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COMPLEJO PARROQUIAL SAN SERVANDO Y SAN GERMÁN
ARQUITECTO
JOSÉ LUIS SUÁREZ CANTERO1969-1971
La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz, comprometido para difundir la
arquitectura contemporánea de la provincia contribuyendo a su reconocimiento colectivo, ha creído
necesario poner en valor algunas de las más significativas obras construidas en la misma a lo largo
del siglo XX, rindiendo de paso un merecido homenaje a sus autores.
Dado que este año se conmemora el 50º aniversario de la redacción del proyecto del complejo
parroquial San Servando y San Germán de Cádiz (1969), sin duda una de las obras más
importantes y significativas proyectada y construida por nuestro compañero José Luis Suárez
Cantero (1933-2017), hemos considerado oportuno aprovechar dicha efeméride como punto
de partida de esta iniciativa que pretende ser la primera de una serie.
Con este fin, se convocaron en su día sendas becas, cuyos objetivos fueron por un lado la
realización de un trabajo de investigación sobre la obra y su autor que sirviera de soporte
intelectual a la organización de una exposición y la elaboración del correspondiente catálogo,
y por otro el diseño de la imagen gráfica y del proyecto expositivo de la muestra.
Este catálogo que ahora se presenta es consecuencia de una política de becas que quiere hacer
partícipe al colegiado de estas iniciativas y cuyo fruto es el excelente trabajo realizado por los
ganadores de estas dos primeras convocatorias: los compañeros Alejandra Valdivieso-Morquecho
–investigación– y Francisco Basallote –diseño–, representantes de sendos equipos, a quienes quiero
trasladar, en nombre de la Junta de Gobierno que presido, mi más sincera enhorabuena.
Un agradecimiento que quiero extender también, además de a todas aquellas personas que de
una manera u otra han trabajado en su producción, a los responsables de los Archivos Municipal,
Provincial e Histórico Diocesano de Cádiz, así como a los hijos de José Luis por la amable cesión
de la planimetría y documentos que integran esta muestra que abrimos a nuestros conciudadanos.
Isabel Suraña FernándezDecana
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11 San Servando y San Germán, de la memoria a la historia
Ricardo Sánchez Lampreave
COMPLEJO PARROQUIAL SAN SERVANDO Y SAN GERMÁN
(1969-1971)
24 Memoria justificativa
26 Planos
42 Fotografías
54 Publicación en la revista Arquitectura, nº 159, 1972
LOS OTROS COMPLEJOS PARROQUIALES
(1966-1972)
59 Complejo parroquial Nuestra Señora de Fátima
San Enrique de Guadiaro, 1966
62 Complejo parroquial del Corpus Christi
Algeciras, 1966-1967
65 Complejo parroquial de San José
La Línea de la Concepción 1968-1969
68 Anteproyecto para el nuevo complejo parroquial de San Antonio
Cádiz, 1968
72 Anteproyecto para el nuevo complejo parroquial de San Antonio
Cádiz, 1971
80 Complejo parroquial de San José Artesano,
San Fernando, 1972
JOSÉ LUIS SUÁREZ CANTERO
(1933-2017)
86 Sinopsis biográfica
88 Apuntes sobre la investigación realizada
Alejandra Valdivieso-Morquecho Guerrero, Eva María Basallote Mera
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LA IGLESIA DE SAN SERVANDO Y SAN GERMÁN, DE LA MEMORIA A LA HISTORIA
Ricardo Sánchez Lampreave
“El individuo que desempeña un papel en el acontecer histórico nunca entiende su significado.”
Lev Tolstói, Guerra y paz
No está de más, aunque sólo sea una apreciación personal, comenzar este breve texto ponderando el
alcance de la iniciativa que impulsa el Colegio de Arquitectos de Cádiz con esta primera exposición de
la serie que anuncia sobre obras de la provincia de Cádiz construidas por arquitectos gaditanos.
Más allá de su evidente importancia patrimonial, y más allá de lo que pueda suponer a quienes
se interesan por ella descubrir obras que trasciendan la fácil identificación de la arquitectura de
Cádiz con la de allegados desde Madrid o Barcelona o Sevilla… –siendo tan importantes ambos
objetivos–, pretender que sea así añade un inusitado interés. Mayor aún al querer acometerla
mediante sucesivas becas de investigación para arquitectos colegiados.
Por ingenuo que resulte, podemos pensar que tenemos a nuestro alcance cuanto hay que saber
de quienes han pautado con sus obras la historia de la arquitectura, sea cual sea el ámbito al que
nos refiramos. ¿Pero qué sabemos de todos aquellos que no están incluidos en esos cánones,
de quienes no escribieron, de quienes no fueron nunca profesores, de quienes no publicaron sus
obras en revistas, de quienes trabajaron, en definitiva, sin esa exigente exposición pública? El ámbito
académico siempre ha mirado con recelo a esos otros, en gran medida anónimos. Siendo palmarias
generalizaciones, ha identificado como mejores arquitectos a sus profesores, desdeñando a quienes
no lo eran con el calificativo de “profesionalistas”.
Por ello, poner el foco sobre una obra como el complejo parroquial San Servando y San Germán,
y hacerlo encargando una primera investigación, supone querer llevarlo desde el ámbito de la
memoria al de la historia. No porque la memoria sea perjudicial o limitada, ni siquiera porque
advirtamos que un tiempo saturado de memoria como el nuestro pueda llegar a sustituir a la
historia. Se trata de ambicionar que su conocimiento pase a estar regido por la historia, colectiva,
total y objetiva, y ya no exclusivamente por la memoria, individual, parcial y subjetiva. Compete a
la memoria responder a recuerdos, la historia debe hacerlo ante la verdad.
De momento, en ese paso de la memoria a la historia que anuncia el título, apenas podemos
evitar seguir haciendo conjeturas. No perseguimos una inalcanzable verdad absoluta, sólo
comenzar a sumar verdades parciales que puedan ir acercándose a ella. La investigación de
Alejandra Valdivieso-Morquecho y Eva Basallote abre la posibilidad de estudios que avancen en
el conocimiento del edificio y de su autor. Por ello, cuando de la obra de un profesional como José
Luis Suárez apenas quedan algunos planos, alguna foto, algún papel y la memoria de quienes
trabajaron o coincidieron con él, enfrentarse a sus obras tiene tanto de ejercicio funambulista.
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Es preciso recordar, a quienes puedan pensar –arquitectos, familias, albaceas– que el archivo
de la trayectoria profesional de un arquitecto carece de interés para ser conservado, que el
compromiso que adquieren al construir y modificar el paisaje de sus conciudadanos también
exige dejar abierta la posibilidad de que se aproveche para investigar la historia de su quehacer
y su ciudad. La historia de Cádiz, rica y prolija como la que más, no tiene precisamente en la
bibliografía de su arquitectura uno de sus puntos fuertes.
El complejo parroquial San Servando y San Germán es sorprendentemente singular. Que su
programa quede resuelto en una planta que articula cinco círculos, sin dejar de ser un encomiable
alarde, remite directamente a unos años sesenta donde reinaba el furor del organicismo zeviano,
muy especialmente en Madrid, convertida Torres Blancas en el paradigma de lo que fueron
los ideales de sus arquitectos. No parece equivocado decir que la planta se articula cuando
advertimos el pequeño catálogo de relaciones que establecen los círculos entre sí. Tangentes son
los de la “iglesia” y el “salón parroquial”, y el de éste con el que accede a la “vivienda parroquial
y campanario”; secantes los de la “iglesia” y la “capilla del Santísimo”; presentan arcos de
circunferencias desplazados entre sí los de la “iglesia” y la “sacristía”. Lo que percibimos como
el círculo mayor en realidad no lo es. Dos centros delatan que la evidencia de sendos arcos
no es concéntrica, desplazados en sus extremos con diferentes cometidos. Si la distancia así
habilitada invita a moverse tangencialmente entre ellos, como sucede en el paso del presbiterio a
la “sacristía” y los despachos, optar en el ingreso por un paso frontal, directo, permite utilizar esa
distancia entre arcos con un muro que rigidiza la corona perimetral de machones. Una solución
que permitió a Suárez no debilitar más aún la obligada direccionalidad que cuestionan tanto
la centralidad que establece la figura circular como la desalineación del eje entre el acceso y el
presbiterio. En un tipo arquitectónico como el eclesial, son decisiones fácilmente contrastables
en su particular historia: en grandes capítulos, como puede ser el dedicado al conflicto entre
la centralidad de la planta y la direccionalidad que exige el presbiterio en las iglesias ortodoxas
bizantinas –recordemos asimismo la desalineación de San Vital de Rávena–, y también en breves
epígrafes dedicados a los subsidiarios cortavientos donde recordar que ingresamos en las iglesias
a través de ellos con un paso tangente. Por el contrario, no parece fácil encontrar antecedentes
al problema evidenciado en el plano número siete con la doble centralidad y la interferencia de
los sectores circulares originados en el techo por ambos centros. Reducido finalmente a un techo
plano de hormigón visto y pintado, en el que se perdieron las ménsulas anunciadas en la sección y
se desatendió su encofrado –resulta llamativo comprobar como la huella de las tablas explica que
se construyó en dos fases, primero la corona perimetral–, que se hubieran construido los sectores
con su compleja solución habría abundado en la definición de la estructura formal del espacio
cubierto. En definitiva, una sintaxis ambiciosa y sofisticada, como fueron las de otros muchos
Planta de “Rebordes de planta dúplex baja y normal” de Torres Blancas, Javier Manterola para Huarte, septiembre 1964.
Aldo van Eyck, Heaven Church, Driebergen, Utrecht, 1966 [Fundación Aldo van Eyck].
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arquitectos decididos a trabajar aquellos años con geometrías circulares. En la voluntad de Suárez
por pautar estas variantes hay una evocación de los coetáneos estudios de Aldo van Eyck para su
iglesia de Driebergen en 1966.
Si lo que pretendemos es enraizar el complejo parroquial San Servando y San Germán en
la cultura arquitectónica de los últimos años sesenta, no debería extrañarnos que su autor la
quisiera construir exclusivamente en hormigón. Más aún al leer en su Memoria “… y esto no sólo
determinado por el proceso actual de la Arquitectura…”, y detectar en sus palabras la consciencia de
su responsabilidad para ofrecer una respuesta sensible a aquellos años, a su tiempo. Antes de que
Wright y Zevi pasaran a ser la referencia a seguir, Mies y Banham habían marcado el paso. El art brut
de Dubuffet y el béton brut corbusieriano habían inspirado en Banham un ético “nuevo brutalismo”,
que pronto prendió en el Independent Group, en el que militaban entre otros los Smithson, Eduardo
Paolozzi y Nigel Henderson. Proclives a un realismo social que les llevó a identificar con precisión
los símbolos de la vida contemporánea, concretaron sus preferencias por el hormigón brut como
exclusiva y radical interpretación de lo que llamaban “la sustancia de la escena urbana”. La forma
y la estructura de San Servando y San Germán –los otros dos elementos que conforman la terna
fundacional de Suárez junto a la función– están sostenidos por el mismo aliento.
El paso de un sistema constructivo (así lo denomina en la Memoria) de muros perimetrales para
definir la estructura espacial de la iglesia –el previsible si atendemos al boceto inicial del proyecto,
que también incorpora un apunte desproporcionado de la traza de la de San Enrique de Guadiaro–
a otro de machones radiales describiendo los círculos y los arcos fue determinante para su resolución
y la serie de iglesias que proyecta en aquellos pocos años con la confianza de monseñor Añoveros.
Una serie que aborda una obsesiva investigación lingüística plasmada en rasgos inequívocos, por
más que las circunstancias de todas ellas difieran no poco. Inspiración y estilo –los términos con los
que Juan Benet presentó en 1965 sus reflexiones acerca de lo que supone el oficio de escritor y lo
que significa el objeto artístico que es la escritura– podrían ser los términos que dirimieran cuanto
acontece entre el proyecto de cualquiera y la anterior y la siguiente. A la vista del conjunto, y también
conociendo parte de su restante obra, sospecho que, si hubiera sido solicitado para ello, Suárez
habría esgrimido una decidida defensa del estilo como el resorte más férreo al que se puede sujetar
un arquitecto, como Benet hizo para la escritura en cuanto novelista.
Que este sistema de cerramiento de la iglesia requiera tres plantas a sucesivas alturas y tres planos
de detalles evidencia el protagonismo del muro perimetral y la importancia de su diseño. El contacto
con el terreno, el tramo intermedio del muro y su coronación abierta a la luz por una ventana corrida
sólo interrumpida por los machones están recogidos en sendas plantas y detallados en toda su
complejidad. Advertimos la coherencia constructiva del proyecto en la exhaustiva utilización del
hormigón y las soluciones descritas en los tres planos de detalle. La solución semiprefabricada que
Suárez previó para la iglesia, que la construcción terminó trastocando con unos convencionales
encofrados de tablas dispuestas verticalmente, pasaba por insertar entre los machones sucesivas
tongadas prefabricadas de hormigón. Una solución análoga a la concebida por Jørn Utzon en 1968
para Bagsværd, también un complejo parroquial.
Un cerramiento que delata el interés por incorporar la cultura propia, la inmediata. Más allá de que la
elección del círculo como configurador de un espacio sagrado pueda rememorar la cripta de la catedral
gaditana, en el sistema de curvas y contracurvas, de concavidades y convexidades, que organizan
los diferentes elementos que resuelven el cerramiento laten sonoros impulsos barrocos. No sólo
de aquella historia de la arquitectura que pudo haber estudiado Suárez con más o menos fruición,
también de la que su misma ciudad ofrece a una mirada atenta como fue la suya. La insistencia
en querer convertir en protagonista el perfilado de las fachadas de estas iglesias sugiere una suerte
de fractalidad conceptual directamente derivada de la portada de la catedral. Si sus estudiosos
han trazado una línea barroca que desde Roma llegó a Cádiz, desde Borromini a Acero, no parece
exagerado sospechar que Suárez intuyó, siquiera formalmente, la oportunidad de su inspiración.
Subrayando la importancia de la serie, quiero decir que la expresividad lingüística de los recursos
constructivos que Suárez arbitra pasa a ser la característica fundamental de la aventura que
supone la construcción de estas iglesias, más allá de lo que inicialmente el tipo arquitectónico
de la planta de círculos de San Servando y San Germán pueda denotar. Hay en la sintaxis que
ofrecen los elementos del perímetro una aprendida voluntad expresionista: en los resaltos de
siete y doce centímetros en el interior y el exterior de sus centrífugos machones pentagonales;
en los recrecidos en la base y entre los huecos, insistiendo en la horizontalidad de los anillos
prefabricados proyectados; en la viveza de las aristas imaginadas, acotadas a ¡seis milímetros!
de distancia; en la vibración que ofrecen los huecos contraponiendo en el interior la línea de las
John Bancroft, Pimlico School, Londres, 1967-1970.
Jørn Utzon, detalle de la construcción del cerramiento de la iglesia luterana de Bagsværd, Copenhage, c. 1968.
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carpinterías a la del muro; en el insistente abujardado que requieren los planos para el hormigón;
en las repetidas muescas también circulares inferidas al hormigón en el umbral de acceso.
El primer plano que nos ha llegado del proyecto de San Servando y San Germán –el mencionado
que apenas es algo más que un boceto, a pesar de estar enmarcado con una cartela a medio rellenar,
lo que ya apunta una manera de trabajar directa y pragmática– presenta dos plantas: una a mano
alzada, dibujada a bolígrafo sobre la copia, que permite enlazar el proyecto con lo descubierto en la
primera de las iglesias de la serie, la de San Enrique de Guadiaro, y otra, delineada, que presenta un
espacio central, un cuadrado de esquinas redondeadas en origen, resuelta la direccionalidad hacia
el presbiterio sobre una de las diagonales, con los espacios secundarios adosados al principal con
una moderna sintaxis en la que los distintos muros no llegan a tocarse en ningún momento. Si en
los trazos de la primera queda, literal, el recuerdo de su esquema longitudinal, de muros paralelos,
redondeados en los extremos, pero dislocados para facilitar el acceso a la iglesia y el paso a la
sacristía –sin duda todo resuelto para acomodarla a las proporciones del solar y las quebradas
calles que la rodean–, las proporciones de la planta delineada (para un solar de 31,5 por 21,5
metros, como indica el plano de emplazamiento del proyecto) ya permiten atisbar las claves que
presidirán la investigación en la que Suárez se verá inmerso esos años.
No tiene fecha, y la solución parece suficientemente distante de la que tiene el proyecto de ejecución
(de septiembre de 1969) como para aproximarlo al proyecto de San Enrique de Guadiaro, de marzo
de 1966. Así parece confirmarlo también el segundo proyecto de la sucesión, el de Algeciras, donde la
primera solución de abril de 1966 vuelve a presentar un desarrollo longitudinal de la iglesia, por más
que se acceda por el lateral, pero resolviendo su estructura renunciando a utilizar los muros en favor
de una estructura de pórticos repetidos y desplazados de ellos, de manera que los pilares interiores
segregan la banda de confesionarios y los exteriores, apantallados, definen un pórtico continuo al
exterior, sólo interrumpido por el baptisterio. Como la planta definitiva de Algeciras es de noviembre de
1967, radicalmente diferente en su opción por utilizar la diagonal como eje, debió de ser durante esos
dieciocho meses cuando Suárez determinó enfrentarse a su investigación.
Con esta segunda solución de Algeciras planteando una solución diagonal, Suárez introduce en
su investigación otra de las líneas recurrentes de la arquitectura eclesial española de aquellos
años. Bien por la figura geométrica elegida como base, bien impelido por las proporciones del
solar disponible, la iglesia de La Línea abunda en los logros obtenidos, entre otros, por Fernando
Redón y Javier Guibert y Luis Peña Ganchegui, en sus iglesias de Santiago de la Chantrea
en Pamplona (1966) y San Francisco en Vitoria (1968), ambas también con el inequívoco
protagonismo del hormigón.
No creo que sea ésta la ocasión para calibrar las razones y medir el arrojo de querer sustituir la
entonces tricentenaria iglesia de San Antonio de Padua, el templo que nació como ermita en el
Campo de la Jara a principios del siglo XVII para ampliarse y presidir desde mediados del mismo
la conformada plaza de San Antonio. Dictado que las ciudades se construyen sobre sí mismas,
que construimos sobre lo ya construido, que cada sociedad y cada época suma lo suyo, y que
Perfil de la fachada de la catedral de Cádiz en el “Proyecto de urbanización de la plaza de Silos Moreno”, diciembre 1942 [Archivo Municipal de Cádiz].
Francesco Borromini, detalle de los estudios de la planta de San Carlo alle Quattro Fontane, Roma, c. 1662 [Museo Albertina, Viena].
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la sensibilidad de los años sesenta hacia el patrimonio era otra, en algún momento debió pensarse
que la inversión que requerían las reparaciones de la vieja iglesia estaría mejor dedicada a un templo
nuevo. Sea como fuere, hoy sorprende la radicalidad del querer ampliar la plaza hasta el frente de la
calle Cervantes –irrefutable prueba de la confianza de monseñor Añoveros en su capacidad–, dejando
exentos en un lateral de la misma dos prismas tan volumétricamente rotundos.
Suárez resolvió el aparente círculo utilizando el esquema con que Fisac trazó la iglesia del Teologado
de los Dominicos en Alcobendas: dos ramas convexas de hipérbola enfrentadas simétricamente,
inundado de luz cenital el espacio intermedio. En San Antonio, el altar en el centro, abierto a las
gradas y el coro, con los dos esbeltos cilindros sacramentales angostando el paso de un lado al
otro y emergiendo como remedo de las antiguas torres. Escribo aparente círculo porque no lo es.
De nuevo, como en San Servando y San Germán, dibuja dos centros, que radian el sector de las
gradas y el del coro, apenas separados por la anchura del altar. Una distancia que obliga a insertar
en el muro perimetral de cerramiento, casi inapreciables, sendos tramos rectos para unir las dos
semicircunferencias. Si Suárez hubiera elegido como único centro simbólico el del altar, le habría
bastado con redireccionar ligeramente los radios que enmarcan los accesos a las gradas para corregir
la imperfección del círculo. Por lo inmediato que resulta, sólo cabe apelar a futuras investigaciones
para discernir las razones de esta innecesaria imperfección.
Su particular barroco volvió a adquirir tintes expresionistas en la segunda propuesta para San
Antonio. Cabe imaginar que, advertido, quisiera repensar si era preciso eludir figuraciones y
perfiles más tradicionales que facilitaran la comprensión de la nueva iglesia, por empeñado
que estuviera en responder a su contemporaneidad con diversas decisiones análogas a las ya
comentadas. Por ello, su nueva propuesta lo hizo sin querer hipotecar lo que la particular historia
de la plaza parecía requerir. Su detallado estudio de las torres, y sobre todo la duda sobre la
supresión de los chapiteles, así lo evidencia.
Termino estas notas queriendo comenzarlas de nuevo, con más tiempo, con más datos. No sé qué
consideración le pudo merecer a Suárez lo conseguido, cuán satisfecho del resultado pudo quedar.
En cambio, sé bien de la ilusa sabiduría que trasluce su San Servando y San Germán, de la terca
obsesión que delata. Y reconozco en ella el merecimiento de ser estudiada para hacerla pasar de la
memoria de unos a la historia de todos, tal como pretende el Colegio de Arquitectos de Cádiz.
Miguel Fisac, iglesia de San Pedro Mártir, Madrid, 1955-1960.
Gottfried Böhm, Pilgrimage Church, Neviges, 1963-1972.
Otto Bartning, Sternkirche, 1922.
Luis Peña Ganchegui, iglesia de San Francisco, Vitoria, 1968-1970.
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COMPLEJO PARROQUIAL SAN SERVANDO Y SAN GERMÁN
(1969-1971)
1971 [AFS].
2524
Memoria justificativa del proyecto, septiembre 1969 [AFS].
26 27
Primera solución, s.f. [AHD]. Emplazamiento, septiembre 1969 [AFS].
28 29
Planta baja por muros inferiores, septiembre 1969 [AFS]. Planta baja por muros superiores, septiembre 1969 [AFS].
30 31
Plantas baja por ventanas y primera y segunda de viviendas, septiembre 1969 [AMC]. Planta de cubiertas, septiembre 1969 [AFS].
32 33
Planta de falsos techos e iluminación con detalles, septiembre 1969 [AMC]. Planta de estructura del techo y las viviendas, septiembre 1969 [AFS].
34 35
Alzados, septiembre 1969 [AFS]. Sección, septiembre 1969 [AFS].
36 37
Detalles de muros. Sección y alzado de la sacristía, septiembre 1969 [AFS]. Detalles de muros. Sección y alzado de la iglesia, septiembre 1969 [AFS].
38 39
Detalles de muros, septiembre 1969 [AFS]. Detalle de las puertas de acceso, septiembre 1969 [AFS].
40 41
Puerta interior de entrada a la sacristía, septiembre 1969 [AFS]. Detalles de carpintería de las puertas de acceso, septiembre 1969 [AFS].
42 43
44 45
46 47
48 49
50 51
52 53
Fotografías: Francisco Javier Sánchez Castro.
Arquitecto: José Luis Sánchez Cantero
Promotor: Sistema de cooperación económica entre las hermanas Martínez del Cerro y el Obispado de Cádiz-Ceuta
- Clara y María Martínez del Cerro ceden al Obispado los terrenos necesarios para edificar la iglesia,
de los que ambas son propietarias, y la suma económica de 2.000.000 de pesetas, para colaborar
en la construcción del templo
- El Obispado de Cádiz-Ceuta aporta la cuantía restante y se encarga de la gestión y promoción del proyecto
Año del proyecto: 1969
Año de construcción: 1970-1971
Presupuesto de contrata: 3.523.059,40 pesetas
Empresa constructora: Agroman
Fecha de creación de la parroquia: erigida canónicamente el 2 de agosto de 1969
Fecha de consagración del edificio: bendecido el templo el 22 de agosto de 1971
Obispo: Monseñor Añoveros Ataún
Primer párroco de la iglesia: Cecilio Herrera Esteban
54 55
Publicación en la revista Arquitectura, nº 159, marzo de 1972, pp. 16-17,Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid
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LOS OTROS COMPLEJOS PARROQUIALES
(1966-1972)
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COMPLEJO PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, San Enrique de Guadiaro [AHD]
Eduardo Cáceres Morales y José Luis Suárez Cantero, 1966
Planta baja y entreplanta.
60 61
Alzados. Sección longitudinal y detalle constructivo.
62 63
COMPLEJO PARROQUIAL DEL CORPUS CHRISTI, Algeciras [AHD]
Eduardo Cáceres Morales y José Luis Suárez Cantero, 1966-1967
Plantas de pisos y cubiertas, abril 1966. Urbanización y detalles, noviembre 1967.
64 65
COMPLEJO PARROQUIAL DE SAN JOSÉ, La Línea de la Concepción [AHD]
José Luis Suárez Cantero y Juan Francisco Medina Hernández, 1968-1969
Planta baja, marzo 1969.Alzados, octubre 1966.
66 67
Alzados principal y posterior y sección longitudinal, junio 1968. Alzado lateral y sección transversal, marzo 1969.
68 69
ANTEPROYECTO PARA EL NUEVO COMPLEJO PARROQUIAL DE SAN ANTONIO, Cádiz [AHD]
José Luis Suárez Cantero y Juan Francisco Medina Hernández, 1968
Planta baja. Planta semisótano.
70 71
Plantas primera a quinta. Sección.
72 73
ANTEPROYECTO PARA EL NUEVO COMPLEJO PARROQUIAL DE SAN ANTONIO, Cádiz [AMC]
José Luis Suárez Cantero, 1971
Planta baja. Planta por huecos.
74 75
Planta de cubiertas. Plantas de las torres.
76 77
Alzado a la plaza con las torres rematadas. Alzado a la plaza con las torres sin rematar.
78 79
Maqueta con las torres rematadas. Maqueta con las torres sin rematar.
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COMPLEJO PARROQUIAL DE SAN JOSÉ ARTESANO, San Fernando [AHD]
José Luis Suárez Cantero, 1972
Alzados.Planta baja.
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JOSÉ LUIS SUÁREZ CANTERO
(1933-2017)
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Hernán Cortés, José Luis Suárez Cantero, 1982 (Técnica mixta, 44x44cm) [AFS] .
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Nacido en Cádiz en 1933, comienza sus estudios universitarios en la Escuela Técnica Superior
de Arquitectura de Madrid, titulándose finalmente en la de Barcelona en 1965. Durante su etapa
de estudiante en Madrid expuso sus dibujos y acuarelas en diferentes espacios de la ciudad:
la Librería Exposición, el Salón Tristán y el Círculo de Bellas Artes. Ya en Barcelona, alternó los
estudios con colaboraciones en el estudio de arquitectura de Marcos Carbonell. Allí conoció
a Arturo Infante, quien sería su aparejador durante la mayor parte de su vida profesional.
Tras la obtención del título de arquitecto en 1965, regresa a Cádiz donde se colegia ese mismo
año, iniciando su andadura profesional junto a los arquitectos Eduardo Cáceres y Juan Francisco
Medina, compañeros de promoción en Barcelona, con los que realiza sus primeros encargos
profesionales. En 1966 proyecta la Parroquia de San Enrique de Guadiaro, con la que obtuvo el
título de doctor arquitecto en 1968. En los años siguientes, ya en solitario, y con la colaboración
como delineante de Antonio Burgal Barrios, José Luis se centrará en el diseño y la construcción
de un gran número de proyectos residenciales marcados por una personalidad propia.
Ya en la década de los setenta, formó parte del CEYS (Centro de Estudios y Servicios) del
Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental, Badajoz y Canarias, creado en Sevilla
en 1974, cuyas actividades lograron alcanzar un notable protagonismo en la vida cultural de las
ciudades andaluzas, reclamando la atención sobre los problemas urbanos y la necesidad
de despertar una conciencia patrimonial a través de la organización de exposiciones,
conferencias y debates públicos.
En 1974, comienza también su colaboración con el Colegio de Arquitectos de Cádiz, realizando
una magnífica labor al frente del Área de Cultura. Una prolífica etapa en la que cabe destacar dos
hitos importantes: la semana cultural Exhibición-Arte Cádiz-Junio 1974, que incluyó, entre otras
actividades una exposición colectiva de pintura joven, un ciclo de conferencias sobre pintura
y arquitectura, conciertos musicales y cine experimental, y la exposición Cerro del Moro. Cádiz.
Contradicciones arquitectónicas y urbanísticas, inaugurada en abril de 1977, en colaboración
con la Asociación de Vecinos del barrio y en base al trabajo previo realizado por el CEYS. Esta
última estuvo acompañada de varias mesas redondas y conferencias sobre la problemática del
Cerro del Moro, el movimiento ciudadano de Cádiz y la gestión de la ciudad. Su vinculación con
el Colegio de Cádiz, fruto de su gran amor por la arquitectura y su extraordinaria generosidad,
se prolongaría hasta el final de su carrera desempeñando a lo largo del tiempo diferentes
encomiendas de las sucesivas Juntas de Gobierno.
Tras la puesta en marcha, en los años ochenta, por parte de la Junta de Andalucía, de la Oficina
de Rehabilitación del Centro Histórico de Cádiz, y desde su cargo de director técnico de la
misma, siguió trabajando en la mejora de los barrios y, de forma significativa, en el barrio de
El Pópulo, para el que ya había redactado años atrás un Plan Especial de Rehabilitación.
José Luis, además de un hombre socialmente comprometido, fue un arquitecto polifacético;
junto con la arquitectura, cultivó el diseño industrial, la pintura y la cerámica. Como arquitecto
desarrolló su trabajo en Cádiz y su provincia, donde realizó una obra de indudable valor. De su
producción arquitectónica, además del complejo parroquial San Servando y San Germán (1969),
cabe destacar: los bloques de viviendas Vistahermosa (1966) y del Paseo Marítimo, 15 (1969),
el edificio administrativo para la Junta de Andalucía en la plaza de Asdrúbal (1992, en colaboración
con Rafael Otero González) y el Centro de Empresas e Innovación Tecnológica en la Zona
Franca (1998, en colaboración con Fernando Visedo Manzanares y Fernando José Mejías
Delgado), todos ellos en Cádiz.
Permaneció en activo hasta 2010, trasladándose posteriormente a Sevilla, donde pasó sus
últimos años de vida hasta su fallecimiento el 24 de agosto de 2017.
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APUNTES SOBRE LA INVESTIGACIÓN REALIZADA
Alejandra Valdivieso-Morquecho Guerrero y Eva María Basallote Mera
Cuando hace unos meses leímos en la web del Colegio la publicación de una beca cuya convocatoria
rezaba “La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz, en su compromiso de difundir la
arquitectura de la provincia contribuyendo a su reconocimiento colectivo, quiere poner en valor algunas de
las obras más significativos construidas en la misma a lo largo del siglo XX, rindiendo de paso un merecido
homenaje a sus autores”, no pudimos más que entusiasmarnos. Aun sin conocer el complejo parroquial
San Servando y San Germán, ni a su autor, pensamos en preparar una propuesta, dispuestas a apoyar
una iniciativa nueva para continuar poniendo en valor el patrimonio arquitectónico gaditano.
Nuestra propuesta establecía dos focos principales: el estudio del propio edificio, analizando su tipología,
materialidad y composición arquitectónica así como su implantación y repercusión en su entorno
inmediato, y el de estos mismos aspectos en el contexto arquitectónico de la época. En torno a la
tipología planteamos el estudio de las formas orgánicas en la década de los años sesenta y setenta,
relacionándolas con los nuevos tipos eclesiales surgidos a partir del Concilio Vaticano II. En cuanto a lo
material propusimos acreditar la posible influencia de corrientes brutalistas en la utilización del hormigón
visto. Y en un gesto quizás excesivamente ambicioso, presentamos también el estudio de la situación
en que se encuentra actualmente la arquitectura religiosa “de vanguardia” en la provincia de Cádiz.
Recibida la noticia de que nuestra propuesta había sido la elegida, nos pusimos manos a la obra.
Con nuestra estructura de investigación en mano, planteamos los primeros pasos. No conocíamos la
obra de José Luis Suárez Cantero por lo que pensamos que debíamos empezar por ahí. Contextualizar
San Servando y San Germán en la trayectoria de su autor nos pareció primordial. Y en ese momento
comenzaron nuestras sorpresas.
Conforme a las descripciones que nos hicieron personas del Colegio allegadas al autor, y gracias a
la colaboración de Natividad Beltrán Rodríguez-Rubio, quien nos facilitó su trabajo sobre la iglesia
para un curso de doctorado, obtuvimos un primer perfil de José Luis. Tras un barrido en internet de
toda aquella información relevante acerca del complejo parroquial y su autor, realizamos la primera
visita al Archivo Histórico Municipal de Cádiz. Un poco perdidas al principio, pues cada archivo tiene
su propio sistema de clasificación y ordenación de documentos, agradecimos enormemente la ayuda
de Domingo Vázquez Saa, arquitecto gaditano, investigador independiente, que, además de contarnos
cuanto conocía sobre José Luis y su obra, nos explicó todo lo que necesitábamos saber para poder
realizar nuestra búsqueda de documentación con éxito. Fue en estas primeras sesiones donde empezó
a desdibujarse el primer perfil que habíamos construido de un arquitecto cuyo complejo parroquial
de San Servando y San Germán no era más que una excepción dentro de su extensa producción
residencial, pues descubrimos que, en un primer periodo de su actividad profesional, el joven José
Luis Suárez Cantero había dedicado la mayor parte de su tiempo a la arquitectura religiosa.
Habíamos comenzado también el estudio de la obra dentro de la cultura arquitectónica de su
momento, empapándonos de obras y arquitecturas comprendidas en las décadas de los sesenta
y setenta, principalmente religiosas, pero también estudiando aquellas obras que marcaron las
sendas por las que discurrió gran parte de la producción arquitectónica del momento. Así, casi
sin darnos cuenta, gracias a la simultaneidad de nuestros trabajos, comenzamos a establecer
conexiones de la nuestra, ubicada en este extremo sur de la península y desconocida incluso para
gran parte de los gaditanos, con otras de compartido reconocimiento.
Con la curiosidad que estos primeros años del arquitecto habían despertado en nosotras,
nos dispusimos a hacer un barrido exhaustivo de los archivos. Sabíamos por el testimonio de
sus familiares y conocidos que José Luis había centrado su obra en la provincia de Cádiz. De
hecho, nadie nos había hablado de otra actividad suya más allá de su relación con el Centro de
Estudios y Servicios CEYS del Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental, Badajoz
y Canarias, por lo que nos pareció que extender la búsqueda más allá sería improductivo. En el
Archivo Histórico Provincial de Cádiz constatamos la existencia de más iglesias construidas o
proyectadas en unos pocos años, después de que Antonio Añoveros fuera preconizado obispo
de la diócesis de Cádiz. Descubrimos con ellas la estrecha y fructífera relación que estableció
Vista de Cádiz, acuarela de José Luis [AFS].
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intervenciones o ensayos de arquitectura religiosa: fueron todas producidas en un marco geográfico
limitado, bajo un mismo promotor y representando los principios de la arquitectura de la época.
Es así como el devenir de la investigación, que en un principio habíamos estructurado de una manera
muy distinta, ha condicionado por completo el resultado final del contenido de la exposición. Tuvimos
que relegar a un segundo plano lo que al principio planteamos como una investigación que analizara
por bloques temáticos la tipología de la obra, los movimientos que la influyeron, su materialidad, su
implantación y repercusión en la ciudad, buscando establecer relaciones con otras arquitecturas, por
el absoluto protagonismo de la serie de obras localizadas, que además evidenciaba que el complejo
parroquial San Servando y San Germán es la obra culmen de la misma.
Durante nuestras pesquisas, fuimos encontrando otras obras, la mayoría no construidas, que
abundaban en las propuestas lingüísticas de la serie, como la propuesta del cine Los Porches,
formando parte del residencial que José Luis proyectó con el mismo nombre en la calle García Carrera,
y residenciales de viviendas como el del Paseo Marítimo, donde tuvo la suya durante muchos años
En este punto queremos agradecer a la familia de José Luis, en especial a sus hijos, la generosa
colaboración que nos han brindado, facilitándonos cuanta documentación han encontrado
pese a los años transcurridos, toda vez que José Luis, poco celoso de su trabajo, no dejó un
archivo compilado de su obra sino que fue dejando legajos de lo que consideraba de más valor
José Luis con Añoveros hasta que fue trasladado a la diócesis de Bilbao en 1971. Continuamos,
por tanto, con la investigación en el Archivo Diocesano del Obispado de Cádiz y Ceuta, donde
contamos con la colaboración del arquitecto Antonio Sánchez Casas, facilitándonos el acceso
a toda aquella documentación que requerimos. Aquí localizamos el resto de obras religiosas que
José Luis había proyectado en aquellos años, pudiendo completar así la serie.
A la vez que avanzábamos en la contextualización del complejo parroquial, tanto en la trayectoria
profesional de su autor como en el marco arquitectónico de la época, profundizábamos en el
conocimiento del propio edificio. Así, buscando más datos y documentos que nos aportaran
información sobre el mismo, nos dirigimos al propio archivo parroquial y a la Asociación
de Vecinos de La Laguna, que fueron búsquedas algo más infructuosas que las anteriores.
Continuamos con el archivo del Diario de Cádiz, donde hallamos información tanto gráfica
como literaria de la finalización de la obra y de la consagración del edificio. Estos datos nos
permitieron afianzar ciertas fechas, pero no utilizar esta documentación como contenido de la
exposición, pues los originales de las fotografías no se encuentran en el archivo y la calidad de las
reproducciones era francamente baja.
Con casi la mitad del tiempo establecido para la investigación consumido, y la sorpresa de haber
hallado bastante documentación sobre unas obras prácticamente desconocidas, o al menos no
atribuidas a su autor, no podíamos obviar que podían tomarse en conjunto como una serie de
Planta primera del cine Los Porches, en la calle García Carrera de Cádiz, octubre 1974 [AHP].
Planta de acceso de un anteproyecto inédito para la iglesia parroquial de San Antonio, s.f. [AFS].
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Con este fin establecimos relación con arquitectos que pudieran haber conocido y trabajado
personalmente con José Luis. Nos pusimos en contacto con Juan Jiménez Mata, que muy
amablemente nos recibió en su estudio para conversar sobre José Luis, de recuerdos y anécdotas
con él, de su arquitectura y del contexto gaditano en el que se desenvolvió durante sus primeros años
en Cádiz. También conocimos su faceta más social, su relación con el CEYS y con exposiciones
culturales como la que el Colegio organizó en torno a la problemática urbanística del Cerro del Moro,
con la que José Luis estuvo estrechamente comprometido. También acudimos a Juan Acuña, con
quien José Luis creó una empresa para vender mobiliario de madera que ellos mismos diseñaban,
que nos acercó el perfil más social del arquitecto y su compromiso con la ciudad. Con ambos
dejamos definido el perfil del arquitecto, conocida su trayectoria e inserta San Servando y San
Germán como la obra que reunía lo mejor que José Luis ensayó en su arquitectura religiosa.
Organizada toda la documentación obtenida, hemos intentado crear un discurso que muestre la
relevancia de San Servando y San Germán al visitante de la exposición. Por la ilusión y entrega que
hemos puesto en el trabajo de estos meses, esperamos haberlo conseguido.
No podemos dejar de agradecer al Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz la iniciativa tan
maravillosa que ha supuesto esta beca, la oportunidad que nos ha brindado y la confianza que
ha depositado en nosotras en todo momento. En especial a Tomás Carranza, que nos ha servido
de guía facilitándonos siempre el trabajo en todo aquello que estaba en su mano, y al profesor
Ricardo Sánchez Lampreave, que ha seguido nuestra investigación desde el principio.
José Luis con parte de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental, Badajoz y Canarias en Sevilla, 1976. De izquierda a derecha, en primer plano Juan Mateo Carrasco, detrás Juan Jiménez Mata, José Ramón Moreno y José Luis Suárez [AJJM].
Cartel de la exposición Cerro del Moro. Cádiz. Contradicciones arquitectónicas y urbanísticas, inaugurada el 1 de abril de 1977 en la sala de exposiciones del Colegio de Arquitectos en la calle Corneta Soto Guerrero 9, 2ª [AJJM].
Diseños de José Luis para una lámpara y una silla, s.f. [AFS].
a cada uno de sus hijos, como si de sus mejores recuerdos se tratase. Así aparecieron dibujos,
pinturas e incluso planos inéditos de una tercera versión de la iglesia de San Antonio, que sin
embargo no llegó a presentar a la diócesis como las otras dos.
Fuimos ampliando toda la documentación posible sobre estas obras y lo referente a su autor,
limitándonos en la medida de lo posible al periodo temporal que las acota, desde 1965 a 1971.
Este catálogo de la exposición dedicada al complejo parroquial San Servando y San Germán
se imprimió en septiembre de 2019, exactamente 50 años después de que José Luis Suárez Cantero
lo redactara para visarlo en la delegación gaditana del Colegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental, Badajoz y Canarias,
el actual Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz.
COMPLEJO PARROQUIAL SAN SERVANDO Y SAN GERMÁN DE CÁDIZ (1969-1971)JOSÉ LUIS SUÁREZ CANTERO. ARQUITECTO
Sala de Exposiciones del Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz
Plaza de Mina, 16
11 de octubre a 29 de noviembre de 2019
junta de gobierno
Isabel Suraña Fernández. Decana
Antonio González Ballester. Secretario
Arturo Mozo Alonso. Tesorero
Paula Vilches Rodríguez. Vocal
coordinación
Tomás Carranza Macías. Jefe del Área de Formación y Cultura
tutor de la investigación
Ricardo Sánchez Lampreave. Profesor Titular de la Escuela de Ingeniería
y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza
fotografías
Francisco Javier Sánchez Castro
eXPosición
trabajo de investigación y estructura eXPositiva
Alejandra Valdivieso-Morquecho Guerrero y Eva María Basallote Mera
imagen gráfica, Proyecto eXPositivo y dirección del montaje
Francisco Basallote Neto y José Antonio Matas Ruiz
Producción
Formatos y Cristalarte
catálogo
diseño de cubierta
Francisco Basallote Neto y José Antonio Matas Ruiz
diseño y maquetación de interiores
Manuel García Alfonso
imPresión y encuadernación
LaImprenta Comunicación Gráfica
agradecimientos
Archivo Municipal de Cádiz [AMC]. Ayuntamiento de Cádiz
Archivo Histórico Diocesano de Cádiz [AHD]. Obispado de Cádiz y Ceuta
Archivo Histórico Provincial de Cádiz [AHP]. Junta de Andalucía
Archivo Juan Jiménez Mata [AJJM]
Familia Suárez Samaniego [AFS]
© de los textos, sus autores, 2019
© de las fotografías de las páginas 42 a 53, Francisco Javier Sánchez Castro
© de las imágenes, sus autores y archivos de procedencia
© de la edición, Colegio Oficial de Arquitectos de Cádiz
ISBN: CA 409-2019
Depósito Legal: 978-84-09-14660-4