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Complutum, 10,1999: 47—69 ESPACIOS SIMBÓLICOS EN EL BRONCE ANTIGUO DEL ALTO DUERO Blanca Samaniego Bordiu* RESUMEN.- Las recientes excavaciones y estudio de la cueva La Maja (Soria) son la base de un análisis más amplio de las cuevas conocidas con grabados esquemáticos de la región del Alto Duero, que abarca la econo- mía, el poblamiento y los modos de vida junto con las actividades simbólicas y rituales. Se exponen las diferen- tes teorías sobre el ritual del arte rupestre, incidiendo en su carácter de sistema adaptativo de comunicación en- tre y dentro de los grupos. Los cuevas pudieron servir como sitios de breves paradas en las rutas pastoriles que seguían los ríos, espacios simbólicos de orden metafórico existencial y en algunos casos como lugares de ente- rramiento. ABSTRÁcT.- Symbol¡c spaces in Ihe Early Eronze Age of the H¡gh Douro. The recent excavations and study of Lo Majo cave (Soria) are the starting point of a wider analysis of the presently known caves with schematic en- gravings in the High Douro region. The paper analyses the economy, settlement patterns aná life ways together with the symbolic and ritual activities that took place at that time. The different theories about rock art ritual are also exposed, the emphasis being put on its character as an adaptive information exehange system between and within the human groups. me caves were used as brief stopping places in the pastoral routes following the ri- vers, as symbolic spaces with an existential metaphoric meaning, amI asfunerary sites in sorne cases. PALABRAS Ct.Á VE: Cuevas rituales, Grabados esquemáticos, Edad del Bronce Antiguo, Alto Duero, Soria. KEY WoRDs: Ritual caves, Schematic engravings, Early Bronze Age, High Doaro, Soria. 1. INTRODUCCIÓN Las cuevas con grabados esquemáticos de- bieron ser lugares de diferente transcendencia confor- me al acontecimiento que se desarrollara en ellas. Re- sulta un análisis reduccionista si examinamos estos monumentos, en el sentido de lugar con inscripciones, aislados entre si y del registro arqueológico, siendo ésta una situación demasiado frecuente por la proble- mática de su contextualización y conservación. Estas cuevas devienen, así, en particiones artificiales de una realidad pasada que nos producen una sensación de conocimiento engañosa sobre el ámbito geocultural al que pertenecen. Denominaciones como cuevas-sepul- crales o cuevas-santuarios son insuficientes porque pueden remitimos a verdades no dichas o evocamos significados confusos, funcionando como “cajones de sastre” tanto en términos científicos como divulgativos. * Departamento de Prehistoria. Universidad Complutense de [email protected] Por otro lado, observando al detalle los graba- dos, sucede que los tmzos se muestran confusos a nues- tra visía, llegando el caso de no saber cuáles forman parte del mismo objeto o si hay principales y secunda- rios. En La ordenación de diferentes conjuntos y locali- zaciones, se han realizado asociaciones formales muy arriesgadas, implicando una continuidad cultunal o ideo- lógica en dilatados periodos de tiempo y amplias zonas, quizá en el afán de uniformizar, de encontrar unidad en el pasado. Parece obvio que toda propuesta de inter- pretación debe desarrollarse desde un contexto cultu- ml amplio en consecuencia con la distancia histórica, pero estas dificultades aconsejan reafirmar un método integral, donde el lugar es fundamental para compren- der la base de la materia simbólica y donde los vacíos del registro arqueológico también tengan su por qué. La Maja es una suerte de cavidad con arte con- textualizado (Fernández Moreno 1990; Gómez Barre- Madrid. Ciudad Universitaria, s/n. 28040 Madrid.

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un repaso de esta etapa en la provincia

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Complutum,10,1999:47—69

ESPACIOS SIMBÓLICOSEN EL BRONCE ANTIGUO DEL ALTO DUERO

BlancaSamaniegoBordiu*

RESUMEN.- Las recientesexcavacionesyestudiode la cuevaLa Maja (Soria)son la basede un análisis másamplio delas cuevasconocidascon grabadosesquemáticosde la regióndel Alto Duero, queabarca la econo-mía, elpoblamientoy los modosde vidajunto con las actividadessimbólicasy rituales. Seexponenlas diferen-testeoríassobreel ritual del arte rupestre,incidiendoensu carácterdesistemaadaptativodecomunicaciónen-tre ydentrode los grupos. Los cuevaspudieronservircomositios debrevesparadasen las rutaspastorilesqueseguíanlos ríos, espaciossimbólicosdeordenmetafóricoexistencialyen algunoscasoscomolugaresde ente-rramiento.

ABSTRÁcT.- Symbol¡cspacesin Ihe Early EronzeAge of the H¡gh Douro. The recentexcavationsandstudyofLo Majo cave(Soria)are the startingpoint of a wider analysisof thepresentlyknowncaveswith schematicen-gravingsin theHigh Douro region. Thepaperanalysesthe economy,settlementpatternsanálife waystogetherwith thesymbolicandritual activitiesthat tookplaceat that time. Thedifferenttheoriesaboutrockart ritual arealso exposed,theemphasisbeingput on its characteras an adaptiveinformation exehangesystembetweenandwithin the humangroups. mecaveswere usedas brief stoppingplacesin thepastoral routesfollowing the ri-vers,as symbolicspaceswith an existentialmetaphoricmeaning,amIasfunerarysitesin sornecases.

PALABRAS Ct.ÁVE: Cuevasrituales, Grabadosesquemáticos,EdaddelBronceAntiguo,Alto Duero, Soria.

KEY WoRDs: Ritual caves,Schematicengravings,Early BronzeAge, High Doaro, Soria.

1. INTRODUCCIÓN

Las cuevas con grabadosesquemáticosde-bieron ser lugaresde diferentetranscendenciaconfor-me al acontecimientoque se desarrollaraen ellas.Re-sulta un análisis reduccionistasi examinamosestosmonumentos,en el sentidode lugarcon inscripciones,aislados entresi y del registro arqueológico,siendoéstaunasituacióndemasiadofrecuentepor la proble-máticade su contextualizacióny conservación.Estascuevasdevienen,así,enparticionesartificialesdeunarealidad pasadaque nos producen unasensacióndeconocimientoengañosasobreel ámbitogeoculturalalquepertenecen.Denominacionescomocuevas-sepul-crales o cuevas-santuariosson insuficientesporquepuedenremitimos a verdadesno dichaso evocamossignificadosconfusos,funcionandocomo“cajonesdesastre”tantoen términoscientíficoscomodivulgativos.

* DepartamentodePrehistoria.UniversidadComplutensedejsamanie@club.idecnet.com

Porotro lado,observandoal detallelos graba-dos,sucedequelos tmzosse muestranconfusosanues-tra visía, llegandoel casode no sabercuálesformanpartedel mismoobjetoo si hayprincipalesy secunda-rios. En La ordenacióndediferentesconjuntosy locali-zaciones,se hanrealizadoasociacionesformalesmuyarriesgadas,implicandounacontinuidadcultunalo ideo-lógicaen dilatadosperiodosde tiempoy ampliaszonas,quizáen el afán de uniformizar, de encontrarunidadenel pasado.Pareceobvio quetodapropuestadeinter-pretacióndebedesarrollarsedesdeun contextocultu-ml amplio en consecuenciacon la distanciahistórica,pero estasdificultadesaconsejanreafirmarun métodointegral, dondeel lugar es fundamentalparacompren-derla basede la materiasimbólicay dondelos vacíosdel registroarqueológicotambiéntengansu por qué.

La Maja es unasuertedecavidadcon artecon-textualizado(FernándezMoreno 1990;GómezBarre-

Madrid.CiudadUniversitaria,s/n.28040Madrid.

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ra 1992; Jimenoy FernándezMoreno 1992: 90): launidadestratigráfica,la configufációnespácial,ladis-tribución de materialesy de grabadoshan permitidoun estudiocompleto y propicio para una interpreta-ción culturaLy simbólicade usoy en relacióncon elespacionaturalen quese encuentra,en el contextodelos inicios del Bronce Antiguo (Samaniego1999).Todo ello animaa desarrollarun planteamientometodológico quepermitaabordarlosespaciossimbólicosen cuévai, superandola interpretacióndicotómicadelcontéxtoen hábitato funerarioy revisandola aplica-ción del término“santuario”.

Como ensayode estaorientación,abordaréaquí el uso que se pudo hacerdé algunascuevasdelBronceAntiguo, abarcandotantolos aspectosdel mo-delode poblamientoy modode vida comode las acti-vidadesrituales y simbólicas.La muestradelas cavi-dadescon grabadosesquemáticosse concentraen elAlto Duero (Soria): las de San Bartolomé de Ucero,La Maja y Covarrubiasde Cina. La cuevadel Asnode los Rábanos,aunquesin representacionesrupes-tres, se incluye por razonescronológicasy culturales,

ya que su nivel másantiguode ocupaciónconstituyeun paralelopróximo a CuevaMaja, situándonoshaciael 2.000AC. Otrascuevasdatadasentreel Calcoliticoy el Bronce Antiguo, como El Peñal de Valdegeñayel RotodeLigos, constituyenelementosde contraste.

2. EMPLAZAMIENTO YPAISAJE NATURAL

Aunqueel usode las cuevasestáconstatadode tiemposanteriores,en los inicios de la Edad delBroncese observaunaselecciónpremeditadadeestossitios. Se tratade unaécupacióndel territorio másdi-versay relacionadaconaspectosritualesfunerariosysimbólicos, arqucológicamentecaracterizadapor laintensificaciónen la explotaciónde recursos,respectodel periodoprevio Calcolítico,y especialmenteubica-da en la zonamontañosadel nortey bordeandomon-tes y cuencasal estey sur del Alto Duero(Jimenoetal. 1988). De esteáreasur, los materialeslíticos de-muestranunamovilidad aún más amplia,en contacto

a Cuevas cangrabados esquemáticos

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~Guevassin grabados

d.f.—’

Nl

E5. 1.- Mapade lascuencasdeSoria y tascuevasdelBronce Antiguo: 1 San Bartolomé(Ucero),2 LaMaja (Cabrejasdel Pinar),3 Et Asno

de losRábanos,4 El Penalde Valdegefla,5 CovarnibiasdeCina y 6 El Rotode Ligos.

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con las estribacionesde los SistemasIbérico y Central(Jimenoy FernándezMoreno1992).El modelode po-blamientosugiere,a pesardela mayordiversificación,la tendenciaa la disminuciónde la ocupaciónen tomoal montebajo y también al valle del Dueroa lo largode la Edaddel Bronce.

Supuestamente,estamosobservandola ocu-pación de grupos humanosen retrocesodemográficoy/o en periodo de cambio en la estrategiade hábitat.Dentrode estatendencia,matizablepor zonas,seco-nocenun conjuntode cuevasqueconstituyeronhábi-tat logístico (temporalo esporádico),enclavede paso,lugarde enterramientoo espacioritual duranteun lap-so de tiempo, variablesegúnel caso. Su localizaciónes indicio de quesusocupantesguardabanun perfectoconocimientodel territorio. Sus estrategiaseconómi-cascambiaron(biende formaexperimental,por razo-nes culturalesy/o por factoresbioclimáticos), perosustradicionesritualesy simbólicasen cuevaperma-necieronen la herenciacultural duranteun tiempo,quizáde forma interrumpidaperorecurrente,y post-blementeenrelaciónconel espacionaturalocupado.

Las cuevascalizasseoriginaronen suelosdesalinidadvariable y colindantesa los fondosde vallemás importantessorianos:en calizas marinas sobremargasimpermeables(Ucero, Valdegeña),en calizaslacustres(Ligos), en conglomeradossilíceos alterna-dos con areniscasy arcillas (Cabrejas)o en conglo-meradoscalcáreosalternandocon margas(Ciria). Porlosvalles de los afluentesdel Dueroen sumargende-recha,salpicadosde frondosas,seconectaconlas sie-rras de Nafría, Cabrejasy el Almuerzo, cubiertasdebosquesde sabinasy coníferas.En el rebordede estassierrasestánlas cuevasde SanBartolomé,La Maja yEl Asno, y El Peñal,respectivamente.En la margenizquierdadel Duero,el río Pedro naceen la SierradeAyllón y esenel cortadodel cerrodeLa Pedrizadon-de está la cuevade El Roto. En la cuencadel Ebro,los valles estánorientadoshacia el sureste,como eldel río Manubles,separandomontesbajos cubiertosde matorraly de bosquesdispersosmixtos y de fron-dosasalternandoconlagunas,comolas de Borobia yCina,dehesasy corrales(figura 1).

Algunos cañonesy barrancostienen fuertesestrechamientospero, en general,las entradasde lascuevas(situadasentrelos 1000-1200m) ofrecenunabuenaperspectivahaciael lado másampliodel cañónposibilitandola visibilidad sobreel entornoinmediato,protagonizadopor los cursosde los ríos y en relaciónconsurgenciasde agua,nacimientosde ríos y lagunaspróximas.Se encuentransobrelas rutasnaturalesmáspropiciaspara moversepor un territorio en el que sebuscala mayorfacilidad para el desplazamientodeanimalesy personas.En ruta(imaginemosque las re-corremosa pie), inclusolas de entradapequeña,comolasdel Roto o La Maja, se puedendistinguira distan-

ciapor los bloquescalizosy las hoquedadesnaturalesqueéstosformana modode hitos.Sólo la entradadeEl Peñal,en el cortadoque fonnael pico Matutede laSierradel Almuerzo, presentaun accesodifícil peroestratégicamenterelacionadocon el nacimientodelrío Rituertoy ladesaparecidalagunadeValdegeña.

Estedato,junto con la disminuciónde acuí-feros subterráneos,lagunasy humedales,nos lleva arecordarla desecaciónnatural y cultural quehansu-frido estascomarcasa favor de camposlabradosconacequias,cursosde aguaintermitente,dehesasy co-rrales.En el Bronceinicial el piso bioclimático supra-mediterráneosorianopresentabacaracterísticasde hu-medadmás intensas,como indicael estudiopalinoló-gico sobremuestrasde tierra de la cuevadel Asno(por F. Cramery L.M. Alonso, Eiroa 1979: 53) y elanálisisantracológicode carbonesde La Maja (por P.Uzquiano). Esto significa mayores extensionesdefrondosas,ademásde la abundanciadel pino albar,mayorporcentajede hayasy de especiesde riveraen-cesitadasde mayorhumedadque la actualen esasla-titudes,como el avellano,helechosy mayorvariedadde herbáceasdependientesde los humedalesestacio-nalesqueafectaríanal entornoinmediatode El Asno,El Peñal,Cinay, quizáen menormedida,de La Ma-ja. Actualmente,estoshumedalesse puedenencontrarmásal oesteen laMeseta,enlaTierrade Campos.

Las dehesasy corrales,como elementosdelpaisaje,hancristalizadoen la toponimiasoriana(LasLagunas,Lagunillas,Los Corrales,Las Praderas,Ma-jadahonda,Los Prados. .); unossiguenactivosy otrosse han abandonadoentreel siglo pasadoy el actual,pero reflejan su estrecharelacióncon las cañadasyvías pecuarias.Al surde Ucero la vía pecuariaconec-ta con la cañadareal de merinas en la frontera conBurgos,atravesandola sierrade Cabrejashay otravíaquepasacercanaa Calatañazor,y unaterceracruzaelcañónde Río Lobos de SO a NE conectando,por eloestede la sienadeCabrejas,la cuencadel Dueroylos macizosdel nortesorianosy burgaleses.Estasru-tas sonde vital importanciaparael accesoa lospastosde los llanosen el centroy oeste,o de los corralesenla zonasuroriental,dondeseconduceel ganadovacu-no.Como se sabe,las dehesassonáreasde pastosse-minaturalesproducidospor deforestaciónen regionesde clima forestal,quecomienzanconla talay quemacontroladasy el ramoneocon cabras. El pastoreo,después,de ganadovacuno,ovino, porcinoy caballar,con unapresiónsuficientementealta,evita la recupe-ración, por tendencianatural, del bosqueprimitivo.Seríainteresante,pues,concretarlos inicios de lasde-hesasy corralesen el pasadode estascomarcas.Peroa la vista de las escasasevidenciasfaunisticasno sepuedeafirmar la existenciade unapresión ganaderasuficiente para la transformaciónde los pastosy elpaisajeenel BronceAntiguo.

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La razón de mencionarcañadasy dehesasqueentoncesno existieran,estribaen quedisponemosde la identificaciónde especiesdomésticas,a partirdelas muestrasprovenientesdel Asno (porJ. Altuna, enEiroa 1979) y de La Maja (porC. Liesau,B. LópezyB. Pino): ovicápridos,cerdos,bóvidosy caballos(do-mésticosy silvestres),perro doméstico(en La Maja)y carnívoros(Canis sp.)comoperro,zorro o lobo. Es-tas evidenciasson indicadorasde grupos pastorilescon control y seguimientode la cabañay de suhábi-tat. Aunque, posiblemente,más “seguimiento” que“control”; es decir, los animalescondicionaronlavidade los humanosen el sentidode queaquélloscubrensus necesidadespor instinto y éstos observan(en elsentidoamplio de la palabra:mirar, examinary cum-plir) susestrategias.No se puededecirqueestosgru-posreprodujerano potenciaransusestrategiasde ali-mentaciónde forma artificial, o que intervinieran ymanipularanlos partos,niqueles aplicarantratamien-tosmedicinales...,sinoque,al menos,suintervenciónsobrela cabañaconsistíaen decidir los individuos,por edady sexo,queseríansacrificadosy cuándo.

Estecomportamientoseinfiere claramentedelos restosóseosanalizadosde CuevaMaja, en relacióna las etapasde desarrollode cadaespeciey conjetu-randola selecciónpor sexocomoocurrea la maneratradicional(Samaniego1999).No se puededemostrarun control de la edadde muertepor sexos,sino unatendenciasignificativaa no sacrificarindividuosjóve-nes,en etapade crecimiento;de maneraque, si exis-tió la selecciónde machossementalesy la conserva-ción de las hembraspor su producciónláctea,los es-casosrestosdejóvenessonatribuiblesamachosdébi-les que,junto con los machosadultossobrantes,se sa-crificana la entradadel invierno (paraeconomizarsumantenimiento).Pero,quédudacabe,tambiénpudie-ron aprovecharla muertenaturalo accidentalde unos,sacrificaranimalescontraumatismo,etc.

Así, se puedecomprenderno tanto un con-trol sobrela vida de los animalescomo una adapta-ción simbióticaal ciclo de vida de estasespeciesporla observacióndesusestrategiasalimentarias,a travésdela conducciónde los animalesa buenospastos.Y,por tanto,sin estarorganizadaslas vías pecuariasencañadas,ni formadaslasdehesas,corrales,ni lasma-jadaspermanentesde tiemposposteriores,sí debieronexistirrutasfrecuentadas,al menos,por la propiacon-ductainstintiva de los animales.Desdeestainforma-ción, las rutasde accesoa lospastosnaturalesconoct-daspor estasgentesexpresanunamovilidadreducidao condicionadapor los bosques,perofavorecidaporlos cursosde los ríos. Sí podemospensarquepudie-ron no frecuentar,al menosnecesariamente,altitudesmayoresa las de la Sierrade Cabrejas,inclusomásalnorte de las sierrasCebolleray Umbría, puestoquepor debajode los 1300 m era ya posibleencontrar

agua,pastosnaturales,herbáceas,bellotaso sal, parabóvidos,cerdos,cabrasy ovejas.

- Estós aspectosde movilidad y explotacióndel medio son relevantespara poderacercarnosa lapercepcióndel entornode estosgruposhumanosque,a su vez, es uno de los mecanismosbásicosen laconstrucciónde mediosde comunicacióny aprendiza-je, así como del uñiverso simbólico y los espaciosutópicosy heterotópicos(en el sentidode Foucoult1986: 24). Al respectodel movimiento y la interac-ción con el medio, hay que tenerpresentelas seme-janzasen la percepcióndela naturaleza-ylos modelosde organizaciónen el espacionatural entre los caza-dores-recolectoresy los grupospastoriles(Shlee1992;Butzer1989:230; Jhonson1978;Kay 1979).

3. DEFINICIóN DEL ESPACIOHUMANO E INTERPRETACIÓNDE LOS INTERIORES

Antesdeentrarenmateriaarqueológicacon-vendríareflexionarsobre la experienciade entrarenunacueva,a modo de preparaciónmental e inclusoemocional. Desde el aspectomeramentesensorial,uno puedepercibir fácilmenteel impactode la oscuri-dady el silencioqueremitena otro mundo,exigenunesfuerzode adaptaciónparael movimientoy la previ-siónde peligrosdiferentesa los vividos enel exterior.Estas condicionesdiferentesrequieren un esfuerzoañadidoy adaptativode orientación.Por ejemplo,esilustrativo que los osos, mamíferosde gran tamañosin la vista adaptadaa la oscuridad,se muevenen elinteriorde las cavidadesrozandolas paredes.

- Introducirseen el espaciocerradoy oscuroimplica tambiénel deseode realizaralgo queadquie-reuna fuerzaespecial,por el contextoen síprotegidode los agentesexternosy por su separaciónreal res-pectodel mundoexterioro natural.En estesentido,elespacioelegido debieraestaren concordanciacon laaccióny viceversa,la acciónestaráenrelacióncon looculto, lo separado,lo quepertenecea otro mundo...En todas estas impresioneshay unareferencia(casiinconsciente)a la concienciade unalíneadivisoria: ladivisión denaturalezas.

En relacióncon las representaciones,no sa-bemosconcertezasi estabaconstituidoel símboloenla formade comunicaciónhaciael 2.000AC y, desdeluego,no seríaéstala palabraparaaludir al conceptoabstractoatribuido a las imágenesgrabadas.Símbolo(sVm-bolon,en griego) originariamentesereferíaa launidad de unaescisión,al actode lanzar conjunta-mentedos partesde unaunidad (monedao medalla)como contraseñade unaalianza(Trías 1994: 23-26).Hoy, sin embargo,no podemospensarya sin símbo-losni metáforasy la observaciónde representaciones

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abstractasnosconducea la posicióncognitivade quees pertinenteconsideraréstascomo expresionessim-bólicas o metafóricasy, otras veces,comosignos(enel sentido semiológico del término, Trías 1994: 29;Costa 1994: 17-18).

En cualquier caso, nuestrasconstruccionesmentalesson productode la naturalezaacumulativade la culturay éstael resultadode las representacio-nes (metonímicaso metafóricas)del mundoque nosrodeay que imaginamosen él. Las imágenese ideasse construyena travésde unaexperienciay, mientrasque el símbolo permaneceligado al contexto paraevocar un significado, el signo se constituye comouna convención independientegraciasa su función.Hay posturasextremasen cuantoa los procesosdecreaciónde losmodelosmentalesde la realidad,biensintetizadaspor CarletonJones(1998),peroaquí sóloresaltaréquelas representacionesideales(el conceptode “símbolo” es buenejemplo)cambiana travésdelespacioy tiempoculturales,lo quenosremite a múl-tiples factorescondicionantesdel medio natural, cul-tural,histórico...

Sin embargo, podemos estudiar contextospasadosy los modosde percepciónrelacionadosconellos para construirun marcosusceptiblede generarposiblesinterpretacionesy significados del universosimbólico representadoen ellos. Siemprebajo la hi-pótesisde quela experienciadel acontecimientosim-bólico no hacambiadoen el tiempo.El acontecimien-to simbólico se producecon la revelación, la evoca-ción de lo simbolizado(significado) en el contextodel simbolizante(objeto-símbolo),queseda lugarporla existenciade unasclaves hermenéuticaso ideascompartidaspertenecientesal grupohumano.Y es es-te acontecerel quenosinteresaidentificaren el regis-tro de huellas de índole simbólico (o susceptiblesdeserlo)de las culturasprehistóricas.Registroquebienpuededenominarse“simbólico”, y que puedeestarformadopor inscripcionesy objetos.

Para nosotros, el acto de revelación puedesucederdemúltiples formasperosiempreel simboli-zanteestáligado a un espacio,físico o virtual, y aso-ciadoa lapalabra,no siendonecesariala presenciadeun testigo; es decir, la comunicaciónse concluye (seagota, se consume...)de forma individualizadaentreel simbolizantey el receptor,en un contextodadoy atravésdeun mediodecomunicación.En etapasproto-históricasy, razonablemente,en las anteriores,la for-ma de comunicaciónimplicabaun lugary tiempodecelebracióno reunión, la presenciadeun simbolizantematerializado(bastón,moneda,vasija, grabado...)yde un testigo humanoportadorde la palabra(narra-ción evocadora),paraque lo simbolizadofuerareve-lado. La conjuncióndel símbolo se dabaal reunirse“las partes” en el acontecimientosimbólico,en un lu-gar y momentodados.Todoello implica la presencia

simultáneade emisores(testigos,narradores)y recep-tores, y la existenciade claves hermenéuticascom-prartidas(códigos).Las clavesse escenificano dra-matizanen las formas rituales propias: la narracióndel discurso (símbolos y objetos) y - el sacrificio uofrenda(restosóseos,contenedores).

Estas reflexiones tienen por objeto hacerconstarlas diferentescategoríasen los modosde co-municación,desdelos que se resuelvená travésdelpropio medio y con sólo la presenciadel receptor,hastalos que requierenla reuniónde todoslos miem-bros de la comunidadquecompartelas clavesy signi-ficados;desdela meratransmisiónde mensajesentreindividuosintergrupaleshastala elaboraciónde ritua-les colectivos.Examinaremos,pues,los lugaresdon-de supuestamenteacontecieronaccionesparaunaco-municaciónde clavesy, en contraste,aquéllos quefueron utilizadosde forma ritual para compartir unsignificado.

Introduciéndonosya en el espaciode un su-puestoescenario,encontrarnosque la morfología deestascavidadeses diametralmentediferentepero losespaciosocupadosy modificadosson,en realidad,depequeñasdimensiones: 10, 20, 30 m2 por área, omenos; lo que permite conjeturar sobre grupos nomuynumerosos.Entre los 25 m ensentidolongitudi-nal aprovechadosen CuevaMajo y los másde 300 mexaminadosen El Asno (de los 1000 m de galerías)existeunaamplia variedadenlo queserefiere a la ac-cesibilidad y al tamañode los interiores.Quiere estodecirque,unavez elegidoel lugarenel exterior,con-formaronel espaciointerior-a susnecesidadesy, tantosi se infiere un sentidoritual, domésticoo funerario,el espaciodefinido no es casual, tuvo que sercohe-renteconel númerodepersonasy la acción a realizar.Paralas cavidadespocoprofundascongrabadosy sinregistro material la relevanciarecaeen su ubicaciónen relación con el entorno, siendoposible su funcio-nalidadcomo hitos de maneraquela actividaddesa-rrollada allí seríadiferentea la realizadaen los espa-cios profundosdeotrascuevas...

4- LAS CUEVAS DEL ALTO DUERO

4.1. Cuevasde Ucero

En el Cañóndel RíoLobos las cuevasMayory Menor de San Bartolomé (Ucero) estánaccesiblesprácticamentedesdela orilla del río, orientadashaciael sur-suroeste(figura 2). Su localizacióny la ausen-cia de materialespermite comprenderque debieronser utilizadas como lugar de paraday pasodentrodela trayectoriamarcadapor el cañón,de maneraqueconstituyenun casode contextualizaciónen relacióncon el entorno y con otros yacimientos.El valordel

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Fig. 2.- El Río Lobos y entrada a la Cueva Mayor al fondo (foto: J.L. Rodríguez). Grabados de la cueva Menor, según Breuil y Obermaier (1913). Plano topográfico de la Cueva Mayor de San Bartolomé (GET 1980). Secuencia completa de los paneles de grabados de la Cueva Mayor en el rectángulo inferior, marcado en círculo el heliomorfo (calcos: Gómez Barrera).

Cañón del Río Lobos como vía pecuaria está validado por el uso de la cueva Mayor, hasta época contempo- ránea, como cija para el ganado y subastada pública- mente junto con los pastos comunales (Rodríguez 1997). Pero también fue elegido para hábitat y organi- zado con espacios rituales, como lo avalan la existen- cia de otras cuevas, Conejos y La Galiana, situadas a la entrada del ca@ón y con signos pintados en rojo; o El Balconcillo, yacimiento del Bronce Antiguo situa- do sobre el cerro al otro lado del río (La Rosa 1995); o la ermita de San Bartolomé.. .

Las cavidades Mayor y Menor distan entre sí por 35 m y tienen una planta muy semejante, con pa- sillos estrechos y profundos (en realidad, grietas de diferente tamaño). En este contexto, forman parte de una estructura de lugares elegidos dentro de la geo- grafía del cañón que actúa como eje natural de tránsi- to. En su interior sólo se ha encontrado registro sim- bólico en pequeños paneles de grabados. En los 15 m de la Cueva Menor hay un sólo panel de pocos centí- metros (sin poder precisar ya la dimensión exacta ni sus contenidos por el grado de deterioro) que puede ser visible dependiendo de la luz horaria pues los gra-

bados se encuentran a unos 4 m de la abertura de 2 m de ancho y 4-5 m de alto. .A lo largo de los 30 m de planta en Cueva Mayor, sólo un panel de 3x3 m se si- túa hacia la mitad de la pequeña galería derecha, pre- cisando de iluminación al encontrarse en an recodo recóndito, aunque cerca de la entrada.

Los signos están clasificados como antropo- morfos, dobles ángulos (con el vértice arriba), arbori- formes, rayados, dgzags paralelos y un heliomorfo (Breuil y Obermaier 1913; García-Soto y Moure 1984; Gómez Barrera 1992: 32-38). Pero si los visualizamos en su contexto espacial (sólo recuperable en la Mayor) podemos comprender que bien pueden contener una o más narraciones, o la repetición de una de ellas, como alternativas de esqutmatización de un acontecimiento que pudo suceder en uno o más eventos temporales. Es decir, la repetición de unidades gráficas, en este contexto vial, puede aludir a la reiteración del mismo acontecimiento en momentos distintos; mientras que la singularidad de una imagen puede relacionarse bien a un suceso o identidad únicos o bien a una clave más abstracta que engloba algo común de todas la anterio- res. En este caso, el elemento más repetido es el angu-

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liforme, seguidode arboriformesy antropomorfos.Lasingularidadse encuentraen el heliomorfode la cue-va Mayory en el zigzag, si admitimoslos zigzagspa-raídosregistradospor Breuil y Obermaierdela cuevaMenor.

En conjunto,es coherentepensaren comuni-cacionesde identidad,lugary/o acciónen un contextodinámico(presencia,registro,aviso...),dondelas uni-dadescodificadascoincidencon algunosde los tipos:los anguliformesy arboriformes(recursividadde lu-gar o acción), los antropomorfos(acción de hombre-mujer/grupo),el heliomorfo y el zigzag(identidad/su-ceso/hitonatural).Sólo recordarque,enesteesquemade comunicación,sepresuponenimplícitamentedosomásgrupos sociales,en correspondenciacon la nece-sidad de reflejarla identidad(Wobst1977).

La localizacióntopográficay espacialdeesteregistro simbólico reafirma la inter-pretaciónde estelugar como enclave de paradacon señalesde aviso,marcasde comunicaciónintergrupalo de reafirmaciónpara el/los grupos autoresde los mismos,o inclusoregistrosdecontabilidad.Se puedeaceptarla comple-mentariedado continuidad del esquemaritual en laMenorrespectode la Mayor. Puestoqueno hay argu-mentosarqueológicospara pensar en relacionesdetensiónen estazona(o se desconocen),puedeacep-tarsela autoríasincrónicade los grabadospor partede másde un gruposocial o entendersetambiéncomola comunicaciónde eventosen tiemposde disgrega-ción voluntariao premeditadadel mismo grupo social.Así, esterecododel Río Lobos pudo ser lugarde en-cuentroo relevoo disgregaciónentregruposen rutaque necesitabansaberunos de otros,o de paradaydescanso,comoatractivamentesugiereesteparaje.

4.2. Cueva La Maja

Dirigiéndonoshacia el este,casi en línearec-ta, encontramosel barrancoVallejo Perdicesqueco-nectalos páramosy valles del oestey sur con el valledel río de Muriel, quees la ruta perfectaparaaccedera la sierrade Cabrejasy desdeéstaa los Picosde Ur-bión. Cueva Maja seabreenla laderasurestedel mon-te CabezaEnebrosa,con la entradaorientadaal estedesdelaque se divisala entradaal barranco,los cam-posquerodeanal río de Muriel, a 70 m pordebajodela entrada(figura 3), y la sierrade Umbriazoquero-deapor el oesteel nacimientodel río Abión enla Fuen-tonade Muriel, un parajenatural protegidocomo losbosquesdesabinaalbarquehabitanen las laderas.

La configuraciónnaturalinterior ofreceunaclara compartimentación,cuyas dimensionescondi-cionannecesariamenteel accesoa un númerodiferen-te depersonas.El áreade la entrada,la Sala (de unos24 m , 6x4) con la Covacha(más de 4 m2), pudo serutilizada simultáneamentepor lO ó 15 personas,o

quizámás,en virtud tambiénde la densidaddel mate-rial cerámico(másde 5.000fragmentosde másde80piezas)y la capacidadmáximaestimadade almacena-mientode líquido por el tamañode las vasijas mayo-res (en 3 de ellas, entre20 y 40 1 ó más,cadauna).Hay cinco panelesde grabados,de pequeñasdimen-siones,quedelimitanesteespacioa mododeseñalesen susextremos:A en el extremosur,B-C en la paredeste de la Sala, y D-E marcanel límite por el oestedondela Sima se vuelvedesaconsejablepara transitary su suelo,dehecho,es estéril arqueológicamente.

Adentrándonospor la galeríaprincipal(en elsentido longitudinal de la cueva)y despuésde unos20 m se llega a la zonade las cámarasdondeel espa-cio natural es másreducidoy restringeel númerodepersonasquepuedenocuparlo:a unos6-10 en la Cá-mara,los accesosa cadacamarínsólopermitenel pa-soa unapersona,5-6 se puedenmoverconciertahol-gura por el Camarín Grande,pero sólo dos puedensentarsesobreel suelodel CamarínPequeño.Dismi-nuye también la densidadde materialesmientrasqueaumentael registro simbólico, respectoal áreade laentrada,en correspondenciainversa.Unasdiez cerá-micas,dos hachasy doscolgantessonlos objetosdeculturamaterialmásreseñables,mientrasquehay 16panelesdistribuidos por las cámaras,unosseñalandolos pasosa los camarines,otros dispuestosfrontal-mentey tres se ubican en puntosestratégicosextre-mos: el inicio de la cámara(Qit el puntomedio entrelos camarines(N) y el fondo de la cueva(T).

Sededuce,por tanto,quelas actividadesrea-lizadasen las doszonasdebieronserdiferentesy es-tos espaciosnaturalesseríanmarcadosartificialmente,a travésde los grabados,de maneraconsecuente.Elconjunto refleja un plan, la organizacióny expresiónde lo quese puedellamar un escenarioritual, un lugardereunión.¿Entrequiénes,cuándoy paraqué?..-

Los restoshumanosson apenastres piezasdentariasy un fragmentode fémur. Su presenciaen laSalapareceaccidental,aunquees factible queno fue-ra asíy respondanaunaaccióndeliberadaen un con-texto ya irrecuperable.Entodo caso,hemosde consi-derarla presenciade individuos infantiles (por los in-cisivos) ademásde adultos,entre los quecabepensaren ambossexos.Interpretarlos adornos(5 cuentasoabalorios,4 colgantesy el botón con perforaciónen

comoindicadoresde la presenciadel génerofe-meninoes meraconjetura,así comopensarquedadala manipulaciónmanifiestade alimentostuvo quees-tarpresentela mujer... Ni siquierala presenciadeni-ñosimplica la presenciade mujeres,a no serqueseande cortaedad(vitalmentedependientes).Recordemosla variedadde hábitosde pastoreoque se manifiestanculturalmente,desdela movilidad de familias com-pletashastael acarreode ganadopor niños, posible-menteen relaciónconel gradode riquezaen recursos

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Hg. 3.- LaMaja (Cabrejasdel Pinar):Arriba, visía topográficadel eniorno;abajo, planogeneraldela excavacidnsobreel planotopográficodeA. Jambad,con los panelesdelimitadoresdel espacionatural(Samaniego19991.

del medio.A la vistade la relativadificultad de acce-soa la cuevay del registroarqueológicotan comple-to, cabe pensaren un usocomunitario,bien de.fami-liaso defraccionesde ellas.

Hemosconstatadoque el grupohumanorea-lizó actividadesderecolección(bellotas),cierto culti-yo decereal(semillasalmacenadasen unavasijaen laCovacha)y cazamenor(conejoy liebre), siendopro-

Vello del do de Mwlel

• Barranco Vallejo Perdices u CatalatlazorCueva La Maje

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ESPACIOS SIMBÓLICOS EN EL BRONCE ANTIGUO DEL ALTO DUERO

Fig. 4.- La Maja (Cabrejas del Pinar): Vasija con reticulada inciso en el fondo (foto: A. Plaza) y, a & derecha, los grabados reticulares situa- dos en la pared de la Cámara donde se encontró. Abajo, el panel de antropomorfos en el Camarin Pequeño (calcos: Gómez Barrera),

bablemente el mantenimiento de la cabaña (bóvidos, cueva en cortos espacios de tiempo cada vez y en re- ovicápridos y cerdos) la actividad principal (con perro lación con el carácter estacional de sus desplazamien- doméstico y caballo), sin descartar caza mayor (cier- tos, coincidiendo con nacimientos de bóvidos y ovi- VO y jabalí) en situaciones de excepción, así como el cápridos en el inicio de la primavera (los restos de encuentro fortuito (i?) con el oso y el lobo o zorro. neonatos de cerdos pueden no corresponder a esa es- Por la edad de muerte de la fauna doméstica consumi- tación) y con sacrificios de individuos adultos en los da, lo más probable fue la utilización reiterada de la comienzos de invierno (Samaniego 1999). Por las fe-

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chasradiocarbónicas(de los hogaresde la Cámarayla Sala) y de estasinferenciasse puedepensarqueprobablemente,desdeel inicio de su uso se sucedie-ran varios encuentrosen la cuevaa lo largo de hastadoso tres siglos.

Hasta aquí, podemos decir que el uso deCueva Maja respondea la presenciadeungrupopas-toril itinerante(o varios)queutiliza el territorio de lamaneramáseficaz para susnecesidades-con altamo-vilidad. El hábitatestablenos es deconocido,pero secomprendenocupacionesitinerantestemporalescon-formea las necesidadesdel ganadoy aprovechandoelestadode fertilidad de la tierra. Su integraciónen elmedio,sepuededecir, es semejantea lade susantepa-sadoscazadores-recolectorespero, ahora,siguiendoalas especiesdomésticas.Es posibleque nosestemosrefiriendo,en fin, a gruposno muy numerososasí co-mo tambiénsu cabañadebióserreducida,si no crítica.

Podemosestablecerconun gradode confian-za alto, aunqueno total, la relación interdependienteentrela presenciade los materialesy la autoríade losgrabados.En concreto,por la presenciade unavasijacon fondoreticuladoen un hoyojuntoa la pareddon-de seencuentrael mismo motivo grabado(FernándezMoreno1990: 124; Jimenoy FernándezMoreno 1992:90) (figura4) y tambiéna partirdela correspondenciaentreunidadesde retículapresentesen algunospane-les y en otro fondo de vasija, a modode marca(Sa-maniego1999).Otroordenderelaciónlo proporcionael hechode queuna lascade sílex, encontradaen eldepósitode la Covacha,tienedosde susladoscon lamismalongitud que la distanciaentrelas muescasre-sultantesdel rebajequerealizaronen lacortezacalizaparaprepararlos dos grandespanelesde la Cámara.Los grabados,aquí, se destacanpor el fondo calizoblancoque les da luminosidad,y estánprecisamenteubicadosen los accesosalos camarines.

Es plausible pensarque el consumode ali-mentosestuvo asociadodirecta y puntualmenteconactividadesrituales,aunquela densidadde materialesde la Sala no indica expresamenteque fuera ésteelúnico móvil. Pero la situaciónestratégicade los esca-sosgrabadosen el áreade la entrada,comodelimita-doresdel espacio(señales),su composición indivi-dualizaday singular, apoyanla ideade queesteespa-cio corresponderíaa actividadesde preparacióny ce-lebración,ayudándosedel espaciomásseco,la Cova-cha, para la conservaciónde alimentoÉ y objetos;mientrasque en las cámaras,la profusiónsimbólica,laescasezde espacioy de materiales,juntocon la sin-gularidad-de algunosde ellos, aludenal desarrollodeunaacciónexcluyentey especializada,unarepresen-taciónritual. -

La definición simbólicadel espaciose co-rresponde,por otra parte, con el registro diferencialdelas especiesfaunísticasy desuspartesesqueléticas

entrelas-doszonasdeactividad. En la Cámarase en-cuentraiisólo restoscranealesde ciervo y jabalí (sinhuellasántrópicas),mientrasqueen la Salahabíares-tos apendicularesde ciervoconincisionesy fragmen-tos de asta quemados:Los restos identificados deequus en la Cámarasontodosapendicularesposterio-res, losdeláSalasón~iiézasdentariasy apendicularesposteriores,ningunoconhuellas antrópicasy del late-ral i~quierdo en la mitád de los casos(no se pudoidentificarningúnrestodel lateralderecho).Estosres-tos de especiessilvestres-hotienen aprovechamientocárnico,al cóntrarioquelos de conejoy liebreconsu-midos, en menormedidaenlascámarasque en la Sa-la, por humanosy por cáinívoros(como perro domés-tico) conformeindican las huellasantrópicas,unaper-foración de caninoy un restodigerido (C. Liesau, B.López y B. Pino). Sin embargo,entre los restos desuidosde ambosespaciosno se registraronlos apen-dicularesanterioresde mayorcontenidocárnico,co-mo cabíaesperar,perosilos de ovicápridosy bóvi-dos. Estosejemplospermiten inferir la elecciónpre-meditadade partesrepresentativasde unas especiesparaactossimbólicos(enespecial,el ciervo y el caba-llo) y de otrasdiferentesparael consumoalimentariode las especiesdomésticas.

Integrando la documentaciónarqueológicacon la informaciónsimbólicaen el espacio,asícomoel factor tiempo en la repeticiónde su uso,es posiblepensarenunaaccióninauguralen la que serealizaronunaseriede grabadossingularesen puntosestratégi-cos y bien visibles, mientrasque otros son suscepti-bIesde haberseplasmadodurantelassucesivasrepeti-cionesrituales. En concreto,me refieroa los dospa-nelesque muestranseriesde antropomorfos,sin or-denaparentesalvoel inducidopor la morfologíade lapared:los antropomorfos,así,constituyenlos elemen-tos dinámicosy de repetición.En cambio, la disposi-ción de los grabadossingulares,tipificados en raya-dos,reticuladosy marañas(GómezBarrera1992: 50-89), manifiestauna planificaciónminuciosapor partede los autores,buscandola mejordisponibilidad(acce-sibilidad por medio del tamañoy la altura) para supercepcióno lectura,el aprovechamientodel soportenatural para destacarformas y la manipulacióndelmismo paracrearénfasisde visibilidad (descortezan-do el panelparaobtenerel colorblancocalizo).

Desdeestainterpretación,podemoscompren-der la necesidadde unanotacióngráficaque guiara,orientara,a laspersonasa travésdel espacio(oscuro)de reunión,asícomode unasimbologiaquepermitie-ra la representaciónde un discursoy que fueratestigode unos contenidoscompartidos y evocadosen eltranscursodel ritual. Resumiendo,un espacioprevio,la Sala, acondicionadoparauna preparaciónsocialyparticipacióncon consumode bienes,estuvodefinidohastalos límites de lo aconsejabley útil: hastael co-

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Fig. 5.- Localización del Asno de los Rábanos, vista del Duero desde la entrada de la cueva y plano topográfico de la galería principal con las chimeneas que permiten la iluminación natural. El Sector A corresponde a la ocupación del Bronce Inicial (Eiroa 1979).

mienzo de la pendiente acusada de la Sima. La Cova- cha adyacente constituyó el espacio convenido para el depósito de materiales de uso y consumo, entre dos círculos de piedra, como reserva para la celebración siguiente (uso colectivo) o para los que accederían a los camarines (uso restringido), dado que las cerami- cas depositadas allí reflejan en su mayoría un trata- miento especial. El discurso central se declara, se diri- ge y comienza en,la Cámara, pero su realización (es- cenificación) se complementa y culmina con los dis- cursos en los camarines. Sería necesaria una señal de encuentro, para lo cual tendría sentido el uso de obje- tos rituales o simbólicos (la vasija reticulada, por ejemplo). El sentido de los camarines, como espacios restringidos, estaría representado en los paneles de ac- ceso, posibles evocaciones de otros dos mundos anunciados en sus umbrales y especialmente destaca- dos del conjunto. Aquellos que alcanzan estos espa- cios dejan su huella ideográfica (ide identidad?) en los respectivos paneles de antropomorfos, cuya expre- sividad y esquematismo también es diferente sugi- riéndonos distintos autores y momentos.

En coherencia con esta perspectiva, podemos pensar en Cueva Maja como un monumento, no visi-

ble en nuestro paisaje, proyectado y dedicado a un acontecimiento simbólico que se repitió, posrblemen- te de forma periódica, durante un tiempo breve en tér- minos históricos. En categoría de hipótesis resta que sus ocupantes pudieron pertenecer a más de un grupo social, que imaginamos no serídn muy numerosok a la vista de lo que consumieron, y de los que ignora- mos totalmente su procedencia y hábitat doméstico. Pero, si fuera así, compartieron una misma movilidad en el territorio y una misma construcción mental, una misma conciencia de hábitat y de claves simbólicas, es decir, una misma percepción de la realidad. Los te- mas y significados serán examinados más adelante, tras unas breves refl4xiones metodologicas.

4.3. Cueva del km

Más al este, y prácticamente en el mismo pa- ralelo, se sitúa la cueva del Asno, en la sierra de los Rábanos, cuya entrada principal permite divisar la am- plia Hoz que perfila el Duero (figura 5). Para llegar, desde el sur, se atraviesa la zona húmeda de las Lagu- nas de la Dehesa y de la Guijosa, rodeada ahora de ve- gas de regadío que entonces no existirían. Esta es la

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mayorcavidad de la muestray la presenciade restoshumanosendepósitosfunerariosu osariosha llevadoa considerarlacomo cuevafunerariaen, al menos,lasdos fasesde utilización fechadascorrespondientesainiciosdel Broncey enel BronceFinal (Eiroa1979).

En el Asno sólo se manifiestainteréspor eluso del espacioinmediatoa las entradasde luz natu-ral. Y estedato es de suma importanciapara la com-prensióndela búsquedadel espacioen cuevaconfor-me a unaaccióndeterminada.En estacavidadhayre-gistradostres osarios,en generalbastanterevueltosymal conservados,queno hanpermitidoexplicar si eldesordenes productodereutilizaciones,quepudo ha-herías,o másbien de saqueos,quedesdeluego loshu-bo (recordemosqueel primer escrito sobre la cuevacon interésprehistóricodatade 1721,por el párrocodeLos Rábanos).Así, Eiroaencontróel piso muyaltera-do en lazonamásprofundadela cuevay realizó laex-cavaciónencuadrículasalternantes,entomo al ejecen-tral longitudinal,buscandolossectoresmásintactos.

No se puededelimitar, por tanto,conqué in-tensidaden el tiempopudo serutilizada, pero sabe-mospor las datacionesde dosde susespaciosqueenuna primera secuenciatemporalfue usadaprobable-mentesólo su entraday luego,unoscuatrosiglos mástarde,se usaronespaciosmás profundospero quees-tabantambién iluminados con la luz que entraporchimeneasprácticamenteverticales.Estopermitedes-tacarquela ocupaciónde las zonaspróximasa la en-tradase mantienecomo elección duranteel tiempoquenosocupa,y-siempreen relaciónconla actividad:el ritual funerariose realizabaaquíbajo la luz natural.

Los materialessehanasignadoa la categoríade ajuar,paraalgunaspiezascerámicas,y como útilesde apoyoen la réalizaciónde la actividadritual, parala industria lítica. Noparecequeel ritual funerarioes-tuviera acompañadode manifestacionesespeciales,sino de ajuaressencillos;en especial,el utilizado enel BronceInicial (sectorA) cuya cerámicaesperfec-tarnenteacordecon la tipologíaregistradaen La Ma-ja, tanto enlo formal comoen lodecorativo.

Por la falta de yacimientosde hábitaten losalrededorespodemospensar que el grupo humanoque la utilizó en esteperíodorespondíaa un mododevtda itineranteo con movilidad logísticaregular.Losrestos óseosindican que pertenecierona individuosde avanzadaedad, sobretodo adultosy también in-fantiles (uno entre10 y 12 años), y de ambossexosaunquese identificaronmáscasosde varones.La de-terminacióndel grupo sanguíneo(paleoserologíarea-lizada por J. Escanero,en Eiroa 1979: 65) es unaaportaciónmuy interesantepara plantearun estudiode contrasteentreeste tipo de yacimientos,con el ob-jetivo de averiguarsi los ocupantesrespondena gru-posfamiliareso a fracciones,por sexoy edad,de unacomunidadmayor cuyaterritorialidadse tratade de-

mostrar. En lo que aquí respecta,no ha de pensarsenecesariamenteen una continuidadlocal de ocupa-ción para la utilización de los diferentesespaciosdela cueva, sino que se produjo unacontinuidadritualintegradaen un mismoesquemaespacial.

Recordemosqueestasgentesno señalizaronsu lugar de enterramientoo depósito funerario. Nonecesitabanmarcar-el lugar para “otros” porque elgrupo interesadoconocíaen tiempo real el suceso.Perorealizaronel ritual por los fuerteslazosinternos.Dos razonesparapensarquepudieronpertenecera ín-dividuos de grupos pastoriles itinerantes,si admiti-mos el paralelo c¿nLa Maja, y cuyo.modo de vidaimplicabalamovilidadde familiascompletas.

4.4. El Peñalde Valdegelia

Siguiendohacia el este,ya en la sierradel Al-muerzo,justo enel límite de las cuencasdel DueroyEbro,se encuentrala cuevadeEl Peñalque,hastaquese secara,seríaunabuenasituaciónparadivisarla la-gunade Valdegeña(figura 6). El escasomaterialce-rámico y la variedadde estilos formales, inducen apensaren un usoesporádicopero relativamentepro-longadoenel tiempo.

Ortegocomunicaque lacuevadel Penalcon-sisteen una“pequeñagaleríacurvadaquetermina enunacámarapoco profunda,excavadaa fines de sigloporBenito Delgado” (1960: 162),dondelas cerámicasencontradasen dos niveles “bastantedefinidos” res-ponden,por el bruñido, la pastay las decoráciones,’ados momentosdel Bronce. Ademásde estaspiezásencontraronhojitas de sílex blanco y negro sobreelfondo rocoso.Delibes (1977) opinó quecorrespondea un contextocampaniformesimilar a la cueva de laReinaMoraenSomaén.

Pero,en la revisión posteriorde A. Jimeno(1986: 353-354)se matizaqueel trabajode B. Delga-do (1892) fueuna“cortaexploraciónaprovechandosuestancia...paraexcavaren el Cementeriode los Mo-ros’. Sobrelos materialesconcluyeen que “apuntanaunamismaetapaquepodríasituarseen un momentopocoprecisodel Calcolítico, quizás ya en unaetapaavanzada”.En la cerámicasemanifiestaconcordancia,por los estilosdecorativos,entrealgunaspiezascerá-micas deducidasdel conjunto (sesugieren5 de unas20) y fragmentoscon el estilo Campaniforme,mien-trasqueotrosfragmentoscordonados(5) serelacionancontipospropiosdel BronceAntiguoasí comolas pie-zaslisas(lO ó 12). El conjuntorefleja, por tanto,unaculturamaterialno uniforme, diversa,y puedeque demúltiples ocupacionescortassi admitimosla asocia-ción biunívocagrupo humano-estilodecorativo.

En ausenciade datacionesradiocarbónicasquenos orienten,sólo podemoshablarde un acceso,más o menosesporádicoo periódico,a estelugar, po-

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Fig. 6.- Localización de la cueva de El Peñal de Valdegeña. Mues- tra de cerámicas de la cueva (Jimeno y Fernández 1985). Algunas figuras y signos pintados en rojo de los abrigos situados en el Ce- rro de la Pedriza (Ortego 1960).

siblemente durante un periodo de tiempo no muy largo y relacionado con el paso y la entrada a la sierra de Ma- tute. Esta cueva pudo ser lugar de resguardo o guarida, elegida de entre otros abrigos próximos, a pesar de “su situación colgada en los cortados en una de las estriba- ciones de la sierra. . . , que la hacen difícilmente accesible” (Jimeno 1986: 347) o, mas bien, precisamente por ello.

Las dificultades topográficas y nuestro senti- do común nos avisan de que no sería un lugar fre- cuentado por mujeres-con-niños. Fiándonos en este “sentido común”, podemos reducir su utilización a adultos y jóvenes autónomos. Dada su situación estra- tégica en relación con el agua (la laguna, el nacimien- to del río Rituerto) y ésta con los animales, cabe pen- sar en su elección dentro de una ruta logística. Admi-

tiendo cierta contemporaneidad en el uso de esta cue- va respecto de las anteriores, el grupo humano de ocu- pación pudo estar en relación con el modo de vida pastoril. Entonces podemos conjeturar la división tem- poral del grupo para trabajos especializados (por sexo y edad), como capturas de animales silvestres que vi- ven en manadas como caballos, cabras.. ., o en ruta de actividad cinegética.

Esta interpretación está construida a partir de demasiados condicionales y suposiciones, así que in- tentemos razonar apoyándonos en el registro arqueo- lógico existente. Por ejemplo, la atkencia de hogar o carbones no es indicador de que no se usase el fuego, pues la ocupación pudo no ser permanente y haber tiempo suficiente entre una utilización y otra para descomponer y eliminar el rastro de algo quemado, cenizas, etc. La ausencia de restos óseos tampoco es un indicador, porque los restos de comida pueden ti- rarse fuera... Entre la información positiva: un vaso de borde cerrado en piedra es un objeto mueble con énfasis en deseo de perduración, para beber, moler.. .; los cuencos, vasos y vasijas para contener líquido o alimento seco, son huella de la alimentación y el he- cho de dejarlos en ese lugar, además, de la posibilidad o el proyecto de volver. Honradamente, con esta in- formación no se debe decir más, aunque también se pueda hacer alusión a pócimas o venenos para propi- ciar la caza, etc.

Por último, comentar que la ausencia de gra- bados es coherente con el hipotético uso como cueva- guarida en jornadas dedicadas a capturas de ejempla- res silvestres, bien para domesticar bien para consu- mo. Estarían a manos de individuos especializados del grupo pastoril y disgregados temporalmente de él. La perspectiva del cazador es competitiva respecto del medio en cuanto a su conocimiento experto, su ca- pacidad de respuesta, etc., incluso la acción en grupo le exige una respuesta estratégica individual. En este contexto, cobra vital importancia la supervivencia y el interés recae en el aspecto funcional del lugar, en la guarida misma. De ahí que cabe esperar señalizacio nes, si fuera necesario, de la ruta para‘llegar a la cue- va-guarida más que la organización de un discurso en el interior.

4.5. Covarrubizfs, @e‘.Ciria

Hacia el sm,Covarrubias de Ciria pertenece a la cuenca del Ebro; se abre al barranco Corrales de Las Cabezadas con la entrada (1,80x1,20 m) orientada también al sur sobre el río Pequeño, cuyas aguas se re- cogen en el río Manubles más abajo (figura 7). A po- ca distancia están las lagunas de Borobia y Ciria y más al Norte el Lago de Valdehalcones, que confor- man una de las zonas húmedas más activas donde se podría investigar los efectos de la desecación biocli-

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Fig. Sa.- Covarrubias deCina: PanelB (calco de Gómez Barrera1992).

signosintermedios(ralladosde expresiónmásdiná-mica, más profusos,¿reflejo de repeticionessecuen-ciales?).Con estaorientación,el temacentralde reu-nión estácircunscritoentrey por los extremos,com-plementadotemporal y dinámicamentepor los signosintermediosqueconfirman la narración,el aconteci-miento escenificado.El esquemasimbólico refleja,así, unaposible planificacióninicial unidaala recur-sividad temporalposteriory, en estesentido,puedeconstituir un paralelo al espaciosimbólicoexistenteen Cueva Maja, conmenorimpactoy convocatoria.

Fig. Sb.-1992).

Covarnibiasde Cina: PanelC (calco de Gómez Barrera

Esto no quieredecirqueel esquemasimbóli-co tuvieravigenciadurantetodo el tiempoenque fueusadala cueva(el tiempointerpretadoa partir de losmateriales).Pero sabemosquecuandoun mismo lu-

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Fg. 9.- MapatopográficodeLa Pedrizade Ligos y localizaciónde la cuevade El Roto, basadoenlasdescripcionesdeT. Ortego(1960) y A.Jimeno(1992).A la derecha,unamuestrarepresentativadel conjuntocerámicode la cueva(Jimenoy Fernández1992),

garadquiereotradimensiónsimbólica, éstase mani-fiesta con otra acción (superposiciónde representa-cionesdondelo nuevoanulael efectode lo anterior,construcciónde un nuevoespaciocomo unaermita,etc.). En estecasohemosde conjeturarqueel esque-ma representadorespondea un uso inicial de amboslugares,quesu significadopudo perduraren el tiem-po, y su usopudo seguirsiendoeficaz independiente-mentede que ya no tuviera sentido seguirrepresen-tandoel temainicial.

4.6. El Roto de Ligos

Paraterminarla ruta, giramoscompletamen-te haciael oestey atravesamosla tierra sorianahastael bordedela Sierrade Ayllón parallegaral cerrodeLa Pedrizadondehay variascavidades.La del Rotode Ligostiene la entradasobreel río Pedro,se accedepor el estedelcerro y es,quizá,la másangostaperoseencuentraen un áreabien visible. Debióserelegidade entrevariascuevas(Ortego 1960) por su espaciointerior suficientementeamplio (Jimeno y FernándezMoreno 1985: 165). Posiblemente,esteconjunto delcerroesel que refleja la ocupaciónmásdilatadaeneltiempo y. por tanto, es muy complejode interpretar(figura 9).

Aquí nosencontramoscon un taller lítico enlo alto del cenoy en el exteriorde un amurallamientobajo con restosdedivisionesconstructivasde hábitat.Más abajo,dos covachoso abrigos con pinturases-quemáticasrojas y la CuevadelRoto. El material líti-

co del nivel inferior perteneceríaa un momento deocupacióncalcolitica; un segundomomentoseríasin-crónicoa la ocupaciónde la cumbre,entreel Calcolí-tico y los inicios del BronceAntiguo, manifestandocontinuidaden la industrialítica respectodel anteriory característicaspropiasdel contextocampaniformeen cuantoa las formasy decoracionescerámicas;untercermomentocorrespondea los materialesdel nivelintermediode la Cuevadel Roto atribuidosa la etapaavanzadadel BronceAntiguo sin campaniforme(fi-gura 9). Despuésde un lapso amplio de tiempo, fuevisitadao utilizada en épocatardorromana.El pobladoamuralladoconplantasrectangularescon escasosres-tos materialescorresponderíaa un tiempo posterior,enépocamedieval(Jimeno y FernándezMoreno 1985:173-174).

Las representacionesesquemáticasen pintu-

ra roja se situarían,para Ortego (1961:160)entreelNeolítico final y el Broncepleno,basándoseen mati-cesestilísticos(dinamismoy estatismo,realismoy es-quematismo),en la proximidad de los abrigos y el

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materiallítico de la cuevay de lo alto del cerro. Losautoresperteneceríana “pueblospastoresaisladosenestasserranías”.Es un buenejemplode lo problemá-tico de sucontextualización.ParaJ.J.FernándezMore-no (1990: 124) la uniformidadestilísticay formal delas representacionesen La Maja y Covarrubias, suúniconivel de ocupacióny la culturamaterialrelacio-nabledel segundomomentode ocupaciónde la cuevade El Roto,permitenplantearla contextualizaciónin-directade las pinturasentreel Calcolitico y el iniciodel BronceAntiguo.

La colección cerámicade El Roto (en el ni-vel medio de Ortego), en la forma y en la plástica,esperfectamenteasimilablea un subconjuntocerámicode La Majabien datadaen los inicios del Bronce.Pe-ro tambiénestácomprobadoqueestasformasperdu-ran en el tiempodurantevarios siglos,entreel Calco-lítico y el Bronce. Incluso, quecerámicaslisasy tos-casson coetáneasa otrasbruñidascon motivos inci-sos, zigzags, a peine, espigas...,como en La Maja,siendoéstastipos identificadospor primeravez en elcontextoProtocogotas(Samaniego1999).De maneraquela ocupacióndeEl Rotopuedeconsiderarseen unintervalo elásticoy con posibilidad de participaciónde gruposhumanoscon la mismatradicióncultural,apesarde las diferenciasen los estiloscerámicos,tantoen la cumbrecomo en lacueva.Dehecho,cabela po-sibilidad de queambosespaciosfuerancomplementa-rios sincrónicamenteen relación con las actividadeseconómicaso repartosdentrodel grupo.

En todo caso,despuésde la revisión de losmateriales,las pinturasesquemáticasestaríanen rela-ción con laocupacióncalcolíticade la cumbrey la delBronceinicial de la cueva(GómezBarrera1982: 173-175, 1992: 366; FernándezMoreno 1990: 124; Jime-no y FernándezMoreno 1992: 90); siempreen razóna la proximidadentre los abrigosy la cueva.En estasituación,cabeformularsepreguntascomo: ¿losmis-mos grupospastorilesqueen La Maja (o en Ucero oen Cina) grabansignosy conjuntosesquemáticosenlas paredesde cuevas no señalizadasen el exterior,tambiénrepresentanotrasfigurasy signoscon pinturaroja en abrigosbien visibles?¿Esposibleextraeral-gún metaesquemacomúnentrelas cuevasgrabadasylos abrigospintados?

La primera preguntanos remitea dostiposde trabajosdiferentes,a saber:la clasificaciónformalde la representaciones(técnica, figuración, etc.) y elanálisis contextualen relación con las cuestionesdepercepcióne interacción con el medio. Lo más fre-cuentees el tratamientode unasolatécnicay un mis-mo tipo de ubicación,como los petroglifos gallegos(Peñay Rey 1993;Bradleyet dii 1994, 1995;Santos1998) o la pintura esquemáticaen abrigosde diferen-tes zonasde la Mesetarelacionadaconel modode vi-da pastoril (Grandedel Brío 1987; GómezBarrera

1990),por ponerunosejemplos.Perocuandointenta-mosrelacionarunosespaciosabiertosy visibles conotros cerradosy ocultosaparecengrandesdiferenciastemáticasy estilísticas, tanto más en el intento decontrastarrepresentacionesejecutadasen pintura y engrabado,dosconjuntosmuy complejosen si. Recien-tementese incorporanestudiosquerelacionantécni-casdistintas aplicadassobre gruposformalmentees-quemáticosy su articulaciónespacialal aire libre, co-mo el de Bradley y Fábregas(1996, 1998) relativo alos petroglifosgallegosy el arteesquemáticoenel áreadecontactogalaico-portugués.

En mi opinión, el análisiscontextuala dife-rentesescalasespacialesdebeserprevio a la asigna-ción detemas.Seríainteresanteexaminarla recurren-ciadelos grabadosen cuevarespectode la aplicaciónde estatécnica en abrigosy cómo varíageográficayculturalmente.Y el mismo tratamientosobrela pintu-ray surecurrenciaen el estiloesquemáticoen cuevaso abrigos,paradespuéspodercontrastarresultadosyextraerposiblesesquemasdiscursivos.

Paratenninar, hay que teneren cuentaque,dadaslas característicasnaturalesde La Pedriza,esposibleaquí unasituación semejantea la queocurreen el Cañóndel Rio Lobos en cuantoque constituyenrutas naturalesdonde los abrigoscon pinturas estánen lugaresprivilegiados de visibilidad y ofrecenbue-na proteccióndela intemperie(GómezBarrera1990:64). En estesentido,es posiblequediferentesgruposhumanosocupen sucesivamenteel mismo lugar deforma diacrónica,sin conexiónentresí salvo por elvalor naturaldel mismo,lo quehacefactible la sepa-raciónde la autoríade las pinturasen los abrigosres-pectode la ocupaciónmaterial de las cuevaso de lacumbrede los cerros.

5- REFLEXIONES SOBREPOBLAMIENTO

Sehaconvenidoqueel periodocalcolitico esunaetapadurantela cual seacusandiferenciasregio-nales lo suficientementeimportantescomo paracon-siderar que en estaépocase foijan las basesparaelsurgimiento de diferenciassocialesy el desarrolloposteriorde sociedadescomplejas:amurallamientosyfortificaciones, metalurgia, enterramientostumularescolectivosquedanpaso a individuales, intercambiosentredistanciasmayoresy la denominadarevoluciónde los productossecundariosderivadafundamental-mentedela explotaciónganadera.En la Mesetael pe-ríodo es aproximadamentede un milenio (entreel 111y el II a.C.).

Sobre las diferenciasregionalesquerría ha-cer hincapié,porquerealmenteen el Alto Duero lasevidenciasarqueológicasno sugierenestatendencia,

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al menosentreel Calcolíticoy el BronceAntiguo. Co-moparece,en la zonaoriental de la Mesetanorte(aun-quees un fenómenogeneralizado)disminuyeel po-blamientoconformetranscurreel BronceAntiguo conabandonode cuevasy disminuciónde asentamientosen cerrohastala cuartapartede los registrados(Fa-bián 1995); es decir, desdeel final del Calcolitico ydurantetodala Edaddel Bronceel nivel demográficono serecuperarespectoa los nivelesanteriores.

A estasituación,ya complejade resolverar-qucológicamente,hemos de añadir la problemáticadel registro funerario, escasopero variadoen sus ir-tuales, que incluye dólmenes,tumbascolectivasentúmulo, cuevassepulcralescolectivasy tumbasindi-vidualesenfosa(Fabián1995: 188). Si bien estasma-nifestacionescorrespondena un período largo queabarcadesdeel Neolítico hastael Bronce Antiguo,constituyendoun aspectomásdela situacióncomple-ja en que se encuentraestazonaen cuantoal registroarqueológico.

Es posible, entonces,que los niveles de po-blamientocalcolitico alcanzados,a travésde un fenó-menoquehabríaqueexplicar,estuvieranencubriendoel nivel-basedemográficopreexistenteneolítico, conun “falso” efecto sobreel desarrolloeconómico.Elsupuestofenómenocalcoliticoestaríarelacionadoconfactoresinternosy agentesexternosa la zona,de ma-nera que tras un periodo de “proyecto” de asenta-mientosagrícolas,-quepor diversasrazonesterminaráen fracaso“adaptativo”, conduciríaal desalojode esazonapor partede la población“experimental”dejan-do a la vista, de nuevo, las evidenciasdelos poblado-res que persistendesdeantaño en explotar recursospecuarios.En estecaso,seríanéstoslosque realmenteestabanadaptadosa vivir en el rebordemontañosoy aaltitudesmayores,conuna forma de vida en estrechainterdependenciarespectode las especiesanimalesyadomésticaso en vías de serlo, y con unamovilidad ycostumbresquedejan escasoo nulo rastro: el mododevida agropastorildesubsistencia.Gentesqueahorase concentranen las rutas y espaciosnaturalesmáseficaces,paralelamenteal progresivo incrementodecontrolsobrela cabaña.

6. REFLEXIONES SOBREELREGISTRO SIMBÓLICOESQUEMÁTICO

Elarteesquemáticoreúnetodaslas represen-tacionesartísticasrupestresprehistóricasasociadasalas primerassociedadesmetalúrgicas(Calcolítico yEdad del Bronce) por el estilo en que se ejecutaron(queles dael nombre)y alto nivel de abstracciónqueno permite una interpretacióndirecta. Poco a poco,estamosmáspróximosa comprenderqueestetipo de

manifestacionesrespondenmása un lenguajesimbó-lico quea unaactividadmeramente-artística,partici-pandoen la construcciónde la simbologiaa lo largodel tiempo: son huella de actividadesrelacionadascon el pensamientocreativo del universoque existeencadacultura.

Se hansugeridonumerosasformas parade-nominarestashuellas:escrituraideográfica(AlmagroBasch 1947: 49), artenarrativo (Ortego 1960: 160),artechamánico(Grandedel Brío 1987), formasentóp-ticas visiblesen estadosalteradosde conciencia(Le-wís-Williams y Dowson1988),signoso marcasde ga-nado(MartínezGarcía1995; Violant 1 Simorra1997),etc.;en generalinsistiendolos autoresen la necesidadde un “corpus” y remarcandola diversidadde signifi-cados(Acosta 1968; GómezBarrera 1990) o desta-cando el carácterescénicoe informativo de la vidacotidiana(Bradley 1997) como la función de mapas(Bradleyy Fábregas1998).Por otro lado, los lugaresdondese inscribense han interpretadocomo sitios deculto a los antepasados(Obermaier1985), lugaressa-gradosy, en concreto,paraceremoniasfunerariasomatrimoniales(Breuil 1933-35;Cabré1941),para al-canzarestadosalteradosdeconcienciaen ritualescha-mánicosde caráctermedicinal o propiciatorio (Peñaa alii 1996)0en ritualesfunerarios(Bradleyy Fábre-gas 1998)...

De forma general es obvio que respondeanecesidadesde comunicación,en su sentidomásam-plio y en todos los órdenesvitales, incluyendola me-raestrategiade supervivencia(Wobst 1977).La cues-tión es poderidentificar quéorden vital -estárelacio-nadoconquécontextoarqueológicoy, en el casoquenos ocupa,circunscritoen el espacioen cueva,ocultoen el paisaje.Qué tipo de acontecimientosimbólicose produceen estoslugaresesel quemotiva talesre-presentaciones.Y cuálesde ellas se refieren a cosasinmateriales,cuálesrepresentanpartesde la realidadmaterialy si las hayquefigurandoalgo real represen-tan cosasirreales.De ahíquees,quizá, en el conceptode esquema donde resideuna posible clave para laelaboraciónde un métododetrabajo.

Desde una perspectiva organicista, si sequiere, se puededecirque el universo simbólico quehabitaen unasociedadrecaesobrecadauno delos in-dividuos configurando,preparando,su mente de unaforma propiciaal modode vida queaquéllatiende areproducir. En las sociedadespasadas,la distanciahistórica obliga a estableceruna metodologíaparaanalizare interpretarpartede eseuniversocompartí-do y quenosllega,en estecaso,de formavisual. Losmodelosestructuralistay hermenéutico,diseñadospa-ra la explicación y comprensiónde una narraciónodiscurso,soncoherentescon los métodosdeductivoeinductivo, respectivay básicamente,a partir de la pa-labracomo significante:deducirlos códigosuniversa-

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les y comprenderlos significados particulares son,aparentemente,los principalesobjetivosparala inter-pretación.

¿Cómo podríamos averiguar, por ejemplo,que los hindúescelebranmatrimoniosde las plantasyárbolescomo ritual de fertilidad (Frazer 1986: 147)sin dejarhuella,sino es porquelo escribeno transmi-tenoralmente?Parecequees imposibleevidenciares-te tipo demensajesenningúnregistroarqueológicoosimbólico, perosí esposibleextraeractitudesy for-masde comportamientocoherentescon esquemasdevalores,tabúes,etc.,comola talade árbolesritualiza-da y la exclusiónnormativa(tabú) de los ejemplaresquedebenprotegerse.Estasactitudesse manifiestanculturalmentemedianteunaciertacombinatoriaen suexpresiónsimbólicao figuración,quea su vezesdi-ferenteenel transcurrirdel tiempo(siguiendoel ejem-pío, aquí reuniríamostodas las-variantessobreritua-les de fertilidad).

A pesarde la ausenciade la palabra,la pre-sencíadeun registroarqueológicodecalidadqueper-mita la elaboraciónde hipótesisreúnelas condicionespararecuperarel escenariode un discurso(ritual) es-quematizadográficamentemedianteimágenesu obje-tos (significantes).Si intentamosinterpretarlas imá-genes individualmente, realizamos necesariamenteprocesosde inducción-deducciónbasadosennuestrosesquemasmentales.Perosi las examinamosen con-junto, como un esquemagráfico, normalizadoy mo-nosémico,como medio de comunicaciónsocial, elmétodo consiste en sustraer la normalización y re-construiruna lógica de codificacióncoherentee inte-gradacon laexpenenciasocial registradae interpreta-da arqueológicamente.De estamaneraestamosem-pleandoel método hipotético-deductivo,bajo la pre-misa de la naturalezafuncionaldel esquemagráfico(Costa 1994) y de la necesidaddela organizacióndelespaciovital creandohitos,enclaves,espaciosutópi-cos, lugaressagrados,santuarios,...,espacios,en fin,dondela comunicaciónfue vital o transcendental.Re-cordaréaquí los cuatro mecanismosde interacciónhumanaconel medio declaradospor C. Jones(1998):la construcciónde ideasa partir de un espaciofísico,el movimientoparala creaciónde un marcosensitivo,el ritual parala ordenaciónde significados(en el es-pacio y tiempo) y la explotacióncomo estrategiaderelaciónconel medio.

La inferenciaarqueológicanos remite a lasconductassocialessobreestosfocos de atencióny lalógica de esquematizaciónnos ha de ofrecer una omás alteruativasde categoríasde información paracontrastarconel registroarqueológico;ambosproce-sosparticipanen la lógica de re-codificacióna partirde la hipótesisformulada.Por ejemplo, las propieda-des “estático/dinámico”y “singular/múltiple” de unconjunto de representacionesen un contextoacotado

constituyen el argumentopara indicar el atributo“atemporal/temporal”del significado asociadoa di-choconjuntoy decadaunidadrepresentada.

En resumen,el presupuestoteórico implica-do en el estudiodel ai-teesquemáticoes quelas repre-sentacionesesquemáticassonproductode unacodifi-cación simbólicaconstruidapor sociedadesprehistó-ncas.Estepresupuestoes pertinentedesdeel momen-to en que la especiehumanainscribiera la primeramarcao señalenun lugar u objeto deforma delibera-da refiriéndosea algo que no estabapresentefísica-mente(respondiendoa la necesidaddecomunicación)y comprobaraque la “operación” era eficaz(parare-cordar, significar,etc.). Y es especialmenteadecuadopor el carácteresquemáticode las mismasrepresenta-ciones y su disposiciónespacial,nosremitea la cons-trucción de unacodificación previa, que pudieraen-tendersefácilmentey se transmitieradegeneraciónengeneración,quefueraduradera.Realmente,la combi-naciónpiedra-signoo piedra-esquematuvo éxito, tan-to en términos de perduracióncomo en términos decomunicacióna la vista del Patrimoniode Arte Es-quemáticoqueconocemos.

Un segundopresupuestometodológicocon-siste en queun sistemacodificado vigente y sustan-cial parael grupo social no ha de contundirsecon laexperimentacióno la espontaneidadindividual; es de-cir, la eficacia social del sistemaprima sobrela su-puestainiciativa individual. Es pertinenteporque elmétodoha de sercapazde discemirun esquemadis-cursivo ritual de otro experimentalrelacionadoconelaprendizaje.La posibilidad existe pero hay que fal-searlademostrandoqueno es posible la reconstruc-ción de algún esquemaoperativoen esecontexto.Y,recordemos,es imposiblela no existenciade contex-to. Toda huellahumanatuvo su contexto en el mo-mentoen quese generó.Lapérdidadel mismono mí-plica su ausenciani noslegitima la asociaciónde otroimaginarioquesuponemosno dejarastro.

6.1. Escenariospara unacontecimientosimbólico

Partimosde la hipótesis,quehayquedemos-trar, de quela comunicaciónen tiemposprehistóricosse practicabamediantela reuniónen un lugar conve-nido, por mediode la palabray el significante(signo,símbolou objeto): la narracióny/o escenificacióndelmensajesucedíaen concilio, interpretandolas imáge-nesy los objetosen unaaccióndiscursiva.

Si la conjuncióndel í-5m-bolonsedabaal reu-nirse las panes(las dos mitades),el acontecimientosimbólicogriegoexigiríaunaalianzao pacto,unare-lación de reciprocidad,un intercambioentrepersonas,evocado,celebrado,renovado..,en un espacioy tiem-po definidos. Cuantomenosesté definido el espacio,

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el lugar del encuentro,más dinámico es el aconteci-mientoy susentidoritual; la periodicidady reciproci-dadcon quese reproduzcason,entonces,variablesdelas quedependesu eficacia.Porel contrario, si se fijaun espaciodecelebracióno reunión,ésteestaráimpli-cadoen laeficaciay sentidodel acontecimiento.

¿Y en etapasprehistóricas?Un análisis dia-crónico del acontecersimbólico no lleva necesaria-mentea la conclusiónde queésteno existieraantesdela construcciónde la palabras9m-bolon:másbien,la aparición del términopuedesignificar la cristaliza-ción del conceptoabstractoasociadoa unaacciónor-ganizadae instituidaen esacultura: la reuniónde dospartes. Porqueel acontecersimbólico existía ya condiferentesdimensionesy manifestaciones,desdeelmomentoen quesematerializaraunaabstracciónfue-ra del contextoen quese habíacreado,asícomo tam-bién existieron las experienciaslógicas de unidad yescisión.Antes de las monedaso medallas,sucedióen las inscripcionessobrepiedra(recordemoslos can-tos azilienses)u otro soportey en las inscripcionesparietalesen abrigosy cuevas.En estoscasosel logos(la formade comunicación)esevidentea travésdelasrepresentaciones.

Perolo que interesaenesteapartadoes el lu-gar, el espacioy el tiempo en que se reproducíaunacontecimientosimbólico.Paraello meremito a la in-teresantenota con queE. Trías (1994)se refiere a laconstruccióngriegade la palabratemplo: claro en elbosquemarcadocomo lugar sagradoen el tiempodecelebraciónparala instauraciónde un pastonuevo,deun cultivo o un nuevohábitathumano.Por tanto,eraun lugar consagrado,tomadoprestadode la Natura-leza a la quese despojabade los árboleselegidos,ydedicadocon eficacia a un determinadofin. Obvia-mente,el fin -es el quecondicionala periodicidaddecreaciónde un nuevo templo,así como la dimensióndel tiemporitual.

Así, sin más, se ha definidoel escenario:unlugar consagradoa un fin, cuyaeficacia estágaranti-zadaa travésdel tiempoy periodicidadritualesy porsu reproducciónplanificaday expresadaa travésdeun esquemay acciónsimbólicos.

61. Sobreel contenidosimbolizado

¿Cuálespudieronser los temasque motiva-ran la - reunión y que se representasende la maneramássignificativa?E. Trías (1994) estableceuna se-cuenciade ideashegemónicasa travésdel tiempoqueestuvieranpresenteso implícitasen las clavesconcre-tas hermenéuticasdel acontecersimbólico. Para laépocaprehistóricaaludea los significadosde“fertili-dad” o el “origen del cosmos”; temas concluyentes,por otra parte,paraautoresya clásicos(Frazer1986;Suade 1973; Leroi-Gourhan 1987; Giedion 1988).

Pero,de forma general,podríamosdecirque existendoscategoríastemáticasfundamentalesy constantesatravésdel tiempo.La que incluye todoslos temasde-rivadosde los procesosde conocimientodel mundoquenosrodea(fertilidad, génesis,cosmogonía,pater-nidad...),y la que se deriva de la concienciade esta-tus que el individuo o sociedadasumedentro de suconcepcióndel mundo(el serhumanoen la Naturale-za, en su género,en el grupo, ante el creador,comoindividuo.- etc.).

Dentro de estos macro-contextosde índolesocial e ideológico,basadosenel conocimientoantro-pológico, hay que contrastarla presencia/ausencia,hegemónicao no, de clavesvitalese ideológicas,uni-versaleso no. Estasclavestambiénpuedenexpresarsepor dualidades:vida/muerte,mortal/inmortal, fértil/estéril...,clavestemáticasrecogidasde textosescritosy narracionesorales,mitológicasy de tradicionescul-turales de diferentes pueblos (Frazer 1986; Lévi-Strauss1962). Estas claves gozan del carácter de“universal”, perono cabedudadequehabráotrascla-ves derivadas(visible/invisible, exclusivo/común),deidentidad o parentesco(individuo/grupo-especie),delugaro logísticas(origen/destino,tierra/cielo),deca-rácterlocal comolas derivadasde las alianzase inter-cambios,o también de carácterparticular. En estesentidocaberecordarla dualidadunidad/disgregacióncomo partede una secuenciaideal de macro-claves.Tienequever, por ejemplo,con la figura metafóricade Cain,con la formaciónde otrospueblosa partir dela disgregaciónde individuos voluntaria o forzada-mente,resolviendobien conflictos internos,bien si-tuacionescríticas para la repróduccióndel grupo enrelaciónconfactoresexternos.

Posiblemente,unade las experiencias“gene-radoras”de código abstractopudo ser el cambio derelaciónde los sereshumanoscon otros seres,anima-les y plantas,con los que compartíasu nicho. Latransformaciónde una relacióncompetitivaa otra co-laboradora(y viceversa),de unaconcepciónde igual-dadentreespeciesa la concienciade una condicióndiferencial, derivadade una relación simbiótica, porejemplo. En algún momentoapareceríala dualidadsalvaje/domesticado(con otro logos) para diferenciar“la relación con los animalesquese cazan” respectode “la cohabitacióncon los animalesque se sacrifi-can..., así como la -relación con especiesvegetalescaracterizadasen árbol-individuo (árbol-hombrey ár-bol-mujer)quesecortanpor mediodeun ritual, o res-pectode la instalaciónde un claro en el bosqueporquemao roza.La RamaDorada reúne muchosejem-píosde estoscasos(Frazer1986).

Otro ejemplo, en el ordeninterno derelacio-neseconómicasdeproduccióny reproducciónsecon-formanesquemasde comportamiento.Existe la corre-lación significativaentremonogamiay las sociedades

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cazadorasrecolectorasy las sociedadesagricultoras,por un lado, mientrasqueexisterelacióndirectaentrela poligamiay lassociedadespastoriles.Estascorrela-cionessonsignificativasperonuncacompletas,comobien se constataa travésde los estudiosetnográficos.Sin embargo,reflejan cómo las relacionesentre losgénerosvaríanensu interdependenciaen función delaccesoa los recursosy la inversiónde trabajonecesa-ria parala subsistencia.

No estaremosdescaminados,por tanto, si te-nemosen cuentaórdeneso categoríasmetafóricasdesignificado global en un contextodado,sustentadasatravésdeclavesexpresablesen dualidadesuniversales(vida/muerte,oculto/presente,mortal/inmortal, etc.),dualidadesexistencialeso de identidad(fértil/estéril,femenino/masculino,salvaje/doméstico),claves delugar (montaña/valle),de acción (exclusivo/común)ycorrespondencia(unidad/disgregación,intercambio/negación-del-don),etc., como claveshermenéuticasexperimentalesdesdela forma metafórica. Así, po-dríamosponeren prácticael análisisde categoríasdeinformaciónintegrantesde un acontecimientosimbó-lico (Trías1994:39 ss.)desdeunaperspectivaarqueo-lógica: la materia (significante, objeto, imagen), elcosmos(lugar consagrado,escenarioy territorio), eltestigo (individuo asignado,aliado), el logos (nana-ción oral y esquemainscrito), las claveshermenéuti-cas (asociacionessignificante-significado),la dimen-sión mística(el ordenmetafórico,fin ritual) y la con-junción simbólica(símbolo).

7. CONCLUSIÓN

Podemosconsiderar la ubicación de estascuevascomo unaevidenciade la elección deliberada,sobreel territorio, del lugar por partede susocupan-tes. Es posibleque el usode las cuevasfueraunaes-trategiarecurrenteen un periodo más largo, entreelCalcolitico y el BronceFinal, peroutilizada en cortosepisodioscada vez y que, desdela perspectivaar-queológica,estésolapadao eclipsadapor la presenciade otros hábitatsmásdefinitivos como los cerrosro-deadosde cursosfluviales permanentes,comoreflejael complejo conjuntode La Pedrizade Ligos. En elobjetivo de acercamosa resolverlas cuestionessobreel poblamiento, sería interesanteintegrar los yaci-mientosen cuevacon los ubicadosal aire libre, y tra-bajarcon un registro arqueológicomás amplio aten-diendotambiénotrascuevas,comolas deTorrevicen-te y Abanco(FernándezTabera1985) o la del Bosque(Ortego 1961).

Revisadasla conftguracióndel territorio, lasestrategiaseconómicasenbasea dosde los seiscasosy las actividadesrituales y simbólicasen cincode losseis, los motivos de usode estascuevasse pueden

distinguir en variascategorías.En primer lugar, for-man partede rutasnaturaleselegidas(por los anima-les domésticosy/o por los humanos)por su eficaciaen el régimende subsistenciaagropastoril,comparti-do con la cazamenor(conejo, libre) y las actividadesdecaptura(cabras,caballos)y cazamayor (cieno,ja-balo, para lo cual frecuentaroncuevas como guaridalogística. En particular,asípudo serel casodeEl Pe-ñal (Valdegeña).

En segundolugar, atendiendoa la intensidady temporalidadde su ocupación, algunas pudieronconstituirlugaresconsagradospara y por, al menos,tres fines:

a) Comopuntos de crece,paraday paso,enclavesen ruta con escasotiempo de usocadavez,dentrode las rutasmás frecuentadas,comoel Cañóndel Río Lobos,en un ordenmetafóricode acciónco-mún y correspondenciainter-intragrupal, dondesuce-de la comunicacióndiacrónicay sincrónicacon cla-ves posiblesde reunión-disgregación,identidady lu-gar, siendoejemplolas cuevasdeUcero;

b) Espacios rituales, lugares consagradoscon mayor intensidad,como en Covarrubiasde Cinay más aún en La Maja, con un tiempo ritual mayorpor el transcursode las actividadesen el interior, pro-bablementecon unaperiodicidadde carácteresta-cio-nal y enrelaciónconlas vías pecuarias,dondese pro-dujeronacontecimientossimbólicosde ordenmetafó-rico existencialy universal,conposibleusode clavessalvaje-doméstico,fértil-estéril, vida-muerte;a la vezque se planificó el espaciointerior con informacionesestáticas(signos,señales)con el fin de identificar elespaciodedicadoy seguro (diferenciándolodel peli-groso,como es el casodel límite enel comienzode lasima en La Maja) y comunicacionesdiacrónicasconclavesde correspondenciae identidad de los partici-pantes;y

c) lugaresconsagradosal depósitofunera-rio, posiblementecomo consecuenciade la eleccióninternade cadagrupomanifestandola continuidaddela herenciacultural, y sin representacióngráfica osimbólicaen la celebracióndel acontecimiento,sien-do el casodela cuevadel Asno.

Todasestasactividadesdenotanuna planifi-cación ajustadaa cadacasoy el conocimientodel te-rritorio. Asimismo, las representacionesesquemáticasreflejanbien tantoel dinamismoy la recursividad,re-lacionadacon la repeticióndel rito de paso,como elplan ritual inicial y estático,que actúa de esquemasimbólicodentrodel proyectodeacción futura.

AGRADECIMIENTOS

A Marisa Ruiz-Gailvez,JorgeAlemán, Victor M. Fernán-dez,Alfredo Mederosy Alfredo Jimeno.

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