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7.1. CONSIDERACIONES PREVIAS: EL GÉNERO APOTEGMÁTICO Y SU PRESENCIA EN ESPAÑA Los apotegmas de Plutarco llamaron pronto la atención de los humanistas y fueron tempranamente traducidos, en un primer momento al latín y después a las distintas lenguas nacionales. La rapidez de su difusión la constata el hecho de que para el primer tercio del siglo XVI existían ya tres versiones latinas de las que nos vamos a ocupar aquí. La primera de ellas es la de Francisco Filelfo, una de las más emblemáticas figuras del humanismo italiano y bien recordado por su labor como coleccionista de manuscritos griegos y como prolífico intérprete de obras de Aristóteles, Jenofonte y Lisias. De Plutarco tradujo también cinco Vidas. Sus versiones de los Apotegmas, tanto los Apotegmas de los reyes y generales como los Apotegmas de los lacedemonios, datan de 1437 aunque fueron llevadas a la imprenta más tarde, en 1471 1 y están dedicadas al príncipe Felipe María de Milán y a Nicolás V respectivamente. Entrado ya el siglo XVI, en 1507 aparecía la versión de los Apotegmas realizada por el discípulo de Marco Musuro y profesor en Padua y Venecia, Rafael Regio2. Incluye esta traducción tanto las Máximas de reyes y generales como las Máximas de los lacedemonios precedidas de sendas epístolas dedicatorias, la primera al obispo Juan Lubrancio, consejero del rey de Polonia, con fecha de Mayo de 1507 y la segunda dirigida al príncipe de Venecia, Leonardo Lauredano, datada en Septiembre del mismo año" Según explica Regio en la 1 Cf. R. AULO~E, Amyot et Plutarque, p. 24. La edición de los Apotegmas en versión de Filelfo que hemos empleado es Apophthegmata, d., 1499 (Biblioteca Nacional Madrid, sign. 1 2197) 2 Cf. R. AULOTTE, Amyot et Plutarque, p. 27. La traducción ocupa los folios 79v a 115v de la edición por la que citamos, Plutarchi Chcleronei etlzica seu Moralia opuscula, quae quidem in hunc usque diem e graeco in latinum conversa extunt, universa, Purisiis, M. Vascosunus. 1544. 3 La primera, Ioanni Lubrancio, Posnaniensi episcopo, Regis Poloniae consiliario, felicitatem, folios 79v-80r y la segunda, Illustrissimo venetiarum principi Leonardo Luureduno felicitatem, folios 98r-v de la edición citada.

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7.1. CONSIDERACIONES PREVIAS: EL GÉNERO APOTEGMÁTICO Y SU PRESENCIA EN ESPAÑA

Los apotegmas de Plutarco llamaron pronto la atención de los humanistas y fueron tempranamente traducidos, en un primer momento al latín y después a las distintas lenguas nacionales. La rapidez de su difusión la constata el hecho de que para el primer tercio del siglo XVI existían ya tres versiones latinas de las que nos vamos a ocupar aquí. La primera de ellas es la de Francisco Filelfo, una de las más emblemáticas figuras del humanismo italiano y bien recordado por su labor como coleccionista de manuscritos griegos y como prolífico intérprete de obras de Aristóteles, Jenofonte y Lisias. De Plutarco tradujo también cinco Vidas. Sus versiones de los Apotegmas, tanto los Apotegmas de los reyes y generales como los Apotegmas de los lacedemonios, datan de 1437 aunque fueron llevadas a la imprenta más tarde, en 1471 1 y están dedicadas al príncipe Felipe María de Milán y a Nicolás V respectivamente.

Entrado ya el siglo XVI, en 1507 aparecía la versión de los Apotegmas realizada por el discípulo de Marco Musuro y profesor en Padua y Venecia, Rafael Regio2. Incluye esta traducción tanto las Máximas de reyes y generales como las Máximas de los lacedemonios precedidas de sendas epístolas dedicatorias, la primera al obispo Juan Lubrancio, consejero del rey de Polonia, con fecha de Mayo de 1507 y la segunda dirigida al príncipe de Venecia, Leonardo Lauredano, datada en Septiembre del mismo año" Según explica Regio en la

1 Cf. R. A U L O ~ E , Amyot et Plutarque, p. 24. La edición de los Apotegmas en versión de Filelfo que hemos empleado es Apophthegmata, d., 1499 (Biblioteca Nacional Madrid, sign. 1 2197)

2 Cf. R. AULOTTE, Amyot et Plutarque, p. 27. La traducción ocupa los folios 79v a 115v de la edición por la que citamos, Plutarchi Chcleronei etlzica seu Moralia opuscula, quae quidem in hunc usque diem e graeco in latinum conversa extunt, universa, Purisiis, M. Vascosunus. 1544.

3 La primera, Ioanni Lubrancio, Posnaniensi episcopo, Regis Poloniae consiliario, felicitatem, folios 79v-80r y la segunda, Illustrissimo venetiarum principi Leonardo Luureduno felicitatem, folios 98r-v de la edición citada.

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primera epístola, la realización de la traducción fue un encargo del obispo Lubrancio, hombre aficionado a las letras, que solía leer los apotegmas en la versión anterior, la de Filelfo -a quien Regio llama viro nostra aetate cumprimis facundo-. Como advirtiera en ella muchos pasajes obscuros e incomprensibles y los atribuyera a defectos de los copistas, solicitó a Regio que cotejara la traducción latina con el ejemplar griego y, en cuanto fuera posible, la corrigiese. Pero cuando Regio inició tal labor, dice, descubrió que la mayoría de los errores que plagaban la traducción era achacable al descuido y negligencia del anterior intérprete que había vuelto oscuro aquello que Plutarco escribió de forma clara y elegante: sed interpretis incuria pleraque videri et ineptiora et obscuriora, quae Plutarchus elegantissime lucidissime descripsissefl. A la vista de esta situación y ante lo incómodo de saturar la antigua versión de correcciones y cambios, Regio optó por hacerla de nuevo desde el principios.

Por último, en 1531 fueron publicados en Basilea, en la imprenta de Froben, los Apophthegmata sive scite dictorum libri sex de Erasmo de Rotterdam, una peculiar obra, a medio camino entre la traducción y la adaptación del texto plutarqueo, destinada a conocer un inmenso éxito en la época6. En la epístola dedicatoria al joven príncipe Guillermo de '

Clkves, Erasmo, que conocía las dos versiones anteriores, indica que, a diferencia de Regio y Filelfo que le precedieron, él ha pretendido ir más alla del oficio de traductor y explicar el texto de Plutarco; ha buscado más el explanare que el vertere:

Philelphus in nonnullis locis fuerat lapsus, quae restituit Raphahel, sed ipse rursus impingens alicubi: nimirum homines erant ambo. Sed uterque nihil aliud esse voluit quam interpres, nos Plutarchum multis de causis sequi maluimus quam interpretari, explanare quam vertere'.

Efectivamente la obra erasmiana sobrepasa con creces la simple traducción tal y como hemos estudiado en otro lugars. Tomando como base el texto de Plutarco, quien es a su juicio un maestro entre los antiguos en lo que al género apotegmático se refiere, el holandés realizó un auténtico trabajo de crítica y exégesis de la obra griega. Como Erasmo mismo explica en el extenso prefacio, ha pretendido hacer suya la obra (sed totum opus quodarnmodo meum fecit, p. 7 ) y ello ha sido así por varias vías, cuyo resultado es una notable ampliación de la

4 Ibidem. 5 ea ver0 quum emendari citra multas nonpossent lituras arque mutationes, plus quam iniunxeras oneris, sponte

suscepi, Apophthegmataque ipsa ex integro sic in latinum sermonem verti, ut iis quae iampridem interpretata fuerant, multo perceptu faciliora esse videantur (80r).

6 Cf. M. CYTOWSKA, "Apophthegmata d'Erasme de Rotterdam manuel de morale chrétienne du XVIe si¿%le", EOS 61 (1973) 123-133.

7 Hemos empleado la edición Apoplztlzegrnata ac lepide dicta, principum, philosophorum ac diversi generis homirwn, ex graecis pariter ac Latinis autoribus selecta, cum interpretatione commoda, dicti argutiam aperiente, per Des. Erasmum Roterodamum, Lugduni, 1531 (Biblioteca Nacional de Madrid sign. 3151305). La dedicatoria ocupa las páginas 3 a 13. La cita está en p. 5

8 En nuestro trabajo "Los Apotegmas de Plutarco 'traducidos' por Erasmo de Rotterdam" en la J.G. MONTES CALA ET ALII (eds.), Plutarco. Dioniso y el vino, Madrid, 1999, 317-325.

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iu truducción de los upotegnuis 223

obra original que, sin dejar de tener siempre a Plutarco como fuente de inspiración y modelo a seguir, introduce gran cantidad de material procedente de otros autores de la Antigüedad. Sin entrar ahora en la descripción pormenorizada de la obra, sí señalaremos que de los seis libros en los que se divides, el primero contiene los Máximas de espartanos; el segundo incluye las Máximas de espartanos desconocidos, las Antiguas costumbres de los espartanos, y las Máximas de mujeres espartanas, también en su totalidad de Plutarco; el cuarto es una selección de dichos de alguno de los personajes de los Apotegmas de Reyes y Generales'o y, por fin, el libro quinto recoge los Apotegmas de Reyes y Generales que no estaban consignados en el libro anterior. El resto de la obra, los libros tercero, quinto y sexto, recogen apotegmas de diversos personajes tomados de una gran variedad de fuentes, entre las que es fundamental el Plutarco de Vidasll.

Como puede observarse, pues, los límites de la obra original quedan ampliamente sobrepasados. Pero no es éste el único modo en que Erasmo ha trascendido el concepto de traducción. Además, circunscribiéndonos sólo al material procedente de Plutarco, introduce tras la traducción de cada uno de los apotegmas un comentario que desentrañe su significado (sensum) y su utilidad moral (usum); incorpora información que obtiene de otras fuentes, encaminada a completar lo dicho por Plutarco, a mostrar lugares comunes, a presentar versiones distintas de las que da el griego, etc.; o bien, añade nuevos apotegmas no plutarqueos de los personajes relacionados por Plutarco.

De este modo Erasmo compone en esta obra un rico entramado de referencias clásicas, apoyado en una amplia erudición fruto de las lecturas realizadas a lo largo de su vida y en el que no faltan las alusiones contemporáneas y la comparación entre el mundo moderno y el pagano, transido todo ello de un fundamental objetivo didáctico y moralizante. Así fue recibida la obra entre sus coetáneos, como un auténtico manual de moral cristina, como dice Cytowska, que ejerció una profunda influencia en su tiempo y determinó en gran medida, podemos suponerlo, las formas de la recepción de Plutarco y, en general, del género apotegmático. En efecto, como señaló Aulotte, pocas obras, además de los Adagia del mismo Erasmo, fueron tan leídas en el siglo XVI en toda Europa como sus Apotegmasl2. Cytowska menciona un total de 76 reediciones desde la fecha de su publicación hasta finales de siglol3. De hecho, en la mayoría de los países los Apotegmas de Plutarco entraron

9 En 1532 el mismo Froben publicó una edición aumentada de la obra, en la que a los seis libros originales se añadían otros dos, el VII, compuesto por una antología de sentencias de filósofos que tiene como fuentes principales Diógenes Laercio, Plutarco, Ateneo, Jenofonte y Estobeo y el VIII, una selección de dichos de sofistas.

10 En concreto de Filipo, Alejandro, Antígono, Augusto, Julio César, Pompeyo, Foción, Cicerón y Demóstenes. Todos ellos están tomados de los apotegmas de Plutarco a excepción de los de Demóstenes.

11 Se han podido localizar como fuentes de Erasmo los siguientes autores además de Plutarco: Diógenes Laercio, Ateneo, Jenofonte, Estobeo, Aristóteles, Heródoto, Homero, Cicerón, Nepote, Aulo Gelio, Quintiliano, Plinio el viejo, Plinio el joven, Tito Livio, Suetonio, Séneca, la Hifloria Augusta, Macrobio, Ausonio, Filóstrato, Valerio Máximo, Amiano Marcelino, Aurelio Víctor, Eutropio, Floro, Quinto Curcio, Palernón, Favorino, la Pandecta, etc., cf. M . CYTOWSKA, O. C., p. 124, n. 7.

12 Amyot et Plutarque, p. 35. 13 O.C., p. 123.

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Tercera parte

precisamente a través de la reelaboración erasmiana y ella fue la base de la mayoría de las versiones a lenguas vernáculas antes que el original o la traducción latina más estrictamente apegada al texto de Plutarco. En efecto, la traducción alemana de Heinrich von Eppendorf (1534), la inglesa de R. Taverner (1538), las españolas de Támara y Járava (1549) o las francesas de A. Macault (1535), G. Haudent (1551) y E. de Planches (1553) se realizaron a partir de la traducción de Erasmol4.

La aparición y difusión de los apotegmas erasmianos, como decimos, tuvo mucho que ver con el florecimiento en el Renacimiento, especialmente en España, de un sinnúmero de obras clasificables dentro del género de la literatura apotegmática o paremiológica. En ella Plutarco y Erasmo fueron inspiraciones fundamentales, aunque también se bebió de fuentes y tradiciones bien distintas.

A. Blecua ha intentado en varias ocasiones poner al descubierto aquellos factores que influyeron de forma determinante en la conformación de este género y su revitalización renacentistals. Entre ellos señala especialmente la larga y asentada tradición de literatura sentenciosa y proverbial y la influencia de las colecciones de dicta factaque, fundamentalmente de Valerio Máximo, quien fue bien conocido y traducido en la Edad Media. Ahora bien, a esta tradición es preciso añadir un nuevo elemento, esta vez sí propiamente renacentista, que aporta autoridad a este género al hacerlo resurgir desde sus cimientos clásicos: se trata del descubrimiento de Plutarco, un Plutarco, sin embargo, pasado, como hemos visto, por el tamiz moralizante de Erasmo.

Estas corrientes fructifican en gran manera en el ámbito del ideal renacentista de la urbanitas y del hombre como vir doctus et facetus imaginado por Castiglioni en El Cortesano, modelo difundido por nuestro país gracias a la traducción de Boscán y confirmado, por ejemplo, en el Diálogo de la Lengua de Valdésl6.

Pero además, como el mismo Blecua apunta atinadamente17, la reutilización del apotegma clásico es fenómeno que ha de situarse en el contexto de la revelación de Quintiliano y de la retórica clásica, que se sirvió de él como un tipo de chreia verbal para ilustrar el discursols. Desde este punto de vista, el apotegma es un instrumento retórico para la formación del hombre elocuente pues le proporciona una vasta diversidad de materiales con que adornar y enriquecer la capacidad oratoria.

En este terreno, a juicio de Blecua, se produce un profundo cambio con respecto a los siglos anteriores. Mientras que la Edad Media había preferido como exemplum la fábula o el

14 Tomamos estos datos de R. AULOT~E, Amyot et Plutarque, pp. 42-49 y 79-87. 15 Cf. la introducción a su edición de J. RUFO, LOS Seiscientos Apotegmas, Clásicos Castellanos, Madrid, 1972,

especialmente pp. IX-XXXVIII y, sobre todo, A. BLECUA, "La littérature apophthegmatique en Espagne" en A. REDONDO, L'Humunisme dans les Lettres espagnoles. París, 1979, 119-132. Para un panorama sobre la renovación renacentista del género y su penetración en España puede verse también A. GÓMEZ MORENO, O.C., pp. 215-226, con abundante bibliografía al respecto.

16 Un análisis de este tipo de literatura nacida en torno a este ideal puede verse en el primer capítulo titulado "El vir docrus et facetus" de la obra de A. PRIETO, La prosa española del siglo XVI, Madrid, 1986, pp. 9-57.

17 Cf. "La littératture apophthegmatique en Espagne", pp. 120- 12 1. 18 Cf. H. LAUSBERG, Manual de Retórica literaria, 11, Madrid, 1984 (1" 1967), pp. 417 y SS.

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La traducción de los apotegnuis 225

proverbio que permitían una interpretación alegórica y poética, el Renacimiento, sin embargo, recurre con mayor entusiasmo al personaje histórico, particular. Este hecho se confirma al acudir a las palabras de los primeros traductores de apotegmas citados más arriba.

En efecto Regio, en el prólogo a su versión, establece una conexión estrecha entre el apotegma y la historia. En la dedicatoria al obispo Lubrancio de la que hablamos más arriba, alaba la inclinación de éste hacia la lectura de los historiadores a la que dedica el tiempo que sus negocios pontificales dejan libre. Y ello, a juicio de Regio, con razón, pues como dijo Cicerón, la historia es testigo de los tiempos y maestra de la vida: nec profecto iniuria, quum historia, ex Ciceronis sententia, sit testis temporum, lux veritatis, vita rnemoriae, magistra vitae, nuncia vetustatislg. Esta excelencia de la historia es compartida también por el apotegma; a diferencia de ella, sin embargo, su carácter antológico hace posible conocer fácilmente muchos acontecimientos que se localizan con mayor dificultad entre los historiadores. Ambos géneros, pues, están íntimamente relacionados aunque no lo parezca en un primer momento: tametsi namque Apophthegmata ab historia semota esse videntul; citra historiam tamen minime describi possunt20. La idea está claramente formulada en la epístola introductoria a las Máximas de los lacedemonios en donde los apotegmas son definidos como las más selectas flores recogidas de la historia: apophthegmata ver0 quum aliud nihil sint, quam quidem historiarumflosculi21.

También Erasmo destaca como una de las mayores virtudes del apotegma su relación con la historia, que es, también para él, el género por excelencia pues actúa como un espejo en el que el hombre moderno puede mirarse y aprende+. Para el holandés, frente a la gran extensión de la historia, que requiere de mucho tiempo para su lectura y aprovechamiento, SU "hermano menor", el apotegma, con su carácter breve y directo, es ideal para la formación de aquél que no dispone de mucho tiempo que emplear en complicadas disquisiciones de filósofos y metafísicos. Desde este punto de vista, el apotegma ofrece recetas morales de consumo fácil y rápido que aplicar, como el luchador en la palestra, en la vida diaria:

atqui quemadmodum ii qui certant in palaestra, certos quosdam prehendendi elabendique modos ad manum habent, ita qui in pacis bellique negociis versantis certas rationes in promptu habere convenit, quibus admoniantul; quid pro re nata facto opus, quid non23.

En definitiva, con su ofrecimiento de la obra al joven Guillenno como medio de formarlo para que sea un futuro buen gobernante, el pensador holandés no hace sino lo que hizo el propio Plutarco al dedicar sus apotegmas al emperador Trajano: ofrecer las palabras de cada personaje de una forma breve y accesible como modelos o contramodelos morales.

Así pues, un doble uso es asignado al apotegma: por una parte, el derivado de su valor expresivo. Por otra, el que tiene que ver con su carácter ético y sus posibilidades educativas.

19 79v. El célebre lugar de Cicerón está en Tusc. 5,2,5. 20 80r. 21 98r. 22 Cf. epístola dedicatoria, p. 4. 23 Epístola dedicatoria, p. 4.

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Este último, advertido ya por los autores antiguos, será el que desarrolla en mayor medida Erasmo. A este respecto es posible advertir en los prólogos de los traductores analizados más arriba ciertas diferencias de matiz. Mientras que Filelfo parece poner de relieve especialmente la capacidad retórica del apotegma para la formación de ese hombre urbanus, doctus y facundus que quería el Humanismo italiano24, el sabio holandés insiste más extensamente en las posibilidades didácticas que conlleva ad mores instituendos y pone el acento en su utilidad educativa y moral.

No hay que olvidar, empero, que en la conformación del apotegma moderno subyace otra corriente no clásica, que hace hincapié en el aspecto jocoso y agudo de las respuestas ingeniosas y los juegos de palabras y deja un tanto de lado el contenido grave y moralizante. Esta corriente hunde sus raíces en la tradición de la facetia y tiene uno de sus máximos exponentes en el Liber facetiarum de Poggio, al que Erasmo dedicó palabras no precisamente elogiosas. No podía gustarle al holandés aquello que tan sólo movía a risa, pues en su concepción moralista lo risible, lo elocuente, deben estar alentados por un objetivo formativo y ético, nunca ser un fin en sí mismos.

Ambas corrientes, pues, la del apotegma clásico y la de la facecia, están presentes en España, en donde el género y su literatura afín arraigaron con fuerza mayor que en otros países25. Buena muestra de ello son las obras originales de tipo paremiológico que florecen sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVI y en las que se entremezclan de forma a veces difícil de delimitar el apotegma, el refrán, el proverbio, la sentencia, el consejo, el aviso, el cuento etc. Entre ellas, sólo por citar las más célebres, se encuentran Sobremesa y alivio de caminantes de Juan de Timoneda (1536), El buen aviso y portacuentos (1564) del mismo autor, la Floresta española de apothegmas (1574) de Melchor de Santa Cruz, Las Seiscientas apotegmas (1596) de Juan Rufo, etc26. En una gran mayoría el Plutarco erasmizado se revela como fuente básica27.

Dejando de lado su influencia en estas obras originales, la presencia en España del

24 En su prefacio a Felipe María de Milán indica que uno de los motivos por los que ha elegido para él esta obra ha sido la utilidad retórica que comporta para aumentar y adornar el discurso: (sum ... delectatus) non modo quod dicacitates libero dignas homine suavissimosque sales prae se ferrent, verum etiam quoniam mirabilem quandam et uberem ac variam gravitatem sententiarum ad omnem orationem augendam atque exornandam udhibitura porrecturuque videbantur. También en la carta dedicatoria a Nicolás V de la traducción de los Apophthegmata laconica, más breve que la anterior, repite la misma definición del género y ensalza sus virtudes: oratio enim quae huiusrnodi sententiarum argutia exemplorumque gravitate ac lepore referta fuerit non potest omnibus non placere.

25 Blecua explica la proliferación de este tipo de literatura en nuestro país sobre todo atendiendo a dos circunstancias: "La primera es la enorme difusión que tuvo desde el siglo XV hasta el siglo XVIII la glosa de versos propios o ajenos. La segunda, la fama, -motivada o no-, del español como hombre de ingenio agudo", en la introducción a Los Seiscientos Apotegmas de J . Rufo, p. XXV.

26 P. CUARTERO SÁNCHEZ ha estudiado las fuentes clásicas de esta literatura en su Tesis Doctoral, que luego publicó en versión abreviada con el título Fuenres Clásicas de la Literaturoparerniológica española del siglo XVZ, Zaragoza, 1981. En las páginas 8-10 de este estudio se recogen y clasifican las obras más importantes de este tipo de literatura. Además véase M. CHEVALIER, "Proverbes, contes folklonques et histonettes traditionnelles dans les oeuvres des humanistes espagnols parémiologues" en A. REDONDO, L'Humanisme dans les lettres espagnoles, Paris, 1979, 105-118.

27 Cf. P. CUARTERO SÁNCHEZ, o.c., passim y, especialmente, las conclusiones en pp. 151-152.

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La traducción de los upotegnius 227

apotegma clásico de procedencia plutarquea estuvo bien representada a lo largo del siglo XVI con la temprana traducción de Gracián de 1533 y las sucesivas reediciones de 1548 y 1571. Pero además entró en nuestro país también a través de la adaptación erasmiana, ya en el original latino, ya en traducción castellana: en 1549 parieron las prensas dos versiones distintas de la obra de Erasmo, la del médico gaditano Támara y la de Juan de Járava. La de Járava, Libro de vidas y dichos graciosos, agudos y sentenciosos, de muchos notables varones Griegos y Romanos, unsi reyes y capitanes, como philosophos, y oradores antiguos: en los quales se contienen graves sentencias e avisos no menos provechosos que deleytables, editada junto con su traducción de la Tabla de Cebes, fue impresa en Amberes en la imprenta de Juan Steelsio y dedicada a Luis Enriquez. La traducción es fiel al original, aunque es posible detectar algunas omisiones y, también, el añadido de varias Vidas de los personajes incluidos en la obra encabezando sus respectivos apotegmas. Es significativa en ella, además, la incorporación de 16 apotegmas del rey Alfonso de Aragón en el libro VIII.

La traducción de Támara se titula Libro de Apothegmas que son dichos graciosos y notables de muchos reyes y principes illustres, y de algunos philosophos insignes y memorables y de otros varones antiguos que bien hablaron para nuestra doctrina y exemplo, está dedicada al Marqués de Tarifa y salió también en Amberes en la misma fecha que la anterior, de la imprenta de Martin Nucio. En comparación con la de Járava, es mucho más libre: adapta el original trastocando su orden, omitiendo muchos pasajes y, por el contrario, añadiendo multitud de comentarios personales. Es probable que el gaditano conociera la versión de Támara, pues incluye también los dichos de Alfonso de Aragónzs.

El término "apotegma" se especializa como cultismo para diferenciarlo de la facecia, el chiste, el donaire etc., distinguiéndose, en la senda iniciada por Erasmo, por su contenido grave, su tono moral y su carácter educativo, frente a la frivolidad y a la procacidad de la facecia y similares29. Con este significado lo encontramos por primera vez en la traducción de Gracián de 1533, en cuyo prólogo quedan definidos del modo usual: "Apophthegmas son unos notables, breves y vivos dichos, no de qualesquiera sino de Emperadores, Reyes, Principes y Capitanes, Legisladores, Oradores y varones y mugeres illustres". El traductor destaca además su utilidad y su capacidad para, según la preceptiva clásica, instruir deleitando: "a los Principes y a todos leyendolos, no solamente les pueden deleytar, pero aun aprovecharles para hablar y responder".

Tras Gracián, Támara define el "apophthegma" como "dichos graciosos y notables" y, al igual que él, Járava los denomina "dichos graciosos, agudos y sentenciosos". Es la misma

28 Sobre estas traducciones cf. A. BONILLA y S. MART~N, "Erasmo en España", RHi 17 (1907) 483-499. También ofrece datos valiosos M. BATAILLON, Erasmo y España. Beardsley (Hispano-classical translations), pese a no ser traducción directa de Plutarco, las incluye en su catálogo: de la de Támara, no 53, menciona dos reimpresiones, Anvers 1552 (Palau) y Zaragoza 1552. De la de Járava, no 54, no se conocen reediciones.

29 Cf. A. PRIETO, La prosa española del siglo XVI, pp. 11- 57, en concreto 22-23. Aquí este autor llega a hablar de la "presión moral de Erasmo sobre nuestra prosa ingeniosa". Últimamente A. Gómez Moreno, sin negar el evidente influjo de Erasmo en este ámbito literario, ha hecho hincapié en la tradición autóctona española, incluso con respecto al apotegma clásico, para explicar su éxito en nuestro país, cf. España y la Italia de los humanistas, Madrid, 1994, p. 216.

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descripción que hemos encontrado en Pedro Simón Abril, traductor parcial de la obra, quien los presenta como "apoftegmas o dichos memorables de Reyes, Principes i otras personas de mucha calidad, mui importantes para el buen govierno de la vida" y, en otro lugar, como "sentencias y dichos graves de príncipes y de varones sabiosW30.

En los autores de obras originales las menciones son semejantes. Melchor de Santa Cruz los define como "apothegmas o sentencias sabias y graciosamente dichas" y, por fin, Juan Rufo, con quien se castellaniza definitivamente el término, lo emplea ya sin doblete explicativo en el título, Las seiscientas apotegmas. Es de notar, sin embargo, una progresiva evolución en estos autores al suprimir la delimitación "de reyes, generales, etc." y atribuir en sus colecciones originales muchos de los dichos a personajes anónimos o genéricos y "nacionalizar" los textos sustituyendo en muchas ocasiones el nombre histórico antiguo por el de un personaje genuinamente español.

Gracián inició su carrera como traductor con los Apotegmas y su versión supone, como hemos comentado, el primer paso en la recepción en nuestro país del género apotegmático clásico proveniente de Plutarco. Con ella fue el primero en trasladar a una lengua vernácula esta obra completa y no sólo en nuestro país, sino al parecer también en el resto de la Europa Humanista31. Los motivos que le impulsaron a la elección de esta obra son fáciles de adivinar. Por un lado, se trataba de Plutarco, autor favorito de Erasmo y acorde con sus propios intereses y, por otro, la naturaleza de la obra que, por el cúmulo de razones que se han expuesto en el apartado anterior, auguraba una buena acogida en España, tal como ocurrió a juzgar por las reediciones de que fue objeto la traducción.

Esta versión que -como veremos en lo que sigue- presenta algunas cuestión de interés, no ha llamado la atención a aquellos que se han dedicado a Gracián y sus versiones de Plutarco: ni Lasso de la Vega32 ni García López33 ni, más recientemente, Bergua Cavero34, se han detenido especialmente en ella.

Sí suelen mencionarla, aunque de pasada, otros estudiosos que se han ocupado de temas afines. Bataillon, en las breves notas que consagra a nuestro intérprete a propósito de sus relaciones con Erasmo, considera que Gracián realizó su traducción "ignorando, sin

30 En Primera parte de la Filosojia llamada la lógica (Alcalá 1587). 31 Según lo datos que hemos podido recoger sólo G. Budé la tradujo al francés con anterioridad (entre los años

1515 y 1519) aunque se trataba de una selección, no de toda la obra. Por lo demás tanto las versiones alemanas, inglesas y francesas como las italianas (E da Logiano, 1546 y B. Guarlandi, 1565) son posteriores a la de Gracián.

32 "Traducciones españolas de las Vitae de Plutarco". 33 "Diego Gracián de Alderete, traductor de los Moralia de Plutarco", Los humanistas españoles y el

humanismo europeo, Murcia, 1990, 155-164. 34 En su trabajo ya citado Estudios sobre la tradición de Plutarco.

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La traducción de los apotegmas 229

duda, que Erasmo estaba imprimiendo otra <traducción de los Apotegmas> más completaY'35. Basándose en este autor probablemente, afirma Aulotte en su trabajo sobre Amyot y Plutarco que Gracián tradujo los Apotegmas "avec exactitude sur le Grec, sans avoir eu, semble-t-il connaissance de l'adaptation d'ErasmeW36. Por su parte Blecua, tocando el tema tangencialmente al ocuparse de la literatura apotegmática en el XVI español, aventura que Gracián se basó "sur le texte latin de Philelphus et de Regius"".

Así pues, la opinión de la crítica está dividida: Gracián trabajó sobre el griego o tuvo, en todo caso, las traducciones latinas anteriores de Filelfo y Regio. Sí parece haber acuerdo en que no llegó a conocer la versión que Erasmo había publicado tan sólo dos años antes que él. Esta última idea debe haberse sustentado en el breve espacio de tiempo transcurrido entre ambas ediciones (1531 y 1533), pues nos da la impresión de que ninguno de los críticos mencionados anteriormente se han preocupado de hacer una lectura detenida de estas versiones antes de emitir sus juicios.

Desde este punto de partida, a continuación se intentará poner en claro este tema y concluir sobre el acierto de tales opiniones, revisando las traducciones anteriores de Filelfo, Regio y Erasmo para establecer las posibles relaciones con versión de Gracián.

7.3. DEPENDENCIA DE LAS VERSIONES LATINAS

7.3.1. Gracián y la traducción de Filelfo

El cotejo detenido de la traducción de Gracián con la de Filelfo no revela de forma concluyente dato que autorice a declarar una dependencia entre ambas. Esto no significa, por supuesto, que el intérprete hispano no pudiera haber conocido esta traducción latina y haberse ayudado de ella para su trabajo. Afirmar algo en este sentido con seguridad es prácticamente imposible. Lo único que se puede decir es que de este conocimiento, si lo hubo, ninguna huella evidente hay en la versión castellana.

Hacemos esta afirmación tras haber constatado que no se detectan en la versión hispana ni interpretaciones semejantes a las de Filelfo, ni idénticos errores, ni tan siquiera similitudes léxicas o sintácticas. Pero, además, si una de las vías más ilustrativas para mostrar la dependencia entre dos traducciones es la de cotejar las variantes textuales que presentan y ver si son coincidentes, en el caso de Gracián y Filelfo el resultado es negativo. Tras examinar aquellos lugares en los que la tradición no es unánime, resulta evidente que ambas versiones descansan sobre tradiciones textuales bien distintas y no se advierte relación de

35 Erasmo y España, p. 625. 36 Amyor et Plutarque, p. 49. 37 Cf. "La litterature apophthegmatique", p. 122. Opinión que ya había manifestado en su introducción a los

apotegmas de Rufo: "del texto griego y de estas traducciones latinas <la de Regio y Filelfo> deriva la traducción castellana de Diego Gracián de 1533", en la introducción a J. RUFO, Las seiscientas apotegmas, p. X X .

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230 Tercera parte

dependencia entre ellas, es decir, ni una sola de las lecturas detectadas en Filelfo ha sido adoptada por Gracián38.

Un ejemplo significativo de ello es 177F, donde se establece un juego de palabras con los nombres de dos hermanos Xpqkkpoq y 'E~cEz~poq que reproducen Regio (83r), Erasmo (231) y Gracián (6r). Filelfo, sin embargo, debió poseer en su texto la lectura ~ ~ a z ~ ~ o ; según se deja ver en su versión: Amphoterum et Craterum. Del mismo modo, en 236F presenta Filelfo la variante pe tpa~ tov de una parte de la tradición según se aprecia en su versión adolescentem, frente al resto de los intérpretes que leyeron el más frecuente pcEy~rpov: Regio, coquum, (113r); Erasmo coquum, (126); Gracián: "cocinero", (45v). Otro caso es 233A: allí la mayor parte de la tradición, y también la Aldina presentan @wv& nj ziq Eom, traducido en Regio vox ... tu quidem es, (1 llr), Erasmo vox quidem ... tu es y Gracián "tu eres boz" (43r). La traducción de Filelfo sin embargo es vox hoc est que con seguridad se debe a la variante Eozt que presentan algunos códices.

Por otra parte, el manuscrito que manejó Filelfo, perteneciente a la familia T, trae un cierto número de apotegmas que el resto de la tradición elide, y por lo tanto presenta en su traducción algunos dichos que el resto de los traductores no traen. En ningún caso los ha incoiporado Gracián a su versión. Se trata de los siguientes:

- Apotegma 6 de Teopompo (221E) que no han transmitido los códices de las familias Zd517 y, por consiguiente, no está en la Aldina. Tampoco Regio lo recoge ni lo encontramos en el castellano. El caso de Erasmo es excepcional: sí lo consigna, pero especificando que no está en su ejemplar griego y que lo ha tomado de Filelfo39.

- Los apotegmas 2 (232D) y 5 (232E) de los Apophthegmata Incerta, legado tan sólo por la familia l-. Esta vez no se encuentra ni en Regio ( l l l r ) ni en Erasmo (109) ni en Gracián (42v).

- El apotegma 53 (235A) de los Incerta es omitido por una gran parte de la tradición (códices ndj4 y también por la edición de Manuzio. Entre los intérpretes latinos figura en la versión de Filelfo, sin rastro en Regio. También Erasmo esta vez lo incorpora a su colección señalando de nuevo que lo ha tomado de Filelfo por no estar en su original griego40. En la traducción castellana tal apotegma no aparece en la primera edición de 1533, aunque Gracián lo recoge a partir de la edición de 1548, tomándolo sin duda de Erasmo y

38 Recordamos aquí brevemente algo sobre la tradición manuscrita de nuestro texto, remitiendo, para los detalles, a las ediciones de Nachstadt, Fuhrmann y Santaniello. Los Apophthegmata se nos ha transmitido en 33 códices, siendo el más antiguo de finales del Wprincipios del XI y el más reciente del siglo XVI. Se pueden agrupar en vaiias familias: la familia T, la X la 0 y la íI, la recensio plunudea. en la que se basa la editio princeps de Aldo Manuzio (además, el códice Marc. Gr. 250 (X) del siglo XV, que es incluido por Nachstadt y F u h a n n entre los planudeos, contra la opinión del último editor, C. Santanello). El códice que poseyó Filelfo estaría incluido en la familia rsegún se colige del cotejo de variantes. Según parece, se trataba del Laur. 56,7 escrito en Siena antes de 1436 por Antonio Logotheta, cf. introducción de Nachstadt en PLUTARCHUS, Moralia, 11, p. XIII. Por lo que respecta al texto empleado por Gracián, nosotros creemos que fue la Aldina, y así parece confirmarlo en este tratado el examen de las lecturas. Remitimos al siguiente capítulo para una discusión más detallada de esta cuestión.

39 Cf. p. 69 ad marg: non es? in Graeco, sed Philelphus vertit. 40 Cf. p. 118 ad marg.: Non es? in Graeco nostro. sed in Philelpho.

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La traducción de los apotegmas 23 1

traduciendo literalmente el comentario con que el holandés lo ilustra, como luego tendremos la ocasión de ver en detalle.

- Los apotegmas 5 y 6 (240E) de los atribuidos a Gorgo, mujer de Leónidas, del catálogo Lacaenarum apophthegmata, conservados sólo en la tradición derivada de la familia r, figuran en la versión de Filelfo, omitidos en Regio, en la Aldina y, por tanto, en Erasmo y Gracián.

7.3.2. Gracián y la traducción de Regio

La situación con respecto a la traducción de Regio se presenta algo más compleja. Por lo que se refiere al texto griego que ambos traductores utilizaron, diversos lugares muestran las diferencias entre ellos. Sobre el original que tuvo el intérprete latino no tenemos ninguna información segura, pero el estudio de sus variantes permite suponer que su texto derivaba de la tradición representada en la familia 2. Gracián, que empleó la edición de Manuzio o al menos un texto derivado de la familia de códices 17 sobre los que está basada la edición veneciana, presenta en casi todas las ocasiones lecturas distintas a las que se entreven en Regio. Para apoyar esta afirmación, relacionamos a continuación alguno de los lugares en que la traducción latina y la castellana difieren por haber tenido distintas variantes41.

- En 194D, para ~ a i & 6 i ~ q v 645 zaxzov, texto que leemos también en la Aldina y es el adoptado por los editores modernos, los códices derivados de la familia 2 dan ~ a i Bbmov dzóAq5. Esto último debió leer Regio según su versión citiusque perdaris (91v). Frente a él Filelfo (citius poenam des), Erasmo (citius des poenas, 361) y también Gracián ("y tu pagues mas presto", 17r), presentan el primer texto.

- Para el nombre de Manio Curio dan algunos códices p a p ~ o ~ , así en Regio (91v) y Filelfo, que traen ambos Marcus. Erasmo y Gracián tuvieron la lectura hoy aceptada pav~og, la misma que la Aldina: Manius Curius (362) y "Manio Curio" (17v).

- En 214D se describe el comportamiento de los dos bandos, el de Epaminondas y el de Agesilao, en la batalla de Mantinea: zapano& &v Bqfiiwv x~zpóvwv, zapazoA; 6; z i v A ~ K E ~ C U ~ O V ~ ~ V dpzvóvwv q5avÉvzwv traducido por Filelfo thebani longe deteriores et lacedaemonii longe meliores apparuissent y por Erasmo, sic turnen, ut multo inferiores Thebani, multo praestantiores Lacedaemonii viderentur (38). La versión de Regio, quum Thebani Lacedaemoniis longe fortiores vissi fuissent (102r), responde sin duda al texto xapparro;l6 Bqpaiov z i v Aa~~6atpoviwv ap~zvóvwv @av&vzwv de una parte de los manuscritos (a. La traducción de Gracián difiere ostensiblemente de la de Regio: "comencando a mejorar mucho los Lacedernonios, y a empeorar los Thebanos" (30v).

- En 227B-C Gracián sigue una vez más el texto de la princeps y de la mayoría de los

41 Remitimos para lo sucesivo al aparato critico de Nachstadt (B.G. Teubner), Fuhrmann (Les Belles Lettres) y Santaniello (CPM). En los ejemplos que se relacionan a continuación damos también las referencias de Filelfo y Erasnio. Recordamos que éste último, como veremos más adelante con detalle, utilizó la edición de Aldo Manuzio para su traducción.

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manuscritos frente al que presenta Regio: oxwg dv &q ~ C L E Z ~ L ~ ~ O L E V 42 oi aoil̂ Lzaz z ~ p i zavm ooa ~ i g Z;/V o i~ íav ~ioáy&z\P3, ~ a i pq6.b Z&V ?cap' hililozg cqilovpÉvwv &wmv, en la versión hispana "porque los ciudadanos en todas las cosas que traen en las casas usen de mediocridad y no tengan cosa alguna de lo que los otros tienen en mucho" (39v). Tal es el texto que debieron tener Filelfo (quo inquit cives omnibus in rebus quas in aedes important mediocritatem servent: nec habeant ex his quicquam quae apud alios habentur in praetio) y

E. Erasmo (ut, inquit cives mediocritatem servent in omnibus quae in aedes inserunt, neque quicquam habeant earum rerum, quae apud alios sunt admirationi, 88). Frente a todos ellos, Regio leyó a buen seguro ~Loay~zv É~nWpaza ~ a i ozphpaza ~ a i noilvz~kSg zpazÉcag, según parece deducirse de su versión et nihil eorum quae aliis clara sunt habeant, qualia sunt pocula, et lecti, ac mensae preciosae (108r)44.

- También en 237A parece haber tenido Regio una lectura diferente a la de Gracián, que sigue el texto que trae la Aldina: omg 28ícwvzal o~ózovg ~ a i vv~z6g ~68a~o&s ~ a i (E6~&g ~ ~ E ~ E L V , traducido por el hispano, "porque de noche y con obscuridad se acostumbren a andar osadamente y sin miedo". Con tal texto han traducido además Filelfo (quo assuescant et ex tenebris ac noctu fidenter intrepideque proficisci45) y Erasmo (quo consuescant in tenebris noctuque confdenter et intrepide ire, 126). La traducción de Regio, sin embargo, ha de depender de otro texto: ut per diem simul ac noctemfidenter ac intrepide iter facere consuescant (1 l3r). Parece clara la variante 6 ~ ; mvz;>g &Épag que, en lugar de o~ózovg, presentan los códices de 2 6 .

De forma más evidente, en aquellos casos en que las variantes afectan al apotegma entero, Gracián basa su versión en una tradición textual distinta a la de la traducción latina.

- En 224C Regio presenta en lugar del nombre de Labotas 8 aúz6g, según una parte de la tradición (Cg), con lo que el apotegma queda unido a los anteriores atribuidos a Cleómenes. En la Aldina, Erasmo (78) y Gracián (37v) sí figura Labotas como autor del dicho.

- También en 229A es posible apreciar las distintas tradiciones textuales de ambas versiones. Se trata del comienzo de los apotegmas de Lisandro: según el texto de la Aldina, en la traducción hispana (40v) no aparece el párrafo Alovvoíov ... np~opEunjS que sí se traduce en Regio y Filelfo. Erasmo lo incorpora a su versión pero especificando al margen que no lo ha tomado del texto griego47.

- El apotegma 30 (233E) de los incerta está omitido en las familias de códices @II y,

42 Editores modemos: pe.rpcá<oocv. 43 Editores modemos: ~ i o á y o v a . 44 El mismo texto que se lee en 189E (Licurgo 3) y además, cf. Lyc, 13,6. Véase el aparato cntico de Nachstadt. 45 Probablemente con la variante EK o~ózov5, cf. aparato cntico de Nachstadt. 46 En 204C presenta Regio una traducción, rediens navigaret (96r) que parece responder al texto Z n k u o ~ v de

una parte de la tradición. Frente a él, el resto de los traductores parecen haber leído Emo&7amv (sic 7r)v 'Phpqv): en Filelfo maturabat (ad urbem), Erasmo properabat (ire Romam) (283) y Gracián "volviendo a Roma" (24r). Nachstadt presenta ZmevC5~v.

47 Cf. p. 95 ad marg.: hoc ante habetur (cf. 218D-E, pero esta vez aplicado a Arquidamo) nec est in Graeco.

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Lo traducción de los apotegmas 233

por lo tanto, la edición de Manuzio tampoco lo presenta. Consecuentemente no se encuentra ni en Erasmo (113) ni en Gracián (43v). Sí, en cambio, figura en Regio y Filelfo48.

Hasta aquí hemos podido observar diferencias textuales entre ambas traducciones, algo que induce a pensar que Gracián, si tuvo la versión de Regio, no la siguió de modo servil, sino que mantuvo las lecturas de su original griego al margen del texto que presentara el latino. Sin embargo, como hemos advertido al principio de este apartado, las cosas son más complejas. Si bien hasta este momento hemos visto cómo Gracián, en muchos de los casos en donde la tradición textual no es unánime, presenta el texto de la Aldina o de los códices de que deriva frente a las variantes de Regio, ahora constatamos también algunos lugares en donde es precisamente el texto de Regio el que leemos en la traducción española. En estos casos Gracián parece alejarse de la edición veneciana e inspirarse en esta traducción latina. Consignamos algunos de ellos:

- En 174A la edición de Manuzio trae Iiapzjoazlg f i KÚpov ~ a i ' A p z a ( ~ p e o d 9 p f i q p ÉK&EVE zov paozil-Ei pkaaovza p ~ z 6 zappqoiag 6lajLÉyE0fbl pvooivotg Xp+sea~ pfipaozv. Un texto similar debió tener Filelfo que traduce atribuyendo el consejo de Parisatis al propio rey: Parisatis Cyri et Artaversis mater iubebat qui rex apparate quippiam et imperiose dicturus esset: verbis gravissimis atque ornatissimis uteretur. Por su parte, Regio da una traducción en otro sentido, refiriendo las palabras de la madre de Ciro y Artajerjes a aquel que pretende tener audiencia real: Parusatis Cyri et Artaxersis mater; iubebat eum qui regem allocuturus esset, bysinnis et mollibus uti verbis (81v). El traductor tuvo sin duda la variante j3ao~il-E; de una parte de la tradición y aceptada por Nachstadtso. Erasmo percibió el

48 Dos últimos ejemplos mostrarán las diferentes tradiciones textuales de los originales de Regio y Graci? El primero es el apotegma 18 de Cleómenes. hij? de Anaxándridas (224B): n v v O a ~ o p ~ v o ~ 6É nvoq aúro; 6za n Zzapnbmz r0;q OEOZC OUK ávanOÉacn ra ano rmv no&pímv o ~ ú l a , &I C@q ano +iAmv Lfs manuscritos pertenecientes a las familias íI@ y también la Aldina trae? a continuación el párrafo 7a a z o ~ w v 6 ~ ~ q p É v w v 61a 6 ~ 1 A í a v eqpaeÉv7a OÜTE T O V ~ V E O ; ~ GP<Xv ~ a A o v O Ü ~ E 7oiC 0 ~ 0 ; q avarrO&ai. Estas palabras están introducidas al final del cuarto apotegma a Leotíquidas (224E) en los manuscritos E g X , apotegma que íI@ -y por lo tanto la editio princeps- omiten. Consecuentemente en Gracián (37r) y Erasmo (78) el apotegma4 de Leotíquidas no aparece y el 18 de Cleómenes está entero. Por su parte, tanto en Filelfo como en Regio encontramos la situación esperable: en ambas traducciones el apotegma de Cleómenes está incompleto y el cuarto de Leotíquidas está presente con las mismas palabras al final que la tradición paralela atribuye a Cleómenes. El segundo texto se encuentra en 235F: cuando es preguntado un espartano por la poesía de Tirteo, responde &yaOóg ( T V ~ T & O ~ Ó

n o z q ~ k ) ... K ~ K ~ V E ; V VÉOV p x a ~ . Regio traduce por ad excitandos iuvenum animus (1 12v), traducción que parece responder al texto de los códices. De entre los editores modernos, Nachstadt trae ~arrovGv, Fuhrmann ~ a m a v G v , remitiendo a Cleom. 2,4, al igual que Santaniello, que traduce como "ad affilare anime di giovani" (cf. PLUTARCO, Detti dei Lacedemoni, a cura de C. SANTANIELLO, ad locum). Sin embargo, frente a Regio, leemos en Gracián una interpretación totalmente distinta: "para depravar los animos de los mancebos" (45r), la misma traducción que traen Filelfo (qui iuventuus animos et contumelia imbuut et stultitia) y Erasmo (ad depravandos iuvenum animos. 121). Además, el texto suscita en el holandés el siguiente comentario: quemadmodum Plato iudicabat Homeri poesim inutilem esse reipublicae qualem institui volebat. ita Lacedaemonii non recipiebant poetas qui blanda scriberent potius quam salubria, que es reproducido por Gracián en la edición de 1548: "Los Lacedemonios no admitian los poetas que escrivian cosas blandas y halagueñas, antes que provechosas y saludables". Las versiones de Erasmo, Filelfo y Gracián se adecúan poco al contexto, puesto que, como se sabe, precisamente la poesía de Tirteo sí fue admitida entre los espartanos.

49 Nachstadt 'Ap~a<Ép<ov. 50 Además, es posible que su texto omitiera p ~ & n a p p q m q (cf. aparato crítico de Nachstadt).

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234 Tercera parie

desacuerdo entre ambas versiones pues señala al margen del pasaje dissident interpretes. Él sigue el texto que tuvo delante, coincidente con el de Filelfo y según éste traduce, además de glosar el fragmento y explicar el origen del término pvooívotq Parysatis Cyri et Artaxerxis mater praecipere solet, ut rex palam ac libere loquuturus, verbis byssinis uteretul; hoc est, magnificis ac mollibus, quo sermonis blandicies rei mitigaret asperitatem. Reges bysso vestiuntul; sed talem decet esse regis orationem, qualis est arnictus (3 15). Gracián por su parte, frente a lo que sería esperable, presenta la misma traducción que Regio, aunque obsérvese la restauración de .u.& z a p p v o i a ~ "Parysatis madre de Cyro y Artaxerxes amonestava que el que oviesse de hablar al rey con su osada libertad se templasse usando de palabras blandas y aplazibles" (3r)sl.

- En 213C la Aldina trae zov 6; ozpanlyov 6&v É @ ~ K - E zpo5 mGs kvavziovq zóApav, npo5 6; zoGs 6zoz~zaypÉvov~ ~ilívotav &ELV. Filelfo leyó un texto similar: imperatoris autem dicebat opus esse: ut audentia in hostes: et benivolentia in subditos uteretur y también según él traduce Erasmo: imperatoris o f f i c i i esse, erga rebellantes audacia, erga subiectos benevolentia uti (35). En Regio, sin embargo, la versión varía al final: imperatorem ver0 dicebat oportere in hostes audaciam, et in subditos benevolentiam et ad occasiones solertiam habere (101v). Ello se debe probablemente a que leyó npoS 6; zois K ~ I ~ O ; ~ Aoy~opóv que ofrecen sólo los códices de la familia Z y ha sido incorporado por los editores modernos, pero se omite en el resto de los manuscritos. Sin duda este texto está en la base de la traducción de Gracián: "Dezia que el capitan avia de tener osadia contra los enemigos y benevolencia y amor a los subditos y diligencia con priessa en los buenos lances y occasiones" (30r).

- En 205A los manuscritos de la familia 17 y la Aldina ofrecen O ú ~ p t o v pero en Erasmo y Gracián leemos Vatinium (292) y "Vatinio" (25r) respectivamente. Quizá la corrección proviene de la traducción de Regio Vatinium (96r) que presenta para el nombre la variante Oúaziv~ov aceptada hoy por los editores e identificado con el personaje contra el que Cicerón escribió uno de sus discursos52.

- En 234E, zvpov &EL ~ a i &atov es el texto que presenta la Aldina, los editores modernos y el mismo que tuvieron Filelfo (alter caseum atque oleum petiisset) y Erasmo (quum ille posceret caseum et oleum, 117). Por su parte Regio parece haber tenido r.G.k-.&.~ai 05 según el texto de los códices derivados de E: caseum et acetum et oleum (112r). También en este caso presenta Gracián, contra todo pronóstico, un texto idéntico al latino "le pidiesse queso y aceite y vinagre" (44r).

- El apotegma segundo de Ateas (174E), según la mayoría de los códices y también la Aldina es: zoiS 62 zpÉopElc zov Qzjlinzov y?jXwv z0v í m o v ijphzqo~v si zovzo zoz&

5 1 Además, en su versión, "blandas y aplazibles" para fivooívots - que significa propiamente "de lino", aplicado a vestiduras como símbolo de lujo y en este uso figurado cobra el sentido de "delicadas" "finas", "suaves" - no recoge ni el gravissimis de Filelfo ni el magnificis erasmiano, así como tampoco parece atender a la explicación de su significado según el holandés, sino que se inspira en el mollibus de Regio.

52 Cf. Plu. Cic., 865B-C (Oíja~ívtoq) y 873D-E (Bánvtos).

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La traducción de los apotegmus 235

Oi íA~nn05~~. Sin embargo, una parte de la tradición completa el apotegma de esta forma54: z& 6 ' ~ i n Ó v z ~ v 02) ~ a i w& 66vazaí &o1 ~ Ó A E ~ o v apa08at ~ a z ' ~ p 0 6 . Tal amplificación, que realmente parece dotar de sentido completo al texto, ha sido aceptada por los editores modernos y la presenta también Regio en su versión: Quum autem equum fricaret, Philippi oratores interrogavit, num id Philippus faceret. Illis ver0 respondentibus, minime, et quo, inquit modo contra me bellum movere potest? (81v). La traducción hispana trae la misma versión: "estregando el mismo su cavallo: pregunto a los embaxadores del rey si haria aquello Philippo. Los quales como respondiesen que en ninguna manera, dixo. Pues como puede mover guerra contra mi?'(3v).

- Por fin, traeremos a colación otro lugar interesante para calibrar la relación de dependencia de Gracián con respecto a Regio. Se trata de 175C, el pasaje (&TE) zt z6v anpsn& según la princeps, recogido por Erasmo en su versión quiddam inhonestum (319) y que subyace probablemente también en la traducción de Filelfo lascive. Regio, sin embargo, debió tener anoppijzov que trae la familia Z: y prefieren también Nachstadt y Fuhimann, según puede apreciarse en la traducción: quiddam tacendum (82r). Gracián curiosamente parece recoger en su traducción tanto la versión de Manuzio como la del texto latino: "cosa deshonesta y que era de callar" (4r). Este hecho revela un comportamiento habitual en su forma de trabajar, como veremos; la inclinación a plasmar en su traducción aquello que encuentra en sus dos fuentes de trabajo, el original griego y la versión latina que esté manejando55.

53 Según este texto traduce Filelfo: idem quum equum pecteret: Philippi legatos interrogavit: num hoc philippus facerct. También Erasmo ha tenido este texto y a él se limita: Idem quum fricaret equum suumpraesentibus Philippi legatis, percontatus est illos, num idem facerer Philippus (317). Tras la traducción añade el siguiente comentario: sentiens se tanto meliorem bello quem esset Philippus.

54 Cf. aparato crítico Nachstadt. 55 Además de estos lugares relacionados, en los que parece que Gracián sigue las variantes textuales que

presenta Regio, es posible observar ciertas interpretaciones comunes a ambos traductores que abonan la tesis de la relación entre ellas. A modo de ejemplo traemos tan sólo unos pocos pasajes: En 179E dice el texto an&maIrá oot ~ á h v ~ a ~ t p a v w ~ o G ~ a i ~ a o í a g q u e traduce Erasmo en mirto tibi thuris et casiae talenra aliquot (239) y Filelfo en misi ad re thuris et cassiae talenta. Sin embargo Regio añade a estos talentos una cantidad misi tibi thuris et casiae talenfa centum (84r). También en Gracián la encontramos: "embiote cien quintales de casia y encienso" (7r). En 177A se dice que Filipo fue el más grande de entre los reyes 5 njxy ~ a i T@ ~ p ó q . En la traducción de Regio - prudentiu et moribus (83r)- prudenria resulta bastante cuestionable para njxg. En ella se basa claramente la versión que leemos en Gncián "en prudencia y costumbres" (5v). En Erasmo se omite el pasaje, mientras que en Filelfo leemos fortuna et moribus. En 195C Regio traduce .so; avvápxov~og Mtvovríov por Minutio equitum magistro (92r), especificando el cargo de magister equitum que M. Minucio Rufo desempeñaba en tomo al 217 en que se sitúa la acción que se narra en este apotegma atribuido a Fabio Máximo (en la Vida de Fabio Mhimo Plutarco presenta a Minucio como i'mapxoc, 178D). Una traducción idéntica se lee en el castellano "Minucio maestro de la cavallena" (17v). Por su parte, tanto Filelfo (de collega Minutio) como Erasmo (de Minutio illius collega, 363) se muestran más literales. Para concluir, un último lugar en donde las versiones de Gracián y Regio coinciden frente a las que traen Filelfo y Erasmo. Se trata de la expresión que utiliza Epaminondas en su respuesta a Jasón, el monarca de Tesalia, cuando rechaza aceptar el dinero que éste le ofrece, acción que desencadena su expedición por el Peloponeso: á 6 í ~ 6 N &q X&tp& &&x&ts. Tal expresión, que significa "ser el primero en atacar", trajo dificultades a los intérpretes. Filelfo vierte iniuriam inquit incipis. mientras que Regio da una traducción literal iniustis, inquit, manibus imperas (90v). Erasmo traslada iniustis, inquit. imperas ipse deterior (356) traduciendo x ~ í p w v en lugar de X ~ t P h v . Gracián calca su versión de la latina de Regio "de injustas manos eres señor" (16r).

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236 Tercera parte

A partir de los datos aportados y tras un cotejo minucioso entre la versión latina de Regio y la castellana de Gracián varios hechos parecen claros. Por una parte, que ambas traducciones descansan sobre tradiciones textuales distintas y que en la mayor parte de los casos el intérprete hispano se mantiene fiel a su texto. Además algunos pasajes reciben interpretaciones distintas por parte de ambos traductores. Por otra, pese a estos datos, otros muchos indicios, tales como similitudes en la interpretación de ciertos lugares, amplificaciones o calcos en la versión de ciertos términos, permiten vislumbrar la utilización de la versión latina por parte de Gracián. Pero, sobre todo, en varios momentos Gracián incorpora a su traducción las variantes textuales que sólo encontramos en esta traducción latina. A este propósito hay que observar que casi todas las lecciones examinadas procedentes de Regio y que figuran también en el castellano son las que han dado por buenas los editores modernos. Todo ello hace pensar que Gracián tuvo a la mano la traducción de Regio, que se inspiró y se ayudó de ella en varias ocasiones y que la utilizó para introducir mejoras y correcciones en su texto.

7.3.3. Gracián y la traducción de Erasmo

Según ya hemos mencionado, tradicionalmente se ha supuesto que no existió relación entre la traducción hispana que estudiamos y la latina de Erasmo. Un estudio pormenorizado de los textos pone en entredicho, sin embargo, esta creencia. El análisis realizado por nosotros ha atendido fundamentalmente a los siguientes aspectos:

a) Alteraciones en la ordenación de los apotegmas: Para rastrear la posible influencia de la versión erasmiana sobre la de Gracián, nos detendremos en primer lugar en el orden interno de la obra. A diferencia de Filelfo, tanto Regio como Erasmo introducen algunas variaciones con respecto a la disposición de los apotegmas en el original. A continuación se analizarán con detalle estas novedades para contrastarlas con la traducción de Gracián.

Por lo que se refiere a los Apotegmas de Reyes y Generales que, como se sabe, se presentan en el original ordenados por regiones geográficas y cronológicamente, mientras que Regio mantiene el mismo orden que encontramos en el texto griego, Erasmo incorpora varias alteraciones. Como ya se mencionó al hablar de la estructura de la obra, los apotegmas de Filipo, Alejandro, Antígono, Foción, Pompeyo, Cicerón, César y Augusto forman un grupo separado en el libro IV. Además, aunque las máximas de reyes y generales de Plutarco, incluidas las de los romanos, están trasladadas en su totalidad en el libro V, son eliminados todos aquellos espartanos que tienen su sitio también en los Apotegmas de los espartanos del libro primero56, con lo que se evitan las repeticiones del texto griego. Por otra parte, el holandés añade a la serie original apotegmas de nuevos personajes no relacionados por

56 Es decir, Licurgo, Cárilo, Teleclo, Teopompo, Arquidamo, Brásidas, Agis, Lisandro, Agesilao, Arquidamo, Agis, Cleómenes, Pedareto, Damónidas, Eudámidas, Antíoco y Antálcidas.

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La traducción de los apotegmas 237

Plutarco57. De interés resultan también dos transposiciones en el orden del original, en lugares en donde Plutarco parece haber cometido errores al disponer a sus personajes de manera cronológica: por un lado, el emplazamiento de Gayo Popilio (cónsul en el 172 y 158 a. C.) después de Sila (138-78 a. C.)5*, anomalía que Erasmo debió de percibir pues en su texto Gayo Popilio va antes que Sila. Por otro lado, el cambio en la secuencia Mirónides- Arístides, en Erasmo a Arístides-Mirónides, se explica también por motivos cronológicos59.

Gracián mantiene el orden del original tal y como hizo Regio sin incorporar estas alteraciones de Erasmo. Sin embargo, por lo que se refiere a los apotegmas de los espartanos contenidos en este libro, es significativa la omisión de la mayor parte de ellos: de Licurgo a Agis, de Pedareto a Demónidas y de Antíoco a Antálcidas. Es muy probable que en este hecho se inspirara en el método seguido por Erasmo y que, al igual que él, suprimiera aquellos apotegmas con doblete en los Apotegmas de los espartanos60.

Pasando ya a los Apotegmas de espartanos, esta vez sí introduce Regio una alteración importante con respecto al original. Del mismo modo que en éste los personajes están ordenados alfabéticamente según el abecedario griego, en la traducción el orden se hace siguiendo el alfabeto latino. Por lo tanto, Calicrátidas, Charillo, Cleómbroto, Cleómenes y Cleómenes hijo de Cleómbroto, que en griego se sitúan tras Hipocrátidas (excepto XtrprAAos que cierra el catálogo), están en latín por la letra "c" tras Brásidas; Zeuxídamo, en griego tras Euricrátidas, se presenta en latín el último de la obra y, por fin, el grupo de nombres en O están en latín (th) ordenados junto a Telecro mientras que los nombres de Hipodamo e Hipocrátidas se colocan en latín en el lugar de la " H tras Herondas. Frente a esta disposición, tanto Erasmo como Gracián mantienen el orden alfabético griego. No obstante, el holandés introduce algún cambio: altera la situación de Zeuxídamo, a quien coloca tras Nicandro y corrige el emplazamiento de Tención que por lógico orden alfabético debe ir tras Tectamenes y no antes como se lee en el griego61. En la traducción castellana no aparecen estas variantes.

57 En concreto, de Jenófanes el hijo de Lago (entre Ptolomeo y Demetrio), de Timón el ateniense (después de Alcibíades), de Xenaenetus (entre Ifícrates y Timoteo), de Aníbal (entre Fabio Máximo y Escipión el Mayor), de Catón de Utica (entre Catón el viejo y Escipión el joven) y, por fin, los dichos de M. Antonio, Casio, M. Craso, Sertoiio y M. Brutus cerrando las Mhimas de los romanos.

58 Cf. F. FUHRMANN introducción en PLUTARQUE, Oeuvres Morales, t. 111, p. 4, n. l. 59 Aunque no es mencionado por Ziegler ni Fuhrmann, en este caso parece tener razón Erasmo, pues los triunfos

militares de Mirónides se sitúan entre el 458 y el 454 mientras que Arístides participó en Platea en el 479 y munó en el 467, por lo que razonablemente debiera ir antes que Mirónides.

60 A diferencia del holandés, sin embargo, y por motivos que no alcanzamos a comprender, sí consigna los apotegmas de Cleómenes, Nicóstrato y Eudámidas. Si el objetivo de Gracián es no repetir las máximas contenidas en los Apotegmas de espartanos, se entiende la incorporación aquí de Nicóstrato, personaje de Argos aunque esté colocado entre los espartanos y que, por lo tanto, no tiene doblete en los Apotegmas de espartanos.

61 Este error, advertido y corregido por Erasmo, no es el único. Fuhrman (PLUTARQUE, Oeuvres morales, tome 111, p. 132) señala otros, que sin embargo el holandés mantiene: la situación de Damónidas (Aapwví6ac) antes de Damis y Damindas; Damis antes que Damindas; los dos Leotíquidas antes de León y Leónidas y, por último, Fébidas antes de Soos (este caso no afecta a nuestros traductores, cuyo texto presenta Zo~PíGa5 en lugar del Oo~PiSaq aceptado por los editores modernos).

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Tercera parte

Contrastando, pues, las tres versiones en lo que a su ordenación se refiere, se observa que Gracián tiende a mantener el orden del texto griego pese a las alteraciones de los intérpretes latinos. Sólo hay una clara e importante semejanza entre su traducción y la de Erasmo en el tratamiento de los dichos de los lacedemonios recogidos en los Apotegmas de reyes y generales y repetidos después en los Apotegmas de espartanos.

b) Correcciones textuales: A la hora de realizar su obra, Erasmo no se limitó a traducir y coinentar de forma más o menos personal. Llevó a cabo también un trabajo filológico y de erudición y enriqueció el texto con una gran cantidad de referencias a otros autores y la mención de lugares paralelos. Además, desde la firme creencia de que el texto de Plutarco había sido sometido a corrupciones y contaminationes, trabajó con el original, cotejándolo, completándolo y corrigiéndolo en varios lugares. Partiendo de la edición de Aldo Manuzio como texto base, Erasmo contó también con la información que le proporcionaban las traducciones latinas de Filelfo y Regio, con los testimonios textuales de otros autores (especialmente, con toda probabilidad, del propio Plutarco en sus Vidas) y quizá con algún manuscrito con el que comparar la edición veneciana. El resultado de todo ello es un texto que, hasta donde hemos podido observar, queda bastante mejorado en comparación con el de los intérpretes anteriores y en el que no sólo muchas de las lecturas elegidas coinciden con las que la crítica actual ha dado por buenas, sino que además se han introducido correcciones que han pasado también a las ediciones modernas. Tales enmiendas, no obstante, han sido atribuidas a Xylander o a Wittembach, quienes probablemente se inspiraron en el holandés, aunque silenciando su nombre, pues sabemos que ambos eruditos conocieron en profundidad la traducción de Erasmo.

No nos detendremos ahora en exponer con más detalle esta labor crítica de Erasmo62. Tan sólo señalaremos que, de todos los casos en los que el holandés se distancia de la Aldina, en ninguno es seguido por Gracián63. Con estos datos, pues, hay que concluir que el intérprete hispano no se ocupó de mejorar su texto con los datos que la obra del humanista de Rotterdam le proporcionaba, aunque, como veremos más adelante, no podemos todavía deducir de este hecho que nuestro traductor no conoció esta versión latina.

c) Traducción: En lo referente a la cuestión de hasta qué punto Gracián se sirvió de la traducción latina de Erasmo para llevar a cabo su propia versión, diremos que el texto de los Apotegmas no ofrece dificultades excesivas ni sintácticas ni léxicas, por lo que fácilmente pudo Gracián traducir por su cuenta sin demasiados problemas. Hemos visto no obstante que, en aquellos casos en que consultó una versión latina, parece ser el texto de Regio el que le inspiró en la mayoría de las ocasiones.

A este respecto hay que recordar también el carácter muy personal de la traducción de

62 Cf. nuestro trabajo ya citado "Los Apophthegmata de Plutarco 'traducidos' por Erasmo de Rotterdam". 63 Una excepción es 192A, aunque no nos parece un caso significativo. Todos los códices, y también la Aldina,

dan para el hermano y sucesor de Agis 111 el nombre de EvGarpovíGa5 y así lo vierten Regio (90r) y Filelfo. Erasmo sin embargo lo comge en Eudamidas, corrección aceptada por los editores modernos y que se atnbuye a Xylander. Graciin ha incorporado también esta corrección, pues en su traducción leemos "Eudamidas" (15v). Sin embargo probablemente lo restauró a partir de las Múximas de Reyes y Generales en donde la Aldina trae EÚGapi6a5.

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La traducción de los apotegnlas 239

Erasmo, en muchos casos amplificada y plagada de glosas y explicaciones en consonancia con ese objetivo de explanare antes que vertere que declara en su prólogo. Indudablemente esto no pasaba desapercibido a sus contemporáneos e incluso podía ser un demérito para aquellos que pretendían leer una traducción filológica que trasladara el texto de Plutarco tal y como éste lo había escrito. Así lo muestra, por ejemplo, el hecho de que Henri Estienne prefiriera la versión de Regio para su edición bilingüe de 1568 porque la encontraba más fiel al original@.

Porque, efectivamente, Erasmo se permite en su traducción de los Apotegmas (y no nos referimos aquí a los comentarios ad sensum y ad usum que suelen estar colocados al final de la versión del apotegma) unas licencias que no se había tomado en el resto de sus traducciones de autores clásicos, tal y como se trasluce en el cotejo de las distintas versiones de un pasaje tomado al azar:

La traducción de Filelfo es:

Cum iussisset captivos nudos venire venderetque huiusmodi praedae venditores et vestis quidem emptores per multi essent: at corpora quoniam alba et omnino mollia ob delitias otiaque erant ea sane tamquam inutilia nulliusque praetii deriderent. Astans Agesilaus haec sunt inquit pro quibus pugnatis isti autem quibus cum pugnetis

Por su parte Regio traduce:

Quum yero nudos captivos vendi iussisset, spoliorum quidem mercatores licitabantur: ac vestium sane multi emptores erant: sed corpora, quod alba et mollia essent propter umbratilem vitam, quum tanquam inutilia nulloque pretio digna irriderentus adstans Agesilaus: Haec sunt, inquit, propter quae: isti autem, quibuscum pugnatis (99v)

La versión de Erasmo dice:

Caeterwn quum edixisset ut captivi nudi venderentur Laphyropolae, quorum munus erat res praedaticias divendere, quod erant iussi faciebant: ac vestium quidem quoniam iuxta barbaricum morem splendidae multique pretii, complures extiterunt emptores. Caeterum ipsa corpora candida, prorsusque tenera ac delicata, nec quicquam virile prae se ferentia, quippe in umbra, otio, ac voluptatibus educata, adeo nemo concupivit emere, ut deriderent etiam hoc rnercium genus, velut inutilium, nec ullius omnino pretii: id animadvertens Agesilaus, qui auctioni praesidebat, et hunc casum torsit ad animandos ad fortitudinem milites. Haec, inquit, sunt pro quibus pugnatis, ornamenta captivorum ostendens: hi quibus cum pugnatis, nuda captivorum corpora demonstrans (21)65.

Compárense las apenas seis líneas ajustadas al original en Filelfo y Regio con las doce

64 Cf. R. AULOTTE, Amyot et Plutarque, p.34. 65 Y, como comentario, añade: Duplici nimirum argumento addidit suis unimos, amplissima spe praemiorum,

et hostium imbellium extremo contemptu.

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240 Tercera parte

de la traducción de Erasmo amplificada por medio de la glosa al término griego (aa$upo~&a~); el comentario que ilustra cómo eran los vestidos; el desarrollo de 6t; 2G5

mtazpo$íag, la mención de las intenciones de Agesilao (qui ... milites), etc. Estas especiales características de la traducción del humanista de Rotterdam no podían

refle-jarse en la versión de Gracián que nunca se permitiría en sus textos tales libertades. d) Comentarios: Así pues, se ha visto hasta este momento que Gracián parece haber

leído más la versión de Regio que la de Erasmo en lo que se refiere al cuerpo de su traducción. Sin embargo, a nuestro juicio, es claro que Gracián tuvo la traducción del holandés pese al poco tiempo transcurrido entre la publicación de ambas obras. Ello puede constatarse en algunas similitudes sobre todo en lo que se refiere a la introducción de incisos explicativos68. Sin embargo, el argumento definitivo en apoyo de esta tesis viene dado por el hecho de que el intérprete español tradujo ya en su edición de 1533 gran parte de los comentarios de Erasmo, algo que, al parecer, ha pasado desapercibido a los críticos que han tratado de esta obra.

En efecto, la lectura detenida de la traducción castellana permite comprobar cómo el hispano incorpora las anotaciones de Erasmo y ello con una fidelidad que no permite dudar acerca de la fuente de Gracián. Un par de ejemplos darán buena cuenta de ello:

-El apotegma primero de Jerjes, ~ 0 6 ~ z ~ 8 É v z o ~ 6; zo6 ZÉp{ov j?aazAéwg 8 ,&

XpzpÉvqé7 E Z ~ O ; ~ Z P O O E K Ú V ~ ~ E (1, 173C), merece el siguiente comentario en Erasmo: Hac humanitate delinitus Arimenes, contentionem remissit, ac fratri regnum adepto protinus adorationis honorem exhibuit (311). Lo mismo se lee en Gracián "Con esta humanidad vencido Arimenes luego que Xerxes fue elegido por Rey le adoro" (2r).

- Erasmo explica la actitud de Gelón (4, 175A) cuando todos comienzan a tañer la lira mientras él prefirió montar a caballo con las siguientes palabras signijkans hoc esse regalius quam lyra canere (3 18) que encontramos también en la traducción castellana: "significando, que esto era mas de rey que tañer o cantar a la vihuela7' (4r).

- En el apotegma 5 de T. Quincio Flaminino (197D) el general romano se burla de Filopemen, que aunque disponía de hombres para la guerra carecía de dinero, diciendo que tenía brazos y piernas pero le faltaba vientre. Erasmo aclara el dicho del siguiente modo: Quintus autem equites ac pedites armatos, manus ef crura ducis appellabat, sed quoniam non habebat quo aleret militem, negabat illum habere ventrem (372). Igual explicación se lee en Gracián: "A los hombres de pie, y de cava110 llamava piernas y manos: pero porque no tenia con que mantenerlos, dezia que no tenia vientre" (19r).

66 Similitudes del tipo a la que leemos en 232F: i6óv nq Év axoxmpljo~c e a ~ ~ ú o v ~ a q Éni S i @ p ~ v av9phxovq. La traducción de Gracián explica qué es el Gí@poq o sella curulis latina. "Otro viendo en una peregrinacion unos que estavan sentados muy de recuesta en unas sillas Curules que tenian unos palos donde estendian las piernas, y lugar para recostar la cabep ..." (43r). Casi con exactitud responde a la explicación de Erasmo: Alius quum in peregrinatione vidisset homines in sellis curulibus sedentes ... In his enim sedebant delicati porrectis cruribus, ac coelum imminens capiti prohibebat exurgere ( 1 lo), cf. Filelfo: intutus quidam homines qui dum vita decederent in sellis curulibus sedebant (su interpretación de Ev ánox~pl jm~ como qui dum vita decederent altera totalmente el sentido del apotegma) y Regio: quum Lacon in secessu sedentes in curribus homines vidisset ... (11 lr).

67 Nachstadt ApapEvqq.

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La traducción de los apotegmas 241

Esta situación que describimos ocurre en no pocos lugares, tanto en los Apotegmas de Reyes y Generaledj8 como en los Apotegmas de espartanos69.

7.4. LAS EDICIONES DE 1533 Y 1548

Gracián incorporó los Apotegmas a su traducción de algunos tratados de Moralia de 1548, hecho que puede dar una idea de la buena acogida que la obra tuvo. Posteriormente, en 1572, hubo otra edición que recogía la de 1548 y añadía aún ocho opúsculos más. Gracián aprovechó la edición de Apotegmas de 1548 para introducir algunos cambios con respecto a la de 1533, que han pasado desapercibidas a la mayoría de los críticos70. No ocurre, sin embargo, algo similar en las ediciones de 1548 y 1572 que salvo correcciones tipográficas y ortográficas, son idénticas. Las mejoras que Gracián introdujo en la segunda edición de los Apotegmas son de varios tipos: enmiendas a la traducción; versificación de las citas poéticas; añadido de nuevos comentarios e incorporación de apotegmas no plutarqueos.

68 En concreto en los siguientes lugares (se cita el personaje al que se atribuye el apotegma, con su número y la referencia en el texto de Plutarco, la localización del comentaxio de Gracián y la página de Erasmo en que se encuentra su fuente): Jerjes 1(173C), 2r,3ll; 2(173C), 2v,3ll; Cyro 1 (173E-F), 313,2v; Cotis, 1(174D), 3v,316; Idantirso (174E), 3v,317; Gelón 4,(175A), 4~318; Hierón 4,(175D), 4r,319; Dioniso el Viejo 6 (175F), 4v,321; 7,(175F), 4v,321; 8,(176A), 4v,321; 9(176A), 4v,321; Agatocles 3,(176F), 5r,326; Filipo 27,(179A), 7r,236; Alejandro 14,(180D), 7v,241; 18(180E), 8~242; 28(181D), 8r,244; Antígono 1(182A), 9r,251; 10(182C), 9r,253; Antígono Segundo 2(183D), 10r,338; 5(183F), 10~331; Antípatro 2(183F), 10v,332; Pirro 2(184C), 11~334; Antíoco 1(184E), 11r.336; Temístocles 2(185A), 11v,337; 14(185E), 12r,339; 17(185F), 12r,339; Mirónides (185F), 12r,339; Pencles 3(186C), 13r,345; 4(186D), 13r,345; Alcibíades 3(186E), 13r,347; Ifícrates 3(187A), 13v,350; Hegesipo (187E), 14r,352; Foción 1(187F), 14r,286; 16(188F), 14v,289; Pisístrato 1(189B), 15~352; Nicóstrato (192A), 15r,353; Eparninondas 18(193E), 16v,357; Escipión el Mayor 1(196B), 18r,368; Tito Quincio 5(197D), 19r,372; Paulo Emilio 2(197F), 19v,373; Catón el Viejo 16(199A), 20r,376; 23(199B), 20r,377; 27(199E), 20r,378; Escipión el Joven 8(200C), 21v,388; 13(200F) 22~389; 22(201E), 22v,391; Pompeyo 8(204A), 24~283; 11(204C), 24r,283; 13(204D), 24v,284; Cicerón 2(204F), 24v,284; 7(205A), 25r,292; 9(205B),25r,293; 11(205B),25r,293; 12(205C),25r,293; 15(205C), 25r,294; 16(205C), 25~294; 18(205C), 25~294; 19(205E), 25,294; César 12(206E), 26r,276; 14(206F), 26~276;.

69 La relación completa es, Apotegmas de espartanos: Agasicles 1(208B), 26v,15; Agesilao 13(209C), 27v,21; 20(210A), 28r,23; 21(210A), 28r,23; 32(210F), 28v,26; 36(210F), 28v,27; 49(212B) 29r,31; 51,2l2C,29v,3 1; 57(212F), 29v,33; 72(214A), 30~37; 76(214D), 30v,39; Agesípolis 1(215B), 31r,42; Agesípolis hijo de Pausanias (215C), 3 lr,43; Agis hijo de Arquidamo 3(215D), 3 lr,U; 5(215D), 31r,44; 7(215E), 3 1v,44; 13(216A), 31v,45; Antálcidas 5(217D), 32v,52; Eudámidas 4(220E), 35r,65-66; Teáridas (221C), 35v,68; Tonción (221F), 36r,70; Hipocratidas 1(222B), 36r,7 1; Cleómbroto (223A), 36v,74; Cleomenes 15(224A), 37r,77; Leotíquidas 1(224C), 37v,79; 4(224D), 37v,79; Leotíquidas hijo de Anstón 2(224E), 37v,80; León 2(224F), 37~31; Leónidas 2(225A), 38r,8 1; 3(225A), 38r,81; Leónidas 14(225E), 38r,83; Licurgo 8(227B), 39r,88; 23(228D), 40~93; 24(228D), 40r,93; 25(228D-E), 40r,93; 27(228E), 40r,94; Lisandro 3(229B), 40v,96; 7(229C), 40v,96; 12(229E), 41r,97-98; Pantedas 2(230C), 41r,100; Pausanias hijo de Cleómbroto 3(230D), 41r,101; 4(230E), 41r,101; Plistarco 1(231C), 41v,104; Polidoro I(23 1 D), 42r, 105; Policrátidas (23 lF), 42r, 106; Teleclo 1(232B), 42r,107; 2(232B), 42v,107; Apotegmas de espartanos desconocidos: 6(232E), 42v,109; 10(232F), 43r,110; 18(233B), 43r,lll; 19(233B), 43r,112; 22(233C), 43r,112; 42(234D), 44r,116; 43(234E), 44r,116; 52(235A), 44v,118; 59(235E), 44v,120. Antiguas costumbres de los espartanos: 2(236F), 45v,126; 36(239C), 46v,134; 37(239C), 46v,135; 38(239C), 46v,135. Apotegmas de espartanas desconocidas: 17(241F), 48r, 142.

70 Menéndez Pelayo nos informa de que no tuvo la edición de 1533, cf. Biblioteca de Traductores españoles, 11, 117-191, p. 180. El resto de los estudiosos, como dijimos, no han estudiado los Apotegmas de 1533 como traducción independiente por lo que no se han detenido en este tema.

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Tercera parte

7.4.1. Enmiendas

Además de las naturales correcciones tipográficas y los cambios ortográficos ("bozeslvozes"; "captivos1cautivos"; "retorica/rhetorica"; "amostrandoleslmostrandole"; OSCU~O~~SCU~O"; "reyendolriendose"; "hierrenlyerren"; "iguaVygua1"; "dubdarldudar" etc.), interesantes por cuanto muestran las vacilaciones gráficas del castellano en la época, se observan también alteraciones en la trascripción de nombres propios, como "AntipaterlAntipatro"; "PompeolPompeio"; "Pompea/Pompeya"; "Lochado~ocado"; "Traces~Thraces"; "CharillolCarilo"; "Troya/Troia" etc.

En lo que se refiere a las enmiendas del texto de la traducción, la mayor parte parece responder a errores de imprenta cometidos en la primera edición. Así, la restitución de ciertas elisiones71 o la corrección de errores evidentesn. Son frecuentes también los cambios de las formas verbales73 y, en algún caso, la traducción es retocada ligeramente. Así, queda corregido de forma apropiada "a la ciudad" por "a la fortale~a"7~; es mejorada la versión "que en aquellos dias estuvo entre los enemigos" en "que dias estuvo entre los enemigosW75; "no hay adulterio" en "no hay adultero" í j ~ o l x ó ~ , 227B); o bien, desde un punto de vista estilístico, "toma Satibarzanes: que dando te estos no sere pobre" se transforma en "Toma Satibarzanes: que dando te estos no sere menos rico"76; y "para la cena comer poco al comerlpara la cena comer poco al medio dia"77.

Por otra parte, hay que notar el añadido de clasificadores a nombres propios como "Cyro"/"Cyro rey de Persia"; "Dario/El rey Dario"; "Semiramis/La reyna Semiramis";

7 1 Por ejemplo, "con osada libertadkon su osada libertad"/ "por juez arbitro a un bosque consagradolpor juez arbitro llevo a un bosque consagrado"; "porque a vosotros teme Alejandrolporque a vosotros solos teme Alejandro" (cf. póvovg yap Úp& @og.sai WSavGpoc, 221A); "Pindaro como escriviesse1Pindaro como escriviesse en sus versos"; "no les es licito peregnnarlno les es licito peregrinar fuera de su tierra" (ánoSqp~~v, 238D); "siendo desonrrado y condenadolsiendo desonrrado y condenado del rey" (aunque la primera versión es más fiel: á n p i a n&pir&&v 61'ó~y;lv...~ai ~ a ~ a y v w d d ~ ( 1 7 4 B ) . Regio quum ob iram ihonoratus et condemnatus foret (81v). ¿Es posible que Gracián cotejara su traducción con la de Erasmo y la corrigiera según este modelo?. En este caso Erasmo traduce: quum ab irato rege reiectus et condemnatus esset, 315), etc.

72 Por ejemplo, "pescadores/peleadores" (cf. p a ~ q ~ á c , 232E). 73 Del tipo a "moradmoravan"; "que es un cierto ingenio ... /que era un cierto ingenio...";

"recibieradrecibiessen"; "para lo =...y aprobarlpara que loasse ...y aprovasse" (39r), etc. 74 Corrección adecuada en el marco de su traducción para M á p ~ o v 6; Ai/3iov .toU &p a ~ p ó n o h v @povpo6v~oc

6 d 2av& 2aLo~Évat n)v nóaiv Myowoc (195F). Gracián da una traducción en la que se explican las circunstancias de la anécdota: "A Marco Livio que tenia primero en guarda por los Romanos la ciudad, y la fortaleza, y tomada la ciudad por Hannibal se retruxo a la ciudad (1533)lfortaleza (1548) y despues, tomando a ganar la ciudad Fabio, se alabava Livio de que por el se avia recobrado la ciudad (18r). Se refiere aquí la toma de Tarento por los Romanos en guerra contra Aníbal. En el 212 el cartaginés tomó la ciudad y Livio consiguió mantenerse en la acrópolis hasta que en 209 Fabio Máximo la recuperó otra vez.

75 "Días" no es complemento de tiempo como parece entenderse en la primera versión, sino segundo término de la comparación con "ciudades", cf. nkiovac 62 n ó k q &v óc $qm, .s& + ~ p & 81É~pi1y~v ÉV .so?C nokp íoq (199C).

76 En realidad es la primera versión la que responde literalmente al griego:ña@ d Zanbapcávq. m6ra piv yap 6 0 k OÚK E ~ o p a i n ~ v i m e p o ~ (173E)

77 Cf. npoS 6; ~ & V O V 5;/v ókyap~crrív (180B).

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La traducción de los apotegmas 243

"SamoAa ysla de Samo" etc. Sólo en un par de ocasiones se detectan en la edición de 1548 glosas que no leemos en 1533: "las musasAas musas diosas de las sciencias" y "los LacedemoniosAos Lacedemonios que eran belicosos y de prudente y generoso animo"78. Por último, los cambios más numerosos son aquellos en que se añade un nuevo término para formar dobletes o tripletes79. De mayor envergadura es la incorporación en el texto de 1548 de dos apotegmas que estaban elididos en la primera edición: es lo que ocurre con Agis 1 (32r) y Antálcidas 1 (33r). En ambos casos el dicho omitido consta al final de la relación de apotegmas de cada uno de estos personajes.

Fuera de lo comentado, no hay alteraciones profundas de la traducción ni enmiendas que puedan obedecer a la consulta de un nuevo texto. Hay que tener en cuenta que en la primera edición de los Apotegmas no encontramos errores de traducción señalables que hicieran necesaria una revisión de la traducción, como sí lo hubiera sido para el caso de los tratados de Moralia, en donde el número de errores de interpretación, paralelamente a la mayor dificultad del texto, es más alto. Se trata, en definitiva, de pequeñas reparaciones que rectifican los errores de la primera edición y mejoran, en consecuencia, el texto final.

7.4.2. Traducciones poéticas

Como veremos, uno de los rasgos más característicos del estilo traductor de Gracián es su aiición, a veces desmedida, a trasladar poéticamente los versos del original, permitiéndose en estas traducciones grandes dosis de libertad. Curiosamente, sin embargo, esta inclinación no se aprecia todavía en la edición de los Apotegmas de 1533 pues los versos citados por Plutarco están traducidos en prosa. Es cierto también que por la naturaleza de esta obra la aparición de citas poéticas es mucho menor que en el resto de Moralia en donde los versos de multitud de autores van adornando el desarrollo de la argumentación.

Sin embargo, en la edición de 1548 Gracián cambia sus traducciones en prosa por traducciones poéticas, dotando así a los Apotegmas del mismo estilo que mantiene en el resto de Moraliaso. Al versificar las citas tal y como aparecen en el original, las ediciones de

78 En la contraposición entre Homero, poeta de guerreros adecuado por ello al pueblo espartano, y Hesíodo que escribe para labradores, cf. 223A.

79 Por ejemplo, "gloridgloria y fama" ($5 6 4 ~ 5 , 199A); "benevolencia a los subditos/benevolencia y amor" ( ~ ü v o ~ a v , 213C); "feaslfeas y deshonestas" (a iqpaí , 218E); "no eches a perderlno depraves y eches a perder" @i K ~ K O V ~ ~ E ~ , 2 2 0 ~ ) ; "pactos y convenciones/ pactos y contratos y convencionesM (mpi ~ i v ouppoilaíwv, 22IB); "ser monarchdser monarcha y sefior" (70; povapx~iv, 225C); "tiempoltiempo y sazon" (70; K ~ I ~ O ; , 227B); "dadosldados y trebejos" (70;s ao7payáÁors, 229B); "unos ruegoslunos ruegos y votos" (EV~", 236D); "lloros y lamentacionesAloros y endechadas y lamentaciones" (T& &vOq ~ a i 70Gs 06v~po;~, 238D); "en los juegos Olimpicos/en los juegos Olimpicos y fiestas" (7; OLÚpma, 242B); "la honestidadna castidad y honestidad (o@pooúvq, 242B), etc.

80 Los lugares en que aparece este cambio son: Apotegmas de reyes y generales: Arquelao 4(177B),5v; Arístides 5(186B),12v; Escipión Emiliano 3(200A),21v; Cicerón 12(205C),25r; Apotegmas de espartanos: Areo 2(213F),33r. Apotegmas de espartanos desconocidos: 51(234A),44r. Antiguas costumbres de los espartanos: 15(238A-B),46r; 42(339F),47r. Apotegmas de espartanas: Darnatria (240F),47v. Apotegmas de espartanas desconocidas: 1(241A),47v. No son éstas, sin embargo, las únicas citas poéticas de la obra. Quedan en prosa tanto

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244 Tercera parte

1548 y 1572 quedan notablemente mejoradas. Normalmente las traducciones en prosa que podemos leer en la edición de 1533 se limitan a interpretar libremente el sentido de los versos, perdiéndose en gran medida la riqueza y el espíritu de la obra de Plutarco. Así lo vereinos con mayor detalle al estudiar la forma de traducir los versos de nuestro intérprete.

7.4.3. Nuevos comentarios

Por fin, uno de los cambios más significativos de la edición de 1548 con respecto a la de 1533 es lo notablemente aumentada que aparece la segunda edición de resultas de la incorporación de nuevos comentarios tomados de Erasmo. A diferencia de lo que ocurría en la primera edición, en la que estas explicaciones se incluían tras la traducción sin ningún tipo de marca que las hiciera reconocibles, esta vez Gracián señala cada una de ellas mediante un asterisco. Si en 1533 el número de comentarios era elevado, ahora es mucho mayor. Más de diez años después de la aparición de su traducción, Gracián había dispuesto de suficiente tiempo para estudiar en detalle la obra de Erasmo y completar su propia versión con la del holandés. Además la difusión que los Apotegmas erasmianos había alcanzado en el periodo de tiempo transcurrido debió decidir a nuestro intérprete a llevar a cabo esta nueva ampliación. Al igual que ocurría en la edición de 1533, también esta ampliación afecta ahora por igual a los dichos de reyes y generalessl y a los dichos de los lacedemonioss2.

en la edición de 1533 como en la de 1548: Eumenes (184A-B), Escipión el Joven 13(200E), Augusto 7(207D), Espartanos desconocidos S(232E) y 55(235C), Antiguas costumbres de los espartanos 34(239B). Además en 239B, los versos de Arquíloco se omiten en la traducción castellana.

8 1 Ciro 2(172E),2r,308; 3(172F),2r,309; Darío 2(172F),2r,309; 3(173A),2r,310; Je jes l(l73B),2r,3ll; Artajejes 1(173D),2v,312; 2(173D),2v,312; 4(173E),2v,313; Ciro el Joven 1(173F),2v,313; Orontes (174B),3r,315; Reyes de Egipto (174C),3r,316; Poltis (174C),3r,315; Cotis (174D),3v,317; Ateas 1(174E),3v,317; 2(174F),3v,317; Esciluro (174F),3v,318; Gelón 1 (175A),3v,3 18; 3(175A),4r,318; Hierón 3(175B),4r,319; Dioniso el Viejo 2(175D),4r,320; 3(175D-E),4v,320; 4(175E),4v,320; 11(176B),4r,322; 13(176C),4v,322; Dioniso el Joven 1(176C),5r,324; 2(176D),5r,325; Agatocles 1(176E),5r,325; 2(176F),5r,326; Dión (176F-I77A),5r,326; Arquelao 1(177A),5v,326; 2(177A),5v,326; 5(177B),5v,327; Filipo 3(177C),5v,229; 4(177C-D),5v,229; 5(177D),229; 8(177E-F),6r,230; 11(178A),6r,231; 12(178A),6r,231; 14(178A),6r,231; 16(178B),6r,232; 17(178C),6r,232; 18(178C),6r-v,233; 19(178C),6v,233; 20(178D),6v,233; 22(178E),6v,234; 22(178F),6v,234; 25(179A),6v,236; Alejandro 2(179D),7r,238; 3(179E),7r,238; 5(179F),7r,239; 8(180A),7r,239; lO(180A-B),7v,240; 16(180E),7v- 8~241; 17(180E),8r,242; 19(180F),8r,242; 22(181A),8r,243; 24(181C),8r,243; 28(181E),8r,244; 33(18 1F),8v,245; Antígono 2(182A),9r,25 1 ; 4(182B),9r,252; 9(182C),gr,253; 11 (182D),9r3254; 15(182E),9v,255; 7(182C),gv,252 (Gracián cambia el orden); Demetno 1(183A),lOr,328; lbis(183B),lOr,328; 2(183B),IOr,329; Antígono Segundo 1(183C),lOr,330; 3(183D),IOr,33 1; Lisímaco 2(183E),IOv,471; Antípatro 1(183F),IOv,332; Antíoco Tercero 1(183F),IOv,332; Antíoco el Halcón (184A),lOv,333; Pirro 1(184C),l lr,333; 3(184C),I 1r,334; 4(184D),Ilr,334; Temístocles l(l84F),llv,337; 4(185B),11v,337; 6(185C),I lv,338; 7(185C),llv,338; 11(185D),12r,339; 12(185E),12r,339; 13(185E),12r,339; Arístides 1(186A),12v,342; 2(186A),12v,342; 3(186B),l2v,342; Pencles l(186C) 13r,345; Alcibíades 2(186D),13r,347; 4(186E),13r,348; Lámaco (186F),13v,349; Ifícrates 5(187B),13v,350; 6(187B),13v,350; Cabrias 3(187E),14r,351; Foción 4(188A),14r,286; 5(188A),14r,287; 6(188A),14r,287; 9(188C),14v,288; 10(188C),14v,288; Cleomenes (191E),15r,78; Eudámidas 1(192A),15v,65; 2(192B),15v,65; Epaminondas 1(192C),15v,354; 6(192E),15v,355; 7(192E),15v,355; 9(192F),15v,355; 10(193A),16r,355-356; l4(193C), l6r,356; 15(193C), l6r,357; 16(193D),16r,357; 18(193E),I6v,357; 20(193F),16v,358; 21(194A),16v,358; 22(194A),16v,358; Manio Curio 1(194E),17v,362; Gayo Fabricio 1 (l94F), l7v,362; 2( l93F), l7v,362; Escipión el Mayor 4(196C),I 8r,368; Tito Quincio 3(197B),l9r,37 1 ; Gneo

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La traducción de los apotegnras

7.4.4. Apotegmas no plutarqueos

Una de las características más sobresalientes de la adaptación erasmiana es la introducción de nuevos dichos que no aparecen en el original de Plutarco y que han sido tomados de diversas fuentes. Se trata sobre todo de nuevos apotegmas de personajes que sí son recogidos en el griego pero también de personajes que no tienen cabida en el original, como son los casos de Timón, Anibal, Catón, Sertorio, Bruto etc. Los primeros son los más numerosos y suponen un notable aumento con respecto a la obra de Plutarco: sólo por dar algunos ejemplos, señalamos que de Filipo Plutarco consigna 31 apotegmas frente a los 34 de Erasmo; de Alejandro Erasmo da 66 dichos siendo 34 los que aparecen en el original griego; de Augusto ofrece 67 frente a los 15 del griego, etc.

Volviendo a Gracián, si con respecto a los comentarios erasmianos, como hemos visto en el apartado anterior, Gracián se limita en 1548 a completar el trabajo que había iniciado en 1533, es preciso destacar ahora una novedad con respecto a la princeps: en la reedición dota a su traducción de una nueva dimensión al dar entrada a apotegmas no plutarqueos recogidos de Erasmo. Hemos de señalar que en una única ocasión incorpora un apotegma

Dornicio 1(197D),19r,372; Publio Licinio (197F),19v,372; Catón el Viejo 1(198D),20r,374; 2(198D),20r,375; 3(198D),20r,375; 9(198F),20r,375; 10(198F),20r,376; 11(198F),20r,376; 14(199A),20r,376; 22(199B),20v,377; Escipión el Joven 2(199F),21v,387; 12(200E),21v,388; 20(201E),22v,391; Lúculo 2(203B),23v,394; Gneo Pompeyo 2(203C),23v,280; 6(203F),24r,282; 9(204B),24r,283; 12(204C),24v,284; Cicerón 1(204F),24v,291; 8(205A),25r,293; 17(205D),25r,294; Gayo César 7(206C),25v,275; 11(206E),25v,276; 15(206F),26r,276; César Augusto 9(207D),26v,259; 13(207F),26~,260.

82 Apotegmas de espartanos : Agesilao 5(208D),27r, 17; 8(208E),27r,18; 9(208F),27r, 18; 11(209A),27r, 19-20; 12(209B),27v,20; 16(209E),27v,22; 22(210B),28r,24; 23(210B),28r,24; 24(210B),28r,24; 25(210D),28r,25; 26(2l OD),28r,25; 28(210E),28r,26; 31(210F),28v,26; 35(210F),28v,27; 37(2l lA),28v,27; 38(211A),28v,28; 50(212B),29v,31; 54(212E),29v,32; 55(212E),29v,33; 61(213B),29v,34; 70(213E),30r,36; 73(214B),30v,38; Agesípolis 3(215B),31r,43; Agis hijo de Arquidamo 6(215D),31v,44; 9(215E),31v,45; 10(215F),31v,45; 12(215F),31v,45; 16(216B),31v,46; 18(216C),32r,47; Agis el Joven 1(216C),32r,47; 2(216C),32r,47; Agis el último (216D),32r,48 (=Acrótato); Anaxandndas 6(217B),32v,50-51; Antálcidas 1(217D),32v,32; 7(217E),33r,53; Anstón 3(218B),33r,54-55; Arquidámidas 1(218B),33v,56; 6(218E),33v,57; Arquidamo hijo de Agesilao 3(218F),33v,58; 4(218F),33v,58; 6(219A),34r,58; 7(219A),34r,58; 9(219A),34r,95; Asticrátidas (219B),34r,59; Bías (219C),34r,60; Brásidas 3(219D),34r,60; 4(219D),34v,61; Damónidas (219E),34v,61; Dámide (219E),34v,61; Dercílidas (219F),34v,62; Demarato 2(220A),34v,62; 3(220A),34v,63; 5(220B),35r,63; Ecprepes (220C),35r,63; Epéneto (220C),35r,64; Eubedas (220D),35r,64; Eudámidas 2(220E),35r,65; 5(220F),35v,66; Teopompo 5(221F),36r,69; Calicrátidas 1(222B),36r,72; Cleómenes hijo de Anaxándridas 6(223C),37r,75; 7(223D),37r,75; 10(223E),37r,76; 17(224B),37r,78; 18(224B),78; Cleómenes hijo de Cleómbroto (224C),37v,78; Leotíquidas primero 2(224D),37v,79; Leotíquidas de Aristón 1(224D),37v,80; Leónidas 6(225A),38r,82; 7(225B),38r,82; 8(225B),38r,82; 12(225D),38r,83; 13(225D),38r,83; Licurgo 2(226B),38v,85; 3(226C-D),39r,86; 3bis (226D),39r,86; 6(226F),39r,87; 7(227A),39r,88; 9(227B),39r,88; 12(227D),39v,89; 20(228C),40r,92; Nicandro 3(230B),41r,99; Pausanias hijo de Cleómbroto 6(230E),41v,101; Pausanias hijo de Plistoánacte 2(230F),41v,102; 4(23 1 A),41v,102; Polidoro 4(23 1F),42r, 106; Fébidas (232A),42r,106 (=Soos); Cárilo 5(232D),42v, 108. Apotegmas de espartanos desconocidos: 7(232E),42v,109; 8(232E),42v,109; 13(232F),43r,110; 17(233A),43r,111; 27(233E),43v,113; 29(233E),43v,113; 33(233F),43v,114; 48(234F),44r,117; 58(235E),44v,I20; 61(235F),45r,121; 64(236B),45r, 122. Antiguas costumbres de los espartanos: 1 (236F),45v, 126; 9(236C),45v, 128; l7(238C),46r, 13 1 ; 30(239B),46v, 134; 3 1 (239B),46v, 134; 33(239B),46v, 134. Apotegmas de espartanas: Gorgo 3(24OE),47v, 138. Espartanas desconocidas: 11(241D),48r,141; 12(241E),48r,142; 13(241E),48r,142; 27(242C),48v,144.

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246 Tercera parte

que sí es de Plutarco pero que no consta en la Aldina ni en su tradición textual. Se trata del apotegma 53 de los espartanos desconocidos (235A-B, Gracián, 44v) que tampoco Erasmo tenía en su original y, según indicación al margen, ha encontrado en la traducción de Filelfo. Con seguridad Gracián lo ha tomado a su vez de la versión del holandés, siendo un hecho excepcional pues es el único dicho en estas condiciones que recoge, existiendo varios más83. Por lo demás, de los dichos que no pertenecen a los Apotegmas de Plutarco y que han sido tomados de Erasmo, a excepción de dos, "Jenophanes" en los Apotegmas de reyes y generales y "Clearco" en los Apotegmas de espartanos, situados tal y como aparecen en la obra erasmiana, el resto se atribuyen a personajes que sí están relacionados en la obra original.

En cuanto a la cantidad de apotegmas, Gracián hace una selección de entre todos aquellos que ofrece Erasmo, siendo su número mucho mayor en los Apotegmas de reyes y generales que en el resto de la obra. Probablemente nuestro traductor abandonó su trabajo al comienzo de Agesilao en los Apotegmas de espartanos y la ampliación de la obra quedó definitivamente intenumpida84. En cualquier caso, la aparición simultánea en 1549 de las versiones de Támara y Járava, basadas directamente sobre Erasmo, hacía inútil el trabajo de recopilación de los comentarios erasmianos.

83 En Erasmo se recoge este dicho en la página 118 con la siguiente anotación: non esr in Graeco nostro, sed in Philelpho. Además de este caso, aparecen en Erasmo también: Teopompo 6, cf. p. 69: non esr in Graeco, sed Philelphus vertit; Leotíquidas 1, cf. p. 79: non haberur in Graeco; Lisandro 1, cf. p. 95: hoc ante habetur nec esr in Graeco.

84 La lista completa de los apotegmas añadidos por Gracián por mediación de la versión de Erasmo es (se cita el personaje al que se atribuye el apotegma, la referencia de la traducción de Gracián y se remite a la fuente en Erasmo -número del apotegma, tema que trata según la anotación al margen y página entre paréntesis-): Apotegmas de reyes y generales: Jerjes, 2v cf. Erasmo no 1 1 : turba inutilis (3 12); Ciro, 2v cf. Erasrno no 18: animose (3 13); Artajerjes Mnernón, 3r, cf. Erasrno, muledicere regi non tutum, munus in tempore darum (3 15); Cotis, 3v, cf. Erasmo no 31: sua cuique patria chara (317); Gelón, 4r, cf.Erasrno no 41 (318); Dionisio el Viejo, 4v-5r cf. Erasmo no 16: uxor capta (323); Filipo, 7r cf. Erasmo no 32: artes rege indignae; no 33: ambitio, no 34: benevolentia virtute paranda (237); Alejandro, 8v cf. Erasrno no 33 (245), no 37: imperiose (246), no 35: liberalitas (245), no 41: pietas in praeceptorem (247), no 45: iudex incorruptus (247), no 49: praecipua bona (248), no 54: ingenue (249); Ptolomeo hijo de Lago, 8v-9r cf. Erasrno no 2: fames condimentum (327); Antígono, 9v cf. Erasrno no 19: clementer (255), no 20: insolenter (256), no 21: non semper pugnandum (256), no 22 (256); Demetrio, 10r cf. Erasmo no 8: fortunae vicissitudo (329), no 10 (330); Pirro, l l r cf. Erasmo no 24: inexpectata (335-336), no 18: institutio (334); Temístocles, 12r cf. Erasmo no 18: institutio (340), no 21: memoria (340), no 24: dii vis et suasio (341); Arístides, 12c cf. Erasrno no 6: simultas magistratuum (343), no 8: extra causam (343), no 7: aequitas (343); Pencles, 13r cf. Erasmo no 19: pudice, (346); Ifícrates, 13v cf. Erasmo no 18: miles dives (350), no 19: eloquentia victrix (350); Foción, 15r cf. Erasmo no 22: empta mors (291); Epaminondas, 16v-17r cf. Erasrno no 26: pax bello parta (359), no 27: morsus lectus (359),n0 28:Agamennone maior (359), no 29: pie (359), no 30: benefacta pro liberis (360), no 31: mors generosa (360), no 32 (360); Escipión el Mayor, 18v-19r cf. Erasmo no 10: generose (370), no 11: clementer (370), no 12: ignavia (370), no 15: quando bellandum (370); Paulo Emilio, 19v-20r cf. Erasmo no 18: temeriras (374): Catón el Viejo, 20v-21r cf. Erasrno no 37: salse (380), no 39: nova sententia (380), no 41: palato supere (380): no 43: poenitenda (381), no 45: maledicentia (381), no 50: fortitudo vera (382). no 53: spes fallax (382), no 54 (382- 383); Sila, 23r cf. Erasmo no 23: militariter (396), no 24: animose (396), no 25: victor ferox (396); Pompeyo, 24v cf. Erasmo no 19: urmatae preces (285). Apotegmas de espartanos: Agesilao, 31r cf. Erasrno no 78: humaniter (40), no 79: religiose (41), no 80: moderate (41).

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La traducción de los apotegnzas

Según lo visto hasta ahora, la relación de dependencia entre la traducción de Gracián y la de Erasmo se refleja fundamentalmente en la introducción por parte del primero de los comentarios que había realizado el segundo. Es posible que la explicación a este hecho esté efectivamente en el poco tiempo transcurrido entre ambas publicaciones: quizá Gracián tenía ya prácticamente lista su versión cuando llegó a sus manos la obra de Erasmo y por ello no aparecen sus huellas en el cuerpo de la traducción sino sólo en los comentarios. De cualquier modo, en todos estos casos el cotejo del comentario de Erasmo con el de Gracián no permite abrigar dudas sobre cuál fue la fuente del traductor hispano: más que una inspiración lejana en el holandés, hemos de hablar de traducción casi literal de sus comentarios tanto en aquellos que aparecen ya en el la edición de 1533 como en los que sólo figuran en las de 1548 y 1571.

Ahora bien, una comparación minuciosa entre ambos textos, el de Erasmo y el de Gracián, revela algunos datos de interés. Ante todo, el mismo proceso de selección de Gracián. Como ya comentamos, Erasmo suele añadir comentarios a la mayor parte de los apotegmas y son excepcionales aquellos que no suscitan ninguna ilustración. En el caso de Gracián, sin embargo, no todos los dichos van seguidos de exégesis. En principio, su distribución parece un tanto aleatoria y no resulta fácil distinguir qué criterios determinan la incorporación o no del comentario. Sí es posible, no obstante, vislumbrar algunas pautas fijas cuando elige qué información toma de Erasmo y cuál desecha.

Dijimos que Erasmo había realizado una labor crítica con el texto de Plutarco que comienza en el mismo momento en que sospecha, él el primero, y apoya sus sospechas sobre argumentos fundados, que la obra plutarquea sufrió un proceso de contaminatio. En sus comentarios a los apotegmas son frecuentes las alusiones a esta cuestión. Todo este aparato crítico sobre la propia obra desaparece completamente en la traducción castellana. Así, no queda rastro en ella de la constatación de posibles interpolaciones, de las dudas sobre la autenticidad de determinados apotegmas, de las distinciones genéricas entre los apophthegmata y afines, de las indicaciones sobre los apotegmas repetidos, etc., que sí habían ocupado a Erasmo.

Por otro lado, tampoco interesan a nuestro traductor los comentarios lingüísticos y estilísticos. Por ello no recoge, a diferencia de lo que había hecho Erasmo, las explicaciones de los juegos de palabras, ambigüedades y dobles sentidos que, en muchos casos, son precisas para la total comprensión del dicho. En este sentido hemos de recordar que, si bien Erasmo prefería explanare, la función de Gracián es vertere y en ella no cabe recurrir a la nota explicativa en aquellos pasajes en que la dificultad del texto viene dada precisamente por su traducibilidad o no.

Así pues, aquello que Erasmo explicó en el comentario pues a duras penas podía traducir al latín, Gracián intenta trasladarlo al castellano con éxito desigual. Cuando no lo logra, los apotegmas que basan su argutia en este tipo de recursos, intraducibles al castellano -como lo eran al latín- pierden en la versión de Gracián una parte importante de su gracia y,

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248 Tercera parte

al no ser marcados de ninguna manera, pasan desapercibidos al lector. Cuando se enfrenta a estos textos, el traductor hispano recurre a veces al mismo

procedimiento que Erasmo, es decir introduce una glosa que explica la polivalencia del término griego. De este modo ocurre en el juego con KMS (177F) "llave", "clavícula", traducido al castellano: "en una batalla como se le quebrasse la llave (que es una parte del cuello que dividia el pecho de la cerviz) y el medico que le curava cada dia le pidiesse algo, dixo. Toma todo lo que quieres, pues tienes la llave" (6r)85. El par $ ~ a o a á ~ w v / $ t A o ~ o A i ~ ~ (221 D) es mantenido en griego seguido de una explicación etimológica: "philolacona que en Griego quiere dezir amigo de los Lacedemonios ... Philopoliten, que quiere dezir amigo de los ciudadanos" (35~)'36.

En la mayoría de los casos, sin embargo, al no recurrir a la glosa o al comentario, intenta resolver el problema en el ámbito de la traducción. Y en más de una ocasión sale bastante airoso del entuerto. Así, ilustrativa de este intento por trasvasar también la forma del griego es su manera de traducir el par $vy&v "huir" y aao@vy&v "ser absuelto" (186E). Encuentra en castellano un juego equivalente como es "librarse por los pies"f'1ibrarse por sentencia":

"Llamandole los Athenienses desde Sicilia, a que tomasse a Athenas a responder a una acusacion criminal, que le oponian: en la qual siendo convencido le avia de costar la vida escondiose: diziendo que era loco el que acusado y pudiendose librar por los pies buscava de librarse por sentencia" (13r)87.

De modo semejante, la pareja $tilopolmkú~$tí1a~<avSpo~ (181D) es traducida adecuadamente al descomponer los adjetivos y establecer una relación de causalidad entre sus miembros:

"Entre todos los mas principales de sus amigos a Cratero honrrava mucho: y a Hephestion

85 En Erasmo se ofrece el siguiente comentario: Ludens accipiti voce, enim Graece et clavem sonat qua aperitur scrinium aut ostium, et commissuram humeri cum pectore (230). El texto griego es: ~ h i q &jC 6; ~ h t 6 8 q a674 ~ a ~ a y ~ i q év n o ~ p p ~ a i 706 ~ ~ p a n ~ ú o v r o q ia~po6 náv~wq n K ~ B ' GpÉpav ai~oVi.roc ñ á p k v ~ +q oca p06kl ' GV K&&V & & l ~

86 Éste es el recurso más común y lo encontramos también en Regio philolacona et Lacedaernoniis amicum ...p hilopoliten et amicum civibus, l lOv y Erasmo philolacon, hoc est Laconum amans ...@ ~ a o n o a i ~ id est civiunz amans, 68.

87 El griego es: ~añozjpsvoq 6'Éni ~piorv Bavan~fiv 16 T&V 'ABqvaíwv un8 Z r ~ ~ ñ i a q E K ~ V ~ I E V i a u ~ ó v , &in& E Ü ~ B E ~ &?val 78 6 i q v CXOVT~ ~ ~ T E ; V ~ ~ O @ ~ E ; V , é58v @u~E;v. Erasmo explica la gracia basada en la afJiniras vocum: Accitus ab Atheniensibus e Sicilia, ut diceret causam capitis, abdidit sese. dicens eum esse fatuum, qui vocatus in ius quaerat elabi, quum liceat vitare. Sentiens consultius esse non commitere se periculo, quam dure operam, ur ingressus periculum temet expedias. Dictum Graecis sonat iucundius, ob vocum afinitatem, @uy&v et ano@vy&;v. Graecis autem ano@vy&;v ~ ~ K V V dicitur; qui iudicum sententiis absolvitur: @uy&;v qui vitat aut fugit, (p. 348). Desde luego es difícil mantener este tipo de juegos y las traducciones actuales suelen optar por obviarlos en el texto de la traducción. Consignamos tambiCn la versión moderna de Mercedes López Salvá: "requerido desde Sicilia por los atenienses para un juicio capital, se escondió y dijo que era necio que el que está procesado intente ser absuelto siéndole posible huir". La traductora añade una nota en que se explica que en el texto griego se establece un juego de palabras entre ambos verbos.

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La traducción de los aporegmas 249

amava, diziendo que Cratero era su amigo porque era Rey: y Hephestion porque era Alexandre" (8v)88.

En otros momentos el trasvase del juego se hace prácticamente imposible y, al no estar señalado por el comentario, se pierde definitivamente para el lector: así, por ejemplo, ocurre con aiv& "a1abas"laiz~~~ "pides7' (177B) que Gracián traduce, en el seno del verso, sin más especificaciones por "loas"/ "demandas y codicias" (7v)89.

Es posible, incluso, que esta dificultad explique la omisión de algunos textos, puesto que no hay razones textuales que justifiquen tales elisiones y, según hemos podido ir observando en el comportamiento de Gracián, no suele dejar de traducir ningún texto si no es por algún motivow.

Pero Gracián, en su selección del material que Erasmo le ofrece, además de eliminar los comentarios sobre la obra y las explicaciones lingüísticas y estilísticas, borra toda huella del barniz erudito con que el holandés reviste su obra. En efecto, las referencias a otros autores para confirmar los datos que Plutarco aporta, los lugares paralelos en la literatura

88 El griego dice: rhv 62 npórwv @Uwv ~ a i ~parímwv np&pEv E ~ Ó K E L ~ ~ a ~ 6 v p M r o r a navrov, @rk;v S; H@a~odwva. K p a r ~ ~ 6 q p e v yáp Z@q @rAoPamkúg Emw, I-J@arori~v 6; $rAaAÉ<av6po~ Erasmo explica el juego: inter amicos quos hubebat praecipuos ac potentissimos omnium maxime videbatur honorare Craterum. sed omnium rnaxime diligere Hphuestionem. Craterum enim inquit, amat regem, Hepahuestion amat Alexandrum. Id Graetre iucundius dicitur, @rAohmkÚg et @rAa?&av6poq, (p.244).

89 El griego es: Emi 62 Trpótkoq ó ~ r B a ~ q 1 6 6 ~ EAníoa5 z k í o v a ~ a p & 6' ÉAánova 6fiAoq ijv Ey~aAhv avr6 ~ a i rror1+6wv rovri r6 ~oppánov 'A 62 76v yqyevirav üpyvpov ai~.&~'an~mjparvw sic É ~ ~ i v o v , ú z + ~ p o u o ~ v o 2pxÉ;laoq aÚ@ '0; SÉ y& air& Erasmo lo traduce: Timotheus cithuroedus quum ingens praemium ab Archelao sperasset, ac minus speratis accepisset, palam illum incusabat: proinde aliquando canens hunc particulam, tu vero terrae jilium argentum laudas: nutu regem denotavit at Archelaus succinuit, tu vero petis. Y comenta: In Graecis verbis plus est gratiae ob vocum afinitatem . aiv&, air& id est, laudas, petis. (p.327).

90 Así, el texto del retórico redicho a quien Antígono dirige un comentario jocoso (182E) está omitido, quizá porque toda su gracia está en su forma, que se pierde en la traducción castellana. Es posible que Gracián desistiera ante esta dificultad. Igual motivación puede explicar también la elisión del apotegma 13 de Cleómenes que gira en tomo al doblete griego páxeo8allavapáx&~o8at. Las soluciones propuestas por el resto de los intérpretes para este último lugar son diversas y merecen ser consignadas aquí. Se transcribe en primer lugar el texto griego seguido de las traducciones 1atinas:rhv 6' Apy~iwv r;lv nporÉpav @av @cm~óvrwv avapax~ io~ar , Qavpá<w, &q s i 6úo ov ;~a&v npooBrj~g vcv ~ps íooovq E y É v ~ d s ij npóo8~v 47s (223F). La dificultad de traducción está, obviamente, en cómo hacer corresponder en otra lengua las dos sílabas que en ávapaXe;dar se añaden con respecto al simple páxsoBat. Erasmo traduce el dicho y lo explica en su comentario: Argivis projitentibus se prioris conflictus fortunam in quu victi fuerant, iterato praelio sarcire velle, demirol: inquit, si duarum syllabarum accessione facti estis meliores quam eratis prius. Huius apophthegmutis argutia Latine reddi non potest. Nam Gracis páxsoBai pugnare est, ávapaX~;dar redintegrare pugnarn. Inter haec duo verba nihil interest, nisi quod posterius superatprius duabus syllabis ává (p. 77). El mismo método sigue la traductora moderna, M . López Salvá, que traduce "Cuando los argivos dijeron que repararían la primera derrota, dijo: me sorprenderia si por añadir dos sílabas, ahora fuerais mejores que antes" y explica en una nota la referencia al preverbio avá. Pero Erasmo abandona rápidamente al afirmar que es imposible traducir el dicho al latín. Asi lo demuestra Regio que hace un esfuerzo mayor por adaptar la respuesta de Cleómenes. Su propuesta es, a nuestro juicio, ingeniosa .y adecuada. En ella es sólo una la sílaba que se añade, la correspondiente al par facio/rejicio: Argivi dicerent, priorem pugnam qua fuerant superati, rejici debere: Miror, inquit. si unius syllabae additione nunc fortiores facti estis quam untea fueritis. En la edición de 1544 de esta versión, el cambio está convenientemente señalado al margen: unius syllabae, scilicet facio et rejicio. Sic interpres. Plutarchus autem páxopar et avapáxopar. Ideo, si duarum syllabarum additione et c. scripsit ( 1 0 5 ~ ) .

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clásica o los testimonios divergentes con respecto a la versión que el griego ofrece son prácticamente en todos los casos omitidos en la traducción castellana. De entre aquéllos que excepcionalmente se mantienen señalaremos, a título de curiosidad, que sí conserva el paralelismo establecido entre Jerjes y Arimenes y los hermanos Jacob y Esau, la única alusión directa a las Sagradas Escrituras que podemos leer en los comentarios de Erasmogl. Del resto de los comentarios sólo hemos encontrado tres casos en que se mantengan en Gracián las referencias a otros autores que proporciona el holandés92.

Así, por ejemplo, en Escipión el Joven 22 (201E). Gracián toma tan sólo la explicación del sensum del apotegma, omitiendo la variante que Erasmo encuentra en Valerio Máximo: "significando que aquellos que estorvavan el provecho de la patria no eran naturales de Italia, sino estrangeros" (22~)93. O bien en Filipo 14 (178B), donde Erasmo, tras explicar el significado de las palabras del macedonio, recuerda el mito de Zeus y Dánae como mitificación del poder del oro y cita un testimonio semejante en Horacio94. Gracián despoja al texto de estas evocaciones y traslada únicamente la primera parte: "significando que no ay cosa tan fortalecida que no se combata, y gane con oro y dinero" (6r).

El resultado en la versión hispana, por tanto, suele ser un comentario más breve, descargado de todos aquellos datos y alusiones que enriquecen el texto de Plutarco en su adaptación latina.

Erasmo incluye también en sus comentarios continuas referencias a su contemporaneidad, comparaciones entre la situación pasada y la presente e, incluso, críticas más o menos directas a ciertas costumbres coetáneas, regido siempre por el afán moralizante. Son frecuentes pues, las alusiones al miles cristiano, a la situación en Europa, en definitiva, al hodie y nunc. Todos estos lugares, precisamente aquéllos en que nos parece estar escuchando la voz del propio Erasmo y asistir -hasta donde llega el contenido ideológico en esta obra, mucho menor que en otras semejantes, por ejemplo los Adagios- al desarrollo de sus ideas personales, son silenciados por Gracián absolutamente. Se puede apreciar la supresión de la referencia actual, por ejemplo, en Dionisio El Viejo 3 (175D-E), cuando el tirano reprende a su hijo por la violación de una mujer libre. Erasmo aplaude la actitud de

91 173B "Lo semejante se lee de Jacob y Esau en la sagrada escritura. La ira, y contencion mejor se quita con blandas palabras, y benignas que no repugnando" (2r-v) cf. Erasmo: simile quiddam de Iacob et Esau legitur in Hebriieorum litteris. Ira, contentioque melius solvitur blandis verbis et benignitate, quam repugnando (31 1).

92 Se trata de Temístocles (12r): "Sintiendo segun dize el poeta Hesiodo que del buen vezino ay mucho provecho y del malo mucho daño" (cf. Ensmo, 339, Hes. Op. 347 y SS.); de Epaminondas (16v): "Aludiendo a lo que dize Solon, que ninguno se ha de llamar bienaventurado antes de la muerte. Ca mientras bive el hombre puede aprovechar en las virtudes y declinar y apartarse de los vicios" (cf. Erasmo, 358, Plu. Sol. 37) y Escipión el Joven (22r): "porque como escnve Atheneo el rey Ptolemeo por ser pesado de cuerpo nunca hasta entonces le avian visto a pie" (cf. Erasmo, 389, Athen. 549D-E).

93 El comentario de Erasmo es: significans eos quipublicispatriae commodis obstreperent, non esse vere Italos. sed alienigenas. Valerius refert illum dixisse. nunquam eos metuam solutos, quos huc alligatos adduxi. Denotans eos aiiductos fuisse captivos, qui in victorem ferocirent (391), cf. Val Max VI 2,3.

94 significans nihil esse tam munitum, quod auro non expugnetur. Quod ipsum poetae significarunt fabula Danaes a Iove stupratae, sed deo in aurum verso. Unde Flaccus. aurum per medios ire satellites et perrumpere amar castra potentius ferro (231), cf. Hor. C 3, 16,9.

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Dionisio y no reprime su repulsa ante la situación en su tiempo: Tyrannus infilio dignum exheredatione crimen iudicabat adulterium, qui hodie magnatum ludus est (320). Gracián se limita a traducir la primera parte del comentario: "aunque tyranno juzgava el hijo digno de ser deseredado por el crimen de adulterio" (4v). Igualmente, en el apotegma sexto (175F) atribuido al mismo personaje, ante el deseo de la anciana madre de Dionisio de casarse y la respuesta de éste, explica Erasmo signzjicans contra naturam esse si vetula quae iam parere non potest, nubat. Y añade una lacónica glosa: At hodie nubunt septuagenariae (321). Gracián, como siempre, prescinde del final: "significando ser contra natura, si muger vieja que no podia parir se casasse".

Es evidente, pues, que Gracián no pretendió que su versión fuera vehículo del pensamiento erasmiano. Podría verse en este hecho una actitud cautelosa por parte de nuestro intérprete ante la posibilidad de verse envuelto en situaciones comprometidas si se hacía eco de ciertas críticas de Erasmo. Aunque no parece que el holandés exprese en esta obra ideas polémicas, sí es verdad que ciertos comentarios contra el afán de riquezas, el lujo en palacio o la ostentación en el ritual religioso por encima de la verdadera piedad eran susceptibles de ser interpretadas como heterodoxas o, al menos, molestas para determinadas sensibilidades suspicaces. Aunque resulte difícil de creer que los inocentes comentarios de Erasmo fueran considerados dañinos, es preciso recordar, a este respecto, que las versiones de Támara y Járava pronto sufrieron la purga de la censura y finalmente fueron definitivamente prohibidas en el año 1583. Es cierto también que la actitud hacia Erasmo cambió mucho en nuestro país tras su muerte y que, en este terreno, las circunstancias reinantes a partir de la mitad del siglo eran mucho peores que las que había en torno a 1533. En cualquier caso no es descabellado aventurar que Gracián intuyó que el contenido de la obra de Erasmo podía traerle problemas en el futuro y prefirió evitarlos.

Un ejemplo de esta actitud cautelosa es el comentario a Agasicles 1 (208B), donde el rey espartano, despreciando al sofista Filófanes, afirma que tan sólo quiere ser discípulo de aquél de quien quisiera también ser hijo. Erasmo aprovecha aquí para disertar sobre uno de sus temas favoritos, la importancia de la elección del preceptor del príncipe y no falta en su comentario una referencia a la actualidad95.

Gracián traduce literalmente el pasaje pero omite la segunda parte (at nunc ... regnum), precisamente aquélla que puede verse como crítica a la situación contemporánea:

"significando que no hazia menos al caso alcancar a tener buen padre y madre, que buenos maestros. Porque como los hombres libres, y hidalgos por la mayor parte siempre representan el ingenio, y costumbres de sus mayores donde descienden, assi los vicios de los maestros muchas vezes se passan a aquellos que enseñan: y la buena institucion de la vida se ha de

95 significans non minus interesse quos nactus sis parentes, quam quos asciscas praeceptores. Etenim ut liberi ferme referunt maiorum unde prognati sunt ingenium. ita praeceptorum vitia denigrant in eos quos insrituunt. Et honestae vitae institutio potissimum ab illis petenda es?, qui virtutem nugantur. A? nunc summi orbis monarchae fururi. deum immortalem, quibus interdum viris a teneris annis formandi instituendique creduntur; quum principi non nzinus tum perniciosum si? tum indecorum, ab inhonestis insritui, quam nasci. Nec quaelibet artes discendae sunt principi, sed hae duntaxat quae tradunt rationem recte administrandi regnum. (pp. 14-1 5) .

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tomar de aquellos que con obras enseñan la virtud: antes que de los que con palabras compuestas por arte hablan de ella" (26v)96.

Sin embargo, además de los motivos expuestos, nos inclinamos a pensar que la eliminación de todas estas referencias por parte de Gracián tiene que ver también con su deseo de limitar los añadidos que rebasaran lo que se refiriera estrictamente al texto de Plutarco. Ello explicaría, por ejemplo, que Gracián no aproveche la oportunidad que Erasmo le brinda para introducir por medio de los comentarios, tal y como hace el holandés, un ataque a la novela de caballería, uno de sus temas preferidos, sobre el que se explaya largamente en los prólogos de sus traducciones, como hemos visto97.

Así pues, Gracián elimina el aparato de referencias a la obra de Plutarco, los comentarios lingüísticos o estilísticos, las referencias a otros textos y otros autores, las alusiones o comparaciones con la contemporaneidad y la mayor parte de los comentarios personales, críticos e ideológicos de Erasmo. Tras este proceso de limpieza de las notas de Erasmo queda aquello que probablemente parece al lector moderno más banal y redundante: el comentario que desentraña de forma específica y aséptica el significado de los dichos y fundamentalmente está encaminado a la perfecta declaración de su valor moral y ejemplar.

En conclusión, Gracián rebasó los límites que una traducción conlleva para seguir, aunque tímidamente, el método del explanare erasmiano. En algunas ocasiones incluso perseveró por esta vía y añadió comentarios originales, es decir, sin correspondencia alguna en los Apotegmas del holandés.

En algunos casos son explicaciones a realia que Erasmo no ha considerado preciso realizar, como en Alcibíades 6 (187F), donde el traductor hispano informa sobre el sistema griego de votación mediante piedras blancas o negras: "esto dixo porque los votos de las sentencias de devan con piedras negras y blancas. Las negras para condenar y las blancas para absolver" (13r). Gracián usará después con frecuencia de este tipo de inciso o glosa

96 Por lo demás, sólo en un caso hemos constatado un lugar en que Gracián rompe excepcionalmente con esta regla de evitar las referencias contemporáneas y se permite una extrapolación del tema del apotegma a su tiempo. También en esta ocasión parece inspirarse, aunque no con literalidad, en una nota de Erasmo. Se trata de Arquidamo, el hijo de Agesilao, 8 (219A). En este apotegma el espartano, ante la visión de una catapulta recién traída de Sicilia, exclama que el valor del hombre ha desaparecido. Erasmo comenta al respecto: quoties enim instrumentis bellum geritur quae missotelo saxove procul feriunt, minimum interest inter fortem virum et ignavum. Verun1 ubi cominus res geritur; tum apparent qui viri sint, qui non (pp. 58-59). La glosa de Gracián se aplica, en el mismo sentido, a la pólvora, principal instmmento bélico de su tiempo, que recibe una condena por parte del traductor: "porque en la guerra por los tiros y artilleria no se conosce: el esfuergo de cada uno entonces: esta bien dicho que la pestilencia del esfuergo es la polvora, y no sin causa es de creer que salio del infierno invencion que tal estrago ha hecho en el mundo" (34r).

97 Erasmo alude con ironía a la proliferanción moderna de novelas de caballería en Alcibíades 3 (186E): declarans impudenter eum docere literas, qui non semper Homerum haberet in sinu. Quid ille facturus erat, si pro Homero quis porrexisset illi Michahelem modistam aut Floristam (p. 347). Alcibíades se indigna porque un maestro no tiene a Homero en su escuela: npoou28& 62 616ao~&í@ payy6iav Utd605 ~ Z E L . 706 6; 6 t6amd~ovp&v &LV Opjpov @joavro5 $vrpiyaq aÚr6 K O V ~ V ~ O V ?rap&8&v. Gracián se muestra esta vez menos literal en su traslado y se limita a explicar el significado del apotegma: "paresciendole que era digno de semejante castigo, hombre que era maestro de discipulos, y estava sin tan buen libro como es la Iliada" (13r).

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infoimativa que pasa a convertirse en uno de los rasgos más característicos de su forma de traducir y, como tal, volveremos a encontrarlo en las versiones posteriores de Moralia.

En otros casos, incorpora aclaraciones ad sensum o ad usum para apotegmas que no suscitaron al holandés nigún comentario: por ejemplo, en Agesilao 43 (21D), cuando los macedonios cambiaron de parecer y permitieron al general atravesar su temtorio, el intérprete hispano comenta: "de donde parece ser cosa de sabios mudar el parescer: no solamente considerada la qualidad del tiempo, pero aun de la persona y lugar" (29r)lOo. Este segundo tipo de comentario, a diferencia del anterior, está elaborado a imitación de Erasmo y desaparece, salvo contadas excepciones, en la traducción de Moralia.

98 Otros lugares en donde Gracián añade una nota personal sin correspondencia en Erasrno son: Apotegmas de reyes y generales: Artajerjes, hijo de Je j e s 2v; Artajerjes hermano de Ciro 3v; Alejandro Sr; Acístides 12v; Tirno- teo 13v; Piteas 14r; Foción 15r; Epaminondas 16v; Escipión 18v; Catón 20r, 20v; Pompeyo 23v, 24v; Apotegmas de espartanos: Agis 31v; Arquidarno 34r; Cleórnenes 36v, 37r; Apotegmas de espartanos desconocidos 43v; Cos- tumbres antiguas de los espartanos: 46v.