bóvedas sexpartitas: traza, estereotomía y construcción...

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La bóveda sexpartita aparece en los comienzos del gótico, entre los siglos XII y XIII. Es una bóveda de planta cuadrada con dos nervios diagonales y un ter- cero que la atraviesa en sentido transversal. Se utilizó para cubrir los grandes tramos cuadrados de las na- ves centrales. Fue la gran protagonista de los inicios del gótico y podemos encontrarla en la mayor parte de Europa. Tuvo una vida efímera, tras medio siglo de existencia desaparecería del gótico europeo. Este precipitado y extraño final ya fue señalado por Vio- llet Le Duc y Auguste Choisy. Esta ponencia se centra en los aspectos constructi- vos y geométricos de las bóvedas sexpartitas del Mo- nasterio de Santa María de Huerta. Fueron construi- das entre 1215 y 1225, por un arquitecto desconocido probablemente de origen francés, constituyendo un ejemplo de la importación del primer gótico francés al territorio español. En este estudio abordamos la traza geométrica de sus arcos y sus procedimientos constructivos. La dis- posición de las jarjas, el corte de sus dovelas y cla- ves, los medios auxiliares utilizados para su cons- trucción, y de manera singular la disposición del dovelaje de sus cuarteles de plementería de menor ta- maño. CONTEXTO HISTÓRICO El estudio de esta bóveda nos sitúa en un momento histórico concreto. En la primera mitad del siglo XII se produce la expansión cisterciense en Castilla. La reconquista avanzaba hacia el Sur, y las actuales tie- rras sorianas constituían una comarca fronteriza en la que Alfonso VII el Batallador impulsó una verdadera repoblación. Para llevar a cabo esta labor fundó el Monasterio cisterciense de Cántabos en 1142 cerca de Deza, a pocos kilómetros de Almazán, pidiendo a Alberico, abad del Monasterio de Verdone (Verduns) en la Gascuña, que le enviase algunos regulares de su orden. Posteriormente, en 1162, los monjes se trasla- darían a Huerta buscando tierras más fértiles y agua (Martínez Frías 1980). En 1166 es elegido abad Don Martín de Finojosa, futuro obispo de Sigüenza, decisión que aseguraría la protección del Monasterio. Las importantes dona- ciones de los reyes y la poderosa familia Finojosa, muchas procedentes de la toma de Cuenca, acelera- ron su construcción. En 1179 comenzaron las obras del monasterio, colocando la primera piedra Alfon- so VIII (Martínez Frías 1980; Lambert [1931] 1985). Martín Muñoz, sobrino de don Martín de Finojo- sa y mayordomo mayor de Enrique II, emprendió hacia 1215 las obras del refectorio. En 1223 su hijo, Diego Martín de Finojosa, contribuye con nuevas donaciones para la continuación de su fábrica. Es en este momento cuando comienzan las obras de la parte superior. (Martínez Frías 1980; Lambert [1931] 1985). Bóvedas sexpartitas: traza, estereotomía y construcción. Monasterio de Santa María de Huerta Rocío Maira Vidal

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La bóveda sexpartita aparece en los comienzos delgótico, entre los siglos XII y XIII. Es una bóveda deplanta cuadrada con dos nervios diagonales y un ter-cero que la atraviesa en sentido transversal. Se utilizópara cubrir los grandes tramos cuadrados de las na-ves centrales. Fue la gran protagonista de los iniciosdel gótico y podemos encontrarla en la mayor partede Europa. Tuvo una vida efímera, tras medio siglode existencia desaparecería del gótico europeo. Esteprecipitado y extraño final ya fue señalado por Vio-llet Le Duc y Auguste Choisy.

Esta ponencia se centra en los aspectos constructi-vos y geométricos de las bóvedas sexpartitas del Mo-nasterio de Santa María de Huerta. Fueron construi-das entre 1215 y 1225, por un arquitecto desconocidoprobablemente de origen francés, constituyendo unejemplo de la importación del primer gótico francésal territorio español.

En este estudio abordamos la traza geométrica desus arcos y sus procedimientos constructivos. La dis-posición de las jarjas, el corte de sus dovelas y cla-ves, los medios auxiliares utilizados para su cons-trucción, y de manera singular la disposición deldovelaje de sus cuarteles de plementería de menor ta-maño.

CONTEXTO HISTÓRICO

El estudio de esta bóveda nos sitúa en un momentohistórico concreto. En la primera mitad del siglo XII

se produce la expansión cisterciense en Castilla. Lareconquista avanzaba hacia el Sur, y las actuales tie-rras sorianas constituían una comarca fronteriza en laque Alfonso VII el Batallador impulsó una verdaderarepoblación. Para llevar a cabo esta labor fundó elMonasterio cisterciense de Cántabos en 1142 cercade Deza, a pocos kilómetros de Almazán, pidiendo aAlberico, abad del Monasterio de Verdone (Verduns)en la Gascuña, que le enviase algunos regulares de suorden. Posteriormente, en 1162, los monjes se trasla-darían a Huerta buscando tierras más fértiles y agua(Martínez Frías 1980).

En 1166 es elegido abad Don Martín de Finojosa,futuro obispo de Sigüenza, decisión que aseguraríala protección del Monasterio. Las importantes dona-ciones de los reyes y la poderosa familia Finojosa,muchas procedentes de la toma de Cuenca, acelera-ron su construcción. En 1179 comenzaron las obrasdel monasterio, colocando la primera piedra Alfon-so VIII (Martínez Frías 1980; Lambert [1931]1985).

Martín Muñoz, sobrino de don Martín de Finojo-sa y mayordomo mayor de Enrique II, emprendióhacia 1215 las obras del refectorio. En 1223 su hijo,Diego Martín de Finojosa, contribuye con nuevasdonaciones para la continuación de su fábrica. Es eneste momento cuando comienzan las obras de laparte superior. (Martínez Frías 1980; Lambert[1931] 1985).

Bóvedas sexpartitas: traza, estereotomía y construcción.Monasterio de Santa María de Huerta

Rocío Maira Vidal

Administrador
Texto escrito a máquina
Actas del Séptimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Santiago 26-29 octubre 2011, eds. S. Huerta, I. Gil Crespo, S. García, M. Taín. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2011
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CONSTRUCCIÓN DEL REFECTORIO. DOS ETAPAS Y

DOS MAESTROS

Si observamos con detenimiento la construcción delrefectorio, algunos detalles parecen indicarnos que sellevó a cabo en dos momentos distintos por dos ma-estros diferentes.

En un primer momento se construyó la parte infe-rior de la sala, hasta la línea de imposta, y posterior-mente sus bóvedas. En el interior de la sala se puedecomprobar que las columnas en ménsula de losarranques de las bóvedas no coinciden con el centrodel entrepaño que separa los ventanales del cuerpoinferior. Esta falta de relación es una prueba evidentede un cambio en la idea del proyecto original para lacubrición de la sala. Aun así la disposición de las bó-vedas se realizó con habilidad, probablemente por unmaestro experimentado. Por otro lado, encontramosen el exterior detalles que apoyan igualmente esta te-sis. Un contrafuerte de la fachada Este queda empo-trado en una de las ventanas, por lo que su erecciónes posterior a las partes bajas del edificio. Además elhastial Norte presenta diferente tipología en sus va-nos (figura 1). (Lambert [1931] 1985,174; MartínezFrías 1980, 59-60)

El primer proyecto de cubrición no se conoce,aunque entre los investigadores podemos encontrardiferentes opiniones al respecto.1 Si es una idea con-solidada la construcción de cada fase por un maestrodistinto. Lambert está seguro de que para la eleva-ción de las bóvedas llegó al monasterio un nuevomaestro desde el Norte de Francia o quizá de Borgo-

ña. Podría haber participado también hacia la mismaépoca en la cabecera de las Huelgas, las naves latera-les de la Catedral de Cuenca o la Catedral de Sigüen-za. (Lambert [1931] 1985,175)

Estas bóvedas son prácticamente coetáneas a lasúltimas grandes sexpartitas de Francia: las de NôtreDame de París, que fueron construidas en los años detransición entre el siglo XII y XIII.

El refectorio de Huerta en opinión de Lambert«...es sin duda una de las obras más puras y más ele-gantes de la arquitectura gótica francesa fuera deFrancia.» (Lambert [1931] 1985,172)

ANÁLISIS CONSTRUCTIVO DE LAS BÓVEDAS

SEXPARTITAS. METODOLOGÍA EMPLEADA

Para poder determinar los sistemas constructivos y lageometría de las bóvedas del refectorio del Monaste-rio de Huerta se ha procedido a su levantamiento ri-guroso.

Para ello se ha realizado la medición del refectorioempleando instrumentación de última generación quepermite una toma de datos muy precisa. Se ha utili-zado estación total láser, modelos Leica TCR1105 yLeica TCR805ultra.

Como resultado de las campañas de medición seobtuvo una nube de 26.945 puntos. Dicha campañase desarrolló a lo largo de varios meses entre 2010 y2011 contando con un total de 12 días de medición.

Los diferentes archivos elaborados tanto del inte-rior como del exterior del edificio, se relacionan en-

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Figura 1Fotografía exterior de los contrafuertes de la fachada Este. Fotografía interior que muestra la falta de correspondencia entrecolumnas y entrepaños

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tre sí con ayuda de algunos puntos señalados en elrefectorio. El error máximo en la unión de los dife-rentes días de medición es de 0.003m.

Las dos bóvedas del refectorio situadas al Nortefueron medidas de manera pormenorizada, tomandonervios, claves, jarjas y plementería. Esta decisiónnos permitía determinar los dos tipos de bóvedas conlos que cuenta esta sala, la sexpartita propiamente di-cha y una variante de la misma añadiendo un nerviomás. Las dos bóvedas de la sala situadas al Sur semidieron de forma menos exhaustiva para poder co-rroborar los datos obtenidos en las primeras, tomán-dose solamente nervios, jarjas y claves con menordensidad de puntos (figura 2).

Se llevó a cabo también la medición en el exte-rior para comprobar la relación entre el sistema decontrarresto y la disposición de las piezas de las bó-vedas.

Con el estudio y análisis de estos datos se pretendeinvestigar el edificio desde el punto de vista cons-tructivo con un enfoque inédito que aportará datosrelevantes en la historia de la construcción de estasbóvedas. Esta investigación se encuentra dentro delmarco de estudio de la tesis doctoral «Orígenes delgótico. Bóvedas sexpartitas».

TRAZADOS REGULADORES

El refectorio se sitúa en la panda Norte del claustroformando ángulo recto, tal y como corresponde a latipología cisterciense, flanqueado por la cocina y elcalefactorio, ya desaparecido. (Martínez Frías 1980)

Sus dimensiones en planta son 9,48 metros por34,10 metros de longitud, con una altura en las cla-ves de 15,45 metros.

Para determinar la construcción de la bóveda pri-meramente hay que definir en profundidad sus trazasgeométricas.

En la medición hemos comprobado que la plantade las bóvedas es un rectángulo casi cuadrado. Com-parando sus medidas con la tabla de proporciones deSimón García (Palacios 2009, 85-87), encajan per-fectamente con la proporción 8:7.

La geometría de estas bóvedas es muy sencilla: ar-cos de medio punto para los ojivos, y arcos apunta-dos en perpiaños y arcos de través. Todos ellos setrazan con su centro en la línea de imposta. La alturaque alcanzan los ojivos determina por tanto la alturade la clave, por lo que los arcos de través suben hastaalcanzar este punto.

El espinazo de la bóveda no es horizontal en nin-guna dirección. Los arcos perpiaños se encuentran0,41 metros más bajos que las claves centrales. Deesta forma el rampante desciende ligeramente desdela clave en el sentido longitudinal, teniendo la salasección variable. El espinazo transversal tiene unapendiente pronunciada. En este caso su altura des-ciende 1,28 metros desde la clave. De esta forma labóveda presenta ya la pendiente necesaria para desa-guar en el exterior permitiendo prescindir de la cu-bierta de madera (figura 3). La teja va colocada di-rectamente encima del trasdós de la bóveda. Estasolución supone un ahorro de material considerableaunque va en detrimento de la calidad. La presencia

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Figura 2Vista general de la nube de puntos elaborada

Figura 3Alzados longitudinal y transversal de la nube de puntos

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de goteras es inevitable con el paso de los años, y porotro lado no se ventila el trasdós de la bóveda. La cu-bierta de madera también tiene la ventaja de protegerel proceso de construcción de las bóvedas de las in-clemencias meteorológicas, ya que se colocaba antesde su inicio.

Los arcos formeros son arcos apuntados, y estánperaltados 2.28 metros por encima de la línea deimposta para poder alcanzar la altura deseada. Losventanales situados al Norte, en la cabecera de lasala, presentan dos arcos formeros de distinto tama-ño a los demás. Son ligeramente más altos y an-chos. Los arcos apuntados de los formeros tienensus centros a 1/4 del ancho del vano desde sus sal-meres.

Con estas sencillas trazas se puede realizar lamontea de la bóveda para proceder a su construcción(figuras 4 y 5).

Podemos encontrar similitudes de estas bóvedascon la geometría de las sexpartitas que planteabaViollet Le Duc.2

Hemos comprobado que los arcos no están estan-darizados, es decir, que son distintos entre sí.3 La es-tandarización realmente facilita mucho la construc-ción de la bóveda, ya que permite con un solo baibeltallar las dovelas de todos los arcos. En esta bóvedano supondría una ventaja en su talla ya que comoveremos más adelante no utilizaron baibel.

ANÁLISIS PORMENORIZADO POR ELEMENTOS

Jarjas

Para la medición de las jarjas se tomaron cuidadosa-mente todas las juntas de cada pieza. Cada una, de-pendiendo de su tamaño, puede estar definida por en-tre 300 y 500 puntos. Esto permite ver la forma delas plantillas utilizadas por los canteros medievalespara poder tallar las piezas.

Las jarjas del refectorio de Santa María de Huertatienen un tamaño considerable, ascendiendo entre2,45 y 2,60 metros sobre la línea de imposta. Estoselementos tienen enorme complejidad ya que en ellosse unen todos los arcos formando piezas bastantegrandes con los lechos en horizontal. El jarjamentocrea un sólido empotramiento de los nervios en elmuro, favoreciendo la estabilidad de la obra. (Pala-cios 2009, 107)

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Figura 5Análisis geométrico de la bóveda sietepartita del refectorio.Perspectiva del conjunto

Figura 4Análisis geométrico de la bóveda sexpartita del refectorio

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En el caso de Huerta encontramos cuatro tipos dejarjas distintas. Su talla supone controlar ciertos co-nocimientos de geometría, como veremos a conti-nuación.

La más sencilla de ellas recoge el arco de través ylos dos formeros (figura 6). Está formada por sietepiezas. La última de ellas se talla con las pendientesnecesarias para recibir cada uno de los nervios. Estasinclinaciones son diferentes para cada tipo de arco,ya que dependen de la curvatura que tenga. Es simé-trica, lo que sin duda facilita su talla. En sus planti-llas, al igual que en las demás jarjas, hay dos seccio-nes de nervios, los formeros más pequeños, y losdemás nervios de mayor tamaño todos con igual sec-ción.

En las esquinas del refectorio encontramos dos ti-pos de jarjas distintas ya que necesariamente se tie-nen que adaptar al ángulo formado entre ojivo y for-meros (figura 7): Las jarjas del hastial Norte unen losdos formeros en esquina con el arco diagonal. Estánformadas también por siete piezas. El formero Estees más pequeño y bajo que el formero Norte que re-mata la cabecera de la sala. Además al ser la plantade la bóveda ligeramente rectangular observamosque a pesar de lo que parece la pieza no es perfecta-mente simétrica.

La esquina opuesta, en el lado Sur, presenta unajarja más compleja ya que es la unión de tres arcosmuy distintos entre sí, lo que le da una forma nota-blemente irregular a cada plantilla. En este caso seunen un arco perpiaño con el ojivo y un formero. Lasdiferentes curvaturas provocan que los nervios se in-dependicen de la jarja en diferentes momentos. Eneste caso el perpiaño solo forma parte de la jarja ensus cuatro primeras piezas, independizándose rápida-mente. En cambio los otros dos nervios están forma-dos por seis piezas en total.

La jarja más complicada es la que une los tramosde la nave (figura 8). Esta pieza nos indica el gradode conocimiento de los maestros canteros en la épo-ca. De ella salen cinco nervios, un perpiaño, dos oji-vos y dos formeros. La altura de la pieza es de 2.60metros y se divide también en siete partes. La últimade ellas es especialmente compleja por las diferentesinclinaciones que tiene cada saliente para recibir alos nervios.

Conociendo la geometría de los arcos que for-man la jarja, si se abaten dibujándoles su espesor,se puede ver el momento en el que se separan y por

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Figura 6Jarja sencilla, recibe tres arcos: dos formeros y el arco detravés

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tanto la altura en la que se coloca el primer lechoinclinado. Después se procederá a dividir los arran-ques en el número de piezas deseado (Palacios2009).

Trabajando simultáneamente con la nube de pun-tos obtenida del alzado y la planta de las jarjas sepueden determinar las plantillas que definen estascomplejas piezas (figura 9).

Se ha corroborado que las piezas que forman lasjarjas no tienen curvatura, son rectas. Su talla es elresultado de colocar la plantilla inferior y la superiorligeramente desplazadas. Después se elimina el ma-terial sobrante colocando una saltarregla con el án-gulo correspondiente sacado del abatimiento de losarcos.

Las jarjas de las bóvedas sexpartitas de Huerta sonlas piezas más complicadas y singulares de su cons-trucción. Teniendo en cuenta que se hicieron en laprimera mitad del siglo XIII, suponen un conoci-miento importante de geometría.

Es interesante observar la disposición de la ple-mentería en las jarjas. Los nervios se van separandoquedando un hueco entre ellos. La plementería se vadisponiendo apoyada en cada arco dejando un espa-cio central que quedará relleno por cal y canto.

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Figura 8Jarja de separación de tramos; recibe cinco nervios: dos for-meros, dos ojivos y un perpiaño

Figura 7Jarjas en esquina. A la izquierda la jarja del lado Sur, a laderecha la del hastial Norte

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Estereotomía de los arcos

Las dovelas que forman los arcos de estas bóvedas sex-partitas son bastante pequeñas. Por un lado tenemos losnervios ojivos, perpiaños y de través, todos con la mis-ma sección; su dimensión longitudinal varía entre 30 y40 centímetros con un ancho de 33 centímetros. El cantode las piezas es de 54 centímetros. Por otro lado la sec-ción de los arcos formeros es distinta. La parte visible

del arco sobresale 13 centímetros del muro. La dimen-sión de su canto es aproximadamente 40 centímetros.4

En estas bóvedas el arte de la estereotomía no se en-cuentra desarrollado completamente. El instrumentofundamental de la cantería es el baibel; una escuadra debrazos no articulados con uno recto y otro curvo que re-produce la curvatura del arco en cuestión. Cada arcoqueda definido con un baibel. Este instrumento permiteprescindir de planos y cotas para la construcción de laspiezas curvas que forman el arco (Palacios 2009), lo queevita errores que podrían acarrear enormes costes mate-riales. En las bóvedas del refectorio el baibel no se utili-za, ya que las piezas carecen de curvatura. Para conse-guir estas dovelas solo se necesita una saltarregla comoguía para tallar sus lados formando un ángulo recto.

La cuestión sería pensar entonces como han podidodarle curvatura a cada arco si está formado por piezasrectas. En algunas zonas de la bóveda se ve de formanotable la variación del grosor de la junta en los pla-nos de los lechos. Es decir, la junta es mucho mayoren la parte superior de la unión entre piezas que abajo.Suponemos por tanto que se ha recurrido a la coloca-ción de cuñas entre cada dovela, de tal manera que seva consiguiendo poco a poco la curvatura del conjuntodel arco (figura 10). Con una estrategia tan sencilla noera necesario tallar grandes piezas curvadas para cons-truir la bóveda, lo que evitaba problemas en un mo-mento incipiente dentro del desarrollo de la cantería.5

Claves

Las claves se componen de un cilindro central desdeel que parten radialmente los seis brazos que compo-nen los arcos de la bóveda. En el refectorio de Huertaencontramos tres tipos de clave distintas respondien-do al número de nervios o la forma de su decoración.

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Figura 9Alzado y plantillas superpuestas de la jarja que recibe cinconervios Figura 10

Procedimiento de talla de las dovelas. Colocación de cuñaspara conseguir la curvatura de los arcos

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En la bóveda sietepartita tenemos una clave demayor complejidad: con un brazo más. El remate in-ferior decorativo tiene forma circular. Las otras tresbóvedas tienen una clave más sencilla, de seis bra-zos. Entre ellas encontramos dos tipos, unas remata-das inferiormente con medallones circulares floralesy otra con decoración antropomorfa sobre forma al-mendrada (figura 11).

Las particularidades de todas ellas nos indicancómo fue su proceso de talla. Sus brazos son rectos;no tienen ninguna inclinación por lo que forman án-gulo recto con el eje del cilindro central. Este detallefacilita enormemente su talla.

Primero se desbastará un paralelepípedo colocan-do en su cara superior la planta de la clave. Se cortansus caras con la inclinación adecuada. Se talla la pie-za desde su planta cuidando los ángulos y para termi-nar se coloca la plantilla de testa sobre cada nerviodándoles su forma.

La medición pormenorizada de la pieza ha permi-tido conocer la inclinación del trasdós de la clave.Cada brazo continúa la curvatura del nervio hasta en-contrase con el cilindro. De esta forma se garantizael buen apoyo de la plementería (figura 12).6

Probablemente el cilindro central sobresalga para

encajar perfectamente con la plementería rematandola superficie de la bóveda en su trasdós.7

Plementería

La plementería de estas bóvedas presenta aparejo ala francesa. Como es sabido, en este tipo de aparejose dividen la mitad de los arcos donde apoya en nnúmero de hiladas. Como los ojivos tienen mayorlongitud que los arcos perimetrales, cada hilada deplementería debería tener lechos variables (Palacios2009). En este caso observamos como los mam-puestos que forman la plementería tienen siempremás o menos el mismo tamaño: 50 por 25 centíme-tros. Para resolver el error que se va acumulando,cada cierto tiempo se coloca una hilada en forma decuña, e incluso a veces esta hilada se duplica a lamitad de su recorrido para poder alcanzar el anchonecesario.

La colocación de las plementerías comenzaría enlas jarjas, elevándose al mismo tiempo desde ambosextremos para unirse en la cúspide. Para cerrar elpaño se colocaba una última hilada en forma de cuñaque absorbiese el error arrastrado desde cada lado.

Las superficies que generan están piezas no sonalabeadas. En este caso las hiladas de plementosson planas por lo que forman en su conjunto una su-perficie reglada (figura 13). Respecto a las técnicasadoptadas para su colocación: nosotros nos decanta-mos por la teoría de Torres Balbás, contraria a losestudios de Viollet Le Duc y Fitchen (Palacios2009, 112). Probablemente no se utilizaron grandescimbras para su montaje: solamente se necesitan pe-queños pies derechos a modo de apeos puntuales enalgunas piezas hasta conseguir cerrar cada hilada,momento en el que pasa a ser autoportante.

En los arranques de los paños de plementería pri-mero es suficiente con una sola pieza que se tiendeentre los nervios. A medida que aumenta la elevacióntambién lo hace la distancia entre los nervios, necesi-tando entonces 2 y 3 piezas sucesivamente. Estas pri-meras hiladas no necesitan ninguna ayuda auxiliar ensu colocación. A medida que aumenta el número depiezas, la inclinación de los lechos se va acercando ala vertical, requiriendo entonces pequeños apoyoshasta que las juntas de mortero de cal se sequen.

Suponemos que la plementería apoya completa-mente a lo largo de todo el ancho de cada nervio ya

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Figura 12Proceso de talla de las claves

Figura 11Los tres tipos de claves del refectorio

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que estos probablemente no tendrán cola en su tras-dós.8

Aunque no hemos podido corroborarlo de manerafehaciente, planteamos la hipótesis de que el canto delos plementos es aproximadamente 18 centímetros deancho.9

Sistema de contrarresto

Los datos obtenidos en el exterior del edificio noshan permitido comparar la correspondencia entre loselementos que forman la bóveda y el sistema de con-trarresto diseñado.

Encontramos dos tipos de contrafuertes. El mayorde ellos corresponde a las jarjas de cinco nervios,coincidiendo con el perpiaño que separa las bóvedasentre sí. Los contrafuertes pequeños coinciden conlas jarjas de tres nervios: a las que llega el arco detravés.

Los estribos grandes tienen variable su sección: sevan estrechando con la altura. La relación entre el in-terior y el exterior viene explicada en la figura 14.Destacamos aquí que la posición de la jarjas coincidecon el tramo recto del contrafuerte al exterior.

Los estribos pequeños tienen sección constante.Comienzan en la línea de imposta y precisamente porello parecen un refuerzo posterior: según Lambertson el resultado del cambio en el sistema de above-damiento.

Proceso de Montaje

El proceso de montaje del refectorio de Huertadebió de realizarse en diferentes fases. Primero seejecutaría el cuerpo inferior, sin el sistema decontrarresto, tal y como hemos indicado anterior-mente.

En una segunda fase se comenzarían las jarjas yse añadiría el sistema de contrarresto. Una vez dis-puesto el jarjamento, se construiría una plataformade tablones de madera a la altura de los lechos in-clinados de las jarjas. Aquí se dibujaría la cruceríade la bóveda y se situaría la clave central elevándo-la a la altura correspondiente apoyada en un pie de-recho. (Palacios 2009). Entre la clave y las jarjas sedispondrían las cimbras de madera para los ner-vios.

Nuestra experiencia práctica en construcciones debóvedas nos dice que es realmente difícil conseguirque los nervios salgan derechos al apoyarlos sobrela cimbra. Por ello suponemos que la forma del ner-vio podría indicar la posibilidad de una doble cim-bra hecha con dos delgados tablones que atrapan laspiezas impidiendo que se desplacen describiendo pe-queñas curvas. Estos tablones podrían unirse en de-

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Figura 13Forma y despiece de la plementería. Disposición de los ple-mentos sobre jarjas y nervios

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terminados puntos con pequeñas piezas de madera(figura 15).

Una vez montados los arcos se tiende la plemente-ría tal y como hemos planteado anteriormente, sincimbras pero con pequeños apeos, lo que supone unahorro de material considerable. Cuando ya está todocolocado es el momento de descimbrar la bóvedapara que entre en carga.

CONCLUSIONES

Las bóvedas sexpartitas del Monasterio de Huerta,construidas a principios del siglo XIII, son un ejem-plo de la importación del primer gótico francés anuestro país.

Su sistema constructivo ha resultado ser muy inte-resante. La geometría de las bóvedas que determinasu montea es muy sencilla, y no presenta estandariza-ción de nervios. Este dato por otro lado es lógico, yaque sus dovelas no tienen curvatura; por tanto, el bai-bel, herramienta imprescindible en las grandes obrasde cantería, no ha sido utilizado en esta ocasión. Sinbaibel, con todas las piezas rectas e iguales, no hayriesgos de equivocaciones. Los nervios se van cur-vando mediante un sistema muy simple, la coloca-ción de pequeñas cuñas entre sus lechos.

Las claves son igualmente rectas aunque su tras-dós presenta una ligera pendiente para recibir correc-tamente el apoyo de la plementería continuando susuave curvatura.

La plementería está formada por mampuestos dis-

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Figura 15Propuesta de cimbra. Imagen del montaje de la bóveda.

Figura 14Relación entre las bóvedas y el sistema de contrarresto

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puestos con aparejo a la francesa. Las hiladas sonrectas formando superficies regladas. Suponemosque para su realización no se construyeron grandescimbras, sino que se recurrió a pequeños apeos pun-tuales hasta ir cerrando cada hilada.

Lo más destacable de estas bóvedas son sus impre-sionantes jarjas, de 2,60 metros de altura, formadaspor la superposición de siete piezas. En la sala pode-mos encontrar cuatro tipos de jarjas distintas. La máscomplicada de todas ellas recibe cinco nervios. Laspiezas no tienen curvatura por lo que para su tallasolo se han necesitado dos plantillas y la saltarregla.

A pesar de la aparente complejidad del conjuntohemos podido comprobar como con pequeñas deci-siones la construcción se simplifica enormemente,dando lugar a una de las salas de mayor calidad ar-quitectónica en nuestro país.

NOTAS

1. Elie Lambert opina que las bóvedas del primer proyec-to serían como las del refectorio de Mont-Saint-Michel(Lambert [1931] 1985,174), es decir, dos naves con bó-vedas cuatripartitas separadas por una hilera de colum-nas. Por otro lado José María Martínez Frías se decantapor una bóveda de medio cañón apuntado sobre fajo-nes, como los refectorios de Valbuena, La Oliva, Rue-da y Sacramenia. (Martínez Frías 1980, 59)

2. La geometría y la relación entre las alturas que alcan-zan los diferentes arcos es similar, en cambio en el es-tereotipo que plantea Viollet no tienen peralte los arcosformeros. (Viollet Le Duc 1996,33-34)

3. No hay estandarización típica francesa, es decir, consus arcos trazados a partir de la semicircunferencia ycon todos los centros en la línea de imposta. Estandari-zación inglesa tampoco, los arcos no están inclinadosya que todos salen tangentes a la línea de imposta; ni elmodelo alemán, con un arco que da forma a la totalidadde la bóveda. (Palacios 2009, 57-67)

4. La relación entre el canto de los arcos y el lado de labóveda podría ser un dato interesante. Al menos en eltardogótico, según Rodrigo Gil (Palacios 2009), losnervios tenían un tamaño determinado dependiendo deesta distancia. En este caso tenemos dos secciones dis-tintas. El formero tiene una relación de L/22 y los de-más nervios de L/16, siendo L la media de los lados dela bóveda (Palacios 2009).

5. Este recurso es especialmente evidente en los arcos quetienen que alcanzar rápidamente la altura de la clave

central, como el arco suplementario de la bóveda siete-partita o los arcos de través.

6. Si se tallan las claves sin esa inclinación en su trasdós,al apoyar las plementerías sobre ellas se produciría unalínea de inflexión y un cambio brusco en la pendienteque estropearía la imagen de la bóveda.

7. Así encontramos las claves en el trasdós de las bóve-das de la cabecera de la iglesia, y aunque son ante-riores a las del refectorio probablemente sean seme-jantes.

8. Esta era la forma de apoyar las plementerías en las bó-vedas francesas del siglo XIII (Palacios 2009). Además,en las jarjas que se conservan semidestruidas de las an-tiguas naves laterales de la iglesia del monasterio, pode-mos ver nervios de sección semejante, sin cola, dondeapoyan los plementos directamente. Probablemente es-tas bóvedas son posteriores a las del refectorio.

9. El refectorio ha sido objeto de restauraciones en di-versas ocasiones a lo largo del siglo XX. En 1920, elarquitecto Manuel Aníbal llevó a cabo un refuerzo delas bóvedas por su trasdós con rasilla y cemento, colo-ando teja nueva en la cubierta (Aguerri, 1994). Laplementería de la bóveda sietepartita tiene un agujerocerca de la clave que parece ser debido a un despren-dimiento de un pequeño plemento. Se ha medido laprofundidad del hueco con la estación, obteniendo unespesor de 18 centímetros. Es probable que el rayo la-ser esté rebotando en el cemento del trasdós aplicadoen la restauración. Al no ser este dato obtenido com-pletamente fiable, hemos comprobado según la formade disponer la plementería el grosor máximo que po-dría tener, que debería ser la mitad del grosor del ner-vio sobre el que apoya tal y como se ve en la figura13, por tanto el valor se encuentra entre 17 y 18 centí-metros.

LISTA DE REFERENCIAS

Aguerri, Fernando; J. Ibargüen. 1994. Plan Director delMonasterio Cisterciense de Santa María de Huerta.Tomo I: Recopilación documental y reconocimiento pre-vio. Junta de Castilla y León. Consejería de Cultura yTurismo. Dirección General de Patrimonio y PromociónCultural.

Azcárate, José María. 1996. Arte gótico en España. Madrid:Ediciones Cátedra.

Fitchen John. [1961] 1981. The Construction of Gothic Cat-hedrals. A Study of Medieval Vault Erection. Chicago:The University of Chicago Press.

Lambert, Elie. [1931] 1985. El arte gótico en España. Ma-drid: Editorial Cátedra.

Bóvedas sexpartitas: traza, estereotomía y construcción. Monasterio de Santa María de Huerta 831

Page 12: Bóvedas sexpartitas: traza, estereotomía y construcción ...oa.upm.es/19165/1/INVE_MEM_2011_98438.pdf · probablemente de origen francés, constituyendo un ejemplo de la importación

Martínez Frías, José María. 1980. El gótico en Soria. Arqui-tectura y Escultura Monumental. Salamanca: EdicionesUniversidad de Salamanca. Publicaciones de la Excma.Diputación Provincial de Soria.

Palacios Gonzalo, José Carlos. 2009. La Cantería Medie-val. La construcción de la bóveda gótica española. Ma-drid: Editorial Munilla-Lería.

Rabasa Díaz, Enrique. 2000. Forma y construcción en pie-

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Viollet-Le-Duc, Emmanuel. 1996. La construcción medie-val. Madrid: Instituto Juan de Herrera. ETS de Arquitec-tura de Madrid.

Willis, Robert. [1842] 1910. On The Construction Of TheVaults Of The Middle Ages. London: The Royal Instituteof British Architects.

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