chapp, maria ester_la religiosidad popular en argentina

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religiosidad popularciencias socialessociologia de la religion

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    zacin de lo irrealizable, hacer posible lo imposible: inten-ciones y acontecer'es de la conciencia iriiriterpretatllesde.sde el paradigma positivista, en la medida que no sevinculan con modelos mecnicos, tcnicgs; o matemticossino con vaiQr:es,.sueOOs y utopas,

    Siguiendo a Karl Mannheim (1941), podemos afirmarque "la imagnacin surge deJa insatisfaccindeLhombrecon la realidad existente y por ella encontramos aqullo.queJaltabaa la vida reaL .. siendo ste hecho lo que lleva nllJchos filsofos a formular la ~iptsi,s,d~ql,J.e SlJ.hO11~~es un sercon una dimensin trascendente, capaz de ima-giQaruna sociedad pr'fectiidearT!eYy justicia, se rlSvisiones polticias utpicas, sea en las visione:~ religios.as'del "Reino de Dios", cuando la sociedad emprica Se pasaen la coercin y la ley del ms fuerte".

    En este nvel de anlisis, podemos decir que la religo-sidad se origina en la matriz simblica de ta i!J:l'l9-iua.ci..t1yse.vincula con la creacin de sentidos y significados y laestr.!Jctu:~ciQ.iLdeJl}l,J~dos.dea1s. Esdecir, quemsaITao independientemente de la cuestin metafsicaacerca dela existencia de Dios o dioses, lo que importa en relacin ala ndole simblico-emocional del fenmeno religioso es ':@.pasin infinita" (Kierkegaard) puesta en juego en relacina ~e'concerns" (Tillich) que "estn nstaladose~ elinterior de la conciencia y alrededor de los cuales la perso-"alidadse unifica" (Alves, Rubn, 1979).

    En definitiva, lo religioso y su discurso se vincula central-mente con el lenguaje sobre el sentiClo, con una afirmacinantropolgica de la esperanza Yde lo utpico y con el "cora-je de se( (Tillich) a pesar de lo absurdo, acontecimentos

    .factibles-si-adems. de-.racional, ..tcnico.y- agente.daJa .-reproduccin material y simblica de la sociedad, se con-cibe al hombre tambin "como una combinacin de mago,nio Y.soador que proctama contrariamente a lo que lacreencia ha dicho, que los lmites de lo posible son msamplios que los lmites de lo rea!". (op. cit.).

    Dicha dinmica es netamente supralgica, est em-parentada con el juego y el arte y supone que la realidadno es una.e.str.uctura cerrada. y auto explicativa en donde noh~Jt,Jg,,!.p,!ra \o no esperado, lo nuevo, el sentimiento.

    La lgica de la imaginacin supone que la realidadpodra ser cualitativamente diferente de lo que es, esperan-

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    za que no se debe necesariamente a una perturbacin delacto cognitivo, sino a la capacidad humana de soar yconstruir nuevos mundos, es decir, .capaz de U" pensa'miento que se mueva fuera del modelo positivista de loposible y esperable.

    Por ~imo, pensamos que la construccin d nuevasmatrices de sentido para la redefinicin y reubicacin de losobjetos en otros contextos significativos, equivale, segnsta perspectiva, a un momento religioso de la conciencia,aunque para des,cribirlo no se,user! trminos religiosos.y.na-se lo viva,p.erglQ'!gexpres13" coflsc:ientement~,_C().f!l_~tal.

    Consideraciones finales

    Si bien las perspectivas expuestas constituye" visionesparciales del fenmeno de la religiosidad, permiten.no obs-tante, visualizarlo C.91]9~YD.univer2._amp.ljo.clJ~aJ)al.(:_lasrelacignes entreJgifl9jvigual.Y lo.cole~iy9~ lo cotidiano y lotrascendente, lo pblico y,lo privado, lo mstico y lo poltico,el selltimien.tg ..yJ

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    manifesJaciones de sinqretismo mgico-religioso y ex-periencias, sentimientos y prcticas no incluibis o perte-necientes a credo especfico alguno pero vinculados conlas actividades de la imaginacin y la fantasa como pro-ductoras de signific,!do~~esenciales para la sobrevivenciasiJJ.l.e9lica.. .

    A partir de dicha redefinicin, creemos que no .existenconductas y actitudes hlrnnsq\l~,s .an-solutamenteind_ep~Qd.i!lntesde la vinculacin con lo sagrado. Si bien-setrata en muchos casos de sentimientos, ideas y significa-ciones con poca o nula organicidad formal y que por tantono aparecen en el discurso explicito, se encuentran 9n eluniverso simblico y son eficaces en tanto constituyeninterpretaciones de la realidad que oJqrgall sentido a losacontecimielnos individuales y sociales, .

    Cabe agregar a estas consideraciones, la existencia de,por un lado lo que podemos llamar nu",vas fOrITlS!!isecula-ri;adas de la religin (si nos referimos por ejemplo al carc-ter "divino" o "demonaco" asociado a lderes polticos, etc.)y por otro, la permanencia y expansin, a pesar del proce-so de secularizacin y modernizacin de nuestra sociedad,de algunas funciones de las sociedades llamadas "primiti-. vas", como por ejemplo, la adivinacin; el exorcismo, eladorcismo, curaciones mgicas etc. .

    Dichas funciones, concentradas endeterminadas per-sonas de la c.omunidad (cha.manes), .al s~9ulrizars.Ella.sociedad,qlledaron repartidasiadquirieron nuevos senti-dos aP.artir del contexto social. modificadO, En la actuali-dad,la bsqueda, por ejemplo:de medicinas alternativas y'!a-gestacirnte teorfas holisras'qt:feclDyeillos aspectos~'.espirituales en su concepcin de lo humano, constituiranmanifestaciones de dicha presencia, --

    Es decir, que a pesar del intenso proceso de desacrali-zacin de nuestras sociedades la experiencia religiosa,con una gran intensidad yvariedad de formas, ocupa espa-cios en el mundo "profano", .

    La expansin de la religiosidad, fundamentalmente decultos no tradicionales, aparece con el sentido de "un revi-val': religioso, (qUe se ponede manifiesto) en la religiosidadpopular, en el redescubrimiento de viejas sabidurias nooccidentales y en la recuperacin de viejc:i~. i:i1iste~os ymitos", Gmez de Souza, Luis, 1986). .

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    Creemos que la simultaneidad con que se da el creci-miento de diferentes corrientes y tipos de cu~os y creen-cias, hace que la misma se nos presente, de no mediar untrabajo de procesamiento y discriminacin, como un "pa-quete" de nueva religiosidad (sectas, iglesia electrnica,orientalismo en sus distintas formas, recuperacin de mitosafricanos y sabidura indigena, prcticas de adivinacin,etc.) provocando reacciones similares de temor y rechazoy su identificacin, tambin "en paquete" con posicionesreaccionarias y/o fundamentalistas',-

    Pensamos que se nace necesario profundizar en el es-tudio de dichas expresiones, intentando una comprensinde las diferencias en cuanto a su o(igen, objetivos implci-tos y explicitas, consecuencias polticas de su prctica ysignificaciones tanto desde la perspectiva de las personasinvolucradas cuanto al nivel de transformaciones de cosmo-visiones ms amplias:

    En ese sentido, y a manera de ejemplo, pensamos quesera necesario discriminar entre los nuevos movimientosreligiosos vinculados a la politica neoconservadora norte-americana, de un proceso de apertura hacia el conocimien-to intutivo dejerarquizado por el pensamiento racionaloccidental y la recuperacin y promocin de lneas detrabajo que intenten unificar lo emotivo-intuitivo con loracional, el arte y la ciencia, la experiencia y el conocimien-to mstico-religioso con la produccin cientfica,

    Dichas lneas estn siendo desarrolladas desde hace 'aos, en varios pases por diferentes sectores, no especi- ~ficamente religiosos, como por ejemplo los estudios y pro- JIpuestas~cerca de_~er'~Ei.':.s~It~~vas basados en la re- ~cuperaclon de la sablduna l~algena y popu~ar-porurrtado;-- ~~- -~-"y en planteamientos que rescatan el misticismo oriental, (I'provenientes de cientficos la Fsica, la Biologa. etc.ide los ~que a modo de ejemplo podemos citar el trabajo de Fritjof !!Capra titulado "El Tao de la Fisica" (1984). :il

    La pr.ofundizacin en relacin a estas experiencias va ilmas all de las posiblidades de este ensayo, No obstante rcreemos relevante llamar la atencin acerca de sus posi- fjbies implicancias en relacin a la bsqueda de un conoci- ~.miento que exceda los lmites del pensamiento cientfico \ipO$itivista Y a sus posibles repercusiones en los procesos Ilde transformacin de la realidad, --- iJ,

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    CULTOS SACRIFICIALES

    El hombre se reconoce en el Otro, tanto en su calidadcomn de objelo-

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    ficial es reconocer en ella al propio sacrificador. Todo sa-crificio sera un suicidio sublimado, una proyeccin sobreel Otro de la propia angustia por existir enajenado delYo real.

    En cierto sentido -escribe Sataille- "el cadver es lams perfecta afirmacin del espritu. Es la esencia mismadel espritu la que revela la impotencia definitiva y la ausen-cia del muerto, lo mismo que el grito de aqul a quien ma-tan es, la afirmacin suprema de la vida ... En efecto, elsacrificado muere por el sacrificador y ste muere una, milveces, muere cada vez que sacrifica y cuando el sacrificiotermina resucita a su propia angustia, a su propia realidadescindida, a la que vuelve a negar, eternamente, con unanueva sublimacin, con un nuevo sacrificio .

    El duelo y la funebria se tornan de este modo ritualescontrasimbolizantes de ese terrible drama cclico a que elhombre est condenado por el orden., El desconocimientodel muerto, su expulsin y la necesidad de representar lamuerte del Otro -en el patbulo o de manera simblica-para vengarse de la representacin que de nuestra muertealbergaba el Otro.

    "Si se describe al individuo en la operacin d~1sacrificio-aade Sataille- se define' por la angustia. Pero si elsacrificio es angustioso, es que el individuo toma parte enl. El individuo se identifica con la vctima en el movimien-to sbito que la devuelve a la inmanencia, a la intimidad (siel sacrificado muere se libera del orden normativo, retornaa su poder sobre elYo) pero l.-asimilacin unida al retornodeja inmanenciaJodejaQe"iuodar.sELSOQreel Jlecbo!de __que la vctima es una cosa, como el sacrificador es el indi-viduo'.

    Es la cosa -sla la cosa- lo que el sacrificio quieredestruir en la vctima. El sacrificio destruye los lazos des.ubordinaciQ reales de un objeto, arrebata a la'vctimadelmundo de la utilidad y la devuelve al del capricho ininteligi-ble. El sacrificador -prosigue Sataille- tiene necesidaddel sacrifico parasepararsedel mundo de las cosas y la vc-tima no podria ser separada de l a su vez si el sacrificadorno lo estuviese ya l mismo de antemano.

    En general, el sacrifico humano es el momento agudo.de un debate que opone el orden real (orden normativo) ala duracin (ser-en-el-mundo), el movimiento de una

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    violencia sin medida(contrarrespresin). Es la contestacinms radical del primado de la utilidad (orden -> conciencia)Es al mismo tiempo, el ms alto grado de un des.encadena-miento de la violencia interior (fuerza contrarrepresiva). Lasociedad en la que ese sacrificio se ejerce afirma pri ncipal-mente el rechazo de un desequilibrio (regreso a lacohesinsocial) entre una Y otra violencia (la represiva y la contrarre'presiva).

    La v(ctima sacrifical

    El sacrifico es una relacin entre Padre e Hilo o si sequiere entre sus proyecciones simblicas: los di~ses y loshombres. Rito negador de la castracin (en la ofrenda alPadre) y del hambre (en el reparto de la vctima). Pero,cmo se estatuye al vegetal, al animal y al propio hombrecomo vctimas? En principio, para poder llevar a buen tr-mino el traslado de las culpas, la vctima debe-ser sacrali-zada (en itima instancia, sacrificium es el acto por el cualse hace sacro lo que no lo era). .

    , Hubert y Mauss definieron hace un siglo al sacrificiocomo el procedimiento qu establece medios para comu-nicar el mundo sagrado cpn el profano por medio de unavctima, es decir, una cosa u objeto que queda destruida enel curso de la ceremonia. El objeto sacrificial acta como unvnculo entre los hombres y los'dioses.'

    El sacrificado, que se instala en una instancia metafsi-ca entre Padre_chamn-rey-dios,asume poder y es tam-bin una hipstasis inducida del Padre. La eleccin de lavctimatiene-que~e:.con.esta.arobjgjj,-gad; d"be ser puray sin contaminacin: una doncella, un nio, un prisionerooeguer;a desenergizado' por la derrota. La muerte mismaequivale a un segundo rito de pasaje, ya no de la ondicinsexualmente indiferenciada del nio a la diferenciada deladulto sino de la vida terrena a la vida del muerto.

    La vctima experimenta con el sacrificio una transforma-cin energizante, porque substituye su estatuto humanocon uno sobrenatural, que tiene a su alcance las fuerzas

    enajenadas.Por ello el ejecutado debe ser puro, valiente, bello, po~

    deroso potencialmente. f"or esta misma razn, el sacrificiode animales (an donde estos reemplazan simblicamen-

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    caso 2: Juana FigueroaEn 1903 un hombre asesin a su mujer -descendiente

    de esclavos africanos- considerablemente ms joven quel porque desconfiaba de su fidelidad. En el lugar del cri-men (el Puente Blanco, sobre elCanal del Estao, prximoal cementerio de Salt ya la Terminal de Omnibus) se eri-gi una pequea construccin, una suerte de attar, semi-'pendiente de .labaranda que separa la avenida del canal.All permanece largo tiempo un devoto que asegura dialo-gar diariamente con el alma de Juana Figueroa El puedeexplicar qu dones ella proporcion y de qu modo sancio-na la ingratitud. Este individuo se autoconsidera una espe-cie de apstol y como tal est dispuesto a exponer sus ide-as a quien se lo requiera. Adems se encarga de mantenerlimpio -descontaminado- ellugai y arreglar las ofrendasflorales o mantener encendidas lasvelas. Aparentemente,' 'este cutto transcurre en una fase regresiva. ' "

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    te a seres humanos) crece en nmero cuando las condicio-nes materiales de vida social estn amenazadas por cala-midades naturales.

    La hecatombre es un int~to por aumentar ei caudal dereenergizacindel animalhecho cosa sacra; se espera queas transformado opere en el interior de las fuerzas enaje-nadas en sentido favorable a quienes han celebrado susacrifci~.

    Si esto fuera cierto, el sacrifico constituira una forma ex-trema de substitucin del sujeto y an d,ecr~acin de unnuevo sujeto metafsico capaz de operar sobre los aconte-cimientos.

    En esta direccin y volviendo al tercer sentido del sacri-fico, la recomposicin del orden, la canalizacin colectivade la agresividad (un crimen inexplicable por ejemplo) y lareflexin mua! ante la imposibilidad de revertir la Ley delPadre, quiero examinar el caso de la transformacin- dehumanos objetos de un crir.[1enen vctimas sacrificiares encuatro cultos populares del Noroeste argentino"

    caso 3: Almita Sivila ,El 12 de junio de 1908 un psictico mat, descuartiz y

    .' _ devor a una jovencita que resista sus insinuaciones. LaCaso 1.Pedrtto Sangueso, memoria popular conserva particularmente el hecho de la

    En 1964 un homosexual viol y mat a un nio, proba- devoracin parcial del cadver. Ensu tumba del Cemente-blemente su hermanastro. La placa central ubicada frente rio del Salvador, en Jujuy, ubicada sobre el borde nordes-a,~utumba del cementerio de Satta asegura que "no cono- te de la necrpolis (sobre las barrancas que caen alas pla-CIOpadr;s" y que muri "vctima y mrtir de un monstruo yas del Ro Grande, sedede construcciones precari?s) hayhumano. Entra las Innumerables plaquetas metlicas ada- centenares de plaquetas de agradecimiento. Debla cans-,sadas a los muros laterales del sepulcro aparecen dedica- truirse un pequeo muro adiCionalparaque sus devotos si-torla~ de lamadre del nioasesinado, de sus abuelos y tas guieran colocndolas. De la cruz instalada en lo atto de laSU( panentes aparecieron luego de su muerte o fieles tumba penden collars multico,lores;tambin hay sobre los

    --eeve>tos-astJmtefort'su-ro!r ,- -.- ... -.,~ ..... -- .. muros figurasmetlicasque reprod.uqW.U.tlaim~ge_nide:. .,.... Otra plaqueta no d!ce Pedro, Pedrito o Pedrito San-' lizada de la joven. Un pequeo reclinatorio frente ala ~u.m- --

    gueso como el res~oSinOSan Huesito, una variante que ba y un atnl de cemento que sostle.~euna placa metalicaaprovecha el apellido para fortalecer semnticamente el ' con la imagen grabada de,un cruclfllo. Decenas de mace-proceso de santificacin,o.Lo cur~ es el tipo de don que ' tas y re?ipient?s de latn llenos de flores rodean la tumballevan sus devotos: Juguetes de plastico cuadernos l- y tamblen aqul, como ~nel caso antenor, un hombre se en-pices, bol~grafos,tiles escolares en gene;al: Pedrito sigue carga permanentemente del orden y la limp.iezadel lugar.sl.~ndo n1no,.Por esa razn sigue necesitando lo que los Los fieles rezanYantes de marcharsepractlcanun saludon1nosnecesrtan. Mientras viva su eterna niez y sus de- consistente enposar ambasmanossobre.la~al.etaslatera-votos la expresen con su don, tendr el poder de ayudar y les de la placa central, tocar can los dedos Indlce y mayorde~nsolar. El culto est aparentemente, en una fase muy el crucifijo y persignarse: . ,-' .actIVa. " Por lo ViSto,el cutto vive una fase de apogeo.

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    ~--.Caso 4: Almitas Gonzlez

    Unos quince aos atrs, a mediados de los setenta, unhombre mat a sus tres pequeos hijos varones y luego sesuicid. Tambin en el cementerio d!Jujuy hay un estre-cho sepulcro vertical, con una decena de plaquetas deagradecimiento a las Almitas Gonzlez. El interior delsepulcro fuce sombro, con flores marchitas y velones apa-gados. Una florista que tiene su puesto en la vereda semi-circular que se abre frente a la fachada principaldel cemen-terio, me confirm el carcter milagroso de las tres peque'as almas, sosteniendo que ella cay lentamente en lacuenta de su poder; enfatiz el hecho de que fuera el pro-pio padre de los nios quien les diera muerte despus dehaberles dado muy bien de comer. Ella se encarga en susratos libres de la limpieza del sepulcro, ordena las ofrendasflorales y enciende los pabilos. Fiel devota, atribuye a lamoderna construccin de nuevos sectores de nichos en elcementerio el virtual aislamiento en que qued, semience-rrado, semioculto, el sepulcro de los tres nios. En efecto,debo deducir de mis observaciones que es muy poca lagente que acude all a rezar.

    Cules son los elementos comunes de estos cuatrocultos? .

    En todos ellos el asesino es un varn: padre en el caso4, marido' en.2, pretendiente psictico en 3 y violador homo-sexual en 1. En los hechos slo uno devora una parte de lavctima. Estas son las comunes en los sacrificios: mujer vir-gen en 3, esposa desechada en 2, y nios en 1 y. Ms allde que todo crimen supone violencia, en los cuatro cultosse destaca la direccin correcta de esta violencia, subordi-

    .. - nante subordinado, es decir" homtJre-+-niG-y..hombre-+ ~....mujer. Tambin en las cuatro devociones aparecen flores(como smbolo seguro de resurreccin) yvelas encendidas(como smbolo de la presencia del Padre, signo tomado delcatolicismo en el cual los cuatro cultos se inscriben auncuando no gocen, por supuesto, de aprobacin cannica."

    El segundo elemento es que la sensibilidad religiosa po-pular no hace caso del mvil del crimen, no se preocupa porestablecer la sucesin histrica de los acontecimientos niprocura el castigo -an simblico"": de los criminales. Elcambio del estatuto de la vctima diluye del todo esas pre-ocupaciones. Pero an este cambio no podra explicar del

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    todo el hecho concreto de que estos cultos arraiguen entrepobres urbanos: creo que debera dejarse de lado, por elmomento, la tentacin sociologista de una identificacinmetonmica entre estos y los muertos a los que :'santifican"o "canonizan" espontneamente."

    El punto central es que el crimen convierte la realidadsocial de la dominacin del Padre (fuerteJEdbil) en unarealidad simblica del nuevo poder del antiguo dominado:por el sacrifico las mujeres y los nios victimados se hacenpotentes y su poder sobre los dbiles (los devotos}repro-duce el paradigma anterior, corrigindolo: el poder no se ie.gitima en el crimen sino en el don. Este culto popular no in-vierte (no es subversivo) sino convierte (corrige) ia Ley delPadre en un sentido benfico. La muerte misma qe la vc-tima transforma de este modo el crimen en sacriil:cio. Po-

    '"dramos llamar entonces, cediendo a la tentacif1j;laxon-mica, cultosconitersivosa estos fenmenos de religiosidadpopular, reservando el de inversivos a aquellos donde elcanonizado es el propio criminal" bien que tantos unoscomo otros buscan -en realidad- relegitimar el orden dela Ley del Padre ratifiado por el crimen, convirtiendo a steen un sacrificio en el cual los devotos, naturalmente, parti-cipan activamente.

    .'Notas

    , Es el tema de las ofrendas de Cain y Abel (Gnesis, 4: 3.5)En elmito sirio de Aliyan.Baal. la diosa Anat rejuvenece al dios

    El con la sangre de cientos de nios sacrificados.Pero al comienzo de'las lluvias del invierno, el templo de Baal

    reconstruido por El se abre con un holocausto'de ovejas Yvacas___ d9.D9_elos animales substituyen a los nios (L. Woolley, "Los co-

    mienzo-SOeTaciVinZaci'n--Histuria-de-la-Htlmaflidad. -Desarrollo.Cultural y Cientifico, 1. Unesco-Sudamericana, Buenos Aires,1963, p, 853.. '.' . ..' .

    2 Asi parece ser en el caso azteca, en el servicio a los Loa delvahdau haitiano (comerse a los santos, mamze/oa) cf, LannecHurbon, Oieu dans le Vaudou haitien, Payot Paris, 1972 (versincastellana Castaeda, Buenos Aires, 1978, p. 93) En la ita deGuinea se distribuye a los asistentes al sacrificio una par! e lasvctimas: la sangre va con.el dios. la carne a los fieles (. Des-champs, Les reltgions de f'Afrique Noire. PUF, Paris, 195 ; versocastellana Eudeba, Buenos Aires, 1971) Lomismo ocurre en lami.sacatlica donde slo el sacerdote bebe el vino.sangre y en los sa-crificios griegos donde la carne alimentaba a los hombres y el hu-mo de las hierbas aromticas a los dioses (Mareel Detienne, Oyo-

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    nsos mis mort. Galfimard, Paris, 1977; versocastellana Taurus,Madrid, 1982, p. 111). En el sacrificio de la Despoina de Melhry'dion, segn Pausanias, la multitud se arrojaba sobre la vctima sa-cnficial y cada uno arrancaba un pedazo (M. Detl9nne, op. Clt, p.138). . . .

    3En el sacrificio Dogon la sangre de la vctima y la paJllade mi-jo compensan la prdida de energa (enfermedad) o su exceso(violacin de tabes) Cl. Deschamps, op. cit, p. 39.

    M. Detienne, op. cit, p. 113. . . Ren Girard, La violence et le sacre, Bemard Brassel, Paris,

    1972 (Anagrama, Barcelona, 1983): ,. Georges Balaille, Thorie de la Religion, 1973 (Taurus,Madrid; 1981, p. 44). . .

    7 G. Batallle, op. cit, p. 54-55. . Eric Schwimmer, Religion in Culture, J.F.Bergin, New York;

    1980 (Anagrama, Barcelona, 1982, p. 113-114). . Vase Nstor Homero Palma, "DoS santos populareS de

    Salta". ..'En La Prensa, secc. 1a.,.23 de agosto de 1970, Buenos Aires;.

    Len.Qsqrio, "Multiplicidad reliiosa como fenmeno cultural. Lascreencias populares" En: Clarm, Cultura y Nacin 25 de enero de1979, Buenos Aires; Fernando Muoz Pace; "Juana Figueroa: devictimaa mito. En: Clarn, 5 de diciembre de 1989, Buenos Aires;Susana Chertud, "La leyenda!olklrica en la Argentina" En: Intro-duccin al Folklore. CEAL (Biblioteca Total, WSO) Buenos Aires,1978: Flix Colluccio, Diccionario Folklrico Argentino, Buenos Ai-res, 1964. En este anlisis he preferido no reproducir los hechosa la manera de una crnica policial; el lector curioso podr enconotrar informacin bastante completa en los Archivos de Tribunalesde Salta y Jujuy. En el caso de la Almita Sivila vase Amanda To-rres. Laverdadera muerte de Visitacin Sivila, SanSalvador de Ju-juy, 1983. .. ,. El hueso es. como se sabe. smbolo de muerte, del muertoy lo nico del organismo humano que parece subsistir; tmense encuenta los ritos de enterratorio de huesos en varias culturas suda-mericanas." Tampoco gozan de aprobacin entre la masa popular cat.

    .. "--ca .. ----~--- .- ..----.".- --.-~.----. La encargada de un hospedaje prximo al cementerio asegu.

    r que estos cultos constituyen un "fetichismo. Los sectores me-dios de Jujuy y Salta pretenden ignorarestos fenmenos o descri.binos como supersticiones curiosas o exticas, propias de gentepobre e ignorante. . -. - , ' .

    " Al morir el dbil se hace fuerte. La fortaleza del muerto (sucapacidad de mane'arenerga enajenadao producirmilagros) fun.damentara el forta ecimiento del pobre que le solicita dones. Esimpensable que estos cultos produzcan una inversin simblicadel orden social. ..., .

    03 Es el caso del culto a Bazn Fras a~ Tucumn. a Jos Dolo.res en San Juan, a Bairolello en Mendoza, a Olegario A1varezenComentes, etctera. .. . .. -. -'. - . - .. _:. ~ - ..

    San Salvador de Jujuy

    52

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    IV

    CULTOS DE SANTIFICACION

    Procesos de santificacin en el marco de la religiosidadpopular. Un estudio de caso: el culto de Aurorita en Azul,provincia de Buenos Aires. ., ,

    Vernica Roldn

    De manera distinta a los cuhos sacrificiales, donde lapersona muerta por violencia accede a un estatuto simb-,Iicosuperior, transformndose en detentador de energa::en los cuhos de santificacin la persona muerta no adquie-re su pder de un crimen que la torna de inmediato en cosasacra, sino de una muerte natural acompaada por signosmisteriosOs. En el caso de 'Aurorita Martnez lelemos elejemplo clsico de la "muerte anunciada" que constituye alepisodio en un antecedente irresistible de santificacin; Enla muerte sacrifcial alguien mata, como vimos, a una mu-jer o a un nio, es decir, personas sometidas al poder delvarn y no es casual que los criminales sean en casi todoslos casos, varones. En la muerte qu.e preanuncia la santi-ficacin popular posterior, no hay violencia y por lo tantolapersona muerta no puede ser ritualmente sacrificada porsus devotos; el estatuto. simblico que deviene es simplecorrelato de una evidencia: que el muerto era ya de natu-raleza simblicia superior antes de producirse su muerte y

    _ -sta.viene-a actuar,simplement13,coffiO u_nQtoque ates-tigua esa condicin. La muerte sacrificial tiene mUcho'ae---construcande la sacralidad mientras la muerte del santoconstituye un testimonio de una sacralidad previa.

    En la Argentina, la Difunta Correa y Ceferino Nmuncu-r han devenido en objetos de cuhos de santificacin, la pri-mera a raz del hecho milagroso de seguir amamantan

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    dictara, entre la cual pueden deducirse algunas pautas deexplicacin.

    Los relatos aseguran que Aurorita Martnez, de nueveaos de edad, tuvo cenocimiento de su muerte inminente,se lo comunic asu madre y muri, en efecto, tal cemo lehaba sido anunciado. Las versiones coinciden en sealarque la nia tuvo un encuentro cen la Virgen de Lujny queella fue quien le anunci su trgice fin. Que esta advocacinde la Virgen fuera la comunicante, prueba a los ojos de losfieles la condicin sacra de la nia. El hecho no slo no esnegado ni sospechado sino que se elaboran relatos hist-rices tendientes a confirmarlo:

    "Ella tena escrito (examen en el colegio) y la maestra ledijo 'bueno ... maana van a tener escrito' y ella l dijo 'yomaana no vaya venir' 'V por qU no vas a venir?' 'Y ...porque me vaya morir'." '

    La reconstruccin del dilogo exado prosigue:La nia le pidi permiso a la maestra "para irse para las

    casas" y la maestra le dijo '.'no, querida, cmo te vas a ir sitodava ests en hora de clases ... " y ella (Aura rita) respon-di "bueno seorita, si usted no me deja ir para las casasse va a arrepentir ms de una vez".

    La informante agrega que ante esta situacin la maes-tra se atemoriz y permiti la salida de la alumna. En segui-da se produjo el episodio crucial del aviso que la nia dio asu madre sobre su encuentro con la Virgen y su muerte. Eltono conminatorio cen que la nia se dirigi a su maestra

    , - eomprueba a los-ojos de~,pueblo-su--naturaleza.supedor;.-_ella mantuvo una posicin desafiante y an amenazantefrente a una autoridad socialmente constituida.

    'Las razones de su muerte, por lo tanto, no se vinculancausalmente con causas orgnicas: es lgico que en esteterreno la informacin sea contradictoria, oscura: leuce-mia, infeccin renal, cncer, sncope cardaco, todo esto escitado sin mayor preocupacin. Sea lo que haya sido, nofue ms que un instrumento de una voluntad superior: suimportancia s'e reduce a cero. Tambin la edad exacta deAurorita al sobrevenir su fallecimiento: los informantes noestri de acuerdo si tena nueve, diez, once, doce aos. Loimportante es que era una nia impber. Su pureza no ne-cesita ser demostrada. Para ms, era hija nica.

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    Las descripciones sobre Aurorita, fallecida en 1958, sonrelativamente vagas pero en general coinciden en sealarcondiciones fsicas y espirituales asimilables al contexto de,santificacin:

    "Y ... era morochita ... muy, que s yo, suavecita, no scmo decir, no era una chica como otras que son des-piertas ... ella no, era apagad ita, pero muy buena, muybuena chica, muy buena compaera";"no, no ... nosotros no le conocimos ms 'que a ella, nos si tendra hermanitos porahi ... era ella solita ... eramuy buena .. ." .La actitud de la madre de la nia tuvo, desde l comien-

    zo, un papel muy ,importante en la formacin del culto: enprincipio, resu~a evidente que ella acept sin ninguna cla- .se de cuestjonamiento la muerte sobrenawral de su hijacomo parte de la elaboracin de SU propio duelo. Conser-v una pequea fotografa de la nia, enmarcada, y le con-feccion un diminuto vestido que ados al cuadrito con elobjeto de recomponer, a partir de l, la imagen total deAurorita; incluso aadi un pequeo velo en la parte supe-rior. Esta reconstruccin artesanal, teida por otra parte desi'mbolismo', de la imagen infantirguarda ahora relacin conotro relato que integra el mito:

    "Un vestido que le haban'hecho para la comunin peroella (Aurorita) quera estrenarlo para el cumpleaos ... ledijo a la madre que se lo pusiera porque ella se iba, selo puso Y se muri".

    --,-----L"mujervisitaba-adiarioJatumbad.E!~u hija para arre-glar las flores y mantener limpio el lugar; es'evlcJenr que'en -estos primeros tiempos ella no dud en relatar una Y milveces el extrao encuentro de SU hija'con la Virgen colabo-rando as a la formacin de la creencia popular en su esta-tuto sobrenatural. '. La versin materna de la muerte anunciada se propag

    rpidamente por Azul y la tumba de la nia comenz a servisitada asiduamente; por supuesto, la conviccin generalsobre su santidad dio lugar al clsico vnculo del don y elcontradon. A cambio de objetos dejados en su tumba, Au-rorita lograba para sus fieles f.avores importantes. Pero entodos los casos, esos objetos son testimonios de la fe quese tiene en su rol intercesor: la fe, precisamente, es men-

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    El funcionamiento de este santuario domstico no inte-rrumpi el emplazamiento del cutto en la propia tumba dela nia ni mengu el flujo de ofrendas. '

    La instalacin del santuario marca un hito importante enel desarrollo del culto: aparentemente, aunque ella habapuesto la foto de su hija y muchos de las objetos dejadossobre su tumba, se resista a "colectivizar" la adoracin:

    "Ia'madre deca 'dicen que mi hija es sapta', ella pobre.:.deca que no:'yo no puedo decir', se negaba acreer esonoporque fuera cierto sino porque ella deca 'es mi hija'y quera que la dejen tranquila". , 'Algunos vecinas hi~ieron entronizar el Corazn de Jess

    en el santuario. .Cuando le propusieron la entronizacin, la madre res-

    pondi -dce la iriformante- "mire, le doy plena libertad,haga lo que quiera. Puse el altar, le,puse todas las placas,lo cubri de placas y en ,el centro la imageri de ella".

    'despus yo le hice -ter (a la madre) la conveniencia quecuando rezramosel rosario ... que sepodacomprarun Iibro y que hcera firmar a la gente .... ' "

    Aparentemente, fue el obispo quien aconsej la comprade un libro de actas para que la g.ente firmase porque "as,verbalm.ente, es d~cil que se le crea" .

    Mucha gente comenz a acercarse atraida por el apa-rente xito que otros haban logrado al pedirle algo; paracasi todos, la multiplicacin de placas de homenaje y lasofrendas constituyen una confirmacin evidente de su ca-rcter milagroso. La fe en su poder acta, como en tantosotros cultos, por contagio. .

    Con l tiempo la fama de sus milagros se extendi por.---taclef"mbifo. de ta'pravincia:un comisario trajo-su-sable- '

    desde La Plata, otros fieles provienen de la provincia de LaPampa, o desde Rosario, Provincia de Santa Fe: A la dis-persin geogrfica del culto se agrega la diversidadle bie-nes que Aurorita procura a sus fieles: salud, trabajo, protec-cin. El texto de algunas plaquetas orienta en este sentido:

    "Gracias Aurorita por el milagro", "Aura rita, gracias por la paz que le diste a mi atormen-tada vida" , ' ' '"Gracias Aurorita por curar a mi nieto""Acompanos en nuestra expedicin Aconcagua 84"

    .: "Aura rita, te pido que lo ilumines"

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    no entraba ms gente, hubo que dejar las ventanas.abiertas y fue talla emocin que recibi la mam que ahcomenz a andar un poquito. ya no deca que no".La concurrencia masiva y la multitud de objetos dejados

    como ofrenda llam la atencin del propio obispo de Azul,monseor Marengo (antecesor del actual Bianchi di Crca-no). Segn el relato, el prelado

    "fue a ver ahy dijo 's ... unacosas. .. dos tambin, pero- ac hay un montn de cosas, ac pasa algo'."Hasta ahora no se advierte que la jerarqua eclesistica'

    haya debido prestar al fenmeno la atencin urgente quedebi prestar, por ejemplo, al culto exttk:o de Nuestra Se-ora del Rosario de San Nicols. Hasta donde- sabemos,tampoco nadie ha solicitado la canonizacin de Aurorita,mantenindose el culto como simple devocin popular,

    restringida a la veneracin imploratoria:El mito de Aurorita se vio robustecido por las historias

    sobre sus apariciones posteriores a su muerte"(se apareci) en su casa, en la casa de ella ... y variasveces, y hablaba ... no s lo que hablaba ... y hace mu-cho tiempo ... har como unos quince aos" ...y cuando la madre quiso trasladar el fretro de la nia a

    su casa"se present (Aurora) l1I1anoche a la madre y le dijo queno la tocara ... que no tena (ya) cajn ni nada, eso de-ca la madre, que ella le hablaba, si es asi no s, yo has-ta tanto no creo esas cosas" ..."dijo (Aurora) que no la movieran porque ya no ten acajn. Eso nos cont la madre",.Lap!.Qpia!lJuertl3 de la seora Hortensia de Martnez sir-

    vea la construcci- cfif mito:-algunos'sosti'reh-quena1te7 ._-,---ci sbitamente mientras jugaba a la baraja; otro testimo-nio asegura que cuando se instal el libro de actas-se .Ia in-vit a firm ar

    "mire Hortensia, el da de maana ... a lo mejorvan ade'cir: e'stara la mam viva? Ojal viva cincuenta aospero por qu no firma? Firm y fue lo ltimo que hizo,a la noche se descompuso y se muri, estaba mirandotelevisin..... . .El padre de la rlia, Ramn Martnez, dueo del pe-

    queo almacn junto al cual vivan y empleado en el ClubTiro Federal, falleci alrededor de 1980 y la madre en 1989,

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    Los ms asiduos son de puntos relativamente prximosa Azul: Benito Jurez, Chillar, Sierra de la Ventana, Tapal-qu, Tandil.

    La voluntad de certificar la adhesin, numerosa ya por. entonces, a travs de una especie de libro de visitas, per-mite ver la voluntad de algunas personas de "instituciona-lizar" el culto. Y esto tiene que ver bsicamente con el pro-ceso de santificacin en la medida en que toda la devocinpor Aurorita se inscribe en un contexto rigurosamente ca-tlico. Las fuentes coinciden en sealar el catolicismo de lafamilia; el propio encuentro de la nia con la Virgen de Lu-jn lo demuestra acabadament. Y aunque algunos devo-

    . tos confi86an ser "evanglicos", admiten sus ptimas rela-: i ciones con la familia Martnez, bien que ms por motivos de; ' vecindad que por comunin religiosa, y no vacilan en su-

    -.'fu.! marse a un tipode veneracin clsicamente catlica. Ade-~:gl ms, se informa que en los aniversarios de la muerte de Au-i:,:in rora (10 de agosto).la madre haca rezar misa en la Cate-

    t'Jl dral, y hasta pens en dejar todos sus bienes a ia iglesia lu-:tt! garea de Lourdes. Llama la atenCin, sin embargo, quei.Ji; cuando se propuso entronizar el Corazn de Jess en el,I!!il santuario "ella no saba lo que (esto) era" y debi ser con-':r.~ vencida. La entronizacin de la sacra figura parece una~;1 concesin a lajerarqu? eclesistic~ local, una manera deBit: "legalizar" el culto aJustandolo (fundiendo lo) con el rrtual ca-

    1'..'.-.1.: tlicc:. L.adevoc. in pareci mUltiPlicar.se con la instalacin

    51j domestica:.i:"Despus yo iba a rezar el rosario ... primero lo rezabal: cada qui~.ce dias y se empezaron a juntar diez o doce'i personas ...-.;'- . '--. - ....~"cuando-te-digo-at-Padre-\Joaqtrfro,prroco-r que-en la--

    reunin anterior del Rosario haba treinta personas (y)a la vez siguiente haba cincuenta, l me deca: 'es im-posible, ac (en la parroquia) yo tena treinta y vos (enel santuario a Aurorita) tenas cincuenta ....El relato inmediato sobre las costumbres religiosas de la

    zona es iluminador:"aparte el barrio se presta ... no va a la iglesia ... pero sque la nica conexin que haba era ese Rosario que te-namos nosotros ... el da que hicimos entronizar el Co-razn de Jess no le miento ni 18 digo que haba ms de15a.personas, coches afuera una enormidad, adentro

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    o menos las fui cambiando ... pero tengo miedo quevenga la hijastra (sic) y me eche, por eso mucho ya nohago ...Se dice de la media hermana que cuando decidi des-

    prenderse de todas las ofrendas exclam que eran todos"cachivaches" e incluso "m ir si esa mocosa (por Aurorita)va a ser santa!' Esta mujer acus, segn dicen, a los fielesde lucrar con las ofrendas, apropindose de las alhajas deoro dejadas en la tumba ... El local del almacn permane-ce cerrado y las ofrendas dispersas. Puede acaso una ac-titud tan fuertemente escptica borrar la creencia en el po-derde la muerta? Esto, probablemente, lo dir el futuro queen el caso de los cultos populares es siempre imprevisible.Quizs las expresiones de una mujer devota, entrevistadaal pie de la tumba de Aurorita, constituyan una fUe.rte racio-nalizacin de la historia, que, paradjicamente tuerce radi-calmente la interpretacin religiosa del culto:. Ahora yo le digo una cosa ... dicen que Dios llama pri-mero a los buenos y no a los malos ... de eso soy'unaconvencida total... que aqul que es un hijo de mala ma-dre, perdoname la expresin ... va a estar ochocientosaos sobre la tierra y aqul Cuehizo tanto bien ... selo lleva Dios. Nos parami(que Dios meperdone) pe-ro est mal. .. aqul que hace bien que siga haciendobien ... y aqul que est haciendo una cosa mal hecha ...lIevtelo para que no jorobe al resto del mundo ...

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    1. Los hechos

    Saliendo de la ciudad de Mercedes (provincia de Co-rrientes) a una distancia de diez kilmetros, sobre un cos-tado de la ruta se puede .observar un modesto monumen-.to funerario de pobre construccin, con paredes cubiertasde plaquetas de bronce y rodeado por banderas coloradas.Hay tambin velas encenc;iidaspermanentemente y ofren-das florales. Todo esto en testimonio de agradecimientopor favores realizados por quien en vida fuera AntonioCuruz Gil. '.

    Quin era este hombre? Qu hay de cierto en los he-chos supuestamente milagrosos que se le atribuyen? Exis-ten muchsimas' versiones pero hay una, la ms popular,escrita por el mercedeo Felipe Avellanal, quien recorrien-do los campos del Pay ubre (nombre local del departamen-to de Mercedes) pudo obtener un relato de unanciano msque centenario que le narr la historia de Antonio Gil.

    Gil era uno de los tantos campesinos quepoblaban la re-gin arrasada por las guerras civiles; el hecho en cuestinocurri entre 1876 y 1879cuando combatan celestes (libe-rales) contra colorados (autonomistas). Unode losiefesce,lestes era el coronel Juan de la Cruz Salazar, con granprestigio ganado en laguerra contra el Paraguay. Por aquelentonces se libraron las batallas de Caada del Tabaco eIIran: durante estos combates el coronel Salazar cenvoca los "payubreros" para que acudieran a su estancia paraformar con ellos un batalln que.marchase al norte a incor-porarse con otros grupos incipientes.

    _--Alanochecer~cuandotodosdescansaban, Antonio Gilabandon el campam;to-:-E:f'octinge'te prosigui-srr-- --------':marcha y setomtardacuentade sudesercin. Las cosas ;j~ - ,~se .arreglaron y no hubo guerra entonces, pero al volver asu propiedad, Salazar record la ausencia de Gil. Al ao seprodujo otra convulsin y Gil se present por obedienciay"por estar con los amigos", segn manifest. Al verlo, Sa-lazar le pregunt por qu haba desertado aquella vez a loque Gil respondi que no por falta de coraje sino porquecrea que no deba derramar sangre del prjimo, contra elcual no tena agravio que vengar. Salazar, que no crey sudiscurso, le reproch cobarda poniendo su accin como

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    CULTOS ANOMICOS

    62

    La leyendade "La Cruz Gil", unculto popularde laprovinciade Corrientes

    Martn Pascual

    La caracterizacin de "culto anmico" se entretejecon la concepcin de ciertas formas de religiosidad po-pular como procedentes de (o incluidas en complejoscontrarrepresivos anmicos, esto es, la negacin indi-vidual y persistente del orden normativo como modo decontestacin. o enirentamiento. Alguien famoso por sudesprecio del orden -un bandolero, el prototipo de RobinHood, por ejemplo- puede adquirir despus de su muer-te, sobretodo si. sta fue a manos de la justicia ordi-naria, un estatuto simblico superior, tal cemo ocurre enlos cultos sacrificiales o en los cultos de santificacin.Pero en el culto anmico, el delincuente muerto ha de-mostrado su capacidad y su audacia de oponerse alar-den. Aquellos sectores de, poblacin que no logranconsensualizar existencialmente el ordan normativo por-que saben que ste no se edifica sobre sus intereses,ven en el bandolero muerto un hroe liberador, una po-

    ___tencia.a.k c!.t'lLacu,c!iL,-nuna Pe~lL! leiyindic.aclnciel_desorden contestatario. en la Argentina abundan cultos deeste tipo como el de Bazn Fras, en Tucumn, Jos Do-lores, en Pocito (provincia de San Juan), Bairoletto en unancho espacio de la Pampa seca y fundamentalmente ensu sepulcro de General Alvear (Mendoza), Olegario Al-varez en Saladas, provincia de Corrientes o la antigualeyenda de Martina Chapan ay, en toda la Argentina occi-dental.

    En este lugar veremos de cerca el caso de Antonio Gil-o Curuz Gil, cerno lo recuerda la memoria popular'- unculto anmico poco conocido hasta hoy fuera de Corrien-tes.

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    2. El culto

    Recorrindolo hemos podido rescatar de los dilogoscon lugareos Y devotos otros supuestos hechos milagro-sos que sucedieron en torno del gaucho Gil ya desde prin-cipios de este siglo. Tal vez el ms conocido es aquel queimplic a la familia Speroni, dueos de la estancia dondefue muerto Gil. Cuenta la tradicin que cuando comenz adivulgarse el milagro de La Cruz Gil, pobladores Ypaisanosde Mercedes comenzaron entonces a rendir cutto al "gau-chito milagroso" acercndose hasta el lugar de su trgicamuerte. ,'. , ,

    La familia Speroni miraba ya con resquemor tantaalluenciade gente, sobre todo porque se apropiaban de losborregos que pastaban en el campo para alimentarse con'ellos mientras permanecan junto a la tumba de Gil: LosSperoni hicieron irasladar un da, de manera inesperada,los restos del gaucho al cementerio de Mercedes., Ciertorumor popular haba desaconsejado ese traslado porquemolestar al gaucho producira inexorablemente terriblesdesgracias a la familia. Tiempo despus una implacablesequa mat mucho ganado, una hermanade Speronifalle-ci y el propio estanciero protagoniz una ria que por pocole cuesta un brazo. Estos hechos bastaron para hacer refle-xionar a la familia, abandonar su primera intencin Y regre-sar el fretro a su sitio originario. '

    Desde entonces, acontecimientos como ste fuerontrasmitidos oralmente, rodeando con una gran aureola la ',',imagen de leyenda de Antonio Gil a quien. por supuesto, 'comenzaron a atribuirsel~ milagros y favores ante las pro- t

    -------mesas de la gran-mayonadeLuebLQ..9_eJ'I1e.r.cedes y de i'~otros departamentos de la provincia. ----------'

    Con el correr de los aos la leyenda comenz a internar-se muy profundamente en la cuttura folk de C9rrientes.Hoy, como se puede observar recorriendo el lugar, lahis-toria de La Cruz Gil no slo pertenece a los ncleos guara-nes de la poblacin correntina.

    Al principio, el lugar donde fue muerto se GOnvirti en unsantuario, con una pobre construccin de cuatro paredespequeas de ladrillos Y adobe, rodeando su tumba; lamayor atraccin entonces era la abigarrada, hilera detacuaras eneuyos extremos.llameaban banderas colora-

    6564

    un mal ejemplo; Gil deba ser rigurosamente castigado.Inmediatamente, hizo que cuatro de sus servidores mania-taran al inculpado y lo remitieran a Mercedes para que des-de all fuera Otra vez trasladado a Goya y sometido a juicio. ,

    El hecho produjo conmocin en Merce.des, donde Giltena reputacin de hombre sanO, s!lrvicial Y de coraje. Lanoticia lleg a odos de otro guerrero del Paraguay, el gua-ran Velzquezque apenas dominaba el castellanO. Velz~quez interced por Gil pero Salazar insisti que el reo nohaba cumplido su obligacin militar y deba ser castigado.Como Velzquez reiterara su defensa, Salazar cedi y lepidi veinte firmas de los principales de la zona para ponera Gil en libertad. ' '

    Velzquez consigu las veinte firmas y Salazai cumpli.Envi un recado a Mercedes ordenando la libertad delantiguo desertor'pero la orden no pudo cumplirse porque-segn se dijo- "cuando se remitaal reo aJa ciudad deGoya para ser juzgado, quiso fugarse y tuvo que sermuerto". Por lo que se conoce, los presos nunca llegabana destino y siempre se daba la misma explicacin. Luegose supo que cuando el sargento de la partida orden eldegello de Gil, ste le amonest:

    "No me mats porque la orden de mi perdn est encamino". 1A lo que el sargento respondi"Vos te cres que te vas a salvar con eso?"No -respondi Gil.,-vos me ests por degollar pero tedigo algo ms. Cuando llegues a Mercedes junto con laorden de mi perdn, te van a informar que tu hijo se es-t muriendo de mala enfermedad y como vos vas a de-rramar sangre inocente~-invccamE>'para que-interceda:""'--'ante Dios por la vida de tu hijo, porque suelen decir quela sangre inocente sirve para hace(milagros";El sargento no le dio crdito y Gil fue salvajemente eje-

    cutado. Cuando regres la partida se tuvo la confirmacinde lo dicho por Gil y el sa.rgei)lo, deGesperado,lo invoc pa-ra que le salvara la vida a su hijo moribundo. Al otro da elnio estaba fuera de peligro y entonces, arrepentido, elasesino de Gil fabric una cruz de madera deandubay yla llev al hombro desde Mercedes hasta el sitio donde sehaba perpetrado el degello. Esta fue la primera cruz enese lugar y la que le dio' nombre:

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    la imagen que remata el anfiteatro muestra al gauchoAntonio Gil muy parecido a Cristo; en la conciencia popu-lar, ambos sufrieron una muerte injusta a mano de lospoderosos slo por no haber querido derramar sangre. Elcuila, sin embargo, se separa espontneamente el ritualcatlico oficial aunque lo imita en muchos aspectos forma-les; la masa de fieles consensualiza la desobediencia delvaliente gaucho autonomista que amonest tan grave-mente a su verdugo. Es difcil determinar qu clase de aso-ciacin puede disearse aqu entre esta forma popular dereligiosidad y la opinin poltica de la provincia ..

    Al parecer, el cuila tiene una vida autnoma y se.encuentra en pleno desarrollo. la congregacin masiva se. limita a la oracin y al baile que sigue los acordes chama-meceros y no hay otros elementos, dentro de la expresinpopular, que puedan ligarlo estructuralmente a las faccio-_nes polticas. Tampoco la jerarquia catlica se ha ligado aestas celebraciones ni se ha expedido, ai menos formal-mente, contra ellas. la conseja popular quizs sintetice es-te culto delrmodo ms perfecto: "mi pueblo c~lebra la vidaaunque se, est muriendo"

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    das que indicaban la adhesin de Gil al Partido Autonomis-ta (cuando su muerte fue ordenada por un oficia/liberal).Hoy el paisaje es distinto: un camping de modernas insta-laciones ha dejado de lado la imagen primitiva del lugar:

    . desde 1979 el flujo de devotos fue creciendo de modo ines-perado. Durante los ltimos siete aos, cada ocho de enero-fecha de la muerte deGiI:'-familias enteras procedentesde los lugares ms lejanos de nuestro pas e incluso depa-ses limtrofes, se acercan a/lugar con promesas, pidiendofavores y milagros. Otros muchos slo vienen como turis-tas, a mirar. Tan es as que en un principio exista unaalcanca donde los devotos dejaban dinero en agradeci-miento mientras otros optaban por dejar pequeas cosasde algn valor. Por supuesto esto atrajo a lOssaqueadores.Por esta razn; los fieles mercedeos fiJeron convocadosen 1983 por la radiO lOcal a una asamblea pblica con elobjeto de designar una Comisin Administradora del lugary de los valores all depositados. la Comisin de Devotosde Cruz Gil fue formada por un presidente, secretarios,tesoreros.y vocales. .. la actividad desarrollada por esta Com isir fue muy

    amplia en los llimos aos: comenz con la aperturade doscuentas bancarias, una en el Banco de la Nacin Argentinay otra en el de Corrientes; con el dinero recaudado enconcepto de donaciones o remates de los objetos dejadoscomo ofrenda, se pudo dar al lugar una infraestructura elc-trica, eduicar un bary un restaurante, comprar dos hect-reas de terreno para camping de los fieles, establecer ba-os y servicios sanitarios y has,ta un,~'Ii1u~() ,Antonio G-"~__ .I-~ __ .__ '_~ ,._~ __ ._...

    ------donde-se-deposilan-ias-ofre'ndas. Estos oBjetos son, comosuele ocurrir, numerosos e inclasificables: chupetes, tele-visores de color, 'armas, uniformes militares, anillos, vesti-dos de novia, trajes, bicicletas, etctera. la Comisin ins-tal parrillas donde los fieles celebran -sus concurridas ybastante festivas congregaciones. Con los beneficios laComisin provee alimentos a las escuelas y hospitales dela zona.

    lo ms nuevo es el anfiteatro, una especie de smbolode algn modo arquitectnico, que nOs demuestra la viva-cidad del cuila y el nmero creciente de fieles. EI8 de ene-ro de 1987 unas 2S mil personaspasaron la noche orandoy bailando junto a la tumba del gaucho.

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    El penteeostalismo surge como un fenmeno religiosode proporciones en Argentin.a. Bolivia y Paraguay; en pri-mer lugar se ha expandido entre varias poblaciones de ori-gen guaran probablemente por la coiricidencia entre eltrasfondo mesinico de la religiosidad guarantica con losrasgos inesinico's de la prdica pentecostal. Tambin seha expandido entre grupos no guaranes, como Tobas yMocov es que han estado recibiendo el influjo culturalguaran dUrante siglos. "

    En la propia regin chaquena actan grupos misioneroscatlicos (Sociedad de Don -Bosco, Oblatos de Mara yFranciscanos). denominaciones protestantes tradiciona-les (anglicanos de la South American Society, New TribesMission. Menonitas, Bautistas y el Instituto Lingistico deVerano) y finalmente, un nmero importante de iglesiaspentecostales.

    En las regiones urbanas e industriales de migracin.estas ltimas conviven. adems. con otras modernas deno-

    -minacio nes,como-Ios-Advenlistas-del-Sptimo- Oa.- Testi-._gas de Jehov. Apostlicos de la Nueva Iglesia. Mormonesy tambin con cultos espiritistas de origen kardeciano oligados al Umbanda procedente de Brasil, de rpida expan-sin en los conuibanos industrializados.

    A pesar de esta competencia,' las Asambleas de Dios yotras congregaciones de tipo pentecostal han logrado unxito notable. extendiendo su influencia entre los sectores

    Unaversin preliminar de este trabajo fue presentada al ColoquioIntemaaonal sobre Alternativas de Desarrollo Social en AmricaLatina, Wilhelm-Pieck Universitat Rostock, 1989 y al SimpsioProtestantismo e Educ~ na Arnenea Latina. sculos XIX e XX.CEHILA-Faculdade de Teologia da Igreja Metodista. So Paulo,1990.

    68

    ms pauperizados, tanto de origen indgena como euro-peo. en las zonas industriales y an en ciudades medianasy pequenas del mbito rural.

    El problema exhibe una gran compl'ejidad habida cuen-ta de que los nuevos adeptos a los cultos suelen ser en sumayor parte indgenas y mestizos recientes que hasta nohace mucho haban bregado por conservar datos bsicosde su ideo lag a religiosa.

    Los mecanismos de educacin religiosa han funciona-do. de este modo. en dos sectores diferentes: . '

    (a) la migracin rural-urbana ,que aproxima al migrantea una esfera social y religiosa ya desarrollada. que ejercenotable influencia sobre su cultura y contribuye asu reedu-cacin religiosa y '. _ , .. ,' '. ,

    (b).Ia misionalizaciri emprendida pordenomin

  • 71

    Pero, en una segunda instancia, este discurso incluyen-te se divide en (2.1) una versin que acepta las expresio-nes tradicionales procurando desintegrar el ncleo ideol-gico. que las produce (como hacen los anglicanos, losmenonitas o el Instituto Lingstico) y (2.2)otra versin queno slo acepta esas expresones sino que en muchosaspectos hace coincidir ese ncleo ideolgico tradicionalcon sus propios dogmas.

    Esta coincidencia., no del todo intencional, permite unarpida absorcin de nuevos temas religiosos (o de nuevasexpresiones) por parte de los indgenas sometidos a edu-cacin misional. Por regla general esta segunda versin esms frecuente en las distintas denol)1inaciones pentecos-tales. Puede determinarse que los momentos clsicos delculto pentecostal (la cancin, la oracin, el xtasis o recep-cin del Espritu Santo y la curacin por lale) respondenfielmente a los momentos clsicos de laceremonia cham-nica donde tambin se entonan cantos impetratorios (o serezan frmulas mgicas), sobrvienen escenas de xtasisy curaciones por los procedimientos habituales.

    Estas coincidencias formales entre las prcticas cultu-rales del pentecostalismo y de las religiones tradicionales-que puede verse en otros contextos sudamericanos(Arnaud, 1984)- sin embargo, no contestan del todo lapregunta. El revivalismo tnlco que la fe pentecostal pro-mueve entre las masas indgenas y mestizas responde aotra cuestin de particular inters.

    blanca, la aceptacin resignada y por lo tanto acrtica de latutela blanca y la incapacidad de cuestionar esa hegemo-na ante la relativa ausencia de educacin y capacitacinlaboral. .

    De hecho, la propia sociedad hegemnica no vacila enpreservar este aislamiento, enfatizando. en su discurso la.existencia de rasgos "naturales" inconmovibles en el etno-proletario y por ende la imposibilidad histrica de mejorarsu condicin social, que se supone as "naturalmente"determinada.

    (b) Por el contrario, los migrantes indgenas o mestizosque se asimilan a la cu~uradominante experimentan un r-pido proceso de desestructuracin tnica, que los llevaeventualmente a nega~su legado cultural, abandonar sulengua (negando aveces conocerla) y aceptar los roles quela sociedad prescribe para ellos. Disciplinada y adScrita aesos roles (trabajo industrial, servicios pblicos esta fuerzade trabajo barata est encondiciones dedesarrollar su pro-pia conciencia de clase y all donde las circunstanciaspol-ticas e institucionales especificas lo permiten, ingresar asindicatos, partidos polticos, organizaciones vecinales eiglesias abrindose a una .mayor participacin social. Detodos modos, se concibe que esta participacin relativa esresultado de un fenmeno de desindentificacin tnica y deuna no del'todo intencional adhesin a la sociedad domi-nante.

    2. Tipos de discurso religioso

    70

    . .. . 3. La estructura mesinica.del pentecostalismoPero el dato cierto de la adhesin religiosa nos condu- .. .

    . . ce a la pregunta de por qu el pentecostalismo? Cuando. La educacin prote-stante supuesta en la pnmera ver- .--erp(cesoae n;ISlOfj~liiZaciorfseextenae-a tan asori(lin a:--- ---slonaeidiscurso- inclttyeffie-~eva- i~plcitou?- pe~ld_d!1._-nas de poblaclon mestiza o aborigen y que por distintas ra- reconocimiento al orden legal constITuidoy aun mas, unazones aparecen como marginales a las zonas receptoras relativa sujecin a una sociedad blanca vista como ex.tenor

    de migrantes bajo hegemonia direct~?el blanco, encontra- y drrerente pero cuyas normas. legales y morales,. tantomas dos tipOSdiferentes de educaclon religiosa entre los como rasautoridades que las apltcan, nodeben cueslJOnar-misioneros: . se. Si bien por va de la educacin religiosa se alca,~zan. (1) porun lado, un discurso excluyente del legado reli- estos objetivos, es posible. que al(lunos segment'?s con-

    gloso tradicional, frecuente en las ordenes catlicas, y por servadores" de la sociedad tradicional pretendan mterrum-otro lado, .. . pir o torcer el proceso de educacin hasta de n10do VIO-

    .(2) undrsC1.Jrsomcluyentede creenCias,preocupaciones lento. pueden tener lugar en estos casos movrmle.ntosde.rellgrosasy actITudesculturales de la tradicin indgena. tiPClmesnico es decir, acciones colectIVas cuestlonado-.

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    95

    neS como calificar a Maidanade indio bandolero o vlelo

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    bajador y fundador de la reduccin; la cuestin del arma-mento que por un lado los muestra a los aborgenes comofuertemente pertrechados para el enfrentamientO. y porotro, en el relato, aparecen sorprendiQOS y desarmados.Algo similar sucede con los enlrentamientoSprevios al granda entre aborgenes. blanCOSy la polica. En este sentido'en La Prensa del 19 de ulio aparece una nota interesanteen donde se plantea que si los indgenas estuvieran en elnmero denunciado. armados Y equipados, procederan,siguiendO sU sistema, atacandO de sorpresa. No es lgicosuponer que esperan la llegada de fuerzas armadas parallevar adelante el ataque. pues temen enormemente al

    hombre uniformado militarmente ..En La Vanguardia de la misma lecha (19de

    juliO) la pre-gunta es la siguiente: qu maln, que atropellO podran co-meter los pobres restoS de una raza fuerte. que ha debidoceder tierras y toldoS al hombre blanca Yque. reducido a laimpotencia, ha sido obligada al rudo trabajo de loS boS-ques. en jornadas largas. de sol a sol. para recibir en pagode sU trabajo "vales" que slo son confiables en el bolichedel duea del obraje. del ingenio o del algodonal? El da 21este mismo medio. critica a \a prensa rica que "presenta" aloS sucesos de Quitilpi como algo inesperada y extraordi-nario pintandO a los indgenas como gente que vive del pi-llaje Ydel crimen. sin hace la meqor mencin de las causasque puedan haber contribuido a ponerlos en condicionesde emplear la violencia. Enrealidad. la prensa. en lneasgenerales. se limit a un relato de los hechOS. que no siem-pre fueron objetiVOS. No hubo un intento masivo de I\eg

    ar

    aHondO de la cuestin preguntndose por qu. cmo suce-

    di. y quienes lUerOf\\OS-I.esponsables. 'LO anterior no es contradiCtorio; sireCOsQ.a.mos quehemos ubicado al movimiento de Napalpi-Ch

    acoe-erm

    ar

    - '.ca de una situacin de colonialismo interno. en donde \aprensa capitalina de ese momento. casi en su mayora.respondia a uno u otr elemento componente de la clase

    dominante.

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    e(( Jos Machado permiti superar las tradicionales rivali-

    ) dades entre tobas y mocoves Y rechazar en conjunto lase! medidas adoptadas por el gobernador Centeno que per-e judicaban a todos Y requera una medida de ruptura. En, este marco creci la espera y la confianza en el "gran da",

    (, escuchando'las prdicas del dios Gomez en el templa,e J comp~iendo un juego en la ca~cha de futbol que h~ban, constrUido frente al templa, o bien bailando al campas de(, la orquesta los enfrentamientos tribales, los localismos,que

    (, le permiten fundamentar una nueva propuesta de sub-e

    versin integral del orden social, dando paso a lo queLaplantine denomina. el carcter universal del proyecto

    (,.. . . .

    meslanlCO.

    ( "A modo de conclusin, una reflexin sobre la prensa

    ()(

    Revisados El Diario, La Prensa. La Nacin Y La Van-guardia del mes de julio de 1924 se puede decir en princi- \

    (pio. que la informacin no abandon las pginas interiores

    ()de los tres primeros, ocupando la primera pgina en La

    \Vanguardia en donde'se observa el intentode construir una

    ,

    (1

    ,

    nota ms abarcativa y de tono crtico.

    ,l

    ( ,En el resto. si bien hay un relato cronolgico de los he- \

    chos Y la inlormacin. aparecen conceptos como indiada,

    (salvaje, bandolero, etc,. que sumado a la defensa del colo-

    i\

    (

    no y el pnico transmitido, parcializan la informacin. \( ,

    luncionando la prensa de esta manera, como una herra-mienta ms del sistema de dominacin. ' ,', ,,'

    ( ,La~6ncepcif1-culturaLde- Occidente como paradigma

    \

    (

    de civilizacin. aparece en El DianoOs BUMOsAire&deLda-21 deiulio:"Para los que vivimos atantos cientos de leg

    uas'--

    (

    de esas regioneS en que los primeros adelantados de la

    (

    civilizacin conquistan al' salvaje en una lucha 'annimacontra todo lo que le es hostil. clima. naturaleza y habitan-

    Ites, la tierra en que maana han de levantarse ricas Yflore-

    (

    cientes pueblos Yciudades argentinas. no sabemOS valcirarel esfuerzo Y el caudal d,evoluntad que esos hombres pre-,cisan para vivir alli una vida de continua zozobra Y de

    inquietud." -Comparando el material periodstico con las informaCici~nes al Congreso de ,algunoS testigos. aportados por losdiputados de la oposicin, apa;recen algunaS contradiccio-

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    94

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    93

    Otras caractersticas

    pensar, l decir de Laplantine, que la verdad poltica, a laque se tiene por el acto mismo deungrupo de hombres par-ticularmente lcidos y conscientes, empeados en el pro-ceSode su liberacin, funciona tambin, enmuchos aspec-tos, como un mito. Lo cierto es que en muchos momentosde la historia como el analizado, el movimientomesinicoes portador de la esperanza revolucionaria, es el rechazoa la injusticia Y la mediocridad." ,

    Las persecusiones Y restricciones nombradas, formanparte de esa injusticia que demostr,ser convocante, Elmiedo de la poblacin blanca, entre otras cosas, genertorpezas en los actos que llev al entrentamiento, pro-bablemente inevrtable, de las fuerzas 'colonizadoras" conlas fuerzas de la "colonia"; probablemente por aquello de lanecesidad de reproducir el sistema de dominacin im-

    perante. ' 'En este sentido y oponindose en alguna medida aaquello de que el mesianismo es propio'de las sociedadesprimrtivas, Bartolom sostiene que los movimientos cha~"queos no se iniciaron entre los indgenas viviendo bajocondiciones ms marginales, sino entre aql!ellos incorpo-rados al sistema socioeconmico' dominante cosa que es

    ,,' " " cierta si recordamos que"el probh~made la qurta y el flete

    En relaclon al tiempo el mesianismo siempre supone un \ fueron dos de los elementos desencadenantes del movi-p~nto de apoyo ~etrospectlvo, anterior a la cada y por otra miento ab~rigen. , l. " , ". ~ n la concepclon progresiva del tiempo, aparece la idea Otra caracterstica de la estructuramesianica esta rela-,e JUICIOfinal., ' ' cionada con la organizacin misma del movimiento expre-

    El diOSGomez anunciaba el.'etorno de los antepasados sado a travs de una comunidad, organizada sobre ba~esy la declslon de DIOSde que la tierra robada por los blancos I igualitarias, aglutinado generalmente alrededor de un Iidera 10SJndlO~,lesfueran,devuelja a stCl~~omocastigo por que logra eliminar las diferencias existentes Yser oonside-s.usfecho nas todas las propiedades de los 6lanCs pasa:-----r-- rado..inlalible. ,nan a p.ertenecer a sus vctimas; una era de felicidad i 'Escaracte'i'silaaeestosgrtJPos-surgic.en,condic::iO(leSadvendna entonces; un tiempo en el cual los indios seran 1 de cooperacin cordial. siendo fundamental. el contactopoderosos,y libres como en el mtico tiempo cuando los an- directo entre ellos. ." ' 'tepasados habrtaban esta tierra. Aquellos que se negasen ElIiderazgo compartido por el capitanejo moco';;P'edroa segUir al diOSGomez sufriran plagas, enfermedades Y Maidana Ylos tobas Jos Maidanay Dionisio Gemez. fin~l-muerte amano de los yerdaderos creyentes. " mente es centralizado poreste ltimo, quien era el que dla-

    De~d.e.elp~nto devlstade su signifieacin poltica exis- riamentetomabacontacto con los antepasadosyfueelquet~n anlisIs te.orlcosque hablan de los movimientos mesi- I comenZ a plantear en forma clara el terminar conel.!nun-~ICO~.comosf~eran algo casi priVativo de las Sciciedades do de los blancos. ~," ' ," 'radlclonales, aun no maduras para reacciones polticas sin Es importante destacar que segn algunos, autores la,capacidad y la influencia de tipo carismtica que posea el

    Pero, a diferencia de los movimientos mesinicos, loscultos de posesin carecen de una mira revolucionaria y sufuncin es terapetica. Surgen como respuesta a la inva-sin deuna cultura heterognea (ej. la dglos blancos) queha dado comienzo al proceso de desvalorizacin de losvalores tnicos originales. A esto hay que agregar quemientras el mesiansmo significa el trabajo y la espera, eladvenimiento del gran da, el culto de posesin V

  • Notas:

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    Indice

    1. La cuestin de la religiosidad popular en la Argen- tina, Daniel J. Santamara : , 9

    11.La recuperacin de la experiencia religiosa en elpensamiento sociopoltico, Maria Ester Chapp 24

    111.Cultos sacrificales, Daniel J. Santamara .45IV. Cultos de santificacin, Vernica Roldn 53V. Cultos anmiccs, Martn Pascual , 62VI. 'Pentecostalismos (\), Daniel J. Santamara

    68

    VII. Pentecostalismos (11),Mara Myriam Iglesias 78

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    96

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