cómo ocurre el enfermar del cuerpo humano
DESCRIPTION
Una visión del enfermar del cuerpo humano en relación con la enfermedad del cáncer, la hipocondría, desde el psicoanálisis de Freud.TRANSCRIPT
Pontificia Universidad Católica de ChileEscuela de PsicologíaPsicoanálisis 2014Profesor: Alejandro ReinosoAyudante: Hernán Noguera
Entrega final de Seminario Teórico
Cómo ocurre el enfermar
del cuerpo humano
Paulina Poblete
12625302
En el presente seminario, la temática que se pretende abordar corresponde a la del enfermar
del cuerpo humano. Se pretende específicamente, observar cómo sucede este proceso desde la
teoría psicoanalítica. Para desarrollar esta, se hará la utilización de algunas preguntas que
ayudarán a guiar la realización de este seminario, y en consecuencia, a responder la pregunta que
abarca al tema en su totalidad.
La pregunta general de este seminario corresponde a la temática en sí, es decir, a cómo
ocurre el enfermar del cuerpo humano desde la teoría psicoanalítica. Para otorgar una respuesta,
se hará uso de ciertos conceptos dentro de esta que permitirán desarrollarla. Estos son
principalmente los del cuerpo erógeno, y la relación entre las dos dimensiones (que se ha
considerado son las) fundamentales en el cuerpo humano. Estas dos dimensiones son la
psicológica, a la que se denominará psique, y la dimensión biológica, a la que se denominará
soma. En el presente seminario, en consecuencia, se tomará en consideración que estas dos
dimensiones se encuentran en una constante relación e influenciándose entre sí.
Además de los conceptos anteriormente mencionados, a modo de apoyo para llevar a cabo
la discusión planteada, se usarán de ejemplo la hipocondría y la enfermedad del cáncer. El
objetivo que se persigue con la utilización de estos dos ejemplos es observar, realizando una
aproximación desde estas dos condiciones (revisando estas desde el concepto de cuerpo erógeno
y la relación existente entre el psique y el soma), cómo sucede entonces el enfermar del cuerpo
humano. Por un lado, se observa el enfermar desde un trastorno mental donde el sujeto cree estar
enfermo de algo, y por otro lado se observa el enfermar del cuerpo desde una enfermedad que sí
poseería y provocaría fallas en el aspecto biológico de este.
Se plantea entonces, que el origen de cada una de estas dos condiciones sería desde de una
de las dimensiones del cuerpo humano mencionadas. La hipocondría desde la psique y la
enfermedad del cáncer desde el soma. Sin embargo, se considera que de todas maneras, una
enfermedad que tiene origen en una dimensión puede proceder a afectar a la otra, e incluso,
resultar esta segunda dimensión tan afectada/influenciada como para llevar consigo a una
agravación mayor de la enfermedad. Por lo demás, también se considera posible que una
enfermedad que tiene origen en una dimensión, por ejemplo desde el soma, pueda haber derivado
de algún acontecer anterior (en la vida del sujeto) en la que se vio afectada la dimensión
contraria.
Entonces, tomando en cuenta los conceptos que se han mencionado y las dos condiciones a
modo de ejemplo para desarrollar la temática en cuestión, cabe mencionar las preguntas
específicas que dirigirán la discusión. La primera de estas corresponde a de qué manera podemos
observar el concepto de cuerpo erógeno en el enfermar del cuerpo humano. Una vez respondida
esta pregunta, se pretende ver entonces de qué manera se puede observar la relación existente
entre el soma y la psique desde la teoría psicoanalítica, y cómo esta relación se aprecia en el
enfermar del cuerpo humano. Posteriormente, para dar unión a las dos preguntas anteriores, se
busca observar la relación entre el concepto del cuerpo erógeno con la relación existente entre el
psique y el soma. Finalmente, una última pregunta específica que se presenta hace referencia al
porqué utilizar la hipocondría y la enfermedad del cáncer como ejemplos para discutir sobre el
enfermar del cuerpo. Entonces, a medida que se respondan estas preguntas específicas, es que se
irá dando forma a una respuesta a la pregunta general respecto a la temática desarrollada.
Una vez que se ha planteado cuál es el tema a discutir, y sus preguntas guías para un
posterior desarrollo, cabe preguntarse cuál es la relevancia que posee esta temática. Uno de los
puntos más relevantes al respecto es que, a través de esta discusión, se estará abordando un tema
que últimamente se ha impulsado en áreas relacionadas con los temas de salud. El de la relación
entre la psique y el soma, o dicho de otra manera, entre el cuerpo y la mente. Cada vez más, en el
tratamiento de enfermedades que pueden afectar al cuerpo, se considera la dimensión de la mente
como fundamental dentro del proceso de una enfermedad. En el sentido de que el estado de salud
mental de una persona puede claramente influir mejorando o perjudicando alguna enfermedad
anterior que la persona tenga. Por lo demás, afecciones que nacen originalmente desde lo mental
también pueden causar algún tipo de afección física. Un ejemplo de este interés actual en la
relación entre el cuerpo y la mente es la creciente apertura de los sistemas de salud a medicinas
de tipo alternativas. Actualmente en el Ministerio de Salud del Gobierno de Chile, se incluye un
apartado respecto al tratamiento de las diferentes enfermedades, que trata sobre las medicinas
alternativas-complementarias. Tales como Homeopatía, la Acupuntura, el Reiki, Terapias
Florales, entre varias otras (Ministerio de Salud, 2014). Por otro lado, la motivación mayormente
personal que surge por tratar este tema, es por un interés en observar el cuerpo de una forma, por
decirlo de alguna manera, un poco más humanizada y no tan objetivizada. Considerando que no
sólo somos procesos biológicos, y resultados de éstos, sino que también poseemos algo que va
más allá, y que a ciencia cierta aún no se ha podido determinar qué es. Por lo demás, también
existe un interés por tratar enfermedades orgánicas desde la teoría psicoanalítica, y en este
sentido el cáncer es una enfermedad pertinente a tratar, además por la cantidad de casos que
actualmente existen en esta época. Las preguntas elegidas para desarrollar el tema se condicen
entonces con los intereses mencionados.
Para comenzar respondiendo la primera pregunta, respecto de cómo se observa el concepto
del cuerpo erógeno en el enfermar del cuerpo, es necesario comenzar haciendo referencia a las
pulsiones parciales y a las zonas erógenas, conceptos tratados en los Tres ensayos de teoría
sexual (Freud, 1905). En este texto se hace referencia a las pulsiones de carácter sexual, las que
se encuentran en relación con las pulsiones parciales. Por decirlo de alguna manera, las pulsiones
parciales provienen de una pulsión sexual en su totalidad. De esta surgen las pulsiones parciales
que constituyen fuentes o fines, en cuanto al movimiento de las pulsiones en el aparato psíquico.
Se describe entonces a la pulsión como “la agencia representante psíquica de una fuente de
estímulos intrasomática en continuo fluir” (Freud, p.153). Se entiende entonces que la pulsión
deriva, en cierta medida, de procesos intrasomáticos, es decir, que ocurren en el soma. Se
realizan, por lo demás, una diferenciación entre los estímulos que provienen desde el exterior y
que afectan al soma, y las pulsiones que lo hacen desde un interior. Las pulsiones entonces,
resultan en derivaciones que contienen un componente anímico y psíquico. Por lo demás, cabe
considerar que “la fuente de la pulsión es un proceso excitador en el interior de un órgano, y su
meta inmediata consiste en cancelar ese estímulo de órgano” (Freud, p. 153). Lo que se busca
entonces, y que se menciona en la anterior cita, es tratar de disminuir un displacer en el
organismo. La pulsión busca cancelar o reducir la excitación que causa displacer en el interior de
un órgano.
Respecto a las zonas erógenas en sí, estas corresponderían a los órganos afectados por las
excitaciones de tipo específicamente sexual. En el texto, Freud explica que:
[L]os órganos del cuerpo brindan excitaciones de dos clases, basadas en diferencias de
naturaleza química. A una de estas clases de excitación la designamos como
específicamente sexual, y al órgano afectado, como la zona erógena de la pulsión parcial
sexual que arranca de él. (p. 153).
El cuerpo erógeno es en consecuencia un conjunto de las múltiples zonas erógenas que
pueden haber en el. Cabe destacar el aspecto mencionado en la anterior cita del texto, respecto a
la naturaleza química de ciertas excitaciones. Considerando que el concepto química en esta cita
se mencione respecto a una dimensión biológica del organismo, podríamos decir que entonces
que las excitaciones provienen desde esta dimensión. Si bien tienen a su vez un componente
psíquico, el origen tiene relación con el soma.
En relación con los conceptos mencionados anteriormente, es pertinente aludir en este
punto a algunas de las teorizaciones que Freud realiza en su conferencia 26, la teoría de la libido
y el narcicismo (Freud, 1916/17). En este texto se hace referencia a la libido, que son
“investiduras energéticas que el yo dirigía a los objetos de sus aspiraciones sexuales” (Freud, p.
377). Esta libido, que en un principio se entiende como adherida a los objetos (o dirigida), para
ganar una satisfacción por medio de su intermediación, puede abandonar a estos objetos y ocupar
al yo en reemplazo. A este suceso se le otorga el nombre de narcicismo. Este concepto se
desarrolla en Introducción al narcicismo (1914), aludiéndose a que este comprende una fase entre
el autoerotismo y el amor objetal. Se describe un narcisismo primario, que correspondería a la
fase precoz en la que el niño (bebé) se toma a sí mismo como objeto antes de exteriorizarse y
hacer la elección de objetos fuera de el. Y se describe un narcicismo secundario, el que ocurriría
en una fase más adulta del sujeto, y en el que se retornaría la investidura de objeto hacia el yo.
Se realiza una reflexión entonces, en la conferencia la teoría de la libido y el narcicismo
(Freud, 1916/17) respecto de que, el hecho de que la fijación de la libido de objeto pueda ocurrir
hacia el propio cuerpo y la propia persona, no puede ser un algo de poca importancia. Que
probablemente el estado narcisista sea universal y originario para la posterior formación del amor
objetal (en cierta medida, es decir que el narcicismo primario es esencial en los sujetos). A raíz de
esta reflexión en parte, surgen ciertas teorizaciones de Freud respecto al movimiento de la libido
del yo, y como se pueden explicar a raíz de ello en una serie de estados del alma. Dentro de las
que se describen en el texto (conducta psíquica del enamoramiento, conducta mientras se
duerme), la que se rescatará será respecto a la raíz de las de las enfermedades orgánicas. Dada la
relación con la temática en discusión. Se explica al respecto de ello entonces en el texto:
Una enfermedad orgánica, una estimulación dolorosa, una inflamación de órgano, crean
un estado que tiene a todas luces por consecuencia un desasimiento de la libido respecto
de sus objetos. La libido recogida se encuentra en el interior del yo como una investidura
reforzada de la parte enferma del cuerpo. (p. 381)
Es observable entonces la teoría de la libido del yo en una afección de tipo orgánica. Hay
una investidura de objeto hacia el interior del yo, que probablemente se encuentra excitando y/o
en movimiento en zonas donde se encuentren los órganos afectados. Se considera entonces que,
en cualquier enfermar del cuerpo humano, sea este desde una dimensión somática o una psíquica,
ocurren en el interior del organismo procesos de excitación. No en el organismo de forma total, si
no donde se estén originando los diferentes procesos de excitación. Es, en teoría, específico para
los órganos que se ven afectados en cierta enfermedad. En el cáncer, dependiendo del tipo de
cáncer, ocurrirán entonces procesos excitatorios en los órganos afectados por aquel. La pulsión
que derive de ello tendrá como meta cancelar aquella excitación (realizando un supuesto desde la
teoría psicoanalítica hacia una enfermedad específica como es la del cáncer, considerando en este
sentido los múltiples tipos de cáncer existentes.) Por su lado, la hipocondría correspondería a un
enfermar del cuerpo humano desde la dimensión psíquica. La hipocondría es mencionada
también en el texto de la teoría de la libido y el narcicismo (1916/17), y se hace una reflexión
breve respecto de esta condición a raíz de las enfermedades orgánicas. Según el texto, en esta
condición ocurriría de manera similar que un órgano atarea al yo, pero en este caso sin un
enfermar real del organismo (no es perceptible una enfermedad con fallas orgánicas reales). El
órgano fuente en este caso es el que se cree está siendo afectado.
Cabe en este momento, a raíz de la hipocondría, hacer una diferenciación entre lo que se
entiende por trastornos psicosomáticos y trastornos somatomorfos. El primero de estos términos
es utilizado para aludir a un padecer físico en el que se ven influencias de factores psicológicos
(Hornos, 2013). Es decir, existe una enfermedad con fallas orgánicas reales, que se ve además
influenciada por estos factores, los que pueden alterar el curso de la enfermedad, agravar los
síntomas, entre diversas consecuencias negativas. Si bien hay grandes similitudes entre ambos
trastornos, en los somatomorfos el padecer físico de los sujetos no tiene relación con fallas
orgánicas reales, es decir, solo existen factores psicológicos (Muñoz, 2011). La hipocondría se
encontraría dentro de este tipo de trastornos. Y si bien, no hay fallas orgánicas reales en este,
surge la cuestionante de si se podrían desarrollar a largo plazo (a raíz de esta condición) y derivar
finalmente a un trastorno de tipo mayormente psicosomático. Estos últimos por lo demás, cobran
bastante relevancia en la presente discusión debido a que corresponde justamente a cómo un
cuerpo que se encuentra enfermo orgánicamente, puede seguir enfermando por otros factores
fuera de los esencialmente físicos.
Entonces, luego de realizar la discusión respecto del concepto del cuerpo erógeno y los
(conceptos) relacionados a este (teoría de la libido, narcicismo), además de la breve
diferenciación entre los trastornos mencionados, se procede a abarcar la segunda pregunta guía.
Cómo se puede observar la relación existente entre el soma y la psique desde la teoría
psicoanalítica, y cómo esta se ve en el enfermar del cuerpo humano. Al responder esta pregunta
se hará referencia a la formación de los síntomas. Tema que en esencia es anterior a los que se
han discutido con la pregunta anteriormente elaborada, y sirve por lo tanto para ver el desarrollo
de esta temática desde un punto más general. Esta es una parte inicial de la teoría psicoanalítica, y
se puede apreciar en Comunicación preliminar (1893). Desde este texto Freud comienza a
exponer cómo opera el mecanismo psíquico que da origen a fenómenos histéricos, los que van
acompañados a su vez de síntomas. En otras palabras, cómo un evento de carácter traumático
para el sujeto es capaz de ocasionar posteriormente un síntoma, el que se trata a través de terapia
psicoanalítica para encontrar cuál ha sido el evento ocasionador. Varias de las veces el síntoma
puede ser físico, ocurriendo una especie de somatización en la formación de algunos de estos. Es
decir, la formación del síntoma posee un carácter somatomorfo. Un evento traumático provoca el
enfermar del cuerpo, al desencadenar la formación de un síntoma por somatización. Mientras este
síntoma esté presente, la descarga emocional no será completa y el sujeto no sanará. En el caso de
un trastorno psicosomático, quizás la descarga no ocasione una sanación completa del organismo
(considerando que en este trastorno sí existen fallas orgánicas reales), pero es probable que no
existan entonces factores psicológicos que enfermen más al organismo. E incluso, debido a esto
último, el organismo comience a mejorar o se encuentre en un mejor estado para la sanación.
Posterior entonces, al texto aludido anteriormente podemos decir que, en general, en el
desarrollo de la teoría psicoanalítica de Freud, se puede ver una relación recurrente entre psique y
soma. Como se puedo observar en la elaboración de la pregunta anterior, la teoría psicosexual
que observa el desarrollo del cuerpo, relaciona a los órganos del ser humano, como zonas
erógenas que se ven afectadas por los diferentes procesos excitatorios. También, podemos
observar esta relación, cuando se habla de las pulsiones de autoconservación (y las pulsiones
sexuales que se apuntalan sobre estas), precisamente porque estas pulsiones abarcan las funciones
corporales del cuerpo que permiten su subsistencia. Por lo demás, según lo indicado en Pulsión y
destinos de pulsión (Freud, 1915), la pulsión como concepto dentro de la teoría psicoanalítica, se
encuentra entre la frontera de lo somático con lo anímico. Incluso es considerado como un
representante psíquico de los estímulos que comienzan desde el interior del cuerpo; desde los
órganos internos. Lo somático (orgánico) se traduce en representantes psíquicos (de soma a
psique).
El enfermar del cuerpo humano entonces, en relación con lo expuesto anteriormente,
comienza por una no satisfacción de las pulsiones. A raíz de esto se originarán ciertos fenómenos
patológicos que podrán ocasionar una enfermedad en el individuo tanto psicológica como física,
o de una sola de estas dimensiones. Respecto a esto, dependerá el tipo de pulsión que se
encuentre en movimiento en el aparto psíquico. Pulsiones de autoconservación o sexuales no
influyen del mismo modo. Probablemente las del segundo tipo serán las que conduzcan
mayormente a originar síntomas. Claramente, si es reprimida. La represión claramente juega un
papel importante dentro de la formación de los síntomas, y si hay una no satisfacción de una
pulsión lo más probable es que haya ocurrido represión.
Ahora entonces, que se ha visto la explicación de ciertos conceptos en la primera pregunta,
y se ha desarrollado la relación existente entre el psique y el soma, se puede pasar a la tercera
pregunta guía del seminario, que relaciona estas dos preguntas guía anteriores. Cómo se puede
ver relacionado el concepto de cuerpo erógeno con la relación existente entre el psique y el soma.
Una primera aproximación entre estas dos ideas, se puede realizar respecto de la descripción que
realiza Freud sobre el aparato psíquico en La interpretación de los sueños (1900). En este texto se
explica que “[t]oda nuestra actividad psíquica parte de estímulos (internos o externos) y termina en
inervaciones” (Freud, p. 530). Se explica, entonces, por ello que en el esquema del peine exista un
extremo que se denomina sensorial, de entrada, y un extremo de motilidad, que es en el que se produce
la descarga de tensión o descarga afectiva. Este esquema en un comienzo se asemeja al del arco
reflejo, pero Freud le añade diferenciaciones. Posteriormente se describe que, de todas las
percepciones que entran a nosotros, quedan huellas de estas en el aparato psíquico, huellas mnémicas,
las que funcionan como memoria o representaciones que quedan insertas en el aparato psíquico. Las
que a su vez se relacionan entre sí por asociación, y que poseen una carga sensorial. Estas
representaciones se mueven en tres diferentes sistemas: el inconsciente (Icc, no tiene acceso alguno a
la consciencia a menos que sea por el preconsciente), el preconsciente (Prcc, procesos en el pueden
alcanzar el consciente) y el consciente. Este aparato se encuentra en estrecha relación con la dimensión
de la psique del ser humano. Estas memorias o representaciones que poseen carga sensorial, se pueden
relacionar con las pulsiones que se han descrito anteriormente cuando se ha tratado el tema del cuerpo
erógeno. (Freud, 1905). Se puede observar entonces que, el cuerpo erógeno es básicamente el
resultado entre el pisque y el soma. Puesto que por un lado se encuentran los órganos físicamente
hablando, y los procesos excitatorios que ocurren en ellos, los que derivan en las pulsiones sexuales
que tienen como meta cancelar la excitación. Esta, que ocurre en los órganos, es la que posteriormente
entrará al aparto psíquico, donde este se encargará de derivarlo a los diferentes sistemas que posee (Cc,
Prcc, Icc), dependiendo de las características de la pulsión.
En Más allá del principio del placer (1920), se puede observar una relación entre la vida psíquica
del sujeto, y los conceptos del placer y el displacer, los que poseen una conexión con las zonas
erógenas del cuerpo. La vida psíquica está regida por el principio del placer, el que evita displacer y
busca el placer, por medio de llevar a cero o a lo más bajo posible la excitación en el aparato psíquico.
El placer corresponde a una disminución de esta excitación, y el displacer a un aumento. En relación
con la tendencia del aparto psíquico a cero de los procesos excitatorios, esto se refiere a la pulsión de
muerte. Contrapuesta a la pulsión de vida, la pulsión de muerte tiende a la reducción total de las
tensiones en el aparato psíquico y así retornar al sujeto a su estado inorgánico (morir). Estas pulsiones
se dirigen en un primer momento hacia el interior del sujeto tendiendo a la autodestrucción, y luego
hacia el exterior como una pulsión agresiva. El sujeto entonces tiende a la muerte, ya que al llegar a
ella reduce todo proceso excitatorio en su interior. En este sentido, surge la duda respecto de si esto
resulta una meta entonces para el organismo, ya que la muerte sería en teoría un máximo placer para
este, y la búsqueda del placer es una meta (concluyendo lógicamente a partir de los conceptos
explicados de la teoría). El sujeto muere por causas internas.
Una vez realizada entonces la discusión principal, se procede a responder la cuarta pregunta guía
de este seminario. Por qué utilizar como ejemplos la hipocondría y la enfermedad del cáncer para
observar este enfermar del cuerpo humano, desde la teoría psicoanalítica. En primer lugar, hay que
dejar claro que son meros ejemplos para contraponer las dos dimensiones que se han considerado
fundamentales en el ser humano, el psique y el soma. Por un asunto de extensión no se hará un
desarrollo extenso acerca de estas dos enfermedades en particular, si no que se verán aplicadas dentro
de lo que se ha podido observar a través de este seminario. Lo relevante en este sentido, es la relación
que tiene cada una de estas dos condiciones con los diferentes trastornos que se han mencionado
anteriormente, los somatomorfos y los psicosomáticos. En específico, la hipocondría con los trastornos
somatomorfos (esta es parte de ellos), y la enfermedad del cáncer con los trastornos psicosomáticos. Es
observable que en esta última, existe previamente una falla orgánica real, pero que se ve acentuada por
el estado de salud mental de la persona. Sin embargo, también es posible que esta enfermedad que es
evidentemente orgánica, devenga como resultado de quizás un anterior acontecer traumático del
sujeto, en conjunto con las causas que hoy se conocen originan un cáncer. Este acontecer traumático
puede ser tanto un suceso que vive el sujeto como un trauma que se le origina al cuerpo a raíz de los
malos hábitos de vida. El cáncer es en esencia el resultado de un crecimiento de células del cuerpo
fuera de control, que se dividen muy rápidamente y que muchas veces no saben cómo morir (esto
como una explicación muy acotada respecto de la enfermedad) o que no maduran lo suficiente como
para ser funcionales, por lo tanto, en lugar de ser un aporte para el organismo, comienzan a
perjudicarlo. En un estado sano del cuerpo, las células (normales) también se multiplican pero
cumplen un fin necesario para este (MedlinePlus, 2012). Como es sabido, existen factores de riesgo
para el cáncer (tener sobrepeso, fumar, la radiación, problemas genéticos, exposición excesiva a la luz
solar, entre otros), y estos mismos pueden considerarse aconteceres traumáticos para el cuerpo. Por
ejemplo, exponerse excesivamente a la luz del sol es un evento traumático para las células de nuestro
cuerpo, puesto que se podría decir que aumentan los procesos excitatorios en estas al ir quemándolas.
Es una asoaciación quizás algo arriesgada de conceptos, puesto que se está realizando una observación
del cáncer desde el psicoanálisis. Sin embargo podría estar en lo correcto.
Por su lado, la hipocondría sí es mencionada en las obras de Freud, específicamente en
Introducción al narcicismo (1914), donde se utiliza la hipocondría como uno de los conceptos para
aproximarse a la explicación del narcicismo. Incluso Freud menciona que casi la considera como un
tercer tipo de neurosis, junto con la neurosis de angustia y la neurastenia. Se describe en este texto al
hiponcondríaco como a un indviduo que reitra interés y libido de los objetos exteriores, y los enfoca en
el órgano que el individuo siente afectada. Inviste libidinalmente a los órganos o a las representaciones
de ellos. En este trastorno los individuos creen tener síntomas (porque sienten que ciertas partes de su
cuerpo están malfuncionando) de una enfermedad grave, pero en el cuerpo biológico no hay indicios
que desde la medicina se puedan identificar para respaldar enfermedad alguna (Martínez Narváez &
Botella Arbona, 1996). El acontecer traumático en la hipocondría también podría ser tanto un suceso o
evento que experiencia el sujeto como algo mayormente físico que ha afectado al cuerpo, pero el
proceso excitatorio que se produce estaría relacionado mayormente con la psique que con afecciones
reales del soma.
Recapitulando, se puede advertir que en el enfermar del cuerpo humano hay varios elementos
involucrados. El acontecer traumático que generará formación de síntomas corresponde a la primera
etapa de este enfermar (aunque este enfermar no es en todos los casos. Ciertos aconteceres traumáticos
no provocarán síntomas). Posteriormente observamos cómo el movimiento de las pulsiones que se
encuentran representadas por, valga la redundancia, representaciones, entrarán al aparato psíquico para
devenir del modo que la represión les permita. Ya sea conscientes o incosncientes. El cuerpo enferma
por aquellas represiones que hacemos hacia ciertas pulsiones, especialmente hacia las de tipo sexual
(pues así se ha visto en la teoría psicoanalítica). El cuerpo erógeno y sus zonas erógenas muestran que
el cuerpo es susceptible de las distintas pulsiones que surgen en nuestro interior, y que son resultado de
la actividad somática existente en nuestro cuerpo. Por estar vivos es que hemos de tener
constantemente procesos excitatorios, de los cuales el organismo se encargará, dependiendo de las
características de estos, de disminuirlos (búsqueda del placer. Como se vio en el rincipio del displacer).
Tendiendo a la pulsión de muerte que será un cese total de los movimientos de representaciones y
procesos excitatorios. Se vuelve al estado inorgánico y el organismo no tiene que lidiar más consigo
mismo.
Se han observado también los trastornos psicosomáticos y los somatomorfos, los que se
diferencian en cuanto a que en los primeros sí existen fallas orgánicas reales pero que se ven influídas
por factores psicológicos. Mientras que en el segundo tipo de trastorno no hay fallas reales en el
organismo, pero el sujeto considera psicológicamente que sí sufre algún tipo de afección. Y es aquí
donde se encuentra la hipocondría. El cáncer por su lado, no corresponde a un trastorno psicosomático,
pero este último sí puede surgir a raíz de un cáncer en el cuerpo. O a raíz de cualquier enfermedad de
tipo orgánica. Es justamente entonces, el trastorno psicosomático, el que comienza a influir agravando
este tipo de enfermedades, y donde podemos ver la delgada línea que divide a la psique y el soma. Es
decir, son dimensiones distintas del ser humano, pero que no pueden existir por separado y que están
en constante relación. En consecuencia, se considera que actualmente en cualquier tipo de tratamiento
medicinal (sea convencional o alternativo), debe tenerse en cuenta que no existe una dimensión sin la
otra. Por ende, que el paciente sana y enferma en todos los sentidos cuando lo hace.
Finalmente, habiendo realizado la discusión del tema, algunos de los conceptos que resultaría
pertinente indagar con mayor profundidad desde la teoría psicoanalítica y en relación con el tema que
se ha tratado en este seminario, son el de la represión y el de la pulsión de muerte. La represión juega
un papel importante dentro de cómo se evitan ciertas pulsiones (lo que original finalmente un
síntoma), por lo que sería importante revisar cómo funciona este en un sujeto. Qué tan voluntario o
involuntario puede ser reprimir ciertas pulsiones, y cómo, si es que se decide activamente reprimir
algo, afecta en el organismo. En el presente seminario la revisión de este concepto ha sido un tanto
breve, por lo que a futuro se podría retomar, en parte, desde aquel lugar la discusión. Por otro lado, el
concepto de pulsión de muerte también resultó brevemente desarrollado, y resultaría interesante
reflexionar respecto a la tendencia del organismo a cesar sus funciones. Debido a que, como se pudo
observar a través de la reflexión de estos conceptos, existe una especie de placer y es una especie de
meta llegar al estado inorgánico del cuerpo. Resultaría interesante indagar más allá sobre esta reflexión
en el caso de que esté correctamente planteada.
Por lo demás también será útil que en futuras investigaciones se profundice mayormente
respecto de la enfermedad del cáncer en particular y su relación posible con el psicoanálisis.
Actualmente existe material que los relaciona (pero que por temas de tiempo no se han podido revisar
aquí), pero es de todas maneras un punto a tratar a futuro. Hacer revisión de material existente y tratar
de proponer nuevas perspectivas al respecto.
Referencias Bibliográficas
Freud, S. (1893). Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 2, págs. 27-43). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 5, págs. 118-597). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 7, págs. 109-222). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1914). Introducción al narcicismo. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 14, págs. 65-98). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1915). Pulsión y destinos de pulsión. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 14, págs. 105-134). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1916/17). La teoría de la libido y el narcicismo. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 16, págs. 375-391). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer. En S. Freud, Obras completas Sigmund Freud (Vol. 18, págs. 1-62). Buenos aires, Argentina: Amorrortu editores.
Hornos, P. (2013). Trastornos psicosomáticos y somatomorfos. Universo Holístico(58), 58-61.
Martínez Narváez, M. P., & Botella Arbona, C. (1996). Evaluación y tratamiento psicológico de la hipocondría: revisión y análisis crítico. Psicología Conductual, 4(1), 29-62.
MedlinePlus. (2012). MedlinePlus. Obtenido de http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001289.htm
Ministerio de Salud. (2014). Ministerio de Salud del Gobierno de Chile. Obtenido de Medicinas complementarias-alternativas: http://web.minsal.cl/medicinas_complementarias
Muñoz, A. (2011). Cepvi. Obtenido de http://www.cepvi.com/articulos/somatomorfo.shtml#.U6fMdewbLm