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¿Cambia el clima o lo estamos cambiando? Ana Luz Quintanilla-Montoya

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¿Cambia el climao lo estamos cambiando?

Ana Luz Quintanilla-Montoya

Uno de los grandes retos que tenemos los seres humanos en este siglo es el llamado cambio climático global o cambio climático antropogénico, debido a los grandes impactos que hemos causado a nuestro planeta. La generación de electricidad, el transporte, la producción de alimentos, la deforestación y muchos aspectos más han llevado a un cambio en el clima que amenaza a todos los seres vivos. Este libro te ayudará a saber sobre ello y a poder tomar acciones para mitigarlo.

Ana Luz Quintanilla-MontoyaMexicana. Ha sido profesora e investigadora durante más de 30 años. Estudió su licenciatu-ra en oceanología y su maestría en ciencias en geofísica aplicada. Tiene un doctorado en ciencias en oceanografía costera, enfocado al estudio de las energías renovables (solar y eólica), en el que obtuvo la mención honorí�ca, así como el Premio al Mérito Escolar. Pertenece a la Novena Cohorte del programa internacional Programa Avanzado de Medio Ambiente y Desarrollo (Leadership of Environment and Development, LEAD), el cual se ofrece en El Colegio de México, A.C. Sus investigaciones están enfocadas al estudio del medio ambiente y sociedad, así como al cambio climático global. Recibió el Premio Nacional de Energías Renovables e Innovación Tecnológica, premio que otorga anualmente la Secretaría de Energía a través de la Comisión Nacional para el Ahorro de la Energía, en el área de innovación tecnológica, en septiembre de 2006, y es una apasionada de la divulga-ción de la ciencia.

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UNIVERSIDAD DE COLIMAMtro. José Eduardo Hernández Nava, RectorDr. Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño, Secretario GeneralMtra. Vianey Amezcua Barajas, Coordinadora General de Comunicación SocialMtra. Gloria Guillermina Araiza Torres, Directora General de Publicaciones

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¿Cambia el clima o lo estamos cambiando?

Ana Luz Quintanilla-Montoya

Lo que le ocurra a la Tierra, le ocurrirá a los hijos de la Tierra.

Jefe IndIo Seattle

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© UNIVERSIDAD DE COLIMA, 2019 Avenida Universidad 333 Colima, Colima, México Dirección General de Publicaciones Teléfonos: (312) 316 10 81 y 316 10 00, extensión 35004 Correo electrónico: [email protected] www.ucol.mx

ISBN: 978-607-8549-52-8

Ilustraciones de portada e interiores: Víctor Odín García Rodríguez

Derechos reservados conforme a la ley

Proceso editorial certificado con normas ISO desde 2005Dictaminación y edición registradas en el Sistema Editorial Electrónico PRED Registro: LI-001-18 Recibido: Enero de 2018 Publicado: Febrero de 2019

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Índice

¿Está cambiando el clima? ............................................................................. 7

El cambio de uso de suelo (cus) y la deforestación .............................11

La generación de energía eléctrica ...........................................................16

La población mundial: ya somos demasiados ......................................21

El gran reto de alimentar a la humanidad ..............................................25

Cambiemos nuestros paradigmas de vida para conservarla ..........31

Referencias bibliográficas.............................................................................37

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¿Está cambiando el clima?

Pretender que el cambio climático no es real, no hará que desaparezca.

leonardo dICaprIo

Seguramente te has dado cuenta que cada vez más seguido escuchas a tu alrededor comentarios relati-

vos a que “el clima está cambiando”. Hoy es común tener eventos meteorológicos más frecuentes y de mayor in-tensidad tales como lluvias, temperaturas más altas, hu-racanes, sequías, inundaciones, entre muchos otros, lo que se atribuye al llamado “cambio climático global”.

Sin embargo, es bueno establecer las diferen-cias entre dos términos importantes, que con frecuen-cia son considerados iguales: “la variabilidad del clima” y el “cambio climático global”, o como muchos científicos lo definen hoy en día “cambio climático antropogénico”, debido a que si algo ha cambiado —no sólo el clima—, ha sido como respuesta de la naturaleza a los enormes impactos ambientales que hemos ocasionado los seres humanos sobre nuestro planeta.

Si bien el clima ha cambiado a lo largo de la his-toria en la Tierra, y en muchas ocasiones esto se debió a los cambios producidos por fenómenos naturales, como han sido las variaciones de la órbita terrestre alrededor del sol, las fluctuaciones en la actividad solar, o las erup-ciones volcánicas, hoy en día, lo que se ha detectado es que no todo tiene una causa natural.

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En los últimos cuatrocientos mil años nuestro pla-neta ha tenido alteraciones en el clima terrestre y sabe-mos de la existencia de periodos cálidos y glaciaciones. Hace apenas 10,000 años, muchas áreas de la geogra-fía europea eran recorridas por ríos de hielos, que de-jaron sus huellas en las inconfundibles formas de valles de glaciares; es muy importante destacar que en los úl-timos 8,000 años el clima ha permanecido menos “frío” y notablemente estable, creando así las condiciones ne-cesarias para que las sociedades de los seres humanos y el resto de los seres vivos, pudieran desarrollarse sin pre-sentar grandes catástrofes.

Aun cuando el clima ha variado a lo largo de toda la historia de nuestro planeta, de manera natural, la gran diferencia en las variaciones —debido a la emisión de gases de efecto invernadero— parecen darse sobre todo a partir de la Revolución Industrial, a finales del si-glo XIX. Fue entonces cuando los seres humanos empe-zamos a causar efectos mayores en nuestro entorno, los cuales nos mantienen en una situación sumamente de-licada en términos de conservar la vida en el planeta, no sólo la nuestra sino la de miles o millones de especies que como nosotros lo cohabitan. Por lo anterior, debe quedarnos muy claro que en el presente, el cambio en el clima ya no se debe a causas naturales, sino a los impac-tos ambientales que hemos causado los seres humanos a la naturaleza, por el desarrollo y preferencias de vida que mantenemos, como los consumos desmedidos, la manera de alimentarnos, la cantidad de residuos sólidos —comúnmente llamados “basura”—, que producimos, entre muchos actos más, y por ello debemos asumir la enorme responsabilidad que tenemos ante la hecatom-be ambiental que se está presentando.

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¿Qué sucedió en nuestras civilizaciones para que hoy en día estemos ante una enorme vulnerabilidad? En este libro encontrarás varias de las respuestas concer-nientes a esta pregunta. Se comentan de manera resu-mida los impactos o daños más importantes generados por la especie humana y cómo están agravándose cada día más, sin una respuesta inmediata.

Empezaré por comentar cuáles son algunas de las causas de este fenómeno, entre las que se encuen-tran las actividades que mayoritariamente emiten gases de efecto invernadero (geI); fenómeno por el cual deter-minados gases, que son componentes de la atmósfera de nuestro planeta, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. Éste afecta a todos los cuerpos planetarios que po-seen atmósfera.

Gases efecto invernaderoNombre FórmulaDióxido de carbono CO2

Metano CH4

Óxido nitroso N2OHidrofluorocarbonos HFCsPerfluorocarbonos PFCsHexafluoruro de azufre SF6

Las actividades asociadas a la emisión de los geI

se deben principalmente a:• La combustión de carbón, petróleo y gas, que se produ-

cen en forma de dióxido de carbono (CO2) y óxido nitro-so (N2O).

• La tala de selvas tropicales (deforestación), debido a la eli-minación de los árboles que absorben CO2 de la atmósfe-ra y de ese modo ayudan a regular el clima. Si se cortan o talan, ese efecto benéfico se pierde y el carbono almace-

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nado en los árboles se libera en la atmósfera, con lo que se aumenta el efecto invernadero.

• El desarrollo de la ganadería, ya que el ganado —las vacas y las ovejas—producen gran cantidad de me-tano durante la digestión.

• Los fertilizantes con nitrógeno que producen emisiones de óxido nitroso.

• Los gases fluorados que causan un potente efecto de ca-lentamiento, hasta 23,000 veces superior al producido por el CO2. Afortunadamente, estos gases se emiten en canti-dades más pequeñas y la legislación, al menos en la Unión Europea (UE), prevé su eliminación progresiva.

¡Todos debemos asumir responsabilidad ante el cambio climático!

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El cambio de uso de suelo (CUS) y la deforestación

Olvidar cómo excavar la tierra y cuidar el suelo es olvidarnos de nosotros mismos.

MahatMa gandhI

Los seres humanos hemos transformado y destrui-do una enorme cantidad de bosques y selvas y una

gran parte de nuestras áreas verdes naturales, para de-dicar nuestros suelos a usos de la agricultura y la gana-dería; más aún, hemos eliminado gran parte de estas áreas naturales, debido al inmenso avance en el creci-miento de zonas urbanas, que se han utilizado para la construcción de ciudades de una población mundial cada vez más grande, ya que sólo en poco más de un si-glo, se ha quintuplicado la población de seres humanos y con ello, incrementado también la destrucción de la naturaleza para poder sobrevivir y cubrir nuestras nece-sidades. Pensemos también que no sólo quintuplicamos la población de nuestra especie, sino que para alimen-tar a ésta y para que tenga vivienda, transporte, movi-lidad, industria, etcétera, requerimos destruir cada vez más y mayores áreas de bosques y selvas; somos cul-pables también de llevar a cabo la conversión de terre-nos boscosos hacia usos agropecuarios, los cuales son una de las causas más importantes de deforestación —tala de árboles y erosión de suelos—, que además, es un detonador de la pobreza en el mundo. Es muy impor-

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tante que reflexionemos en este momento, que los paí-ses “ricos”, no son aquéllos que tienen más dinero que otros, sino que son aquellos países que tienen más re-cursos naturales que otros. Se puede ser muy rico en di-nero, sin embargo, si destruimos nuestros recursos natu-rales, no podremos sobrevivir.

Es imprescindible conservar los ecosistemas, res-taurar aquellos que hemos dañado y mantenerlos sa-ludables. ¿Recuerdas qué es un ecosistema? Se define como el conjunto formado por los seres vivos y los ele-mentos no vivos del ambiente y la relación vital que se establece entre ellos. La ciencia encargada de estudiar los ecosistemas y estas relaciones es la llamada “ecolo-gía”. Recuerda también que los ecosistemas pueden ser de dos tipos: terrestres (bosques, selvas, sabanas, desier-tos, polos, etcétera) y acuáticos (comprenden desde un “charco”, hasta los océanos, mares, lagos, lagunas, man-glares y arrecifes coralinos).

La actividad ganadera, que principalmente se debe a nuestros consumos de carne, es hoy en día un problema enorme en términos de la devastación de nuestros ecosistemas, pero tenemos un problema ma-yor, la destrucción de grandes áreas de bosques y sel-vas para uso del ganado —reses, borregos, chivos, cer-dos, pollos, etcétera—. La Organización de las Naciones Unidas (onu) para la Agricultura y la Alimentación (fao, 2015),1 menciona que el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero: un 18% más de CO2 que el sector del transporte en el mundo. Es una de las prin-cipales causas del calentamiento del planeta, la depre-dación de las tierras, la contaminación atmosférica y del

1 Estimación de emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura. En: http://www.fao.org/3/a-i4260s.pdf.

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agua, y la pérdida de biodiversidad, es decir, la variedad de la vida.

Este concepto incluye varios niveles de la organi-zación biológica y representa la diversidad de especies de plantas, animales, hongos y microorganismos que vi-ven en un espacio determinado, a su variabilidad gené-tica, a los ecosistemas de los cuales forman parte estas especies y a los paisajes o regiones en donde se ubican los ecosistemas. A lo anterior hay que sumar el daño que se ocasiona a los suelos debido al uso de pesticidas, fer-tilizantes químicos y agrotóxicos. ¡Imagínate!

Los seres humanos hemos aprovechado la varia-bilidad genética y “domesticado” por medio de la selec-ción artificial a varias especies; al hacerlo hemos creado una multitud de diferentes especies de maíces, frijoles, calabazas, chiles, caballos, vacas, borregos y de muchas más. Las variedades de especies domesticadas, los pro-cesos empleados para crearlas y las tradiciones orales que las mantienen son parte de la biodiversidad cultu-ral.

Los árboles son los principales productores de oxígeno en la superficie terrestre, mediante la conver-sión del CO2 —la fotosíntesis— permite que gracias a ellos se recarguen de agua nuestros acuíferos, así que si no tuviéramos oxígeno ni agua, moriríamos sin re-medio. Pero éstos no son los únicos beneficios que nos brindan los árboles, ya que gracias a ellos tenemos fru-tos para alimentarnos y permiten que nuestros suelos estén sanos evitando la erosión de los mismos. Al defo-restar nuestros suelos ya no son útiles para la agricultu-ra y para producir gran parte de nuestros alimentos. Más aún, los árboles son también los principales termorregu-ladores del clima —junto con el océano—, es decir, per-miten que nuestras ciudades tengan una temperatura

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menor. Es en ellos donde habitan miles de especies que ni siquiera conocemos; además, disminuyen la contami-nación acústica en nuestras ciudades.

La deforestación es hoy en día una amenaza con-siderable en el mundo, que afecta a la biodiversidad, a los ecosistemas y, por ende, a todos los seres vivos. Por ello, debemos recordar que México ocupa la posición número 17 a nivel mundial en deforestación, con un promedio de 155 mil hectáreas anuales, y nuestro esta-do en particular, Colima, tiene un reto importante que llevar a cabo en esta materia, pues de acuerdo a la Comi-sión Nacional Forestal (Conafor), la tasa de deforestación en Colima es del 1.2% anual, cifra que se coloca por enci-ma de la media nacional, la cual es de 0.71%.

Por todo lo anterior, estarás de acuerdo en que es imprescindible cuidar los bosques y árboles. Muchas personas piensan que “reforestar” (plantar árboles) pue-de resolver el problema. Sin embargo, no es así porque el tiempo cuenta y los servicios ambientales que nos brinda un árbol que ya tiene 10 o 15 años de edad, no los brinda un árbol que es recientemente plantado. Man-tengamos los que ya tenemos y si llega a ser necesario “reforestar”, debemos pensar en las especies de nuestra región, porque de otra manera, afectaremos nuestros ecosistemas que representan la riqueza de nuestra bio-diversidad, incluyendo también los procesos ecológicos y evolutivos que se dan a nivel de genes, especies, eco-sistemas y paisajes.

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¡Di no a la deforestación!

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La generación de energía eléctrica

Es difícil encontrar significado en medio de la competenciasin sentido que la sociedad ha hecho de la vida moderna.

De alguna manera estamos haciéndoles creer a los más jóvenes que la fama, el dinero, el glamour y el éxito les

llevarán a tener una vida llena de sentido. Pero tarde o temprano, incluso aquellos que sobresalen

en la competencia, encontrarán el vacío.Janne teller

Una de las razones más importantes por las cuales la temperatura media se está elevando en nuestro pla-

neta es la emisión de gases de efecto invernadero (geI), entre los cuales, el más importante en cuanto a cantida-des emitidas, es el bióxido de carbono, el cual es produ-cido principalmente por la generación de energía eléc-trica mediante el uso de combustibles fósiles, como son el petróleo, el gas, el carbón y el diésel.

Recordemos que la transición más importante en el uso de la energía ocurrió a través del descubrimien-to del fuego. Muestra de esto es que el uso y control del fuego claramente se sabe que existe desde mucho an-tes de que evolucionásemos al estado actual; nuestros ancestros utilizaban el fuego desde hace alrededor de 350,000 años; los seres humanos aparecimos en escena hace unos 200,000 años.

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Sin embargo, lo que realmente causó el cambio revolucionario en el uso de energía fue el motor de va-por de James Watt, patentado en 1781 en Inglaterra. Este motor era capaz de producir movimiento rotativo conti-nuo, el cual, junto con la potencia relativamente grande que proporcionaba, podía ser aprovechado por la ma-quinaria de fabricación como una fuente de energía y con ello se convirtió en la base de la llamada Revolución Industrial. Otro evento quizá aún más significativo del motor de vapor fue su uso en el transporte a través de la invención de las locomotoras de vapor y la introducción de las vías férreas. Estos cambios constituyeron un avan-ce enorme respecto a todo lo que había existido duran-te los milenios previos. La época del vapor estaba funda-mentalmente impulsada por el carbón, cuya quema es aún más perjudicial que el propio petróleo o el gas, en términos de las emisiones de bióxido de carbono que produce. Muy poco tiempo después llegó la invención del motor de combustión interna, que condujo a la mul-tiplicación de los automóviles y al uso a gran escala de los hidrocarburos como fuente de energía.

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Fue posteriormente, con el uso de combustibles fósiles para la generación de electricidad y la fabricación de artículos, así como la oferta de servicios, que se mul-tiplicó muy rápidamente su utilización y aumentó la de-manda de minerales y otros recursos naturales para la producción de esos artículos. La energía, por lo tanto, condujo al nacimiento de los estilos de vida actuales en los seres humanos, los cuales están basados en la pro-ducción y consumo de más y más artículos, y más y más servicios, los cuales requieren del uso de energía eléctri-ca. Este modelo de consumo y producción es justamen-te lo que ha ocasionado que haya existido un aumento en las emisiones de bióxido de carbono y de otros ga-ses, los cuales son producto de las actividades industria-les modernas.

Como te comenté, la generación de energía eléc-trica en el mundo depende principalmente de combus-tibles fósiles y son éstos los mayores generadores de geI que están destruyendo nuestra atmósfera, ya que an-tes de la Revolución Industrial la atmósfera nos prote-gía mucho más que hoy en día de la radiación solar, por-que permitía que una parte de ella que llegaba a nuestro planeta, se reflejara fuera del mismo, manteniendo una temperatura que permitiera el equilibrio entre lo que se quedaba dentro del planeta y lo que regresaba al espa-cio. Sin embargo, los geI han estado destruyendo nues-tra atmósfera, y con ello, la radiación solar reflejada —la que salía— es mucho menor que la que se refracta —la que se queda dentro de la Tierra— y es principalmente absorbida por nuestros océanos, que son los principales termorreguladores del clima. Se dice que un huracán es el resultado de un océano sobrecalentado. ¿Qué suce-de entonces al incrementar la temperatura en nuestros océanos? Sucede que están produciendo el deshielo de

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nuestros polos, los cuales actúan como centro de re-flexión de la radiación solar. Para darte un ejemplo, pien-sa en un vaso con agua caliente, al cual le pones hielos. ¿Qué sucede? Los hielos se deshacen elevando la super-ficie de agua en el vaso ¿verdad? Pues justamente eso está sucediendo en nuestros océanos y cada vez se ele-va más la superficie del nivel medio de los océanos.

Lo anterior en gran parte es debido al incremento acelerado y continuo en el uso de la electricidad que se genera con combustibles fósiles. En 1999, el 63.7% de la electricidad se produjo en centrales térmicas (con com-bustión de derivados del petróleo, gas natural y carbón), 17.2% en centrales nucleares, 17.5% en hidroeléctricas y 1.6% mediante otras fuentes de energía (Iea, 2001). En ese mismo año, el principal energético utilizado para la generación eléctrica fue el carbón con 38.1%, seguido del gas natural con 17.1% y los derivados del petróleo con 8.5%.

Entre 1970 y 2004 las emisiones mundiales de CO2, CH4, N2O, HFCs, PFCs y SF6, medidas por su poten-cial de calentamiento mundial (pCM), se han incremen-tado en un 70% (24% entre 1990 y 2004), pasando de 28,7 a 49 gigatoneladas de dióxido de carbono equiva-lente(GtCO2-eq), de acuerdo al reporte del Interpanel Gubernamental de Cambio Climático (IpCC, 2007), que está conformado por científicos de todo el planeta, en-focados al estudio del cambio climático global.

En los escenarios propuestos por el IpCC, se pro-yecta que los combustibles fósiles mantendrán su posi-ción dominante en el conjunto global de energías hasta 2030, lo cual no es una muy buena noticia porque según los científicos, las emisiones de CO2 entre 2000 y 2030 provenientes del uso energético crecerán de un 40% a un 110% en ese periodo. La buena noticia es que cada

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día son más los países que, preocupados por la salud de nuestro planeta y de la vida en el mismo, han empeza-do a utilizar energías renovables como la energía solar, la del viento, la del océano y la geotermal. Las dos prime-ras están siendo implementadas con gran éxito, así que habrá mucho que aprender de sus beneficios.

Además, hacer un uso eficiente de la electricidad es considerado ya como una “fuente alternativa de ener-gía” porque reduce el consumo de combustibles fósiles. ¿Cómo puedes averiguar más sobre utilizar la energía eléctrica en tu casa y con tu auto? ¡Pues informándote! Existen muchos sitios en la web que pueden ayudarte a reducir tus consumos de electricidad y de combustible en tu auto, ayudando a disminuir los geI, conservando nuestra naturaleza y ahorrando mucho dinero en tu bol-sillo; un sitio que puede apoyarte es el de la Comisión Nacional de Ahorro de la Energía.2

¡Da luz verde a tu vida, ahorra energía! ¡Enciende el botón “ahorrar”!

2 https://www.gob.mx/conuee/acciones-y-programas/consejos-sobre-ahorro-de-energia-en-tu-casa.

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La población mundial: ya somos demasiados

La humanidad tiende a incrementarse a una tasa más grande que sus medios de subsistencia.

CharleS robert darwIn

Hoy en día nuestro planeta excede la llamada “capaci-dad de carga”, la cual se define como el límite máxi-

mo poblacional en un medio determinado con base en los recursos que utiliza para sobrevivir, cuando lo supe-ras, se habla de haber excedido la capacidad de carga que pueden sostener nuestros ecosistemas y sus recur-sos naturales porque ya somos demasiados. Imagínate que, en el año 1900, hace poco más de un siglo, el núme-ro de habitantes que existían en la Tierra era de 1.5 mil millones, sin embargo, en el presente somos ya casi 7.6 mil millones. ¡Quintuplicamos nuestra población! y to-dos tenemos el derecho de vivir y gozar equitativamen-te de todos nuestros recursos naturales y de los avan-ces tecnológicos que ha desarrollado la humanidad, lo cual desafortunadamente no es una realidad. Aún exis-ten miles de millones de personas que no tienen acceso a servicios de agua potable, a la educación, a servicios de salud y, aunque no lo creas, ni siquiera tienen electri-cidad en sus viviendas.

La población crece con una velocidad tremenda, sobre todo en países no industrializados. Sólo la India y China tienen alrededor del 30% de la población mundial

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y una parte de ellos han pasado siglos en pobreza extre-ma. Una gran mayoría de seres en África no poseen ser-vicio de agua potable, alumbrado público, ni drenaje.

Nuestro deseo de vivir cada vez “mejor” está di-rectamente relacionado con la emisión de gases de in-vernadero; la industrialización fue el comienzo. Si pen-samos en lo que comenté anteriormente sobre nuestros consumos de carne, la deforestación y el cambio de uso de suelo, nos lleva a aumentar la emisión de gases de efecto invernadero debido al uso de todos los electro-domésticos que deseamos y que logramos comprar, por ejemplo, televisores, computadoras, teléfonos móviles, refrigeradores, agua caliente, calefacción, aires acondi-cionados; máquinas y más máquinas, y todas necesitan una cantidad enorme de electricidad que se produce justamente quemando carbón, petróleo o gas que des-truyen cada día más nuestra ya frágil y delicada atmósfe-ra. La atmósfera es considerada como la “piel” de nuestro planeta; la que nos protege del exceso de radiación solar y si no la cuidamos, no tendremos protección.

Además de lo anterior, los automóviles con mo-tores de gasolina o diésel convierten menos de 40% de la energía en la fuerza para moverlos, el resto se convier-te en calor y gases tóxicos. Lo ideal sería tener un muy buen transporte público; sin embargo, aun cuando mu-chos países lo tienen, los seres humanos queremos un auto porque se ha convertido en el ícono de estatus so-cial en muchos países. También los aviones y los barcos queman grandes cantidades de hidrocarburos, sin con-tar que las casas y otras construcciones demandan ace-ro y cemento, cuya producción requiere mucha energía. Más aún, la industria minera no sólo está produciendo una enorme cantidad de geI debido al uso de transpor-tes y máquinas pesadas, sino que también está contami-

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nando nuestros mantos freáticos de los cuales nos abas-tecemos para consumir agua.

Estados Unidos de Norteamérica produce el 35% de las emisiones de geI y es un país que no quiere com-prometerse a disminuir sus emisiones. Sólo el estado de California consume el equivalente que utiliza Japón como país. ¿Estarías de acuerdo en que es demasiado? Otro caso es el de China que, debido a su tremendo cre-cimiento, con la alta demanda de energía y productos, en octubre de 2014 superó la emisión de dióxido de car-bono por habitante de Europa, a pesar de contar con un tremendo programa de inversión en energías renova-bles y otras medidas para controlar los cambios climáti-cos. Existe una enorme desigualdad en el uso de la elec-tricidad porque si bien el 75% de la población habita en países en desarrollo, consumimos sólo un 25% de la que se genera en el planeta y el otro 25% de la población que habita en los países desarrollados, consume el 75% del total de la electricidad que se genera.

Si observas la siguiente gráfica de la onu podrás darte cuenta del crecimiento que ha tenido la población mundial. Según los pronósticos, seguirá elevándose de tal manera que nuestros recursos serán totalmente insu-ficientes para poder sobrevivir.

Población mundial

1990 5,300 millones2015 7,300 millones2030 8,500 millones2050 9,700 millones2100 11,200 millones

Fuente: http://www.un.org/es/sections/issues-depth/population/index.html.

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Estamos llegando al límite de sobrevivencia y esto se demostrará en los próximos cincuenta años, ya que no es sólo el cambio climático lo que nos puede ex-tinguir, es también una cuestión de espacio, de genera-ción de residuos, de escasez hídrica, y de una carencia de responsabilidad para conservar y restaurar nuestros ecosistemas. Por ello, muchas teorías mencionan que el crecimiento poblacional es una de las principales causas del cambio climático global; deberemos limitar nuestro crecimiento poblacional. ¡Es urgente!

Debemos recordar que la gran mayoría de esta población mundial, vive en pobreza. De acuerdo a datos de la onu, el 75% de la población mundial vive en paí-ses en desarrollo y por ende muchos de sus habitantes viven en pobreza; de hecho, casi un 30% gana menos de dos dólares estadounidenses por día.

Seguirán las sequías e inundaciones y repercutirán también en la escasez de alimento y en la salud ambien-tal, sin que averigüemos aún cómo prever sus efectos. ¿Quiénes son los más vulnerables ante estos fenóme-nos? Los más pobres y, entre ellos, las mujeres. Los estu-dios que se han desarrollado por parte de la onu, mues-tran que un 78% de los pobres en el mundo son mujeres, y el número de muertes ante eventos meteorológicos ex-tremos tiene una equivalencia con esta cifra; es decir, es mayor el número de mujeres que mueren ante la presen-cia de eventos climáticos extremos. Las causas se deben principalmente a que muchas de ellas permanecen al cui-dado de los hijos y los padres al no tener un empleo for-mal remunerado, por ende, reciben menos información que los hombres que trabajan fuera de casa. También, en caso de un evento de desastre, las mujeres priorizan la se-guridad de los hijos y los adultos mayores, y ello las lleva a proteger a otros y poner su vida en riesgo.

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El gran reto de alimentar a la humanidad

Semilla, alimento y tierra; son libertad.Vandana ShIVa

Como mencioné anteriormente, la alimentación de los seres humanos es también uno de los grandes

retos que tendremos que modificar en el presente siglo, debido a la manera en que éstos se producen y se trans-portan. No sólo es una de las causas principales de gene-ración de geI debido al cambio de uso de suelo que con-lleva a la deforestación, sino también, provocan estrés hídrico, que se genera al destruir nuestras áreas verdes y, por ende, la elevación de la temperatura media global. Pero también, habría que considerar las grandes ame-nazas que se presentan hacia la producción de alimen-tos debido al cambio climático global, como son las se-quías, las inundaciones, las grandes plagas, entre otros factores.

En los años recientes, una gran cantidad de inves-tigaciones han abordado la reducción del rendimiento de los cultivos debido al incremento de las temperatu-ras. Pero muchos de estos estudios no han considerado en la ecuación la contaminación medioambiental, con-cretamente la contaminación por ozono, un gas natural de la atmósfera cuya concentración a nivel del mar es de 0,01 mg kg-1, pero debido a la contaminación por gases de efecto invernadero y a la radiación solar, su nivel pue-de incrementarse y convertirse en un gas contaminante que afecta a los cultivos alimentarios.

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Un estudio reciente, llevado a cabo por investiga-dores del MIt (Massachusets Institute of Technology) ana-lizó exhaustivamente la producción de cuatro cultivos de importancia, que representan la mitad del consumo humano en el mundo: soya, arroz, trigo y maíz. Recorde-mos que algunos de estos cultivos se llevan a cabo justa-mente para dar alimento al ganado, por ende, tenemos dos grandes problemas ante el cambio de uso de suelo: deforestar para poder ubicar en esos sitios al ganado y deforestar para crear el alimento de estos animales.

La alimentación en el mundo se sostiene de las 570 millones de granjas que, según la fao, hay en el pla-neta. La inmensa mayoría (alrededor de un 80%) son pe-queñas explotaciones familiares, por lo que el verdadero poder reside en sus mayores compradores: la industria agroalimentaria. Es un sector grande (según un informe de Bank of America, Merrill Lynch, la industria vale 2,3 bi-llones de euros, una cifra equivalente al producto inter-no bruto de Brasil y a un 3% de la economía global), po-deroso y longevo: las tres mayores empresas del sector por ingresos, Nestlé, Archer-Daniels y Bunge, son cente-narias. En gran medida, la seguridad alimentaria del pla-neta en el futuro dependerá de lo que hagan hoy estas grandes multinacionales.

Según la fao, dar de comer a los casi 10 mil millo-nes de seres humanos que habitarán el planeta en 2050 requiere de inversiones por valor de 83,000 millones de dólares al año, lo que conllevará a deforestar inmensas áreas verdes para mantener la ganadería y la agricultu-ra extensiva.

¿Cuáles son los retos que tenemos frente a noso-tros para alimentar a la humanidad en el futuro próxi-mo? La tierra y el agua, para empezar. Sólo un 11% de la superficie terrestre del mundo es cultivable, pero eso

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es más que suficiente para alimentar a toda la humani-dad si lleváramos a cabo la producción y la distribución del alimento de manera responsable e igualitaria. De he-cho, un estudio patrocinado por la Fundación Rockefe-ller da por superado el peak farmland: el punto en el que hemos utilizado una mayor área de tierra de la que ha sido necesaria para dar de comer a todos. Si llegamos a lograr reducir el crecimiento de la población y a mejorar la productividad de una menor cantidad de la tierra de la que hoy en día se utiliza para estos fines, se reduciría la deforestación, el cambio de uso de suelo, y se podría alimentar a la población futura de manera equitativa. El problema es que para lograr lo anterior —porque está calculado con los hábitos de consumo actuales— se de-berán tomar acciones y cambios en los hábitos de la ali-mentación, del consumo de electricidad, del transporte y de un alto consumo en artículos de los cuales pode-mos prescindir. Y al parecer esto no es nada fácil.

Según la fao,3 para 2050 la tierra cultivable de-berá crecer un 70% para abastecer a todo el mundo. En 1961, había 2.5 hectáreas de tierra cultivable por habi-tante y en 2050 habrá menos de 0.8. Al mismo tiempo, se necesita un incremento de 64,000 millones de metros cúbicos de agua dulce cada año para adecuar la produc-ción agroalimentaria a la demanda y debido al alto con-sumo que tiene el agua en la agricultura extensiva y a los efectos del cambio climático que tendrá sobre nuestras tierras, no será fácil lograrlo.

La fao también menciona que el 75% de los po-bres y hambrientos del mundo dependen de los recur-sos agrícolas y naturales para sostenerse. De acuerdo a

3 https://elpais.com/economia/2015/05/22/actualidad/143228 9810_956237.html.

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esta institución, habrá que aumentar la producción de alimentos un 60% para mantener el ritmo del crecimien-to demográfico, lo que significa:• Según el IppC, el declive del rendimiento de cultivos po-

dría ser del 10-25% de aquí a 2050 por el cambio climático.• Se prevé que el aumento de temperaturas en nuestros

océanos reduzca las capturas de las principales especies de peces del mundo en un 40%.

• El ganado supone casi dos tercios de las emisiones de efecto invernadero y 78% de las emisiones de metano.

• Aunque las emisiones por deforestación se han reducido, la deforestación y la degradación de bosques suponen 10-11% de las emisiones globales; será mayor la emisión de geI por la pérdida de conversión a oxígeno que éstos ha-cen. Las emisiones por degradación (explotación e incen-dios) aumentaron de 0.4 a 1.0 gt de CO2 entre 1990 y 2015. En el presente se sabe que 90% de los incendios forestales no son naturales sino provocados por los seres humanos.

• El cambio climático puede hacer que las enfermedades transmitidas por los alimentos pasen de una región a otra, amenazando la salud pública de maneras diferentes a como sucedió en el pasado.

• La fao estima que el potencial para reducir las emisiones de la producción de ganado (especialmente el metano) es del 30%.

• Actualmente, un tercio de la comida que producimos se pier-de o desperdicia. El costo global del desperdicio de alimen-tos es de cerca de $2.6 billones de dólares, incluyendo 700 mil millones de costos ambientales y 900 mil millones de cos-tos sociales.

• Los desperdicios y pérdidas mundiales de alimentos gene-ran 8% de las emisiones anuales.

¿Cómo podemos responder ante tales retos? No es nada fácil obtener una respuesta, sin embargo, es muy importante que reflexiones sobre lo que comes y cómo se está produciendo tu alimento.

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Hoy en día existe toda una corriente mundial de personas que están empezando a producir sus propios ali-mentos. ¿Cómo lo hacen? Muchos agricultores están me-jorando sus impactos a la tierra mediante el uso de méto-dos que utilizaban nuestros ancestros y que funcionaban utilizando fertilizantes y antiplaguicidas de origen natural. También, mediante el apoyo participativo de comunidades se están creando huertos urbanos, utilizando técnicas na-turales para el cultivo de los mismos y sin el uso de agro-tóxicos ni pesticidas. Otra opción que se está convirtiendo en una realidad, es que la población también pueda crear sus huertos unifamiliares, lo cual puede llevarse a cabo me-diante la utilización de espacios como el techo en tu casa habitación o la creación de un huerto en lugar de tener un pequeño jardín con césped que en realidad es muy poco útil y consume mucha agua sin producir servicios ambien-tales importantes. También se ha vuelto común el uso de producción de alimentos en macetas, cuando no existen otras opciones; existe una gran creatividad que está sur-giendo para producción de alimentos. Lo anterior no so-lamente te brinda seguridad alimentaria, sino también te asegura que lo que produzcas será mucho más sano, sin los tóxicos que utiliza la agricultura industrial.

Además, los huertos urbanos se han convertido en una alternativa sostenible para la producción de ver-duras frescas, y un pasatiempo apasionante y educati-vo para los más pequeños. Estas acciones están siendo fundamentales durante momentos difíciles en que los alimentos escasean y los costos se elevan. De hecho, la Conferencia de la onu sobre Comercio y Desarrollo, dejó claro que el camino para avanzar hacia la erradicación del hambre en el mundo es pasar de una agricultura in-dustrial a un modelo basado en el desarrollo rural y en el protagonismo de la agricultura ecológica y local.

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Por ello, no descartes la idea de crear tu propio huerto en casa, o bien, con la participación de amigos o vecinos, no sólo resolverás el problema de tu alimen-tación, sino también puedes producir para vender. Uno de los negocios más exitosos en el mundo lo crearon un conjunto de mujeres en la ciudad de Nueva York; inicia-ron poniendo huertos sobre los techos de sus edificios y hoy en día no solamente autoabastecen sus necesida-des, sino que venden sus productos a restaurantes en-focados en la alimentación sana y orgánica. Bien lo dice Ron Finley:

¡Cultivar tu propia comida, es como imprimir tu propio dinero!

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Cambiemos nuestros paradigmas de vida para

conservarla

Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo.MahatMa gandhI

Después de haber leído este libro, seguramente te ha surgido una pregunta importante: ¿qué podemos

hacer cada uno de nosotros para cumplir con los objeti-vos del desarrollo sostenible y mejorar la salud de nues-tro planeta? Aquí te brindo la información que la onu re-comienda, sin embargo, te sugiero que entres al sitio y te informes mucho más acerca de ello. Son recomenda-ciones sencillas y fáciles de llevar a cabo si te lo propo-nes y ayudarán muchísimo a nuestro objetivo: conservar la vida en la Tierra.

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Lo que puedes hacer desde el sofá • Ahorra electricidad enchufando los electrodomésticos en

un multicontacto, y desconéctalos por completo cuando no los utilices, incluso la computadora.

• Deja de utilizar los estados de cuenta bancarios en papel y paga tus facturas en línea o a través del teléfono celular.

• Comparte la información que consideres útil en las redes sociales, no te limites a hacer clic en “me gusta”. Si ves una publicación interesante sobre los derechos de la mujer o el cambio climático compártela.

• ¡Habla alto y claro! Pide a las autoridades locales y nacio-nales que participen en iniciativas que no dañen a las per-sonas ni al planeta. Antes de la Conferencia sobre el Cam-bio Climático de París, se firmó esta petición para pedir a los líderes mundiales que llegaran a un acuerdo para redu-cir las emisiones de carbono.

• No imprimas. ¿Necesitas recordar algo que has visto “en lí-nea”? Escríbelo en una libreta o, mejor aún, apúntalo en una nota digital y ahorra papel.

• Apaga las luces en la casa y en la oficina. El televisor y la pantalla de la computadora ya emiten una luminosidad cómoda, así que apaga las otras luces si no las necesitas.

• Investiga un poco por la web y compra sólo en empresas que sepas que aplican prácticas sostenibles y no dañan el medio ambiente.

• Denuncia el acoso en línea. Si observas acoso en un tablón de mensajes o en un espacio de diversión, señala a su au-tor o autora a las autoridades correspondientes.

• Mantente informado. Sigue las noticias locales y ponte al día sobre los objetivos mundiales.

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Lo que puedes hacer en casa • Seca tu ropa al sol, evita la secadora. Más aun si vives en si-

tios con un buen clima. Deja que el cabello y la ropa se se-quen de forma natural en lugar de encender una máquina. Cuando laves la ropa, asegúrate de que la carga está com-pleta, ahorrarás mucha agua y electricidad.

• Báñate en poco tiempo y en regadera. Las bañeras o tinas necesitan muchos más litros de agua que una regadera; utiliza entre 5 y 10 minutos.

• Come menos carne y pescado. Al menos una o dos veces por semana, no los consumas. Se destinan más recursos para la obtención de carne que para el crecimiento de las plantas.

• Congela los productos frescos y lo que sobre de tus comi-das si no vas a poder comerlos antes de que se estropeen. También puedes hacerlo con la comida que pides “para lle-var” cuando vas a un restaurante, si sabes que no te la vas a comer al día siguiente. Así ahorrarás comida y dinero.

• Prepara fertilizantes orgánicos: utilizar los restos de ali-mentos como abono, puede reducir los efectos del cam-bio climático al mismo tiempo que se reciclan los nutrien-tes.

• El reciclado de papel, plástico, vidrio y aluminio impide que los vertederos de basura sigan creciendo. Además, ya puedes venderlos o ayudar a organizaciones sociales que los solicitan para apoyar diferentes causas.

• Compra productos que estén mínimamente empaqueta-dos y por favor no utilices unicel porque tarda más de mil años en degradarse.

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• Evita precalentar el horno. A menos que necesite una de-terminada temperatura de cocción, empieza a calentar la comida justo al encender el horno.

• Aísla las ventanas y las puertas para aumentar la eficiencia energética en tu hogar.

• Ajusta el termostato, más bajo en invierno y más alto en verano.

• Sustituye los electrodomésticos viejos por modelos que aporten un consumo energético más eficiente y cambia los focos de la casa por los llamados led, son un poco más caros que los “ahorradores”, pero éstos contienen mercurio y ya están prohibidos en muchos países en el mundo. Ade-más, tienen una vida de uso más larga.

• Si puedes, instala paneles solares en su la casa. De este modo, también se reducirá su factura de electricidad. Ya existen programas de apoyo por las instituciones guber-namentales como la Comisión Federal de Electricidad (Cfe).

• Da preferencia a los pisos naturales en sitios tropicales o bien utiliza alfombras para mantener la casa caliente y el termostato bajo.

• No enjuagues la vajilla mientras estás enjabonándola. Si utiliza lavavajillas, no enjuagues los platos antes de meter-los en la máquina; eleva tu consumo de agua.

• Escoge una mejor alternativa de pañales. Envuelve a tu bebé en pañales de tela o en pañales desechables ecoló-gicos, ya existen en los mercados.

• Retira la nieve manualmente si habitas en sitios donde existan nevadas. Evita los ruidosos sopladores de nieve, que producen gases de escape, y haz un poco de ejercicio.

• Usa cerillos, no necesitan nada de petróleo, a diferencia de los encendedores de gas fabricados de plástico.

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Lo que puedes hacer fuera de casa• Compra productos locales. Apoyar los negocios de la zona

ayuda a la gente a conservar su empleo y contribuye a im-pedir que los camiones tengan que desplazarse grandes distancias. Además son más frescos y de temporada.

• Compra razonando: planifica las comidas con listas de com-pra y evita las compras impulsivas. No sucumbas ante los trucos de comercialización que te llevan a comprar más ali-mentos de los que necesitas, sobre todo en lo que respecta a los productos perecederos. Aunque pueden ser más bara-tos por peso, al final pueden resultar más caros si tenemos que desechar gran parte de esa comida y de sus empaques.

• Compra fruta que en ocasiones no luzca igual a las demás: muchas piezas de fruta y verdura se tiran por no tener el tamaño, forma o color “adecuados”. Al comprar estas pie-zas de fruta que están en buen estado, a pesar de tener un aspecto diferente ya sea en el mercado del productor o en cualquier otro lugar, estamos utilizando alimentos que de otro modo podrían acabar en la basura.

• Que tus negocios favoritos sepan que el marisco obteni-do de forma respetuosa con los océanos está en tu lista de la compra.

• Compra únicamente marisco sostenible. Ahora, existen etiquetas que te indican cómo están hechos los productos y cuáles son seguros de consumir.

• Desplázate en bicicleta, caminando o en transporte públi-co. Evita utilizar el auto excepto cuando tengas que llevar a un grupo grande de personas.

• Usa una botella de agua y una taza de café reutilizables. De este modo reducirás los desechos y quizá hasta puedas ahorrar dinero en la cafetería.

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• Lleva tu propia bolsa para hacer las compras. Evita las bol-sas de plástico y empieza a llevar tus propias bolsas reutili-zables, de tela o de yute.

• Utiliza menos servilletas. No necesitas un puñado de ser-villetas para la comida que compras para llevar, ni en casa. Toma sólo las que sepas que vas a necesitar.

• Compra productos de segunda mano. Las cosas nuevas no tienen por qué ser las mejores. Visita tiendas de segunda mano para ver qué puedes volver a utilizar.

• Si tienes un auto, dale buen mantenimiento. Un auto que no contamine emitirá menos gases tóxicos (geI).

• Regala lo que no utilizas. Las organizaciones benéficas locales darán una nueva vida a tu ropa, libros y muebles poco usados.

• Vacúnate y vacuna a tus hijos. Proteger a la familia de en-fermedades también ayuda a la salud pública.

• Haz uso de tu derecho a elegir los líderes de tu país y co-munidad local.

Recuerda: Esto es sólo parte de todo lo que pue-des hacer. Explora el sitio que te he proporcionado para obtener más información sobre los objetivos que más importan y sobre otras maneras de participar de forma más activa.

¡Tú eres parte del cambio!

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Referencias bibliográficas

International Energy Agency (IEA) (2001). Key World Energy Statis-tics form the IEA. En: https://www.iea.org/media/weoweb-site/2008-1994/weo2001.pdf.

James, Lovelock (1985). GAIA, una nueva visión de la vida sobre la Tie-rra. Ediciones Orbis.

Energy Information Administration (EIA) (2002). International Ener-gy Outlook 2002. En: https://www.iea.org/media/weoweb-site/2008-1994/weo2002_part1.pdf.

IPCC (2007). Informe del Grupo de Trabajo III-Mitigación del Cam-bio Climático. En: https://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/wg3/es/spmsb.html.

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¿Cambia el clima o lo estamos cambiando?, de Ana Luz Quintanilla-Montoya, fue editado en la Dirección Ge-neral de Publicaciones de la Universidad de Colima, avenida Universidad 333, Colima, Colima, México, www.ucol.mx. La edición se terminó en febrero de 2019. En la composición tipográfica se utilizó la fa-milia Myriad. El tamaño del libro es de 22 cm de alto por 14 cm de ancho. Programa Editorial: Alberto Vega Aguayo. Gestión administrativa: María Inés Sando-val Venegas. Ilustraciones: Víctor Odín García Rodrí-guez. Cuidado de la edición: Alberto Vega Aguayo.

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¿Cambia el climao lo estamos cambiando?

Ana Luz Quintanilla-Montoya

Uno de los grandes retos que tenemos los seres humanos en este siglo es el llamado cambio climático global o cambio climático antropogénico, debido a los grandes impactos que hemos causado a nuestro planeta. La generación de electricidad, el transporte, la producción de alimentos, la deforestación y muchos aspectos más han llevado a un cambio en el clima que amenaza a todos los seres vivos. Este libro te ayudará a saber sobre ello y a poder tomar acciones para mitigarlo.

Ana Luz Quintanilla-MontoyaMexicana. Ha sido profesora e investigadora durante más de 30 años. Estudió su licenciatu-ra en oceanología y su maestría en ciencias en geofísica aplicada. Tiene un doctorado en ciencias en oceanografía costera, enfocado al estudio de las energías renovables (solar y eólica), en el que obtuvo la mención honorí�ca, así como el Premio al Mérito Escolar. Pertenece a la Novena Cohorte del programa internacional Programa Avanzado de Medio Ambiente y Desarrollo (Leadership of Environment and Development, LEAD), el cual se ofrece en El Colegio de México, A.C. Sus investigaciones están enfocadas al estudio del medio ambiente y sociedad, así como al cambio climático global. Recibió el Premio Nacional de Energías Renovables e Innovación Tecnológica, premio que otorga anualmente la Secretaría de Energía a través de la Comisión Nacional para el Ahorro de la Energía, en el área de innovación tecnológica, en septiembre de 2006, y es una apasionada de la divulga-ción de la ciencia.