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Claudio Gutiérrez Ciencia, religión y humanismo* Abstract. Recent developments in genetics have shed light on important problems of the natural and the cultura) sciences, under the egis of the natural-selection algorithm para~~Some of them are crucially relevant to the foundations ofhumanism. Among them: the pluralityofhuman species within the Horno genus, the singularity of origin of all living humans, the inconsequentiality of human races, and the richness and resilience of human bio-diversity. The all-encompassing triumph of the mechanistic methodological point of view, best attested by the sequencing of the human geno me, gives new credence to the proscription of teleology both from the natural and the social science. Equally, it has made much more difficult clinging to supernatural accounts of the natural and social worlds. It is claimed that the lack of religion in no way precludes the edification and application of a rational sensible purely humanistic ethics in all human affairs. Key words: Humanism, ethics and science, religion and science. Resumen. Desarrollos recientes en la gené- tica han iluminado problemas importantes de las ciencias naturales y culturales, bajo la guía del paradigma de la selección natural. Algunos son de crucial relevancia para los fundamentos del humanismo. Entre ellos: la pluralidad de espe- cies humanas dentro del género Horno, la singu- laridad de origen de todos los humanos vivientes, el carácter inconsecuente de las razas humanas, y la riqueza y resistencia de la biodiversidad humana. El triunfo generalizado del punto de vista metodolágico mecanicista, demostrado por el secuenciamiento del genoma humano, le da crédito a la proscripción de la teleología por parte tanto de las ciencias naturales como de las sociales. Del mismo modo, ha hecho que sea mucho más difícil aferrarse a explicaciones sobrenaturales de los mundos natural y social. El artículo sostiene que la ausencia de religión de ningún modo excluye la edificación y la aplica- ción de una ética puramente humanista, sensible y racional en todos los asuntos humanos. Palabras clave: Humanismo, ética y ciencia, religión y ciencia. Coordenadas para una filosofía científica Los revolucionarios hallazgos de la genética y de la antropología física han confirmado nues- tro enraizamiento en el árbol único de la vida, una más de sus tantas ramas: como género huma- no de unos dos millones de años de edad, y como una de sus diversas especies -única sobrevivien- te- con no más de doscientos mil años, no más de cien en su versión moderna, Hamo sapiens sapiens. Por otro lado, han sido desbancadas las antiguas ideas, fuente de innumerables sufri- mientos humanos, sobre la existencia de razas -unas supuestamente superiores a otras- que se hubieran repartido la tierra desde orígenes independientes. La unidad humana ha quedado asentada sobre bases muy sólidas, con pruebas bioquímicas tan firmes como las que establecen hoy la culpabilidad de un reo o la paternidad de un niño ante los tribunales de justicia. De hecho, quienes poblaron todo el planeta .antes del comienzo de la historia (en el sentido técnico de período humano estudiado sobre documentos Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XLII (105), 111-117, ISSN: 0034-8252, Enero-Abril 2004

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Page 1: Ciencia, religión y humanismo* de Filosofía UCR/Vol. XLII/No... · humana. El triunfo generalizado del punto de vista metodolágico mecanicista, demostrado por el secuenciamiento

Claudio Gutiérrez

Ciencia, religión y humanismo*

Abstract. Recent developments in geneticshave shed light on important problems of thenatural and the cultura) sciences, under the egis ofthe natural-selection algorithm para~~Someof them are crucially relevant to the foundationsofhumanism. Among them: the pluralityofhumanspecies within the Horno genus, the singularity oforigin of all living humans, the inconsequentialityof human races, and the richness and resilienceof human bio-diversity. The all-encompassingtriumph of the mechanistic methodologicalpoint of view, best attested by the sequencing ofthe human geno me, gives new credence to theproscription of teleology both from the naturaland the social science. Equally, it has made muchmore difficult clinging to supernatural accountsof the natural and social worlds. It is claimedthat the lack of religion in no way precludes theedification and application of a rational sensiblepurely humanistic ethics in all human affairs.

Key words: Humanism, ethics and science,religion and science.

Resumen. Desarrollos recientes en la gené-tica han iluminado problemas importantes de lasciencias naturales y culturales, bajo la guía delparadigma de la selección natural. Algunos sonde crucial relevancia para los fundamentos delhumanismo. Entre ellos: la pluralidad de espe-cies humanas dentro del género Horno, la singu-laridad de origen de todos los humanos vivientes,el carácter inconsecuente de las razas humanas,y la riqueza y resistencia de la biodiversidadhumana. El triunfo generalizado del punto devista metodolágico mecanicista, demostrado porel secuenciamiento del genoma humano, le dacrédito a la proscripción de la teleología por

parte tanto de las ciencias naturales como delas sociales. Del mismo modo, ha hecho quesea mucho más difícil aferrarse a explicacionessobrenaturales de los mundos natural y social.El artículo sostiene que la ausencia de religión deningún modo excluye la edificación y la aplica-ción de una ética puramente humanista, sensibley racional en todos los asuntos humanos.

Palabras clave: Humanismo, ética y ciencia,religión y ciencia.

Coordenadas para unafilosofía científica

Los revolucionarios hallazgos de la genéticay de la antropología física han confirmado nues-tro enraizamiento en el árbol único de la vida,una más de sus tantas ramas: como género huma-no de unos dos millones de años de edad, y comouna de sus diversas especies -única sobrevivien-te- con no más de doscientos mil años, no másde cien en su versión moderna, Hamo sapienssapiens. Por otro lado, han sido desbancadas lasantiguas ideas, fuente de innumerables sufri-mientos humanos, sobre la existencia de razas-unas supuestamente superiores a otras- quese hubieran repartido la tierra desde orígenesindependientes. La unidad humana ha quedadoasentada sobre bases muy sólidas, con pruebasbioquímicas tan firmes como las que establecenhoy la culpabilidad de un reo o la paternidadde un niño ante los tribunales de justicia. Dehecho, quienes poblaron todo el planeta .antesdel comienzo de la historia (en el sentido técnicode período humano estudiado sobre documentos

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originales) tenían una consanguinidad tan grandecomo la que confiere un grupo de antecesorescomunes no mayor de diez mil personas y solonos separan de ellos unas cuantas decenas demilenios (menos de diez). Si tomamos en cuentaque los antropólogos físicos consideran un instan-te de la evolución humana como equivalente a unlapso aproximado de cien mil años, nuestros cam-bios desde entonces solo se limitan a variacionesreversibles de apariencia física, adaptaciones acondiciones climáticas diversas. Los restantesseres humanos, descendientes de los que nosalieron del continente original -África-, de ungenoma más rico en variedad alélica, constituyenla gran reserva de biodiversidad humana que enlos tiempos históricos está lentamente reforzandoy renovando el acervo genético portado por losdescendientes de los emigrantes originales.

Por otro lado, el mundo de lo cultural hasido iluminado, por analogía con el biológicopero también~iante investigación directa delos fenómenos sociales -especialmente lingüísti-cos-, por la idea algorítmica del diseño progresi-vo, basado en los principios de selección naturaly de acumulación de pequeñas mejoras, donde loya adquirido va abriendo posibilidades aleatoriasa nuevos avances. Un momento impresionan-te por su dramatismo habrá sido el contacto,bien establecido por recientes hallazgos arqueo-lógicos, entre las especies humanas hermanassapiens y neandertal en las semi áridas llanurasde Palestina. Sabemos que en esa región con-vivieron pacíficamente especímenes de las dosespecies humanas, teniendo intercambios cultu-rales (imitación de herramientas) pero no relacio-nes genéticas (intercambio sexual). No sabemoscon certeza quién transmitió a quién sus memes,pero cabe la posibilidad de que hayamos sido lossapiens los alumnos y nuestros hermanos des-aparecidos los primeros maestros tecnológicos,dado su mayor tamaño cerebral. Sus aplicadosdiscípulos habríamos sido los grandes trasmiso-res de las técnicas adquiridas, aprovechando estenuestro cuello mejor configurado para la palabra.Se non e vero, e ben trovato: si este lanzamientode la aventura tecnológica humana no procedióasí, merecería haberIo hecho. Alegoría aparte ..debemos estar prevenidos contra interpretacionesteIeológicas de las muestras arqueológicas: la

existencia de los neandertales puede no habertenido ninguna influencia en la historia poste-rior de la humanidad. Desde ese punto de vista,pueden perfectamente haber existido en vano,excepto quizá (premio de consolación para losteleologistas) como recordatorio de la mortalidadde nuestra propia especie.

Tomamos pie en esta mención de la teleolo-gía para subrayar que no existe razón suficientepara suponer ninguna intervención sobrenaturalni en la creación biológica ni en la creacióncultural. El algoritmo de selección natural esde sobra suficiente para dar cuenta de todo ellocomo resultado de procesos de diseño automá-tico acumulativo no dirigidos a ninguna metaparticular. El lenguaje teleológico tiene sentidosolo dentro de la órbita del discurso humano,no en el de la naturaleza ni en el de la historia,parte integrante de la naturaleza. Las cienciashumanas, tanto las naturales como las culturales,únicamente necesitan de la causalidad materialo mecánica, no de ninguna misteriosa influenciade metas que, por definición, serían inexistentespor estar todavía no realizadas. Si existen, sololo hacen en alguna mente (humana, desde luego)quien podrá o no llevar a cabo un plan para suimplantación real únicamente invirtiendo mediosy energías proporcionados para la tarea. Losmilagros no existen, ni la magia, y las buenasintenciones desprovistas de método, materialesy combustible adecuados constituyen solo lo quelos angloparIantes designan con mucha propiedadcomo wishful thinking (pensamiento gobernadopor los deseos). Y sin embargo ...

Rescoldos de teleología en las visionesdel mundo contemporáneas

Una de las comprobaciones más claras quepuede hacer quien considere la situación actualde la humanidad es la evidente desigualdad de losniveles de racionalidad alcanzados por los diver-sos grupos e individuos de la sociedad contempo-ránea. Coexisten visiones del mundo, sistemas dememes, con distintas edades! y grados de desarro-llo intelectual, como si para poblaciones enteras opara grandes grupos de personas en civilizacionesavanzadas el progreso científico y filosófico de la

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especie hubiera sucedido en vano, o si los memesmás sanos y Iiberadores producidos por las res-pectivas culturas apenas los hubiesen tocado. Lapersistencia de la visión teleológica del mundo ~sel ejemplo más evidente. En el sutil mundo inte-lectual de las ciencias positivas y de los principioshumanistas solo una pequeña parte de la humani-dad, que incluye casi seguramente a la mayoríade los biólogos pero no ciertamente a los físico-matemáticos? ni probablemente tampoco a loscientíficos sociales', puede considerarse a salvode ese pesado legado de la primera adquisición dela capacidad de simbolizar por parte de nuestraespecie. Los que estamos dispuestos a sacar todaslas consecuencias de la visión no animista y ple-namente no teleológica de la ciencia contemporá-nea somos una minoría. Y sin embargo, estamosconvencidos de que solo esa visión, basada en elanálisis racional y el control experimental, puedeservir de base para una concepción equilibradade la persona y la sociedad humanas. A falta deesa castidad metodológica, los rescoldos de con-cepciones irracionales del pasado estarán siemprelistos para filtrarse en nuestros pensamientos yacciones. Todo ello nos' conduce a la convicciónde que el autoengaño ha tenido y sigue teniendoinnegable valor adaptativo. Ese valor no escapó ala consideración de los psicólogos que crearon elconcepto de "mecanismo de defensa", solucionessubóptimas adoptadas en la niñez ante circuns-tancias muy adversas y que suelen enraizarsetan profundamente en la personalidad que resul-tan difícilmente sustituibles por las solucionescorrectas al llegar la madurez.

Nos vemos llevados a suponer que a la esca-la histórica mayor se haya presentado la mismaclase de fenómeno: en la época prehistórica,adquirida ya la capacidad de pensamiento sim-bólico, el conocimiento de la inevitabilidad de lapropia muerte y de la de los seres queridos debede haber creado presiones irresistibles para lasalud mental individual y colectiva. La evoluciónhabría entonces recurrido a la misma facultadcreadora que originara esas tensiones para a suvez aliviar/a, dando así lugar a lo que hemos yallamado en varios contextos las trampas del sim-bolismo. Bajo esta luz, el wishful thinking, en susdistintas manifestaciones, aparecería como una

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droga autogenerada para aliviar, dentro del plazolimitado de su vida concreta individual, a unacriatura dañada irreparablemente. Otros abusosmás complejos de esa misma capacidad simbólicabuscarían restaurar el equilibrio por derroterossociales que nos introducirían ya en los tiemposhistóricos. Paradójicamente, el desarrollo de latécnica -material y social- que a la postre condu-ciría a una vida menos expuesta a la necesidad yla enfermedad, abriría el camino hacia poderososexpedientes contraproducentes de superación deltemor. Algunos, como las religiones de la estirpejudeo-cristiana-rnusulmana, utilizarían compli-cadas explicaciones mitológicas como intentos deexorcizarlo, produciendo cada vez más aberrantesfantasías negadoras de la realidad y añadiendo alas plagas de la naturaleza las de instituciones ycreencias sociales o políticas cada vez más opre-soras, entre las cuales ocuparían lugar preferentelas religiones institucionalizadas. En diálogo ycombate con ellas, con timidez al principio y cadavez con mayor fuerza con el paso de los siglos,se desarrollaría el uso metódico y controlado delpoder simbólico que haría surgir lentamente lasciencias modernas y las filosofías humanistas,únicas herramientas verdaderamente eficientesen el exorcismo del temor ancestral por estarfundamentadas en el análisis controlado y veri-ficable de la realidad. Lamentablemente, esasavenidas racionales de control del temor solo sonaccesibles a las mentes educadas en disciplinasa la altura del desarrollo científico y de sus con-secuencias filosóficas, libre de la influencia degrupos antihumanistas. Así, el vencimiento deltemor por la vía adecuada, el tranquilo recono-cimiento de la realidad, con sus oportunidades ysus limitaciones, deberá esperar todavía muchoslustros para que esta clase de educación, laica ycientífica, llegue a extenderse suficientementesobre la tierra.

El famoso problema del libre albedrío

La cuestión de la teleología está inevitable-mente ligada a la cuestión de la conciencia huma-na. Muchos podrán decir:

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-Está bien; aceptemos la explicación mecanicista(no teleológica) para todo lo físico, incluso para lobiológico. Pero desde que la humanidad existe seintroduce en el mundo la finalidad, los propósitos,las decisiones inteligentes que construyen y llevan acabo un plan. ¿Cómo no aplicar la teleología en losasuntos humanos?

El razonamiento es atinente en cuanto puedeconsiderarse como Una objeción al intento deexplicar los fenómenos de la conciencia y lasubjetividad humanas COnbase en los hallazgosbioquímicos sobre el funcionamiento del cuerpoy el cerebro. De hecho, podría esgrimirse comoariete pretendidamente destructor de la mismafactibilidad de basar el humanismo en los hallaz-gos de la ciencia, en particular de la genéticay, aún más específica mente, la genómica y laproteómica (el inventario y catalogación de lasproteínas humanas). El argumento puede serbien intencionado, aunque también podría no sermás que Un intento de hora nona para resucitarel desacreditado dualismo cartesiano o llevaragua al molino de la religión. La respuesta parael lector de buena fe es que la aporía se resuelvecomo cuestión de niveles: el nivel bioquímico esindispensable para entender la vida. La vida asu vez da cuenta de la cultura, por medio de laexplicación, complicada de suyo, de la aparicióndel simbolismo y el lenguaje y por la aplicacióndel algoritmo de selección natural a la evoluciónde los entes culturales o memes. En la biografía yen la narración histórica, los fines, los objetivosperseguidos, siempre estarán presentes, y seránel marco de referencia adecuado para verter luzsobre las vivencias personales y los aconteci-miento colectivos. Pero siempre será cierto quepor debajo bullirán todos los otros niveles, cuyapresencia, característicamente, solo percibimoscuando algo no marcha bien: en los casos deenfermedad y epidemia, en relación con los pro-blemas del ambiente, etcétera. Y desde el puntode vista teórico, las explicaciones científicas-como las integra una presentación humanista-cumplen una función importantísima en la vidadiaria de millones de personas: nos libran deltemor, de un temor incluso más terrible que lasguerras y las enfermedades porque ha mantenidoa la humanidad sometida en su más privada inti-midad a los caprichos arbitrarios de los dioses y

los demonios, o para ser más realistas, a las into-lerables cargas emocionales y físicas impuestas amillones de seres por las castas de sacerdotes.

El error de no comprender esta cuestión deniveles, que lo que es vida personal y social teleo-lógica puede en otro nivel ser organización neu-ronal o complejo intercambio de hormonas entreel cuerpo y el cerebro, puede fácilmente surgir altratar de comprender -o edificar- Una explica-ción humanista equilibrada, distante por igual delpositivismo chato y del dualismo mágico. Vienea cuento un ejemplo que hemos encontrado nadamenos que en el trabajo de un científico humanistade la talla de Francis Crick. En el apéndice de suobra sobre la conciencia nos informa alborozadohaber encontrado en el cerebro "el lugar del librealbedrío". (CRICK, 1994) Si no es una broma queno le salió bien ni una manera de sugerir algo másamplio y profundo que lo escrito, se trata sin dudade un error de nivel. Es perfectamente legítimopreguntarse por las neurona s o núcleos o áreascerebrales que aparecen excitadas en el momentoen que alguien toma una decisión (suponiendoque ese acto pueda determinarse en su dimensióntemporal). O incluso cuáles de estos elementosno pueden dejar de estar activos cuando esta seproduce en un nivel de integración mucho másalto. Pero eso no significa que tal o cual ele-mento pueda ser el elemento del libre albedrío.Con seguridad necesitará de la colaboración demuchas otras partes del cerebro o del cuerpo engeneral (¿cuál habría sido el latido de mi corazónque contribuyó a la crucial decisión de casarmecon mi esposa?). Además, estoy convencido deque el acto de decidir libremente toma tiempo,es una vivencia, predominantemente inconscien-te según mi experiencia, a la que acompañanmuchas otras vivencias, con miles sino millonesde estados neuronales y de neuronas diferentesimplicadas en los procesos concurrentes.

Por otra parte, llegar a una decisión, mante-nerla, permitirle comenzar a transparentarse enacciones concretas, son cosas bastante distintas.¿A cuál o cuáles de ellas consideraremos como"libre albedrío"? ¿Como explicar, por ejemplo, laconvicción surgida en nuestra conciencia repen-tinamente, de "haber decidido ya" un asuntoimportante, sin poder señalar cuándo ello tuvolugar? Esta experiencia que suele arribarme a mí

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la han tenido todas las personas a las que he pre-guntado. Finalmente, decidir o "haber decididoya" es solo un miembro de toda una colección deestados o procesos de conciencia posibles, pro-fundamente emparentados entre sí, como esperar,anhelar, lamentar, desear, proponerse, tener unaopinión, y muchos otros más, todos ellos inhe-rentes a la libertad personal. De todos vale lo queexpresa Wittgenstein con las siguientes palabras(mi traducción);

573. Tener una opinión es una situación. -¿Una situa-ción de quién? ¿Del alma? ¿De la mente? Pues bien, ¿dequién decimos [en el lenguaje ordinario] que tiene unaopinión? Del señor Fulano de Tal, por ejemplo. Y esa esla [única] respuesta correcta. (WIlTGENSTEIN, 1953).

Ser sujeto de todas esas vivencias es en loque consiste precisamente ser una persona. Yadscribir todos estos actos, y muchos más, a unapersona determinada como su única y verdaderafuente es considerarla como un ser dotado delibre albedrío. Quien sabe utilizar uno de esosmagníficos instrumentos que son las lenguas, quenos distinguen de las otras especies, sabe que nopuede decir de una piedra que tiene una opinión,ni que ha tomado una decisión, ni que actúa conlibre albedrío. Pero tampoco puede decirlo de unhombre que pronuncia una declaración bajo tortu-ra o intimidación, o que, como Galileo, se retrac-ta públicamente de sus más caras conviccionescientíficas simplemente para salvar su pellejo(excepto que la escogencia entre ser hipócritapara poder seguir escribiendo en secreto o dejarsequemar vivo y callar para siempre, fue una deci-sión suya probablemente deliberada y libre).

Libre arbitrio y causalidad.Posibilidad de una ética humanista

Aquí las mentes entrenadas o inclinadas apensar filosóficamente podrán expresar su des-contento:

-Pero, en una concepción humanista como la que ustedpresenta, en que todo lo que hacemos es producto deprocesos fisicoquímicos perfectamente deterministas,¿cómo poder hablar de libre arbitrio? ¿No es evidenteque todo está determinado por lo que sucede al nivelde procesos puramente físicos?

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De nuevo nos encontramos con un error denivel. Ningún proceso físico, per se puede sersujeto de libertad o no libertad. El lenguaje nonos permite llamar a una célula o a un conjuntode moléculas libre o no libre en el mismo senti-do en que lo hacemos con una persona. Pero laacción coordinada, a través de muchos niveles deagregación y de prodigiosa integración, en queintervienen infinidad de ocasiones de aplicacióndel algoritmo de selección natural (por ejemplo,en la acción del sistema inmunológico y en laactividad de la corteza prefrontal), sí puede sersujeto de libre arbitrio y de responsabilidad moraly legal, ya que constituye la persona misma. Siesto no complace a mi interlocutor, es porque,lamentablemente es víctima de una ilusión: la deque es posible "hacer chocolate sin cacao", quea eso equivale pretender que un acto pueda serno determinado, es decir, surgir de la nada. Porsupuesto, esto es lo que la tradición escolásticareligiosa nos ha venido predicando durante siglos:Dios sacó de la nada al mundo. El alma se sacanuestros pensamientos de la manga, perdón, de lanada. Las decisiones humanas, en cuanto libres,no salen de ninguna parte. Tanto peor para elescolasticismo, la religión y la teoría creacionistadel mundo y de las decisiones humanas. ¿Por quéen las cuestiones llamadas últimas vamos a dejarde aplicar los criterios que nos sirven tan bien enla vida real para mantenernos con vida y saluda-bles? Y si no, ¿por qué no preparamos nuestrodesayuno también con ingredientes sacados "dela nada"? ¿Cómo calificar a una lógica opuesta alo que nos enseña la experiencia de toda la vida yel ejercicio más mínimo de la razón? ¿Qué clasede ética podría fundarse en decisiones surgidasde "ninguna parte"? ¿Con qué derecho se las atri-buiríamos a una persona concreta, si no podemosligarla de manera específica, a través de relacio-nes de causa y efecto, con el ser único y separadodel resto de la naturaleza que es una persona?

Nada de extraño tiene que, para el creyenteen un Dios que saca el mundo de la nada y enun alma inmortal (imagen de Dios) que saca susactos de la nada, surjan toda clase de espanto-sos problemas de justificación de la ética, porejemplo el siguiente: si Dios aplica juicio a unhombre malo, es decir, a alguien que sacó de lanada actos prohibidos por Dios o incompatibles'

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dotado por la naturaleza para crear o escogervalores que conceden a su existencia una digni-dad autofundada, suficiente para pasar por estemundo con decoro y disfrutar de los enormesbienes que la naturaleza y la cultura le ofrecen.En esta empresa es moralmente responsable antesí mismo y ante sus coespecímenes; a ellos puedejuzgar y por ellos ser juzgado, desde diversossistemas de valores (memes éticos) validadosindividual o socialmente, siempre criticables porsu coherencia y complerírud, de la misma maneraque las teorías científicas. Los conflictos entresistemas éticos humanistas prometen ser muchomenos graves y definitivamente menos destruc-tivos, contrastados con sistemas de creenciasreligiosas que tienen a su cuenta considerablenúmero de los genocidio s que han afligido y afli-gen a la humanidad.

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con la dignidad humana (imagen de la perfeccióndivina), ¿no debiera alguna instancia judicial(un Dios de segundo grado o tal vez una corteinternacional de derechos humanos especializadaen genocidio) juzgar a su vez a Dios por habersacado de la nada a hombres malos (responsablesde genocidios históricos, por ejemplo)? La corres-pondencia es lógicamente perfecta: si lo que es librecreatividad en el hombre (en el sentido de sacadode la nada) puede ser objeto de juicio, y de eventualcondenación, con mayor razón lo que surge de lacreatividad de Dios, mucho más poderosa y modelode la creatividad humana. Eximir a Dios de res-ponsabilidad porque su creatividad es mayor, comopretenden los teólogos, es la máxima afrenta a lasensibilidad moral humana; y sin embargo pareceser la única manera de escapar a este tremendo"dilema de la responsabilidad comparada". Si mislectores consideran toda esta disgresión teológicairritante, tienen razón. Solo la he realizado como"reducción al absurdo" de las extrañas hipótesis dela religión. Estos postuladas no deben ínquíetar allector: no hay creación de la nada, ni Dios genocidapuesto que no hay Dios sino solo hombres, malos obuenos, y en general perfectibles, quienes tienen quetrabajar en colaboración con sus semejantes paraconservarse en vida, apoyándose no en la nada sinoen todos los recursos que la naturaleza y la historiaponen a su disposición.

Ética, religión y humanismo

Resta aún otra importante objeción posible:

-¿Cómo puede justificarse una ética, individual ysocial, en ausencia de religión?

Por lo menos desde el Renacimiento eselogro ha sido obtenido varias veces, con granbrillantez. Notable es la filosofía moral de DavidHume y de Emmanuel Kant. Los filósofos uti-litaristas ingleses a partir de Jeremy Benthammerecen un encomio semejante. Abundan autorescontemporáneos que se destacan en el campo.Mis favoritos son Erich Fromm, G. E. Moore yKurt Baier (FROMM,1990; MOORE, 1988; BAIER,1997). Sus obras destilan que el ser humano está

Notas

* El siguiente artículo constituye un anticipo de lasconclusiones de un libro sobre el nuevo humanis-mo próximo a publicarse.La edad de un meme es, naturalmente, el tiem-po que ha transcurrido desde su surgimiento enuna cultura. Ese surgimiento puede deberse ala mutación de uno anterior o a la combinaciónde varios para formar uno nuevo. Esta es unadiferencia fundamental entre los memes y losgenes: dado su carácter simbólico, los memespueden combinarse entre sí para formar otrosmás complejos. La naturaleza física de losgenes no les da esa posibilidad, aunque porsupuesto pueden interactuar entre sí, a travésde enzimas, generando resultados somáticos demúltiples genes.Curiosamente, los físicos, que en tiempos deCopérnico, Gallleo y Newton, dieron la primerabatalla para liberar a la ciencia de la teleología,tienden muchos de ellos a seguir pensando toda-vía teleológicamente en campos ajenos a la física;así por ejemplo, las diversas declaraciones teístasatribuidas a Einstein, ampliamente difundidaspor apologistas religiosos. Y en cuanto a losmatemáticos, algunos de ellos incluso suscribentodavía la tesis platónica de la existencia objetivade un mundo de los números; así por ejemploRoger Penrose (PENROSE,1989).

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CIENCIA, RELIGIÓN Y HUMANISMO

3. Los científicos sociales de tradición conductistason incluso puritana mente antiteleologistas; encambio, los de inspiración marxista defienden elfinalismo de la historia con el mismo fervor conque lo hacen los Santos de los Últimos Días.

BibliografíaBaier, K. (1997) Problems of Life & Death: A Humanist

Perspective. Amherst, NY: Prometheus Books.

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Fromm, E. (1990) Man for Himself: An Inquiry into thePsychology of Ethics. New York: Henry Holt and Co.

Moore, G. E. (1988) Principia Ethica. New York:Prometheus.

Penrose, R. (1989) The Emperor's New Mind: ConcerningComputers, Minds, and the Laws of Physics. Oxford:Oxford University Press.

Wittgenstein, L. (1953) Philosophische Untersuchungen.New York: The MacMillan Company.

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