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CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA ECONÓMICAS, A.C. EL MITO DEL MULTILATERALISMO MEXICANO: ¿POR QUÉ EXISTE UNA AMBIVALENCIA ENTRE LOS MEXICANOS Y SUS LÍDERES RESPECTO A SU RELACIÓN CON LA ONU? TESINA QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES PRESENTA RODRIGO BUENO LACY DIRECTOR DE LA TESINA: DOCTOR FERRÁN MARTÍNEZ I COMA MÉXICO, D.F. NOVIEMBRE 2008

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CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA ECONÓMICAS, A.C.

EL MITO DEL MULTILATERALISMO MEXICANO: ¿POR QUÉ EXISTE UNA

AMBIVALENCIA ENTRE LOS MEXICANOS Y SUS LÍDERES RESPECTO A SU

RELACIÓN CON LA ONU?

TESINA

QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE

LICENCIADO EN CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES

PRESENTA

RODRIGO BUENO LACY

DIRECTOR DE LA TESINA: DOCTOR FERRÁN MARTÍNEZ I COMA

MÉXICO, D.F. NOVIEMBRE 2008

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ÍNDICE.

1) Introducción, 1a) El enigma, 1b) La política exterior mexicana y la tradición multilateralista, 2c) Los líderes y el público, 4d) La divergencia y convergencia de actitudes, 6e) La relevancia teórica y empírica del enigma del multilateralismo mexicano, 10

i) Primer evento: Participación de México en la ONU, 11ii) Segundo evento: Guerra en Irak, 15iii) Tercer evento: Aumento de la actividad internacional en Brasil, 17

2) Revisión de la literatura, 19a) La política exterior de las masas y de las élites estadounidenses, 19b) La identidad de las élites, 26

i) La definición del concepto de élite, 26ii) Las características de las élites: las teorías de élites, 28iii) La adaptación de las teorías de élites al contexto mexicano, 32iv) El nacionalismo de las élites, 39

c) La identidad de las masas, 44i) El enfoque realista de las masas y sus sustento en la teoría de acción colectiva,

44ii) Las masas no están necesariamente desinformadas: los atajos de información, 47iii) El autoritarismo del público mexicano, 50

3) Teoría, 504) Conformación de las muestras, 53

a) Los líderes, 53b) El público, 53

5) Variables e hipótesis, 54a) Variables, 54b) Hipótesis, 56

i) Primera hipótesis, 56ii) Segunda hipótesis, 59iii) Variables de control, 60

6) Metodología, 617) Análisis estadístico, 688) Resultados y conclusiones, 92

a) Resultados de las expectativas teóricas para los líderes, 92i) Expectativas teóricas confirmadas, 92ii) Expectativas teóricas no confirmadas, 93iii) Relaciones significativas de las variables de control, 95

b) Resultados de las expectativas teóricas para el público, 96i) Expectativas teóricas confirmadas, 96ii) Relaciones significativas de las variables de control, 98

9) Bibliografía, 101

iii

AGRADECIMIENTOS.

En conjunto y antes que a nadie, a Guadalupe y a Alfredo, porque siempre me han mandadoa la escuela y porque muy a pesar de nuestras discrepancias y, no las menos de las veces, aregañadientes, siempre me han apoyado. A Guadalupe, porque su inusual e involuntariosentido del humor, en combinación con su vasta inteligencia mundana, me ha enseñado ano tomarme las cosas tan en serio y a que no se me cierre el mundo. A Alfredo, a quien,muy a pesar de sus defectos, que no son pocos, siempre he admirado por su erudición,carisma y buenos sentimientos, lo que me ha motivado a saber más y a tener menosaversión por la gente.

Al profesor Ferrán Martínez i Coma, quien apenas llegado a México y al CIDE tuvo elinfortunio de aceptar la carga de un alumno testarudo que sólo tras muchas discusiones einsistencias aceptaba sus recomendaciones —sólo para luego abrumarlo con magrosavances de un texto que el profesor sufrió la pena de leer y releer hasta la desesperación—.Le agradezco al profesor, tanto por su paciencia (y por la virtud que siempre tuvo pararenovar ésta cuando yo la agotaba) como por el abultado cúmulo de referenciasbibliográficas, sugerencias metodológicas (tanto para la teoría como para la estadística),mejoras gramaticales y de lógica argumentativa que aportó a mi investigación.

A la profesora Allyson Benton, quien, a pesar de que, en un principio, no podía explicarsecómo un alumno con un protocolo de investigación de la calaña del mío había podido llegartan lejos; al final se sorprendió genuinamente al comprobar que dicho proyecto habíasufrido una mejora sustancial y que, después de todo, no era tan malo. Tal progreso sólofue posible, en gran parte, a que la profesora no se dejó intimidar por lo desastroso delprotocolo y decidió hacerle frente, revisando minuciosamente cada avance de lainvestigación y teniendo, además, la longanimidad de hacerme más de un par de excelentesrecomendaciones.

A la profesora Guadalupe González González. En primer lugar, por haber co-editado laencuesta México y el mundo 2006, sin la cual esta tesina simplemente no hubiera existido y;en segundo lugar, porque aun después de leer las críticas que mi trabajo hace a su encuesta,tuvo a bien aceptar mi invitación para ser la tercera lectora del mismo. En tercer lugar, leagradezco porque sus precisas recomendaciones teóricas y metodológicas me permitieronhacer más de un par de elegantes modificaciones que, me parece, mejoraron notablementeel texto.

A Chiñas, porque, a pesar de su poca disposición y de mis malos tratos, al final siempre meayudó —aunque con más dilación de la que hubiese sido deseable— con la difícil empresaque representó el análisis estadístico de este trabajo.

A mi ingeniosa Hidalgo, por apoyarme y estar conmigo; porque escribir esto hubiera sidoun proceso infeliz y solitario sin tu compañía.

I. INTRODUCCIÓN.

Entre las certezas y tendencias permanentes que hay respectoa la existencia del Estado, existe una evidente: En todas las

sociedades, desde las más primitivas en los inicios de lacivilización hasta las más avanzadas y poderosas, ha habido

dos clases, una que domina, y otra que es dominada.—Gaetano Mosca1

a) El enigma.

éxico tiene una larga tradición multilateralista, prueba de ello es que el

país ha plasmado en su Constitución siete “inalienables principios” como

fundamento esencial de su política exterior (Rabasa, 2005: VII),

sacrificando así la flexibilidad pragmática en favor de una rígida moral en lo que respecta a

sus relaciones con otros Estados. Dichas máximas, ya sea por provenir de la azarosa y

sangrienta historia del país o por formar parte de tratados internacionales de los que México

es parte (e.g. cartas de la ONU y de la OEA), fueron incorporadas en 1988 a la Carta

Magna mexicana (Rabasa, 2005: VII). Sin embargo, la encuesta México y el mundo 2006

muestra que existen disensos y consensos entre el público y los líderes mexicanos respecto

a cuestiones que conciernen a dichos esenciales principios multilaterales y respecto a la

principal institución multilateral que los defiende: la ONU.2 Esto da lugar a la siguiente

1 Gaetano Mosca (1950): Die herrschende Klasse. Grundlagen der politischen Wissenschaft . Berna: Francke,p. 53. La traducción es mía, en el idioma original reza: „Unter den beständigen Tatsachen und Tendenzen desStaatslebens liegt eine auf der Hand: In allen Gesellschaften, von den primitivsten im Aufgang derZivilisation bis zu den vorgeschrittensten und mächtigsten, gibt es zwei Klassen, eine die herrscht, und eine,die beherrscht wird.“2 En el año 2006, el CIDE (el Centro de Investigación y Docencia Económicas, que es un centro deinvestigación y educación superior especializado en ciencias sociales, orientado por estándaresinternacionales de calidad y financiado con recursos públicos) y el COMEXI (el Consejo Mexicano deAsuntos Internacionales, que es el primer y hasta ahora único foro plural y multidisciplinario abocado aldebate y análisis sobre el papel de México en el mundo y la creciente influencia de los acontecimientosinternacionales en el quehacer nacional) publicaron la encuesta México y el mundo 2006, un estudio deopinión pública en materia de política exterior que compara las opiniones de una muestra representativa de1,499 mexicanos con las de una muestra de 259 líderes mexicanos que tienen interés en asuntos

M

2

inquietud: si México es un país tan multilateralmente comprometido, ¿por qué divergen las

posturas de las élites de aquellas de las masas? Es este enigma al que mi investigación

busca responder.

b) La política exterior mexicana y la tradición multilateralista.

Con tradición multilateralista me refiero a la concepción de multilateralismo como la define

John Gerard Ruggie, es decir, una forma institucional genérica que establece la práctica de

coordinar las políticas nacionales en grupos de tres o más Estados de acuerdo a ciertos

principios (Ruggie, 1993). En el ámbito del comercio internacional, por ejemplo, se

entiende que la no discriminación es el principio rector de carácter multilateral que

coordina la conducta entre los Estados, ejemplo de esto es la cláusula de “nación más

favorecida” del GATT (Feis, 1947; Viner, 1947; Gardner, 1980; Pollard, 1985; Diebold,

1988). Por otra parte, en cuestión de seguridad internacional, el multilateralismo evoca

necesariamente —en mayor o menor grado— la seguridad (o autodefensa) colectiva

(Dallek, 1979; Pollard, 1985; Gaddis, 1987).

Los sistemas de seguridad colectiva se caracterizan, de acuerdo con Ruggie, por

administrarse conforme a los siguientes principios: (1) sus miembros se cubren bajo un

manto común de seguridad que conforma una “potencial alianza permanente contra un

enemigo desconocido” (Salter, 1939: 155), ya que “la paz es indivisible” (Ruggie, 1993: 9).

Es decir, el ataque de un agresor externo contra a uno de los miembros del sistema de

seguridad colectiva es automáticamente un ataque contra todos los miembros de dicha

alianza; (2) existe una norma de no agresión entre los miembros; (3) hay cánones uniformes

internacionales o vínculos con el exterior. La encuesta analiza las opiniones, orientaciones, valores y actitudesgenerales que los mexicanos tienen respecto a una gran variedad de temas del mundo (González, 2006a: 5).

3

para el uso de sanciones que disuadan mediante la amenaza o castiguen a los agresores; (4)

existen procedimientos, sancionados colectivamente, para implementar dichas disuasiones

mediante amenazas y castigos: el primer recurso son los medios diplomáticos, el segundo

las sanciones económicas y el tercero el uso de la fuerza militar —siempre en última

instancia— (Ruggie, 1993: 9, 13).

El multilateralismo es un modelo de ingeniería institucional internacional cuyo

objetivo, a través de la historia, ha sido, primero, demarcar los derechos de propiedad y,

segundo, resolver los problemas de cooperación y de coordinación entre Estados (Stein,

1983; Martin, 1990; Snidal, 1990). El cimiento primordial del multilateralismo es la

igualdad jurídica de los Estados, es decir, el respeto a la soberanía es el principio rector de

las relaciones entre países, por lo que las violaciones al principio de extraterritorialidad son

consideradas como un atentado contra toda la comunidad de Estados (Ruggie, 1993). Los

procedimientos operacionales estándar genéricos que corresponden a la tradición

multilateral son: mecanismos de toma de decisión dentro de foros de organizaciones cuyas

normas y resoluciones los Estados miembros han aceptado respetar y cumplir; normas de

no discriminación; considerar el uso de la diplomacia como el primero de los recursos y el

de la intimidación y la guerra como los últimos —en ese orden—.

Considerando lo anterior, hay que observar que el articulo 89 de la Constitución

mexicana, en su fracción X, establece que el Ejecutivo deberá seguir los siguientes

principios en la conducción de la política exterior: (1) la autodeterminación de los pueblos;

(2) la no intervención; (3) la solución pacífica de controversias; (4) la proscripción de la

fuerza en las relaciones jurídicas internacionales; (5) la igualdad jurídica de los Estados; (6)

la cooperación internacional para el desarrollo y; (7) la lucha por la paz y la seguridad

internacionales (Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, Art. 89, fracción

4

X). Como es evidente, los principios de política exterior mexicana armonizan con los de la

tradición multilateralista.

c) Los líderes y el público.

Una sección de la encuesta México y el mundo 2006 es un reporte comparativo en cuyo

primer capítulo se analizan las convergencias y divergencias de opinión que existen entre

dos grupos: el público mexicano y sus líderes en relación a diversos temas de política

exterior. Ninguno de estos dos grupos no constituye un bloque homogéneo y —de acuerdo

a la encuesta— tampoco pueden ser clasificados de acuerdo a los criterios convencionales,

lo que significa que “los mexicanos no están divididos en torno a bloques político-

ideológicos que separan claramente a los distintos segmentos sociales por niveles de

ingreso, educación, región o edad” (González, 2006a: 19). Sin embargo, esto no significa

que las élites y las masas no estén estratificadas de acuerdo a ciertos factores, es decir, tal

vez sí pueden ser clasificadas de acuerdo a determinados criterios (Sobel, 2001: 10),

aunque no es claro cuáles. Otro objetivo indirecto de mi estudio es contribuir a dilucidar

esta incógnita.

Al observar detenidamente cada una de las cuestiones particulares en las que existe

consenso o disenso entre el público y los líderes mexicanos, parece que, ni las

convergencias ni las divergencias dependen de la pregunta en particular, sino del tema más

general al que cada pregunta pertenece. Es decir, uno puede percatarse de que existen

algunos temas —en oposición a preguntas específicas— en los que ambos grupos tienden a

coincidir y otros en los que tienden a discrepar.

Respecto a las diferencias más relevantes que existen entre las masas y las élites, la

encuesta México y el mundo 2006 explica que:

5

En general, los líderes [en contraste con el público] apoyan más la globalización y lainversión extranjera, están más comprometidos con el multilateralismo, son grandesdefensores del internacionalismo y favorecen una mayor cooperación con EstadosUnidos. También están más conscientes de los cambios en las condicionesinternacionales y tienen más información y contacto con el exterior (González,2006a: 33).

Por otra parte, acerca de las coincidencias entre los dos grupos, la encuesta aclara que:

Ambos tienen una visión pragmática de las metas y los objetivos de políticaexterior; prefieren una diplomacia activa; apoyan una política que fomente el librecomercio internacional, aunque ven con pesimismo el rumbo de los acontecimientosmundiales; se oponen a que Estados Unidos actúe como superpotencia de maneraunilateral y sin contrapesos, y están a favor del uso multilateral de la fuerza en casonecesario. También coinciden en que México debe actuar como puente entreAmérica Latina y América del Norte sin asumir posiciones de liderazgo en la región(González, 2006a: 33).

Las limitaciones de las anteriores explicaciones son dos. La primera es su generalidad, ya

que, si bien estas definiciones aclaran las convergencias y divergencias que, en general,

existen entre las élites y las masas en materia de política exterior; no aclaran cuáles son los

fundamentos de las coincidencias y discrepancias que forjan la postura de los mexicanos

frente a temas más concretos que trata la encuesta (e. g. frente a la Unión Europea, la ONU,

el terrorismo, la integración económica latinoamericana, etc.). La segunda limitación de las

explicaciones de la encuesta es que no elucidan cómo surgen los acuerdos o desacuerdos

entre el público y los líderes. Cabe aclarar que estas limitaciones no son fallas de la

encuesta México y el mundo 2006, pues elaborar análisis tan detallados no es parte del

objetivo de dicho instrumento de medición; pero sí de mi investigación.

En este análisis quiero investigar cuáles son los principales factores socio-

económicos, institucionales y culturales que hacen que los líderes y los ciudadanos

mexicanos comunes coincidan en algunos temas y difieran en otros, para luego poder

identificar tendencias (conforme dichos factores aumentan o disminuyen). Sin embargo,

analizar todos los disensos y consensos que la encuesta México y el mundo 2006 presenta

6

—para cada tema de política exterior en particular— sería inmoderado debido a la

pluralidad de tópicos que ésta abarca. Por esta razón voy a acotar mi investigación

únicamente al estudio de los acuerdos y desacuerdos en lo que concierne al tema de

seguridad internacional dentro del marco de la Organización de Naciones Unidas.

Lo que voy a hacer es considerar los múltiples temas de política exterior que

comprende la encuesta México y el mundo 2006 como elementos de un espectro muy

amplio que pertenece al mismo fenómeno (i.e. la diferencia de actitudes entre masas y

élites) y voy a analizar únicamente un tema (o un componente del espectro). Es decir, voy a

hacer un estudio de caso de la encuesta en el que analizaré cuáles son las razones de la

concordancia y discrepancia entre los líderes y las masas mexicanas,3 enfocándome

exclusivamente en las preguntas que conciernen a la ONU y a su Consejo de Seguridad.

d) La divergencia y convergencia de actitudes.

En casi todas las preguntas —a excepción de tres— que se refieren al CSONU y a la

seguridad colectiva dentro del marco de la ONU, la mayoría de los líderes y del público

mexicano está de acuerdo con posturas relativamente multilaterales: (1) que el CSONU

autorice el uso de la fuerza para: a) evitar la proliferación de armas nucleares; b) para

prevenir el genocidio; c) para evitar el apoyo de estatal a grupos terroristas y; d) para

defender a un país que ha sido atacado por otro.

Me he referido a “posturas relativamente multilaterales” porque teóricamente podría

argumentarse que no son perfectamente multilaterales o que no son multilaterales del todo,

3 En este estudio voy a hablar de “élites”, “dirigentes” y “líderes”, así como de “público” y “masas” comosinónimos.

7

por dos razones: una que concierne al CSONU y otra que se relaciona con la soberanía de

los Estados de la comunidad internacional.

Una intervención militar de la comunidad internacional autorizada por el CSONU

sería de carácter multilateral, aunque se ha argumentado que, por la conformación misma

del CSONU, tal acción no podría tener este carácter. Si bien sólo cinco de los 192 Estados

miembros que componen la ONU están representados permanentemente en el CSONU y,

precisamente sólo estos cinco cuentan con un poder de veto que puede evitar las sanciones

más necesarias y benéficas para millones de seres humanos,4 el carácter multilateral del

CSONU es innegable por dos razones. En primer lugar, porque los países miembros de la

ONU se han adherido a las reglas de esta organización y se han comprometido a respetar

los acuerdos, incluso aquellos de un órgano de constitución tan perfectible como el

CSONU. En segundo lugar, aunque podría pensarse que el CSONU está viciado porque una

camarilla de las cinco mayores potencias militares del mundo es quien decide sobre los

temas de mayor importancia; cada uno de estos cinco Estados es un poder regional con

intereses muy específicos y que muchas veces se oponen a los intereses de los otros.

Por otro lado, si bien las armas nucleares, el genocidio y el terrorismo, por

definición,5 atentan contra los valores codificados en el Derecho de Guerra (que ha sido

aceptado por la mayoría de la comunidad internacional), cuya base es que las armas y las

partes de un conflicto bélico deben, en todo momento, distinguir entre militares y población

civil;6 la base del multilateralismo —desde la Paz de Westphalen en 1648— es el respeto a

la soberanía de los Estados. No obstante, con el progresivo desarrollo que han ido 4 Sirva como ejemplo el genocidio en Darfur para ejemplificar este punto.5 En el caso del terrorismo y del genocidio, éstos se encuentran codificados como crímenes de guerra en lasConvenciones de Viena de 1949 y en la Convención para la prevención y castigo del genocidio de 1948. En loque respecta a las armas nucleares,6 Página electrónica de la ICRC: http://www.icrc.org/Web/eng/siteeng0.nsf/htmlall/humanitarian-law-factsheet/$File/What_is_IHL.pdf.

8

experimentando las instituciones multilaterales internacionales, éstas parecen tender cada

vez más hacia el consenso de que existen casos (sobre todo de genocidio y limpiezas

étnicas) donde la protección a los derechos humanos más fundamentales debe preceder en

importancia a la de la soberanía.7 Aunque este es un debate aún irresuelto, en esta

investigación se considerará que es más multilateral, o que corresponde más al espíritu del

multilateralismo moderno, proteger los derechos humanos más fundamentales aunque se

atente contra la soberanía de algún Estado, siempre y cuando la resolución de violar la

soberanía para proteger los derechos humanos haya sido previamente acordada por un

órgano multilateral como el CSONU. El sustento para hacer la presunción anterior se

encuentra en la tendencia que han ido tomando las resoluciones del CSONU cuando éste se

ha enfrentado al dilema de proteger derechos humanos o la soberanía nacional.

Ahora bien, las cuestiones en las que la mayoría de los líderes y del público está en

desacuerdo son tres: (1) que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar un

gobierno democrático que ha sido derrocado; (2) que México participe en operaciones de

mantenimiento de paz con la ONU y; (3) que México acuerde sus decisiones dentro de la

ONU, aunque esto implique que a veces tenga que tomar decisiones diferentes a las que

unilateralmente hubiera preferido.

En el primero de estos dos asuntos, la mayoría de los líderes cree que no se debería

autorizar el uso de una fuerza multilateral para restablecer un gobierno democrático que ha

sido derrocado (se asume, me parece, por la redacción de la pregunta, que por una fuerza

antidemocrática). En el segundo de estos asuntos, aunque la mayoría de los líderes y del

7 Ejemplo de esta tendencia es el concepto de “responsabilidad de proteger”, impulsado dentro de la ONU porBernard Kouchner, Ministro de Relaciones Exteriores de Francia. De acuerdo a este concepto, en algunoscasos, como genocidio y limpiezas étnicas, la prioridad de salvar vidas se antepondría a la de respetar lasoberanía estatal. The Economist, “To project sovereignity or to protect lives?”, (15 de mayo del 2008):http://www.economist.com/world/asia/displaystory.cfm?story_id=11376531.

9

público coinciden en que México debería participar en operaciones de paz de la ONU,

ambas mayorías rondan el 49%, lo que significa que ni hay consenso ni hay disenso, sino

más bien un empate de porcentajes que ostentan posturas opuestas en relación a este punto,

tanto al interior de los líderes y del público, como entre público y líderes.

En ninguno de los casos anteriores puede hablarse de “consenso” ni de “disenso” sin

mal interpretar la definición misma de estos dos conceptos, ya que ninguno representa un

acuerdo o desacuerdo producido por consentimiento o disentimiento de la totalidad de los

miembros de un grupo. Para cada caso, lo más sensato es decir que existe la tendencia hacia

un consenso o hacia un disenso. El caso del segundo disenso es quizás la única excepción,

ya que en él, aunque la proporción de los líderes y del público que concuerda es idéntica,

también lo es la proporción de líderes y público que disiente, de manera que, en este caso

podría argumentarse que el único consenso que hay entre masas y élites es que no hay

consenso. Aunque el reporte comparativo de la encuesta México y el mundo 2006 clasifica

a este segundo disenso como un consenso (un poco arbitrariamente), en esta investigación

se considerará como un disenso. En cualquier caso, hay que mantener en mente que

siempre que se hable de “consensos” y “disensos” se tratará de acuerdos y desacuerdos

parciales.

10

RespuestaNombre de la pregunta (variables dependientes) Sí, No o

Depende Líderes Público

Sí 49.42 68.05

No 39.38 22.281. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paraimpedir que un país adquiera armas nucleares.

Depende 11.20 5.54

Sí 86.87 72.52

No 11.58 17.68

2. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paraprevenir violaciones graves de derechos humanos comogenocidio. Depende 1.54 6.60

Sí 56.76 70.51

No 32.43 19.613. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paraevitar que un país apoye a grupos terroristas.

Depende 10.04 6.20

Sí 25.10 53.30

No 60.62 29.954. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar pararestaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado.

Depende 13.90 9.67

Sí 64.86 62.78

No 18.53 23.085. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paradefender a un país que ha sido atacado por otro.

Depende 15.83 8.94

Sí 49.03 49.906. México debe colaborar en operaciones de mantenimiento depaz de la ONU. No 48.65 39.83

Sí 63.71 42.90

No 27.41 27.02

7. México debe acordar sus decisiones dentro de la ONUaunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes a las quehubiera preferido. Depende 8.49 19.48

e) La relevancia teórica y empírica del enigma del multilateralismomexicano.

¿Qué importancia puede tener una cuestión tan específica como estudiar cuáles son las

razones de la divergencia o consenso de opiniones entre los líderes y el público mexicanos

respecto a la postura que México debe tomar frente a la ONU? Puedo distinguir varias

razones por las que esta investigación es relevante, tanto de tipo teórico como de índole

práctica.

Por el lado teórico, la importancia de esta investigación es que colabora a llenar una

laguna en la literatura. A excepción de la encuesta México y el mundo 2006 y de su versión

anterior —México y el mundo 2004—, en la literatura actual existen pocos análisis que

revelen cuáles son las diferencias en los sistemas de creencias y actitudes entre las élites y

las masas mexicanas —o al menos no son muy conocidos. Tampoco existen muchos

11

estudios que examinen cuáles son los fundamentos de los consensos y disensos entre el

público y los líderes mexicanos respecto la política exterior que México debe adoptar frente

a la ONU.

Entre las pocas investigaciones que analizan las creencias de las élites o de las

masas mexicanas, destacan —a mi parecer— dos obras recientes. Una de ellas es un

artículo de Jorge Chabat, “The Vicious Circle of Nationalism: How the Mexican Elites

Created the Myth of the Mexican Anti-US Feeling”; y la otra es un estudio de Andreas

Schedler, “Democrats with adjectives: Linking direct and indirect measures of democratic

support”. Más adelante, en la sección de revisión de la literatura, hablaré con más

detenimiento sobre estos trabajos —entre otros tantos.

Por el lado práctico, ubico al menos tres acontecimientos recientes y relativamente

paralelos que, potencialmente, han modificado la percepción y actitud de los mexicanos

frente a: la ONU, la arena internacional y la participación de México en ésta. De estos

eventos, la importancia empírica de esta investigación reside, sobre todo, en uno de ellos: el

cambio en la política exterior de México y, en consecuencia, la actualidad y relevancia del

tema. No es una investigación meramente teórica que guarda escasa o ninguna relación con

algún acontecimiento actual, sino que está directamente engarzada con un tema que ha

ocupado un lugar prioritario dentro de la agenda de los últimos gobiernos mexicanos.

i) Primer evento: Participación de México en la ONU.

El primer suceso fue una consecuencia directa de la victoria electoral de Vicente

Fox en el año 2000. La legitimidad democrática con la que este presidente llegó al poder

era tal que, para consolidarla internamente, intentó proyectarla hacia el exterior

(Sotomayor, 2007: 2; Mena, 2005). La administración foxista decidió formular una política

12

exterior contrastante con la que tradicionalmente había utilizado el régimen autoritario del

PRI.8 El objetivo consistía en hacer de lado la doctrina Estrada 9 y así “pasar de una política

externa, aislacionista y reactiva a otra más participativa, pragmática y proactiva” (Schiavon,

2003: 2), para así intensificar y promover el respeto a los derechos humanos y a los valores

de la democracia liberal. El artífice de esta reformada política exterior fue Jorge G.

Castañeda Gutman,10 quien se ha caracterizado por promover la misma política exterior que

fomentaba su padre, el canciller Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa.11 Este último

opinaba, ya desde 1956, que México debía abandonar su política exterior aislacionista y

desempeñar una función más activa en los organismos internacionales, para así

proporcionar al país nuevos recursos e instrumentos políticos y económicos que podrían

contribuir en forma positiva al su desarrollo (Castañeda, 1956: 15). Para lograr esto, el

8 Para un análisis sobre el activismo internacional de México en los setenta y ochenta, ver Mario Ojeda(1986): México: el surgimiento de una política exterior activa. México, DF: SEP; ver Carlos Rico (1991):Hacia la globalización. México y el Mundo, Historia de sus relaciones exteriores, tomo VIII, México, DF:Senado de la República; ver también Wolf Grabendorff (1978): “Review: Mexico’s Foreign Policy-Indeed aForeign Policy”, Journal of Interamerican Studies and World Affairs, Vol. 20, No. 1, pp. 85-92.9 Esta doctrina debe su nombre al doctor Genaro Estrada y es una postura que defiende el principio de nointervención en los asuntos internos de otros Estados, así como también condena la práctica dereconocimiento de gobiernos y ha sido uno de los pilares de la política exterior mexicana desde la época delpre-maximato a finales de la década de 1920 y principios de la década de 1930.10 Respecto a este personaje, es interesante notar que su influencia en la política exterior mexicana se remontahasta mucho tiempo antes de que fuera canciller de México, ya que, recientemente, se ha revelado que JorgeCastañeda Gutman fungió como espía “para el régimen de Cuba de 1979 a 1985, y por más de tres añosentregó información estratégica de la Cancillería y del gobierno mexicanos, documenta un expediente de ladesaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), ubicado en el Archivo General de la Nación. Incluso,presionó a su padre, Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa, entonces secretario de Relaciones Exteriores delgobierno de José López Portillo, de forma ‘altanera, exigente y denigrante’ para que tomara decisiones bajolos dictados de La Habana”. Fuente: página electrónica de El Universal (http://www.el-universal.com.mx/notas/479365.html).11 Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa (1921-1997). Nació en la Ciudad de México. Licenciado en derechopor la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor de la Escuela Libre deDerecho, de la UNAM, de El Colegio de México y de universidades extranjeras. En 1950 incursionó al campode la diplomacia en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Ocupó los cargos de vicecónsul adscrito a laOrganización de las Naciones Unidas, presidente de la Comisión Jurídica de la Asamblea General de lasNaciones Unidas, director general de Organismos Internacionales de la Secretaría, representante alterno antela propia Organización de las Naciones Unidas, embajador de México en Egipto, además de múltiplescomisiones desempeñadas ante organismos y conferencias internacionales. Fue designado secretario deRelaciones Exteriores por el presidente López Portillo, cargo que ocupó desde abril de 1979 hasta el términodel periodo presidencial el 30 de noviembre de 1982. Fuente: página electrónica de la SRE(http://www.sre.gob.mx/acerca/secretarios/xx.htm).

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gobierno de Fox persiguió, entre otras,12 dos estrategias que contemplaban una

participación “inusualmente activa” en la ONU (Sotomayor, 2007: 1).

La primera estrategia consistía en competir por un lugar en uno de los foros

multilaterales más importantes del mundo y el principal órgano en materia de paz y

seguridad internacional: el CSONU (Becerra, 2004: 110; Schiavon, 2003: 1). Desde el

inicio de su gobierno, el presidente Fox manifestó su intención de buscar un asiento para

México en este centro multilateral (Becerra, 2004: 110) —lo que logró para el bienio 2002-

2003. México había formado parte del CSONU como miembro no permanente en dos

ocasiones anteriores. La primera de ellas fue en 1946, durante el gobierno de Miguel

Alemán Valdés, cuando el país fue representado por los diplomáticos Alfonso de

Rosenzweig Díaz, Luis Padilla Nervo y R. Córdova. La segunda ocasión fue en el período

1980-1981, cuando México fue representado por Porfirio Muñoz Ledo (ver: CINU).13

12 Entre las otras estrategias de las que se valió la administración de Fox para promover los derechos humanosy una imagen democrática de México: “Primero, se buscó invitar a los relatores de derechos humanos deNaciones Unidas a visitar el país sin restricciones, y además se nombró una embajadora ad hoc encargada deestos temas, Mari Claire Acosta Urquidi, quien gozaba de reconocimiento internacional por su labor a favorde las mujeres, grupos indígenas y trabajadores migratorios. Segundo, se renombró una subsecretaría alinterior de la SRE, la de Asuntos Multilaterales por Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, con lo cualse indicaba que el tema en cuestión era sujeto de la agenda multilateral mexicana y prioritario para sudiplomacia. De hecho, se intentó crear una subsecretaría especial para esos temas, pero por razones fiscales,la Cancillería optó por el renombramiento. Tercero, México inició una campaña para promover activamentesu ingreso y membresía en los cuerpos internacionales de derechos humanos. Por ejemplo, el proceso dereforma de la ONU iniciado en el año 2005 dio pie a que la Asamblea General creara el Consejo de DerechosHumanos, constituido por una membresía de 47 países y el cual sustituyó a la otrora Comisión de DerechosHumanos. El cabildeo diplomático mexicano eventualmente dio sus frutos, México ingresó a dicho órgano,junto con otros siete países latinoamericanos, por un periodo de tres años. Asimismo, su representante, elEmbajador Alfonso de Alba, fue elegido por unanimidad como Presidente de dicho órgano para el periodo2006-2007, con lo cual México ejerció la primera presidencia del Consejo.12 Del mismo modo, se promovióla candidatura de Bernardo Sepúlveda Amor, ex-Secretario de Relaciones Exteriores, para ser juez de laSuprema Corte de Justicia. Se trataba de la primera ocasión en que México presentaba una candidatura paraese órgano, desde que Luis Padilla Nervo ocupó el mismo puesto en 1973”. En: Arturo Sotomayor, (2007):México en la ONU en momentos de transición: entre activismo internacional, parálisis interna y crisisinternacional.13 En 1946, México, junto con Brasil, fue seleccionado para ocupar uno de los puestos destinados paraAmérica Latina en el CSONU. Sin embargo, la experiencia no fue buena para México, ya que destacó laestructura del Consejo, basada en la asimetría de capacidades de los Estados que lo componen y que otorga ungran rango de acción a las potencias militares y uno muy pequeño a los países que no lo son. Estaparticipación convenció a muchos funcionarios mexicanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores de que

14

La importancia que el CSONU tenía para el canciller Castañeda Gutman se refleja

en sus propias palabras que dirigió a la 57ª Asamblea General de la Organización de las

Naciones Unidas el 13 de septiembre del 2002, en Nueva York:

México está convencido de que, en la coyuntura actual, la única vía de acciónlegítima debe basarse en un enfoque multilateral, que privilegie el acuerdo y laacción colectiva, en beneficio de la comunidad internacional en su conjunto y decada una de nuestras naciones en lo individual. Por ello, México refrenda, hoy yaquí, su compromiso con la vigencia del sistema de seguridad internacional queotorga al Consejo de Seguridad la responsabilidad de mantener la paz mundial. Enel cumplimiento de ese mandato, el Consejo tiene que sustentar su actuación en losprincipios que consigna la Carta de las Naciones Unidas, tales como la soluciónpacífica de las controversias, aspiración central de la comunidad de naciones desdemediados del siglo pasado y uno de los anhelos más caros de mi país (Coalición porla Corte Penal Internacional).

La segunda estrategia consistía en enviar tropas mexicanas al extranjero para que

participaran en misiones de mantenimiento de paz de la ONU (Sotomayor, 2007: 3), idea

con la que la Cancillería mexicana estaba tan entusiasmada que, hasta abrió un taller de

debate respecto al tema (Sotomayor, 2007: 17). Sin embargo, la tradición mexicana de que

los militares y los políticos no se inmiscuyan los unos en los asuntos de los otros, provocó

que fuera imposible implementar este proyecto. Las diferencias burocráticas entre la

administración foxista y la Secretaría de Defensa llegaron a un grado de fricción tal que,

Patricia Olamendi, la entonces Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos

Humanos, tuvo que renunciar tras haber sido la responsable de iniciar un debate en el

México debería abstenerse de competir por un sitio en el CSONU para mejor enfocar su atención en laAsamblea General. Más tarde, México ocupó un lugar no permanente por segunda vez en el CSONU duranteel bienio 1980-1981, aunque, esta vez, la llegada del país a este órgano fue más bien por accidente. En aquelentonces, Colombia y Cuba, dos candidatos para una plaza en el CSONU, se encontraron en una competidacontienda electoral por el puesto y, al ver ambos que ninguno tenía la oportunidad real de ganar, decidieronretirarse a favor de México, donde el presidente José López Portillo —aconsejado por el canciller JorgeCastañeda y Álvarez de la Rosa— aceptó la nominación, pese a la oposición de Manuel Tello Macías, elsubsecretario para asuntos multilaterales. Ver: Olga Pellicer de Brody (ed.) (1994): Voz de México en laAsamblea General de la ONU, 1946-1993. México DF: SRE/Fondo de Cultura Económica, 479 p.

15

Congreso que pretendía reformar la Constitución, de modo que ésta permitiera la salida de

tropas militares para misiones de mantenimiento de paz (Sotomayor, 2007: 21).

ii) Segundo evento: Guerra en Irak.

El segundo acontecimiento que considero que afectó recientemente la percepción y

actitud de los mexicanos frente a la ONU fue la traición que Estados Unidos cometió contra

esta organización al invadir Irak unilateralmente y violar así los principios de

multilateralismo que rigen a la ONU y a través de los cuáles se obtiene la legitimidad que

sólo esta institución puede conferir (Tharoor, 2003).14 La invasión estadounidense a Irak, al

ser llevada a cabo sin la autorización del CSONU, no sólo condujo a uno de los puntos más

bajos a los que la relación entre EE. UU. y la ONU ha llegado en décadas (Smith, 2004:

198), sino que además, al politizar la posición de esta organización, provocó que perdiera

14 En relaciones internacionales, el método que un país elige para perseguir ciertos fines de su política exteriorreflejan la buena fe y el altruismo de dicho Estado, el cuál, de acuerdo estos principios, puede actuarunilateralmente o multilateralmente. El unilateralismo se justifica (puede atribuírsele buena fe y altruismo)solamente cuando la seguridad nacional del Estado que lo practica corre peligro y se utiliza como medio dedefensa sin atentar contra los principios del derecho internacional. Por otra parte, el multilateralismo esprueba misma de buena fe y altruismo; éste se lleva a cabo generalmente cuando se persiguen objetivosglobales que afectan a la comunidad internacional en conjunto. Estados Unidos, al menos desde la creación dela ONU, siempre ha tenido un claro compromiso con el multilateralismo promovido por esta institución, lacuál establece las normas por las que muchos países quieren regirse —incluido EU, quien a lo largo de suhistoria ha visto las ventajas de vivir en un mundo organizado de acuerdo a leyes, valores y principios. Enseptiembre del 2002, un documento radical publicado en la Estrategia de Seguridad Nacional (NationalSecurity Strategy) declaraba: “Ninguna nación puede construir un mundo más pacífico y mejor por su propiacuenta”. No obstante, en 2003 EU actuaba sin el consentimiento de las Naciones Unidas al invadir Irak—unilateralmente y violando el derecho internacional—, argumentando como casus belli la amenaza que elgobierno de Saddam Hussein representaba para la seguridad nacional estadounidense debido a su desarrollode armas de destrucción masiva. No obstante la violación al derecho internacional, podría argüirse que, aúnasí, la amenaza de seguridad nacional que Irak representaba para EU era suficiente casus belli para llevar acabo la invasión. Sin embargo, dicha amenaza a la seguridad nacional ha demostrado haber estado casitotalmente infundamentada, debido a que existen múltiples pruebas fehacientes de que George Bush y suadministración le mintieron alevosamente al Congreso para obtener una declaración de guerra. Ver ShashiTharoor (2003): “Why America Still Needs the United Nations”, Foreign Affairs .http://www.foreignaffairs.org/20030901faessay82505/shashi-tharoor/why-america-still-needs-the-united-nations.html (accesada el 08 de diciembre del 2007). Ver también: Bruce Fein (2007): “Presidential Authorityto Gather Foreign Intelligence”, Presidential Studies Quarterly, Vol. 37, No. 1, pp. 23-36.

16

credibilidad como actor humanitario (Donini, 2004: 195). Entre las élites mexicanas,15 la

invasión provocó un sentimiento de frustración, porque tuvo como consecuencia que el

activismo internacional impulsado por el gobierno de Fox no generara los resultados que se

esperaban:

… el activismo mexicano coincidió con un momento internacional crítico para la ONU, tanto por la guerra en Iraq [sic], como por la emergencia de un sistema unipolar. El contexto internacional restringió el alcance del activismo mexicano ylimitó su impacto (Sotomayor, 2007: 2).

Uno de los grandes costos que tuvo la Guerra de Irak para México fue que, el voto

en contra de la guerra que México emitió en el CSONU, dio a Estados Unidos una excusa

para dilatar cualquier negociación seria respecto a un acuerdo migratorio con México. En

su política exterior, desde la Segunda Guerra Mundial, México ha podido hacer gala de una

independencia respecto de Estados Unidos que muchos otros países envidiarían. Esta

independencia ha sido tolerada por Estados Unidos únicamente porque México representa

para este país un importante asunto geopolítico de seguridad nacional. El que las élites

mexicanas en el pasado hayan podido expresarse en oposición abierta contra Estados

Unidos las legitimaba frente a su población y le brindaba a México la estabilidad que a

Estados Unidos le convenía. No obstante, al emitir su voto en contra de la invasión a Irak,

México se convirtió en uno de los factores que impidieron a Estados Unidos buscar una

salida legítima para llevar a cabo su invasión a Irak y, por lo tanto, en uno de los países que

impedía a Estados Unidos la persecución de acciones para garantizar su seguridad nacional

frente al terrorismo. En aquel entonces, un artículo de Luis Rubio al respecto concluía “Si

queremos que ellos atiendan nuestro reclamo migratorio, tenemos que ponernos de acuerdo

15 Aunque no por esto quiero decir que la frustración fuese un fenómeno exclusivo de las élites mexicanas, yaque tal sentimiento fue, muy plausiblemente, compartido tanto por las élites como por las masas de muchosotros Estados de la comunidad internacional.

17

entre nosotros mismos sobre lo obvio: en si estamos dispuestos a convivir con ellos”

(Rubio 2002), eso significa convivir con sus valores y perspectivas que, como en el caso de

la Guerra de Irak, resultó imposible para los mexicanos.

Si buscar un lugar en el CSONU es una buena estrategia o no para México, es algo

que ha provocado controversia y un gran debate que aún sigue irresuelto. Por una parte,

están quienes comulgan con la Doctrina Tello y creen que la participación de México en el

CSONU guarda una relación muy pequeña con el interés nacional del país (Sotomayor

2007, 6);16 por otra parte, están los que creen que la intervención de México en este órgano

es fundamental para “anclar en el exterior a la joven democracia mexicana” (Sotomayor

2007, 4).

iii) Tercer evento: Aumento de la actividad internacional de Brasil.

El tercer incidente que ha adquirido visibilidad y que puede haber transformado las

percepciones y actitudes de los mexicanos frente a la ONU es la creciente importancia que

ha adquirido Brasil como actor internacional.17 Tanto Brasil como México son potencias

medias y ambos son los dos gigantes de América Latina (Sotomayor 2006, 1). Sin embargo,

la política multilateral de México es menos comprometida internacionalmente en materia

de seguridad internacional que la de Brasil, entre otras cosas, por cuestiones burocráticas

16 “El Embajador Manuel Tello, quien hasta ahora ha sido el representante permanente de México ante laONU que más tiempo ha ejercido ese puesto en Nueva York (siete años consecutivos), se hizo conocer en lospasillos de la diplomacia multilateral como el “embajador del no.” Tello no sólo se opuso rotundamente acualquier intento por participar en el Consejo de Seguridad durante las dos últimas décadas, sino que ademásrechazó los argumentos presentados por Japón y Alemania para ampliar la membresía del mismo Consejo ypor años se opuso a la participación mexicana en operaciones de mantenimiento de la paz. De tal forma, parafinales de la década de los noventa, México enfrentaba un déficit de credibilidad internacional, no sólo por elaislamiento con el cual se había desempeñado durante décadas, sino porque su posición tradicional, basada enprincipios defensores de la soberanía y la no intervención, representaba ya un obstáculo para la propiaOrganización” (Sotomayor 2007, 6).17 Aunque para saber si efectivamente este fenómeno ha tenido alguna incidencia en las percepciones yactitudes de los mexicanos habría que hacer una investigación empírica al respecto. Esta aseveración esmeramente una hipótesis que considero plausible.

18

(Sotomayor 2006). Esto ha propiciado que Brasil se haya convertido, en cierta medida, en

la competencia para México en materia de política exterior —al menos en la región de

América Latina—, ya que algunas de sus acciones en este terreno opacan las de México.

Brasil ha contribuido con contingentes militares para misiones de paz de la ONU en

varias ocasiones, tanto en Asia y África como en Latinoamérica; mientras que México

jamás ha cooperado con tropas para misiones de la ONU. Un objetivo de Brasil ha sido la

búsqueda de un puesto permanente en el CSONU, mientras que México no ha aspirado sino

a un puesto como miembro no permanente (Sotomayor 2006) —como la administración de

Calderón buscará conseguir por cuarta ocasión para México, durante el período 2009-2010

(Marín Bosch, 13 de septiembre, 2007).18

En la siguiente sección haré un escrutinio de la literatura que considero pertinente

para el enfoque de este estudio, es decir, aquella que ilumina cuáles son las diferencias de

actitud que existen entre las élites y las masas mexicanas. Inmediatamente a continuación

de esta sección, colocaré un apartado en el que resumiré concisamente cuáles son las

características que se le pueden atribuir a los líderes y al público mexicanos con base en las

teorías previamente revisadas. Tras esto explicaré mis variables e hipótesis, así como la

metodología de la que voy a valerme para probar mi teoría. Finalmente, haré el análisis

18 Miguel Marín Bosch es un diplomático mexicano, ha sido embajador de México ante diversos organismosde desarme internacional, tema del cual es especialista. También ha sido Subsecretario de AsuntosMultilaterales para América Latina y para Asia de la Secretaria de Relaciones Exteriores, en 1994 presidió elComité de la Conferencia de Desarme, donde estuvo a cargo de la negociación del Tratado para la ProhibiciónCompleta de los Ensayos Nucleares; ha impartido clases de historia en la Universidad Nacional Autónoma deMéxico y en el Instituto Tecnológico Autónomo de México. Durante 1989 fue Representante Permanente deMéxico ante los Organismos Internacionales con sede en Ginebra y ante la Conferencia de Desarme.Asimismo fue Embajador de México ante Naciones Unidas de 1985 a 1988 y Embajador ante el OPANAL.Actualmente es Director de Instituto Matías Romero y columnista del periódico La Jornada. Para informaciónsobre la candidatura de México en la ONU para el período 2009-2010 ver:http://www.sre.gob.mx/asambleaonu/.

19

estadístico y, dependiendo de los resultados del mismo, elaboraré las conclusiones de mi

análisis.

II. REVISIÓN DE LA LITERATURA

a) La política exterior de las masas y de las élites estadounidenses

Para el estudio de la opinión pública mexicana en materia de política exterior no existe, ni

de cerca, la cantidad de literatura que se halla para el caso estadounidense. No obstante, es

necesario explotar la escasa investigación que hay para el primer caso, en el cuál se enfoca

esta investigación, ya que, aunque la abundante literatura que existe para EE. UU.

representa un marco teórico ventajoso en algunos aspectos, considero que su utilidad es

limitada. EE. UU. diverge radicalmente de México en cultura e instituciones, pero sobre

todo en capacidades, lo que provoca que tanto las metas como las expectativas que sus

ciudadanos tienen respecto a la política exterior de su país difieran considerablemente de

las que los mexicanos tienen respecto al suyo.

De acuerdo a las investigaciones de Robert W. Oldendick respecto a la opinión

pública en EE. UU. durante la década de los 80, la evidencia empírica sugiere que, para

explicar las acciones y actitudes de las élites, hay que considerar que su ideología (i.e.

valores morales, concepción normativa de un orden mundial, etc.) es más importante que su

interés individual (económico o político) (Oldendick 1982, 371). Si se concuerda con

Oldendick en este punto, debe concederse también que, consecuentemente, la teoría que

explique las acciones y actitudes de las élites de una nación, debe hacerlo a partir de los

intereses e ideología de los líderes. Ahora bien, ni la ideología ni los intereses de los líderes

en México son semejantes a los de los líderes estadounidenses, ya que el sistema político,

las instituciones, las capacidades militares y diplomáticas, así como las corrientes

20

ideológicas de las que los formuladores de política exterior provienen, varían enormemente

de un país a otro.

Lo anterior no significa que la teoría sobre opinión pública y política exterior que se

ha elaborado considerando el contexto estadounidense sea totalmente inservible en el

contexto mexicano, pues una de las ventajas de la teoría es precisamente su capacidad de

obtener elementos cuya validez sea universal. No obstante, la teoría no es una abstracción

que se hace a partir de la nada, sino una que se hace tomando como referencia un contexto

empírico determinado, por lo que el poder explicativo de las teorías de opinión pública y

política exterior elaboradas para EE. UU. se reduce cuando éstas se aplican a un contexto

tan distinto como México.

Uno de los principales contrastes institucionales que existen entre EE. UU. y

México es la rendición de cuentas que los titulares los cargos gubernamentales dan a sus

electores. En EE. UU. esta práctica puede llevarse a cabo gracias a la reelección, práctica

que en México fue abolida tras la Revolución debido al extenso abuso que de ella se hizo

durante el Porfiriato y durante el siglo XIX. En la literatura estadounidense se ha

descubierto que la política exterior es muy sensible a la opinión pública, particularmente en

caso de guerra (Klarevas, 2002: 417), lo cuál se debe a que el interés principal de los

formuladores de política exterior es ser reelectos. Sin embargo, en México no existe la

reelección y, por lo tanto, puede asumirse que los encargados de la política exterior no son

tan sensibles a la opinión pública como en EE. UU.

Otra diferencia de gran magnitud que existe entre México y EE. UU. es la capacidad

militar y diplomática, esta sola variable crea necesariamente un gran sesgo entre las

actitudes y creencias de los mexicanos y de los estadounidenses. Por ejemplo, en la década

de 1980, mediante una investigación de opinión pública, Oldendick descubrió que había

21

distinciones tajantes entre las élites y las masas estadounidenses respecto a temas de

política exterior. Los dos grupos diferían mucho en el grado de internacionalismo

expresado en sus puntos de vista. Los líderes apoyaban mucho más que las masas la idea de

que EE. UU. desempeñara un rol activista en los asuntos internacionales, así como también

mostraban tener un mejor entendimiento de la interdependencia que existe entre los

Estados. El grupo de los dirigentes estadounidenses era mucho más favorable hacia los

procesos de apaciguamiento, abogaba por lograr avances en el tema de derechos humanos y

creía que EU debería ser un líder para resolver los problemas mundiales.19 En contraste, el

público tendía a ser mucho más chovinista y creía que EU era lo suficientemente poderoso

como para actuar unilateralmente,20 así como que las preocupaciones más apremiantes del

gobierno deberían ser las internas y no las externas.21 Paradójicamente, las masas también

deseaban que EU siguiera teniendo una actuación importante en los asuntos internacionales

(Oldendick, 1982: 379).

Un investigador no podría esperar encontrar estas actitudes de los líderes y del

público estadounidenses entre las élites y las masas mexicanas. Es contra-intuitivo pensar

19 Es evidente que existe una gran brecha entre las élites que dirigían la política exterior de EU en 1982 y lasque la han dirigido durante las administraciones de George W. Bush, ya que no es el apaciguamiento, sino lafirmeza y energía militar de los que se han valido para perseguir sus objetivos. Por otra parte, la defensa a losderechos humanos no ha sido uno de los principales fuertes de la política exterior de los gobiernos de GerogeW. Bush, considerando la masacre civil que ocasionó la guerra estadounidense en Irak y las violaciones a losderechos humanos que son lugar común en la prisión de Guantánamo. En todo caso, lo que han defendido lasúltimas dos administraciones estadounidenses es una defensa selectiva de los derechos humanos.20 No utilizo el adjetivo “chovinista” como sinónimo de “nacionalista”, sino en su acepción original, es decir,la de “patriotismo belicoso con un ‘gran entusiasmo nacionalista’ […] La palabra la regaló al idioma francés—y después a muchos otros— Nicolas Chauvin, soldado de la Grand Armée [sic] de Napoleón, quien sedistinguió por su fanatismo y valentía en diversas campañas; se ganó 17 heridas —más graves de lo quedebían ser gracias a la primitiva medicina de entonces— y una generosa pensión”. En: María del Pilar Montesde Oca Sicilia (directora de la colección): El libro de las palabrotas. México DF: Algarabía, pp. 49-50.21 Es difícil creer que las actitudes de las masas estadounidenses no hayan cambiado durante los últimos 26años, sobre todo considerando que en el 2001 hubo un punto de inflexión en la política exteriorestadounidense tan importante (o aún más) como lo fueron Vietnam y Peral Harbor. Tras el desastre que hanresultado las operaciones militares en Afganistán y en Irak y la radicalización islámica en el Medio Oriente,es difícil pensar que el público estadounidense sigue siendo tan chovinista y aislacionista como lo era en1982.

22

que el público mexicano es chovinista y cree que México “es lo suficientemente poderoso

como para actuar unilateralmente”; o considerar que las élites mexicanas pretenden que

México sea “un líder para resolver los problemas mundiales”. No es ningún secreto que

México no es un país poderoso en la esfera mundial (si se le compara con potencias como

EE. UU., China, Francia, Reino Unido, Rusia, Japón o Alemania) ni en la regional. México

no tiene la capacidad económica, y mucho menos la militar, como para actuar

unilateralmente o para ser un líder en resolver los problemas mundiales.22

Lo anterior se ha confirmado en un estudio de opinión pública hecho por Guadalupe

González en 2005. En éste se demuestra que los estadounidenses están a favor de la

“colaboración de Estados Unidos, en su calidad de primera potencia mundial, con otras

naciones, en la solución de problemas internacionales […] Los mexicanos, en cambio,

prefieren que su país se limite a participar sólo en aquellas actividades encaminadas a

resolver problemas internacionales en los cuáles se vean afectados directamente”

(González, 2005: 10).

Una tercera discrepancia que existe entre México y EU —y que está influenciada

por las dos anteriores diferencias, es decir, la de rendición de cuentas y la de capacidad

militar y diplomática— es la de ideología. Actualmente en EU no se puede entender la

política exterior sin la ideología neo-conservadora fomentada por el PNAC.23 A su vez, esta

22 El gasto militar de los miembros permanentes del CSONU como porcentaje de su PIB es el siguiente: EU –4.06% (2005); China – 4.3% (2006); Rusia – 2.7% (2006); Reino Unido 2.4% (2005); Francia 2.6% (2005).El gasto de otro país industrializado con una presencia militar cada vez más importante en el mundo esAlemania, que gasta 1.5% de su PIB (2005) en su sector bélico. Rusia, a pesar de ser un país en vías dedesarrollo destina una proporción nada despreciable de su PIB al sector militar. En contraste, el gasto militarde México corresponde a tan sólo un 0.5% de su PIB.23 El Project for the New American Century (PNAC) es un think tank estadounidense (fundado en 1997 y consede en Washington DC) de ideología neo-conservadora cuyo objetivo es defender y difundir dos principiosque sus integrantes consideran fundamentales. El primero de estos principios es que el liderazgoestadounidense es bueno tanto para EU como para el mundo. El segundo es que dicho liderazgo requiere defuerza militar, energía diplomática —lo cuál parece ser un eufemismo para decir que EU no debe temerle alunilateralismo ni al desconocimiento de las instituciones internacionales— y compromiso con los principios

23

ideología no puede entenderse sin los atentados del 11 de septiembre del 2001.24 Dicha

corriente propone, en resumen, lo siguiente:

Lo que necesitamos es una fuerza militar que sea fuerte y que esté lista para enfrentar tanto los retos presentes como los futuros; una política exterior que descarada e intencionalmente promueva los principios estadounidenses en el extranjero; y un liderazgo nacional que acepte las responsabilidades globales de los Estados Unidos.

Por supuesto, los Estados Unidos deben ser prudentes en la manera en la queejercen su poder. Pero no podemos evadir los costos a los que el ejercicio de las responsabilidades del liderazgo global está asociado. Estados Unidos desempeña un rol vital en el mantenimiento de la paz y seguridad en Europa, Asia y el Medio Oriente. Si evadimos nuestras responsabilidades, invitamos a que nuestros intereses fundamentales sean amenazados. La historia del siglo XX debería habernos enseñado que es importante moldear las circunstancias antes de que emerjan las crisis, así como afrontar las amenazas antes de que se vuelvan inminentes. La historia del siglo pasado debería habernos enseñado a acoger la causa del liderazgo estadounidense (PNAC 2000, II).

Desde su creación, el PNAC ha establecido claramente que su objetivo en materia

de política exterior es establecer una Pax Americana mediante la instauración de un

benevolente —sea como sea que se conciba este concepto— Imperio estadounidense. Para

morales. El presidente de esta organización es William Kristol (hijo de Irving Bristol, uno de los fundadoresdel movimiento neo-conservador); sus directores son Robert Kagan (un célebre académico neo-conservador yuno de los principales promotores de la invasión a Irak), Devon Gaffney Cross, Bruce P. Jackson (colaboradordel Comittee for the Liberation of Iraq, un grupo de presión fundado en el 2002 que buscaba generar apoyopúblico y en el Congreso para invadir Irak) y John R. Bolton (ex representante de la misión permanente deEU en la ONU). Otros miembros del PNAC que eran funcionarios gubernamentales eran Elliot Abrams,William Bennett, Jeb Bush, Dick Cheney, Steve Forbes, Donald Kagan, Norman Podhoretz, Dan Quayle,Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa) y Paul Wolfowitz (Sub-Secretario de Defensa).24 Debido a la desastrosa Primera Guerra del Golfo, George Bush (padre) no fue reelecto y muchos de losmiembros de su administración que se habían encargado de la formulación del plan para dicha guerra fueron aparar a think tanks, negocios y diversas publicaciones. No obstante, durante la siguiente década, el plan de lainvasión a Irak fue revisado y enmendado por muchos de los ex miembros de la administración de GeorgeBush, quienes recibieron otra oportunidad para implementar sus planes casi una década después, cuandoGeorge W. Bush llegó a la presidencia y los reclutó de nuevo. Dick Cheney, por ejemplo, fue uno de los queen formuló el plan para la invasión de Irak de 1992. Poco antes de los ataques del 11 de septiembre, el nuevoplan enmendado para la invasión a Irak, así como los nuevos lineamientos para la nueva política exteriorestadounidense ya estaban formulados (Altheide 2005, 625). Aunque desde el fin de la década de 1990 losmiembros del PNAC proponían modificar drásticamente la política exterior estadounidense, un cambio tanradical —sobre todo la implementación de una estrategia militar unilateral y preventiva, transgresora de lasleyes y convenciones internacionales—, como el que se dio a partir de la invasión a Irak en el 2003, nohubiera sido políticamente posible sin un evento tan espectacular como el de los atentados del 11 deseptiembre del 2001. Este acontecimiento hizo que tanto la opinión pública como la clase política y losacadémicos liberales —incluso algunos anti-intervencionistas— de EU opusieran poca resistencia o apoyaranel enérgico cambio en la política exterior de su país (Parmar 2005, 218).

24

lograr este objetivo, el plan del PNAC contemplaba librar a EU de las restricciones de

tratados que limitan su ejército, su línea de producción armamentista, así como sus ensayos

de armamento y su proliferación de armas nucleares (Perkovich, 2003). El proyecto del

PNAC también contemplaba evitar que EE. UU. firmara tratados ambientalistas y

ecológicos como Protocolo de Kyoto, firmado por 140 países y al cuál EE. UU. aún no está

adscrito (Altheide, 2005: 625).

Por otra parte, si bien es cierto que existen “importantes diferencias geopolíticas,

económicas y sociales que separan a los Estados Unidos y a México, la opinión pública de

ambos países está de acuerdo en muchos aspectos fundamentales” (González, 2005: 10).

No obstante, en México, los temas que se debaten con más fervor en el ámbito de política

exterior son de una naturaleza fundamentalmente distinta a los que tienen prioridad en EE.

UU. Los asuntos de política exterior que más preocupan a los mexicanos son la protección

de los intereses mexicanos en EE. UU.; la promoción y venta de productos mexicanos en

otros países y; detener el flujo de drogas ilegales hacia EE. UU. (González, 2005: 19).

Mientras tanto, los temas de política exterior más relevantes en EE. UU. son proteger los

empleos de los trabajadores estadounidenses; prevenir la propagación de armas nucleares y;

combatir el terrorismo internacional (González, 2005: 19).

No obstante las diferencias contextuales entre México y EE. UU., existen algunos

aspectos de la teoría estadounidense que pueden aplicarse al caso mexicano, como por

ejemplo, dos descubrimientos del estudio de Oldendick. Uno de ellos indica que el público

estadounidense tiende a sostener una opinión más favorable que los líderes hacia la ONU y

los organismos internacionales en general, así como respecto a que EE. UU. debería guiar

su política exterior supeditando sus decisiones en este campo a los mecanismos y

disposiciones de las instituciones internacionales (Oldendick, 1982: 378).

25

El segundo descubrimiento del estudio de Oldendick, que puede considerarse de

validez universal en lo que respecta a las actitudes de las élites encargadas de la política

exterior, es que las élites estadounidenses creen que resolver los problemas mundiales y

proteger los derechos humanos a escala global es muy importante, pero no tienen tanta

confianza en las instituciones internacionales como las masas. Las hipótesis que podrían

explicar esta difidencia hacia los organismos internacionales son dos. Por una parte, tal vez

se deba a que los líderes que tienen injerencia en la política exterior no están dispuestos a

ceder su poder de toma de decisión a organismos internacionales ni a admitir que esto sería

benéfico para los intereses estadounidenses en el exterior porque, tal declaración,

equivaldría a admitir que su función misma dentro del gobierno no sólo es injustificable,

sino ineficiente.

Esta hipótesis encuentra un cierto eco en la teoría de circulación de élites de Pareto,

de acuerdo a la cuál, los historiadores fracasan al considerar que este fenómeno es siempre

producto de la lucha de las mismas oligarquías contra el mismo pueblo. Cuando en

realidad, la circulación de élites es producto de una lucha entre dos oligarquías: la

gobernante y la que no tiene acceso a la cúpula de poder —que eventualmente derroca a la

primera— (Pareto 1901). Al respecto, podría hacerse la analogía de que la oligarquía en el

poder son los tomadores de decisión en materia de política exterior, mientras que la

oligarquía que está excluida de la esfera de poder —donde el poder equivale al control de la

política exterior de un país determinado— son los organismos internacionales (e.g. la

ONU). De modo que existe una lucha constante entre estas dos oligarquías y, si la que tiene

el poder cediera éste voluntariamente a la que no lo tiene, tal gesto implicaría ceder sus

privilegios mismos, por lo que la oligarquía en el poder trata de evitar hacerlo en todo

cuanto le sea posible.

26

Por otra parte, una hipótesis alternativa es que los dirigentes de la diplomacia

estadounidense están conscientes del fracaso que representó la Liga de las Naciones y del

éxito limitado que ha tenido la ONU, es decir, tienen más información. Esto los lleva a

pensar que someter la política exterior de EE. UU. a organizaciones internacionales no

garantizaría ningún beneficio apreciable (Oldendick, 1982: 378). En fin, para saber a

ciencia cierta cuáles son las actitudes de las élites y de las masas mexicanas respecto a la

política exterior de su país, primero es necesario delimitar teóricamente cada uno de estos

dos grupos.

La literatura que voy a utilizar para examinar la relación que existe entre las élites y

las masas mexicanas es, por una parte, la teoría moderna de élites y, por otra, la teoría de

acción colectiva, así como también el debate entre realistas y liberales que versa sobre

cuáles son las diferencias de actitudes entre líderes y público en materia de política exterior.

La teoría moderna de élites es útil para estudiar las características de las élites, aunque no

brinda mucho sustento teórico para explicar a las masas. Sin embargo, voy a complementar

esta restricción tanto con la teoría de acción colectiva como con el mentado debate entre

realistas y liberales. Esta literatura es la que voy a presentar y discutir a continuación.

b) La identidad de las élites.

i) La definición del concepto de élite.

Hay quienes argumentan que aún no se ha llegado a un verdadero consenso respecto

a la definición general de lo que es una élite. Quienes sostienen esta postura arguyen que

este concepto no puede ser definido como una generalidad histórica y atemporal, pues si se

pretende que éste posea alguna utilidad empírica, su definición debe delimitarse

necesariamente a un contexto coyuntural. Un concepto abstracto e inamovible carecería de

27

utilidad práctica, ya que no guardaría sino una exigua relación con alguna realidad empírica

(Endruweit, 1979: 33).

Los seguidores de este enfoque se inclinan por que la definición de las élites

dependa más bien de las funciones y las propiedades que cada una tenga. De acuerdo a

estos criterios, las élites pueden ser de varios tipos: de valor intrínseco (individuos que

poseen las características más apreciadas socialmente); meritocráticas (individuos que

tienen la capacidad para brindar los servicios más apreciados a una sociedad); de auto-

adjudicación (pertenecen a las élites quienes creen que forman parte de ellas); de

adjudicación externa (pertenecen a las élites quienes la sociedad cree que pertenecen a las

élites), de poder (individuos que ostentan el poder institucional dentro de una sociedad) y;

fácticas (quienes tienen influencia decisiva en los procesos más importantes de una

sociedad). Un problema de esta clasificación es que las categorías no son mutuamente

excluyentes y que las definiciones no son tan claras como sería deseable (Endruweit 1979).

No obstante, es una clasificación útil en cuanto a que permite identificar —aunque

vagamente— el tipo de élites cuya formación incentiva determinado régimen político.

Por ejemplo, las élites de valor intrínseco y las meritocráticas teóricamente

corresponderían a los sistemas políticos democráticos, pues son estos los que permiten una

gran movilidad social, sobre todo la de aquellos individuos con atribuciones socio-

económicamente estimadas. En contraste, las élites de poder y las fácticas idealmente

corresponderían a sistemas políticos autocráticos, cuya movilidad socio-económica está

basada en la jerarquía, el nepotismo y la tradición, no en la meritocracia. Estos sistemas

impulsan la reproducción de los líderes, una y otra vez a lo largo de la historia, dentro de

los mismos estrechos círculos familiares y sociales, atendiendo a sus relaciones personales

y no a sus capacidades individuales. Esto no significa que en las democracias no haya élites

28

de poder o fácticas (e.g. los oligopolios bancarios, la iglesia, los magnates, las poderosas

corporaciones transnacionales, etc.) ni que en los sistemas políticos autocráticos no haya

élites meritocráticas, significa solamente que, en general, ciertos sistemas políticos

estimulan más la creación de cierto tipo de élites que de otras.

Aunque se puede o no estar de acuerdo con la corriente anterior, ésta ejemplifica la

confusión que existe para definir al concepto de élite, pues la demarcación de este concepto

todavía permanece vaga. No obstante, actualmente existe cierto acuerdo respecto a dos

requerimientos que deben cumplirse para que podamos clasificar a un individuo como

miembro de este grupo. La primera condición es que una persona debe pasar primero por

un proceso de selección, cualquiera que éste sea. La segunda condición es que grupos

excepcionales como las élites se caracterizan por su participación en la toma de decisiones

que afectan de alguna manera al todo de una sociedad (Machatzke, 1997: 35).

ii) Las características de las élites: las teorías de élites.

Entre las particularidades generalmente atribuidas a los integrantes de las élites —y

respecto a las que existe cierta anuencia— se encuentran: ser política- o

administrativamente poderosos, ser adinerados o tener propiedades, ostentar un título

importante o un rango oficial elevado y poseer una buena preparación académica

(Whitmeyer, 2002: 322). En resumen, a una élite pertenecen los individuos “que son

capaces de afectar los resultados políticos nacionales de manera regular y sustantiva, en

virtud de sus posiciones estratégicas en organizaciones poderosas” (Highley, 1992: 8).

Para efectos de una investigación empírica, la manera más sencilla y acertada de

ubicar a los líderes dentro de una sociedad específica, es utilizando el método de

adjudicación externa, es decir, las élites se constituyen por quienes la sociedad dice que la

29

constituyen (Hoffmann-Lange, 2003: 113). Sin embargo, establecer quién compone al

grupo de gente capacitada para decidir quiénes son las élites representa una complicación

metodológica para la que no propongo ninguna respuesta satisfactoria ni definitiva. Se

asume, sin embargo, que para esta tarea hay personas más capacitadas que otras, como

aquellas que se desenvuelven dentro de las esferas donde regularmente se encuentran las

élites, es decir, la política, la academia, la iglesia, los altos círculos empresariales, etc.

Existen dos grandes escuelas para el análisis de las élites: la pluralista y la

tradicional. El enfoque más compatible con la democracia liberal es el de la primera, pues

presupone una diversidad de élites —ninguna de las cuáles es dominante, de modo que

entre ellas hay una relación más bien horizontal e igualitaria que vertical y jerárquica—,

entre las cuáles existe cierta competencia y gran autonomía respecto del Estado. Esta

percepción pluralista fue desarrollada por Robert Dahl en A Preface to Democratic Theory

(1956), trabajo en el que Dahl hace una adaptación política de la célebre teoría económica

de la “mano invisible” de Adam Smith (1776). El argumento es que los líderes, al buscar

neutralizarse los unos a los otros —persiguiendo egoístamente sus propios intereses—,

conducen a un equilibrio que abre espacio al juego democrático y a la participación

ciudadana (Meyer, enero 06, 2006).25 Este equilibrio está representado por elecciones justas

y libres, mecanismos institucionales de castigos y recompensas, de evaluación del

25 Lorenzo Francisco Meyer Cosío es un reconocido historiador y académico mexicano que también haincursionado en el periodismo. Es Licenciado y Doctor en Relaciones Internacionales por el Centro deEstudios Internacionales del Colegio de México y tiene estudios de post-doctorado en el Departamento deCiencia Política de la Universidad de Chicago. Como periodista, destacan sus contribuciones como experto enciencia política en los diarios Reforma, La Jornada, así como su participación en la televisión, sobre todo en elprograma Primer Plano en Once TV. Actualmente es profesor e investigador del Colegio de México yMiembro Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores de México. Los cursos que imparte en el Colegiode México son “Historia de las relaciones internacionales de México” e “Historia del pensamientoindependiente de México”, su más reciente línea de investigación es la historia de las relacionesinternacionales entre México y Europa occidental. Las ideas de Meyer respecto a la teoría de élites —asícomo una excelente exposición de la evolución, corrientes y supuestos de dicha teoría— están resumidas en elartículo periodístico que cito.

30

desempeño político, etc. La corriente pluralista se adecua muy bien a democracias liberales

como la estadounidense, pero no a democracias jóvenes como la mexicana ni a

autoritarismos —por razones que explicaré más adelante.

El enfoque pluralista se aplica a sistemas donde los individuos obtienen acceso a las

esferas de poder (e.g. medios de comunicación, puestos gubernamentales de toma de

decisión, puestos directivos en las grandes empresas, etc.) no solamente gracias a los nexos

familiares, sino también a los méritos personales. Estos sistemas permiten una circulación

constante de élites, es decir, en ellos existe una constitución (arreglo de magistraturas y de

instituciones) relativamente estable cuyos miembros están cambiando frecuentemente (i.e.

un sistema democrático liberal donde los ricos y poderosos de hoy [t1] no son

necesariamente los ricos y poderosos de mañana [t2]).

En la teoría de élites, la diferencia entre usar el enfoque tradicional o el pluralista

radica en si el sistema que se estudia es uno donde los mecanismos para la circulación de

élites están presentes o no. Ejemplos de estos mecanismos son los organismos de

transparencia, las instituciones electorales confiables, un poder judicial autónomo, derechos

de propiedad bien definidos, comisiones de derechos humanos cuyas decisiones sean

jurídicamente vinculantes, un sistema educativo que permita la movilidad social a cambio

del mérito académico, etc. Las democracias jóvenes, así como los autoritarismos, se

caracterizan por carecer de estos mecanismos —indispensables para la circulación de

élites— o por no tenerlos suficientemente desarrollados.26

26 Existen muchos datos que comprueban que México es una democracia joven. Por ejemplo, en México, traslas controvertidas elecciones del 2006, 48% de los mexicanos consideró que la actuación del Instituto FederalElectoral (IFE) había sido regular o mala (regular: 26%; mala: 14%; muy mala: 5%), mientras que el 48%consideró que había sido buena (buena: 36%; muy buena: 13%). Ver: Parametría | 18.09.06:http://www.parametria.com.mx/carta-parametrica.phtml?id=4032&text1=IFE. Por la parte de derechoshumanos, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México es la que más fondos recibe en elmundo (US$75 millones anuales) y aún así es una de las que peor funciona, ya que, si bien es muy buena

31

En contraste al enfoque pluralista está el tradicional, también llamado de “élite de

poder”, desarrollado por C. Wright Mills en The Power Elite (1956). Este estudio resultó

muy influyente durante la década de 1960 para investigaciones sobre la repartición y

difusión del poder en México.27 Basándose en la situación de Estados Unidos durante la

época de los primeros años de la Guerra Fría, Mills jerarquizó a las élites de acuerdo a

esferas especializadas (política, económica, militar y cultural). Dentro de esta estructura,

los miembros de dichas élites podían moverse libremente de un ámbito a otro, manteniendo

siempre una estrecha relación personal, la cual les permitía apoyarse mutuamente y

preservar los valores, ideas e intereses que los unían. Lo que Mills quería decir es que, el

resultado de esta estructura era que las élites conformaban un bloque sólido que cooperaba

mucho más de lo que competía, lo que a largo plazo erosionaba la democracia, pues

marginaba los intereses de la mayoría (Meyer, 06 de enero del 2006).

documentando abusos, sus decisiones no son jurídicamente vinculantes, sino que solamente tienen un carácterrecomendatorio. La CNDH es una institución muy obscura debido a que sus procedimientos están exentos dela Ley de Transparencia. Además, la Comisión cobra cerca de $80 por cada página de las recomendacionesque emite (lo cuál representa un precio prohibitivo para muchas víctimas) y tiene la capacidad de cerrar loscasos sin consultar a las víctimas. Ver: The Economist, “Big, expensive and weirdly spineless”, (14 de febrerodel 2008): http://www.economist.com/displayStory.cfm?story_id=10696136. En cuestión de educación ymovilidad social, la UNAM solía ser un motor de movilidad social en México, un sitio donde los estudiantesde educación media superior de provincia podía mezclarse con los hijos de miembros de la clase política y delas clases medias urbanas. Sin embargo, desde hace unos años la UNAM ha perdido este papel gracias a dosfenómenos. Por una parte, las universidades y los institutos privados son quienes actualmente atraen a loshijos de las élites mexicanas para estudiar economía o ciencias políticas. Por otra parte, la proliferación deinstituciones de educación superior de baja calidad en la provincia mexicana han hecho que los estudiantes deesa zona dejen de acudir a la UNAM. Ver: The Economist, “A doctor takes charge”, (06 de diciembre del2007): http://www.economist.com/world/la/displaystory.cfm?story_id=10253431.27 Ver estudios como el de Frank Brandenburg (1964): The Making of Modern Mexico. New Jersey: PrenticeHall, 379 p. En este libro, el autor explica cómo los mecanismos de un sistema en el que existe una “élite depoder” existen en México. De acuerdo al esquema que presenta el autor, debido a la organizacióncorporativista establecida por Lázaro Cárdenas pocos años antes, el presidente tenía que negociar con loslíderes del PRI, así como con gobernadores, funcionarios públicos de alto rango, secretarios, generales delejército, obispos, líderes sindicales y empresarios para llevar a cabo leyes, reformas y demás actividades yplanes gubernamentales.

32

iii) La adaptación de las teorías de élites al contexto mexicano.

¿Cuál de los dos enfoques para estudiar a las élites es el apropiado para México?

Como indican los últimos reportes del PNUD, México es uno de los países más

inequitativos del mundo. En palabras de Lorenzo Meyer:

La desigualdad extrema ha acompañado a México por siglos. La continuidad de esa gran desigualdad pese a que la Revolución Mexicana se propuso combatirla, demuestra lo hondo de su raíz. La nuestra fue y sigue siendo una sociedad montada en una profunda diferencia entre la parte superior y la inferior de la pirámide social […] México ha sido y sigue siendo, más un país al que explican las acciones de susélites que su democracia […] En México, el enfoque elitista tiene una capacidad explicativa mayor que en otras partes, pues sus supuestos tienen aquí una correspondencia muy evidente con la realidad (Meyer, enero 06, 2006).

Debido precisamente a esta composición histórica y aún vigente de la estructura

socio-económica mexicana, los enfoques de élites han sido de invaluable importancia para

entender la conformación y funcionamiento de la sociedad mexicana (Hazan, 2001). A

finales del siglo pasado hubo la discusión sobre si el enfoque tradicional de la teoría de

élites era apropiado para México. Peter Smith concluyó, en 1979, que México estaba

fácticamente controlado por una genuina élite de poder (Smith, 1981: 224). Las

investigaciones de Smith fueron más tarde complementadas por las de Roderic Ai Camp

(2002).

En el 2002, Camp hizo un minucioso estudio sobre las élites de poder mexicanas en

el que llegó a varias conclusiones importantes.28 Una de ellas es que las élites de poder

transformaron a México, de un país semi-autoritario en los años 70, a una democracia

electoral —y solamente electoral— consolidada (full-scale electoral democracy) en el año

28 Camp seleccionó a 398 miembros de 5 grupos clave que, de acuerdo con él, comprenden a las élites depoder mexicanas: políticos, capitalistas, intelectuales, militares y clérigos.

33

2002 (Camp, 2002: 15).29 Otra de ellas es que, en México, el acceso a los círculos de élite

se da no por instituciones y organizaciones (no por méritos), sino por otros dos factores:

tutoría y relaciones personales (mecanismos de reproducción de élites). La tutoría proviene

principalmente del círculo familiar y del educativo, es decir, los mentores en estas dos

esferas son quienes influencian de manera determinante los futuros logros de sus discípulos

—elección de carrera, valores ideológicos y profesionales, etc. (Camp, 2001: 21). Aunque

la tutoría forma capital humano, éste no puede infiltrarse en las élites si no dispone de

relaciones personales que le permitan posicionarse. Esto constituye uno de los hallazgos

más significativos de Camp, porque significa que las metodologías estándar utilizadas para

examinar la dinámica de las relaciones sociales en México (i.e. enfoques organizacionales

basados en múltiples vínculos formales) sub-valúan el impacto de las relaciones informales.

La teoría de élites —tanto la de Gaetano Mosca,30 como la de Joseph Schumpeter y

Charles Wright Mills— parte del siguiente axioma: que una minoría identificable y

organizada concentra en sus manos una parte desproporcionada del poder y sus beneficios.

Lo central de este enfoque es su capacidad para identificar a dicha minoría, su naturaleza

interna, reproducción y mecanismos para imponerse (Meyer, 06 de enero del 2006).

Las bases de la teoría moderna de élites se encuentran en la teoría clásica, cuyos

principales representantes y fundadores fueron Vilfredo Pareto, Gaetano Mosca y Robert

29 Aunque esta percepción optimista era comprensible en el 2001, debido al entusiasmo democráticoprovocado por el triunfo de la oposición, por primera vez, después de más de 70 años de hegemonía PRI-ista,actualmente esta afirmación puede cuestionarse debido al conflicto post-electoral del 2006.30 Hay quienes atribuyen a Gaetano Mosca la teoría clásica de élites, mientras que otros consideran que elverdadero fundador de la misma fue Vilfredo Pareto. Durante su vida, Pareto y Mosca siempre se disputaronla “paternidad” de la teoría de élites en una polémica cargada de pasión e incluso amargura, ya que cada unose la atribuía a sí mismo. Aunque en realidad Mosca y Pareto probablemente desarrollaron cada uno su teoríade élites paralelamente, les ocurrió como a muchos pioneros y descubridores, quienes no pueden resistir latentación de exagerar la significancia de sus contribuciones ni de conceder a sus argumentos más importanciadel que merecen. Ver: Ferdinand Kolegar (1967): “The Elite and the Ruling Class: Pareto and Mosca Re-Examined”, The Review of Politics, Vol. 29, No. 3, p. 355. Sus obras más importantes son: Sulla teorica deigoverni e sul governo parlamentare (1884); Questioni costituzionali (1885); Elementi di scienza politica(1896); Appunti di diritto Costituzionale (1906); Saggi di storia delle dottrine politiche (1927).

34

Michels.31 El concepto de “élite” cobró importancia a finales del siglo XIX, en una

situación caracterizada por dramáticas agitaciones sociales. Dentro de este contexto, la

imagen de “las masas” era considerada aterradora, mientras que el “dominio de las élites”

era imaginado como el concepto político redentor. Así fue como la noción de élite, que

representaba la antítesis de las masas, se convirtió en el topos central de la filosofía política

hasta bien entrado el siglo XX (Krais, 2001: 11).

El concepto de “élite” va de la mano del concepto de “masas”. Dentro de la

concepción clásica, las masas son entendidas como una colectividad individualizada,32

difusa, caótica e irracional que vive en el desmayo y por ello requiere guía y manipulación.

Dentro de esta misma noción, las élites son imaginadas “maquiavélicas”,33 es decir, no

gobiernan en consideración del bien común, sino del suyo propio y a costa de lo que sea

31 Robert Michels (9 de enero de 1876, Colonia, Alemania – 3 de mayo de 1936, Roma, Italia) fue unsociólogo alemán que escribió acerca del comportamiento de las élites intelectuales y es considerado uno delos padres de la teoría de élites, junto con Gaetano Mosca y Vilfredo Pareto. Michels fue un estudiante deMax Weber y un miembro activo del partido socialista, así como del partido fascista italiano. Durante toda suvida, Michels estuvo interesado por la democracia, aunque su relación con ella fue más bien tormentosa. Laprimera etapa de su vida, Michels fue un ferviente demócrata —socialista y sindicalista—, no fue sino hastaque conoció a Gaetano Mosca en Turín, que se desilusionó de la democracia, al percatarse, mediante kasenseñanzas de Mosca, que el elitismo y la concentración de poder en unas pocas manos es inherente einevitable en cualquier régimen, incluso dentro de un sistema democrático. En: Philip J. Cook (1976): “RobertMichel’s Political Parties in Perspective”, The Journal of Politics, Vol. 33, No. 3, pp. 773-796. Algunas desus obras más importantes son: Syndicalisme & socialisme ... (1908); Proletariato e la borghesia nelmovimento socialista italiano (1908; 1975); Zur Soziologie des Parteiwesens in der modernen Demokratie.Untersuchungen über die oligarchischen Tendenzen des Gruppenlebens (traducido al inglés como PoliticalParties) (1911, 1925; 1970).32 Aunque el concepto de “colectividad individualizada” parezca contradictorio, refleja precisamente lamanera en la que la teoría de élites concebía a las masas, pues las estudiaba como si fueran entes con unamisma voluntad, acción y movimiento, sin tomar en cuenta la diversidad individual ni el disenso que podíahaber dentro de ellas.33 Aunque el adjetivo “maquiavélicas” ha sido utilizado para describir peyorativamente la manera simplista enla cuál las élites eran concebidas por los teóricos clásicos de la teoría (Pareto, Mosca y Michels), esimportante notar que dicho adjetivo es utilizado haciendo referencia a la máxima popular —pero errada— conla que suelen resumirse las enseñanzas de Maquiavelo: “el fin justifica los medios”. De modo que dichoadjetivo no es usado en un sentido estrictamente académico. Etiquetados como neo-maquiavelistas, Mosca,Pareto y Michels han sido automática y acríticamente estereotipados por muchos como “proto-sociólogos”,debido a que trataban problemas de una época pasada, adusta, donde la jerarquía jugaba un papel importantetanto institucional como extra-institucionalmente y sobre la que ocasionalmente estos autores hacíangeneralizaciones precipitadas basadas en un estudio superficial de las estructuras sociales típicas de una eravagamente identificada como pre-industrial o pre-moderna. Ver: Ferdinand Kolegar (1967): “The Elite andthe Ruling Class: Pareto and Mosca Re-Examined”, The Review of Politics, Vol. 29, No. 3, p. 355.

35

con tal de mantener el poder (Krais, 2001: 13).34 Evidentemente, la idea de que los líderes

gobiernan desmedidamente para su propia conveniencia no es una ocurrencia original de la

teoría de élites, pues mucho tiempo antes, Adam Smith, James Madison, Alexis de

Tocqueville y Maquiavelo ya habían concebido esta idea. La diferencia entre estos autores

(a excepción de Maquiavelo) y los teóricos de las élites es que los primeros consideraban

que la búsqueda inexorable de la felicidad individual, canalizada a través de las

instituciones adecuadas,35 podía fomentar el bien colectivo. Mientras tanto, los segundos

creían que ni los mecanismos más sofisticados de las democracias más confiables eran

suficientes para evitar que la persecución del bienestar individual oprimiera y vejara a las

masas, pues dicha prosperidad personal se conseguía únicamente mediante el detrimento de

éstas.

Quienes esbozaron esta visión cínica de las élites fueron Mosca y Pareto. Ambos

han sido injustificadamente considerados como enemigos de la democracia, precursores del

fascismo y detractores de la contemporánea apoteosis del hombre común (Kolegar, 1967:

354). La incidencia de frases como “classe politica” y “l’élite gouvernementale”; la

fascinación de ambos autores con el uso de la fuerza y del engaño en la sociedad; la

elección de material ilustrativo de la historia política y de la escena política contemporánea

de aquel entonces; el inconfundible ánimo contra las propensiones igualitarias de los

34 Esta idea de que las élites gobiernan buscando su beneficio propio y no el bien común no es original de lateoría de élites. Ya en The Federalist Papers se rechazaba la idea de que hubiese políticos virtuosos (salvocasi inexistentes excepciones) que gobernaran en favor del bien común y no del suyo propio, por lo que eranecesario diseñar instituciones virtuosas (y no hombres utópicamente virtuosos) que tuvieran la capacidad detransformar los vicios privados en virtudes públicas. Lo que es muy característico de la teoría de élites, es queésta considera que ni siquiera las instituciones democráticas mejor diseñadas tienen los mecanismos paraimpedir que las élites los corrompan y se valgan de ellos para lograr sus objetivos egoístas.35 Estas “instituciones adecuadas” componen la “mano invisible” que permite transmutar los viciosindividuales en virtudes colectivas. Ejemplos de estas instituciones son el sistema de pesos y contrapesosentre los 3 poderes republicanos: ejecutivo, legislativo y judicial; los mecanismos de rendición de cuentascomo las elecciones libres y universales, etc.

36

regímenes democráticos modernos y las inevitables implicaciones políticas de sus ideas:

todas estas cosas han conspirado para tachar de unidimensionales a los modelos sobre las

élites de Mosca y Pareto (Kolegar, 1967: 355).

La interpretación común y desidiosa a que se hace de las teorías de Mosca y Pareto

es que son construcciones de un modelo puro y simple de élite política y que, más que

teorías, son solamente reflexiones ideológicas o al menos intentos de dominar

conceptualmente un régimen político antitético a la democracia representativa. De modo

que estas teorías son aplicables solamente al análisis de remanentes y tendencias

oligárquicos o autocráticos que afligen a sistemas democráticos de gobierno o a cuerpos

corporativos organizados democráticamente, pero totalmente inadecuados para un análisis

sociológico exhaustivo del sistema de estratificación de la sociedad actual (i.e. democracia

liberal) (Kolegar, 1967: 355). Si esta interpretación es correcta o no, no es una discusión

que yo pretendo resolver en este trabajo. Basta enfatizar que los detractores más fervientes

de la teoría clásica de élites le concedan poder explicativo a ésta cuando se trata de analizar

sistemas políticos con “remanentes y tendencias oligárquicos o autocráticos que afligen a

sistemas democráticos de gobierno”, como bien puede ser el mexicano.

La teoría de élites considera a las oligarquías como reducidas organizaciones cuyos

miembros ostentan actitudes antidemocráticas, incluso entre las de democracias

consolidadas. Este supuesto de la teoría nunca ha perdido vigencia. A principios de siglo,

Gaetano Mosca afirmaba que una objetividad empírica, anacrónica y universal era que, ni

siquiera los mecanismos más sofisticados de la democracia más popular y antigua del

mundo eran capaces de evitar que el tránsito de los fajos de dólares moldeara la política

estadounidense en favor de los intereses de unos pocos (Mosca, 1950: 59). En la misma

época, Robert Michels formuló su “ley de hierro de las oligarquías”, de acuerdo a la cual,

37

incluso un programa político igualitario conduce necesariamente a la instauración de una

élite política coactiva, porque las jerarquías y desigualdades en la esfera de toma de

decisión son inevitables en cualquier organización humana, no importando cuál sea el

grado éxito en el logro de sus objetivos (Michels, 1911).

En la actualidad, la vigencia de tales posturas es evidente, ya que existen todavía

académicos que apoyan una postura similar —si bien no idéntica—, lo que es evidencia de

que el debate respecto a la naturaleza de las élites sigue latente después de tantos años. Un

ejemplo de dichos académicos es Christopher Lasch, de acuerdo a quien las élites modernas

son lo que Robert Reich (uno de los miembros de la primera administración de Bill

Clinton) ha catalogado como “analistas simbólicos”, “meritócratas transnacionales”,

“expertos manipuladores de los sistemas del mundo moderno”. Lasch cree que estas nuevas

élites no tienen lealtad hacia su historia, sociedad o comunidad, porque el apego hacia su

tierra y localidad ha sido erosionado tanto por sus actitudes cosmopolitas como por su

sentimiento de auto-superación, lo que ha provocado que den la espalda a las masas,

desentendiéndose así de cualquier obligación y compromiso cívico para con ellas (Lasch,

1995). Al respecto de esta opinión, cabría preguntarse si hay evidencia histórica (o de otra

naturaleza) que respalde el contra-factual de que las élites más nacionalistas y de mayor

linaje han sido más cercanas y han sabido satisfacer mejor las necesidades de las sociedades

a las que gobernaron; es dudoso que la respuesta fuera sí. No obstante el poco rigor

académico de esta aseveración de Lasch, lo que cabe destacar de dicha afirmación es que

corresponde a la postura de las élites de poder, que todavía sigue vigente.

Una de las críticas más socorridas que se han usado contra la teoría clásica de élites

es que, con los escritos del sociólogo alemán Robert Michels, dejó de buscar la objetividad

científica y se encauzó más bien hacia la búsqueda de una aplicación política. Como

38

reflexión a esta crítica, no está de más preguntarse si todas las investigaciones tienen en

mente la objetividad científica o si más bien todas sufren de un sesgo ideológico intrínseco

debido al criterio y tendencias subjetivas del investigador que las hace.

La teoría moderna de élites es la reformulación de la teoría clásica, con las

deficiencias y limitaciones de esta última enmendadas como se ha explicado anteriormente.

El concepto de élite ha sido mejor delimitado y los argumentos teóricos refinados para

considerar ciertos mecanismos de las democracias consolidadas que impiden la formación

de cierto tipo de líderes que sólo pueden surgir dentro de autoritarismos o democracias no

consolidadas. En la visión clásica, todos los sistemas políticos eran considerados elitistas,

oligárquicos y autocráticos de una u otra manera, incluso las democracias consolidadas,

donde el ideal del “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” no era sino una

formalidad institucional que escondía la constitución real del régimen. Actualmente,

aunque la teoría sigue defendiendo la postura de que hay élites que se reproducen hasta

dentro de las democracias más meritocráticas, se han demarcado los tipos, alcances y

funciones de los líderes de estos regímenes, quienes tienen actitudes diferentes a sus

homólogos de sistemas que no son democráticos.

Ni la teoría clásica ni la teoría moderna han logrado definir al concepto de “élite” de

una manera definitiva, porque la incapacidad teórica y práctica que este concepto presenta

para ser definido parece ser una característica inherente del mismo. Es indispensable

enfatizar que, aunque es posible elaborar una muestra representativa de las élites de una

sociedad, existen varias razones por las que es imposible tener la certeza de que dicha

muestra es realmente confiable. Por una parte, ciertas élites fácticas se mantienen en el

anonimato y, por lo tanto, su inclusión en una muestra representativa resulta difícil. Por otra

parte, las dimensiones y características del universo de élites dentro de una sociedad es un

39

enigma, ¿quién puede decir quiénes componen al 100% de los líderes como para después

extraer un porcentaje representativo? Aquellos que integren los dirigentes de una muestra

deberán su inserción enteramente a la manera en la que el investigador haya definido el

concepto de “élite”, lo cual, a su vez, dependerá de la capacidad subjetiva de dicho

estudioso para ubicar a los individuos que, en la vida real, corresponden a lo que él

teóricamente ha señalado como élites.

La encuesta México y el mundo 2006 no es la excepción que franquea la

limitación anterior, ya que en ella la muestra de los líderes está sesgada, pues existen dos

sub-muestras que están sobre-representadas —entre las que se encuentra aproximadamente

la mitad del total de los individuos. La primera de estas muestras es la de los líderes que

tienen intereses o vínculos con el exterior y la segunda es la del sector gubernamental y

político (Ipsos Bimsa, septiembre del 2006). Desear que una muestra de élites sea

representativa es tanto práctica- como teóricamente ingenuo. No es la representatividad

(pues aunque sería deseable, es inalcanzable), sino la utilidad teórico-práctica a lo que una

muestra de líderes puede aspirar.

iv) El nacionalismo de las élites.

De acuerdo a Joseph Whitmeyer, los enfoques instrumentalistas de las teorías de

nacionalismo han asumido que son las élites quienes crean y causan éste (Monsiváis, 1978;

Brass, 1979; Breuilly, 1982; Gellner, 1983; Xu, 2001; Coenders, 2003).36 Es decir, son los

líderes quienes desarrollan entre las masas un sentimiento de apego hacia la cultura y 36 Los enfoques más destacados de las teorías nacionalistas son el instrumentalista, el difusionista y elfuncionalista; de estos es el primer enfoque el que más aceptación tiene porque ha sido el que mejor haexplicado el concepto de nacionalismo. Para una lectura más profunda respecto a cada una de estasperspectivas, su poder explicativo y sus limitaciones: Cristophe Jaffrelot (2003): “For a Theory ofNationalism”, Centre d’études et de recherches internationales Sciences Po: Questions de Recherche, No. 10,51 p.

40

tradiciones de una comunidad política e inventan y definen los conceptos de cultura,

tradiciones e identidad nacional que el pueblo exhibe.

El estudio de Whitmeyer limita esta hipótesis y sugiere que las élites no siempre

logran moldear con éxito el nacionalismo, pues existe una multiplicidad de casos históricos

en los que los dirigentes políticos han promovido un nacionalismo con el cuál las masas ni

se han identificado ni han decidido adoptar. No obstante, a pesar de que hay ocasiones en

las que los líderes fracasan en su objetivo de moldear el nacionalismo, Whitmeyer concede

—siguiendo la misma línea argumentativa que Eric Hobsbawm (1983) y Benedict

Anderson (1991)—37 que los dirigentes de una sociedad no solamente tienen la capacidad,

sino que efectivamente moldean la expresión del nacionalismo algunas veces. Para lograr

esto hacen uso de los medios que tienen a su disposición: organización, suministro de

información relevante y de oportunidades e incentivos para su fomento (Whitmeyer, 2002).

Respecto al nacionalismo mexicano en concreto, en esta investigación se argumenta

que, aunque México es uno de los casos en los las élites han intentado deliberadamente

moldear el nacionalismo, recientes estudios revelan que esta maniobra ha fracasado —o al

menos no ha sido del todo exitosa—.

Antes de continuar con la explicación anterior, es menester definir lo que se

comprende por nacionalismo. Retomaré la definición que da Christophe Jaffrelot porque

rescata los aspectos más relevantes de los diferentes enfoques de las teorías nacionalistas y

los reconcilia en una definición congruente. El nacionalismo es una ideología inventada

—que eventualmente se convierte en movimiento político— por la intelligentsia de una 37 Dentro de la literatura sobre nacionalismo existen diversas corrientes, de entre las cuáles destaca la deHobsbawm, la que se distingue por el enfoque modernista y construccionista de su tesis, de acuerdo a la cuálel nacionalismo es resultado de la manipulación de las élites, quienes inventan tradiciones para distraer laoposición potencial de las masas dentro de un sistema democrático. Las “comunidades imaginadas” deBenedict Anderson pertenecen a la misma escuela de pensamiento. Ver: Anthony D. Smith (2001):Nationalism: Theory, Ideology, History. Cambridge: Polity Press, 192 p.

41

sociedad que sufre de la dominación socio-cultural de Occidente y cuyo objetivo es

permitir a los miembros de de las sociedades del Oriente encontrar tradiciones dentro de su

propia cultura que puedan ser reinterpretadas de acuerdo a los estándares occidentales o

equivalentes (Plamenatz, 1973; Greenfeld, 1992).38 El Occidente es representado por un

otro significante, es decir, un país, cultura o sociedad que tiene una superioridad material y

medible (i.e. tecnológica, científica, económica, militar), a la que el Oriente aspira imitar

—en el caso de México, ese otro significante sería EE. UU.—. Mientras el Oriente se

esfuerza infructuosamente por igualarse materialmente con el Occidente, al que al mismo

tiempo admira y desprecia (Plamenatz, 1973: 34), desarrolla un mecanismo de defensa que

cobra la forma de una ideología que, con el tiempo, va transformándose en lo que se conoce

como nacionalismo. Esta ideología exalta la superioridad espiritual del Oriente frente a la

decadencia espiritual de Occidente, lo que compensa al primero por su inferioridad material

(Chatterjee, 1986: 51; Berlin, 1990: 246).

El nacionalismo es una creación intelectual y abstracta que crean las sociedades de

Oriente para anteponer su inventada superioridad espiritual —la cuál, evidentemente, no es

medible— frente a la superioridad material de Occidente —la cuál sí es medible—. El

objetivo de esta creación es que los pueblos de Oriente (aún cuando no posean el moderno

armamento, la tecnología de punta, la economía boyante, la estabilidad social, las

magníficas urbes y demás virtudes materiales de Occidente) puedan tenerse en igual estima

y pensarse pares de los pueblos de Occidente, pues si bien no poseen sus riquezas

materiales, sí gozan de riquezas espirituales superiores (principios morales, virtudes

cívicas, un bagaje histórico más rico y superior, etc.). Asimismo, al hablar de nacionalismo

38 En la teoría sobre nacionalismo, el concepto de “Occidente” y el de “Oriente” tienen significadosmetonímicos y no geográficos.

42

debe considerarse que éste es un concepto estrechamente ligado al de etnicidad (Jaffrelot,

2003: 39, 40) y no al de nación o construcción nacional (state-building) (Brubaker, 1996:

21; Jaffrelot, 2003: 15).

Las consecuencias del nacionalismo pueden repercutir en una gran gama de

ámbitos, ya que el nacionalismo es una ideología cuyo espectro abarca muchos temas. Por

ejemplo, el nacionalismo puede provocar la formación de férreas identidades nacionales (a

un grado exaltado puede desatar el racismo y la xenofobia); puede provocar el rechazo

hacia ideas o culturas extranjeras y (e.g. influencias literarias, artísticas, de medios de

comunicaciones, etc.; puede incitar aversión hacia la intromisión económica y política de

extranjeros en la economía nacional (e.g. resoluciones o recomendaciones de la ONU o del

FMI; tratados económicos o políticos con EE. UU.).

La encuesta México y el mundo 2006 brinda herramientas suficientes para examinar

el nacionalismo mexicano desde tres perspectivas distintas de acuerdo a sus repercusiones.

La primera de estas perspectivas corresponde al impacto del nacionalismo en la formación

de la identidad de los mexicanos; la segunda y la tercera corresponden al impacto del

nacionalismo al fomentar la aversión de los mexicanos a la intromisión de otros (i.e. países

u organismos internacionales) tanto en la economía como en el sistema político mexicanos.

Intelectuales como Carlos Monsiváis han sostenido que la “cultura popular” en

México es el resultado de una larga historia de manipulación de la “industria cultural” por

parte de las clases dominantes (en concordancia con la teoría instrumentalista): “Lo que

entre nosotros ha habido con ese nombre ‘cultura popular’ es fruto de la voluntad de las

clases dominantes y de las adaptaciones gozosas y anárquicas hechas por las masas a tal

plan de dominio” (Monsiváis, 1978). Esta postura es similar a la que sostiene Eric

Hobsbawm, quien argumentó que muchas tradiciones nacionales son inventadas por las

43

élites para justificar tanto la existencia e importancia de sus naciones como su importancia

misma, es decir: el nacionalismo fue antes que la nación (Hobsbawm, 1990).

Una de las pocas investigaciones que han estudiado el impacto del nacionalismo en

las diferencias de actitud entre las masas y las élites en materia de política exterior en

México es “The Vicious Circle of Nationalism: How the Mexican Elites Created the Myth

of the Mexican Anti-US Feeling”, de Jorge Chabat. En este trabajo, el autor explica,

basándose en parte en información de la encuesta México y el mundo 2004, que el

nacionalismo mexicano es una invención de las élites mexicanas, especialmente la retórica

anti-estadounidense. De acuerdo a este estudio, los líderes crearon el nacionalismo para

legitimarse y el discurso del que se valieron fue tan difundido por los intelectuales, los

medios, la élite política y los diplomáticos, de un modo tan persistente, que lograron crear

en el imaginario colectivo la idea de que había un consenso entre la población mexicana.

Sin embargo, el autor concluye que, aunque las élites sí son nacionalistas, el público es

mucho más pragmático y no tiene profundos sentimientos anti-estadounidenses (Chabat,

2006).

Las conclusiones de Chabat están respaldadas por la investigación histórica y

sociológica de Macario Schettino, quien en su libro, Cien años de confusión, explica que

las élites del régimen que surgió tras la Revolución mexicana construyeron

deliberadamente una mitología alrededor de esta etapa histórica para legitimar su

dominación posterior. Según Schettino, en México se han aducido cuatro grandes causas

para explicar el surgimiento de la Revolución maderista de 1910.

La primera de estas explicaciones es que una profunda crisis económica provocó

que las masas campesinas se levantaran en armas en contra del régimen político vigente. La

segunda es que las contradicciones del capitalismo llevaron a la clase obrera mexicana a

44

derrocar a la clase política autoritaria en busca de democracia política y reivindicaciones

laborales. La tercera es que el Porfiriato se encargó de “vender la Patria” al capital

extranjero, lo que originó una oleada nacionalista que eventualmente destituyó a las élites

que estaban vendiendo al país. Finalmente, la cuarta, es que se agotó la legitimidad del

autoritarismo porfirista debido a la senectud y decadencia de sus dirigentes, los cuáles

impedían la movilidad y la incorporación de las nuevas élites al régimen político,

provocando que estas últimas buscaran por la fuerza destrabar este anquilosamiento. De las

explicaciones anteriores, son precisamente las tres primeras las que aportan los elementos

sociales y económicos que legitimaban al régimen autoritario que siguió a la Revolución;

mientras que la última, aunque es la que más se ajustaba a la realidad, es la que menos

legitimidad otorgaba al régimen post-revolucionario (Schettino, 2007).

Por lo expuesto previamente, la teoría moderna de élites representa un marco teórico

adecuado para analizar a los líderes mexicanos. El que México sea un país con escasa

experiencia democrática, así como el que vestigios de instituciones autoritarias todavía

permanezcan en el país —e.g. una clase política que en gran parte de sus decisiones no

rinde cuentas al electorado, sino a los partidos políticos; un escaso desarrollo de las

instituciones que aseguren la protección de los derechos humanos; un diseño, aún en

proceso, de un instituto electoral confiable— son características que vuelven cómodo el uso

del enfoque elitista para el estudio de las actitudes de los líderes de este país.

c) La identidad de las masas.

i) El enfoque realista de las masas y su sustento en la teoría de acción colectiva

Lamentablemente, la teoría de élites no tiene una gran aportación teórica que ofrecer

para el análisis de las masas o, en el caso de esta investigación, del público mexicano. Lo

45

único que dicha teoría podría aclararnos respecto a la constitución del público mexicano es

que, como cualquier masa, éste es un ente difuso, caótico e irracional (Moscovici, 1986:

13). Esta visión del público ha sido defendida por los apologistas de la teoría realista,

quienes no solamente han considerado que la opinión pública es inestable, sino que además

carece de estructura (Almond, 1950; Kennan, 1951; Cohen, 1973; Lippmann, 1955;

Converse, 1964; Morgenthau, 1978; Mearsheimer, 1990). Desde esta perspectiva, la

opinión pública se refiere a la opinión de las masas y no a la de los tomadores de decisión,

que son quienes conforman a las élites encargadas de la formulación de la política exterior.

La justificación para excluir al público del proceso de toma de decisión es que, en palabras

de Hans Morgenthau, “los requerimientos racionales de la buena política exterior no

pueden contar, en un principio, con el apoyo de la opinión pública, cuyas preferencias son

más bien emocionales que racionales” (Morgenthau, 1978: 147).

La concepción realista de la opinión de las masas encuentra cierto sustento en la

lógica de acción colectiva de Mancur Olson. De acuerdo a esta racionalización, los

individuos de cualquier agrupación humana que buscan producir un bien público tienen

incentivos para aprovecharse de los esfuerzos de otros sin aportar nada (free-ride), siempre

y cuando no existan mecanismos que excluyan del disfrute de dicho bien a aquellos que no

cooperen para generarlo. Uno de los hallazgos de esta lógica es que, mientras más reducida

sea una agrupación humana, menores serán sus costos para organizarse y, en consecuencia,

más fácil será lograr un objetivo colectivo (Olson, 1965).

Cuando el argumento de Olson se aplica al debate sobre la opinión de las masas

—como los realistas parecen hacerlo—, puede considerarse que el bien público es la

formulación de una opinión pública coherente, estable y estructurada, la cual, sin embargo,

no puede alcanzarse debido a que las masas, o están débilmente organizadas o no están

46

organizadas del todo. Este raquitismo organizacional provoca que el grado de

centralización entre las masas sea insuficiente, es decir, no existe una directriz o un gremio

que dicte o represente la opinión del público (en todo caso existen muchos). De modo que,

siguiendo la línea de argumentación realista, no se puede esperar que entre las masas exista

una opinión generalizada y, por lo tanto, es atinado argüir que hay discrepancia permanente

entre el público.

Al aplicar la misma lógica de acción colectiva a las élites, los realistas argumentan

que éstas —en oposición a las masas— están conformadas por pocos individuos que

pertenecen a un círculo socio-económico bien delimitado y, por pertenecer al mismo

gremio —i.e. colectividades que tienden a interactuar— poseen un mayor grado de

organización. Esta ventaja les permite retroalimentar sus opiniones —ya sea a través de

revistas académicas, comunidades intelectuales, clubes sociales, etc.— y conciliar intereses,

lo que ocasiona que compartan posturas similares y lleven a cabo acciones conjuntas.

Desde el punto de vista liberal y revisionista,39 la perspectiva realista ha sido

desacreditada,40 ya que hay evidencia que demuestra que la opinión de las masas no sólo es

estable y estructurada, sino que además es mucho mejor informada y racional de lo que los

realistas le han concedido (Kusnitz, 1984; Hurwitz, 1987; Wittkopf, 1990; Jentleson, 1992;

Mayer, 1992; Page y Shapiro, 1992; Holsti, 1992, 2004). Este enfoque liberal está basado

en el supuesto de que los mercados políticos son tan eficientes como los mercados

económicos —aunque tradicionalmente se haya insinuado lo contrario (Wittman, 1989:

1396).

39 Revisionista en el sentido de que la idea de que la concepción realista sobre la opinión de las masas nohabía sido disputada seriamente durante más de la mitad del siglo XX.40 La postura realista respecto a la opinión pública se desarrolló a lo largo de la primera mitad del siglo XX,primero por los teóricos de las élites y luego complementada por los realistas de la academia estadounidense.

47

ii) Las masas no están necesariamente desinformadas: los atajos de información.

La creencia de que las masas en los mercados políticos están desinformadas —a

diferencia de los mercados económicos, donde se asume que son más avisadas— se basa en

el supuesto de que los costos de transacción —i.e. costos de informarse— para las masas

son muy elevados en comparación con los beneficios que éstos les generan. No obstante, se

ha comprobado que las masas no tienen que incurrir en costos tan elevados para informarse

—como leer revistas especializadas o literatura académica, asistir a conferencias técnicas o

mesas de discusión, conversar con intelectuales, etc.— ya que pueden tomar atajos de

información (Wittman, 1989: 1400).

Los atajos de información son herramientas que permiten a los individuos

desinformados comportarse como individuos informados, es decir, son modos de

informarse que permiten, a quien no tiene conocimiento enciclopédico sobre una cuestión,

emular el comportamiento de alguien que sí lo tiene (Lupia, 1994: 63). Estos atajos pueden

ser, por ejemplo, preguntar su opinión a un conocido —e.g. vecino, familiar, amigo— que

esté familiarizado con el tema en cuestión —e.g. cuestiones electorales, política exterior,

administración pública, economía, etc.—, ya sea por simple interés, pasatiempo o porque

esté directamente involucrado en determinado tópico a causa de su profesión, trabajo o

círculo social.

Otros atajos de información son provistos por los medios de comunicación masiva,

quienes reducen considerablemente los costos de información. Las masas pueden

informarse viendo la televisión (fragmentos de un noticiero, de alguna mesa de discusión,

incluso mediante programas de entretenimiento o anuncios), escuchando la radio

(recibiendo opiniones informadas en el auto, la casa o la oficina mientras hacen otras

actividades), leyendo los periódicos (aunque sea tan sólo los encabezados), navegando en

48

Internet (páginas como YouTube han democratizado los debates públicos y lo han

desprovisto de la corrección política a la que los medios de comunicación masiva

convencionales están sujetos). A través de cualquiera de estos atajos las masas logran estar

al tanto de importantes discusiones técnicas o especializadas, ya sean políticas o

económicas.

No importa que las masas no posean todos los conocimientos especializados que

conducen a las élites a formar opiniones informadas, porque las masas reciben dichas

opiniones ya filtradas, sin necesidad de conocer todo el contexto que llevó a formularlas.

De manera que, teóricamente, no hay razón para que las opiniones de las élites diverjan

necesariamente de las de las masas, pues mecanismos como los atajos de información

hacen que tanto las masas como las élites compartan opiniones idénticas o similares. Sin

embargo, estos mecanismos que facilitan la propagación de información tienen sus

limitaciones, ya que están más desarrollados en una democracia consolidada que en un

incipiente sistema democrático (i.e. democracias jóvenes o autoritarismos democráticos) o

en uno no democrático.

La razón de esto es que, dentro de las democracias consolidadas existen

mecanismos que incentivan la creación de atajos informativos, como la rendición de

cuentas. Dentro de estos sistemas políticos, los tomadores de decisiones implementan leyes

y programas para ganar elecciones o re-elecciones y no al contrario, por lo que está en su

interés formular políticas deseables para el electorado y darlas a conocer. Es por ello que

los políticos se esfuerzan por crear atajos de información que reduzcan los costos de

información para su electorado. Estas simplificaciones informativas permiten al votante

desinformado o poco informado darse una idea de la postura ideológica y reputación de un

candidato en muy poco tiempo, sin necesidad de hacer una indagación profunda sobre el

49

personaje. Para crear estos atajos, un candidato puede hacerse de cierta reputación, ya sea

promoviendo una imagen determinada o sosteniendo una posición específica respecto a

ciertos temas; así como afiliarse a un partido político —que sirve como una marca

comercial, pues posibilita que los votantes sepan la ideología de un político sin siquiera

conocerlo, ya que el partido político funciona como la marca de un producto (Wittman,

1989: 1397).

Sin embargo, México es tan sólo una democracia joven y, desde la victoria de Fox

en el año 2000, ha existido un debate entre los intelectuales mexicanos respecto a si el país

es siquiera una democracia o no (Ochoa, 2005).41 Es imprescindible considerar esto al

momento de aseverar que es plausible esperar que, en México, las masas no diverjan mucho

de las élites al momento de expresar su opinión en materia de política exterior. Si bien las

masas mexicanas disponen de atajos informativos, no disponen de tantos como sugiere la

literatura —que en ha sido elaborada considerando los mecanismos de la democracia

estadounidense— como para esperar sus opiniones sean parecidas o idénticas a las de los

líderes. De modo que, aunque sería controvertido considerar que las masas mexicanas son

un ente caótico e irracional, no sería insensato asumir que tienen mucha menos

información, y por lo tanto, opiniones mucho menos informadas que las élites.

41 Para hablar de una democracia consolidada las elecciones limpias y libres no bastan, el compromiso con losvalores democráticos y el apoyo a un sistema democrático son también elementos necesarios (Fuchs 1999,127). Por otra parte, el concepto “democracia consolidada” se refiere a un elevado nivel de democracia, noobstante, hay algunas democracias que no están consolidadas y no por eso dejan de ser democracias. Si uno seatiene más bien a una noción de “democracia mínima”, las condiciones necesarias se reducen a dos:competencia multipartidista —elecciones regulares, competitivas, inclusivas y justas— y Estado de derecho—la existencia de libertades civiles y políticas, así como de límites constitucionales al ejercicio del poder—(Schedler 2007, 639). La cuestión de si México es una democracia o no —aunque sea una mínima— es undebate que ha existido desde la victoria electoral de Fox en el 2000. Oficialmente, en México existe tantocompetencia multipartidista como Estado de derecho, aunque en la práctica no es tan claro que éstos existan.En México, muchas de las leyes y reformas que sobre el papel parecen evidentemente progresistas, en lapráctica se encuentran limitadas o su implementación jamás se lleva a cabo efectivamente, lo que propicia laconstante violación de los derechos humanos, la brutalidad policíaca, la ineficiencia e injusticia del poderjudicial. Ver Juan Méndez; Guillermo O’Donell; Paulo Sergio Pinheiro (1999): The (Un)Rule of Law and theUnderprivileged in Latin America. Notre Dame, Indiana: University of Notre Dame Press, 357 p.

50

iii) El autoritarismo del público mexicano.

Hay estudios como “Democrats with adjectives: Linking direct and indirect

measures of democratic support” (Schedler, 2007) que exponen que, asignar el adjetivo de

“democracia” a un sistema político como el mexicano es engañoso, ya que una de las

limitaciones de la democracia mexicana es que aún es muy joven y, por lo tanto, no existe

entre la población el consenso de respeto y defensa de los valores de esperaríamos

encontrar en una democracia liberal. Como en otras lozanas democracias, en México,

muchos de los ciudadanos que se dicen demócratas coquetean con alternativas de carácter

autoritario u ostentan nociones descaminadas de democracia que son incompatibles con los

fundamentos de la democracia liberal (Schedler, 2007: 639).

Entre los mexicanos existe una inconsistencia ideológica respecto a la concepción

de “democracia”. La mayoría de los partidarios de la democracia en México manifiesta

convicciones anti-liberales en al menos una dimensión (hay cinco: apoyo al concepto

abstracto de democracia, libertad de organización, libertad de expresión, igualdad política),

a excepción de un pequeño grupo de demócratas liberales que es congruente en todas las

dimensiones. Una de las conclusiones que arroja esta investigación sobre la actitud

democrática en México es que, los ciudadanos exigen libertades democráticas para sí

mismos, pero no tienen ningún problema en negarle estas mismas libertades a otros,

siempre y cuando las suyas estén aseguradas (Schedler, 2007: 653).

III. TEORÍA.

Lo que puede extraerse de la revisión de la literatura son características específicas, tanto

de las élites como de las masas mexicanas, así como del escenario dentro del que

interactúan. En el contexto que planteo, los mexicanos se desenvuelven en un novato

51

ambiente democrático (i.e. una democracia inmadura). Debido a la estructura socio-

económica de México (i.e. oligárquica, elitista, jerárquica), el enfoque tradicional —de

poder— de la teoría de élites es el más provechoso para el estudio de la relación entre los

líderes y las masas en este país. En las democracias jóvenes, como México, las élites no

compiten (como en las democracias consolidadas) sino que cooperan.

Un aspecto importante que se desprende de la revisión de la literatura es que las

élites mexicanas son oligarquías estrechamente vinculadas y que, en su mayor parte, se

reproducen a sí mismas (esto implica que el ascenso socio-económico está restringido,

aunque de ninguna manera negado a las clases populares). El liderazgo en México es anti-

democrático, pues el andamiaje institucional por el que los dirigentes obtienen sus

posiciones impide que meritócratas ajenos al estrecho círculo elitista usual compitan por los

puestos de poder y de toma de decisión. Asimismo, la grieta socio-económica entre las

élites y las masas es de extensa amplitud, las primeras son políticamente poderosas,

adineradas, ostentan altos rangos y gozan de una buena preparación académica; mientras

que los integrantes de las segundas carecen de poder político, su ingreso es mediano o bajo,

no pueden preciarse de ningún rango político o de toma de decisión de importancia y tienen

una preparación académica mediocre, baja o ninguna en lo absoluto. Con esto no quiero

decir que todos los miembros de las élites ni que todos los miembros de las masas se

adecuen perfectamente a estas clasificaciones, sino solamente que, en general, sí lo hacen.

Por sus ventajas socio-económicas, los líderes disponen de más contacto con el

exterior (tienen más dinero para viajar, para residir en otros países y para pagar servicios

como televisión por cable e Internet, que expanden su contacto con el mundo); poseen más

y mejor información (sobre todo académica y especializada, debido a que pueden pagar

mejores escuelas). La desigualdad de información en México es significante debido al

52

escaso desarrollo que han experimentado los atajos informativos (insuficiente en

comparación con el de democracias consolidadas).42 Los atajos informativos democratizan

la información, haciéndola accesible a todo el público y el sub-desarrollo de éstos provoca

que la información se convierta en un bien reservado para las clases privilegiadas.

Las élites apoyan menos que las masas a las organizaciones internacionales, pues

estas últimas despiertan en las primeras una aversión por los atentados contra la soberanía,

que para los líderes se equiparan con atentados contra su poder de toma de decisión.

Aunque los líderes tienden más que las masas a fomentar la participación activa de México

en los asuntos mundiales, generalmente lo hacen sólo siempre y cuando no sea a través de

instituciones internacionales u otros intermediarios que comprometan sus intereses

nacionales. Por otra parte, los dirigentes son pragmáticos, mientras que el público es

idealista. No obstante, tanto las élites como las masas son nacionalistas, pero las primeras

lo son por utilidad y las segundas lo son por convicción (aunque a fin de cuentas esta

distinción puede resultar trivial al medir el grado de nacionalismo); de modo que el

nacionalismo que las primeras promueven no es necesariamente el que las segundas

exteriorizan.

42 Por ejemplo, e n el 2007, 3.221.331 hogares indicaron disponer de conexión a Internet. En este sentido, laproporción de hogares con acceso a Internet —por cualquier medio de conexión— sobre el total es del 12%, yresulta contrastante respecto de naciones como Dinamarca donde el indicador es de 64.2% (2005), y deHolanda, el Reino Unido, Canadá, Corea, Alemania y Estados Unidos, que registran una proporción arriba del50% (2005) de hogares con acceso a la red mundial. En otro indicador, los hogares en México con accesotelevisión de paga ascienden a 6.628.141 (24.7% del total) . Fuente: INEGI(http://www.inegi.gob.mx/est/contenidos/espanol/rutinas/ept.asp?t=tinf196&c=9200).

53

IV. CONFORMACIÓN DE LAS MUESTRAS.

a) Los líderes.

La muestra de líderes tiene un sesgo de 9 puntos porcentuales hacia el PAN y, como ya se

había mencionado, en ella los líderes que tienen intereses o vínculos con el exterior, están

sobre-representados. De modo que, la muestra de líderes presenta dos sesgos. El primero es

que se limita a tomar en cuenta a los líderes que tienen relación con el exterior. El segundo

es que estos líderes tienden a ser de derecha. La muestra se desagrega en 4 sectores y está

conformada por 259 individuos:

1. Gubernamental (burocracia): Se tomó en cuenta a los miembros de laadministración federal y de la administración estatal (subsecretarios, coordinadoresde asesores de los secretarios, directores generales, directores generales adjuntos ydirectores de área de las áreas internacionales), así como a los miembros de losórganos descentralizados o paraestatales (se enlistaron los datos de loscoordinadores de asesores de la máxima autoridad de estas instituciones).

2. Político: Este grupo incluye a senadores, diputados, secretarios de estado, directoresde órganos descentralizados y paraestatales, gobernadores y miembros destacadosde los partidos políticos.

3. Medios de comunicación y académicos: En esta categoría se incluyen losdirectores de noticias, directores editoriales, directores de la sección internacional,columnistas de las secciones nacional, de negocios e internacional y corresponsalesen el exterior.

4. Organizaciones sociales y sindicatos: Este grupo está integrado por directores ypresidentes de organizaciones no gubernamentales con interés en asuntosinternacionales, los secretarios generales de los sindicatos de la lista de las 100empresas líderes de la revista Expansión, las organizaciones profesionales del sectorde política exterior en México (miembros del COMEXI y de la AsociaciónMexicana de Estudios Internacionales) y líderes de grupos religiosos e iglesias(Director General, Capellán, Director Social, Director de Asuntos Públicos,Obispos).

b) El Público.

La muestra del público consiste de 1,499 entrevistas basadas en un diseño de muestra

probabilística aleatoria. Dado que el análisis de la encuesta contiene la comparación de

54

opiniones y actitudes de los mexicanos de diferentes regiones del país, fue necesaria una

sobre-muestra de las poblaciones de los estados fronterizos, tanto de aquellos que colindan

con los Estados Unidos como con los estados del sur y sureste de México, pues la

población está muy dispersa en estos estados. La muestra resultante incluyó 600

entrevistados en los seis estados del norte, 299 entrevistados en los siete estados del sur y

sureste y 600 entrevistados en los 19 estados restantes que constituyen la región central.

Debido al diseño de la encuesta, las “sobre-muestras” regionales y las desviaciones

muestrales de las distribuciones poblacionales de edad y sexo, los datos fueron ponderados

de forma nacional y regional, con base en las características demográficas conocidas tanto a

nivel nacional como regional. Sin embargo, en general existen pequeñas diferencias entre

los resultados ponderados y no ponderados.

V. VARIABLES E HIPÓTESIS.

a) Variables.

Para medir el multilateralismo mexicano y estudiar qué diferencias existen respecto a éste

entre los líderes y el público mexicano voy a considerar siete variables dependientes y a

analizar cinco de ellas con tres variables independientes y dos de ellas con otra variable

independiente. Asimismo, voy a analizar cada una de las siete variables dependientes con

cinco variables de control. Todo esto lo detallaré a continuación.

55

Nombre de la variable

1. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paraimpedir que un país adquiera armas nucleares (RJI06_1):2. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paraprevenir violaciones graves de derechos humanos comogenocidio (RJI06_2):3. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paraevitar que un país apoye a grupos terroristas (RJI06_3):4. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar pararestaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado(RJI06_4):5. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar paradefender a un país que ha sido atacado por otro (RJI06_5):6. México debe colaborar en operaciones de mantenimiento depaz de la ONU (RJI01):

Variablesdependientes

7. México debe acordar sus decisiones dentro de la ONUaunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes a las quehubiera preferido (RJI05):1. Nacionalismo identidad2. Nacionalismo soberanía3. Contacto con el exterior4. Activismo internacional

Variablesindependientes

(índices)5. Actitud democrática1. Sexo2. Edad3. Partido político4. Interés sobre información de eventos internacionales

Variables decontrol

5. Contacto con el exterior

Nombre del índice(variables independientes

y de control)

Variables que componen al índice(variables independientes subordinadas)

Codificación en laencuesta México y el

mundo 2006Nacionalismo

identidadIdentidad nacional + Identidad internacional +Costumbres/ideas extranjeras en México

IDE01 + IDE02 + IDE03

Actituddemocrática

Promoción y defensa de DH + Combatir el terrorismointernacional + Llevar la democracia a otros países +

PPE03_A1 + PPE03_A3+ PPE03_A4

Activismointernacional

Participación de México en asuntos mundiales + Asuntosinternacionales Vs asuntos internos de México

PPE01 + PPE02 +PPE03_A2

Variablesindependientes

Nacionalismosoberanía

Agentes estadounidenses en fronteras, puertos y aeropuertosmexicanos + Tratados de extradición de criminales entreMéxico y EEUU

RJI03_3 + RJI14

Interés poreventos

internacionales

Eventos en otros países + Relaciones de México con otrospaíses + Conoce las siglas de la OMC

INT01_2 + INT01_4 +INT05_3Variables de

controlContacto con

el exteriorViajes al extranjero + Vivir en el extranjero CTO01 + CTO06_(1-5)

56

b) Hipótesis.

i) Primera hipótesis.

Mi primera hipótesis se relaciona con las siguientes cinco preguntas: 1. ¿El CSONU

debe autorizar el uso de la fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por

otro? 2. ¿El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para reestablecer un gobierno

democrático que ha sido derrocado? 3. ¿El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza

militar para prevenir que un país adquiera armas nucleares? 4. ¿El CSONU debe autorizar

el uso de la fuerza militar para prevenir violaciones graves de derechos humanos como

genocidio? 5. ¿El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para prevenir que un

país apoye a grupos terroristas? Mi hipótesis es que la respuesta a estas preguntas está

determinada por tres factores: el grado de nacionalismo entendido como identidad, el grado

de actitud democrática y el grado de nacionalismo entendido como soberanía (i.e. interés

por la soberanía) que tienen las masas y los líderes.

¿Por qué las masas y las élites están de acuerdo en que el CSONU autorice el uso de

la fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro (Élites [E]: 65%,

Masas [E]: 65%), para prevenir violaciones graves a derechos humanos como genocidio (E:

87%, M: 72%) y para evitar que un país apoye a grupos terroristas (E: 52%, M: 70%), pero

no para reestablecer a un gobierno democrático que ha sido derrocado (E: 25% M: 54%) ni

para prevenir que un país adquiera armas nucleares (E: 49%, M: 70%)? Mis expectativas

teóricas al respecto son las siguientes:

1. Conforme aumente su grado de identificación nacionalista, esperaré que tanto loslíderes como el público tiendan a estar de acuerdo con que el CSONU autorice eluso de la fuerza para: defender a un país que ha sido atacado por otro y pararestaurar a una democracia que ha sido derrocada.

57

Esto se debe a que, como he explicado previamente en este estudio, la identificación

nacionalista surge con respecto a un otro significante (en el caso de México este otro

significante han sido las potencias europeas y EE. UU.) que, en el caso de México, ha sido

responsable de varias invasiones al país (e.g. el intento de reconquista español en 1829, las

intervenciones estadounidenses de 1847 y de 1914, las intervenciones francesas de 1838 y

luego durante la década de 1860) y del derrocamiento de su primera democracia (i.e. las

maquinaciones del embajador estadounidense Henry Lane Wilson para asesinar a Francisco

I. Madero y apoyar a sus enemigos Félix Díaz, Victoriano Huerta y Bernardo Reyes

terminaron por colapsar el primer gobierno democrático de México). Por lo tanto, mientras

más mexicanos se sientan los líderes o el público, mayor será su aversión por las agresiones

extranjeras e intervenciones que provoquen el derrocamiento de una democracia. De modo

que espero que tanto las élites como las masas, debido a su alto grado de identificación

nacionalista, condenen que un país inicie agresiones bélicas contra otro o intervenga para

derrocar su gobierno democrático. Dicho nacionalismo tiene su anclaje ideológico en la

historia de México.

2. Conforme aumente su grado de identificación nacionalista, esperaré que tanto loslíderes como el público tiendan a estar de acuerdo con que el CSONU autorice eluso de la fuerza para: impedir que un país adquiera armas nucleares, para prevenirviolaciones graves de derechos humanos como genocidio y para evitar que un paísapoye a grupos terroristas.

México es un país que nunca ha tenido una capacidad militar importante —sin mencionar

su nula capacidad nuclear—, que a lo largo de su existencia siempre ha sido más bien

vulnerable a las fuerzas bélicas de otros países, que se ha caracterizado por una política

exterior más bien pacífica y poco confrontativa; que además ha sido víctima de la violencia

estatal (e.g. la matanza de Tlatelolco en 1968) y que jamás ha apoyado el terrorismo dentro

ni fuera de sus fronteras. Considerando lo anterior, esperaría que, mientras más mexicanos

58

se sientan los líderes y el público, mayor será su tendencia a considerar que deberían

tomarse medidas multilaterales (mediante el CSONU) para evitar la proliferación del

armamento nuclear, prevenir crímenes como el genocidio y combatir el terrorismo.

3. Conforme aumente su grado de interés por la soberanía nacional, esperaré que tantolos líderes como el público tiendan a desaprobar que el CSONU autorice el uso dela fuerza para cualquier tipo de intervención, ya sea para impedir que un paísadquiera armas nucleares, para prevenir violaciones graves de derechos humanoscomo genocidio, para evitar que un país apoye a grupos terroristas, para restaurar ungobierno democrático que ha sido derrocado o para defender a un país que ha sidoatacado por otro.

De acuerdo a cómo he definido soberanía en este análisis, un mayor interés de un país por

conservar ésta se traducirá en que él mismo se haga cargo de sus asuntos internos, sin

acudir a instancias internacionales, ya sea para bien o para mal.

4. Conforme aumente su grado de actitud democrática, esperaré que tanto los líderescomo el público tiendan a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de lafuerza para cualquier intervención que tenga por objetivo defender algún valor de lademocracia liberal, ya sea para impedir que un país adquiera armas nucleares, paraprevenir violaciones graves de derechos humanos como genocidio, para evitar queun país apoye a grupos terroristas, para restaurar un gobierno democrático que hasido derrocado o para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Está claro que el genocidio (como se establece en la Convención para la prevención y la

sanción del delito de genocidio adoptada por la ONU en 1948) y el terrorismo son crímenes

contra la humanidad (como se deduce del derecho de guerra codificado en las

Convenciones de Ginebra y como se estipula en la resolución 1373 del CSONU) y por lo

tanto crímenes odiosos para cualquiera que se precie de tener valores democráticos.

También me parece que está claro que un régimen democrático que es derrocado (sobre

todo por el contenido de estas precisas palabras) sólo puede ser depuesto por una fuerza

antidemocrática (ya sea externa o interna). En caso de que se especificara que dicha fuerza

fuese externa sería más claro que estar a favor de que el CSONU autorizara el uso de la

fuerza para restaurar al mentado régimen democrático caído en desgracia sería lo que

59

idealmente correspondería a defender un valor democrático. No obstante, si tal fuerza

antidemocrática fuese interna, sería menos claro que la decisión correcta, basada en los

ideales democráticos, sería apoyar que el CSONU autorizara el uso de la fuerza para

restaurar al citado régimen democrático, pues, como ya se explicó, dentro del

multilateralismo (que, por definición, es democrático) existe un conflicto entre defender la

soberanía o defender los derechos humanos. La tendencia en las instituciones

internacionales ha favorecido a los derechos humanos, por lo que consideraré que es más

democrático defender los derechos humanos que la soberanía.

ii) Segunda hipótesis.

Mi segunda hipótesis se relaciona con las siguientes dos preguntas: 1. ¿México debe

colaborar en operaciones de mantenimiento de paz de la ONU? 2. ¿México debe acordar

sus decisiones dentro de la ONU aunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes a las

que hubiera preferido? Mi hipótesis es que las respuestas a estas preguntas están

determinadas por el grado de activismo internacional.

¿Por qué las masas y las élites están de acuerdo con que México colabore en

operaciones de paz de la ONU (E: 49%, M: 49%), pero no en que acuerde sus decisiones

dentro de la ONU aunque no siempre le convenga (E: 64%, M: 46%)? Mis expectativas

teóricas al respecto son las siguientes:

5. Conforme aumente su interés por el activismo internacional de México, esperaréque tanto los líderes como el público tiendan a estar de acuerdo con que Méxicocolabore en misiones de mantenimiento de paz con la ONU y con que Méxicoacuerde sus decisiones dentro de la ONU, aunque a veces tenga que tomardecisiones diferentes a las que hubiera preferido.

Tanto las misiones de mantenimiento de paz de la ONU como la ONU misma como foro

para resolver controversias y conflictos internacionales representan dos mecanismos por

60

excelencia mediante cuya adopción un país puede volverse internacionalmente más activo.

Existen motivos por los cuáles hasta el individuo más interesado en que México desempeñe

un rol más activo en la arena internacional se opondría a que lo hiciera (e.g. el ejército

mexicano nunca ha participado en misiones de paz y por lo tanto no tiene experiencia,; y, si

el ejército mexicano cometiera en el exterior algunas de las múltiples violaciones contra los

derechos humanos que regularmente comete dentro del país, esto se vería reflejado

perjudicialmente en la reputación internacional de México). Asimismo, como mencioné en

la revisión de la literatura, existen razones para creer que las élites se opondrán lo más

posible a que México acuerde sus decisiones dentro de la ONU (o cualquier órgano

internacional), porque esto representaría una pérdida de poder para los líderes vinculados

sobre todo con política exterior, que son quienes están sobre-representados en la muestra de

México y el mundo 2006. No obstante, lo que quiero saber no es lo que motivó que cierto

porcentaje de las élites o del público respondiera sí o no a estas cuestiones, sino más bien

cuál sería su tendencia si su puro interés por el activismo internacional de México

aumentara o disminuyera, fuera de la ecuación todos los demás elementos.

iii) Variables de control.

Respecto a las dos variables de control: 1. Interés sobre información de eventos

internacionales y; 2. Contacto con el exterior, asumo, por la teoría, que las élites tienen más

información especializada que las masas y mucho más contacto con el exterior, es decir, las

primeras saben de las deficiencias y limitaciones de la ONU y de su Consejo de Seguridad,

mientras que las segundas mantienen una opinión optimista frente a la organización porque

no están familiarizadas con ella sino superficialmente. Al igual que las otras tres variables

de control que voy a utilizar —sexo, nivel de estudios y edad—, espero que estas dos

61

variables de control (que a la vez son índices) tengan algún impacto sobre las variables

dependientes, aunque no tengo expectativas teóricas concretas respecto a cuál pudiera ser

dicho impacto.

VI. METODOLOGÍA.

Los consensos y los disensos que existen entre el público y los líderes mexicanos respecto a

la postura que México debe adoptar frente a la ONU pueden estudiarse de diferentes

maneras. Aunque creo que una buena forma de estructurar la investigación sería estudiar

primero los acuerdos y luego los desacuerdos, creo que una mejor manera de estructurar mi

análisis es agrupar tanto las coincidencias como las divergencias conforme a los elementos

que tienen en común: las variables dependientes que creo que las explican.

El primer tema comprende tres consensos y dos disensos: 1. El CSONU debe

autorizar el uso de la fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro; 2.

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para debe autorizar el uso de la fuerza

militar para prevenir violaciones graves a derechos humanos como genocidio; 3. El

CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para prevenir que un país apoye a grupos

terroristas; 4. El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para restablecer un

gobierno democrático que ha sido derrocado; 5. El CSONU debe autorizar el uso de la

fuerza militar para que un país adquiera armas nucleares. El elemento que une a todas estas

variables es que, en base a la revisión de la literatura y a la teoría, puede considerarse que la

explicación a las divergencias y coincidencias que surgen de estas preguntas puede hallarse

en el grado de actitud democrática, nacionalismo entendido como soberanía y nacionalismo

entendido como identidad.

62

El segundo tema se compone de tres disensos: 1. México debe participar en

operaciones de paz de la ONU; 2. México debe estar dispuesto a acordar sus decisiones

dentro de la ONU, aunque en ocasiones tenga que adoptar acciones distintas a las que

hubiera preferido. El componente común a estas variables es que considero que su

respuesta se encuentra en el interés que los mexicanos tienen por el grado de activismo

internacional que asuma México.

Para probar mis hipótesis he construido seis índices (variables independientes

principales) que voy a utilizar. Cada uno de ellos está formado por una cantidad distinta de

otras variables independientes (variables independientes subordinadas) que también se

encuentran en de la encuesta México y el mundo 2006, las cuáles, si bien no son ideales, son

lo más aproximado que existe dentro de dicha encuesta para formar los índices pertinentes a

mi estudio.

Cabe mencionar que existen ciertas preguntas dentro de la encuesta cuya integración

a uno u otro de estos índices hubiese sido muy valiosa, pero que por haber sido formuladas

tan sólo para el público o para los líderes no pudieron ser incorporadas, por lo que hay que

considerar que esta limitación puede repercutir en la confiabilidad de los índices erigidos.

Por ejemplo, la pregunta “¿Alguno de sus familiares vive fuera de México? (CTO03)”

hubiese podido ser añadida al índice de “Contacto con el exterior”, lamentablemente, esta

pregunta no existe para las élites, sino tan sólo para el público. Otra pregunta que, me

parece, hubiera podido aportar mayor certeza al índice de “Grado de nacionalismo” y que

me decepcionó no haber podido incluir es “¿Qué tan orgulloso está Ud. de ser mexicano?

(IDE06)”.

Los criterios de los que me he valido para seleccionar cada una de las variables que

componen los índices corresponden a los que yo considero que conforman una mejor

63

aproximación al concepto que intentan delimitar. El “Nacionalismo entendido como

identidad” se refiere, evidentemente, a qué tan nacionalistas son los individuos, siendo

definido el nacionalismo como “la búsqueda —mediante argumentos u otras actividades—

de un conjunto de derechos para los miembros auto-adjudicados de una nación, incluyendo,

al menos, autonomía territorial y soberanía” (Barrington, 1997: 714). De modo que,

cualquier nacionalismo comparte dos elementos. En primer lugar, demarca los límites de

pertenencia de la población que constituye la nación (este aspecto será medido por las

variables “Identidad nacional” e “Identidad internacional”) —es decir, el grupo que merece

este control territorial y que tiene derecho a la lealtad suprema de los otros miembros de la

colectividad (Barrington, 1997: 714). En segundo lugar, este índice mide la tolerancia de

los encuestados a que las ideas y costumbres extranjeras se propaguen en México (se mide

con la variable “Costumbres/ideas extranjeras en México”).

En lo que respecta al índice de “Actitud democrática”, no hay en México y el mundo

2006 una sola pregunta que inquiera a los encuestados sobre qué tan democráticos se

sienten. No obstante, esto no es necesariamente una limitación al momento de construir un

índice de actitud democrática usando solamente los datos que se encuentran dentro de la

misma encuesta. La estrategia que la mayoría de los estudios de opinión pública utiliza para

saber cuál es el grado de apoyo a los valores democráticos dentro de una comunidad

política, consiste en hacer una pregunta directa al encuestado sobre qué tanto apoya a una

democracia en lo abstracto, es decir, sin dar el ejemplo concreto de algún régimen

democrático. Sin embargo, esta manera de indagar el fervor democrático de los individuos

es errada, ya que tales preguntas únicamente averiguan qué tan democráticos se creen los

encuestados, no qué tan democráticos son en realidad, pues todas las personas poseen

diferentes nociones e ideales de democracia (Schedler, 2007: 637).

64

La democracia se ha transformado en un valor incuestionable, de manera que

alabarla “de dientes para afuera” se ha convertido en una práctica casi universal (Inglehart,

2003: 51). Por esta razón, muchos de los encuestados, aún cuando en realidad apoyan poco

o nada los valores democráticos, buscan dar al entrevistador lo que ellos perciben como “la

respuesta correcta” y no lo que efectivamente piensan (Seligson, 2004: 12), pues sostener

una visión antidemocrática es socialmente inaceptable o mal visto, ya que, en lo que

respecta a sistemas políticos, la democracia es el paradigma de nuestros días. De modo que,

hacer preguntas como “En una escala del 1 al 10, ¿qué tanto apoya Ud. a la democracia?”

sólo revela a los “demócratas de cuestionario” —quienes ofrecen respuestas políticamente

correctas— y no a los demócratas ideológicamente comprometidos, quienes han

internalizado los ideales democráticos (Dalton, 1994). Por estos motivos, lo que debe

hacerse para conocer el grado de apoyo democrático es desmenuzar el concepto de

democracia en sus componentes y hacer preguntas concretas respecto a éstos (Schedler,

2007: 638).

Aunque una democracia liberal puede contemplar muchos otros valores,

actualmente existe cierto consenso en relación a los principios fundamentales que debe

defender, como la vida, la propiedad, la salud, la libertad de expresión, los derechos

humanos, la libertad de credo, las elecciones libres y competitivas, el Estado de derecho (la

prevalencia de la ley), la igualdad de género y la no discriminación por motivo de raza,

etnia o preferencias sexuales. Considerando estos valores, he erigido un índice de

democracia basado en las preguntas de la encuesta México y el mundo 2006 cuyas

respuestas me brinden información acerca del grado de apoyo que los encuestados

presentan respecto a un valor democrático determinado.

65

En concreto, para el índice de “Actitud democrática”, las variables “Combatir el

terrorismo internacional” miden la aceptación que tiene una acción que atenta contra los

pilares fundamentales de la democracia liberal como medio de protesta, ataque o presión

(Chalk, 1998; Newland, 2001). La variable “Promoción y defensa de DH” mide qué tan

importante es para los encuestados que México colabore en la defensa y promoción de los

derechos humanos alrededor del mundo. La variable “Llevar la democracia a otros países”

mide qué tan importante es para los encuestados la promoción de este sistema político en el

mundo y, por lo tanto, de qué tan valiosos son para los mexicanos los valores democráticos.

El objetivo del índice de información por eventos internacionales es medir qué tan

enterados están los encuestados respecto a los sucesos internacionales más relevantes

(“Eventos en otros países”) y a la situación de México en el ámbito internacional

(“Relación de México con otros países” y “Conoce las siglas de la OMC”). La opinión

pública de las masas ha sido convencionalmente considerada como menos informada e

interesada en las cuestiones de política exterior (Almond, 1950; Caspary, 1970). En la

misma línea, el objetivo del índice de “Contacto con el exterior” es medir cuál es la

frecuencia con la que los individuos visitan otros países (“Viajes al extranjero”) y qué tan

prolongado ha sido el contacto que han tenido con otros contextos socio-culturales (“Vivir

en el extranjero”).

El índice de “Grado de activismo internacional” mide tanto el interés de los

encuestados en que México desempeñe un rol más activo en los asuntos mundiales

(“Participación de México en asuntos mundiales”), como la prioridad que le otorgan a los

asuntos internacionales en comparación con la que le dan a los asuntos internos del país

(“Asuntos internacionales Vs asuntos internos de México”).

66

Finalmente, el índice de “Nacionalismo entendido como soberanía” mide la

jerarquía que los mexicanos le otorgan al concepto de soberanía en comparación con otros.

En la historia de la filosofía política, autores como Hobbes, Spinoza, Jean Bodin, Suárez y

Johannes Althusius han considerado que la soberanía es un factor necesariamente presente

en todos los fenómenos gubernamentales. No obstante, a esta visión se le ha opuesto la del

idealismo ético, sostenida por autores como Montesquieu y Locke. El primero de estos

autores apenas considera el sujeto de soberanía y no lo trata sino muy superficial y

escuetamente, mientras que el segundo ni siquiera se toma la molestia de mencionarlo. Esto

se debe a que el idealismo ético exalta la obligación moral frente a la fuerza factual,

brindando a la conciencia humana de lo que es correcto la autoridad determinada que le es

negada por la experiencia histórica (Lansing, 1907: 105).

La soberanía en esta investigación se define como el poder —definido por las

capacidades naturales y específicas del actor en cuestión— que tienen quienes la ostentan

—la soberanía es, de acuerdo a Jean Bodin, indivisible y la poseen diferentes grupos o

individuos de acuerdo al tipo del sistema político— para hacer todo lo que quieran dentro

de un Estado sin rendir cuentas a nadie (Lansing, 1907: 110). De modo que, las variables

que voy a utilizar para construir el índice de “Nacionalismo entendido como soberanía” son

aquellas que puedan atentar contra la facultad del gobierno mexicano —pues es éste quien,

en representación del pueblo mexicano, posee la soberanía nacional— de no rendir cuentas

a nadie. La primera de estas variables es “Agentes estadounidenses en fronteras, puertos y

aeropuertos mexicanos”, pues una intervención de fuerzas de inteligencia estadounidenses

en territorio mexicano representa una clara “pérdida de soberanía”, ya que implica que el

gobierno no puede hacer todo lo que quiera porque hay que rendirles cuentas a estos

agentes, aunque sea de manera indirecta. La segunda variable que compone este índice es

67

“Tratados de extradición entre México y EE. UU.”, la cuál mide qué tan de acuerdo estarían

los mexicanos en que existieran este tipo de tratados entre los dos países para que los

criminales de uno de ellos que se refugian en el otro no pudieran evadir la justicia. Esto, si

bien sería benéfico para la justicia en general, atentaría contra la soberanía de México.

Una de mis hipótesis sugiere que hay una relación de competencia entre la soberanía

nacional y la protección de los derechos humanos. Históricamente, desde la paz de

Westphalen en 1648, la soberanía es lo que ha regido las relaciones entre los Estados, sin

embargo, en el último medio siglo, la defensa de los derechos humanos, así como el

fomento de la democracia y de los valores liberales que la acompañan, han relegado la

soberanía a segundo plano.

Durante los más de 70 años de gobierno del PRI, el principio rector de la política

exterior de México fue el de la “No intervención”, el cuál, implícitamente, otorgaba

supremacía tanto a la soberanía mexicana como a la de terceros Estados. Gracias a la

especial relación de interdependencia que México ha disfrutado con Estados Unidos desde

la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos PRI-istas pudieron preservar la soberanía como

el eje de las relaciones exteriores del país, sin observar el respeto a los derechos humanos

en territorio nacional ni condenar su violación en el extranjero. Sin embargo, con la llegada

de la administración de Fox en el 2000 y la alternancia en el poder después de una

hegemonía PRI-ista de más de medio siglo, el gobierno elevó la protección de los derechos

humanos y el fomento de la democracia en el mundo por encima de la soberanía y del

principio de no-intervención.

VII. ANÁLISIS ESTADÍSTICO.

68

Para estimar el efecto de mis variables independientes sobre mis variables dependientes voy

a utilizar uno de los modelos de regresión para categorías nominales, específicamente, el

modelo de logit multinomial (MNLM), el cuál es el más usado de los modelos de

regresiones nominales. Este modelo permite que los efectos de las variables independientes

difieran para cada resultado, sin embargo, el mayor reto que presenta es que, por incluir una

gran cantidad de parámetros, sus resultados son de tal complejidad que la interpretación de

los mismos puede ser abrumadora (Long, 2001: 172).

Sin embargo, existen unas gráficas inventadas por Long and Freese (2001) que,

permiten la rápida interpretación de los complicados datos de las regresiones de logit

multinomial. En estas gráficas, cada categoría de una variable nominal está representada

por una letra. La falta de significancia que existe entre una categoría y otra está

representada por una línea que las une (de manera que si la relación entre ellas es

significativa, no habrá línea, sino sólo un espacio en blanco). Finalmente, uno de los

aspectos de estas gráficas en el que más énfasis debe hacerse es que la distancia entre una

letra y otra (i. e. entre una categoría y otra) representa la magnitud del impacto que la

variable independiente tiene sobre la variable dependiente. En estas gráficas voy a presentar

el impacto que tienen todos los índices sobre las variables independientes, aún cuando no

sean significativos al 5%. También voy a incluir el impacto que tienen las variables de

control sobre las variables dependientes, pero solamente cuando las primeras sean

significativas.

69

LÍDERES 1

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para impedir que un paísadquiera armas nucleares (RJI06_1)

Factor Change Scale Relative to Category Si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category Si_debe

.74

-.3

.84

-.18

.95

-.05

1.07

.07

1.21

.19

1.37

.31

1.55

.44

1.75

.56

1.97

.68

N D

S

N D

S

N D

S

N D

S

N

D S

N

D S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category Si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category Si_debe

.87

-.14

.88

-.12

.9

-.11

.92

-.09

.93

-.07

.95

-.05

.97

-.04

.98

-.02

1

0

N D

S

N D

S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable la única relación negativa y significativa al 5% es NO-SÍ, demodo que el aumento de una desviación estándar en el índice de nacionalismo entendido comoidentidad disminuye la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ en t1 digan NO. Es decir,mientras mayor es la identificación nacionalista de los líderes, mayor es la probabilidad deque consideren que el CSONU debe autorizar el uso de la fuerza para impedir que un paísadquiera armas nucleares.

Nacionalismo/soberanía: Ninguna relación es significativa para esta variable. No obstante, puedeobservarse que existe la tendencia a que los líderes que en t0 dijeron SÍ digan NO en t1. Es decir,mientras más interés por la soberanía tienen los líderes, mayor es la probabilidad de queestén en desacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza para impedir que un paísadquiera armas nucleares.

Actitud democrática: La única relación significativa y negativa para esta variable es NO-SÍ, de modo queel aumento de una desviación estándar disminuye la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ ent1 digan NO. Es decir, mientras más democráticos son los líderes, mayor es la probabilidad deque apoyen que el CSONU autorice el uso de la fuerza para impedir que un país adquieraarmas nucleares.

70

Contacto con el exterior: Para esta variable existen dos relaciones significativas positivas: NO-DEPENDEy SÍ-DEPENDE, de modo que un aumento en este índice aumenta la probabilidad de que loslíderes que en t0 dijeron NO o SÍ digan DEPENDE en t1. Es decir, mientras más contacto con elexterior tienen los líderes, mayor es la probabilidad de que estén indecisos (tendiendo unpoco más a desaprobar) respecto a si el CSONU debe autorizar o no el uso de la fuerza paraimpedir que un país adquiera armas nucleares.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, noobstante, puede notarse que se revelan dos tendencias conforme se aumenta una desviaciónestándar de t0 a t1. La primera es que, mientras más interés por los eventos internacionalestienen los líderes, mayor es la probabilidad de que no se muestren indecisos y de que den unarespuesta absoluta, ya sea SÍ o NO. La segunda tendencia es que, mientras más interés poreventos internacionales tienen los líderes, mayor es la probabilidad de que estén contra que elCSONU autorice el uso de la fuerza para impedir que un país adquiera armas nucleares.

Sexo/Nivel de estudios/Edad: Ninguno de estos controles es significativo para esta variable dependiente.

71

LÍDERES 2

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para prevenir violacionesgraves de derechos humanos como genocidio (RJI06_2)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.74

-.3

5.91

1.78

46.98

3.85

373.39

5.92

2967.34

8

23581.55

10.07

187403.07

12.14

1489296.3

14.21

11835471

16.29

N

D S

N

D S

N

D S

N D

S

N

D S

N

D S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.74

-.29

.77

-.26

.8

-.22

.83

-.18

.87

-.14

.9

-.1

.94

-.07

.97

-.03

1.01

.01

N D

S

N D S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Interés por eventos internacionales: Para esta variable existen dos relaciones significativas: NO-DEPENDE Y SÍ-DEPENDE. Conforme aumenta una desviación estándar en el índice de interéspor eventos internacionales, la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ y NO digan DEPENDEen t1 aumenta considerablemente. Es decir, mientras más interés por los eventos internacionalestienen los líderes, mucho mayor es la probabilidad de que tengan una posición ambiguarespecto de si el CSONU debe o no autorizar el uso de la fuerza para prevenir violacionesgraves a derechos humanos como genocidio.

Nacionalismo/identidad, nacionalismo/soberanía, actitud democrática, contacto con el exterior:Ninguna de estas variables tiene una relación significativa ni una tendencia clara para explicar lavariable dependiente.

Sexo, nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables de control es significativa para explicar lavariable dependiente.

72

LÍDERES 3

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para evitar que un país apoye agrupos terroristas (RJI06_3)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.64

-.45

.78

-.25

.94

-.06

1.14

.13

1.37

.32

1.66

.51

2.01

.7

2.44

.89

2.95

1.08

N

D S

N D

S

N D

S

N D

S

N D

S

N D

S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.98

-.02

1.12

.12

1.29

.26

1.48

.39

1.7

.53

1.96

.67

2.25

.81

2.58

.95

2.97

1.09

N D

S

N D S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable existen dos relaciones significativas: NO-SÍ y NO-DEPENDE.El aumento de una desviación estándar en este índice implicaría el aumento de la probabilidad dequienes en t0 dijeron NO, en t1 digan SÍ o DEPENDE. Es decir, mientras más ferviente es laidentificación nacionalista de los líderes, mayor es la probabilidad de que estén de acuerdocon que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para evitar que un país apoye a gruposterroristas.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existe una relación significativa: SÍ-DEPENDE. El aumento deuna desviación estándar en este índice aumentaría la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ,en t1 digan DEPENDE. Es decir, mientras mayor sea su interés por la soberanía nacional,mayor será la probabilidad de que los líderes den una respuesta ambigua o estén endesacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para evitar que un paísapoye a grupos terroristas.

Actitud democrática: Para esta variable hay dos relaciones significativas: NO-SÍ y DEPENDE-SÍ. Elaumento de una desviación estándar en el grado de actitud democrática de los líderes disminuye laprobabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras másdemocráticos son los líderes, mayor es la probabilidad de que estén de acuerdo con que elCSONU autorice el uso de la fuerza militar para evitar que un país apoye a gruposterroristas.

73

CSONU autorice el uso de la fuerza militar para evitar que un país apoye a gruposterroristas.

Contacto con el exterior: Para esta variable hay una relación significativa: SÍ-DEPENDE. El aumento deuna desviación estándar en este índice aumenta la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1

digan DEPENDE. Es decir, mientras más contacto con el exterior tienen los líderes, mayor esla probabilidad de que estén en desacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerzamilitar para evitar que un país apoye a grupos terroristas.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable ninguna relación significativa, no obstante pareceexistir una muy ligera tendencia a que, conforme más interés por eventos internacionales tienenlos líderes, mayor es la probabilidad de que consideren desaprobar que el CSONU autorice eluso de la fuerza militar para evitar que un país apoye a grupos terroristas.

Nivel de estudios: Para esta variable de control existen dos relaciones significativas: DEPENDE-SÍ yDEPENDE-NO. El aumento de una desviación estándar en este índice aumenta considerablementela probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ y NO, en t1 digan DEPENDE. Es decir, mientrasmayor sea el nivel de estudios de los líderes, mucho mayor es la probabilidad de que den unarespuesta ambigua y no una categórica; y mucho mayor es la posibilidad de que tiendan aestar en desacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para evitar que unpaís apoye a grupos terroristas.

Sexo, edad: Para ninguna de estas dos variables de control existe una relación significativa que explique lavariable dependiente.

74

LÍDERES 4

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para restaurar un gobiernodemocrático que ha sido derrocado (RJI06_4)

Factor Change Scale Relative to Category no_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category no_debe

.67

-.4

.83

-.19

1.02

.02

1.26

.23

1.55

.44

1.92

.65

2.36

.86

2.91

1.07

3.6

1.28

S D

N

S

D N

S

D N

S

D N

S D

N

S D

N

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category no_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category no_debe

.99

-.01

1.02

.02

1.04

.04

1.06

.06

1.09

.08

1.11

.11

1.14

.13

1.16

.15

1.19

.17

S D

N

S

D N

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable no hay ninguna relación ni significativa que explique lavariable dependiente. Sin embargo parece existir una ligera tendencia a que, conforme seincrementa la identificación nacionalista de los líderes, también aumenta la probabilidad deque estén de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar ungobierno democrático que ha sido derrotado.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable hay una relación significativa: SÍ-DEPENDE. El aumento deuna desviación estándar en este índice aumenta la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ en t1digan DEPENDE. Es decir, mientras más interés por la soberanía nacional tengan los líderes,mayor será la probabilidad de que tiendan a estar en desacuerdo con que el CSONU autoriceel uso de la fuerza militar para restaurar un gobierno democrático que ha sido derrotado.

Actitud democrática: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, no obstante puedeapreciarse que existe la tendencia de que, conforme aumenten las desviaciones estándar, aquellosque en t0 dijeron NO o DEPENDE, en t1 digan SÍ. Es decir, mientras más democráticos sean loslíderes, mayor será su tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de lafuerza militar para restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado.

75

Contacto con el exterior: Para esta variable hay tres relaciones significativas: SÍ-NO, SÍ-DEPENDE y NO-DEPENDE. El aumento de una desviación estándar en este índice provoca el aumento en laprobabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ en t1 digan NO, pero aumenta todavía más laprobabilidad de que digan DEPENDE. Es decir, mientras más contacto con el exterior tienen loslíderes, mayor es la probabilidad de que al menos consideren la posibilidad de estar deacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar un gobiernodemocrático que ha sido derrocado.

Interés por eventos internacionales: Ninguna relación es significativa para esta variable, no obstantepuede notarse que existe una tendencia a que, si se aumenta una desviación estándar de este índice,aquellos que en t0 dijeron SÍ en t1 digan DEPENDE o NO. Es decir, existe una ligera tendencia aque los líderes, mientras más interés por eventos internacionales tengan, más reprobarán queel CSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar un gobierno democrático que hasido derrocado.

Sexo, nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables es significativa para explicar la variabledependiente.

76

LÍDERES 5

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para defender a un país que hasido atacado por otro (RJI06_5)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.54

-.62

.6

-.51

.67

-.4

.75

-.29

.84

-.18

.93

-.07

1.04

.04

1.17

.15

1.3

.26

N

D S

N

D S

N D

S

N

D S

N D

S

N D

S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

1

0

1.07

.07

1.14

.13

1.22

.2

1.31

.27

1.4

.34

1.5

.4

1.6

.47

1.71

.54

N D

S

N D

S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, no obstante puedeapreciarse que existe una tendencia a que, si se aumenta una desviación estándar en este índice,aquellos que en t0 dijeron SÍ, en t1 dirán DEPENDE. Es decir, mientras mayor es laidentificación nacionalista de los líderes, mayor es la probabilidad de que estén endesacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para defender a un paísque ha sido atacado por otro, no obstante, mayor es la probabilidad de que consideren estaren desacuerdo.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existe una relación significativa: NO-DEPENDE. El aumentode una desviación estándar en este índice provoca que la probabilidad de que quienes en t0 dijeronSÍ, en t1 digan NO, pero sobre todo aumenta considerablemente la probabilidad de que quienes ent0 dijeron DEPENDE, en t1 digan NO. Es decir, mientras más interés por la soberanía tienen loslíderes, mayor es la probabilidad de que estén en contra de que el CSONU autorice el uso dela fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Actitud democrática: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, no obstante se aprecia latendencia de que el aumento de una desviación estándar en este índice aumenta de probabilidad deque quienes en t0 dijeron NO o SÍ, en t1 digan DEPENDE. Es decir, existe una tendencia a que,mientras mayor grado de actitud democrática exhiban los líderes, mayor será la probabilidadde que adopten una posición ambigua (tendiendo hacia el NO) respecto a si el CSONU debe ono autorizar el uso de la fuerza para defender a un país que ha sido atacado por otro.

77

mientras mayor grado de actitud democrática exhiban los líderes, mayor será la probabilidadde que adopten una posición ambigua (tendiendo hacia el NO) respecto a si el CSONU debe ono autorizar el uso de la fuerza para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Contacto con el exterior: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, no obstante puedenotarse que, conforme se aumenten desviaciones estándar en este índice, existe una tendencia a quequienes en t0 dijeron SÍ o NO, en t1 digan DEPENDE. Es decir, existe una tendencia a que,mientras más contacto con el exterior tengan los líderes, mayor será la probabilidad de queadopten una respuesta ambigua (i.e. se muestren indecisos, aunque tendiendo hacia el NO)respecto a si el CSONU debe o no autorizar el uso de la fuerza militar para defender a unpaís que ha sido atacado por otro.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable hay una relación significativa: SÍ-NO. el aumentode una desviación estándar en este índice disminuye considerablemente la probabilidad de quequienes en t0 dijeron Sí, en t1 digan NO. Es decir, mientras más interés por los eventosinternacionales tienen los líderes, mucho mayor es la probabilidad de que estén de acuerdocon que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para defender a un país que ha sidoatacado por otro.

Nivel de estudios: Para esta variable existe una relación significativa: SÍ-NO. El aumento de unadesviación estándar en este índice aumenta considerablemente la probabilidad de que quienes en t0

dijeron SÍ, en t1 digan NO. Es decir, mientras mayor es el nivel de estudios de los líderes,mucho mayor es la probabilidad de que estén den desacuerdo con que el CSONU autorice eluso de la fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Sexo, edad: Ninguna de estas variables de control es significativa para explicar la variable dependiente.

78

LÍDERES 6México debe colaborar en operaciones de mantenimiento de paz de la ONU (RJI01)

Factor Change Scale Relative to Category No

Logit Coefficient Scale Relative to Category No

.89

-.12

1

0

1.14

.13

1.29

.25

1.46

.38

1.65

.5

1.87

.63

2.12

.75

2.4

.87

S

N

S

N

S

N

S

N

S

N

S

N

activism UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Interés por el activismo internacional de México: Para esta variable existe una relación significativa entreSÍ y NO. El aumento de una desviación estándar en este índice disminuye considerablemente laprobabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO. Es decir, mientras más interés por elactivismo internacional de México tienen los líderes, mucho mayor es la probabilidad de queestén de acuerdo con que México colabore en misiones de mantenimiento de paz con la ONU.

Contacto con el exterior, interés por eventos internacionales: Ninguna de estas variables tiene unarelación significativa para explicar la variable dependiente.

Edad: Para esta variable de control sí es significativa la relación entre SÍ y NO, aunque su efecto sea muypequeño. El aumento de una desviación estándar en esta variable aumenta la probabilidad de quequienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO. Es decir, mientras más es la edad de los líderes, muypoco mayor es la probabilidad de que estén en desacuerdo con que México colabore enmisiones de mantenimiento de paz con la ONU.

Sexo, nivel de estudios: Ninguna de estas variables de control tiene una relación significativa para explicar lavariable dependiente.

79

LÍDERES 7México debe acordar sus decisiones dentro de la ONU aunque a veces tenga quetomar decisiones diferentes a las que hubiera preferido (RJI05)

Factor Change Scale Relative to Category Si

Logit Coefficient Scale Relative to Category Si

.74

-.3

.78

-.24

.83

-.19

.88

-.13

.93

-.08

.98

-.02

1.04

.04

1.1

.09

1.16

.15

N D

S

N

D S

N D

S

N

D S

N D

S

N D

S

activism UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Interés por el activismo internacional de México: Para esta variable no existe ninguna relaciónsignificativa, no obstante puede apreciarse que existe una tendencia a que el aumento de unadesviación estándar en este índice disminuya considerablemente la probabilidad de que quienes en t0

dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, existe una ligera tendencia a que, mientrasmayor sea el interés de los líderes por que México sea internacionalmente más activo, muchomenor será la probabilidad de que estén de acuerdo con que México acuerde sus decisionesdentro de la ONU, aunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes a las que hubierapreferido.

Contacto con el exterior: Ninguna de las relaciones de esta variable es significativa, sin embargo puedepercibirse que existe una tendencia a que el aumento de una desviación estándar en este índiceprovoque que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan DEPENDE, reduciéndose al mismo tiempo laprobabilidad de que digan NO. Es decir, mientras más contacto tengan los líderes con elexterior, mayor será la probabilidad de que se adopten una posición ambigua (tendiendo haciael SÍ)respecto a que México acuerde sus decisiones dentro de la ONU, aunque a veces tengaque tomar decisiones diferentes a las que hubiera preferido.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, no obstantepuede notarse que existe una tendencia a que el aumento de una desviación estándar en este índiceprovoque una considerable disminución en la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1

digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más interés por los eventos internacionales tenganlos líderes, mucho mayor será la probabilidad de que estén de acuerdo con que Méxicoacuerde sus decisiones dentro de la ONU, aunque a veces tenga que tomar decisionesdiferentes a las que hubiera preferido.

Sexo, nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables de control es relevante para explicar la variabledependiente.

80

PÚBLICO 1

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para impedir que un paísadquiera armas nucleares (RJI06_1)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.75

-.28

.8

-.22

.86

-.16

.91

-.09

.97

-.03

1.04

.04

1.1

.1

1.18

.16

1.25

.23

N

D S

N D

S

N D

S

N

D S

N

D S

N

D S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.92

-.08

.95

-.06

.97

-.03

1

0

1.02

.02

1.05

.05

1.08

.08

1.11

.1

1.14

.13

N D

S

N

D S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable existen tres relaciones significativas: SÍ-NO, NO-DEPENDE ySÍ-DEPENDE. El aumento de una desviación estándar en este índice aumenta la probabilidad deque quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan DEPENDE, al mismo tiempo que reduce la probabilidad deque digan NO. Es decir, mientras más ferviente sea la identificación nacional del público,mayor será la probabilidad de que, al menos, considere la posibilidad de estar de acuerdo conque el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para impedir que un país adquiera armasnucleares.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-DEPENDE y SÍ-NO.El aumento de una desviación estándar en este índice aumenta la probabilidad de que quienes en t0

dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más interés por la soberanía tenga elpúblico, mayor será la probabilidad de que esté en desacuerdo con que el CSONU autorice eluso de la fuerza militar para impedir que un país adquiera armas nucleares.

Actitud democrática: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-DEPENDE y SÍ-NO. Elaumento de una desviación estándar en este índice disminuirá mucho la probabilidad de que quienesen t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más democrático sea el público,mucho mayor será la probabilidad de que esté de acuerdo con que el CSONU autorice el usode la fuerza militar para impedir que un país adquiera armas nucleares.

81

en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más democrático sea el público,mucho mayor será la probabilidad de que esté de acuerdo con que el CSONU autorice el usode la fuerza militar para impedir que un país adquiera armas nucleares.

Contacto con el exterior: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-DEPENDE yDEPENDE-NO. El aumento de una desviación estándar en este índice disminuirá mucho laprobabilidad de que quines en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO, así como de que quienes dijeronDEPENDE digan NO. Es decir, mientras más contacto con el exterior tenga el público, muchomayor será la probabilidad de que éste convenga con que el CSONU autorice el uso de lafuerza para impedir que un país adquiera armas nucleares.

Interés por eventos internacionales: Ninguna relación es significativa para esta variable y tampocomuestra tendencias importantes. No obstante puede notarse que conforme aumenta el interés delpúblico por los eventos internacionales, también se incrementa la probabilidad de que ésteapruebe que el CSONU autorice el uso de la fuerza para impedir que un país adquiera armasnucleares.

Sexo, nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables de control presenta alguna relación significativapara explicar la variable dependiente.

82

PÚBLICO 2

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para prevenir violacionesgraves de derechos humanos como genocidio (RJI06_2)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.75

-.29

.8

-.22

.86

-.15

.92

-.09

.98

-.02

1.05

.05

1.12

.12

1.2

.18

1.29

.25

N

D S

N D

S

N D

S

N

D S

N D

S

N D

S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.89

-.12

.9

-.1

.92

-.09

.93

-.07

.94

-.06

.96

-.04

.97

-.03

.99

-.01

1

0

N D

S

N D

S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable existen dos relaciones significativas: NO-DEPENDE y SÍ-DEPENDE. El aumento de una desviación estándar en este índice disminuye la probabilidad de quequienes en t0 dijeron SÍ o DEPENDE, en t1 digan NO. Es decir, mientras mayor sea laidentificación nacionalista del público, mayor será la probabilidad de que éste esté deacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para prevenir violacionesgraves contra derechos humanos como genocidio.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existe una relación significativa: SÍ-NO. El aumento de unadesviación estándar en este índice incrementa la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1digan NO. Es decir, mientras mayor es el interés del público por la soberanía, mayor es laprobabilidad de que éste desapruebe que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar paraprevenir violaciones graves a derechos humanos como genocidio.

Actitud democrática: Para esta variable existen tres relaciones significativas: SÍ-NO, SÍ-DEPENDE y NO-DEPENDE. El aumento de una desviación estándar en este índice disminuye la probabilidad de quequienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO, pero reduce todavía más la probabilidad de que quienesdijeron SÍ digan DEPENDE. Es decir, mientras más democrático es el público, mucho mayores la probabilidad de que éste esté de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerzamilitar para prevenir violaciones graves a derechos humanos como genocidio.

83

Contacto con el exterior: Ninguna relación es significativa para esta variable, no obstante puede notarseque existe la tendencia a que, conforme aumenta el contacto con el exterior del público,también aumenta la probabilidad de que éste esté en desacuerdo con que el CSONU autoriceel uso de la fuerza militar para prevenir violaciones graves a derechos humanos comogenocidio.

Interés por eventos internacionales: Ninguna relación es significativa para esta variable, no obstantepuede notarse que existe la tendencia a que, conforme aumenta el interés del público por loseventos internacionales, también aumenta la probabilidad de que éste apruebe que el CSONUautorice el uso de la fuerza militar para prevenir violaciones graves a derechos humanoscomo genocidio.

Sexo, nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables de control tiene alguna relación significativa paraexplicar la variable dependiente.

84

PÚBLICO 3

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para evitar que un país apoye agrupos terroristas (RJI06_3)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.74

-.3

.8

-.22

.86

-.15

.93

-.07

1.01

.01

1.09

.09

1.18

.17

1.28

.25

1.38

.32

N

D S

N D

S

N D

S

N

D S

N D

S

N

D S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.96

-.04

.99

-.01

1.01

.01

1.04

.04

1.06

.06

1.09

.08

1.12

.11

1.14

.13

1.17

.16

N D

S

N D

S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable existe solamente una relación significativa: SÍ-NO. El aumentode una desviación estándar en este índice disminuye la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ,en t1 digan NO. Es decir, mientras mayor es la identificación nacionalista del público, mayor esla probabilidad de que éste apruebe que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar paraevitar que un país apoye a grupos terroristas.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-NO y SÍ-DEPENDE.El incremento de una desviación estándar en este índice aumenta la probabilidad de que quienes ent0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras mayor sea el interés del públicopor la soberanía nacional, mayor será la probabilidad de que éste considere que el CSONU nodebe autorizar el uso de la fuerza militar para evitar que un país apoye a grupos terroristas.

Actitud democrática: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-NO y SÍ-DEPENDE. Elaumento de una desviación estándar en este índice disminuye mucho la probabilidad de que quienesen t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más democrático es el público,mucho mayor es la probabilidad de que convenga con que el CSONU autorice el uso de lafuerza militar para evitar que un país apoye a grupos terroristas.

85

Contacto con el exterior: Ninguna relación de esta variable es significativa ni tiene impacto para explicar lavariable dependiente.

Interés por eventos internacionales: Ninguna relación de esta variable es significativa y el impacto quetiene es muy pequeño. No obstante, puede apreciarse que existe una ligera tendencia a que,conforme aumenta el interés del público por los eventos internacionales, también seincrementa muy poco la probabilidad de que éste apoye que el CSONU autorice el uso de lafuerza militar para evitar que un país apoye a grupos terroristas.

Sexo, nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables de control es significativa para explicar lavariable dependiente.

86

PÚBLICO 4

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para restaurar un gobiernodemocrático que ha sido derrocado (RJI06_4)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.69

-.38

.74

-.3

.79

-.23

.85

-.16

.91

-.09

.98

-.02

1.05

.05

1.13

.12

1.21

.19

N

D S

N D

S

N D

S

N D S

N

D S

N

D S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.94

-.06

.95

-.05

.96

-.04

.97

-.03

.98

-.02

.99

-.01

1

0

1.02

.02

1.03

.03

N D

S

N D

S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable existen dos relaciones significativas: NO-DEPENDE y SÍ-DEPENDE. El incremento de una desviación estándar en este índice incrementa la probabilidad deque quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan DEPENDE, pero eleva aún más la probabilidad de quequienes dijeron NO, digan DEPENDE. Es decir, mientras mayor es la identificaciónnacionalista del público, mayor es la probabilidad de que éste considere la posibilidad deestar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar ungobierno democrático que ha sido derrotado.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-NO y SÍ-DEPENDE.El aumento de una desviación estándar en este índice incrementa la probabilidad de que quienes ent0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras mayor sea el interés del públicopor la soberanía nacional, mayor será la probabilidad de que éste desapruebe (o al menosconsidere desaprobar) que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar ungobierno democrático que ha sido derrocado.

Actitud democrática: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-DEPENDE y SÍ-NO. Elaumento de una desviación estándar en este índice disminuye la probabilidad de que quienes en t0

dijeron SÍ, en t1 digan NO. Es decir, mientras más democrático es el público, mayor es laprobabilidad de que esté de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militarpara restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado.

87

probabilidad de que esté de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militarpara restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado.

Contacto con el exterior: Para esta variable no existen relaciones significativas ni tendencias importantesque expliquen la variable dependiente.

Interés por eventos internacionales: Ninguna relación es significativa para esta variable, no obstantepuede apreciarse que existe la tendencia a que, conforme más interés tiene el público por loseventos internacionales, un poco más elevada es la probabilidad de que éste desapruebe que elCSONU autorice el uso de la fuerza militar para restaurar un gobierno democrático que hasido derrocado.

Sexo: Para esta variable de control existen dos relaciones significativas y negativas: SÍ-NO y DEPENDE-NO. Si en la muestra del público se incrementa la proporción de hombres aumentaconsiderablemente la probabilidad de que el público esté de acuerdo con que el CSONUautorice el uso de la fuerza militar para restaurar un régimen democrático que ha sidoderrocado.

Nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables de control es significativa para explicar la variabledependiente.

88

PÚBLICO 5

El CSONU debe autorizar el uso de la fuerza militar para defender a un país que hasido atacado por otro (RJI06_5)

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.73

-.31

.78

-.25

.84

-.18

.89

-.11

.96

-.05

1.02

.02

1.09

.09

1.17

.15

1.25

.22

N

D S

N D

S

N D

S

N

D S

N

D S

N D

S

nacid UnStd Coef

nacsob UnStd Coef

actdem UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

Factor Change Scale Relative to Category si_debe

Logit Coefficient Scale Relative to Category si_debe

.9

-.1

.92

-.08

.94

-.06

.96

-.04

.98

-.02

1

0

1.02

.02

1.04

.04

1.06

.06

N

D S

N

D S

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Nacionalismo/identidad: Para esta variable no existe ninguna relación significativa ni impacto algunoimportante para explicar la variable dependiente. No obstante, puede apreciarse que existe una levetendencia a que, conforme aumente la identificación nacionalista del público, ligeramentemayor será la probabilidad de que éste concuerde con que el CSONU autorice el uso de lafuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Nacionalismo/soberanía: Para esta variable existe una relación significativa: SÍ-DEPENDE. El aumento deuna desviación estándar en este índice incrementa la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, ent1 digan DEPENDE. Es decir, mientras mayor es el interés del público por la soberaníanacional, mayor es la probabilidad de que éste considere desaprobar que el CSONU autoriceel uso de la fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Actitud democrática: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-DEPENDE y SÍ-NO. Elincremento de una desviación estándar en este índice disminuye considerablemente la probabilidadde que quienes dijeron SÍ en t0, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más democráticosea el público, mayor será la probabilidad de que éste apoye que el CSONU autorice el uso dela fuerza militar para defender un país que ha sido atacado por otro.

89

Contacto con el exterior: Para esta variable no existe ninguna relación significativa ni impacto alguno deimportancia para explicar la variable dependiente, no obstante puede apreciarse que existe una ligeratendencia a que, conforme aumenta el contacto con el exterior del público también seincrementa ligeramente la probabilidad de que éste apoye que el CSONU autorice el uso de lafuerza militar para defender un país que ha sido atacado por otro.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable no existe ninguna relación significativa ni impactosimportantes para explicar la variable dependiente.

Sexo: Para esta variable de control existe una relación significativa: SÍ-NO. Conforme aumente laproporción de hombre en la muestra del público, mayor será tendencia a aprobar que elCSONU autorice el uso de la fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado porotro.

Nivel de estudios: Para esta variable de control existe una relación significativa: NO-DEPENDE. Elaumento de una desviación estándar en esta variable incrementa la probabilidad de que quienes en t0

dijeron DEPENDE, en t1 digan NO. Es decir, mientras mayor sea el nivel de estudios delpúblico, mayor será la probabilidad de que éste desapruebe que el CSONU autorice el uso dela fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro.

Edad: Esta variable de control no tiene ninguna relación significativa para explicar la variable dependiente.

90

PÚBLICO 6

México debe colaborar en operaciones de mantenimiento de paz de la ONU (RJI01)

Factor Change Scale Relative to Category Si

Logit Coefficient Scale Relative to Category Si

.65

-.44

.68

-.38

.72

-.33

.76

-.27

.8

-.22

.85

-.16

.9

-.11

.95

-.05

1

0

N

S

N

S

N

S

N

S

N

S

N

S

activism UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Interés por el activismo internacional de México: Para esta variable existe una relación significativa: SÍ-NO. El aumento de una desviación estándar en este índice disminuiría considerablemente laprobabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO. Es decir, mientras mayor sea elinterés del público por el activismo internacional de México, mayor será la probabilidad deque las masas concuerden con que México colabore en operaciones de mantenimiento de pazde la ONU.

Contacto con el exterior: No hay relaciones significativas para esta variable.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable hay una relación significativa: SÍ-NO. El aumentode una desviación estándar en este índice reduce la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, ent1 digan NO. Es decir, mientras mayor sea el interés del público por los eventosinternacionales, mayor será la probabilidad de que éste convenga con que México colabore enmisiones de mantenimiento de paz de la ONU.

Sexo. Nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables tiene relaciones significativas para explicar lavariable dependiente.

91

PÚBLICO 7

México debe acordar sus decisiones dentro de la ONU aunque a veces tenga que tomardecisiones diferentes a las que hubiera preferido (RJI05)

Factor Change Scale Relative to Category Si

Logit Coefficient Scale Relative to Category Si

.86

-.15

.89

-.12

.92

-.08

.95

-.05

.98

-.02

1.01

.01

1.05

.05

1.08

.08

1.12

.11

N D

S

N D

S

N D

S

N D

S

N D S

N D

S

activism UnStd Coef

conext UnStd Coef

inteve UnStd Coef

sexo 0/1

nseestud UnStd Coef

edad UnStd Coef

Interés por el activismo internacional de México: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-NO y SÍ-DEPENDE. El incremento de una desviación estándar en este índice disminuyeconsiderablemente la probabilidad de que quienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Esdecir, mientras más interesado está el público en que México desempeñe un papel másinternacionalmente relevante, mayor es la probabilidad de que esté de acuerdo con que Méxicoacuerde sus decisiones dentro de la ONU, aunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes alas que hubiera preferido.

Contacto con el exterior: Para esta variable no existe ninguna relación significativa, no obstante puedeapreciarse que existe una tendencia a que, mientras mayor es el contacto del público con el exterior,mayor es también la probabilidad de que las masas estén de acuerdo con que México acuerde susdecisiones dentro de la ONU, aunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes a las quehubiera preferido.

Interés por eventos internacionales: Para esta variable existen dos relaciones significativas: SÍ-NO y SÍ-DEPENDE. El incremento de una desviación estándar en este índice disminuye la probabilidad de quequienes en t0 dijeron SÍ, en t1 digan NO o DEPENDE. Es decir, mientras más interés tiene el públicopor los eventos internacionales, mayor es la probabilidad de que convenga con que Méxicoacuerde sus decisiones dentro de la ONU, aunque a veces tenga que tomar decisiones diferentes alas que hubiera preferido.

Sexo. Nivel de estudios, edad: Ninguna de estas variables tiene relaciones significativas para explicar lavariable dependiente.

92

VIII. RESULTADOS Y CONCLUSIONES.

a) Resultados de las expectativas teóricas para los líderes.

i) Expectativas teóricas confirmadas.

De mis expectativas teóricas, las que se corroboraron tras el análisis estadístico para

los líderes son las siguientes:

1) Conforme aumenta la identificación nacionalista de los líderes, también se incrementa

su tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar

para:

a) Impedir que un país adquiera armas nucleares: Este resultado es estadísticamente

significativo.

b) Evitar que un país apoye a grupos terroristas.

c) Restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado: Este resultado es

estadísticamente significativo.

2) Conforme aumenta el interés de los líderes por la soberanía, también se incrementa su

tendencia a desaprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para:

a) Impedir que un país adquiera armas nucleares

b) Evitar que un país apoye a grupos terroristas: Este resultado es estadísticamente

significativo.

c) Restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado: Este resultado es

estadísticamente significativo.

d) Defender a un país que ha sido atacado por otro: Este resultado es estadísticamente

significativo.

93

3) Conforme aumenta el grado de actitud democrática de los líderes, también se

incrementa su tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la

fuerza militar para:

a) Impedir que un país adquiera armas nucleares: Este resultado es estadísticamente

significativo.

b) Evitar que un país apoye a grupos terroristas: Este resultado es estadísticamente

significativo.

c) Restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado;

4) Conforme aumenta el interés de los líderes por un mayor activismo internacional de

México, también se incrementa su tendencia a estar de acuerdo con que México

colabore en misiones de mantenimiento de paz de la ONU: Este resultado es

estadísticamente significativo.

ii) Expectativas teóricas no confirmadas.

Las expectativas teóricas que, tras el análisis estadístico, no se reafirmaron para los

líderes son las siguientes:

1) Conforme aumenta la identificación nacionalista de los líderes, también aumenta su

tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar

para:

a) Prevenir violaciones graves de derechos humanos como genocidio: Lo que en

realidad ocurre es que un incremento en la identificación nacionalista de los líderes

no tiene prácticamente ningún impacto en si se modifica o no su postura respecto a

esta cuestión.

94

b) Defender a un país que ha sido atacado por otro: Lo que en realidad ocurre es que

un incremento en la identificación nacionalista de los líderes provoca que éstos

tiendan a desaprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza para defender a un

país que ha sido atacado por otro, lo contrario de lo que yo había previsto.

2) Conforme aumenta el interés de los líderes por la soberanía, también se incrementa su

tendencia a desaprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para:

a) Prevenir violaciones graves de derechos humanos como genocidio: Lo que en

realidad ocurre es que un incremento en el interés de los líderes por la soberanía no

tiene prácticamente ningún impacto en si se modifica o no su postura respecto a esta

cuestión.

3) Conforme aumenta el grado de actitud democrática de los líderes, también se

incrementa su tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la

fuerza militar para:

a) Prevenir violaciones graves a derechos humanos como genocidio: Lo que en

realidad ocurre es que un incremento en el grado de actitud democrática de los

líderes no tiene prácticamente ningún impacto en si se modifica o no su postura

respecto a esta cuestión.

b) Defender a un país que ha sido atacado por otro: Lo que en realidad ocurre es que

un incremento en el grado de actitud democrática de los líderes por provoca que

éstos tiendan a estar en desacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza

militar para defender a un país que ha sido atacado por otro, es decir, ocurre lo

contrario a lo que había previsto.

4) Conforme aumenta el interés de los líderes por el activismo internacional de México,

también se incrementa su tendencia a estar de acuerdo con que:

95

a) México acuerde sus decisiones dentro de la ONU, aunque a veces tenga que adoptar

decisiones diferentes a las que hubiera preferido: Lo que en realidad ocurre es que,

conforme aumenta el interés de los líderes por el activismo internacional de México,

también se agudiza la tendencia de las élites a estar en desaprobar que México

acuerde sus decisiones dentro de la ONU aunque a veces tenga que adoptar

decisiones diferentes a las que hubiera preferido. Es decir, ocurre lo contrario a lo

que había previsto.

iii) Relaciones significativas de las variables de control.

1) Conforme aumenta el contacto con el exterior de los líderes, también se incrementa su

tendencia a desaprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para:

a) Impedir que un país adquiera armas nucleares.

b) Evitar que un país apoye a grupos terroristas.

2) Conforme aumenta el contacto con el exterior de los líderes, también se incrementa su

tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para

restaurar un régimen democrático que ha sido derrocado.

3) Conforme aumenta el interés de los líderes por los eventos internacionales, también se

incrementa su tendencia a sostener una postura ambigua respecto a si el CSONU debe

autorizar el uso de la fuerza militar para prevenir violaciones graves contra derechos

humanos, como genocidio.

4) Conforme aumenta el interés de los líderes por los eventos internacionales, también se

incrementa su tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la

fuerza militar para defender a un país que ha sido atacado por otro.

96

5) Conforme aumenta el nivel de estudios de los líderes, también se incrementa su

tendencia a estar en desacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar

para evitar que un país apoye a grupos terroristas.

6) Conforme aumenta el nivel de estudios de los líderes, también se incrementa su

tendencia a estar en desacuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar

para defender a un país que ha sido atacado por otro.

7) Conforme aumenta la edad de los líderes, también aumenta (aunque muy poco) su

tendencia a estar en desacuerdo con que México colabore en misiones de

mantenimiento de paz con la ONU.

b) Resultados de las expectativas teóricas para el público.

i) Expectativas teóricas confirmadas.

De mis expectativas teóricas para el público, las que se corroboraron tras el análisis

estadístico son todas:

1) Conforme aumenta la identificación nacionalista de los líderes, también se incrementa

su tendencia a estar de acuerdo con que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar

para:

a) Impedir que un país adquiera armas nucleares: Este resultado es estadísticamente

significativo.

b) Prevenir violaciones graves de derechos humanos como genocidio: Este resultado

es estadísticamente significativo.

c) Evitar que un país apoye a grupos terroristas: Este resultado es estadísticamente

significativo.

97

d) Restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado: Este resultado es

estadísticamente significativo.

e) Defender a un país que ha sido atacado por otro.

2) Conforme aumenta el interés del público por la soberanía, también se incrementa su

tendencia a desaprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para:

a) Impedir que un país adquiera armas nucleares: Este resultado es estadísticamente

significativo.

b) Prevenir violaciones graves de derechos humanos como genocidio: Este resultado

es estadísticamente significativo.

c) Evitar que un país apoye a grupos terroristas: Este resultado es estadísticamente

significativo.

d) Restaurar un gobierno democrático que ha sido derrocado: Este resultado es

estadísticamente significativo.

e) Defender a un país que ha sido atacado por otro: Este resultado es estadísticamente

significativo.

3) Conforme aumenta el interés de los líderes por el activismo internacional de México,

también se incrementa su tendencia a estar de acuerdo con que:

a) México debe colaborar en operaciones de mantenimiento de paz de la ONU.

b) México debe acordar sus decisiones dentro de la ONU aunque a veces tenga que

tomar decisiones diferentes a las que hubiera preferido: Este resultado es

estadísticamente significativo.

98

ii) Relaciones significativas de las variables de control.

1) Si en la muestra del público se incrementa la proporción de hombres, aumenta

considerablemente la probabilidad de que el público esté de acuerdo con que el CSONU

autorice el uso de la fuerza militar para restaurar un régimen democrático que ha sido

derrocado.

2) Conforme aumente la proporción de hombres en la muestra del público, mayor será

tendencia a aprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para defender a

un país que ha sido atacado por otro.

3) Conforme aumente el nivel de estudios del público, también se incrementará su

tendencia a desaprobar que el CSONU autorice el uso de la fuerza militar para defender

a un país que ha sido atacado por otro

99

LÍDERES

Variablesdependientes

Variables independientes (índices)*

Nacionalismo/identidad Nacionalismo/soberanía Actitud democráticaInterés por el activismo

internacional deMéxico

Contacto con el exteriorInterés por eventos

internacionales

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Resultado estadístico Resultado estadístico

CSONU/evitararmas nucleares

Sí Sí* No No Sí Sí* No** No

CSONU/impedirgenocidio

SíNo hayimpacto

NoNo hayimpacto

SíNo hayimpacto

No hay impacto D**

CSONU/terroristas Sí Sí** No No* Sí Sí** No* No

CSONU/restaurardemocraciaderrocada

Sí Sí No No* Sí Sí Sí*** No

CSONU/defender aun país atacado porotro

Sí No No No* Sí No No Sí*

México/misiones depaz de la ONU Sí Sí* No hay impacto No hay impacto

México/acordardecisiones dentro dela ONU

Sí No Sí Sí

*Los resultados tienen una relación significativa.**Los resultados tienen dos relaciones significativas.***Los resultados tienen tres relaciones significativas.

100

PÚBLICO

Variablesdependientes

Variables independientes (índices)*

Nacionalismo/identidad Nacionalismo/soberanía Actitud democráticaInterés por el activismo

internacional deMéxico

Contacto con el exteriorInterés por eventos

internacionales

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Expectativateórica

Resultadoestadístico

Resultado estadístico Resultado estadístico

CSONU/evitararmas nucleares

Sí Sí*** No No** Sí Sí** Sí** Sí

CSONU/impedirgenocidio

Sí Sí** No No* Sí Sí*** No Sí

CSONU/terroristas Sí Sí* No No** Sí Sí** No tiene impacto Sí

CSONU/restaurardemocraciaderrocada

Sí Sí** No No** Sí Sí** No tiene impacto No

CSONU/defender aun país atacado por

otroSí Sí No No* Sí Sí** Sí No tiene impacto

México/misiones depaz de la ONU

Sí Sí No tiene impacto Sí*

México/acordardecisiones dentro de

la ONUSí Sí** Sí Sí**

*Los resultados tienen una relación significativa.**Los resultados tienen dos relaciones significativas.***Los resultados tienen tres relaciones significativas.

101

Cuando se aumenta la identificación nacionalista en los líderes, éstos tienden a volverse

más multilaterales en tres cuestiones: evitar la proliferación de armas nucleares, combatir el

apoyo estatal al terrorismo y restaurar democracias derrocadas. No obstante, el aumento de

la identificación nacionalista de los líderes tiende a hacer que estén menos de acuerdo en

defender a un país que ha sido atacado por otro y a prevenir violaciones graves contra

derechos humanos como genocidio. Es decir, el grado de identificación nacionalista de los

líderes no es uno de los factores que los vuelve más multilaterales respecto a estas defender

Estados que son agredidos por otros o impedir violaciones graves a derechos humanos. Por

otra parte, el aumento en el grado de identificación nacionalista del público sí vuelve a éste

más multilateral en todos los casos planteados en los que el CSONU deba autorizar el uso

de la fuerza militar. Es decir, los líderes son más pragmáticos que el público en cuestión de

identificación nacionalista, particularmente en lo que respecta a prevenir violaciones graves

contra derechos humanos como genocidio y a defender países atacados por otros. El

público es ideológicamente más maleable que los líderes cuando se le fomenta una fuerte

identificación nacionalista.

El incremento en el interés de los líderes por la soberanía los vuelve menos

multilaterales excepto en el caso de prevenir violaciones graves a derechos humanos como

genocidio. Por otra parte, el aumento en el interés del público por la soberanía vuelve a éste

menos multilateral en todos los casos planteados en los que el CSONU deba autorizar el

uso de la fuerza militar. Es decir, los líderes son más pragmáticos que el público en

cuestión de interés por la soberanía, particularmente en lo que respecta a prevenir

violaciones graves contra derechos humanos como genocidio. El público es

ideológicamente más maleable que los líderes cuando se le fomenta un fuerte interés por la

soberanía.

102

El aumento de actitud democrática de los líderes los vuelve más multilaterales en

tres cuestiones: evitar la proliferación de armas nucleares, combatir el apoyo estatal a

terroristas y restaurar democracias derrocadas. Sin embargo, los vuelve menos

multilateralistas en dos cuestiones: impedir violaciones graves a derechos humanos como

genocidio y defender a Estados que son agredidos por otros. Por otra parte, el incremento

de la actitud democrática del público sí vuelve a éste más multilateralista en todas las

cuestiones en las que el CSONU deba autorizar el uso de la fuerza militar. Es decir, el

público es más democrático que los líderes, particularmente en lo que respecta a prevenir

violaciones graves contra derechos humanos como genocidio y a defender países atacados

por otros.

El aumento del grado de interés por el activismo internacional de México no vuelve

más multilaterales a los líderes cuando se trata de que México acuerde sus decisiones

dentro de la ONU, aunque a veces tenga que adoptar decisiones diferentes a las que hubiera

preferido. Por otra parte, el aumento del grado de interés por el activismo internacional de

México sí vuelve al público más multilateral. Es decir, los líderes son más pragmáticos que

el público, pues si bien estarían de acuerdo con que México colaborara con la ONU en

misiones de mantenimiento de paz conforme aumentara su interés por el activismo

internacional del país, no estarían de acuerdo con delegarle las decisiones de política

exterior a una entidad internacional. El público es más fácil de comprometer que los líderes,

pues, si se aumenta su interés por el activismo internacional de México, estarán de acuerdo

en estas dos cuestiones.

103

IX. BIBLIOGRAFÍA

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