. Luego de tres meses –tiem-po reducido en fecha reciente por el gran número de desplazados que pasan por Naab’a’– los pobladores se reubican en las aldeas pre polo (pág. 3).

Lo anterior coincide con lo que en una ocasión pap La’p comentó sobre esta guerra psicológica:

La alcaldía municipal utilizó maltratos, desprestigios, amenazas para intimidar. Solamente la masacre no llegó a utilizar, porque eso ya no se puede permitir en estos tiempos. Antes la política utilizada era contrainsurgente, era con militares, ahora es con dinero, con autoridades y discursos políticos.

Como anteriormente se mencionó, la característica principal de este nuevo ch’ao’ en Naab’a’ se relaciona principalmente con la intrusión de empresas transnacionales en la región. El objetivo de la estrategia psicológica es contro-lar a la población por medio de la desinformación y rumores que confunden, polarizan y paralizan –pero que igual alertan a la población–, generando una situación de inestabilidad pero igualmente de contención colectiva.

7. LA RESPUESTA COLECTIVA IXHILEn la misma línea de la respuesta colectiva, es interesante plantear cómo

el miedo, al mismo tiempo que tiene un efecto paralizador, puede provocar un efecto articulador. En este sentido, es importante insistir en que actualmente, aunque existen cambios sustantivos respecto a la participación ciudadana Ixhil, el nuevo sistema de partidos políticos y la descentralización del Estado fun-cionan como una camisa de fuerza frente a las demandas y necesidades reales de la población. Es decir, que aunque se exhiben pública e internacionalmente discursos sobre políticas de participación y democracia por medio de conve-nios, acuerdos y leyes, en el fondo son políticas descentradas, participativas y ciudadanizadas que nuevamente enmarcan a las comunidades en políticas y regímenes nacionales y transnacionales excluyentes.

Durante esta coyuntura política mencionada, la población se organizó de diferentes formas. Hubo reuniones entre líderes comunitarios y el alcalde elec-topapMe’k; intentosdediálogoynegociaciónentre laspartesenconflicto;reuniones entre organizaciones sociales y líderes comunitarios; reuniones de

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grupos de mujeres en las comunidades, etc. Así se articuló la Coordinación de Organizaciones Sociales formada por varios sectores, como los simpatizantes del partidoUNE-GANAydel alcalde electo papMe’k; laFundaciónMayacomo asesora de las comunidades, las Alcaldías Indígenas con un papel deter-minanteparamoderarlasituaciónynocaerenactosviolentos;laFundaciónGT; y otras organizaciones en proyectos de desarrollo y de mujeres. Es impor-tante señalar que un actor clave que surge en la coyuntura es el grupo que se autodenominó la Coordinación de Mujeres, compuesta por grupos de mujeres que trabajan en la región –en temáticas de derechos de la mujer– con el objetivo de presionar al alcalde electo para la conformación de la Comisión de la Mujer yOficinaMunicipaldelaMujer,33 en la demanda de los derechos de este sector vulnerable de la población.

En otro nivel de este poder comunitario, la participación de las comunida-des fue en todo momento muy activa. Los líderes eran enviados al pueblo para averiguar sobre la situación de la nueva Corporación Municipal. Incluso pap Me’knolosconvocaba,ellosllegabanylepreguntaban:‘¿qué estás hacien-do para arreglar esta situación?’ Tampoco las organizaciones pelearon por el pueblo. Muy emocionado pap Xhaal 34 expresa: “Fue el pueblo quien peleó sin apoyo de las organizaciones estatales como la Procuraduría de los Derechos Humanos.”Enunaocasión,papMe’klesdijoqueyanopodíahacernadamás,que ya había hecho lo necesario, “lo demás les toca a ustedes… estamos cayen-do en lo mismo de los ochenta y no están haciendo nada”. Cuando expresó esto, la gente lloró y pensó, ¿dónde está la justicia? Se organizaron para investigar en el Ministerio Público, decían que la respuesta no venía de los policías ni de los militares sino de las instituciones encargadas del problema.

ElcasodelaMunicipalidadreflejaelpoderdeaccióncolectivapuestoquesi bien la población espera la resolución de las instituciones estatales correspon-dientes, al mismo tiempo recurre a las autoridades ancestrales y organización comunitaria para manejar la situación entre los partidos políticos en disputa, o bien para organizarse en protestas y asociaciones.

Losdatosetnográficosmuestrancómola leydelEstadodefineelmarcode acción de las comunidades, aunque dentro de las comunidades el marco de acción lodefinensusautoridades locales.Tambiénseadvierte la imposicióndel Estado por medio de marcos legislativos que imperan en el territorio nacio-naleinclusivetransnacional(Ferguson,1994).Enestesentido,losacuerdosyconvenios internacionales han sido útiles para el marco legal que ampara a las comunidades indígenas en la defensa de sus derechos humanos y en la actuali-

33 Contemplados en el Código Municipal. Decreto 12-2002 del Congreso de la República.34 Señor Baltasar.

191Tul ch’ao’ un pajTe: etnografía de la polítiCa loCal y regional en los tieMpos del...

dad en la defensa del territorio.35 Es decir, que aunque los gobiernos y estados apliquen la ley, aun por medios violentos, las comunidades indígenas y rurales en contraposición utilizan la ley como un medio de liberación y autonomía co-munitaria,comoloilustranloscasosetnográficosexpuestos.

En el caso de Tza’alb’al, en alguna medida la organización comunitaria se encuentra desgastada y los esfuerzos por cohesionar a la población en un accio-nar colectivo frente a la defensa de su territorio están aún pendientes para las comunidades. Sin embargo, existen iniciativas para organizar a las poblaciones –en este contexto se rescata la participación del alcalde indígena, las mujeres y los jóvenes organizados. El Alcalde Indígena36 de Tza’alb’al está convencido de que las empresas hidroeléctricas y mineras no entrarán a la región tan fácil-mente, principalmente porque se ha aprendido de la experiencia de la guerra. Se reconocen las estrategias del Estado guatemalteco y empresas para engañar a las comunidades: la expropiación de la tierra, la compra de terrenos a precios bajísimos con amenazas o embustes, la cooptación de líderes comunitarios para desinformar a las personas, los engaños sobre los beneficios que traerán lasnuevas construcciones en el empleo de mano obra, entre otras herramientas utilizadas para convencer a las poblaciones.

La entrada del nuevo alcalde municipal trajo muchas expectativas entre lapoblaciónencuantoaconsultascomunitariasquemanifiesten lavoluntaddel pueblo, en contra o a favor de romper los cerros y los ríos. Estas consul-tas comunitarias están amparadas en el Código Municipal, según el cual serán respaldadas por la Corporación Municipal e implementadas bajo los criterios, costumbres y tradiciones de las comunidades, en tanto que se trata de asuntos que afectan los derechos y los intereses de las comunidades indígenas. Para pap Xhaal, el alcalde indígena, la división es la principal herencia que dejó la violencia. Él expresa:

Aquí en el Ixhil estamos muy divididos, por eso también es difícil organizarnos…Pero cuando entren las empresas, vamos a tener que llorar por esta división. Como en el tiempo de la guerra, unos estaban con la guerrilla otros con el ejérci-to, cuando la gente sintió que no tenía nada, ni zapatos, ni ropa, entonces lloró…Va venir un tiempo en que la guerra va a regresar, eso no lo sabemos.

Es evidente en este caso que el principal obstáculo para la cohesión es el divisionismo entre las autoridades, lo cual proyecta un panorama poco alenta-dor para esta comunidad. Sin embargo, la resistencia de las comunidades en sus diferentes manifestaciones es su principal característica frente a los abusos de poder y uso de la violencia.

35 Véase “Guatemala. Carta de las alcaldías indígenas de la región Ixil al Relator Especial James Anaya”, 4 de junio de 2010, en <http://prensa.politicaspublicas.net/index.php/alatina/guatemala-carta-de-alcaldias-indigenas-de-la-region-ixil-al-relator-especial-james-anaya>

36 La Alcaldía Indígena es otra modalidad ancestral de autoridad local en la región Ixhil, sin embar-goeshastaen2008cuandoestassonnuevamenteactivadaseimpulsadasporFundaciónMaya.

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8. INTERNALIZACIÓN SUBJETIVA DE LA VIOLENCIAEn comunidades como la Ixhil, la guerra impactó a la población a tal grado

que en la actualidad sería un error no subrayarla para comprender su dinámica social, política y cultural. Un ejemplo de esta complejidad se vive en Tza’alb’al, como se explica líneas atrás. Las consecuencias emocionales, psicológicas y psicosocialesdelaguerrasemanifiestanenlainternalizaciónsubjetivadelaviolencia. Es decir, que el sufrimiento extremo al que fue expuesta la población recrea en la actualidad las relaciones sociales entre los comunitarios. Éstas se venimpregnadasporlasospechaydesconfianza,enunambientedondecon-viven víctimas con ex victimarios –quienes en tiempo de guerra fueron obliga-dos a exterminar a sus vecinos–, o bien ex guerrilleros y población retenida en polos de desarrollo –como es el caso de Tza’alb’al–, lo cual ha dejado profun-das heridas colectivas. Asimismo, el miedo impuesto con el uso de estrategias contrainsurgentes articula en cierta medida las relaciones sociales hacia fuera, pero además hacia dentro de la comunidad. Hay que advertir que este miedo no necesariamente es dañino, puesto que sirve como una alarma que se activa frente a un código y permite el accionar diligente. Por otro lado, tampoco es totalmentebeneficioso,porqueproducedesgasteemocionalenlaspersonasalmantenerlas en constante alerta. Dicho miedo –en sus diferentes manifestacio-nes y dimensiones– se ha recreado entre las nuevas generaciones desde de las propias experiencias de los jóvenes y sobre la plataforma de la experiencia de guerra que vivieron sus padres y abuelos.

Hay que señalar que en este contexto, dicho daño individual y colectivo no desaparece con el paso del tiempo, lo que se observa más bien es que las personas han desarrollado la capacidad de rehacerse frente al daño para seguir viviendo. Así, la experiencia de la guerra instaló en los sobrevivientes una serie de mecanismos internos para enfrentarse a cualquier situación que los coloque nuevamente en una posición de vulnerabilidad; de allí la importancia de po-nerle atención a las respuestas subjetivas de las personas en los contextos de postguerra.

Un claro ejemplo que ilustra cómo el miedo del pasado permea las reaccio-ómo el miedo del pasado permea las reaccio-mo el miedo del pasado permea las reaccio-nes subjetivas del presente frente al nuevo uso de violencia estatal es el caso de expropiación de tierras que se vive en Tza’alb’al. Para las personas, la llegada de la noticia sobre la expropiación de sus tierras despertó tristeza y desesperan-za, pero además incertidumbre y confusión frente a los rumores y desinforma-ción, por el divisionismo existente. De allí que las emociones y sentimientos siguensiendorecreadosenesteambientedondelaviolenciasemanifiestaensus diferentes dimensiones.

193Tul ch’ao’ un pajTe: etnografía de la polítiCa loCal y regional en los tieMpos del...

9. REFLEXIONES FINALESEl presente artículo investiga la sociedad de postguerra guatemalteca desde

laexperienciadeconflictividadsocialqueseviveenunodelosmunicipiosqueconforman la región Ixhil en el departamento de Quiché: Naab’a’. Se destaca la importancia de tomar en cuenta la experiencia de la guerra para comprender la realidad actual, con el objetivo de identificar los principales obstáculos aenfrentar como sociedad de postguerra. Asimismo, se busca resaltar aquellas respuestas colectivas de resistencia frente a los retos que como sociedad viven losIxhil,comosonlosconflictospolíticosyeconómicosalrededordelpodermunicipal. Este poder económico vinculado además al poder de las trasnacio-nales que operan en la región.

Además, se resalta la lógica racista y excluyente del Estado guatemalteco paraejercerlaviolenciaparasusfineseconómicos,endetrimentodelaspobla-ciones más vulnerables del país. Este uso de la violencia se vuelve a aplicar en la actualidad en la forma de expropiaciones de las tierras de las comunidades de este municipio para la explotación de los recursos naturales. Éste es el caso de Tza’alb’al.37

Frenteaesteabusodepoderyusodelaviolenciaestatal,lascomunidadeshan utilizado el recurso ancestral de la organización comunitaria, la cual fue fragmentada durante la guerra. En la actualidad, esta fragmentación es la prin-cipal herramienta que el poder económico utiliza para distraer a la población y sumirla en el divisionismo. Dicho divisionismo es un instrumento efectivo que ha logrado desarticular aún más la débil organización.

Losincidentesdeconflictividadsocialydivisionismosonvividoscomounnuevo ch’ao’ principalmente porque se caracterizan por el uso de la violencia. Lapoblación refiereunaguerrasinejércitos,puestoqueéstapuede regresardesde adentro de las comunidades, aunque también desde afuera –el Estado, las empresas o el Ejército.

Es interesante además descubrir el establecimiento de la cadena intergene-racional de violencia, así como de las tensiones de transición intergeneracional entre las viejas y nuevas formas de ejercer el liderazgo y la autoridad, las cua-les desembocan en hechos violentos. Dichos cambios están promovidos desde afuera por medio de sistemas legales que establecen formas de ciudadanización

37Eldía3demayode2011sepresentóantelasautoridadesdeTza’alb’alundelegadodelFondode Tierra para anunciarles que las aldeas de la microrregión Tza’alb’al estaban viviendo en tierras del Estado guatemalteco, ya que estas tierras habían sido nacionalizadas en 1984. Efectivamente, el Estado guatemalteco,durantelagestióndelgeneralCarlosAranaOsorioen1970,habíacreadoelDecretoNo.60/70quedeclarabadeinteréspúblicoyurgencianacionalelestablecimientodeZonasdeDesarrolloAgrario. Estas zonas incluían aquellas aldeas modelo o polos de desarrollo que el Ejército estableció para el control de la población. En la región fueron aldeas modelo que se formaron durante la violencia políticade la décadade1980. Ixhil,Tza’alb’al,Vi’calama’,Ak’ul (Acul)Ak’txumb’al (LaPista) yPulay.

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y participación descentradas, sobre la base de un Estado caracterizado por el racismo.

En este panorama se divisan acciones participativas de parte de sectores aparentemente sin voz ni voto relevantes. Las mujeres y los jóvenes en este contexto dan señales de que el accionar colectivo se puede lograr, dejando las adhesiones políticas para los tiempos de campañas electorales. Aun así, hay que reconocer que esta participación se ve minada por la misma violencia social y de género que viven estos actores sociales. Por un lado, los jóvenes tienen que enfrentar una realidad sin oportunidades económicas y de desarrollo personal, como también encarar problemáticas sociales propias de su edad, como los em-barazos tempranos o el consumo de drogas. En el caso de las mujeres, la vio-lencia de género se suma a la violencia estructural que les niega la oportunidad de acceder a servicios básicos como la salud y la educación.

La sociedad guatemalteca de postguerra está atravesada por la herencia de la violencia histórica, pero además por la esperanza profunda de un país sin violencia. De allí la importancia de comprender nuestras realidades actuales volteando hacia nuestro pasado colectivo, aunque esté impregnado de aquello de lo cual se quiere escapar.

la ConfliCtiVa relaCión entre CoMunidades y estado neoliBeral

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SOBERANÍASENDISPUTA:JUSTICIAINDÍGENA,VIOLENCIAYEFECTOSDEESTADOENLAGUATEMALAPOSCONFLICTO1

raCHel sieder

En los años posteriores al proceso de paz, concluido en diciembre de 1996, se propusieron reformas en Guatemala para reconocer la facultad de los pueblos indígenas de ejercer su propio derecho y mejorar su acceso a la justicia estatal y a las garantías de derechos humanos fundamentales. Estas reformas supues-tamente iban a mejorar la calidad y el alcance de las instituciones en regiones mayoritariamente indígenas lejos de la capital, descentralizando y readecuando losserviciosdejusticiaalasnecesidadesespecíficasdelaspoblacionesindíge-nas. Ciertamente se registraron algunas mejoras. Por ejemplo, ahora hay más juzgados menores en todos los departamentos del país, también es notable la presenciadeintérpretesenlasinstanciaslegales(aunquesiguesinsersuficientepara la gran demanda que hay) y, en comparación con los años noventa, se ha logrado una mejor coordinación entre el derecho estatal y la justicia indígena comunitaria en los departamentos del altiplano. Sin embargo, estos años tam-bién han estado marcados por la percepción generalizada de una mayor insegu-ridad ciudadana y violencia social (de hecho, el número de homicidios anuales enelpaísfuemayorafinalesdelaprimeradécadadelosaños2000queenlospeoresañosdelconflictoarmado)yporalgunosdelosnivelesdeimpunidadmásaltosenAméricaLatina.Traselfindelconflictoarmadohansurgidonue-

1 Versiones previas de este capítulo fueron presentadas en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), ambos en la ciudad de México, y en el Centre for Research in the Arts, Social Sciences and Humanities (CRASSH), de la Universidad de Cambridge en 2009 y 2010. Una versión anterior fue publicada en inglés en Critique of Anthropology Vol. 31, No. 3, 2011, págs. 1-24. Quisiera agradecer los comentariosdeMaríaTeresaSierra,ElisaCruz,AídaHernández,JuanCarlosMartínez,MarkGoodale,SianLazar,DanielGoldstein,NoaVaisman,DanielReichman, Julio Faundez, JulioRíos-Figueroa,Alejandro Anaya Muñoz y Natalia de Marinis y aquéllos de los dos lectores anónimos de Critique of Anthropology.

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vas formas de violencia o control social, como las extorsiones, la brutalidad de las maras o pandillas y los linchamientos colectivos de supuestos delincuentes por pobladores urbanos y rurales.

Este textobuscahaceruna reflexiónacercade la relaciónentre tresele-mentos: primero, los reclamos de las autoridades indígenas comunitarias para determinar, ejercer y fortalecer sus propias formas de derecho (derecho propio), demandasqueaumentarondespuésdelfinaldelconflictoarmado;segundo,laviolencia social que parece ser endémica en la sociedad guatemalteca, en parti-cular los actos de violencia “espectacular”, como los linchamientos; y tercero, lanaturalezadelEstadoguatemaltecoenlallamadaépocadel“posconflicto”.Cabe mencionar que tanto el fortalecimiento de los sistemas jurídicos de los pueblos indígenas como el incremento de los actos violentos de “justicia por mano propia” –como los linchamientos– han sido el enfoque de análisis antro-pológico en muchas partes del mundo.2 Sin embargo, raras veces se han anali-zadolosdosfenómenosjuntos.Losantropólogosquedefiendenelderechodelos pueblos indígenas de ejercer sus propias formas de justicia han enfatizado las diferencias ontológicas entre el derecho indígena y las formas dominantes u oficialesdelderecho.Mientrasquealgunosanalistashanseñaladolasdistintasformas de “justicia sumaria” que pueden estar implicadas en los procedimien-tosencomunidadesindígenas(Faundez,2005;Starn,1999),otroshanhechohincapié en la naturaleza esencialmente no coercitiva de la justicia indígena y, de hecho, cuestionan los motivos políticos de quienes condenan los sistemas de justicia indígena como violatorios a los derechos humanos (Sánchez Botero, 2010; Sieder, 2011a; Sierra, 2009). Los análisis de linchamientos tienden a in-terpretar estos fenómenos como respuestas tanto frente a la inseguridad como a los efectos de las políticas neoliberales, o como un legado de distintas historias de violencia (Buur, 2006, 2009; Goldstein, 2004; Godoy, 2002, 2004; Handy, 2004; Serra, 2008),3 aunque algunos comentaristas han demostrado una tenden-ciapreocupantedecalificartantoloslinchamientoscomoelderechoindígenacomo formas de “sanción” (Goldstein, 2010). Este tipo de perspectiva se queda cortaalnoreflejarlanaturalezaycomplejidaddelossistemasjurídicosdelospueblos indígenas.4 Al contrario de estudios recientes que enfatizan la natura-leza violenta del pluralismo legal en Latinoamérica (Arias y Goldstein, 2010), en este capítulo analizo estos distintos fenómenos de justicia como proyectos de soberanía.

2Sobrelossistemasdejusticiadelospueblosindígenas,véanseSierra,2004,2007,2009;Terven,2009;Martínez,2004;yValdivia,2007;sobreEcuador,véanseChávezyGarcía,2004;yGarcía,2002;paraPerú,consultarPeñaJumpa,2004;paraBolivia,FernándezO.,2000;yOrellanaHalkyer,2004;ysobre Colombia, véase Sánchez Botero, 2010.

3 Para una crítica de este tipo de enfoques sobre los linchamientos en Guatemala, véase López García y Juárez, 2009.

4RefiriéndoseaGuatemala,Goldsteinseñalaque“estánenaumentolaspolicíascomunitarias,lasformas locales de sanción (castigo maya) y los actos de vigilantes” (2010: 495).

199soBeranías en disputa: JustiCia indígena, ViolenCia y efeCtos de estado en la guateMala...

La soberanía desde el debate antropológico ha sido entendida no sólo como el monopolio de decidir quién se incluye o excluye de la comunidad política. Lasoberaníaestambiénladefinicióndelorden,laseguridadylavidanormal,y de las medidas que se deben tomar para restaurar estos elementos cuando se encuentran amenazados. En última instancia, estas medidas incluyen el poder de decidir sobre la vida o la muerte (Agamben, 1998; Buur, 2006; Humphrey, 2007).5 Los distintos procesos que analizo aquí son radicalmente distintos. En primer lugar, los esfuerzos de las autoridades indígenas comunitarias por for-talecer y “recuperar” su propio derecho representan una apuesta ética y pací-ficafrentealainseguridad,laviolenciayelracismoquebloqueanelaccesoala justicia de los pueblos indígenas. Tales esfuerzos constituyen una parte de los procesos políticos de revitalización étnica que han ocurrido en Guatemala desdeelfindelconflictoarmadoyhangeneradonuevasformasdeautoridady justicia comunitaria que combinan las epistemologías mayas con discursos y prácticas anclados en los derechos humanos (Sieder, 2011a). Por el otro lado, los linchamientos colectivos a supuestos delincuentes pueden entenderse como reacciones populares extremadamente violentas ante la inseguridad. Éstos re-flejanlasprácticasempleadasduranteelconflictoarmadoylasansiedadesymiedos –pasados y presentes– de la población marginada, tanto rural como ur-bana. Sin embargo, a pesar de tales diferencias fundamentales, mi argumento es que todos estos fenómenos pueden ser entendidos como ejercicios de soberanía. Basándome en perspectivas antropológicas sobre la soberanía y en recientes contribuciones teóricas sobre la “antropología del Estado”, analizo las respues-tas de los habitantes marginados de Santa Cruz del Quiché frente a la insegu-ridad y a la falta de acceso a la justicia y las implicaciones que para el Estado guatemaltecotienenenelposconflicto.Unaperspectivaconstructivistaenfatizalas maneras en que los Estados se constituyen por una combinación de ideas y prácticas materiales que repercuten en la realidad social. Al considerar las diná-micasenlaGuatemalaposconflictoentrelasideas,porunlado,ylasprácticasde justicia y autoridad, por el otro, este capítulo espera contribuir a los debates sobre violencia, gobierno y Estado en Latinoamérica.

5 EltrabajodeGiorgioAgambenhasidoparticularmenteinfluyenteenlosdebatesantropológicossobrelasoberanía.Agambenidentificólasoberaníacomoelpoderdedeclararun“estadodeexcepción”y de reducir a los excluidos a la categoría de homo sacer: un ser reducido a un estado de “nuda vida” (vida desnuda), fuera de toda protección legal disfrutada por los ciudadanos (Agamben, 1998). En una críticaacertada,CarolineHumphrey (2007) sugiereunaperspectivaanalíticaqueestudia las formasde vida que sostienen a la soberanía, en vez de ver a la soberanía solamente en términos del poder de exclusión y de la violencia.

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1. CAMANCHAJ: UN CASO DE LINCHAMIENTOEn enero de 2009, sin poder entrar, efectivos de la Policía y el equipo de

una ambulancia se encontraban esperando afuera del salón de usos múltiples de laaldeadeCamanchaj,enelsurdeldepartamentodeQuiché.Eneledificio,mientras tanto, se encontraba reunido un enardecido grupo de más de mil po-bladores de los alrededores que acusaban a tres hombres de haber secuestrado a una madre y su hija de cuatro años y, según rumores, de la violación de la pri-mera.Trasserinterrogados,lamuchedumbrelosatacóagolpesypedradas.Fi-nalmente, aún vivos, un joven los roció con gasolina para prenderles fuego. El único de los tres que sobrevivió el ataque fue llevado en ambulancia al hospital en el departamento vecino de Sololá, y luego al Hospital Roosevelt en la capital de Guatemala, donde murió tres meses después. Al respecto, al ser entrevistado por un reportero después del suceso, uno de los principales de la aldea señaló:

Ya eso está cerrado, no hay más que decir. No esté preguntando nada, ya se hizo justicia y eso es asunto nuestro. Lo único que le puedo decir es que aquí tenemos mano dura y sabemos que la policía, los derechos humanos y los jueces son unos corruptos.

La forma que debe tomar la justicia propia ejercida por los pobladores del departamento de Quiché se ha convertido en un tema de gran controversia en elperiododeposconflicto.Elconflictoarmado,quesecaracterizóporlaextre-ma violencia ejercida por cuerpos militares y paramilitares contra la población civil, dejó sus huellas en las prácticas e imaginarios de la justicia y la política local. Existen enormes tensiones entre quienes abogan por posiciones más pa-cíficasoconciliadorasfrentealosagraviosquesevandandoylasdemandasdeotrosmiembrosdelasociedadqueprefierencastigosmuyseveros.Cuandoalguien es acusado de cometer un delito grave, particularmente un robo, un asesinato o un agravio sexual, la posibilidad de violencia física colectiva contra ellos se encuentra siempre presente.

Lospobladoresmayak’iche’deQuichéhansufridounalargahistoriadeviolencias por parte de las distintas élites que ejercen el poder en el escenario nacionalyregional.Estedepartamentodelnoroccidentedelpaísfiguróentrelosmásafectadosporelconflictoarmado.SegúnlaComisiónparaelEsclare-cimiento Histórico de las Naciones Unidas, durante los años ochenta se regis-traron allí actos de genocidio perpetrados por las fuerzas armadas que destruye-ron aldeas enteras. El espectáculo del uso de la violencia física ha continuado después del conflicto armadomediante los linchamientos, los cuales se hanconvertido en una práctica tristemente común.

Segúnlasdefinicionesantropológicasantesmencionadas,podemosenten-der los hechos en Camanchaj como un ejercicio de soberanía por parte de la

201soBeranías en disputa: JustiCia indígena, ViolenCia y efeCtos de estado en la guateMala...

multitud que llevó a cabo el “juicio” y las subsecuentes ejecuciones.6 Al mismo tiempo, la imagen de los agentes de seguridad y los de salud pública esperando afuera del salón comunal mientras se perpetraba el homicidio colectivo es un símbolo y una señal muy fuerte de los aparentes límites del poder del Estado guatemalteco en esta región. La proyección discursiva e ideológica, o idea del Estado, que se construye por medio de distintas dinámicas y fenómenos cono-cidos como “efecto de Estado” (Mitchell, 1999), es algo que al mismo tiempo sereflejayserecreaenlosdiscursosdelosagentesdelEstadoinvolucrados.Como dijo uno de los paramédicos presentes: “Cuando hay pleito nunca dejan, lo único que uno puede hacer es estar listo para cuando la gente los deje libres o se canse, a ver si todavía nos los entregan vivos.”7

Asimismo,unode lospolicías confesóqueenfrentamuchasdificultadespara poder intervenir en forma directa en este tipo de situación: Con mil perso-nas enojadas uno no se puede meter, terminaríamos hechos ceniza nosotros también, nadie nos iría a rescatar. Pedimos refuerzos, que nos manden gente de la capital para ver si así podemos controlar la situación, pero los mandan por tierra y tardan mucho en llegar.8

YsegúnelfiscalpúblicobasadoenlacabeceramunicipaldeSantaCruzdel Quiché: ‘Nopodemosentrar,lacomunidadestácercada’[…]Investigarunlin-chamiento requiere además de astucia, tener una vocación un tanto suicida. Todos en el pueblo son cómplices y actuaron en conjunto por lo tanto nadie hablará. No confían en la policía, no denuncian ni les dejan actuar.9

Para algunos observadores, este tipo de escenario y fenómenos como los linchamientos junto a la impunidad casi total que impera en el periodo de pos-conflictomuestranelfracasodelEstadoguatemalteco,llevandoalusodetér-minos como “Estado débil” o “Estado fallido”. Estos paradigmas de la mo-dernidad tienden a dominar los debates de política pública y se basan en el supuesto –explícito o implícito– que los Estados débiles o fallidos necesitan ser fortalecidos. Lo anterior supuestamente se logrará por medio de reformas insti-tucionales cuyo objetivo es fortalecer al “Estado de derecho” y a la democracia mediante la extensión ya sea de la cobertura del Estado hacia ciertas regiones geográficasoseccionesdelapoblación,oconpolíticasmásmilitarizadasdemano dura para lograr la seguridad pública (o una combinación de ambas). Sin embargo, en vez de señalar el “fracaso” del Estado,10 sostengo aquí que los

6 López García y Juárez sostienen que mediante los linchamientos se plantea una identidad co-munitariacolectiva frentea la“identidaddelEstado”,desafiandodeestamaneraelcontrolsobre laviolencia y el ejercicio de la justicia (2009: 230).

7 Marta Sandoval, “El linchamiento del sastre”, elPeriódico, 10 de mayo de 2009. 8 Ibid.9 Ibid.10 Los paradigmas de “Estados débiles”, “Estados frágiles” o “Estados fallidos” son muy orien-

talistas, pues establecen estándares de lo que es un Estado (occidental) “exitoso” y dejan afuera a los presuntos “Estados débiles” bajo el supuesto de que éstos pudieran alcanzar tales estándares si se aplican las tecnologías indicadas de desarrollo. Estos paradigmas son muy ahistóricos o atemporales, ya que no

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discursos sobre la violencia y la aparente falta de posibilidad de que el Estado la controle son, más bien, mecanismos discursivos y simbólicos que en efecto construyen al Estado contemporáneo en lugares como Santa Cruz del Quiché.11 Estos discursos no sólo ocultan relaciones de poder, de dominación y de ex-clusiónsinoprácticasespecíficasqueexplicanlafaltadeaccesoala justiciaque sufre la mayoría de los ciudadanos. Al hacer invisibles estas relaciones de dominación por medio de los discursos sobre la naturaleza del Estado, las élites gobernantesjustificansusaccionesymantienensusposicionesdepoder.12

2. TRES ASESINATOS: UN CASO DE COORDINACIÓN ENTRE EL DERECHO INDÍGENA Y LA JUSTICIA OFICIALEn noviembre de 2006, tres mujeres ladinas (no indígenas) de la aldea de

Las Casas, del municipio de San Andrés Sajcabajá, Quiché, buscaron apoyo enlaoficinadelaDefensoríaIndígenaK’iche’enSantaCruz.Ésteesunorga-nismonogubernamentaldeactivistascomunitariosk’iche’sdelmunicipiodeSanta Cruz que ofrece servicios de defensa legal y conciliación para personas de bajos recursos y promueve la coordinación entre el derecho estatal y el de-rechoindígenamayak’iche’.Erapocousualveragenteladinaenelpatiodelaoficina,elcualnormalmenteestállenodehombresindígenasymujeresdecorteyhuipilhablandok’iche’, idiomaqueestas tresmujeresnohablaban.Segúncontaron, sus esposos habían sido asesinados en los meses previos y ellas y sus hijos pequeños habían sido amenazados de muerte. El asesinato más reciente, el del esposo de Petrona, una joven de veinticuatro años, había ocurrido apenas hacía algunas semanas. A pesar de que ellas tenían conocimiento de quiénes eran los responsables, no había ninguna personada detenida por el crimen. La intervención de la Policía y del Ministerio Público no había hecho nada para esclarecer los hechos y, al parecer, aun el pago de una cantidad considerable de dinero al juez de primera instancia no consiguió ningún resultado. Desespera-dasantelafaltaderespuestadelsistemaoficial,lastresafectadasbuscaronlaintervencióndelasoficinasdelaDefensoríaK’iche’,queofreceserviciosalapoblación sin costo alguno. La Defensoría y la Alcaldía Indígena de Santa Cruz, una organización supracomunal de autoridades indígenas que trabajaba muy de cerca con la Defensoría K’iche’, se habían ganado una buena reputación por

exploranlosprocesosespecíficosdeconstruccióndeEstadosendistintaspartesdelplanetanitomanencuenta las distintas historias coloniales que los subyacen.

11 AkhilGuptahaceunpuntosimilarensudiscusióndelpapeljugadoporlacorrupciónenlacons-trucción discursiva del Estado en la India (1995); véase también Ronald Nuijten sobre México (2003).

12AlgosimilaresobservableenMéxicoeneldiscursodelgobiernodeFelipeCalderónsobrelalucha contra la delincuencia organizada. Al separar al “Estado” del “crimen organizado” (suponiendo que el primero, donde impera la ley, está luchando contra el segundo, que representa la ilegalidad) se ocultanlasíntimasconexionesentreagentesestatalesylosnegociosilícitosquebeneficianalossectoresdominantes y a las nuevas élites de poder en el país.

203soBeranías en disputa: JustiCia indígena, ViolenCia y efeCtos de estado en la guateMala...

resolver casos difíciles y alcanzar justicia para los afectados. Esto fue lo que ha-bía llevado a las tres mujeres a tomar el paso poco usual de apelar a la “justicia indígena” o al “derecho maya”.

Después de discutir su situación, se llevó a cabo una investigación deta-llada, coordinada por miembros de la Alcaldía Indígena. En menos de una se-manalograronidentificaratrespersonassospechosasdeserlasresponsablesde la muerte del esposo de Petrona, entre ellas su cuñada María, quien era la supuesta autora intelectual del asesinato. Los otros acusados eran dos hombres llamadosVictorino,unjovenparientedeMaría,yJuan,unhombrek’iche’deuna aldea colindante con Santa Cruz, quien había sido señalado anteriormente del involucramiento en otro intento de asesinato. En reuniones con los alcaldes indígenas, Victorino y Juan confesaron el asesinato de Manuel Salvador, el es-posodePetrona.Lasconfesionesfueronfilmadasporlosalcaldesindígenasconunavideocámarapequeña.Yaestablecidasuresponsabilidadenelcrimen,lostresfueronllevadosalaoficinadelaDefensoríaK’iche’enlacabeceradeSantaCruz para protegerlos de la posibilidad de que fueran linchados. María iba junto con sus cuatro niños pequeños.

Enlosdíassiguientessellevaronacabolargasaudienciasenlasoficinasde la Defensoría K’iche’ con la participación de cincuenta o sesenta personas de Santa Cruz y San Andrés para entrevistar tanto a los afectados como a los sindicadosconelfindeesclarecerlosucedidosegúnlosprincipiosdelderechoindígena o “derecho maya”. Aunque la naturaleza del derecho maya es un tema altamente debatido en Santa Cruz, como en otros lugares de Guatemala, en tér-minos generales se pone énfasis en el esclarecimiento de los hechos, el diálogo con los afectados, la confesión y el arrepentimiento, y el resarcimiento acepta-ble para las víctimas (generalmente pagos monetarios o trabajos comunitarios). El esfuerzo se dirige a encontrar un arreglo que restablezca el equilibrio social entre las partes y en las comunidades involucradas, y no en actos de venganza. Los dos hombres inicialmente negaron su responsabilidad, pero eventualmente Victorino admitió haber contratado a dos asesinos a petición de María, y Juan afirmóhabercobradodosmilquetzalesparamataralesposodePetrona.Maríaconfirmóhabercontratadoa losasesinosporseismilquetzalesyhabercon-seguido el arma para llevar a cabo el crimen. El motivo de los asesinatos era confuso,peroeltrasfondoparecíaserunantiguoconflictofamiliarsobretierrasy derechos de paso. Las tres viudas acusaban al esposo de María –el hermano del difunto esposo de Petrona, quien huyó a Estados Unidos y es prófugo de la justicia guatemalteca– de haber matado a sus maridos un año atrás, y de haber enviado dinero a María para contratar a los asesinos.

El resarcimiento es un aspecto común de arreglos según el derecho indíge-na. Sin embargo, durante las asambleas Petrona rechazó la posibilidad de que María le diera un resarcimiento económico por la muerte de su esposo:

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Eso sí no lo puedo dejar así porque con ese dinero yo no lo voy a comprar a él. Yo no puedo decir que ya va a venir a verme, va a darme mi gasto, va a hacer todas las cosas para que yo coma, con eso nada puedo hacer. Ponte a pensar que a vos te fueron a matar tu marido, que le quitaron la vida. ¿Dónde lo vas a encontrar? Con un poco de dinero no lo vas a comprar. Ése es el sentimiento que yo tengo, tenga lo que tenga pero a él nunca jamás lo volveré a ver, con ese dinero ya no lo voy a comprar.13

Después de esclarecidos los hechos, las tres víctimas –quienes seguían te-miendo por sus vidas– exigían la pena de muerte para los responsables. Esto poníaalasautoridadesindígenasyalosresponsablesdelaoficinadelaDe-fensoría K’iche’ en una posición muy difícil. Tuvieron que explicarles que el derecho maya respetaba los derechos humanos y que ellos no estaban a favor de la pena capital. Como dijo una de las autoridades indígenas presentes: Todavía pensamos en la dignidad, que la pena de muerte genera más muerte. Entonces, creemos que una sanción consistente en el caso es que pierdan el derecho de ser libres.

AlfinalseacordóquelaDefensoríaK’iche’ylaalcaldíaindígenaibanacoordinar sus esfuerzos con el Ministerio Público en Santa Cruz, entregando las evidenciasalosoficialesestatalesyexigiendounaprontajusticiaenelcaso.Alrespecto, uno de los alcaldes comunitarios presentes señaló: Yo no quiero que sea matada la persona, ni quiero que sea linchado. Lo que yo quisiera es que se vaya a la cárcel… que los jueces firmen para que los delincuentes ya no salgan de la cárcel… yo quisiera que se castigue a las personas porque siempre dicen ‘disculpen, disculpen’, pero siguen cometiendo sus mismas faltas.

Paralasautoridadesk’iche’seramuyimportantequesereconocieralavali-dez del derecho indígena. Sus negociaciones con el grupo de ladinas que habían buscadosuauxilioyconlasautoridadesjudicialesquellegaronalaoficinaparallevarse a los acusados eran parte de una lucha política más general por el respeto haciaelderechoindígenayparareimaginaryreconfigurar“elEstado”enGuate-mala. En varias intervenciones se hizo referencia a la discriminación y el racismo quesufríanlasautoridadescomunitariasindígenasfrentealajusticiaoficial.

Deben respetar la ley, la ley de los indígenas. Respeten a las autoridades indí-genas pues porque ante ellos nos tienen bajo sus zapatos, ellos están parados sobre nosotros. Entonces es el momento en que nosotros nos paremos. Gracias por la participación de nuestros hermanos, están involucrados en esto, buscando la solución.”

Sinembargo,tambiénafirmabansudeseodecolaborarconelsistemadejusticiaoficialenlabúsquedadejusticia:

Lo que pretendemos es tratar de unificar esfuerzos y hacer coordinaciones para que la justicia sea una justicia pronta y eficaz. Todas las autoridades indígenas están dispuestas a colaborar con el sistema de justicia oficial... lo que queremos

13 Estos testimonios han sido tomados de los videos de las audiencias grabados por los miembros de la Alcaldía Indígena.

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es una coordinación. No queremos criticar, sino también colaborar. La población va a tener confianza en sus autoridades en la medida que las cosas se hagan con prontitud y también con la verdad. Que la justicia sea con base en la verdad y que la mentira, el dinero y las influencias sean dejados por un lado para que podamos vivir en paz y armonía.

Otro alcalde comunitario indicó que por falta de justicia estatal la gente a veces tomaba medidas extremas, y que era imposible para las autoridades co-munitarias controlar esas situaciones: Que quede claro que los líderes comunitarios jamás impulsan un linchamiento u otra cosa peor, porque nosotros estamos orientados, hemos tenido nuestros talleres, cuando nos dicen que hay que valorar la vida de un ser humano. Pero si alguien comete un error, también hay corrección.

En Quiché, como en todas las áreas mayoritariamente indígenas del país, se ha fortalecido la “recuperación” y el ejercicio del derecho propio. Este mo-vimiento para fortalecer “lo propio” forma parte de los intentos de parte de algunas de las autoridades comunitarias mayas y de los movimientos socia-les indígenas regionales y nacionales por (re)construir sus comunidades según ciertas guías morales y éticas derivadas, por lo menos en parte, de epistemolo-gíasespecíficamente“mayas”.Tambiénimplicaunaluchaporalcanzarmásau-tonomía frente al Estado al mismo tiempo que busca un mayor reconocimiento de parte de éste. Tales intentos por fortalecer la autonomía indígena y el respeto hacia las autoridades comunales se dan en un contexto de mucha violencia, donde las funciones de seguridad y justicia del Estado están siendo cada vez más fragmentadas y privatizadas, y donde el crimen organizado ha colonizado muchas partes del aparato estatal. Efectivamente, existe un caleidoscopio de ór-denes legales, cuasi legales e ilegales, o de soberanías en conflicto o traslapa-das. Dichos fenómenos generan una serie de interrogantes sobre la naturaleza del poder, de la dominación y del Estado guatemalteco y sobre las posibilidades de garantizar los derechos humanos individuales y colectivos, y la vida misma, en este nuevo contexto.

Algunos de los debates teóricos recientes y exploraciones antropológicas del Estado y la soberanía, particularmente los que muestran las relaciones en-tre el poder estatal, la violencia, la regulación y la desregulación neoliberal en distintos contextos poscoloniales, pueden iluminar las dinámicas actuales entre los pobladores indígenas de Santa Cruz del Quiché y la justicia. Esta literatura ofrece una serie de conceptos y herramientas analíticas para entender al Estado yda lucessobre lamaneraenquela investigaciónetnográficapuederevelarsus dinámicas cambiantes y las relaciones entre las distintas formaciones del Estadoysubjetividadesespecíficas.Segúnestasperspectivas,argumentaréaquíque las creencias acerca del Estado, y las distintas prácticas materiales y efectos concretos de éstas, de hecho constituyen y construyen Estado.

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3. LA ANTROPOLOGÍA DEL ESTADOEn los últimos años, la antropología ha girado su atención hacia el Estado,

generando un rico cuerpo de teoría y análisis comparativo. De forma similar a los historiadores –y en contraste con los enfoques más institucionalistas de las cienciaspolíticas–,ladisciplinanoveenelEstadoalgofijoodadoqueesde-finidoporungrupopredeterminadodefuncioneseinstituciones.Másbien,lasformacionesestatalessonentendidascomoalgodinámico,fluido,contingenteydeterminadopor loscontextoshistóricosespecíficose interaccioneshuma-nas. Un Estado es algo nunca acabado y es mejor entendido como un proyecto en constante proceso de construcción. Las perspectivas antropológicas ponen énfasis particular sobre las maneras en que los Estados se construyen de forma intersubjetiva en varias dimensiones o registros.

Al examinar la construcción material y simbólica del Estado, se han enfa-tizado dos aspectos distintos e interrelacionados, inspirados particularmente en la propuesta de Philip Abrams sobre el Estado como “sistema” y también como efecto ideológico (Abrams, 1988; véanse también Mitchell, 1991, 1999; y Trouillot, 2001). El Estado-sistema consiste en las instituciones y prácticas que se materializan en las dependencias gubernamentales, ministerios, parlamentos, ejércitos, procedimientos de inmigración, sistemas de salud, educación, etc. En otraspalabras,elEstado-sistemaserefierealasmanifestacionesmaterialesdelpoder militar y burocrático del Estado, y a sus prácticas y rutinas cotidianas. En contraste, la proyección ideológica del Estado –lo que Timothy Mitchell ha llamado“elefectoEstado”(Mitchell,1991,1999)–serefierealosimaginariosy representaciones, o a la idea del Estado, y a la manera en que el Estado “se produce discursivamente como una entidad que es diferente al ámbito no estatal y que se ubica por encima de él” (Sharma y Gupta, 2006: 16, traducción mía).

Esta proyección ideológica del Estado a la vez que crea realidad, la oculta. Las representaciones dominantes del Estado proyectan una visión de coheren-cia, racionalidad y unidad para legitimar las acciones del Gobierno, aunque en su vida cotidiana las personas pueden experimentar el Estado como algo mu-cho más fragmentado, incoherente, arbitrario e irracional. Sin embargo, estas proyecciones ideológicas del Estado también contribuyen a formar sus mani-festaciones materiales (el Estado-sistema). Las ideas y expectativas acerca del Estado,entonces,seanéstaslasexpresadasporlosoficialesgubernamentales,los ciudadanos comunes, los empleados de los organismos de desarrollo, los movimientos sociales u otros actores, tienen poderosos efectos constitutivos. Estas dos dimensiones –el Estado como prácticas materiales y concretas, y el Estado como idea o proyecto ideológico– están totalmente entrelazadas. Como ha señalado Michel Rolf Trouillot, es esta intersección de “prácticas, procesos y efectos” que debemos tratar de entender (Trouillot, 2001).

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Entonces, una perspectiva antropológica exige un enfoque del Estado tan-to en la idea que éste proyecta de sí mismo como en las prácticas, procesos y encuentros materiales que constituyen las maneras en que los actores sociales lo experimentan en la vida cotidiana. Estas prácticas (tanto materiales como discursivas), procesos y encuentros pueden revelar los distintos imaginarios del Estado que se construyen en diferentes espacios sociales y a través del tiempo. Estos imaginarios revelan mucho acerca del “efecto Estado” o cómo se forma una idea de qué es y qué debe ser el Estado y como ésta se va cambiando. Son uncampodepoder,designificaciónyderesignificación.“UnEstadomodernodebe ser entendido como algo producido por un campo amplio de relaciones de poder,prácticascotidianasysignificadosqueestáncambiandoconstantemente.[…]Unaformaciónestataleselresultadodemúltiplessituacionesdondelosactoressocialesnegocianelpoderylossignificados”(Krohn-HansenyNus-tad, 2005: 12, traducción mía). Un enfoque a nivel micropolítico de los actos cotidianos de hacer Estado puede iluminar los distintos mitos del poder estatal enconflictoyrevelarlasinconsistenciasensuejercicio.TambiénapuntaalasmanerasenquelaideadelEstadoydelasoberaníaesnegociadaydesafiadaconstantemente en múltiples dimensiones y escalas.14

Según este enfoque, es poco lo que está realmente “fuera” del Estado. Las técnicas, prácticas y discursos del Estado pueden ser generados por individuos, organizaciones y comunidades, y no sólo por las instituciones que comúnmen-tesonidentificadascomopartedeéste.Envezdeplantearunadivisiónentre“Estado” y “sociedad civil”, como normalmente se haría desde las ciencias po-líticas, una perspectivamás etnográfica enfatiza la imbricación de Estado ysociedad y la construcción social del primero por medio de dinámicas y lógicas de poder. El Estado no es algo separado de la sociedad, sino que está constituido a travésdelasociedad.Dehecho,AradhanaSharmayAkhilGuptainvocanelconceptodeFoucaultdela“etatisation” o “gubernamentalización” de la socie-dad apuntando a “las dispersas redes sociales e institucionales por medio de las cuales se coordina y se consolida el Gobierno, y el papel que las instituciones ‘no estatales’, comunidades e individuos, juegan en los procesos mundanos de gobierno” (2006: 9, traducción mía). En otras palabras, los límites del Gobierno –dónde termina y empieza el Estado– no son tan claros. Pero, al mismo tiempo, este énfasis analítico sobre las “zonas grises” también requiere poner atención a las relaciones estructurales de poder y de dominación, y a sus manifestaciones contemporáneas en la micropolítica de constitución del Estado. En Guatemala, laspolíticaspromovidasdespuésdelafirmadelosAcuerdosdePazhanpro-movidociertadescentralizacióndelsistemaoficialdejusticia,loquesehacom-

14 Como observan Hansen y Stepputat, los estudios antropológicos e históricos más recientes de la conformación del Estado se basan en los conceptos gramscianos de hegemonía y construcciones con-trahegemónicas, y en apreciaciones foucauldianas de la gobernabilidad (governance) constituidos por medio de distintas prácticas de conocimiento y gubernamentalidades (governamentalities) (2001: 3).

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binado con el reconocimiento tácito pero incompleto del pluralismo legal y de los sistemas indígenas de justicia (este último como parte del paradigma de las políticasoficialesmulticulturales).15Enelperiodoposterioralfindelconflictoarmado, las tareas de gobierno –como la provisión de seguridad o de mediación legal– se ejercen de forma cada vez más indirecta y con la participación de múltiples actores de la tal llamada “sociedad civil”; siendo esto un leitmotiv de laspolíticaspúblicascontemporáneas.Talestendenciasoficialesproyectanunaimagen y un discurso de cierta porosidad entre el “Estado”, la “comunidad” o la “sociedad” en el campo de la justicia. Esto, a la vez, crea “zonas de ambigüe-dad” o –en la muy citada formulación de Veena Das y Deborah Poole (2004)– “márgenesdelEstado”,dondelalíneaentrelooficialylonooficial,ylolegaly lo ilegal, lo legítimo y lo ilegítimo no queda para nada clara.

Desdelosañosnoventa,losmovimientosmayashandesafiadolasoberaníadel Estado de manera muy directa y política al apelar a que sus formas comu-nitarias de autoridad y justicia sean reconocidas como algo parecido al Estado, comopoderessoberanosyautónomos.Estosignificaundesafíoalaexclusión,marginación, violencia y racismo estructural que han sufrido como resultado de las formaciones históricas del Estado colonial/poscolonial.16 Si las fronteras entrelasesferas“estatales”y“noestatales”seconfiguranmediantelosencuen-tros, prácticas, negociaciones, discursos y representaciones cotidianas –como se ha insistido aquí–, entonces los cambios en la naturaleza, estatus legal y representaciones del derecho indígena en los últimos años, y las interacciones cotidianas entre el derecho indígena y el derecho formal, nos pueden revelar algo importante acerca de la naturaleza del Estado guatemalteco en el periodo posterioralfindelconflictoarmadoylasconfiguracionesdepoder,dominacióny resistencia en juego.17

Son varias las preguntas que me interesan en ese sentido: ¿Cuáles son las prácticas de justicia por medio de las cuales el Estado hace sentir su presencia (o ausencia)? ¿Cómo contribuyen las acciones y omisiones en el campo de la seguridadyjusticiaacrearciertosentendimientosysignificadosdelEstado?¿Cómo se combinan las ideas del Estado ideal (garante de los derechos, pro-veedordeseguridadciudadana)ydelEstadoineficaz,ilegalyarbitrarioparacrear diferentes “efectos Estados”? ¿Qué efecto tiene la “multiculturalización” del Estado en sus propias percepciones y prácticas? Según el enfoque propuesto porThomasBlomHansenyFinnStepputat,habráqueenfatizar“lolocal, lo

15LosAcuerdosdePazfirmadosen1996reconocieronladiversidadculturaldelpaísyprometieronunaseriedereformasparavalidarlosderechosespecíficosdelospueblosindígenas.Sinembargo,nohubo una reforma posterior a la Constitución de 1985 para tal efecto.

16AquísigoaPhilipAbramscuandodice“lapalabra‘poscolonial’noserefierealperiododespuésdelfindelcolonialismo(unfinquepuedeserdifícildeubicar).Serefiereaformasdeprácticacríticaquesedirigehaciaelsignificadodelcolonialismoenlaformaciónyprácticadelateoríasocial”(2002:7).

17 Como enfatiza Philip Abrams: “La relación del Estado-sistema y el Estado-idea con otras formas de poder debe ser un enfoque principal del análisis político” (1988: 88).

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emic[lopropio],lasnocionescotidianasdegobierno,autoridadestatalyresis-tenciaalpoderestatal[…][explorando]lasenraizadasideaslocalesehistóricasde lo normal, del orden, de la autoridad inteligible y de otros lenguajes del Es-tado” (2001: 9, traducción mía).18

4. ESTADO Y VIOLENCIAEl estudio de las prácticas de justicia y los procesos de formación del Esta-

do en Estados poscoloniales como Guatemala necesariamente implica un enfo-que en los temas de violencia e ilegalidad. John y Jean Comaroff han propuesto la existencia de una relación dialéctica entre el “gobierno cada vez más subcon-tratado, disperso, des-institucionalizado y constitucionalmente regulado” y lo que ellos llaman “una dialéctica de derecho y (des)orden” en los países poscolo-niales (2006: 3, traducción mía). Respecto a la formación de estos Estados, ar-gumentan que “el gobierno privado e indirecto”, donde las funciones del Estado como la seguridad y la guerra son cada vez más “subcontratadas” a distintas agencias, típicamente coexiste con altos niveles de criminalidad acompañados por violencia (Comaroff y Comaroff, 2006: 9).

El alcance territorial limitado del Gobierno y la necesidad de recurrir a actores no estatales para consolidar su poder de mando es una característica de larga duración de la historia poscolonial latinoamericana.19 Sin embargo, como en muchos países poscoloniales, el Estado contemporáneo de Guatemala está siendodefinido cadavezmáspor losdesafíos a supropia soberanía estatal,tanto desde los niveles subnacionales como internacionales. Como observan los Comaroff,“elpaisaje[enmuchospaísesposcoloniales]esunpalimpsestodesoberanías, códigos y jurisdicciones en competencia –una coreografía compleja de policías y paramilitares, de administraciones privadas y comunales, de pan-dillas y vigilantes, asaltantes y ejércitos ilegales” (Comaroff y Comaroff, 2006: 9,traducciónmía).AunqueelEstadonuncahasidounentetotalmenteunifica-doocoherenteenlapráctica,sumanifestacióncontemporáneasedefinepre-cisamente por su aparente fragmentación. Esto se debe en parte a la tendencia neoliberal de asignar la responsabilidad para la provisión de bienes sociales a distintos actores sociales (como la seguridad, que antes era responsabilidad del Gobierno), lo cual a la vez hace cada vez más tenue la línea entre “el Estado” y “la sociedad civil”. Al mismo tiempo, el crimen transnacional ha aumentado su

18 Como Hansen y Stepputat (2001, 2005) y Krohn-Hansen y Nustad (2005), Sharma y Gupta proponenunenfoqueanalíticoenlaconstrucciónculturaldelEstado“[en]lamaneraquelaspersonasperciben el Estado, la forma en que sus ubicaciones particulares y encuentros íntimos y corporales con losprocesosoficialesdelEstadomoldeansusentendimientos,ylamaneraenqueelEstadosemanifiestaen sus vidas” (2006: 11, traducción mía).

19 Véase por ejemplo Knight y Pansters 2006 sobre los caciques en México, o Poole, 1994 sobre el gamonalismo en Perú.

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influenciapolíticay“enraizamiento”(embeddedness), y esto hace que la línea entre lo legal y lo ilegal sea cada vez más difícil de discernir.

Tal noción de soberanías traslapadas y discontinuas es particularmente útil para considerar las prácticas actuales de justicia en Santa Cruz del Quiché re-feridas al principio de este capítulo, y la relación entre lo legal y lo ilegal, o la “co-presencia de derecho y desorden” (Comaroff y Comaroff, 2006: 34). Entendemos que la soberanía estatal es un proyecto en marcha muchas veces fuertemente disputado y existen desafíos a la autoridad del Estado desde mu-chos niveles diferentes. Las prácticas de justicia indígena son sólo un reclamo al ejercicio de soberanía, pero coexisten con muchos otros; por ejemplo, con las poderosas redes del crimen organizado o incluso con el poder soberano de la multitud en situaciones extremas, como son los linchamientos.20 Como señala Hansen, el Estado es “un proyecto inacabado y continuo de control y subordi-nación” y, en los contextos poscoloniales, el poder estatal se encuentra cada vezmásdisperso(Hansen,2005:172,traducciónmía).Almismotiempoquelas autoridades estatales intentan establecer el control y la soberanía, existe una diversidad de individuos, grupos, corporaciones y comunidades que están cons-truyendo sus propias formas de organización y poder, las cuales muchas veces desafían las pretensiones de las fuerzas gubernamentales de ejercer autoridad política y legal.

En Santa Cruz del Quiché, las autoridades comunitarias y los movimientos sociales indígenas están invocando su derecho de ejercer sus propias formas dederecho,desafiandolaideadelmonopoliodelEstadoposcolonialsobrelasoberanía. Existe una clara separación material y discursiva entre “el derecho estatal”y“elderechomayak’iche’”:lasnormas,institucionesyprácticasdeambos sistemas son muy distintas y la elaboración discursiva cotidiana de los imaginarios de los dos refuerza estas diferencias y contrastes. Sin embargo, en otro nivel, como se indica en el caso de las tres viudas descrito anteriormente, una consecuencia de las reformas multiculturales al sistema de justicia en el posconflictoesquelasdosformasdederechoestáncadavezmásimbricadas,dando lugar a nuevas formas híbridas de justicia (Sousa Santos, 2006). ¿Cuá-les son las implicaciones de estos cambios en las relaciones y dinámicas entre formas estatales y no estatales de soberanía? O, ¿qué tipo de cambios hay en el balance entre actores estatales y actores que ejercen –y ejercían en el pasado– distintasformasdeviolenciayregulación?¿Cómosereflejanestasdinámicasenlosimaginarioso“efectosEstados”?Y¿quédiferenciaalderechomayadeotras formas no estatales de ejercer la soberanía?

En la siguiente sección analizo las reformas multiculturales al sistema de justiciayseguridadimpulsadasdesdelafirmadelosAcuerdosdePazenGuate-

20 Lars Buur ha desarrollado la idea de expresiones de “justicia por mano propia” (vigilantism) en Sudáfrica como instancias de poder soberano y elementos claves en la (re)constitución del Estado. Véase Buur, 2006, 2009.

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mala y la manera en que éstas han afectado el campo judicial en Santa Cruz del Quiché. Después discuto la problemática histórica de la violencia y las nuevas formas de inseguridad que han surgido en la región en los últimos años. En la partefinalofrezcounareflexiónsobreloquesignificanestasnuevasprácticaspara la naturaleza del Estado guatemalteco y sobre las posibilidades de cons-truir formas menos violentas de autoridad y prácticas de justicia.

5. LA MULTICULTURALIZACIÓN DE LA JUSTICIA EN SANTA CRUZ DEL QUICHÉ Despuésdelafirmadelapazsecreóunaseriedenuevasinstitucionesy

servicios en las zonas de población indígena para atender sus necesidades de justicia,poblandolacabeceradeSantaCruzconunagamadenuevasoficinas,instanciasyrótulosenlascalles.LosAcuerdosdePazreflejaronel“posconsen-so de Washington” de que había que fortalecer al Estado y sus instituciones y prácticas para lograr una paz duradera. Según esta lógica, un Estado fortalecido que funcionara según los principios democráticos sería capaz de garantizar los derechos humanos y promover el desarrollo. La modernización del sistema de justicia apuntaba a asegurar la rendición de cuentas y el respeto a los derechos humanos y a las garantías del debido proceso. Los acuerdos, particularmente el de 1995 sobre la Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, incluían compromisos para respetar los derechos individuales y colectivos de los pue-blos indígenas. También enfatizaron en la necesidad de transformar el sistema judicial para adecuarse a las necesidades de la población étnicamente diversa y multilingüe del país. Aunque el acuerdo de 1995 reconoció los derechos de los pueblos indígenas de ejercer su propio “derecho consuetudinario”, el compro-miso nunca se convirtió en un derecho constitucional.21 Sin embargo, los Acuer-dosdePaz,juntoalaratificaciónporelCongresodeGuatemaladelConvenio169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los derechos de pueblosindígenasytribalesen1996,ofrecieronunreconocimientooficialparael derecho de los pueblos indígenas a ejercer sus formas propias de derecho.22 Este compromiso fue fuertemente respaldado por la mayoría de agencias de cooperación internacional que trabajaban en el país.

Elesfuerzopor“multiculturalizar”elsistemaoficialdejusticiaquesedioafinalesdeladécadade1990yenlosaños2000reflejólatendenciadelossucesivos gobiernos nacionales de adoptar un discurso multicultural, aunque nunca se tradujera en el respeto para los derechos sustantivos de la población indígena.Tambiénreflejólatendenciaporpartedelasagenciasmultilaterales

21 Un paquete de reformas constitucionales que incluía el reconocimiento explícito del derecho consuetudinario indígena fue rechazado en un referéndum popular en mayo de 1999.

22 Los artículos 8, 9 y 10 del Convenio garantizan el derecho de los pueblos indígenas a ejercer su derecho propio.

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de promover la desjudicialización de ciertos tipos de conflictosmediante eluso de mecanismos de mediación, conciliación y otras formas de resolución de disputas.23Esteprocesodemulticulturalizaciónfueimpulsadoyfinanciadoengran medida por las agencias internacionales de cooperación para el desarro-llo,particularmenteporlaMisióndeVerificacióndelasNacionesUnidasenGuatemala(MINUGUA),yposteriormenteporlaoficinadelProgramadelasNaciones Unidades para el Desarrollo en Guatemala (PNUD), que priorizó las reformas al sistema de justicia.

En Santa Cruz del Quiché tuvo lugar una innovación en el Instituto de De-fensaPenalPública(lainstanciaencargadadeponerdefensoresdeoficiogratisa ciudadanos acusados de un delito penal). Un equipo compuesto por un aboga-do indígena (llamado “defensor indígena”) y un traductor empezaron a ofrecer serviciosestatalesdedefensacriminalenelidiomamayak’iche’.FinanciadasmedianteunconvenioconelPNUD,estasoficinastambiénteníanunmandatopara mejorar la coordinación entre las autoridades indígenas y la justicia estatal. Elequipotrabajabaconlosjuecesyfiscaleslocales,tratandodeconcientizarlosacerca de los instrumentos internacionales como el Convenio 169, y también para persuadirlos de respetar los procedimientos y las resoluciones de las auto-ridades comunitarias en casos criminales. Este trabajo tuvo un efecto lento pero acumulativo. Algunos jueces de los tribunales menores efectivamente cedieron la jurisdicción a las autoridades comunitarias cuando reconocieron de forma tácita sus resoluciones, por ejemplo en casos de robo. Aparte de trabajar con los funcionarioslocalesdelsistemadejusticiaoficial,ladefensoríaindígenadeladefensa pública también estableció convenios con organizaciones mayas loca-les y asociaciones cívicas o no gubernamentales, como la Defensoría K’iche’. Estos convenios apoyaron una serie de talleres para fortalecer las autoridades comunitarias y promover el respeto a las garantías fundamentales de derechos humanosdentrodelosprocedimientoscomunitarios.Losjuecesyoficialesdela Policía en Santa Cruz poco a poco se fueron haciendo más receptivos hacia la idea de cierto pluralismo en el ejercicio de funciones de seguridad y ley (aunque,segúneldefensorindígenaenSantaCruz,laoficinalocaldelafiscalíaaún se resiste a ceder jurisdicción a las autoridades comunitarias, especialmen-te cuando se trataba de crímenes graves). En efecto, los acuerdos tácitos para reconocer la jurisdicción comunitaria indígena dependen de las preferencias de los operadores de justicia locales, quienes pueden optar por llevar cargos penales contra las autoridades comunitarias cuando ejercen sus propias formas

23 Las reformas de 1998 al Código Procesal Penal extendieron las posibilidades de acuerdos no ju-diciales: las ofensas con sentencias máximas de cinco años podían resolverse por la vía de la mediación olaconciliación(“criteriosdeoportunidad”).VéaseFigueroaSarti,2009.

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dederecho,siasílodeciden,manteniéndolosenunestadodeindefiniciónlegalpermanente.24

LaaperturadeestasoficinasdelEstadoenSantaCruzfueunaseñaldelcompromiso material y discursivo de multiculturalizar el sistema de justicia, fortalecer las garantías de derechos para la población indígena y mejorar la coordinaciónentreelderechooficialyelderechocomunitariomayak’iche’.En la práctica, todas estas nuevas instituciones dependían de los fondos inter-nacionales de desarrollo para sobrevivir y operaban con muy poco presupuesto. En ese sentido, el defensor indígena en la defensa penal pública me contó que había gastado su presupuesto de gasolina del mes en una serie de visitas a una comunidad lejana para aconsejar a las personas acusadas de un asesinato. Estas reformasalsistemadejusticiaoficialhansignificadolaexpansiónterritorialdela presencia del aparato judicial –antes había un Juzgado de Paz en el pueblo, pero ahora las opciones para buscar la justicia en la cabecera municipal parecen habersemultiplicadodeformasignificativa.Lasnuevasiniciativasseenfocanenpoblacionesespecíficas,identificándolasporsucondiciónétnico-racialodegé-nero. En tal contexto, todas estas instancias hacen aún más borrosa la línea entre lo público y lo privado a causa de su reconocimiento explícito o tácito de un ma-yor papel para las autoridades comunitarias indígenas en la provisión de justicia.

6. NUEVAS FORMAS DE INSEGURIDAD Y VIOLENCIAAl mismo tiempo que se implementaron estas reformas al sistema de justi-

cia, el panorama en Santa Cruz del Quiché y sus alrededores mostró un incre-mento de formas de violencia e inseguridad, como los asaltos o robos, y nuevas y violentas respuestas a esta inseguridad, como los linchamientos. Algunas de estasprácticastienensusraícesenelperiododelconflictoarmado.Elconflictoarmado se caracterizó por las violaciones masivas a los derechos humanos de la población civil.25 El Ejército logró casi un monopolio total del uso político de la violencia después de que el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), que tenía uno de sus bastiones en Santa Cruz del Quiché, fuera prácticamente aniquilado como fuerza militar a principios de los años ochenta. Las tácticas de contrainsurgencia empleadas por el Ejército utilizaron la población civil para la aplicación de la violencia y el ejercicio del poder soberano. Se organizaron patrullas paramilitares de autodefensa civil (PAC) en todo el altiplano indígena y éstas continuaron funcionando hasta su desmovilización formal en 1996. La

24ParaelcontextodeAyacucho,Perú,DeborahPoolehallamadoestasituacióndeindefiniciónlegal “entre la garantía y la amenaza”: una zona liminal o indeterminada donde las autoridades indígenas nunca tienen certeza de que sus acciones serán reconocidas como legítimas (Poole, 2004).

25 Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de las Naciones Unidas, como consecuen-ciadeuntotalde626masacresperpetradasduranteelconflictoarmado,344aldeaseneldepartamentodeQuichédejarondeexistir.CEH,1999,Cap.2,Vol.2,resumenestadísticopara1997.

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naturaleza de las patrullas y sus efectos fueron muy complejos. La estrategia del Ejército fue militarizar la vida en las aldeas indígenas y separar a los civiles de los insurgentes. Los patrulleros fueron víctimas del Ejército, pero al mismo tiempo perpetraron atrocidades contra sus propios vecinos, como lo han demos-tradonumerososestudiosetnográficosenlaregión(Zur,1998;Remijnse,2002;González, 2002; Le Bot, 1995). Los patrulleros a menudo acusaron a sus rivales o enemigos personales de ser guerrilleros y así las consecuencias de las disputas locales y a veces familiares llegaron a ser letales. De hecho, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico estimó que las patrullas de autodefensa civil come-tieron 18% de todas las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante elconflictoarmado(CEH,1999).

El sistema de las patrullas se basó en una combinación de coerción, vio-lencia (real o latente) y consentimiento. Los hombres indígenas patrullaban los límites de sus aldeas contra incursiones de la guerrilla, y también vigilaban la vida cotidiana en sus comunidades, reportando regularmente al Ejército me-diantelafiguradeloscomisionadosmilitaresdecadalugar.Sinembargo,elcontroldelEjércitonuncafuetotal.ComohandemostradoPaulKobrakyotrosautores, en algunas comunidades el acto de patrullar efectivamente sirvió como un mecanismo para mantener tanto a la guerrilla como al Ejército a distancia (Kobrak,1997;Stoll,1993).Alolargodelosaños,laspatrullasseconvirtieronen parte de las estructuras y normas comunales de autoridad y en una forma de defensa colectiva, en pro de la colectividad de la comunidad. Además, el acto de patrullar fue una de las principales prácticas cotidianas de gobierno que experimentaron a nivel personal cientos de miles de hombres indígenas guate-maltecos en las áreas rurales del país, siendo una clara corporeización (embo-diment) del Estado.26 Evidentemente, las patrullas formaron parte del “sistema Estado” en la práctica y rutina material, y al mismo tiempo constituyeron un “efecto Estado”, porque representaron la proyección y poder del Estado contra-insurgente en la vida cotidiana de los pobladores rurales.

Desdefinalesdeladécadade1980,esteimaginariodeunEstadocontrain-surgente todopoderoso fue enfrentado por el movimiento indígena emergente de derechos humanos en Quiché. Organizaciones como el resurgente Comité de Unidad Campesina (CUC),27 el Consejo de Comunidades Étnicas Runujel Ju-nam (CERJ), el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) se movilizaron en defensa de los dere-chos humanos y en contra de la participación forzosa en las patrullas de autode-

26 En su auge en 1983, más de un millón de hombres mayas en el altiplano participaron en las PAC. Obviamente, el número de personas afectadas por el sistema paramilitar fue mucho mayor.

27 El CUC fue la organización indígena popular más grande del país. La represión militar la condu-jo a la clandestinidad y diezmó su fuerza a principios de los años ochenta.

215soBeranías en disputa: JustiCia indígena, ViolenCia y efeCtos de estado en la guateMala...

fensa civil.28 Como resultado del proceso de paz, las PAC fueron formalmente desmovilizadas en 1996. Sin embargo, en los siguientes años los ex patrulleros semovilizaronparaexigirunarecompensafinancieradelGobiernoporsuser-vicio, argumentando que no fueron incluidos en los planes de resarcimiento por elconflictoarmado.EnvariascomunidadesdeQuiché,losantiguoslíderesdelas patrullas y los comisionados militares continúan ejerciendo poder y control, causando temor en la población. Además, a pesar de su desmovilización hace más de una década, la paramilitarización de la población indígena rural por casi quince años dejó un fuerte legado de prácticas y expectativas acerca de la seguridad y la justicia en el altiplano. Como nos recuerdan David Pratten y AtreyeeSen,“losregistroshistóricosdejusticiayviolenciasereflejanenlasprácticas contemporáneas” (2008: 6, traducción mía). Los recuerdos de las pa-trullas como instituciones, prácticas e imaginarios son evidentes en las actuales prácticas de seguridad y justicia. Hechos como la vigilancia constante dentro de las aldeas, las respuestas rápidas y colectivas para detener a los extraños, la interrogación y el uso ocasional de la violencia física sumaria y espectacular son sólo algunos de los legados directos de esta paramilitarización.29 Las evi-dencias recopiladas sobre linchamientos señalan que tales actos son instigados y llevados a cabo por pequeños grupos de hombres, a menudo individuos vin-culados con el ejercicio del poder militar o paramilitar en el pasado reciente. La mayoría de los que atestiguaban los linchamientos eran, en efecto, observadores inermes cuya posición frente a los hechos consumados era por lo menos incierta o ambigua (MINUGUA, 1999).

La violencia contrainsurgente y el genocidio en Quiché a principios de los años ochenta representaron la cúspide de la imposición del poder soberano del Estado central, encarnado en el Ejército. La presencia física del Ejército en el altiplanoindígenaseredujodrásticamentedespuésdelafirmadelapaz.30 La nueva Policía Nacional Civil que en buena medida ocupó el espacio de con-trol dejado por las fuerzas armadas no pudo responder de forma adecuada al incrementodelcrimencomún.Porotraparte,aunquelainfluenciadelEjércitocomoinstituciónseredujodespuésdelconflictoarmado,distintasfaccionesdelpoder militar establecieron alianzas con elementos del sector privado y grupos del crimen organizado buscando perpetuar garantías para proteger sus ingresos

28 El CERJ apeló a la Constitución de 1985, alegando que las patrullas eran una forma de trabajo forzoso, y por lo tanto inconstitucional. La CONAVIGUA estaba en contra de todo tipo de militarización y abusos, incluyendo las PAC (véanse Zur, 1998; Brett, 2006).

29 Además, las divisiones entre los ex jefes de patrullas y los antiguos líderes guerrilleros son evi-denteshoyenSantaCruzdelQuichéysereflejanenlastensionessobrecómosedebenfortalecerlasautoridadescomunalesindígenasyelejerciciodel“derechomaya”.En2007y2008existíaunadivisiónfuerte en el liderazgo de la Defensoría K’iche’ entre un ex líder de las PAC en Santa Cruz y ex miembros del EGP.

30 Los Acuerdos de Paz establecieron una reducción del tamaño de las fuerzas armadas y una re-ducción de su presupuesto por un tercio.

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económicos y poder en general, exacerbando así la fragmentación de las fuer-zascoercitivasdelEstado.Enefecto,enelposconflictosehanormalizadoelcrimen organizado, lo cual efectivamente opera como un “para-Estado” o como loqueseconocecomolos“poderesparalelos”(BeltrányPeacock,2003).31 Al mismo tiempo, los ciudadanos recurren al ejercicio propio de seguridad y jus-ticia, llegando a veces a cometer actos fuertemente violentos y punitivos como los linchamientos. Las formas paraestatales de seguridad se han incrementado en los últimos años. Existen comités ciudadanos de seguridad formados en los municipios, los cuales son respaldados por el Ministerio de Gobernación y por la Policía Nacional Civil. Sin embargo, aunque en su mayoría están registrados con la Policía, los controles sobre estas organizaciones son escasos y sus accio-nes a veces son altamente violatorias de los derechos humanos. Por ejemplo, en abril de 2009 dos hombres y una mujer acusados de secuestro fueron linchados y muertos por miembros del comité de seguridad ciudadana en el centro de Santa Cruz del Quiché. Asimismo, en marzo de 2008 el comité de seguridad ciudadana de Zacualpa secuestró y torturó al hijo de un supuesto maleante con el objetivo aparente de conseguir que su padre se presentara ante la comunidad para ser juzgado o sancionado.

Si la soberanía del Estado es “una aspiración que busca crearse frente a las configuraciones internamente fragmentadas, desigualmente distribuidas ypoco predecibles de autoridad política que ejercen la violencia más o menos legítima en un territorio” (Hansen y Stepputat, 2005: 3, traducción mía), en el posconflictoestasformasdeautoridadpolíticaresultancadavezmásfragmen-tadas, dispersas y cuestionadas. Es cierto que la soberanía estatal siempre fue precaria en Quiché: el sistema colonial/poscolonial de dominación empleó una especie de “gobierno indirecto”, donde las comunidades indígenas –excluidas de la vida pública por su condición racial– tuvieron un margen circunscrito de autonomía para administrar su propia existencia, al tiempo que fueron sujetas a distintosmecanismosdecontrolycoercióncomolasfincasolaLeydeVagan-cia para garantizar la sobreexplotación económica (McCreery, 1994). Sin em-bargo, aunque el alcance y la legitimidad del Estado entre la población indígena siempre han sido limitados, los desafíos múltiples y violentos al ejercicio del poderestatalenelperiododeelposconflictoparecenindicaralgocualitativa-mente nuevo. La soberanía del Estado, algo que siempre fue frágil, parece estar erosionándose conforme los límites entre lo estatal y lo no estatal en el ejercicio de la violencia se hacen cada vez difíciles de discernir. El departamento de Qui-chéregistróelnúmeromásaltodelinchamientosafinalesdelosañosnoventa

31 El Estado contrainsurgente obviamente actuaba según patrones de extrema ilegalidad. En ese sentido, pudiera argumentarse que en la actualidad la relación entre lo ilegal y lo legal solamente ha entrado en una nueva fase.

217soBeranías en disputa: JustiCia indígena, ViolenCia y efeCtos de estado en la guateMala...

(MINUGUA, 1999; Mendoza y Torres Rivas, 2003).32 Aunque el número de muertos por esta causa ha bajado en los últimos años, los linchamientos siguen ocurriendo, como en el caso de Camanchaj descrito anteriormente. La perse-cución penal contra las personas responsables de estos actos es escasa, pues menos del 2% de los crímenes en Guatemala resultan en una sanción penal, y los asesinatos colectivos, como los linchamientos, son particularmente difíciles de investigar. Lo anterior envía un mensaje muy claro sobre el poder y la na-turaleza del Estado (“el efecto Estado”): el Estado guatemalteco no controla y no castiga estos actos espectaculares y colectivos de violencia, al igual que no controla y no castiga otros actos de violencia. Estas experiencias de violencia crean distintos imaginarios del Estado con efectos duraderos. Es en este con-texto que las autoridades indígenas comunitarias apelan a su derecho de ejercer su derecho propio, o derecho maya. Esto es entendido por muchos pobladores y activistas pro derechos indígenas como una manera más justa y menos violenta deregularlavidayderesolverlosconflictosyproblemascuandosurgen.Dehecho, en muchas ocasiones la intervención oportuna de las autoridades comu-nitarias y de la alcaldía indígena ha protegido la vida de individuos acusados de haber cometido delitos, tomando como recurso un discurso y una práctica que enfatizan la dignidad humana y el valor de la vida.

7. CONCLUSIONESEnesteescritohetratadodereflexionaracercadelanaturalezadelEstado

enelperiodoposterioralconflictoarmadoenGuatemala.Envezdeentenderlosolamente como una serie de instituciones o políticas públicas, he puesto énfasis también en las múltiples formas en que el Estado es vivido, imaginado, hablado y hasta soñado. He insistido en el papel de los discursos y de los imaginarios en la constitución del Estado, al igual que en el peso de los registros históricos de justicia y de violencia en estos discursos e imaginarios. Como sugiere Mitchell, hay que analizar al Estado “no como estructuras de hecho, sino como el pode-roso efecto de prácticas metafísicas que hacen que estas estructuras parecieran existir” (1991: 94, traducción mía).

Mi argumento principal aquí es que “el Estado” (como “sistema” y como “efecto”) está siendo cada vez más fragmentado y descentralizado como resul-tado de nuevas políticas públicas y de la reducción de su poder centralizado de

32Entre1996y2002hubo77linchamientosenQuiché,conunsaldode52muertosy36heridosde gravedad (Carlos A. Mendoza, Ausencia del estado y violencia colectiva en tierras mayas : una aproximación cuantitativa al fenómeno de los linchamientos en Guatemala (1996-2002) (Guatemala: FLACSO-Guatemala/SecretaríaPlanificaciónyProgramaciónSEGEPLAN2007);entre2000y2009hubo27muertosy16heridosgravesdebido a linchamientos (IvánGarcía, comunicaciónpersonal,junio 2010, PNUD Guatemala, basado en cifras de la Policía Nacional Civil). La baja en el número de linchamientos se debe en parte al éxito de los esfuerzos de prevención de estas acciones, pero al parecer ahora también hay un incremento en el número de ejecuciones extrajudiciales de supuestos criminales.

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coerción. En este contexto están surgiendo no sólo múltiples desafíos a su so-beranía sino también reclamos para que ésta sea practicada desde la población civil. Tales formaciones sociales son extremadamente diversas y van desde el derecho indígena comunitario ejercido por autoridades comunales hasta actos colectivos extremadamente violentos, como los linchamientos. Sin embargo, en términos del argumento que he esbozado aquí, tanto el ejercicio del “derecho maya” en el caso de las tres viudas, como los sucesos en Camanchaj, descritos anteriormente, son una forma de ejercer soberanía y de “crear Estado”. Todos significan una negociación constante entre lo que es, lo que no es y lo quedebería ser el Estado, así como cuál sería una forma moral y ética de actuar y cuál no, y qué debería ser un ejercicio legítimo de autoridad. Todos emplean distintos “lenguajes de ser Estado” y distintas tecnologías e imaginarios asocia-dos con el Estado (Hansen y Stepputat, 2001). Las coordinaciones que se dan entre el derecho indígena y el derecho estatal en Santa Cruz muestran un Estado más permeable al pluralismo cultural. Sin embargo, al mismo tiempo la falta de acciones concretas frente a los actos de vigilantismo, como en el caso de los linchamientos, demuestra la incapacidad o falta de voluntad de las autoridades estatales para proteger la vida de los ciudadanos comunes. En ese sentido es un Estado más abierto a reconocer diferencias culturales, pero a la vez más frag-mentado e incoherente, aparentemente sin capacidad de ofrecer garantías para una mejora en la justicia y la seguridad hacia la población.

A pesar de los discursos autonomistas que enfatizan la diferencia étnica y la soberanía indígena, en la práctica las defensorías indígenas trabajan para mejo-rar la coordinación entre las autoridades estatales y las autoridades comunales, al tiempo que tratan de fortalecer lo propio. Lo anterior representa un valeroso esfuerzo por alcanzar el reconocimiento del derecho propio y de los derechos indígenas y por limitar las respuestas comunitarias violentas frente al crimen dentro de un contexto marcado por nuevas formas de inseguridad y violencia. Como he demostrado aquí, la falta de protección para los ciudadanos comunes de las democracias latinoamericanas contemporáneas no sólo produce formas violentas de “justicia por mano propia”, como los linchamientos o actos de vi-gilantes, sino también está generando nuevas formas de autoridad y justicia ba-sadas en epistemologías y prácticas localizadas. En Guatemala éstas combinan la diferencia ontológica de formas indígenas de justicia con conceptos de dere-chos humanos. Los activistas mayas en Santa Cruz están interesados en cons-tituir una autoridad indígena y un derecho maya como algo independiente del Estado. Al mismo tiempo, desean transformar al Estado guatemalteco y quieren ser parte del él. Todas estas dinámicas generan poderosos “efectos de Estado”. De forma similar a lo que ocurría en el pasado, existe en la práctica una simbio-sis difusa entre el derecho estatal dominante y el derecho indígena, aunque este último fue siempre subordinado y marginado (Chenaut y Sierra, 1995; Starr y

219soBeranías en disputa: JustiCia indígena, ViolenCia y efeCtos de estado en la guateMala...

Collier, 1989). Sin embargo, a diferencia del pasado, el proceso de politización delaidentidadétnicaquesediodespuésdelconflictoarmadoimplicaquehoylos actores indígenas están produciendo nuevas categorías, entendimientos y prácticas legales como parte de un movimiento político por ganar autonomía y derechos en general. Como ha observado Mitchell: “Los sujetos políticos y sus modos de resistencia se forman dentro del terreno organizativo que llamamos el Estado, y no en un espacio social totalmente externo” (1991: 93, traducción mía). Esto nos plantea nuevos desafíos para repensar cómo garantizar los dere-chos humanos individuales y colectivos y la vida misma dentro de esta nueva e inciertaconfiguraciónestatal.

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LOSINDÍGENASANTEDOSMODOSDEJUSTICIA:RECONOCIENDOYDESCONOCIENDOLAAUTORIDAD COMUNAL EN GUATEMALAstener ekern

1. INTRODUCCIÓN I: ROBO AGRAVADO EN CHIYAXEl 1 de marzo de 2003, en el cantón Chiyax –una de las cuarenta y ocho

comunidadesmayak’iche’sdelmunicipiodeTotonicapán–fuerondetenidosdos hombres que intentaban robar un aparato de sonido en una vivienda parti-cular. Al salir de la casa, equipo en mano, un grupo de vecinos se juntó, amarró y golpeó a los dos delincuentes, quienes solicitaron la presencia inmediata de la Policía. Paralelamente, en una calle cercana, otro grupo de vecinos agarró a un joven de diecisiete años, sospechoso de formar parte del grupo de ladrones ya que estaba esperando al lado de un vehículo. Los vecinos llevaron a los jóvenes a la estación de la Policía en el centro del pueblo y pidieron que se aplicara la justicia. Posteriormente, alrededor de tres mil personas se reunieron en las ca-lles –Chiyax colinda con el centro urbano del pueblo– y en las horas siguientes le prendieron fuego al vehículo, para entonces estacionado frente al Tribunal de Justicia.Seescuchabanamenazasdequemarydestruireledificiodelajusticiay exigencias de que, si las autoridades judiciales no aplicaban la justicia, lin-charían a los detenidos. Afortunadamente intervino el entonces alcalde comunal de Chiyax quien, les explicó a los vecinos que no era correcto quemar; había que respetar la vida y sancionar a los delincuentes de conformidad con las leyes comunales del cantón.

El 3 de marzo, las autoridades de Chiyax mandaron un memorial al juez de primera instancia en el que solicitaron “la no intervención de los derechos hu-manos, ya que ellos abogan por los delincuentes, quienes salen de las cárceles sin que se les aplique la justicia” y “en caso contrario, la comunidad en general tomará medidas de hecho” (CPD, 2005:34). Enseguida, las autoridades estata-

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les–conelcarroquemadofrenteasusoficinas–ordenaroneltrasladodelosdetenidos a Quetzaltenango y el 5 de marzo el juez de primera instancia dictó auto de procesamiento por el delito de robo agravado y prisión preventiva en contra de los tres sindicados.

El 25 de junio, en presencia de varios representantes de los órganos de justicia estatal y gran parte de la población del cantón –pero sin la presencia de los medios de comunicación, por orden de las autoridades comunales–, estas últimass resolvieron que los detenidos prestaran treinta días de trabajo comuni-tario. Por su parte, los condenados pidieron perdón a las familias afectadas y a la comunidad, aceptaron el fallo y juraron cambiar su “forma de ser”.1 Sin em-bargo, hay que resaltar que sólo se llegó a esta salida feliz luego de un intenso trabajo de negociación en todas las instancias involucradas.

En la comunidad, el alcalde impulsó una serie de reuniones con líderes y representantes de los diez sectores (o clanes) que conformaban este cantón bas-tante urbanizado, cuya población era joven y, por lo tanto, sin un conocimiento clarodelastradicionesindígenas.Cuandoporfinsellegóalacuerdodeactua-lizar y aplicar el derecho indígena y “hacerles pagar con trabajo”, como se dice comúnmente, la decisión fue fruto de un proceso amplio.

Entretanto, en el sistema estatal, a principios de mayo, los investigadores delMinisterioPúblico(MP)estabanporconcluirquenocontabanconsuficien-tes elementos de prueba para solicitar la apertura del proceso penal, en parte porque no contaban con la cooperación de la comunidad. La gente siempre tenía el temor de que los agentes del MP no investigarían las circunstancias del robo, sino las de los disturbios posteriores; además, existían muchas dudas encuantoasueficiencia.Laexperienciapopularesque“al poco tiempo los delincuentes son liberados”, o sea, la impunidad reina. Por otro lado, esta situa-ción de incertidumbre generó una serie de iniciativas por parte del Instituto de Defensa Pública Penal (IDPP) –que es la instancia del Estado guatemalteco que ofrece defensa penal gratuita en zonas mayahablantes por medio de una sección llamada Defensoría Indígena–, la ONG Centro Pluricultural para la Democracia (CPD) de Quetzaltenango –que se dedica al fortalecimiento de las autoridades comunales mayas en la región–, y la Junta Directiva de los Alcaldes de los 48 Cantones, donde también se integran las autoridades comunales de Chiyax. Juntos lograron convencer a los jueces de que valía la pena buscar una manera de transferir el caso al sistema indígena. De esta manera, la Defensoría Indígena y el CPD acompañaron al alcalde en el proceso arriba referido para consoli-dar la autoridad comunal. El fallo dictado por la Mesa Juzgadora del Cantón Chiyaxel25dejuniofueconfirmadoporelsistemaestatalesamismatarde,

1Esuna traduccióncomúnde lapalabrak’iche’que talvezmejorseaproximaalconceptode‘cultura: ‘k’aslemal’ (‘mododevida’o ‘formadeser’); tambiénmuyusadoenelespañolcoloquialguatemalteco

223los indígenas ante dos Modos de JustiCia: reConoCiendo y desConoCiendo la autoridad...

cuando los jueces competentes, con el consentimiento de los agraviados, dieron la orden de sobreseimiento, haciendo referencia a la Convención 169 que reco-noce la legitimidad del derecho indígena en resolver casos y el Acta 95-2003 de Reuniones y Asamblea de la Comunidad de Chiyax que detalla la resolución. Enelorganismojudicial,elproblemaprincipalhabíasidobuscarlafiguralegalque permitiera terminar un proceso judicial (CPD, 2005).

2. INTRODUCCIÓN II: UN ACUERDO MARCO CASI OLVIDADO El año siguiente, el 18 de agosto de 2004, representantes de la Alcaldía In-

dígena, la Policía Nacional Civil (PNC), el MP, la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), los “Juzgados de Paz e Instancia” el Tribunal de Sentencia Penal y la Defensoría Indígena suscribieron un acuerdo marco en el que las par-tes acordaron coordinar su trabajo, considerando el reconocimiento conferido al Sistema Jurídico Indígena por los Acuerdos de Paz, los artículos 58 y 66 de la Constitución Política de la República de Guatemala y los artículos 8-12 de la Convención 169 sobre Pueblos Indígenas. Entre otras cosas, el acuerdo marco establece que “cuando conozcan un caso donde se ha aplicado una sanción en la comunidad se investigue las causas que dieron causa a dicha sanción para no iniciar un Proceso Judicial” (CPD, 2005:130). El acuerdo fue el resultado del intenso trabajo del CPD y de las otras instancias citadas para darle seguimiento e institucionalizar los éxitos del caso del robo agravado en Chiyax. Sin embar-go,todoslosrepresentantesdelasinstitucionesestatalessólofirmaronatítulopersonal, ya que no lograron el respaldo de sus jefes nacionales; en cuanto a los alcaldes comunales, es de notar que su período en funciones sólo es de un año y que se trata de un grupo muy heterogéneo.

Siete años más tarde, en 2011 cuando inicié otro trabajo de campo en To-tonicapán para ponerme al día con la labor de los alcaldes comunales de los cuarentayochocantones(Ekern,2010),rápidamentemedicuentadequeenlamayoría de los casos el referido acuerdo marco ya era un documento olvidado, y que la amnesia también reinaba en los órganos del Estado. Esta situación me hizo formular una serie de preguntas iniciales: ¿A qué se debe este atasco en un proceso de tanta importancia para Guatemala? ¿Por qué no aprovecha el Estado guatemalteco esta oportunidad de aumentar su autoridad en las zonas indígenas y a la vez reducir sus gastos mediante una transferencia de facultades a las autoridades indígenas? ¿Por qué no son capaces los alcaldes comunales de establecer una instancia técnica común para asistirlos en su trabajo judicial, en vez de depender de una ONG de Quetzaltenango?

Este artículo se propone investigar cómo la brecha político-jurídica entre el komon o comunidad maya y el Estado guatemalteco sigue manteniéndose a

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pesar de iniciativas de cooperación como las que hubo en el caso Chiyax. En un contexto de debate sobre las altas cifras de violencia, crimen e impunidad en Guatemala en los años de postguerra (de 1996 en adelante), es habitual creer que esta bifurcación perenne entre dos “culturas” o “formas de ser” con sendas prácticas políticas y sociales de hecho produce violencia; basta mencionar los linchamientos y otros ejemplos de una desconfianza abismal entre la comu-nidad local y el Estado en las zonas indígenas del país. O sea, por un lado se establece una correlación entre la inseguridad y la ingobernabilidad, y por el otro las marcadas divisiones sociales, culturales y políticas entre indígenas y ladinos, frecuentemente suponiendo que la discriminación, la marginalización y la pobreza de los primeros son los factores responsables (Sieder, 2002; Adams y Bastos, 2003). El enfoque del presente estudio es similar, pero se concentrará en los procesos internos de la comunidad indígena y lo que pasa en la frontera entre las esferas de control social comunitario y la legalidad estatal que ejercen los órganos del Estado.

La hipótesis es que el nivel de violencia en las áreas mayas de Guatema-la (donde la Municipalidad de Totonicapán, representando a una población de aproximadamente125,000habitantes,esde lasquemáspesodemográficoypolítico tiene) depende, de manera decisiva, del funcionamiento de la autoridad comunitaria local y de la calidad de sus relaciones con los operadores de la jus-ticia. Como ya vimos en el caso de Chiyax, una situación de vacuo de poder e incertidumbre en cuanto a cuáles serán las normas jurídicas aplicables acentua-rálosconflictosyaumentaráelniveldedesordenycrimen.Alalcaldecomunaly a sus colegiados en la autoridad comunal les hará falta tanto la legitimidad internacomolaexterna;sondesconocidosporlajusticiaestatalynosuficiente-mente reconocidos por los habitantes. Antes de empezar la discusión es también importante aclarar que, en un contexto nacional, el departamento de Totonica-pán se caracteriza por tener el porcentaje más alto de indígenas, el índice de delincuencia más bajo y probablemente las estructuras políticas comunitarias más fuertes del país, de manera que debe ofrecer un contexto favorable para ex-plorar las correlaciones entre control social comunitario, violencia y presencia delEstado.Además,debidoalhechodequeelcontrolsocial–reflejadoenlalegitimidadylaeficienciadelasautoridadescomunitarias–varíamarcadamen-te de un cantón a otro, el municipio de Totonicapán ofrece buenas condiciones para hacer comparaciones sistemáticas.

Se examinarán las prácticas contemporáneas de autogobierno cantonal – tanto jurídicas como políticas– más algunos cambios recientes en una selección de cantones del municipio de Totonicapán, en parte para explorar la variación y en parte para determinar cómo su gobernabilidad varía entre cantones “avan-zados”,comosonllamadosloscantonesmejorordenados,ylos“conflictivos”.También se discutirán los resultados de una serie de entrevistas que sostuve

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con funcionarios del Organismo Judicial y del Ministerio Público en Totonica-pán para conocer su trabajo y sus experiencias con las autoridades comunales k’iche’s–autoridadesqueenelcontextocontemporáneosoncadavezmásre-conocidas como tales en las instancias estatales. Me reuní con jueces e inves-tigadores, por un lado, y con las autoridades de los cantones de Paxtocá, Xol-sacmaljá, Quiacquix, Nimapá, Juchanep y Chuatroj, por el otro, invitándolos a todosdiscutirlareferidabrechayareflexionarsobresucontinuadapresencia.Finalmentesereproduciránconciertodetallelosaltibajosdeunlargoconflictointerno en el cantón Poxlajuj relacionado con el derecho a la propiedad de un terreno y la práctica de cortar el suministro de agua entubada como sanción. Los casos, que ahora llevan cinco años en el sistema de justicia guatemalteco, revelancómolafiscalíaveindividuosprivadosdesusderechosymultitudesamenazantes donde la población ve individuos antisociales y una comunidad actuando como tal.

Para estructurar las discusiones, preparé de antemano un esquema con cua-tro suposiciones de por qué no se había logrado darle seguimiento al acuer-do marco de agosto de 2004. Todo el mundo conocía el caso de Chiyax de 2003; sin embargo, como ya observamos, eran contados los que sabían de la existencia del acuerdo. Las suposiciones eran, primero, que hay una distancia conceptual demasiado profunda entre un sistema que se enfoca en relaciones yequilibriosyquebuscareparareldañoyotroquebuscatipificaractosparapenalizar hechores individuales. Segundo, que el contraste entre las prácticas asociadas obstaculiza el acercamiento entre un sistema informal, conciliador, oral e inmediato, y otro formalista, escrito y burocratizado. Tercero, que existe una profunda asimetría de poder entre un Estado con todos sus aparatos y agen-cias especializadas, por un lado, y un alcalde comunal con un equipo de apenas una docena de personas trabajando ad honoremyconcalificacionesvariables,porelotro.Ycuarto,queexisteunateoríaenfocadaenlasdistintasdinámicasinternas de los dos sistemas y la consiguiente falta de incentivos para buscar lacomprensióndelotro.Eljuezquedeseeaprenderelidiomak’iche’ycom-prender la vivencia en los cantones no recibe ningún estímulo en el Organismo Judicial guatemalteco –y el alcalde comunal que se esfuerce por entender los quehaceresdelosfiscalesdelMPrápidamenteesmalvistoensucomunidadpor desatender la “primera consigna” 2 que es defender la misma comunidad. La frontera cultural o étnica se reproduce.

2 Ver abajo. Las reglas que rigen el trabajo de la autoridad comunitaria, escritas o no, son conocidas como ‘consignas’.

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3. LA AUTORIDAD INDÍGENA EN TOTONICAPÁN Localizado en el corazón del altiplano occidental de Guatemala –la zona

indígena por excelencia del país–, el municipio de Totonicapán consta de cua-renta y ocho subdivisiones, generalmente conocidas como “cantones”. Éstos, a su vez, son unidades de autogobierno maya y gobierno municipal auxiliar (en algunos casos, con rango de “aldea”).3 De los 334 municipios guatemaltecos, aproximadamente 150 tienen población mayoritariamente indígena que vive en un“cantón”deestetipo.SepuededecirpuesqueelTotonicapánk’iche’estáformado por cuarenta y ocho pequeñas repúblicas con gobiernos que se rotan anualmente practicando la autonomía indígena y a la vez ejerciendo las funcio-nes de alcaldías auxiliares reconocidas por el Gobierno nacional; sus líderes son electos como “alcaldes comunales” por una asamblea comunitaria en octubre o noviembre de cada año, y el primero de enero éstos son nombrados por el alcal-de municipal como representantes cantonales del municipio. En las asambleas también se elige a los otros miembros de la “corporación” –como se le llama a la autoridad comunal–, entre ellos un secretario, varios “alguaciles” (que asis-ten al alcalde en tareas de enlace y en mantener el orden), “fontaneros” (respon-sables del mantenimiento de las pilas para lavar y la tubería del agua potable), guardabosques, escolares (asistentes de los maestros), un pregonero (heraldo), los que velan por los baños termales (situados en el pueblo), y otros según la necesidad y el grado de incorporación de los distintos comités de desarrollo en la autoridad. Sin embargo, ninguno de éstos es públicamente reconocido por la Municipalidad.

La duplicación de funciones del cargo de alcalde data de 1934, cuando el presidente Jorge Ubico ordenó el establecimiento de un registro nacional de ciudadanos que debía ser llevado a cabo por los alcaldes municipales. Éstos, a suvez,conelapoyodelosprincipales,identificaronapersonasenloscantonesquesabíanescribiryleerparatrasladarlosdatosvitalesalregistro–aestafigurase le solía llamar “empírico” (Tzaquitzal et al., 2000). Los cargos de escolar y comisionado militar, por ejemplo, tienen raíces similares, son respuestas a las presiones del Estado cuando los gobernantes del país han decretado nuevas figuras administrativas, o son resultadode las necesidades del desarrollo (elfontanero); el punto en la tradición maya es compartir las tareas de gobierno a travésdelarotación(ChanceyTaylor,1985;Carmack,1995).Demanerapa-ralela,hoydíaloscantonessonidentificadoscadavezmáscomocomunidadesmayas y grupos discriminados con derechos especiales frente al Estado, en vez de imaginarse como indígenas con lazos de inferioridad con el Estado.

En la breve presentación del sistema político-jurídico maya en los párrafos anteriores he resaltado la naturaleza híbrida de la autonomía indígena guate-

3 En realidad, el número de cantones varía; actualmente son cuarenta y dos, la cifra de cuarenta y ochoesmásbiensimbólica,talvezserefiereaveinticuatrolinajesoriginarios.

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malteca, tal vez un poco a detrimento de la manera en la cual una mayoría de los guatemaltecos –tanto mayas como hispanohablantes o ladinos– se imaginan dos tradiciones culturalmente distintas y donde el uno domina sobre el otro. Sin embargo, durante las últimas tres décadas las estructuras de gobierno o de auto-ridaddelascomunidadesk’iche’sdelmunicipiodeTotonicapánhanpasadoporun profundo proceso de cambio no menos dramático que la transición a nivel nacional de una dictadura militar a una democracia en ciernes. Brevemente re-sumido, se trata de la transición de una gerontocracia basada en linajes o clanes donde los principales gobernaron y juzgaron según, como dicen, “la palabra de los ancianos”, a un incipiente sistema democrático donde un alcalde comunal y un equipo de funcionarios son popularmente elegidos para dirigir los asuntos de la comunidad conforme lo que la asamblea decide. Hoy día “la defensa de la comunidad” –o sea, el mantenimiento del orden, en idioma maya– se lleva a cabo haciendo referencia a actas levantadas por la asamblea y archivadas en los libros de la comunidad, más reglamentos escritos en los cantones avanza-dos, aunque las alusiones a lo que decían los ancianos siguen siendo el último argumento –de manera similar a como funcionan los derechos humanos en la políticainternacional(Ekern,2010).

De esta forma, los dos sistemas que exploramos aquí en realidad son un sólo sistema dual en el sentido de que alrededor de 40% de los guatemaltecos que hablan una lengua maya como primer idioma y que residen en una de las aproximadamente 9,000 comunidades rurales del país tienen sus identidades ancladas en dos distintos contextos. Primero, los mayas viven en un cantón que se solía imaginar como una alianza de entre tres y quince linajes, un alaxik, que se gobernaba a sí mismo por medio de un consejo de ancianos o principales provenientes de cada clan y con reglas de matrimonio que de hecho producían una situación donde todos “los hijos de la comunidad”—o sea, los residentes, enidiomamaya–,tambiéneranfamiliarespolíticos(Falla,1970).Segundo,porlo menos desde los años cincuenta, cuando hombres analfabetas y las mujeres mayas obtuvieron el derecho a votar, la gente de los cantones ejerce sus dere-chos como ciudadanos de la República, siendo plenos miembros de un Estado unitario.

Subiendo de la comunidad al nivel municipal, la comunidad maya fue go-bernada mediante la llamada Alcaldía Indígena, una institución cuasi-represen-tativa que unía a todos los principales de todos los cantones. En Totonicapán, una asociación de principales presidía sobre otras tres asociaciones de cargado-res –entre éstas la de los empíricos (Barrios, 1998). Durante los años ochenta y noventa, y epitomizando el gran cambio democrático mencionado arriba, los principales fueron reemplazados por los alcaldes auxiliares que desde entonces adoptaron el nombre de “comunal”. En la memoria popular, a este cambio se le conoce como la “caída de los principales” puesto que en ese año 1986 fue

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revelado que los líderes de la asociación de los principales estaban involucrados en la venta ilegal de madera del gran bosque comunal del pueblo. Un análisis más sobrio seguramente pondrá igual énfasis en otros factores, como la aso-ciacióndelosprincipalesconloscomisionadosmilitaresduranteelconflictoarmado y sobre todo el avance del desarrollo con sus numerosos proyectos de infraestructura donde los alcaldes, con sus contactos continuos con el alcalde municipal y el mundo de las ONG, de repente funcionaban como los gestores de la comunidad. En todo caso, el detalle relevante aquí es cómo los principales representan un pasado autoritario pero soberano, mientras que los alcaldes sim-bolizan la modernidad y la democracia pero también el peligro de desaparecer como unidades sui generis, y cómo cada una de las cuarenta y ocho comuni-dades se encuentra en distintas etapas en este camino al futuro, algunas más “avanzadas” (es decir, reformadas) y otras más “atrasadas”, como se dice entre losjóvenes(Ekern,2010).

Antes de seguir detallando las prácticas jurídicas, es oportuno ahondar en el tema de autoridad en este contexto de dualismo en vista de la gran importancia que tiene la moralidad en la legitimización de la justicia y el orden. Como ya se mencionó, la estructura de la autoridad comunitaria obedece a una lógica organizacional “maya” que contrasta mucho con la “europea” o republicana-liberal; de hecho, en la literatura antropológica e histórica sobre la región, el sistema de cargos es típicamente presentado como una característica central de las culturas mesoamericanas a las cuales pertenece la maya. Conocidos en idiomak’iche’comopatan - “cargo sagrado”, o k’axkol - “dolor”, ordenados jerárquicamente y rotando anualmente, los cargos son ejecutados por todos los hombres (o familias nucleares, ya que asumir un cargo conlleva mucho trabajo adicional también para la señora de la casa) del komon. Igual que con cualquier trabajo comunitario (participar en proyectos de desarrollo, mantener los cami-nos y la tubería de agua en faenas recurrentes), desempeñar un cargo siempre es ad honorem, y todos los gastos asociados son compartidos ad hoc. Es una lógicamuydistintaalasrutinasburocráticasdeorganizaciónyfinanzasqueen-contramos, por ejemplo, en el mundo de los partidos políticos nacionales. Este contrasteesmuycomentadoymuyutilizadocuandolosmayasseautodefinencomo distintos (y moralmente superiores) a los ladinos (que son corruptos); la desventajaesquedificultalaconstruccióndeunaadministracióncantonalmáseficientecuando,porejemplo,laasambleaseniegaaasalariaralosalcaldesya los otros funcionarios.

Un buen indicador del avance es si el cantón ha logrado reemplazar “las consignas”–elconjuntodereglasyórdenesnoescritasquedefinenlastareasde cada cargo y que rigen la actuación de la corporación– con un reglamento in-terno escrito. Actualmente, unos doce cantones cuentan con estos documentos cuasi-constitucionales, en otra media docena están en proceso. Con impresio-

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nantedetalle,estosdocumentosfijan:(1)Lasobligacionesdetodosloshabi-tantes de respetar a sus autoridades; (2) Los derechos de los pobladores a los recursos comunales como agua (y bosque, si hay); (3) El “régimen disciplina-rio”, o sea, las sanciones que deben ser aplicadas en caso de no cumplir con las obligaciones, u otras trasgresiones del orden; (4) Los distintos cargos y sus fun-ciones y, (5) Las reglas de residencia o membresía y “migración”. Además, en sus preámbulos suelen hacer referencia a un pasado de independencia (antes de lallegadadelosespañoles),alosderechosespecíficosdequegozaránconfor-me la Convención 169 y los Artículos 65 y 66 de la Constitución de Guatemala ylasnecesidadesdeldesarrollo(Ekern,2010).

Otro detalle importante es cómo la participación obligatoria genera identi-dad. Anteriormente, los principales nombraban a los cargadores y supervisaban su desempeño; hoy salen electos en asambleas generales donde también las mu-jeres votan. Sin embargo, la elección se lleva a cabo de una manera que asegura que todos los hombres presten sus servicios por lo menos tres veces durante su vida. Es responsabilidad de los salientes “pasar las consignas”, o sea, entrenar a los entrantes en todas las tareas necesarias para “defender la comunidad”. De esta forma, el trabajo en la alcaldía comunal une a todas las familias del cantóntaneficazmentecomocualquierregladeendogamia,alavezquease-gura y perpetúa un orden social basado en el respeto hacia la costumbre y los ancianos.Serk’iche’esasumirlastareasdegobiernoysiempreponerprimerola sobrevivencia de la comunidad. De hecho, evitar un cargo o “aprovecharse” esunaseveratransgresión;enk’iche’,lapalabraitzelserefieretantoalomalocomo a la falta de voluntad de cooperar. En este sentido, la realización de un cargo político (y la participación en una faena) es la construcción de una iden-tidad como maya, tan importante como el traje de la mujer y el idioma. Donde muchos extranjeros y muchos activistas urbanos mayas ven un sistema colonial y de exclusión de la política nacional, para los locales la práctica de “hacer go-bierno”esaltamentevaloradaporqueencarnaunnosotrosconfiableyhonesto,en contraste con la “politiquería” del Estado, encarnado en el mu’s, el ladino engañoso y sus partidos políticos.

No obstante, esta oposición intelectualmente estimulante, rápidamente se trasforma en un dilema cotidiano muy serio cuando vemos cómo un alcalde comunalescapazderesolveruncasojudicialconmayorrapidezyeficienciaque un juez del sistema legal nacional –pero en una manera que al mismo tiem-po viola los derechos humanos y las garantías constitucionales fundamentales.

4. CANTONES AVANZADOS Y CANTONES CONFLICTIVOSLo que tienen en común los cuarenta y ocho cantones es la existencia de

una autoridad en la que el alcalde comunal y su corporación juegan un papel

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clave en el mantenimiento del orden en la comunidad. Sin embargo, la compo-sición (algunos incluyen a los presidentes de los distintos comités de desarrollo, incluso los llamados COCODES),4 el tamaño (puede variar desde unos diez hasta setenta) y el lugar dentro de la estructura de autoridad varían bastante (pueden depender de un grupo de principales o simplemente funcionar como ladepartamentooficinadeenlaceconlaMunicipalidaddentrodeunaasocia-ción de desarrollo). Ante todo, la variación se relaciona con el grado de lo que arribacalifiquécomounatransformaciónpolítica,desdelagerontocraciahastalademocracia,elavancedeldesarrolloolamodernización,yfinalmenteconlaeficaciadesuslíderesenrenovarlaestructuradeautoridad.Paraentendermejor el panorama, se puede agrupar los cuarenta y ocho cantones en cuatro categorías que giran alrededor de dos ejes: (1) Según su posición en una escala que mide el grado de desarrollo económico y social (basado, por ejemplo, en indicadorescomoniveldeeducaciónformalydiversificacióndeempleo)y,(2)Segúnsudefinición,desde“conservador”hasta“reformador”;esdecir,desdeuna situación donde los principales siguen nombrando a todos los cargadores hasta una situación donde incluso los jóvenes y las mujeres ocupan los cargos. En la imaginación popular, el primer eje va de “pobre” y “rural” a “rico” y “ur-bano” y el otro de “atrasado” a “avanzado”.

Esimportantepercatarsedeque losejesreflejandistintasdinámicas.Ri-queza y desarrollo no conllevan automáticamente un avance en las formas de gobierno.Muchos cantones ricos y diversificados no cuentan con gobiernosreformados,enrealidadseencuentransinautoridadeficienteyaqueelalcaldey su aparato son muy débiles. Los casos más destacados tal vez sean las cuatro zonasdelpuebloque tambiénfigurancomocantonesentreLos48.Porotrolado, hay cantones relativamente pobres que cuentan con corporaciones refor-madasybastanteeficientes.Elfactorclavepareceserunliderazgovisionariocombinado con una disposición al cambio en la población; en la imaginación popular, el éxito del cantón avanzado y fuerte es el resultado del “líder fuerte” que sabe fusionar su fuerza vital (k’u’x) con la inteligencia social (etam) y la inteligencia para resolver problemas (no’j) y que es reconocido por su comuni-dad. Sea como fuere, el punto es que el etnodesarrollo exitoso –para ponerle un nombre al fenómeno que mantiene la soberanía comunal aun cuando casi todo lodemáscambia–noesunsimplereflejonideldesarrolloeconómiconidelliderazgo fuerte. Más bien tiene que ver con un proceso equilibrado, donde lo que legitima al líder ante los ojos de la comunidad corresponde con su manera delegitimarse(Ekern,2011).

4 La inclusión de los COCODES (Consejos Comunitarios de Desarrollo) en la autoridad comunal es el ejemplo más reciente del proceso descrito arriba de cómo la comunidad maya acomoda las deman-das del Gobierno nacional; conforme la Ley de Descentralización de 2001, cada comunidad (y munici-pio y región) debe nombrar un COCODE (o COMUDE o COREDE) compuesto por representantes de las distintas organizaciones y entidades presentes en el área para fomentar el desarrollo.

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Entre los cantones que visité en 2011, Paxtocá, Xolsacmaljá y Chuatroj son buenos ejemplos de comunidades avanzadas y fuertes. Los otros, Jucha-nep,NimapáyQuiacquix,sondébilesencuantoalaeficaciayeficienciadesus gobiernos; sin embargo, los primeros dos son bastante ricos y económica-mentemásdiversificadosqueXolsacmaljáyChuatroj.Quiacquixespobreyconservador, Paxtocá es rico y avanzado, seguramente el último se encuentra a la vanguardia. Estas características pueden ser consolidadas con datos exactos de, por ejemplo, promedio de ingresos y radiografías de las corporaciones. No obstante,cuandolasabiduríapopularafirmaquecantonescomoJuchanepyNi-mapátambiénseencuentranentrelosmás“conflictivos”,mientrasquePaxtocáyXolsacmaljáson“bienordenados”,estasimpresionesnopuedenverificarseporque ninguna instancia judicial lleva estadísticas sobre el nivel de crimen y desordenpormenorizadoporcantón.LaPolicía,lafiscalíaylosjuzgadosllevanregistros de denuncias, delitos, faltas y penas bastante completos, pero sólo por municipio.Sinembargo,losoficialesquehanservidountiempoenTotonica-pán concuerdan con lo que me cuentan los alcaldes acerca de la distribución de cantones débiles y cantones fuertes, lo que no hacen es cruzar los datos –y así sepierdeunaoportunidaddoradadeformularunapolíticamássofisticadaenelcampo del orden social.

5. LA JUSTICIA EN LOS CANTONES AVANZADOSIgual que en todos los cantones avanzados, la corporación de Paxtocá cuen-

ta con su propio local y allí me recibieron trece de sus veinticinco integrantes una noche. Situada cerca de la carretera panamericana y la frontera municipal, Paxtocá, con casi 8 mil habitantes, caminos limpios y asfaltados, señales de tránsito hechas localmente, un centro escolar grande y una secretaría que men-sualmente cobra treinta quetzales a cada habitante de entre dieciocho y setenta años de edad para mantener su infraestructura, desde el primer momento da la impresión de ser un lugar bien gobernado. Luego de comentar esta situación y presentar mi proyecto de investigación, de repente me indican que esto se debe a que “las autoridades estatales cedieron el mantenimiento del orden a noso-tros” debido a “la distancia al centro municipal”.5

Enseguida, el alcalde y su equipo me dieron una amplia y bien estructura-daexposicióndelosconflictosmáscomunesyelrégimendesancionesensucomunidad plasmado en su reglamento. En orden de frecuencia, los problemas principalessonconflictosfamiliares,robosyconflictosdelinderos.Entrelosprimeros hay varios tipos, me comentaron: entre esposos, entre hermanos y entre padres e hijos. La tarea del alcalde (acompañado por el secretario, que

5 Todas las citas en ésta y las siguientes secciones que tratan sobre la actuación de las autoridades comunitarias y los operadores de justicia son tomadas de las entrevistas sostenidas con ellos.

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lleva el libro de actas, y algunas veces un alguacil) es escuchar a las partes, concientizar u orientar a los esposos de sus deberes, dar consejo y formular un actadereconciliaciónquelaspartessellanconsusfirmas.Sóloencasosrecu-rrentes o de grave violencia llevan el asunto a la Policía. En cuanto a robos u otros desórdenes, la reacción puede ser más fuerte. En Paxtocá se aplican los llamados castigos mayas, es decir, latigazos, vergüenza pública –que consiste en pasear a los culpables por las calles, descalzos y cargando piedras– o senten-cias a trabajo comunitario –el cual deben realizar usando chalecos anaranjados y fosforescentes. Parte del proceso es llevar a los culpables ante la asamblea y pedir que los padres administren los golpes. Otra clase de trasgresiones son las violaciones del reglamento, la no participación en faenas, etc.; en estas ins-tancias se aplican multas, en casos recurrentes o graves se le corta el agua a la persona “antisocial”. Durante la exposición señalaron repetidas veces cómo el alcoholismo casi siempre es la causa de los desórdenes. También resaltaron cómo la Policía es “respetuosa” en el sentido de que sus agentes aceptan que las autoridades de Paxtocá arreglen sus propios asuntos.

La principal causa de problemas con las autoridades estatales son los con-flictos de linderos entre vecinos particulares y la comunidad, y los que sur-gen cuando personas sancionadas se dirigen al MP alegando que sus derechos fundamentales fueron violentados. Por ejemplo, durante los últimos tres años Paxtocá y el MP llevan una controversia sobre cómo resolver un pleito por una franja de terreno que sirve como vía de acceso a una casa que albergaba un proyecto comunal pero que pasa por la propiedad de una familia particular (los hijos se niegan a ceder el pedacito de tierra luego de que el proyecto terminó). El MP ve una violación del derecho a la propiedad y la usurpación de poderes –enlasleyesnacionalesnohayningunafiguraquepermitaqueunaautoridadlocal expropie una propiedad y además las actas comunitarias no cumplen con elrequisitodeserverificadasporunnotariopúblico(GarcíaHernández,2005).Por su lado, la autoridad comunal considera que su decisión es respaldada por el reglamento, la Convención 169 y los Acuerdos de Paz. Para comunicar este mensaje y protestar la decisión del MP de seguir adelante con un proceso judi-cial formal, en dos ocasiones delegaciones de hasta trescientas personas de la comunidadsehanpresentadofrentealasoficinasdelMPenelcentrodelpue-blo de Totonicapán. Este tipo de enfrentamiento también se ha dado en casos de cortes de agua. En una oportunidad se presentó el gobernador provincial mismo pidiendo que no se le quitase el agua al sancionado; el alcalde le respondió ex-plicando cómo mantienen el sistema comunal de agua potable con faenas, etc., y señalando que “no nacimos con agua en la casa”. Entonces el gobernador, impresionado, concluyó que “Paxtocá sí tiene gobierno”.

Otro cantón fuerte –con reglamento escrito, secretariado y registro de ciudadanos computarizado, más un equipo de apoyo compuesto por antiguos

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líderes que actúan como una especie de principales modernos– es Chuatroj. Presentándose orgullosamente, los integrantes de la corporación explicaron que “aquí no es necesario recurrir a los tribunales” y enseguida relataron el último ejemplodesueficienciacomofuerzadeordencuandolograronabrirlacuentadeahorro de un socio de una cooperativa local, retirar 8,000 quetzales y entregar la suma directamente a la víctima de un accidente de tránsito; el cuentahabiente era responsable de los daños. De esta manera, todos los involucrados se ahorraban el dinero que normalmente se destina a los abogados y las aseguradoras. Igual queenPaxtocá,aquíloscasosmásfrecuentessonpleitosfamiliaresyconflictossobre linderos. En esta comunidad, formada por trescientas familias, se tratan de cuatro a cinco casos de la primera categoría y dos de la segunda por mes; es-tas cifras parecen ser más o menos medias. En Chuatroj también expresaron su frustración con el MP, si van allá con los inconformes “sólo se agrandan los pe-queños delitos”. Reconocieron que “hay una contradicción entre sistemas” por-que “el MP investiga y saca pruebas”, mientras que “nosotros mediamos entre personas” y además “no tenemos este afán por tipificar”. Señalaron que aunque la Constitución dice que “sólo al Organismo Judicial le compete administrar la justicia” en Guatemala, el Convenio 169 de la OIT “nos faculta[...]llevar a cabo un proceso oral e inmediato y con acta”.Finalmente,añadieronque“tra-bajamos en equipo y por honor”, que “conocemos la realidad, en el juzgado sólo conocen la ley” y además “aquí todo el proceso se da en nuestro idioma”. Como en Paxtocá, la Policía acepta las actas de las autoridades de Chuatroj.

El tercer cantón fuerte de esta selección es Xolsacmaljá que, con sus vere-das sin basura pero con basureros cada cien metros y una impresionante casa comunal de tres pisos, también demuestra ser una comunidad bien adminis-trada. Explicando esta situación de tranquilidad, primero el alcalde mencionó el reglamento interno que asegura que por contar con normas que regularizan “procesos”, en Xolsacmaljá “no se llega a los linchamientos”. Situado más alejado de las vías principales que Chuatroj y Paxtocá, es raro que la Policía entre, de manera que lo que hacen en casos de asaltos, por ejemplo, es trasladar al capturado al “lugar de reflexión” (como llaman a la cabina que sirve como cárcel), hacer un estudio del caso, interrogar al acusado y presentarlo ante la asamblea. Posibles sanciones son chicotazos, multas y trabajo comunitario. Se-ñalaron que últimamente han pedido a los abuelos tomar el látigo en vez de los padres porque si lo hace el padre puede causar recelos.

6. LA JUSTICIA EN LOS CANTONES DÉBILES Y ENTRE CANTONES A diferencia de los avanzados cantones mencionados arriba, en el pequeño

y pobre cantón Quiacquix el alcalde y sus colegas me aseguraron que en su

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comunidad “no se aplica los castigos mayas”, sino “sólo la concientización”. Encasodeconflictosfamiliaresy“personas que no contribuyen” por “falta de comprensión”, se acude al alcalde, quien en Quiacquix siempre es respaldado por los principales de uno de los cuatro clanes que todavía existen en este cantón conservador, antes de “redactar los documentos”. Casos de violencia siempre son llevados a los tribunales. También señalaron que “aquí no hay reglamento, los instrumentos que usamos son la memoria, las actas y el equipo de apoyo” (o sea,lasconsignas,loslibrosdeactasylosprincipales).Elconflictomásserio,el caso de “la justicia que no se da” en Quiacquix, es la presión perenne que sufre por parte de sus cantones vecinos Vásquez y Chipuac. En ambos casos setratadeconflictosfronterizosqueseremontanalsigloXIX,enamboscasosgrupos de mujeres y hombres se han peleado con piedras y machetes varias veces, en ambos casos se han denunciado mutuamente, y ahora ambos litigios circulan por los tribunales de primera y segunda instancia en Totonicapán y Quetzaltenango.Laretóricaesmuydura,sedescalificanmutuamenteafirman-do que los vecinos “no son humanos” (y tal vez tienen un punto, ya que el etam, la inteligencia social del humano, varía de una comunidad a otra porque es el resultado de crecer en un ambiente comunitario particular).

QuiacquixtambiéntieneunconflictofronterizoconelmunicipiovecinodeSanta Catarina Ixtahuacán. En los años noventa hubo incidentes violentos, pero nunca han llegado al extremo de la situación en la frontera entre Totonicapán y Sololá que causó la muerte de nueve personas en 1998. Otro caso aparentemen-te interminable se da entre Chuatroj y Vásquez porque, cuando se separaron los dos agregados de clanes en los años cincuenta, no hubo acuerdo formal sobre cómo repartir el bosque comunal –igual que había sido el caso entre Vásquez yQuiacquixenelsigloXIX.Enlacategoríadeconflictoscapacesdegenerarviolencia a gran escala, las controversias entre cantones son los más difíciles, y sedificultanaúnmáscuandolasfronterascontestadastambiénsonmunicipa-les. Para el Organismo Judicial, estos enfrentamientos son un dolor de cabeza ya que sus dictámenes raras veces son respetados. La Junta Directiva de los 48 Cantones también vacila en intervenir, ya que tiene autoridad para enfrentarse con poderes ajenos, entre ellos el mismo Estado guatemalteco –basta recordar las protestas contra el IUSI en 1998, el IVA en 2001, etc., más los tristes eventos deoctubrede2012–,peronopararesolverlosconflictosinternos.

A diferencia de los otros cantones, ésta fue mi primera visita a Nimapá, y la actitud de deferencia de su alcalde me hizo recordar cómo una autoridad rural indígena en Guatemala no comparte los detalles de su trabajo con cualquier visitante. Nimapá es una comunidad bastante urbanizada, situada a pocos me-tros de la importante intersección vial llamada Cuatro Caminos y, por lo tanto, expuesta a robos de vehículos, etc. No obstante, el alcalde me aseguró que “aquí somos respetuosos”, que “en ningún momento” él y sus colegas hacen

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“la justicia que no nos compete” y que sus relaciones con las autoridades en el pueblo son “excelentes”. Otro factor que lo inhibió es el hecho de que precisa-mente aquí, en 1998, se dio el único caso de linchamiento en Totonicapán, un episodio muy penoso para todos los totonicapenses. Sin embargo, logré aclarar undetallesignificantecuandome informóque lacorporacióndeNimapánocuenta con secretario “porque la asamblea no quiere” –una evidente señal de la pérdida de gobernabilidad en este cantón.

En Juchanep –otro cantón que conozco muy bien luego de muchas visitas durantelosúltimosonceaños–,mereuníconunexalcaldeyéstemeconfirmóquelosconflictostípicosdeJuchanepsonlosmismosqueenlosotroscanto-nes, pero con la particularidad de que en Juchanep las instancias mediadoras suelen ser las distintas iglesias, son sus líderes quienes dan consejo y formulan acuerdos. Como comentamos arriba, la autoridad comunal de Juchanep es dé-bil, en parte porque el lugar es muy urbanizado –en el año 2000 contaba con máspickupsylíneastelefónicasquecualquierotrocantón–yporlogenerallosmuchos profesionales que viven allí no participan en la vida comunitaria; “son muy egoístas”, como se dice; se respaldan con una ley que libera al empleado público de participar en trabajos comunitarios en Guatemala. Otro factor es que el bosque comunal no es de todos, sino de “sólo un grupito”, o sea que pertenece sólo a los descendientes de una selección de linajes que juntos acaso representan un 30% de la población; los demás pueden sacar leña, pero no usar madera sin pagar. De esta manera, la autoridad comunal de Juchanep es más bien una instancia mediadora entre Iglesias, comités de desarrollo y de agua y la entidad que reúne a las familias dueñas del bosque, la Parcialidad Baquiax, y su tarea principal es ser enlace con el municipio. Le hace falta la legitimidad moral que sus colegas encarnan en los cantones fuertes, posiblemente porque no “hacen gobierno” juntos, no comparten las prácticas políticas y jurídicas del k’axk’olquetaneficazmenteunealapoblaciónenloscantonesfuertes.Osea,en las palabras de un líder de una ONG: “se ha perdido su gobernabilidad”.

De esta manera, la situación en Juchanep y Nimapá es comparable con la situación en el nivel municipal donde las asociaciones de alcaldes, alguaciles y los que administran los baños termales del pueblo –juntos conocidos como Los 48Cantones–aspiranagobernarelpueblomayak’iche’deTotonicapán.Antela ausencia de prácticas comunitarias es muy difícil que logren acumular la legi-timidad necesaria en asuntos internos como para desarrollar una sola autoridad político-jurídica reformada como se ha logrado en los cantones fuertes. Su ca-pacidadparamovilizaraloscantonescontrapoderesajenos–ejemplificadoenlas manifestaciones contra nuevos impuestos estatales– puede impresionar; no obstante, luego de quince años la administración central de la asociación de los alcaldes es más pequeña que la de Paxtocá y Chuatroj. Menos de la mitad de los cantones ha puesto sus consignas en forma escrita y las discusiones recurrentes

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en la Junta Directiva de turno sobre cómo “tecnificarse” y cómo resolver los conflictosentreloscantonesquedanenelaireporqueningúncantónarriesgaráperder su autonomía.

La conclusión de que existe una alta correlación entre el desorden social y la debilidad de la autoridad comunal también corresponde con la observación de los líderes experimentados con quienes he venido discutiendo el asunto desde hace una década. Estas autoridades coinciden en resaltar que “la pérdida de va-lores” y “la pérdida de gobernabilidad” son los principales factores causantes de la creciente inseguridad en las áreas rurales de Totonicapán, a la par de las secue-las del militarismo y la pobreza. Estas aseveraciones forman parte de un discur-somuyextendidosobreconflictosgeneracionales(“los jóvenes ya no conocen nuestra vivencia”) y la penetración del desarrollo y la modernidad. Sin embargo, vale aclarar que los líderes que diariamente buscan maneras de superar la falta de sensibilidad de la justicia estatal también dedican grandes esfuerzos a convencer a sus wechalal, es decir, sus compatriotas de cantón o “con-comunitarios”, de aceptar una administración más profesional y menos personalista.

7. LA JUSTICIA DE LOS ÓRGANOS JUDICIALESUn punto en el que coinciden todos los líderes de todos los cantones es en

calificaralosjuecesdelostribunalescomomásrespetuososycomprensivosquesuscolegasenlafiscalía.Lostresrepresentantesqueentrevistéenladelegacióndepartamental del MP –donde, en 2011, trabajaban veintidós profesionales re-cibiendo unas cuatrocientas denuncias mensuales– reconocieron que eran “muy formalistas” a la vez que aclararon que “la ley lo establece”. Respondiendo a mis preguntas sobre la situación del crimen en la provincia, primero resaltaron que Totonicapán goza del índice de delitos más bajo en el país y admitieron que ello se debe a que la población es indígena, con “sus propias formas de vida” y su “propia forma de organización” que “nos ayuda”. Sin embargo, fueron igual de claros en señalar que este reconocimiento del trabajo jurídico de las auto-ridades comunales sólo vale “en casos menores que no involucran a los dere-chos humanos y los derechos constitucionales”. “Reconocemos su autoridad”, dijeron, “pero no cuando violan los derechos fundamentales”. Por ejemplo, en cuanto al caso del camino de acceso en Paxtocá, todos insistieron en que se tra-taba de un proceso civil; su institución está obligada a intervenir para defender el derecho constitucional a la propiedad contra “las arbitrariedades del sistema comunitario”. De la misma manera, consideraron la frecuente sanción de cortes de agua como una “usurpación de poderes”, y en muchos casos ejemplos de alcaldes prepotentes o personas que usan su momento en el poder para vengarse (detalle que también reconocieron los mismos líderes comunales). Por eso hay que trabajar caso por caso.

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Detrás de estas percepciones de la autoridad comunal como una instancia arbitraria y de calidad variable que depende de la particularidad de la persona que ocupa el cargo de alcalde, se advierte un escepticismo hacia el mundo indí-gena (y probablemente cualquier ambiente no profesional en un país con un bajo nivel de educación) que el ladino urbano cataloga como un mundo atrasado y a veces brutal. Se vislumbra también cómo esa actitud –anclada en las ideas de modernismo y evolucionismo que penetran el sistema de educación, donde el ladino siempre representa el progreso y la civilización– sale reforzada con todo elpesodelasociedadmodernauoccidentalcuandolosfiscalesseñalanquelosdelitos más frecuentes en Totonicapán son “lesiones y amenazas” o “agresión verbal” y “la violencia contra la mujer”. Llevándolo al extremo, mientras que el maltrato de una niña es una “violación agravada” para el profesional ladino, para los alcaldes es “una negociación entre adultos”, y lo que para los alcaldes esunaaccióncomunitaria,paralosfiscalesesunaturbaamenazante.Losfis-cales no comprenden cómo los alcaldes tienen que mantener su legitimidad y resolverlosconflictosenfocándoseenlasrelacionesylosequilibrios;losalcal-des no reconocen las asimetrías entre los géneros que las prácticas comunitarias tradicionales ocasionan. Sea como fuere el asunto de machismo, el maltrato de lamujerylaactuacióncolectivaamenazanteentrelosk’iche’s,elretoescómoenfrentar esta problemática.

Otro factor que nutre la brecha conceptual y procesal es que en el MP “el conocimiento local en ningún momento es reconocido” y además hay “mucho cambio de personal”. La gran mayoría de los empleados son ladinos de Quet-zaltenango (donde también residen) y los pocos indígenas presentes “han aban-donado su propia identidad” (y si residen en los cantones, no participan) como lo formuló uno de los entrevistados. Además, “no nos enseñan nada de derecho comunitario en la universidad” y mucho menos se estimula el respeto por las manerasmásempíricasderesolverlosconflictos.Porejemplo,tantoelManualdelFiscalcomolaLeydelNotariadohacenconstarqueundocumentotienequeser sellado y un acuerdo atestiguado por un abogado para tener validez jurídica (GarcíaHernández,2005,ManualdelFiscal,2001).

Igual que los alcaldes, yo pude constatar que hay más respeto hacia el mun-doindígenaentrelosjuecesdelostribunalesqueentrelosfiscalesyestánmu-cho más dispuestos a reconocer las prácticas del sistema maya (se nota cómo serefierenalosquehaceresdelosalcaldescomoun“sistema”). Un factor que explicaestadiferenciaeselhechodequeenlasfilasdelosjueceshahabidocierta presencia indígena durante la última década; sin embargo, también se tratadeuninteréspersonalporconocerlaculturak’iche’,ytalvezlosjuecesestán en una posición laboral más segura que les permite tener una actitud más relajada. Un juez señaló que en sus dictámenes él y sus colegas hacen referencia no sólo al Convenio 169 (lo que ocurre en muchos dictámenes) sino también al

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acuerdo marco de 2004 entre los alcaldes y los operadores de justicia en Totoni-capán. Este juez reconoció y lamentó el olvido del acuerdo entre las instancias de justicia, pero opinó que al menos se había logrado un objetivo importante ya que en Totonicapán “ya no se discute que los dos sistemas existen y que pueden convivir”. También comentó que las cuatro suposiciones que le presenté duran-te la entrevista tenían mérito. Precisó, sin embargo, que debería ser posible “un acercamiento conceptual poniendo la dignidad de la persona en el enfoque” porque,alfinyalcabo,“la ley sólo es un instrumento para establecer justicia”. Paraélladificultadresideenlasdiferenciasdepoder;porlotanto,esnecesarioreforzar y desarrollar la autoridad comunal.

Esta conclusión es compartida en la Defensoría Indígena, particularmente en la sección del IDPP dedicada a prestar apoyo al derecho indígena tanto a nivel individual como general mediante proyectos destinados a fortalecer las Alcaldías Indígenas y la cooperación entre estas instancias pan-cantonales ma-yas.6 Asimismo, en las conversaciones que sostuve con ellos, estaban de acuer-do con el referido juez en señalar que también en el derecho estatal existe una filosofíaconciliatoria;dehecho,laLeydelOrganismoJudicial,ensuArt.66,establece que los jueces tienen facultad de recurrir a medidas conciliatorias. Además, con el nuevo Código Penal se está introduciendo la oralización del proceso penal (y Totonicapán es departamento piloto), factor que ha logrado agilizareltrabajodelostribunalesenbuenamedidaygenerarmásconfianzaentre la población. Por otro lado, aunque sí ha habido avances durante los últi-mosaños,enparticularenelMP,enlaDefensoríaIndígenaafirmaronquelascosas siguen difíciles debido a la falta de comprensión del modus operandi de la autoridad indígena y del uso ciego de los formularios pre-establecidos. En el contexto del presente artículo, es importante anotar que, en cualquier caso, elIDPPsiguetrabajandonosóloenladefensadek’iche’–hablantesdeescasosrecursos, sino que también destina parte de sus limitados recursos a reforzar ladefensadelmundomayaencasosdondeelconflicto latenteentre losdossistemas estalla, como por ejemplo en los casos citados de Chiyax y Paxtocá. En adelante discutiremos otro caso similar, del cantón Poxlajuj, que con mucha claridadilustracómoelconflictocorreentredossoberanías,porasídecirlo:ladelMP,quedefinelosdesórdenescomodelitosconformelalegislaciónestatal,y la de la comunidad indígena, que insiste en mantenerse como tal.

7.1 Casos de instigación a delinquir, usurpación y corte de agua Situado en la carretera principal que conecta al pueblo de Totonicapán con

la vía Panamericana, Poxlajuj pertenece al grupo de cantones con economías bastantediversificadas,peroconautoridadescomparativamentedébiles.Ape-

6 Véase<www.idpp.gob.gt/Servicios/DefIndigena/IndexDefensoriaIndigena.aspx>.

239los indígenas ante dos Modos de JustiCia: reConoCiendo y desConoCiendo la autoridad...

sar de varios intentos por parte de grupos de jóvenes reformistas no se ha logra-do reconsolidar la autoridad comunal luego de la caída de los principales. Esto se debe, por una parte, a su topografía quebrada y, por otra, igual que en el ve-cino cantón Juchanep, a la presencia de profesionales que no quieren cooperar.

Dos casos cuyos orígenes se relacionan con esta situación de pérdida de gobernabilidadenPoxlajujcircularonporelsistemaoficialjudicialguatemal-teco desde 2008 hasta 2012.7 Políticamente se trata de un solo caso que se des-envuelve alrededor de si un líder y sus aliados tendrán el derecho a decidir qué hacerconunpedazodetierraqueoriginalmenteadquirieronenbeneficiodelacomunidadparafinesdeunproyectodedesarrollo,ysobrequépodránhacersus “con-comunitarios” para prevenir la acción unilateral de antiguos líderes ahora que el proyecto se ha terminado y la comunidad desea usar el terreno paraotrosfines.Antes,elterrenoreferido,enelqueseencuentraunapequeñacasa, sirvió como la sede de una pequeña ONG cuyo presidente es el líder re-ferido. Ahora, éste insiste en que la tierra es de él y que cuando desea cercarla para defender su propiedad, es su derecho, por lo tanto, la comunidad no puede impedir su acción. Cuando así sucedió, la comunidad se vio obligada a movi-lizarse en contra de esta acción unilateral y violatoria del Acta 303-2006 de su asamblea general. Inmediatamente, el líder de la ONG denunció al alcalde comunal, alegando que al liderar a los vecinos en el desmantelamiento del cerco estuvo “instigando a delinquir” y “privándole sus derechos como ciudadano” (caso C-51-2008). En el otro caso (C-180-2008), el querellante es un miembro de la directiva de la misma ONG que escribió una carta a las autoridades del vecino cantón de Paquí insinuando que las autoridades de su propio cantón es-taban revendiendo el agua que Poxlajuj recibe de fuentes ubicadas en el bosque comunal de Paquí. La comercialización del agua pública –típicamente llevada en tuberías desde los bosques comunales que rodean al valle de Totonicapán– es estrictamente prohibida en todos los cantones a la vez que la participación en el mantenimiento de esta infraestructura es un deber absoluto.

Parte de los antecedentes es que, cuando el demandante del caso 51-2008 funcionó como alcalde en los años noventa, aprovechó la oportunidad para comprar el terreno y la casa para la ONG, con dinero de la comunidad. Sin embargo, en la realidad, lo compró para sí mismo y además la transferencia fue legalizada con un título supletorio emitido a su propio nombre en el registro municipal de propiedad (una formalización que frecuentemente no se hace en procesos de compraventa dentro de las comunidades). Unos diez años más tarde intentó vender el mismo terreno de nuevo –de la ONG a la comunidad– con el consentimiento del alcalde de turno, pero el fraude fue revelado y el alcalde fue depuesto. El nuevo alcalde inició el proceso de lo que para él y sus con-comu-

7 Son los casos C-51-2008 y C-180-2008.

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nitarios es la defensa de la comunidad, pero para el demandante es su derecho a la propiedad, cuya defensa es obligación del Estado.

Respaldado por la referida Acta 303-2006 y otras decisiones tomadas por las asambleas comunitarias del cantón Poxlajuj, y luego de repetidos intentos por entrar en negociaciones con los líderes en cuestión, el alcalde comunal, me-gáfono en mano y acompañado por cuatrocientos residentes, procedió a sacar lospostesyponerlosenunpickup,enjuniode2006yendiciembrede2007.La última ocasión provocó las secuelas judiciales estatales que discutiremos másadelanteporqueelpresidentedelaONGlehabíanotificadoasuabogado–unhombrek’iche’delcentrourbano,elmismoquehabíaproducidoeltítulosupletorio–, a la Policía, al MP y a la PDH de que ese día la multitud lo iría a agredir y amenazar, mientras él estaba defendiendo su propiedad. Todas las agencias invitadas mandaron a sus representantes, pero ninguno intervino. La fiscalía,sinembargo,documentóeleventoyporpeticióndeldemandanteabrióun proceso penal contra el alcalde “porque instigaron a realizar hechos delicti-vos”,específicamentelosdelitosde“instigaciónadelinquir”yde“usurpación”contemplados en los Art. 256 y 294 del Código Penal”.

Paralelamente, y como se mencionó arriba, las autoridades del cantón de-cidieron cortarle el agua al otro líder de la misma ONG cuando determinaron que él era el autor de la carta a las autoridades de Paquí, poniendo en peligro el futuro suministro de agua desde Paquí. Este hombre también se dirigió al abo-gadok’iche’mencionado,quienloasistióendenunciaralalcaldedePoxlajujpor aplicar sanciones arbitrarias y violatorias de sus derechos, o en la prosa delMP,“[excavando]conunazadónellugardondeseencuentraeltuboqueconduceaguapotable[...]hechoantijurídicotipificadoprovisionalmentecomocoacción, establecido en el Art. 214 del Código Penal” (caso 180-2008).

Teniendo en cuenta lo que discutimos arriba acerca de los cambios recien-tes en las estructuras de la autoridad comunal, es evidente que ambos casos reposan sobre la premisa de que “la multitud” referida en realidad es una turba amenazante, liderada por un individuo particular que está tomando acción ar-bitraria y violenta contra un conciudadano –y eso es precisamente lo que el ojo ladinovecuandoentraenuncantónenmediodeunconflicto.

No obstante, el 25 de marzo de 2008, los jueces del Tribunal de Primera Instancia de Totonicapán resolvieron la falta de mérito de la acusación del hom-bre al cual le habían cortado el agua, citando la Convención 169 y haciendo notar que la decisión era respaldada por la ley comunitaria indígena. Se había hecho justicia y, en todo caso, ésta no puede se aplicada dos veces en el mismo caso. Sin embargo, con asistencia de su abogado, el litigante presentó una ape-lación. Similarmente, el 24 de marzo de 2009, los mismos jueces determinaron que el alcalde y sus acompañantes “no actuaron por cuenta propia sino en re-presentación de la comunidad” y que, como tales, los cuatrocientos habitantes

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lo habían acompañado; que el uso del megáfono era “prueba de su intención de dialogar” pero, como no les fue posible “entablar un diálogo”, procedieron a movilizar a los vecinos. Por lo tanto, analizada en su conjunto, la acusación no tenía mérito. No satisfechos, el denunciante y su abogado, asistidos por el MP, apelaron el dictamen.

Ensuapelación,elabogadok’iche’–quiensepresentacomoespecialistaenderecho indígena– argumentó que el fallo “viola el principio de imperatividad porque la autoridad impugnada varía las formas del proceso penal guatemal-teco”.Ysigue:“…perocontradictorioesquelaautoridadimpugnadaporlaapelación resolvió sin tener conocimiento de los usos y costumbres de dicha comunidad, ya que el Derecho Consuetudinario Indígena tiene como principal eldenosercodificadoyescrito”.Aquí,donderefutalareferenciaalActa303-2006 de la comunidad de Poxlajuj que hace constar la elección del alcalde acu-sado, cita una obra de Rodolfo Stavenhagen, el entonces Relator Especial de la ONU en asuntos indígenas, donde éste señala al procedimiento oral como una característica clave del derecho indígena. Enseguida el abogado dedica nada menos que seis páginas a una descripción del sistema de autoridades comunita-riasenTotonicapán,afirmandoquesusnormasprincipalesson“elrespetoalavida, la propiedad y la dignidad humana, la palabra y el compromiso oral, por ejemplo,[que]lasoluciónquesedaenconflictosnoseregistraenformaescritaniseexigenauténticasdeunprofesionaldederecho”.Ysigue,aparentementecon la certeza de que nadie en el Organismo Judicial lo puede contradecir (o talvezporqueprefiereestudiarloslibrosenvezdeloquepasaenelcampo),“…porloqueesimperativo,alconsiderarelderechoconsuetudinarioindígenadebeconocersepreviamentedichoderecho,loquenosucedeenestecaso[...]obviando fundamentalmente también la autoridad impugnada la cosmovisión o espiritualidad maya”.

Aunque nació y creció en Totonicapán, este abogado argumenta, de he-cho, que la mayor parte de los cambios que han tenido lugar en las alcaldías comunales en casi todos los cantones durante los últimos cuarenta años o más son “no indígenas” porque se basan en el arte de leer y escribir.8 No obstante, aunque la gran mayoría de los totonicapenses está perfectamente enterada de que las formas de sus autoridades han cambiado mucho durante las últimas dé-cadas, persisten las dudas sobre lo que están haciendo los alcaldes reformistas. En este río revuelto, perturbado también por la inestabilidad social en cantones conflictivoscomoPoxlajuj,laretóricadeesteabogadoencontraráresonanciaenlapoblación–ymásaúnenlascapasmediasladinasquellenanlasfilasdelMinisterio Público y el Organismo Judicial.

8 Aparte del detalle ya referido sobre cómo se estableció el cargo del alcalde auxiliar en los años treinta, es pertinente mencionar que el libro de actas más antiguo que se conoce es del año 1922, del cantón Nimasac.

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Antes de seguir el relato y revelar cómo fueron recibidas estas dos perspec-tivas contradictorias sobre el derecho maya en la Corte Suprema, es necesario aclarar que la apelación también contenía un alegato de que el uso del Código Penal por parte de los jueces de primera instancia era erróneo (caso 51-2008), “toda vez que no proporcionaron las razones facticias en las que se apoyaron para estimar que el comportamiento del denunciado [no constituyera un de-lito]”,sinoquedehechosetrataradeunaexpresióndelascostumbresdelacomunidad. Además, y en una apelación de amparo distinta (caso 180-2008), el querellanteafirmóqueelEstadoguatemaltecohabíavioladosuderechoconsti-tucional al agua al no tomar acción en contra de “un grupo de vecinos” que de manera coactiva lo privó de su derecho fundamental al agua.

La primera apelación fue rechazada por la Corte de Apelaciones en Quet-zaltenango el 15 de abril de 2008. Los jueces consideraron que “la acción su-puestamente cometida por el sindicado se realizó atendiendo a una decisión emanada de la comunidad del Cantón Poxlajuj en atención a arreglos suscritos de la misma, lo que se hace al amparo del Art. 66 de la Constitución Política de la República y Art. 8 del Convenio 169”.

Losdenunciantes apelaronotravez.Enestaocasión, el abogadok’iche’observa que no sabe si este dictamen es “una ofensa o burla de los pueblos indí-genas” cuando invoca el derecho “como pretexto para mantener la impunidad”. Porque, según él, “los valores del derecho consuetudinario indígena consisten envergüenzapública,lareparacióndeldaño,servicioalacomunidad[...]másno así acciones que atentan contra la vida, la salud y la libertad de los comuni-tarios, como lo hizo el sindicado con el delito cometido de coacción”.

Pero el 13 de julio de 2009, la Cámara de Amparo de la Corte Suprema de Justicia advirtió que “la autoridad impugnada, al emitir su fallo, lo hizo de con-formidadconlasfacultadesqueleotorgalaleypenal[...]porloqueseconcluyeque no existe agravio susceptible de repararse por esta vía constitucional, razón por la cual el amparo solicitado debe denegarse por notoria improcedencia”. Seis semanas más tarde, el 21 de octubre, la Cámara de Constitucionalidad de la misma Corte Suprema admitió la apelación contra el proceso. Aunque acep-taron el fallo como tal –por estar conforme con

el artículo constitucional que reconoce la organización social de los pueblos in-dígenas, asimismo sus resoluciones … [y de manera similar] el Convenio 169 manifiesta que se debe reconocer las formas de arreglo, con la excepción cuando se haya violado los derechos humanos, en el presente caso no se verifica [el deli-to] toda vez que el corte de suministro no se hace de forma tajante sino que hay chorros comunales …

Los mismos jueces advierten que la autoridad impugnada y el juez de la Primera Instancia no proporcionaron las razones facticias en las que se apoyaron … Así debieron expresar las cir-

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cunstancias concretas y objetivas que evidenciaron que la conducta imputada al acusado fue producto de la aplicación del sistema jurídico maya al que pertenece Poxlajuj”.

Así las cosas, el caso fue remitido nuevamente al Tribunal de Primera Ins-tancia en Totonicapán en mayo de 2011.

8. CONCLUSIONESEl largo y tortuoso paso de los casos 51-2008 y 180-2008 por el sistema

judicial guatemalteco ilumina bien los problemas que hemos venido discutien-do. Como estudio de caso, también demuestra cómo mientras que en la teoría los problemas pueden analizarse uno por uno, en la práctica forman parte de un mismocomplejo,ocasionandolargassecuelasdedesconfianzamutuaybrotesde violencia. Iniciamos el artículo preguntándonos por qué las autoridades co-munales mayas y las instancias judiciales estatales no lograron darle seguimien-to a un acuerdo de cooperación y formulamos cuatro hipótesis, que, al ser veri-ficadasindividualmenteoenconjunto,explicaríanporquéestandifícilsuperarla brecha entre la comunidad indígena y la nacional en casos de transgresiones como el robo de un equipo de sonido en Chiyax en 2003.

Mediante las exposiciones del modus operandi de las autoridades cantona-les y las discusiones con líderes tanto de éstos como de las instancias estatales, hemos aprendido cómo las distancias conceptuales y de procedimiento entre los dos sistemas se nutren al estar íntimamente relacionadas con otros elementos en los respectivos contextos sociales. Los alcaldes buscan mantener equilibrios espirituales y armonizar intereses familiares, su deber es reparar las relaciones porque el valor supremo es la comunidad. En términos generales y programá-ticos,elfiscalrespetarálaculturaindígena;sinembargo,ensuafándehacerjusticialaprioridadestipificareldelitoporquelasanciónesfuncióndeestacategorización.

Posiblemente la tan característica sanción estatal –el encarcelamiento– sea una manera de restablecer relaciones al intentar rehabilitar a una persona que funciona mal, pero en la comunidad maya la familia no funcionará al ser total-mente privada de uno de sus miembros. Dada la situación precaria y violenta de las cárceles de Guatemala, es más probable que el trabajo comunitario con chaleco fosforescente produzca los cambios deseados en la forma de ser de losdelincuentes.Seacomofuere, ladistanciaentre lasdistintasfilosofíasdereparaciónsocial,aunquelograsenllegaraunacuerdosobrelafinalidaddepe-nalizareidentificarsancionesquerehabilitenalosindividuosalavezquelosresocialicen en su comunidad, el problema de procedimientos permanece. La autoridad comunal no es especialista en derecho, pero conoce a sus con-comu-nitarios.Elfiscalrecolectapruebaseindiciosylosdejaconeljuez.Elalcalde

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media opiniones y consulta la tradición antes de tomar una decisión (o “cortar lapalabra”,comosediceenk’iche’).Loqueesaceptadocomoevidenciaenlacomunidadsóloesválidoalserverificadoporunapersonaajenaenlasociedadnacional.Paraquelapalabradeljuezseafinal,elcasotienequepasarpormúl-tiples instancias y etapas, todas situadas fuera de la comunidad.

Cuando es asumido por la justicia social, el caso no sólo es trasladado a otro contexto distinto y ajeno sino la comunidad también pierde el control sobre el resultado y una oportunidad por crecer a través de las adversidades. Adicio-nalmente, las asimetrías del poder se ven fuertemente reforzadas. La llamada caídadelosprincipalesen1987formabapartedeunagranreformajurídicaqueincluía la supresión de los juzgados indígenas de Guatemala (pues eran muni-cipales). De esta manera se intentaba, tal vez, superar la división de los guate-maltecos y la discriminación formal de los de ascendencia maya; sin embargo, también se privó a la sociedad maya de una arena de profesionalización. Desde entonces, la población rural mayahablante ha quedado sujeta a los valores de justicia de los ladinos urbanos. En la década antes de los Acuerdos de Paz y del renacimiento maya, a nadie se le ocurrió desarrollar las viejas prácticas de los ancianos y a partir de ahí construir un derecho menos dependiente de las prác-ticas locales y localistas de los alcaldes comunitarios. Uno de los principales resultados de la ecualización de ladinos e indígenas es que la discriminación del indígena ha sido transportada del campo social (exclusión del campesino) al campo cultural (exclusión del maya). Como reconocen los jueces entrevistados y los funcionarios del IDPP, la solución es fortalecer la autoridad maya como tal, en particular en sus ámbitos regionales y en sus intentos por profesionalizarse.

El relato de cómo el alcalde comunitario de Poxlajuj fue acusado en el 2008 de violar los derechos fundamentales –tanto al agua como a la propiedad– es otro testimonio de las asimetrías de poder. Revela cómo una gran parte de las instancias judiciales estatales y también de los especialistas en derecho desco-nocen la autoridad indígena una vez que ésta entra en acción, de hecho se están cerrando los ojos al derecho vivo, el derecho como norma practicada cuando siguen sus propios formularios y costumbres. Los documentos producidos por losjueces,fiscalesyabogadosatestiguanlasdiferenciasdeconceptosyprácti-cas de resolución, y la larga cadena de resoluciones y apelaciones reproducen las asimetrías de poder y desaniman a los que desean superar la división. Los dos distintos dictámenes de dos diferentes cámaras de la misma Corte Suprema reflejanestasituacióncuandoelunoserefiereaunprogramadereconocimien-to y respeto por la autoridad indígena mientras que el otro insiste en seguir los antiguos procedimientos de una época de monismo jurídico. No obstante, si se compara la situación jurídica de 1995 con la de 2012 en Totonicapán, no cabe duda de que sectores cada vez más grandes reconocen el derecho maya de seguir existiendo y de crecer. El reto es transformar este incipiente respeto en

245los indígenas ante dos Modos de JustiCia: reConoCiendo y desConoCiendo la autoridad...

mecanismos capaces de combatir el crimen y la impunidad; por lo tanto, tam-bién hay que reconocer y fortalecer la autoridad que produce el derecho maya.

EPÍLOGOLuegodefinalizareltrabajodecampo,enabrilde2011,laJuntaDirectiva

delos48Cantones,elMinisterioPúblicoylosTribunalesdeJusticiafirmaronotro acuerdo con miras a fomentar la cooperación entre los dos sistemas jurí-dicosreinantesenTotonicapán.Yennoviembrede2012,laCorteSupremadeJusticia declaró inválida la sentencia contra las autoridades de Poxlajuj (casa-ción 01004-2012-01524), observando que es “incorrecto supeditar [el Derecho Indígena] a institutos jurídicos propios de sistemas hegemónicos nacidos enrealidades sociales distintas”. Será interesante e importante seguir de cerca el panorama jurídico en Totonicapán en los años que vienen.

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LLAMAS DE INSEGURIDAD EN EL ORIENTE DE GUATEMALA:MEGAPROYECTOSYLAQUEMADELA MUNICIPALIDAD DE JOCOTÁN1

Brent Metz y alFredo FranCesCH

1. HECHOS, VERSIONES, CONFUSIONESEl martes 12 de octubre de 2010, durante un confuso tumulto en la locali-

dad de Jocotán, Chiquimula, la Municipalidad fue presa de las llamas y ardió por completo. Las noticias que pueden encontrarse en los medios de comuni-cación hablan de un número no establecido de personas –más de mil, mil qui-nientas, dos mil quinientas, según el medio que se consulte–, procedentes de las aldeasdeGuaraquiche,Guareruche,MatasanoyLasFlores.Supuestamente,esta gente llegó con palos, machetes e incluso armas de fuego con la intención de mostrar su indignación, exigir información sobre el proyecto del “Corredor Tecnológico” que atravesaría sus tierras y pedir un debate con las autoridades. Al parecer, no encontraron interlocutor alguno, por lo que optaron por la ac-ción violenta. Algunos medios mencionan la toma de rehenes, y la edición de elPeriódico del día siguiente indicó que un “grupo de por lo menos 300 cam-pesinos se dirigió hacia los tanques municipales para envenenar el agua, por lo que se recomendó a la población que cierren sus grifos”. La policía local y los refuerzos que llegaron desde los departamentos de Zacapa, Jalapa, El Progreso y Jutiapa, a los que se sumó un grupo de ladinos armados, intentaron dispersar a la multitud a las seis de la tarde intimidándola con sus armas y lanzando gases lacrimógenos, pero la gente no tenía intención de marcharse sin una respuesta. Los informes sobre heridos de bala indican que se dispararon armas de fuego, aunque es difícil asegurar si quienes dispararon fueron policías o ladinos par-

1 Agradecemos a Jennifer Casolo su información sobre el contexto y algunos detalles de la quema, yporprestarnoselborradordesutesisdoctoral,“UnthinkableRebellionandthePraxisofthePossible:Ch’orti’ Campesin@ Struggles in Guatemala’s Eastern Highlands”, del Departamento de Geografía de laUniversidaddeCalifornia-Berkeley.EstecapítulonohabríasidoposiblesinlacolaboracióndeOmarGerónimo, Sotero López, la Iglesia católica de Jocotán y varios amigos anónimos en Jocotán.

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ticulares. Hubo varios detenidos, un policía muerto y un pequeño número de personas heridas. Unos días después, Ramón Díaz Gutiérrez, alcalde de Joco-tán, estimaba que las pérdidas económicas sumaban dos millones y medio de quetzales. El fuego afectó a una biblioteca infantil, un hotel, el Juzgado de Paz y el mercado de la plaza.

Según la versión de los eventos proporcionada por los líderes de las orga-nizaciones campesinas, la Iglesia católica, Nuevo Día, la Coordinadora de Aso-ciaciones y Comunidades para el Desarrollo Integral de la Región Ch’orti’ (CO-MUNDICH) y la Coordinación Maya Ch’orti’ (COMACH), a pesar de que los campesinos ya habían expresado su oposición al Corredor Tecnológico, unos agrimensores llegaron a Matasano para medir el terreno de una estación central del Corredor.2 En respuesta, cinco mil campesinos de Matasano y otras comu-nidades situadas en la ruta del Corredor escogieron el “Día de la Resistencia de los Pueblos” para reunirse frente a la Municipalidad y exigir una explicación de RokaelCardona,presidentedelaAsociaciónPoderparaTodos,unaONGquepromueve el Corredor Tecnológico (Arce, 2011b). La multitud llegó al pueblo bajo el feroz sol del mediodía y, en vista de que Cardona nunca apareció, se di-rigió a la Municipalidad, pero el jefe edil estaba en Washington, D.C. con otros treinta y nueve de los cuarenta y cuatro alcaldes de los municipios implicados intentando promocionar el plan entre un grupo de senadores. Con esto aumentó la preocupación. El vicealcalde rehusó dirigirse a las masas porque temió por su seguridad. Después de varias horas sin comida ni agua y sintiéndose ignorados, la frustración se incrementó entre los manifestantes. Un líder relata que alguien disparó sobre la multitud, otros dicen que la policía la provocó al utilizar gas lacrimógeno. Según otro líder, en medio del caos, dieciséis aliados del alcalde animaron a la multitud a quemar la Municipalidad para destruir evidencias de la malversacióndedosmillonesdequetzales.Entodocaso,otrosedificios,vehí-culosoficialesyelparquetambiénfueronobjetodelasllamas.Conlosdisparosy el gas, la gente huyó en todas direcciones, pero a medianoche se reagrupó para retomar el pueblo. Esta vez, la policía y los ladinos armados cerraron los pasos de escape y los persiguieron toda la noche, al parecer disparando a los campesinos.

A principios de 2011, los habitantes de Jocotán relataban de forma dramá-tica todos estos acontecimientos.Vecinos completamente ajenos al conflictoasegurabanqueelnúmerodemuertoseramayoralreconocidodemaneraofi-cial, y uno de los autores de este texto oyó la cifra de hasta cincuenta personas muertas por bala. Según ellos, para evitar represalias, y por otros motivos, los campesinos habían retirado los cadáveres de manera clandestina y los habían devuelto a sus áreas de origen. Lo mismo habían hecho con los heridos, de los

2 Algunos vecinos de Jocotán nos contaron que la mañana del 12 de octubre unos estadounidenses de una ONG religiosa llegaron a Matasano y fueron violentamente expulsados de la comunidad, al ser confundidos con ingenieros del Corredor.

249llaMas de inseguridad en el oriente de guateMala: MegaproyeCtos y la queMa de la...

cuales se suponía que, en buena proporción, habrían fallecido por falta de asis-tencia sanitaria. Hablaban de una auténtica “balacera”, con proyectiles en todas direcciones y por todas partes, silbando junto a sus cabezas, y granadas de gases lacrimógenos rodando por las calles.

El Buró Informativo de Guatemala hizo eco a las declaraciones del alcalde deJocotán,quienafirmabaquesepudieronrescatareláreadetesoreríayotrosdocumentos para revisión de la Contraloría General de Cuentas; pero los veci-nos, entre bromas y veras, comentaban que el propósito oculto del incendio era, realmente, la destrucción de documentos comprometedores.

Parece extraordinariamentedifícil tratarde clarificar lo sucedidoesedíaen Jocotán. ¿Un muerto? ¿Cincuenta? ¿Únicamente fuerzas policiales? ¿Otambién civiles armados? ¿Quiénes fueron los responsables? ¿Estaban orga-nizados? ¿Estaba todo premeditado o no lo estaba? Los autores de este texto, como es comprensible, no disponen de posibilidad alguna para emprender una investigación que ilumine estas cuestiones. Pero, hasta cierto punto, un cono-cimiento exacto de los hechos no es imprescindible (aunque, por supuesto, es lo deseable) para nuestros propósitos. Que los vecinos de Jocotán consideren plausible un circuito clandestino de cadáveres y personas malheridas, que con-sideren razonable un número de muertos de varias docenas, que la prensa hable de envenenadores de agua, que las acusaciones se entrecrucen sin dejar a nadie a salvo, son expresión de un imaginario social en el que la violencia puede alcanzar proporciones escalofriantes, sin que nadie lo encuentre inverosímil.

Pese a que los detalles eran vagos, las reacciones de todas las partes fueron confiadas.SegúnPrensa Libre del 14 de octubre, el presidente Álvaro Colom manifestó que “no se puede confundir una manifestación con actos violentos, no se puede ir a una manifestación armados y con esas actitudes. He ordenado una investigación para encontrar a los responsables de esos actos vandálicos”. La investigación, según esta fuente, pretendía buscar conexiones con proble-mas similares sucedidos en Chichicastenango. Al margen de que existieran tales conexiones o no, diversas personas comenzaron a señalar posibles culpa-bles. Saúl Oswaldo Rodríguez, síndico primero, mencionó a Carlos Hernández y a Omar Jerónimo, de la Plataforma Agraria, así como a la Iglesia católica, de informar mal a la población sobre el Corredor Tecnológico, dando origen a un sentimiento de pesar y frustración que desencadenó la violencia. A principios de 2011, el padre Juan María Boxus era llamado a juicio por su posible respon-sabilidad en los hechos. Incluso Sotero López, del Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), quien intentó calmar a las masas y casi fue quemado por la multitud en el proceso, fue acusado de provocar la violencia. El Buró Informativo de Guatemala recoge declaraciones de uno de los detenidos (sinidentificar).Segúnestedetenido,“suslíderes”habíanhabladodelosgran-

250 Brent Metz y alfredo franCesCh

des daños ambientales que implicaba el Corredor Tecnológico, lo que lo había impulsado a participar en la revuelta.

En una publicación web del mismo día 12 de octubre, se podía leer:Integrantes de la organización local Nuevo Día rechazaron rotundamente la infor-mación que se publicó en los medios masivos, donde se les acusa de haber estado armados con pistolas, amenazado a la población, dañado inmuebles y de “intentar linchar al alcalde.

Esoesfalsedad.Llegamosamanifestarpacíficamentesinprovocarviolencia;notuvieroncalmadedialogarconnosotros[...].Hayseñalamientosyamenazascon-tra muchos miembros de las comunidades por el alcalde y los miembros de los COCODES (Consejos Comunitarios de Desarrollo).3

Por su parte, la COMUNDICH (en sus propias palabras, “organización en defensa de los derechos humanos, los derechos de los pueblos indígenas y campesinos con presencia en los municipios de Jocotán, Camotán, Olopa, San Juan Ermita y La Unión”) hizo público un comunicado en el cual lamentaba la pérdida de vidas humanas y las pérdidas materiales. Pedía “cordura” al al-calde, por atribuir a la organización responsabilidad en los acontecimientos y exigía investigaciones rigurosas. Según su comunicado, había testimonios de “personas civiles que armadas a grito abierto expresaban VAMOS A MATAR INDIOS”. La COMUNDICH insistía en su “compromiso con las luchas de las comunidades en defensa de la vida, el territorio, los recursos naturales y el pa-trimonio cultural” y manifestaba su indignación “por la forma en que las fuer-zasrepresivasdelEstadoyelGobiernohanasumidoelconflictogeneradoporel proyecto”. También la Diócesis de Zacapa emitía un comunicado en los días siguientes a la quema en el cual lamentaba y repudiaba la violencia, rechazaba toda responsabilidad y reiteraba “su compromiso por los procesos de desarrollo que garantizan la vida, el cuidado de los recursos naturales, la justicia y los de-rechos de las personas y de los pueblos”. Exhortaba también a un diálogo “cla-ro, sincero y respetuoso”. Con todo, no dudaba en sugerir responsabilidades:

Las campañas electoreras impulsadas por los políticos y sus partidos, al margen de la ley, alimentadas con dineros malhabidos y sin ningún control, ya arrancó, complicando peligrosamente el ambiente social. No es de extrañar que detrás de “los trágicos acontecimientos en la Villa de Jocotán” esté la maniobra de políticos marrulleros y sin ningún escrúpulo hasta responsabilizar a la Iglesia, o la incapa-cidad de las autoridades para atender las legítimas demandas de esa población.

Como es de imaginar, los foros y otros espacios de Internet abiertos a los debates no tardaron en dar muestras de opiniones. Presentamos algunos comen-tariospublicadosen<http://www.skyscrapercity.com>,respetandolaortogra-fía, emoticons y los demás recursos propios de estos ámbitos:

3www.plataformaagraria.org/guatemala/(estelinkyanoestáactivo)

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Hay que ver que hay gente IMBÉCIL!!! Cual es el negocio de ese cura y esos “inteligentes” de la “plataforma agraria”? Tan responsables del subde-sarrollo son los que pudiendo no hacen nada para salir de el, como los que ponen tropiezoalasoportunidades.Yporlogenerallossegundossonaquellosquesepasan añorando una farsa histórica como la supuesta “primavera democrática”.

hasta mataron a un PNC. por la gana de seguir en la pobreza,. yo realmente no comprendo,, no comprendo como es que hay gente que no quiere salir adelante.

EsqueesincomprensibleIfig!Totalycompletamenteincomprensible! Ysongrupos de choque con una violencia tal que el dialogo allí sobra, ellos que procla-man deseos de libertad y democracia son lo menos democráticos y libres que pue-de encontrarse! Corazones, mentes y almas completamente TORCIDOS! Muy lamentable! Terrible! Son gente que, antes siquiera de recibir un solo huevo de la gallina de los huevos de oro, ya la mataron, no por ambición, ni aun por hambre... simplemente la mataron para que no les coma el maíz del suelo para hartarcelo ellos mismos... PURA MISERIA!

el problema es que el 90% de los que participan alli lo hacen por ignorancia, osea no saben nisiquiera a que van, pero como los pseudolideres que se mueven solo por sus propios intereses, los manipulan, les meten ideas falsas en la cabeza, entonces los otros disculpenme pero puros animalitos salvajes, van y destruyen todo xq estan ““violando sus derechos”” eso si, preguntenles que derechos, y no saben que responder.

pero es esa profunda ignorancia que los tiene asi.

En cartas dirigidas a dos medios distintos, elPeriódico y Siglo21, en su edi-cióndeldía19deoctubre,figuraexactamenteelmismomensaje:

¿qué clase de corredor tecnológico va ser aquel en el que la dirigencia popular or-ganiza manifestaciones destructivas sólo por una carretera? ¿O por una hidroeléc-tricasiesefueraelcaso?Elproyectovaatener308kilómetrosdelongitudy140metros de ancho que comprenden una vía férrea, una autopista y un poliducto interoceánico. Es evidente que la dirigencia popular rechaza, con violencia, el desarrollo. ¿Por qué?

Conversando con uno de los autores de este texto sobre el episodio de la Municipalidad, un responsable del CALDH comentaba:

Hablar del tema de la tierra con la gente de las comunidades es muy delicado. La madre tierra. ¿Cómo voy a vender a mi madre? Como cuando a un niño se le despecha. Hace berrinches. El berrinche fue grande.

Indígenas como niños, ignorantes, manipulados, “animalitos salvajes”, por ello prontos a una violencia irresponsable pero, hasta cierto punto, inocentes de esa misma violencia, por desconocimiento, por inmadurez, por miseria. In-

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dígenas que combinan, por un lado, Rousseau y Pocahontas, pero son, por el otro, lobos hobbesianos, bárbaros indomables porque son hijos de la naturaleza y la naturaleza, a la postre, es indomable. ¿Éstas son las respuestas adecuadas paraentenderestosfenómenos?Ennuestraopinión,estasrespuestasreflejanelchoque de perspectivas en vez de explicar la violencia.

2. LAS HONDAS RAÍCES DE LA INSEGURIDADAunque sea difícil precisar las condiciones y sucesos pasados que han dado

lugar a estructuras y pautas culturales presentes, en el caso ch’orti’ las amenazas a su territorio y sus vidas han sido tan regulares en los últimos siglos que no hay misterio alguno en el origen de su cultura de inseguridad. El curato colonial de Jocotán, que abarcaba Jocotán, San Juan Ermita, Camotán y parte de las actua-les Olopa y La Unión, fue poblado durante el siglo XVI por refugiados de una dura y prolongada campaña militar española (Brewer, 2002; Dary et al., 1998: 37;Galindo,1834ápudMorley,1920:603).Nofuecasualquefinalmenteque-daranconfinadosentierrasaccidentadasysecas,conescasaszonasdeirriga-ción. En este entorno precario, convertidos en tributarios, trabajadores forzados en una agricultura de subsistencia, cualquier aumento en la presión explotadora –como la ocurrida durante el último siglo del dominio colonial– resultaba en hambrunas,epidemiasymuertesenmasa(Feldman,2009;Metz,2006:49-53).YaconcentradosenelcuratodeJocotán,losch’orti’sburlabanconfrecuenciaasacerdotes y funcionarios escapando a las montañas, y las pruebas sugieren que iban y venían entre el oeste de Honduras y el este de Guatemala (Brewer, 2002).

La sensación de ser vistos como meras bestias de carga por la población española más poderosa y bien conectada no fue difícil de olvidar, aunque los detalles y episodios concretos de explotación sí lo hubieran sido. Desde luego, no se había olvidado en tiempos de la primera generación de la Independencia, cuando los ch’orti’s se sublevaron en 1832 contra la restauración de los impues-tosdecapitación(Ingersoll,1972:53;Lauria-Santiago,1999:106;Browning,1975:241),nien1834,contralacesióngubernamentaldelosbosquesch’orti’sde caoba a la empresa maderera británica Meany-Bennet. Ahondando la herida, el Gobierno detuvo a los agitadores y los obligó a trabajar en Meany-Bennet (Ingersoll,1972:60-64;Fry,1988:206).Noesdeextrañarquelosch’orti’sfue-ranaliadosradicalesyfielesdeRafaelCarreraenelderrocamientodelgobiernoliberal y la disolución de laRepública Federal deCentroamérica (Ingersoll,1972:82-83,140,273-76;Stephens,1969:79-80,168-69).

Desde 1840 hasta 1900, los ch’orti’s de Jocotán y Camotán lucharon con denuedo en los tribunales por sus tierras forestales, pero los pastores ladinos lo-graron desbaratar el caso mediante la separación de los municipios de Olopa, al nortedeJocotán,en1870ydeEstradaCabrera(hoyLaUnión),alsur,en1904.

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Los ch’orti’s alegaron que habían hecho uso desde tiempo inmemorial de las tierras del norte (Lampocoy, Montaña Granadilla y Cari, también llamado Mon-te Oscuro), y que la ampliación de su economía de subsistencia allí contribuiría a la economía de la región. Las autoridades locales se sentían intimidadas por la amenaza de una revuelta indígena durante el periodo de Carrera, pero cuando losliberalesocuparonelpoderenladécadade1870,triunfóelargumentodelosladinosdequesuproduccióndecafésupondríaunusomáseficientedelatierra. Durante décadas de maniobras legales, las resoluciones del Estado ayu-daron a los ladinos, permitiendo la venta de terrenos públicos y la sustitución de los gobiernos comunales indígenas por municipios ladinos, en menosprecio de la mayoría indígena.

En esencia, la lucha por los ricos bosques del norte y el sur era una lucha por el futuro entre la creciente población en una economía de subsistencia y la creciente economía de mercado nacional e internacional. Los ch’orti’s que bus-caban bosques vírgenes tuvieron entonces que enfrentarse a ladinos ganaderos y cafetaleros, o emigrar más al norte hacia Izabal o hacia el este a Honduras (Casolo, 2012: 39-46; Proyecto Ch’orti’, 2004: xxx-xxxv). Hoy, algunos de sus descendientes viven en lugares tan lejanos como el departamento de Olancho, al nordeste de Honduras.

Durante el siglo XX, las condiciones empeoraron considerablemente y, mientras la población ch’orti’ continuó creciendo, los ladinos continuaron disputándole los bosques. Según algunos ancianos, en los años 1915-1916 las áreas rurales de Jocotán y Camotán se despoblaron a causa de la sequía y una hambruna. Aunque hubo retornos, otros permanecieron en municipios vecinos, como Olopa, Quezaltepeque y La Unión, y Copán, en Honduras. La dictadura de Jorge Ubico, entre 1931 y 1944, culminó siete décadas de parasitismo liberal sobre los recursos ch’orti’s. Aun hoy los ancianos ch’orti’s se quejan del trabajo forzado, peligroso y sin remuneración de la Ley Contra la Vagancia, la intrusión de los espías estatales y los comisionados militares en las comunidades, y el trato brutal de las autoridades.

La caída del régimen de Ubico en 1944 supuso una ansiada tregua, pero las reformas democráticas y agrarias atacaban los intereses ladinos. Las hostili-dades entre los partidarios del Gobierno y los grandes terratenientes ya habían comenzado incluso antes de que la CIA preparara el derrocamiento en 1954 del Gobierno elegido. Inmediatamente después de éste, miles de ch’orti’s que habían participado en las reformas agrarias fueron perseguidos, especialmente en Olopa, y de nuevo muchos huyeron a Honduras. Los gobiernos militares proscribieron las organizaciones campesinas y devolvieron las tierras a los an-tiguos señores, pero, pese a todo, los ch’orti’s no dejaron de luchar por ellas, ni por mayores derechos en el trabajo. En consecuencia, la represión contra ellos continuó.Lastorturasylosasesinatossesucedierondesdefinalesdelosaños

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cincuenta hasta los ochenta. En paralelo a todo ello, la evangelización católica y protestante percibía en los especialistas rituales ch’orti’s (“padrinos”) una suerte de brujos, por lo que fueron asesinados u obligados a esconderse. En parte, esto pudo deberse a que se pensaba que eran causantes de las sequías recurrentes.

El conflicto político se agudizó en las décadas de los sesenta y setenta,cuando Estados Unidos contribuyó a la militarización de Guatemala. Los asesi-natos se contaron por millares. En ocasiones, la población completa de algunas aldeas fue masacrada. Mientras esto ocurría, los ladinos de Esquipulas se apo-deraron de Olopa y Camotán, masacrando a los campesinos propietarios de las tierras codiciadas, acusados de pertenecer a la guerrilla (Casolo, 2012; Metz, 2006 y 2009).

Estesucintocuadrohistóricoapenasperfilaunatradiciónsecular:lavio-lencia sobre las personas, cultura y propiedades ch’orti’s. Pero, a nuestro juicio, esta brevedad se compensa con su claridad. Los hechos construyen un relato poco propicio a la confusión. A menos que demos por cierta la presencia de fenómenos de histéresis en cualquier sistema sociocultural, podemos intuir que unacrónicaderapiña,conflictos,asesinatos,huidasylegislacionesesclavistas,difícilmente puede diluirse en solo un puñado de décadas y desaparecer de la memoria, de los imaginarios colectivos y de las conductas de supervivencia instaladas en las comunidades, a sangre y fuego.

3. EL ATAQUE DE LOS MEGAPROYECTOSLas amenazas más recientes a la supervivencia ch’orti’ no vienen de ejérci-

tos, trabajos forzados o feroces dictaduras, sino de inversores transnacionales. Aquí, la pregunta es si millones de campesinos del sur de México y Centroa-mérica podrían hacer uso del desarrollo de forma segura, mientras su población aumenta, sus tierras se degradan, se estrechan sus posibilidades de eventuales mejoras para el bienestar familiar en la economía de mercado y miles de per-sonasemigranaEstadosUnidos,acuciadasporlasdificultades,encondicionesverdaderamente peligrosas.4 Lo cierto es que el capital transnacional no está interesado en ese tipo de inversiones, salvo que se trate de apaciguar los áni-mos o pagar bajos salarios. El Plan Puebla Panamá (PPP) y el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América(CAFTA)sonbuenosejemplosdeello.

El hoy llamado Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica (o Proyecto Mesoamérica) por la hostilidad que suscitó el PPP (Carlsen, 2009), fue concebido por el presidente mexicano Ernesto Zedillo (1994-2000), del Parti-

4 Como ironía de la economía global, turistas deseosos de experimentar nuevas vivencias cruzan el río Grande en un simulacro nocturno de viaje de espaldas mojadas, que incluye coyotes, polleros y agentes federales, según informaciones de Los Angeles Times, 25 de mayo de 2008.

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do Revolucionario Institucional (PRI), e inmediatamente adoptado por Vicente Fox,delPartidodeAcciónNacional(PAN),unavezelegidoenjuliode2000.Este plan de desarrollo aunaría el dinero de los contribuyentes de los estados mexicanos de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco,VeracruzyYucatán,ademásdelossietepaísescentroamericanos,concapitaldeinversorestransnacionalesparafinanciarochoiniciativas:desarrollosostenible, desarrollo humano, prevención y mitigación de desastres naturales, turismo, facilidades de comercio, transporte, interconexión eléctrica e integra-cióndeserviciosdetelecomunicación(Flynn,2001).5

En todo caso, las iniciativas de transporte, que suponían la construcción de 10.209kmdeautopista(Carlsen,2009)paraaliviarlacongestióndelCanaldePanamá y unir Sudamérica con el comercio norteamericano, y las iniciativas energéticas, que suministrarían, según sus partidarios, energía no sólo a Centro-américa por medio de presas hidroeléctricas, sino que también la exportarían a México y Estados Unidos (COPAE, 2008: 28), recibieron desde un principio el 92% de los fondos comprometidos.6 México y Estados Unidos ya se han vendi-do energía entre sí desde 2001, y México y Guatemala asociaron su red en 2010. Elnúmerodepresasplanificadohaaumentadode25en2001a381en2009,yseproyectantambiénplantasdebiocombustible(Flynn,2001;Carlsen,2009).Otras inversiones abarcan maquiladoras, resorts y hoteles turísticos, así como corredores biológicos para bioprospección corporativa. La política oficial estransformar tierras y recursos públicos en capital privado, hasta el punto de que el Secretariado de la Reforma Agraria en México prometió que expropiaría las tierras comunales indígenas y ejidales si fuera necesario, porque su potencial en pesca, agricultura y petróleo es demasiado importante para dejarlo sin explotar (Call,2002;Pickard,2002).

ElCAFTA,queentróenvigorenGuatemalaen2006,fuelapuntadelanzade la administración Bush, diseñado para dar acceso a los recursos mineros, hidroeléctricos, petrolíferos y en biodiversidad a las empresas transnacionales estadounidenses, así como abrirles nuevos mercados de consumidores, al tiem-

5 El portal oficial del ProyectoMesoamérica (<http://www.proyectomesoamerica.org/>) planteanueve“áreasdetrabajo”establecidassobredosejes:el“EjedeInterconexiónFísicaeIntegración”,quecomprende Interconexión Eléctrica Mesoamericana, Interconexión de Infraestructura e Integración de los ServiciosdeTelecomunicaciones,eInterconexióndelaInfraestructuradeTransporteyFacilitaciónCo-mercial; y el “Eje de Desarrollo Social”, que comprende Biocombustibles, Competitividad, Salud, Medio Ambiente y Cambio Climático, Prevención y Mitigación de Desastres Naturales, y Vivienda Social.

6LosfinancistascomprometidosincluíanelBancoInteramericanodeDesarrollo,elBancoMun-dial,elFondoMonetarioInternacional,elProgramadeDesarrollodelaONU,laComisiónEconómicasobre Latinoamérica y el Caribe, la Organización Panamericana de Salud, la Organización de Estados Iberoamericanos, el Banco Centroamericano para Integración Económica, el Sistema de Integración Centroamericana, el Banco Japonés de Cooperación Internacional, la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, USAID, la Comisión Europea, la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional, el FondoNórdicodeDesarrollo,elFondoNoruego,GTZdeAlemania,elFondoJaponésEspecialyelFondoEspañol(Flynn,2001).

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po que se bloqueaba cualquier posible legislación nueva de protección laboral y ambiental. En la práctica, el desequilibrio de la balanza comercial entre Centro-américa y Estados Unidos se ha agudizado a causa de las exportaciones baratas deCentroaméricaylaRepúblicaDominicanaaEstadosUnidos(StopCAFTA,2008: 2), y las exportaciones caras en sentido inverso.

EnGuatemala,lasempresasextranjerastributanel1%desusbeneficios,mientras que en Canadá, base de casi todas las operaciones mineras de Guate-mala y del mundo, pagan un 15% de impuestos (Haas, 2008: 24). Dado el alto precio actual de los metales en el mercado global, no es raro que en 2008 se ha-yan dado concesiones sobre unas cuatrocientas minas en Guatemala (COPAE, 2008:27).DebequedarclaroqueelCAFTAnoesunjuegodelibrecomercioen un mercado de agentes iguales al margen de toda intervención estatal, sino que las cartas están marcadas. Por ejemplo, el Gobierno canadiense ha subven-cionado a sus empresas mineras, pese a que han causado daños ambientales en todo el mundo (Moore, 2012). La expansión de la minería tiene un gran impac-to ambiental y social, ya que para la construcción de minas a cielo abierto se destruye la cubierta vegetal, y los metales se procesan en gigantescos baños de cianuro que requieren grandes cantidades de agua, que a menudo acaban en los mantos acuíferos.

Sin embargo, nadie supera la hipocresía de los inversionistas que domi-nan el Gobierno estadounidense, quienes hablan de “ventajas comparativas” y “mercado libre” mientras subvencionan sus propios sectores agrícola y ener-gético.LosdefensoresdelCAFTAseñalanelcrecimientodelasexportacionescentroamericanas, pero este argumento es falaz dado que buena parte de estas nuevas producciones es realizada por empresas extranjeras, que pagan escasos impuestos y apenas tienen efecto spin-off o no generan negocio en las compa-ñíasnacionales(StopCAFTA,2008:2).

Mientras tanto, El Comando Sur del Ejército Estadounidense no solamente está creando nuevas bases en áreas de megaproyectos bajo el pretexto de com-batirelnarcotráfico,sinoqueestátambiénentrandoenproyectosdedesarrolloneoliberal en Centroamérica, y esto incluye el área ch’orti’. Varias comuni-dades ch’orti’s ya están produciendo vegetales con garantías de compra por la cadena Walmart en Centroamérica. Cuando un ejército ofrece proyectos, es difícil no interpretarlo como compra de lealtades, especialmente en el contexto delaamenazadelosmegaproyectosquebeneficiaránalcapitaltransnacional.En las mismas fechas que el Comando Sur anunció un aumento de fondos para su base en Guatemala, el Banco Mundial (BM) tenía una “consulta” en Guate-mala para revisar sus políticas de salvaguarda de las comunidades afectadas por los proyectos en los que invierte el BM. Varias comunidades ya afectadas por talesproyectosquedaronfueradeestainvitación(Bird,2013).Alfindelmes,ciento cincuenta ONG de diez países en el norte del hemisferio occidental se

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unificaronparadenunciarlosmegaproyectosyelmilitarismo(GHRC,2013).El BM tiene programada una revisión de sus políticas de salvaguardia en 2014, en la que los críticos suponen que se van a eliminar o desmedrar los derechos de consulta y consentimiento de los pueblos indígenas antes de empezar los pro-yectos.En2007,elministrodelTesorodeEstadosUnidos,miembrodelaJuntaDirectiva del BM, ya ha expresado públicamente que los grupos indígenas no tienen el derecho de consentimiento a proyectos, sólo el derecho de consulta (Bird, 2013).

Inevitablemente,elProyectoMesoaméricayelCAFTAteníanqueafectaralos ch’orti’s, y así ha sido, tomando la forma de presas hidroeléctricas y del Co-rredor Tecnológico de Guatemala (Vercauteren et al.,2011:7).Laideaderepre-sar el río Grande de Jocotán se remonta a 1988, cuando un proyecto incipiente fuedetenidoporlosresidentesdelaaldeaLasFlores,quienesahuyentaronalosequipos de construcción. Al parecer, sólo las acciones extremas son capaces de llamar la atención. Posteriormente, en 2006, las empresas Generación Eléctrica y Manejo de Recursos Naturales Las Tres Niñas S.A. y Generación Limpia de Guatemala S.A. anunciaron sus planes de construir tres presas hidroeléctricas, dos en Jocotán y una en Camotán (Casolo, 2012: 214; Brigadas Internacionales de Paz, 2010: 6). Según Sotero López, del CALDH, la mayor estaría cien me-tros por encima de la comunidad de El Orégano. Su construcción daría empleo únicamente a una veintena de trabajadores locales. Si bien el alcalde de Jocotán estaba a favor, dado que la Municipalidad recibiría un porcentaje de los ingre-sos, las aldeas afectadas –entre ellas, varias cuyos vecinos habrían participado en la protesta de 2010– expresaron claramente su oposición. Pese a todo, estas compañías siguieron construyendo torres eléctricas.

La cuestión de la construcción de presas hidroeléctricas se remonta al año 2009, cuando el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) recha-zó un fraudulento informe de impacto ambiental que Nuevo Día, Madreselva, la COMACH y la Asociación Campesina de Camotán habían puesto en duda, y que incluso ignoraba una falla geológica en Guareruche. Algunas comunida-des habían expresado repetidamente su oposición al proyecto (Casolo, 2012: 214-15). Sin embargo, en abril de 2010, Tres Niñas entregó, de forma ilícita, otro estudio que el MARN aceptó sin considerar las opiniones de la población (Brigadas Internacionales de Paz, 2010: 6). Hoy, la compañía todavía está in-tentando comprar las tierras de los afectados, uno por uno.

El Corredor Tecnológico también tiene raíces anteriores al PPP, pero cuen-taahoraconrenovadosbríos (véasemapa infra).SegúnRokaelCardona,dela Asociación Poder para Todos, “la idea surge en 1998 cuando un grupo de empresarios guatemaltecos reconoció que el transporte de contenedores a nivel mundial tenía un obstáculo potencial en América, con el agotamiento del Canal de Panamá” (Arce, 2011a). Además, el canal seco permitiría que los contenedo-

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res fueran llevados de costa a costa en sólo seis o siete horas, en comparación con las setenta y dos horas que requiere el paso por el Canal de Panamá (Ver-cauteren et al., 2011: 6). En 2008, el Proyecto Mesoamérica anunció el inicio de los trabajos,apoyadoporelPuertodeBarcelonay laFundaciónWilliamClinton (Brigadas Internacionales de Paz, 2010: 6; Vercauteren et al., 2011: 2). VarioscanalessecoshansidoplanificadosdesdelacreacióndelPPP,comoseve en el mapa abajo, y las Brigadas Internacionales de Paz (2010: 6) reportan que había dos versiones de un canal que pasaría por el oriente de Guatemala, uno llamado Corredor Interoceánico de Guatemala, que correría desde Acajutla (El Salvador), hasta Puerto Barrios (Guatemala), y el Corredor Tecnológico de Guatemala, que conectaría nuevos puertos en Moyuta (Jutiapa) y Santo Tomas de Castilla (Izabal) (cf. Vercauteren et al., 2010: 2). El Corredor Interoceánico recibiría préstamos principalmente del Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Centroamericano de Integración Económica y la Cuenta del Milenio, sería completamente privado y costaría 12 billones de dólares, mientras que el CorredorTecnológicoseríafinanciadoenun70%porinversionesprivadasyen un 30% por públicas. La idea del canal encontró resistencia inmediata entre loscampesinos,reflejadaendosmanifestaciones,en2009y2010,hastaqueelCongreso acordó negociar más tarde. Esas negociaciones, hasta la fecha, no se han llevado a cabo.

Mientras tanto, algunas informaciones sugieren que los alcaldes han estado comprandolavoluntaddeloscampesinosconregalosdealimentosdelFondode Cohesión Social. La causa de las empresas transnacionales recibió un fuerte apoyo el 12 de abril de 2010, cuando la Ley de Participación Pública Privada en Materia de Infraestructura dio a las compañías el derecho de expropiar tierras, si el Gobierno estuviera de acuerdo con la inversión (Brigadas Internacionales de Paz, 2010: 8-9).

PortalOficialdelProyectoMesoamérica<http://www.proyectomesoamerica.org>

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En diciembre de 2011, el recién elegido presidente, Otto Pérez Molina, anunció su apoyo al Corredor. El ex teniente del Ejército, Guillermo Catalán, presidente del Proyecto, aseguró contar con el apoyo de cuarenta y seis alcaldes de municipios afectados por el Corredor, así como tener certeza, ya en 2009, sobre la anuencia de los propietarios de tierras dispuestos a venderlas: un 95% de los 2.800 propietarios, conforme a la “investigación”, realizada por ciento veinte soldados.

CatalánafirmóquelossucesosenJocotánobedecieronalamanipulaciónde campesinos ignorantes por parte de la organización “terrorista” Plataforma Agraria, que a su vez es pagada por agitadores españoles (Arce, 2011a). En cualquier caso, se cambió la ruta planificada para eludir Jocotán. Elmismomes, el Corredor Interoceánico llevó a cabo un foro público en Zacapa en el que prometía pagar el precio de mercado de las tierras más un 5% adicional, y el 13%delosbeneficiosdelcanal.Encuantoaempleo,elgerentedeoperacionesy primo de Guillermo Catalán, ex coronel Mario García Catalán, opinó:

No podrán sentarse a ver pasar los trenes a toda velocidad. Habrá que chapear, vigilar, pintar, cuidar la valla, limpiar el terreno... Ellos [los habitantes de las zonas afectadas] tendrán la responsabilidad de cuidar la inversión, de darles seguridad a los extranjeros que inviertan su dinero en nuestro país.

En otras palabras, los campesinos encontrarían empleo como jardineros y conserjes del canal (Arce, 2011a y 2011b). Aunque en su plan Cardona (sin fe-cha)especificaqueelproyectobuscainversionesinternacionalesylocalesparala adquisición de tierras, en abril de 2012 el presidente Pérez Molina reveló que 375millonesdedólaresprocedentesdeimpuestospúblicosseríanaplicadosalacompradelastierrasporqueelproyectoesparaelbeneficiodelosmismospropietarios (Paxtor, 2012).

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El Corredor y las presas hidroeléctricas podrían, acaso, beneficiar a losch’orti’s, que no rechazan estos proyectos por estar en contra de cualquier pro-yecto de modernización. Es cierto que los ancianos recuerdan que en tiempos pasados la autosostenibilidad proveyó una vida rica y satisfactoria, en que había mayorescosechasconmásdiversidad,suficientetierraparadejarenbarbecho,animales para caza, menos crimen y una vida social y ritual más compleja. Pero esos tiempos se fueron. La mayor parte de las tierras ya están gastadas, erosionadas y secas. Hoy, los ch’orti’s aprecian sus tierras degradadas, no exac-tamente porque sean sagradas, sino porque son su único medio de subsistencia y salvaguarda frente a explotadores. Su economía de autosostenibilidad está en crisis, suplementada sólo con sueldos irregulares en la cosecha de café o la ven-ta de artesanías, de tal manera que los ch’orti’s están abiertos a nuevas opciones (Dary et al., 1998; López y Metz, 2002; Metz, 2006). Las muertes por cólera, desnutrición, hambrunas y otras enfermedades están demasiado presentes como para ignorarlas. La población de Jocotán sigue creciendo, de 28.000 personas en 1994 a más de 60.000 hoy, mientras que Guatemala sigue sin ningún pro-gramaopolíticaefectivadeplanificaciónfamiliar.Atravésdelossiglos,losch’orti’s se han movido entre Guatemala, Honduras y El Salvador, y en décadas recientes han emigrado a los departamentos norteños de Izabal y Petén en Gua-

Cardona (http://www.upc.edu/sostenible2015/menu4/Seminaris/reference-documents/internationalgroup- 3/corredor-seco.pdf)

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temala y al interior de Honduras, en parte voluntariamente y en parte por huir de la violencia política. Por lo tanto, no es que los ch’orti’s no acepten dinero por sus tierras, no es que no dejen de considerar trasladarse a tierras más promi-sorias. Es que cualquier amenaza a los recursos que todavía tienen, sea el agua, bosques o tierra, es una amenaza a la supervivencia de sus familias.

Si se invirtiera en la población con servicios adecuados de educación, salud yprogramasdedesarrolloeficacesparaquehubieraoportunidadesenlaecono-míademercado,quizáslosch’orti’snodefenderíansusrecursostanfieramente,pero la oligarquía ha adoptado una política de corto alcance, la de extraer tanto como sea posible en vez de crear una población con oportunidades de consumir. En otras palabras, sólo invierte en sí misma y no en la economía total. A des-pecho del partido político, la oligarquía siempre ha sido neoliberal extremista en este sentido. Guatemala tiene una de las tasas de impuestos más baja en el continenteamericano(11%deProductoInternoBruto,WorldBank,2012)ysigue privatizando servicios públicos y cortando inversiones públicas, excepto cuandobeneficiadirectamentealaoligarquía.Porasídecirlo,laoligarquíaeselsector menos patriótico de toda Guatemala. Para los ch’orti’s, esta situación sig-nificaqueelcentrodesaludamenudocarecedemedicamentos,queelnúmerodedoctoresyenfermerasesinsuficienteparalapoblación,quelosedificiosparaatención médica y educación son inadecuados, que muchos van directamente a las farmacias para tratarse en vez de ir a consultas primero, que el escaso “de-sarrollo” no viene del propio Gobierno sino de países extranjeros y que, cuando seinviertecapitalsignificativoenlaeconomía,éstesevaamegaproyectossinconsultar a los campesinos que tal vez pierdan su única fuente de supervivencia.

Además de presas y corredores, ha habido un incremento alarmante en la tala de bosques. Según Sotero López, del CALDH, en 1988 el Gobierno nacio-nal cedió permisos a compañías privadas para la tala del Bosque de Granadillas, una fuente clave de agua potable para los departamentos de Chiquimula y Za-capa. Las Municipalidades de Jocotán y Camotán estaban conformes, porque tenían deudas con distintos acreedores y recibirían parte del dinero de las licen-cias. En los años 2000 se ha acelerado la tala para la exportación, no solamente de ese bosque, sino de todos, en el departamento de Chiquimula, causando con-flictosencasicadamunicipio.Sinembargo,segúnOmarJerónimo,deNuevoDía, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas de Guatemala (CONAP) sigue dando licencias para talar bosques sin fechas de vencimiento, incluso en lo poco que queda del Bosque de Granadillas. La Iglesia luterana de Zacapa, la Iglesia católica y otras ONG han intentado salvaguardar en el Bosque de Granadillas una reserva de 80 km2, pero los comerciantes de madera acusaron al pastor luterano de Zacapa, José Pilar, de ser un criminal. En la tradición de “libre” co-mercio guatemalteco, se le ha intentado intimidar, incluso siguiéndolo en carros con vidrios polarizados.

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En otras ocasiones, las cosas van más allá de la intimidación. Volviendo a loshechosdequetrataestetexto,losconflictosdeJocotándelaño2010,pareceoportuno señalar que, el 8 de marzo de 2013, Carlos Antonio Hernández, uno de los acusados de organizar la protesta de 2010, fue asesinado por dos hombres en moto en Camotán. El 25 de septiembre, Lorenzo Reyes López, ex presidente y representante legal de la COMUNDICH, que también participó en la protesta, fue asesinado por dos hombres en moto en Jocotán.

Carlos Antonio Hernández

Como si los acuerdos entre el Gobierno y el Corredor, las presas y las com-pañíasmadereras no fueran preocupación suficiente, las compañíasminerastransnacionales han empezado a explorar la zona en búsqueda de oro, plata, plomo y uranio. Según Sotero López, del CALDH, están explorando todos los municipios de Chiquimula y han empezado a sacar uranio en Esquipulas, de-jando contaminación permanente. La táctica de las compañías mineras es bus-car tierras municipales, ignorando que la tenencia esté o no en manos de los campesinos, y comprar licencias de los alcaldes. De hecho, se puede pensar que la primera batalla del alcalde de Jocotán y el capital extranjero contra los campesinosch’orti’socurrióenenerode2007,cuandoalgunosvecinosdeLasFloressecuestraronatresingenierosdemineríaqueestabanrealizandotrabajosdeprospección.Fueronliberadossólocuandoelalcaldefirmóundocumentoenel que prometió que no se abriría ninguna mina en la aldea y que el COCODE (Consejos Comunitarios de Desarrollo), impuesto por el alcalde, sería reempla-zado por uno elegido por la aldea (Casolo, 2012: 210). Otras comunidades de Jocotán y Camotán han sido exploradas sin consultar a sus residentes, y menos

263llaMas de inseguridad en el oriente de guateMala: MegaproyeCtos y la queMa de la...

ofrecer planes de traslado para las poblaciones desplazadas. Según Omar Jeró-nimo, de Nuevo Día, en junio de 2012 treinta hombres armados acamparon en el Bosque de Granadillas para extraer minerales, aunque se ignora si las autori-dades estaban enteradas.

Campesinos de Tuticopote, Olopa, protestando la minería en su aldea. Tomada por Francisco de León, 28 de mayo de 2013.

Una nueva preocupación, y de nuevo cuño, es el robo de infantes. El robo de niños aumenta el sentido de inseguridad (Metz et al., 2010). En el transcurso de2007,cadadomingolossacerdotescatólicosanunciabanqueotroniñohabíadesaparecido, pero fue el asesinato y saqueo de órganos de una niña ladina el que causó una gran indignación y el reemplazo de las fuerzas de seguridad. Hoy en día, las desapariciones están empezando otra vez, se han dado cinco en Chiquimula, dos en Jocotán y una en Copán Ruinas entre marzo y junio de 2012. En 2012, varios ch’orti’s y ladinos nos han contado historias de mujeres desconocidas que ofrecen dinero a mujeres embarazadas por sus futuros bebés y, en un caso, en Tierra Blanca, se cuenta que una mujer fue engañada por médicos impostores que la mataron y extrajeron el feto de su matriz. No hay investigaciones relacionadas con niños campesinos (lo que no es de sorprender, cuando se considera que en Guatemala hay miles de niños campesinos víctimas de la desnutrición). Los secuestros de adultos, como del dueño de uno de los dos hoteles de Jocotán, que fue asesinado días después, también están causando alarma. Unos señalan que todos estos problemas empezaron con la construc-ción de la autopista entre Chiquimula y Copán Ruinas en 2000, que ha abierto el área al mundo dando oportunidades a los predadores, ya sea de humanos o

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derecursos.Otrosidentificanalosnarcotraficantesycontrabandistascomolascausas de criminalidad, y nadie tiene duda de que las autoridades locales y aun algunos nacionales estén enterados.

La violencia y la inseguridad son, sencillamente, el Lebenswelt, el mundo vital de las poblaciones ch’orti’s. Como escribimos al principio de estas pági-nas, la violencia está tan presente en el imaginario social, que cualquier cosa es verosímil. Autoridades, narcos, autopistas, todo puede ser causa de cualquier forma de delincuencia, de rapiña, de muerte y de sufrimiento. Como tratamos de mostrar, estos imaginarios colectivos no surgen de la nada, sino que cuentan concontextos,cronotopos,hechos,estadosdecosas,quelosalimentan.Ycuen-tan, también, con secuencias históricas que permiten entenderlos sin demasiado esfuerzo.

4. CONCLUSIONES, REFLEXIONESRevueltas, motines, destrucción de bienes, muertos. También peleas a ma-

chetazos, linchamientos y ejecuciones populares sumarias (López, 2009, Ma-riano, 2009; Metz et al., 2010). Una imagen de las comunidades ch’orti’s poco agradable. ¿Un pueblo, tal vez, explícitamente violento, de forma casi innata? ¿Gentes parecidas a los yanomami descritos por Napoleón Chagnon?7 ¿Barba-rie, salvajismo, una naturaleza indómita y refractaria al progreso, al desarro-llo,alacivilización?¿Hayunaviolenciaextremayprofundaquedefinealosch’orti’s como rasgo relevante de su sistema sociocultural?

Podemos, sinduda, afirmarque laviolenciaesun rasgo relevantede susistema sociocultural, hoy en día. Pero lo que hay que precisar es que ese rasgo no solamente está en la violencia producida por los ch’orti’s sino también en la violencia recibida.Yqueesaviolenciarecibidaes,conclaridad,nosólounrasgo de hoy sino un rasgo secular. El breve esbozo histórico que hemos pro-puesto no es, únicamente, una construcción abstracta de antecedentes eruditos, documentados, no es bibliografía polvorienta. Es, fundamentalmente, un saber colectivo que se transmite de generación en generación. La constancia de ser objeto de violencias, saqueos y abusos forma parte del patrimonio cultural in-material de los ch’orti’s: patrimonio cultural inmaterial que, como propone la UNESCO,noestantounacosa,sólida,meditadaytrabada,comounflujo,unasecuencia, un proceso de transmisión.Ylosproyectosempresarialeseinstitu-cionales de nuestro tiempo son, si se nos permite la comparación, tan remotos y excéntricos para las comunidades como lo fueron las iniciativas castellanas del siglo XVI. El patrimonio cultural inmaterial no es sólo una colección de prover-

7 El trabajo de Chagnon es extenso y se remonta a décadas atrás. Para un título reciente, traduci-do al español, citamos Yanomamö. La última gran tribu (2006). Las críticas a su trabajo tienen tanta relevancia para la teoría antropológica como el trabajo mismo, si no más. La más conocida es la de M. Harris, también disponible en castellano (1989).

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bios o de saberes agroganaderos, es también un legado continuo de violencias sufridas, que pasan de unas generaciones a otras, como pasa la evaluación mo-ral de las tortillas en galanas y fiotas (López 2003)

El sistema cultural ch’orti’ está marcado por la violencia. La quema de la Municipalidad y los demás sucesos de ese día no fueron una manifestación del choque entre el desarrollo y el atraso, de los modernos contra el campesinado. Se pueden construir presas y corredores, extraer minerales y cortar árboles en una manera que se minimicen los daños y se aumente el bienestar de todos. Pero, aparentemente, no hay visión, paciencia ni respeto para poner en práctica semejante proceder.

Don Chebo, que trabaja en un huerto, nos decía:Un árbol como éste es que tiene vida [señalaunaceiba]. Como decían los abuelos mayas: “uno, si quiere utilizar ese árbol, hay que pedir permiso, hay que pedir permiso”. Porque yo me recuerdo: antes, cuando mis abuelitos usaban esta for-ma, ellos botaban un árbol para construir una casa, pedían permiso [don Chebo hablaba de, por así decirlo, pedir permiso al árbol].

Sin embargo, la estrategia narrada por don Chebo es antagónica con aqué-llas utilizadas por cualquier agente de desarrollo, según ha sido la experiencia de los ch’orti’s a lo largo de siglos... Lo mismo da que se trate del Plan Puebla Panamá, por ejemplo, o de cualquier otro gran plan. Un gran plan de desarro-llo, de cualquier tipo, de cualquier momento histórico, requiere cualquier cosa menos minimizar daños y maximizar el bienestar general. De hecho, aunque no tenga por qué ser así, suele provocar justo lo contrario: maximiza los daños generales y minimiza el bienestar, dándolo a muy pocos.

¿Qué ocurrió, pues, en Jocotán? ¿Cómo fue posible que los hechos ocurri-dos en 2010 parecieran probables, posibles, plausibles, en cualquiera de sus versiones? ¿Cómo es que parece razonable hablar de un muerto o de cincuenta, de fuerzas ladinas parapoliciales o campesinos linchadores, que tratan de matar personas o, en la práctica, podrían haberlo hecho, de envenenar el agua potable, sin que tales cosas asombraran, asombren a nadie?

¿Fueunchoquede intereses?Sinduda.Si lasempresasverdaderamentequisieran compartir los bienes de los megaproyectos, hay maneras de hacerlo, peroéstasy lasautoridadessimplementeplanificansin tomarencuentaa la“gente pequeña”, que queda en medio. El sistema “dar-recibir-devolver”, clá-sico en el análisis de intercambio desde hace un siglo,8 y perfectamente aplica-ble al caso ch’orti’, se ha volatilizado (López et al., 2012). No obstante, debe recordarsequeloshabitantesdelosterritoriosobjetodeplanificacióntambiénsonprotagonistas,nosólolosonlosplanificadoresdeambiciososproyectos.Ignorara loshabitantes,oquesean ignorados,nosignificaquedejendeser

8 El planteamiento canónico es el de Marcel Mauss, Essai sur le don, de 1924. Existe edición en castellano (Mauss, 1991).

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protagonistas. Por ello, omitir o soslayar su existencia implica, inevitablemen-te,algunaformadeconflicto.Enloscaucesculturalesquehemosesbozado,laexpresiónviolentadelconflictoeslaprevisible.

Sólo cuando los campesinos empiezan a organizarse y bloquear carreteras yedificiospúblicosempezamosaoírdecomprasdetierrasydistribucióndedivisas,algoquellamalaatención.Perotambiénsurgeladesconfianzacuandolas empresas y las autoridades acusan a los líderes campesinos de ser terroristas ynarcotraficantes.Yesqueelestereotipodeculturade laviolenciaqueen-marca a los ch’orti’s, instigada desde el exterior, permite el uso de expresiones como narcos, terrorismo, términos asociados a la violencia, coherentes con la violencia ambiental, términos y estereotipos instalados en el imaginario colec-tivo, coherentes pues entre sí. Cuando se habla de los ch’orti’s, estos términos violentos entran en una lógica racional, son un vocabulario apropiado. ¿Parece posible hablar de otro modo? Se ha creado una igualdad entre sociedad ch’orti’ y violencia.

Al no haber comunicación, los campesinos tienen razón en suponer lo peor (e.g., Call, 2003). ¿Cómo no suponerlo en su contexto? Para los ladinos del pueblo,laviolenciadel12deoctubrede2010confirmasussospechasdelosextremos a que llegan los indios bárbaros. Para los ch’orti’s, los planes de “de-sarrollo”sinconsultasclarasyeltiroteodeesanocheconfirmanquelosladinosse lo robarían todo, incluso sus vidas, si no se organizaran y adoptaran acciones extremas(cf.Bobrow-Strain,2007paraChiapas;Hale,2006paraChimalte-nango). Nadie pide permiso al árbol, evidentemente, y todo entra en una ló-gica simbólicamente racional que adquiere su aspecto insensato sólo fuera de esemundosimbólico.Yaquíinsistimosenlodicho:esemundosimbólicoseracionaliza sobre la experiencia transmitida por incontables generaciones de expolios, desprecios y violencia.

Paralelamente, el caso de los megaproyectos en el área ch’orti’ revela la dinámica de la indigenidad contemporánea. En cierto sentido, se diría que la indigenidad no tiene nada que ver con este asunto, que se trata sólo de com-pañías que, merced al neoliberalismo, tienen condiciones mejores para sacar beneficiosdepoblacionescampesinas(cf.Kamut,2001:44).Esclaroquelosplanificadoresdemegaproyectosentodoelcontinenteamericano(e.g.,Brasil,Berger, 2012) ven las tierras indígenas como desocupadas, de tal manera que no tienen que consultar con sus habitantes: el antiquísimo concepto de terra nullius parece seguir vigente en el imaginario de muchos. Sin embargo, no po-demos decir que las tierras, ríos y bosques de Jocotán sean tan sagrados para los ch’orti’s, desde tiempos inmemoriales, como para no aceptar una oferta justa. Nada es siempre completamente sagrado para nadie, y los ch’orti’s no son una excepción.

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En este punto, lo relevante es que ser indígena no es simplemente tener una visión localista del mundo, ser humilde, alabar la naturaleza, vestir ropas pintorescas, hablar idiomas distintos y resistirse al “desarrollo”. Ser indígena tambiénsignificahabersido–yseguirsiendo–colonizado,contodaslasimpli-caciones de empobrecimiento, marginación, divisiones sociales y desventajas históricasypresentesqueelhechoimplica.Enresumen,significarecelo. Por ello,losch’orti’smismosavecesniegansuidentidadcomotales.Y,enconse-cuencia, muchos guatemaltecos no consideran a los ch’orti’s como indígenas puros (además de que no usan ropas tan exóticas como, digamos, las del área ixil, y que hablan generalmente español, etc.). Ahora bien, cuando son tratados comoniñosocomounaplaga,yotrospoderososplanificanproyectosensecre-to que los desplazarían, se dan cuenta de lo que comparten: indigenidad, tanto por la discriminación, como por el valor que otorgan a los bosques, la tierra y el agua local.

Así, los ch’orti’s han empezado a utilizar su indigenidad como base de so-lidaridad (véase Casolo, 2012: “Conclusion”). Por ejemplo, cuando asistimos a un foro de la empresa Tres Niñas con las comunidades que serían afectadas por su presa hidroeléctrica (para convencer a los campesinos de vender sus tierras a la empresa), nos impresionó cómo los campesinos de aldeas rivales se unificaronensusquejasdequeotrossiempreintentanexpropiarsusrecursosmás preciados. Reconocieron que ser indígena es compartir no solamente un modo de vida distinto sino también una posición social de desventaja. También hemos podido observar que, después de una gran campaña fallida de determi-nadas ONGs durante 2000-2002 para titular tierras ch’orti’s como comunales indígenas,enmayode2012lasaldeasdeLasFlores,PelilloNegro,Guareruchey Colmenas –todas amenazadas por mineras, hidroeléctricas y tala de bosques– empezaronelprocesodecambiarlacalificaciónjurídicadesustierras,deejidosmunicipales a tierra comunal indígena. Además de disgregar a esas aldeas del control de la Municipalidad, este cambio muestra la amenaza que perciben las comunidades por parte de los megaproyectos operados por medio de las insti-tuciones públicas locales.

Estos ejemplos no son invenciones o construcciones de identidad indígena que se aprovechen de modas internacionales, como a muchos autores les gusta sugerir.9Laspersonasseidentificanunasconotrasdemaneralatenteyactúansobreesas identificacionescuandoseanecesario,propiciooseguro.Para losch’orti’s,estaidentificaciónhasalidoalasuperficieparaladefensadesusvi-das. No se trata de que todos cuantos reclaman ser indígenas deben ser acep-tadoscomotales,peroestáclaro,paranosotros,quelosch’orti’sseperfilan,se caracterizan, ponen en juego su propia identidad a través de su historia, su modo de vida peculiar y sus desventajas sociales.

9 En este sentido, véase Comaroff y Comaroff, 2009.

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Otro debate al que contribuye el caso ch’orti’ es el concepto de multicul-turalismo neoliberal, o el argumento de que el multiculturalismo es una herra-mienta de poderes capitalistas. Mientras que unos autores notan los logros de los indígenas en cuanto a tratados y atención nacionales e internacionales (e.g., DelaCadenayStein,2007;Niezen,2003;Yashar,2007),otrosinsistenenquetales “logros” no son nada más que distracciones de los problemas más impor-tantes: la economía y la política. En otras palabras, que los avances en educa-ción, idiomas, festivales, etc., son concesiones cínicas de los gobiernos para que los indígenas sientan la esperanza falsa de una sociedad más equitativa. Peor todavía, los Estados incluyen a indígenas en los procesos nacionales solamente para domesticarlos, atraparlos en la telaraña burocrática de la gobernabilidad. Así son más controlables cuando se intenta extraer sus recursos (e.g., Almeida Vinueza,2005;Bastos,2007;Hale,2005;Ghosh,2006;Muelmann,2009).

Para nosotros, el caso de los ch’orti’s y los megaproyectos muestra que el Estado practica un juego múltiple en cuanto a tratados y leyes sobre dere-chos indígenas y la práctica de apoderarse de sus recursos, contraviniendo los artículos7y15delaConvención169delaOIT,losartículos66y253delaConstitución guatemalteca, los artículos 35, 65 y 66 del Código Municipal, el artículo 18 de la Ley de Descentralización y el artículo 20 de la Ley de Consejos de Desarrollo (COPAE, 2008: 29). Las manifestaciones indígenas han parado o porlomenosretrasado,losproyectos,loquenofueposibleduranteelconflictoarmado, cuando el Ejército simplemente masacraba a toda población que se in-terpusiera en sus planes, como en el caso de la presa Chixoy. En la práctica, los indígenas utilizan los pequeños espacios de poder y expresión concedidos por los Estados de manera heterodoxa o no prevista (McNeish, 2008; Metz, 2010; Pallares,2007;Sieder,2011b;Speed,2005).Nosonmarionetasdelasoligar-quíasnacionalesyelcapitaltransnacional,nisonmolificadosporhaberganadoacuerdos ambiguos o limitados. Tampoco son salvajes ultraviolentos, hooligans indigenistas, hordas incivilizadas de gente imposible de civilizar (si “civilizar” fuera un sinónimo de “corredor tecnológico”, claro).

Los imaginarios sobre la población ch’orti’ oscilan entre los dos extremos que representan los buenos salvajes de Rousseau y la turba hobbesiana. Entre ecowarriors de ancestral ecologismo avant la lettre, comunalistas, solidarios y en contacto con las telúricas fuerzas del cosmos, y brutales campesinos, pen-dencieros y semialcoholizados, degenerados por la desnutrición y la consan-guinidad, incapaces de comprender su mundo y manipulables por cualquier oportunista. Naturalmente, ninguna de estas grotescas parodias se aproxima a la realidad. Pero, a la vista de las cenizas humeantes de la Municipalidad de Jocotán, ¿qué otra imagen puede surgir, sino la última?

Las comunidades ch’orti’s padecen y practican una violencia centrífuga y centrípeta, por usar términos físicos. Pero es imposible comprender tales con-

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ductas sin entender la presión violenta ejercida sobre ellas, en todo cuanto pue-da perdurar en su memoria colectiva. Los ya clásicos conceptos de violencia estructural, violencia simbólica y violencia normalizada pueden utilizarse para la experiencia histórica y actual de los ch’orti’s. No se trata, por lo tanto, de misteriosos mecanismos psicológicos, que reproduzcan y recreen lo sufrido, como en los niños que han sido víctimas de abusos sexuales. Se trata, senci-lla y claramente, de mecanismos culturales que perviven y se desarrollan, que trabajan y se transmiten y que, de tanto en tanto, explotan, si el mundo circun-dante deviene en una terrible amenaza, cuyos agentes productores son inciertas personas, de remotas ciudades, cuyas consecuencias no pueden detenerse, cuya puesta en marcha parece tan imparable como el carro de Krishna. Ahora bien, ¿quién quiere morir aplastado bajo el carro, sin, por lo menos, mostrar alguna resistencia?

Entender fenómenos como los disturbios de Jocotán requiere una mayor tarea que el uso despreocupado de estereotipos. Escribió el antropólogo social francésClaudeLévi-Straussquelaexplicacióncientíficanoconsisteensustituirlo complejo por lo simple, sino en sustituir una complejidad poco comprensible por otra más comprensible10. Ése ha sido nuestro propósito en estas páginas.

10ApudGeertz,1987:43.

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DESPOJO,MOVILIZACIÓNYREPRESIÓN EN SANTA CRUZ BARILLASsantiago Bastos, QuiMy de león, nelton riVera, dania rodríguez y FranCisCo luCas1

En toda Latinoamérica, el cambio de siglo trajo una nueva forma de aper-tura a la economía mundial basada inicialmente en los altos precios de los mi-nerales, consecuencia del aumento de la demanda por parte de las economías emergentes. En la búsqueda y explotación indiscriminada de espacios ricos en los recursos naturales apetecidos –minerales, petróleo, gas, energía hidroeléc-trica, agrocombustibles–, los capitales transnacionales y locales actuaron en unaformaqueDavidHarvey(2004)hadefinidocomo“acumulaciónpordes-posesión”, dado el nivel de prepotencia alcanzado en los procesos y en los re-sultados, al calor de toda la normativa neoliberal desplegada por gobiernos e instancias supranacionales.2

Este incremento en la demanda ha afectado especialmente a territorios in-dígenas, los cuales han respondido con una oleada de movilizaciones también desde el cambio de siglo (Eastwood, 2011). Para defender los territorios más inmediatos y los recursos más necesarios, se ha apelado a los derechos indí-genas renovados tras décadas de movilización, que aglutinan y dan un sentido propio a demandas medioambientales y antineoliberales (Rasch, 2012) desde

1 Este capítulo recoge el trabajo realizado por el equipo Equipo de Comunicación y Análisis Colibrí Zurdo y que fue publicado, junto a los casos de San Juan Sacatepéquez y el valle del Polochic en Bastos y de León (2014).

2 Harvey hace referencia a una renovación de lo que se llamó la “acumulación primitiva”, que tiene como efecto el “despojo de los patrimonios sociales (tierras, recursos, riquezas, derechos) de un grupo socialemplazadoenunageografíaespecíficaconelfindeacumularcapital(citadoenGaribay,2010:2).Se trata de una “acumulación basada en la depredación, el fraude y la violencia” (Harvey, 2004: 112) que ya no es propia de la fase “originaria” del capitalismo, sino que en el contexto actual está más presente que la reproducción ampliada característica de las fases avanzadas de este sistema económico, de tal forma que, según Harvey, va a “profundizarse, transformándose en emblema del nuevo imperialismo (Ibid.: 124).

272 santiago Bastos, quiMy de león, nelton riVera, dania rodríguez y franCisCo luCas

un discurso de resistencia y autodeterminación (Burguete, 2010). Se ha puesto en marcha una nueva fase de organización y demandas indígenas que, desde una base territorial local y regional, se articula continentalmente, cuestiona la idea moderna del “desarrollo” (Lucio, 2012) y plantea una alternativa a la glo-balización que estamos viviendo. Los Estados en general están respondiendo a estas movilizaciones con estrategias de criminalización de la protesta social (Korol y Longo, 2009; Romo, 2008).

En Guatemala, este proceso se da en un contexto muy concreto: la salida delconflictoarmadoquepormediosiglosembródemuertelavidapolíticadeGuatemala.Enlasdécadasde1960y1970,lascomunidadesindígenashabíanconocido procesos de organización interna y movilización política, que en al-gunos casos había llevado a la vinculación con el movimiento revolucionario.3 La brutalidad de las políticas de tierra arrasada cometidas por el Ejército a prin-cipiosdelosañosochentacerróeseciclo,peroelconflictoseextendióhastalafirmadelapazen1996.

La oligarquía de Guatemala salió reforzada de la crisis que supuso el con-flictoarmadomedianteunosacuerdosdepazquedespuésnocumplió (Her-nández Pico, 2005). En vez de sacar adelante la agenda de construcción de nación que éstos proponían, se avanzó en la apertura de la economía guatemal-teca al mercado mundial con base en políticas neoliberales, aumentando así las históricas brechas sociales del país (Robinson, 2003). Después de la maquila (AVANCSO, 1994) y del impulso al turismo (Tally, 2006), con el cambio de siglo llegó la apertura a los proyectos mineros y energéticos (Solano, 2005) que se vinculó con la expansión territorial de la caña de azúcar y palma afri-cana (Hurtado, 2008; Alonso, Caal y Chinchilla, 2011) –relacionadas con los agrocombustibles– y con los “megaproyectos” energéticos asociados con lo que comenzó siendo el Plan Puebla Panamá (Solano, 2012).

Ante estas amenazas, muchas comunidades respondieron. Después de va-rias décadas de organización local y comunitaria, después de un proceso de “concientización” y un genocidio, después de veinte años de escuchar hablar de derechos humanos y derechos indígenas, de convenios y constituciones, de “democracia” y “rostro maya”, las comunidades se organizaron ante la genera-lización del modelo extractivista. Lo hicieron para defender prácticamente lo único que les queda después del terrorismo de Estado y las políticas neolibe-rales:suentornomásinmediatoysudignidad.Ylohicieronapostandoporlainstitucionalidad y la legalidad.

3 Las formas y causas de esa vinculación, así como de las políticas represivas posteriores, han sido y son objeto de debate (Le Bot, 1995; Stoll, 1999; Schirmer, 1999; Vela, 2012). Acá se quiere resaltar el carácter propio de la movilización comunitaria indígena que acabó llevando a esa situación (Bastos y Camus, 2003; Vela, 2009).

273despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

274 santiago Bastos, quiMy de león, nelton riVera, dania rodríguez y franCisCo luCas

Así se apreció en las más de sesenta consultas comunitarias de buena fe en contra de las explotaciones mineras que comenzaron cuando la apuesta del Gobierno por esta actividad empezó a verse en licencias concretas (Van de Sandt, 2009). En un ejercicio de ciudadanía (Camus, 2010); Rasch, 2012) ejer-cidaanivellocal(Mérida,2007),renovadaconlosderechoscomoindígenas(Sieder, 2010), casi un millón de personas participó desde las instituciones co-munitarias tradicionales (Castillo, 2010; Trentavizi y Cahuec, 2012), articula-das en redes regionales (Mérida y Krenmayr, 2008). Cuando el Estado se negó reconocer estas consultas, las comunidades las reclamaron como una expresión de su derecho a defender su territorio.

Al hacerse realidad estos proyectos, empezaron a darse conflictos entreunas empresas que dentro de su lógica capitalista extrema no consideraban a las sociedades locales (Garibay, 2010) y unas comunidades que exigían ser te-nidas en cuenta y se negaban a que se instalaran en sus territorios. El Estado respondió sin dar respaldo ni credibilidad a lo que expresaban las consultas comunitarias y poniéndose de parte de los primeros (Bastos y de León, 2014). Llegado el caso, mostró su cara más represiva, generando situaciones que han terminado con muertos y presos. En el valle del Polochic, en San Juan Sacate-péquez (CALDH y CONIC, 2012), en Livingston, en Cotzal y Cunén, en San RafaelLasFlores,yrecientementeenTotonicapán,larespuestaalosreclamosde dignidad y atención ha sido el uso de la fuerza, tan racista y tan despectiva comoenlosmejoresañosdeeseconflictoarmadoquesupuestamenteterminóhace casi veinte años.

Los sucesos ocurridos en la localidad huehueteca de Santa Cruz Barillas a raíz del proyecto de instalación de la planta hidroeléctrica Cambalam I por la empresa Hidro Santa Cruz son una muestra de todo esto. En ellos se puede apreciar las formas concretas en que ha ocurrido esa rearticulación desde los espacios comunitarios, y también las respuestas que se han dado desde la em-presa y el Estado a las movilizaciones que cuestionan estos proyectos. Tomando en cuenta el carácter de este libro, nos vamos a centrar más en estas últimas dinámicas, que además están convirtiendo a Barillas en un caso paradigmático de criminalización de la protesta social en Guatemala.

Este capítulo es parte del trabajo del Equipo de Comunicación y Análisis Comunitario, en el que desde 2011 venimos desarrollando una propuesta de trabajo colectivo de acompañamiento y análisis para entender y aportar al pro-ceso de movilización comunitaria que se está dando en Guatemala. Mucha de la información que acá aparece ha sido aportada con el esfuerzo de barillenses movilizadoseinclusoperseguidosquenosconfiaronsuspalabrasysusdocu-mentos para que se conociera su lucha. Vaya en el honor de todas y todos ellos lo que acá se escribe.

275despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

1. SANTA CRUZ BARILLAS: RECURSOS Y MOVILIZACIÓN EN LA PERIFERIA Barillas es un municipio situado en la periferia norte de la República, en las

últimas estribaciones del gran núcleo montañoso que forman los Cuchumatanes cuando descienden a las tierras bajas hasta llegar a la frontera con México. Su territorio ha sido históricamente un espacio utilizado por los q’anjob’ales como parte de las tierras calientes que servían de complemento a las frías y húmedas de los núcleos de Santa Eulalia y Soloma.4

Como resultado de la expansión del cultivo del café en el departamento de Huehuetenango, en 1888 el territorio de Barillas fue considerado municipio tomando el nombre del entonces presidente de la República, Manuel Lisandro Barillas. La cabecera se estableció en la aldea SantaCruzYalmox, y desdeentonces es conocida como Santa Cruz Barillas. En ella se establecieron las precarias institucionesestatalesydemanejode lasfincas,por loque–comoen muchos otros lugares– fue asentamiento de ladinos mientras que las aldeas seguían siendo habitadas por q’anjob’ales (Tejada, 2002; Camus, 2008).

A partir de la segunda mitad del siglo XX, Barillas entró en la dinámica de loqueseríaconocidocomolaFranjaTransversalNorte(FTN).Esteespacioempezó siendo de colonización con su núcleo más importante en el vecino terri-toriodelIxcán,eneldepartamentodeQuiché(YoldiyAmézquita,2000;Falla,2006).5 En Barillas también se dieron procesos de poblamiento y colonización, sobre todo de los mismos q’anjob’ales, pero también de mayas de otros lugares de Huehuetenango (Camus, 2008), y de ladinos, que se asentaron en la cabecera o en las aldeas que se iban formando.

No obstante, el verdadero interés estaba en los recursos del área, codicia-dos por empresas estadounidenses y militares guatemaltecos: la explotación de minerales y petróleo se combinaba con el desarrollo ganadero extensivo (So-lano, 2012).6Laespecialcrudezadelconflictoarmadoenestaáreahizoquesesuspendieranlasactividadesporunpardedécadas.Despuésdelafirmadelapaz, el interés en los recursos naturales del área se renovó con ímpetu, ahora como parte de un programa de explotación más amplio, que en su momento se denominó el Plan Puebla Panamá (PPP) y después el Proyecto Mesoamérica, que incluía toda una propuesta de vinculación energética y comunicativa. Así, lacarreterade laFTNy lasexplotacionesminera,petroleraydegeneraciónhidroeléctrica volvían a tener sentido.

4 La última novela de Mario Payeras, Tz’utz’. Al este de la flora apacible, recrea esta relación entre las tierras altas y la selva del norte de Huehuetenango.

5 En la segunda mitad del siglo XX se dieron varios procesos y proyectos de colonización de las tierras bajas del norte del país, con el objeto de aliviar la presión sobre el minifundio. Esta estrategia se realizó de la mano de agencias estatales, de la Iglesia e incluso de la AID estadounidense.

6 En el departamento de Huehuetenango hubo desarrollos mineros en Ixtahuacán y en San Mateo Ixtatán(Solano,2012).Enesteúltimolugartambiénsedioconflictividadalrededordelaexplotaciónmaderera(Kobrak,2003).

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En este contexto empiezan a llegar las licencias de exploración al área. En Barillas, en 2004 el Ministerio de Energía y Minas otorgó licencia LEXR-863 para la exploración denominada “Santa Cruz Vieja” a la empresa Guatemala Copper S.A., subsidiaria de la canadiense Creso Resources Inc. para oro, plata y barita.7 Por el lado del petróleo, el área de explotación PNT-3-2011 abarca partedelmunicipiodeBarillas(Solano,2012:31).Finalmente,apartirdelaño2007,lleganlasempresasquequierenexplotarenergíahidroeléctrica,conmuybuenas condiciones dada la ubicación de las estribaciones de los Cuchumatanes (Ibid.). Así, en el área de Barillas y municipios adyacentes se fueron estable-ciendovariasiniciativas,comolaqueacabóprovocandolaconflictividadquevamos a relatar.

Desde su colonización en los años setenta, la historia de Barillas está ligada a la movilización política de su población, que se debe entender en relación con los espacios a los que históricamente ha estado ligado: los Cuchumatanes en HuehuetenangoylamismaFTN.Porestasdosvíaslagentedeestemunicipiose vinculó al proceso de organización revolucionaria dirigida por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), y llegó a ser espacio de mucha actividad (Ko-brak,2003;Hurtado,2012).Poresomismo, lacampañacontrainsurgentedeprincipiosdelosañosochentagolpeóaBarillasdeformasignificativa,conbaseen desapariciones, muertes y masacres (CEH, 1999). Mucha población buscó refugio en México, y el área siguió militarizada (Camus, 2008), sintiendo los efectosdelconflictoquecontinuabaenelcercanoIxcán.

Después de la paz, el área fue objeto de mucha presencia y “proyectos” de ayuda internacional (Camus, 2010), y este municipio formó parte de lo que se denominó el “área roja” gobernada por alcaldes de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). La primera oposición a los megaproyectos se dioconelFrenteNacionalcontralasRepresas,organizadoen2005enIxcányPetén; pero la movilización más importante en defensa de los recursos naturales se desarrolló sobre todo por medio de las consultas comunitarias de buena fe. Después de las experiencias pioneras de Sipacapa (San Marcos) y Río Hondo (Zacapa), en Huehuetenango se celebraron simultáneamente cinco consultas en sendos municipios afectados por una misma licencia minera en julio de 2006 (CEIBA-ASDITOJ,2007;Morales,2006).Apesarde–oprecisamentepor–laviolencia cotidiana y la descomposición social que ha afectado a toda esta zona apartirdelamigraciónalnorteylaactividaddelosnarcotraficantes,coyotes,zetas y demás (Camus, 2012), este recurso puso en marcha un proceso que con-virtió a este departamento en uno de los centros de la movilización comunitaria, el cual se consolidó con la conformación de la Asamblea por la Defensa de los

7MemorialyManifiesto.“ComunidadesdelMunicipiodeBarillasdeldepartamentodeHuehuete-nango en contra de la implementación de proyectos hidroeléctricos, de exploración y explotación minera y de otras formas mercantilistas de aprovechamiento privado de los recursos naturales”, diciembre de 2011.

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Recursos Naturales de Huehuetenango (ADH) (Mérida y Krenmayr, 2008) que después se integró en el Consejo de Pueblos de Occidente (CPO).

Así fuecomoel23de juniode2007se realizóenBarillasunaconsultacomunitaria de buena fe, en contra de la licencia minera que se había otorgado y dentro del proceso de movilización que se daba en el departamento.8 En ella 46,479personas(casilamitaddeloshabitantesdelmunicipio)9 manifestaron de forma explícita y rotunda su decisión de que no se permitieran actividades mineras ni uso de recursos naturales en el territorio municipal. La alta partici-pación mostró la determinación de la población de Barillas y su grado de orga-nización: fue posible gracias a la implicación de actores muy diversos. Como en otros lugares, las autoridades de nivel comunitario –alcaldes auxiliares, prin-cipales y líderes– y los Consejos Comunitarios de Desarrollo (COCODE) fue-ron un factor clave en el proceso de convocatoria, en que también participaron maestros y jóvenes, con la articulación y la experiencia que suponía el apoyo de ADH.10 Se logró que fuera la Municipalidad la que convocara a la consulta, dándolevalidezoficialaladecisióndelosbarillenses.Sinembargo,peseaqueel ejercicio declaraba expresamente basarse en el derecho a ser escuchados que aparece en la Constitución de la República, el Código Municipal y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y al igual que con las otras consultas, el Ejecutivo no le dio validez jurídica ni le prestó atención po-lítica a la declaración de voluntad expresada.11

2. LA LLEGADA DE “LA EMPRESA” Y LA ORGANIZACIÓN CONTRA EL DESPOJO Aun sin este reconocimiento, el ejercicio que culminó en la consulta fue una

muestra y también un catalizador de la capacidad de organización a nivel local –comunitario y municipal– en Barillas. Además, por ese medio, la localidad se vinculaba a dinámicas regionales, nacionales e internacionales desde su propia experiencia, al mismo tiempo que se desarrollaba la organización interna.

8Eneseañode2007serealizarondoceconsultascomunitariasdebuenafeentodoelpaís,delascuales siete fueron en Huehuetenango.

9 El Instituto Nacional de Estadística (INE) calculaba 115,050 habitantes para 2008 (véase “Pro-yección de población por municipio, 2008-2020”, en http://www.ine.gob.gt/np/poblacion/index.htm, visita mayo 2013).

10 Los COCODE y los alcaldes auxiliares son el eslabón más bajo de la representación a nivel submunicipal. Se eligen cada año en asamblea comunitaria. Los primeros son órganos colegiados que se encargan de solicitar, gestionar y llevar a cabo proyectos, mientras que los segundos son los represen-tantes ante el alcalde municipal.

11 Los sucesivos gobiernos han aducido que el subsuelo es propiedad de la nación, y que las leyes de minería sólo exigen permisos otorgados por dependencias centrales –Ministerios de Energía y Minas, y de Ambiente y Recursos Naturales– pero no de nivel municipal. Por otro lado, la Corte de Constitu-cionalidad otorgó validez a las consultas como expresión de la voz comunitaria, pero no las consideró vinculantesparaloscasosconcretosdeexplotaciónminera(Sieder,2010;Yagenova,2012).

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Esta organización se activó al año siguiente, en 2008, cuando la empresa Ecoener Hidralia Energía se estableció en Guatemala, después de una historia pocolimpiaenEspaña(Cabanas,2012).FormólasubsidiariaHidroSantaCruzpara desarrollar el proyecto Cambalam I, en un lugar conocido como Poza Ver-de,unparajeaescasoskilómetrosdelacabeceradeBarillas,usadoparaespaciode esparcimiento y con unas cascadas donde se hacen rituales mayas.

2.1 Organización y vías institucionales Ese mismo año la empresa empezó los trabajos sin ningún tipo de consulta

o aviso a la población ni a la Municipalidad de Barillas. De hecho, las compras de las tierras necesarias se hicieron mediante engaños, diciendo que eran para cultivar café y cardamomo. La presencia de trabajadores e ingenieros haciendo mediciones y abriendo brechas levantó suspicacias entre la gente de las comu-nidades cercanas –San Carlos las Brisas, Santa Rosa y Recreo A, B y C–, que se empezó a reunir y mostrar su preocupación. En febrero de 2009 hubo un altercado en que varios vecinos increparon a personeros de la empresa por estar metidos en sus milpas con sus instrumentos sin permiso de nadie.

ParacuandoHidroSantaCruzempezóoficialmentesusestudiosdefacti-bilidad en 2009, los vecinos de las aldeas cercanas ya se habían organizado y habían formado, con otras gentes más, la Asociación de Defensa de los Recur-sos Naturales de Barillas.

Después de la consulta aparece más frecuentemente el personal de la empresa Hidro Santa Cruz S. A. con trabajadores de otros países, como salvadoreños, hondureños, incluso personas de nacionalidad española, para hacer sus estudios y alguna forma de lograr su entrada. Pero la gente se da cuenta de eso, empie-zan a comprar los terrenos de las comunidades [...] Entonces la gente empieza a organizarse a raíz de esas informaciones y desde ahí empieza la empresa a inti-midar a las personas que no quieren vender el terreno, que se oponen a vender [...] En el año dos mil ocho se consolidan más las comunidades cercanas del río y forman una Asociación que se llama de Defensa de los Recursos Naturales que fue legalizado en la Municipalidad. Tiene sus actas, su libro de acta autorizado por la Municipalidad.12

Desde su inicio, el trabajo de la Asociación se canalizó por medio de las instancias constituidas, planteando sus demandas de forma legal y pública. En julio de 2009 pidió una Asamblea Municipal para redactar un pronunciamiento en contra de la empresa y en septiembre, en una reunión con el Consejo Muni-cipal de Desarrollo (COMUDE) en que Hidro Santa Cruz planteó su proyec-to, “se le expuso a los representantes de la empresa la necesidad de realizar

12 Entrevista con líder comunitario perseguido. Huehuetenango, 16 de agosto de 2012.

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una consulta popular sobre el proyecto hidroeléctrico”.13 De hecho, durante ese tiempo y basada en el proceso que llevó a la consulta comunitaria realizada, la Asociación se dedicó a convocar asambleas junto a los COCODE en todas las comunidades para exponer sus argumentos en contra de las actividades de Hidro Santa Cruz. El libro de actas de la Asociación recoge en cientos de pá-ginas las actasmanuscritas de esas asambleas en que los vecinosfirman–oponen su huella– para manifestar abiertamente su oposición a las actividades de la hidroeléctrica. Aprovechando la campaña electoral de 2011, convocaron atodosloscandidatosaalcaldemunicipalparaquefirmaranpúblicamentesucompromiso de defender el resultado de la consulta comunitaria.

La oposición a las actividades de la hidroeléctrica se basa en los efectos que tendría en el caudal y cauce del río y en el espacio de alrededor, y en que nadie les consultó previamente para desarrollar un proyecto así en sus tierras, como era su derecho. Además de que existía –y persiste aún– la fuerte sospecha de que la empresa también busca realizar actividades mineras:

“ParcelamientoLaFelicidad

10 de abril de 2012

A Señor:

Alcalde Municipal de la Villa de Barillas, departamento de Huehuetenango

AnteustedlaaldeaParcelamientoLaFelicidadYulaxacdelmunicipiodeSantaCruz Barillas ante usted como máxima autoridad de nuestro municipio expone-mos lo siguiente

Manifestamos ante las máximas autoridades que no estamos de acuerdo con la hidroeléctricaporquenotraeningúnclasedebeneficiohacianuestropueblo,delocontrariobiene[sic]aperjudicaryacontaminarnuestromedioambienteyanuestros futuros hijos. Lo que quieren es convencer al pueblo para la hidroeléc-trica y por último van a terminar sacando petróleo, por lo tanto manifestamos que no estamos de acuerdo que saque la hidroeléctrica.

Notenemosmásqueconstar,damosporterminadalapresente,firmamoslosqueen ella intervenimos. Damos fe.

[Siguencuatrosellos,45firmasy26huellasdigitales]”.14

Mientras tanto, la empresa se instaló en la cabecera de Barillas, estable-ciendo relaciones comerciales y laborales con proveedores de servicios e invo-lucrándose en la vida política local por medio de sus “personeros”. Se intensi-ficólacompradeterrenos,deformascadavezmenosclaras.Antelacreciente

13MunicipiodeBarillas,Acta09-2011;Memorialymanifiesto.2011.14ActadeasambleacomunitariadelParcelamientoLaFelicidad,10deabrilde2012,manuscrita.

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oposición de los vecinos organizados, los líderes comunitarios y quienes no querían vender empezaron a ser objeto de intimidaciones, de tal forma que aca-baron poniendo una denuncia en la Procuraduría de los Derechos Humanos por intimidación. Hidro Santa Cruz contrató gente de las aldeas donde había más oposición y puso una demanda contra siete líderes comunitarios por coacción, intimidación y detención ilegal –entre dichos líderes se incluía a Rubén He-rrera, de ADH–; posteriormente retiraron las denuncias y sólo quedó la de él. Como resultado, en las aldeas cada vez era más clara la oposición y la organi-zación por medio de las estructuras comunitarias.

Un día los reunimos entre toda la gente, les dijimos qué iban a hacer, si estaban con la empresa o con nosotros. Si estaban con la empresa, mejor que se retiraran, que se fueran a otro lado, nosotros no queríamos problemas. Entonces dijeron que iban a venir a renunciar sus cargos en la empresa, vinieron a renunciar y todo. Y uno era protesorero, entonces ya no le tenían confianza, pues ahí qué no hablaban en las reuniones y él lo contaba al dueño de la empresa.15

2.2 Impunidad y tensiones crecientes En noviembre de 2010, Hidro Santa Cruz solicitó a la Municipalidad de Ba-

rillas licencia de construcción para sus instalaciones. Con los resultados de las consultas en las comunidades, la Asociación de Defensa de Recursos Naturales presionó ante la Municipalidad, y en sesión de 12 de abril de 2011, ésta deniega la solicitud de la empresa.16 Esta decisión representó, sin duda, un triunfo de las comunidades organizadas y de su estrategia de trabajar a través de los canales institucionales. Pero también muestra sus límites: la empresa primero puso un amparo contra la decisión, después denunció a la Municipalidad por “oponerse aldesarrollo”yfinalmentedesconocióladecisión.

Así es, en cuanto dispuso de licencia de explotación del Ministerio de Ener-gía y Minas para el Proyecto Cambalam, Hidro Santa Cruz empezó a construir pese a la negativa municipal. Cercaron el terreno, cerraron caminos, talaron árboles y comenzaron a construir una bodega. Además, contrataron a una em-presa de seguridad que llegó con cincuenta hombres armados. A partir de ese momento empezó una nueva fase en la vida cotidiana de Barillas, en que la presenciadelaempresasevolvióunfactordeconflictividad.Alcercar,dejaronencerradas las propiedades de quienes no habían querido vender y cerraron el camino que lleva a la orilla del río, impidiendo el paso a los pobladores de las comunidades cercanas. Esto sin olvidar que todos los informes hablan de cómo los guardias se dedicaban a intimidar a la población con sus armas, a hostigar a las mujeres y a provocar a los vecinos. Entre tanto, los líderes denunciaban intimidaciones telefónicas.

15EntrevistaconmiembrodelCOCODEdeSanCarlos,Barillas,17junio2012.16 Acta Municipalidad de Barillas 18-2011.

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Acta de denegacion del permiso municipal para construir

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Como la empresa se sentía segura con el respaldo del Gobierno, de todas las autoridades locales –como la policía que anda junto con ellos, el Ejército, el juez de paz del municipio–, empieza a trabajar sin el permiso de la muni y sin el permiso de las comunidades. Empiezan a botar árboles en el área. Empiezan a intimidar a los dueños de terrenos que quedaban en medio de donde han compra-do. Prácticamente ellos les dicen: “bueno, si no me quisiste vender tu terreno, se queda dentro de la propiedad de nosotros. No importa si tengamos o no tengamos los papeles”[...] Andaban armados, andaban molestando a la gente, insultando. Y a las mujeres que caminaban por el área las molestaban y era un acoso sexual constante en todo momento y a toda hora. Porque como ellos iban armados y la gente va caminando con su carga o con sus hijos, entonces no tenían forma de enfrentar a estas personas.17

El rechazo a las actividades de la empresa por parte de la población se expresó de diferentes formas. Por un lado, consiguieron que la Municipalidad solicitara oficialmente su cesede actividades, renovando el compromiso ad-quiridoenlaconsultade2007.LaAsociacióntambiénpidióalaMunicipali-dad medidas contra los hombres armados, reclamando incluso “que venga más policía”.18 En este contexto, la movilización amplió sus bases y sus articulacio-nes cuando el autodenominado “Movimiento de Auditoría Social de Santa Cruz Barillas” se puso en contacto con la Asociación de Defensa de los Recursos Na-turales y comenzó a respaldar sus demandas y a apoyar sus actividades.19 Ante el aumento de la tensión, el alcalde hizo un llamado a las autoridades locales representadas por los COCODE, quienes acudieron en forma masiva. La actitud se mostraba bastante común:

Entonces, el 13 de abril, de las trescientas cinco comunidades de Barillas, llega-ron trescientas. Ahí sí había voz y mando. Y todas, cada una de ellas, traían su acta, que ejecutaron en el libro de actas de cada comunidad, firmada y sellada por todos los miembros de cada comunidad. La cual se la entregaron ese mismo día en la reunión al alcalde. El alcalde es el que tiene todas esas actas y quedó plasmado en el libro de actas del alcalde donde todas las comunidades hicieron entrega de sus actas y donde rotundamente decían que no a la hidroeléctrica.20

Como la empresa no reaccionaba y los guardias continuaban actuando con impunidad, el 16 de noviembre de 2011 unas tres mil personas bloquearon los caminos de entrada a Barillas como forma de llamar la atención por la situa-cióndeimpunidad.Aunquelaacciónerapacífica,alasdosdelatardellegóelEjército a disolverla.21 La población retuvo y desarmó a catorce elementos de

17 Entrevista con líder comunitario perseguido. Huehuetenango, 16 de agosto de 2012.18 Acta Municipalidad de Barillas 06-2011.19 El Movimiento de Auditoría Social de Santa Cruz Barillas había sido formado por ciudadanos

“notables”delacabeceramunicipalquesepropusieronfiscalizarlalabordelaMunicipalidadantelassospechas de corrupción.

20 Entrevista con representante del Movimiento de Auditoría Social. Barillas, 18 de junio de 2012.21 “Comunidades de Barillas cortan vías en rechazo a la hidroeléctrica”, elPeriódico, 16 de no-

viembre de 2011.

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seguridad de la empresa, con el mensaje de que si las autoridades no velaban por su seguridad, lo harían ellos. Pero como muestra de buena voluntad y de confianzaenlainstitucionalidad,amediadosdeenerodelaño2012entregaronlas armas a la empresa de seguridad en el juzgado de Santa Eulalia, actuando el personal de Hidro Santa Cruz como mediador.22

A pesar de todas estas muestras de descontento, la empresa continuó con sus planes, con una doble estrategia que después perfeccionaría. Por un lado, mostraba una cara conciliatoria al convocar a reuniones con actores locales para buscar una solución al tema. Incluso redactó una propuesta para la nueva corporación municipal en la que planteó un “aporte económico” a cambio de la licencia municipal. También visitó comunidades con ofrecimientos económicos cuyos montos miserables enardecieron a los pobladores.

Ellos llegaron una vez pero sólo a dar vuelta, los encargados mandaron a decir que firmaran, que le iban a dar permiso y que iban a dar parece que cincuenta mil quetzales al año. Por año cincuenta mil quetzales. ¿Cuánto…? Y nos pusimos todos a pensar, somos como cien familias, ¿cuánto nos va a tocar al año a cada uno? Nada, unos cincuenta quetzales. Es como quien dice de cien quetzales nos dan cinco centavos. Porque imagínese ahí ellos en esa minería que quieren hacer ahí, casi sólo un centavo van a sacar. Y de seguro porque van a sacar la minería.23

Por otro lado, la empresa actuaba de forma impune, desconociendo la vo-luntad de las comunidades. Así, a pesar de la negativa municipal, en febrero de 2012 llegó a Barillas la maquinaria pesada que se usaría para construir la bode-ga. Ante la falta de resultados de las medidas legales, el día 9 de marzo vecinos organizados se reunieron en la entrada de las instalaciones para protestar. Qui-taron la malla que impedía el paso a sus comunidades, y cuando llegó la noche y de forma poco clara, la maquinaria recién llegada fue quemada. La empresa rápidamente acusó a los líderes comunitarios, pero las versiones diferían y al-gunas hablaban de gente con pasamontañas y de manipulación.24

El 15 de abril, un perro hizo estallar accidentalmente un artefacto explosivo en la entrada de la empresa. Al día siguiente se reunieron cuatro mil personas, quienes acudieron a las diferentes autoridades –Policía Nacional Civil, Ejército y Ministerio Público– para ir todos juntos a realizar un reconocimiento en el lugar, donde se sospechaba que había más artefactos. Todos juntos se dirigieron allugar,verificaron,yfuelaprimeravezquetodasestaspersonasentraronenlas instalaciones de la empresa.

22 Acta Juzgado de Paz, 16 de enero de 2012.23 EntrevistaconmiembrodelCOCODEdeSanCarlos,Barillas,17dejuniode2012.24 “Lo de la quema de maquinaria, era maquinaria vieja, era otra provocación, es lo mismo que

han hecho en San Juan Sacatepéquez. Era maquinaria vieja, provocan, la población responde.” Entre-vista con miembro de ADH. Huehuetenango, 31 de julio de 2012.

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Cuando al día siguiente una delegación de la Asociación se dirigía al Minis-terio Público a dejar estas evidencias, se encontraron con veintitrés órdenes de captura contra líderes comunitarios, acusados por el Ministerio Público de los hechos del 9 de marzo. La empresa actuaba como querellante.

3. DE LA IMPUNIDAD A LA MILITARIZACIÓN: LOS SUCESOS DEL 1 DE MAYO Y EL ESTADO DE SITIOEl 1 de mayo de ese año de 2012 se produjo el incidente que desbordó el

vaso, hizo estallar la tensión acumulada entre la empresa y la población e hizo que elGobierno deGuatemala interviniera de formadirecta en el conflicto,buscando neutralizar la movilización en contra de las actividades de Hidro San-ta Cruz. Este cambio iba de la mano de la política de “mano dura” contra las organizaciones sociales que había puesto en marcha el ex general Otto Pérez Molina al ser elegido presidente de Guatemala.25

El 1 de mayo empezaba la feria titular en Barillas (la Santa Cruz se celebra el 3 de mayo) y la cabecera se había llenando de gente de dentro y fuera del mu-nicipio, que acudía –como en todas las ferias titulares– al llamado del negocio, el alcohol y la diversión; la empresa había dado vacaciones a sus trabajadores. Enesascircunstancias,AndrésFranciscoMiguel,EstebanBernabéyPabloAn-tonio Pablo, tres campesinos q’anjob’ales de las comunidades cercanas a las instalaciones de Hidro Santa Cruz –y el último de ellos líder destacado en la oposición a ella– sufrieron un atentado sobre la una de la tarde. Don Andrés murió y los otros dos quedaron heridos. Ocurrió en el paraje de Poza Verde, cerca de las instalaciones de Hidro Santa Cruz, donde fueron baleados por dos personasquesemovilizaronenunpickupgrisdoblecabina.Desdeelprimermomento, todo el mundo los reconoció como trabajadores de seguridad de la empresa.

La gente de las comunidades cercanas se dirigió al lugar de los hechos, llegando a juntarse más de cien personas alrededor del cadáver y los heridos, quienes fueron trasladados a una clínica local. Se llamó al juez de paz, la Policía yelEjército,quellegaronsobrelastresdelatarde.Eljuezdepazllamóalfiscalde Santa Eulalia y se retiró, ante el enojo de los vecinos. El mayor del destaca-mentodeBarillasmandóacordonarellugar,yalascinco,llegóelfiscaldelMi-nisterio Público acompañado de la Policía, recogieron evidencias y entregaron el cadáver. Pero cuando pretendieron irse, la gente los retuvo y los “obligaron afirmarunacta,garantizandoelretirodelaempresaHidroSantaCruz,elre-sarcimiento a las víctimas y la sustitución del Juez de Paz” (Convergencia de DerechosHumanos,2012:3).Fueronliberadosalasnuevedelanoche.

25LoshechosdelossiguientespárrafoshansidoreconstruidosapartirlosinformesdeverificacióndeConvergenciadeDerechosHumanos (2012)WaqibKej (2012),deColibríZurdo /UDEFEGUA(2014), de los testimonios de barillenses que vivieron los hechos, y de noticias de prensa.

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Mientras, en el pueblo se organizó una marcha espontánea de la gente que, indignadaporelasesinatodeAndrésFranciscoMiguel,acusabadirectamenteala empresa y reclamaba justicia y castigo a los culpables. En el ambiente de la fiestasefuejuntandomásgente,algunosenestadodeebriedad.Entrelastresy las seis de la tarde, la marcha derivó en una turba que cometió actos cada vez más violentos. Buscando a los asesinos, se dirigieron al hotel La Estancia, en el que normalmente se hospedaba el personal de la empresa, y al no encontrarlos ahí, lo incendiaron, quemando también la vivienda de Ranferí Molina, que ha-bía vendido sus terrenos a la empresa.

De ahí, unas doscientas personas, algunas de las cuales “portaban armas y pasamontañas” (Ibid.), se dirigieron al destacamento militar, pensando que ahí se habían refugiado los asesinos. Acá se dieron los acontecimientos que enar-decieron al Gobierno, pues la gente entró en el recinto militar, golpeó al mayor al mando y supuestamente se llevó tres fusiles y dos pistolas. Los testimonios de estos momentos son muchos, diversos y confusos, pero todos hablan nueva-mente de borrachos y de pasamontañas.

La respuesta del Gobierno fue fulminante. Esa misma noche, el presidente Otto Pérez Molina anunció su decisión de decretar el estado de sitio en Barillas por treinta días para recuperar el orden público.26 En la prensa dieron una ver-siónenlaquenoaparecíaelconflictoprevioconHidroSantaCruznilamuertede don Andrés: “Detrás de eso puede haber presiones para quitar destacamen-tos porque a los narcotraficantes les interesa que el Ejército no esté allí”, decía el Presidente; mientras que “de acuerdo con Mauricio López Bonilla, titular de la cartera del Interior, la revuelta empezó porque la gente estaba ebria, debido a las festividades de la feria”.27

Elestadodesitiosepublicóoficialmenteel4demayo,enelDecretoGu-bernativo 1-2012. Pero para entonces los hechos ya habían mostrado que la intención no era aclarar el atentado y los disturbios posteriores, sino detener a los líderes comunitarios opuestos a las actividades de Hidro Santa Cruz. Sin es-peraralapromulgaciónoficial,lamadrugadadel2demayollegaronaBarillasunos doscientos sesenta policías y trescientos setenta militares (Convergencia de Derechos Humanos, 2012: 3), que en esa misma mañana detuvieron a doce personas de las que tres fueron liberadas al día siguiente. Las detenciones fue-ron “ilegales según los estándares internacionales”:28 se hicieron sin orden de

26 El hecho del asalto al destacamento militar posiblemente hirió el orgullo castrense del Presiden-te:“PérezMolina[...]señalólanecesidaddedarconlosresponsablesdelaagresiónapolicíasysolda-dos al substraer armamento del destacamento militar instalado en la zona. ‘No vamos a permitir que a representantes de la autoridad, gente que son maleantes, porque eso es lo que son, estén utilizando otras excusas para agredir y provocar en este caso al ejército’,afirmóelmandatario”(“Gobiernobuscadarcon responsables de agresiones en Barillas”, Prensa Libre, 2 de mayo de 2012).

27 “Santa Cruz Barillas: las dos versiones de los disturbios”, elPeriódico, 3 de mayo de 2012.28 Alberto Brunori, “Levantan Estado de Sitio en Santa Cruz Barillas”, elPeriódico, 19 de mayo

de 2012.

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captura alguna, sin estar vigente aún el estado de sitio, en algunos casos por personas sin uniforme policial incluso con pasamontañas, y todos ellos fueron llevados al destacamento militar.

Al otro día [2demayo] vinieron cinco líderes de allá donde nosotros, y no sé quién les dio un aviso: “muchá vámonos, vámonos al destacamento, dicen que están llevándose a nuestra gente”. Se fueron, y a la hora, saber quién, le dijeron a mi tío: “mire, cuidado, muchá, viene una bomba”, y en lo que ellos miraban para arriba, los agarraron y los metieron al destacamento, y ahí los amarraron. Dos se lograron escapar todavía, nos fueron a dar el aviso a nosotros que ya se habían llevado a tres [...] Eran líderes el año pasado, o sea que ellos eran ex líderes, digamos, habían pasado por el año pasado.29

Como se demostró cuando posteriormente se hizo la indagatoria, ni el Ma-yor a cargo del destacamento ni el dueño del hotel quemado reconocieron a ninguno de ellos como participantes en los hechos del 1 de mayo. Pero las nue-ve personas que fueron llevadas al Preventivo de la zona 18 de la capital eran todas líderes comunitarios, con diversos grados de oposición a las actividades de la empresa.

Barillas: detenidos durante el estado de sitioNombre Comunidad Edad Cargo político en su

comunidad Ocupación

Diego Juan Sebastián Zona 3, cabecera municipal 25 Líder comunitario Agricultor

Andrés León Andrés Juan Aldea Manantial 20 Líder comunitario Agricultor

Joel Gaspar Mateo Caserío Las Brisas San Carlos 35 Ex alguacil, del 2010 al 2011 Mecánico

Ventura JuanZona 2, puente la Libertad, cabecera municipal

28 Líder comunitario

Ex trabajador de la comu-nidad como chofer

Antonio Rogelio Velásquez López Santa Rosa 40

Integrante de la Directiva de la Junta Escolar, ex presiden-te de COCODE

Albañil

Saúl Aurelio Méndez Muñoz

Caserío Las Brisas San Carlos 39

Tesorero del Comité de Agua Potable, alguacil 2006 a 2008, COCODE 2004 a 2006

Albañil y agricultor

Pedro Vicente Núñez Bautista Santa Rosa 38 Presidente de COCODE de

2008 a 2010 Agricultor

Amado Pedro Miguel Bécana 31 Alcalde comunitario Agricultor

Marcos Mateo Miguel Bécana 38 Líder comunitario Agricultor

Fuente:DeLeónyGonzález,2012.

29EntrevistaconmiembrodelCOCODEdeSanCarlos,Barillas,17dejuniode2012.

288 santiago Bastos, quiMy de león, nelton riVera, dania rodríguez y franCisCo luCas

El siguiente paso de la intervención del Gobierno dio inicio cuando el 3 de mayo, Rony Urízar, vocero del Ministerio de la Defensa, dijo que “se encuen-tran a la espera de la promulgación del estado de sitio para ejecutar al menos 23 órdenes de captura de personas que incitaron a las protestas contra la hi-droeléctrica y que tienen pistas para dar con los responsables del asalto contra el destacamento militar”.30 Esta declaración mostró claramente la intención de aprovechar la situación para desmovilizar la oposición a la empresa, aunque no hubiera tenido nada que ver con los hechos del 1 de mayo. Los siguientes días, Ejército, Policía Nacional Civil y Ministerio Público se dedicaron a catear las comunidades de Santa Rosa, San Carlos y Recreo B y C, que era donde residían loslíderesqueaparecíanenlaordenemitidadel17deabril.SegúnlaOficinadel Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACNUDH):

Se llevaron a cabo un total de 18 allanamientos, [...]laOficinarecibiódenunciasde habitantes de Santa Rosa, San Carlos y Recreo “B” señalando que durante los allanamientos elementos de la PNC y el Ejército habrían entrado en los domicilios de forma violenta, y tirando al suelo objetos personales. Asimismo fueron denun-ciados algunos robos, amenazas y acciones intimidatorias como la toma de fotos de familiares de las personas que huyeron (2012: 4).

Este reporte es comedido en relación con lo que se desprende de otras fuen-tes, como los reportes de Convergencia de Derechos Humanos y Waqib Kej, o las mismas palabras de la gente. Todos ellos hablan de intimidación, prepoten-cia, robos,destruccióndeenseres,hostigamientosexual.Y, sobre todo,unasformas de operación del Ejército que recordaron a los habitantes lo ocurrido hacía treinta años. Por ejemplo en Santa Rosa:

Elejércitoacordonócadaunadelascasas,mientrasdoskaibilesconlosrostrospintados dirigían el operativo y hacían cuestionamientos a los pobladores que fueronseparadosyformadosendosfilas,unadehombresyotrademujeresconniñas y niños.31

… el tres de mayo llegaron con nosotros a Santa Rosa. Cincuenta y dos carros de policías y soldados, buscando droga, supuestamente, como así fue el chivo que le llegó al Presidente [...] Con un casi primo segundo, entraron a su casa, deshicieron todo, su cama la dejaron alborotada y se robaron seiscientos quet-zales, no aparecieron, no aparecieron seiscientos quetzales [...] Después ya no nos dejaron venir a la feria, no tuvimos libertades ese día. Estuvimos en nuestras casas huyendo.32

Al mismo tiempo, el Ejército tomó las calles y accesos a la villa de Barillas. Desde el mismo 2 de mayo empezaron a correr rumores sobre un listado de cien nombres con fotografías, proporcionado por la empresa, que usaban los solda-

30 “Estado de sitio en Santa Cruz Barillas”, Siglo Veintiuno, 3 de mayo de 2012.31 Convergencia de Derechos Humanos, 2012: 10.32EntrevistaconmiembrodelCOCODEdeSanCarlos,Barillas,17dejuniode2012.

289despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

dos. Se generó una situación de inseguridad y miedo que hizo que mucha gente abandonara sus casas durante esos días. Así hicieron la mayoría de los líderes comunitarios que sabían que tenían orden de captura, y también los líderes del Movimiento de Auditoría Social, jóvenes organizados o los que simplemente cumplían un cargo en su comunidad. Los que fueron sabiendo que no tenían orden de detención, fueron regresando.33

Todos estos operativos se hicieron saltándose los formatos legales, vio-lando los derechos mínimos de la gente y usando unos procedimientos que recordaban todas las formas de represión de los años setenta y ochenta: listas negras, encapuchados, soldados rodeando aldeas y cateando casas de una en una, abusos sexuales. La huida de una veintena de líderes, muchas veces al monte o al otro lado de la frontera, también reeditaron los desplazamientos de aquellos años.34

33 Pero mes y medio más tarde, aún había gente que no se atrevía a regresar, pese a no estar entre lasveintitrésórdenesdecaptura.Y,sobretodo,habíaotrosquenoregresaron–hastalafecha–porserobjeto de persecución.

34 Un grupo de nueve de los veintitrés líderes con orden de captura emprendieron una caminata hacia Ixcán y cinco días más tarde llegaron a la capital, gracias al apoyo de gente por el camino.

Ejército custodiando la entrada a las instalaciones de la Hidro Santa Cruz

(FotoPrensa Libre)

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Estos hechos fueron informados puntualmente por la prensa del país, des-tacando siempre sus aspectos más morbosos y sin apenas referencias al proceso del que formaban parte. Pero rápidamente hubo reacciones por parte de las or-ganizaciones sociales, populares e indígenas y de otros sectores de la sociedad civil, condenando lo desmesurado de la medida del estado de sitio y lo ilegal de los procedimientos. El “caso Barillas” se convirtió desde su inicio en una lucha paradigmática sobre la seguridad, los derechos humanos y el derecho de los pueblos indígenas a su territorio. Bajo la consigna de “Todos somos Barillas”, esta lucha movilizó parte de las organizaciones y la sociedad civil de Guatemala y fuera de ellas. Organizaciones populares buscaron dar cobertura legal a los detenidos y apoyo a los perseguidos. La Coordinadora Maya Waqib Kej y después la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos,Guatemala(UDEFEGUA)realizaronvisitasdeverificaciónallugardeloshechosy,porfin,el10demayosediolavisitaoficialdelaOACNU-DH. Para entonces, el Presidente ya había hecho una visita sorpresa, en la que felicitó a los militares por su trabajo y aseguró que no se violaban los derechos humanos. El 15 de mayo hubo una marcha en la ciudad de Huehuetenango que juntó a unas cinco mil personas.

En estas circunstancias, el día 18 de mayo el Presidente decidió retirar el estadodesitioantesdeterminarsuvigencia.Yasehabíancumplidolosobjeti-vos de detener y hacer huir a los líderes de la movilización, y no tenía sentido mantener el desgaste que producía la presión de organizaciones nacionales y extranjeras.

4. LA CONTINUIDAD EN LAS ESTRATEGIAS: CRIMINALIZACIÓN Y COOPTACIÓN Dos días después, el Presidente creó una Comisión de Diálogo dirigida por

Miguel Ángel Balcárcel, que “abordará situaciones como las ocurridas en Santa Cruz Barillas”.35El27demayosepublicóunanoticiaqueparecióquepodríacambiar el rumbo de los acontecimientos. En una rueda de prensa, el Ministerio Público presentó a Ricardo Arturo García López y Óscar Armando Ortiz Sola-rescomopresuntosresponsablesdelamuertedeAndrésFranciscoMiguel.36 En la misma actividad, el ministro de Gobernación los vinculaba con la empresa Hidro Santa Cruz –y en Barillas eran reconocidos como personal de la empresa. Parecía que este anuncio iba a servir para dar por válidas las denuncias de todos estos años sobre la actuación de la empresa en Barillas y sobre su papel en los hechos del 1 de mayo.

35“Presidentecreacomisióndediálogoporconflictividad”,Prensa Libre, 20 de mayo de 2012.36 “Capturan a responsables de muerte de campesino”, Siglo Veintiuno,27demayode2012.

291despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

Pero no fue así. El estado de sitio fue una muestra de cómo se iban a tratar las acciones provocadas por las demandas de los actores sociales: como proble-mas de orden público que atentaban contra el desarrollo y la propiedad privada, queesloquedebíamantenerseyprotegerse.YasícontinuósiendoenBarillas,donde hubo una doble estrategia que la empresa ya manejaba de antes, pero a la que ahora se sumaba el Gobierno: criminalizar a los luchadores sociales y organizar sin ellos un “diálogo” en la localidad. A ello se añade la anulación de la oposición por una combinación de intimidación y ofertas.

4.1 Criminalización y presos políticosAl terminar el estado de sitio, prácticamente todos los líderes que habían

encabezado la lucha contra la empresa estaban sujetos a procesos penales. El MinisterioPúblicoactuódeoficioenlaparteacusadoraenlosprocesoscrimi-nales que surgieron de estos hechos; Hidro Santa Cruz actuaba como quere-llante adhesiva, mientras que algunas organizaciones populares y ecologistas –Ceiba,laFundaciónRigobertaMenchú(FRMT),MadreSelva,elComitédeUnidad Campesina (CUC)– se encargaron de dotar con abogados a los presos.

El “caso Barillas” –es decir, las dos causas penales relacionadas con los he-chos ocurridos en esta localidad– se convirtió en un claro caso de “judicializa-ción de la política” (Sieder, 2010), de criminalización de la lucha social (Karol y Longo 2009), en la que se usaron medios jurídicos para resolver problemas políticos. Pero, además, este caso se insertó en toda una dinámica política en quelalabordelafiscalgeneralydirectoradelMinisterioPúblico,ClaudiaPazy Paz, era cuestionada por la derecha y los militares.37 Eso hizo que la actuación del Ministerio Público se diera en medio de tensiones y polémicas que supera-ban lo que se juzgaba.

Desde su inicio, los casos presentaban irregularidades que llevan a cues-tionar que sufinalidad fuera encontrar a los culpables de los hechos que sejuzgaban y que permiten pensar que el objetivo era desarmar la oposición a las actividades de Hidro Santa Cruz. El proceso 65-2012 que se abrió en abril de 2012 por la quema de la maquinaria el mes previo, se basaba solamente en el testimonio de un trabajador de la empresa, quien denunció como responsa-bles a veintitrés personas, todas ellas reconocidas localmente como líderes de la movilización. Se les acusó de allanamiento, coacción, amenazas, incendio,

37ClaudiaPazyPazesunaactivistadederechoshumanosqueen2009obtuvoelcargodefiscalgeneral y buscó profesionalizar este espacio –uno de los núcleos de la impunidad y la corrupción judi-cial–, apoyó el enjuiciamiento de militares responsables del genocidio de los años ochenta (ver capítulo de Marta Casaus). Estas tareas le abrieron un doble frente de crítica interna y externa –trabajadores co-rruptosyextremaderecha–quesejuntaronencasoscomoeldelafiscalGildaAguilar(“¿Quées‘loquerealmente ocurrió’ con doña Gilda Aguilar?”, Santiago Bastos, en <publicogt.com/2012/11/20/¿que-es-“lo-que-realmente-ocurrio”-con-dona-gilda-aguilar>),yeterminócuandoseledenególarenovaciónenel cargo en mayo de 2014.

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actividad contra la seguridad de la nación, terrorismo, secuestro, detenciones ilegales y atentado contra la seguridad de servicios de utilidad pública.38 En los primeros días de mayo se logró la captura de cuatro de ellos y la huida del resto, lo que descabezó las movilizaciones.

Acusados en el proceso 65/2012

1 GregorioValdemarMéridaVelásquez 37años RecreoB2 Emilio Reginaldo Méndez Mérida 36 años Recreo B3 Efraín Méndez López 42 años Recreo B4 RamosEstebanFelipe 38años RecreoB5 Pascual de Pascual Pedro 61 años Recreo B6 FranciscoPedroPedro 51años RecreoB7 DanielDomingoMateo 30años SanCarlosLasBrisas8 Esteban Bernabé Gaspar 45 años Recreo B9 Miguel Ángel Méndez Sosa 50 años San Carlos Las Brisas10 Saúl Aurelio Méndez Muñoz 38 años Santa Rosa11 Arcadia Aurora Velásquez López 40 años San Carlos Las Brisas12 Jaime Leocadio Velásquez Méndez 34 años San Carlos Las Brisas13 Pablo Mateo Juan 33 años San Carlos Las Brisas14 ArtemioRubénHerreraHerrera 57años SantaCruzBarillas15 FranciscoLucasPedro --- SantaCruzBarillas16 GenaroDiegoFrancisco 48años RecreoB17 PedroRamírez 35años SantaRosa18 Tomás Domingo Simón 43 años San Carlos19 GregorioSebastiánMateo 37años SantaRosa20 JoséFrancisco 35años SantaRosa21 Alonzo Juan 36 años Recreo B22 AngelinaFrancisco 32años RecreoB23 Juan Bernabé 40 años Recreo B

Fuente:CAUSAPENAL65-2012,Archivodelcaso.

De forma sorpresiva, el 23 de julio de 2012 el Juzgado de Paz de Santa Eu-lalia dio a conocer órdenes de captura contra diez activistas más en esta causa, basadas en la declaración de uno de los barillenses presos. Los delitos se am-pliaron: plagio o secuestro, detenciones ilegales, allanamiento con agravación específica, coacción, amenazas, robo agravado, incendio agravado, atentadocontra la seguridad de servicios de utilidad pública y terrorismo.39

38 CAUSA PENAL 65-2012, Archivo del caso.39 CAUSA PENAL 65-2012, Archivo del caso.

293despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

Proceso 65/2012Órdenes de detención añadidas el 23 de julio de 2012

24 EfraínMéndezLópez 4/03/1970 SantaRosa25 ErmitañoSantiagoLópezReyes 7/08/1928 SantaCruzBarillas26 Sotero Adalberto Villatoro Hernández 22/04/1951 San Pedro Necta, FincaLaProvidencia27 HermelindaClaretSimónDiego 14/02/1977 SantaEulalia, Aldea Tzojzumil28AntonioRogelioVelásquezLópez 10/05/1970 CaseríoBabelzap29JavierdeJesúsMéndezMauricio 3/07/1986 CaseríoSantaRosa30RicardoPedroCastañedaPedro 14/01/1977 SantaCruzBarillas31ErnestoCastilloVelásquez 6/10/1955 FincaelRecreo32WiliamAntonioMuñozMancía 17/01/1946 SantaCruzBarillas33ReinaCandelariaMéridaVelásquez 10/02/1977 SantaCruzBarillasFuente:CAUSAPENAL65-2012,Archivodelcaso.

De nuevo comenzó la secuencia de miedo, zozobra y huida de líderes que habían desarrollado actividad pública en lo que iba del año 2012, y esta vez incluía también a dos de los líderes del Movimiento de Auditoría Social, rom-piendo así la barrera rural-urbana. El 10 de septiembre, el juez tuvo que anular estas órdenes de captura porque los abogados de los acusados demostraron que el procedimiento seguido por el Ministerio Público había sido totalmente irre-gular.40 Las otras veintitrés órdenes de captura siguieron vigentes.

A las nueve personas capturadas el 2 de mayo se les abrió el proceso 92-2012, acusados de los hechos ocurridos en el destacamento militar de Barillas: atentado, asociaciones ilícitas, robo agravado, plagio o secuestro, detenciones ilegales, allanamiento con agravación específica, coacción, robo agravado,atentadoconagravaciónespecífica, terrorismo, instigaciónadelinquirydes-orden público (De León y González, 2012). Pese al amparo presentado por el CPO en mayo, que demostró la inconsistencia de las acusaciones, el caso fue abierto y estas personas estuvieron presas en la capital más de ciento treinta díashastaqueporfin sedio la audienciapreliminar el 19de septiembre enSanta Eulalia. En ella, el Ministerio Público actuó de forma contradictoria. Por

40 “Hoy en el Juzgado de Primera Instancia de Narcoactividad y Delitos contra el ambiente de Santa Eulalia se llevó a cabo una audiencia solicitada por el Ministerio Público en la que solicitaron que se declarara defectuosa la actividad procesal de la declaración de Jaime Leocadio Velásquez, a partir de la cual se emitieron diez órdenes de aprehensión. Por la falta de garantías, porque no se respe-taron de otras personas que ya estaban detenidas, que es la falta de presencia en ese acto de sus aboga-dos defensores, el licenciado Sergio Beltetón, el licenciado Mario Ajanel y el licenciado Carlos Urque, pues eso tenía un vicio absoluto.” Entrevista con Sergio Vives, abogado, 10 de septiembre de 2012.

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un lado, pidió libertad para Marcos Mateo Miguel, por no “existir medios de prueba que les demuestren delito alguno”. Pero, por otro, pese a las acuciosas demostraciones de los abogados de que a los demás tampoco se les podía de-mostrar las acusaciones que se hacían, pretendieron ampliar la lista de delitos que se les imputaba.41

Los presos denunciaron presiones por parte de la empresa y el Ministerio Público para que aceptaran declararse culpables de alguno de los delitos, a lo que se negaron aduciendo que no habían hecho lo que se les imputaba. Era parte de una campaña de desgaste que también afectaba a sus mujeres y familiares, quienes semanalmente hacían las más de doce horas de viaje desde Barillas para verlos las cuatro horas permitidas los sábados. La difícil situación –económica, anímica, política– de estas mujeres era aprovechada por la empresa que les ofrecía apoyo económico y retirar los cargos si sus esposos aceptaban lo que el Ministerio Público les proponía. A todas luces se podía ver el poder que ejercían el Ministerio Público y la empresa sobre ellos: si por un lado eran capaces de mostrar su “magnanimidad” al dejar a uno de ellos libre, por otro mostraban cómo uno de los suyos, que estaba con ellos encerrado, actuaba bajo los intere-ses de la empresa al denunciar a otros diez compañeros.42

41 “A la espera de la liberación de los once presos políticos de Santa Cruz Barillas capturados ile-galmente”, Santiago Bastos, en <http://barillasresiste.wordpress.com/2012/09/21/a-la-espera-de-la-libe-racion-de-los-once-presos-politicos-de-santacruz-barillas-capturados-ilegalmente/>.

42 Esta presión fue exacerbada por un extraño atentado que sufrieron el día 16 de octubre, cuando elcarroquelosllevabadelacapitalaSantaEulaliaparaunaaudienciafuebaleadoenelkilómetro34de la carretera Interamericana.

Familiares de los presos y abogado en el juzgado de Santa Eulalia

295despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

El 9 de enero de 2013, después de más de ocho meses de prisión injusta, el juez de Santa Eulalia desistió de toda acción civil y penal y ordenó la inmediata libertad de los ocho líderes que seguían presos, pues el Ministerio Público no logró demostrar que los delitos de los que se les acusaba habían sido cometidos por ellos. Tres días después fueron recibidos multitudinariamente en Barillas. En agosto de 2013 dos de ellos fueron nuevamente detenidos, acusados de par-ticipar en un linchamiento ocurrido en 2010.

Finalmente,elcaso118-2012contralospresuntosresponsablesdelamuer-te de Andrés Miguel ha sido el último en ponerse en marcha. Desde que el Ministerio Público presentó a los acusados y pese a las declaraciones del minis-tro de Gobernación, la empresa Hidro Santa Cruz negó cualquier relación con ellos, llegando a declarar que “ejercitará todas las acciones legales que resulten oportunas, incluidas las penales, contra quien difunda injurias y calumnias con-tra esta empresa propagando informaciones falsas”.43 Cuando se demostró que esta relación existía,44laHidroSantaCruzbajóelperfilysecentróenBarillas,donde se denunciaba que buscaba comprar testigos para desvirtuar las acusacio-nes.Ycomosucedióconlospresos,lapresiónalcanzóalafamilia:cuandoel28octubresedioporfinlaprimeraaudiencia,laviudaaparecióconunabogadonuevo,diferentealdelaFRMTquelaacompañabadesdeelprincipio.Elcasoterminó con la liberación de los dos detenidos y la acusación velada de que Pa-blo Antonio Pablo, herido en los hechos era el culpable de la muerte acaecida.

Estos casos –narrados de forma muy sucinta– demuestran varios elementos comunes y típicos de la “criminalización” de la acción de los acusados. Las acusaciones no sólo se basan en delitos que no se pueden demostrar sino que, pese a ello, los procesos siguen adelante y además se los convierte en delitos de rango mayor, como pasa con el de “terrorismo”. Por eso se habla de presos políticos –no presos de conciencia, que es otra cosa–, porque la causa de que estén detenidos no son los delitos que se les imputa –que no se han podido de-mostrar–, sino la actividad política desplegada en contra de la empresa (Bastos, 2012a).Lafinalidaddeestosprocesosnoesquesehagajusticiaenloscasosque se ventilan, sino impedir la actuación de los acusados.45

43HidroSantaCruzS.A.,Comunicadooficial,26demayode2012.44EnseptiembresepresentóunActadeInspeccióndeLugarMP-211-2012-728delMinisterio

Público en que Ricardo Arturo García aparece como “Jefe de Seguridad de la Empresa HIDRO SANTA CRUZ”.

45 “Estas personas no han cometido ningún delito, lo que han hecho es defender su territorio, oponersealaconstruccióndeunahidroeléctricaquenotraebeneficiosdedesarrolloasucomunidadyluchar por que se respete su derecho de decisión. Con ello, cumplen con la voluntad del pueblo como autoridades o líderes comunitarios” (De León y González, 2012: 8).

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4.2 La “mesa de negociaciones” Los otros componentes de la estrategia de la empresa se han desarrollado

directamente en la localidad de Barillas, donde la presencia militar continuó traselfindelestadodesitio.EnlascomunidadesdeSanCarlos,SantaRosayel Recreo A, B y C, los militares regresaban cada tercer día, mientras que los empleados de la empresa patrullaban por la noche, asustando y amedrentando a las familias de los presos y huidos, quienes viven en situación precaria y con miedo. El Ejército y la Policía Nacional Civil escoltaban a los trabajadores y transportescadavezquesalíandelasinstalacionesdelaempresa.Ymientras,aparecían en los periódicos salvando familias “de la amenaza de los zetas”.46

En este contexto militarizado, la empresa supuestamente mantuvo la sus-pensión de actividades, pero en Barillas todo el mundo habla de camiones que siguen saliendo por la noche, cargados de material que ellos suponen que es ese mineral que realmente buscan. Tras el estado de sitio, la empresa recuperó rápi-damente la iniciativa buscando neutralizar la acusación de que no se había con-sultadoalapoblación.Ylohizodeunaformaquerespondieraasusintereses.

En mayo mismo, el gobernador de Huehuetenango apoyó la puesta en mar-cha de una “mesa de diálogo” con presencia de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo contra los Pueblos Indígenas en Guatemala (CODISRA) y la Comisión Presidencial de Derechos Humanos (COPREDEH) como “testigos”. Pero desde el comienzo, la sombra de la empresa era evidente en la iniciativa: las personas que ocupan estos cargos en Huehuetenango y el mismo gobernador mantienen relaciones de negocios con Hidro Santa Cruz. Por otro lado, se buscó neutralizar la voz de los COCODE –que ya habían expresado varias veces la oposición a Hidro Santa Cruz– invitando a unas ins-tancias que se recuperaron de la historia local: las “Microrregionales”. Estas organizaciones surgieron en los años noventa para manejar fondos externos y se habían convertido en un cascarón que sólo resucitó cuando uno de sus líde-res fue elegido alcalde por el partido Visión con Valores (VIVA), apoyado por Hidro Santa Cruz.47

Desde esta plataforma se presionó al alcalde de Barillas para negociar una propuesta de convenio que Hidro Santa Cruz había presentado en abril. El al-calde intentó darle base a su posición convocando a unas “mesas de trabajo” en que participaran diversos sectores de la sociedad barillense. Pero estas reunio-nes evidenciaron algo que los mismos asistentes insistieron: no se podía hablar de negociación si quienes decían representar a las comunidades –las Microrre-

46“Desplazadosporlos‘zetas’.HabitantesdeSantaCruzBarillasobligadospornarcotraficantesaabandonar sus hogares”, Nuestro Diario, 28 de septiembre de 2012.

47 “Consideraciones con relación a los promotores de las Mesas de Trabajo en Barillas, Huehuete-nango” (Documento interno, Sociedad Civil de Barillas, 12 de agosto de 2012). “Hidro Santa Cruz dona láminas en comunidad barillense”, en <www.santacruzbarillas.org/hidro-santa-cruz-dona-laminas-en-comunidad-barillense>.

297despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

gionales– no contaban con el aval de quienes sí ostentaban esa representación –losCOCODE.Y,sobretodo,nosepodíahablardenegociaciónnidediálogosi quienes se oponían a las actividades de la empresa no estaban presentes, por estar en la cárcel o perseguidos por aquéllos que convocaban al “diálogo”.48

Paraafirmar su legitimidad, la empresabuscóacabarcon laoposiciónanivel local. Por un lado, continuaron las visitas a las comunidades, buscando su adhesión al “convenio” con los ofrecimientos económicos, los engaños, recu-rriendo al miedo y utilizando las causas penales. Por otro, buscaron minar la re-sistencia de los presos mediante las necesidades de sus familiares: les ofrecían dinero y apoyo para que conversaran con los encarcelados, les ofrecían retirar las acusaciones si los convencían. En algunos casos, la estrategia funcionó, perolamayoríadelasfamiliassemantuvofirme.Entodasestasactividadeshaaparecido un extraño personaje que actúa como representante de la empresa. Se trata de Juan Garrido, ex capitán del Ejército, relacionado por la Comisión In-ternacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) con casos de espionaje ynarcotráfico.49 Él es quien lleva las negociaciones con las comunidades, quien visita a las mujeres de los presos y, llegado el caso, quien amenaza.

48En<http://www.santacruzbarillas.org/noticiero-barinoticias-edicion-6/>.49 “Quién es el negociador de Hidro Santa Cruz”, elPeriódico, 19 de octubre de 2012.

Marcha en Barillas contra Hidro Santa Cruz 18 junio 2012

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CODISRA y COPREDEH, junto con un miembro de la Corporación Municipal, que se han dado a la tarea de hacer una campaña masiva, han llegado a las co-munidades de Santa Rosa, de San Carlos y los Recreos diciéndole a la gente que las demás comunidades ya aceptaron, ya firmaron para que se lleve a cabo la Hidro en Barillas, y en cada comunidad que llegan, dicen que son los únicos que hacen falta. Y también están prometiendo dejar en libertad a los demás presos políticos si ellos acceden y firman, que entonces los dejan en libertad. Es una manera de estar coaccionando y obligando a la gente que se opone a esta hidro. Y este famoso Juan Garrido también los anda acompañando y también anda ame-nazando a la gente. Lo que anda diciendo es que si no logran hacer la hidro, que se van, pero que se esperen. Están queriendo comprar voluntades, especialmente en estas comunidades, y no se diga de los representantes microrregionales, pues porque ellos sí ya fueron, ya compraron la voluntad de ellos y a algunos de la Corporación Municipal. Pero de todas maneras la oposición en las comunidades de Barillas sigue, sigue en lucha.50

Pese a la poca seguridad de que las acciones políticas vayan a ser tomadas en cuenta, se ha buscado la acción política en la medida de lo posible: se ha acudido a las “mesas de trabajo” convocadas por el alcalde de Barillas, se han aceptado reuniones con el Sistema Nacional de Diálogo, se ha abierto la puerta a una posible mediación de monseñor Álvaro Ramazzini.

El 14 de diciembre de 2012 era el día previsto por Hidro Santa Cruz para culminartodoelesfuerzoconlafirmapúblicadelconvenio.Enestedocumen-to, la empresa se comprometía a entregar a la Municipalidad un millón de quet-zales al año para proyectos a cambio de la licencia para construir y apoyo para operar. Ante la noticia, cientos de barillenses se concentraron en el parque e interrumpieronelacto.Elalcaldesuspendió“temporalmente”lafirma,apesarde las amenazas de muerte de Juan Garrido a uno de los líderes.51 Esa actividad marcó el inicio de una fase de movilización.52

50 Entrevista con un miembro del Movimiento de Auditoría Social de Barillas, 10 de septiembre de 2012.

51“VocesdesdeSantaCruzBarillasseoponenalafirmadelConvenio”,en<http://barillasresiste.wordpress.com/?s=Voces+desde+Santa+Cruz+Barillas+se+oponen+a+la+firma+del+Convenio>.

52 Desde entonces no ha cesado la tensión en Barillas. Se ha seguido persiguiendo líderes y la po-blaciónsehaorganizadoenunplantónpacíficoqueimpidelaentradaalasinstalacionesdeHidroSantaCruz. Véase: comunitariapress.wordpress.com

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5. CONCLUSIONESCuando a mediados de 2011 empezó a gestarse el proyecto objeto del es-

tudio de este capítulo, la meta que teníamos era sistematizar y analizar los pro-cesos de movilización que se estaban dando en las comunidades –sobre todo pero no únicamente indígenas– de todo el país desde hacía unos años. Era un momento en que las consultas comunitarias mostraban que en estos espacios se vivía un gran dinamismo organizativo. Después, las respuestas gubernamenta-les empezaron a ser cada vez más contundentes. En el momento de escribir es-tas líneas, en Barillas la dinámica está abierta, no hay nada concluido ni se sabe hacia dónde puede derivar. Pero las perspectivas, dentro del contexto nacional, no son buenas.

En toda Latinoamérica, en lugares como Barillas, empresas como Hidro Santa Cruz han llegado y siguen llegando con la lógica del capital como única guía:obtenerelmáximodebeneficios.Enestecaso,vemosqueparalosdueñosy responsables de Hidro Santa Cruz, el río Q’ambalam y las tierras que lo cir-cundansonsimplementeunlugardelquesedebeobtenerunbeneficioacordeala inversión que se realiza. Es la acumulación por desposesión.53

Por eso, para ellos todo esto es un asunto que se puede resolver económi-camente: comprando o intimidando –después veremos cómo la violencia entra enlalógicaeconómica.Ylaprimeraviolenciaestáenlaformadeconcebiryactuar, que responde a lo que lo que Claudio Garibay y Alejandra Balzaretti (2009: 93), siguiendo a Marshall Sahlins, llaman la “reciprocidad negativa”: obtener todo sin entregar nada a cambio. Al moverse en espacios histórica y estructuralmente pobres y campesinos, los precios que estas empresas pagan por los terrenos no suponen prácticamente “nada” en comparación con lo que van a obtener de ellos.54

A estos empresarios no les importa que ese lugar pueda tener una historia yotrossignificadosyusosdiferentesalosqueellosledancomomercancía.Para ellos es todo “terreno vacío”, espacio a ocupar económicamente (Arias, 2009). Pero claro que los espacios como las cascadas de Q’ambalam y la Poza Verdetienenhistoria,ymuyantigua.Ysonespaciosquedesdehacegenera-ciones son parte de la vida de las familias y comunidades de campesinos, cuya cotidianeidad y subsistencia están atadas a este lugar; más importante aún, la memoria y las vivencias de estas generaciones le dan un carácter de “territorio” como “lugar practicado” (Certau, 1984: 115), espacio apropiado culturalmente,

53 Harvey (2004: 113) habla de elementos que cuadran muy bien con lo que hemos visto acá: la negación de los derechos heredados, la movilización de poder para desarticular arreglos sociales precedentes,laimposicióndeunnuevoordenorganizacionaldelosocialyelconflictoentrelamatrizcapitalista, y los grupos sociales locales que resisten a su desposesión.

54 A nivel nacional, este comportamiento se aprecia en las regalías que pagan al Estado; en el caso de Guatemala, por ley es de 1% y, al inicio del actual Gobierno, aceptaron “de buena voluntad” subirlo a un 5%.

300 santiago Bastos, quiMy de león, nelton riVera, dania rodríguez y franCisCo luCas

consignificadosespecíficosotorgadosporquienlosusa.Enlascomunidadesindígenas, la relación histórica con el entorno y la base campesina han dado una visión de la naturaleza imbricada con la identidad comunitaria que se muestra en la sacralización de espacios.

Poreso,lascomunidadessedefiendenparaevitareldespojodesusespaciosde vida. En el contexto de violencia, desorganización y desarraigo que se vive en la Guatemala rural, estos pedazos de tierra, estos ríos y estas cascadas son en muchos casos prácticamente lo único propio que tienen para sobrevivir y para sentirse personas. Porque el despojo es mucho más que un asunto económico, y cuanto más fuerte sea el arraigo en el territorio, más fuerte será la resistencia aabandonarloodejarquesedegrade.Ylodefiendendesdelostérminosdesdelosquelosviven:suhistoria,susignificado,sumemoria(Bastos,2012b).Ahíes donde los convenios y leyes indígenas toman sentido: son los instrumentos que hacen legales y protegen esos espacios.

Además,defiendensustierrasporquenocreenqueestasactividadeslesva-yanatraerbeneficios:despuésdedécadasdepromesasde“desarrollo”ybien-estarydelossacrificiosparael“biendetodos”,aestasalturastienenclaroqueese“progreso”haservidoparabeneficiaraotros,“losricos”,ynoleshallegadonuncaaellos.Yanosecreenesosdiscursos.Poresodefiendensutierraysenie-gan a que los despojen de ella, y lo hacen como tales indígenas, actualizando y conjuntando diferentes tradiciones y discursos organizativos. Lo que distingue a estas movilizaciones de otras previas es que están basadas en la histórica ins-titucionalidad comunitaria arraigada en los personajes de los ancianos y princi-pales, actualizadas con los alcaldes auxiliares y comunitarios y después en los COCODE (Trentavizi y Cahuec, 2012). La movilización se pone en marcha por medio de líderes que suelen portar la cultura y las redes organizativas y a veces la ideología popular anticapitalista de décadas de movilización alrededor del movimiento revolucionario. Por último, esta situación hace visible una nueva forma de sentirse indígena asociada a una serie de derechos y de convenios publicitados por dos décadas de gobiernos “con rostro maya” y otras fórmulas.

Quizá por la forma brutal en que el Estado respondió a sus reclamos hace tres décadas, todas estas demandas están articuladas desde unos planteamientos ciudadanos que rescatan el derecho a ser escuchados utilizando las vías institu-cionales existentes (Bastos y de León, 2014). Los COCODE, asambleas y au-toridadescomunitariasfueronratificadosenlosAcuerdosdePaz–enconcreto,el Acuerdo sobre Aspectos Socioeconómicos y Situación Agraria– como los espacios de participación y decisión a nivel comunitario.55Yloquehahechola gente es darles ese sentido, utilizar los mecanismos legales para buscar sus

55 “El Sistema de Consejos de Desarrollo es el medio principal de participación de la población maya,xinkaygarífunaylanoindígenaenlagestiónpúblicaparallevaracaboelprocesodeplanifica-ción democrática del desarrollo” (Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, Capítulo 1, Artículo 1).

301despoJo, MoVilizaCión y represión en santa Cruz Barillas

objetivos. En los mismos hechos ocurridos en Barillas vemos la insistencia en utilizar las instituciones y espacios locales y buscar un apego a la legalidad como forma de hacerse oír. Las consultas comunitarias son otro ejemplo de ello (Camus, 2008; Rasch, 2012), llegando a ser una actividad creadora de ciu-dadanía más allá de la existente.56 En un contexto en que esta institucionalidad democrática pierde legitimidad, parece que estas personas movilizadas son los únicos en querer mantenerla.

Claro que ha habido momentos en que, ante las provocaciones, la gente de Barillas ha saltado contra la impunidad y el abuso, pero incluso llama la aten-ción cómo siempre ha prevalecido la postura más ciudadana, que ha buscado continuar en esa línea pese a las provocaciones. Llama más aún la atención cuando esto se hace en un contexto en que la legalidad está desgastada y des-prestigiada.

Harvey (2004) ha planteado que la acumulación por desposesión que se da en esta era neoliberal supone en buena parte regresar a los métodos de acumu-laciónprimitiva,dadoquelalógicadelbeneficionoestáatemperadaporloscriterios extraeconómicos –normalmente políticos y sociales– que se habían logrado poner en el tapete a lo largo de los dos últimos siglos: derechos labo-rales, derechos sociales, regulaciones medioambientales, etc. Los hechos de Barillas muestran hasta qué punto las dialécticas del mercado actúan sin apenas cortapisas legales. Si acaso, como también dice Harvey, vemos el momento políticodelaeconomíaenlosapoyosquelasempresasrecibenparaactuar.Yno es sólo a través de los apoyos legislativos como la Ley de Minería, o desde los ministerios. Sobre todo, se dan permitiendo la impunidad desde las que se saltan ese marco legal.

Las estrategias de las empresas –como ha mostrado Garibay (2010) para el caso mexicano– van desde la presión política a nivel de embajadas, la corrup-ción de instancias gubernamentales de diferentes niveles, el aprovechamiento de las debilidades institucionales, hasta la “captura comunitaria”.57 Además, ve-mos cómo para lograr sus objetivos no les importa comerciar con la libertad de los presos, usar la pobreza de las familias y, llegado el caso, matar.

Para estas empresas y para los gobiernos que las apoyan, estas comunida-des no son vistas como esos pueblos indígenas sujetos de derechos que ellos reclaman ser (Castillo, 2010). Más bien, los siguen viendo como “indios”, suje-

56 No podemos desarrollar este tema acá, pero las consultas pueden ser consideradas como ejerci-cios de autonomía y autodeterminación (Sosa, 2009; Burguete, 2010) y así han sido reclamadas por el CPO ante la negativa estatal a reconocerlas.

57“Elconcepto‘capturacomunitaria’ lodefinocomola instauracióndeunrégimenautocráticode dominación fundado en la coerción, que es impuesto por un poder externo sobre estructuras institu-cionales y discursivas del espacio social comunitario. El objeto de dicha captura es la subordinación de voluntades y recursos de la población local a los intereses establecidos por el poder externo. El objetivo es la dilución de la comunidad como ‘sujeto social’ y el resultado es la pérdida de su autonomía local” (Garibay, 2010: 18).

302 santiago Bastos, quiMy de león, nelton riVera, dania rodríguez y franCisCo luCas

tos –mejor dicho, objetos– coloniales sin derechos ni existencia propia. De ahí el desprecio por ellos: no informan, no consultan, no les importa en absoluto lo que puedan pensar o sentir sobre su territorio o su futuro. No tienen nombres, nos son individuos, ciudadanos con derechos, sino ocupantes de espacios que se puedencomprar…ysihacefalta,selesprivadelalibertadylavidasinmayorproblema:todoesválidoparapoderobtenerelbeneficio.

Estos componentes de la lógica del despojo encajan perfectamente con la lógica histórica del Estado guatemalteco respecto a la articulación política de oposición, la movilización popular y la expresión de demandas de justicia. Qui-zá el síntoma más claro de esta ideología excluyente es cómo, a pesar de que ya llevamos casi medio siglo de organización y reclamos indígenas, sigue presente la idea de la manipulación cada vez que los pueblos originarios expresan sus propias demandas: la oligarquía y quienes comparten su ideología son inca-paces de admitir que los indígenas han conformado un sujeto político con voz propia. La incapacidad de las oligarquías de concebir a los sectores populares –indígenas y demás– como parte de la sociedad guatemalteca con derechos ciu-dadanos se actualiza así en el contexto de la globalización neoliberal.

Por esto, la rearticulación política de las comunidades y otra serie de ac-tores en contra de las políticas cada vez más agresivas ha sido respondida con una criminalización basada en el clásico repertorio de la violencia institucional –desaparición, amenazas, intimidación, muerte– desplegada por actores legales e ilegales, públicos y privados, muchas veces intentando ocultarlas dentro de la violencia social que vive el país (Samayoa, 2009). Además, ha aparecido con fuerzalafiguradelpresopolítico,inexistenteenelúltimomediosiglo,comouna de las formas de las “judicialización” de la política en su aspecto más ne-gativo(Sieder,2010).Yanoeselpresodeconciencia,privadodesulibertadpor sus ideas, sino el líder criminalizado, convertido en un delincuente por unos delitos que no ha cometido, en virtud de toda una política destinada a atajar la contestación utilizando y tergiversando los medios legales.

Dentro de ese panorama, el gobierno del ex general Otto Pérez Molina ha supuesto la consolidación de la solución militar para los problemas sociales –el estado de sitio es una buena muestra. En este sentido, la campaña de rearme ideológico de la derecha más conservadora y militar permite la rearticulación de la idea del enemigo interno, que fue la base de la Seguridad Nacional de hace cuarenta años: la tarea del Ejército y las fuerzas de seguridad es proteger al Es-tado de los enemigos que dentro de sus fronteras cuestionan el modelo político existente. Como si no hubiera pasado nada en este tiempo, pareciera que el re-pertorio político de la oligarquía de Guatemala se ha adaptado para no cambiar.

nueVas CiCatriCes

305

LASVIUDASDEPILOTOSYLAZONAGRISManuela CaMus

A las mujeres de AVITRANS que tanto enseñan sobre la alegría de vivir

aun en la maldición de la zona gris

“Los piloticidios” o asesinatos de pilotos del transporte público han aumen-tado desde el año 2008 a la actualidad, haciendo de esta profesión una de las de mayor riesgo de muerte en Guatemala. Los ejecutores son supuestamente miembros de las maras, quienes con esta acción pretenden forzar la obtención de “rentas” o extorsiones.1 Los hechos afectan también a los acompañantes de los choferes o “brochas”, a los usuarios y a los mismos sicarios o ejecutores; además de los heridos y quienes han quedado discapacitados.2 Estas pérdidas perturban a todo un colectivo que queda en el suspenso del duelo y la incerti-dumbre del futuro: mujeres e hijos, padres, tíos, hermanos, amigos, vecinos marcados por la pérdida. El cuerpo mortal tiene una dimensión invariablemente pública, desde su comienzo pertenece al mundo de los otros, lleva sus huellas y se forma al crisol de la vida social. Desde este planteamiento, Judith Butler (2006)serefierealavidaprecariasubrayandolafragilidadoriginaldelhumanorespecto al otro al constituirnos en virtud de la vulnerabilidad social, ya que nuestros cuerpos están expuestos a otros y susceptibles de violencia a causa de esa exposición

Esta investigación se realizó en marzo y abril de 2012, cuando hice en-trevistas a tres mujeres de la Asociación de Viudas de Pilotos del Transporte (AVITRANS), un ex piloto y varios informantes cercanos a esta problemática,

1 Un artículo previo fue publicado en la Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, en octubre de 2014.

2 Según la Procuraduría de Derechos Humanos, de 2009 a noviembre de 2012 en el transporte urbanodeGuatemalafueronasesinados627pilotos,198ayudantesy229pasajeros;lamayoríadeestasmuertes se concentran en el área metropolitana (2013: 53-54).

306 Manuela CaMus

y visité a vecinos de diversas áreas de ciudad de Guatemala, conocidos de et-nografías anteriores. Todas estas personas han sido más que generosas con sus recuentos. Dania Rodríguez y Alfonso Porres fueron los pilares de este acerca-miento. Nuestra motivación para abordar el tema de las reiteradas ejecuciones de pilotos de transporte urbano era no dejar en la anécdota de la nota roja al elevado número de víctimas y afectados e incorporarlos y asumirlos dentro del enorme sufrimiento social producto, entre otras causas, de la desigual distribu-ción de recursos y de los nuevos mecanismos de acumulación por desposesión (Harvey, 2004). Queremos dejar constancia de los hechos para su memoria y para la necesidad de pensar estos dolores a pasado, presente y futuro; cómo va-mos a reivindicar tanta muerte y a construir sociedad desde las zonas grises de la desigualdad y la opresión si no las reconocemos y cuestionamos.3

Por medio de las voces y acciones de las viudas, vinculo las múltiples di-mensiones en que se mueven estas mujeres desde su cotidianidad hasta su in-mersión en el sistema político-ideológico complejo que impone la globalización del desorden neoliberal y que abarca y comunica múltiples niveles e intereses, visibilizando el entramado de perversiones sutiles que denigran estos escena-rios y sujetos. Empiezo con el abordaje teórico-metodológico de la situación de las mujeres viudas y shumas de la zona gris.4 En otro apartado, esbozo el fun-cionamiento del transporte en la ciudad de Guatemala y lo que entiendo como la zona gris. Una tercera sección recoge, con base en sus testimonios, la lucha y las demandas de las viudas de AVITRANS, así como su esfuerzo cotidiano porrehacerelmundoylosabusosquesufren.Terminoconunabrevereflexión.

1. PLANTEAMIENTOS TEÓRICOSEn este escenario de “las periferias” donde se producen las ejecuciones,

lopolíticamentecorrectoolaclasificaciónentrelosbuenosylosmalosnoespertinente. Los mismos compañeros de la comunidad de transportistas (empre-sarios, pilotos, brochas) pueden ser parte de las maras y/o estar involucrados en las ejecuciones por venganza, por oportunidades, por intereses múltiples. Lo mismo lo están los cuerpos de seguridad (Policía) y hasta los políticos y el Gobierno. En este enrevesamiento de intereses e involucrados, la mirada antro-pológica cuenta con la ayuda de “la zona gris” como ese espacio de interrela-ciones humanas ambiguas en condiciones extremas que nos aportó Primo Levi

3 Cuestionamos, por ejemplo, la distribución diferencial del dolor que marca la desigualdad en “lo humano”: qué clase de sujeto merece un duelo y qué clase de sujeto no, produciendo y manteniendo ciertas concepciones excluyentes de quién es normativamente humano: ¿qué cuenta como vida vivible ymuertelamentable?(Butler,2006:16-17).

4Shumo(a)esuntérminoguatemaltecoqueidentificaaunsectorsocialpopularconintenciónin-sultanteeinferiorizadorayqueintegraunsentidoétnicoracialyotroclasista.Refieretambiéntodaunaserie de códigos culturales: formas de vestir, de hablar, de comportarse.

307las Viudas de pilotos y la zona gris

(2005), en el que de fondo nos plantea: ¿de qué hablamos cuando hablamos de humanidad?

Tratando de transmitir su experiencia como prisionero en Auschwitz, Levi recurrió a esta idea para mostrarnos que el mundo social del campo de concen-traciónnosepuedereduciralasimplificacióndicotómicadevíctimasyvicti-marios, prisioneros y funcionarios, justos y pecadores, porque las dos partes también convergen. Al ingresar a la “maraña de contactos” del campo-lager: “El mundo en el que uno se veía precipitado era efectivamente terrible pero, además, indescifrable: no se ajustaba a ningún modelo, el enemigo estaba alre-dedor, pero dentro también, el ‘nosotros’ perdía sus límites, los contendientes no eran dos, no se distinguía una frontera sino muchas y confusas, tal vez innu-merables, una entre cada uno y el otro” (2005: 498-499). Lo que Levi entiende es que todos pactamos y nos envilecemos en una situación límite sin posibilida-des de elección y plantea ese combinado de víctimas y cómplices que recono-ceremos en el comportamiento de las mujeres de AVITRANS.

Phillipe Bourgois reconoce que la zona gris de los imperativos de la su-pervivencia en los campos de exterminio nazis le sirvió para reconsiderar la violenciaquefluyeanuestroalrededoryque“castigadesproporcionadamentea los sectores estructuralmente vulnerables de la sociedad y frecuentemente no es reconocida como violencia ni por las víctimas ni por los verdugos, que a menudo son uno y lo mismo” (2009: 29). Asimismo, analiza la problemática visibilidad de las violencias (estructural, normalizada, simbólica, íntima) que se extienden en un continuo en espacios impregnados de poder donde se permean jerárquicamente unas sobre otras, al mismo tiempo que se traslapan horizontal-mente, reproduciéndose a sí mismas y a las estructuras políticas de desigualdad que las fomentan e impulsan. Con ello, añade a la zona gris esas articulaciones capilares que vinculan vertical y horizontalmente la manera en que opera esa opresión sistémica.5

1.1 El desorden poscolonial y el canibalismo social LazonagrisdeLevirequieredeuncontextodepresiónasfixiantesobre

ciertos sectores de la sociedad. En el mundo poscolonial con la “globalización torcida” se impone como regla de juego la desregulación neoliberal. Esto su-pone que el “capitalismo casino” en países “democráticos” se mueva entre dos extremos, uno favoreciendo la creación de espacios de oportunidad para las clases neocriminales y/o bandidos corporados con el cibercrimen, clonación de tarjetas, trata de niños y de mujeres, piratería, drogas, etc.; el otro polo es el

5DianeNelsonno se refierea lazonagrisdeLevi,pero subrayacómo,en laposguerraen laGuatemala de los años ochenta, se dio el “vivir simultáneamente como víctima, victimario, testigo y sobreviviente tras la desgracia de la guerra civil” (2009: 180).

308 Manuela CaMus

del simulacro formal y el fetichismo de la ley (Comaroff y Comaroff, 2006). El crimen se convierte en una forma aceptable de redistribución de la riqueza en diferentes niveles de relación: entre primer y tercer mundo a través de los sobornos y la corrupción, en Estados y gobiernos, en empresas transnacionales conlasfalsificacionesoconelnarcotráfico,ydentrodelosbarriosconlaextor-sión, por ejemplo. Los monopolios y las corporaciones por el lado “formal” y otros “señores de la guerra” por el lado “informal” han crecido en los territorios de poscolonia mediante la especulación y el capitalismo extractivo (Comaroff y Comaroff, 2006).

ElEstado,alqueselehausurpadolasoberanía,semodificaenunambientepolítico de democratización formal y partitocracias interesadas y desideologi-zadas naturalizando el orden desordenado de las cosas (Comaroff y Comaroff, 2006: 16). Este Estado se subordina a heterogéneas élites económicas y cor-porativas que se han involucrado crecientemente en el Ejecutivo, mostrando apatía por los intereses y demandas de los actores sociales, ciudadanos o institu-ciones.6Seredefinepormediodeformaspunitivas,demaneraquelaviolenciacobra un rol activo como forma de castigo y de control social, su alcance es desigual y el paisaje que se construye es un palimpsesto de soberanías contes-tadas –una compleja coreografía de Policía y paramilitares, seguridad privada y comunitaria, bandas y escuadras de vigilantes, salteadores de caminos y ejérci-tos forajidos (Comaroff y Comaroff, 2006: 9).

Los programas de ajuste estructural desnudan procesos de exclusión so-cial y de pobreza con rostro de violencia y con rostro étnico al aterrizarlos en lasciudadesfracturadasdeLatinoamérica(KooningsyKruijt,2007).Aquíseproduce la paradoja del performance de la democracia formal (que en Cen-troaméricaseacompañadeprocesosdepazypostconflictoarmado)conunacreciente polarización social asociada con una alarmante desconfianza en lapolítica y en las instituciones. Hay una proliferación de la violencia y el miedo social y, conviviendo entre los pobres urbanos, el crecimiento de grupos de ac-tores armados no estatales conformando una “sociedad no civil”: ex militares, contrabandistas, narcos, maras. Mientras, desde el resto social y el Estado se promueve “el vigilantismo privado” de guaruras, cámaras, vecinos organizados en serenazgos, grupos paralegales de limpieza social, constituyéndose “socie-dadesdemiedo”(KooningsyKruijt,2007:15).

Los Acuerdos de Paz en Guatemala exigían esfuerzos por lograr la indepen-dencia judicial y la desmilitarización de la “seguridad” que han resultado vanos.

6 Las transformaciones en el Estado outsourcing y la multiplicación de soberanías discontinuas y solapadas tienen que ver con que la política se sustituya por la jurisprudencia. Ciudadanos, gobiernos, corporacionesrecurrenallitigioyalpleitear,alhacer“justicia”porquedebenjustificarse,legitimarse,negociar y simular su poder en la arquitectura de las legalidades (Comaroff y Comaroff, 2006: 35). Se podría pensar si proceden así ante la delegación del Estado mismo –que también delegó el poder de las armas.

309las Viudas de pilotos y la zona gris

La corrupción de la Policía es intensa y las implicaciones de sus agentes en los mismos grupos criminales y de extorsión son extensas y conocidas. Desde el gobiernodeÁlvaroArzú–firmantedeestosAcuerdosen1996–seestablecenestructuras paralelas de impunidad dentro del Ministerio Público y del Ministe-rio de Gobernación y, como antes con “los comunistas”, por medio de la crea-cióndeun“enemigointerno”sejustificalaestigmatizacióncomocriminalesdelos jóvenes pobres urbanos y los campesinos e indígenas ligados a la defensa de los recursos naturales. Con ello, las autoridades debilitan la instituciona-lidad pública, impiden la acción social colectiva, distraen la atención de las redes de crimen organizado, empujan a la ciudadanía a respuestas individuales y violentas y permiten el control de la población empobrecida desde el ámbito tanto estatal como paraestatal y/o extraestatal. La perversidad del juego de las violencias lleva a la sociedad a solicitar “la mano dura” aun a sabiendas de que las mismas instituciones son responsables de delitos y crímenes y muchos de los actos violentos son conductas socialmente permitidas y promovidas como un derecho moral o un deber (Scheper-Hugues y Bourgois, 2004: 4-5).

Losgruposmasculinosarmados(narcotráfico,maras,gruposcriminales,si-carios)sonorganizacionesheterogéneasymetamórficas.Sehanterritorializadoen zonas de la hiperurbanización y pueden encontrarse en el limbo de la lega-lidad-ilegalidad por la aquiescencia institucional que disfrutan. Sus integrantes se enfrentan a la ciudadanía solicitando respeto por medio del temor/miedo, generando una gramática novedosa de exceso y ritualidad en la violencia que ejercen. Es la democratización del gatillerismo. Deborah Levenson va más allá yserefierealapolíticadelanecrovidadepartedelasmarascomo“elcontrolde la vida a través del poder de quitarla” (2013: 6).

Estos grupos representan poderes violentos sin proyecto social; en este sen-tido, su regla de juego es de suma 0 o gano porque tu pierdes: la esencia del canibalismo social.7 Nunca pierden en el negocio del crimen (extorsiones, se-cuestros,narcotráfico,estafas,robos),yanteposibleslimitacionesseexpandeny multiplican por otros cauces. Por eso, cuando se extiende el autobús Tran-surbano con su sistema prepago y se sustituyen las rutas tradicionales obsta-culizándoseel“rentear”,lasextorsionesseintensificanhacialosextraurbanos,los negocios o los talleres. En los años 2012 y 2013 el ministro de Goberna-ción y ex militar de inteligencia Mauricio López Bonilla desarticuló grupos de extorsionistas, muchos dirigidos desde las prisiones. Mientras, la criminali-dad“oficial”apenasseestátocando.Porunlado,losinteresesyabusosdelasgrandes compañías con concesiones y privilegios en minería, hidroeléctricas, palma africana, se blindan como asuntos de Estado y suponen la eliminación, procesamiento o encarcelamiento de líderes campesinos o pobladores en resis-

7 La violencia que ejercen no sería político-ideológica, pero es político el uso que la misma tiene dentro del sistema de poder interesado en la despolitización de la población (Levenson, 2013: 8).

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tencia considerados como delincuentes-terroristas. Por otro, como expresa el columnistaJuanLuisFont,elGobiernoseveenpredicamentoalfallarenlaprincipal promesa de campaña: la inseguridad y el control de las muertes vio-lentas, porque es “víctima de sí mismo” (elPeriódico, 1 de marzo de 2013). Es difícil desmontar el andamiaje del crimen del que se ha sido parte y conciliar el “oscuro pasado” con la legitimidad de gobierno ante el resto del mundo, más cuando no es la democracia la lógica de gobernar en la actualidad.

2. CIUDAD DE GUATEMALA: LA ZONA GRIS QUE ES ZONA ROJALos afectados por las ejecuciones y extorsiones de camionetas no son sólo

los pilotos y ayudantes de los buses urbanos, también lo son los del transporte extraurbano y los de mototaxis, bicitaxis, taxis. Sin embargo, me voy a centrar en los primeros y para ello es preciso entender la situación de las rutas del trans-porte público en la ciudad de Guatemala, las cuales se basan principalmente en las concesiones a empresarios privados que mueven los buses de su propiedad. Los propietarios van desde conglomerados familiares hasta prominentes políti-cos que pueden tener de una, a quince y hasta cuarenta unidades.8 Se agrupan en unas catorce “empresas” que tienen distintas formas (cooperativas, sociedades anónimas, asociaciones), todas funcionando desde la falta de regulación y con unfuertesentidogremial.Eltransporte,deficienteensufuncionamientoyensus costos, es un servicio esencial en manos de un heterogéneo grupo de actores quesemuevendesdeelbeneficioprivadoolucro,enespecialdesdequerecibesubsidios sobre el diésel, para los estudiantes, o por el billetaje vendido. Más de la mitad de las unidades convencionales se encuentran obsoletas y habiendo superado su vida útil (Morán, 2010: 216).

Los empresarios contratan al piloto, un sujeto hiperexplotado que les paga unmontofijodiariohaciéndosecargodeloscostosdefuncionamientodelbus,sin contar con seguro social o de vida ni con prestaciones. Además, este sujeto es responsable del brocha y de su pago. Muchas veces este tándem son gente cercana y hasta familia entre ellos. Ambos se echan a la calle en jornadas de más de diez horas a competir por el pasaje atestando las unidades, cobrando el plus en cuanto pueden, cambiando recorridos si hay atascos, agrediendo y agre-diéndose en el extenuante trabajo del volante. Juntos acaparan muchas funcio-nes: manejan, cobran, arreglan la mecánica, limpian y trapean el bus, lo adornan y…“Sube un sinfín de gente y no toda va con el mismo carácter”.

8 En esta relación entre políticos y transporte público se puede recordar el escándalo del accidente delacamionetaLaCubanitael29defebrerode2008enlacurvadeElChilero,Fraijanes.Murieronunos cincuenta pasajeros. No tenía licencia para operar. El supuesto propietario era Aníbal Salguero, diputado por el Partido Patriota, quien presentó en su descargo de responsabilidades una “fotocopia” donde hacía constar la venta reciente de la unidad al piloto fallecido.

311las Viudas de pilotos y la zona gris

‘Hijo de la gran que no sé qué…’ y viene otro y te empieza a maltratar, ya con el quinto, ya uno no aguanta, son casi quince horas sentado ¡¡y es un calor!!” (Marvin, joven ex piloto).

YloreiteranlosrecuerdosdeSara,viudadepiloto:

Me decía, ‘es que las personas pensarán ‘ay qué fácil la vida del chofer’, pero tie-ne que trabajar tu oído, tu vista y tenés que voltear a la vez tus manos, tus pies… y el estrés que sentís que se suben mil personas de diferentes clases de carácter. Hay unos que van peleando, hay personas que te dan [eldinero] como que uno estuviera enfermo o lo tiran en el motor.

A pesar de los reiterados ataques a las camionetas, cuesta que se implemen-ten medidas de seguridad porque ningún empresario quiere gastar en ello. En un tiempo se militarizaron las unidades, algunos contratan guardias privados para que acompañen al piloto, otros han querido instalar GPS o pusieron cámaras en elinteriordelascamionetas,ningunamedidahasidosuficiente,muchasfueronesfuerzos coyunturales.

Las áreas populares de la ciudad de Guatemala son espacios complejos donde sus habitantes y otros actores e instituciones se mueven, emparentan, cruzan, intervienen, transmutan entre diferentes circunstancias y papeles que son difíciles de evaluar éticamente. La zona gris es esa convivencia e imbrica-ción entre delincuentes, victimarios, mujeres viudas, huérfanos, funcionarios, extorsionadores, trabajadores, sicarios, amas de casa, policías, de articulaciones capilaresentrediversosgruposarmadosoficialesynooficiales.9 En ella, los habitantes son pobres estructurales y sus territorios son zonas de guerras, de alambres de espino, de sacos terreros y barriles de cemento.10 Son áreas rojas de crimen y marginalidad por la “retirada combinada del Estado y del mercado” (Auyero, 2001: 21). Hay miedo al vecino, al desempleo, a la falta de trans-porte, al secuestro, a las balas perdidas. Se han naturalizado de tal manera el sufrimiento, la violencia, la sangre, los cadáveres botados en las vías públicas, que para muchos no parece darse compasión ni solidaridad. Las colonias de la ciudad de Guatemala son “comunidades imposibles” por la sospecha interna y la inseguridad, espacios que no ofrecen coherencia, certezas, tradiciones soste-nidas, institucionalización de nada.

Los grupos armados paralelos funcionan en los barrios con sus códigos de convivencia entre una población civil heterogénea que debe lidiar en esta ebullición de poderes, disputa de recursos, estatus, aspiraciones. Cada cual se especializa en contrabandos, narcomenudeo, estafas, robo de furgones, secues-tros, asaltos o prostitución, generando segregaciones desde abajo, como dice

9 Por ejemplo, el Smiley, un joven pandillero que durante el gobierno de Óscar Berger fue el paradigma de todas las perversiones del crimen metropolitano, es cercano a una antigua conocida del municipio de Mixco: “el primo del Smiley es el esposo de una mi prima”.

10 Para una buena descripción del ambiente extremo de estas colonias, véase Baires, 2013.

312 Manuela CaMus

Dennis Rodgers que ocurre en Managua con las pandillas territoriales cuando seinsertanenlaeconomíalocaldeladroga(2007:84).

Los jóvenes de estas colonias combinan la lógica del trabajo con la del robo. Los canales tradicionales de integración y movilidad son limitados y se diluyen las fronteras entre el trabajo legal y el ilegal. Para ellos, la onda es “ver varas” y el recurso del asalto y extorsión al transporte público ha sido una vía cómodayfácilquelesgarantizaunflujofijoyelevadodeplata.Estasactivida-des de delincuencia pueden ser consideradas estrategias racionales de subsis-tencia (Escobar y Orantes, 2005).

Las maras, asociadas por los medios con juventud y violencia (Leslie Le-mus en este volumen), tienen una naturaleza flexible y compleja, según sumanejo del territorio, la organización y la forma de obtener recursos. Dan un salto cualitativo cuando a partir del 2002 se generalizan las leyes antimaras en Centroamérica (Savenije, 2009). Los operativos represivos llevan a muchos jóvenes al encarcelamiento y estos centros se convierten en cuarteles generales. Las pandillas salen fortalecidas y profesionalizadas. La necesidad de mantener a los hommies dentro y a sus familias fuera lleva a las organizaciones a redoblar esfuerzos en su búsqueda de ingresos. La extorsión sistemática y extensa será la actividad reina, privatizándose las rentas que antes eran monopolio del Estado.

Elsiguientetestimoniodeunexpilotoexponelasdificultadesderelaciónentre los diferentes grupos barriales y cómo se aplican entre ellos su propia “lim-pieza social” (Escobar y Orantes, 2005: 103-104). Es insólito cómo los territo-rios se conforman simbólica y físicamente por medio de nuevos nodos, como los centros carcelarios, desde los que se hace girar la vida de la comunidad.

2.1 Historia de un ex piloto Marvinesunhombre-muchachoflaco,morenoyatractivo.Resultaimpeca-

bleensumodacholadepantalonesguangos,camisetaelegante,cachuchafinay carga de anillos y collares. Tiene una hija de cinco años, pero hace tiempo su mujerprefirióregresarconsumadre.Crecióenvariascoloniasdelazona7.Empezó siendo ayudante,

recibía que mis cuarenta quetzales diarios. Le daba a mi mamá la mitad. Ahí fue donde empecé a ver amigos que tenían mi edad meterse en vicios de drogas, alcohol, pandillas. Como de un 50% que conocí, ya mataron un 30%, agarraron malos pasos, unos se volvieron extorsionistas, empezaron a pedir impuesto. En el año 95, 98 empezaron ya los jefes de pandillas, ¿verdad? Era un soldado el que les vendía las pistolas a los pandilleros, ¿cómo le hacían?, no sé, pero las granadas que cargaban eran del Estado… Los policías una 38 tenían y ellos con fusiles de asalto.

313las Viudas de pilotos y la zona gris

En lo que es mi colonia empezaron a haber narcos y los narcos empezaron a matar pandilleros. Empezaron a limpiar un poco la colonia, terminando con una plaga y poniendo otra.

Después que empecé a desenvolverme como piloto dentro del transporte, había un muchacho que fumaba drogas. Yo lo conocí de pequeño, y cuando lo miraba le decía ‘lavame la camioneta, te voy a dar quince quetzales, su comida a veces. El muchacho vio la oportunidad de meterse con los extorsionistas. Unos meses antes me estaba pidiendo un quetzal, pero como estaba caminando mal, me enojó, no se lo quise dar, ‘nel –le dije–, vos querés seguirte drogando, si querés comida te doy, pero para tu droga no’. Y subió un día al bus y me dice: ‘te recordás que no me diste una vara’. ‘Vos, pero si siempre te daba de comer, yo nunca te traté mal’; y me puso la pistola, ‘¡ah buena onda! –le digo–, dale compadre si me vas a matar, matame, pero date cuenta que turbio con vos nunca fui’. ‘A mí me vale verga.’ ‘Dale compadre, pero tu conciencia no te va dejar’, le digo yo. ‘No te preocupés –me dice–, dame todas las varas que tenés ahí, ahora si soy engazado, dale suave pues te voy a dejar aquí sentado’. ‘Agarrá las varas, si vos las querés agarralas, no te las voy a dar en las manos, agarralas’. Y me tenía con una 38 aquí ¿verdad? Y siendo compañeros, por decirlo así, de que le tendí la mano y no le importó. Él inclusive ahorita está preso. Es jefe de un sector, domina de adentro, desde la cárcel. Él manda a quien quiere, tiene chip y llama a cada rato y si uno no le da el dinero: ‘mira vos hijo de la gran, quiero el dinero para tal fecha, si no, dejás de trabajar o te la acabás’, le dicen a uno…

Tuve que dejar de trabajar por eso. Son un grupo bien organizado. Él es el jefe porque mataron a los que estaban antes, los mismos narcotraficantes los des-aparecieron a unos. Ya no están en la colonia, están en la zona 18. Se mueven en motocicletas, se mueven con muchachas, ojetes se llaman, que les dicen ‘mirá, fulano anda en tal y tal cosa’, contratan a chavos y ‘mirá queremos que recojas la venta’. ‘No vos, es que yo no quiero problemas’. ‘Recogés la renta porque si no la recogés acabamos con tu vida.’ Se mueven por la ciudad, en La Terminal, en la zona 1, le salen a uno en El Trébol, en donde uno menos se espera, allí están pa-rados comprando una pizza, con una mujer, con bolsas, están en cualquier lado.

2.2 La racialización de la desigualdad y el shumo Por otro lado, el apartheid de los barrios de zonas grises pasa por su racia-

lizaciónque“justifica”lacomprensióndesushabitantescomocontaminados,estigmatizados, focos rojos que hay que aislar y reprimir (Auyero, 2001). En Guatemala esto es más profundo por su misma conformación histórica de extre-ma desigualdad étnico-racial que ha enfatizado la relación antagónica de indí-genas versus ladinos/mestizos. En este país, aprovechando la herencia colonial y el régimen de servidumbre, desde el liberalismo del siglo XIX y la economía de plantaciones y siguiendo con la modernización regresiva posterior, la ideolo-gíadelablancuraylaracializacióndeladesigualdadcargahacialavilificación

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de los no blancos para estigmatizarlos como culturalmente degenerados y crear una mano de obra autoinferiorizada (González Ponciano, 2004). Al entender al ladino como no blanco y diferenciado del ladino-blanco criollo u oligárquico y cómo los “indios puros” y rurales disponen de su repertorio cultural, los shumo-mestizos urbanos se muestran como ciudadanos de segunda que se ven despo-jados de cultura, son sujetos contaminados y contaminantes, la “contraparte no exótica” de los indígenas (González Ponciano, 2004: 119).

Actualmente estamos en una fase refinada de la racialización de la des-igualdad, en la que la disputa se traslada con más claridad y contundencia al escenario metropolitano. La casta privilegiada no siente obligación política ni económica hacia las castas menos favorecidas, y la presencia de shumos con este nivel de agresividad antisocial abona y desafía la reforma del Estado y el desarrollo de la ciudadanía, ellos son “los culpables” del Estado fallido y de la “mano dura”, del autoritarismo político, de la necesaria represión. Las viudas de AVITRANS y su mundo de vida son parte de “la shumada” y de esta natu-ralización de la marginalización. En las historias y comentarios de las entre-vistadas se evidenció su origen indígena, digamos que pertenecen al complejo mestizaje que se produce en la ciudad capital.

3. LAS VIUDAS DE AVITRANSLa asociación de las “viudas de los conductores” aparece en 2009 –un año

intenso en ejecuciones. Cuenta con casi trescientos miembros entre viudas de pilotos y de ayudantes de autobús urbano y extraurbano, microbuses, taxis, moto- y bicitaxis, e incluye también a algunos de los hombres que quedaron incapacitados en los atentados sufridos. La asociación es nacional, pero la base de apoyo se encuentra en la ciudad capital. La dirige Lilian Pérez, una mujer viuda de treinta y nueve años, cuyo esposo no fue víctima de ejecución, pero que se puso al frente de esta organización por solidaridad con quienes eran sus vecinas de Tierra Nueva. Se trata de una líder personalista y populista. No procede de una historia de militancia ni posee formación política ideológica. Es una mujer agresiva en su discurso, que puede ser incómoda, imprevisible, ambigua y contradictoria. Su liderazgo tiene que ver con su coraje y bravura producto de su propia historia:

Yo me metí a esto por los mismos abusos que uno vive y a veces por ser mujer siempre hay más de algún jefe aprovechado. Yo siempre he sido así, contestona, no me quedo con nada.

Lilianeseficazensu intermediaciónconelEstadoyotras instanciasenlas que tiene que sortear más obstáculos que otros dirigentes por el contexto de zona gris del que procede y la extrema falta de medios y alianzas. Una líder de

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este tipo está siempre en el ojo del huracán, porque las suyas no son organiza-ciones democráticas, ni con reglamentos, ni con elecciones internas.

AVITRANS cuenta con una Junta Directiva que se va rotando: Alguna viene un día, otra viene otro día. A veces me dicen ‘doña Lili, no tengo para mi pasaje’. La vicepresidenta me ayuda en mantenerme informada, revisar el correo, mandar información. Ella de eso se encarga porque como trabaja en un call center tiene acceso a internet y a computadora.

Como organización, están buscando ampliarse: En Villa Nueva hay muchas [viudas] y –dice Álida, otra viuda–, estoy luchando para buscarlas, entre más fuerte sea el grupo, más presión va a tener el Gobierno. También en los departamentos han quedado mujeres solas, niños huérfanos.

Perolasdificultadessonmuchasymuyprosaicas:He ido a encontrar mujeres viudas, pero ya tienen esposo y no les intere sa” o “nos cuesta un montón porque a veces en el teléfono no tenemos saldo”.

Desde el inicio se promovió una cuota entre las mujeres asociadas: Todas dijeron ‘doña Lili, la vamos ayudar aunque sea para los pasajes’. ¿Sabe cuántas dan sus diez quetzales al mes?, seis señoras.

Las posibilidades de sostenibilidad de la organización pasan por promocio-narse y mejorar su presencia en las redes sociales, Lilian quiere estar al día con los nuevos movimientos sociales, así que con un grupo de amistades estuvieron viendo cómo tener su página web:

No he podido terminarla porque los noventa y un dólares que vale el sitio no los junto. Estoy yendo a recibir unas capacitaciones de cómo ir subiendo infor-mación. Hay un muchacho de una ONG que me va ayudar a capacitar a unas señoras y que sean comunicadoras sociales. [Pero,lasviudas] ¡ay Dios!, a veces ni teléfono, sea que llegue un mensaje a un teléfono sencillo, pues ya es impor-tante. Cómo les cuesta, no saben ni usar una computadora. ¡Ay Dios mío!, es un proceso largo.

3.1 Las demandas: abuzadas Las demandas que ha ido desarrollando AVITRANS son muy variadas y en

este ejercicio las viudas han sido bien “buzas”, como también lo han sido en la acción política que revisaré en un próximo apartado.

La motivación principal del grupo es obtener resarcimiento con apoyos de sobrevivencia económica para el entorno cercano de la víctima: mujer y huérfa-nos. El mayor logro de la organización fue el subsidio de la Secretaría de Bien-estar Social con el gobierno pasado de Álvaro Colom. Por dos años han estado recibiendo trescientos quetzales al mes por hijo. Recientemente, el gobierno del

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general Otto Pérez Molina decidió retirárselo a quienes ya habían cumplido tres años obteniéndolo, y de hecho esta subvención ya no se está distribuyendo.11 También se han dado a la búsqueda de capacitación y de fuentes de empleo para mujeres adultas.

Las mujeres viudas han hecho suya la problemática de quienes quedaron in-capacitados. Una de las acciones de AVITRANS fue empujar una ley que obli-gara a los transportistas a pagar seguro y prestaciones –nunca se pudo. Comple-mentando esto, Lilian asume: “Mi obligación como organización y como ellas confiaron en que las representara, es orientarlas jurídica y legalmente y darles el apoyo necesario para que hagan un proceso legal.”12

Lo anterior, a su vez, se liga con el reclamo contra la desinformación y los registros descuidados y el respeto a la memoria de los pilotos. “Siempre en los informes policíacos, ‘se murió por extorsionista, o lo mataron por problemas pasionales’, nunca ponen ‘lo mataron porque le querían cobrar la extorsión’, jamás. En el informe de mi esposo moví cielo y tierra para cambiarlo” (Sara).

Otra de las luchas de la organización tiene que ver con la atención para la familia gracias a los psicólogos de la Universidad de San Carlos, lo que se dificultaalnocontarconunasede.Lilianexponecómoloshijosdelospilotossuelen quedar traumados: “Hay un niño que lo expulsaron el año pasado en la escuela porque dicen se fue a meter al baño de niñas, tenía a la güira así [hace señascomosituvieraelbrazocerrado], ya la estaba ahogando y dicen que decía ‘es que te voy a matar así como mataron a mi papá…’, le decía a la güira de 11 años.”

Por último, hay otra actividad delicada que desarrollan las viudas: averiguar yresolverlascausasdeestosatentados.Lafiguradelpilotoaglutinadiferen-tesmotivaciones;doñaLilian,conmuchotino, identificadiferentesinteresesen este río revuelto: “Cómo podemos componer el mundo si todo mundo está viendo de qué forma se beneficia, cómo provocar el problema para justificar el beneficio.”Asíserefierealasaseguradorasoalasfunerarias,peromássigni-ficativaeslaposibleintervencióndelaPolicíaoelMinisteriodeGobernaciónque pueden estar interesados porque “más muerte, más delincuencia, más nar-cotráfico y más todo”, les es útil para “justificar que les dieran más fondos”.

Los partidos políticos se han visto señalados. Por ejemplo, en la campaña presidencialde2007eldiputadoMario Taracena de la Unidad Nacional de la EsperanzaacusóalPartidoPatriotayasuasesorMarkKrugmann–operador

11 El 3 de octubre de 2012, el Ministerio de Desarrollo Social entregó Bolsas Seguras con alimen-tos a diversos colectivos de mujeres, entre ellas doscientas setenta viudas de pilotos. A cambio, deben asistir a capacitaciones laborales y a “talleres de autoestima e integración familiar” (Prensa Libre, 3 de octubre de 2012).

12“FuialColegiodeAbogadosy‘mirelicenciado,fíjesequequeremosformarestaasociación,poresto y esto’. ‘Ahá –me dijo–, le voy a dar el número de un mi amigo y vaya con él.’ Sesenta mil quetzales me quería cobrar por legalizarme la asociación.”

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político estadounidense que fue parte de equipos como el de Ronald Reagan– de estar detrás de la muerte de choferes de autobús y sus ayudantes (para en-tonces ya se contabilizaban unos treinta muertos). Su estrategia de “mano dura” sería escudarse en las maras y las extorsiones para incrementar las exigencias de seguridad de parte de la población. Se señalaba que repetía el esquema de sucolaboraciónenlacampañadelhondureñoPorfirioLobo,delPartidoNacio-nal,quiensosteníaellemade“manofirme”.Losreclamosdeinvestigaciónnotuvieron seguimiento, ni Gobernación, ni el Ministerio Público, ni el Tribunal Supremo Electoral, ni posteriormente la Comisión Internacional contra la Im-punidad en Guatemala (creada en 2006 por las Naciones Unidas y el Gobierno para investigar y desarticular aparatos clandestinos y recomendar reformas ju-rídicas o institucionales) se hacen cargo de las profundas indagaciones que se prometían.

Y,porsupuesto,doñaLilianaceptaelhechodelasextorsionesdesdelasmaras, pero trata de incidir en los intereses de los transportistas, “empezando por los transportistas, porque se quieren beneficiar con subsidio. La mayoría de transportistas no eran empresarios así millonarios, si mucho tenían una, dos camionetías y se han logrado enriquecer a costillas de los que han muerto y del subsidio”. Según otros informantes, hay transportes que también se verían beneficiadosconlacrisisdelosserviciospúblicos,explicandoasíelboomdelos transportes privados: taxis amarillo y blanco y mototaxis. Mientras, Lilian comenta: “Si van a revisar cuántos socios hay en Transurbano, esta gente que jamás ha sido transportista está como socia, accionista de transporte, algunos diputados.”Yconcluye:“Siento de que cada cosa ha tenido su pequeña parti-cipación.”

De fondo, doña Lilian alega sobre la desigualdad social y de recursos eco-nómicos que permite la impunidad: “Aquí la ley está a favor de la gente que tiene dinero y que puede pagar a los jueces y todo, nunca se va esclarecer lo que pasa”;yexpresalafuerzaideológicaylaeficaciadelaasociaciónmargi-nalidad, delincuencia y explotación:

Desgraciadamente la situación económica margina, la pobreza, la falta de estu-dios, la falta de oportunidades. Como que una persona solo el simple hecho de ser pobres o de vivir en un área marginada tiene que ser delincuente. A mí me indigna ver cuando uno va a un banco y dice que vive en Tierra Nueva II: ‘¡ay no, ésa es área roja!, [solo] hasta la Primero de Julio se da crédito’[...]Se le acom-pleja a uno, se le acompleja a los niños [...] los patojos no tienen oportunidad porque están en área roja, y no les queda otra cosa más que ser utilizados por la gente a su antojo ¡va!

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3.2 La acción política en la zona grisEl neoliberalismo y su acción privatizadora ha desatado no sólo la polariza-

ción social sino la necesidad de los más pobres de vincularse a la distribución de recursosdepartedelEstado.Yenelsistemapolíticoimperanteprimaelfavory no la necesidad, estamos ante un régimen de clientelismo donde rige el orden legaldelatramitología(Auyero,2007y2012).13 El clientelismo se acompaña y crece por la imposición del laberinto burocrático, de los papeles y las colas, de las arbitrariedades y los formularios que hacen inalcanzables esos miserables subsidios en salud, educación o alimentos.14 Como señala Javier Auyero, es el “aprovechamiento” por medio del desmantelamiento de los dominios de lo público que tenía el Estado y que ahora en su outsourcing delega a los políticos como operadores de los gastos públicos. Derivado de esta práctica se vienen creando grupos paralelos-simbióticos a los diferentes partidos para dominar y beneficiarsedeestascanalizacionesdeprivilegio:contratistas,financistas,ex-torsionadores “legales”, funcionan en cualquier ámbito y nivel del Estado.

Doña Lilian sabe entrar en esa cultura informal de la tramitología, donde los picapleitos son los amos de estas intermediaciones y contratas para acceder al dinero público. El Estado es concebido como un espacio cuyos fondos están ahí para ser succionados legítimamente por turnos y por quienes tienen la suerte de instalarse en su red. Lilian –y, con ella, AVITRANS y las viudas “organiza-das” o de “la lista”– busca esos resquicios bien sea por “las buenas” con transas o por “las malas” como parte de instancias de presión. Para lograr las demandas de la asociación, llaman a todas las puertas posibles y, efectivamente, su palabra más reiterada es “aprovechar”.

Como entidades de apoyo y solidaridad se puede empezar con el Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (INTECAP), una histórica institución estatal descentralizada con apoyo de la iniciativa privada. Una de las obsesiones de doña Lilian es encontrar esos caminos de superación y capacitación por don-de ella ha transitado a pesar de sus handicaps: “Firmamos un acuerdo en donde todas las viudas y los hijos tenían derecho a capacitarse sin ningún costo. El interés fue la formación técnica laboral.”YpropusoalaministradeDesarrolloSocial del gobierno actual: “Tengo treinta y seis señoras que se capacitaron en cocina básica y manipulación de alimentos” y piensa en un comedor solidario administrado por ellas.15 Los abismos frente a estos deseos son enormes, mu-chas mujeres son iletradas, pero

13 La inversión en los pobres no es rentable, pero este sector es interesante como clientela de polí-ticas de subsidios en una democracia formal de partidos que requiere votos a cambio.

14 Esta desesperante tramitología a que obligan los servicios estatales se encadena a las formas de consecución clientelar, una vía de “aprovechar” favores, apoyos, cuellos, por intermedio de terceras personasgestorasquegeneraunámbitodedeudayagradecimiento(Auyero,2007y2012).

15LuzLainfiesta,actualministradeDesarrolloSocial,carteradondesehanrecogidolosprogramassocialesdelgobiernoanterior,comolasbolsassolidarias,MiFamiliaProgresayotros.

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hay una iglesia adventista de la zona 1, para las que no pudieran leer [...] y que a la hora de ir al INTECAP supieran leer y apuntar las recetas o lo que estuvieran haciendo, pero es bien difícil. La intención era que hubiera recurso durante dos años mientras se capacitaban, así tienen para su comida de los niños, para sus pasajes…

Con las Iglesias en sus diversas denominaciones tienen diferentes activi-dades. Desde la misa anual en celebración del día del piloto en la Catedral el 30 de julio (día de San Cristóbal), adonde llegan las viudas con las fotos de sus esposos y de otros pilotos a participar, hasta otras actividades como el aprender a leer o el retiro navideño.

Otra estrategia con impacto es la que doña Lilian maneja con diferentes medios de comunicación. En estas relaciones ha sabido explotar la situación de víctimas de estas familias golpeadas por las ejecuciones. Con la cadena de radio Emisoras Unidas, se “juntó un dinero que mucha gente colaboró para una familia que tiene seis niños, con uno recién nacido y ella no podía trabajar. La gente llamó y ‘aquí vamos a abrir un número de cuenta y juntamos el dinero’”. Ysushabilidadesdellegaralcorazónyalbolsillodelosguatemaltecossonmásbienfinas:“Hablé con la periodista [...] y apoyó con un reportaje de que mu-chas de las familias no iban a tener qué disfrutar en la cena de Navidad y que mucha gente se iba a dormir de una vez, porque no iban a tener para un tamal, e impactó. Al otro día que publicaron, empezaron a llamar.” Pero la realidad de Guatemala es tan perversa que incluso en estas solicitudes de ayuda hay quienes se permiten cobrar “renta”. Así le ocurrió a una de las viudas, cuando dio su número en la prensa, la quisieron extorsionar y la amenazaron con matar a sus hijos. Tuvo que borrar su número telefónico y ya no pudo obtener apoyos.

Diferentes personalidades políticas buscan acercarse a estas mujeres, como el procurador de Derechos Humanos, Sergio Morales, que en ese momento es-tabaencampañaderenovacióndesumandato.Procuradoryviudassebenefi-ciaron mutuamente “lo invitamos y ‘aprovechando que va estar aquí, se va sen-tir homenajeado, pero al mismo tiempo comprometido, así es de que hagámoslo padrino de los patojos’”.

Pero las imbricaciones más paradójicas se producen en el sistema político que se ha conformado en Guatemala, donde partidos, Ejecutivo, organizaciones tejen sus interesados lazos entre ellos. Las viudas se han visto haciendo la últi-ma campaña política directa con “el general” Otto Pérez Molina que llegaría a la Presidencia a pesar de las sindicaciones de participación en las ejecuciones de pilotos que apunté:

Incluso de la mano me fue a jalar la licenciada Roxana, ‘venga, quiero que hable con mi General’… Sin mentir, en la toma de posesión del General, esa tarima fue trabajo de nosotras. Hubo más gente que apoyó, pero tuve que poner casi dos mil ochocientos quetzales en fruta y verdura [...] cuántas viudas venían a la una, dos

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de la mañana a recoger toda la regazón que hacían [...] Varias veces que me fui a Tacaná, a Izabal, a Petén, cubriendo mis propios gastos para que el escenario estuviera montado cuando él llegaba. Les dije: ‘qué de a huevo ahora que ya están en el puesto [...] usted, ¡qué rico!, vino a sentarse a un buen puesto con un buen sueldo y es trabajo de todas estas viudas, por ellas es que usted está aquí’.16

El caso es que hay que “aprovechar” a quienes están en el poder, aun cuan-do las trampas sigan puestas. Por eso, doña Lilian regresa a tocar las puertas del Partido Patriota para múltiples necesidades propias y grupales: “En la iniciativa de ley estaba asegurar a los pilotos y ayudantes con seguro de vida y de dis-capacidad [...] me llamaron para que la asociación apoyara al partido, ahora quiero ver cuántos diputados van a proponer algo en beneficio de las víctimas.” Yesteproyectonohallegadoaconvertirseeniniciativa,ningúndiputadolotomó como propio ni lo presentó formalmente.

Otro campo de intereses, relaciones y tensiones surge de las posibles alian-zas con el sector civil y con las organizaciones populares. Una de estas alianzas es con el sector de derechos humanos con el que se ha relacionado es el Grupo de Apoyo Mutuo, que ha registrado sistemáticamente los asesinatos de pilotos. Allí cedieron un pequeño espacio a AVITRANS, pero estaba demasiado condi-cionado; entre otras cosas, no se les permitía recibir gente, y las relaciones se enfriaron y estropearon. Lilian también se encuentra en pleitos con la Asocia-ción de Usuarios y Consumidores porque considera que les gestionó una serie de capacitaciones, “pero sólo se acomodaron y me sacaron a mí [...] ‘Babosa-das, ya no hago nada por nadie’”.

Elsectordemujerespodríapensarsecomounsignificativoaliadopotencialde las viudas, pero “me llaman cuando necesitan acuerpar alguna actividad para beneficio de ellas [...] pero cuando es ya de participar para algún bene-ficio para otra organización ahí son bien celosas de lo que hacen. Ellas solas hacen su merequetengue [...] uno no puede sudar calenturas ajenas”.

Actualmente, AVITRANS se ha incorporado alFrenteNacionaldeLucha,cuyo origen se encuentra en el sindicato de la salud pero que ha ido sumando grupos demandantes a su alrededor: sindicatos (como el de vendedoras infor-males y el de mujeres desempleadas), comités y magisterio. Son aliados para poder ejercer la típica estrategia política de la presión en la calle: “es tocar la bolsa de los empresarios y que los empresarios presionen al Gobierno para que solucionen el problema”,afirmaLilian.Yotraviuda,Álida,exponeestomismoen otros términos: “Y por eso nosotros exigimos al Gobierno que nos cumpla lo que nos prometió, porque él [elgeneralOttoPérezMolina] nos dijo que nos iba

16SerefierealavicepresidentaRoxanaBaldetti,primeramujerquellegaaestecargoenGuate-mala. Desde hace muchos años ligada al general Otto Pérez Molina y a la construcción mano a mano de las estructuras del Partido Patriota. Han sido un tándem de personalidades contrapuestas: él, ex militar, inexpresivo, analítico y frío, y ella, periodista cercana a la extrema derecha, pícara, impulsiva, arribista, creativa,exfinalistadeMissGuatemala1980.

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a colocar en un puesto de trabajo y lo apoyamos a él en todo [...] lamentable-mente prometió y prometió y no se ve nada.”

La presión directa, el bloqueo de carreteras o las legendarias invasiones, laquierenaplicarconotraaspiración significativaenestasclasespopulares:“Pues mire, fui al registro de la propiedad porque a los transportistas les dieron un gran terreno. Y recibiendo las millonadas, recibiendo todos los beneficios, exoneración de pagos, y encima esa gran propiedad, y [...] quedamos con las viudas: ‘al menos que tengan vivienda’.”Álida confirma estas expectativas, “como una invasión sólo de viudas”.17

3.3 Las injusticias: abusadas Es importante rescatar sujetos silenciados como las mujeres, y no sólo en sus

papeles “políticos” sino como hacedoras de la cotidianidad, de ese pan nuestro de cada día desde el que se construye el sentido de la vida. En la experiencia de un antes y un después de una catástrofe, como ocurre con el asesinato del piloto, se trastornan las redes simbólicas e imaginarias que sustentan la vida social, el mundo conocido se ve arrasado y hay que volver a constituirlo (Ortega, 2008: 31). Las mujeres lideran muchos procesos de duelo mediante la poco evidente reconstrucción de sus propios hogares en el día a día como “el sitio” donde se repara y engrana hacia el futuro el lazo social (Das y Kleinman, 2001). En el cotidianoseencuentranlosrecursossocioculturales,seconfiguralagramáticaque regula las relaciones entre miembros y les asegura pertenencia, y es donde se crean pequeñas esferas públicas que articulan las experiencias silenciadas, como lo es AVITRANS. El mérito de tantas mujeres anónimas golpeadas por el trauma está en el “arreglo de los espacios domésticos, la preparación de las comidas, las memorias silenciosas, los lazos de parentesco” (Ortega, 2008: 59). Este descenso a la cotidianidad es el acto de presenciar “a las rutinas y ritos co-tidianos, a los gestos y murmullos del día a día, a las modas en que la gente se viste, cocina, cuidan unos de otros, se asean, desean, se reprochan y castigan” (Ortega,2008:57,véasetambiénDasyKleinman,2001).

La comunidad cotidiana es un lugar de tragedias recalcitrantes y de muchas otras memorias y experiencias dolorosas y desconcertantes, las vivencias son contradictorias y estos espacios son de descomposición social, degradación, paranoia,envenenamiento,inseguridad,trauma(Ortega,2008:26-27).Y,comovamos a ver a continuación, el apartheid de clase, étnico-racial y sexual en que se mueven estas mujeres es un tortuoso laberinto. Pero, aunque aquí no lo reco-jaconjusticia,mostrarelpanoramadesufrimientoesinsuficiente.Elfijarnos

17 Para octubre de 2012, el terreno fue invadido pero no apareció en prensa. Los vecinos del condo-minio cercano solicitaban la intervención de las autoridades. Las viudas abandonaron esta idea.

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en la cotidianidad implica incorporar la suma de tantas otras emociones, sensa-ciones, gustos y disgustos que provocan ese afán de vivir, disfrutar y compartir.

Enestosespaciosdedespojoyconfinamiento,eldíaadíaesdifícilcuandoincluso las redes sociales son muy precarias entre las familias:

Tengo a una señora que tiene seis niñas, cuando la niña de 11 años: ‘Mama, yo preferiría morirme y no seguir en esta pobreza desgraciada…’. El esposo había empezado a pagar un terreno que el hermano se lo estaba vendiendo, y como se murió, le dijo: ‘Mirá, desocupame el terreno porque vos ya no lo vas a poder pa-gar.’ Y la sacó de allí. La pobre señora con los seis hijos para arriba y para abajo yendo a ver y en ningún lado le dan alquiler porque no reciben con muchos niños y sin trabajo porque la miran grande.

Para estas mujeres, la pérdida brutal de sus esposos suele sumarse a un aba-nico de pérdidas de semejante intensidad: orfandades, despidos y desempleos, desastres, pérdida de hijos, golpes diversos. Además, muchos de sus hombres eran violentos, polígamos, alcohólicos, desobligados, y recordarlos con cariño o emoción no es posible, más bien se recuerdan con pragmatismo por recibir su “gasto” y con confusión.

En su ámbito de vida, las mujeres enfrentan a los hombres y deben vérselas con las dependencias y protecciones patriarcales. El abuso masculino se ceba en las mujeres. Ellos las conciben física y sexualmente como usadas y usables, y a sus hijas como desprotegidas. Además activan cientos de picarescas por hacerse con esos subsidios mínimos: “Hay señoras que se hacen de otro marido, [y] es el que disfruta ese recurso que es para los niños.” O

Un día sacamos un anuncio en el periódico de señoras que querían que les die-ran oportunidad de trabajo. Me llamó el don: ‘Mire usted, mándeme a un par de las señoras, pero que estén algo buenas.’ ‘¿Cómo así?’, le dije yo. ‘Sí, usted me entiende, que sean algo jóvenes.’ Por fregar le mandé a dos señoras grandes, y le dije: ‘Se las mandé porque son personas responsables que van a trabajar mejor que cualquier patoja, ahí se las encargo.’ Al rato me llamó: ‘Usted no sea pura lata, le dije que mandara dos patojonas, no dos viejas’, me dice el desgraciado.

Las vemos en el abismo de salidas radicales: “La patoja una vez me dijo: ‘Lo que pasa es de que mi mamá quiere que mejor me case.’ Y llegaba un po-licía ahí y dice que la mamá le dijo: ‘Ay Imelda, como no te puedo dar nada, aunque sea cásate con un viejo, pero que te dé lo que vos necesitás.’” La inter-mediación de Lilian fue: “No la condene a una vida desgraciada, que estudie. Esfuércese usted, haga la lucha por ponerla a estudiar. ¿Quiere que pare igual que usted, que la humillen por todos lados por no conseguir un trabajo por falta de estudios?”18

18 Humillación es una palabra reiterada: “lo andan humillando siempre en los trabajos por el hecho desermadresolteraoviuda,yanotienequienlodefiendaauno” (Álida).

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YSararefuerzatodosestostestimonios:Una mujer con un hombre a la par tiene más respeto, una viuda como que las per-sonas la discriminan. Los hombres se sobrepasan con una. Ayer me fui en bus y me dice el chofer: ‘Ah, ya va a cumplir tres años el Chepito.’ ‘Sí usted.’ ‘¿Y dónde vivís?’ ‘Con mis suegros.’ ‘Aah, ¿y a tu casa no puedes llevar a nadie? es que lo bonito de ti es que no hay nadie que te pelee, porque mi compadre ya está muerto.’ Y yo… ‘sí, no hay nadie que me pelee pero vamos con respeto.’ ‘No, sólo te decía.’

Mientras, Álida ilustra el cúmulo de pesares. Ella tiene que habitar en una precaria covachadentrodel terrenode sumadrealfinalde la estigmatizadacolonia de Linda Vista en Villa Nueva, y no puede invertir en ella porque no consigue trabajo. Después de juntarse con su esposo de diecinueve años, lo matan a los veinticuatro. Tuvieron dos hijos, el menor

tiene colostomía [...] tiene una bolsita aquí para defecar y tiene una estrechez uretral. Entonces él orina y le quedan gotas, tiene incontinencia. Es un enredo lo que él tiene, y en la escuela hay niños que se burlan de él. A veces la maestra lo regaña mucho [...] Me cuesta mucho estarle comprando pañalitos y después de que falleció él tengo que ver de dónde saco para el alimento de ellos, los pasajes cuando me toca ir [alhospital]…

Ha trabajado en una panadería y en varias maquilas del área, pero no ha lo-grado mantener el empleo, “me despiden por los permisos que pido por el nene.”

Con la pérdida de su esposo, la familia de él expresó su deseo de quedarse con el hijo mayor, pero ella no quiso entregarlo. En consecuencia, dejaron de ayudarla. Ante el volumen de necesidades, en un momento dado tuvo la inten-ción de suicidarse:

Yo tomé la decisión de quitarme la vida, mis hijos y yo. ‘Me los voy a llevar, fíjense bien como voy vestida’, les dije a mis hermanas. ‘¿Por qué?’, dijeron. ‘Sólo fíjense.’ Y cambié bien a mis nenes, los vestí, y los agarré a los dos y me salí. Ya iba por la parada del bus cuando sonó mi teléfono con un mensaje: ‘Te diste cuenta, hoy es un día muy lindo que Dios te ha regalado nuevamente. Dale gracias porque estás viva y tus hijos también están respirando.’ ‘¿Y este mensaje?’ Yo no conocía el número, llamé y no me conocían, simple y sencillamente entró el mensaje y me puse a llorar, ‘¡perdóname diosito!, prometo que voy a luchar con mis dos hijos’, y así lo he hecho.

Al tiempo unos muchachos asesinan a su hermana de dieciocho años en un mercado cantonal donde la madre tiene un puesto de verduras.

Sara era una mujer satisfecha con su matrimonio. Su esposo era cariñoso y se desvivía por el bienestar de ella y sus hijos, incluso habitaban en una colonia privada. “Cuando él estaba yo no tenía penas. No trabajaba [...] ahí sí que el mundo se me dio vuelta. El día que a él lo balearon como que estaba en un círculo de preguntas sin respuestas.” Ahora vive con su madre, que trabaja en un centro nutricional, y sus suegros y cuñadas nunca los abandonaron: “Ellos a mí ahorita me ayudan en la cena y en el desayuno de mis hijos, a mí prácti-

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camente sólo me corre el almuerzo. No me han dejado. Incluso el terreno, que como mi esposo lo dejó todavía deuda, ellos terminaron de pagar los trámites, todo para que pasara a nombre mío.”

Los hijos resintieron la pérdida del padre; varios de ellos reprobaron en la escuela y repitieron el año. El que ahora tiene cinco años dice:

Cuando sea grande, voy a matar a los que mataron a mi papá.’ O incluso una vez me dijo: ‘Cuando yo sea grande, voy a matar a los choferes.’ ‘¿Y por qué?’ ‘Porque así como mi papá era chofer y me lo quitaron, yo también voy a matar a todos los que tienen hijos, para que se queden sin papá.’ Es una bomba de tiempo él, porque tiene eso en la mente.”

Para ella, los quetzalitos de la subvención apenas mejoran los malabaris-mos del gasto cotidiano y el engañar los panes escolares de los niños “arras-trando el queso crema”.

Porotrolado,desdelasinstanciasoficialessepidealasintegrantesdelaasociación su colaboración informativa con Gobernación y el Ministerio Pú-blico. El manejarse en estas fronteras liminales entre complicidades y traicio-nes a unos u otros es muy peligroso y obliga a moverse con precaución.19 La exigencia de saber sobre causas y causantes de los crímenes puede llevar a las mujeres a denunciar, informar, señalar sujetos involucrados, especialmente ante el Ministerio Público. Doña Lilian le reclama a un alto funcionario: “Me habló mero abusivo. ‘Si es que ustedes no colaboran.’ ‘Yo no tengo un sueldo como usted como para que me tenga que arriesgar.’”

De manera que estas viudas obligadas a buscar recursos deben manejarse y venderse en un escenario depredador donde el Estado apenas les ofrece miga-jas por las que tienen que humillarse y aceptarse como víctimas pasivas y po-bres y batallar con una maquinaria burocrática que jamás facilita, y una oferta competida en el subempleo invisible de servicios y/o autoexplotación extrema en la informalidad de subsistencia (Auyero, 2012). Todas estas situaciones se combinan. Para colmo, el hecho de que los hombres marcan la pauta y que ellas requieren la protección masculina implica en muchos casos tentar la suerte al entrar a la economía precaria y peligrosa de la calle y el crimen y ser entendidas como servicio de cuido y de sexo.20

19 Por ejemplo, en Tierra Nueva, una muchacha bien conectada con un “grupo de interés” en el área dijo a doña Lilian: ‘Yo sé que usted le está echando la mano a todas estas mujeres, cualquier cosa que necesite, la apoyamos en lo que sea.’YdoñaLiliandebemantenerenequilibrioestasrelacionesqueexi-gen respeto mutuo. ‘La vez pasada, uno del mismo grupo baleó a un mi hermano, pero él por relajero, que cada vez que tomaba a cualquiera le vivía pegando. Como a los quince días, llegó un muchacho: ‘Yo no sabía que era su hermano.’”

20 La situación de las mujeres portorriqueñas en el East Harlem descrito por Bourgois se acerca a esto mismo: “Las mujeres en condiciones de pobreza jamás deberían verse obligadas a unirse con un hombre de manera desesperada con tal de obtener un techo, alimento, vestimenta y salud. En la actualidad, las normas de la seguridad social incitan a las madres a buscar hombres que posean ingresos ilegales” (2010: 339).

325las Viudas de pilotos y la zona gris

4. FINALSara espera encontrar en la organización de AVITRANS ese efecto repara-

dor de los espacios de interacción que no sólo es de respiro económico: Apoyo psicológico y lograr proyectos para las viudas, becas para los niños, y que estemos más unidas [...] contar cómo nos ha ido y nuestras experiencias y todo eso pues. Eso es lo que yo espero. Y dar mi apoyo, incluso llegaba una viuda nueva, me empezaban a contar su [...] y yo era la que terminaba llorando, porque me recordaba de todo.

AVITRANS es uno de los mecanismos que permiten colectivizar y hacer públicos los sentimientos individuales, conduciendo del yo al nosotros (Das y Kleinman, 2001).

La importancia de esos “espacios públicos” que tienen la función política de movilizar demandas y atención al Estado y la sociedad es que también la tienendecomunicación,dignificaciónyreparaciónentreyhaciasusmiembros.Judith Butler (2006) y Veena Das y Arthur Kleinman (2001), entre otros, se-ñalan que la reparación del sufrimiento social pasa por su transformación a re-cursopolíticoalcrearseidentificaciones.Elescucharseymanifestarsesonesaspequeñas hazañas que generan una cierta comunidad política con un potencial significativoalalcanzarlasvíctimasposicionescomunes,conexionesyrecono-cimientos que facilitan los procesos de curación. En la historia contemporánea hay muchas organizaciones de mujeres aliadas contra hechos de violencia-de-sastre: las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, el Consejo Nacional de Viudas de Guatemala, las asociaciones de mujeres de Ciudad Juárez en México, y tantas otras. Todas ellas condensan el hecho masivo de diferentes facetas de sufrimiento social extremo, de cuerpos lesionados y castigados en sus seres queridos: hijas, hijos, esposos, ellas mismas. Todas ellas se reúnen con el re-clamo de resarcimiento, justicia y lucha por la memoria de sus seres queridos.

EntrelasmujeresshumasdeAVITRANSnohayespacioparalaconfianzade parte del sistema político ni de la sociedad, ser integrante de la zona gris supone su deslegitimación automática. Su comportamiento de aprovechar res-quicios es interesado y pragmático, quieren ayuda económica y/o vivienda y/o becas escolares. Estas mujeres, anónimas subalternas que comparten el dolor intenso de la pérdida y de la cruda sobrevivencia, en principio no se constituyen como comunidad, no cuentan con una plataforma identitaria positiva para ello: los orígenes socioétnicos y territoriales de las mujeres son heterogéneos, mes-tizos y marcados por la ninguneidad. Su organización no dispone de medios ni de institucionalidad, ni siquiera de sede social. Son manipuladas y manipulan, no son mujeres ejemplares, no son inocentes ni puras, pueden pasar de estar con el movimiento popular a ser parte de la campaña del Partido Patriota de “la mano dura”: son víctimas y cómplices a la vez de los poderes y fuerzas que las someten. Habitan en territorios abandonados por el Estado de derecho y dispu-

326 Manuela CaMus

tados por violentas fuerzas paralelas masculinas armadas. La “justicia” es un ente abstracto, hasta inconcebible en un mundo donde los culpables se difumi-nanentresumismagenteydondeesmuydifícilidentificarcausasmayoresdeesas violencias que castigan a estos sectores de manera tan excesiva (Bourgois, 2009).Ylasviudasafrontanestoshechosdeviolenciaindividualizadadentrode escenarios de cotidianidad, pero que también son escenarios personal e his-tóricamente de racialización de la desigualdad y acumulación de violencias.

Con las viudas de AVITRANS encontramos un desconcertante caso, pero noporelloaisladoniexcepcional,queejemplificaelandamiajedelfunciona-miento del “desorden” neoliberal y la experiencia de la zona gris. Como estas “zonasgrises”,territoriosgeográficosdelaexclusiónyresidenciadeunahu-manidad desechable, no son marginales, sirven al sistema opresivo de nuevas dependencias y acumulaciones por despojo, de burocracias, políticos, empre-sarios, Estado, corporaciones que permiten y participan de las prácticas crimi-naleslocalesysebeneficiandeellas.Asísedesresponsabilizanydeleganalosculpables sus miserias, haciéndolos cómplices activos de su propia sujeción. La condenaestigmatizadoradeestoscontaminadosyperversosshumossejustificapor sus mismas acciones que demuestran que son naturalmente violentos, oscu-ros, pobres y haraganes. Se construyen discursos simples pero que calan y que son asumidos por las mismas víctimas, el de los “mantenidos”, la “cultura de la pobreza”,oelquelesidentificacomoquienesconsumenlosenormes“costosde la violencia” al agredirse entre sí.

Yalmismotiempo, lasmujeresdeAVITRANStienenquerecurrira lasreglas de juego impuestas y tratar de penetrar a los intersticios de estas bu-rocracias y clientelismos para obtener esas mínimas posibilidades de apoyos materiales como si fueran gracias especiales, cuando son parte de chantajes como las extorsiones. Ellas aplican la misma medicina si es preciso y posible –sus márgenes son comparativamente ridículos– y obstaculizan y amenazan: el efecto de la opresión y la violencia es corrosivo y hay pocas posibilidades para echar el dado en otro juego. Como hemos visto, estas viudas tampoco cuentan con capacidad de maniobra en las mismas zonas grises donde sus pobladores, de alguna manera, generan y disputan su propia pepena de recursos, aunque sea con costes muy altos. Por ser mujeres son abusadas como cuerpos, como tra-bajadoras, como mestizas-shumas y pobres, como inferiores siempre y, a pesar de todo, mantienen la responsabilidad y la fuerza para recrear la vida, hacer posible la convivencia y generar la posibilidad de futuro.

Quién quiere apostar –ONG, organizaciones de derechos humanos, polí-ticos, ciudadanía en general– por algo tan ¿amorfo?, ¿débil?, ¿insustentable?, ¿peligroso?,¿imprevisible?Ymásalládehechosconcretos,¿cómocicatrizarlos cuerpos sociales?, ¿cómo desactivar tanto gris?, ¿cómo implicarnos y dejar de delegar responsabilidades hacia estos espacios y sectores sociales denigra-dos y degradados?

327

ELMAZOYLAHIEDRA:PRESENCIASDELNARCOEN LA GUATEMALA DEL SIGLO XXIJulián lópez garCía

El 5 de mayo de 2011, en Morales, Izabal, Crisis Group entrevistaba a un docente en el contextode su investigación sobrenarcotráficoyviolencia enGuatemala.El docente reflexionaba sobre el impacto que la violencia narcoestaba teniendo en la vida cotidiana del municipio y recordaba con estupefac-ción cómo uno de sus alumnos de preescolar, que jugaba en el patio con una pistola de juguete decía: “Soy Mario Ponce1 y los voy a matar a todos” (2011: 11). Por aquellas mismas fechas presencié en Jocotán una escena en que la hija adolescente de un amigo pedía dinero a su madre para llevar un regalo a una compañeraquecumplíaaños.Sumadrepreguntóquiénesiríanalafiesta.Laniña, con naturalidad, respondió con varios nombres de pila y, además, dijo, también irán “la hija del doctor Rivera y la hija del narco”.

La presencia cotidiana del narco en los rincones más recónditos del país se nota en las conversaciones sobre narcos locales de tercer o cuarto nivel, sobre susfechorías,fiestas,solidaridad,brutalidad,enunmagmadifícildedigerircontantos valores opuestos convergiendo; una digestión en todo caso complicada y que está extendiéndose como las ramas de la hiedra, aprovechando todos los resquicios por pequeños que sean para meterse en la vida cotidiana de familias anónimas dejando posos de intranquilidad y señales de desgracia. La hija de quince años de otro amigo de San Juan Ermita, Chiquimula, según la opinión general, “estaba poniéndose bien bonita”; esa opinión gustosa previsiblemente para cualquier padre a él comenzaba a inquietarle, pues escuchaba un día sí y otro también frases de conocidos del tipo “¡cuidá a Sara que se la va a agarrar un narco!, ¡Púchica qué linda la Sara, de plano ya la están mirando los nar-cos!”…frasesquesedicenentonodebroma,peroqueescondenalgomás.Unanoche, borracho, mi amigo me confesaba: “Yo quisiera que mi hija no fuese tan

1NarcotraficantedeIzabal.

328 Julián lòpez garCía

linda.” También prevalece la sospecha: si a una muchacha de repente se la ve con jeans diferentes, con lociones que no salen al mercado local, con celulares distintos…losrumoreslasentencian:“aquélla anda con narcos”. Así, como la hiedra se mete por los intersticios más inverosímiles, aprovechando cualquier fuentedeluz,asíseextiendeelnarcoporpueblosyaldeas,configurandounestilo de vida, una cultura que, al instalarse, tiende a permanecer aun cuando hayadesaparecidoelnarcotráficodeGuatemala.

Cuatro días antes de aquella entrevista con el maestro de Morales el 1 de mayo, fue detenido en San Pedro Sula, Honduras ese narco, Mario Ponce. Se-gún decía el diario Prensa Libre del día siguiente, en la opinión de muchos vecinos Ponce era un sanguinario que había asesinado a muchos, “sólo con una mirada suya bastaba para ordenar la ejecución de alguna persona”. Como un mazo, golpeando sin piedad, con contundencia y con saña. Así había gol-peado su tío Juancho León, quien “era un tipo sanguinario, mataba a quien se le enfrentaba. No se tocaba el alma para deshacerse de sus enemigos”, según recordaba un conocido suyo de los Amates.2

Aun el hecho de que había sido detenido no quitaba el miedo en el cuerpo a Zoila Lemus Meléndez, quien el 29 mayo subió al YouTube3 una pequeña pre-sentación con tres folios escritos que aparecen en la pantalla temblando, como metáfora del temblor interno de la mujer que escribía el testimonio. La canción de fondo, “Alfonsina y el mar”, refuerza el sentimiento de peligro y suicidio. La presentación dice así:

[diapositiva1]Hepensadomuchoenhaceresto.Mividade todosmodosestáen peligro. El que calla otorga. A mí me ha tocado callar hasta hoy. Qué tristeza mediocuandoJorgesedespidióalláenelkilómetro40,enlacasachenacoj,unopor uno de cada caballo negro que con tanto amor había comprado con el español José Emilio.

[diapositiva2]BastóunavisitadelmuyhijodeputadeMarioPonceparaquetodo se acabara. El y 2000 hombres lo tomaron por sorpresa. Mario Ponce, narco-traficante,sicarioymercenario.¡Aúnrecuerdocuandolediounaspalmadasenlaespalda y le dijo: Jorge Meléndez hoy ya no eres nadie, así es la vida. Usted robó a mi tío Juancho León, hoy le toca a usted; así que hágale huevos y hágale huevos!”

[diapositiva3]TresdíasdespuéslocitóenHuehuetenangoparaqueleentregaratodaslasescriturasdefincas,gasolinerasyempresasqueJorgeteníaasunombrey el mío. Bajo sociedades anónimas se lo entregó todo y de todos modos pidió rescate.Ynoloentregóhastahoydía.Ojaláselosllevenalamierdaparaquepaguen todas las muertes que deben. Att. Zoila Lemus Meléndez.

2“Lahistoriadeunmitodelnarcotráfico:JuanchoLeón”,el Periódico, 31 de marzo de 2008.3“marioponcenarcotraficante,sicarioymercenario”;subidoel29demayode2011yconsultado

el 12 de septiembre de 2012.

329el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

El marido de Zoila, Jorge Luis Meléndez Paredes, “El Señor de los Caba-llos”, no volvió a aparecer. Unos meses antes, su hijo había sido asesinado en el Periférico y dos meses más tarde de colgar ese mensaje en el YouTube, ella misma fue baleada en la cabeza en la avenida Los Próceres.

El narco está instalándose y extendiéndose en Guatemala desde arriba y desde abajo. Desde arriba está contaminando la política (sabemos que hay nar-codiputados y también narcogobernadores y narcoalcaldes); la economía (nar-coempresas); la judicatura (además de abogados sin escrúpulos, narcojueces y narcofiscales);ylasfuerzasdelordenymilicia.Paraesapresenciasevalendeldinero y la violencia. Con la violencia extrema del mazo desnudan y vencen a los poderes políticos, económicos y judiciales; con dinero penetran en el gla-moursocialaunconelchirrianteychabacanoestilobuchón:elnarcofinanciacantantes y películas, compra reinas en concursos de belleza –la narcobelleza esyaunacategoría–yparadashípicas–losnarcocaballosfiguranclaramenteen el nuevo diccionario. Pero no renuncian al estilo tradicional que conecta al narcodearriba,eldelosgrandesnarcotraficantes,conelnarcodeabajo:riñasde gallos y jaripeos al estilo narco-macho, narcocorridos, plegarias a Maximón y narcocaridad en pueblos y aldeas. El narco desde abajo consigue, con una sin-gular potencia, que se expandan jergas populares, estilos de belleza, modelos de consumo, nuevas ideologías populares en torno al sexo y a la religión, nuevos valores morales. En un país con una exigua clase media, esa presión por arriba y por abajo aboca a génesis de un nuevo modelo estatal que algunos no dudan en llamar narco-Estado. El evidente signo de esa extensión es la proliferación delprefijonarcoquevacolonizandopalabras,comoresumíaCarlosEfrénensu blog:

Acá hablar del narco lo es todo: narco limosnas, narco desnudos, narco poetas, narcoamantes,narcoFacebook,narcoignorantes,narcodivorcios,narcoescrito-res,narcogobierno,narcoiglesia,narcoTwitter,narcoblog(oficialmenteelblogdel narco), narco bandas, narco corridos, narco comidas, narco desvelo, narco orgasmos,narcopinturas…4

ComorefiereIoanGrillo(2012),doscircunstanciasinfluiránenlairrupciónbrutal del narco en México: por un lado la decadencia de los carteles colombia-nos tras la muerte de Pablo Escobar y por otro las facilidades que para los tra-ficantesmexicanosseabrieronapartirdeladécadade1990,cuandograciasalauge del tratado de libre comercio pudieron enviar toneladas de droga al norte. Posiblemente habría que considerar otros factores, como la caída en desgracia del régimen de Manuel Antonio Noriega en Panamá. Pero para el caso guate-maltecohayalgomás.Porunlado,undobleefectodelfindelaguerraen1996–la cultura violenta ligada a las fuerzas represivas del Ejército y la Policía y la

4 “Hablando del narco” en <http://despuesdelsexo.wordpress.com/2012/03/26/hablando-del-nar-co/>,subidoel26demarzode2012yconsultadoel10deagostode2012.

330 Julián lòpez garCía

desmovilización que dejó “sin empleo” a miles de uniformados y que encontró unasendadeescapeensusvínculosconelnarcotráfico–y,porotro,laamplia-ción de los límites y alcances de la corrupción política.

LahistoriadelnarcotráficoenGuatemala,consucrecimientoexponencialapartirdelaúltimadécadadelsigloXX,evidenciacómoelfindelaguerra,ladesmilitarización, la corrupción paroxística y los adelgazamientos del Estado con la irrupción neoliberal hacen posible que la narcoactividad se convierta en uno de los principales problemas sociales en la actualidad. En el caso de Gua-temala, además, habrá un cambio notable a partir de los primeros años del siglo XXI como consecuencia de la incursión de lo que yo llamaría la narcocoloniza-ción mexicana; no sólo las formas de los cárteles mexicanos se van a imponer a las tradicionales sino que la cultura narco va a crecer de una manera inexorable: los narcocorridos y la música norteña se impondrán, la narcoestética mexicana avanzará y, en general, un tipo de hermanamiento nuevo y difícil, letal tanto para México como para Guatemala, prevalecerá.

El narco se ha extendido de esa manera porque hay resquicios políticos, económicos y morales pero quizá, sobre todo, porque hay desestructuración social y pobreza. En tanto cultura y estilo de vida, ha avanzado, como avanza un virus en un cuerpo sin defensas, rápida e intensamente, de manera que un porcentajeampliodelasociedadrural,subalternaysinperspectivasestáconfi-gurando una nueva narcosociedad.

Estecapítuloesunareflexióndeesasdosformasdeavancedelnarco.Pri-mero, desde arriba en su forma dura, contundente, hiperviolenta que actúa para controlar el poder, con las herramientas persuasivas del mazo, aunque también con la fascinación del dinero y el paternalismo que, como la zanahoria, dialoga de manera efectiva con el mazo. En segundo lugar, desde abajo, desde los “nar-quitos”, instalándose de manera imperceptible casi, sin esa contundencia, sin esa exposición pública, pero que a la larga llega a cubrirlo todo como la hiedra quefinalmentetaponatodosloshuecosyacabaquitandolarespiraciónylaluz.

1. EL MAZO Y LOS PILARES DEL NARCO-ESTADOHal Brands hablaba en 2010 de la existencia en Guatemala de una trinidad

de organizaciones violentas que estaban poniendo en jaque al Estado y que lo conducían a su inviabilidad: el narco, “los poderes” ocultos de guatemaltecos corruptos y bien situados y las maras, especialmente la Salvatrucha (2010: 2). Quizá habrá que ampliar el panteón. Desde mi punto de vista, sólo en relación con el narco habría tres trinidades: la de la violencia que encarnarían real y simbólicamenteloszetas,loskaibilesylossalvatruchas,ladeldineroqueseexpresaríaenelsoborno,lafiguraciónylaseguridadyladelpaternalismoquese expresaría en la caridad, la religiosidad popular y el cuatismo.

331el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

1.1 Z(etas)+K(aibiles)+M(ara)En aquel mes de mayo de 2011 pasaron más cosas que pusieron sobre la

mesa, con toda su potencia, las evidencias del nuevo poder narco en alianza con los zetas que hacían su presentación en sociedad en Guatemala con una contundencia despiadada e inimaginable. El 15 de mayo Guatemala –y yo diría que medio mundo– amaneció sobresaltada con el episodio de violencia narco más terrible que se ha cometido en el país. Los medios abrían con titulares de esteestilo:“MasacreenPetén:narcos incursionanenfincaydecapitana27campesinos” (Nuestro Diario),“DantescopanoramaenfincadePeténdondeaparecieron27cadáveres”(Prensa Libre).

Esa presentación había tenido un preaviso. El 10 de mayo había sido se-cuestrado el zacapaneco Luis Carlos Bardales en Petén. Dando apariencia de delincuentes comunes, los zetas enviaron un mensaje a la familia diciendo que, para su liberación, debían pagar un rescate de 450,000 quetzales. Era una tram-pa.EldíasiguienteLuisAlberto,padredeLuis,yKeiryEuniceFranco,esposade Luis y sobrina de Otto Salguero, viajaron a Petén para pagar el rescate. Los zetas los interceptaron en el camino y con el teléfono de Keiry enviaron fotografías a la familia de la cabeza de su esposo Luis ensartada en una estaca. Dos días después, los cuerpos de Luis Alberto y Keiry, atados de pies y manos y decapitados y cortados en pedazos, aparecieron en La Libertad, Petén, con el mensaje: “Vamos por tu cabeza Otto Salguero, Z 200.”5

El 15 demayo, antes del asesinato colectivo en la fincaLosCocos, LaLibertad, el grupo de los zetas había asesinado en San José Petén a Haroldo WaldemarLeónLara,dueñodeesafinca6 y hermano de Juancho León, el líder narco (heredero de los dominios primigenios de Aroldo Vargas y Byron Ber-ganza) asesinado en otro famoso enfrentamiento con los zetas en Río Hondo en 2008.EnlafincabuscabanasusupuestoaliadoOttoSalguero.

Elcuartoepisodioseríaelde lamasacreen lafincaLosCocos.Nuestro Diarioresumíaloquesucedióenunodeesosesquemasgráficosqueaúnpare-ciendo amortiguar el terror lo hacen más terrible cuando se conjuga con la lec-tura: 1) les quitan el oxígeno con una bolsa plástica como inicio de la tortura. La tortura sigue; 2) no obtienen información, deciden asesinarlos; 3) Comienzan a decapitarlos y no sólo eso; como se observa en el dibujo, uno de los sicarios llega con una motosierra: sí, son decapitados con esa máquina; 4) la saña va más allá de la muerte, los sicarios se entretienen en separar los cuerpos de las cabezasquesonechadasalcorralde lafinca,muchoscuerpos los tiranaunpozo; 5) detrás del texto titulado “Mensaje de advertencia escrito con sangre”

5 “Otto Salguero: en la mira de los zetas”, en <http://relatosdeunaprendiz.wordpresscom/2011/05/18/otto-salguero-en-la-mira-de-los-zetas/>,subidoel18demayode2011yconsultadoel28dediciembrede 2012.

6Segúnotrasfuentes,eldueñodelafincaseríaelpropioOtto.

332 Julián lòpez garCía

hay algo más. Uno de los reporteros de grillonautas, Raymundo Pérez Arellano, cuentadetalles espeluznantes.Segúnhabían referido losfiscales, unode losasesinos cortó una extremidad de una de las víctimas –posiblemente una pier-na– y a modo de brocha y con su sangre pintaron en la pared un mensaje para el dueñodelafincaOttoSalguero:“QueondaOttoSalguero,tevoyaencontraryte voy a degollar.” Por informaciones del sumario que se conocieron después, supimos que también grabaron videos y tomaron fotos de quienes sobrevivieron para intimidarlos. Especialmente a las mujeres.

Esquema de la masacre de la finca Los Cocos

333el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

Fueunmesdeviolenciadura,intensaydemensajesdepoderíozeta.Eldía23fueasesinadoelauxiliardelfiscaldelMinisterioPúblicoAllanStowlinskyVidaurre en Cobán. Su cuerpo apareció desmembrado en pedazos en la plaza de CobánconunmensajefirmadotambiénporZ200:

Esto es para todos aquellos que se andan equivocando con Z200. Les dije que uno a uno los iva (sic) ir matando, síganse creyendo gringos. Si ellos tienen ganas de pelear déjenlos solos y no sean pendejos porque los que maman son ustedes. Les herespetadosufamilia,lesestoycobrandolos500kilosquemequitaron,seguirécobrando la deuda, cuídense... Att Z200.

Hubo todavía un mensaje más en ese mes de mayo que marcaba un punto deinflexión.Eldía21,segúnelperiódicoSiglo XXI, tres sicarios fueron dete-nidos en Quetzaltenango cuando colocaban una manta con nuevas amenazas no sólo contra Salguero sino también contra la prensa. La manta decía:

La guerra no es con la población civil ni con el gobierno, mucho menos con la prensa, así que llevémosla tranquila, es contra las personas que trabajan con el [carteldel]Golfo,contraOttoSalguero,esunodelosmásimportantessurtidoresde cocaína del Golfo y los que pagaron con su vida son trabajadores de él que

Amenazas con sangre en Los Cocos (Nuestro Diario, 15 de mayo de 2011)

334 Julián lòpez garCía

mantienen su organización. Prensa, bájenle a tanta mamada, antes que la guerra sea contra ustedes. El que avisa no es traidor, atte. Z-200.

Más asuntos saldrían a la luz en mayo de 2011. El día 18 fue detenido el sicario supuestamente al mando del comando que protagonizó la masacre, se tratabadeHugoÁlvaroGómezVázquez,“ComandanteBruja”,exkaibil.Pe-riódicos de todo el mundo y especialmente de Guatemala volvían a recordar lo que implicaba el kaibilismo como ideología; hablaban nuevamente de las durísimaspruebasnecesariasparaconvertirseenunkaibil:comercarnecrudade perro y beber su sangre, criar durante meses un cachorro de perro para des-pués obedecer la orden de matarlo con saña o comer los propios vómitos. En untestimonioantelaComisiónparaelEsclarecimientoHistórico,unexkaibilrecordaba:

En los centros de adiestramientos de reclutas de las fuerzas regulares se da el entrenamiento salvaje. A mí me hicieron comer carne de perro cruda y beber su sangre [...] a este entrenamiento le llamaban supervivencia [...] mandaron a cuatro soldados a la calle, a buscar un perro, tenía la enfermedad “chino” [...]unoficiallo mató y comenzó a dar un trozo a cada uno [...] todos lo comimos a puro tubo [...] después vino la prueba de los sonidos y olores [...] le daban a uno a oler gasolina, hule quemado [...]conlosojosvendadosyalfinalnosdabanacomerestiércol humano ... (CEH, 1999: 60).

Resonabannuevamenteloseslóganeskaibilescomoaquél:“¡kaibil,kaibil,kaibil!¡mata,mata,mata!¿Quématakaibil?¡Guerrillerosubversivo!,¿quécomekai-bil?, ¡guerrillero subversivo!” (Morales, 1994: 116).

Elterrorkaibilconvergíaenlaviolencianarco7 y lo hacía en medio de una macabra coincidencia. Al mismo tiempo que se iban conociendo detalles de la violencia extrema en todas esas masacres de los zetas en el mes de mayo –cómo cortaronloscuerpos,cómoecharonmuchosdeloscuerposenunpozodelafin-ca, cómo golpearon a alguno de los asesinados, cómo violaron– se abría juicio oral y se iban conociendo igualmente detalles de la violencia extrema protago-nizadosporotroskaibiles,veintinueveañosatrás,enotrolugardelmunicipiodeLaLibertad,Petén,muycercanoalafincaLosCocos:lacomunidaddeLasDosErres.Eljuiciocontraalgunoskaibiliesqueparticiparonenaquellamasa-cre se estaba celebrando casualmente por esas mismas fechas, en julio de 2011. Confluíanmiedosyterroresatávicos,seactualizabandetalles,elpasadoparecíavenirse encima; aquel mazo de veintinueve años atrás golpeaba doblemente al confluir enLaLibertadmemoriay actualidaddel terror.DesdeMéxico,pormediodevideoconferencia,declaróFabioPinzónJerez,quienfigurabacomotestigo protegido en el juicio que se seguía contra el ex subinstructor kaibil

7 Aunque el aterrizaje zeta se consumó en 2011, desde mucho antes había habido actuaciones y evidenciasderelación.Véase,porejemplo,JoséAlejandroMedellín,“Indagannexosentrekaibilesylos zetas”, El Universal, 28 de septiembre de 2005.

335el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

Pedro Pimentel Ríos, acusado de genocidio y delitos contra la humanidad. En su narración, el militar explicó al Tribunal que la noche del día 6 de diciembre de 1982, la patrulla ingresó en la comunidad y la mañana siguiente inició el operativo, y la primera matanza. Los hombres fueron introducidos a una iglesia, lasmujeresylosniñosfueronllevadosaunaescuela,refirióelmilitar.Agregóque la primera víctima fue un bebé de aproximadamente seis meses de edad. “Yoestabaenelinteriordeunranchito,cuandoescuchéelllantodeunniño,meacerqué a ver y me di cuenta que el teniente Aníbal Rivera Martínez lo lanzó a unpozode10o15metrosdeprofundidad”,aseguró.Losoficialesordenaronque los pobladores fueran llevados al pozo, donde eran vendados de los ojos. “Ellos los golpeaban en la cabeza con un mazo, y los tiraban”, señaló.8

Concretamente uno de los testigos de la masacre lo describió así para el informe Guatemala, memoria del silencio:

Comenzaron a sacar violentamente a la gente casa por casa y fueron concentrando a las mujeres y niños en las iglesias y a los hombres en la escuela [...] uno de los jefesdelapatrulla,conrangodetenientekaibil,violóaunaniñaatrásdelaigle-sia evangélica [...] como a las dos de la tarde del día 6 de diciembre comenzó la masacre cuando se arrojó vivo a un niño de tres o cuatro meses de edad a un pozo seco [...]alasniñasde10y14añosloskaibileslasviolaronsucesivamenteantesde matarlas [...] todos los menores fueron muertos con golpes de una almádama en la cabeza, a los muy pequeños los estrellaban en los muros o palos sujetándolos de los pies y posteriormente eran arrojados a ese pozo ... (CEH, 1999: 61).

Para Iduvina Hernández9 no es sólo una macabra coincidencia de lugar y protagonismos,haymásdatosquepermitenaseverarlaconfluenciadetécnicase intereses:

...comomacabrodéjàvu,serepitió[enlamasacredelafincaLosCocos]elpa-trón de las masacres perpetradas durante el genocidio en Guatemala. Cercó a la localidad, concentración inicial y separación de hombres y mujeres, reconcentra-ción en el sitio comunal, inmovilización con las manos hacia atrás en un amarrado que une pies y manos, tortura individual en busca de información, ejecución pau-latina, individual, brutal, hasta acabar con el grupo. Ese método, aprendido por loscuerposdeéliteen“elinfiernokaibil”,seusódurantelacontrainsurgenciayhoy lo repite este cuerpo criminal. Los impuestos de todas y todos, alimentaron el huevodelaserpienteenqueseconvirtióestaunidad.SecriaronkaibilesqueseconvirtieronenZetas…”

Los medios de Guatemala se llenaron de noticias presentes y pasadas de ultraviolencia,losgráficosyfotografíasconsangreycabezascortadasporunlado y con calaveras por otro llenaban páginas y pantallas con la sensación cre-ciente de desborde y de arrinconamiento del Estado.

8 http://www.cdhhg.org/pdf/rsmy0306.pdf Consultado el 20 de septiembre de 2013.9“Críakaibilesytecreceránloszetas”,Plaza Pública, 20 de abril de 2011.

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El sentimiento de vivir en un Estado ingobernable se incrementó en el mo-mento que el segmento Z(etas)-K(aibiles) se convirtió en un triángulo con un nuevo vértice M(aras). La sensación de abismo era general: los resortes del Estado guatemalteco se tambaleaban en 2011.

Desde comienzos de siglo se había hablado de posibles conexiones entre las maras y el narco, pero la irrupción de los zetas concretó la relación por me-dio de reclutamiento y entrenamiento en campos paramilitares de salvatruchas. Según informaciones del jefe coordinador de las fuerzas de tarea del Ministerio deGobernación,JoséEstuardoVelásquezFlores,aTheAssociatedPress:“Loszetas quieren que las maras generen caos en la capital del país para que distrai-gan acciones y recursos de las autoridades y aseguren el control de corredores terrestres rurales usados para el trasiego de estupefacientes con el apoyo de la inteligenciaproveídaporunasofisticadaestructuracriminallocal.”Yañadía:“En esta unión con los Zetas, la Mara Salvatrucha tiene más capacidad de arti-culación, estrategia y más capacidad de maniobra”, además conseguirían más dinero, mejores armas y droga para consumo propio y venta menuda. También llamaba la atención que la alianza se selló en un centro penal de Guatemala donde coincidieron los cincuenta zetas detenidos por su vinculación con la ma-sacre con los jefes más importantes de la Salvatrucha presos allí mismo. Las escuchaspolicialesapartirde2011confirmaríanesaalianza.Posiblementeelfracaso de la estrategia Z en reclutar forzosamente a migrantes centroamerica-nos, y que propició la gran matanza de Tamaulipas, está detrás del impulso a esta iniciativa.10

La visualización de la similitud se aprecia en la convergencia de métodos siniestros, con el descabezamiento como técnica destacada: el asesinato y de-capitación en la cárcel Pavoncito de ocho reclusos el 28 de noviembre de 2008 a manos de los Salvatrucha, sería el antecedente en Guatemala de esta práctica que comenzaban a extender también en México los zetas. Desde mediados de 2010Guatemalaseconvertiráenuninfiernodecabezascortadas.Másaúnpor-que el mal y el terror asociados a ese símbolo prendieron y más allá de decapita-cionesdemarasyzetas,másalládelrecuerdodelasformaskaibilesdedecapi-tar (estampando las cabezas contra muros); más allá de todo eso, comenzamos a encontrar decapitaciones en feminicidios y otra clase de crímenes comunes.

10 La Nación (México), 10 de abril de 2012.

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Decapitados (Pavoncito)

Decapitados (Dos Erres)

Decapitados (Finca Los Cocos)

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Lamacabraestadísticade losdescabezamientosmuestrafielmentecómose tambaleaban el Estado y el ánimo de los guatemaltecos, como una metoni-mia siniestra –las cabezas cortadas de tantos guatemaltecos hacen inteligible un mensaje: el descabezamiento del propio Estado. Junto a esa fuerza meto-nímica está el carácter simbólico del rito de decapitación y separamiento de la cabeza del resto del cuerpo o su ocultación. Las terribles noticias de estos actos criminales destacaban cómo, con frecuencia, aparecían cuerpos sin cabeza o aparecían cabezas ligadas a cuerpos que no eran los suyos en un macabro ritual.

Tabla 1: Asesinatos con decapitación entre 2010 y 2013

Fecha del crimen LugarNº y sexo de los

decapitados2010 (10 de junio) Guatemala 2 hombres y 2 mujeres2010 (11 de junio) Guatemala 1 hombre2010 (10 de noviembre) Gualán (Zacapa) 1 hombre2010 (12 de noviembre) Zacapa 1 hombre2010 (2 de diciembre) Jocotán (Chiquimula) 1 hombre2010 (25 de diciembre) Yupiltepeque(Jutiapa) 1 hombre2011 (18 de enero) San José La Arada (Chiquimula) 1 hombre2011 (12 de mayo) La Libertad (Petén) 1 hombre2011 (14 de mayo) La Libertad (Petén) 1 hombre y 1 mujer2011 (24 de mayo) Cobán 1 hombre2011 (15 de mayo) La Libertad (Petén) 25 hombres y 2 mujeres2011 (24 de mayo) Guatemala 2 mujeres2012 (3 de julio) Huité (Zacapa) 1 hombre2012 (1 de septiembre) San José Pinula (Guatemala) 3 mujeres2012 (29 de octubre) Escuintla 1 hombre2012 (3 de diciembre) Camotán (Chiquimula) 1 hombre2012 (12 de diciembre) Sanarate (El Progreso) 2 hombres y 2 mujeres2012 (16 de diciembre) Guatemala 1 hombre2013 (23 de enero) Mataquescuintla (Jalapa) 1 hombre2013 (12 de febrero) Jalapa 1 hombre2013 (14 de marzo) Camotán (Chiquimula) 1 hombre2013(27demarzo) San Pedro Pinula (Jalapa) 1 hombre2013 (30 de marzo) Sayaxché (Petén) 1 hombre2013 (23 de abril) Las Cruces (Petén) 5 hombres2013(27deabril) San Juan Chamelco (Alta Verapaz) 1 hombre2013 (30 de octubre) Mixco (Guatemala) 2 mujeres2013 (4 de diciembre) Guatemala 1 hombre y 1 mujer

Elaboración propia

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Aunque aquí sólo pretendo exponer las evidencias de los impactos reales y simbólicos de la narcoviolencia, cualquier observador de esa estadística podría colegir cómo los corredores de la droga controlados por los zetas y los corredo-res “de cabezas cortadas” se suplantan.

1.2 Narcodólares: la grasa del mazoElperfildenarco-Estadosecompletaríaconlasegundatrinidad,cuandose

evidencia no sólo que no se puede vencer la violencia sino cuando, además, se constata que los violentos pueden conseguir posiciones ventajosas, prestigio so-cial y seguridad con dinero. El dinero permitiría la impunidad. Donde no llega la violencia llegaría la plata, esa otra manera de accionar el mazo.

En su interesante estudio sobre la llegada de los zetas a Guatemala, Steven Dudley comentaba cómo éstos y sus aliados se acercaron a la Policía.

Empezaron pagándoles U.S. $ 300 mensuales en billetes de U.S. $ 20; el operador radial obtenía U.S.$ 500 mensuales. Los comandantes de la Policía en el área recibíanunacifrasustancialmentemayor[…]Acambio,lapolicíasuministraalosZetascondireccionesespecíficascuandomuevencargamentosparaevadiralas autoridades cuando había presencia militar en las vías. La Policía también los encubre en homicidios y provee información sobre lo que se habla de ellos entre los círculos legales, políticos y civiles. Así mismo [sic], los Zetas establecieron una red elaborada de ojos y oídos para recolectar información. Estos halcones incluyen prostitutas, mendigos, lustradores de zapatos, niños, taxistas, políticos y fiscales”(Dudley,2011).

Condineroigualmentecompranfincasparatenerlascomorefugioy,evi-dentemente, con dinero se corrompen jueces y diputados, algunas voces hablan de que hasta ministros o presidentes habían estado abiertos a regalos del narco. No es cuestión de dilucidar aquí hasta dónde llega el dinero, pero sí reseñar que para el guatemalteco común es perfectamente creíble que las campañas de ÁlvaroColom,OttoPérezMolinaoManuelBaldizónhayanestadofinanciadas,en parte, por el narco y que crean más el comunicado de los zetas implicando a importantespolíticosquelosdesmentidosoficiales.11

Siempre se ha sabido de la conexión entre narco y poderes del Estado, pero verlo con los propios ojos da una percepción diferente. Así sucedió cuando se difundióelvideoen2011deunanarcofiestaconcarrerasdecaballosenelaero-puertodeCobán:aparecenvariosnarcosperotambiénelcoronelkaibilEdgarErnesto Muralles Solórzano, en ese momento subdirector de la escuela militar Adolfo V. Hall del Norte en San Pedro Carchá. Se podrían llenar páginas de los

11 En diciembre de 2010, los zetas publicaron un comunicado en la estación local de radio de Cobán “LaBuena”,dondeafirmaronqueColomtomódeellos11.5millonesdedólaresencontribucionesasucampaña, y que luego el Presidente los “traicionó”. En el comunicado, el grupo menciona el arresto de un socio y el asesinato de El Bigote, en aparente referencia a Solórzano.

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casosnoyadesospechasinoverificadosdeesacolaboración,peroprofundizaren el tema lleva a sorpresas inquietantes y paralizantes. El Informe “Grupos de Poder en Petén” (INSIGHTCRIMEORG, 2011) revela las relaciones con las es-tructuras no sólo militares sino también políticas y empresariales: el entramado lo cubre todo... ¿resistiría Guatemala una investigación completa departamento por departamento, como esa de Petén?, ¿se puede seguir viviendo en la normal excepcionalidad de Guatemala –valga el oxímoron– conociendo fehaciente-mente hasta dónde llega el dinero del narco?

El narco gasta su dinero en comprar voluntades y también en comprar segu-ridad. No importa cuán ciertas sean las noticias en torno suyo, pero lo cierto es que se genera un estado de opinión respecto a su protección e inexpugnabilidad que incrementa el temor. Los grandes narcos se hacen acompañar de ejércitos de guardaespaldas: se habla de quince, veinte, treinta guardaespaldas, de siste-massofisticadosdeseguridadenlascasas,decarrosblindadosquevanpasandoniveles de protección que no tendría ni el presidente de la República: Nivel III, IV,V,VI,VII…Lasrecreacionesgráficasdeesossistemasdeseguridadsecon-vierteneningredientespotentesdelamitificacióndelmundonarco.

Nuestro Diario (6 agosto de 2012), carros blindados y seguridad del narco

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Pero la impunidad narco y los alcances de su dinero tienen un aspecto que va más allá del soborno y los gastos en la seguridad y que permite adentrarnos ensuideología.Merefieroaldeseodeprestigioyascensosocial.El tipodenarcofiestacomoladeCobán(conprostitutas,carrerasdecaballos, jaripeos,riñas de gallos) convive con otro tipo de fiestas y representaciones socialesglamourosas. Sonfiestas con otros invitados, con otra estética, con caballosactuando de otro modo –aunque sin que por eso dejen de ser narcocaballos–, otras poses y otra representación. El gran narco quiere actuar representando un papel en “la buena sociedad” y con dinero lo consigue, al menos en parte, y en relación con algunos círculos.

Hay otros videos para comprobarlo. Si se teclea en YouTube, por ejemplo, Rancho Marifer se pueden ver varios audiovisuales en los que son protagonis-tas los caballos de Jorge Luis Meléndez Paredes, “El señor de los caballos”, en conexión con espectáculos musicales de “Diamantes negros” o de Cyntia Arana, una de las artistas más cotizadas de música grupera guatemalteca, cuyo videoclip Maldito Amor está rodado en el Rancho Marifer de San Lucas Saca-tepéquez, Xenacoj, Chimaltenango. En los títulos de crédito del videoclip hay lugar para los agradecimientos donde, inmediatamente después de Dios y los actores, aparece don Jorge “por facilitarnos la locación de San Lucas y Rancho Marifer, jinetes y coreógrafos”.12 El ascenso social de don Jorge y de su Rancho Marifer tocaron techo cuando a mediados de 2010 se rodó allí una parte impor-tante de Tierra de iguanas. En los créditos de la película se dice: “En la cinta se muestra ganadería de primerísimo nivel de nuestro país y se usaron como marco y locación algunas de las principales ganaderías de nuestra patria y algu-nas de las más famosas de reconocidas familias que han creído en el proyecto”; en efecto, los caballos aparecían en el cartel publicitario de Tierra de Iguanas.

En el caso de Juan Ortiz López, alias “Chamalé”, los narcocaballos de pura raza también fueron uno de los vectores de vínculo glamouroso con cierta “bue-na sociedad guatemalteca”. En una de sus mansiones, en Tecún Umán, organi-zabafiestasespectacularesyllevabadestacadosgruposmusicales,ensucasopreferentemente de música norteña. Momentos antes de su detención había producido por 100,000 dólares un videoclip de Arnulfo Bernal Jr. y la Descen-dencia titulado La Estrellita.13 En el videoclip se muestra en todo su esplendor su mansión, sus caballos y él mismo que encarna el papel de padre rico que no admite la relación sentimental entre su hija, “la estrella del cielo”, con un pobre empleadodelafinca(“señor–diceenunmomentoenelvideo–yonotengo

12 La cantante desmintió sus vinculaciones con el narco. Véase “El lado oculto de Cynthia-Nuestro Diario”, texto solo disponible – a fecha septiembre de 2014- en caché, buscando ese entrecomillado.

13 Posiblemente la detención de Chamalé abortó el proceso de difusión del video que no se encuen-tra en YouTube.SepodíaverenFacebookdeGuatevisiónalmenoshastadiciembrede2013peroafechaseptiembre de 2014 no está visible. Se puede ver una copia en el reportaje “Informe especial con Sylvia Gereda Juan Ortiz Alias el Chamale 3”, subido al YouTube el 25 de abril de 2011.

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nada más que el cielo y el aire; para comprar a su Estrella tengo un corazón muy grande”). El videoclip es ejemplo de los fetiches de ascenso social del universo narco: el celular recubierto de oro que carga la hija, el tipo de pistola, los caba-llos de pura raza, los carros lujosos del año, las piscinas con mujeres bonitas, los jardines espectaculares, las cocinas con cocineros profesionales y los platos europeos o gringos. A raíz de su detención, como siempre sucede tras cada apre-samientodeunimportantenarcotraficante,hubounapléyadedenoticiassobresus casonas (con piscina, helipuerto, maderas nobles, equipos recreativos), su flotadecocheslujosos,etcétera.

Cartel promocional de Tierra de Iguanas

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Pero el ascenso que quieren esos narcos no es sólo material sino también ideológico.Essintomáticovercómosereflejanlosmodosdenuevoricoenesevideo: Chamalé, interpretando al padre de Estrellita, disconforme con la rela-ción y con objeto de abortarla, envía a su hija a estudiar lejos, nada menos que a Oxford.14Yelgustofetichistaporlogringoyloeuropeoquecontrastaconladefensa de la “chapinidad” que dicen profesar; identidad nueva muy del gusto de todos los nuevos ricos de Guatemala. Por ejemplo, las modelos del video que aparecen bronceándose en la piscina provocan comentarios como los que siguen, especulando sobre el “sexo europeo” que allí habría: “pute!!! y después una gran orchata con todos esos culitos” (Belphegor); “orgía tipo porno europea al lado de la piscina y las pisadas bien aceitaditas pure anal sex” (sergiospeed); o sobre los materiales de las mansiones: “mandan a traer el piso a Israel, puer-tas importadas de Europa, grama del jardín importada de Italia etc. etc.” (Lu-dim0289); y el despilfarro y la exageración: “a un amigo de empagua le tocó iradejarunrecibitopor3100kdeagua;puta,comoquebañabanelefantesyllenaban piscina cada 5 días” (Ludim0289).15

La protagonista femenina del videoclip era la modelo profesional Cindy Bueso,MissTrifinio2008.AChamalétambiénlegustabaelpatronazgodelabelleza femenina y en buena medida la categoría de narcobelleza en Guatemala se debe a su interés por conseguir coronas a favor de sus elegidas. Por ejem-plo, secomentóquesusobrinaYulisa JokabedMéridaOrtizobtuvonosólola corona de Hija Distinguida de San Marcos sino además la de Reina Nacio-nal en Quetzaltenango. Al parecer, también le costó 100,000 dólares conseguir esacoronaysuinfluencia,realoimaginada,enlossobornosparalograrquevenciesen sus candidatas, hizo que en aquellos años previos a su detención se hablase en los concursos de “la representante de San Narcos”. En el portal bellezasdeguatemala.com varios comentarios referían esta situación que se re-petía en 2010, por ejemplo, el de elissa, publicado el 14 de septiembre de 2010:

Holatodos,lodicho:SanNarcosganó…acaparólasentradas,pagóalmuerzoypaseo entre otros obsequios para las candidatas el domingo; y bajo la sucia mesa de los organizadores no se que más; y aquí tenemos el resultado [...]Yosoyunapersona común y corriente con deseos de ver una patria libre y soberana, pero con esta elección de reina nacional nos han demostrado que solo somos un país de gente corrupta, al haber dejado a esa muchacha que de bonita no tiene pero nada más parece mona, pero como es sobrina de un narco nada más léanle el apellido, al ver la elección por televisión fui a comprar mi entrada y ya no habían porque San Narcos las habían comprado todas, lo que me da es cólera porque para qué

14 Uno de los comentarios al video desaparecido el Facebook, con sorna decía: “La mandó a Oxford, de plano porque la hija de portillo estaba en Cambridge y se podían pelear las nenas para saber quien de las dos era mas tranza!”

15 Todos los comentarios en el hilo “buscando el rancho de chamale en google maps” de veloci-dadmaxima,en<http://www.velocidadmaxima.com/forum/showthread.php?t=305040>,consultadoel20 de noviembre de 2012.

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ponen jurados si todos vienen comprados y fraternidad quetzalteca no es más que una farsa lástima que los chivos que se fueron de Xela se dejen comprar por los narcos, se los juro al ver la velada sentí como que era como esas novelas colom-bianasdondelosnarcoscompransusreinados…16

Una de las desgracias de la mitología narco en torno a las mujeres (narco-modelos/narcobelleza) o cantantes es que tiene una tremenda potencia contami-nante.ParaunamodeloquehayaacudidoaunpaseenTikalFuturaenunsalónpropiedaddeunnarcooquehayaparticipadoenunafiestaounvideoclip,seaconsciente o no de los promotores y de los intereses del evento, es difícil qui-tarse la mancha estigmatizadora, a pesar de que se quieran borrar fotos con esos acompañamientos o presencia en you tube. Así, puede que la candidata de San Marcos sea la más bonita y la que mejor representó su papel en el concurso de belleza, no importa, el rumor la condena. Incluso si se evidencia el desvínculo con el mundo narco parece que su biografía quedara manchada sin posibilidad de repliegues.

Yulisa Jokabed Mérida Ortiz

16 En <http://bellezasdeguate.com/2009/09/21/candidatas-a-reina-nacional-2010/comment-page-12/#comments>,consultadoel15dediciembrede2012.

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El interés por las modelos se conjuga con el interés por otras mujeres, “las buchonas”, y también con gusto por esa estética buchona que llega desde Méxi-co y que es plenamente aplicable a círculos de mujeres que se aglutinan en tor-no al dinero narco en Guatemala que “modela” y viste a una mujer para cumplir fantasías eróticas y fanfarronear:

... sus extensiones de cabello, sus largas uñas con decoraciones de aves, cora-zones, brillantes y hasta malverde, sus dientes blancos, su bello rostro acentua-do con maquillaje, su ropa y accesorios fulgurantes, sus zapatos de tacón alto, su impúdico escote y sus nalgas. Trae los pies enfundados en unas zapatillas de Dolce&Galbana que la hacen crecer diez centímetros. Sus tobillos, piernas, mus-los y glúteos vienen protegidos por unos jeans Versace que compró cuando se relacionó por tercera vez con un buchón. Trae un cinturón de plateados círculos entrelazados comprado en el centro de Culiacán, donde toda la ropa es obscena-mente brillante. En las muñecas trae pulseras con diamantes y un reloj Cartier, obsequio de su penúltima pareja, que ahora está muerto. Sus extensiones rojas combinanconsusuñas,alasquelamanicuristalesdibujóunasfloresconcora-zones; presume que pagó 20 mil pesos en la estética para que todo estuviera en su lugar. Su rostro es un poema. Pero lo que más sobresale es el top negro Bebe: si se ha operado los senos, si el médico le cobró 45 mil pesos por aumentar dos tallas, estáconscientedequelosdebeexhibir.Ylohace.17

Enfin,laestrategiaesrodearseyacogeraesosgruposmusicales,aesasmo-delos, a esas actrices sin descuidar las amistades políticas ni económicas. Según Prensa Libre, “una de las convivientes –se dice que tenía diez en el momento de la detención– era Blanca Iris Cordero Pereda, postulada como candidata a diputada por San Marcos por el partido Compromiso, Renovación y Orden”.

Pero quizá el caso que supo fusionar lo mejor de la doble moral de un sector social de Guatemala fue el de Otto Herrera. Según Sylvia Gereda Valenzuela,18 su vida estuvo llena de gloria, glamour y dinero y gracias a éste “consiguió fu-sionarlomejordelaaltasociedadconlomássucioyoscurodelnarcotráfico.CuandoOttoHerrera,unode loscuarentanarcotraficantesmásbuscadosdelmundo, residía en Guatemala, se le podía ver desplazarse entre la jet set. Sus hijos asistían al Colegio Americano, y a su esposa, una estadounidense, se la veía participar en todas las actividades sociales. En los días de feriado, Herrera frecuentaba Río Dulce y allí se le podía observar en su yate, acompañado de pudientes empresarios y encopetadas señoronas. Vivía en la zona 15, en una enorme casa que convirtió en una mansión de mal gusto, donde las señoras frecuentaban laspiñatasdesushijosydespuésdegozardefiestas,quemásse asemejaban a una feria, salían a ‘chismear’ sobre el pequeño zoológico que Herrera tenía en el jardín de su casa. Todos rumoreaban que Otto andaba en

17 “La novias del narco: buchonas” en <http://benditomanicomio.wordpress.com/2009/06/23/las-novias-del-narco-buchonas>,consultadoel15noviembrede2012.

18 “El narco de la jet set”, elPeriódico,22dejuliode2007.

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‘algúnnegociosucio’,perolamayoríaprefirióhacervistagordaygozardesusmillones.Teníadineroparaprovocarenvidia:unyate,unaflotilladecamionesycarrosdeúltimomodelo,unafincaenRíoDulceydoschaletsenPuntadePalma, casas en La Cañada, zona 14; Vista Hermosa, zona 15 y en la zona 16. “Coleccionaba caballos andaluces y pagaba Q5 mil por la alimentación men-sual de cada uno. Tenía más de siete cuentas en bancos del sistema. Su fortuna deslumbró a una sociedad hipócrita, donde se rinde culto al dinero fácil y donde abundan los social climbers (arribistas sociales).” Como decía Enrique Serna en un artículo para Letras Libres (2002):

Los narcos solo han llevado a sus últimas consecuencias la rapiña antisocial que han practicado desde siempre los oligarcas engreídos, los nuevos ricos de la po-lítica y la gente que aspira a recoger sus migajas. La televisión les inculcó un individualismo feroz, una obsesión vulgar por los signos de estatus, un avidez in-saciable de placeres intensos, y cuando entran a las ligas mayores del crimen solo piensan en cobrarle a la sociedad todas las frustraciones que han acumulado desde lainfancia.Pordesgracia,enMéxico[ytambiénenGuatemala]laculturaesunadorno prestigioso, no un agente de cambio, y la insatisfacción que prevalece en las barriadas miserables o en la clase media torturada por el ‘quiero y no puedo’ solo engendrará una rabia mimética.”19

1.3 La zanahoria junto al mazoLa tercera trinidad se construye en torno a la zanahoria, ese tubérculo cuya

potenciametafóricasehaceplenamenteexpresivaenrelaciónconelmazo.Ysemanifiesta en la caridad/solidaridad, elcuatismo popular y el sentimiento religioso sencillo.

Sin duda, el mazo es más efectivo en relación dialéctica con la zanahoria. Junto a la violencia extrema y la potencia seductora de los narcodólares, el pa-ternalismoseconfiguracomomarcapolíticadelosgrandesnarcos.Alladodesicarios cortando cabezas y mostrándolas en público encontramos narcos sal-vando la vida de pobres aldeanos; junto a narcos viviendo en el lujo desmedido enfiestasimposibles,ciertosnarcossearrimanalpuebloycomenconlagentejunto a ellos tortillas con frijol y rezan en sus sencillos altares domésticos; junto alaidentificaciónconelmodelodefamiliamafiosaqueformanconotroscaposy sicarios, algunos narcos presentan otra cara con la familia real, apacible y respetable frente a la comunidad. Dejando al margen a los zetas, éste ha sido el caso,porejemplo,conlasfamiliasLorenzanayMendoza.Familiaspatriarcalesy paternalistas, con afables viejecitos al frente, que se mostraban al exterior re-presentandoactivospapelesdebeneficenciasocial,génesisdeempleoyapoyo

19En<http://www.letraslibres.com/revista/columnas/la-etica-del-gusto>.

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alarecreacióncomunitariafinanciandoferiasyjaripeos,presidiendoclubesdefútbol local, donando imágenes de santos, etcétera.

Con esos comportamientos han conseguido una apoyatura local potente ba-sada en narrativas reales o imaginarias sobre la generosidad del narco con los pobres, sobre su nobleza y buen corazón, sobre el sentimiento de que no olvidan su procedencia pobre. Así han logrado no sólo la simpatía sino también el apo-yodeesavecindad,delpuebloquehaarropadolocalmentealnarcotráfico,es-pecialmente en los momentos duros de las detenciones. Quizá buena parte de su acomodo más allá de la clandestinidad se deba precisamente a eso, a la mezcla exitosa de modernidad y tradición. El ejemplo paradigmático en Guatemala por su antigüedad y persistencia es el de los Lorenzana. Siguiendo la estela iniciada por el primer “gran” narco guatemalteco, Aroldo Vargas, habrían sido pioneros en la estrategia de ganar “mentes y corazones” (López, 2011).

Posiblemente no haya habido en Huité una manifestación más multitudi-naria que aquélla en 2010 en contra de la detención del patriarca. El grupo de unas dos mil personas realizó una marcha hacia la aldea La Reforma. Los participantes expresaron que la marcha tenía por objeto “su agradecimiento a la familia por la labor social realizada”. En los reportajes de los noticiarios de televisión y en los comentarios a las noticias periodísticas salían a relucir relatosestereotipados,comodelamafiaantigua,querecreabanlasbondadesde la familia y su sencillez. Marta Julia Cordón, luego de esa manifestación en Huité tras la detención de su esposo Waldemar Lorenzana, decía: “Mis hijos, mimaridoyyoestamosacostumbradosa levantarnos temprano.Yosoyunamujer que a las cuatro de la mañana está levantada y mi marido viendo a ver qué hace porque yo les pido que vengan a ver todo el trabajo que tenemos acá.” La ternura del patriarca se ampliaba cuando se daban a conocer noticias como que VicenteFernándezveníaconfrecuenciaacantarlelasmañanitaseldíadesucumpleaños:allevantarsesalíaenbatíndesuhabitaciónyalfinaldelaescaleraestaban esperándolo el cantante y sus hijos para felicitarlo.20 Los comentarios sobre la sensibilidad solidaria de los Lorenzana brotaban con naturalidad en las entrevistas, salían a relucir sus apoyos materiales a raíz de la catástrofe de la tormenta Ágata en esta zona de Zacapa, su implicación social visible en la cons-trucción de un hospital y varias escuelas, pero sobre todo se apreciaba hasta dónde llegaba el vínculo fraternal en las observaciones individuales que escri-bían personas concretas. Por ejemplo, 06marlen cuelga un montaje laudatorio a la familia Lorenzana en YouTube el 28 de junio de 2012 y comenta: “Este video lohiceconmuchorespetoa todosenespeciala toda laFam.Lorenzana,unhomenaje al sr. Waldemar Lorenzana porque gracias a su bondad mi sobrinito es sobreviviente de leucemia. Dios lo guarde siempre a el y a toda su familia...” O la pléyade de testimonios de agradecimiento y ánimo, con énfasis en la ac-

20 “Lorenzana: una familia de armas tomar”, Prensa Libre, 26 de julio de 2009.

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tuación benefactora del patriarca que hace diluirse los valores morales amplios: no importa si son narcos o no, lo que importa es su implicación comunitaria:

Lo que no hace el gobierno por la gente lo hacen los Lorenzana poniendo escue-las hospitales y muchas cosas mas, el pueblo está en una encrucijada mientras no hayanmatazonesquehaganloquequieran(chapinaskopje).

Eso es muy cierto esta familia siempre ayudó a muchísima gente iwal si vendía drogas o no por lo menos ayudaba no mataba y tienen razón porque el gobierno lo agarró pero ahora ese gobierno no da ni la mitad de lo que la familia ayudaba eso es así agarran a la gente buena y dejan a ese montón de corruptos libres qeé raro que en guate haya injusticia (suarlinlopez).

Todos hablan mierda de esta persona pero realmente la familia lorenzana siempre le ayudó en las buenas y en las malas. Todos piensan que esta familia es una mier-da pero nada más es porque sienten envidia de esta noble familia, espero que dios los bendiga siempre estén donde estén familia lorenzana (José Girón).

Precisamente ese vínculo comunitario y la distancia moral con los que lla-man “verdaderos delincuentes” se destacan. Por ejemplo, los comentarios en El Periódico de Guatemala (versión electrónica) a la noticia de la manifestación en Huité el 25 de junio de 2009, son ilustrativos de cómo se construye la bondad de la familia Lorenzana:1) Contribuyen a la “limpieza social”. No importa que por aquellos días se

difundiesen noticias sobre la colaboración narco-maras, se los ve local-mente de otra manera, como aquéllos que limpian el solar de indeseables pandilleros:Quiero decirles que estamos cansados los guatemaltecos de escuchar tanto mata-zón en la capital pero no se dan cuenta que esos mal nacidos mareros son lo que están haciendo pedazos al país poniendo en mal a nivel internacional Guatemala matando a tanta gente inocente, en cambio las personas como los Lorenzana no es que sean partidarios de ellos pero hablemos la verdad ellos lo que hacen es eliminar un marero y prestar seguridad a la gente trabajadora honrada es por ello que debemos pensar muy bien que queremos si queremos que nos quiten nuestras pertenencias o que nos presten seguridad, para mi la seguridad es lo mas impor-tante porque ellos lo que hacen es no meterse con la gente es más leyendo los co-mentarios por la prensa ellos prestan atención a los necesitados porque ellos no se dedican robar sino a apoyar. Espero que puedan leer estos porque los guatemalte-cos estamos cansados de tanto marero mal nacido (Alfredo Aguirre, 2010-01-12).

2) Son un grupo solidario y comprometido con el bienestar de la comunidad: Si estas personas ayudan a las personas necesitadas por qué extraditarlos es cier-to que están haciendo negocios inciertos, de todos modos ellos cooperan con la gente de la Reforma Zacapa según leía en la prensa que ellos abrieron hospitales y dan ayuda humanitaria eso es bueno porque en cambio un ladrón lo que hace es quitarle al necesitado y hacerse solo él rico, en cambio ellos comparten lo que

349el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

tienen, social porque hay mucho marero y ellos los eliminan porque según tengo entendidoqueaellosnolesgustanlosladronesesoesbuenoprefieroqueellossigan con sus negocios pero que mantengan la seguridad a la gente honrada. Esto lo que pienso desde mi punto de vista, gracias por leer este mensaje (reforma 2010-01-12).

3) Es una familia con espíritu altruista que nada tiene que ver con el individua-lismo mezquino de los políticos: Buen día. Sería bueno saber quien es mas delicuente si el político corrupto que suúnicopropósitoeshacerdineroparabeneficiopersonal,unpresidenteacusadode asesinato y refugiado en la impunidad que le da el poder y que las leyes y pro-yectosquepromuevensonsoloparabeneficiodelosamigosricoscomoellos,oelnarcotraficantequesibienesciertotraficayhacedineroabasedemuerteperopara redimirse hace obras de caridad que si ayudadan directamente al necesitado, para mi la única diferencia es que el narco por lo menos ayuda en algo, y eso sin dejar atrás a USA que se da el lujo de mandar en nuestro país como si estuviera en unadesusfincas,gobiernodedoblemoralquesiellosnoconsumieraladroganohubieranegociodenarcotráfico[...] creo que la Dea no tiene moral para actuar de esa manera, yo solo dejo un poco de mi pensamiento y espero que lo analicen, ya que de aquí hay mucho más que hablar ya que sería bueno estudiar acerca de lega-lizarladroga,verquebeneficiostendría,yocreoquesituviéramosunpresidentenarco no se dedicaría a robar como lo han hecho nuestros presidentes sino que ayudarían al país ya que ellos no lo harían por dinero sino por impunidad como la que le estamos dando legalmente por ejemplo a COLOM (Sergio Valenzuela, 2009-07-24,20:57:09horas).

4) No sólo se presentan como caritativos, con sensibilidad social y con una moralidad social superior a la del político sino que se valora la forma que tienen de suplantar al Estado, por ejemplo, dando empleo: …hastalosprofesionalesestánapoyandoalosSresLorenzana,peroasíes,ellosse han encargado de hacer lo que el Gobierno no hace, y si el vinieran por el área de Zacapa y sus municipios les sorprendería escuchar jóvenes, profesionales, y muchas personas apoyándolos, precisamente anoche escuché comentar a unos jó-venes que gracias a ellos hay trabajo y no porque trabajen con ellos sino porque ellos generan empleos a constructoras, veterinarias, tiendas, escuelas, etc.” (Isabel Súchite,2009-07-24,18:04:25horas).

No es un caso especial. Tras la detención de Mario Ponce, las muestras de apoyotambiénfueronabundantes.Paradiversificarlaprocedenciadelasopi-niones, presento algunas publicadas por La Prensa Libre21.

Según las autoridades están agarrando los narcos para que Guatemala este mejor... pero no es así... lo que están haciendo es estar quitando trabajos que no dan... solo haganse una pregunta... cuánta gente trabaja con ellos.... y además ellos no

21http://www.prensalibre.com/noticias/Honduras-detiene-narcotraficantes_0_473952614.html

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le hacen daño a gente que no se lo meresca.... en esta vida de todo tiene que aver!!!!!!!!!” (juan herrera, 03.05.2011).

Simplemente quiero decirle a todas estas personas q escribieron y escriben co-mentario aserca de mario ponce rodriguez q les amamos y q les bendecimos en el nombre del Dios todopoderoso (amry zepo, 03.05.2011).

La verdad que estas personas no son malas malo es el gobierno que en vez de darnos nos roba cada día mas nuestro dinero marito ayudo mucho a todo el pueblo de izabal parecia alcalde de todos los municipios ayudava mucha gente pobre y necesitadayonoseporquelocalificandesanguinientosiesasmismaspersonasquelocalificandesanguinientosonlosladronesdeizabalyonoseelgobiernoquierelegalisarelusodedrogasyporquequierecastigaralosnarcotraficantes(alejandra melendez, 03.05.2011).

A una persona como el señor mario ponce no se le debe de acusar de lo que dicen a esta persona a que agradecerle que le a dado trabajo a tantas familias y a llevado el pan a la boca a tantos inocentes y es por eso que Dios lo ha bendecido tanto autoridades en ves de andar deteniendo la gente buena dediquence a encarcelar tantos asesinos que estan en las calles ensuciando la paz de guatemala y dejen a las buenas persona tranquilas (maria diaz, 09.05.2011).

Yuncasomás.Igualmente,trasladetencióndeChamalé,lagentesalióalacalle y comentó cómo más que un delincuente era una especie de bandido soli-dario:

No puede ser. Capturaron al patrón. Ahora le toca subir a Rony, su hermano. Es cierto es un delincuente, pero al estilo Robin Hood, pues ayudaba a muchas personas. Aquellos que necesitaban dinero para medicina, o alguna cirugía muy cara, el los ayudaba22

La aureola parternalista se completa con la implicación y sentimiento reli-gioso muy del gusto popular en sus vertientes tanto evangélica como católica. En el caso de Ortiz, es muy claro porque tenía su propia iglesia evangélica, de ahísusobrenombrede“hermanoJuanito”.Además,financióelmantenimientode varios templos en San Marcos y, según el ministro de Gobernación, Carlos Menocal,financiótambiénentidadesreligiosasdeNicaraguayMéxico.Lami-tificacióndeesesentimientollegóalpuntodequedarplasmadoenunnarcoco-rrido cantado por Oscar Ovidio.23 La canción comienza con una noticia radial

22Comentario107demarcos2000enelhilo“Capturanalcapodelnarcotráficodelacostasur,JuanOrtiz Chamalé” (http://www.velocidadmaxima.com/forum/showthread.php?t=302411&page=5)

23 Varias fuentes cuentan que los Tigres del Norte le habrían hecho otra canción en la que lo des-criben como un hombre “noble, un amigo de sonrisa franca que lo amaba toda la gente”. Sin embargo, mehasidoimposibleconfirmaresedatoypiensomásbienquesetratadelasinvencionesymodifica-cionespresentesentodoprocesomitificador.Elnarcocorridosepuedeverenhttps://www.youtube.com/watch?v=3O58_Un5Ewk

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en la que se dice que Juan Ortiz murió víctima de un atentado y continúa ya cantada como sigue:

Alguien dice y asegura que Juan Ortiz ya murió... que camino a Coatepeque ellos pensaban llegar, pero llegando a Las Palmas, un incidente ocurrió... Una Che-rokeedelañoahermanoJuanalcanzó;cuandoestabarebasandovieronsumalaintención, porque con cuernos de chivo la gente le disparó... Ha muerto hermano Juanito, eso decía la gente al ver los vidrios bajados en su carro perforado. Pero lo vieron salir con la sonrisa en su rostro diciendo Dios me guardó como siempre me ha guardado.”

En off se narra: Para nosotros que amamos a Juan y que somos testigos de su nobleza y que por cierto somos muchos, ese día del suceso fue un golpe directo al corazón, fueron tres largas horas con una tristeza profunda de quienes lo amamos de corazón, porque enseguida los medios de comunicación dieron la nueva noticia: Juan Ortiz está vivo él no ha muerto y de algo estoy seguro que los hombres que intentaron matarlo no se percataron, que Juan Ortiz nunca ha caminado ni caminará solo, ese día como siempre caminaban con el tres guardaespaldas que nunca lo han dejado solo Dios Padre Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

2. LA HIEDRA EN CASAS DE ADOBEEl narco no sólo habita en esa compañía de caballos de pura raza, cevi-

chesconjuecesyfiscales,fiestascongenteimportante,casadeunmillóndedólares, carros de lujo, celulares y escuadras revestidas de oro, zapatos de Dolce&Gabana;unreflejodistintohabitaenapartadascomunidades.Comoelpequeño pueblo de Zacapa donde vive, Chepe amigo y ayudante de un narco de tercer nivel, un narquito Lionel, “el Negro”, que fue asesinado “tres años después de haber comenzado con narcomenudeo”. Durante varios días en 2011, Chepe me contó sus vivencias que ilustran ese otro nivel narco, no impactante, no mediático, pero desde mi punto de vista más complejo y difícil de revertir.24

2.1 Tomar y chingar: un estilo de vida breve y locaPosiblementelamarcamásimportantedelnarcotráficodetercerocuarto

nivel y de la narcocultura popular generada sea el convencimiento de lo efímero de ese modo de vida e incluso, para los que están al pie del cañón, de la propia vida. Toda la narcosociedad tiene un punto de orientación hacia el vértigo y la rapidez,peroéstaalaquemerefiero,vividaporjóvenes,conunaproyecciónvital provinciana y localista lo es mucho más dando sentido en otro nivel a lo queYvesPedrazinniyMagaliSánchezhanhabladode“culturadeurgencia”,

24Evidentemente,nombres,lugaresyotrosdetallessehanmodificadoeneltexto.

352 Julián lòpez garCía

refiriéndosealamaneradeestarenelmundodelosjóvenesdelosbarriosdela periferia de Caracas pero que bien se podría aplicar a muchos otros jóvenes y no solo de las periferias urbanas. A diferencia de los narcos de la cúspide que esperan llegar a morir de viejos, aunque muchos de ellos ya estén envejeciendo en cárceles, los jóvenes anónimos de estos niveles bajos saben que la probabi-lidad de morir jóvenes es alta. Los Mendoza, los Lorenzana, los Berganza, los Vargas…quizátodosmenoslosLeónhanllegadoaedadesavanzadas.Comodecía Lionel: “Esta vida es bonita, pero te toca trabajar siempre con los güevos en la garganta porque todo el trabajo ese es de riesgo”; él sabía que su vida sería breve y por eso, aunque se preocupaba por su seguridad, su obsesión era “chupar y coger” de manera compulsiva, o divertirse viendo a otros coger y chupar, acumular objetos de la nueva moda cuya utilidad y valor no siempre ni necesariamente se sabe:

Lionel se cuidaba mucho. Su casa era un lote muy bonito, pero [...] abierto atrás para aventarse al monte, para poder escapar si venían a buscarlo… Porque él sabía que algunos eran amigos y otros enemigos [...] Así es la vida del narco, decía. Él no sabía lo que era invertir la plata, le gustaba cargarla con él, gastar-la sin más… su carro tenía un doble fondo lleno de dólares, él siempre cargaba cadenas de oro, relojes y el gran billetal simpre en su bolsa: dólares, quetzales, lempiras [...] pero cuando lo mataron lo hallaron hasta sin calzoncillos. ¡Puta le quitaron todo ese día que lo mataron!, los dólares salían de su carro cuando lo ametrallaron. Él sabía que se iba a morir; decía: me voy a morir y no me voy a llevar ni mierda [...] tomemos y chinguemos, no hay otra. Llevaba en veces dos mujeres para que se masturbaran [...] Y eso sólo lo había visto en películas, que-ría verlo en la realidad. Otras veces dos parejas de mujeres y las ponía a pujar, a ver quién pujaba más decía, la que puje más se lleva cien dólares [...] Eso era en su casa. A Honduras a veces íbamos; allí no era para hacer burdel, era un chupe normal, pero él llevaba siempre algunos culitos para que los muchachos echaran sus polvitos [...] él era tan de a güevo con la gente que le rodeaba que te pagaba porque tu te cogieras a alguna de las muchachas, ¡echate a ésa, te voy a dar cien pesos!, decía: pagaba a las muchachas y pagaba a los muchachos por echar el polvito [...] ¡ni güevo!, decían [...] ¡cogétela hombre! A veces a los al-bañiles de aldea cuando venían a trabajar a su casa: ¡muchás vengan a tomarse una agüita! Tenía su sala bien alfombrada, con sillones, grandes espejones, una gran [...] tenía él una su gran cama como la que usan los israelitas, con ese gran cuento encima, como que fuera de rey. Los sentaba allí a esos albañiles de aldea [...] shucos, pobres [...] ¡siéntense! decía: al hijoeputa que se chingue a una de las mujeres que tengo aquí le regalo cien pesos [...] y las mostraba, les enseñaba los culitos en minifalda, ¡a quién no se le va a parar la paloma! Recuerdo que decía uno de los albañiles, un señor ya grande: yo me la cojo si usted me deja, pero quizá usted sólo chingando está [...] ¡cométela pues, vamos a ver! [...] y cuando está a punto de echársela dice el señor ¡se me aguadó! [...] Él gozaba haciendo sus pendejadas, él gozaba diciendo: lo que es tener pisto, cualquier cosa que uno

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quiere la hace con pisto; les decía a los albañiles: muchás mañana no trabajen, al que eche un polvito de premio mañana no trabaja [...] Así era él, de a güevo y chingón.

Para sus pequeñas celebraciones aprendía lo que observaba en las grandes fiestas,lasdeligasmayores,comoéldecía,dondesejuntabanlosjefes.CheperecuerdacontododetallelasfiestasalasqueélasistióacompañandoaLionel,que a su vez era un secundario en aquellas grandes juergas, con la excitación y el miedo como compañeros:

Con el culo abochornado. Por muy amigo que seás de un narco, el narco es siem-pre desconfiado, siempre llegás con miedo porque no se sabe bien si sólo llegan amigos o si el que tu creías tu amigo en aquel momento ya estaba zafándose. Uno siempre andaba con miedo en esas fiestas, eran serias. Como a unas seis fiestas llegué, en Honduras, en Chiquimula, en Barrios [...] Cada tres meses, cada cinco meses, no ponían fechas [...] de la noche a la mañana decían: mañana [...] maña-na hagamos burdel, decían. Lo perro era para el que contrataba a las muchachas, porque a puro huevo tenía que tener a las muchachas. Yo conocí a varias mucha-chas que decían que a veces del colegio las sacaban. Llegaban aquellos carrones a traerlas al colegio. Preguntaban en dirección y ¿quién se les oponía? [...] pero no las sacaban a la fuerza [...] les decían mañana tenemos fiesta, necesitamos que te vayás ahorita. La muchachas sabían que tenían que salir de ahí obligatoria-mente [...] no les daban chance a decir que sí o que no porque se programaban de la noche a la mañana.

El contratista era el responsable de que estuviesen bien controladas, que no ten-gan enfermedades venéreas. Yo sé que en Estados Unidos es caro, pero aquí el consumo de eso una noche entera es caro también [...] Eso sí, depende de lo que quiera [...] por veinte pesos puedes encontrar una en la calle, pero no sabés lo que te estás comiendo. Pero ellos las querían siempre bien vestidas, bien peina-das, con buenas lociones, buenos calzones, buenas minifaldas, buenos tacones, con sus uñas bien trabajadas, bien brillantes [...] todo ¿bah? bien aseaditas, bien bañadas, bien rasuradas para el que quería rasuradas, al que le gustaban pe-ludas había peludas, al que le gustaban rasuradas había rasuradas. A veces a alguno le gustaban con triángulo; cuando llegaban, decía: ¿quién tiene triángu-lo? La patoja levantaba la mano y él decía quiero ver, quiero ver [...] como sólo llevaban una mini nada más, o un calzoncito nada más cabal lo enseñaba [...] Tenían que llegar toda clase de culitos para que cualquiera de los jefes tomase lo que se le apeteciese. Y ahí en medio del salón o de la discoteca lo hacían como les daba la gana: quienes sólo querían por detrás, quienes por la boca [...] Así lo hacían. Hubo un tiempo que ahí en vez de dar gana, cólera daba estar viendo tan-ta mujer. Yo le decía Lionel, ¿te da alegría ver tanta mujer? y me decía: me estoy huequeado de ver tanta mujer [...] pero a la siguiente vez era igual [...] Siempre había mujeral al gusto. Yo decía a veces, ¿es que me puedo coger aquélla? y me decía ¡qué! ¡cogételas todas! Chingátelas bien que yo voy a pajearme. A veces les gustaba poner a las mujeres en pareja o cualquier cosa que veían en película, les

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decían a las muchachas que lo hicieran. Una vez en Honduras pusieron barriles de cerveza y les decían a las muchachas que se metiesen desnudas y que bebiesen cerveza y se emborrachasen. En esas fiestas acostumbran a beber güisqui etique-ta azul o Zacapa Centenario. Cada narco llevaba su porción de coca, quizá no para él sino que para regalar para darles a las chicas y a los muchachos. Así la pasaban, tomando y coquiando [...] Y la comida: sólo que lomo de exportación, chuleta de no se qué. Una vez en Honduras hicieron barbacoa, qué barbaridad, hicieron como cuatro animales… debajo de la tierra. Es una comida muy pero muy sabrosa. Está el hoyo aquí y te dicen está debajo del tierral. El olor que hasta hartarte las hojas de banano querías… era para una fiesta patronal. Ellos agarraron una vaca y las demás las regalaron. Compraban al por mayor, no una pikopada de aguas sino una camionada, no una caja de güisqui sino veinte de una vez, no cualquier orquesta sino que de calidad…

2.2 Ser sobrado y desconfiado como actitud personal y modelo de control socialEl ser sobrado es un tipo de narcoactitud que tiene que ver con la valentía,

pero también con el machismo. En la ideología narco, la idea de dominio tiene que ver con el del otro cartel o la otra familia, pero también con el desprecio a lo femenino. Ser sobrado es sinónimo de no necesitar a nadie, no precisar pare-ja como vínculo sentimental. Salvo las madres, las mujeres son culitos. Se las buscageneralmenteconesosfines.Esextraño,medecíaChepe,queelnarcose enamore. Ese tipo de actitud se expande y se asienta pero, necesariamente, apoyándose en la violencia. Hablaba con Chepe sobre esto en otra ocasión y me confesaba cómo las mujeres del pueblo que tuvieron contacto con Lionel o con sus amigos vinieron a menos, dejaron de ser respetadas. Recuerda un caso con Maritza, la esposa de Lionel, con la que se había casado muy joven, antes de entrar en el narco:

Era sobrado, por eso había que tenerle miedo por lo sobrado que era. Una vez agarró a la mujer a patadas. Se le oponía la esposa, le decía cosas que no debía y se lo merecía, pero aquella manera de pegarle, eso sí no… Él usaba zapato gran-de, y a patadas la agarró, que hasta la columna le flaqueó de la patada y donde cayó ahí se quedó [...] La mujer estuvo hospitalizada como dos meses [...] Quedó mansita desde esa vez que ya ni pujaba para nada. Ve, compadre, me decía, así hay que hacer con estas mierdas cerotas.

Ser sobrado, contradictoriamente, implica valorar el silencio y la descon-fianzacomonorma;poreso, ser sobrado implicaestar solo. Incluso los nar-quitos como Chepe funcionan con base en los miedos y los silencios. Algunas consecuencias sociales de esta circunstancia son evidentes y graves. Me decía Chepe:

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Desde que estás cerca de un narco aprendés que sólo tienes que hablar babosa-das con cualquiera, no cualquier cosa sólo babosadas, que si fue buena la juga-da, que si putas el Ronaldo es mejor que Mesi, que aquella ropa es chingue, que si me voy a echar un polvito [...] Sólo así porque uno tiene miedo de decir cualquier cosa que no debe o que por una palabra que uno diga otro pueda agarrar onda.

En efecto, el miedo a que detrás de una conversación se pueda deslizar algún dato que dé pistas sobre una acción, un operativo, etc. hace que hablar poco se convierta en una actitud; hablar poco, hablar sólo con conocidos. El correlato de esto es claro: donde reina el narco o el narquito, las formas de expansión social se abortan. Como –en palabras de Lionel– la muerte viene por la boca, mejor callar o hablar babosadas:

Muchos se mueren por hocicotes, no por peleas. Muchos se las dan de machitos y hablan demasiado. Por andar meneando los picos, ellos la pagan. Por la habla-dora por bocas, así es. Yo mismo lo comprobé: Yo venía de traer a la esposa de Chepe que precisaba que la trajese en moto para un mandado. Yo iba en esa moto negra y delante de mí iba una cheroki. Yo donde vi que venía la camioneta volada me paré y uno conoce los carros del pueblo [...] Yo vi que la camioneta no traía placas y venía rápido [...] Cuando frena y el muchacho estaba arreglando otra camioneta [...] Yo me quedé parqueado como de aquí a esa Ceiba, cuando vi la metralleta [...] Esto es sólo un aviso ratatá, ratatá: jetón, éste es sólo un aviso, si no te vas, vas a morir [...] Cabal a los quince días se fue, ni ha venido; si viene, lo matan. Pues como a la tarde, la noticia que hallaron una camioneta parqueada, con armamento dentro la dejaron abandonada [...] Cargaba un m-16 como dos f-47 y una granada [...] Quizá no lo querían matar, sino quitarle el negocio por-que él había comenzado a trabajar [...] Al mes de trabajar se compró un Mazda, dos pick-up [...] pero se tuvo que ir. Sólo con la amenaza de jetón era condenarlo a muerte. Tú ya sabés dónde estás que ni a tu madre, ni a tu esposa tienes que contar ninguna cosa…”

El silencio se hace mayormente efectivo poniendo en juego una estrategia permanentededesconfianza.YolepreguntésiélllegóasentirseamigodeLio-nel, a lo que respondió:

En narco no hay amigos. Cierto es que me ayudaba que cualquier cosa que le pedía él me la daba, pero de ahí a ser amigos, eso sí no. Yo y todos los que es-tábamos con él nos hacíamos el mismo cuento, todos andábamos con aquella desconfianza como ya nos incomodaba, cuidándonos de con quién platicábamos, con quién no debíamos platicar.

2.3 El espíritu de Lionel en las casas de adobeChepe dejó de trabajar con el narco cuando mataron a Lionel y desde enton-

ces ya no se ha relacionado con ese mundo. Igual fue con otros ayudantes que tenía Lionel y con otros varios amigos y amigas del pueblo a quienes durante

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dos años regaló dólares y les permitió comprar cosas que nunca habían soñado. Algunos quisieron mantener ese nivel y buscaron formas de enrolarse con otros pequeñosnarcososeconvirtieronenpequeñostraficanteslocales.Otrosvivencomo desnortados desde el momento en que perdieron la posibilidad de mante-ner el nivel que tenían con el padrinazgo de Lionel:

No era mucha plata, tal vez esos amigos recibían mil o mil quinientos quetzales mensuales. Ahí tenían para sus recargas, para sus ropitas de la boutique, para co-mer algunos días rico, quizá alguna manicure, quizá depilación o peinado espe-cial [...] Pero ahora qué ¿cómo van a conseguir esa plata? Porque fueron muchos los recuerdos que dejó Lionel. Algunos muchachos del pueblo platicando en la plaza me recuerdan el caso con aquellas prostitutas [...] ¿Cuándo vamos a vol-ver a coger así? [...] ¡quizá nunca!, dicen. El caso fue que un día me llama y me dice: Fijate vos, Chepe, mirá, mi mujer va a venir hoy, más noche y no quiero que estas mujeres estén aquí (que habían bastantes en su casa, como seis mujeres): cogé el pick-up, le ponés lona y te las llevás a Zacapa que vayan a ver. Me dio tres mil pesos para gastarlos con ellas, ¡las hartás! [...] Eran como seis patojas. Llené la picopada, un toyotita normal, iban las seis, se pintaron [...] bien paradas y yo manejando por el pueblo con aquel putal. Pará camarón, me decían, pará camarón hijoeputa las queremos ver [...] Yo paré el carro en el parque y allí arrimó aquel muchachal, patojos [...] ¡hola! ¡hola! Decían las muchachas, como que fueran artistas [...] Se bajaron y comenzaron a platicar. Entonces yo pensé, no, a Zacapa no las llevo sino mejor al río, compramos dobles litros de agua con mis amigos, así eran gente sencillita del pueblo [...] ¿y cómo ellos le van a llegar a un polvo de mil pesos, no le llegan? Compramos risitos, aguas, mandamos hacer unas enchiladas. Total que no gasté ni quinientos pesos en todo el viaje. Se hartaron mis amigos, cogieron, chingaron, se bañaron, esas pisadas que iban para una noche [...] la gozaron. Una de ellas me decía: Yo estoy acostumbrada a que cualquier hijo de puta me coja como quiera por detrás, por adelante, por la boca, como quiera [...] pero este día lo pasé precioso, me dijo tenía tiempo [...] Ese niño que a mí me tocó me mamó como nunca me habían mamado [...] Ese día, algunos estuvieron cogiendo debajo del agua, en el río, se bañaron [...] Ya que estaban nadando, cogiendo, comiendo a putas, como a las seis de la tarde me llamó Lionel y me dijo: ¿Y las ischocas? Aquí las tengo [...] A las seis y media las traés aquí porque mi mujer se va a ir ya a la mierda y aquí las están esperando los muchachos [...] Ellas ya estaban cansadas pero qué, dijeron: ¿Nos coquiamos? [...] Y así aguantaron el segundo turno.

3. FRENTE AL MAZO/CONTRA LA HIEDRAComohemosvisto,elnarcotráficoenGuatemalasealimentadeingredien-

tes del mundo global para hacerse potente con resortes muy modernos, al mis-mo tiempo que se ha anclado al terruño (al menos hasta la llegada de los zetas), beneficiándosedeaspectosde laculturapolítica tradicionalcomosoncierto

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populismo y cierto paternalismo. De este modo, en la modernidad globalizado-radelaslógicasepigonalesdelaGuerraFríaydelainteresadautilizacióndelosresquiciosdelTratadodeLibreComerciodeAméricadelNorte(NAFTAporsussiglaseninglés),elnarcotráficoseiráfortaleciendoenlaestructuradelEstado, pero con una apoyatura local potente basada en narrativas reales o ima-ginarias sobre la valentía, la audacia y la generosidad del narco con los pobres y con los vecinos. Quizá buena parte de su acomodo más allá de la clandestinidad se deba precisamente a eso, a la mezcla exitosa de modernidad y tradición.

Hemos visto cómo la triple trinidad violencia-dólares-paternalismo ha fun-cionado para doblegar voluntades y acaparar poder y, en algún caso, autoridad y también cómo se introduce entre la juventud de la base social guatemalteca.

El narco-Estado ha estado a punto de consolidarse desde 2011, pero algo ha pasado en el último año. Es cierto que 2012 y 2013 también han sido años de descabezamientos, de ultraviolencia, de macrocorrupción, pero ha habido algo más y también algo menos. Hoy se pueden ofrecer otras estadísticas diferentes a las de descabezamientos que permiten vislumbrar un cambio de tendencia; por ejemplo, las de extradiciones. La lista es jugosa y novedosa: Mario Ponce (el12dediciembrede2011,aMiami),WalterOverdick(el10dediciembrede2012aNuevaYork),AlmaLucreciaHernándezPreciado(el7defebrerode2013alDistritodeFlorida),EdgarLeonelEstradaMoralesyVíctorEmilioEs-trada Paredes (el 14 de febrero de 2013 a Virginia), Walter Aurelio Montejo (el 6 de marzo de 2013 a Columbia), Juan Ortiz “Chamalé” (22 de mayo de 2014 aFlorida),WaldemarLorenzanaLima(19demarzode2014aNuevaYork),ByronLinaresCordón (23 de septiembre de 2014 aVirginia),ErickLeonelEstrada (el 11 de marzo de 2014, a Virginia), Alexander Coronado Marroquín (5demayode2013aNuevaYork).Ademásestánaprobadas,enesperadequese hagan efectivas, las de Mauro Salomón Ramírez Barrios, Elio Lorenzana y Jairo Orellana. La intervención de la Comisión Internacional contra la Impu-nidad en Guatemala (CICIG) ha sido determinante: en 2008 pidió al Congreso y consiguió la aprobación de la Ley Reguladora del Proceso de Extradición. A partir de esa fecha, los procesos se facilitaron y el número de extraditados se tri-plicó,afectandoespecialmentealosdelitospornarcotráfico.LaCICIGtambiénha propiciado el procesamiento de varios agentes del orden por vínculos con los zetas, entre ellos el comisario Baltasar Gómez Barrios, jefe del Servicio de Análisis e Información Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil, y el segui-miento de varias líneas de investigación sobre lavado de dinero (CICIG, 2011).

Además de esto hay nuevos datos que calan en el ambiente y generan la idea de que la situación ha cambiado. Las cabezas cortadas están compitiendo yaconotrasimágenes:losnarcotraficantesmontandoenaviónrumboaEstadosUnidos;lascasaslujosasdenarcosysusglamourosasfiestasestáncompitiendoenlasretinasconfotografíasdecasasabandonadasyconfiscadas;loslustrosos

358 Julián lòpez garCía

caballos aparecen ahora en la prensa raquíticos, abandonados y subastados. En fin,lasmontañasdedólaresacumuladostrasañosdenarcoactividadcomienzana verse perdidos en medio de comisiones rogatorias y escondites desvelados. Pero aun esas victorias dejan cierta sensación de fracaso, como muy bien reco-gía Méndez Vides en su artículo “Los caballos del narco”:

Ellujoseexpresademuchasformas,ylatenenciadecaballosdefinaestampaesun bien preciado. Los caballos representan un gasto constante, porque el alimento es caro, hay que cuidarlos, peinarlos, montarlos regularmente para mantenerlos activos y domesticados [...] Los caballos son las joyas de los hombres con poder, y los narcos resultaron de repente con muchísimo poder, acaparadores de mujeres llenas de implantes, moldeadas según el ideal que les es inaprehensible, y de ca-ballosfinos.Esbiensabidoqueenlashaciendasrepentinamenteostentosas,conpistoleros por todos lados y murallas de castillos fuera de proporción, abundan estosanimales.YesmuycomprensiblequecuandoelGobiernodecideentraraexpropiar la fortuna de los narcos, se topen con carretadas de dólares que a veces se esfuman, armas, muchas mujeres hechizas que se van caminando porque no soncosas, y cuadrasde caballosfinos. ¿Peroquéhacer con los equinosdeco-misados?Estasemanasalióasubastaunlotedelujososcaballosconfiscadosalnarco, pero como no tienen registro, o son peligrosamente hijos queridos de algún poderoso delincuente resentido, nadie quiere hacerse cargo de ellos, ni adoptarlos, y están comiendo más que los niños de Camotán, porque los animales demandan concentradofino,ylosguatemaltecosestamospagandoconnuestrosimpuestossu mantenimiento. Venderlos a buen precio parece que no va a funcionar, salvo por algunos atrevidos a quienes no les importa adquirir el caballo blanco de El Llanero Solitario, sin miedo a que de noche se aparezca el enmascarado con sus balas de plata a exigir la devolución de su querido cuadrúpedo. Valiente expro-piación lanuestra,porqueen lugardesignificargananciaparaelpaís, implicamásgasto,yahoraalimentamoscaballosfinosquenohacennada,mientrasenloshospitales no hay medicinas y los niños se mueren de hambre. Tal vez lo mejor sería extraditarlos a los jardines de la Embajada de los Estados Unidos, porque el asunto de las drogas es de ellos.25

Los allanamientos fecundos se han sucedido en esos últimos años y las imá-genes de las posesiones y bienes que tienen los narcos empieza a competir con todo lo que les es expropiado o pierden. Por ejemplo, el hallazgo y decomiso, en septiembre de 2010, de tres barriles conteniendo casi quince millones de dólares (en la hacienda El Recolado, de Zacatecoluca, El Salvador) acumulados poco a poco por el narco tiene la potencia de expresar que todo lo que se acumu la en poco tiempo se puede perder con la misma rapidez. Eso representa una pequeña batalla que se gana al narco.

Evidentemente el problema sigue siendo central, pero vemos indicios de que el nuevo narco va hacia la clandestinidad y se ha invertido la tendencia de la impunidad total y la relativa comprensión hacia algunos de ellos. La idea de

25 elPeriódico, 14 de junio de 2012.

359el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

familia narco respetable se desvanece. El ejemplo de uno de los nuevos jefes y gran pariente es sintomático: Jairo Orellana, por su vínculo sentimental con Marta Julia Lorenzana, habría emparentado con los Lorenzana y de algún modo habría heredado parte de su negocio al tiempo que, por su vínculo con los zetas, habría heredado también parte de la tarta que dejó Mario Ponce. Lo que me interesadestacaresqueenlasnotasbiográficasqueaparecendeJairoyanohaynada glamouroso sino todo lo contrario: su ascenso se ha basado sólo en la vio-lenciapueshabríaparticipadoenlosasesinatosdeJuanchoLeón,elfiscalAllanStowlinskyyGiovaniEspañayenlamasacredelafincaLosCocos…nadade la vieja estrategia del patriarca de ganar “mentes y corazones”. Marta Julia, por su parte, habría estado casada con Juancho antes de unirse a Jairo y junto a élconfiguríaelnuevoperfildelnarcoenelqueresultamásdifícilimaginarelpaternalismo y ese anclaje tradicional de las viejas familias.

Quizá estas impresiones transmitan un optimismo infundado y sabemos bien de la versatilidad del crimen organizado para sobrevivir y reinventarse, pero sí parece más difícil hoy lo que hace apenas dos años tenía una alta pro-babilidad: que Guatemala se convierta en un narco-Estado. Pero quizás más problemas haya para revertir estilo de vida narco-popular. Ese estilo se reactiva en diálogos con otros grupos subalternos diferentes pero concordantes en cier-tos valores, como pueden ser el estilo de las pandillas o incluso el de aquellos jóvenes que viven en sus comunidades con el dinero abundante que mandan sus familiares desde Estados Unidos y que apuestan por el modelo de vida rápidayapegadaaesafilosofíadetomar,chingarypreocuparseporelcuerpo.Es posible que porcentualmente sean una minoría en comparación con el total de jóvenes, pero sin duda esta modalidad coloniza como la hiedra. Siguiendo la metáfora que ha organizado este texto, si bien se ha parado el ímpetu y quizá también la dirección del mazo, no se ha hecho nada para cortar la hiedra. La hie-dra tupe amplios espacios de las zonas rurales y barrios marginales y no hay se-ñales de cambio. O las señales son insatisfactorias y se antoja problemático que esos jóvenes marcados por accesos al dinero fácil olviden sin más Buchanan’s, Tecate,Coronita,Armani,Gucci,Doce&Galbana,HugoBoss,Blackberry…yotrasmarcasque fueronadhiriéndoseasupersonahastaconfigurar rasgoscentrales de su identidad.

La imagen de jóvenes tocados por “narquitos”, aunque diferente en las for-mas, se asemeja a la de jóvenes huehuetecos tocados por el pandillerismo de mara: “tienen tiempo libre y ciertos recursos, manejan celulares y aparatos de música, pero no encuentran en qué ocuparse, sólo visualizan empleos dignos y adecuados en el norte. Son jóvenes ‘irrespetuosos’ y ‘haraganes’, de pelo largo y pantalones baggies,quese reúnenen lascalles,dondebeben, sepelean,practicankarate,montan bulla, escuchan música, en ocasiones se comportan de forma ‘inapropia-da’yagresiva,hacenpintasograffitisy,dicen,sedrogan”(Camus,2012:88).

360 Julián lòpez garCía

La saturación de imágenes de mujeres participando en decenas de concur-sos de belleza que se retratan mil veces contribuyen a alimentar el neo-machis-mo, que también crece abonado por las nuevas músicas del gusto popular: el grupismo, los narcocorridos y un tipo de programas televisivos donde destacan las telenovelas.

¿Cómo revertir el gusto morboso por vacuos e innumerables concursos de belleza que van a más al mismo tiempo que va a menos el interés por la escue-la?, ¿cómo contrariar el neo-machismo que el narco potencia?, ¿cómo alentar formas positivas de socialización y comunicación en ambientes donde el silen-cioyladesconfianzasehaninstalado?,¿cómohacergustosasnuevasformasdevidapara los jóvenes alejadasde lavida loca?, ¿cómo, enfin,mitigar laviolencia que provocan esos jóvenes tocados por el narco?

Cuando las respuestas a estas interrogantes son pocas, el desánimo y cierto fundamentalismo religioso se aprovechan, dando soluciones en las que se adi-vina una nueva infelicidad. Entre los comentarios provincianos en los medios sobre la violencia narco, cada vez es más frecuente encontrar textos como los que siguen.

es parte del caos total de nuestros dias, ya en una sociedad sin valores nadie valora ni su propia vida, y menos la de sus familias que son quienes sufren las conse-cuencias de sus actos. Que reacción tendarán los narcos al cerrar los ojos cuando losmatanyhabrirlosfrenteafrenteconBEELZEBÚ.principedelosdemoniosypatron de los narcos. para darles su pago por sus cervicios y no quemarse solo en lasllamasdelinfierno.mientraslafamiliahacecualquiercosamisasrezosocul-tosparasacarlosdelinfiernoyaestánconbeelzebú.dedondeyanadiepuedesalir.Que triste, que lástima si tan estimados que son en vida por ser personas reconoci-das y serviciales en las diferentes areas que desempeñan en sus puestos públicos. Lo sentimos mucho mis hermanos zacapanecos pero ya se los cargó el príncipe. resingnación a sus familias y ya no desperdicien su vida paisanos, el narco ofrece riquizaperoporcortotiempo,yunaeternidaddelamentosenelinfierno,trabajendisfruten con sus familias y sean ejemplo de buenos ciudadanos aunque a lo mejor pobres, pero honrados, y no ricos y de respeto pero lacras de la sociedad.26

solo si pudieramos cambiar la mente de las personas, pero solo Dios puede cam-biar todo y lo puede hacer nuevo; y estar siempre agarrados de la mano de DIOS para que nuestro pais sea mejor, y nosotros mismo podemos ver ese cambio, si amamos a nuestra Guatemala. No le hechemos la culpa a otros paises o a per-sonas somos nosotros mismos que destruimos lo que q queremos luchemos por cambiar.Ej.Sianosotrosnoshacenalgoinsignificantenosahogamosenunvasodeagua,yempezamosconnuestroorgulloY,aodiaraesapersona,otalvesunamala mirada o por que me cae mal lo mato, o nos dejamos llevarnos por la íra, si queremosestarbienestemosenoraciónqueJESUSTODOLOPUEDE,YORAR

26 http://www.velocidadmaxima.com/forum/archive/index.php/t-245141.html (one black red, 27de junio de 2010)

361el Mazo y la hiedra: presenCias del narCo en la guateMala del siglo xxi

POR TU ENEMIGO O POR EL QUE NO TE CAE BIEN. CRISTO NOS AMA ABUENOSYAMALOSYNOSPERDONA.27

Como en décadas precedentes el evangelismo atrajo a alcohólicos, ahora grupos religiosos integristas, apocalípticos y fatalistas intentan atraer a esos jó-venes tocados por el narco. Algunos se acercan porque no hay otras respuestas. No hay respuesta política, pues los discursos de los dirigentes locales resultan insultantemente vacuos y el descreimiento de éstos y otros jóvenes “dejó atrás la rebeldía” (Camus, 2012: 88); además, otras formas de reordenación civil son casi inexistentes e imperceptibles en la ruralidad oriental de Guatemala. Desde luego, revertir la tendencia es difícil y quizá ahí radique la verdadera victoria del narco. Quizá el narco no funde un narco-Estado en Guatemala, pero puede actuar con otros actores sociales que nunca desaparecieron del panorama (polí-ticos, oligarcas, supuestos dirigentes espirituales sin escrúpulos) para la génesis de un Estado desalmado.

27 http://noticias.com.gt/nacionales/20110517-identifican-victimas-masacre-peten.html/comment-page-1(mj,17demayode2011)

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RIESGOSOSYENRIESGO:IMÁGENESYDISCURSOSSOBREJUVENTUDYVIOLENCIAENGUATEMALAleslie leMus

Una mentira contada mil veces se convierte en verdad

Joseph goeBBels

Estrategia # 2: Crear problemas y después ofrecer soluciones

ChoMsky: las 10 estrategias de la ManipulaCión MediátiCa

INTRODUCCIÓNLa idea predominante acerca de los jóvenes en Guatemala es que se trata de

seres incompletos, vulnerables, riesgosos y en riesgo que necesitan ser forma-dos, prevenidos y guiados para convertirse en los buenos ciudadanos del país (productivos y obedientes). Esto se ha traducido en un marco discursivo que contemplaunamultiplicidaddetemas,entreéstoseldelaviolenciayconflictoconlaley.Ynoesquelaviolenciaejecutadaporlosjóvenesnoexista,peronos preguntamos, ¿qué hay detrás de esta exacerbación de los discursos sobre violencia juvenil?, ¿por qué ha tomado un lugar central respecto a otras pro-blemáticas de violencia?, ¿cómo está siendo explicado el fenómeno?, ¿cuáles violencias juveniles son visualizadas y cuáles otras no?, ¿qué hay de las violen-cias vividas por los jóvenes en su continua experiencia de socialidad y sociali-zación?, ¿qué tienen en común y en qué se diferencian los distintos discursos sobre violencia juvenil en la actualidad?

El presente artículo se centra en analizar los principales discursos que ac-tualmente relacionan juventud y violencia enGuatemala para identificar lasvisiones que se están gestando, así como las pautas de acción y prácticas que

364 leslie leMus

conllevan. El planteamiento parte de considerar que en las apuestas discursivas semanifiestaunaluchaentreagentesendistintasposicionesyesapartirdeelloque buscan legitimar su lugar social y las prácticas que ejercen.

En el primer apartado se abordan de manera breve algunos elementos teó-ricos e históricos para analizar los discursos mencionados y que se han cons-tituido en dominantes sobre el tema en Guatemala. En el segundo apartado se analizan los discursos contemporáneos, respecto a los cuales vale decir que a pesar de su contradicción/confrontación aparente, comparten un marco de comprensión que parte del supuesto generalizado de que los jóvenes están en riesgo porque la vulnerabilidad es parte constitutiva de la condición juvenil. En el tercer apartado se presenta el análisis realizado a dos piezas musicales gene-radas como medios de comunicación de mensaje, tratando de mostrar la forma en que se expresa la disputa por la legitimidad del discurso y de la posición so-cial de quienes se han encaminado en esta apuesta discursiva de consecuencias concretas.

Finalmente,enelesfuerzodeargumentaciónplanteadoenelcuartoaparta-do también se intenta proponer algunas líneas que permitan ampliar la mirada sobre el tema echando luz sobre cuestiones que estos discursos podrían no estar teniendo en cuenta y menos aún estarían mostrando.

1. APUNTES TEÓRICOS E HISTÓRICOS ACERCA DE LOS DISCURSOS SOBRE JUVENTUD Y VIOLENCIA EN GUATEMALALa importancia de analizar los discursos estriba en que no se trata de hechos

puramente lingüísticos sino que conllevan acciones y elementos simbólicos que configurannuestrosmarcosycategoríasdepercepciónyapreciacióndelmun-do, condicionando nuestras prácticas y pautas de acción individuales, colectivas e institucionales. Los actos discursivos son siempre una estrategia de toma de posición por parte de agentes que emprenden luchas en función de sus intereses y son una apuesta por obtener la legitimidad para nombrar la realidad y con ello diseminarsuparticularvisióndelmundo;susefectossocialessonreflejodelestado de las relaciones de poder en una sociedad y momento dado. Además, las palabras, unidades gramaticales y estructuras semánticas empleadas por los agentes no son neutras pues, según el lugar y los contenidos de la enunciación, mostraránalgunoselementosyeufemizaránuomitiránotros(Bourdieu,2007;Bourdieu y Wacquant, 2005).

Un discurso es dominante no sólo por sus contenidos y mayor diseminación sino cuando logra establecer el consenso y enraizar en los esquemas de percep-ción social las nociones sobre lo que existe y lo que no, lo que es bueno y lo

365riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

que es malo, lo que es posible y lo que es imposible; es decir, cuando demarca el campo de visión sobre cualesquiera asuntos en disputa dentro de la sociedad. Las estrategias de enunciación oscilan entre la negación de los otros discursos y la universalización del propio particular o bien la adopción y adaptación de algunos de los elementos de los discursos contendientes. Este proceso de he-gemonía es sutil pues no se logra mediante imposición directa y no siempre se recurre a la persuasión explícita sino se sirve de unos aparatos de producción y difusión de discursos en los que se cristalizan la legitimidad de la autoridad que van desde la familia, la escuela, la iglesia, las instancias académicas y de cien-cia, los medios de comunicación y la misma estructura burocrática del Estado (Balsa, 2006 y 2010; Bourdieu, 2000).

Conviene ahora situar en perspectiva histórica cómo podría haberse dado este proceso de constitución de los discursos prevalecientes que vinculan juven-tud y violencia en Guatemala. En este sentido, es clave lo señalado por Deborah Levensoncuandoexplicaelfenómenodelasmarasafinalesdeladécadade1980 y señala que es el término y no el fenómeno lo novedoso, pues las pandillas juveniles datan de los años cincuenta y sesenta en el contexto del crecimiento urbano producto de las migraciones de las áreas rurales, principalmente hacia la ciudad de Guatemala, pero fue éste un asunto que perdió notoriedad frente al auge de los movimientos populares y la represión estatal. La autora muestra el papel que jugaron los medios de comunicación y la Policía en el nacimiento dela“mara”comocategoríadedenominacióneinclusoautoidentificaciónporparte de ciertos grupos de jóvenes (Levenson, 1988: 9).

El término prontamente se fue convirtiendo en sinónimo de jóvenes urba-nosviolentosyantisociales,específicamentedesectorespopulares.Noobstante,este proceso estuvo acompañado de otros fenómenos sociales alrededor de los cuales se generaron otras imágenes y discursos que, sin embargo, no cobraron la misma importancia ni permearon el discurso cotidiano con el mismo impac-to. Por ejemplo, acerca del fenómeno urbano de los niños en situación de calle que, representados con rasgos de vulnerabilidad, maltrato y abandono familiar, marginalidad, exclusión y pobreza, eran asociados a una imagen mezclada entre víctimas e indeseables sociales que lo mismo generaban culpa, que deseos de invisibilización y rechazo. En algunas ocasiones, la forma en que se articulaban los elementos, planteaba la indistinción entre éstos y las maras, a pesar de que en la práctica y la vida cotidiana unos y otros buscaban diferenciarse entre sí (Anleu y González, 1996; Cuéllar y Maldonado, 1995; Cuéllar y Samayoa, 1996).

También surgieron grupos de jóvenes explícitamente antagónicos de la “mara”entérminossocialesydeclase,comofueelcasodelos“antibreaks”o“burgueses”, responsables de las denominadas “cacerías” –actividad que con-sistía en perseguir en autos y propinar palizas colectivas a jóvenes de secto-respopularesydeinstitutospúblicosporconsiderarlos“breaks”,“choleros”y

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“mareros” y a quienes responsabilizaban de robarles y asaltarlos. Estos grupos estaban integrados por jóvenes de capas medias y altas, en algunos casos hijos de militares y/o ligados a grupos paramilitares (Escobar Urrutia, 2005: 65-85). Es curiosa la confusa imagen que se generó sobre estos grupos, empezando porque durante este mismo período la cobertura mediática de sus acciones era desproporcionadamente menor en relación con la cobertura de las actividades que la prensa atribuía a las maras; incluso pareciera que evitaban atribuirle ca-lificacionesnegativasyqueintentabanposicionarlasconunbajoperfil(Nota“‘Antibrike’(sic) contra ‘Maras’” en Prensa Libre,17deseptiembrede1987,pág. 16).

Así, este proceso de generación de un nuevo actor llamado “mara” y de otorgarleunaltoperfilno fueningunacasualidad.Enprimera instancia,ha-bría que considerar el confuso uso del término, pues en sus inicios se aplicaba de manera indistinta a grupos de jóvenes de clases populares, lo mismo si se refería a grupos de breakdance o a participantes en manifestaciones de estu-diantes de institutos públicos o las que en ese entonces efectivamente eran las incipientesmaras.Asimismosedesplegóunaseriedeafirmacionesacercadecómo algunos partidos políticos las manipulaban o incluso las habían creado (Levenson, 1988: 12).

Lo cierto es que entre hechos y discursos se fue construyendo una imagen potente que movilizaba iniciativas, políticas (de represión y limpieza social) y recursos en un contexto histórico de transición entre un Estado contrainsurgente dirigido por gobiernos militares a un Estado neoliberal dirigido por gobiernos civiles.Enmediodeunconflictoarmadoaúnsinconcluir,lasmarasseconvir-tieronenelnuevoenemigodelEstado,enelchivoexpiatoriodelaconflicti-vidad social y en el señuelo en el cual descargar las responsabilidades de los hechos de violencia.

Habría que dimensionar cuánto han calado estos discursos en las concien-cias individuales y las imágenes que en años recientes circulan en la sociedad yque,mezcladasconlasexperienciasconcretas,reafirmanestereotiposycla-sificaciones.Porejemplo,enunestudiosobrecategoríasyestereotiposracistascon estudiantes de educación media de orígenes diversos, se muestra que la imagen que los estudiantes tienen de los mareros está salpicada de asociaciones negativas,comoatribuirlesfiliacionessatánicas,“rasgosindios”yhablavulgar,gestualidad incomprensible y tatuajes en el cuerpo: “En lo físico, los mareros son jóvenes, sucios, morenos y feos. Un estudiante explicó que: “revelan odio en la mirada” (Garcés, 2003: 60-61). En otro estudio basado en entrevistas a un grupo de estudiantes universitarios se muestra cómo éstos se situaban frente a las maras, incluso como sus adversarios sociales y morales (Merino, 2001: 18).

Llama la atención que indistintamente de si se ha tenido contacto directo con las maras (AVANCSO, 2000) o el conocimiento acerca de éstas ha sido

367riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

indirecto y por referencias (Merino, 2001; Garcés, 2003), las explicaciones más recurrentes sobre su origen y existencia pasan por las nociones de desintegra-ción familiar y el vínculo con la pobreza, pero sin profundizar en explicaciones másampliasoestructurales,reafirmandoademásestarelaciónentreviolenciay jóvenes de sectores populares sin visualizar otras expresiones o realidades. En otros casos incluso ha llegado a esencializarse la explicación en las caracte-rísticas individuales y de personalidad: simplemente se trata de personas malas (PNUD,2007).

Yestasnociones,imágenesydiscursosserefuerzandeformasdirectaseindirectas. Por ejemplo, al analizar las representaciones de los jóvenes en los mediosdecomunicación,variosautoresconfirmanlareproduccióndedoseste-reotipos diferenciados en términos de clase (Monzón, 2003; Abad, 2003; Esco-bar Urrutia, 2003). Por un lado “los jóvenes pobres han sido designados como los portadores de la violencia común y organizada. Su presencia oscila entre la nota roja y la sección policial” (Escobar Urrutia, 2003: 14). Por el otro lado, los jóvenes de las clases medias y altas han sido representados como aquéllos que se divierten y son bellos (Monzón, 2003: 89), convertidos además en íconos que apelan a las emociones para promover el consumo.1

Así, el discurso de las maras se ha convertido por excelencia en el sinóni-mo de violencia juvenil y a su vez éste ha sido erigido como problema central de las preocupaciones en torno a seguridad ciudadana y violencia social. Tan omnipresente se ha vuelto esta asociación de elementos que forma parte de las principales preocupaciones comunitarias y cotidianas,2 tanto como ha centrado y focalizado la mirada de la investigación social3 y ha motivado políticas repre-sivas de “mano dura” como regímenes y estrategias de intervención desde no-ciones de “rehabilitación y reinserción” y más recientemente de “prevención”.

1 Un periodista guatemalteco de amplia trayectoria en la producción de segmentos e información dirigidos a jóvenes explica que tanto en la publicidad directa como en los productos comunicacionales cadavezmáscolonizadosporelmarketingexisteelconceptode“publicidadaspiracional”queconllevala intencionalidad de producir deseos de poseer determinado objeto para ser como aquél o aquéllos que lo portan (Carlos Rigalt, entrevista, 28 de febrero de 2012). Esto coincide con la tendencia global por la que lo juvenil se convierte en signo y objeto de consumo (Duarte Quapper, 2001).

2 En un estudio sobre percepción de violencia con comunidades pobres urbanas y periurbanas de la ciudad de Guatemala, el tema de las pandillas juveniles fue elemento común de su experiencia (AVANC-SO, 2000). Según una encuesta de percepción de violencia realizada en el municipio de Guatemala, el énfasisquelapoblaciónponeenlasmarasesfluctuanteyseacrecientaencoyunturasenlasquesein-tentan implementar políticas represivas de combate a la delincuencia y cuyos argumentos son reforzados pormediosdecomunicación(PNUD,2007).LaEncuestaNacionaldeJuventud(ENJU,2011)muestraque los jóvenes guatemaltecos perciben como principal forma de violencia que les afecta las “amenazas y presiones de maras o pandillas juveniles”.

3Afinales de la décadade 1980, el estudioPor sí mismos (Levenson, 1988) respondió a una preocupación por explicar el surgimiento y existencia de un fenómeno más allá de lo que los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad reconocían. Luego es hasta inicios del siglo XXI que se reto-ma el tema por medio de la serie “Maras y Pandillas en Centroamérica” (VVAA 2000, 2004a, 2004b y 2006). Otros estudios recientes sobre violencia juvenil decantan su mirada igualmente en las maras (De León-Escribano y Sagone, 2006).

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2. DISCURSOS, IMÁGENES Y PRÁCTICAS SOBRE JUVENTUD Y VIOLENCIA EN LA GUATEMALA CONTEMPORÁNEAPara comprender los discursos e imágenes contemporáneas que vinculan

juventud y violencia es necesario considerar algunos elementos que se gestaron ydesarrollaronenelcontextodelafirmadelosAcuerdosdePaz.Estehechohistórico supuso el cierreoficial ypolíticode treintay seis añosde conflic-toarmadoyunadinámicadereconfiguraciónsocialeinstitucionalenelpaísmarcada por las tendencias globales de democratización política, liberalización económica y reducción del Estado. Para ciertos sectores organizados, implicó el paso de la vida clandestina y la experiencia de persecución política a una actividad pública en los marcos de la institucionalidad estatal. Regularmente, esto se tradujo en su incorporación, mediante reconocimiento jurídico, como asociaciones civiles u organizaciones no gubernamentales, mientras que otras surgieron precisamente en esa coyuntura.

Éste es también el contexto del surgimiento de esfuerzos organizativos que intentaban aglutinar expresiones diversas en torno a reivindicaciones comunes empleandocomoetiquetadeidentificaciónprimarialo“juvenil”,siendoéstouna novedad respecto a la participación política y social de los jóvenes en los períodos anteriores de la historia del país (Lemus, 2008). Al igual que para otras expresiones organizadas, este proceso de sectorialización y de surgimien-todeorganizacionesespecíficasdejuventudfueconsolidadoenbuenamedidaapartirdelfinanciamientodelacooperacióninternacional(FundaciónparalaJuventud, 2005: 4). Algunas de estas organizaciones se erigieron como actores de la sociedad civil con un doble cariz: tanto agentes de presión y demanda al Estado como ejecutores de proyectos de intervención dirigidos a jóvenes. En este punto, valdría la pena preguntarse sobre las características de la relación entre estos agentes –organizaciones de y para jóvenes y cooperación internacio-nal–, así como de éstos con el Estado y su impacto en la formación de agendas políticas y sus correspondientes discursos.

Específicamenteenrelaciónconeltemadeesteartículo,podríanconside-rarse algunos de los siguientes elementos. Al Estado se le impele a cumplir el papel facilitador de las condiciones para el despliegue de una economía de libre mercado y se establece como una de sus prioridades las políticas de seguridad.4 Convieneseñalaraquíqueenlaactualidadescomúnafirmarquesonprincipal-mente jóvenes varones (de entre dieciocho y veintiséis años) los protagonistas

4 Cabe señalar que Estados Unidos ocupa el primer lugar en términos de cooperación bilateral en elpaísyquesuagendalocalestávinculadaconprioridadesdeseguridadhemisférica(Morales,2007).En la última década, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglaseninglés)hasidounodelosmásimportantesfinancistasdeproyectosdeprevencióndeviolenciajuvenil.

369riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

(víctimas y victimarios) de los hechos de violencia física directa (asesinatos y robos).Muchasherramientasestadísticasconfirmanqueestoesasíentérminosrelativos –proporción en relación con porcentaje de población que representan– yabsolutos–enrelaciónconeltotaldepoblación–(Waiselfisz,2008;PNUD,2007y2012),siendoésteunhechoquesirvecomofundamentoparacentrarlamirada en los jóvenes en lo que respecta a estas preocupaciones, así como las intervenciones y acciones en este tema.5

Esa configuración de elementos ha producido un macro-discurso sobreviolencia juvenil que se erige sobre un referente cuyos dos extremos aparen-temente opuestos son en realidad parte de un continuo, dos caras de una mis-ma moneda: el joven violento versus el joven positivo. Aquí proponemos que para comprender cómo éste opera es necesario asumir que se expresa en otros discursos distintos, de variada densidad, que funcionan en niveles y ámbitos diferentes, que a su vez abonan a las diversas comprensiones del fenómeno de la violencia que involucra a las personas jóvenes en Guatemala.

En tanto forman parte de un marco de comprensión semejante, estos focos discursivos tienen rasgos comunes. En primer lugar, hacen referencia a jóvenes urbanos de sectores populares y estratos bajos; es decir, se enfocan en ciertos jóvenes y no en todos. En segundo lugar, explican la violencia ejercida por los jóvenes en términos de factores de riesgo en clave de carencias que padecen in-dividualmente (falta de principios y valores, educación, empleo, espacios de re-creación). En tercer lugar, comparten una imagen ideal sobre lo que los jóvenes deberían ser, a lo que hemos llamado “joven positivo”, aquél que es responsa-ble, optimista, creativo, productivo, propositivo, emprendedor, trabajador, buen ciudadano y buen guatemalteco; en suma, aquél que se porta bien y no crea pro-blemas. Vale decir que aunque diferentes y precisamente por los fundamentos que comparten, los argumentos emanados de un foco discursivo u otro son en muchasocasionescomplementarios.Paraefectosdeanálisisseidentificantres:criminalización, rehabilitación-prevención y contra-estigmatización.

2.1 Criminalización: entre la penalización y la “limpieza social”El foco discursivo de criminalización se centra en la violencia delincuen-

cial y criminal que ejercen jóvenes. Explica este fenómeno desde juicios mo-rales de maldad intrínseca y desvío, de supuesta anormalidad. Caracteriza a los jóvenes que delinquen como antisociales e inadaptados en tanto violan todas

5 Han cobrado fuerza las llamadas “youth bulge thesis” en los estudios y discusiones sobre segu-ridadqueconsiderancomofactorderiesgodeconflictosviolentoselcrecimientodelascohortesentrequince y veinticuatro años de edad cuando representan más del 20% de la población y que se relacionan directamente con situaciones de pobreza (Kurtenbach, 2012: 5). VéaseJustinYifuLin,“YouthBulge:A Demographic Dividend or a Demographic Bomb in Developing Countries?” (mayo de 2012), en <http://blogs.worldbank.org/developmenttalk/youth-bulge-a-demographic-dividend-or-a-demographic-bomb-in-developing-countries>.

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las reglas y son impulsivos e incontrolados, carentes de empatía por el prójimo pues se dedican a hacer daño a otras personas y sus bienes. Considera a estos sujetos inútiles e improductivos puesto que no trabajan, son vagos y, para obte-ner lo que desean, roban, asaltan, extorsionan y matan. En suma, estos jóvenes son catalogados como un problema social, cuando no la razón principal de la inseguridadciudadana.Deestacuentasoncalificadoscomounaamenazasocialque debe ser aniquilada, un cáncer que debe ser extirpado.

Las principales pautas de acción que podrían derivarse o fundamentarse en este razonamiento van desde la penalización hasta aquéllas de inspiración “soluciónfinal”concretadasenaccionesdelimpiezasocial.6 Las primeras han tenido auge en un contexto regional favorable al discurso anti-maras, habiendo generado iniciativas de legislación y política en el triángulo norte de Centro-américa. En Guatemala, varias de éstas han sido lanzadas especialmente en períodos electorales y preelectorales.7

Los argumentos vertidos para promover estas iniciativas han sido que la sociedad guatemalteca se encuentra inmersa en una crisis de pérdida de valores y una catástrofe social de inseguridad a la que hay que ponerle freno. Asimismo que ésta se encuentra indefensa frente a la amenaza de grupos delincuenciales como las maras en tanto las fuerzas de seguridad e instituciones encargadas de impartir justicia tienen atadas las manos para detener y castigar a sus integran-tes.8

Como contraposición a lo anterior se ha planteado la necesidad de “leyes más duras”. En ese sentido, los elementos más importantes de las leyes anti-maras han sido: penalizar el hecho del agrupamiento, atribuir pertenencia por

6Eltérminoserefierealmecanismoderepresión,selectivooindiscriminado,dirigidohaciaindivi-duos o grupos considerados indeseables, con el objetivo de intimidarlos o exterminarlos. Esta táctica es ejercida por agentes armados con conexiones con el Estado o que actúan con su aquiescencia, compli-cidad, apoyo o tolerancia (Sanford, 2008: 29). Algunos investigadores señalan la necesidad de sustituir esta terminología de “limpieza” por otra que sitúe su carácter real de impunidad y evitar reforzarla en sentido positivo. Aquí se conserva el término en pos de caracterizar el discurso que fundamenta la práctica.

7 En 2003, durante un mitin político, el diputado y candidato presidencial del Partido de Avanzada Nacional(PAN)LeonelLópezRodasdijo:“Marerosescuchenbien:selesterminólafiestaenGuate-mala ¡Vamos a terminar con ustedes!” (Merino, 2004: 141). Enseguida presentaba el “Plan Cero” como parte de los ofrecimientos de campaña: cero tolerancia a la delincuencia y cero hambre (acciones de combate a la pobreza). En 2006 Otto Pérez Molina –también como diputado, jefe de la bancada del Par-tido Patriota (PP) y candidato presidencial para el período electoral siguiente– presentó una propuesta de ley antimaras. Recientemente, Pérez Molina, ahora como presidente del Organismo Ejecutivo, ha presentadounainiciativadereformaalcódigocivilpararedefinirlamayoríadeedadadoceañosconelfindepermitirlaimputacióndedelitosaquienessupereneseparámetro(MarielaCastañón,“Bajaríanmayoría de edad a doce años ante crímenes”, nota en sección Justicia de La Hora, martes 13 de marzo de2012.En<http://72.32.232.233/index.php/nacional/guatemala/actualidad/154922-bajarian-mayoria-de-edad-a-doce-anos-ante-crimenes>).

8 Esto último es una alusión directa a la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia que, basada en la doctrina de protección integral y las normas de derecho internacional, establece tratamiento especial a menores de edad que infringen la ley.

371riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

razones de aspecto (vestimenta, tatuajes), apresar sin probar comisión de delito alguno (la pertenencia a la mara sería el nuevo delito), establecer excepciones al debido proceso en caso de acusaciones a integrantes de maras (incluyendo la anulación de medidas sustitutivas).9 En suma, se ha tratado de darle carácter jurídico-penalaunacategoríasocial:lasmaras.Yaunquelasiniciativasdeleyno han sido aprobadas en el país,10 sí se han ejecutado campañas de seguridad y detenciones bajo estos parámetros.11

Habría que considerar el doblez que conlleva este argumento de penaliza-ción. Por un lado, este discurso forma parte del sentido común instalado en la vida cotidiana y no habría que descartar que la promoción de este tipo de inicia-tivas constituya una estrategia para proyectar una imagen de “mano dura” y/o capitalizar votos, tal como lo han señalado algunos analistas. De hecho en mo-mentos críticos de diversa índole es muy común usar el recurso de responsabili-zar a las maras o a algún marero en particular.12 Por otro lado, la criminalización directa no es políticamente bien vista, especialmente en el marco de un proceso democrático, y las reacciones de la comunidad internacional en su expresión diplomática y de la sociedad civil en expresiones organizadas no se han hecho esperar. Esto podría explicar la reacción de los demás partidos políticos al no aprobar las iniciativas de ley que han sido propuestas en distintos momentos y cuya tendencia es la penalización de las personas jóvenes.

No obstante, las acciones paralegales ejecutadas por escuadrones de la muerte o grupos paramilitares son prácticas vigentes que datan de momentos históricos previos. Así lo analiza Victoria Sanford (2008) quien, en relación con laviolenciapostconflicto,hadocumentadoqueenmuchosdeloscasosdease-sinatos que presentan rasgos de limpieza social (tortura y logística de secuestro, asesinato y traslado de cadáver) la prensa les atribuye características de perte-nencia a pandillas. La eliminación física y ejecución extrajudicial de este tipo se soporta (o encubre) en otro argumento característico de este foco discursivo que plantea que son los mismos integrantes de las pandillas quienes se están eliminando entre sí por rivalidad de territorios, competencia criminal o castigo

9 Habría que considerar que los derechos civiles y políticos vigentes establecen la libertad de aso-ciación y organización, en tanto el código penal establece castigos por la comisión de delitos y no por la pertenencia a algún grupo en particular. Contrario al espíritu de la justicia penal, las medidas planteadas se atenían a percepciones y no a pruebas y/o testimonios de hechos.

10 Leyes antimaras o antipandillas fueron aprobadas en Honduras en 2003 y en El Salvador en 2010.

11 Es el caso del “Plan Escoba” ejecutado por el Ministerio de Gobernación (MINGOB) en 2003 o la aplicación de estados de excepción en localidades urbano-marginales de la ciudad de Guatemala en 2012 con fuerzas combinadas de Policía y Ejército.

12 Son ejemplo de ello las acusaciones de dirigir las redes de extorsión y asesinato a pilotos de autobuses urbanos y extraurbanos imputadas al pandillero Áxel Danilo Ramírez Espinoza –apodado Smiley–durante2009,oelcasodocumentadoporLafitteFernández(2011)enrelaciónconlamuertedelos diputados salvadoreños del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) en 2008.

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por traición al grupo. Es decir que no sólo ejercen la violencia que padece la sociedad en general sino la que ellos mismos reciben.

Habría que examinar con profundidad esta lógica que plantea el problema en términos de “jóvenes contra jóvenes” y de éstos contra la sociedad, pues abs-trae de su contexto las acciones violentas ejercidas por ellos y los convierte en víctimas a la vez que en victimarios. Asimismo, habría que prestar atención a la superposición de dicha lógica en otro tipo de problemáticas, como la del acoso escolar –llamado bullying– e incluso en la de los casos de suicidios, temas que en momentos recientes han capturado la atención pública y de los medios de comunicación por encima de los acostumbrados temas de violencia juvenil.13

2.2 Prevención y rehabilitación socialEl otro foco discursivo es el de rehabilitación-prevención, el cual, vale de-

cir, ha tenido cambios en el tiempo debido a las propias características de los fenómenos de violencia relacionados con jóvenes y las orientaciones de la ac-ción pública desde el Estado y otros actores, sin olvidar los matices entre los distintos agentes que enuncian estos discursos. Así, los argumentos que surgen desdeaquíidentificanlaexistenciadejóvenesquecometendelitosy/osonvio-lentos, que tienen problemas y se enfrentan a la sociedad, que su actuar afecta a otros. No obstante, su situación es vista como producto de varios factores que desermodificadosocompensadosrehabilitaríansocialmenteaquienesyasehan involucrado –especialmente en maras–, o bien evitarían que quienes aún no lo han hecho –pero se encuentran en riesgo– lo hagan. Las explicaciones del fe-nómeno van desde cuestiones de socialización primaria como la desintegración y el abandono familiar, pasando por las falencias morales de falta de autoes-tima,defaltadecriterioparadejarseinfluenciarporotrosoporimitaciónde“culturas foráneas”, hasta factores socioeconómicos como la pobreza, la falta de educación y de empleo. Estos jóvenes son retratados como sujetos carentes

13Larevisióndelacoberturademediosescritoshapermitidoidentificarqueelaugedeesteenfo-que coincide con la iniciativa para la reducción de la mayoría de edad y el lanzamiento de una campaña de prevención del “bullying” liderada por el Ministerio de Educación y respaldada por otras entidades públicas y organismos de cooperación. Algunos ejemplos a continuación: Rudy Tejeda, “El maltrato escolarnodifiereenelcampo”,notaenlasecciónNacionalesdeSiglo XXI, jueves 3 de noviembre de 2011,en<http://www.s21.com.gt/node/94890>.GersonOrtiz,“Falleceniñovíctimade‘Bullying’enHuehuetenango”, nota en la sección País de elPeriódico, lunes 4 de marzo de 2012, en <http://www.elperiodico.com.gt/es/20120304/pais/208971>.GladysGaleano,“Envíanacorreccionalaagresoresdeniño de 11 años”, nota en la sección País de elPeriódico, martes 6 de marzo de 2012, en <http://www.elperiodico.com.gt/es/20120306/pais/209056/>.JuanCarlosLemus,“GuatemalaBullying”,notaenlasección Opinión de Prensa Libre, sábado 10 de marzo de 2012, en <http://prensalibre.com/opinion/Guatemala-bullying_0_661133896.html>.ClaudiaPalma,“Leycontrael‘Bullying’esperaturnoenelCongreso”, nota en la sección País de elPeriódico, domingo 29 de abril de 2012, en <http://www.elpe-riodico.com.gt/es/20120429/pais/211458>.

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de afecto y con problemas de obediencia a la autoridad, como personas resenti-das y dolidas, vulnerables a la vez que agresivas.

Habría que anotar que estos argumentos son predominantemente enuncia-dos por tres tipos de agentes: las organizaciones de jóvenes, los programas de intervención hacia jóvenes y la cooperación internacional dirigida a temas de juventud y seguridad. Las pautas de acción derivadas se sitúan como una alter-nativa a la criminalización pues, aunque coincidan con el discurso anterior en el reconocimiento de un problema, plantean que se trata de un producto social y proponen líneas de intervención orientadas a la rehabilitación/reinserción y/o prevención, enfoques que, aunque emparentados, no son lo mismo. Lo anterior, sin embargo, conviene examinarlo a la luz del desarrollo y constitución del presente foco de discurso y de prácticas cuyas dos vías privilegiadas son, por un lado, la implementación y ejecución de proyectos dirigidos hacia los invo-lucrados de hecho o potencialmente en prácticas violentas y delictivas –espe-cialmente relacionados con maras o pandillas– y, por otro lado, los ejercicios de incidencia hacia instancias de gobierno en aras de proponer la implementación de políticas públicas.14

Es muy probable que las acciones y prácticas de rehabilitación/reinserción hayan tenido su origen en el surgimiento de un campo de acción sobre asuntos dejuventudenlosañosposterioresalafirmadelapaz,ysumomentodeaugeentre los años 2000 y 2005. El hito en este ámbito de acción lo constituyó el surgimiento de la Alianza para la Prevención del Delito (APREDE) fundada en 2001 con participación de entidades gubernamentales y organizaciones no gubernamentales,financiadaporlaUSAIDpormediodelaagenciaCreativeAssociates Internacional, Inc. (CAII).15

El modelo de intervención desarrollado por la APREDE se basa en enfo-quesqueabordanlaviolenciacomounasuntodesaludpúblicae identificanfactores de riesgo y protección, intentando potenciar los segundos para neutrali-zar a los primeros (Rodríguez, 2011: 29). De esa cuenta, los programas desarro-llados contemplaban aspectos psicológicos y psicosociales (fortalecimiento de los vínculos familiares de afecto, formación en valores y fortalecimiento de las redes de apoyo social e institucional como los comités de prevención del delito integrados por miembros de las comunidades o barrios en los que se asienta

14 Al convertirse en un discurso moralmente aceptable frente a la criminalización, es comprensible queseaasumidonosolamenteporlaUSAIDylasagenciasqueejecutansufinanciamiento(RTI,CAII,entreotras)sinoporotrosorganismosbilateralesyoficiales,comoelCentrodeEstudiosydeCoope-ración Internacional (CECI) de Canadá o multilaterales como la Unión Europea, también por agencias ligadasalForodeOrganizacionesNoGubernamentales Internacionales (FONGI)entreellasOxfamGranBretañayDiakonia,asícomoporinstanciasdelsistemadeNacionesUnidas(UNICEF,UNESCO,PNUD).

15Conformada por laAsociaciónMultisectorial PenitenciariaGuatemalteca (AMPEGUA), Fa-miliaresyAmigoscontralaDelincuenciayelSecuestro(FADS),InstitutodeEstudiosComparadosenCiencias Penales de Guatemala (ICCPG) y Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH). También albergó programas de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia.

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el proyecto), educativos (becas para estudio en sistema formal y capacitación para el trabajo), laborales (apoyo en búsqueda de empleo o en fundación de microempresas) y de recreación (formación y creación artística, actividades y espacios lúdicos). Estos procesos eran implementados en dos líneas de acción: una dirigida a jóvenes en fase predelincuencial –tratando de “evitar la interac-cióndelosfactoresderiesgo”enlatrayectoriaespecíficaindividualdequienesseincorporabancomobeneficiariosdelproyecto(prevención)–yotradirigidaajóvenes en fase delincuencial –que incluía una labor en los presidios como eta-pa de preparación para su reincorporación social (Merino, 2004; Hun, Lemus y Monzón, 2006).

Durante la primera década del siglo XXI se han desarrollado multiplicidad de proyectos de abordaje a la violencia juvenil que, en términos generales, han seguido el modelo anterior, probablemente enfatizando algunos elementos más que otros.16 La mayoría de éstos se ha implementado en la zona metropolitana del departamento de Guatemala, aunque cuando han tenido proyección nacio-nal se han establecido sedes, proyectos subsidiarios o adaptaciones locales en distintas partes de país.

Con el tiempo, estas intervenciones han decantado hacia la prevención diri-gida exclusivamente a quienes, suponiéndoles en situación de riesgo, aún no se involucran en hechos delictivos; es decir, se dejó de trabajar directamente con integrantes de maras o pandillas. Esto probablemente está relacionado con las dificultadesencontradasparalareinserción.Porunladotenemoslosproblemasde acceso y permanencia en el empleo o el fracaso de las experiencias de micro-emprendimientos y la inestabilidad de las redes sociales para la facilitación del proceso,17 situación que regularmente terminaba con el regreso a la pandilla o la muerte. Por otro lado, habría que considerar que se ha profundizado el carácter delictivo de las estructuras y su vínculo con el crimen organizado, lo que hace más difícil la salida del individuo una vez se ha incorporado.

No obstante, algunos pandilleros “rehabilitados” y sobrevivientes se con-virtieron en cuadros de las organizaciones que aún en la actualidad ejecutan proyectos de prevención de violencia. Probablemente las únicas instancias que han mantenido una línea de trabajo dirigida a rehabilitación/reinserción/readap-

16 Algunos ejemplos son los de “Jóvenes activos” de la Cruz Roja Española, Asociación CEIBA, Caja Lúdica, proyecto educativo Puente Belice, el proyecto regional Armando Paz de la Organización de Estados Americanos, entre otros.

17 Este modelo de intervención hace énfasis en el desarrollo de capacidades y habilidades de los individuos mientras éstos se insertan en una estructura social excluyente. Las iniciativas de micro-em-prendimiento y capacitación para el empleo se enfrentan con el hecho de que los mercados laborales sehanflexibilizadoysuregulaciónesprecaria,yconquelasoportunidadesdeacumulacióndecapitalestán concentradas, de modo tal que acaban por sumarse a muchas otras formas de economía de sub-sistencia (Pérez Sáinz, 2003). Los proyectos implementados hasta ahora han sido acotados en tiempo y poblaciónbeneficiaria,porloque,alnohaberlogradoserinstitucionalizados,handejadoaladerivaalosinvolucradoscuandofinalizan.

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tación de mareros son las iglesias cristiano-evangélicas bajo la lógica de la conversión religiosa.

La otra vía de intervención derivada de estos razonamientos es la referi-da a la incidencia y negociación con las entidades gubernamentales con dos objetivos concretos: en primer lugar, sensibilizar a autoridades y funcionarios acerca de la necesidad de invertir en medidas de prevención para ahorrar en medidasdecontroly,ensegundolugar,oficializardocumentosypolíticaspú-blicas orientadas en esta dirección. Queda pendiente aún un análisis comparado más profundo de los proceso de formulación e implementación de las distintas políticas estatales de prevención de violencia juvenil en los últimos años.18

2.3 Reacciones a la criminalización: el discurso contra la estigmatización de los jóvenesFinalmente,eltercerfocodiscursivoidentificadoeseldecontra-estigmati-

zación, el cual es de reciente formación y se ha derivado de la preocupación y reflexióndeorganizacionesdederechoshumanosy/oquetrabajanenenfoquesde seguridad democrática.19 Los argumentos emanados desde aquí constituyen una respuesta directa a la criminalización, y en algunos casos se complementan con los de rehabilitación-prevención. Quizás por ello sus acciones han sido financiadas fundamentalmente por agencias de cooperación descentralizada,aunque también aparece la gran cooperación (Unión Europea y USAID).

18DuranteelgobiernodeOscarBerger(2004-2008),APREDEyotrasorganizacionesfirmaronun convenio con el MINGOB para implementar un proyecto piloto de prevención (Merino, 2004). En este mismo período fue emitida la Política Nacional de Prevención de la Violencia Juvenil. Durante el gobierno de Álvaro Colom (2008-2012) fue implementado, en el marco del conjunto de política social, el Programa Presidencial Escuelas Abiertas con un enfoque que involucraba a la comunidad. En los inicios del gobierno de Otto Pérez Molina (2012-2016), el tercer viceministerio de Apoyo Comunitario del MINGOB convocó a una serie de consultas para la formulación de la Política contra la Violencia Juvenil, pero el proceso no fue concluido. Asimismo, existen tres versiones de la Política Nacional de Juventud (2005-2015, 2010-2015 y 2012-2020) que corresponden a los mismos tres gobiernos. La característica común a casi todos estos procesos ha sido la presencia y acompañamiento de la USAID. Con el tiempo ha cambiado el hecho de que antes era la sociedad civil organizada la que convocaba a las instancias estatales y ahora han sido estas últimas las que convocan con el objetivo de discutir y legiti-mar los documentos y medidas que pretenden implementar, no obstante que en muchos casos esto se ha visto limitado en presupuesto y también por la aplicación en la práctica de directrices más emparentadas con la criminalización. Otro hecho que destaca es que en cada experiencia la entidad gubernamental responsable de la política y la coordinación interinstitucional designadas han sido distintas.

19 Según el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica: “el Modelo Centroame-ricano de Seguridad Democrática se sustenta en la supremacía y el fortalecimiento del poder civil, el balance razonable de fuerzas, la seguridad de las personas y de sus bienes, la superación de la pobreza y de la pobreza extrema, la promoción del desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente, la erradicacióndelaviolencia,lacorrupción,laimpunidad,elterrorismo,lanarcoactividad,eltráficodearmas. Asimismo el Modelo Centroamericano de Seguridad Democrática orientará cada vez más, sus recursos a la inversión social”.

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El punto central de este discurso es la denuncia de la violencia y discri-minación hacia jóvenes de sectores “marginalizados”, especialmente de zonas urbanas, y de las acciones de acoso, violencia y ejecuciones extrajudiciales de que son objeto por parte de las fuerzas de seguridad del Estado y grupos pa-raestatales. Quienes se pronuncian desde aquí plantean que cuando los jóvenes ejercen violencia o delincuencia es porque están siendo instrumentalizados por estructuras criminales dirigidas por adultos. Asimismo, consideran que hay una sobredimensión del asunto al responsabilizar a los jóvenes de la violencia que padece toda la sociedad guatemalteca. Incluso señalan que la mayor parte del tiempo las acusaciones y el estigma afectan a quienes no están involucrados pero, por razones de aspecto (vestimenta, fenotipo) y residencia (zonas rojas o marginales), son estigmatizados. Éste es un discurso de defensa con “enfoque de derechos humanos” (Rodríguez, 2011: 29) que se construye para enfrentar y negar las visiones existentes y dominantes sobre el tema antes que ser una reinterpretación.

Las pautas de acción derivadas son fundamentalmente la denuncia y la sen-sibilización social. En comparación con los otros focos de prácticas y discursos, éste no sólo es el más reciente sino el de más limitados alcances, cuestión que probablemente se explica por un tema de recursos económicos así como por la posición de los agentes enunciantes en las estructuras de producción de discur-so. En el plano de la denuncia destacan esfuerzos de investigación, algunos de los cuales caracterizan el fenómeno de las ejecuciones extrajudiciales de jóve-nes(Samayoa,2007),otrosexploranlaspercepcionesquelapoblacióntienedelos jóvenes en maras y los estigmas que pesan sobre éstos (López y Samayoa, 2009), y otros más intentan explicar la violencia juvenil en el marco de una sociedad histórica y sistémicamente violenta (De León-Escribano y Sagone, 2006).

En el plano de la sensibilización es importante ubicar la campaña “Somos Juventud” lanzada en 2010, cuyos eslóganes principales son “Ser joven no es un delito” y “Somos diferentes, eso tenemos en común”, liderada por Centro de Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH) y respaldada/replicada por otras organizaciones de jóvenes, de intervención hacia jóvenes y de derechos humanos en general. Incluyó una estrategia con medios de comunicación (con-ferencias de prensa, producción y promoción de videoclip musical), actividades públicas (conversatorios, festivales artísticos) y una serie de artículos visuales (camisetas, pegatinas, pósters). Habría que preguntarse a quién iba dirigido el mensaje. En muchas acciones pareciera buscarse la recepción de los jóvenes, aunque la forma y estructura del mensaje sugiere que se apela al conjunto de la sociedad que legitima la estigmatización para que cambie su manera de verlos y no permita el tipo de acción estatal criminalizante. No obstante, esta emisión

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de mensaje no cuenta con la gran infraestructura de difusión que se encuentra en manos del capital privado.

Probablemente otro tipo de prácticas derivadas de las argumentaciones ge-neradas desde este foco de discurso, consisten en el trabajo directo con jóvenes –esta vez representados como sujetos estigmatizados– en procesos de forma-ción para brindarles herramientas para su propia defensa, seguridad y protec-ción. Por variadas razones, estos procesos se han quedado en pruebas o han sido muyacotadosentiempoy/obeneficiariosreceptores.20

3. EL MARCO DISCURSIVO DOMINANTE Y LA DISPUTA POR EL “BUEN JOVEN”Corre video. En la pantalla aparece un cantante con cabello largo, aretes

en las orejas y tatuajes en los brazos, lo acompaña un grupo de hombres y mujeres jóvenes que visten atuendos informales y holgados, diríamos de estilo “juvenil”, y bailan, cantan y saltan frente a la cámara. Con esa llana descripción ninguno podría distinguir si se hace referencia a la canción del videoclip de “Jóvenes contra laViolencia” interpretadapor el cantantedepop-rockTavoBárcenas21 o al de “Somos Juventud” interpretada por el grupo de hip-hop “La Bacteria Soundsystem Crew”.22

Las piezas audiovisuales tienen rasgos comunes que pueden advertirse en los elementos estéticos, en los campos de visión que despliegan e incluso en los elementoséticosydevalorqueexpresan.Sinembargo,presentansignificativasdiferencias que sin duda alguna están relacionadas con el distinto lugar de alo-cución; es decir, la distinta posición social y de poder que ocupan los colectivos que enuncian estos mensajes y en consecuencia la apuesta de sus estrategias y objetivos de sus acciones. Examinemos este argumento por partes.

20 Ejemplo de ello ha sido el acompañamiento de la Unidad de Protección a Defensoras y Defen-soresdeDerechosHumanos,Guatemala(UDEFEGUA)paralaconformacióndeunareddeprotecciónentre organizaciones de y para jóvenes dedicadas a acciones de arte y recuperación de espacios públicos a partir del asesinato de Víctor Leiva, integrante del colectivo artístico Caja Lúdica, en 2011 (entrevista ÁngelaFuentes,UDEFEGUA,29de febrerode2012).Así también, el proyectopiloto demedidassustitutivasencasosdefaltaslevesdentrodelProgramaResoluciónAlternativadeConflictosyJusticiaPenal implementado por el ICCPG y cuya directriz fundamental es evitar la penalización e institucio-nalizacióndejóvenesenconflictoconlaley(entrevistaCarolinaSimón,ICCPGChimaltenango,6demayo de 2012).

21 La canción y el video forman parte de la campaña de comunicación de la organización “Jóvenes contra la Violencia” del año 2011; el cantante también ha realizado comerciales de productos de cerveza y telefonía celular.

22 La canción y el video forman parte de la campaña de comunicación contra la estigmatización “Somos Juventud”. Los integrantes del grupo forman parte de Trasciende, una organización que lidera una escuela de hip hop para jóvenes de barrios populares.

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Podríaafirmarsequecomoproductosculturalessederivandeunamatrizestéticacomún“juvenilizada”,perosediferencianenelcontenidoysignificadode los símbolos que reivindican. Por un lado, en el plano sonoro, en “Somos Juventud” encontramos una pieza que se mantiene dentro de las directrices y límites del género musical del hip hop y emplea el recurso de un disc jockey con tornamesas y unas letras en rima que son rapeadas al cantarse –no obstante que visualmenteincorporanelementosderockexperimentalcomoelbajoylabate-ría–, que se hacen acompañar de un estilo de baile conocido como breakdance.23

Por el otro lado, en “Jóvenes contra la Violencia” encontramos una mezcla experimentalentresonidosdemarimbaorquesta,batucada, rap, rock, ritmoslatinos y arreglos electrónicos acompañados también de breakdance, ejempli-ficandobastantebienestasoperacionesdeincorporaciónyadaptacióndeele-mentos marginales o dominados que se llevan a cabo en los procesos de cons-trucción de hegemonía.

Un importante aspecto de diferenciación es la locación de la acción estéti-ca. La Bacteria se toma las calles de un barrio popular y utiliza como soporte de suexpresiónplásticayescritalasparedes,enlasquediseñancoloridosgrafitisy escriben en grande la frase “Ser joven no es un delito”. Por otra parte, “Jóve-nes contra la Violencia” se desarrolla en un ambiente controlado, un estudio de inmaculado fondo blanco en el que se colocan la utilería, la escenografía y los actores, pero que jamás es transformado en su aspecto pues todos los mensajes escritos de “no más violencia”, “queremos justicia”, “estamos cansados”, “jó-venes por una Guate en paz” son expuestos en impecables pancartas.

Arriba se ha hecho referencia a la apariencia de quienes participan de am-bos videos planteando que existe semejanza entre ellos. Sin embargo, al exami-nar un poco más de cerca las escenas tenemos que distinguir algunos símbolos. Por un lado, aquel video en el que predominan prendas de ropa con marcas estadounidenses y distintos mensajes en inglés o con diseños de dibujos ani-mados japoneses (manga). Incluso el aspecto de algunas de las mujeres, cuyos rasgos femeninos son acentuados por prendas como suéteres cortos, blusas pe-gadas y colores rosas, cambia y se uniformiza mediante la acción de “ponerse la camiseta” de “Jóvenes contra la Violencia”. Por el otro lado, un video en el que se visualizan distintos estilos asociados con culturas juveniles (hip hop y rock)osimplementeropacoloridaquedefinelosmásdiversosestilos;unoqueotro portando una camiseta que muestra un corazón con las venas y arterias ex-puestas, ícono de una campaña contra la estigmatización de la juventud, como ocurre en “Somos Juventud”.

23 El hip hop y el breakdance han sido asociados con las culturas juveniles de barrios populares afrodescendientes en Estados Unidos. En la década de los ochenta en Guatemala, este último comenzó a ser adoptado por jóvenes de sectores medios y medios altos, pero paulatinamente lo fueron asumiendo los jóvenes de sectores populares, razón por la cual terminó siendo asociado con las maras (Escobar Urrutia, 2005). La canción también fue versionada en ritmo reggae de raíces afroantillanas.

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Ambos videos están notablemente permeados de elementos del discurso multicultural, pues retoman símbolos indígenas, pero no de la misma mane-ra y muy probablemente por distintas razones. En “Somos Juventud” aparece un trompetista –adulto– vestido en camisa blanca con aplicaciones de tejidos típicos. Los rostros que predominan aquí son mestizos y morenos, si son mas-culinos generalmente cubiertos de barbas y si son femeninos con maquillaje de colores intensos o sin éste. Hay que señalar que en algunas declaraciones en medios de comunicación, los integrantes de La Bacteria han manifestado rei-vindicar la veta maya de su mestizaje como una herencia cultural y de saberes que también les pertenece.24

En el video “Jóvenes contra la Violencia”, Tavo Bárcenas aparece en algu-nas escenas vistiendo un pantalón azul con tejidos típicos que bien podríamos imaginar adquirido en las orillas del lago de Atitlán de manos de comerciantes kaqchikelesotz’utujilesoenelMercadoCentraldelacapitalamanosdeco-merciantes ladinos. Asimismo, aparecen de forma periférica la marimba como símbolo de la cultura nacional y unos marimbistas –hombres jóvenes y adultos de origen indígena– vistiendo atuendos festivos en el segundo plano, mientras que en el primer plano aparecen rostros blancos de ojos verdes y azules con cabellos rubios, lampiños en el caso de los hombres y maquillados suavemente en el de las mujeres.

El impacto de ambos mensajes es diferenciado debido a la infraestructura de producción y difusión que emplean. Así, un video realizado probablemente por alguna agencia de publicidad o productora de audiovisuales, grabado en un estudio con equipos de iluminación, con un sonido mezclado y masterizado profesionalmente, con una impecable edición de imagen acompañada de efec-tos visuales de animación que luego es difundido en televisión nacional abierta, televisión por cable y emisoras de radio de alcance nacional mediante espacios de publicidad o campos pagados, en la página web de la organización así como en los canales gratuitos de Internet es el caso de “Jóvenes contra la Violencia”. Por su parte, el video de “Somos Juventud” fue producido en un estilo docu-mental, utilizando como recursos una cámara de video y unos micrófonos y comoequipodeproducciónalosmismosartistas,conelementosescenográfi-cos creados por ellos mismos e instalados en locaciones abiertas que luego es difundido especialmente por Internet y en espacios no comerciales de la pro-gramación de entretenimiento en algunos canales de circuito de cable nacional.

Enseguida conviene preguntarse: ¿Qué diferencias hay entre las frases “Jó-venes contra la Violencia” y “jóvenes lanzan acciones para frenar la violencia”? La primera es la frase omnipresente de la canción interpretada por Tavo Bárce-nas y la segunda es un titular simulado en un periódico de circulación nacional

24 Jorge Sierra, “La nueva música de protesta”, nota en la sección cultural de elPeriódico,lunes17deseptiembrede2012,en<http://www.elperiodico.com.gt/es/20120917/cultura/217988/>.

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en el video de La Bacteria. Aunque ambas canciones hablan de la violencia desdeelpuntodevistadelosjóvenes,noserefierenalomismo.Paraelgrupode “Somos Juventud”, la violencia es sinónimo de discriminación, represión y estigmatización en su contra, lo cual ilustran con diversas imágenes de personas cambiándose de acera cuando los ven venir o de la Policía Nacional Civil y las FuerzasCombinadasqueinsinúanoperativosenlosquelosincriminan:

Le temen, a todo lo distinto y lo reprimen Cómo puede hacer entender que no es un crimen, Ser aquel rebelde por naturaleza Yreflejarlodelospiesalacabeza!? (2ªestrofa,3ºa8ºversos,“SomosJuventud”)

Por la forma de vestir, me discriminan, Policía te ponen droga, te incriminan (4ªestrofa,1ºy2ºversos,“SomosJuventud”)

Para los otros, el problema es la omnipresente delincuencia y criminalidad querepresentanconimágenesenblancoynegrodefigurasmasculinasportan-do pasamontañas, armas blancas y de fuego:

No hace falta leerlo en los diarios Ni escuchar las noticias que dan en la radio Si quieres saber lo que pasa Solo tenés que salir de tu casa (1ªestrofa,“JóvenescontralaViolencia”)

En todos los barrios de todas las zonas En todas las calles de todas las colonias (2ªestrofa,1ºy2ºversos,“JóvenescontralaViolencia”)

Pero ante estas percepciones sobre la violencia, ¿qué podemos decir sobre quiénes son los que enuncian estos mensajes en una y otra canción?, ¿cómo se re-presentan?, ¿a quién le hablan?, ¿de quién hablan? y ¿qué es lo que están diciendo? En “Jóvenes contra la Violencia” es notable la construcción de una identidad grupal a partir de la vulnerabilidad y la indefensión de sus cuerpos-vidas,peroantetodoesidentificableeltemorporlapérdidadesusbienes,queen un intento por incluirnos a todos nos recuerdan que están en riesgo sin im-portarsuestatusocalidad,“chafa”o“fino”:25

25 El término “chafa” en Guatemala tiene varias connotaciones, sea como referencia a ámbitos

militares,aproductosfalsificadosodemalacalidad.Enestecontextotienelasegundaacepciónyesasimismoantónimodeltérmino“fino”quehacealusiónaalgoespecialyexcepcionalquemarcadis-tinción y estatus.

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Estamos cansados, del miedo cagados No se te ocurra sacar el prepago

Por un celular te pegan un tiro Nolesimportasieschafaoesfino (3ªestrofa,“JóvenescontralaViolencia”)

Es significativo que hablan en nombre de la nación, homogeneizante yetnófaga,26 que denominan con pronombre posesivo en un tono imperativo y urgente:

Queremos que en nuestra Guatemala Yanomandenlasbalas Yaseacabónuestrapaciencia Jóvenes contra la Violencia (Coro, “Jóvenes contra la Violencia”)

Por su parte, en “Somos Juventud” construyen identidad a partir de la re-beldía y la transgresión:

Yosolosoyunserquepiensaysiente Alguien diferente frente a la gente

… Ser aquel rebelde por naturaleza

Yreflejarlodelospiesalacabeza!? (2ªestrofa,1º,2º,7ºy8ºversos,“SomosJuventud”)

Jóvenes de este tiempo: arete, pelo largo, tatuaje, mal aliento (3ªestrofa,5ºverso,“SomosJuventud”)

Intentan darle a esta construcción identitaria una connotación positiva en contraposición al estigma del que se consideran blanco y víctimas. Parecie-ran estar diciendo “no somos delincuentes [...] no somos mareros, sólo somos jóvenes”, incluso utilizando una táctica discursiva de naturalización de unas características atribuidas a la “juventud”:27

Porque soy sinónimo de fortaleza, De vigor, de sueños y de destrezas Muy decidido, audaz y atrevido

26Lamarimba,instrumentodeorigenafricano,hasidodeclaradasímbolonacional.Essignifica-tivo que la pieza musical empleada en algunos fragmentos como trasfondo en el sonido de la canción corresponde a “Las chancletas de Nayo Capero”, composición de Guillermo de León Ruiz en alusión a la anécdota de un personaje escuintleco venido a menos económicamente, y que en la actualidad forma parte del acervo de la cultura popular mestiza y urbana.

27KlaudioDuarteQuapper(2001:60-62)identificaciertoslugarescomunesdesdeloscualessepiensa a la juventud y a los jóvenes y que no cuestionan la construcción social de esta condición. Entre éstos resalta la idea de que la juventud se traduce en un cierto conjunto de actitudes frente a la vida que se asemejan bastante al discurso puesto en escena aquí.

382 leslie leMus

Soy positivo, animado, un cerebro activo Un poco terco, un iluso, extrovertido Un rebelde lleno de razones, un buen amigo Siempre he estado aquí, escucha la voz De la juventud que es cambio en los pueblos (3ªestrofa,“SomosJuventud”)

Hablan en nombre de sí mismos pero, al igual que en la otra canción, es no-table la apuesta por incluir a todos los jóvenes en su discurso con la exclamación:

¡Somos Juventud!(5ªestrofa,4ºverso,“SomosJuventud”)

Aunque cada uno quiera incluir a todos los jóvenes, es claro que han cons-truido una diferenciación entre el grupo y una “otredad” no deseada. Para “Jó-venes contra la Violencia” los otros son descritos como los delincuentes, repre-sentadosenlasfigurasmasculinasdeunniñorodeadodedoshombresarmados:

La gran mayoría de los delincuentes Son puros chavos menores de 20

(4ªestrofa,1ºy2ºversos,“JóvenescontralaViolencia”)

O bien estos “otros” son los cómplices de los delincuentes, que a la larga serían un todo y lo mismo, representados con rostros cubiertos de máscaras sintéticas de color negro y blanco con unos cuerpos casi inmóviles de brazos caídos vestidos con atuendos formales (sacos y vestidos) ¿acaso haciendo refe-rencia a los adultos o a los políticos?:

Los que no hacen nada están a favor De que en nuestra patria siga el terror (6ªestrofa,1ºy2ºversos,“JóvenescontralaViolencia”)

Yesaotredadtancontundentecomototalizantelaconfirmanapartirdesupropiareafirmaciónhomogeneizadaypolarizanteenunasuertedeaxiomade“estás conmigo o estás contra mí”:

Buscamos a los que no están de acuerdo Con que las calles se llenen de muertos Queremos a los que ya no se tragan: “que no hay nada que hacer y que otros lo hagan” (5ªestrofa,“JóvenescontralaViolencia”)

Por eso si vos sos de los que están en contra Tenerte con nosotros, eso nos HONRA (6ªestrofa,3ºy4ºversos,“JóvenescontralaViolencia”)

383riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

Porelcontrario,en“SomosJuventud”hayunareafirmacióndeladiversidad:

Yesque no nos entienden aun: Somos diferentes, eso tenemos en común! (4ªestrofa,3ºy4ºversos,“Somos Juventud”)

Seguida de un posicionamiento de defensa de sí mismos frente a una socie-dad que los juzga, la otredad resulta bastante general y omnipresente, los rodea:

Lo sé porque una mirada no miente Ymevencondesdénfrecuentemente

Le temen a todo lo distinto y lo reprimen Cómo puede hacer entender que no es un crimen, (2ªestrofa,3ºa6ºversos,“SomosJuventud”)

Losrumoresdelagente… Que se diga todo de menos que el joven es delincuente! (4ªestrofa,6ºy7ºversos,“SomosJuventud”)

Portantosprejuiciosilusosysinbeneficio: La discriminación se vuelve un vicio! (5ªestrofa,5ºy6ºversos,“SomosJuventud”)

Asimismo aparece “otro”, encarnado en la autoridad policial y el Estado, al que reclaman y exigen:

Policía te ponen droga, te incriminan (4ªestrofa,2ºverso,“SomosJuventud”)

Llevamos la acción a su máxima expresión, no más represión! Con exactitudes, nuestras virtudes, en actitudes, exigimos:

trabajo, seguridad y salud! (5ªestrofa,2ºy3ºversos,“SomosJuventud”)

En este caso, la autoridad policial aparece deslegitimada y como una enti-dad de la que deben protegerse y defenderse. En “Jóvenes contra la Violencia” más bien –y eso está relacionado con la posición de poder desde la que se nom-bra– aparece como una entidad débil y desautorizada que si bien no los ataca, tampoco los protege:

Que haya una banqueta segura es mentira Aunque le esté patrullando la tira28 (2ªestrofa,3ºy4ºversos,“JóvenescontralaViolencia”)

28 El término “tira” es utilizado para designar a la Policía.

384 leslie leMus

A pesar de todas las diferencias posibles identificadas, ambos discursoscomparten un cierto sentido sobre lo que se supone deben ser y hacer los jó-venes. Esto no es casual, pues el marco discursivo dominante reconstruye una particular visión de donde emanan los valores sobre lo positivo y lo negativo, lo bueno y lo malo, lo deseable y lo indeseable alrededor de los cuales gravitan los discursos vigentes, como los analizados en estas dos canciones.

Asísonidentificablesprincipiosdeunamoralindividualistaquedelegaencada persona la responsabilidad de su destino a pesar de –o incluso invisibili-zando–lascondicionesquelarodeanycómoéstasconfiguransusopcionesdevida. Asimismo, otorgan un alto valor –implícito o explícito– a las instancias de disciplina del cuerpo como el deporte o aquéllas de normalización social que se concretan en la educación escolar, pues en ambos casos ésta aparece como un mágico recurso que con los ofrecimientos de conversión en capital cultural incorporado–unoficiooprofesión–o institucionalizado–untítulo–prometeun futuro soñado.

La diferencia nuevamente estriba en el lugar y las intenciones de enuncia-ción. En uno se colocan en una posición de autoridad moral respecto al resto de los jóvenes, los que aún no están con ellos pero que desde su perspectiva deberían estarlo si quisieran ubicarse del lado correcto, y envían un mensaje que parafrasea fragmentos de discursos pronunciados desde locutores adultos o investidos de autoridad adulta:

Por eso pa’ componer esta onda Se necesita que el joven responda (4ªestrofa,3ºy4ºversos,“JóvenescontralaViolencia”)

En nuestras acciones está la respuesta Pa’ que la violencia no toque la puerta No salgas con chavos que vayan armados Disparan fácil cuando están maleados. Por muy difícil que sea estudiar Hay que hacerle huevos y no abandonar Pa’ salir de pobre hay muchos caminos El de los estudios te cambia el destino

Dime con quién andas y te diré quién eres Dedícale tiempo al chamuscón pérez Un deportista más, un delincuente menos (7ªy8ªestrofasy9ªestrofa,1ºa3ºversos,

“Jóvenes contra la Violencia”)

385riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

En “Somos Juventud” también es notable este imperativo moral que va di-rigido no a “otros” sino al “nosotros” que son ellos mismos o sus semejantes en condición social y/o económica. Envían un mensaje que intenta generar autocon-fianzayretaademostrarseasímismosyalasociedadquesonbuenosycapaces:

Menos de 30 primaveras, te queda una vida entera Con todo un futuro por delante, ¿qué vas a hacer, deportista, médico o cantante? ¿Cuál es tu sueño? Todo se puede alcanzar con valor y empeño De tu propio destino vos sos el dueño, guía tu rumbo y veras que el mundo te queda pequeño (1ªestrofa,“SomosJuventud”)

Ser positivo no es una opción, es una decisión … No quiero volver a escuchar de tu boca un no puedo, no sí puedo, sí , sí puedo!

¡Me lanzo al ruedo! (5ªestrofa,1º,7ºy8ºversos,“SomosJuventud”)

Cada uno de los colectivos intenta con esta toma de postura moral demos-trar la calidad que ostentan como voces audibles y reconocibles, mostrar cuán cercanos están o encarnan al ideal del “buen joven”, aquél que hace las cosas bien, aquél que por pura voluntad y esfuerzo logrará todo lo que se proponga, desde cumplir sus sueños hasta terminar con la violencia en el país, lo que sea queestoúltimosignifique.

En “Jóvenes contra la Violencia”, aunque pareciera invitar a esos “otros” a convertirse en “nosotros”, está empleando una estrategia de distinción para reafirmarsuposiciónsocialymoral.Sudiscursocierraconunalegitimaciónde sí mismos:

Ganémosle a la violencia somos más los buenos(9ªestrofa,4ºverso,“JóvenescontralaViolencia”)

Enlaotracantanconunafuertecargadejustificaciónyuntonodedefensade sí mismos, que es posible sentir en toda la canción, pero se concreta de ma-nera explícita en el coro:

Trasciendo, sobresalgo, triunfo y no me limito Ser Joven No es un Delito Yopienso,canto,bailo,brinco,grito Ser Joven No es un Delito (Coro, “Somos Juventud”)

386 leslie leMus

Los argumentos que se despliegan a través de ambas canciones se encuen-tran en disputa, aunque ninguna haga referencia explícita a la otra o al enun-ciante, porque son pronunciados por grupos que se encuentran en posiciones sociales distintas y asimétricas en términos de poder real y simbólico. Sin em-bargo, las coordenadas en las que se mueven estas representaciones simbólicas son compartidas, lo que está en disputa es su legitimidad a partir de demostrar cuánto se acercan o se alejan los unos y los otros de la imagen del “buen joven”, el ideal incuestionado de este marco discursivo.

4. LOS LABERINTOS DE LA VIOLENCIA Y LA VIDA DE LOS JÓVENES EN LA GUATEMALA CONTEMPORÁNEA: ALGUNAS PREGUNTAS E IDEAS PARA LA REFLEXIÓNUn laberinto es una imagen de intrincados caminos que puede tener una o

varias salidas pero que son difíciles de encontrar desde una visión horizontal y paralela de las paredes que lo forman. Para salir se requieren intuición, rapidez y probablementeunavistapanorámicaquepermitaverlafiguracompletayqueasu vez haga posible ver afuera de sus límites. El marco discursivo dominante nos sitúa en un laberinto respecto al vínculo entre violencia y juventud, nos permite hacer ciertas relaciones entre ciertos elementos del contexto y no otros, como ha sidoejemplificadoenelanálisisdelosfocosdiscursivosque,apesardelaapa-rente oposición entre sí, comparten bases y supuestos subyacentes.

Uno de los aspectos destacables es que sus imágenes proyectan sobre todo figurasmasculinasdeciertossectoressocialesylosretratacomosujetosvul-nerables/vulnerabilizados –riesgosos y en riesgo–, propensos a la violencia. Es innegable que la violencia social involucra a muchos jóvenes en un país demo-gráficamentejoven,perohabríaqueplantearsealgunaspreguntassobreestoshechos y sus representaciones, así como considerar algunos asuntos pendientes deexplicar.Podríamosexploraralgunasideasparareflexionarsobreello,inten-tando situarnos desde puntos de vista distintos de los que se acostumbra abordar el tema.

Por ejemplo, ¿cómo explicar la transformación de las maras, principalmen-te en el área metropolitana, de espacios de socialización juvenil –con ejercicios de delincuencia común– en estructuras criminales complejas? Habría que ex-plorar lo ocurrido en la coyuntura 2004-2008 en cuanto a la actuación de las autoridades penitenciarias y fuerzas de seguridad, los vínculos de éstas con grupos de limpieza social y crimen organizado y el nexo de estos factores con los acontecimientos que explicarían el rompimiento del pacto de “correr Sur” entre las principales pandillas que operan en el país (Mara Salvatrucha 13 y Mara18),asícomolaprofundizacióndelperfilcriminaldeéstasyloscambios

387riesgosos y en riesgo: iMágenes y disCursos soBre JuVentud y ViolenCia en guateMala

en sus formas de organización y pautas de actuación. Asimismo, es importante caracterizar este cambio, comparar el pasado inmediato y el presente de este tipo de grupos para comprender sus implicaciones para los involucrados y el conjunto de la sociedad.

En otro sentido, también podríamos preguntarnos si todo aquello que nom-bramos como maras realmente lo son o son las maras todo aquello que hoy pensamosdeellas,quéhaydetrásyadentrodelasfiliacionesquenombramosde este modo. Por ejemplo, los jóvenes que en torno al gusto por la música y culturadel rockmetalseagrupanen lascallesdelcentrodePatzúnyhacengrafitisenlasparedesqueluegosonborradosporagentescensoresquetambiénlosacusanypersiguen.Yquéhaydelosgruposquetomannombresdeseriesde televisión estadounidenses o grupos musicales y se reúnen para convivir, escuchar música en los cibercafés y a veces rivalizar en las calles con otros gru-poscomolos“WWF”ylos“HéroesdelSilencio”enSanRafaelLaIndepen-dencia, Huehuetenango. Qué decir de la simbología del bordado de una marca de refrescos energizantes en las prendas del traje tradicional de Todos Santos Cuchumatán portados por grupos de jóvenes varones que se reúnen en las calles del pueblo a beber cerveza.

Habríaquehilarmásfinoencuantoaestasexpresionesgrupalesytenerencuenta, por ejemplo, lo que ocurría en la cabecera del departamento de Huehue-tenango hacia el año 2005, como lo relatan personas involucradas en programas de prevención de violencia en aquel momento:

Los chicos lo hacían para sobrevivir. Cuando logramos entrar a trabajar con pandillas después de hacer todos los convenios con USAID, nos dimos cuenta de que estos jóvenes no eran lo que creían ser, no eran de los pandilleros que exis-tían en Guatemala o Villa Nueva y todos esos lugares, porque aquí trabajaban en el día y en la noche delinquían, pero eran ayudantes de mecánica o sastrería o cualquier cosa. La mayor parte eran analfabetas. Lo que se daba en ese entonces no eran asaltos a mano armada porque no tenían armas, lo único que hacían eran los famosos carterazos, ésa era la forma en que ellos delinquían (Entrevista Rocío Mendoza, PROPAZ, Huehuetenango, 22 de junio de 2012).

Yporotraparte,¿quépasaconlasviolenciasejercidasporjóvenesdesec-tores medios y altos?, ¿qué tienen en común las violencias ejercidas por ellos y los jóvenes de sectores populares? Qué decir de las “cacerías” o los grupos de jóvenes que bajo el estímulo de drogas salían en vehículos a las calles buscando “blancos” en movimiento a quienes golpeaban con bates de béisbol o dispara-ban con armas de fuego en la década de los noventa. Cómo interpretar la eje-cución de linchamientos por parte de estudiantes hacia supuestos delincuentes precisamente en las afueras de un campus universitario privado (López, 2012). Yquénosdicencasosdeestetiporespectoaunadistanciasocialgrandeperoprecaria y la necesidad extrema de la distinción entre el “otro” y “nosotros” que

388 leslie leMus

lleva a jóvenes de estos sectores a ejercer violencia física por propia mano. Asi-mismo, qué ocurre en las relaciones cotidianas y familiares que lleva a jóvenes de estratos medios y altos a asesinar a sus propios padres.29

Enestepuntovaldríalapenareflexionarypreguntarsenosóloporlavul-nerabilidad de los sujetos individuales o la multicausalidad del fenómeno y girar la vista ya no hacia las violencias que ejercen sino también a aquéllas que son vividas por los jóvenes. En este sentido, habría entonces que ampliar –e integrar– la mirada en relación con las formas de violencia como las ejercidas desde el espacio íntimo y cotidiano (familia), sobre el cuerpo (violencia sexual) pasando por los espacios comunitarios (participación negada o restringida, des-calificaciónyconflictosgeneracionales),lasformasdeviolenciapolíticainsti-tucional (militarización, represión y criminalización de la organización social) y hasta las mismas formas de violencia simbólica que atraviesan cada una de estas esferas (censuras, silencios, negaciones). No obstante, no se trata de fac-tores de riesgo sino que forman parte constitutiva de las relaciones (socialidad) y de los aprendizajes en la experiencia de vida (socialización), y en ese sentido deberían ser explicadas antes que explicar la violencia ejercida por las personas jóvenes.

En suma, es necesario plantear que la violencia no se localiza en los jóvenes o en los pobres exclusivamente, sino en la sociedad entera y en la forma que toman las relaciones entre los individuos y colectivos que la conforman. Gua-temala es una sociedad profundamente desigual en términos socioeconómicos (Pérez Sáinz, 2011) y de rígidas jerarquías sociales incluyendo las generaciona-les (Kurtenbach, 2012), eso la hace una sociedad cerrada y polarizada, en la que el poder se concentra sistemáticamente en todos los espacios, niveles y esferas e imposibilita el ejercicio de derechos, incluyendo a los jóvenes.

29JuanCastilloyKeniaReyes,“PruebacientíficavinculaaChewadecuádrupleparricidioyasesi-nato”, nota en la sección País de elPeriódico, martes 31 de marzo de 2009, en <http://www.elperiodico.com.gt/es/20090331/pais/96638>.

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CIERRE. CIAO,METÁFORA: PERFORMANCEYVIOLENCIAENGUATEMALArosina Cazali

El día 29 de septiembre de 2000 realicé una acción, la cual consistió en asaltar a una persona con apariencia de clase media. Se realizó de la siguiente manera: armado con una pistola salí a una calle de la zona 10, paré a un hombre como de unos 44 o 45 años, pelo castaño y escaso, un poco pasado de peso, le apunté a la cara diciéndole, esto no es un asalto, es un préstamo, y se lo devolveré en lenguaje visualparasushijos.DichapersonameentregóQ874.35.Estaobraestásiendopatrocinada por el hombre que fue asaltado, con lo cual se ha financiado: lasinvitaciones,montajeypartedelbrindisdeestamuestra.A-153167Guatemala21/10/508 D.O.

Éste es un enunciado y a la vez una obra del artista Aníbal López. No está firmadaconunarúbricaconvencional.Másbien,elautorseidentificaconsunúmerodecédula(A-153167).Elescritoesunabrevenarraciónqueseen-marca en la “categoría arte” y fue presentada por primera vez, en la Galería Contexto, en la ciudad de Guatemala. Pocos días después de haber realizado la acción que el artista sugiere, un grupo de personas llegamos a la galería y lo que encontramos fue ese texto impreso sobre papel, colgado en una pared impeca-ble. Envueltos en un silencio melancólico, tomamos vino y nos convertimos en cómplices del hecho delictivo. Pensar si lo que aseguraba López fue real o si su únicaintencióneraintroducirnosaunaficcióncausabadudaseincomodidades.¿Era eso arte? ¿Cuál sería la próxima acción del artista? ¿Secuestrar a una per-sona? Éstas eran algunas de las preguntas que se murmuraban. Aquel día nadie fue capaz de defender una posición y tampoco varios días después.

Titulada El préstamo, esta obra de Aníbal López puede ser considerada como uno de los principales referentes del arte contemporáneo de Guatemala. Por muchos años he recurrido a esta obra y a ese primer encuentro con la pieza

390 rosina Cazali

para referirme a las múltiples contradicciones que genera el mundo del arte ac-tual.Esunaobraquereflejaalaperfecciónlosdistintosrolesqueemergendelaviolencia cotidiana y al mismo tiempo es una de las obras que fueron cruciales paracomprenderelcambiodeparadigmasenelartedeGuatemaladefinalesdel siglo XX y principios del siglo XXI.

Considerando lo anterior, el objetivo de este texto es explorar las coordena-dasdeunageneraciónquecoincidióconlafirmahistóricadelosAcuerdosdePaz y fue parte activa de una escena donde duró muy poco el aliento y la fe por las conciliaciones sociales. Se ha insistido en llamarle “generación de posgue-rra” pero la denominación tiende a percibirse como algo sumamente problemá-tico. La mayoría de los artistas que pertenecen a esa generación no se reconocen como herederos de retóricas, prácticas artísticas e ideas que surgieron en el marcodelconflictoarmado.Másbien,ponenenprácticalaexperienciademe-dios como la performance o arte acción, algo diametralmente opuesto y distinto a lo que habían experimentado los artistas de generaciones anteriores. Como catalizadorade la sociedad,provocadorade friccionesy reflexiones sobreelentorno, sobre el cuerpo, la cultura, la sociedad o las fronteras del mismo arte, la performance llegó a ocupar un lugar capital en el desempeño de esta gene-ración. A pesar de que artistas como Aníbal López partían de una formación clásica e incursionaron en las tradiciones de la pintura o el grabado entre otros, fuelaperformancelaquedefiniódemejormaneralanecesidaddeindagarunlenguaje que tiene la capacidad de exponer de manera más cruda temas como la violencia, fuera de los parámetros convencionales de exposición, dando priori-dad a espacios públicos como calles y plazas, y tomando distancia crítica de los espacios institucionales y controlados como las galerías de arte o los museos.

1. PERFORMANCES Y ACCIONISMO EN GUATEMALA: UNA PEQUEÑA HISTORIADurante una discusión sobre las últimas tendencias del arte contemporáneo

en Guatemala, una joven estudiante me recriminó mi participación como cura-dora y defensora de obras de artistas como Aníbal López, Regina José Galindo, José Osorio, Jorge de León y toda la generación que se interesó por el accio-nismo y protagonizó la excepcional década de 2000. Su argumento se centraba en su preocupación por cómo éstas “reproducen las estructuras de poder” a las cualesserefierenenlugardeaportarimágenesconstructivas.Suincomodidaddevelaba el carácter paradójico que generalmente acompaña a este tipo de prác-ticas artísticas y el sentido provocativo sobre el cual se basan las performan-cesengeneral.Enunsentidomásespecíficoycontextualizado,laestudiantemanifestaba que este tipo de acciones le inquietaban y le provocaban rechazo

391ciao, Metáfora: perforManCe y ViolenCia en guateMala

porquenoencontrabalajustificacióndeaccionesquereplicanyestimulansi-tuaciones que vemos todos los días en las noticias. Llamaba poderosamente la atención que, en su molestia, también expresaba su imposibilidad de quitar los ojosdeencimadelasobras,confirmandonosóloelencantamientoqueproducela violencia sino todo aquello que enmarcamos bajo el término “arte”. Es decir, al mencionar que son una performance, ese sentido literal de la interpretación se desplaza hacia otro lugar, la hace distinta de ese constituyente de la realidad social llamado violencia. Lo transforma en “arte”, en algo que no sucede de ma-nera gratuita. Primero, nos percatamos de que hay un individuo que ha escogido el medio de la performance, en su capacidad de provocar acción y reacción del público, como lenguaje ad hocparareflejarelmismoniveldehostilidadquele preocupa. Segundo, la acción está atada irremediablemente a las categorías delartenosgusteono.Yenesesentidopodemoscomenzarreflexionarein-cluso responder a preguntas tales como: ¿Qué son performances y accionismo? ¿Cómo funcionan? ¿Cómo llegaron a situarse en el panorama del arte interna-cional? ¿Cuál es el lugar que ocupan en la historia del arte contemporáneo en Guatemala?

Para comenzar a responder, es necesario repasar algunos antecedentes. La palabra performance tiene una gran cantidad de usos y aplicaciones. Cuando se relaciona con el arte, es un medio de expresión aceptado plenamente hasta la décadade1970.Susantecedentespuedenencontrarseenlasversionestempra-nas del dadaísmo, el futurismo, el constructivismo y el surrealismo. En el es-cenario europeo de las primeras vanguardias del siglo XX, comenzó a jugar un papel fundamental para grupos como los dadaístas de Zurich que abrazaron la poesía, las puestas en escena y el cabaré. Los surrealistas parisienses eran agi-tadores además de poetas y escritores. El movimiento corporal y su expresión espontánea parecían responder de mejor manera a su interés de diagnosticar la experiencia del arte en la vida cotidiana. En ese sentido, la producción de obje-tos parecía limitar la noción de disidencia que les interesaba tanto. Rápidamente seconvirtióenunmediopermisivoysinlímitesfijos.Segúnlahistoriadoradelarte RoseLee Goldberg, también fue el canal de expresión de todos aquellos artistas que perdieron la paciencia ante las limitaciones de las formas de arte más establecidas. Con una profunda raíz anárquica, la performance se convirtió en un medio por derecho propio.

En Latinoamérica, tanto la performance como los llamados happenings han tenido una gran repercusión en los artistas que se han interesado por los temas sociales y políticos. Desde los años sesenta han variado notablemente, desde su uso como espectáculos teatrales hasta proyectos artísticos que intentaron tener unarepercusiónpolíticamuydefinida.Pormomentos,muchasdelasimágenes,formas y métodos de este accionismo se entrecruzan con el activismo político, como las marchas de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Las grandes problemá-

392 rosina Cazali

ticas de los países latinoamericanos han sido un campo fértil para el accionis-mo en un sentido crítico y como gesto de desobediencia frente a toda forma de statu quo. La inestabilidad política, las economías vulnerables, los golpes militares, los abusos de poder, las violaciones a los derechos humanos y la mar-cadaconflictividadsocialhansidotemasrecurrentesenelarteacción.Segúnel escritor y artista visual Silvio De Gracia, éste se ha asumido como estrategia de resistencia y como medio de hacer visibles los traumas del “cuerpo social” condenado a la invisibilidad y al silencio.1

Basta ver la amplia gama de intereses y nombres de autores que han parti-cipado en la producción de performances para darse cuenta de la importancia que ha tenido en todo el continente. El interés por el accionismo se registra por medio de acciones paradigmáticas como Tucumán Arde,2enArgentina,afina-lesdelosañossesenta,hastanombresdeescritorescomoAlejandroJodorowskidurante su estadía en México.

En ese vasto mapa de producción, si algo siempre distingue a la perfor-mance es el uso del cuerpo como catalizador de la experiencia artística, social y cultural. Es ese territorio corporal el que establece un vínculo entre el arte y la vida. De manera progresiva, el cuerpo en la performance rompió con la vieja tradición de su representación como proporción, forma y modelo de las bellas artes. Quienes se han adentrado en el estudio y la práctica de la performance se interesan por factores como el tiempo y el espacio, en aspectos como lo transi-torio,loefímeroylosinfinitosjuegosentrerealidadyficción.Lapresenciadelpúblico o su ausencia cobró un papel imprescindible en el desarrollo de estas acciones. Por el vínculo tan estrecho entre obra y autor (es imposible separar al artista de su propio cuerpo, es sujeto y objeto al mismo tiempo) la performance ha cuestionado sistemáticamente las categorías en las que generalmente se in-tenta encasillar las obras de arte y acabaría por producir su propia –y deseable– auradedesestabilizaciónyconflictividad.

Es precisamente el uso del cuerpo lo que generalmente inquieta. Porque un “performancero” no ubica su cuerpo como lo hace el teatro en su sentido más clásico sino sólo lo explora, lo expone, lo hiere, lo penetra, lo destruye, lo cuida, lo sana, lo replica como campo minado. Tal vez por eso es difícil reco-nocer en Guatemala sus líneas de trabajo. Al no ser una forma que reproduzca coordenadas clásicas tiende a quitársele importancia. Para rescatar los primeros antecedentes de performance en Guatemala necesariamente hay que retroceder aladécadade1970,apartirdeltrabajodelaartistaMargaritaAzurdia,antesMargotFanjul.Margaritaincursionóenelterritoriodeloqueentoncessella-

1 Silvio De Gracia, “Arte acción en Latinoamérica: cuerpo político y estrategias de resistencia”, en <http://performancelogia.blogspot.com/2007/10/arte-accin-en-latinoamrica-cuerpo.html>.

2 Tucumán Arde fue una acción realizada por un grupo de artistas que intentaron instalar un circuito contra-informacional para denunciar las condiciones de miseria y sobre-explotación a que eran someti-dos los trabajadores agrícolas de los ingenios azucareros en la región de Tucumán.

393ciao, Metáfora: perforManCe y ViolenCia en guateMala

maba body art y en los años ochenta evolucionó hacia procesos de sanación y formas ritualísticas dedicadas a deidades como Gaia. Es hasta años recientes que su trabajo ha cobrado interés y se le reconoce como experiencia artísti-ca, producto de sus propias lógicas y procesos intelectuales. Sin embargo, si hayquemarcar el inicio definitivode la performance en la historia del artecontemporáneo en Guatemala, éste tendría que reconocerse a través de las tra-yectorias y obras de artistas como Aníbal López, Regina José Galindo, María Adela Díaz, Jessica Lagunas, Sandra Monterroso, José Osorio, Alejandro Paz, Jorge de León, Esperanza de León y tantos otros que exploraron el medio desde finalesdelosaños90hastalaactualidad.DelasmásconocidasseríanlasdeRegina José Galindo al ubicarse en el espacio público con obras como Lo voy a gritar al viento,realizadaduranteelIIFestivaldelCentroHistóricoenagostode1999.LaartistacolgabadeuncablesujetoalarcodelEdificiodeCorreosde la ciudad de Guatemala y leía poemas impresos en diminutos papeles que luego tiraba al aire. El mismo año, Galindo llevó a cabo El dolor en un pañuelo, donde aparecía amarrada a una cama y se proyectaba sobre su cuerpo una serie de fotografías, titulares y noticias de violaciones y abusos cometidos en contra de mujeres en Guatemala.3

DespuésdetresañosdelafirmadelosAcuerdosdePaz,éseeraelescena-rio cultural en la ciudad de Guatemala y daba cuenta de que las cosas comen-zabanagirarhaciaunlugarnuncaexplorado.Lafirmanosóloconcluíaunaépocadeconflicto.Laposmodernidadcalabaenlasideasdelarteylosmediosde comunicación, la televisión por cable y el Internet incidían en las formas de aprendizaje y por supuesto sobre las estéticas. En Guatemala, las organizacio-nes no gubernamentales, como observadoras de los primeros años de transición, y las economías de la cooperación internacional se interesaron por la cultura y las producciones artísticas al comprobar que algunos de sus escenarios estaban emergiendo desde sectores desvinculados del sector privado y tradicional del arte.ElcasomásemblemáticofueelFestivalOctubreAzul,elcualsellevóacabo en octubre de 2000. No sólo fue la conclusión de las experiencias artísticas que se desarrollaron dos años antes, en el marco de los festivales del Centro Histórico y los llamados proyectos de Arte Urbano, sino el inicio de todo un panorama donde el accionismo y la temática de la violencia ocuparon un lugar preponderante.

No es una casualidad que artistas como Santiago Sierra (España) y Teresa Margolles (México) visitaran Guatemala en distintos momentos de la década reseñada. Conocido por sus polémicas instalaciones y acciones, en las que con-trata a trabajadores para realizar tareas inútiles –como masturbarse, permanecer invisibles dentro de cajas de cartón, teñirse el pelo de rubio, tatuarse, sostener un pesado bloque de madera- Sierra pretende desenmascarar las relaciones de

3 Colectiva Sin Pelos en la Lengua (PAI), Plaza G&T, Guatemala, 1999.

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poder que mantienen invisibles a los trabajadores del capitalismo. Margolles, por su lado, centra su interés en los proceso de violencia en la Ciudad de Mé-xico. A menudo toma la forma de partes del cuerpo humano o materiales cor-porales rescatados de las morgues. A menudo, de víctimas no reclamadas de la delincuencia y la pobreza, “sujetos” que Margolles introduce como parte de sus obras y, a título de homenaje póstumo, en piezas que involucran paredes untadas con grasa, salas envueltas de niebla producida con agua evaporada que se ha usado anteriormente para lavar cadáveres, sugieren la desesperación de sus vidas.

En 1999, invitado por Aníbal López, Sierra desarrolló la primera versión de su conocida obra Trabajadores remunerados para permanecer en el interior de cajas de cartón. Un año después, apoyado por la galería Contexto, Sierra regre-só a Guatemala para desarrollar su proyecto titulado Público transportado entre 2 puntos de la ciudad de Guatemala, la cual consistía en llevar a un grupo de personas dentro de un vehículo con las ventanas clausuradas. No era permitido para nadie conocer el destino o ver hacia afuera. El aprisionamiento y la incer-tidumbre colectiva recreaban pasajes de secuestro y desapariciones. La memo-ria, en este caso, funcionaba a nivel grupal y producía una tensión colectiva que curiosamente nunca fue quebrantada por los tripulantes. Teresa Margolles (México), presentó en la misma galería una manta donde aparecían manchas de color marrón; ésta había sido utilizada para envolver cadáveres de mujeres y luego expuesta como obra. Evidentemente, los artistas locales reconocieron de inmediato las mismas cuerdas pulsadas. La similitud de contextos violentos, signados por la corrupción, el crimen organizado, los efectos de la guerra del narcotráfico,laausenciayreconocimientoabsolutosdeunestadodederechos,nopodíaproducirotracosaquerespuestas,reacciones…Esdecir,obrasensi-militud de intensidades, desgarramientos, reclamos y miradas críticas hacia las formas de poder establecidas. En ese marco de relaciones, Aníbal López realizó obras notorias como El préstamo y otras de gran poesía como la titulada Listón de plástico negro de 110 mts de largo por 4 mts de ancho colgado del puente del Incienso (2003)4 o Escultura de 500 cajas pasadas de contrabando de Pa-raguay a Brasil (2007).5 Desde entonces sus proyectos han mostrado mucho interés en las economías que suceden a partir de transacciones de bienes de di-versa índole y cómo éstas se transforman en mecanismos de producción de sig-

4 El domingo 21 de junio de 2003 se realizó una protesta en contra de la inscripción de la candida-tura presidencial del Efraín Ríos Montt. Ésta se realizó colgando listones negros en diferentes puntos de la ciudad y en autos, árboles o postes. Aníbal López colgó del puente del Incienso un listón gigantesco que ondeaba con el viento.

5DurantelaBienaldeMercosursecontratóaunabandadetraficantesquesededicanatransportarilegalmentetodotipodeartículosdesdeParaguayhaciaBrasil.Utilizandolosafluentesacuáticosentreambas fronteras, trasladaron quinientas cajas de manera ilícita cubiertas con plástico negro. Las cajas no contenían nada, estaban vacías. Cuando llegaron a su destino fueron apiladas en el recinto de la bienal formando una escultura.

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nificados.Tambiénhaproducidoobrasdegrancrudezasimbólica,quealudenaaspectosdelconflictoarmado,comolatituladaHugo. Hugo era el nombre de un cerdo que fue prodigado de cuidados y alimentado diariamente por el artista paraluegosersacrificado,cocinadoyservidoalosasistentesduranteuneventoconvocado por una galería de arte en Italia. La pieza aludía directamente a las microrredes de poder (y los vínculos de afectos para el caso) que se asocian a la preparacióndekaibiles,soldadosymiembrosdelafamosafuerzadeéliteso-metidos a un entrenamiento en condiciones extremas para su sobrevivencia en las selvas de Petén. La obra de López hacía alusión a la famosa frase “La mente domina al cuerpo”, utilizada a menudo en los adiestramientos que realizan las fuerzas armadas de Guatemala.

2. “QUE NO SE PIERDA LA TERNURA”Durante toda la década de 2000, López, y su correspondiente generación,

reconocieron la importancia de abordar el tema de la violencia desde su propia perspectiva.Parececontradictorioafirmarquesusintegrantesestabansensibili-zadosporlamísticadesarrolladaporlamúsicarockdegruposcomoBohemiaSuburbana y su legado de canciones antiviolencia que estimulaban cambios de actitudes para transformar la sociedad, rechazando el pasado armado y reem-plazando las armas por la cultura, el arte, la música y la libertad de expresión, comoafirmaChristianKrollBryce.6 Es evidente que las obras de estos artistas carecen de la intención utópica de cambiar el mundo por medio del arte. Sin embargo,lacontundenciadelahistoriadelrockenGuatemalaenlasúltimasdécadas permite ubicarlo como un “lugar” donde convergen muchas miradas de disidenciajuvenilyalavezconstructorasdeidentidad.Yesqueésefueellugarcomún hacia donde estaban viendo los creadores de los años noventa. Entre la música, la literatura y las artes existía un entrecruce de campos, combinaciones ypermutacionespoéticasquedefinieronesadécadaylaposterior;algonuncavisto o experimentado por los escritores de décadas anteriores. Experiencias colectivas como la Casa Bizarra, un espacio físico que Javier Payeras descri-bió como “una extraña combinación entre café literario y galería experimental, ubicadaenuncaserónneoclásicoabandonadoenelcentrodelaciudad”.Fueellugar-centro y espacio simbólico habilitado deliberadamente para la organiza-ción colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos como lofueronlosFestivalesdeArteUrbanoafinalesdeladécadayelFestivalOc-tubre Azul a principios del año 2000.

La Casa Bizarra también daba cuenta de lo decisivo de la aventura de ex-plorarlazona1ydequeelcírculodeartistasqueseidentificabaconéstares-

6ChristianKrollBryce,“Peces,iguanas,centavosybalas:losnoventayelrockenGuatemala”,en<http://pacaya.blogspot.com/2011/11/peces-iguanas-centavos-y-balas-los.html#more>.

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pondía a un entorno distópico y antagonista de toda forma y rigor institucional. Suúnicomanifiestoeraelvocablo“urbano”yésteaparecíaenmarcando lasdistintas actividades a las que se dedicaban. Todo lo que estuviera relacionado con lo urbano sólo fue forjado mediante las experiencias vividas en el casco del Centro Histórico y la urgencia de ubicarse desde un espacio que consideraran distorsionado, para pensar y elaborar, desde ahí, una postura crítica frente a las narrativas hegemónicas, tan improbable, caótica e histriónica como las estéticas de la zona 1.

Enelcasodelfenómenorockero,hablamosdeunapresenciafundamentalque dio identidad a la generación que nos ocupa y un espacio de consenso. Principalmente, el rock fue el que sugirió el poderquealcanzaba lapalabraexpresada en el espacio público, con un micrófono en las manos, frente a todo un público en la misma sintonía verbal. “Que no se pierda la ternura” exigía Giovanni Pinzón, líder de Bohemia,

Para entender la escena de la performance es necesario repasar toda esa escena musical y literaria. Es ahí donde se inserta y se forma ese colectivo de artistas que ha encarnado el pesimismo y la derrota que desencadena la violenta presión de la realidad. Hablar de arte acción o de performance en Guatemala no es precisamente hablar de sutilezas, sino referirse a prácticas que se asocian a palabras como exceso, crueldad, profanación, ferocidad, furia, agresión, ensa-ñamiento, arrebato, brusquedad, acometividad, dureza, vehemencia, atropello o violación. Aunque hay antecedentes imprescindibles de artistas, escritores e intelectualesquededicaronmuchodesutrabajoalareflexiónsobrelaviolenciaen Guatemala, y la violencia en sí misma alimenta una historia ineludible, la performance era un lugar más explícito e inmediato, más descarnado y cercano a despertar las mismas emociones de disgusto, rechazo o tensión que implica un evento violento en el espacio público o el privado. La performance respondía perfectamente a sus expectativas creativas, formales y de fondo. Los artistas que la han practicado no asumieron la tradición formativa que ofrecen institu-ciones dedicadas al arte como la Escuela Nacional de Artes Plásticas y más bien huyeron sistemáticamente de los espacios convencionales para la exhibición y expresión artística. Por ser un medio que no se basa en la adquisición de habili-dades técnicas, en el dominio de un medio plástico, en la producción de objetos artísticos per se, sus obras difícilmente fueron reconocidas como formas de arte, tanto por el sistema institucional y académico del arte como por el circuito social hacia el cual se exponen tradicionalmente.

En general, el público ha sido poco receptivo a las propuestas potencial-mente subversivas del accionismo. Cuando las personas piensan en arte piensan en objetos para ser contemplados con los ojos, en términos de belleza e inspi-ración. Es muy difícil determinar cuál es la conducta o la percepción adecuada frente a obras que tienen la capacidad de no dejar a nadie indiferente, una virtud

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que pocos artistas poseen. La obra de López fascina o repugna, se alaba o se de-testa. La de Regina no implica una ejemplaridad redentora. Después de muchos años puedo atestiguar que ese empeño por desentrañar y evocar distintas formas deviolenciacoincideconesoqueelfilósofoitalianoGiorgioAgamben,ensuconocidotexto“Quéessercontemporáneo”,definiócomo“tomarposiciónconrespecto al presente”;7 un presente que no es sólo un tiempo homogéneo sino uno que connota una sociedad, con la que hay que ajustar cuentas.

3. EL CUERPO PRESENTE Y EL CUERPO AUSENTEPara muchos artistas e investigadores resulta indiscutible que el arte acción

en Guatemala posee características que son imposibles de comprender si no se tiene información sobre la historia política de este país centroamericano y sus complejos capítulos de violencia. Ese pasado y su presente histórico se han enraizado de tal manera en la cultura que uno de los elementos fundamentales paracomprenderelflujodesusheridaseselcuerpo.Yaseacomoreceptáculo,como metáfora o como campo de exploración, el cuerpo es un contenedor de historias que hace visible tanto los traumas individuales como los colectivos (llamado por eso “cuerpo social”). Si por muchas décadas el cuerpo fue con-denado a la invisibilidad, al silencio o a la represión sexual, moral y religiosa, a partir de los años noventa la sociedad se expuso a una serie de imágenes que comenzarían a cambiar cualquier percepción que se tuviera sobre la idea de cuerpo. Durante las exhumaciones en ex destacamentos militares se nos reveló un cuerpo que desconocíamos y que se integró al imaginario social y las narra-tivas de las masacres. En el proceso de excavación de fosas y entierros clan-destinos realizado por antropólogos forenses aparecían grupos de esqueletos de hombres, mujeres y niños que aún llevaban sus trajes, zapatos, algunos juguetes u objetos. El simbolismo de estos elementos cotidianos pasó a transformarse en prueba contundente de la puesta en práctica de estrategias contrainsurgentes, para las que ninguna víctima estaba preparada, como tampoco para las torturas, los tratos crueles, las violaciones o mutilaciones en estado de indefensión. En años recientes, el asesinato de mujeres y su desmembración se transformó en el mediodeenviarmensajesexplícitosafigurasautoritariasodemarcarterrito-rios de poder entre pandillas. Los tatuajes y signos elaborados por maras tam-bién han jugado un papel importante en la construcción de ese cuerpo colectivo. Yalserlaperformanceunmedioconcentradoenloefímeroyelcuerpo,noesde extrañar que reconozca el cuerpo no sólo como lugar de asociaciones sino comoinstrumentodesignificaciones.Comounlienzoenblanco,elcuerpoeselsoporte de la experiencia performática.

7 Giorgio Agamben, “Qué es ser contemporáneo”, en http://www.ddooss.org/articulos/textos/Gior-gio_Agamben.htm

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¿Pero qué sucede o cómo sucede una performance cuando su atención se centraenlaausenciadelcuerpo?En2008enelCentrodeFormacióndelaCoo-peración Española en La Antigua Guatemala se llevó a cabo la primera muestra de performance o arte acción en el país. Titulada Horror Vacui, esta muestra era el complemento de Los desaparecidos, una importante exposición itinerante que aglutinaba obras de artistas que han abordado en Latinoamérica el tema de las desapariciones forzadas.8 Horror Vacui reunió a artistas de Guatemala a quienes se les invitó para desarrollar performances sobre este tema. Uno de los aspectos más interesantes del grupo es que la mayoría no tenían referentes exac-tosdeloquesignificaeltérmino.Ensumayoríajóvenes,sinlaexperienciadi-recta de los años signados por las desapariciones, habían oído sobre el tema por medio de sus padres o a partir de datos muy escuetos que suelen aparecer en los diarios o por narraciones esporádicas que se generan en la cotidianidad social y/ofamiliar.Noobstante,susobrasreflejabanconprecisiónelvacío,eldolorylos efectos psicológicos que causa la puesta en práctica de una de las armas más crueles que se han utilizado en la historia de la humanidad: las desapariciones forzadas. En Guatemala, según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, la desaparición forzada fue una práctica sistemática que correspondió en la casi totalidaddeloscasosaoperacionesdeinteligenciamilitar.Sufinalidadpreten-día, por un lado, desarticular los movimientos y organizaciones que el Estado identificabacomoproclivesalainsurgencia;porotro,sembrarelterrorenlapoblación civil.

Las desapariciones llegaron como una práctica anticomunista que pasó a ser una estrategia contrainsurgente, un sistema al alcance de quienes estaban en el poder. Se ejerció sobre la sociedad civil, secuestrando y desapareciendo a las personas que habían comenzado a comportarse como sujetos para convertirlos en “objetos mudos y neutros”, pues el principal objetivo de una desaparición forzadaessustraera individuosparaejemplificar loquepuedesucedera laspersonas si deciden estar en contra del autoritarismo. Ésta es una manera efecti-va de instalar el terror en las mentes, como shocks eléctricos que se detonan de vez en cuando para mantener activo el miedo.

Obras como la de Jessica Lagunas, titulada 120 minutos de silencio, nos ayudaban a comprender cómo sigue teniendo vigencia ese espacio de duda. Frente a una cámara, residiendo enNuevaYork, Jessica realizó esta accióndondecortalospatronesdeunatelacondiseñosdecamuflaje.Esunactode-liberado para comprender esos patrones de angustia, esos ciclos de miedo que pueden ser codificados e interpretados pormedio de simples diseños de lostrajes militares. María Adela Díaz sugería el dolor del desprendimiento, lo que

8 Originalmente, Los desaparecidos fue curada por Laurel Reuter, directora del Museo de North Dakota,EstadosUnidos.Laexposiciónhaitineradoporcentrosculturalesymuseosde losdistintospaíses donde las desapariciones forzadas es un tema central, vinculado a la memoria, y muchas veces irresuelto en el plano legal.

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sucede después de la sustracción de un ser querido, mediante una acción mí-nima llena de tensiones. Jessica Kairé proporcionaba alivio a través de objetos blandos que el público podía utilizar mientras caminaba por la muestra. Estos objetos transicionales invitaban a esos procesos psíquicos que aportan alivio, consuelo y seguridad durante una experiencia perturbadora como lo era la ex-posición en sí misma. Jorge de León realizó un ritual simbólico en el cual el cui-dado y cicatrización alivian recuerdos de sus familiares desaparecidos durante elconflictoarmadoenGuatemala.SandraMonterrosopropusounprocesodesanación basado en el agua y la sal proveniente del mar, donde se dejaban caer los cuerpos de los desaparecidos. Alejandro Paz nos enfrenta al registro del so-nido del vacío de una fosa común en el Ixcán. Uno de los más jóvenes, Enrique López Campang, expresaba la ausencia de imágenes del tema para su propia generación mediante la proyección de una película sin imágenes, sin narración, sin referentes. Lo más interesante de la muestra era comprobar la vigencia que tiene el tema por medio de la memoria heredada y cierta necesidad de compren-derlo por medio del vértigo que propicia el vacío.

4. ¿ES POSIBLE UNA MICROPOLÍTICA?Al recordar este recorrido no puedo dejar de pensar en cómo, a lo largo

de los años, el significado que hemos atribuido a la performance, que tomaelcuerpoylaviolenciacomoreflexióncentral,havariado.Yanosetratadeun saber que surge con sus respectivos componentes críticos, reivindicativos o ilustrativos de los hechos. En ese sentido, la performance es, tal vez, la forma más efectiva de introducir la noción de acción pública como acto vital de trans-ferencia. Por ejemplo, la pieza titulada Móvil de Regina José Galindo presenta-da en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo en la ciudad de México es una acción donde la artista se encierra en un carro mortuorio. Los asistentes son invitados a empujar el carro y, poco a poco, la solemnidad se transforma en algo lúdico, incluso hay momentos de hostilidad. Nadie sabe que la artista se encuentra en el interior de la caja. La presencia del objeto y la duda provocan al imaginario colectivo, desencadenan todos esos saberes sociales que preexisten y han sido construidos a través de la historia, como memoria, como subjetivi-dad. Precisamente, lo efectivo de la performance se encuentra en esa posibili-dad de transferencia. Pero sustrayéndonos por un momento del gran escenario del museo, del “sistema arte” que consagra y legitima al evento performático en sí mismo y al artista, ¿qué está pasando adentro de la caja? Sin rodeos voy a decirlo: ahí es posible el espacio y el tiempo de la micropolítica.9 Entendida

9 Eltérmino,comoconsignayemblemadelarevolucióndemayode1968,sedebeaPierre-FélixGuattari.DespuésdelaagudapercepcióndeGuattari,lateoríadelomicropolíticofueconfirmadapormediodelasobrasdeMichelFoucaultyGillesDeleuze.Finalmente,losmovimientosfeministas,que

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ésta como uno de los mayores desafíos de las sociedades y el individuo contem-poráneo, considerando su experiencia de desilusión y hastío frente a las macro-políticas, las dinámicas de participación partidaria, las ideologías gastadas, el desvanecimiento de las utopías, el desengaño y la indefensión que nos produce la política en general.

Cuandodecimosmicropolíticanosreferimosaunconceptoqueredefinióel terreno de juego para que ingresaran en la arena de lo político toda una serie de ámbitos que hasta ese día habían quedado excluidos de ella por su presunta pertenencia a la esfera privada –por ejemplo, las relaciones sexuales, familia-res, laborales, institucionales, clínicas o escolares. Al poner de relieve la consti-tución de toda una serie de microrredes de poder, de disciplinas que infectaban a la democracia avanzada y que inyectaban un régimen político miniaturizado, hastaentoncesinvisible,enlosconfinesmásíntimosdelindividuosocialmenteforjado, lo micropolítico se transformó en ese nuevo lugar desde donde expli-carnos toda esta gama de relaciones. Tal vez también es el mejor lugar para considerar la participación de la performance en la política, desde su intimidad, suactitudreflexivaysuconviccióndequelopersonal,elcuerpo,tambiénespolítico.

5. UN SICARIO EN KASSEL El último escenario de este texto se remonta a la presentación de un sicario

de origen guatemalteco en Kassel, Alemania. La acción artística es de Aníbal López y fue desarrollada en junio de 2012 como proyecto para la Documenta 13, el evento de mayor trascendencia para el mundo del arte contemporáneo. El artistapagóalsicarioporhoraademásdelboletodeidayvuelta.Fuepresen-tado detrás de una pantalla y el público asistente sólo podía observar su silueta mientras le hacía preguntas. Por medio de un rústico video,10 el sicario respon-día y describía con calma sus estrategias de asesinato, lo que cobraba, los plazos depago,cómoacorralabaalasvíctimasytodoslospormenoresdesuoficio.Sutono de voz recordaba de inmediato el acento “chapín” y no dejaba de inquietar. Laidentificacióndelpaisanoproducíaunconfusorasgodehumanidad.

Actualmente, acciones como la de Aníbal López acaparan una inmensa atención. El proyecto de López, titulado Testimonio, se sustentó en una realidad donde la violencia actúa desde la voracidad. Es difícil que los habitantes de Kassel, y los europeos en general, comprendieran por completo el argumento de la obra y la dimensión que tiene la palabra “sicario” en nuestro contexto. En coordinación con las estrategias mediáticas que provoca una organización

llevaban décadas teorizando el carácter de las relaciones de dominación de los vínculos supuestamente “privados” entre hombres y mujeres, encontraron en el concepto un apoyo.

10 Aníbal López, Testimonio,en<http://www.youtube.com/watch?v=Ir-Qun7WQWs>.

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como la de Kassel, la presentación de este personaje inmediatamente se trans-formó en espectáculo voyerista y una nueva forma de exotizar la violencia, de blanquearla y hacerla apta para el consumo del mercado y el mundo del arte internacional.

El mapa de esa vida pública lo trazan la “institución arte”, sus distintos actoresysusconflictos.Enesosgrandesespacios,lasobrasdearteseexponencomo verdades incuestionables, pero su sentido y alcance nunca se explicitan, puesparecenlograrmayoreficaciaenelmercadocuantomenoressuprecisiónsemántica o la explicación de la experiencia y contexto desde donde provienen. Por ejemplo, a partir de la forma impoluta en que se presentó la obra de López enelrecintoartístico,laideade“sicario”asumióunsignificadomuycercanoa “belleza” e incluso a “bien artístico” o “monumento”. El sicario, sentado en una silla cual escultura, narraba las peores atrocidades y el público era incapaz de tomar partido. Observaba sin juzgar. Se vio neutralizado por todo el aparato cultural. Pero también se hicieron más evidentes las contradicciones y las com-plicidades que entraban en juego en el escenario. La simpleza de la imagen, la intermediación de equipos sofisticados para traducir simultáneamente suspalabras y su apariencia no ideológica consiguieron adhesión.

Esta obra nos lleva nuevamente a El préstamo. A pesar de corresponder a momentos y espacios de presentación totalmente distintos, el fenómeno de res-puesta es similar. Según la crítica de arte María Guadalupe Álvarez,

...loqueharesultadosumamente irritantede talespoéticasesqueejemplifican–ografican–situacionessocialesyhumanashartoconflictivasenlasquelapar-ticipación de los propios protagonistas anula las fronteras entre la vida y el arte dotándolas de un cariz obscenamente palpable y real. Queda en entredicho si estos artistas‘usan’aestasgentesyaprovechansuvulnerabilidadenbeneficiopropiocapitalizando el sesgo escandaloso de las acciones que propician para alimentar una fama controversial.

Sin embargo, insiste Álvarez, el tema va más allá de la representación y del trato con ese “otro”, usado como medio para desnudar la pluralidad de manifes-tacionesdelsometimiento.Algunoscríticosargumentanydefiendenestetipode acciones desde la alteridad absoluta y no referida a nada. Es decir, desde un lugar donde la falta de referentes es capaz de anular las posiciones éticas pero también de potenciar el pensamiento crítico.

De manera genérica, estas prácticas se enmarcan en el concepto del lla-mado slumming cultural y el correspondiente apelativo de “pornomiseria” que se suele usar en toda Latinoamérica. Las imágenes asociadas a la miseria, la violencia y la subalternidad han sido temas recurrentes en toda la historia del arte. La violencia está presente en todas partes y aún no podemos explicarla o aceptarla como parte de lo que reconocemos como arte. Si anteriormente apelá-bamos al valor de las micropolíticas, aquí nos parece inaceptable cuando pare-

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cen establecer complicidades con los sistemas de promoción artística. El crítico ecuatorianoRodolfoKronfleadvierte:“dentrodeunsistemadelartedondeeladulo, la promoción social y el mercado contaminan la transparencia de los mensajes, nos preguntaremos –con una insistencia remojada en sospecha– ¿qué esloquecalificaacualquieraahablarporeseOtro?”

A pesar de que algunos artistas presentan sus orígenes humildes, sus experiencias vividas en entornos de violencia, como la credencial que refrenda una carta blanca para tratar con los vulnerables, existen casos en que esa libertad adquiere matices de“patentedecorso”pararecurriraunaexplotaciónindiscriminada,irreflexivayoportunistadeladesgraciaajena,insisteKronfle.

El problema es cuando comprobamos cómo se consumen estas imágenes desdeelprimermundoparareconfirmarsudominación;esdecir,cómolasde-manda el mismo sistema que provoca, mantiene y legitima las estructuras de la violencia.

6. CIAO, METÁFORAObras como las de Aníbal López y Regina José Galindo siempre activan

dilemas como todos los expuestos. Actualmente es imposible sustraerlos del debate ético global y mucho menos del mercado institucional o de las demandas del coleccionismo privado. No obstante, como hemos visto en este texto, sus obras son capaces de evidenciar y propiciar una indagación en las capas más profundas de esa realidad que nos aplasta, y poner al descubierto los mecanis-mos y economías que la estimulan.

Después de muchos años de tocar la temática de la violencia, de ser testigo de sus múltiples variables y sus mutaciones por medio del arte, es imposible darporconcluidoesteprocesode reflexión.Elacompañamientoconstantealos artistas, observar sus desempeños, sus batallas y estar atenta a sus procesos creativos ofrece la posibilidad de otros modos de pensar lo que es una perfor-mance, más allá de la hegemonía del espectáculo y del capital. A manera de conclusión, lo que propongo es el cuestionamiento de los límites retóricos de la metáfora que se le han impuesto. Lo metafórico en la performance ha sido útil para que las personas puedan entender su valor simbólico e incluso acercarse a este medio buscando el signo metafórico. El problema es que, como hemos visto, la performance construye no sólo una metáfora sino toda una relación designificados,deculturas,depoderes,deestéticas,deemocioneseintencio-nes. Así como se ha sugerido considerar las singularidades de lo micropolítico, como un acto de descentramiento de todas esas nociones macropolíticas que nos desbordan, pienso que una acción artística es una línea de fuga personal, un lugarderesistenciaincapturable.EsloqueelfilósofofrancésGillesDeleuze

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definecomoacontecimientosodevenir.Y,enesesentido,laperformanceyelcuerpo performático, más que sugerirse como eventos metafóricos, con una única posibilidad de lectura, son eventos que detonan, implosionan y revolucio-nan desde la subjetividad de cada espectador o de cada artista.

Hay acciones burdas sobre el tema de la violencia y otras que nos dejan in-quietos. Como le sucedía a la estudiante, “no podemos quitarle los ojos de enci-ma”, su trascendencia está determinada por cierto umbral premonitorio que nos avisa que lo que está sucediendo en “esa performance” es algo que conocemos peroquesolemosidentificarcomomanifestaciones irracionalesdeviolencia.La trascendencia de una performance depende de su capacidad de construir una realidad paralela, en la que se muestra lo más poético y lo más vil del ser huma-no. Ese espacio alterno no es una puesta en escena común, y mucho menos una representación literal, sino un momento introspectivo y efímero que escudriña en los laberintos psicológicos que mueven las conductas o redimen y hasta jus-tificanelhorror“deunsicariohablandosobrearte”.Cuandoestaexperienciarealmente toca a los espectadores, cuando la obra provoca y lanza sin tregua preguntas importantes, cuando podemos entrever una relación singular con el propio tiempo, podemos estar seguros de estar frente a eventos que merece la penatomarencuentayreflexionarlaviolenciaapartirdeellos.

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