autonomía bajo sospecha: la relación entre la presidencia y el pan entre 2006 y 2012
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INSTITUTO TECNOLOGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE
Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios de nivel superior según Acuerdo Secretarial 15018, publicado en el DIARIO DE LA FEDERACION EL 29 DE
NOVIEMBRE DE 1976
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS SOCIOPOLITICOS Y
JURIDICOS
LICENCIATURA EN CIENCIAS POLÍTICAS Y GESTIÓN PÚBLICA
AUTONOMÍA BAJO SOSPECHA. LA RELACIÓN ENTRE LA PRESIDENCIA Y EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL ENTRE
2006 Y 2012
Tesis
PARA OBTENER EL TITULO DE
LICENCIADO EN CIENCIAS POLÍTICAS Y GESTIÓN PÚBLICA
PRESENTA
GERMÁN PETERSEN CORTÉS
Asesor: Dr. Jorge Alonso Sánchez Tlaquepaque, Jal., mayo 2013
Índice Agradecimientos 1 Introducción 5 Capítulo I. Presidencia y partido revolucionario: una historia de su relación 16 Voces y silencios en la ideología revolucionaria 20 Calles y Cárdenas: nacimiento y consolidación del régimen revolucionario 22 Ascenso y caída de la hegemonía política y modernización económica 27 El descarrilamiento económico y el reto de mantener la estabilidad política 32 El gran viraje: neoliberalismo y democratización 36 Capítulo II. El PAN: una historia de su autonomía 44 La autonomía en los albores del PAN 46 Surgimiento y primeros pasos bajo la figura de Gómez Morin 49 Hegemonía católica: de la marginalidad política a la beligerancia 53 Los primeros frutos de la lealtad y la protesta 59 Pragmatismo ante la liberalización política y la democracia electoral 66 Capítulo III. 2006: Fox, Calderón y el PAN en medio del encono 73 Calderón, siempre panista 75 De la precampaña a la campaña 81 Fox y el PAN: su participación en la campaña 89 Ante el conflicto electoral 92 Capítulo IV. Presidencia y élites panistas 98 De la alianza a la resistencia: la presidencia de Manuel Espino 103 La llegada de los calderonistas: la presidencia de Germán Martínez 109 El intento de recomposición: la presidencia de César Nava 114 Distancia de Los Pinos: la presidencia de Gustavo Madero 119 Capítulo V. Políticas públicas federales y agenda del PAN 127 Agendas, políticas públicas y presupuesto: breviario teórico 131 Políticas públicas federales: siguiendo la ruta del dinero 133 Prioridades legislativas del PAN en la Cámara de diputados 141 Prioridades legislativas del PAN en la Cámara de senadores 144 Las sesiones del Consejo Nacional: producción discursiva mediatizada 147 Capítulo VI. Políticas públicas federales y discursos electorales panistas 156 Discursos electorales 159 Temas de campaña en elecciones federales de 2009 169 La Presidencia y las coaliciones electorales con la izquierda en 2010 173 Discursos electorales, política de coaliciones y políticas públicas federales 177
Capítulo VIII. La Presidencia y la sucesión 180 Los tres precandidatos 184 La disputa por la candidatura presidencial 187 La elección presidencial 189 La disputa interna post electoral 190 Conclusiones 194 Fuentes documentales 205
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Agradecimientos La presente obra, como probablemente todas, es producto de un esfuerzo de numerosas
personas. Salvo las imprecisiones, insuficiencias y errores que el lector pudiera encontrar,
que son absoluta responsabilidad del autor, la tesis que ahora tiene en sus manos está lleno
de deudas con una gran cantidad de personas. Los acreedores de estas deudas son quienes
me dieron la oportunidad de caminar junto con ellos a lo largo del periodo en que fui
estudiante de licenciatura. Sus enseñanzas me cambiaron a mí y modificaron mi contexto,
más allá de si esto se hace explícito o no en la presente obra.
Debo a mi familia no solo la vida sino también una parte muy importante del respaldo que
me ha permitido hacer de esta vida una profundamente feliz. Más que piso firme son
plataforma de lanzamiento. Agradezco a mis padres, María Martha y Germán, y a mis
hermanos, Paloma y Esteban. Espero que el trabajo aquí plasmado sirva para compensar de
alguna manera los enojos y abandonos sin mayor justificación. Agradezco también el
impulso y motivación que siempre recibí de mis abuelos –Martha, Heliodoro, Antonia y
Germán–, así como de mis tíos y primos. La tesis está dedicada a mi abuelo Germán,
porque me formó en la pasión por la política y en el amor a la democracia, y porque
siempre lo recordaré –e inevitablemente extrañaré– como un ser humano excepcional, firme
creyente en el auténtico proyecto del Partido Acción Nacional (PAN). Agradezco también a
mi novia Lucía Ibáñez, mujer fundamental en mi vida. Mirada clara, sonrisa franca y
palabra siempre precisa, alentadora y optimista.
2
Gracias a la disposición y apertura de Carlos Moreno, Sergio Padilla y Carlos Sánchez,
académicos del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la
licenciatura que cursé en Ciencias Políticas y Gestión Pública tuvo tres grandes ejes, las
ciencias sociales, la administración pública y la filosofía. En mi andar por las aulas, tuve el
honor de conocer a docentes que conocen a fondo la materia que imparten y además
cultivan en sus alumnos la semilla del amor al conocimiento, tan difícil de hacer germinar.
De entre mis profesores de ciencias sociales agradezco las enseñanzas de Laura Alarcón,
Jesús Ibarra, Carlos Riojas e Ignacio Román. Sobre administración pública aprendí de
manera especial en las materias impartidas por José Antonio Elvira, Diego Monraz y Carlos
Moreno. Por los entresijos de la filosofía me condujeron Cristina Cárdenas, Rubén Corona,
Jorge Dávalos, Alejandro Fuerte, Jorge Manzano, Sergio Padilla, Marta Petersen, Marcel
Salles, Carlos Sánchez y Demetrio Zavala. Esta investigación en su conjunto no hubiera
sido posible sin el apoyo de Alberto Bayardo, Gerardo Ballesteros, Alfredo Hernández y
sobre todo Carlos Ruiz Sahagún, también académicos del ITESO. A todos les tengo un
genuino agradecimiento y aprovecho para reiterarles mi admiración. Con varios de los
mencionados, además de llevar una relación de colegas o de profesor-alumno, existe un
vínculo de amistad. En el caso de estos últimos, valoro genuinamente que me hayan hecho
parte de su existencia allende las aulas y los cubículos. Además de las aulas, el otro gran
espacio de formación académica que tuve el privilegio de visitar con frecuencia fueron los
libros. Sería inútil mencionar a los grandes autores que me han marcado hasta el momento.
Para eso está la bibliografía de la presente tesis y también el conjunto de mi producción
académica pasada y futura.
3
Bourdieu decía que “la enseñanza de la investigación requiere (…) una referencia directa y
constante a la experiencia en primera persona de la práctica”.1 Aprendí metodología de las
ciencias sociales participando en distintos proyectos académicos. Así, debo el oficio que
pudiera llegar a tener como científico social a los investigadores que coordinaron dichos
proyectos, así como a las instituciones que los auspiciaron: Ignacio Román del ITESO,
Guadalupe Rodríguez del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología
Social (CIESAS) sede Occidente, Laura Alarcón Menchaca de El Colegio de Jalisco y
Sergio Aguayo de El Colegio de México. Agradezco la confianza que me tuvieron y el
generoso trato que recibí de su parte en todo momento. Desinteresadamente pusieron todo
cuanto estaba en sus manos para que yo desarrollara pericia metodológica, de tal suerte que
las carencias metodológicas que pudiera haber en esta tesis son responsabilidad
exclusivamente mía.
Me acerqué al fascinante fenómeno de lo urbano gracias a mi trabajo como coordinador de
equipos temáticos en el observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos. Ahí aprendí sobre la
ciudad en abstracto y más particularmente sobre Guadalajara, nuestra ciudad. El proceso
comenzó sin que alcanzara sondar la relevancia de este tema y mucho menos la pasión que
llegaría a despertarme. Posteriormente, me impliqué de lleno en el tema hasta el día de hoy,
cuando las ciencias sociales aplicadas al estudio de lo urbano constituyen una de mis
principales áreas de interés. Muchas gracias a David Gómez Álvarez, director ejecutivo del
observatorio, por haberme abierto la posibilidad de indagar, con rigor conceptual y
metodológico conjugado con compromiso práctico, en la dinámica urbana así como en la
1 Pierre Bourdieu, Jean-Claude Chamboredon y Jean-Claude Passeron. El oficio de sociólogo. México: Siglo XXI, 2008, p. 17. Las cursivas aparecen en el original.
4
imaginación de alternativas para lograr que nuestra ciudad sea un espacio propicio para que
cada cual lleve una vida satisfactoria y feliz.
Jorge Alonso Sánchez me honró al dirigirme a lo largo de esta investigación. Su
acompañamiento fue absolutamente ejemplar: en todo momento pensó desde mí, en tanto
responsable último, permitiéndome así ser sujeto de mi propia formación. Agradezco las
largas horas que le supuso acompañar este trabajo de una manera tan detallada y formativa.
Sus comentarios fueron siempre de incalculable riqueza, insuperablemente fructificantes,
fuente inagotable de aprendizaje. Espero que, en lo general, hayan sido bien aprovechadas;
en caso de que no, la responsabilidad es del tesista, pues de parte del director nada faltó. El
“Doc” no solo es una leyenda de la antropología social en México, que se mueve con igual
soltura en las demás ciencias sociales y hasta en la filosofía, ni tampoco es solo un
intelectual que ha marcado una época en el occidente del país, sino también un académico
generoso que ha formado a decenas de investigadores del más alto nivel. Más allá de esto,
hasta su apabullante trayectoria académica palidece frente a su excepcional calidad
humana, marcada por la congruencia con sus convicciones, la solidaridad con los
marginales, el trato amable y generoso, y la más absoluta sencillez. Fue un honor
inmerecido contar con su guía y por ello le estaré siempre agradecido.
5
Introducción Dicho en general, el periodismo se hace con mucha mayor presión de tiempo que la
investigación en ciencias sociales. Los diarios tienen que aparecer cada mañana, sin
excepción. Frecuentemente los periodistas tienen una enorme carga de trabajo, que les
impide investigar con cuidado y detenimiento sus asuntos de interés. Los científicos
sociales, por el contrario, usualmente gozan de más tiempo para desarrollar proyectos de
investigación. El ritmo de la investigación en ciencias sociales, mucho más lento que la
vertiginosidad del periodismo, posibilita comprender con mayor amplitud y profundidad
algunos asuntos primero revelados por trabajos periodísticos. Este es precisamente el caso
de la relación en la cual se indaga a lo largo de la tesis que el lector tiene en sus manos.
Decíamos que el principal objetivo del presente trabajo es comprender la relación entre el
PAN como partido político nacional y la Presidencia entre 2006 y 2012. No se busca
clasificar esta relación dentro de cierto teoría, sino más bien describirla lo mejor posible.
De alguna manera, no nos es tan relevante qué concepto es el más adecuado para significar
la relación que establecieron ambas instituciones, sino más describir la relación. Sin
embargo, nombrar esta relación, con lo que ello supone connotativamente, es una tarea
obligada, pues resultaría imposible comunicar la descripción sin recurrir a palabras. Ante
ello, optamos por colocarla en el continuo que va de la autonomía a la heteronomía, sin
dejar de señalar enfáticamente que la clasificación de la relación establecida no es, ni de
cerca, el objetivo central. En clave de ciencias sociales, el énfasis del presente trabajo es
histórico-analítico, no teórico-conceptual.
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El significante ciencias sociales remite casi de manera inevitable a un conjunto muy
variado de disciplinas. La investigación de la que daremos cuenta se emprende sobre todo
desde el punto de vista de la sociología política. Más particularmente, pertenece a la
sociología de las instituciones con enfoque estructural, es decir, retoma elementos de la
sociología general y de la sociología política para analizar instituciones así como las
relaciones entre estas, colocando así la lente no solo sobre las instituciones sino sobre las
estructuras, entendidas como conjuntos de instituciones y sus vínculos.
También utilizamos instrumentos provenientes de otras ciencias sociales e incluso de
algunas humanidades, en un trabajo que pretende ser interdisciplinario desde el
establecimiento de sus presupuestos y supuestos epistemológicos hasta el despliegue de su
respaldo teórico, pasando por la configuración de sus lentes analíticas y el diseño e
implementación de su metodología. La antropología política le aporta a la presente
investigación la entrevista como técnica de recolección de información. Además,
retomamos de esta disciplina su énfasis en la producción de discursos, la interacción
simbólica y la relevancia concedida a las relaciones entre actores para explicar dinámicas
de gran calado. La ciencia política nos aporta bibliografía clásica sobre análisis de élites,
democracia, instituciones y partidos políticos, así como publicaciones empíricas y teóricas
sobre transición a la democracia. Dado que los condicionamientos materiales no deben
dejarse de lado para comprender cualquier dinámica social, se utilizan conceptos y
razonamientos provenientes de la economía. También nos valemos de ciertos elementos de
la economía política para vincular el poder político con el económico en aquellos pasajes en
los que esto se hace patente. La política pública, como ciencia social aplicada, auxilia en el
7
análisis de las decisiones administrativas del gobierno federal, y más particularmente para
dilucidar las estructuras y procesos implicados en estas decisiones.
En lo que respecta a las humanidades, la historia ayuda a contextualizar y permite revelar el
dinamismo intrínseco al objeto de estudio, recordando permanentemente que este solo
puede concebirse como presencia para propósitos analíticos. Además de eventos remotos,
también historiamos acontecimientos recientes, relacionándolos entre sí para comprender la
“historia efectiva” del PAN contemporáneo. Siguiendo a Michel Foucault, “La historia
‘efectiva’ se distingue de la de los historiadores en que no se apoya sobre ninguna
constancia”.2 Desde otro ángulo también historiográfico, lo que se pretende hacer en esta
tesis es una historia del tiempo presente de la relación entre la Presidencia y el partido.
No puede dejar de reconocerse una enorme deuda con la filosofía, particularmente con dos
de sus ramas –la lógica y la epistemología– y con su historia como disciplina. Considero a
la lógica aristotélica uno de los más útiles compañeros de los investigadores naturales y
sociales. Concediendo a Gary King, Robert Keohane y Sidney Verba que “La investigación
científica está diseñada para hacer inferencias descriptivas o explicativas sobre la base de
información empírica acerca del mundo”,3 el investigador no puede darse el lujo de
prescindir de la lógica en el sumamente relevante proceso de inferencia. La epistemología
no solo nos sirvió para construir los presupuestos y supuestos en torno a la posibilidad de
acceder al objeto de estudio, así como las manera más idóneas de hacerlo, sino que se
2 Michel Foucault. Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta, 1979, p. 19 3 Gary King, Robert O. Keohane y Sidney Verba. Designing social inquiry. Nueva Jersey: Princeton University Press, 1994, p. 7.
8
convirtió en vigía permanente del conjunto del proceso de investigación. La historia de la
filosofía es una rica fuente de ideas que coadyuvaron en la interpretación de los fenómenos
aquí tratados, particularmente el análisis de los discursos y de las ideologías que estos
revelan.
El filósofo alemán Hans-Georg Gadamer escribía que “En sí mismo ‘prejuicio’ quiere decir
un juicio que se forma antes de la convalidación definitiva de todos los momentos que son
objetivamente determinantes. ‘Prejuicio’ no significa pues en modo alguno juicio falso”.4
Las hipótesis secundarias con las que comienza una investigación, fraseadas como
afirmaciones tentativas –tal como marcan los cánones de la investigación científica–,
tienden con frecuencia a colocarse como prejuicios. La información recabada a lo largo del
proceso de investigación y su interpretación, cuyo orientador es en alguna medida la
hipótesis convertida en prejuicio, permiten probar cierta o falsa la propia hipótesis.
En los albores de esta investigación, contábamos –quizá a manera de prejuicio– con una
idea de la relación entre partido y Presidencia, compuesta por distintos elementos. A lo
largo de la tesis se pone a prueba, desde el ángulo de las ciencias sociales, la verdad o
falsedad de esta idea inicial sobre el conjunto de la relación. En esta, el proceso de creciente
heteronomía del partido frente a la Presidencia habría comenzado durante la campaña
presidencial de 2006, cuando la propia rispidez de la elección habría incentivado que el
partido fuera un mero ejecutor de las decisiones tomadas por el equipo del candidato.
Asimismo, sosteníamos tentativamente que los sujetos que integraban la estructura
4 Hans-Georg Gadamer. Verdad y método. Salamanca: Sígueme, 1977, p. 336-7.
9
partidista habían llegado a sus cargos por estrategias impulsadas desde la Presidencia. Nos
parecía también que la agenda del PAN como partido y las agendas de sus fracciones
legislativas, se configuraban en función de la agenda presidencial. En nuestra hipótesis, la
decisión de coaligar al PAN con parte de la izquierda en algunas elecciones estatales había
sido tomada por la Presidencia, que además habría influido de manera marcada en la
producción discursiva de los candidatos blanquiazules. Por último, la prospectiva que
hacíamos apuntaba a que el proceso de elección del candidato panista a la Presidencia se
organizaría más en función de normas informales que de reglas formales, y que en su
definición influiría la Presidencia. Por último, pensábamos que la relación del PAN con la
Presidencia durante el sexenio calderonista presentaría semejanzas con la relación
Presidencia-partido revolucionario5 durante el priato.6
Los medios de comunicación le dieron gran importancia a algunas voces críticas de la
intervención de la Presidencia en el partido. Más allá de la intensa cobertura mediática que
recibieron las reivindicaciones de estos sujetos, nuestra pretensión de hacer una sociología
de las instituciones con enfoque estructural, nos obliga a ir más allá de la producción
discursiva de Manuel Espino y los hermanos Clouthier –Manuel y Tatiana–, para tratar de
comprender la relación. Por otro lado, es importante acotar que estos discursos de
resistencia a la presunta heteronomía del PAN frente a la Presidencia son sumamente
escasos comparados con el conjunto de la militancia panista, y en ningún momento a lo
5 Se utiliza el término “partido revolucionario” para denotar en un solo conjunto al actual Partido Revolucionario Institucional (PRI) así como a las otras dos denominaciones que ha tenido este partido a lo largo de su historia, a saber, Partido Nacional Revolucionario (1929-1938) y Partido de la Revolución Mexicana (1938-1946). 6 Periodo de la historia política de México en el que personajes emanados del partido revolucionario se sucedieron ininterrumpidamente en la Presidencia.
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largo del sexenio lograron ensamblar ni articular un movimiento importante contra lo que
les parecía una pérdida de autonomía frente a la Presidencia.
El lector será testigo de cómo numerosos elementos de este primer esbozo de la relación
bajo estudio, así como el conjunto de la representación –que es más que la suma de sus
elementos–, probaron haber sido distintos a posteriori respecto a la manera como los
habíamos imaginado a priori.
Además de la relación entre la Presidencia y el partido, sobre la cual nos enfocamos
principalmente, hay otro par de objetos de estudio que interesan, quizá de manera un tanto
lateral. Aprovechando la potencia descriptiva de las metáforas, podríamos decir que si la
relación entre ambas instituciones fuera una cuerda, la posición desde la que se construye
este planteamiento estaría ni más ni menos en medio de ambas instituciones, justo sobre la
cuerda, dando cuenta de las características de esta. Siguiendo la metáfora también
interesarían los espacios a donde llega la cuerda, es decir, la Presidencia y el PAN. No
imaginamos otra manera de comprender la cuerda, si no es abordando también la dinámica
institucional de los espacios a donde llega. Estos dos objetos de estudio laterales son la
Presidencia –no solo el Presidente, cuyo análisis como actor individual, además de ser
metodológicamente complicado, difícilmente podría ser objeto de una sociología de las
instituciones o quizá incluso de cualquier sociología– y el PAN nacional –no sus
organizaciones estatales.
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El filósofo y psicoanalista francés Cornelius Castoriadis aportó una idea renovada de
autonomía, aun cuando el debate, por añejo, parecía prestarse poco para la innovación
conceptual. Castoriadis distinguía entre autonomía individual y autonomía social.
“Autónomo –enseñaba Castoriadis en una conferencia en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM)– es aquel individuo que se da a sí mismo sus propias
leyes”.7 En torno a la autonomía social apuntaba en el mismo foro que “una sociedad
autónoma es una sociedad que crea sus instituciones en forma explícita y consciente”.8
Para Castoriadis, la autonomía individual y la social terminan por tejerse en una misma
autonomía: “Una sociedad autónoma es una sociedad que se instituye a sí misma sabiendo
que lo hace, lo cual significa, que está compuesta por individuos autónomos”.9 En este
sentido, la autonomía social para Castoriadis
no es eliminación pura y simple del discurso del otro, sino elaboración de este discurso, en el que el otro no es material indiferente, sino cuenta como contenido de lo que él dice, por lo que una acción intersubujetiva es posible y no está condenada a quedarse como vana, o a violar por su simple existencia lo que plantea como su principio.10
Dicho en otros términos, la autonomía para Castoriadis consiste en un cierto tipo de
institucionalización, que se finca en la explicitación de aquello que se institucionaliza y en
la conciencia refleja sobre los procesos emprendidos y las estructuras creadas. Así, la
autonomía social demanda la inclusión de posturas diversas en la toma de decisiones,
7 Cornelius Castoriadis. Diálogo con Castoriadis. México: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, agosto de 1990. 8 Idem. 9 Idem. 10 Cornelius Castoriadis. La institución imaginaria de la sociedad. Vol. 1. Barcelona: Tusquets, 1993, p. 183.
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procurando que se consideren todos los puntos de vista. Si se pretende lograr la autonomía
en el sentido que la plantea Castoriadis, surge la necesidad de desarrollar procesos que
clausuren de entrada relaciones sociales basadas en la imposición y el atropello.
A lo largo de este libro, utilizaremos una definición de autonomía semejante a la de
Castoriadis, aunque sin soslayar algunos diferencias. Y es que aun ciñéndonos a esta
definición, se puede interpretar la autonomía de varias maneras. Aquí proponemos dos
interpretaciones: la radical y la moderada.
Desde el autonomismo radical podría sostenerse, por ejemplo, que el PAN nunca fue
autónomo, argumentando que mantuvo relación con un régimen autoritario, en función del
cual se tomaban decisiones importantes para la dinámica interna y electoral del partido.
Una postura de este tipo conceptualiza como heteronomía el surgimiento y existencia de
cualquier partido político de oposición frente a un régimen autoritario. Como corolario,
propone que los partidos deberían atender exclusivamente su agenda interna, pasando por
alto sus circunstancias políticas y sociales, como por ejemplo si operan en un contexto
autoritario o uno democrático. Del autonomismo radical hace gala la politóloga Soledad
Loaeza al señalar que
El desequilibrio entre el Estado y los partidos en México (…): mientras que el primero alcanzó desde los años cuarenta un importante grado de autonomía en relación con la sociedad, y sus actividades administrativas y políticas se concretaron en organizaciones y procedimientos complejos y coherentes que le aseguraron continuidad y una amplia legitimidad social, los partidos políticos en cambio no lograron, pese a lo estipulado en el régimen constitucional, ni autonomía ni coherencia interna.11
11 Soledad Loaeza. El Partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939-1994. México: Fondo de Cultura Económica, 1999, pp. 73-4.
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A la visión autonomista radical se opone el autonomismo moderado. Este segunda acepción
de autonomía reflexiona a la luz de ideas como la muy célebre del filósofo español José
Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.12
Siguiendo a Ortega, el PAN siempre ha sido el PAN y su circunstancia, y sus fundadoras
consideraban que si no salvaban la circunstancia no podrían salvar al partido. No es fortuito
que algunos de los primeros panistas tuvieran en Ortega a una de sus más grandes
influencias. Las circunstancias del surgimiento y temprano desarrollo del PAN estuvieron
marcadas por la hegemonía del régimen revolucionario, con la consecuente imposibilidad
para desplazarlo del poder por la vía electoral. En suma, desde la postura moderada, la
autonomía del PAN era una aspiración con un marco histórico y político concreto, que
implicaba un horizonte determinado de posibilidades.
Además de perder de vista el contexto, el autonomismo radical al estilo de Loaeza, al negar
categóricamente que el PAN fuera autónomo, parte de visiones poco dinámicas sobre el
poder, en las que necesariamente alguien lo posee y otro lo padece. En oposición a esta
perspectiva, está el planteamiento del poder como microfísica, a la manera de Foucault,
quien propone “que el poder (…) no se conciba como una propiedad, sino como una
estrategia, que sus efectos de dominación no sean atribuidos a una ‘apropiación’ sino a
disposiciones, a maniobras, a tácticas, a técnicas, a funcionamientos”.13 Así, una definición
radical de autonomía pasaría por alto las tensiones que experimentó el partido entre
autonomía y heteronomía, así como el resto de continuidades y discontinuidades,
12 José Ortega y Gasset. Meditaciones del Quijote. Madrid: Selecta, 1966, pp. 51-2. 13 Michel Foucault. Vigilar y castigar, p. 36.
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microfísicas muchas de ellas, que marcaron su historia como institución. Cuando se refiera
a autonomía a lo largo de esta tesis, se estará denotando la definición Castoriadis desde la
visión denominada aquí mismo como moderada.
La tesis que el lector tiene en sus manos está dividida en dos apartados. El primer par de
capítulos constituyen el apartado histórico, cuya función principal es contextualizar y, en el
caso de la historia de la relación Presidencia-partido revolucionario sentar las bases para
establecer comparaciones con la relación Presidencia-PAN durante el sexenio calderonista.
Los siguientes cinco son analíticos, cada uno de los cuales aborda un ángulo distinto de la
relación en cuestión. El primer capítulo de este segundo apartado –el III del conjunto de la
tesis– se refiere a la pre campaña y a la campaña presidencial de Felipe Calderón en 2006,
el segundo a la dinámica de élites del partido, el tercero a la relación entre las principales
políticas públicas federales y las agendas legislativa y partidista del PAN, el cuarto a la
relación entre las principales políticas públicas federales y los discursos electorales
blanquiazules y el quinto a la sucesión de 2012. Este último capítulo cierra con la victoria
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los comicios presidenciales, que ha sido
puesta en cuestión por distintos grupos y sectores, argumentando que las prácticas
clientelares y la participación de las principales televisoras a favor del candidato vencedor,
Enrique Peña Nieto, violan la legalidad de la elección.
Cada uno de los cinco capítulos analíticos que conforman el segundo apartado de la tesis
aborda un ángulo distinto de la relación entre Presidencia y PAN. Como conjunto, no
15
pretenden ser exhaustivos al abordar el objeto de estudio, sino más bien dar cuenta de
diferentes ángulos considerados relevantes en pos de comprender la relación Presidencia-
PAN, siempre desde el punto de vista del autor de estas líneas. Aun cuando buscaremos ser
insistentes sobre los alcances descriptivos y explicativos de los cinco capítulos –
enfatizando que se trata de meros ángulos de aproximación y nunca de intentos por abarcar
en su totalidad la relación en cuestión, sin dejar un solo elemento por revisar–, vale la pena
hacerlo de manera explícita desde esta introducción.
El apartado histórico se nutre casi en su totalidad de fuentes secundarias, más algunos
documentos oficiales tanto del PRI como del PAN. Abunda la bibliografía sobre historia
política de México y también bibliografía teórica que auxilia en el planteamiento de
interpretaciones novedosas para historias –la del PRI y la del PAN– de sobra conocidas. En
el apartado analítico se recurre mucho más a fuentes primarias, utilizando un compacto
bagaje teórico para la configuración de lentes que agucen la mirada sobre los procesos y las
estructuras bajo estudio. A lo largo del conjunto de la tesis se citan entrevistas realizadas ex
profeso para este trabajo. Los informantes clave que aceptaron la propuesta de ser
entrevistados fueron Rubén Aguilar Valenzuela, Cecilia Romero Castillo, Luis Carlos
Ugalde Ramírez y un ex presidente nacional del PAN que pidió el anonimato.
16
Capítulo I. Presidencia y partido revolucionario: una historia de su relación
La larga historia del régimen autoritario que gobernó México la mayor parte del siglo XX,
presenta múltiples e importantes cambios. A lo largo del tiempo, el partido revolucionario
fue modificándose en función de procesos internos y situaciones contextuales. En este
sentido, una revisión temática en lugar de cronológica sobre el priísmo aparejaría el riesgo
de conceptualizar al partido como un monolito sin cambios a lo largo del tiempo, lo que no
daría cuenta de su dinamismo interno. La historia de la relación entre la Presidencia y el
partido revolucionario de 1929 a 2000, justamente el tema de este capítulo, exige un
abordaje cronológico que enfatice continuidades y cambios.
Según el politólogo italiano Giovanni Sartori, “Si se borra la demarcación entre evento
revolucionario y gobierno posrevolucionario (…) la ‘revolución continua’ se convierte en
la justificación de la ‘dictadura continua’”.14 La Revolución mexicana en ningún sentido es
una excepción. Así lo comprueban los tres diferentes nombres que adoptó el partido
revolucionario surgido de este proceso armado: Nacional Revolucionario (PNR), de la
Revolución Mexicana (PRM) y Revolucionario Institucional (PRI). También sirve como
evidencia parte del discurso que proyectó al partido como la expresión institucionalizada
del conflicto comenzado en 1910. El “Proyecto de Declaración de Principios del Partido
Nacional Revolucionario”, su primera explicitación ideológica, señala en su primera frase:
14 Giovanni Sartori. ¿Qué es la democracia? México: Taurus, 2008, p. 325.
17
“El Partido Nacional Revolucionario, en nombre de la opinión revolucionaria de México,
declara (…)”. 15
Los líderes revolucionarios mexicanos entendieron la relevancia de construir un entramado
institucional distinto del existente durante la larga administración de Porfirio Díaz,
marcando con ello un punto de ruptura con la época precedente. Una parte de este
entramado se estableció por la vía jurídica en la Constitución de 1917 mientras que otra
parte quedó a expensas de la propio dinámica política y social del país. Los forjadores del
nuevo régimen sabían que su permanencia en el poder pasaba por traducir los ímpetus
revolucionarios en “reglas del juego”, tanto escritas como no escritas.
En 1972, Daniel Cosío Villegas, afamado estudioso del régimen priísta, señalaba: “las dos
piezas principales y características del sistema político mexicano son un poder ejecutivo –o,
más específicamente, una presidencia de la República– con facultades de una amplitud
excepcional, y un partido político oficial predominante”.16 La relación entre ambas
instituciones era claramente inequitativa, a favor de la Presidencia: según Cosío Villegas, al
partido “Se le considera siervo o esclavo del gobierno, o más concretamente del presidente
de la República”.17
15 Partido Revolucionario Institucional. “Proyecto de Declaración de Principios del Partido Nacional Revolucionario” en http://www.pri.org.mx/LaFuerzadeMexico/nuestropartido/historia/documentoshistoricos/005.aspx [consultado el 7 de abril de 2012]. 16 Daniel Cosío Villegas. El sistema político mexicano. México: Joaquín Mortiz, 1972, p. 21. 17 Ibid., p. 80.
18
A nivel constitucional, se definía a la democracia mexicana como presidencial, por lo que
se dotaba de amplias facultades al Ejecutivo federal. El constitucionalista Jorge Carpizo
mencionaba cinco causas jurídicas del predominio del Presidente sobre su partido y sobre la
política nacional en su conjunto:
d) La marcada influencia en la economía a través de los mecanismos del banco central, de los organismos descentralizados y de las empresas de participación estatal, así como de las amplias facultades que tiene en materia económica. e) La institucionalización del ejército, cuyos jefes dependen de él. f) La fuerte influencia en la opinión pública a través de los controles y facultades que tiene respecto a los medios masivos de comunicación. (…) i) La determinación de todos los aspectos internacionales en los cuales interviene el país, sin que para ello exista ningún freno en el senado. j) El gobierno directo de la región más importante, con mucho, del país, como lo es el distrito federal.18
Otra de las causas jurídicas del predominio del Presidente data de 1933, año en que se
prohibió la reelección consecutiva de diputados y senadores, después de que en 1928
Álvaro Obregón ganó por segunda vez las elecciones presidenciales, tan solo cuatro años
después de haber terminado su primer cuatrienio. La restricción abonó al empoderamiento
de la Presidencia y más específicamente a que el partido fuera cada vez más heterónomo en
su relación con la Presidencia. Como señalaba Cosío Villegas, el porvenir de diputados,
senadores y gobernadores ya “no depende en absoluto de los ciudadanos de su respectivo
distrito electoral, sino del favor de los dirigentes del Partido y en última instancia de la
voluntad presidencial”.19
18 Jorge Carpizo. El presidencialismo mexicano. México: Siglo XXI, 1985, pp. 25-6. Las demás causas mencionadas por Carpizo no son jurídicas en sentido estricto sino más bien políticas. 19 Daniel Cosío Villegas. Op. cit., p. 29.
19
La Presidencia no solo subordinaba al partido apoyándose en las amplias facultades que le
otorgaba la Constitución, sino también en reglas no escritas que Sartori denomina
“paraconstitucionales”.20 Por ejemplo, no había ley alguna que otorgara a la Presidencia la
prerrogativa de dirigir al partido, aunque esto ocurría en la práctica, debido al fuerte control
presidencial sobre recursos económicos, márgenes de corrupción, grupos importantes al
interior del partido, candidaturas y espacios al interior de la administración pública. Si bien
es cierto que algunas de estas características estaban apoyadas en la Constitución o en leyes
secundarias, otras eran estrictamente políticas, y en este sentido “paraconstitucionales”.
Como lo vieron los politólogos norteamericanos Gabriel Almond y Sidney Verba, el
paternalismo era uno de los rasgos fundamentales de la cultura política de los mexicanos:
“la Revolución mexicana significó la súbita entrada de los individuos en el sistema político.
La atención se orientó hacia el gobierno nacional como el vehículo de cambio y hacia los
héroes nacionales que guiarían el destino del país”.21 Así, el sustrato cultural del país era
fértil para presidentes fuertes y que ejercieran enorme poder e influencia.
La heteronomía del partido a favor de la Presidencia también se apoyaba en ciertos rituales
de culto al Presidente de la República. La imagen del mandatario en turno engalanaba
paredes en toda clase de oficinas públicas, constatación gráfica de su presencia simbólica
en el conjunto de la política nacional. Mencionar al Presidente al interior del partido
revolucionario o de la administración pública, implicaba apelar a la máxima autoridad
20 Giovanni Sartori. Ingeniería constitucional comparada. México: Fondo de Cultura Económica, 2003, pp. 221-237. 21 Gabriel A. Almond y Sidney Verba. The civic culture. Newbury Park / Londres / Nueva Delhi: Sage, 1989, p. 185. La traducción es del autor.
20
existente, que cobijaba simbólicamente al invocador. Podría no ser un exceso hablar de una
“mitología del Presidente”, en parte atada al mandatario en turno –sobre todo en sexenios
encabezados por presidentes populistas en el discurso y la imagen, como Calles, Cárdenas y
Echeverría– y en parte asociada con la abstracción “Presidente”, independientemente de
quien ocupara el cargo. Este fenómeno bien puede describirse en términos semejantes a los
que utilizaba Michel Foucault para referirse al cuerpo del rey en el siglo XVII:
lleva en sí además del elemento transitorio que nace y muere, otro que permanece a través del tiempo y se mantiene como el soporte físico y sin embargo intangible del reino; en torno de esta dualidad (…) se organizan una iconografía, una teoría política de la monarquía, unos mecanismos jurídicos que distinguen y vinculan a la vez la persona del rey y las exigencias de la Corona, y todo un ritual que encuentra en la coronación, los funerales, las ceremonias de sumisión, sus tiempos más vivos.22
Modificando la cita de Foucault para adecuarla al presidencialismo mexicano diríamos que
se organizan una iconografía, una teoría política del presidencialismo, unos mecanismos
jurídicos que distinguen y vinculan a la vez la persona del Presidente y las exigencias de la
Presidencia, y todo un ritual que encuentra en la toma de posesión, los informes de
gobierno y el ‘grito’ de Independencia, sus tiempos más vivos.
Voces y silencios en la ideología revolucionaria
El “Proyecto de Declaración de Principios del Partido Nacional Revolucionario”23 da
cuenta de algunos de los principales rasgos ideológicos del partido. La declaración,
aprobada el 20 de enero de 1929, es actualmente un documento histórico del PRI, carente
22 Michel Foucault. Vigilar y castigar. México: Siglo XXI, 1984, p. 38. 23 Partido Revolucionario Institucional. “Proyecto de Declaración de Principios del Partido Nacional Revolucionario” en http://www.pri.org.mx/LaFuerzadeMexico/nuestropartido/historia/documentoshistoricos/005.aspx [consultado el 7 de abril de 2012].
21
de vigencia. Ocupa su lugar la “Declaración de principios ‘Un México compartido’”,
aprobada por la Comisión Nacional de Deliberación de Documentos Básicos el 19 de
agosto de 2008.24
La declaración de 1929 está dividida en dos grandes apartados. El primero consiste en la
explicación de los cinco principios rectores del PNR, dirigidos no hacia la estructura del
partido sino hacia el país en su conjunto: democracia, desarrollo social, soberanía,
desarrollo económico y legalidad. El segundo gran apartado contiene un programa de
acción, de nueva cuenta no abocado al partido sino a las grandes directrices del gobierno
revolucionario. Este programa de acción está divido en cinco ejes: educación, industria,
agricultura, comunicaciones, y hacienda y crédito público. En suma, la declaración es la
visión de país del PNR. Su vaguedad, fuerte carga retórica y alto nivel de abstracción,
abrían amplio espacio para interpretarla. De ahí en parte que el partido y sus militantes
hayan adoptado un cariz pragmático y no tanto de convicciones, aunque siempre dentro de
lineamientos más o menos claros.
Los discursos comunican a través de lo que explicitan pero también de lo que callan. “Todo
discurso manifiesto –señalaba Foucault– reposaría secretamente sobre un ‘ya dicho’, y ese
‘ya dicho’ (…) sería (…) un ‘jamás dicho’, un discurso sin cuerpo”.25 Ciertamente la
declaración de principios del PNR da cuenta de algunos puntos de la ideología del partido
sobre los que hubo consenso entre los fundadores. Sin embargo, también calla otros puntos
24 Partido Revolucionario Institucional. “Declaración de principios ‘Un México compartido’” en http://www.pri.org.mx/LaFuerzadeMexico/documentos/documentosbasicos/Declaracion_de_PrincipiosPRI.pdf [consultado el 7 de abril de 2012]. 25 Michel Foucault. La arqueología del saber. México: Siglo XXI, 1970, p. 40.
22
sobre los que seguramente también había acuerdo. ¿Cómo saber que efectivamente había
consenso en torno de estos últimos? Porque durante décadas se instauraron como prácticas
incuestionables al interior del régimen y fueron determinantes para su funcionamiento y
persistencia a lo largo del tiempo. La relación Presidencia-partido entra precisamente en
esta categoría: está ausente en la declaración pero fue fundamental en funcionamiento
interno del partido y del régimen autoritario en su conjunto.
Partiendo del hecho de que la relación fue clave para ambas instituciones, se visibiliza una
clara ruptura entre la ideología explicitada –donde no aparece la heteronomía del partido
respecto de la Presidencia– y la práctica política –que la evidenciaba permanentemente.
Probablemente este fenómeno no se deba tanto a que la práctica estuviera desligada de los
principios del partido sino más bien que a algunos planteamientos ideológicos no eran
viables de ser aceptados públicamente, tal como que el partido sería heterónomo respecto
de la Presidencia.
Calles y Cárdenas: nacimiento y consolidación del régimen revolucionario
Los inicios del régimen revolucionario y del PNR están marcados por la presencia de dos
personajes, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Ambos son ejemplos casi arquetípicos
de la personalización como forma de ejercer el poder público. Los periodos de Calles y de
Cárdenas dan cuenta del proceso que conduce a un régimen a funcionar como un conjunto
de planetas que orbitan alrededor de un mandatario convertido en Sol.
23
Con todo, sería exagerado afirmar que Calles y Cárdenas concentraron la totalidad del
poder político durante sus respectivos mandatos. Hasta la concentración más acentuada de
poder difícilmente elimina del todo la competencia entre élites con sus propios intereses. Lo
que resulta difícil de rebatir es que el poder de Calles y posteriormente el de Cárdenas
constituyeron –en palabras del historiador Lorenzo Meyer– “el eje alrededor del cual giró el
drama político. En esa etapa, las instituciones formales –la presidencia misma, el Congreso,
las cortes, los poderes de los estados, los partidos– resultaron de importancia secundaria”.26
El PNR se fundó en 1929, bajo la presidencia de Calles, por lo que desde sus comienzos se
relacionó con presidentes convertidos en protagonistas de la política mexicana.
La inestabilidad propia de la etapa pos revolucionaria y el creciente proceso de
urbanización de la sociedad mexicana, influyeron en la consolidación de una dominación
carismático-burocrática encabezada por el jefe político de la Revolución. Si bien esta
jefatura solía recaer en el Presidente, a veces fue ocupada por alguien más, como fue el
caso de Calles durante el llamado “Maximato”, que se abordará más adelante. El
resquebrajamiento de la dominación tradicional personificada por Díaz después de tantos
años en el poder, trajo como consecuencia el surgimiento de una dominación parcialmente
carismática “en virtud de la devoción afectiva a la persona del señor”27 (el Presidente)
aunque apoyada en un orden jurídico y en una administración pública burocrática,
elementos propios de una dominación de corte legal, para decirlo en clave weberiana.28
26 Lorenzo Meyer. “La institucionalización del nuevo régimen” en Centro de Estudios Históricos. Historia general de México. México: El Colegio de México, 2000, p. 827. 27 Max Weber. Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura Económica, 1964, p. 711. 28 Ibid., p. 707.
24
Calles llevó célebremente el sobrenombre de “Jefe máximo de la Revolución”. Fue el
personaje más relevante de la política nacional desde el asesinato de Obregón en 1928 hasta
el arribo de Cárdenas a la Presidencia, seis años después. Se desempeñó como Presidente
constitucional de 1924 a 1928, aunque –paradójicamente– durante este periodo no fue el
líder máximo del régimen, papel que desempeñaba Álvaro Obregón. Obregón había sido
Presidente antes de Calles y fue electo para sucederle, rompiendo así uno de los acuerdos
tácitos de los revolucionarios, la no reelección presidencial. Después del asesinato de
Obregón, Calles se negó a dejar la jefatura política del régimen. Su poder le permitió
subordinar a sus sucesores en la titularidad del Ejecutivo, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz
Rubio y Abelardo L. Rodríguez, por lo que este periodo pasaría a la historia como
“Maximato”, en alusión al sobrenombre de Calles.
El país pasaba entonces por un periodo de fuerte inestabilidad política porque “el grupo
obregonista (…) no dudó en culpar a Calles del asesinato” de su líder,29 hecho que se sumó
al resentimiento de los católicos ante el jacobinismo del régimen. El poder de Calles se
apoyaba en su manera de gestionar los intereses de los líderes revolucionarios, habilidad
que tuvo su máxima expresión en la fundación del PNR, en la coyuntura posterior al
asesinato de Obregón y poco después del final de la Guerra Cristera (1926-1928). Antes de
1929 existían numerosos partidos nacionales y regionales, y el PNR significó la integración
de la inmensa mayoría de ellos en una sola fuerza electoral.
29 Lorenzo Meyer. Op. cit., p. 831.
25
Las prácticas de corrupción, que terminarían por caracterizar al régimen revolucionario,
eran ya recurrentes en esta época. “Buen número de los miembros de la nueva clase política
habían mejorado notablemente su situación económica como resultado del uso del poder
político para beneficio personal”.30 La corrupción generó múltiples lealtades hacia el
partido oficial y el Presidente, tanto al interior de la administración pública como en la
estructura del partido y en aquellos segmentos de la sociedad beneficiados con algún tipo
de relación clientelar con el poder público.
Según Meyer, Calles deseaba “impedir que la presidencia quedara en manos de alguien que
pudiera lograr la independencia necesaria para prescindir” de él. 31 Sin embargo,
“Aparentemente, el grupo campesino (…) pudo ejercer suficiente presión para que el ‘jefe
máximo’ aceptara la aparición como precandidato del joven general Lázaro Cárdenas, (…)
uno de los cinco generales más importantes en ese entonces”.32
Cárdenas tenía una profunda convicción en las ventajas de un modelo presidencialista,
misma que expresó él mismo en los siguientes términos: “En el Gobierno una sola fuerza
política debe sobresalir: la del presidente de la República, que debe ser el único
representante de los sentimientos democráticos del pueblo”.33 “El nuevo presidente desde el
inicio empezó a tomar ciertas medidas políticas que contravenían las directrices callistas.
La más importante consistió en alentar a los grupos obreros que se encontraban en proceso
30 Ibid., p. 830. 31 Ibid., p. 852. 32 Idem. 33 Lázaro Cárdenas. Obras – I. Apuntes, 1913-1940. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1972, p. 440.
26
de reorganización a hacer uso extensivo del derecho de huelga”.34 Dado que no tenía
intenciones de supeditar su mandato a nadie que no fuera él mismo, Cárdenas decidió
romper con Calles a mediados de 1936, exiliándolo del país.
El politólogo Arnaldo Córdova escribe que “a Cárdenas le interesaba antes que ninguna
otra cosa (…) fortalecer el Estado de la Revolución, hacer de él una verdadera potencia
social, que estuviera en condiciones de llevar a cabo la transformación que el país
necesitaba; y eso se lograría unificando y organizando a las masas”.35 Esta “política de
masas del cardenismo” –como la llama el propio Córdova– se canalizó a través del partido
oficial, que experimentó hondas transformaciones a partir de 1938. Estas transformaciones,
una de los cuales fue cambiar el nombre del partido de PNR a PRM, se centraron en marcar
una ruptura con la etapa callista y aglutinar corporativamente los apoyos sociales a la
expropiación petrolera decretada ese año y a la reforma agraria que había comenzado en
1934.
El nuevo partido –en palabras de Meyer– se organizó con una base corporativa, formada por los sectores en que oficialmente Cárdenas apoyaba su política: el obrero, compuesto por la CTM (Confederación de Trabajadores de México) y otros sindicatos independientes –la CTM, dirigida por Vicente Lombardo Toledano, sustituyó como central sindical oficial a la callista CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana); el sector popular, compuesto principal, aunque no exclusivamente, por los miembros de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTE); y el militar.36
Cárdenas fue el primer Presidente populista del siglo XX mexicano. Su populismo, según el
34 Lorenzo Meyer. Op. cit., p. 854. 35 Arnaldo Córdova. La política de masas del cardenismo. México: Era, 1974, pp. 38-9. Las cursivas aparecen en el original. 36 Lorenzo Meyer. Op. cit., p. 857.
27
politólogo César Cansino, es de corte “clásico o (…) premoderno” porque cumple con las
siguientes siete características: contexto de incipiente democratización o abiertamente
autoritario; estrategia discursiva ideológica o pragmática; políticas de corte asistencial con
un discurso modernizante y de cambio político; dinámicas de clientelismo y
corporativismo; excesiva personalización de la política; legitimidad carismática y
tradicional; y, por último, componente castrense.37
Ascenso y caída de la hegemonía política y modernización económica
De 1935 a 1967 la economía nacional pasó por el llamado “milagro mexicano”. “El
producto total ascendió a un ritmo anual acumulativo promedio de 1.8% en 1910-1935 y de
6.0% en 1935-1967” y, por habitante, “subió casi 30% en 1910-1935 y más de 160% en
1935-1968”.38 Este vertiginoso ritmo de crecimiento estuvo preponderantemente impulsado
por los sectores de la construcción (+8.3%), manufacturas (+7.7%), energía (+7.5%) y
gobierno, comercio y otros servicios (+6.0).39
Parte importante de la hegemonía política del régimen desde 1940 hasta finales de los años
sesenta estuvo asociada con el vertiginoso ritmo de crecimiento de la producción nacional.
Así lo señalaba Cosío Villegas: “El desarrollo económico de México (…) es indudable y
señalado, y por serlo, el gobierno lo ha exhibido y ponderado como prueba de su buena
gestión y como justificativo del sistema político del que ha vivido”.40 Aun cuando eran
tiempos de bonanza, la desigualdad socioeconómica era uno de los rasgos distintivos del 37 César Cansino. El evangelio de la transición. México: Debate, 2009, pp. 115-8. 38 Fernando Carmona. “La situación económica” en Fernando Carmona et. al. El milagro mexicano. México: Nuestro tiempo, 1970, p. 20. 39 Ibid., p. 19. 40 Daniel Cosío Villegas. Op. cit., p. 65.
28
país. Había estados prósperos como Jalisco, Nuevo León o Puebla y otros en la más
extrema pobreza, como Chiapas, Guerrero o Oaxaca. Había empresarios con altos ingresos
y agricultores a la usanza tradicional que apenas subsistían de consumir sus cosechas.41
Manuel Ávila Camacho sucedió en la Presidencia a Lázaro Cárdenas. Ganó la elección a
Juan Andreu Almazán, quien había renunciado al PRM porque no fue seleccionado como
candidato presidencial. Después de la jornada electoral, Almazán acusó de fraude a Ávila
Camacho y al partido y se hizo llamar “presidente legítimo”. El analista político Sergio
Aguayo va más allá de esta elección y concibe el fraude como una práctica reiterada a lo
largo de la historia del régimen priísta. Aguayo señala que “hay prueba de que en las
elecciones de 1910, 1929, 1940 y 1952 hay irregularidades muy graves que prefiguran la
posibilidad de un fraude”.42 Desde su punto de vista, las cuatro elecciones presentan siete
características que permiten sostener que se cometió en ellas un fraude electoral a gran
escala.
1. Intervención del gobierno con el uso de fondos públicos y la coerción. 2. Participación ilegal de empresarios y actores sociales. 3. Control y manejo intencionado de la información. 4. Manipulación de la legislación electoral y parcialidad o tibieza de los árbitros. 5. Una instancia coordinadora. 6. Complicidad de la comunidad internacional. 7. Mecanismos de negación del fraude por parte del gobierno, los intelectuales, los
ciudadanos y la comunidad internacional.43
Almazán no fue el único miembro del PRM que renunció al partido por no haber sido
investido como candidato presidencial y que después contendió en la elección para terminar 41 Ibid., p. 66. 42 Sergio Aguayo. Vuelta en U. México: Taurus, 2010, p. 41. 43 Ibid., p. 42.
29
como víctima de fraude electoral. Lo mismo le había sucedido ya a José Vasconcelos en
1929 y después le ocurrió a Miguel Henríquez Guzmán en 1952 y a Cuauhtémoc Cárdenas
en 1988. Estos “desertores”, al impulsar su candidatura por fuera del partido
revolucionario, fueron estigmatizados por quienes detentaban el poder público, dado que
habían violado gravemente las normas establecidas al interior de la institución a la que
pertenecían.
Los presidentes de 1940 a 1970 coincidieron en una misma apuesta: distanciarse del
proyecto de nación de Lázaro Cárdenas, lo que les supuso enfrentarse al hondo arraigo que
había logrado el cardenismo en la sociedad en general, y más particularmente entre las
clases populares. El sociólogo francés Pierre Bourdieu enseñaba que “El campo de
discusión que diseñan, por sus luchas, la ortodoxia y la heterodoxia se recorta sobre el
fondo del campo de la doxa, conjunto de presupuestos que los antagonistas admiten de
hecho, sin discusión”.44 Los intentos por desmarcarse de Cárdenas se dieron en un PRM y
en un contexto político atravesados por la figura del ex Presidente. De este manera, el
proyecto cardenista era la doxa, que funcionaba como tal para los ortodoxos que la
aceptaban pero también para los heterodoxos que buscaban desmarcarse de ella: al final del
día, para desmarcarse de Cárdenas, sus detractores se veían obligados a colocarlo como su
referente.
Ávila Camacho y Miguel Alemán, su sucesor, gobernaron en favor de las clases medias y
altas que vivían en zonas urbanas, intentando alejarse así del cardenismo. Durante el
44 Pierre Bourdieu. Los usos sociales de la ciencia. Buenos Aires: Nueva visión, 2003, p. 44.
30
sexenio de Ávila Camacho se fundó la Confederación Nacional de Organizaciones
Populares (CNOP), que se consolidaría como la corporación encargada de gestionar las
demandas y apoyos no solo de las clases populares sino también de las clases medias.
Algunos elementos que fortalecieron su vínculo con el Estado fueron la modernización
económica (que fortaleció su poder de compra), la estable relación del régimen con la
Iglesia católica y la reforma al artículo 3º de la Constitución para suprimir la educación
socialista, que se sustituyó por una centrada en el fomento del nacionalismo y del
crecimiento económico. Esta alianza de las clases medias y altas con el Estado subsistiría
hasta fines de los años sesenta.45
En 1946, durante el sexenio de Alemán, el PNR dejó de existir para convertirse en el PRI.
Desde la perspectiva de Meyer, “El partido no modificó mucho su estructura corporativa
básica, pero sí abandonó definitivamente la meta que se había propuesto en 1938: la
creación de una democracia de los trabajadores”.46 Sobrevenía una ruptura más con el
cardenismo, en un referente con tanta carga simbólica como el nombre del partido.
En “diciembre de 1946 o enero de 1947”,47 se fundó la Dirección Federal de Seguridad
(DFS), una oficina de inteligencia que a la sazón se convertiría, por la vía de los hechos, en
policía política. En el momento de su surgimiento “dependía directamente de la presidencia
de la República”48 aunque después lo haría de la Secretaría de Gobernación. La fundación
de la DFS impactaría de manera fundamental en la relación Presidencia-PRI. Desde 45 Soledad Loaeza. Clases medias y política en México. México: El Colegio de México, 1988, pp. 119-175. 46 Lorenzo Meyer. “De la estabilidad al cambio” en Centro de Estudios Históricos. Historia general de México. México: El Colegio de México, 2000, p. 903. 47 Sergio Aguayo. La charola. México: Grijalbo / Raya en el agua, 2001, p. 62. 48 Idem.
31
entonces y hasta la desaparición de la DFS en 1985, “Los agentes dedicaban la mayor parte
del tiempo al espionaje político de los opositores del régimen y de los enemigos que tenía el
jefe del Poder Ejecutivo en el interior del Partido Revolucionario Institucional”.49
En 1953, el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien ascendió a la Presidencia
después de Alemán, impulsó una reforma constitucional para que las mujeres obtuvieran el
derecho a votar y ser votadas en el ámbito federal. El PRI y las instituciones políticas en su
conjunto se abrieron a la participación de más de la mitad de la población nacional,
ampliando su base de legitimidad. En años posteriores algunas mujeres se convertirían en
alcaldesas, diputadas, senadoras, gobernadoras50 y en presidentas nacionales del PRI, como
fue el caso de María de los Ángeles Moreno (1994-1995), Dulce María Sauri (1999-2002) y
Beatriz Paredes (2007-2011).51
Adolfo López Mateos, sucesor de Ruiz Cortines, se encargó de estrechar las relaciones con
Estados Unidos, rompiendo con la desconfianza frente al extranjero y el nacionalismo
exacerbado propios del cardenismo. El fortalecimiento de la relación bilateral supuso el
afianzamiento de la tácita aceptación estadounidense del régimen autoritario mexicano.
Como ejemplo baste el siguiente pasaje, recuperado por Aguayo: “En diciembre de 1962,
en la primera página de la sección se sociales de Excélsior apareció la crónica con fotos de
la boda de Winston Scott y Janet Graham. Los testigos del novio fueron el presidente
49 Ibid., p. 68. 50 La primera gobernadora en la historia de México fue priísta. Se trata de Griselda Álvarez Ponce de León, quien en 1979 se convirtió en gobernadora de Colima. 51 Partido Revolucionario Institucional. “Dirigencias nacionales” en http://www.pri.org.mx/ComprometidosConMexico/NuestroPartido/NPdocumentosHistoricos.aspx [consultado el 7 de abril de 2012].
32
Adolfo López Mateos y el secretario de Gobernación Gustavo Díaz Ordaz –ambos con
escasas tres semanas en el cargo. Lo peculiar del asunto es que el novio era el jefe de la
CIA en México”.52
Gustavo Díaz Ordaz será recordado como el Presidente con el que hizo crisis la hegemonía
del régimen priísta. El quiebre del “milagro mexicano” en 1967 fue una de las causas del
deterioro de la hegemonía mientras que las protestas estudiantiles de 1968 y su represión el
2 de octubre fueron su expresión más fehaciente. Así, quedaba afectado el consenso social
logrado por el régimen durante casi cuatro décadas: el gobierno federal se vio orillado al
uso de la violencia al ver desbordados los mecanismos usuales de resolución de conflictos,
siempre operados desde el interior del régimen y que fueron despreciados por los
estudiantes y sus aliados. El régimen ya no satisfacía las demandas de sectores sociales
inconformes con sus estructuras rígidas, corruptas y autoritarias.
El descarrilamiento económico y el reto de mantener la estabilidad política
Luis Echeverría y José López Portillo se enfrentaron a la necesidad de darle nuevas bases
de legitimidad a un régimen que las tenía seriamente debilitadas. Coincidieron en la
utilización de tres recursos: fuerza pública, política económica y uso clientelar del
presupuesto. Además, modificaron el diseño institucional del Estado por medio de reformas
electorales que abrieron paso al fortalecimiento de la democracia y al desarrollo de una
sociedad no solo plural sino también con mejores vías para expresar esta pluralidad.
52 Sergio Aguayo. La transición mexicana. Una historia documental 1910-2010. México: El Colegio de México / Fondo de Cultura Económica, 2010, p. 74.
33
Cosío Villegas dedicó al sexenio de Echeverría uno de sus libros más influyentes, El estilo
personal de gobernar. El título decía mucha sobre el Presidente en turno.
Como en México no funciona la opinión pública –señalaba Cosío Villegas–, ni los partidos políticos, ni el parlamento, ni los sindicatos, ni la prensa, ni el radio y la televisión, un presidente de la República puede obrar, y obra, tranquilamente de un modo muy personal y caprichoso.53
Menos de tres años después de la represión estudiantil de 1968, la historia se repitió. El 10
de junio de 1971, día de Corpus Christi, un grupo paramilitar denominado “Los Halcones”,
integrado por fuerzas federales y del Gobierno del Distrito Federal, masacró una protesta
estudiantil en la capital del país. El presidente Echeverría se desmarcó del hecho y hasta ahí
llegaron los posicionamientos oficiales. Desde el arranque de su sexenio, Echeverría daba
señales claras de lo que sucedería a quienes, además de negarse a hacer circular sus
demandas a través de los mecanismos corporativos del régimen, optaran por la oposición
frontal. El llamado “Jueves de Corpus” fue tan solo el inicio de una serie de represiones,
homicidios y desapariciones forzadas en contra de la oposición que se expresaba por medio
de la movilización social o incluso haciendo uso de la vía armada.54
A decir de Meyer, “hasta los años sesenta la industria mexicana se contentó con surtir casi
únicamente el mercado interno”.55 Cuando a finales de los sesenta y principios de los
setenta comenzaron a incrementarse las exportaciones, los productos mexicanos eran caros
y de baja calidad, por la ausencia de competencia internacional durante tantos años.
53 Daniel Cosío Villegas. El estilo personal de gobernar. México: Joaquín Mortiz, 1974, p. 9. 54 Sergio Aguayo. La charola. 55 Lorenzo Meyer. Op. cit., p. 896.
34
Además, sufrieron las consecuencias de las fuerzas inflacionarias globales. Esta ya de por sí
difícil situación se vio agudizada por el
avance en la presencia del Estado en la producción, aumentos salariales a los sindicatos y por un intento en 1975 por aumentar las tasas impositivas a los grupos de ingresos altos, lo que colocó al gobierno del presidente Echeverría en choque directo con el sector privado. El resultado fue una fuga de capitales, un aumento notable del déficit en el intercambio con el exterior, un aumento de la deuda externa y una devaluación del 40% en septiembre de 1976.56
Enrique Krauze sostiene que la crisis económica que sobrevino al final del sexenio de
Echeverría tuvo también que ver con el derroche presupuestario que caracterizó a su
administración.
Cartera en mano, corregía las desigualdades con cargo a la deuda externa que al cabo de su gestión era de veintiséis mil millones de dólares. La “vanguardia” burocrática creció en casi dos millones de personas. El “nuevo Cárdenas” terminó su periodo convertido en uno de los hombres más ricos de México (…) El resultado práctico del programa populista contra el “desarrollismo” y la dependencia había obstruido el desarrollo y ahondado la auténtica dependencia: la de la deuda.57
Durante el periodo de Echeverría, con su partido tuvo una razón más para seguir
subordinado a la Presidencia: la inclusión masiva de cuadros priístas en la administración
pública. El Presidente sabía que el PRI ya no gozaba del nivel de hegemonía suficiente
como para procesar en su interior todas las contradicciones de la política nacional. Con las
masacres estudiantiles de 1968 y 1971 aún frescas en la memoria colectiva, Echeverría
impulsó una reforma electoral que incluía un apartado especial para los jóvenes, que
reducía a 21 y 30 años la edad mínima para ser diputado y senador, respectivamente.
56 Ibid., pp. 896-7. 57 Enrique Krauze. La historia cuenta. México: Tusquets, 1998, p. 206.
35
Además, se facilitaba la creación de un partido político, se disminuía el porcentaje mínimo
de votación necesario para que un partido sobreviviera y se alteraban las fórmulas para
traducir votos electorales en legisladores plurinominales, lo que redundó en que se
incrementara la presencia de partidos minoritarios en el Congreso.58
La llegada de López Portillo a la Presidencia no implicó que se detuviera la represión
sistemática a la oposición que desafiaba abiertamente al régimen por vías no electorales,
aunque sí cambiaron sus formas. Si bien ya no hubo otra gran masacre estudiantil, se
implementó una guerra silenciosa y feroz contra la guerrilla. Esta denominada “política de
aniquilamiento” arrancó cuando “En agosto de 1976, la Liga (Comunista 23 de septiembre)
intentó secuestrar a Margarita López Portillo, hermana del presidente electo. (…) La acción
seguramente influyó en la decisión del gobierno de aniquilar lo que quedaba de la
guerrilla”.59
López Portillo había ganado la elección presidencial con el 100% de la votación efectiva,
toda vez que fue el único candidato que se presentó a la urnas. Hasta ese momento las
victorias electorales habían dado cierta legitimidad al régimen, aun cuando se dieran en un
contexto poco democrático. La ausencia de competencia electoral en las presidenciales de
1976 obligaba a emprender otra reforma de gran calado, que reincorporara a la oposición a
los comicios. El jurista Lorenzo Córdova considera que fueron cuatro los ejes
fundamentales de la reforma electoral aprobada en 1977: a) aumentaba de 186 a 400 el
número de diputados, 100 de los cuales serían plurinominales para permitir la llegada de
58 Daniel Cosío Villegas. Op. cit., pp. 70-111. 59 Sergio Aguayo. La charola, p. 187.
36
partidos menores al Congreso, b) mayor facilidad para registrar partidos políticos, c) acceso
a recursos financieros y tiempo en medios de comunicación para los partidos políticos
nacionales y, por último, d) autorización para que los partidos políticos nacionales pudieran
competir en elecciones estatales y municipales.60
Ante la difícil situación económica que había recibido de su predecesor, López Portillo
decidió valerse de lo que Lorenzo Meyer llama “dos grandes palancas”:61 explotación de
yacimientos petroleros e incremento de la inversión del Estado. El dinero proveniente del
incremento de los precios internacionales del petróleo condujo a López Portillo a ampliar
aún más que Echeverría la participación del Estado en la economía. Las empresas
paraestatales “que eran 760 al final del gobierno de Echeverría en 1982 superaron sin
dificultad (…) la marca de las mil”.62 Cuando se derrumbaron los precios del crudo en el
último año del gobierno de López Portillo, México entró en severos retrasos en el pago de
la deuda externa. Se generó así una fuga de capitales de la que el Presidente responsabilizó
a los banqueros, a quienes optó por nacionalizarles sus instituciones financieras.
El gran viraje: neoliberalismo y democratización
De la Madrid asumió la Presidencia con el país hundido en una grave crisis económica.
Para tratar de revertirla se valió del modelo de política económica entonces impulsado por
Estados Unidos y los organismos internacionales, bajo la amenaza de que si no lo hacía se
le incluiría entre los países en franca moratoria, es decir, con problemas de pago de la 60 Lorenzo Córdova. “La reforma electoral y el cambio político en México” en Daniel Zovatto y Jesús Orozco Henríquez (coords.). Reforma política y electoral en América Latina. 1978-2007. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, pp. 657-8. 61 Lorenzo Meyer. Op. cit., p. 897. 62 Idem.
37
deuda externa. Así, llegó a México el llamado “neoliberalismo”. El economista Rolando
Cordera apunta que “Las demandas por reducir el papel del Estado, que en América Latina
se nutrieron de la gran crisis de la deuda externa de los años ochenta y posteriormente del
recetario del Consenso de Washington,63 se dieron la mano con los proyectos más generales
y ambiciosos de liberalización comercial, desregulación y privatización que, en conjunto,
dieron cuerpo a la fórmula neoliberal”.64 Este proceso, denominado “ajuste estructural” a
nivel latinoamericano, se consolidó en México en 1986, con su ingreso al Acuerdo General
sobre Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) y tuvo uno de sus mayores
hitos en 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN).
De la Madrid llegó a la Presidencia con el respaldo de un grupo de tecnócratas formados en
importantes universidades estadounidenses. Individuos de este grupo o cercanos a él se
volverían piezas clave en los gabinetes federales por venir (algunos llegarían incluso a la
Presidencia, como Carlos Salinas y Ernesto Zedillo), incluyendo aquellos encabezados por
panistas. El empoderamiento de estos tecnócratas no se limitó al ámbito de la
administración pública sino que llegó al interior del PRI, lo cual derivó en una marcada
escisión al interior del partido: por un lado quienes mantenían una ideología nacionalista y
revolucionaria, y por el otro quienes sostenían posturas liberales, privatizadoras y de
apertura comercial.
63 Listado de instrumentos neoliberales de política económica, generado para enfrentar la crisis de los Estados de bienestar a nivel mundial. Fue elaborado por un grupo de economistas encabezados por John Williamson, a fines de los ochenta. 64 Rolando Cordera. “Después del neoliberalismo: el Estado frente a la democracia y la cuestión social” en Rolando Cordera (coord.) La economía nacional: una reflexión. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2004, p. 41.
38
Ante las acusaciones de corrupción contra Echeverría y López Portillo y sus respectivos
gabinetes, De la Madrid decidió lanzar lo que denominó una “renovación moral” del
priísmo. En consecuencia, anunció una cruzada contra la corrupción al llegar a la
Presidencia, consistente en encarcelar a funcionarios corruptos del sexenio anterior. Vista
en retrospectiva, esta presunta “renovación moral” no fue sino una asonada mediática que
derivó en el encarcelamiento de algunos enemigos priístas del Presidente entrante. También
se presentó en este sexenio la alternancia en gobiernos municipales y el debilitamiento de la
maquinaria electoral priísta a nivel gubernaturas.65 El caso más sonado fue el del estado de
Chihuahua en 1986, cuando el entonces presidente nacional del PAN, Luis H. Álvarez,
acusó de fraude al PRI y emprendió una huelga de hambre de 40 días.
En 1988 ocurrió un punto de quiebre en la confianza hacia el sistema electoral mexicano.
Según las encuestas previas, la elección presidencial sería sumamente cerrada e incluso
había quienes afirmaban que el candidato Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático
Nacional (FDN) y disidente del PRI, iba en primer lugar. Al final de la elección y contra
todo pronóstico, Carlos Salinas, el contendiente del PRI, ganó por un amplio margen,
después de que se apagó sospechosamente el sistema de conteo de votos.66 Este hecho
pasaría a la historia como el primer gran fraude electoral electrónico en la historia del país.
Para ganar la elección, al régimen no le bastó con el fraude electoral tradicional en boletas,
urnas y actas sino que requirió de afectar el cómputo total de la elección.
65 Mauricio Merino. La transición votada. México: Fondo de Cultura Económica, 2003. 66 Martha Anaya. 1988: el año que calló el sistema. México: Debate, 2008.
39
Salinas impulsó como eje de su gobierno una agenda social de gran envergadura, el
Programa Nacional de Solidaridad, que decía aspirar al fortalecimiento de la participación
ciudadana en esquemas comunitarios, pretendiendo alejarse de la atomización social
postulada por el liberalismo y llevada al extremo por el neoliberalismo. A decir del
entonces Presidente se aspiraba a un “liberalismo social” apoyado en esquemas de
“democracia republicana” que se alimentaran de las “virtudes cívicas” de la sociedad.
Según otras interpretaciones, Solidaridad fue oxígeno puro para las prácticas y estructuras
clientelares del régimen, fortaleciendo su legitimidad y capacidad de movilización
electoral.
Según César Cansino, Salinas fue un “neopopulista autoritario” que “reconsolidó al
régimen político mexicano en algunos de sus rasgos más autoritarios (excesiva
concentración del poder en manos del Ejecutivo, sometimiento de los demás poderes de la
Unión, imposición de gobernadores, prácticas abiertamente clientelistas, sobornos e
intimidación a los disidentes, etcétera)”.67 “La centralidad del liderazgo del titular del
Ejecutivo –en palabras de Cansino– se observa sobre todo en el hecho de haber recuperado
para el régimen en unos pocos años su capacidad para adaptarse a las condiciones políticas
cambiantes (…) sin perder el control de los aparatos del Estado o sobre la propia apertura
política”.68 México, dicho en breve, se democratizaría al ritmo y con el tono que decidiera
el PRI. La apertura impulsada por Salinas, derivada en parte de la presión que se había
generado al interior, en los márgenes y fuera del régimen, comenzó con “el reconocimiento
a la victoria de la oposición –panista– en varios estados de la Republica (Baja California –
67 César Cansino. Op. cit., p. 148. 68 Ibid., pp. 156-7.
40
el primero, en 1989–, Guanajuato, Chihuahua) y la designación de gobernadores interinos
cuando los procesos electorales fueron fuertemente cuestionados por la oposición y la
población (San Luis Potosí, Guanajuato, Michoacán y Tabasco)”.69
Según una extendida interpretación, el Presidente “intentó ‘salirse del sistema’ para
cambiarlo después de las elecciones de 1988. Al hacerlo, Salinas transfirió las percepciones
de ilegitimidad de su gobierno al PRI, y logró presentarse como un reformador que luchaba
contra los intereses de línea dura del partido”.70 Abonó a la democratización del país
creando el Instituto Federal Electoral (IFE) en 1991, con lo que la organización de la
elecciones no dependería más de la Secretaría de Gobernación, que sería sustituida en estas
funciones por un IFE en el que participarían el “Poder Ejecutivo (a través del secretario de
Gobernación, que seguía presidiendo al organismo), el Poder Legislativo, los partidos
políticos y los ciudadanos”.71
El 1 de diciembre de 1994 se alzó en armas contra el Estado mexicano el Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN). El levantamiento, que duró apenas algunos días, generó
una conmoción a nivel mundial toda vez que el discurso y proyecto modernizador de
Salinas se enfrentaban a una revuelta indígena que denunciaba la represión estatal de baja
intensidad contra sus comunidades y la lacerante pobreza que sufrían. Las reivindicaciones
y estrategias del EZLN pretendían evitar la reproducción de las formas dominantes de hacer
política. Los zapatistas no solo decían dar la espalda a los usos de la política nacional sino 69 Ibid., p. 156. 70 María L. Cook, Kevin Middlebrook y Juan Molinar Horcasitas. “Las dimensiones políticas del ajuste estructural” en Francisco González Ayerdi y Francisco Reveles Vázquez (coords.). Sistema político mexicano. Antología de lecturas. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, pp. 72-3. 71 Lorenzo Córdova. Op. cit., p. 662.
41
incluso a representaciones y prácticas incrustadas en el corazón de la civilización occidental
moderna, decantándose por la cosmovisión y las formas de organización indígenas.
A diferencia de la elección presidencial anterior, la de 1994 fue poco cuestionada, en parte
por las reformas electorales de 1991 y 1994, que dieron mayor independencia al Consejo
General del IFE –aunque no necesariamente a su burocracia–, pluralidad en su integración
y abrieron la posibilidad a los ciudadanos para ser observadoras electorales. Las sospechas
más graves sobre la legitimidad de la elección provenían del interior del PRI, toda vez que
Ernesto Zedillo, ganador de la contienda, no había sido electo candidato originalmente sino
que sustituyó a Luis Donaldo Colosio, asesinado en marzo de 1994.
A los pocos días de haber llegado a la Presidencia, Zedillo tomó una polémica decisión:
devaluar el peso por la escasez de reservas internacionales, derivada de la ampliación del
gasto público durante el sexenio salinista. Quienes contaban con información privilegiada
sobre lo que sucedería, retiraron sus inversiones del país, lo que hizo entrar a la economía
nacional en una severa crisis que incluso afectó a otros países, en el llamado “efecto
tequila”. Para salir de la crisis, el gobierno de Estados Unidos abrió una línea de crédito al
mexicano.
Zedillo tuvo poco interés en supeditar a su partido a la Presidencia e incluso en que este
siguiera siendo el dominante. Las alternancias a nivel municipal y estatal continuaron, y en
las elecciones intermedias de 1997 el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de
diputados. Una estructura debilitada, con un Presidente poco abocado a controlarlo y con
42
varias facciones en pugna, eran las características del PRI cuando se dio la primera elección
interna para elegir candidato a la Presidencia. El ganador fue Francisco Labastida, hasta
poco antes secretario de Gobernación en el gabinete de Zedillo. Labastida se convertiría en
el primero candidato priísta a la Presidencia cuya derrota sería reconocida por el partido
oficial, el gobierno federal y los órganos del Estado encargados de la organización y
calificación de las elecciones.
Que el PRI perdiera la mayoría absoluta en la Cámara de diputados en 1997, que fuera
derrotado en la primera elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal en el mismo año
(ganó Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del PRD), y que finalmente no mantuviera la
Presidencia en el 2000, no se puede explicar sin la reforma electoral de 1996, producto de
la inestabilidad económica, política y social por la que atravesaba el país, debido en parte a
la falta de legitimidad del régimen. Los cinco ejes de esta reforma fueron: a) los consejeros
generales del IFE serían ciudadanos electos por la Cámara de Diputados; b) el Tribunal
Federal Electoral adquiría la facultad de revisar la constitucionalidad de las elecciones así
como efectuar su calificación; c) mayor equidad en la forma de distribuir los recursos
públicos entregados a los partidos políticos; d) tope a la cantidad de diputados de un solo
partido –300– y creación de los senadores plurinominales; y e) se abrió a elecciones la
Jefatura de Gobierno del Distrito Federal.72
En suma, la historia del PRI, desde su fundación hasta el 2000, año en que perdió la
Presidencia, describe un claro proceso de institucionalización, hegemonía, desgaste y,
72 Lorenzo Córdova. Op. cit., p. 669-672.
43
finalmente, pérdida del poder. El surgimiento y consolidación del régimen revolucionario
consistió en la integración de líderes del proceso armado en una estructura partidista
subordinada a la Presidencia de la República. Los presidentes durante esta etapa, Calles y
Cárdenas, fueron particularmente personalistas en el ejercicio del poder. La etapa de
hegemonía se apuntaló sobre el desarrollo económico y un esquema estable de repartición
de privilegios, que se acompañó de mecanismos que posibilitaban al régimen procesar en su
interior el conjunto de tensiones y contradicciones políticas. Las protestas estudiantiles de
1968 evidenciaron la pérdida de hegemonía del régimen y desencadenaron una clara
ruptura entre quienes optaron por contender en elecciones y quienes decidieron por la
confrontación directa. Los años setenta y principios de los ochenta estuvieron
caracterizados por un uso patrimonialista y derrochador de los recursos públicos, así como
por choques persistentes entre el gobierno y el sector privado, lo cual derivó en severas
crisis económicas. En este contexto, tanto la oposición electoral como la no electoral
minaron la estabilidad del régimen, que se vio forzado por circunstancias políticas, disputas
internas, crisis económicas e ilegitimidad social a liberalizar la economía y la sociedad y a
democratizar el acceso y ejercicio del poder.
44
Capítulo II. El PAN: una historia de su autonomía
La historia de la autonomía del PAN genera discusión hasta la fecha. Si bien es innegable
que los procesos internos de toma de decisiones tuvieron peso en las acciones del partido,
queda en el aire la siguiente pregunta: ¿el PAN operaba de manera proactiva y por decisión
propia o más bien de manera reactiva y en respuesta a las agendas de actores externos?
Proponemos como hipótesis que el PAN pasó por distintos grados de autonomía desde su
fundación hasta el final del sexenio de Vicente Fox, dejando el periodo de Calderón –
principal objeto de estudio de la presente investigación– para los siguientes capítulos.
El PAN funcionó inicialmente de manera autónoma, caracterizado por profundas y
significativas discusiones internas acerca del rumbo que debería tomar el partido. En aquel
momento, los puntos de vista se expresaban con libertad y se contrastaban en diálogos
racionales que partían del respeto a las distintas visiones y actitudes. Siguiendo los
términos de Castoriadis, se explicitaba la creación de instituciones y las decisiones se
tomaban con conciencia sobre sus causas y consecuencias. En aquel entones, la imposición
y el atropello eran prácticas ajenas al funcionamiento de la institución.
Durante las etapas de mayor heteronomía, de los años setenta en adelante, el partido se vio
puesta en jaque su autonomía primero por el régimen revolucionario y posteriormente por
grupos empresariales o con claras agendas de corte ideológico. La cesión de autonomía a
favor del régimen habría ocurrido después de que el partido colocó la vía electoral como eje
de su proyecto político y decidió negociar triunfos en ese terreno. La cesión de autonomía a
45
favor de grupos empresariales y conservadores ocurrió años después, una vez que el PAN
cosechó sus primeros triunfos electorales.
La más célebre de las discusiones sobre el futuro del PAN se dio en torno a la aceptación o
el rechazo de la vía electoral como el eje de la acción política del partido, disyuntiva que
pasaría a la historia como el “dilema de la participación”. Después de que el PAN se
abstuvo de participar en la elección presidencial de 1976, el presidente José López Portillo
impulsó una reforma electoral al año siguiente, que abrió nuevos espacios a la oposición.
En este contexto comenzó una mayor dependencia del PAN respecto del régimen
revolucionario, fenómeno que llegaría a su máxima expresión durante los años ochenta
cuando, como escribe la socióloga Tania Hernández Vicencio, “comenzó a ser claramente
útil al modelo estatal que la derecha institucionalizada intentaba afianzar. (…) El PAN pasó
a ser uno de los principales interlocutores del gobierno y poco a poco comenzó a ganar
mayores espacios en la toma de decisiones en la vida política”.1 Además, en los años
setenta, actores provenientes de círculos empresariales y conservadores del norte del país se
instalaron en las altas esferas de la estructura del partido, amenazando también la
autonomía de partido.
1 Tania Hernández Vicencio. Tras las huellas de la derecha. México: Ítaca, 2009, p. 151.
46
La autonomía en los albores del PAN
En sus sesiones del 15 y 16 de septiembre de 1939, la Asamblea Constituyente del PAN
aprobó el “Principio de doctrina”,2 dentro del marco de la primera Convención Nacional del
partido. La convención se llevó a cabo en el Frontón México, que a la sazón se convertiría
en uno de los lugares predilectos para el encuentro de los panistas. El antropólogo Jorge
Alonso, biógrafo de Efraín González Luna, uno de los principales fundadores del PAN,
señala que “La comisión de principios de doctrina la presidió González Luna. El Secretario
fue el Lic. Miguel Estada Iturbide y, entre otros integrantes, destacaba el Lic. Rafael
Preciado Hernández. Efraín subrayaba que el PAN era un partido de doctrina, no de
doctrina mínima, sino de exigencias máximas”.3
El “Principio de doctrina” está dividido en 14 apartados, cada uno de los cuales lleva por
título un concepto relevante para el naciente partido. Los conceptos son: nación, persona,
Estado, orden, libertad, enseñanza, trabajo, iniciativa, propiedad, campo, economía,
municipio, derecho y política. La selección del término de “nación” y no de “país”, por
ejemplo, o de “persona” en lugar de “individuo”, da cuenta de ciertos rasgos ideológicos
del panismo. El semiólogo francés Roland Barthes incluiría tales elecciones terminológicas
dentro del “habla pretendidamente apolítica de los hombres políticos”.4 Emplear el término
“nación” en lugar del de “país” conlleva priorizar la identidad y la idea de unidad entre los
mexicanos, en lugar de destacar el que se comparta un mismo territorio. “La Nación –
2 Partido Acción Nacional. “Principio de doctrina” en http://www.ife.org.mx/documentos/PPP/docs_pdf/PAN_PRINCIPIOS_Y_PROYECCIONES.PDF [consultado el 9 de abril de 2012]. 3 Jorge Alonso. Miradas sobre la personalidad política de Efraín González Luna. Guadalajara: Universidad de Guadalajara, 2003, p. 73. 4 Roland Barthes. El placer del texto. Madrid: Siglo XXI, 2007, p. 21.
47
señala el “Principio de doctrina”– es una realidad viva, con tradición propia varias veces
secular, con unidad que supera toda división en parcialidades, clases o grupos, y con un
claro destino”.5 Hablar de “persona” y no “individuo”, por su parte, marca una clara
distancia del pensamiento liberal, distancia que procurarían mantener los panistas durante
décadas. Según Hernández Vicencio, el PAN “Compartía con el liberalismo su defensa del
individuo y los derechos humanos, pero no la visión antropocéntrica y secular de aquél; en
cambio, proponía el ‘personalismo’ que pretendía reconocer todas las dimensiones del ser
humano”.6 En términos más generales, Loaeza apunta que
los orígenes intelectuales de Acción Nacional son muy anteriores a la fundación del partido y revelan la presencia en México de diversas corrientes de pensamiento que buscaban una tercera vía entre el capitalismo individualista y el colectivismo, bajo la influencia de las corrientes antiliberales y antisocialistas de la época.7
La palabra “autonomía” solo se menciona una vez en todo el “Principio de doctrina”. El
contexto en que es utilizada nada tiene que ver con la relación entre el PAN y el régimen
revolucionario. “La actividad universitaria –se explicita en el apartado sobre enseñanza–
sólo puede cumplir propiamente su misión si se desarrolla en un ambiente de disciplinada
autonomía”.8 En los dos “Principios de doctrina” posteriores, aprobados en 19659 y 2002,10
las referencias a la autonomía tenían que ver con el municipio y la universidad, nunca con
el partido. La única afirmación relacionada con la autonomía frente al Estado aparece bajo 5 Partido Acción Nacional. Op. cit. 6 Tania Hernández Vicencio. Op. cit., p. 101. 7 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 105. 8 Idem. 9 Partido Acción Nacional. “Proyección de los Principios de Doctrina” en http://www.ife.org.mx/documentos/PPP/docs_pdf/PAN_PRINCIPIOS_Y_PROYECCIONES.PDF [consultado el 9 de abril de 2012]. 10 Partido Acción Nacional. “Proyección de Principios de Doctrina del Partido Acción Nacional” en http://www.ife.org.mx/documentos/PPP/docs_pdf/PAN_PRINCIPIOS_Y_PROYECCIONES.PDF [consultado el 9 de abril de 2012].
48
el término “independencia” en el documento aprobado en 1965, donde se señala a la letra:
“a veinticinco años de su fundación, Acción Nacional –único partido político que en la
Historia de México ha vivido y progresado con independencia frente al poder público–
reitera su adhesión a los Principios de Doctrina aprobados en la Asamblea Constitutiva de
15 y 16 de septiembre de 1939”.11
El prolífico intercambio epistolar entre Efraín González Luna y Manuel Gómez Morin no
contiene mención alguna a la autonomía del PAN. En las cartas que se enviaron entre 1934
y 1939,12 años inmediatamente previos a la fundación del partido, el término no aparece
referido a la relación del partido con el Estado. Se hace referencia a la autonomía
periodística, universitaria, de enseñanza, de los órganos internos del partido y respecto de
otros partidos a nivel internacional, pero no a la del partido frente al Estado. Tanto
González Luna como Gómez Morin tienden a situar la relación con el régimen priísta bajo
el concepto de “independencia”, pero aun este término es poco usado y su importancia es
marginal en el debate de ideas.
El PAN surgió en un contexto marcado por la agudización de la política de masas del
cardenismo, con un Presidente populista que contaba con el apoyo de campesinos y
obreros, sectores que además eran los principales beneficiados con su proyecto político.
Proponemos como interpretación que las diferencias entre los fundadores del PAN y los
miembros del entonces recientemente creado PRM eran tan obvias que la autonomía frente
11 Partido Acción Nacional. “Proyección de los Principios de Doctrina”. Op cit. Las cursivas son nuestras. 12 Ana María González Luna y Alejandra Gómez Morin (eds.). Una amistad sin sombras. Correspondencia entre Manuel Gómez Morin y Efraín González Luna. Tomo I. México: Fundación Rafael Preciado Hernández / Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 5-66.
49
a ellos ni siquiera merecía explicitarse. Sencillamente se asumía que el conjunto de los
panistas estaban de acuerdo en mantener una clara distancia. Sostenemos que los primeros
panistas tuvieron como idea fundacional la autonomía frente al régimen. Las ideas con alto
nivel de hegemonía, siguiendo a Gramsci, pueden prescindir incluso de ser mencionadas sin
mellar por ello su validez y operación.13
Surgimiento y primeros pasos bajo la figura de Gómez Morin
Sartori postula que la aparición de nuevos partidos suele darse en circunstancias de crisis.
Según el politólogo italiano, los contextos de inestabilidad conducen a los ciudadanos
inconformes a buscar su propia vía para disputar el poder público o cuando menos para
tratar influir sobre este.14 El PAN nace de la unión entre ciudadanos distanciados del
régimen cardenista, precisamente en el año posterior a la expropiación petrolera de 1938.
La orientación populista del presidente Cárdenas, incluida su predilección por las clases
obreras y campesinas, generaron un alejamiento de las clases medias y altas de la política.
En consecuencia, el PAN aprovechó la voluntad de participación política de profesionistas,
intelectuales, periodistas, empresarios y ex funcionarios públicos convertidos en detractores
del régimen, para integrarlos en una estructura partidista.
Entre 1939 y 1949, los primeros diez años del partido, Manuel Gómez Morin fue su jefe
nacional, tanto en términos formales como sustanciales. Así lo reconoce Efraín González
Luna, otro de los principales fundadores del partido:
13 Antonio Gramsci. Selections from the prison notebooks. Nueva York: International Publishers, 1971. 14 Giovanni Sartori. Partidos y sistemas de partidos. Madrid: Alianza, 2005.
50
Manuel Gómez Morin escuchó la Voz, vio el camino, se entregó total e irrevocablemente a la empresa, reclutó el equipo inicial, erigió la estructura doctrinal, movió las almas tras el ideal resucitado o recién nacido, dio vida y dirección a Acción Nacional durante poco más de un decenio, instauró métodos y estilos, definió objetivos, fue jefe y recluta, maestro y aprendiz, propagandista y candidato, periodista y tribuno, ejemplo, estímulo, animador infatigable, amigo generoso y fiel camarada en la noble faena.15
Una de las consecuencias inmediatas del protagonismo de Gómez Morin fue la distancia
que tomó el partido del conservadurismo a ultranza. Esta distancia se hizo especialmente
patente en la relación del PAN con la Unión Nacional Sinarquista (UNS), organización con
bases rurales que proponía modelos comunitaristas de organización social e impulsaba un
proyecto político explícitamente apoyado en la filosofía social del catolicismo. En Tras las
huellas de la derecha, Hernández Vicencio plantea un recorrido histórico por la relación
entre el PAN y los grupos conservadores. Según la autora, la veta liberal de Gómez Morin y
su convicción en el Estado laico derivaron en la clara distancia de una parte importante del
PAN respecto a posturas de corte confesional.
Loaeza apunta que el principal propósito de Gómez Morin al fundar el PAN era “organizar
un partido de minorías excelentes que asumiera la dirección del cambio posrevolucionario;
su objetivo no era defender los derechos de la Iglesia católica ni de los católicos como tales,
sino llevar al poder a los universitarios”.16 Esta supuesta vocación gomezmorineana por la
formación de cuadros políticos de excelencia es cuestionable, cuando menos a partir de la
correspondencia de la época entre Gómez Morin y González Luna. En ninguna de las
misivas que intercambiaron de 1934 a 1942, precisamente el periodo de planeación,
15 Efraín González Luna. “Introducción” en Manuel Gómez Morin. Diez años de México. México: Jus, 1950, p. XIV. 16 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 107. La cursivas aparecen en el original.
51
fundación y puesta en marcha del partido, se menciona la palabra “excelente” como
calificativo de los miembros del partido.17
Independientemente de la importancia concedida al perfil de los primeros panistas por parte
de los fundadores del partido, lo cierto es que figuraban individuos con educación
universitaria e incluso algunos con notable formación académica. Sus trayectorias
profesionales contrastaban fuertemente con las de quienes ocupaban puestos en la
administración pública y al interior del partido, quienes eran preponderantemente militares
y líderes obreros y campesinos. Esta situación cambiaría a partir de la llegada de Ávila
Camacho al poder en 1940, cuando los universitarios se abrieron numerosos e importantes
espacios al interior del régimen, situación que pudo haber abonado al lento crecimiento
electoral panista, porque a partir del momento en que los universitarios tuvieron cabida en
el régimen revolucionario, el universo de los potenciales panistas se redujo.
Desde estos años se planteaba el “dilema de la participación”. Resulta obligado mencionar
que en las contiendas de entonces resultaba prácticamente imposible obtener triunfos a
nivel municipal o en distritos estatales, para ya no mencionar en los otros dos niveles
gobierno. En la primera Convención Nacional del partido, en 1939, González Luna
pronunció su famoso discurso “Técnica de salvación” en el que reflexionaba sobre la
participación electoral. En aquel momento, el “dilema de la participación” consistía en si el
PAN debía o no apoyar la candidatura del ex funcionario del régimen Juan Andreu
Almazán, quien contendería contra el candidato oficial, Manuel Ávila Camacho.
17 Ana María González Luna y Alejandra Gómez Morin (eds.). Op. cit.
52
Mientras Gómez Morin proponía apoyar a Almazán, González Luna insistía en la exigencia
política y hasta moral de no atender a las urnas, una de las mayores fuentes de legitimidad
del régimen. “El problema electoral próximo no se plantea en términos de cambio de
régimen; se plantea en términos de persistencia de régimen, de persistencia del sistema
absurdo de la llamada Revolución permanente”.18 Jorge Alonso describe del siguiente modo
esta primera aparición del llamado “dilema de la participación”:
El debate reveló que había quienes (…) querían soluciones rápidas, y quienes, como Efraín, planteaban soluciones a fondo, que se inscribían en el largo plazo. Se había ido formando una tendencia que quería apoyar la candidatura del general Almazán como un opositor a la candidatura apoyada por Cárdenas. Efraín hacía ver que Almazán carecía de un programa doctrinario.19
González Luna alcanzó a influir en la decisión final, aunque tampoco logró que se aceptara
plenamente su propuesta. “La naciente organización reconoció que la candidatura del
general Almazán contaba con amplio apoyo en la opinión pública; por consiguiente, le
brindaría su apoyo (…) Aunque no se sumó explícitamente al almazanismo, tampoco lanzó
un candidato propio”.20 Así, la resolución final privilegiaba la actitud pragmática hacia las
urnas enarbolada por Gómez Morin y al mismo tiempo sumaba al partido a la candidatura
de Almazán. Almazán terminó perdiendo la elección y adujo haber sido víctima de un
fraude electoral que parece haber sido corroborado por la investigación histórica.21
18 Ibid., p. 59. 19 Jorge Alonso. Op. cit., p. 72. 20 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 177. 21 Sergio Aguayo. Vuelta en U, pp. 39-59.
53
Para la elección presidencial de 1946, González Luna “planteaba una candidatura no
partidaria, una candidatura de unidad nacional, de concentración nacional (…) Después de
una argumentación en este sentido señaló al candidato que, a su juicio, podría ser capaz de
ser propuesto por el PAN”:22 Luis Cabrera, revolucionario que había sido diputado y
posteriormente secretario de Hacienda durante el gobierno de Venustiano Carranza. Loaeza
señala que “Cabrera declinó el honor que la hacían los panistas al ofrecerle la candidatura
aduciendo su avanzada edad y su necesidad de atender otras preocupaciones”.23 “Esta
decisión dejó al partido sin candidato a la Presidencia de la República, pero no desalentó el
ánimo participacioncita (…) A propuesta del jefe nacional –Gómez Morin–, el partido
concentró todos sus recursos en la lucha por el Congreso”.24
Hegemonía católica: de la marginalidad política a la beligerancia
La teórica política Hannah Arendt señalaba que “La política se basa en el hecho de la
pluralidad de los hombres. Dios ha creado al hombre (…), los hombres son un producto
humano, terrenal, el producto de la naturaleza humana”.25 Así, las religiones, al sostener la
existencia del hombre en singular y no de los hombres en plural, parten de supuestos
antropológicos centrados en la semejanza entre los seres humanos. Los supuestos
antropológicos de la política, en cambio, se centran en la diversidad como un hecho. Las
religiones tienden a los idealismos mientras la política está permanentemente atravesada
22 Jorge Alonso. Op. cit., pp. 127-8. 23 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 219. Las cursivas aparecen en el original. 24 Ibid., p. 220. 25 Hannah Arendt. ¿Qué es la política? Barcelona: Paidós, 1997, p. 45.
54
por la imperfección de la realidad.26 La religión católica, en sus versiones ortodoxas, niega
el mundo, o cuando menos lo torna evanescente.
Coincidiendo con Foucault que el poder no es más que la mera lucha por ejercerlo,27 se
sigue que no existen ni los eternamente poderosos ni los eternamente desempoderados,
tampoco los absolutamente poderosos ni los absolutamente desempoderados. Lo que hay
son permanentes disputas de poder y por el poder. La primera condición lógicamente
necesaria para el ejercicio del poder es estar, en el sentido más físico del término. La fe
católica puede derivar en el alejamiento de la política y este, a su vez, en la marginalidad
política. Fue precisamente esto lo que le ocurrió al PAN entre 1949 y 1962. De 1962 a
1978, si bien persistió la hegemonía católica, la actitud del partido frente al poder adquirió
un cariz muy distinto, como lo veremos más adelante.28
Si bien se autodenominó laico desde un inicio, el PAN hizo permanentemente explícitas sus
proximidades con el catolicismo como ideología y forma de vida. En una célebre entrevista
realizada por los historiadores James Wilkie y Edna Monzón, Gómez Morin señalaba a
fines de los sesenta que, “como partido, Acción Nacional no tiene carácter religioso alguno,
ni pide a sus miembros declaraciones de fe, ni de sus convicciones religiosas”.29 Aun con
26 Jesús Silva-Herzog Márquez. La idiotez de lo perfecto. México: Fondo de Cultura Económica, 2006. 27 La concepción de Foucault sobre el poder, como ocurre con casi todos los temas que aborda, tiene que rastrearse en numerosos libros. Un libro donde se muestra con suficiencia su planteamiento, con la ventaja añadida de que fue pensado íntegramente por él, es Michel Foucault. Ibid. Hay otros cuatro libro que recopilan artículos, debates o entrevistas de Foucault sobre este tema (varios textos aparecen repetidos): Michel Foucault. Microfísica del poder. Op. cit.; Power / Knowledge. Nueva York: Pantheon Books, 1980; Power. Nueva York: The New Press, 2001; Un diálogo sobre el poder. Madrid: Alianza, 2001. 28 Soledad Loaeza. Op. cit., pp. 182-4. 29 James W. Wilkie y Edna Monzón de Wilkie. México visto en el siglo XX. Entrevistas con Manuel Gómez Morin. México: Jus, 1978, p. 135.
55
ello era innegable que había panistas empeñados en aprovechar al partido para darle
proyección a sus agendas ideológicas, frecuentemente gestadas en otras instituciones.
Después de la salida de Gómez Morin de la dirigencia nacional en 1949, los católicos
conservadores lograron encabezar un movimiento que influiría marcadamente sobre el
futuro del partido, hecho que lo conduciría a la marginalidad política. Señala Loaeza que
El común denominador de todos los jefes nacionales que sucedieron a Gómez Morin hasta 1972, cuando José Ángel Conchello resultó elegido presidente de Acción Nacional, fue que habían iniciado su formación política en organizaciones católicas –Acción Católica, Unión Nacional de Estudiantes Católicos, Acción Católica de la Juventud Mexicana, Unión de Católicos Mexicanos–, y es probable que hayan mantenido su activismo en ellas incluso durante su gestión al frente del partido.30
Los presidentes nacionales a quienes Loaeza hace referencia son Juan Gutiérrez Lascuráin,
Alfonso Ituarte, José González Torres, Adolfo Christlieb Ibarrola, Ignacio Limón Maurer y
Manuel González Hinojosa.31 Si bien todos estuvieron vinculados al catolicismo, había
diferencias sustanciales en sus perfiles y gestiones. Los tres primeros se desempeñaron en
el puesto antes de 1962 e hicieron de su fe católica y de las ideas políticas que de ella se
desprendían, argumentos para justificar la marginalidad del partido. Desde el periodo de
Christlieb hasta el de González Hinojosa, a los que habría que sumar los cuatro siguientes –
José Ángel Conchello, Efraín González Morfín, Raúl González Schmall y el segundo
periodo de González Hinojosa–, otro tipo de catolicismo encaminó a los panistas hacia una
actitud combativa y de embates frontales para con el régimen.
30 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 224. 31 Partido Acción Nacional. “Presidentes nacionales del PAN” en http://www.pan.org.mx/XStatic/pan/docs/espanol/presidentes_1939_2011.pdf [consultado el 9 de abril de 2012].
56
El giro de un catolicismo alejado del mundo hacia uno abocado a luchar por el poder, está
asociado con la llegada de Adolfo Christlieb a la dirigencia nacional. Lo explica bien
Hernández Vicencio: “Christlieb se centró en la reestructuración del sector juvenil y (…)
trabajó arduamente para superar los conflictos internos, proyectar a su partido en términos
electorales así como para incrementar su membresía e intentar consolidar una línea
moderada como eje de la política de Acción Nacional”.32 Asimismo, “el dirigente panista
continuó con la política de conciliación con el gobierno bajo la premisa de que la mejor
forma de impulsar el avance de su partido pasaba por la conquista de mayores espacios en
el Congreso de la Unión”.33 Para quienes apostaban por los principios y los valores
originales del partido, en oposición a quienes promovían su modificación, Christlieb
significó una afirmación de la identidad panista, puesta presuntamente en jaque por los
anteriores presidentes nacionales.
Al analizar los perfiles de los candidatos del PAN a la Presidencia de la República durante
estos mismos años, aparecen de nueva cuenta varios militantes católicos. Entre los
candidatos, empero, hubo mayor variedad desde el punto de vista de su actitud hacia la
política que en el caso de los presidentes nacionales. De hecho, a diferencia de estos
últimos, no puede ubicarse un punto claro de ruptura en la actitud hacia la política de los
abanderados panistas a la Presidencia.
En 1952, Efraín González Luna se convirtió en el primer candidato del PAN a la
Presidencia. Si bien durante las primeras apariciones del “dilema de la participación”
32 Tania Hernández Vicencio. Op. cit., p. 109. 33 Ibid., p. 111.
57
González Luna fue uno de los grandes defensores de la idea de que el partido no presentara
candidato, en aquel año aceptó la propuesta que le formuló Gómez Morin. Sin embargo,
como lo interpreta Alonso, era una candidatura no deseada por González Luna, cuando
menos por tres razones: se contraponía con su postura original ante la participación,
“Durante largos meses tendría que abandonar su modo de vida y lanzarse a una aventura tal
vez estéril”34 y, por último, “Le afectaba también el que pudiera hacer el ridículo”.35 La
capacidad de persuasión de Gómez Morin pudo más que la negativa inicial de González
Luna. En la campaña “Se luchaba contra la miseria y el desamparo, por una economía
armónica y suficiente, por la libertad, la paz y la abundancia en el campo, por el
cumplimiento de la reforma social”.36 En suma, “fue un llamado a la dignidad, al esfuerzo y
a la esperanza ciudadana”.37
En la elección presidencial de 1958, el candidato del PAN fue Luis H. Álvarez. Su estilo
era diferente al de González Luna y también de quien sería candidato en 1964, José
González Torres. Loaeza sostiene que Álvarez “llevó a cabo una campaña con nuevas
propuestas y un programa reformista, adoptó un tono moderno, amplió el repertorio de
ofertas para los votantes al abordar temas como el combate a la pobreza y el desempleo,
reforzó las denuncias contra el caciquismo, así como la defensa de la iniciativa privada”.38
A diferencia de González Luna, su actitud hacia el régimen tendía más al choque, a partir
de un discurso sencillo y de comunicación eficaz. José González Torres, por su parte,
provenía de agrupaciones católicas conocidas por su beligerancia, que conformarían los 34 Jorge Alonso. Op. cit., p. 184. 35 Idem. 36 Ibid., pp. 191-2. 37 Ibid., p. 193. 38 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 266.
58
sectores marcadamente católicos del PAN, aquellos que “acusaban al gobierno de mantener
una postura procomunista”.39 Justo ese fue el tono de su compaña: acusatorio y tendente al
golpeteo.
La campaña presidencial de 1970 supuso un fuerte viraje en el modo panista de hacer
política. El abanderado fue Efraín González Morfín, hijo de González Luna y ex presidente
del partido. Desde un catolicismo comprometido y apoyado en la agenda de justicia del
Concilio Vaticano II, González Morfín llevó el discurso panista a terrenos prácticamente
nunca recorridos por los blanquiazules, como la crítica de las estructuras imperantes y de la
corrupción. González Morfín buscó persistentemente la confrontación con el candidato
oficial, Luis Echeverría Álvarez, haciendo del choque una estrategia para el crecimiento
electoral.
Desde su fundación hasta principios de los setenta, el PAN gestionó sus decisiones al
interior de la propia estructura del partido y, en términos generales, dio cabida a una amplia
diversidad posturas. Si bien hubo escisiones medianamente importantes, como la de los
demócrata cristianos a fines de los cincuenta, el partido se mantuvo abierto a las
deliberaciones. Aun cuando los católicos conservadores ocupaban la mayor parte de las
posiciones de autoridad, no buscaban suprimir las posturas que no les eran afines. Además,
el PAN se mantuvo autónomo respecto del régimen revolucionario, hecho que se expresa
en que el “dilema de la participación” fue una constante durante el conjunto del periodo, es
decir, dudaban permanentemente si las elecciones eran una vía eficaz para la lucha política,
39 Tania Hernández Vicencio. Op. cit., p. 109.
59
con lo cual marcaban distancia de la agenda del Estado, operando sus instituciones y
políticas de manera explícita y consciente, para decirlo en términos de Castoriadis.
Esta autonomía sería puesta en jaque como consecuencia no deseada del sistemático
crecimiento electoral del partido, que por lo demás representó un enorme éxito de cara a su
empoderamiento. Cada candidato a la Presidencia obtenía mayor porcentaje de votos que el
anterior. El fenómeno se extiende desde González Luna, que obtuvo menos del 8% de la
votación efectiva, hasta González Morfín, que llegó casi al 14%.40 La vía electoral aparecía
como el gran ámbito de desarrollo político del partido, lo que llevaría a los panistas a
negociar con el régimen el reconocimiento de algunas de sus victorias en este terreno, con
consecuencias que intentaremos poner en relieve a continuación.
Los primeros frutos de la lealtad y la protesta
El PAN no presentó candidato a la Presidencia de la República en la elección de 1976. José
López Portillo, el candidato oficial, obtuvo el total de la votación efectiva. A la fecha, es
motivo de disputa el porqué de la negativa del PAN a lanzar contendiente. De hecho, en un
análisis histórico de resultados electorales, la decisión panista resulta sumamente extraña:
después de una constante tendencia alcista en votos efectivos por su candidato presidencial,
el PAN decide no lanzar a nadie a la carrera por Los Pinos.
Para los comicios de 1976, los pre candidatos eran Salvador Rosas Magallón, afín a Efraín
González Morfín, Pablo Emilio Madero, cercano a José Ángel Conchello (ex presidente de
40 Partido Acción Nacional. “Candidatos del PAN a la Presidencia de la República” en http://www.pan.org.mx/XStatic/pan/docs/espanol/cand_pan_desca_pdf.pdf [consultado el 9 de abril de 2012].
60
partido al igual que González Morfín) y David Alarcón Zaragoza, también identificado con
la línea de González Morfín y quien contendió sobre todo para evitar el triunfo de
Madero.41 Las desavenencias entre Rosas y Madero, a las que se sumaron las de sus
respectivos seguidores, fueron de tal magnitud que los gritos y los conatos de golpes se
hicieron presentes a lo largo de las discusiones. Según relata en entrevista un ex presidente
nacional del PAN que pidió el anonimato, testigo presencial de los hechos, las agresiones
físicas nunca se materializaron, pero efectivamente hubo gran tensión en el ambiente.42 Era
la primera vez que sucedía esto en una elección interna del PAN.
Desde la mirada de Loaeza, la negativa del PAN se inscribe en el ya para entonces largo
“dilema de la participación”, que en esta ocasión se presentó con una nueva problemática
incluida: la disputa por definir qué era ser panista. Los problemas de corte identitario
sobrevinieron cuando González Morfín emprendió una defensa del linaje y la tradición
familiares como rasgos del panista. Desde las categorías de Bourdieu, diríamos que el hijo
de González Luna se empeñaba en defender ciertos criterios de distinción que hasta
entonces marcaban una clara distancia entre los recién llegados y las élites ya constituidas,
al interior de las cuales él ocupaba un lugar privilegiado.43 Esta defensa fue refutada por
Conchello y sus seguidores, cuya intención era ampliar el territorio al que llegaba el PAN
junto con el número de simpatizantes. Conchello quería alejar al partido del “modelo de
cuadros” o, en términos más panistas, de “minorías excelentes”, y reedificarlo como una
institución pragmática, que pudiera resultar atractiva para múltiples tipos de electores. En
41 Laura Alarcón Menchaca. 1970. Efraín González Morfín en campaña. Guadalajara: El Colegio de Jalisco, 2008, p. 142. 42 Entrevista a ex presidente nacional del PAN. 14 de junio de 2011. 43 Pierre Bourdieu. La distinción. Madrid: Alianza, 1988.
61
medio de la crisis, González Morfín fue todavía más lejos: condujo los debates al terreno
del “dilema de la participación”, hecho que atizó aún más los ánimos. Defendió la idea de
no participar en la elección constitucional de 1976. El “no” terminaría venciendo las ínfulas
participativas de Conchello y sus simpatizantes.44
En su interpretación, Loaeza pasa por alto un aspecto del proceso en el que se tomó la
determinación de no participar en la contienda, mismo que resulta clave para comprender la
decisión así como para enmarcar los sucesos que vendrían en el futuro: el papel de los
grupos conservadores. A este ángulo se ha abocado recientemente el periodista Álvaro
Delgado.45 En la interpretación de Delgado, la rispidez y conflictividad presentes en la
elección del candidato panista se debieron a los usos políticos de la Asociación Nacional
del Yunque, institución de corte católico conservador que para entonces ya había infiltrado
al PAN, y que operaba en secreto, tal como lo ha hecho desde que fue fundada. El Yunque
intentaría aprovechar la apertura que Conchello proponía para el partido. La cerrada
elección entre Rosas y Madero, junto con algunas reivindicaciones de González Morfín –
crítica a las estructuras económicas, políticas y sociales a partir de nociones materialistas,
así como su apego a la modernización de la Iglesia– condujeron al Yunque a uno de los
terrenos que mejor conocía: el conflicto por exasperación e intolerancia.
Por esta época comenzaron a integrarse al partido influyentes empresarios norteños, que
conformarían el llamado “Grupo Monterrey”, coloquialmente conocido como “los bárbaros
del norte”. Con el tiempo llegarían a ejercer tal poder que integrarían la facción más
44 Soledad Loaeza. Op. cit., pp. 308-313. 45 Álvaro Delgado. El Yunque. La ultraderecha en el poder. México: Plaza y Janés, 2003.
62
relevante al interior del partido. Además, existen elementos para relacionarlos con el
Yunque. En entrevista, un ex presidente nacional del PAN, ideológica y políticamente
opositor tanto del Yunque como del Grupo Monterrey, se resistió a afirmar la existencia del
Yunque. “En todo caso se le sobredimensionó”, expresó ante la pregunta por el poder del
Yunque, bajo el supuesto de que existiera. En contraparte, menciona que el Grupo
Monterrey contaba “mucha fuerza y muy buena organización”, características que le
permitirían “abrirse paso” en el partido. En caso de existir, el entrevistado sostiene que el
Yunque habría tenido “ciertas afinidades con el Grupo Monterrey” que pudieron haber
facilitado alianzas políticas o bien la participación de miembros del Yunque en la facción
empresarial del partido.46
Las autoridades del partido se encargarían de explicar públicamente la ausencia de
candidato como parte de sus históricas reivindicaciones democráticas. Dicho en otras
palabras, la explicación oficial mencionaba escasamente las tensiones y contradicciones al
interior de la estructura del partido como la causa de la ausencia de candidato. En
contraparte, justificaba la decisión en la inequidad de las condiciones electorales imperantes
y en la consecuente necesidad de reformar las instituciones políticas. El partido
revolucionario se vería seriamente afectado con el aplastante triunfo de su candidato, José
López Portillo: se ponía en jaque una de sus más relevantes fuentes de legitimidad, las
elecciones. Vendría la reforma electoral de 1977, diseñada en respuesta al arrollador triunfo
de López Portillo y a conflictos políticos y sociales, como los movimientos estudiantes de
1968 y 1971.
46 Entrevista a ex presidente nacional del PAN.
63
A partir de las oportunidades que abría la reforma de 1977, el PAN se decantó
irrevocablemente por convertir la lucha electoral en el terreno predilecto para su acción
política. El “dilema de la participación” no volvería a aparecer a nivel nacional y mucho
menos pasaría otra elección en la que los panistas no tuvieran abanderado a la Presidencia.
El partido entró en una intensa etapa de institucionalización, consistente en el
fortalecimiento de su maquinaria electoral así como en procesos de despliegue territorial
mucho más sistemáticos, lo que fue posible en gran medida porque se tenía claro para
entonces que el principal objetivo del partido era ganar elecciones.
Loaeza considera que el bajo nivel de institucionalidad del PAN durante sus primeros años
“se expresaba en una ausencia casi total de autonomía”.47 Así, Loaeza establece una
relación directa entre institucionalidad y autonomía. Desde nuestro punto de vista, la
tendencia histórica del panismo fue más bien desde la autonomía en sus primeros años
hacia mayor heteronomía después de los años setenta. Como respuesta a la reforma
electoral de 1977, el PAN se consolidó institucionalmente pero este proceso coincidió con
el debilitamiento de su autonomía, no con su fortalecimiento. Siguiendo a Castoriadis, no
toda institucionalización implica autonomía sino solamente aquella que se explicita y en la
cual se tiene consciencia de las decisiones que se toman. El tipo de institucionalización que
posibilita la autonomía contrasta marcadamente con la que experimentó el PAN a partir de
1976. Para el PAN, ceder en autonomía parecía una consecuencia no deseada pero
ineludible al perseguir su objetivo de disputar el poder público, lo que conllevaba ampliar
47 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 51.
64
militancia, captar nuevos votantes y participar en elecciones por más inequitativas que
fueran. Sin hacer estas cesiones, resulta difícil pensar que el PAN pudo haber llegado a la
Presidencia.
Tanto el Yunque como el Grupo Monterrey eran pragmáticos en su actitud hacia la política
A sus miembros comenzó a denominárseles “neopanistas” por los pocos años que llevaban
en el partido. Apoyados por Conchello orillaron a la marginalidad a quienes eran afines a
González Morfín. En consecuencia, González Morfín y algunos otros panistas de renombre
renunciaron al partido en 1978. Siguiendo el marco analítico de Albert O. Hirschman,
González Morfín y sus aliados tenían una gran lealtad por el partido, lo que les condujo a
hacer uso del mecanismo de la voz –expresado como denuncia– durante mucho tiempo,
para tratar de alejar del partido a quienes les parecían poco afines al mismo. Ante la
ineficacia del mecanismo de la voz, se valieron del único mecanismo restante: la salida.48
Antes de abandonar el partido, González Morfín hizo público su augurio de que había
comenzado la debacle del PAN. Sin embargo, según Loaeza, “los resultados que obtuvo el
PAN en las elecciones legislativas de 1979 contrariaron por completo las profecías de
González Morfín. El partido se consolidó como la segunda fuerza electoral del país”.49 De
ahí en delante el PAN alternaría con habilidad dos modalidades para relacionarse con el
régimen, que Loaeza denomina de oposición leal y de partido de protesta.
48 Albert O. Hirschman. Salida, voz y lealtad. México: Fondo de Cultura Económica, 1977. 49 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 324-5.
65
La modalidad oposición leal consistía en mantener el apego a las urnas como vía legítima
para la lucha por el poder, apego que le traería éxito en las elecciones intermedias de 1979
y posteriormente en las presidenciales de 1982, cuando Pablo Emilio Madero –pre
candidato de Conchello y de los grupos conservadores y empresariales en 1976– cosechó
cuatro millones de votos, casi el doble de los que había obtenido González Morfín 12 años
antes.50
El 1 de septiembre de 1982, el presidente José López Portillo anunció la nacionalización de
la banca, aduciendo la necesidad de evitar que los banqueros sustrajeran divisas del
territorio nacional. El anuncio se vio seguido de una profunda crisis financiera debido a la
gran cantidad de recursos que salieron del país por decisión de inversionistas temerosos. La
severa crisis económica y el juicio negativo sobre la decisión presidencial, que había
atentado contra la seguridad jurídica, atrajeron para el PAN un gran número de electores de
clase media y alta que favorecerían el crecimiento electoral del partido.
El PAN operaría emblemáticamente como partido de protesta cuando acusó al PRI de
fraude contra su candidato Francisco Barrio en la elección por la gubernatura de Chihuahua
en 1986.
Barrio –apunta Hernández Vicencio– contendió por la gubernatura en una controvertida elección que representó un parteaguas en la vida electoral en México. Los panistas reclamaron el triunfo de su candidato y denunciaron fraude electoral. Entre sus acciones de protesta, el panismo incluyó el cierre de carreteras y puentes localizados en su frontera con Estados Unidos.51
50 Partido Acción Nacional. Op. cit. 51 Tania Hernández Vicencio. Op. cit., p. 157.
66
Para este momento, los líderes y amplios sectores de las bases del partido estaban
convencidos de que debían transitar por el camino electoral. La modalidad de oposición leal
se alternaría con la de partido de protesta en una manera de hacer política altamente
pragmática. El PAN había perdido autonomía al haberse tornado reactivo a las acciones del
régimen, una vez que apostó por la vía electoral. Se constituiría también como heterónomo
respecto de los derroteros marcados por grupos empresariales y conservadores. Quedaba
claro que la consigna de luchar por el poder público, dejando en un segundo plano el
cambio de cultura política y de estructuras, apuestas fundamentales de los fundadores. Esta
decisión daría frutos en el largo plazo, aunque no sin sacrificios.
Pragmatismo ante la liberalización política y la democracia electoral
El último gran fraude electoral priísta se operó en los comicios presidenciales de 1988. El
candidato del Frente Democrático Nacional (FDN), Cuauhtémoc Cárdenas, se prefiguraba
como el primer candidato de oposición que lograría vencer al PRI en una contienda
presidencial. Después que el sistema de conteo de votos se apagó sospechosamente, Carlos
Salinas, el candidato oficial, fue anunciado como ganador de las elecciones. Aun cuando se
pronosticaba una elección cerrada, Salinas obtuvo el triunfo por un margen sumamente
amplio. En este marco se presentó una exigencia conjunta entre el FDN y el PAN en favor
de la limpieza electoral. De hecho, desde antes del día de la elección, el candidato del PAN,
el neopanista Manuel Clouthier, comenzó a hacer frente común con la izquierda. Este frente
común tuvo una memorable aparición en la noche de la jornada electoral, tal como lo narra
Aguayo:
67
La noche del 6 de julio, se plantan en Gobernación y encabezados por el fornido Clouthier se abren paso a empellones para informar al mundo que se está “configurando un fraude de grandes proporciones” y que en caso que no se restableciese “de modo inequívoco la legalidad del proceso electoral (…) no aceptaríamos los resultados ni reconoceríamos las autoridades”.52
Conforme pasaron los días, el frente común se disolvió y cada uno de los candidatos
perdedores lanzó en lo individual denuncias contra el PRI y contra las autoridades
electorales. Para gobernar, Salinas precisaba de legitimidad y no la obtendría de la
izquierda, por lo que su única opción era el PAN. La legitimidad no solo le era
indispensable para garantizar la gobernabilidad del país sino también para desplegar su
política económica de corte neoliberal, ciertamente lejana del pensamiento económico de
los primeros panistas pero muy cercana a los neopanistas, especialmente a aquellos con
orígenes empresariales o cercanos a las élites tecnocráticas. Así, el PAN dejó de lado su
agenda económica fundamentada en la crítica de las estructuras existentes y en la búsqueda
de una economía social y solidaria, para sumarse al proyecto neoliberal, llegando a
incorporar en sus gobiernos y hasta en la estructura del partido a tecnócratas emanados de
las filas del PRI.
El reconocimiento del PAN del triunfo de Salinas y su apoyo, a veces tácito y otras veces
explícito, al proyecto que impulsaba, le supuso importantes compensaciones. Si bien
algunos panistas habían ocupado presidencias municipales y diputaciones federales, nunca
habían alcanzado una gubernatura. En 1989, el panista Ernesto Ruffo Appel se convirtió en
gobernador de Baja California. Su triunfo ciertamente se debió a la votación obtenida, pero
52 Sergio Aguayo. Op. cit., p. 112.
68
el hecho de que esta votación se tradujera fue una suerte de concesión de parte del régimen.
Otros panistas que ocuparon gobiernos estatales en aquellos años fueron Carlos Medina en
Guanajuato, en 1991, y Francisco Barrio en Chihuahua, en 1992. La liberalización política
y la democracia electoral a nivel regional, comenzaron a ser una realidad en el país, cuando
menos para la oposición leal y en particular para el PAN.53
Las negociaciones con el gobierno del presidente Salinas y posteriormente con el del
presidente Zedillo fueron conducidas por los dirigentes nacionales del partido. El primero
en optar por esta estrategia fue uno de los más emblemáticos precursores del PAN como
partido de protesta, Luis H. Álvarez. Álvarez se desempeñó como presidente del partido de
1987 a 1993. Le sucedió en el cargo Carlos Castillo Peraza, filósofo político que continuó
con una línea semejante a la de su predecesor, con un discurso cimentado en su hondo
conocimiento del partido y del pensamiento democrático.
El secretario general del PAN durante el periodo de Castillo Peraza fue Felipe Calderón,
convencido promotor de la vía electoral y del pragmatismo en la relación del PAN con el
régimen, actitud a la que daría continuidad de 1996 a 1999, cuando fungió como presidente
nacional. En 1993, Calderón señalaba en una entrevista, “No podemos seguir
descalificando elecciones, sobre todo descalificándolas sin razón (…) La pérdida de
credibilidad es un problema real del electorado y en ello hemos estado involucrados todos,
el gobierno por tramposo y la oposición por vulnerar la credibilidad”.54
53 Mauricio Merino. Op. cit. 54 Alejandro Caballero. “Basta del sainete electoral”. Voz y voto. México, núm. 4, junio de 1993.
69
La elección de 1994 tuvo un curso sorpresivo. El candidato del PAN, Diego Fernández de
Cevallos, venció avasalladoramente en el debate al candidato del PRI, Ernesto Zedillo, y al
del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, quien intentaba por segunda vez llegar a la Presidencia.
Sin embargo esto no redundaría en una victoria electoral del PAN. La historia cambiaría
drásticamente en las elecciones de 1997, cuando la oposición logró desbancar al PRI de la
mayoría absoluta de la Cámara de diputados, siendo el PAN el segundo partido con más
curules, 121, frente a los 238 del PRI.55
Las reformas electorales de principios y mediados de los noventa, más el hartazgo
ciudadano ante el PRI, aunados a la gran popularidad de Vicente Fox, candidato del PAN,
derivaron en que por fin un no priísta llegara a Los Pinos, en el año 2000. Tan pronto tomó
el poder, Fox estableció canales de diálogo con el PRI para tratar de impulsar reformas en
materia social y fiscal. Sin embargo, la sinergia con la oposición legislativa no logró
traducirse en reformas y el Presidente enfrentó un bloqueo prácticamente absoluto. Su
atrabancamiento tanto para manejar los temas de política interior como de la agenda
internacional, erosionaron progresivamente la confianza ciudadana depositada en Fox, al
punto que llegó a fungir como objeto de burla y escarnio. Fox gobernó dentro de un
andamiaje institucional creado para la subsistencia de los gobiernos priístas, no para la
gobernabilidad democrática. Esta situación le complicaba el ejercicio de gobierno, y sobre
todo le dificultaba concretar reformas de gran calado. Su poca voluntad para el diálogo,
político y social, y el peso de sus fobias, aunados a la intransigencia de un PRI resentido
55 Juan Molinar Horcasitas. “Las elecciones federales de 1997 en México: evaluación del sistema de partidos y la reforma electoral en materia de regulación financiera” en Jesús Orozco Henríquez (comp.). Administración y financiamiento de las elecciones en el umbral del siglo XXI. Memoria del III Congreso Internacional de Derecho Electoral. Tomo II. México: UNAM, 1999, p. 609.
70
por haber sido arrojado de Los Pinos, acabaron por sepultar un sexenio sobre el que se
habían puesto altas expectativas.
Respecto de la relación entre Fox y el PAN, dos de sus ex colaboradores, el sociólogo
Rubén Aguilar y el analista político Jorge Castañeda, recuerdan que al Presidente le
interesó muy poco el control del partido.
Fox dice que siempre mantuvo una relación lejana con la dirigencia; nunca le interesó el control del partido o buscar que lo encabezara un presidente a modo que apoyara de manera incondicional a su gobierno. No obstante, de nuevo, parece difícil creer que Manuel Espino no fue el candidato de Fox para el liderazgo del PAN en 2005.56
Durante el sexenio de Fox, actores de derecha se posicionaron en áreas clave del gobierno
federal y del partido. En su pragmatismo empresarial, muy en la línea de su amigo Manuel
Clouthier, Fox apostó por conformar una parte importante de sus cuadros con individuos
provenientes del sector privado, varios de los cuales eran sus aliados desde que se
desempeñaba como gobernador de Guanajuato. Casos como el Carlos Abascal, primero en
la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y luego en Gobernación; Ramón Muñoz, su
“superasesor”, en la Coordinación de Innovación Gubernamental de la Presidencia; o
Manuel Espino en la presidencia del partido, sirven como ejemplo de que había personajes
con agendas de corte conservador dentro del gobierno federal.
Sostenemos que el PAN vivió una etapa de autonomía desde su fundación hasta principios
de los setenta. La inclusión como rasgo innegable de los procesos internos de toma de
56 Rubén Aguilar y Jorge G. Castañeda. La diferencia. México: Grijalbo, 2007, p. 331.
71
decisiones y la intensidad de las deliberaciones, que atendían preponderantemente a la
agenda del partido mucho más que a la marcada por el régimen autoritario, dan cuenta de
tal característica. La reforma electoral de 1977 marcó el inicio de una continua
transferencia de beneficios políticos del régimen hacia la oposición, que fueron
especialmente aprovechados por el PAN. El partido aceptó estas nuevas reglas del juego no
solo en el nivel de la reforma legal sino involucrándose en la negociación política y
buscando obtener ventajas a partir de ese terreno. Para este punto, el PAN era reactivo al
régimen y comenzaba a cosechar sus primeros triunfos electorales a nivel de diputaciones y
alcaldías. Las decisiones del partido eran tomadas en procesos menos deliberativos y en los
que intervenían actores pertenecientes a instituciones externas al PAN. Precisamente por
estos años se visibilizaron en el partido grupos ideológicos conservadores y grupos
económicos de empresarios, que lo empujarían a fortalecer los vínculos con el régimen y a
apostar inequívocamente por la vía electoral. Parte de los herederos del pensamiento
político de los fundadores del PAN dieron un paso de costado, hecho que fortaleció la
posición de los neopanistas, quienes impulsarían la negociación con el régimen. Esta
actitud del PAN hacia las elecciones facilitó el desmontaje de algunas estructuras e
instituciones autoritarias y el arribo al poder de candidatos panistas, primero a nivel
gubernaturas y luego a la Presidencia de la República.
La historia del PAN dibuja una relación inversa entre autonomía y éxito electoral, en el
marco de la transición mexicana a la democracia. Desde la perspectiva de autonomía
planteada en esta tesis, la competencia electoral en condiciones no equitativas –siendo el
PAN reactivo ante la pauta marcada por el régimen priísta– así como la ampliación de la
72
extensión territorial y la base social del PAN, eran condiciones necesarias para
eventualmente cosechar éxitos en las urnas, pero al mismo tiempo amenazaban la creación
explícita y consciente de instituciones al interior del partido, es decir, ponían en jaque su
autonomía, cuando menos en el sentido en que la comprende Castoriadis. Ante esta
disyuntiva, el PAN optó claramente por la opción pragmática y se abocó a la disputa del
poder, objetivo que iría cumpliendo con los años.
73
Capítulo III. 2006: Fox, Calderón y el PAN en medio del encono
En 2006, contra los pronósticos más extendidos, Felipe Calderón obtuvo la candidatura del
PAN a la Presidencia de la República, superando a Santiago Creel, el pre candidato
apoyado por el presidente Vicente Fox. Lo absolutamente inviable en la época del
presidencialismo priísta, sucedía en el primer gobierno de alternancia: el pre candidato del
Presidente no se quedaba con la candidatura del partido en el gobierno. De nueva cuenta
contra los pronósticos más extendidos, Calderón llegó la Presidencia de la República,
superando a Andrés Manuel López Obrador, abanderado de la Coalición por el Bien de
Todos (CPBT) y puntero durante la mayor parte del periodo de campañas. ¿Cómo alguien
que no era el pre candidato del entonces presidente Fox y que, de entrada, no se antojaba
con la fuerza suficiente como para vencer a Creel, se quedó con la candidatura del PAN?
Posteriormente, ¿cómo Calderón superó a Andrés Manuel López Obrador, cuya victoria era
altamente probable por la holgada diferencia porcentual que lo llegó a separar de Calderón?
Por las particularidades de este proceso, resulta por demás relevante investigar el periodo
de pre campañas y campañas de 2006, antes de abordar la relación entre la Presidencia y el
PAN de 2006 a 2012, que es nuestro principal objeto de estudio. Utilizaremos dos tipos de
fuentes: fuentes de primer nivel, que por lo general son testimonios de dos actores clave en
el conjunto del proceso estudiado: Rubén Aguilar, vocero del presidente Vicente Fox entre
2004 y 2006, y Luis Carlos Ugalde, consejero presidente del IFE entre 2003 y 2007; y
fuentes de segundo nivel, la mayor parte de las cuales son trabajos que lindan entre el
periodismo y las ciencias sociales. Además, recurriremos de manera esporádica a
74
testimonios de actores distantes de las elecciones de 2006 pero que aportan perspectivas
innovadoras para la comprensión del fenómeno.
La elección de 2006 y la relación entre la Presidencia y el PAN en los seis años posteriores,
no pueden comprenderse pasando por alto la historia de la relación entre Felipe Calderón y
su partido. La fuente elegida para abordar diacrónicamente este vínculo es la biografía de
Calderón, ligada al partido desde su más temprana infancia.
Felipe Calderón conoce al partido por supuesto mucho mejor que el presidente Fox, para hablar de su antecesor, que es el único con quien lo podemos comparar –comenta en entrevista Cecilia Romero, secretaria general del PAN durante la presidencia de Gustavo Madero. Incluso mucho mejor que el propio presidente Madero, digo, él fue presidente del partido (…) Es panista hasta el tuétano, le interesa el partido.1
Rubén Aguilar, vocero del presidente Fox, comparte el diagnóstico, desde una trinchera
muy distinta a la de Romero: Aguilar nunca ha pertenecido al PAN mientras Romero ha
sido militante desde hace casi treinta años. “¿Cuáles eran las principales fortalezas de
Calderón al interior del PAN en el arranque de las pre campañas y durante ellas?”, se le
pregunta a Aguilar. “Haber sido militante toda su vida; conocimiento del partido; haber
sido dirigente juvenil y finalmente haber sido su secretario general y luego presidente”,2
señala contundente. Para Aguilar, la principal estrategia de la pre campaña calderonista se
puede resumir en una frase: “utilizar el capital construido a lo largo de los años en las bases
1 Entrevista a Cecilia Romero. 19 de mayo de 2011. 2 Entrevista a Rubén Aguilar. 15 de junio de 2011. A lo largo de este capítulo se utilizan como fuentes tanto esta entrevista a Aguilar como el libro de Aguilar y Castañeda ya citado. Cuando se haga referencia solo a “Aguilar”, se trata de la entrevista; cuando la referencia aluda a ambos personajes, se trata del libro.
75
del partido”.3 El capital al que hace referencia Aguilar no es económico ni cultural, sino
más bien pertenece el que la sociología contemporánea ha venido a llamar “capital social”.
Calderón, siempre panista
La evidencia que permite asociar el fortalecimiento de la pre campaña calderonista con los
muchos años de intensa militancia del precandidato, parece robusta y significativa. Sin
embargo, los entresijos de esta relación, así como de sus efectos, no quedan del todo claros.
Calderón comenzó a ser conocido y reconocido por la opinión pública nacional hasta que
fue un panista consolidado, lo que ocurrió en 1987, año en que fundó Acción Juvenil por
instrucciones del entonces líder nacional, Luis H. Álvarez.4 Sin embargo, antes de este
momento hay poca información sobre su trayectoria política. Además, los detalles de la
trayectoria partidista de Calderón, aun aquellos de cuando ya era un actor político
relevante, difícilmente aparecen articulados en un solo relato.
En marzo de 2006 fue puesto en circulación el libro El presidente, coordinado por el
analista político y periodista Jorge Zepeda Patterson. El libro recorre las biografías de
quienes eran entonces los tres principales candidatos a la Presidencia, Calderón, López
Obrador y Roberto Madrazo, de la coalición PRI-Partido Verde Ecologista de México
(PVEM). Las biografías reúnen aspectos no conocidos de la vida privada de estos
candidatos, retratos de su personalidad y ángulos novedosos sobre su trayectoria pública.
La biografía de Calderón, subtitulada sugerentemente “El precoz”, quedó a cargo del
3 Idem. 4 Secretaría Nacional de Acción Juvenil. “Quiénes somos” en http://www.accionjuvenil.com/?P=010 [consultado el 10 de abril de 2012].
76
periodista Salvador Camarena. Camarena recorre la biografía del hoy Presidente de
México, de ese “Felipe, abogado y economista al que prefieren como amigo antes que jefe;
mejor orador que diplomático, más hábil en la negociación de las sustancias que en el
cuidado de las formas, más dado a caer en una esgrima verbal que a dejar pasar
provocaciones estériles, de más fácil trato mientras menos alto puesto tiene”.5
Camarena aborda numerosos aspectos de la vida de Calderón, por lo que nos limitaremos a
reseñar sus aportaciones en torno de la relación entre Calderón y el PAN, que son los datos
que nos interesan. Una de las vistas panorámicas a la vida de Calderón planteadas por
Camarena sirve para introducir el tema. Este vistazo llega hasta 1999, año en que Calderón
dejó de ser presidente nacional de su partido.
Entre 1985 (…) y 1999, al dejar la presidencia panista, fue dos veces diputado –de mayoría de la primera Asamblea del Distrito Federal, y plurinominal a nivel federal de 1991 a 1994–, secretario general del PAN de 1993 a 1996, candidato a gobernador de Michoacán en 1995 y, finalmente, a la edad de Cristo fue electo líder nacional.6
La historia de Calderón en el PAN había comenzado muchos años antes, con el padre de
Felipe, Luis Calderón Vega. Recordado hoy como uno de los más importantes historiadores
del panismo, Calderón Vega fue fundador del partido en Morelia, su ciudad natal. Su
trabajo como historiador, especialmente valioso por su cercanía con los acontecimientos
narrados y porque es de los pocos que abordan ciertos pasajes de la historia panista, es al
día de hoy uno de los más citados para referir a ciertos periodos en la historia del PAN. En
1981, Calderón Vega renunció al partido por el lugar que habían ganado en su interior los 5 Salvador Camarena. “Felipe Calderón. El precoz” en Jorge Zepeda Patterson (coord.). El Presidente. México: Planeta, 2006, p. 57. 6 Ibid., p. 73.
77
grupos empresariales y conservadores. Según Camarena, “Felipe se enteró de la salida de
su padre en una convención panista, la primera a la que asistía, y a la que su progenitor
había renunciado antes de que él llegase”.7 Consumada la renuncia de Calderón Vega, el
filósofo político panista Carlos Castillo Peraza se convertiría en su mentor a lo largo del
difícil camino de la política. Con el tiempo, Calderón sería el más cercano de los
colaboradores de Castillo Pereza, de quien incluso se convertiría en entrañable amigo.
Calderón se muda de Morelia a la capital del país para comenzar su Licenciatura en
Derecho, en la prestigiosa Escuela Libre de Derecho, de donde egresaría en 1987, después
de defender la tesis Inconstitucionalidad de la deuda pública externa mexicana (1982-
1986).8 Poco tiempo después, ingresaría al Instituto Tecnológico Autónomo de México
(ITAM) para cursar la Maestría en Economía, que concluiría en 1989.9
Comenzaría a ganar prestigio al interior del partido por su distinguida oratoria y enorme
energía para el trabajo político, siempre haciendo mancuerna con Castillo Peraza. “El
tándem se formalizó en 1993, con Castillo Peraza investido presidente del CEN y Felipe
secretario general”.10 En 1995, cuando terminó su periodo como presidente nacional,
Castillo Peraza anunció que no se reelegiría, lo que se vio seguido de la presentación de
Calderón como candidato para sucederle, objetivo que lograría ese mismo año. Durante su
periodo como líder del PAN, Calderón aprovechó la necesidad que tenía el presidente
7 Ibid., p. 60. 8 Escuela Libre de Derecho. “Búsqueda de egresados” en http://www.eld.edu.mx/index.php/2012-03-27-19-22-49/2012-04-11-13-47-00/busqueda-de-egresados [consultado el 14 de abril de 2012]. 9 Instituto Tecnológico Autónomo de México. “Egresados destacados” en http://www.itam.mx/posgrados/mediosdigitales/destacados.html [consultado el 14 de abril de 2012]. 10 Ibid., p. 64.
78
Zedillo de contar con aliados legislativos para mantener la gobernabilidad del país. Así, en
la versión de Camarena, Calderón negoció directamente con el Presidente numerosas
iniciativas de ley, hasta que una discusión entre los dos sobre quién asumiría el costo
político del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA), terminó con su
relación política.11 A pesar del diferendo, Calderón impulsaría esta iniciativa diseñada por
el PRI y el gobierno zedillista, que convertiría en deuda pública lo que originalmente eran
deudas privadas.
En 1997, cuando Castillo Peraza era candidato a la Jefatura de Gobierno del Distrito
Federal, la relación entre maestro y alumno se terminaría. Este proceso de supresión del
vínculo alcanzaría su cenit en 1998, con la renuncia de Castillo Peraza al partido. Camarena
retoma la versión de Adrián Fernández Cabrera, quien fuera secretario particular de Castillo
Peraza, para sostener que la razón de la ruptura fue la siguiente: “Ante lo mal que iba la
campaña en el Distrito Federal, ‘Felipe Calderón plantea en una junta de Comité Ejecutivo
Nacional la posibilidad de cambiar de candidato en el Distrito Federal, sin haberlo hablado
antes con Carlos y en su ausencia’. Castillo Peraza moriría en el año 2000, sin haber
recompuesto sus relaciones con Calderón.12
Una carta escrita por Castillo Peraza a Calderón, fechada el 8 de mayo de 1996, semanas
después de que este último asumiera como presidente del CEN del PAN y cuando su
relación aún era cercana y estable, permite detectar algunos de los principales rasgos de la
11 Ibid., p. 55-6. 12 Ibid., pp. 67-8.
79
personalidad política de Calderón.13 “¿Por qué no encuentra un jefe a ese alter ego? Creo
que porque para que haya un ‘otro yo’, varios ‘otro yo’ el jefe debe hacerle saber y sentir a
sus subalternos que, en efecto, son ‘yo’, es decir, darles toda su confianza”, le señala
Castillo Peraza. “Nadie se sentirá tu “otro yo” si le revisas todo –señala el mentor político
de Calderón–, si le sospechas todo, si le desconfías, si acabas haciendo las cosas tú. Así
nunca encontrarás todos los alter ego que hoy necesita un presidente del PAN”. Castillo
Peraza revela así la personalidad desconfiada de Calderón, su impaciencia al delegar
responsabilidades y su persistencia para involucrarse en los distintos procesos que
encabeza, sin delimitar hasta dónde llega su responsabilidad y hasta dónde la de sus
subalternos.
Tu naturaleza, tu temperamento es ser desconfiado hasta de tu sombra. Si te dejas llevar por ése, entonces no te asustes de no contar ni con tu sombra: ella misma se dará cuenta que es sombra, pero que no es tuya; será sombra para sí, no contigo, no tuya. Dile al perro de adelante de cada uno de los trineos de tu flotilla que él es el único que ve un horizonte distinto. Tú tendrás así la mirada de todos los horizontes; no tendrás que verle las patas a todos, ni las correas a todos: serás el Can Mayor, vigía de todos los horizontes y patrón de todos los trineos. (...) Serás su líder, la cabeza del cuerpo que sabrán y sentirán suyo; te sabrán su cabeza. Y esto es importante porque nadie te niega que eres cabeza y que tienes cabeza. Yo menos que nadie.14
En 1999, Calderón tenía la posibilidad de presentarse como candidato para un segundo
periodo como presidente nacional pero prefirió no hacerlo. “Se hizo a un lado y explicó que
se necesitaba un lanzador relevista que ayudara al partido a concluir la estrategia que los
llevaría a Los Pinos en 2000, objetivo que Felipe creía perfectamente alcanzable desde años
13 Carlos Castillo Peraza. “Carta escrita por Carlos Castillo Peraza a Felipe Calderón, semanas después de que éste asumiera el cargo como presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN” en http://www.etcetera.com.mx/articulo.php?articulo=827 [consultado el 6 de mayo de 2013]. 14 Idem.
80
atrás”.15 Culminando su periodo al frente del PAN, Calderón emigró a Boston, a la
prestigiosa Universidad de Harvard, para cursar una Maestría en Administración Pública. A
su regreso, fungiría como coordinador de la fracción legislativa del PAN en la Cámara de
diputados, de 2000 a 2003. El gran objetivo de Calderón fue impulsar las llamadas
“reformas estructurales” promovidas por el presidente Fox. Sin embargo, la negociación
con el PRI se vio frustrada por un acuerdo que quedó fuera de sus manos y que describen
bien Aguilar y Castañeda.
Muy pronto en el equipo de transición (de Vicente Fox) se plantearon dos posiciones: la de Castañeda y la de Creel. La primera sostenía que el triunfo había que aprovecharlo para atacar al PRI y a sus figuras emblemáticas. No se debía tratar de buscar acuerdos con ellos y sí tratar de dividirlos. La segunda planteaba lo contrario. Sostenía que Beatriz Paredes, Enrique Jackson y también algunos gobernadores planeaban trabajar juntos en las reformas que Fox se proponía llevar a cabo. Pero no sin condiciones. Paredes había dicho a Creel que si el gobierno establecía una Comisión de la Verdad, si había acciones en contra de dirigentes del partido o de sus centrales sindicales, ellos no colaborarían con las reformas.16
“Fox creía que Paredes contaba con un ascendiente real sobre los diputados y Jackson sobre
los senadores”,17 en su calidad de coordinadores de fracción. “A la distancia, Fox acepta
que hizo una valoración equivocada”.18 No atacó al PRI ni mucho menos urdió una
estrategia para eliminarlo, a cambio de que sus legisladores aprobaran un paquete de
reformas que nunca transitó. Así, la transición en México se comprende bien a partir de la
interpretación de los politólogos Guillermo O’Donnell y Philippe Schmitter sobre lo
ocurrido en algunos países donde se desmontaron regímenes autoritarios durante “tercera
15 Ibid., p. 72. 16 Rubén Aguilar y Jorge Castañeda. Op. cit., p. 27. 17 Ibid., p. 28. 18 Idem.
81
ola democrática”, siguiendo los términos del politólogo e internacionalista Samuel P.
Huntington.19 Según O’Donnell y Schmitter, estos pactos
Son típicamente negociados por un número pequeño de participantes, que representan grupos o instituciones del establishment (en ocasiones altamente oligárquicas); tienden a reducir tanto la competencia como el conflicto; buscan limitar la rendición de cuentas a públicos amplios; intentan controlar la agenda de preocupaciones de política pública; e intencionalmente distorsionan el principio de igualdad entre todos los ciudadanos. (…) pueden alterar las relaciones de poder, detonar nuevos procesos políticos, y dar lugar a diferentes (aunque a menudo no intencionados) resultados.20
El bloqueo del PRI marcaría el papel de Calderón en San Lázaro y gran parte del sexenio
de Fox, caracterizados por la inmovilidad legislativa para temas de gran calado. Al terminar
su periodo como coordinador de la fracción, Calderón asumiría la dirección del Banco
Nacional de Obras y Servicios (BANOBRAS), por invitación del presidente Fox.
Posteriormente, sería ascendido a secretario de Energía, meses después.
De la pre campaña a la campaña
Cierta información permite inferir que Santiago Creel era el pre candidato favorito del
presidente Fox. La más contundente es el margen del que gozó el entonces secretario de
Gobernación para mostrarse públicamente, aun cuando ello implicaba sacrificar sus
funciones administrativas y políticas en favor de su lucimiento individual. De este modo,
Fox decidió incurrir en los costos derivados de la exposición mediática y política del
encargado de la política interior. En entrevista, Rubén Aguilar señala que Fox, “en público,
19 Samuel P. Huntington. La tercera ola. Barcelona: Paidós, 1994. 20 Guillermo O’Donnell y Philippe Schmitter. Transitions from autoritarian rule. Tentative conclusions about uncertain democracias. Baltimore: The Johns Hopkins University Press / The Woodrow Wilson International Center for Scholars, 1986, p. 38. La traducción es del autor.
82
dijo que pensaba que era el mejor”.21 La evidencia apunta a que el Presidente, en sus
conversaciones y discursos, lo mencionaba como su predilecto.
Sin embargo, el respaldo a Creel y haberle facilitado cierta visibilidad en perjuicio del cabal
cumplimiento de sus funciones, no equivale a que Fox haya hecho cuanto estaba en sus
manos para asegurar que su pre candidato obtuviera la nominación presidencial. El propio
Aguilar sostiene que Fox “no hizo nada para apoyarlo. En reunión ampliada del gabinete
dijo a todos sus miembros que estaban en libertad de apoyar al candidato que quisieran. En
los hechos nunca hubo línea”.22 La interpretación de Aguilar se sostiene si consideramos el
escaso poder y la poca influencia de Fox en el PAN, consecuencia de su marcada distancia
con respecto al partido. Aun cuando Fox hubiera intentado favorecer a su pre candidato de
manera directa –escenario que Aguilar ataja con un “Fox es un verdadero demócrata”–,23 la
eficacia de la estrategia es dudosa, debido a la debilidad del Presidente y de sus operadores
políticos en la estructura del partido.
Sobre el papel general de Fox durante las pre campañas panistas, Aguilar sostiene que “no
apoyó a nadie. Simplemente aceptó los resultados de la elección interna. No hizo nada para
influir en el proceso”.24 Como evidencia, el ex vocero menciona la reacción de Fox una vez
que los panistas eligieron a Calderón como su candidato a la Presidencia: “Al día siguiente
que ganó Calderón, el presidente llegó a la reunión de los lunes con su staff y nos dijo: mi
21 Entrevista a Rubén Aguilar. 22 Idem. 23 Idem. 24 Idem.
83
partido ya eligió candidato. Es nuestro candidato y hay que apoyarlo”.25 Concediendo
credibilidad a lo dicho por Aguilar, la facilidad con que el Presidente dejó pasar la derrota
de Creel permite inferir que sus preferencias por su pre candidato no eran muy intensas.
La clave para el triunfo de Calderón en las internas del PAN residió en aquello que el
politólogo norteamericano Robert Putnam y el sociólogo francés Pierre Bourdieu
denominan, en sus respectivas construcciones conceptuales, “capital social”. Para Putnam,
el capital social son aquellos “elementos de la organización social, como confianza, normas
y redes, que pueden mejorar la eficiencia social facilitando la acción coordinada”.26
Bourdieu lo entiende como “el conjunto de recursos reales o potenciales que están
vinculados a la posesión de una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas
de conocimiento y reconocimiento mutuos”.27
Los miembros activos y no la población en general elegirían al candidato del PAN. En este
sentido, el capital social generado por Calderón durante sus más de dos décadas de
militancia fue decisivo para obtener la candidatura presidencial. Leyendo el proceso desde
la lente propuesta por Putnam, la confianza en Calderón así como las normas y redes que
había logrado generar en torno suyo, disminuyeron los costos de organizar e impulsar una
pre campaña que concluyó con su triunfo en las internas del partido. A partir de la
definición de Bourdieu, mucho más centrada en las relaciones sociales, habría que enfatizar
la relevancia de los vínculos generados por Calderón. Fueron en gran medida estos vínculos 25 Idem. 26 Robert Putnam. Making democracy work. Nueva Jersey: Princeton University Press, 1993, p. 167. La traducción es del autor. 27 Pierre Bourdieu. “Le capital social”. Actes de la Recherche en Sciences Sociales. París, núm. 31, enero de 1980, p. 2. La traducción es del autor.
84
al interior de la estructura partidista los que le permitieron alcanzar el triunfo en la elección
interna. Pasó casi año y medio entre el lanzamiento informal de la candidatura de Calderón,
en un rancho cerca de Guadalajara el 29 de mayo de 2004,28 y su nombramiento como
candidato presidencial panista, el 23 de octubre de 2005.29 Durante este año y medio,
Calderón se abocó a dinamizar sus redes y utilizarlas para impulsar su pre candidatura.
Una vez convertido en candidato, Calderón arrancó formalmente su campaña el 19 de enero
de 2006, justo después de que concluyó la llamada “tregua navideña” ordenada por el IFE.
Había que comenzar rápidamente a dar resultados, ante la gran ventaja que le llevaba
Andrés Manuel López Obrador. Precisamente por el apremio, fue aún más notorio que
Calderón no lograba entusiasmar a la opinión pública. Aguilar analiza del siguiente modo la
situación: “Al principio se veía que la campaña no caminaba. No ‘prendía’. Calderón no era
un candidato carismático y no movía al electorado”.30 El ex vocero va aún más lejos y deja
entrever que hubo diferencias al interior del equipo del candidato: “De eso eran también
conscientes algunos, los menos, de los miembros del equipo de campaña. Al interior del
equipo hubo conflictos”.31
En marzo, la campaña calderonista dio un viraje contundente. De entonces en adelante, la
estrategia sería tipificada como “de contraste” por sus defensores y de “guerra sucia” por
sus detractores. Precisamente en el marco de esta estrategia se hizo famosa la frase “López
28 Salvador Camarena. Op. cit., p. 82. 29 Ibid., p. 90. 30 Entrevista a Rubén Aguilar. 31 Idem.
85
Obrador es un peligro para México”, que fue una –aunque ciertamente muy recordada– de
las múltiples que se acuñarían con la intención de desprestigiar al candidato de la izquierda.
La izquierda respondería en una tónica semejante a la iniciada por Calderón, por medio de
su propia campaña de contraste, aunque lo haría de manera tardía y sin el apoyo de los
grupos de presión que secundaron al candidato panista. Dicho apoyo no es desdeñable,
menos aun el de los medios de comunicación o el de sus socios comerciales, toda vez que –
como señala el comunicólogo Raúl Trejo Delarbre– “la concentración de muchos recursos
comunicacionales en pocas manos (…) (ha) favorecido el crecimiento y con ello la
influencia política de las corporaciones de comunicación más importantes”,32 siendo “La
televisión (…) el medio que se encuentra en menos manos. En México, hay 863 canales de
televisión, de los cuales el 62% (532 canales) están concesionados a Televisa y Televisión
Azteca”.33
Pasada la elección, la CPBT intentaría borrar de la memoria colectiva sus golpes bajos en
pos de consolidar una imagen de víctima, aunque la evidencia demuestra que no hubo
concesiones ni santos de ninguno de los dos lados. Según Aguayo, de entre los spots cuya
legalidad fue puesta bajo cuestión, “el Tribunal Electoral decide que dieciséis son ilegales.
Diez corresponden al PAN, cinco al PRD y uno al PRI. Estos spots se transmiten 142 457
veces”.34 De estas casi 150 mil emisiones, 28% fueron spots del PAN y 23% del PRD. Sin
embargo, el éxito del PAN probablemente radicó en que su estrategia comenzó desde 32 Raúl Trejo Delarbre. “México: medios, política y ciudadanos en la hora de la convergencia digital” en Bernardo Sorj (coord.). Democracia y medios de comunicación. Buenos Aires: Catálogos / Plataforma democrática, 2012, pp. 196-7. 33 Ibid., pp. 194-5. 34 Sergio Aguayo. Op. cit., p. 169.
86
marzo, mientras que el PRD lo haría más de dos meses después. Aguayo habla de una
“parálisis de López Obrador y del PRD” y sostiene su análisis con un dato significativo:
“transmiten su primer spot negativo hasta el 29 de mayo”.35 Asimismo, tienen que
considerarse “los (spots) patrocinados por el Consejo Coordinador Empresarial, Farmacias
Similares (Víctor González Torres), Jumex, Sabritas, Celiderh y Asociación Ármate de
Valor”,36 diseñados para apoyar a Calderón o mellar la imagen de López Obrador.
A decir de Luis Carlos Ugalde, consejero presidente del IFE durante la elección de 2006, el
tono beligerante del PAN no se limitaba al ámbito de la mercadotecnia electoral sino que
alcanzaba al mismo Consejo General del instituto. La correa de transmisión que llevó al
IFE el encono panista fue el representante del partido ante el órgano electoral, el
calderonista Germán Martínez. En entrevista, Ugalde comenta que, “en las semanas previas
al 2 de julio, la peor relación del IFE era (…) con Germán Martínez y el PAN, y esto es
algo que nadie recuerda ahora y nadie registra”.37 Ugalde explica los motivos que argüían
los panistas para tal beligerancia: “Martínez consideraba que el IFE estaba siendo muy
condescendiente con el PRD y con López Obrador”. Quizá evocando implícitamente el
conflicto pos electoral liderado por el PRD y los demás partidos que integraban la
Coalición por el Bien de Todos, Ugalde cierra diciendo: “fíjate lo que son las cosas”.38
El ex presidente del IFE también rememora el proceso por el que pasó la relación entre el
IFE y Germán Martínez. “Hacia el mes de mayo, cuando el IFE empezó a sancionar al PAN
35 Ibid., p. 170. 36 Ibid., p. 169. 37 Entrevista a Luis Carlos Ugalde. 3 de junio de 2011. 38 Idem.
87
por los spots de Calderón, la relación se tornó muy complicada (…) Germán Martínez
empezó a cuestionar a los consejeros y a atacar al IFE porque pensaba que estábamos
haciéndole mucho caso a López Obrador y al PRD”.39 “¿Cuándo comenzaron los roces?”,
se le pregunta a Ugalde. “Cuando Felipe Calderón inicia su campaña negativa en contra de
López Obrador. Después de un largo y complicado proceso de discusión interna, el IFE
empieza a sancionar los spots del PAN y es cuando surge esta respuesta de Germán
Martínez”.40 Con el paso del tiempo, la relación se tornaría más tensa: “hacia principios de
junio su discurso fue muy violento”. El contraste con la actitud con la que se conducía
Martínez un año atrás es evidente: “El año previo, en el inicio del proceso pre electoral, la
relación era institucional”, destaca el ex presidente del IFE.41
Proponemos como hipótesis que el cambio en la actitud de Martínez tiene que ver con la
modificación en el tono y los contenidos de la campaña calderonista y las sanciones que el
IFE le impuso por violar la ley. Al recuperar el papel de Martínez y de los grupos de
presión que apoyaron a Calderón, puede sostener que la campaña de Calderón derivó en lo
que Gramsci denomina una “guerra de posiciones”, es decir, aquella donde las fuerzas se
organizan en múltiples unidades de combate, distribuidas de manera dispersa sobre el
territorio, con el objetivo de atacar a un enemigo común, a diferencia de la “guerra de
maniobras”, o sea aquella que se despliega de manera frontal, con las fuerzas reunidas en
un solo bloque.42 Martínez minó de alguna manera la legitimidad del órgano electoral con
tal de defender y conducir la tensión generada por la nueva estrategia de campaña
39 Idem. 40 Idem. 41 Idem. 42 Antonio Gramsci. Op. cit., pp. 229-240.
88
calderonista al seno mismo del Consejo General. Una vez anunciada la victoria de
Calderón, Martínez cesaría los embates y se dedicaría a defender los resultados electorales.
Mucho se ha escrito en torno al supuesto apoyo de la lideresa magisterial Elba Esther
Gordillo a la candidatura de Felipe Calderón. El apoyo consistió presuntamente en una
orden de parte de Gordillo a las bases magisteriales para que votaran por el Partido Nueva
Alianza (PANAL), creado por la sindicalista una vez consumada su ruptura con Madrazo,
para diputados y senadores, y por Calderón para Presidente. Ninguno de los actores
involucrados ha negado el apoyo. Investigaciones recientes han puesto en tela de juicio la
eficacia del apoyo de Elba Esther al candidato panista, bajo el supuesto de que se hubiera
dado, es decir, han cuestionado el impacto que habría tenido sobre la bases magisteriales la
orden de Elba Esther de votar por Calderón. Lo escribe con precisión el politólogo Javier
Aparicio, a quien vale la pena citar in extenso:
A primera vista, una parte de la estrategia funcionó. Según los cómputos del IFE, Nueva Alianza obtuvo 1 millón 872,283 votos (4.48% de la votación nacional), mientras que su candidato presidencial, Roberto Campa, sólo obtuvo 401,804 votos (0.96%). Por otro lado, los senadores de Nueva Alianza obtuvieron 1 millón 677,033 votos (4%). Así las cosas, hubo entre 1.27 y 1.47 millones de votos diferenciados por el Panal. ¿A quién favorecieron estos votos? Una primera aproximación consiste en analizar los resultados en las casillas donde hubo votos diferenciados del Panal. Al analizar estadísticamente estas casillas se encontró que, a mayor voto diferenciado de Nueva Alianza, fue mayor la proporción de votos que recibió López Obrador que la que recibió Felipe Calderón. Estos resultados contradicen la directiva Elba y coinciden con los resultados de varias encuestas de salida de aquel año.43
43 Javier Aparicio. “Lo blanco, negro y gris del arreglo político entre Elba y el PAN” en http://mexico.cnn.com/opinion/2011/07/20/opinion-lo-blanco-negro-y-gris-del-arreglo-politico-entre-elba-y-el-pan [consultado el 11 de abril de 2012].
89
Fox y el PAN: su participación en la campaña
A continuación se sostiene la siguiente hipótesis: Calderón y su equipo de campaña
establecieron las reglas para relacionarse tanto con la Presidencia como con el PAN,
instituciones que se plegarían por completo a su estrategia electoral. En una entrevista en
Televisa, el presidente Fox pronunció frases como “debemos rechazar la demagogia y el
populismo”, “más vale paso que dure y no trote que canse”, “para qué arriesgarle”, “mejor
por lo segurito” y “hay que cambiar de jinete pero para qué cambiar de caballo si el caballo
va caminando bien”.44 Por su parte, el PAN, aun cuando su dirigente era Manuel Espino,
más bien lejano a Calderón, formó parte clave de la estrategia lanzada desde el “cuarto de
guerra” de Calderón.
Como señalábamos, según Aguilar, una de las frases pronunciadas por Fox al día siguiente
de que Calderón obtuvo la candidatura de su partido, rezaba algo así como “es nuestro
candidato y hay que apoyarlo”.45 Esta postura de Fox sería determinante en los hechos por
venir, pues “apoyarlo” se traduciría en una intensa actividad política del Presidente a favor
del candidato panista, caracterizada por la persistente generación de discursos para
favorecerlo. Además, Fox alertaría sobre los riesgos que, a su parecer, implicaba el
proyecto de López Obrador, que –según plantea Aguilar– le parecía “conservador y
retardatario, que tenía la mirada puesta en el pasado y negaba la realidad presente y la
proyección al futuro”.46
44 Sergio Aguayo. Op. cit. pp. 176-7. 45 Entrevista a Rubén Aguilar. 46 Idem.
90
El propio Tribunal Federal Electoral, órgano que tiene la última palabra en materia
electoral, recrimina a Fox su participación, aunque no la califica de ilegal:
las declaraciones analizadas del Presidente de la República Vicente Fox Quesada, se constituyeron en un riesgo para la validez de los comicios que se califican en esta determinación que, de no haberse debilitado su posible influencia con los diversos actos y circunstancias concurrentes examinados detenidamente, podrían haber representado un elemento mayor para considerarlas determinantes en el resultado final, de haber concurrido otras irregularidades de importancia que quedaran acreditadas.47
Aun cuando Fox admite su intervención en el proceso, rechaza haber rebasado los límites
impuestos por la ley. Así se los hace saber a Aguilar y Castañeda: “Fox siempre sostuvo
que, sin violentar la ley, estaba en su derecho de expresar sus puntos de vista, y que
formaba parte de su obligación de generar conciencia en el seno de la población de seguir
por el camino escogido por el país desde hacía ya diez años”.48 En entrevista, Aguilar
comparte el diagnóstico de su ex jefe: “siempre en el marco de la ley, pero no de los usos y
costumbres, Fox decidió elevar su nivel de participación en apoyo de la campaña a través
de su discurso (…) Funcionó”.49
Fox se enfrentó con el IFE por los límites que el árbitro electoral intentó marcarle a su
participación electoral.
Básicamente Fox estaba enojado también con el IFE porque le estábamos restringiendo su libertad de expresión, desde su punto de vista –comenta Ugalde. Porque el IFE
47 Tribunal Federal Electoral. “Dictamen relativo al cómputo final de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, declaración de validez de la elección y de presidente electo” en http://www.trife.gob.mx/documentacion/publicaciones/Informes/DICTAMEN.pdf [consultado el 10 de abril de 2012]. 48 Rubén Aguilar y Jorge Castañeda. Op. cit., p. 357. 49 Entrevista a Rubén Aguilar.
91
impulsó un acuerdo de neutralidad en febrero de 2006 en donde se prohibía a los funcionarios públicos emitir opiniones en contra de candidatos y se pedía que se abstuvieran de asistir a mítines públicos, etcétera, etcétera. Y Fox estaba muy molesto conmigo y con el IFE por lo que consideraba que era una violación de sus derechos de expresión.50
Según lo documentan Aguilar y Castañeda: “Fox cree que Calderón ganó, en buena
mediada gracias a su participación”.51 En entrevista, Aguilar va aún más lejos: “Pienso que
sin eso Calderón no hubiera ganado”.52 De esa magnitud fue el peso de Fox en la elección
de 2006, cuando menos en voz de él mismo y de uno de sus más cercanos colaboradores.
En cuanto a la relación del PAN con Calderón y su equipo, Aguilar sostiene que el entonces
presidente nacional del partido, Manuel Espino, “apoyó a Calderón en lo que le tocaba
hacer como presidente del partido”.53 Después, matiza señalando que “los equipos de
campaña de todos los partidos siempre actúan al margen de los mismos. Los partidos tienen
un papel menor en la campaña”. Independientemente de la normalidad o anormalidad de la
relación entre el candidato y su partido, en un análisis de la relación como tal –justo lo que
pretendemos con esta investigación– nos topamos con la marginalidad del partido frente al
candidato y a su estrategia.
Al preguntarle por el papel de Manuel Espino en la elección, Ugalde responde:
“Probablemente su papel era muy limitado”.54 Las razones que aduce para su diagnóstico
tienen que ver con lo que lograba visualizar en su calidad de consejero presidente del IFE:
50 Entrevista a Luis Carlos Ugalde. 51 Rubén Aguilar y Jorge Castañeda. Op. cit., p. 368. 52 Entrevista a Rubén Aguilar. 53 Idem. 54 Entrevista a Luis Carlos Ugalde.
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“no recuerdo haber observado que él tomara decisiones de campaña. Yo creo que fungió en
su papel de presidente del PAN, un papel formal, pero hasta donde sé, y está documentado
periodísticamente, el cuarto de estrategia de Calderón era el que tomaba decisiones de
campaña”.55 Se hizo célebre, empero, el diagnóstico de Espino sobre la jornada, que según
su parecer fue “la contienda más limpia, transparente e inobjetable de la historia del país. El
voto libre, razonado de los mexicanos, con profundo sentido de responsabilidad frente a la
amenaza del populismo que entonces se enseñoreaba en el país, se hizo virtud el 2 de
julio”.56
Ante el conflicto electoral
El juicio de López Obrador sobre lo sucedido durante el proceso electoral de 2006 se
condensa en el título del libro que publicó sobre el tema: La mafia nos robó la
Presidencia.57 El subtítulo del libro aporta un elemento más sobre el diagnóstico al que se
atenía el candidato perdedor: “Solo le han quitado una pluma a nuestro gallo”. López
Obrador decía sentirse robado, despojado a la mala, víctima de un atraco. La veracidad de
su análisis es un tema que está fuera de los objetivos de la presente investigación. Nuestro
punto es otro: qué hizo López Obrador a partir de que denunció que había sido víctima de
un fraude electoral. El sociólogo alemán Max Weber señala que “por ‘acción’ debe
entenderse una conducta humana (…) siempre que el sujeto o los sujetos de la acción
enlacen a ella un sentido subjetivo”.58 El proceder de López Obrador después de la elección
estuvo puesto en relación con su interpretación personal sobre lo ocurrido. Para efectos 55 Idem. 56 Claudia Herrera y Georgina Saldierna. “Pide Calderón a AN trabajar para llevar su proyecto ‘mucho más allá’ de 2012”. La Jornada. México: 3 de julio de 2007. 57 Andrés Manuel López Obrador. La mafia nos robó la Presidencia. México: Grijalbo, 2007. 58 Max Weber. Op. cit., p. 5.
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analíticos, no es relevante si hubo fraude o no, sino que basta con saber que López Obrador
creyó que sí lo hubo y accionó desde ese diagnóstico.
Militando en la tesis del fraude, López Obrador convocó a sus seguidores a bloquear Paseo
de la Reforma a manera de protesta. Para algunos, el sentido conferido por López Obrador
a tal decisión tenía que ver con la necesidad de “enfriar” en alguna medida los caldeados
ánimos de sus simpatizantes. Para otros, la movilización tenía como objetivo poner en
jaque a las instituciones políticas y mostrar la fuerza del movimiento social que apoyaba su
candidatura. Lo cierto es que desde el punto de vista estratégico y electoral, el cálculo le
salió mal, pues la opinión pública reaccionó de manera negativa ante bloqueo, a tal grado
que los partidos que lo apoyaban cayeron de manera estrepitosa en las preferencias
electorales. Si la principal motivación de López Obrador era la preservación de la paz
social o si era amenazar las instituciones políticas, es una pregunta difícil de responder. Lo
que es un hecho es que el bloqueo lastimó severamente al candidato y a los partidos que lo
respaldaban.
¿Qué papel desempeñaron los panistas más encumbrados durante la crisis pos electoral? La
actitud de Manuel Espino queda explícita en la cita ya anotada. Revisaremos ahora las
reacciones de Vicente Fox, Germán Martínez y del propio Presidente electo Felipe
Calderón.
Rubén Aguilar aporta pistas importantes para describir la actitud del presidente Fox:
“respetar la ley, dejar que la gente inconforme se expresara y evitar cualquier
94
confrontación”.59 Fox tenía claro su objetivo: “dejar que el movimiento de López Obrador
se desgastara por sí mismo, tal como ocurrió. Las encuestas revelaban que la mayoría de la
ciudadanía no estaba de acuerdo con lo que hacía López Obrador”.60 El Presidente se
apoyó en las encuestas para decidir, como lo había hecho recurrentemente a lo largo del
sexenio. Fox jamás reprimiría a los manifestantes, pues –apuntan Aguilar y Castañeda–
desde el conflicto en San Salvador Atenco, con motivo de la construcción del aeropuerto en
la zona, Fox “consideró (…) que de veras existía en ocasiones una disyuntiva entre Estado
de derecho y paz social; él se plantó firmemente en la segunda vertiente”.61
Calderón y el PAN se negaron terminantemente al recuento de votos solicitado por la
CPBT. La justificación ofrecida por los propios actores hacía alusión a la confiabilidad de
los procedimientos de conteo de votos y al imperativo de no poner en tela de juicio al
árbitro electoral. En el libro 2006: hablan las actas,62 el historiador José Antonio Crespo
señala que, dado que solo hubo un conteo de votos, no se puede saber a ciencia cierta quién
ganó la elección. En una reseña sobre la obra, el antropólogo Alberto Aziz despliega la
hipótesis de Crespo, su metodología y parte de sus conclusiones:
El método Crespo consistió en revisar las actas de la mitad de los distritos del país (150) y en ellas encontró que los errores (de todo tipo, aritméticos, de cómputo) superaban la diferencia entre el primero y el segundo lugar, es decir, que el margen de Felipe Calderón sobre Andrés Manuel López Obrador era menor a los errores. Mientras la diferencia entre ambos fue de un poco más de 233 mil votos, en los 150 distritos del análisis había más de 316 mil votos irregulares comprobables.63
59 Entrevista a Rubén Aguilar. 60 Entrevista con Rubén Aguilar. 61 Rubén Aguilar y Jorge Castañeda. Op. cit., p. 231. 62 José Antonio Crespo. 2006: hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana. México: Debate / Random House Mondadori, 2008. 63 Alberto Aziz. “La pieza que faltaba”. Desacatos. México, núm. 28, septiembre-diciembre de 2008, p. 198.
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Germán Martínez, en su calidad de representante ante el IFE, se dedicó a defender la
legalidad de la elección y a tratar de incorporar a los simpatizantes de López Obrador al
proyecto político de Calderón. “Aceptamos con humildad el veredicto de las urnas”,64
comentó en sesión del Consejo General del IFE el jueves 6 de julio. Además, la nota de
prensa señala que “confió en que manos expertas, imparciales y profesionales del máximo
tribunal electoral del país resolverán las controversias derivadas de inconformidades, por la
elección presidencial”.65 Martínez invitó a los seguidores de López Obrador a “construir
juntos un camino de concordia, reconciliación y unidad nacionales”.66
La estrategia de Calderón ante el conflicto pos electoral, cuando menos a nivel de
producción de discurso, quedó establecida en su mensaje de la noche del domingo 2 de
julio. Después de enlistar los resultados de conteos rápido no oficiales que lo arrojaban
como ganador, Calderón señaló: “no nos cabe la menor duda de que hemos ganado las
elecciones presidenciales, y que estos datos se corroborarán por el propio IFE”.67
Posteriormente, defendió con vehemencia la legalidad de la elección.
hemos asistido a la elección más participativa, la más competida en la historia del país, la más democrática del país, las campañas han sido intensas y han culminado con una jornada electoral que, salvo incidentes que se reporten en los próximos días, ha sido para muchos efectos prácticos y en términos generales, una jornada ejemplar.68
64 Notimex. “Confía PAN en que tribunal resuelva controversias”. El Universal. México: 7 de julio de 2006. 65 Idem. 66 Idem. 67 Redacción. “Versión íntegra del discurso de Felipe Calderón”. El Universal. México: lunes 3 de julio de 2006. 68 Idem.
96
El llamado a la unidad por parte del virtual ganador apareció hacia el final del mismo
discurso. “El México del futuro requiere de la unidad de todos, por encima de los contratos
partidistas que se han expresado en esta campaña electoral. Es tiempo de empezar una
nueva etapa de conciliación nacional, y para lograrlo, dedicaré todo mi esfuerzo a partir del
día de hoy”.69 Días después Calderón lanzaría frases de acercamiento hacia los
lopezobradoristas, señalando que “con Andrés Manuel López Obrador comparto su anhelo
de justicia, y reitero mi compromiso expresado en la campaña electoral de trabajar sin
descanso y dar igualdad de oportunidades que permitan superar la pobreza en la que viven
millones de mexicanos”.70 Calderón ganaría esta batalla: López Obrador optaría por retirar
el plantón de Paseo de la Reforma y su imagen pública quedaría mellada junto con los
alcances electorales de su partido. Calderón comprendió lo que Foucault notó con agudeza
y perspicacia:
Lo que hace que el poder se sostenga, que sea aceptado, es sencillamente que no pesa sólo como potencia que dice no, sino que cala de hecho, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; hay que considerarlo como una red productiva que pasa a través de todo el cuerpo social en lugar de como una instancia negativa que tiene por función reprimir.71
Calderón arrancó su pre candidatura sin ser el favorito del presidente Fox y como un
desconocido para el grueso de la opinión pública. Su capital social le permitiría quedarse
con la candidatura de su partido, al haber activado las redes que generó durante años
valiéndose de la confianza que generaba y del conocimiento y reconocimiento de los que
gozaba. Esto, más la tenue militancia de Fox en la campaña de Santiago Creel y su poco 69 Idem. 70 Redacción. “Ofrece Calderón gobierno de coalición y programa común”. El Universal. México: 7 de julio de 2006. 71 Michel Foucault. Un diálogo sobre el poder, p. 148.
97
peso en el partido, se convertirían en factores decisivos para que Calderón se convirtiera en
el candidato panista.
Siguiendo a Castoriadis, decíamos que la autonomía consiste en un cierto tipo de
institucionalización, fincada en la explicitación de aquello que se institucionaliza y en la
conciencia refleja sobre los procesos emprendidos y las estructuras creadas. La autonomía
social demanda la inclusión de posturas diversas en la toma de decisiones, procurando el
respeto hacia todos los puntos de vista. Durante la campaña presidencial de 2006, las
cerradas condiciones de la competencia electoral, la rispidez de la lucha política y la firme
convicción de los panistas de quererse alzar con la victoria, fueron algunas de las
condiciones en las cuales el partido y la Presidencia sacrificaron su autonomía a favor de
las determinaciones de Calderón y su equipo, apuesta que lograría la victoria electoral y la
instauración del segundo Presidente de la República emanado de las filas panistas.
98
Capítulo IV. Presidencia y élites panistas
Uno de los ángulos desde los cuales pondremos a prueba para verificar o falsar que el PAN
fue heterónomo respecto de la Presidencia, es la dinámica de élites del partido.
Centraremos la lente analítica sobre la migración de funcionarios del gabinete federal a la
dirigencia nacional del PAN y a las coordinaciones legislativas del partido. Así,
investigaremos dos conjuntos de puestos, uno de emigración y otro de inmigración, a saber,
el gabinete legal, como el origen de los cuadros que fortalecerían la posición del Presidente
al interior del partido; y, por el otro lado, la presidencia del PAN, su secretaría general y sus
dos coordinaciones legislativas, como espacios de llegada de los cuadros. El periodo bajo
estudio, que va de 2006 a 2012, quedará dividido cronológicamente, tomando como
referente a quienes presidieron al partido: Manuel Espino, Germán Martínez, César Nava y
Gustavo Madero (véase Tabla 1).
Antes que otra cosa, es importante precisar cómo se elige a quienes ocupan los cargos bajo
análisis en este capítulo. El presidente nacional del PAN es titular del Comité Ejecutivo
Nacional (CEN), órgano directivo del partido. Se elige por votación directa para un periodo
de tres años, contando con derecho a voto todos los miembros del Consejo Nacional,
integrado por el presidente del partido en funciones, ex presidentes, Presidente de la
República en caso de ser panista, gobernadores blanquiazules, presidentes de los comités
directivos estatales y poco más de una decena de altos funcionarios del PAN. Son también
integrantes del Consejo Nacional 300 panistas elegidos por la Asamblea Nacional,
autoridad suprema de Acción Nacional, compuesta a su vez por los presidentes de los
comités directivos estatales, delegados de todos los comités municipales y los integrantes
99
del CEN y del Consejo Nacional.1 El presidente nacional elige al titular de la secretaría
general del partido y a los coordinadores de los grupos parlamentarios. Al titular de la
secretaría general lo elige el presidente con aprobación del resto del CEN y a los segundos
de manera unilateral. De esta manera, a partir del nombramiento del presidente nacional del
partido, se desprenden un conjunto de nombramientos.
El tema de las élites acompaña a la reflexión sobre la política desde sus más tempranas
etapas. En la filosofía política este tópico data, cuando menos, de la sociedad ideada por
Platón en La República, fuertemente estratificada y gobernada por un filósofo-rey junto con
élites militares. Una de las primeras y más relevantes aportaciones sociológicas –ya no
filosóficas– sobre las élites fue la del alemán Robert Michels en 1911, con su obra Los
partidos políticos, donde plantea la llamada “ley de hierro de la oligarquía”. Michels
rebatía con los diseños organizacionales que apostaban por la plena horizontalidad e
intentaban trascender las estructuras jerarquizadas, propios de los marxistas de su época. El
politólogo norteamericano Seymour Martin Lipset anota en la introducción a esta obra:
La organización es lo que da origen a la dominación de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores. Quien dice organización dice oligarquía. Estas palabras, publicadas por primera vez en 1911, resumen la famosa “ley de hierro de la oligarquía” de Michels.2
Uno de los autores con los que Michels discute más a lo largo del libro es el sociólogo
italiano Vilfredo Pareto. Apodado el “Nietzsche de la sociología”, por la relevancia que 1 Partido Acción Nacional. “Reforma de los estatutos generales del PAN aprobada por la XVI Asamblea Nacional extraordinaria” en http://www.pan.org.mx/XStatic/pan/docs/espanol/estatutospan.pdf [consultado el 12 de abril de 2012]. 2 Seymour Martin Lipset. “Introducción” en Robert Michels. Los partidos políticos I. Buenos Aires: Amorrortu, 1969, p. 13. Las cursivas aparecen en el original.
100
concede a las élites en su teoría social, Pareto refuta a Marx en tanto considera que el motor
de la historia no es la lucha de clases sino más bien la disputa entre élites. José Fernández
Santillán, politólogo mexicano, sintetiza con precisión el planteamiento sociológico de
Pareto:
Le interesó conocer la manera en que la elite mantiene el equilibrio social y la forma en que ese grupo selecto cambia su estructura y composición. A las transformaciones y cambios en la cúspide las nombró “circulación de elites”. Pareto encuentra en la circulación de las elites un punto de explicación de la estabilidad y del cambio social.3
En las discusiones en torno de la democracia representativa, liberal y pluralista
contemporánea, el politólogo estadounidense Robert Dahl es precursor en los debates sobre
el papel de las élites. Ante las posturas que sostienen la tendencia oligárquica de toda
democracia, Dahl opone la idea de “poliarquía”, es decir, que existen distintas élites en
competencia que disputan las decisiones públicas. Dahl rompe con la idea de que el poder
lo detenta un solo bloque, para postular que, en toda poliarquía, distintos actores –
individuales y colectivos–, al relacionarse entre ellos, alternan entre la colaboración y la
confrontación.4 De esta manera, Dahl desafía la desesperanza democrática derivada de
Michels ante la supuestamente inevitable oligarquización de las organizaciones sin tampoco
caer en las concepciones –de cuño utopista- de la democracia como igualdad perfecta en la
distribución del poder.
3 José Fernández Santillán. El despertar de la sociedad civil. México: Océano, 2003, pp. 186-7. Es importante hacer notar que Fernández Santillán opta por el término “elite”, sin tilde, en lugar de “élite”, lo cual es válido porque ambas son correctas para la Real Academia Española (Cfr. Real Academia Española. “elite” en http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=elite [consultado el 14 de abril de 2012]). 4 Robert Dahl. La poliarquía. Madrid: Tecnos, 1989.
101
Sartori es un firme seguidor de la teoría democrática de Dahl. Este apego intelectual lo
justifica en uno de los puntos centrales del planteamiento de su colega estadounidense:
“para demostrar la existencia de una clase en el gobierno (el ‘sistema de los líderes’ de
Michels) es necesario establecer que, para todo un conjunto de decisiones controvertidas,
prevalece siempre un mismo grupo identificable como tal”.5 Esta clase de dinámicas
políticas, de absoluto empoderamiento de una sola porción de la estructura social, son
cuando menos escasas y muy probablemente inexistentes.
Rompiendo con todas estas perspectivas, está el planteamiento del poder como microfísica,
caro a Foucault, quien propone “que el poder (…) no se conciba como una propiedad, sino
como una estrategia, que sus efectos de dominación no sean atribuidos a una ‘apropiación’
sino a disposiciones, a maniobras, a tácticas, a técnicas, a funcionamientos”.6 En
consecuencia el poder no es más que la mera lucha por ejercerlo. En consecuencia, lo que
hay son permanentes disputas de poder y por el poder. Incluso quienes parecerían
sometidos a grados muy elevados de dominación, pueden ejercer poder a manera de
resistencia. Las consecuencias teóricas y analíticas de la concepción foucaultiana de poder
sobre el análisis de las élites, son por demás evidentes: el poder que estas ejercen se
visibiliza a nivel microfísico, con un marcado dinamismo, que obliga no solo a aumentar la
lente analítica sino a aguzar la mirada para detectar y comprender los rápidos movimientos
propios de las relaciones de poder.
5 Giovanni Sartori. Elementos de teoría política. Madrid: Alianza, 2008, p. 58. Las cursivas aparecen en el original. 6 Michel Foucault. Vigilar y castigar, p. 36.
102
Las dinámicas de élite existen en todo partido político, tanto a nivel formal, expresado en
organigramas y reglas, como sustancial, a manera de representaciones, prácticas y
relaciones. Michels diría que esto ocurre sencillamente porque los partidos son
organizaciones sociales. Pareto, por su parte, opinaría que la continuidad y el cambio del
partido se explican por la circulación de estas élites, mientras Dahl o Sartori considerarían
que estas compiten en la democracia interna de los partidos, en el caso de aquellos partidos
que eligen a sus candidatos y dirigentes por la vía de las urnas. Foucault analizaría el poder
de las élites como relaciones microfísicas, tomando en cuenta el cambio que ocurre en ellas
y la enorme dispersión de su ejercicio, que va desde relaciones de dominación hasta otras
de resistencia. En suma, cada partido político tiene sus élites, que dibujan dinámicas
concretas, independientemente de cómo se interpreten estas, lo que depende del punto de
partida ideológico, teórico y analítico.
Nuestra lente para estudiar los vínculos entre la Presidencia y las élites panistas estará
constituida en realidad por dos lentes, uno sobre otro. El primero se apoya en el
planteamiento de Michels, desde el que asumimos que el PAN, en tanto organización,
tiende a que determinados actores asuman los puestos principales, concentren el poder y
adquieran relevancia en la toma e implementación de decisiones. La otra lente está apoyada
en los planteamientos de Pareto, Dahl, Sartori y Foucault –sin desconocer sus abismales
diferencias–, y difiere de la anterior en algunos puntos. Con esta segunda lente,
consideramos que no hay un solo grupo dominante en el panismo sino más bien un
conjunto de élites en circulación y competencia, cuyas estrategias y resistencias se
103
encuentran en permanente modificación. Así, no hay oligarquía, como creía Michels, sino
oligarquías, que colaboran y se confrontan, cooperan y riñen, ganan y pierden.
De la alianza a la resistencia: la presidencia de Manuel Espino
Manuel Espino Barrientos llegó a la presidencia nacional del PAN el 5 de marzo de 2005,
siendo Presidente Vicente Fox. Según Aguilar y Castañeda, Fox dice nunca haberse
inmiscuido en los asuntos internos de su partido, aunque resulta difícil creer que no impulsó
la candidatura de Espino.7 Calderón tuvo poco que ver con el ascenso de Espino a la
dirigencia nacional, y acabaría siendo uno de los principales involucrados en los efectos de
la elección. Al fin y al cabo, tendría que hacer mancuerna con él durante el intenso proceso
electoral de 2006. La alianza entre el candidato Calderón y el presidente de su partido fue
analizada en el capítulo anterior, dando cuenta de la intensa militancia de Espino en favor
del contendiente blanquiazul. El periodo en que coincidieron Calderón como Presidente de
la República y Espino como dirigente nacional del PAN fue de poco más de un año: del 1
de diciembre de 2006, día en que llegó Calderón a la Presidencia, al 8 de diciembre de
2007, fecha en que Espino terminó su gestión en la dirigencia nacional.
En la semblanza biográfica que aparece en su sitio web,8 Espino señala que ingresó al
partido en 1978, es decir, precisamente los años en que se disputaban el partido los
seguidores de Efraín González Morfín y los empresarios agrupados del Grupo Monterrey,
fuertemente vinculados al liderazgo de José Ángel Conchello. Entre estas dos facciones, es
7 Rubén Aguilar y Jorge Castañeda. Op. cit., p. 331. 8 Oficina privada de Manuel Espino Barrientos. “Manuel Espino Barrientos” en http://manuelespino.web.officelive.com/bio.aspx [consultado el 12 de abril de 2012].
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evidente la cercanía de Espino con los segundos: nació en Durango, estudió Administración
de empresas y durante años se desempeñó como empresario. Si a esto sumamos su cercanía
con círculos conservadores al interior del PAN, precisamente los que estuvieron vinculados
al Grupo Monterrey, se vuelve traslúcida la cercanía ideológica y política de Espino con
esta facción.
El perfil de Espino como panista es prácticamente la antítesis del perfil de Felipe Calderón.
Calderón es un abogado con aficiones intelectuales, formado en la capital del país y
cercano a algunos de los más prominentes pensadores del partido. Espino, por su parte, es
un empresario, no muy elevado en su formación ideológica y doctrinaria, cuya militancia
comenzó y se desarrolló sobre todo en Ciudad Juárez y en la ciudad de Chihuahua, al
interior de las bases del partido en aquella región del país.
Calderón es más bien un liberal, promotor de la apertura hacia la economía y cultura
estadounidenses, y por lo general laico en sus posturas jurídicas y políticas, aunque mucho
menos en las morales;9 Espino tiende marcadamente al conservadurismo, cuestiona las
bondades del mercado y se decanta por visiones europeas de democracia cristiana.10 De
hecho, su intensa militancia en la democracia cristiana le llevó a presidir la Organización
Demócrata Cristiana de América (ODCA) de 2006 a 2010. El periodista Álvaro Delgado
señala que Espino es un “prominente operador de la Organización (Nacional del
9 Un ejemplo en Ricardo Gómez. “Derecho a la vida debe estar jurídicamente tutelado: FCH”. El Universal. México: 27 de septiembre de 2011. 10 Cfr. Manuel Espino. Volver a empezar. México: Grijalbo, 2009.
105
Yunque)”.11 De hecho, Delgado recuerda una entrevista que le hizo a Espino el periodista
Alejandro Olmos, en la que, rompiendo el silencio que suele imperar en el Yunque y sus
círculo cercanos, negó explícitamente ser miembro de la organización, aunque no escondió
sus vínculos con algunos de sus miembros: “Sé que la presencia en esta organización de
algunos amigos míos, de los que por cierto me siento muy orgulloso, hizo que muchos me
pusieran esta etiqueta; sin embargo, no es verdad, no formo parte del Yunque”.12
Durante el periodo en que coincidieron Espino como presidente del PAN y Calderón como
Presidente de la República, el secretario general del partido fue José Espina, cuyo periodo
comenzó el 3 de octubre de 2005 y concluyó el 8 de diciembre de 2007. El coordinador de
los diputados fue Héctor Larios, puesto en el que se desempeñó durante toda la LX
legislatura, mientras que en el Senado lideró la bancada Santiago Creel, de septiembre de
2006 a junio de 2008. Estos tres actores, designados en sus puestos directamente por
Espino, distan mucho de ser el del grupo político del Presidente, lo cual permite inferir,
desde la perspectiva de la dinámica de élites, la gran distancia entre Espino y Calderón, una
vez pasada la intensa etapa electoral.
José Espina está claramente identificado con los sectores conservadores del PAN. Egresó
en 1989 de la Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Popular Autónoma del
Estado de Puebla (UPAEP),13 “institución fundada en 1974 a instancia de los mandos de la
Organización (Nacional del Yunque), luego de que no pudieron apoderarse de la
11 Álvaro Delgado. Op. cit., p. 184. 12 Alejandro Olmos. “Espino: de Sonora al CEN”. El Universal. México: 30 de mayo de 2002. 13 Wikipedia. “José Espina Von Roehrich” en http://es.wikipedia.org/wiki/José_Espina_Von_Roehrich [consultado el 12 de abril de 2012].
106
universidad pública estatal”, a decir de Delgado.14 Parte importante de la trayectoria de
Espina ha estado vinculada con la seguridad pública, tema que le es familiar desde su tesis
de licenciatura, titulada La seguridad pública en México. Como diputado federal en la
LVII legislatura (1997-2000) fungió como secretario de la Comisión de Seguridad Pública
e integrante de las comisiones de Defensa Nacional y Marina.15
Héctor Larios es ingeniero civil egresado del ITESO y cuenta con una Maestría en
Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM).16 Si bien Larios nació y cursó parte importante de su formación
escolar en Guadalajara, su trayectoria política se desarrolló en el estado de Sonora. Además
de la política, se ha dedicado a las empresas e incluso ha ejercido puestos importantes en
las organizaciones gremiales a las que ha pertenecido. Las semejanzas entre su trayectoria y
la de Manuel Espino saltan a la vista:, empresarios, pragmáticos, con trayectoria política y
partidista fuera de la Ciudad de México, específicamente en el norte del país. Sobre la
pertenencia de Larios a organizaciones conservadoras, el sociólogo de la UNAM Fernando
M. González afirma en una entrevista: “Un ex teco17 me dijo: ‘En 1979, Héctor Larios
estuvo estudiando en la UAG (Universidad Autónoma de Guadalajara), lo detectamos como
un infiltrado del Yunque (…) fuimos con Héctor Larios, le dijimos «tu compañero ya
confesó, ¿quién es tu jefe aquí?» Y Héctor Larios dijo «mi jefe es Jorge Karfopulos (uno de
14 Álvaro Delgado. Op. cit., p. 27. 15 Wikipedia. Op. cit. 16 Wikipedia. “Héctor Larios Córdova” en http://es.wikipedia.org/wiki/Héctor_Larios_Córdova [consultado el 12 de abril de 2012]. 17 Así se le denominaba a quienes formaban parte del grupo político que controlaba y controla hasta la fecha la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), reconocido como una las puntas de lanza del ultraconservadurismo mexicano.
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los líderes más importantes del Yunque)»”.18 Cabe hacer notar que para este momento los
“tecos” y el Yunque eran enemigos acérrimos –después de años de haber sido aliados–, a
raíz del rechazo de los “tecos” a la autoridad papal después del Concilio Vaticano II,
mientras el Yunque seguía reconociendo al pontífice como su autoridad máxima.19
La trayectoria, ideología y relaciones de Santiago Creel son muy distintas de las de Espino,
Espina y Larios, que –como vimos– son semejantes entre sí. De hecho, los Creel son una de
las familias con mayor raigambre panista en el estado de Chihuahua, vinculados desde hace
décadas a los sectores tradicionales del PAN. Distante en los albores de su carrera
profesional de la militancia blanquiazul de su familia, Santiago se desempeñó en la
sociedad civil organizada, la academia y en órganos electorales. Abogado egresado de la
UNAM, con Maestría en Derecho por la Universidad de Michigan, se dedicó durante años a
litigar, colaborar en periódicos y revistas, participar en iniciativas ciudadanas y a la
docencia y la administración universitaria en la Universidad Panamericana y, sobre todo, en
el ITAM. En 1994, coordinó la Comisión de Asuntos Legales del Consejo Ciudadano de
Observación del Plebiscito, para que se pudieran elegir Jefe de Gobierno de la capital, jefes
delegacionales y a los integrantes de la recientemente creada Asamblea de representantes.
En 1994, Creel fungió como consejero ciudadano en el IFE y no fue sino hasta 1997 que
aceptó una candidatura por el PAN, que lo llevó a ser diputado federal en la legislatura que
comenzó sus funciones aquel año. Dejando trunco su periodo como diputado, buscó la
Jefatura de Gobierno de la capital en el 2000 y, tras ser derrotado por Andrés Manuel 18 Patricio Cortés. “Yunque y Tecos, brazos de la Iglesia” en http://www.voluntariosdelacomunidad.org/phpnuke/modules.php?name=News&file=print&sid=513 [consultado el 14 de abril de 2012]. 19 Fernando M. González. “Algunos grupos radicales de izquierda y de derecha con influencia católica en México (1965-1975)”. Historia y grafía. México, vol. 29, julio-diciembre de 2007.
108
López Obrador, fue invitado por el entonces presidente electo Vicente Fox a ser secretario
de Gobernación, donde se desempeñó hasta 2005, cuando renunció para buscar la
candidatura presidencial del PAN.20 La distancia entre Creel y Calderón no es producto de
diferencias ideológicas sino más bien de los roces entre ambos durante las pre campañas
por la candidatura presidencial del PAN en 2005 y 2006. Aun cuando era conocida la
distancia entre Creel y Calderón, Espino designó a Creel coordinador de los senadores del
PAN.
Durante la presidencia de Manuel Espino, las élites panistas no formaban parte de los
círculos calderonistas. La alianza entre Espino y Calderón durante el periodo de campañas
presidenciales, no se tradujo en el nombramiento de personajes afines al Presidente en las
principales posiciones del partido ni en el Legislativo. Al tomar posesión Calderón, José
Espina no hizo sino continuar su periodo, que había arrancado mucho antes de que
Calderón fuera siquiera candidato. Larios y Creel, por su parte, fueron nombrados en sus
cargos en medio del intenso conflicto pos electoral de 2006, ya consumada la victoria de
Calderón. Además de que no había calderonistas en estas posiciones, sus titulares –salvo
Creel– eran prominentes líderes en los sectores conservadores del PAN y, en este sentido,
distantes ideológica y políticamente de Calderón. La situación cambiaría después de la
salida de Espino de la dirigencia nacional.
20 Santiago Creel Miranda. “Semblanza” en https://www.santiagocreel.com.mx/pagina/semblanza [consultado el 5 de febrero de 2012].
109
La llegada de los calderonistas: la presidencia de Germán Martínez
El michoacano Germán Martínez Cázares llegó a la presidencia nacional del PAN el 8 de
diciembre de 2007, por decisión del Consejo Nacional. De 341 votos computados, Martínez
obtuvo 330, siendo candidato único.21 Martínez renunciaría a su puesto el 6 de julio de
2009, un día después de la debacle electoral del PAN en las elecciones intermedias de
2009. Al inicio del periodo de Martínez, el secretario general del partido fue Guillermo
Anaya, quien se desempeñó en este cargo desde el comienzo de la presidencia de Martínez
hasta el 10 de julio de 2008, fecha en que fue sustituido por Rogelio Carbajal, cuyo periodo
terminaría días después de la salida de Martínez. El mismo día en que Martínez anunció el
relevo de Anaya por Carbajal, también hizo públicos cambios en la coordinación de los
senadores del PAN: salía Santiago Creel y llegaba Gustavo Madero. Héctor Larios
permanecería como coordinador de los diputados durante todo el periodo de Martínez, aun
cuando había sido nombrado por Espino y era mucho más cercano al sonorense que a
Martínez.
Cuando llegó a la presidencia nacional del PAN, Martínez era indiscutiblemente cercano al
presidente Calderón; de hecho, uno de los más leales y disciplinados en aquel momento.
Así como las relaciones políticas y trayectoria personal y profesional de Manuel Espino son
radicalmente distintas a las de Calderón, las de Martínez llaman la atención por su
semejanza con las del Presidente. Nacidos en la misma ciudad –Morelia– con apenas cinco
años de diferencia –Calderón en 1962 y Martínez en 1967–, ambos estudiaron Derecho en
la capital del país, en escuelas de corte conservador –Calderón en la Escuela Libre de
21 Lilia Saúl. “Martínez ofrece a AN ‘poderío electoral’”. El Universal. México: 9 de diciembre de 2007.
110
Derecho y Martínez en la Universidad La Salle. Coincidirían en el grupo de jóvenes que
orbitaba alrededor de la figura Carlos Castillo Peraza, quien se convertiría en mentor de
ambos. Más delante, sus trayectorias políticas se entrecruzarían en varias ocasiones, sobre
todo en funciones al interior del partido, cuando lo presidían Castillo Peraza y el propio
Calderón. Durante la campaña electoral de 2006, Martínez fue el representante del PAN
ante el IFE, como vimos en el capítulo anterior. Una vez en la Presidencia, Calderón lo
nombró secretario de la Función Pública, cargo en el que se desempeñó hasta el 27 de
septiembre de 2007, cuando renunció para buscar la presidencia nacional del partido, en la
que se instalaría en diciembre del mismo año.22
Guillermo Anaya, el primer secretario general del PAN durante el periodo de Martínez,
también es aliado de Calderón. Nacido en Torreón en 1968, Anaya es abogado y Maestro
en Derecho Corporativo por la Universidad Iberoamericana de Torreón. Fue electo senador
por el estado de Coahuila en 2006, para culminar su periodo en 2012. Durante el periodo de
tiempo que se desempeñó como secretario general del PAN, no abandonó su escaño en el
Senado.23 Si bien la cercanía de Anaya con círculos calderonistas no databa de mucho
tiempo atrás, toda vez que la trayectoria de Anaya se dio principalmente en su estado natal
(donde fue diputado local, federal y alcalde de Torreón), el presidente Calderón se convirtió
en el padrino de su hija Elisa el 24 de agosto de 2006.24
22 Lilia Saúl. “Renuncia Germán Martínez Cázares a la Función Pública”. El Universal. México: 28 de septiembre de 2007. 23 Wikipedia. “Guillermo Anaya Llamas” en http://es.wikipedia.org/wiki/Guillermo_Anaya_Llamas [consultado el 12 de abril de 2012]. 24 Redacción. “Compadre de Calderón doblega a un tribunal”. El Diario de Coahuila. Torreón: 21 de noviembre de 2010.
111
Anaya culminaría su periodo al frente de la secretaría general el 10 de junio de 2008, es
decir, apenas siete meses después de haberlo comenzado, por decisión de Germán
Martínez, quien lo sustituyó por el diputado Rogelio Carbajal. Ese mismo día, Martínez
anunció la salida de Santiago Creel de la coordinación de los senadores del PAN, función
que desempeñaría a partir de entonces Gustavo Madero. De cara a los objetivos del
presente capítulo –poner a prueba una presunta “calderonización” de las élites panistas–, es
relevante plantear dos preguntas: por qué se iban de sus respectivos puestos Anaya y Creel,
y cuál era la relación de la Presidencia, y del Presidente en particular, con quienes
sustituyeron a Anaya y a Creel, es decir, con Carbajal y Madero, respectivamente.
Guillermo Anaya se reincorporó de lleno a sus actividades como senador una vez fuera de
la secretaría general, ocupando el cargo de vice coordinador, es decir, el número dos de la
fracción del PAN, justo debajo de Madero, recién nombrado coordinador. Creel se mantuvo
como senador y retuvo en sus manos la presidencia de la Mesa Directiva.25 La salida de
Anaya de la secretaría general y su llegada a la vice coordinación de los senadores pudo
haber respondido a la intención de contar con alguien cercano al Presidente en una posición
relevante dentro del Senado. Aun cuando Madero era más cercano a la Presidencia que
Creel, un actor tan leal a Calderón como su compadre Anaya permitía fortalecer aún más su
posición en la Cámara Alta. En cuanto a la salida de Creel, las razones no fueron aclaradas
por Martínez, con todo y la insistencia de la prensa.26 Las hipótesis se orientaron a su poca
interlocución con las televisoras, que había quedado casi destruida después de la intensa
25 Ricardo Gómez. “Confirma Germán Martínez sustitución de Creel”. El Universal. México: 11 de junio de 2008. 26 Idem.
112
militancia del senador en contra de la llamada “Ley Televisa” y, tiempo después, a favor de
la reforma electoral de 2007, que afectó los intereses económicos de la industria televisiva.
Rogelio Carbajal llegó a la secretaría general del PAN con apenas 32 años de edad.
Carbajal, al igual que su antecesor Anaya, nació en Torreón, donde comenzó, muy joven,
su trabajo dentro del partido. Estudió la Licenciatura en Derecho en la Universidad
Iberoamericana de Torreón y posteriormente hizo estudios de posgrado en la Escuela Libre
de Derecho.27 Cuando se desempeñó como secretario general del PAN no abandonó su
cargo de diputado federal. “Se mantuvo en ambos cargos –según Alberto Aguirre,
periodista de El Economista–, no sólo por su versatilidad, sino por lo que es su verdadero
respaldo: estar entre los más cercanos al presidente Felipe Calderón”. El propio Aguirre
continúa: “Un par de datos para confirmarlo: cuando Calderón fue presidente nacional de
su partido, Carbajal llegó a la secretaría de Acción Juvenil. Y en los primeros tres
trimestres del 2006, el joven abogado fue el Secretario Particular del candidato del PAN a
la Presidencia de la República”.28 Carbajal permanecería en el cargo poco más de un año;
saldría mes y medio después de la renuncia de Martínez, en cuanto tomó posesión César
Nava como presidente del partido.
Gustavo Madero, convertido en coordinador de los senadores del PAN el 10 de junio de
2008, dejó el cargo el 26 de agosto de 2010. Renunció a la coordinación para buscar
convertirse en el sucesor de Nava, objetivo que cumplió el 4 de diciembre del mismo año.
27 Wikipedia. “Rogelio Carbajal Tejada” en http://es.wikipedia.org/wiki/Rogelio_Carbajal_Tejada [consultado el 12 de abril de 2012]. 28 Alberto Aguirre. “El secreto de Rogelio Carbajal”. El Economista. México: 30 de noviembre de 2009.
113
La relación entre Madero y la Presidencia será abordada en la sección del presente capítulo
que corresponde al periodo en que Madero se desempeñó como presidente nacional. Por el
momento, baste con destacar que la cercanía de Madero con la Presidencia parece estar
mediada por la figura de Margarita Zavala, la esposa del presidente Calderón, mucho más
que por la del propio mandatario y su equipo de colaboradores.
Martínez había sido electo para un periodo de tres años, es decir, de diciembre de 2007 a
diciembre de 2010. Sin embargo, su periodo se vería interrumpido con su renuncia al cargo
el 6 de julio de 2009, un día después de las elecciones intermedias en las que el PAN sufrió
una estrepitosa derrota:29 obtuvo 143 curules en la Cámara de diputados, 31% menos que en
la elección de 2006. El gran ganador fue el PRI, con 237 curules, 124% más que en 2006, y
el gran perdedor, aun más que el PAN, fue el PRD, que apenas obtuvo 71, 44% menos que
en 2006.30 Además, el PAN perdió en cinco de seis elecciones de gobernador celebradas en
esa fecha –Colima, Campeche, Nuevo León, San Luis Potosí y Querétaro–, dos de las
cuales eran bastión panista –San Luis Potosí y Querétaro–, y apenas ganó una –Sonora. Los
términos de la relación entre Martínez y la Presidencia después de la salida del primero de
la dirigencia nacional, nunca han quedado del todo claros. Lo cierto es que, con el tiempo,
Martínez terminaría borrándose de la escena pública nacional.
En el periodo entre 2006 y 2012, Germán Martínez fue el primer calderonista que se
convirtió en presidente nacional del partido. Sus dos secretarios generales eran igualmente
29 Horacio Jiménez. “Germán Martínez renuncia a dirigencia del PAN”. El Universal. México: 6 de julio de 2009. 30 Wikipedia. “Elecciones federales de México de 2009” en http://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_federales_de_México_de_2009 [consultado el 12 de abril de 2012].
114
cercanos al presidente Calderón. En la Cámara de diputados el coordinador siguió siendo
Héctor Larios, personaje más bien cercano a Manuel Espino. La bancada de los senadores
estuvo, primero, bajo el mando del poco calderonista Creel, quien había sido nombrado por
Espino, y, posteriormente, bajo el de Madero, tampoco muy afín al Presidente. La debacle
electoral sufrida por el PAN en la elección intermedia de 2009 debilitaría la posición del
Calderón y su grupo al interior del partido. La derrota le sería imputada a Martínez y al
propio Calderón. El también calderonista César Nava, quien sucedería a Martínez,
continuaría con la racha de malos resultados electorales, lo que quizá derivó en que el
siguiente presidente nacional no fuera ya un calderonista. Hay suficientes elementos para
sostener que el 2009 fue un punto de inflexión en la relación entre la Presidencia y el
partido, pues marcó el comienzo de una distancia creciente entre ambas instituciones, ante
la ineficacia electoral y política de su cercanía.
El intento de recomposición: la presidencia de César Nava
César Nava Vázquez llegaría a la presidencia nacional del PAN el 8 de agosto de 2009. Al
votarlo, 39 de los 329 del Consejo Nacional lo hicieron en su contra, aun cuando era el
único candidato registrado; ganó con el 88% de la votación efectiva. Este proceso electoral
tuvo como origen que, ante la salida de Martínez, el partido emitió una convocatoria para
elegir nuevo presidente nacional, convocatoria a la que respondería Nava el 16 de julio.
Resulta paradójico que Nava, quien asumía la presidencia después de la renuncia de
Martínez, derivada de la debacle electoral panista, había encabezado la Comisión de
115
Planeación Estratégica rumbo a las elecciones de 2009.31 Nava nombraría como secretario
general del partido a José González Morfín. Cuando González Morfín dejó el cargo, el 13
de septiembre de 2010, para asumir la coordinación de los senadores del PAN, después de
que Gustavo Madero renunciara a este puesto para buscar convertirse en sucesor de Nava,
lo sustituiría Alfredo Rivadeneyra. En su calidad de presidente nacional, a Nava le tocaría
coincidir poco menos de un mes con Héctor Larios como coordinador de los diputados
blanquiazules, pues el 1 de septiembre de 2009 Josefina Vázquez Mota asumió el cargo de
Larios, cuya legislatura había terminado un día antes.
Las trayectorias, posturas ideológicas y relaciones políticas de Nava y de su predecesor
Martínez son muy semejantes. Comentábamos que las de Martínez y Calderón también lo
eran, con lo cual las tres son semejantes. Como Calderón y Martínez, Nava nació en la
ciudad de Morelia, aunque algunos años después, en 1974. Estudió Derecho en la Ciudad
de México (en la Universidad Panamericana). Nava también fue uno discípulos más
avanzados de Castillo Peraza, quien le nombraría secretario general de Acción Juvenil
cuando se desempeñó como presidente del partido. Una vez concluida esta responsabilidad,
Nava sería –entre otras cosas– diputado federal, asesor jurídico de la Secretaría de Energía
cuando la cartera era ocupada por Felipe Calderón y, a partir de 2005, secretario general
adjunto del PAN presidido. En aquel momento, fue el calderonista con puesto más alto en
el CEN, que, como vimos, era presidido por Espino y en el que eran fuertes grupos
considerados poco afines al entonces candidato Calderón. Una vez en la Presidencia,
Calderón nombró a Nava como su secretario particular, cargo al que renunció para
31 Wikipedia. “César Nava Vázquez” en http://es.wikipedia.org/wiki/César_Nava_Vázquez [consultado el 12 de abril de 2012].
116
contender en 2009 por la diputación federal del distrito XV del Distrito Federal. Nava ganó
aquel 5 de julio desastroso para el PAN y, a partir del 1 de septiembre de 2009,
desempeñaría su función como diputado al parejo que la de presidente nacional.32
José González Morfín, primer secretario general del PAN durante la gestión de Nava,
arrancó su periodo el 25 de agoto de 2009.33 Aunque González Morfín nació en el estado
Michoacán (en Cotija), característica que comparte con Calderón, Martínez y Nava, su
trayectoria política se había desarrollado sobre todo en tierras michoacanas y no en la
capital del país, como es caso de los otros tres. González Morfín, y en eso sí coincide con
Calderón, Martínez y Nava, estudió Derecho en la Ciudad de México, al igual que para
cirujano dentista, ambos grados en la UNAM. A lo largo de su trayectoria, González
Morfín ha fungido como presidente del comité municipal del PAN en Uruapan, del comité
estatal michoacano, como diputado local y federal, además de haber sido electo senador
plurinominal para el periodo 2006-2012.34 Así como no se encontraron elementos claros y
sólidos para vincular a González Morfín con el Presidente y su círculo más cercano,
tampoco hay evidencia que permita distanciarlo de Los Pinos, como sí la hay en los casos
de Manuel Espino y Santiago Creel, por ejemplo. González Morfín dejaría su puesto en el
partido a comienzos de septiembre de 2010, poco más de un año después de haberlo
tomado. El motivo de su salida era que relevaría a Gustavo Madero en la coordinación de
los senadores panistas, porque Madero arrancaría su campaña para contender por la
presidencia del partido. 32 Wikipedia. “César Nava Vázquez”. Op. cit. 33 Horacio Jiménez. “González Morfín, nuevo secretario general del PAN”. El Universal. México: 26 de agosto de 2009. 34 Wikipedia. “José González Morfín” en http://es.wikipedia.org/wiki/José_González_Morf%C3%ADn [consultado el 12 de abril de 2012].
117
Al salir González Morfín de la secretaría general, Alfredo Rivadeneyra llegó al cargo y lo
ocuparía hasta el 4 de diciembre de 2010, fecha en que concluyó el periodo de Nava como
presidente. Inmediatamente antes de convertirse en secretario general, Rivadeneyra fungía
como secretario general adjunto del partido, o sea un lugar por debajo de González Morfín.
Rivadeneyra era, y es hasta la fecha, un político más bien desconocido a nivel nacional. Su
trayectoria se ha dado sobre todo en el PAN del estado de México, no tanto en el nacional.
De hecho, coordinó la campaña del candidato panista Luis Felipe Bravo Mena por la
gubernatura del estado de México en 2011. Como en el caso de González Morfín, no se
cuenta con elementos claros y sólidos para inferir cercanía o distancia de Rivadeneyra
respecto de la Presidencia. Sin embargo, y a diferencia de González Morfín, aun bajo el
supuesto de que fuera cercano o particularmente distante de la Presidencia, su poder e
influencia sobre la estructura y el funcionamiento del PAN eran más bien escasos.
Los coordinadores panistas en el Senado durante el periodo de César Nava fueron Gustavo
Madero, del 10 de junio de 2008 al 26 de agosto de 2010, y José González Morfín, desde la
salida de Madero hasta el final de la LXI legislatura, el 31 de agosto de 2012. Las
biografías de ambos personajes, así como su relación con la Presidencia y con el presidente
Calderón en particular, fueron ya revisadas en este capítulo, puesto que González Morfín
venía de la secretaría general del partido y Madero se había desempeñado como
coordinador de los senadores desde la presidencia de Germán Martínez.
118
Josefina Vázquez Mota fungió como coordinadora de los diputados del PAN desde que
comenzó la LXI legislatura, el 1 de septiembre de 2009, hasta que renunció para buscar la
candidatura de su partido a la Presidencia de la República, el 6 de septiembre de 2011.
Como veremos posteriormente, obtendría la candidatura presidencial el 19 de febrero de
2012, en una elección abierta a los militantes panistas, en la que superaría a Ernesto
Cordero y a Santiago Creel.
Vázquez Mota es economista egresada de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de
México. Durante los primeros años de su trayectoria profesional se dedicó a la actividad
empresarial y a participar en organismos de representación patronal. Antes de ser nombrada
coordinadora de la bancada panista, ocupó numerosos e importantes puestos públicos.
Previo a lanzar su candidatura a diputada plurinominal el 4 de abril de 2009, que le
permitiría convertirse posteriormente en coordinadora de la bancada panista, se había
desempeñado como secretaria de Educación Pública del gobierno del presidente Calderón,
cargo que ocupó desde que Calderón asumió la Presidencia. En 2000, fue electa diputada
federal plurinominal pero renunció a su curul para ocupar la titularidad de la Secretaría de
Desarrollo Social, por invitación del entonces presidente Vicente Fox. Dejaría el gobierno
federal encabezado por Fox a comienzos de 2006, para sumarse como coordinadora de
campaña del candidato Felipe Calderón, de quien se convertiría en colaboradora clave
durante la campaña y el proceso de cambio de administración.35 Si bien el origen político de
Vázquez Mota no está vinculado a las redes donde se consolidó el liderazgo de Calderón,
para cuando asumió la coordinación de los diputados panistas no cabía duda alguna sobre
35 Wikipedia. “Josefina Vázquez Mota” en http://es.wikipedia.org/wiki/Josefina_Vázquez_Mota [consultado el 12 de abril de 2012].
119
su cercanía con el Presidente; Calderón había sido jefe inmediato de Vázquez Mota durante
tres años y medio.
César Nava fue el segundo calderonista en convertirse en presidente nacional del partido
entre 2006 y 2012. La selección de sus dos secretarios generales no parece haber estado
guiada por la cercanía de estos con Los Pinos, pues ni González Morfín ni Rivadeneyra son
personajes particularmente cercanos a la Presidencia. González Morfín sería, además,
coordinador de los senadores del PAN durante parte de la gestión de Nava, sustituyendo en
el cargo a Gustavo Madero. Ninguno de ellos dos son especialmente próximos a Calderón,
ni en perspectiva histórica ni cuando desempeñaron la función de coordinador legislativo.
Vázquez Mota sería, junto con Nava, los únicos dos altos funcionarios del partido
auténticamente calderonistas entre agosto de 2009 y diciembre de 2010.
Distancia de Los Pinos: la presidencia de Gustavo Madero
Gustavo Madero asumió la presidencia del PAN el 4 de diciembre de 2010. Ganó por
unanimidad la elección interna en segunda ronda, después de que una de las candidatas, la
senadora Judith Díaz, fuera eliminada en la primera vuelta y que, antes de que se
consumara la segunda ronda, los otros tres candidatos –Cecilia Romero, Francisco Ramírez
Acuña y Roberto Gil– declinaron a favor de Madero. En palabras de Cecilia Romero, “en la
primera vuelta sale la que obtuvo el menor número de votos que fue la senadora Judith
Díaz. Una vez que se va a dar la segunda vuelta, yo hablo con Paco Ramírez y hablamos los
dos con Madero y le expresamos que declinaremos a su favor, tanto Paco como yo”.36
36 Entrevista a Cecilia Romero.
120
Posteriormente, “habla Roberto Gil. Terminan los discursos y estamos a punto de pasar a la
votación, es más, ya está empezando la votación, cuando, tras una consulta final o última
que hace Roberto con su equipo, toma la palabra y declina”.37
Desde que Madero asumió la presidencia, Cecilia Romero ocuparía la secretaría general del
partido, aun cuando habían sido oponentes en la disputa por la dirigencia nacional. Madero
ratificaría a González Morfín como coordinador de los senadores y a Josefina Vázquez
Mota como coordinadora de los diputados. Vázquez Mota renunciaría a su cargo el 6 de
septiembre de 2011, para buscar la candidatura panista a la Presidencia de la República,
sustituyéndole Francisco Ramírez Acuña, quien, al igual que Romero, también había sido
derrotado por Madero en su aspiración por convertirse en presidente nacional del PAN.
Gustavo Madero nació en la ciudad de Chihuahua, Chihuahua en 1955. Estudió la
Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en el ITESO, de donde se graduó con la tesis
Consideraciones sobre el análisis y la producción de la comunicación.38 Trabajó en la
administración pública de su estado natal cuando el gobernador era el panista Francisco
Barrio. Años después, se desempeñó como diputado federal en la LIX legislatura, durante
el periodo de 2003 a 2006. En 2006, fue electo senador por su estado natal, y tiempo
llegaría a convertirse en coordinador de la bancada panista en la Cámara Alta, en
37 Idem. 38 Gustavo Madero. Consideraciones sobre el análisis y la producción de la comunicación. Guadalajara: edición del autor, 1980.
121
sustitución de Santiago Creel, por decisión del entonces presidente nacional del PAN
Germán Martínez.39
Para los propósitos de la presente investigación resulta toral analizar la relación entre
Madero y la Presidencia de la República. En primera instancia, pareciera que el
chihuahuense no forma parte de los cuadros más cercanos a Calderón. Sin embargo,
tampoco hay elementos para vincular a Madero con grupos de panistas opositores al
presidente Calderón. Para tratar de comprender la relación entre Calderón y su equipo con
Gustavo Madero, son útiles algunas interpretaciones de Cecilia Romero sobre la elección
interna del PAN, capturadas en entrevista. Si bien es cierto que no constituyen una
evidencia exhaustiva, permiten plantear ciertas hipótesis e incluso posibilitan ponerlas a
prueba a partir de evidencia.
La hoy secretaria general del PAN sostiene que el círculo más próximo al Presidente
impulsaba a Roberto Gil para la presidencia nacional del partido, no a Madero. Si bien es
cierto que de ello no se sigue que Calderón apoyara a Gil, las preferencias del equipo del
Presidente nos permiten aproximarnos de algún modo a la relación entre Madero y la
Presidencia como institución, aunque no necesariamente al Calderón como actor individual.
Sobre Gil, señala Romero que “más que el candidato del Presidente, que no me atrevería a
sostenerlo, no tengo un solo elemento para aseverarlo, sí tengo bastantes para aseverar que
fue el candidato del círculo más cercano al Presidente y eso hace pensar a muchos votantes
39 Wikipedia. “Gustavo Madero Muñoz” en http://es.wikipedia.org/wiki/Gustavo_Madero_Muñoz [consultado el 12 de abril de 2012].
122
que era el del Presidente”.40 Otro elemento para sostener que Gil era el candidato de la
Presidencia, y que incluso permite sospechar que era el del propio Calderón, consiste en
que tan pronto se supo que no había ganado la contienda interna, Calderón lo invitó a
trabajar como su secretario particular.
Por otro lado, según lo dicho por Romero en la misma entrevista, hay elementos para
sospechar que existía cercanía política entre Madero y la esposa del Presidente, Margarita
Zavala, hecho que pudo haber fortalecido la candidatura del chihuahuense. Romero apunta
que
Margarita y Gustavo Madero fueron compañeros diputados y esos lazos son muy, muy fuertes. Se hicieron amigos, bueno, yo no sé si amigos, pero se conocieron, se apoyaron, pero me parece que esa fue la razón por la que hubo quien pensó que Margarita impulsaba a Madero. Todo son percepciones, y en este mundo –incluido, para bien o para mal, el Consejo Nacional– también las percepciones pesan.41
Cecilia Romero señala haber ingresado al PAN en 1982. Se ha desempeñado como
diputada federal en dos ocasiones y como senadora en una, entre 2000 y 2006. El 7 de
diciembre de 2006, cuando el presidente Calderón tenía menos de una semana de haber
tomado posesión, la nombró comisionada del Instituto Nacional de Migración, cargo en el
que se desempeñó hasta el 14 de septiembre de 2010. Una vez fuera del gobierno federal,
buscaría la dirigencia nacional del PAN, declinando a favor de Madero. Romero insiste que
no negoció con Madero su declinación ni posibles beneficios que esta le pudiera implicar.
Según su versión, la invitación que recibió a la secretaría general del partido llegó después
40 Entrevista a Cecilia Romero. 41 Idem.
123
de que Madero ya había sido anunciado su triunfo en la contienda, y no fue ninguna suerte
de pago por favor político alguno.
Madero me pide –explica Romero–, igual que les pidió a los demás, no a todos juntos sino cada quien, que nos juntáramos para escuchar puntos de vista y propuestas para la conformación del CEN. Platico con mi jefe de campaña (Arturo García Portillo), llegamos a platicar con él (Madero), (le dije) “pues oye felicidades, bendito sea Dios, etcétera” (…) “Para el CEN, mira, yo tengo alguna idea, me parecería muy bien que hubiera mujeres, te sugeriría algunos nombres y, bueno, a mí me interesaría estar en tu Comité Nacional, por supuesto”. Y él me dijo: “No, Ceci, yo quiero que tú seas mi secretaria general”.42
Si bien Romero trabajó en el gobierno federal durante el sexenio calderonista, no tiene
vínculos políticos claros con el Presidente. De hecho, a Romero se le vincula más bien con
los sectores más conservadores del PAN, aquellos relacionados con la Organización
Nacional del Yunque y lejanos ideológica y políticamente a Calderón. En relación con las
actividades políticas de Romero durante los años noventa, Loaeza apunta que la pertenencia
de Romero “a la Ancifem era prueba suficiente de la creciente influencia en el partido de
organizaciones de triste reputación como el Movimiento Universitario de Renovadora
Orientación (MURO) y el DHIAC”,43 instituciones vinculadas con el Yunque, a decir del
periodista Álvaro Delgado.44
La coordinación panista en el Senado siguió siendo ocupada por José González Morfín,
ratificado en el cargo por Madero. Josefina Vázquez Mota ocuparía la coordinación de los
diputados blanquiazules durante los primeros diez meses del periodo de Madero. Cuando
42 Idem. 43 Soledad Loaeza. Op. cit., p. 513. DHIAC son las siglas de la organización Desarrollo Humano Integral, A.C. 44 Álvaro Delgado. Op. cit.
124
Vázquez Mota renunció para buscar la candidatura panista a la Presidencia de la República,
quedó en el cargo Francisco Ramírez Acuña. El vínculo de Ramírez Acuña con Calderón es
innegable. Hay dos elementos particularmente relevantes para sostener tal hipótesis: por un
lado, cuando el primero era gobernador de Jalisco fue el principal impulsor de la pre
candidatura de Calderón a la Presidencia. De hecho, el primer acto de pre campaña de
Calderón fue en un rancho cercano a Guadalajara, lugar donde Ramírez Acuña anunció que
esta comenzaba. Por otro lado, y quizá a manera de compensación por el apoyo durante la
pre campaña, Calderón nombró a Ramírez Acuña secretario de Gobernación desde el inicio
de su periodo hasta el 15 de enero de 2008, fecha en que renunció al cargo para ser
sucedido por Juan Camilo Mouriño. Antes de ser gobernador de Jalisco, Ramírez Acuña se
había desempeñado como alcalde de Guadalajara, diputado federal, diputado local y ocupó
puestos en la administración pública de su estado natal.45 Ramírez Acuña es Licenciado en
Derecho por la Universidad de Guadalajara.
Con Gustavo Madero se rompe la línea de presidentes blanquiazules provenientes del
entorno calderonista. La secretaria general Romero pertenece a un sector del PAN más bien
adverso a Calderón, aunque ella ha optado por conducir una relación de cordialidad y hasta
colaboración con la Presidencia. González Morfín, coordinador de los senadores, no es ni
especialmente próximo ni particularmente lejano de Calderón, característica en que se
diferencia de los coordinadores de los diputados –Vázquez Mota y Ramírez Acuña–
quienes están innegablemente vinculados con el Presidente e incluso formaron parte de su
45 Wikipedia. “Francisco Javier Ramírez Acuña” en http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Javier_Ram%C3%ADrez_Acuña [consultado el 12 de abril de 2012].
125
gabinete, aunque, a diferencia de personajes como Martínez y Nava, no son aliados de
Calderón desde hace muchos años sino que su relación data de poco tiempo para acá.
Tabla 1. Élites panistas entre 2006 y 2012 Periodo presidencial Presidente CEN Secretario CEN Coordinador
Diputados Coordinador Senadores
Marzo 2005 – Diciembre 2007
Manuel Espino José Espina
Guillermo Anaya Santiago Creel
Diciembre 2007-Julio 2009 Germán Martínez
Rogelio Carbajal
José González Morfín
Héctor Larios
Gustavo Madero Julio 2009-Diciembre 2010 Cesar Nava
Alfredo Rivadeneyra Josefina Vázquez Mota
Diciembre 2010-2011 Gustavo Madero Cecilia Romero Francisco
Ramírez Acuña
José González Morfín
Fuente: Partido Acción Nacional. “Nuestro partido” en http://www.pan.org.mx/ [consultado el 6 de agosto de
2012]
Para concluir, es útil recuperar el marco analítico planteado al principio y aplicarlo a las
dinámicas de élite en el PAN en el periodo 2006-2012. Junto con Michels sosteníamos la
tendencia oligárquica de las organizaciones al tiempo que, cimentados en Pareto, decíamos
que estas élites circulan. En una democracia, su circulación –y para ello nos apoyábamos en
Dahl y Sartori– tiene que ver con la competencia entre estas en pos del voto. El PAN es una
institución en la que el presidente del partido se elige vía democrática. Los ocupantes de las
otras posiciones estudiadas –secretaría general y las dos coordinaciones parlamentarias–
son nombrados a propuesta del presidente nacional y con aprobación del resto del CEN –
secretaría general– o bien nombrados exclusivamente por el dirigente nacional –
coordinadores parlamentarios. Así, la competencia y circulación de élites son una realidad
126
al interior del PAN; esta circulación de élites tiene como resortes a la democracia interna
del partido.
Desde la perspectiva del análisis de élites, el PAN pasó de una marcada distancia respecto
de la Presidencia, incluso con ciertos roces, durante el periodo de Manuel Espino como
presidente nacional, a una etapa de cercanía, cuando el partido fue encabezado por
Martínez y Nava. Sin embargo, ni siquiera en esta etapa de cercanía entre Presidencia y
partido quedó eliminada la presencia de personajes neutrales y hasta distantes de Calderón
en las élites partidistas. Posteriormente, durante la presidencia de Gustavo Madero se
reestableció una cierta distancia del partido respecto de la Presidencia, aunque no derivó en
confrontaciones, debido en parte a la actitud colaborativa con Los Pinos de parte de Madero
y la secretaria general Romero. De hecho, durante el periodo de Madero, la Presidencia
logró colocar a quienes se desempeñaron como coordinadores de los diputados. En suma, la
responsabilidad endilgada al Presidente y a su círculo cercano por la debacle electoral de
2009, debilitó la posición de la Presidencia al interior del partido, que iría a la baja en
términos de poder e influencia desde julio de 2009 hasta el final del sexenio.
127
Capítulo V. Políticas públicas federales y agenda del PAN
El presente capítulo tiene como objetivo analizar la relación entre las principales políticas
públicas implementadas por el gobierno federal y la agenda del PAN, tanto la propiamente
partidista como la de sus dos fracciones legislativas. Analizando las convergencias y
divergencias entre las principales políticas públicas federales del sexenio y las agendas
partidista y legislativa del PAN, se intenta comprender otro ángulo de la relación entre la
Presidencia y el partido, distinto y complementario del estudio de las élites, tema del
capítulo anterior. En algún sentido, esta es una aproximación, cuya relevancia en la
presente investigación es semejante al ángulo de la dinámica de élites: no son exhaustivas
en su abordaje de la relación entre la Presidencia y el partido, sino indicativas de algunos
aspectos relevantes de la misma.
La relación bajo análisis en este capítulo es, entonces, la que existe entre las principales
políticas públicas federales y la agenda del PAN. El primero de este par de elementos, las
principales políticas públicas federales, podría definirse y analizarse desde distintos
ángulos. El mayor reto metodológico consiste en establecer criterios que permitan definir
qué se entiende por “principales” y, luego, definir cuáles fueron las “principales” políticas
públicas del sexenio. El criterio que seguiremos para definir la principalidad será uno muy
sencillo: el dinero. Los gobiernos y los gobernantes expresan cuáles son las políticas
públicas que consideran más relevantes a partir de planes, proyectos y discursos, pero si
esta presunta relevancia no se traduce en partidas presupuestarias, difícilmente puede
pensarse que eran tan importantes. De alguna manera, al momento de distribuir el dinero
público en el presupuesto de egresos, los actores involucrados muestran qué les es
128
importante y qué no les es tanto. Partiendo de este supuesto, establecemos cuáles fueron las
principales políticas públicas federales, no a partir de su diseño o de los discursos que las
revisten, sino de cuánto dinero se les destinó.
Ahora bien, para analizar la distribución de los recursos, una opción podría ser analizar el
presupuesto desagregado por programas o políticas públicas. La dificultad con esta vía
consiste en definir los límites de un programa o una política pública. Un instrumento del
Estado que pudiera denominarse política pública –por ejemplo, el Seguro Popular–,
contiene en su interior un conjunto de otros instrumentos que también podrían denominarse
políticas públicas –por ejemplo, la capacitación de los médicos. En este sentido, enfocar el
análisis sobre programas o políticas públicas específicas, implica superar el obstáculo de
limitar analíticamente cada uno de ellas, es decir, supone lidiar con el reto de la agregación
y desagregación de los instrumentos de política pública, con lo arbitrario que resultaría
definir a partir de qué nivel de agregación se trata de un programa o de una política pública
propiamente dichas.
En cambio, enfocar la lente analítica sobre el presupuesto de las secretarías evita el
problema anterior, pues estas tienen límites claros, expresados en su diseño organizacional
y en los montos del presupuesto con el que cuentan. Para los efectos aquí pretendidos, no
importa el monto total ejercido por cada secretaría sino su incremento a lo largo del
sexenio, pues es lo que permite traslucir las prioridades de política pública del presidente
Calderón. Así, una vez definidas las secretarías con mayor incremento a lo largo del
sexenio, revisaremos la misión de cada una de ellas, con el objeto de bosquejar cuáles
129
fueron las principales políticas públicas que estas implementaron, que serían las principales
políticas públicas del sexenio. Dicho en otros términos, primero analizaremos las
secretarías con mayor incremento, posteriormente atenderemos a su misión, para después
inferir cuáles fueron sus orientaciones generales de política pública, que vendrían a ser –
cuando menos para nuestros propósitos– las principales políticas públicas del sexenio.
Resulta importante aclarar que no registraremos el crecimiento presupuestario de las
diferentes secretarías en cifras absolutas puesto que, dadas las funciones desempeñadas por
cada una, el monto que les ha sido asignado históricamente siempre ha sido muy dispar,
independientemente de las decisiones tomadas durante el sexenio bajo estudio. Por
ejemplo, el presupuesto de la Secretaría de Educación ha sido, es y, salvo que algo
verdaderamente extraordinario suceda, será siempre mayor que el de la Secretaría de la
Reforma Agraria. Así, en pos de distinguir las secretarías más favorecidas
presupuestariamente a lo largo del sexenio, sería erróneo considerar los montos de
crecimiento absolutos; lo conveniente resulta revisar el crecimiento porcentual en su
presupuesto de egresos entre 2007, el último presupuesto aprobado durante el sexenio de
Fox y el primero ejercido por la administración calderonista, y 2012, el último presupuesto
ejercido durante el sexenio de Calderón.
Del gasto neto total que compone el presupuesto de egresos, nos centraremos en los ramos
administrativos, que es donde aparece el presupuesto de las secretarías que integran el
gobierno federal. El presupuesto asignado a los ramos administrativos tiene la característica
de ser programable, es decir, lo que se conoce coloquialmente como “etiquetado”: está
130
definido en qué se ejercerán tales recursos, dejando escaso margen de discrecionalidad a la
dependencia que tiene la facultad de ejercerlo.
Partimos del supuesto que entre mayor sea el crecimiento del presupuesto destinado a una
secretaría, más relevantes es para el gobierno federal y para la Presidencia de la República.
Bajo esta premisa, se pasa por alto la enorme cantidad de actores y factores que inciden
sobre la asignación del presupuesto, como son diputados, dirigentes de partidos políticos,
gobernadores, alcaldes y un largo etcétera. El presupuesto asignado a cada secretaría no
solo refleja las prioridades del gobierno federal sino también un enorme conjunto de
intereses y estrategias de múltiples actores políticos. Sin embargo, para efectos del presente
trabajo, y no sin antes haber explicitado las limitaciones que esto supone, el presupuesto
será considerado un reflejo de las prioridades de política pública de la administración del
presidente Calderón. La ventaja de plantearlo de esta manera es que se puede visualizar el
presupuesto como una ventana para leer las prioridades de política pública del gobierno
federal y más particularmente de la Presidencia como institución.
El Presupuesto de Egresos de la Federación muestra la asignación de recursos para el año
posterior al cual se aprueba, mas no da cuenta de su ejercicio. Para los propósitos de esta
investigación, interesa más el presupuesto en el papel que su ejercicio, pues mientras aquel
refleja intenciones de gasto, la erogación está expuesta a dinámicas ausentes del mero
planteamiento sobre el papel, y por ende frecuentemente desconectadas de las intenciones y
estrategias de quienes lo negocian.
131
El elemento con el que relacionaremos las principales políticas públicas federales, es la
agenda del PAN, que consideraremos en dos conjuntos. Por un lado, la agenda legislativa
del partido, que se abordará con un par de indicadores concretos: número y tipo de
comisiones ordinarias presididas por el PAN, tanto en la Cámara de diputados como en la
de senadores, entre septiembre de 2006, cuando comenzó sus labores la primera legislatura
que coincidió con Calderón como Presidente, y diciembre de 2011, mes en que se redacta
el presente capítulo. Con esto se pretende algo semejante a lo que se intentará con el
análisis del presupuesto: ir más allá de las presuntas intenciones o discursos de los actores,
para tomar nota de sus prácticas y estrategias políticas. Así, investigaremos qué comisiones
legislativas ordinarias fueron suficientemente relevantes para el PAN como para que sus
diputados y senadores buscaran encabezarlas, a pesar de las negociaciones que esto
aparejaba. Por el otro lado, la agenda del PAN como partido político es mucho más difícil
de abordar con indicadores cuantitativos que la agenda legislativa, por lo que optamos por
el análisis del discurso. Además, el análisis del discurso resulta una perspectiva que
complementa las otras aproximaciones de las que nos hemos valido en este capítulo, más
cuantitativas que cualitativas.
Agendas, políticas públicas y presupuesto: breviario teórico
Antes de comenzar con la investigación empírica, conviene plantear brevemente el marco
conceptual en el que se apoya este capítulo. Habría cuando menos dos conceptos
fundamentales que no pueden dejarse sin definir: agendas y políticas públicas. Tampoco
pueden dejar de esbozarse, aunque sea de manera general, las vinculaciones conceptuales
entre ellos, pues tal vinculación resulta un buen punto de partida para comprender
132
posteriormente su vinculación empírica, en el gobierno federal mexicano y a lo largo del
sexenio calderonista.
En un estudio clásico sobre políticas públicas, el politólogo estadounidense John Kingdon
plantea un marco para vincular conceptualmente1 agendas gubernamentales, alternativas
gubernamentales y políticas públicas.2 Para Kingdon, la agenda gubernamental es la “lista
de temas o problemas a la cual los funcionarios, y las personas que no laboran dentro del
gobierno pero están vinculadas a estos funcionarios, le prestan atención en un determinado
momento”.3 Así, la agenda gubernamental está compuesta de temas o problemas que
reciben atención de parte de los tomadores de decisiones o de quienes les rodean. De aquí
se desprende que las agendas gubernamentales no son opciones de acción gubernamental ni
mucho menos acciones efectivas, sino más bien temas o problemas que reciben atención.
De las agendas gubernamentales se desprenden las alternativas gubernamentales. “Además
del conjunto de temas o problemas que están en la agenda –señala Kingdon–, un conjunto
de alternativas para la acción gubernamental es seriamente considerado por los funcionarios
gubernamentales y aquellos estrechamente asociados con ellos”.4 Si bien es cierto que estas
alternativas gubernamentales se desprenden de los temas de la agenda, no son lo mismo. Se
diferencian en cuanto a que las alternativas gubernamentales son políticas públicas en
potencia, no solo temas o problemas a los cuales se les presta atención, como es el caso de
1 En el mismo libro, Kingdon también las vincula empíricamente, usando el caso del gobierno federal estadounidense. 2 John W. Kingdon. Agendas, alternatives and public policies. Nueva York: Longman, 2003. La traducción es del autor. 3 Ibid., p. 3. 4 Ibid., p. 4. La traducción es nuestra.
133
los elementos que componen la agenda gubernamental. De entre estas alternativas
gubernamentales, algunas –nunca todas, porque siempre hay fines múltiples y medios
limitados– se convertirán en políticas públicas.
El especialista en administración pública Luis F. Aguilar Villanueva señala que la política
pública “es una decisión de una autoridad legítima adoptada dentro de su campo legítimo
de jurisdicción y conforme a procedimientos legalmente establecidos, vinculante para todos
los ciudadanos de la asociación, y que se expresa en varias formas: leyes, sentencias, actos
administrativos…”.5 Siguiendo esta definición, las políticas públicas son decisiones, es
decir, no el conjunto de alternativas de acción que los gobiernos tienen frente de sí, sino
más bien, de entre éstas, las alternativas por las que los gobiernos optan finalmente.
Políticas públicas federales: siguiendo la ruta del dinero
Como se señalaba al inicio del presente capítulo, proponemos hacer un análisis del
Presupuesto de Egresos de la Federación desde el incremento en el monto destinado a
diecinueve dependencias: 18 secretarías de Estado6 y la Procuraduría General de la
República.7 Dado que la inflación a la que se enfrentan las dependencias es la misma, las
cifras que presentamos no aparecen desestacionalizadas, es decir, se muestran sin haberles
descontado el factor inflacionario, paso necesario cuando se comparan cifras expuestas a
5 Luis F. Aguilar Villanueva. La hechura de las políticas. México: Miguel Ángel Porrúa, 1996. 6 Gobernación; Relaciones Exteriores; Hacienda y Crédito Público; Defensa Nacional; Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación; Comunicaciones y Transportes; Economía; Educación Pública; Salud; Marina; Trabajo y Previsión Social; Reforma Agraria; Medio Ambiente y Recursos Naturales; Energía; Desarrollo Social; Turismo; Función Pública; y Seguridad Pública. 7 Todos los presupuestos a los que se hace referencia en este capítulos se pueden encontrar en el sitio de la Cámara de diputados, específicamente en la sección que aloja las leyes federales: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm [consultado el 6 de agosto de 2012].
134
distintos niveles de inflación. Para medir el incremento porcentual, consideramos el periodo
2007-2012, o sea, del último de los presupuestos negociados por la administración foxista
al último ejercido por la administración calderonista (aunque no el último negociado por
esta, que es el de 2013).
De las 20 dependencias analizadas, las cinco que más crecieron porcentualmente fueron
Gobernación (SEGOB) (365.0%), Seguridad Pública (SSP) (196.7%), Turismo (SECTUR)
(176.3%), Desarrollo Social (SEDESOL) (141.7%) y Economía (SE) (126.2%). En lo
sucesivo se analizan las misiones declaradas por cada una de estas dependencias, a partir de
lo cual se pretenden inferir sus objetivos más relevantes. Ciertamente puede haber una
enorme distancia entre las misiones declaradas y las políticas públicas implementadas. Sin
embargo, para los propósitos del presente trabajo, basta con atenernos a la producción
discursiva, independientemente del análisis detallado del papel ficticio de las secretarías,
puesto que lo relevante es señalar las grandes directrices en las que se aplicaron los
recursos, no las particularidades de su ejercicio. Esta advertencia metodológica es
importante, puesto que no se presenta evidencia alguna de que las secretarías efectivamente
hicieron lo que señalaron que harían, tema que se deja para investigaciones posteriores.
El 365.0% de crecimiento sexenal en el presupuesto de la SEGOB se distribuyó de manera
desigual a lo largo de los años (véase Gráfica 1). De 2007 a 2008 creció 24.5% mientras
que de 2008 a 2009 lo hizo a un ritmo mayor, de 29.8%. De 2009 a 2010, el presupuesto
caería 14.6% aunque repuntaría en los dos ejercicios siguientes: en 2011 con un importante
135
48.9%y en 2012 con un poco menos, 30.7%. La misión de la secretaría es, en sus propias
palabras:
Contribuir a la gobernabilidad democrática y el desarrollo político de México a través de una buena relación del Gobierno Federal con los Poderes de la Unión y los demás niveles de gobierno para garantizar la seguridad nacional, la convivencia armónica y el bienestar de los mexicanos en un Estado de Derecho.8
Fuente: Cámara de diputados. “Leyes federales vigentes” en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm [consultado el 6 de agosto de 2012].
La SSP, por su parte, incrementó sustancialmente su presupuesto en los primeros años del
sexenio, entre 2007 y 2009, y posteriormente la tasa de crecimiento disminuyó e incluso
cayó por debajo de cero en 2010 (véase Gráfica 2). El monto destinado a esta dependencia
en 2008, el primer Presupuesto de Egresos de la Federación negociado durante la
8 Secretaría de Gobernación. “Misión” en http://www.gobernacion.gob.mx/es/SEGOB/Mision [consultado el 12 de abril de 2012].
24.5% 29.8%
-14.6%
48.9%
30.7%
-20.0%
-10.0%
0.0%
10.0%
20.0%
30.0%
40.0%
50.0%
60.0%
2007-2008 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
Gráfica 1. Incremento porcentual en el presupuesto de SEGOB
136
administración calderonista, fue 30.7% mayor que el último negociado durante el periodo
presidencial de Fox. De 2008 a 2009 crecería todavía más el porcentaje de incremento –
40.1%– para después tornarse negativo en 2010, cuando cayó 1.5%. En los presupuestos de
años siguientes, 2011 y 2012, creció 8.7% y 12.4%, respectivamente. En su sitio de
Internet, la SSP no manifiesta una misión como tal pero sí da cuenta de sus objetivos:
Preservar la libertad, el orden y la paz públicos; salvaguardar la integridad y derechos de las personas; auxiliar a la Procuraduría General de la República y a los Poderes de la Unión; prevenir la comisión de delitos; desarrollar la Política de Seguridad Pública del Poder Ejecutivo Federal; proponer su Política Criminal; administrar el Sistema Penitenciario Federal y el relativo al tratamiento de menores infractores.9
Fuente: Cámara de diputados. “Leyes federales vigentes” en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm [consultado el 6 de agosto de 2012].
9 Secretaría de Seguridad Pública. “Objetivos” en http://www.ssp.gob.mx/portalWebApp/appmanager/portal/desk?_nfpb=true&_pageLabel=portals_portal_page_m2p1p2&content_id=810425&folderNode=810240&folderNode1=810219 [consultado el 12 de abril de 2012].
30.7%
40.1%
-1.5%
8.7% 12.4%
-5.0%
0.0%
5.0%
10.0%
15.0%
20.0%
25.0%
30.0%
35.0%
40.0%
45.0%
2007-2008 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
Gráfica 2. Incremento porcentual en el presupuesto de SSP
137
El presupuesto aprobado para la SECTUR en 2008 fue 46.1% mayor al que se le destinó en
2007 (véase Gráfica 3). Para el año siguiente, la tasa de crecimiento cayó pero se mantuvo
en un importante 15.5% de incremento. En 2010, la SECTUR enfrentó una caída de -1.7%
en su presupuesto mientras que el presupuesto de 2011 fue 18.3% mayor que el de 2010, y
el de 2012, 4.3% mayor que el 2011. Aun cuando para 2011 y 2012 el presupuesto no cayó,
el ritmo de crecimiento fue mucho menor que aquel con el que comenzó el sexenio. Según
los propios términos de la secretaría, la misión de la SECTUR es “conducir el desarrollo
turístico nacional, mediante las actividades de planeación, impulso al desarrollo de la
oferta, apoyo a la operación de los servicios turísticos y la promoción, articulando las
acciones de diferentes instancias y niveles de gobierno”.10
Fuente: Cámara de diputados. “Leyes federales vigentes” en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm [consultado el 6 de agosto de 2012].
10 Secretaría de Turismo. “Visión y misión” en http://www.sectur.gob.mx/es/sectur/sect_9_vision_y_mision [consultado el 12 de abril de 2012].
46.1%
15.5%
-1.7%
18.3%
4.3%
-10.0%
0.0%
10.0%
20.0%
30.0%
40.0%
50.0%
2007-2008 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
Gráfica 3. Incremento porcentual en el presupuesto de SECTUR
138
De 2007 a 2008 y de 2008 a 2009, el presupuesto de la SEDESOL creció de manera
importante (véase Gráfica 4): 29.9% y 26.5%, respectivamente. La tasa de crecimiento
disminuiría al año siguiente –a 15%– y aún más para 2011 – a .1%. De 2011 a 2012, habría
una pequeña recuperación en el presupuesto, de 5.4%. En el “Programa Sectorial de
Desarrollo Social 2007-2012”, se establece que
Uno de los objetivos fundamentales de la Secretaría de Desarrollo Social es contribuir al desarrollo humano sustentable a través del desarrollo de capacidades básicas de educación, salud, nutrición, alimentación y vivienda que permitan una mayor igualdad de oportunidades, en especial para la población en condiciones de pobreza.11
Fuente: Cámara de diputados. “Leyes federales vigentes” en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm [consultado el 6 de agosto de 2012].
11 Secretaría de Desarrollo Social. “Programa Sectorial de Desarrollo Social 2007-2012” en http://www.sedesol.gob.mx/work/models/SEDESOL/Resource/1600/1/images/Prog_Sectorial_WEB.pdf [consultado el 12 de abril de 2012].
29.9%
26.5%
15.0%
0.1%
5.4%
0.0%
5.0%
10.0%
15.0%
20.0%
25.0%
30.0%
35.0%
2007-2008 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
Gráfica 4. Incremento porcentual en el presupuesto de SEDESOL
139
Por último, el presupuesto de la SE crecería 23.8 y 23.6% de 2007 a 2008 y de 2008 a
2009, respectivamente. En los tres siguientes años crecería 1.4, 13.0 y 11.4% (véase
Gráfica 5). La misión de la SE es, en la propia formulación de la secretaría, “promover e
instrumentar políticas públicas y programas orientados a crear más y mejores empleos, más
y mejores empresas, más y mejores emprendedores”.12
Fuente: Cámara de diputados. “Leyes federales vigentes” en http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm [consultado el 6 de agosto de 2012].
Hay ciertas constantes en el crecimiento del presupuesto de estas secretarías. La primera de
ellas es que el mayor salto se da a comienzos del sexenio y, conforme avanza el periodo
presidencial, la tasa decrece casi de manera sistemática, cayendo incluso por debajo del
cero en algunos casos, para repuntar un poco en los últimos años. El año en el que es más
12 Secretaría de Economía. “Misión y Visión” en http://www.sedesol.gob.mx/work/models/SEDESOL/Resource/1600/1/images/Prog_Sectorial_WEB.pdf [consultado el 12 de abril de 2012].
23.8% 23.6%
1.4%
13.0% 11.4%
0.0%
5.0%
10.0%
15.0%
20.0%
25.0%
2007-2008 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
Gráfica 5. Incremento porcentual en el presupuesto de SE
140
frecuente que el presupuesto decrezca nominalmente es 2010, lo que muy probablemente se
debe a que el gobierno federal observó la necesidad de reducir sus expectativas de ingreso y
por ende de gasto, ante la crisis económica internacional que comenzó en 2008 y tuvo su
peor año en 2009.
Se puede traducir la predilección presupuestaria hacia determinadas secretarías en
preponderancia concedida a ciertas políticas públicas, retomando las misiones de las
dependencias. Dicho en otros términos, las principales políticas públicas federales, que son
uno de los dos elementos de la relación que nos ocupa en este capítulo, pueden inferirse a
partir de las misiones de las secretarías con mayor incremento presupuestario a lo largo del
sexenio. En esta proposición está supuesto que las secretarías utilizaron el incremento
presupuestario en pos del objetivo que plantea su misión.
Asumiendo sin conceder que las secretarías utilizaron su presupuesto para cumplir con su
misión, el incremento presupuestario de la SEGOB se habría usado para garantizar la
seguridad nacional, la convivencia armónica y el bienestar de había sido empleado para
preservar la libertad, el orden y la paz, a partir de garantizar los derechos de las personas,
por medio de la prevención del delito, el diseño e implementación de políticas de seguridad
y la readaptación social de los infractores. La SECTUR se habría dedicado a promover el
desarrollo del sector turístico nacional, mediante la planeación, promoción y coordinación
con otros niveles de gobierno. La SEDESOL habría promovido el desarrollo de
capacidades de los individuos y la creación de oportunidades, fortaleciendo así su libertad
para impulsar el proyecto de vida que elijan, especialmente en el caso de los más
141
necesitados. Por último, las políticas públicas de la SE habrían tenido como objetivo
mejorar empleos, empresas y emprendedores. Estas habría sido, grosso modo, las
principales políticas públicas federales a lo largo del sexenio, aquellas a las que la
Presidencia concedió mayor importancia.
Prioridades legislativas del PAN en la Cámara de diputados
En la Cámara de diputados hay tres tipos de comisiones: ordinarias, especiales y de
investigación.13 Para efectos de este trabajo, nos ocuparemos de las comisiones ordinarias,
analizando cuáles fueron presididas por panistas en las legislaturas LX (2006-2009) y LXI
(2009-2012), las dos con las que le tocó coincidir a Calderón como titular del Ejecutivo.
Las comisiones ordinarias están compuestas por un número determinado de diputados, que
varía de una a otra. Los diputados que integran la comisión eligen al presidente de la
misma. Así, el presidente es integrante del grupo parlamentario que cuenta con la mayoría
en dicha comisión.
El porcentaje de comisiones en las que cada partido tiene mayoría es proporcional al
porcentaje que representan sus diputados entre el total. Así, la cantidad de comisiones
presididas por cada partido no es consecuencia de negociaciones y acuerdos sino de la
integración de la cámara, que deriva del voto de los ciudadanos y del diseño institucional
bajo el cual los votos se traducen en curules. Lo que sí es fruto de negociación entre
bancadas, y que ciertamente trasluce sus agendas, es cuáles comisiones buscan presidir. Al
final del día, podría sostenerse que las comisiones que un partido preside son
13 También hay comisiones bicamerales, pertenecientes tanto a la Cámara baja como a la alta, que para los propósitos del presente trabajo no se toman en consideración.
142
suficientemente relevantes en su agenda como para que valga la pena internalizar los costos
asociados con obtener la mayoría al interior de estas. Estos costos tienen que ver,
fundamentalmente, con el desgaste que supone la negociación y con el costo de
oportunidad implícito en perder la posibilidad de presidir otras comisiones, que quedarán
presididas por integrantes de otros grupos parlamentarios.
La legislatura LX comenzó sus trabajos con 43 comisiones ordinarias, y en diciembre de
2006, con apenas tres meses en funciones, los diputados aprobaron la creación de la
Comisión de Derechos Humanos,14 lo que elevaría el número de comisiones ordinarias a 44.
Este número se mantendría durante la LXI legislatura, cuando menos hasta diciembre de
2011, mes en que se escribe el presente capítulo.
En la LX legislatura, el PAN presidiría 16 comisiones ordinarias: Atención a Grupos
Vulnerables; Defensa Nacional; Derechos Humanos; Desarrollo Metropolitano; Economía;
Energía; Fomento Cooperativo y Economía Social; Fortalecimiento del Federalismo;
Función Pública; Gobernación; Población, Fronteras y Asuntos Migratorios; Presupuesto y
Cuenta Pública; Reforma Agraria; Relaciones Exteriores; Salud; y Trabajo y Previsión
Social.15
En la LXI legislatura, el PAN tendría mucho menos diputados que en la LX, por la debacle
electoral –que significaron las elecciones de 2009, y presidiría apenas 13 comisiones, tres 14 Redacción. “Instalan en San Lázaro Comisión de Derechos Humanos”. El Porvenir. Monterrey: 22 de diciembre de 2006. 15 Sistema de Información Legislativa. “Integración de comisiones de la LX legislatura” en http://sil.gobernacion.gob.mx/Contenidos/AC_20061011_IntegracionComisiones_LX_Legislatura.pdf [consultado el 12 de abril de 2012].
143
menos que en la legislatura anterior: Cultura; Desarrollo Rural; Distrito Federal; Energía;
Equidad y Género; Fortalecimiento al Federalismo; Gobernación; Hacienda y Crédito
Público; Juventud y Deporte; Población, Fronteras y Asuntos Migratorios; Salud;
Seguridad Pública; y Vivienda.16
Ahora bien, relacionando las secretarías de Estado con mayor incremento porcentual en su
presupuesto entre 2007 y 2012, con las comisiones ordinarias presididas por panistas en la
Cámara de diputados, es posible observar consonancias y disonancias entre las principales
políticas públicas federales y la agenda del PAN en la Cámara baja. Como decíamos en la
sección anterior, las cinco secretarías con mayor incremento presupuestario fueron SEGOB,
SSP, SECTUR, SEDESOL y SE. De las comisiones relacionados con SEGOB, el PAN
presidió la de Gobernación y la de Población, Fronteras y Asuntos Migratorios, en ambas
legislaturas, y la de Derechos Humanos en la LX, a partir del mes de diciembre de 2006,
cuando fue creada. De entre las comisiones relacionadas con seguridad, el PAN presidiría
la Comisión de Seguridad Pública en la LXI legislatura. En lo que respecta a las comisiones
vinculadas con SECTUR, el PAN no tuvo en los seis años la presidencia de la Comisión de
Turismo, la única vinculada con esta dependencia. La Comisión de Atención a Grupos
Vulnerables, asociada con las competencias de SEDESOL, fue encabezada por un panista
en la LX legislatura. Por último, de las comisiones presididas por el PAN en la LX
legislatura, dos –Economía, y Fomento cooperativo y economía social– están vinculadas
con las funciones de SE, y ninguna de las presididas por el PAN en la LXI se asocia con la
16 Grupo de Estrategia Política. “Presidentes de comisiones legislativas” en http://www.gep.com.mx/es/nr/COMISIONES%20ORDINARIAS%20DE%20LA%20CÁMARA%20DE%20DIPUTADOS.pdf [consultado el 12 de abril de 2012].
144
SE.
En suma, de las 29 comisiones en las que el PAN tendría mayoría, y que por ende
presidiría, en las legislaturas LX y LXI, solo nueve están vinculadas con alguna de las
cinco secretarías proporcionalmente más beneficiadas presupuestariamente entre 2007 y
2012. La única consonancia clara entre la distribución del egreso federal por secretarías y
las comisiones presididas por panistas en la Cámara de diputados es que mientras SEGOB
ocupa el primer lugar de todas las secretarías en materia de crecimiento presupuestario, en
ambas legislaturas fueron panistas quienes encabezaron los trabajos de dos comisiones
ordinarias vinculadas a SEGOB: Gobernación, y Población, Fronteras y Asuntos
Migratorios. Legislativamente, la SE fue la segunda secretaría más atendidas de las cinco
consideradas, en tanto panistas presidieron dos comisiones asociadas con ella.
Posteriormente, aparecen SSP y SEDESOL con una cada una y, al final, SECTUR con
ninguna comisión.
Prioridades legislativas del PAN en la Cámara de senadores
Al igual que en la Cámara de diputados, en la de senadores hay tres tipos de comisiones:
ordinarias, especiales, y de investigación. En su forma de integración y en la manera como
eligen a su presidente, las comisiones de la Cámara de senadores funcionan igual que las de
diputados. De nueva cuenta, al igual que en la Cámara baja, el porcentaje de comisiones en
las que cuenta con mayoría un partido es proporcional a su porcentaje de senadores. Así, lo
que está en juego en la negociación para integrar las comisiones no es en cuántas tendrá
mayoría cada partido (y por ende cuántas presidirá) sino más bien cuáles serán.
145
A lo largo del periodo bajo análisis, hubo dos legislaturas en la Cámara de senadores, la LX
(2006-2009) y LXI (2009-2012). A diferencia de los diputados, que solo duran tres años en
el cargo, los senadores duran seis. En consecuencia, estas dos legislaturas estuvieron
conformadas por los mismos senadores, salvo aquellos que dejaron su escaño por razones
de distinto tipo pero no relacionadas con la finalización de su periodo. Lo que sí puede
cambiar de una legislatura a otra es la integración de las comisiones legislativas, dado que
la integración de cada una de ellas dura tres años. Sin embargo, en el caso de las dos
legislaturas en cuestión, no hubo cambios en las comisiones que presidía cada partido.
El 1 de septiembre de 2006, la LX legislatura del Senado comenzó sus trabajos con 48
comisiones ordinarias. Uno de los primeros acuerdos del recientemente integrado cuerpo
legislativo fue aumentar su número a 57, con la creación de las comisiones de Atención a
Grupos Vulnerables; Límites de las Entidades Federativas; Radio, Televisión y
Cinematografía; y Seguridad Pública; y la división en dos de seis comisiones, que serían
Asuntos Fronterizos; Educación y Cultura; Salud y Seguridad Social; Desarrollo Municipal
y Federalismo; Puntos Constitucionales y Reforma del Estado; y Relaciones Exteriores-
Europa y África.17 Por su parte, la LXI legislatura comenzaría sus trabajos con las 57
comisiones con las que cerró la legislatura precedente, y en noviembre de 2009 se
anunciaría la creación de dos más, la de Participación Ciudadana y la de Protección Civil,
con lo que el número se incrementaría a 59.18
17 Sistema de Información Legislativa. Op. cit. 18 Elba Mónica Bravo. “En el Senado se olvidan del tema de la austeridad”. Milenio. México: 11 de abril de 2009.
146
En ambas legislaturas el PAN presidiría 23 comisiones ordinarias:19 Agricultura; Asuntos
Fronterizos Norte; Asuntos Indígenas; Atención a Grupos Vulnerables; Biblioteca y
Asuntos Editoriales; Desarrollo Municipal; Educación; Equidad y Género; Estudios
Legislativos; Fomento Económico; Hacienda y Crédito Público; Justicia; Marina;
Población y Desarrollo; Reforma Agraria; Relaciones Exteriores (RE)-América del Norte;
RE-Organismos Internacionales; RE-Organizaciones No Gubernamentales; RE-América
Latina y El Caribe; Salud; Seguridad Pública; Seguridad Social; y Turismo.20
Para establecer la relación entre las principales políticas públicas federales y la agenda del
PAN en el Senado, analizaremos las comisiones presididas por el PAN que guardan
relación con alguna de las secretarías de Estado que recibieron mayor incremento
presupuestario entre 2007 y 2012. La Secretaría de Gobernación encabeza la lista de las
secretarías más beneficiadas económicamente. Por su parte, el PAN encabezó tres
comisiones asociadas con las tareas de esta secretaría: Asuntos Fronterizos Norte;
Desarrollo Municipal; y Población y Desarrollo. De entre las comisiones relacionadas con
seguridad, el PAN presidiría dos, Justicia y Seguridad Pública. En lo que respecta a las
comisiones vinculadas con SECTUR, el PAN tuvo mayoría en la Comisión de Turismo, la
única vinculada de manera directa con esta dependencia. Las comisiones de Asuntos
Indígenas y Atención a Grupos Vulnerables, asociadas con las competencias de SEDESOL,
19 La presidencia de la comisión ordinaria de Administración es rotativa entre los distintos grupos parlamentarios. Por ende, al PAN le tocó presidirla. Sin embargo, no sería preciso incluirla en el número total de las presididas por el PAN porque encabezarla no depende de contar con la mayoría en su interior ni es consecuencia de un proceso de negociación. 20 Sistema de Información Legislativa. Op. cit.
147
fueron encabezadas por panistas entre 2007 y 2012. Por último, solo una de las encabezadas
por panistas –Fomento económico– está vinculada con las funciones de la SE.
De las 23 comisiones del Senado en las que el PAN tuvo mayoría, nueve están asociadas
con alguna de las cinco secretarías federales con mayor incremento presupuestario.
Ultimadamente, ninguna de estas secretarías se quedaría sin comisiones aliadas en el
Cámara alta. SEGOB, la secretaría con mayor incremento presupuestario, mantendría
relación con tres comisiones senatoriales presididas por panistas; SSP y SEDESOL con dos
cada una; y, por último, SECTUR y SE con una. Aun cuando fueron menos las comisiones
presididas por panistas en el Senado que en las dos legislaturas de la Cámara de diputados
(23 vs. 29), es idéntico el número de comisiones vinculadas con las principales políticas
públicas federales presididas por panistas, lo que se traduce en que se le concedió mayor
importancia a la agenda presidencial en la negociación de comisiones en el Senado que en
la Cámara de diputados.
Las sesiones del Consejo Nacional: producción discursiva mediatizada
Según lo que se establece en el sitio oficial del PAN,
El Consejo Nacional es un importante órgano de reflexión y decisión del partido. Elige al Presidente Nacional y a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional. ���Aprueba también los presupuestos anuales de ingresos y egresos; nombra al tesorero nacional e integra las comisiones permanentes, de Vigilancia, de Orden, de Conciliación y Defensa de los Derechos de los Militantes. Aprueba las plataformas electorales federales y decide la participación del PAN en las elecciones federales.21
21 Partido Acción Nacional. “Consejo Nacional” en http://www.pan.org.mx/portal/estructura [consultado el 12 de abril de 2012].
148
El Consejo está integrado por el presidente y los ex presidentes del partido, Presidente de la
República (en caso de ser panista), gobernadores blanquiazules, presidentes de los comités
directivos estatales y poco más de una decena de altos funcionarios del CEN del PAN. Son
también integrantes del Consejo Nacional 300 panistas elegidos por la Asamblea Nacional,
que es la autoridad suprema del partido, compuesta por los presidentes de los comités
directivos estatales, delegados de todos los comités municipales e integrantes del CEN y del
Consejo Nacional.22
Por la gran cantidad de integrantes de la Asamblea Nacional –supera los tres mil–, se le
reserva para decisiones asociadas con la alteración de estatutos o doctrina. De cara a
analizar la agenda partidista del PAN, que es nuestro objetivo en la presente sección, se
requiere analizar la producción discursiva de un órgano tomador de decisiones importantes
y que acompañe los procesos electorales y legislativos del partido, y no solo sus
modificaciones estatutarias o doctrinarias. En función de estos criterios, el órgano cuya
producción discursiva resulta más pertinente analizar es el Consejo Nacional, que –por
reglamento– se reúne una vez al año y decide las grandes directrices del accionar político
del partido, mientras el CEN las pone en operación.
En el artículo 48 de la “Reforma de los estatutos generales del PAN aprobada por la XVI
Asamblea Nacional extraordinaria” se establece que
22 Partido Acción Nacional. “Reforma de los estatutos generales del PAN aprobada por la XVI Asamblea Nacional extraordinaria” en http://www.pan.org.mx/XStatic/pan/docs/espanol/estatutospan.pdf [consultado el 12 de abril de 2012].
149
El Consejo Nacional se reunirá en sesión ordinaria cuando menos una vez al año, en el lugar y fecha que determine la convocatoria expedida por el Comité Ejecutivo Nacional. El Consejo Nacional será convocado a sesión extraordinaria por el Presidente del Comité Ejecutivo Nacional cuando éste lo estime necesario, o cuando se lo pida el propio Comité, la Comisión Permanente del Consejo, una tercera parte de los integrantes del mismo Consejo o diez Comités Directivos Estatales.23
Analizaremos la mediatización de la producción discursiva de las siete sesiones ordinarias
que sostuvo el Consejo Nacional entre 2007 y 2012, a partir de búsquedas en Internet de
noticias que contengan las palabras “Consejo Nacional PAN” entre dos días antes y dos
días después del día o de los días de la sesión.24 Se opta por analizar la mediatización de la
producción discursiva del Consejo Nacional (es decir, por una suerte de análisis de la
producción discursiva sobre la producción discursiva) porque en ella se destacan los
principales temas de las sesiones de Consejo Nacional, y son precisamente estos temas los
que nos permiten clarificar cuáles fueron los elementos clave de la agenda partidista del
PAN en el periodo estudiado.
La primera sesión ordinaria del Consejo Nacional con Calderón como Presidente, se
celebró el 5 de abril de 2008.25 En un inicio, se tenía contemplado que la sesión se
prolongara hasta el domingo 6 pero esto no fue necesario pues se desahogaron todos los
temas en un solo día. Algunos de los asuntos tratados más comentados por la prensa fueron
la aprobación del plan trianual de trabajo, del presupuesto para este año, la discusión en
torno de reformas estatutarias que serían llevadas ante la Asamblea Nacional para su
23 Idem. 24 El portal en el que hicimos estas búsquedas fue http://news.google.com/nwshp?hl=en&tab=wn [consultado el 12 de abril de 2012]. 25 En todo 2007 no se celebró sesión alguna, contraviniendo con ello los estatutos del partido.
150
votación y, por último, el debate en torno a la reforma energética, con la presencia de la
entonces secretaria de Energía, Georgina Kessel.
El plan trianual se formuló colocando como centro las elecciones del año por venir, siendo
uno de los puntos clave la conformación de una Comisión para la Organización Territorial
del PAN, presidida por quien había dejado de ser secretaria de Desarrollo Social apenas tres
meses antes, Beatriz Zavala. La reformas estatutarias, que se pondrían a consideración de la
Asamblea Nacional a fines del mismo mes, y que esta aprobaría, tenían también una
orientación claramente electoral, pues consistían en la creación de una Comisión Nacional
Electoral y un Registro Nacional de Miembros, además de la aprobación de nuevos
métodos de elección de candidatos. El entonces presidente del partido, Germán Martínez,
señaló que los cambios en la organización territorial del PAN y en los estatutos tenían
como hilo conductor la voluntad del partido de acerarse a la sociedad, tanto en el momento
de las campañas –fortaleciendo las campañas “por tierra”, de contacto directo con los
electores– como desde antes, en la elección de candidatos.
La sesión ordinaria que siguió a la del 5 de abril se llevó a cabo el 6 de diciembre de 2008.
Además de que se aprovechó el encuentro para rendir homenaje a quien fuera secretario de
Gobernación en el sexenio de Vicente Fox, Carlos Abascal, fallecido en los días previos al
evento, se aprobó la inclusión como consejeros nacionales del ex presidente Fox y del
entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont. Uno de los temas torales de la
reunión fue la estrategia electoral del PAN para 2009. En este contexto, se instruyó al CEN
para que adecuara los plazos de elección de candidatos blanquiazules a los plazos marcados
151
por la ley para elecciones constitucionales. Además, se resolvió respaldar a los entonces
dirigentes del partido de cara a los comicios del año por venir. En su intervención, el
presidente Calderón garantizó que su gobierno no interferiría en el curso de las elecciones e
instó a los panistas a estar preparados para un agudo escrutinio de la labor del gobierno
federal durante el periodo de campañas, que tendría que ser contrarrestado con permanente
cercanía con los ciudadanos a través no solo de los medios electrónicos sino de la
organización territorial del partido.
La primera sesión ordinaria del Consejo Nacional durante 2009 se celebró el 14 de febrero.
Uno de los asuntos que se aprobaron fue la propuesta del presidente Germán Martínez para
solicitar un crédito de 400 millones de pesos que permitiera financiar la campaña electoral
de aquel año. Los demás temas ampliamente mediatizados también tenían que ver con las
elecciones en puerta. Por un lado, la presentación y aprobación de la estrategia electoral,
expuesta por el encargado de su diseño y operación, César Nava, y de la plataforma
electoral 2009-2012. Por el otro lado, en el discurso con el que abrió la sesión, Martínez
enfatizó que México no era un Estado fallido y que más bien lo había sido cuando los
gobiernos de otros sexenios permitían que los criminales actuaran con total impunidad.
2010 fue un año con tres sesiones ordinarias: 13 de febrero, 19 de junio, y 4 y 5 de
diciembre. La sesión del 13 de febrero sirvió como marco para que el entonces presidente
nacional del PAN, César Nava, quien había sustituido en agosto de 2009 a Martínez
Cázares, defendiera las coaliciones electorales con partidos de izquierda en estados donde
nunca había perdido el PRI desde su fundación, como Durango, Hidalgo, Oaxaca y Puebla.
152
Además, Nava insistió que las coaliciones no solo buscaban desplazar al PRI del gobierno
sino además integrar gabinetes y agendas gubernamentales comunes con los partidos con
los que se había establecido la coalición. El Consejo Nacional aprobó por unanimidad un
acuerdo en el que se manifestaba respaldo absoluto a dichas coaliciones. La oposición del
ex presidente del PAN Manuel Espino a las coaliciones con la izquierda fue muy
comentada por los medios consultados. Otro de los temas sobre el que fueron interrogados
algunos actores clave del partido fue la salida del entonces secretario de Gobernación
Fernando Gómez Mont del PAN, oficializada el 10 de febrero de ese año, apenas tres días
antes de la sesión del Consejo Nacional; las interpretaciones más difundidas apuntaron a la
desaprobación de Gómez Mont de las coaliciones electorales con la izquierda.
La sesión del 19 de junio estuvo centrada en la jornada electoral que se sostendría el 5 de
julio. En su intervención, Nava calificó de “feudalistas” a los gobernadores priístas de los
estados donde nunca había habido alternancia y de “feuderalismo” a la política que habían
creado. En consecuencia, alentó a los candidatos panistas y a los de la coalición con la
izquierda a continuar intensamente con sus campañas para alcanzar el triunfo. En los días
previos a esta sesión, se habían dado a conocer audios en los que presuntamente se
involucraba al gobernador priísta de Veracruz, Fidel Herrera, en la repartición de bienes a
cambio del voto por el PRI. Este hecho fue muy comentado por varios de los consejeros
nacionales del PAN, y algunos incluso hablaron de proceder por la vía jurídica contra
Herrera. Otro de los temas importantes fue la creación de las comisiones de Seguimiento y
Evaluación Estratégica del partido, Orden, Vigilancia, Vigilancia del Registro Nacional de
Miembros, Doctrina y Conciliación y Defensa de los Derechos de los Militantes.
153
El dato más destacado de la sesión del Consejo Nacional panista celebrada el 4 y 5 de
diciembre de 2010 fue la elección como presidente nacional de Gustavo Madero. Además,
se eligieron a los cuarenta integrantes del CEN, quienes acompañarían al recientemente
electo Madero en el cumplimiento de sus funciones. Dentro de la cobertura mediática en
torno a la integración del CEN, se destaca la presencia de 14 mujeres (entre ellas Eufrosina
Cruz, indígena oaxaqueña que presidiría la Comisión de Asuntos Indígenas) y la gran
cantidad de panistas cercanos a Madero que lograron ocupar un lugar. La prensa también
dio luz sobre los aliados de los candidatos perdedores a la presidencia nacional –Blanca
Judith Díaz, Cecilia Romero, Francisco Ramírez Acuña y Roberto Gil– que se integraron al
CEN.
El 5 y 6 de marzo se celebró la única sesión ordinaria del Consejo Nacional en 2011. En
ella, el presidente nacional Madero señaló que resultaba 99.99% probable que el candidato
presidencial del PAN fuera un panista y no un ciudadano independiente. Aun con ello,
Madero señaló que todas las candidaturas panistas estaban abiertas a ciudadanos
interesados en buscar un puesto de elección popular. En la sesión, el presidente Calderón y
el ex presidente Fox se manifestaron en favor de que el partido abriera todas sus
candidaturas a ciudadanos independientes, incluyendo la presidencial, por lo que la
declaración de Madero se interpretó como una respuesta ante esta intención. De cara
también a las elecciones de 2012, se afinaron algunas reglas que imperarían en las
contiendas internas, aunque –según la prensa– no fueron modificaciones de fondo. Además,
se incluyó en la Comisión Redactora de la Plataforma Electoral para las elecciones
154
federales de 2012 al ex presidente Vicente Fox, a algunos ex gobernadores, a todos los
gobernadores en funciones, a secretarios de Estado y a distintos legisladores.
La vinculación entre las principales políticas públicas del sexenio y la agenda legislativa
del PAN es más bien tenue. Las secretarías de Estado que recibieron mayor incremento
presupuestario en el sexenio, lo que puede traducirse como que implementaron las políticas
públicas más relevantes para la Presidencia, se enfocaron en garantizar la seguridad
nacional, la convivencia armónica y el bienestar de los mexicanos en el marco de un Estado
de derecho (SEGOB); preservar la libertad, el orden y la paz públicos (SSP); promover el
desarrollo del sector turístico nacional (SECTUR); desarrollar las capacidades de los
individuos y crearles oportunidades, especialmente a los más necesitados (SEDESOL); y,
por último, mejorar los empleos, las empresas y los emprendedores (SE). En la Cámara de
senadores, el interés presidencial en estas políticas públicas se tradujo de manera más clara
que en la de diputados, cuando menos en la negociación para contar con mayoría panista en
las comisiones ordinarias vinculadas con estas secretarías. De entre estas cinco secretarías,
la que contó con más comisiones ordinarias vinculadas con sus competencias fue la de
Gobernación, en ambas cámaras. Sin embargo, aun en la Cámara de senadores, y todavía
más en la de diputados, las decisiones de política pública del gobierno federal se tradujeron
de manera tenue en la agenda legislativa que se traslució a partir de la integración de los
comisiones.
Por su parte, la agenda partidista del PAN, leída a través de la producción discursiva del
Consejo Nacional del partido, estuvo fuertemente centrada en trámites administrativos del
155
partido, en la definición de quiénes ocuparían los puestos de autoridad y, sobre todo, en las
decisiones de cara a los distintos procesos electorales. En este aspecto del funcionamiento
interno del PAN, prácticamente no hubo eco de las principales políticas publicas del
sexenio.
156
Capítulo VI. Políticas públicas federales y discursos electorales panistas1
El presente capítulo busca comprender la relación que guardan las principales políticas
públicas del sexenio de Calderón, ya descritas en el capítulo anterior, con la producción de
discursos electorales panistas entre 2007 y 2011. Para tal efecto, haremos una búsqueda de
prensa para encontrar los principales ejes del discurso de las campañas panistas a
gobernador y además destacaremos los aspectos clave de la plataforma electoral del PAN
para los comicios federales de 2009. Por otra parte, pondremos en relieve el papel de la
Presidencia en la política de coaliciones del PAN con partidos de izquierda durante 2010.
Para finalizar, relacionaremos estos discursos, tanto los de nivel estatal como nacional, con
las principales políticas públicas federales a lo largo del sexenio, definidas –como en el
capítulo anterior– como aquellas implementadas por las secretarías que recibieron mayor
incremento en su presupuesto entre 2007 y 2012.
El análisis de esta relación pretende abrir otro plano para comprender la relación entre la
Presidencia y el PAN entre 2006 y 2012, principal objeto de estudio de la presente
investigación. Tal como en los capítulos anteriores, el ángulo que se adopta en este no
pretende ser exhaustivo. La intención es analizar un ángulo más –a saber, la relación entre
las principales políticas públicas federales y la producción discursiva en campañas
electorales panistas– que abone, desde una perspectiva distinta y complementaria a las
planteadas anteriormente, a la comprensión del objeto en cuestión.
1 El presente capítulo se escribió a comienzos de 2012, por lo que la última elección de gobernador considerada es la de Michoacán, celebrada el 13 de noviembre del año previo. Por la misma razón, solo se considera la plataforma para la elección de diputados federales de 2009, no la de 2012.
157
La literatura sobre partidos políticos es abundante. La dinámica interna de los partidos así
como la relación entre ellos en lo que se ha venido a llamar “sistema de partidos”, son
tópicos clásicos de los estudios políticos. Para los propósitos de la presente investigación,
no interesa recuperar trabajos empíricos sobre partidos políticos, sino más bien
elaboraciones teóricas sobre la materia, con miras a emplearlas como marco conceptual que
guíe la investigación que se propone en el presente capítulo.
En su libro Partidos y sistemas de partidos, el politólogo italiano Giovanni Sartori detecta
una grave falla metodológica en uno de los libros clásicos sobre partidos políticos, Los
partidos políticos del sociólogo francés Maurice Duverger.2 Según Sartori, “Resulta
interesante que en la obra clásica de Duverger nunca se plantee la cuestión de ‘qué
queremos decir al utilizar el término de partido’”.3 A partir de esta insuficiencia conceptual
de Duverger, Sartori emprende una discusión teórica a partir de autores que sí han definido
a los partidos, y termina por proponer lo que llama una “definición operativa”, es decir, no
solo relevante heurísticamente sino también útil para la investigación empírica. “Un partido
–señala Sartori– es cualquier grupo político que se presenta a las elecciones y que puede
colocar mediante elecciones a sus candidatos en cargos públicos”.4 Será esta la definición
que utilizaremos a lo largo del presente capítulo.
Así, para Sartori, la participación o no participación de un grupo político en elecciones es lo
que define si es un partido o no. Si bien es cierto que existen varias perspectivas para
2 Maurice Duverger. Los partidos políticos. México: Fondo de Cultura Económica, 1987. 3 Giovanni Sartori. Partidos y sistemas de partidos. Op. cit., p. 93. 4 Ibid., p. 101.
158
analizar a los partidos políticos, la definición adoptada supone que la perspectiva electoral
se vuelva la más importante. En consecuencia, la definición de Sartori es particularmente
propicia para respaldar teóricamente el análisis de la dimensión electoral de un partido
político, como es el objetivo del presente capítulo.
Como quedó patente en el capítulo anterior, la producción discursiva del Consejo Nacional
del PAN estuvo centrada en los procesos electorales. Si bien es cierto que en ocasiones
hubo posicionamientos de este órgano sobre temas ajenos a lo electoral, la inmensa mayoría
de las notas de prensa acerca de los trabajos del Consejo Nacional hacían referencia a
decisiones de corte claramente electoral. Por otro lado, es difícil negar que la debacle
electoral de 2009 significó un fuerte golpe para el PAN, que afectó sensiblemente la
legitimidad de las élites partidistas vinculadas con la Presidencia, lo que se expresó de
manera particularmente elocuente con la renuncia de Germán Martínez a la presidencia
nacional.
El ángulo abordado en este capítulo aparece desplegada en cuatro secciones. Primero se
analiza la producción discursiva de las campañas a gobernador de los candidatos del PAN
entre 2007 y 2011 –ya fuera en solitario o con otros partidos. Posteriormente, se revisan los
ejes principales de la plataforma electoral del PAN en las elecciones intermedias de 2009.
En la penúltima sección, se da cuenta del papel que desempeñó la Presidencia en la política
de coaliciones con la izquierda por la que se decantó el panismo en algunos estados durante
2010. Se concluye con una descripción de la relación entre los discursos electorales
panistas, la dinámica que dio pie a la política de coaliciones y las principales políticas
159
públicas del gobierno federal de lo largo del sexenio, tratando de establecer convergencias
y divergencias.
Discursos electorales
Entre 2007 y 2011 se eligió gobernador en 26 estados. Estos 26 comicios se distribuyeron
en ocho jornadas electorales: 20 de mayo y 5 de agosto de 2007; 5 de julio de 2009; 4 de
julio de 2010; y 30 de enero, 6 de febrero, 3 de julio y 13 de noviembre de 2011. Los
candidatos apoyados por el PAN, obtuvieron el triunfo en seis de estos estados, es decir, en
un 23% de los casos.5 De estos seis triunfos, la mitad fueron en coalición con la izquierda –
Oaxaca, Puebla y Sinaloa– y la otra mitad se dieron con el PAN compitiendo en solitario,
en coalición con partidos regionales o con el PANAL –Baja California, Baja California Sur
y Sonora. En lo sucesivo, analizaremos la producción discursiva de las campañas panistas a
gobernador, siguiendo un orden cronológico. Al igual que en el capítulo anterior, cuando
analizamos la producción discursiva del Consejo Nacional, nos remitiremos a la cobertura
periodística de las campañas, es decir, a la mediatización escrita de su producción
discursiva (una suerte de producción discursiva sobre la producción discursiva) porque en
la mediatización se destacan los principales elementos comunicativos de las campañas.6
El 20 de mayo de 2007 solo se celebró una elección de gobernador, en Yucatán. La
ganadora fue la priísta Ivonne Ortega Pacheco, con 50% de la votación efectiva, relegando
al segundo lugar al candidato del PAN, Xavier Abreu Sierra, quien se quedó con el 42%. El 5 El caso de Guerrero no se considera como un triunfo del candidato panista. En las elecciones del 30 de enero de 2011, el panista Marcos Efrén Parra Gómez declinó a favor del candidato de los partidos de izquierda, Ángel Heladio Aguirre Rivero. Sin embargo, nunca se registró una alianza formal entre el PAN y la izquierda ni hubo apoyo de parte del PAN a Aguirre desde el inicio de la contienda. 6 El portal en el que hicimos estas búsquedas fue http://news.google.com/nwshp?hl=en&tab=wn.
160
PRI fue en coalición con el PVEM y un partido local, Alianza por Yucatán; el PAN, por su
parte, se alió con el PANAL. La prensa refiere continuamente al intercambio de
acusaciones de “guerra sucia” entre los distintos aspirantes, y sobre todo entre Ortega y
Abreu. En algunos momentos, parecía que la elección iba a ser cerrada, lo que
probablemente alentó el denuesto del adversario. La prensa consultada recogió pocas de las
propuestas de Abreu. Una de las mencionadas fue la promesa de Abreu de generar 180,000
nuevos empleos; la planteó en el marco del segundo debate entre candidatos.
En la jornada del 5 de agosto del mismo año se eligió solo al gobernador bajacaliforniano.
Obtendría el triunfo el panista José Guadalupe Osuna Millán, con 50% de los votos,
superando al priísta Jorge Hank Rhon por seis puntos porcentuales. Los panistas fueron en
coalición con el PANAL y con un partido estatal, Encuentro. El PRI, por su parte, se
presentaría a la elección aliado con el PVEM y el local Partido Estatal de Baja California.
La prensa recoge pocas propuestas formuladas por Osuna. Una de las ellas fue desarrollar
infraestructura carretera por todo el estado. La contienda estuvo salpicada de tensiones
entre los dos candidatos punteros, especialmente por la polémica personalidad y estilo de
vida del candidato del PRI, que sirvió como “carne de cañón” para los panistas. Uno de los
puntos más conflictivos fue la denuncia de Osuna de que había en el estado priístas
provenientes del estado de México (el natal de Hank), presuntamente interesados en
intervenir en la elección.
El 5 de julio de 2009 hubo seis elecciones de gobernador, de las cuales el PAN ganaría solo
una, la de Sonora. En Campeche, Fernando Ortega, candidato del PRI-PANAL, obtendría
161
el triunfo sobre el panista Mario Ávila, superándolo por ocho puntos porcentuales (43% vs.
51%). A partir de lo que puede leerse en prensa, Ávila prometió trabajar en la
regularización de terrenos y en la construcción de vivienda, así como en el fortalecimiento
de la inversión y, por ende, en el crecimiento del empleo. Ortega y Ávila entraron en una
dinámica de “guerra de encuestas”, es decir, utilizaron métricas propias y ajenas para
sostener que eran líderes en la contienda. En Colima, la historia sería semejante a la de
Campeche: Mario Anguiano, candidato de la dupla PRI-PANAL, superaría 51% contra
45% a Martha Sosa, postulada por el PAN y por el partido estatal Asociación por la
Democracia Colimense. La elección estuvo atravesada por acusaciones entre los dos
principales candidatos y marcada por una carencia de propuestas, o cuando menos es lo
que se concluye al analizar la prensa. De parte de los detractores del candidato tricolor, la
acusación más fuerte fue el presunto vínculo de un hermano de Mario Anguiano con
narcomenudistas; la respuesta del PRI consistió en acusar al entonces secretario federal de
Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Alberto Cárdenas, de
haber utilizado políticas de fomento productivo en favor de Sosa.
En Nuevo León también ganó el candidato priísta, Rodrigo Medina. Para esta justa el
partido tricolor no formó coalición con el PANAL sino que se unió al PVEM y a dos
partidos estatales, el Demócrata y la Cruzada Ciudadana. Contra Medina contendió el
panista Fernando Elizondo, quien terminaría perdiendo 49% contra 43%. El eje del
discurso electoral de Elizondo fue la seguridad, comprometiéndose a combatir la
delincuencia con mejores policías y sin corrupción en los órganos encargados de
garantizarla. Otro de los temas clave fue la deuda que dejaba el gobierno saliente de
162
Natividad González Parás, contra quien Elizondo arremetió enérgicamente acusando a los
priístas de irresponsabilidad en el manejo de las finanzas públicas.
En Querétaro, el PRI fue en coalición con el PANAL, y presentó como candidato a José
Calzada, quien vencería al panista Manuel González Valle 47% contra 42%. González
Valle centró su plataforma en tres pilares básicos: desarrollo humano integral, en donde
hizo hincapié en la salud y la educación; desarrollo económico con sentido social, centrado
en infraestructura, servicios públicos y apoyo a las regiones más rezagadas del estado; y
una política de seguridad integral. La elección de gobernador en San Luis Potosí la ganó
Fernando Toranzo, de la coalición integrada por el PRI, PVEM y el estatal Partido
Socialdemócrata. Toranzo obtuvo el 45% de la votación efectiva, relegando al segundo
lugar al senador panista con licencia Alejandro Zapata, abanderado del PAN-PANAL,
quien logró 42%. Las propuestas de Zapata se centraron en inversión al campo, defensa del
Estado de derecho (particularmente en materia de seguridad pública), así como en el
fortalecimiento de las políticas sociales focalizadas. Sonora sería el único estado que el
PAN lograría ganar en esta jornada: Guillermo Padrés venció a Alfonso Elías Serrano, del
PRI, PANAL y PVEM, con 464,865 contra 425,050. La información recuperada por la
prensa prácticamente deja de lado las propuestas. Abundan las referencias a una disputa
entre los candidatos punteros en torno a la campaña mediática de Padrés y alusiones
continuas al incendio de la guardería ABC de Hermosillo, hecho que habría afectado
electoralmente al candidato del gobernante partido tricolor.
163
El 4 de julio de 2010 hubo 12 elecciones de gobernador. Fue precisamente en esta jornada
que el PAN desplegó su política de coaliciones con la izquierda, particularmente en
aquellos estados donde nunca había ganado un partido distinto al PRI. De las 12 elecciones,
los candidatos apoyados por el PAN ganaron apenas tres, todas en coalición con la
izquierda: Oaxaca, Puebla y Sinaloa, donde nunca había habido alternancia. La política de
coaliciones con la izquierda se abordará en la siguiente sección, dentro de este mismo
capítulo. Por el momento, baste con describir los principales ejes del discurso electoral
generado por los candidatos apoyados por el PAN para la jornada del 4 de julio de 2010.
En Aguascalientes, el priísta Carlos Lozano, quien contendió por su partido en coalición
con el PVEM y PANAL, superó al panista Martín Orozco, por 48 contra 42%. La prensa
consultada recupera propuestas de Orozco en materia económica, particularmente la
creación de empleos vía fomentos productivos. Sin embargo, lo que ocupa más espacio en
el discurso de los medios fue el proceso que enfrentó Orozco para registrarse como
candidato, lo que pudo consumarse hasta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación lo autorizó, después de que las instancias locales se lo habían impedido por una
acusación que pesaba en su contra por presunta corrupción y tráfico de influencias. En
Chihuahua, la coalición integrada por PRI, PT, PVEM y Nueva Alianza, encabezada por
César Duarte, obtuvo 56% de los votos, lo que le permitió superar a Carlos Borruel,
candidato del PAN, quien cosechó 39% de los votos efectivos. Borruel centró gran parte de
su discurso en el fortalecimiento de la seguridad en la entidad, retomando la grave
afectación que había sufrido por la acción de los grupos criminales y la respuesta del
gobierno federal. Para perseguir tal objetivo, Borruel prometió combatir la impunidad y el
164
desempleo, así como mejorar las oportunidades educativas y la cantidad y calidad de los
espacios públicos. Además, recaló en la importancia estratégica del campo para el estado.
En Durango, el candidato panista José Rosas Aispuro fue derrotado por el priísta Jorge
Herrera, aunque por un margen estrecho de apenas dos puntos (47 vs. 45%), quizá en parte
porque el PAN iba en coalición con el PRD, PT y Convergencia. Rosas acusó que a Herrera
de estar siendo financiado por el crimen organizado e incluso pidió a la PGR que lo
investigara. Desde el punto de vista de las propuestas, Rosas prometió inversión productiva
para la generación de empleos, dotar de servicios básicos a quienes habían quedado hasta
entonces excluidos de estos y apoyar al campo. En Hidalgo, la victoria también fue tricolor:
Francisco Olvera, del PRI, PVEM y PANAL, le ganó 50 contra 45% a Xóchitl Gálvez,
quien representaba al PAN, PRD y Convergencia. Gálvez sufrió una invasión a su casa de
campaña y desde entonces señaló que temía por su integridad y la de su familia. Sus
propuestas estuvieron centradas en impulsar el cambio tecnológico en el estado, fomentar la
cultura de la transparencia en el sector público y apostar por la redistribución de los
recursos en un estado marcado por la desigualdad.
En Oaxaca hubo mejores noticias para los panistas. Gabino Cué, contendiente por la
coalición integrada por PAN, PRD, PT y Convergencia le ganó a Eviel Pérez Magaña, de la
coalición PRI-PVEM. De esta manera, Cué no solo se convertiría en el primer no priísta en
gobernar Oaxaca sino que lo haría a raíz de una victoria contundente en las urnas: 50 vs.
42%. La elección estuvo llena de ataques entre estos dos candidatos, en franco contraste
con la poca cantidad de propuestas. Pérez Magaña vinculó a Cué con la Asamblea Popular
165
de Pueblos de Oaxaca (APPO), organización que en 2006 organizó multitudinarias
protestas contra el entonces gobernador Ulises Ruiz (PRI). En Puebla también hubo buenas
noticias para el PAN: Rafael Moreno Valle, contendiente por la coalición PAN, PRD,
Convergencia y PANAL, superó con 50% de los votos a Javier López Zavala, de la
coalición PRI-PVEM, quien contó con el respaldo del 40% de los votantes. En su propuesta
de gobierno, Moreno Valle planteó seis ejes: eficiencia en el gobierno y poder ciudadano;
economía competitiva; seguridad para las familias; igualdad de oportunidades; educación; y
progreso y proyectos. En la elección para gobernador de Quintana Roo, la candidata del
PAN, Alicia Ricalde, se quedó con la tercera posición, con apenas 15% de la votación
efectiva, detrás de Roberto Borge, del PRI, PVEM y PANAL, quien obtuvo el 52%, y
Gerardo Mora, de la coalición de izquierdas, quien se quedó con el 26%. Ricalde ni siquiera
logró meterse de lleno a la disputa electoral puesto que su candidatura no fue vista como
competencia por los otros dos candidatos. El escándalo que atravesó la elección fue el
encarcelamiento del candidato de la izquierda, Gregorio Sánchez, ante lo cual Ricalde
intentó atraer a parte del electorado originalmente alineado con Sánchez. En Sinaloa, la
coalición del PAN con las izquierdas llevó al triunfo a Mario López Valdez, quien captó el
52% de los votos efectivos, frente al 46% que obtuvo el candidato del PRI, PVEM y
PANAL, Jesús Vizcarra. Durante la campaña, López Valdez prometió combatir la
inseguridad, fomentar el desarrollo de los sectores pesquero, agrícola y ganadero –todos
clave para Sinaloa– así como alcanzar la cobertura universal de salud.
En Tamaulipas, el candidato del PRI, PVEM y PANAL, Egidio Torre Cantú –quien se
convirtió en candidato después del asesinato semanas antes de la elección del candidato
166
original, su hermano Rodolfo,– le ganó al panista José Julián Sacramento del PAN, por el
doble de votos: 62 contra 31%. Sacramento planteó un discurso que giraba en torno a la
idea de unidad y prometió la transformación del estado, particularmente en lo que se refiere
a seguridad, el retiro del pago de la tenencia y el combate al desempleo y la pobreza.
Adriana Dávila, apoyada por el PAN, PANAL y el local partido Alianza Ciudadana, perdió
en Tlaxcala frente a Mariano González del PRI y el PVEM, aunque de modo mucho menos
estrepitoso que Sacramento en Tamaulipas: fue superada apenas por siente puntos, 46 vs.
39%. Entre los dos candidatos hubo intercambio de acusaciones sobre espionaje político, lo
que generó tensión. En este contexto, Dávila prometió civilidad. Sus propuestas recopiladas
por la prensa se orientan fundamentalmente al área de salud.
El priísta veracruzano Javier Duarte fue impulsado por el PRI, PVEM y el estatal Partido
Revolucionario Veracruzano para convertirse en gobernador, meta que lograría con 44% de
los votos efectivos frente al 41% que obtuvo Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN-
PANAL. Yunes se confrontó continuamente con el entonces gobernador priísta Fidel
Herrera Beltrán, de quien se difundieron grabaciones en las que se relataban presuntas
prácticas clientelares para apoyar la candidatura de Duarte. Procurando contrastarse con el
partido gobernante, Yunes prometió seguridad, combate a la pobreza y apoyo al campo. En
Zacatecas también ganaría el PRI mientras el candidato del PAN, Cuauhtémoc Calderón,
caería a la tercera posición: la primera fue ocupada por Miguel Alonso (PRI-PVEM-
PANAL), con 43%; la segunda por Antonio Mejía (PRD-Convergencia), con 23%; y la
tercera por el mencionado Calderón, con apenas 17%. Por algún tiempo se rumoró que
Calderón declinaría a favor de Alonso pero el propio candidato panista desmintió esta
167
versión. Calderón centró sus propuestas en temas como seguridad, mejoramiento del sector
salud, apoyo a los hoteleros y promoción de una Ley de Salarios Mínimos.
El 30 de enero de 2011 hubo elecciones de gobernador en Guerrero. Ángel Aguirre,
candidato de la coalición PRD-PT-Convergencia, se alzó con la victoria con un 56%. En
último lugar quedaría Marcos Efrén Parra, candidato del PAN, quien apenas logró el 1% de
los votos. Sin embargo, es importante señalar que este resultado se dio después de que días
antes de la elección Parra declinó a favor de Aguirre Rivero, aunque esto no obstó para que
apareciera en la boleta y se contabilizaran los sufragios que lo favorecían. En medio de los
dos candidatos quedó Manuel Añorve, candidato de la coalición integrada por PRI, PVEM
y PANAL, quien recibió el 43% de los votos. La inmensa mayoría de menciones de Parra
en nuestra revisión de prensa están asociadas con el rumor de que declinaría en cualquier
momento a favor de Aguirre. De ahí en fuera, obtuvo pocas menciones, entre las que no
aparece ninguna propuesta de política pública.
El 6 de febrero de 2011 hubo elecciones en Baja California Sur, donde el candidato del
PAN y del estatal Partido de Renovación Sudcaliforniana, Marcos Covarrubias, obtuvo el
40% de los votos, superando por media docena el 34% de Ricardo Barroso, candidato de la
coalición PRI-PVEM. Uno de los aspectos más comentados de la elección fue que el
candidato blanquiazul había sido militante del PRD y se inscribió en el PAN apenas unas
horas antes de registrarse como su candidato. La cobertura mediática a la elección estuvo
marcada por este tema, incluyendo las descalificaciones de los perredistas hacia
168
Covarrubias por traidor, y las versiones de que el candidato de la izquierda, Luis Armando
Díaz, declinaría a favor del panista.
Coahuila, estado de México y Nayarit eligieron gobernador el 3 de julio de 2011. En el
estado norteño, Rubén Moreira, del PRI, PVEM, PANAL y los partidos estatales Primero
Coahuila y Partido Socialdemócrata, obtuvo un arrollador 60%, contra 35% de Guillermo
Anaya, del PAN. Anaya insistiría en el tema de la seguridad, que fue el más álgido de la
campaña; además, propondría políticas relacionadas con el fomento del empleo. La debacle
panista sería aun más grave en el estado de México, donde Eruviel Ávila, del PRI-PVEM-
PANAL, se quedó con el 62% de la votación efectiva, frente al 21% de Alejandro Encinas,
candidato de la coalición de izquierdas, y el 12% de Luis Felipe Bravo Mena, candidato del
PAN. Bravo Mena propuso al electorado garantizar la seguridad en el estado, abatir el
rezago educativo e implementar programas de vivienda para sectores sociales
desfavorecidos. En Nayarit, el candidato del PRI, PVEM y PANAL, Roberto Sandoval,
venció 46 contra 38% a la candidata del PAN, Martha Elena García. La elección estuvo
marcada por rumores de que García declinaría en favor del candidato de la izquierda,
Guadalupe Acosta Naranjo, y también por rumores que indicaban que Acosta Naranjo
declinaría en favor de García. Ninguno de los dos escenarios se materializó. Las propuestas
de García en materia de seguridad y turismo fueron las más retomadas por la prensa.
La última elección de gobernador de 2011 se celebró en Michoacán, el 13 de noviembre.
Fausto Vallejo, candidato del PRI-PVEM, obtuvo el triunfo en una cerrada elección, 35
contra 33%, frente a la candidata del PAN y PANAL, Luisa María Calderón Hinojosa,
169
hermana del Presidente. La campaña de Calderón estuvo marcada por la propuesta de que
regresaría la paz al estado y que gobernaría en colaboración con el magisterio michoacano.
Las campañas estuvieron plagadas de acusaciones en contra de Calderón por la presunta
intervención de la Presidencia en el proceso, a tal punto que Vallejo llegó a señalar que
había riesgo de que ocurriera una elección de Estado. La inseguridad que desde hace años
afecta a Michoacán derivó en dificultades logísticas para las campañas, sobre todo en la
parte sur del estado, donde los candidatos debían entrar en medio de fuertes dispositivos de
seguridad.
Temas de campaña en elecciones federales de 2009
Para contender en las elecciones federales de 2009, en las que se eligieron diputados, el
PAN registró ante el IFE su “Plataforma electoral 2009-2012”.7 Los ejes de la plataforma
están redactados en segunda persona del singular y con ello pretenden centrarse en los
electores desde la forma misma de enunciación. La componen cinco grandes ejes: 1) para
proteger tu economía; 2) para garantizar tu seguridad; 3) para igualar las oportunidades; 4)
por un medio ambiente sano; y 5) por una democracia de calidad. Cada uno de estos cinco
grandes ejes se despliega en temas, que a su vez contienen dentro de sí instrumentos más o
menos concretos de política pública.
El primer eje se divide en cuatro temas: protección al bienestar familiar –ingreso, vivienda,
infraestructura de salud y atención a grupos vulnerables; fomento a la competitividad–
7 Partido Acción Nacional. “Plataforma electoral 2009-2012” en http://www.pan.org.mx/XStatic/pan/docs/editor/plataforma_electoral2009-2012_ife.pdf [consultado el 29 de mayo de 2012].
170
reformas al sector energético, combate a monopolios, emprendurismo, desarrollo de
infraestructura y atracción de inversiones; campo competitivo –sustentabilidad y
apuntalamiento del crédito; y reformas estructurales para crear empleos –mercado laboral
incluyente y flexible, mejoras en el sector energético, y fortalecimiento y transparencia en
las finanzas públicas. La protección al bienestar familiar hace referencia a medidas
enfocadas en los hogares mientras los tres temas restantes se centran en la economía como
conjunto a gran escala. Aquellas políticas relacionadas con la economía familiar se centran
claramente en el fortalecimiento de las capacidades individuales mientras las asociadas con
la economía nacional consisten en la liberalización de los mercados y en políticas de
atracción de inversiones, orientadas –cuando menos de acuerdo al discurso oficial– a la
generación de oportunidades. El conjunto del planteamiento está innegablemente conectado
con la visión del desarrollo como libertad, como lo propone el economista indio Amartya
Sen, es decir, con que el Estado promueva el fortalecimiento de la capacidad de agencia de
los individuos y la ampliación de las oportunidades, con miras a que cada quien despliegue
el proyecto de vida que más le atraiga.8
El segundo eje está organizado en seis temas: seguridad para los mexicanos –apoyo
ciudadano en el combate al crimen, y creación y coordinación de sistemas de información
sobre este; protección a las víctimas y ofendidos del delito; combate frontal a la
delincuencia –capacitación y pruebas de confianza en corporaciones policiales, combate al
crimen organizado en su sentido más amplio y contención del tráfico ilegal de armas;
justicia para combatir la impunidad –sistema acusatorio en materia penal, sistemas
8 Amartya Sen. Development as freedom. New York: Anchor Books, 2000.
171
alternativos de resolución de conflictos, y modernización de ministerios públicos;
readaptación social y seguridad penitenciaria; y ataque a la corrupción para evitar la
impunidad en el conjunto del sector público. La responsabilidad de este eje queda
compartida entre sociedad y Estado, siendo este último el responsable de mejorar su
organización y sus recursos humanos, materiales e institucionales para combatir al crimen,
y señalando como los principales enemigos a vencer la impunidad y la corrupción.
El tercer eje se despliega en nueve temas: educación de calidad –“mejores instalaciones en
las escuelas, maestros actualizados y mejor capacitados y sistemas de enseñanza que
consideren las necesidades de la comunidad escolar”;9 mayores oportunidades educativas
para los jóvenes vía fortalecimiento de la educación media superior y programas de becas;
impulso a la participación de los padres y de la sociedad en general en la educación de los
niños y jóvenes; promoción de la cultura y el arte; universalización de los servicios de salud
–incluyendo desarrollo de la infraestructura de salud y atención especial a grupos
vulnerables; oportunidades para todos los mexicanos –eficacia en los programas sociales,
desarrollo de las familias y protección a trabajadores temporales y comunidades indígenas;
transparencia y rendición de cuentas en los programas de desarrollo social; política
migratoria justa y ordenada, concibiendo a México como país de origen, destino y tránsito
de migrantes; el deporte como “medio de prevención de adicciones y comisión del delito,
de conservación y mejoramiento de la salud física y (como) un factor para la convivencia
social”.10 Aquí se visibiliza de nueva cuenta el planteamiento de Sen: el objetivo consiste en
9 Idem. 10 Idem.
172
fortalecer las capacidades individuales, particularmente vía la educación, la salud y el
ingreso, y ampliar las oportunidades.
El cuarto eje aparece dividido en cuatro temas: agenda internacional ambiental –colocar a
México como líder en el combate al cambio climático; el agua como prioridad nacional –
estrategias para garantizar abasto, aprovechamiento y cobertura en todos los hogares;
desarrollo sustentable en prácticas cotidianas como son control de residuos, reciclaje,
reducción de emisiones y reforestación; y educación para el medio ambiente –tanto para
niños y jóvenes como en la generación de investigación académica en la materia. Este eje
se centra en apuntalar el liderazgo internacional de México en el combate al cambio
climático así como en la importancia de las acciones cotidianas para conservar el medio
ambiente, siendo especialmente relevante la gestión de los recursos acuíferos, concebidos
como estratégicos para el futuro del país.
El quinto eje está constituido por cinco temas: poder Legislativo moderno y eficaz –
reducción de legisladores y aprobación de su reelección consecutiva; equilibrio de poderes
–apuntalar el modelo presidencial con figuras como el veto y la iniciativa preferente;
fortalecimiento municipal –reelección consecutiva de alcaldes, servicio municipal de
carrera, y fomento de la transparencia y el acceso a la información; participación ciudadana
en la democracia, por medio de figuras como independencia de los órganos constitucionales
autónomos; y derechos humanos –específicamente la reforma constitucional que se
materializaría en 2011 y las garantías que se desprenden de ella. Los temas de este quinto
eje fueron impulsados por dos reformas: la política y la de derechos humanos, ambas
173
apoyadas por la Presidencia y por los legisladores del PAN. La primera se quedó en mera
intención por la decisión de la Cámara de diputados de regresarla a la de senadores, que ya
había aprobado una versión (ciertamente distinta a la enviada por el Ejecutivo); la segunda
fue aprobada.
La Presidencia y las coaliciones electorales con la izquierda en 2010
De las 26 elecciones de gobernador celebradas entre 2007 y 2011, el PAN se alió con
partidos de izquierda en cinco de ellas, las cinco acontecidas el 4 de julio de 2010:
Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Sinaloa. El común denominador de esta media decena
de estados es que, desde la fundación del PRI, nunca había llegado a la gubernatura un
candidato de un partido distinto a este, razón que esgrimieron los partidos de izquierda y el
PAN para justificar su coalición. Se lograría el cometido de la alternancia en tres de estos
cinco estados, a saber, Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Las coaliciones no dejaron de causar
cierta extrañeza ante la opinión pública, toda vez que en 2006 –tan solo cuatro años antes–
PRD, PT y Convergencia desconocieron la victoria de Felipe Calderón en la elección
presidencial. Sorpresivamente, en 2010, para importante de la izquierda partidista ya
consideraba al PAN como aliado estratégicos en busca de la alternancia en bastiones
priístas. La afirmativa del PAN por las coaliciones tampoco se esperaba, por la misma
algidez del conflicto pre y pos electoral de 2006.
El PAN no fue en coalición con los tres partidos de izquierda en los cinco estados. En los
cinco, eso sí, se alió con el PRD y con Convergencia; sin embargo, el papel del PT no fue
una constante, en gran medida por el ascendiente de López Obrador sobre el partido, quien
174
pujó fuertemente no formaran parte de la coalición con el PAN. Así, el PT se sumó a la
coalición solamente en dos estados, Durango y Oaxaca. Otra precisión importante es que
solo en Puebla el PANAL se sumó a la coalición en la que participaba el PAN; de tal suerte
que la coalición quedó integrada por PAN, PRD, Convergencia y el partido del magisterio.
En 2011, hubo serios intentos por concretar coaliciones entre el PAN y las izquierdas.
Aunque se mencionaron como posibilidades Coahuila y Nayarit, el caso donde estuvo más
cerca de materializarse fue el estado de México. De hecho, las organizaciones civiles
Alianza Cívica y Propuesta Cívica realizaron una consulta ciudadana para conocer el nivel
de aprobación de una eventual coalición PAN-PRD. Si bien la consulta no tendría
consecuencias directas sobre la coalición (es decir, su aprobación por parte de los
consultados no implicaría que se materializara), se esperaba que el resultado fuera
respetado por los partidos. La aprobación de la consulta fue abrumadora –78.98% a favor;11
sin embargo, esto no condujo a los partidos implicados a aliarse, quizá por la presión de
López Obrador, quien se había manifestado en contra.
¿Cuál fue el papel de la Presidencia para que se concretaran estas coaliciones? En un
programa de televisión, el presidente Calderón negó categóricamente haber participado:
No, definitivamente no, (…) eso no dependió de mí. Fue una decisión que tomó el PAN, con la cual yo externé, incluso en su momento públicamente, mi punto de vista. No soy un simpatizante de alianzas interpartidistas, que no son fáciles de explicar al
11 Rebeca Jiménez Jacinto. “Dan resultados definitivos de consulta en Edomex”. El Universal. México: 30 de marzo de 2011.
175
electorado. Pienso que toda alianza tiene ventajas y desventajas. Una ventaja evidentemente es el tener un resultado electoral que finalmente se dio.12
Sin embargo, más adelante en la entrevista, Calderón destacó que la alternancia pudo haber
significado cambios en la vida de los habitantes de los estados donde se dio debido a las
coaliciones, e hizo una ponderación de las ventajas y desventajas de las mismas:
Para los oaxaqueños, para los sinaloenses y para los poblanos eso pudo haber cambiado su vida (…) Tiene la desventaja de que se pierde la nitidez con la cual deben ser percibidas las ideologías y las propuestas de los partidos. Ahora bien, en esa decisión, como en cualquier decisión política, se cargaron los costos y se cobraron también los beneficios. ¿Costos cuáles fueron? Yo creo que sí hubo esa confusión y perdida de nitidez. ¿Y qué beneficios hubo? Efectivamente el resultado que el PAN buscó (…) se logró, que fue ganar las gubernaturas.13
Sin embargo, partimos de la premisa que la producción de discursos por parte de los actores
políticos es interesada, es decir, se encuentra sesgada en favor de sus objetivos políticos.
Así, resulta altamente probable que el Presidente haya tratado de negar su participación en
la política de coaliciones, aun cuando sí hubiere participado, quizá para evitar la mella que
podría suponer en su imagen pública no solo haber intervenido en el funcionamiento
interno de su partido y en elecciones estatales sino sobre todo haber impulsado que se
coaligara con quienes eran sus acérrimos enemigos en 2006.
Pareciera que hay elementos suficientes para sostener la hipótesis de un cierto activismo
político por parte de Calderón y su círculo cercano en favor de las coaliciones. Uno de los
elementos a considerar es la ya descrita cercanía con Calderón del entonces presidente
12 Felipe Calderón. Entrevista en Tercer grado, primera parte (http://www.youtube.com/watch?v=0PIXc6jqK90). México: Televisa, 28 de marzo de 2012. 13 Idem.
176
nacional del PAN y uno de los principales impulsores de las coaliciones, César Nava. Sin
embargo, la evidencia más contundente fue una declaración de Cecilia Romero, secretaria
general del PAN, quien saliendo de Los Pinos, y en respuesta a la pregunta de una reportera
–“¿qué les dijo el Presidente en cuanto a la alianza?”–, señaló: “está de acuerdo en que
sigamos en la actitud en que ha estado el PAN: abierto a una alianza, dispuesto a honrar lo
que los panistas, perredistas y mexiquenses dijeron el domingo (en la consulta), eso dijo el
Presidente”.14
Quien fuera secretario de Gobernación entre noviembre de 2008 y julio de 2010, Fernando
Gómez Mont, renunció a su cargo tan solo días después de que pasaron las elecciones para
las cuales el PAN se alió con la izquierda. Las interpretaciones más difundidas sobre la
salida de Gómez Mont apuntaron a su desaprobación de las polémicas coaliciones. Según
se supo después, Gómez Mont había sido testigo de honor en una reunión en la que César
Nava y Beatriz Paredes, entonces presidentes nacionales del PAN y del PRI,
respectivamente, habrían acordado que los tricolores aprobarían el paquete económico 2010
a cambio de que el PAN no se aliara con el PRD en el estado de México. A decir de Nava,
el acuerdo se vino abajo por el incumplimiento del PRI, cuyos senadores decidieron no
aprobar el paquete económico. Más allá de esto, el hecho es que Gómez Mont estuvo
presente en la firma de los acuerdos sobre la no coalición en el estado de México y que
presentó su renuncia al gabinete legal apenas días después de que se llevaron a cabo las
14 Francisco Reséndiz, Jorge Ramos Pérez, Horacio Jiménez y Emilio Fernández Román. “Se enreda PAN con alianza en el Edomex”. El Universal. México: 31 de marzo de 2011.
177
elecciones en las que el PAN se alió con el PRD. Este par de hechos permiten inferir el
desacuerdo de Gómez Mont con la política de coaliciones.15
Discursos electorales, política de coaliciones y políticas públicas federales
Tanto el análisis de los discursos electorales como aproximación al PAN, –como la
distribución del presupuesto por secretaría como aproximación a las principales políticas
públicas federales, tienen innegables limitaciones. Por ende, enfrenta también limitaciones
la posibilidad de comprender la relación entre el PAN y la Presidencia a partir de establecer
conexiones entre el discurso electoral y la distribución presupuestaria. El análisis del
discurso de la plataforma electoral del PAN para la elección intermedia de 2009 no da
cuenta necesariamente de las prioridades en la agenda del partido, mismas que pudieron
haber sido distintas en la práctica a las esbozadas en el discurso. Analizar la mediatización
escrita de los discursos electorales de los candidatos a gobernador apoyados por el PAN, es
aún más complicada de considerar como evidencia puesto que no es el discurso del
candidato como tal sino más bien el discurso de los medios sobre el discurso del candidato.
Por otro lado, se comprobó que hay una tendencia a no mediatizar las propuestas de política
pública, lo que podría deberse a que no guardan un lugar importante en el discurso de los
candidatos o a que son poco relevantes para los medios de comunicación escrita, que
deciden no retomarlas. Además, estas propuestas frecuentemente responden a necesidades
locales o regionales, y no propiamente a temas de relevancia nacional, que son a los que se
aboca el presupuesto federal.
15 Georgina Saldierna y Ciro Pérez Silva. “Sí acordé con el PRI no hacer alianzas en el Edomex: Nava”. La Jornada. México: 5 de marzo de 2010.
178
Las limitaciones de analizar el incremento en el presupuesto de las secretarías como
prioridad de determinadas políticas públicas, expresadas en la misión de dichas
dependencias, ya han sido largamente explicadas en el capítulo anterior. No obstante, vale
la pena recordar que las principales son que en el presupuesto asignado a cada secretaría no
solo refleja las prioridades del gobierno federal sino también un conjunto de intereses y
estrategias de múltiples y diversos actores políticos, y puede haber una enorme distancia
entre las misiones declaradas y las principales políticas públicas del sexenio.
En los discursos de los candidatos a gobernador apoyados por el PAN cuatro temas resultan
relevantes: salud y educación como puntos clave para la igualdad de oportunidades,
seguridad, fomento del empleo y apoyo al sector rural. La “Plataforma electoral 2009-
2012”16 dedica amplio espacio a tres tópicos fundamentales: igualdad de oportunidades,
condiciones de seguridad y rediseño del entramado institucional del país, particularmente
en lo que se refiere al funcionamiento de la democracia y a los derechos humanos.
De las 20 dependencias consideradas en el capítulo anterior, recordemos que las cinco que
más crecieron porcentualmente a lo largo del periodo estudiado fueron Gobernación
(SEGOB) (365.0%), Seguridad Pública (SSP) (196.7%), Turismo (SECTUR) (176.3%),
Desarrollo Social (SEDESOL) (141.7%) y Economía (SE) (126.2%). Bajo el supuesto de
que las secretarías cumplieran con las misiones que postulan, el incremento presupuestario
de la SEGOB se habría empleado para garantizar la seguridad nacional, la convivencia
16 Partido Acción Nacional. “Plataforma electoral 2009-2012” en http://www.pan.org.mx/XStatic/pan/docs/editor/plataforma_electoral2009-2012_ife.pdf [consultado el 7 de julio de 2012].
179
armónica y el bienestar de los mexicanos en el marco de un Estado de derecho. El
incremento presupuestario de la SSP para preservar la libertad, el orden y la paz públicos, a
partir de garantizar los derechos de las personas, por medio de la prevención del delito, el
diseño e implementación de políticas de seguridad y la readaptación social de los
infractores. El de la SECTUR para promover el desarrollo del sector turístico nacional,
mediante planeación, promoción y coordinación con otros niveles de gobierno. El de la
SEDESOL para promover el desarrollo de capacidades en los individuos y la creación de
oportunidades, fortaleciendo su libertad para impulsar el proyecto de vida que elijan,
especialmente de los más necesitados. Por último, el de la SE para mejorar los empleos, las
empresas y los emprendedores.
Como conclusión, de los temas presentes en los discursos electorales del PAN, todos, salvo
el apoyo al sector rural, corresponden a alguna de las cinco secretarías que fueron
beneficiarias de mayor incremento presupuestario. Igualdad de oportunidades corresponde
a SEDESOL, seguridad a SEGOB y SSP, fomento del empleo a SE y rediseño del
entramado institucional que rige el funcionamiento de la democracia a SEGOB. Las
políticas instrumentadas desde la SECTUR no tuvieron un lugar importante en los
discursos electorales del PAN. Así, pudiéramos decir que hubo importante convergencia
entre los discursos electorales del PAN y las principales políticas públicas federales.
180
Capítulo VII. La Presidencia y la sucesión
El presente capítulo busca comprender el conjunto del proceso electoral presidencial de
2012, desde el análisis institucional de solo uno de los partidos políticos contendientes, el
PAN, y más específicamente desde las disputas dentro de este partido por la candidatura
presidencial. En principio, dicho proceso incluye no solo elección interna panista sino
también la candidatura presidencial panista en la elección constitucional. Presentamos el
análisis de este proceso en cuatro secciones: primero, una breve introducción sobre la
mecánica de la sucesión presidencial en los último treinta años del priato; después, las
biografías políticas de los tres pre candidatos panistas a la Presidencia –Ernesto Cordero,
Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota–, con especial énfasis en su relación con la
Presidencia en general y con Felipe Calderón en particular; proseguimos con un relato de la
elección interna del PAN, dando luz sobre la participación del presidente Calderón y esta; y
concluimos con una síntesis del proceso electoral constitucional, que terminaría con
Josefina Vázquez Mota, la candidata blanquiazul, en el tercer lugar, muy lejos del
candidato ganador, Enrique Peña Nieto, candidato de la coalición PRI-PVEM.
Como en los cuatro capítulos anteriores, este quinto y último capítulo aborda un ángulo
más de la relación entre la Presidencia y el PAN a lo largo del sexenio calderonista –a
saber, la participación de la Presidencia en el proceso electoral interno del PAN y en la
elección constitucional–, pretendiendo con ello abonar a la comprensión de la relación en
su conjunto.
181
Como ocurre con numerosas características de la historia del PRI, existe una interpretación
sumamente extendida sobre el mecanismo que operaba para la sucesión presidencial
durante el priato. Esta interpretación tiene como protagonista a un Presidente de la
República carente de todo tipo de oposición dentro del partido y con el poder suficiente
como para convertir a su elegido –el “tapado”– en candidato –el “destapado”– y
posteriormente en su sucesor. Esta interpretación resulta sumamente simplista para dar
cuenta de las múltiples y contradictorias dinámicas que rodeaban a la sucesión presidencial
e incluso a la propia mecánica de elección del próximo Presidente. Sin embargo, pareciera
que algunos de sus aspectos fundamentales están en sintonía con lo que la investigación
histórica ha revelado. Ciertamente el principal decisor del candidato presidencial era, por
mucho, el Presidente de la República. Los intentos de presión y la influencia de distintos
grupos o sectores del partido sobre la decisión presidencial eran parte del proceso –aunque
usualmente sean poco puestos en relieve por la interpretación más extendida–, se
presentaban de manera indirecta y sutil, y siempre antes del anuncio oficial, salvo en
aquellos casos en que la unción del candidato priísta a la Presidencia derivó en rupturas.
En el libro La herencia, Jorge G. Castañeda hace una arqueología de la sucesión
presidencial los últimos treinta años del PRI en Los Pinos, acopiando información sobre
este mecanismo fundamental para la estabilidad del régimen. A partir de entrevistas con
informantes clave –incluidos los ex presidentes Luis Echeverría, José López Portillo,
Miguel De la Madrid y Carlos Salinas–, Castañeda propone una interpretación de la
sucesión presidencial de 1970 a 1994. El autor se remite a acontecimientos históricos –
ciertamente mediados por la subjetividad de los entrevistados– y no especula con base en
182
los rumores presente en la opinión pública, lo cual explica que opte por tipificar de
arqueológica su investigación. En referencia el dinamismo intrínseco a la sucesión
presidencial, Castañeda hace alusión a la “evolución del dispositivo: desde la época en que
imperó un semi-consenso fraguado por el Presidente, hasta la imposición descarada de la
voluntad presidencial; desde el predominio de la política hasta el advenimiento de la
primacía de lo económico”.17
Castañeda divide su libro en dos grandes apartados, “La historia de los vencedores” y “La
visión de los vencidos”, evocando la famosa obra de Miguel León Portilla sobre la
Conquista. El primer apartado contiene entrevistas con los cuatro ex presidentes vivo en
aquel momento –Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Salinas. Ahí los presidentes
hablan de las presiones de distintos actores individuales y colectivos dentro del PRI cuando
ellos intentaban tomar la decisión sobre su sucesor. Sin embargo, no hay ex Presidente
alguno que se excuse como el principal responsable de haber elegido a quien le sucedió en
el Ejecutivo federal. Ciertamente el Presidente era el gran elector al momento de definir a
quien ocuparía su cargo. “La visión de los vencidos” es el complemento a las entrevistas
con los ex presidentes. El apartado contiene una reconstrucción de hechos por cada una de
las cuatro sucesiones presidenciales entre 1970 y 1994, elaborada a partir de entrevistas con
personajes relevantes en la política de aquel entonces, quienes había sido mencionados
como probables candidatos a la Presidencia pero que al final del día fueron superados por
alguno de sus colegas en la difícil carrera. Este segundo apartado está repleto de flagrantes
17 Jorge G. Castañeda. La herencia. México: Alfaguara, 1999, p. 18.
183
contradicciones entre los relatos de los distintos actores y evidencia la rispidez en la disputa
por la candidatura presidencial, plagada de estrategias, intrigas y rumores.
Otra de las características sobresalientes de la sucesión presidencial en México es que el
candidato del partido gobernante tenía que contender en elecciones, en lo que Sartori
denomina un sistema de partidos no competitivo con un “partido hegemónico-
pragmático”.18 De entrada, Sartori reconoce la excepcionalidad del PRI al señalar que “Hay
todo género de errores conceptuales, de interpretación y de predicción que son resultado de
nuestra incapacidad para introducir en ningún marco adecuado al PRI mexicano”.19 Hecha
esa advertencia, el politólogo italiano considera que “las reglas del juego son muy claras. El
PRI tiene que ganar de todas formas (…) México no es ni siquiera un falso sistema de
partido predominante, sino un caso claro de partido hegemónico que permite partidos de
segunda clase mientras, y en la medida en que, sigan siendo lo que son”.20 Los candidatos
del PRI a la Presidencia de la República tenían que atender a las urnas, en elecciones llenas
de todo tipo de ilegalidades. El régimen mexicano es de partido hegemónico porque aun
cuando ya se sabía quién iba a ganar la Presidencia, el candidato oficial tenía que atender a
las urnas.
La mecánica de la sucesión presidencial resulta difícil de igualar en cuanto a su potencia
para revelar la enorme distancia que media entre el tipo de relación establecida por la
Presidencia y el partido gobernante durante el priato con aquella establecida por la
18 Giovanni Sartori. Op. cit., p. 282-291. 19 Ibid., p. 285. 20 Ibid., 286-8.
184
Presidencia y el partido gobernante durante el sexenio de Felipe Calderón. Quien se ha
dicho que era el pre candidato predilecto de Felipe Calderón, Ernesto Cordero, no obtuvo la
candidatura presidencial blanquiazul. La candidata elegida, Josefina Vázquez Mota, cayó al
tercer lugar en la jornada del 1 de julio, ante la resuelta no intervención del titular del
Ejecutivo.
Los tres pre candidatos
Según se señala en su página oficial, Ernesto Cordero estudió la Licenciatura en Actuaría
en el ITAM y posteriormente obtuvo la Maestría en Economía en la Universidad de
Pensilvania, donde también cursó estudios de Doctorado en Economía. La trayectoria
política de Cordero comienza en el 2001, cuando ocupó la dirección general de la
Fundación Miguel Estrada Iturbide del PAN.
En 2003 comenzó la relación laboral de Cordero con Felipe Calderón, cuando el primero
arrancó sus labores como director de administración integral de riesgos en el Banco
Nacional de Obras y Servicios Públicos (BANOBRAS), cuyo titular era Calderón.
En 2004 , Cordero se convirtió en subsecretario de Planeación Energética y Desarrollo
Tecnológico en la Secretaría de Energía, días después de que Calderón llegara a ocupar el
cargo de secretario por invitación del entonces presidente Vicente Fox. Cuando Calderón se
postuló por la Presidencia, Cordero renunció a su cargo para desempeñarse como su como
coordinador de Políticas Públicas. En 2006, fue nombrado subsecretario de Egresos en
la Secretaría Hacienda y Crédito Público, cargo que desempeñó hasta 2008, cuando fue
nombrado secretario de Desarrollo Social. Cordero permaneció en esa dependencia hasta el
185
9 de diciembre de 2009, cuando pasó a ser titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público.21
Como ya lo señalamos, los Creel son una de las familias con mayor raigambre panista en el
estado de Chihuahua, vinculados desde hace décadas a los sectores tradicionales del PAN.
Distante en los albores de su carrera profesional de la militancia blanquiazul de su familia,
Santiago se desempeñó en la sociedad civil organizada, la academia y en órganos
electorales. Abogado egresado de la UNAM, con Maestría en Derecho por la Universidad
de Michigan, se dedicó durante años a litigar, colaborar en periódicos y revistas, participar
en iniciativas ciudadanas y a la docencia y la administración universitaria en la Universidad
Panamericana y, sobre todo, en el ITAM. En 1994, coordinó la Comisión de Asuntos
Legales del Consejo Ciudadano de Observación del Plebiscito, para que se pudieran elegir
Jefe de Gobierno de la capital, jefes delegacionales y a los integrantes de la recientemente
creada Asamblea de representantes. En 1994, Creel fungió como consejero ciudadano en el
IFE y no fue sino hasta 1997 que aceptó una candidatura por el PAN, que lo llevó a ser
diputado federal en la legislatura que comenzó sus funciones aquel año. Dejando trunco su
periodo como diputado, buscó la Jefatura de Gobierno de la capital en el 2000 y, tras ser
derrotado por Andrés Manuel López Obrador, fue invitado por el entonces presidente electo
Vicente Fox a ser secretario de Gobernación, donde se desempeñó hasta 2005, cuando
renunció para buscar la candidatura presidencial del PAN.22
21 Ernesto Cordero Arroyo. “Conóceme” en http://ernestocordero.mx/conoceme/ [consultado el 16 de julio de 2012]. 22 Santiago Creel Miranda. “Semblanza” en https://www.santiagocreel.com.mx/pagina/semblanza [consultado el 5 de febrero de 2012].
186
La distancia entre Creel y Calderón no es producto de diferencias ideológicas sino más bien
de los roces entre ambos durante las pre campañas por la candidatura presidencial del PAN
en 2005 y 2006. Aun cuando era conocida la distancia entre Creel y Calderón, Espino
designó a Creel coordinador de los senadores del PAN. 10 de julio de 2008, cambiado por
Madero. las razones no fueron aclaradas por Martínez, con todo y la insistencia de la
prensa.23 Las hipótesis se orientaron a su poca interlocución con las televisoras, que había
quedado casi destruida después de la intensa militancia del senador en contra de la llamada
“Ley Televisa” y, tiempo después, a favor de la reforma electoral de 2007, que afectó los
intereses económicos de la industria televisiva.
Josefina Vázquez Mota, como sosteníamos en el capítulo IV, es economista egresada de la
Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México. Durante los primeros años de su
trayectoria profesional se dedicó a la actividad empresarial y a participar en organismos de
representación patronal. Antes de ser nombrada coordinadora la bancada panista, ocupó
numerosos e importantes puestos públicos. Previo a lanzar su candidatura a diputada
plurinominal el 4 de abril de 2009, que le permitiría convertirse posteriormente en
coordinadora de la bancada panista, se había desempeñado como secretaria de Educación
Pública del gobierno del presidente Calderón, cargo que ocupó desde que Calderón asumió
la Presidencia. En 2000, fue electa diputada federal plurinominal pero renunció a su curul
para ocupar la titularidad de la Secretaría de Desarrollo Social, por invitación del entonces
presidente Vicente Fox.
23 Idem.
187
Dejaría el gobierno federal encabezado por Fox a comienzos de 2006, para sumarse como
coordinadora de campaña del candidato Felipe Calderón, de quien se convertiría en
colaboradora clave durante la campaña y el proceso de cambio de administración.24 Si bien
el origen político de Vázquez Mota no está vinculado a las redes donde se consolidó el
liderazgo de Calderón, para cuando asumió la coordinación de los diputados panistas no
cabía duda alguna sobre su cercanía con el Presidente; Calderón había sido jefe inmediato
de Vázquez Mota durante tres años y medio.
La disputa por la candidatura presidencial
Santiago Creel dejaría el Senado el 13 de julio de 2011 y Josefina Vázquez Mota
renunciaría a la Secretaría de Educación Pública el 6 de septiembre, ambos en pos de
buscar la candidatura panista a la Presidencia de la República. Por su parte, Ernesto
Cordero renunciaría a su cargo como secretario de Hacienda y Crédito Público el 9 de
septiembre, en busca del mismo objetivo
La elección interna del PAN, en la que solo pudo votar la militancia del partido, se
celebraría el 5 de febrero de 2012. En cifras de la Comisión Nacional de Elecciones del
PAN, Vázquez Mota ganaría con 54% de los votos frente a Ernesto Cordero con 39%,
quien obtendría el segundo lugar, y Santiago Creel con 6%, en un lejano tercer sitio.25
24 Wikipedia. “Josefina Vázquez Mota” en http://es.wikipedia.org/wiki/Josefina_Vázquez_Mota [consultado el 12 de abril de 2012]. 25 Georgina Saldierna y Enrique Méndez. “Josefina Vázquez Mota, primera abanderada de AN a la Presidencia”. La Jornada. México: 6 de febrero de 2012.
188
El presidente Calderón nunca hizo públicas sus preferencias por alguno de los pre
candidatos. Públicamente, no intervino en el proceso interno del PAN, respetando la
institucionalidad del partido y la decisión mayoritaria de sus militantes. Ese es un primer
dato para dar cuenta que el apoyo de Calderón a alguno de los candidatos, en caso de que
haya existido, se dio fuera de los reflectores mediáticos.
Se ha especulado profusamente que el pre candidato predilecto de Calderón era Ernesto
Cordero. Procediendo por la vía negativa, puede descartarse la posibilidad de que el
favorito del Presidente fuera Creel, pues la relación entre Calderón y Creel es, cuando
menos, tensa. A Calderón le quedaban dos opciones, Cordero y Vázquez Mota. Los
argumentos que suelen esgrimirse para sostener que el predilecto era Cordero están
asociados con el largo historial de colaboración entre él y Calderón, y con la participación
de personajes cercanos al Presidente en la pre campaña corderista –su ex vocero
Maximiliano Cortázar, su hermana Luisa María Calderón, su cuñado Juan Ignacio Zavala y
la prima de su esposa, Mariana Gómez del Campo. Así, si bien no se cuentan con
elementos para sostener que Calderón apoyó a Cordero, sí los hay para sostener que actores
importantes de su círculo más cercano se involucraron en la campaña corderista. Sin
embargo, aun si finalmente Cordero recibió cualquier suerte de apoyo por parte de la
Presidencia, este ni siquiera habría implicado que el Presidente indicara a sus subordinados
alinearse con Cordero o, en caso contrario, con ningún otro pre candidato, pues el secretario
particular del Presidente, Roberto Gil Zuarth, dejaría su cargo para convertirse en
coordinador de la pre campaña de Josefina Vázquez Mota.
189
Para los propósitos de esta investigación, interesa mucho más el escaso posicionamiento
público de Calderón ante la elección interna del PAN así como la participación de su
equipo apoyando tanto Cordero como a Vázquez Mota, que la decisión del Presidente de
alinearse con una o con el otro. El hecho es que Calderón se inmiscuyó muy poco –si es
que algo– en la decisión de los panistas sobre quién querían que los representara en la
contienda presidencial. Cuando menos eso es lo que puede concluirse con la evidencia que
se tiene a la mano.
Una de las hipótesis con las que comenzamos esta investigación consistía en que el proceso
de elección del candidato blanquiazul a la Presidencia se haría más por normas informales
que por reglas formales, lo que facilitaría la intervención de la Presidencia. Esta hipótesis se
probó falsa, pues la elección se condujo con base en reglas establecidas desde antes que
comenzara el proceso y que fueron aceptadas por todos los participantes. Bajo este arreglo
institucional fue que Vázquez Mota obtuvo el triunfo.
La elección presidencial
Las campañas presidenciales dieron comienzo el 30 de abril de 2012. Culminaría el 27 de
junio, el miércoles previo al domingo 1 de julio, fecha en que se celebraron los comicios
presidenciales. El cómputo distrital presentado por el IFE colocó a Enrique Peña Nieto
(PRI-PVEM) en la punta con 38%, seguido de Andrés Manuel López Obrador con 32%,
Josefina Vázquez Mota (PAN) con 25% y finalmente Gabriel Quadri de la Torre (PANAL)
con 2%.
190
El ángulo de análisis que aquí interesa es la participación del Presidente en los comicios
electorales. La comparación inmediata es con el papel que desempeñó el entonces
presidente Vicente Fox durante las elecciones de 2006, que fue de intensa y difundida
militancia a favor de Calderón, el candidato de su partido, como vimos en el capítulo III. A
diferencia de Fox, Calderón no intervino de manera sistemática a favor de la candidata de
su partido.
Calderón realizó algunas declaraciones interpretadas por la oposición como intentos por
beneficiar a la candidata blanquiazul. A partir de estas declaraciones esporádicas y aisladas,
empero, es difícil establecer una tendencia en la que Calderón habría intentado favorecer a
Vázquez Mota. El 23 de febrero de 2012, en un encuentro organizado por Banamex, el
presidente comentó públicamente que Vázquez Mota iba apenas cuatro puntos detrás de
Peña Nieto. En algunos eventos panistas se le vio a Calderón apoyando a Vázquez Mota,
pero nunca acompañando esta cercanía con posicionamientos públicos a favor de la
candidata de su partido. La esposa del Presidente, Margarita Zavala, participó al lado de
Vázquez Mota en numerosos eventos durante la campaña.
La disputa interna post electoral
Después de la debacle electoral del 1 de julio, las disputas internas capturaron al PAN. Los
personajes más visibles en estas disputas fueron el presidente Calderón y Gustavo Madero,
cada uno liderando a un amplio sector del partido, cada uno de los cuales estuvo
conformado por facciones distintas y hasta contrapuestas entre sí. Madero negó
191
insistentemente que hubiera habido distanciamiento respecto de la Presidencia y más en
particular respecto de Calderón. Calderón, por su parte, hizo algunas menciones sueltas a la
debacle blanquiazul, aunque ninguna que visibilizara un distanciamiento claro.
Llamó la atención que el Presidente no se presentara a una comida celebrada el domingo 5
de agosto en la que se elegirían a la coordinadores de las bancas del PAN, lo que finalmente
no ocurrió. Sin embargo, personajes cercanos al mandatario –incluyendo ex secretarios de
Estado y parte de su equipo en Los Pinos– sí se presentaron al evento, por lo que
difícilmente puede inferirse que haya una ruptura total entre el sector afín a la Presidencia y
el afín a la dirigencia del partido, aunque ciertamente la ausencia del Presidente pareciera
demostrar –cuando menos– un distanciamiento.26
Las múltiples declaraciones de Madero negando el conflicto con Calderón han causado
amplio revuelo en los medios de comunicación, revelando con ello la atención prestada por
la prensa a la presunta tensión entre la Presidencia y la actual dirigencia del partido. Según
las versiones más extendidas, y que además resultan altamente probables en medio de la
crisis del PAN, es que riñen por el partido y particularmente por la conducción de los
procesos de transformación interna que ambos sectores proponen para el PAN. Dicho en
otros términos, tanto los alineados con la Presidencia como aquellos del lado del CEN
postulan la importancia de cambiar el rumbo del PAN, cuando no aspirar a su refundación.
Empero, la tendencia no es a buscar acuerdos entre ellos para reformar al alimón sino más
bien disputar quién liderará el proceso y de qué manera conviene llevarlo a cabo.
26 Horacio Jiménez y Ariadna García. “Aplaza el PAN definición de coordinadores”. El Universal. México: 6 de agosto de 2012.
192
Tanto calderonistas como maderistas han comenzado a hacer labores de gestión para sumar
más cuadros a sus respectivos proyectos. Resulta particularmente valioso integrar a
miembros del Consejo Nacional, por el peso que tienen en las decisiones del partido. La
sesión o sesiones que celebre el Consejo Nacional entre la fecha de la elección y la próxima
sesión de la Asamblea Nacional, serán sumamente importantes, puesto que se discutirán
asuntos importantes de cara a la Asamblea, el único órgano del PAN autorizado para
cambiar los estatutos y el Principio de doctrina, y que por ello resulta uno de los puntos
centrales –cuando no el central– de la disputa.
Retomando este capítulo en su conjunto, habría que insistir que, partir de la evidencia con
la que se cuenta, no hay elementos para comprobar una actitud interventora de Calderón en
el proceso electoral constitucional para favorecer a Vázquez Mota. Nada más allá de una
declaración y su presencia en algunos eventos públicos de la candidata, lo cual lo coloca
muy lejos de la insistente colaboración de Vicente Fox con la candidatura de Calderón seis
años atrás. Tampoco hay elementos para sostener que Calderón favoreció a alguno de los
candidatos en la elección interna del PAN. Aun si se concediera veracidad al rumor
generalizado de que Cordero era el pre candidato predilecto del Presidente, no hay forma de
sostener que Calderón lo apoyó. El PAN mantuvo en el conjunto del proceso electoral –
incluyendo pre campañas y campañas– autonomía frente a la Presidencia para tomar e
implementar sus decisiones. Ante la debacle electoral, hay quienes, encabezados por
Madero, se niegan a que Calderón y su grupo encabecen la transformación del PAN,
empeñándose en hacerlo ellos mismo. El calderonismo, por su parte, busca arrebatarle el
193
proceso de reforma interna a la actual dirigencia nacional, buscando relegarlos a segundo
plano. Ahí se está jugando la suerte del PAN y su posibilidad de salir de la marginalidad a
la que lo relegó la elección de 2012.
194
Conclusiones Señalábamos al inicio de esta tesis, que entenderíamos autonomía en el sentido en que lo
hacía el filósofo y psicoanalista francés Cornelius Castoriadis. “Autónomo –enseñaba
Castoriadis en una conferencia en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM)– es aquel individuo que se da a sí mismo sus propias leyes”.27 En torno a la
autonomía social, distinta a la individual cuando menos analíticamente, apuntaba que “una
sociedad autónoma es una sociedad que crea sus instituciones en forma explícita y
consciente”.28 Al final, para Castoriadis, la autonomía individual y la social terminan por
tejerse en una misma autonomía: “Una sociedad autónoma es una sociedad que se instituye
a sí misma sabiendo que lo hace, lo cual significa, que está compuesta por individuos
autónomos”.29
La autonomía para Castoriadis consiste en un cierto tipo de institucionalización, que se
finca en la explicitación de aquello que se institucionaliza y en la conciencia refleja sobre
los procesos emprendidos y las estructuras creadas. Así, la autonomía social demanda la
inclusión de posturas diversas en la toma de decisiones, procurando que se consideren todos
los puntos de vista. Si se pretende lograr la autonomía en el sentido que la plantea
Castoriadis, surge la necesidad de desarrollar procesos reglas que clausuren de entrada
relaciones sociales basadas en la imposición.
27 Cornelius Castoriadis. Diálogo con Castoriadis. México: Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, agosto de 1990. 28 Idem. 29 Idem.
195
Decíamos también en la introducción que de las múltiples interpretaciones que pueden
hacerse del concepto de autonomía de Castoriadis, nuestra lectura –denominada por
nosotros mismos como moderada– se apoya la muy célebre del filósofo español José
Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.30
Siguiendo a Ortega, el PAN siempre ha sido el PAN y su circunstancia, y sus fundadores
consideraban que si no salvaban la circunstancia no podrían salvar al partido. Las
circunstancias del surgimiento y temprano desarrollo del PAN estuvieron marcadas por la
hegemonía del régimen revolucionario, con la consecuente imposibilidad para desplazarlo
del poder por la vía electoral. En suma, desde la postura moderada, la autonomía del PAN
era una aspiración con un marco histórico y político concreto, que implicaba un horizonte
determinado de posibilidades.
Contrario a lo que se ha comentado en distintos medios de comunicación, y que por ende se
ha consolidado como la visión más extendida en torno a la relación entre la Presidencia y el
PAN a lo largo de la administración de Felipe Calderón, nunca perdió su autonomía frente a
la Presidencia a lo largo del sexenio. Así podría resumirse el argumento principal del
presente trabajo académico. La relación que establecieron ambas instituciones pasó por
distintas etapas durante dicho periodo presidencial, en un dinamismo que pasa por alto la
lectura más extendida. Si bien es cierto que hubo etapas en las cuales la Presidencia tuvo un
alto grado de influencia sobre el partido, esta influencia nunca derivó en heteronomía, pues
el partido mantuvo en todo momento la posibilidad –siguiente la definición de autonomía
de Castoriadis– de crear instituciones de forma explícita y consciente, frecuentemente
30 José Ortega y Gasset. Meditaciones del Quijote. Madrid: Selecta, 1966, pp. 51-2.
196
distintas y hasta contradictorias con las preferidas por la Presidencia.
La investigación detallada de la relación Presidencia-PAN a lo largo de este periodo
permite concluir que si bien la ríspida elección presidencial de 2006 incentivó una alianza
de mutua conveniencia entre la entonces dirigencia nacional del PAN y el equipo del
candidato Calderón, la llegada a la Presidencia de este último marcó el comienzo de un
proceso de tensión creciente entre Los Pinos y el partido. El arribo de Germán Martínez a la
dirigencia nacional panista marca el arranque del periodo en el que la Presidencia logró el
mayor grado de influencia sobre el PAN, súbitamente terminado por la catástrofe sufrida
por el blanquiazul en las elecciones intermedias de 2009. Desde ese momento y hasta
elección del 1 de julio de 2012, fecha en que cierra el periodo estudiado en esta tesis, los
calderonistas fueron perdiendo posiciones al interior del partido. El análisis de élites
sintetizado aquí, y que prueba falsa la hipótesis de la pérdida de autonomía del partido a
raíz de la relación establecida con la Presidencia, es solo uno de los cinco ángulos que se
eligieron para comprender dicho vínculo. Desde los otros cuatro ángulos –pre campaña y
campaña presidencial de Calderón, agenda legislativa y de partido, discursos electorales
panistas y elección del candidato presidencial del PAN para los comicios de 2012–,
tampoco se visibilizan evidencias para sostener la heteronomía a la que ha aludido
insistentemente la prensa.
La historia del PRI, contrario a lo que suele afirmarse en algunas lecturas, evidencia un
dinamismo permanente. El proceso que describió el partido desde su fundación hasta el año
2000, cuando perdió la Presidencia, es de institucionalización, hegemonía, desgaste y,
197
finalmente, pérdida progresiva de posiciones gubernamentales hasta perder la Presidencia.
Las visiones que hacen de este dinamismo un monolito, tanto en términos sincrónicos –
anulando las disputas, tensiones y contradicciones internas– como diacrónicos –ignorando
las transformaciones del partido revolucionario y de la institución presidencial–, omiten
indagar en los entresijos de la relación entre la Presidencia y este partido. Asumen que si la
Presidencia siempre fue omnímoda, el partido no habría tenido ni el más mínimo grado de
autonomía frente a esta, sino que más bien habría sido un mero ejecutor de los designios de
aquella.
Al poner en cuestión esta lectura, la relación entre Presidencia y partido revolucionario
revela estar atravesada por contradicciones, resistencias de grupos excluidos, circulación de
élites, multiplicidad de actores relevantes –no solo el Presidente–, cambios en el peso de los
distintos sectores sobre las decisiones del partido, entre otras características. Lo que
permanece como una constante es el enorme ascendiente de la Presidencia sobre el partido,
al que logró colocarle reglas cuantas veces lo intentó. Hablar de autonomía del partido,
negando que haya sido heterónomo respecto a la Presidencia, es una lectura que no se
sostiene con evidencia.
Cuando el Presidente de la República dejó de ser priísta, los gobernadores emanados del
PRI reprodujeron en sus respectivos estados características del presidencialismo que imperó
durante años a nivel federal. Así, los gobernadores derivaron en una suerte de “señores
feudales” de las entidades que encabezan. Además de que ya no están expuestos a un
Presidente omnímodo y que además era militante de su propio partido, los pesos y
198
contrapesos a los que se enfrentan al interior de sus estados son escasos y débiles, lo que les
permite muy frecuentemente gobernar a su total conveniencia.
Al comparar la relación Presidencia-partido gobernante durante el priato con esta misma
relación durante el periodo presidencial de Felipe Calderón, se detectan numerosas y
relevantes diferencias, muy distantes de la semejanza que se afirmaba tentativamente en
una de las hipótesis secundarias con las que comenzó esta investigación. Durante el priato
fueron por demás escasas las ocasiones en las que el Presidente no logró imponer a sus
cuadros en la estructura del partido o en los gobiernos emanados de este partido, y no está
documentada una sola ocasión en las que el PNR, PRM o PRI no fungieran como cajas de
resonancia de las decisiones presidenciales para asuntos clave de su funcionamiento
interno. Los cinco ángulos de análisis esbozados en este trabajo –dinámica de élites, pre
campaña y campaña presidencial de Calderón, agenda legislativa y de partido, discursos
electorales panistas y elección del candidato presidencial blanquiazul para los comicios de
2012– revelan distintos grados de influencia de Calderón sobre el partido, notando que el
partido mantuvo en todo momento algún grado de autonomía para decidir sobre sus
acciones.
La historia que construimos sobre la autonomía del PAN permitió sostener que el partido
pasó por una etapa de autonomía desde su fundación hasta principios de los setenta,
ciertamente en grados variables. La reforma electoral de 1977 marcó el inicio de una
continua transferencia de beneficios políticos del régimen hacia la oposición, especialmente
aprovechados por el PAN. El partido aceptó estas nuevas reglas del juego no solo en el
199
nivel de la reforma legal sino involucrándose en la negociación política y buscando obtener
ventajas en este terreno. El PAN comenzó a ser reactivo al régimen y posteriormente
obtuvo sus primeros triunfos electorales a nivel de diputaciones y alcaldías. Las decisiones
del partido eran tomadas en procesos cada vez menos deliberativos y en los que intervenían
actores pertenecientes a grupos externos al PAN, ya fueran agrupaciones ideológicas de
derecha o empresariales. Algunos herederos del pensamiento político de los fundadores del
partido dieron un paso de costado, lo que fortaleció la posición de los neopanistas, quienes
impulsarían la negociación con el régimen. Esta actitud del PAN hacia las elecciones
facilitó el desmontaje de algunas estructuras e instituciones autoritarias y el arribo de
candidatos panistas a posiciones de autoridad. Cuando Vicente Fox llegó a la Presidencia,
no le interesó relacionarse con el partido, para ya no hablar de una intención de convertirlo
en una institución heterónoma respecto de la Presidencia.
Calderón arrancó su pre candidatura sin ser el favorito del presidente Fox –lo era Santiago
Creel– y como un desconocido para el grueso de la opinión pública. Su capital social al
interior del partido, cultivado durante décadas de militancia, es el principal factor
explicativo de por qué Calderón logró quedarse con la candidatura presidencial. Si bien la
ríspida elección presidencial de 2006 incentivó una alianza de mutua conveniencia entre la
entonces dirigencia nacional del PAN encabezada por Manuel Espino y el equipo del
entonces candidato Calderón, poco tiempo después de la llegada a la Presidencia de este
último comenzaron las tensiones entre Los Pinos y el partido.
200
Desde la perspectiva del análisis de élites, a lo largo de la administración calderonista el
PAN pasó de una marcada distancia respecto de la Presidencia, que implicaba también
cierta tensión, durante el periodo de Manuel Espino, a una etapa de notable cercanía,
encabezada por Germán Martínez y César Nava, que no suprimió la presencia de personajes
neutrales y hasta distantes de Calderón dentro de las élites partidistas. La responsabilidad
endilgada al Presidente y a su círculo cercano por la debacle electoral de 2009 fue el punto
de quiebre de la cercanía entre Presidencia y partido: quedó a tal grado debilitada la imagen
y la posición de la Presidencia al interior del partido, que la influencia presidencial sobre el
partido iría a la baja desde julio de 2009 hasta el final del sexenio. Posteriormente, durante
presidencia de Gustavo Madero, se reestableció la distancia del partido respecto de la
Presidencia, aunque nunca hubo abierta confrontación, dada la actitud colaboradora de
Madero y de la secretaria general Cecilia Romero hacia Los Pinos. De hecho, la Presidencia
logró colocar a los coordinadores de los diputados.
La vinculación entre las principales políticas públicas del sexenio y la agenda legislativa
del PAN es más bien tenue. Las secretarías de Estado que recibieron mayor incremento
presupuestario a lo largo del sexenio, lo que podría traducirse en que implementaron las
políticas públicas más relevantes para la Presidencia, se enfocaron en garantizar la
seguridad nacional, la convivencia armónica y el bienestar de los mexicanos en el marco de
un Estado de derecho (SEGOB); preservar la libertad, el orden y la paz públicos (SSP);
promover el desarrollo del sector turístico nacional (SECTUR); desarrollar las capacidades
de los individuos y crearles oportunidades, especialmente a los más necesitados
(SEDESOL); y, por último, mejorar los empleos, las empresas y los emprendedores (SE).
201
Se entiende por principales políticas públicas aquellas que embonan con la misión
declarada de las secretarías de Estado que presentaron un mayor crecimiento presupuestario
relativo tuvieron a lo largo del sexenio. Vale la pena recordar que el presupuesto asignado a
cada secretaría no solo refleja las prioridades del gobierno federal sino también un conjunto
de intereses y estrategias de múltiples y diversos actores políticos, y que además puede
haber una enorme distancia entre las misiones declaradas por las secretarías y las políticas
públicas que finalmente impulsaron.
En la Cámara de senadores, el énfasis de la Presidencia en estas políticas se tradujo de
manera más clara que en la de diputados, en la negociación de los panistas por obtener la
mayoría en las comisiones ordinarias vinculadas con estas secretarías. De estas cinco
secretarías, la que contó con más comisiones ordinarias vinculadas con sus funciones fue
Gobernación, en ambas cámaras, que fue la secretaría con mayor incremento porcentual en
materia de presupuesto. La vinculación de las demás secretarías con la agenda legislativa
del PAN es mucho más tenue.
La agenda partidista del PAN, leída a través de la producción discursiva de su Consejo
Nacional, estuvo fuertemente centrada en procesos administrativos del partido, en la
definición de quiénes ocuparían los puestos de autoridad y, sobre todo, en decisiones de
cara a los procesos electorales. En este aspecto, en el funcionamiento interno del PAN
prácticamente no hubo eco de las principales políticas publicas del sexenio.
202
En los discursos de los candidatos a gobernador apoyados por el PAN cuatro temas
resultaron especialmente relevantes: salud y educación como puntos clave para la igualdad
de oportunidades, seguridad, fomento del empleo y apoyo al sector rural. La “Plataforma
electoral 2009-2012” dedica amplio espacio a tres tópicos fundamentales: igualdad de
oportunidades, condiciones de seguridad y rediseño del entramado institucional del país,
particularmente en lo que se refiere al funcionamiento de la democracia y a los derechos
humanos. De estos temas presentes en los discursos electorales del PAN, todos, salvo el
apoyo al sector rural, corresponden a alguna de las cinco secretarías que fueron
beneficiarias de mayor incremento presupuestario. Igualdad de oportunidades corresponde
a SEDESOL, seguridad a SEGOB y SSP, fomento del empleo a SE y rediseño del
entramado institucional que rige el funcionamiento de la democracia a SEGOB. Las
políticas instrumentadas desde la SECTUR no tuvieron un lugar importante en los
discursos electorales del PAN. Así, pudiéramos decir que hubo importante convergencia
entre los discursos electorales del PAN y las principales políticas públicas federales.
El conjunto del proceso de sucesión presidencial –que abarca nos solo la contienda
constitucional sino también la elección interna del partido– se desenvolvió sin una
intervención visible por parte de la Presidencia. Las especulaciones apuntan a que el
candidato predilecto de la Presidencia era Ernesto Cordero, quien terminó siendo vencido
por Josefina Vázquez Mota en los comicios panistas. En caso de que sea cierta la
predilección de Calderón por Cordero, el favorito del Presidente se habría quedado sin la
candidatura presidencial. Aun si no fuera cierto que Cordero fuera el favorito de Calderón,
destaca el nulo posicionamiento público de Calderón frente a la interna panista, así como la
203
participación de integrantes de su equipo cercano en las campañas tanto de Cordero como
de Vázquez Mota. Independientemente de si quedó como candidato o no el pre candidato
favorito de Calderón, lo cierto es que el Presidente se mantuvo al margen del proceso,
cuando menos a partir de lo que pudo recogerse como evidencia. En la elección
constitucional, Vázquez Mota fue vencida a su vez por el candidato del PRI-PVEM,
Enrique Peña Nieto, mientras la Presidencia se mantuvo al margen de la elección, a
diferencia de lo que había hecho exactamente seis años atrás, durante la administración
foxista.
Contrario a lo que se ha comentado en distintos medios de comunicación, y que por ende se
ha consolidado como la visión más extendida en torno a la relación entre la Presidencia y el
PAN a lo largo de la administración de Felipe Calderón, no puede sostener se que el partido
haya sido heterónomo frente a la Presidencia a lo largo del sexenio. Si bien es cierto que la
relación entre la dirigencia nacional del PAN en 2006 y el equipo del entonces candidato
Calderón aportan elementos a favor de la lectura que detecta heteronomía, esta alianza se
vino abajo poco tiempo después de que Calderón se instaló en Los Pinos. También los
discursos electorales de los candidatos panistas a gobernador y la plataforma del partido
para las elecciones intermedias de 2009 constituyen evidencia a favor de la hipótesis de la
heteronomía, contraria a la tesis que se obtiene como conclusión de este trabajo. Dinámicas
que revelan características mucho más estructurales del funcionamiento interno del PAN,
como las élites, la agenda partidista, la agenda de las fracciones legislativas del PAN y la
sucesión presidencial, son evidencia contundente para negar la heteronomía del partido
frente a la Presidencia. Desde nuestra sociología de las instituciones con enfoque
204
estructural, el PAN mantuvo en todo momento, y sobre todo después de las elecciones
intermedias de 2009, autonomía frente a la Presidencia.
205
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AVISO
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