cinco trucos para perder el miedo a hablar

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Cinco trucos para perder el miedo a hablar en público William H. Vegazo Muro [email protected] @educador23013

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Cinco trucos para perder el miedo a hablar en público

William H. Vegazo [email protected]

@educador23013

75% de la población padece sentimientos de ansiedad y

nerviosismo

El miedo a ser juzgado por los demás y el miedo a equivocarnos son los

grandes culpables de que toda esta gente sienta

náusea

al exponerse a situaciones que les producen gran

estrés como enfrentarse a una multitud para exponer

sus ideas.

La fobia frente a situaciones en las que tenemos que hablar delante de otros es uno de los miedos más comunes de nuestro tiempo.

Hablar en público no es complicado, la receta indica que simplemente necesitamos un mensaje bien estructurado y preparado, y grandes dosis de confianza en uno mismo.

Como suele decir el famoso orador Jim Rohn: “La comunicación efectiva es 20% lo que sabes y 80% cómo te sientes con respecto a lo que sabes”.

Prepara el mensajeTen en cuenta

que normalmente,

cuando hablamos en público, no

sólo se trata de exponer un tema,

no es sólo informar.

La mayoría de las veces lo más

importante es convencer.

Y para ello, tenemos que dominar a la

perfección qué es lo que queremos transmitir y cómo

queremos hacerlo.

Un mensaje bien trabajado es la base del éxito.

Genera confianza en tu audiencia:

Tendremos la suerte de que la audiencia a priori está

interesada en lo que les vamos a contar, pero su atención

pende de un hilo muy frágil, el cual se puede romper muy

fácilmente si no conseguimos crear engagement en los

primeros minutos.

Por ello, la forma en la que empecemos nuestra

exposición es básica a la hora de ganarnos la atención de

nuestra audiencia. Un chiste, una anécdota, un dato muy

curioso, algo que se salga de lo normal, son esos ases en la manga que debemos saber

utilizar para crear esa complicidad que necesitamos

con nuestro público.

Además es importante interactuar, ya sea a través de

preguntas o haciéndoles partícipes de la exposición. La mejor forma de hacer que el público preste atención a tu

mensaje es convirtiéndole en parte de él.

Cuida tu comunicación no verbal:Tan importante es lo que decimos como lo que nuestro cuerpo comunica. Es por esto que aunque tengamos el mensaje preparado a la perfección y una batería de chistes y preguntas a la que acudir si observamos que los de la cuarta fila se

están empezando a dormir, es importante que también preparemos

nuestra apariencia y nuestra actitud para la charla.

La clave número uno es la sonrisa. Sonríe a tu público. Una sonrisa genera

confianza en el público, y como suele tener “efecto rebote” la sonrisa que tu

público dirija hacia ti generará un mayor grado de confianza en ti mismo.

Y no olvides sonreír con tus ojos.

Mirar al suelo o al infinito provocará que el público piense que lo que les estás contando no va con ellos.

Mira a tu público.

Equivócate:

El miedo a equivocarnos es lo que suele hacer que esa ansiedad se

haga presente cuando nos vamos a enfrentar a un gran público para

dar una charla.

Por ello, la mejor forma de evadirlo es precisamente cayendo en él, para comprobar que no es

tan grave como parecía y que incluso puede ser una llave para ayudarnos a generar ese vínculo de confianza que necesitamos para llegar a nuestro público.

Si te tropiezas a la hora de subir a la tarima, si se acaban las pilas del mando a distancia para pasar las diapositivas

Si se te traba esa palabra que llevas practicando frente al espejo del baño las últimas semanas, aprovecha estas situaciones para hacer ver al público que eres tan humano como ello.

Rápidamente se sentirán identificados contigo y acogerán tu mensaje mucho mejor.

Practica:Como en toda disciplina, la práctica

es básica para mejorar. La mejor manera de enfrentarnos a nuestro miedo es enfrentándonos a él, de tal forma que seamos capaces de interiorizarlo y comprobemos que

no es tan amenazador como parecía en un primer momento.

Para ello, es mejor que lo hagamos de forma gradual, comenzando si es necesario con nosotros mismos, con

el espejo como confidente.

Poco a poco podremos ir sumando personas de confianza a nuestra exposición.

Además, si grabamos nuestras conferencias y luego las observamos desde un ángulo externo

Podremos comprobar cuáles son nuestros puntos débiles y sabremos cómo mejorarlos

Como en todo, no existen fórmulas mágicas que nos hagan convertirnos en Steve Jobs de la

noche a la mañana, -

la constancia, el trabajo y un buen análisis de nuestras

capacidades son la llave que hará que mejoremos todos esos puntos que no tenemos tan

desarrollados como nos gustaría