cómo entramos en el corazón y qué encontramos cuando entramos(kallistos ware)

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  • 8/8/2019 Cmo entramos en el corazn y qu encontramos cuando entramos(Kallistos Ware)

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    Cmo entramos en el corazn y qu encontramoscuando entramos?

    Kallistos Ware,

    Obispo de DiokleiaKallistos Ware dio la siguiente charla durante una

    conferencia sobre el Hesicasmo y el Sufismo tituladaSenderos hacia el Corazn, en la Universidad de Carolinadel Sur, en Octubre del 2001.

    El ortodoxo ruso San Serafn de Sarov dice: Adquirid lapaz interior y miles de personas a vuestro alrededor

    encontrarn su salvacin. Y podramos considerar esta declaracin en su forma

    negativa: Nunca conseguiremos la paz en el mundo quenos rodea si no tenemos cierta medida de paz en nuestrospropios corazones. Mi segunda cita es de DagHammarskjld, Secretario General de las Naciones Unidasen cierta poca: Comprender mediante la quietud. Actuara raz de la quietud.

    Conquistar en la quietud. stas son las palabras dealguien que llevaba una vida intensamente activa con muygrandes responsabilidades.

    Obrar a raz de la calma. A menos que por la gracia deDios poseamos una cierta quietud en el corazn, unacualidad designada en la tradicin mstica griega ortodoxacon la palabra hesychia, nuestras acciones sern

    superficiales e ineficientes. Pero si actuamos desde laquietud nuestras acciones pueden tener un efecto sanadory transfigurador mucho ms all de lo que podemosimaginar.

    Actuar desde la calma. La accin contemplativa es lams poderosa de todas las acciones.

    En una de sus cartas, San Barsanuphios de Gaza (siglo VI)

    dice, de paso, que en el momento presente hay tres

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    personas cuyas oraciones protegen esta generacinperversa

    y pecadora de la ira de Dios y, por estas tres personas y

    sus oraciones, el mundo sigue existiendo.Y despus menciona sus nombres.

    Juan, dice, es una de ellas; Elas es la segunda; y latercera es una persona de la provincia de Jerusaln. Ahoraes de suponer que esta tercera persona es l mismo, yaque vive en Gaza. Pero las dos primeras, Juan y Elas, nosson totalmente desconocidas. Por tanto, aqu tenemos lapalabra de un santo, dotado de perspicacia, que nos diceque la gente que preservaba el mundo de la destruccineran tres personas, dos de las cuales eran histricamentecompletamente desconocidas, y la tercera era un ermitaoen el desierto. Las personas ms importantes de cualquiergeneracin no son necesariamente aquellas cuyos nombresdestacan en los libros histricos. En los tiempos deBarsanuphios, se podra pensar que las personas msimportantes eran el emperador Justiniano y su generalBelisario. Pero, de hecho, en todas las pocas, el mundo essostenido por la oracin de santos desconocidos -cristianosy, creo, tambin no cristianos. Por lo tanto, al tratar de laoracin interior en esta conferencia no somos evasivos oescapistas. Buscamos una solucin a los problemas delmundo en el nico nivel donde, al final, se puede encontraruna verdadera solucin. Orar en espritu y en verdad es sersumamente eficiente.

    La oracin tiene consecuencias polticas de gran alcance.

    Ahora llego a mi tema de esta velada. En mi vida ytambin sin duda alguna en la vida de todos los presentesconmigo en este atardecer, ha habido ciertos textos,pasajes de poesa o prosa que, una vez ledos, nunca sehan olvidado. Quizs, para la mayora de nosotros, estostextos son poco numerosos, pero a pesar de haber sido

    escasos, han cambiado nuestras vidas, ayudndonos a

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    hacer lo que somos. Uno de estos textos que se refiere alcurso entero de mi vida es un prrafo de las Conjeturas deun Espectador Culpable de Thomas Merton -un prrafosobre lo que l llama le point vierge, el punto virginal:

    En el centro de nuestro ser est un punto de la nadapreservado del pecado y de la ilusin, un punto de puraverdad, un punto o chispa que pertenece enteramente aDios, del cual nunca podemos disponer y desde el que Diosdispone de nuestras vidas, un punto inaccesible a lasfantasas de nuestra mente o la brutalidad de nuestravoluntad. Este pequeo punto de la nada y de absoluta

    pobreza es la pura gloria de Dios en nosotros. Es por asdecir Su Nombre escrito en nosotros. Lo mismo que estnnuestra pobreza, nuestra indigencia, nuestra dependenciay nuestra filiacin, est este puro diamante que brilla conla luz invisible celestial. Est en todo hombre. Y sipudiramos verlo veramos estos billones de puntos de luz

    juntndose en la faz y resplandor de un sol que haradesaparecer completamente toda la oscuridad y crueldad

    de la vida. No tengo receta para esta visin; slo se da.Pero la Puerta del Cielo est en todas partes.

    En este pasaje, Merton, de hecho, no utiliza la palabracorazn, pero se refiere seguramente, con perspicacia yprecisin, a lo que el Oriente cristiano quiere decir en suteologa asctica y mstica cuando se refiere al coraznprofundo. Por lo tanto sus palabras son un epgrafeapropiado a mi charla de esta tarde en la que estar

    haciendo dos preguntas: Qu queremos decir por corazny qu encontramos cuando entramos en l?

    As que volvemos a mi primera pregunta: Qu es elcorazn? A mi padre espiritual, un sacerdote ruso de laemigracin, el padre George Sheremetiev, le gustabacitarme la obra de Antoine de Saint-Exupry, El Principito, yle gustaba particularmente citar las palabras de despedidadel zorro: Adis, dijo el zorro, y ahora aqu est misecreto. Es muy sencillo. Slo con el corazn podemos ver

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    bien. Lo que es esencial es invisible al ojo. Slo con elcorazn se puede ver bien. Eso expresa exactamente elsignificado del corazn en las tradiciones espirituales.

    En su interpretacin moderna, se piensa que el corazndesigna las emociones y los sentimientos pero si nosreferimos a las Escrituras, al Antiguo y Nuevo Testamento,encontraremos que no se entiende el corazn de esamanera. En la antropologa simblica de las Escriturascristianas, las emociones y los sentimientos no moran en elseno sino ms abajo, en las vsceras y las entraas. Elcorazn no es bsicamente la sede de las emociones,

    sentimientos y sensibilidad, aunque es la sede del amor. Elcorazn es ms bien el centro espiritual de la personaentera, la base de nuestro ser, la raz y fuente de todanuestra verdad interior.

    El corazn es aquello que nos da la visin espiritual,como lo seala muy justamente el zorro. Y en la Biblia, nohay contraste entre la mente y el corazn. Pensamos connuestro corazn. Por lo tanto corazn designa la

    interioridad de nuestra persona en su totalidad.Por ejemplo, en Efesios 3 el corazn equivale al nombre

    interior, ho eso anthropos, lo cual es nuestro ser interior:Que se digne Dios fortalecer vuestro hombre interior, ovuestro ser interior, con poder por Su Espritu y que Cristomore en vuestros corazones por la fe. Aqu el ser interiorequivale al corazn el cual es un smbolo que lo abarcatodo, un smbolo de totalidad.

    Cristo dice en el Sermn de la Montaa: Donde estvuestro tesoro, all est tambin vuestro corazn (Mateo6, 21). El corazn es el lugar donde formulamos nuestrasprincipales esperanzas, donde expresamos nuestro sentidode direccin, nuestro propsito en la vida. Es el centromoral, es el que determina nuestra accin. Equivale a loque hoy en da llamamos conciencia. Y si tomamos otro

    texto que nos es familiar: Mara, por su parte, guardabatodas estas cosas, y las meditaba en su corazn. (Lucas 2,

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    19). Aqu el corazn es el lugar donde reflexionamos, ellugar del pensamiento, de la conciencia, la sede de lamemoria.

    Al mismo tiempo, sin embargo, a causa de nuestranaturaleza cada, a causa de nuestro pecado, el corazn esprofundamente ambivalente, es un campo de batalla.Como dice Cristo: Del corazn salen los malospensamientos.

    El corazn es el lugar donde nos encontramos cara acara con el poder del mal y el pecado dentro de nosotros.Sin embargo, el corazn es tambin el lugar donde

    encontramos a Dios. Es el lugar exacto de la inhabitacindivina como dice San Pablo en un texto muy importante:Dios ha enviado a nuestros corazones el Espritu de suHijo que clama: Abb, Padre! (Glatas 4, 6). As que,como veis, aqu el corazn es la morada del Espritu Santo.

    El corazn es el lugar de la auto-trascendencia. Elcorazn es el lugar donde mi oracin se convierte, bajo laDivina Misericordia, en la oracin de Cristo y del EsprituSanto dentro de m. Y no vivo yo, sino que es Cristo quienvive en m. (Glatas 2, 20). Por lo tanto, de esta forma elcorazn es la persona humana en su aspecto de creacin ala imagen y semejanza de Dios.

    El significado del corazn est expresado de formahermosa por el benedictino francs Henri Lassaux. En sulibro sobre la oracin dice: El corazn es el lugar de

    nuestro origen en el que el alma, viniendo de las manos deDios, se despierta a s misma. Otro texto importante sobreel corazn que quiero mencionar, entre tantos en laEscritura, es de Salmos 64, un texto clave en la teologanptica ortodoxa: El corazn es profundo. Lo que estoquiere decir es que la persona humana es un profundomisterio. Por lo tanto, en las Escrituras, el corazn significaa la vez una realidad fsica y un centro squico y espiritual.

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    Cuando hablamos del corazn en trminos bblicos, nohay dicotoma mente-corazn, no hay contraste cuerpo-alma. Corazn significa la persona humana vista comounidad indivisible. El corazn es smbolo de un todo entero,de integracin. La antropologa bblica del corazn es unaantropologa holstica.

    Qu encontramos cuando nos volvemos hacia los Padresgriegos? Sus enfoques son diversos. Algunos adoptan unapostura platnica, contrastando la mente con el corazn yasociando el corazn con los sentimientos, o tambin nodndole un significado especial; pero otros conservan la

    riqueza y el significado que encontramos en las Escrituras.Dan al corazn un sentido global, holstico. El corazn es

    el centro de la persona, la sede de la sabidura, el lugar dela visin interior. Tomad, por ejemplo, las palabras de San

    Juan Clmaco, Abad del Monte Sina, en su trabajo La Escalade la Ascensin Divina, obra que los monjes ortodoxosdeben leer cada Cuaresma.

    Grit con todo mi corazn, dice el salmista, es decir,con mi cuerpo, mi alma y mi espritu. En este pasaje,corazn indica la totalidad de la persona humana;incluye el cuerpo pero tambin es una realidad squica yespiritual. Un autor que conserva a un grado excepcional elsentido bblico totalmente semtico del corazn es el autorde las Homilas, Pseudo-Macario, un texto escrito en griegoa finales del siglo IV, tradicionalmente asociado con SanMacario de Egipto, aunque su origen de hecho es sirio msque copto. El corazn -dice el autor de las Homilas-gobierna y reina sobre todo el organismo del cuerpo, ycuando la gracia posee los pastos del corazn, gobiernatodos los miembros y los pensamientos, porque all en elcorazn est el intelecto.

    La palabra griega para traducir intelecto es nous, loque no implica el cerebro razonador ni el poder de la

    argumentacin discursiva. Implica en su lugar la facultadde la visin interior por la cual captamos la verdad

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    espiritual, no como parte de un argumento razonado sinoinmediatamente.

    All en el corazn est el intelecto, el nous y todos sus

    pensamientos, y cuando la gracia posee el corazn,penetra tambin todos los miembros del cuerpo. Cuandoleemos estos primeros escritos sobre el corazn, debemosrecordar que sus autores no pensaban en trminos de lacirculacin de la sangre como lo hacemos nosotros; nopensemos en el corazn como en una bomba surtidora sinoen un recipiente, una vasija vaca, con slo espacio y aire.As es como Macario habla de los pastos del corazn o de

    sus praderas. De esta forma, cuando entris en el corazn,es como si os fuerais a Edmundton en Inglaterra y miraraislas anchas planicies que se extienden alrededor vuestro.Dice Macario que el corazn gobierna y reina sobre todo elorganismo del cuerpo, por lo tanto el corazn esciertamente un centro fsico, y cuando cesa de latir, lapersona muere. Pero el corazn es tambin el lugar dondemora el intelecto, el nous o la comprensin espiritual, y es

    el lugar donde uno experimenta la gracia. Por lo tanto, elcorazn es el lugar de encuentro entre lo Divino y lohumano, entre lo espiritual y lo fsico, entre la gracia deDios y nuestra libertad.

    Dentro del corazn, las profundidades insondables deMacario corresponden en cierta forma a lo que llamamosahora el inconsciente, esos aspectos de nosotros que anno conocemos.

    En el interior del corazn -escribe l-, existenprofundidades insondables, hay salones y dormitorios,puertas y porches y muchas oficinas y pasillos. Es el tallerde la virtud; en el corazn est tambin el taller de lamaldad.

    En l est la muerte y en l est la vida. Entonces, elcorazn es el lugar donde moran ambos, el mal y el bien -el

    campo de batalla, el centro moral. El corazn es el palaciode Cristo: all est Dios, all estn los ngeles, all estn la

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    vida y el reino, all estn la luz y los apstoles, las ciudadescelestiales y los tesoros de la gracia; todo est all. Podisver cmo el corazn, segn Macario, es un smbolo detotalidad, todo lo abarca y sobre todo es el lugar de laDivina inhabitacin. Es el lugar donde nuestra personahumana se hace transparente a lo Divino, donde me sientoen las fuentes de agua viva de Dios, abrazado por Dios,donde Dios est trabajando en m. Por lo tanto, el coraznest abierto desde abajo y desde arriba.

    Est abierto abajo al abismo del subconsciente, y estabierto arriba al abismo de la divina gracia.

    Mil aos despus de Macario, San Gregorio Palamas, elgran maestro espiritual del hesicasmo del siglo XIV, daexactamente el mismo sentido lleno de riqueza al corazn.

    Lo llama el cuerpo sumamente interior (ms ntimo)dentro del cuerpo, el santuario de la inteligencia y elprincipal rgano intelectual del cuerpo. As, pensemos connuestro corazn. Es el rgano que rige -dice Palamas-, elque da a nuestra persona humana el propsito y elsentido, y aade a continuacin: Es el trono de lagracia. De todas formas, cuando la Philokalia utiliza lafrase oracin del corazn esto no se refiere a unaoracin llena de afectividad en el sentido que le daOccidente, una oracin en la que intervienen la sensibilidady las emociones. Designa una oracin de toda la persona,una oracin en la que participan tanto el cuerpo como elalma y el espritu.

    Despus de todo, El cuerpo es el mensajero del alma,como dice San Mximo el Confesor, y deberamosintervenir fsicamente en la tarea de la oracin.

    Por lo tanto, la oracin del corazn es una oracin detoda la persona, cuerpo, alma y espritu. Pero como elcorazn es el lugar de la divina inhabitacin, en la oracindel corazn no slo oro yo. Cristo y el Santo Espritu oran

    dentro de m. Los que logran orar con la oracin del

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    corazn tienen esta experiencia. Descended a vuestrocorazn es una expresin que se encuentra a menudo enlos autores hesicastas ortodoxos. Descubrid el lugar delcorazn. Unid vuestro nous, vuestro intelecto, dentrode vuestro corazn. Estas palabras quieren decir quedeberamos esforzarnos para integrarnos en Cristo. Entraren relacin con nuestro ser profundo. Descubrir laverdadera dimensin de vuestra persona. Realizaros comoseres creados a la Divina Imagen. Encontrar a Dios envuestro ser profundo.

    Ahora llego a mi segunda pregunta: Si eso es lo que

    significa el corazn, cmo entramos en l? El gran escritorvictoriano Thomas Carlisle un domingo volvi a casa delservicio religioso de la maana, de mal humor, y dijo a sumadre durante la comida: No entiendo por qu sepredican homilas tan largas. Si yo fuera el ministro subiraal plpito y no dira ms que esto: Buena gente, sabis loque deberais hacer; ahora marchad y hacedlo. Y sumadre contest: S, Thomas, y les diras cmo hacerlo?

    Por lo tanto, cmo debemos entrar en el corazn? Micontestacin basada en la tradicin hesicasta es decir queno hay una manera nica de entrar. El encuentro con Dioses personal.

    La oracin es una persona, yo, hablando a otra persona,Dios, o ms bien a tres personas, el Padre, el Hijo y elEspritu Santo. La oracin es personal y es, por lo tanto,una expresin de libertad; es diversa porque todos somosdiferentes. As, nos expresamos en la oracin cada uno demanera nica. Quizs os acordis de la historia contada enlos Cuentos de los Hasidim por Martin Buber, referentesaRabbi Zussia. Rabbi Zussia deca: En el ltimo Juicio nome preguntarn: Por qu no fuiste Abraham? Por qu nofuiste Moiss? Me preguntarn: Por qu no fuisteZussia? Dios tiene una visin de toda la eternidad de lapersona en cada uno de nosotros. Nos incumbe realizar lavisin de Dios haciendo uso de nuestra libertad personal, y

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    en el ltimo Juicio Dios no me preguntar por qu no fuiMoiss o Abraham, por qu no fui San Juan Bautista o SanSerafn de Sarov. Dios me preguntar porqu no fui miverdadero yo. sa es nuestra meta, llegar a ser de verdadnosotros mismos, llevar a cabo la visin que tiene Dios decada uno de nosotros de toda la eternidad. Somos libres y,por lo tanto, cada uno es nico. Buber cuenta otros dosdichos judos: Dios nunca hace dos veces la misma cosay el universo necesita de cada uno. Si yo fueraexactamente igual a otra persona, no habra para m raznde existir. En el libro del Apocalipsis se dice que en la eravenidera Dios nos dar a cada uno una piedra blanca en laque estar escrito un nombre nuevo, y este nombre nuevoser conocido slo de Dios y de la persona que lo recibe.Eso es una manera de expresar la unicidad de cadapersona humana. Existe en el interior de cada uno denosotros un misterio conocido slo de Dios y, en un gradomuy reducido en este momento, de nosotros. Pero en laera venidera sabremos ms, por la misericordia de Dios.

    Entonces, cmo entramos? Hay muchas maneras deentrar, pero el sendero clsico dentro de la IglesiaOrtodoxa es la Oracin de Jess, la invocacin del SantoNombre de Jess.

    No afirmo que tenga cualquier monopolio.

    Ciertamente no deberamos identificar la Oracin de Jess con la espiritualidad ortodoxa como tal; nodeberamos decir que es el nico camino; no deberamosdecir que es el mejor camino. Todo lo que deseo decirsobre la Oracin de Jess es que me ha ayudado, haayudado a muchos otros, y quizs podra ayudarostambin.

    Ahora, en la tradicin ortodoxa, el Nombre de Jess seinvoca generalmente con la frmula Seor Jesucristo, Hijode Dios, ten piedad de m. Se puede decir al final: Ten

    piedad de m, pecador. Se puede hacer participar a laSanta Madre de Dios, o a los ngeles o los santos. Seor

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    Jesucristo, Hijo de Dios, por las plegarias de la Theotokos,ten piedad de m. O de nuevo: Seor Jesucristo, Hijo deDios, por la proteccin de mi ngel de la guarda, tenpiedad de m. O podis decir: Ten piedad de nosotros.Mucha gente encuentra la forma estndar, Seor

    Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de m, demasiadolarga y podran preferir utilizar una frmula ms corta,Seor Jess, ten piedad. Mi Jess era a veces lo que elhesicasta del Siglo XIV deca.

    En el siglo XIX, San Ambrosio de Optima recomendabadecir el Nombre de Jess simplemente slo, lo que fue

    probablemente lo que haca normalmente el Occidentelatino, aunque muchos ortodoxos encuentran quepronunciar nicamente el Nombre de Jess es casidemasiado poderoso y necesita ser diluido con otraspalabras. Lo que todas estas formas tienen en comn, sinembargo, es el Nombre de Jess. Por lo tanto, para m, laOracin de Jess comprende cualquier corta invocacin,frecuentemente repetida, que contenga el Santo Nombre

    de Jess. Y debemos acordarnos del sentido del Nombre de Jess que significa salvador o salvacin. Le delcalendario de la Iglesia y leen la Sagrada Escritura, laBiblia. La Oracin de Jess no es un sustituto pero es unrealce.

    Existen dos maneras de recitar la Oracin de Jess. Laprimera es una manera libre en todos los momentos del daque pasa, momentos que, de otra forma, podran ser

    desperdiciados: al despertar, al vestirse, limpiar nuestrahabitacin, andar de un lugar para otro. El propsito deesta libertad es encontrar a Cristo en todas partes. Y luegoest el uso fijo de la oracin, si podemos llamarlo as,cuando la Oracin de Jess es parte de nuestro tiempo deoracin, cuando no hacemos nada ms, cuando intentamosconcentrarnos tan completa y profundamente comopodamos en la oracin, excluyendo otros pensamientos. Y

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    aqu, podramos decir, el propsito de la Oracin de Jessse resume en la palabra: Cread silencio.

    Si deseamos decir la Oracin de Jess de esta manera

    fija, se os aconseja encarecidamente que busquis un guaespiritual, que no sigamos nuestra propia iniciativa.Podemos tambin, cuando decimos la Oracin de Jess deesta manera fija, aunarla con el ritmo de nuestrarespiracin para que tambin el cuerpo tenga parte en laOracin. Como dice San Gregorio Nacianceno: Acordaosde Dios ms a menudo de lo que respiris. Y tambinpodemos utilizar una cuerda de oracin, el equivalente

    ortodoxo de un rosario.El propsito primordial de la cuerda de oracin no es el

    de medir el nmero de veces que decimos la Oracin deJess porque la cantidad no es el punto ms importante. Elpropsito es que tengamos una repeticin rtmica y conregularidad de la oracin. La enseanza ortodoxa nos diceque la Oracin de Jess debera ser como un arroyo quefluye suavemente. Sin embargo nos dice la experiencia que

    si damos a nuestras manos alguna actividad mientrasoramos, esto contribuir a recoger nuestro ser tanfcilmente disperso.

    La Oracin de Jess es, naturalmente, una oracinCristocntrica. No est dirigida simplemente a Dios; estdirigida a la Segunda Persona de la Trinidad, a Jess quenaci en Beln, que es el Hijo de Dios, que fue crucificado yque resucit de entre los muertos. Por lo tanto, la Oracinde Jess no es una incantacin rtmica destinada a facilitarla relajacin o la concentracin; es una confesin de fe. Esuna confesin de la fe en Jesucristo, Hijo de Dios ySalvador. Es tambin una oracin trinitaria. Se pregunta aveces: Est la Trinidad presente en la Oracin de Jess?Mi respuesta es: S lo est, aunque de manera msimplcita que explcita. Nos dirigimos a Jess como HijodeDios, pero al hablar de l como Hijo sealamos a lapersona de Su Padre. Adems, el Espritu tambin est

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    presente aunque no lo nombremos. Uno de los textos claveen la tradicin de la Oracin de Jess es 1 Corintios 12, 3,que dice que Nadie puede decir Jess es Seor sino conel Espritu Santo. Por lo tanto, el Espritu Santo no estabiertamente llamado en la Oracin de Jess, pero est enel ambiente en el que se invoca el nombre.

    Gerard Manley Hopkins, en uno de sus poemas, comparaa la Virgen Mara con el aire que respiramos: S tnuestra atmsfera, Oh Madre querida. Tambin podramosdecir que el Espritu Santo es nuestra atmsfera. LaOracin de Jess es, por lo tanto, una oracin trinitaria y

    debo decir como cristiano que slo puedo orar en laTrinidad. No puedo aceptar la sugerencia que podra llegarms all de la Trinidad, trascender la Trinidad y acceder aalgn nivel ms alto de unidad divina. No pedira a unapersona con una fe diferente que trascendiera la DivinaUnidad y accediese a la Trinidad, pero yo, desde el ladocristiano, debo decir que no puedo ir ms all de la

    Trinidad.

    Esto es fundamental para mi oracin. Para m, la unicidady las tres personas en Dios son igualmente fundamentales.

    Ahora bien, lo que distingue la Oracin de Jess de otrasoraciones cortas es la presencia en ella del Santo Nombre.Como dice el texto del siglo II El Pastor de Hermas: ElNombre del Hijo de Dios es grande y sin lmite, y sostieneel mundo entero. La Oracin de Jess no es un talismnmgico, y se obtiene muy poco con una simple repeticinmecnica. Al mismo tiempo, los nombres, todos losnombres personales y sobre todo el Nombre de Diosencarnado, aunque no sean mgicos, poseen un valorsacramental. Un nombre es un signo eficaz y dinmico quese vincula a la presencia.

    Nombrar a una persona, invocar su nombre personal conconfianza y afecto es una manera prctica y poderosa de

    hacrnosla presente, y ni siquiera empezaremos aentender la tradicin de la Oracin de Jess hasta que nos

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    demos cuenta de que existe una relacin vital, dadora dedivina gracia, entre el Nombre y El que se nombra.

    La Oracin de Jess es una oracin con palabras, pero a

    causa de la extrema sencillez de las palabras, a causa desu repeticin constante, es una oracin que lleva al silencioa travs de las palabras, lo que nos permite descubrir ladimensin del silencio escondido en las palabras. Hablamoscuando rezamos la Oracin de Jess pero escuchamos almismo tiempo.

    Sera bueno para nosotros reflexionar, en medio de estetiempo conflictivo, sobre el valor del silencio. San Ignacio

    de Antioqua, al principio del siglo II, con una fraselapidaria, llama a Jess la Palabra que vino del silencio.El silencio es una de las fuentes profundas de nuestro ser.Sin silencio no somos verdaderamente humanos. Comodice Friedrich von Hgel: Como personas somos lo quehacemos con nuestro silencio. Pero el verdadero silenciono es negativo, ausencia de sonido, pausa entre laspalabras. El silencio es positivo -no es ausencia sino

    presencia; no es vaco, nulo, sino plenitud; no esaislamiento sino conciencia del otro. En los Salmos se diceno slo Estad tranquilos sino Estad tranquilos y sabedque yo soy Dios (Salmo 46). El verdadero silencio-hesychia, quietud del corazn- es ser consciente de Dios.

    Cmo nos ayuda la Oracin de Jess a alcanzar estesilencio creativo? No es una oracin salida de laimaginacin, ni una forma de meditacin discursiva; notenemos que pensar en incidentes particulares de la vidade Cristo o en dichos y parbolas especficos. Nuestraesperanza es lograr, en la oracin, simplemente un sentidode presencia total. La oracin debe ir marcada por unasensacin de tierno amor y de ferviente devocin, pero nodebe ser acompaada, en lo posible, por ninguna palabra,imagen o concepto. Los razonamientos del cerebro, ladianoia, estn suspendidos pero no as el intelectoespiritual. Por lo tanto, la Oracin de Jess es una forma de

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    oracin apoftica, no-icnica. Orad -dicen San Kallistos ySan Ignacio Xanthopoulos-. Orad sin imgenes, figuras oformas, con un intelecto, un nous y un alma enteramentepuros. Mantened siempre vuestro intelecto desprovisto decolor, formas, figuras y configuracin, sin ninguna calidad ocantidad. Lo que buscamos en la Oracin de Jess, por lotanto, no es un anlisis sino una invocacin, no unareflexin abstracta sino un encuentro personal. Tenemosque apartar los pensamientos en el sentido discursivo, perono debemos apartar nuestra conciencia amorosa de lapresencia de Jess en un sentido no discursivo. Como diceSan Gregorio de Nisa: El novio est presente pero no se leve. As, eso es la meta de la Oracin de Jess, un simplesentido de presencia, un estado de contemplacin sinimgenes.

    Ahora bien, la Oracin de Jess lleva a continuacin acosas de las que no puedo hablar esta noche. Lleva a unavisin de luz a dos niveles. Primero est la luz creada delintelecto, cuando experimentamos nuestra personalidad

    humana como luminosa. Y despus contina llevndonos ala luz increada de Dios, a una visin de la luz que brill deCristo en la transfiguracin del Monte Tabor. Nosotros, losortodoxos, creemos que esta luz del Tabor, vista por lostres discpulos en la montaa, vista por los santos enoracin, no es una luz creada de los sentidos; es la energaincreada de Dios pero no es la Esencia Divina. Sinembargo, las energas son el mismo Dios y, por lo tanto, al

    estar unidos con las energas, los santos se encuentrancara a cara con Dios. Tambin se entiende que es la luzque brillar de Cristo cuando vuelva a la tierra en SuSegunda Venida. Es la luz de la era venidera y es, portanto, escatolgica, siendo un verdadero anticipo de lavisin beatfica. En nuestra tradicin creemos que lossantos, sin duda alguna, disfrutan, por la Divina Gracia, dela visin beatfica en esta vida.

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    Para el Hesicasmo, el corazn es el centro de la personahumana, el lugar de la visin. Para el Hesicasmo, elcorazn es el sitio de la Divina inhabitacin. Es el lugar dela unin Divina alcanzada por el recuerdo y la invocacin atravs de la devocin al Santo Nombre con nfasis sobre lanecesidad de tener un gua espiritual y una repeticindisciplinada, reforzada por el control de la respiracin y porel uso de la cuerda de oracin o rosario. En la tradicinhesicasta, la invocacin del Santo Nombre nos lleva a unpunto donde la oracin llega a formar parte de nosotros, noslo algo que hacemos, sino algo que somos y ello nospuede llevar a un punto en el que ya no somos conscientesde la dicotoma sujeto-objeto, ya no conscientes de queestamos orando a Dios, lo que nos lleva a su vez al puntoen el que Dios es todo en todos. Como dice T.S. Eliot: Eresla msica mientras dura la msica. Y dice San JuanCasiano: La oracin no es perfecta cuando el monje esconsciente de s mismo o del hecho de que en realidad estorando.

    Permitidme terminar con una historia de los Padres delDesierto que expresa seguramente nuestra granesperanza. La historia se refiere a Abba Jos de Panephysisde los Dichos de los Padres del Desierto. Un monje fue aver al Abba Jos y le dijo: Abba, intento hacer lo mejor quepuedo. Rezo unas cuantas oraciones cada da, hagometanas, observo los

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