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AÑO IV / EDICIÓN 032 / PUBLICACIÓN MENSUAL /MAYO 2015 / SUR DEL VALLE DE ABURRÁ / CIRCULACIÓN GRATUITA. Foto Edwin Bermúdez Aunque las autoridades ambientales adelantan controles a las ladrilleras ubicadas en Itagüí, esta actividad industrial de más de 130 años, ha ocasionado un grave impacto ambien- tal en el corregimiento El Manzanillo. Las heridas de la minería en Itagüí

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Edición 32 del periódico Ciudad Sur con circulación en Medellín y sur del Valle de Aburrá.

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AÑO IV / EDICIÓN 032 / PUBLICACIÓN MENSUAL /MAYO 2015 / SUR DEL VALLE DE ABURRÁ / CIRCULACIÓN GRATUITA.

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Aunque las autoridades ambientales adelantan

controles a las ladrilleras ubicadas en Itagüí, esta

actividad industrial de más de 130 años, ha ocasionado

un grave impacto ambien-tal en el corregimiento El

Manzanillo.

Las heridas de la minería en Itagüí

Ciudad Sur2

Director: Alejandro Calle Cardona

Periodistas: Octavio Gómez V.

Heidi AcostaCarmen HerreraManuela Tejada

Alejandro Calle CardonaJuliana Vásquez

Carlos Julio Álvarez

Fotografía: Alejandro Calle Cardona

Diseño: 5 Sentidos Comunicaciones

Mercadeo y ventas Carolina Giraldo Rúa

3164678385 - 3165300807

CIUDAD SUR ITAGÜÍ-ANTIOQUIA

Periódico Ciudad Sur@prensaciudadsur

CIUDAD SUR es un medio alternativo de comunicación

independiente, con circu-lación mensual de 10.000

ejemplares.

Por Juan Mosquera

Decimos Trabajadores. Decimos Madres. Deci-mos Maestros. Y los es-cribimos con mayúsculas porque de ese tamaño

es su papel entre nosotros. Y ese lugar en nuestra existencia hace posible el presente y el futuro de una sociedad. Y justo en mayo todos los calendarios coinciden en este reconocimiento. En mayo se habla de familia y también de la conciencia contra la homofobia. Mayo enseña. Mayo es sinónimo de vida. Ya se vive, en Medellín, Mayo por la vida.

Por estas calles en que hemos vivido historias difíciles, por estas esquinas en las que todavía resta tanto por re-solver, por las cuadras de barrios en que se escuchan sonrisas y también lamentos… aquí, precisamente por aquí, es que tiene sentido un momen-to como este en que tantas iniciativas cívicas se encuentran para reconocer los motivos que han hecho de Medellín esta ciudad resistente, resiliente, que busca soluciones en donde otros sólo ven problemas.

Ese encuentro entre comunidad y

Estado, esa siembra entre cultura, par-ticipación y educación, es la que ha he-cho posible hoy que en tantos lugares se hable del modelo Medellín y que la mirada del mundo descubra en este lu-gar que, como dijo Gabriel García Már-quez, hay pueblos que no están conde-nados a vivir cien años de soledad.

Este Mayo por la Vida que propo-

nemos llama a la celebración como vínculo y comunión: Por la alegría de palpitar es el lema esta vez y es una invitación a celebrar la alegría de com-partir el mismo suelo bajo el mismo

cielo y a encontrar en tus vecinos mo-tivos de inspiración.

El arte y la cultura tendrán la voz. La reflexión en voz alta se escuchará en mayo. El deporte como invitación a la convivencia paseará por estas calles. La sonrisa será buen virus y contagio. Las iniciativas ciudadanas serán prota-gonistas y queremos que el colegio se convierta en el lugar donde la primera materia de la que se hablará sea la vida misma.

Mayo por la vida es una invitación.

A tantos. A todos. Mayo por la vida quiere decir que todos los días del año -igual en agosto que en enero, en diciembre que en junio- son días de mayo por la vida.

La violencia es la negación de la inte-

ligencia. Si existen conflictos, también ha de existir solución. Justo eso deci-mos en el Manifiesto por la Vida que nos ha inspirado durante años. Por eso es nuestro el reto de la creación. La no-violencia, más que una palabra, es una forma de vivir. Y esa es la vida que este mes queremos compartir con toda la ciudad.

Por la alegría de palpitar

Editorial

Ciudad Sur 3

Con 676 votos, la comunidad de El Esme-raldal eligió la propuesta “Entre Sende-ros” para la construcción de un parque lineal en esta zona, como parte de las

obras de compensación que exigieron los habitan-tes tras el aumento de unidades residenciales y la tala de árboles.

El diseño de la arquitecta Ana Lucía Echeverri Du-que, “es una solución urbana, que mitiga el impacto inmobiliario sobre el sector de manera progresiva, sostenible y participativa, al enriquecer los recursos paisajísticos, culturales y recreativos del cauce de la quebrada La Honda y sus alrededores”.

El proceso se dio luego de las protestas, marchas y la acción popular que pretendía frenar el crecimien-to desmedido este barrio de la Zona 4 de Envigado. El éxito fue tal que más de 1400 habitantes votaron para elegir alguna de las tres propuestas y los equi-pamientos que el nuevo parque tendría, resultando como los miradores, ciclorrutas, café-restaurantes y ecohuertas, las opciones más votadas.

Además en el diseño elegido se incluyó un espacio denominado el sendero de las mariposas. “Estamos

felices porque esto nos va a permitir salvar muchos árboles, zonas verdes, nacimientos de agua y mu-chas especies animales. Este proceso ha sido muy difícil, pero este es un gran avance”, indicaron líde-res y habitantes de El Esmeraldal.

Para la construcción del parque, la Alcaldía de En-vigado ha invertido 13.000 millones de pesos en la adquisición de 28.500 metros cuadrados y se espera que al finalizar la actual administración queden lis-tos los diseños del área total adquirida y unos 22.600 m2 construidos con recursos de obligaciones urba-nísticas.

Para Juan Carlos Montoya Montoya, jefe del De-partamento Administrativo de Planeación de Envi-gado, “el municipio, especialmente esa zona, tiene un déficit grande de espacio público y de equipa-mientos. Entonces, lo que estamos buscando con el proyecto es suplir ese déficit”.

Gracias a que Entre Senderos contará con poco cemento en su estructura, permitirá proteger uno de los pulmones verdes más importantes de Enviga-do y el cual, de no ser por la movilización ciudadana, estaría en riesgo de desaparecer.

El Esmeraldal‘Entre Senderos’ le dará un respiro a

Envigado

Ciudad Sur4 M edellín

En los

buses lafeviaja en primera fila

Por: Agustín Patiño Orozcowww.mdeinteligente.co

Los santos y los demás avisos de bus son una expresión artística popular y un nicho de mercado para empresas de la industria

gráfica, que está en vía de extinción por razones culturales y económicas como la secularización de la cultura (cada vez menos gente practica la religión cató-lica) y la homogenización de los servi-cios públicos (los buses son cada vez más iguales unos de otros).

A la derecha una virgen en la ven-tanita debajo del retrovisor del bus; en el centro una Virgen del Carmen acompañada de una tractomula (los diseños santo-vehículo son bastan-te populares) y a la derecha una vir-gen en el vidrio que está detrás del conductor llamado “tapamosas”.

Federico Acosta lleva 33 años mane-jando bus. Asegura que todos tienen su santo y el de él es San Judas Tadeo, quien lo acompaña durante sus cons-tantes recorridos por la ciudad. “Me curó de un dolor en la columna y a mi hijo que se estaba quedando ciego, por

eso tiene toda mi devoción”.Y es que hoy todavía, algunas de

las rutas de Robledo e Itagüí parecen museos rodantes que llevan a cues-tas a santos, animales, tribales, pai-sajes de Canadá y urbes de Esta-dos Unidos, además del pueblo natal del conductor.

Ciudad Sur 5M edellín

Los altares y “el creador”Felipe Pérez, fundador de “Pipe Avisos”, lle-va 18 años en este negocio. Vive en Belencito y trabaja con otros dos compañeros. El hijo menor de Pipe, Santiago, heredó esa pasión por el diseño; dibuja bastante bien, aunque sueña con ser futbolista.

Mientras ‘Pipe’ se encarga de las relaciones públicas, el diseño y la instalación, alguien debe ocuparse de la delicada impresión a gran formato. Ahí entran en escena empresas como Alta Impresión, ubicada en el sector “El Huevo” del centro de la ciudad, y donde labo-ran Óscar Mesa, Édison Álvarez y tres com-pañeros más.

Además de los avisos y afiches que van pe-gados en alguna superficie del bus, se pueden encontrar estatuillas, pirámides, amuletos, esferas y toda clase de objetos decorativos.

Gran parte de sus clientes son 40 empresas

de transporte colectivo que cubren 113 rutas con 3.730 buses matriculados en la Secretaría de Movilidad de Medellín. Las cifras dicen que cada día tenemos más carros y motos, pero menos buses. En dos años el número de bu-ses podría reducirse a la mitad.

Poner un aviso en un bus puede costar 50.000 pesos, pero decorarlo de arriba a abajo puede llegar a costar más de un millón. Sin embargo, “este negocio viene decayendo y va a decaer, así que estamos buscando otros vehículos y empresas que también necesitan avisos”, dice el fundador de la empresa Pipe Avisos.

Por ejemplo, se está usando mucho la idea de “forrar” todo un bus con la imagen publi-citaria de algunas marcas que encuentran la oportunidad de posicionarse a través de las rutas de bus que recorren toda la ciudad.

Los santos de bus

Durante siglos “el santo” fue modelo del individuo virtuoso, y las imágenes el mejor método para di-fundir su ejemplo entre la población menos ilustra-da. Esto empezó a cambiar con la reforma protes-tante y la secularización de la cultura occidental.

Las imágenes religiosas tienen un gran capítulo en la historia del arte y la cultura popular. En todos los lugares en donde se desarrolló la religión cató-lica se podía encontrar, por ejemplo, un Sagrado Corazón donde hoy en día hay imágenes de futbo-listas, modelos y estrellas de televisión.

Pero todavía hoy, algunas personas rezan o se echan la bendición al emprender un viaje o al pasar cerca de un altar religioso.

Ciudad Sur6

El relato de las víctimas del conflicto arma-do que habitan la Medellín convulsionada por la actividad de los grupos armados le-

gales e ilegales durante tres décadas, revivió el dolor que aún muchas de ellas guardan. Con las fotos de sus familiares muertos o desaparecidos y un performance que daba cuenta de la tragedia del desplazamiento forzado, ellas, las que han su-frido la guerra, le dieron la bienvenida al Museo Casa de la Memoria de Medellín como entidad pública.

Su concepción y construcción estuvo desde un principio cuestionada por algunos sectores sociales y políticos que se rehusaban a que exis-tiera un espacio que rindiera homenaje a quienes dejaron de existir en cuerpo, por cuenta de las armas y conservara su nombre, su memoria, su vida.

Aunque abrió sus puertas hace dos años, aho-ra La Casa de la Memoria, ubicada en el barrio Boston, ahora busca que todos conozcamos, o por lo menos tengamos un acercamiento con el conflicto armado en Antioquia y con sus más de un millón 400 mil víctimas, 600 mil de ellas resi-dentes en Medellín.

De ahí radica la importancia del Acuerdo 309 aprobado de manera unánime por parte del Concejo de Medellín el pasado 26 de abril, el cual permite que el Museo Casa de la Memoria pase a ser un programa de la Alcaldía y tenga autonomía presupuestal y administrativa.

Para su directora Lucía González, el Museo debe jugar un papel fundamental en la recons-trucción de la ciudad y avanzar en el poscon-flicto. “Es necesario tener una memoria en una sociedad que no ha visto, no ha podido o no ha querido ver la tragedia humanitaria que hemos vivido, y vincular esa población de manera proac-tiva, capaz de movilizarse a construir la paz”.

A ritmo de rap de algunas de las agrupaciones más representativas de la ciudad y un carnaval por la vida, la Casa Museo de la Memoria abrió las puertas en su nueva etapa. En su interior, las diferentes exposiciones hacen un llamado a la a la solidaridad con las víctimas y a una reflexión sobre la obligación y necesidad de nunca olvidar para jamás permitir que la tragedia de la guerra continúe.

Un Museo para la memoria y la reconciliación

M edellín

Ciudad Sur 7

Sabaneta

Sabaneta

Losskaters ya tienen casa en

Con su tabla en mano, llegó Kevin desde Caldas. La descargó, saludó a sus parceros y echó un breve vistazo al nuevo Skate Park de la unidad deportiva

Zona Norte de Sabaneta. Junto a otros jóvenes de este municipio y el sur del valle de Aburrá, mostró sus mejo-res piruetas e hizo que el público reventara en euforia.

El aumento de deportistas extremos y los pocos escenarios para su práctica, ha llevado a que muchos utilicen el espacio público, parques, unidades resi-denciales y aceras.

“Ahora tenemos un espacio idóneo para que nues-tros muchachos monten skateboarding, utilicen el tiempo libre en el deporte y se alejen de otras cosas que no son tan buenas que ofrece la calle”, aseguró Carlos Moreno, promotor del grupo Lucki’s Skate Crew de Sabaneta.

El nuevo parque para skate, flatlan y bike trial, cuenta con diferentes obstáculos como volcanes, pi-rámides y medias U. Tuvo una inversión cercana a los $105´700.000 por parte de la Alcaldía de Sabaneta y el Instituto para el Deporte y la Recreación, Indesa.

Este Skate Park se suma al existente en La Estrella y se espera la entrega de uno similar en Envigado, para au-mentar la oferta del deporte extremo en el Aburrá Sur..

Fotos: Luis Valencia

8 Ciudad Sur

Las heridas que deja la minería en ItagüíAlejandro Calle Cardona

[email protected]

La actividad minera en Itagüí inició a finales del siglo XIX y aun-que las autoridades ambientales y municipales han tratado de controlar la producción de ladrillo, el impacto en los recursos

ambientales es evidente. Mientras los habitantes de El Manzanillo aseguran que la contaminación es continua, las ladrilleras tienen licencia de funcionamiento hasta por 20 años más.

Hacia 1890 aparecieron las primeras ladrilleras artesanales en el sur del Valle de Aburrá, especialmente en los barrios Belén y Guaya-bal de Medellín, mientras que en Itagüí se concentraron en el barrio Santa María y las veredas Los Gómez y El Ajizal.

Las chimeneas se levantaron en esta zona poco poblada en aque-lla época y se fueron expandiendo hacia la parte alta con sus pro-cesos tecnificados, grandes maquinarias y una producción que permitió la urbanización del área metropolitana. De Itagüí salían los ladrillos que edificaron Medellín y el sur del Aburrá.

Ya entre 1950 y 1970, algunos tejares –con su producción más artesanal- iniciaron la mecanización de sus procesos con la inyec-ción de arcilla para dar uniformidad al ladrillo y pasando del ladrillo macizo al ladrillo hueco. El crecimiento urbanístico generó que la producción se aumentara y con ello, los niveles de contaminación.

Actualmente, en Itagüí funcionan 24 ladrilleras y tejares, y se-gún Ladrilleros Asociados de Antioquia (Lunsa), solo las ubicadas en Los Gómez generan 230 empleos directos y 930 indirectos, lo-grando una producción de un millón 600 mil unidades de ladrillos mensualmente.

El informe “EI impacto ambiental y gestión del riesgo de ladri-lleras en Los Gómez de Itagüí”, realizado en 2013 por el actual sub-secretario de Gestión del Riesgo de Itagüí, Mauricio Sánchez Silva, advierte que el impacto ambiental de esta industria tiene grandes secuelas en los recursos naturales del corregimiento y la poca zona verde con la que cuenta este municipio.

“La afectación del suelo por el cambio en la morfología de la su-perficie, la deforestación, la inadecuada disposición de residuos

sólidos y líquidos, la intervención de los cuerpos de agua y los ver-timientos en ellos. Posteriormente, una vez se explota el suelo, y al no ser recuperado, se convierte en zonas degradadas inutilizables residuos sólidos y de solventes, lo que contamina las aguas superfi-ciales por el lavado de la tierra”, asegura el informe.

Además, el documento indica que la expansión para la explotación del ladrillo trae consigo apertura de nuevas vías, alterando el entor-no y las unidades de paisaje naturales, tal y como fue denunciado re-cientemente por defensores del medio ambiente y que provocó la intervención de una de las empresas.

Pero la producción de monóxido y dióxido de carbono, azufre, plomo y material particulado, debido a la combustión de los hor-nos, la maquinaria y el movimiento de tierra, es la que más sufren los habitantes del corregimiento. “Todos estos causan smog, lluvia ácida, cambio en la climatología e infecciones respiratorias y der-matológicas que pueden afectar a la comunidad y las especies ani-males y vegetales”, explicó Sánchez Silva.

Por ello Corantioquia y la Secretaría de Medio Ambiente de Itagüí iniciaron con operativos a esta industria, lo que ha generado con-troles de advertencia y recomendaciones a las 24 ladrilleras y teja-res, mientras que dos fueron cerradas de manera definitiva por no cumplir con la normatividad.

“Es una explotación muy antigua en el municipio y que ahora vie-nen haciendo mejoramientos en la quema del ladrillo, como cam-bios de hornos, manejo de las chimeneas y una producción más limpia para reducir la emisión de gases”, aseguró Wilder Bedoya, subsecretario de Medio Ambiente.

Aunque el funcionario explicó que la Agencia Nacional Minera otorgó 12 licencias para la explotación del suelo y producción de ladrillero hasta por 20 años más, se busca que estos derechos ad-quiridos con anterioridad no vayan en contra de los recursos natu-rales.

“Siempre habrá un impacto negativo en el suelo y las fuentes hídricas pero hasta ahora no tenemos registro ni denuncia de que haya afectación a los nacimientos, pese a que ellos deben utilizar el agua para su producción”, indicó Bedoya.

I tagÜí

Efectos colaterales

Los Gómez y El Ajizal no son ajenos a la realidad de las demás poblaciones mineras. Sus habitantes viven entre la contami-nación, la falta de servicios públicos, las vías en mal estado y la pobreza.

Y es que las regalías entregadas a Itagüí por el Sistema Ge-neral de Participación por concepto de la explotación mine-ra, no alcanzan a compensar la inversión que requiere am-bas veredas en saneamiento básico, educación, salud y obra públicas, como tampoco en proyectos que contribuyan a la recuperación ambiental de la zona.

Datos de la Secretaría de Hacienda de Itagüí, muestran que en 2012 se recibieron 22 millones de pesos por concep-to de regalías, mientras que en el primer semestre de 2013 se recibieron 11 millones de pesos, lo que corresponde solo al 0.16%.

Contrario a ello, la visual del corregimiento cambia brus-camente cuando se llega a la zona explotada. El verde de los

9Ciudad Sur

Las heridas que deja la minería en ItagüíI tagÜí

Efectos colaterales

Los Gómez y El Ajizal no son ajenos a la realidad de las demás poblaciones mineras. Sus habitantes viven entre la contami-nación, la falta de servicios públicos, las vías en mal estado y la pobreza.

Y es que las regalías entregadas a Itagüí por el Sistema Ge-neral de Participación por concepto de la explotación mine-ra, no alcanzan a compensar la inversión que requiere am-bas veredas en saneamiento básico, educación, salud y obra públicas, como tampoco en proyectos que contribuyan a la recuperación ambiental de la zona.

Datos de la Secretaría de Hacienda de Itagüí, muestran que en 2012 se recibieron 22 millones de pesos por concep-to de regalías, mientras que en el primer semestre de 2013 se recibieron 11 millones de pesos, lo que corresponde solo al 0.16%.

Contrario a ello, la visual del corregimiento cambia brus-camente cuando se llega a la zona explotada. El verde de los

bosques se convierte en un áspero y pálido amarillo y aun-que no se conoce el área afectada, la Agencia Nacional Mine-ra concesionó 200 hectáreas para su explotación. Según el informe sobre área protegida elaborado por la Corporación Therra para Corantioquia en 2013, esta zona corresponde al 30 % de El Manzanillo.

“Hoy este tema es una deuda pendiente que amerita un mayor y profundo debate en el municipio. Debemos buscar que estas áreas tituladas para la minería sean incorporadas como áreas de recuperación, mitigación y conservación ambiental. El municipio no puede seguir creciendo en de-predación de su patrimonio tierra y las claras afectaciones al agua y aire”, advirtió Edwin Bermúdez, vocero de la Cor-poración Cipas.

CIUDAD SUR buscó de manera insistente conocer la opi-nión de Corantioquia, pero no fue posible. Por su parte am-bientalistas y comunidad piden que se regule al máximo esta actividad para evitar mayores daños al medio ambiente y la poca reserva natural con la que cuenta Itagüí.

Ciudad Sur10

Alejandro Calle [email protected]

L a mirada fija en los retratos de quienes ya no caminan las calles de Pueblo Bello, refleja el dolor que se niega a abandonar la memoria de Enaida Gutiérrez. Esta mujer de 50 años fue testigo de las cuatro masacres que las Farc y los paramilitares ejecutaron en este pequeño poblado del municipio de Turbo, en el Urabá antioqueño.Mientras busca las fotografía de sus familiares en ‘el árbol de la vida’ instalado en el centro social Re-manso de Paz, inicia el relato de su tragedia. Entrada la noche del domingo 14 de enero de 1990, Los Tan-gueros, un cuartel de 60 hombres de las Autodefen-sas Unidas de Colombia y comandado por Carlos Castaño, llegó al caserío para vengar el robo de 43 reses por parte de la guerrilla semanas antes.Para Castaño, los habitantes fueron autores o cómplices del robo, según él, porque los animales habrían sido transportados a través de este poblado hacia otra localidad. “Llegaron y sacaron a todos los hombres de las casas y se llevaron amordazados a 43, uno por cada res. Entre ellos, había dos tíos y dos pri-mos. Nunca regresaron”, relató Enaida.A partir de allí, la comunidad y diferentes orga-nismos insistieron en la necesidad de que la Fuerza Pública llegara a la zona para evitar nuevas masacres, pero el llamado nunca fue atendido. Por el contrario, fueron los paramilitares quienes se instalaron allí, imponiendo su control y autoridad.Cinco años después, el 28 de mayo de 1995, llega-ron 20 integrantes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, quienes asesinaron a siete per-sonas al acusarlas de ser auxiliares de la guerrilla.Pero la tragedia no paraba allí. En la madrugada del 5 de mayo de 1996, unos 160 hombres de los fren-tes 5 y 58 de las Farc se tomaron el corregimiento, acusaron a sus pobladores de paramilita-res, incineraron algunos locales y asesina-ron a nueve personas. Entre las víctimas se encontraba el dueño de la única farmacia de Pueblo Bello, Humberto Ramos de 70 años, y a su esposa Aura Castro de 68, quien rogó para que no los asesinara, pero sus súplicas no fueron escuchadas. “Ellos no se metían con nadie, solo atendían a los soldados enfermos o heridos, pero los guerrilleros los sacaron de la farmacia y los mataron al frente de la Virgen que está en la esquina”, relató. En junio de 1999, cuenta Enaida, que hombres tam-bién de las Farc ingresaron al único billar del poblado, se hicieron pasar por soldados y asesinaron a cinco personas, entre ellas a su hermano Álvaro. Ni el Ejér-cito ni la Policía hacían presencia aún pese a las cons-tantes incursiones de los grupos armados ilegales.

en remanso de

El pueblo que se convirtió

PAZ

HumanosDerechos

Ciudad Sur 11Para llegar allí por carretera, se debe cruzar la vía El Tres, la cual pese a que está rodeada de grandes cultivos de plátano solo hasta ahora está siendo in-tervenida, dentro del plan de mejoramiento de ca-rreteras del Gobierno Departamental. Tras unos 40 minutos de viaje, aparecen las primeras casas, los militares, la escuela y un mural en homenaje a las 43 víctimas de la primera masacre.Los 35 grados y la humedad propia de la región ba-nanera, contrastan con una llamativa tranquilidad poco común en el Golfo. De su única vía pavimenta-da se desprenden pequeñas calles de tierra naranja-da, rodeadas de sus pocas casas con fachadas de co-lor claro y jardines colgantes. Algunas, con hamacas en sus corredores.

Luego de cruzar los viejos salones, el nuevo blo-que del colegio y la cancha, aparece la estructura más moderna del poblado, luego de que la misma comunidad pidiera su construcción en 2012 y prio-rizada por el programa de atención a poblaciones víctimas del conflicto armado de la Gobernación de Antioquia.Al interior de Remanso de Paz, una inmensa col-cha de retazos de 7 metros de ancho por 3 metros de alto y elaborada por pobladores de 8 veredas, da cuenta de la historia y el dolor de una comunidad que busca dejar a un lado la tragedia de la guerra, pero sin olvidar a los que esta se llevó.En una de las salas del Centro, Angy Buendía, una joven de 17 años, exponía los programas que allí se desarrollan para los jóvenes, pero al recordar las historias que escuchaba de su abuela, no pudo dete-ner las lágrimas. “Es muy duro saber por todo lo que tuvo que pasar mi familia y mis vecinos, pero hoy la historia es diferente. En Pueblo Bello todos quere-mos dejar el dolor a un lado, aprovechar las oportu-nidades de estudio y mejorar nuestra calidad”.El rostro tranquilo de Enaida al saber que la gue-rra difícilmente llegará nuevamente a Pueblo Bello se une a las sonrisas de decenas de niños que juegan en el jardín y la plazoleta de Remanso de Paz. Era un día de fiesta.

Tal vez por ello, el Centro Nacional de Memoria Histórica, el gobernador Fajardo y otras autorida-des, han puesto a este pequeño poblado como gran ejemplo de reconciliación y reconstrucción luego de las secuelas de la guerra.

Justicia, la cuenta

pendiente Por la masacre de 43 cam-pesinos en 1990, de la que solo se recuperaron 8 cuer-pos, 23 exparamilitares y exmilitares pagan penas de 25 a 60 años y el Estado fue condenado en 2006 por la Corte Interamericana de DD.HH. Sin embargo, las demás masacres permane-cen en la impunidad.

Según una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Estado “no adoptó las previsiones razonables para controlar las rutas dis-ponibles en la zona”, lo cual resultó en la violación a los derechos a la vida, la integridad personal y la li-bertad de las personas desaparecidas y asesinadas de Pueblo Bello.Los diferentes grupos armados ilegales come-tieron en el Urabá 103 masacres entre 1988 y 2002, trece de las cuales presentaron signos de sevicia, es decir, los paramilitares o guerrilleros torturaron a sus víctimas antes de darles muerte.El temor a ser asesinados en cualquier momento, obligó a Enaida a meterse campo adentro con su hermana y tres hijos. Armaron una pequeña carpa y allí permanecieron 6 mese; 180 días con sus no-ches, huyéndole a la muerte. “Mi hermana y yo nos turnábamos para cuidar el campamento, mientras los niños dormían. Fue muy difícil, no comíamos ni dormíamos bien, pero el miedo era más grande que el hambre”, confesó.

Solo hasta el 17 de julio de 2006, más de 16 años después de la primera masacre, llegó la Policía y el Ejército a Pueblo Bello. La fecha la recuerda muy bien Enaida, que aunque con algo de molestia por la tardanza, aseguró que a partir de allí las cosas cam-biaron en algo.El sonido de los helicópteros inquieta a los más pequeños y llama la atención de los viejos. Esta vez no se trataba de una incursión armada sino del es-quema de seguridad del gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, quien llegaba a conocer el Centro Social Remanso de Paz.

HumanosDerechos

Ciudad Sur12

CIEN MILes un hecho

El billete de

Heidi Acosta

“¡Qué encarte ese cheque de cien mil pesos!” Esa es la expresión de tenderos, amas de casa, conduc-tores y vendedores informales, tras conocerse la decisión de la emisión de billetes de este valor. Pa-

gar una carrera mínima, por ejemplo, se convertiría en un problema.

A pesar del rechazo de sectores económicos como el comercio, el bancario y el transportador, quienes soste-nían la inconveniencia de tener un billete de cien mil en el mercado colombiano, el primer semestre del 2016 saldría la primera serie de esta denominación.

Serán 50 millones de billetes, lo que corresponde a 5 billones de pesos, así lo sostuvo el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe; “la próxima denominación debe llevar la figura del expresidente Carlos Lleras Res-trepo, así lo determinó una Ley hace 8 años”.

Uribe explicó que la emisión del billete responde a las necesidades de la economía actual y agregó que en la pri-mera fase de circulación el nuevo billete estará enfocado a transacciones de mayor valor. Luego entrará de forma paulatina al mercado corriente, o sea a las manos de los colombianos.

El Gerente del Emisor explicó que la actual discusión fue la misma de hace 15 años con el billete de 50 mil. Y aña-dió que esto no obliga a la salida de billetes de otras de-nominaciones, debido al incremento de las transacciones electrónicas.

Y aunque en redes sociales habían varios candidatos para el nuevo billete, entre los que estaban el Joe Arro-yo, James Rodríguez y Miss Universo, el Banco solo tiene pendientes los homenajes con billetes alusivos al expresi-dente Alfonso López Michelsen y al nobel Gabriel García Márquez.

E conomía

Ciudad Sur 13

Hacer que la química, física y biolo-gía sean las materias favoritas de los estudiantes, o por lo menos entendibles y atractivas, no pare-

ce tarea fácil para un docente de bachillera-to. Pero Elver Antonio Rivas Córdoba, profe de la Institución Educativa Pedro Estrada de Itagüí, logró a través de un blog que los jóve-nes entendieran mejor las teorías de la vida, la relatividad y de la atracción.

Al encuentro Maestros que Inspiran del Plan Digital Teso que reunió a 1244 docentes, coordinadores y rectores de este municipio del sur del Valle de Aburrá, llegó Elver con sus apuntes y la dirección de su blog en la cabeza. Allí, al interior de un aula de clase, le enseñó a varios de sus colegas su estrategia para apro-vechar las nuevas tecnologías y aumentar el nivel académico de sus estudiantes.

“Elverantonio punto jimdo punto com”, dice orgulloso el profe nacido en Condoto, Chocó. Al abrir este micrositio virtual, los es-tudiantes de grados superiores encuentran guías, videos, documentos, trabajos y evalua-ciones sobre los temas trabajados en clase.

“Esto nos permite guiar a los jóvenes porque en Internet se encuentra mucha información y no toda es cierta: Entonces logramos que ellos entiendan mejor los con-tenidos y que los padres de familia hagan se-guimiento al desempeño en el colegio de sus hijos”, explicó.

Aunque lleva ocho años con esta estrategia, aseguró que el Plan Digital Teso que desarrolla la Al-caldía de Itagüí y la Universidad Eafit, ha permitido mejorarla y aplicar nuevas metodologías.

Según la directora de Teso,

En Itagüí hay muchos

maestros que inspiranClaudia Zea, el encuentro buscaba que todos los docentes compartieran las experiencias que el Plan ha apoyado e inspiraran a otros a replicarlas o crear las propias. “Hemos logrado que los profesores desarrollen la capacidad de investigación con más de 24 semilleros y eso, sumado a la integración de las tecnologías, incide en la calidad de la edu-cación en Itagüí”, explicó Zea.

Ejemplo de ello es la XO Band Municipal, un proyecto musical de estudiantes quie-

nes utilizando las computadoras XO y otros dispositivos tecnológicos interpretan dife-rentes melodías que ya han presentado en varios escenarios. “Nadie se imagina el im-pacto, pero este tipo de estrategias han lo-grado mejorar la convivencia en los colegios, la relación entre docentes y estudiantes y eli-minar las fronteras invisibles porque todos se encuentran con todos sin importar de qué barrio vienen”, afirmó la Directora de Teso.

I tagÜí

Ciudad Sur14

me curó la depresión”“La artesanía

Carmen [email protected]

Al observarla por unos minutos, podría decirse que se le ve feliz, atendiendo a sus clientes, conversa y sonríe... Pero no siempre fue así, hace algunos años Luz Amparo Galeano, era una mujer

enferma y depresiva, un ser humano con una enor-me necesidad de encontrar para su vida un rumbo distinto al que le proponía la tristeza: “Tenía mu-chos quebrantos de salud y vivía depresiva, hasta que agarré a trabajar en artesanías más que todo como terapia”.

Pero las artesanías llenaron su vida de razones para seguir y no dejarse caer, el arte se volvió su motor y la semilla de melón se convirtió en la ma-teria prima con la exploró técnicas, se ideó formas, aprendió, puso a volar su imaginación y descubrió su talento. “Me identifiqué, descubrí mi alma de ar-tesana y eso me llena”.

Aunque empezó de manera empírica esta mujer de 62 años y quien vive en el barrio El Consuelo de Envigado, se capacitó y aprendió de ese oficio que le disipa la mente: “Soy muy juiciosa, entre los que-haceres de la casa y el cuidado de mi madre que tie-ne 100 años, dedico todos los días más de cuatro horas a mis artesanías”.

Con topos de melón, anillos, collares y tejidos en croché, esta envigadeña conquistó no solo a sus clientes en las tradicionales Ferias de San Alejo y en los mercados del Pueblito Paisa, además, hizo parte de los 258 artesanos de Expoartesanos 2015, una feria que la llena de orgullo: “Llegar aquí es es-calar muchos peldaños, fue difícil pero lograrlo es lo máximo para mí”.

Al final de la conversación, una pregunta, ¿La artesanía le curó la depresión? Se queda mirando con un brillo especial en sus ojos, suspira profundo y responde con una mezcla entre nostalgia y orgu-llo: “Sí, me curé de la depresión, descubrí que soy artesana, y eso es felicidad”.

C ultura

Ciudad Sur 15

el (otro) descubridor de AméricaEduardo Galeano,

Octavio Gómez V.

Triste pero esperanzado. Irreve-rente pero eficaz. Sucinto y pro-lijo. Sensible pero racional. Hom-bre de la palabra y palabra hecha hombre. Eso (y otras cosas) fue

el escritor y periodista uruguayo Eduardo Ga-leano, muerto a la temprana edad de 74 años (porque este continente lo necesitaba muchas décadas más) y cuya partida se llora en grafitis de Sao Paulo, en periódicos bonaerenses, en poemas en La Paz, en recitativos en Bogotá, en canciones en La Habana, en fin, en todos los rincones de este mundo que descubrió.

De cuenta de sus relatos, a veces extensos, casi siempre cortos pero contundentes, apa-reció descubierta una América Latina que solo cada cual conocía en su parcela: Galeano nos ayudó –y lo logró- a vernos en nuestras mise-rias y riquezas, en nuestras alegrías y tristezas, en la esperanza y en la muerte, tantas veces vividas. Por eso es un (otro) descubridor de América.

De su temprana carrera periodística y sus exilios, huyendo de la dictadura militar en su país y luego de la argentina, ya se ha dicho bas-tante. Que fue jefe de redacción, ilustrador, caricaturista y director de medios, en plena juventud y que debió irse al exilio español. Hubiera sido un exiliado más (lo cual ya no es poco) sino es por el hecho de que desde su adolescencia firmó un compromiso con la vis-ta y la sensibilidad por los pueblos de este lado del mundo.

Publica lo que él mismo llamó, años des-pués, un texto inmaduro, «Las venas abiertas de América Latina», un compendio de quejas y denuncias sobre los atropellos y abusos de las compañías multinacionales y los gobiernos de derecha en América Latina, el cual, en po-cos años, se volvió un clásico de la literatura militante de la izquierda en este lado del mun-do y una referencia obligada en casi cualquier discusión. A pesar de los errores y las impre-cisiones.

En los años 80 publicó un tríptico que fluc-túa entre la crónica, la poesía y la reconstruc-ción histórica: «Las memorias del fuego», de nuevo otro recorrido por todos los rincones de América Latina buscando las palabras, los signos y los símbolos que dicen las culturas latinoamericanas. Otra vez el continente visto de arriba a abajo, sus miserias y esperanzas, sus alegrías y sus dolores. Por el mundo de sus relatos pasan viejos jefes de naciones indíge-nas, poetas de la calle, niños de escuela (y sin escuela), mujeres que encienden los fuegos eternos y la utopía juvenil que nunca dejó de alentar.

La literatura de ficción también hizo parte de la obra de Galeano que, a través de «La can-ción de nosotros» (1975) explora los contro-vertidos años de la lucha armada en América Latina, y en 1978 «Días y noches de amor y de guerra», una crónica testimonial, pero nove-lada, de los años de las dictaduras militares en el sur del continente.

Ya pasados los años 80, publicará nuevos textos («El libro de los abrazos», 1989; «Noso-tros decimos no», 1989; «Las palabras andan-tes», 1993; Las aventuras de los jóvenes dioses (1998), «Patas arriba. La escuela del mundo al revés » (1999); «Bocas del tiempo» (2004); y «Espejos. Una historia casi universal» (2008).

La escritura de Galeano incluyó constantes referencias al tema del fútbol, una de sus pa-siones. El libro «Fútbol a sol y sombra» es una crónica crítica de la evolución del fútbol en poco más de cien años en donde siempre exal-ta la excelsitud del juego: los que saben jugar fútbol.

La escritura de Eduardo Galeano nunca pre-sumió de ser objetiva ni imparcial. Al contra-rio: de manera frontal y abierta tomó partido por los pobres y desheredados, por las muje-res perseguidas y los obreros sin trabajo, por los niños abandonados y las almas olvidadas, por la vida humana que no hace parte del show mediático ni de las luces del éxito y la fortuna. Por eso, millones de latinoamericanos, descu-biertos por Galeano, vivirán para siempre.

Fotos Cortesía

C ultura

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