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CAPÍTULO IV ARBÚCIES El viaje, peligroso, accidentado y lento, desde que salimos de Madrid, ha durado mas de cuatro días. El comedor ya está preparado y perfectamente dispuesto. Después de unas palabras de bienvenida del Alcalde Josep Pol, nos sirven una cena sencilla, pero correctamente elaborada y presentada; de segundo plato nos dan butifarra con patatas fritas. Esto ya es otra cosa; y es la primera comida que hago desde que salí de casa. Mi hermano y yo, dormiremos en un dormitorio en el que solo hay dos camas de matrimonio, en la otra, lo harán Enrique Olmos Molinero y su hermano Pacuchi. Estas camas que son metálicas, y muy historiadas, tienen en el cabecero un óvalo con una efigie; Enrique dice que es el moro Muza. Este Enrique tiene una habilidad especial para soslayar cualquier situación comprometida o regañina que le venga por parte de los maestros; pues en esos casos para salir del apuro echa mano de un repertorio muy extenso, de ocurrencias jocosas e imprevisibles, en forma de verborrea desbordante, y en una jerga ininteligible, absurda, que no viene a cuento, consigue siempre disminuir la tensión del momento y provocar la risa de todos, incluso de las personas mayores, y logra salir airoso. 21 de febrero de 1937. Hoy los maestros que nos acompañaron, han regresado a la Capital de España, pues tienen que continuar con su labor, de sacar de allí a otros grupos de niños evacuados, según el llamamiento que hicieron las autoridades de Madrid, para que se presentaran todos los maestros, para cumplir con este servicio. Les hemos despedidos con pena, porque nos habíamos encariñado con ellos, durante estos cuatro días de viaje, que por las circunstancias que han concurrido en el transcurso del mismo, y por las vicisitudes que pasamos, nos parece que ha sido muchísimo mas tiempo el que hace que les conocemos. Nos habíamos hecho a la idea de que se quedarían con nosotros, pero tienen que continuar con su 73

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CAPÍTULO IVARBÚCIES

El viaje, peligroso, accidentado y lento, desde que salimos de Madrid, ha durado mas decuatro días.

El comedor ya está preparado y perfectamente dispuesto. Después de unas palabras debienvenida del Alcalde Josep Pol, nos sirven una cena sencilla, pero correctamente elaboraday presentada; de segundo plato nos dan butifarra con patatas fritas. Esto ya es otra cosa; y esla primera comida que hago desde que salí de casa.

Mi hermano y yo, dormiremos en un dormitorio en el que solo hay dos camas dematrimonio, en la otra, lo harán Enrique Olmos Molinero y su hermano Pacuchi. Estas camasque son metálicas, y muy historiadas, tienen en el cabecero un óvalo con una efigie; Enriquedice que es el moro Muza.

Este Enrique tiene una habilidad especial para soslayar cualquier situación comprometidao regañina que le venga por parte de los maestros; pues en esos casos para salir del apuro echamano de un repertorio muy extenso, de ocurrencias jocosas e imprevisibles, en forma deverborrea desbordante, y en una jerga ininteligible, absurda, que no viene a cuento, consiguesiempre disminuir la tensión del momento y provocar la risa de todos, incluso de las personasmayores, y logra salir airoso.

21 de febrero de 1937. Hoy los maestros que nos acompañaron, han regresado a la Capitalde España, pues tienen que continuar con su labor, de sacar de allí a otros grupos de niñosevacuados, según el llamamiento que hicieron las autoridades de Madrid, para que sepresentaran todos los maestros, para cumplir con este servicio. Les hemos despedidos conpena, porque nos habíamos encariñado con ellos, durante estos cuatro días de viaje, que porlas circunstancias que han concurrido en el transcurso del mismo, y por las vicisitudes quepasamos, nos parece que ha sido muchísimo mas tiempo el que hace que les conocemos. Noshabíamos hecho a la idea de que se quedarían con nosotros, pero tienen que continuar con su

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labor de acompañar a otros grupos de niños. Su marcha nos deja bastante cariacontecidos ytristes, porque con su ausencia parece que la distancia física que ahora nos separa de nuestrasfamilias, aumenta considerablemente mas.

Al principio, cuando se alejaba a los niños de la zona depeligro, por lo común los acompañaba una maestra queles conocía bien. Esa maestra constituía un lazo con laciudad natal, y en la mayoría de los casos se estableció unvinculo entre los niños y la maestra mucho mas fuerte queel que suele existir en la relación maestra- alumnocorriente. Es casi imposible pensar en el primer proyectode evacuación sin la colaboración de esas maestras, perotodavía no se ha escrito la historia completa de esosintensos y en cierto sentido trágicos días de la evacuación.Mucha gente, incluyendo a los mismos padres, creen que

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Plano de Arbúcies

todo estaría bien; si se cuidara eficazmente de sus hijos;que estos si estuvieran bastante desarrolladosemocionalmente como para soportar la separación,podrían en realidad beneficiarse con el cambio; sin dudalos niños harían la experiencia de vivir en un hogardistinto, ampliaría sus intereses, y quizás tendríancontacto con la vida del campo, de la que suelen privarselos niños urbanos e incluso los suburbanos. Los niñosprocedentes de áreas bombardeadas, no se conducíanexactamente igual que los de la localidad, ni interveníanen todos los juegos; tendían a mantenerse aparte, a vivirlas cartas y los paquetes que llegaban del hogar. Estabantaciturnos casi todo el tiempo, soñando con volver alhogar y compartir los peligros de sus padres, en lugar dedisfrutar de los beneficios de la vida en el campo. Lapreocupación real por las bombas no lo era todo.

D.W. Winnicott, El niño y el mundo externo, Ed.Hormé. Buenos Aires, 1980

Escribimos a nuestros padres; y de acuerdo con lo que convinimos entre todos nosotros,insistimos mucho en lo bien que nos hallamos y lo contentos que estamos en este pueblo.

Esta «Torrre del Roquer», donde nos alojamos, es un edificio singular, de grandesdimensiones, de las que solo ocupamos el cuerpo central y el ala derecha de la planta noble.

El propietario probablemente ha huido, y el Ayuntamiento se ha incautado de él. Susituación privilegiada, está en la confluencia de las carreteras de Hostalrich, Sant Hilari yViladrau. Nos impresiona favorablemente sobre todo el comedor, con una chimenea francesa,revestida de mármol, y encima un gran espejo, y en el lado opuesto una fotografía de granformato de la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, flanqueada por dos altosmaceteros de escayola. El jardín, es un parque de considerables dimensiones, con árboles yplantas de muy diferentes y exóticas especies.

De momento quedamos a cargo, exclusivamente, de las mujeres que ha enviado elAyuntamiento para atender el servicio de la Colonia, y que pertenecen al «Casal de la DonaTreballadora»; Balbina, que es la cocinera, Teresina, Anita, y Angelita, que es la está al frentede ellas, y que se mantiene aquí las veinticuatro horas del día. Tiene el encargo de que siocurriera algo anormal durante la noche, o alguno se pusiera enfermo, colocar un farol deaceite, en el peto de la terraza que da al comedor, así el sereno acudirá inmediatamente.

Contemplar la panorámica, desde la terraza, es gratificante para nosotros; el Castillo deMontsoriu al frente, a la derecha, los picos de «Las Agudas» de la sierra del Montseny, que semantienen nevados casi todo el año, y montañas cubiertas de bosques de castaños, pinos,

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encinas, y huertos hasta en sitios inverosímiles, con toda clases de frutos principalmentemanzanas de distintas variedades. Un pueblo de 4.000 habitantes que da sensación deprosperidad.

Anoche Angelita, se dio cuenta que para acostarnos, no nos desvestíamos del todo, laexplicamos que es para estar prevenidos para el rutinario bombardeo aéreo nocturno, lo hacomentado con sus compañeras; «¡pero si aquí no hay bombardeos ni viene la aviación!»,nosotros las miramos, extrañados incrédulos y desconfiados.

Tardaremos algún tiempo, en acostumbrarnos a la seguridad y tranquilidad de este lugar, ya que se disipen todos nuestros miedos y temores, de la proximidad del frente y de losconstantes bombardeos de la aviación y la artillería enemiga, que sufríamos, y que siguensufriendo en Madrid.

Enrique Olmos, que también tiene habilidad para influir en la voluntad de los demás,

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Madrid, Puerta del Sol, 1936

convence a José Mª. Val y se descuelgan en compañía de José Suárez, por medio de unasplantas trepadoras que suben hasta la terraza, y se marchan. Un hombre del Ayuntamiento hasalido en bicicleta, y los ha traído de nuevo.

25 de febrero de 1937. Esta mañana al levantarnos nos ha sorprendido la presencia de unhombre de unos 30 años, alto, muy peripuesto y atildado, peinado escrupulosamente yengominado, bigote recortadito, y muy serio y circunspecto. Nos dice que se llama Joan.

Como nosotros hemos quedado condicionados para siempre por el magnífico ejemplo deMadrid, en esta guerra; todo lo comparamos y medimos (personas, cosas, instituciones), conlas circunstancias y situación de la Capital de España. «¿A que tenía que estar en el frente conla edad que tiene?», ¿pero os habéis fijado que bigotito me lleva?», así lo tenían los falangistas,antes de la guerra», «¡a que va a ser fascista!». Le acogemos con risitas y actitud desconfiada.Enseguida los mayores tratan de ver la forma de hacerle objeto de sus bromas y travesuras. Aeste Joan, le envía el Ayuntamiento para que se haga cargo de nosotros, no es maestro, perodebe de tener alguna preparación.

A partir de ahora, y con Joan, empezamos a salir y a conocer el pueblo, y sus alrededoresnos confirman la buenísima impresión que nos había causado desde el principio.

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Fotografía de Alfonso Sánchez Portela, Refugiados en el Metro de Madrid

La primera visita ha sido para el Ayuntamiento, donde nos han pesado y tallado, elsecretario, Joan Brull, medio en serio y medio en broma nos ha estampillado el sello municipalen el antebrazo. Dice que es para que no nos perdamos.

Estando jugando en el jardín, ha aparecido en el horizonte un avión; hemos salidocorriendo asustados, mientras Joan se ríe y nos llama a gritos; «¡pero, si se trata de un avióncomercial nuestro, que pasa dos días a la semana, a esta misma hora!». Es cierto, pero de ahoraen adelante, de todas formas y por si acaso, cada vez que pase este aparato, instintivamentepararemos en nuestros juegos, y no le perderemos de vista hasta que desaparezca.

El domingo 27, por la tarde, Joan nos ha llevado al baile de Can Sitra, donde en unaplataforma elevada, toca una orquestina. Contemplamos como bailan las parejas de jóvenes,mientras nosotros comemos avellanas, que aquí les dan un tueste especial, que las hace muyapetecibles.

Un muchacho del pueblo me ha preguntado, con cierto tonillo de burla como nos va conJoan «Picolives», le contesto que bien, y le digo que porqué le llaman así, y me explica que unavez le invitaron unos amigos a merendar una ensalada en el campo, y él se comió todas lasaceitunas. Joan, a pesar de su aspecto y de su apariencia de severidad y gravedad, es de tratofácil y sencillo, incluso ha soportado alguna impertinencia de Pepe Suárez.

A Paco Parra Villar, por su simpatía y su facilidad para comunicarse con los demás, le hanencargado que todos los días vaya a por el correo. Esta misión es deseada por todos,especialmente por los mayores, pues tiene la oportunidad de salir, y la ventaja importantísimade saber inmediatamente quien tiene carta. Es tal nuestra impaciencia y ansiedad porenterarnos enseguida del nombre del afortunado, que en cuanto se marcha, salimos todos a laterraza, a esperar su regreso; cuando lo hace, desde lejos, ya nos indica con expresivos ysignificativos gestos y ademanes, quien es el destinatario, cuando está mas cerca, lo hace agrandes voces. Algunas veces se produce alguna confusión, y entonces la desilusión esenormemente frustrante, porque el que había creído y entendido que tenía carta o paquete, nolos tiene, Esta escena se repetirá todas las mañanas a la misma hora. Paco Parra, traerá tambiénel periódico, «La Soli» (Solidaridad Obrera), que enseguida la secuestrará Alfonso GarcíaLópez, y no la soltará, a pesar del requerimiento de los demás, hasta que no la haya leído toda,es decir hasta el último renglón. Los demás encargos y recados los hará también Paco, y prontoserá célebre en el pueblo.

Acta del Ayuntamiento de Arbúcies del 27 de Febrero de 1937. Pedir a la Generalidad, atienda a losgastos que ocasionen los refugiados de la guerra de conformidad con el Decreto nº 7, publicado en el númeroextraordinario del DIARIO OFICIAL del 18 de enero de 1937.

El Gobierno Central de la República, transfiere al de la Generalidad de Cataluña una cantidad (quecorresponde a 1,50 pta diarias, que después ascenderán a 2 pesetas, por cada evacuado de la zona de guerra,acogido en esta autonomía) y esta la distribuye entre los ayuntamientos respectivos, para que la hagan llegar alos interesados.

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3 de marzo de 1937. Esta mañana si que hemos tenido una gran alegría, estamosentusiasmados; por primera vez hemos recibido carta de nuestros padres, en contestación a la

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Calle Toledo, Madrid, 1936

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¿Que haces tu para evitar esto? Ayuda a Madrid, Ministerio de Propaganda

nuestra del 21 del mes pasado, cuando ya estábamos muy preocupados e intranquilos. Laleemos una y otra vez, la saboreamos detenidamente, y hacemos infinidad de comentariossobre su contenido. Esta carta se le dejamos leer a los compañeros, como ellos hacen con lassuyas, así muchos participan de la alegría de unos pocos. No dicen nada de las penurias porlas que están atravesando ni de los peligros que corren, pues Madrid sigue sufriendo losconstantes bombardeos de la aviación y la artillería enemiga, estas son las primeras noticiasque buscamos siempre en «La Soli».

En la tarde del domingo 6 de marzo, nos han llevado al fútbol; jugaba el A.D. Arbúciescontra un equipo de fuera; en el campo nos hemos encontrado con el Alcalde Josep Pol, nosha preguntado si nos iba bien y si estábamos contentos, ha llamado al vendedor de avellanas,y nos ha invitado.

A mis padres les sigue preocupando el problema de mi alimentación, e insisten en laconveniencia de que complemente nuestra dieta, de alguna manera. Con el dinero que hemostraído, y que nos administramos, estrictamente, hemos comprado en la farmacia del puebloun frasco de «Glefina», como es agradable de sabor me tomaré una cucharada antes de comer.Hemos elegido este especifico, porque nos acordamos de un concurso de cartelespublicitarios que organizó antes de la guerra los laboratorios «ANDROMACO», para supromoción, y en el que participó nuestro hermano César, y consideramos esta medicina,como adecuada para nuestros propósitos, según la interpretación infantil que nosotroshacemos, de las indicaciones que se hacían en aquella campaña.

Contestamos inmediatamente a casa, tranquilizándoles, como siempre.Seguimos a cargo exclusivamente de Joan «Picolives», los días que hace buen tiempo; con

él, hacemos excursiones por los alrededores.Han acotado un trozo de jardín para nuestro uso cotidiano, sobre todo para jugar al balón.

Cuando llueve lo hacemos en el interior de la casa, al «escondite», lo que a la vez nos permitedescubrir las zonas del interior de las misma, que todavía desconocemos.

Hace dos noches, por iniciativa de Enrique Olmos, armados de nuestras almohadas, hemosirrumpido en uno de los dormitorios de las chicas mientras dormían. Yo en previsión de quelas cosas no salgan bien, voy el último, dejo caer mi almohada una sola vez sobre la cama queestá mas cerca de la puerta; mientras los demás se adentran hasta el fondo, dandoalmohadazos a ambos lados, y salgo corriendo de retirada a nuestro dormitorio. Gritos de laschicas, se organiza un buen escándalo a media noche; los demás regresan rápidamente, ycuando Angelita se levanta, ya estamos haciéndonos los dormidos, sin que pueda averiguarquien ha sido. En vista del éxito de la primera vez, anoche lo hemos vuelto a repetir, hago lomismo, y cuando regreso a nuestra habitación me la encuentro cerrada por dentro; puesPacuchi Olmos, en esta ocasión ha estado mas espabilado que yo, en la oscuridad se haescurrido, no ha ido con la expedición y se ha quedado en el dormitorio, cerrando, ycortándonos la retirada, insisto angustiosamente en voz baja para que me abra, porque losgritos de las chicas arrecian, «ábreme Pacuchi», «no quiero», regresan los demás

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precipitadamente y Pacuchi sigue diciendo que no abre. No tarda en aparecer Angelita y noscoge en el pasillo, con las almohadas en la mano y en calzoncillos. Nos echa una gran bronca;la explicamos lo que nos pasa ahora, «¡Pacuchi abre inmediatamente!», «no quiero». Despuésde un tiempo en aquella situación tan desairada para nosotros, Pacuchi abre. Nueva bronca deAngelita, y nos acostamos de nuevo. Esta mañana me he enterado que la cama que estapróxima a la puerta, es la de Agustina.

El general Queipo de Llano, (fascista), ante losperiodistas extranjeros.

«Mola, Franco y Cabanellas están de acuerdo conmigo enque es una estupidez querer salvar la vida de tres ócuatrocientas mil personas, porque si ese número degentes muere en MADRID la guerra habrá terminado.Nuestros planes han sido elaborados de acuerdo conAlemania e Italia. Los españoles que tendrán que morirpara que triunfemos son unos tres o cuatro millones y sino mueren luchando en los campos de batalla, juro pormi honor que morirán fusilados ó mutilados por nuestroslegionarios ó moros. Si no hacemos esto incumpliremos lapromesa que hemos hecho a nuestros hermanos alemanese italianos. Y nosotros somos hombres de honor».

Jellinek, Frank, The Civil Ward Spain, Londres,1937

18 de marzo de 1937. Tenemos una novedad que será muy importante y condicionará parabien la marcha de la Colonia. Ha llegado D. Ángel Vidal Sánchez, acompañado de su esposa,Juanita. Nos caen bien y les acogemos con simpatía, son de Madrid, y enseguida el régimen yel funcionamiento de la Colonia, varían de manera fundamental y muy conveniente. Puestoque hay espacio de sobra en el edificio, dispone que los chicos pasemos todos a ocupar el alaizquierda, así quedan libres nuestras anteriores habitaciones, que ahora se convertirán en:cuarto de costura, enfermería y despensa respectivamente; las chicas pasarán todas al aladerecha, con lo que dejarán libre el local para la clase. Con ello disfrutaremos de la superficietotal de la planta noble de esta Torre del Roquer. Ahora todo es mas racional y cómodo.Inmediatamente organiza las tareas escolares. Consigue por mediación del Ayuntamientoalgún material. De la Escuelas del pueblo, trae unos pupitres que estaban en desuso. Nosproporcionan un encerado algo deteriorado, que nosotros mismos hemos pintado de negrootra vez, y que como la pintura no es la adecuada, en algunas zonas la tiza patina y da dentera.La tinta la hacemos de unos sobrecitos de polvos, que venden y que disolvemos en agua.

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Tenemos algunas plumas de acero, de las llamadas de «pata de gallo» y de «corona» y varioscuadernos. Nosotros, en previsión habíamos traído de Madrid algún material, por indicaciónde nuestro padre. Al principio, cuando llegamos hace un mes, nos dijeron que iríamos a lasEscuelas del pueblo, pero se ve que esta idea ha sido desechada definitivamente. Joan da clasea los pequeñitos en el comedor, de los demás se encarga el mismo D. Ángel.

Nada mas comenzar las actividades escolares, enseguida se nota la desigual preparaciónentre unos y otros, en la mayor parte de los casos motivada por las diferencias de edad,Saturnina Olmeda, los hermanos Lourdes, Victoria y Alfonso García López, y mi hermanoHiginio, están mas adelantados que el resto, esto hace mas difícil y laborioso el trabajo delmaestro, ya que tiene que atender en la misma clase a dos niveles de enseñanza.Estamos muy contentos de cómo empiezan a marchar las cosas.

D. Ángel le ha dicho a Paco Parra, que cuando vaya a por la correspondencia, no haga señasni dé voces desde la calle, tratando de indicar quienes son los destinatarios, a fin de evitar losdisgustos que proporciona, cuando se produce alguna confusión con sus gestos y gritos alarga distancia, y que las cartas y paquetes se las entregue a él, para hacérselas llegar a losinteresados.

Se establece un horario para comidas, clases, ocio, paseos, siesta y descanso nocturno. Lahora que dura la siesta, es la que mas nos cuesta cumplir. Habrá una sesión matinal degimnasia, que dirigirá el mismo Director.

D. Ángel tiene un proyector de cine Pathé Baby, con unas cuantas películas de Charlot,Búster Keaton, «La Pandilla», y Harold Lloyd. Cuando el mal tiempo nos impide salir, nos lasproyecta, con gran contento de todos. Yo ya he visto mucho cine en Madrid, acompañando ami hermana y su novio (por imposición de mi padre) y me entusiasma.

En el poco tiempo que llevamos en este pueblo nos estamos enterando de infinidad decosas, que para nosotros son una novedad; durante los paseos por sus bosques y montañas.Las castañas cuando están en el árbol, llevan una cubierta verde de pinchos en forma deerizos; las nueces poseen otra mas inofensiva, que al tratar de quitársela con los dientes,manchan mucho y amargan mas, las avellanas protegidas por otra envoltura, cuelgan de lasramas en pequeños racimos. Unos obreros especializados, recortan con verdadero esmero yretiran la corteza de los alcornoques, para después manufacturar el corcho. También hemosvisto unos montículos revestidos de tierra, con orificios laterales, y uno superior por dondesale humo; nos explican que están elaborando carbón de encina. Aunque madrileños, es laprimera vez que vemos madroños, y que los probamos, y también hemos aprendido que estoúltimo hay que hacerlo con moderación, pues en exceso producen una especie de borrachera,que a mas de uno le ha costado un día de cama.

Esta tarde nos han llevado a un lugar extraordinario, se trata del Molí de las Pipes; en el ríohay infinidad de renacuajos, que cogemos con un bote y luego dejamos en libertad. En lasuperficie del agua unos insectos que parecen arañas, se deslizan rápidamente por ella; nosexplica Joan que eso supone que está limpia y no contaminada. Estos insectos deben de teneralguna sustancia en sus patas, para poder flotar y trasladarse con esa facilidad, ya que si se las

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limpiamos se hunden.En este mes de marzo hemos jugado varias veces al fútbol con los chicos del pueblo, con

resultado casi siempre claramente favorable a nosotros; la Colonia tiene la ventaja quecontamos con los hermanos Olmos Molinero (Enrique y Pacuchi) que son las tres cuartaspartes del equipo, sobre todo Enrique, que tiene una habilidad circense en el dominio delbalón, y llega a ridiculizar al contrario que pretenda arrebatárselo; también es verdad quemuchas veces no respeta las reglas del juego.

4 de abril de 1937. César González Ruano, también en la zona rebelde, publica en el ABC de Sevilla(fascista) un articulo, uno de cuyos párrafos dice:

¡Diez mil pilotos de Roma!. Diez mil águilas de orosobre el azul de diez mil pechos combados de orgulloitaliano y fascista… Diez mil voluntades prontas acruzar los cielos en la dirección que se les mande, haciala muerte que se les diga…

Acta del Ayuntamiento de Arbúcias de 5 de abril de 1937. Se nombra médico municipal interino einspector local de Sanidad, al ciudadano Evaristo Dalmau i Juliá.

En el Acta de este Ayuntamiento de 12 de septiembre de 1936, se decía: «Basado en razones políticas(consideraciones) y gubernativas, según las normas establecidas actualmente, la Corporación acuerda destituira los funcionarios señores EVARISTO DALMAU, Jaume Rigualt y Joan Surri; médico, oficial deSecretaría y sereno municipales respectivamente.

Agustina está enferma. Han llamado al Dr. Dalmau que es el médico del pueblo. O no losaben o nadie dice lo que tiene; Angelita se la ha llevado a su habitación, situada al fondo deldormitorio de las chicas, para tenerla mas cerca y poder atenderla mejor. El Dr. Dalmau vienetodos los días a verla. Pregunto a Mary Suárez y a Elvira Montes, pero tampoco saben lo quele pasa. Por fin me decido y entro en el dormitorio, a pesar de las protestas de algunas; se abrela puerta del cuarto de Angelita y veo a Agustina, incorporada en la cama y hablando con lasmayores. Está mejor. Me marcho rápidamente, pero no lo suficiente, pues Lourdes ySaturnina, que son muy grandes, me alcanzan, se burlan de mi, y tratan de arrastrarme y dellevarme junto a ella. Logro zafarme y salgo corriendo al jardín. He pasado mucha vergüenzapor culpa de estas tontas, y me da mucha rabia.

17 de abril de 1937. Nos han llevado al cine, con gran contento de todos y entusiasmo mío.Ha sido durante una sesión pública en el «Casal Cinema», situado en la planta primera delnúmero 80 de la calle Camprodón, donde tiene su sede el «Casal d´Ezquerra Republicana», ellocal tiene 400 plazas de capacidad, sus condiciones de seguridad son deficientes, peronosotros nos encontramos cómodos en él. Nos han proyectado «Dejada en Prenda», de

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Shirley Temple, que yo ya había visto. A partir de ahora nos llevarán todos los domingos ensesión privada para nosotros solos; nos alternaremos entre el «Casal Cinema» y el «NouCinema», cuyo empresario es Joan Mariné. El segundo construido recientemente, está en lacalle Pi i Margall nº 34, y su sala es mas adecuada y de mayor capacidad, pero hace tanto fríoque durante la sesión tenemos que permanecer con el abrigo puesto, quizás contribuya a elloque se trata de una edificación aislada y las dos medianerías están al descubierto. Nos dan aescoger entre las películas que tienen, las chicas dicen que de «amor», nosotros que del «oeste»,a ser posible de Tom Mix o de Ken Maynard. Casi siempre ganan ellas.

Hace un rato al oír gritos y llantos, hemos acudido corriendo a ver que pasaba; Mary y PiliSuárez lloran, tienen un disgusto enorme.. Por lo visto han tenido carta de su familia, y comoviene dirigida a su hermano Pepe, D. Ángel se la ha entregado a él, y este se ha encerrado enel cuarto de baño para leerla y no puedan hacerlo sus hermanas. Ha llegado el Director y leordena que abra. Pepe rompe la carta y la tira al inodoro antes de abrir. Aumentan los llantosy el desconsuelo de Mary y Pili. En lo sucesivo. Las cartas que reciban se las entregará a Mary,aunque vengan a nombre de Pepe, que es el mayor.

El Director comienza a preparar una excursión al Castillo de Montsoriu. Este castillomedio en ruinas y situado al sureste del pueblo, y a 640 m de altitud. Su construcción data delos siglos XII y XIV. Esto nos ilusiona mucho, pero advierte que no podremos ir todos, quesolo lo harán los que estén en condiciones de resistir la larga caminata por carretera, el accesoal monte por un dificultoso camino peatonal, y la subida directa a la cima, ya sin camino nivereda alguna, y con una pendiente muy acusada, y luego el regreso. Empieza la selección yveo con enorme disgusto que no cuenta conmigo. Me busco la influencia de Enrique Olmos,para que cambie de opinión, y se dé cuenta de que yo puedo resistir la marcha proyectada. D.Ángel se ríe con los argumentos de este Enrique, y por fin cede e iré. Me pongo contentísimo.Dos días antes se inician los preparativos.

23 de abril de 1937. Muy temprano, con D. Ángel a la cabeza salimos camino del castillode Montsoriu. En la expedición vamos 19, de los que 7 son chicas. Agustina no va porque estáconvaleciente todavía. Yo soy el mas pequeño del grupo. El tiempo es estupendo; una vezabandonada la carretera que va a Hostalrich, la vegetación variadísima del paisaje que vamosatravesando es cada vez mas espesa y frondosa. Los bosques de castaños, abetos y pinos sesuceden. Hacemos algunas paradas. A mitad de la ladera del monte hemos encontrado unamasía, y entablado conversación con el payés.. Nos dice que vive allí con su familiacompletamente aislado, y que se autoabastecen; por lo visto, solamente una vez al año suelebajar al pueblo. Si en Arbúcies, no se nota en absoluto la guerra, en estos parajes caemuchísimo más lejos. El bosque y la maleza se hacen cada vez mas intricados, y accedemos ala cima y enseguida subimos al punto mas alto de la torre del castillo, y allí nos sorprende lainesperada vista de un panorama excepcional; quedamos maravillados. Disfrutamos en estesoberbio lugar de un día inolvidable. A la caída de la tarde emprendemos el regreso; vamostodos cargados de piñas y castañas, y para que el día sea completo nos encontramos a nuestra

llegada con una carta de nuestros padres. D. Ángel nos reúne en el comedor y nos dice querepartamos lo que traemos con los que se han quedado. Yo he entregado la mitad de mis piñasy castañas a Agustina; es lo primero que comparto con mi mujer en esta vida. Lourdes ySaturnina, que se fijaron en lo que hice anoche, a nuestro regreso del castillo, y que no medijeron nada porque estaba D. Ángel delante, me han sorprendido en el vestíbulo y han vueltoa burlarse de mi, forcejeando con ellas para tratar de escapar, ha pasado Agustina, nos ha vistoy oído. Mas enfado mío y mas vergüenza. No hacen nada mas que perseguirme, de ahora enadelante aprenderé a disimular mis sentimientos, hasta que se las olvide.

23 de abril de 1937. Gil Robles jefe de la CEDA, se adhiere con entusiasmo a la unificación y pone denuevo a sus juventudes a las ordenes de Franco.

Yendo con el director paseando por unos jardines que rodean a unos chalets deshabitadosque hay a la izquierda de la carretera de Viladrau, hemos oído unas detonaciones muypróximas; enseguida las identificamos como de armas cortas, por la larga experiencia bélicaque tenemos de Madrid, y que la denominamos por la «onomatopeya» de «pacos», seguimospaseando y a la vuelta de un seto alto nos hemos encontrado con un grupo de anarquistas queestán probando unas pistolas. Se sorprenden y se asustan de nuestra presencia allí. Dan todaclase de explicaciones y disculpas, y se excusan una y otra vez con D. Ángel. Se deshacen enatenciones con nosotros, deben de creer que estamos sobrecogidos de espanto, cuando locierto es que estamos completamente tranquilos. Estos señores no tienen ni idea de losacontecimientos mucho mas graves y peligrosos que hemos sufrido en Madrid hasta nuestraevacuación.

Esta tarde se han presentado en la Colonia, los anarquistas de hace dos días, se muestranmuy cariñosos y atentos con nosotros, y se disculpan una vez mas. Nos han regalado un balónde fútbol de reglamento nuevo (el que teníamos ya estaba muy deteriorado); un teatro deguiñol, magnifico y sin estrenar y una caña de pescar moderna y extensible. Les cantamos «Alas Barricadas» y se van tranquilos y satisfechos porqué nos ven contentos con los regalos.

26 de abril de 1937. Bombardeo de Guernica por la legión Condor.A finales de 1936 el Gobierno de la República Española, encargó a Picasso una obra con destino al

Pabellón Español de la Exposición de París; por eso el motivo, no fue el bombardeo de Guernica, ya que estese produjo el 26 de abril de 1937, cuando el cuadro ya estaba muy avanzado. El Gobierno Español le abonóa Picasso un anticipo de 150.000 francos oro.

Picasso representó a Madrid en este cuadro, en la madre que está con el niño muerto en brazos (ver el librode Juan Larrea –que por cierto era bilbaino– que estuvo al lado de Picasso durante el proceso y realizaciónde la obra).

Continúan los cruentos bombardeos sobre Madrid, principalmente de la artillería, porqueno hay manera de prevenirse contra ella, hasta que no se oye el silbido espeluznante y a

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