crecimiento urbano y desigualdad urbana

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Crecimiento y desigualdad urbana Implicancias ambientales y territoriales. Campana, 1950-2000 Cristina Teresa Carballo Editorial Dunken Buenos Aires, 2004 ISBN 987-02-0717-0 1

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Crecimiento y desigualdad urbana

Implicancias ambientales y territoriales. Campana, 1950-2000

Cristina Teresa Carballo

Editorial Dunken

Buenos Aires, 2004

ISBN 987-02-0717-0

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Cristina Teresa Carballo es profesora en Geografía (1987) y Magíster en Políticas Ambientales y Territoriales (2003) por la UBA, Master en Economía y Administración de Empresas (1992) por ESEADE. Becaria para el postgrado en Geografía de la Ordenación del Territorio (1995) por el CEPEIGE y OEA, Ecuador. Investigadora y docente en la Universidad Nacional de Luján, Universidad Virtual de Quilmes, y en otras instituciones. Desde el 2001 participa en el Département de Geographie de l’Université Du Maine, en la actualidad, bajo el programa PAST del Ministère Éducation et Recherche, Francia. Dirige proyectos de investigación, extensión, tesis y pasantías académicas. Publicó hasta la fecha en co-autoría cinco obras vinculadas a la cuestión urbana, educación y comunicación ambiental; y es autora de varios artículos en revistas especializadas.

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CRISTINA TERESA CARBALLO

CRECIMIENTO Y DESIGUALDAD URBANA IMPLICANCIAS AMBIENTALES

Y TERRITORIALES. CAMPANA, 1950-2000

EDITORIAL DUNKEN Buenos Aires

2004

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Carballo, Cristina Teresa Crecimiento y desigualdad urbana 1° ed. Buenos Aires, Dunken, 2004 168 p. 23x16 cm. ISBN 987-02-0717-0 1. Población Urbana I. Título CDD 304.6

Ilustración de tapa: Ciudad de Campana, imagen Landsat Colaboración técnica de Alain Trebonet, Gregum, Université Du Maine

Impreso por Editorial Dunken Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300 E-mail: [email protected] Pagina web: www.dunken.com.ar

Hecho el depósito que prevé la ley 11.723 Impreso en la Argentina © 2004 Cristina Teresa Carballo ISBN 987-02-0717-0

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PRESENTACIÓN Y AGRADECIMIENTOS

La presente tesis, CRECIMIENTO Y DESIGUALDAD URBANA. IMPLICANCIAS AMBIENTALES Y TERRITORIALES. CAMPANA, 1950-2000, se elaboró y defendió en el marco de la maestría de Estudios Ambientales y Territoriales de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Cabe aclarar al lector que la problemática urbana y ambiental de las ciudades ha sido un tema de interés y estudio desde hace tiempo. Sin embargo, esta investigación permitió la revisión de viejas preguntas y la formulación de nuevos interrogantes.

Algunas de las principales razones que motivaron la investigación fueron detectar la necesidad de construir una mirada compleja sobre el singular crecimiento urbano de Campana, no perder de vista el porqué de las desigualdades ambientales y no caer en la tentación de descripciones superficiales.

Al respecto, se destaca entre los principales enfoques críticos la idea de que las transformaciones en la estructura intraurbana –aun dentro de una apariencia espontánea o anárquica– obedecen a una acumulación urbana, a una singular división interna del trabajo, análoga a la industrial. En esta dirección, el análisis de los procesos en la producción del suelo urbano tomó un papel protagónico, y para ello, se recurrió a una reconstrucción espacial y temporal del fenómeno local.

Para finalizar, los resultados que se comparten en este libro tienen como propósito contribuir a la gestión ambiental urbana, así como también aportar elementos para la discusión colectiva sobre la intensidad de la fragmentación social de nuestras ciudades.

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Quisiera destacar que esta tesis se desarrolló gracias a los estímulos institucionales, para formación de IV nivel, de la Secretaría de Investigación del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján, la que otorgó un financiamiento parcial.

Al término de este esfuerzo quiero agradecer expresamente a la arquitecta Nora Clichevsky no sólo la calidad académica de su dirección sino también su infinita paciencia al compartir generosamente su tiempo y experiencia, aportando agudas observaciones y comentarios al presente trabajo.

También hago extensivo el agradecimiento a la doctora Elena Chiozza por sus palabras de aliento y apoyo científico durante la etapa de la investigación.

Un especial reconocimiento al doctor Rogelio Paredes por sus valiosos aportes en la etapa de reconstrucción histórica. Asimismo, mi agradecimiento al licenciado Oscar Trujillo y al arquitecto Claudio Rodríguez, como también a la Secretaría de Cultura y Educación, a la Dirección General de Medio Ambiente e Inspección General y a las autoridades del Municipio de Campana por haber apoyado la investigación y declararla de interés para la comunidad. También vaya un especial agradecimiento al señor Alidez Cruz por compartir su archivo personal de fotografías y cartografía de Campana.

Por último, quiero hacerles llegar mi agradecimiento a todas aquellas personas, técnicos municipales, colegas, alumnos e informantes clave que colaboraron activamente en la obtención de la información que está en la base de esta investigación.

CRISTINA TERESA CARBALLO, junio de 2004

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INTRODUCCIÓN

Nuestras ciudades han estado sujetas al proceso de expansión horizontal como forma urbana predominante, con escasa o insuficiente planificación y sin contemplar las condiciones sociales ni físicas del medio, como resultado del protagonismo de los especuladores de la tierra en la producción de suelo urbano. Las ciudades han crecido demográficamente por las migraciones, campo-ciudad y/o ciudad-ciudad, expulsadas por las crisis regionales y atraídas por el empleo y la concentración de la actividad productiva, en especial por la industria. A la vez, estos procesos están acompañados por un crecimiento natural de la población, aumentando las filas de los que demandarán puestos de trabajo, vivienda y servicios sociales.

En los últimos años, la práctica neoliberal predominó en las decisiones del mercado en materia de vivienda, servicios básicos y empleo, entre otros. El discurso del “libre juego” o del “equilibrio natural entre oferta y demanda”, y la política de privatizaciones asumidas por el Estado nacional, provincial y municipal, agravaron, sin lugar a dudas, las históricas desigualdades sociales y urbanas. Las expresiones materiales de los recientes procesos sociales reflejan, en la actual configuración de la ciudad, renovadas formas de la fragmentación urbana. En palabras de D. Harvey (1992:31), se puede mantener la siguiente tesis en lo que respecta a estos procesos sociales: “La comprensión del proceso social en toda su complejidad depende de la forma de enfocar la forma espacial”.

Campana no es una excepción al cuadro espacial de las ciudades latinoamericanas. Crecimiento y desigualdad urbana. Implicancias ambientales y territoriales. Campana (1950-2000) es una investigación que aborda los procesos que tuvieron y tienen lugar en la actual configuración de la ciudad.

El crecimiento urbano de Campana se expresó con mayor intensidad en los años del auge industrial a través de improvisadas subdivisiones de tierra con escasa regulación o prevención de impactos negativos. Del total fraccionado entre 1950-2000, la mayor proporción estuvo destinada a los loteos periféricos (62%) y, en menor escala, a la residencia de fines de semana y uso recreativo (38%). De esta manera, avanzado el siglo XX se materializó una transformación en su forma, desbordando sus límites tradicionales y tomando nuevas direcciones, pasando del tejido ordenado de su traza histórica a consolidar una mancha urbana periférica, dilatada, heterogénea, de baja densidad y con una visible segregación social.

Campana, “La Manchester argentina”, llamada así en la década de los setenta, es en la actualidad una ciudad compleja y escindida socialmente; esto queda en evidencia con la observación de las condiciones del hábitat y los contrastes sociales de la periferia urbana, caracterizada por el insuficiente abastecimiento de servicios básicos, la distancia al núcleo urbano, la falta de accesibilidad y los diversos conflictos ambientales, entre otros. Las imágenes urbanas y su diversidad contrastan, en general, con la pobreza de la información sobre el espacio urbano, y por otro lado, las representaciones directas del espacio e interpretaciones teóricas están, por lo general, impregnadas de nociones o conceptos recibidos socialmente y de modelos simples que dificultan un análisis profundo del porqué de la estructura urbana contemporánea, de su segregación territorial y deterioro ambiental.

Esta investigación define el presente espacio urbano de Campana como producto de una construcción histórica, colectiva, que incluye las modalidades de producción, tanto de la economía internacional como nacional, las decisiones de los actores privados y las políticas del Estado.

En cuanto al uso de la noción de segregación, definida para establecer una distancia espacial y social entre una parte y el resto –siguiendo la idea de Schteingart (2001:17)–, cada vez más la sociedad adopta una posición activa como rechazo a algún tipo de exclusión, siendo la segregación activa un producto de la elección, tanto para los grupos más pobres como la autosegregación de las clases más favorecidas. Sin embargo, para nuestras ciudades queda abierta una pregunta: la autosegregación, ¿hasta dónde es elegida?

El propósito del presente trabajo ha sido indagar sobre los procesos y relaciones que han dado lugar a una dinámica y heterogénea trama urbana, donde la ausencia o anacronismo de las políticas de regulación e instrumentos de gestión de la ciudad por parte del Estado se equilibran con el protagonismo del mercado de tierras que orientaron y orientan la expansión del tejido urbano. ¿Qué lógicas sociales prevalecieron en la producción del suelo urbano de Campana entre 1950-2000? ¿Cuáles son las implicancias territoriales y ambientales producidas por ese crecimiento urbano?

El contexto espacial e histórico adquiere un papel central en la metodología de la investigación, ya que la lógica de la producción del suelo urbano no se reproduce en forma fragmentada o estática. Es así que la selección y reconstrucción de estos procesos explicativos van más allá de la descripción de la evolución industrial o del mundo rural per se.

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La investigación se organizó de la siguiente forma: en el capítulo 1, se precisan conceptos centrales presentes en la investigación y las cuestiones metodológicas aplicadas. En el capítulo 2, se reconstruyen los antecedentes históricos, políticos, de regulación de la propiedad y económicos que estructuraron las bases de la diferenciación territorial de Campana, para ser retomados en el capítulo 3, con la síntesis de la producción de suelo inicial en la ciudad, diseño urbano que tendrá vigencia social hasta avanzada la década de los cuarenta.

El capítulo 4 nos ofrece un análisis sobre las mutaciones productivas y su singular práctica de las políticas industriales en la escala local. En este capítulo, se profundizó y analizó el impacto de la industria en la estructura y forma urbana, que perduran hasta nuestros días. En el capítulo 5, se presenta la síntesis de la producción de suelo urbano entre 1950-2000 y una interpretación espacial de las implicancias ambientales-territoriales del crecimiento. Y por último, en las conclusiones se presentan los resultados finales de la investigación.

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Capítulo 1

LA DESIGUALDAD URBANA: APROXIMACIONES CONCEPTUALES

El tema de esta investigación, relativa al crecimiento y desigualdad urbana de la ciudad de Campana durante el período 1950-2000, se limita a examinar, desde la perspectiva espacial, las relaciones entre sectores sociales y producción de suelo urbano –que surge de la aplicación de políticas en el marco de los diferentes contextos históricos, sociales y económicos– y sus implicancias territoriales y ambientales1.

Sobre las implicancias ambientales y el deterioro de nuestras ciudades se abordan a diario explicaciones simplistas o reduccionistas y de allí que las decisiones públicas o privadas sean parciales, socialmente asimétricas, escasas o nulas. Castells (1999), al respecto nos aporta: “El aspecto más sobresaliente de la ideología del medio ambiente es esta naturalización de las contradicciones sociales, esta reducción de la historia humana a una relación directa entre el hombre, en tanto que realidad eterna e indiferenciada, y la naturaleza, en tanto que conjunto de recursos preexistentes a él (...). El mecanismo ideológico consiste manifiestamente en la referencia a fenómenos reales, vividos como problemáticos por los sujetos, pero que no son explicativos mediante una relación directa entre entidades ideales fuera de toda producción social y, en particular, de toda contracción”2. Generalmente, la temática ambiental urbana es tratada de forma aislada; el análisis se centra en algunos factores, sin un esquema de interpretación adecuado a la problemática urbana regional, sin tener una imagen dinámica de la realidad social y, a la vez, sintética. No obstante, la reciente historia de las ciudades latinoamericanas, estudiadas desde la década de los setenta, ha mostrado cómo la exclusión social tiene su expresión más concreta en la segregación espacial o ambiental. “La exclusión social comprende un universo en el que la segregación ambiental es apenas una de sus expresiones”3. La segregación social y ambiental se agravó en nuestras ciudades debido a la aplicación de ambiguos marcos legales y a la práctica social de políticas públicas cortoplacistas sobre la propiedad de la tierra, que se establecieron o modificaron según la conveniencia de una sociedad clientelista o según los intereses del mercado inmobiliario formal.

Las políticas de regulación del mercado de suelo urbano aplicadas por los Estados desde los años cuarenta hasta la actualidad han provocado desigualdades e inequidad en la posibilidad del acceso a la vivienda y a la ciudad, fundamentalmente porque el mercado dio respuestas, únicamente, al consumidor económicamente solvente. La escasa o nula intervención para equilibrar socialmente las lógicas del mercado de tierra ha dado como resultado una particular configuración de la ciudad, dilatada, con ocupación en áreas de riesgo, con la problemática de la ocupación informal, etcétera. Según los cálculos de CEPAL, de persistir las bajas densidades que caracterizan el crecimiento de los asentamientos latinoamericanos, será preciso incorporar en promedio unas 160.000 hectáreas anuales a las ciudades existentes, sólo para el fin de albergar a los nuevos habitantes urbanos que tendrá la región en los próximos cinco años4.

Entender la configuración espacial de la ciudad latinoamericana nos lleva a profundizar, necesariamente, sobre el papel de la tierra urbana y sus lógicas de producción. De esta forma, para la investigación, el suelo urbano se constituye en la categoría central, explicativa, de las transformaciones urbanas, de la desigualdad social y de la segregación urbana-ambiental.

1 Los términos ambiente y territorio son conceptos que generan innumerables reflexiones sobre sus alcances teóricos. “En el lenguaje cotidiano los términos ambiente, medio ambiente y ecología se usan en forma intercambiable para referirse de manera algo vaga a los elementos que, como hemos visto, pertenecen a una concepción estricta de “lo natural” (...) El ambiente, podríamos decir, es la concreción de la naturaleza con respecto a un individuo o un espacio específico. Por lo tanto, cuando utilizamos el término ambiente siempre deberíamos hacerlo respecto de algo o de alguien (…) nos interesa no todo el ambiente sino una parte de él, la que corresponde al ambiente donde vive el hombre” (Reboratti, 2001).

En cuanto al término territorio, este puede ser abordado como soporte material o como medio de producción por alguna característica física, o comercializado como mercancía. Será el territorio el que sufrirá las transformaciones según cambien sus funciones. Estas funciones se expresarán en una particular organización del territorio. 2 Castells, M., La cuestión urbana., Siglo XXI, México, decimoquinta edición, 1999, p. 223. 3 Maricato, E., “Exclusión social y reforma urbana”, en Vivienda Popular, N° 36, julio de 1995, pp. 7-12. 4 Dato referido a las principales aglomeraciones de América Latina y el Caribe, tomado de Joan Mac Donald et al. Desarrollo sustentable de los asentamientos humanos: logros y desafíos de las políticas habitacionales y urbanas de América Latina y el Caribe, Serie Ambiente y Desarrollo, N° 7, N. U., CEPAL/ECLAC, Santiago, Chile, 1998, p. 23.

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El suelo urbano es valorado por el mercado de tierras como una mercancía más, particular, cuyos precios dependen de la renta. La apropiación de la renta –plusvalía– generada en el mercado se efectúa según la esfera de acumulación del capital de los agentes actuantes y varía según el momento histórico5.

N. Clichevsky (2000) plantea, en función del mercado de tierras, que tanto el mercado formal como el informal en Latinoamérica no son independientes sino complementarios, con límites escasamente definidos6.Los mismos son cambiantes y dinámicos según los procesos urbanos de que se trate, los que varían según la ciudad y el momento analizado. La dinámica del mercado de tierras y sus potenciales consumidores generan asimismo submercados según niveles socioeconómicos, según usos y actividades, según la preferencia y posibilidad del acceso a determinadas condiciones del medio, tipo y superficie de lotes, etcétera. Los sectores de más bajos recursos que no pueden entrar al mercado formal son expulsados hacia el mercado informal o ilegal. Los agentes que intervienen son diversos, y van desde el Estado, con sus diferentes escalas de competencias –y políticas sectoriales–, al propietario de la tierra, la empresa inmobiliaria, el promotor, la empresa constructora, hasta el sector financiero y bancario. En relación a éstos, el Estado tiene un papel destacado. El Estado, en diferentes momentos, se ha comportado, también, como comercializador y promotor urbano, ya sea para poner en venta tierras fiscales con el objeto de disminuir el déficit fiscal o cediendo tierras a sectores de escasos recursos. Cabe destacar que su reciente intervención en los sectores populares más significativos fueron los planes de regularización dominial –que surgieron en los noventa en la Argentina–, que, paradójicamente, consolidaron, en muchos casos, la segregación urbana y ambiental.

La presente tesis seleccionó tres ejes que guiarán conceptualmente la investigación: • producción de suelo urbano y el mercado de tierras, • segregación urbana y • transformaciones productivas y espacio.

1.1. La producción del suelo urbano y el mercado de tierras

Diferentes interpretaciones sobre la ciudad y su reproducción han señalado el papel central del análisisespacial. Al respecto, Castells nos dice: “El considerar a la ciudad como la proyección de la sociedad en el espacio es, al mismo tiempo, un punto de partida indispensable y una afirmación demasiado elemental. Pues si bien es cierto que hay que superar el empirismo de la mera descripción geográfica, se corre el grave peligro de figurarse el espacio como una página en blanco sobre la que se inscribe la acción de los grupos y de las instituciones, sin encontrar otro obstáculo que la huella de las generaciones pasadas”7. Por lo tanto, se considera a las diferenciaciones espaciales de las sociedades como un contexto indispensable en el análisis de la producción y el mercado de tierras. En esto, Lefebvre8 señala que, en general, la aplicación de modelos explicativos teóricos urbanos no plantean la diferenciación espacial de las sociedades y esto genera confusión debido a que se hace abstracción –o se ignoran– de las relaciones sociales (relaciones de producción) que se hallan ligadas en cada modelo urbano. Se comparan entre sí “sociedades urbanas” en las que no cabe comparación.

Sobre interpretaciones del fenómeno urbano que involucra la diferenciación espacial, una perspectiva desde la escala latinoamericana, N. Clichevsky9 comenta que la mayoría de los trabajos presentan modelos teóricos entre usos urbanos y valores de la tierra construidos sobre supuestos simplificadores, donde en general se presenta a los agentes individuales desvinculados de la estructura social a la cual pertenecen. Además, estos modelos explicativos presentan situaciones de equilibrio a largo plazo y no hacen referencia a las imperfecciones del mercado ni a las complejas relaciones establecidas entre los distintos agentes que intervienen en el mercado. En la práctica social de estos supuestos, lo cierto es que la estructura de precios asignada por la oferta determina que algunos sectores de ingresos menores queden fuera del mercado y que, por lo tanto, los sectores sociales vulnerables accedan a las peores tierras, sin posibilidades de elección10.

5 Clichevsky, N., El mercado de tierras en el área de expansión de Buenos Aires y su incidencia sobre los sectores populares. Periodo 1943-1973, Centro de Estudios Urbanos y Regionales, Instituto Torcuato Di Tella, Mimeo, Buenos Aires. 1975, p. 31. 6 Clichevsky, N., Informalidad y segregación urbana en América Latina. Una aproximación., Serie Ambiente y Desarrollo, N° 28, N. U., CEPAL/ECLAC, Santiago, Chile, 2000, p. 23. 7 Castells, M., op. cit., 1999, p. 141. 8 Lefebvre, H., La revolución urbana, Alianza Editorial, Madrid, 1999. 9 Clichevsky, N., op.cit., 1975. 10 En este marco, la ecología urbana es un claro exponente que analizó la distribución y función urbana; Castells (1974), al respecto, realiza una profunda crítica.

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Esta misma autora señala que la configuración espacial es el resultado de los agentes insertos en la estructura social sobre un medio físico e histórico determinado, la que a su vez, tiene efectos sobre las clases sociales11.En este sentido, la expresión material del paisaje12 urbano asume significado para el análisis espacial.

Se puede observar que en los noventa se intensifica, en Latinoamérica, una corriente que a diferencia de los análisis críticos de la desigualdad social urbana, bajo un discurso centrado en la participación ciudadana y en mecanismos de planificación local, define a la ciudad como mercancía. La ciudad es entendida como una mercancía más: fortalezas y debilidades, ventajas y oportunidades son definidas para competir con otras ciudades en el contexto económico de reconversión industrial y tecnológica13. Es decir, un ejemplo en que se expresa el capitalismo global, diferenciando el territorio entre sociedades ganadoras o perdedoras.

No obstante, se pueden destacar experiencias locales e intentos de los municipios por proporcionar mecanismos de participación ciudadana y/o modernización en la gestión del poder local, pero en un contexto desfavorable de apertura económica y resignificación del Estado que ha llevado, entre otros impactos, al desempleo estructural y a la exclusión social. Esta realidad social nos exige revisar críticamente el incremento de la desigualdad urbana y los conflictos ambientales en la ciudad.

Harvey14 nos aporta a este esquema conceptual: “El espacio social, por consiguiente, está compuesto por un conjunto de sentimientos, imágenes y reacciones con respecto al simbolismo espacial que rodea al individuo. Entonces, el problema que surge es el del modo en que los cambios en la forma espacial de una ciudad y los cambios en la forma que operan dentro de la ciudad producen modificaciones en los ingresos de un individuo. El desequilibrio entre empleos y oportunidades de alojamiento ha significado un aumento en los costos de accesibilidad de ciertos grupos de la población en relación con otros grupos” (1992:51). Por lo tanto, siguiendo con las ideas de este autor, el modo en que cambie la forma espacial de un sistema urbano dependerá, en parte, del modo en que los grupos que se forman negocien entre sí y emprendan una acción colectiva en lo que respecta al emplazamiento de los varios campos de efectos exteriores que afectan su ingreso real.

Nora Clichevsky (1975, 1997, 2000, 2002) desarrolla analíticamente en sus trabajos las vinculaciones mercado/submercados, grupos sociales, renta, distribución del ingreso y dinámica social con la producción del suelo urbano y su expansión sobre el espacio rural. Al respecto sostiene que la competencia de usos generada por el propio sistema del mercado determina que en la periferia de las áreas metropolitanas de la Argentina se encuentren desplazándose mutuamente, o coexistiendo, el uso residencial de los sectores de bajos ingresos y el uso residencial temporario de las clases medias y altas, las áreas de recreación de esas mismas clases, las actividades industriales y la actividad agropecuaria. Se establece una oferta diferenciada a nivel ecológico que corresponde a una diferenciación por clases sociales y por usos: lote urbano, para uso industrial, quinta para uso rural o recreativo, chacra o campos de mayor extensión15. Se puede afirmar que en áreas de expansión urbana funciona simultáneamente el mercado de tierras rural y el urbano; empresas

11 Clichevsky, N., op.cit., 1975, pp. 8-9. 12 En relación al uso del concepto de paisaje, se aclara que su utilización adquiere sentido no como sinónimo de espacio, sino como la expresión material del espacio. De aquí en más cada vez que se mencione el concepto se tomarán los siguientes alcances del término: * Milton Santos al respecto comenta: Paisaje y espacio no son sinónimos. El paisaje es el conjunto de formas que, en un momento dado, expresa las herencias que representan las sucesivas relaciones localizadas entre hombre y naturaleza. El espacio es la reunión de esas formas más la vida que las anima. La palabra paisaje se utiliza frecuentemente en lugar de la expresión configuración territorial. Ésta es el conjunto de elementos naturales y artificiales que físicamente caracterizan un área. En rigor, el paisaje es sólo la porción de la configuración territorial que es posible abarcar con la visión. Así, cuando se habla de paisaje también se hace referencia a la configuración territorial. En: Santos, M., La naturaleza del espacio, Primera edición en español, Editorial Ariel, Barcelona, 2000. ** En relación a la segregación urbana y el paisaje, Manuel Castells aporta: “la distribución de las residencias en el espacio produce su diferenciación social y especifica en el paisaje urbano, ya que las características de las viviendas y de su población fundamentan el tipo y el nivel de los equipamientos y de las consiguientes funciones”, op. cit., 1999, p. 203. 13 Simultáneamente, los procesos de reestructuración, globalización y desregulación de la economía están produciendo cambios en los patrones localizacionales de ciertas actividades productivas y de servicios, lo cual se ve facilitado por innovaciones tecnológicas que reducen la fricción de la distancia en el movimiento de información, insumos y productos. En una economía desregulada y ante la ausencia de políticas estatales que promueven el equilibrio interregional, el escenario local cobra relevancia como arena en la que se dirimen intereses y valores de diferentes actores. En este contexto, anteriores criterios de “equidad socioterritorial” se consideran superados, sustituyéndose por los de “competitividad local” (Tecco, 1997: 121). 14 Harvey, D., Urbanismo y desigualdad social, Siglo XXI de España Editores, S.A., Madrid, 1992. 15 Clichevsky, N., op. cit., 1975, pp. 29-30.

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comercializadoras en la mayoría de los casos se vinculan a ambos. En las décadas de los '50 y '60, las empresas necesitaban disponer de mayor capital financiero que las que actúan en áreas urbanas centrales por las ventas en mensualidades que se realizan en la periferia. Formas que influirán a posteriori en los modos de concentración que adopta el mercado de las áreas de expansión. A partir de los setenta las restricciones en la producción de suelo urbano repercutirán en el precio de la tierra urbana con servicios, excluyendo del mercado al sector social desfavorecido. Además, estas políticas hicieron más atractivos los bajos precios en las zonas rurales pero destinados a los sectores sociales opuestos; esto, sumado a la estabilidad financiera y al apoyo a los sectores del capital inmobiliario nacional e internacional dio como resultado expresiones diferentes de expansión urbana como son las urbanizaciones privadas, cerradas, dentro del AMBA, en el borde e incluso en las zonas rurales aledañas a la mancha urbana.

1.2. Segregación urbana

Sobre la cuestión de la segregación urbana, los trabajos y aportes teóricos son innumerables16. En este punto nos centraremos en alguno de ellos; para comenzar es oportuno precisar el presente concepto, para lo cual se valora la propuesta de Castells17: “Porque si bien es cierto que la lógica del capital conduce a una estructura urbana en crisis, no lo es menos que dicha lógica no es un proceso mecánico unidimensional, sino que se enfrenta a los intereses sociales y a los proyectos colectivos, y se mediatiza finalmente en ese gran proceso de conflicto y negociación que es el sistema político. La crisis es el resultado conjunto de formas estructurales socialmente agotadas y de la presión de nuevas formas culturales y políticas que pugnan por expresarse” (1981: 3).

El tema de la vivienda y la producción de suelo urbano se consideran centrales en la visualización de la segregación urbana. Los mecanismos diferenciales de producción de suelo conducen a una segregación urbana cada vez más acentuada por las pésimas condiciones del hábitat. En las ciudades latinoamericanas, en efecto, se da el proceso, por un lado, de la ilegalidad o precariedad de los asentamientos de una gran mayoría de la población, mientras que por otro lado, se consolidan las residencias de los sectores sociales privilegiados. El deterioro ambiental y la ausencia o insuficiente disponibilidad de los servicios básicos en los sectores populares no son más que un producto de la segregación urbana, y ella misma se determina por la diferenciación social y espacial.

La estratificación urbana se corresponde a “un sistema de estratificación social (sistema de distribución de los productos entre los individuos y los grupos), y en el caso en que la distancia social tenga una fuerte expresión espacial, hablaremos de segregación urbana. En un primer sentido se entenderá por segregación urbana la tendencia a la organización del espacio en zonas de fuerte homogeneidad social interna y de fuerte disparidad social entre ellas, entendiéndose esta disparidad no sólo en términos de diferencia, sino de jerarquía”18.

David Harvey19 señala que “la ciudad es un símbolo de nuestra cultura, un símbolo del orden social existente, un símbolo de nuestras aspiraciones, nuestras necesidades y nuestros temores. Así pues, si queremos evaluar la forma espacial de las ciudades, debemos, de un modo o de otro, comprender tanto su

16 La segregación territorial y la expoliación urbana fueron claramente definidas por Kowaric (1976). Para el caso de la RMBA, se valora la producción y síntesis urbana de Prevot-Shapira (1996, 2000). Este material relevante se complementará con otros aportes, en lo que concierne a los cambios en el uso del suelo periurbanos a intraurbanos, y conflictos espaciales: cabe destacar la producción de Bozzano (1991, 1995, 2000). Las escalas de análisis van desde la unidad municipal a la de región metropolitana que incorporan los diferentes grupos sociales y regulación en la producción del espacio urbano; encontramos, por ejemplo, a Suárez (1994) y Torres (1993, 1998, 2001).

Ha sido de suma utilidad haber consultado trabajos para el análisis de los patrones de crecimiento urbano y sus problemáticas socioterritoriales. Esta temática reúne información variada que va desde aspectos productivos, sociales y territoriales hasta los ambientales, como son las publicaciones de Hardoy, 1995, Vapñarsky et al; 1989, 2001 y Garay, 1995, entre otros.

Para el concepto de la renta de la tierra, se consultó Topalov 1979 y Clichevsky 1975, 1989, 1996, entre otros. Otros aspectos de estudio e indagación fueron los marcos normativos y la reforma del Estado, ambos facilitadores de las transformaciones socioterritoriales. Vinculados con esta última perspectiva, los investigadores considerados fueron Coraggio 1997, Ciccolella, 1998a., 1998b y Montabani 1997, 2001. Por último, se consultó por el tema de la crisis urbana de reciente resignificaci6n en el plano político del poder local, entre otros a Pirez 1991, 1993, 1994, Coraggio 1997 y Herzer 1996, Borja y Castells, 1998. 17 Castells, M., Crisis urbana y cambio social, Siglo XXI, Madrid, 1981. 18 Castells, M., La sociedad red, Alianza editorial, Madrid, 2000, p. 204. 19 Harvey, op. cit, 1992, pp. 25-26.

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significado creativo como sus dimensiones meramente físicas. (...) El punto básico que estoy tratando de establecer es que, si queremos llegar a un entendimiento de la forma espacial, debemos preguntarnos en primer lugar por los caracteres simbólicos de dicha forma” (1992:25-26).

Castells20, al respecto, comenta que un territorio no es sólo un espacio geográficamente determinado, sino que es una delimitación específica de la sociedad. Expresa unas relaciones de producción, una forma de aplicar la tecnología a la naturaleza, una tradición cultural, una red de relaciones de poder. “Pero el conjunto de esas expresiones no es la reproducción ‘en pequeño’ de lo que es la sociedad global ‘en grande’. Es una expresión específica, según el desarrollo histórico del conjunto de esos procesos en el ámbito territorial determinado” (1981, 199).

Estas ideas de Castells nos hacen reflexionar sobre el rol explicativo de la escala local. Ese concreto espacial, materializado, en nuestro caso, en la localidad de Campana, puede ser entendido a partir de la combinación de una serie de factores que configuran el conjunto de las sociedades locales. El autor señala que un primer conjunto de factores lo constituyen las relaciones de producción, en ese territorio: quién paga a quién, cuánto y cómo, de qué depende y con qué se produce; de dónde viene el capital y de dónde viene el trabajo; adónde van los excedentes. “Cuáles son los instrumentos de gestión de esa producción, cuáles los canales de distribución y cuáles servicios subsidiarios necesarios. Y todo ello en función de las fuerzas productivas especificas del territorio: qué tipo de espacio físico es, qué recursos naturales hay, qué tecnología se aplica y cómo se aplica” (1981, 298).

Sobre el alcance teórico y empírico del concepto “segregación”, N. Clichevsky (2000) plantea dos tipos básicos, relacionados entre sí: segregación socioeconómica y sociocultural. Cada una de ellas con diferentes variables: nivel de ingreso, instrucción, tipo de empleo; para las segundas: nacionalidad, religión.

De este análisis, propone como categoría la segregación socioeconómica localizada o socioespacial. De allí que define dos determinantes en el proceso de segregación: la dinámica demográfica de los diferentes grupos socioeconómicos y los patrones de movilidad residencial dentro de la ciudad. Y agrega otras variables referidas a las condiciones de habitabilidad, vulnerabilidad ambiental, entre otras, aunque aclara que en los estudios urbanos, su inclusión no es frecuente21.

Es justamente en estas variables que hacen a las condiciones del hábitat, como el acceso a los servicios básicos urbanos, la accesibilidad y los niveles socioeconómicos de la población, donde el presente trabajo profundizará para la definición y análisis de la segregación urbana y ambiental en la localidad de Campana.

1.3. Transformaciones productivas y espacio

La complejidad social y la pauperización de las ciudades no son fenómenos nuevos o recientes en América Latina. No obstante, en los últimos treinta años se ha consolidado una segregación social abrumadora. En cifras relativas significa que el 36,9% de la población pobre era urbana para 1970, mientras que para 1997, alcanzaba el 61,7%, lo cual indica una clara urbanización de la pobreza; en números absolutos se traduce en 125,8 millones de habitantes urbanos pobres para 199722.

Desde el aspecto físico-material la ciudad da cuenta de este proceso donde se observa la pérdida de espacios públicos, el deterioro de los centros históricos, el papel central de las urbanizaciones privadas dentro y fuera de la ciudad metropolitana; también, aparecen asociadas a estas últimas algunas funciones selectivas en el espacio para alto consumo o recreación, que se expresan desde lo simbólico con los estilos arquitectónicos diferenciadores de la trama urbana, entre las principales manifestaciones de la concentración del ingreso. ¿A qué se deben estos cambios? Un aspecto a tener en cuenta es la transformación productiva en la escala internacional-nacional y su impacto en la ciudad, aspecto que desarrollaremos en este eje conceptual.

Este eje, al igual que el anterior, tiene una vinculación directa con la modalidad en la producción de suelo urbano, esta vez desde la espacialidad de los procesos productivos.

De los muchos trabajos producidos desde la perspectiva del espacio económico, destacamos aquellos que han contribuido a desarrollar cuatro conceptos básicos: la naturaleza del espacio social, el interjuego de escalas en el análisis socioespacial, la ciudad y el territorio como ámbitos de producción y reproducción de la fuerza de trabajo. Es decir, la relación entre capital-trabajo-sociedad y espacio.

20 Castells, op. cit., (1981), p. 299. 21 Véase Clichevsky, N., op. cit., 2000, pp. 9-10. 22 Arriaga, C., Pobreza en América Latina. Nuevos escenarios y desafíos de políticas para el hábitat, Serie Ambiente y Desarrollo N° 27, N. U., CEPAL/ECLAC, Santiago, Chile, octubre de 2000.

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El nuevo orden económico del capital y su espacialidad23 abre horizontes y precisa la existencia de caminos de exploración de las relaciones entre industrialización y urbanización24. Las economías de aglomeración y los efectos externos se sitúan en el corazón de esta reflexión desde los años '90, pues son las metrópolis las responsables principales de la existencia de economías de escala crecientes. De esta forma, es posible entender mejor las interacciones existentes entre industria y ciudad, no sólo en la escala nacional sino en la internacional, dentro de la cual es necesario comprenderlas.

No obstante, la ciudad, más allá de su dimensión o tamaño, ya no es simplemente una canasta de bienes y servicios, sino también, y fundamentalmente, un paquete de economías externas (mercado, servicios, conectividad, recursos, entre otros). La industria contribuirá a la concentración urbana en la medida en que aporte a la producción o consolidación de estas economías externas de aglomeración; por su parte, la ciudad atraerá o promoverá el desarrollo de las industrias en la medida en que ofrezca un adecuado paquete de externalidades, valorizaciones que varían según el orden económico vigente.

Se establece así una relación dinámica entre ciudad e industria. Sin embargo, la manera como se articulan la ciudad, como producto colectivo, y la actividad económica individual en la producción de este tejido socioeconómico no es completamente clara ni fácilmente discernible. Los mercados de la ciudad y su superposición operarán como uno de los mecanismos de articulación de estos dos niveles, individual y social; no obstante, las relaciones económicas que se dan por fuera de las sanciones del mercado deben acudir a nuevos conceptos para ofrecer explicaciones a este proceso, como el de la producción del suelo urbano y la renta para interpretar los efectos en la segregación urbana y la producción de la ciudad.

En este marco, el rol de las ciudades varía, y encontramos numerosos casos en América Latina, en la actual lógica del capital internacional, donde se manifiestan intensas transformaciones territoriales y económicas, más allá del tamaño o jerarquía urbana. Entre los principales aportes de Alain Lipietz25 se destaca el Capital y su espacio; en esta obra plantea varias preguntas clave que nos ayudan a enmarcar nuestra temática central de la producción y reproducción urbana y la dinámica industrial en la región vinculadas con el carácter heterogéneo, desigualmente desarrollado, del espacio concreto y la dolarización entre regiones y naciones, y sobre el papel del valor en el espacio como regulador de las actividades capitalistas26.

En esas preguntas se explicitan las características elementales de las transformaciones espaciales contemporáneas: la heterogeneidad, la desigualdad, la polarización. De allí que analiza críticamente los paradigmas de la economía neoclásica, donde no se encuentran “naturalmente” ni el equilibrio, ni la homogeneidad, ni la convergencia. “La heterogeneidad pone de manifiesto la existencia de diferencias socioeconómicas estructurales entre los espacios. La desigualdad destaca las distintas velocidades y ritmos de movimiento en los componentes del espacio social y, finalmente, la polarización señala la tendencia a la concentración espacial del poder económico. De esta manera se define una dimensión macroeconómica espacial del poder económico que interactúa localmente. Esta dimensión del capital global es asumida como el resultado de la combinación de lógicas de naturaleza diferentes, tanto por su contenido y su dinámica como por la asimetría de sus relaciones” (Cuervo y González, 1997, 24).

Desde el punto de vista del capitalismo global, la distribución y concentración de la riqueza ha sido el principal exponente desde la década de los '70. El discurso de la globalización económica y sus beneficios “naturales” fueron los argumentos que se esgrimieron para la “modernización” del Estado, la privatización de las empresas nacionales y la apertura económica indiscriminada, entre otros rasgos principales. La economía argentina presenta signos claramente contradictorios al finalizar la década de los noventa, y esto se evidencia en la expresión local –y regional–, periodo donde adquirieron una importancia sin precedentes las inversiones directas externas y las empresas multinacionales. La dinámica de las inversiones, el capital internacional y el poder local tendrán un papel protagónico en la presente investigación.

23 Véase sobre el tema de globalización del capital y espacialidad y su impacto en las ciudades a José Marcos Pinto da Cunha, “Urbanización en América Latina en tiempos de globalización: elementos para el debate”, en: Urbanización, redistribución espacial de la población y transformaciones socioeconómicas en América Latina. Serie Población y Desarrollo N° 30, N. U., CEPAL/ECLAC, Santiago, Chile, setiembre de 2002, pp. 9-18. 24 Una obra que sintetiza geográficamente el rol del capitalismo a escala planetaria de verdadera importancia, dados los niveles de profundidad y el análisis de las repercusiones territoriales, es Geografía económica. Lógica espacial del capitalismo global, de Ricardo Méndez, Ariel Geografía, Barcelona, 1997. 25 Lipietz, Alain, Le capital et son espace, Ediciones La Découverte/Maspéro, París, 1983. 26 Véase en especial Joan-Eugeni Sánchez, “Apropiación del espacio y excedente”, en Espacio, economía y sociedad,Siglo XXI de España Editores, S.A., Madrid, 1999 pp. 104-115.

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1.4. Hipótesis sobre la fragmentación urbana

De lo expuesto en los ejes conceptuales se proponen para el estudio de Campana las siguientes hipótesis:

El histórico auge industrial de Campana de mediados del s. XX fue el principal factor del crecimiento demográfico y urbano, impacto en la expansión física descontrolada de la ciudad y en la producción local del suelo urbano. Fue un proceso insuficientemente regulado, lo que generó las bases espaciales de la actual fragmentación urbana. En Campana tuvieron lugar diferentes formas de producción de suelo urbano, según el momento histórico. En el s. XX se destacan dos situaciones bien definidas: el loteo para el sector popular, con el auge del crecimiento industrial en la ciudad, y el loteo para sectores económicamente favorecidos, sobre todo en los noventa, con el auge de modelos urbanos de autosegregación residencial. Ambas situaciones son partes del mismo proceso de acumulación social del capital. Los cambios recientes a nivel nacional e internacional en la estructura productiva y en la organización espacial del trabajo han impactado en la escala local y se reflejan en la actual segregación urbana de la ciudad. La segregación urbana y ambiental de la ciudad no es el resultado de un proceso “natural” o “espontáneo”, sino por el contrario, es la expresión de las decisiones de los diferentes agentes, en especial del mercado de tierras, la industria, el marco de regulación en la producción del suelo urbano, y de las políticas urbanas, según corresponda el momento histórico de análisis.

1.5. Metodología de la investigación

La investigación propone reconstruir el mapa social de la producción de suelo urbano para la ciudad de Campana, tratando de analizar los cambios de usos de suelo y de identificar los principales conflictos ambientales que estos cambios generaron/generan en el territorio. Sin duda, los interrogantes expresados sobre la temática demandaron de la investigación explicar las valorizaciones sociales del territorio con los actuales contextos sociales, pero también, con los de su pasado reciente. En esta búsqueda de respuestas se necesito establecer articulaciones entre sociedad-mercado y formas urbanas –regulación–, renta del suelo y ambiente.

En los últimos diez años han acontecido reestructuraciones productivas, políticas y urbanas muy significativas. Todas ellas se concretan dentro del discurso vigente neoliberal y la globalización aparece instalada como la principal responsable de los ajustes y cambios. Este fenómeno se expresa en el territorio local con diferentes intensidades, ya que se comporta a la vez como receptor y protagonista de los cambios sociales. Se puede observar en otras escalas y casos una acabada tendencia que lleva a la fragmentación y segregación espacial de las sociedades.

En relación con estos cambios territoriales, el mercado de tierras se impone como uno de los principales reguladores del uso del suelo, propiciando las brechas sociales y económicas de la población, tanto en el pasado como en el presente. El análisis del uso del suelo facilitó interpretar la situación socioeconómica e histórica en la que los cambios fueron gestados, el régimen político vigente (local y provincial) y los sectores sociales involucrados, la organización administrativa del Estado y el marco regulador de la tierra urbana.

En este marco, se profundizaron los siguientes aspectos:

Proceso histórico, en donde se confrontan las ideologías con las estructuras locales, y surgimiento del espacio urbano. Interacciones económicas y sociales. El auge industrial y los efectos territoriales. Ciudad y tecnología, el papel de las empresas transnacionales y el empleo. Procesos de urbanización, articulación económica y exclusión social. La producción del suelo urbano, mercado y Estado. Valoraciones sociales del medio y deterioro ambiental.

El paso inicial de la investigación estuvo centrado en la revisión bibliográfica vinculada a la construcción del marco teórico y la interpretación conceptual del crecimiento y segregación urbana de Campana. En esta etapa, también fue importante la indagación sobre trabajos realizados sobre la ciudad.

En cuanto a la reconstrucción de los procesos económicos e históricos para el marco explicativo general se tomaron fuentes indirectas, pero para el análisis empírico se utilizaron básicamente fuentes primarias,

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estadísticas y entrevistas a informantes clave. Para las principales industrias se consultaron documentos institucionales y balances, entre otros instrumentos de análisis.

En la etapa de la construcción del proceso de la producción de suelo urbano, se realizó un intenso relevamiento del proceso de subdivisión de la tierra en la Dirección de Catastro de la Municipalidad de Campana, tarea compleja, ya que no se contaba con ninguna sistematización anterior. Como resultado de este relevamiento, se elaboró un banco de datos donde se desarrolla, barrio por barrio, el proceso de fraccionamiento, agentes que intervienen, dimensiones, cantidad de parcelas y superficie de tierra que se incorpora al mercado urbano por décadas. De allí se estimó el tamaño de la superficie total fraccionada por año –a partir de los registros catastrales reconstruidos– para todos los barrios del partido. Para este relevamiento, se tomó en cuenta la estructura física de la ciudad definida por el municipio a diciembre de 2002.

En todos los capítulos se realizó un esfuerzo técnico para presentar mediante diferentes instrumentos los datos e información geográfica construida. En esta etapa se aclara que fue necesario realizar un relevamiento de los institutos que ofrecían algún tipo de información. Entre estos se valora la recopilación de fotografías aéreas y archivos fotográficos, los que apoyaron la investigación.

En cuanto a la cartografía existente sobre el área de estudio, se destaca la falta de actualización de las principales fuentes y la diversidad de escalas; estos rasgos tuvieron que ser resueltos a partir de la homogeneización y construcción de un mapa base. El lenguaje cartográfico pudo expresar la diversidad de situaciones históricas del crecimiento físico de la ciudad. El capítulo 5 y las conclusiones presentan una cartografía temática como un instrumento importante a la hora de expresar algunos aspectos de la producción, crecimiento y segregación urbana.

Por otro lado, se puso atención a los discursos dominantes en la comunidad, sobre todo los vinculados con el mercado de tierras, la industria y la regulación pública (siempre centrando esta información en relación a los ejes conceptuales del trabajo); para ello se analizó, como principal publicación gráfica, el diario local entre 1950-2000. Y a partir de allí, se procedió a la selección de noticias jerarquizadas y a su interpretación.

1.6. Caracterización inicial del partido de Campana

El partido de Campana es un buen exponente de las transformaciones sufridas en el agro bonaerense, con un predominio de las actividades productivas orientadas a la exportación, las cuales “giran” alrededor de las decisiones tomadas en el plan del comercio internacional. La instalación del puerto de Campana le permitió al partido una autonomía y una organización muy particular, que lo diferencia del resto de los partidos bonaerenses. La aparición del ferrocarril en 1876 convierte al puerto de Campana en el eslabón de unión entre la Capital y la parte céntrica del país. A partir de entonces se iniciará una historia de cambios, de adaptaciones y construcciones nuevas para insertarse en el dinámico contexto productivo regional y nacional.

El puerto, el ferrocarril y la organización íntegra del territorio de Campana en sus inicios (a fines del siglo XIX) se desarrollaron en torno de su producción agropecuaria, e inclusive las primeras industrias giraron alrededor de esta actividad, como fue por ejemplo la instalación del primer frigorífico27. Para 1895 el sector contaba con fuertes inversiones, en primer lugar en Zárate, en segundo término en Campana. El proceso industrial seguirá su propio curso con la industria frigorífica hasta 1926, y en 1905 se instalará la Compañía Nacional de Aceites (Instituto Agrario Argentino, 1944). Estas industrias, asociadas al mundo rural y a su modelo productivo, sufrirán un quiebre en 1930, como sucederá en la escala nacional e internacional. La industria tomará otros rumbos hasta llegar a su máxima expresión con el desarrollo industrial28 petroquímico, y la industria siderúrgica bajo el modelo desarrollista con Siderca, en los años cincuenta.

En términos generales, el partido de Campana se caracteriza por el crecimiento sostenido y continuo de su población. Los datos censales reflejan que la población urbana29 del partido es la que más ha crecido, superando la media nacional. Una limitación a tener en cuenta para el análisis de la población son las

27 Es en la ciudad de Campana donde la firma Drable Hnos. instala el primer frigorífico del país. (Suma de Geografía, 1958). 28 Puede vincularse con la efectivización de una serie de localizaciones industriales de consideración, básicamente Dálmine y Siderca hacia 1950 (Kullock, 1987). 29 Adoptando el umbral oficial hoy vigente de “localidad urbana”, según los datos de los ocho censos nacionales de población efectuados hasta ahora el porcentaje de población urbana en la Argentina era 28% en 1869, 37% en 1895, 53% en 1914, 72% en 1960, 79% en 1970, 83% en 1980 y 86% en 1991 (Vapñarsky y Gorojovsky, 1990).

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características de los censos. Estos no permiten discriminar los datos en población rural del delta o del sector de tierra firme.

La urbanizacion30 se relaciona directamente con el desarrollo industrial del partido, que forma parte del litoral industrial. Los últimos datos del censo (1991) confirman la tendencia, mostrando la desigualdad en la distribución de la población urbana: el 64% se concentra en la localidad cabecera, el 22% en barrios adyacentes y el 14% está asociado a las rutas nacionales 9 y 12 (Kullock, 1995).

La crisis del campo y el auge industrial llevarán a una reducción continua de la llamada población rural y, con ella, nuevas transformaciones territoriales. Estos comportamientos y movilidad de la población se asocian directa o indirectamente con los procesos macros nacionales, que en especial dieron origen al Gran Buenos Aires y que orientaron la expansión urbana e industrial, rasgos aún presentes en la organización espacial de la región pampeana (Ferrer, 1995; Rofman y Romero, 1990; Gaignard, 1989).

Dado el objetivo del trabajo, el universo se limitará a la población urbana del territorio, en “tierra firme” del partido de Campana. No se contemplará a la población isleña, por su particular dinámica.

El partido de Campana se puede clasificar en dos grandes ambientes naturales y sociales: la denominada tierra firme, que se desarrolla en una llanura interfluvial, y el ambiente de delta. El primer ambiente presenta un paisaje sumamente intervenido donde se asienta la ciudad de Campana, su área periurbana y en el que se realizan actividades agrícola-ganaderas sobre pasturas implantadas.

Cada vez que se cite al partido de Campana y su territorio se hará exclusiva referencia a este sector territorial de llanura, que se encuentra atravesada por cursos de agua: arroyo de la Cruz, arroyo del Pescado, entre los más destacados, y rodeada por el río Luján y el Paraná de las Palmas.

Campana limita al norte con el río Paraná Guazú, que sirve de límite interprovincial con Entre Ríos, al sur con el partido de Exaltación de la Cruz, al este con los partidos de Pilar, Escobar y San Fernando y al oeste con el partido de Zárate. El partido se ubica en los 34° de latitud sur y los 58° de longitud oeste, con una superficie de 954,54 km2. Más de la mitad de la extensión comprende actualmente al sector de islas del Delta del Paraná (60,5%); el resto del territorio, tierra firme, se extiende enteramente en la pampa ondulada, ocupando el 39,5%, que constituyó para el análisis histórico del período colonial el corredor fluvial de la provincia, tempranamente ocupado dada su posición, lazo vital para la comunicación e integración de los territorios con el Alto Perú. Recién hacia 1885, estas tierras son declaradas “partido”. Se escinden del partido de Exaltación de la Cruz y alcanzan su autonomía política-administrativa. Desde entonces, como veremos en los capítulos siguientes, Campana ciudad-puerto ha “interpretado” a lo largo del tiempo cambios que redefinieron su posición en el contexto local, regional, nacional e internacional.

En la actualidad, Campana presenta varios aspectos que merecen considerarse en relación con su posición. El primero es la integración a la AMBA31, gracias a las mejoras en la infraestructura, y el transporte.

El segundo, es que Campana está dentro del cinturón fluvial industrial, que se extiende desde las ciudades de La Plata hasta Rosario. En el presente se conforma un eje de mayor interacción material y de flujos en el territorio de la AMBA a través del llamado Corredor Norte de la provincia de Buenos Aires que tiene como eje la RN 9, que lo conecta con el centro de Buenos Aires y la ciudad de Rosario. El área ha concentrado en los últimos años importantes inversiones, que remarcan su favorable posición relativa entre Buenos Aires y Rosario. Entre los aspectos positivos se puede subrayar su excelente accesibilidad vial y fluvial, que además se supera de manera permanente.

Por otro lado, Zárate y Campana componen un microconglomerado industrial y portuario que se consolida cada vez más. Este binomio de ciudades adquiere una dimensión estratégica en el corredor hacia el Mercosur, por el complejo Zárate-Brazo Largo, fortalecido por fuertes inversiones en infraestructura portuaria a orillas del Paraná de las Palmas en ambas ciudades, con el predominio de capitales privados e internacionales. En los últimos años, los flujos de bienes y servicios portuarios han sido más que relevantes para el dinamismo de diversos sectores económicos locales.

La excelente accesibilidad vial interurbana y regional la ubica en una posición relativa privilegiada. Se reconoce como eje principal a la ruta nacional 9 que, como hemos señalado, conecta a Campana con las ciudades de Rosario, Córdoba y con el norte del país. La ruta provincial 6 permite conexiones con otros ejes como las RN 5, 7 y 8. Por último, la RN 12 la vincula con la ciudad de Zárate y, por medio del Complejo Zárate Brazo Largo, con Entre Ríos, el Litoral, Uruguay y Brasil.

30 La urbanización es el aumento relativo de la población concentrada con respecto a la población total de un área (Vapñarsky y Gorojovsky, 1990). 31 Esta afirmación se sustenta por ejemplo en el trabajo de Gorelick (2001), H. Bozzano (2000), como en otros antecedentes, y en la planificación Estratégica de Campana (1999).

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Por otro lado, un factor histórico del poder portuario de Campana ha sido la presencia de un nodo ferroviario para la exportación regional de la producción agropecuaria. En la actualidad la red ferroviaria cuenta con el ex ramal Mitre, en el que hoy opera Nuevo Central Argentino (NCA), que la vincula con el resto del país por medio de otras vías y operadores ferroviarios para el transporte de carga. Para el transporte de pasajeros está operando TBA, que conecta a esta ciudad diariamente –pero con una frecuencia limitada– con Buenos Aires.

En definitiva, Campana se ha ido constituyendo como ciudad privilegiada por sus condiciones fluviales, que le permiten posicionarse ventajosamente, con una actividad portuaria que suplementa y compite con la saturación de los puertos de Buenos Aires y/o con los costos y/o la ineficiencia de otros puertos. Tomando el actual contexto de la lógica del transporte multimodal, esta ciudad se encuentra favorecida. Esta ventaja de su posición relativa se resignifica en función de las recientes inversiones de empresas de cargas y transportes, como de otras multinacionales, en las mejoras de la infraestructura portuaria. Paralelamente, otras inversiones privadas se producirán en el sector vial; son claros ejemplos las que actualmente se realizan en la RNT 9, RN 12 y la RP 632.

Hacia el interior del territorio estos ejes y corredores responderán localmente, desde el lugar, a las intencionalidades económicas. De esta forma, la ciudad y sus conectores territoriales integrarán o fragmentarán, pero tendrán una indiscutida impronta en la configuración del espacio del partido y, en especial, con la producción del suelo urbano e industrial.

32 Los puertos están asociados directamente con la producción industrial o con un grupo de empresas, o como servicio. Entre 1998-2000 Tagsa ha invertido en el puerto alrededor de $ 35.000.000, según la Secretaría de Producción, Municipio de Campana.

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Capítulo 2

TERRITORIO Y EXPRESIÓN URBANA

La ciudad de Campana que hoy conocemos tuvo su origen en el s. XIX con la creación del puerto y el pueblo. Algunos empresarios reconocieron tempranamente al Rincón de Campana como posible nodo de transferencia de bienes entre Rosario-Buenos Aires, y como boca de salida del excedente agropecuario de la región. Esta valorización social del lugar1 reunió dos dimensiones: una, relacionada con su condición de puerto fluvial en función del circuito comercial en el corredor Buenos Aires-interior del país, y la otra, relacionada con la función de centro de servicios para el mundo rural de la región. Ambas valorizaciones tuvieron una influencia central en su singular configuración espacial y en el proceso de producción de suelo urbano que se materializó con la traza del pueblo y el puerto, estructuras materiales que aún están presentes.

En este capítulo, se propone analizar los procesos que influyeron en la producción del suelo urbano en su contexto histórico y productivo2. Es por ello que se abordan cuatro etapas en la presente reconstrucción social del espacio urbano:

1) Hacienda, estancia y territorio; 2) De las primeras explotaciones a la moderna estancia; 3) Ferrocarril, puerto y pueblo. Estas tres primeras etapas abarcan un extenso período que va desde los primeros antecedentes de ocupación hasta entrada la crisis del '30, identificando los principales elementos explicativos que actuaron a nivel regional-nacional y local, y que influyeron en el modelo de reproducción urbana. Por último, en el punto 4) La impronta espacial del frigorífico, caracteriza el rol de la industria como modelo de producción urbana que asume la ciudad, fenómeno fabril que encontramos, inclusive, antes de la sustitución de importaciones.

2.1. Hacienda, estancia y territorio

En todo el período de la América colonial el rasgo distintivo de la organización económica fue el régimen del monopolio impuesto por las metrópolis europeas. En pleno capitalismo mercantil, el usufructo de posiciones económicas y comerciales implicaba la exclusión de toda competencia de terceros países. La puja por el poder económico y político fue constante entre las potencias de España, Portugal, Holanda e Inglaterra, esta última, con pleno poder para el s. XVIII. Durante el siguiente siglo, los movimientos de independencia en América Latina se desarrollaron bajo la estrecha vigilancia y acuerdos con los capitales británicos.

La estructura territorial y del sector productivo de América colonial dieron lugar a un singular proceso de urbanización con la fundación de las ciudades, las que organizaban extensos territorios bajo la subordinación administrativa de virreinatos o capitanías. En la Argentina, territorios subordinados al Alto Perú, las economías regionales –por ejemplo en Tucumán– tuvieron cierto desarrollo, dado que se vinculaban con los centros productivos, como el caso de Potosí, modelo que se extiende hasta la primera mitad del s. XVIII.

Durante la etapa colonial, la región del Litoral (Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe) fue la más atrasada y menos poblada del actual territorio argentino. La hacienda cimarrona, a lo largo de este período, constituyó una actividad para la subsistencia y la satisfacción de las necesidades de los pequeños

1 En este sentido, es interesante rescatar el significado de lugar de M. Santos, quien realiza una analogía en relación a la propuesta de Whitehead sobre la “diversificación de la naturaleza”. La tesis de este último autor supone que existe una reunión indisoluble entre los objetos y los acontecimientos en el mundo natural; para el autor, “los objetos solamente están en el espacio y en el tiempo debido a sus relaciones con los acontecimientos”. Sobre esta tesis, M. Santos propone: “El papel que, en el mundo natural, representa la diversificación de la naturaleza, proponemos compararlo con el papel que, en el mundo histórico, representa la división del trabajo. Ésta, impulsada por la producción, atribuye, en cada movimiento, un nuevo contenido y una nueva función a los lugares (...) La diversificación de la naturaleza es proceso y resultado. La división internacional del trabajo es proceso cuyo resultado es la división territorial del trabajo. Sin duda, las dos situaciones están emparentadas, aunque cambie la energía que las mueve. Por otro lado, la naturaleza es un proceso repetitivo, en tanto que la división del trabajo es un proceso progresivo” (Santos, 2000, pp. 110-111). A partir de este momento se delimita el alcance del término “lugar”. 2 Milton Santos, en varias de sus obras, señala el papel central de la técnica y del trabajo en la producción y reproducción del espacio, en el marco del movimiento continuo de las dinámicas sociales y desde los diferentes ritmos de integración a los circuitos productivos de la economía regional o mundial, según se trate.

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núcleos urbanos. Economía regional que obtenía básicamente carne, cuero, grasa y pezuñas3. Esta economía se irá expandiendo y planteará la necesidad de aumentar la extensión de las tierras disponibles y la formación de unidades de producción para criar ganado: las estancias. Esto llevó a la necesidad de ejercer el derecho de propiedad sobre los rebaños, y una profunda transformación, la apropiación del territorio.

A fines del s. XVIII, la apertura del Río de la Plata al comercio colonial dio al puerto de Buenos Aires el papel de intermediario comercial; este hecho habría de influir decididamente en la etapa de transición a la economía primaria exportadora. La Revolución de la Independencia, a comienzos del s. XIX, consolidó el libre cambio y las ideas liberales, constituyendo el proyecto político y económico de la sociedad porteña.

2.1.1. Antecedentes del régimen de la tierra y representaciones del territorio

Como primer antecedente sobre el régimen de la tierra4 a escala nacional y provincial, haremos referencia a las leyes españolas, las que disponían de numerosas disposiciones que regían para el medio americano. Estas leyes estimulaban y afianzaban la conquista de extensos territorios. Abundantes en detalle, en manifestaciones doctrinarias y preocupadas en retener para el Fisco las mayores ventajas y atribuciones, llegaban al Río de la Plata sin energía y eficacia para imprimir ciertas características, y permitían que en la Colonia el régimen de la tierra siguiera el movimiento regular, la trayectoria necesaria que surgía desde el lugar.

Fundada la ciudad y nombradas las autoridades, se abrían los asientos y comenzaba la entrega del suelo, en presencia del procurador y con parecer del Cabildo o, simplemente, el dueño de la capitulación. Encabezaba la lista el poblador principal, que siendo capitulante recibía una tercera parte del total de la tierra fuera de pueblos y ejidos. Se distribuían los solares, peonías, caballerías, chacras teniendo en cuenta los méritos y calidades de cada persona, sin perjuicio de indios y tierras ya ocupadas5.

La tierra se hallaba en manos de los grandes propietarios: del rey y de los favoritos. La complicación en los trámites y monto de los impuestos para la compra del suelo aseguraba su inmovilidad. Generalmente los militares, funcionarios públicos y comerciantes enriquecidos fueron los únicos propietarios.

Como segunda etapa podemos referirnos a la Revolución de Mayo, con un orden político y jurídico que mantenían las viejas tradiciones, sobre todo en relación al régimen de la propiedad y la concentración de la tierra. Ésta continuaba distribuyéndose como en la época colonial, por el remate, la compensación y las mercedes, aunque cabe destacar que el suelo ya no fue patrimonio exclusivo de españoles. Caídas las autoridades españolas, apaciguadas las primeras luchas, comenzó un nuevo régimen: la distribución de la tierra. Una vez declarada la Independencia, la propiedad fue de la república. Sin embargo, el régimen implantado por España dejó una estructura que permitía a un grupo de ricos comerciantes, funcionarios y militares tener el monopolio de la tierra.

En síntesis, la legislación española subsistió íntegra desde la fundación, trazado y distribución del suelo, y se mantuvo viva con su sistema de población, la mensura incierta y en las formas de transmisión de la propiedad. El estancamiento de la población y el latifundio fueron hechos salientes. El negocio de la tierra llegó a ser el “negocio clásico”, como decía Rosas en sus mensajes. Todos tenían el “sentido de la tierra” y confiaban en ella la seguridad de su fortuna (Cárcano, 1972, p. 73). La historia de la colonización y distribución de la tierra en la provincia de Buenos Aires ha sido accidentada y sin demasiado éxito, a pesar de diversos esfuerzos. Si bien la inmigración y la modernización agropecuaria irrumpirán con violencia a fines del siglo XIX, muy peculiares fueron las vías y los efectos de ese desarrollo. La ocupación de la llanura pampeana no ligó a sus habitantes entre sí; el aislamiento, la precariedad y el difícil acceso a la propiedad continuaron siendo las características de la vida rural. James R. Scobie6 (1968) afirma que “la región

3 Ferrer, A., La Economía Argentina, F.C.E., Buenos Aires, primera reimpresión, 1974. 4 Sobre el régimen de la tierra para mayor profundidad se recomienda consultar, de Miguel Ángel Cárcano, Evolución histórica del régimen de la tierra pública. 1810-1916, Eudeba, Buenos Aires, 1972. Tercera edición con la legislación de Tierras Públicas Nacionales y el régimen vigente en las nuevas provincias, 1950-1970, por la Dra. María Susana Taborda Caro. 5 Las Leyes de Indias, las ordenanzas de intendentes y numerosas capitulaciones, cédulas y decretos formaban el cuerpo legal que regía la distribución de los campos fiscales, que fueron adquiriendo características propias derivadas de la costumbre. Comenzaba la ocupación del suelo por el indio, donde no llegaba la posesión del español, con esta incongruencia: que debían respetarlo y al mismo tiempo conquistarlo para extender sus propiedades. Carlos V declaró que el rey de España había sucedido en el dominio de todas las tierras poseídas por los naturales. Cárcano, 1972, pp.4-5. 6 Scobie, J., Revolución en Las Pampas. Historia social del trigo argentino 1860-1910, Ediciones Solar, segunda reimpresión, Buenos Aires, 1982.

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pampeana fue conquistada pero socialmente quedó al margen de la Nación; fue un área explotada pero no poseída; sus agricultores engrandecieron al país pero pocos participaron de ese progreso”.

En la representación cartográfica7 del territorio de la campaña de Buenos Aires de fines del siglo XVIII se puede observar un área definida al interior del río Salado. Para ese momento, aparecen representados seis pagos, dispuestos de norte a sur, y son los siguientes: Arroyos, Arrecifes, Areco, Luján, Matanza y Magdalena8. Los pagos fueron extensiones de territorio cuyos únicos elementos conocidos y fijos fueron el núcleo de población y la aguada que le daba nombre. Los pagos comienzan a mencionarse desde la fundación de Buenos Aires, pero con límites inciertos y difusos. En la Historia de la Provincia de Buenos Aires, Ricardo Levene (1941) los define como “las primeras secciones en que se dividió la campaña, que originariamente no constituyeron un distrito de administración, sino simplemente grandes extensiones de límites imprecisos, correspondientes cada una a una zona de población rural más o menos compacta. Estas zonas se habrían formado junto a las aguadas, que eran los ejes económicos de la campaña en aquellos tiempos primitivos de la ganadería”9.

A partir de 1784 se definen los primeros partidos o jurisdicciones parroquiales que van a quedar a cargo de una autoridad civil, que se conoció como alcalde de Hermandad. Hasta 1810 fueron diecinueve los partidos: San Nicolás, San Pedro, Baradero, Areco, Arrecifes, Pergamino, Las Conchas, San Isidro, Morón, Matanza, Lobos, San Vicente, Magdalena, Quilmes, Chascomús, Areco Arriba, Pilar, Cañada de la Cruz y Navarro. A éstos debe agregarse Luján, con jurisdicción precisa desde 1755. En esta primera división administrativa del territorio bonaerense, Campana no ofrece aún elementos que lo diferencien del resto de la campaña, como sucedió en los primigenios pueblos, ya sea la planificación en la época de la conquista y poblamiento español (como San Nicolás y Pergamino), o por aparición de núcleos espontáneos de población rural en el corredor que articulaba Buenos Aires con el Alto Perú10, ya sea por la instalación de fuertes o fortines (Mercedes, por ejemplo) o por la necesidad de postas, parroquias o reducciones indígenas, como fueron los casos de Quilmes y Baradero; o si no como asentamientos que resultaron de verdaderas empresas fundadoras llevadas a cabo por particulares que valorizaron sus tierras por medio de la instalación de un centro de actividades terciarias relacionadas con la explotación pecuaria, el comercio y la exportación, como fueron los casos de San Andrés de Giles (1826) y Zárate (1827).

Según las fuentes consultadas, la ocupación de territorio en Campana data bastante después de la Segunda Fundación de Buenos Aires (1580) con el legado de estas tierras a don Luis Águila (1680).

En 1854 se dictó la primera Ley de Municipalidades y en 1857, por ley del 15 de setiembre, el gobierno de Valentín Alsina dispuso dividir el territorio de la provincia en departamentos, partidos, cuarteles y secciones11.

Los límites de partido de la campaña al interior del Salado fueron establecidos formalmente por primera vez para esta región por la ley del 24 de octubre de 1864, reglamentada por decreto del 24 de febrero de 1865. Con posterioridad, en 1886, se dictó la Ley Orgánica de Municipalidades.

En lo relacionado con los pueblos bonaerenses y el régimen de tierra, tendremos que esperar hasta 1867 para que Avellaneda establezca un criterio más liberal para la venta de los terrenos y a precios moderados en los ejidos, superando los laberintos de las legislaciones españolas y criollas que hacían imposible la distribución de la tierra. Su articulado aclara y define cuestiones tradicionales, reconoce la propiedad a los

7 Randle, P. H. y Gurevitz N., Geografía Histórica de la Pampa Anterior. EUDEBA, Buenos Aires, 1971, tomos 1 y 2. 8 Randle aclara al respecto: “A los seis pagos principales podrían haberse agregado el de Cañada de la Cruz (Campana), Monte Grande (San Isidro), Las Conchas y otros, pero no se los ha graficado por su dispar escala territorial y porque del término pago usaban la acepción de paraje más que la de jurisdicción. Con la creación de sucesivos curatos o parroquias hacia fin de siglo, se produce un desglose gradual de los pagos tradicionales. Así la parroquia de Arrecifes dio lugar a la de Baradero, Pergamino, y la de Areco a la de Capilla del Señor, y a la de Areco Arriba (Carmen de Areco). 9 Levene, R; Historia de la Provincia de Buenos Aires y de la formación de sus pueblos, La Plata, 1941. Este historiador clasifica a los partidos y municipios de la provincia de Buenos Aires según el contexto de la fundación del pueblo y propone la siguiente categorización cronológica: 1854-1862, período tradicional; 1862-1872, período modernizador; 1872-1880, período democratizador; 1880-1887, período progresista (es el caso de Campana), y por último, 1888-1910, período oligárquico.10 En el siglo XVII, los caminos principales del norte estaban (a diferencia de los caminos del sur de Buenos Aries) bien definidos y eran: el camino del Alto Perú que iba en pos de Córdoba, bifurcándose al sur de aquella provincia en el de Mendoza. Entre los caminos de segunda importancia puede mencionarse la derivación del camino del Alto Perú, que partiendo de San Antonio de Areco iba en busca del de la Costa, al que encontraba en San Pedro pasando por los sitios conocidos entonces como Cañada Honda y Arroyo Arrecife. Este recorrido se justificaba por su mayor posibilidad de tránsito permanente, ya que se desarrollaba sobre tierras más altas y mejor drenadas. A la vez el camino de la Costa, fácilmente anegable, tenía grandes ventajas en tiempos de sequía. 11 Randle, P., op. cit.

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poseedores de cuarenta años y autoriza la expropiación de tierras alrededor de los pueblos. Establecía que el terreno de los ejidos se consideraría de pan llevar, y la Municipalidad era la encargada de señalar las reservas para edificios públicos y calles. Ordenaba su mensura y división para venderlos o donarlos, tratándose de los solares, y para vender simplemente, previa tasación, las quintas y chacras. “El parcelamiento del suelo era resistido por los estancieros, que se sentían atacados en su situación privilegiada y veían hacerse propietarios a sus arrendatarios laboriosos que pagaban altos precios para conseguir la tierra. Efectivamente, las grandes extensiones en una mano predominaban en la provincia, y, fuera de las parcelas de los ejidos, el agricultor y el inmigrante no tenían dónde ubicarse” (Cárcano, 1982, p.250).

El otro instrumento jurídico importante en este período que vincula al régimen de la tierra, a los inmigrantes, a los agricultores y a los ejidos será la ley de los centros agrícolas de 1887. Esta ley se gesta, entre otros objetivos, para aplacar la crisis de la tierra pública y el acceso a la propiedad de pequeños y medianos propietarios. Este instrumento tendrá un impacto en la traza final del pueblo de Campana, como veremos en el próximo capítulo.

En este período, Campana, tanto desde la organización administrativa del interior de la provincia de Buenos Aires como desde la valoración económica y social, no presentaba aún elementos territoriales que la diferenciaran y distinguieran de una vasta región hasta fines del siglo XIX. R. Paredes plantea12 una visión crítica sobre las lógicas internas y externas que influyeron en la sociedad pampeana y en la reconstrucción del partido de Campana. Para el siglo XVIII, este autor distingue como unidad funcional el Corredor Litoral, del que Campana fue parte integrante. El Corredor se conformaba por los actuales partidos de San Nicolás, Ramallo, San Pedro, Baradero, Zárate, Campana, Exaltación de la Cruz, Pilar, San Antonio de Areco, San Andrés de Giles, Arrecifes, Carmen de Areco y Pergamino. Entre los aspectos de integración del Corredor fue central su característica espacial, y darle cierta unidad territorial por ser el principal corredor hacia el Alto Perú; no obstante, luego observaremos que la secesión territorial de Campana fue sincrónica con la ruptura de la estructura espacial tradicional, con la apertura económica y la modernización productiva de Buenos Aires.

En los primeros tiempos, y con la llegada del español, estas tierras que hoy conocemos como el partido de Campana tuvieron valor económico gracias a la presencia del ganado cimarrón, y no por el valor productivo de las tierras en sí. Como veremos, entre la hacienda colonial y la estancia moderna transcurrirá un extenso período. Este contexto productivo le proporcionará a la zona una valorización marginal subordinada al hinterland de Buenos Aires. El período que va desde la época de los primeros pobladores españoles hasta la organización política del territorio llevaría varios siglos. La formalización del partido surgió tardíamente en comparación con el resto de la campaña bonaerense y, en particular, con el Corredor Litoral13.

La primigenia ocupación y organización del territorio de Campana no cambiará con la simple llegada del español. Fumière plantea que la ocupación fue esporádica y temporaria –cuando la hay– o casi inexistente, hasta que finalmente se produzca el corrimiento del indígena14, y luego la desaparición de la amenaza de los realistas15.

12 Paredes, Rogelio., Modernidad y crisis. Estudio local del cambio social y político en la Argentina de los siglos XIX y XX. Tesis doctoral en Historia, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, Mimeo, 1999. El autor emplea en su investigación categorías que involucran al proceso económico y social para explicar la construcción histórica de Campana. 13 Según fuentes consultadas, el Rincón de Campana aparece nombrado en diversas fuentes históricas como parte de un territorio mayor. Lo encontramos citado como perteneciente al “partido de la Villa de Luján”, “partido de la Cañada de la Cruz sobre el Río Paraná”, y finalmente, “en el partido de Capilla del Señor” (hoy Exaltación de la Cruz), del cual se desprenderá con el auge del ferrocarril y el crecimiento del pueblo. 14 Sobre estos primeros pobladores se tiene muy poca información, al respecto Fumière sólo describe el hallazgo arqueológico guaraní en las cercanías de la actual ciudad. Con lo cual sólo se infiere que en las épocas que precedieron al Descubrimiento de América, este territorio estaba ocupado por este pueblo. Las poblaciones de estos primitivos habitantes de la comarca se hallaban a unas veinte cuadras aproximadamente del límite de lo que hoy conocemos como la localidad de Campana, al Este, en terrenos que pertenecieron últimamente al ingeniero Rómulo Otamendi, y al pie de las barrancas comprendidas entre las puntas conocidas por de Chevez y Urien. Zona de bañados y próximas al río Paraná de las Palmas e islas del Delta. 15 Para ese período aparecen crónicas relatando las frecuentes devastaciones producidas no sólo por los indígenas, sino por la presencia de los realistas con base en la ciudad de Montevideo. Don Gervasio Posadas, director supremo, expidió un decreto (1814) por el que crea el cargo de guardacosta de Campana.

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2.1.2. Un siglo de compra y venta

El proceso de ocupación del territorio de la actual provincia de Buenos Aires –a pesar de la falta de obstáculos naturales que brinda su extensa llanura, salvo la frontera de los ríos, y en particular del Salado– se ha desenvuelto con suma lentitud durante cerca de cuatro siglos. Causa primera de tal fenómeno fue la presencia del indígena. Fueron los cuidadores de ganado los que, audaces, penetran en el desierto a principios del siglo XVIII y llegan a las márgenes del río Salado, límite del dominio de los blancos por más de un siglo. En este contexto espacial, se encuadran las sucesivas ventas y compras de los propietarios casuales hasta mediados del s. XIX.

El 20 de octubre de 1731, la viuda de Luis del Águila, Teodora Martínez de Saravia, vende al capitán Esteban Lomez la parte de la estancia. El nuevo comprador sigue el tipo de explotación pecuaria hasta el 19 de marzo de 1759, cuando junto a su hijo, el presbítero Miguel Jerónimo Lomez, extienden un documento ante testigos por el cual dan en venta a don Francisco Álvarez Campana. A partir de ese momento, las tierras tomaron el nombre del Rincón de Campana. Personalidad influyente, y por momentos cuestionado, adquiere estas tierras para sostener a un colegio de hermanas de Buenos Aires16.

En 1805, la estancia fue adquirida en pública subasta por el presbítero doctor Cayetano Escola, quien construyó su vivienda cercana al pueblo Capilla del Señor. Adquiere para la explotación de su predio a cuarenta esclavos negros y todos los implementos para las tareas agropecuarias. Sin embargo, esta zona no estuvo exenta del peligro de las tropas realistas; tras sus numerosos reclamos, logró que en 1814 se creara el cargo de guardacostas de Campana.

Para 1824, se vende Campana una vez más, y pasa a poder de don José Julián Arriola y don Mariano Escalada. Nueva venta de las tierras en pública subasta, en 1829, a favor de Pedro Villanueva. Luego, pasa a la propiedad de Ladislao Martínez Castro, quien fue uno de los miembros más prestigiosos de la sociedad porteña de ese momento.

Fallecido don Ladislao Martínez Castro el 23 de mayo de 1855, su hijo Ladislao Federico, en presencia de su hermana Clementina y como curador de sus dos hermanas menores, Elena y Agustina, firma un contrato en virtud del cual arrendaba por el término de seis años la estancia de Campana a los hermanos Eduardo, Luis y Alberto Costa, quienes a los pocos años adquirirán en propiedad todas las haciendas y el derecho a la marca. Cabe señalar que todos los ex propietarios de la estancia fueron personajes influyentes de la política porteña, tanto en la época colonial como durante la independencia y en las luchas por la organización del Estado.

Los vaivenes de compra y venta de la estancia se detendrán recién con la ocupación permanente de los hermanos Costa, en una coyuntura favorable del capitalismo internacional por la valorización económica de las tierras de la pampa húmeda, en el marco de una economía primaria exportadora y en el contexto político de la organización del Estado.

2.2. De las primeras explotaciones a la moderna estancia

Campana, parte integrante del Corredor Litoral, acompañó los ritmos productivos que se fueron sucediendo desde mediados del s. XIX. El Corredor Litoral –extendiéndose al oeste hasta lo que hoy conocemos como Pergamino– concentró los principales establecimientos pecuarios que conformaban una estructura espacial acorde al modelo de acumulación del momento. El área, luego, asumió un rol significativo en la economía primaria exportadora, pero sus ciudades corrieron diferente suerte, ya que la influencia externa de nuevos flujos comerciales impactó en las industrias locales, antes necesarias para la reproducción básica de las sociedades del mundo rural. Esto llevó a la decadencia o estancamiento de los pueblos, y al surgimiento de otros, como Campana. Hilda Sábato17 analiza el período y plantea que las

16 Fumière J. (1975a.). 17 Apoyándose en esta tradición cuestionadora del modelo de crecimiento inaugurado en la segunda mitad del s. XIX, desarrollan una explicación que permite dar cuenta de la extraordinaria expansión de la etapa de auge, a la vez que estancamiento posterior, y encuentran que los mismos factores que habían asegurado el crecimiento en aquella época fueron también la causa de su limitación. Así, Laclau halla una clave para entender las características del “capitalismo dependiente” argentino en la existencia de la renta diferencial a escala internacional a favor de la producción agropecuaria argentina, consecuencia de la gran fertilidad de la llanura pampeana. Esta situación implicaba la transferencia de excedentes desde los países consumidores a la región productora, en este caso la Argentina, pero a su vez significaba una dependencia estrecha de las condiciones de mercado comprador, ya que el volumen de esos

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lógicas internacionales estuvieron presentes en la transición hacia la economía primaria exportadora, reestructuraron el trabajo, el territorio y la producción rural.

Se producirá en Campana, desde la etapa de transición: introducción y auge del ciclo del ovino18 (1850-1890), la agricultura periurbana, la instalación de los primeros frigoríficos, la expansión de la agricultura (1890-1914) y el auge de la ganadería bovina.

Las estadísticas económicas de 1881, 1888 y 1895 muestran en Campana un mayor desarrollo del maíz, cultivo que estaba asociado a la industria de alcoholes, que tuvo un peso muy significativo en la ciudad y el área rural campanense. Este es otro ejemplo de la integración productiva que diferenció al pueblo de Campana del resto de la región, la agroindustria articulada hasta su comercialización a través del puerto19.

En cuanto a la propiedad de la tierra, estaba en manos de una clase social que se conocerá como hacendados, algunos de éstos descendientes de los primeros vecinos españoles, de una elite aristócrata o de militares premiados, u otros que arriban a mediados del siglo XIX, como en el caso de don Braulio Costa, de una clase de comerciantes con fortuna, descendientes de extranjeros y convertidos en porteños notables en el término de dos generaciones. Primero formarán una fortuna proveniente de negocios comerciales e influencia política, que luego, invertirán en tierras, estancias20 y prestigio social. Pero también en nuevos proyectos productivos: la modernización de la explotación tradicional ganadera, la introducción de innovación tecnológica en la agricultura y la inmigración.

Desde el análisis del territorio y su representación cartográfica conviene señalar que avanzado el siglo XVIII, y a pesar de las transformaciones que tuvieron lugar en la pampa con la introducción y auge del ganado ovino, Campana siguió sin diferenciar su territorio. Esto lo confirma la cartografía histórica, por ejemplo, el mapa de parcelamiento de 1864 de la Pampa Anterior21. En esta representación, lo que se evidencia es una progresiva división de la tierra según la distancia a Buenos Aires. Hasta un radio de 60 kilómetros se identifica una mancha homogénea con subdivisiones inferiores a 1.000 hectáreas, hasta los 100 kilómetros se distingue un área de transición, para saltar luego a un parcelamiento de mayor extensión, que va de las 1.000 a 5.000 hectáreas. Los núcleos urbanos de la campaña aparecen como puntos distantes y difusos entre sí. Campana aparecerá en el mapa de parcelamiento de 1890 con un núcleo urbano y con tierras destinadas a las chacras y quintas del ejido, gracias a la aplicación de la Ley de Centros Agrícolas de 1887.

El 4 de diciembre de 1858, se firma entre las partes un nuevo documento de acuerdo con el cual los hermanos Costa se convierten en propietarios de estas tierras. Radicados ya con carácter definitivo, los señores Costa resuelven dedicarse en forma intensiva a la explotación del ganado ovino22 adquiriendo, para tal efecto, apreciable cantidad de ejemplares puros de las razas negrete y rambouillet, cuyas lanas eran las que tenían entonces mayor aceptación en los mercados europeos23. Explotación que se transformó lentamente tras la dura crisis de la hacienda lanar en 1866. En 1880, la Argentina aún no exportaba carne de cordero, pero 7 años más tarde fueron enviadas 1 millón de cabezas a Francia e Inglaterra por cuatro firmas diferentes que operaban en Buenos Aires, una de ellas radicada en Campana, The River Plate Fresh Meat Co. Ltda. de Alfredo Drabble, exportando 120.000 reses ovinas para 1884.

excedentes estaba directamente vinculado con los precios del mercado y, por otro lado, con la demanda” Sábato, H., Capitalismo y ganadería en Buenos Aires: la fiebre del lanar, 1850-1890. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1989. 18 Respecto de los cambios que producirá el boom del ovino, Hilda Sábato comenta: “Hacia 1840 muy pocos argentinos podían imaginar los cambios de que serían testigos y protagonistas a lo largo de su vida, en ese país al que probablemente muchos de ellos ni siquiera reconocieran como propio. Economías regionales de orientación centrífuga, sociedades con aspiración a la autonomía, identidades de fuerte arraigo local: tal era la situación a mediados del s. XIX” (...), op.cit.19 Excepto San Nicolás y Zárate. 20 Jorge Sábato realiza una revisión a las propuestas tradicionales de la constitución de la clase dominante. Al respecto, postula que los sectores para captar los excedentes habrían sido aquellos que tenían el control sobre las actividades comerciales y financieras. La característica inicial de la clase dominante fue el resultado de su posición en el mundo del comercio y las finanzas, más que la concentración de la propiedad de la tierra. Ver Sábato, J., La clase dominante en la Argentina moderna. Formación y características, CISEA, Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As, 1988. 21 Randle op.cit.22 “La etapa 1850-1890 fue decisiva, y en lo interno se tradujo en la aceleración del proceso de consolidación del capitalismo en la región. El período muestra un imbricamiento muy estrecho entre los intereses urbanos y rurales de las clases propietarias locales, y resulta claro, al observar a quienes ocupaban sus peldaños más altos, que el éxito estaba asociado a la habilidad para combinar una inserción fuerte en el mundo del comercio y las finanzas, con un compromiso creciente con la producción rural “(...) Paredes R., op.cit.23 Los Costa intensifican la producción con la creación de treinta puestos distribuidos en toda la estancia, que se entregan a la “mediaría” a igual número de familias cuyos apellidos sean de origen inglés e irlandés.

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Paredes (1999) reconoce para esta zona un temprano flujo de inmigración europea, la irlandesa, asociada al ciclo productivo del ovino, que tiene lugar en el área después de 1840. Los censos de población indicarán que el incremento de la inmigración europea tomará auge a fines del siglo XIX y comienzos del XX, como en el resto de la región pampeana, junto con el proceso de modernización productiva. La introducción del componente extranjero llegó a alcanzar valores muy altos en comparación con la población nativa.

La creación del pueblo y puerto de Campana toma sentido cuando se analiza el proyecto de los hermanos Costa de modernización agropecuaria. La modernización era el objetivo, y a la vez una exigencia para alcanzar y conquistar el mercado internacional. De esta manera podemos entender que el nacimiento de la empresa urbanizadora estuvo, en sus comienzos, al servicio del espacio rural, y por lo tanto, fue funcional a la lógica de inserción económica de ese contexto histórico y social. Luis y Eduardo Costa se convirtieron en los propietarios de la estancia el 10 de enero de 1860, y su proyecto, junto con eventuales socios transformará para siempre el paisaje del Rincón de Campana.

En el contexto regional, para 1895 Campana contó con una población de 7.733 habitantes, de los cuales el 70% estaba concentrada en la ciudad; en 1914 la población se duplicó llegando a 15.470 habitantes, con la misma tendencia de concentración urbana (63,83%). En el resto de la región la población rural es la que tuvo mayor peso: en promedio para 1869 alcanzó el 62%, y para 1985, el 59,7%. Si bien Campana no se destacó por su peso demográfico dentro del Corredor del Litoral, lo que se destacó fue la temprana tendencia y atracción de la población hacia la ciudad. Las expectativas de los fundadores y empresarios locales y/o extralocales fueron demasiado optimistas, ya que proyectaron lograr con Campana, en una escala menor, el protagonismo de la ciudad de Buenos Aires. Esto lo testimonian los permisos para la expansión de caminos de hierro de fines del s. XIX.

2.3. Ferrocarril, puerto y pueblo

En este período, la ciudad debe su expansión –y también su crisis posterior– al auge de la economía liberal basada en la explotación de la renta proveniente de la exportación de los productos agropecuarios. En Campana esa expansión económica se produce con la llegada del ferrocarril y el desarrollo del centro urbano. No obstante, la vulnerabilidad económica centrada en la producción primaria y en la dependencia del poder británico provocará una profunda crisis al país con la caída del modelo en 1930, y sus repercusiones se harán sentir en la ciudad de Campana. Las refinerías de petróleo y las papeleras que se radicaron iniciado el s. XX discontinúan y rompen el original perfil agroindustrial del partido y la integración entre espacio rural, puerto e industria.

En 1891, el intendente Marcelino Sívori declara en este sentido que las principales actividades de su partido eran “la industria y la agricultura...”. Indudablemente atraídas por esta oferta floreciente de producciones agropecuarias, aparecen efectivamente las empresas que comenzarán a definir buena parte del perfil industrial del pueblo que se mantendrá a lo largo de casi cinco décadas24: en 1877, se establece elMolino para producir harina de maíz; en 1883, Drabble y asociados adquieren a los Costa las tierras que se extienden entre el límite oeste del trazado urbano y la Cañada de la Cruz, con el propósito de establecer los primeros frigoríficos del país: River Plate Fresh Meat and Co. También por esa misma época, Devoto y asociados (1884) compraron los terrenos cercanos al río y varias manzanas del trazado urbano para la instalación de la Fábrica de Alcoholes de Devoto, Rocha y Cía. En 1888 se instala la fábrica de licores Cusenier. Jabón Campana, en 1892. En 1905 la Compañía Nacional de Aceites: hasta entonces, el aceite se importaba y era distribuido por negociantes de Buenos Aires y de Rosario; éstos, entre otros grandes eventos industriales y urbanos como los talleres mecánicos del ferrocarril.

2.3.1. La expansión agropecuaria y la reorganización del territorio

En la segunda mitad del s. XIX, la Argentina inaugura una nueva etapa del desarrollo económico: la economía primaria exportadora. Dos factores tendrán importancia: la expansión e integración creciente de la economía mundial y la valorización de la gran extensión de tierras fértiles de la zona pampeana. La intensidad de la integración de la Argentina en la expansiva economía mundial revolucionó en pocas décadas

24 Paredes, R., op. cit.

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la fisonomía social, política y económica del país25. Para comprender la transformación argentina se debe recurrir a la expansión de la economía europea, en particular la británica. Expansión que se vinculó con: •el papel dinámico del progreso técnico y el carácter integrador de la tecnología. El progreso tecnológico tiene un papel central en la integración de la economía mundial, sobre todo en el campo de los transportes y las comunicaciones; por otro lado, las mejoras en la producción industrial repercuten en el florecimiento de la industria textil, luego, mecánica y química. ••Flujo de capitales, migraciones y expansión comercial. La integración de la economía mundial se realizó por medio del movimiento internacional de capitales, las corrientes migratorias y la expansión del comercio internacional. Las principales inversiones y el movimiento de capitales para las décadas de comienzo del s. XX tendieron a favorecer la integración de economías nacionales, principalmente, países de escasa población y con recursos naturales de interés para su exportación. Estos países fueron visualizados por el capitalismo industrial como “espacios abiertos” (América del Norte, Oceanía y la Argentina). “La importancia del papel que jugó la Argentina en el proceso integrador de la economía internacional puede apreciarse si se observa que la inmigración neta de personas, provenientes de Europa en su gran mayoría, ascendió entre 1857 y 1914 a 3.300.000 almas. Por otro lado, entre la década de 1860 y 1913 el total de capitales extranjeros invertidos en la Argentina, según el monto total existente en ese último año, ascendía a más de 12.000 millones de dólares de hoy. Esta cifra representaba el 8,5% de las inversiones extranjeras de los países exportadores de capital en todo el mundo, el 33% de las inversiones extranjeras totales en América Latina y el 42% de las inversiones del Reino Unido en la misma región”26.

No obstante, paralelamente, se produce un fuerte endeudamiento externo, el capital extranjero radicado en el país producía intereses y utilidades que, juntamente con las amortizaciones se remitían al exterior en concepto de servicios de capital, A. Ferrer (1975) calcula que durante varios años de la etapa los servicios representaron entre el 30 y el 50% del valor de las exportaciones argentinas. El oro y las divisas necesarias para pagar los servicios del capital extranjero fueron proporcionados no solamente por los recursos generados por las exportaciones del país, sino también por nuevas radicaciones de capital extranjero27.

Por otro lado, el proceso de la organización nacional daba rasgos particulares a los procesos económicos y al régimen de autonomía de las provincias antes de la caída de Rosas. Posteriormente, continúan las guerras civiles y se consumó el enfrentamiento entre Buenos Aires y la Confederación. La unión nacional tuvo lugar con la inclusión de Buenos Aires (1861); además, Mitre alcanzaba la presidencia del país definitivamente unificado (1862). Estos acontecimientos dieron las bases, desde el plano institucional, para el funcionamiento de la economía primaria exportadora.

En este período se produce un debilitamiento de las economías del interior del país frente a Buenos Aires. Se consolidó la ruptura del antiguo equilibrio del federalismo económico de las etapas de la economía primaria de subsistencia y de la transición, la que se reemplazó por la formación del mercado nacional y la articulación de una política de desarrollo integrado de la economía argentina.

La espacialidad de la modernización de fines del siglo XIX centralizó cada día más el poder de Buenos Aires, situación que no era previsible algunas décadas antes, donde el crecimiento de los mercados urbanos como consecuencia de la expansión del ferrocarril y del desarrollo de la agricultura permitió la instalación de una incipiente industria integrada a su medio28. Esta concentración poblacional y productiva se refleja en el censo industrial de 1908, que muestra una concentración industrial del 33% en Capital Federal; ésta, y la provincia de Buenos Aires con el 28% de los establecimientos del país29, acumularon el 61% del total.

Una de las repercusiones territoriales fue el proceso de concentración regional de la población y su urbanización. Esto se observa fundamentalmente en las ciudades del Litoral y, en particular, en la provincia de Buenos Aires. Para 1947, en el Litoral el 53,8% era población urbana; en el Noroeste, el 38,1%; en el Centro y Oeste, 47,4%, en el Nordeste el 25,5% y en el sur el 31%. Proceso de urbanización que refleja la siguiente tabla:

25 Ferrer, A., op. cit.26 Ferrer, A., op. cit.27 Es interesante reflexionar sobre el endeudamiento externo y el papel de los capitales externos en este período que destaca el papel que históricamente tuvieron y tienen en la sociedad argentina. 28 Esta situación de marginalidad del Interior del país la argumentan en extenso Alejandro Rofman y Luis A. Romero, en Sistema socioeconómico y estructura regional en la Argentina, Primera reimpresión. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1990. 29 Dorfman, A. Historia de la Industria Argentina, Segunda Edición., Hyspamérica 1986.

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Tabla N° 1 Centros urbanos con 2.000 y más habitantes. 1895-1947

1895 1914 1947 Centros de población Centros

%población

Centros %

población Centros

%población

500.000 y más 1* 17** 1* 24** 1** 28** 100.000 a 499.999

- - 2 4 7 10

20.000 a 99.999

7 7 15 8 38 9

5.000 a 19.000

38 8 92 10 147 9

2.000 a 4.999 67 5 185 7 280 6Total urbano 113 37 295 53 473 62

* Incluye 37 pueblos de más de 2.000 habitantes de la provincia de Buenos Aires (Gran Buenos Aires). ** Incluye la población urbana de los partidos del Gran Buenos Aires. Fuente: Germani, G. (1955), Estructura social de la Argentina. Análisis estadístico, Editorial Raigal, Buenos Aires.

La conformación de un único espacio pampeano centrado en torno a los grandes puertos exportadores terminó con las diferenciaciones regionales y las supervivencias sociales y productivas. En este escenario territorial nacen nuevos pueblos, otros se mantienen o son desplazados. Esta diferenciación espacial se reproduce en la escala regional del Corredor Litoral, donde Campana se singulariza gracias al puerto e industria que dio lugar al surgimiento del pueblo, y su auge en los nuevos tiempos de la modernización.

2.3.2. Ferrocarril y puerto: “La fuerza del progreso”

Hasta 1880 solamente cuatro puertos registraban la entrada de barcos de ultramar: Buenos Aires, Concepción del Uruguay, Rosario y San Nicolás. En 1890 ese número aumenta a nueve cuando Campana, Colón, La Plata, Santa Fe y Zárate, atienden ese tipo de embarcaciones. Posteriormente se agregan Bahía Blanca, Diamante, Paraná y Villa Constitución. Buenos Aires y Rosario eran puntos de partida de líneas ferroviarias, pero no quedarían ligadas entre sí hasta el 1° de febrero de 1886. La falta de vías férreas que unieran ambas ciudades hizo indispensable la comunicación fluvial.

Una de las ventajas que diferencia a Campana del resto de la región Litoral fue justamente la posibilidad del puerto, su posición y su integración directa con los circuitos productivos. Ventaja locacional30, que definió la llegada del ferrocarril y la localización de la industria más importante del momento, el frigorífico.

Los puertos de Campana y Zárate tuvieron un desarrollo notable, emplazados como estaban, desde su origen, en una zona meramente ganadera. En 1880 salían por Zárate directamente a Brasil, Inglaterra y Antillas, productos de ganadería valuados en 1.000.000 de pesos fuertes. Campana también exportaba en forma directa a Brasil, y por su puerto entraban, desde Inglaterra, carbón, maderas, material ferroviario y tejidos. La posterior instalación de frigoríficos acentuó aún más la importancia de ambos puertos. A fines del siglo XIX Zárate acusa un comercio exterior valuado en 3.500.000 pesos oro y Campana alcanza a 5.000.000 de pesos oro31.

Para dar una idea del movimiento que adquirió Campana por aquella época, bástenos decir que en un solo día fueron contados, entre los que estaban operando y los que esperaban turno para hacerlo, 47 buques de ultramar32.

30 Entender esta ventaja locacional exige profundizar dos aspectos: por un lado, en relación al significado social y a la división del trabajo, y por el otro, en relación a la valoración social de las formas naturales y formas artificiales. Para ello, seguimos retomando la propuesta de M. Santos, es interesante destacar la interdependencia de la división social del trabajo y la división territorial del trabajo (2000, 117). 31 Paredes, R., op.cit.32 Fumière, op cit.

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A partir de 1900 se produce un cambio profundo en las características de los dos puertos. El aumento en el tonelaje de los barcos de ultramar que llegan hasta ellos los obliga a penetrar por el Paraná Guazú, por cuanto el Paraná de las Palmas no está perfectamente canalizado. A ello se suma la centralización frigorífica que registra Buenos Aires a partir de 1925 y que influye en forma negativa en el desarrollo de ambos puertos. Avanzado el siglo XX, Campana adquirió definitivamente una característica especial por la instalación de destilerías de petróleo, mientras que Zárate actuaba de estación de tránsito en el movimiento de trenes que cruzaban el Paraná por ese punto. Campana contaba con los muelles de Wico, compañía nacional de petróleo, YPF y un muelle fiscal. Estas actividades son los antecedentes productivos que conformarán un conglomerado industrial a mediados del s. XX.

En la reconstrucción de Fumière sobre la llegada del ferrocarril y la creación del pueblo se describe con elocuencia el escenario, los actores y las relaciones entre ellos: por un lado, los capitalistas ingleses y las alianzas con la elite local, y por otro, la dependencia del gobierno frente a la política de expansión del capitalismo británico.

En agosto de 1870 se autorizó a Guillermo Matti a construir y explotar un camino de hierro que, partiendo desde el puerto de Campana, se uniera con el Ferrocarril del Oeste en la estación Moreno. Matti había evaluado tres proyectos para el trazado del ferrocarril: 1) La línea tomaría la dirección del Este hasta la altura de Benavídez y se desviaría hasta empalmar con San Fernando con las vías del Ferrocarril Norte, que extendía sus vías hasta Tigre, proyecto que descartó por los conflictos que observaba entre las empresas. 2) Consistía en una construcción totalmente nueva, paralela al río, directa a Buenos Aires sin empalme con otra empresa, proyecto muy costoso, dadas las condiciones del medio, anegable. 3) Proyectaba una línea hacia el sur, pasando por Capilla del Señor, y empalmar cerca de la actual estación de Rodríguez con el Ferrocarril Oeste, proyecto original que tenía desventajas para el pasajero (duración del viaje), pero ventajas para incorporar un nuevo flujo comercial al puerto, con mercaderías del oeste. Este último es el que Matti finalmente seleccionó, con algunos ajustes.

Sarmiento cambió la traza del proyecto original, vio en la construcción del ferrocarril a Campana el primer paso hacia la posible realización de ese anhelo tantas veces expresado, Buenos Aires-Rosario. El nuevo proyecto quedó sancionado el 19 de agosto de 1871. Recién al finalizar el año 1873 se constituye en Londres la empresa denominada Buenos Aires and Campana Railway Company Limited. Este proyecto debió sortear varias dificultades, como las desfavorables condiciones físicas del medio33, los nuevos costos que la empresa debía asumir o los conflictos de intereses y competencias del poder público entre la Nación, la provincia de Buenos Aires y la ciudad porteña. Todo esto llevó a un retraso de un año en la finalización del ferrocarril y del pueblo. La postergación del trazado del pueblo no se deberá exclusivamente a la demora de la llegada del ferrocarril sino también a otras razones de índole política, por cierto no menos importantes. La aspiración al cargo de gobernador de la provincia de Buenos Aires llevó a Eduardo Costa a encabezar una dura lucha política, que no ganó, situación que lo condujo a una coyuntura política desfavorable34.

Al término del auge del ferrocarril en Campana se produjo la fusión de Ferrocarriles Buenos Aires-Rosario con el Central Argentino, rumores que se habían iniciado en 1899 y que se concretarían a los pocos años, a pesar de los esfuerzos internos por revertir la decisión de los capitales británicos. “El principal factor que decidió la fusión era el de terminar con la competencia en los fletes que hacían ambas empresas”35,hecho que se concretó al finalizar 1903.

2.4. La impronta espacial del frigorífico

La evolución de las industrias de la región dominadas por la actividad de los frigoríficos portuarios (1890-1910) permite demostrar, desde otra perspectiva, cómo se transformó el paisaje urbano de la región y de los flamantes proletarios criollos y extranjeros surgidos del proceso de consolidación de la nueva economía agroexportadora. Donde la actividad industrial no se consolida, la vida urbana se opaca hasta convertirse lentamente en una aldea.

33 El medio físico del recorrido se caracteriza por tener dos grandes zonas diferenciadas: a) saliendo de Buenos Aires hasta una distancia de 24 km el recorrido de la línea se hacía en terrenos altos, hasta la altura de Villa Ballester; b) a partir de allí comienza a internarse en un extenso bañado aluvional que constituye parte del lecho moderno del río Paraná. 34 El apoyo a Mitre y su candidatura, le valió la pérdida de su fortuna y el exilio en el Brasil de ocho meses. 35 Fumiére, 1975b, op. cit.

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Según el censo de 1895, fueron tres los frigoríficos que se instalaron en el Corredor Litoral36: uno de ellos en Campana, otro en Zárate y el otro en San Nicolás. En Campana, además, se localizaron tempranamente dos destilerías, un molino, una fideera, una industria textil, una herrería, dos panaderías, una acopiadora de cereal, tres hornos de ladrillo y cinco fábricas de ladrillos37. En la región, los partidos de muy alta inversión (con más de 200 mil pesos promedio por establecimiento) fueron Campana y Zárate, dominados por sus frigoríficos: The River Plate Fresh Meat y Las Palmas Produce, respectivamente.

Junto con el desarrollo del frigorífico la ciudad de Campana tomó un papel diferente. Quedó atrás aquel territorio indiferenciado de la época colonial, y del pueblo cuya funcionalidad estaba vinculada al mundo rural como mediadora en la concentración y comercialización de los excedentes rurales. A comienzos del s. XX, el frigorífico de Campana faenaba no menos de 4.000 capones y 500 novillos diarios. El éxito era tal que se proyectaron ampliaciones, que luego no se concretaron por la crisis del sector38.

En la ciudad-puerto se concentraron todos los rubros de interés para la exportación: frigorífico, molinos y destilerías. Esta uniformidad modernizadora –y cada vez más centralizada– llevó a la conformación de un único espacio pampeano centrado en torno a los grandes puertos exportadores que terminó con las diferenciaciones regionales y las supervivencias sociales y productivas.

La carne adquirió real importancia a partir de cuatro hechos básicos: 1) La mestización de los ganados, requerida por la decadencia del saladero. 2) El cierre de los puertos del Reino Unido a la introducción del ganado a pie. 3) La adopción del sistema del frío de Tellier-Carré Julián, y 4) La acción promovida por la Sociedad Rural Argentina. Una serie continua de ensayos permitió perfeccionar los sistemas de refrigeración que culminaron con la constitución de la River Plate Fresh Co. Ltd., primer frigorífico, por Drabble Hermanos, si bien ya existían algunos establecimientos menores –Sansinena y Torrezno– que se limitaban a operar con el ganado lanar. Las grandes plantas frigoríficas se instalaron en los primeros años del siglo XX y con The La Plata Cold Storage S.A., luego Swift, La Blanca, The Smithfield and Argentine Meat Co. Ltd.,Wilson y Armour, y con ello, la Argentina adquiere su rango de gran país exportador39.

El cierre del frigorífico (1926), la crisis del modelo agroexportador, el traslado de los talleres del ferrocarril a Rosario, el cierre definitivo de Cía. de Alcoholes40 dieron señales negativas a la economía local, cada vez más estancada y regresiva. El tiempo confirmaría que estos cambios serían definitivos e irreversibles, afectando decididamente la estructura urbana y su rol en el territorio. El periódico local “El Imparcial” publicó una nota de las autoridades de la entidad Defensa Comercial e Industrial de Campana el 16 de julio de 1931, que reflejaba el clima social de recesión:

Excusamos decir, señor presidente del Directorio del Ferrocarril Central Argentino, que nuestra población necesita para solucionar el problema de la desocupación que se planteó localmente el año 1927, al clausurarse el frigorífico Anglo, no una industria capaz de ocupar 600 o 700 obreros, sino mucho mayor, donde pudiera darse ubicación a doble cantidad de operarios. Así y todo apenas llegará a equilibrar su situación y a provocar el tan deseado resurgimiento económico de este pueblo, sobre el cual gravitan además los fenómenos críticos que tan seriamente afectan al país en todos sus órdenes: producto ganadero e industrial.

Para sintetizar, la “fundación” de la ciudad fue el producto de complejos procesos entrelazados que en la escala local estuvieron acompañados por: a) el interés del puerto ; b) la expansión del ferrocarril y el mercado de tierras; c) la inserción de la región al capitalismo periférico a través de la economía primaria exportadora y la renta agropecuaria, d) la coyuntura favorable al poder político, liderado desde Buenos Aires, y e) la valorización social del lugar como nodo de comunicación y centro de servicios.

36 Paredes, R., op. cit.37 Paredes, R., op. cit.38 Véase Fumière, 1975b, op. cit.39 La Argentina. Suma de Geografía, 1963, Vol. VII, p. 303. 40 Jorge Fumière hizo un minucioso estudio de esta destilería, que fue editado en 1941 con el título de Historia de una industria de Campana.

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Capítulo 3

LA EMPRESA URBANIZADORA

El contexto histórico presentado en el capítulo anterior planteó una compleja transformación de Campana, la que nos permite afirmar que a fines del s. XIX se produciría una mutación radical en la organización del trabajo y en la producción del espacio.

Lejos quedarán los territorios dominados por el indígena, las lógicas del poder trasmutarían, destacándose entre los principales cambios sociales el surgimiento de la función urbana y, con ello, la consolidación de un nuevo componente y significación social del territorio. El pueblo fue ideado y concretado por el capital privado en el marco de la expansión económica, en la provincia de Buenos Aires. No obstante, las regulaciones del Estado sobre la propiedad influyeron en la concentración de la tierra y la estructura rural y en la formación de los ejidos en los pueblos bonaerenses.

Los principales agentes de la empresa urbanizadora fueron los Hnos. Costa, quienes subdividieron por primera vez la tierra rural, con el fin de crear el pueblo y puerto de Campana; en la comercialización intervinieron otros agentes, a través de la figura de la sociedad anónima, liderados por los Costa. La ocupación de la trama urbana estuvo compuesta por diversos actores y adquirió desde su creación un ritmo desigual, el que se detuvo a comienzos de 1930 tras la crisis económica.

3.1. Los instrumentos de política urbana

Referirnos a los instrumentos y políticas públicas en materia urbana nos lleva a presentar un bosquejo de las políticas de la propiedad de la tierra en general, y su vinculación con la colonización. Los principales instrumentos entre 1850-1880 estuvieron dirigidos a la colonización, con el objetivo de introducir la agricultura en Buenos Aires; sin embargo, esto resultó en la consolidación de los ejidos urbanos. Al comenzar la segunda mitad del s. XIX la pampa civilizada se extendía a tan sólo unos 250 kilómetros partiendo de la ciudad de Buenos Aires, que limitaba con la línea de fortines. La presencia y actitud intransigente de los ganaderos y productores rurales de Buenos Aires constituyeron las bases para un rechazo sistemático a las políticas de inmigración y subdivisión de la propiedad rural. Para esta época la organización de la estancia exigía poca mano de obra y propiedades extensas, las que se dedicaban, exclusivamente, a la ganadería. La política oficial sobre la propiedad y la colonización después de 1850 inició un cambio, pero la tierra, que representaba entonces el valor de una renta futura mucho más que el valor de una renta actual, fue distribuida de acuerdo con el régimen que le habían impuesto las estructuras derivadas del comercio ganadero. En la posesión de la tierra residía también el poder político y los factores de prestigio social1.Junto con el avance de la frontera y la incorporación de tierra a la campaña bonaerense, el régimen de la tierra pública contribuyó a generalizar el dominio de los grandes latifundios ganaderos y, a partir de 1880, la agricultura extensiva en la provincia de Buenos Aires.

Para este período, se observó en el análisis del territorio de Campana que los principales actores sociales –en este caso los diversos propietarios de la estancia– tuvieron un papel protagónico sobre la tierra, siguiendo los patrones hispánicos, y luego los criollos, en el régimen y la concentración de la propiedad.

En este marco, la colonización suburbana adquiere un papel relevante. Los fundamentos económicos que le dieron origen a esta política ejidal fueron el hecho de preservar intocables los grandes latifundios y, a la vez, asistir con servicios al mundo rural. Los ejidos, en sus orígenes hispanos, eran terrenos comunales reservados con vista al aumento de la población del centro urbano. Con el transcurso del tiempo dejaron de ser comunales y se pudieron adquirir en fracciones por particulares. Al promediar el s. XIX la política era clara: se mantienen los ejidos con el propósito de no llevar la labranza más allá de los límites fijados por la zona ejidal. Esta raíz histórica es la fuente donde se nutrieron las acciones públicas dirigidas a la colonización y al acceso a la propiedad.

En la provincia de Buenos Aires el primer antecedente se remonta a 1823, con la Ley de Centros de Población. Tanto la ley de 1862 como la de 1870 tuvieron como propósito definir los ejidos de los pueblos existentes, y para los que se fundaran, en ambos casos se debía reservar una extensión de tierra. En 1870, se

1 Bejarano, Manuel, La política colonizadora en la provincia de Buenos Aires (1854¬1930), Buenos Aires, Mimeo, 1962.

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estableció para el ejido cuatro leguas cuadradas para la agricultura, las que eran administradas por las municipalidades.

Los ejidos no tuvieron como finalidad el nucleamiento de grupos agrícolas inmigrantes; no obstante, en la práctica, lo que ocurrió fue que los colonos de los ejidos terminaron por convertirse en parte integrante del pueblo. Esto se vio acelerado con el proceso de urbanización de la provincia de Buenos Aires de fines del s. XIX, donde se puede observar el ensanchamiento de los núcleos urbanos que desalojan a las quintas, las quintas desalojan a las chacras y, finalmente, éstas terminan por desaparecer casi por completo.

Para este período (1850-1880) los antecedentes territoriales de Campana se identifican con el modelo de la estancia bonaerense, sin modificaciones en cuanto a la subdivisión de la propiedad hasta 1875, con la creación del pueblo. Las dimensiones originarias del territorio fueron citadas por primera vez, según las fuentes consultas, cuando Miguel Jerónimo Lomez, en julio de 1759, extiende un nuevo documento a don Fco. Álvarez Campana, especificando su extensión: 6.000 varas de frente al río Paraná de las Palmas sobre tierra firme por una legua y media de fondo, más otra suerte de estancia en la Cañada de la Cruz con 4.040 varas sobre dicha Cañada por 4.000 varas de fondo2.

En cuanto a la ocupación de la tierra, Escola fue quien construyó la primera vivienda –alrededor de 1830– próxima al núcleo poblacional, Capilla del Señor, al sur de la actual ciudad de Campana. Para 1860, la propiedad –que pertenece ahora a los hermanos Costa– cuenta con treinta o veinte puestos (este dato varía según la fuente) como resultado de intensificar la explotación del ganado ovino con prácticas más modernas e incorporación de la inmigración al circuito productivo en la gran propiedad, pero sin subdivisión de la tierra. Esta estructura cambia con la creación del pueblo de Campana, produciéndose por primera vez no sólo un proceso de fraccionamiento de la tierra, sino además, la aparición de una nueva funcionalidad, la urbana.

En esta época el Estado de la provincia de Buenos Aires había tomado ciertas iniciativas en la colonización agrícola que finalizaron con la ocupación de los ejidos de los pueblos bonaerenses. Las tierras fiscales bonaerenses fueron sistemáticamente concentradas por la clase ganadera y terrateniente; el fracaso al acceso de la propiedad para los colonos inmigrantes fue un hecho, salvo excepciones.

En 1887, se promulgó la ley de creación de centros agrícolas, último intento por parte del Estado de permitir el acceso a los inmigrantes a la propiedad; no obstante esta nueva norma, también resultó un fracaso. Esta ley incidió en la traza final del plano oficial del pueblo de Campana, como veremos más adelante.

La ley de 1887 creaba centros agrícolas en la provincia, tomando los terrenos que rodeaban las estaciones de los ferrocarriles que no tuvieran ya un centro de población agrícola. Los centros agrícolas podían formarse por expropiación de la tierra y por iniciativa de empresas o de los particulares propietarios de los campos situados alrededor de las estaciones.

3.2. La dinámica de la empresa urbanizadora

Dentro del marco de la modernización agropecuaria y de los cambios regionales, surge el proyecto de crear un centro de comercio y servicios para el mundo rural. Así se constituyó la empresa urbanizadora, emprendimiento privado que dio origen al pueblo y puerto de Campana.

La principal consecuencia de esta empresa urbanizadora fue promover una “nueva” clase social, la urbana. Surgimiento que marcó –entre otras cosas– la ruptura de las estructuras coloniales que prevalecían regidas por una clase social rural dominante. Este proceso complejo y extenso, en los años siguientes de su fundación, nos exige una visión dinámica para interpretar la lucha de clases por el poder local, visión que plantea Rogelio Paredes (1999) a través del comportamiento de los agentes sociales y la estructura de la política local3.

Cabe destacar que los primeros aparceros y arrendatarios que llegarían con la modernización en la explotación de los Hnos. Costa, como los Fernández, Lavezzari, Dallera, entre otros, perdurarán a través de sus descendientes en los mapas de catastros hasta ya entrado el s. XX. Éstos accederán a la tierra en propiedades rurales medianas o en las zonas de chacras, a partir de la subdivisión por la Ley de Centros Agrícolas o por el fraccionamiento de la gran propiedad de los Costa. En algunos casos, se podrán distinguir sus nombres en las propiedades rurales que se subdividen y comercializan en el proceso de loteo para los sectores populares, como fue el caso del barrio Dallera.

2 Fumière, op. cit.3 Paredes, op. cit.

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Mapa Nº1. Primer plano de Campana, 1875.

Fuente: Siderca (1984), Vida e Industria en Campana.Dalmine-Siderca S.A.I.C., Campana.

El proyecto de los Costa, con el puerto, el ferrocarril y la creación del pueblo, tuvo como meta concentrar la producción y comercialización agropecuaria de la región y convertir a la ciudad en un centro económico de importancia. Esta interpretación la testimonia la dinámica de la traza del pueblo, los permisos solicitados para el tendido de otras líneas de ferrocarril, la presencia de la industria, el movimiento del puerto –que en sus orígenes fueron de esplendor económico y crecimiento sin igual–. En realidad, la especulación por la expansión del ferrocarril aspiraba a convertir a Campana en un verdadero nodo y ampliar su hinterlandtanto del oeste como del norte e, inclusive, preveía una articulación con la ciudad de La Plata4. Esto, por supuesto, se asociaba con el mercado de tierras.

Esta temprana inclusión al mercado externo le dio a la ciudad y puerto de Campana, desde sus primeros momentos, la posibilidad del crecimiento, pero también de profundas crisis, ritmos que impactaron en la expansión o retracción de la producción del suelo urbano. En esta etapa, como en las siguientes, Campana expresó la espacialidad de los procesos regionales y nacionales según se trate del predominio de la hacienda vacuna, del papel de la estancia en la economía colonial o, en el modelo agroexportador, del auge de la industria frigorífica, y más tarde, con el modelo de sustitución de importaciones.

Previo a la crisis del modelo agropecuario, el proyecto productivo de los hermanos Costa había girado su atención hacia la renta del suelo urbano. De esta manera, a partir del valor futuro del suelo urbano, el mercado de tierras pasa a tener un papel central en los proyectos de los Costa y socios. Por otro lado, cabe destacar que con el correr del tiempo, los descendientes de los fundadores no podrán detener la subdivisión por sucesión de la propiedad, partición que fue alentada, además, por la tentación del negocio del mercado de tierras. En un mapa catastral que data aproximadamente de los años '30 del s. XX se encuentran aún testimonios de la subdivisión lenta pero continua de la propiedad de sus fundadores.

En la etapa de la gestación de la planta urbana no hubo ambigüedades o datos confusos: el principal agente en la producción del suelo urbano fue Eduardo Costa. El plano diseñado, en 1875, por encargo a Carlos Chapeaurouge recoge en su traza los intereses de sus fundadores, en el marco de la Ley de Ejidos de 1870.

4 Listado de pedidos de permiso para construcción de líneas de ferrocarril en Campana.

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Este plano considera tanto los elementos básicos como los usos futuros del suelo urbano. En él encontraremos representados una zona con lotes urbanos con precios diferenciales que van desde 300 pesos a 900 pesos, directamente proporcional a la distancia del centro cívico o comercial; un sector reservado para la Compañía de Ferrocarriles; el espacio destinado al puerto; áreas funcionales al mismo, como la plaza de las Carretas; y además, aparecen incluidos los principales corredores que unirán al centro urbano con las localidades cercanas de Capilla del Señor y Zárate.

Fecha Empresarios RecorridoNoviembre 1887 John Meiggs y Cía. Campana – Pilar Febrero 1888

Ramos, Capurro y Cía. Campana - San Martín - Morón - San Justo - Lomas de Zamora - La Plata

Enero 1889 Sagastume y Cía. Campana - San Antonio de Areco - Carmen de Areco Abril 1889

Met, René y Cía. Campana - Exaltación de la Cruz - San Andrés de Giles - Chacabuco y Lincoln

Junio 1889

Diego Saavedra y Cía.

Campana - San Antonio de Areco - Carmen de Areco - Salto - Rojas y ramales. Campana - San Andrés de Giles y Carmen de Areco – Chacabuco

Junio de 1889 Augusto Bernabó

Campana - Exaltación de la Cruz - Carlos Keen – Mercedes

Julio 1889 Ignacio Oyuela y Cía. Campana - San Andrés de Giles - Chivilcoy

Fuente: Alidez Cruz, 1999, p. 171.

El día 18 de abril de 1875 “La Nación” publicó el primer anuncio de venta de las tierras del nuevo pueblo, Campana. Los avisos decían: “Gran Puerto y Pueblo de Campana. Gran ferrocarril a 2 horas de camino de Buenos Aires... El comercio inglés ha elegido el Puerto de Campana como el futuro puerto de Buenos Aires... Terrenos vírgenes para la explotación y nuevas industrias que sobrepasarán en su valor a los de San Nicolás, Rosario y aún a los de la misma Boca del Riachuelo”5. Junto con esta visión optimista del desarrollo de la futura ciudad, se especificaban en el aviso el tamaño de los lotes, sus precios (según la manzana) y las condiciones para la edificación de la vivienda. Las primeras casas de material que se levantan en el nuevo pueblo son las de don Leandro Astelarra y don Ángel Dellepiane, las que quedaron terminadas en 1875.

Pero recién después de terminada la línea férrea y de la habilitación del muelle, empezará en Campana el período de verdadero florecimiento. Para tener una idea del auge del pueblo, en 1881 Campana fue una de las ciudades propuestas para convertirse en la futura capital de la provincia de Buenos Aires, junto con los pueblos de Ensenada, Barracas al Sud, Quilmes, Olivos, San Fernando, Zárate, San Nicolás, Chascomús, Dolores, Mercedes, Belgrano y San José de Flores.

Estos rasgos políticos y espaciales descritos anteriormente quedaron expresados en la forma urbana de Campana. Para comprender mejor la estructura morfológica de la actual ciudad debemos completar la reconstrucción histórica del trazado, confeccionado y firmado por Chapeaurouge en 1889. Este plano incorpora nuevos elementos en el diseño de 1875 en cumplimiento de la Ley de Centros Agrícolas de 1887. Este último trazado del pueblo se confeccionó bajo el pedido y tutela de la “Sociedad Anónima Puerto y Ciudad de Campana”, donde se puede observar un incremento en la superficie loteada, como además, la aparición de la zona de chacras y quintas cercanas a la estación del ferrocarril, exigida por ley.

5 Fumiére, op. cit.

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Mapa Nº2. Trazado del pueblo de Campana, 1889. Fuente: Cruz, A. (1999, 169)

Así, el plano definitivo de la ciudad fue aprobado por el Departamento de Ingenieros de La Plata. La ley de 1887 propone una planificación integral del centro urbano con un área agrícola inmediata que la rodea, destinada a asegurar la subsistencia de su población. Se trataría de la primera zonificación del uso del suelo de la ciudad, más que una política para la colonización agrícola. El ingeniero C. Chapeaurouge realizará al plano original las modificaciones que requería la Ley de Centros Agrícolas, sin descuidar el concepto del moderno trazado original.

Cabe destacar que el autor de la traza no dejó totalmente de lado la tradición hispánica, conservando el papel de la avenida principal de la ciudad (hoy Av. Rivadavia), la que corre desde la estación ribereña hasta más allá de la plaza central, sobre el antiguo Camino Real que comunicaba con el interior del país. La base del trazado establecido en el plano está compuesta por manzanas de 100 varas (86,66 m) y por calles de 20 varas (17,32 m). Las manzanas estaban divididas, en este plano, en 10 parcelas de 20 por 50 varas (17,32 x 43,3 m).

La ciudad se distingue de los centros urbanos fundados por la misma época (con excepción de La Plata) por la singular composición de su traza urbana. La trama original de la ciudad está estructurada por un sistema de bulevares de 30 varas (25,98 m), diagonales y plazas. En el plano se pueden identificar dos ejes que atraviesan la ciudad, el eje Norte-Sur y el eje Este-Oeste.

Si comparamos los planos de 1875-1889, la plaza de cuatro manzanas denominada de Las Carretas desaparece. Esta plaza venía a quedar a unos 1.200 metros del muelle, y a sólo dos cuadras de una diagonal que, partiendo de la actual esquina de San Martín y Alem recorría paralelamente todo el muelle. En este diseño, el concepto básico de su autor fue responder al flujo comercial del puerto. En este sentido las formas presentadas en el plano original fueron coherentes con la centralidad del puerto y del ferrocarril. Entre las modificaciones del nuevo plano, si bien no aparece la plaza de Las Carretas, encontramos al área parcelada en manzanas, las que se ofrecen al mercado de tierras.

El plano de 1889, prácticamente duplica la disponibilidad de lotes para la venta ofrecida en 1875. Por otro lado, aparece como nuevo límite en el plano la avenida de la circunvalación, hoy conocida como la Av. Ameghino.

El concepto moderno del plano ubicó al paseo principal y a la plaza en el borde mismo de la barranca, al final de la avenida y de frente al río, para brindar a la población el paisaje y acceso directo al Paraná de las Palmas, situación que fue modificada por la valorización y ocupación de la ribera: primero por el ferrocarril y luego, por la industria.

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El diseño del plano tuvo que resolver las condiciones físicas del sitio, caracterizadas por una topografía heterogénea, con límites irregulares como la barranca y los bañados. Cabe enfatizar que la ciudad de Campana no responde al modelo tradicional de la ciudad pampeana instalada en una topografía plana, sin accidentes, ni tampoco se desarrolla en torno a una plaza o a una estación ferroviaria, ni se organiza en el generalizado esquema colonial con forma de damero. Por el contrario, el plano es una compleja combinación de rombos y triángulos contenidos en un diseño cuadrangular con forma de estrella que comunica la plaza central con el resto de la ciudad, permitiendo la posible expansión hacia el sur, ya que al norte está limitada por el frente fluvial del Paraná de las Palmas. En cambio, al este y al oeste estuvo condicionada en parte por los bañados, por la presencia de un sistema de arroyos o por la influencia del valle inundable del río Luján, y luego, a los pocos años de su fundación, por la ocupación industrial. Como veremos, en décadas posteriores estos condicionantes no serán relevantes para el proceso de expansión física de la ciudad, así como lo fue para Chapeaurouge en el s. XIX. Esta desvalorización de las condiciones físicas del sitio, en la producción de suelo, dará como resultado algunos conflictos ambientales en la segunda mitad del s. XX.

En el histórico plano, se evidencia una preocupación por armonizar: a) el sistema natural, es decir, las condiciones físicas del sitio; b) el sistema de comunicaciones fluviales y terrestres, o sea, las redes funcionales dominantes, y c) el sistema espacial, que valoriza el interior de la trama urbana y estructura la disposición de sus elementos como la producción del suelo urbano para la industria y la residencia.

Sin duda el ideario presente en el diseño de la ciudad, expresado en los conceptos urbanísticos seleccionados por Chapeaurouge, apostó a la certidumbre de un futuro promisorio del país, y en especial de la ciudad de Campana. Las avenidas, los bulevares, la idea de expansión continua que propone la traza confirman la hipótesis de la representación optimista de los empresarios, visiones que especularon con un indefinido progreso económico-político y, por lo tanto, con un constante progreso para la ciudad.

3.3. Síntesis espacial de la producción de suelo urbano

El decreto del 6 de julio de 1885 crea el partido de Campana. El director del Departamento de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires, Pedro Benoit solicita a Manuel B. Gonnet, ministro de Obras Públicas de la Provincia, definir el límite entre los partidos de Campana y Exaltación de la Cruz, y además, se pide la traza final para completar la expropiación y división del ensanche del Pueblo de Campana.

Gráfico Nº1

Fuente: Paredes, op. cit.

Acompañando el proceso de la segregación territorial de Exaltación de la Cruz y el nacimiento político-administrativo del partido de Campana, tuvo auge la comercialización de lotes en Campana, junto con las inversiones financieras destinadas al ferrocarril y la construcción del puerto. En esta etapa del auge inmobiliario (1885-1890) se crea la Sociedad Anónima Puerto y Ciudad de Campana (1889), para la

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incorporación de nuevo suelo urbano y la comercialización del existente, como también proyectos vinculados con el ferrocarril.

La Sociedad Anónima compró a Eduardo y Luis Costa, Enrique Urien y Rómulo Otamendi 40.000.000 de varas cuadradas para su venta. No obstante, esta sociedad tuvo corta vida ante la crisis económica y política de 1890. Esta crisis impactó directamente tanto en el mercado inmobiliario de Campana como en las proyectadas líneas de ferrocarril.

Entre 1894 y 1902 los lotes vendidos tuvieron un ritmo irregular, con fuertes caídas en 1894-1897 y 1900. Fallece Eduardo, y Luis Costa, junto con el resto de los sucesores, realizaron en 1904 la mensura de terrenos, que alcanzaron la cifra de 4.000 hectáreas, tierras que fueron puestas en venta por Lobato y Cía. por cuenta de la compañía de seguros “La Previsora”. Este hecho fue el principio de un proceso de fraccionamientos sucesivos de las tierras rurales en quintas y chacras. A pesar de ser un escaso porcentaje destinado a residencia urbana, tuvo un impacto importante en la producción de suelo para la industria local, ya que las pequeñas estancias o chacras funcionaban para el ganado destinado al frigorífico.

En 1906, Bullrich y Cía. remató otras hectáreas bajo el nombre de “La Esperanza”; “Campos de Campana” que continuaron con la tendencia anterior. En 1919 Giménez Zapiola, Panelo y Cía.6 vuelven a poner en venta las parcelas producidas que en otros momentos anteriores no pudieron conseguir mercado. No será hasta avanzado el s. XX que la producción del suelo urbano entre en una etapa de expansión y rompa, definitivamente, con el trazado urbano surgido en 1875, el que se mantuvo casi intacto hasta 1950, es decir, por más de setenta años.

A continuación se puede observar una reconstrucción sobre la situación de la producción del suelo urbano a 1888. En este esquema aparecen identificadas las manzanas en que se vendió por lo menos un lote.

Mapa Nº 3. Lotes vendidos hacia fines del s. XIX.

6 Leibbrandt, Ch., en documento para concurso de estudiantes de Arquitectura. Material de referencia, s/f.

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La dirección del crecimiento fue hacia el puerto y la estación del ferrocarril, y apenas se insinúa el sur; la otra tendencia que se puede distinguir es el crecimiento este-oeste. Según la reconstrucción urbana de Paredes y Fumiére, hacia 1900 esta tendencia se reafirma. Para este momento de comienzos del siglo XX, la ciudad había crecido, sobre todo de este a oeste. Al oeste de la plaza se localiza el barrio de acopiadores, industriales y comerciantes de granos y alimentos que le otorgaba al paisaje un sesgo definido, en el que se mezclaban las grandes residencias de sus dueños y gerentes con los depósitos y almacenes de las fábricas. Fue el barrio de la elite intermediaria que iba a gobernar Campana por lo menos hasta 1905. Al este se definía una zona de bañados y bajos, que luego serán valorizados para la instalación de la industria. Al norte, la mancha es contenida por la estación de tren, la calle Real concentraba espacialmente al mundo comercial y estrictamente urbano: tenderos, cigarreros, hoteleros, capataces, entre otros. Arriba, en la barranca, se encontraba el casco de la estancia de los Costa. Del casco original, se han perdido los jardines pero aún perdura la vieja casona, aunque muy deteriorada. Al sur se definía una débil trama urbana dominada por la zona de quintas, que recién con el auge de 1950 serán desalojadas y ocupadas, constituyéndose por la construcción de la ruta nacional N° 9, la Panamericana, en la principal dirección de crecimiento de la ciudad.

Hasta 1915 los habitantes de la ciudad no conocerían calles empedradas. Entre 1904 y 1910 trataron de embellecerla y comenzaron por el alcantarillado y nivelado del bulevar Lavalle. En 1913 se trató de extender la ordenanza de cercos y veredas hasta los tramos finales de Rivadavia, Sarmiento y Lavalle.

Para ese momento, la ciudad dejó de representar la vía de expansión productiva y comercial de los productores rurales del partido, y fue el impacto creciente de las industrias que –a diferencia de las anteriores– en nada se vinculan con los intereses de la campaña del s. XIX. Cambios que se reflejaron no sólo en lo productivo, sino además, en los rasgos políticos de la ciudad que se expresaron en la constitución del poder local.

3.4. Las formas de la ciudad y las rugosidades

En esta oportunidad el concepto de rugosidad7 nos simplifica y da luz a un complejo proceso social y espacial que explican las estructuras presentes y, a la vez, que busca una visión más profunda y no superficial de los cambios entre pasado y presente. La forma de crecimiento del tejido urbano de Campana fue el resultado de la continua dialéctica entre los procesos presentes y pasados. En este sentido, toma relevancia el concepto de rugosidad de la siguiente forma: “Aquello que en el paisaje actual representa un tiempo del pasado, no siempre es visible como tiempo, no siempre es reductible a los sentidos, sino sólo al conocimiento. Denominemos rugosidad a lo que permanece del pasado como forma, espacio construido, paisaje, lo que resta del proceso de supresión, acumulación, superposición, a través del cual las cosas se sustituyen y acumulan en todos los lugares. Las rugosidades se presentan como formas aisladas o como ordenamientos. De esa forma son una parte de ese espacio-factor. Aunque sin traducción inmediata, las rugosidades nos traen los restos de divisiones del trabajo ya pasadas (todas las escalas de la división del trabajo), los restos de los tipos de capital utilizados y sus combinaciones técnicas y sociales del trabajo” (Santos, 2000; 118).

El crecimiento urbano de Campana se realizó por una densificación lenta del tejido existente. Sobre todo en las primeras décadas, siguiendo con las lógicas iniciales de sus fundadores, y luego, por la presencia del frigorífico. Campana mostraba un núcleo denso de población urbana, que tenía como límite la actual calle Alberdi (según el plano del I.G.M., 1917), a lo que seguía una zona de densidad media, que tomaba dos direcciones: al oeste hacia Zárate, y al sur-este hacia Buenos Aires, es decir, que se difundió según los principales corredores de la ciudad.

Como elementos diferenciadores de la expansión histórica de la ciudad, encontraremos a la Panamericana-ruta nacional N° 9, y a la ruta N° 12. Estas rutas provocarían modificaciones importantes en la dirección del crecimiento del núcleo urbanizado y en su forma. Por un lado, las zonas cercanas a estas rutas se van a densificar, sobre todo las lindantes a la ruta 9. De esta manera se desplazó el eje del crecimiento del tejido urbano hacia el sur, siendo éste el principal eje de comunicación y corredor del transporte terrestre entre Buenos Aries-Campana-Zárate, tendencia que se puede observar en las fotografías aéreas de 1938, 1963 y 1995 pertenecientes a Geodesia de la provincia de Buenos Aires.

7 Santos, (2000) op.cit.

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Y por otro lado, estas rutas y el acceso al puerto de Campana, marcan un límite simbólico y una barrera material que se irá acentuando con la expansión del tejido urbano. Estas vías permitirán distinguir, visualmente, la fragmentación residencial entre los barrios localizados en uno y otro lado de su trazado.

Hasta la década de los cincuenta, el crecimiento urbano va expandiéndose en una mancha continua; sólo después veremos cómo se incorporan loteos con fines urbanos, descontinuando el tejido urbano, a saltos y con nuevas formas que no coinciden con las pensadas por quien proyectó el plano, a fines del s. XIX.

El modelo que sustentó a este espacio económico campanense, poco antes de la crisis de 1930, llegará a su decadencia. De allí en más tendrá lugar un complejo mosaico social en la conformación del poder local y las políticas del Estado que se concretarán en una construcción urbana singular, la ciudad industrial. Podemos sintetizar que en un siglo, y sobre todo en las primeras décadas del s. XX, el poder político y económico que estaba representado por el mundo rural dejará paso al proyecto industrial y a una nueva práctica social de la ciudad con otros códigos, otras alianzas productivas, otros intereses y, por lo tanto, otra ciudad.

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Capítulo 4

EL AUGE INDUSTRIAL

En el siglo XX, la crisis del '30 expresó un escenario internacional y nacional diferente, y determinó la pérdida del papel hegemónico del sector agropecuario que había constituido el nodo productivo y del excedente. Las industrias relacionadas con el modelo siguieron una suerte similar. Tras la caída del capitalismo financiero, se construyó otra división internacional del trabajo. En los países periféricos se dio, por primera vez, la promoción industrial con la sustitución de importaciones y, con ello, un crecimiento urbano sin igual. En la Argentina, esta etapa industrial fue heterogénea pero progresiva hasta mediados de 1970.

Tras la crisis, Campana comenzó una nueva etapa a fines de 1940 con la radicación de la industria dinámica. Para los años '70 la industria impregnó a tal punto el ritmo urbano que la comunidad se refería a ella como “La Manchester Argentina”1. Al finalizar el siglo XX, las principales industrias de la ciudad adhieren a las estrategias de empresas transnacionales. De allí que se hace inevitable el análisis de los diferentes contextos del desarrollo industrial y sus efectos territoriales, abarcando el período que va desde la sustitución de importaciones hasta el proceso de los noventa, con la plena apertura de la economía nacional. El trabajo, la tecnología y la composición del capital e inversiones, una vez más, toman un papel central para interpretar y analizar la producción del suelo urbano.

4.1. Desarrollo industrial y proyectos políticos

Lejos de ser una crisis pasajera, la década del '30 llevó a los países a adoptar una serie de medidas y políticas proteccionistas en sus economías. Las inversiones extranjeras directas (IED) buscaron para mayor seguridad otros rumbos –como por ejemplo, Canadá–, y además, se orientaron hacia el sector industrial. Para estos países, las importaciones de bienes primarios se redujeron significativamente, salvo algunos recursos naturales esenciales como el petróleo o minerales ferrosos.

A partir de los '70, el comercio internacional se expande con el crecimiento de las exportaciones de manufacturas entre los mismos países industrializados, tendencia que hasta hoy perdura. El alto grado de la integración económica en estos últimos treinta años ha llegado a tal punto que las transacciones internacionales se realizan entre empresas. La especialización intraindustrial se basa en el desarrollo tecnológico de los países avanzados, además de concentrar el comercio de manufacturas. Esta tendencia se intensificará a través del creciente papel de las empresas transnacionales (ET) y de las IED.

En la Argentina, los vaivenes institucionales reflejaron no sólo las crisis económicas sino, además, una histórica vulnerabilidad de los proyectos políticos. Los cambios políticos respondieron tanto a las presiones de los agentes económicos internos como externos, según correspondan. Los efectos sociales y territoriales del capitalismo fueron heterogéneos, tanto a escala internacional como nacional. En la escala nacional se identifican dos grandes períodos:

a) Entre 1930-1970, la sustitución de importaciones.

El primer período de sustitución de importaciones (1930-50) se caracterizó por el avance de industrias tradicionales (alimentaria y textil), y luego (1950-1970) por la promoción de industrias básicas2 (química y

1 La Auténtica Defensa, Campana, 6-11-79., p. 8. 2 No existe una coincidencia exacta para determinar el inicio de las transformaciones; no obstante, los autores consultados coinciden en que el golpe militar de 1976 fue y es un hito indiscutible. Por ejemplo, J. Schvarzer (1998) al respecto aclara: “El modelo actual se inició con las transformaciones en los sectores financiero y estatal, decididas en forma abrupta desde mediados de 1975, que culminaron en la necesidad de transformar a fondo la estructura productiva. El cambio se encaró a partir de las limitaciones y exigencias creadas por esas nuevas condiciones de funcionamiento hasta que el modelo encaró una transición, cuyos límites no son tan precisos como sus trazos. No hay duda de que se puede marcar su origen en el shock de junio de 1975 (conocido como el Rodrigazo), cuyas consecuencias inflacionarias contribuyeron a derrocar al gobierno de María Estela M. de Perón. El modelo se desarrolló a partir de políticas

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metalmecánica). Etapa iniciada en el segundo período peronista, y enfatizada con el desarrollismo de Frondizi3.

La crisis del '30 afectó directamente el movimiento internacional de capitales y el comercio internacional, con lo cual se dificultó el pago de deudas externas e intereses de los países no industrializados. A. Ferrer (1974) propone como ejemplo la variación en América Latina del poder de compra de las exportaciones, las que habían caído en casi un 50% entre 1928-29 y 19324 como consecuencia del efecto combinado entre la caída del volumen físico de las exportaciones y el deterioro de los precios. Los cambios en la composición y estructura de la producción conllevan también cambios en el empleo y el progreso técnico. Las transformaciones más notables las encontramos con el crecimiento de las llamadas industrias dinámicas (química y metalmecánica).

Todo este contexto llevó al desplazamiento de los países subdesarrollados, exportadores de bienes agropecuarios, de la economía mundial, afectando negativamente su participación en los niveles de intercambio, pasando del 30% en 1937 al 17% en 19705.

La Argentina, que hasta entonces había crecido “hacia afuera” cumpliendo el papel de fuente de abastecimiento de materias primas de las grandes potencias industrializadas, debió repentinamente cambiar de dirección. Los sectores financieros tradicionalmente vinculados al agro comenzaron a transferir inversiones a la industria6. Por su parte el Estado, fiel representante de esos mismos intereses, inició una política arancelaria de carácter proteccionista. Era necesario, pues, comenzar la etapa de la industrialización para sustituir importaciones. Sin embargo, ese crecimiento industrial no respondió a un programa coherente, y esto dio como resultado un crecimiento dispar en el sector.

En este período se promovieron nuevas fuerzas sociales que entraron a disputar el reparto del ingreso con los sectores tradicionales y una estructura productiva en la cual las actividades urbanas centradas en la industria y los servicios adquirieron una participación preponderante en la economía argentina7.

En 1955, la Argentina comenzó otra etapa a partir del vínculo con los organismos financieros internacionales, provocando un fuerte impacto en la estructura productiva del país. Se inició la expansión de la industria petroquímica, automotriz y maquinarias y, en general, la producción de bienes de capital. La incidencia de las inversiones extranjeras sobre la estructura económica del país se pone de manifiesto a través del dominio económico y político de los países prestatarios. Los intentos de regulación de las inversiones extranjeras fueron esporádicos y con bajo impacto, como la Ley N° 14.222, o la N° 14.780/58, esta última, con disposiciones más liberales para los inversionistas.

b) Entre 1970-2000, la apertura de la economía nacional.

Como inicio, tomaremos una frase elocuente de A. Ferrer (1974): “Los intereses externos siempre operan sobre una determinada estructura de poder interno”. En esta etapa se produjeron cambios asombrosos en detrimento de la distribución del ingreso con el incremento del desempleo, el descenso del poder real del salario y el aumento de la pobreza estructural.

económicas aplicadas durante el gobierno militar, desde marzo de 1976...” Schvarzer, J., Implantación de un modelo económico. A-Z Editora, Buenos Aires, 1998, p. 10. 3 El conjunto de las ramas tradicionales aporta entre 1950-70 con el 21% del incremento del producto industrial, contra el 51% en los veinte años anteriores. Entre 1950-70 las industrias dinámicas contribuyeron con cerca del 80% del incremento del valor agregado de la industria manufacturera, incremento que se dio paralelamente al incremento de las delegaciones de las ET. El proceso de penetración del capital extranjero en la nueva etapa está íntimamente ligado a la fase de expansión de las industrias dinámicas. Ferrer, A., op. cit., p. 199. 4 Ferrer, A., op.cit., p. 55. 5 Ferrer, A., op.cit., p. 165. 6 Rofman, Alejandro y Romero, A. Luis., Sistema socioeconómico y estructura regional en la Argentina. Amorrortu Editores, primera reimpresión, 1990. Esta clásica obra profundiza en el papel del capital, su origen social y la centralidad de Buenos Aires en detrimento de las economías regionales. 7 Al respecto, J. Schvarzer comenta: “El peronismo siguió confiando en la potencialidad de la oferta agraria y en la relación privilegiada con Gran Bretaña hasta el comienzo de la década del cincuenta. Por eso, la nacionalización de los servicios públicos (pedida por los inversores británicos que buscan retirarse del país) no contribuyó a impulsar el cambio; faltaba todavía una decisión clara sobre la conducción de esas empresas en el nuevo régimen y sobre los objetivos que debía cumplir. El mito social ubicaría al peronismo como un gobierno que repartió riqueza, sobre una amplia base popular (lo que es cierto), y cuya política era favorable a la industria (imagen que se ajusta menos a la realidad si se atiende a las cifras reales sobre el desarrollo de la base productiva durante ese período)”. Schvarzer J., op.cit., 1998, p. 27.

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Los cambios de la estructura económica nacional tuvieron su inicio en el último gobierno militar. En ese período la deuda externa había crecido de 8 a 44 mil millones de dólares, entre otros fines, para alimentar las importaciones de bienes de consumo y la fuga de capitales. En 1975 los intereses de la deuda externa absorbían el 15% de las exportaciones, y en 1985, el 60%8. Otro aspecto central de este cuadro fue el monetario: entre 1975 y 1983 se elevaron 10.000 veces más los niveles de precios. La inflación constante dificultaba el seguimiento de la evolución real de los precios en pesos. Según J. Schvarzer (1998), la inflación no sólo afectó a la moneda nacional como unidad de medida, sino que además destruyó la estructura de precios relativos necesarios para el funcionamiento de toda economía9.

El impacto más significativo de estas políticas recayó en la industria: algunas ramas industriales crecieron, otras retrocedieron y hasta desaparecieron. Entre las ramas más favorecidas encontramos la de alimentos, bebidas y tabaco. Otras, como la celulosa y papel, petroquímica, metales básicos y automotores avanzaron y aumentaron su participación. Según, Schvarzer, esto responde, en el caso de las primeras, a ventajas comparativas del sector alimentario y la oferta de materias primas; las otras, son el resultado de medidas de políticas oficiales de promoción aplicadas desde los sesenta. La siderurgia, desalentada por la crisis del mercado interno y por otros problemas, sólo utilizó entre 60% y 80% de su capacidad instalada durante los '80; a finales de los '90 se colma esta capacidad disponible y se producirán inversiones puntuales en el sector, según la rama industrial. Aun así, fueron las inversiones previas las que permitieron mejorar la productividad y eficiencia de las empresas, resultado que no puede adjudicársele al contexto menemista de los noventa.

Otro componente central fueron las privatizaciones de las empresas nacionales. P. Bianchi (2002) calcula que las privatizaciones implicaron a fines de 1992 cesiones por más de 16 mil millones de dólares de valor patrimonial, en parte con pagos en efectivo y en gran parte en términos de transferencia de endeudamiento de las empresas públicas a los privados. A las empresas extranjeras presentes en la Argentina se les concede, además, la posibilidad de transformar la deuda externa en capitalización de la empresa local10. Al final de este período, tanto empresas del Estado como del sector privado quedarán subordinadas al capital internacional.

4.2. Capital internacional y radicación de industrias en Campana

En el período de sustitución de importaciones (1930-1970) es donde se observó un dinamismo inédito en la historia industrial de Campana, con un liderazgo indiscutible de la siderurgia y la petroquímica, la primera más destacada por haber sido la que generó y genera el mayor impacto en el mercado laboral. Para tener una dimensión del papel de la industria en la ciudad tras un siglo de actividades y transformaciones la podemos sintetizar con los siguientes datos:

Tabla Nº 2: Transformaciones e industria en Campana

1875-1975 Apertura o inicio de actividades Cierre o traslado de actividades 1875 Aparición del primer aviso de venta de

parcelas del pueblo 1876 Inauguración del ferrocarril, llega a Campana

Habilitación del puerto 1877 Instalación del molino harinero 1882 Iniciación de la construcción del edificio del frigorífico

*1884 Instalación de la fábrica de alcohol Devoto Rocha y Cía

*1886 Instalación de talleres del ferrocarril * 1888 Instalación de la destilería de Licores Cusenier

Fundación de Cerámica Argentina 1892 Instalación de la jabonería del frigorífico

8 Bianchi, P., “Los senderos de la globalización. ¿Qué aprendemos de la crisis argentina?” en Boletín Informativo Techint 310, 2002, p. 42. 9 Schvarzer, J., op.cit., 1998, p. 81. 10 Bianchi, P. op. cit, p. 46.

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1898 Clausura la fábrica de alcohol* 1900 Instalación de la fábrica de Papel Blas Gazzo Cierre del molino harinero 1903 Traslado de parte de los talleres

del ferrocarril* 1905 Instalación de la Cía Nacional de Aceites *

Instalación de la fábrica de papel La Buenos Aires 1911 Cía Nacional de Petróleo adquiere la Cía Nacional de

Aceites Instalación de la West India Oil Co.* Instalación de la usina eléctrica West India Oil Co. Construcción de depósitos para petróleo crudo

1916 Cierre total de los talleres del ferrocarril

1919 Instalación Destilería I.T.A.C.A.* 1925 Ampliación de la Destilería I.T.A.C.A. 1926 Cierre del frigorífico ANGLO* 1929 Ampliación de la Destilería I.T.A.C.A. 1942 Instalación de la Fábrica Militar de Tolueno 1948 Instalación de Cerámica Facera 1949 Inicia COMETARSA 1950 Inicia construcción de DALMINE S.A.F.T.A.* 1952 Inicia cerámica Inladia (Cerámica Soler) 1953 Inicia Cerámica La Pastoriza 1954 Inicia actividades DALMINE S.A.F.T.A. 1955 Inicia CATEMA 1956 Inicia Fabrasa (hoy CARBORUNDUM) 1957 Instalación de Cerámica Campana 1958 Instalación La Papelera Latina 1959 Instalación Papelera Hurlingham 1962 Fusión, ampliación DALMINE – SIDERCA *

Inicia Cabot Argentina 1967 Construcción de Petrosur 1969 Ampliaciones DALMINE – SIDERCA 1971 Instalación de Madinesa 1975 Instalación de Montisol

Fuente: La Auténtica Defensa, 1978. (*) Empresas de gran impacto - grandes empresas

En relación con la producción de la petroquímica, Campana alcanza el segundo lugar del ranking como se expresa a continuación:

Tabla Nº 3: Petróleo, refinerías (1955).

Primeros puestos en el ranking de producción de las 16 refinerías

Capacidad en metros cúbicos por año

Y.P.F - La Plata-Buenos Aires 5.200.000Esso - Campana-Buenos Aires 1.825.000Diadema - Dock Sud-Buenos Aires 1.100.000Y.P.F. - San Lorenzo-Santa Fe 900.000Y.P.F. - Luján de Cuyo-Mendoza 650.000

Fuente: La Argentina. Suma de Geografía, 1963, pp. 469/72

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En 1947, el puerto de Campana ocupa el cuarto lugar en las importaciones, aunque representa el 0,1% del movimiento total, siendo Buenos Aires el de mayor importancia con el 90,7%. Por otro lado, los combustibles se concentran en los puertos (cantidad en toneladas) de Campana 509,3; Buenos Aries, 921,6; Bahía Blanca, 73,7 y La Plata 57,3.

En esta etapa, como en sus orígenes, fue fundamental la integración industrial y el puerto, actividades que se desarrollaron bajo políticas nacionales de promoción industrial. Estas medidas fueron de suma importancia al igual que las alianzas políticas locales que conseguirían beneficiar a Campana con la radicación del capital externo en la industria básica.

4.2.1. Resurgimiento industrial y alianzas locales

En los '40 las políticas públicas se orientaron hacia, y promovieron, la industria nacional. En este sentido, los acontecimientos políticos nacionales toman un papel central para interpretar la localización, distribución y tipo de industria que se consolidó en esta etapa.

La dimensión política adquirió un papel importante en la ciudad de Campana, sobre todo en la etapa inicial de la radicación industrial. Durante la intendencia peronista de Cáceres (1948-1952), la primera en Campana, se produjo un hecho económico sin precedentes: la radicación de numerosas e importantes industrias asociadas a la metalurgia y el petróleo. Entre las más destacadas por su nivel de inversión e impacto económicosocial, están: Cometarsa (Construcciones Metálicas Argentinas) y S.A.F.T.A. (Sociedad Anónima de Fabricación de Tubos de Acero), la que después llevará el nombre de Dalmine.

La comunidad de Campana estuvo subsumida, luego del cierre del frigorífico (1926), en una crisis profunda, y el desempleo golpeaba la estructura social y política. La ciudad se estancó, y hasta retrocedió en su crecimiento. En ese momento crítico, la comunidad había puesto sus expectativas en la intendencia peronista y en la reactivación industrial. Antes del proyecto industrial se habían iniciado gestiones, por parte de la Comisión Pro Expropiación de los Terrenos de S.A. Frigorífico Anglo, para fraccionar los terrenos del ex frigorífico. Para fines de los '40, la Comisión ya había logrado la sanción de la ley 5.194 para la expropiación de los terrenos y la subdivisión en lotes. No obstante, esta situación cambiaría, ya que estas tierras se hacen indispensables para el nuevo escenario de inversión industrial.

La fotografía aérea permite distinguir la zona ocupada por los potreros y las instalaciones del frigorífico. Estas tierras fueron las que generaron una serie de marchas y contramarchas vinculadas a los intereses de la radicación industrial.

En la vista aérea de la ciudad podemos observar claramente no sólo los terrenos del ex frigorífico y la extensión que ellos ocupaban, sino, además, la incipiente pero ya materializada localización de la industria petroquímica. En relación con los terrenos del frigorífico se puede observar la extensa superficie lindera a la trama urbana; los corrales y los galpones fueron el límite físico del tejido urbano. Su ubicación al nordeste de la ciudad y su privilegiado dominio del Paraná de las Palmas serán los atributos valorizados en la radicación industrial posterior, la acería, destinada a la fabricación de tubos.

Además, en la imagen, podemos identificar con nitidez la casa de los Costa y el jardín al pie de la barranca, y la estación de tren con un amplio playón de maniobras y talleres. En relación con el tejido urbano, el núcleo más compacto se orienta de este a oeste. Al sur de la plaza central, a pocas cuadras se confunde el tejido urbano menos denso con las quintas, y luego con la zona de chacras, las que serán absorbidas una década después por el crecimiento físico de la ciudad como correlato del auge industrial y las migraciones. No obstante, aún estaba vigente, en la traza urbana, el concepto del plano original.

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Fotografía Nº 1 Vista aérea de la ciudad de Campana, 1938.

Fuente: Fotografías aéreas 1938 de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires. El mosaico reconstruido muestra con claridad en el borde izquierdo de la imagen, el predio vacante a orillas del Paraná de Las Palmas, como consecuencia del cierre

del frigorífico. Estas tierras adquirirán nuevamente valor con la radicación industrial de los '50.

Oscar Trujillo11 presenta una reconstrucción de las tensiones que antecedieron a la radicación industrial en Campana. Una vez logrado el interés de dos importantes empresas, se planteó el problema de la expropiación de las tierras del ex frigorífico, conocida como la Ley Simini; ley que dividía los terrenos en lotes de seis hectáreas. Esta subdivisión de la propiedad resultó conflictiva, ya que S.A.F.T.A. necesitaba para sus instalaciones predios mucho más extensos. Por tal motivo, desde el poder local se iniciaron gestiones para lograr que los terrenos se declararan excluidos de la Ley de Expropiación.

En septiembre de 1948 visita la ciudad una delegación integrada por el ministro de Industria y Comercio de la Nación, José Barros, el presidente de la Comisión Nacional de Radicación de Industrias, Mario Savino y el vicepresidente 1° de la Dirección Nacional de Industrias del Estado, Raimundo López. Junto a ellos llegarían los empresarios interesados en Campana. El secretario de Industria y Comercio –por el mes de julio–, en reunión del Gabinete nacional, anuncia la autorización para la radicación, en nuestro país, de 37 empresas, que representaban una inversión global de unos 100 millones de pesos y que comprenderían los siguientes rubros: 9, de construcciones, 3, de materiales de construcción, 6 hilanderías y tejedurías, 4 aserraderos y carpinterías, 1 lavadero de lanas, 9 empresas metalúrgicas, 1 industria química, 1 fábrica de vidrio artístico, 1 astillero, 1 alimentaria y 1, de paracaídas.

En ese momento llegará la gran noticia: dos importantes industrias se radicarían en Campana: Cometarsa y S.A.F.T.A. La primera, con un capital de unos 5 millones de pesos y la segunda, con 60 millones de pesos de capital. La autorización fue otorgada por decretos del Gobierno Nacional números 21.881 y 25.572/48. La magnitud del emprendimiento, así como el riesgo de perder la oportunidad de ser la favorecida, movilizan a la comunidad. Así, el intendente Cáceres junto a la comisión integrada por

11 En: “Aportes para el estudio del origen del peronismo en Campana. La primera intendencia justicialista, 1948-1952”, Mimeo.

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profesionales, comerciantes y representantes de los gremios, visitaron al gobernador de la Provincia, coronel Mercante, a quien le exponen los problemas en cuestión. El gobernador, atento a los reclamos de la delegación, dispone citar a una audiencia a los representantes de las empresas, para que expongan ante el ministro de Obras Públicas, el ingeniero Mercante, ante el diputado Simini y el intendente Cáceres, los requerimientos para la localización industrial.

La década del '50, en el marco del proyecto nacional de promoción industrial y en el interjuego de las fuerzas políticas locales-nacionales, significó para Campana el fin de la transición entre dos sistemas económicos y el ascenso indiscutido de nuevos grupos industriales con la localización y desarrollo de la industria dinámica.

4.2.2. Del Plan Siderúrgico al contexto de la economía globalizada

Desde la Segunda Guerra Mundial se habían suspendido las manufacturas importadas, y las demandas de la población y la economía ya no pudieron ser satisfechas. En este contexto de crisis en el autoabastecimiento de insumos, surgió el decreto 5.038/61, instrumento para la promoción de la siderurgia en el país. En 1947 con la ley 12.987, conocida como la Ley Savio, nació el Plan Siderúrgico Nacional. Para tener una aproximación cuantitativa del grado de dependencia de insumos para la industria en 1947, se importaba el 93% de acero destinado para el consumo interno y sólo el 7% se producía en el país.

Con mentas de fomentar la autonomía para la industria nacional, el Plan Siderúrgico se planteó los siguientes objetivos: a) producir acero en el país utilizando minerales y combustibles argentinos y extranjeros; b) suministrar, a la industria nacional de transformación y terminado, acero de alta calidad; c) fomentar la instalación de plantas de transformación y terminación de elementos de acero y d) asegurar la evolución y el ulterior afianzamiento de la industria siderúrgica argentina.

El Plan se apoyaba en la acción conjunta del Estado y de firmas siderúrgicas privadas para producir acero en altos hornos y acerías. En este marco, la ley creaba a la empresa mixta SOMISA. La construcción de la fábrica se inició en 1948 y la producción, en 1960.

Lo paradójico del plan de Savio es que una vez instalada la estructura productiva básica, cae sistemáticamente el consumo interno, proceso asociado con la indiscriminada apertura económica iniciada en la década del '70. El país alcanzó para 1975 un consumo de 4.730.000 toneladas de acero con abastecimiento nacional del 47%; a partir de ese momento el consumo comenzó a declinar, y en 1987 la demanda interna fue sólo de 3.133.000 toneladas.

Campana recibió al finalizar los cuarenta el capital privado, y en 1947, el ingeniero italiano Agustín Rocca comenzará a establecer la fábrica de producción de tubos sin costuras. La radicación de la industria siderúrgica en Campana la podríamos sintetizar en varias etapas: a) 1948-1954. Trabajos preliminares, estudios para la instalación de los establecimientos. Creación en 1949 de Cometarsa para la producción de material ferroviario, estructuras metálicas y silos, principalmente. b) 1954-1962. S.A.F.T.A., e instalación de Siderca. c) En adelante, fusión de las empresas Dalmine y Siderca12 (1964). d) Fusión al grupo internacional Tenaris (2001).

Siderca S.A., detrás de complejas asociaciones e internacionalización de los últimos treinta años, transformaría su paquete accionario y orientaría la producción hacia el mercado latinoamericano, y luego, con mayor peso, al asiático.

4.2.3. El auge de las ET en Campana

La consolidación del sector industrial de Campana se comprende en concordancia con los acontecimientos políticos y económicos de escala nacional: la primera, basada en la expansión del mercado interno bajo el gobierno de Perón, y luego Frondizi; la segunda, como resultado de los primeros avances en el proceso de concentración y de transnacionalización de las empresas y la apertura de las políticas económicas del Estado a los mercados internacionales.

12 Estratégicamente, la renovación tecnológica permitió conseguir desde un primer momento aceros de calidad superior, imprescindibles para el logro de un producto internacionalmente competitivo. Durante el año 1964, se fusionan Siderca y Dalmine S.A.F.T.A., pasando a llamarse la nueva sociedad Dalmine Siderca, nombre con que se ha identificado también desde un punto de vista comercial a los productos de la sociedad comercial, hasta que en setiembre de 1984, pasaron a denominarse Siderca. Durante la década de los sesenta las inversiones en la integración del proceso productivo fueron centrales y continuas hasta la actualidad.

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En 1968 el peso de la siderurgia en la economía y la situación laboral local ya indicaban su importancia; el grupo Dalmine Siderca y Cometarsa concentraban el 57% del empleo industrial de Campana. Las principales empresas que se destacaron en ese período fueron: Dalmine, Siderca, Esso, Cometarsa, Fábrica Militar de Tolueno y Carboclor, las que concentraban el 88,6% de la mano de obra industrial de la ciudad.

No obstante, en los '80, la transformación del sector industrial y de la rama siderúrgica, en particular, serían inminentes en el contexto de la apertura económica.

Gráfico Nº 2

Fuente: Censos industriales 1935-1946-1954-1964-1974-1985-1994. INDEC.

Gráfico Nº 3

Fuente: Censos industriales 1935-1946-1954-1964-1974-1985-1994. INDEC.

Para 1970 el empleo directo ofrecido por las fábricas del grupo Techint en Campana fue del 29%. Si nos referimos a cifras más recientes, en 1985 el nivel de concentración se ha reforzado: el 5% de los establecimientos industriales de la ciudad acumula el 75% de la 1999-2000, un evidente dinamismo. La revalorización del puerto, su mano de obra y más del 80% del valor bruto de producción13.

El sector siderúrgico entre 1985-1995 contenía el mayor porcentaje de personal ocupado con más del 50%; esto llevó a una alta concentración de personal ocupado por establecimiento, que representaba el 1,1% del número total14.

La ciudad de Campana participará de un auge económico sin igual a partir de la década del '60 y que se prolonga hasta 1973. A principio de la década del '80 se comienzan a delinear las bases de un nuevo programa de modernización y ampliación de las instalaciones15. Esta consolidación e integración del sistema productivo y la apertura hacia el comercio exterior de la industria metalúrgica –y las empresas asociadas– conseguirían mediatizar la posterior decadencia de la industria nacional, al ser más“competitivas” aplicando estrategias de las ET, hasta llegar a consolidarse la principal industria local, Siderca, como parte del grupo internacional Tenaris (2001). Tenaris se compone de ocho empresas: Siderca (Argentina), Siat (Argentina),

13 Leibbrandt, op.cit., p. 40. 14 Secretaría de la Producción, Municipalidad de Campana. 15 Boletín Informativo Techint Nº 254, septiembre-octubre de 1988.

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Dalmine (Italia), Tamsa (México), Tavsa (Venezuela), Algoma (Canadá) y NKK Tubes (Japón). Esta alianza de empresas tiene una facturación del orden de los tres mil millones de dólares por año. Es líder en la producción de tubos para la industria petrolera, y la capacidad productiva de las ocho fábricas está en el orden del quince por ciento de la producción mundial de tubos sin costura.

4.3. La impronta espacial del acero

Proponer una síntesis espacial que refleje el impacto socioterritorial de la industria del acero en la ciudad de Campana, nos obliga a revisar cuatro aspectos que se interrelacionan: puerto, trabajo, población y ciudad.

a) Puerto e industria. En relación al papel del puerto y su integración a la industria, se puede observar a través de algunos guarismos para 1999-2000, un evidente dinamismo. La revalorización del puerto, su posición en el corredor Mercosur y las estrategias de integración internacional hicieron revitalizar la zona portuaria; esto se evidencia con las fuertes inversiones que se realizaron sobre todo entre 1999-2001 en una estación multimodal de transferencia, en la ampliación del acceso al puerto para contener el flujo de transporte terrestre y en la modernización de las instalaciones portuarias, entre las principales.

Sobre el movimiento de buques, se destaca el transporte de hidrocarburos y, en segundo lugar, el transporte de tubos de acero. También podemos observar movimientos destinados a la producción primaria, sobre todo como boca de salida para la producción citrícola y otros. Si bien los hidrocarburos ocupan el lugar destacado en el movimiento portuario, los tubos de acero se asocian no sólo a la rama industrial, sino que además es el segundo en orden de importancia. En 2000 se registraron un total de 3.338.150 toneladas entradas, y salidas por 1.313.142. El movimiento de toneladas de Esso representaba el 67% para el año 2000.

Cabe aclarar que los actuales puertos son privados16, y están asociados directamente con la producción industrial local o con un grupo de empresas especializadas en el transporte fluvial, o empresas como Euroamérica, que presta el servicio de transporte.

Para finalizar, y tener una aproximación sobre la valorización de la función portuaria en el sector industrial y comercial, entre 1998-2000, Tagsa había invertido en la remodelación del puerto alrededor de $35.000.000, al valor de cambio $1 = US$1, según los datos proporcionados por la Secretaría de Producción del Municipio de Campana.

b) Trabajo e industria. Como se puede observar en los gráficos, sobre de la industria del acero en la ciudad de Campana, nos obliga a revisar la evolución de la mano de obra ocupada y la producción de acero, no existe un comportamiento homogéneo para el período analizado. Mientras que el Personal ocupado decrece sostenidamente, entre 1980-2000, la producción aumenta o se mantiene constante. Por todo lo mencionado en el capítulo, se afirma que los datos de los gráficos son coherentes con el modelo de apertura de la economía nacional y la reconversión industrial descrita.

Gráfico Nº 4

Fuente: Elaboración propia con datos de los ejercicios de Siderca 1979/80 a 1999/2000.

16 Campana, movimientos en las terminales portuarias.

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Empresa Tipo de carga Personal ocupado Entrada de

buques 1999 Entrada de

buques 2000

ESSOHidrocarburos y

derivados17 442 575

SIDERCA Tubos, minerales 5 21 45

SOL PETROLEO Alcoholes,acetonas

16 19 23

RHASAHidrocarburos y

derivados17 40 34

TAGSAProductosquímicos

20 28 46

EURAMERICA Cítricos, papel, tubos. Carga en

general212 82 117

MARIPASATubos. Carga en

general10 10 15

DEPSATubos. Carga en

general5 5 22

TOTALES 302 647 878

Fuente: Secretaría de la Producción. Municipalidad de Campana, 2000.

Gráfico Nº 5

Fuente: Elaboración propia con datos de los ejercicios de Siderca 1979/80 a 1999/2000.

En la primera etapa, Siderca se orienta centralmente al mercado interno, lo que cambia con la caída de la demanda. La empresa se acomoda estratégicamente con fuertes inversiones en la capacidad productiva, medidas iniciadas algunas décadas atrás con la conquista del mercado internacional. Reconversión y tecnología serán las variables que expliquen el aumento de la producción de acero y el descenso de mano de obra ocupada. Por su peso local, se identifica a la siderurgia como representante de la “industria” en Campana. Predominan en el imaginario colectivo fuertes representaciones de esta rama industrial como fuente de trabajo, crecimiento y progreso social. No obstante, se enfrenta otra realidad social. La flexibilización salarial y la reconversión industrial trajeron aparejada una fuerte crisis del empleo y las condiciones laborales. El desempleo a escala nacional y en la AMBA17, y por supuesto en Campana, no será un hecho coyuntural, sino una respuesta a conflictos estructurales del sector económico y social del país.

c) Población e industria. Se puede afirmar una correlación directa entre la expansión de la industria y el crecimiento de la población urbana del partido de Campana. El eje de la industria se ha convertido, desde los primeros momentos, en el principal protagonista en la estructuración espacial de la ciudad y su gente.

17 Evolución de la tasa de desocupación en el Gran Buenos Aires.

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Gráfico Nº 6

Fuente: Censos nacionales de población, INDEC.

Año Tasa de desocupación

Año Tasa de desocupación

Año Tasa de desocupación

1974 4,2 1986 4,8 1998 14,01975 2,4 1987 5,4 1999 15,61976 4,8 1988 6,3 2000 16,01977 3,4 1989 7,6 2001 17,21978 3,9 1990 8,6 2002 22,01979 2 1991 6,31980 2,3 1992 6,61981 4,1 1993 10,61982 5,7 1994 11,11983 5,2 1995 20,21984 4,1 1996 18,01985 5,5 1997 17,0

Fuente: Datos tomados de EPH, INDEC (mediciones del mes de mayo)

Como hemos visto, la crisis de 1926, impactó en la población, y en la ciudad. A partir de ese momento, el territorio y la población sufrieron un período de estancamiento y decadencia. En la década del cuarenta, la situación cambiará, y el censo de 1947 mostrará un crecimiento demográfico provocado por la inmigración interna. Desde este momento el crecimiento será continuo, a pesar de la fuerte reestructuración económica en detrimento del empleo.

d) Ciudad e industria. La fotografía aérea de 1963, nos permite en cierta manera observar el momento en que se sustanciaron cambios radicales en la ciudad debido al auge de la industria del acero. A diferencia de la fotografía aérea de 1938 aparecen en la imagen las instalaciones de Siderca y una mayor densidad industrial.

Algo más para destacar de la imagen, es la forma y localización de la ocupación industrial. El sector más emprendedor sigue valorizando el acceso al puerto, y se desarrolla en la zona costera, formando una zona continua entre las destilerías y la actual Siderca. Esta última compañía, en la actualidad opera en un predio que alberga la sede central y ocupa un área de 300 hectáreas a orillas del Paraná de las Palmas, posición indispensable dada su orientación comercial centrada en la exportación.

Si comparamos la ocupación del tejido urbano de fines del s. XIX con la planta urbana actual de la ciudad, podremos observar que los elementos principales aún perduran: trama ortogonal básica, avenidas

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principales reguladas sobre la base de esta trama, diagonales, sistema de plazas públicas basado en el sistema ortogonal. Sin embargo, la realidad dista del plano original por la dimensión y extensión del tejido urbano con dirección norte a sur.

El crecimiento industrial provocó no sólo el crecimiento demográfico de Campana, sino que además se convirtió en el principal factor en la producción del suelo urbano, junto con las políticas urbanas y el mercado de tierra. Estos factores concretaron formas renovadas en la reproducción de la ciudad.

Campana expande su tejido urbano como nunca en su historia, en un contexto económico optimista. El crecimiento urbano ha sido de tal magnitud que superó ampliamente el poder de acción del municipio. A tal punto creció Campana en la etapa de la nueva industria que fue elevada a la categoría de ciudad en 1958. Si bien este crecimiento físico de la ciudad se enmarca en una destacada performance productiva, observaremos, en el capítulo siguiente, una paradoja entre la riqueza de la ciudad de Campana y la precariedad de las condiciones de existencia de una buena parte de sus habitantes.

Fotografía N° 2 - Vista aérea de la ciudad de Campana, 1963.

Fuente: La Argentina, Suma de Geografía, 1963.

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Capítulo 5

MUTACIONES PRODUCTIVAS, MUTACIONES URBANAS (1930-2000)

Durante el período 1930-2000 se sucedieron dos procesos diferenciados que influyeron e impactaron territorialmente. En el primero, hacia 1930, se cerraron las principales industrias locales con la decadencia del modelo agroexportador, desencadenando una profunda crisis en la ciudad que perduró hasta fines de los '40. Proceso marcado por el éxodo de capitales y el decrecimiento urbano. El segundo proceso se inició, promediando los años '50, con el auge de la industria dinámica y la localización de nuevas inversiones extranjeras.

Este último fenómeno industrial provocó el crecimiento demográfico y la expansión física del tejido urbano. En Campana la mutación fue de tal magnitud que de tener en 1947 unos 14.400 habitantes radicados en la ciudad, en 1970, pasó a tener cerca de 34.000; y en 1991, la población urbana superaba los 68.000 habitantes.

Entre 1950-2000 se subdividieron e incorporaron al mercado de suelo alrededor de 2000 ha. Proceso comparable, por su extensión, al histórico fraccionamiento que dio origen al pueblo de Campana. Estas tierras fueron propiedades rurales en su gran mayoría cercanas al ejido, o inclusive más distantes. En forma paralela fueron absorbidas las áreas de quinta y chacra definidas en el plano oficial de 1888.

Dada la complejidad de la configuración urbana de Campana, el presente capítulo aborda para el período 1950-2000, la relación entre:

• los instrumentos de política pública, • la dinámica del mercado de tierra, • las formas de la ciudad, • la desigualdad urbana e implicaciones ambientales.

5.1. Los instrumentos de la política urbana

En la Argentina, y en relación con la formación del “Gran” Buenos Aires1 –y en general el crecimiento acelerado de otras ciudades del país–, tanto en la escala nacional, provincial como municipal, las normativas llegarían después de consumada la expansión urbana. La urbanización y concentración de la población en las

1 Cabe aclarar que en el presente trabajo se utiliza el término AMBA como sinónimo de Gran Buenos Aires. Al respecto, se considera oportuno precisar el término a través de las siguientes propuestas:

1) La obra de P. Pirez, Buenos Aires metropolitana. Política y gestión de la ciudad, 1994, define: “La ciudad metropolitana de Buenos Aires es el resultado de un largo proceso de configuración urbana que comienza en la que podemos llamar ciudad histórica de Buenos Aires. Ésta, que fue fundada dos veces (1536 y 1580) y declarada Capital Federal en 1880 (...). Junto a esta ciudad original se consolidó una realidad urbana diferente, conformada por la conurbación de 19 municipios de la provincia de Buenos Aires” (1994, 12). En este clásico trabajo, se definió a la “ciudad metropolitana de Buenos Aires” como la unidad compuesta por la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los 19 partidos del conurbano bonaerense.

2) Para el año 2000, C. Vapñarsky, 2000, pp. 1-4, realizó una publicación donde sintetizó en términos técnicos el alcance de la expresión “Gran Buenos Aires”. “Aglomeración Gran Buenos Aires” como “Gran Buenos Aires” fueron determinados como sinónimos; definió su área con veintiséis municipios (Ciudad Autónoma de Buenos Aires y veinticinco partidos de la provincia de Buenos Aires). El mismo autor señala que se ha difundido, inclusive en documentos oficiales, la expresión “Gran Buenos Aires” restringiendo su denotación a la porción periférica de la aglomeración. Además, explica que en la práctica académica universal se utiliza el adjetivo “Gran”, antepuesto al nombre propio de una ciudad, para designar una unidad espacial que incluye a ésa, la llamada técnicamente “ciudad central”.

3) Más recientemente, en N. Clichevsky, 2002, 50, encontraremos que define al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) como la “ciudad metropolitana”. Además, aclara que los municipios (o partidos) que integran el AMBA están distribuidos en tres categorías: a) aquellos cuya superficie integra totalmente el aglomerado (Avellaneda, Gral. San Martín, José C. Paz, San Miguel, Malvinas Argentinas, Lanús, Lomas de Zamora, Morón, Ituzaingó, Hurlingham, Quilmes, San Isidro, Tres de Febrero y Vicente López); b) aquellos cuya superficie lo integra parcialmente (Almte. Brown, Berazategui, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, La Matanza, Merlo, San Fernando y Tigre); y c) se conforma con aquellos partidos no comprendidos en la definición tradicional del AMBA, y cuya superficie integra parcialmente este aglomerado (Cañuelas, Escobar, General Rodríguez, La Plata, Marcos Paz y San Vicente).

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ciudades estuvieron asociadas a múltiples factores, como los cambios productivos, las crisis regionales, el desarrollo industrial, y los cambios introducidos en el modo de producción agrícola, entre los principales.

Se considera que junto con los cambios en la organización del trabajo en la producción y reproducción urbanas, es indispensable el breve análisis de los instrumentos políticos de regulación del suelo en el contexto nacional. En este punto del capítulo, se intenta aclarar, sobre todo, el contenido y los efectos sociales de las políticas urbanas implementadas desde las últimas décadas en el marco de la apertura económica y la descentralización del Estado, para interpretar el “espontáneo” crecimiento de Campana.

Cabe aclarar que el actual marco regulatorio que se aplica en materia de ocupación y usos del territorio es competencia de la jurisdicción provincial, que puede o no delegar atribuciones a la jurisdicción municipal2. A continuación se presenta una síntesis de los principales instrumentos políticos siguiendo la propuesta de Nora Clichevsky (1975, 1990, 1997), y el de otras fuentes:

Período 1943-1955. Esta etapa se caracteriza por un escaso control estatal sobre las aptitudes del medio para su urbanización, a pesar de contar con algunos instrumentos de regulación, como veremos a continuación:

• La Constitución de 1949 explicita el concepto de función social de la propiedad. • En 1950, el Estado nacional aprueba la ley 14.005, que aseguraba al comprador en cuanto al dominio

del bien adquirido y obligaba a la inscripción en el Registro de la Propiedad de los boletos de compraventa. Estaba destinada a regular las estafas y numerosos conflictos de los lotes vendidos en mensualidades.

• En la escala provincial, entre 1948-1955 la suspensión de remates por parte del Gobierno por no cumplir con los requisitos de la legislación vigente. En ese mismo período, se inician medidas orientadas especialmente a la prohibición de loteos bajo cotas de inundación y que tienen aplicación recién años más tarde.

• Entre 1949-1953, el decreto 21.891 prohíbe los loteos en áreas de bajas densidades, estableciendo a su vez las dimensiones mínimas de lotes.

El escaso control en la producción del suelo urbano dio por resultado el loteo de tierras bajas y fácilmente anegables. Campana, para este período, se encontraba en plena transición, pasando del estancamiento que llevó al abandono de la ciudad por el cierre de la industria, al inicio del resurgimiento urbano con la llegada de las inversiones en la industria dinámica. En este contexto se originan los primeros remates de tierra para los inmigrantes del interior que llegan a Campana, al igual que en el Gran Buenos Aires.

Período 1955-1975. En esta etapa los cambios políticos no producen sustanciales modificaciones en la legislación respecto a la tierra urbana. Entre los más significativos podemos nombrar:

• A nivel provincial, el Estado solamente actuó en situaciones coyunturales. En este marco prohíbe el loteo bajo cota de inundación debido al impacto social de las inundaciones de 1967.

• Se estableció la obligatoriedad de conservar los desagües naturales libres de obstáculos y se prohibieron los loteos de cotas inferiores a +3,73 metros IGM, a partir de 1960, con las leyes provinciales 6.253 y 6.254.

• El decreto provincial 14.381/68 intentó solucionar parte de los problemas emergentes, ocasionados, fundamentalmente, por la falta de control estatal en lo referente a obras de infraestructura en los nuevos loteos. Pero su aplicación quedará suspendida hasta su reglamentación en 1971.

• En la escala municipal no existe una legislación que posibilite la ordenación ambiental del territorio. En 1967 algunos municipios realizan estudios preliminares en el marco del Plan Regulador, pero no ejercen casi ninguna influencia en la lógica del mercado.

En este período se intensificó el desarrollismo industrial, con una alta repercusión en el crecimiento de las ciudades industriales. En lo relacionado con la elaboración de criterios para la implementación de políticas sobre el ordenamiento del territorio, a nivel provincial, no se concretaron. Al igual que en la etapa anterior, el proceso de división de tierra y loteo popular para la AMBA tuvo características similares para el

2 Sobre las atribuciones municipales en la Argentina, H. Herzer y P. Pirez, 1993, sintetizan los principales rasgos que se plasman en las cartas municipales y en las leyes orgánicas para el país. Al municipio le compete formalmente: encargarse del urbanismo, higiene, salubridad y moralidad; recreo, deporte, esparcimiento y espectáculos públicos; educación y cultura; preservación del patrimonio histórico y arquitectónico local. Aprueba el presupuesto, establece tasas y tarifas, recauda, contrae empréstitos y gestiona judicialmente el cobro de rentas municipales. Presta servicios públicos por sí o por concesiones. Coopera con la provincia o con la nación en asistencia social, salud, preservación del medio ambiente. Toma iniciativas legislativas en materia de planificación, ordenanzas y reglamentos, entre las principales. En: Herzer, H. y Pirez P., 1993, La gestión urbana en ciudades intermedias de América Latina, CNUAH Hábitat, p. 15.

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partido de Campana. Es en este período que se concretan las principales subdivisiones y loteos para residencia de los trabajadores vinculados a la industria.

Período 1976-1983. En la etapa de la dictadura militar, se observa una gran coherencia entre la política económica y las políticas urbanas aplicadas. Etapa en que se producirá un cambio estructural en la industria, deterioro del salario, etc., medidas que impactaron, en especial, en el Área Metropolitana de Buenos Aires. A continuación se detallan los principales instrumentos:

• En este período se realizaron dos importantes estudios y propuestas para el AMBA. En ambos casos la extensión del AMBA abarcó un continuo urbano que incluyó las ciudades de Campana y Zárate. El primero de estos estudios fue el Esquema Director para el año 2000 (ORDAM, 1969), y el segundo fue el Sistema Metropolitano Bonaerense (CONHABIT-PNUD, 1977). Por primera vez, se integró a Campana en los planes directores del AMBA. Estos planes previeron, entre otras, una perspectiva funcional del aglomerado y su articulación con otras ciudades, y Campana aparece integrada como un centro urbano secundario.

• El decreto ley 8912/77 de la provincia de Buenos Aires, sobre el ordenamiento del territorio, define el uso del suelo, la subdivisión, la ocupación y el equipamiento de las áreas urbanas y extraurbanas. Las implicaciones de la aplicación de esta ley han generado controversias y discusiones. A pesar de que su contenido técnico intentó regularizar el loteo indiscriminado de tierra y asegurar las mínimas condiciones ambientales e infraestructura urbana, no obstante, uno de los impactos directos fue el incremento del precio de los lotes en el mercado. Esto influyó a su vez en los sectores de menores ingresos, que no pudieron acceder al mercado formal. Como consecuencia, se alentó y promovió indirectamente el mercado informal de suelo urbano.

Campana contaba para 1973 con su primer antecedente en zonificación. La ordenanza 1.065/73 proponía una zona urbana elemental; luego, se la actualizó con una delimitación preliminar de áreas con la ordenanza 1.437/79, y posteriormente, una zonificación por usos con la ordenanza 1.547/81. Luego de la sanción del decreto-ley 8.912/77, el municipio de Campana, al igual que otros municipios bonaerenses, realizaría su código urbano, el que entró en vigencia con la ordenanza 1.812/84, código que hasta hoy se sigue aplicando.

Período 1983-2000. En la etapa democrática, la situación de la regulación en la producción del suelo urbano no sufrirá cambios sustanciales, sino, por el contrario, lentamente se impondrá el discurso del “capital urbanizador”3.

La falta de crédito, público o privado, por causa de ingresos insuficientes ha sido una tendencia que agravó aún más la crisis habitacional. En los últimos años, las políticas dieron como resultado la pobreza estructural del país. En este período un importante sector de la población, al no tener acceso al mercado formal, fue expulsado hacia formas ilegales de ocupación.

Como paradoja a este proceso de pauperización de la población, se producirá la difusión de las urbanizaciones cerradas en las zonas interurbanas, de borde y rurales.

A continuación sintetizamos las principales políticas de este período: • En el marco de la ley 8.912/77, aparece la figura de los countries, o clubes de campo, y se establecen

normas para su instalación. No obstante, el dinámico mercado generó subtipologías como los barrios privados, chacras, y más recientemente, puertos o ciudades, en tierra rural o en zonas de borde urbano. Motivados por los precios más bajos de la tierra, la excepción de la aplicación del decreto y de la carga impositiva. La regulación de los countries fue ampliada con el decreto 8.404/86, y recién con el decreto 27/98 fueron regulados los barrios cerrados; para el resto de la tipología de urbanizaciones cerradas, no existe aún normativa específica.

• En este periodo (década de los noventa) se implementaron, a nivel nacional, como salida coyuntural a la problemática de los sectores más vulnerables, los Programas de Regularización: el Plan Arraigo (para las ocupaciones realizadas en tierras del Estado) y la Ley de Regularización Dominial (para las ocupaciones de tierra y vivienda de dominio privado). A la ley nacional 24.146/93 se la conoció en la provincia de Buenos Aires como la ley Pierri. En Campana, dentro de este marco, se regularizaron diversos asentamientos sin contemplar las desfavorables condiciones del medio. Como fue el caso del barrio de San Cayetano.

• El estudio denominado: El conurbano bonaerense. Relevamiento y análisis, CONAMBA, 1995, incluía a Zárate-Campana y a los partidos que rodean el último cinturón de la AMBA. En este estudio se planteó un

3 “En este sentido, Buenos Aires ha sido y sigue siendo objeto de una serie de megaemprendimientos que involucran tanto al centro como a la periferia urbana, y que al decir de Gorelick, 1999, pp. 22-24, implican la culminación de un ciclo –centrado fundamentalmente en la intervención del Estado– y el inicio de «una verdadera ‘urbanización’ del capital privado», al mismo tiempo que una crisis del espacio público”. Lacarrieu, M. y Thuillier, G., “Las urbanizaciones privadas en Buenos Aires y su significación”, en: Perfiles Latinoamericanos, Revista de la Sede Académica de México de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, año 10, Nº 19, diciembre de 2001.

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capítulo con el crecimiento físico de la ciudad, la caracterización del soporte del medio físico y sus conflictos ambientales.

El artículo 71 del decreto-ley 8.912/77, dice: “Se entiende, dentro del ordenamiento territorial, por proceso de planeamiento físico, al conjunto de acciones técnico-político-administrativas para la realización de estudios, la formulación de propuestas y la adopción de medidas específicas en relación con la organización de un territorio, a fin de adecuarlo a las políticas y objetivos de desarrollo general establecidos por los distintos niveles jurisdiccionales y en concordancia con sus respectivas estrategias”.

En la década de los ochenta, la mayoría de los municipios bonaerenses desarrollaron su plan de ordenamiento territorial que afectó, exclusivamente, la zona urbana, extraurbana y complementaria, dejando a la competencia provincial las tierras rurales del partido. Estos planes se fueron convirtiendo en zonificaciones de los espacios construidos durante las décadas anteriores, asumiendo simplemente los hechos urbanos ya consumados. De esta manera, en la aplicación de la norma se priorizó la zonificación física y su definición técnica, postergando la función de la planificación integral del territorio. La responsabilidad primaria del ordenamiento territorial recae en el nivel municipal.

Cabe aclarar que si bien Campana cuenta con su código definido por la ordenanza 1.812/84, se promulgaron sucesivas modificaciones, siendo la más significativa los ajustes propuestos por la ordenanza 3.116/95. Por otro lado, existen varias propuestas y estudios del poder local con miras a la ordenación territorial realizados con organismos internacionales, con la Universidad y con ONGs, siendo lo más reciente el Plan Estratégico de Campana (1999)4. Para 1974, la ordenanza municipal N° 1.1225 reconoce y sistematiza por primera vez el crecimiento urbano, tanto para la regularización en la denominación de los barrios como para la nomenclatura de las calles. En la actualidad Campana cuenta con los siguientes barrios, según la información ofrecida por catastro de la Municipalidad:

Tabla Nº 4: Ordenanzas y barrios de Campana

Nombre del barrio Ordenanza Alberdi 2.943/93 Albizola 1.122/74

Ariel del Plata 1.038/73 Dallera 2.475/89 Dalmine 2.973/94 Del Pino 2.284/88

Don Francisco 2.308/88 Gral. San Martín 2.832/92

Héroes de Malvinas s/ordenanza La Argentina 2.475/89 La Esperanza 2.475/89

La Josefa 2.475/89 Las Acacias 1.122/74

Las Campanas 1.122/74 Las Colinas de Otamendi 1.122/74

Las Praderas 1.122/74 Los Nogales 2.969/94 Los Pioneros 2.308/88

Lubo 2.476/89 Nuevo Dalmine 2.832/92

Perdriel 2.832/92 Petrolero 2.308/88 Romano 2.476/89

San Cayetano 1.122/74

4 De las entrevistas realizadas a funcionarios y especialistas, se comentan sobre la realización de estudios, por ejemplo, en el marco del Conhabit, estudio de doctorado en la temática urbana, estudios con la FADU-UBA, de los cuales no se encuentra en los espacios públicos los informes; en el mejor de los casos se encontraron algunos capítulos inconexos en la biblioteca del municipio, o en manos de particulares. El caso del Plan Estratégico, afortunadamente, ha sido diferente, porque los resultados fueron publicados por la Fundación Fundes y el Municipio de Campana. 5 Esta ordenanza establece la denominación de los barrios y la nomenclatura de las calles. En este sentido, reconoce parte integrante del Barrio Villanueva a los denominados Rizzo, Guerrero, Los Paraísos, Reserva Sur, Los Aromos y Deri. Del Barrio Lubo, a los barrios denominados Namuncurá y Don Manuel Cabrera.

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San Felipe 1.122/74 San Jacinto 1.122/74 San Jorge 2.308/88

Santa Brígida 3.118/95 Santa Florentina 3.422/97

Santa Lucía 1.122/74 Sarmiento 2.284/88

Siderca 2.811/92 Urquiza 2.750/91

Villanueva 1.122/74 9 de Julio 2.674/91

Zona Alto los Cardales 3.787/89 La Herradura Las Lomadas Los Cedros

Monte Verde Parque Natura

Zona Lomas del Río Luján 2.308/88 El Bosque El Parque Las Leñas Río Luján

Fuente: Dirección del Catastro de la Municipalidad de Campana, 2001.

Tabla N° 5: Barrios por ejes de crecimiento

Ruta 9: Albizola, La Josefa, Colinas de Otamendi, Las Praderas, San Jacinto, Dallera, Romano, 9 de Julio, San Felipe, Ariel del Plata, Don Francisco, El Petrolero, Las Campanas, Lubo, entre los principales. Ruta 12: Dálmine Siderca, Gral. San Martín, Perdriel, Santa Lucía. Ruta 6: Las Acacias, Villanueva, Los Pioneros, etcétera. Planta urbana: Alberdi, La Argentina, Sarmiento, Urquiza, Viejo Dálmine y Del Pino Entre rutas: San Cayetano, Santa Florentina, Héroes de Malvinas.

Cabe aclarar que las principales urbanizaciones cerradas se encuentran cercanas a la localidad de Los Cardales (partido de Exaltación de La Cruz) sobre el camino llamado “ruta 4” y sobre las rutas 6 y 9. A continuación se describen los principales:

Tabla Nº 6: Urbanizaciones cerradas de Campana

Nombre del emprendimiento

UsoZonificación municipal

del uso del suelo Fecha de aprobación del

proyectoLos Cardales Country Club

Club de Campo Residencia extraurbana

(REX) 1976

El Bosque (sobre R.N. Nº9)

Club de Campo REX 1977

Las Lomadas Barrio Cerrado REX 1975

Santa Brígida Casas de fin de semana /

vivienda permanente REX 1976

Alto Los Cardales Casas de fin de

semana/vivienda permanente

REX Década del ‘40

Colonia de Chacras Chacras residenciales REX 1997San Jorge

(sobre la ruta provincial Nº6)

Barrio Cerrado REX 1973

Cardales Emprendimientos

Puerto Palmas Pueblo Ecológico

Proyecto de Puerto privado Rural Desde el año 2000, en

trámite

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Page 55: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

En la tabla anterior, se puede observar que –al igual que los loteos populares– la mayoría de las urbanizaciones cerradas del partido de Campana se concretaron antes de la creación del código de planeamiento urbano6, el que luego establecería a esta zona como área complementaria para el uso extraurbano, según el decreto ley 8.912/77. De esta forma, el código de planeamiento de Campana recogerá una realidad urbana ya consumada en los años '60-'70, cuando se realizaron la mayoría de las subdivisiones de las propiedades para la producción de suelo urbano.

5.2. La dinámica del mercado de tierra

El mercado asume una variedad de formas en la producción de suelo urbano. Para el período analizado, el mercado de tierra tiene el papel central en la actual configuración urbana a partir del fraccionamiento de la tierra rural. Por ello, en primer término se reconstruye, entre 1950-2000, el proceso de subdivisión de la tierra. La etapa más destacada en la producción de suelo urbano va entre 1949 y 1976, cuando alcanzó el 91% del total de la superficie fraccionada entre 1947-2000, tendencia expansiva que se detuvo en el año 1977. Para poder dimensionar este proceso, se propone un relevamiento cuantitativo de la subdivisión de la tierra. Y una interpretación de las formas de comercialización y agentes intervinientes en el proceso.

5.2.1. Producción

A continuación se presenta una sistematización temporal de las subdivisiones realizadas y la superficie involucrada:

Tabla Nº 7: Subdivisión de la tierra y producción de suelo urbano, 1947-2000

Año Nº AgenteTamaño de las

subdivisiones en m2 Uso

1947 1 Particular 140.000 Rural1948 1 Terranova S.R.L. 98.937 Quinta1949 1 Particular

Sociedad Fciera. 269.603 Quinta

1 Inmobiliaria y Comercial

16.499 Quinta

1 Particular 16.670 Quinta1 Particular

Sociedad Madre Tierra 200.520 Rural

1 S.R.L. 1.251.760 s/d1 Particular 63.201 Quinta

Subtotal 1.818.253

6 Ordenanzas modificatorias del código de planeamiento urbano de Campana (1812/84): Normas complementarias al código, 8-1984. Ampliación de redes de gas, 12-1985. Requisitos sobre los locales bailables, 10-1986. Realización de un conjunto habitacional de viviendas unifamiliares, 3-1987. Salubridad e higiene, 11-1988. Tipología edilicia, 7-1989. Establecimiento comercial, 9-1991. Modificación del límite del barrio Siderca, 10-1992. Radicación de feria comercial, 12-1993. Requisito para refinerías, 10-1994. Habilitación de canteras de tosca, 7-1995. Delimitación de la zona industrial 11, 8-1995. Construcción de ramal ferroviario, 12-1996. Plantación y cuidado de especies arbóreas, 1-1997. Creación de plazas públicas, 6-1998.

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Page 56: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Part/Sociedad Fciera.1950 2 Inmobiliaria y

Comercial 23.999 Quinta

1 Particulares 503.000 QuintaSubtotal 526.999

1951 2 Particular 223.517 Rural2 Particular 1.067.797 Rural2 Particular 102.931 Quinta1 Particular 84.378 Quinta

subtotal 1.478.623

1952 1 Particular 963.312 Rural2 Particular 297.867 Rural1 Particular 15.985 Quinta3 Particular 545.958 Rural1 Consver S. C. 1.143.260 Tambo 1 Particular 933.053 Quinta

subtotal 3.899.435

1953 1 Particular 124.017 Chacra2 Particular 32.998 Quinta1 Particular 5.000 Chacra1 Particular 16.499 Quinta1 Particular 30.000 Rural

subtotal 208.514

1954 1 Particular 7.499 Quinta1 Particular 14.898 Chacra1 Particular 14.963 Quinta2 Particular 52.928 Quinta1 Particular 74.815 Chacra

subtotal 165.103

1955 1 Particular 436.862 Rural1 Particular 22.384 Chacra1 Particular 8.240 Quinta

subtotal 467.486

1956 1 Particular 152.342 Rural1 Particular 93.536 Chacra1 Particular 36.336 Quinta1 Particular 16.097 Quinta1 Particular 18.780 Rural

subtotal 317.091

1957 4 Particular 58.882 Quinta

1958 1 Particular 7.499 Quinta1 Particular 79.345 Chacra1 Seisastres S.A. 1.290.000 Rural

subtotal 1.376.844

1960 3 Particular 92.618 QuintaDalmine Sociedad

1 Argentina 162.190 Sec. A

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Page 57: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

2 Particular 133.542 Chacra1 Provincia de Bs. As. 96.916 s/d

subtotal 485.266

1961 1 Particular 52.798 Rural1 Particular 16.499 Quinta1 Particular 14.963 Quinta

subtotal 84.260

1962 3 Particular 427.252 Rural3 Particular 512.197 Rural1 Particular 36.347 Rural2 Particular 50.933 Rural

subtotal 1.026.729

1963 1 Particular 8.887 Quinta2 Particular 152.300 Rural

161.187

1964 1 Particular 133.912 Rural1 Particular 64.441 Chacra1 Particular 100.061 Rural1 Particular 26.984 Quinta1 Particular 91.723 Chacra

subtotal 417.121

1965 1 Particular 103.424 Rural1 Particular 304.424 Rural2 Particular 23.988 Quinta

subtotal 431.836

1966 1 Particular 109.191 Chacra1 Particular 4.399 s/d2 Particular 179.637 Chacra1 Particular 51.900 Chacra

subtotal 345.127

1967 1 Particular 51.602 1 Particular 12.459

La Argentina1 Sociedad en

Comandita por acciones 69.269

1 Particular 10.776 s/d2 Particular 136.857 Quinta1 Particular 21.083 Rural1 Particular 150.000 Quinta3 Particular 38.596 Quinta1 Particular 130.055 Chacra2 Particular 60.295 Chacra

subtotal 680.992

1968 1 Particular 4.499 s/d1 Particular 84.599 Rural1 Particular 25.937 Chacra1 Particular 16.499 Quinta1 Darz S.C. 130.000 Rural

57

Page 58: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

subtotal 261.534

Dalmine Siderca 1969 1 S.A. 69.109 s/d

1 Particular 8.167 s/dEmercon

1 SAIyFCIA 18.704 s/dsubtotal 95.980

1970 1 Particular 121.240 Chacra

1971 1 Particular 1.036 s/d1 Particular 69.440 Chacra

Alberto Huarriz y 1 Cía. 230.000 Quinta

subtotal 300.476

Asociación Arg. de 1972 1 Adventistas 201.669 Rural

1 Particular 829 Quintasubtotal 202.498

1973 1 Particular 1.035.735 Rural

1974 1 Particular 70.734 Quinta1 Particular 9.492 Chacra

subtotal 80.226 1975 1 Particular 10.412 Chacra

2 Particular 161.849 Rural1 Sociedad Anónima 8.258 Quinta

Comercia e Industrial, Inmobiliaria, Agropecuaria y Financiera

1 Particular 89.713 Quinta1 Padova S.A. 69.345 Rural

subtotal 339.577

1976 1 Tavella y Compañía 605.751 RuralS.A. Comercial, Inmobiliaria y Financiera

1 Particular 1.140.475 Rural1 Particular 8.249 Quinta1 Particular 28.637 Chacra1 Güemes S.A. 21.650 Chacra

subtotal 1.804.762 1977 1 Particular 16.499 Quinta1978-9 01980 1 Particular 86.668 Quinta

1 Particular 92.274 Rural1 Particular 20.567 s/d1 Particulares 20.567 Chacra1 Particular 73.910 Quinta1 Municipalidad 59.007 Quinta1 Siderca S.A. 116.599 Rural

subtotal 249.516 1988-9 0

58

Page 59: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

1990 1 Particular 56.096 Quinta1 Siderca S.A. 202.000 Rural

258.096 subtotal1991 1 Particular 70.000 Quinta

1 Sindicato 19.199 s/dsubtotal 89.199

1992 1 Municipalidad de Campana 22.198 Quinta1 Cía. de 8.696 Chacra

Radiocomunicaciones Móviles S.A.subtotal 30.894

1993-4 019951996 1 Particular 122.591 Rural

1 Instituto de la Vivienda 100.000 s/dProv. Bs. As.

1 Particular 16.499 Quinta1 Particular 99.940 Rural1 Particular 21.000 Rural

subtotal 360.030 1997 1 Alcatel Techint S.A. 11.180 Quinta1998 2 Municipalidad de Campana 219.163 s/d

Fuente: Elaboración propia sobre los datos proporcionados por el Catastro del Municipio de Campana, 2002.

La tabla ofrece en forma sistematizada la evolución de las superficies, año por año, su origen y los agentes que intervienen en la etapa de fraccionamiento.

Sobre el tipo de agente que figura en la tabla, se observa una escasa participación de empresas o inmobiliarias en el momento de la subdivisión, y aparece una alta proporción de particulares. No obstante, este relevamiento no explica la modalidad o modalidades predominantes de la comercialización.

Cabe aclarar que el análisis abarca los años que van desde 1950 hasta 2000, pero en el relevamiento de los barrios se encontraron datos de subdivisión desde 1947; de allí su inclusión a la base de datos. El siguiente gráfico representa visualmente, por año, la cantidad de superficie subdividida en metro cuadrado. Este gráfico permite inferir la heterogeneidad del proceso de subdivisión. Allí se observa claramente cuando se produce la mayor subdivisión, siendo los años '49-'51-'52-'58-'62-'73 y '76, los más significativos. Sin duda esta incorporación de suelo transformará las formas tradicionales urbanas como consecuencia de las mutaciones productivas y espaciales que se materializaron en Campana. Entre 1949 y 1976 se fraccionaron 1.800 hectáreas; en números relativos representa el 91% del total del suelo urbano producido para el período analizado.

El loteo popular dio lugar a numerosos barrios que fueron regularizados en su condición dominial, y en su nomenclatura. Aún perdura en la población la denominación que tuvo en el loteo original; por ejemplo, los barrios Del Pino, Lubo, La Josefa, Dallera y El Destino, entre otros.

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Page 60: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Gráfico Nº 7

Fuente: Elaboración propia sobre los datos proporcionados por el Municipio de Campana, 2002.

Siguiendo con nuestra descripción sobre la producción de suelo urbano, es interesante observar que la superficie subdividida fue apropiada por diferentes sectores sociales y para usos heterogéneos.

El siguiente gráfico nos permite visualizar la distribución por superficie ocupada:

Fuente: Elaboración propia sobre los datos proporcionados por el Municipio de Campana, 2002.

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Page 61: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Se pueden clasificar en dos grandes grupos: uno, *las tierras incorporadas a la expansión física de la trama urbana en los barrios periféricos, “dormitorios” para los sectores sociales bajo, medio bajo o medio. Y otro, *las zonas destinadas a casas quintas, countries u otro tipo de emprendimiento para uso recreativo y de residencia secundaria o permanente para los sectores sociales medio alto y alto, cuya población proviene del Gran Buenos Aires y/o de Campana.

5.2.2. Comercialización y agentes

En la tabla de la subdivisión de la tierra, se pueden observar cinco tipos de agentes que intervienen en la etapa de subdivisión El mayor porcentaje (75%) se refiere a particulares –subdivisiones familiares de la propiedad–, en menor proporción encontramos empresas urbanizadoras o inmobiliarias (19%), algunas industrias se convierten en desarrolladores de viviendas para el personal (3%) e inclusive organismos públicos son desarrolladores de complejos habitacionales (2%); y otros (1%), como sindicatos y la Asociación Adventista.

Como hemos visto, la etapa más dinámica en la subdivisión de la tierra fue entre 1949-1976; no obstante, la modalidad de comercialización fue prácticamente homogénea. La operación de la compra del lote se concretaba a través del boleto de compraventa y el pago en cuotas7. En este período intervinieron pocos agentes, principalmente: la Asociación de Martilleros y la Escribanía Unamuno, y, en menor proporción, las escribanías Bruni y Panebianco.

La oferta del suelo estaba centralizada en la Asociación de Martilleros, quienes difundían los remates y la localización de los lotes en el diario local. El futuro comprador se acercaba a la Asociación, pactaba la compra mediante el boleto de compraventa, y se fijaba el tipo de pago –hasta 48 cuotas mensuales–. Según los entrevistados, el lote antes del proceso inflacionario de los setenta rondaba en un promedio de 2.500 pesos, y el obrero accedía a un salario mensual de, aproximadamente, 500/600 pesos.

En cuanto a los propietarios de la tierra, mediante la escribanía se realizaba la concesión de la propiedad, para luego ser comercializada por la Asociación de Martilleros. Ésta fue la modalidad de los barrios El Lubo, La Josefa y Dallera, entre los principales. En el caso de Ariel del Plata fue a través del Banco Hipotecario. Otras excepciones fueron los casos de los barrios Banco Provincia, Petroleros y Siderca.

Para el mercado de la ciudad consolidada intervenían además otros agentes, y diferían tanto los precios como la modalidad, siendo las inmobiliarias más importantes: Rubín, Catardi –hoy Caderna–, Manuel Macías, y Fernández, entre otras.

En la década de los ochenta, una vez finalizado el proceso de subdivisión, las inmobiliarias son las principales comercializadoras como muestran las publicidades de los diarios consultados, siendo las siguientes: Costa Propiedades, Unamuno Propiedades, Inmobiliaria Catardi S.R.L., Inmobiliaria Paraná, Abadie Propiedades, Crajevich & Melillo Inmobiliaria, Organización Dallera y Asociados, y la Asociación de Martilleros de Campana.

Las comunicaciones en el medio local permitieron reconstruir el discurso dominante para ese período, tomado como fuente la “Auténtica Defensa”:

El 17 de mayo de 1978, comienzan a aparecer informaciones sobre el proceso de regulación del loteo periférico: Antes de construir se deberá informar a la Municipalidad local.

En junio de ese mismo año, se publicó: Loteos: fiscaliza la Municipalidad. Toda clase de propaganda que se realice para promover la venta de

tierras provenientes de subdivisiones –cuando constituyan nuevas unidades rodeadas por calles u originen un mínimo de quince parcelas aunque ellas no se vendan simultáneamente–, mensuras, loteos o fraccionamientos, ubicados en jurisdicciones bonaerense ya sea en forma particular o remate, deberá contar con la previa aprobación bonaerense de la Dirección de Geodesia del Ministerio de Obras Públicas, aun cuando se realice en órganos o medios de otra jurisdicción que se difundan o circulen dentro del territorio provincial. La Municipalidad por su parte, tendrá facultades para suspender las ventas o remates en caso de comprobar el incumplimiento de las obligaciones que determina la nueva norma; así como podrá retirar los elementos publicitarios y aplicar sanciones. Igual facultad tendrá la Dirección de Geodesia.

Los principales actores del negocio inmobiliario intentaron convencer no sólo al posible comprador de los lotes, sino que procuraron, además, persuadir a los propietarios para que pusieran en venta sus terrenos:

7 El proceso de comercialización fue reconstruido exclusivamente a través de entrevistas en profundidad a algunos viejos vecinos o ex empleados, dado que las inmobiliarias de la época ya no existen. Por otro lado, el diario local sirvió para identificar los principales agentes y modalidad en la comercialización.

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Page 62: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Maro Vende. Gran promoción “Campana 100.000”. Loteos en los barrios: La Esperanza, El Destino, San Jacinto, La Josefa, Don Francisco, Los Nogales, Dallera, Otamendi.

Señor Propietario: Venda los lotes que usted no necesita; haga hoy un buen negocio y facilite la solución al tremendo problema de la vivienda que aqueja a las familias que vienen a radicarse. Sea el primero en apoyar al “Campana 100.000”. Le ofrece venderle su lote al contado; a 18 meses con cuotas indexadas. Tasaciones sin cargo.

En este período, la ciudad tuvo un crecimiento acelerado y con una insuficiente planificación. Esta característica se materializó, por ejemplo, con el déficit de la vivienda. En “La Auténtica Defensa” del 17 de diciembre de 1982, se transcribe parte de una entrevista a Julio Norberto Carreras, martillero y corredor público de Campana, realizada para el “Consultor Inmobiliario”. En esta oportunidad se señala en primer término el déficit de la vivienda en Campana, analizando para ello la relación entre el crecimiento demográfico, el papel de las industrias y el mercado inmobiliario.

Muchos de los trabajadores que cumplen tareas en estas industrias viajan a ciudades limítrofes de Campana, caso Zárate, Escobar, Capilla, Baradero, San Pedro, es decir, casi 100 km de distancia de su lugar de trabajo. (...) Estas industrias son, a su vez, un correo continuo de nuevos empleados y dada la jerarquización que existe en ellas, es considerado un buen inquilino dentro del lineamiento de las locaciones urbanas. (...) La situación actual del mercado inmobiliario en Campana es recesiva, aunque no se llega a un paro total de actividad, sino que se da el tipo de operación combinada, en el sentido de cambio de una propiedad mayor por una menor y viceversa. El comprador de su primera casa es el que se encuentra con mayores dificultades para la adquisición o construcción de la misma, dado que no existen créditos accesibles a un nivel medio de mercado.

Por otro lado, también realiza un diagnóstico de las potencialidades del sector rural: Debido a ello lo que en un principio era considerado como un buen negocio, es decir, la inversión en

campos en Campana, a nuestro entender no tienen unidad económica, a efectos de la explotación agrícola-ganadera, dado que son muy pocos los campos que superan las 100 hectáreas, lo que hace que los valores no estén de acuerdo para la explotación obligatoria que tienen. Es decir, de acuerdo con los valores actuales de plaza, nadie puede comprar un campo en Campana a los efectos de la explotación agrícola-ganadera, ya que le sería completamente antieconómico. El nivel de pedido que tenemos en la actualidad corresponde a unidades de vivienda de 2 y 3 ambientes.

Para fines de la década del '70 los barrios nuevos han surgido a lo largo de la reciente ruta Panamericana, o por la ruta provincial 6, consolidando la tendencia discontinua de la trama urbana. El caso extremo es el del loteo del barrio Las Praderas, alejado no sólo del centro urbano, sino además de la ruta Panamericana (a 800 m).

En los noventa aparece otro tipo de valorización social del suelo urbano, y la modalidad de comercialización, los destinatarios y los precios impondrán nuevas formas en la producción del suelo. La valorización de las zonas rurales y su papel protagónico del siglo pasado, ha cambiado sustantivamente; actualmente se la considera, por diversos agentes, como áreas de reserva para la expansión de la industria o para la instalación de las urbanizaciones cerradas.

En esta etapa, que comienza a mediados de los ochenta, se consolidará en el sur del partido de Campana8 otro tipo de emprendimientos de residencia secundaria y/o permanente. Estos emprendimientos constituyeron un boom en el mercado de suelo, con la aparición del capital internacional y de grupos nacionales como promotores de proyectos urbanísticos en la AMBA y proyectándose en las zonas rurales cercanas y accesibles. De acuerdo con la accesibilidad económica y social, y las preferencias sobre el estilo de vida, se ofrecerán en el mercado diferentes tipos de emprendimientos: countries o clubes de campo, chacras, barrios cerrados, puerto ecológico. El mensaje publicitario define perfiles de consumidores provenientes de sectores sociales medio-alto y alto. Los anuncios y publicidades de estas urbanizaciones, destacan la oferta natural, lo verde, el aire puro, los espejos de agua, los cultivos, los bosques, entre los principales atractivos de vivir con y en la naturaleza, atributos que aparecen destacados en las imágenes y mensajes escritos de las promociones, imponiendo en la mercadotecnia de las urbanizaciones una nueva imagen a partir del geo-marketing9.

8 El caso particular de las urbanizaciones cerradas de Campana fue analizado y publicados algunos de los resultados en varios artículos (1998, 2000 y 2002). 9 Sobre la mercantilización y comercialización de los atributos ambientales, se trabajó el caso de la difusión de las urbanizaciones cerradas en el AMBA y se tomó como estudio paradigmático de los conflictos sociales el caso del Puerto Ecológico, en el partido de Campana. Los resultados de esta investigación fueron publicados en “La liquidation du patrimoine, ou la rentabilité du temps qui passe”, en colaboración con Cyria Emelianoff, en: Les Annales recherche urbaine 2002, Ce qui demeure, N° 92, septiembre, 2002, París, pp. 49-58.

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Page 63: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

En el partido de Campana, los agentes que introducen la comercialización de las urbanizaciones cerradas son empresas, en su mayoría, de capital nacional, salvo el caso del Puerto Ecológico en el que el inversor principal es Brena & Asociados, de capital canadiense.

Como síntesis podemos destacar que la idea de progreso se instaló, desde los '50, en el imaginario de la población –como había ocurrido a fines del s. XIX–, y también, en la incorporación de tierra urbana, aunque con marcadas diferencias en cuanto al funcionamiento del mercado de tierra, el que podemos caracterizar:

Hasta los años '70, las políticas sobre la producción del suelo urbano ejercieron las mínimas regulaciones y restricciones. Las tierras que se fueron incorporando a la ciudad de Campana, carecían de la mínima infraestructura, y en algunos casos, en zonas con alto riesgo de inundación. Básicamente, la producción del suelo y su comercialización estuvieron gestionadas por agentes privados, predominando hasta los ochenta la compraventa de lotes en mensualidades. La comercialización del suelo urbano estaba destinada, prácticamente, al consumidor solvente. En los sectores menos favorecidos, las condiciones fueron establecidas por unos pocos agentes privados, que determinaban el precio promedio del lote. Fueron escasos los créditos bancarios o hipotecarios destinados a la ampliación más equitativa de la propiedad. En Campana, durante el período 1950-2000, fueron insuficientemente reguladas tanto la producción como la comercialización del suelo. En los '80 cambia la dinámica del mercado guiado por nuevas preferencias y sectores sociales; en el marco de la globalización económica y las transformaciones territoriales, se intensifica la segregación urbana. La expansión de la ciudad se fagocitó el suelo de las zonas rurales aledañas a la planta urbana o más distante, además de las áreas de chacras o quintas que conformaban el histórico ejido de Campana. La estructura de las propiedades rurales tuvieron mayor dinámica en el momento de las subdivisiones por herencias, como fueron los casos de la familia Costa, Fernández, Del Pino y Dallera, entre los principales. Se evidencia una correlación positiva entre la producción del suelo urbano y los procesos macroeconómicos, en especial, con la industria local. El crecimiento periférico de Campana de las décadas '50-'80 se caracterizó por los loteos “salteados” dejando, en la mayoría de los casos, propiedades intermedias como reserva de valor de la tierra. En los '90 se consolidó una nueva modalidad en el mercado de tierra, las urbanizaciones cerradas. En este proceso se valorizaron e incorporaron las áreas rurales e inclusive se introdujeron zonas marginales, inundables, como fue el caso del proyecto Puerto Ecológico. La ocupación del suelo urbano se caracteriza por una muy baja densidad en las zonas periféricas. Los agentes privados, en el período analizado, han manifestado diferentes lógicas respecto del momento de ofertar y comercializar sus tierras.

5.3. Síntesis espacial: ocupación y forma de la ciudad

De los procesos espaciales interpretados, en el capítulo anterior y en el presente, podemos sintetizar algunos rasgos de la ocupación y de las formas urbanas. En cuanto a la población, se evidencia una heterogénea distribución. El censo de población de 1991 informa que el 70% de la población urbana compone la mancha continua, la que desborda la traza histórica y que es contenida por los principales accesos: RN 9, acceso al puerto y RN 12. El 30% restante de la población urbana se distribuye en los barrios “dormitorio”, satélites del núcleo urbano. La concentración de la población en el casco urbano de Campana es altísima, si se la compara con el peso demográfico de los barrios periféricos e incluso de los residentes permanentes de las urbanizaciones cerradas.

Si observamos la actual forma del tejido urbano, el trasvase de la mancha tomará dos claras direcciones; una, más allá de la ruta Panamericana, al sur; y la otra, al este, la que tendría como frontera la avenida Larrabure. En paralelo, se destaca, también, el modo de crecimiento discontinuo a lo largo de los ejes de circulación; como por ejemplo los barrios Las Acacias, Las Campanas y La Josefa. Los primeros loteos suburbanos (1950) van a permanecer, mucho tiempo, desocupados; su densificación será lenta. No obstante, para el mismo período, otros barrios presentan ya un grado de ocupación importante, tal es el caso de los barrios Lubo y Las Acacias.

A continuación podemos observar la configuración actual de Campana.

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Page 64: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Fotografía Nº3 Vista aérea de la ciudad de Campana, 1995

Fuente: Municipalidad de Campana

Es interesante comentar que, si bien el crecimiento urbano periférico deriva del loteo, en 193910

aparecen, tempranamente, otros productos y argumentos sobre la venta de tierra en Campana que tienden a remplazar el de la calidad de la tierra para la explotación agrícola, por el de la proximidad y el de la accesibilidad desde la Capital para quintas de descanso. Esta oferta se basa en el desarrollo de la ruta nacional N° 9, y la extensión de los servicios de autobuses de la línea Chevallier que une a Buenos Aires, Campana y Zárate. Primeros antecedentes espaciales de la valorización social de las áreas rurales para uso recreativo y como residencia secundaria, de lo que luego, bajo la forma de urbanizaciones cerradas, se consolidaría en los '90.

Campana ha expresado –en la escala local– las diferentes políticas e instrumentos urbanos de regulación del mercado del suelo según el momento histórico. No obstante, éstas aparecen una vez consumado el auge industrial, y la extensión definitiva del tejido urbano. La forma actual de la ciudad presenta dos modos de crecimiento a imagen del fenómeno producido en la AMBA: un modo continuo a partir del núcleo urbano; y un modo discontinuo lineal, a lo largo de los ejes viales.

Otro rasgo central de este proceso es que, además, los suelos destinados a los barrios dormitorio, son incorporados sin ningún servicio básico e infraestructura, dando como resultado una segregación urbana y ambiental, problemática que se aborda en el siguiente punto.

5.4. Desigualdad urbana y cuestión ambiental

5.4.1. Crecimiento y segregación urbana

Entender la segregación urbana actual exige un análisis del crecimiento y expansión física de la ciudad. En relación con este fenómeno, el período más dinámico ha sido 1940-1970.

Para representar este avance material de la ciudad, se seleccionaron como variables a la ocupación y la densidad edilicia. En la cartografía se describen sobre la trama actual del tejido urbano, tres categorías: a) 100% edificado; b) de 50 a 70% edificado; y c) sin edificación por cada década; con el propósito de establecer comparaciones temporales en el crecimiento físico y avance de la mancha urbana.

10 Información obtenida de Ch. Leibbrandt, op.cit.

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Page 65: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Mapa N° 4

Mapas No 5 y 6

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Page 66: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

Mapa Nº 7

Tabla Nº 8: Las fronteras de la ciudad y las calles

Período Norte Sur Este Oeste 1940 L. Alem Alberdi Paso Las Heras 1950 L. Alem Jacob Viamonte Las Heras 1960 L. Alem Ameghino-Ugarte Viamonte Las Heras

1970 L. Alem RN 9 (-50%) Acceso al puerto

(-50%)RN 12 (-50%)

De los mapas anteriores podemos observar un lento crecimiento y densificación que se produce al interior del plano oficial. Por otro lado, la tabla y los mapas nos señalan la dirección de la mancha urbana. No será hasta la década de los setenta en que se concrete el 100% edificado al interior de la Av. R. Balbín y Av. Pte. Perón a tan sólo 12 cuadras de la Plaza E. Costa. Se considera importante destacar que junto con el proceso de fraccionamiento de la tierra rural para loteos periféricos destinados al sector popular, se gestaba, en forma paralela, la densificación urbana. Estas dos formas estarían en función del grado de valoración, y de la accesibilidad económica, crediticia y social del potencial destinatario.

Como síntesis, se definen tres tipos de formas de crecimiento y segregación urbana como partes de un mismo proceso de producción de suelo:

La densificación urbana. Esta forma se desarrolló en el perímetro del casco urbano actual, dentro de los límites del plano oficial de 1889. Plano que tuvo vigencia, prácticamente, hasta los años ‘50 del s. XX. El tejido y su forma continúan con los lineamientos diseñados en la traza histórica; no obstante el avance de la mancha urbana absorbió las zonas de quintas y chacras, hasta hacerlas desparecer en los '70. Entre los barrios prototipos de esta modalidad encontramos al barrio Del Pino y Urquiza; y desde la gestión de la industria, los barrios Dalmine Viejo y Nuevo. La expansión de los barrios “dormitorio” y consolidación de la periferia de la ciudad, entre 1950-1980. Esta forma urbana seguirá como organizadora de la mancha, los principales ejes de acceso a la ciudad. Para esta modalidad, los ejemplos abundan: La Josefa, Lubo, Ariel del Plata, San Felipe, etcétera. En este mismo momento, se produce la subdivisión para casas quintas, sobre todo en las zonas rurales y de tambos, como es el caso de Las Lomadas (1947), primeros antecedentes de las urbanizaciones cerradas.

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En esta forma, la heterogeneidad es el principal rasgo; encontramos diversidad en las características sociales y en las condiciones ambientales de la población, las que componen un complejo mosaico urbano.La expresión de las urbanizaciones cerradas en zonas extraurbanas y rurales. Estas formas toman auge a partir de los años ‘80. En realidad, entran a la comercialización a través de empresas urbanizadoras locales o metropolitanas, desplazando las actividades tradicionales del área como la tambera y, más recientemente, la hortícola. En estas formas, encontramos una variedad de tipologías de emprendimientos que se adaptan a varios submercados de las urbanizaciones cerradas. Cabe destacar que esta modalidad en Campana se inserta como parte de una unidad funcional más amplia que abarca el corredor norte del AMBA. Área que fue el epicentro del “estilo country”, un nuevo estilo de comunidad que funciona hacia “adentro”.

5.4.2. La cuestión ambiental

Siguiendo con el análisis, la capacidad socioeconómica se destaca como la principal variable para comprender la segregación urbana, dado que ésta determinó el acceso al suelo urbano. Los 19.854.640 m2 de tierra rural, chacra o quinta que fueron incorporados no contaron con infraestructura básica como agua potable, cloacas o pavimento y gas natural, entre los principales servicios. Sólo en los casos de los barrios Ariel del Plata y Siderca se planificó el abastecimiento de los servicios urbanos indispensables. La ausencia de servicios ha sido característica para casi la totalidad de los barrios periféricos.

Por otro lado, de la tierra incorporada no toda tenía aptitudes para la instalación urbana; de esta manera, la altimetría se convierte en una variable física a considerar en la segregación urbana-ambiental. Los llanos inundables de los valles de los ríos y arroyos son todos aquellos terrenos ubicados entre el nivel del Río Paraná y la cota de 5,00 del Instituto Geográfico Militar (IGM). La altimetría de estas zonas se corresponde con las áreas topográficamente más bajas del partido que sufren con frecuencia inundaciones. En esta zona se instalaron el Bo. San Cayetano y el Bo. San Felipe. En este último se procedió al relleno en el momento del loteo, aunque no abarcó toda la superficie que posteriormente ocupó. La anegabilidad puede producirse por otros motivos como el caso del Bo. Las Campanas; en realidad la zona no es baja, la inundación en el barrio se produce por la desarticulación entre los desagües pluviales y la pendiente, dado que el escurrimiento es interrumpido por la Panamericana.

Siguiendo la propuesta del mapa de anegabilidad y zonas de riesgo de inundación confeccionada por el Municipio11 se puede clasificar a los barrios y zonas aledañas en:

Zona de riesgo alto: sector noroeste de la planta urbana, los terrenos del ferrocarril, las zonas de los arroyos de la Cruz y del Potrero y los sectores bajos del valle del Río Luján. Zonas de riesgo medio-alto: los barrios Río Luján y Santa Lucía y el sector oeste del barrio San Felipe. El caso de San Cayetano es excluido debido a la reciente obra de infraestructura que funciona para contener la inundación. Zona de riesgo medio: el límite norte de la ciudad.

Otro aspecto central de las condiciones ambientales y la segregación urbana es el tema del abastecimiento del agua potable. Las aguas subterráneas de Campana se concentran en dos acuíferos: el freático o Pampeano y el acuífero profundo o Puelche. El primero se caracteriza por su fácil accesibilidad y baja salinidad. Sin embargo, este acuífero se consstó por la presencia de aguas servidas y efluentes industriales. Esto implicó que para la obtención de agua potable se recurriera al Puelche, con perforaciones que oscilan entre 45 y 80 m. Paradójicamente, donde “sobra” el agua, por inundaciones frecuentes, es donde se encuentra la mayor dificultad para la obtención del agua potable. Nuevamente, San Cayetano se convierte en ejemplo. Esta población se abastece de agua por camiones cisternas que el Municipio provee para el consumo diario de los vecinos. La población no cuenta con pozos domiciliarios, dado el altísimo costo de las perforaciones.

La conversión de la tierra rural a urbana se realizó sin la infraestructura necesaria en los barrios periféricos. Estas condiciones aún perduran total o parcialmente. Hoy estos barrios cuentan con una baja

11 Para consultar el mapa, véase Plan de Desarrollo Estratégico de Campana, 1999, Fundes, Municipalidad de Campana, Siderca, Campana, p. 63.

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Page 68: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

densidad, en muchos casos no superan los 25 hab/ha.; este hecho ha incrementado sustancialmente los costos de urbanización.

Tabla Nº 9: Infraestructura y servicios básicos de Campana

Infraestructura/servicio para la población urbana

Cobertura del servicio (%) Prestador

Pavimento urbano 55 MunicipalidadRed de gas natural 60 Gas Ban S.A.

Red de agua corriente 93 Aguas de Campana S.A. Desagües cloacales 47 Aguas de Campana S.A. Alumbrado público 97 Municipalidad

Electricidad 99 Eden S.A.

Fuente: Fundes, Municipalidad de Campana, Siderca (1999)12

La tabla anterior describe las condiciones ambientales relacionadas con la capacidad de oferta y alcance social de infraestructura de los servicios principales. Los porcentajes se refieren al total de la población servid. Si bien los valores son relativamente satisfactorios, existe una marcada segregación en su distribución. Un interesante ejemplo es el pavimento urbano. El pavimento urbano muestra su mayor déficit en los barrios periféricos; casi el 83% de las cuadras se encuentran sin pavimento, siendo el caso más grave el de los barrios Las Praderas, Otamendi y Albizola, entre los principales. En el caso de Las Praderas, se hace crítica su situación porque, además, se encuentra a más de 800 m de la Panamericana. Mientras que en el casco céntrico sólo el 19% de las cuadras no posee pavimento.

En otras palabras, la zona que cuenta con todos los servicios y las mejores condiciones es la de la población localizada en el casco urbano. Los barrios periféricos, en su mayoría, tienen diferentes condiciones de criticidad social, urbana y ambiental. Estas diferentes condiciones proporcionan elementos al Municipio para proponer una clasificación de criticidad, la que consta de tres niveles: alto, medio y bajo. A continuación se presenta el mapa de criticidad, según el Plan de Desarrollo Estratégico (1999) y sus rasgos principales:

Mapa Nº 8

12 Ibíd, p. 23

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Nivel alto: sectores de población con viviendas precarias y con carencia total de infraestructura de servicios básicos. Alcanza a un total de 3.500 habitantes. Tienen riesgos de anegabilidad y mala accesibilidad. Existen grupos con escasas posibilidades de reinserción y con demandas para servicios sociales. Los barrios que encontramos en este nivel son: San Cayetano, Santa Lucía, San Luciano, Las Tablitas, Las Talitas, Las Praderas, parte de San Felipe y El Destino.

Nivel medio: sectores de población con viviendas semiprecarias, sobre terrenos propios con problemas de hacinamiento, carencia de instalaciones, como desagües cloacales, y sin pavimento. Tiene una población estimada de 7.000 habitantes. La pobreza, el desempleo y las problemáticas sociales caracterizan a estos grupos. Algunos de estos barrios cuentan con redes sociales de contención. Los barrios que encontramos en este nivel son: parte de San Felipe, parte de Villanueva y El Destino, parte de Las Acacias, parte de La Josefa, parte de Lubo, Albizola, San Jacinto y Otamendi.

Nivel medio bajo: Estas viviendas tienen alguna deficiencia en las instalaciones, y les falta alguna infraestructura, como desagües cloacales y pavimento. Tienen una población de 8.000 habitantes. Los grupos sociales combinan hogares empobrecidos, desempleo y caída del ingreso. Utilizan y demandan programas sociales. Los barrios que encontramos en este nivel son: parte de Villanueva, parte de las Acacias, 9 de Julio, Dallera, Romano, Las Campanas, parte de la Josefa y parte de Lubo.

Los datos del Censo de 1991 revelan que el 28,2% de la población de Campana habita en viviendas deficitarias, incluyendo las casas de tipo B. Según los datos más recientes de la provincia de Buenos Aires, para 1995 existía un déficit de 4.364 unidades habitacionales que afectaba, aproximadamente, a unas 17.000 personas. Si tomamos a la población en condiciones de criticidad presentada en el mapa anterior, alcanzan a 18.500 habitantes (1998), lo que representa el 22,6% de la población total del partido

Por último, se puede sintetizar que la segregación urbana tiene serias implicaciones ambientales en la población que se localiza en los barrios periféricos del casco urbano. En cambio, la mayor parte de la población urbana cuenta con mejores condiciones ambientales y de hábitat por localizarse dentro del casco urbano. Para el caso de los residentes de los countries o de otras urbanizaciones cerradas, los propietarios administran y gestionan sus propios servicios básicos, y cuentan con todos ellos, agregando otros, como seguridad privada, espacios verdes y servicios deportivos, entre los principales.

Según lo visto, el mercado de suelo urbano y las políticas públicas recientes han consolidado tres áreas con una marcada segregación urbana y ambiental. Y, siguiendo con la propuesta de N. Clichevsky (2000) sobre la segregación socioespacial, encontramos que estas zonas homogéneas se pueden identificar y localizar en el mapa urbano de Campana, las que se caracterizan por tener una población:

con insuficiente infraestructura y condiciones críticas, localizadas en los barrios periféricos, con los servicios básicos urbanos y condiciones ambientales aptas, localizada en el casco urbano –salvo en las zonas bajas–; y con todos los servicios básicos, más seguridad –entre otros adicionales–, y óptimas condiciones ambientales. Las urbanizaciones cerradas se localizan y concentran en el sur del partido de Campana.

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CONCLUSIONES

Durante las últimas cinco décadas se han sucedido enormes transformaciones en nuestra sociedad. Reflejo y materialización de ello son los heterogéneos paisajes urbanos. El incremento de la degradación y deterioro de las condiciones de vida de la población, en términos de desigualdad social y fragmentación urbana en las ciudades argentinas, reclama una profunda reflexión e intervención del poder público. A través de diferentes gobiernos, el Estado sostuvo similares políticas de desregulación del mercado de tierras con escaso o nulo control. Las raíces de los primeros regímenes de la tierra pública y privada se remontan a comienzos del s. XIX, al igual que las políticas que regularon las áreas ejidales de los pueblos y ciudades bonaerenses.

Como resultado de esta experiencia, se afirma que el deterioro ambiental de las ciudades no se puede interpretar adecuadamente si no se profundiza sobre sus formas espaciales. Es decir, si no se consideran las relaciones sociales que producen y reproducen el espacio urbano. En relación con lo dicho, se estima central, el análisis de los cambios en la organización del trabajo, su vinculación con la producción de suelo urbano, su dinámica a través del tiempo y los impactos en la escala local.

Una ciudad no sólo expresa la estructura social actual, sino que en cada caso se combinan expresiones de varias estructuras sociales que se han sucedido y que convergen en la construcción del presente. En otras palabras, el pasado y el presente, se conjugan para conformar el espacio urbano.

Desde sus orígenes hasta la actualidad, el proceso de urbanización de Campana ha tenido como epicentro las lógicas del capital y se ha adaptado a las diversas estructuras territoriales de la división internacional del trabajo. De ahí que el proceso de crecimiento urbano sea el resultado de la sucesión histórica de las distintas formas de dependencia o interdependencia en el marco de un modo de producción del capital y en el marco espacial de cada sociedad local.

A continuación se presentan algunas ideas finales:

1. Según lo analizado desde la perspectiva histórica podemos sintetizar la transformación espacial de Campana en cuatro etapas:

Etapa Período Transformación espacial y producción

de suelo Regulación

IAntes de

1875

Concentración de la tierra rural. Ocupación irregular. Principal actividad: la estancia. En el último período se produjo la modernización de la producción agropecuaria y la introducción de la inmigración. Sin núcleo urbano.

Existen normas para la creación de pueblos desde 1823, Ley de Ejidos de 1862 y 1870.

1875-1900

Empresa urbanizadora, 1875. Escasa ocupación de la traza urbana. Pueblo y puerto; nodo de comunicación. Producción de suelo y protagonismo de los Hnos. Costa como los principales agentes del mercado urbano. Localización industrial incipiente. Auge del ferrocarril.

Regulación de la Ley de Ejidos y Ley de Centros Agrícolas de 1889. Aprobación oficial del plano de Campana (1889).

II

1900-1930

Quiebre de la empresa urbanizadora y de la expansión del ferrocarril. Crisis del modelo agroexportador y cierre del frigorífico. Mosaico político y social urbano. Baja densidad de ocupación de la ciudad. Estancamiento en la producción de suelo. Movilidad de la población y vaciamiento del núcleo urbano.

Vigencia de la traza histórica. Ocupación del FF.CC y de la industria de la zona portuaria. Se cierra el acceso directo de la ciudad al puerto.

III 1930-1950 Ruptura de la división espacial del trabajo del modelo de acumulación del s. XIX.

Vigencia de la traza histórica. Valorización

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Localización de la industria dinámica orientada al mercado interno. Promoción industrial y alianzas políticas.

de la ribera para la localización industrial e inversores extranjeras.

1950-1970

Multiplicidad de agentes en el mercado de tierra. Crecimiento acelerado con insuficiente regulación. Loteos en la periferia para la migración que se inserta en el sector industrial. Crecimiento demográfico y producción de suelo urbano. Densificación de la trama urbana y desborde del casco histórico.

Ruptura de la traza histórica y escasa regulación.Nueva forma del tejido urbano.

IV

1970-2000

La industria adquiere estrategias de ET y la producción se destina básicamente al mercado externo. Se producen inversiones para la modernización del puerto. El mercado de tierra consolida la estratificación social y segregación urbana-ambiental. Se detiene el fraccionamiento de la tierra rural para barrios dormitorio. Aparecen empresas comercializadoras de urbanizaciones cerradas.

Consolidación de los barrios periféricos y las residencias de elite. Regulación del decreto ley 8.912/77. 1984, Código de planeamiento de la ciudad.

2. De la síntesis anterior, por su importancia en la producción de suelo urbano, quedaron expresados dos grandes períodos, con diferencias sustantivas al interior de cada uno de ellos, pero que podemos resumir en los siguientes aspectos:

1875-1930. En este período, la creación de la ciudad fue producto de una única empresa urbanizadora de los Hnos. Costa e inversores privados. La regulación vigente en ese momento histórico, Ley de Ejidos y Centros Agrícolas, se aplicó en la construcción del plano oficial, por cierto respetando la morfología del medio y la funcionalidad económica para la cual era creada. Lo central en este período fue la aparición de una nueva clase social, la instalación de la industria y su inserción directa en el mercado internacional. El auge económico llevó a una densificación urbana que se detuvo con la crisis de 1926, la que perduró hasta la llegada de la industria dinámica.

A partir de 1926 hasta 1940 la ciudad entra en un proceso de retroceso por su marginalidad en el sistema productivo, y con ello, se congela la producción de suelo urbano. La traza realizada en 1875 seguirá vigente un siglo después. Aparecen nuevos actores y es desplazada de la escena urbana la clase social tradicional, la que le había dado origen al pueblo con la funcionalidad de centro de servicios para el mundo rural.

1930-2000. A partir de una nueva organización espacial del trabajo y bajo la influencia de la industria dinámica, la ciudad creció y expandió su tejido como nunca en su historia. La estructura urbana se transformaba introduciendo diferentes expresiones-formas; los agentes que intervinieron fueron diversos con escaso o insuficiente control por parte del poder público en la producción del suelo urbano. En la urbanización, el protagonismo estuvo en manos del mercado de tierras. En 1984 apareció el código de planeamiento urbano, una vez que se consolidó la estructura urbana actual. Entre 1949 y 1976 se fraccionó el 91% de la superficie total afectada en el crecimiento físico de la ciudad, antes de promulgarse en la provincia de Buenos Aires el decreto ley 8.912/77.

Durante el desarrollo industrial, diversos agentes tuvieron algunas iniciativas para dar solución al déficit de vivienda de los sectores obreros. Entre los principales barrios construidos tenemos: el Municipal (1960), los promocionados por empresas como Don Francisco (1954), Dalmine Bajo (1954), Dalmine Viejo, Dalmine Nuevo (1959) o como el Barrio Siderca I y II, 1989-1992; este último bajo el concepto de “ciudad jardín”. Y más recientemente, los promovidos por el gremio del petróleo, el barrio Petrolero (1982). Estas iniciativas no fueron suficientes para dar respuesta a los sectores sociales más vulnerables, a pesar de que la producción de suelo fue intensa, pero destinada al mercado solvente.

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Sobre la última etapa, centro de la presente investigación, se pudieron sintetizar tres formas espaciales genéricas para este caso, que fueron el resultado de la modalidad de producción de suelo dominante: densificación de la trama urbana, expansión de barrios periféricos y las urbanizaciones cerradas. En esta etapa es cuando se consolida una evidente segregación urbana y, paralelamente, el deterioro ambiental de la ciudad, según corresponda.

La dimensión de este crecimiento urbano fue compleja, y no ha sido tan sólo un proceso de introducción de tierras al mercado, sino más bien un cambio sustancial en la estructura urbana local que tuvo como resultado la actual expresión física de la ciudad.

3. Tras un siglo de su creación, Campana presenta, como el período más importante en la producción de suelo –con el auge industrial– etapa 1950-1970. Esto lo podemos observar en el mapa síntesis con la evolución en la ocupación y expansión física del tejido urbano; allí se pone de manifiesto el proceso de densificación, donde, además, se insinúa el desborde de la traza histórica, cruzando los límites simbólicos hacia el sur –la ruta Panamericana–, y hacia el este –el acceso al puerto–. La década del ‘70 es sin duda la más significativa en el proceso de parcelamiento y puesta al mercado de lotes suburbanos.

4. En el caso de la ciudad de Campana, se evidencia que el acceso a los beneficios del crecimiento económico iniciado en los ‘50 no es para todos los sectores sociales; para los más vulnerables, los desempleados y los jornaleros, les queda como alternativa el ocupar tierras públicas o privadas, o la compra bajo el esquema del loteo económico. Situación que se agravó con la caída del modelo de acumulación social y el desempleo estructural.

5. Al interior de cada una de las tres formas básicas de producción de suelo urbano, se identifican diferenciaciones entre sí. La que presenta mayor heterogeneidad social es la de los barrios periféricos. Entre ellos, encontramos como ejemplos contrapuestos por sus componentes sociales, el Barrio Siderca, Las Praderas, Ariel del Plata o la Josefa, entre otros. Cada uno de ellos presenta una, estratificación social determinada, pero diversa.

6. Sobre las formas urbanas y la situación social-ambiental se pueden ejemplificar diversos casos para la ciudad de Campana:

El barrio de San Cayetano o el barrio Las Praderas no cuentan aún con el equipamiento indispensable y, en el primer caso, se localiza en zona anegable. Estos barrios se caracterizan porque albergan a una población en condiciones de precariedad extrema. En la actualidad conforman los grupos sociales de mayor criticidad. Un testimonio destacable de la actual segregación urbana y ambiental es el caso donde aparece la convivencia de diferentes grupos sociales en áreas de similar característica física del medio. No obstante, cuando comparamos las condiciones del hábitat, las situaciones sociales son extremas. El ejemplo más simbólico de estratificación social suburbana es la zona del CC, El Bosque y el Bo. Las Praderas. En relación con la complejidad social de la problemática ambiental, el caso de San Cayetano constituye un caso particular, ejemplo de organización social. En una coyuntura reciente, los vecinos del barrio contaron con el apoyo de la provincia de Buenos Aires y la asistencia del Municipio para la construcción de terraplenes y un sistema de bombeo destinado a la remediación y control de la inundación. Otro caso reciente, de paradojas ambientales y segregación urbana, es el proyecto de la Empresa Puerto Palmas S.A., conocido como “Puerto Ecológico”. Esta empresa valoriza como mercancía y/o valor agregado el paisaje natural del Río Paraná de Las Palmas, del Río Luján y la Reserva Natural Otamendi. Este proyecto de complejo turístico y de urbanización cerrada náutica ha generado un conflicto con el uso social del patrimonio natural, ya que el principal acceso al emprendimiento afectaría un tramo de la Reserva. El Municipio apoya el proyecto y ha promovido el “camino del progreso”. En función del conflicto, ha realizado una serie de audiencias públicas. Las opiniones de la comunidad –en un primer momento divididas– se unieron ante la ilusión de una reactivación en la economía local y posibles fuentes de empleo. Se manifiesta otra paradoja socioambiental cuando comparamos las características físicas del territorio involucrado en el proyecto anterior. Recientemente, el proyecto de Puerto Ecológico valoriza la zona ecológica de los bañados y los valles inundables de los ríos y arroyos, y con ello, eleva la renta de la tierra; proyecto destinado a un grupo social de nivel alto, y alto-medio. En el otro extremo social, y en condiciones altimétricas similares, encontramos al Barrio San Cayetano, donde el valor de la propiedad fue y es muy bajo, justamente, por localizarse en los valles inundables de los arroyos. A pesar de

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compartir una topografía y ecosistema semejantes, difieren las valorizaciones sociales y la renta del suelo. Esta diferenciación, también, se expresa en los niveles de contaminación y en las condiciones del hábitat; según de qué grupo social se trate, podrán acceder o no a la calidad ambiental de los paisajes “naturales”. Por último, desde el análisis de la producción de suelo, estos casos comparten un mismo proceso de fragmentación urbana con implicaciones ambientales singulares y diferenciadas.

7. La sanción del decreto ley 8.912/77 afectó la oferta del loteo urbano para sectores populares. El mercado se detuvo en la producción de suelo urbano, debido al escaso o bajísimo rédito económico para las empresas. Para el discurso del sector de intereses privados, esta ley viola abiertamente el derecho a la propiedad consagrado por la Constitución Nacional; y distorsiona el mercado inmobiliario elevando enormemente los precios por incidencia de las obras de infraestructura exigidas. Lo cierto es que a partir de esta norma, los agentes privados debieron ofrecer las mínimas condiciones urbanas para poder efectuarse el loteo, el que debe estar por arriba de la cota de inundación, además de contar con los servicios básicos, etcétera.

Para terminar, industria, mercado, regulaciones y políticas públicas han construido la actual configuración urbana de Campana. Ante los resultados expresados y revisando las hipótesis que guiaron esta investigación, se puede sintetizar que para comprender la desigualdad urbana y el porqué de sus problemas ambientales resulta indispensable descifrar el proceso social de producción de suelo urbano.

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d. Revistas, boletines, información periodística y otras fuentes

Cruz, A., Ventana al pasado de la ciudad de Campana, Campana. La Auténtica Defensa, Campana. La Defensa Popular, Campana. Siderca, ejercicios, balances e informes anuales. Techint, boletines informativos.

e. Cartografía y fotografía aérea consultadas

Dirección de Geodesia, Provincia de Buenos Aires, Hoja Campana Sur, 1972, 1:25.000. Dirección de Geodesia, Provincia de Buenos Aires, Hoja Campana, 1972, 1:25.000. Dirección de Geodesia, Provincia de Buenos Aires, Fotografías Aéreas, 1995, 1:20.000 (16-18-20-02-04-06-

08-010). Dirección de Geodesia, Provincia de Buenos Aires, Fotografías Aéreas, 1984, 1:20.000 (31-32-33-34-35). Dirección de Geodesia, Provincia de Buenos Aires, Fotografías Aéreas, 1938, 1:5.000. Instituto Geográfico Militar, Hoja Campana Sur, 1958, 1:50.000. Instituto Geográfico Militar, Hoja Pilar, 1958, 1:50.000.

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Page 85: Crecimiento Urbano y Desigualdad Urbana

ÍNDICE DE GRÁFICOS, FOTOGRAFÍAS, MAPAS Y TABLAS

GRÁFICOS

Gráfico N° 1 ......................................................................................................................................... 70 Gráfico Nº 2 .......................................................................................................................................... 91 Gráfico Nº 3 .......................................................................................................................................... 91 Gráfico Nº 4 .......................................................................................................................................... 94 Gráfico Nº 5 .......................................................................................................................................... 95 Gráfico Nº 6 .......................................................................................................................................... 96 Gráfico N° 7 ....................................................................................................................................... 117 Gráfico Nº 8 ........................................................................................................................................ 118

FOTOGRAFÍAS

Fotografía Nº 1 - Vista aérea de la ciudad de Campana, 1938 ............................................................. 86 Fotografía Nº 2 - Vista aérea de la ciudad de Campana, 1963 ............................................................. 98 Fotografía Nº 3 - Vista aérea de la ciudad de Campana, 1995 ........................................................... 126

MAPAS

Mapa Nº 1 - Primer plano de Campana, 1875 ...................................................................................... 63 Mapa Nº 2 - Trazado del pueblo de Campana, 1889 ............................................................................ 67 Mapa Nº 3 - Lotes vendidos hacia fines del s. XIX .............................................................................. 72 Mapas Nos 4 a 7 - Crecimiento y segregación urbana 1940, 1950, 1960, 1970 .................................. 127 Mapa Nº 8 ........................................................................................................................................... 134

TABLAS

Tabla N° 1: Centros urbanos con 2.000 y más habitantes 1895-1947 .................................................. 52 Tabla N° 2: Transformaciones e industria en Campana ....................................................................... 82 Tabla N° 3: Petróleo, refinerías (1955) ................................................................................................ 84 Tabla N° 4: Ordenanzas y barrios de Campana................................................................................... 106Tabla N° 5: Barrios por ejes de crecimiento ....................................................................................... 108 Tabla N° 6: Urbanizaciones cerradas de Campana ............................................................................ 108 Tabla N° 7: Subdivisión de la tierra y producción de suelo urbano, 1947-2000 ................................ 110 Tabla N° 8: Las fronteras de la ciudad y las calles ............................................................................. 130 Tabla N° 9: Infraestructura y servicios básicos de Campana ............................................................. 133

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ÍNDICE

Presentación y agradecimientos ............................................................................................................. 7

Introducción ............................................................................................................................................ 9

Capítulo 1 La desigualdad urbana: aproximaciones conceptuales

1.1. La producción del suelo urbano y el mercado de tierras…………………………………………. 16 1.2. Segregación urbana ........................................................................................................................ 20 1.3. Transformaciones productivas y espacio ....................................................................................... 23 1.4. Hipótesis sobre la fragmentación urbana ....................................................................................... 26 1.5. Metodología de la investigación .................................................................................................... 27 1.6. Caracterización inicial del partido de Campana ............................................................................ 30

Capítulo 2 Territorio y expresión urbana

2.1. Hacienda, estancia y territorio ....................................................................................................... 36 2.1.1. Antecedentes del régimen de la tierra y representaciones del territorio ................................... 372.1.2. Un siglo de compra y venta ........................................................................................................ 432.2. De las primeras explotaciones a la moderna estancia .................................................................... 452.3. Ferrocarril, puerto y pueblo ........................................................................................................... 49 2.3.1. La expansión agropecuaria y la reorganización del territorio .................................................. 502.3.2. Ferrocarril y puerto: “La fuerza del progreso” ........................................................................ 532.4. La impronta espacial del frigorífico .............................................................................................. 56

Capítulo 3 La empresa urbanizadora

3.1. Los instrumentos de política urbana .............................................................................................. 59 3.2. La dinámica de la empresa urbanizadora ...................................................................................... 62 3.3. Síntesis espacial de la producción de suelo urbano ....................................................................... 703.4. Las formas de la ciudad y las rugosidades .................................................................................... 73

Capítulo 4 El auge industrial

4.1. Desarrollo industrial y proyectos políticos .................................................................................... 77 a) entre 1930-1970, la sustitución de importaciones ........................................................................... 78b) entre 1970-2000, la apertura de la economía nacional ................................................................... 804.2. Capital internacional y radicación de industrias en Campana ....................................................... 82 4.2.1. Resurgimiento industrial y alianzas locales ............................................................................... 854.2.2. Del Plan Siderúrgico al contexto de la economía globalizada .................................................. 894.2.3. El auge de las ET en Campana .................................................................................................. 904.3. La impronta espacial del acero ...................................................................................................... 92

Capítulo 5 Mutaciones productivas, mutaciones urbanas (1930-2000)

5.1. Los instrumentos de la política urbana ........................................................................................ 100 5.2. La dinámica del mercado de tierra .............................................................................................. 109

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5.2.1. Producción ............................................................................................................................... 1095.2.2. Comercialización y agentes ...................................................................................................... 1195.3. Síntesis espacial: ocupación y forma de la ciudad ....................................................................... 1255.4. Desigualdad urbana y cuestión ambiental ................................................................................... 127 5.4.1. Crecimiento y segregación urbana ........................................................................................... 1275.4.2. La cuestión ambiental ............................................................................................................... 131

Conclusiones ...................................................................................................................................... 137Bibliografía ........................................................................................................................................ 151

a. Libros, tesis ..................................................................................................................................... 151 b. Artículos y capítulos de libro .......................................................................................................... 154 c. Revistas especializadas, documentos, cuadernos e informes .......................................................... 158 d. Revistas, boletines, información periodística y otras fuentes ......................................................... 159 e. Cartografía y fotografía aérea consultadas ..................................................................................... 160

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Se terminó de imprimir en Impresiones Dunken Ayacucho 357 (C1025AAG) Buenos Aires

Telefax: 4954-7700 / 4954-7300 E-mail: [email protected]

www.dunken.com.ar Julio de 2004

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Solapa de contratapa

Nuestras industrias, foto publicada en “La auténtica defensa”, Campana, 6 de julio de 1978.

Se define al espacio urbano de Campana como producto de una construcción histórica, colectiva, que incluye a las modalidades de producción de la economía internacional como nacional, a las decisiones de los actores privados y a las políticas del Estado.

Contratapa

El presente libro constituye un proyecto ambicioso al indagar, a través del contexto espacial, el porqué de la segregación urbana y ambiental en la ciudad. Desde mediados del siglo XX nuestras ciudades han estado sujetas al proceso de expansión horizontal como forma urbana predominante, con escasa o insuficiente planificación y sin contemplar las condiciones sociales ni físicas del medio. Sobre esta realidad, se intenta proponer una mirada compleja para analizar y explicar el desigual efecto ambiental del crecimiento urbano. Si bien la diferenciación social de la ciudad no es nueva, lo que resulta novedoso es la intensidad con que se expresa la segregación ambiental en las últimas décadas. Campana no es una excepción al cuadro territorial de las ciudades latinoamericanas. Como principal aporte, la tesis propone descifrar las lógicas sociales que prevalecieron en la producción del suelo urbano y sus implicancias ambientales; reconstrucción espacial que comienza con la temprana organización territorial de Campana hasta alcanzar el presente. Asimismo, se espera brindar un material de reflexión y discusión no sólo para investigadores urbanos sobre la cuestión ambiental, especialistas y técnicos en la gestión, sino también, y en especial, para los que vivimos y construimos a diario la ciudad.

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