cuerpos dejan cuerpos - sociales.cchs.csic.essociales.cchs.csic.es/jperez/pdfs/2011cuerpos.pdf ·...

18
CUERPOS DEJAN CUERPOS OBJETIVO Organizar un grupo de trabajo compuesto por los miembros de la Cía. Los Hedonistas y ancianos con un alto grado de dependencia y/o aislamiento a causa de su avanzada edad y su estado físico-mental. Documentar el proceso con el entorno y las experiencias de los ancianos y ordenar el material que obtengamos a través de una dramaturgia y su respectiva puesta en escena. Dar a conocer la realidad en la que viven estos ancianos y crear un espacio que invite a la reflexión. Despertar interés en torno a una situación concreta, la de estos ancianos, tomar conciencia de la misma y promover un espíritu solidario, responsable y coherente respecto a la realidad retratada. FASES DE DESARROLLO Fase 1. Documentación *Para escoger a aquellos ancianos que están viviendo en residencias se hará una preselección de centros, se visitarán, se presentará el proyecto al personal responsable y finalmente se decidirá en qué residencias se desarrollará el trabajo. En el caso de que los ancianos vivan en sus casas, la Cía. se pondrá en contacto con asociaciones de ayuda a los mayores o asistentes sociales para dar con aquellos ancianos que por su situación se ajustan a las características del proyecto. *Explicar los contenidos del proyecto a los ancianos y crear una lista con aquellos que estás dispuestos a participar en esta primera fase. *Proceso de convivencia, socialización y estudio *Documentar la realidad subjetiva de los ancianos (recuerdos, sensaciones, miedos, pasiones...) y el entorno en el que viven. *Análisis, recopilación y síntesis del material obtenido, elaboración de textos y puesta escena.

Upload: ledien

Post on 19-Sep-2018

226 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

CUERPOS DEJAN CUERPOS

OBJETIVO

Organizar un grupo de trabajo compuesto por los miembros de la Cía. Los Hedonistas y ancianos con un alto grado de dependencia y/o aislamiento a causa de su avanzada edad y su estado físico-mental. Documentar el proceso con el entorno y las experiencias de los ancianos y ordenar el material que obtengamos a través de una dramaturgia y su respectiva puesta en escena. Dar a conocer la realidad en la que viven estos ancianos y crear un espacio que invite a la reflexión.Despertar interés en torno a una situación concreta, la de estos ancianos, tomar conciencia de la misma y promover un espíritu solidario, responsable y coherente respecto a la realidad retratada.

FASES DE DESARROLLO

Fase 1. Documentación

*Para escoger a aquellos ancianos que están viviendo en residencias se hará una preselección de centros, se visitarán, se presentará el proyecto al personal responsable y finalmente se decidirá en qué residencias se desarrollará el trabajo. En el caso de que los ancianos vivan en sus casas, la Cía. se pondrá en contacto con asociaciones de ayuda a los mayores o asistentes sociales para dar con aquellos ancianos que por su situación se ajustan a las características del proyecto. *Explicar los contenidos del proyecto a los ancianos y crear una lista con aquellos que estás dispuestos a participar en esta primera fase.*Proceso de convivencia, socialización y estudio *Documentar la realidad subjetiva de los ancianos (recuerdos, sensaciones, miedos, pasiones...) y el entorno en el que viven.*Análisis, recopilación y síntesis del material obtenido, elaboración de textos y puesta escena.

Fase 2. Ensayos

*Proceso de ensayos*Work in progress en streaming con el que poder seguir la evolución y el punto en el que se encuentra el trabajo a los tres meses de haberse iniciado. Más que la presentación de algo acabado se plantea como un previo, un experimento abierto al público. Distintas partes de España podrán conectarse y seguir en directo la retransmisión vía on line. (fecha prevista: 1 de abril de 2010).

METODOLOGÍA

Introducción

Elegimos un lugar y un ambiente de la vida cotidiana para observarlo e integrarnos en él durante ocho semanas. No se trata de recabar información y hacer encuestas periodísticamente. Siendo así, bastaría con tener ciertas conversaciones con la gente, incluirlas dentro un orden lógico y causal y finalmente reproducirlas lo más objetivamente posible. Pero si como discurre el pensamiento platónico, la realidad es un pálido reflejo del mundo de las ideas y el arte se preocupa de copiar esa realidad, estaríamos incurriendo en una doble mentira a través de la simulación de una causa, es decir, la copia de una copia. “Digo simplemente que el arte es un engaño”, advertía Marcel Duchamp. No se trata, por tanto, de mostrar una realidad objetiva sino de desemplazarla y denunciar su extravío e impureza hasta encontrar un espacio donde redimirla. Pero antes de llegar a ese punto debemos trabajar para que se produzca una “verdadera integración en un ambiente y un modelo de vida, experimentar lo que allí sucede” como propone Jacques Lecoq en sus indagaciones y caminar desde la X a la X en vez del centro a la X.

Durante seis semanas los miembros de la compañía visitarán diariamente las residencias seleccionadas. En las tres primeras semanas compartiremos el día a día con los ancianos, limitándonos a observar todo lo que sucede. Las visitas se realizarán en grupos de 2 personas para no condicionar el comportamiento de los ancianos. Será un total de 3 grupos

los que se encarguen de trabajar siempre con los mismos ancianos siguiendo un reparto equitativo de los bancos de tiempo. Se descartan los turnos rotativos y se favorecen las relaciones de confianza, la heterogeneidad y la optimización de horarios. Las impresiones de esas vivencias quedarán recogidas en un diario personal que mostraremos al resto de la Compañía al término de cada jornada.

Desde la cuarta semana de trabajo a la sexta recopilaremos material multimedia (video y audio).

Concluida esta primera fase pasaremos a clasificar y ordenar el material obtenido para dotarlo de sentido y desarrollo dramático.

La segunda fase del proyecto se pone en marcha con el proceso de ensayos. Estos parten de una idea predeterminada del espectáculo pero dejan el margen suficiente para incorporar todo aquello que se revele necesario durante este periodo. Las experiencias de la primera fase compondrán una estructura viva a la que siempre puedan recurrir los actores a lo largo de los ensayos convirtiéndose así en una de las principales fuentes de inspiración. El gesto y la palabra surgen como reminiscencias de esa estructura sin necesidad de intelectualizarlos.

Generaciones, fotografías de Ana Casas

La memoria emotiva del actor sustituye a los procesos mentales durante la creación de escenas y tanto la dramaturgia como la puesta en escena aspiran a ser una esencia poetizada de esa realidad que observemos. El tratamiento documental de la primera fase poco a poco se va viendo desbordado por el tono discursivo de esta segunda fase.

El cuerpo humano como eje representativo

Todo es cuerpo en la vejez. Como causa del proceso de envejecimiento y como efecto mismo de dicho proceso. Es en el cuerpo donde reside esta dualidad y es en el cuerpo donde este proyecto fija uno de sus puntos de referencia. Cabría empezar diciendo que el cuerpo no es una presencia objetiva e inmutable sino que es un valor sometido a diversas variables. Funciona como un constructo social en el que cristalizan diferentes órdenes como la economía, la política o la cultura. Pero a pesar de la permanente variabilidad a la que se ve sometida la noción de cuerpo es posible encontrar una constante: la manera en que una sociedad conciba al sujeto/personalidad siempre es deudora de la percepción que tenga del cuerpo. En la medida que conozcamos cómo percibe y cómo se relaciona con el cuerpo una sociedad seremos capaces de comprender, entre otras cosas, el proceso de envejecimiento respecto a los mecanismos por los que se significa socialmente.Las sociedades inmediatamente anteriores a la nuestra se habían caracterizado por la instrumentalización del cuerpo. Partiendo de un modelo cartesiano, la revolución industrial vino a desarrollar el concepto de hombre-máquina. El cuerpo había sido concebido como una máquina capaz de traducir el esfuerzo en índices de producción. Poderes externos al individuo hacían efectivas las doctrinas del capitalismo y sometían al hombre bajo su control. El valor que daba la fábrica a su cuerpo de obreros dependía de la rentabilidad que obtuviera de ellos. Ya es en la sociedad moderna cuando el individuo interioriza los intereses de mercado y expresa su sumisión ejerciendo su propio autocontrol. Sin embargo, la novedad fundamental en esta etapa no es la procedencia de los poderes de control sino la cosificación del hombre. Los cuerpos son sometidos a procesos de reificación, se convierten en sí mismos en mercancía. Sujeto y objeto pasan a ser la misma cosa. El cuerpo humano consuma la absorción de los valores de mercado y los difunde convincentemente en una metacultura donde no existen ni fronteras ni límites. Las estrategias de mercado confían su eficacia y su rentabilidad en el estudio de aquellas conductas intrínsecas al ser humano de las que puedan sacar provecho. El cuerpo perfecto es producto de esos estudios de marketing. Funciona compensatoriamente ante el miedo atávico que tiene el hombre a morir. Exalta el vigor, la fuerza y la plenitud del cuerpo para contrarrestar el miedo y fija unas normas de uso en detrimento de

otras como, por ejemplo, el cuerpo de los ancianos, que representa una desviación de las normas reconocidas y aceptadas por el mercado. Negar la vejez ya no responde exclusivamente a un mecanismo de defensa provocado por el miedo a morir sino también al sometimiento de la sociedad a unas determinadas normas de uso que modulan la relación del hombre con su cuerpo.

La vielle femme. Gilles Barbier

Representación y suplementariedad de los cuerpos

El cuerpo concebido no solo como uno de los contenidos del proyecto sino también como un soporte, un espacio de representación donde queda reflejado el paso del tiempo a través de la vejez. El proceso de envejecimiento opera por sí mismo, en nada depende de la voluntad y la labor artística. El tratamiento que este proyecto le concede a la vejez es el que le reconoce como un autentico proceso artístico en continua transformación. Este tratamiento reifica el envejecimiento del cuerpo de los ancianos y lo presenta, como si de un personaje se tratara, en un contexto escénico donde poetizarlo.

Amelia Jones señala que en toda representación del cuerpo se activan una cadena ininterrumpida de suplementos que hacen del cuerpo una presencia imposible, una concentración impura basada en el principio de adición. Este planteamiento conlleva aceptar una inevitable y sugerente paradoja: “Desplegar el cuerpo ante la mirada constituye, en última instancia, un acto de sustracción”, es decir, cuanto mayor sea el grado de concreción del cuerpo, más evidente resultará su ausencia, su naturaleza desemplazada. De ahí que reconocer la suplementariedad del cuerpo conlleva la aceptación de que en verdad, éste es visible porque no es, porque todo él se muestra como un aditivo sin presencia real, sin

referente, sin un anclaje esencial que pueda estabilizar y emplazar su imagen. En el caso de la vejez es distinto porque el proceso de adición nos acerca a la esencia del cuerpo antes de revelarnos su verdad última cuando aparece en escena. La temporalidad, la contingencia y la inestabilidad actúan sobre los límites del cuerpo hasta difuminarlos y finalmente hacerlos desaparecer. Bajo este mínimo grado de concreción la presencia del cuerpo se vuelve incierta, frágil e imprevisible pero llena de sentido y coherencia. Cualquier estrategia representativa que no resuelva la verdadera naturaleza del cuerpo resulta innecesaria y superflua. Por esto mismo, si la representación de la vejez resulta una estrategia imprescindible es porque debe ayudarnos a percibir un fin último capaz de redimir al cuerpo de toda suplementariedad antes de desaparecer. Quedando erosionada la conciencia como algo finito y estable surge el intento de expresar la idea de un “yo” invisible, sin forma y subliminal confiando en que como decía Chaplin, El tiempo sea ese gran autor que siempre escribe el mejor final.

Descripción de las estrategias de representación

Nos interesa la utilización de aquellas estrategias que erosionen el carácter unívoco de la representación y produzcan modelos irreconocibles para la razón. Cuanto menor sea el grado de concreción de las estrategias con las que trabajemos más alejada se hallará la representación de una estructura lógica, lineal y consecuente de manera que los márgenes de la representación aumentan o disminuyen proporcionalmente al nivel de incertidumbre que suscite la propia estructura. Esta variabilidad determina la dimensión poética de la representación. Si la lógica interna de la estructura narrativa se circunscribe a valores estrictamente racionales es fácil incurrir en rígidos planteamientos que sustraigan la naturaleza misma del objeto representado. A menudo son los aspectos más inexplicables y absurdos los que hacen que la puesta en escena sea tan convincente como la vida misma. No obstante, hay que señalar que más que prescindir del sentido lógico de la representación se trata de no vernos limitados por él. La falta de restricciones en este sentido favorece el desarrollo de esquemas donde la lógica lineal de las dramaturgias tradicionales se vea desbordada por estructuras donde el desenlace de los acontecimientos resulta imprevisible. En estas estructuras el tiempo y el espacio dejan de expresarse en términos absolutos y adquieren un significado relativo frente a lo desconocido. La yuxtaposición de la

palabra, partícula elemental del lenguaje racional, con proyecciones de videos, música y partituras de movimiento articula la idea de una dramaturgia múltiple capaz de estimular los sentidos del espectador y superar los esquemas mentales de los que partimos en un principio. La razón pierde así el lugar hegemónico que ocupa en las representaciones lógicas y se equipara al mundo inefable, sensible.

La puesta en escena no debe preocuparse únicamente de buscar la coherencia y la significación de los caracteres externos. También debe esforzarse por encontrar las fuerzas y las tensiones secretas que gobiernan la naturaleza de las cosas, sus contradicciones y el misterio que las habita. Resulta insatisfactoria la mera reproducción del mundo de las apariencias si queremos tener una visión profunda de la existencia humana y la vejez. El paso del tiempo viene a revelar la identidad oculta de la obra, ejerce una función purificadora sobre el objeto a representar, el cuerpo humano, y libera su verdadera identidad. “El mundo está lleno de objetos más o menos interesantes. No quiero añadir ninguno más. Prefiero constatar simplemente la existencia de las cosas en relación al tiempo y el espacio” Douglas Huebler. No se trata, por tanto, de fabricar un nuevo modelo que venga a sustituir al que impera sino más bien de denunciar el extravío y la impureza del actual y encontrar un lugar donde poder redimirlo. El escenario es concebido como un espacio sagrado donde llevar a cabo la representación del sacrificio del ideal de belleza moderno. La puesta en escena consuma los sacrilegios más impuros e incoherentes mostrándonos la belleza perturbadora de un cuerpo que se adapta a uno de los fines para el que fue creado: envejecer y desaparecer. La vejez se revela como la etapa previa a la culminación de una obra efímera y sublime creada por la naturaleza, un rito de paso hacia lo nuevo.

Tras un proceso de desjerarquización la presencia del cuerpo es restituida mediante su propia destrucción. El carácter obsceno de la representación viene dado precisamente por el interés de escenificar aquello a lo que se le ha negado la imagen y se ha condenado a la marginalidad. Obsceno procede del latín obscenus, o lo que es lo mismo, fuera de escena. De este proceso de desjerarquización ha de surgir un contracuerpo que evoque parte de esa realidad obscena que salva la sublimación de la mirada, un cuerpo expandido capaz de comprender entre sus movedizos límites todas aquellas imágenes y representaciones que por lo general ocupan un lugar marginal en la cultura occidental. Si se evitan arbitrariamente aspectos propios del ser humano estaremos alejándonos de la vida misma.

El lenguaje del cuerpo, al igual que el de las flores, no expresa exclusivamente belleza sino también su propia decadencia.

Lo obsceno y lo teatral. Susana y los viejos de Tintoretto y grabado del Theatre Leyden y el teatro anatómico, de Willen Swanenburg

“La flor es traicionada por la fragilidad de su corola: de modo que lejos de responder a las exigencias de las ideas humanas, es el signo de su fracaso. En efecto, tras un período de esplendor muy corto, la maravillosa corola se pudre impúdicamente al sol, convirtiéndose así para la planta en una escandalosa deshonra. Extraída de la pestilencia del estiércol, aunque haya parecido escapar de allí en un impulso de pureza angelical y lírica, la flor parece bruscamente retornar a su basura primitiva: la más ideal es rápidamente reducida a un andrajo de inmundicia aérea. Porque las flores no envejecen honestamente como las hojas, que no pierden nada de su belleza aun después de que han muerto.” El lenguaje de las flores, Georges Bataille

La omisión de esta paradójica dualidad del cuerpo, indivisible como Eros y Tánatos, conlleva la negación de éste. Si queremos tener una noción íntegra del individuo conviene no prescindir de ninguna de sus partes fundamentales durante su representación. La vejez es sin duda una de esas partes fundamentales de la existencia del hombre. Su negación impide experimentar la vida plenamente. El cuerpo de los ancianos es llevado a escena para convertirlo en un medio de conocimiento y en uno de los ejes representativos más importantes de este trabajo. Por un lado es utilizado como un instrumento en el espacio capaz de expresar vehementemente el devenir de la existencia humana, su innata desobediencia al control y la voluntad del hombre; por otro, como un espacio escénico en sí mismo en el que se escribe la dramaturgia del tiempo.

La significación de la obra debe huir de conclusiones fijas o rígidos planteamientos. Han de saberse encontrar aquellas estrategias que operen hasta allí donde ayuden al espectador a intuir el sentido profundo de las imágenes y sacar sus propias conclusiones. Subrayar el sentido de la

representación puede provocar que los contenidos resulten demasiado obvios y la imaginación del espectador se vea limitada. Si se dice todo acerca de algo será complicado que el espectador aporte sus propias reflexiones. En la medida en que se representen estructuras donde exista el margen suficiente para reflexionar sobre ellas estaremos favoreciendo la posibilidad de que se produzca una verdadera comunión entre la obra y el público. Queda en manos del artista crear una relación de mutuo respeto con el espectador que subestime sus capacidades y se estimule su imaginario, una relación que le invite a participar en el proceso creativo. Cuanto más equilibrada sea esta relación más estrecho será el vínculo entre el espectador y representación, más fácil le resultará empatizar con los contenidos. Al difuminar las fronteras entre realidad y ficción estamos provocando el encuentro de la obra con su público. Las situaciones le resultan próximas y comprensibles a un espectador que tiende a identificarse con los conflictos de la representación y a sentirse parte de ella. Combinar elementos reales con elementos que no lo son genera la incertidumbre necesaria como para que el público no rechace anticipadamente los contenidos. Mientras cada espectador está preocupado de identificar y reconocerse en relación al conflicto, la acción ya le sitúa en una posición de riesgo donde le será difícil no sentirse aludido y no establecer paralelismos con su realidad cotidiana. Se salvan así razonamientos tipo: como lo que está sucediendo no es más que teatro, en cuanto esto acabe todo quedará atrás, dejará de incomodarme y no tendré que volverme a preocupar más por ello... Acercar la frontera entre el actor y el personaje hace que sea indistinguible la línea que separa a ambos, acrecienta la incertidumbre y eleva la tensión dramática.

La utilización de grabaciones de video y/o audio no solo es de gran utilidad a la hora de combinar elementos reales con elementos ficticios. También nos permite trabajar en una única escena varias acciones desde distintas perspectivas. Esta yuxtaposición de planos flexibiliza los límites de la representación y permite interpretar poéticamente aquello sobre lo que no recaen aseveraciones categóricas, excluyentes. Pasado, presente y futuro logran conjugarse simultáneamente en escena gracias a la reproducción de recursos multimedia y a la relación poética que se establece entre ellas. Durante una misma escena podemos ver como la proyección de un video nos remite a un tiempo pretérito, mientras en escena asistimos en directo a la interpretación de un texto referido a algo que todavía no ha sucedido. Espacialmente hablando, con el uso de recursos multimedia la representación describe un movimiento

intermitente de fuera-dentro y viceversa. El movimiento de fuera a dentro produce un efecto muy similar al de una lente de aumento. Tanto las emociones como los aspectos puramente formales cobran una dimensión extracotidiana y se perciben amplificados. A la inversa, es decir, de dentro a fuera, el espacio de representación consigue abrirse camino más allá de los límites que impone la sala o el espacio escénico y recrea eficazmente atmósferas inmersivas. El trabajo adquiere así mayor profundidad y riqueza expresiva, se agrandan los límites de la representación. La tecnología representa en la actualidad una forma de sobrepasar los límites de la experiencia humana. Anhelamos tener nuevas experiencias. La poesía y la tecnología nos permiten transgredir los límites que impone la finitud de nuestro cuerpo, su existencia en el tiempo y el espacio, nos da la posibilidad de experimentar sensaciones extremas o desconocidas. “Que todo trabajo se poetice y la esencia del ser humano se haga cada vez más grande” Cristina Peregrina.

La pantalla de proyecciones o junto al cuerpo de los ancianos devienen en una suerte de espejo en el que pueda mirarse el espectador. La escena comprende ese territorio de riesgo y desequilibrio donde convive el misterio y lo cotidiano, lo delicado y lo vulgar, lo nuevo y lo viejo.

LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

Marco histórico

El miedo a morir es probablemente tan antiguo como la conciencia del fin o como la previsión de nuestra muerte. Las formas de sobreponerse a este miedo, el más universal de todos, a pesar de variar a lo largo de la historia siempre han atendido a un denominador común: la negación de la muerte. Estos mecanismos de defensa han encontrado en la figura del mito una forma de sobreponerse por compensación al miedo. El culto a la juventud o el mito de la eterna juventud representan mecanismos con una doble función. Por un lado ocultan el miedo a morir y por otro reprimen ese miedo a través de la sublimación de la fantasía o del mito en cuestión, en este caso, ser eternamente jóvenes y por lo tanto, no morir. En civilizaciones anteriores a la nuestra existía un alto índice de mortalidad y era poco frecuente que la gente alcanzara la vejez. Cuando lo hacía, normalmente debían hacer frente a unas condiciones ciertamente

precarias. Por contra, la juventud no solo era la edad en la que disfrutar de los placeres de la vida sino que además encarnaba el paradigma de la vida. Siendo la infancia un difícil y prematuro prólogo y la vejez un patético epílogo, la juventud pronto fue objeto de culto y pasó a ser idealizada como virtud. Este proceso, el del envejecimiento, se ha visto recientemente democratizado. Hasta hace relativamente poco la gente moría antes de envejecer. Hoy en día, sin embargo, la senectud ha dejado de ser un fenómeno aislado y puntual y se ha convertido en un fenómeno social. Las mejoras higienicosanitarias, los avances científicos y el control de las epidemias y las enfermedades se han traducido en un aumento de la esperanza de vida. Hoy en día no sólo hemos conseguido mantener alejado durante más tiempo el peligro que representa la muerte sino que además hemos retrasado los efectos del envejecimiento. Nos encontramos en cierto modo ante la actualización del mito de la eterna juventud. La soñada inmortalidad está cada vez más cerca, o quizás, menos lejos de lo que estaba para nuestros antepasados. Pero a diferencia de ellos, la manera de vivir la fantasía que suscita este mito es bien distinta. Mientras que antes se vivía en grupo, ahora se vive de forma individual, privada. Este cambio nos muestra de qué modo un proceso biológico como la vejez puede estar sujeto a la representación mental del individuo en una época como la nuestra. En las sociedades modernas, la soledad y el aislamiento de muchos ancianos reflejan la inercia de un comportamiento individualista y autosuficiente donde el hombre vive por y para sí mismo. Dicho comportamiento se corresponde, entre otras cosas, con el ímprobo esfuerzo de controlar el devenir de la existencia y la naturaleza del ser. Cuanto mayor es este esfuerzo más envejece la población y más culto despierta la juventud, arquetipo de los valores afirmativos de la vida. La reafirmación de estos valores, característica de las sociedades más prósperas, ha debilitado la fe en una vida en el más allá y ha coincidido con la búsqueda personal e individualizada del sentido de la existencia.

La fuente de la Eterna Juventud por Manta Jungbrunnen, El Bosco y Lucas Cranach respectivamente

En la actualidad el hombre se siente autónomo, independiente del resto de individuos que del mismo modo persiguen sus propios intereses. Esta se ha convertido en la manera más sensata y coherente de vivir. El sociólogo Norbert Elias advierte que la búsqueda en solitario del sentido de la vida ha provocado que el hombre viva una infelicidad permanente. Se trata, según Elias, de una actitud contraria a su verdadera naturaleza social. “Las filosofías que ponen en duda que exista algo independiente del sujeto consciente son el gusano de la manzana de la modernidad”. La independencia del individuo ha sido desocializada mediante su sublimación. Así ha sido hasta convertirse en un símbolo indiscutible de libertad y en una conquista de nuestro tiempo. Bajo el aparente marco de la independencia, la soledad se contempla como una consecuencia lógica de la libertad, de la deseada libertad. Pero durante la vejez esta libertad revierte para los ancianos en un privilegio difícil de asumir. Sus efectos están más próximos a la marginación que a la autosuficiencia. Resulta evidente que la vejez hace peligrar la independencia de las personas y que el aislamiento en el que viven muchos mayores incide negativamente en su estado físico y mental. La vejez no es dura únicamente para los que están aquejados de enfermedades sino también para los que se sienten solos.

Líneas de investigación

En términos científicos, el envejecimiento se define como “un proceso natural, gradual, con cambios y transformaciones que se producen a nivel biológico, psicológico y social. Dichas transformaciones aparecen con el transcurso de los años y van unidas al desarrollo y al deterioro... Así, el concepto de envejecimiento se percibe como un proceso de degradación al que llega el individuo a cierta edad y tras un periodo de desarrollo”. Según esta definición, cabe preguntarse cuál es esa edad en la que un cuerpo cuerpo deja de desarrollarse y comienza a envejecer. Resulta complicado responder a esta pregunta si tenemos en cuenta que el envejecimiento es un proceso multifactorial muy diverso. Cada individuo, cada célula envejece de manera muy diferente. Para hacernos una idea, la formación osea se desacelera a partir de los 35 años mientras que por ejemplo, la agudeza visual ya empieza a verse afectada desde los 20 años. Para salir de este embrollo y seguir avanzando convendría entonces concretar el perfil del sujeto sobre el que queremos trabajar: ancianos con un alto

grado de dependencia y/o aislamiento a causa de su avanzada edad y/o su estado físico/mental. Cuerpos dejan cuerpos desea conocer el mundo de estos ancianos y la realidad en la que viven. Para ello nos fijamos el estudio y la reflexión de una serie aspectos, para averiguar la influencia que tienen en el proceso de envejecimiento y en su estilo de vida. Hemos creado tres contenedores de asuntos o preguntas: físico, mental y social. Han sido establecidos atendiendo a los tres niveles fundamentales sobre los que se vierten los efectos del envejecimiento. Contienen cuestiones que en algunos casos se resuelven de forma objetiva a través de su estudio y cuestiones que dada su complejidad, estas son mayoría, suponen una forma de llegar más lejos, de encontrar más preguntas. Algunas cuestiones de las que partimos son:

Contenedor físico -El cuerpo de los ancianos como objeto de estudio en sí mismo, como una herramienta que nos permita interpretar aquellos procesos mentales o anímicos que somatiza el individuo a lo largo de su vida.-La inactividad como factor que acelera el proceso de envejecimiento.

Contenedor mental-La imagen que las personas tienen de sí mismas y la relación que existe entre ésta y la forma de vivirse durante la vejez.-Analizar la influencia que tiene el entorno socioafectivo de los ancianos en el proceso de envejecimiento.

Contenedor social-Importancia de sentirse útil. Autoestima. Las expectativas que la sociedad tiene de los mayores y la que estos creen que tiene de ellos el resto de la sociedad. -Situación legal de los ancianos discapacitados. -La repercusión de la crisis de las instituciones en el cuidado de ancianos. La institucionalización del cuidado de ancianos y el nuevo papel de las familias.-El fenómeno del envejecimiento poblacional. ¿Realidad o mito? Instrumentalización del conflicto y recorte de las pensiones. Consecuencias para los pensionistas y su opinión.

Momento de una performance de Marina Abramovic, fotograma del remake realizado en 1982 por Shohei Imamura y cartel del film original “La balada de Narayama” dirigida por Keisuke Kinoshita en 1958

Al igual que ya lo fuera en montajes anteriores (premio a la propuesta más innovadora en la Fira de Titelles de Lleida´08 con El hombre que nunca se moja, Premio Certamen Internacional de Nuevos Investigadores Teatrales´09 por Concierto para la Acumulación) la búsqueda y la investigación escénica vuelve a ser uno de los ejes fundamentales sobre los que trabajar. En Cuerpos dejan cuerpos nos interesa explorar las posibilidades que nos ofrece la reproducción de recursos multimedia a la hora de reponer poéticamente la ausencia de un cuerpo, el de los ancianos; profundizar en el mundo de las realidades aumentadas a través del mediart; trabajar la telepresencia en relación a unos de los temas más importantes del proyecto: la soledad. A propósito de este aspecto, el de las telepresencias, surgen toda una serie de interrogantes como por ejemplo saber qué papel puede jugar la tecnología en una situación de aislamiento como la de los ancianos de este proyecto. Si en ocasiones oímos decir que la tecnología engulle al individuo hasta marginarlo, nos preguntamos de qué manera puede darse el proceso inverso tratándose de personas de avanzada edad, con discapacidades severas que limitan su vida social. ¿Puede la tecnología en estos casos funcionar como un puente, como un nexo generacional que salve las limitaciones del cuerpo? La tecnología representa en la actualidad una forma de sobrepasar los límites de la experiencia. Anhelamos tener nuevas experiencias. La poesía y la tecnología nos permiten transgredir los límites que impone la finitud de nuestro cuerpo, su existencia en el tiempo y el espacio, nos da la posibilidad de experimentar sensaciones extremas o desconocidas. Otra cuestión relativa a las telepresencias es el referido al espacio escénico. Nos resulta apropiado actuar desde espacios escénicos alternativos, introducir un factor desequilibrante como puedan ser residencias o casas de ancianos y retransmitir en streaming desde allí mismo. Precisamente

está previsto para el día 1 de abril realizar un work in progress vía on line con el Centro de Arte Contemporáneo L´Escorxador de Elche. Esta fecha se plantea como un experimento abierto al público, como un pretexto que nos permita investigar las cuestiones expuestas y otras aún por descubrir.

INTERÉS POR LLEVARLO A CABO

El fenómeno del envejecimiento poblacional ha adquirido una dimensión extraordinaria, inédita. Jamás se había conseguido vivir tantos años como ahora. Hasta hace relativamente poco no todo el mundo envejecía. Sin embargo, hoy en día sí podemos afirmar que en los países desarrollados la gente vive hasta envejecer. También es relativamente reciente el hecho de concebir la vejez como la etapa en la que el ser humano muere siguiendo los dictados de la naturaleza. Hace no mucho la edad media de vida era de unos 50 o 60 años. Si ahora superamos esa barrera natural ha sido gracias a los avances científicos y tecnológicos logrados por el hombre en los últimos tiempos. Estos nos han permitido aumentar la esperanza de vida y mejorar las condiciones que la rodean. Incluso ya no solo se persigue vivir más tiempo sino que también se intenta aplazar los efectos del envejecimiento.

Junto a estos avances y las consiguientes mejoras se advierte un cambio significativo en el modo de experimentar determinados momentos de la vida como por ejemplo el nacimiento, la vejez o la muerte, por citar alguno. Mientras que en las sociedades anteriores a la nuestra estos acontecimientos tenían un carácter público bastante fuerte, ahora existe una tendencia a vivirlos privadamente, casi en intimidad. Puede verse en este cambio un claro síntoma del movimiento individualista que se está produciendo en la sociedad moderna. Respecto al tema que nos ocupa, muchos ancianos viven en soledad o aislamiento severo. Habiéndose señalado la soledad como un factor de envejecimiento no debe parecernos exagerado afirmar que la vejez no es dura únicamente para aquellos ancianos aquejados de dolencias físicas sino también para aquellos con una fuerte sensación de soledad. Si bien ese sentimiento ya existía posiblemente antes, durante la vejez aumenta. La Dependencia y la fragilidad de muchos ancianos, no todos, choca con los valores que propone un modelo de hombre libre y autosuficiente.

Además del sentimiento de soledad al anciano le sobreviene la frustración de verse incapaz de disfrutar la libertad de la que gozó siendo joven.

Gyhatei (Vejez), de la serie Las 5 fuentes del sufrimiento humano. Manabu Yamanaka

Desde el Renacimiento hasta nuestros días, y con no pocas oscilaciones, se viene produciendo un movimiento individualista preocupado en reafirmar la autonomía y la libertad del hombre. Adscritas a este movimiento se distinguen ciertas corrientes existencialistas que han querido ver al hombre como un ser autosuficiente, capaz de encontrar un sentido por y para sí mismo. Estas corrientes no solo han sabido justificar la soledad del hombre como una forma de libertad sino que en muchas ocasiones incluso la han favorecido. No parece extraño que desde entonces haya calado tan hondo la idea resignada de que vivimos y morimos en soledad, ganándose la consideración de ser una circunstancia relativa a la mismísima naturaleza del hombre. Sin embargo, conviene echar la vista atrás para darse cuenta de que esto no siempre ha sido así y que por lo tanto, no es universal ni mucho menos irreversible. Hay barreras que se levantan de forma improvisada. Situaciones que los seres humanos fabrican sin prever sus consecuencias. Por esto mismo son reversibles, por su carácter episódico. El aislamiento social ha de convertirse en uno de los motivos por los que emprender la búsqueda de otros modelos que superen y mejoren el actual. “La juventud es la edad a la que el hombre todavía puede corregirse” decía Fenelón. El movimiento y la transformación forman parte del universo. Cada cambio, cada transformación que experimenta el hombre reafirma su pertenencia al universo. El proceso de envejecimiento, como proceso de cambio, reafirma nuestra pertenencia al universo. La consumación de la vejez llega a través de lo nuevo, de lo desconocido. Del mismo modo que la vida da paso a la muerte ésta da paso a la vida. Todos nuestros miedos quedan al descubierto durante un tránsito en el que se nos presenta la oportunidad de definir los valores de una búsqueda que dé con lo mejor

de nosotros mismos. La amenaza no lo constituye el miedo sino la omisión de este trabajo por hacer.La invisibilidad en la que viven muchos ancianos determina el carácter obsceno de este trabajo y constituye uno de los márgenes de representación que se pretenden transgredir. La obscenidad viene dada por aquello a lo que la sociedad le ha negado la imagen y se ha cuidado de no escenificar, preservándolo intacto en un espacio marginal que todos consentimos. Cabe recordar que obsceno, entre otras acepciones, significa fuera de escena. Este trabajo se encarga de llevar a escena el cuerpo de los ancianos para redimirlo y reponer su presencia mediante la representación. Desde luego que no se soluciona nada apartando la mirada, al contrario. Cuerpos dejan cuerpos no le vuelve la cara a esta situación de invisibilidad y se compromete con las necesidades de su tiempo al optar por la representación de un universo obsceno, sin simulacros ni suplementos. Si últimamente nos hemos preocupado en vivir más años, de ahora en adelante no deben escatimarse esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de los ancianos, sobre todo si queremos que vivir más años sea una ventaja en lugar de un inconveniente. “Lo que sois, fuímoslo nosotros; lo que somos lo seréis vosotros” Anónimo del Renacimiento.

La generación de nuestros abuelos representa un espejo en el que poder mirarnos, nos permite confrontar nuestras ideas con las de una tradición que aún vive. Cuando ellos mueran corremos el riesgo de que su herencia desaparezca. “La única forma de que sigan viviendo los muertos es a través de la memoria de los vivos. Cuando se interrumpe la cadena del recuerdo, cuando queda interrumpida la continuidad de una época determinada o cuando se interrumpa la continuidad de la civilización humana en general, el resultado es, o será, el desvanecimiento simultáneo del sentido de todo aquello que los hombres han realizado a través de los siglos y de lo que en cada momento les ha parecido significativo” Norbert Elias. Resulta de vital importancia redescubrir los valores de una generación que ha de servirnos de referencia a la hora de encontrar un nuevo modelo social. Si ignoramos que el sentido de todo cuanto hace un hombre reside en lo que significa para los demás, para los hombres y mujeres del pasado y del futuro, no sólo para él o sus coetáneos, estaremos desatendiendo uno de los aspectos fundamentales que contribuyen al progreso de la sociedad. Nuestra obligación como artistas no consiste únicamente en conocer la realidad sino también en darla a conocer y provocar el encuentro entre el pasado y el futuro. Entendemos que el artista debe vivir entregado a su arte. Esta fuerte convicción debe hacerle entender que no debe preocuparse de contar algo a alguien sino

de convertir su trabajo en una forma de afirmar que está preparado para servir a la humanidad. “Despierta, artista,Despierta.No te duermas.Eres el rehén de la eternidad y el prisionero del tiempo”Pasternack

Es inquietante que en tan poco tiempo haya cambiado tanto la importante función que desempeñaban los ancianos en las sociedades del pasado. Nos sentimos en deuda con los más mayores y queremos rendir un homenaje a aquellos que en otro tiempo fueron fuente de sabiduría y consejos, queremos que esta vez los protagonistas sean ellos.

L´Hospice. Detalles y general. Gilles Barbier