celtas e ilirios

Upload: milosmou

Post on 26-Feb-2018

240 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    1/14

    Celtas e Ilirios

    Por P. BOSCH GIMP ERA.

    Desde hace bas tantes aos hemos venido t rabajando en un ensayo de

    reco nstru cci n de los mov imien tos clt icos en la Europa occ ide nta l . El

    punto de pa r t i da fu e l es tud io de la cul tura de las urn as en Catalua

    identificada con la de las urn as en Alemania y en Fra nci a y que hoy

    sabemos que se extiende sin solucin de continuidadl y su fi l iacin como

    cl t ica por la toponimia cl t ica en -dunum que en Catalua no pudo ser

    int roducida ms tarde , pues no hubo nuevas invas iones cl t icas , no habiendo

    llegado a el la la de los voleos y no exist iendo propiamente cultura de La

    Tne en Catalua y slo una influencia reducida a ciertos t ipos.

    La fi l iacim clt ica de la Cultura de las urnas ha venido siendo discutida

    y son toda va mu chos los que si gu en cre yn do la "i l ir ia ", a lo> que ha

    contr ibuido su re lacin con la cul tura de Lusacia en cuanto a la arqueolo

    ga y la extens in por e l terr i tor io de la cul tura de las urnas de nombres

    de lugar y de a lgunos tnicos " i l i r ios" . Se ha general izado incluso a veces

    el nombre de "culturas de las urnas", incluiyendo en ellas la de las urnas

    propiamente dicha, la de Lusacia y las danubianas . Todo e l lo contr ibuye a

    cre ar u na c ierta confusin. Hemos cred o deb er insist ir en el carc ter

    clt ico de la cultura de las urnas, y en ello nos ha confirmado el intento

    de reco ns t i tu i r los movim ientos cl t icos hacia Espaa rea l izad o en Los

    celtes y la cultura de las uirnas (Anuario del Cuerpo de Archvenos, Biblio

    tecarios y Arquelogo s, Hoimena je a M'elida, vol. HI, p. 1-41, Madrid, 1935),

    equivalente a

    Les celtes de la civilisation des u^nes en Espag ns (Prhistoi

    re , VIII, 1941, p. 121-157) y en Two Qeltic waves n Spain (Londres , Bri t i sh

    Academy, 1942), as como nuestra revisin de los resultados de estos trabajos

    en un marco ms ampl io : Mo uvements celtiques. Essai de reconstitution, en

    prensa . Hemos ins is t ido tambin en nues t ros resul tados y hemos discut ido

    Zephyrvs.-x

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    2/14

    142

    iP . - B O S C H G I M iP E R A

    la hip tesis "il iri a" en nuestra comunicacin

    Autour

    des

    problmes de

    toponymie celtique

    al Congreso Internacional de Toponimia y Antroponi

    mia de Bruselas, 1949, en prensa en las actas de dicho Congreso.

    En

    Mouvements celtiques

    tratamos de condensar en unas conclusiones,

    sucintamente, nuestra manera de concebir el problema ciertamente com

    plicado y que ofrece facetas muy diversas. Creamos interesante presentar

    aqu estas conclusiones, agradeciendo la hospitalidad amablemente ofrecida

    por mi buen amigo el Prof. Maluquer en su revista ZEPHYRVS, para que

    los colegas espaoles puedan seguir honrndome con su discusin. Algunos

    lo han hecho ya con mis anteriores trabajos y celebrar que el presente,

    en aquello que no les convenza, merezca su crtica. La Prehistoria no es

    una ciencia exacta cul lo es?< ni las reconstrucciones, necesarias de

    cuando en cuando, tienen carcter de dogma. En las nuestras hay, sin

    duda, lagunas y errores que constantemente 'me he esforzado por llenar opor rectificar. Con la misma objetividad, cuando creo que responden a los

    hechos, creo deber insistir en mis puntos de vista.

    Me excuso de no poder ofrecer los materiales en que baso mi reconstruc

    cin. Han sid o m encionados con Bibliografa com pleta en los trabajos

    mencionados, as como en El poblamiento y la formacin de los pueblos

    de Espaa (Mxico, 1945) y en Etnologa de la pennsula ibrica (Barce

    lona, 1932). En estos ltimos libros as como en

    Two Celtic waves in Spain,

    hay igualmente suficiente ilustracin del material espaol, as como los

    mapas necesarios para mejor comprensin de los movimientos.

    I. En tre las familias de pueblos qu e en el

    segundo milenario

    la Edad

    del Bronce parecen ya constituidas hay que contar la que corresponde a

    la cultura de los tmulos (Hgelgrberkultur), que se extiende desde la

    Francia central hasta Austria y Bohemia y desde Blgica y Westfalia hasta

    las estribaciones de los Alpes con sus ncleos principales en la Alemania

    meridional. Estos pueblos constituyen el

    ncleo originario de los celtas

    y

    pueden ser calificados, sin duda, de protoceltas.

    I I . Su cu ltura estuvo en constante

    contacto

    con la de los pueblos veci

    nos, a saber: los de la

    cultura nrdica

    antepasados de los germanos,

    los de la

    cultura de Lusacia

    y los de las

    culturas danubianas

    ambos grupos

    ms difciles de relacionar con nom bres h istricos. La cu ltura de las

    regiones danubianas fu la que entonces

    ejerci una influencia

    ms con

    siderable sobre la de los tmulos de los protoceltas y la que se manifiesta

    ms rica, hallndose relacionada tamb in estrechamente con la cultura de

    Lusacia

    y a travs de ella con la de los germanos nrdicos.

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    3/14

    C E L T A S E L I R I O S

    143

    I I I .

    A f ines de la Edad del Bron ce, es de cir , hacia 20o a. de J. C , la

    cultura de los tmulos acababa de tener s u etapa de expansin habiendo

    alcanzado sus l imites mximo s en Checoe slovaquia y en Austria a expensas

    de las cu l turas de t ipo danubiano, y al mismo tiempo la cultura de Lusacip

    iniciaba su expansin que se rea l i z a con t inu ac i n , en e l s ig lo X I I .

    IV . La expansin lusaciana hizo avanza r los grupos perifricos de sus

    pueblos hacia los territorios vecinos en direccin al Harz y al Hanno ver

    meridional hacia el norte de Bohem ia y Moravia sobre todo en Polonia

    hacia el este y por el norte tie los Crpatos. Parece que grupos de lusacia

    nos se infiltraron hacia el Oeste, perdind ose entre los pueblos de los

    tmulos sobre todo en Tur ingia y en Hesse, as como, al Sur, a travs de

    Moravia llegando muy lejos en las regiones danubianas. En stas, las

    infiltraciones lusacianas provocaron desplazam ientos de pob lac in con los

    que m arc ha ron acaso tam bin grupos de lusac ianos que repercu t ieron en

    el nor te de I ta l ia , y a t ravs de los grupos de las cu l tura s es lav nicas y

    e l Adr i t ico, en la I ta l ia cent ra l . La pres in provocada por los movimientos

    lusacianos se transmit i tambin a los p-ueblos de los Bialcanes, de los cuales

    c ier tos grup os pe r i fr icos pasaron a l As ia Men or .

    V. La expansin lusaciana permane ciendo compa cta en los territo

    rios vecinos de sus ncleos originarios no parece haberse realizado en

    grandes masas en los territorios perifricos de la expansin. En las depe n

    denc ias de l va l le medio de l Danubio se co lon izaron las reg iones mineras o

    c ie rtas loca lidades impor tan tes para la re lac in com erc ia l , pe ro , cuando

    los movim ientos se calmaron tiene lugar un reagrupamiento de las culturas

    danubianas sobre bases indgenas preclusaci a as. En los territorios ms

    alejados de los centros lusacianos las infiltraciones de los invasoren fueron

    absorbidas por los pueblos que se de spla zaro n al m ism o t ie m po o por los

    cel tas que formaban la masa indgena en medio de la cual se hab lan esta

    b lec ido d ichas in f i l t rac iones.

    V I . A l ca lma rse los mo vim iento s, y todava entre 200 y OOQ a. de J. C.

    (per odo equiva lente a l Hal ls ta t t A de Reine cke) , mientras la cultura de

    Lusaeia evoluciona dentro de las mismas lneas anteriores en sus territorios

    originarios y en Po lon ia , las cu l turas danubianas mue st ran una pers ona l i

    dad que se mant iene d is t in ta de la de las cu l turas lusac ianas. En Bohemia

    del mestizaje de las in f i l t rac ion es lusacianas con las poblaciones en que

    tenda a pre do m ina r la de los tmu los se formaba la cultura de Knoviz-

    Milavec cuya influencia ^ -acom paa da de desplazam ientos en los ter r i to r ios

    vec inos de la A lem ania m er id ion al y de Au st r ia transformaba la cultura

    de los tmulos en la cultura de as urnas ( U r n e n f e l d e r k u l t u r ) . E s ta , c a

    racte r izad a por t ipos muiy un i form es de cerarmela, co n ie nz a pro nto una

    g ra n e xpan sin hacia el Oeste y unifica la cultura d e los pu eblos de la

    cultura de los tfaiulos de la que, s in embargo, permanecen in tactos muchos

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    4/14

    44

    P .

    B O S C H G 1 M P E R A

    de sus gru po s. Sus supervivencias se hallarn ms tarde en la base de

    ciertos elementos de la cultura de las urnas durante el perodo equivalente

    al Halls

    :

    att B de Reinecke y hasta en el propio Hallstatt C, en que en sus

    territorios propios puede hablarse de un desarrollo nuevo, en realidad de

    una nue.a cultura que ya no es la de las urnas que permanece intactn

    slo en la periferia de la antigua expansin, de la que quedan supervi

    vencias junto con las aludidas de la cultura de los tmulos. En la frontera

    de Austria, los movimientos lusacianos, una vez formada la cultura de las

    urnas,

    provocaron la partida de bandas de sus gentes, que se perdieron

    tmfiin entre los pueblos dan ubiano s occidentales o entre los pueblos

    dinricos. Los elementos de estas infiltraciones de gentes de las urnas mez

    cladas con otras infiltraciones lusacianas llegaron a Italia, en donde se

    reconoce su rastro en el Lacio y en otros lugares en cermica que repro

    duce tipos de las urnas y tipos lusacianos.

    VII. Conviene limitar el nombre de "cultura de las urnas" y utilizarlo

    en un sentido estricto, no extendindolo a la cultura lusaciana y menos

    todava a la de los grupos danubianos reconstituidos.

    Ap arte de sus dife

    rencias esenciales, en el orden cultural, se trata de grupos de pueblos que

    continan siendo de

    naturaleza tnica distinta

    y la gene ralizacin del

    nombre de "cultura de las urnas" crea numerosas confusiones.

    VIII.

    La cultura de las urnas,

    cuando sus tipos *han evolucion ado ya

    aunque continan todava bastante puros,

    lega en el Hallstatt

    B de

    Reinecke (100O-60O a. de J. C.)

    al mxim um de su expansin territorial y

    representa entonces la unidad de la familia tnica a que pertenece.

    Si bien no es cierto que entonces llegase hasta las Islas Britnicas,

    lleg

    hasta el norte de Espaa, especialmente hasta Catalua, lo que permite su

    filiacin

    coimio

    cltica.

    IX. La

    toponimia cltica en Catalua

    con sus nombres en -dunum

    (Beseldunum, Salardunum, Virodunum)

    no puede haber entrado ms tarde.

    Los pueblos de las urnas en C atalua

    procedentes del movimiento cuyos

    orgenes deben ser buscados en la Alemania meridional y llegado por el

    camino del Rdano

    serian, pues, celtas.

    En consecuencia,

    dada la uni-

    ormidad de la cultura en todos sus territorios] europeos, toda ella debe ser

    filiada como cltica.

    Incluso

    si

    entre sus pueblos hubo

    infiltraciones de los

    pueblos vecinos lusacianos, estas infiltraciones no lograron desnaturalizar

    el carcter cltico d e las gentes de las urna s.

    X. Adem s, la evolucin de la org aniz aci n tr iba l cltica en la poca

    de las urn as deba hallarse muy adslantada y

    la mayora de os grupos

    conocidos ms tarde histricamente existan ya, as como algunos haban

    comenzado

    a

    dislocarse con los movimientos de las urnas.

    Este sera el caso

    de los

    bibroci,

    b ebriac es o be ribr ace s, que deben ser identificados con

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    5/14

    C E L T A S E L I R I O S

    145

    ciertos grupos tnicos mencionados por las fuentes histricas en el Roselln

    V pn la zon a m onta osa del l i tora l valenciano en Espaa que se correspon

    den con gr up os de la cul tura de las urn as . Otros gru po s de bibroci se

    encont ra rn ms t a rde a r r inconados en Bre taa , en Ing la te r ra y en I r l anda .

    Pueden recuperarse numero sos n ombres de tribus clticas existentes ya

    en tiempos d'- la cultura de las urnas, sea po

    r

    que es tos nombres conoci

    dos luego his tr icamente pertenecen a pueblos que no parecen haberse

    movido, sea porque se t ra ta de unidades dis locadas a consecuencia de mo

    vimientos ul ter iores y cuyos res tos se hal lan dispersos en las ext remidades

    del mundo cl t ico. Cier tos nombres de t r ibus pueden ser refer idos a deter

    minados movimientos en e l curso de las migraciones cl t icas , lo que permite

    buscar su or ig en por lo menos h ipot t icam ente en las regio nes de

    pa rt id a . E s te s r a , sob re to do , e l ca :o d ' los lemvices ->n la p rif er ia

    de la cu'tura de las urnas hacia la l na del Elba, dislocados por los pri

    meros empujes germnicos , de los cuales una par te se rep:gl hacia e l

    Bl t ico y ot ra march a Francia, lo mismo que de los pelendones en la

    frontera de B lgic a, Holanda y W estfalia, en do nd e feu cu ltur a conserv

    fuertes supervivencias de la cermica excisa que se encontrar luego en

    Espaa. Cabra pensar tambin en la dis locacin de los ambrones, que

    ser an un pueblo de la cul tura de las urnas originar io de a lgn lugar

    de Alemania de los cuales una par te pas a l sur de Francia , desde donde,

    atravesando los Alpes, termin por infi l trarse en Ital ia entre los pueblos

    l igu res , mie ntrac que ot ra rama se es tableci en los mercado s del m bar

    en Jut landia .

    X I. El conjunto de la cultura de Ufsacia perman ecera annimo . Los

    lusacianos ha bra n cons t i tuido una gr an famil ia de pueb los indoeuropeos

    que slo conservaron su cohesin en los territorios lusacianos propiamente

    dichos y en Polonia . Es probable que, en e l terr i tor io lusaciano or iginar io,

    se puedan reconocer c ier tos

    puetlos particulares,

    com o sera el caso de

    los

    vnetos dislocados en el mom ento de las migraciones lusacianas: un

    grupo part iendo acaso de la vanguardia lusaciana en Hannover se in

    filzo entre los celtas llegando a la Francia occidental, otro llg a l norte

    de Italia y a las reg ion es vecina s del extrem o noroe ste de la Il i ria hst

    rica y grupos importantes perman ecieron en Aleman ia y en Polonia, en

    donde los mencionan las fuentes his tr icas de la poca romana y se con

    vierten en los antepasados de ciertos pueblos conocidos ms tardi como

    eslavos (los w eridios). Esto no autoriza a retrotraer la filiacin de los v

    netos de Italia ni la de los wenos al conjunto de los lusacianos ni a creer

    a stos lirios o eslavos, pues ot ros e lementos de poblacin contr ibuyeron

    a formar los i l irios o los eslavos histricos, especialmente las poblaciones

    de las cu l tura s d anu bian as "es lav nicas" pa ra los pr im eros y ot ras de

    or igen no danubiano para l a s s egundas .

    XII . La toponimia supuesta "iliria" q ue es comn a las regiones

    danubiana, a los terr i tor ios de la cul tura de las urnas y ms rara en los

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    6/14

    146 P . B O S C H G I M P E R A

    terri torios occidentales de la Cultura lusaciana, as como excepcional en

    Ital ia no sabra piobar una anidad tnica "liria" en tiempo de la cul

    tura de las urnas, as como tampoco la pers is tencia de los vnetos lusacia-

    nos en los wen dos eslavos , no sabr a hacer creer en la na tur ale za eslava

    de to dos los lusaciano s y me nos todava de los "U rnen felder ", ent re los

    cuales los vnetos se infi l traron tambin. La toponimia denominad a "ili-

    ria" debe perman ecer annima y puede creerse que acaso pertenezca a

    una etapa de los pueblos danubianos de la Edad del Bronce que correspon

    dera a una etapa paralela de las poblaciones de los tmulos y hasta de

    los lusacianos, cuyas relaciones mutuas haban sido intimas durante lar

    gos siglos antes de la expansin de la cultura d e las urnas.

    X:IU. La' expansin de la cultura de las urnas se debi verificar en una

    etapa arcaica del desarro llo de las lenguas clticas anterior a a de los

    cambios fonticos goidlicos. Esta etapa arcaica,

    cuyas supervivencias so

    han reconocido en la toponimia de la Europa central y en la de la periferia

    de los pueblos clt icos (Pokorny-Tovar), no

    es necesariamente no cltica.

    Si

    deriva de una poca de relaciones lingsticas con los puehlos danubianos,

    a travs de stos pudieron llegar asimismo otras supervivencias de las

    1 nguas danubiana s arcaicas a los pueblos lirios histricos. No es, pues

    indispensable postular una unidad lingstica que incluya a la vez los

    lirios histricos y a todos los di ms pu eblos cuyas culturas se basan en

    elementos que

    J

    ellos mismos, han podido infiltrarse entre los antepasados

    de los lirios histricos. Men os todava

    es plausible

    bautizar como lirios

    a todos los pueblos en que se hallan los elementos lingsticos en cuestin.

    La ascendencia prehistrica de los lirios,

    lo mismo que la de los tracios y

    y de los dems pueblos danubianos his tr icos , debe ser discutida indepen

    dientemente del problema de la etnologa lusaciana o cltica.

    XIV.

    La cultura de las urnas evolucion en la Alemania meridional y

    en Austria, yendo a parar al apogeo de la cultura hallstttica (Hallstatt C).

    Para le lamente , en los territorios perifricos del Bafo Rhin y vecinos, dicha

    cultura se mantena arcaizante

    y las formas de su cerm ica de ge ner ab an.

    XV. Al m ism o ti em po , entre los pueblos clt icos entre el Elba y el Rhin

    pene t raban

    infiltraciones germn icas.

    Las pr im eras fueron las repres enta

    das por la

    cultura de Wessen stedt.

    La presin ge rm n ica continut en

    dist intas etapas despus de la formacin de la cultura da Harpstedt al sur

    le Elba. Las primeras infi l traciones germnicas de la cultura de Wessens

    t ed t dieron lugar a la formacin de una zona de pueblos y de culturas

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    7/14

    C E L T A S E I L I R i O S

    147

    X V Los elemen tos de cultura semejan tes a aquellos de los pases orir

    ginarios que se hallan en los lugares a donde han legado las migracion es

    permiten establecer una estratificacin de las diferentes capas clticas en

    las regiones perifricas,

    sobre todo en la Pennsula Ibrica.

    Al ser posible

    tambin identificar estos elemen tos de cultura con ios antepasad os de

    tribus clticas conocida s h istrcafnente

    t

    se llega a la reconstitucin de

    las diferentes etapas de lat evolucin y de la dislocacin del mundo cltico.

    Por la i presencia d3 tribus germ nicas entre los pu eblos clticos de la

    Pennsula Ibrica y por su relacin con determinadas etapas de los movi

    mientos clticos, se llega tambin a comprobar que las van gua rdias ger

    mnicas que ejercan la presin sobre los celtas emigraban con ellos. De

    esta manera se obtiene tambin al propio tiempo una primera reconstitucin

    de la periferia del mundo germnico y de sus vicisitudes histricas.

    XViII.

    Los mov imientos clticos llegados a la Pennsu la Ibrica debe n

    haberse realizado ya hacia 600 a. de J. C, pues la primera fuente explcita

    v,riega que se refiere al litoral atlntico portugus, el Periplo massalota

    conservado en el posma ds Avieno "Ora martima", los halla ya instalados

    y estabilizados. El Periplo original remon ta a 570 a. de J. C. y, por lo

    tanto, la fecha de 600 para el fin de dichas movimientos hacia la Pennsula

    parece uri terminus ante quem prudencial .

    XVIII. El primer empuje germnico representado por la cultura de

    Wessenstedt (tribu llamada luego germani?) lleg al Bajo Rhin (Wessel)

    hacia

    y disloc los pueblos clticos entre Elba y Rhin. Los lemovices

    fueron probablemente los que experimentaron primeramente el choque con

    los germanos y de ellos un grupo se psrdi en las regiones blticas, en

    donde permaneci germanizado hasta los tiempos de Tcito, mientras otro

    grupo marchaba hacia el oeste de Francia junto con un grupo de vnefos.

    Ciertos grupos de Holanda pasaron a Inglaterra (cultura de Wert-Deverel).

    Los pelendones de la frontera belgo-'holandesa-alemana, con una cult ura

    con superviviencias de la de los tmulos (cermica excisa), marchaban

    hacia el occidente de Fra nci a, de donde m s tarde em igraro n hacia la

    ^snaa central. El conjunto de estos movimientos debera fecharse entre

    mo y 700.

    XIX.

    Entre 700 y 650,

    un movimiento germnico salido del Schleswig-

    Holstein hizo marchar de all a los cimbrios junto con un grupo de ambro-

    nes

    clticos.

    Cayeron sobre los cempsos

    de Westfalia occidental y de lay

    regiones vecinas de Holanda (cultura de Vledder^B onningh irdt, llevando

    con ellos grupos de germani, desplazndo se hacia el oeste de Fra nci a, en

    donde desalojaron a los pelendones hacia la Espaa central.

    XX. Entre 650 y 600 marcharon grupos germnicos de la cultura de

    Harpstedt del sur del E lba (potmani?). Empujaron a los eburones celto-

    germnicos de la cultura de D strap de Westfalia. Las vanguardias de los

    eburones se infiltraron en Blgica.

    La presin ocasionad a por su paso ,

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    8/14

    148

    P . B O S C H G I M P E R A

    por una pa r t e , h i zo desp laza r a Inglaterra a un gr up o (desde Holanda?)

    que llev all la cultura de Scarborough y, por otra parte, oblig a emigrar

    a los seles (o mejor sepes, he lenizac in de un nombre c l t ico s igni f icando

    'c lan de la serpien te") Estos , que deban hab i ta r la reg in e nt re Colonia

    y Coblenza, siguieron por el Mosella hacia el oeste y por f in l legaron al

    l i tora l po r tu gu s , en donde son sealados por e l Per ip lo m assa l io ta a l

    norte de los cempsos.

    XXI. La presin de los germanos de la cul tura do Ha rpstedt se ejerci

    tambin en direccin del sud este , en Turingia, de do nde partieron los

    turones junto con otros grupos clticos entre el Hesse y el Main y del

    Rhin al Mosella y al Sarre (santones, bolos, n&m etes, bituriges),

    pene t rando

    en Fra nci a por los cam ino s de Lorena y l levando por dela nte grup os de

    senones

    y d e

    lingones.

    Una pa rte de los pueblos de este con glo m era do se

    qued en F ran cia en la reg in del Loire y sus dep end enc ias o ms al oeste

    (los bi turiges cubi en Bourges, los bi turiges vivisci del Bajo Garona), los

    turones de la Turena, los santones da la Saintonge, los boios del pas de

    Buch en la Giron da, los l ingo nes en el vad o del C ar on a) . La l legada del

    cong lome rado en la Gironda y en las Land as d io lugar a la

    partida de los

    cempsos hacia Espaa

    y al

    repliegue hacia el interior de las comarcas me

    ridionales de Francia

    de los pueblos pe r tenec ien tes a los movim ientos an

    teriores. Este fu el caso probablemente de los

    tarbelli

    (ha cia Dax, en la

    regin de Tarbes y en e l Lannemzan: cul tura de Avezac Pra t ) y de los

    peledones,

    de los que que da el recu erdo en el top n im o Belin en las Lan

    des y de los que un gru po fu a pa ra r al Arlge (top n imo B ois de la

    Belne y cultura de la necrpolis de Ayer). Entre los pueblos del conglo

    merado se haban inf i l t rado c ier tos

    elementos germnicos

    de los que ha

    ban dado lugar a la migrac in, como los

    poemani

    que se encont rarn

    luego en Espaa entre aqullos.

    XXII .

    Entre los pueblos belgas se introdujeron nuevos movimientos

    germnicos salidos de la cultura de Harpstedt,

    l legando entonces a Holan

    da y a Blgica . Fueron sobre todo los

    nervios

    y los

    tungros.

    Por una par te

    e l io d io lugar a que a lgunos

    fugitivos se refugiaran en Inglaterra (cultu

    ra de All Cannings Cross en el Wiltshire) y por otr a los mediomtricos se

    replegaron hac ia e l M arne (cultura de Les Jogasses). Pero la presin prin

    cipal

    ejercindose por Wessel-Maestricht-Bruselas hacia el Brabante y el

    Hainaut , desplaz una parte de las tribus belgas di lo i ambi'anos que lue

    go aparecen en Picarda , de los belovacos de la regin da Beauvais, de los

    suessiones de la de S ois so ns , d2 los veliocasses del Sena infe rior y de los

    autrigones de l Eure . Marcharon llevando consigo grupos de iungros y de

    nervios germnicos, as como de eburones, de uno de cuyos grupo s que

    acaso haba estado colocado en la vanguardia occ identa l de l movimiento

    germnico dio e l impulso para la marcha de los aut r igones de l Eure .

    XXIII .

    La llegada de los belgas en la Francia occidental oblig a

    emigrar un ?' parte de los pueblos del conglomerado anterior

    de los sefos-

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    9/14

    C E L T A S E [ L I R I O S

    149

    nemetes - turones , e t c . , hac ia Espaa y pronto los propios belgas siguieron

    el mismo camino. El movimiento belga y su legada a Espa a no debe ser

    fechado lejos efe 600. All los pueblos del conglomerado se establecieran de

    mom ento en la Meseta central, empujando los cempsos hacia el sudoeste

    y obl igndoles a l legar por los caminos de Extremadura a l sur de Portugal

    de su avance por el Tajo queda la necrpolis de Alpiara, con una cultura

    que reproduce la de Vledder-Bonninghardt de los pases or iginar ios : y las

    regiones al notte de Sierra Mo rena. Restos de los ambrones llegados con

    los cempsos y los ci imbrios y luego

    ispersaos

    se reconocen a travs

    de la toponimia dispersos en el centro y en el NO . de la Peninsula. Los

    cempsos trataron tambin efe extenderse por Andaluca y e l recuerd o de

    es ta expedicin entre los pueblos del grupo tar tes io queda cons ignado en

    el Per iplo m assa liota al ha bl ar de la regi n de Huelva. Restos de los

    cempsos y ha sta de los cimbrios parec en haberse perdido arrinconados

    entre los pueblos tartesios,

    as como el gru po germ nic o de los

    germani

    en

    sent ido es t r ic to perteneciente a los germanos que

    1

    hab an inic iado las

    pres iones hacia e l Rhin pas a la regin de los ore tamos indgenas en la

    provincia de Ciudad Real.

    XXIV.

    A la llegada de los belgas, los pueblos del conglomerado se

    replegaron hacia el noroeste (Astur ias , Gal ic ia , nor te de Po rtu ga l) , se in

    filtraron entre los cempsos has ta Sierra Morena (un gr up o de turon es)

    o

    fueron empujados hacia el s

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    10/14

    150

    P

    .

    B O S C H

    G I M P E R A

    /o s principios de aqulla e

    n

    la Europa central beb eran fecharse en la

    primera mitad del siglo VII,

    pues hay que contar con un espacio de tiempo

    considerable para su desarrollo en los pases de origen. As se obtendra

    un punto de apoyo para la cronologia absoluta del principio del ltimo

    periodo de la primera Edad del Hierro, concordante con el que da el Peri

    plo massaiiota (570 a. de J. C.) para la etapa posterior a l apaciguamiento

    de los movimientos y par a la estabilizac in de los pueblos clticos, ya que

    I P ripio seala como pas ada s las ltima s repercusiones en las zonas

    costeras del replegamiento de las diferentes capas clticas hacia el oeste

    y con ello se obtiene tambin, por tanto, una fecha para la llegada de los

    belgas a la Pennsula.

    XXVII. Durante los siglos VI y V as p~esiort?s germnicas parecen

    calmarse.

    Durante la thalassocracia fcense se

    intensifica el comercio

    entre

    los tartesios y hasta de los grieg os del sur de Espaa con la Bretaa

    francesa y de los pueblos de sta con Irlanda. All, como en Inglaterra

    ya se hallan estabilizados los grupos clticos procedentes de los movimien

    tos de la primera Edad del Hierro. El comercio griego llega a los pueblos

    clticos de la cultura hallstttica d la Francia oriental y del valle d^l

    Rhin, partiendo de Marsella. Ms tarde, en el siglo V, los objetos griegos

    parecen partir de la zona etnisca de Italia septentrional y llegar a Ale

    m ania a trav s de los Alpes y de Su iza. La cultur a del Hallstatt D se

    transforma en la cultura de La Tne (las "sepulturas de prncipes"). Por el

    contrario, en la periferia del mundo cltico se continu en posesin de una

    cultura arcaizante

    que contina las tradiciones hallsttticas (persistencia

    del

    "Iron age A"

    de Inglaterra ,

    posthallstttico

    del sur de Francia y de

    Espaa).

    Quisiramos aadir solamente algunos comentarios acerca de puntos eh

    los que tiende a establecerse cierta confusin.

    En cu ar to %1 prob lema iliri o, creemo s que nu estro cono cimien to defi

    ciente del ilirio dentro de las lenguas indoeuropeas y la mayor densidad

    de los nombres "lirios" en el te'rritorio ocupado histricamente por los

    celtas y en los pases danubianos que en los de la cultura de Lusacia, de

    ben inducir a la mxima cautela ante la antigua hiptesis que vea, como

    Kossinna, en la cultura de Lusacia una Cultura iliria. Asimismo, hasta qu

    punto tenemos la posibilidad de asegurar que un fenmeno lingstico es

    verdaderamente ilirio. Cabe recordar una observacin de Vendryes a pro

    psito precisamente de la hiptesis iliria para explicar ciertos fenmenos

    lingsticos oscuros dispersos en territorio cltico; " quoi bon ranger

    sous un nom de peuple

    1

    connu des variets linguistiques qui peuvent appar

    tenir diffrents peuples pour expliquer ce qu'on ne comprend pas dans

    la masse des faits celtiques?"

    El posible enlace de los lusacianos con los ilirios histricos podra

    hacerlo verosmil el nombre de los vnetos, de los cuales los de

    1

    Ital ia for-

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    11/14

    C E L T A S E I L 1 R 1 0 S

    151

    man el ala extrema de los ilirios hist rico s. Pero los vnetos de Italia

    pueden ser un pueblo de otra naturaleza, "il irizados" al infil trarse entre

    los ilirios, como los vnetos de Francia se celtizaron al infiltrarse entre

    los celtas y los wendos de Alemania y da Polonia S eslavizaron al cons

    tituirse la unidad de los eslavos occidentales. La tesis que hace descender

    a los eslavos de los lusacianos con parecido fundamento que la que extien

    de a todos los lusacianos el nom bre de los vneto-i lirios prop orcion a una

    reductio

    ad

    abwrdum,

    ya qu si toda la cultura de las urn as ss siguie

    se considerando como parte de una gran unidad cultural junto con la Lu-

    sacia como en la tesis de Pittioni por qu no con siderarla tam bin

    como eslava porque en Lusacia el resultado final es un pueblo eslavo que

    leva el nombra de pueblos relacionados con la periferia de la cultura d

    u>s

    urnas? Considerar a los celtas como una evolucin de los eslavos o

    como un grupo suyo parecera sin duda demasiado aventurado. La nica

    explicacin plausible es la de un pueblo vneto dentr o del gr up o de los

    lusacianos, dislocado en otros grupos parciales, da los cuales uno fu a per

    derse entre los celtas de Francia, celtizndose, otro, entre los ilirios del

    noite del Adritico, ilirizndose, y otro, en fin, subsisti en los territorios

    OT

    f

    ginarios, persistiendo a pesar de haber cruzado por ellos escitas y ger

    manos y terminando eslavizado. La ms reciente teora de Lehr-Splavin>

    ki (i) que cree que los eslavos hist rico s recog ieron elem ento s de los

    pueblos de las culturas variadas que se sucedieron en sus territorios y que

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    12/14

    152

    P . B O S C H G I M P E R A

    cris tal iz an a part ir de los l t imos siglo s antes de J. C. pod ra ofrecer

    una explicacin sat isfactoria y a la ve 'z comprobar qu? no pued^ cal if icar

    se de eslava la cultura de Lusacia y por analogia tampoco

    di

    i l i r ia , aun

    que un desprendimiento de sus pueblos fuese absorbido ent re los i l i r ios .

    EJ

    proceso de la formacin de los pueblos histricos debe explicarse al

    revs de cono lo hacan las viejas teoras genealgicas. No desciend3n en

    l nea rec ta de un de term inad o gru po y , s in o t ro mo t ivo que e l nombre

    his tr ico ta rd 'o de

    1

    uno de sus gru po s, no pueden S3r bau t izad os re t rospec

    t ivamente con l todos los pueblos prehistricos que han estado en contac

    to con los antepasados de aqul . Los pueblos histricos son una resultante

    del cruce

    1

    y da la evolucin de factore s diversos y slo cua nd o hay una

    cont inuidad de cul tura y no hay ingerencias ext raas es posible re t ro t raer

    la na tura leza de dichos pueblos h is tr icos.

    La infi l t racin de grupos germnicos (2) entre los cel tas, sera un hecho

    pa rale lo de la infi l tracin an teri or de los lusaciano s en tre los mism os

    celtas y entre los i l i r ios. Otros ejemplos bien conocidos pueden ser aduci

    dos ; sabemos cmo se formaron los f rancos, germanos, recogiendo dis t in

    tos grupos de la misma naturaleza y extendindose en lo que despus fu

    Francia que por a lgunos s ig los fu c ie r tamente la t ie r ra de los Francos

    y que de e llos hered: su nom bre , aunq ue era una t ie r ra pred om inante me n

    te cl t ica y no por el lo tenemos derecho a creer que

    1

    toda Francia es la

    cont inuacin tn ica de los Francos y menos a re t ro t raer e l nombre de

    1

    los

    francos a los bt av os, a ge rm an os del Rhin y men os an a los be lgas o a

    los dems pueblos ga los . En cambio, cuando hay una cont inuidad cul tura l

    que en un c ier to momento va unida a un pueblo his tr ico de c ier ta na tu

    raleza, hay motivos para aplicar el nombre de famil ia d? dicho pueblo al

    grupo de que es una parte y tal es el caso de los pueblos de la cultura de

    las ur na s a los que n icam ent e pue den referirse los no mb res de lugar

    c l t icos indicando e l resul tado de una conquista que ha l lamos en Cata lua

    y que , por lo tan to , de te rm inan la na tura leza c l t ica de l co nju nto .

    Desearamo s ig ual m ent e que la confusin intro du cid a en la etn olog a

    prehistrica con la teora i l i r ia se evitase con la que ha alcanzado un

    cier to favor rec ientemente a propsi to de los l lamados ambro- l igur^s . Me-

    nndez Pida l (3) descubr i topnimos dispersos en la Espaa cent ra l y

    p

    n

    el NO. de la Pennsu la que hacen p ostular unos am bron es en Esp aa .

    Alm agro (4) y Lam bog lia (5), por la ex istencia de am bro ne s entre los

    (2) P. BOSH-GlIViPERA, "Ir filt ra cc es g er m an 'ca s en tre o

    s

    celtas peni'nsu'ares

    ("iRev sta de Cu 'm ara es ", Lft, 1950, p. 3 39- 34 9).

    (3) R. M;NENDEZ PIDAL, "So bre el sub st ra e m ed ite rr r ro oc cid enta l" ("Ara-

    Durias 1.1", 1940, p. 3-16).

    (4) M. ALMAGRO,"Una necrpolis da campos d

    e

    urnas en Ampurias. El cemen

    terio Par ralli" ("Archivo espao de Arqu eologa", num.. 78 , 1950, p. 39-7 1); dem,

    "Ligures en Esp aa " ("Revue des tudes gu res ", XVI, Bordigihera, 1950, p. 36- 56) .

    (5) N. LAHVI3CCLIA, "QuesL 'cni etn 'cc -lin 'gu isti ah e sulla valle del Ro dan o" ("R e

    vue des tudes li gu re s" , XV,1, 1950, p. 57-72) y nota "O rig ine e proto storia dei

    liguri", en "Revue de

    s

    tudes ligures, XVII, 1951, p. 57 y sig.)

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    13/14

    C E L T A S I L I R O S

    153

    l igures his tr icos de I ta l ia , han cons t ruido un pueblo ambro-l igur que se

    tiende a identificar con el que l lev a Catalua la cultura de las urnas y

    ello ha hecho plantear de nuevo el problema l igur en Espaa. El problema

    general de los l igures uno de los ms oscuros de la e tnologa pr imi t iva

    europea. revive asimismo, y, de ser considerados primero como no indo

    europeos, pasaron a ser indoeuropeos y ahora se t iende a creer que fueran

    representantes de un subs t ra to medi terrneo sobre e l que se colocaran los

    indoeuropeos ambrones (6) .

    Tememos que e l lo nos l leve de nuevo a general izaciones precipi tadas y

    a nuevas confu siones. Par a discu tir el prob lema obje tivam ente conviene

    considerar separadamente sus e lementos y valorar cuidadosamete los

    indic ios .

    Por una par te hay que discut i r en qu cons is te la indoe urope izacin

    de los l igures y has ta qu punto l leg. Po

    r

    ahora no pasa de a lgunos e le

    mentos l ings t icos que se contraponen a ot ros c ier tamente no indoeuro

    peos que s i per tenecen a un subs t ra to medi terrneo es tamos muy le jos de

    poder reducir lo a una unidad y a e lementos arqueolgicos emparentados

    con la cultura de las urnas en el N. de Ital ia, as como al desbordamiento

    hacia el la de tribus clt icas de la Sabaya y de los Alp:s franceses. Entre

    ellas pudieron estar los ambrones.

    Es tos ,

    a su vez, aparte de los de la Liguria y de los de Espaa descu

    biertos por Menn dez Pi da l , son conocidos en Jutla nd ia al lado de los

    cimbrios y de los teutones y con es tos l t imos marcharon hacia Occidente

    en ?u migracin his tr ica . Los ambrones han podido ser cons iderados como

    celtas y la expan sin de la cultu ra de las urn as ha sta la l nea del Elba y

    las nt imas y ant iguas re laciones de cel tas y germanos que, como haca

    Hubert , pueden referirse a un momento de fortaleza de los pueblos clt icos

    que inf luyeron cons iderablemente has ta en la organizacin de los germa

    nos

    hacen plausible que los ambrones de Jutlandia sean una_ infi l tracin

    cl t ica para e l comercio del mbar , como creemos nosotros .

    De mo me nto nos a tenemo s a nues t ra hiptes is de un pueblo amb rn

    clt ico que ya en t iempos de la cultura de las urnas se disloc, recono

    rindose, como es f recuente en las t r ibus cl t icas dis locadas , sus grupos

    en regiones muy di tantes unas de ot ras . Uno i r a a parar a l mercado del

    mbar, otro, arrastrado hacia el sur de Francia se vertera a tavs de los

    Alpes en la Liguria propiamente dicha y otro l legara al centro de Espaa

    junto con otros pueblos clt icos y se disolvera entre el los. Veremos si

    inves t igaciones ul ter iores confi rmarn o inval idarn es ta hiptes is .

    No vamos a discut i r aqu e l problema l igur . En l hemos tomado una

    posic in de escept ic ismo en cuanto a sus indic ios en Espaa (7) . Cier ta-

    (6) F. RLBEZZO, "Lim ite geografich e

    e

    limite linguistico tra ligure ed etrusco-

    p cen o" ("Atti del 1 Convegno preisto rico itailo-sivizzero", Como, 1949, p . 6 5- 64 );

    IDEM "La Sicilia preistorica nei quadro dell 'unit linguistica m edite rran ea" ("Annali

    della Facolt di Lettere di Palermo", I. 1950, p. 31-40) y la nota citada "Origine

    e protostoria dei gur i " .

  • 7/25/2019 Celtas e Ilirios

    14/14

    154

    P . B O S C H G I M P E R A

    mente no pretendemos haber dicho la l t ima palabra y ta les indic ios ofrecen

    mucha mater ia de discus in todava . Acaso a lgn da puedan expl icarse ,

    s in que tengamos que volver a un gran pueblo l igur ni en todo e l occidente

    de Europa como en t iempos da Mllemhoff y de D'Arbois de Jubainvilfe

    ' 'hypothse l igure remontan t au roman p lu t t qu 'a l ' h i s to i re" (Vendryes j

    ni en todo e l Med i terrneo a lo que parece tenderse ahora o a la in

    vas in de la Edad del Bronce de Gmez Moreno. Mientras no tengamos una

    expl icacin sat is factor ia de los diversos e lementos del subs t ra to medi terr

    neo o del preclt ico de otros lugares de Europa como el de los Alpes o de

    Fra nc ia , as como m ien tras no se hay a expl icado mejor e l proc eso de la

    formacin de las cul turas prehis tr icas de I ta l ia con muchos puntos oscu

    ros a pesar de los grandes progresos que han real izado los colegas i ta l ianos

    y par t icula rm ente la se ora Laviosa Zam bot t i es tamo s le jos de pode r

    intentar una recons t ruccin plaus ible ().

    (8); La mejor sntesis del estado actual de ila prahistor'a italiana en relacin

    con los problemas da la formacin de los pueblos en G. KAiSCHNlTZ-)WEINCERO "Italien

    mit Sard inian, Sardinien und Ma lta", en el "Handlbuch der A rchaeolog ie", de

    W. Otto y R. Herbig, vol. II, 2, M unich, 1950, con toda la bibliografa pe rtin en te.