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Caperucita Feroz y el Lobito Bueno

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Page 1: Caperucita Feroz y el Lobito Bueno

Caperucita Ferozy el Lobito Bueno

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Editado por eMe Comunicación y CuentosDiciembre 2016

Caperucita Feroz y El Lobito BuenoAdaptación del clásico de Charles Perrault

Adaptación, ilustración y maquetación: Kris VarelaRevisión: Mireia Corachán

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Caperucita Ferozy el Lobito Bueno

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Érase una vez, una niña llamada Aida, aunque todo el mundo solía llamarla Caperucita Roja, ya que siempre se abrigaba con una capa de color rojo que le había tejido su abuelita Mariangeles, para salir a pasear.

Y como a casi todas las niñas, a Aida le encantaban los Beatles, comer pasteles a dos carrillos, saltar en los charcos, y hacerse un montón de preguntas, de esas a las que los mayores casi nunca saben responder.

Para mi valiente y feroz Aida, con todo mi amor.

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Una mañana de primavera, le dijo su mamá:- Aida, la abuelita Mariangeles está enferma. Necesito que le llevesesta cesta con los dulces que tanto le gustan.- Sí, mamá. - contestó Caperucita.- Pero por favor, vete por el camino y no a través del bosque, he oídoque hay un lobo merodeando por ahí y podría ser muy peligroso.- ¿Peligroso? - preguntó Aida - ¿Es que son malvados, los lobos?- ¡Por supuesto que son malvados, los lobos ! - exclamó su mamá.- ¿Y por qué son malvados, mamá?- Son malvados porque pueden devorarte de un sólo bocado.

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Y Aida se marchó por el camino, pensando en que ella también podíadevorar su pizza de un sólo bocado

y que eso no era maldad, si no hambre.

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Al llegar al cruce de caminos, Caperucita se topó con un cazador.- Buenos días - saludó Aida.- Buenos días - repuso el cazador.- ¿ Qué es ese chisme que llevas en la mano? - preguntó la niña intrigada.- Es mi escopeta - contestó orgulloso el cazador - ¡Voy a derribar al lobo de un sólo disparo!- Y ¿ por qué quieres hacer algo tan horrible? - preguntó con asombro la niña.- Porque quiero ser un héroe - contestó el hombre.- ¡Vaya! - exclamó Caperucita - ¡Y yo que pensaba que los héroes ayudaban a los demás y se esforzaban en cuidar en vez de destruir!

Y Aida prosiguió su camino pateando las piedras malhumorada.

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De pronto, un ruido de pisadas sobre las hojas secas, atrajo su mirada hacia el bosque. La curiosidad era tan fuerte que Caperucita, a sabiendas de que desobedecía a su mamá, no pudo evitar adentrarse en la espesura y salirse del camino seguro.

- ¡Hoooooolaaaa! - gritó Caperucita. Pero no obtuvo respuesta.- ¡Hoooooolaaaa! - insistió - Soy Caperucita, no te tengo miedo, no me tengas miedo.- Hola - dijo una tímida voz tras la maleza.Caperucita se volvió hacia ella.- ¿Eres tú el temible lobo del que todos hablan? - le preguntó.- Supongo que sí.... - dijo dudoso.- ¡Vaya! ¡No pareces tan temible! Ven, acércate a mí - le propuso Aida.- Será mejor que te marches - le advirtió el lobo - dicen que podría devorarte de un sólo bocado. Y es cierto. ¡Tengo tanta hambre!- Bueno, eso podemos solucionarlo: llevo en mi cesta un montón de pasteles. Ven, acércate y te daré uno.- No puedo. También dicen que los humanos podríais derribarme de unsólo disparo. - ¡Vaya! ¡Parece que la gente dice muchas cosas! También es cierto, sí, pero yo no llevo escopeta, sólo ricos pasteles. Aunque si no me crees,

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te diré lo que vamos a hacer: dejaré un pastelito aquí en el suelo y yo me quedaré muy quieta y callada.Caperucita colocó un pastelito en el suelo, se tendió sobre la hierba ysonrió amablemente.

- No te muevas - dijo el lobo- voy a acercarme muy despacio.La niña se quedó inmóvil y el animal salió temeroso de entre la maleza.

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Pasito a pasito, el Lobo llegó hasta el dulce y, como era de esperar, lo devoró de un sólo bocado.- Confío en ti - le dijo a la niña. Caperucita sonrió.- Entonces, seamos amigos - propuso ella.- ¿Amigos? Nunca he tenido un amigo... ¿Qué significa ser amigos? - Significa que yo confío en ti y tu confías en mí, que yo te cuido a ti y tú me cuidas a mí, que yo te quiero a ti y tu me quieres a mí. - explicó Aida.El Lobo la miraba con sus grandes ojos.- Ven hasta mi regazo y te lo mostraré -añadió.El Lobo se acercó a la niña y ésta lo estrechó entre sus brazos.- Ahora lo entiendo - sonrió el Lobo - Me gusta que seamos amigos.

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Como el Lobo seguía hambriento, Aida le invitó a comer en casa de la abuelita Mariangeles.- Hagamos una carrera - propuso él. Y salió disparado bosque a través. Al llegar, llamó a la puerta y una voz le invitó a entrar:- Pasa cariño, estoy en la cama.Tal fue el susto que se llevó la abuela al ver asomar aquellas orejas peludas, que de un salto se metió en el armario, y allí permaneció en absoluto silencio. El animal, al no encontrar a nadie, y puesto que estaba muy cansado de tanto correr, decidió esperar a Caperucita acurrucándose en la mullida cama de la abuelita.

Poco después llegó Aida y encontró la puerta abierta.- ¡Abuelita! ¡Ya estoy aquí! - gritó al entrar.En el dormitorio vio al Lobo arropado en la cama y bromeó:- Abuelita, abuelita, ¡qué ojos tan grandes tienes!- Son para verte mejor, Caperucita. - respondió el Lobo.- Abuelita, abuelita, ¡qué orejas tan grandes tienes!- Son para oírte mejor, Caperucita. - Abuelita, abuelita, ¡qué dientes tan grandes tienes!

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- ¡Son para comerte mejor! - gritó el cazador, irrumpiendo en la estancia y apuntando al

Lobo con su escopeta.

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Caperucita se apresuró a proteger al Lobo interponiéndose entre éste y el cazador.- ¡Aparta, niña! ¡Ya es mío! - gritó el hombre sin dejar de apuntar hacia ellos. - Esa horrible cabeza peluda lucirá pronto en mi salón.

De pronto, se oyó un golpe seco y el cazador se desplomó sobre la alfombra.

- ¡Abuelita! - gritó Aida - ¡Buen golpe!- ¡Nadie entra en mi casa empuñando un arma! ¿Habra se visto? ¿Cómose atreve a amenazar a mi nieta? - refunfuñó la abuela, blandiendo una sartén en la mano. - ¡Le va a caer una buena! Ahora mismo llamo a la policía. No creo que volvamos a verlo por aquí en mucho tiempo.

Aida abrazó a su abuela.- Bien, y ahora todo el mundo a lavarse las manos y las patas que es hora de comer.

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Y alrededor de la mesa, todos comieron a dos carrillos los deliciosos dulces de la abuelita.

Aquel dia, los vecinos del pueblo aprendieron una gran lección.Desde entonces, cuidaron a los animales del bosque con amor y respeto, así como lo hacen los auténticos héroes ...

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... y vieron felices para siempre.

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