carta de hermana de un oficial detenido injustamente
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Un saludo cordial para todos, soy hermana de dos oficiales del Ejército de
Colombia, aunque hace muchos años que vivo fuera de Colombia
siempre llevo mi patria en mi corazón y en todos mis pensamientos,
además que mi familia: padres, hermanos, sobrinos, tíos, cuñadas viven
allá. Nacimos en un municipio al Sur del Huila, que ha ido creciendo por la
templanza de su gente, pero del cual desafortunadamente mis padres
tuvieron que salir para trasladarse a vivir a Bogotá, por las continuas
amenazas que recibían de la narco guerrilla.
En nuestros años de adolescencia yo veía como mis hermanos, primero el
mayor de ellos, tenía esa vocación de ingresar al glorioso Ejercito de
Colombia, que había sido su sueño desde cuando tenía 4 años cuando vio
un desfile militar en Bogotá y después uno de mis hermanos menores
que prefería no seguir ninguna otra carrera profesional porque su vida era
ser oficial del Ejército. Con el esfuerzo y trabajo de mis padres sus sueños
se hicieron realidad con una vocación digna de admirar y de la cual todos
nos sentíamos orgullosos aunque preocupados porque sabíamos que
expondrían sus vidas.
Ellos fueron ascendiendo y fueron condecorados en varias ocasiones, uno
de mis hermanos se retiro cuando ascendió a Coronel por motivos de
salud y el otro continuo con su carrera brillante, querido y admirado por
superiores y subalternos a los que siempre ha defendido y ha velado por
su bienestar porque para él primero están los demás que él mismo,
porque la calidad humana de mi hermano no es improvisada sino
producto de la buena educación cívica y moral que nos dieron nuestros
padres.
Nosotros agradecíamos cada día a Dios porque nuestros temores de que
su vida corriera peligro iban disminuyendo a medida que iba ascendiendo,
pero la desgracia llegó a nuestras puertas el día que un Fiscal de la unidad
de DIH de Barranquilla empezó a acusar a mi hermano de un falso
positivo, y se ha empeñado en hacerle daño y en perjudicarlo, tanto, que
ni siquiera quiere recibir pruebas que demuestran la inocencia de mi
hermano, solo porque es militar y en Colombia parece que los militares
son los malos porque a los bandidos, a los narco guerrilleros de las farc no
los acusan de nada y si lo hacen en su momento es algo puntual y
enseguida olvidan para seguir atacando a los militares.
Desde hace varios meses estamos sufriendo porque mi hermano está
detenido, y no acabamos de entender que pasa, si él fuera un delincuente
estaríamos tristes pero aceptaríamos la situación porque seriamos
consientes de la realidad, pero no la aceptamos porque mi hermano es un
héroe, valiente y honesto que entregó su libertad por defender la patria y
que ahora está injustamente detenido sin ser escuchado ni apoyado por
los altos mandos que un día lo condecoraron y que hoy se olvidan de él.
Hace seis meses estuve en Colombia visitando mi familia y especialmente
a mi hermano, sentí mucho dolor al verlo ahí (aunque él siempre con su
cabeza en alto y sin dudar ni un segundo de su vocación tratando de
transmitirnos optimismo y alegría), pero su esposa e hijos con esa mirada
de profunda tristeza, mis padres con la incertidumbre cuando pensaban
que ya estaban en sus años viejos y que podían descansar porque sus hijos
ya estaban realizados y mis otros hermanos y yo desilusionados de la
justicia colombiana.
Así como mi hermano, hay muchos militares que actualmente están
detenidos injustamente, secuestrados por el estado y pagando condenas
de 40 y 60 años, con ellos y sus familias me solidarizo porque entiendo por
lo que están pasando.
Pero ante todo, confiamos en Dios y en la Virgen María que siempre nos
han protegido y esta vez también lo harán. He querido con estas cortas
líneas expresar mis sentimientos y hacerlos públicos para que ustedes los
que lean nos apoyen y se unan a nuestra causa.