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International Catholic Stewardship Council Corresponsabilidad Católica Marzo 2018 • e-Boletín ORACIÓN DE CORRESPONSABILIDAD Para Marzo Señor Jesús, Caminamos contigo este tiempo de Cuaresma, a través de la oración, el ayuno y la limosna, cada vez más cerca de Jerusalén, cada vez más cerca de tu muerte en la cruz. Escuchamos tus palabras: “Niéguense a sí mismos, tomen su cruz y síganme,” pero estamos dudosos de su significado, o ávidos por intentarlo verdaderamente. A través del poder de tu Espíritu, danos la fortaleza para negar el “ego” que nos impide ser buenos corresponsables de aquellos que necesitan nuestro amor y compasión. Danos una consciencia más profunda de la cruz en nuestras vidas para que podamos abrazarla y unir nuestros sufrimientos con los tuyos y con los del mundo en necesidad de tu redención. Y danos la confianza para seguirte sin importar el costo; sabiendo que si morimos contigo, viviremos también contigo y gozaremos eternamente de tu resurrección. Te lo pedimos humildemente a ti que vives y reinas con el Padre y con el Espíritu Santo, un sólo Dios por los siglos de los siglos. Amén. El tiempo de Cuaresma nos ofrece una oportunidad única para enfocarnos más intencionadamente en el don de la cruz. ¿Ha pensado usted alguna vez acerca de cómo experimenta la cruz de Jesucristo? ¿Ha pensado acerca del poder de esa cruz en su vida diaria? ¿Es la cruz incluso relevante para su vida? Es relevante para los corresponsables del Señor, que reconocen la esperanza que Cristo trae a través del don de su cruz. Ellos reconocen que para ellos, la cruz es su única esperanza. Ser buenos corresponsables de nuestra vida en Cristo no es fácil, pero abrazar la cruz no solamente es contracultural, sino que hasta parece absurdo. Por lo tanto, no podemos eludir lo que dijo Jesús a sus discípulos: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, y el que quiera perder su vida por mí la salvará.” (Lucas 9:23-24) La cruz es abrazada más fácilmente por las personas de fe que sufren, que viven en la pobreza, que han sido transgredidas, o que son víctimas de violencia, opresión o desastres naturales. Ellas/os ven la cruz como la esperanza que sin importar lo que les suceda, Dios velará por ellos. El Padre lo hizo por Jesús cuando fue colgado en la cruz, por lo tanto, seguramente sus sufrimientos serán redimidos por los sufrimientos de Jesús. Sin embargo, donde las personas poseen mucha abundancia material, comodidad y diversión, hay una tendencia a disminuir el énfasis en la cruz, a alejarse de ella. Ellas/os no pueden tocarla o sentirla, por lo tanto, desean “salvar” sus vidas buscando otras cosas: poder, riqueza, fama, relevancia, reconocimiento, o ser el centro de atención. Lo que se ha predicado acerca de la cruz, desde el púlpito, suena bien, pero en la realidad desean algo más tangible. Abrazar la Cruz de Jesucristo Cristo se vació de sí mismo completamente, en humilde obediencia, permitiéndose sufrir y morir por su compasión por el mundo. (Filipenses 2:6-11). Continúa en página 2

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International Catholic Stewardship Council

Corresponsabilidad CatólicaMarzo 2018 • e-Boletín

ORACIÓN DE CORRESPONSABILIDAD

Para Marzo

Señor Jesús,Caminamos contigo este tiempo de Cuaresma,a través de la oración, el ayuno y la limosna,cada vez más cerca de Jerusalén,cada vez más cerca de tu muerte en la cruz.

Escuchamos tus palabras:“Niéguense a sí mismos,tomen su cruzy síganme,”pero estamos dudosos de su significado,o ávidos por intentarlo verdaderamente. A través del poder de tu Espíritu,danos la fortalezapara negar el “ego”que nos impide ser buenos corresponsablesde aquellos que necesitan nuestro amor y compasión.

Danos una consciencia más profundade la cruz en nuestras vidaspara que podamos abrazarla y unir nuestros sufrimientos con los tuyosy con los del mundo en necesidad de tu redención.

Y danos la confianza para seguirtesin importar el costo;sabiendo que si morimos contigo, viviremos también contigoy gozaremos eternamente de tu resurrección.

Te lo pedimos humildemente a tique vives y reinas con el Padrey con el Espíritu Santo,un sólo Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

El tiempo de Cuaresma nos ofrece una oportunidad única para enfocarnos más intencionadamente en el don de la cruz. ¿Ha pensado usted alguna vez acerca de cómo experimenta la cruz de Jesucristo? ¿Ha pensado acerca del poder de esa cruz en su vida diaria? ¿Es la cruz incluso relevante para su vida? Es relevante para los corresponsables del Señor, que reconocen la esperanza que Cristo trae a través del don de su cruz. Ellos reconocen que para ellos, la cruz es su única esperanza. Ser

buenos corresponsables de nuestra vida en Cristo no es fácil, pero abrazar la cruz no solamente es contracultural, sino que hasta parece absurdo. Por lo tanto, no podemos eludir lo que dijo Jesús a sus discípulos:

“El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, y el que quiera perder su vida por mí la salvará.” (Lucas 9:23-24)

La cruz es abrazada más fácilmente por las personas de fe que sufren, que viven en la pobreza, que han sido transgredidas, o que son víctimas de violencia, opresión o desastres naturales. Ellas/os ven la cruz como la esperanza que sin importar lo que les suceda, Dios velará por ellos. El Padre lo hizo por Jesús cuando fue colgado en la cruz, por lo tanto, seguramente sus sufrimientos serán redimidos por los sufrimientos de Jesús.

Sin embargo, donde las personas poseen mucha abundancia material, comodidad y diversión, hay una tendencia a disminuir el énfasis en la cruz, a alejarse de ella. Ellas/os no pueden tocarla o sentirla, por lo tanto, desean “salvar” sus vidas buscando otras cosas: poder, riqueza, fama, relevancia, reconocimiento, o ser el centro de atención. Lo que se ha predicado acerca de la cruz, desde el púlpito, suena bien, pero en la realidad desean algo más tangible.

Abrazar la Cruz de Jesucristo

Cristo se vació de sí mismo completamente, en humilde obediencia,

permitiéndose sufrir y morir por su compasión por el

mundo. (Filipenses 2:6-11).

Continúa en página 2

Santa Francisca Romana Francesca dei Roffredeschi nació en Roma el año de 1384, un tiempo en el que posiblemente la ciudad estaba en su peor momento. Con una población de solamente 25,000 habitantes, ya no era el centro de poder y de comercio internacional. Los Papas habían partido desde hacía tiempo hacia Aviñón, Francia. El horizonte estaba lleno de ruinas de lo que una vez habían sido estructuras espectaculares. Los animales salvajes corrían libres a través de la frondosa vegetación que dominaba la ciudad.

A la edad de 13 años, los padres de Francisca hicieron arreglos para que contrajera matrimonio con un rico aristócrata, comandante del ejército de la ciudad. Ellos tuvieron seis hijos. Las tierras de la familia de su esposo serían su hogar por los siguientes 40 años y cuando su suegra murió, Francisca quedó encargada de administrar las propiedades.

Los bienes incluían las tierras del hermano de su esposo y su familia, y Francisca descubrió que su cuñada compartía su ferviente fe y su pasión por servir a los menos afortunados. Juntas se dedicaron a ofrecer su ministerio a los pobres y a los enfermos. Francisca y su cuñada convirtieron parte de su herencia familiar en un hospital y distribuyeron alimentos y ropa a los pobres de la región. Con el tiempo, ellas inspiraron a otras mujeres a unirse a ellas en su ministerio.

El papado regresó a Roma el año de 1420 y con ello comenzó el resurgimiento de la ciudad. En 1425 Francisca estableció una sociedad de mujeres comprometidas al servicio del enfermo y del pobre. Adoptó los Estatutos de San Benito para la comunidad, pero sin tomar los votos, ellas eran conocidas como las Oblatas de María. Ocho años más tarde, Francisca estableció un convento para las mujeres que deseaban vivir en comunidad, y en ese mismo año, recibieron la aprobación papal para establecer una congregación religiosa formal. La comunidad se conoció eventualmente como las Oblatas de Santa Francisca de Roma.

Después de la muerte de su esposo, en 1436, Francisca ingresó al convento del cual fue superiora hasta su muerte, el 9 de marzo de 1440. Fue sepultada en la iglesia llamada en su honor, Santa Francisca Romana, en la que descansan sus reliquias y donde se encuentra una estatua de ella, esculpida por Bernini.

Santa Francisca Romana, es la santa patrona de las viudas y de los conductores. Se dice que, durante su vida, ella tuvo una visión por varios años de su ángel de la guarda usando una linterna para iluminar el camino delante de ella cuando conducía su carruaje, manteniéndola a salvo de los peligros. Se cree que esta es la razón por la cual fue nombrada patrona de los conductores por el Papa Pío XI.

Su fiesta se celebra el día 9 de marzo.

SANTO DE LA CORRESPONSABILIDAD | Marzo

Francisca y su cuñada convirtieron parte de su herencia familiar en un hospital y distribuyeron alimentos y

ropa a los pobres de la región.

Cristo se vació de sí mismo completamente, en humilde obediencia, permitiéndose sufrir y morir por su compasión por el mundo. “Se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz.” (Filipenses 2:6-11). Los buenos corresponsables siguen su ejemplo y trabajan día a día para vaciarse de sí mismos y vivir compasivamente; más perceptiblemente compartiendo sus vidas con otros.

Al aproximarnos a la culminación de nuestro año litúrgico, el Triduo Pascual, pidamos al Espíritu Santo una consciencia aún más profunda de la cruz en nuestras vidas. Encontremos esperanza en la cruz, y oremos para que al abrazarla experimentemos también de una manera especial la alegría de una nueva vida en el Señor resucitado.

¿Es la cruz incluso relevante para su vida? Es relevante para los corresponsables del Señor, que reconocen la esperanza que Cristo trae a través del

don de su cruz.

Continuación de página 1

Información sobre Reconocimiento a la Corresponsabilidad

Parroquial ICSC 2018

¿Ha desarrollado su parroquia materiales de corresponsabilidad

que podrían ayudar a otras parroquias?

¿Trabajó su comité arduamente en recursos por los cuales usted

se siente orgulloso/a?

Por favor considere aplicar solicitud para uno o más Reconocimientos

Parroquiales ICSC en 2018.

¡Alentamos a las parroquias en todas las etapas del camino de la corresponsabilidad a que envíen solicitud! La admisión

será evaluada por miembros del Comité de Educación y

Servicios de Corresponsabilidad Parroquial de ICSC.

La fecha límite para las solicitudes es el

30 de junio. Todos los solicitantes serán contactados para julio 31.

Información adicional, lista de premios y formularios de

inscripción estarán disponibles en el sitio web de ICSC:

http://catholicstewardship.com/stewardship-awards/

a partir del 1 de marzo.

¡Noticia Importante para Todas las Parroquias Miembros de ICSC!

Cuando vemos las tres “disciplinas” tradicionales de la Cuaresma; oración, ayuno y limosna, sabemos de antemano que damos menor atención a la limosna. Aunque, la Biblia pone firmemente énfasis en la limosna:

Vale más la oración con el ayuno y la limosna con la justicia, que la riqueza con la iniquidad. Vale más dar limosna que acumular oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna gozarán de una larga vida. (Tobías 12:8-9).

Una parte esencial de nuestra fe es la práctica de la limosna. Es una práctica descrita así en nuestro Catecismo Católico:

El llamado inicial de los cristianos a la caridad es un tema frecuente en los evangelios. Durante la Cuaresma, se nos requiere enfocarnos más intencionadamente en la “limosna,” lo que significa donar dinero o bienes a los pobres y desempeñar otros actos de caridad. Como uno de los tres pilares de la práctica Cuaresmal, la limosna es “un testimonio de caridad fraterna” y es también “una práctica de justicia que agrada a Dios.” (Catecismo de la Iglesia Católica, no. 2462).

Ser un corresponsable cristiano incluye tener compasión hacia el otro, especialmente el más vulnerable en nuestra sociedad. La limosna es un acto por el cual imitamos el amor y la misericordia que Dios tiene por estas personas proveyéndoles para sus necesidades más básicas y fundamentales.

La limosna es también una expresión de nuestra gratitud por todo lo que Dios nos ha dado, y la comprensión de que como miembro de una comunidad de fe, jamás será algo sólo entre “Dios y yo.” Es esencial ser un buen corresponsable de nuestra comunidad. Para los discípulos del Señor, la limosna significa mucho más que simplemente poner unas cuantas monedas en la caja del pobre. Es una actitud de generosidad. La limosna nos desafía a examinar cómo estamos usando nuestro tiempo, nuestras habilidades y nuestro dinero para mejorar nuestras vidas y las de los otros a nuestro alrededor. Nos impulsa a compartir con otros, en amor y justicia, lo que nos ha sido dado por Dios. Nos recuerda que Jesús bendice a aquellos que buscan ser “pobres en espíritu.” (Mateo 5:3).

La limosna abre nuestros corazones al entendimiento de que Dios nos bendice a través de aquellos a quienes servimos. Nosotros vemos a Dios en la vida de Jesús, y vemos a Jesús en todos aquellos que tienen necesidad de nuestro cuidado. Veamos a nuestro alrededor, veamos a aquellos que están en necesidad, y pidamos a Dios alejar esos obstáculos y distracciones que nos impiden ser generosas/os con ellos. A su vez, nosotros recibiremos bendiciones de Dios en maneras inimaginables.

LA LIMOSNA:Un Ejercicio Esencial de la Cuaresma

La limosna nos desafía a examinar cómo estamos usando nuestro tiempo, nuestras habilidades y nuestro dinero para

mejorar nuestras vidas y las de los otros a nuestro alrededor.

Discípulos Misioneros: Corresponsables del Evangelio

ÚNASE A NOSOTROS...

Descuento para Miembros Especial de Cuaresma/Pascua

$499 por persona Hasta abril 2, 2018

Para la 56ª Conferencia Anual ICSC

Para registrarse llame al 800-352-3452 o visite el sitio catholicstewardship.com

Octubre 28-31, 2018Gaylord Opryland Hotel | Nashville, Tennessee

Giremos hacia Dios este Tiempo de Cuaresma

Hace tiempo, en un momento de mi vida, fui consejera de estudiantes de escuela secundaria.

La mayor parte de mi tiempo la pasaba con jóvenes que enfrentaban el desafío de discernir su vocación y visualizar las posibles oportunidades de carrera profesional, y ayudándoles a seleccionar universidades o programas de postgrado para continuar su educación. Sin embargo, algunas veces me encontré con algún adolescente que experimentaba dificultad, personal o académicamente. No siempre era una crisis, pero ciertamente era un momento de desafío para una persona joven. Al igual que todos nosotros, estos jóvenes algunas veces quedaron inmovilizados – ellos no podían ver más allá del presente, y todo lo que experimentaban estaba influenciado o filtrado a través de la dificultad que enfrentaban. Como consejera, tuve que ayudar a los jóvenes a enfocar su percepción desde un marco distinto – para ver el mundo y su

experiencia de manera diferente y de este modo vencer los obstáculos que experimentaban.

Como corresponsables, algunas veces debemos enfocarnos desde un marco distinto – debemos buscar las bendiciones cuando parece que no hay nada que celebrar y poner atención de manera diferente para ver y responder a la gracia de Dios en nuestras vidas. Este es uno de los cambios más importantes que se realiza cuando nos comprometemos a vivir como discípulos y crecemos como buenos corresponsables. Jesús nos dice que el reino de Dios está al alcance de la mano, cerca de nosotros, aquí

y ahora. Es fácil perder la gracia, la seguridad de la presencia de Dios, en el ritmo apresurado de nuestras vidas. Sin embargo, como corresponsables, aprendemos a tomar nota, a prestar atención, y por consiguiente a vivir de esta manera.

Durante la Cuaresma, somos llamados a la metanoia, a la conversión esencial y radical. Somos llamados a alejarnos del pecado – la incapacidad para ver y responder a la gracia de Dios – y volver hacia Dios y hacia sus caminos con nuestras vidas. Nos comprometemos nuevamente a rechazar las tendencias egoístas que tenemos dentro, centradas en nosotros mismos, a tomar nuestra cruz y a seguir a Jesús. ¿Qué experiencia necesita usted ver desde un marco diferente para reconocer las bendiciones y la gracia en su vida? ¿Qué es lo que está usted llamada/o a rechazar? ¿Cuál es la cruz que debe llevar? ¿Cómo le ayudará la observancia de la Cuaresma a crecer como discípulo y a vivir como corresponsable ahora y en el futuro?

Por: Leisa Anslinger, autora y co-fundadora de Catholic Strengths and Engagement Community (CSEC).

Si su parroquia celebra la Misa del Primer Escrutinio de preparación de los catecúmenos para el Bautismo en la vigilia de la Pascua, usted posiblemente escuchará la historia del Evangelio de Jesús hablando con la mujer samaritana en el pozo; alguien que supuestamente es de un género equivocado, una religión equivocada y ha vivido la vida equivocada. La mujer está agobiada por la culpa y la vergüenza. Y sin embargo, Jesús le habla y le ofrece “aguas vivas” para saciar su sed espiritual. El agua viva que Jesús da es una nueva vida a través del Espíritu Santo; una vida que es aceptada, perdonada, amada y eterna. Los buenos corresponsables de su vida en Cristo permanecen conscientes de su propia sed espiritual. Ellos escuchan a Jesús que les habla del mismo modo en el que le habló a la Samaritana en el pozo. Jesús tiene agua viva para nosotros hoy. Él nos alienta a venir y beber. ¿Está usted sedienta/o? ¿Está usted lista/o para escucharle?

Si su parroquia no celebra la Misa del Primer Escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos, usted posiblemente escuchará la narración del Evangelio de Jesús limpiando el Templo, una historia muy conocida. Los profetas Jeremías, Zacarías y Malaquías profetizaron que el Reino de Dios estaba cerca, el Templo debía ser limpiado de toda actividad indigna de un encuentro con Dios. A menudo se hace referencia a los cristianos como “Templos del Señor.” Como corresponsables de un “Templo Sagrado” que Dios ha confiado a cada uno de nosotros, ¿qué estamos haciendo para ser limpiados de las actividades indignas de un encuentro con el Señor? Esta semana reflexione acerca de una cosa que pueda hacer para limpiar el Templo que Dios le ha dado, para que sea un hogar más invitante para Cristo Jesús.

Si su parroquia celebra la Misa del Segundo Escrutinio de preparación de los catecúmenos para el Bautismo en la vigilia de la Pascua, usted posiblemente escuchará la narración del Evangelio de cómo un hombre que nació ciego vino para ser discípulo de Jesucristo. Jesús y sus discípulos están caminando cuando encuentran al hombre. Los discípulos hacen una pregunta que refleja una estrecha comprensión de la misericordia de Dios. Ellos asumen que si las personas sufren, deben haber hecho algo malo para merecerlo. En el caso de un hombre nacido ciego, debía ser por algo que sus padres hicieron. Pero Jesús les dice: “ni él ni sus padres han pecado; nació así para que las obras de Dios se manifiesten en él…” los buenos corresponsables saben que Dios está trabajando en sus vidas para que a través de ellas, la bondad de Dios sea revelada. ¿Cómo está Dios trabajando en usted? ¿Ve usted la bondad de Dios reflejada en su vida?

Si su parroquia no celebra la Misa del Segundo Escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos, usted posiblemente escuchará la narración del Evangelio del encuentro de Jesús con Nicodemo, un fariseo y líder de los judíos que se acerca a Jesús en la noche, reconociéndole como maestro de Dios, pero viene en secreto por temor a ser expulsado de la sinagoga. Jesús le reprende por su falta de entendimiento. Los buenos corresponsables son conscientes de que por el bien de este mundo Dios nos da el más preciado de sus dones, su hijo amado. Y por ello, están dispuestos a confesar públicamente que Jesús es su Señor y salvador. Ellos no mantienen su fe sólo para sí mismos, en la obscuridad. La lectura del Evangelio nos desafía a profesar nuestra fe en palabra y en obra, públicamente, no a escondidas. ¿Estamos dispuestas/os a aceptar el desafío del Evangelio? ¿Estamos dispuestas/os a salir de nuestra “zona de confort” y confesar nuestra fe en Cristo Jesús de manera abierta y tangible?

Cuarto Domingo de Cuaresma | Fin de Semana del 10/11 de Marzo de 2018

Continúa en página 6

UN MOMENTO DE CORRESPONSABILIDAD

Tercer Domingo de Cuaresma | Fin de Semana del 3/4 de Marzo de 2018

Si su parroquia celebra la Misa del Tercer Escrutinio de preparación de los catecúmenos para el Bautismo en la vigilia de la Pascua, usted posiblemente escuche la narración del Evangelio de Jesús resucitando a su amigo Lázaro. Una de las numerosas lecciones aprendidas de esta historia del Evangelio es aquella de la confesión de fe de Martha en su amigo: “Si, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo que has venido al mundo.” Resucitar a Lázaro fue un milagro y una muestra clara del poder de Dios. Así mismo fue un signo inequívoco de que Jesús era el Cristo. Los buenos corresponsables de su fe ven las señales de la presencia de Cristo a su alrededor y están ansiosos/as por responder llenos de fe. La pregunta de corresponsabilidad es esta: ¿Qué, o quién será el señor de nuestras vidas? ¿Será Cristo Jesús? Y si es así, ¿cómo le responderemos? ¿Estamos dispuestos a caminar sobre sus huellas y seguir su ejemplo?

Si su parroquia no celebra la Misa del Tercer Escrutinio de preparación para el Bautismo de los catecúmenos, usted posiblemente escuche la narración del Evangelio de Jesús invitando a sus discípulos a un gran misterio con inquisitivos pronunciamientos: El que tiene apego a su vida la perderá… Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere da mucho fruto… ¿Qué quiere decir Jesús? El evento climático de la pasión y muerte de Jesús está cada día más cerca; un tiempo en el que la gran confrontación entre Jesús y los poderes de la obscuridad se lleva a cabo. Cuando Jesús sea elevado, atraerá a todos hacia Él. El Corresponsable cristiano sabe que la vida no puede ser vivida en complacencia. Somos llamados a morir para nosotros mismos, a dar más fruto, y a resucitar con Jesús a la vida eterna. Jesús lleva incomodidad a aquellos que están cómodos. Jesús nos impulsa a salir de nuestra “zona de confort” y a dar testimonio en su nombre. ¿Cómo responderemos?

UN MOMENTO DE CORRESPONSABILIDAD Continuación

[email protected](800) 352-3452

International Catholic Stewardship Council

www.catholicstewardship.com

Este fin de semana participamos en la proclamación de la pasión y muerte de Jesús de acuerdo al Evangelio de San Marcos. En la versión larga de la lectura del Evangelio de este fin de semana, Jesús está en Getsemaní, orando a su Padre, en un gran sufrimiento emocional. Él sabe que puede salvarse a sí mismo. Puede escapar entre el Monte de los Olivos en medio de la noche y emprender su camino a salvo en el desierto de Judea. En cambio, Jesús elige obedecer a su Padre y espera a sus perseguidores. Como lo expresa San Pablo en la segunda lectura, Jesús es “obediente hasta la muerte.” La obediencia de Jesús es una lección para quienes son buenos corresponsables de su vida en Cristo. Reflexionemos sobre cómo podríamos ser más obedientes a la voluntad de Dios en lugar de obedecer nuestra propia voluntad.

Quinto Domingo de Cuaresma | Fin de Semana del 17/18 de Marzo de 2018

Domingo de Ramos de la Pasión del Señor | Fin de Semana del 24/25 de Marzo de 2018