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Máster Interuniversitario en Historia del Mediterráneo Antiguo UOC - UAB - UAH Trabajo de Fin de Máster: Consecuencias bélicas y económicas de la acción romana en el primer año de la Segunda Guerra Púnica en Hispania. (218 a.n.e.) Tutor: Dr. Isaías Arrayás Morales Alumno: Francisco Javier Gracia Sancho Fecha: 30/01/2019

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Máster Interuniversitario en Historia del Mediterráneo Antiguo

UOC - UAB - UAH

Trabajo de Fin de Máster: Consecuencias bélicas y económicas de la acción romana en el primer año de la Segunda Guerra Púnica en Hispania. (218 a.n.e.)

Tutor: Dr. Isaías Arrayás Morales Alumno: Francisco Javier Gracia Sancho Fecha: 30/01/2019

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Agradecimientos

Es de bien nacidos ser agradecidos. Quiero dar las gracias al Dr. Isaías Arrayás Morales por la tutoría de este trabajo final de

máster. Su actitud ha sido ejemplar en lo profesional y en lo personal, y eso raras veces se encuentra tan fácilmente unido. Ha sabido entender las dificultades que se han ido sumando en la realización, planteamiento y redacción, ofreciendo el consejo y orientación profesional que necesitaba. He de agradecer también la flexibilidad en el seguimiento del mismo, puesto que el tiempo, en este momento de mi vida, corría de forma diferente. Lamento no poder haber hecho más, seguir todas sus recomendaciones y consejos sobre lecturas y autores, o profundizar más en ciertos temas que seguro quedarán descritos superficialmente en este trabajo que representa el final de seis años de dedicación académica a mi deuda con la Historia.

Vull agrair el suport i l’acompanyament incansable de la meva parella durant aquests

anys de muntanyes de llibres pel menjador i nits a l’ordinador; de visites a museus massa llargues i viatges llunyans per veure pedres passant calor. Gràcies Gemma per deixar-me somiar i compartir-ho.

Dedico aquest treball al meu fill Roc, que va venir a interrompre’l, portant l’alegria a les nostres vides.

Tarragona, 30/01/2019

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Consecuencias bélicas y económicas de la acción romana en el primer año de la Segunda Guerra Púnica en Hispania. (218 a.n.e.)

Índice general

Resumen 1. Introducción 2. Justificación de la propuesta 3. Objetivos 4. Metodología 5. Estado de la cuestión

5.1. Las fuentes clásicas. 5.2. Investigación actual.

6. Marco teórico 6.1. La Segunda Guerra Púnica en la Península Ibérica (218-202).

6.1.1. El inicio de la campaña en Iberia, la actuación de Cneo Cornelio Escipión (218).

6.1.2. El contexto geográfico y humano: aliados, enemigos y recursos estratégicos.

6.2. El ejército consular romano durante el conflicto. 6.2.1. Composición de la “legión polibia”. 6.2.2. La armada romana. 6.2.3. El aprovisionamiento del ejército romano. 6.2.4. Descripción de operaciones militares comunes.

6.3. El sistema económico y financiero romano 6.3.1. Sistema ponderal monetal. 6.3.2. Modelos de cálculo logístico para el sostenimiento del

ejército 7. Discusión

7.1. Descripción de la fuerza militar romana destacada en la Península Ibérica durante el primer año de la guerra.

7.2. Descripción de las operaciones militares ejecutadas y su desempeño.

7.3. Descripción de ingresos y ganancias obtenidas. 8. Resultados

8.1. Cálculo del coste de mantenimiento del ejército durante el primer año de campaña.

8.2. Cálculo de los ingresos obtenidos. 8.3. Balance costes-beneficios del primer año de campaña.

9. Conclusiones. 10. Referencias bibliográficas. Anexo 1.

4 5 6 7 8 9 9 11 12 12 14 16 20 21 25 26 28 32 34 34 36 36 39 46 46 46 48 48 50 51 56

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Índice de tablas y gráficos

Tabla 1: Costes en denarios de las fuerzas terrestres. Tabla 2: Efectivos a inicio de año 218 asignados a Publio Cornelio Escipión. Tabla 3: Ejército de Cneo Cornelio Escipión en el desembarco en Emporion. Tabla 4: Fuerzas enfrentadas en la batalla de Cissa de 218. Tabla 5: fuerzas de Asdrúbal en Iberia en 218. Tabla 6: Fuerzas romanas en la batalla de Cissa de 218. Tabla 7: Costes anuales en denarios de las fuerzas armadas. Tabla 8: Cálculo de costes del ejército de Cneo Escipión durante el 218. Tabla 9: Costes y beneficios del primer año de campaña en Iberia. Tabla 10: Hipótesis de amortización

35 37 39 42 43 47 47 47 48 49

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Resumen: Este trabajo plantea una estimación del esfuerzo de guerra romano durante el primer

año de la Segunda Guerra Púnica en la Península Ibérica. La expedición de Cneo Cornelio Escipión del año 218 a.n.e. trató de detener la acción cartaginesa en Iberia, su auténtica base de suministros, mientras en Italia se enfrentaban a la furia de Aníbal.

Roma se encuentra en un momento de su historia que necesita la guerra como combustible para su crecimiento económico, y está desarrollando los mecanismos necesarios para hacerla rentable, dispone de ingentes reservas humanas, un ejército con gran potencial, y la capacidad para el control del territorio y su posterior explotación.

A partir de los datos que disponemos sobre el ejército consular republicano y sus costes de mantenimiento, tratamos de describir la expedición romana del 218 en Iberia y su desempeño por tal de determinar la relación entre costes y beneficios, económicos y militares, de ese primer año de campaña. Los resultados son ambivalentes; mientras que en lo económico la amortización de la inversión no llega al 20% del capital, en lo militar, se asientan las bases para el control de un territorio que servirá como base de la futura conquista.

Palabras clave: Segunda Guerra Púnica, Península Ibérica, Cneo Cornelio Escipión, 218 a.n.e., Economía de Guerra.

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1. Introducción

“Rome était donc dans une guerre éternelle et toujours violente. Or une nation toujours en guerre, et par principe de gouvernement, devait nécessairement périr ou venir à bout de toutes les autres, qui, tantôt en guerre, tantôt en paix, n’étaient jamais si propres à attaquer, ni si préparées à se défendre.” “Roma estaba en una guerra eterna y siempre violenta. Una nación siempre en guerra, por principio de gobierno, necesariamente debe perecer o vencer a todas las demás, quienes, a veces en guerra, a veces en paz, nunca fueron tan aptos para atacar, ni tan preparados para defenderse”

Montesquieu (1689-1755), Considérations sur les causes de la grandeur des Romains et de leur décadence, cap. I.

Las Guerras Púnicas fueron un conflicto armado entre dos potencias emergentes del

Mediterráneo; las Repúblicas Romana y Cartaginesa. En puridad, este conflicto surge de la rivalidad de ambas potencias por el control del Mediterráneo occidental. Las dos facciones se enfrentaron durante un periodo de más de 120 años, en un devenir donde, resumidamente, la facción romana fue ganando posesiones y anexionando territorios a lo largo de las tres guerras que mantuvieron hasta la eliminación de Cartago en el 146 a.n.e.

En el año 218 a.n.e se inició la Segunda Guerra Púnica, que duraría casi 20 años y finalizaría con la victoria romana. Este conflicto se caracterizó por la multitud de teatros de operaciones donde se actuó (África, Península Ibérica, Península Itálica, islas del Mediterráneo...); la internacionalización del conflicto, con la intervención de otros pueblos alineados con un u otro contendiente; y el liderazgo de grandes generales como Aníbal Barca o Escipión “el Africano”. Algunos de los hechos acontecidos durante este enfrentamiento han 1

trascendido a la cultura popular incrementando la fama y mito de sus protagonistas, como por ejemplo la travesía por los Alpes con los elefantes o la Batalla de Cannas, que han hecho inmortal el nombre de Aníbal como uno de los enemigos más famosos de Roma.

Este trabajo se centra en dicho periodo, prestando atención al teatro de operaciones ibérico, donde se desarrollaron las operaciones militares romanas destinadas a cercenar el tren de suministros púnico. En el 218 , una expedición al mando del general Cneo Cornelio Escipión 2

desembarca en Emporion, en lo que será el inicio de una campaña de ocho años junto a su hermano, Publio Cornelio Escipión, que finalizaría abruptamente en 211 con la muerte de ambos y la incorporación súbita al mando de la guerra en Hispania del hijo de este último, aquel que posteriormente sería llamado “El Africano”.

1 Bravo, G. (2012)b : 113 y ss. 2 Cft López, P.; Lomas, F.J. (2004: 83)

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El objeto de estudio nace de las preguntas: ¿Cuánto costó el arranque de la campaña en Iberia y qué beneficios obtuvo?. Sin duda se trató de una decisión arriesgada. Con Aníbal a las puertas, Roma plantea llevar la guerra a territorio enemigo con el fin de socavar la fuerza militar y económica púnica. Destinar fondos y recursos bélicos a otro teatro de operaciones debió obedecer a un cálculo de costes y beneficios de trascendencia no únicamente económica, pero obligadamente necesitada de una inversión inicial y una previsión de mantenimiento, guardando delicados equilibrios. Si bien los ejércitos de la antigüedad trataban de hacer sostenible su ejercicio sobre el terreno, obteniendo los recursos para su mantenimiento de su entorno cercano, mediante el estipendium por ejemplo ; esfuerzos 3

mayores requerían de financiación extra, que se materializaba en una mayor presión fiscal, nuevos reclutamientos, etc. Sobre los beneficios, si bien los botines de guerra suponen una inyección importante de capital, debemos entender que las acciones bélicas no sólo se ejecutan con este propósito, sino también, o mayormente bajo una óptica de estrategia de guerra, donde se debe acabar con el enemigo y arrebatarle sus recursos. El primer año de la campaña en Iberia, el general Cneo Cornelio Escipión trató de consolidar la influencia romana al norte del Ebro, donde Cartago ya había pasado en armas, forjado alianzas y amenazado sus influencias e intereses. La principal consecuencia de las acciones bélicas de Roma durante ese año fue el establecimiento de Tarraco como cabeza de puente para la campaña en Iberia. El resto de operaciones son someramente descritas y necesitan de interpretación. La historiografía ofrece diferentes contradicciones que han alumbrado cierta controversia en la investigación moderna. 2. Justificación de la propuesta

Este trabajo se enmarca dentro del plan de estudios del Máster Interuniversitario en Historia del Mediterráneo Antiguo, impartido por la UOC, UAB y la UAH . El trabajo final de máster supone una síntesis de las competencias y conocimientos del aspirante, así como un reflejo de sus intereses hacia un objeto de estudio. En este caso se ha optado por el Mundo Grecolatino, fijándonos en Roma, durante su Periodo Republicano, al inicio de la Segunda Guerra Púnica en la campaña en Hispania (218 a.n.e.)

Queda poco por decir sobre la importancia que tuvieron las Guerras Púnicas en el devenir de la historia de Roma y por extensión, del Mediterráneo Antiguo. La historiografía recoge ampliamente las causas, desarrollo y consecuencias de las mismas. Al acabar con Cartago, Roma se ha convertido en el germen de un imperio capaz de dominar al resto de pueblos que orillan el Mediterráneo. La consecuencia más inmediata es la eclosión de la madurez de un Estado persistente, capaz de imponerse hegemónicamente a cualquiera de sus contemporáneos y ensombrecer el lustre de antiguos imperios como el macedónico o el egipcio. Posteriormente, a lo largo de su historia, se someterá de nuevo a numerosas “pruebas de estrés” que no hacen más que mejorar su capacidad de resiliencia, y ésta cristalizará en la herencia que dicha cultura nos deja.

La civilización occidental se construye sobre la impronta que dejó la cultura greco-latina en Europa. Si bien la sociedad romana fue capaz de incorporar repertorios culturales propios de los pueblos que asimilaba bajo su dominio, como todo buen imperio, los uniformizó , fijándolos 4

3 Muñiz, J. (1978: 244) 4 Cft. Harari, Y. N. (2016)

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como algo propio en su modelo de convivencia y orden social, difundiéndose por todo su territorio. Así, no sólo encontramos vestigios arqueológicos en los territorios donde se expandió, sino también un sustrato cultural común que hallamos en aspectos que pueden pasar desapercibidos, como la gastronomía o el folclore. En los detalles, todavía somos romanos.

El inicio de la conquista de Hispania por parte de Roma lo podemos fijar con el estallido de la Segunda Guerra Púnica, momento en que nos fijamos en este trabajo. Los escipiones establecieron en Tarraco una base, cabeza de puente, para la campaña en la península Ibérica que posteriormente sería la capital de la Provincia de la Hispania Citerior. La importancia y oportunidad de centrar el foco sobre este momento y lugar lo destacan Noguera, J.; Ble, E.; Valdés, P. (2013: 9) a lo largo de su trabajo, aludiendo a las espacios vacíos que todavía existen sobre el objeto de estudio, especialmente las campañas en el noreste de la Península Ibérica, eclipsadas, ya desde la antigüedad, por los grandes protagonistas del conflicto y otros escenarios más candentes, particularmente la Península Itálica. También destacan cómo entre la academia se ha extendido una visión del conflicto centrada en algunos episodios concretos, dejando en un segundo plano los acontecimientos que se produjeron entre el 218 y el 209 a.C. en el territorio comprendido entre Cartagena y los Pirineos. 3. Objetivos

Los límites de esta investigación se han determinado en forma de objetivos. Se plantea un objetivo general que se formaliza a partir de la consecución de varios específicos, a saber: Objetivo general:

Ofrecer un análisis de costes y beneficios, económicos y militares, del primer año de la campaña de Cneo Cornelio Escipión en Hispania (218), desde el desembarco en Emporion al invierno en Tarraco. Objetivos específicos:

1. Definir las variables a considerar en el cómputo del balance logístico y bélico.

a. Describir el ejército romano del momento. b. Describir los valores monetales y sistema económico y financiero de la

República Romana durante la Segunda Guerra Púnica como magnitud y unidad de cálculo.

c. Describir las acciones bélicas de la campaña de forma contable. 2. Calcular el coste de la campaña de 218 en Hispania. 3. Determinar los beneficios económicos y militares obtenidos.

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4. Metodología

Investigar supone realizar una serie de diligencias en el sentido de diseñar un proceso sistemático de actividades dirigidas a descubrir o aumentar los conocimientos sobre determinada materia . Para esto es necesario trazar un plan o estrategia que nos ayude a 5

planificar aquellos pasos o tareas a realizar y a determinar de qué forma debemos acercarnos al objeto de estudio.

Esta investigación se enmarca dentro del enfoque o paradigma cuantitativo (positivista) en tanto trata de analizar y establecer relaciones causa efecto entre variables que podemos contabilizar; y cualitativo (fenomenológico, interpretativo o cultural) pues debe aproximarse a muchas de ellas a partir de fuentes e interpretaciones subjetivas, glosadas por autores clásicos de la esfera latina. Dentro de estos, las metodologías que más pueden ayudarnos son Ex post facto y el Estudio de caso. Ambas son fundamentalmente descriptivas y no tratan de alterar el objeto de estudio. En el caso de la metodología Ex post facto, parece redundar en la naturaleza del hecho histórico, pero supone un uso epistemológico de la metodología cuantitativa respetuoso con la realidad a analizar . Por su parte, el estudio de caso, nos permite acercarnos 6

a fenómenos concretos, bien acotados, e intentar comprenderlos en su contexto . 7

El diseño de esta investigación empieza con la construcción de un corpus teórico que comprenda y describa suficientemente las variables objeto de estudio. Para esto, proponemos la lectura y análisis de las fuentes clásicas directamente relacionadas (Polibio, Tito Livio, Apiano, Estrabón...) valorando la información que contienen y la fiabilidad que se les confiere desde la investigación contemporánea. Asimismo no podemos ignorar el ingente trabajo que desde la investigación actual aborda el tema, a veces de forma complementaria, otras veces antagónica. Seguidamente, debemos escoger un modelo de cálculo de recursos validado epistemológicamente como método para hallar el valor que determine el coste de las operaciones militares en Iberia a partir de los datos que ofrecen las fuentes clásicas que narran el episodio. Para esto, deberá analizarse el relato de los acontecimientos, contrastando las fuentes clásicas con la investigación contemporánea, de tal forma que se aporten datos razonados y justificados en la definición de las variables necesarias para el cálculo final.

5 DRAE http://dle.rae.es/?w=diccionario 6 Cft. Mateo, J. (1997: 9) 7 Cft. Cantó-Milà, N. (2012: 43)

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5. Estado de la cuestión

La producción historiográfica sobre la Segunda Guerra Púnica en la Península Ibérica se inicia con los textos clásicos de autores latinos y las síntesis que se han desarrollado a partir de estos. Si bien los episodios más relevantes de este conflicto se desarrollaron en la Península Itálica y África, tenemos la fortuna de poder contar también con la información relativa a nuestro territorio a partir de lo que éstos narraron. Por otro lado disponemos de la investigación actual, que recoge estos testimonios y los contrasta con las evidencias arqueológicas y el empleo de disciplinas auxiliares, generando nuevo conocimiento y clarificando aquellos aspectos que o no quedan explicados o fueron obviados las fuentes clásicas, el lado vencedor. En el siguiente apartado recogemos las aportaciones más importantes relativas al tema del trabajo. 5.1. Las fuentes clásicas

La expedición militar de Cneo Cornelio Escipión durante el 218 se relata en varios textos clásicos, fuentes primarias de este trabajo. Los autores que han llegado hasta nosotros que más y mejor narran la Segunda Guerra Púnica son Tito Livio ( 64 a.n.e - 17) , en su Historia de Roma desde su fundación , Polibio ( 200-120 a.n.e) en sus Historias y Apiano ( 95-155 ), en la Historia Romana , todos muy posteriores al objeto de estudio. Sobre el contexto, debemos también citar a Estrabón ( 63 a.n.e. - 24) con su Geografía . Generalizando, podemos resumir que su aportación sólo procede de uno de los lados del conflicto, el romano. Ninguno fue testimonio directo, si bien emplearon fuentes (del mismo bando) coetáneas a los hechos, y sus textos son recomposiciones efectuadas desde el punto de vista y objetivos del autor y su época, en base a una escaleta de acontecimientos, que glosan, dotan de sentido narrativo, artístico, y cargan con los prejuicios y valores propios de la cultura que los acogió. Para reunir y valorar la información que transmiten, construimos una ficha de análisis de cada autor y obra relacionada en el anexo 1.

Polibio es la fuente más cercana, cronológicamente, a los hechos. Redactó su obra setenta años más tarde que los mismos. Como miembro de la élite de su ciudad de origen, pasó a ser rehén de Roma durante la conquista de Grecia. Fue criado por la familia de Escipión Emiliano (nieto adoptivo de Escipión “el Africano”), al que acompañó durante toda su vida. Hombre de armas y gran viajero, conoció buena parte de la ecúmene romana. Sus Historias son narradas a partir de su conocimiento geográfico, experiencia militar y política y el acceso a fuentes bibliográficas privilegiadas . Su proximidad a la familia Escipión le permitió el acceso a 8

información directa sobre la Segunda Guerra Púnica, pero a la vez comprometida y posiblemente parcial por su dependencia personal a éstos . Sobre el 218, esboza los 9

acontecimientos esenciales narrándolos de forma clara y directa, casi como un informe militar. Tito Livio redactó su obra doscientos años después de los hechos. Estuvo muy ligado a

la dinastía Julio-Claudia, y su obra puede calificarse como próxima a las ideas oficiales del 10

poder sobre la historia romana , aunque por otro lado se considera un republicano tradicional, Valverde, J.; Ramírez, A. (2009) dicen de él que su ideal pasaba por una vuelta al gobierno incorrupto de los senadores de la república frente a un gobierno autocrático. Fue muy loado por

8 Valdés, P. (2017: 100) 9 Cft. Gracia Alonso, F. (2015:21) 10 Gracia Alonso, F. (2015:21)

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autores posteriores por presentar de forma artística los hechos históricos, más como un producto literario, que Gaillard, J. (1997) define como “La historia río”. Sus limitaciones (falta de conocimiento geográfico, distancia temporal, inexperiencia militar, etc.) las suple con su estilo, que incorpora narrativamente aspectos relativos a la psicología de los protagonistas de la historia Su obra recoge la historia de Roma desde su fundación mítica hasta el 9 a.n.e. Está escrita cronológicamente y el eje central es su propia cultura. Trabaja en base a escritos generales previos, a los que complementa en aquellos aspectos que estimulan la narrativa y refuerzan el mensaje y objetivo general de su obra, la gloria de Roma y el ensalzar al pueblo romano . Sobre los hechos en Hispania, se cree que sus fuentes fueron Celio Antípatro, 11

Polibio, Valerio Antias y Claudio Cuadragenario. En relación al 218, podemos decir con claridad que sigue la escaleta de acontecimientos narrada por Polibio, pero añadiendo detalles y también episodios no descritos por éste último. Resulta fundamental el contraste entre ambos autores para escribir el relato completo.

Apiano disfrutó una vida al servicio del Imperio. Si bien estuvo más alejado en el tiempo que los demás autores de los hechos, sí tuvo la oportunidad de acceder a documentación y fuentes privilegiadas, tanto en Roma como en Alejandría, donde residió. De estilo sencillo, su objetivo era mostrar la historia de Roma de forma comprensible, mostrando los hechos en cada uno de los territorios donde se había impuesto, obviando detalles que consideraba innecesarios. La hipótesis de Gómez Espelosín, F.J. (2016) y Gracia Alonso, F. (2015) es que es el resultado de una selección en base a una historia general redactada previamente, de donde ya se habían seleccionado fragmentos de autores anteriores, donde fue abreviando y desgranando geográficamente los hechos narrados y completando con textos especializados aquellos temas que servían a su propósito. Detecta cierto desinterés en la precisión de lugares y detalles, gentes, costumbres, etc. Estas lagunas las explica sobre su interés en mostrar la gloria de Roma, cuando la romanización de la Península Ibérica no encontró grandes enemigos ni gestas: “La conquista de Hispania consistió más bien en una serie de campañas largas y difíciles, en las que abundaban las escaramuzas y toda clase de contratiempos, que en ocasiones se convirtieron en verdaderos desastres para las tropas romanas y resultaban, por tanto, poco gratos de recordar con detalle.” Gómez Espelosín, F.J. (2016: 46). Su dedicación parece más afición, o trabajo literario que científico. Se detectan no solo omisiones sinó también errores (geográficos, onomásticos, etc.) que necesitan de interpretación . Sobre el 12

218 no nos aporta demasiado, pero sí en cambio del resto de campaña en Iberia. Estrabón constituye la fuente más importante sobre Iberia en la antigüedad. El libro

tercero de su obra, contiene una descripción de la Península Ibérica donde aporta información sobre sus gentes, paisajes, y especialmente sus recursos naturales. El objetivo de su obra es ofrecer una visión general del orbe conocido, describiendo sus pueblos, gentes, ciudades, patrimonio y accidentes geográficos. Pese a escribir casi doscientos años más tarde del conflicto, en un entorno ya casi absolutamente romanizado, recupera los nombres de los pueblos y lugares originales previos a la conquista, ofreciendo una descripción más favorable de éstos en función de su relación con Roma. En su tiempo no fue una obra de referencia, 13

pero es de las pocas que ha llegado completa hasta nosotros. Para la redacción del libro III no visitó la península, y trabajó a partir de obras anteriores, especialmente la de Posidonio y Polibio. Se ha criticado su trabajo etnográfico por esencialista , a veces estereotipado y ligado 14

11 Valdés, P. (2017: 105) 12 Valdés, P. (2017: 88-89) 13 Valdes, J. (2017: 91) 14 Cft. Gómez Espelosín, F. (2007)

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a una visión pro romana de la civilización. Sobre el período que estudiamos, describe cómo en la línea de costa entre los Pirineos y el Ebro hallamos Emporion y Tarraco unidos por la vía Heraclea. 5.2. La investigación moderna

Parafraseando la cita apócrifa atribuida a Isaac Newton: “Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes”, la historiografía moderna debe mucho al trabajo de estudios anteriores, pero especialmente importante resulta la aportación contemporánea de una forma de generar conocimiento basado en el empleo del método científico. En este sentido, la actividad de las universidades y sus especialistas se revela fundamental para el progreso de la disciplina histórica. Hallamos así las aportaciones de grupos de investigación y autores adscritos al ámbito académico que publican el resultado de sus investigaciones en diferentes formatos y con diferentes objetivos o públicos, desde el ámbito más divulgativo, al de la publicación científica, pasando por el puramente académico. Para este trabajo se han seleccionado aquellas relativas a los constructos a desarrollar y ordenados desde aquello más general, a lo más específico.

Al ser la Segunda Guerra Púnica un suceso muy significativo durante este momento histórico, es sencillo hallar excelentes trabajos de síntesis en manuales académicos conocidos: Almagro, M.; Arteaga, O.; Blech, M.; Ruiz, D.; Schubart, H. (2001); Bravo, G. (2012); López, P.; Lomas, F.J. (2004); Sánchez Moreno, E.; Domínguez Monedero, A. J.; Gómez Pantoja, L. (2007); Roldán, J.M. (2008), etc. resumen la sucesión de acontecimientos y suman aquellos aspectos a considerar en su explicación mediante un aparato crítico conveniente, ilustrado a veces con láminas y mapas. También en los últimos años, se han publicado dos monografías alrededor de este tópico, obras corales que suman puntos de vista y nacen como parte del despliegue científico y divulgativo de sendas exposiciones organizadas por el Museo 15

Arqueológico Regional en Alcalá de Henares. Nos referimos a las ediciones de Bendala, M. (2014 - 2015) sobre el paso de Aníbal por Iberia y la obra de los Escipiones en Hispania. El interés académico de este tópico lo destacan Noguera, J.; Ble, E.; Valdés, P. (2013), en especial los años previos a la llegada de Escipión el Africano. Sobre la expedición militar de Cneo Pompeyo Escipión durante el 218, disponemos de numerosas publicaciones modernas; Bendala, M. (2015), Noguera, J.; Ble, E.; Valdés, P. (2013), Ruiz de Arbulo, J. (1991), etc., que explican los aspectos generales del conflicto así como los principales vestigios arqueológicos relacionados con el mismo. Las publicaciones especializadas aportan visiones y novedades con mayor detalle. Recogemos en el último apartado las referencias.

La logística militar de la república media viene condicionada por el tipo de ejército que moviliza, la “legión políbia” que junto con aliados y caballería podía conformar un ejército 16

consular. Todavía se trataba de un modelo de conscripción censitario, donde cada infante costeaba sus propias armas. Los textos de Goldsworthy, A. (2010), y Roth, J.P. (1999) aportan una visión general sobre la organización y la logística durante este periodo, que ampliamos con las tesis doctorales de Ble, E. (2015) y Valdés, P. (2017); que desarrollan su despliegue sobre el terreno, así como la monografía dedicada a la Guerra y territorio en el mundo romano, de los Drs. Ñaco y Arrayás (2006). De obligada lectura son también las amplisimas aportaciones de síntesis, divulgación e investigación del Dr. Quesada Sanz en relación a la guerra y el conflicto

15 “Fragor Aníbalis. Aníbal en Hispania” y “Los Escipiones. Roma conquista hispania.” 16 Goldsworthy, A. (2010: 26)

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durante la antigüedad en la Península Ibérica, así como las del Dr. Gracia Alonso, que añaden la visión de las armas del mundo ibérico y púnico durante el conflicto.

Sobre el sistema económico y financiero de la época, debemos inevitablemente atender a las investigaciones de la Dra. García-Bellido sobre sistemas ponderales y unidades de cuenta en Iberia durante este período. La influencia de las diferentes culturas y su asentamiento en el territorio ofrecen diversas áreas de influencia de patrones metrológicos prerromanos con 17

acuñaciones monetales distintas, que posteriormente tratarán de adaptarse a la evolución del sistema monetario romano-republicano basado en el patrón del as libral de bronce . Con esta 18

unidad y su sistema ponderal, el cálculo de costes puede seguir el desarrollado por Cabezas, G. (2013: 99) el cual ofrece un modelo de registro contable sobre el ejército cartaginés que fácilmente es trasladable al romano, especialmente considerando que toma como referencia los textos de Polibio (Plb. VI, 39, 12-14) sobre contabilidad de la soldada y consumo de raciones. Igualmente, los estudios de Ferrer-Maestro, J. han desarrollado modelos de cálculo de la logística romana durante el mismo conflicto para la campaña en Hispania, que desarrollan ejemplos como la toma de Cartagena por parte de Escipión “El Africano”. También las investigaciones en numismática del Dr. López Sánchez coinciden en época e interés para este trabajo, pues ofrece una visión de los inicios de la monetarización de la Península Ibérica que abraza las diferentes culturas encontradas. Por último, citar las investigaciones del Dr. Ñaco del Hoyo sobre la economía de guerra y la fiscalidad de la Roma republicana y su impacto sobre el territorio peninsular durante el período 218 a 133 a.n.e., años del inicio de la conquista romana. Además de lo citado, debemos incluir los trabajos del Dr. Le Bohec en historia militar romana, y la obra clásica de Caven, “The Punic Wars” como referencias internacionales a consultar.

Para concluir, decir que al tratarse de un conocimiento en construcción, que espera de nuevos hallazgos y desarrollo de aportaciones, y a la vez genera una extensísima bibliografía, toma importancia la investigación local, de especialistas, con nombres propios, centrados en líneas de investigación muy específicas, a veces secantes, que a partir del contraste y el estudio de las contradicciones entre la información de las fuentes clásicas y la investigación moderna, genera controversias e hipótesis que esperan ser refutadas o confirmadas, ofreciendo nuevos espacios de interés para la investigación. 6. Marco teórico 6.1. La segunda guerra púnica en la Península Ibérica

Roma encuentra su ventana de oportunidad para atender a sus intereses en el Mediterráneo occidental a partir de la pacificación de la Península Itálica. Al convertirse en una potencia, necesitará dar impulso a su expansión imperialista para mantener un modelo económico que requiere cada vez más recursos y por tanto, entra en rivalidad con sus iguales en el Mediterráneo: Cartago y los Reinos Helenísticos . 19

El primer enfrentamiento entre estas dos repúblicas, la llamada Primera Guerra Púnica (264-241 a.n.e) tuvo lugar por el dominio de la isla de Sicilia y finalizó con la victoria romana, que impuso al vencido unas duras condiciones para la paz. Entre esta paz y el inicio del

17 García-Bellido, M.P. (2001: 553) 18 Ibid. p. 565; DeRose Evans, J. ed. (2013: 120) 19 Cft. Bravo, G. (2001, 2012a, 2012b)

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siguiente conflicto entre ellas, pasaron más de veinte años que ambos contendientes aprovecharon bien, especialmente Cartago. Tras resolver sus problemas internos, con sublevaciones de mercenarios descontentos y la pérdida de las islas del Tirreno (Córcega y Cerdeña), continuó potenciando su emporio comercial, y paralelamente la familia Barca impulsó la expansión imperialista de Cartago sobre la Península Ibérica. Esto significó la explotación de sus recursos (minas de plata, hierro y cobre, explotación agraria, mantenimiento de la tradición comercial y la extracción de recursos humanos en forma de mano de obra esclava y reclutamientos de mercenarios) y el control del territorio mediante fundación de nuevas ciudades, la imposición de tributos a los pueblos vencidos y saqueo de asentamientos . Su 20

influencia se centró en el levante, desde el Ebro a Cádiz, y aun se adentraba en la meseta cuando retomaron las hostilidades con Roma, que celosa de su éxito y disponiendo de la oportunidad para volver sus armas contra ella , aprovechó el pretexto de la ocupación 21

cartaginesa de Sagunto en el 219, ciudad en supuesta amistad con Roma , para declarar la 22

guerra a Cartago. La bibliografía se debate entre dos clases de motivos para justificar el estallido de la guerra, uno más centrado en los intereses económicos de ambas potencias y otro que carga las tintas sobre lo ideológico . Posiblemente coadyuvaron uno a otro. 23

Este conflicto se desarrolló, como hemos dicho, entre el 218 y el 202 y se produjo en varios teatros de operaciones, entre ellos la Península Ibérica, fuente de riqueza para Cartago. Roma decide intervenir so bre ella para frenar el empuje púnico , pero Aníbal ya lo había 24

previsto. Antes de llevar la Guerra a Roma, dejó preparada la defensa de la Península Ibérica enviando mercenarios desde África y nombrando a su hermano Asdrúbal jefe militar al sur del Ebro. Mientras Aníbal burlaba el plan de ataque en dos frentes romano, adelantándose a la Península Itálica en 218 y obligando a la reacción romana, que abandonaba la idea de llevar la guerra a África para centrarse en la defensa de la patria; también se delegaba la intervención en la península Ibérica al hermano del Cónsul Publio Cornelio Escipión, el general Cneo Cornelio Escipión, que al mando de dos legiones y sus correspondientes tropas auxiliares, desembarcó en Emporion a finales del verano de 218.

La intervención romana en la península Ibérica durante la segunda guerra púnica puede dividirse en dos partes o momentos muy diferenciados: los años bajo el mando de los hermanos Escipión (218-211) y tras la muerte de éstos, la posterior gestión del hijo y sobrino de

20 Cft. Blazquez, J.M. (1992: 491 y ss); Roldan, J.M. (2008: 216) 21 La ocasión surge una vez finalizada la guerra con los Ilirios, derrotada la reina Teuta en 229, y resuelta la invasión gala de 225 sobre Italia de Boyos, Insubres y Gesatos por el norte, a la vez que se hallan estando en paz con los reinos helenísticos, en especial Macedonia. Cft. López, P.Lomas, FJ. (2004: 83) 22 Bravo, G. (2012a: 405) recalca la suposición de algún acuerdo Roma-Sagunto que no se había formalizado, pero sirvió de excusa para el inicio de la guerra. 23 Cft. Bravo G. (2012a), López, P.Lomas, FJ. (2004: 82) 24 Aprovechando la inercia, posteriormente seguirá su ejemplo, siguiendo un modelo de ocupación del territorio de baja intensidad, lento y poco decidido, con continuos avances y retrocesos de líneas militares, pero con voluntad de dominación y consolidación de fronteras, donde se usa la diplomacia y la acción militar, que se desarrolló tras las Guerras Celtíberas y Lusitanas , señaladas especialmente con la toma de Numancia (133 a.n.e) y la muerte de Viriato (139 a.n.e.) y antes de las campañas de Sertorio (82 a.n.e.). Estas características son acordes al estado general de la República Romana, que atiende en ese mismo momento a las luchas internas entre facciones optimates y populares que desembocarán en la primera guerra civil (91 a.n.e). En el momento de esta rendición formal, Mario accederá a un consulado (por sexta vez) que mantendrá ininterrumpidamente durante 4 años. Se sofocan las rebeliones en Numidia (105 a.n.e), y la invasión de cimbrios y teutones en el sur de la Galia (102 a.n.e). Cft. Bravo, G. (2012a: 413); López, P.; Lomas, F.J. (2004: 120), Cft. Roldán, J.M. (2008: 265); López Melero, R.; Sánchez, J.L.; García, S.(1984: 315), García, E. (2014: 98)

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los mismos, Publio Cornelio Escipión “El Africano”(210-206). El primer período se caracterizó por una retahíla de victorias romanas nada definitivas, primero para afianzar su posición al norte del Ebro y posteriormente para adentrarse en territorio púnico en el sur peninsular. Sus objetivos fueron el minar lealtades de los pueblos autóctonos, atrayéndolos a la causa romana, e impedir el envío de refuerzos a Aníbal en la Península Itálica , sus actuaciones han sido 25

calificadas de “arriesgadas” y poco decisivas. Este período finalizó con la muerte de ambos 26

generales tras cometer un error táctico y separar sus fuerzas para cubrir más territorio al sur de la Península Ibérica. El segundo período quedó marcado por la toma de los centros de poder y control cartaginés en la península y la expulsión definitiva de las fuerzas púnicas. La figura determinante, como se ha dicho, fue Publio Cornelio Escipión “El Africano”, del que la bibliografía destaca especialmente su ejercicio diplomático para con las tribus hispanas, restando apoyos a los púnicos y sumando fuerzas a su bando; la toma de Cartago Nova, base principal púnica, que supuso un verdadero giro en la guerra en Hispania puesto que restó numerosos recursos económicos y militares a la causa cartaginesa y también liberó del control púnico trescientos rehenes hispanos que se hallaban en la ciudad como medida de seguridad de la fidelidad de las tribus indígenas. Otro hito notable fue la ocupación del valle del Guadalquivir, donde se hallaban centros de explotación económica cartaginesa. La resolución de las batallas de Baecula e Ilipa abrió las puertas al último bastión costero, Gades, que se rindió pacíficamente sumando a las armas romanas apoyos indígenas en el sur. En poco menos de cinco años se expulsó a las fuerzas cartaginesas y se consiguió fijar lo que sería un incipiente control del territorio a favor de Roma. 6.1.1. El inicio de la campaña en Iberia, la actuación de Cneo Cornelio Escipión (218).

La descripción de lo acontecido durante el inicio de la campaña en Iberia es narrado por Polibio, Tito Livio y Apiano, con mayor o menor detalle cada texto en función de los intereses e información del autor . Entre ellos presentan aspectos en común que ayudan a reconstruir el 27

año completo, pero también presentan algunas contradicciones o aspectos confusos o poco definidos que dan pie a la especulación y necesitan del contraste con otras fuentes para su esclarecimiento. A continuación glosamos lo descrito por los autores, señalando aquellos puntos importantes para este trabajo y su fuente.

Al inicio del verano de 218 Publio Cornelio Escipión es enviado con sesenta quinquerremes a Iberia , junto con dos legiones con su caballería, catorce mil infantes y mil 28

seiscientos jinetes aliados. Cabotando la costa llegó a Massalia, en la desembocadura del 29

Ródano, donde le informan que Aníbal ya ha cruzado los Pirineos y se encuentra en las inmediaciones con intención de cruzar el río. Ante esto, adopta una actitud cauta, e intenta predecir por dónde se efectuará el cruce. Desembarca sus tropas y envía a trescientos jinetes junto con mercenarios celtas al servicio de Massalia para reconocer los vados. Aníbal, tras cruzar el río ingeniosamente, envía quinientos jinetes númidas a inspeccionar la costa, al saber

25 Cft. Roldan, J.M. (2008: 220); López, P.; Lomas, F.J. (2004: 85); Bravo, G. (2012b: 114) 26 Ibidem. 27 Vid supra cap. 6.1 28 Polib. III. 41; Liv. XXI. 17. 8; Liv. XXI. 26.3; App.Hisp.14 29 Liv. XXI. 17. 8; En App.Hisp.14 cuentan con mil infantes y setecientos jinetes.

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que las naves romanas están allí fondeadas . Los dos cuerpos de exploradores topan cerca 30

del campamento cartaginés, desatándose un combate que termina con cuantiosas bajas por ambos lados y la huida de los númidas en retirada. Los jinetes romanos descubren el campamento púnico y corren a informar a Publio. Al conocer el emplazamiento, Publio organizó la marcha río arriba para alcanzar las huestes de Aníbal, el cual ya había preparado la marcha del grueso de su ejército, dejando para cubrir la retaguardia los elefantes y la caballería . 31

Publio llegó al paso del Ródano tres días después de la marcha de Aníbal, sorprendido, determinó deshacer camino y embarcar a sus tropas de nuevo para dirigirse a Italia con intención de adelantar el paso de los Alpes de Aníbal mientras enviaba a su hermano al frente ibérico , con el grueso de las tropas. 32

En Agosto de 218 Cneo Cornelio Escipión desembarcaba las tropas en Emporion . 33

Desde donde efectuó desembarcos por toda la costa hasta el río Ebro , renovando tratados de 34

amistad, creando nuevos y asediando a las poblaciones desafectas. Somete a los Lacetanos 35

y recluta algunas cohortes de tropas auxiliares . Avanza con todo el ejército hacia el interior y 36 37

junto a la ciudad de Cisa, acamparon a la vista de sus fuerzas los cartagineses comandados por Hanon, el general al mando del territorio al norte del Ebro, que temiendo más defecciones en el bando púnico, decidió presentar batalla. Así lo hizo también Cneo, prefiriendo enfrentarse a Hanon, que a Hanon y Asdrúbal juntos . Los dos ejércitos se enfrentaron frontalmente , sin 38 39

que fuera una gran lucha . Murieron seis mil enemigos, se tomaron dos mil prisioneros, junto 40

con la guarnición del campamento . Se apresó a Hanon y algunos otros jefes, como Indíbil , 41 42

caudillo de los íberos de las comarcas del interior que siempre se había mostrado partidario de Cartago. También se tomó Cissis, la fortaleza cercana al campamento . El botín obtenido de la 43

fortaleza no era de gran valor, bienes muebles bárbaros y esclavos de poco valor, pero el del campamento púnico sí lo era, ya que contenía las pertenencias del ejército de Hanon y las del ejército de Aníbal que había partido hacia Italia. 44

Antes de conocer esta noticia, Asdrúbal había atravesado el Ebro con ocho mil infantes y mil jinetes . Al percibir que llegaba tarde, y que la flota romana se hallaba sin la protección 45

adecuada de las tropas terrestres, y en actitud de asueto, diseminados por los campos; desvió su itinerario hacia el mar , iniciando una razzia con su caballería, matando a muchos y 46

obligando a huir a las naves al resto . Tras esto se retiró al otro lado del Ebro , regresó a 47 48

30 Polib. III. 44; Liv. XXI. 26. 6 31 Polib. III. 47 32 Polib. III. 49; Liv. XXI. 32; App.Hisp.14 33 Polib. III. 76; Liv. XXI. 60. 34 Polib. III. 76; Liv. XXI. 60.3 35 Liv. XXI. 60.3 36 Polib. III. 76; Liv. XXI. 60.5 37 Polib. III. 76 38 Liv. XXI. 60.5-7 39 Polib. III. 76 40 Liv. XXI. 60.7 41 Liv. XXI. 60.7-8 42 Polib. III. 76 43 Liv. XXI. 60.8 44 Polib. III.76; Liv. XXI. 60. 9 45 Polib. III.76; Liv. XXI. 61 46 Liv. XXI. 61. 2 47 Polib. III.76; Liv. XXI. 61. 3 48 Liv. XXI. 61.3

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Cartago Nova , donde se dedicó a la vigilancia y organización de las acciones al norte del río 49

durante el invierno, evitando el encuentro con Escipión, que fue en ayuda de las naves, y tras disciplinar a los prefectos de la armada, dejó una guarnición en Tarraco y regresó a Emporion con la flota. Apenas se marchó, regresó Asdrúbal para impulsar a la rebelión al pueblo de los 50

Ilergetes , que aunque cedieron rehenes a los romanos, arrasaron las comarcas de los aliados 51

fieles a éstos. Escipión invadió el pueblo de los Ilergetes, abandonados a su suerte por Asdrúbal, que se refugiaron en la ciudad de Atanagro, su capital. Tras un sitio de pocos días, les exigió más rehenes, y multó con una suma de dinero; sometiéndolos. Tras esto avanzó contra los Ausetanos, aliados de los cartagineses, cerca del Ebro. Sitiando su ciudad, sorprendió a una hueste de Lacetanos que acudían en auxilio de sus vecinos, los emboscó de noche, matando a doce mil y ahuyentando a muchos otros. El asedio duró treinta días de crudo invierno. Tras la huida del rey Amusico junto a Asdrúbal, pactaron la rendición por veinte talentos de plata . Agrupó ejército y armada en un sólo cuerpo e invernó en Tarraco . El botín 52 53

obtenido fue repartido entre los soldados, levantando el ánimo . 54

6.1.2. El contexto geográfico y humano: aliados, enemigos y recursos estratégicos.

El primer año de campaña en Iberia, como hemos visto, se circunscribe geográficamente en el triángulo formado por el río Ebro, los Pirineos y la línea de costa entre ambos, los dominios romanos del tratado de 226. En la descripción de su geografía física estos son los tres accidentes que más destacan. Los principales recursos estratégicos para el control del territorio serán los puertos, los pasos de accidentes geográficos y la población asentada. El primer año de campaña, Cneo aseguró puertos y población, en el segundo, fijó campamentos para el control del paso del Ebro . El teatro de operaciones se enmarca, actualmente, en la 55

región de Cataluña. Se trata de un territorio típicamente mediterráneo, con un clima que se caracteriza por ser templado, con una amplitud térmica leve, de veranos calurosos e inviernos suaves así como con precipitaciones no muy abundantes concentradas en las estaciones de primavera y otoño, muchas veces impredecibles que hacen pasar de períodos de sequía prolongada a inundaciones . También podemos hallar zonas de clima atlántico en los Pirineos. 56

Las características del clima mediterráneo permiten la existencia de un bioma determinado, especies de plantas y animales adaptados al mismo. El bosque de mediterráneo se compone de árboles caducifolios y perennifolios, vegetación baja, sotomonte leñoso y espinoso, todo adaptado a largos períodos de sequía, precipitaciones puntuales, súbitas y/o torrenciales . Las estrategias de adaptación van desde la reducción de la hoja y el tamaño 57

49 Polib. III.76 50 Polib. III.76; Liv. XXI. 61. 4-5 51 Liv. XXI. 61. 5 52 Liv. XXI. 61. 6 a 11 53 Polib. III.76; Liv. XXI. 61. 11 54 Polib. III.76 55 Noguera, J.; Ble, E.; Valdés, P. (2013: 87) 56 Miller, A.A. (1975: 204), Miller, N.F. ( 1992: 72), Pounds, N.J.G. (2000: 36), Braudel, F. (1997: 21) 57 Pounds, N.J.G. (2000: 38)

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para evitar perder agua hasta el desarrollo de almacenes de agua en raíces, tallo y fruto . El 58

bosque toma diferentes biocenosis (bosque de ribera, dehesa, garriga, maquis, etc.) que permiten el desarrollo de una fauna determinada. El suelo de las riberas del mediterráneo suele ser pobre . Encontramos suelos calizos, ferruginosos y pardos que permiten la vida a la 59

vegetación, intervienen en el ciclo del agua y transforman la energía y la materia del ecosistema. La orografía también influye en el desarrollo de la vegetación. Si bien el paisaje mediterráneo es abrupto, sobre todo en la ribera norte, no encontramos, en el área de influencia del clima mediterráneo, sistemas montañosos con cumbres alpinas con pisos térmicos muy diferenciados. En Cataluña se describen tres unidades de relieve básicas, los Pirineos y Prepirineos, la depresión central, o del Ebro y el sistema costero. Su sistema hidrográfico está influenciado por la sequía estival, lo que modifica su caudal. La complicada orografía con cursos a alturas muy diferenciadas origina procesos erosivos y de arrastre de aluviones que modifican el curso y el paisaje . Esto ha permitido una explotación agrícola muy 60

diferente, enfrentada a la dificultad del medio: montañoso, seco y con unos recursos hídricos localizados. La red hidrográfica de Cataluña es, mayoritariamente, de vertiente mediterránea. Estrabón describió, casi doscientos años más tarde del conflicto, el paisaje costero que se 61

hallaba entre el río Ebro y el paso de los Pirineos del Pertús , citando algunos accidentes 62

geográficos, localizaciones y ciudades, de las que destacan Tarraco y Emporion, así como la principal vía de comunicación por tierra, la primitiva Vía Heraclea, por donde más tarde discurrirá la Vía Augusta. En el momento de inicio del conflicto hallamos la influencia y presencia de tres culturas prerromanas: griega, púnica e ibérica.

La cultura griega se halla asentada en dos polis, Emporion y Rhode, que surgieron tres siglos atrás (575-550 a.n.e. ), de las colonias comerciales foceas y masaliotas, 63

respectivamente, que se asentaron en el territorio del Golfo de Rosas cohabitando con otras poblaciones indígenas anteriores. Su progreso económico, demográfico y social, así como su éxito en la integración y asimilación cultural, se traduce en una prosperidad floreciente y una urbanización creciente a lo largo de tres siglos. La Emporion del S.IV a.n.e dispone ya de un puerto fortificado y un doble asentamiento urbano reflejo de la convivencia de la cultura autóctona y la griega , su influencia extramuros se materializa en una chora o territorio cercano 64

donde se evidencia a partir de los hallazgos arqueológicos de intercambios comerciales y la 65

emisión de moneda propia . Sus intereses mercantiles y políticos alcanzan todo el levante 66

peninsular, y consideran tanto a íberos como a púnicos. A partir del s.III a.n.e entra en la órbita de Massalia, inserta políticamente en una amplia confederación de asentamientos griegos encabezada por esta ciudad. A su vez, Massalia, es aliada de Roma, por lo que a lo largo del

58 Miller, A.A. (1975: 210), Braudel, F. (1997: 23) 59 Pounds, N.J.G. (2000: 40) 60 Pounds, N.J.G. (2000: 41) 61 Str.III. 4.6-9 62 Cft. Amela, L. (2001). “Los trofeos de Pompeyo.” Habis, Nº 32, 2001, pags. 185-202. 63 Blazquez, J.M. (1992: 312): Aquilué, X. (2016: 93) 64 Ruiz de Arbulo (2004: 178); Almagro, M.; Arteaga, O.; Blech, M.; Ruiz, D.; Schubart, H. (2001: 300) 65 Almagro, M.; Arteaga, O.; Blech, M.; Ruiz, D.; Schubart, H. (2001: 304); Roldán, J.M. (2008: 128) 66 Aquilué, X. (2016: 96)

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conflicto, y durante toda la romanización, Emporion estará alineada con Roma. Durante el 67

desembarco romano de 218 se construye un campamento que será la base de la futura ciudad romana . 68

La presencia púnica al norte del Ebro se inicia formalmente con la declaración de guerra de 219, pero hemos de suponer que los términos del tratado de 226 “fijaban en el río Ebro la linde más allá de la cual los cartagineses no debían llevar armas” no excluyeron la acción 69

política, y muy a pesar de Emporion, tampoco la comercial . El paso de Aníbal a través de este 70

territorio lo explica Polibio comentando cómo sometió a sus habitantes: Ilergetas, bargusios, 71

erenosios y endosinos; de forma súbita y combatiendo, perdiendo numerosos efectivos. Esto es algo que suscita cierta controversia dado la rapidez con que llegó a controlar el territorio como 72

para permitir el paso del Pirineo en su ruta hacia Italia y cómo al año siguiente se materializaron sendas coaliciones militares (ibero-púnica e Ilergetes, lacetanos y ausetanos ) contra Roma. 73 74

La presencia militar cartaginesa se concretó en un ejército de 10.000 infantes y 1.000 jinetes a cargo del general Hanon, comandante al norte del Ebro , desgajados del ejército que Aníbal 75

llevaba a Italia, a los que debemos sumar el apoyo de tribus autóctonas. La composición del ejército de Hanon ordenaba diferentes armas y variopintos orígenes étnicos: jinetes númidas, infantería de línea libio-fenicia, auxiliares ilergetes, etc... Pese a la rapidez de esta entrada, y 76

su posterior confrontación en 218 con Roma, Bendala, M.; Blánquez, J. (2003:156) han identificado ciertos vestigios en el altozano de Tarragona, un lienzo de muro situado en el palacio arzobispal de Tarragona que hipotetizan podría pertenecer a una fortaleza púnica, que Blánquez, J. (2014: 247) también señala como tal . Sobre esto, Ruiz de Arbulo, J. (2016: 143) relaciona, también hipotéticamente, este hallazgo con la situación de Cesse.

Por último, los habitantes “indígenas” de la Península Ibérica, anteriores a la llegada de griegos, romanos y cartagineses formaban una amalgama de comunidades con raíces étnicas y culturales comunes, organizadas dentro sociedades gentilicias o clientelares incipientes, con jefaturas guerreras aristocráticas de tamaños y articulaciones políticas muy diferentes entre ellas . Ciertamente se hallaban en una situación compleja, dentro de un abigarrado cuadro 77

étnico, donde los autores han querido distinguir tres grupos mayoritarios: Aquellos pueblos 78

asentados en el norte peninsular, otros de raíz celta ocupando la meseta, y el tercero en el levante y sur, más influenciado por los contactos con otros pueblos del Mediterráneo, a los que comúnmente se ha llamado íberos, y que se vieron más alterados por la presencia de las potencias extranjeras. Muchas constituían pequeños estados autárquicos con centros urbanos

67 Ruiz de Arbulo (2004: 195); Aquilué, X. (2016: 93) 68 Cft. Castanyer, P.; Santos, M.; Tremoleda, J. (2016) 69 Polib. II. 13 70 Asensio, D. (2009:77) 71 Polib. III. 35 72 Noguera, J. (2011: 24); 73 Polib. III. 76 74 Liv. XXI. 61 75 Polib. III. 35 76 Gómez de Caso, J. (2012: 11) 77 Sánchez, E.; Pérez, A. (2012: 34); Almagro, M.; Arteaga, O.; Blech, M.; Ruiz, D.; Schubart, H. (2001) 78 Almagro, M.; Arteaga, O.; Blech, M.; Ruiz, D.; Schubart, H. (2001: 348); Treviño, R.; McBride, A. (1986:4); Roldan, J.M.(2008: 155)

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fortificados, con capacidad bélica limitada a su defensa, otras jugaban a ser potencia territorial, dominando amplias regiones y formando coaliciones poderosas, con complejas redes de interacción y jerarquía, aunque dentro de contextos de inestabilidad, como reza el texto de Estrabón:

“estaban divididos en pequeñas partes y en principados que no tenían relaciones entre sí por autosuficiencia, de manera que por causa de esto resultaban débiles frente a los que venían de fuera. (...) no abordaban grandes empresas debido al hecho de que no constituyeron grandes potencias ni confederaciones.” 79

Este autor, en su descripción de la “piel de buey” enumera las riquezas de la península, pero también glosa muchos de sus aspectos más pintorescos de sus gentes, a modo de descripción etnográfica, dibujando una alteridad bárbara que a ojos romanos sirve como 80

propaganda augustea a la conquista romana . En realidad, en sus relaciones con las 81

potencias extranjeras siempre buscaron salvaguardar sus intereses e intentar alinearse con una u otra facción como apoyo a sus propios conflictos vecinales. En nuestro caso, las fuentes citan algunos de los pueblos asentados en Cataluña: los ilercavones, ilergetes, cessetanos, layetanos, indicetes, ausetanos, bergistanos, ceretanos, andosinos, airenosios , etc. En el 82

momento del conflicto estos pueblos están empezando a adaptarse a las nuevas potencias presentes en el terreno con cambios políticos, económicos y sociales. Surgen élites guerreras aristocráticas que superan el sistema gentilicio para formar pequeños estados; eclosiona el fenómeno urbano con la construcción de fortalezas; monetizan su economía, emitiendo numerario a imitación de Emporion; su economía pasa de ser básicamente rural y de subsistencia, rica en cereales, vistos los silos que empleaban, a intensiva, generando excedente que permite el intercambio por otros bienes . Durante la Segunda Guerra Púnica 83

su aportación resultó necesaria para el suministro de contingente militar, el auxilio logístico, el conocimiento del terreno y la cesión de paso franco o defensa de territorios frente al avance enemigo . 84

79 Strb. III. 4. 5 80 Strb. III. 4. 16 a 18. 81 Gómez Espelosín, J. (2007:28) 82 Almagro, M.; Arteaga, O.; Blech, M.; Ruiz, D.; Schubart, H. (2001: 348); Roldan, J.M.(2008: 155) 83 Roldan, J.M.(2008: 155) 84 Sánchez, E.; Pérez, A. (2012: 35)

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6. 2. El ejército consular romano durante el conflicto.

Roma llegó a movilizar más de 120.000 efectivos durante la Segunda guerra Púnica . A 85

medida que avanzaba el conflicto, las necesidades de reclutamiento (sea por sustitución de la pérdida de efectivos, sea por la necesidad de engrosar el ejército) fueron creciendo. La multiplicidad de teatros de operaciones y duración de la guerra necesitaban de un mayor número de soldados y esa fue la ventaja de Roma, siendo quizá uno de los factores que hicieron decantar la victoria hacia las armas romanas, pues según Polibio , disponía de 86

700.000 infantes y 70.000 jinetes entre romanos y aliados. Aceptado esto con reservas , 87

ninguna otra cultura en el Mediterráneo podía atender y acceder a una fuerza humana así para su defensa . Polibio también expone cómo la superioridad moral y la formidable armadura 88

política del pueblo romano le permitió vencer en todas las guerras que participó . Ciertamente 89

podemos interpretarlo como la pertinaz idiosincrasia bélica de la sociedad romana, impresa en su herencia cultural desde tiempos de la monarquía. En el S.VI se dieron una serie de reformas cuantitativas y cualitativas, atribuidas a Servio Tulio, que superaban la organización aristocrática de la tribu e iniciaban un modelo censitario de adscripción a un ejército nacional 90

dividido en clases, en función de la panoplia que podían costear, que será el germen del futuro ejército republicano. La principal objeción a esta versión lo sitúa al menos un siglo más tarde, y vinculado a los cuatrocientos años de conflictos vecinales y contactos con otros pueblos y culturas que llevaron al sometimiento de la Península Itálica, encadenando una campaña tras otra, terminaron imponiéndose a sus vecinos, permitieron integrar en el ejército romano los cambios sociales que se vieron en Roma , con nuevos usos, formas de combate y una 91

ensayada organización, que halló su prueba de fuego en la Segunda Guerra Púnica, donde de repente, un ejército de ciudadanos debió enfrentarse a las huestes de Aníbal, un ejército de tipo helenístico, racionalmente empleado para la conquista, cuyo único oficio era la guerra . 92

Las vicisitudes de este conflicto fueron muchas, Roma perdió muchas batallas pero terminó ganando la guerra. La conclusión que podemos extraer es que ésta actuó como un catalizador que condujo a hegemonía de Roma sobre el resto de potencias del Mediterráneo en poco más de cincuenta años . 93

85 Rosenstein, N. (2008: 150); Armstrong, J. (2014); Wise, T. Hook, R. (2008: 26) 86 Polib. II, 24. 87 Cft. Rosenstein, N. (2008: 146); Le Bohec, Y. (2014: 138) 88 López, P.; Lomas, F.J. (2004: 82 ) 89 Grimal, P. (2007: 156) 90 Rosenstein, N. (2008: 140); Goldsworthy, A. (2010: 25); Armstrong, J. (2014: 4) 91 Armstrong, J. (2014) 92 Grimal, P. (2007: 155 ) 93 Polib. I, 1.

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6.2.1. Composición de la “legión políbia”.

Los fragmentos conservados del libro sexto de la Historia de Roma de Polibio contienen una detallada descripción del ejército romano del siglo III a.n.e. Parece que, aún no ser coetáneo a los hechos, no percibió, ni se produjeron cambios significativos en su organización hasta mucho después . También disponemos de una descripción previa ofrecida por Tito Livio 94

(VIII, 8-13), que deja ver la evolución del ejército republicano, donde desaparecen cierto tipo de tropas de reserva y se ensamblan unidades, fruto de la propia evolución de la táctica en el campo de batalla. En este apartado sintetizamos los aspectos fundamentales a considerar.

La unidad básica de organización del ejército romano fue la Legión, el conjunto de ciudadanos en armas. El equivalente actual en nuestro contexto es una brigada, una unidad militar compuesta por varios batallones, que contiene hasta 5000 soldados. En tiempos de la Segunda Guerra Púnica, según nos cuenta Polibio , estaba formada por 4200 infantes o, en 95

caso de necesidad, hasta 5000. Dos de estas legiones formaban un ejército consular, junto con 300 jinetes, así como con tropas auxiliares reclutadas entre los aliados de roma, de número variable pero pudiendo llegar a ser igual que el número de infantes y triplicar la caballería. 96

Así, tenemos un total de entre 9000 y 20000 efectivos reunidos bajo el mando de un cónsul de Roma.

Reclutamiento

La guerra pasó de ser un fenómeno estacional, de primavera a otoño, a ser una actividad permanente y frecuentemente alejada del hogar. Esta necesidad derivó en la formación de un ejército permanente y posteriormente, profesional , pero en su origen, se 97

trataba de una milicia ciudadana. Todo romano debía servir en el ejército antes de cumplir 45 años. En función del arma en el que militaba, el cómputo de años era variable: Infantería 16 años y caballería 10. Nótese que la adscripción a un u otro cuerpo del ejército respondía a una cuestión de estatus dentro del censo, que clasificaba a los ciudadanos en función de su renta y de la panoplia que podía mantener . Aquellos que no podían costearse el militar en estos 98

cuerpos, eran adscritos a la marina ( capite censi ), aunque con los desastres de la guerra, la inscripción en el censo rebajó los estándares de riqueza, con el fin de ampliar las filas romanas a aquellos menos favorecidos , se rebajó la edad de entrada al ejército, se indultó a criminales 99

a cambio de servicios militares e incluso tras Cannas, se formó una leva de antiguos esclavos . Para su reclutamiento, los ciudadanos en edad de tomar las armas eran citados en el 100

Capitolio para ser repartidos entre las legiones que componían los ejércitos consulares. Polibio describe un sistema rotativo de reparto para garantizar el equilibrio de las fuerzas humanas

94 En 105 a.n.e. La derrota de Arausio mostró la necesidad de organizar la legión en base a unidades mayores, capaces de resistir ataques en masa. Surge la cohorte como unidad táctica de combate, agrupando tres manípulos; formando la legión diez de estas cohortes. Esta fue una de las medidas implantadas por el Cónsul Mario, dentro de sus famosas reformas. Cft. Rosenstein, N. (2008: 150); Goldsworthy, A. (2010: 46); 95 Polib. VI, 20. 96 Polib. VI, 26. 97 Ibid. 8 98 Polib. VI, 19. 99 Liv. XXII. 57.; Le Bohec, Y. (2014b: 13); Wise, T. Hook, R. (2008: 26) 100 Wise, T. Hook, R. (2008: 28)

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entre ellas . La entrada en el ejército se formalizaba mediante un juramento de obediencia y 101

cumplimiento del deber. El reclutamiento de las tropas aliadas se lleva a cabo en las ciudades de origen de las

mismas tras el envío de un requerimiento a este respecto.

Organización de la Legión

Cada soldado de infantería se encuadraba dentro de una unidad táctica básica: el manípulo, que a su vez y para su mejor administración, se dividía en dos unidades denominadas centurias, formadas por 60 hombres. Al frente de cada centuria encontramos un suboficial. Cada legión la conformaban 30 manípulos . 102

La caballería se organizaba en unidades más pequeñas, las denominadas turmas las conformaban 30 jinetes. Al frente de éstos encontramos tres decuriones, uno para cada diez caballeros. Cada legión dispone de 10 turmas . 103

Las tropas aliadas se encuadran en un contingente denominado Ala, que a la vez se subdivide en unidades menores denominadas cohortes, de aproximadamente 500 hombres. Al mando de estas tropas encontramos oficiales autóctonos supervisados por romanos. Descripción de la tropa

Polibio describe el tipo de soldados de infantería que alineaba una legión. Encontramos cuatro tipos básicos a los que debemos sumar la caballería y los aliados. Cada ciudadano era encuadrado dentro de uno de estos tipos en función de su capacidad económica y experiencia en servicio. Los soldados de infantería ligera se denominaban velites y eran aquellos 104

ciudadanos demasiado pobres como para formar en las filas de la infantería pesada. También alineaba a los soldados demasiado jóvenes para luchar en la principal línea de combate. Cada legión la formaban 1200 soldados de este tipo, encargados de hostigar y escaramuzar al enemigo. Su panoplia era ligera y sus armas ofensivas eran de tipo arrojadizo. Precedían a la infantería pesada y al vislumbrar el choque con la del enemigo se retiraban, cediendo su lugar ésta para apoyarla a distancia. El resto de soldados de a pie formaba la infantería de orden cerrado. En el campo de batalla se organizaba en tres líneas distintas siguiendo un criterio de edad. Los soldados de la primera línea de batalla eran denominados hastati , eran los más jóvenes y vestían el armamento completo. Polibio (Polib. VI. 23) nos describe con detalle su panoplia, origen y usos, que respondían a su función en batalla. Las siguientes líneas, formadas por principes y triarii se armaban de igual forma, salvando dos excepciones. Los censados por encima de las diez mil dracmas se ciñen cota de malla, y los triarii blanden lanzas y no venablos. La legión contaba con 1200 principes y 600 triarii .

Como se ha dicho, cada legión contaba también con una dotación de 300 jinetes reclutados entre la clase ecuestre. Polibio no describe con detalle su panoplia, pero sí nos narra cómo abandonaron el equipo tradicional, más pensado para una caballería ligera, de

101 Polib. VI, 20. 102 Polib. VI, 24. 103 Polib. VI, 25. 104 Polib. VI, 22.

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hostigamiento, para adoptar el equipamiento helenístico pesado (Polib. VI. 25), usando la caballería en orden cerrado . Debe entenderse, que el lector ya conoce dicha panoplia. 105

Los efectivos de aliados agrupados en el Ala reunían infantes y jinetes de diferentes pueblos con su modo de combate y organización autóctonos , aunque con el tiempo, 106

posiblemente adquirieron la forma de combate romana, en pro de una mejor coordinación táctica con la misma legión . Entre ellos, se recogían a los más preparados para formar una 107

unidad especial llamada extraordinarii , al servicio directo del cónsul (Polib. VI. 26). Suboficiales

Aunque Polibio (Polib. VI. 24) los nombra como “oficiales”, los incluimos aquí por ser los responsables del mando de las unidades tácticas menores de infantería, manípulo y centuria, estos eran dos centuriones. Esta bicefalia obedece a un principio de prudencia, ya que el mando recae en uno solo de los centuriones, aquel que comanda la sección derecha del manípulo, y si este falta, el otro pueda seguir liderando la unidad. Estos suboficiales son escogidos de entre la tropa por sus cualidades personales, un carácter firme, capacidad de mando e impartir disciplina. Junto a ellos formaban dos portaestandartes y les auxiliaban dos ayudantes o optios . Cada legión dispone de 60 centuriones, con sus respectivos ayudantes y portaestandartes. Dado el escaso número de oficiales (6 tribunos), como señala Cadiou, F. (2014: 31), la verdadera responsabilidad en el control de la tropa recae en los centuriones, éstos son y serán la reserva del talento de la legión . 108

En la caballería, cada turma de treinta jinetes disponía de tres decuriones, un suboficial para cada diez efectivos. Uno de ellos comandaba toda la turma . Oficiales

El cuadro de mandos del ejército consular estaba formado por oficiales denominados tribunos militares. Cada legión alineaba a seis de estos tribunos, siendo el total en el reclutamiento a inicio de año de veinticuatro tribunos. Su nombramiento obedece a diferentes poderes y requiere de ciertas condiciones para ostentar el cargo. Polibio (Polib. VI. 19) refiere un mínimo de cinco años de servicio militar para ostentar este cargo (14 oficiales) , y un ideal de diez (10 oficiales). Su nombramiento corre a cargo del cónsul y posteriormente fue por elección. El mando se ejerce por parejas, de forma rotativa.

En las alas aliadas, los oficiales a cargo toman el nombre de prefectos. Son nombrados por el cónsul en un número de doce, y a su vez estos quedan bajo el mando de los tribunos 109

.(Polib. VI.26). Esta figura también se halla en la marina.

105 Goldsworthy, A. (2010: 27); Le Bohec, Y. (2014: 194) 106 Grimal, P. (2007:162); 107 Wise, T. Hook, R. (2008: 28) 108 Coulston, J. (2008: 188) 109 Grimal, P. (2007: 162)

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Oficiales superiores

Ostentaban el rango de general el Pretor y su superior el Cónsul. A continuación detallamos sus atribuciones y responsabilidades.

Cada año Roma elegía de entre la clase senatorial a dos gobernantes que regían la vida pública y también la dirección del ejército, los cónsules. Se trataba de una medida de control de la autoridad, con derecho a veto y un sistema de alternancia en la toma de decisiones de gestión ordinaria. Se trataba de una magistratura colegiada que buscaba el equilibrio, por lo tanto cada cónsul gobernaba su propio ejército consular formado por dos legiones y dos alae , 110

bajo ciertas condiciones. En palabras de Polibio, “en cuanto a los preparativos bélicos y en general a la organización de las expediciones militares, su autoridad al respecto es prácticamente absoluta.” (Polib. VI. 12) y lo argumenta en base al equilibrio de poderes cónsul-senado-pueblo (Polib. VI. 12 a 18) de la constitución republicana. En lo que nos concierne, debemos señalar que la toma de decisiones en campaña, fuera de las murallas de Roma, corresponde al cónsul: “por su parte los cónsules tienen, como generales, mando absoluto sobre los preparativos bélicos y en campaña su jurisdicción es soberana.” (Polib. VI. 14) Actúa así de comandante en jefe del ejército y representante absoluto de Roma para con sus aliados y enemigos, con responsabilidad sobre su actividad, desde el reclutamiento, la selección de oficiales (Polib. VI. 19), hasta la negociación diplomática o la acción bélica directa. La discusión en este apartado surge en relación a la capacidad y competencia militar de un general escogido entre la clase aristocrática, para un ejercicio de un año, que muchas veces representó el culmen de una carrera pública bastante alejada del empleo de las armas y con intereses personales por encima de los que representa el cargo. Quizá la administración del ejército (reclutamiento, intendencia, inteligencia, etc) y la delegación de estas tareas y funciones en los tribunos hacían funcionar la maquinaria de forma autónoma, sin necesidad de una gran experiencia, pero otra cosa era el gobierno de tropas durante una batalla. Rosenstein, N. (2008: 145) concluye en afirmar que la propia mecánica de batalla de las legiones romanas limitaban la toma de decisiones sobre el campo, hecho sin duda facilitador del rol de general. De alguna manera toman más importancia los mandos intermedios y suboficiales. Por otro lado, Quesada, F. (2016: 70) se muestra suspicaz sobre la supuesta inexperiencia de los cónsules, dado que anteriormente han debido asumir responsabilidades de rango inferior para cumplir con su cursus honorum , y por lo tanto han atendido de una u otra forma al ejército.

El cónsul puede delegar sus funciones o prorrogar su cargo en forma de procónsul, que actúa en su nombre con su mismo rango y poder. Muchas veces lo encontramos al mando de un ejército de reciente creación o sección del mismo. Por debajo de éste, hallamos al Pretor, una magistratura mayor, con atribuciones parecidas a las del cónsul pero a pequeña escala, con suficiente poder, imperium , como para gobernar un ejército menor (una legión y alae) si ambos cónsules se encuentran librando otras batallas. Puede actuar fuera de los límites de Roma cuando es nombrado como peregrino , esto es encargado de los asuntos extranjeros.

110 Vid supra.

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6.2.2. La armada romana.

Roma crece de espaldas al mar. Al ser un pueblo con una cultura básicamente agrícola su expansión e intereses fueron terrestres, al menos hasta completar la Península Itálica, cuando se encontró con su destino: el Mediterráneo. Las grandes potencias y civilizaciones de la antigüedad trataron de explorar sus costas, fundando colonias o emporios comerciales, o incluso construyendo verdaderas talasocracias, caracterizadas por la superioridad naval que les permitía dominar sus aguas. Así lo hizo Cartago, una antigua colonia fenicia, dominando todo el Mediterráneo Occidental a partir de la eliminación de la competencia de la colonia focense de Alalia en 537 a.n.e. Antes de la Primera Guerra Púnica, su dominio entre Sicilia y Gibraltar era indiscutible y Roma comprendió que para hacerle frente debía crear una armada (Polib. I. 20), y tomando una nave perdida por éstos, la tomaron de modelo y botaron una flota de cien quinquerremes y veinte trirremes, circa 260 a.n.e. También cambiaron la forma de hacer la guerra en el mar, optando por naves pesadas, pensadas para el abordaje y llevando el empleo de la infantería al mar con el famoso corvus . (Polib. I. 22) Pese a formar escuadras de nueva creación y dotaciones insuficientemente entrenadas, su persistente oposición por tierra y mar les permitió ganar la guerra. Polibio narra que al finalizar el conflicto ambas potencias habían perdido un ingente número de naves, setecientas los romanos, quinientas los cartagineses, con lo que se resume el esfuerzo que hicieron (Polib. I. 63) y también refiere cómo jamás se alcanzarían esos números, ni en años de bonanza económica. Por parte de Cartago, se explica a partir de la fuerte compensación de guerra que les impusieron, que explica cómo al inicio de la Segunda Guerra Púnica la hegemonía marítima que goza Roma impulsa las acciones de Aníbal hasta territorio romano, pero por tierra . Al inicio del conflicto 111

Cartago cuenta con una armada de 150 naves, un tercio de las cuales quedan en la base de Cartago Nova. Por su parte Roma cuenta con una flota de 220 quinqueremes, lo que anula de facto la actividad marítima púnica . La ausencia de enemigos con potencia naval llevó al 112

empleo de la flota romana como modo de transporte de las tropas terrestres, u operaciones anfibias de desembarco, como el sitio de Cartago Nova de Escipión “El Africano” en 209 a.n.e

. Las pocas batallas navales que se vieron, como la del Río Íbero en 217 a.n.e., que 113

enfrentaron escuadras de 40 naves del bando cartaginés contra 35 romanas, por lo que describen Livio (Liv. 22.19-20) y Polibio (Polib. III. 96) fueron más escaramuzas y razzias costeras, que dramáticas batallas en alta mar. Pese a eso, según dice, se aseguró el dominio costero para el resto de la guerra, contra lo que dice Polibio, que esta derrota motivó a los cartagineses a armar 70 naves, convencidos que el dominio de la mar era vital. Esta idea permaneció a lo largo de toda la guerra e incluso en la firma de la paz, Roma exigió la entrega de todos los barcos de guerra, excepto diez (Polib. XV. 18). Para Gracia,F. (2014: 37) el papel fundamental de la flota romana durante el conflicto fue la capacidad de transporte de tropas terrestres y la creación de rutas de suministro y logística, factor con en el que no contaba Cartago.

Sobre la estrategia de combate, debe entenderse la capacidad de las naves romanas durante el conflicto. La nave de combate mayormente empleada por los romanos era el quinquerreme, un navío tipo galera que alineaba tres filas con cinco remeros, pesado y poco maniobrable, pensado para el abordaje y no para la embestida . Polibio (Polib. I. 26) describe 114

111 Le Bohec, Y. (2014: 147) 112 Ibid. pp. 143, 147. 113 App. Hisp. 20 114 Le Bohec, Y. (2014: 100); Casson, L. (1995: 145); Rey da Silva, A. (2012: 66)

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cómo en la batalla de Ecnomus, cada nave necesitaba de trescientos remeros y podía transportar ciento veinte infantes. El origen de esta dotación surge, como hemos comentado, de los capite sensi , aquellos ciudadanos que no son capaces de costearse la panoplia de soldado y quedan adscritos a la marina, como remeros. Como bien señala Goldsworthy, A. (2010: 42), con semejante dotación y una bodega empleada para albergar a la fuerza motriz del barco, la capacidad de carga se veía limitada, y por tanto, también su autonomía en la mar. La necesidad de suministros, especialmente agua potable, hacía indispensable el acceso a puertos y fondeaderos seguros para avituallarse y quedar protegidos mientras se estiva. Así, su capacidad de autonomía en la navegación de altura queda reducida a tres días. La conclusión que aporta en este sentido atañe a la necesidad de contar con estos puertos - refugios si se quiere proyectar su poder naval. Esto llevará a la creación de bases como Tarraco o el mantenimiento de alianzas útiles en este sentido, como con Massalia o Emporion. 6.2.3. El aprovisionamiento del ejército romano.

Decidir intervenir militarmente sobre un territorio enemigo debe contar obligatoriamente con una previsión de recursos necesarios para mantener las acciones necesarias para cumplir con los objetivos propuestos. La logística, como organización del aprovisionamiento del ejército, debe considerar, de forma holística, todo lo que necesita dicho ejército para su actividad. Autores como Valdés, P. (2017), Roth, J. (1999); Hernández, E. (2010) proponen una suma de factores a considerar: La soldada, animales, barcos y flota, materias primas, alimentación y equipamiento de los soldados, etc. Roma empezó a ensayar su capacidad logística cuando salió de la Península Itálica. Durante la Primera Guerra Púnica debió movilizar ejércitos y flotas fuera del propio territorio, por lo que necesitó de aliados sobre el terreno que le prestaran ayuda y de la creación de bases y líneas de suministro para abastecer a sus soldados. Todo eso sin dejar de intentar abastecerse sobre el terreno. Es durante la 115

Segunda Guerra Púnica, con la multiplicación de teatros de operaciones y la internacionalización del conflicto cuando realmente se teje una red de aprovisionamiento sofisticada, cimiento de la economía de guerra imperialista, que permitirá sostener la situación bélica durante los años del conflicto incluso en situaciones extremas . 116

Conocida la estructura básica de la legión, al tratarse de un ejército numeroso, como se ha dicho, y para hacernos una idea de los recursos que supone crearla y mantenerla, tomamos una aproximación cuantitativa a lo que esto significa que apunta cantidades de vértigo:

“El impacto de una sola legión sobre el territorio era enorme. Requería ingentes cantidades de trigo o carne. No sólo eso, el consumo de agua era muy elevado. Solamente los caballos consumían de 4500 a 9000 litros diariamente. En conjunto, todos los efectivos (..) requerirían 18.904,5 litros diarios de agua, si bien en condiciones de calor este consumo podía ser mucho más elevado. Es más, en nuestro cálculo no tenemos presente las cantidades que debían ser destinadas a cocinar o tratar heridas. En cualquier caso, el volumen de agua requerido obligaba al estacionamiento del ejército en las proximidades de una fuente o recurso de agua potable, ya que el transporte de 19m3 diarios, unas 19 Tm, requería de un continuado esfuerzo logístico.” Valdés, P. (2017: 275)

115 En Polib. I. 18 vemos como establecen una base logística en la ciudad de Herbeso desde donde distribuyen sus bienes, como Hierón de Siracusa prestó ayuda durante el sitio de Agrigento y cómo se emplea el forrajeo por parte de los soldados. 116 Erdkamp, P. (2014: 55)

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“ Un ejército consular de dos legiones y sus contingentes de socci, que incluía además sirvientes y muleros, serían unos 20.000 hombres, que junto con alrededor de 2.000 caballos y 1.500 mulas consumirían diariamente alrededor de 35 toneladas de trigo, y 25 de cebada -amén de otro tipo de forraje verde y seco-, y, si las circunstancias lo permitían, también unos 20 hectolitros de aceite de oliva y unos 100 de vino.” Erdkamp. P. (2014: 51)

Ante estas cantidades, surgen toda una serie de consideraciones de cómo hacerlo posible. Si bien las primeras recomendaciones parten de la adaptación de la dieta del legionario a la vida en campaña, por ejemplo reduciendo de la ración productos frescos y rápidamente perecederos para sustituirlos por alimentos cuya conservación y transporte sea de larga duración y fácil, como los cereales, salazones, aceite o vino; necesitamos de un enfoque mayor, más allá de la actividad diaria en el cuartel, que considere el conjunto del ejército y resuelva los números que hemos citado. Existen dos maneras básicas de procurarse el abastecimiento del ejército: La primera es aspirar a la independencia o autarquía viviendo del terreno, sea a través del acuerdo, ayudas o exigencia de pagos a los pueblos vencidos/aliados; sea por la fuerza, mediante el botín de guerra, la explotación forzosa de recursos ajenos, etc. La segunda sería depender del Estado que organiza la expedición, forjando líneas de suministro así como las estructuras comerciales, políticas, diplomáticas y administrativas necesarias para procurárselo. Por supuesto no son fuentes de suministro excluyentes, sino complementarias.

En opinión de Erdkamp, P. (2002 y 2014) las legiones son como pueblos o ciudades en miniatura, que consumen sin producir y su demanda siempre excede la capacidad de “producción” local, por esto preferían un aprovisionamiento organizado frente a vivir del terreno, puesto que un ejército preocupado en procurarse el sustento, queda limitado por la peligrosa actividad del forrajeo, que disminuye su potencial táctico y obliga a una permanente búsqueda de recursos, necesitando desplazar el ejército o parte de él una vez se agotan los recursos cercanos. También queda limitado a la estación cálida, cuando pueden recogerse las mieses, o dedicarse a expoliar los graneros ajenos de pueblos y aldeas, enemigas o no . Si bien resulta 117

más económico e incluso puede ser una ventaja táctica si se arrebatan recursos del enemigo, sin duda el potencial militar de un ejército queda supeditado a su capacidad para abastecerse. Un ejército que viva sobre el terreno no puede plantearse acciones de guerra estáticas, como un sitio, que requieren poder sostenerse. La organización del aprovisionamiento supone el traslado de grandes cantidades de vituallas desde zonas productoras hasta el lugar donde deben consumirse. Al tratarse de un volumen tan grande, se hace necesario el acceso y traslado marítimo mediante una flota de transporte o convoy custodiado para asegurar una travesía segura y puertos o fondeaderos preparados para el atraque y estibe. La estructura 118

básica de organización era la creación de una base o depósito distribuidor, y la creación de las líneas de suministro entre ésta y el frente . Durante la Segunda Guerra Púnica, Sicilia y 119

Cerdeña aportaron grandes cantidades de grano y fueron el campo de pruebas de la fiscalidad extraitálica que permitía mantener la guerra en lugares remotos. A partir de 215 hallamos la participación de particulares en la empresa del suministro, contratistas que si bien no son formalmente compañías de publicani , podrían ser un ejemplo de la práctica habitual de la concesión estatal del arrendamiento de este servicio en ese momento . 120

117 Gracia, F. (2014: 148) 118 Liv. XXII. 11.6 119 Gracia, F. (2015: 147) 120 Ñaco, T. (2003: 125); Ferrer, J. (1992); Muñiz, J. (1978: 246)

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Además de esto, los generales destacados en Hispania complementaron los suministros llegados de ultramar procurándose recursos sobre el terreno, cumpliendo con aquello que enumera César como labor propia de un general. Respecto a esto, Champion, C.B. (2014) 121

destaca la dicotomía entre el deber del general, aparejado a su gran independencia en campaña, contra la naturaleza de transitoria del cargo, que requiere y tienta hacia resultados rápidos al margen de la supervisión del senado. Esta situación desemboca en desmanes, abusos y conflictos con la población nativa a la que se esquilma, se somete al pago de contribuciones, o se transforma en mano de obra, o género de comercio esclavo. Desde luego la oposición a Roma que conllevaba una derrota militar exigía el sometimiento de las poblaciones vencidas, a las que se les aplicaba algún tipo de impuesto, sea puntual o permanente que servía para el mantenimiento de los ejércitos, como se ha dicho. Los ingresos del Estado, el vectigal , tienen en cuenta la expansión romana, que aplica políticas fiscales distintas según los casos . No siempre fue así. En otras ocasiones los intereses y la acción 122

política forjaban alianzas o redes clientelares que estimulaban el mercado local necesario para la producción, compraventa y consumo de estos bienes siguiendo la ley de la oferta y la demanda. De esta forma, poblaciones en las que dominaba una agricultura de subsistencia, se adaptan a un modo de agricultura intensiva, pensada para satisfacer estas necesidades y por supuesto, entrando en un modelo de economía monetal, que antes desconocían. Erdkamp, P (2002: 12) señala la importancia de este fenómeno y su impacto sobre las comunidades locales de esas provincias del extrarradio del imperium , donde sirven destacadas las legiones, a las que hay que hay que sustentar y que reciben un salario ingente. Todo esto inunda los mercados locales de numerario romano, lo que también expande su influencia. 6.2.4. Descripción de operaciones militares comunes. Instrucción y disciplina

Puede ser difícil, desde nuestra perspectiva, comprender cómo un ciudadano corriente se convierte en soldado, prestando servicio en el ejército entre diez y veinte años de su corta vida, yendo a la guerra lejos de su hogar, a matar o morir. Necesariamente debía de ser un hecho connatural a la cultura romana, que convivió con la guerra desde su origen y lo incorporó, como Estado, como un suceso permanente a su política. En realidad todos eran hijos de soldados, y durante su infancia jugaban a serlo. Veían partir a vecinos y familiares para incorporarse a la milicia, esto formaba parte de su educación informal y la comunidad esperaba eso de ellos. Esta mentalidad marcial masculina como conducta socialmente aceptada, la virtus , se aprendía en casa mediante el ejemplo y el precepto, se ensayaba jugando, y se afirmaba durante la juventud en el Campo de Marte, como preparación al juramento de incorporación a filas, siguiendo el protocolo que hemos descrito, perdiendo todos los derechos que en la vida civil disfrutaban para vivir bajo el orden castrense, que no admitía errores y trataba con severidad, de tal forma que el soldado temiera las consecuencias de sus faltas más que su suerte en combate. Frente a esto, como valor contrapuesto, encontramos la disciplina, entendida como la templanza, el saber controlar los impulsos y obedecer dentro del orden que un ejército necesita. 123

121 Caes.Gal. I. 40 122 Cft. Ñaco, T. (2003) 123 Cft. Lendon, J.M. (2014: 60); Quesada, F. (2014: 63)

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Polibio (Polib. VI 37-38) describe los castigos individuales y colectivos ejecutados contra soldados que incumplen sus obligaciones, y se observa como las conductas punibles tienen que ver con el quebrantamiento del compromiso con el resto de los iguales o la disciplina propia del ejército: dormirse durante las guardias, desoír órdenes en combate y abandonar la posición, etc. Este tipo de faltas son de pena capital, pues se entiende ponen en peligro al resto de la legión. Podemos inferir también toda una suerte de faltas menores, que serían castigadas con severidad: castigos físicos, reducción de raciones, trabajos vergonzantes o penosos, etc. En este sentido, Quesada, F. (2014: 67) sintetiza los testimonios que las fuentes clásicas recogen sobre medidas de fortalecimiento de la disciplina y entrenamiento, como las marchas, ensayo de combate, restricciones en el equipo personal del legionario, mantenimiento del mismo, etc

Si bien es importante disponer de una actitud favorable al empleo de las armas, resulta imprescindible el dominio de las mismas para la propia supervivencia. Sobre esto, las fuentes no recogen una descripción directa de ninguna institución o práctica dirigida al entrenamiento o instrucción de los reclutas bisoños incorporados como nuevos reemplazos, se infiere de su 124

forma de combate la necesidad de ensayo y desarrollo de habilidades marciales especializadas al rol del arma que militan (infantería y caballería) así como del cuerpo al que pertenecen, con prácticas y orden de combate tan distintos entre ellos. La importancia de actuar al unísono y la formación del esprit de corps necesario en toda unidad requiere un entrenamiento exhaustivo e intensivo, que además debe repetirse con la incorporación de nuevos reemplazos. Como no disponemos de tal descripción, la manifestación del desarrollo de estas habilidades se materializa en varios indicadores observables: veteranía, empleo y los premios o condecoraciones.

La veteranía, entendida como la acumulación de experiencia de servicio se manifiesta especialmente en el orden de despliegue de los cuerpos de infantería pesada, hastati , princeps y triarii , descrito por Polibio (Polib. VI.21) que si bien habla de edad y rango dentro del censo, podemos también entender años de servicio en paralelo al criterio edad. (Polib. VI.19). El empleo, como hemos dicho, se adquiere desde dentro de la propia unidad (Polib. VI. 24). Quien escoge a los suboficiales que la lideran sin duda lo hace en virtud de las competencias personales que atesoran y han desarrollado, fruto del carácter y seguramente de la experiencia castrense. Por último, las condecoraciones y trofeos muestran las historias y experiencias que hay detrás de cada unidad o soldado. El torques arrebatado a un guerrero galo, la corona cívica impuesta al salvar a un compañero, o la parte del botín repartido tras la toma de cierto oppidum , son manifestaciones físicas de la experiencia en combate que sin duda muestran el desarrollo de competencias y habilidades marciales profesionales (Polib. VI. 39). Combate

Como se ha dicho, dentro de la legión encontramos diferentes tipos de soldados cuya panoplia sintetiza el orden social romano, censado en clases en función del patrimonio. Es lógico separar diferentes tipos de soldados para que puedan actuar mejor por grupos armados de manera homogénea, de tal forma que aquel que no carga con armadura, puede ser más ágil o aquel que acarrea un gran escudo debe ser más estático . Siguiendo este principio se 125

ordena el despliegue en el campo de batalla, y cada tipo de soldado desarrollará un rol

124 Quesada, F. (2014: 64) 125 Le Bohec, Y. (2014: 15)

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determinado en ésta. La infantería ligera, los velites , escasamente protegidos y armados, pero muy ágiles, escaramuzarán al enemigo, hostigando a distancia al enemigo con sus proyectiles, incitándolo a romper filas y perseguirlo. Cubren a los manípulos de infantería pesada que a su vez les servirán de refugio ante el avance enemigo. Las órdenes de hastati y princeps lanzan sus pila antes del combate cuerpo a cuerpo, y los triarii cumplen la misión de actuar como muro de defensa final en caso de llegar la batalla hasta allí. La famosa triplex acies descrita por César, ordenaba los tres tipos de infantes pesados, agrupados en manípulos, a lo largo en tres líneas sucesivas de ataque y precedidas o acompañadas por la infantería ligera. Su formación en el campo, manipulos dispuestos en formación ajedrezada, estaba pensada para flexibilizar y combinar sus cualidades a la par que permitía maniobras entre los manípulos que formaban cada una de estas líneas con la siguiente, de tal forma que permitían el relevo entre unidades al frente y cada línea que rebasaba el enemigo era seguida de una con mayor experiencia, mejor armamento y fresca para el combate . Si bien la descripción clásica de la legión sugiere una 126

imagen muy estática de la misma, formando en el centro del ejército consular, con los contingentes de aliados a uno y otro lado y los escuadrones de caballería cubriendo los flancos, el desarrollo de las carreras militares entre el generalato alteraron las formaciones clásicas incluyendo la estrategia sobre el campo de batalla . Por otro lado, el ejercicio táctico no era el 127

manejo de una máquina de avance inexorable que estrellaba sus efectivos ordenadamente sobre el enemigo . La investigación actual difiere de este modelo y confiere una gran 128 129

importancia a la actividad independiente de cada manípulo, y el mando de cada centurión, de forma que los asaltos eran una suerte de lances entre estos grupos y el enemigo, guardando cierta distancia de seguridad concedida por las escaramuzas de la infantería ligera y el uso de proyectiles. Pequeños grupos, breves asaltos, con relevos en la primera línea de combate que finalmente terminaban con un choque generalizado de ésta por parte de todos los manípulos, a la orden del general. La caballería cubre los flancos y la retaguardia del ejército, atiende a los lances de la caballería enemiga y sobretodo respalda la acción de la infantería. Sus tácticas y panoplia evolucionan durante la Segunda Guerra Púnica (Polib. VI. 25) , de tal forma que pasan de ser una caballería ligera, pensada para el hostigamiento a distancia, a una más pesada y protegida. Aun sin ser un arma definitiva, debido a la falta de estribos y silla, se comporta más como una infantería montada que como la típica caballería de su época. Buscan el cuerpo a cuerpo, desmontan para combatir, o incluso cargan en su grupa a soldados de infantería ligera para organizar escaramuzas combinadas . La caballería es el arma de la velocidad, y en este 130

caso también de la versatilidad. Acantonamiento

La castrametación será también uno de los signos de identidad de la legión romana. Polibio (Polib. VI 27 a 34) describe admirado cómo se organiza y levanta un campamento de campaña. Esta labor, que puede parecer menor, resulta de especial eficacia para la defensa de todo el ejército cuando no está dispuesto en orden de batalla. Se estructuran de forma racional los espacios y actividades propias de la vida de los legionarios dentro de los mismos: descanso, manutención, defensa, etc., así como las rutinas necesarias para asegurarlas. Su

126 Kavanagh, E. (2014: 18) 127 Gracia, F. (2014: 40) 128 Martín, F. (1898) 129 Kavanagh, E. (2014: 18) 130 McCall, J. (2014: 24)

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característica principal será su inmutabilidad , de tal forma que jornada tras jornada la legión 131

siempre actúa de la misma forma para levantar el campamento, y cada unidad siempre ocupa el mismo lugar en el mismo. Al contrario que otros ejércitos, los romanos buscaban un lugar idóneo y adaptaban el terreno al campamento, y no al contrario. Su diseño se enmarca en un cuadrado o rectángulo de perímetro variable en función del número de legiones acantonadas, cruzado por dos vías que transcurren entre las mediatrices del muro que lo rodea, donde encontraremos una puerta. Este diseño será el germen del urbanismo romano. En su intersección se halla el centro de mando, donde vive el general. A su alrededor, de forma excéntrica y enmarcado dentro de estos cuatro espacios se trazan calles, cuya cuadrícula sirve para ubicar el emplazamiento de cada unidad. El campamento se protege, como hemos dicho de un muro o empalizada de estacas posicionado encima de un talud y protegido por un foso. Entre el muro y las tiendas existe un amplio espacio destinado a proteger de los proyectiles a los acampados así como a la formación de las unidades en caso de ataque. El hecho de sistematizar las labores de levantamiento de un único campamento fortalece la protección de sus ocupantes, que de facto siempre viven en el mismo sitio y en caso de ataque ya saben cómo y dónde actuar (Polib. VI. 42). Al finalizar su uso, se destruye para que no pueda ser aprovechado por el enemigo. Marcha

Movilizar de diez a veinte mil efectivos también necesitaba de organización y precauciones. Igual que cada soldado conocía su lugar y labor en el campamento, lo mismo sucedía con la marcha, momento en que el ejército ha de cubrir una porción de terreno andando y tampoco está en disposición ni orden de batalla. Polibio (Polib. VI. 40-41) nos narra cómo la organización se origina en el levantamiento del campamento, cuando se recogen enseres y tiendas de campaña. La primera siempre ha de ser la del general, como en el emplazamiento del campamento. A continuación el resto de la legión ya ha cubierto el foso excavado y recogido el resto de campamento. Formados para la marcha, preparados los animales de carga, etc. Operan de la forma que sigue. Inician la marcha los selectos, extrordinarii , a los que les siguen las cohortes de aliados del ala derecha. Seguidamente los animales de carga con los bagajes y a continuación la legión. Cierra la marcha el ala izquierda de los aliados y les cubre la retaguardia la caballería. En definitiva, sigue la misma lógica que la formación del frente de batalla, con alguna variación descrita para terrenos angostos o con sospecha de peligro, donde se resguardan los bagajes o se exponen más los aliados que la legión. Entre las precauciones también está el uso de la caballería para reconocer los 132

alrededores de la columna que marcha y se envía adelantado a un tribuno para reconocer el terreno donde ubicar el nuevo campamento, lo que implica el uso de la inteligencia militar en el trazado de rutas de marcha seguras sobre el terreno . La marcha ordinaria solía ser de a uno, 133

con lo que en su desplazamiento, una legión podía extenderse hasta 20 km.

131 Varios autores han presentado reparos a este modelo racional a la vista de los restos arqueológicos de algunos campamentos romanos hallados. De hecho, si la idea es vivir siempre en el mismo lugar para poder reaccionar en caso de ataque, en campamentos estáticos resulta sencillo acondicionarse a esta idea aprovechando las ventajas del terreno. Cft. Le Bohec, Y. (2014: 17) 132 McCall, J. (2014: 24) 133 Valdés, P. (2017: 292 y ss.)

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Sitio

Otra de las operaciones comunes era la de expugnar fortalezas o emplazamientos fortificados. Goldsworthy, A. (2010: 188) resume los tres sistemas de ataque básico a un emplazamiento fortificado: el asedio prolongado, el ataque furtivo y el asalto. Los tres presentan ventajas e inconvenientes, pero en general las tácticas de guerra romanas son conservadoras y sistemáticas, por lo que el asedio por hambre fue una práctica que se desarrolló poderosamente. Escipión “El Africano” tomó Cartago Nova gracias a una treta, en mitad de un asalto (Polib. X. 10 a 15; Liv. XXVI 41 a 45), a costa de numerosas bajas. La rendición por hambre es prolongada pero evita la pérdida de efectivos. La ciencia y arte para lograrlo, la poliorcética, ya había sido desarrollada de forma ejemplar en el mundo helenístico . Los 134

romanos fueron incorporando prácticas relacionadas con la ingeniería militar a medida que las fueron necesitando en su expansión por el Mediterráneo, mejorándolas y aplicándolas a gran escala. La idea principal era el aislamiento del emplazamiento enemigo. Tenemos noticias del asedio de Agrigento en 261 a.n.e., durante la Primera Guerra Púnica (Polib. I. 17-19) donde nos es descrita la doble circunvalación efectuada por los romanos a la ciudad, impidiendo la salida del emplazamiento y la entrada de rescatadores. El mismo sistema utilizará Escipión Emiliano en el asedio de Numancia en 134 a.n.e, (App Hisp. 90-96) construyendo una red de fortificaciones alrededor del emplazamiento, donde se alojaban hasta 70000 atacantes, defensas en cerco e incluso innovaciones técnicas como la descrita sobre el río Duero. De lo descrito se deduce el empleo de una gran fuerza de trabajo para la construcción de campamentos, fosos, empalizadas, trampas, defensas, máquinas de guerra, etc., que implica la mutación completa del paisaje, con una deforestación masiva del entorno, grandes movimientos de tierras y aguas, etc. Quesada, F. (2014: 67) lo resume con una máxima alemana “El sudor ahorra sangre”. Este esfuerzo inicial debe mantenerse en el tiempo, por lo tanto un asedio resulta costoso y debe planificarse para no ser un desastre logístico como el bloqueo cartaginés de Tarento (Liv. XXVI. 20.8) en que la flota púnica que impedía el aprovisionamiento de la ciudadela romana debió retirarse por falta de suministros para proveer todos sus efectivos embarcados . 135

6.3. El sistema económico y financiero romano

Durante la República Media, Roma se rige bajo un sistema económico parejo a su desarrollo político y social. Es un Estado avanzado del Mediterráneo, con instituciones de gobierno complejas y bien fijadas en una constitución mixta, donde cada órgano de representación tiene sus atribuciones y poderes bien depurados, fruto del desarrollo histórico de los mismos, guardando delicados equilibrios entre clases sociales. Se encuentra en un momento de expansión territorial donde ya ha sometido a los diferentes pueblos que habitaban la Península Itálica, convertidos ahora en aliados, y dirige ahora su atención al resto de territorios extraitálicos, entrando en conflicto con otros pueblos del Mediterráneo. Este

134 Coulston, J. (2008: 188) 135 Cada barco podía albergar entre tripulación y dotación militar más de 400 efectivos, la limitada capacidad de carga de las naves y el alto consumo de agua y alimentos comprometían su autonomía. Vid supra.

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fenómeno imperialista es un fenómeno complejo que no se explica de forma unívoca. Motivos 136

económicos, sociales y políticos se entrelazan y retroalimentan, llegando a no entenderse unos sin otros. La explicación más sencilla parte del concepto de competencia y conflicto. No debemos etiquetar al Estado Romano como un ente depredador y expansionista, cruel agresivo y destructor con el resto de sus coetáneos, prejuicio prestado del colonialismo del S.XIX . No 137

es como un tiburón en un estanque, se trata más bien de un estanque de tiburones, donde los estados tratan de salvaguardar su seguridad, incrementando su poder en un contexto general de violencia. Los estados asumen la guerra como un acontecimiento normalizado, y aquellos que no pueden competir, terminan absorbidos por otros, o directamente desaparecen . En 138

este contexto internacional tan brutal, la militarización de la sociedad aparece como la solución al problema, surgiendo la ideología de la “guerra justa”, defensiva y justificada por una u otra razón racional, aunque en realidad, cada vez más cerca de la conveniencia que de la justicia , 139

puede parecer un asunto de las élites dirigentes, pero como señalan varios autores, en realidad es un fenómeno que implica a todo el orbe social . Bravo, G. (2014a) sintetiza los móviles e 140 141

incidencias de este periodo de expansión en un movimiento circular que reproducimos:

1. Guerras “continuas” desde ca. 250 a.C. hasta 9 d.C.; 2. Saqueo de los territorios conquistados; 3. Llegada a Italia de los “productos” de la conquista: botín, impuestos y esclavos; 4. Los esclavos agrícolas reemplazan a la mano de obra libre a la vez que los

pequeños campesinos itálicos se libran de caer en esclavitud; 5. Los esclavos urbanos entran en competencia en los talleres con los pequeños

artesanos libres, por lo que muchos de ellos se enrolan en el ejército a la espera de mejorar su situación al término del servicio militar como veterani ;

6. El crecimiento económico de la vida urbana genera un aumento de la demanda interna al tiempo que la “gran propiedad”, explotada por esclavos, proporciona una producción excedentaria destinada a satisfacer el incremento del consumo en las ciudades, debido a la inmigración de los pequeños campesinos libres “arruinados”;

7. Éstos constituyen la base de nuevos reclutamientos para mantener “nuevas guerras”, que proporcionarán “nuevos” ingresos, gran parte de los cuales se invierten en la adquisición de tierras o en los gastos suntuarios de la élite aristocrática.

Al inicio de la Segunda Guerra Púnica, Roma se halla en un contexto económico preimperialista que se consolidará. La conquista proporciona recursos extras para financiar la guerra. Es necesario explotar los nuevos territorios, drenar sus recursos, más y mejor que el enemigo. Vemos como la guerra resulta el motor económico y financiero de un estado tributario, de donde obtendrá los mayores ingresos ( vectigal ), especialmente en forma de botín de guerra, 142

o de una forma puntual, fruto de la victoria sobre otros pueblos, como stipendium . En este

136 Bravo, G. (2014a: 401) 137 Ñaco, T. (2003: 1) 138 Champion, C.B. (2014: 42) 139 López, P.; Lomas, F.J. (2004: 102) 140 Ibid. 141 Bravo, G. (2014a: 402); síntesis a partir de Hopkins, K. (1981): Conquistadores y esclavos . Península. Barcelona. p.23 142 Ñaco, T. (2003)

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momento la república no dispone de la infraestructura necesaria para una gestión de una fiscalidad regular, adoptando una política fiscal no sistemática ( vectigal incertum ). La forma más sistemática, como impuesto recaudado sobre los ciudadanos romanos, el tributum , llegará a desaparecer en el futuro, pero ahora sigue siendo una forma vital de financiar las legiones. A lo largo de todo el conflicto Roma deberá hacer esfuerzos para el mantenimiento y creación de ejército y armada, teniendo especiales dificultades en la paga de la soldada y la distribución de grano, que la llevarán a tomar decisiones y medidas extraordinarias para hacer frente a estos problemas, como la creación de numerario o la introducción de particulares en las licitaciones de servicios o explotación de monopolios. 6.3.1. Sistema ponderal monetal.

Roma gozaba de un sistema económico monetario desde un siglo antes de su salida de

Italia. La adquisición de éste se extendió desde las colonias griegas de la Magna Grecia hacia el sistema etrusco, el que adaptaron. Su patrón obedece a la medida de peso de una libra romana, el As acuñado en bronce, abundante en la Península Itálica, así como sus divisores (s emis, triens, quadrans, sextans, uncia ...) y multiplicadores (denario, sestercio...). Durante la república media, el sistema ponderal monetal romano sufre variaciones en la acuñación de monedas, peso y metales. Introduciéndose la plata y el oro, y rebajando el valor (y peso) de sus monedas para hacer frente a la insuficiencia de numerario que causaban las incesantes guerras y sus necesidades económicas . Hace falta acuñar más moneda para pagar a las 143

tropas, sufragar los esfuerzos de guerra, por tanto las monedas van perdiendo peso y se emiten con los nuevos metales que proporciona la conquista, el denario de plata, de inspiración helenística, surge en 211 como nueva moneda con un valor de 10 ases, y convive con la acuñación en bronce y ocasionalmente en oro (estárteras, áureos). El conflicto y su necesidad de financiación provoca dos consecuencias importantes, la primera es el cambio de patrón bronce a un modelo triple, oro, plata y bronce; la segunda es la expansión del sistema monetal romano a los territorios extraitálicos, que terminan por adaptar sus propios sistemas al romano

144

En el caso de la Península Ibérica, en el momento de la entrada de Roma, existían tres patrones metrológicos correspondientes a las culturas predominantes sobre el territorio, la cartaginesa, la griega y la ibérica-celtibérica empleadas en sus respectivas áreas de 145

influencia geográfica y mercantil. Con la conquista, desaparecen las monedas griegas y cartaginesas, pero perdurarán las indígenas hasta época de Augusto que perseguirán imitar 146

el patrón romano y adaptarse a la libra. La primera acuñación fuera de Italia se dio en Iberia, bajo autoridad romana, durante la Segunda Guerra Púnica , para hacer frente a la crisis 147

económica del 216-215.

143 Gracia, F. (2014: 40) 144 García-Bellido. M.P. (2001: 566); Blázquez, J.M. (1978: 75) 145 García-Bellido. M.P. (2001:553) 146 Blázquez, J.M. (1978: 75) 147 Ñaco, T.; Prieto, A. (1999: 196)

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6.3.2. Modelos de cálculo logístico para el sostenimiento del ejército

Todos los modelos de cálculo logístico de los ejércitos de la República parten de la descripción de Polibio sobre la soldada de la legión : 148

"Los soldados de infantería perciben diariamente un estipendio de dos óbolos, los centuriones el doble y los jinetes una dracma. La ración de víveres de los infantes es de dos tercios de un medimno ático de trigo y la de los jinetes en siete medimnos mensuales de cebada y dos de trigo. Los infantes aliados reciben la misma ración que los romanos, los jinetes un medimno y un tercio de trigo y cinco medimnos de cebada. Estas raciones son gratuitas para los aliados, pero a los romanos el cuestor les deduce de la soldada el importe establecido para sus raciones de grano, su indumentaria y, si fuese necesario, la reparación de sus armas".

Polibio no toma como referencia el sistema ponderal romano, refiere los costes en dracmas y medimnos griegos. Además, aunque su obra trata fundamentalmente sobre la Segunda Guerra Púnica, escribe mucho después de ésta, con lo que ofrece muchas dificultades de adaptación y comprensión. Los estudios de Ferrer, J. ponen luz sobre esto, 149 150

estableciendo los costes y equivalencia con la moneda romana. Ofrece un cálculo en denarios del coste anual de tropa y alimentos, que concreta en que los infantes recibirían 88 denarios y 3 sestercios durante la campaña, el doble para el centurión y el triple para el jinete. En cuanto al coste de la comida, Ferrer Maestro calcula unos 36 denarios por infante y 108 por jinete, que deberán restarse al cómputo básico y a lo que hay que sumar el número de aliados, que aunque no cobran soldada, sí son alimentados. En la misma publicación incluye una estimación del coste de equipamiento y construcción de embarcaciones de guerra que concluye en 8000 denarios. En el momento en que se ha fijado este trabajo, el denario no ha sido acuñado todavía. Aparecerá en 211 con un valor de 10 ases. Por consiguiente, para acercarnos al contexto propio del momento, deberíamos multiplicar por diez el cómputo para ofrecerlo en dicha moneda. En la siguiente tabla agrupamos los costes de cada tipo de efectivo calculando un total que suma el coste de manutención de monturas y acémilas.

Tabla 1: costes en denarios de las fuerzas terrestres

Tropa Soldada en Dn. Alimentación en Dn. Alimentación montura en Dn. Total

Infante 88 36 88

Centurión 176 36 176

Jinete 264 108 189 453

Infante aliado 36 36

Jinete aliado 108 135 243

mula 151 60 60

148 Polib. VI. 39. 12 a 14 149 Valdés, P. (2017: 252) 150 Ferrer Maestro, J.J. (2000b: 442) 151 Erdkamp, P. (2014: 50)

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Al principio de la República los soldados eran retribuidos por el ejercicio de soldado para compensar los meses que no podían dedicarse a su labor principal. Esta primera soldada era poco cuantiosa y se repercutía en ella el coste del mantenimiento, así el soldado disponía de un pequeño emolumento por sus servicios que habitualmente se cobraba al finalizar la campaña 152

. El Estado Romano lo sufragaba a partir del impuesto cobrado en base al censo, donde cada ciudadano contribuía en función de su patrimonio. Como hemos dicho, este tipo de tributo desaparecerá con la conquista de Grecia en el S.II a.n.e, sobrepasado con creces por lo obtenido a partir del botín de guerra. Hasta ese momento, y debido al esfuerzo bélico, el tributo del censo no bastaba para sufragar los gastos de mantenimiento del ejército ni de su paga, con lo que Roma ha de desarrollar un modelo de exacción puntual de recursos que, como hemos dicho, irá regularizándose. Será frecuente el pago a los legionarios a partir del botín de guerra atesorado, acuñando in situ, y también la ejecución de pequeños adelantos, especialmente en teatros de operaciones alejados de Italia, para acceder a bienes y mercados locales, o los que habitualmente aparecen siguiendo a los ejércitos ofreciendo todo tipo de servicios . 153

7. Discusión

7.1. Descripción de la fuerza militar romana destacada en la Península Ibérica durante el primer año de la guerra.

Al inicio del año 218, tomada Sagunto por Aníbal , Roma se prepara para la guerra. 154

Los cónsules Publio Cornelio Escipión y Tiberio Sempronio Longo tomaron el mando del ejército y trazaron un plan de ataque doble: uno llevaría la guerra a Iberia, el otro a Libia por Sicilia . Se llamó a la leva para formar seis legiones, el contingente de aliados que los 155

cónsules aprobaran y las naves que se pudieran armar. La suerte llevó a Escipión a capitanear la contienda en la Península Ibérica, para lo cual le asignaron sesenta quinquerremes, dos legiones con su caballería y catorce mil infantes aliados junto con mil seiscientos jinetes. Un 156

levantamiento de los pueblos Boyos e Insubros obligó a Publio a ceder una legión y cinco mil 157

aliados para sofocarla, mientras se formaba una nueva leva . En este punto existen 158

diferencias entre la fuente y tipo de reclutas. Livio dice “reclutar una nueva legión” por lo tanto, de ciudadanos romanos; mientras que Polibio dice “una nueva leva recurriendo para el reclutamiento a las listas de los aliados”. La ambivalencia del contenido parece excluir uno u otro contingente, mientras que lo más práctico y justo debería ser no perder efectivos. Sobre esto, Caven, B. (1980: 99) concluye en una solución equitativa a las pérdidas, reclutando legión y aliados.

Embarcaron hacia Iberia y acamparon en Massalia donde la noticia del paso de los Pirineos por parte de las huestes de Aníbal obligó a intentar detenerlos en el paso del Ródano.

152 Muñiz, J. (1978: 256) 153 Cft. App Hisp. 85 154 Liv. XXI. 7; Polib. III. 17 155 Liv. XXI. 16. 6; Polib. III. 40 156 Liv. XXI. 16. 8 157 Liv. XXI. 26.; Polib. III. 40 158 Liv. XXI. 26. 3; Polib. III. 40

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En relación a este episodio, debemos comentar cómo se propuso el transporte de tropas hacia el teatro de operaciones ibérico. El hecho de embarcarlos supone capacidad de transporte naval para el conjunto del ejército. Con los datos que disponemos, el número queda en, aproximadamente, 24.600 efectivos, con 2.200 monturas. Las fuentes citan 60 quinquerremes, que como se ha dicho, necesitan de una dotación de 300 remeros y una capacidad de transporte de 120 infantes , nos da un total de 420 embarcados por nave, lo que multiplicado 159

por una flota de 60 supone 25.200 pasajes. Todavía hay espacio para el embarque de 600 soldados, aunque suponemos que cada nave debía tener cierta tripulación de cubierta; especialistas en el manejo, mantenimiento y dirección del navío (timón, arboladura y velamen, etc.) así como oficiales al mando, en una cifra que Rey da Silva, A. (2012: 50) redondea en 20 marineros por buque.

Tabla 2: Efectivos a inicio de año 218 asignados a Publio Cornelio Escipión.

Infantería legionaria

Caballería legionaria

Infantería aliada

Caballería aliada

Totales Naves Tripulación

Pasajes

8.400 600 14.000 1.600 24.600 soldados 2.200 caballos

60 1200 18.000

25.200

Vemos pues cierto descuadre que no sabemos cómo resolver y que plantea nuevas

hipótesis que planteamos en forma de alternativas:

- Los datos para la estimación no son correctos. La descripción de Polibio sobre la capacidad de estas naves no está actualizada o es incompleta.

- La descripción de capacidad de embarque descrita por Polibio es correcta, por lo tanto: - No se embarcaron todos los efectivos. El sobrante quedó acuartelado en Italia. - Se embarcaron parte de los efectivos. Cierta sección del ejército cubrió el

trayecto por tierra. ¿Cómo se priorizó dicha selección? - Los autores no han citado naves secundarias de carga, que transportarían en

convoy, caballos, acémilas, suministros, personal auxiliar, etc.

La opción que a nuestro modo de ver parece más plausible es la del convoy auxiliar. Dado que por un lado no encajan los cálculos, parecen improbables las opciones de seccionar el ejército y en este momento, Roma no teme acciones contra su flota en el Mediterráneo. Livio

, narrando el desastre de la flota en Tarraco, dice que Asdrúbal “se topó con los soldados de 160

la flota y los aliados navales desperdigados por el campo.” debemos entender que se trata de las tripulaciones de los buques, y distingue entre soldados y aliados, lo que podría ser un indicador de dos tipos de embarcación distintas: de combate y carga. Desde un enfoque ortodoxo, debemos entender que las naves de guerra entregadas a Publio debían estar dotadas de los remeros necesarios para su navegación, con lo que habría que sumar un total de 18.000 efectivos en la boga, y una pléyade de naves de transporte para las legiones y las alas aliadas. Un enfoque más heterodoxo permitiría, contra lo establecido en anteriores conflictos, como por ejemplo la Primera Guerra Púnica, que la fuerza motriz de las naves no fueran capite sensi , sino infantes del propio ejército consular que ocupan las bancadas de los

159 Polib. I. 26 160 Liv. XXI. 61. 2.

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remeros. Por lo ingrato del trabajo, podríamos aventurar el destino de los aliados. Desde luego abarataría los costes, tanto en número de efectivos como en naves auxiliares. Contemplamos ambas hipótesis en el cálculo final.

Llegados a orillas del Ródano, envió una expedición de trescientos jinetes selectos (aliados) junto con guías celtas al servicio de los masaliotas . En un encuentro con la 161

caballería númida de Aníbal, pierden ciento cuarenta jinetes y veinte mercenarios galos . 162 163

Esta estimación nace de la diferencia entre los datos aportados por Polibio, que dice “por parte romana y celta perecieron ciento cuarenta jinetes” mientras que Livio dice “de los vencedores (romanos) cayeron ciento sesenta, no todos romanos, sino algunos galos”, lo que nos hace suponer la proporción de las bajas.

Publio llegó al paso del Ródano tres días después de la marcha de Aníbal, sorprendido, determinó deshacer camino y embarcar a sus tropas de nuevo para dirigirse a Italia con intención de adelantar el paso de los Alpes de Aníbal mientras enviaba a su hermano Cneo, nombrado procónsul , al frente ibérico , con el grueso de las tropas, mientras él regresaba a 164 165

Génova o Pisa , con “fuerzas muy reducidas” según Livio , o “muy pocos hombres” según 166 167

Polibio , para defender Italia asumiendo el mando de las dos legiones acampadas en el valle 168

del Po, dando tiempo a Longo para acudir con su ejército . Sobre esto, no podemos 169

interpretar qué significado tienen, en cifras, la descripción de los dos autores, de lo cual podríamos deducir con qué fuerzas contaba Cneo a su llegada a Emporion. El recuento de efectivos de la batalla de Tesino a finales de noviembre de 218, donde encontramos de nuevo a Publio dirigiendo un ejército, no resulta una estimación fiable, pues más fue una escaramuza 170

que una batalla campal, con lo que las fuentes no describen el total del contingente romano. Si Publio partió con pocos efectivos podríamos aventurar que fueran los soldados que embarcan en una única nave, estos son, como hemos dicho, 420, por tal de no mermar demasiado el contingente embarcado hacia Iberia y, si como sugiere Livio, tenía prisa por alcanzar al ejército de Aníbal , quizá se decidió por un cuerpo que pudiera cubrir más rápidamente la distancia 171

entre el puerto y la llanura del Po, optando en este caso por la caballería, en especial aquella selecta, al servicio directo del cónsul . Restamos pues 420 efectivos de caballería al ejército al 172

mando de Cneo.

161 Liv. XXI. 26. 5.; Polib. III. 41 162 Polib. III. 45 163 Liv. XXI. 29. 2 164 App.Hisp.8 165 Polib. III. 49; Liv. XXI. 32. 4 ; App.Hisp.14 166 Polib. III. 49; Liv. XXI. 39.3 167 Liv. XXI. 32. 5 168 Polib. III. 56 169 Polib. III. 61 170 Liv. XXI. 46. Polib. III. 65 171 Livio. XXI. 39. 3 172 Polib. VI. 26

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Tabla 3: Ejército de Cneo Cornelio Escipión en el desembarco en Emporion de 218. Infantería legionaria

Caballería legionaria

Infantería aliada

Caballería aliada

Totales Naves Tripulación

Pasajes

8.400 600 14.000 1.040 24.040soldados 1640 caballos

59 1180 17.100*

24.780

A su llegada a Emporion, Cneo inicia las operaciones militares, y entre ellas recluta algunas cohortes de tropas auxiliares , en opinión de Gracia, F. (2016: 85), guerreros de las 173

tribus costeras afines o dentro de la órbita de la aliada Emporion. Aproximadamente, cada cohorte formaba unos 500 efectivos dentro del Ala, aunque no es una cifra fiable ni estable podemos imaginar, como mucho un contingente pensado para compensar las pérdidas anteriores, formado por infantería ligera o caballería ligera . 174

7.2. Descripción de las operaciones militares ejecutadas y su desempeño.

Como hemos visto, durante el primer año de contienda en Iberia, el ejército comandado por Cneo Cornelio Escipión participó en muchas acciones, siempre al norte del río Ebro . Para 175

su comentario las hemos dividido en dos grupos: aquellas operaciones en que la acción diplomática fue la prevalente, y aquellas que supusieron una confrontación armada. Es cierto que, a veces, unas van indefectiblemente unidas a las otras de una u otra forma, posiblemente una negociación diplomática surge con un efecto mayor tras una muestra de poderío bélico contra los vecinos, o por el contrario, la ruptura de pactos conlleva una respuesta armada. Trataremos de simplificarlo para su análisis. La acción diplomática

Una vez establecida una primera base, cabeza de puente, en Emporion, Cneo procuró traer a su causa a las poblaciones de la costa. Livio nos dice que “comenzando por los 176

lacetanos sometió al poder de Roma toda la costa hasta el río Ebro en parte renovando alianzas y en parte estableciendo otras nuevas.”, acciones puramente diplomáticas. Lo que sugiere la lectura es que ya existían relaciones bilaterales previas al estallido del conflicto, que posiblemente se alteraron con la acción de Aníbal al norte del Ebro, y Cneo procuró ratificadas. El carácter de estas primeras negociaciones fue paritario, Polibio nos dice cómo trataba con 177

deferencia a los nuevos aliados, con generosidad, Livio insiste en su éxito con los pueblos 178

del interior, más salvajes, con quien incluso forja alianzas que le permitieron el reclutamiento de cohortes auxiliares. Vemos como la primera intención de Roma fue el acercamiento a la

173 Polib. III. 76; Liv. XXI. 60.5 174 Sekunda, N.; McBride, A. (1996: 40); Treviño, R.; McBride, A. (1986: 7); Wise, T.; Hook, R. (1982: 17) 175 Ver punto 6.1. 176 Liv. XXI. 60. 3 177 Polib. III. 76 178 Vid supra.

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población indígena, considerada como un recurso estratégico a controlar, y sobretodo alejar de la órbita púnica. Para esto empleó una política “blanda”, de amistad y fidelidad, amicitia o devotio , mostrando unas mejores condiciones en los términos de sus relaciones comparadas con las de cartagineses . Esto significaba la renuncia a beneficios derivados de la sumisión y 179

el expolio . Roma se abstiene de drenar los recursos locales para financiar su expedición en 180

pro de controlar el territorio y atraerse aliados, lo que obligará a la ayuda financiera del estado, cuyo erario también irá agravándose con la acción de Aníbal en la Península Itálica. Dos años más tarde, los hermanos Escipión escriben al senado demandando ayuda económica y material ante la imposibilidad de autofinanciarse . Un factor importante a considerar en las 181

acciones diplomáticas de Roma durante este primer año de campaña es el papel de Emporion. Sin duda, como aliado sobre el terreno, debió marcar la agenda diplomática romana. Sus intereses estaban encontrados con Cartago, y la amenaza comercial y militar que suponía, debió impulsarlos a buscar aliados más fuertes. El conocimiento del territorio a partir de sus redes comerciales debió ser fundamental para encauzar las acciones diplomáticas romanas con los pueblos cercanos y sus élites, así como un vehículo para extender su propia influencia

. 182

Acción militar Desembarcos

No todo fueron palabras. Polibio nos explicita acciones de guerra, dice “Desde aquí 183

efectuaba desembarcos dirigidos contra las poblaciones de este lado del Ebro, a las que ya asediaba, en caso de que o le obedecieran, ya acogía con generosidad y trataba con la debida deferencia, en caso de que se aviniesen. Después de asegurar las posiciones de las poblaciones costeras que se adhirieron a la causa romana, avanzó con todo su ejército hacia el interior.”

Sin duda los puertos eran un recurso estratégico a dominar. Las posibilidades de navegación de la época, necesitaban de puertos y fondeaderos seguros donde poder abastecerse de agua y vituallas , protegerse de temporales y efectuar desembarcos. 184

Debemos entender un puerto como una “puerta” de salida y entrada que hay que vigilar. Estrabón nos describe cómo a partir de Tarraco “la costa que viene a continuación ya tiene 185

buenos puertos y un territorio fértil, el de los leetanos, lartolaetas y otros tales hasta Emporion.” Aunque escribió mucho después del desembarco de 218, su descripción refleja la evolución natural y antrópica del litoral, con puertos y fondeaderos que debían aprovechar los accidentes geográficos de la costa. En sus primeras operaciones, cubrió toda la costa catalana. La 186

aplicación “ORBIS: The Stanford Geospatial Network Model of the Roman World” de la 187

universidad de Stanford, permite la simulación y cálculo de rutas comerciales en la antigüedad. La distancia entre el puerto de Emporion y la desembocadura del Ebro es de 356 km, que a

179 Olesti, O.(2006: 120); Noguera, J.; Ble, E.; Valdés, P. (2013: 67) 180 Hernández, E. (2010: 414) 181 Liv. XXIII. 48. 4 182 Hernández, E. (2012: 33); Aquilué, X. (2016: 98) 183 Polib. III. 76 184 Ver punto 6.2.2. 185 Strb. III. 4. 8. 186 Arrayás, I. (2011: 346) 187 Cft. http://orbis.stanford.edu/

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velocidad de barco de carga, en verano, puede cubrirse en una navegación de dos días y medio. Deducimos de los textos clásicos que la primera opción, y menos costosa, era enviar legaciones diplomáticas, como ya hemos descrito, y el plan “B” era movilizar a la flota y el ejército desde Emporion. Sobre esto, Noguera, J.; Ble, E.; Valdés, P. (2013: 67) y Ble, J.(2011: 94) proponen un movimiento de ejército y marina en paralelo, siguiendo la costa, rumbo sur, poniendo como ejemplo acciones posteriores de los hermanos Escipión hacia Sagunto (Polib. III. 97. 6-8) o posteriormente, El Africano contra Cartago Nova (Livio XXVI.42.5-6). A nuestro modo de ver, parecen cosas distintas. Si bien el argumento básico es que la flota apoya al ejército marítima y logísticamente, en el caso de 218 parece poco sensato el separar fuerzas de esa forma. Un escenario de inseguridad como el de 218 aconsejaría el empleo conjunto de flota y ejército, como dice Polibio, efectuando desembarcos. Pensemos además cómo el episodio de Sagunto sucede tras la derrota marítima cartaginesa en 217, quedando su flota muy menguada y el caso de Cartago Nova, se ha discutido mucho la descripción de la operación conjunta tierra y mar, pero en definitiva se da en condiciones favorables para no ser sorprendidos en ninguno de los dos escenarios. Nos surgen dudas sobre todo esto, pues aun siendo la opción más sensata no separar efectivos y emplear en paralelo el aparato diplomático, leyendo cómo atrapó Asdrúbal a la flota en Tarraco, quizá Cneo tenía prisa, y organizó un tour por toda la costa, rumbo sur. Es fácil imaginar cómo con una armada de guerra de sesenta naves, más el convoy de onerarias, en navegación de cabotaje, las poblaciones íberas de costa amanecían con un horizonte cubierto de velas cuadras, un argumento de persuasión facilitador de las conversaciones diplomáticas. El control sobre la costa se formalizó, más tarde, con el estacionamiento de tropas en puntos estratégicos del territorio. 188

La batalla de Cissa

Sin duda, el episodio más controvertido del primer año de campaña es la batalla de Cissa, Cisis o Kesse, y especialmente su ubicación. Polibio narra como después de someter 189

a las poblaciones de la costa, Cneo se avanzó con todo su ejército hacia el interior, y junto a la ciudad de Cisa acamparon frente a él las fuerzas cartaginesas, donde se libró la batalla. Parece ser que no fue una gran batalla los contingentes enfrentados agrupaban en el bando romano, 190

todo el ejército de Cneo , y en el bando cartaginés el ejército de Hanon, dejado por Aníbal y 191

un número indeterminado de íberos al mando de Indíbil. El resultado de la batalla se decantó por las armas romanas, muriendo seis mil enemigos y tomando dos mil prisioneros, incluidos los generales. Lo resumimos en la siguiente tabla:

188 Olesti, O. (2006: 121-122) 189 Polib. III. 76 190 Liv. XXI. 60. 7 191 Polib. III. 76

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Tabla 4: Fuerzas enfrentadas en la batalla de Cissa de 218

Ejército romano Ejército Cartaginés

22.800 infantes 10.000 infantes

1.800 jinetes 1.000 jinetes

? auxiliares íberos ? auxiliares íberos

24.600 efectivos, a sumar las últimas incorporaciones.

11.000 efectivos, a sumar el contingente íbero.

Sin conocer ni el número de efectivos aportado por los Ilergetes, ni las últimas

incorporaciones romanas que menciona Polibio , vemos una relación de aplastante 192

superioridad numérica, que también tiene su reflejo en el resultado, en bajas, de la batalla. Redondeando, más de un 50% en el caso cartaginés, así como un 20% de prisioneros. Considerando las apreciaciones de Kavanagh, E. (2014: 19) donde defiende como el mayor número de bajas en una batalla de la antigüedad se daba en el momento de huir y romper filas, parece que estamos ante una verdadera estampida y deserción masiva en el bando cartaginés a los pocos minutos del inicio de la batalla, que permitió el despliegue de la infantería ligera y la caballería para pasar a cuchillo a más de la mitad del ejército de Hanon. Visto así, parece una verdadera locura presentar batalla en estas condiciones tan desiguales, por lo que debemos sospechar que el plan cartaginés era en realidad la suma de fuerzas de Asdrúbal y Hanon, que no llegó a realizarse, tal como menciona Livio . Sólo así se explica la actitud de éstos. 193

Algo relevante que ofrecemos a modo de ensayo, es la reflexión de lo que sucedió en la costa tras la batalla. Sabemos que Asdrúbal acudía en ayuda de Hanon con un ejército de al menos 8.000 infantes y 1.000 jinetes. Aquí las fuentes difieren, puesto que Polibio dice:

“tomó entonces unos ocho mil infantes y en torno a mil jinetes de su ejército, con los

cuales sorprendió diseminados por el campo a las dotaciones de los barcos. Mató a muchos de ellos y al resto lo obligó a refugiarse en las naves”, (Polib. III. 76)

contra lo que dice Livio: “Asdrúbal había atravesado el Ebro con ocho mil infantes y mil jinetes, (...) desvió su

itinerario hacia el mar. No lejos de Tarragona se topó con los soldados de la flota y los aliados navales, dispersos y en desbandada por los campos, pues sucede la mayoría de las veces que el éxito engendra descuido, y tras despachar a la caballería por todas partes los empujó hacia las naves en medio de una gran matanza y mayor huida;” (Liv. XXI. 61.)

No queda claro pues, si Asdrúbal contaba con 9.000 efectivos a sumar a la fuerza de

Hanon, o destinó 9.000 efectivos a la misión en la costa del total de su hueste. Polibio 194

enumera el ejército que dejó Aníbal a cargo de su hermano antes de partir a Italia, que resumimos en la siguiente tabla:

192 Polib. III. 76 193 Liv. XXI. 68. 6 194 Polib. III. 33

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Tabla 5: Fuerzas de Asdrúbal en Iberia en 218

Infantería Caballería Otras fuerzas

11.850 infantería libia 300 ligur 500 balear

450 libio fenicios 1.800 númidas 300 lergetas

21 elefantes 57 naves

12.650 infantes 2.550 jinetes

Como se puede observar, no son las mismas fuerzas. Es posible que necesitara dejar

acuarteladas a parte de las mismas en sus plazas fuertes, como forma de control del territorio 195

, con lo que decidiera por conducir sólo a la parte necesaria para igualar fuerzas. En cualquier caso, opta por conducirlos hacia el mar, de lo que se deduce que debía tener un gran servicio de inteligencia militar, puesto que conoce de antemano el resultado de la batalla y le permite alterar los planes a su favor, conociendo también el descuidado emplazamiento de la flota. Sobre esto, surgen más interrogantes. ¿Qué hacía la flota fondeada, en disposición muelle, cerca de Tarraco? De la lectura de ambos autores se deduce un desembarco masivo de tropas. Muchas naves debieron de quedar varadas para permitir la descarga de caballerías y demás enseres. La bahía que se extiende entre Tarragona y el Cap Salou disponía de amplias playas, y el estuario del río Francolí proporcionaba agua dulce para el abrevo de animales. Debía parecer un buen sitio. Además de esto, se contaba con las tripulaciones de los barcos, más de un millar de hombres que, con el enemigo entretenido, podían dedicarse al forrajeo por las inmediaciones, otro indicador de las dificultades para el autosostenimiento. Igual que durante el asedio de Agrigento en 261 a.n.e., durante la Primera Guerra Púnica, los romanos se 196

dedicaron al forrajeo y fueron sorprendidos por la caballería cartaginesa, solo que esta vez, además, debieron causar estragos en la flota, percances serios a la vista de la diferencia de naves que al año siguiente se enfrentaron en la desembocadura el río Ebro, reducidas a 35, por lo que describen Livio y Polibio y bien señala Noguera, J. (2011: 27). 197

Sobre la ubicación de la batalla, Livio dice de Cisis que era una pequeña fortaleza, 198

cercana al campamento de Hanon, y debía estar en el interior, pues nos dice como Asdrúbal, al llegar tarde a la batalla, desde el sur, decidió desviar su itinerario hacia el mar para sorprender a la flota fondeada allí , donde no lejos de Tarragona los sorprendió. Como vemos ambos 199

autores nos sitúan la capital de la cessetania en el interior. En resumen, lo que sabemos por la lectura de Polibio y Livio es que el campamento cartaginés de Hanon se ubicaba cerca de un pequeño oppidum ibérico llamado Cisis, situado hacia el interior. Este campamento albergaba no menos de 10.000 infantes y 1.000 jinetes, el ejército cedido a éste general para la defensa de la región al norte del río Ebro, y posiblemente, contaba con la ayuda de contingentes locales, visto como se hizo prisionero al caudillo ilergeta Indíbil. Tras la batalla, la fortaleza ibérica fue tomada, y obtenido un paupérrimo botín en comparación al que se obtuvo del campamento púnico, que servía como depósito de los pertrechos del ejército que Aníbal comandaba en Italia.

195 Caven, B. (1980: 94) 196 Polib. I. 17 197 Liv. XXII.19-20; Polib. III. 96 198 Liv. XXI. 60. 8 199 Liv. XXI. 61. 2

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Sobre esto, la investigación moderna difiere. Algunos autores la sitúan muy al interior, como Noguera, J. (2011: 27) la situaba en tierras leridanas en la comarca del Urgel, a 65 kilómetros de Tarraco; más tarde, en posteriores trabajos conjuntos , la ha situado en la actual 200

población de Valls, a 20 kilómetros de Tarraco, a raíz del hallazgo en el yacimiento de El Vilar, un poblado ibérico destruido violentamente y abandonado durante el s.III a.n.e., de monedas cartaginesas y balas de honda, así como de restos de un muro y foso que podría pertenecer al nombrado campamento . Por otra parte, otros autores identifican la ubicación de Cese con la 201

actual Tarragona, como Rodà, I. (2009: 194) o Ruiz de Arbulo, J. (2016:143) que defiende la idea de la relación Cese-Tarraco en base a evidencias numismáticas con la emisión de moneda con la leyenda ibérica Kese, y arqueológicas que sitúan un oppidum ibérico prerromano en la colina cercana a la parte baja de la ciudad de Tarragona, entre las calles Soler y Pere Martell, al borde del desnivel marcado por la calle Dr. Zamenhof. También, apoyándose en las apreciaciones de Bendala, M.; Blánquez, J. (2003:156) sobre la localización de un lienzo de muro en el palacio arzobispal de Tarragona, que propone reconocer como obra cartaginesa, donde podría situarse el campamento púnico. Verdaderamente, se trata de un punto muy alto de la ciudad, con una cota de 77 metros sobre el nivel del mar, desde donde se divisa toda la costa. Parece una empresa difícil, como se ha dicho anteriormente, la construcción de una fortaleza, en piedra, en menos de un año, aunque por otra parte, encajaría en la descripción de “las torres de Aníbal” atalayas descritas por Plinio y Polibio para referirse a las fortificaciones menores creadas por los Barca como torres aisladas de vigía, como la de El Perengil, en Alicante, situada en una colina próxima a la costa. Todavía es pronto para pronunciarse al 202

respecto, puesto que la evidencia arqueológica debe confirmar todas estas hipótesis. Los sitios de Atanagro y Auso.

Tras la batalla de Cesse, Polibio nos dice que Cneo “logró la alianza y amistad de 203

todos los pueblos situados más allá del Ebro.” Pero por lo que narra Livio, todavía le costaría un poco más, puesto que parece que fruto de la acción diplomática cartaginesa, se formó una coalición de ilergetes, ausetanos y lacetanos , que actuaron contra los aliados indígenas 204

romanos . La reacción de Cneo no se dilató, y saliendo de los cuarteles de invierno primero 205

puso sitio a la capital ilergeta, Atanagro, y posteriormente a Auso. En el sitio de Auso, frenó la ayuda lacetana que venía en socorro, organizando una emboscada nocturna donde murieron 12.000 enemigos. Los dos asedios duraron pocos días, y las ciudades se rindieron a las condiciones romanas. Desgraciadamente, no disponemos de información arqueológica suficiente sobre estos emplazamientos pero debían presentar analogías con otros coetáneos. Sabemos que a partir del s.III. se identifican en numerosos yacimientos del noreste peninsular un incremento de sus sistemas defensivos; refuerzo de murallas, torres, fosos, etc. que muestran cómo estas comunidades se prepararon para tiempos revueltos. Otro indicador de la

200 López, J.; Noguera, J. (2016: 301) 201 Cft. Canela, J. (2012: 151) 202 Cft. Moret, P. (2012: 42) 203 Polib.III. 76 204 Sánchez, E.; Pérez, A. (2012: 36) 205 Liv. XXI. 61. 6.

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inseguridad que vivieron era el incremento de población que se concentró intramuros. En 206

general, se muestra un desfase importante entre la ciencia poliorcética de las potencias extranjeras (Roma y Cartago) y la local. La fortificación íbera estaba pensada para el tipo de guerra que operaba en este contexto, muy alejado del desarrollo de otros puntos del Mediterráneo. Ante un ataque enemigo, la población se refugiaba en la fortaleza, donde disponía de lo necesario para resistir un asedio corto, que era en realidad el que los atacantes podían mantener. Las defensas tenían un efecto disuasorio y un empleo práctico acomodado a su proceder bélico que chocará con el poderío de ciencia y efectivos extranjero. Cuando 207

Roma asedia estas dos ciudades, está haciéndolo con más de 24.000 hombres que debieron, siguiendo la práctica romana, rodear completamente el sitio, levantar defensas y mantener a los sitiados aislados de posibles rescatadores , como vemos en el episodio de la emboscada a 208

los lacetanos. Son capaces de mantener un asedio continuado, bajo las inclemencias de un crudo invierno y construir máquinas para el asalto, plúteos y manteletes, in situ. Acantonamiento e invierno en Tarraco

Uno de los sucesos con más trascendencia acaecidos durante el primer año de campaña fue la elección de Tarraco como base de invierno de las tropas romanas destacadas en Iberia. Con el tiempo llegará a ser la capital de la primera provincia hispánica, llegando en el s.II a su máximo esplendor urbano. Polibio nos cuenta cómo Cneo reunió a todas sus fuerzas 209

para pasar el invierno en Tarraco, Livio coincide, comentando cómo después de expugnar la 210

capital de los ausetanos, el ejército volvió a Tarraco a pasar el invierno, donde ya había dejado una pequeña guarnición. La primera transformación en base operativa se produce durante 211

ese invierno, en que se procuran instalaciones portuarias básicas y una mejor fortificación en el altozano de Tarragona . Cuando al año siguiente llega Publio Cornelio Escipión con nuevas 212

tropas y flota de Roma, desembarca aquí, no en Emporion, lo que de alguna manera muestra la preferencia por Tarraco, sus posición natural, favorecedora de la comunicación , la logística y 213

la defensa, así como la oportunidad de crear ex novo una base para la conquista de Iberia. 214

206 Olesti, O. (2010: 13) 207 Sobre esto, Quesada, F. (2016: 181) resume las dos posturas fundamentales que ha mantenido al respecto la investigación moderna, básicamente centradas en la práctica del asedio y el uso, o no, de maquinaria de guerra sofisticada. 208 Ver punto 6.2.4 209 Polib. III. 76 210 Liv. XXI. 61. 11. 211 Liv. XXI. 61. 5. 212 Mar, R.; Ruiz de Arbulo, J.; Vivó, D.; Beltrán-Caballero, J.A. (2015: 68) 213 Strb. III. 4. 7. 214 Arrayás, A. (2011: 339); Ñaco, T. (2006: 83)

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7.3. Descripción de ingresos, pérdidas y ganancias obtenidas.

Los frutos de la conquista se materializaron, según las fuentes , en el reclutamiento de 215

algunas cohortes de tropas auxiliares, fruto de una alianza forjada con los pueblos del interior, que complementaron el ejército en Iberia . En la batalla de Cisis se tomaron 2.000 prisioneros, 216

se saqueó la fortaleza ibérica, de donde se obtuvo un botín que no fue de gran valor, mobiliario bárbaro y esclavos sin valor, pero en cambio, del campamento cartaginés se atesoraron objetos queridos por el ejército y también los del ejército de Aníbal, que los habían dejado en depósito para no ser una carga. En palabras de Polibio: “Abundantes bienes” que fueron repartidos entre la tropa. Durante el mismo episodio, el descuido de la costa pudo ocasionar la pérdida de, al menos, 25 naves, y cuantiosas bajas entre sus tripulaciones.

Livio nos dice que los romanos disponían de rehenes ilergetes, posiblemente como arreglo a la situación del caudillo Indíbil tras la batalla. Tras la defección de éstos y la toma de Atanagro, debieron ceder más rehenes y los multó con una suma de dinero. También se pactó la rendición de los ausetanos por 20 talentos de plata. 8. Resultados 8.1. Cálculo del coste de mantenimiento del ejército durante el primer año de campaña.

Como hemos visto, el ejército enviado a Iberia se componía de un total de más de 25.000 soldados y marineros, con sus monturas y acémilas, casi sesenta naves de guerra, mas un convoy de suministros y carga. Todo esto supuso una inversión inicial muy importante, botar una sola nave ya costaba 80.000 ases , y se armaron 60. Si bien la panoplia corría a cargo de 217

cada infante o caballero, su sueldo y mantenimiento era responsabilidad del Estado, además del coste de las operaciones militares in situ. Para un primer cálculo del coste de la campaña durante el primer año vamos a considerar el mantenimiento de las fuerzas armadas durante ese período, teniendo en cuenta el tipo de efectivo y su coste en denarios. Como hemos visto, la moneda al uso en aquel momento eran los ases, por lo que deberíamos ofrecer el balance final en esta unidad. En las siguientes tablas recogemos las fuerzas a considerar y el coste de mantenimiento que suponen. Hemos tomado como referentes el momento anterior a la batalla de Cissa, cuando el ejército alineaba el mayor número de efectivos. Para su cálculo utilizamos los referentes de Ferrer Maestro, J.(2000b) sobre el coste anual de mantenimiento, explicado anteriormente.

215 Polib. III. 76; Liv. XXI. 60-61 216 Ver punto 7.1 217 Cft. Ferrer Maestro, J.J. (2000b: 444)

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Tabla 6: Fuerzas romanas en la batalla de Cissa de 218

Infantería legionaria

Caballería legionaria

Infantería aliada

Caballería aliada

Caballos Mulas Naves Tripulación

8.400 600 14.000 1.040 1.640 1.500 59 1.180 17.700*

Tabla 7: Costes anuales en denarios de las fuerzas armadas

Tropa Soldada en Dn.

Alimentación en Dn. Alimentación montura en Dn. Total

Infante 88 36 88

Centurión 176 36 176

Jinete 264 108 189 453

Infante aliado 36 36

Jinete aliado 108 135 243

Marinero / remero 36

mula 218 60 60

Tabla 8: Cálculo de costes del ejército de Cneo Escipión durante el 218 a.n.e.

Tropa Número. Coste Total en Dn. Total en Ases

Infante 8.280 88 728.640 7.286.400

Centurión 120 176 21.120 211.200

Jinete 600 453 271.800 2.718.000

Infante aliado 14.000 36 504.000 5.040.000

Jinete aliado 1.040 243 252.720 2.527.200

Tripulaciones 1.180 36 42.480 424.800

Remeros 17.700* 36 637.200* 6.372.00*

mula 1.500 60 90.000 900.000

Totales 1.910.760 O

2.547.960*

19.107.600 O

25.479.600*

218 Erdkamp, P. (2014: 50)

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La tabla 8 recoge la previsión para el primer año de expedición en Iberia, que asciende a 19.107.600 ases. A esta previsión de gasto, hemos de sumar la inversión en 60 naves de combate, unos 4.800.000 ases en la flota. Sobre esto hemos de comentar la coincidencia de resultados por los ofrecidos por Gracia Alonso, F. (2015: 146), donde ofrece un cálculo expresado en sestercios basado en las necesidades logísticas del contingente a inicio de 218. Su valor en ases, atendiendo al valor del año 212 de dos ases y medio por sestercio, queda en 19.501.477 o 25.479.600* en función de si consideramos la dotación de remeros completa.

8.2. Cálculo de los ingresos obtenidos.

Como se ha dicho, únicamente tenemos un registro contable de stipendium obtenido durante este primer año, son los 20 talentos de plata pactados para la rendición de los ausetanos. El valor en denarios de cada talento son, siguiendo a Ferrer Maestro, J. (2000a:), 4500 denarios, por lo tanto se obtuvo una suma de 90.000 denarios o 900.000 ases. El resto de ingresos o no son cuantificados, o son calificados de poco provechosos, y se reparten directamente entre la tropa. Otro rendimiento que podemos considerar es la venta de esclavos. Desconocemos si tras la batalla de Cesse se procedió a la venta de los 2.000 prisioneros como esclavos. Podemos intuir que si éstos procedían de tribus ibéricas con las que se mantenía alguna relación o tratado, fueran devueltos sin más, dentro de la política seguida durante este primer año por Cneo. También podría pedirse algún rescate, o formar parte del stipendium exigido a ese pueblo. El caso más evidente es el de los ilergetes. No se nombra, pero la liberación del caudillo Indíbil debió conllevar alguna contrapartida, además de los rehenes que se entregaron. En cualquier caso, si se comerció con los prisioneros, pudo haberse obtenido un rendimiento de 200 denarios por sujeto , lo que suma un total de 400.000 denarios, o lo que 219

es lo mismo, 4.000.000 de ases. 8.3. Balance costes-beneficios del primer año de campaña.

El primer año de campaña en Iberia necesitó de una inversión previa en las atarazanas de 4.800.000 ases para armar 60 quinquerremes. La movilización y mantenimiento del ejército desplazado a Iberia necesitó de una previsión de 19.107.600 o 25.479.600* de ases. Los rendimientos que conocemos pudieron extraerse del terreno son 900.000 ases en plata y los posibles 4.000.000 de ases de la venta de esclavos o rescates. Entre las pérdidas más destacables están los 2.000.000. de ases de las naves hundidas o maltrechas.

Tabla 9: Costes y beneficios del primer año de campaña en Iberia

Inversiones Personal Rendimientos Ventas Pérdidas

4.800.000 19.107.600 25.479.600*

900.000 4.000.000 25 naves

23.907.600 ases o 30.279.600 ases*

4.900.000 ases - 2.000.000 ases

219 Ferrer Maestro, J. (2000a: 143)

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Es ciertamente complejo, por no decir imposible, poder asegurar una respuesta unívoca

delante de tantas variables. Ante todas las posibilidades que hemos descrito, planteamos cuatro

escenarios en forma de hipótesis que recogen las variaciones de inversiones, efectivos,

rendimientos y ventas para establecer una horquilla de resultados en relación a la amortización

económica de la empresa romana en Iberia. Este cálculo compara los gastos con los beneficios

obtenidos durante ese primer año.

Tabla 10: Hipótesis de amortización

Hipótesis 1: Flota con todos los efectivos.

Inversiones y personal: 30.279.600 ases*

Rendimientos y ventas: 4.900.000 ases

Amortización: 16%

Hipótesis 2: Flota con todos los efectivos, y

pérdida de naves.

Inversiones y personal: 30.279.600 ases*

Rendimientos y ventas: 2.900.000 ases

Amortización: 10%

Hipótesis 3: Flota manejada por los aliados.

Inversiones y personal: 23.907.600 ases

Rendimientos y ventas: 4.900.000 ases

Amortización: 20%

Hipótesis 4: Flota manejada por los aliados,

tren de bagajes y pérdida de naves.

Inversiones y personal: 23.907.600 ases

Rendimientos y ventas: 2.900.000 ases

Amortización: 12%

Tomemos la hipótesis que tomemos, vemos cómo los ingresos suponen entre un 10% y un

20% como máximo, del coste de la empresa.

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9. Conclusiones

“Y Cneo no llevó a cabo nada digno de mención antes de

que su hermano Publio regresara a su lado.”

App. Hisp. 15

Afortunadamente, Polibio y Livio narran con mayor extensión y profundidad las acciones de Roma en la Península Ibérica durante el inicio de la Segunda Guerra Púnica, puesto que si nos quedáramos con la versión de Apiano, no se haría justicia a la gestión de Cneo Cornelio Escipión en el teatro de operaciones ibérico. El autor escondió intencionadamente año y medio de conflicto en que sucedieron muchas cosas que explican su futuro desarrollo. Quizá pesaban demasiado los claroscuros naturales del conflicto bélico, quizá se tratara simplemente de una elipsis narrativa dentro de una historia de mayor alcance, pero sin duda lleva a equívocos.

Cneo llega a Iberia con el encargo de detener el poderío cartaginés cercenando el tren de suministros púnico, eliminando sus fuentes de riqueza y tratando de impedir el envío de refuerzos a la Península Itálica. Con unas fuerzas limitadas ha de detener “el Estado Bárquida”, la maquinaria de guerra y control del territorio organizada por los cartagineses durante los últimos veinte años. Esta empresa colosal empezó con algunos brillantes éxitos, pero también protagonizó serios fracasos . Durante el 218 Cneo logra restablecer, de facto, los términos del tratado de 229, eliminando la presencia púnica al norte del Ebro, y asegurando el control de la población local mediante una política “blanda” de pactos y alianzas. Fundó una base militar de operaciones que será la cabeza de puente entre Roma y la Península Ibérica, y aseguró a su vez los puertos al norte del río Ebro. Entre los aspectos negativos a destacar está la pérdida y destrucción de casi el 50% de su flota de guerra, como mínimo 25 quinquerremes, en una razzia fruto de un descuido en la planificación militar que ha sido minimizado en las fuentes. También señalamos el primer año de la expedición a Iberia como una empresa económicamente deficitaria, con un balance negativo donde sólo se puede amortizar, en el sentido de recuperar el dinero invertido a partir de los beneficios obtenidos, como mucho, un 20%. Dentro del modelo de economía “circular” de guerra romano, resulta un pequeño desastre, aunque de carácter menor si consideramos que a lo largo del conflicto Roma movilizará 25 legiones para hacer frente a la amenaza púnica, y a este teatro de operaciones sólo destina dos, cuyo éxito y rendimiento se mide en resultados militares geoestratégicos, que necesitarán esa inversión ingente de recursos. Y es en definitiva como debe contemplarse, como una inversión, vistos los pingües beneficios que obtendrá Roma de la Península Ibérica durante los siguientes siglos.

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Anexo 1: Fuentes clásicas

Autor: Polibio Vida: 200-120 a.n.e Obra: Historias Redacción de la obra: Circa 150 a.n.e. Referencias al 218: Polib.III, 76 Información contenida:

Cneo Cornelio Escipión recibe el mando del contingente. Zarpa desde el Ródano hacia Iberia y desembarca en Emporion. Desde allí realiza desembarcos para asegurar a su causa las poblaciones costeras al norte del Ebro. Una vez sometidas, avanza con todo su ejército hacia el interior. El la ciudad de Cisa entabla batalla con las fuerzas cartaginesas lideradas por Hanon, consiguiendo la victoria para el lado romano, obteniendo abundantes bienes incluyendo las pertenencias que abandonó el ejército de Aníbal. Caen prisioneros Hanon y el caudillo íbero Indíbil, líder de las comarcas del interior, que militaba en la causa cartaginesa. El general en jefe de los cartagineses, Asdrúbal, al conocer lo acontecido se presentó en ayuda de los suyos. Al percibir que llegaba tarde, y que la flota romana se hallaba sin la protección adecuada de las tropas terrestres, y en actitud de asueto, diseminados por los campos; tomó a ocho mil infantes y mil jinetes e inicia una razzia, matando a muchos y obligando a huir a las naves al resto. Tras esto regresó a Cartago Nova, donde se dedicó a la vigilancia y organización de las acciones al norte del río. Cneo, se reunió con la tropa y dispensó el castigo habitual a los causantes del percance. Agrupó ejército y armada en un sólo cuerpo e invernó en Tarraco. El botín obtenido fue repartido entre los soldados, levantando el ánimo. Valoración de la fiabilidad y validez de la información desde la investigación moderna:

Autor griego (Megalópolis), filoromano. Es la fuente más cercana, cronológicamente, a los hechos. Redactó su obra setenta años más tarde que los mismos. Miembro de la élite de su ciudad de origen, pasó a ser rehén de Roma durante la conquista de Grecia. Fue criado por la familia de Escipión Emiliano (nieto adoptivo de Escipión el Africano), al que acompañó durante toda su vida. Hombre de armas y gran viajero, conoció buena parte de la ecúmene romana. Sus Historias son narradas a partir de su conocimiento geográfico, experiencia militar y política y el acceso a fuentes bibliográficas privilegiadas . Su proximidad a la familia Escipión le 220

permitió el acceso a información directa sobre la Segunda Guerra Púnica, pero a la vez comprometida y posiblemente parcial por su dependencia personal a éstos . 221

220 Valdés, P. (2017: 100) 221 Cft. Gracia Alonso, F. (2015:21)

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Autor: Tito Livio Vida: 64 a.n.e - 17 Obra: Historia de Roma desde su fundación . Redacción de la obra: Circa 25 Referencias al 218: Liv. XXI, 60-61 Información contenida:

Cneo Cornelio Escipión es enviado a Hispania con una flota y un ejército. Parte del Ródano, y desembarca en Emporion. Desde allí, somete a todos los pueblos de la costa al norte del Ebro, renovando alianzas o forjando otras nuevas. Gana fama de clemente entre los autóctonos, lo que le sirve para firmar una alianza militar y reclutar una cohorte de auxiliares. Hanon era el general cartaginés responsable de la guarnición acantonada al norte del Ebro. Ante los éxitos de Escipión, presenta batalla, construyendo un campamento a la vista de los enemigos. Cneo prefiere enfrentarse a éste que a él y Asdrúbal juntos. No fue una gran lucha. Murieron seis mil soldados enemigos, se tomaron prisioneros dos mil más, incluyendo al general junto con algunos jefes, la guarnición del campamento y se toma la fortaleza de Cisis. El botín obtenido no fue de gran valor, salvo lo hallado en el campamento, los enseres que el ejército de Aníbal había dejado atesorados.

Antes de conocer esta noticia, Asdrúbal había atravesado el Ebro con ocho mil infantes y mil jinetes. Enterado de la pérdida, dirigió sus tropas hacia el mar. Cerca de Tarraco halló a las tripulaciones de los barcos, desperdigados por lo campos, a los que persiguió con su caballería, causando numerosas bajas y haciéndolos huir a los barcos. Tras esto se retiró al otro lado del Ebro, evitando el encuentro con Escipión, que fue en ayuda de las naves y tras disciplinar a los prefectos de la armada, dejó una guarnición en Tarraco y regresó a Emporion con la flota. Apenas se marchó, regresó Asdrúbal para impulsar a la rebelión al pueblo de los Ilergetes, que aunque cedieron rehenes a los romanos, arrasaron las comarcas de los aliados fieles a los romanos. Escipión invadió el pueblo de los Ilergetes, abandonados a su suerte por Asdrúbal, que se refugiaron en la ciudad de Atanagro, su capital. Tras un sitio de pocos días, les exigió más rehenes, y multó con una suma de dinero; sometiéndolos. Tras esto avanzó contra los Ausetanos, aliados de los cartagineses, cerca del Ebro. Sitiando su ciudad, sorprendió a una hueste de Lacetanos que acudían en auxilio de sus vecinos, los emboscó de noche, matando a doce mil y ahuyentando a muchos otros. El asedio duró treinta días de crudo invierno. Tras la huida del rey Amusico junto a Asdrúbal, pactaron la rendición por veinte talentos de plata. Regresó a Tarraco a los cuarteles de invierno. Valoración de la fiabilidad y validez de la información desde la investigación moderna:

Autor Romano (Patavium). Redactó su obra doscientos años después de los hechos. Muy ligado a la dinastía Julio-Claudia, su obra puede calificarse según Gracia Alonso, F. (2015:21) como próxima a las ideas oficiales del poder sobre la historia romana , aunque por otro lado se considera un republicano tradicional, Valverde, J.; Ramírez, A. (2009) dicen de él que su ideal pasaba por una vuelta al gobierno incorrupto de los senadores de la república frente a un gobierno autocrático. Fue muy loado por autores posteriores por presentar de forma artística los hechos históricos, más como un producto literario, que Gaillard, J. (1997) define como “La historia río”,Sus limitaciones (falta de conocimiento geográfico, distancia temporal, inexperiencia militar, etc.) las suple con su estilo, que incorpora narrativamente aspectos relativos a la psicología de los protagonistas de la historia Su obra recoge la historia de Roma desde su fundación mítica hasta el 9 a.n.e. Está escrita cronológicamente y el eje central es su propia cultura. Trabaja en base a escritos generales previos, a los que complementa en

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aquellos aspectos que estimulan la narrativa y refuerzan el mensaje y objetivo general de su obra, la gloria de Roma y el ensalzar al pueblo romano . Sobre los hechos en Hispania, se 222

cree que sus fuentes fueron Celio Antípatro,Polibio, Valerio Antias y Claudio Cuadragenario. Autor: Apiano Vida: 95-155 Obra: Historia Romana, Conquista de Hispania . Redacción de la obra: 150 Referencias al 218: App.Hisp.14-15 Información contenida:

El Senado envió a Publio Cornelio Escipión con sesenta naves, diez mil infantes y setecientos jinetes a Iberia. Como legado enviaron a su hermano, Cneo, al que dejó al cargo del ejército de Iberia, sin que éste realizara nada digno de mención con los íberos hasta el regreso de Publio como procónsul. Valoración de la fiabilidad y validez de la información desde la investigación moderna:

Autor griego (Alejandría) filoromano, con una vida al servicio del Imperio. Alejado en el tiempo de los hechos pero con oportunidad de acceso a documentación y fuentes privilegiadas tanto en Roma como en Alejandría, donde residió. De estilo sencillo, su objetivo era mostrar la historia de Roma de forma comprensible, mostrando los hechos en cada uno de los territorios donde se había impuesto, obviando detalles que consideraba innecesarios. La hipótesis de Gómez Espelosín, F.J. (2016) y Gracia Alonso, F. (2015) es que es el resultado de una selección en base a una historia general redactada previamente, de donde ya se habían seleccionado fragmentos de autores anteriores, donde fue abreviando y desgranando geográficamente los hechos narrados y completando con textos especializados aquellos temas que servían a su propósito. Detecta cierto desinterés en la precisión de lugares y detalles, gentes, costumbres, etc. Estas lagunas las explica sobre su interés en mostrar la gloria de Roma, cuando la romanización de la Península Ibérica no encontró grandes enemigos ni gestas: “La conquista de Hispania consistió más bien en una serie de campañas largas y difíciles, en las que abundaban las escaramuzas y toda clase de contratiempos, que en ocasiones se convirtieron en verdaderos desastres para las tropas romanas y resultaban, por tanto, poco gratos de recordar con detalle.” Gómez Espelosín, F.J. (2016: 46). Su dedicación parece más afición, o trabajo literario que científico. Se detectan no solo omisiones sino también errores (geográficos, onomásticos, etc.) que necesitan de interpretación . 223

222 Valdés, P. (2017: 105) 223 Valdés, P. (2017: 88-89)

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Autor: Estrabón Vida: 63 a.n.e. - 24 Obra: Geografía. Redacción de la obra: 7 a.n.e Referencias al 218: Strb. III. 4. 5 a 9 Información contenida: El libro tercero contiene una descripción de la Península Ibérica. Aporta información sobre sus gentes, paisajes, y especialmente sus recursos naturales. En la línea de costa entre los Pirineos y el Ebro hallamos Emporion y Tarraco unidos por la vía Heráclea. Valoración de la fiabilidad y validez de la información desde la investigación moderna:

Autor griego (Ponto) filoromano. El objetivo de su obra es ofrecer una visión general del

orbe conocido, describiendo sus pueblos, gentes, ciudades, patrimonio y accidentes geográficos. Pese a escribir casi doscientos años más tarde del conflicto, en un entorno ya casi absolutamente romanizado, recupera los nombres de los pueblos y lugares originales previos a la conquista, ofreciendo una descripción más favorable de éstos en función del tiempo que llevaran romanizados. En su tiempo no fue una obra de referencia, pero es de las pocas que 224

ha llegado completa hasta nosotros. Para la redacción del libro III no visitó la península, y trabajó a partir de obras anteriores, especialmente la de Posidonio y Polibio. Se ha criticado su trabajo etnográfico por esencialista , a veces estereotipado y ligado a una visión pro romana 225

de la civilización.

224 Valdes, J. (2017: 91) 225 Cft. Gómez Espelosín, F. (2007)

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