discurso político en la democracia argentina reciente 1999-2003
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Discurso Político en la Democracia Argentina Reciente (1999-2003)
La “Deuda” en los Discursos de Asunción de los Presidentes, De la Rúa,
Rodriguez Saa, Duhalde y Kirchner.1
Ricardo Esteves∗
Abstract En los discursos de asunción de los presidentes, De la Rúa, Rodriguez Saa, Duhalde y Kirchner, encontramos cuatro posturas distintas respecto a la problemática de la deuda. Este tópico, aunque en distintas medidas, se presenta como una importante fuente de significados en estos discursos. Los aspectos metodológicos para abordar estas cuestiones son muy variados. En este trabajo presentamos una breve reseña de estos aspectos, pero principalmente nos concentraremos en las posiciones que asume el locutor, ocultándose, cambiando de voz; y de que manera se dirige a los distintos destinatarios. En estos cuatro discursos encontramos distintas formas de representar el mismo problema, lo que implica diferentes posturas frente al mismo. Estas posturas varían desde presentar la deuda como, deuda de las provincias, deuda externa, deuda del sector público, entre otros. Estas representaciones generan nociones de sentido que hacen posibles distintas estrategias para enfrentar este problema. Introducción
Los discursos de asunción a las presidencias pronunciados por Fernando De la
Rúa, Adolfo Rodriguez Saa, Eduardo Duhalde, y Nestor Kirchner entre el 10 de
diciembre de 1999 y el 25 de mayo del 2003 sirven para establecer una referencia,
aunque sea solo a nivel discursivo, de las dificultades financieras que enfrentaba
el Estado Argentino y la crisis política que vivió -y en alguna medida sigue
sufriendo- nuestro país.
Las dificultades financieras del Estado Argentino se manifiestan en los discursos
de estos presidentes de distintas maneras. En este sentido, esta cuestión puede ser
considerada como tópico. El tópico de la deuda se manifiesta en estos discursos
bajo términos como endeudamiento, compromiso, deuda externa, deuda pública y
déficit. Estos términos nos permiten descubrir las manifestaciones explícitas en
torno a la deuda, aunque no podemos admitir que solo se hable de ella cuando se
usan estas palabras. En distintas medidas, el tópico de la deuda, está presente o
subyacente en muchas otras expresiones permitiendo la emergencia de cuestiones
relacionadas, explícitamente o no a este tópico. Esto significa, en distintas
medidas, que la deuda es una importante fuente de significados en estos discursos.
Dicho de otra manera, muchas de las cosas que se dicen en estos discursos, 1 Presentado en el VI Congreso Nacional de Ciencia Política, noviembre de 2003. ∗ U.B.A. [email protected]
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aunque no apelen a los significantes (palabras) que mencionamos anteriormente,
están allí para hacer –aunque sea de forma indirecta- referencia a la deuda.
Por otro lado estas manifestaciones no son contingentes ni arbitrarias, cuando se
hace mención a este tópico, existe un objetivo, una estrategia o una
intencionalidad del hablante. Son dos los aspectos fundamentales que persigue
este trabajo. En primer lugar distinguir las distintas formas lexicogramaticales
elegidas por cada uno de estos presidentes para representar la deuda, y en segundo
lugar, descubrir para que se hace esa referencia a ese objeto, es decir, qué se
quiere hacer ó lograr al mencionar o traer dicho tema. Las estrategias discursivas
que podemos apreciar en estos discursos son múltiples, y como veremos, hacer
mención a estas cuestiones puede implicar una forma de polemizar con distintos
destinatarios. La forma que adopte la representación de la deuda, y la posición que
asuma el locutor, podrán permitirnos deducir que tipo de efecto se busca generar
en los distintos tipos de destinatarios. Las alternativas varían desde las amenazas
hasta la búsqueda de apoyos, frente a una galería más amplia de destinatarios, que
en cada discurso varía.
El análisis del discurso tal vez no sea una herramienta para encontrar relaciones
causales entre acontecimientos, pero sí nos permite desenmascarar significados
ocultos o no tan ocultos en los discursos, en este caso, los discursos políticos.
El particular interés que puede tener analizar los discursos de asunción de estos
cuatro presidentes es que se suceden en un período de tiempo relativamente corto,
considerando que el plazo normal de un mandato presidencial, según lo estipula el
texto de la Constitución Nacional, es de cuatro años. Estos cuatro discursos fueron
pronunciados en un período de 3 (tres) años, 5 (cinco) meses y 10 (diez) días, esto
es menos de lo que debería durar un solo mandato presidencial. Este aspecto
resulta relevante y agrega interés a este estudio. Los discursos de asunción a la
presidencia -por lo menos en estos cuatro casos- suelen tener una impronta
programática. En ellos encontraremos los ejes centrales de la acción de gobierno y
los valores que serán sostenidos por los mismos. El aspecto programático no es lo
único que podemos encontrar en estos discursos, también hay importantes
elementos de retórica a partir de los cuales se trata de resaltar aspectos personales
del orador y buscar apoyos –por medio de la disuasión- para llevar adelante su
gobierno.
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Este trabajo plantea a forma de reseña algunos aspectos metodológicos a partir de
los cuales podemos abordar el estudio o análisis de estos discursos; la manera en
que es representado el tópico de la deuda en cada uno de estos discursos y por
último presenta de manera descriptiva una conclusión sobre las distintas posturas
adoptadas en los mismos.
Lo último que queda decir en esta introducción es que aunque admitimos que el
análisis del discurso no nos permite establecer nexos causales, sí nos permite
encontrar fuentes de sentido para las acciones, no solo de los emisores de los
discursos sino también de los receptores. Estos cuatro discursos y los significados
que nos brindan, especialmente en relación al tópico de la deuda, nos brindan una
referencia en términos de sentido, de lo sucedido en el campo de la política
durante el período en cuestión.
Aspectos Metodológicos
El análisis del discurso puede ser considerada una disciplina relativamente nueva
y podríamos remontar sus orígenes a la década del 60 (Maingueneau 1999;
Maingueneau y Cossuta, 1995). Según se plantea en estos artículos, los primeros
trabajos que pueden ser inscriptos en esta disciplina son los de Althusser y
Foucault. Como toda disciplina en proceso de formación presenta una disputa
respecto a sus problemas, contenidos y aspectos metodológicos. Maingueneau
hace una distinción entre dos corrientes principales, la escuela francesa y escuela
anglosajona, donde claramente toma partido a favor la primera. Cabe remarcar
que en mayor o menor medida estas escuelas no son del todo homogéneas2.
De estas corrientes, rescataremos aquellos elementos que sean más relevantes para
el estudio que queremos llevar a cabo en este trabajo.
Los elementos de la escuela francesa que resultan pertinentes rescatar para llevar
adelante este análisis son aquellos que hacen referencia a la subjetividad del 2 La escuela francesa intenta mantenerse fiel a la lingüística moderna inaugurada por Ferdinad de Saussure en su obra póstuma “Curso de lingüística genral”. Esta obra da origen a la lingüística y al estructuralismo en general que supo encontrar adeptos más allá de la lingüística en disciplinas como la antropología –como el caso de Claude Levi-Strauss- y el psicoanálisis en el caso de Lacan. Por su lado, la escuela anglosajona presenta varios puntos de partida, como puede ser lo que se llamó la escuela de Cambridge, que a comienzo de siglo XX dio origen a la que se llamó la filosofía analítica del lenguaje y que podemos identificar con L. Wittgenstein. Dentro de la corriente anglosajona también podemos incluir los desarrollos norteamericanos en el campo de la sociolingüística, como el caso de E. Sapir y más tarde lo que fueran los desarrollos de la etnometodología atribuibles a C. Geertz.
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lenguaje como son la deixis y la polífonia. Con respecto al primero de estos
elementos (Benveniste, 1999 [1966]; Kerbreat Orecchioni, 1980, García Negroni
2001), podemos decir que hace referencia al sistema de indicadores, como son los
pronombres personales y las referencias espaciales-temporales que nos permiten
saber quien habla y en referencia a que cosa. Sintéticamente, yo aquí, ahora y
todas sus variantes. Los pronombres personales resultan de gran utilidad, no solo
porque nos indican quién está haciendo uso del lenguaje, sino porque las distintas
formas en las que pueden ser utilizados –especialmente en el discurso político-
pueden generar múltiples efectos como la de borramiento y enmascaramiento de
la persona que habla (García Negroni 1988.; Hernanz 1990.). La polífonía,
presentada originalmente por M. Bajtin (M.M. Bajtin, 1985. [1979.]) y
desarrollada posteriormente por el eminente lingüista francés O. Ducrot (Ducrot,
1984), permite distinguir las múltiples voces involucradas en el habla, ya sea por
la utilización del discurso referido y por los distintos tipos de negación. El
discurso referido es la utilización de una voz ajena a la propia, -perteneciente a un
lucutor L2 distinto al locutor L1 responsable del enunciado emitido- ya sea
mediante el discurso directo, el indirecto e indirecto libre.
La negación presenta implícitamente otra voz que sostiene aquello que se esta
negando. Esta voz sostiene el mismo enunciado pero con un signo opuesto, es
decir, positivo.
Otro elemento metodológico desarrollado específicamente para el análisis del
discurso político por el semiólogo argentino E. Verón, es el de la destinación
múltiple (Verón, 1987.). Este principio plantea que el discurso político presenta la
particularidad que remite de formas distintas a sujetos distintos. El discurso
político encuentra 3 (tres) destinatarios, el destinatario positivo, prodestinatario, el
adversario, contradestinatario y un tercer hombre, los indescisos ó paradestinatario
(Verón, 1987: 16,17.). Esto se puede presentar de forma esquemáticamente como
se ve en la Figura 1.
Figura1.
Destinatario PositivoProdestinatario
Destinatario Neutro Paradestinatario
Destinatario Adversario Contradestinatario
Emisor
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Los elementos que podemos utilizar de la llamada escuela anglosajona están más
relacionados con la gramática funcional, la semiosis social como fuentes de
significado y el análisis crítico del discurso. Estos elementos están íntimamente
relacionados y están asociados a las líneas de trabajo de autores como M.A.K.
Halliday, T. Van Dijk, G. Kress, R. Horges, N. Fairclough y T. Trew entre otros.
Según Halliday (Halliday, 1975:35) el lenguaje cumple un papel primordial en el
moldeado del la realidad social:
El lenguaje se considera como la codificación de un “potencial de
conducta” en un “potencial de significado”, es decir, como un medio de
expresar lo que el organismo humano “puede hacer”, en interacción con
otros organismos humanos, transformándolo en lo que “puede
significar”. Lo que puede significar (el sistema semántico), a su vez, es
codificado en lo que “puede decir” (el sistema léxico-gramatical, o la
gramática y el vocabulario); para emplear nuestra propia terminología
lingüística popular, los significados se manifiestan en expresiones
En este sentido las formas lingüísticas no son ajenas a las formas sociales y la
organización de ambas están estrechamente relacionadas. De esta manera, a través
del estudio de las formas gramaticales, o en palabras de Halliday, las elecciones
lexicogramaticales nos permiten acceder a las formas sociales o la organización y
funcionamiento de la vida social.
En base a estos principios se desarrolla la corriente crítica del análisis del
discurso. Esta corriente plantea que:
“La lengua es un instrumento de control, como también de
comunicación. Las formas lingüísticas permiten llevar y a la vez
distorcionar significados. En este sentido, los oyentes pueden ser a la vez
informados y manipulados, y, en muchos casos, manipulados cuando
suponen estar informados. La lengua es ideología en el sentido más
político de la palabra: implica distorción sistemática al servicio de los
intereses de clase” (Hodge y Kress, 1979:12).
Aunque muchos de estos estudios dicen trabajar sobre el discurso político, en
realidad trabajan sobre el discurso de los medios, especialmente el de la prensa
(Seidel, 1985.) El discurso político propiamente dicho es trabajado, dentro de esta
corriente –con gran influencia del marximo, en especial de los trabajos de B.
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Jessop- por N. Fairclough. En los últimos trabajos de Fairclough se analizan
discursos oficiales pronunciados o firmados por Tony Blair (Fairclough, 2000;
2003b). Estos trabajos intentan descubrir los mecanismos por medio de los cuales
se gestan nuevos significados en el nuevo capitalismo. Estas investigaciones tratan
de descubrir que hay detrás de nuevas expresiones como el “nuevo lavorismo”,
“nueva economía global” y “economía basada en el conocimiento”.
Lo último que cabe destacar sobre esta corriente es que todos prestan un especial
interés en la transitividad, es decir, como el lenguaje representa la realidad en
tanto proceso, lo que implica identificar un actor responsable de un proceso y las
circunstancias en las que este se desarrolla.
A manera de cierre de esta sección queda una reflexión sobre el desarrollo
independiente de las disciplinas del análisis del discurso y la ciencia política.
Aunque el análisis del discurso es una disciplina que se clasifica, al igual que la
lingüística, dentro de las ciencias sociales, no podemos considerar estos saberes
como parte de un cuerpo de conocimiento unido. Por el contrario, el desarrollo
institucional de cada una de estas disciplinas se desplaza por carriles separados
presentando algunas dificultades. En primer lugar, es de suma dificultad para la
ciencia política acceder a un verdadero estudio de los textos, en definitiva
discursos, como pueden ser los discursos presidenciales, las leyes y las
constituciones, dado la falta de herramientas teóricas para acceder a ellos.
Segundo, la misma lingüística presenta dificultades –menos que la ciencia
política- para acceder al discurso político. Es evidente que la lingüística carece de
bagaje teórico para problematizar cuestiones políticas en los textos o discursos,
prefiriendo, en algunos casos, problematizar la lengua en función de la misma
lengua.
Para finalizar me queda decir que, en el estado actual de esta cuestión, resulta más
sencillo para la lingüística saldar esta cuestión que para la ciencia política.
La deuda en el discurso de asunción del Presidente De la Rua
El discurso de asunción a la presidencia de Fernando de la Rúa, pronunciado ante
asamblea legislativa el día 10 de diciembre de 1999 presenta una profunda
preocupación por la cuestión de la deuda. Este discurso dedica una considerable
extensión al tema. Esto puede ser entendido como una estrategia por medio de la
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cuál se intenta construir un escenario desfavorable y consecuentemente
responsabilizar al anterior gobierno de esta situación.
“El gobierno que hoy concluye su gestión vivió el efecto de años de
crecimiento global; reformó el Estado privatizando empresas
públicas, tuvo estabilidad monetaria mediante la convertibilidad, y en
rigor debió entregar el país con cuentas ordenadas. En cambio, hay
un enorme déficit presupuestario alejado de la responsabilidad fiscal
votada por este Congreso”
En este pasaje podemos apreciar la descarga que se realiza contra el anterior
gobierno, al cuál se trata de no identificar con el anterior presidente, aunque no
quedan dudas que se está polemizando contra él. La estrategia discursiva aquí
utilizada es similar a la negación polémica. La primer oración trata de construir un
supuesto -al implicar que la situación global favorable y la privatización de la
empresas- de que la situación financiera del Estado deberían ser favorables, pero
esto queda desmentido polémicamente en la oración siguiente, donde se plantea lo
contrario. El contradestinatario en este pasaje no es nada más ni nada menos que
el anterior gobierno, pero al final de la oración siguiente encontramos también al
Congreso, a quien se trata de oponer o enfrentar con el anterior gobierno, pero
también responsabilizándolo de esta situación. Esta Posición polémica y esta
amenaza nos permiten deducir que nos encontramos frente a un contradestinatario
y un paradestinatario. El primero identificable con el gobierno anterior y el
segundo con el Congreso. En el caso del Congreso podemos pensar que esta
amenaza es un recurso de disuación para conseguir su apoyo. En la oración en la
que encontramos esta amenaza podemos apreciar que hay un sujeto arbitrario, es
decir, hay un borramiento del locutor, lo que le permite esgrimir esta amenaza y
ponerse a cubierto, haciendo menos evidente su presencia.
“El endeudamiento de las provincias creció ante la indiferencia del
poder central que se desentendió de ellas.”
La oposición de términos, las provincias y el poder central –que tiene valor
anafórico (reemplazable) por el Estado- tiene dos funciones. La primera es alejar
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al Estado Nacional del endeudamiento, lo que en consecuencia le permite atribuir
a otro actor este endeudamiento. La segunda función de esta operación es la de
responsabilizar al poder central de ese endeudamiento.
Otro aspecto central de este enunciado es la forma en que es presentado el sujeto o
actor provincias. En este sentido, el sujeto o actor provincias no es indisociable al
término endeudamiento, es decir que no nos encontramos frente a dos términos
sino a uno solo, el “endeudamiento de las provincias” que se presenta como
sujeto o actor.
Este enunciado también presenta polémica y vemos como apelando a la tercera
persona, nuevamente, se toma distancia y se borrando al locutor, quien realmente
es la fuente de esta crítica. Los contradestinatarios que encontramos en esta
oración son dos, las provincias y el poder central, que representa al gobierno
anterior3.
“El déficit presiona sobre la tasa de interés, afecta las obligaciones
básicas del Estado y perjudica al conjunto de la economía. Hay que
parar el déficit para disminuir el riesgo país y el costo argentino.
Cuando hay que cubrir un bache del orden de los 10 mil millones de
pesos no se puede decir alegremente que hay cuentas ordenadas. La
situación es peor que la anunciada; más grave que la informada por
el gobierno saliente, que habla de un orden financiero que en rigor no
existe.”
En este pasaje encontramos una progresión temática que parte ubicando en
posición temática un elemento polémico como es el déficit, al cuál, al final del
pasaje atribuye, nuevamente, al anterior gobierno. Otro aspecto que cabe rescatar
de este pasaje son los sujetos impersonales que se manifiestan mediante “hay” en
las dos oraciones que siguen a la primera. Este sujeto impersonal trata de
distanciar el pago del déficit y cubrir el bache de diez millones, del verdadero
actor o sujeto que coincide con el enunciador. Esta estrategia puede tener dos
propósitos, el ya mencionado, mantener distancia de estas responsabilidades y
permitir atribuir estos compromisos a un sujeto más amplio, permitiendo que el
3 Poder central en esta oración se presenta como anáfora –es reemplazable y equivalente- de “gobierno que hoy concluye su gestión”.
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receptor –la “gente”-, los paradestinatorios y prodestinatarios se identifiquen con
este sujeto y de la misma manera, confrontarlos con el contradestinatario.
“Tenemos que bajar el gasto. Las provincias lo comprendieron en el
Acta de Compromiso Federal y ayer lo ha ratificado el Senado. La
Nación lo va a hacer, pero sabemos que esto no alcanza. Para sanear
las cuentas se precisa un esfuerzo adicional, que lo hemos pensado
para que no afecte a los que menos tienen sino que se pide a los que
pueden más y que será transitorio hasta que la recuperación de la
economía y el éxito de la implacable lucha contra la evasión y la
corrupción den sus frutos y mejoren los resultados.”
Las provincias, en esta caso son apeladas con más levedad. “Lo comprendieron”
suena, en parte como una amenaza. Este discurso referido –claro ejemplo de
polifonía- presentado en modalidad de discurso indirecto libre. Esto permite
fundir las voces, pero aunque el presidente lo afirma, nos deja un pequeño margen
de duda y nos preguntamos si efectivamente fue eso lo que dijeron las provincias
-en el Acta del Compromiso Federal- o si solo es su voz la que sostiene esto. El
mismo principio se aplica al Senado.
Se puede decir que en este pasaje el presidente se encuentra en búsqueda de
apoyos. Por un lado intenta disuadir a las provincias, al Senado y a los que más
pueden; de brindarle su apoyo. Esto nos permite inducir que el Nosotros y hemos
hace referencia a estos sujetos, que podrían ser considerados paradestinatarios de
este enunciado, mientras los que los que menos tienen, serían el prodestinatario.
“La paradoja es que los responsables del déficit, en vez de sanearlo,
cuestionan el llamado a un esfuerzo compartido.”
Esta oración es claramente una amenaza para todo aquel que quiera identificarse
con el gobierno anterior. La alternativa que tiene los partidarios del mismo es
sumarse al esfuerzo compartido.
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“Debo ser sincero ante esta Honorable Asamblea. Este presidente,
que recién hoy asume, no quiere más impuestos. Pero hay que bajar el
déficit.”
Nuevamente una amenaza, esta vez dirigida a la Asamblea Legislativa, que sería
lo mismo que decir el congreso. También encontramos una negación, que por su
efecto de disyuntor se presenta como un elemento de esta amenaza. El
presupuesto subyacente a esta negación es que el presidente sí desea más
impuestos. De esta manera, deposita –por medio de una amenaza- la
responsabilidad en el congreso. Un claro indicador de esto es presentar en tercera
persona al mismo locutor y la forma impersonal hay, que vuelve a aparecer, libera
la responsabilidad de bajar el déficit y poder atribuirla al congreso esta
responsabilidad. Esta forma impersonal, por medio de la cuál el mismo presidente
se presente como otro ajeno, permite hacer efectiva la amenaza.
“Tenemos que terminar con el círculo vicioso del déficit anual
reiterado como sistema, porque cada vez compromete más el futuro y
perjudica a los más humildes.
Este Congreso lo entendió cuando sancionó la Ley de
Responsabilidad Fiscal. Ahora hay que cumplirla. También las
provincias, que aún no lo hicieron, deben dictar leyes similares para
ordenar sus cuentas y evitar la ficción del déficit que se financia con
más endeudamiento, suprimiendo la atención de necesidades básicas
de los pueblos y de las provincias.”
En este párrafo encontramos una estrategia similar a la observada más arriba. Se
parte de un sujeto arbitrario, una segunda persona del plural, acompañada de un
pedido y nuevamente, de forma polémica, se interpela al Congreso y las
provincias, apoyándose en el mismo prodestinatario, los más humildes –anáfora
de los que menos tienen. También se realiza un desdoblamiento de las provincias,
entre aquellas que se sumaron al pedido del presidente, aquellas que no lo hicieron
y también se presenta a las provincias como un tercer sujeto, distinto a los hasta
ahora mencionados y que puede ser identificable con la “gente”, ya que es
acompañada por “los pueblos”.
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“Reducir el déficit, actuar con transparencia y con sentido de
responsabilidad, es abrir paso al crecimiento y a la inversión,
multiplicar el trabajo de la gente, que es urgente frente al drama del
desempleo, mejorar la calidad de la educación y de la atención de la
salud y afrontar los problemas de la pobreza que nos interpelan
cotidianamente.”
Esta oración presenta un sujeto arbitrario. Esto puede ser un indicio de que está
buscando de que sus paradestinatrios, como vimos en el caso anterior, las
provincias que no han reducido su déficit, se identifiquen con esta invitación.
“En un contexto de crecimiento podremos generar nuevos puestos de
trabajo. Para esto, lo primero es equilibrar las cuentas públicas
porque un presupuesto equilibrado atraerá nuevas inversiones que
nos pondrán en marcha y se evitará que el peso del déficit caiga sobre
el conjunto de la población, que en definitiva es la que paga las
consecuencias.”
Una vez más, encontramos un sujeto arbitrario, segunda persona del plural y un
sujeto impersonal. Este es otro de los pocos casos en los que se puede considerar,
se está buscando apoyos, básicamente del prodestinatario, en este caso -más
ámplio que los más necesitados- el conjunto de la población.
“Quiero un Estado que, en vez de pesar sobre la gente como una
rémora por su ineficiencia y su déficit, acompañe y apoye a quien
quiera trabajar y producir; que en vez de ponerle obstáculos lo
promueva, que aliente las exportaciones, el desarrollo tecnológico y
la información.”
La primera persona del singular que encontramos aquí nos muestra sin dudas el
locutor responsable de este enunciado. De la Rúa se presenta directamente, sin
máscaras frente a su prodestinatario ideal, la gente y les hace saber cuál es su
deseo personal. En este acto, da un paso para separarse del Leviatán, el Estado,
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mostrando que ese actor no es él, aunque admite, que es él, el Estado el actor de
los procesos que pueden permitir el desarrollo.
“El país tiene una deuda social y una deuda moral. Comencemos
desde hoy a repararlas.”
Un nuevo actor aparece aquí, el país, quien guarda una deuda que no es financiera.
Aunque no encontremos adverbios u otros indicadores de modulación, podemos
notar aquí, después de haber realizado las descargas pertinentes, un cambio en el
tono de la enunciación. Seguido, una segunda persona del plural, inclusiva, que
invita a los para destinatarios a sumarse a su propuesta de saldar estas deudas no
financieras.
“Debemos asumir la realidad de que asistimos a un Estado
endeudado e ineficiente, un Estado ausente y que tenemos el deber de
refundar, de reconstruirlo entre todos para que sirva a la gente, para
que sea un Estado para la gente, capaz de hacer eficiente la inversión
social, eliminando gastos superfluos y reduciendo burocracias
parásitas que distorsionan la equitativa distribución de los recursos.”
El sujeto arbitrario con el que inicia esta oración parecería abrir la puerta a una
invitación o por el contrario introducir una amenaza, sin embargo plantea una
operación ambigua, ya que, efectivamente está dirigida a prodestinatario, la gente,
pero presenta una polémica contra el Esatado. En oraciones anteriores pudimos
apreciar como De la Rúa se desplaza del Estado, identificándose con un sujeto
distinto al Estado, mostrándose como locutor en primera persona. Esta distinción
paulatinamente rinde frutos cunado el Esatado –varios párrafos más adelante- se
constituye como un nuevo sujeto, en forma de burocracia, al cuál también se lo
intimida por medio de una amenaza.
“A su vez, contamos con instituciones laborales modernas que
permitirán el desarrollo de amplias ganancias de productividad en el
ámbito del trabajo, con impuestos al trabajo y al endeudamiento
significativamente menores que en los años anteriores y con una
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infraestructura que se desarrollará para permitir una importante
reducción de costos y el surgimiento de nuevos sectores productivos.”
A lo largo de este discurso pudimos apreciar las estrategias discursivas a partir de
las cuales se representa el tópico de la deuda. Estas estrategias pasan por el
enmascaramiento del locutor por medio de la utilización de segundas personas del
plural o sujetos impersonales. Generalmente estas operaciones se encuentran
seguidas de una amenaza o de una búsqueda de apoyos. Las amenazas, dirigidas
siempre a los contradestinatarios y en algunos casos utilizadas para disuadir a los
paradestinatarios para convencerlos que unan filas junto al presidente –quien no se
identifica con el Estado. Son menos las veces que se apela a la búsqueda de
apoyos y principalmente es siempre con los mismos prodestinatarios, la gente ó
los que menos tienen, con todas sus versiones anafóricas. En una importante
mayoría de los casos nos encontramos frente a un enfrentamiento polémico contra
sus adversarios, que resultan ser más que sus aliados. Los adversarios suelen
encarnarse en los portadores de autoridad, o mejor dicho las instituciones, desde
el anterior presidente –en todas sus versiones anafóricas- hasta las autoridades
provinciales y el Congreso. Incluso, por momentos presenta posiciones donde
distingue dentro de su prodestinatario entre aquellos que más tienen y menos
tienen; ubicando a los que más tienen en una situación ambigua de
paradestinatario por medio de un pedido. Son pocas las veces donde el presidente
se deja ver, por lo menos como sujeto asimilable al sujeto empírico responsable de
la enunciación. En el caso donde esto sucede, esta operación tiene como finalidad
separarse del Estado, que identifica con la burocracia pública, a la que también
intimida polémicamente responsabilizándola, junto al gobierno anterior, las
provincias y de alguna manera hasta el Congreso, del déficit.
La deuda en el discurso de asunción del Presidente Rodríguez Saa
El discurso de asunción a la presidencia de Adolfo Rodríguez Saa, pronunciado
ante asamblea legislativa el día 22 de diciembre de 2001, dos años y doce días
después de que el presidente De la Rúa pronunciara su propio discurso, presenta la
cuestión de la deuda en términos distintos a los propuestos por su sucesor. La
discontinuidad discursiva no solo puede ser atribuible al contextos de enunciación
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completamente distinto al del presidente anterior. Los recursos argumentativos,
las estrategias y la selección de los destinatarios desarrolladas en este discurso son
muy distintas al de los demás discursos.
Un aspecto de la organización textual de este discurso, a diferencia de lo que
hemos podido apreciar hasta aquí, es que el tratamiento de este tópico se
concentra en un solo segmento del discurso. El discurso está organizado por
títulos, como si fueran capítulos, lo que da un efecto de organización textual lo
que contrasta con el carácter de oralidad. Aunque el desarrollo del tópico de la
deuda se concentra en un capítulo exclusivo, encontramos otros títulos que
pueden considerarse asociados a éste. Un ejemplo claro de esto es el título de
Austeridad. Esto nos permite pensar dos cosas, que se plantea esto como un valor
o como una necesidad. Al hacer mención de a la burocracia pública, pensamos
que en el peor de los casos es una combinación de las dos. El título bajo el cuál
desarrolla el tópico de la deuda lleva el nombre de deuda externa. Esta elección
no resulta menor, más si la contrastamos con el caso anterior donde se insiste
tanto en que la deuda no es del Estado, sino de las provincias
“No siento que sea justo definir a la llamada deuda externa argentina
como el endeudamiento contraído por el Estado argentino frente a
acreedores extranjeros que merezcan definir nuestra posición con la
frase "Debemos honrar los compromisos asumidos”.”
Esta frase es muy rica en términos de polifonía. Aunque a primera vista pareciera
un enunciado donde es él, Rodríguez Saa quien habla –dado que utiliza la primera
persona- encontramos muchas más voces. En primer lugar, esta oración comienza
con una negación polémica. Esto plantea la existencia de una voz que afirma lo
que él locutor está afirmando. Pero este locutor que se presenta, aparentemente sin
máscaras, se desdobla en un nosotros que refiere a un discurso ajeno por medio de
una cita, utilizada en forma de discurso directo. Esta voz referida y en definitiva el
locutor al que se le puede atribuir el presupuesto que subyacente a la negación, es
el mismo locutor responsable del discurso referido, y el contradestintario de este
enuncuado: De la Rúa.
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Otro aspecto que cabe rescatar es la distancia que toma incluso del término, deuda
externa argentina, al anteponer la palabra “llamada”, lo que nos indica que no es
él quien la llama de esa manera, sino que son otros quien la llaman de esa manera.
“Siento que las cosas no son así.
No podemos obviar, con toda crudeza, que algunos dicen: "La
llamada deuda externa -al menos, parcialmente- es el más grande
negociado económico que haya vivido la historia argentina”.”
La misma estrategia discursiva se repite, esta vez con algunos elementos nuevos.
La progresión comienza en primera persona y con una negación, se desplaza a una
segunda persona, presenta un discurso referido en discurso directo –lo que da un
efecto de veracidad- lo que otros dicen.
“Este concepto se agrava porque su tratamiento siempre se ha
realizado en escenarios reducidos, en oficinas a puertas cerradas, con
decisores desconocidos, a espaldas del interés general y lo que es más
grave se ha priorizado el pago de la llamada deuda externa frente a
la deuda que este país tiene con sus propios compatriotas.
Quiero ser muy claro: la deuda externa argentina se ha venido
pagando sin cumplirse con el requisito constitucional que dice que es
atributo del Congreso "...arreglar el pago de la deuda interior y
exterior de la Nación...”.”
La operación que podemos apreciar en este pasaje, en la que podemos apreciar
una variación respecto de las anteriores, y donde vemos que al igual que en el
discurso de De la Rúa, donde cada vez que se utiliza un sujeto impersonal
podemos esperar una amenaza, ubica como contradestinatario a los decisores
desconocidos, enfrentándolos al interés general y los propios compatriotas.
Nuevamente esta amenaza recae en última instancia, sobre el Congreso, a quien
pareciera, se trata de disuadir.
“Vamos a tomar el toro por las astas... Vamos a hablar de la deuda
externa.
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En primer lugar, anuncio que el Estado argentino suspenderá el pago
de la deuda externa.”
La progresión presentada aquí presenta algunas variantes respecto a lo hasta aquí
visto. La primera persona del plural –que no queda claro si es inclusiva o
exclusiva- deviene en una primera persona del singular. La metáfora con la que se
da comienzo a esta frase muestra un estilo muy particular.
“Esto no significa el repudio de la deuda externa.
No significa una actitud fundamentalista.
Muy por el contrario, se trata del primer acto de gobierno, que tiene
carácter racional para darle al tema de la deuda externa el
tratamiento correcto.”
La negación es un recurso muy utilizado en este discurso. En este caso estas
negaciones son acompañadas de una toma de distancia, lo que le permite al
locutor ponerse a salvo de las eventuales críticas que puedan surgir de su
posicionamiento.
“Nuestro gobierno abre las puertas a este Congreso para tomar
conocimiento de todos los expedientes y los actos administrativos que
estén vinculados a la deuda externa argentina incluido este período
gubernamental.”
A diferencia de De la Rúa, encontramos evidencia que en este discurso se presenta
como prodestinatario al congreso. Esta invitación es clara evidencia de esto.
“La transparencia se hace, no se declama.
Señores, los libros estarán abiertos para ustedes.”
Frente a esta afirmación vale preguntarse quien hace a la transparencia. Este
sujeto nos hace preguntarnos si está acompañada de una amenaza, sin embargo se
encuentra acompañada de una invitación. Cabe la pregunta si efectivamente esta
invitación no es una amenaza.
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“Todos los dineros que estén previstos, en el presupuesto, para pagar
la deuda externa, mientras los pagos se encuentren suspendidos serán
utilizados, sin dudar y sin excepción, en los planes de creación de
fuente de trabajo y de progreso social.”
Esta última oración se dirige sin duda a buscar apoyos. La estrategia aquí
presentada trasciende lo meramente lingüístico y básicamente intenta compensar
las críticas de aquellos que puedan no compartir la suspensión del pago de la
deuda, mediante incentivos para otros.
Hay una clara diferencia entre este caso y el anterior. Las estrategias discursivas
son otras y la búsqueda de apoyos y el establecimiento de adversarios distinto. Las
posiciones varían entre este caso y el anterior, dado que Rodriguez Saa establece
como contradestinatarios sujetos externos, difíciles de identificar. Además de
diferenciarse en la elección de aliados y contrincantes, tratando de evitar
confrontar con las provincias o las instituciones que detentan el poder, Rodriguez
Saa, no habla de déficit, sino de deuda externa, término que no es utilizado por De
la Rúa. Esta diferencia es más profunda que una simple elección de una palabra a
favor de otra. En este discurso se representa este tópico de manera distinta y esta
elección le permite estructurar, como dijimos anteriormente, sus apoyos y
adversario, ubicando estos últimos fuera del país, o presentándolos de forma
incierta como conspiradores.
La transitividad, es decir la forma en que se representan los procesos en este
discurso es muy particular y distante al del resto de los discursos. Utiliza una
considerable cantidad de procesos mentales o verbales, mientras que en general
encontramos un claro predominio de procesos materiales relacionados a este tema.
Rodriguez Saa piensa y siente, más que hace, respecto a la deuda externa. Este
discurso presenta un decisión trascendente que establece un corte entre, no solo
los discursos, sino respecto la acción del gobierno. Esto es, el anuncio de la
suspensión del pago de la deuda externa.
La deuda en el discurso de asunción del Presidente Duhalde
El discurso de asunción a la presidencia de Eduardo Duahlde, pronunciado ante
asamblea legislativa el día 1 de enero de 2002, solo una semana después de que el
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presidente Rodríguez Saa pronunciara su propio discurso, presenta la ineludible
cuestión del estado de ingobernabilidad en el que se encontraba la Argentina en
esos momentos. A diferencia del discurso de Rodríguez Saa, el discurso de
Duhalde, aunque no es ajeno a esta situación de “desesperación”, logra mantener
un tono de tranquilidad. Esta tranquilidad es transmitida por medio de las
aserciones que son mencionadas desde un principio, que sostienen como plazo del
mandato diciembre del 2003, acompañado de la promesa de no presentarse como
candidato a presidente en esas elecciones. Esto, tal vez funcionó como una suerte
de seguro, lo que le permitió desarrollar su mandato de manera regular. En este
sentido la particularidad que presenta este discurso es un tono sereno y de
mensura. Hasta aquí hemos visto como desde el caso de De la Rúa se manifiestan
amenazas a sujetos identificables,4 a sujetos más indefinidos, como el caso de
Rodriguez Saa. Este discurso es más moderado, en términos que encontramos
poco amenazas y posiciones poco controverciales, por lo menos en relación al
tópico de la deuda. La medida de este discurso –es el más corto de los cuatro-
beneficia esta postura, dado que acota considerablemente lo dicho, evitando el
riesgo de decir algo controversial. La búsqueda de apoyos es lo que prima en este
sentido. Un prodestinatario interesante, por la manera en que es presentado a lo
largo de todo este discurso y porque ningún otro presidente apela a este de la
misma manera, es la iglesia. Este discurso está teñido por una retórica cristiana.
Esto se manifiesta en el tópico de la deuda en el último párrafo seleccionado en
este apartado, donde se hace alusión a los hermanos. En síntesis, este discurso, es
breve, moderado, se aboca principalmente a buscar apoyos.
“Hemos tenido que suspender el pago de los intereses de nuestra
deuda pública porque no estamos en condiciones de hacerlo en estas
circunstancias críticas que han generado una fuerte eclosión social; y
la única manera de hacer frente a nuestros compromisos internos y
externos es mediante el crecimiento de nuestra economía que derive
en un auténtico desarrollo humano.”
4 Como el gobierno anterior, las provicias, el congreso y la burocaria.
18
La utilización de la primera persona del plural, tanto de manera inclusiva como
exclusiva presenta aquí una doble función. En primer lugar y desde la deixis
personal vemos como esta estrategia le permite al locutor tomar distancia, en este
caso para sostener que no ha sido él, el responsable del enunciado, quien ha tenido
que suspender el pago, y esta vez ya no es, como el caso de Rodriguez Saa, el
pago de la deuda externa, sino simplemente, el pago de los intereses. Por otro
lado, desde la gramática funcional, el tipo de proceso –hemos tenido- es
relacional, es decir que su efecto es relacionar objetos o agentes. Esto nos permite
observar dos cosas en relación a la estrategia discursiva de Duhalde. La primera,
es solidarizarse -de manera muy hábil- con la determinación de Rodriguez Saa y
la situación de default anterior, y sostenerla como una situación dada y ajena a él.
La segunda, tiene que ver con un aspecto más general y que podemos apreciar a lo
largo del resto del discurso de Duhalde, que es una constante búsqueda de apoyos.
En este sentido, se puede interpretar que la constante apelación al uso de la
primera persona del plural tiende a ser inclusivo y evidencia de esto es que sea
utilizado de la mano de procesos relacionales.
“No tenemos crédito externo ni crédito interno. Están metidos en el
famoso "corralito" 65 mil millones, entre pesos y dólares, que los
bancos han prestado a empresas, familias o al sector público”
Evidencia de lo dicho anteriormente, encontramos en este nuevo párrafo una
primera persona del plural asociada a un proceso relacional. En la segunda oración
este sujeto se borra apelando a una tercera persona, lo que implica la preparación
para presentar controversia. En este sentido podemos apreciar que se intenta
enfrentar a los pro ó paradestinatarios al corralito, lo que puede tener valor
anáforico respecto de De la Rúa.
“El déficit fiscal del ejercicio 2001 alcanza a 9 mil millones de pesos.
La deuda flotante del sector público alcanza a 5 mil millones de
pesos, sin computar la deuda que tiene la Dirección General
Impositiva en concepto de reembolso de impuestos.”
19
Estos sujetos, presentados en tercera persona, no articulan una amenaza de manera
evidente. Sin embargo, representan un sujeto y un actor directamente asociable al
tópico de la deuda. En el primer caso la deuda adopta la forma de déficit fiscal y
la referencia temporal nos permite ubicar a un responsable identificable. En este
sentido podemos decir que existe una descarga. La oración siguiente presenta un
sujeto singular, dado que presenta la deuda de una forma singular que no se
registra en ninguno de los demás casos analizados en este trabajo. La deuda, es en
este caso, la deuda flotante del sector público.
“Necesitamos la comprensión y la cooperación internacional. Hemos
tenido que suspender el pago de los intereses de nuestra deuda
pública porque no estamos en condiciones de hacerlo en estas
circunstancias críticas que han generado una fuerte eclosión social; y
la única manera de hacer frente a nuestros compromisos internos y
externos es mediante el crecimiento de nuestra economía que derive
en un auténtico desarrollo humano.”
Los aspectos que caven destacar aquí es la utilización de la primera persona del
plural a lo largo de toda la oración. Esta primera persona puede ser interpretada
como inclusiva, es decir es extensiva a todos (nosotros). Esta primera persona del
plural inclusivo permite atribuir la suspensión de los intereses de (...)la deuda
pública, los compromisos internos y externos y la economía, a un sujeto plural
muy amplio, fácil de ser identificado con cualquier oyente. Otro aspecto relevante
es que se presentan varios procesos relacionales. La posición que asume el locutor
en esta oración es la de la búsqueda de apoyos, haciendo propios del oyente estos
elementos que acabamos de mencionar.
“La deuda flotante del sector público.(...) Eso significa, ni más ni
menos, que 15 millones de hermanos nuestros viven debajo de la línea
de pobreza.”
El elemento que hemos mencionado al inicio de este apartado, respecto a la
retórica cristiana aparece en el significante hermanos, que aunque no muy visible
en este recorte del corpus, está fuertemente presente a lo largo del discurso. Los
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restantes elementos no son en absoluto nuevos, la deuda flotante del sector
público y la primer persona del plural.
En términos generales, en este discurso predomina la primera persona del plural,
son pocas las amenazas y se focaliza principalmente en la búsqueda de apoyos.
Evidencia de esto son los numerosos procesos relacionales, que acompañados de
la primera persona del plural generan un efecto de inclusión ubicando al
destinatario en una posición de protagonismo. La deuda, es representada de
manera particular y se diferencia de las demás posturas atribuyendo esta deuda al
sector público y agregándole el adjetivo flotante.
La deuda en el discurso de asunción del Presidente Kirchner
El discurso de asunción a la presidencia de Nestor Kirchner, pronunciado ante
asamblea legislativa el día 25 de mayo de 2003, fecha prevista y anunciado por el
anterior presidente, Eduardo Duahlde5, presenta nuevamente un giro con rupturas
y continuidades. Un aspecto contextual presente en este discurso –al igual que el
de De la Rúa- y distinto al de los discursos de Rodriguez Saa y Duhalde, es que
este presidente fue electo por medio del voto popular. Otra continuidad reside en
que se retoman los ataques al gobierno anterior al de De la Rúa en varias formas
anafóricas. Esto no evita posiciones polémicas respecto de De la Rúa.
“El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del
endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda
sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre
terminan afectando a los sectores de menos ingresos.”
Por todo lo visto anteriormente, ya podemos deducir casi automáticamente que al
encontrarnos frente a una tercera persona o a un sujeto arbitrario es de esperar una
posición polémica. En este caso podemos inducir un cierto valor anafórico en el
caso de cubrir el déficit por medio del endeudamiento, así también en el caso de la
expresión emitir moneda. La referencia sería el gobierno anterior al de De la Rúa
para el primer caso y Rodriguez Saa, para el segundo. El paradestinatario, en este
5 Originalmente, en el discurso inagural de Duhalde, la fecha estipulada era diciembre de 2003. Esta fecha fue ajustada más tarde.
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caso sería –como ya hemos visto en repetidas oportunidaes- los sectores de menos
ingresos.
“No se puede recurrir al ajuste ni incrementar el endeudamiento. No
se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de
los argentinos, generando más pobreza y aumentando la
conflictividad social. La inviabilidad de ese viejo modelo puede ser a
advertida hasta por los propios acreedores, que tienen que entender
que sólo podrán cobrar si a la Argentina le va bien.”
Nuevamente un sujeto impersonal, que las dos veces está precedido de una
negación. La controversia es sostenida en este caso, nuevamente contra el
gobierno anterior a De la Rúa y el mismo De la Rúa. La particularidad que
encontramos aquí –y si se quiere hasta contrariamente a lo visto en el discurso de
Rodriguez Saa- es que se intenta presentar a los acreedores externos como un
paradestinatario, esto es, disuadirlos de que presten su apoyo, tratando de
enfrentarlo con el viejo modelo, elemento que posee un valor anafórico y
facilmente identificable. El prodestinatario, en este caso ya no es la gente, o los
que menos tienen, sino que la Argentina.
“Este modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable y con
reglas claras, generará recursos fiscales, solvencia macroeconómica
y sustentabilidad fiscal creando las condiciones para generar nuevo y
mayor valor agregado, tienen además que permitir negociar con
racionalidad para lograr una reducción de la deuda externa.”
La forma impersonal, esta vez precede una promesa. Esta estrategia permite no
ligar directamente la promesa con un locutor fácilmente identificable. Esto puede
tener dos aspectos beneficiosos, el primero, como dijimos tomar distancia y no
responsabilizarse plenamente de la promesa, y segundo, hacer posible una
identificación amplia con la expresión este modelo, lo que puede permitir una
identificación amplia e inclusivo respecto de esta posición.
“Este gobierno seguirá principios firmes de negociación con los
tenedores de deuda soberana en la actual situación de default, de
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manera inmediata y apuntando a tres objetivos: la reducción de los
montos de la deuda, la reducción de las tasas de interés y la
ampliación de los plazos de madurez y vencimiento de los bonos.”
La forma impersonal que domina aquí presenta una posición controversial
respecto a un contradestinatario que puede ser identificado con los tenedores de la
deuda soberana.
“Sabemos que nuestra deuda es un problema central. No se trata de
no cumplir, de no pagar. No somos el proyecto del default. Pero
tampoco podemos pagar a costa de que cada vez más argentinos vean
postergado su acceso a la vivienda digna, a un trabajo seguro, a la
educación de sus hijos, o a la salud.”
Por último encontramos una primera persona del plural exclusivo, es decir cerrado
solo al locutor y a un grupo reducido relacionado a él. En este sentido es irregular
la contraposición que se realiza respecto a no ser el proyecto del default. Esta
afirmación tiene tonos de controversia al tratar de tomar distancia y diferenciarse
del gobierno de De la Rúa.
Vemos una vez más una posición diferente y distintas formas de evocar una
misma cosa, la deuda. También, encontramos una serie de procesos existenciales
que le permiten establecer quien es, el sujeto hablante y que muchas veces se
opone a sujetos o actores ya presentados y enfrentados en otros discurso. En este
sentido, el único al que no se hace referencia es Duhalde.
Conclusión
A manera de primera aproximación a la conclusión de este trabajo presentamos un
cuadro esquemático que presenta los distintas términos utilizados por cada uno de
estos presidentes para representar la deuda.
Deuda en Discurso De la Rúa Deuda en Discurso Rodriguez Saa
Valor anafórico Cant. Valor anafórico Cant.
Déficit 7 La llamada deuda externa argentina 2
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Déficit Presupuestario 1 La llamada deuda Externa 2
Déficit Anual 1 Deuda Externa 6
Endeudamiento 2 Deuda Externa Argentina 1
Endeudamiento de las Provincias 2 Deuda 1
Deuda 1 Endeudamiento 1
Deuda Social 1 Deuda interior y exterior* 1
Deuda Moral 1 Compromisos∗ 1
Estado Endeudao 1
Deuda en Discurso Duhalde Deuda en Discurso Kirchner
Valor anafórico Cant. Valor anafórico Cant.
Intereses de nuestra deuda pública 2 Deuda 3
Compromisos internos y externos 2 Deuda Soberana 2
Déficit fiscal del ejercicio 2001 1 Deuda Externa 1
Deuda flotante del sector público 1 Déficit 1
Deuda 1 Endeudamiento 2
Esto nos permite en primer lugar concluir que algo tan singular como la deuda
puede adquirir múltiples formas. Las elecciones lexicogramaticales utilizadas por
cada uno de los presidentes no son arbitrarias. Cada uno utiliza estos términos con
objetivo definido. Estas estrategias permiten poner la deuda, dentro, fuera;
atribuírselo a las provincias, al sector público; tomar distancia poniendo la deuda
en la voz de un otro6, etc..
Este trabajo no se limita a identificar estas formas y contabilizarlas. Hemos visto
como estas formas entran en funcionamiento, básicamente identificando los
locutores responsables de estas representaciones, que como hemos visto no
siempre son el mismo locutor responsable del enunciado y menos relación
guardan aún con el sujeto empírico que habla. En este sentido, hemos visto en casi
la totalidad de los casos que cuando el locutor se borra, mediante la utilización de
∗ Los casos marcados por el asterisco hacen alusión a los casos presentados por medio de una voz referida. En un caso la Constitución Argentina y en el otro una cita –casi- textual de un discurso de De la Rúa. 6 Como el caso de “la llamada deuda externa”.
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sujetos arbitrarios o de la tercera persona, es para introducir un elemento de
controversia, que muchas veces viene acompañado de una amenaza.
Así como el locutor puede adoptar distintas posiciones, el receptor es múltiple, ya
sea prodestinatario, paradestinatario y contradestinatario. En los casos analizados
podemos resumir que el discurso de De la Rúa encuentra su prodestinatario en la
gente y los contradestinatarios –y en al algunos casos los paradestinatarios- son
las provincias, el Congreso, el anterior gobierno y la administración pública. En
el caso de Rodriguez Saa, la controversia –los contradestinatarios- son los
especuladores externos y aquellos que negocian a puertas cerradas. Duhalde es
quien tal vez menos controversia genera. Su discurso presenta poco encubrimiento
del sujeto, utilizando preferentemente la primera persona del plural. El discurso de
Kirchner polemiza con todos los discursos anteriores, más el gobierno anterior al
de De la Rúa –menos con Duhalde- y por momentos ubica como paradestinatario
a los acreedores externos.
La reflexión final es que hemos utilizado variantes metodológicas de distintas
fuentes. Unas primaron sobre otras, claramente, los elementos de la escuela
francesa se destacaron más que los elementos del análisis crítico. Este cruce de
procedimientos metodológicos tal vez no sería bien acogido por ninguna de las
corrientes y que es cierto que estas se desarrollan de espaldas a si mismas y en un
claustro institucional académico ajeno al de la ciencia política.
Tal vez la tarea aquí propuesta es por momentos un poco ambiciosa, ya que
intenta encontrar puntos de contacto entre estas distintas corriente y desde una
disciplina que desconoce todas estas teorías. A pesar de todo esto, la ciencia
política ó la reflexión sobre lo político –lo que implicaría la teoría política- no
puede ignorar estos desarrollos y por lo menos reconocer el análisis del discurso
político –tal vez no como una disciplina sino- como un campo. Solo quienes
dedican su vida y trabajo a estas cuestiones poseen un insigth que permite
problematizar estas cuestiones de manera profunda.
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