deseo del analista carlos garcia causa clinica conferencia 2014

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. Por Carlos Dante García No se nace con el deseo de analista ni con el de analizar, es el resultado de un análisis y de ver en que modalidad del análisis adviene, no es lo mismo un análisis que comienza, uno que dura y uno que termina, son tres análisis que no se presentan en absoluto de la misma manera, que exigen en todo caso del analista que no tenga la misma posición ni el mismo modo de obrar. Como adviene el deseo de analista: dejar de hacerse preguntas, reducción de las mismas, dejar de preguntarse que significa eso, hablar sin preguntar y sin pedir, interpretación. El deseo del analista es también un deseo de despertar, Miller dirá que el deseo, en esto sigue a Freud, es un deseo de dormir, pero que Lacan define el deseo del analista como un deseo de despertar, El deseo del analista, que llamamos deseo de saber, no tiene nada que ver con ninguna erudición, y constituye la excepción a la ley del deseo como deseo de dormir. Sería el deseo de despertar, no solamente despertarse sino despertar al Otro. Es un deseo de despertarse del deseo como deseo del Otro. El deseo del analista es cuando el analista se autoriza a si mismo, implicancias de este si mismo, autorizándose por su objeto a, Deseo de analista como desecho, como desdicha, no se puede elegir otra cosa, y al mismo tiempo es una forma pura de demanda de asociación libre. Para terminar esta primer parte, el deseo del analista no es un ideal, es algo que adviene y que se impone, sabiendo que es un desecho y también un saber hacer con ese desecho. Angela Vitale Ciclo Anual de Conferencia 2014, Causa Clínica “¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. Por Carlos Dante García Diana Nasra: Buenas noches, bienvenidos. Como cada miércoles del ciclo, en este caso: “¿Sabe el analista de qué modo operar? El deseo del analista no es un deseo inocente”, en este caso, este año, el invitado de hoy, Carlos Dante García, analista miembro de la orientación lacaniana, de la Asociación Mundial de 1

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Page 1: Deseo Del Analista Carlos Garcia Causa Clinica Conferencia 2014

“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

No se nace con el deseo de analista ni con el de analizar, es el resultado de un análisis y de ver en que modalidad del análisis adviene, no es lo mismo un análisis que comienza, uno que dura y uno que termina, son tres análisis que no se presentan en absoluto de la misma manera, que exigen en todo caso del analista que no tenga la misma posición ni el mismo modo de obrar.Como adviene el deseo de analista: dejar de hacerse preguntas, reducción de las mismas, dejar de preguntarse que significa eso, hablar sin preguntar y sin pedir, interpretación.El deseo del analista es también un deseo de despertar, Miller dirá que el deseo, en esto sigue a Freud, es un deseo de dormir, pero que Lacan define el deseo del analista como un deseo de despertar,El deseo del analista, que llamamos deseo de saber, no tiene nada que ver con ninguna erudición, y constituye  la excepción a la ley del deseo como deseo de dormir. Sería el deseo de despertar, no solamente despertarse sino despertar al Otro. Es un deseo de despertarse del deseo como deseo del Otro. El deseo del analista es cuando el analista se autoriza a si mismo, implicancias de este si mismo, autorizándose por su objeto a, Deseo de analista como desecho, como desdicha, no se puede elegir otra cosa, y al mismo tiempo es una forma pura de demanda de asociación libre. Para terminar esta primer parte, el deseo del analista no es un ideal, es algo que adviene y que se impone, sabiendo que es un desecho y también un saber hacer con ese desecho. Angela Vitale Ciclo Anual de Conferencia 2014, Causa Clínica “¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. Por Carlos Dante García  Diana Nasra: Buenas noches, bienvenidos. Como cada miércoles del ciclo, en este caso: “¿Sabe el analista de qué modo operar? El deseo del analista no es un deseo inocente”, en este caso, este año, el invitado de hoy, Carlos Dante García, analista miembro de la orientación lacaniana, de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, docente del ICdeBA y del IOM, Instituto Oscar Masotta, corresponsable del VEL, Violencia Estudios Lacanianos, Departamento de Investigación sobre la Violencia, Director de la página Lectura Lacaniana.  Si quieren tomar nota de la página es: www.lecturalacaniana.com.ar; la recomiendo. Colaborador de la revista de cultura urbana Quîd, coautor del libro ¿A quién mata el asesino? Sobre psicoanálisis y criminología, de editorial Piados; coautor de la colección ¿Qué será? Y ex coordinador general de la Clínica Modelo de psiquiatría. Ex docente de las cátedras de psicología de la niñez, de la cátedra de psicología existencial, de la cátedra de psicopatología y de clínica de adultos de la UBA; ex docente de las cátedras: psicoanálisis 1 y psicoanálisis 2 de la Universidad Kennedy, y ex docente de la cátedra de psicología de la Universidad del Salvador. Carlos Dante García: Bueno, agradezco la invitación a Diana Nasra y Adriana Casareto, ya hace varios años que participo en estas conferencias, me gusta hacerlo y voy a empezar por justificar el título y ubicar el título, para todos los presentes. 

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

El título tiene dos partes, la primer parte es: ¿qué es el deseo del analista? Y la segunda parte, la relación entre esa expresión, deseo del analista, con las tres modalidades del análisis, lo que abre la incógnita de qué son las tres modalidades del análisis.  En primer lugar: ¿qué es el deseo del analista? Es un término, una expresión, hasta se puede decir un concepto, que nunca fue considerado un concepto, que proviene de la enseñanza de Lacan. En las páginas 112 y 113, de Sutilezas Analíticas, un seminario de Miller, el capítulo se llama Tres Modalidades del análisis, y en ese capítulo Miller dice que según Lacan, el deseo del analista adviene en un análisis. Es decir, que no se nace con el deseo de analista y con el deseo de analizar, es efecto y resultado de un análisis, adviene en un análisis y hay que ver en qué momento, o sea, en qué modalidad del análisis adviene, para que emerja ese deseo. Por eso, yo siempre recomiendo, y hasta lo uso, a veces, como interpretación, a algún analizante mío, cuando está muy inquieto, muy alterado, muy querendón por querer trabajar como analista, o querer ser analista. No hay que tener ningún tipo de apuro para eso, porque tiene que advenir el deseo, el asunto es cómo va a advenir ese deseo para instalarse en la práctica como analista, esto es un deseo que adviene, por eso es muy importante distinguir el deseo, ese deseo que adviene, que tiene ciertas particularidades, ¿distinguirlo de qué? Del querer trabajar atendiendo pacientes, del querer ser psicoterapeuta, de querer utilizar el título de psicólogo, es muy distinto del advenimiento del deseo del analista. Entonces, ¿qué es el deseo del analista? Voy a responder con 16 formulaciones, así van a quedar conformes. Voy a decirles 16 formulaciones de qué es el deseo del analista, con matices pero la primera, para que se ubiquen y ubiquemos la respuesta de la relación que tiene con la modalidad del análisis.  El deseo del analista, adviene en un análisis cuando alguien deja de hacerse preguntas. Cuando alguien deja de hacerse preguntas y de preguntarse por sus síntomas y por las formaciones del inconsciente.  Esto que acabo de decir implica una transformación, deja de preguntarse qué significa eso, qué significa la formación del inconsciente, qué significa el sueño que tuve, qué significa el síntoma, se terminó la pregunta, aunque él no lo crea en principio. Entonces, deja de preguntarse qué significa eso, y pasa a otra pregunta y a una respuesta, es el movimiento que va de la pregunta del neurótico, que el neurótico se pregunta y le generan preguntas muchas cosas de lo que le ocurren a la subjetividad, a otra pregunta, que es la pregunta que tiene una respuesta, que es: ¿qué soy yo? Y qué es eso que hay en mí. Comienza a responder qué soy yo y deja la multiplicidad de preguntas. Entonces, primero, el deseo del analista es la reducción de las preguntas, en términos generales, que no hay respuesta. O sea, que el deseo del analista es alguien que no está preocupado por las preguntas y por los significados de las formaciones del inconsciente. Adriana Casareto: Pero, tuvo que estar preocupado antes… 

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J023175, 26/02/15,
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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

Carlos Dante García: Por supuesto. Por eso, después la relación con los modos de análisis, porque no es lo mismo el deseo del analista del lado del analista, o del lado del analizante. Los modos de análisis, en el comienzo, los tres modos, se los anticipo, los tres modos de análisis son: el análisis que comienza, el análisis que dura y que se desarrolla, y el análisis que finaliza.El advenimiento del deseo del analista, se produce ya desde entrada y se va transformando poco a poco, hasta el momento en que va del análisis que dura a el comienzo del final del análisis, ahí adviene el deseo del analista, si ubicamos una relación temporal con las vicisitudes y particularidades de cada uno. El advenimiento del deseo del analista, es también, presten mucha atención a esto, mucha atención: es un hablar sin preguntar. No todo el mundo habla sin preguntar, el único que habla sin preguntar, ¿quién es? El analista. Es decir, es un hablar que implica la transformación en lo que dice de la demanda, eso se llama interpretación. Hablar sin preguntar es interpretar. Entonces, el deseo del analista es un cambio en el modo de decir. Aquí podremos después retomar y hacernos preguntas respecto de ciertas cuestiones, por ejemplo, si una pregunta puede cumplir la función de interpretación, por supuesto que sí. Pero no es el preguntar al vacío, es interpretar, por eso, en efecto, todo aquel que comienza a practicar psicoanálisis, se encuentra con la inquietud: le hago preguntas, interpreto, esta es una interpretación, no puedo interpretar. Es decir, que eso que se recoge en la práctica como las dificultades que uno tiene en cuenta para cumplir la función de analista, se manifiesta bajo la forma de: hago preguntas y no interpreto. Quiere decir que todavía no está a punto, después podemos hablar del punto de cocción del analista. O sea, hablar sin preguntar y sin pedir, básicamente. Esto tiene incidencia en la práctica del psicoanálisis y también en las relaciones y en las relaciones de pareja, porque básicamente, todo el mundo sabe que los problemas de las relaciones de pareja, se producen ¿cuándo? Cuando se pide, porque del pedido al reclamo hay un pequeño paso. Entonces, esa transformación también incide en la subjetividad en la vida.  El deseo del analista es también, un deseo de despertar. Todo esto que estoy diciendo, no son invenciones mías, yo lo puedo trasmitir pero son desarrollos precisos de Lacan y de Miller, básicamente,  esto está planteado, la secuencia que estoy desarrollando, extraída por mí en distintas partes, en un seminario que se llama El banquete de los Analistas de Miller. El deseo del analista es un deseo de despertar, que se opone al deseo del neurótico, ¿cuál es el deseo del neurótico?  Adriana Casareto: Dormir en el fantasma. Carlos Dante García: Dormir, dormir en el fantasma. Entonces es un deseo de despertar, el deseo de despertar es algo que está en relación a algo real, a atravesar el fantasma, por eso es un deseo de despertar. O sea, no se preocupa si se despierta, como hace el neurótico, ¿vieron que se queja: “Me desperté y no puedo seguir durmiendo”?.  

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

El deseo del analista es también un deseo de saber, es otra definición, esta definición: el deseo del analista es un deseo de saber, es producida por Lacan en un texto que se llama Nota a los Italianos, que es una nota, un texto que Lacan escribe para orientar a los analistas de Italia que querían armar una institución, y entonces, propone por primera vez que se reclute a gente que va a formar parte de la institución, a partir de que hagan el pase. Entonces, en ese contexto de la Nota a los Italianos, que lo pueden encontrar en Otros Escritos, ahí está traducida, no sé si conocen el libro Otros Escritos, que es un libro blanco, que no son los Escritos 1 y 2, sino otros escritos. Ahí van a encontrar esta formulación: que el deseo del analista es un deseo de saber. Que no es el deseo del neurótico, porque el deseo del neurótico, ¿cuál es? No quiero saber, horror al saber, entonces esto implica que retomemos también esta formulación de qué significa: deseo de saber. Porque no es un deseo de obtener información, de consultar al Google o tener más formación, no es eso. El deseo del analista es un deseo que está más acorde a la pulsión y no al deseo. Es decir, está más cercano a la voluntad de goce, es decir, es un deseo que se pone en conexión con el goce. Porque el deseo del neurótico rechaza el saber y rechaza la pulsión, no quiere saber nada de la pulsión. El deseo del analista, es también una estructura objetiva, espero llegar a trasmitirles algo de esto. Es una estructura objetiva, no es una estructura subjetiva, es objetiva y se puede ubicar perfectamente la estructura del deseo de analista. El deseo del analista, es otra forma de acción, es un deseo que no se engaña con los deseos del fantasma, es decir, que no está engañado. El deseo del analista, también, es un deseo que Lacan ubica cuando el analista se autoriza a sí mismo. Entonces, la pregunta es: ¿qué quiere decir ese “sí mismo”, y qué implica esa autorización? No lo autoriza otro analista, es un deseo que se autoriza en sí mismo. Y la pregunta es, ¿cuál es el estatuto de ese “sí mismo”? Después lo voy a retomar. El deseo del analista, es un deseo, muy importante este punto, que va más allá de Freud. O sea, el deseo del analista, es una de las formulaciones de Lacan que cuestiona muchas de las novelas de Freud. Quiere decir, que podemos preguntarnos; ¿qué implica estar adherido a las novelas? Esto lo pueden encontrar en la página 414, lo que acabo de decir, del Banquete de los Analistas, de Miller.  ¿Qué es estar adherido a las novelas? Es creer en los relatos de la histérica, creerle. No creer, por ejemplo en el relato de la fantasía histérica de seducción, es creer en las novelas, o sea se trata de un análisis que se ubica de determinada manera, respecto de las novelas. El deseo del analista, es un deseo que no queda atrapado en la verdad, o sea, va más allá de la verdad, Freud quedaba atrapado en la verdad, tenía amores con la verdad. El deseo del analista, implica que no se puede tener ni saber, es una paradoja. El deseo del analista es algo que no se tiene ni se sabe. O sea, no se define ni por el tener ni por el saber, o sea, cada vez más complicado esto, parece una especie de accésits rara, pero sin embargo, es un saber no como conjunto de significantes, 

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

por eso no existe la transmisión del psicoanálisis. Yo sé que esta frase va a generar problemas: no existe, para Lacan, transmisión del psicoanálisis, no es transmisible. No es transmisible quiere decir que no es porque me analizo, con quién me analizo y cómo me analizo, se me va a transmitir el psicoanálisis, Lacan cuestiona esa idea.  Sin embargo es un saber, ¿qué saber? Es saber hacer de desecho, saber hacer de desecho. El deseo del analista, la mayoría de la gente cree que es el entusiasmo y es un lugar de llegada que imaginamos paradisíaco. En realidad, el deseo del analista es una desdicha, por eso quiero aplacar los ánimos que hay sobre el deseo del analista. Pero es una desdicha, ¿por qué digo que es una desdicha? Porque la mayoría de la gente se imagina que el deseo del analista es saber qué hacer, y tener total libertad, no, es la imposición de algo, aquel que practica el psicoanálisis, con el deseo del analista, es que no puede hacer otra cosa.  Entonces, no es una cuestión de que puedo elegir otra cosa, es una desdicha. No es una dicha: “¡Ah! Llegué a un lugar, tengo un deseo nuevo”, no, no, es complicadísimo, ¿por qué? Porque después, lo que vamos a ver, es que el deseo del analista implica terminar con toda demanda de amor. El deseo del analista es terminar con toda demanda de amor, porque el que demanda amor o está capturado en algo de eso, no puede operar  como el deseo del analista. Entonces, es un poco delicado, que no haya demanda de amor, ser un desecho quiere decir que uno está operando y no a partir de la demanda, si ya te dije que no demandan, no piden, entonces mucho menos va a demandar amor. El deseo del analista, es un deseo y un deber de terminar como desecho, por eso es el lado que menos se nombra en este tipo de cosas. Es un deseo y un deber de terminar como desecho, ¿por qué? Porque el deseo del analista es hacer que aquel que se analiza termine el análisis, y para terminar el análisis, implica que uno queda como desecho, que va a ser abandonado.  Entonces, no es, y esto está desde la primera entrevista, en el medio y en el final, entonces, sabe que va a ser abandonado, entonces hay que también sospechar o revisar todo de aquellas situaciones en las cuales los deseos de analista se ubican en una relación con el analista, hay que ver qué implica dejar al analista, no terminar bajo la forma de interrupción. Entonces, para que el analizante termine, finalice el análisis, el deseo del analista tiene que empujarlo a que termine. Entonces, por lo tanto, sabe que va a ser desechado. En la página 417 del Banquete de los Analistas, Miller dice algo que es todo lo contario a lo que uno se podría imaginar de la vida de un analista, en lo que supondría hay un deseo de analista, lo que dice es: que en aquel que está el deseo del analista, no anda bien en la vida. No se depriman, no anda bien en la vida. O sea, no todo anda bien, porque la idea es que el deseo del analista es: todo anda bien, si fuese así, dejarían todo esto del lado del yo: no hay problemas, todo es armonioso. Y, el deseo del analista, es una forma pura de deseo cuya característica es, página 421 a 422 del Banquete, una forma pura de demanda de asociación libre. 

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

El deseo del analista es un deseo puro, una forma pura de deseo que implica la demanda de asociación libre, ¿está hasta aquí? Demanda de asociación libre, o sea que esto también implica que tiene una relación, el deseo del analista, ¿con qué? Con la puesta en forma del dispositivo, con llevar a alguien a asociar, está en directa relación con eso. Voy, ahora, después de haber dado todas estas definiciones, que son fuertes, que puede llevar años entenderlas y hasta acomodarse con ellas, pero sí dan una perspectiva de que el deseo del analista no es un ideal, y dan la perspectiva, también, que el deseo del analista es algo que adviene en uno y se le impone a uno, como aquel que pinta y no puede hacer otra cosa que pintar, o aquel que es músico y dice: “No puedo hacer otra cosa que hacer música”. En ese caso, es hacer una práctica a la cual es empujado y no puede dejarlo, pueden encontrar de esto en el testimonio de Pierre Rey, en Una temporada con Lacan, donde Lacan mismo, le pregunta a Pierre Rey, si él no querría trabajar como analista, y Pierre Rey le dice que no, porque él no está en disposición a ocupar ese lugar de desecho. Vayan y fíjense en el libro, está claramente formulado. 

Parte II: Lugar del analista, control, característica de los análisis, prejuicios, regla fundamental.

En esta segunda entrega Carlos García parte de un texto de Miller, El Lugar y el lazo, en el capítulo titulado La tentación del psicoanalista, donde dice que el psicoanalista ocupa dos sitios, y lo ejemplifica con el control, explicando que el control es controlar la relación del lazo con el lugar, controlando el grado de des-subjetivación  en la experiencia, va a controlar que su subjetividad no incida en el análisis.De cómo el deseo del analista sería la reducción, como desecho, de la posibilidad de subjetivar. A mayor des-subjetivación más división del sujeto, a menor des-subjetivación, menos sujeto dividido.La clave entre el deseo del analista y  las tres modalidades de análisis es la regla fundamental, la asociación libre.La regla fundamental no es medir la culpabilidad, es confiar en todo lo que se le pase por la cabeza, lo que cae, en la ocurrencia. El que escucha no emitirá juicio de lo que cae.La Asociación libre es un permiso a la incoherencia, decir lo que se le ocurra; diga lo que diga no será juzgado ¿es enunciada la regla fundamental por el analista? Se la construye, como operación, no se da solo una vez, sino en cada sesión.En la primera modalidad del análisis, entonces se construye la regla fundamental, deseando la incoherencia e interviniendo por fuera de la realidad colectiva. De lo amorfo, vía la Asociación libre, comienza a tomar forma, cambiándose  y el modo de decir. 

Angela Vitale

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

Carlos Dante García: Entonces, una vez ubicadas todas estas formulaciones que después, si quieren retomamos y discutimos, conversamos, voy a retomar aspectos de esto, vamos a ubicar al analista y después, el tercer paso es ubicarlo en las tres modalidades, por su deseo general.

Para esto, voy a tomar algunos párrafos de otro seminario que se llama El Lugar y el Lazo, en el que hay un capítulo que se llama La tentación del psicoanalista, página 15, donde dice que el analista ocupa dos lugares, o sea dice que ocupa, el analista, dos sitios. Lo que se llama el lugar de analista, no es un lugar, son dos sitios, y ahora lo voy a ejemplificar con el control, con lo que sería el controlar o el supervisar.

¿Qué es el control? De muchas maneras se puede definir al control, pero el control es: controlar la relación del lazo con el lugar, del lazo con el lugar.

Cuando alguien controla y va a controlar con un analista, la tensión analítica de un paciente, ¿qué hace? ¿Qué va a controlar? Lo que va a controlar es la verificación de su grado de des-subjetivación en la experiencia. Es decir, va a controlar que su subjetividad no incida en el análisis, en la experiencia analítica que está haciendo de ese paciente o de ese sujeto.

Entonces, en la página 16 de ese capítulo, van a encontrar dos preguntas maravillosas de Miller, extraordinarias, que yo les diría que las anoten para toda la formación respecto de la práctica del control. Las dos preguntas, las dos frases son las siguientes: “¿Estás suficientemente des-subjetivado como para poder ser el soporte del otro?” Es la primera pregunta: ¿estás suficientemente des-subjetivado para ser el soporte del otro? Así de formulado, es decir que, para ser el soporte, quiere decir que no tiene que estar puesta en juego qué? La subjetividad.  O sea, que esto nos lleva al punto del deseo del analista, el deseo del analista sería la reducción, como desecho, de la posibilidad de subjetivar.

Y la segunda pregunta, después voy a matizar estas formulaciones, las voy a matizar bajo la forma de esto, es lo que implica todo lo que estoy diciendo, la lógica del asunto, lo que sabemos que en la realidad, se va a presentar bajo qué forma esto, si alguien va a controlar el grado de subjetivación o no, quiere decir que reconoce que hay una participación subjetiva.

En la realidad de esto no se produce a no ser que se haya advenido el deseo del analista, y aunque haya advenido el deseo del analista, a su vez, ese deseo del analista tiene que ser comprobado en la experiencia, cuando analiza a alguien. Ya no es que el AE, por ejemplo, como muchas veces he escuchado, o el que no llegó a terminar un análisis, en ambos casos, por ejemplo, uno sería puro, entonces lo podría analizar y el otro no podría analizar. Están comprometidos subjetivamente, tanto el AE como el que no terminó el análisis, los dos están comprometidos, después esto lo voy a retomar.

Diana Nasra: No sé si todos sepan qué es un AE.

Carlos Dante García: Se llama AE al analista que da la escuela, es un título, una nominación que surge como resultado de que alguien quiere testimoniar cómo hizo el recorrido de su análisis, que terminó su análisis. Entonces, hay una comisión, en una escuela, esto está en diferentes escuelas, está en la Escuela de la Orientación Lacaniana de Bueno Aires, en otras escuelas en el mundo, una comisión de pase que evalúa, no voy a explicar todo el dispositivo, pero evalúa si terminó el análisis, y si terminó el análisis, le dan el título de AE, entonces, este título dice: es alguien analizado, pero no dice que hay un deseo de analista, no dice que eso 

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

garantiza cómo va a practicar el psicoanálisis.

Es al revés, después hay que ver qué es lo que hace con eso, está claramente formulado esto en esas páginas que mencioné antes de El lugar y el lazo, claramente formulado. Es decir, que se supone que alguien que terminó el análisis, entonces estaría en condiciones de, por eso es que les di todas las definiciones.

¿Por qué les di todas esas definiciones? Para que ustedes vayan captando los matices y las aristas que tiene el problema del deseo del analista, que no es simplemente porque terminó el análisis, entonces advine y ya está. Hay gente que terminó el análisis, supuestamente advino el deseo de analista y después se fue de vacaciones a una isla y no volvió, enserio estoy hablando, no estoy inventando una cosa, sé que hay gente que hizo todo el análisis, todo el pase y demás, y después no fue más al psicoanálisis, a la escuela de la causa.

Entonces, la segunda pregunta tiene que ver con lo que voy a retomar del primer modo de análisis, que es el comienzo del análisis, “¿Estoy, -esa es la pregunta que hace Miller- lo suficientemente des-subjetivado, -presten mucha atención a la manera en que está formulada la frase- ¿Estoy lo suficientemente des-subjetivado como para dividir al sujeto en mi paciente o acaso el paciente se consolida cada vez más?”

Hay ahí, en la pregunta, dos fórmulas, la primera fórmula es: a mayor des-subjetivación, más provoco la división del sujeto en mi paciente. A menor des-subjetivación, o sea mayor participación subjetiva de mi parte, hay menos sujeto dividido y hay más paciente, o sea se consolida cada vez más el paciente, ¿se entiende la doble formulación?

Por eso es un grado, un movimiento: a mayor des-subjetivación más división, o sea que sólo se puede dividir a un sujeto en la experiencia del análisis, si hay des-subjetivación, si no, no hay división. Y si no, se incrementa cada vez más el paciente, ¿qué quiere decir que se incrementa? Es que no hay trabaja analítico, hay más paciente.

Entonces, tenemos que centrarnos en las tres modalidades del análisis, ahora una vez ubicados en el recorrido, o sea, que lo que dije también es conclusión: el deseo del analista es la manifestación en una subjetividad, de un grado máximo de des-subjetivación. Avanzadas interpretaciones en las cuales, no intervenga la subjetividad. Esto que acabo de decir, es idea de Lacan del psicoanálisis, es totalmente lo opuesto a la idea que tiene en la cual considera que el analista, con su subjetividad, es decir, con todo lo que le produce como efecto el paciente, la palabra del paciente, interpreta: usted me quiere hacer dormir, por ejemplo, usted tiene tendencias agresivas.

El punto opuesto es: uno apela a la subjetividad para interpretar y otro apela a la des-subjetivación para interpretar.

Vamos a las tres modalidades de análisis, y entonces, cómo vamos a ir relacionando el deseo del analista. El punto pivote de la relación entre el deseo del analista y las tres modalidades del análisis es la regla fundamental, clave de la cuestión.

¿Cómo comienzo un análisis? Esto que voy a decir, pueden encontrar referencias entre las páginas 109 a 132 del Seminario Sutilezas Analíticas de Miller. Un análisis que comienza, un análisis que dura y un análisis que termina, no son lo mismo, en absoluto.

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

Un análisis que comienza, es un análisis que está lleno de acontecimientos, lleno de sorpresas, por lo menos debería estarlo.

Un análisis que comienza, tiene la característica de ser algo amorfo, no tiene forma, dado que el paciente va y habla, habla sin prestar ninguna forma, esa es hasta una de las preocupaciones: voy abriendo cada vez más temas, por ejemplo, podría decir, o hoy hablo de esto y no sigo hablando de lo mismo, hablo de otra cosa, o sea, la forma que tiene es que no tiene forma, un análisis que comienza.

La forma, ¿quién se la da? El analista, es decir, que si nosotros dejáramos librado a que alguien hable, hable y hable, nunca va a tomar forma, porque lo que le va a dar forma es el destinatario, página 111. O sea, está condicionada la forma que va a tomar por el destinatario.

Y esto, es muy importante, ¿por qué? Porque en la actualidad, parecería que hay, por ejemplo, que la gente no asocia libremente, que no hay sueños, que no hay formaciones del inconsciente, parecería que hubiesen desaparecido de la faz de la Tierra, y mucho tienen que ver los analistas, el destinatario de lo que estoy diciendo, ¿se entiende el planteo?¿En qué consiste la regla analítica? La regla analítica consiste en el permiso de decir lo que a uno se le ocurra, y sobre todo de decir estupideces, tonterías, cosas obscenas, cosas incoherentes, es decir, es el permiso a la incoherencia.

Pero tiene una implicación la regla analítica, un supuesto: que para poder hablar así, el analista debe transmitir, en algún sentido, hay que ver la manera en que lo puede hacer, que no va a juzgar a aquel que habla, o sea que durante mucho tiempo, esto ya lo había enunciado en otras oportunidades, anda, merodea un fantasma de juicio, es decir, el fantasma del juicio de lo que se puede decir respecto de lo que dijo.

Esto es: va desde la fantasía al modo de gozar, el aspecto de lo que se hace, si se le pegó a la mujer, si se la insultó, cuál fue el insulto, todo tipo de cuestiones en las cuales la gente no habla habitualmente de eso, hasta de asesinatos que pueda haber cometido. No serás juzgado, es lo que organiza la regla fundamental: hable que usted no va a ser juzgado, diga lo que diga, no va a ser juzgado.

Es muy difícil de sostener, a veces, hay pacientes que pasan dos o tres años y no dicen absolutamente nada de algo, por el juicio que puede emitir el analista. Es la nube negra del juicio que ronda siempre la cabeza de muchos analizantes, y eso no permite que se desarrolle el análisis.

Entonces, un análisis que comienza tiene dos características, que son las que acabo de decir: comienza con lo amorfo y comienza con la regla fundamental.Entonces, la regla fundamental, ¿ustedes enuncian la regla? ¿Se enuncia la regla fundamental o ha caído completamente en desuso?

Adriana Casareto: No debería caer en desuso.

Carlos Dante García: ¿Por qué?

Adriana Casareto: Y, porque marca una posición, es una convocatoria a esto, a que diga lo que diga no va a ser juzgado, que tiene que ver más con el pensamiento que con lo que aparece.

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

Carlos Dante García: Con lo que dice, con lo que aparece, bien. Pero eso no es lo que hace ahora la gente, por ejemplo, todos los días, que dice una cosa y saltan de una cosa a otra, en la televisión, por ejemplo, en los programas de televisión, sí, ves los noticieros y de pronto sacan de un tema o de otro y hablan impúdicamente, sin ningún problema de: lo que le gusta hacer a la mañana, lo que hizo ayer a la noche, de temas íntimos.

¿Qué quiero decir con esto? Que la regla fundamental, en la práctica, ha caído en un desuso porque ya no es un umbral. Un umbral quiere decir algo que se atraviesa, algo que cambia el modo de decir. Entonces, esto es un problema, ¿por qué es un problema? Porque la regla fundamental, ¿se la dice? La regla fundamental, ¿se la aplica? Lacan, en La Dirección de la cura, recordemos que es un texto de 1958, muchos años atrás, decía que en las directivas de partida se filtra, ¿qué? La concepción que tiene el analista del análisis.

Vuelvo a repetirlo: en las directivas, porque hay gente que va a analizarse y: “¿Qué hago?”, bueno, lo que diga el analista en lo que  responda, a cada uno de los pacientes se va a fijar la idea que el analista tiene del análisis. Se filtra indefectiblemente, ¿se filtra en qué? En la enunciación, en la posición de enunciación. Es lo mismo que la cuestión del pago, por ejemplo, que alguien dice: “Bueno, no sé qué hacer, yo lo que quería decir es que quiero venir menos veces” “Bueno, después lo hablamos”, porque uno no sabe qué hacer.

Se filtra ahí una posición, no es que el paciente no se dio cuenta que el analista no sabe qué hacer, se dio cuenta, y no quedan tranquilos, voy después, lo superviso. Entonces, la enunciación es la posición inconsciente a partir de la cual se habla, y entonces, eso tiene que ver con la regla fundamental. Es ahí donde está el deseo del analista, no en la intención que uno pueda tener, uno puede tener la mejor intención.

Adriana Casareto: Se dice que hasta en las inflexiones de la voz.

Carlos Dante García: De la voz, sí.

Adriana Casareto: Se escuchará el grado de consecuencia o admitirá.

Carlos Dante García: El grado de consecuencia que tuvo el análisis para él, ¿se entiende? Es decir, que se filtra, ¿qué consecuencias tuvo el análisis para usted?, usted dirá: y la consecuencia es que, por ejemplo, asociar libremente es pensar, o decir lo que alguien piensa, no. Asociar libremente no es eso, porque eso es la definición que tendría el obsesivo de lo que es asociar libremente.

Que antes de hablar, hace pasar todo por el pensamiento. Entonces, un obsesivo puede filtrar la regla fundamental de esa forma, y eso son palabras que a uno se le escapan, es decir, tiene que ver con el grado de des-subjetivación.

La regla analítica se la puede definir como un modo de decir, y también se la puede definir como una operación. Quiere esto decir que no se da una sola vez, que se hace varias veces. Hay un texto, que no van a conseguir en librerías, pero que pueden conseguir en algunas bibliotecas que se llama: Umbrales del análisis.

Es un texto donde los analistas argentinos, junto con los franceses y con diferentes analistas brasileros y españoles, nos lanzamos a investigar en qué consistía el umbral, es decir, cuándo 

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Por Carlos Dante García

se pasaba a un paciente a diván, a un paciente a hablar, cuándo se tomaba esa decisión. Quiere decir que hay un umbral, el inicio del análisis, y ese inicio del análisis, tenía que ver también con la regla fundamental.¿Por qué tiene que ver con la regla? Y, porque ha cambiado el modo de decir.

El modo de decir cambia en el analizante y cambia en el analista. Ese modo de decir, podemos decir, que comienza con un discurso yoico y pasa a ser el analizante, es decir, asocia libremente.

Entonces, uno de los elementos que se toman en cuenta para el pasaje a diván, es la comprobación si en el modo de decir del analizante hay asociación libre.

Y eso, se puede escuchar si el analista está des-subjetivado, si no, no lo puede escuchar, no lo puede articular. Entonces, uno de los cambios, del primer modo de análisis, es que lo amorfo comienza a tomar forma, primero, y lo segundo, que cambia en el modo de decir. Lo amorfo comienza a tomar forma y lo segundo, cambia el modo de decir.

Tercer efecto de ese tipo de análisis, el deseo del analista es, por ejemplo, en ese caso, es una sanción, pase a diván, ahí está puesto a juego, o es también como sostiene la regla analítica, que capta, por ejemplo, no es lo mismo enunciar la regla que el paciente, como decía hoy una paciente, que está cara a cara, de pronto está hablando el grado, y dice: “No, no, se concluyó una cosa, pero es una estupidez”, me encantan las estupideces, es un modo de demandar la asociación libre, otro, que haya otro, ¿a ver, qué estupidez se le ocurrió? A mí me encantan las estupideces, es un defecto que tengo, pero otro podrá decirle otra forma.

Se capta que en ese caso, es un empuje a que asocie libremente, que suelte, que caiga eso que se le ocurrió, aunque no tenga nada que ver con lo que está diciendo. Entonces, el deseo del analista es no enunciar la regla fundamental, sino construirla como operación, eso es lo primero que estoy diciendo: construirla a cada momento, a cada sesión, entrevista tras entrevista.

Por lo tanto, el deseo del analista, en la primer modalidad del análisis, en lo que sería el comienzo del análisis, implica la demanda y el empuje a la regla fundamental, a poner al paciente en relación con el inconsciente. A poner en forma toda la queja, es decir, que tome determinada forma.

Es decir, el deseo del analista, en la primera modalidad de análisis, tiene que desear la incoherencia, porque la incoherencia es un modo de decir que rompe con el imperativo de coherencia. Si no se manifiesta la incoherencia, no hay posibilidad de que comience el análisis, digo mínimamente la incoherencia.

Por ejemplo, ¿cómo se manifiesta la incoherencia? de que alguien que tiene un síntoma,  que es el modo permanente que acompaña a cada uno con su propia incoherencia.

El deseo del analista respecto de esto, es el deseo que no trata de llevar del síntoma a la realidad colectiva, toda inversión del analista que lleve al síntoma, comparándolo con la realidad colectiva, es un serio problema.

¿Qué quiere decir una realidad colectiva? Por ejemplo, voy a dar dos ejemplos muy sencillos: que un hombre o una mujer engañe, que no engañe, o sea que tendría que pasar la norma, la 

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normatividad, tendría que ser que no engañe. O un adicto, por ejemplo, tendría que dejar la droga, no podría hacer una intervención sobre la droga si el analista ya tiene la idea de que lo que se llama síntoma tendría que ser normativizado, tendría que entrar en una realidad colectiva.

O sea que el deseo del analista es un deseo que se orienta, ¿por qué? Por la incoherencia, no por la realidad colectiva común, entonces las intervenciones van a salir de la realidad colectiva.

¿Qué particularidad tiene el análisis que comienza? La particularidad que tiene es la revelación: descubrimiento, revelación y sorpresas. ¿Qué particularidad tiene el análisis que dura? Es un plomo. El análisis que dura, ustedes se van a dar cuenta, entramos en la zona de: “¡Uh! Otra vez se repite lo mismo”, y otra vez que se repite lo mismo.

Entonces, ¿qué particularidad va a tener el deseo del analista en ese análisis que se repite? Léase ha perdurado el trámite para llegar a la hora, ¿qué particularidad tiene el deseo del analista respecto del análisis que dura? Que se extiende en el tiempo, el deseo del analista va a intervenir sobre todo, por eso es muy importante, que no quede capturado en el lazo.

Recuerden que les dije a ustedes que el analista tenía dos sitios, uno es el lazo y el otro es el lugar, y el lazo es la relación que tiene con el analizante, el lugar, es el lugar del analista des-subjetivado. El lazo, que es el lazo que tiene, porque forma parte de él, y por lo tanto, esa parte que forma con el analizante tiene efecto transferencial.

Esos efectos transferenciales pueden hipnotizar al analista, ¿cuál es la hipnosis del analista? Es al revés, no es el paciente que queda hipnotizado, es el analista. ¿En qué queda hipnotizado? Por ejemplo, puede quedar hipnotizado en el fantasma del paciente: “Todo me sale mal, todo está mal, cada vez estoy peor”, porque la relación empieza a través de eso, comienza a traer la repetición bajo la forma de hacer fracasar todo.

Entonces, el deseo del analista tendría que, separar, distinguir la repetición como lo nuevo, por eso es un deseo puro, es el deseo de obtener una diferencia y es lo que se pone en juego ahí, en el momento que se produce la repetición, en el análisis que dura.

Parte III: Particularidades del análisis que termina.  “Uno acaba siempre por convertirse en un personaje de la novela que es su propia vida. Para eso no hace falta hacer un análisis. Lo que este realiza es comparable a la relación entre el cuento y la novela. La contracción del tiempo que permite el cuento  produce efectos de estilo. El psicoanálisis le permitirá descubrir efectos de estilo que puede resultarle interesantes”Cuatro observaciones acerca de la inquietud científica de Jacques Lacan, ¿Conoce Ud. A Lacan? Por Eric Laurent En esta última parte de la conferencia Carlos García nos enseñará acerca de las particularidades que toma el análisis que termina.El deseo del analista, en este momento, es la puesta en juego de un deseo de terminación. Empujar al sujeto al cambio en relación a su inconsciente.

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El deseo del analista en relación a la regla fundamental en la primer modalidad de análisis, el deseo de analista en relación al deseo puro de diferencia en el análisis que dura y el deseo de terminación y de separación en el análisis que termina.Vuelve a la frase autorizarse a si mismo; y dice que sería un hacerse  cargo, me ocupo de lo mas desagradable de mi, responsabilidad en  lo más desagradable de mi. El psicoanálisis se inventa, no se transmite, el analista se caracteriza por la respuesta que da en cada ocasión con un paciente, uno por uno. Por Angela Vitale   Carlos Dante García: El análisis que termina tiene una particularidad, voy a dar dos referencias: una referencia el testimonio de Eric Laurent cuando hizo un homenaje a la muerte de Lacan en un libro que se llama ¿Conoce usted a Lacan? Ahí, él habla de cuál fue la experiencia de análisis con Lacan, y él, en determinado momento, va describiendo cómo entró, cómo se desarrolló y cómo terminó, y respecto de la terminación, ¿qué dice Eric Laurent? Que en determinado momento, lo sorprendió mucho una intervención de Lacan: Eric Laurent iba todo entusiasmado a verlo a Lacan y le llevaba un sueño para analizarlo, y ya venía con todas las asociaciones, y Lacan le dijo lo siguiente: “Eso ya no tiene ninguna importancia”. Se quedó totalmente sorprendido y totalmente descolocado, eso era el primer movimiento, porque no terminó ahí el análisis, duró un año y pico más, pero el primer movimiento donde se manifestaba el deseo del analista Lacan, bajo la forma de qué, de la separación, de ser un deshecho, de que termine, de que no siga el análisis al infinito. Entonces, el deseo del analista es la puesta en juego de un deseo de terminación, y para eso tiene que haber determinadas condiciones narcisistas elaboradas, no tiene que haber problemas económicos, por supuesto, tampoco tendría que haber problemas de amor, es decir, ninguna de las cosas terrenales, de los humanos.  Para poder intervenir diciendo: empuja a ese sujeto a que cambie la relación que el sujeto tiene no con el analista, con su inconsciente. El deseo del analista introduce esa dimensión en la parte final del análisis. Lo puede traer el paciente mismo, y también el analista soportar todos los movimientos que tiene que hacer. Entonces, dicho en otros términos: deseo del analista en relación a la regla fundamental, es la primera modalidad. El deseo del analista en relación al deseo puro de diferencia en el análisis que dura, y el deseo del analista en el deseo de terminación y de separación, no de alienación, porque primero, cuando comienza es de alienación.  Entonces, ahí podemos encontrar que según la modalidad del análisis, cambia la modalidad también de intervención y de los dichos del paciente.  Diana Nasra: Tenemos 10 minutos, aproximadamente. Si quieren hacer alguna pregunta, alguna intervención. Carlos Dante García: ¡Ah! Un asunto que lo dije al pasar pero me parece importante para ubicar el contexto de todo lo que dije. Página 112 de Sutilizas: la regla analítica implica una garantía que ustedes proveen, o sea que el analista provee, la garantía es: no serás juzgado, no 

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serás juzgado. No hay juicio, ni final, ni primero, o sea no hay juicio ni al principio ni al final, no hay juicio en absoluto.Y aquí vienen los dos párrafos que me interesa transmitir, y esto es más o menos cierto, dice Miller, puntos suspensivos, como sea, es lo que implica la lógica del asunto. O sea, que lo que fui desarrollando es lo que implica la lógica del asunto, ahora hay que ver cómo eso se materializa, cómo eso se encarna, cómo eso va a la realidad, todo lo que les expliqué. Lo que les expliqué implica, por ejemplo, que alguien pueda en el inicio de un análisis, pueda pasar en su función o estar a destiempo respecto del inicio del análisis, que el analizante, por ahí está más adelantado que el analista, y el analista todavía no sancionó,  O sea, que no hay una concordancia absoluta, absoluto quiere decir lo que implica la lógica del asunto, y entonces, por eso dice Miller: es más o menos cierto. O sea, que hay una lógica de lo que es el dispositivo analítico y otra cosa es cómo se la encarna. ¿Por qué es importante ubicar cómo se lo encarna? Porque cómo se lo encarna sirve para dos cosas: para orientarse y para responsabilizarse, o sea no es para que sea un ideal, sino para cuál es la orientación que va tomar eso que está ocurriendo en el análisis y cómo se responsabiliza, porque hay una responsabilidad del lado del analista. Cosa que no hablé, que es el deseo del analista, es cuando alguien ha asumido la responsabilidad de lo más desagradable de sí mismo. Vuelvo esto a repetir: el deseo el analista es cuando alguien se ha responsabilizado de lo más desagradable de sí mismo. Desagradable, ¿qué quiere decir? Es lo que yo no reconozco de mí, es lo que yo no soy, el deseo de muerte, deseos incestuosos, deseos de todo tipo que Freud lo decía en la responsabilidad moral por el contenido de los sueño: uno es responsable de lo que sueña, sea lo más terrible o lo más maravilloso, y dice: eso forma parte de mi ser. Bueno, el que hace el recorrido del análisis, toma esa parte del ser que es el cinismo, por eso no lo expliqué, es el cinismo de uno que es lo residual, el deshecho, lo más desagradable de uno, entonces se responsabiliza de eso, no es una responsabilidad yódica, por eso, autorizarse a sí mismo es: yo me hago cargo, me ocupo, hago algo con lo más desagradable de mí. Diana Nasra: Qué sería: lo extraño y lo familiar en Freud. Carlos Dante García: Que sería lo extraño y familiar en Freud, claro. Bueno, esa parte me olvidaba de anudarla, por eso lo digo. Diana Nasra: ¿Se acuerdan de esa parte? De la clase que frase que terminaba así, que es la de autorizarse, que lo dijo al inicio. Carlos Dante García: Que muchas veces se dice de esta frase: el analista sólo se autoriza por sí mismo, quiere decir: que hace lo que se le da la gana, no es eso. O que no se relaciona con otro, no, no, no es eso. Se autoriza por sí mismo es, el sí mismo es lo que sería el deseo de dañar del Hombre de las ratas, el si mismo es eso. Por ejemplo, es el deseo de joderlo al otro, entonces, si uno no asume esa parte de sí, no se responsabiliza va a joder a los demás. Entonces, es la parte del inconsciente con la que uno no quiere saber nada, que rechaza. 

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Diana Nasra: Sí, y es la que tiene que ver con el lazo, que es una de las dos cuestiones en juego: el lugar y el lazo. ¿Alguien desea hacer alguna pregunta o alguna intervención? Auditorio: Sí, ¿podría ampliar la parte del deseo del analista más acorde a la producción y no al deseo, y no hacia la voluntad de goce? Carlos Dante García: Si podría ampliar la relación del deseo del analista con la pulsión y la voluntad de gozo. Es justamente lo que acabo de decir, si mi voluntad de goce, si ustedes lo escuchan, por ejemplo, en una conferencia, voy a acomodar un poco las orejas de ustedes a algunas personas: están en una conferencia, alguien habla y levanta la mano y dice: “Me quedé pensando en lo que dijiste, muy interesante, estoy de acuerdo con vos, pero hay una parte que no mencionaste”, o sea, aquel que comienza a intervenir en una conferencia, un ubicando una falta del otro, puede tener dos características: es el deseo de castrar, propio del psicótico histérico, o el deseo jodido del obsesivo. Y eso está permanentemente por todos lados, entonces, ¿qué quiere decir el deseo del analista más acorde con la voluntad de goce? Si la voluntad de goce, que uno descubre es la insatisfacción permanente de generar una falta, es la histeria, no habrá con eso generado una insatisfacción, una falta por el mundo ni con los pacientes. Y si del lado del obsesivo, esa dimensión es un deseo sádico, ¿cómo se manifiesta el deseo sádico en un analista? Perdón por los analistas que van a caer. ¿Cuál es la particularidad? Porque hay distintas formas de manifestación del deseo del obsesivo y del deseo sádico, una es este tipo de preguntas o de intervenciones, pero la más conocida de las mujeres de los obsesivos, ¿cuál es? La indiferencia absoluta.  Te podes morir que no me importa. No habla, se aleja, se encierra y no dice lo que piensa, todo eso, que es propio del obsesivo, procrastina, opone. Es decir, todo eso, que es propio del obsesivo, opera en el análisis, y ¿cómo opera en el análisis? Por ejemplo, un paciente puede decir algo y estar operando qué: te podes morir que no me importa. Es decir, por ejemplo, llegar con un brazo fracturado o con un cuello ortopédico al diván, un ejemplo. Se murió mi mamá, no puedo ir, y no le puede avisar porque estaba desvariada: me paga igual la sesión. Te podes morir que no me importa. Esa posición se le filtra al analista, y se le filtra en forma jodida, lo ejemplifico así para aliviar un poco las cuestiones, pero esa dimensión de que nunca aparece la dimensión de falta ni de ubicuidad ni de lo que el otro dice, es por ejemplo, hacer del dispositivo analítico un purismo absoluto, y eso, en verdad es la puesta en juego de: te podes morir que no me importa. El dispositivo se encarna, no es que se hace puramente y obsesivamente, porque el dispositivo es una forma organizada para que se presente la discordancia y lo imprevisto, no todo previsto. Adriana Casareto: Sí, o sea, están las filtraciones evitables y las inevitables, porque justamente faltaría un posible del análisis es que nosotros, por ejemplo, somos personas y entonces depende el grado de consecuencia y el recorrido en la formación, fundamentalmente por el análisis personal hasta donde podamos correr ese límite de la participación de los subjetivo en la escena de uno ubicado en un analista, pero bueno, tarea  imposible. Carlos Dante García: Sí, totalmente de acuerdo, salvo en un punto. Salvo en un punto, el único que punto que es: depende del análisis. No depende del análisis, del análisis que haga, no, 

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“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

porque justamente eso es lo que des- responsabiliza a aquel que practica el análisis, lo que hace como analista. Depende del análisis, no depende del análisis, hay gente que por ejemplo, va a análisis y no habla de ciertas cosas, o no habla de cosas, entonces no depende del análisis. Adriana Casareto: Pero, eso no es análisis. Carlos Dante García: Sí, sí, eso es análisis, porque no necesariamente el que va a analizarse va a llevar todo a análisis, primera cuestión. Y segunda cuestión, un punto también muy importante, el análisis se inventa, cosa que no hablé.El análisis no es que se hace algo que ya está preestablecido, se inventa, entonces alguien que practica el análisis no está en relación al análisis que está haciendo, todo lo que dije se basa en eso, en separar cómo se practica el psicoanálisis del análisis que se está haciendo. Auditorio: Esa es la definición, para poder plantearlo como una experiencia del análisis. Carlos Dante García: Exactamente, es la referencia a que se trate algo como una experiencia y que no hay relación sexual, no hay relación entre el análisis que se hace y el análisis que se practica. Por eso, depende del analizante, hay mucha gente que se analiza y practica el psicoanálisis haciendo desastre, y hay gente que se analiza, o se analiza poco, y practica bien el psicoanálisis, no hay relación. Por eso, la posición de Lacan es que se inventa el psicoanálisis, no que se transmite. La gente cree que me voy a analizar con fulano de tal, y entonces tengo una garantía de transmisión, no, totalmente lo opuesto. Esto que acabo de decir: primeras cuatro frases del seminario El lugar y el lazo, donde están claramente separadas las dos cuestiones. Entonces, cuál es la consecuencia, la consecuencia es que se supone que aquel que se analiza está en condiciones de practicar bien el psicoanálisis, y son suposiciones. Adriana Casareto: Sí, pero no lo contrario: aquel que no se analiza… Carlos Dante García: No, la contraria no. De hecho, en esas clases, uno también va a encontrar la diferencia que hay entre psicoterapia, psicoanálisis aplicado a la terapéutica y psicoanálisis puro. El psicoanálisis puro no existe, es el psicoanálisis lógico, es lo que les expliqué recién como lógica. El psicoanálisis siempre se ha aplicado a la terapéutica, porque se compara con puro. En cambio, la psicoterapia es aquel que no se analiza, aquel que rechaza o no acepta pasar por un análisis para atender a la gente, eso es psicoterapia. Por eso estoy totalmente de acuerdo con ese aspecto de que no es contrario.  Piensen en dos ejemplos, piensen en tres ejemplos: primer ejemplo, Freud no se analizó, hizo el análisis con Fliess. Segundo ejemplo, Lacan, ¿con quién se analizó? Auditorio: Löwenstein. Carlos Dante García:Löwenstein, era un analista de la escuela del yo, y nada que ver con la práctica lacaniana. Tercer ejemplo, Miller, ¿con quién se analizó? Se analizó con Melman y tuvo un terrible problema, a las patadas terminaron, cosa que poco análisis hubo también ahí.

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Page 17: Deseo Del Analista Carlos Garcia Causa Clinica Conferencia 2014

“¿Qué es el deseo del analista? El deseo del analista en las tres modalidades de análisis”. 

Por Carlos Dante García

 O sea, quiero decirle que, con esto no vayan a decir no importa con quién me analizo, es el problema de todo lo que iba diciendo. Lo que estoy diciendo es que eso es una garantía neurótica, hay que ver qué hace cada sujeto con lo que hace en el análisis, ¿se entiende eso? Todo lo que dije está basado. Adriana Casareto: Claro, también es,  le falta análisis, sí, sí, puede haber ido 35 años a un consultorio, eso no quiere decir nada, no quiere decir nada. Carlos Dante García: Yo siempre digo una frase, que es la siguiente: el analista no se caracteriza ni por el nombre, ni por la experiencia que tiene, sino por la repuesta que da en cada ocasión con un paciente, y eso es único, no hay algo que sea igual respecto de otra intervención, entonces, la frase es: los pingos se ven en la cancha, no en los títulos, ¿se entiende el planteo?  Esa es la idea, para que se tranquilicen, por eso dije: voy a empezar diciendo frases y después depende de cada pingo.

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