el materialismo y la cuestión del papel del estado

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1 MATERIALISMO: LA CUESTION DEL ESTADO Y SU ORIGEN (I) Uno de los objetivos principales del curso virtual de Historia de Venezuela que pretendemos desarrollar se fundamenta en una crítica a los estudios de la Historia de Venezuela, tanto en su variedad de historia oficial, entendida como la versión que cuenta cada gobierno, sus líderes e ideólogos, de la infinidad de “revoluciones” encabezadas por caudillos civiles o militares. En esta versión la historia del país comienza con la llegada al poder del caudillo de turno, que se autoproclama hijo de Bolívar, seguidor o adorador del mítico padre de la patria y, claro está, su obra y acción es la continuación de la epopeya del héroe independentista. En esta interpretación de la historia, Bolívar es de izquierda o de derecha según la inclinación política del cabecilla; Bolívar puede ser a la vez “demócrata o socialista”, pese a que el héroe original fue defensor acérrimo del modelo político inglés, proponiendo abiertamente un poder político fundamentalmente hereditario y consolidando la división de la sociedad en clases. 1 Una variante de la misma versión es la Historia Nacional, la que se cuenta en las escuelas, generalmente bajo los gobiernos que no son fruto de “revoluciones”, y donde se repite toda la mitología y simbología de la patria. En ella todos somos venezolanos “hijos de un padre” que nos dio “patria”, aunque no tengamos trabajo, ni comida y la ansiada democracia, libertad e igualdad social sigan brillando por su ausencia. Según esa historia, 500 años después seguimos invocando en el Preámbulo de la Constitución 2 el amparo del mismo dios que consintió el genocidio de millones de indígenas en Venezuela y América, durante esa masacre que se llamo “conquista y colonización”. En estas versiones el Estado venezolano y sus instituciones aparecen como algo “natural”, donde los pasajes oscuros que se suceden en nuestra historia son causados por las políticas del gobierno de turno, particularmente de los políticos y militares que lo dirigen, y no por el sistema económico y el Estado que las fundamenta. De esta manera, el Estado y sus instituciones creadas a lo largo de la historia son buenos, lo malo es la gestión de los hombres que dirigen dichos gobiernos y que, en definitiva, serían los causantes de los males que perennemente afligen y afectan a las mayorías trabajadoras y no propietarias. De esta interpretación de la historia surge y se consolida con el paso del tiempo una nueva religión terrenal: La adoración al sacrosanto Poder del Estado y la no menos sagrada Constitución, que como nueva biblia “nos protege de todo mal”. En ese sentido nuestro propósito es muy claro: estudiar el origen y evolución del Estado en Venezuela desde 1500 hasta hoy, como el verdadero hilo conductor, como el llamado eje transversal de la historia de la lucha de clases en el país. 1 Léase con atención El Discurso de Angostura (1819) y el proyecto de Constitución para Bolivia (1826), donde ambas características de la sociedad propuesta por Bolívar, están claramente delineados. 2 El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios del Preámbulo de la C.R.B.V 1999. Y lo más cínico, y ejemplo de la manipulación de la historia, que en la línea siguiente de esta invocación a la protección del dios genocida, se invoca también en el mismo plano a las víctimas de este y sin tapujos se habla de el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes” .Y aquí tenemos un ejemplo sencillo de las falsificaciones y mentiras de la historia oficial y nacional, y como esta historia termina uniendo e igualando a las victimas con los victimarios.

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MATERIALISMO: LA CUESTION DEL ESTADO Y SU ORIGEN (I)

Uno de los objetivos principales del curso virtual de Historia de Venezuela que pretendemos desarrollar

se fundamenta en una crítica a los estudios de la Historia de Venezuela, tanto en su variedad de historia oficial,

entendida como la versión que cuenta cada gobierno, sus líderes e ideólogos, de la infinidad de “revoluciones”

encabezadas por caudillos civiles o militares. En esta versión la historia del país comienza con la llegada al

poder del caudillo de turno, que se autoproclama hijo de Bolívar, seguidor o adorador del mítico padre de la

patria y, claro está, su obra y acción es la continuación de la epopeya del héroe independentista.

En esta interpretación de la historia, Bolívar es de izquierda o de derecha según la inclinación política

del cabecilla; Bolívar puede ser a la vez “demócrata o socialista”, pese a que el héroe original fue defensor

acérrimo del modelo político inglés, proponiendo abiertamente un poder político fundamentalmente

hereditario y consolidando la división de la sociedad en clases.1

Una variante de la misma versión es la Historia Nacional, la que se cuenta en las escuelas,

generalmente bajo los gobiernos que no son fruto de “revoluciones”, y donde se repite toda la mitología y

simbología de la patria. En ella todos somos venezolanos “hijos de un padre” que nos dio “patria”, aunque no

tengamos trabajo, ni comida y la ansiada democracia, libertad e igualdad social sigan brillando por su ausencia.

Según esa historia, 500 años después seguimos invocando en el Preámbulo de la Constitución2 el amparo del

mismo dios que consintió el genocidio de millones de indígenas en Venezuela y América, durante esa masacre

que se llamo “conquista y colonización”.

En estas versiones el Estado venezolano y sus instituciones aparecen como algo “natural”, donde los

pasajes oscuros que se suceden en nuestra historia son causados por las políticas del gobierno de turno,

particularmente de los políticos y militares que lo dirigen, y no por el sistema económico y el Estado que las

fundamenta. De esta manera, el Estado y sus instituciones creadas a lo largo de la historia son buenos, lo malo

es la gestión de los hombres que dirigen dichos gobiernos y que, en definitiva, serían los causantes de los males

que perennemente afligen y afectan a las mayorías trabajadoras y no propietarias. De esta interpretación de la

historia surge y se consolida con el paso del tiempo una nueva religión terrenal: La adoración al sacrosanto

Poder del Estado y la no menos sagrada Constitución, que como nueva biblia “nos protege de todo mal”.

En ese sentido nuestro propósito es muy claro: estudiar el origen y evolución del Estado en Venezuela

desde 1500 hasta hoy, como el verdadero hilo conductor, como el llamado eje transversal de la historia de la

lucha de clases en el país.

1 Léase con atención El Discurso de Angostura (1819) y el proyecto de Constitución para Bolivia (1826), donde ambas

características de la sociedad propuesta por Bolívar, están claramente delineados. 2 “El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios” del Preámbulo de la C.R.B.V 1999. Y lo más cínico, y ejemplo de la manipulación de la historia, que en la línea siguiente de esta invocación a la protección del dios genocida, se invoca también en el mismo plano a las víctimas de este y sin tapujos se habla de “ el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes” .Y aquí tenemos un ejemplo sencillo de las falsificaciones y mentiras de la historia oficial y nacional, y como esta historia termina uniendo e igualando a las victimas con los victimarios.

2

Se trata de enfocar la historia en su escenario “natural” como lo es la lucha entre explotados y

explotadores, entre asalariados y patronos, entre propietarios y no propietarios; en resumida entre los que

trabajan y los que viven del trabajo ajeno, tanto en las esferas superiores de la sociedad, como en sus capas

inferiores, tal como ocurre hoy en Venezuela con esa moderna industria de punta, conocida como la industria

del crimen.

Reivindicar la lucha de clases que se desarrolla en torno al Estado, para nosotros tiene una doble

importancia:

De un lado, esta concepción sufre en manos del gobierno de turno, sus cabecillas, sicofantes y

mercenarios de la pluma, la mas grotesca y vulgar tergiversación, como es el caso de autoproclamarse

“marxistas bolivarianos” y a su Estado-gobierno delictivo militar –policiaco denominarlo “socialista”. Para,

otros, en el campo de las llamadas modernas tendencias y “ciencias históricas”, algunos ideólogos han

enfilado sus ataques a la concepción materialista de la historia, negando de plano la lucha de clases como

motor de la misma. Afirman con desparpajo que la concepción materialista ya fue superada, por lo que es

obsoleta. Así, los defensores de la “modernidad y el postmodernismo” u otros renovadores, han terminado

haciendo suya la concepción de la historia del capital financiero, que no es otra que el “Fin de la Historia”.

Para estos nuevos ideólogos del capital, todo lo que ocurre hoy, no es más que un Choque de

Civilizaciones, entre la llamada civilización occidental (judío-cristiana) y el resto de civilizaciones,

principalmente la civilización musulmana. Mil años después se repite la guerra por la “justicia infinita y la

libertad duradera” contra los nuevos “infieles”. Y una vez más, los cruzados anglo-sajones arremeten contra no

creyentes, hoy llamados terroristas, que ya no solo habitan en el Medio Oriente y se apoderan de los lugares

sagrados, sino que hoy tienen en su poder una de las mercancías más venerables: Él petróleo y el gas. Pero

además, estos infieles, se han expandido por todo el mundo y en sus territorios se encuentran otros tantos

lugares santos, como las selvas y su biodiversidad, las fuentes de agua y minerales estratégicos. En definitiva

todos estos renovadores terminan como Hegel, y para ellos la globalización y el Estado actual es el fin supremo

de la humanidad.

Todas las cosas ya fueron dichas, pero como nadie escucha es preciso comenzar de nuevo3

A lo largo de toda la historia mundial de la lucha de clases, la cuestión sobre el origen y necesidad del

Estado es un tema que ha dado a mayores interpretaciones y explicaciones. Y no en vano, se trata de exponer

la forma principal de la organización de la sociedad en función de los intereses de las clases

propietariaminoritarias y propietarias que han existido a lo largo de más de 5000 años.4

3 Frase de André Gide (1859-1951) Escritor Francés. “En la década de 1920 Gide se convirtió en inspiración de escritores

como Albert Camus, Luis Cernuda y Jean-Paul Sartre. En 1923 publicó un libro de Fiódor Dostoievski, sin embargo, al defender la homosexualidad… en 1924, recibió malas críticas. Más tarde, él mismo consideró que había sido su mejor obra… Falleció el 19 de febrero de 1951. Al año siguiente, la Iglesia Católica incluyó sus obras dentro del Índice de libros prohibidos” 4 Hasta ahora las investigaciones históricas y arqueológicas han establecido con bastante precisión que el Estado como forma de organización social, apareció en Mesopotamia y el Medio Oriente hace unos 5000 años. Sin embargo se tiene establecido que en todo el mundo, incluyendo América, el Estado ya existía como tal hace unos 3500 años.

3

Hoy de nuevo la cuestión del Estado se coloca en el tapete de la discusión, no solo porque el dominio

del capital financiero mundial, liderado por el capital anglo-sajón, con la OTAN y el ejército de EEUU como

policías del mundo, ha liquidado de hecho y de derecho las llamadas soberanías nacionales, último bastión

ideológico de los Estado periféricos que orbitan alrededor del capital internacional, sino porque en el seno

mismo de las llamadas “soluciones alternativas revolucionarias”, ha prendido de nuevo una vieja tesis

reformista cuyo lema central es: “ Cambiar el mundo sin tomar el poder”, siendo uno de sus más acérrimos

defensores el conocido intelectual irlandés, John Holloway5 . En palabras del autor de esta “novísima” táctica

política, esto es “como su propio nombre indica, implica una necesidad de cambio del mundo. Este cambio

debemos hacerlo partiendo de la base de que la lucha por cambiar el mundo no debe ser una lucha centrada

en el estado y en la toma de poder del estado6.

Para el Sr. Holloway los problemas reales y prácticos que aquejan a la humanidad y al mundo, son ante

todo problemas de palabras, de los pensamientos e ideas que de ellos tenemos. El problema del Poder y del

Estado, no es para el señor Holloway, un problema real, definido, práctico que se interpone como la fuerza

material principal que impide “cambiar al mundo” en beneficio de las mayorías trabajadoras. Para él, este

poder concreto económico, político y militar mediante el cual la burguesía mundial, en especial del capital

financiero, construye y organiza el mundo de acuerdo a sus intereses, privilegios y objetivos, son solo ideas que

tenemos de él, algo así como una “sensación de poder”, y bastaría no pensar en él, no centrar nuestras luchas

en su derrocamiento y un buen día, por obra y gracia del señor, ese mundo cambiará. El olor a misticismo

político, impregna toda esta teoría.

Ya Marx en su juventud, esclarecía este tipo de pensamiento escolástico, propio del reformismo: “El

problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico,

sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la

realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un

pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico7.

5 Su estadía en Puebla y su relación con el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional lo ha conducido a plantear la tesis de

“Cambiar el mundo, sin tomar el poder”. Este planteamiento es una reedición en pleno siglo XXI de las viejas tesis

reformistas formuladas por Eduard Bernstein, en el seno del movimiento obrero a finales del siglo XIX. En aquellos

tiempos Bernstein criticó la lucha de clases como motor de la historia y su planteamiento central fue precisamente que

"El verdadero socialismo no quiere derribar el orden de las clases; quiere basar las clases en una organización del

trabajo que será para todos mejor que la organización actual". Lo interesante es que estos planteamientos de Holloway

expuestos en sus tesis sobre el Antipoder (2002) y en su libro “Cambiar el mundo, sin tomar el poder” (2002), se han

convertido en la piedra angular tanto de sectores del movimiento anarquista en América latina y Venezuela, como de

“viejos marxistas”, ex guerrilleros de la década de los 60’ del siglo pasado hoy transformados en libertarios, que han

retomado esta teoría como fundamento de su táctica política. 6 http://eipcp.net/transversal/0805/holloway/es. En otro artículo presentaremos una respuesta a la concepción del señor Holloway. Si alguien quiere conocer los antecedentes históricos de esta política, ver el articulo de Lenin “Marxismo y Revisionismo”, en http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1900s/3-iii-08.htm En general la historia del movimiento de los trabajadores está llena de estos renovadores de la política por una nueva sociedad, detrás de la cual suelen esconder una crítica, velada o abierta, al materialismo como fundamento ideológico del socialismo y el comunismo. 7 K. Marx, Tesis sobre Feuerbach, II tesis.

4

Por su parte Lenin en su célebre conferencia “Sobre el Estado8, expuso magistralmente este embrollo

en torno al Estado, su origen y función. Al inicio de su conferencia, Lenin advertía:

. (…) el problema del Estado es uno de los más complicados y difíciles, tal vez aquel en el que más

confusión sembraron los eruditos, escritores y filósofos burgueses.

Ya he dicho que difícilmente se encontrará otro problema en que deliberada e inconscientemente,

hayan sembrado tanta confusión los representantes de la ciencia, la filosofía, la jurisprudencia, la

economía política y el periodismo burgueses como en el problema del Estado. Todavía hoy es

confundido muy a menudo con problemas religiosos; no sólo por los representantes de doctrinas

religiosas (es completamente natural esperarlo de ellos), sino incluso personas que se consideran

libres de prejuicios religiosos confunden muy a menudo la cuestión especifica del Estado con

problemas religiosos y tratan de elaborar una doctrina -con frecuencia muy compleja, con un

enfoque y una argumentación ideológicos y filosóficos- que pretende que el Estado es algo divino,

algo sobrenatural, cierta fuerza, en virtud de la cual ha vivido la humanidad, que confiere, o puede

conferir a los hombres, o que contiene en sí algo que no es propio del hombre, sino que le es dado de

fuera: una fuerza de origen divino. Y hay que decir que esta doctrina está tan estrechamente

vinculada a los intereses de las clases explotadoras -de los terratenientes y los capitalistas-, sirve

tan bien sus intereses, impregnó tan profundamente todas las costumbres, las concepciones, la

ciencia de los señores representantes de la burguesía, que se encontrarán ustedes con vestigios de

ella a cada paso, (...) Este problema ha sido tan embrollado y complicado porque afecta más que

cualquier otro (cediendo lugar a este respecto solo a los fundamentos de la ciencia económica) los

intereses de las clases dominantes. La teoría del Estado sirve para justificar los privilegios sociales, la

existencia de la explotación, la existencia del capitalismo, razón por la cual sería el mayor de los

errores esperar imparcialidad en este problema, abordarlo en la creencia de que quienes pretenden

ser científicos puedan brindarles a ustedes una concepción puramente científica del asunto. Cuando

se hayan familiarizado con el problema del Estado, con la doctrina del Estado y con la teoría del

Estado, y lo hayan profundizado suficientemente, descubrirán siempre la lucha entre clases

diferentes, una lucha que se refleja o se expresa en un conflicto entre concepciones sobre el Estado,

en la apreciación del papel y de la significación del Estado9.

La discusión del Estado cobra hoy una importancia decisiva, porque no solo se trata de oponerse al

Poder Mundial del capital financiero, donde la OTAN y el ejército norteamericano son la principal fuerza

material a enfrentar y vencer, sino porque la extinción del Estado, la abolición de las clases, del trabajo

asalariado y de la propiedad privada siguen siendo los problemas cardinales a los que debe corresponder una

revolución que aspire realmente a una trasformación del mundo en beneficio de las mayorías. Lo que hoy

teóricamente discutimos y clarificamos, al inicio del siglo XXI, es lo que está en el orden del día de las luchas de

los trabajadores del mundo. La reorganización del sistema capitalista mundial llevada a cabo a través de los

grandes robos y estafas financieras, así como la guerra sin fin que llevan adelante en todo el mundo, ha sido

descargada con toda su fuerza sobre los hombros de millones de trabajadores y asalariados del mundo.

8 Conferencia pronunciada por Lenin en la Universidad Sverdlov, el 11 de julio de 1919.

9 http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/11071919.htm.

5

Hoy como en ninguna época de la humanidad, en los últimos cien años, la alternativa entre el

Socialismo de los trabajadores o la barbarie del capitalismo, está inmersa en cada hecho cotidiano de toda la

humanidad sufriente y pensante, lo que coloca a la cuestión del poder en un punto decisivo; y lo que cualquier

mortal sabe, aunque no sepa más que eso, es que en la lucha de clases no siempre triunfa quien tiene la razón,

pero sí quien tiene la fuerza y el poder en el momento y sitio decisivo.

Para una crítica de la cuestión del Estado y su papel en la historia, nos ha parecido interesante

comentar brevemente un pequeño ensayo sobre el Estado, que ha alcanzado difusión en páginas de algunos

sectores ligados a la llamada izquierda, donde ha recibido elogios. Nos referimos al ensayo “El Estado: ¿un mal

necesario? (I)”10. Lo hemos tomado como material de análisis, porque en cierta medida es un intento por

dilucidar la cuestión del Estado desde una óptica alejada de las anteriores versiones, y nos ha parecido

interesante, para dar una idea aproximada de la visión que queremos recuperar para el estudio de la Historia

como instrumento de lucha, como un arma para la construcción de la sociedad futura, y no como una simple

explicación “objetiva” o una alabanza al pasado.

Hecha esta introducción, pasemos al análisis del artículo en cuestión, anotando que hemos copiado

textualmente solo una parte del ensayo citado11

, y hemos subrayado en él, los párrafos o líneas objeto de

nuestros comentarios. Demás está decir que este trabajo lo hacemos como parte de la lucha ideológica que

consideramos necesaria y crucial, único camino que nos puede permitir enfrentar con claridad nuestros fines

ante la ofensiva mundial del capital financiero y su aparato político, militar e ideológico en función de

establecer su ansiado Nuevo Orden Mundial, que de hecho significaría la vuelta a un periodo de oscurantismo,

maltusianismo y neo esclavismo, como ya se comienza a ver tanto en Europa y EEUU, como en los llamados

países periféricos del G-20, hacia donde el capitalismo mundial relocaliza aceleradamente sus principales

fabricas y servicios.

Pasemos entonces a comentar el ensayo en cuestión.

10 El, o los autores del ensayo, se identifican como parte de un “colectivo de personas inquietas y comprometidas con

distintas procedencias que actualmente habitamos en Chiapas, México. Como SurSiendo nacemos a inicios de 2011,

confluyendo trayectorias de trabajo en activismo, comunicación, diseño, educación, arte y gestión cultural”. El artículo

fue colgado en su blog http://sursiendo.com/blog/ el 25 de septiembre pasado y rápidamente alcanzó una notoria

difusión en el seno de Internet de América latina, siendo difundido entre otros por:

http://ssociologos.com/2013/10/08/el-estado-un-mal-necesario/

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174165

http://www.aporrealos.com/forum/viewtopic.php?p=771287&sid=7cfb2bb9d554af7f045ca469dfbff219

http://revistapedagogicanuevaescuela.blogspot.com/2013/10/el-estado-un-mal-necesario.html

http://foro.revolucionaldia.org/viewtopic.php?t=12237&sid=9899dbe0273eb604604dad2698c61ec7 11Para nuestros comentarios solo escogimos los párrafos de la Introducción y Modernidad: Estado y Democracia. Que ocupa las páginas 3 y 4 del ensayo original, tomado directamente de http://sursiendo.com/blog/. El resto del ensayo lo iremos comentando a lo largo del curso, por cuanto toca cuestiones fundamentales de la lucha de clases de hoy, tales como: ¿Es posible una revolución socialista, colectiva en el mundo? ¿Pueden los trabajadores, en especial los asalariados del mundo, derrocar al Estado capitalista y vencer a la burguesía mundial? ¿Se ha llegado realmente al fin de la Historia?

6

“EL ESTADO: ¿UN MAL NECESARIO?

Introducción.

Algunos textos anteriores pueden abrir una puerta a lo que pensamos sobre las instituciones. Sin

embargo, con este pequeño ensayo nos proponemos repensar en concreto a la institución estatal. En el

contexto actual de crisis múltiples y complejas ¿es realmente el Estado un “mal necesario”?

Non est potestas super terram quae comparetur ei, Job, XLI, 24 Portada del libro El Leviathan, de Thomas Hobbes, 1651.

La frase latina que aparece en la parte superior se puede traducir como

“No hay poder sobre la Tierra que se le compare”.

Modernidad: Estado y democracia

“Mucho se habla en los últimos años de la crisis del Estado y de la crisis del capitalismo ¿cómo llegamos

hasta aquí? La Edad Moderna se inició alrededor de mediados del siglo XV con los cambios producidos por la

caída de Constantinopla, la invención de la imprenta (que dio paso al desarrollo del Humanismo y el

Renacimiento), consolidando este cambio de Era el inicio de la colonización de América y la Reforma

Protestante en Europa (siglo XVI). Desde entonces y durante estos casi seis siglos se gestaron, desarrollaron y

consolidaron un orden y una institución asociados: el capitalismo y el Estado”.

Comentamos:

Esta conclusión se ubica de hecho dentro de la corriente que considera que el Estado es una institución que

nace con el capitalismo, y cuyos orígenes se remontan al llamado periodo de Acumulación Originaria de

Capital12. De esta manera, cae en abierta contradicción con la concepción materialista de la historia y el

análisis de Engels sobre el origen del Estado, pero además contradice toda una serie de tendencias, escuelas

e investigaciones, que reconocen y aceptan la existencia del Estado como una institución que se remonta a

la antigüedad, y cuya aparición marca el fin de la llamada comunidad primitiva o prehistoria de la

humanidad13.

12 C. Marx, EL CAPITAL, Capitulo XXIV, La llamada acumulación originaria, http://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/eccx86s.htm 13 Salvo una aclaratoria en contrario, nuestros comentarios van en negrita y cursiva. Y en respuesta a los subrayados del ensayo original. Igualmente las citas que extraemos de otros autores, y que tomamos como apoyo a nuestros comentarios.

7

“Hace unos años el politólogo italiano Norberto Bobbio enfatizada el debate entre quienes asumen el

Estado como continuidad de un período anterior y quiénes no. Los autores que están a favor de la

discontinuidad sostienen que la realidad del Estado moderno es una forma de ordenamiento tan diferente de

los anteriores que ya no pueden ser llamados con los nombres antiguos. Este argumento se apoya en que con

Maquiavelo no únicamente se inicia el éxito de una palabra sino la reflexión sobre una realidad desconocida

para los escritores antiguos, y de la cual la nueva palabra es un ejemplo. De esta manera sería oportuno hablar

de Estado únicamente para las formaciones políticas que nacen de la crisis de la sociedad medieval, y no para

los ordenamientos anteriores. El Estado moderno es definido mediante dos elementos constitutivos: la función

de la prestación y atención de los servicios públicos y el monopolio legítimo de la fuerza”.

Comentamos:

En principio estos dos elementos constitutivos, que se presentan como rasgos característicos

del Estado moderno, son atributos que están presentes en todos los Estados, tantos modernos como

antiguos. Las investigaciones históricas referidas a las épocas antiguas en especial en el Medio

Oriente, no han hecho más que confirmar esas características.

La esencia del Estado como aparato de coerción y violencia material y de imposición

ideológica de la minoría propietaria, explotadora y opresora sobre las grandes mayorías

trabajadoras, ha permanecido inalterable a lo largo de más de 5000 años. Es, si se quiere, la esencia

última de todo Estado. Sin un aparato de violencia y coerción por parte de la minoría dominante es

claramente imposible que ésta pueda someter a la gran mayoría de cuya explotación vive.

En cuanto a la función de prestación y atención de servicios públicos, que se quiere presentar

como un atributo del Estado moderno, y aun la existencia de una burocracia, estas características

también están presentes en los Estado imperiales del antiguo Medio Oriente. Precisamente, las

grandes obras de irrigación que acompañan a todas las civilizaciones antiguas, tanto de Europa, Asia

y América, que van a dar origen al Estado en estas regiones, y las monumentales obras religiosas

(pirámides y templos), son una prueba elocuente de que esas funciones de servicio público del Estado,

ya están presentes en aquella época. Igualmente el papel económico de los sacerdotes en las

predicciones meteorológicas con relación a la agricultura, además del uso de la religión como un

instrumento fundamental de dominación. Recuérdese el supuesto origen divino de los antiguos

emperadores, presentados ante la población como hijos de dios o reencarnación del mismo.14.

Comprender la cuestión de la base económica histórico concreta sobre la que se erige un

Estado es fundamental para entender la forma que este asume, dado el nivel de las fuerzas

productivas y la más importante de ella: La Fuerza de Trabajo.

La forma del Estado está íntimamente ligada al nivel del desarrollo económico de la sociedad

en la cual se establece y del papel que juegan en él sus dos pilares fundamentales: el poder de la

violencia y el poder ideológico. El Estado que nace en el Medio Oriente hace 5000 sobre la base del

trabajo esclavo y la agricultura, no puede exhibir la misma forma que el Estado bajo el dominio del

capital financiero y la moderna industria. El Estado es la obligada forma de organización social de

dominación que asume toda sociedad desde el momento en que en ella hacen su aparición la

propiedad privada, las clases, la familia patriarcal y la religión correspondientes.

14

El análisis del modo de producción asiático, del cual Marx y Engels obtuvieron poca información, es ilustrativo de la transición de la comunidad primitiva a las sociedades regidas por un Estado.

8

El Estado es la forma social que le permite a la minoría dominante hacer uso del poder material

(ejército, policías, cárceles, tribunales, etc.) y del poder ideológico que lo acompaña representado en

la religión y la iglesia, además de todo el conjunto de normas jurídicas, moral, costumbres y

tradiciones asentadas en la base económica de esa sociedad, para mantenerse precisamente en el

poder. Y esta esencia es el enclave de todo Estado, tanto antiguo como moderno

“Por su parte, los pensadores que están en favor de la continuidad del origen del nombre del Estado

afirman que hay una tendencia a sostener la continuidad entre los ordenamientos de la antigüedad, el

Medievo y los de la época moderna. Los argumentos que sostienen esta tesis para autores como Hobbes,

Montesquieu o Rousseau mencionaban y conceptualizaban al Estado aunque fuera con nombres diferentes

(polis, civitas, imperium y res pública). El fundamento de su poder se da en términos jurídicos de donde nace la

idea del contrato social y por ende, del contrato de sujeción. El primero, denominado pactum societatis, explica

la unión de los individuos en sociedad; el segundo, llamado pactum subjectionis, explica la sumisión al

soberano. Con Hobbes se firma el contrato como súbditos y con Rousseau el contrato como ciudadanos

(aunque para Hobbes el nacimiento de la sociedad civil va aunado al del Estado)”.

Comentamos:

Precisamente, la burguesía en ascenso y como clase explotadora aun bajo el feudalismo, fundamenta

sus aspiraciones de poder bajo el manto del derecho, o sea de las ideas. Como portadora de un nuevo modo

de producción y de una nueva relación de explotación entre las clases de una sociedad, se erige en la

heredera legítima del poder y expresa en los diferentes escritos de sus ideólogos entre el Renacimiento de

mediados del siglo XV, hasta la Revolución Francesa de 1789 el nuevo modelo de Estado que aspira a

construir; Estado que ya no está basado en la explotación del esclavo o el siervo de la tierra, ni en el

parasitismo de los amos esclavistas o de los señores feudales, sino en la producción de mercancías, en la

acumulación de capital, y en una mano de obra formalmente libre que para poder vivir tiene que ofertar su

fuerza de trabajo como mercancía. Indudablemente los ideólogos al servicio de la minoría, fieles a su papel

de invertir la realidad y cubrir la explotación y dominación de clase, tienen que disfrazar sus intereses como

un pacto social, presentando como un libre contrato entre ciudadanos supuestamente iguales ante la ley, lo

que no es más que un nuevo sistema de explotación económica, opresión política y dominio ideológico. Pero

es indudable que la continuidad histórica del Estado desde la antigüedad hasta hoy, no viene dada por el

ordenamiento legal o el derecho, sino por el poder económico y la fuerza que garantiza a una clase erigirse

en la clase hegemónica que detenta el Poder del Estado. Después que se asume el poder, como decía Marx ya

la burguesía encargará a sus abogados que legalicen el dominio.

“Según Giovanni Sartori la palabra Estado no se usó hasta el siglo XVI, y “entra en el vocabulario

político en Italia, en expresiones como Estado de Florencia y Estado de Venecia para caracterizar las

formaciones políticas en las que la terminología medieval (regnum, imperium o civitas) eran manifiestamente

inadecuadas”. Es Maquiavelo quien primero registra este uso al principio de El príncipe aunque Norberto

Bobbio sostiene que la palabra no fue ideada por Maquiavelo:

Minuciosas y amplias investigaciones sobre el uso de Estado, en el lenguaje de los siglos XV y XVI

muestran que el paso del significado común del término status de situación al Estado en el sentido

moderno de la palabra, ya se había dado mediante el aislamiento del primer término en la expresión

9

clásica status res pública. El mismo Maquiavelo no hubiera podido escribir la frase precisamente al

comienzo de la obra si la palabra en cuestión no hubiese sido ya de uso corriente.

Dejando a un lado la controversia sobre la paternidad del concepto, la secularización del aspecto privado del

público es el hito de esta nueva organización, el Estado, en apariencia necesaria ante el crecimiento

poblacional y por ende sus necesidades derivadas ” .

Comentamos

En realidad el crecimiento de la población es una consecuencia directa del desarrollo de las Fuerzas

Productivas, en especial de los instrumentos de producción y la formación del excedente económico.

No es casual que las sociedades de clase con sus Estados correspondientes empiecen a surgir en la

llamada edad de los metales, la aparición y desarrollo de la agricultura y ganadería, las sucesivas

divisiones sociales del trabajo, el intercambio de mercancía, el surgimiento de ciudades y las diversas

formas de religión que sustituyen a la mitología y creencias primitivas.

Todo el capitulo X del conocido libro de Engels, EL ORIGEN DE LA FAMILIA,LA PROPIEDAD PRIVADA Y

EL ESTADO (1884)15

, es ilustrativo del surgimiento del Estado como fruto del desarrollo de las

fuerzas productivas; de la misma manera, las investigaciones realizadas desde la época en que fue

escrito el libro, han confirmado las conclusiones de Engels en este aspecto.

“La palabra Estado se vuelve importante y necesaria sólo cuando empieza a designar una presencia

estructural del poder político y un control efectivo de esa entidad sobre todo un territorio sometido a su

jurisdicción. Según Giovanni Sartori para llegar a eso hay que esperar al siglo XIX, alcanzando su madurez en el

XX”.

Comentamos:

En nuestra opinión esta afirmación es, por un lado inexacta y por el otro históricamente

incorrecta. Consideramos inexacta porque el asunto de fondo no es el concepto o la palabra Estado,

sino el origen y esencia de una institución que históricamente ha jugado un papel fundamental en la

historia de la humanidad, por lo menos en los últimos 5000 años.

Así mismo, es históricamente incorrecta por cuanto en todos los Estados antiguos, en especial

del Medio Oriente, existía de hecho y derecho una estructura organizada del poder político y control

15

Según Engels con este libro “La sociedad primitiva (publicado en inglés con el título Ancient Society Lewis H. Morgan, publicado en 1877, descubre treinta años después, la concepción materialista de la historia, expuesta por primera vez por Marx y Engels en La Ideología Alemana, obra escrita por Karl Marx y Friedrich Engels en Bruselas entre 1845 y 1846, donde se expone con absoluta claridad las tesis principales del materialismo histórico. Engels reconociendo el gran merito de Morgan, como un verdadero científico social escribe en el prologo: “El gran mérito de Morgan consiste en haber encontrado en las uniones gentilicias de los indios” norteamericanos la clave para descifrar importantísimos enigmas, no resueltos aún, de la historia antigua de Grecia, Roma y Alemania. Su obra no ha sido trabajo de un día. Estuvo cerca de cuarenta años elaborando sus datos hasta que consiguió dominar por completo la materia. Y su esfuerzo no ha sido vano, pues su libro es uno de los pocos de nuestros días que hacen época”.

10

efectivo del territorio, hasta el punto que los Estados Imperios estaban delimitados territorialmente.

Por lo tanto, si ese es el concepto de Estado manejado por Sartori, este concepto necesariamente

abarcaría los Estados-imperios de la antigüedad y los de la Edad Media, donde esas características

eran más acentuadas. Incluso, la aparición o el desarrollo de una burocracia estadal y el papel de la

iglesia católica romana como pilar de dichos Estados (llámense imperios, principiados o meramente

ciudades-estados) acentuaban con más claridad, en la Edad Media, las dos características que Sartori

le atribuye solo a los Estados modernos.

Engels en sus primeras conclusiones sobre el Estado, como organización de la sociedad, que ha

existido desde la aparición de la propiedad privada y las clases sociales, señala con absoluta claridad

que:

“Frente a la antigua organización gentilicia, el Estado se caracteriza en primer lugar por la

agrupación de sus súbditos según "divisiones territoriales". Las antiguas asociaciones gentilicias,

constituidas y sostenidas por vínculos de sangre, habían llegado a ser, según lo hemos visto,

insuficientes en gran parte, porque suponían la unión de los asociados con un territorio

determinado, lo cual había dejado de suceder desde largo tiempo atrás. El territorio no se había

movido, pero los hombres sí. Se tomó como punto de partida la división territorial, y se dejó a los

ciudadanos ejercer sus derechos y sus deberes sociales donde se hubiesen establecido,

independientemente de la gens y de la tribu. Esta organización de los súbditos del Estado

conforme al territorio es común a todos los Estados.

( ...)

El segundo rasgo característico es la institución de una "fuerza pública", que ya no es el pueblo

armado. Esta fuerza pública especial se hace necesaria porque desde la división de la sociedad en

clases es ya imposible una organización armada espontánea de la población. Los esclavos también

formaban parte de la población; los 90.000 ciudadanos de Atenas sólo constituían una clase

privilegiada, frente a los 365.000 esclavos. El ejército popular de la democracia ateniense era una

fuerza pública aristocrática contra los esclavos, a quienes mantenía sumisos; mas, para tener a raya

a los ciudadanos, se hizo necesaria también una policía, como hemos dicho anteriormente. Esta

fuerza pública existe en todo Estado; y no está formada sólo por hombres armados, sino también por

aditamentos materiales, las cárceles y las instituciones coercitivas de todo género, que la sociedad

gentilicia no conocía. Puede ser muy poco importante, o hasta casi nula, en las sociedades donde aún

no se han desarrollado los antagonismos de clase y en territorios lejanos, como sucedió en ciertos

lugares y épocas en los Estados Unidos de América. Pero se fortalece a medida que los antagonismos

de clase se exacerban dentro del Estado y a medida que se hacen más grandes y más poblados los

Estados colindantes. Y si no, examínese nuestra Europa actual, donde la lucha de clases y la rivalidad

en las conquistas han hecho crecer tanto la fuerza pública, que amenaza con devorar a la sociedad

entera y aun al Estado mismo.

Para sostener en pie esa fuerza pública, se necesitan contribuciones por parte de los ciudadanos del

Estado: los "impuestos". La sociedad gentilicia nunca tuvo idea de ellos, pero nosotros los conocemos

bastante bien. Con los progresos de la civilización, incluso los impuestos llegan a ser poco; el Estado

libra letras sobre el futuro, contrata empréstitos, contrae "deudas de Estado". También de esto

puede hablarnos, por propia experiencia, la vieja Europa.

11

Dueños de la fuerza pública y del derecho de recaudar los impuestos, los funcionarios, como órganos

de la sociedad, aparecen ahora situados por encima de ésta. El respeto que se tributaba libre y

voluntariamente a los órganos de la constitución gentilicia ya no les basta, incluso si pudieran

ganarlo; vehículos de un Poder que se ha hecho extraño a la sociedad, necesitan hacerse respetar por

medio de las leyes de excepción, merced a las cuales gozan de una aureola y de una inviolabilidad

particular. El más despreciable polizonte del Estado civilizado tiene más «autoridad» que todos los

órganos del poder de la sociedad gentilicia reunidos; pero el príncipe más poderoso, el más grande

hombre público o guerrero de la civilización, puede envidiar al más modesto jefe gentil el respeto

espontáneo y universal que se le profesaba. El uno se movía dentro de la sociedad; el otro se ve

forzado a pretender representar algo que está fuera y por encima de ella16.

Como puede verse, hace 140 años atrás, ya Engels dilucidaba estas características de todo Estado

antiguo o moderno, que el citado Giovanni Sartori atribuye como cualidades propias solo de los

Estados modernos.

“Con la revolución industrial iniciada en Inglaterra en el siglo XVIII se da un paso fundamental en la

consolidación del Estado-nación y la explosión del capitalismo en Occidente. Se da una reterritorialización

producida por las leyes de cercamiento, que en esta nueva contribución aparecerá como un proceso de

“urbanización extendida original”: un paso decisivo en la apertura de los territorios precapitalistas a los

mercados de trabajo y mercancías, en una dinámica de reestructuración y reescalamiento de las relaciones

campo-ciudad consecuente también con las aspiraciones imperialistas del gobierno británico”.

Comentamos:

Toda clase portadora de un nuevo modo de producción y que asume el poder, organiza el

territorio de acuerdo a los requerimientos de ese modo de producción. El esclavismo y feudalismo,

tienen en común que ambos explotan la tierra y la mano de obra esclava o enfeudada, pero en todos

ellos, el Estado que emerge de ese modo de producción, está condicionado por la base económica, y

esta a su vez determina un reordenamiento del territorio. No son las leyes de cercamiento en especial

las del siglo XVIII en Inglaterra, las que conducen la reterritorializacion, sino el desarrollo de la

incipiente producción capitalista, que requiere de mano de obra libre y tierras para la explotación del

campo, en función de la naciente industria textil y de la lana. Las leyes que aprueba el Estado ingles en

beneficio de terratenientes y burguesía incipiente, son la expresión de un proceso, que ya estaba en

marcha.

La revolución industrial iniciada en el siglo XVIII en Inglaterra, es el fundamento científico-tecnológico

para el establecimiento y triunfo definitivo de la burguesía y su nuevo modo de producción, basado en

la maquina y el trabajo asalariado. Donde todo se convierte en mercancía medida por el dinero, y el

objetivo primordial es la acumulación de capital, basado en la explotación del trabajo. Este nuevo

modo de producción comienza sus luchas adoptando el disfraz de nación con su correspondiente

ideología nacionalista, como el arma ideológica principal para enfrentar a los imperios y clases

feudales de la época y -en muchos casos- haciendo alianza con los reyes absolutistas de Europa, que a

16

F. Engels. (1884). El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado.

12

la larga van a formar parte de la burguesía emergente, como los casos de los reyes de Inglaterra y

Holanda, que terminan siendo hasta hoy una parte importante de la burguesía mundial.

Este nacionalismo, que emerge con los nacientes Estados-nación, en absoluto entra en contradicción

con la política imperial, que esos Estados apoyados en el capitalismo interior, desarrollan a nivel

mundial, como los casos de Inglaterra, Holanda y Francia, que a la larga erigen nuevos imperios

parecidos a los antiguos, pero con una base económica y de clases totalmente distinta.

Por otro lado, el capitalismo al basar su explotación en una fuerza de trabajo formalmente libre y

devenida en mercancía, al desarrollar su modo de producción en la manufactura en fabricas movidas

por maquinas y no solo en la obtención de tierras, esclavos, campesinos o botines de guerra, como era

la política “exterior” de los anteriores Estados de las épocas antigua y medieval, va a requerir de un

nuevo ordenamiento nacional y mundial del territorio. Las fábricas se concentran en las ciudades, lo

más cercanas a los puertos marítimos (los barcos son en esa época el principal medio de transporte), y

en definitiva el capitalismo es también el triunfo final de la ciudad sobre el campo.

Una característica fundamental del capitalismo es la expropiación del productor, llámese campesino u

artesano por parte no solo del terrateniente, sino del comerciante exportador, que a la larga se va a

convertir en un patrón capitalista, y necesariamente concentra en talleres y luego en fabricas la mano

de obra que va a producir las mercancías, de cuya realización en el menor tiempo, depende la rotación

de capital y por lo tanto la acumulación de dinero-capital, que es el objetivo del capitalismo. Y esto no

solo implica una urbanización acelerada en dichos países, sino un reordenamiento nacional y mundial

del territorio.

En definitiva la llamada “reterritorialización producida por las leyes de cercamiento”, es la expresión

jurídica, son la consecuencia en Inglaterra, no la causa del nuevo ordenamiento territorial que va

implícito con el nuevo modo de producción naciente. No son las leyes de cercamiento las que producen

la reterritorialización del nuevo Estado, es el desarrollo de la producción capitalista, que conduce al

Estado a establecer leyes que faciliten y aceleren un proceso que ya estaba en marcha. No se olvide

jamás que el hecho siempre precede al derecho, y no a la inversa.

“Con las grandes luchas y revoluciones del siglo XIX, y las consecuentes respuestas del poder

hegemónico capitalista, llegamos al siglo XX con la Primera Guerra Mundial, seguida de la crisis del '29. Ambos

hechos transforman las relaciones sociales y geopolíticas, con un capitalismo que demuestra sus debilidades,

pero aún con un Estado sirviéndole de colchón y de reanimador. Las movilizaciones obreras se sucedían,

ahora con la referencia soviética como espejo y como apoyo”.

Como explica Gustavo Esteva

El New Deal, como se llamó el paquete de políticas que aplicó el presidente Franklin D. Roosevelt ante

la Gran Depresión era ante todo una respuesta política a la movilización de los 'trabajadores'. Era ésta,

más que las contradicciones estructurales del sistema, lo que ponía en peligro su supervivencia. El New

Deal contenía tres elementos: a) Integración institucional de los trabajadores. b) Acuerdo de

productividad. c) Creación del 'estado de bienestar'. Se pactó una 'red de seguridad social' que abarcó

la educación, la salud, el seguro de desempleo y otros aspectos”.

13

Comentamos

Este salto en casi 180 años en la evolución del capitalismo y del Estado correspondiente, es

algo que no puede ser obviado de un plumazo, ya que es precisamente en el siglo XIX cuando

acontecen las principales modificaciones que sufre el capitalismo y su Estado, produciéndose

un cambio substancial como es la transformación del capitalismo de libre competencia -

apuntalado por la revolución industrial fundamentada en la máquina de vapor y la fábrica

capitalista-, en una economía imperialista apuntalada en la segunda revolución industrial. El

motor de combustión, el carbón y el petróleo como fuentes de energía, la electricidad y el

dominio de los monopolios y su fusión con la banca dan origen al capital financiero, la alianza

más poderosa que alcanza el desarrollo capitalista.

Es por ello que no puede despacharse ese periodo con una suerte de saludo a la bandera,

porque es precisamente el periodo de 1900 a 1945 donde la burguesía echa tanto las bases

económicas (consolidación y unión mundial de los monopolio con el capital financiero y la

creación de la Reserva Federal de EE.UU, afirmando su dominio sobre la economía

norteamericana y desarrollando el llamado capitalismo monopolista de Estado) así como

adelanta políticas y acciones militares encaminadas a un solo fin: El dominio mundial del

capital financiero y el establecimiento de un verdadero Estado Mundial tal como se vislumbra

con toda nitidez desde principios del siglo XXI, pero cuyos orígenes, indudablemente, se

remontan a principios del siglo XX.

De igual manera es en este periodo crucial previo a la Primera Guerra Mundial y al

surgimiento de la URSS, de donde debe partir el análisis de la experiencia internacional de la

lucha de clases de los trabajadores para restablecer el nexo histórico necesario que explique

el porqué del fracaso del llamado socialismo real, el triunfo final del capitalismo a nivel

mundial y lo que es más importante: Si podemos vencer al capital y construir una sociedad

colectiva, que verdaderamente se corresponda con el ser humano.

Estudiar el paso del capitalismo monopolista de Estado en sus variantes Stalinismo, Fascismo

italiano, Nazismo alemán o New Deal norteamericano, es una tarea histórica que nos

ayudaría a comprender los errores e ilusiones cometidos por el movimiento comunista

internacional, organizado a partir de la Revolución Rusa de 1917, considerando que sin el

estudio de todo este periodo que se inicia con la Primera Guerra Mundial y que se cierra con

el fin de la llamada Guerra Fría y la caída del mal llamado campo socialista, no es posible

comprender la continuidad histórica de la economía y política mundial de la burguesía, sobre

todo con el Nuevo Orden Mundial actualmente en marcha, el cual no es más que la

coronación de toda esta política imperialista comenzada a finales del siglo XIX. Toda vez que

no es casual que la industria petrolera de EEUU, donde se da el desarrollo del monopolio y su

unión con el capital financiero, siga siendo ciento cincuenta años después, el núcleo

fundamental del capital financiero mundial.

14

A manera de conclusión:

En nuestra opinión, las bases teóricas sobre el origen del Estado, dilucidadas por Marx y

Engels, a partir del estudio de los datos de las investigaciones de Morgan y el estudio de la historia de la

antigüedad en Europa, han sido ratificadas con pocas variantes por todas las investigaciones modernas. La

conclusión principal es que al surgir la propiedad privada sobre los medios de producción y las clases que esta

propiedad lleva aparejada permitió que:

, …”el régimen de la gens, fruto de una sociedad que no conocía antagonismos interiores, no era

adecuado sino para una sociedad de esta clase. No tenía más medios coercitivos que la opinión

pública. Pero acababa de surgir una sociedad que, en virtud de las condiciones económicas generales

de su existencia, había tenido que dividirse en hombres libres y en esclavos, en explotadores ricos y

en explotados pobres; una sociedad que no sólo no podía conciliar estos antagonismos, sino que, por

el contrario, se veía obligada a llevarlos a sus límites extremos. Una sociedad de este género no

podía existir sino en medio de una lucha abierta e incesante de estas clases entre sí o bajo el dominio

de un tercer poder que, puesto aparentemente por encima de las clases en lucha, suprimiera sus

conflictos abiertos y no permitiera la lucha de clases más que en el terreno económico, bajo la forma

llamada legal. El régimen gentilicio era ya algo caduco. Fue destruido por la división del trabajo, que

dividió la sociedad en clases, y remplazado por el Estado.

Así, pues, el Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera de la sociedad; tampoco es

"la realidad de la idea moral", "ni la imagen y la realidad de la razón", como afirma Hegel. Es más

bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado; es la

confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y

está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar. Pero a fin de que

estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna no se devoren a sí mismas y no

consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por

encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del "orden". Y

ese poder, nacido de la sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más,

es el Estado”17.

Es el Estado ¿un mal necesario? Responderemos con la conclusión de Engels en su libro:

“Por tanto, el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él,

que no tuvieron la menor noción del Estado ni de su poder. Al llegar a cierta fase del desarrollo

económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo

del Estado una necesidad. Ahora nos aproximamos con rapidez a una fase de desarrollo de la

producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se

convierte positivamente en un obstáculo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo

tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases desaparecerá

inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base

17

F. Engels (Op. Cit)

15

de una asociación libre de productores iguales, enviará toda la máquina del Estado al lugar que

entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce”18.

La cuestión más importante que nos compete en la lucha por una sociedad colectiva más justa y

humana, no es solo esclarecer teóricamente nuestros concepción sobre el Estado, sus orígenes y papel en la

lucha de clases, sino resolver y enfrentar el principal objetivo de nuestras luchas: Si hoy cuando a la vista de

toda la humanidad el capital financiero construye un Estado y un Nuevo Orden Mundial, cimentado en el

mayor poder militar, político e ideológico conocido en la historia de la humanidad, donde son la banca

mundial y las grandes compañías transnacionales, fusionadas en el capital financiero, quienes lo imponen a

sangre y fuego, principalmente a través de la guerra, el crimen y las estafas financieras de todo tipo.

Nosotros, partidarios de la lucha de clase y de la extinción del Estado, de una comunidad universal de seres

humanos libres de explotación económica, opresión política y sometimiento ideológico, le preguntamos a

todos aquellos que pregonan, una nueva sociedad, una nueva civilización, un tercer camino o una sociedad

libertaria, ¿ Se puede cambiar el mundo, sin derrotar ese poder? ¿Existe realmente ese camino fuera de la

lucha de clases y en el seno mismo de la sociedad actual, que le ahorre a la humanidad más sangre, sudor y

lágrimas y la conduzca a la sociedad soñada?

Para nosotros los materialistas prácticos,19la experiencia de la lucha de clases de la humanidad nos

enseña una lección histórica perfectamente clara:

El Estado puede ser o no un mal necesario, un paso evitable o un camino obligado en el desarrollo

de la humanidad; de su origen y necesidad se puede y debe seguir investigando, pero de lo que hoy no

dudamos, es de la imperiosa necesidad de su derrocamiento, demolición y extinción, como único pasó a una

sociedad verdaderamente humana. Y que esta necesidad no se confunda con la inevitabilidad del

comunismo, como consecuencia de un supuesto derrumbe final del capitalismo. Él materialismo histórico se

basa en la ciencia y no en profecías y elucubraciones. El legado histórico de Marx y Engels: Su concepción

18 Ídem. 19 En nuestra opinión, la caracterización más exacta que hicieran Marx y Engels de un militante Comunista, y que se

corresponde con la definición del Comunismo. En La Ideología Alemana, al establecer la diferencia entre el materialismo

científico, con respecto al materialismo contemplativo de Feuerbach, los autores señalan: “de lo que se trata en realidad

y para el materialista práctico, es decir, para el comunista, es de revolucionar el mundo existente, de atacar

prácticamente y de hacer cambiar las cosas con que nos encontramos.” Ver, Punto 2 “Crítica del materialismo

contemplativo e inconsecuente de Feuerbach”, y en el punto 5. “Desarrollo de las fuerzas productivas como premisa

material del comunismo”, establecen “Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al

que ha de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de

cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente”. Ambas

definiciones de comunista y comunismo están contenidas en C. Marx- F. Engels, Capítulo I de La Ideología Alemana,

Feuerbach Oposición entre las concepciones materialista e idealista, parte II ( 1845-46)

http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/feuerbach/2.htm Subrayados nuestros.

16

materialista de la historia no es una biblia, donde están contenidas todas las respuestas, sino una guía para

la acción, un método de análisis para la realidad concreta de la lucha de clases.

Grupo de Trabajo Jesús Márquez Finol, “Motilón”

Octubre, 201.