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Definiciones de Suelo: a.- capa superficial natural de material mineral que contiene en su seno materia viva (microorganismos y raíces) y que mantiene una cubierta vegetal. El suelo es el ámbito donde se produce la interacción entre el mundo orgánico y el inorgánico, donde los seres vivos (principalmente las plantas) son capaces de transformar la materia inorgánica en orgánica, utilizando como fuente de energía la del Sol. b.- parte más superficial de la corteza continental que resulta de la meteorización, colonización y evolución de las rocas de la superficie. Tiene gran importancia ya que es la capa que sustenta la vegetación, y constituye el sustrato material de los ecosistemas continentales, de donde toman nutrientes inorgánicos los productores, que los hacen asequibles a los consumidores (incluyendo a los humanos). c.- capa superficial, disgregada y de espesor variable, que recubre la corteza terrestre, procedente de la meteorización mecánica o química de la roca preexistente. d.- capa superficial disgregada que recubre las rocas de la corteza terrestre y que procede de la alteración de éstas. No obstante, si lo consideramos desde el punto de vista ecológico hay que definirlo como un sistema o interfase que posee unos componentes que establecen relaciones entre sí y que posee una dinámica fruto de esa interacción y de las entradas y salidas de energía y materia.

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Definiciones de Suelo: a.- capa superficial natural de material mineral que contiene en su seno materia viva (microorganismos y raíces) y que mantiene una cubierta vegetal. El suelo es el ámbito donde se produce la interacción entre el mundo orgánico y el inorgánico, donde los seres vivos (principalmente las plantas) son capaces de transformar la materia inorgánica en orgánica, utilizando como fuente de energía la del Sol.

b.- parte más superficial de la corteza continental que resulta de la meteorización, colonización y evolución de las rocas de la superficie. Tiene gran importancia ya que es la capa que sustenta la vegetación, y constituye el sustrato material de los ecosistemas continentales, de donde toman nutrientes inorgánicos los productores, que los hacen asequibles a los consumidores (incluyendo a los humanos).

c.- capa superficial, disgregada y de espesor variable, que recubre la corteza terrestre, procedente de la meteorización mecánica o química de la roca preexistente.

d.- capa superficial disgregada que recubre las rocas de la corteza terrestre y que procede de la alteración de éstas. No obstante, si lo consideramos desde el punto de vista ecológico hay que definirlo como un sistema o interfase que posee unos componentes que establecen relaciones entre sí y que posee una dinámica fruto de esa interacción y de las entradas y salidas de energía y materia.

1.1 Composición: Como ecosistema que es, el suelo se halla compuesto de seres vivos y un medio físico-químico:• Seres vivos: existen una enorme cantidad y diversidad de organismos en el suelo, que participan en la formación de cadenas tróficas saprofíticas; es decir, cadenas cuyo inicio es la materia orgánica muerta procedente de otros organismos. Intervienen protozoos, invertebrados (caracoles, babosas, lombrices y sobre todo artrópodos: ácaros, larvas, ciempiés, hormigas, escarabajos), y vertebrados (topos, musarañas, ratones, etc.) que además de alimentarse contribuyen a airear el suelo y a darle una estructura al suelo. Estas redes saprofíticas acaban en los descomponedores (transformadores: hongos y bacterias descomponedoras, y mineralizadores: bacterias autótrofas) cuya importancia es enorme puesto que cierran los ciclos de materia.

• Componente físico-químico: proporciona una textura al suelo (proporción relativa de gravas, arenas, limos y arcillas) y una estructura o grado de aglomeración de las partículas del mismo. Textura y estructura tienen que ver con la porosidad y permeabilidad de los suelos y su grado de retención de agua.

• Materiales inorgánicos: en el suelo se encuentran los materiales sólidos procedentes de la alteración de las rocas: cantos, gravas, arenas, limos y arcillas, así como el agua con sales minerales: sulfatos, nitratos, fosfatos, bicarbonatos, y el aire: oxígeno, dióxido de carbono y nitrógeno.

• Materiales orgánicos: proceden de restos de organismos, principalmente hojas, que son troceados y digeridos por la fauna del suelo y descompuestos por hongos y bacterias. Fruto de esta descomposición se forma el humus, sustancia ácida de color oscuro que tiende a unirse con la arcilla, formando el complejo húmico-arcilloso, que proporciona gran fertilidad a los suelos ya que retiene sales minerales (cationes). El humus a medida que se forma se va también destruyendo ya que es sometido a un proceso de mineralización por bacterias.

1.2 Perfil de un suelo: Los suelos presentan variación con la profundidad. A la estructura vertical en capas que posee un suelo se le denomina perfil de un suelo, y a cada una de las capas: horizonte o nivel. Un suelo bien formado posee al menos tres horizontes bien reconocibles:

Horizonte A: es el horizonte superior y, por lo tanto, el que más materia orgánica posee, tanto en restos de hojas (A0) como humus (A1), además de componentes minerales: arenas, limos y arcillas. Es un horizonte lavado o lixiviado por el agua de lluvia que arrastra los minerales hacia el horizonte B, lo que no impide que si hay una buena cantidad de humus se forme el complejo húmico-arcilloso que proporciona gran fertilidad a este horizonte ya que permite que se retengan agua e iones nutritivos de carga positiva (Ca 2+, K + y NH4 +).

Horizonte B: llamado también de acumulación o precipitación o Subsuelo. Tiene poca materia orgánica, y es donde tiende a depositarse los iones lavados en el horizonte A (sales de calcio, aluminio y hierro). Se caracteriza por tener una tonalidad clara.

Horizonte C: es el nivel de transición entre la roca madre y los horizontes superiores, predominando en él materiales como cantos, gravas y arenas.

Roca madre u Horizonte D: material original sobre el que desarrolla el suelo.

1.3 Factores Edáficos:

El suelo es un sistema dinámico entre una fase de formación y otra de erosión. Si predomina la formación sobre la erosión entonces el suelo se irá haciendo cada vez más profundo (madurando), por el contrario, si es la erosión la que predomina sobre la formación entonces el suelo se irá degradando y adelgazando con el paso del tiempo.

El proceso de formación y evolución de un suelo se denomina edafogénesis y es un proceso que irá en paralelo al mecanismo de sucesión ecológica de la comunidad vegetal y de seres vivos que alberga.

Los factores que determinan la formación y evolución de un suelo son:

Clima: Es un factor muy importante porque condiciona el tipo y grado de alteración que sufre la roca. Hay una correlación entre las condiciones climáticas y el tipo de suelo, pudiendo hablarse de suelos zonales (con gran dependencia climática) y suelos azonales (más independientes del clima). Destacaremos como influyentes:El balance hídrico o equilibrio entre precipitación y evaporación y, el aumento de la temperatura.

Topografía o relieve: condicionará el desarrollo de potentes suelos ya que favorecerá procesos de erosión.

Naturaleza de la roca madre: aporta las características iniciales al suelo, proporcionando su porción mineral y condicionando la futura fertilidad del mismo.

Actividad biológica: La vegetación proporciona material a descomponer, y con las raíces puede ayudar a meteorizar mecánicamente la roca, pero al mismo tiempo impiden la acción erosiva del viento y del agua. La fauna del suelo participa en la formación de la estructura del suelo aumentando su porosidad, propiedad esencial para la aireación del suelo y la infiltración del agua. Los organismos descomponedores se encargan de la formación del humus y de su mineralización, cerrando, como ya hemos dicho, los ciclos de materia.

Tiempo: convierte al suelo en un recurso no renovable, ya que su regeneración es mucho más lenta (hablamos de miles de años para formar un suelo maduro) que el de su desaparición por erosión.

1.4 Clasificación de suelos: Los suelos se clasifican atendiendo a un criterio climático: si su evolución está o no determinada principalmente por el clima. Desde este punto de vista se diferencian suelos zonales o azonales.http://cienciasnaturales.es/SUELOS.swf

1.4.1.- Zonales: Suelos de zonas húmedas y frías (= podsoles) Suelos de zonas templadas (= suelos pardos) Suelos de zonas áridas (= suelos rojos) Suelos de zonas tropicales (= lateritas y bauxitas)

1.4.1.1.- Podsoles: Suelos ácidos, ricos en humus de descomposición lenta (las bajas temperaturas no favorecen la actividad de los descomponedores), con un fuerte lixiviado por sus precipitaciones enriqueciendo el horizonte B de nutrientes y haciéndole más oscuro que el horizonte A. Típico de bosques de coníferas, siendo el soporte de la Taiga.

En las regiones ocupadas por el bosque boreal, el frío dificulta gravemente la edafogénesis ya que las bajas temperaturas inhiben la acción bacteriana y de los hongos impidiendo la descomposición de la materia orgánica. Ello hace que la humificación y mineralización de los restos vegetales sea extremadamente lenta y que éstos permanezcan durante mucho tiempo sobre el suelo formando una espesa capa. De ahí que los suelos sean normalmente pobres y poco desarrollados lo que, unido a la presencia de permafrost, limita mucho las posibilidades de la vegetación.

Las agujas de las coníferas que tapizan el suelo se descomponen lentamente liberando ácidos orgánicos. Éstos reaccionan con las bases presentes en el sustrato a la vez que el lavado producido por la lluvia y el agua salvaje, arrastran los nutrientes hacia los horizontes más profundos. La consecuencia de todo ello es la aparición de unos suelos que son a la vez pobres en elementos minerales y muy ácidos.

Los suelos más característicos de esta zona son podsoles. Se caracterizan por su elevada acidez y por poseer 

un horizonte orgánico negro en superficie, 

otro intermedio de carácter silíceo y color gris resultante del empobrecimiento que produce el continuo lavado y arrastre de compuestos y 

una tercera capa profunda resultado de la acumulación de los óxidos de hierro y de color marrón oscuro o rojizo.

1.4.1.2.- Suelos Pardos: Típico de zonas templadas. Ocurre lixiviado de iones durante la estación húmeda, y ascenso capilar durante la estación seca. Acumulación de necromasa y humus (por descomposición lenta por limitación climática). Bosque caducifolio o esclerófito (Robles o hayas).

Ejemplo de lugares de clima continental: suelos Chernozem

1.4.1.3.- Suelos rojos: Típico de climas áridos. Con ascenso capilar constante, formando costras superficiales: caliches (de carbonato cálcico) y rosas del desierto.

CALICHES

1.4.1.4. Suelos Tropicales: Elevadas temperaturas y precipitaciones favorecen la actividad bacteriana, con el resultado de una rápida descomposición de la materia orgánica, provocando la formación de un suelo con un horizonte A muy delgado sin humus y caracterizado por su pH básico. Suelos ricos en Bauxita (aluminio) y Limonita (hierro) que precipitan junto con la arcilla sobre el horizonte B formando unas costras duras llamadas lateritas.

1.4.2. Suelos Azonales:

Erosión del suelo

Busca y explica las diferencias entre desertización, desertificación y deforestación. IMPORTANTE

Desertización: fenómeno natural. Proceso por el que una zona geográfica determinada pierde gradualmente su cubierta vegetal, degradándose progresivamente y adquiriendo condiciones de tipo desértico

Empobrecimiento de la tierra a causa de las prácticas humanas negativas: contaminación del suelo o drenaje de agua insuficiente (química), exceso de empleo de maquinaria pesada o sobrepastoreo (física), deforestación (biológica) y por la propia erosión hídrica y eólica.

Desertificación: acciones provocadas directa o indirectamente por la acción humana.

Deforestación: desaparición de los bosques o masas forestales, fundamentalmente causada por la actividad humana. Está directamente producida por la acción del hombre sobre la naturaleza, principalmente debido a las talas realizadas por la industria de la madera, así como para la obtención de suelo para cultivos agrícolas.

El estudio de la erosividad y erosionabilidad es de gran importancia para la elaboración de mapas de riesgo de erosión, que permitan señalizar las zonas más vulnerables y poder diseñar medidas preventivas.

Erosividad versus Erosionabilidad

Erosividad: capacidad erosiva del agente geológico predominante. Determinados por el clima.

Índice de aridez (I) Índice de agresividad climática (Ia) Índice de erosión pluvial (R) o erosividad de la lluvia

Erosionabilidad: Susceptibilidad del sustrato para ser erosionado. Inclinación de las pendientes (S) Estado de la cubierta vegetal (Ip) Susceptibilidad del terreno.

Ejercicio 1 página 297

¿Cómo se mide la erosión?: Métodos directos:

Cualitativos: Observando la cantidad y profundidad de los surcos, cárcavas y barrancos (indicadores físicos), así como el grado de cobertura vegetal del suelo y visualización de raíces (indicadores biológicos).

Cuantitativos: uso de clavos o varillas graduadas que se clavan en el suelo para apreciar la magnitud de la erosión y su velocidad, o bien, empleo de sondas batimétricas que miden la potencia de los sedimentos acumulados en una cuenca en un determinado tiempo.

Métodos Indirectos: Ecuación Universal de Pérdida de Suelo (USLE): Este modelo utiliza variables que se pueden cuantificar y que están relacionadas con los factores que influyen en la erosión. (se utilizan parcelas patrón de 22,1 m de longitud y 9% de pendiente, dejadas en barbecho-sin cultivar uno o varios años-, válida para predecir pérdida de suelo que provengan de la erosión laminar y en regueros)

¿Cómo se pueden recuperar las zonas erosionadas?: En tierras cultivadas:

Aplicaremos el principio de explotación sostenible fomentando una rotación de cultivos para lograr una producción alta y mantenida en el tiempo. Evitar el retroceso de barrancos mediante la construcción de diques en las cárcavas y plantación de arbustos y árboles. Prohibir el cultivo en zonas de fuerte pendiente, transformándolas en pastizales sostenibles o reforestándolas e instalando un cortafuego. Aplicación de medidas contra la erosión eólica instalando barreras cortavientos de tipo vegetal o artificial y revegetando los terrenos para recubrir el suelo.

Erosión y desertización en España

En España, cada año la pérdida de suelo es de más de 1000 millones de toneladas por año, debido a procesos erosivos (hídricos principalmente) y técnicas o prácticas inadecuadas: incendios forestales, obras públicas y actividades mineras. Las comunidades autónomas más afectadas son: Andalucía, Murcia y Madrid.

Estos datos han provocado que España sea considerada por el Plan de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) como la región de Europa con el mayor riesgo de desertización por causa de la erosión de sus suelos.

La razón fundamental de alto riesgo de desertización en España es que erosión del suelo es muy intensa. Esta elevada erosión se debe a que existen unas peculiaridades que lo potencian:

Clima semiárido en muchas zonas, con sequías estacionales, pero que en ocasiones las lluvias se presentan de manera irregular y torrencial, como la gota fría.

Suelos pobres con marcada tendencia a la erosión. Fuertes pendientes y relieve desigual. Abundantes afloramientos de terrenos arcillosos, con drenaje

muy pobre. Precaria gestión de recursos hídricos subterráneos,

contaminación química y salinización de acuíferos. Pérdidas de la cubierta vegetal a causa de repetidos

incendios

El suelo como recursoEl suelo es un recurso natural de primer orden puesto que sostiene

las actividades de que nos proporcionan: el alimento (agricultura y ganadería); recursos ligados a los bosques (forestal); otros recursos (minerales y recursos industriales); zona de asentamiento de viviendas, industrias, servicios (urbano); o ningún tipo de recurso (zonas naturales no productivas-alta montaña, desiertos…-)

Para gestionar los usos del suelo y su distribución es necesario elaborar una ordenación del territorio fundamentada en:

Capacidad de acogida: evalúa la capacidad de una zona de acoger una determinada actividad.

Evaluación del impacto ambiental: medida preventiva que valora los efectos que tendría sobre el medio ambiente una actividad determinada.